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Lidiar con la búsqueda del sentido de la vida puede ser abrumador, pero la filosofía tiene
respuestas a esta cuestión tan profunda para los seres humanos. ¡Sigue leyendo para
descubrirlas!
Seguro que preguntas sobre la vida, tanto de la propia como en general, han llamado a tu
puerta. Pero el frenesí de la vida cotidiana probablemente lo dejas en un rincón, para prestar
atención a cuestiones más prioritarias. En este artículo volveremos a considerar el sentido de la
vida, pero desde una perspectiva filosófica.
A todos nos implican cuestiones como «¿por qué estamos aquí?» o «¿cuál es nuestro
propósito?». Al respecto, la filosofía reflexionó en torno a temáticas tales como la angustia, la
desesperación, el ser en el mundo y la cotidianeidad. Así, hoy proponemos un curioso viaje
sobre lo qué han dicho grandes filósofos, como Kierkegaard, Heidegger y Sartre, sobre esta
cuestión. ¡Vamos!
El existencialismo es una corriente filosófica que nos invita a razonar sobre la existencia
humana, la búsqueda de sentido y propósito en la vida. Surgió a finales del siglo XIX y considera
que primero está la existencia y luego el pensamiento. Con ello, sus seguidores defienden que
primero se existe y luego se vive. Los principales representantes fueron Soren Kierkegaard,
Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre.
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Angustia y desesperación
La vida sin un propósito puede hacerse cuesta arriba. Por lo general, tenemos como aspiración
objetivos materiales y mundanos que nos hacen soportar la existencia con algo de éxito. Sin
embargo, según Kierkegaard, es necesario encontrar un fundamento filosófico que le dé
sentido a vivir.
Tengo que hallar una verdad para mí, encontrar esa idea por la que quiero vivir y morir. – Soren
Kierkegaard-
Para ello, el letrado propone los conceptos de desesperación y angustia , a los que asocia una
actitud vital. En este sentido, la desazón por la vida comienza cuando reflexionamos sobre las
limitaciones, empezando por la finitud de nuestra existencia.
Así, una opción para alejar esta angustia sería la estética. Este estadio llama a sumergirnos en
placeres mundanos y superfluos; nos motivaría a decantarnos por aquellas alternativas
capaces de producirnos emoción y pasión. Esta forma de vida terminaría consiguiendo que nos
desesperáramos.