En los últimos años del siglo primero, la Iglesia estaba extendida por toda la orilla oriental del Mediterráneo. Formaban parte de ella un buen grupo de fieles procedentes del judaísmo, que sufrían fuertes incomprensiones entre algunos de su raza. También habían acogido con gozo la predicación sobre Jesús algunos samaritanos y muchos gentiles de cultura helenística. En ese contexto se compone el último de los evangelios canónicos, que ofrece una respuesta adecuada a las diversas cuestiones planteadas por esa amplia variedad de situaciones en las que se desenvolvía la vida cristiana. Su estilo es distinto al de los sinópticos. Éstos ya llevaban unas décadas circulando entre los cristianos, que podían encontrar en ellos noticia de los acontecimientos más notables de la vida de Jesús. Tal vez por eso, en este caso se concede mayor prioridad a exponer el sentido Jesús y la samaritana (G. Doré). profundo de las palabras y de los hechos de Jesús. La revelación de Jesús sobre sí mismo se presenta 1 cuarto evangelio nombre de su autor. Sin anecdóticos, porque en largos discursos. Los pocos avanza en los de- embargo, en este caso han sido decisivos en su sarrollos teológi- el redactor deja cons- vida. milagros de Jesús que se cuentan cos acerca de la revela- tancia en varias ocasio- Así sucede, por son presentados como «signos», ción de Jesús sobre el nes de que fue testigo ejemplo, cuando men- que sirven de base para la Padre, e invita a una presencial de lo que ciona cómo Jesús fue enseñanza que se quiere respuesta mediante la fe narra. E incluso, hacia el llamando a los que serí- destacar, pues como se explica y el amor, que unen a final, dice de sí mismo: an sus primeros discípu- hacia el final del evangelio, los discípulos de Cristo Este es el discípulo que los: Se volvió Jesús y, muchos otros signos hizo también en la Iglesia. En ella je- da testimonio de estas viendo que le seguían, sucristo vive y se hace cosas y las ba escrito, y les preguntó: — ¿Qué Jesús en presencia de sus presente a través de los sabemos que su testimo- buscáis? Ellos le dijeron: discípulos, que no han sido sacramentos. nio es verdadero (Jn — Rabbí —que significa: escritos en este libro. Sin 21,24). Y a ese «discípu- «Maestro—, ¿dónde vi- embargo, éstos han sido escritos lo» se le llama de modo ves? Les respondió: — Ve- para que creáis que Jesús es el SAN JUAN habitual en sus páginas nid y veréis. Fueron y Cristo, el Hijo de Dios, y para que Y EL EVANGELIO «el discípulo amado». vieron dónde vivía, y se creyendo tengáis vida en su Sus relatos tienen la quedaron con Él aquel Al igual que sucede frescura entrañable de día. Era más o menos la nombre (Jn 20,30-31). con los demás evange- quien evoca recuerdos hora décima (Jn 1,38- lios canónicos, tampoco que han quedado fija- 39). Por Francisco Varo Pineda el cuarto menciona el dos hasta en detalles Desde los primeros momentos, la tradición cris- tencionalidad teológica y creencias y prácticas de los del evangelio, es posible tiana ha reconocido en este espiritual que manifiesta la judeocristianos. El evangelio darse cuenta de que su au- discípulo amado de jesús, propia redacción del evan- debe de ser algo posterior a tor quiere ofrecer un testi- autor del cuarto evangelio, a gelio. estos acontecimientos. monio privilegiado y pro- Juan, hermano de Santia- Por lo que se refiere a Pero, de otra parte, algu- fundo acerca de Jesús y de go e hijo de Zebedeo. El la fecha de su composi- nas frases del evangelio de la obra que realizó. Las dos testimonio más antiguo de ción, es comúnmente ad- San Juan son citadas por au- primeras palabras (en arjé, esta identificación lo consti- mitido que sería en torno tores cristianos que vivieron en [el] principio) evocan el tuye la afirmación de San al año 100. en las primeras décadas del comienzo del libro del Gé- Ireneo, a mediados del siglo Dé una parte, en él se siglo II. Lo que indica que nesis (be-reshit, en [el] prin- II: Juan, el discípulo del Se- refleja con bastante claridad ya entonces estaba bastante cipio), incluso en el detalle ñor, el mismo que reposó so- la situación de los cristianos difundido. También hay res- de que en ambos casos se bre su pecho, ha publicado que se habían separado de- tos de copias antiquísimas. omite el artículo. Se estable- el evangelio durante su es- finitivamente del judaísmo y El papiro P 52 , procedente de ce así un paralelo con el tancia en Éfeso (Adversus habían sido expulsados de El-Fayum (Egipto), que se inicio del Pentateuco. haereses, 3,1,1). las sinagogas. Esto sucedió, conserva en la biblioteca La Torah comienza con Otro hermoso testimo- sobre todo, a partir de la John Rylands de Manches- un canto a la Creación me- nio, también del siglo II, destrucción del Templo de ter, contiene un fragmento diante la palabra. Lo que acerca de la composición de Jerusalén por parte de los de este evangelio. Se ha da- Dios dice se hace: Dijo Dios: este evangelio, es el que romanos, en el año 70. Tras tado en la primera mitad del –Haya luz. Y hubo luz (Gn ofrece el Canon de Murato- esa catástrofe, las autorida- siglo II, y es el texto más 1,3). Por su parte, el evan- ri, escrito en Roma hacia el des fariseas que pudieron antiguo que se conserva del gelio de San Juan comienza año 180: El cuarto evangelio sobrevivir, tomaron algunas Nuevo Testamento. En con- –exactamente con la misma es de Juan. Cuando los otros medidas dirigidas a salva- secuencia, la composición fórmula– con un canto a la discípulos y obispos le ani- guardar la propia identidad del evangelio debía de estar Nueva Creación realizada en tiempos tan difíciles. En- terminada a lo sueno en los maban, dijo Juan: Ayunad mediante el Verbo, la Pala- conmigo durante tres días a tre ellas, las encaminadas a primeros años del siglo II. bra de Dios: En el principio partir de hoy y lo que nos rechazar a todas las tenden- existía el Verbo, y el Verbo cias que no cuadrasen con fuera revelado contémoslo el estaba junto a Dios, y el Ver- su pensamiento o se desvia- 1A NUEVA CREACIÓN uno al otro». Esa misma no- bo era Dios. Él estaba en el ran de sus tradiciones parti- che le fue revelado a Andrés, principio junto a Dios. Todo culares. Por ejemplo, las Desde la primera frase uno de los apóstoles, que se hizo por Él, y sin Él no se Juan debería escribir todo hizo nada de cuanto ha si- en nombre propio, y que do hecho (Jn 1,1-3). Ese Ver- EL EVANGELIO DE LOS SIGNOS ellos deberían revisárselo. bo se hizo carne y habitó Acerca de las caracterís- entre nosotros (Jn 1,14): es ticas singulares de este En comparación con los evangelios sinópticos, que se en- jesús. evangelio, que lo diferen- tretienen en mencionar muchos milagros de Jesús –un total Además, la idea de pre- cian claramente de los otros de veintinueve–, San Juan habla de pocos: dos de ellos ya na- sentar el evangelio como rrados en los otros evangelios (la multiplicación de los panes, tres, refiere Eusebio de Ce- nueva Torah, plenitud de la y su caminar sobre las aguas) y cinco de los que no había no- sarea lo que decía Clemente manifestación de Dios, en- ticia en los demás (las bodas de Caná, la curación del hijo de de Alejandría: El último de cabezada por el relato de la un funcionario real, la curación del paralítico de la piscina pro- todos, Juan, sabiendo que nueva creación, viene bática, la curación del ciego de nacimiento en Jerusalén y la los hechos externos habían completada por la narra- resurrección de Lázaro). A la vez, sus narraciones son de ordi- quedado claros en el Evan- ción, inmediatamente des- nario mucho más amplias y ricas en detalles que las de los si- gelio [es decir, los tres si- pués del prólogo, de lo rea- nópticos, muy escuetas por lo general. nópticos ya informan sufi- lizado por jesús en siete Pero la característica más notable es que no subraya tanto cientemente de lo que Jesús días. lo admirable de esos hechos (eso significa la palabra miracu- hizo y enseñó], urgido por lum, milagro) sino que los considera –y así los llama en su El primer día es cuando sus amigos e inspirado por el Juan el Bautista manifiesta evangelio– «signos, puesto que sirven de base para expo- Espíritu Santo, compuso un ner realidades más profundas que las que se aprecian a que él no es el Mesías, pero evangelio espiritual (Histo- simple vista. que aquel por quien le pre- ria eclesiástica 6, 14,5-7). Por ejemplo, con el «signo» de las bodas de Caná se ma- guntan, ya está en medio de Estos testimonios –selec- nifiesta la gloria de Jesús; se revela el comienzo de la era me- ellos (cfr. Jn 1,19-28). Al día cionados de entre otros mu- siánica, con toda la abundancia de sus dones; y se apunta el siguiente, lo señala: Este es chos, también muy anti- papel decisivo de María, la madre de Jesús, en la obra de la el cordero de Dios que quita guos– informan, además, redención. el pecado del mundo (Jn acerca del lugar en que se La multiplicación de los panes y los peces es la ocasión 1,29). Al día siguiente –esto considera que se escribió el para que Jesús pueda presentarse como el Pan de Vida. La es, el tercer día– Juan mues- evangelio: la ciudad de Efe- curación del ciego de nacimiento precede a la manifestación tra a jesús a dos de sus dis- so, en Asia Menor. También de Jesús como Luz del mundo. La resurrección de Lázaro cípulos para que se vayan reflejan que ya sus primeros muestra que Jesús es la Resurrección y la Vida. tras Él; ellos lo siguieron, se lectores percibieron la in- quedaron con Él aquel día, y Andrés —uno de los aguas (Jn 6,16-21); la cura- dos— le presentó a su her- ción del ciego de naci- mano Simón (cfr. Jn 1,35- miento Un 9,1-7) y la re- 42). Al día siguiente —el surrección de Lázaro (Jn cuarto día— es cuando je- 11,1-44). sús determina encaminar- • Jesús se define a se a Galilea y encuentra a sí mismo utilizando la Felipe y, después, a Nata- expresión «yo soy»: siete nael (cfr. Jn 1,43-51). Por veces con un predicado, y último, al tercer día —des- siete veces sin predicado. pués del cuarto, esto es, Siete son las veces que je- el séptimo— se celebraron sús repite la expresión «yo unas bodas en Caná de soy» seguida de un sustan- Galilea, y estaba allí la tivo como predicado: yo madre de Jesús. También soy el pan de vida (Jn fueron invitados a la bo- 6,35); yo soy la luz del da Jesús y sus discípulos... mundo (Jn 8,12); yo soy la (Jn 2,1-2). puerta (Jn 10,7); yo soy el En esa semana da co- buen pastor (Jn mienzo a algo nuevo, la 10,11.14.16); yo soy la re- Iglesia, constituida por la surrección y la vida (Jn reunión de los que han 11,25); yo soy el camino, sido llamados, con una la verdad y la vida (Jn vocación personal, a in- 14,6), y yo soy la vid (Jn tegrarse en ella siguien- 15,13). Además, jesús re- do a jesús. Así como la pite la frase "yo soy" sin semana creadora del Gé- predicado otras siete ve- nesis culmina en el des- ces: Jn 4,26; 6,20; 8,24; canso sabático, esta se- Jesús es llevado al sepulcro (G. Doré) 8,28; 8,58; 13,19 y 18,5. Se mana re-creadora de trata de frases que, en una jesús termina con su primera lectura, parece manifestación (epifanía) tres veces el número catorce lén a Caná (Jn 4,3.46); de que han quedado cortadas. mediante el primer «signo», cualquier judío, conocedor Caná a Jerusalén (Jn 5, 1); de Es lo que sucede, por ejem- realizado en las bodas de del procedimiento de gema- Jerusalén a la orilla oriental plo, en comprenderéis que Caná. tria para la interpretación de del lago de Tiberiades (Jn yo soy (Jn 8,28), o en para Precisamente, una de las la Escritura, sabe que se le 6, 1), y de Galilea a Jerusalén que creáis que yo soy (Jn características singulares del está diciendo tres veces: Da- (Jn 7,10). Además, se men- 13,19). En esos casos el lec- cuarto evangelio lo constitu- vid, David, David. Este je- cionan siete viajes cortos tor esperaría un atributo ye la importancia que da a sús, protagonista del evan- por Judea, una vez que se donde se dijera qué es lo los «signos» de jesús. gelio, es el hijo de David, el ha centrado en Betania (Jn que tiene que comprender Mesías esperado. 8,59; 9,35; 10,22; 10,39; —o creer— que Él es. Sin em- También se puede ob- 11,7-17; 11,54; 12,1). bargo, no falta nada. servar que cada uno de esos Dentro del contexto de SIMBOLISMO NUMÉRICO tres ciclos está subdivido en • Pruebas testTicales exégesis rabínica, en el que dos secciones de siete ele- en favor de jesús: siete se entienden esas simbolo- Un procedimiento bas- mentos. Siete es un número testimonios y siete señales. gías, esta última relación de tante frecuente en la exége- de plenitud. Tal vez se quie- Siete son los que dan testi- siete ocasiones en las que sis judía del siglo I consistía re también aludir de ese monio a favor de jesús: el jesús dice de sí mismo «yo en servirse del valor numé- modo a que en jesús se al- Bautista (Jn 1,7); Jesús mis- soy» (en griego, ego eimi) rico de las palabras (gema- canza la plenitud de la his- mo (Jn 3,11); sus obras (Jn son particularmente signifi- tria) y su simbolismo. toria humana. 5,36); las Escrituras (Jn cativas. Esa expresión grie- Hay un número que re- Esos tres ciclos de cator- 5,39); el Padre (Jn 5,37); los ga procede del hebreo ani sulta especialmente privile- ce elementos, con dos sec- Apóstoles (Jn 15,27) y el Es- bu (Is 48,12: Yo soy, yo soy el giado: el catorce. En el cuar- ciones de siete cada uno, píritu Santo (Jn 16,8-11). primero y también soy el úl- to evangelio se pueden son los siguientes: También son siete los «sig- timo; Is 43,10: para que co- detectar tres ciclos de ca- nos» realizados por jesús: la nozcáis y me creáis y enten- torce elementos cada uno, • Viajes dejesús: siete conversión del agua en vino dáis que yo soy), que era que resumen la vida y la largos por Palestina, y siete (Jn 2,1-11); la curación del entendido por muchos ma- manifestación de jesús co- cortos por Judea. Los siete hijo de un funcionario real estros en Israel como un mo Mesías y como Dios. Y viajes largos son los siguien- (Jn 4,43-54); la curación del modo de expresar el nom- esto tiene su importancia, tes: de Judá a Caná (Jn paralítico de la piscina (Jn bre de Dios. De hecho, en ya que catorce es el valor 1,43); de Caná a Cafarnaún 5,5-9); la multiplicación de la traducción griega de los numérico del nombre de (Jn 2,12); de Cafarnaún a Je- los panes (Jn 6,1-14); el ca- Setenta se traduce el hebreo DaWiD (6+4+6). Al repetir rusalén (Jn 2,13); de Jerusa- minar de jesús sobre las aní YHWH en Is 45,18 por ego eimí. Pues bien, si en el se trata de la manifestación evangelio se dice hasta siete LA VIRGEN MARiA de Jesús como Mesías; me- veces que Jesús refiere a sí diante sus signos y pala- mismo ese «yo soy» (ego ei- A pesar de su aparente sencillez, el evangelio de San bras. Comienza por el testi- mi), se está haciendo una Juan presenta en sus relatos una tensión y un dramatismo in- monio de Juan el Bautista y manifestación explícita de tensos, marcados con un acentuado carácter teológico. Los la vocación de los prime- su divinidad. elementos de los que se vale en su composición literaria en- ros discípulos. Se van en- marcan valiosas lecciones de teología y espiritualidad. trelazando las narraciones Para dar unidad interna al texto evangélico y señalar ras- pormenorizadas de algunos EL HOMBRE QUE VE A DIOS gos importantes en el conjunto, el autor sagrado utiliza, entre milagros realizados por otros, el llamado procedimiento de inclusión. Consiste en Jesús, presentados como Otra muestra sencilla señalar el principio y el fin de un relato mediante la repetición signos o señales que mani- acerca del uso que se hace de un motivo, de un personaje o de una idea. Uno de los fiestan realidades más pro- en este evangelio de los ejemplos que ilustran el uso de este procedimiento posee un fundas, y las enseñanzas de procedimientos rabínicos de singular valor teológico: enmarca toda la actividad de Jesús Jesús con motivo de distin- interpretación de textos se con la presencia atenta de la Virgen. tas festividades: durante la puede observar en el relato En efecto, la Madre de Jesús tiene un papel decisivo en el fiesta de los Tabernáculos, de la vocación de Natanael inicio de la manifestación de Jesús. Es ella, presente en Ca- se revela como Luz del (cfr. Jn 1,43-51). Cuándo Je- ná, la que con su intervención provoca el primer «signo de mundo (Jn 7,1 – 10,21); en sús le ve acercarse dice: Jesús, cuando aún no había llegado su «hora»: la conversión la fiesta de la Dedicación, Aquí tenéis a un verdadero del agua en vino en aquella celebración de boda en la que es- Jesús manifiesta que es uno israelita en quien no hay taban participando (cfr. Jn 2,1-11). con el Padre (Jn 10,22-42); doblez (Jn 1,47). Pero también, en el momento culminante, cuando llega en Betania, cerca de la fies- La frase se carga de sen- esa «hora» en el Calvario, allí está de nuevo María. El modo ta de la Pascua, tras resuci- tido al apreciar que Jesús en que el evangelio narra esta escena invita a pensar: Jesús, tar a Lázaro, se revela como está haciendo una transposi- viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba la Vida del mundo. Poco ción deráshica del término allí, dijo a su madre: – Mujer, aquí tienes a tu hijo. Después di- después, es aclamado co- «¡sraelita- a Natanael, pre- ce al discípulo: – Aquí tienes a tu madre. Y desde aquel mo- mento el discípulo la recibió en su casa (Jn 19, 26-27). Se ha mo Rey mesiánico en Jeru- sentado como prototipo del salén (Jn 12, 1-50). discípulo de Jesús. En efec- hecho notar que, si en ese momento –a punto de morir– Jesús to, según una etimología ra- hubiese estado preocupado por el cuidado de su Madre, se habría dirigido en primer lugar al discípulo para rogarle que se • 2. El «libro de la pa- bínica, Israel significa «el hiciera cargo de María; y después habría invitado a ella a irse sión» Un 13,1– 21,25), tam- hombre (is) que ve (ra) a Dios (el)». El primer Israel con él. Pero, tal y como se cuenta, parece justo lo contrario:. bién llamado «libro de la –el patriarca Jacob– tuvo en Jesús sabe que sus discípulos son los que necesitan que al- gloria», se ocupa de la mani- Betel la visión del cielo guien cuide de ellos, y encarga a su Madre que no deje solo a festación de Jesús como el abierto y una escalera con aquel hombre. Mesías e Hijo de Dios en su ángeles que bajaban y subí- De modo análogo a como María está presente en el evan- pasión, muerte y resurrec- an por ella (cfr. Gn 28,12), gelio al principio y al final de la manifestación de Jesús, quien ción. Esta sección se abre pero Jesús le dice a Natana- quiera reproducir la vida de Jesús en la suya ha de estar jun- con un recuerdo detenido el que verás cosas mayores to a María desde el comienzo de su vocación; dejarse de la última cena de Jesús, y (Jn 1,50). Natanael es pre- guiar por ella, como Jesús en Caná; y saber que siempre la de aquellas palabras con las sentado como representante encontrará a su lado, incluso en los momentos más difíciles, que abre su intimidad en del verdadero Israel. A dife- hasta el final. Jesús en la cruz nos puso a su cuidado. diálogo con los Apóstoles rencia de Jacob-Israel, el cuando se acerca el mo- ,,verdadero israelita», es de- de Jesús por los caminos y fondo: Jesucristo es el Verbo mento culminante. También cir, Natanael y con él todo ciudades de Palestina. Des- eterno de Dios, Creador del en los pormenores de su discípulo de Jesús, puede pués se detiene en los acon- mundo junto al Padre, Luz pasión y muerte gloriosa se «ver» al mismo Dios. Lo tecimientos de la pasión y verdadera, que se ha encar- manifiesta su realeza y se que supera la visión de Ja- muerte en la cruz, Y, por úl- nado para traer la luz al expresa la grandeza de un cob. ti mo, se da testimonio de su mundo, es decir, la revela- Dios que redime al hombre. resurrección. Sin embargo, ción definitiva y salvadora El sepulcro vacío y las apa- como es bien sabido, cada de Dios para la humanidad riciones de Jesús dan testi- EL «LIBRO DE LOS SIGNOS» evangelista organiza la na- entera. monio de que la resurrec- Y EL «LIBRO DE LA PASIÓN» rración de los hechos de un A continuación, se suce- ción ha sucedido realmente. modo peculiar, para señalar den dos grandes seccio- En los encuentros del resu- El esquema general bási- mejor algunos detalles de la nes que marcan la manifes- citado con sus discípulos, co del evangelio de San inagotable riqueza de la fi- tación progresiva de Jesús les infunde el Espíritu Santo Juan es el común á todos gura de Jesús. como Mesías y como Hijo que había prometido; les da los evangelios, pues era el En este caso concreto, el de Dios. el poder de perdonar los habitual en la predicación evangelio se abre con un pecados, y confía a Pedro la cristiana más primitiva. Pri- prólogo, que condensa las • 1. El «libro de los sig- tarea de cuidar y guiar a su mero habla de la actividad grandes ideas teológicas de nos» (In 1, 19-12, 50). En él Iglesia. ■
Cómo vivir una vida sobrenatural: Cómo descubrir el verdadero discipulado y entender mejor el reino de Dios a través de la relación con el Espíritu Santo