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Análisis de la
figurilla de juguete del Santo, el Enmascarado de Plata
Image, Symbol, and Discourse in popular Expressions. Analysis of the toy figure of the
Saint, the Silver Masked
Resumen
El artículo reflexiona en torno a la imagen y discurso en la cultura popular, concretamente analiza
las figurillas de juguete del luchador «El Santo» de la década de 1960 a la fecha. A través del análisis
contextual bajo el cual fueron producidas dichas figuras, así como el análisis de símbolos e
imágenes, se interpreta un discurso articulador entre imaginarios tanto globales como locales, así
como la capacidad de la cultura de masas en expresiones como la Lucha Libre y las figurillas del
Santo para reinterpretar signos y símbolos a través del imaginario popular.
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Palabras clave
Santo, el Enmascarado de Plata, Símbolo, Cultura popular, Imaginario, Diseño del juguete
Abstract
The article ponders about image and discourse in popular culture, specifically analyzes toy figurines
of the wrestler, “El Santo”, from the 1960s to date. Through the contextual analysis under which
these figures were produced, as well as the analysis of symbols and images, an articulating discourse
between global and local imaginaries is interpreted, as well as the capacity of mass culture in
expressions such as Lucha Libre (Mexican wrestling) and popular toy figures to reinterpret symbols
through the popular imaginary.
Keywords
Santo wrestler, Symbol, Popular culture, Toy design
Introducción
El presente artículo se avoca a la reflexión y análisis de una figura icónica en México como
es el “Santo, el enmascarado de plata”, máximo representante del deporte-espectáculo de
la lucha libre mexicana; personaje que resulta todo un emblema social y cultural. Del Santo
se han realizado películas (teniéndolo a él mismo como actor), historietas, fotonovelas y
juguetes. La complejidad del Santo como fenómeno de estudio se aborda desde varias
disciplinas que van del análisis de signos, símbolos, imaginario, antropología social y cultura
de masas.
brutales en los que participó hacia 1950,1 por lo que, en un inicio, su nombre se asumía
con cierto tono de sarcasmo.
La oposición ruda versus técnico adquiere además, un arraigo social, porque la lucha
libre en México es quizá el deporte que con mayor atino representa y exorciza, mediante
su rictus, los avatares y dificultades del barrio y la clase trabajadora.
1 FÉRNANDEZ, R., Santo, El Enmascarado de Plata: mito y realidad de un héroe mexicano moderno,
Guadalajara Jalisco, Editorial Universitaria/Red Universitaria de Guadalajara/El colegio de
Michoacán, 2019, p. 91. El autor refiere que desde sus primeras luchas en 1942 el Santo se
enfrenta a Ciclón Veloz, la lucha es encarnizada: «se dice que la rudeza y la destreza del Santo le
hizo ganar y que más que un santo era una fiera desatada». Después sería descalificado en una
lucha similar contra Lobo Negro al cual faulea y propina brutal paliza. El Santo en sus inicios es
villano, se cuenta que en varias luchas antes de comenzar y a manera de sarcasmo, el Santo se
hincaba en medio del cuadrilátero y rezaba de rodillas, esto ante el abucheo y aplauso del público
que aun siendo rudo ya lo idolatraba. Conforme su imagen se transforma en heroica tras su
irrupción en el cine y los comics, adquiere un carácter ético y se cambia al bando técnico.
2 Ídem.
3 FERNÁNDEZ, op. cit., p. 17.
«Muestra el físico, la vestimenta usual, en una pose común de inicio de pelea, en el que
primero hacen gala de su fuerza que muestran al contrincante y al público asistente y en la
que se toman de las manos, empujándose y tratando de doblar o doblegar al contrario. Con
los pies separados y con rodillas flexionadas para mejor equilibrio de acción. De varios
tamaños, aunque comúnmente se encuentra la figura de aproximadamente 4 pulgadas»4.
Llama la atención que los juguetes del Santo hasta la década de 1990 no fueron productos
oficiales5 y el propio luchador tampoco se interesó en regular su venta u obtener algún tipo
de beneficio económico. En palabras de los coleccionistas las figuras son bootleg, término
empleado para designar productos sin licencia.
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Contemplar la figurilla del Santo en magnitud implica reconocer un poder icónico capaz
de aglomerar en sí misma a otros personajes de la lucha libre y más aún, albergar en su
propia iconicidad personajes de la cultura mainstream como Batman y Superman; de tal
4 ORIHUELA, B., Análisis del juguete de figura de acción como elemento cultural de diseño en
México, Tesis de maestría, Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del
Estado de Querétaro, 2013, p. 35.
5 El Santo hereda su nombre y profesión a uno de sus hijos, el llamado Hijo del Santo, quien tiene
una exitosa y larga carrera por méritos propios. Producto de una época diferente, el Hijo del Santo
es un celoso guardián de los derechos de registro y marcas de autor, por lo que al día de hoy en
el periodo aproximado de 1990 a 2021 hay productos oficiales tanto del Santo y de la mayoría de
los luchadores de renombre.
manera que hay variantes del juguete del Santo que representan a otros personajes. En su
propia figurilla es, como diría Campbell:6 un héroe de mil caras.
El juguete del Santo es, en efecto, un segmento de la complejidad total del personaje,
y en la presente perspectiva, y dados los antecedentes referidos, es analizable su calidad de
imagen simbólica, transición que, no obstante, requiere cierta argumentación teórica que a
continuación se detalla.
6CAMPBELL, J., El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito, México, D.F., Fondo de Cultura
Económica, 1959.
7RICOEUR, P., Teoría de la interpretación, discurso y excedente de sentido, México D.F., Siglo
XXI, 1999.
Durand: «La mímica, la danza, el gesto —lo que Husserl llama lo «prereflexivo»— están
antes que la palabra, y con mayor motivo antes que la escritura»8.
El símbolo, entendido como aquella significación secundaria de carácter inefable
emanada del propio término lingüístico (y de otros fenómenos tanto gestuales como
naturales), apunta hacia la comprensión tanto del término o significante, como del conjunto
de implicaciones metatextuales que operan de manera compleja como un discurso. En esto
Paul Ricoeur9 señala la ruta al proponer una transición de la semiótica a la semántica, donde
el término lingüístico opera en relación con otros en el plano general de la oración y no en
la particularidad de sí mismo. Es en la oración donde se hallan el sentido y el discurso.
Por tanto, recurriremos a un análisis de la imagen que contempla tanto elementos
formales y evidencias visuales como cuestiones que operan por fuera, es decir, contextos y
otras huellas o reminiscencias en sentido que Humberto Eco apunta: «Una definición de
las estructuras, en todo caso, no puede ser más que la operación introductoria a otros
niveles de investigación, so pena de resolverse en una mera justificación técnica del hecho,
de todo lo que parezca definible estructuralmente»10.
Con este capital se apuesta al tratamiento de una imagen considerada más allá de sus
posibilidades como evidencia. Yendo más lejos, la imagen funciona como herramienta 56
discursiva. En este punto, es necesario consensuar algunos fundamentos acerca de la imagen,
la manera en cómo se la entiende dentro del programa investigativo del presente artículo.
Aun cuando la imagen visual resulta predominante en todo contexto social, existen
otro tipo de imágenes que ya se han referido como literarias, míticas, sonoras, etcétera. La
imagen comenta Ricoeur: «Designa en primer lugar, la evocación arbitraria de cosas
ausentes, pero existentes en otro lugar, sin que esa evocación implique la confusión de la
cosa ausente con las cosas presentes aquí y ahora»11.
Lo anterior ya lo ha discutido E. Gombrich12 cuando sostiene que toda imagen no
puede confundirse nunca con el objeto que representa en tanto que opera como ilusión.
Continuando con Ricoeur un segundo aspecto de la imagen se avoca a: «retratos, dibujos,
diagramas etcétera, dotados de una existencia física propia, pero cuya función es tomar el
lugar de las cosas que representan»13.
En una mayor complejidad se asume que una imagen del luchador el Santo si bien
no puede ser confundida por él mismo, su potencia simbólica e icónica pueden ser
identificadas ya que en este sentido toda imagen posee características del objeto al que
representa tanto más en su simbología y discurso. Por otro lado: «con una mayor distancia
de sentido, llamamos imágenes a las ficciones que no evocan cosas ausentes sino
inexistentes»14. En este estrato se encuentran invenciones ficticias de toda índole.
Entre más sígnica es una imagen más directo será su mensaje, mientras que, a mayor
distancia entre significante y significado (o significados) la función sígnica pierde potencia
para dar paso a la función simbólica. De esto se deduce que haya imágenes que adquieren,
tanto en lo social como en lo cultural, diversos significados y profundidades de tal manera
que se reconstituyen según el contexto donde se consumen. Las imágenes poseen
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cualidades tanto sígnicas como simbólicas y el análisis de toda imagen puede decantarse
hacia cualquiera de sus polos, e incluso abarcar ambos. Estas nociones no se consideran
opuestas sino complementarias.
Probablemente tantas variantes se deban a la gran demanda que tuvieron, de tal manera
que a cada taller, dedicado a la producción de juguetes de bajo costo, le era necesario contar
son su modelo propio. Si se analizan las diferentes variaciones de tamaños encontradas en
tianguis y mercados se observa que la figurilla era reproducida por distintos escultores 58
según los requerimientos de los muy diversos fabricantes. Lo que en todo caso llama la
atención es el poder icónico de la figurilla del Santo que le permite preservar su postura a
través de sus variantes, pues aun teniendo la oportunidad de modificarla, generalmente se
copiaba con su pose inalterable. Hay muy pocas variantes que la modifican.
Lo anterior, aunque en menor medida, ocurre con figuras de los personajes Blue
Demon y Mil Máscaras, ambos destacados luchadores e ídolos de multitudes. El primero
es reconocido como el mayor rival y némesis del Santo y resulta por sí mismo un héroe de
envergadura semejante. El segundo es reconocido por conquistar el escenario
internacional, particularmente Japón, país con gran tradición en lucha libre donde su figura
es incluso más grande y reconocida que la del mismo Santo.
De las tres figuras, tanto del Santo como Blue Demon y Mil Máscaras, se preserva en sus
diversas variantes la icónica forma modelada originalmente por el escultor Mario González
Márquez, fabricante radicado en la ciudad de México y cuya familia, al día de hoy las
continúa produciendo. Destacan por su calidad técnica y fueron elaboradas probablemente
a partir de un original tallado en madera suave por el mismo Márquez. A este fabricante se
le atribuye la creación de la figura del Santo con su particular pose luchística. Aun cuando
hay otras, el modelo en cuestión es el más popular y probablemente fue tomado de 59
fotografías de la época que emulaban las poses características que el Santo adoptaba para
las revistas especializadas. La colección en la que se encuentra la figura del Santo, Mil
Máscaras y Blue Demon salió al mercado junto con otros modelos de luchadores famosos
de las décadas de 1950 y 1960, tal como se muestra en la figura siguiente.
Imagen 4. Figurillas elaboradas por Mario González Márquez hacia 1960. 11 cm. De
izquierda a derecha, representan a los luchadores Dorrel Dixon, Blue Demon, El
Santo, Mil Máscaras, Black Shadow y Wolf Rubinsky. La colección que se muestra es
copia de aproximadamente el año 2005, a excepción de la de Mil Máscaras, que es del
año 1981. Foto: archivo personal
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En el periodo desarrollista de segunda mitad del siglo XX, marcado por el impulso de la
modernidad, las ciudades en Latinoamérica se ven impactadas por nuevas dinámicas
impulsadas por el crecimiento de las ciudades, la producción de bienes culturales, así como
el contraste y adaptación de formas tradicionales en nuevo entorno. Para Néstor García
Canclini18 este panorama se caracteriza por cinco puntos fundamentales: 1) un despunte
del desarrollo económico, basado en la tecnología, importaciones industriales y empleo de
asalariados, 2) el crecimiento urbano, 3) la ampliación del mercado de bienes culturales,
ampliación de la matrícula escolar y numero de alfabetizados, 4) nuevas tecnologías de la
comunicación, como la televisión que contribuye a la masificación de los productos
culturales y potencian la venta de productos tecnológicos de uso cotidiano como
electrodomésticos y autos y 5) el avance de movimientos políticos radicales que confían en
la modernización como eje de inducción de cambios profundos en la sociedad.
completa ver: GARCÍA CANCLINI, N., Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la
Modernidad, México, D.F., Grijalbo, 1990, pp. 81-82.
Tomando en cuenta el contexto acotado por García Canclini se observa que la ciudad
era, y sigue siendo, un crisol donde se hibrida el imaginario rural con el trabajo industrial,
esto no escapa a la industria del plástico elaborada por pequeños comerciantes. A diferencia
de las grandes empresas cuyas inyectoras de material podrían manufacturar a gran escala para
un mercado internacional como la fábrica de juguetes Lili Ledy, los pequeños productores,
esos que fabricaban al Santo, al héroe de historietas Kalimán, así como a personajes del
maistream producidos sin licencia como Batman, Superman, King Kong y Tarzán, se
sostenían con una o dos máquinas manuales. Su labor se asemeja al trabajo artesanal cuyo
liderazgo recae en un jefe de familia que es también líder de la empresa.
Cabe destacar que la inversión de un molde de zamak es un gasto relativamente
fuerte para estas familias. Un molde de las características de la figura del Santo ronda los
10,000.00 pesos mexicanos (en el año 2021) equivalentes a unos 500.00 USD dólares en
un país donde el salario mínimo fluctúa entre los 163 a 317 pesos por jornada laboral
(CONASAMI 2020)19. No obstante, en la época de auge de estas las figuras de luchadores
o «Santos», los moldes para su elaboración era una inversión bastante redituable. A la fecha,
estas figuras, aunque en menor escala, todavía son producidas a un costo aproximado de
80 centavos mexicanos cada una (unos 4 centavos de dólar), según información de la página 61
20
electrónica del museo del juguete antiguo de México (MUJAM) .
Varias de las figuras pasan por un segundo proceso de decoración. Generalmente
son pintadas a mano con esmalte industrial. Aunque casi todas tienen las máscaras del
Santo plasmada como relieve, los artesanos con gran habilidad superponen a la máscara
del Santo las de otros personajes del panteón de la lucha libre, se le añaden capas de tela y
otros decorados. Las figuras decoradas tienen mayor coste en el mercado y por su fragilidad
en la pintura son atesoradas como objeto de colección. El proceso se realiza por artesanos
diferentes a quienes se concentran en la elaboración de las figuras de plástico, por lo que
los vendedores de las figuras decoradas las compran al mayoreo para después revenderlas
afuera de las arenas de lucha libre.
Otras figuras presentan decorados más genéricos, elaborados de manera industrial, sin
embargo, casi todas conllevan algún tipo de acabado. Como respuesta a las demandas del
embate global y la cultura mainstream, las nuevas figuras se adaptan al sistema icónico de
los luchadores de plástico. En algún momento se requirió la producción, bajo los
estándares de bajo costo, de personajes como Batman y Superman.
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Por la suma de los atributos sígnicos de la imagen anterior se comprende que la figurilla
representa al personaje Batman. Se ha fabricado con el mismo material y técnica que los
luchadores por lo que comparte características afines en costo y tamaño, lo que añade un
valor de juego compatible con las figuras del Santo.
Ya en esto se observa que la función icónica de la figurilla del Santo se consolida
como elemento patente en la cultura popular, aunque sea un juguete de bajo presupuesto,
o más bien, por el hecho de serlo, demuestra capacidad de contener al propio Batman, ya
que “absorbe”, por así decirlo, sus atributos sígnicos al tiempo que revierte su condición
globalizante al integrarlo al mercado popular mediante un rediseño. Por lo que Batman
pisará un terreno que jamás imaginó: el ring de la lucha libre. Como dato análogo tenemos
que la propia lucha libre incorpora diversos personajes de la cultura de masas
norteamericana y gracias a la máscara y sus posibilidades simbólicas, los materializa en el
cuadrilátero regresándolos como un símbolo apropiado.
Si en el imaginario se encuentran respuestas, adaptaciones y supervivencias de toda
cultura estas no pueden operar emancipadas de las estructuras económicas y productivas,
más aún, tomando en cuenta la intensidad de interacciones y tensiones de la Modernidad.
Por medio de múltiples copias, al alcance de todos, y escasas o nulas restricciones en 63
materia de derechos de autor, fue posible para diversos fabricantes producir su propia
versión de la figurilla del Santo e incluso de otros personajes. De este modo, Batman y
otros personajes del mainstream fueron asimilados dentro de un sistema icónico-
productivo emanado de una sociedad que responde a los desafíos modernos mediante
métodos propios.
La magnitud del Santo como un héroe moderno que lucha contra amenazas externas
y adapta el género de súper héroes a las dinámicas locales, se observa también en su figurilla
de juguete. Por supuesto, tal aseveración es posible dentro de un planteamiento teórico
que postula que la imagen preserva características del objeto al que representa, tanto
sígnicas como simbólicas. Sumado a esto hay ciertas cuestiones de la figurilla de los
luchadores, que nos interesa resumir:
1) La expresión del imaginario popular en una imagen como la del Santo en un objeto
de bajo costo y producción masiva.
2) La capacidad reproductiva de la imagen de la figurilla del Santo sin que esta pierda
su poder icónico.
3) La potencia icónica que le permite adaptar imágenes de otras culturas y asimilarlas
como repertorios locales.
Por su parte en 1993 la marca Kelian desembarca en el mercado con sus juguetes de
luchadores mexicanos, probablemente los primeros con licencia oficial. Esta colección se
caracteriza por exagerar los músculos de los personajes emulando a los superhéroes y,
aunque están pensados para el mercado mexicano, su manufactura es de China. Junto con
la economía que lo sostiene, el modelo icónico de figurilla del Santo se ha resquebrajado.
Imagen 8. De izquierda a derecha, dos figuras llamadas “Arena” y una Kelian. Miden 65
entre 14 y 15 cm. Elaboradas en las décadas de 1990. Foto: archivo personal
En un giro posmoderno, las figuras del Santo, que después de este trayecto bien pudieran
considerarse como tradicionales, son al día de hoy valoradas por coleccionistas,
diseñadores y publicistas que encuentran en la icónica imagen ciertas tendencias
comunicativas. Se lo representa en stickers, camisas, gifs de internet y algunas veces se las
decora o customizan con mucha mayor maestría que las que estaban destinadas a venderse
en las plazas populares. Algunas figurillas icónicas producto del auge de 1980 como la
fusión Santo-Dart Vadder (personaje de la Guerra de las Galaxias) alcanzan grandes precios
de mercado.
Como salida del presente artículo se aprovecha el quiebre posmoderno para efectuar
una transición disciplinar hacia el área del diseño, lugar donde el presente artículo tiene la
oportunidad de realizar su aterrizaje final. Tomando en cuenta las posibilidades
comunicativas, semióticas y simbólicas de la figurilla del Santo se presentan dos diseños o
más bien rediseños de la icónica figurilla.
Imagen 10. “La luchadora. Modelado en cera Castilene y prototipo vaciado en resina
uretano
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