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Historia Argentins

Contemporánea
Pasados presentes de la política,
la economía y e! conflicto social

Susana de Luque - Ariel Fiiadoro - Alejandra Giuliani


Elena Marcakla - Miguel Mazzeo - Sergio Nicanoff
Fernando Pita - Alejandra Rodríguez - Sebastián Rodríguez
Mabel Scalíritti - Elena Scirica - Ezequiel Sirlin
García Can,!,,,,. N¿ s t ( , r , "1 V n n i a n n , s m t n m s i , l n l l >. ^ M^ ^.^ ^^ ^^

/MHOfiMtUMostohrt cultura y trwjurmaaonts soc,,,ifs tn [!ím¡,ns ,le vM,a/i~.,tió,, La última dictaduní: genocidio, desindustriali/ación
liuenos Aires, í.lac.so, 2001.
1 lirsch, (oachim. "-Oué es l i }!lul>;i]i/ición : " (' '// / F y el recurso a la guerra (1976-1983)
15 de mavn de"l997. ' " ' "''"' "' *l"a"m'"' N " "•'> ^ 1 ^ *!>„! ^
Hollóos, J . - h n , (^,, elattK{le Sll! [o!fl(¡r e¡ ^ E¡ i{e ¡a revol!¡aón

Buenos A,res. bmvcrs.dad Autónoma de Puebla / I ícrramiont, -UO-


lanm, Octavio, U en, ,ldglobaísw, Mi-xico, Si K lo XX! 1999 Ezcquicl Sirlin
Manuel l-mt-st, ILl capitalismo tarÜo, Méx.co, F.d.dones |'v, 1980
.

í-
1. Introducción

La última dictadura se bautizó a sí misma "Proceso de Reorganización Nación;)!",


proyectando que 1976 ocuparía en k historia un lugar equiparable a 1880 por la
refundación de un capitalismo liberal firmemente asentado en sus bases de domina-
ción. Al cumplirse veinticinco años del golpe, los analistas concedieron a 1976 un
significado comparable a 1880 y a 1930, pero sólo en tanto tuvo lugar la instakción
de un nuevo modelo de acumulación, que ¿e diferenciaba de.los anteriores por sus
constantes destructivas: desindustrialización electiva, desocupación estructural, des-
censo integral de las ckscs subalternas, desguace del patrimonio estatal, dccadenck
de ks prestaciones sociales, endeudamiento extremo, fuga de capitales, primacía de
las ganancias financieras, concentración del ingrese?.
En 2001 este modelo condujo al país a una cnsis abismal y para ios analistas no
podk explicarse el derrumbe económico y social más hondo de Argén tim sin llevar
laxista atrás y atender a lo que se había iniciado en 1976: un modo de apropiación
de k riqueza que carcomía el aparato productivo y los niveles alcanzados de bienes-
tar social, un sistema de valorización financiera que con tropiezos v recuperaciones
habk logrado sobrevivir a la dictadura para alcanzar una segunda fase de concentra-
ción vertiginosa del ingreso durante el régimen mcnemista, en los años 90.
I,a última dictadura también representa k embestida más terrorífica de cuanto se
oponía al orden dominante. I j\ tradiciones reaccionarias nunca se habían aunado tan
cruelmente contra sus enemigos dando lugar a un genocidio administrado y tecnificado,
con rutinas de perversión diseñadas en el doble fondo de ks instituciones más anti-
guas del Estado. La refundación del capitalismo liberal a partir de 1976 sólo ha sido
equiparada por su violencia con el avance déla frontera bknca en 1879'. La analogía
la "pacificación de los desiertos" v la aniquilación de la dotes tcrcermundistas de Ijasc v militantes parroquiales que habían provecíado
en Jesús la imagen de Canuto Torres o el Che Guevara. De profesores reacciona-
a revouciona- . . , .
litado intermiten re, la ultima dictadura se diferencio dle rios contra cátedras marxistas. De las tuerxaí policiales contra marginales v
l ; n el naís del golpe de '- > i i • - i r
1 ^ ' uL>stidas extremas no contempladas siquiera por la dicta-
dict; transgresorcs de las calles. Oel catolicismo mtegnsta que celaba un e-iilo de vida
h- -interiores por sus i'»11
1 (i, pueden distinguirse tres ofensivas que conformaron rígido contra las mamteslaciono de la cultura ¡oven, las culturas modernas como
perpetuación en el poder y de intervención penetrante el psicoanálisis y la revolución de las costumbres de los años 6(1.
una estrategia singular u>- I
Kn síntesis, la última dictadura c o n s i i t u v e la más extrema de las contrarrevolu-
sobre la sociedad: . , . ,. . , .
,,vo sin precedentes que incluvo la matanxa metódica de ciones y contrarreformas habidas en Argentina, y esto TÍO puede explicarse sin
1 ¡ U n despliegue rop"-'- . - ., ' ,,
; i r . ns previamente definida p o r e l discurso estatal (gcnoct- atender a la acumulación de conflicto- en el nenodo previo, a nivel nacional.
una categoría de per*"1''- i
continental y mundial. Cuando lo- analistas se p r e g u n t a n si el genocidio v el
L '" i* e, ]SI (industrias sustimuvas de importaciones'] hvia- desguace económico imci.ulo en 1 ''^o pudí > iubci sido e virado por alguna cir-
2) U n a ofensiva con'.n1 ^ ^ . .. _ .
cunstancia, la respuesta que subvace en M I S trabajos es casi siempre fatalista
ñas de capital nación- 1 '
porque consideran que rara vex las tuer/as conservadoras nacionales e interna-
miento de burguesía
cionales convergieron tan radicalmente en una misma dirección: el recrudecí
dispersión obrera v
, ' ,.] futuro, miento de la Guerra Fría se había potenciado con la humillante derrota de
social no renaciera en
,-incularse con la sociedad que tampoco había sido ima- Rstados Unidos en Yictnam (l l '"o). Kl anncomunismo golpista en el Cono Sur
3) U n mecanismo pi»"!1 . .
' ¡ ,,-,,•; antenotes: movm/ar sin descanso a los argentinos alcanzaba su mavor radio a mediados de los "U cuando las dictaduras militares
mnado p o r l a s dictad 111 '- • - , / » , • .- ,,/--, , '- ¡t
1 ,^,-ainciite antinacionales ; subversión , '.tule , cam- promovidas por la CÍA tiñeron de verde la región.
contra enemigos supilt- , - . . , . .
'-'••'Ta ), montar escenanos controntati\'os v belicistas A esto hay que sumar la tradición golpista de la corporación militar argentina;
pana annargentina - ' ^ , ... - ,
^ ^ ujrion pamotica continuada, la maquinaria autor-reproductiva de c-calafor,es v mandos enganchados en la
en el marco de laesaK- 1 1 -., L . . , .
. r - n c ion histórica del ultimo régimen niilnar, su origen, su proyección políüca de la?, huer/as Armadas, una posta activada en septiembre
Para abordar la signi'1L'1 .
"r • -consecuencias, proponemos tres ejes introductorios: de 1930. Los primeros conductores de la última dictadura, Jorge Rafael Yidcla
desarrollo v principa^ ,. . . , . . .
• ' . .rll pensar a esta dictadura como el resultado tic los dis- y Roberto Viola, habían participado corno subalternos en el golpe de 1966, así
\'" 1",1 primero consi> tL ' . , . , . • i , i -
r m ¡nndos en los capítulos anteriores: c a p u a l / t r a b a i o , como Juan Carlos OngamY. :o li.ibía hecho el 4 de iimio de 1943, y Perón no
Unios conflictos eN^ n)U . [ . . . l . .'
, • -mO. socialismo revolucionano/capitalismo anticomunista, había permanecido al margen del movimiento de tropas del 6 de septiembre
peronismo; aadpcro'.U" '
• viiliuras transgresoras, y el conflicto entre las burguesías de 1930 comandado por |o-u- l - e l : \. general del Kjército que había
catolicismo intcgnsta/^
integrado las filas de los revoluciónanos del Parque, en 189(1. Los nombres
empacadas.
1 .- ,ulia contraofensiva múltiple derivada de estas cinco gran- pudieron ser otros, por encuna de ello? estaba la sucesión de ambiciones per-
La última dictadura tu
,icra entrelazada se agudizaban tiende 1955, alcanzando su sonales y corporativas que arraigaba en los cuarteles. Kl hecho de que Videla
des disputas que de
,[ picnio 1974-1975. Un este sentido, el régimen militar haya sido el primer conductor de t.i última dictadura es otra muestra del
ma\~or desarrollo e
, jo como una acometida terrorífica del capitalismo y sus involucramiento orgánico del Kjército como institución en el golpe. Se trataba
debiera ser contcm r . . , . . . . .
rr-i las ruerxas msureentes del socialismo revolucionario v del militar equilibrista que siempre había manifestado un perfil más bien neu-
fuerzas represivas con Ul1 f . , '
, -rl social post-Cordobaxo. L n embate sin precedentes del tro, a medio camino entre el "profesionalismo" y el antiperonismo declarado,
todo el arco de la pmM' 1 , , , , - , .
i ríiíUStTio de derecha contra el peronismo de izquierda v el una media bastante aproximada del Kjército posperonista, un "colorado" en-
íinuperomsmo velpci" 1 t - i ,
, ' i- ,rlo P"r M estructura de sentimientos peronistas. Del capi- cubierto ("violeta") que había logrado permanecer inmune a las purgas produ-
camno popular uiil!^tüL'' . l . , - ,-
,. , . . _,,i(i y la burocracia de los grandes gremios contra el sindi- cidas en los vaivenes de la polín/ación de la fuer/a : .
tal uidustnal concentré1-'.' t> f> ^
, . . , ,,1(lLiitr(fls nías modernas. De las burguesías agrocxportadora,
calismo clasista debu wu - • , • , ,• •
, ii.cra contra la burguesía de industrias m'ianas d.tngidas al
imanciera v desarrdl 1 - L< . ^ &
i ' ivl caP lta ' pnvado asociado a la " patna contratista contra e
mercado interno. I« | L i l l r , '
. -..de P"Sgucrra. De la jerarquía eclesiástica contra los sacer-
nacionalismo popu.' r l t t -' ^ ' '
373

¿Qué hubiera sucedido si en alguna de esas purgas previas al golpe, Vldela, sociedad argentina que una y otra vez se vio envuelta en las empresas que sus
Viola o Emilio Eduardo Massera hubieran sido apartados de las Fuerzas Ar- "captores/salvadores" le formularon. Las fantasías de éxito y de perduración en
madas? Como toda pregunta instalada en un escenario hipotético, no hay res- el poder que el "Proceso" fue concibiendo ni bien empezaron a proliferar las
puestas comprobables. Sin embargo, todo indica que a pesar de las diferencias denuncias por sus crímenes, tuvieron buena acogida en vastos sectores de las
que más tarde podrían establecerse entre el*matiz neoliberal de Vidcla, el clases medias: "los desaparecidos no existen, son un invento de la campaña
"terropopulista" de Massera, el "nacionalista" de Ramón Genaro Díaz Bessone, antiargentina", la "plata dulce" y la invasión de artículos importados como
o el "belicista" de Leopoldo Fortunato Galticri, los objetivos represivos del señal de una nueva prosperidad en Argentina, el triunfalismo de Malvinas, son
golpe estaban instalados con tal certidumbre en la corporación militar que cual- las mayores ficciones de corta duración, pero'de mucha intensidad, que el régi-
quiera de los eventuales conductores hubiera asumido su ejecución. men logró instalar a través del control de los medios.
2) El segundo eje consiste en comparar a esta dictadura con las anteriores de
Argentina, y en particular con la dictadura de 1966. Sin. duda que hay elemen-
tos comunes entre ellas: eran dos regímenes antiperomsta^ y an ti comunistas, 2. El proyecto
inspirados en la Doctrina de la Segundad Nacional, que pretendían disciplinar
a la sociedad clausurando el espacio electoral por tiempo indeterminado, dos La conducción del 76 cuestionó más aspectos de la sociedad "peronista" que los
dictaduras que no se habían propuesto límites temporalea para rcdiseñar la "dictadores anteriores3, No sólo se proponía modificar el desarrollo político-
sociedad. Pero las diferencias fueron significativas, como veremos. En princi- ideológico de Argentina, sino la estructura económica que a su entender lo
pio, la última dictadura se propuso vengar el fracaso del onganiato desplegando había engendrado. Desde luego que las elecciones y el accionar de los partidos
una ofensiva mucho más terrorífica y abarcadura..Fue heredera de las dictadu- quedarían clausurados por tiempo indeterminado (primera esfera de ¡nterven-
ras del 55 y el 66 pero crítica del modo superficial de excluir el peronismo de'la dórf). A su vez, los altos mandos habían acordado aniquilar a las organizaciones
sociedad, sin erradicar definitivamente las bases materiales de la protesta obre- armadas de izquierda y a quienes desde el Cordobazo lideraban la protesta so-
ra, ni de la revolución social que en ella latía. cial con miras revolucionarias. Intervenir los espacios transgresores de la cultu-
3) El tercer eje repara en la relación dictadura/sociedad. En el modo en que el ra (segunda esfera de intervención}. Pero también, y en esto radica la principal
régimen intentó vincularse con los distintos sectores sociales y en las diferentes diferencia con la dictadura de Onganía, el objetivo era rediseñar el aparato
respuestas que encontró, desde el respaldo de la Iglesia y asociaciones empresa- productivo en desmedro de las industrias de sustitución fácil de importaciones
rias, hasta muy diversos modos de resistencia civil, pasando por la adhesión a las que consideraban el habitat primario de la indisciplina laboral. Ésta fue
ocasional y eufórica de millones de argentinos manipulados por la comunica- uría tercera esfera de intervención, ¡a desperomzación más profunda que em-
ción oficial que una y otra vez apeló al sentimiento nacional. prendieron los militares desde 1955, y es necesario que la examinemos con
Finalizado lo que los militares llamaron la "lucha a n ti subversiva", la dictadura mayor detalle.
creadora de atmósferas patrióticas dio a los festejos deHMundia! de fútbol el Para entender por qué el último régimen militar se proponía destruir o trans-
significado de una reunión nacional "sin descontentos" de la misma sociedad a formar esta industria eliminando subsidios y favoreciendo la invasión de artí-
la que había fragmentado en su afán demonizador, represivo y antisindical. Lo culos importados, hay que recordar de qué industria se trataba, cuál había sido
mismo volvería a suceder en los preparativos de la guerra con Chile, y más su origen y qué era lo que para los liberales estaba en juego en caso de que
intensamente durante la guerra de Malvinas. Se trató de una dictadura que a sobreviviera.
toda costa procuró evitar los tiempos muertos en su convocatoria a la sociedad. El embate estaba dirigido contra las IS1 livianas que habían nacido durante la
Por diversas razones no podía perder la iniciativa y el movimiento beligerante, Primera Guerra Mundial y las décadas del 20 y del 30, sin el apuntalamiento
aunque ese movimiento fuera una alocada huida hacia adelante que la conduje- del Estado ni de la clase dominante tradicional. Esas industrias habían crecido
ra a la destrucción como sucedió en Malvinas.
¿Por qué la dictadura no podía prescindir de estos llamamientos "nacionales"
contra enemigos por ella construidos? Indagar acerca de esas razones puede 3 Véase Marcelo Cavaro'/xi, Autoritarismo j demacrada (1955-1966). La transición del
llevarnos a descubrir aspectos esenciales no sólo del régimen militar sino de la Astado til mercado en la Argentina, Bucnus Aíifí, Ariel, 1997.
374|i-yjvQUH-i-siKi.iN
3>
de un modo más bien "silvestre", bajo el amparó de circunstancias proteccio- sino al "caido de cultivo". Cuando los militares hablaban de ello ' en o eran
nistas "de hecho" como habían sido las mermas involuntarias de la capacidad medida se referían a la tercera esfera de intervención: desmontar lo que con-
exportadora-importadora del país debido a la contracción del mercado mun- sideraban el ámbito más básico de la formación de la "guerrilla industrial".
dial. Luego, el Estado peronista había apoyado decididamente a las industrias Ello implicaba no sólo eliminar al sindicalismo combativo, sino reimponer la
sus ti tu uvas en desmedro de la burguesía agropecuaria {primer IAPI). Como se coacción económica mediante la apertura de los mercados y la llegada de la
trataba de industrias poco modernizadas que aprovechaban al máximo su capa- competencia extranjera. De este modo, los patrones se verían obligados a
cidad instalada (tres turnos diarios), las nuevas fábricas contribuían fuertemen- mejorar la productividad, poniendo en caja a sus trabajadores, restaurando el
te al pleno empleo sobre la base del cual mejoraba la capacidad de negociación orden social en cada fábrica. La obediencia sería «impuesta en todas sus di-
de la clase obrera. Estas características genéticas de las ISI resultan fundamen- mensiones, comenzando por un aumento de la explotación.
tales p^ta comprender por que el liberalismo económico que propugnaba la Entonces, ¿hubo en Yidela y Martínez tle Hoz una intención de vuelta a la
alianza cívico-militar de 1976 pretendía destruirlas o transformarlas. sociedad agraria y desmonte de la Argentina industrial? En todo caso, ¿cuál era
Para esta decidida coalición, el pleno empleo, el arbitraje estatal y las el alcance del "proyecto antiindustrial" y en qué intereses se fundaban sus lími-
redistribuciones secundarias del listado de bienestar durante el peronismo tes? La pregunta nos lleva a contemplar dos visiones recurrentes.
habían corroído las bases mismas del "trabajo asalariado" en tanto relación de I) Para una primera interpretación, la dictadura apuntó a destruir integralmente
producción estructurante de la sociedad capitalista. Al garantizar el pleno a la industria con el objeto de regresar a la Argentina agrícola anterior ai
empleo y fortalecer el poder sindical en las fábricas y en los tribunales del peronismo y al yrigoyenismo. Reducir a la clase obrera para equilibrar social-
trabajo, el peronismo habría desvirtuado la coacción económica, alterando el mente a Argentina en su estructura más tradicional. Restaurar la supremacía
disciplinamicnto automático de la clase obrera por parte del mercado laboral, de los negocios agrícolas y potenciar los negocios financieros en desmedro de
generando trabajadores pleitistas e improductivos. Los liberales representa- los industriales que debían reducirse drásticamente.
dos en José Alfredo Martínez de Hoz consideraban que la insurrección se En la versión de Aldo Ferrcr, la política económica de la dictadura estaba
había cebado en esas fábricas porque la sobrcprotccción estatal no obligaba a "explícitamente orientada a desmantelar la estructura productiva". De esta
que los patrones reconstituyeran su dominación en busca de una mayor pro- manera se habría resuelto un conflicto planteado a fines del siglo XIX entre
ductividad. Trabajadores díscolos y empresarios que cedían ante los recla- "dos proyectos de país": el basado únicamente en la agroexportación y el que
mos, mientras que el Estado populista apañaba la relación por medio de aran- promovía la diversidad de actividades productivas, cuyos portavoces habían
celes y subsidios para sostener los aumentos salariales con recursos prove- sido Vicente Fidel López, Miguel Cañé y Carlos PeUegrini4. Un siglo más
nientes del campo y de otros sectores eficientes de la economía- Para los con- tarde, Videla y Martínez de Hoz habrían apuntado al desguace industrial
ductores del golpe éstas no eran las únicas causas de la desobediencia social debido a que los herederos de la burguesía terrateniente no habían encontra-
en Argentina, pero sí las más profundas.
do la forma de "conducir al país por la senda del desarrollo".
Para ellos, la búsqueda de un consenso entre al capital y el trabajo que el En palabras de Horacio Vcrbitsky, el proyecto consistía en que Argentina vol-
peronismo había iniciado reproduciendo la lógica keyncsiana del pleno em- viera "a sus tiempos de país prcindustrial, que importa casi todo y paga —si
pleo y fortaleza de la demanda, no era más que un factor distorsivo de la puede-exportando carnes y granos"1. Venios términos más enfáticos de Seoanc
dominación de una clase sobre otra, fundado en la falsa imagen de la armonía y Muleiro: "El plan era un país con diez millones de habitantes, sobraba la
entre ellas. Los golpistas del 76 consideraban que los gobiernos antiperonistas, tercera parte y, sobre todo, los obreros industriales". "Videla había sido el elegi-
civiles o democráticos, que se habían sucedido después de 1955 no habían do, el brazo armado de estos militares y civiles cuyo proyecto nacional corres-
atacado el problema de raíz. Si bien, durante los shocks desarrollistas de
Frondizi y Onganía, se había procurado debilitar las bases sindícales con re-
presión y reformas a la Ley de Asociaciones Profesionales, los intentos ha-
4 Aldo Ivrrcr/'Kconomí;! Alamina y estrategia 'prcindustriai'",en Alam Houqmc (comp.).
brían resultado fallidos porque militares y civiles antipcromstas no se habían
Afemina, hoy, Buenos Aires. Siglo X X I . 1983, p. 105.
propuesto llegar al fondo del problema. En la jerga higienista de la última 5 Horacio Vcrbitsky, MaMnas. l¿> ultima batalla de la tercera guerra mundial, Buenos Ai-
dictadura, esta vez se trataba de eliminar no sólo al "virus de la subversión", res, Sudamericana (edición corregida y aumentada), 2002 p. 24.
pondía a una Argentina feudalizada (...) se trataba de retrotraer al país a un nuevos rubros industriales sin perjuicio de los viejo? negocios agrícolas. En
estadio previo a la existencia de! peronismo y del yngoyenismo"6. concordancia con ello, lo que los liberales de! 76 de algún modo se habrían
El atractivo de esta interpretación basada e-i la vuelta al agro, consiste en que propuesto era volver al curso industrial planteado por el Plan Pinedo de 1940:
adjudica la destrucción industrial a un proyecto deliberado de 'a dictadura. un crecimiento basado en industrias de bienes exportables que fijara límites a
Pero su punto flaco es que no contempla 5 lucientemente que entrt los ganado- la sustitución de importaciones con el objeto de recuperar los mercados exter-
res de la última dictadura habría que copiar a las industrias más avanzadas del nos. Es decir, la continuidad del modelo de intercambio, ventajas comparativas
país7, al mismo tiempo que la política de atraso cambiarlo de Mir'Jnex de (loz y ."crecimiento hacia afuera" en el mundo pos t-30. La conducción de la dicta-
no favoreció sostenidamente al agro pete a la empatia de clase que lo vinculaba dura estaría dispuesta a desmontar o transformar, apertura económica median-
al sector-
te, todo lo que había crecido a contrapelo de esos principios, con el agregado de
il) Estas objeciones nos llevan a ana segunda visión, más reciente, para la cual que esta vez la "naturalización" de la economía conllevaría más que nunca a
la noción de "redimcnsionanúcnto industrial" o "deíindusíriali^aáón selecti- reconstruir la dominación patronal en las fábricas. Más allá de algunas
va " se ajusta en mavor medida a los planes del ex director de Acindar (Martínez formulaciones romántico-agraristas centradas en la noción de clases obreras
de Hoz), de los grupos económicos que serían llamados "capitanes de la indus- peligrosas y de sociedad industrial perniciosa y conflictiva, la meta de la con-
tria" en los años 8ü, y de las industrias multinacionales establecidas en Argen- ducción política y económica no habría sido reducir de cualquier modo el nú-
tina, cuyo objetivo de largo plazo mi era retroceder y abandonar un terreno que mero de obreros, sino, en primer lugar, disciplinarlos mediante la coacción
no podían dominar, sino imponerse en el terreno y crecer en su interior". Redu- económica y extracconómica. Las principales burguesías que impulsaban al ré-
cir indiscriminadamente a la industria hubiera implicado la autodestrucción gimen se parecían mucho menos a una nobleza nostálgica y perdidosa, que a
de un sector de la burguesía perteneciente al "bloque civil" de ¡a dictadura. una burguesía capitalista dispuesta a tocios los triunfos sobre la clase obrera. La
Tornemos como ejemplc a las industrias automotrices que desde el Cordobazo reducción del número de obreros ocupados en la economía se concretaría por un
habían sido un ámbito neurálgico de la lucha de clases- No por eso el régimen proceso selectivo al cabo del cual decrecerían las industrias de tecnología preca-
se propondría destruirlas y, de haberlo hecho, no hubiera encontrado el be le- ria basadas en la adición del trabajo, al mismo tiempo que se desarrollarían las
plácito de ias multinacionales implicadas. Lo cierto es que si bien algunas de industrias de capital intensivo y mano de obra escasa. El sometimiento del
ellas como General Motors decidieron irse del país, las automotrices ñieion el trabajo se lograría combinando un ataque represivo y un golpe de gracia tecno-
sector más protegido por el Estado de la apertura económica que dispondría lógico estimulado por la apertura económica. Al mismo tiempo, se fomentaría
Martínez de Hoz, así como el lugar de mayor cooperación entre militares y la dispersión geográfica de los polos industriales mediante regímenes de pro-
empresarios en el secuestro y asesinato de delegados gremiales 'igados a! sindi- 'moción impositiva que alentaran el traslado de las plantas hacia las provincias
calismo combativo.
menos pobladas del territorio nacional.
Bloquear totalmente a la industria nunca habría sido el objetivo histórico de la Las diferencias coi) el programa desarrollista de Ongania eran por tanto signifi-
burguesía más tradicional de Argentina. En rigor, la clase dom'nante de cuño cativas. En principio, la variante ideológica de Videla y Martínez de Hoz se
agrocxportador no se habría resistido a las nuevas oportumdadi s de ganancias, inscribe, en cuanto a la filosofía esencial de su visión económica, dentro de lo
sino sólo en la medida en que la sustitución de importaciones ] usiera en peli- qjc hoy llamamos ncoliberahsino, en referencia a las ideas contrarreformistas
gro las exportaciones agropecuarias. Esta había sido en realidad ana clase capi- del Estado de bienestar keynesiano de posguerra. En Argentina, estas ideas
talista multisectonal y no iba a despreciar la riqueza que pudiera:i depararle los tendrían implicancias decisivas en la cuestión industrial. Allí donde en 1966
Onganía y Krieger Vasena contemplaban la industrialización y el desarrollo
6 María Seoane y Vicente Mulciro, op. di., p. 25. social para garantizar el orden y prevenir el avance del comunismo, Videla y
7 I .as industrias que más crecieron fueron las de bienes intermedias y capital concentrado: Martínez de Hoz reformularon la Doctrina de la Seguridad Nacional pergeñando
celulosa, siderurgia, aluminio, petroquímica. el desguace de lo que consideraban malformaciones industriales, y de ciertas
8 Véanse, por ejemplo, los trabajos recopilados por Alfredo Pucciarelli en Empresarios, instituciones características del Estado de bienestar keynesiano. Mientras el
lemócratas j militares. ]_M trama corporativa dr la última dictadura, Sigío XXI, Avellaneda, dcsarrollismo de 1966 se concentraba en provocar un salto cualitativo en la
2004.
sustitución de importaciones medíante la atracción del capital extranjero para
el avance de l;i "industria difícil", el énfasis de la política de Martíne/ de i loz das, y "autopistas y represas 1 ' para lacrarse de siu'licaaa oper.il iva ante la socie-
estaría puesro en des trun-ciertas industrias que habían prosperado en la econo- dad. Según el instituto de Estocolmo de Jnvcstipiciones para \.\, el gasto en
mía cerrada del Primer Plan Quinquenal. armamentos de la dictadura argentina entre !'>Kn Y 1 ( > S 2 -.upen'] los 15.000
'lomando en cuenta su plan desindicalizador, la apertura económica v la elimi- millones de dólares' 1 . A estos gastos se sumaron el peso d e f i c i t a r i o de las em-
nación ile subsidióse intervenciones estatales anticíclicas, el discurso de NJartínez presas estatales que en muchos casos aument.iion por e! auge de prebendas
de Hoy, estuvo inspirado en las ideas hostiles a la economía keynesiana tormu- d u r a n t e la privatización pentenca.
ladas por Fnednch von I layek y Mil ton Fnedman, los máximos ideólogos del
iieoliberalismo. Sin embargo, la dictadura argentina no alcanzaría a convertir-
se, después de Chile, en el segundo experimento integral de las ideas neoliberales 2.1 Aspectos políticos del proyecto
antes de la llegada de Margaret Thatcher al poder en Gran Bretaña (1979).
Distintos fueron los condicionamientos que la corporación militar le impuso a Otra diferencia entre los planes dictatoriales de 1966 Y W. 6 gira en torno al rol
su ministro cíe Economía apartándolo de la naciente ortodoxia. de las Fuerzas Armadas. ()ngaiiía había decidido apartarla 1 - del pode:-, replegarla-;
En pnnier lugar, la conducción militar era reticente a pnvauzai las empresas esta- al ámbito profesional para que no perturbaran l;i gobernabilidad de la dictadura
tales; un punto de primer orden en cualquier agenda ncoliberal-antikeynesiana. R! como había sucedido en los regímenes militares de 1930, de 19-4 í y d u r a n t e el
gobierno militar promovería la ultra ció ti" subterránea del capital privado en la tosie- entrentamiento entre "azules" y ''colorados" en torno ,ii golpe de 1%2. 1 amblen
ra estatal (pni'aü^h'ión pcnjinc^}, pero no concretaría ventas ostensibles de los había pretendido con ello dar a la dictadura una imagen de i>obierno civil. Pero el
activos estatales. \& conducción encabezada por Videla no estaba dispuesta a pagar apartattiicmo previsto porOngania no había funcionado. I.a caída humillante ile
el costo simbólico que significaba la enajenación de tos patrimonios nacionales, ni aquel dictador, su soledad en el poder y la vista gorda de! Fiercito ante la eclosión
el cosió político de la desocupación que inestablemente aumentaría con el traspaso popular iniciada con el Cordoba/o eran imágenes grabadas en las reunas de la
de las empresas. Existen testimonios que indican que el desempleo-masivo preocu- conducción golpista de 1976. Por eso fue desechado el modelo ''presidencialista"
paba a la conducción del golpe. Que Videla estaba dispuesto a promover la baja de de 1966 por un gobierno pi¿no cié -¡a l'n¿i^a.\ Como en 1 ( >43, los mili-
sálanos que el capital concentrado pretendía, pero no a la imposición de la "tasa tares coparían integralmente la estructura del poder, desde los municipios hasta
natural de desempleo" que a puertas cerradas ya proponían los seguidores de 'Ihatcher las gobernaciones, las instituciones educativas, sindicatos, medios de c< nnunica-
dentro del Partido Conservador inglés. A pesar de que se trataba de una dictadura, ción, etc. Recibirían la colaboración de civiles de extracción política conservado-
para la conducción militar no era sencillo asumir el costo simbólico de una pérdida ra ("amigos del Proceso"), v el involucramiento de la- tres inervas estaría asegura-
tan visible del patrimonio nacional. Videla no se sentía en condiciones de poder do tanto por el diseño institucional en torno a la cúspide -una j u n t a tripartita-,
asumirlo ni ante !a sociedad, ni ante las propias Fuerzas Armadas, dentro de las como por el reparto equitativo del botín burocrático que por lo general
cuales el pensamiento económico no era homogéneo, aun cuando los liberales se sobrcrreprcsentó a las dos armas menores, como en el caso de los canales de tele-
habían establecido en la cima del Ejército. Las privatizaciones chocarían con el visión: uno para cada fuerza (33 por ciento). Según Marta Castlglione, la milita-
matiz nacionalista y desarrollista que pervivía en buena parte de las Fuerzas Arma- rización del Estado alcanzó niveles excepcionales. La presencia del personal mili-
das, y particularmente Vidcla, cuyo lídcrazgo no era comparable al que había cons- tar en la administración pública durante el año 19"76-1977 llegó al: 40,5 por
truido Augusto Pinochet en Chile, prionzaba la unidad del frente militar evitando ciento en la administración central de organismos, 32,4 por ciento en organismos
fracturas que agravaran la competencia por el poder. Mantener las empresas en descentralizados, 37,5 por ciento en provincias y municipalidades de Buenos Ai-
manos del Estado también le permitía al régimen sumar cargos para las tres fuerzas, res, y 44,5 por ciento en empresas del Estado".
lo que contribuía al involucramiento total de cada una de ellas con el "Proceso". Por último, una tercera diferencia con el modelo de Onganía basado en el cor-
F,n segundo término, la corporación militar tampoco consumía el instrumento porativismo nos permite abordar ¡a imaginación política que el último regí-
más adecuado para la aplicación de un programa monetarista basado en fuertes
ajustes del gasto público debido a que, lejos de reducir los gastos para
desinflacionar la economía, necesitaba aumentarlos en rearme y obras públicas.
Armas para satisfacer las inquietudes "profesionalismo" de las Fuer/as Arma-
380¡ S81

men militar puso en juego para figurarse y hacer figurar su continuidad. Como represores franceses en Argelia, cuadricularon al país en 19 subzonas y i 1?
toda dictadura instalada en un mundo donde el horizonte de legitimidad era áreas, acordaron la metodología y supervisaron su ejecución, l.o hicieron en
"democrático", no podía afirmarse exclusivamente en su capacidad represiva, reuniones orgánicas en las que participaron la totalidad de los generales, almi-
sin transmitir a la sociedad y a las propias Fuerzas Armadas el dibujo de un rantes y brigadieres. De allí deriva el carácter estatal de la empresa de secuestro
sistema de perduración en el poder que pareciera "legítimo", "lógico", "facti- y exterminio, lo que constituye el primero de los agravantes que permiten
ble" y "necesario". cateeorizarla como matanza administrada.
O *•

En Argentina, los golpes de 1930,1943 y 1966 habían recurrido a lo inventado En los 364 centros clandestinos de detención ("chupaderos"), la dictadura cons-
por Mussolini en Italia: las corporaciones suplantarían a los partidos políticos y truyó el más absoluto espacio de dominación total sobre sus enemigos y fue allí
la competencia electoral en la tarea de transmitir las inquietudes de la sociedad donde se puso de manifiesto su radicahdad del mal 12 . La frialdad de los
civil al Estado. Pero la última dictadura, lejos de apelar a las corporaciones, perpetradores y la crueldad en las salas de tortura constituyen un mal superla-
planeaba reducirlas al mínimo, sobre todo a las dos corporaciones que tivo y ultraidcológico que nos obliga a tomar como marcos de referencia los
estructuraban la "comunidad organizada" de ¡a sociedad peronista: no sólo se hechos más aberrantes del siglo XX. La dictadura encabezada por Videla no
intervendría la CGT sino también la CGE y otras organizaciones empresarias, sólo cometió crímenes masivos, sino que en los centros clandestinos construyó
donde se encontraba representada la burguesía industrial defensora de la "eco- un infierno para cada una de sus víctimas en base a normas elaboradas. Posible-
nomía peronista". Hasta una parte de los gremios conducidos por la burocracia mente, el grado más alto de lo que Eduardo Luis Duhalde llamó la "perversión
sindical de derecha serían intervenidos y sus líderes en muchos casos encarcela- consciente del poder" no corresponda ni siquiera al momento de las ejecuciones
dos, si bien serían objeto de un tratamiento muy.difercnte al que recibirían los clandestinas de prisioneros sino a las instancias previas de suplicio montadas
sindicalistas de izquierda. por torturadores que se identificaban con un Dios sádico amante del sufrimien-
Entonces, si no sólo se prohibiría por tiempo indeterminado la actividad de los to11. La tortura de embarazadas o de hijos en presencia de sus-padres no eran
partidos, sino que también se buscaría anular las corporaciones: ¿cómo planea- iniciativas de "perversos sueltos" sino que respondían a una perversión entrena-
ba la nueva dictadura conectarse con la sociedad? ¿De qué manera construiría da en las instituciones militares.
su propia ficción de enlace con ella, si tampoco apelaría a los "plebiscitos del sí" Frente a ello puede parecer trivial que en la empresa de exterminio se haya
implementados por la vecina dictadura de Pinoqhct? desplegado un conjunto de recursos burocráticos y técnicos. Sin embargo, esto
La pregunta nos conduce al eje de las convocatorias nacionales que el régimen distingue al "genocidio" de otro tipo de crímenes masivos en la medida en que
inventó una y otra vez para llegar sin intermediarios a esa sociedad; pero antes la organización de una maquinaria para el exterminio de prisioneros correspon-
de abordarlo, debemos examinar dos hechos que incidirían plenamente en la de al grado más alto de premeditación en circunstancias de racionalidad propi-
dinámica conducente a Malvinas: el genocidio y la economía de Martínez de cias para la conciencia y el arrepentimiento. Para cí derecho occidental, esto
Hoz que llevaría al derrumbe de 1981-1982. constituye el peor de los agravantes. Allí se funda la diferencia que los códigos
penales establecen entre el homicidio impulsado por un "estado de emoción

3. Genocidio y radicalidad del mal 12 Rl número de centros clandestinos identificados sigue creciendo conforme se reconocen
otros lugares de detención y tortura. J xis organismos de derechos humanos esriman que el
Se ha estimado que 1 de cada 10 militares participaron en forma directa de los número fue superior a 500. Los más grandes fueron: la I Escuela de Mecánica de la Armada
(en Capital Federal, alrededor de 5.000 prisioneros), Campo de Mayo (funcionaron cuatro
Grupos de Tareas que llevaron a cabo el exterminio". Pero aun cuando lo ha-
establecimientos dentro de la guarnición militar de! Ljército, con alrededor de 4.000
yan hecho en formaciones "nocturnas", son abrumadoras las evidencias de que
prisioneros), I,a Perla (Córdoba, con más de 2.200 prisioneros hasta 1979), Vesubio<Ja
todo respondía a los más altos mandos de las fuerzas "diurnas", quienes final- Matanza, con alrededor de 2.000 prisioneros) y Club A tic-tico (Capital l'edcral, con más
mente disponían de las instalaciones y la colaboración del conjunto de las Fuer- de 1.500 prisioneros).
zas Armadas. Fueron los altos mandos quienes, siguiendo el consejo de los 13 Torturadores de la liSM A como el Tigre Acosta decían a sus prisioneros: "Aquí adentro el
tiempo no existe", "Listo no tiene limites", María Seoane y Vicente Muleíro, op. «/-, p-
I 1 María Seoanc y Vicente Muleiro, op, di., p. 226. 213.
, 382| i-y.i '

violenta" y el secuestro -frío y planificado- seguido de muerte. El hecho deque La "dcm ónix ación" de las víctimas se nutrió de diversos elementos. Hn primer
la Armada haya previsto la fabricación en serie del narcótico "pcntonaval" para termino, cl sobrcdimensionamiento del enemigo. Es cierto que la amenaza plan-
dormir a los prisioneros que serían arrojados al mar desde los aviones permite teada por las formaciones armadas de ERP y Montoneros (entre 2.000 y 3.000
categorizar la matanza como genocidio tecnificado. combatientes armados, dispartnente entrenados"1) superaba a cualquier otra
Los estudiosos de este tipo de crímenes estatales que prolifcrnron en cl siglo que hubieran enfrentado las fuerzas de seguridad. El número de bajas militares
XX han tendido. a identificar distintos factores íntcrvmientes en las maquina- ocasionadas por la guerrilla se acercaba a las setecientas. Sin embargo, los analistas
rías de exterminio. Como señala Tz vetan Todorov, e! fanatismo y la bestialidad concuerdan en que las dos organizaciones guerrilleras ya estaban desarticuladas
no resultan suficientes para explicar el tamaño de los crímenes14. Lo ditícü no y en desbandada bastante antes de que el régimen militar cumpliera un año en
es explicar el comportamiento de los sádicos-perversos sino el de los "hombres el poder, es decir antes de la gran matanza iniciada a fines de 1977, cuando
grises" que intervienen en la maquinaría de exterminio. Los hombres bestiales miles de prisioneros serían ejecutados clandestinamente como luego veremos.
tío necesitan despersonalizar a sus víctimas, pero los otros precisan En segundo termino, el convencimiento de la "írrecuperabilidad" de los pasio-
deshumanizarlas siguiendo el camino trazado por los "ideólogos". Estos son los neros contribuía a la constaicción del "demonio absoluto", en especial cuando
primeros artífices del genocidio en la medida en que conciben la "demonización" se trataba de militantes pertenecientes al tronco del EHP-PRT. En las distintas
que lo precede, es decir, lo que Duhaldc denomina "cl asesinato nominal de Lis instancias de exterminio (escritorios y salas de tortura) eran considerados mar-
víctimas'"'. Un genocidio no es sólo una matanza masiva, !o que termina de xistas absolutos que nunca se habían dirigido a Dios, apatridas irredimibles por
conformarlo es la inclusión de las víctimas dentro de una "categoría" estableci- haber carecido siempre de cualquier matiz nacional.
da por el Estado a los efectos de su eliminación. El cuadro demomzador terminaría de conformarse con el sostén religioso que
También en el caso argentino puede identificarse una variedad de elementos, brindaron los capellanes del Ejército y la jerarquía de la Iglesia que ofreció un
objetivos, instancias y timbres pasionales que intervinieron en el exterminio. argumento de consolación eficaz para la conciencia de los genocidas. El princi-
Comenzando por la d&aotti^aáón de las víctimas, los componentes ideológicos pio establecía que la culpa de la víctima estaba siendo expiada por su sangre y
que contribuyerbn a caracterizar al insurgente revolucionario como agente su dolor en la tortura, que su alma era limpiada de los demonios marxistas al
reproducuble del mal no eran nuevos en Argentina, sino que pueden ser ras- momento de morir. Este recurso permitía que católicos practicantes como Vidcla
treados desde el "pánico rojo" de 1 909 y la Semana Trágica de 1 9 1 9, cuando las compatibilizaran sus creencias religiosas incluso con el asesinato de monjas y
fuerzas estatales y paraestatales habían hecho de "anarquistas, rusos y catala- de hijos de militares pertenecientes al "bando enemigo"1".
nes" un enemigo pavoroso. Desde entonces la ideología antünsurgcnte se había En la Masacre de Trelew (agosto de 1972) donde 16 detenidos habían sido
desarrollado en las imágenes de la amenaza comunista disolvente de la naciona- acribillados clandestinamente se encuentran para Duhalde, a escala reducida,
lidad que compusieron los golpes de 1930, de 1943 y de Onganía interpretan- los principales elementos del genocidio que comenzaría cuatro años más tarde:
do la Doctrina de la Seguridad Nacional. política genocida, pedagogía del terror, no asunción de la autoría del hecho
Pero no es suficiente con detectar los antecedentes, e* decir, los hechos e ideas criminal, pacto de sangre y aplicación de ley de fugas1*. Pero la gestación inte-
que unidos cn-retrospectiva "bien podrían" conducir a un genocidio. Es necesa- lectual del Estado Terrorista Argentino se habría demorado hasta cl 25 de mayo
rio examinar las pulsiones extremas que condujeron a la concreción final del
exterminio de miles de pasioneros en los años 75, 76, 77 y 78. La caracteriza-
16 Marcos Novare y Vicente l'alermo: La dictadura militar 1976-1983. Dd golpe de Estado
ción del "insurgente subversivo" como amenaza expansible no era nueva, pero
a la restauración democrática, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 74.
el modo en que los genocidas internalizaron hasta cl paroxismo las metáforas 17 "\X Ejercito CStáexpiando la impurc/adc nuestro paíí, los militares han sido purificados
de la "manzana podrida", del "cáncer" y del "tumor a extirpar", constituye el en cl Jordán de la sangre p^ira ponerse al frente de nuestro país (••-) Nuestra religión es
factor agregado que condujo a la concreción del plan. terrible, se nutrió de la sangre de Cristo y se sigue alimentando de nuestra sangre, de la
sangre délos hombres muertos, listo quiere decir e¡ue Dios está redimiendo, mediante el
14 Tx verán Todorov: Frente al limite, México, Siglo XXI, 1993- Kjérdto nacional, a toda la Nación Argentina" (monseñor Victorio Bonamín.provicano
1 5 Kduardo Luis Duhaldc.- El Esiario terrorista argentino. Quince años después, una mirada castrense, 25 de septiembre de 1975).
crítica, Buenos Aires, líudcba, 1999, p. 68. 1 8 Asesinato de prisioneros alegando fugas inexistentes.
384 | 1-y.KQUHJ.SltU.IN
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( -
de 1973vcuando los militares abandonaron el poder después de siete años, mente caídos en combates cuya descripción por medio del relato era suficiente-
mientra's el gobierno civil liberaba a los presos políticos, entre quienes se mente inverosímil. Para Ricardo Piglia el "decir todo y no decir nada" correspon-
encontraban algunos militantes de las organizaciones guerrilleras. Fue en- de a la estructura del relato del terror2. Los servicios de información habrían
tonces cuando en lo más alto de las Fuerzas Armadas se produjo el consenso manejado técnicas eficaces de transmisión. 1 ,os carteles "zona de detención" que
en torno a la eliminación física de lo qiu? llamarían "subversión". reemplazaron las viejas paradas de colectivos sugerían la amenaza-1.
La primera escalada del terrorismo estatal y el genocidio se produjo con ante- Hasta aquí las causas que hemos mencionado estaban relacionadas con el pro-
rioridad al golpe. Desde febrero de 1975 el Ejército puso en marcha el Opera- pósito de eliminar a los sectores de izquierda involucrados en prácticas
tivo Independencia en Tucumári, mientras parte del peronismo del gobierno tendcncialmentc revolucionarias y de atemorizar a quienes pudieran retomarla.
colaboraba subrepticiamente con la cacería de militantes de izquierda, promo- Pero hubo otros factores que impulsaron la ejecución masiva de prisioneros a
viendo la persecución parapolicial. fines del año 1977, llevada a cabo cuando el régimen tenía ,1 la sociedad de
Como revela la conocida declaración del general Ibérico Saint-Jean1'1, el plan de rodillas.
exterminio estaba'dirigido no sólo contra los militantes de las organizaciones Entre diciembre de 19"7? y los primeros meses de 1978, miles de prisioneros
armadas. La composición de los desaparecidos que establece el informe de la fueron arrojados al mar desde e! aire, o fusilados y enterrados en fosas comu-
CONADEP muestra que el arco era extenso y coincidente con el desarrollo de nes. Era el comienxo de la "Fase 4'" de la represión consistente en el extermi-
la protesta social con miras revolucionarias, posterior al Cordobazo: obreros nio de gran parte de los prisioneros, un genocidio dentro del genocidio, i ,os
30,2 por ciento, estudiantes 21 por ciento, empleados 17,9 por ciento, profe- aviones de la Marina despegaban a razón de cinco veces por día. Para Seoanc y
sionales 10,7 por ciento, docentes 5,7 por ciento, actores y artistas 1,3 por Muleiro el objetivo era vaciar los centros clandestinos antes de que miles de
ciento2". Un buen número de los desaparecidos pertenecientes a estas catego- extranjeros visitaran el país durante el Mundial de fútbol; una primera huida
rías intervenían en la militancia social sin participar de la lucha armada o del hacia adelante, un modo paradójico de "limpiar el bisturí" multiplicando los
área armada de la organización a la cual pertenecían. También se registraron asesinatos. Ya en octubre de 1976, el secretario de Listado norteamericano, Hcnry
algunos casos de desaparecidos totalmente desvinculados con la lucha armada o Kissinger, había aconsejado personalmente a los militares argentinos: "Si tie-
social desarmada. Pero como señalan Novato y Palermo, la versión vinculada al nen que matar, háganlo pero rápido"21. Ahora, a fines de 1977, el tiempo pre-
alfonsinismo que pretendió fundar la inocencia de los desaparecidos, no en su sionaba más fuertemente a los genocidas. A su vez, jugaba en la decisión de
carácter de secuestrados y asesinados, como en el hecho de estar supuestamente apurar el exterminio un hecho relacionado con la interna política del régimen:
desconectados con las organizaciones revolucionarías armadas o desarmadas, la elección del "cuarto hombre", es decir del presidente que gobernaría por
era un mito que respondía a la auto justificación de quienes en los años del encima de la Junta Militar tripartita.
exterminio habían preferido "el no saber"21. La iompeUnda interna de poder fue desde el comienzo un factor potenciador
Luego de las víctimas seleccionadas por los Grupos de Tarcas, el destinatario del del genocidio. La acumulación de poder dentro del "partido militar" se medía
terror era la sociedad toda. De allí surge el juego de-mistcrio y semiocultación por e! número de muertos y detenidos que podían adjudicarse los jefes de la
que el régimen montó alrededor de un genocidio clandestino. De manera cifrada represión: "quien más reprimía, más poder tenía"21. Massera, para ganarse el
dio pistas de que era cierto lo que oficialmente negaba. Las piezas del rompecabe- apoyo de los duros del Ejército (Carlos Guillermo Suárez Masón, Benjamín
zas eran exhibidas en forma dispersa por medio de un lenguaje de significación
doble. Fragmentariamente, en las secciones policiales de ciertos periódicos, se
22 Ricardo Piglia, Critica y ficción, Buenos Aires, Scix Barra!, 2000, p. 44, pp. 113-116 y p.
informaba la aparición de cadáveres no identificados o de "subversivos" supuesta-
212.
23 Otro ejemplo fue el eslogun "Kl silencio es salud" que el intendente Osvaldo Cacciatorc
I nmc«> eliminaremos a los subvcisivos, después a sus cómplices, luego a sus simpati/an- exhibió en el obelisco porteño con el supuesto propósito cié disminuir el uso de las bocinas
tis, por último, a los indiferentes y a los tibios-" de los automóviles.
20 CONADKP. Nunca Más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Per- 24 Sconnc y Muldro, op. a/., p. 288.
sonas, huenos Aires, líudcba, 1984, p. 296. 25 Claudio Uriarte, Al/airante Cero. Biografía no autorizada di Emilio Eduardo Massera,
21 Marcos Novaro y Vicente Palermo, op. at., pp. 487-488. Buenos Aires, Planeta, 1991. p. 110-
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Mcnéndez, Saint-Jean y Gakicri) tildaba a Nádela y Viola de "blandos", inten- Llegados a este punto es oportuna la pregunta que formuló la periodista Matilde
tando mostrarse él mismo como el más "duro". Herrera en una carta que recorrió el mundo luego del secuestro de sus tres
No rué casual que la masiva matanza de fines de 1977 y principios de 1978 hijos: "¿Suponen ncas« que no tendrán que rendir cuentas ante nadie sobre la
coincidiera con que los principales aspirantes a presidentes -Vicíela, Massera y suerte de tantos miles de desaparecidos?".
Galtieri—enfrentaban una partida decisiva en^la lucha por la conducción. Los tres La pregunta nos remite a! escenario de impunidad nacional y mundial que
jugaron la parüda en función de la mirada del Cuerpo de Generales del Ejército imaginaron los genocidas. La forma en que muchos de ellos se referían a los
donde la competencia por la conducción iría a resolverse. 1-O& tres se mostraron desaparecidos traslucía la ilusión de que las víctimas habían pasado a un plano
incondicionales al pacto de sangre, es decir, al objetivo inicial de exterminio que de inexistencia tan profunda que nadie reclamaría por ellas, o en su defecto, que
desde el principio había amalgamado a las Fuerzas Armadas a pesar de las dife- los reclamos se di fumarían debido a la ausencia de cadáveres como prueba ele-
rencias internas. Esta competencia permanente en función de la mirada corpora- mental del delito. El propio Videla lo insinuó en un reportaje ante las cámaras,
tiva explica la presencia de los altos mandos en las salas de tortura; para los mili- cuando dio a entender que no podía hablar de los desaparecidos por las mismas
tares significaba estar "al pie del cañón". También explica por qué Suárez Masón razones que no podía hablar de algo que no existía. En este caso y en otros,
se jactaba de tener en El Campito "todo un sótano lleno de hijos de militares" "parecía que los militares no podían dejar de hablar sintomáticamente, pero
secuestrados por la vinculación con la guerrilla-''. también se trataba de una aceptación solapada, fundada en la pretensión de
Hasta aquí hemos mencionado las causas más evidentes del genocidio. Pero un enterrar la cuestión para siempre. Benjamín Menénde? formuló esto de un modo
estudio minucioso del accionar de ios grupos de tarcas } de la experiencia de más directo: "Se dice que hay una disposición de olvidarlo, mejor será entonces
mués de desaparecidos y sobrevivientes serían reveladoras de otros aspectos y olvidar ahora. Los desaparecidos desaparecieron y nadie sabe dónde están". "Au-
de impulsos adicionales de los artífices. sentes para siempre", los llamaría Viola después de que la Junta Militar los
El secuestro de I íéctor Aníbal Ratto (sobreviviente) en el interior de la planta declarara muertos "a los efectos jurídicos y administrativos".
de Mercedes Bcnz de González Catán es un-ejemplo de cientos de casos de Otro elemento muy frecuente en las declaraciones de los jefes militares se rela-
trabajadores entregados por las gerencias a los Grupos de Tareas. En la planta ciona con la inmunidad que sentían por considerarse vencedores de una guerra
Ford Motors de General Pacheco casi todos los integrantes de las tres primeras a la que sólo ellos juzgarían imponiendo su visión de los hechos al mundo
comisiones internas fueron secuestrados y asesinados. En la planta de Mercedes entero. "La guerra la juzga el que la gana", declaraba el general Ramón Camps,
Benz, las dos primeras comisiones fueron también desaparecidas. En algunos y para los militares esto sería así más que nunca en 1a medida en que su guerra
casos los trabajadores fueron incluso fusilados dentro de las tábricas. Desde ei respondía a una cruzada universal en favor del Occidente cristiano y capitalista.
Cordobazo en adelante la industria automotriz había sido un ámbito particu- "La guerra que perdió Estados Unidos en Vietnam la hemos ganado ahora, los
larmente intenso de la lucha de clases, razón por la cual se observa de un modo argentinos, contra el marxismo apatrida", dijo el general Cristino Nicolaidcs y
más patente, lo que el genocidio implicó en cuanto a la ofensiva del capital aun los más nacionalistas del Ejército como Mohamcd Alí Seineldín se identi-
contra el trabajo en. el territorio de la producción capitalista más avanzada y ficaban plenamente con el internacionalismo anticomunista promovido por la
conflictiva. CÍA. La primera incursión de las fuerzas represivas argentinas en jurisdicciones
Otros casos prototípicos de secuestro y asesinato fueron la desaparición de Liliana extranjeras tuvo lugar en Bolivia, en apoyo al golpe militar liderado por Luis
Delñno y Carlos Hiber, entre otros familiares de Mario Roberto Santucho, lo García Meza en junio de 1980 contra las fuerzas democráticas que habían rena-
que puso en evidencia un "plan de-castigo familiar" que se repitió cientos de cido tras ía dictadura de I lugo Banzcr. La segunda, Operación Caüpso, comen-
veces27- También conformaron categorías significativas de víctimas los 500 ni- zó al año siguiente en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, donde militares
ños y bebés raptados, los cerca de 800 adolescentes capturados —algunos de argentinos participaron de la contrainsurgencia üderada por Estados Unidos de
ellos en las casas de sus padres-, los más de 100 abogados secuestrados. Ronald Reagan. Los militares del "Proceso" no sólo se sintieron la reserva mo-
ral de Argentina sino del mundo entero, sobre todo antes de 1980 cuando,
según ellos, el "car terco mu ni smo" gobernaba al país del Norte (por el presi-
26 María Sco;inc y Vicente Mulato, o/>. a/., p. 305,
dente demócrata, James Cárter -1976-1980—)- Luego se esperanzaron con la
27 Kduardu i .uin Duhüldc, op. a'í., pp. 334-339.
llegada de Reagan al poder hasta el punto de creer que el gobierno norteanien-
cano no intervendría en favor de Inglaterra en el caso de que Argentina intenta- ncs en \:\" v el "descontrol"-', m i e n t r a s que oíros como Eduar-
ra recuperar las islas Malvinas por la fuerza. do Basualdo atribuyen la destrucción de la economía a un plan articulado
en el tiempo, cuyos últimos objetivos habían sido l;is privatizaciones con-
cfetadas en los 90.
4. J,a política económica de Murríne/ tle Hoz "Intencionalidad o error", "destrucción deliberada o desmancjo de la econo-
mía": así esbozadas, cada postura presenta atractivos y dificultades. Las tesis
José Alfredo Martínez de Hoz (h) estaba vinculado a las distintas bunn.iesías basadas en el "desacierto liberal" no logran explicar ni la persistencia de las.
que reclamaban "desperonizar" la economía. Descendía de una poderosa fami- políticas que condujeron al quebranto económico, ni por qué las consecuencias
lia de terratenientes pampeanos y había sido secrerano de Agricultura en 1961. nocivas para el conjunto social beneticiaron ca>i siempre a los mismos sectores.
Pero también había presidido la acería Acindar, y formado parte del diru'ctono Las tesis basadas en la idea de un "plan dctiber.ido'" enfrentan el desafío de
de empresas como la líalo Argentina (electricidad), 1TT y Pan Amencan Ainvavs. responder de que manera la conducción politiza v económica del régimen pen-
I MI vísperas del golpe era el titular de! Consejo Empresario Argentino donde saba perdurar en el poder de "fracaso" tan rotundo en un rubro tan
convergían lo más concentrado de la burguesía rural e industrial, incluidas las importante, aun cuando .se trataba de una dici.idura. LViermmar con precisión
empresas exlranjeras radicadas en e¡ país. qué destrucciones fueron deliberadas v cuales no, aunque unas y otras hayan
hl conracto con la conducción militar se estableció por intermedio de dos beneficiado a los mismos grupos \o de todas tormas al empobreci-
grupos ultraliberales que meses antes del golpe acercaron materiales sobre las miento de las clases subalternas, es relevante para conocer mejor las caracterís-
claves del plan económico a los jefes de las Fuerzas Armadas: el denominado ticas de los poderes capitalistas de Argentina, habida cuenta de que incluso
"grupo Perriaux", reunido en torno al abogado Jaime Perriaux, y el "grupo La otras dictaduras contemporáneas del Cono Sur no produjeron destrucciones
Plata" vinculado a los generales Saint-Jean y Suárez Masón. Junto a dirigen- equivalentes de sus economías, v que el enriquecimiento de sus grupos domi-
tes de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE) nantes deparo mayores mversn mes industriales.
que en febrero de 1976 habían organizado un lock-out K\o de Isabel
Perón, estos nucleamientos de linaje antiperonista conformaban lo más en-
cumbrado del bloque civil de la dictadura2*. . 4.1 La conformación gradual del sistema especulativo
El respaldo se prolongó en el exterior a través de grandes desembolsos otorga-
dos por
1 consorcios de la banca mundial como el Chase Manhattan,, y, orcranis-
.& Un país que recibe una enorme masa de capitales y al mismo tiempo destruye
mos internacionales como el EMI, que avaló la designación con e! mayor pnjs- una parte considerable de su capacidad productiva: en la historia del capitalis-
tamo otorgado hasta el momento a un país latinoamericano. mo, Argentina constituye un caso muy pronunciado de valorización financiera
La mayor parte de los analistas sostienen que durante la gestión de Martínez de y dcsmdustrialización selectiva.
Hoz se produjo el implante de un modelo basado en la-especulación financiera, Como si de un rompecabezas se tratara, explicaremos pieza por pieza cómo se
el endeudamiento externo, el declive de la producción industrial, la concentra- fue erigiendo el circuito de especulación financiera con garantía estatal (hiá-
ción económica, y el hundimiento social de Argentina aunque éste haya termi- crtafinanáerá) que llegó a su apogeo entre marzo cíe 1980 y mar/o de 1981,
nado de concretarse en las décadas posteriores. produciendo el quebranto de buena parte de las industrias que no pudieron
Sobre este punto, el de los "resultados", no existen mayores discusiones. enfrentar la competencia extranjera en condiciones arancelarias y cambiarías
Las controversias surgen en torno a las "intenciones", es decir, a! momento muy desventajosas. Muchas quiebras tuvieron lugar cuando los industriales
de establecer en qué medida la destrucción económica se correspondía o no optaron por las oportunidades del circuito financiero, más protegido por el
con los objetivos de la conducción. Algunos críticos ceñirán sus explicacio- \
390

Estado que la actividad productiva enfrentada a una invasión de artículos im- Prir.itr:\u-it'»; pcri¡¿n.'a. I, as empresas del Esi;¡do mas emblemáticas del na-
portados muy abaratados por el Upo de cambio. cionalismo de posguerra no fueron privan/auas. Oe ¡as más de "00 que
por entonces había, se liquidaron o vendieron las cíe pequeñas dimensiones,
.'\;l'i¡t.'Hii~¡ di ^//v'A//:'/ :'.\•,'?;;;;/;>w. I .a creación en nuestro país y en otros países de la al tiempo que se e s t a t i z a r o n otras de gratules dimensiones como la í t a l o
región de circuitos inéditos de capitales tuvo sus orígenes en el aumento del ahorro (electricidad) ,y Austral (aviación). I .a forma en que se c o m p a t i b i h z ó el
mundial que saturó a los bancos del Primer Mundo en la segunda mitad de los 7(1. neoiiberahsmo del equipo económico con el nacionalismo que pervivía en
Como resultado de uno de los períodos más expansivos en la historia del capitalis- las Fuerzas Armadas ha sido llamada "'privan/ación periférica": un meca-
mo (la "onda larga" de posguerra 1950-1973). la acumulación de capitales riñan nismo de infiltración selectiva del capital privado en las empresas estatales
cleros en las economías centrales había crecido a niveles muy alfós. A esas reservas a través de concesiones y tercianzación de .icnvidades selectas. F,n el corto
se sumaron los "pctrodólares" de las burguesías árabes que habían cuatnplicaclu pía/o, esta vinculación p u n t u a l del c a p i t a l [invado aseguraba una mayor
los precios del petróleo en 1973-1974. listos capitales se trasladaron de inmedia- rentabilidad a los adjudicatarios, considerando que ¡as empresas de servi-
to a la banca occidental en busca de mavor segundad. Pero la recesión que des- cios eran por lo común deficitarias. Así, por ejemplo, la perrolera estatal
pués de veinte años interrumpía el crecimiento del capitalismo central era un (YP17) aumentaba su rentabilidad negativa de menos 1",8 a menos 68, 4"*
obstáculo para que tan importante masa de capitales líquidos pudiera reproducir por ciento entre 1976 y 19S3, mientras que las petroleras locales (como
el ciclo a través de un crecimiento productivo dentro de la región. De modo que, lindas, Pe re/ Companc, Asirá) y extranjeras (como Shell, Esso) participa-
como otras veces en la historia de la economía-mundo, el sistema buscó exportar ron en 37 licitaciones, duplicando su participación en la exploración y ex-
su contradicción de una región a otra. Fl capitalismo periférico sería receptor de plotación, con altas tasas de ganancias. \.o< grupos locales se posicionaron
préstamos masivos que lo endeudarían a niveles inéditos. I-a banca internacional con ventajas en la licitación de las obras pública^ que fueron incrementadas
necesitaba prestar a toda costa pata reproducir el ciclo del capital bancano, evi- notoriamente 1 '. Según Alfredo Pucciarellj. esta expansión de la "patria cot>
tando que el sistema financiero colapsar;i a causa del exceso de depósitos sin colo- tratista" encubierta por el discurso liberal f'.ie la coronación de un entrama-
cación ulterior. Los prestamos buscarían consolidarse preferentemente como deu- do corporativo que se había establecido ditv ano^ antes, durante la dictadu-
da pública, sin importar que los Estados deudores del Cono Sur estuvieran gober- ra de Onganía. Desde entonces, la privan/ación periférica bajo el imperio
nados por dict aduras terroríficas. 1 ,o que ios acreedores no ignoraban era que 1< >s de la "ley de mayores costos'' habría sido el a t a j o mediante el cual las frac-
Estados disponían de valiosos activos con que responder al endeudamiento más ciones más concentradas buscaron contrarrestar el "círculo vicioso de creci-
tarde o más temprano: las empresas estatales, algunas de las cuales eran poten- miento inestable" que afectaba al capitalismo anrcminu. Según Pucciarelli
cialmentc muy rentables. Sobre la base de estos puntos serían esgrimidor los se habría concretado de este modo un primer "desempate" entre burguesías
planteamientos más sólidos de ilegitimidad de la deuda. rivales, mediante la obtención de !\'ihisi rentas de privilegio" i:.

/\ncla salarial. F.l primer plan procesista se propuso de"sinflacionar la economía ón fmanáem. La reforma de 1977 consistió en: 1) liberar las tasas de
mediante una brutal transferencia de ingresos en favor de los empleadores. Apo- interés que en lo sucesivo serían reguladas por la oferta y la demanda de créditos; 2)
yada por la represión y el amordazamiento de los sindicatos, la carrera inflacionaria disminuir las exigencias estatales a las entidades financieras lo que llevó a una mul-
entre precios, salarios y tarifas de servicios públicos sería frenada por el "ancla tiplicación de Las mismas; 3) mayor permisividad a la entrada y salida de capitales
salarial". Es decir que sólo los salarios serían congelados y como los precios y las de Argentina. Él equipo económico aducía que asi terminaría de configurarse un
tarifas seguirían subiendo, el poder adquisitivo de los asalariados quedaría rexa- circuito lo suficientemente fluido para atraer a la liquidez mundial, facilitando el
gado. E,n efecto, la caída de los salarios reales fue cercana al 40 por ciento con
respecto al promedio de los primeros cinco años de la década del 70'". 3 1 Ana Castellani, "(¡ustión económica liberal corp<>rauva v transí irmacionc- c:ii el interior
de los grandes puentes económicos de la A i Dentina durante la última dict.i Jura militar ,
un Alfredo l'ucciarelli ''conip), of>. n!., pp. 17V21H.
12 Alt redo Pucciarclli, "La patria contratóla. 1,1 niR'vo discurrí > liberal de la dictadura encu-
brí- una viera práctica corporativa ', un A l t u do !\ ci.iulli 'cmnp.l, e/> a!. p ¡16.
sión" de artículo-; extranjeros. mucíi< >s de ello-- p n n e m c n u ' s del Mido te asiático,
con los cuales la producción nacional no podú competir. Martíne? de 1 lo/ sos-
tenía (¡tie el dólar b a r a l o f a c i l i t a r í a la importación de m a q u i n a r i a p a r a el
reequipamicnto industrial, pero aun cuando los aranceles para bienes de capital
lugar a tasa^ de interés extraordinariamente positivas, es decir, muy superiores f".eron rebajados a cero, no resultó s u f i c i e n t e para soport.irla caula de las venias
a la inflación y a las tasas de los bancos internacionales. Usías tasas ofrecidas por que sufrieron los producios nacionales.
bancos locales poco confiables au/ajeron de todos modos a los capitales especu-
lativos una ve/ que el Estado argentino dio ía seña! de que el mismo devolvería ¡Pi-i!,! :i:i/cc. Otra derivación dei dólar barato fue el fenómeno conocido como
los depósitos en el caso de que las entidades financieras quebraran. "plata dulce", una corta iie-la de consumo para ciertos secn >res de la ela~e me-
dia que accedieron a una variedad de artículos importador -. al t u r i s m o interna-
ef'tiiíil d: /rjf (l:'fó.(>!o\ Se instaló como expectativa luego cional en el verano de ! ( ) 8 " . Todo ello se dab:; en un c b n i a dr: euforia v banali-
de la liquidación del Banco de Intercambio Regional en mar/o tic 1980, cuan- dad dentro del cual no se percibía que la supucs'.a prosperidad descansaba en un
do, ante el peligro de que se extendiera la corrida bancana. el Pistado terminó artificio cambiano subsidiado a futuro por el listado v l.i comunidad. Muchos
por garaiiti/,ar !a devolución del 100 por ciento de los depósitos a los 350.U' K) argentinos de clase media manifestaban creer que si por primera \c.y. ellos po-
aborristas del Bill. dían, acceder al turismo internacional debía ser porque la economía nacional
estaba progresando.
Abertura econórniai. Después del disciplmamieiito obrero, la apertura econó-
mica constituye la disposición de cuño neoliberal mas intensivamente aplicada Eos elementos de la política económica que hemos considerado hicieron
por Martínez de 1 lox. Mediante la rebaja cíe aranceles proteccionistas se propo- posible el mecanismo e s p e c u l a t i v o conocido como ^ b i c i c l e t a imaneiera": e!
nía que la competencia de productos extranjeros d e p u r a r a a la industria empresario volcado a la especulación pedía un crédito al e x t r a n j e r o , lo con-
sustitutiva sencilla (véase el segundo apartado). vertía en pesos v lo depositaba en bancos locales que o t r e c i a n lasas de inte-
rés superiores a la inflación local y al ínteres dei crédito contraído cu el
Atraso airuhiario o dólar barato. El segunde) programa anmnflacionario, dado a extranjero. La tablita v la g a r a n t í a ofici.il cié los d e p ó s i t o s ie aseguraban
conocer el 20 de diciembre de 1978, abandonó la pauta de "ancla salarial" por una que no sería perjudicado por una d e v a l u a c i ó n , n i por el q u e b r a n t o del b a n -
estrategia basada en la desintlación concertada de cuatro variables, cuatro anclas co que pagaba intereses tan altos. El mecanismo no solo resultó atractivo
simultáneas: salarios públicos, tantas de servicios públicos, la so bree misión mone- para los especuladores argentinos, sino también para capitales golondrinas
taria que realizaba el Estado para solventar sus gastos, y la devaluación de la mone- que aprovecharon la oportunidad. El dólar b a r a t o l a m i n e n contribuyó a
da. I,a disminución gradual del ñuño inflacionario de c;ítla una de estas variables sobredimcnsionar el sector financiero incentivando la l o m a de préstamos
conllevaría, según el equipo económico, a disminuir !a inflación general ele precios. del extranjero. Repasando, las piexas indispensables para la conformación
Con arreglo a estas pautas, se produjo el nacimiento de la primera "tabhta" que del mecanismo especulativo fueron:
anticipaba la cotización del peso respecto del dolar en los ocho meses siguien- .1) Las tasas de interés extraordinariamente positivas.
tes, tal como el listado se comprometía a cambiarlos en el mercado oficial. El 2) La garantía estatal de los depósitos bancanos ante cualquier quebranto.
atraso cambiano se produjo en el período 1979-1980 y principios de 1981 3) La tabíita que disipaba el temor de una devaluación abrupta.
debido a que el listado argentino se-atuvo a lo que había pautado en materia Elasta que ci sistema colapso en marzo de 1981, dando lugar a una devaluación
cambiaría, vendiendo dólares al valor estipulado en la tablita, cuando los pre- que a lo largo de la presidencia de Viola llegaría al 5üO por ciento.
cios de ia economía habían subido más de lo previsto debido al fracaso del
segundo plan anu'inflacionano. Esto condujo a la sobrevaluación del peso, o
sea, a un dolar abaratado a la mitad de su paridad histórica que de diversas
m a n e r a ^ incidiría en el derrumbe.
-\.2 Los resultados Eduardo Arevcdo, Loma Negra al grupo l-unaba;. Alpargatas ,\o
Oxcnfortl, Celulosa Argentina a Ldniundo Paul, k'dunt a Roberto Rocc;f'.
Cuando se derrumbó la ficuci-i estabilidad edificada sobre la base del atraso fíl reciente estudio de Ana Castcllam p e t m i t e apreciar como se dirimió la com-
cambiario, la gesdón de Martínez de Hoz h.ibía llegado a su fin y la sociedad petencia entre los grupos locales ligados a í:\a de bienes intermedios y
comen/aba a percibir lo costosa que resultaría la fiesta especulativa a l,i gran la construcción. Hl desarrollo lúe notonanienie desparejo entre los grupos inte -
mayoría de los argentinos que no habían participado de ella. La socialización de grados al "complejo económico es[,uai--pnvado", aspecto cíe los L "no integra-
los costos se produjo en diversos momentos. Al principio, cuando el listado se dos". Mediante diversas formas de vinculación con el Lsudo ¡promoción in-
endeudaba en dólares para sostener la "tablita". Y luego de la devaluación de dustrial, obra publica o privatización pentericíij. '"los integrados" duplicaron
1981, cuando el Estado absorbió gran pane de la deuda privada (i'tái.'.'^-tíf; ¿i.1 su rentabilidad mientras que los "no integrados" la vieron disminuir a la mi-
¡i ./;V/¡7f/t, al mismo tiempo que socorría a inversores de más de 80 bancos v tad. La obtención de cn-.is! >\ni ¡s ..v f••>":''.'y/ tue el modo en que los más
financieras quebradas. Por último, cuantío el listado debió entrentarse ron su favorecidos incrementaron MI participación ivuuiva en el sector industrial me-
propia deuda contraída en dólares baratos para financiar ¡as obras publicas, el diante la absorción vertical \l de las actividades en desmedro de las
déficit de las empresas estatales y la abultada compra de armamentos, "lodo empresas no integradas de menores dimensiones \e este modo el desempate i-nire burguesía
esto implicaría una quintuplicación cíe las obligaciones (de 9.000 millones de
dólares a fines del gobierno de Isabel Perón a 45.000 en i 983). F.ra el inicio de traía aparejado derivó en la rtxon figuración de ana t-'lase dominante compuesta
la "bola de nieve" que, como nunca antes en la historia de un país deudor como por sectores muluimplanrado; en las actividades bancanas, en industrias com-
Argentina, comprometía su futuro, al mismo tiempo que crecía el patrimonio petitivas de. bienes exportables dirigidos lanío al mercado interno como al ex-
Imanciero de grupos locales y extranjeros. Desde el inicio del proceso de endeu- terno, en servicios v en obra pnbhca tercen/acios por el Estado,
damiento masivo la relación entre la deuda externa v la inga de capitales al Ul nuevo encumbramiento de una clase dominante con las características esen-
exterior sería de uno a uno. ciales de la burguesía preoii. constituve uno de los legados restaurativos más
En cuanto al aparato productivo, más perjudicial que el descenso del 20 por reveladores de la última dictadura. Como en el capitalismo primigenio de Ar-
ciento del PBI entre 1976 y 1981, resultarían las tendencias que continuarían gentina, las actividades financiera;- volvían a ser el ámbito de las más rápidas
desarrollándose en las décadas posteriores: concentración del ingreso, crisis del ganancias. La capacidad de operar con bruscos cambios de inversiones que no
sistema provisional y de las prestaciones básicas del listado de bienestar, que- comprometieran la disposición cíe buena pane del capital en estado liquido,
brantos de industrias pequeñas que en mucho casos serían absorbidas por las volvía a ser la estrategia de una burguesía entrenada para moverse en un capita-
grandes, inicio de !a agonía de IS1 que en algunas ramas como la textil. lismo de rentabilidades extremadamente iluctuantes. Su relación prebendaría
metalmecánica sencilla y eléctrica sería particularmente grave; preludio d'c la des- con el Estado se mostraba otra ve/ escandalosa v condicionante del futuro na-
aparición de ramas enteras en los año? noventa. I'recantación del empleo y el cional. Curiosamente, uno cíe los antecedentes más analógicos de lo sucedido
esbozo de una desocupación v subocupación sin antecedentes, aunque por unos en 1980 había tenido lugar en las décadas de 1870 y de 1H80. cien años atrás, al
anos se verían parcialmente contenidas por el cucntapropisrno precario. Entre ponerse en funcionamiento el procedimiento especulativo montado alrededor
los ganadores, además de los sectores financieros nacionales e internacionales - de las cédulas del Banco Hipotecario en 1872. Mediante este mecanismo las
y del sector agro ex portador antes del atraso cambiarlo de 1980—, las ramas in- tierras obtenidas por la expansión militar hacia el Sur habían sido acaparadas
dustriales que más crecieron fueron las del sector de bienes intermedios con por las clases terratenientes con la asistencia del Estado v el financia miento por
ventajas comparativas como celulosa, aluminio, petroquímica, plásticos, cons- comunidad. Los créditos que el banco estatal había otorgado a los tcrratenien-
trucción, conductores y cemento11. Muchas de estas industrias pertenecían a
empresarios o grupos nacionales diversificados en la economía como Acindar a
34
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tes para comprar las nuevas tierras resultaron abaratados por ía devaluación capitalismo argentino optaron o tuvieron que optar por una "econon a con-
del peso en los años sucesivos. Una ciara homología de! espejo de la historia. centrada, financista y quebrada", y no por "una economía concentrada abierta
En 1880 como en 1980, se consolidaron las clases dominantes a través de una y pujante", tal como predicaban. ¿Era el camino antiproductivo de las peripe-
concentración de bienes productivos, adquiridos por migajas luego de un pe- cias financieras, el endeudamiento y la fuga de capitales, potenciahnente más
llizco financiero auspiciado por el Estado. Los grupos domésticos mejor rentable, cómodo o preferible a los ojos de dichas burguesías? En tal caso
posicionados hacia el final de la dictadura llegarían en mejores condiciones al ¿cómo lograrían recomponer su hegemonía sobre la base de resultados mera-
reparto del período Mcnem-Cavallo. mente destructivos para las clases subalternas? La pregunta es relevante aun
teniendo en cuenta que no siempre las burguesías actúan conforme a una es-
trategia que lo contempla todo, y que no necesariamente la dominación de una
4.3 "Maquiavelismo o ingenuidad", "deliberación o dcsmancjo" clase sobre otra se edifica mediante construcciones asociadas a la imagen de
progreso nacional. La destrucción de la economía puede implicar mecanismos
A propósito de las "intenciones" del equipo económico y k conducción militar, extorsivos de sometimiento como el endeudamiento externo al momento de
Novaro y Palermo plantean que entre los cuatro destinos de k economía argen- fijar políticas, o el disciplmamiento de los trabajadores por medio de la desocu-
tina —"una economía de sarro ¡lista y quebrada", "una economía dcsarrollista y pación, la hipcrinflación y el empobrecimiento general.
pujante", "una economía abierta y quebrada", "una economía abierta y pujan-
te"—, la conducción políüca y económica del régimen habría preferido la últi-
ma opción, aunque ei resultado de la gestión haya sido claramente "una econo- 5. Sometimiento, resistencia, consenso y complicidad
mía abierta y quebrada" en la cual sólo se habrían cumplido los objetivos disci-
plinariosrfl. Para estos autores los resultados de la política económica sí pueden Existe una perspectiva de los golpes militares de Argentina que sugiere la ino-
ser leídos en términos de "fracaso" y "desmanejo". Sencillamente, no eran los cencia del "pueblo" y de su clase dirigente no conservadora. La película de Luis
resultados que !a conducción se había propuesto sino derivaciones fallidas que Gregorich y Knnque Vanoh, L/v fytpúblicaperdida^fa. sido señalada como un
se habrían originado en el descontrol y en las discusiones internas del régimen exponente de esta operación de la memoria colectiva en la que se soslayan los
en torno a diversos puntos como las privatizaciones y la reducción del gasto apoyos partidarios y la pasividad o conformidad que los golpes encontraron en
estatal. Las improvisaciones que surgían de la necesidad de subsanar estas fric- diversos sectores de la estructura social.
ciones habrían creado una compleja cadena de contingencias y remedios incon- El reciente trabajo de Novaro y Palermo nos ofrece un mapa de los apoyos
sistentes que acabarían siendo letales para los planes procesistas de continuidad civiles que concitó la dictadura y de los proyectos del "Proceso" tendientes a
en el poder. El régimen no habría destruido voluntariamente sus medios de ampliarlos. Sin caer en la distorsión opuesta de las afirmaciones que
perpetuación, sólo habría fracasado en su intento de compatibilizar las visiones monocromáticamente componen la imagen de una "sociedad cómplice", los
económicas tensionadas que pervivían en su seno. . autores encuentran múltiples formas dc-disidencia que les permiten complejizar
Muy distinta resulta la visión de Basualdo, para quien la conducción cívico- la dicotomía apoyo/resistencia. Una amplia gama de actitudes mutantes fueron
mihtar de 1976 se propuso sentar las bases de un modelo de acumulación basa- las respuestas que provocaron las distintas acciones y montajes del régimen, en
do en la valorización del capital financiero. El objetivo consciente de la dicta- circunstancias diferentes. El seguimiento contextuado de Novaro y Palermo
dura habría sido, entonces, una economía "financista y quebrada". El declive acerca de cómo se posicionaban un buen número de organizaciones y personali-
económico de Argentina habría sido previsto por ella y ejecutado con unidad dades públicas nos permite distinguir los siguientes casos.
de criterio a lo largo de los últimos veinticinco años. Contraponiendo los enfo- 1) El apoyo "propositivo", entusiasta y duradero de la Iglesia, los partidos con-
ques de Basualdo y de Novaro y Paíermo, podemos precisar más aun la cuestión servadores provinciales, los medios de comunicación apologéticos, buena parte
a dilucidar en los siguientes términos: ¿por qué los grupos dominantes del de las asociaciones empresarias y ejecutivos partícipes de la represión en las
fábricas, un segmento significativo del peronismo de gobierno participe de la
cacería estatal del año 1975, dirigentes territoriales del PJ y de la UCR que
36 Marcos Novaro y Vicente Palcrmo, op. al., p. 339.
conformaron un buen porcentaje de los intendentes.
3981 iar.í,>ni-j,si)!UN

2) El respaldo condicional, oportunista, dosificado y negociador de figuras más


relevantes de los partidos mayoritarios -UCR, PJ, Partido Intransigente (PI), del Mundial 78, y a la presencia de ¡a Junta Militar en la Snal del campeonato,
Democracia Cristiana (L)C)-, del Partido Comunista Argentino y de buena parte lil respaldo que, luego dcí informe condenatorio de la Comisión de Derechos
de los medios masivos de comunicación que coadyuvaron ai "espejismo" de acom- I lumanos de la OEA (1979), el régimen recibió por parte de 200 cámaras em-
pañamiento". De artistas e intelectuales asociados al "apagón cultural"- presarías y de asociaciones civiles, y de figuras relevantes de los partidos mayo-
3) El respaldo inicial cíe buena parte de la clise media angustiada por el escena- ritarios; el proyecto de ley presentado por el Colegio de Abogados de la Capital
rio violento, que vio en la primera aparición televisiva de la Junta militar a "un Federal en favor de legalizar el "fusilamiento ¡n silu"', la reivindicación de la
gobierno de caballeros"3". El respaldo ocasional y eufórico de millones de ar- lucha antisubversiva en el Coloquio Idea de 1982, constituyen una breve selec-
gentinos manipulados por la comunicación que apelaba al sentimiento nacio- ción de hechos que ilustran una dictadura menos solitaria de lo que el imagina-
nal durante el Mundial 78 y Malvinas. , rio histórico suele representarse, y que también exceden la figura de un consen-
4) La "pasiva conformidad" o "pasivo discurrir" de buena parte de la sociedad so supuestamente acotado a los inicios como consecuencia del escenario violen-
doblemente condicionada por lo que Novaro y Palcrmo denominan "el mundo to de los años previos.
del temor" y el "mundo de la seguridad"; mundos superpuestos que propicia- En su defensa al régimen, la Iglesia argentina mantuvo enfrentamientos con el
ron las "transacciones mentales" tendientes a "preferir no saber" o a "culpabdizar Vaticano y, en general, los partidos mayoritarioe tuvieron declaraciones y silen-
a las víctimas" ("por algo será", "algo habrán hecho"). cios funcionales con k "vuelta al orden" que proclamaban los sectores más sono-
5) La resistencia silenciosa o "molecular" de diversos sectores de la clase obrera, ros de la opinión pública. De ese conjunto de voces surgió la sensación de "legiti-
antes y después del hundimiento económico de 1981. Las protestas sociales en midad de origen" que el régimen sentía a su favor. A principios de 1977, incluso
los barrios periféricos contra el deterioro de la economía a partir de 1980. La las figuras más "progresistas" del arco político mayoritario que se declaraban
resistencia solapada de las agrupaciones de izquierda alejadas de la lucha arma- preocupadas por las violaciones a los derechos humanos —Deolindo Bittel (PJ),
da, de ciertas formaciones y seguidores del rock nacional, y de lo que se ha dado Raúl Alfonsín (UCR), Osear Alende (PI), Néstor Vicente (DQ- se expresaban en
en llamar la "cultura de las catacumbas" en referencia a los círculos artísticos e contra de toda salida política que no fuera consensuada con las Fuerzas Armadas.
intelectuales que emergieron lentamente a la superficie a partir del aflojamien- Por su parte, el Partido Comunista Argentino apoyaba al videlismo contra las
to de 1979-1980. denuncias del presidente Cárter, aun antes de que Argentina y ¡a Unión Soviética
6) La resistencia pública de las agrupaciones de derechos humanos que surgie- se transformaran en socios comerciales de primer orden luego del bloqueo norte-
ron en'los años más duros de la represión y que perdurarían tras la caída del americano tras la invasión soviética a Afganistán, en 1979.
régimen.
Estas demostraciones alentaron los proyectos procesistas tendientes a consolidar
7) La resistencia clandestina y armada de las organizaciones guerrilleras hasta un frente militar-civil dentro del cual el primer elemento moldeara al segundo en
que fueron definitivamente derrotadas. función de lograr una herencia a imagen y semejanza suya. En este sentido, el
8) Y sobre el final, el grito social reprobatorio que estalló tras la derrota de Movimiento de Opinión Nacional (MON) impulsado por el titular de k CARNAB
Malvinas y que en gran medida fue canalizado por la Multipartidaria. Jorge Aguado y por Saint-fean desde la provincia de Buenos Aires, así como el
Estos casos nos permiten visualizar los complejos umbrales de apoyo, pasividad Proyecto Nacional instruido por Genaro Díaz Bcssone desde la Secretaría de
y resistencia. Comenzando por el principio de la progresión, algunos hechos e Planeamiento, no fueron ilusiones delirantes de una dictadura descomunicada.
imágenes ilustran que el consentimiento fue mayor de lo que la memoria colec- Por el contrario, surgieron de la posibilidad de institucionalizar el diálogo fluido
tiva preferirla recordar tras la caída del régimen. Los almuerzos mensuales de que existía entre el régimen y buena parte de la dirigencia política, religiosa y
Videla con personalidades muy prestigiosas de la ciencia y la cultura, como" empresarial, más allá de k figura de Ricardo Balbín en quien k conducción vidclista
Rene i-avaloro, Federico Leloír, Ernesto Sabato yjorge Luis Borges. Ix>s aplau- depositaba las mayores expectativas. Estos contactos eran más frecuentes y na- u-
sos que siguieron ai discurso del presidente de facto en la ceremonia inaugural ralizados de lo que nos permite recordar el anacronismo de ver esos años a la luz
id de la imagen pública que el "Proceso" adquirió después de 1981, del fracaso de
37 Marcos Novaro y Vicente Palermo, o/>. rít., p. 246. Malvinas y del informe de la CONADEP. Hn los días de mayor consenso, por
38 I ,:í expresión pertenece a Jorge Luis Borges. debajo de la comunicación ejercida desde la cúspide del régimen, los ¡cfes minia-
res "duros" y "blandos" que buscaban proyectarse en la sucesión de Vidria, muí-
400 I h/.l.ljl I! f MUÍ IN

aplicaban los almuerzos y planes a futuro con políticos, gremialistas, asociacio- en la medida en que "la vuelta a! merendó' reforzaba el individualismo htáí
nes intermedias v personalidades públicas. I,os periódicos y medios de comunica-
como instinto de supervivencia que como valor preeminente.
' ción solían estar de buen humor y una "atmósfera Je normalidad" envolvía a la
En este punto resta mencionar la sintonía que hubo entre el macro autoritaris-
Argentina aislada, junto a las otras dictaduras del Cono Sur, de las denuncias que
mo del régimen y el micro despotismo de miles de personas con autoridad civií
proliferaban en Europa y México.
en sus micro contextos. Como, explica O'DonneU en su estudio del cotidiano
De diversas maneras estos contactos se extendían a la sociedad a través de los
durante la dictadura, sin la ayuda de los pequeños déspotas voluntarios el so-
medios de comunicación, especialmente los medios masivos que se cuidaban de metimiento no se hubiera establecido en los "rincones de la sociedad". Utili-
alinearse explícitamente con el régiman pero que contribuían a crear un clima
zando las metáforas de este autor, el régimen "soltó los lobos", "la sociedad se
de optimismo. En su estudio sobre los medios gráficos del período, Eduardo
llenó de kapos" y "se patrulló a sí misma" 41 .
Blaustein y Martín Zubiet'a procuraron reconstruir el "discurso promedio" de
La imposición del silencio fue exitosa pero nunca absoluta. Incluso en los luga-
la "prensa gris", es decir, el rol de los medios más populares y no específicamente
res más silenciosos, el control de la murmuración resultó imperfecto en la me-
apologéticos como la revista Gente, ni denunciantes como el Buenos slires
dida en que surgieron "voces oblicuas'' dispuestas a saltar el cerco con gestos
Herald. La prensa media contribuyó al enlace del régimen con la sociedad en la
sutiles. Pero en lineas generales, durante los primeros cinco años (hasta el"- '^s-
medida en que ocultó el horror, neutralizó sus editoriales, impersonalizó los hielo" de 1980), el régimen consiguió impedir que resurgiera la deliberación
verbos de las acciones represivas y, sobre todo, contribuyó a instalar la agenda
en los ámbitos públicos y colectivos.
de temas de administración que normalizaban la imagen del régimen1''.
Ingresando al umbral de la resistencia, ¡a visión de los analistas sobre la actitud
En cuanto al segundo umbral de la progresión, la obediencia de la mayoría social global de la clase obrera varía de acuerdo a si se contempla lo suficiente que el
nos lleva a recorrer los mecanismos complejos de sometimiento y consenso que
mundo del trabajo fue ti lugar más embestido por la dicradura. Los balances
en algunos casos eran anteriores al golpe. No todo lo que contribuyó a que la
pueden resultar opuestos porque no todos contemplan en igual medida que
dominación fuese efectiva surgió de la iniciativa del régimen sino que existían
"dominación" y "resistencia" son fuerzas interdepcndientes que deben medirse
procesos previos a marzo de 1976 que cooperaron con la subordinación general.
en relación recíproca: el trabajo a reglamento en tiempos de dictadura puede
Comenzando por la cultura del miedo, Juan Corradi señala que estaba profun-
indicar una resistencia tan significativa como la toma de una fábrica en tiem-
damente vinculada a la sensación de caos"que reinaba antes del golpe. La vio-
pos de legalidad democrática.
lencia desplegada por las organizaciones guerrilleras, los comandos sindicales y
Así, para Francisco Delich, entre 1076 y 1980 se registró el período más exten-
las tuerzas paraestatales antes de 1976, había reactivado el "escenario hobbcsiano"
so de "inmovilidad sindical" desde 1955, dentro del cual la burocracia de los
en el cual "un ciudadano teme tan intensamente a los otros, que prefiere estar gremios fue sustituida por la burocracia estatal, al tiempo que se desmoronaba
encadenado si también los otros lo están"4". El "pacto implícito de seguridad"
la solidaridad obrera y el lugar de trabajo se convertía en un "ámbito de pura
se habría desarrollado entre individuos prívatizados en un proceso mediado por
la comunicación deformada, % productividad y mecanización"11.
En cambio, para Pablo Pozzi las formas "huelguísticas" y "no huelguísticas" de
A su vez, la retirada al mundo privado se habría debido a una multiplicidad de
la resistencia obrera como los sabotajes a la producción y otras formas de resis-
tactores. Para Guillermo O'Donncll, el desgaste y la sensación de "violencia
tencias moleculares, impidieron que el régimen lograra someter a los trabaja-
caótica" habrían llevado a que muchos militantes sociales emprendieran la reti-
dores en función de la hegemonía del capital monopolice, lo que a la larga
rada hacía la esfera individual. A esto se sumó la clausura impuesta por el régi-
conllevaría al fracaso global de la dictadura 43 .
men que no sólo descansaba en-métodos represivos sino también económicos,

41 (;ui]lcrmoO'l>>niK^:'U)cniocr.H:iae[^^
39 [üluardo Blaustein y Martín Xubicta: Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el Proceso, "Proceso", crisis y transición democrática, tomo 1, Buenos Aires. U'.AI-, I.
Huenos Aires, Oolihue, 1998, p. 49 y 55.
18.
40 Juan í.orradi: "],a cultura del miedo en la sociedad civil: reflexiones y propuestas", en 42 l'Yancisco Delich: "Después del diluvia la clase obrera", cu Alain Kouu,me (•
Isidoro Chcrcnsky (comp.): Crisisj iransfarrrtaaón de los regímenes autoritarios. Buenos
Aires, HuJcba, 1985, p. 173. yntina, hoy, Buenos Aires, Siglo X X I , 1983.
43 Pablo Po/xt: Qposiciía obrera a la dictadura, Buenos Aires, Contrapunto, 1988, cap.
ción de un cuartel general en La Plata, un atentado conrm el MmiMeno de
1 .o cieno es que sólo en l ( )80 lo-; gremios llevaron adelante 188 conflictos en
Defensa y otro dirigido a Videla en octubre de 19,7".
los que intervinieron cerca de 1.800.1100 trabajadores. Por contenido que luera
A diferencia tle los militantes de las organizaciones armadas cuya capacidad de
el despertar de la protesta obrera a partir de ese momento, los analistas de la resistir se apoyaba en la experiencia previa, las Madres de Plaza de Muyo >c
dinámica del régimen advienen que tuvo importantes erectos en la dictadura. constituyeron en sujetos de la resistencia durame los días mas cruentos de la
| unió con el deshielo en ciertos ámbitos culturales de la sociedad, la primavera dictadura. Muchas de ellas eran amas de cusa y sus relatos sobre el momento en
de los gremios recordó la peladilla que los militares más temían y se tninstor-' que comenzaron a girar alrededor de la Pirámide de Mayo dan cuenni de la
mó en otro motivo de presión que impulsó al régimen a la búsqueda de solucio- intemperie inicial. Al romper el silencio que observaban lo> partidos políticos
nes milagrosas como Malvinas. y la Iglesia, las Madres de Plaza de Mayo quebraron el aislamiento que envolvía
Pero, sin duda la resistencia más frontal de los primeros años la encarnaron los a la sociedad, y así se constiuiveron en el sujeto político esencial de los años
militantes de las organizaciones armadas y los familiares de los desaparecidos. totalitarios. Como señala I lector Leií-, "la politica como vida ius:a \a tuvo
Los primeros alentados por la enea del coraje v una visión de tu turo basada en que ira buscar su voz al último rincón cíe lo privado", "el espacio publico cíe lo
la inminencia del triunfo revolucionario. Los segundos movidos en primera político fue así reconstruido desde lo biológieo-ético > 0 . Las Madres de Plaza
instancia por la desesperación. de Mayo convocaron a la primera concentración pública desatiante cíe la clausu-
Comenzando por los primeros, ¿de dónde provenía la audacia que llevó a ra impuesta por el régimen v en su apelación al mundo enfrentaron la represión
Montoneros y al KRP a demorar un repliegue estratégico a un punto que resul y el fervor nacionalista que los comumcadores del régimen direccionaban con-
taría letal para muchos de sus militantes y para las propias organizaciones:' Las
autocríticas posteriores que hicieron las propias conducciones dejan ver que la tra ellas.
¿De dónde provenia la fortaleza de quienes terminarían encarnando el sujeto de
resistencia armada contra la dictadura se sostenía no sólo en el espíritu de lucha resistencia más persistente? Por obvio que parezca, tocio partía de su condición
que caracterizaba a la subjetividad de "los setenta", sino también en una visión de madre;., razón por la cual 110 han faltado entoqncs centrados en la cuestión
distorsionada de la correlación de fuerzas. La sobres timado n de las posibilida- del género. Pero, en cuanto a otros móviles que impulsaron su lucha, lúe singu-
des de éxito habría perdurado más de la cuenta debido a que las organizaciones lar la "situación de búsqueda'' que debieron -allomar. Ln 1981. Julio Cortázar
se habían jerarquizado en férreas estructuras de mando conforme a su militari- advertía que la desaparición forzada de personas, más que cualquier otra forma
zación. Los militantes de a pie se veían atados a la decisión de las conducciones de asesinato, producía "una presencia abstracta'' resistente a la idea de ausencia
cuyas autocríticas por demorar el repliegue resultarían tardías. Tanto los líde- final. Los militares no habrían previsto ha^-ta que punto el ocuUamicnto y la
res montoneros como los eqvperrctistas pensaron que la llegada de los milita- negación de los crímenes reforzarían la desesperación y el temple de los tami-
res al poder provocaría el surgimiento de un poderoso ejército popular, sin liares de las víctimas, constituyendo un sujeto singular de lucha por la apari-
tomar nota del aislamiento que venían sufriendo a partir del repliegue "de las ción, la verdad y la justicia. La presencia abstracta de los desaparecidos, expre-
masas" y de un buen número tle sus militantes periféricos. Aferrados a una sada iconográficamente en "las siluetas", revertiría en permanente reacción contra
mirada de la historia que vaticinaba el triunfo, aportaron ciegamente al la impunidad, el pacto de silencio y la indiferencia inicial de la opinión pública
voluntarismo al momento de creer, por ejemplo, que sus dirigidos podrían so-
y de buena parte del conjunto social.
portar indefinidamente la tortura o que la organización en células los protege- Por lo visto hasta aquí, podemos acordar que fuera de la resistencia protagonizada
ría suficientemente de la cacería de los Grupos de Tareas.
por las víctimas más directas cié la represión y del desguace económico que afectó
Hasta la escalada represiva iniciada en mayo de 1977, el LRP-PRT resistió en inmediatamente a l;i clase trabajadora, el régimen acumuló, en los sectores me-
diversos niveles, lanzando algunas pocas acciones selectivas pero sumamente
audaces como la Operación Gaviota (febrero de 1977) en la que por poco no se
44 Richard (".ÍUes-pie, Sc/tidíini lie ¡'fren. IMS M<»::-»;<-n.;, <,;tp. 6: "1..1 ivnnuh lucu el exte-
logró destruir el avión presidencial en el que viajaban Videla y Martínez de
rior de! piíis (19 - 6-íOS\/\s X i u - . l l r - u N ) . I Q Í v .
Hoz. Por su lado, la organización Montoneros llevó adelante en 1977 más ele 45 I lector Ric-irdu l . e i ü . 11! wonwienta j-i>r i>>< ikre.-Mi luí/tunos \ po.'ffiúi :irfín!u>.i! \
600 acciones, entre las que se destacaron el secuestro de empresarios vinculados
Buenos, \ires. C K A l . , 19«'>.
con la represión, acciones de sabotaje a fábricas e infraestructura, la destruc-
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405

dios y altos, más consentimiento de lo que luego admitiría la sociedad en su ro" o el "preferir no saber", constituyen sólo algunos de los ingredientes que
rechazo a la dictadura. A medida que ia democracia fue.iluminando lo más oscu- interactuaron en diferentes proporciones sobre la conciencia de millones de
ro del período, dos preguntas comenzarían a ser formuladas con mayor frecuen- argentinos que 110 dejaron de ser víctimas de aquella dictadura aunque tardaran
cia: ¿en qué sentido podía afirmarse que la sociedad había sido "cómplice" o en reconocerlo. Reconstruir de qué manera ellos procesaron mentalmente las
"responsable" ya no del golpe, sino del genocidio que el régimen había llevado a ficciones que el régimen montaba, es instalarnos en la circunstancia de quienes
cabor" Dejando de lado la participación directa de empresarios. Iglesia, dirigencia se encontraban básicamente aislados de cualquier contradiscurso.
conservadora y una parte del peronismo de gobierno nacional y provincial del Algunos episodios ponen de manifiesto esta complejidad. En su libro sobre
año 75, ¿podía cuestionarse la alegada "inocencia" del conjunto social que había Malvinas, Horacio Verbitsky narra un hecho que ilustra a pequeña escala el
producido numerosas imágenes de acompañamiento ai régimen? proceso de conocimiento que debía atravesar buena parte de la sociedad.
Hugo Vezzetti afirma que si bien en Argentina no hubo un despotismo desde Tras la llegada de la comisión inspectora de la OEA, el locutor de Radio Rivadavia
abajo, artífice del exterminio, existieron responsabilidades colectivas en la im- José María Muñoz arengó a los hinchas de fútbol que habían ganado las calles
plantación de la dictadura que lo llevó a cabo"'. En su estudio de memoria para festejar el triunfo del seleccionado juvenil en Japón. Les propuso que fue-
social abocado a reconstruir los olvidos colectivos que permitieron argumentar ran a la sede de la OEA para demostrar a los funcionarios extranjeros que los
la "inocencia del pueblo", Vezzetti sostiene que la visión de guerra del Ejército argentinos vivían en paz y en libertad, conformes con la autoridad militar.
fue compartida por diversos sectores de la sociedad cuyo llamado al orden ha- Cuando los hinchas llegaron ai lugar, en la Avenida de Mayo, encontraron a
bría estado más cerca del accionar de los verdugos de lo que la memoria deí cientos de personas que aguardaban en tila para presentar las denuncias por la
conjunto estaría dispuesta a admitir. desaparición de sus familiares. Cuenta Verbitsky: "Las columnas que, incitadas
Más allá de las impresiones, hasta el momento, han avanzado muy poco los por el señor Muñoz y guiadas por un dispositivo policial, se acercaban a la OEA
estudios sobre las adherencias y rechazos de la sociedad. Apenas ha comenzado tomaron contacto con una realidad nueva que ignoraban y que los conmovió, al
a desarrollarse una "historia desde abajo", socíalmente discriminada, que nos observar esas cuadras cubiertas de compactas coks de deudos silenciosos, casi
permita comprender ¡os diversos modos en que la "gente corriente" de los di- todas personas mayores, mujeres y niños, que aguardaban turno para dejar cons-
versos segmentos sociales interpretó la dictadura. La dicotomía inocencia/com- tancia de su angustia en un formulario de la Comisión. Dos rostros del país se
plicidad impide comprender la experiencia diverja, confusa y cambiante de los' miraron a los ojos y a partir de allí ya nada volvería a ser igual. Los desapareci-
disantos sectores sociales que evaluaron los primeros años de la dictadura a la dos aparecían finalmente con un peso en la política argentina que no cesaría de
luz de una traumática experiencia previa. Los diversos modos de valuar al régi- crecer en los años siguientes"1'.
men no sólo se vinculaban con ks "visibilidades" propias de cada lugar de la
estructura social, sino también con la cercanía o lejanía de los circuitos de in-
formación alternativos que permitieran poner en duda la "dcsinformación or- 6. Las convocatorias nacionales de la última dictadura
ganizada" de la propaganda oficial y los medios masivos. En otras palabras, la
dicotomía entre "sociedad inocente" y "verdugos voluntarios" impide ver la A diferencia de ks dictaduras anteriores y de sus contemporáneas deí Cono Sur,
variedad de matices existentes entre "el saber" y "el no saber", lo que la gente el "Proceso" evitó el inmovilísmo de una manera inédita en la historia del país,
observaba directamente a su alrededor e indirectamente a través del cristal de y de la región: casi nunca dejó de proponer una empresa belicista de convócate-'
los medios manipulados, las diversas razones evasivas y no evasivas por las que ría nacional contra un enemigo por ella construido.
el genocidio tardó en ser objetivado. "El anestesiamiénto de las conciencias Primero fue la llamada "guerra contra la subversión", el enemigo que había
morales", "el fantasma de la disolución nacional", "la privatización de los indi- uniñcado a los militares en el pacto de sangre que los condujo al poder desde
viduos", "el miedo", "la culpa", "la impotencia", el "desconocimiento since- donde ese enemigo fue proyectado hacia la nación toda. La amenaza debía ser
aniquilada mediante una acción mancomunada del Estado y la sociedad: un

A.ríT SÍ
puesto de lucha para cada ciudadano", había dicho Videla en su discurso inau- Pero antes de que eso tuviera lugar, fue durante el conflicto con Chile cuando la
gural. Luego fue instalada, de la noche a la mañana, la guerra con Chile que no competencia interna de poder puso de manifiesto lo precario que era el liderazgo
llegó a concretarse pero que, a través de consignas y simulacros, el régimen militar de Videla y ia falta de conformación institucional de un régimen deter-
instrumentó en 1978 para conectarse nuevamente con la sociedad mientras la minado por internas aplazadas pero no resueltas. Dos cosas que contrastaban
preparaba para un conflicto armado. Al mismo tiempo y avanzando hacia 1979 con la dictadura chilena. La estrategia de Massera desde que el conflicto con
y 1980, fueron llevados al primer plano de la enemistad nacional quienes su- Chile quedó planteado cuando el gobierno argentino consideró nula la resolu-
puestamente promovían la "campaña antiargentina": familiares de desapareci- ción del laudo inglés, consistió en promover a Suárez Masón a la jefatura del
dos y exiliados que denunciaban el genocidio desde el exterior, los jugadores de Ejército" emitiendo discursos belicistas en las bases militares del Sur con el
la selección holandesa que un día antes de la final habían visitado a las Madres objetivo de ganarse el apoyo de los jefes de los cuerpos y regimientos. Mientras
de Plaza de Mayo, o los inspectores de la Comisión de la OEA que arnbó al país Videla y Viola apostaban a una solución diplomática mediada por el Vaticano v
en 1979. Por último, la reconquista de Malvinas en manos de los usurpadores Estados Unidos, Masacra entablaba contactos con el Ejército de Solivia en bus-
ingleses. Las islas debían ser recuperadas sin dilación. ca de un potencial aliado para la guerra. Presionando a h conducción, los cuer-
Es sabido que las dictaduras son más propicias a entablar conflictos bélicos que pos del Ejército argentino comenzaron sus aprestos para el combate. Lanzaron
las democracias porque necesitan de las guerras más que aquéllas para resolver gritos de guerra y movilizaron tropas al tiempo que diseñaron el ataque argen-
sus contradicciones con la sociedad unificando el frente interno al invocar la tino. Frente a ello, Videla evidenció su condición de mero primas ínter pares
''unión sagrada". Pero en Argentina ninguna de las dictaduras anteriores había entre los generales del Ejército cuando accedió a firmar el decreto que autoriza-
arrastrado a la sociedad a una guerra, ni había estado eerca de hacerlo. La nece- ba la invasión argentina denominada Operativo Soberanía cuyo inicio se fijó
sidad de presentar en todo momento un enemigo nacional frente al cual convo- para el 20 de septiembre de Í978. Entre las distintas hipótesis que contempla-
car 3 los argentinos debió ser particularmente perentoria en este caso porque el ba el alto mando argentino figuraba la regionalización de la guerra en el caso
último régimen militar rara vez se privó de ello y porque estuvo dispuesto a muy probable de que Bolivia y Perú intervinieran contra Chile, y en el caso
construir a los "enemigos" en todo momento. menos probable de que Brasil lo hiciera contra Argentina buscando reconsti-
1) Un primer factor se relaciona con la necesidad que en general presentan los
tuir el equilibrio regional4".
regímenes autoritarios de justiQcar su presencia en el¡poder aduciendo que "las ¿Cuáles eran las principales motivaciones de los mandos que impulsaban una
amenazas contra la nación" no han cesado. Es decir que para presentarse como aventura de este calibre? Además del triunfalismo basado en una supuesta su-
regímenes de excepáón para tiempos de emergencia deben renovar el escenario perioridad de la infantería argentina compuesta por "soldados invictos", exis-
de las supuestas "emergencias nacionales".
tían otros impulsos e ilusiones belicistas. Como señalan Seoane y Muleiro, "la
2) Un segundo elemento para explicar las "guerras" de la dictadura fue, otra guerra era necesaria para crear un escenario donde reinaran quienes mandaban
vez, la competencia interna por el poder. Como en la represión y el genocidio, a en sus armas". El oportunismo de los postulantes a la jefatura del Ejército que
propósito de las guerras con otras naciones, los "duros" presionaban a los "blan- como Galtieri alternaron de una posición moderada a una belicista de acuerdo
dos" para ganar posiciones, mientras éstos intentaban mostrarse no tan "blan- con las circunstancias de la interna militar, pone de manifiesto que la soberanía
dos" con tal de conservar su lidcrazgo en las fuerzas. No es casual que la guerra
de las islas no era lo primordial.
con Chile y ia reconquista militar de Malvinas hayan sido impulsadas por la 3) En tercer lugar, la apelación a lo nacional permitía al régimen congraciarse
Armada (Massera y Jorge Anaya) tanto como por los duros del Ejército que de múltiples maneras con la sociedad y construir la imagen de una nación
competían por el poder: Benjamín Menéndez, Suárez Masón, Sanüago Ornar cohesionada por "intereses transversales" al conflicto entre las clases: "25 mi-
Rtveros y, rnás tarde, Galtieri. Quien más decidido se mostrara seduciendo a las llones de argentinos jugaremos el Mundial", "unidos es más fácil", rezaban las
tuerzas con promesas de triunfos históricos, ganancias patrióticas y suculentos consignas en uno y otro momento llamando a la confraternidad después del
aumentos en la compra de armamentos, ganaría apoyo en un lugar decisivo: el
cuerpo de generales del Ejército, quienes reunidos constituían la instancia de-
cisiva para la sucesión presidencial. De hecho, concitando el apoyo de este cuer-
po fue como Galtieri logró la destitución de Viola para asumir la conducción.
22

"fratricidio". Que eí llamamiento tuviera éxito era vital para un régimen que,, momento en que la conducción militar se había quedado sin convocatorias
como vimos, había desechado por igual los "plebiscitos del sí" y e¡ uso de las nacionales pata distraer a los argentinos. La desorientación política que el régi-
corporaciones, al tiempo que carecía por completo de recursos carismáticos men sufrió cuando perdió la iniciativa de convocar, reveló lo necesaria^ que
aunque algunos jefes procesistas como Mansera pretendieran tenerlo. La dicta- estas maniobras nacionalistas eran p;ua su continuidad. El inmovüismo en el
dura que había atomizado a la sociedad derccuyendo asociaciones de base debía ,t-
poder i.
durante la presidencia de Viola coincidió con el fracaso de enmendar al
reunir a esos mismos individuos en otro hr.o de convocatoria, en un reencuentro "Proceso" a íos ojos de la sociedad justo en el momento en que se producía el
colectivo prefigurado por su voz rectora. El régimen terminó de descubrirlo derrumbe económico y un deshielo social y cultural que los militares no logra-
durante el Mundial 78: en un confexro de exaltación triunfalista era posible ban detener1". Tan profunda fue la sensación de pérdida de rumbo que. por
dirigirse a una multitud modelad;; po: discursos adulatorios sin que el alma primera vez desde marzo de 1976, los "duros" del Ejército arrebataron el con-
colectiva notara la contradicción que existía entre esos elogios y el cercena- trol a la conducción Vidcla-Viola, destituyendo a este último en favor de Galtieri:
miento del derecho a voto. Cualquier triunfo que pudiera ser exhibido como un un general decidido a recuperar la iniciativa por medio del más audaz de los
logro nacional, desde la consagración de una Miss Universo argentina, o eJ llamamientos nacionales. Galtieri asumía la presidencia con la idea fija de
buen desempeño de un tenis-a o un automovilista en la competencia mundial, Malvinas. La corporación militar apostaba a un general decidido a romper la
contribuía a dulcificar la relación sobre la base de ocultar lo más evidente4''. encrucijada mediante la reconquista de una parte del territorio nacional muy
A su vez, en cuanto a la guerra con Chile y de Malvinas, el Ejército "nocturno" anhelada por la sociedad.
encontraba la oportunidad de transfigurarse en "diurno", cambiando "guerra Los analistas no han terminado de explicar la irracionalidad de Malvinas; cómo
sucia" por "guerra limpia", busc-indo un acercamiento con la sociedad que no la conducción militar se embarcó en una guerra tan desventajosa. Pero es evi-
habían conseguido en su llamamiento contra la subversión. Eí caso del teniente dente que el tamaño de la aventura que el régimen estaba dispuesto a empren-
de navio Alfredo Astiz l¡, ilustra claramente: guerra mediante, el alias "rubio" der se correspondía con la magnitud de sus necesidades, de sus fracasos y tam-
de la represión clandestina mu taba por unos días en conductor de los comandos bién de las frustraciones golpistas anteriores a 1976 que el "Proceso" cargaba
"Lagartos Argentinos", narrados como héroes de la resistencia nacional en ias en sus espaldas. La pesadilla que empujaba a los militares a una acción desespe-
Georgias del Sur. rada como Malvinas estaba compuesta de las imágenes de 19G9 v 1973: renaci-
4) Un cuarto factor interviníente en el conflicto con Chile y más aun durante mientos de la protesta social que habían señalado el fracaso rotundo de los
Malvinas refiere a los impulsos comúnmente denominados "huida hací:i ade- proyectos golpistas de 1955 y 1966. Esas imágenes eran nuevamente evocadas
lante". Cuando los militares advirtieron que más tarde o más temprano buena por el resurgir de la protesta en 1981 y 1982, y los militares estaban dispuestos
parte de la opinión pública mundial y de la sociedad argentina los iba a obligar1 a cualquier cmprendimiento con tal de evitar su repetición.
a rendir cuentas por sus crímenes, la necesidad de permanecer e.n el poder ape- De este modo, Argentina, que había atravesado la época de los nacionalismos
lando al nacionalismo con su manto de confusiones se hizo mr.s urgente que sin enredarse en los conflictos mundiales más destructivos de la humanidad
nunca. A esto se sumó el derrumbe económico de 198T1; el resurgimiento de la (Primera y Segunda Guerra Mundial), se veía envuelta en una elemental expe-
protesta obrera y el agravamiento de la competencia interna de p )der que ame- . rtencia de distorsión nacionalista. Tardíamente había llegado la hora de lo que
nazaba con fragmentar aí régimen desde arriba. c,i 1948 José Luis Romero definía como la pesadilla nacionalista con todas sus
En verdad, todos los caminos y los fracasos de la dictadura con Jujeron a una confusiones entre "lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo
salida como Malvinas, tan ignorante de la historia del siglo XX como de la falso". Una confusión de estas dimensiones permitió que el 2 de abril de 1982,
historia de las guerras: el fracaso para esconder el genocidio o consensuar su día del desembarco en las islas, Galtieri fuera aclamado por añadidura en las
impunidad. El fracaso económico difícil de soslayar en una situación de banca- plazas del país, en las escuelas y en los cafés, en los estadios de fútbol y cu las
rrota, y el fracaso político al momento de criar lo que Vídela denominaba "una colas de los bancos. La ceguera fue comparada por los militares y buena parte
descendencia civil del Proceso que no fuera el antiproceso". Durante la presi-
dencia de Viola, en el año 1981, se evidenciaron estos fracasos justo en el
49 Albc-rto \L Jordán, op.
de la sociedad que se limitó a actuar como si ignorara los peligros que se aveci- gran parte de la sociedad se aferraría intensamente. De todas las falsedades y
naban. Tomados de la mano, unos y otros se aferraron a las ilusiones que la autoengaños que el "Proceso" había montado seria también la de más corta
corporación militar fabricaba, en primera instancia, para sí misma. Al princi- duración. Pero en los primeros tiempos gozó de un apoyo masivo porque era
pio, se mantenía !a ilusión de que Inglaterra no respondería. No se percibía que transmitida en un contexto de uniformidad publica sin precedentes, y porque
para la re fundación conservadora íiderada por Margare t'l hateher la guerra sigT se trataba de una población modelada infantilmente para escuchar los relatos
mhcaba una oportunidad espléndida para superar sus propios fracasos después del poder, sobre todo cuando el relato apelaba a un sentimiento nacional arrai-
de tres años de tozudo neolibcralismo. Pero pronto se hizo evidente que Ingla- gado como el de Malvinas. Sin duda que cnanto más vuelo remontara el sueño
terra sí respondería, que de hecho una de las armadas más poderosas del mundo triunfalista peor sería el impacto de la vuelta a la realidad. Uso sucedió repenti-
estaba en camino, y con la asistencia ele su aliado histórico, Estados Unidos. namente a partir de' los comunicados 164 y 165 que para sorpresa de muchos
Entonces se renovaron ilusiones basadas en la leyenda del soldado criollo que anunciaron livianamente v con cu tomismos la rendición argentina, desatando
nunca había perdido una guerra, o en el voluntarismo de los argentinos que si la reacción callejera más colérica ha>ta el momento.
era necesario "volverían a tirar aceite hirviendo desde los halcones como en " El fracaso de Malvinas, junto a la cnsis económica que renacía a la conciencia
1807". civil una vez apagada la euforia nacionalista, dio lugar a un estallido de protesta
Las primeras víctimas de este lance político-belicista fueron los conscriptos que fue encauzado por una Multipartidaria dispuesta a absorber la crisis del
mu\s e inexpertos (muchos de ellos con pocos meses de msrnicción) que modo más cauto y controlado que le fuera posible. El poco tiempo que medió
formaron un alto porcentaje de los cerca ele 10.000 soldados argentinos que entre la rendición de Malvinas, el gnto social reprobatorio y la autor renuncia
combatieron en Malvinas. Mal equipados, debieron enfrentarse a dos enemigos del régimen a seguir intentando alguna otra cosa que no tuera cubrirse las es-
que la geografía y el clima hicieron más temibles, dos enemigos que e<i la paldas por las denuncias contra sus crímenes, hizo que fueran factibles dos in-
posguerra habitarían sus pesadillas simultáneamente: en el frente, la maquina- terpretaciones sobre el final de la dictadura. Muchos de los partícipes creían
ria militar inglesa que contaba con soldados expertos, bien pertrechados. En la que su propio grito era la causa del derrumbe al que asistían, es decir, que se
retaguardia, la negligencia de los mandos argentinos, que en muchos casos des- trataba de un auténtico derrocamiento. Otros percibían que las movilizaciones
cargaban sus temores maltratándolos con sadismo. Del lado argentino, el saldo crecientes no hacían otra cosa que leña cíe un árbol caído por sus propios fraca-
humano de la guerra fue de 649 soldados muertoá (323 murieron en el hundi- sos, es decir que se había tratado de un "autoderrumbe". La discusión tenía
miento del Crucero General Belgrano que fue atacado cuando navegaba fuera importancia porque era evidente que las diferencias entre una democracia "con-
de la zona de exclusión, militar declarada por Gran Bretaña), cerca de 1.300 quistada desde abajo" o "cedida desde arriba" por el corrimiento de una dicta-
heridos, y cerca de 350 ex combatientes (cifra estimada al 2006 por organiza- dura fracasada, se harían notar, para bien o pata mal, en los años siguientes sin
ciones de veteranos de guerra) que se suicidaron en la posguerra. perjuicio del sincero sentimiento de liberación que los protagonistas tuvieran
Si Malvinas implicó el colmo de la irracionalidad transmitida de arriba hacia mientras durara la sensación de primavera política.
abajo, es importante distinguir su nacimiento dentro de los cuarteles de su Los militares abandonaron el poder en un contexto de repudio y descrédito social
irradiación triunfalista a la sociedad a través del más penetrante operativo de que no tenía antecedentes en Argentina ni en América del Sur. K.1 descrédito de. la
comunicación-1'. corporación militar alcanzaría niveles tan altos que el país del golpe de Estado
Una vez iniciados los aprestos para la guerra, correspondió a los medios instalar intermitente dejaría de producirlos. Asi, la dictadura que en materia de modelo
primero el optimismo y luego el triunfalismo cuando las acciones bélicas co- de acumulación capitalista había abierto un. ciclo, parecía cerrar otro en lo refe-
menzaron. Lo narrado por los primeros comunicados de guerra impusieron el rente a los golpes de Estado. Esta ambivalente combinación de consecuencias -
estamos ganando" con la asistencia de operaciones de prensa que soslayaban o democracias socialmcntc valoradas que debían afrontar herencias económicas de-
falsificaban hechos, y que inventaban la existencia de armas milagrosas y de sastrosas— daría lugar a la Argentina más pobre y más democrática que había
circunstancias favorables, que supuestamente inclinarían las posibilidades del existido hasta el momento.
triunfo para Argentina. Sería la última fantasía impuesta por el régimen a la que Comparada con el final de la dictadura chilena, que se fue imponiendo los
tiempos y las formas de la transición, la dictadura argentina abandono el poder
velo/mente, sin llegar a plañí ticnr su impunidad con la misma parsimonia, ni a
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