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Es un cocinero que creció sin saber que la cocina se

convertiría en su vida. Nació en un lugar mágico cerca


de Quito, en uno de sus valles, el de los Chillos.

En este valle, Alejandro probó de manos de su abuela,


los más ricos platos tradicionales, empezando así una
aventura juvenil, por los sabores que poco a poco
fueron marcando y educando su paladar.
Las constantes visitas al mercado con su abuela,
las idas y venidas de las chacras con productos
recién cosechados, empezaron a calar hondo en
Alejandro. De esta manera, entendió de donde
vienen los productos, de la importancia que tiene
el campo, y sobretodo, el productor agrícola.

La gastronomía empieza a formar parte de su vida,


su curiosidad le lleva a seguir en esta búsqueda,
entender los procesos y las técnicas. Decide empezar
un viaje gastronómico por el Ecuador y vincularse
como pasante en algunos proyectos que terminaron
de convencer al joven aprendiz de cocinero, que su
camino iba de la mano con los sabores y con las
creaciones gastronómicas.
El viaje le llevó hasta el fogón del Boca Valdivia en
Puerto Cayo en la costa ecuatoriana, pasó por la
cocina del Shamuico Espai en Saraguro en una
región andina al sur del Ecuador y en el 2019
decide estudiar en México, en la Universidad
Nacional Autónoma, donde obtiene el Diplomado
en Cocina Ancestral como Patrimonio Inmaterial
de la Humanidad.
Regresa a Ecuador y monta el 3500 y lo hace en un
lugar emblemático, en la cordillera de Los Andes, en
el Antisana. No sabe el porqué llegó ahí, lo único que
quería era empezar su proyecto y poco a poco fue
creando su marca, su estilo, su firma; y a la par su
pasión fue creciendo de una manera increíble,
y entendió que la gastronomía es un motor
importante de cambio social.

Decide bajar de la cordillera, pues su curiosidad


e ímpetu le empujaban a buscar otros productos,
su etapa de ermitaño había llegado a su fin, el
claustro que significa la laguna de Tipopugro y el
volcán Antisana culminaron. Busca asentarse
nuevamente en un valle, y esta vez es elegido
Tumbaco, en Cumbayá, donde hoy
el 3500 tiene su casa.
En el 2021 fue galardonado con el premio a Chef Revelación
de Ecuador, otorgado por el “Día de la Gastronomía
y Alimentos saludables”, premio bajo la tutela de la
Asamblea Nacional del Ecuador y la Universidad de los
Andes (UNIANDES) el cual mantiene hasta el día de hoy.

En el año 2023 participó entre más de 250 cocineros


representando a Ecuador y como único participante
suramericano en el VI Campeonato Mundial de Tapas
celebrado en Valladolid, España, logró quedar entre los
7 mejores del mundo con su tapa “Mestizo”.
En este mismo viaje cocino junto a dos chefs de restaurantes
con estrella Michelin, Miguel Ángel de la Cruz de La Botica
de Matapozuelos en Valladolid y Rubén Arnanz de 19.86
en Madrid.

Alejandro también es Chef colaborador de Republica del


Cacao, empresa que busca impulsar al cacao ecuatoriano
mundialmente y el 25 de noviembre del 2022 es reconocido
por el Ministerio de Turismo como “Embajador Turístico
y Gastronómico del Ecuador”.
Se perfila como uno de los grandes cocineros
ecuatorianos desde el fogón del 3500, nombre que
además encierra su origen y hace memoria al lugar
donde nació su propuesta a 3.500 m s.n.m.

El trabajo de Alejandro puedes seguirlo en sus RRSS.

@alejandro_huertas

@3500rest

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