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LOS FENICIOS
Los fenicios, de origen semita, se establecieron en las costas de Siria, región de Asia
Occidental comprendida entre los montes del Líbano y el Mar Mediterráneo. Ocuparon una
estrecha franja litoral de 200 km de largo por unos 35 a 40 km de ancho, llamada luego
Fenicia. Gracias a esta ubicación, los fenicios estuvieron entre los primeros navegantes de la
historia y dieron origen a una de las primeras civilizaciones marítimas.
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Así como el río Nilo fue un estímulo para el desarrollo de la cultura egipcia y los ríos
Tigris y Éufrates lo fueron para la Mesopotamia Asiática, el Mar Mediterráneo fue
fundamental para el desarrollo de la cultura fenicia. Por eso se afirma que los fenicios fueron
una sociedad talasocrática, es decir, se desarrollaron gracias a la presencia de los mares y
generaron un gran dominio y control sobre los mares, en especial sobre el Mar Mediterráneo.
Los fenicios nunca formaron un estado unificado -como sí lo hicieron los egipcios,
o los amorreos o los acadios- en cambio, se organizaron en ciudades-estado independientes
entre sí desde lo político y económico y compartían la cultura, la religión y el idioma -al igual
que el pueblo sumerio en Mesopotamia Asiática-.
De estas ciudades-estado las tres más importantes fueron: Biblios, Sidón y Tiro.
Cada una de ellas logró la supremacía sobre las demás en diferentes períodos históricos:
Biblos hacia el año 2000 a. C; Sidón alrededor del año 1600 a.C. y Tiro alrededor del año
1200 a. C.
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El período de mayor esplendor de los fenicios tuvo lugar durante la supremacía de
Tiro, cuando sus navegantes se aventuraron por el Mediterráneo y recorrieron el sur de Italia
y el Norte de África. Esta supremacía o grandeza duró hasta el año 900 a.C.
aproximadamente. Luego las ciudades-estado fenicias sufrieron diversas dominaciones
extranjeras de los asirios, neobabilónicos y persas.
Cada ciudad-estado estaba gobernada por un rey, pero su poder no era absoluto -
como en el caso de Egipto o de los Acadio y Amorreos-, sino que el rey gobernaba
acompañado por un Consejo de Ancianos, con los que debía compartir sus decisiones de
gobierno. Este Consejo de Ancianos estaba integrado por cien hombres, todos ricos
mercaderes. Su función era asesorar al rey en cuestiones de política y economía.
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A diferencia de las sociedades de los pueblos que hemos estudiado hasta
ahora, la sociedad fenicia estaba compuesta de la siguiente manera: en la cúspide de la
sociedad estaban los comerciantes adinerados, que ocupaban los cargos de gobierno y
manejaban el poder. El resto de la población la componían los artesanos, los cargadores de
mercaderías y los tripulantes de las naves. También había esclavos.
Ahora bien, durante sus largos viajes, los fenicios debían abastecerse en distintos
puntos de su recorrido. Incluso se suponía que las limitaciones inherentes a la navegación
primitiva (evitación de la navegación nocturna) impedirían singladuras muy superiores a los
60 km, aunque se ha comprobado que recorrían distancias mucho mayores sin tocar puerto.
Con el tiempo, esas escalas fueron transformándose en establecimientos permanentes que
permitieran el almacenamiento y el comercio estable con otros pueblos, que la historiografía
denomina factorías o colonias, de forma similar a las colonias griegas. La colonización fenicia
fue un fenómeno comercial y poblador localizado en puertos de fácil defensa, penínsulas o
islas cercanas a la costa, sin conquistas territoriales en el interior.
Las factorías fenicias se esparcieron prácticamente por toda la ribera sur mediterránea
y sus islas: desde Gadir, más allá del estrecho de Gibraltar, en el entorno del mítico reino
de Tartessos y puerta de las rutas del océano Atlántico, hacia el norte —Europa— y el sur
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—África—, hasta las costas de Asia y el mar Negro. En la costa africana son localidades de
fundación fenicia Tangis, Mogador y Lixus (actual Marruecos).
COLONIAS FACTORÍAS
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Como ya hemos mencionado, los fenicios eran grandes navegantes y comerciantes,
gracias a lo cual desarrollaron una importante actividad mercantil y se convirtieron en los
dueños del Mediterráneo entre los siglos XI y VIII a.C.
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CURIOSIDAD
Los fenicios desarrollaron, además, una importante industria artesanal. Ahora bien,
¿Qué entendemos por industria?
Se entiende por industria toda labor productiva que transforma las materias
convirtiéndolas en bines determinados, aptos para su uso o consumo.
Los fenicios Con oro y plata Sus tejidos eran muy Fabricaban vidrio
construían dos tipos fabricaron alhajas; apreciados en las transparente y
de barcos: con el bronce, armas zonas donde coloreado, con el
“redondos” para el y utensilios de uso comerciaban, que realizaban
comercio, naves doméstico. principalmente por objetos de variados
pequeñas con dos También utilizaron sus colores. Para usos, muy
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bancos de remeros; el cobre y el estaño teñir las telas apreciados en el
y “largos”, para la para elaborar utilizaban un Cercano Oriente.
guerra. Los barcos objetos. colorante que
“largos” tenían en la obtenían de un
proa un espolón caracol del
puntiagudo que Mediterráneo, el
servía para embestir múrice.
y tres filas de
remeros por lo que
se llamaban barcos
trirremes.
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Barco “redondo” para el comercio
Barcos trirremes
Ahora bien, los fenicios, al dedicarse al comercio debieron crear una escritura para
contabilizar sus operaciones comerciales. De esta manera fueron los inventores del alfabeto.
El alfabeto fenicio comenzó como una serie de ideogramas, un conjunto de símbolos que
representaban animales y objetos. A estos ideogramas se les asignaba un valor fonético de
acuerdo al nombre, en idioma fenicio, del animal u objeto representado; este alfabeto solo
contenía consonantes, veintidós en total. Era un sistema simple, lo que permitía la difusión
del conocimiento y la cultura.
Posteriormente, el alfabeto fenicio fue adoptado y modificado por los griegos para
representar su idioma. Los griegos tomaron algunas letras del alfabeto fenicio y les dieron
valor de vocal; debido a las diferencias lingüísticas entre ambos idiomas
(griego = indoeuropeo, fenicio = semita) también cambiaron la pronunciación de algunas
letras, y agregaron algunos símbolos para representar sonidos inexistentes en fenicio.
El alfabeto latino proviene del alfabeto etrusco, que fue a su vez una adaptación del alfabeto
griego.
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Los hebreos también adoptaron el alfabeto fenicio, aunque dada la similitud de sus
lenguas y la mutua influencia por su cercanía geográfica hubo una menor modificación que
por los griegos.
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Mientras que la escritura cuneiforme (sumerios) y la escritura
jeroglífica (egipcios) era una escritura ideográfica, es decir, compuesta por imágenes y/o
símbolos, la escritura alfabética (o el alfabeto fenicio) era una escritura fonética, es decir,
basada en sonidos.
LOS HEBREOS
La región de Palestina, al sur de Fenicia limita al Norte, con los Montes del Líbano;
al Sur con la península del Sinaí; al Oeste con el Mar Mediterráneo y al Este con el río Jordán
y el Mar Muerto.
Esta región posee suelos menos fértiles que los de Egipto y la Mesopotamia Asiática,
pero las llanuras son aptas para el pastoreo y el cultivo, y por esto fue codiciada por los
vecinos del desierto. Por su posición estratégica como área de cruce de caravanas
comerciales, poderosos reinos pusieron sus ojos en ella.
Observa los siguientes mapas sobre Palestina, lugar donde se asentaron los
hebreos
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De las tribus nómadas a la creación del reino de Israel
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Como ya hemos visto, muchos hebreos, emigraron a Egipto mientras ese país estaba
en poder de los hicsos (segundo período intermedio en Egipto). Pero cuando durante el
Imperio Nuevo los egipcios expulsaron a los hicsos, los hebreos asentados allí fueron
perseguidos y esclavizados. Entonces debieron huir y, según la Biblia, fue Moisés quien
dirigió a su pueblo hacia la “tierra prometida”, es decir, hacia Canaán o Palestina.
En su marcha hacia Palestina, al cruzar la península del Sinaí, Moisés recibió en una
revelación de Jehová las leyes para el gobierno de su pueblo, conocidas como las Tabla de
los Diez Mandamientos. Al llegar a Palestina, Moisés murió a la vista de la “tierra
prometida”, sin haber entrado en ella. Durante aproximadamente dos siglos los hebreos,
divididos en diferentes tribus, se enfrentaron con los cananeos por el control de la región.
Estas tribus, que eran doce, estaban dirigidas por los llamados “jueces” quienes eran jefes
militares que ejercían la autoridad sobre cada tribu. Como había doce tribus, había por lo
tanto doce jueces.
El primer rey de los hebreos fue Saúl. Sus sucesores, David y luego Salomón,
extendieron las fronteras. Durante el reinado de Salomón, el reino vivió una época de
prosperidad gracias al comercio. Ahora bien, ¿Por qué durante esta época vivió un período
de prosperidad gracias al comercio?
Este período de prosperidad del reino de Israel, finalizó con la muerte de Salomón
en el año 926 a. C. aproximadamente, porque luego de su muerte se desencadenó una
rivalidad interna y el reino se dividió en dos estados diferentes:
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Como consecuencia de esta división hubo una decadencia económica y
religiosa: económica, porque los hebreos ya no tuvieron el monopolio de las rutas de la
región, y religiosa porque comenzaron a asimilar creencias de los pueblos, como los
cananeos. Debido a esto, surgieron los llamados profetas, que sostenían y difundían la
doctrina de Jehová. Según las Sagradas Escrituras, es decir, la Biblia, profeta es aquel que
habla como intérprete de Dios.
La división y las luchas internas provocaron debilidad en los dos reinos hebreos, justo
en el momento en que surgían poderosos imperios en el Cercano Oriente. Por lo tanto, estos
dos reinos -el de Israel y el de Judá- no pudieron mantener su independencia. Los asirios
conquistaron el reino de Israel en el año 722 a. C. Por su parte, el reino de Judá cayó en poder
del Imperio Neobabilónico en el año 587 a. C. y los hebreos fueron trasladados a Babilonia,
donde permanecieron cautivos.
Cuando el Imperio Neobabilónico cayó en poder de los persas en el año 539 a. C.,
los hebreos fueron autorizados por los persas a regresar a Palestina. Ahora bien, si bien los
persas les permitieron reorganizarse como comunidad religiosa, les prohibieron en cambio
conformarse como un estado político independiente, por lo tanto, en lo sucesivo serían
dominados por varios pueblos: los griegos primero y los romanos después.
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En el año 70 d. C., los romanos destruyeron Jerusalén y expulsaron a los hebreos,
quienes se disgregaron por todo el Mediterráneo. Comenzó así la llamada diáspora, es decir,
la dispersión de los judíos por todo el mundo.
El hombre queda en una posición inferior con respecto a Jehová. Según sus
creencias, Dios lo había creado a su imagen, inmortal, pero por haber pecado fue condenado
al trabajo y la muerte.
Por otra parte, la religión hebrea tuvo también un matiz moral o ético. Yahvé le
exige a su pueblo el cumplimiento de una moralidad. Dicta, en primer lugar, las obligaciones
del creyente para con su dios (“ser el único dios”, “no representarlo”) y luego, las
obligaciones de los hombres entre sí (“no cometer asesinato”, “honrar al padre y a la madre”,
entre otros).
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Como ya hemos mencionado, la religión dominó todos los aspectos de la cultura
hebrea. La prohibición de representar a Dios desalentó la creatividad de esculturas y pinturas,
pero estimuló el desarrollo de la literatura, que se tradujo en el esfuerzo de generaciones para
la redacción y la transmisión de los textos, creencias y las tradiciones religiosas. El resultado
de esto fue la Biblia.
La Biblia o también llamada Sagradas Escrituras: sagradas porque se creen que son
inspiradas por Dios y contienen su revelación a los hombres, y escrituras, en plural, porque
su origen es variado, de distintas épocas y diferentes autores.
Estos escritos redactados por los hebreos constituyen el Antiguo Testamento o Biblia
hebrea (Torá). En ellos se habla de la historia, las costumbres, las creencias, los principios
éticos y morales del pueblo de Israel. Posteriormente, los cristianos le anexaron el Nuevo
Testamento, en el que se narra la llegada de Cristo, su vida y los orígenes del cristianismo.
Bibliografía:
Garelli, Paul. El próximo Oriente asiático: los imperios mesopotámicos. Israel. Barcelona: Nueva
Clio, 1977.
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