Está en la página 1de 3

¿EXISTE DIFERENCIA ALGUNA ENTRE EL DIÁLOGO ECUMÉNICO Y EL

DIÁLOGO INTERRELIGIOSO?
Por: Hno. Emmanuelle cueto ramos, fmap
Parece ser que no, y digo “parece ser que no”, porque así lo suele asimilar mucha gente, sobre
todo en el ámbito católico (algunos teólogos y en consecuencia el pueblo en general). Sin
embargo no es lo mismo. Tenemos que reconocer que si se hace un análisis de la realidad
eclesial, muchas luces logramos encontrar al respecto:
PRIMERO: El ECUMENISMO según la definición del Concilio Vaticano II en su decreto
“Unitatis Redintegratio No. 4 dice: “Por “movimiento ecuménico” se entiende el conjunto de
actividades y de empresas que, conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las
circunstancias de los tiempos, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos”
Esto significa que la Iglesia en su intento por restaurar la unidad perdida por dos grandes
cismas (Cisma de Oriente año 1054 y las Reformas Protestantes siglo XVI) procura regresar
a la unidad, queriendo así realizar el ideal de Cristo de “Que todos Padre sean uno como tú
estás en mí y yo en ti” (Jn 17,21)
Luego entonces el ecumenismo es la búsqueda incansable de la unidad entre los que somos
cristianos, la pregunta es: ¿A qué nivel? Muchos responderían que ser UNO a nivel caritativo,
es decir en buscar sólo lo que nos une y no hablar de lo que nos separa. Quedarse en este
nivel es reducir el ecumenismo y limitarlo. Porque un eje fundamental es hablar de aquello que
nos une pero también buscar un posible solución al problema de aquello que nos separa.
Una dimensión fundamental ineludible es que por dicha búsqueda de la unidad, no se
abandone el sostener la propia identidad. Es decir que para no parecer intolerantes al decir:
“Soy católico y pertenezco a la Iglesia de Cristo” se prefiera un lenguaje vago y relativista como
muchos sostienen al decir: “Todos somos hermanos, es lo mismo, en el fondo todos buscamos
al mismo Dios” sostener esto tiene un trasfondo: eludir la responsabilidad de evangelizar y por
consecuencia tener una aversión a la palabra “conversión”, que para muchos suele ser
sinónimo de proselitismo. ¿Qué dirían Jesús y los apóstoles ante estas posturas? ¿Qué dirían
los Padres de la iglesia ante esto?
Por lo tanto, un sano ecumenismo no significa entregar en bandeja de plata a nuestras masas
católicas, sino permitir abrirse a posibles soluciones más allá del punto práctico. En realidad
me pregunto: ¿Qué consecuencia ha tenido el “hacer ecumenismo a la ligera” como hasta
ahora se pretende hacer en América latina? Hablo de hechos concretos que tú y yo
conocemos: Muchos sacerdotes, religiosas, laicos comprometidos que enarbolan la bandera
del “ecumenismo” y ¿Las consecuencias?
Vemos parroquias donde se ha llegado a permitir que el pastor pentecostal o evangélico
predique en plena misa. Pastores protestantes que predican en grupos o movimientos
eclesiales. No tengan duda alguna, en América latina no nos está funcionando el ecumenismo
de la forma en que se lleva, tenemos que entender que el protestantismo que se tiene en
nuestro continente no es de la línea del protestantismo-histórico.
Tenemos el problema del sectarismo. Son cosas distintas, recuerden el principio fundamental:
“Distinguir para definir” y otro más preciso: “Ideas claras y distintas” (René Descartes) de lo
contrario se confunden términos e ideas. El ecumenismo sugerido del Vaticano II nació como
iniciativa para buscar la unidad con quien desea hacer unidad.O pregunto: ¿Se puede hacer
ecumenismo (ya entendiendo bien qué cosa es) con gente que no busca la unidad? En realidad
no se puede cuando una de las partes no busca lo mismo que la otra parte. Un testigo de
Jehová: ¿Busca la unidad con el católico que visita diariamente? ¿Desea concordar en que
María es Madre de Dios, que Dios está en tres Divinas Personas, que es correcto el culto a las
imágenes, que María fue asunta al cielo? Creo que la respuesta es más que obvia: No. No
buscan eso.
Y no se puede decir que son cosas secundarias cuando representan dogmas fundamentales
de la fe católica. Por eso, en la práctica como mencioné antes, el ecumenismo según la forma
en que se está realizando en américa latina, no es el más correcto. Con esto no quiero decir
que no hay que hacer ecumenismo, al contrario: “Hacerlo con quien busca la unidad” la
pregunta es: en tu entorno ¿La gente que no es católica y que te visita busca la unidad en la
fe católica?
SEGUNDO: DIÁLOGO INTERRELIGIOSO. Este diálogo se realiza Ad Extra (hacia afuera) de
la Iglesia. Es decir que se realiza con personas que no profesan la fe cristiana de ninguna
denominación o ramificación. Por ejemplo un diálogo con los musulmanes, judíos, budistas,
etc. Realmente la presencia de este tipo de diálogo en América Latina es mínimo, ya que la
presencia de las grandes religiones es de un grupo reducido. Por lo tanto, la mayoría de la
gente a nivel popular, no llega a tener una interacción personal con personas que sean
musulmanas o judías.
De ahí entonces que dicho diálogo no tiene que confundirse ni con el ecumenismo ni mucho
menos querer aplicarlo con el problema que se tiene en nuestro continente: el sectarismo. No
se trata de decir que son diabólicos o hijos del diablo, eso sería faltar a la cardad. Sin embargo,
hay que poner los puntos sobre las íes. Quien se considere honesto intelectualmente hablando,
sabrá reconocer que no es correcto usar –por decirlo de una manera sencilla- la receta del
ecumenismo o el diálogo interreligioso con el sectarismo.
Pues bien, el diálogo interreligioso busca:
1. Respeto del otro/ otra en su especificidad;
2. Conocimiento objetivo mutuo de las tradiciones religiosas y culturales de cada uno,
particularmente a través de la educación.
3. Colaboración para que nuestra peregrinación hacia la Verdad se realice en la serenidad y
en la libertad.
(DISCURSO DEL CARD. JEAN-LOUIS TAURAN EN LA CEREMONIA DE INAUGURACIÓN
DEL CENTRO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO E INTERCULTURAL “REY ABDULLAH
BIN ABDULAZIZ” (KAICIID) .Hofburg, Viena. Lunes 26 de noviembre de 2012)
A MANERA DE CONCLUSIÓN:
Ambos diálogos: ecumenismo-Interreligioso. Tiene su razón de ser dentro de las iniciativas de
parte de la Iglesia, por vivir en la unidad del Cuerpo Místico de Cristo. Pero debemos
preguntarnos antes: “La realidad que vivimos en nuestros ambientes: ¿permite que se realice
dichos diálogos? En definitiva hacer diálogo interreligioso con las sectas en lo práctico, no
funciona. Hacer ecumenismo como se realiza actualmente, tampoco no nos está funcionando.
¿Por qué será? ¿Acaso no será que no estamos haciendo bien las cosas?

En mi opinión –muy personal y basado en mi experiencia como misionero- no puede hacerse


un correcto y sano ecumenismo sin hacer uso de la Biblia, como si los documentos eclesiales
(cartas apostólicas, exhortaciones, encíclicas, etc.) fuera recetas mágicas. Todas ellas siempre
tendrán su fundamento y razón en la Divina Revelación contenida en las Sagradas Escrituras
y la Tradición Apostólica.
Si en nuestro país (piensa en el tuyo personalmente) existiera una mayoría de Iglesias
Ortodoxas, o de Ritos orientales, creo que podría realizarse fructíferamente un buen
ecumenismo, no proselitista. Pero vivimos una realidad del sectarismo, cosa distinta. Por lo
tanto ¿Qué hacer cuando alguien cuestiona dogmas fundamentales de la fe católica? ¿Callar
para no parecer intolerante? Hacer esto es justamente faltar al mandamiento de la caridad.
Corregir al que está mal, es parte de la caridad. No hacerlo, es pecar de omisión.

Finalmente quiero decir que cuando exista la posibilidad de poder realizar el ecumenismo serio,
no de chiste o para pasarla bien; es necesario realizarse. Pero cuando existan ataques
frontales contra la fe católica, es necesario usar la apologética, que incluso si se usará
sanamente, evitaría problemas mayores al ecumenismo. Ya que la apologética es una medida
preventiva, una vacuna que previene una enfermedad. El ecumenismo es un tratamiento a una
enfermedad ya sufrida. ¿Qué se prefiere? ¿Prevenir la enfermedad o batallar, sufrir a veces
morir en la enfermedad?

También podría gustarte