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El olor y el sentido del olfato

¿Qué es el olor y cómo lo percibimos?


El sentido del olfato es un receptor químico en donde las partículas aromáticas
desprendidas de los cuerpos volátiles ingresan por el epitelio olfatorio ubicado en la
nariz y son procesadas por el sistema olfativo, por lo que el olor es la sensación
resultante provocada por estas partículas; tal como sucede con otros sentidos, varios
factores psicológicos pueden desempeñar cierto papel en la percepción de los mismos.
La composición de la mezcla de gases, vapores y polvo disueltos en el aire influyen
directamente en el olor percibido por un mismo receptor. Aquello que carece de olor se
denomina inodoro. El sistema olfativo junto con el sistema gustativo, son considerados
como sentidos químico-sensoriales, ya que ambos convierten las señales químicas en
percepción.
El olfato es el sentido más desarrollado al nacer, por lo que somos capaces de distinguir
el aroma de nuestra madre de entre un grupo de personas dentro de una habitación. Un
adulto puede distinguir entre 4000 y 10000 aromas diferentes, nuestra nariz es muy
sensible y puede detectar concentraciones muy bajas de compuestos, más que el mejor
de los equipos de detección, sin embargo no somos la especie animal con el olfato más
desarrollado, se sabe el bloodhound tiene el olfato 10 a 100 millones de veces más
sensible que un humano.
Los métodos para la caracterización de olores se dividen en dos:
Técnicas analíticas, siendo aquellas que utilizan métodos analíticos tradicionales para
medir la concentración de compuestos químicos específicos presentes en un olor.
Técnicas sensoriales, aquellas que utilizan asesores humanos para medir un olor
(olfatometría).
El sentido del olfato
El olfato se trata de un sentido puramente químico, que reside en el techo de nuestras
fosas nasales, justo entre nuestros ojos.

El ser humano puede diferenciar entre más de 10.000 olores diferentes.

El olfato nos aporta distintas funciones, como son la de poder percibir alimentos en mal
estado, su calidad nutritiva, reconocer la humedad y el humo en nuestro medio
ambiente, reconocer un territorio, el hecho de poder recordar a personas, momentos o
lugares y hasta nos ayuda, sin saberlo, a elegir a nuestra pareja.

La mucosa olfatoria era llamada antiguamente como la pituitaria. El epitelio olfativo,


que reside en la parte más elevada de nuestro hueso etmoides, recoge las partículas
aromáticas que entran en nuestra fosa nasal, tanto a través de las narinas (orificios
nasales), como de las coanas (orificios posteriores que comunican con la faringe). Ese
epitelio era dividido entre pituitaria roja y amarilla, ésta última, la más superior y la
realmente encargada de reconocer la información olfativa. Se estima que disponemos
entre 20 y 30 millones de células olfativas y se sabe a día de hoy, que tienen capacidad
regenerativa.

El sistema de turbulencias que produce el aire dentro de las fosas nasales, es capaz de
calentarlo y humedecerlo, elevando las partículas odoríferas a la zona olfativa. Para este
fin, es necesario que las fosas nasales posean una anatomía en buen estado y una
humedad de la mucosa en buenas condiciones. Las partículas olorosas tienen que llegar
al techo de las fosas nasales y tienen que ser solubles en agua para poder integrarse en el
moco transparente que envuelve nuestra nariz. Los alimentos y bebidas frias huelen
mucho menos por su menor capacidad de evaporación.

¿Para qué sirve el olfato?

El sentido del olfato es de importancia crítica para los seres vivos, ya que permite
reconocer la materia sin entrar en contacto directo con ella, e incluso sin tener idea de
que está allí. Al ser un sentido pasivo, que requiere poca concentración, es una fuente de
información continua respecto del entorno, revelando la presencia de humo u olores
extraños que puedan alertar sobre una amenaza. Además, el olfato permite identificar
entornos familiares (justo por eso los animales “marcan” con su olor) y advertir el
estado y la composición de la comida antes de ingerirla.

¿Cuáles son las causas de pérdida de olfato?

Las causas más frecuentes de pérdida de olfato son las rinosinusitis, especialmente
causadas por virus, las formaciones polipoideas en el interior de la nariz, la desviación
del tabique nasal, la hipertrofia de los cornetes nasales, la sequedad de la mucosa nasal,
las inhalaciones químicas de carácter tóxico, los medicamentos, la degeneración
cerebral e incluso las causas genéticas.

Receptores Olfativos
El sistema olfativo se encarga de detectar los odorantes y convertirlos en señales que
nuestro cerebro interpreta como olores. Aunque el sentido del olfato es uno de los más
antiguos, la capacidad de detectar moléculas olorosas ha evolucionado muy lentamente
durante millones de años.

El descubrimiento de los receptores olfativos se produjo hace casi 20 años, en 1991. Sin
embargo, desde entonces se ha avanzado poco en la identificación de estos genes.

Los receptores olfativos (OR) se denominan según su ubicación en la nariz. Están


distribuidos por toda la cavidad nasal, principalmente en las células olfativas. Cada
neurona expresa sólo un tipo de receptor y, por tanto, toda la población de neuronas
responde a un determinado odorante.

¿Qué son los receptores olfativos?

Los ORs son una familia de receptores acoplados a proteínas G que detectan los
odorantes e inician la cascada de transducción de señales en el cerebro. Los OR se
expresan en los cilios de las neuronas sensoriales olfativas situadas en la cavidad nasal y
se unen a la membrana que se encuentran en la superficie de las neuronas sensoriales
olfativas (OSN). Las OSN son neuronas especializadas que se encuentran en la mucosa
olfativa, que recubre el tracto respiratorio superior.

Cada receptor está codificado por un gen, que produce un único receptor funcional (una
proteína) compuesta por 7 dominios transmembrana. Los receptores se dividen en dos
grupos basados en la homología de la secuencia:

Clase I: tienen siete dominios transmembrana y son los responsables de detectar los
olores volátiles.

Clase II: contienen ocho o más dominios transmembrana. Se cree que estos receptores
están implicados en la detección de odorantes no volátiles.
Cuidados del sentido del olfato

El sentido del olfato nos permite percibir aromas para después procesarlos en el cerebro.
Gracias a esto, los olores se pueden almacenar como recuerdos y relacionarse con
lugares, objetos, persona e incluso situaciones. Existen distintos padecimientos que
pueden causar alteraciones en el sentido del olfato. La mayoría de las
disfunciones se caracterizan por percibir malos olores u olores distorsionados.

 Mantener la nariz despejada: Cuando nos acatarramos, la nariz no


tarda en taponarse. Para deshacerte de esa molesta sensación nada mejor
que sonarte la nariz con fuerza y beber mucho líquido para que la mucosidad
desaparezca.
 Entrenar el olfato: es posible ejercitar el olfato igual que ejercitamos los
músculos de nuestro cuerpo. Para desarrollar este sentido, prueba este
ejercicio tan sencillo. Todos los días, huele un olor fuerte durante un par de
minutos. Hazlo durante tres o cuatro meses varias veces al día. Notarás los
resultados.
 Haz ejercicio: Aún no sabemos exactamente por qué, pero nuestro sentido del
olfato se agudiza después de hacer ejercicio. Los investigadores sospechan que
podría estar relacionado con la humedad adicional en la nariz.
 Deja el tabaco: una lista más a añadir a los perjuicios del tabaco es que fumar
puede dañar de forma permanente los nervios que se encuentran en la
parte posterior de la nariz, afectando a nuestra capacidad de oler.
 No bebas alcohol: hay investigaciones que revelan como el sentido del olfato
disminuye cuando aumenta el nivel de alcohol en sangre.
 Humedece el aire en invierno: parece ser que el olfato es más
potente en primavera y verano porque hay humedad en el ambiente.
Así que preocúpate porque el ambiente de tu casa o de tu trabajo esté lo
suficientemente húmedo. Si usted experimentas una disminución de tu sentido
del olfato y no se debe a algo obvio, como un resfriado o alergias, consulta a tu
médico sobre ello.
 Mantente lejos de los malos olores u olores intensos: la exposición prolongada
malos olores no solo fastidia, sino que además embota tu sentido del olfato. Si
tienes que estar expuesto a tales olores de forma prolongada, use una máscara
sobre la nariz y la boca que filtra algunos de los malos olores.
 No introducir objetos a la nariz: objetos extraños en la nariz puede producir
lesiones o daños en la parte interna de la nariz, de igual manera puede
ocasionar una obstrucción y problemas para respirar.
 Mantener la nariz limpia, para respirar y oler mejor.

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