2-3 Contratapas CI19 español.

qxp_Maquetación 1 28/02/18 19:49 Página 1

ÍNDICE DE TEMAS POR UNA FEDERACIÓN

1 PRESENTACIÓN EL ÁFRICA NEGRA,
SUS LUCHAS DE AYER
DE REPÚBLICAS
Presentamos el décimo noveno número
de la Revista Correo Internacional Y DE HOY
SOCIALISTAS
HISTORIA 2
El reparto de África 8 ACTUALIDAD DEL ÁFRICA NEGRA
El nuevo papel
10 de China
en África
Las revoluciones y
la independencia

ANÁLISIS
22
REGÍMENES
16
Los regímenes políticos
después de la independencia

La “invención”
de África en la 30 ANGOLA ¿Qué (no) cambia en Angola?

34
perspectiva
imperialista
La lucha por la liberación

27 TEORÍA
de Angola

Las tareas democráticas

y la revolución permanente SENEGAL 43 Un mundo político en disputa

38 SUDÁFRICA Declaración de la LPS 45

La caída de Zuma 46 CONGO
40 La República “Democrática”
del Congo, sus riquezas,
El fin del apartheid su independencia

52 ZIMBABWE 56 SUDÁN 61 BOTSWANA

Golpe palaciego entre camarillas Entrevista a Masego Mogwera
gobernantes

58
¡Paremos el
NÍGER
COSTA DE MARFIL
Entrevista a Theodore Gnagna Zadi
genocidio!
Las ambiciones del 64
imperialismo tricolor

Presentación
C
on mucho orgullo, presenta-
mos este nuevo número de Co-
rreo Internacional dedicado al
África negra. En la página web de la
LIT-CI (www.litci.org), hemos publi-
cado artículos sobre varios países de
ese subcontinente.
Mineros con armas tradicionales marchan Pero podemos decir que, desde hace
frente a “Wondekop Hill” en el quinto muchos años (incluso décadas) nues-
aniversario de la masacre de Marikana,
tra organización y la corriente more-
en Rustenburg (Sudáfrica). Foto: EFE.
nista no publica un material como
Correo Internacional este sobre el África negra en su con-
es una publicación junto.
Esta revista se hizo necesaria por
de Editora Lorca S.A.
numerosos procesos de la realidad: las
Rua Conselheiro Carrão 546, renuncias de Jacob Zuma, en Sudáfri-
CEP: 01328­000, ca, de Robert Mugabe, en Zimbabwe,
Bela Vista, São Paulo, y de José Eduardo dos Santos, en An-
SP, Brasil gola; luchas y movilizaciones en Con-
go y Sudán; huelgas en Costa de
Impresión Marfil y Senegal, etcétera.
Mix Gráfica & Editora Pero también porque nuestra Inter-
Rua Aron Master, 401 nacional está comenzando su trabajo
CEP: 02151­090, en esa región. Un trabajo que se inició
con la adhesión de la LPS (Liga Popu-
Jd. Guançã, São Paulo,
lar del Senegal) como organización
SP, Brasil simpatizante; se continúa con el diá-
logo con otros agrupamientos y mili-
Editor Responsable tantes políticos y con el acercamiento
Alejandro Iturbe con comunidades africanas en el exi-
lio, y se profundiza con la relación
Proyecto gráfico con dirigentes y sindicatos que nos
Victor Bud permite la participación en la Red Sin-
dical Internacional de Solidaridad y
Diseño de tapa Luchas.
Peter Mac Hamilton Gracias a eso (y al estudio de la his-
toria y la realidad africanas) podemos
Diagramación incluir artículos sobre Angola, Congo,
Natalia Estrada Senegal, Sudáfrica, Sudán y Zimbab-
we, e incorporar en otros materiales
Traducciones elementos de Burkina Faso, Níger,
Jan Talpe Ruanda y Uganda. Incluimos también
Marcelo Korman entrevistas a dirigentes sindicales de
Natalia Estrada Botswana y Costa de Marfil (aunque
Sergio Rubin no compartamos todas las posiciones
expresadas en ellas), por su gran valor
como información desde “el propio te-
ISSN 2179­1198
rreno”.
MARZO DE 2018
CORREO INTERNACIONAL N.° 19
Al cierre de esta revista, ante las
movilizaciones de masas renunció el
gobierno de Etiopía, por lo que deci-
dimos agregar una página con un bre-
ve artículo sobre este hecho.
Otra parte importante de esta edi-
ción son los artículos que abordan
cuestiones de conjunto: la historia de
la colonización y el saqueo por parte
de las potencias imperialistas, la ne-
gación de la historia y la cultura afri-
canas que estas potencias hicieron,
las luchas por la independencia, el
papel de China como “nuevo actor”
de peso, y la cuestión teórica y pro-
gramática de la aplicación de la teo-
ría de la revolución permanente en
esta región.
Somos conscientes de que se trata
de una “primera edición”, que mu-
chos artículos contendrán algunas
imprecisiones. También que nos que-
dan “huecos” importantes: un análi-
sis de Nigeria (el país más poblado
de la región) y un análisis más glo-
balizador del subcontinente en su
conjunto. Incluso así, es un paso
muy importante de las publicaciones
de la LIT-CI.
Esperamos, en primer lugar, que
esta revista sea útil para ayudar a las
secciones militantes y simpatizantes
para el estudio y la discusión. En se-
gundo lugar, que aporte al trabajo
que estamos comenzando en el Áfri-
ca negra y en las comunidades afri-
canas en otros países. En tercer lugar,
que sirva también en aquellos países
con una fuerte población negra pro-
pia (como Brasil y EEUU), donde mu-
chos activistas miran hacia África en
busca de sus raíces.
Ahora es el momento de que esos
objetivos puedan cumplirse o que, al
menos, podamos avanzar hacia ellos.
EL EDITOR
1
 HISTORIA

El reparto de África
LENIN DEFINÍA EL IMPERIALISMO en su esencia como la existencia del “capitalismo
monopolista”, fruto de la fusión del capital industrial y el capital bancario,
que genera el capital financiero[1].

AMÉRICO GOMES

“La era de la posesión monopolista
de las colonias”
Este capital monopolista exige una
política colonial. En la medida en que
el capital financiero necesita luchar “por
las fuentes de materias primas, por la
exportación de capitales, por las ‘esferas
de influencia’, esto es, las esferas de
transacciones lucrativas, de concesiones,
de lucros monopolistas, etc., y, finalmen-
te, por el territorio económico en gene-
ral”[2]. Esto es, necesita de colonias para
asegurar el monopolio de las materias
primas y del mercado interno.
El “excedente de capital” de los países
imperialistas, fruto de la apropiación de
plusvalía en sus países, encuentra obs-
táculos para su crecimiento (entre ellos,
la pobreza del proletariado y las tarifas
aduaneras proteccionistas en Europa),
creándose entonces la necesidad de “ex-
portación de este capital” en busca de
una localización más “lucrativa”. Van al
exterior, a los países considerados poco
desarrollados, con pocos capitales, sa-
larios bajos, materia prima barata, y
bajo precio de la tierra.
Mantiene la afluencia de plusvalía
bajo la forma de intereses de préstamos
hechos a los gobiernos fantoches en el
continente y las ganancias de las em-
presas multinacionales que operan en
África. Para eso, es necesario el control
monopolista de estos países más pobres,
con los Estados imperialistas garanti-
zando la represión militar.
En el caso específico de la conquista
de las “colonias de las potencias euro-
peas en África”, Lenin distingue lo que
era esta política hasta 1876 (llamada “li-
bre conquista” de territorios) de la que
ocurre a partir de 1900 (“cuando todo
el mundo estaba ya repartido”), y la ca-
racteriza como la “era de la posesión
monopolista de las colonias”. La lucha
por el nuevo reparto del mundo. Basado
en la “tendencia a la dominación, en
vez de la tendencia a la libertad” y la
consecuente “explotación de un número
cada vez mayor de naciones pequeñas o
débiles por un puñado de naciones ri-
quísimas o muy fuertes”.[3]
Esto determina que esas conquistas
coloniales solo pudiesen ser realizadas

Representación actual de soldados ingleses

en la guerra contra los zulúes.

CORREO INTERNACIONAL
2

de manera cada vez más violenta. Por-
que, en la medida en que los grandes
grupos monopólicos luchan entre sí para
la apropiación de la plusvalía creada en
escala mundial, generan una nueva di-
visión internacional del trabajo, trans-
formando las economías “nacionales”
en partes de un gigantesco proceso que
se extiende por todo el planeta, en un
conflicto que solamente puede ser re-
suelto a través de luchas sangrientas.
Generando guerras imperialistas, mili-
tarización de la economía, y la carrera
armamentista. Una época de guerra y
revoluciones[4].
El nuevo reparto de África, que se
materializó hacia finales del siglo XIX e
inicios del XX, se combinó con la forma-
ción de monopolios capitalistas inter-
nacionales; la exportación de capital
desde las metrópolis (en lugar de ex-
portación de commodities), e importa-
ción en gran escala de materia prima.
La Conferencia de Berlín (1884-1885)
fue su mayor símbolo.[5]
Sin embargo, como previó Lenin, es-
tos acuerdos imperialistas estaban su-
jetos a la correlación de fuerzas entre
estos grupos que, cuando se alterasen,
provocarían nuevas luchas por la redi-
visión de los mercados. Así, la situación
se torna inestable y fuente de conflictos
constantes.
La repartija de África
África era vista como un mercado
abierto para el excedente de producción
imperialista, proveedora de materia pri-
ma en abundancia, y poseedora de
mano de obra barata y, algunas veces,
gratuita.
Hasta el siglo XIX, las potencias euro-
peas estaban en la costa (apenas 10%
del continente). El tráfico de esclavos y
el flujo comercial con Asia y Oriente
eran los objetivos principales. Siete po-
tencias europeas estaban presentes en
territorio africano: Francia, Alemania,
Gran Bretaña, Italia, España, Bélgica y
Portugal. Entonces, Bismark propuso la
realización de una conferencia para re-
alizar un nuevo reparto del continente,
buscando obtener una parte mayor para
Alemania.
Estas potencias europeas, más los Es-
tados Unidos, se reunieron para garan-
tizar sus “esferas de influencia” y esta-
blecer mecanismos para la creación de
territorios. Establecieron que ninguna
nación reclamaría ningún territorio afri-
MARZO DE 2018
cano sin antes haber notificado de sus
intenciones a los demás países involu-
crados y ningún territorio debería ser
reclamado sin antes ser ocupado. “Estas
serían la condiciones para que las ane-
xiones fueran reconocidas”[6]. Un acuer-
do entre bandidos imperialistas repar-
tiéndose el botín de sus robos.
El “Reparto de África”, como fue co-
nocida la Conferencia de Berlín, fue un
intento de resolver las divergencias so-
bre la extensión de poder de cada po-
tencia colonial, en una época en que
nuevos países entraban en la carrera
por la conquista de colonias. La fórmula
encontrada fue que ninguna nueva po-
tencia tendría derechos sobre un terri-
torio a menos que ejerciese un control
político fuerte y efectivo sobre él. En la
práctica, las potencias establecían pro-
tectorados formales, que garantizaban
mercados libres para su comercio.
Entre 1873 y 1904, aproximadamente
un tercio de África fue anexado por el
Imperio Británico (Sudán, Kenia y Ugan-
da fueron conquistados), se formó el
protectorado de Nigeria, y Sierra Leona
y Costa del Oro también fueron domi-
nadas. En 1877, los británicos anexaron
la República Sudafricana, derrotaron a
los zulus en 1879 y a los boers en 1902,
y anexaron las repúblicas independien-
tes del Estado Libre de Orange. En 1882,
el Reino Unido tenía el control adminis-
trativo de Egipto, a través de fuerzas
militares, y lo declaran protectorado en
1914.
Los franceses habían perdido Canadá
y la India para los ingleses. Para com-
pensar, conquistaron Argelia en 1830;
anexaron Túnez en 1881, y Guinea en
1884; entraron en parte del Congo y en
HISTORIA
En su libro
“El Imperialismo,
fase superior del
capitalismo”,
Lenin analiza
el proceso
que lleva a la
colonización
africana.
Senegal en 1885; en 1912, con acuerdo
de Gran Bretaña, se establecieron en
Marruecos, a pesar de la oposición ale-
mana, mientras Italia ocupó Libia.
Los belgas formaron el Estado Libre
del Congo, más específicamente como
una propiedad de su rey, Leopoldo II.
Significó la conquista de cerca de 2,3
millones de km², 75 veces el área de
Bélgica. Leopoldo aumentó su fortuna
personal basado en la explotación del
látex, del marfil y de minerales. Su do-
minio se caracterizó por la crueldad y
el terror, con trabajos forzados y castigos
sangrientos: como corte de manos y ca-
bezas (en el Estado Libre del Congo se
colgaban cabezas y cuerpos de aldeanos
en cercas, como un aviso a los otros so-
bre lo que sucedía con aquellos que no
cumplían su cuota de látex)[7] y asesi-
natos en masa.[8]
Los alemanes salieron muy bien de
esta Conferencia, ya que antes no tenían
prácticamente nada. La adquisición de
la pequeña colonia de Togo y Camerún,
en África Occidental; Namibia y Tanza-
nia, les permitió óleo de palma y bases
petroleras para sus industrias en expan-
sión. Un imperio de 2,6 millones de km2
y 14 millones de habitantes. Navíos a
vapor establecieron líneas directas entre
África y Hamburgo.
En 1914, cerca de 90% del continente
estaba nominalmente bajo control de
estos países. Solamente dos áreas de
África permanecieron no reclamadas:
Liberia, ocupada por repatriados afroa-
mericanos (en realidad, una dependen-
cia de Estados Unidos) y Etiopía, que
mantuvo la independencia después de
derrotar a los italianos en 1896.
Después de la Primera Guerra hubo
3
 HISTORIA
Mapa del África
colonial a inicios
del Siglo XX.
un nuevo reparto del botín, dividiéndose
el territorio que estaba bajo dominio
alemán: Togo y Camerún quedaron con
Francia, Tanzania con Inglaterra, Ruan-
da con Bélgica, y Namibia con África
del Sur.
Capital financiero y exportación
de materias primas
Con el reparto de África, los dueños
do capital financiero como Morgan y
Rockefeller de Estados Unidos; los
Rothschild de Europa; los Oppenheimer
de Alemania y Sudáfrica, y los Schnei-
der de Francia, saltaron sobre el conti-
nente como hienas hambrientas.
La Bethlehem Steel y la Standard Oil
de los Rockefeller, y el Morgan Guaranty
Trust, asociado a US Steel y a General
Eletric, operaban en Gabón y en la
Union Minere en el Congo. El Banco
Belge y la Société Générale en Angola
Diamond, explotando diamantes en um
área de un millón de km2, con acuerdos
corporativos con la Diamond Corpora-
tion, en Costa de Marfil, y con la Com-
pañía de Estudios Minerales de Angola,
asociada al gobierno angoleño.
4
Los Rothschild eran los dueños del
Bank of England, amigos íntimos de
Lord Randolph Churchill (padre del fu-
turo primer ministro Winston Chur-
chill), establecieron el Standard Bank
en Sudáfrica y fueron los principales fi-
nanciadores de Cecil Rhodes y la com-
pañía De Beers. Londres pasó a ser el
principal centro de procesamiento de
diamantes del mundo. El centro de la
economía mundial hasta 1939 fue la
City [Londres].
Los bancos alemanes, como Deutsche
Bank y Dresdner Bank, entraron en Áfri-
ca aliados a los trusts Mannesman,
Krupp, Bayer, Hoechst y Siemens. Fran-
ceses y belgas estaban juntos en la So-
ciété Générale, actuando en el África
francesa y en el Congo. En Libia actua-
ban el Banco di Roma y el Banco di Na-
poli, y el Banco Ultramarino en las co-
lonias portuguesas. En 1905, los
alemanes fundaron en Tanzania el Ger-
man East África Bank.[9] En 1901, el Ban-
que de Senegal se transformó en Banque
de l’Afrique Ocidental (BAO), con cone-
xiones con el poderoso Banco de Indo-
china.[10]
Después de la Primera Gue-
rra Mundial, los ingleses y los
franceses obtuvieron práctica-
mente el monopolio absoluto
del sistema bancario africano
a través de los bancos National
& Gridlays, Standart Bank y
Barclays.
Las administraciones colo-
niales garantizaran a sus impe-
rialismos el monopolio en sus
territorios. Las cargas del Con-
go para Bélgica solamente po-
dían ser transportadas por
compañías belgas; Francia es-
tableció tasas aduaneras altísi-
mas para los productos de sus
colonias transportados por na-
víos extranjeros; los colonos de
las colonias portuguesas paga-
ban precios exorbitantes por los
productos importados; los in-
gleses tenían altas tasas adua-
neras para las exportaciones ja-
ponesas y estadounidenses
hacia sus colonias. Con sus
aparatos de represión: ejército,
policía, grupos paramilitares y
tribunales garantizaron la ex-
plotación capitalista/imperia-
lista del África, bañada en la
sangre de quien se resistiese.
Willian Lever, quien montó el com-
plejo industrial Unilever, comenzó pro-
duciendo jabón en Liverpool, en 1902.
Consiguió de los belgas concesiones de
tierras en el Congo, en gran cantidad,
para cultivo de la palma. En 1910, com-
pró una fábrica en Nigeria, y después
en Sierra Leona y Liberia. Incorporó a
sus dos competidoras, la African y la Es-
tern, y formó la United Africa Company
(UAC), monopolizando todo el sector.
La Firestone compró las plantaciones
de caucho de Liberia y lo enviaba para
su fábrica en Akron, Ohio, y luego para
la fábrica de la Ford en Detroit. El abas-
tecimiento de materias primas propor-
cionó ganancias multimillonarias para
la industria imperialista. Europa tam-
bién importaba de sus colonias café, ca-
cao, maní, banana y algodón, y expor-
taba maquinaria y productos textiles.
La minería fue la gran explotación de
África. Guinea abastecía hierro, bauxita
y diamantes; Ghana, bauxita; Costa de
Marfil, manganesio y diamantes; Sene-
gal, fosfato de calcio y aluminio; Mau-
ritania, hierro; Togo, fosfato; Gabón,
manganesio, uranio, petróleo y hierro;
CORREO INTERNACIONAL

Angola, petróleo, diamantes, mangane-
sio y mineral de hierro; Sierra Leona,
mineral de hierro; Congo, diamantes,
cobre y estaño; Rodhesia del Norte, co-
bre, zinc y manganesio; Rodhesia del
Sur, carbón, cromo y amianto; África
del Sur aún hoy es el mayor productor
mundial de oro (con la mitad de la pro-
ducción mundial), de 40% de las pie-
dras preciosas (como diamantes), ocu-
pando el tercer lugar en su producción
después de Congo y Ghana (que tam-
bién produce cromo, plomo y uranio).
En 1956, África producía 96% de los
diamantes do mundo; 69% del cobalto;
63% del oro; 15% del estaño; 37% del
manganesio; 32% del fosfato; 24% del
cobre; 4% del mineral de hierro y de la
bauxita; 66% del cacao; 26% del maní
y 14% del café.
Cecil Rhodes y la conquista
Los reyes de la minería en el mundo
son hoy los Oppenheimer y los Morgan,
que, además de sus bancos, son dueños
de la Anglo American Corporation, la
Consolidated Gold Fieldsof South Africa
Ltd., y decenas de empresas más. Con
la Central Selling Organisation (hoy Dia-
mond Trading Co) tienen el control ex-
clusivo del mercado mundial de dia-
mantes y el 85% de su producción.
Están ligados a la Imperial Chemical In-
dustries (ICI) (asociada a la IE DuPont)
y a la IG Farben en la industria química
y en la industria militar. En Sudáfrica,
la African Explosives, monopoliza prác-
ticamente la venta de explosivos en el
continente.
Los bancos y las empresas industriales
del imperialismo fueron los grandes
beneficiarios de la colonización africa-
na y del saqueo de recursos naturales.
En la foto, William Lever, fundador de
la empresa Unilever.
MARZO DE 2018
En la década de 1920, compraron la
empresa del símbolo del imperialismo
en África: Cecil Rhodes, fundador de la
De Beer Consolitad Mines. En 1888, jun-
to con los Rothschild, Rhodes construyó
un monopolio global sobre la industria
de diamantes. Inició sus conquistas en
los campos de diamantes de Kimberley,
Sudáfrica, y se unificó con la Compagnie
Française y con la Compañía Central de
Kimberley.
Es el responsable por el mayor geno-
cidio de negros: se estima que mataron
60.000 africanos. Tenía su ejército pri-
vado paramilitar, la Policía de la Com-
pañía Británica de África del Sur
(BSACP), que realizó asesinatos siste-
máticos a partir de 1889. En la guerra
contra los metabeles, en Rhodesia, mató
a más 1.500 en solo una batalla, con su
principal arma, la ametralladora Maxim
0.45 (tiraba 500 proyectiles por minuto).
Fue Primer Ministro de la Colonia del
Cabo entre 1890 y 1896, y durante este
período estableció el Acta Glen Gray,
que buscaba expulsar a los negros de
sus tierras para que fueran a trabajar a
la ciudad; la Ley de los Señores y Siervos
(1890), que reintrodujo la práctica de
la tortura para los trabajadores negros;
la Ley de Franchise and Ballot de 1892,
que eliminó efectivamente los derechos
de voto de los africanos; legalizó la ad-
quisición ilícita e ilegítima de tierra a
través de la fuerza armada, por la que
se robaron cerca de un millón y medio
de km2 de tierras sudafricanas.[11]
Consiguiendo concesiones fraudulen-
tas con reyes tribales, Rhodes y su socio
Charles Rudd obtuvieron autorización
del gobierno británico para que su em-
presa, la British South África Company
(BSAC), gobernase y fuera policía de
toda la región, desde el río Limpopo
hasta los grandes lagos de África Aus-
tral. En esos territorios, fundó la colonia
de Rhodesia del Sur (hoy Zimbabwe) y
Rodhesia del Norte (Zambia). Colocó
una cuña entre las colonias portuguesas
de Angola y Mozambique. Llegó a do-
minar un territorio de 1 millón de km2.
Solamente lo superaba en crueldad el
Rey Leopoldo II quien, para obtener las
concesiones del reino Yeke, en Katanga,
mató al rey Msiri decapitándolo, e in-
corporó el territorio al Congo.
Con eso, impidió el sueño británico
de formar una “línea roja” en el mapa,
“desde el Cabo al Cairo”, con una línea
ferroviaria para garantizar la represión
HISTORIA
El británico Cecil Rhodes
fue un símbolo de la colonización
imperialista de África.
militar en todos los dominios, así como
Francia soñó vincular sus colonias de
oeste a este, y los portugueses, con su
“Mapa Rosa”. Bélgica y Alemania fueron
los principales obstáculos hasta que el
Reino Unido tomó Tanganika (hoy Tan-
zania) de los alemanes, después de la
derrota de estos en la Primera Guerra
Mundial.
Rhodes también quería que el Be-
chuanaland Protectorate (hoy Botswa-
na) se incorporase a la BSAC. Pero reyes
tribales de esta región viajaron a Gran
Bretaña y convencieron al gobierno para
que permaneciese gobernada por el Bri-
tish Colonial Office (BCO). Las denun-
cias contra Rhodes también hicieron que
el BCO mantuviera la administración de
África Central Británica (hoy Malawi).
Rhodes, ideólogo del apartheid suda-
fricano, apologista del imperialismo an-
glosajón y racista empedernido, escribió
que él ayudaba con la raza blanca al
desarrollo del mundo: “Nosotros somos
la primera raza del mundo, y cuanto
más del mundo habitemos, mejor será
para la raza humana”.
Racismo y explotación
El racismo fue fundamental para la
brutal explotación del trabajo de los
pueblos del África negra. De manera ge-
neral, el racismo está al servicio de la
explotación capitalista porque contribu-
yó para mantener un régimen de trabajo
discriminatorio que abarata la mano de
obra y consecuentemente aumenta las
ganancias.
En África, el preconcepto racista im-
perialista fue la base ideológica para
que, hasta hoy, la mayoría de los negros
5
 HISTORIA
no tengan un salario igual a los blancos,
trabajo técnico, tierras fértiles, educa-
ción, y sean obligados a habitar en gran-
des favelas sin asistencia social, salud
ni higiene básica, asegurando así fuerza
de trabajo barata y en gran cantidad en
las haciendas y minas.
Uno de los elementos fundamentales
para eso fue la expropiación de la tierra
de los nativos. Porque, así, los colonos
blancos producían en estas tierras y ex-
plotaban la fuerza de trabajo negra. En
Sudáfrica y Rhodesia prohibieron a los
habitantes negros plantar en sus tierras
con fines comerciales; en regiones del
Congo, los negros tenían prohibido ca-
zar; y en el África Oriental inglesa, eran
obligados a plantar exclusivamente al-
godón y maní.
En 1923, las autoridades británicas
aplicaron en sus territorios el “Native
Autority Ordenance” instituyendo los
trabajos forzados en el ferrocarril y las
carreteras. En Nigeria, los dueños de las
empresas de estaño se beneficiaron del
trabajo forzado, igual que las grandes
empresas de madera de Gabón y de Cos-
ta del Marfil. Los franceses hacían lo
mismo en el África Ecuatorial y en el
Sudán francés. En la construcción de la
línea ferroviaria en el Congo Brazzaville,
en 1921, se calcula que murió un 25%
Los guerreros zulúes combatieron con heroísmo a las fuerzas británicas pero fueron derrotados.
6
de los 10.000 “voluntarios”, por hambre
y enfermedades. Los portugueses fueron
los principales proveedores del tráfico
de esclavos y de la explotación forzada
en sus colonias, pero también enviaron
a muchos nativos para las minas de Áfri-
ca del Sur.
Consecuencias
La explotación de África sirvió al pro-
ceso de concentración de capitales del
imperialismo, dominado por los mono-
polios en diversas actividades. Se lleva-
ban la materia prima y traían productos
manufacturados. No estaban interesa-
dos en tener ningún desarrollo industrial
y subordinaban el crecimiento econó-
mico a los intereses de los países impe-
rialistas. Incluso, actividades industria-
les y artesanales precoloniales fueron
destruidas. Realizaron los emprendi-
mientos económicos que les interesa-
ban, como la construcción de puertos,
caminos y líneas ferroviarias, para el
transporte de estas producciones. La es-
pecialización en la industria extractiva
volcada hacia la exportación práctica-
mente acabó con el comercio interafri-
cano. Las áreas sin esos recursos fueron
totalmente desatendidas.
Aún hoy los monopolios controlan
cerca de 80% del volumen del comercio
en África. Los Estados Unidos asumen
hoy el papel que ocupaban algunas na-
ciones europeas, con una creciente in-
versión en la industria extractiva e ins-
tituciones financieras asociadas a los
bancos franceses y belgas que aún do-
minan en sus antiguos territorios. La
City cedió su lugar a Wall Street.
África es un continente rico en mate-
rias primas, explotado por las potencias
imperialistas a través de grupos multi-
nacionales ligados a gobiernos africanos
corruptos y que generaron burguesías
negras parasitarias y totalmente depen-
dientes de estas potencias.
El uso de la fuerza militar para esta-
blecer y mantener el control fue cons-
tante y sangriento. El barco a vapor, los
ferrocarriles y, centralmente, las ame-
tralladoras fueron fundamentales para
la conquista del continente. Los gobier-
nos coloniales eran la policía al servicio
de los consorcios bancarios e industria-
les imperialistas.
Tesoros culturales fueron robados, lle-
vados a Europa y rematados para com-
pensar los costos de las expediciones.
Los jefes tribales eran subyugados, en-
gañados o muertos, otros directamente
se vendieron a los colonizadores; las tri-
bus eran diezmadas, como los zulus,
los metabeles, los mashonas, el reino
CORREO INTERNACIONAL
 HISTORIA

de Níger, el principado de Kano, los fu-
lanis, los dinkas, los masai, los sudane-
ses, y los habitantes de Benín.
Las modernas fronteras del continente
fueron creadas artificialmente: refleja-
ban los intereses extranjeros y no la his-
toria de los pueblos y naciones africa-
nas. Cerca de mil reinos tribales fueron
transformados en poco más de 50 Esta-
dos “independientes”. Fue un proceso
que no consideró las bases étnicas y
geográficas reales y que, en muchos ca-
sos, llevó a la construcción de algunos
países inviables económicamente. La di-
visión de etnias en diferentes Estados
dificultó la lucha de liberación nacional
y genera conflictos hasta hoy.
El modelo estatal europeo fue copiado
organizativa e institucionalmente, sin
tener nada que ver con la tradición afri-
cana, con el objetivo de construir una
burocracia y una burguesía despótica e
represora, correa de transmisión del im-
perialismo.
La explotación aún es brutal, al ser-
vicio de los capitales imperialistas. Basta
citar un ejemplo: la Glencore, una em-
presa minera con sede en Suiza y que
realiza actividades en Congo, explota el
cobalto (como subproducto de la mine-
ría de cobre y níquel), un mineral que
duplicó su precio por ser esencial en la
producción de la nueva generación de
automóviles eléctricos y teléfonos celu-
lares. Este producto es consumido por
empresas como Apple, BMW, Toyota,
Dell, Fiat-Chrysler, General Motors, HP,
Microsoft y Sony (se estima que su de-
manda que va a aumentar 47 veces has-
ta 2030). Según Amnistía Internacional,
esta empresa explota 40.000 trabajado-
res infantiles que ganan entre 1 y 2 dó-
lares por día. Trabajan sin materiales de
protección y, por eso, sufren de enfer-
medades pulmonares y de la piel; ade-
más, cargan sacos que pesan entre 20 y
40 kilos. Una demostración del método
con que se hace la utilización de la fuer-
za de trabajo local, de bajo costo.
Entre 1900 y 1990, la población afri-
cana creció de 100 millones a 500 mi-
llones de habitantes. Según datos de la
ONU, más de dos tercios de la población
del África negra viven en condiciones
de pobreza y un 40% en condiciones
de pobreza extrema. El 10% de los niños
en el Congo muere antes de llegar a los
5 años, y más de 40% tiene atrofiado
su crecimiento debido a la desnutrición.
La colonización africana fue fuente
de desarrollo para los imperialismos eu-
ropeos a costa del trabajo forzado, el
flujo migratorio con el desplazamiento
de poblaciones (lo que desmanteló las
culturas y las economías precoloniales),
los cultivos obligatorios, la apropiación
forzada de tierras, la alta tasa de morta-
lidad en minas y plantaciones, la bruta-
lidad contra la resistencia y los movi-
mientos de protesta.
No quedan dudas de que la principal
tarea de la clase trabajadora africana es
expulsar definitivamente del continente
a las potencias imperialistas y sus em-
presas, como parte indisoluble de la
revolución socialista en África. Esto solo
se hará con el método de lucha de la
clase trabajadora, dirigido contra el im-
perialismo pero también contra la nueva
burguesía africana y sus gobiernos fan-
toches, rompiendo con todas las direc-
ciones reformistas y nacionalistas, que
no plantean estas tareas como impres-
cindibles.
[1]
Lenin, V. I. El Imperialismo, Fase Superior
del Capitalismo, Capítulo X: “El Lugar del
Imperialismo en la Historia”.
[2]
Ídem.
[3]
Ídem.
[4]
Lenin, “El imperialismo, fase superior do
capitalismo”, Cap. X.
[5]
No fue la única: se realizaron acuerdos
bilaterales y otras conferencias, como en
1904 entre Francia y Reino Unido (la Entente
Cordiale) o la Conferencia de Algeciras, en
la cual Francia perdió Marruecos pero fue
recompensada con otros territorios.
[6]
Niall Ferguson, “Império, como os Britâ-
nicos fizeram o mundo moderno”, Planeta,
2010.
[7]
Hochschild, Adam (1999). Fantasma do
rei Leopoldo, Companhia das Letras.
[8]
RODNEU, Walter. Como a Europa subde-
senvolveu a Africa. Seara Nova, p. 225.
[9]
Ídem, p. 230.
[10]
Ídem, p. 233.
[11]
“We don’t want to erase Cecil Rhodes
from history. We want everyone to know his
crimes”. http://www.telegraph.co.uk/edu-
cation/universityeducation/12064939/We-
dont-want-to-erase-Cecil-Rhodes-from- his-
tory.
En la actualidad, la empresa Glencore
es una de las más importantes
en la explotación de minerales
estratégicos en África..

BIBLIOGRAFÍA

• BUJARIN, Nikolai, O imperialismo e a economia mundial, 1915 (Lenin, escribió una introducción a este libro en diciembre de 1915,
apoyando su análisis principal).
• CHALIAND, Gerard. A Luta pela África, estratégia das potencias, Editora Brasiliense. 1980.
• DUMONT, Rene. Democracia para a África. Editora Ler e Escrever, 1991.
• FERGUSON, Niall. Império, como os Britânicos fizeram o mundo moderno. Planeta, 2010.
• GUERRA, Henrique. Angola. Estrutura Económica e Classes Sociais. União dos Escritores Angolanos, 1988.
• JONES, CR; TROTSKY, León; BREITMAN, George. A Revolução e o Negro, Ediciones Iskra, 2015.
• LENIN, V. I. O Imperialismo, Fase Superior do Capitalismo, 1916.
• N’KRUMAH, Kwame. Neocolonialismo, Último Estagio do Imperialismo, Civilização Brasileira, 1967.
• RODNEU, Walter. Como a Europa sub-desenvolveu a África.
• SHAWKI, Ahmed. Libertação Negra e Socialismo. Editora Sundermann, 2017.
• TROTSKY, León. “Teses sul-africanas”.
• WOODIS, Jack. África as Raízes da Revolta. Edipe.

MARZO DE 2018
7
 ACTUALIDAD
El nuevo papel de China
en África
EN OTROS ARTÍCULOS DE ESTA REVISTA, se hace referencia al papel del gobierno chino
en los procesos políticos de varios países africanos
¿Cuál es el significado de esta influencia?
ALEJANDRO ITURBE
E
n la segunda mitad del siglo XX,
después de su transformación en
Estado obrero en 1949/50, China
y el maoísmo tuvieron siempre presen-
cia en África. En esa época, a través del
apoyo a algunos movimientos de libera-
ción y, desde 1962, en una disputa de
influencias con la burocracia de la
URSS. Fue el caso del FNLA en Angola,
o del ZANU en Zimbabwe. Un apoyo y
una influencia que luego continuaban si
esos movimientos tomaban el poder.
A pesar de su disputa interburocrática
con el Kremlin, la política del maoísmo
era básicamente la misma que la del es-
talinismo clásico: que esas organizacio-
nes realizaran alianzas de clases con la
burguesía y no sobrepasasen los límites
de las reivindicaciones democráticas. Y
si llegaban al poder, también coincidían:
mantener el país en el marco del capi-
talismo y construir regímenes represivos
de partido único.
8
El premier chino Xi Jinping y el ex presidente
de Zimbabwe Robert Mugabe.
Hoy, China, aprovechando “espacios
vacíos” dejados por las potencias impe-
rialistas, ha ampliado mucho su influen-
cia económica y política en el África
negra. Pero ya no lo hace como Estado
obrero sino como Estado capitalista[1].
Las inversiones chinas
En el año 2015, el periódico Interna-
tional Busssines Times estimaba que Chi-
na había destinado a África 150.000
millones de dólares en los últimos cinco
años entre inversiones directas, créditos
y acuerdos de cooperación (para cons-
trucción de infraestructura, escuelas y
hospitales). En 2010, el comercio con
ese continente llegó a 210.000 millones.
Veamos algunos ejemplos. En Nige-
ria, a cambio del derecho preferencial
en subastas de petróleo, se acumulan
inversiones y proyectos por 21.000 mi-
llones; en Etiopía y Argelia por 15.000
millones cada uno, y en Angola y Sudá-
frica por 10.000. En algunos países más
pequeños o de menor desarrollo, como
Zimbabwe, Guinea Ecuatorial, Maurita-
nia y Zambia, las cifras son menores
(cerca de 4.000 millones) pero muy sig-
nificativas considerando el PIB de esos
países. Con Angola, hizo un acuerdo de
“exportar” 250.000 trabajadores chinos
(en condiciones de semiesclavitud) para
ayudar a la “modernización” del país. A
cambio, el gobierno de Luanda importa
de China todo el material para la cons-
trucción de carreteras e infraestructura
básica.
Como consecuencia de este avance en
la penetración económica, crece la in-
fluencia política del gobierno chino. En
Zimbabwe, la camarilla burguesa-esta-
tal que obligó a renunciar al veterano
Robert Mugabe fue primero a “pedir
permiso” a las autoridades de Beijing
(antes Pequín), y varios otros regímenes
burgueses dictatoriales africanos sobre-
viven gracias al apoyo chino.
¿Qué tipo de país es China hoy?
Todos estos elementos parecen dar la
razón a quienes afirman que China es
hoy la “potencia emergente” del mundo
o, en un lenguaje marxista, que es un
país imperialista o, como mínimo, su-
bimperialista (como afirman varios sec-
tores de la izquierda mundial).
Desde hace muchos años debatimos
con esa caracterización. Excede las po-
sibilidades de este artículo abordar este
tema con la profundidad que requie-
re[2)]. Pero, sí queremos presentar una
síntesis apretada de nuestros análisis.
CORREO INTERNACIONAL

En esos trabajos, definimos a China
como un país capitalista dependiente
atípico. Es capitalista porque la econo-
mía funciona motorizada por la búsque-
da de la ganancia por parte de las
empresas, cuya base fundamental es la
plusvalía extraída a los trabajadores
chinos en la producción. Es depen-
diente porque amabas puntas de su mo-
delo de acumulación (inversiones y
exportaciones) son controladas por los
capitales imperialistas. Pero decimos
que es una dependencia atípica (que la
diferencia de otros países de estas ca-
racterísticas) por dos razones. La prime-
ra es una planificación económica
centralizada desde el gobierno (una es-
pecie de “herencia” de la época del Es-
tado obrero), con fuertes herramientas
políticas y monetarias para incidir en la
economía.
La segunda es un aspecto específico
de la primera. El mercado monetario-
financiero chino es controlado de modo
centralizado por el Banco Popular de
China (el banco central) y cuenta con
una base propia muy amplia, a partir de
las importantes reservas de divisas acu-
muladas por los amplios saldos favora-
bles de la balanza comercial. Existen, sí,
bancos privados nacionales y extranje-
ros, pero tienen un peso secundario y
minoritario.
Un rasgo imperialista en países
que no lo son
Estas grandes reservas monetarias le
permiten al Estado chino y a las empre-
sas estatales de ese país tener diversos
fondos de inversión e inversiones direc-
tas en otros países, poseer empresas en
el exterior, hacer acuerdos con gobier-
nos, etc. La cifra viene aumentando en
la última década. En 2013, alcanzó a
140.000 millones de dólares[3]. Una par-
te, como hemos visto, fue hacia África.
La definición de China como imperia-
lista o subimperialista se asienta en el
siguiente razonamiento: Lenin definió
que el rasgo central del imperialismo es
la exportación de capital financiero, por
eso, aquellos países que tienen empre-
sas que lo hacen (y así extraen plusvalía
de otros) adquieren un carácter impe-
rialista.
Creemos que esta caracterización está
equivocada porque parte de absolutizar
un elemento (existencia de empresas
que exportan capitales) para definir me-
cánicamente al conjunto del carácter de
MARZO DE 2018
ACTUALIDAD
ese país y su ubicación en la “jerarquía el África negra. Por un lado, como he-
internacional”. Si observamos con ma- mos visto, saquean recursos naturales y
yor profundidad, encontramos que, en explotan trabajadores. Por el otro, como
el actual estadio de desarrollo del capi- consecuencia de lo anterior y para man-
talismo, existen empresas de este tipo tener esa situación, apoya y sostiene
incluso en países que nadie puede ca- sangrientas dictaduras burguesas.
racterizar como imperialistas (Argenti- Por eso, no tenemos ninguna duda en
na, Chile, Perú, Venezuela, etc.). ponernos del lado de los trabajadores y
Es cierto que estas empresas actúan los pueblos de esas naciones africanas
como mutinacionales (de modo similar contra esa influencia de China. Para una
a las empresas imperialistas): explotan verdadera liberación nacional de esos
trabajadores y extraen plusvalía de sus países, junto con las empresas de las
inversiones en el exterior; saquean re- potencias imperialistas es necesario ex-
cursos naturales y envían gran parte de propiar también a las empresas chinas
sus ganancias a la casa matriz. Pero, es y derrocar, con la lucha de los trabaja-
necesario ubicar esta realidad en el con- dores y el pueblo, los gobiernos burgue-
texto de conjunto del país de origen. De- ses que ambos (países imperialistas y
bemos analizar si esa plusvalía obtenida China) apoyan y defienden.
en el exterior es el eje principal alrede-
[1]
dor del cual gira la economía del país o, El capitalismo se restauró en China a partir
por el contrario, solo representa un ele- de 1979, con el gobierno de Deng Xiao Ping.
[2]
Para quienes quieran profundizar en el
mento contradictorio (y privilegiado) en
tema, recomendamos leer el artículo de Mar-
un proceso general en el cual ese país tín Hernández, “China, mito y realidad”, re-
entrega la mayoría de la plusvalía obte- vista Marxismo Vivo No 2, enero de 2001, y
nida a los países centrales, a través de el de Alejandro Iturbe, “Certezas e interro-
distintos mecanismos. gantes que plantea la crisis económica en
El caso de China es muy complejo por China” en https://litci.org/es/ menu/mun-
el volumen de capital de que disponen do/asia/china/certezas-e-interrogantes-que-
el Estado y la burguesía china (y el ta- plantea-la-crisis-economica-en-china/
[3]
maño de las inversiones que realizan en Datos extraídos del artículo “¿De qué ne-
gocios es dueña China en el mundo?”, de Ri-
el exterior), y por la autonomía finan-
chard Anderson, analista económico de la
ciera relativa a la que nos hemos referi- BBC.
do. Pero el modelo económico chino no
Sede del ICBC (Industrial & Comercial
funciona alrededor de esa plusvalía ob-
Bank of China) en Buenos Aires,
tenida en el exterior sino que, por el
Argentina.
contrario, entrega la mayor parte de esa
plusvalía y de la extraída en el país al
capital financiero imperialista.
Si analizamos las inversiones chinas
realizadas, vemos que la mayor parte
son para mantener sus reservas mone-
tarias o para garantizarse la provisión y
el transporte de las materias primas y
los alimentos que importa. De modo se-
cundario, busca dar algún alivio a la su-
perproducción de acero, construcción y
productos mecánicos que existe el país.
Son subsidiarias y están subordinadas
al modelo de acumulación de conjunto,
y están a su servicio. Es decir, en última
instancia, sirven para garantizar plusva-
lía al imperialismo.
Consecuencias políticas
El hecho de que demos este debate,
que consideramos necesario desde el
punto de vista de un análisis marxista
serio, no significa que no seamos cons-
cientes del papel globalmente negativo
del Estado y de las empresas chinas en
9
 HISTORIA

Las revoluciones
y la independencia
ANTES DE SER AMERICANOS, INGLESES, FRANCESES, BELGAS, NOSOTROS SOMOS NEGROS, SOMOS AFRICANOS.
Nos lo hacen sentir bien por los favores y los privilegios que los Caucasianos (o Blancos) se
hacen a nuestra costa. Ellos son verdaderamente graciosos, esos santurrones que nos enseñan
a morir por su patria mientras ellos arruinan la nuestra. Tenemos que tartamudear
constantemente “nuestros ancestros los Galos”. No tenemos ninguna pretensión de ser de la
raza aria, o como dice un hombre de ingenio, de la raza de nada[1]. Nosotros tenemos una
tierra, un continente, una patria: África.
JOSÉ MORENO PAU

E
ste discurso fue pronunciado por
Kojo Tovalou Houénou al Con-
greso de la UNIA (Universal Ne-
gro Improvement Association, o Liga
Universal para la Defensa de la Raza
Negra) en Harlem, New York (agosto
de 1924).
El jamaiquino Marcus Garvey fue uno de
los precursores del africanismo y sus ideas
influyeron en muchos intelectuales negros
de la época.
10
El despertar de la “conciencia negra”
fue un proceso que se inició desde las
primeras resistencias al esclavismo y
las revueltas de esclavos en América.
Los palenques, quilombos, como el de
Palmares en el Brasil, serán recordados
más tarde por los líderes de la indepen-
dencia africana. Pero el principal ejem-
plo americano para África fue el de
Haití, la primera República Negra que
logró su independencia literalmente a
sangre y fuego en 1804, tras derrotar a
las tropas francesas de Napoleón. La
violencia de la revolución haitiana im-
pulsó la política de repatriación de es-
clavos al continente africano tanto por
parte de las autoridades imperialistas y
sus fundaciones “filantrópicas” como
también de algunos afro-americanos
como Blyden, que apoyaron la creación
de colonias de repatriación.
Más tarde, en 1920, la vuelta a África
fue preconizada por el líder negro es-
tadounidense de origen jamaicano
Marcus Garvey que organizó la UNIA
(primera organización internacional
negra). En la “Declaración de los dere-
chos de los pueblos negros del mun-
do”, UNIA, además de plantear la
igualdad de derechos y la justicia so-
cial, exigía la entrega de África a los
africanos: un planteamiento esta vez
plenamente anticolonialista. Denuncia-
ba además a la Sociedad de Naciones
por negar el derecho de autodetermi-
nación a los pueblos africanos. El gar-
veyismo tuvo una gran influencia en
África formándose secciones en Dakar
(actual Senegal) y en Nigeria, que se-
rían perseguidas por las autoridades
coloniales.
Otro importante líder afroamericano,
también uno de los fundadores del pa-
nafricanismo, fue W.E.B. Du Bois que
participó en la primera conferencia pa-
nafricanista que se celebró en Londres,
en 1900. Su organizador, Sylvester Wi-
lliams, había conocido, durante la es-
cuela en Trinidad, al hijo del rey
africano Ashanti (de la actual Ghana),
deportado en la isla por las autoridades
británicas. La conferencia fue proyec-
tada para reunir líderes e intelectuales
negros como la mejor forma de luchar
contra el racismo y Du Bois será el re-
dactor del manifiesto. Tras la conferen-
cia, el grupo participante tomará el
nombre de Asociación Panafricana
que, al principio, contó con 50 miem-
bros africanos y 150 de origen no afri-
cano.
Pasarían 19 años hasta que Du Bois
consiguiera reunir de nuevo un congre-
so panafricano. Entre tanto, transcurrió
la Primera Guerra Mundial, en la que
participaron tropas africanas dentro de
CORREO INTERNACIONAL

los ejércitos de las potencias en conflic-
to. Alemania trató de mantener la neu-
tralidad africana en la guerra con el
argumento de que la utilización de tro-
pas negras, tanto en Europa como en
África, “disminuía el prestigio de la
raza blanca”. Pero franceses e ingleses,
deseosos de repartirse las colonias ale-
manas, no siguieron ese consejo. Ade-
más de los alistamientos para integrar
las tropas, las colonias africanas serían
profundamente esquilmadas para ali-
mentar a los ejércitos y para enviar ma-
terias primas a las industrias europeas.
La hambruna que esto provocó duró
hasta 1925 en algunas zonas como Ga-
bón. Diagne en Senegal y Du Bois en
EEUU apoyaron el reclutamiento de
tropas negras. Al mismo tiempo, Du
Bois planteó que no habría una paz du-
radera sin libertades democráticas para
los pueblos negros. La Primera Guerra
Mundial mostrará a los “pueblos no eu-
ropeos que tienen el derecho, y la capaci-
dad, de tomar a cargo sus propios
asuntos”[2].
El Congreso Panafricano de 1919
contará con Du Bois y Blaise Diagne
como máximos animadores. Sin em-
bargo, no conseguirán el apoyo de nin-
guna potencia. Dos años después, se
producirá la ruptura de los dos dirigen-
tes: el conservador Diagne aprovechará
un error de traducción (“una tierra co-
mún”) como si fuera una referencia a
la Comuna de París y al comunismo
(que crecía en influencia) para hacer
aprobar resoluciones más moderadas.
Otro hito que marcará la conciencia
africana será la invasión italiana de
Etiopía en 1935. Ya desde finales del si-
glo XIX, con la victoria de los etíopes so-
bre las tropas italianas, el “etiopismo”
se convirtió en la referencia de las as-
piraciones negras. La toma de Adis-
Abeba y el exilio de su soberano Haile
Selassie mostraron a los africanos que
no podían esperar nada de la Sociedad
de Naciones, donde Selassie presentó
inútilmente sus protestas. Las organi-
zaciones de solidaridad con Etiopía se-
rán otro lugar de encuentro de los
militantes negros.
Las reivindicaciones de los siguientes
congresos panafricanos continuarán
por la senda de luchar contra las dis-
criminaciones raciales. George Padmo-
re (comunista negro de Trinidad)
considerará estos congresos como “or-
ganizaciones nacionalistas pequeño-
MARZO DE 2018
W.E.B. Du Bois, otro de los precursores del
panafricanismo en EEUU. Foto de 1918.
burguesas”. La influencia del marxismo
crecía entre los pueblos negros y, tras
la Segunda Guerra Mundial, el mismo
Du Bois se aproximará a las ideas so-
cialistas: organizará con Padmore y
Amy Aswood Garvey (primera esposa
de Garvey) el congreso panafricano de
Manchester. También participará
N’krumah, el futuro presidente de Gha-
na. En este congreso de 1945 se exigirá
la autonomía y la independencia de las
colonias africanas, y el derecho de los
africanos a la resistencia, incluso vio-
lenta, si no fueran escuchadas sus rei-
vindicaciones.
El trotskismo en la independencia
africana: C. L. R. James
Lenin analizó en su texto El Imperia-
lismo, fase superior del capitalismo cómo
una de sus características será el repar-
to del mundo. Explicaba:
“La posesión de colonias es lo único que
garantiza de una manera completa el
éxito del monopolio contra todas las
Etiopía se mantuvo como nación independiente
cuando casi todo el continente africano era
colonizado por las potencias europeas.
HISTORIA
contingencias de la lucha con el adver-
sario, aun cuando este procure defen-
derse mediante una ley que implante el
monopolio del Estado. Cuanto más de-
sarrollado está el capitalismo, cuanto
más sensible se hace la insuficiencia de
materias primas, cuanto más ardua es la
competencia y la busca de fuentes de
materias primas en todo el mundo, tanto
más encarnizada es la lucha por la ad-
quisición de colonias”.
Este análisis del imperialismo será
fundamental para la comprensión de la
colonización africana y del resto del
planeta. Será Trotsky quien profundi-
zará más sobre el problema africano e
influenciará a una generación de revo-
lucionarios negros. Entre ellos, C.L.R.
James y su amigo George Padmore.
Trotsky tomará la consigna de “repú-
blica negra” para la lucha contra el im-
perialismo británico y la minoría
blanca de Sudáfrica.
C.L.R. James fue a visitarlo a México
en 1939. En esta época, escribió Los ja-
cobinos negros, sobre la primera revolu-
ción negra y la independencia de Haití.
Una gran obra que va a influenciar a
los panafricanistas. James conoce a
N’krumah en EEUU y ayuda a que se
contacte con Padmore en Londres, para
preparar el congreso panafricano de
Manchester.
El fin de la Segunda Guerra Mundial,
con una participación de soldados afri-
canos en el conflicto aún más impor-
tante que en la Primera, va a plantear
que sus sacrificios en la lucha contra el
nazismo y el fascismo tenían que tener
su recompensa. Este será el objetivo
del congreso de Manchester.
11
 HISTORIA
En los años ’30, la Komintern[3] había
perdido apoyo entre los africanos por
su política de acercamiento a las “de-
mocracias occidentales”, o sea, las po-
tencias colonialistas como Inglaterra y
Francia. Este fue el motivo de la ruptu-
ra de Padmore con el estalinismo, en
1934. Sin embargo, el triunfo soviético
en la Segunda Guerra Mundial y la di-
visión del mundo en los dos bloques
de la Guerra Fría harán que Moscú
vuelva a influenciar el continente afri-
cano. El asesinato de Trotsky en 1938
y la crisis de la IV Internacional tras la
Segunda Guerra Mundial van a despe-
jar el camino del estalinismo en África.
Desde la llegada de la burocracia es-
talinista al poder, la URSS no tenía in-
tención de extender la revolución. De
hecho, había frenado cualquier intento
revolucionario en el mundo, puesto
que cualquier triunfo de las masas (no
de las elites) pondría en cuestión su
propia dictadura totalitaria. Además,
en China de la década 1920, Stalin ya
había inaugurado la política de apoyar
a las burguesías nacionalistas de los
países coloniales y semicoloniales. Una
política que, con los frentes populares,
se confirma y se amplía a las “burgue-
sías democráticas”, en los años 1930.
Así pues, en el continente africano, la
burocracia soviética no impulsó siquie-
ra la formación de partidos “comunis-
tas”, y se contentó con ganar el apoyo
de algunos líderes.
12
El militante comunista negro George
Padmore, nacido en la isla caribeña
de Trinidad, abordó el problema africano
(y de los negros en general
desde una perspectiva marxista.
C.L.R. James fue autor del famoso libro
Los Jabinos Negros, sobre la primera
revolución triunfante de esclavos negros,
desarrollada en Haití.
La descolonización: entre los acuer-
dos y la revolución
Hay un primer acuerdo de hecho en-
tre EEUU y la URSS para poner fin a las
colonias. El imperialismo estadouni-
dense estaba interesado en el fin de los
imperios coloniales europeos para me-
jor poder penetrar en esos mercados.
Pero Francia no deseaba renunciar a
su imperio colonial y avanzó en su po-
lítica de “asimilación”:
la constitución de 1946 concede teó-
ricamente los mismos derechos a la po-
blación colonial que a la de Francia, lo
que va a retrasar unos años la lucha
por la independencia en las colonias
francesas. Recordemos que, dos años
antes, en Brazaville (Congo francés), el
general de Gaulle presidió una confe-
rencia que negaba todo derecho a la in-
dependencia (ni siquiera a la
autonomía), a pesar de sus propias pa-
labras, en las que declaraba que los
pueblos debían elevarse poco a poco
hasta dirigir sus propios asuntos.
Sin embargo, la descolonización va a
ser una dinámica imparable. En gene-
ral, fueron procesos acordados con las
metrópolis. Para las potencias colonia-
les, el mantenimiento de sus imperios
suponía un gran gasto presupuestario.
Los intereses económicos los podrían
conservar y aumentar hasta la extenua-
ción si convertían a las antiguas colo-
nias en países dependientes. Ese será
el objetivo del neocolonialismo.
Si bien es cierto que la descoloniza-
ción se iba a producir, lo que no espe-
raban era que se produjera en tan corto
espacio de tiempo. En esa aceleración
tuvo que ver la lucha del pueblo afri-
cano por liberarse. Huelgas generales
se harán presentes en diversas colo-
nias: Nigeria, Senegal, Costa de Marfil,
Zanzíbar, Guinea, África Central… Hay
una insurrección en Madagascar, en
1947, y la aparición de los mau-mau en
1952 en Kenia. Las colonias italianas
de Libia y Somalia obtienen el apoyo
de la ONU para su independencia, en
1949. La mayor colonia británica, la In-
dia, se había ya independizado en
1947.
El Imperio británico montará la Com-
monwealth[4], entre países “iguales”, y
conseguirá que prácticamente todas
sus colonias entren tras su independen-
cia a formar parte de dicha confedera-
ción. El principal objetivo será la
reducción de impuestos entre los paí-
CORREO INTERNACIONAL

ses miembros y el aumento de impues-
tos para los no miembros.
Francia tiene en su proyecto la
“Unión Francesa”, un proyecto “asimi-
lacionista”. Se constituiría una asam-
blea consultiva en la que la mitad de
sus miembros serían de la metrópoli, y
un alto consejo formado por miembros
del gobierno y algunos representantes
de los territorios de ultramar. En reali-
dad, nunca existió la igualdad jurídica
que proclamaran. Los 70 millones de
habitantes de las colonias solo podían
elegir un quinto de los escaños de la
Asamblea Nacional, mientras los 40
millones de franceses elegían el resto.
Las guerras de Indochina y de Argelia
contra los independentistas, y la derro-
ta de Francia en ellas, marcaron el fra-
caso de este proyecto, que será
sustituido por el de la Comunidad
Francesa en 1960.
El senegalés Léopold Sédar Senghor
se pronunció a favor de la “vía asimi-
lativa”, mientras en Costa del Marfil,
Felix Houphouët-Boigny se definió por
la emancipación, pero dentro del “mar-
co francés”. De hecho, este último aca-
baría siendo un promotor, hasta último
momento, de la Unión Francesa. Su
partido (Partido Democrático de Costa
del Marfil) se alió al partido Comunista
francés y, desde 1956, ocupó diversos
ministerios en París. Criticó a N’kru-
mah por elegir la independencia frente
a su propuesta de federalismo con
Francia. De vuelta a Costa de Marfil, no
le quedó más remedio que proclamar
la independencia, en 1960, bajo el pe-
ligro del crecimiento de la influencia de
las organizaciones independentistas
panafricanas. Su régimen pronto sería
una dictadura personal y duraría justo
hasta su muerte, en 1993. Una dictadu-
ra que benefició a las empresas extran-
jeras, principalmente francesas, que
obtuvieron el derecho de repatriar has-
ta 90% de sus ganancias.
N’krumah: un líder panafricano
a la cabeza de la independencia
El primer país del África negra en lo-
grar su independencia fue la colonia
británica de Costa del Oro (actual Gha-
na). Kwame N’krumah impulsó las
movilizaciones por la independencia
con huelgas y motines y fue encarcela-
do, pero su influencia política no hacía
más que aumentar entre el pueblo. Su
partido ganó las elecciones, y las auto-
MARZO DE 2018
Amílcar Cabral, nacido en la Guinea portuguesa (hoy Guinea Bissau) fue uno de los
teóricos de la lucha por la independencia de las colonias portuguesas en África.
En la foto, junto al líder cubano Fidel Castro.
ridades británicas optaron por liberarlo
y encargarle la formación de un gobier-
no autónomo, con el que tres años más
tarde proclamaría la independencia, en
1957. Nacía así, Ghana, bautizada por
N’krumah en recuerdo al antiguo im-
perio africano. En 1960, 18 países ac-
cedieron a la independencia: fue “el
año de África”.
N’krumah invitó a George Padmore
a Ghana, para impulsar sus proyectos
panafricanos. Esperaba que Ghana fue-
ra una plataforma para la independen-
cia de todas las colonias y así construir
una federación africana. De hecho, da
unos primeros pasos apoyando a Gui-
nea Conakry, donde Sékou Touré im-
pulsó la independencia, al votarse
negativamente en el referéndum sobre
el nuevo proyecto de Comunidad Fran-
cesa. La unión Ghana-Guinea debía ser
el principio de los Estados Unidos Afri-
canos. Pero el intercambio de parla-
mentarios y una bandera común, con
dos estrellas negras, no eliminó la exis-
tencia de dos ejércitos, dos monedas y
dos diplomacias separadas. El proyecto
quedó en una simple colaboración.
Guinea y Ghana se encontraban as-
fixiadas económicamente. Las medidas
liberales que aplicaban no surtían efec-
to por el control sobre el precio de las
exportaciones que ejercían las empre-
sas europeas. N’krumah nunca impuso
el monopolio del comercio exterior,
una medida necesaria si quería luchar
contra los precios que les imponían.
Por otro lado, organizó dos conferen-
cias panafricanas y la primera reunión
de países africanos independientes. En
HISTORIA
1958, en la conferencia de Accra (capi-
tal de Ghana) participaron también
Padmore y Patrice Lumumba. Apoya-
ron la independencia del resto de los
países africanos, en primer lugar del
Congo belga, país de Patrice Lumum-
ba.
Sus planes de unidad africana no tu-
vieron ningún apoyo a pesar de que ex-
plicaba que, sin la unidad, seguirían
dependiendo de las potencias colonia-
les. Lo que sí hicieron los nuevos go-
biernos fue impulsar el sector público
y acercarse al “bloque socialista”, pero
a costa de un gran endeudamiento.
N’krumah descargó ese peso en los tra-
bajadores, a los que les aumentó los
impuestos. A las huelgas, respondió
con la represión y el encarcelamiento
de los sindicalistas. El mismo camino
represivo y totalitario seguiría el gui-
neano Sékou Touré.
N’krumah fue destituido por un gol-
pe de Estado en 1966, mientras estaba
en viaje oficial en China. En Ghana, no
hubo protestas contra el golpe. En Gui-
nea, Touré inició una época de repre-
sión sanguinaria contra cualquier
oposición. Se calcula que fueron asesi-
nadas miles de personas durante su
mandato, que terminó con su muerte
en 1984.
N’krumah pasó sus últimos años en
Guinea, desde dónde siguió impulsan-
do el panafricanismo y denunciando el
neocolonialismo, que ya mostraba
abiertamente su funcionamiento. Sobre
sus errores solo llegó a la conclusión
de que “no bastaba la vía pacífica”.
Nada sobre su mesianismo (se hacía
13
 HISTORIA
Thomas Sankara, líder de Burkina Faso (antes Alto Volta) entre 1984 y 1987.
llamar “el redentor”, después de nom-
brarse presidente vitalicio) ni sobre la
represión al pueblo y a los trabajado-
res.
Peor destino tuvo Patrice Lumumba.
Él había denunciado la esclavitud y la
barbarie del colonialismo belga en la
ceremonia en la que se producía la in-
dependencia y ante la presencia del rey
Balduino, que salió humillado del acto.
Lumumba tuvo que enfrentar al ejérci-
to belga y a la secesión de la rica región
minera de Katanga. Casi todos los pa-
nafricanistas y los líderes nacionalistas
burgueses, como el egipcio Nasser, lo
apoyaron “de palabra”. N’krumah in-
cluso envió tropas, pero las dejó a dis-
posición de la ONU, con lo que la
ayuda a Lumumba y contra el imperia-
lismo belga quedó en nada. Eisenho-
wer, presidente de EEUU, vio en
Lumumba un grave problema y organi-
zó su caída. Menos de tres meses des-
pués de la independencia y de llegar al
poder fue destituido y después asesina-
do por el que sería durante décadas el
dictador sanguinario del Congo, Mobu-
to Sese Seko.
La independencia
de las colonias portuguesas
Como dijimos, la mayoría de las in-
dependencias en el África negra fueron
acordadas con Francia o Inglaterra. No
fue el caso de las colonias portuguesas.
14
El decadente imperialismo portugués
optó por asimilar solo a una ínfima mi-
noría de africanos y dejó al resto sin
ningún tipo de derechos. Sus “declara-
ciones civilizatorias” mantenían a sus
colonias huérfanas de instituciones de
enseñanza media y mucho menos uni-
versitaria. Por ello, a los jóvenes afri-
canos que los portugueses querían
“asimilar” no tenían más remedio que
formarlos en Lisboa. Allí, estudiantes
como Amílcar Cabral entran en contac-
to con las ideas panafricanistas que les
trae un grupo de marineros brasileños
negros.
En las colonias portuguesas se for-
maron diversas guerrillas que no con-
seguían casi éxitos militares y que
apostaban por la teoría maoísta de la
“guerra popular prolongada”, dado que
no preveían una rápida derrota del
ejército portugués. Aún así, para un
imperialismo de segunda categoría
como el portugués, la guerra colonial
significaba un enorme gasto económi-
co y, sobre todo, político. Estos conflic-
tos fueron una parte fundamental del
proceso revolucionario portugués que
acabaría por derribar la dictadura en
1974. Con la “revolución de los clave-
les” se iniciaron las negociaciones para
la independencia de las colonias.
En Angola, las tres guerrillas MPLA,
FNLA y UNITA se enfrentaron entre sí.
Unita, y después el FNLA, se pasaron
del lado imperialista y apoyaron la en-
trada de las tropas de la Sudáfrica del
apartheid. La victoria del MPLA signi-
ficaba todo un nuevo impulso a la lu-
cha en el continente africano, como
expuso el argentino Nahuel Moreno:
“El triunfo del MPLA sobre los racistas le
ha dado un significativo impulso al movi-
miento negro en el sur de África”, en su
trabajo sobre Angola. Pero el conflicto
continuó por años. El MPLA fue reco-
nocido internacionalmente como “go-
bierno legítimo”. Se autodefinió como
de “orientación marxista”. Pero eso no
le impidió a su dirección (principal-
mente a la familia dos Santos) conver-
tirse en los mayores burgueses del país.
Diferente fue el caso de Guinea Bis-
sau y Cabo Verde, colonias en las que
Amílcar Cabral consiguió construir un
verdadero ejército y liberar la mayor
parte antes de la “revolución de los cla-
veles”. Cabral aspiraba a satisfacer las
necesidades básicas de la población sin
permitir a una nueva burguesía local
sustituir a la colonial. Además, iba más
allá del panafricanismo, pues plantea-
ba que la lucha anticolonial debía ayu-
dar también a derribar el fascismo de
la dictadura portuguesa. Teóricamente,
se acercaba al maoísmo. Pero, como no
encontraba una burguesía nacionalista
guineana para formar la “alianza de las
cuatro clases”, le planteaba ese papel
a la pequeña burguesía. Pero les plan-
teaba que o bien apoyaban la revolu-
ción, o la traicionaban y se suicidaban
como clase social.
También defendía que no se debía te-
ner miedo al pueblo, que era el pueblo
el que debía ejercer la “democracia re-
volucionaria” y que, en las zonas libe-
radas, el poder debían tenerlo los
campesinos. Su victoria contra el impe-
rialismo portugués, sus aspiraciones de
unidad africana y un proceso revolu-
cionario más profundo que el de sus
mentores (N’krumah y Sécou Touré),
llevaron a su asesinato en la ciudad de
Conakry, en 1973. A pesar de su muer-
te, urdida entre alguno de sus colabo-
radores junto con los servicios de la
dictadura portuguesa, estas colonias
declararon su independencia sin espe-
rar acuerdos con la metrópoli. Las di-
ferencias de Cabral con Sékou Touré
también pueden estar detrás de ese cri-
men. Con la independencia, será el
ejército el que dirija los dos países, con
un régimen de partido único, sin sindi-
CORREO INTERNACIONAL
 HISTORIA

catos independientes ni derecho de
huelga. Hoy Guinea Bissau, ya con de-
mocracia burguesa, es uno países más
pobres del mundo.
Thomas Sankara:
el último mito y la lucha
por la segunda independencia
En el cercano Alto Volta (hoy Burki-
na Faso), en 1984, llegó al poder un
grupo de jóvenes militares. A la cabeza
de ellos estaba Thomas Sankara, un ca-
pitán de 34 años que había sido encar-
celado por el anterior gobierno militar
pero que debió ser liberado tras las ma-
sivas movilizaciones que lo apoyaban.
El joven militar sería conocido como
el “Che Guevara africano”. Las medidas
que impulsó en su país fueron tomadas
como ejemplo en otros de África. Para
luchar contra la pobreza, consideró
que había que romper con el imperia-
lismo. Expulsó a las tropas francesas y
planteó la soberanía alimentaria: pro-
ducir alimentos para la población y no
para la exportación y el lucro. Para ello,
redistribuyó la tierra de los hacendados
entre los campesinos y, además, luchó
contra la desertificación del país, de-
gradado por la tala masiva de los bos-
ques y sabanas. También apoyó la
fabricación de tejidos nacionales para
confeccionar la ropa tradicional del
país, dando trabajo a miles de mujeres.
La lucha por la igualdad de la mujer
fue otra de las señas de identidad de
Sankara.
Además, ha quedado en la memoria
colectiva su lucha contra la corrupción:
vendió los coches oficiales y, para lle-
gar cada día a la sede del gobierno,
usaba un Renault 5 (cuyas cuotas se-
guía pagando). Bajó el salario de los
ministros y hasta eliminó el aire acon-
dicionado de su despacho pues consi-
deraba que, si su pueblo no tenía aire
acondicionado, él tampoco tendría. Ci-
taba a Marx al decir que uno no piensa
en las mismas cosas ni de la misma
forma si vivimos en una chabola (casi-
lla) o en un palacio. Un año después
de la toma del poder rebautizó Alto
Volta con su nombre actual, Burkina
Faso (“la tierra de los hombres ínte-
gros”).
Thomas Sankara quería enfrentar al
imperialismo y esto implicaba, ya en
esos años, luchar contra una de las for-
mas principales que este había encon-
trado para someter a los países
dependientes: la deuda externa. Propo-
nía construir un frente unido contra
esa atadura. En la conferencia de la
OUA (Organización para la Unidad
Africana), en julio de 1987, expuso que
si no se pagaba la deuda los prestamis-
tas no morirían de hambre, pero que si
ellos la pagaban sí que morirían.
Sankara fue un nacionalista panafri-
cano y anticolonialista. Trató de cam-
biar su país y el continente africano,
enfrentando el neocolonialismo y aspi-
rando a una verdadera independencia.
Pero lo hizo con un programa incom-
pleto y con un método equivocado.
Para lograr esa “segunda independen-
cia” es necesario romper también con
el capitalismo. Hasta allí, Sankara no
llegó.
Al mismo tiempo, aplicó el modelo
represivo del castrismo cubano: impor-
tó la idea de los CDR (Comités de De-
fensa de la Revolución), que debían ser
los órganos de la supuesta “democracia
participativa” (no de “poder obrero”),
pero que se convirtieron en los órganos
de control de cualquier oposición, ade-
más de un nido de corrupción. Sankara
también eliminó la libertad de prensa
(como en Cuba) y persiguió a los sin-
dicatos.
Es decir, no impulsó la movilización
independiente de la clase obrera, apo-
yada en los campesinos pobres, para
llevarlos levarlos al poder. Por el con-
trario, intentó la falsa utopía de querer
transformar el país y el continente apo-
yándose en un ejército “normal” (se-
gún el modelo burgués). Un ejército
que, poco después, acató las órdenes
del imperialismo francés. En 1987,
Blaise Compaoré, también militar y
partícipe de su gobierno, dirigió el gol-
pe para derrocarlo e instauró un régi-
men dictatorial que duró hasta 2014.
Thomas Sankara fue una de las ex-
presiones más avanzadas del naciona-
lismo burgués africano. Pero chocó con
los límites infranqueables de sus con-
cepciones y la práctica política que de
ella deriva. Hoy, la clase obrera es una
realidad mucho más poderosa en todo
el continente. Eso nos permite decir
que las mejores aspiraciones de diri-
gentes como Sankara, Cabral, Lumum-
ba, y tantos otros, están más cerca de
realizarse, a través de la revolución
obrera y socialista.
[1]
Juego de palabras en francés: race aryen-
ne (raza aria) y race propre a rien (raza de
la nada).
[2]
África Unité, p. 59.
[3]
Nombre con que se llamaba a la III In-
ternacional o Internacional Comunista.
[4]
Commonwealth o Comunidad de Nacio-
nes para agrupar con Gran Bretaña a las ex
colonias británicas, ahora como “países in-
dependientes” e “iguales”.

BIBLIOGRAFÍA

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Thomas Sankara parle, La révolution au Burkina Faso 1983-1987, Pathfinder, 2012.
MARZO DE 2018
15
 ANÁLISIS

La “Invención” de África
en la perspectiva imperialista
LA POBLACIÓN NEGRA EN LA DIÁSPORA TIENE SUS RAÍCES EN ÁFRICA. No obstante, se conoce poco de
la historia y la cultura de aquel continente. Las catástrofes ambientales, los llamados
“conflictos tribales” o étnicos, los genocidios, la asociación mecánica del continente con
selvas y animales de gran porte, el hambre y la miseria son imágenes que pueblan la
mentalidad de los brasileños y de muchas otras poblaciones en el mundo.
ROSENVERCK ESTRELA SANTOS*

E
sto ocurre en virtud de la total ex-
clusión y negación de la historia
del África en las escuelas, la televi-
sión, los diarios, filmes y revistas. O, por
otro lado, de la total deformación y el es-
tereotipo que de ella se hace en los espa-
cios informativos y mediáticos. Tal
negación y/o deformación tiene por ob-
jetivo tirar cualquier referencia histórico-
cultural haciendo a la población negra
apta, por lo tanto, para asimilar las refe-
rencias y padrones europeos de belleza,
verdad, religión, política, entre otros.
Cabe, por lo tanto, ratificar que duran-
te varios siglos Europa emprendió un
proceso de dominación política, econó-
mica y cultural sobre diversas regiones
del mundo. Tanto el colonialismo, a par-
tir del siglo XV, como el imperialismo del
Antes de la llegada de los colonizadores europeos, África tuvo una extensa historia y
una rica cultura propia. En la ilustración, imagen que representa una ciudad Anunnaki
cuyas ruinas fueron recientemente descubiertas en Abzu (Sudáfrica).
16
siglo XIX dejaron marcas profundas que
permanecen hasta los días actuales en
continentes como África, América y Asia.
Una de esas marcas, que predomina en el
imaginario de las poblaciones, es la visión
histórica producida por los europeos.
Según P. Curtin, por mucho tiempo
África fue acusada de no poseer una his-
toria original, pues era un continente ha-
bitado por una raza inferior[1]. En este
sentido, no poseían y no construyeron
una civilización, según las potencias eu-
ropeas y sus intelectuales. A raíz de eso,
separaron África del Norte, considerada la
África blanca, de la llamada África negra.
La historiografía tradicional daba impor-
tancia a la escritura, que dividió la exis-
tencia humana en dos etapas: la
Prehistoria, donde no existía la escritura
y la Historia propiamente dicha, iniciada
con el surgimiento de la escritura. Como
África es un continente donde prevalece
la oralidad, se sacó la conclusión de que
esta no poseía historia. Actualmente, tal
división está sobrepasada, pues tanto la
Historia hace uso de otras fuentes ade-
más del texto silábico –como imágenes,
gráficos, símbolos diversos y monumen-
tos que informan tanto como el “texto
clásico”–, como también se tiene ya ple-
na conciencia de la riqueza de la escritu-
ra africana.
En efecto, conforme dice Luis Albu-
querque, después de la Segunda Guerra
Mundial se produce un giro en la Historia
de África, en virtud de las luchas por la
emancipación de los países africanos
bajo el yugo de Europa[2]. El continente
estaba sofocado desde el siglo XIX por el
imperialismo europeo, que consideraba
que existía la Historia africana solo des-
pués de su llegada.
P. Curtin hace una consideración inte-
resante con relación a la exclusión de
África en la historia[3]. Conforme su refle-
xión, constituye solo una de las facetas
de una explotación mucho mayor en tér-
minos geográficos, pues operaba incluso
dentro de Europa, a través de la Historia
elitista.
Según José Maria Nunes Pereira, en el
Brasil el estudio de Historia fue construi-
do según la pauta del eurocentrismo, de-
rivado del colonialismo cultural a que
está sometido[4]. Por eso, no existe casi
nada en los currículos universitarios acer-
CORREO INTERNACIONAL
 ANÁLISIS

ca de la Historia afro- asiática. La pobla-

ción brasileña, junto con los medios aca- África Europa
démicos, sufre de dos enfermedades en
Costumbres exóticas Valores universales (democracia, libertad, etc.)
relación con la visión que tiene del conti-
nente africano: astigmatismo y miopía Creencias, supersticiones Filosofía, ciencia, religión
cultural. Astigmatismo, pues no consigue
Tribus primitivas Estados, civilización
tener una visión de mundo, y miopía,
pues no establece un diálogo y una liga- Atraso Progreso
zón entre el Brasil y África. Luchas tribales Luchas sociales, luchas de clase
El modo como África es vista constituye
un ejemplo flagrante de ese colonialismo
cultural. África es vista a partir de las si-
de capital tienen su génesis marcada por la infamia que constituyese un medio para
guientes nociones: como una totalidad
violencia, la desigualdad y mucha explota- la acumulación de capital. […][7].
amorfa, cuya diversidad existe solo a tra-
ción, y que el continente africano –y tam-
vés de las tribus; como un continente sin
bién América y Asia– fueron fundamentales
civilización, pues es producto de las so-
a partir de la usurpación de sus riquezas y
ciedades europeas y más recientemente
la explotación de sus habitantes.
de la americana, y un continente de cos-
tumbres exóticas, mientras Europa posee El descubrimiento de tierras auríferas y ar-
valores universales. gentíferas en América, el exterminio, la es-
O sea, existe una visión sobre África clavitud y el soterramiento de la población
comparada con Europa, que puede ser nativa en las minas, el comienzo de la con-
sintetizada en el cuadro al lado. quista y el saqueo de las Indias Orientales,
En el Brasil, por ejemplo, la formación la transformación del África en una reser-
de nuestra nacionalidad es escamoteada, va para la caza comercial de pieles negras
relegando la contribución africana apenas que caracterizan la aurora de la era de la
a la culinaria, la danza, el folclore, el mis- producción capitalista. Esos procesos idíli-
ticismo, la lengua, y desconsiderando cos constituyen momentos fundamentales
todo el trabajo y el sudor en los campos, de la acumulación primitiva.
minas, construcciones, durante siglos de […] en Inglaterra, a finales del siglo XVII,
esclavitud. África, en ese proceso de in- esos momentos fueron combinados de En su obra “El Capital” Marx estudia la
vención de la barbarie y del primitivismo, modo sistémico, dando origen al sistema importancia de la colonización de África y
para la mayoría de la población mundial, colonial, al sistema de la deuda pública, al del esclavismo en el desarrollo del
y en especial para los brasileños, se redu- moderno sistema tributario, y al sistema capitalismo (en la foto, Monumento a
ciría a imágenes de las cuatro “T”: Tribu, proteccionista. Tales métodos, como por Marx, en Chemnitz, Alemania).
Tambor, Terreiro [lugar en que se celebran ejemplo el sistema colonial, se basan, en
en el Brasil algunos cultos africanos, como parte, en la violencia más brutal[6]. Marx refuerza en la continuación del
el candomblé, ndt], Tarzán, conforme des- texto –denunciando el cinismo de Eu-
Para dar cuenta de ese fenómeno extre-
tacó Pereira[5]. ropa– el hecho de que los europeos tie-
madamente violento, Marx no ahorra ad-
Por esa razón, consideramos imprescin- nen su crecimiento basado en la
jetivos despreciativos para caracterizar los
dible el conocimiento de la Historia afri- explotación del tráfico negrero y en la
actos europeos y las formas de conciencia
cana, pues es parte indisociable de destrucción de África, al mismo tiempo
y discurso que los europeos todavía bus-
nuestra historia, de nuestra realidad y de en que asociaban eso a su supuesta sa-
caban para justificar tales actos. Utiliza
las formas de explotación y opresión que biduría política. Dice, además:
intensa ironía, como es característico en
nos afectan.
toda su obra, para analizar el proceso de Mientras introducía la esclavitud infantil
acumulación de capital y las justificacio- en Inglaterra, la industria del algodón
¡Como ratas! La burguesía europea
nes de los europeos. Ironiza sobre la ética daba, al mismo tiempo, el impulso para
roe el continente africano
cristiana y puritana que discursaba sobre la transformación de la economía escla-
En el proceso de formación del capita-
el amor a Dios al mismo tiempo que, en vista de los Estados Unidos, ante más o
lismo y de su reproducción, aparecen al-
su contribución al proceso de dominación menos patriarcal, en un sistema comer-
gunas consecuencias que se vuelven
colonial, mataba indígenas hombres, mu- cial de explotación. En general, la escla-
marcas de este sistema; entre ellas desta-
jeres y niños, indiscriminadamente– y es- vitud disfrazada de los asalariados en
camos: la explotación, la desigualdad so-
clavizaba a los africanos y las africanas. Europa necesitaba, como pedestal, de la
cial y el pauperismo. ¿Qué tiene que ver
Marx comenta: esclavitud sans phrase del Nuevo Mun-
África con eso? En efecto, en el mismo
do[8].
proceso de acumulación y reproducción Con el desarrollo de la producción capita-
del capital tenemos la acumulación de la lista durante el período manufacturero, la Se perciben los adjetivos y expresio-
miseria y de las formas de explotación. opinión pública europea perdió lo que aún nes usada por Marx en su texto: exter-
Karl Marx aclara que la formación del le restaba de pudor y conciencia. Las na- minio, esclavitud, transformación de
capitalismo y el proceso de acumulación ciones se jactaban cínicamente de toda la África en una reserva para la caza; vio-
MARZO DE 2018
17
 ANÁLISIS
lencia más brutal; trabajo infantil, explo-
tación, etc. Él hace eso para demostrar
toda la brutalidad y la violencia con que
nace el capital, expropiando a los campe-
sinos en Europa, exterminando a los indí-
genas en América, esclavizando, matando
y usurpando las riquezas del continente
africano.
Pobreza, desigualdad, racismo están,
por lo tanto, absolutamente vinculados
al proceso de constitución y reproduc-
ción del capitalismo; esas formas de ex-
plotación, opresión y humillación se
construyen a partir del tráfico de esclavos
en el África, de la colonización en Amé-
rica, y se sedimenta con la Revolución In-
dustrial, luego del proceso de expulsión
de los campesinos de sus tierras y la for-
mación de un ejército industrial de reser-
va. En las palabras de Williams: “La
esclavitud no nace del racismo: por el con-
trario, el racismo fue consecuencia de la
esclavitud”[9].
No por nada, son fenómenos históricos
esenciales del sistema capitalista. Marx,
por eso mismo, no tenía dudas en vincu-
lar el proceso de acumulación primitiva
de capital a la masacre de la esclavitud,
del colonialismo, de la producción de la
miseria entre los campesinos y trabaja-
dores europeos, así como de la explota-
ción del trabajo de mujeres y niños
africanos[10].
El imperialismo del siglo XIX, en efecto,
es parte de ese proceso de roedura del
continente africano que se inicia en el si-
glo XV con el colonialismo y el tráfico de
esclavos –con el apoyo del Vaticano– y
tiene como uno de los marcos la confe-
rencia de Berlín, entre los años 1884 y
1885, caracterizada por la división del
continente africano entre las potencias
imperialistas europeas y la consecuente
18
ocupación militar, política y económica
de África[11].
En esta conferencia, países como In-
glaterra, Francia, Alemania, Portugal,
Bélgica, entre otros, ratificaron la domi-
nación sobre África y sellaron la explo-
tación de las riquezas minerales, de las
tierras y de la mano de obra africanas.
Para eso, grosso modo, invadieron el con-
tinente militarmente, confiscaron tierras,
organizaron formas de trabajo forzado y
crearon una serie de impuestos asfixian-
tes para los trabajadores africanos. Los
Códigos de Trabajo indígena representa-
ron verdaderos reglamentos de explota-
ción compulsiva del trabajo africano.
Irónicamente, como denuncia Marx,
todo ese proceso de violencia, explota-
ción y opresión –material y simbólica–
según los europeos ocurría en nombre
de la extensión de la civilización y la hu-
manización del continente africano. Afir-
mando que estaban llevando progreso
material y espiritual al pueblo del África,
así como luchando por el fin del tráfico
de esclavos, los europeos emprendieron
toda suerte de control político y econó-
mico visando la ampliación de sus ga-
nancias y la disminución de las
tensiones sociales en la propia Europa.
Como destacó Eric Hobsbawm:
A partir del momento en que el gran im-
perialista Cecil Rhodes observó en 1895
que, para evitar la guerra civil, era preciso
tornarse imperialista, la mayoría de los
observadores se concientizó del así llama-
do “imperialismo social”, esto es, de la
tentativa de usar la expansión imperial
para disminuir el descontento interno por
medio del avance económico o reforma so-
cial, o de otras maneras[12].
África fue, sin duda, el continente más
atacado por el imperialismo europeo,
Para muchos africanos la colonización
europea significó una vida de esclavitud en
su tierra o en extranjero. En la ilustración,
la obra “Boutique de Cordonier” del pintor
francés J.B. Debret.
asentado en la doctrina de las tres C: Co-
mercio, Cristianismo y Civilización. La
burguesía europea, con el apoyo de la
Iglesia (católica y protestante) y de Esta-
dos Unidos, ocupó directa e indirecta-
mente el continente africano en busca de
riquezas, ostentación y alivio para sus
tensiones internas.
Por esa razón, Hobsbawm afirma la
imposibilidad de separar las razones eco-
nómicas para la invasión de los territo-
rios coloniales de la acción política y de
los discursos necesarios para la legitima-
ción[13]. La conquista colonial se tornó
un símbolo de las potencias europeas y
su riqueza, desarrollo capitalista y lujo
fueron sostenidos sobre la base de mu-
cha violencia y explotación del África y
de sus habitantes. No muy diferente de
la época del colonialismo, como nos
alertó Eric Williams[14] en el inicio del
proceso de roedura –cuando el dulce del
azúcar en las tazas de café o té de los eu-
ropeos, así como el placer del tabaco
fueron posibles gracias al rojo de la san-
gre africana tiñendo los océanos alrede-
dor de mundo, en espacial, en el
Atlántico Negro y su símbolo mayor, el
navío negrero[15].
Las consecuencias de ese proceso fue-
ron brutales no solo para el continente
africano sino para todos los pueblos de
la diáspora. Hobsbawm[16] destaca algu-
nos de esos impactos de la expansión ca-
pitalista sobre las otras partes del globo.
a. El impacto económico del imperialis-
mo fue significativo, pero, claro, lo
que él tuvo de más significativo fue su
profunda desigualdad;
b. lo que el imperialismo trajo a las elites
efectivas o potenciales del mundo de-
pendiente fue, por lo tanto, esencial-
mente, la occidentalización;
c. Creó tanto las condiciones que forma-
ron líderes antiimperialistas como las
condiciones que, como veremos, co-
menzaron a propiciar resonancia a sus
voces;
d.el más poderoso legado cultural del
imperialismo fue una educación en
moldes occidentales para minorías de
varios tipos;
e. en el siglo XIX los no europeos y sus
sociedades eran crecientes y general-
CORREO INTERNACIONAL

mente tratados como inferiores, inde-
seables, débiles y atrasados, o incluso
infantiles;
f. lo exótico se tornó crecientemente par-
te de la educación cotidiana, como en
la literatura infantil, revistas.
El imperialismo, en la visión de Serra-
no y Waldman, emprendió una masacre
cultural gigantesca[17]. Angola, por ejem-
plo, en el año de la independencia po-
seía 97% de la población analfabeta,
Mozambique 98%, mientras Guinea-Bis-
sau 99%. O sea, la ocupación imperia-
lista en África hizo poco o nada en
términos de desarrollo de los países afri-
canos.
Por el contrario, como afirmaron Para-
da, Meihy y Mattos, el imperialismo eu-
ropeo diseñó un mapa artificial del
África que más tarde sería también el
sustrato para innumerables guerras civi-
les; establecieron la división del mundo
entre centro y periferia, civilizados y bár-
baros; desestructuraron la economía afri-
cana y la volvieron complementaria,
especializada y predatoria; además, de-
sestructuraron los modos de producción
existentes por medio de la imposición
del estatuto de la propiedad de la tierra,
impuesto indígena, cultivo y trabajo for-
zado[18].
Paralelamente, las ideologías del impe-
rialismo –racismo, cristianismo y darwi-
nismo social– hicieron del continente
africano un espacio de barbarie, primiti-
vismo y criminalidad.
Mientras tanto, no podemos conside-
rar la división y conquista del África solo
en los marcos de la historia europea,
como alertó el historiador nigeriano
Uzoigwe. En este sentido, el papel de las
elites africanas, en muchos casos visan-
do mantener su poder y sus riquezas,
fue fundamental para el éxito de la inva-
sión imperialista en África. Conforme
Uzoigwe, se debe llevar en considera-
ción:
[…] tanto los factores europeos como los
africanos […]. Rechaza la idea de que la
división y la conquista eran inevitables
para África, como dato inscrito en su his-
toria. Por el contrario, las considera con-
secuencia lógica de un proceso de
devoración del África por Europa, iniciado
mucho antes del siglo XIX. Admite que fue-
ron motivos de orden esencialmente eco-
nómico que animaron a los europeos y
que la resistencia africana a la invasión
creciente de Europa precipitó la conquista
militar efectiva[19].
MARZO DE 2018
O sea, tanto la iniciativa complaciente
de parte de la elite africana como la re-
sistencia tenaz de la mayoría de la po-
blación del continente deben ser
consideradas cuando se piensa el impe-
rialismo en África en una dimensión afri-
cana.
Jomo Kenyatta,
líder de la
independencia
de Kenia.
La resistencia africana
y las necesarias lecciones
para la clase trabajadora brasileña
Según Terence Ranger, la resistencia
africana puede ser analizada bajo los si-
guientes aspectos: los africanos nunca
se conformaron con la llamada pax co-
lonial, o sea, la tan propalada pacifica-
ción que los europeos habrían llevado al
continente por medio de la lucha contra
el tráfico de esclavos[20]; los africanos lu-
charon para mantener su soberanía y su
resistencia y no fue por medio de movi-
mientos de poca importancia o desorga-
nizados, como afirmaban los europeos.
Para eso, se utilizaron diversas formas
de resistencia: enfermedades simuladas,
ritmo lento de trabajo, fugas, pillajes,
destrucción de medios de transporte,
bandidaje social, revueltas sociales,
huelgas, entre otras formas. Las razones
de la resistencia fueron muchas, desde
la pérdida de la soberanía; la quiebra de
la legitimidad de las sociedades africa-
nas; las ideologías religiosas que sirvie-
ron de fermento para muchas revueltas;
la explotación económica; y la opresión
cultural.
En efecto, Ranger refuerza los tres
postulados que deben ser considerados
en la perspectiva africana de la resisten-
cia: 1) la resistencia africana fue funda-
mental, pues demostró que los africanos
ANÁLISIS
nunca se rindieron a la “pacificación”
europea; 2) no fueron resistencias deses-
peradas o ilógicas; 3) los movimientos
de resistencia no eran menores y sin im-
portancia, por el contrario, tuvieron im-
pactos en su contexto histórico, y tienen,
aún hoy, notable resonancia[21].
La “organización” y la “generaliza-
ción” de la resistencia aparecen aún más
nítidas si agregamos la lista de oposicio-
nes y revueltas armadas, […], los movi-
mientos de resistencia indirecta
anteriores a la agresión económica euro-
pea. La investigación sobre la base ideo-
lógica de la resistencia se enriquece si
juntamos un elemento nuevo, las prime-
ras manifestaciones de “conciencia” en
los obreros y campesinos, la idea de so-
beranía y la búsqueda de un nuevo or-
den moral.
Sin duda, la resistencia africana es or-
ganizada desde los primeros momentos
de la ocupación europea y va tomando
cuerpo en la medida en que las pobla-
ciones van sintiendo en la piel las mar-
cas de la explotación y la opresión
europea en su propio territorio, así como
a partir del surgimiento de ideologías y
de movimientos que serán fundamenta-
les en el proceso de descolonización del
continente, como la Teoría de la Negri-
tud y el Movimiento Panafricanista.
Nombres como W. E. B. Du Bois, Kwame
N’krumah, Jomo Kenyatta, Aimée Césai-
re, Léopold Senghor, Amílcar Cabral, Pa-
trice Lumumba, y Frantz Fanon fueron
líderes de expresión que teóricamente, y
algunos tomando las armas, contribuye-
ron para el proceso de lucha y resistencia
de los países africanos.
No se puede negar que factores exter-
nos como la Segunda Guerra Mundial y
la Guerra Fría fueron importantes en este
proceso de descolonización, pero como
alertan Parada, Meihy y Mattos, no se
puede atribuir, como hizo gran parte de
la historiografía de Europa, un peso de-
masiado grande sin llevar en considera-
ción la dinámica interna del continente
con sus más de 30 millones de kilóme-
tros cuadrados y millares de lenguas[22].
En virtud de esas razones, las décadas
de 1950 y 1960 marcaron decisivamente
la descolonización política de los países
africanos.
El imperialismo europeo creó el
estereotipo de los pueblos negros
africanos como “raza inferior”.
“Las aventuras de Tintin” del dibujante
belga Hergé es un claro ejemplo de ello.
19
 ANÁLISIS
Muniz Ferreira observa que:
El África se vio de pronto con la necesi-
dad de luchar por su independencia eco-
nómica antes incluso de concluir el
proceso de lucha por su emancipación
política. Carentes de cuadros técnicos, de
tecnología industrial, de capitales y hasta
de mercados, una vez que el proceso de
disolución de las economías tradiciones
no acarreó necesariamente la formación
de un contingente significativo de consu-
midores con efectivo poder de compra, la
virtual totalidad de los países africanos
ya despertó para la vida independiente
sometida a una situación de subalterni-
dad en el ámbito de la economía inter-
nacional[23].
Como si no bastase, en el transcurso
del siglo XX –en el proceso de reestruc-
turación productiva, globalización y cri-
sis del capital– África tuvo que lidiar
con las políticas neoliberales impuestas
por sus burguesías y la persecución a
los movimientos sociales y de la clase
trabajadora africana. Como dice Muniz
Ferreira: “Dilacerada internamente, po-
líticamente inestable y económicamente
estancada, la mayoría de los países del
continente africano tuvo que lidiar con
las transformaciones verificadas en la
vida internacional en las últimas dos dé-
cadas del siglo XX”[24].
Más miseria, más conflictos sociales
y guerras civiles explotaron en África,
sumados a la persecución de los movi-
mientos sociales de la clase trabajadora
A pesar de que la Consitución de 1988
lo considera como “crimen”, el
racismo y la discriminación hacia la
población negra están muy presentes
en la realidad actual de Brasil.
20
por gobiernos autoritarios de cuño capita-
lista y algunos de ideología estalinista. No
obstante, los movimientos sociales, el mo-
vimiento feminista, los sindicatos y otros
movimientos de la clase trabajadora han
desencadenado una serie de luchas por la
democratización de los Estados africanos
y la conquista de derechos sociales y po-
líticos[25].
Algunos autores, entre ellos José Flávio
Sombra Saraiva, por medio de lo que él
considera el renacimiento africano en el
siglo XXI, ha propuesto una mayor inser-
ción del África en el capitalismo. Él dice:
Reformas económicas liberalizantes, reduc-
ción de vulnerabilidades externas genera-
das por saldos exportadores y creciente
atracción de inversiones externas directas
son hechos, entre otros, celebrados como de
señalización de sustentabilidad económica
por los africanos y aún sorprenden a los
elaboradores de informes de las agencias
internacionales, como el FMI y el Banco
Mundial[26].
En un malabarismo discursivo descon-
sidera todos los problemas generados por
el neoliberalismo y por la globalización en
el continente africano y toda la miseria y
explotación de la que el África fue blanco
justamente por su inserción en el capita-
lismo, desde el tráfico de esclavos pasan-
do por el imperialismo. El capitalismo
transformó el continente africano en una
reserva de caza de seres humanos, explo-
tación del trabajo y expropiación de rique-
zas. La salida para el continente africano
no puede ser y nunca fue su inserción en
el capitalismo mundial. Por el contrario,
o la clase trabajadora africana y África
rompen con el capitalismo y construyen
el socialismo buscando la superación de
la desigualdad y la emancipación huma-
na, o la barbarie iniciada en el siglo XV
solo se profundizará.
En ese sentido, la explotación del
continente africano desde el período co-
lonial hasta el neoliberalismo en el siglo
XXI, ha sido legitimada por una práctica
represiva sostenida en el racismo y en
los discursos sobre la inferioridad del
pueblo africano y sus descendientes. El
pueblo brasileño, y en especial la pobla-
ción negra, heredera directa del África,
sería la imagen de ese continente: atra-
sado, primitivo, bárbaro, incapaz, im-
productivo y perezoso. La población
negra en el Brasil debe ser, igual que la
de África y los pueblos africanos, civili-
zada y dominada por el capitalismo im-
perialista para producir riquezas que
por cuenta propia no tiene condiciones
de generar. Para eso, se construyeron
una serie de manipulaciones ideológi-
cas, desde la deformación completa de
la Historia africana hasta la creación de
mitos de inferioridad de los descendien-
tes de africanos, como fueron en el Bra-
sil el mito de la democracia racial y la
ideología del emblanquecimiento.
Frente a estas consideraciones, cons-
tatamos que la constitución del capita-
lismo y sus impactos en la formación de
la pobreza y de las desigualdades en el
África, y también en otras partes del
mundo, no puede ser pensada sin la co-
nexión neurálgica con las relaciones de
clase y raza. Racismo y explotación de
clase estuvieron concomitantemente en
la base del sistema de producción capi-
talista y del imperialismo europeo.
Al final, ¿cómo luchar contra el capi-
talismo si usted no reconoce el racismo?
¿Cómo luchar contra las condiciones de-
siguales en el trabajo en virtud de las
prácticas de discriminación cotidiana si
usted no reconoce esas acciones discri-
minatorias? Como dice Silva:
Esclavitud y patriarcalismo son catego-
rías constituyentes y actuales en el pro-
ceso de formación de la sociedad
brasileña, de acuerdo con las configura-
ciones histórico-coyunturales. Siendo así,
no están desplazadas de las raíces laten-
tes de nuestra cuestión social, represen-
tadas en el contexto de la colonización
por la cuestión étnica y por el trabajo for-
zado, motivo de tantos conflictos sociales
y raciales que aún no fueron superados
[…][27].
El mito de la democracia racial, solo
para quedarnos en esa construcción, al
CORREO INTERNACIONAL
 ANÁLISIS

negar el racismo brasileño niega las de-
terminaciones raciales de la desigualdad
social y cierra las puertas para un aná-
lisis consciente de la historia brasileña
calcada en el latifundio, en la economía
dependiente y en la esclavitud. Este trí-
pode es parte de nuestro ethos civiliza-
torio e impregna nuestras mentes,
nuestros saberes y nuestras posiciones
políticas. No por nada el padrón civili-
zatorio de nuestro país es eurocéntrico
y urbanocéntrico.
Eso tiene resultados drásticos en la lu-
cha de la clase trabajadora. Pues al no
reconocer el racismo como ideología or-
gánica de dominación, los trabajadores
negros no atacan el instrumento ideoló-
gico central de mantención de sus con-
diciones sociales y abren espacio para la
creación de un ejército industrial de re-
serva compuesto por la población negra,
que tiene dos resultados: la marginali-
dad del segmento negro y la superexplo-
tación de los trabajadores blancos.
En otro sentido, los trabajadores blan-
cos, al no reconocer el racismo como
uno de los factores determinantes de
desigualdades en el Brasil, además de
no atacar una teoría de legitimación y
refuerzo histórico del capitalismo, aca-
ban por naturalizar la condición de la
población negra como consecuencia de
una formación educativa inadecuada o
incluso inaptitud para el trabajo. Esas
formas de percibir tienen eco y produc-
ción en la historiografía brasileña como
demuestra el estudio de Silva sobre tres
de los grandes íconos de la escrita inte-
lectual brasileña: Gilberto Freire, Sérgio
Buarque de Holanda y Caio Prado Jr.
En ese sentido, es fundamental des-
velar las determinaciones de clase y
raza en la estructuración de las desi-
gualdades sociales y de la producción
de la pobreza. Esta es una tarea que
cabe a todos los movimientos sociales,
pues la unidad de la clase trabajadora
debe ser la unidad concreta que tome
en cuenta las realidades diferenciadas
de hombres, mujeres, negros y blancos
en el Brasil. Lo que la burguesía hace de
todo para esconder, nosotros debemos
abrirlo como forma de lucha y deses-
tructuración de las bases ideológicas del
capitalismo.
Haciendo esto, conseguiremos unir, a
ejemplo de muchos momentos de la
Historia brasileña –como fueron los qui-
lombos–, a los explotados y los oprimi-
dos en una acción conjunta contra el
capital, sus instrumentos de domina-
ción y la construcción de la revolución
socialista.

• Rosenverck Estrela Santos es profesor de la Licenciatura de Estudios Africanos y Afro-brasileños de la UFMA (Universidad Federal de
Maranhão).
[1]
CURTIN, P. D. Tendencias recientes de las investigaciones históricas africanas y contribución a la historia en general. En: Joseph Ki-
Zerbo (org.). Historia Geral da África, vol. I. San Pablo: Ática; París, Unesco, 1982.
[2]
ALBUQUERQUE, Luís. ALBUQUERQUE, Luís. “Reflexões sobre a história de África no século XIX”. I Reunião Internacional de História
de África. Lisboa: Centro de Estudos de História e cartografia antiga, 1989.
[3]
CURTIN, P.D. Op. cit.
[4]
PEREIRA, José Maria Nunes. Colonialismo, racismo, descolonização. En: Estudos Afro-asiáticos, Cândido Mendes, Año 1, n.º 2, 1978.
[5]
Ídem.
[6]
MARX, Karl. O Capital: crítica da economia política. Livro I - O processo de produção do capital. trad. Rubens Enderle. San Pablo:
Boitempo, 2013, pág. 820.
[7]
Ídem, p. 824
[8]
Ídem, p. 829
[9]
WILLIAMS, Eric. Capitalismo e escravidão. San Pablo: Compania das Letras, 2012, p. 34.
[10]
MARX, Karl. Op. cit.
[11]
HERNANDEZ, Leila Leite. A África na sala de aula: visita à história contemporânea. 2ª ed. San Pablo: Selo negro, 2008; UZOIGWE,
Godfrey N. Partilha europeia e conquista da África: apanhado geral. En: BOAHEN, Albert Adu. África sob dominação colonial, 1880-
1935. San Pablo: Cortez; Brasília: Unesco 2011. (Coleção História Geral da África; vol. 7).
[12]
HOBSBAWM, Eric. A era dos impérios 1875-1914. 5ªed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1998, p. 105.
[13]
Ídem.
[14]
WILLIAMS, Eric. Op. cit.
[15]
GILROY, Paul. O Atlântico Negro. Rio de Janeiro, UCAM, editora 34, 2001.
[16]
HOBSBAWM, Eric, Op. cit., pp. 110-124.
[17]
SERRANO, Carlos; WALDMAN, Maurício. Memória D’África: a temática africana em sala de aula. San Pablo: Editora Cortez, 2010.
[18]
PARADA, Mauricio; MEIHY, Murilo; MATTOS, Pablo. História da África contemporânea. Rio de Janeiro: Ed. PUC-Rio: Pallas, 2013.
[19]
UZOIGWE, Godfrey N., Op.cit., p. 31.
[20]
RANGER, Terence. “Iniciativas e resistência africanas em face da partilha e da conquista”. En: BOAHEN, Albert Adu. África sob do-
minação colonial, 1880-1935. San Pablo: Cortez; Brasília: Unesco 2011 (Coleção História Geral da África; vol. 7).
[21]
Ídem, p. 72.
[22]
PARADA, Mauricio; MEIHY, Murilo; MATTOS, Pablo, Op. cit.
[23]
FERREIRA, Muniz Gonçalves. A África contemporânea: dilemas e possibilidades. En: GELEDÈS: instituto da mulher negra, 2017.
Disponible en: https://www.geledes.org.br/wp-content/uploads/2017/03/africa-contemporanea.pdf. Consultado el 15/01/2018.
24]
Ídem, p. 8.
[25]
FOUNOU-TCHUIGOUA, Bernard; KASANDA, Albert. A África Subsaariana. En: AMIN, Samir; HOUTART, François (org.). Mundiali-
zação das resistências: o estado das lutas 2003. San Pablo: Cortez, 2003, p. 8.
[26]
SARAIVA, José Flávio Sombra. A África no século XXI: um ensaio acadêmico. Brasília: FUNAG, 2015, p. 27.
[27]
SILVA, Ivone Maria Ferreira da. Questão social e serviço social no Brasil: fundamentos sócio-históricos. Cuiabá: EdUFMT, 2008.

MARZO DE 2018
21
 REGÍMENES

Los regímenes políticos

después de la independencia
LA MAYORÍA DE LOS NUEVOS PAÍSES DEL ÁFRICA NEGRA surgen en el proceso
de independencia de las potencias coloniales, desarrollado después de la
Segunda Guerra Mundial. En muchos casos, la independencia fue el resultado
de duras luchas y de guerras de liberación nacional.

ALEJANDRO ITURBE

E
ntre esas luchas y guerras de li-
beración, se encuentran las de la
República Democrática del Con-
go (ex Congo belga y ex Zaire) que lo-
gró la independencia en 1960; y de
Angola, que se independizó de Portu-
gal en 1975.
Sudáfrica vivió un proceso diferente:
fue la burguesía blanca de origen ho-
landés (los boer) los que la obtuvieron,
para luego construir el régimen del
apartheid sobre la población negra[1].
En Zimbabwe (ex Rodhesia), hubo pri-
mero un período independiente llevado
adelante por la burguesía blanca de ori-
gen inglés, que intentó repetir la expe-
riencia de Sudáfrica en la década de
1960 y luego una guerra del pueblo ne-
gro contra la burguesía blanca, encabe-
zada por el ZANU (Unión Nacional
Sudafricana de Zimbabwe), que triunfó Patrice Lumumba, líder de la Una alternativa que se cerró
a finales de la década de 1970. independencia del ex Congo belga por la derecha
A posteriori de la independencia, en (actual República Democrática En cada país, los procesos tuvieron
varios de esos países se produjeron del Congo). especificidades, pero con muchos ras-
guerras civiles entre fracciones guerri- gos y elementos comunes. Uno de
lleras negras. Estos enfrentamientos se ellos, es el del carácter de las direccio-
originaron en la combinación de la dis- Fue el caso de la República Democrá- nes que los encabezaron. Estos movi-
puta por el control del nuevo Estado tica del Congo y el enfrentamiento en- mientos de liberación nacional fueron
entre esas fracciones y una política de tre el gobierno de Patrice Lumumba y organizaciones de ideología y progra-
intervención indirecta del imperialismo las fuerzas de Moshe Tsombe, con apo- ma nacionalista burgués con fuerte im-
que apoyaba algunas de esas fraccio- yo de Bélgica, EEUU y Francia[2]. Tam- pronta antiimperialista (aunque algunas
nes. En ciertos casos, esto se cruzaba bién el de Angola y la larga guerra civil se autodefiniesen como “marxistas leni-
con rivalidades entre las diversas etnias entre el gobierno del MPLA (apoyado nistas”), direcciones pequeñoburguesas
negras en las que se apoyaban esas por la URSS) y la alianza entre el FNLA y base plebeya-popular.
fracciones guerrilleras y que el impe- y la UNITA (respaldadas por EEUU y Como resultado de las luchas por la
rialismo buscaba aprovechar. China). independencia, estos movimientos des-
CORREO INTERNACIONAL
22

truyeron las instituciones político-mili-
tares del imperialismo en sus países. Es
decir, su propia estructura político-mi-
litar pasó a ser la base de un nuevo Es-
tado. En esas condiciones, estas
organizaciones tenían la posibilidad de
definir de modo autónomo el curso de
la revolución. Esto se veía favorecido
por el hecho de que las burguesías del
período colonial (los funcionarios y co-
lonos europeos) eran expulsadas o
abandonaban el país y dejaban en él
sus propiedades.
En la mayoría de esos países, en el
período colonial, no existían práctica-
mente burguesías negras sino, en el
mejor de los casos, sectores negros pe-
queñoburgueses o algunos funcionarios
negros privilegiados (como los évolués
congoleños). Gran parte de las direccio-
nes de los movimientos de liberación
provenían de estos sectores (es el caso
del propio Patrice Lumumba).
A estos movimientos y gobiernos se
les presentaban dos alternativas. La
primera era seguir el “camino cubano”:
centralizar en el Estado las principales
palancas de la economía y, con base en
la planificación centralizada, iniciar
una economía de transición al socialis-
mo y la construcción de nuevos Esta-
dos Obreros (los primeros en África).
La segunda era construir un Estado
burgués. Consecuentes con su carácter
de clase y su programa, estas direccio-
nes optaron por este último camino.
Todas ellas tienen el mérito indiscu-
tido de haber dirigido grandes luchas
anticoloniales triunfantes pero, enfren-
tadas a la alternativa que analizamos,
optaron por el último camino. No se
puede entender lo que sucede hoy en
esos países sino como una consecuen-
cia de esa opción.
Los regímenes estalinistas burgueses
Al estudiar los procesos revoluciona-
rios de la segunda posguerra, Nahuel
Moreno le dedicó bastante atención a
aquellos que se daban en los países co-
lonizados[3]. En uno de esos materiales,
analiza que:
“[Hay] revoluciones que abortaron,
que no alcanzaron ningún logro socia-
lista y se estancaron en una revolución
política, que solo dio lugar a un nuevo
régimen en lugar del anterior totalita-
rio, invasor o colonial. Aparentemen-
te, solo son revoluciones democráticas,
MARZO DE 2018
El Che Guevara en la época en que tropas cubanas participaban
de la guerra civil en el Congo (1965).
nacionales, que triunfaron. Pero no es
así, porque, como ya hemos explicado
largamente, debajo de ese proceso lo
que está en curso es una revolución so-
cialista, aunque se exprese en una pri-
mera etapa como una revolución
democrática o colonial. Quienes abor-
taron estas revoluciones impidiendo
que lleguen a su consumación, que
completen su recorrido, para impedir
que triunfe la revolución socialista,
son las direcciones del movimiento de
masas, principalmente el estalinismo
mundial”.
Posteriormente, se refiere, precisa-
mente, a aquellos movimientos que
primero destruyen el Estado colonial y
sus fuerzas armadas pero luego retro-
ceden a la reconstrucción del Estado
burgués, con el ejemplo del FLN arge-
lino[4].
Procesos similares ocurrieron en
otros países coloniales, pero que inclu-
so se frenaron antes. Fue el caso de las
ex colonias portuguesas y otros:
“Hubo triunfos de las guerras antico-
loniales en África que no llegaron a
un régimen obrero y campesino, es
decir, los nuevos gobiernos no llega-
ron a romper con la burguesía, o con
el imperialismo (en aquellos países
donde no existía una burguesía negra
relativamente fuerte). Los gobiernos
de las guerrillas triunfantes en las ex
colonias portuguesas en África (An-
REGÍMENES
gola y Mozambique), aunque tuvie-
ron fuertes roces con el imperialismo
yanqui, siguieron teniendo relaciones
estrechas y semicoloniales con el débil
imperialismo portugués, y por esa vía
con todo el imperialismo mundial. Y
con el paso del tiempo incluso los pro-
fundos roces con el imperialismo yan-
qui han ido disminuyendo (…) Los
llamamos regímenes estalinistas bur-
gueses porque estas colonias están go-
bernadas por partidos nacionalistas
estalinistas que, a pesar de los roces,
choques y enfrentamientos con el im-
perialismo yanqui (incluso armados),
reconstruyen rápidamente el Estado
burgués semicolonial. (…) A pesar de
que no hay ningún partido burgués
en el poder, no lo[s] llamamos obrero
y campesino, porque el partido nacio-
nalista-estalinista no rompe con el
imperialismo ni con el régimen bur-
gués”.
Evolución similar a los regímenes
bonapartistas sui-generis
Existen, por supuesto, especificida-
des en cada país: subsistencia o no de
burguesías de origen europeo colonial,
existencia o no de sectores burgueses
negros, mayor o menor peso del estali-
nismo en los movimientos anticolonia-
les dirigentes, etc. Pero, en la medida
en que ninguno avanza hacia la crea-
ción de nuevos Estados obreros y la
transición al socialismo, todos acaban
23
 REGÍMENES
(tarde o temprano) adquiriendo rasgos
similares a los regímenes que Trotsky
llamó “bonapartistas sui generis” al
analizar el régimen mexicano del gene-
ral Lázaro Cárdenas, en la década de
1930[5].
Es decir, son regímenes burgueses a
través de los cuales la débil burguesía
nacional quería negociar en mejores
condiciones con el imperialismo. Por
eso, adoptaban una ideología naciona-
lista burguesa (“defensa del país frente
al imperialismo”), impulsaban algún
grado de coordinación con otras nacio-
nes similares (el Panafricanismo), e in-
cluso coquetearon con ideas como el
“socialismo nacional” o el “socialismo
africano”.
En otro escrito de la misma época,
Trotsky explicaba que un rasgo impor-
tante de estos regímenes de los países
atrasados es que “aprovechan los anta-
gonismos entre los distintos países y
grupos de países imperialistas para de-
fenderse”. En el momento en que sur-
gieron las naciones africanas, estos
regímenes también aprovecharon las
contradicciones entre los países impe-
rialistas, por un lado, y el bloque de la
URSS y los Estados obreros, por el otro,
para intentar crearse un espacio pro-
pio. Una expresión de ello fue la crea-
ción, en 1961, del Movimiento de
Países No Alineados (MPNA), con 29
integrantes[6].
Samora Machel, primer presidente
del Mozambique independiente,
encabezó un tipo de régimen
político que Nahuel Moreno
llamó “estalinista-burgués”.
24
Inicialmente, la participación africa-
na fue débil (solo 6 naciones estuvie-
ron presentes). Pero luego su fuerza se
fue expandiendo. En 1963 se crea la
Organización para la Unidad Africana,
con los mismos principios del MPNA y
31 países miembros. En 1970, la III
Conferencia del MPNA se realiza en
Lusaka, capital de Zambia.
Otras características importantes
De modo similar a los regímenes
analizados por Trotsky, para tener un
control mayor de la economía nacio-
nal, tomaron algunas medidas antiim-
perialistas (expropiaciones y Más allá de las especificidades de su
estatizaciones, o el impulso desde el
Estado de ramas de la economía), pero
nunca sobrepasaron los límites del sis-
tema capitalista ni del Estado burgués.
Este aspecto se encuadra dentro de lo
que el propio Trotsky definió como “ca-
pitalismo de Estado”.
Por otro lado, para contrapesar la
presión imperialista, se apoyaron en
cierto grado de movilización de las ma-
sas y, por eso, les daban concesiones
para lograr su apoyo y su identificación
con el régimen. Al mismo tiempo, ne-
cesitaban ejercer un férreo control so-
bre ellas, para evitar que esa
movilización los desbordase, avanzara
a niveles superiores y amenazase el sis-
tema capitalista y el Estado burgués.
Por eso, fueron regímenes diferentes
del democrático-burgués (articulado al-
rededor de las elecciones y el Parla-
mento). Sus instituciones centrales
(con distintas combinaciones, de peso
relativo según los casos) son el líder o
comandante, las fuerzas armadas y el
partido-régimen (al que se disciplinan
los sindicatos o las organizaciones so-
ciales).
Junto con esto, dado que se partía de
la inexistencia de sectores de la bur-
guesía (o con la existencia de sectores
muy débiles), el control del Estado es
un factor clave para realizar su “acu-
mulación primitiva” como clase bur-
guesa. Por eso mismo, siempre
reprimieron duramente a sus oposito-
res o los enfrentamientos entre las di-
versas fracciones adquirían el carácter
de guerra civil.
Una profunda contradicción
génesis, estos regímenes tienen dos ele-
mentos comunes. Por un lado, dada su
origen, gobiernan países que logran un
cierto grado de independencia o auto-
nomía relativa respecto del imperialis-
mo (resaltamos el concepto “relativo”).
Por el otro, necesitan “institucionali-
zar” (o, lo que es lo mismo, “congelar”
y detener) las revoluciones o procesos
revolucionarios en que se asentaron.
Por eso, son regímenes que expresan
una combinación contradictoria. Son
burgueses y frenan las revoluciones y,
por eso, son reaccionarios y enemigos
de los trabajadores. Por otro lado, esta
característica central se combina con
aspectos progresivos: sus roces y resis-
tencia al imperialismo, y las concesio-
nes a las masas (por lo que estas,
durante todo un período, los apoyan y
se identifican con ellos).
Por esos roces y su resistencia al im-
perialismo, muchas veces este los ata-
caba a través de sanciones, intentos de
golpe de Estado, e incluso agresiones
militares directas o indirectas (fue el
caso del Congo y de Angola). Cuando
esta situación se producía, no hemos
tenido ninguna duda en defender al
país agredido frente al imperialismo.
Nuevos sectores burgueses
“nacionales”
A partir del control de los nuevos Es-
tados burgueses surgen nuevas bur-
guesía nacionales (o se desarrollan
sectores débiles preexistentes), a partir
de parasitar y usufructuar “su” Estado.
En los sectores centrales dominantes (y
en su círculo de influencia), algunas de
esas acumulaciones capitalistas son
verdaderamente obscenas comparadas
con la pobreza general de la población
(en algunos casos, desesperante).
CORREO INTERNACIONAL

Al analizar el gobierno del general Lázaro Cárdenas, en México,
Trotsky elaboró la categoría de “régimen bonapartista sui generis”.
La fortuna de Robert Mugabe, hasta
hace poco “presidente eterno” de Zim-
babwe, ha sido calculada en 1.750 mi-
llones de dólares. Es dueño de la
principal compañía nacional de explo-
tación de diamantes, de numerosas ha-
ciendas y casas en su país y en el
exterior, y de cuentas en Suiza y varios
paraísos financieros. Su esposa es lla-
mada de “Gucci Grace” porque solo
usa ropas y accesorios de esa marca[7].
El intento de designarla como su here-
dera en el poder fue uno de los deto-
nantes que impulsó el golpe de la
cúpula de las FFAA de Zimbabwe con-
tra él.
En Congo, “dos informes indepen-
dientes, uno del neoyorquino Congo
Research Group y otro de Bloomberg,
señalan que el mandatario Josep Ka-
bila y sus familiares más próximos
han trazado una extensa red de nego-
cios con la propiedad o participacio-
nes en más de 80 empresas en Congo
y el extranjero, más de 100 permisos
de extracción de oro y diamantes en
un territorio de 450 kilómetros en la
frontera con Angola y hasta 71.000
hectáreas de tierras cultivables (…) la
red de empresas alcanza casi cual-
quier sector de la economía congole-
sa, con intereses en la minería, la
alimentación, la agricultura, la ban-
ca, las telecomunicaciones, el merca-
do inmobiliario o incluso una
aerolínea. (…) las pesquisas conclu-
yen que las empresas han generado
beneficios de cientos de millones de
dólares en los últimos cinco años”[8].
El caso de la familia de José Eduardo
dos Santos, ex presidente de Angola re-
MARZO DE 2018
cientemente reemplazado, es aún más
“obsceno”: su fortuna fue evaluada por
The New York Times en 20.000 millo-
nes de dólares (en un país cuyo PIB fue
de 90.000 millones de dólares, en
2016). Su hija Isabel es presidente de
la empresa petrolera estatal Sonangol
y, además del sector de energía, actúa
como empresaria en las ramas banca-
ria y de telecomunicaciones. En 2016,
la revista Forbes la consideró la mujer
más rica de África[9].
Los cambios regresivos
de esos regímenes
Al no superar los límites del capita-
lismo, el imperialismo y sus aliados na-
cionales mantuvieron intactas o
reconstruyeron las bases económicas
que luego utilizarían para avanzar y
dominar esos países. Por eso, su inde-
pendencia es sumamente inestable y
transitoria porque sus gobiernos la ero-
sionan permanente. Refiriéndose a Li-
bia y a su líder de aquellos años,
Moreno señalaba en la década de 1980:
“Kadafi es un caballo de Troya contra
la independencia. Porque, mientras
no se avance en la expropiación de la
burguesía, mientras no se implante
un Estado obrero y la economía plani-
ficada,siempre estará rondando el pe-
ligro de que la crisis lleve a la
burguesía independiente a someterse
a la dependencia política del imperia-
Kwame N’krumah, primer presidente
de Ghana, fue uno de los fundadores
del Movimiento de los Países No
Alineados, en 1961.
REGÍMENES
lismo. Toda la política de la pequeña
burguesía o de la burguesía nativa al
frente de estos Estados, siempre lleva
a la pérdida de la independencia, a
un callejón sin salida: para mantener
la independencia hay que avanzar al
socialismo, pero no quieren ir en esa
dirección”(2).
Existe una premisa: quien no rompe
con el capitalismo imperialista acaba
siendo, tarde o temprano, su instru-
mento. Eso fue lo que ocurrió con estos
regímenes: acabaron socavando la in-
dependencia relativa de sus países.
En el marco de la ofensiva recoloni-
zadora, desarrollada por el imperialis-
mo desde las décadas de 1980 y 1990,
la negativa a superar el capitalismo y
el Estado burgués los lleva inevitable-
mente a transformarse en agentes del
imperialismo. Algo que se expresó en
el caso de Angola con el abandono por
parte del MPLA de su autodefinición de
“marxistas-leninistas”. Pierden así su
aspecto progresivo central (los roces y
la resistencia al imperialismo). Pode-
mos discutir si pasan a ser los “agentes
preferidos” o si el imperialismo prefe-
riría otros protagonistas (acá entran
toda una serie de factores específicos).
Pero el contenido de estos regímenes
pasa a ser garantizarle al imperialismo
la apropiación de gran parte de la ri-
queza nacional, a través de la entrega
de los recursos naturales y las empre-
sas estatizadas, y el pago de la deuda
externa.
En algunos casos, como en Angola,
hubo un cierto desarrollo y “moderni-
zación” capitalista del país. Pero esto
se dio en el marco del avance de la se-
micolonización del país, y la acentua-
ción de profundísimas desigualdades
25
 REGÍMENES

La fortuna acumulada Algunas conclusiones

por el ex presidente angoleño En varios artículos de esta revista,
José Eduardo dos Santos y su familia analizamos de modo específico la si-
supera los 20.000 millones tuación de diversos países africanos.
de dólares. No obstante, podemos trazar algunos
rasgos comunes:
A esta ruptura de las masas, los sec-
tores burgueses que sustentan y usu- • entrega a los países imperialistas (y
fructúan el régimen responden con la otros que no lo son, como China y
eliminación de cualquier aspecto de- Brasil) de riquezas naturales;
mocrático y con una durísima repre-
sión que, en algunos casos, deja de ser • recuperación por parte de estos paí-
selectiva para pasar a ser masiva y, a ses imperialistas del espacio político
veces, alcanza niveles genocidas. Al que habían perdido con la indepen-
perder sus aspectos progresivos y “en- dencia de esas naciones;
durecerse” frente a las masas, se trans-
forman en dictaduras clásicas. • surgimiento de nuevos sectores bur-
gueses a partir de parasitar el Estado
(en algunos casos, feroces disputas
sociales, con un sector pequeño de
por el control de esos Estados);
burguesía y pequeño burguesía privile-
giadas y una abrumadora mayoría que • profunda corrupción asociada a ese
vive en una gran pobreza[10]. Ya no hay parasitismo;
ninguna posibilidad de mantener las
pocas concesiones que antes daban a • durísimos ataques a las masas;
las masas, y comienzan a atacarlas de
modo permanente. Ya no hay forma de • inicios de procesos de resistencia y
convencerlas de que ese es “su régi- luchas por parte de estas.
men”. Hambre y miseria crecientes, en-
trega de la soberanía y la riqueza Existe una conclusión principal que
nacional, y ostentación obscena de ri- ya señaló Nahuel Moreno: “para man-
queza por parte de los privilegiados de tener la independencia hay que avan-
los regímenes alimentan el odio de las zar al socialismo”, aplicando lo que
masas que rompen con ellos y empie- Trotsky ya había analizado en su Teoría
zan a luchar cada vez más por derri- de la Revolución Permanente y la com-
barlos. El caso de Zimbabwe es aún binación entre las tareas democráticas
más patético: el régimen del ZANU no y socialistas.
puede siquiera exhibir el “desarrollo” El nonagenario Robert Mugabe fue, Un tema que abordarmos en el pró-
económico de Angola y sufre una de- hasta hace poco tiempo, el presidente ximo artículo.
generación en “estado puro”. “eterno” de Zimbabwe.
[1]
El régimen del apartheid sudafricano fue desmontado entre 1990 y 1994, proceso que analizamos en otros artículos de esta revista.
[2]
Lumumba fue derrocado a finales de 1960, y secuestrado y asesinado en enero de 1961, pero la guerra civil continuó varios años
más.
[3]
Ver el Capítulo XI de “Las revoluciones del siglo XX” (Las revoluciones abortadas) en:
https://www.marxists.org/espanol/moreno/rsxx/xi-xiii.htm#_Toc531192060
[4]
Sobre este tema, además del material de Moreno ya citado, ver: https://litci.org/es/menu/teoria/historia/la-independencia-de-
argelia/
[5]
Ver el artículo de León Trotsky, “La industria nacionalizada y la administración obrera”, 12 de mayo de 1939.
[6]
A pesar de su nombre, referencia a una equidistancia en la supuesta división del mundo entre “países capitalistas” y “países
socialistas”, el MPNA fue en realidad impulsado por el bloque de países controlados por el estalinismo (Yugoslavia fue uno de los
grandes impulsores y Cuba participó desde su inicio). Con esta política, la dirección estalinista de la URSS buscaba ganar influencia
a expensas de los países imperialistas y, al mismo tiempo, ejercer una influencia frenadora sobre los procesos revolucionarios
anticoloniales y antiimperialistas.
[7]
Datos tomados de http://portalmoznews.com/2017/11/fortuna-bilhoes-dolares-mugabe-roubou-exposta.html y
http://www.bbc.com/portuguese/internacional-42008970
[8]
http://www.lavanguardia.com/internacional/20170729/43160792102/cortijo-kabila-congo-fortuna.html
[9]
http://www.dw.com/pt-002/fortuna-oculta-do-presidente-angolano-supera-largamente-a-do-primeiro-ministro-chin%C3%AAs/a-
16345160
[10]
Una pintura muy viva de ese proceso en Angola: la “modernización” del país, el surgimiento de nuevos sectores burgueses y
pequeñoburgueses en contraste con la pobreza del conjunto de la población, puede encontrarse en la novela “Se o passado não
tivesse asas” (“Si el pasado no tuviese alas”), del autor angoleño Pepetela.

CORREO INTERNACIONAL
26

Las tareas democráticas
y la revolución permanente
ALEJANDRO ITURBE
LA ACTUAL SITUACIÓN DE LOS
PAÍSES DEL ÁFRICA NEGRA
muestra, de modo muy
agudo, la vigencia de
los aspectos centrales
expuestos por León
Trotsky en la Teoría de la
Revolución Permanente.
E
n las Tesis (escritas al final de
la formulación que desarrolló
en 1929), Trotsky expresa:
Con respecto a los países de desa-
rrollo burgués retrasado, y en par-
ticular de los coloniales y
semicoloniales, la teoría de la revo-
lución permanente significa que la
resolución íntegra y efectiva de sus
fines democráticos y de su emanci-
pación nacional tan solo puede
concebirse por medio de la dictadu-
ra del proletariado, empuñando
este el poder como caudillo de la
nación oprimida y, ante todo, de
sus masas campesinas.[1]
En el lenguaje marxista, las “tareas
democráticas” son aquellas que llevó
adelante la burguesía en su época re-
volucionaria, cuando combatió y
destruyó las estructuras económicas
y el estado feudales para tornarse la
clase dominante de la sociedad. En
estas tareas, se apoyó y encabezó las
luchas de las masas insurrectas en
procesos cuyo modelo histórico fue
el de la Revolución Francesa (1789).
Las principales tareas revoluciona-
rias llevadas adelante por la burgue-
MARZO DE 2018
En su Teoría de la Revolución Permanente,
León Trotsky analizó la relación de las
tareas democráticas y las socialistas
en los procesos revolucionarios.
sía en esa época fueron la unidad nacio-
nal de diversos países europeos, la des-
trucción del régimen feudal y la
construcción de la democracia burguesa
parlamentaria, y la distribución de la tie-
rra (hasta entonces propiedad mayoritaria
de la nobleza).
Junto con estas revoluciones, se desa-
rrolló otro proceso revolucionario que ya
no se dirigía contra el viejo feudalismo
sino contra el capitalismo, que iniciaba su
predominio mundial: la lucha por la in-
dependencia de diversas naciones colo-
niales conquistadas por las potencias
centrales en siglos anteriores.
TEORÍA
En el continente americano, este pe-
ríodo comienza con la independencia
de Estados Unidos (1776), se continúa
en Haití (1804) y con el proceso de las
colonias españolas (iniciado en 1810).
En todos los casos, hubo guerras revo-
lucionarias contra las naciones colonia-
listas para defender y consolidar la
independencia. La dinámica del Brasil
fue diferente: quien declara la indepen-
dencia, en 1821, es una rama de la mo-
narquía y de la corte portuguesa
instalada en el país.
Las tareas democráticas
bajo el capitalismo imperialista
Sin embargo, en numerosos países y
regiones, la burguesía fue incapaz de
llevar adelante una o varias tareas de-
mocráticas que, por eso, quedaron
pendientes de resolución. Por otro
lado, el desarrollo del capitalismo fue
creando nuevas tareas democráticas y
la necesidad de luchar por ellas. Por
ejemplo, el resurgimiento de la esclavi-
tud en gran escala en Estados Unidos,
Brasil, Centroamérica y el Caribe al ser-
vicio del desarrollo capitalista (funda-
mentalmente con el secuestro y
traslado compulsivo de esclavos negros
africanos). O la colonización casi total
del África, en la última parte del siglo
XIX (cuando casi todas las naciones
americanas ya habían conseguido su
independencia).
Además, en el siglo XX, se desarrolló
una nueva forma de dominación por
parte de las potencias imperialistas: la
semicolonización. Es decir, el control
de países que son formalmente inde-
pendientes en el terreno político pero
que son dependientes y dominados en
el campo económico-financiero por las
viejas o nuevas potencias imperialistas
27
 TEORÍA
(por eso, en última instancia también
lo son en el terreno político). Se puso a
la orden del día una tarea: la “liberación
nacional” o la “segunda y definitiva in-
dependencia”.
Por otro lado, para derrotar la resis-
tencia de las masas y asegurar sus ga-
nancias, el capitalismo imperialista debe
apelar de modo casi permanente a la
violencia y a la represión contra las ma-
sas, a través de golpes de Estado, gue-
rras, invasiones y ocupaciones, dicta-
duras, regímenes bonapartistas o la
represión “institucional” de los regíme-
nes “democráticos” burgueses.
La actualidad de la Teoría
de la Revolución Permanente
Por todo lo que hemos analizado, la lu-
cha por las viejas y nuevas tareas de-
mocráticas está a la orden del día. Pero
ya no se dirige contra el sistema y las
clases feudales (o sus resabios) sino
contra el capitalismo imperialista en su
conjunto: es decir, contra las burguesías
imperialistas y contra las burguesías na-
cionales (que son sus agentes). Esto sig-
nifica que la lucha por las tareas demo-
cráticas pasa a integrarse en un proceso
mayor que las engloba: la revolución
obrera y socialista, y sus tareas propias.
El primero en señalar con total claridad
esta continuidad o “nexo interno” de
las diferentes tareas revolucionarias fue
Trotsky en el debate entre los marxistas
rusos, desarrollado entre las revolucio-
28
nes de 1905 y 1917. Después, basado
en la experiencia de esa revolución
triunfante y de la que fue derrotada en
China (1923-1928), escribiría la formu-
lación definitiva de su Teoría. Una de
sus conclusiones principales ya la he-
mos mencionado: las tareas democráti-
cas solo pueden resolverse de modo “ín-
tegro y efectivo” a través de “la dictadura
del proletariado”.
Esto significa que la clase obrera toma
el poder como caudillo de “la nación y
las masas oprimidas” y comienza a re-
solver esas tareas democráticas junto
con tareas propias de la revolución so-
cialista:
La dictadura del proletariado, que sube
al poder en calidad de caudillo de la
revolución democrática, se encuentra
inevitable y repentinamente, al triun-
far, ante objetivos relacionados con
profundas transformaciones del dere-
cho de propiedad burguesa. La revolu-
ción democrática se transforma direc-
tamente en socialista, convirtiéndose
con ello en permanente[2].
En otra tesis, agrega otro concepto
central (el carácter internacional de la
revolución socialista).
El triunfo de la revolución socialista
es inconcebible dentro de las fronteras
nacionales de un país (…) La revolu-
ción socialista empieza en la palestra
nacional, se desarrolla en la interna-
cional y llega a su término y remate
en la mundial.[3]
La CFA (Comunidad del Franco
Africano) agrupa a diversos países
de África cuya moneda es supervisada
por el imperialismo francés.
Al estudiar los procesos revolucionarios
de la Segunda Posguerra (que siguieron
cursos diferentes de la Revolución Rusa),
el trotskista argentino Nahuel Moreno re-
formuló algunas de las consideraciones
de Trotsky en las Tesis. Por un lado, rei-
vindicó como grandes triunfos la obten-
ción de la independencia en varios países
africanos y de otras regiones, y el derro-
camiento de regímenes dictatoriales a tra-
vés de la acción revolucionaria de las ma-
sas. Por otro lado, esta “ampliación” de
la aplicación de la Teoría, fue realizada
en el marco de la reivindicación de su
esencia:
“Todas las revoluciones son socialistas
por el enemigo que enfrentan (la bur-
guesía y su aparato estatal) y por el ca-
rácter de clase de quienes las hacen: los
trabajadores”[4].
En este y otros materiales insiste y de-
sarrolla este concepto: las revoluciones
democráticas que no avanzan hacia la
construcción de nuevos Estados obreros
y hacia transición al socialismo son de-
rrotadas o retroceden y son abortadas.
Finalmente, enmarca esa consideración
en el carácter internacional de la revolu-
ción permanente:
“Las revoluciones nacionales son episo-
dios importantes de este enfrentamiento
mundial” (entre la revolución y la con-
trarrevolución en nivel mundial, ndr)[5].
La conclusión que tanto Trotsky como
Moreno sacan es que, al mismo tiempo
que debemos ser impulsores y partícipes
de estos procesos de lucha, debemos
combatir las políticas de las direcciones
burguesas y pequeñoburguesas.
La revolución permanente
en el África negra
Todos estos conceptos se aplican, de
modo agudo, en el África negra. Al no
avanzar hacia la revolución socialista en
el nivel nacional (ni menos aún impulsar
su extensión internacional), los procesos
revolucionarios desarrollados en las dé-
cadas posteriores a la Segunda Guerra
Mundial acabaron retrocediendo y abor-
tando o siendo derrotados. Es responsa-
bilidad de la política aplicada por las di-
La dominación de la mayoría del mundo
por parte de las potencias imperialistas
hoy se da bajo la forma de
semicolonización de numerosos países
formalmente independientes. La ONU
(Organización de las Naciones Unidas)
sirve para dar “cobertura” a esta
realidad.
CORREO INTERNACIONAL

recciones burguesas y pequeñoburgue-
sas, muchas de ellas apoyadas o inte-
gradas por el estalinismo. De esta forma,
los triunfos obtenidos con luchas revo-
lucionarias se perdieron o se erosiona-
ron al extremo.
En la mayoría de los países, la inde-
pendencia es hoy una ficción, transfor-
mados en semicolonias de la vieja me-
trópoli o de otras potencias
imperialistas. En algunos países hay ele-
mentos coloniales, como los que inte-
gran la CFA (Comunidad del Franco
Africano) que entregaron su soberanía
monetaria a la supervisión francesa. Los
artículos de esta revista sobre varios paí-
ses de ese continente abundan en datos
sobre esta realidad. Los nuevos regíme-
nes políticos dejaron de ser la expresión
de soberanía para acabar siendo agentes
de la entrega y el saqueo.
La aspiración a la “unidad panafrica-
na” quedó solo en los papeles (al igual
que el Panarabismo o la Patria Grande
Latinoamericana) y hoy nadie habla de
ello. Algunos intentos parciales, como
la Federación de Senegal y Malí, o la
Senegambia (fusión de Senegal y Gam-
bia) fracasaron rápidamente. Peor aún,
de modo permanente estallan guerras
entre países por disputas entre sus bur-
guesías. Además, numerosas etnias im-
pulsan guerras de secesión en las que
se combinan la lucha por ser oprimidas
con las aspiraciones de sectores burgue-
ses por su propio espacio de entrega y
saqueo.
El fin del apartheid en Sudáfrica no
significó el fin de la explotación y la mi-
seria para la mayoría de los trabajadores
y el pueblo negro por parte de la bur-
guesía blanca. Solo le agregó el desa-
rrollo de una nueva burguesía negra,
surgida principalmente de cuadros del
CNA y del Cosatu.
En muchos lados, tampoco se garan-
tizaron los derechos y las libertades de-
mocráticas. En Angola y Zimbabwe no
hay elecciones o solo son “simbólicas”,
para sacramentar el poder del MPLA y
del ZANU. En el Congo, Joseph Kabila
las ha postergado para eternizar su ré-
gimen. En Sudán, se reprime con dureza
a los darfuríes y las luchas contra el ré-
gimen. Son regímenes dictatoriales o
van en vías de serlo. Incluso en aquellos
países que, como Sudáfrica, mantienen
un régimen democrático burgués, los
gobiernos no dudan en reprimir a sangre
y fuego, como en la masacre contra los
MARZO DE 2018
TEORÍA
trabajadores de la mina Marikana, en
2012.
Existen entonces diversas tareas demo-
cráticas por las que los trabajadores y los
pueblos africanos deben luchar: liberarse
del yugo imperialista, derrocar dictaduras,
unir un continente cuyos países sufren
problemas muy similares, etc.
Pero estas no serán llevadas a cabo por
las burguesías nacionales (ellas son parte
del problema) sino por los trabajadores
encabezando a las masas oprimidas, en
lucha no solo contra el imperialismo sino
contra esas burguesías que son sus agen-
tes. Es la única manera de resolver esas
tareas democráticas y combinarlas nece-
sariamente con las tareas socialistas que El trotskista argentino Nahuel Moreno
permitirán tornarlas “efectivas e íntegras”. reformuló y amplió algunas
Tal como dijimos, esas luchas se inician consideraciones de Trotsky sobre las
y pueden obtener triunfos en cada país. revoluciones democráticas en el marco
Pero la aspiración de la unidad del África de la revolución permanente.
negra solo podrá concretarse con una Fe- de los pueblos africanos, es necesario
deración de Países Socialistas Africanos, construir partidos revolucionarios na-
donde se pongan las muchas riquezas del cionales para que las encabecen y que
continente al servicio de satisfacer las ne- sean parte de una organización inter-
cesidades de los trabajadores y las masas. nacional revolucionaria. La LIT-CI se
En la que, al mismo tiempo, se respeten pone al servicio de esa tarea.
los derechos y las especificidades de las
múltiples y diferentes etnias. Para que [1] Trotsky, León; ¿Qué es la revolución per-
sea, además, una poderosa palanca de la manente? - Tesis fundamentales, Tesis 2.
revolución mundial en el camino de la Tomado de https://www.marxists.org/es-
derrota definitiva del capitalismo impe- panol/trotsky/revperm/rp10.htm
rialista en todo el mundo, tarea estratégi- [2] Ídem, Tesis 7.
ca sin la cual todo triunfo nacional o re- [3] Ídem, Tesis 9.
gional se verá siempre amenazado. [4] Moreno, Nahuel. Las Revoluciones del
En el camino de esa lucha, difícil pero Siglo XX, Ediciones Pluma, 1984.
posible por la gran tradición combativa [5] Ídem.
La unidad de los países África negra solo será realidad a través de una
Federación de Repúblicas Socialistas del continente.
29
 ANGOLA
¿
Qué (no) cambia
en Angola
ANTÓNIO TONGA
Independiente hace 42 años,
Angola ha sido
ininterrumpidamente
gobernada por el Movimiento
Popular de Liberación de
Angola (MPLA).
Fuertemente patrocinado
por el aparato estalinista
y por Cuba, el MPLA
temprano ahogó en sangre
el período revolucionario
que llevó a la independencia.
Agostinho Neto, líder histórico
del Movimiento Popular por la Liberación
de Angola y primer presidente después
de la independencia del país.
30
L
uego de la muerte de su histórico
líder y primer presidente de la Re-
pública, Agostinho Neto, el país y
el partido solo conocieron un liderazgo:
el de José Eduardo dos Santos. Zedú (o
JES) condujo el país durante una dantesca
guerra civil que devastó población, terri-
torio e infraestructura, y solo terminó
con la ejecución del dirigente de la UNITA
(la mayor fuerza de oposición), Jonas
Savimbi.
Siguieron años con las mayores tasas
de crecimiento económico, lo que permitió
construir una poderosísima elite, dueña
del monopolio de la exportación de pe-
tróleo y de las demás materias primas: la
burguesía del Futungo [de Belas, polo de
desarrollo turístico y de playas, en el
municipio de Samba, Luanda, Angola,
ndt]. Sin embargo, la crisis económica
mundial y en particular la última crisis
del petróleo llegaron a Angola, remitiendo
a los trabajadores y el pueblo a la más
gráfica de las miserias y con consecuencias
en la estructura política del país.
En 2017 fue la elección de João Lou-
renço, como tercer presidente de la Re-
pública en 43 años de independencia;
fue apodado buldócer [excavadora, topa-
dora] por algunos, por la forma como
parece querer combatir la corrupción y
la herencia de José Eduardo dos Santos
y su clan. ¿Pero es así en realidad?
El carácter burgués
de la cleptocracia del MPLA
La realidad del MPLA es, así, la de una
máquina burocrática que montó un apa-
rato alrededor de las empresas del Estado,
permitiendo que la camarilla próxima a
JES y su familia, la elite dirigente del
MPLA y los numerosos Generales de las
?
Fuerzas Armadas de Angola sean los
dueños del país, alimentándose de todas
las rentas resultantes de la dilapidación
de las materias primas como el petróleo,
los diamantes y el hierro. Su hegemonía
económica se asienta en la utilización
del otrora partido-ejército y en su aparato
en el poder del Estado para crear un mo-
nopolio de extracción petrolífera que re-
presenta 95% de las exportaciones ango-
leñas[1], muy a semejanza de lo que
vimos suceder en Venezuela con la boli-
burguesía.
Así, distante de los años de lucha
contra el colonialismo portugués, el MPLA
es un partido burgués, que dirige un ré-
gimen dictatorial y autoritario, impuesto
por la represión cotidiana y el miedo re-
sultante del período poscolonial y de
guerra civil, donde sus masacres y trai-
ciones a la clase enterraron cualquier
memoria de su carácter progresivo en la
lucha anticolonial.
En 2011, un informe del FMI sobre la
performance económica angoleña registro
un “buraco” de 32.000 millones de dólares
en las cuentas de la Sonangol, entre 2007
y 2011 (equivalente a ¼ del PIB angoleño
de 2012) y un gasto de algo más de U$S
42.000 en tareas “no presupuestadas”[2].
De hecho, la Sonangol, desde su fundación
como heredera de la empresa petrolífera
de administración portuguesa –Angol–
fue mantenida bajo la gestión directa del
presidente de la República; el monopolio
de sus lucros es administrado de forma
clientelista para una burguesía nacional
hambrienta y los intermediarios y espe-
culadores del mundo petrolífero.
Hoy, la burguesía angoleña tiene mu-
chos nombres y caras, pero todos ligados
a los sectores que referimos: pueden ser
CORREO INTERNACIONAL

el clan de los dos Santos, del cual se des-
tacan JES y su hija –la mujer más rica del
África, Isabel dos Santos–, pero también
Bornito de Sousa, Kopelina, Zé Maria,
Bento Kangamba, Ingino Carneiro o Fer-
nando da Piedade dos Santos (Nandó), o
incluso Álvaro Sobrinho y Manuel Vicente.
En común tienen el hecho de gravitar al-
rededor de la cúpula del poder y cumplir
la tarea que el imperialismo les consagró:
la gestión de la miseria de los africanos,
condenando, así, a la improductividad y
la dependencia al continente africano.
Los lacayos angoleños del capital
y la burguesía portuguesa
Asentada en una camada dirigente
MPLA, proveniente de una clase de asi-
milados a la cultura portuguesa (funcio-
narios del régimen colonial y/o pequeño-
burgueses) fue sobre esta nube de humo
que se dio la acumulación primitiva de
capital de la camarilla de poder que se
apoderó de la mitad de las más de 500
empresas públicas angoleñas.
En tanto miembro periférico y semico-
lonial de la Unión Europea (UE), la bur-
guesía portuguesa vio en Angola una gran
hipótesis de alcanzar la liquidez y abrir
un mercado privilegiado para sus princi-
pales grupos económicos.
Son de conocimiento público en Portugal
la participación que Isabel dos Santos de-
tentaba en 20% del Banco BPI hasta
inicios de 2017, los más de 30% de la gi-
gante de la telecomunicación NOS, 25%
en el Banco EURO BIC, y 18% en la
Amorin Energía, así como la participación
del general António Mosquito en 27,5%
del grupo de información que detenta la
radio TSF y el diario Diário de Notícias, o
una posición absoluta en la constructora
Soares da Costa, entre otros. Sin embargo,
a pesar de la fuerte presencia de la bur-
guesía angoleña en las grandes empresas
portuguesas, el nivel de dependencia del
sistema bancario angoleño al portugués,
así como el nivel de penetración de los
grandes grupos económicos en Angola,
es en demasía más central, teniendo en
cuenta la fragilidad de la economía ango-
leña.
Desde el punto de vista macroeconómico,
cerca de 20% del volumen general de las
importaciones angoleñas son provenientes
de Portugal (el mayor socio en este campo,
superando hasta China y Estados Unidos),
siendo que ese porcentaje en la balanza
comercial portuguesa representa apenas
poco más de 5% del volumen de las ex-
portaciones y aún menos en las importa-
MARZO DE 2018
El MPLA gobierna el país desde 1975. Sus cuadros dirigentes se transformaron
en una nueva burguesía como fue el caso de José Eduardo dos Santos.
ciones. Mirando estos números percibimos
bien cuál es el lado flaco de esta “code-
pendencia”.
La dependencia de China
y de Estados Unidos
Pero las relaciones de dependencia no
se agotan en Portugal. Este modelo para-
sitario de la nueva burguesía angoleña
encaja perfectamente con la estrategia de
la neocolonización europea y norteameri-
cana, que da respaldo oficial al régimen
desde 1992. El MPLA garantiza que Angola
cumpla su parte en la división internacio-
nal, es decir, el papel de proveedor de
materias primas, siendo todavía un punto
de apoyo central en la estabilidad supe-
restructural en la subregión del África
Subsahariana, potencializada por la cola-
boración directa con Estados Unidos y
China.
En su calidad de mayor destinatario de
exportación de Angola, China usufructúa
en el país de uno de sus mayores socios
de abastecimiento en tanto fábrica del
mundo. A título de ejemplo, la “sociedad”
ha sido muy provechosa para China, que
le “cedió” 260.000 de sus trabajadores se-
miesclavos para ayudar en el proyecto de
modernización de Angola, mientras Luanda
importaba todo el material para la cons-
trucción de nuevas vías de comunicación,
infraestructuras básicas, etc.
Por su parte, la “cooperación” con Es-
tados Unidos fue el gran garante del pro-
yecto del MPLA, que se tradujo en dar
servilmente el gran activo estratégico del
país al imperialismo americano, con la
entrega de la Sonangol a los intereses de
los grandes grupos petroleros americanos,
como Chevron, Esso, o Connoco-Phillips[3].
Estados Unidos es el tercer mayor punto
de importaciones angoleñas, mayoritaria-
mente en el sector de tecnología de punta
ANGOLA
y equipamiento militar, visto que Angola
ha sido, a lo largo de los últimos diez
años, el país del África austral que más
invierte en Defensa. Las olas masivas de
refugiados al Norte, provocadas por los
señores de la guerra de la altamente sa-
boteada (por el imperialismo) República
Democrática del Congo, la cuestión inde-
pendentista en Cabinda, y, sobre todo, la
voluntad de destruir y purgar cualquier
fuente de contestación interna han sido
una constante, que alimenta las importa-
ciones militares.
Crisis económica y drama social
Si entre 2001 y 2013 la economía ango-
leña creció a un ritmo alucinante –siempre
alrededor de los dos dígitos–, en lo que
hace a la mejora de las condiciones de
vida de los trabajadores y de la población
poco cambió. Más de 60% de la población
vive con menos de 2 euros por día, en
una lucha diaria por la sobrevivencia[4].
No hubo un desarrollo de las infraestruc-
turas esenciales, como hospitales públicos
y de calidad, redes sanitarias reales, ser-
vicios energéticos dignos de ese nombre,
una red de correos, educación y estable-
cimientos de enseñanza gratuitos dignos.
La crisis económica y del petróleo pro-
vocó la caída abrupta del ya ultra precario
nivel de vida y, en particular, la brutal
desvalorización del kwanza (moneda an-
goleña), en el marco de un país depen-
diente de bienes de primera necesidad,
puso al pueblo trabajador angoleño en
alarmantes dificultades.
La tasa de mortalidad infantil es tal que
por cada 1.000 nacimientos 90 niños no
llegan a los cinco años[5]. La falta de me-
dicamentos (uno de los de mayor peso en
el campo de la importación) y la falta de
instalaciones sanitarias y unidades de
salud hicieron de un habitual episodio de
31
 ANGOLA
Mientras las empresas imperialistas y la nueva
burguesía negra disfrutan de la riqueza, la mayoría
del pueblo angoleño vive una situación de gran pobreza.
En detalle, Isabel dos Santos, hija del ex presidente JES, considerada la mujer más rica de África.
fiebre amarilla un brote que rápidamente
agotó las reservas no solo nacionales sino
también globales relativas al virus[6]. En
2014, el escenario en algunas zonas de
Luanda era el de morgues a cielo abierto,
donde surgieron imágenes que impresio-
naron por el grado de renuncia del Estado
y por la banalización grotesca de la digni-
dad humana[7].
La insuficiencia hídrica y energética
afecta vastos sectores del territorio ango-
leño, contrastante con las suntuosas sedes
de las empresas públicas que administran
estos sectores energéticos, en un país
donde la propaganda del gobierno afirma
que 42% de la población tiene acceso a la
red pública de electricidad[8] y 41% en lo
que respecta a agua potable[9].
Vivir en Luanda, el centro político, eco-
nómico y social, donde los grupos étnicos
angoleños están representados, es experi-
mentar el desastre social que el nepotismo
predatorio impone a las poblaciones. Desde
a rutina de centenas de millares de luan-
denses, que se despiertan a las 4 de la
madrugada para desplazarse de la periferia
hacia la ciudad en los “candongueiros”
súper llenos –pues en Angola el transporte
público es un absoluto espejismo, con las
rutas llenas de vehículos particulares en
un tránsito absolutamente caótico– hasta
la absurda desigualdad de los rascacielos,
de las sedes lujosas, contrastan los desagües
a cielo abierto, los niños pobres que lavan
autos, o las “zungueiras” que venden
todo tipo de productos en medio del em-
botellamiento, mientras cargan a sus bebés
en las espaldas.
Criminalización de la pobreza
y represión política
Capital de fosa social, Luanda vive en
su periferia un clima de criminalización
32
de la pobreza y de combate asesino a los
criminales. La policía angoleña actúa con
total impunidad, siempre prontamente va-
lidada por el poder político; es absoluta-
mente normal que angoleños de la periferia
sean golpeados o “raptados” a cielo abierto,
siempre con la justificación de desaforos
[de ser un bando gatuno] o del mal afa-
mado tráfico.
El número de ejecuciones sumarias ha
ascendido al punto tal que la población
no sale a las calles en ciertos horarios,
con la esperanza de no quedar asociada a
presumibles criminales, evitando así la
posibilidad de ser ejecutado.
Crece la lucha contra la dictadura
Sin embargo, la clase trabajadora y el
pueblo angoleño reacciona y se levanta
contra la dictadura vampiresa del MPLA:
son cada vez más amplios los focos de
contestación a la dictadura.
Un marco en la lucha de la clase traba-
jadora angoleña fue el movimiento 15+2,
donde un pequeño grupo de jóvenes que
se reunía para realizar lecturas debido a
su indignación por el estado del país,
fueron presos y formalmente acusados de
conspiración para un golpe de Estado.
Dentro de este grupo había activistas re-
conocidos, como es el caso del rapper
luso-angoleño Luaty Beirão (disidente po-
lítico de una familia de la cúpula del régi-
men) o Nito Alves (célebre por varias es-
caramuzas contra la policía y por usar ca-
misetas provocativas en relación con el
régimen).
La prisión arbitraria y la violencia ex-
tralegal de las cuales fueron blanco los jó-
venes y sus familias, se juntó con la
huelga de hambre de Luaty y otros miem-
bros del grupo. Esto llevó al surgimiento
de un fuerte movimiento de solidaridad,
repudio y denuncia del régimen angoleño,
que se tradujo en innumerables vigilias y
movilizaciones contra la dictadura, y por
la liberación de los revús (como fueron
apodados en Angola), particularmente en
Lisboa[10].
Esta presión nacional e internacional
puso al desnudo todas las debilidades del
régimen angoleño, dejando clara la inter-
vención del poder político no judicial, así
como el forjar pruebas en el proceso. El
proceso fue hasta el juicio pero, condenados
los activistas, el régimen resolvió amnistiar
a los jóvenes, mostrando así el impacto y
la simpatía que desencadenó este movi-
miento.
Lucha contra la penalización
del aborto
Paralelamente, se registró en Angola
una lucha contra la votación en la Asam-
blea Nacional de la penalización total del
aborto[11]. Si bien esta propuesta fue apro-
bada sin un único voto en contra, siendo
que la oposición parlamentaria (UNITA,
CASA-CE, y PRS) se abstuvo en bloque
por considerar la cuestión “demasiado
fracturante” para establecer una intención
de voto[12].
Organizaciones como la Ondjango Fe-
minista, constituida por mujeres jóvenes
de la elite instruida en Angola, indignadas
con el atropello grotesco a los derechos
de las mujeres llamaron a movilizaciones
donde muchas centenas de mujeres tra-
bajadoras, vendedoras ambulantes, estu-
diantes, adhirieron, en un país donde 15
de cada 100 mujeres mueren por causa
de un aborto de riesgo y en un continente
donde por año se realizan 21,6 millones
de abortos clandestinos.
El cuadro de las luchas de los trabaja-
dores y campesinos angoleños no agota
sin destacar las importantes luchas de los
profesores y enfermeros por un salario
digno, categorías profesionales esenciales
abandonadas por un Estado angoleño que
desvalorizó o kwanza a un nivel en que
no consigue pagar salarios.
CORREO INTERNACIONAL
 ANGOLA

El buldócer y lo que no cambia idea de la posibilidad de una solución su- Ahora, es a partir de este presupuesto que
en Angola perficial. No obstante, basta ver, en el se da la cooperación desigual entre la bur-
Así, los trabajadores y el pueblo angoleño caso de la Sonangol, el nombramiento de guesía angoleña y la mundial: la segunda
vieron la promesa de prosperidad en la Carlos Saturnino –que tiene actualmente soporta a la primera aun cuando el pueblo
posguerra civil como una refracción en un proceso con la justicia europea por co- angoleño esté arruinado y la elite angoleña
los espejos de los rascacielos de las sun- rrupción–, para percibir que JLo da vuelta disipe de forma criminal y corrupta la
tuosas sedes de las corporaciones angoleñas. el disco pero no cambia la música. contribución por el pillaje neocolonialista.
Es en este contexto de descontento y re- Para los trabajadores y la población Este acuerdo tácito es válido en tanto An-
pudio al gobierno que se da la salida de pobre, para los que viven en los musseques gola no se vuelva productiva, no fomente
JES y la entrada de ex ministro de Defensa, [barrios pobres y periféricos], para las la industria transformadora, o no invierta
João Lourenço, como nuevo Presidente. mujeres, para los que quieren un salario y en pecuaria, agricultura, saneamiento bá-
A pesar del proceso profundamente frau- una vida dignos, para los que quieren sico, o en un sistema energético que
dulento de las elecciones en Angola, la salud, educación y vivienda dignas, para permita quebrar la dependencia de admi-
elección de JLo levantó alguna expectativa los que luchan por derechos democráticos nistradores para hacer frente a las caídas
para los angoleños sobre la posibilidad de en su país, nada cambia con JLo. cotidianas de la energía. La clase trabajadora
cambio tan deseado. El gobierno de João Lourenço representa angoleña está entre la espada y la pared.
Pasados cien días de gobierno, podemos una salida digitada dentro del mismo círculo Una vez más, y luego de traicionadas y
concluir que hay una tentativa de respuesta cerrado que gobierna Angola con red corta revertidas las conquistas de la lucha por
a la ruptura de los millones de angoleños desde hace décadas. JLo no combate real- la independencia de Angola, es necesario
y angoleñas con el régimen. Fueron más mente la corrupción ni cambia la vida correr a los lacayos angoleños del impe-
de 300 nombramientos en este período, y para quien trabaja, ni cuestiona el régimen rialismo, invocar el doble poder popular,
muchas decenas de exoneraciones, donde dictatorial del MPLA y su sistema de de- construirlo en las empresas, en los musse-
las más destacadas fueron las de Isabel pendencia neocolonial como exportador ques, en las escuelas, traerlo junto con las
dos Santos de la presidencia del Consejo de materias primas y opresor y explotador reivindicaciones de los pueblos angoleños,
de Administración de la Sonangol, y la se- de sus poblaciones. Por eso, no consigue en nombre de una verdadera unión de los
paración del resto del clan dos Santos de ofrecernos más que la enorme danza de mismos.
los cargos de interés público. sillones y la relativa agitación en la supe- El jikulumessu angoleño intentará ga-
Hay consenso entre muchos sectores de restructura. Frente a la ruina económica y rantizar para sí no solo las libertades de-
la sociedad angoleña sobre la idea según la situación de vida o muerte a la cual la mocráticas –que la dictadura, por su ne-
la cual el país enfrenta un gravísimo pro- clase trabajadora está expuesta, la única cesidad vital de controlar el desmantela-
blema de corrupción, asociado al apode- salida es la ruptura con el proyecto neoco- miento de las materias primas no puede
ramiento de los ingresos y activos del Es- lonialista entreguista del MPLA de conjunto, garantizar–, sino que organizará una al-
tado. No podríamos estar más de acuerdo, y no una alternativa dentro de él. ternativa independiente de los trabajadores
pero es necesario ir más lejos. y pueblos angoleños para realizar lo que
Lo que observamos de la política de JLo Jikulumessu angoleño [13] fue interrumpido con la caída del doble
es la mantención del fuerte poder presi- A lo largo del texto intentamos señalar poder en el período del PREC: la conquista
dencial como eje central del régimen, y la consumación de la traición del MPLA, del poder por nuestra clase, y la lucha de
un aparente combate a la corrupción. La que entrega toda la materia prima del país esta por la conquista del verdadero socia-
política de las exoneraciones mediatiza y a sus dueños norteamericanos, europeos lismo. La lucha por el jikulumessu angoleño
centraliza la cuestión de la corrupción y chinos. Sobre todo, que para sobrevivir tiene que ser la lucha revolucionaria por
como determinante de los problemas del mantiene el país de rodillas, en una absoluta una segunda independencia, de la burguesía
país, intentando pasar a la población la dependencia de estas grandes potencias. angoleña y del imperialismo, así como de
la dictadura que sirve a ambos.
[1]
Ver http://www.worldbank.org/en/country/angola/overview
[2]
Ver obra Os Donos Angolanos de Portugal, de Jorge Costa, João Teixeira Lopes, y Francisco Louçã.
[3]
Ver la lista de empresas que operan en Angola, en: http://www.sonangol.co.ao/Portugu%C3%AAs/%C3%81reasDeAtividade/Ex-
plora%C3%A7%C3%A3o%20e%20Produ%C3%A7%C3%A3o/Paginas/Petrol%C3%ADferas-em-Angola.aspx
[4
] Ver http://www.angola24horas.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=7204:estudo-revela-que-60-por-cento-dos-ango-
lanos-vivem-com-menos-de-dois-dolares-diarios&Itemid=650
[5]
Ver http://apps.who.int/gho/data/node.sdg.3-2-viz?lang=en
[6]
Ver artículo https://www.indexmundi.com/angola/economy_profile.html
[7]
Ver el video de Makaangola del conocido periodista y activista Rafael Marques - https://www.youtube.com/watch?v=HBUiTKIXa1o
[8]
Ver http://www.angop.ao/angola/pt_pt/noticias/sociedade/2017/7/32/Angola-Acesso-electricidade-atinge-por-cento-dos-agregados-
familiares,0ebc4e00-fe2c-41a8-8f34-9188aeae475c.html
[9]
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef.
[10]
Anterior a esta lucha, la única denuncia que había tenido una repercusión internacional de alguna relevancia fue la de las flagrantes
violaciones a los derechos humanos en la región de las Lundas (principalmente en Lunda-Norte) por parte de la industria de la extrac-
ción diamantífera, capitaneada por la Endiama, empresa estatal sucesora de la colonial Diamangue.
[11]
Las angoleñas que realizasen aborto en casos de malformación del feto, peligro de vida para la propia madre o embarazos resultantes
de violaciones, incurrían en un crimen cuya pena variaba entre los 4 y los 10 años de prisión. Esta ley era más restrictiva que la vigente,
que data de la administración portuguesa de 1886.
[12]
https://www.dn.pt/mundo/interior/aprovada-em-angola-nova-lei-que-penaliza-aborto-com-prisao-5687684.html
[13]
Jikulumessu es una expresión que se traduce como “abre los ojos” en la lengua Kimbundu.

MARZO DE 2018
33
 ANGOLA
La lucha por la liberación:
entre el heroismo y la barbarie
(Parte I)
Entre 1961 y 1974, los angoleños tomaron las armas para expulsar a los colonizadores
portugueses. Como resultado, provocaron una revolución en Portugal y Angola se tornó
independiente. Todo eso es verdad, pero solo una parte, aunque muy importante, de ella. Del
otro lado de la barricada de los hechos, existen variadísimas versiones sobre ellos.
CRISTINA RIBEIRO
L
a versión oficial glorifica al Movi-
miento Popular por la Liberación
de Angola (MPLA), el partido-mo-
vimiento que asumió el poder después
de la independencia, en noviembre de
1975. Otras narrativas, hechas por his-
toriadores, periodistas o sobrevivientes
de alguno de los cruentos episodios de
la historia reciente de este país, revelan
acontecimientos que nos ayudan a com-
prender por qué razón la revolución an-
goleña no solo no rompió con el
capitalismo sino que fue incapaz de im-
plantar un régimen político mínima-
mente democrático y un modelo de
distribución de riqueza menos desigual.
El peso del pasado
Escribir sobre la historia reciente de
Angola nos obliga a mirar más para
atrás, aunque sea apenas de reojo. Es
imposible entender el país sin tener en
cuenta los casi 6 millones de africanos,
en su mayoría campesinos, capturados
y llevados en navíos para la otra margen
del Atlántico para ser esclavizados.
Fueron siglos de razias, destrucción de
ciudades, campos y vidas. Acabado el
tráfico esclavo, alrededor de 1850, vino
la colonización, igualmente violenta,
carnicera y cruel. Los africanos siempre
resistieron al colonizador portugués y
no fue nada fácil derrotarlos, a pesar de
la superioridad bélica del invasor. Pero
el territorio y su población acabaron do-
minados por Portugal, que explotó su ri-
queza y su trabajo.
A partir de ahí, bajo el punto de vista
34
del dominador, habría dos tipos de gen-
te en Angola: los “civilizados” (todos
los blancos y una ínfima minoría de ne-
gros y mestizos, siempre que fuesen al-
fabetizados[1] y poseyeran empleo
permanente en el sector moderno de la
economía) y los “indígenas” (los africa-
nos que permanecían en sus sociedades
de origen o que, incluso fuera de ellas,
no llenasen los dos requisitos antes ci-
tados).[2] En 1960, existían 4 millones de
“indígenas” y menos de 200.000 “civili-
zados”. Una estadística fácil de enten-
der, en la medida en que 97% de los
africanos con más de 15 años era anal-
fabeto (dato de 1950).[3] Los portugue-
ses no los querían escolarizados: no
había escuelas para los africanos. Los
querían como mano de obra para el tra-
bajo forzado en la agricultura y la mi-
nería.
Como escribió la historiadora Maria
da Conceição Neto:
Cámara Municipal de Luanda, en 1961,
año en que se produjeron varias revueltas
contra el dominio portugués en Angola.
“La dualidad jurídica impuesta en África
colonizada reflejaba la ideología de la su-
perioridad racial blanca y fue utilizada
por todas las potencias colonizadoras, no
obstante ciertas diferencias conceptuales
y prácticas. Así, había indigènes y cito-
yens en las colonias francesas, subjets y
citizens en las colonias británicas, ‘indí-
genas’ y ‘ciudadanos’ en las colonias
portuguesas y, durante algún tiempo, tri-
balisés y immatriculés en la colonia bel-
ga del Congo”.[4]
Cuando esa dualidad jurídica se reve-
laba insuficiente para abastecer la can-
tidad de mano de obra exigida por los
colonos o para desviar las riquezas de
los africanos, se recorría pura y simple-
mente a la guerra. Fue así en la Guerra
de los Mukubais, a inicio de los años
1940, cuando el ejército y la administra-
ción colonial en el sur de Angola mon-
taron una operación de rapiña para
robar el ganado de un pacífico pueblo
de pastores. Muchos mukubais fueron
muertos o presos en campos de concen-
tración para luego ser enviados a Santo
Tomé y Príncipe o regiones al norte de
Angola, muy distantes de las tierras
donde vivían, al sur del territorio.[5]
El régimen del “indigenato” solo será
alterado a partir de 1961, con el estallido
de una serie de revueltas en Angola.
Las revueltas de 1961
La década de 1950 fue de intensa or-
ganización de grupos opositores al sis-
tema colonial en Luanda y otras
CORREO INTERNACIONAL

ciudades de Angola, que reflejaban un
proceso semejante en otras colonias
africanas en la inmediata Segunda Pos-
guerra. Había agrupamientos naciona-
listas, como el Movimiento de
Independencia de Angola (MIA), el
Ejército de Liberación de Angola (ELA)
y la Unión de las Poblaciones de Angola
(UPA), entre varios otros. Incluso, el
Partido Comunista Angoleño (PCA),
creado en 1955. Su base social estaba
compuesta por funcionarios públicos,
empleados de comercio, enfermeros,
obreros y estudiantes, blancos, negros o
mestizos. Eran todas organizaciones
clandestinas, muy pequeñas, imposibi-
litadas de crecer debido a la fuerte vigi-
lancia de la PIDE (Policía Internacional
de Defensa del Estado), la policía polí-
tica de la dictadura de Oliveira Salazar.
En 1959 y 1960, hubo una serie de pri-
siones y varios grupos nacionalistas fue-
ron prácticamente destruidos.
Pero la primera revuelta de 1961 no se
dio en la ciudad sino en el campo, más
exactamente en la Baixa de Casanje,
una región al este de Luanda, donde vi-
vían 150.000 personas, de las cuales
85.000 eran agricultores de las etnias
mbundo y bakongo, obligadas a cultivar
y vender algodón para la Cotonang, una
multinacional luso-belga. El 4 de enero,
los trabajadores se arman con catanas
y canhangulos (escopetas artesanales) y
se rehúsan a trabajar. La represión no se
hizo esperar: la Fuerza Aérea Portugue-
sa lanza bombas de napalm sobre la po-
blación y causa entre 10.000 y 20.000
muertos.[6]
Un mes después, el 4 de febrero, ex-
plotó una revuelta en Luanda. Al ama-
necer, varios grupos de hombres y
mujeres armados con palos, catanas y
armas blancas, se dirigen a las cárceles
de la ciudad para liberar a los militantes
nacionalistas presos. De acuerdo con el
historiador Carlos Pacheco, la rebelión
fue organizada en diversos barrios, con
la formación de grupos de diez hombres
cada uno, todos obreros.[7] El líder de
esta iniciativa habría sido un cura ligado
a la UPA. La tentativa fracasó y se saldó
con decenas de muertos y prisioneros
del lado de los “revoltosos”.
Al mes siguiente, hubo una doble tra-
gedia. El 15 de marzo, centenares de
campesinos de la etnia bakongo, lidera-
dos por la UPA, asesinan a muchos co-
lonos blancos (las estimativas varían de
300 a 700, entre hombres, mujeres y ni-
MARZO DE 2018
Foto del barrio de Marcal (Luanda) en 1971, muestra los profundos contrastes sociales
que había en la colonia.
ños) y a sus empleados negros y mesti-
zos. Las casas fueron saqueadas, las
plantaciones quemadas, y las aldeas
arrasadas. Este hecho es aprovechado
para justificar el inicio de una verdadera
masacre de la población de aquella re-
gión del noroeste de Angola. Entre
20.000 y 50.000 son muertos por el ejér-
cito y los colonos portugueses. Los so-
brevivientes huyen desesperados hacia
el vecino Congo-Leopoldville,[8] recien-
temente independizado. “Millares de
angoleños venían de lejos, de los confi-
nes, en busca de armas y municiones
para poder defenderse a sí mismos, a
los suyos y a las gentes de su kimbo,[9] y
también para expulsar de la tierra a los
portugueses”, cuenta Hugo Azancot de
Meneses, uno de los fundadores del
MPLA.
El MPLA y la UPA
Es justamente en Leopoldville donde
se instalarán los dos movimientos de li-
beración de Angola, la UPA y el MPLA,
en aquellos inicios de los años 1960. La
proximidad con Angola y el hecho de
constituir su mayor línea fronteriza fue-
ron los elementos que pesaron en la
elección de aquel país como sede de los
dos movimientos. La UPA existía desde
1957, el MPLA había sido organizado
hacía poco. Como escribió Hugo Azan-
cot de Meneses: “nacido y bautizado en
Túnez, en enero de 1960, el MPLA fue
registrado en Conacri”[10], capital de la
Guinea independiente. Su padre fue Vi-
riato Clemente da Cruz, que le dio el es-
tatuto y el programa. Viriato era un
nacionalista histórico: ya antes, cuando
aún vivía en Luanda, había fundado
otros partidos y movimientos, como el
ANGOLA
Partido Comunista Angoleño. Además
de Viriato, fueron parte del núcleo fun-
dador del MPLA, en Túnez/Conacri,
Mario Pinto de Andrade, Lúcio Lara,
Hugo Azancot de Meneses, Eduardo
Macedo dos Santos y Matias Miguéis.
Agostinho Neto, preso por la PIDE en
1960, solo se juntará al grupo a media-
dos de 1962, después de una fuga es-
pectacular de Lisboa, donde estaba en
prisión domiciliaria (fue organizada por
el Partido Comunista Portugués - PCP).
A partir de ahí, con la llegada de Agos-
tinho Neto a Conacri, la historia del
MPLA comenzó a ganar contornos som-
bríos.
Agostinho Neto (el legendario médico
angoleño, negro, preso varias veces por
la PIDE) y Viriato da Cruz (mestizo,
fundador de MPLA e igualmente un mi-
litante nacionalista histórico) no se en-
tendían. Las divergencias entre ellos
dividieron el partido y dieron origen a
la primera ruptura del MPLA, hasta hoy
no suficientemente explicada. Viriato da
Cruz, en una declaración a los militan-
tes, apuntó algunas diferencias: el ala
de Agostinho Neto consideraría el neo-
colonialismo inevitable en Angola y es-
timularía el “culto a la personalidad”.
Los que apoyaban a Agostinho Neto,
por su lado, criticaban la propuesta de
Viriato da Cruz, de unidad entre el
MPLA y la UPA.
Una de las hipótesis de fondo para ex-
plicar la formación de las dos alas se re-
laciona con la disputa entre China y la
URSS, entonces en plena efervescencia.
Viriato da Cruz sería uno de los princi-
pales contactos del movimiento con
China, uno de los primeros países que
auxiliaría al MPLA y donde estuvo dos
35
 ANGOLA
veces. Agostinho Neto, por el contrario,
estaría más ligado a la URSS, incluso a
través del PCP. A pesar de haber negado
siempre su afiliación a ese partido, el
hecho es que militó en el Movimiento
de Unidad Democrática - Juvenil
(MUD), colateral del PCP en la juventud
y, por esa razón, fue preso varias veces
en Lisboa.
Con la victoria de Agostinho Neto en
esa disputa, el ala liderada por Viriato
da Cruz se mantuvo organizada e ingre-
só en la UPA (que había cambiado su
nombre por el de Frente Nacional de Li-
beración de Angola (FNLA), donde se
mantuvo como un sector independiente
(permaneció muy poco tiempo debido
a las diferencias políticas). La idea de
unidad entre el MPLA y la UPA-FNLA
no era tan descabellada como hoy pue-
de parecer, y era defendida por varios
segmentos del movimiento nacionalista
africano, desde la Organización de la
Unidad Africana (OUA) hasta el caribe-
ño naturalizado argelino Frantz Fanon.
Este teórico de la lucha contra el racis-
mo y los movimientos de liberación na-
cional consideraba a la UPA, por su
implantación entre los campesinos de
Angola, más capacitada para liderar la
lucha armada contra el colonizador.
Como fuese, los métodos empleados
por la dirección del MPLA para resolver
las divergencias entre las dos corrientes
del MPLA se demostraron idénticos a
los del estalinismo. Dos de los seguido-
res de Viriato da Cruz, Matias Miguéis
e José Miguel, fueron presos en noviem-
bre de 1965 por la policía del Congo-
Brazaville y entregados a la dirección
del MPLA. A pesar de los llamados a
su liberación, fueron juzgados y fusila-
dos. Temeroso de un fin semejante, Vi-
riato da Cruz aceptó la invitación para
trabajar en Pequín, en el Buró de Escri-
tores Afro-Asiáticos, y se mudó a China
ese mismo año.
El uso de la violencia como forma de
dirimir o ganar debates políticos entre
compañeros o rivales del movimiento
de liberación no fue una exclusividad
del MPLA. Por el contrario, la UPA ac-
tuaba igual o peor. El propio Holden Ro-
berto, dirigente de la UPA, admitió que
su organización asesinó a guerrilleros
del MPLA cuando intentaban cruzar la
frontera del Congo-Leopoldville y entrar
en Angola, también a inicios de los años
1960.
Los dos movimientos divergían en
36
Viriato Clemente da Cruz, fundador del
MPLA; después se alejó de esa
organización. Murió en China, en 1945.
otros aspectos. Mientras gran parte de
los cuadros del MPLA provenía de los
medios urbanos, había vivido largo
tiempo en Portugal y viajado por Euro-
pa, relacionándose con la elite do mo-
vimiento panafricanista, la generalidad
de la militancia de la UPA no tenía esa
vivencia urbana, sino que era reclutada
entre los campesinos bakongos del nor-
te de Angola. Holden Roberto no se in-
hibía de prescindir de un programa
político; al contrario del MPLA, en cuyo
programa constaba la independencia in-
mediata y completa y la liquidación de
todos los vestigios de relaciones colo-
nialistas e imperialistas, además del
compromiso con un “gobierno demo-
crático”. Otra diferencia importante en-
tre los dos movimientos se relacionaba
con las fuentes de financiamiento.
Mientras el MPLA tuvo como principa-
les sostenedores en su historia a la
URSS, China y Cuba, Holden Roberto
habría obtenido recursos de los Estados
Unidos, ya en 1961. La Guerra Fría con-
dicionaba así la lucha por la liberación
en Angola.
Alvaro Holden Roberto, fundador de la
UPA (luego FNLA). En la foto, revistando
las tropas de su organización.
Angola en una África insurrecta
No fue coincidencia que los primeros
grupos nacionalistas organizados en
Angola comenzasen a aparecer justa-
mente en los años 1950. En la Segunda
Posguerra, una revolución anticolonial
recorría África, y las colonias portugue-
sas estarían incluidas en ella. En 1945,
solo dos países no estaban sometidos al
yugo colonial de una potencia europea:
Etiopía y Liberia. Los demás eran colo-
nias de Inglaterra, Francia, Bélgica, Es-
paña, Italia y Portugal; o estaban en
poder de una elite blanca que imponía
un sistema de apartheid a los africanos,
como era el caso de Sudáfrica y Nami-
bia; o eran protectorados ingleses, situa-
ción de Egipto. A partir de 1956, con la
proclamación de la República y el retiro
de las tropas británicas de Egipto, el co-
lonialismo en África se derrumbaría,
país a país.
También en 1956, se tornaron inde-
pendientes Marruecos, Túnez y Sudán.
Al año siguiente sería el turno de Gha-
na, bajo el liderazgo de Kwame N’kru-
mah, uno dos principales líderes del
panafricanismo. En 1960, dieciséis paí-
ses proclamaron la independencia. En
1962, en Argelia, el Frente de Liberación
Nacional obtenía la victoria después de
ocho años de guerra contra la coloniza-
ción francesa. Al final de la década de
1960, solo se mantenían como colonias
europeas en África ocho países, cinco
de ellos dominados por Portugal: Ango-
la, Mozambique, Cabo Verde, Santo
Tomé y Príncipe, y Guinea Bissau.
A pesar de ser incómoda, esta era una
situación que a los imperialismos euro-
peo y estadounidense les interesaba
mantener. La votación de una resolu-
ción que condenaba a Portugal, en
1963, en el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas (ONU) así lo indica.
La resolución “apelaba” a que Portugal
reconociese los derechos a la autodeter-
minación e independencia de los pue-
blos de su imperio, con el cese de todos
los actos de represión, el retiro de las
fuerzas militares y la instauración de li-
bertades democráticas, con el libre fun-
cionamiento de los partidos políticos.
Para culminar, el Consejo solicitó que
todos los gobiernos se abstuviesen de
ayudar a Portugal en la represión a los
movimientos de liberación, incluso de-
jando de vender equipamiento militar.
Esta resolución fue aprobada con los vo-
tos de China y de la Unión Soviética y
CORREO INTERNACIONAL
 ANGOLA

con la abstención de Francia, el Reino
Unido y EEUU.
El imperialismo hesitaba en aceptar lo
inevitable. También fue así en el antiguo
Congo-Leopoldville, donde el líder na-
cionalista Patrice Lumumba, electo Pri-
mer Ministro en 1960, gobernó apenas
tres meses, antes de ser derribado y ase-
sinado, en una conspiración que invo-
lucró a Bélgica, Inglaterra y Estados
Unidos. Lumumba compartía las ideas
del panafricanismo y defendía lo que
llamaba “neutralidad positiva”. Es decir,
el retorno a los valores genuinamente
africanos y el rechazo a las “ideologías
importadas”, fuesen ellas “occidenta-
les” u oriundas de la Unión Soviética.
Sin embargo, esto no le impidió pedir
ayuda a la URSS ante la “inoperancia”
criminal de la ONU frente al golpe que
se avecinaba contra su gobierno y su
vida.
La ayuda no llegó a tiempo, pero, en
abril de 1965, el Che Guevara lideraba
una columna que penetró en el Congo-
Leopoldville a través de Tanzania, con
el objetivo de fortalecer la lucha de los
partidarios de Lumumba. El historiador
Piero Gleijeses cuenta que en el verano
de 1965 había 400 soldados cubanos en
África Central.[11] No dio resultado. Des-
pués de solo sietes meses, Guevara se
retiraba del Congo. Pero Cuba continua-
ría en África, ayudando a la guerrilla de
Amílcar Cabral en Guinea Bissau y, más
tarde, al MPLA en Angola.
La ideología panafricanista
El nacionalismo africano tuvo una
ideología: el panafricanismo. Inicial-
mente, la respuesta al racismo y a la ex-
La Fuerza Aérea Portuguesa bombardeó las rebeliones de los angoleños y,
luego, los movimientos guerrilleros
que luchaban por la independencia.
plotación de los negros y de África se México. Rompió con el trotskismo en
revistió de un carácter estrictamente ra- 1949. Ambos fueron aproximándose a
cial, conferido por uno de sus más po- la conclusión de que, en su lucha por la
pulares divulgadores, el jamaiquino emancipación, los pueblos coloniales
Marcus Garvey, en su libro The Philo- solo podían confiar en sí mismos.
sophy and Opinions of Marcus Garvey, También fue descartada, a medida
or Africa for the Africans que obtuvo un que el movimiento nacionalista con-
gran éxito. El panafricanismo de Garvey quistaba el poder del Estado, la idea de
se basaba en tres conceptos: raza, auto- la unidad de los pueblos africanos. El
suficiencia del pueblo negro y liberación panafricanismo, como un proyecto na-
de África de sus explotadores extranje- cional y popular que englobaba sectores
ros. W. E. B. Du Bois, en EEUU fue otro de la naciente burguesía africana, se
de los grandes iniciadores del panafri- apartó de una propuesta revolucionaria
canismo. Simpatizaba con las ideas so- de ruptura radical con el imperialismo
cialistas. y de un proyecto de construcción de la
Los dos más importantes nombres del unidad africana.
panafricanismo marxista fueron George La relación entre movimientos y go-
Padmore y C. L. R. James, autor de Los biernos que sus adeptos dirigieron o in-
jacobinos negros. El primero militó en el fluenciaron y el llamado “bloque
PC de EEUU, a finales de los años 1920, comunista” se basó en un frío juego de
vivió en la Unión Soviética y luego rom- intereses, a pesar de la fraseología pre-
pió con el estalinismo. James comenzó tendidamente revolucionaria. Fue así
a militar en el trotskismo en los años con las colonias portuguesas, como An-
1930, adhirió al SWP (Socialist Workers gola. Pero eso, lo veremos en un próxi-
Party) y, en 1939, visitó a Trotsky en mo artículo.

[1]
Los blancos no precisaban ser alfabetizados y una gran parte de los colonos no lo era; pero solo por ser blancos (portugueses) eran
automáticamente incluidos en la categoría de “civilizados”.
[2]
VALÉRIO, Nuno; FONTOURA, Maria Paula. A evolução económica de Angola durante o segundo período colonial – uma tentativa de
síntese, Análise Social, vol. XXIX (129), 1994.
[3]
BITTENCOURT, Marcelo. Estamos juntos! O MPLA e a luta anticolonial (1961-1974). Luanda: Kilombelombe, 2008.
[4]
NETO, Maria da Conceição, Maria do Huambo: Uma vida de “indígena”. Colonização, estatuto jurídico e discriminação racial em An-
gola (1926-1961). África (São Paulo, 1978, Online), São Paulo, n. 35, 2015, p. 121.
[5]
CARVALHO, Ruy Duarte de. Vou lá visitar pastores: exploração epistolar de um percurso angolano em território Kuvale (1992-1997).
Rio de Janeiro: Gryphus, 2000.
[6]
BITTENCOURT, p. 64.
[7]
PACHECO, Carlos. MPLA, um nascimento polêmico (as falsificações da história). Lisboa: Vega, 2000.
[8]
Para evitar confusión entre los dos Congos, optamos por asociarlos a los nombres de sus respectivas capitales: Leopoldville (rebau-
tizada como Kinshasa), en el caso del antiguo Congo belga (actual República Democrática del Congo); y Brazzaville, capital de la actual
República del Congo, anteriormente colonia francesa.
[9]
Aldea en kimbundo, una de las lenguas habladas en Angola.
[10]
Esta no es la versión oficial divulgada por el MPLA hasta hoy, según la cual el movimiento fue creado en Luanda, en
1956. La considero correcta, sin embargo, por ser defendida por historiadores independientes y presentar pruebas docu-
mentales.
[11]
GLEIJESES, Piero. Conflicting Missions Havana, Washington and Africa, 1959-1976. Chapel Hill, London: The University
of North Carolina Press, 2002.
MARZO DE 2018
37
 SUDÁFRICA

Sobre la caída
de Jacob Zuma
EL PERÍODO REVOLUCIONARIO entre 1980 y 1993 fue parcialmente derrotado
por el acuerdo negociado cuya piedra angular fue el mantenimiento de las relaciones
capitalistas. Este se basaba en la protección de la propiedad privada
En 1994, los ingleses y los estadounidenses controlaban más de 50% de la acciones
de la Bolsa de Valores de Johannesburgo. El imperialismo mantuvo su control
sobre Sudáfrica a través del acuerdo.

SHAHEED MAHOMED - WORKERS INTERNTIONAL VANGUARD PARTY (SUDÁFRICA)

E
n 2007 se produjo el inicio de
grandes luchas contra el fracaso
del régimen del CNA (Congreso
Nacional Africano), el PCSA (Partido
Comunista de Sudáfrica) y el COSATU
(central sindical) de resolver las aspi-
raciones democráticas de las masas.
Las direcciones del PCSA y el Cosatu
fueron capaces de desviar las luchas al
callejón sin salida parlamentario, a tra-
vés del cambio de líderes en la presi-
dencia del CNA. Zwelinzima Vavi
(Cosatu) y Blade Nzimande (PCSA) re-
corrieron las capitales imperialistas
para ganar apoyo para la presidencia
de Jakob Zuma.
Desde 2007, la crisis económica
mundial se ha profundizado y ha habi-
do un período de ataques sostenidos
sobre las conquistas de los trabajado-
res. Esto, de la mano con la pérdida de
apoyo al CNA dentro del movimiento
obrero. Esta pérdida de apoyo viene su-
cediendo desde 1994, con cada lucha
que se dio. En las elecciones de gobier-
nos locales en 2016, el CNA no solo
perdió la mayoría en varias ciudades
importantes sino que, ahora, el apoyo
de quienes lo votaron cayó a menos de
la mitad. Esto significa que en las elec-
ciones nacionales de 2019, si la tenden-
cia continúa, el CNA solo podría
gobernar con alianzas con partidos por
38
fuera de la coalición CNA-PCSA-Cosa-
tu. Existe la posibilidad de que una
alianza de derecha suba al gobierno,
bajo de la fórmula DA-EFF[1]. Sin em-
bargo, tanto DA como EFF han venido
perdiendo apoyo, al igual que todos los
partidos parlamentarios.
En 2012, la masacre de la mina Ma-
rikana[2] demostró que el imperialismo
tiene una crisis de dirección. El bloque
CNA-PCSA-Cosatu ya no es más capaz
de controlar las acciones de las masas.
Desde 2012, han habido luchas de los
agricultores, un ascenso constante en
las universidades por educación gra-
tuita y por el fin de la precarización. La
lucha en las universidades se ha debi-
litado pero aún continua, y ha obligado
al Estado a conceder educación gratui-
ta a los estudiantes de primer año, lo
que será extendido a todos los estu-
diantes. Es el reflejo de la profunda cri-
sis de legitimidad que enfrenta el CNA.
A nivel político, se realizó en 2013 la
conferencia del sindicato de los traba-
jadores metalúrgicos (Numsa) que re-
solvió romper con el CNA y el PCSA y
formar un partido de trabajadores y un
frente único amplio. Enfrentado a la
perspectiva de una ruptura completa
del Cosatu con el CNA y el PCSA para
formar un nuevo partido de los traba-
jadores, el imperialismo impulsó la ex-
pulsión del Numsa debilitando el pro-
yecto de un partido de trabajadores.
Sin embargo, los dirigentes del Numsa
también han demorado el proceso de
formación del nuevo partido y presen-
tado un proyecto que está basado sobre
el programa nacionalista del CNA, la
Freedom Charter[3]. Sin embargo, hay
margen para cuestionar y modificar el
programa.
Las demandas insatisfechas de la cla-
se trabajadora se han visto reflejadas
en una ruptura por izquierda del CNA,
que originó la formación de EFF (Lu-
chadores por la Libertad Económica).
La crisis del imperialismo y el estan-
camiento de la economía capitalista
han significado más ataques sobre las
masas e incrementado el odio hacia el
gobernante CNA. Esta bronca creciente
hacia el Estado ha sido desviada hacia
un canal electoral pero con una crisis
mucho más profunda. La remoción del
presidente Zuma lo identifica como un
“chivo expiatorio” de los ataques del
imperialismo. La profunda crisis de di-
rección se refleja en la elección del
nuevo presidente, que está directamen-
te implicado en la masacre de Marika-
na. El imperialismo enfrenta un gran
problema con la división del CNA:
¿quién podría controlar las acciones de
las masas?
CORREO INTERNACIONAL

Es la razón por la que el cambio de
Presidente se dio de esta forma, a tra-
vés de la renuncia y manteniendo la
unidad del CNA. Esto significa que
quieren mostrar un show de “ir detrás
de los peces chicos” mientras la frac-
ción Zuma no será enjuiciada ni en-
frentará medidas duras que forzarían
una ruptura.
La crisis capitalista mundial perma-
nece; todos los partidos gobernantes en
Sudáfrica se ven forzados al camino de
mayores ataques sobre las masas, más
privatizaciones, más explotación. Debe
enfatizarse que, por esta definición, la
existencia del capitalismo decadente y
la dominación del mundo por el impe-
rialismo, así como el robo masivo a la
clase trabajadora en Sudáfrica, el resto
de África y el mundo neocolonial se in-
tensificará.
El “Journal of Southern African Stu-
dies” informa que anualmente el robo
que realizan las compañías mineras im-
perialistas llega, como mínimo, a más
de 17.000 millones de dólares. Si se
compara esto con los cerca de 850 mi-
llones que robó el grupo de Zuma, po-
demos ver que su remoción no tiene
que ver con el combate a la corrupción
sino con recomponer la cara del Estado
para que el robo en gran escala del im-
perialismo pueda continuar. El mensaje
del imperialismo al partido gobernante
es que pueden robar pero no demasia-
do. El imperialismo está comprando es-
tabilidad a través de un cambio en el
liderazgo. Sin embargo, 2018 no es
2007. Hay en las masas una profunda
pérdida de apoyo al partido gobernante.
Al imperialismo va a gustarle la limi-
tación del programa del proyecto parti-
dario del Numsa hacia la variante de la
Freedom Charter, en esencia un progra-
ma de cooptación de los dirigentes de
la clase trabajadora dentro de las rela-
ciones capitalistas. Esto debe ser com-
batido a cualquier costo.
MARZO DE 2018
SUDÁFRICA
El ascenso de la independiente Water
Crisis Coalition (WCC) es un signo de
que es posible que un movimiento in-
dependiente de la clase trabajadora
pueda liderar la resistencia a la privati-
zación del agua[4] que está intentando
llevar adelante el Estado. Por primera
vez, fuerzas del Cosatu y el Saftu[5] se
han unido con comités de base. La
WCC, sin embargo, es un “terreno en
disputa” y también hay una fuerte pre-
sencia de la clase media, lo puede sig-
nificar que solo esté preparada para
combatir hasta un cierto punto. La minería es la base de la economía
Sin embargo, y más significativo, sudafricana y también la principal fuente
hay un espacio abierto para el rápido del saqueo imperialista.
desarrollo de un partido revolucionario
parados, tales como la limitación del
de los trabajadores. El grupo Zuma
derecho de huelga.
puede estar debilitado pero no ha sido
Marikana, las huelgas de los trabaja-
destruido como fracción. El discurso de
dores mineros, las luchas de los traba-
renuncia advirtió que serían “perros
jadores agrícolas y la de los estudiantes
guardianes” contra cualquier transfor-
universitarios fueron limitadas a su es-
mación económica radical. Comparó el
pacio. Pero está cercano el momento
momento como similar a cuando Mbe-
para una lucha generalizada. La “pri-
ki lo destituyó de la vicepresidencia[6].
mavera azaniana”[7] está cerca.
Esto implica que trabajará para prepa-
Las luchas en Zimbabwe, Camerún
rar su regreso. El imperialismo ha
y la República Democrática del Congo
adoptado su programa de educación
son señales que esta primavera se ex-
universitaria gratuita y expropiación
tiende por África. Necesitamos unirnos
selectiva de tierras. Esto es para neu-
con los trabajadores de toda África, de
tralizar a su base. Como las luchas in-
los otros países neocoloniales y de los
ternas dentro del CNA continuarán, se
centros imperialistas. El imperialismo
incrementa el espacio para el desarro-
controla África y solo podremos ser li-
llo de un partido revolucionario y para
bres si la clase trabajadora de los cen-
una organización independiente de la
tros imperialistas se une a nosotros en
clase trabajadora.
la lucha. La formación de una Interna-
Si el imperialismo quiere avanzar
cional revolucionaria (para nosotros, la
con su experimento social de cerrar los
reconstrucción de la Cuarta Internacio-
grifos en Ciudad del Cabo, habrá lu-
nal) es lo que necesitamos.
chas que ninguna fuerza en la Tierra
podrá detener. Es esta amenaza de re-
volución que forzó al imperialismo a [1]
DA-Alianza Democrática (partido de los
retroceder. Pero ahora presiona para bóeres); EFF-Luchadores por la Libertad
lograr la privatización del agua a tra- Económica (una ruptura del CNA)
vés de grandes plantas de desaliniza- [2]
https://litci.org/es/archive/la-masacre-
ción y la imposición de medidores de-marikana-una-divisoria-de-aguas-en-la-e
prepagos de agua. Hay varios otros poca-post-apartheid/
ataques que también están siendo pre- [3]
La Freedom Charter (Carta de la Libertad)
fue el programa adoptado por el CNA en su
congreso de 1955.
[4]
https://litci.org/es/menu/mundo/africa/
sudafrica/sudafrica-rechazamos-la-propuesta-
impuesto-agua/
La WCC (Coalición [5]
Thabo Mbeki fue presidente del país
contra la Crisis del entre 1999 y 2008. En ese período destituyó
Agua) encabeza la lucha a Jakob Zuma que era su vicepresidente.
contra la privatización [6]
SAFTU – South African Federation of
del servicio de agua Trade Unions es una central sindical menor
potable en que la Cosatu.
Ciudad del Cabo. [7]
Referencia la “primavera árabe”. Azania
es el nombre africano de Sudáfrica.
39
 SUDÁFRICA
El fin del apartheid
LA ACTUAL SITUACIÓN DE SUDÁFRICA es consecuencia de cómo fue desmontado el sistema
político del “apartheid” en la década de 1990 y la política que Nelson Mandela
y su partido, el CNA (Congreso Nacional Africano), tuvieron en ese proceso.
ALEJANDRO ITURBE
S
udáfrica tiene más de 50 millo-
nes de habitantes y es el país
más desarrollado e industrializa-
do del continente africano. El eje de su
economía es la actividad minera, espe-
cialmente la extracción de oro, diaman-
tes y platino (es el principal productor
mundial de este metal).
El país sufrió dos colonizaciones
blancas: una de origen holandesa (des-
de finales del siglo XVII) y otra de origen
inglés (desde inicios del siglo XIX). La
colonización holandesa formó una elite
blanca que se denominó “afrikáners” o
“bóeres”.
Ambos grupos coloniales se enfren-
taron en varias guerras por el dominio
del territorio. Los enfrentamientos se
agudizaron a partir del descubrimiento
de las grandes riquezas minerales del
país (en las últimas décadas del siglo
XIX). Fueron las llamadas “guerras an-
glo-bóeres”.
A pesar del predominio británico en
los enfrentamientos bélicos, su alto
costo y la Primera Guerra Mundial ayu-
daron a los bóeres a consolidarse en
varios territorios. A partir de 1910, co-
menzaron a construir el régimen del
apartheid, en el que los negros no te-
nían voto ni ningún derecho político,
considerados como una raza de “se-
gunda”.
La Segunda Guerra Mundial fue el
contexto que ayudó a extender su do-
minio sobre todo el territorio y esto se
completó en 1948 con la supremacía de
la burguesía blanca de origen holan-
dés, mientras que la burguesía de ori-
gen inglés se incorporaba como un
componente minoritario.
El apartheid
Como parte de este sistema se forma-
ron verdaderas aberraciones jurídicas:
40
Nelson Mandela, primer presidente negro
de Sudáfrica, fue el fundador y principal
dirigente del CNA.
los bantustanes (como Lesotho), su-
puestas repúblicas negras “indepen-
dientes” de las que sus habitantes solo
podían salir con permisos especiales,
incluso para ir a trabajar diariamente.
Si transgredían estos permisos eran du-
ramente reprimidos.
Los niveles de explotación de la po-
blación negra eran cercanos a la escla-
vitud: esta población vivía en
gigantescas favelas o villas miseria. La
más famosa es la de Soweto, en las cer-
canías de Johannesburgo, con casi un
millón de habitantes hacinados en las
peores condiciones, casi sin ningún
servicio básico garantizado.
Fue sobre esta base de superexplota-
ción y de un inmenso aparato represivo
estatal que la burguesía blanca sudafri-
cana (asociada a capitales ingleses y
holandeses) construyó su poderío y su
riqueza.
El fin del apartheid
La población negra luchó duramente
contra esta situación, por sus derechos
políticos y sociales. Periódicamente, se
producían explosiones que eran res-
pondidas con represiones y masacres
salvajes (entre las más famosas están
la de Sharperville, en 1960, y la de So-
weto, en 1976).
Como parte de la lucha contra el
apartheid, se fundó el Congreso Nacio-
nal Africano (CNA) que, a partir de la
década de 1950, comenzó a tener un
crecimiento cada vez más acelerado
hasta transformarse en la expresión po-
lítica y la dirección de la mayoría de la
población negra. Su dirigente más co-
nocido y de mayor prestigio popular e
internacional fue Nelson Mandela,
quien estuvo preso entre 1962 y 1990.
Desde la cárcel continuó dirigiendo el
movimiento y, en ese período, ganó su
gran prestigio e influencia en nivel na-
cional e internacional. Mandela, como
figura política, tiene el mérito de haber
expresado esa lucha y de darle trascen-
dencia internacional.
El CNA logró unificar a la gran ma-
yoría de los trabajadores y el pueblo
negro detrás de sus banderas. En ese
sentido, jugó un papel muy progresivo.
Pero es necesario agregar que su ideo-
logía y su programa (muy influencia-
dos por el Partido del Congreso de la
India, encabezado por Mahatma Ghan-
di) nunca excedieron el límite de la de-
mocracia burguesa y el sistema
capitalista. Por eso, estableció lazos
con los imperialismos “democráticos”
interesados en ir construyendo un me-
canismo que permitiese desmontar la
“bomba de tiempo” que existía en Su-
dáfrica.
La lucha del pueblo negro contra el
régimen del apartheid iba creciendo y
radicalizándose cada vez más. Tam-
bién crecía el aislamiento internacional
de ese régimen, una de cuyas manifes-
CORREO INTERNACIONAL

taciones principales fue la campaña de
boicot contra el régimen racista (simi-
lar a la que ahora se desarrolla contra
Israel). A partir de la década de 1980,
su caída parecía inevitable. Existía la
posibilidad de que esta lucha del pue-
blo negro barriese el régimen por una
vía revolucionaria y avanzase también
en el camino de una revolución socia-
lista que destruyese las bases capitalis-
tas de la dominación blanca. Estaba
planteada la hipótesis de que las masas
en su lucha revolucionaria expropiasen
a la burguesía blanca, lo que sería en
realidad la expropiación de casi toda la
burguesía sudafricana.
Ante esa situación, y para frenar y
controlar el proceso revolucionario,
una mayoría de la burguesía blanca su-
dafricana y el imperialismo elaboraron
el plan de una transición que “desmon-
tase” el apartheid de modo ordenado y,
a la vez, les garantizase el dominio
económico, a través del mantenimiento
de la propiedad de las empresas y los
bancos. Las potencias imperialistas
apoyaron a fondo este plan, uno de cu-
yos operadores fue el obispo negro
Desmond Tutu, en su momento gana-
dor del Premio Nobel de la Paz por este
servicio.
Se dio forma a un pacto en el que, a
cambio de eliminar el apartheid, se
mantendría el sistema capitalista y la
dominación económica burguesa. Así,
la burguesía blanca (para mantener su
dominación de clase), se alejaría del
control directo del Estado y aceptaría
el acceso del CNA al gobierno.
Contaron para ello con la colabora-
ción de Nelson Mandela (quien nego-
ció esta transición con el último
presidente blanco, De Klerk, y fue libe-
rado en 1990), del Congreso Nacional
Africano, de la dirección de la central
sindical negra (Cosatu) y del Partido
Comunista, que pasaron a frenar la lu-
cha del pueblo negro y participaron de
las negociaciones y de la transición
hasta 1994, cuando Mandela fue elegi-
do presidente.
En otras palabras, con este pacto,
Mandela pasó de ser el líder de la lucha
contra el apartheid a capitularle a la
burguesía blanca y al imperialismo en
una transición negociada que no cues-
tionaba la estructura económica capi-
talista y la estructura de clases del país
ni el predominio de la burguesía blanca
en ella.
MARZO DE 2018
Soweto fue en el pasado un símbolo de la lucha contra el apartheid.
Hoy lo es de la pobreza de muchos sudafricanos.
El fin del apartheid significó una gran
conquista democrática del pueblo ne-
gro sudafricano al obtener el carácter
de ciudadanos sudafricanos, el derecho
al voto y a elegir su propio gobierno.
Pero, por lo que acabamos de señalar,
esta conquista quedó subordinada y to-
talmente limitada sin que significase,
al mismo tiempo, una mejora real de
sus miserables condiciones de vida.
El papel del CNA
Al asumir el manejo del régimen y
del gobierno posapartheid, en 1994,
Mandela y el CNA cambiaron su carác-
ter. Hasta ese momento, si bien con las
profundas limitaciones de sus concep-
ciones nacionalistas burguesas, habían
sido la expresión de la lucha del pueblo
sudafricano contra el apartheid. A par-
tir de allí, se transformaron en los ad-
ministradores del Estado burgués
sudafricano e hicieron una nueva
alianza con los antiguos enemigos afri-
káners.
Por esa alianza, a cambio de los ser-
vicios prestados, los principales cua-
dros y dirigentes del CNA se
transformaron en una burguesía negra,
socia menor de la blanca, que lucra
con los negocios y negociados del Es-
tado. Por ejemplo, el ex presidente Ja-
cob Zuma fue acusado de corrupción
en 2005, cuando era vicepresidente,
por recibir una alta comisión en la
compra de armamento en el exte-
rior. “Viven en las mismas casas y en
SUDÁFRICA
los mismos barrios que los blancos”, se
indignan los trabajadores negros al ver
el enriquecimiento de estos dirigentes.
Es necesario decir que esta realidad
empezó con el propio Mandela, quien
abandonó la política activa en 1999. Lo
sucedieron otros presidentes del CNA
(Thabo Mbeki y Jacob Zuma) que apli-
caron políticas cada vez más neolibe-
rales y de favorecimiento al ingreso de
capitales imperialistas. Por ejemplo, la
mayoría de los sudafricanos piden la
nacionalización de la minería, en gran
medida en manos extranjeras (la em-
presa Lonmin, propietaria de la mina
Marikana, donde se dio una gran huel-
ga ferozmente reprimida, tiene su sede
en Londres).
El COSATU
El Cosatu es la principal central sin-
dical sudafricana, construida en la lu-
cha contra el apartheid y en oposición
a los viejos sindicatos “solo para blan-
cos”. En ese período, ganó su peso y su
prestigio. Era un ejemplo mundial para
la lucha de los trabajadores.
Aliada, de hecho integrante, del
CNA, apoya sus gobiernos y sus políti-
cas. Esto le ha rendido grandes benefi-
cios a sus dirigentes, en numerosos
cargos gubernamentales o parlamenta-
rios, y también en las empresas priva-
das. Por ejemplo, el ex dirigente Cyril
Ramaphosa, que fue líder de la lucha
de los trabajadores mineros y contra el
apartheid cuando encabezaba el sindi-
41
 SUDÁFRICA
cato minero nacional (NUM) y el Cosa-
tu, es hoy socio-propietario y miembro
del directorio de la empresa Lonmin.
No es casual que cada vez sea más
numerosa la vanguardia que expresa:
“CNA y Cosatu no nos representan”
(ver artículo sobre la reorganización
sindical). Esa vanguardia comienza a
fundar nuevos sindicatos independien-
tes del Cosatu (como se expresó en la
huelga de Marikana) y a plantearse la
construcción de una alternativa política
por fuera del CNA.
La realidad actual
El fin del apartheid fue un gran triun-
fo del pueblo negro sudafricano que, al
eliminarse este régimen, obtuvo liber-
tades, derechos políticos y un sistema
electoral basado en “una persona-un
voto”. Se acabaron los bantustanes y,
por primera vez en la historia del país,
eligió un presidente de su raza.
Pero la estructura económica del país
no fue tocada en lo absoluto y siguió
dominada por la burguesía blanca que,
ahora, contaba con la ventaja de tener
un régimen y un gobierno negros para
defender sus intereses. Al mismo tiem-
po, la nueva burguesía negra se apro-
vechó del acceso del CNA al poder
político para acumular fuerza económi-
ca y pasar a ser parte de la clase domi-
nante en Sudáfrica.
Al mantenerse esa estructura econó-
mica, la desocupación nacional es de
25%, pero entre los trabajadores ne-
gros llega a 40%. Un 25% de la pobla-
ción vive con menos de 1,25 dólares
Movilización de los trabajadores metalúrgicos del sindicato Numsa.
42
El nuevo presidente sudafricano,
Cyril Ramaphosa, es un ex dirigente
sindical minero, cooptado por el
imperialismo y la burguesía sudafricana.
diarios, considerado mundialmente el
piso de la miseria y el hambre.
A más de veinte años del fin del
apartheid, la burguesía blanca detenta
grandes privilegios y riquezas mientras
la inmensa mayoría del pueblo negro
sigue viviendo en la pobreza y la mise-
ria. Pero ahora esa burguesía blanca
tiene como socia a la burguesía negra
que se formó en las últimas décadas.
Esa desigualdad explosiva es la base de
un gran crecimiento de la violencia so-
cial: hay 50.000 asesinatos por año
(proporcionalmente, 10 veces más que
en EEUU). Mandela, al haber frenado
la revolución del pueblo negro y lleva-
do esa lucha al camino sin salida de los
pactos con la burguesía blanca y el im-
perialismo, es el gran responsable de
esta realidad.
Es necesario hacer un balance del ca-
mino emprendido por Mandela, el
CNA y el Cosatu, que fue de la lucha a
la capitulación. Creemos que hay que
sacar conclusiones profundas. En la dé-
cada de 1990, el pueblo negro sudafri-
cano logró libertades y derechos
políticos que indudablemente hay que
defender. Pero continuó sometido a la
peor explotación capitalista en benefi-
cio de una minoría blanca, y ahora,
también, de la nueva burguesía negra,
oriunda de los antiguos dirigentes de la
lucha. No habrá verdadera liberación
del pueblo sudafricano sin destruir las
bases capitalistas de esta explotación.
Es necesario luchar por la mejoría de
las condiciones de vida del pueblo ne-
gro pero, para triunfar verdaderamente,
esa lucha debe avanzar en el camino
de la revolución obrera y socialista que
liquide la explotación de clase y raza
que permanece en el país.
Fue Mandela quien impidió, con su
capitulación, que eso sucediera en su
momento. Por eso, los burgueses suda-
fricanos y los imperialistas lo homena-
jean, con justicia. Por nuestra parte,
reiteramos el respeto por el dolor del
pueblo negro sudafricano y de los mu-
chos luchadores que lloran su muerte
en todo el mundo. Pero, por esa in-
mensa capitulación, no le rendimos ho-
menaje.
Por un lado, existe hoy una profunda
crisis del CNA y su gobierno: Jacob
Zuma renunció el 14 de febrero pasado
a su cargo de presidente sudafricano,
envuelto en numerosos escándalos de
corrupción, y su propio partido le exi-
gió la renuncia (proceso que analiza-
mos en otro artículo de esta revista).
Las cosas difícilmente mejorarán con
esa renuncia: su reemplazante sería el
vicepresidente Cyril Ramaphosa, a
quien ya nos hemos referido. Por otro
lado, están las luchas de los trabajado-
res (con un lugar destacado para los
metalúrgicos y los mineros) y las rup-
turas de sectores con el CNA y con el
Cosatu (como la que encabeza el sin-
dicato metalúrgico). Son señales claras
de que el proletariado y el pueblo ne-
gro están avanzando en su conciencia
y en su acción.
CORREO INTERNACIONAL

Un mundo político en disputa
Es noticia el affaire de Khalifa Sall, alcalde de la ciudad de Dakar, capital de Senegal.
Desde hace casi un año, marzo de 2017, el alcalde está metido en casos de corrupción
y malversación política en su gestión del ayuntamiento (municipalidad), algo que,
hasta ahora, él niega rotundamente.
LIGA POPULAR DEL SENGAL (LPS)
E
n cada audiencia repite que
nunca hizo uso personal de
los fondos asignados al ayun-
tamiento y que el asunto es “políti-
co”: habría una intención, por parte
del gobierno, de reducirlo al silencio,
dado su peso político. E insiste: “Es
porque nunca he aceptado en el pa-
sado las ofertas del gobierno que es-
toy preso”.
En el estrado, el alcalde de Dakar
ha recapitulado elocuentemente la
historia de la famosa “caja chica”,
objeto de todas las controversias ac-
tuales en Senegal. Recuerda que fue
en 1996 que todo cambió. Es el mo-
mento en que, según él, el alcalde se
convierte en el funcionario que con-
trola los gastos del ayuntamiento y
solo rendiría cuentas al Ministerio de
Descentralización. Por eso, él tenía el
derecho de distribuir los fondos del
ayuntamiento a los dakareños y a al-
gunos beneficiarios notables en Da-
kar, cuyos nombres no revela.
El alcalde de Dakar, a veces silen-
cioso o, en ciertas ocasiones, prolífi-
co, se ve en el estrado recordando a
sus enemigos políticos que los fon-
dos políticos del ayuntamiento de la
ciudad no tienen archivos. Por el mo-
mento, el proceso continúa con un
fondo de amenazas, de demagogia y
de mentiras políticas a través de los
medios y las redes sociales.
Ese trasfondo político polémico,
preparado de antemano, es una ma-
nipulación por arriba, que satisface
tanto las necesidades electorales
como las de posicionamiento. De
ninguna manera eso interesa a la
mayoría de la gente, mientras haya
otras demandas en el ámbito social,
MARZO DE 2018
Khalifa Sall, alcalde de la ciudad
de Dakar, está envuelto en escándalos
de corrupción por el manejo de las
finanzas municipales.
particularmente en todos los sectores en
crecimiento, y para las cuales se esperan
soluciones del gobierno.
Lo que es crítico en este caso es que
esta práctica siempre ha existido en el
ayuntamiento, sin que sean realmente to-
madas en cuenta, una y otra vez, las ne-
cesidades de estos sectores.
Recientemente hemos visto al Estado
hacer una nota de prensa en la que da
aclaraciones con respecto a esa misma
“caja chica” para recordarnos que la mis-
ma está lejos de ser un fondo político, se-
gún el Decreto Nº 2003-657 del 14 de
agosto de 2003. En otras palabras, es una
disputa política, que no tiene ninguna im-
portancia en un momento en que las prio-
ridades están en otra parte.
Alianzas antinaturales
para las elecciones
Actualmente, en Senegal todo gira en
torno a las cuestiones electorales[1]. Es
uno de los temas más codiciados por los
SENEGAL
políticos. Por haber comprendido el
riesgo de ser expulsados del poder por
el pueblo, los políticos electos ya no
tienen el viento a favor y buscan deses-
peradamente soluciones a sus proble-
mas actuales, por cualquier medio.
Del palacio à la calle, se forjan alian-
zas entre actores políticos y periodistas
cooptados por el régimen de turno, en-
tre los presuntos actores de la sociedad
civil y organizaciones de mujeres, entre
universitarios y movimientos estudian-
tiles afiliados al partido del presidente
Macky Sall. Los medios de comunica-
ción cómplices del gobierno retransmi-
ten en vivo reuniones políticas en
nombre de la virtud del dinero, donde
grandes sumas son distribuidas por do-
quier. Lo que quiere decir que los mo-
vimientos [sociales] son una legión,
ahora en el tablero de ajedrez político,
únicamente al servicio de Macky Sall y
de su gobierno.
Sectores en ebullición
Los sectores de la salud y de la edu-
cación son los más expuestos a los ca-
prichos del nuevo régimen, debido a
las múltiples promesas incumplidas,
causando así un largo letargo.
• En el sector de la salud, los sindica-
listas han obligado recientemente al
gobierno a implementar, tan pronto
como sea posible, los acuerdos fir-
mados, para evitar cualquier mal
funcionamiento. Una situación que
llevó al gobierno a convocar sin de-
mora a los gremios de la salud para
una reunión encabezada por el Pri-
mer Ministro de Senegal, Mohamed
Boun Abdoulaye Dione. De esta reu-
nión salió una promesa más del Es-
tado de pagar la totalidad de las
43
 SENEGAL
horas suplementarias (extras) en
marzo próximo. Más allá de estas
cuestiones, los sindicalistas exigieron
el respeto de los acuerdos relativos a
la vivienda social y la jubilación. El
Primer Ministro no pudo encontrar
nada mejor que hacer una promesa
más: la creación de una comisión en
colaboración con el Ministro de Eco-
nomía y de Finanzas, para una cues-
tión muy simple. Para decirlo una
vez más, estamos lejos del epílogo.
• En el sector de la educación es peor
aún. Antes de la visita del presidente
francés, este sector en Senegal era
irreconocible, debido a las múltiples
huelgas de maestros, así como de los
estudiantes para apoyar a sus maes-
tros por lo que denominan “la irres-
ponsabilidad de la elite para una
educación próspera”. Los maestros
reafirmaron su lucha como parte de
una gran alianza para una gran mo-
vilización. Así, organizaron una gran
marcha nacional, esta vez eligiendo
otra región diferente, lejos de Dakar,
la capital. Y exigieron, de paso, la ni-
velación de sus subsidios de vivien-
da con las de los otros agentes del
servicio público (magistrados, minis-
tros, inspectores). “Más justicia social
y equidad” afirmaron con fuerza fren-
te a una población enloquecida, sen-
sible a sus causas. Entre los otros
temas de reivindicación, se puede no-
tar la entrega de las parcelas salaria-
les prometidas a los maestros, el pago
de todos los retrasos de integración,
de validación y de promoción, así
como la capacitación con entrega de
diploma para todos los profesores ti-
tulares con diplomas especiales.
Macky Sall, presidente del Senegal.
La educación pública es uno de los sectores más atacados
por el gobierno de Macky Sall.
44
Al igual que los trabajadores de la sa-
lud, también exigen un sistema justo
de remuneración en el servicio públi-
co.
• Además de los maestros y los alum-
nos, se debe notar que tampoco los
estudiantes se libran de los proble-
mas en el sistema educativo. En los
últimos años, el Estado había firma-
do acuerdos con instituciones priva-
das para capacitar a nuevos
graduados que no podían encontrar
un lugar en las universidades públi-
cas. Las escuelas privadas permitie-
ron al Estado evitar el “síndrome de
descontento social” y han invertido
mucho en estas escuelas. Bajo la
apariencia de buenas intenciones,
esos acuerdos permitieron que miles
de estudiantes obtuvieran capacita-
ción, sin una pasantía profesional ni
empleo. Lo esencial, para ellos, es re-
ducir al silencio a los actores involu-
crados. Este año, paradójicamente,
es la Federación de Instituciones Pri-
vadas de Educación Superior la que
decidió suspender, en las institucio-
nes asociadas, los cursos impartidos
a los estudiantes enviados por el Es-
defensa del funcionamiento de los hospitales.
En la foto, el hospital de la ciudad de Louda.
tado, a partir del lunes 12 de febrero.
El Estado contrajo una gran deuda con
estas instituciones privadas, a un pla-
zo de varios años, sin saldar cuentas.
Las sumas, en realidad, giran alrede-
dor de 16.000 millones de francos
CFA[2].
Es un contexto social catastrófico que,
sin duda, verá un excedente de estudian-
tes (o nuevos graduados) en las calles
para exigir una orientación como los de-
más. Según las estimaciones, 40.000 es-
tudiantes han sido enviados por el
Estado a universidades privadas, además
de las legiones de nuevos graduados…
Promesas y más promesas del gobier-
no, ya que los plazos electorales se acer-
can al horizonte: el gobierno está
obligado a dialogar con los sindicatos,
ignorando ciertas obligaciones. El Estado
de Senegal ha declarado 2018 como un
“año social”, con el fin de preparar me-
jor las elecciones, mediante la reestruc-
turación de todo el aparato estatal. La
revista New African tituló recientemente:
“Un gobierno de combate para Macky
Sall”. Una manera de dar cuenta del cli-
ma de desconfianza y de sospechas del
gobierno senegalés, que tiene una sola
ambición: ganar las elecciones presiden-
ciales en 2019.
Vale recordar que este gobierno está
compuesto de 39 miembros, con cam-
bios significativos, en particular en tres
grandes ministerios: Asuntos Exteriores,
Interior y Justicia.
[1]
Las próximas elecciones presidenciales se
realizarán en 2019.
[2]
1 euro equivale a 655,96 francos CFA
(franco de la Comunidad Financiera Africa-
na).
Los trabajadores de la salud luchan por la
CORREO INTERNACIONAL

¡No a la Alianza Global para la Educación en Senegal!
Declaración de la Liga Popular del Senegal (LPS)
A principios de febrero se realizó en
Dakar (Senegal), la Tercera Confe-
rencia por “La Alianza Mundial por la
Educación”. Esta conferencia, que reu-
nió varios mandatarios africanos (Malí,
Burkina Faso, Centro África, etc.) y de
otros continentes, contó también con
la presencia de la directora de la UNES-
CO, Audrey Azoulay, y del presidente
del Banco Mundial, Jim Yong Kim.
La Liga Popular del Senegal (LPS), cri-
tica duramente la actitud del gobierno
senegalés hacia Francia, la antigua po-
tencia colonial. La visita del presidente
francés a Senegal demostró una vez
más la falta de responsabilidad de los
líderes africanos, especialmente el de
Senegal, Macky Sall, que preparó una
cálida bienvenida al presidente francés
movilizando todo el aparato estatal. Es
un signo de que nuestros países son to-
davía semicolonias sometidas a las vie-
jas potencias, que solo buscan imponer
un sistema de presiones económicas y
de estrangulamiento.
Creemos que la visita del presidente
Macron a Senegal no aporta nada en el
camino que debe seguir nuestro país
hacia una mayor justicia social e igual-
dad. Es más una ficción política que un
deseo de los occidentales de brindar al-
gún apoyo al pueblo africano. La edu-
cación de la que hablan se refiere más
a la ficción política.
Creemos que la educación en África ya
no pertenece más a la sociedad en su
conjunto porque, más bien, es “el mer-
cado” quien gobierna y controla los
programas. Peor aún, incluso controla
Además de participar de la III Conferencia de la Alianza
por la Educación, Macron hizo negocios como la venta
de dos aviones Airbus 330-900 Neo.
MARZO DE 2018
la pedagogía. Las
potencias colo-
niales, las organi-
z a c i o n e s
interguberna-
mentales, así
como otros orga-
nismos, empuja-
ron al Estado a
abrir hacia ellas
las prerrogativas
que se supone
deberían garan-
tizar una mayor
justicia social.
Como resultado, Senegal no deja de
dar cifras para mostrar el “progreso” de
su educación, mientras que todos los
sindicatos están actualmente en la calle
para reclamar acciones y logros más
concretos. La educación no tiene sen-
tido en Senegal, incluso con la contri-
bución mercantilista de la antigua
metrópoli.
Hoy, Senegal es sede de la conferencia
mundial sobre la educación, pero su
escuela sufre, al mismo tiempo, una
cruel falta de infraestructura y de per-
sonal docente. Decimos que el finan-
ciamiento y la financierización
generalizada en curso constituyen un
peligro para el sistema educativo en
África ya que, efectivamente, excluye a
los pobres. Solo los ricos y los burgue-
ses podrán ir a la escuela y recibir una
capacitación, dirigida al servicio de las
finanzas.
Nos gustaría señalar que la reciente vi-
sita de Macron a Senegal, bajo la apa-
SENEGAL
El presidente francés Emmanuel Macron
durante su reciente viaje a Senegal.
riencia de un compromiso con la edu-
cación, se ha concretado en la confir-
mación y firma de, al menos, dos
contratos lucrativos para las empresas
francesas. Uno se refiere a la compra,
por parte de Senegal, de dos Airbus
330-900 Neo, por un monto de 112.000
millones de francos CFA[1]. El acuerdo
fue firmado por Philippe Bohn, ex CEO
de Airbus y Air Senegal, y Fouad Attar,
Director de Aviones Comerciales de
Airbus África y Oriente Medio, en pre-
sencia de Emmanuel Macron y Macky
Sall. El otro contrato concretado con la
llegada de Macron es el relacionado
con el mantenimiento del TER (Tren
Expreso Regional), por cientos de miles
de millones de francos CFA.
También vale la pena mencionar que
los famosos 2.300 millones de dólares
que se recaudarán en la Alianza Global
para la Educación son un fondo inter-
nacional que no pertenece a Senegal.
Algunos creen que esta cantidad, que
equivale a 1 billón de francos CFA, se
transferiría íntegramente a Senegal.
¡Error! El fondo cubre 65 países en de-
sarrollo y todavía no sabemos qué par-
te pertenecerá a nuestro país.
Una cosa es segura: durante la visita
del presidente Macron, Senegal volvió
a sacar su chequera. Nada nuevo bajo
el sol. Francia vino a firmar contratos.
[1]
1 euro equivale a 655,96 francos CFA
(franco de la Comunidad Financiera
Africana).
45
 CONGO
La República “Democrática”
del Congo
“EN TODO CASO, TODO DEBE HACERSE PARA REALMENTE LLEGAR A LAS ELECCIONES”, dijo recientemente
Didier Reynders, ministro belga de Asuntos Exteriores, sobre la República Democrática del
Congo (RDC).[1] Las elecciones presidenciales debían tener lugar en 2016 y, según la
Constitución, Joseph Kabila, ya elegido dos veces, no puede volver a presentarse. Desde
entonces, fueran postergadas reiteradamente, por “razones técnicas”.
MATHEUS y JAN (LCT - Bélgica)
P
ero, ¿estará tan ansiosa por votar
esta población, donde luchas san-
grientas están causando miles de
muertes desde hace años? ¿O la disputa
“electoral” es solo un aspecto de la lu-
cha de buitres por un cadáver que vale
miles de millones de dólares en metales
preciosos y otros recursos del subsuelo
del país, mientras la población, por su
parte, quiere terminar con los buitres? A
su vez, la Iglesia católica, influyente el
país, trata de convencer a la población
de que es necesario esperar que los bui-
tres lleguen a un acuerdo.
46
Las riquezas del Congo
El rey belga, Leopoldo II, recibió en
1884, como “propiedad personal”, un
país de África central que tiene 80 veces
el tamaño de Bélgica y la segunda selva
húmeda más grande después de la Ama-
zonia. La “desgracia” de la población
congoleña es que su país está lleno de
riquezas. En ese entonces, el látex fue
extraído con mano de obra negra forza-
da, a la que se le cortaba las manos si
no “rendían lo suficiente”. Las ganancias
le permitieron al rey regalarse un casino
de lujo en Ostende, y las Arcadas del
Cincuentenario en Bruselas. A principios
del siglo XX, se descubrieron inmensos
depósitos de minerales de estaño y de
cobre. El 28 de octubre de 1906, el capi-
talismo belga constituye la Unión Mine-
ra de Alto Katanga (UMHK).
Desde entonces, se han descubierto
otros recursos minerales de importancia
estratégica. La RDC produce más de la
mitad del cobalto comercializado en el
mundo y 16% de los diamantes; su sub-
suelo contiene entre 60% y 80% de las
reservas mundiales de coltán, una fuen-
te de niobio y tantalio. El cobalto se uti-
liza principalmente en aleaciones
especiales para palas de turbinas de gas
o motores de aviones, y en baterías de
iones de litio, esenciales para los auto-
En 1884, la conferencia de Berlín
reconoció el Estado Libre del Congo como
“propiedad personal” del rey belga
Leopoldo II.
móviles eléctricos. El tantalio es insusti-
tuible en teléfonos móviles y computa-
doras portátiles. También hay uranio.
La Iglesia Católica como
“guía suprema” de los “evolucionados”
Leopoldo II confió la organización po-
lítica de la colonia a la Iglesia católica,
que la convirtió en un Estado católico
gobernado por los preceptos de la Biblia.
Los misioneros contratados por Leopol-
do II llevaron la “civilización” a los con-
goleños “salvajes”.
La sociedad congoleña tradicional se
estructura en “tribus”. Para organizar el
Estado católico, es necesario ganar a los
jefes de tribu. Así lo dijo el cardenal La-
vigérie: “No olviden mostrarles a los jefes
que la doctrina cristiana es extremada-
mente favorable a su poder, ya que ense-
ña que ellos son los verdaderos
representantes de Dios en la tierra, en lo
temporal”.
La Iglesia crea entonces una elite in-
dígena, los “evolucionados”, negros que
fueron separados de su grupo original y
educados en orfanatos católicos[2] o se-
minarios de formación para el sacerdo-
cio, y adoptaron el “sistema de valores”
del colonizador. En 1945, el periódico
católico La Croix du Congo publicó Le
journal des évolués. Estos “evoluciona-
dos” tenían ciertos privilegios, como el
derecho a no ser sometidos al castigo de
la flagelación. Los más prometedores
(unos 200) recibían una Tarjeta de regis-
tro (como Patrice Lumumba en 1954).
CORREO INTERNACIONAL

Kasa-Vubu fue excluido del seminario
antes de su ordenación sacerdotal (por
ser “demasiado independiente”). Estos
“evolucionados” eran miembros de un
partido político católico belga, y de otros
partidos.[3]
1960: la independencia
Hacia finales de la década de 1950, so-
plaban vientos de independencia en
África.[4] En 1955, el rey Balduino visita
la colonia y conoce a Patrice Lumumba.
Ese mismo año, un profesor de la Uni-
versidad de Gante, Jef Van Bilsen, publi-
ca su “Plan de 30 años para la
emancipación de la África belga”. Los
Misioneros de Scheut publican un mani-
fiesto exigiendo “la emancipación com-
pleta dentro de 30 años”.[5] En un primer
momento, Lumumba (miembro del Par-
tido Liberal) funda en 1955 la Asocia-
ción del Personal Indígena de la Colonia
(APIC) y lo ve con simpatía. Kasa-Vubu,
dirigente de ABAKO (una asociación cul-
tural creada en 1950 por un misionero
belga) no acepta el plazo y publica un
contra-manifiesto que reclama la “auto-
nomía” inmediata para la colonia.
Con motivo de la Exposición Mundial
de 1958, en Bruselas, los belgas presen-
tan su “obra civilizadora” en el Congo y
reproducen un “poblado congoleño” con
“verdaderos nativos”, como atracción
turística. Lumumba, invitado a la expo-
sición, rompe con el Partido Liberal y
constituye el Movimiento Nacional Con-
goleño (MNC). En la Primera Conferen-
cia de Pueblos Africanos en Accra,
Ghana (diciembre de 1958), denunció:
“el colonialismo, el imperialismo, el tri-
balismo y el separatismo religioso, todo
lo cual constituye un serio impedimento
para incubar una sociedad africana ar-
moniosa y fraterna”.
Poco después, el MNC organiza un
acto en Leopoldville (hoy Kinshasa),
que ante 10.000 participantes reivindica
“la liquidación del régimen colonial y de
la explotación del hombre por el hom-
bre”. Kasa-Vubu no se había unido al
MNC por considerarlo “demasiado mo-
derado” y organizó, con la ABAKO, un
acto con el mismo programa (enero de
1959). Las autoridades lo prohibieron y
Kasa-Vubu trató de posponer el evento.
Pero fueron 20.000 personas, a las que
sumaron los aficionados que salían de
un partido de fútbol. Luego, las masas
fueron a los sectores europeos de la ca-
pital congoleña y atacaron las misiones
MARZO DE 2018
El tratamiento dado a los esclavos en el Congo belga fue extremadamente inhumano,
incluyendo prácticas genocidas.
y a los sacerdotes, símbolos de la domi-
nación colonial. Finalmente, la policía
logró “restaurar el orden”, con cientos
de prisioneros y docenas de muertos.
Kasa-Vubu fue deportado a Bruselas y la
ABAKO, disuelta.
En mayo, Kasa-Vubu regresó al Congo
y declaró públicamente que dejaría de
reconocer a las autoridades belgas desde
el 1 de enero de 1960. En junio de 1959,
la ABAKO se reconstruye con el nombre
de Alianza Bakongo. En octubre, duran-
te un congreso del MNC en Stanleyville
(Kisangani), se reprimó una rebelión
con 30 muertos. Lumumba fue arresta-
do, y sentenciado en enero de 1960 a
seis meses de cárcel.
La guerra de liberación estaba al rojo
vivo en Argelia, pero el rey Balduino to-
davía afirmaba que el problema era “la
falta de cuadros capaces de asumir el go-
bierno, y de [la] educación moral del
pueblo”. Bélgica debe “ayudar al pueblo
congoleño en su camino hacia la inde-
pendencia, sin demora, pero sin temeri-
dad irresponsable”.[6]
El 3 de enero de 1960, el gobierno bel-
ga acepta organizar una Mesa Redonda
para “ayudar a los congoleños en su
transición hacia la independencia”. Se
invita a una gran cantidad de jefes triba-
les para diluir la importancia de los líde-
res del movimiento anticolonial.
Kasa-Vubu, entre otros, exige que parti-
cipe Lumumba, que estaba preso, y es
liberado. En Bruselas, los invitados se
reúnen para formar un “frente común”
que exige que las negociaciones no sean
solo consultivas sino con “decisiones
vinculantes” para el gobierno belga. Los
belgas acaban concediendo la indepen-
dencia a partir del 30 de junio de 1960.
Se organizan elecciones: la organización
CONGO
de Lumumba obtiene 65% de los votos
y Kasa-Vubu ocupa el segundo lugar. En
el régimen parlamentario que se consti-
tuirá, Lumumba será el Primer ministro
y Kasa-Vubu el Presidente.
En la ceremonia de la Proclamación
de la independencia participa el rey bel-
ga: “Estaremos a su disposición para
ayudarles con nuestros consejos”. Lu-
mumba, por su parte, deja de lado las
formalidades y habla a los “luchadores
por la independencia hoy victoriosa”, y
de “la esclavitud humillante que se nos
impuso por la fuerza [...] Nuestras tie-
rras fueron robadas en nombre de la ley
del más fuerte”. Para Lumumba, la in-
dependencia era solo “el camino hacia
la unidad de África”, el fin de la explo-
tación y la discriminación, y el comien-
zo de “una nueva era de paz, justicia y
libertad”.
Patrice Lumumba presentaba una de
las posiciones más progresivas del na-
cionalismo africano y del panafricanis-
mo, con un fuerte contenido
antiimperialista y de unidad de los paí-
ses del continente. Pero, coherentemen-
te con su carácter de clase
pequeñoburgués (recordemos su origen
“evolucionado”), su programa nunca ex-
cedió los límites del nacionalismo bur-
gués: nunca postuló la lucha
revolucionaria de los trabajadores y el
socialismo como el único camino real
para derrotar al imperialismo. Eso se
vio reforzado por sus relaciones con las
burocracias gobernantes en la URSS y
China, que habían abandonado el obje-
tivo de la revolución socialista en el
mundo y apoyaban a fondo esa pers-
pectiva puramente democrática y bur-
guesa de las direcciones nacionalistas
africanas.
47
 CONGO
Un intento de secesión
Para intentar salvaguardar los intere-
ses de la UMHK, el imperialismo belga
y los colonos europeos impulsaron la se-
paración de la provincia más rica (Ka-
tanga). Lumumba denuncia entonces
que los colonos quieren “una Katanga
independiente, de modo que, mañana, es
el gran capital el que dominará a los afri-
canos”.
La burguesía belga también cuenta
con la colaboración de la emergente bur-
guesía negra de la región. Moise Tshom-
be (hijo de un empresario, educado en
una escuela de misioneros yanquis, due-
ño de una cadena de tiendas, “evolucio-
nado cristiano”, y anticomunista) sería
el caballo de batalla. Había ganado las
elecciones preparatorias a la indepen-
dencia, y el 11 de julio de 1960, con su
partido (la CONAKAT) declara unilateral-
mente la independencia de su provincia
y constituye el Estado de Katanga. Finan-
ciadas por la UMHK, nacen las estructu-
ras de un nuevo Estado. La gendarmería
katanguesa fue promovida a Ejército del
nuevo Estado. El ejército belga, que ha-
bía fortalecido su presencia en la región
en previsión de la independencia, inter-
vendrá para neutralizar a los militares,
que se amotinan en los cuarteles de Ka-
tanga en contra de la secesión.
Lumumba pide la ayuda de la ONU, y
el Consejo de Seguridad aprovecha la
oportunidad para enviar, en julio de
1960, cascos azules pero sin orden de in-
tervenir.[7] En menos de dos semanas, el
gobierno belga bombardea la desembo-
cadura del río Congo, lanza paracaidis-
tas para despejar aeropuertos, y envía
11.000 soldados (9.000 a Katanga). En
agosto de 1960, Bélgica reconoce el nue-
vo Estado de Katanga. La gendarmería
katanguesa, comandada por oficiales
belgas es demasiado débil para detener
al ejército nacional congoleño. Los cas-
cos azules intervienen... para imponer
un alto el fuego. Las tropas belgas regre-
san a casa, excepto los oficiales, que per-
manecen para poner a punto el nuevo
Ejército katangués.[8]
Los conflictos se extienden
La burguesía belga contaba con una
tranquila transferencia de poder en el
Congo, mientras salvaguardaba sus in-
tereses. Pero apenas una semana des-
pués de la proclamación de la
independencia, estalló un motín en la
base militar de Leopoldville, que se ex-
48
El cardenal Lavigérie, exponente de la
complicidad de la Iglesia católica con la
colonización y esclavización del Congo.
tendió por todo el país. Lumumba deci-
dió entonces “africanizar” el ejército
(había muy pocos negros con rango de
oficial). Duplicó la paga de los soldados
y reemplazó al comandante en jefe, un
general racista, por Joseph-Désiré Mo-
butu (secretario del Estado Mayor), que
fue ascendido a coronel. Pero Mobutu ya
había sido contactado por la CIA como
un “personaje útil” para servir a los in-
tereses imperialistas.[9] En agosto de
1960, la CIA decidió que “la eliminación
[de Lumumba] es nuestro objetivo más
importante y, en las circunstancias ac-
tuales, merece una alta prioridad en
nuestra acción secreta”.[10]
En setiembre de 1960, el presidente
Kasa-Vubu, rival político de Lumumba,
anuncia por radio la “destitución” de
Lumumba, quien, el día 12 acusa a
Kasa-Vubu de “alta traición”. Mobutu,
con la colaboración de Kasa-Vubu, toma
el poder. Lumumba es detenido y el em-
bajador de Bélgica sugiere a Mobutu en-
viar el prisionero a Katanga (lo hace el
Patrice Lumumba, líder de la
independencia y Primer Ministro de la
República del Congo, fue secuestrado y
asesinado en 1961.
17 de enero de 1961). Las autoridades de
Katanga, aconsejadas por militares bel-
gas, lo torturan y lo asesinan. Hacen de-
saparecer el cuerpo con la esperanza de
poner fin también a la memoria del hé-
roe de la independencia en la conciencia
de los congoleños.
La dictadura de Mobutu
La eliminación de Lumumba no pone
fin a la “inestabilidad”, palabra que el
imperialismo usa para designar la revo-
lución. Dos regiones siguen perturbando
la tranquilidad del saqueo.[11] En el este,
la región de los Grandes Lagos y tierra
natal de Lumumba, Antoine Gizenga
(cofundador del MNC), condujo una
guerra de guerrillas y, en diciembre de
1960, declara su gobierno como el legí-
timo de la República Libre de Congo. Es
reconocido, después del asesinato de
Lumumba, por la URSS, China y Egipto
(un “reconocimiento” más bien for-
mal).[12] Pierre Mulele (ministro de Edu-
cación de Lumumba) constituye, en
octubre de 1962 un Consejo Nacional
para la Liberación del Congo (CNL), en
Brazzaville. A partir de enero de 1964,
iniciará una rebelión en la región. En Ka-
tanga, Laurent Kabila, en oposición a las
elecciones de 1960, participa en la fun-
dación del CNL, con la tarea de iniciar
una guerra de guerrillas en las tierras de
Tshombe.
Toda la región es “inestable”. Por
ejemplo, en 1959, tres años antes de la
independencia de Ruanda, un movi-
miento de emancipación de hutus contra
la explotación por los tutsis había culmi-
nado en la Revolución de Ruanda y obli-
gó a 100.000 tutsis a exiliarse en países
vecinos. Posteriormente, los tutsis recu-
perarían el poder y ahora serían los hu-
tus los que huirían masivamente hacia
el Congo (en esa época, Zaire).
En medio de este clima, el general Mo-
butu ejerce un poder dictatorial durante
tres décadas, siempre con el apoyo de
Bélgica, que no deja de intervenir mili-
tarmente si es necesario. En noviembre
de 1964, 300 paracaidistas transportados
por un C-130 del ejército yanqui recupe-
raron el aeropuerto de Kisangani; en
mayo de 1978, un batallón aterrizó en
Kolwezi para evacuar a ciudadanos eu-
ropeos.[13]
En julio de 1985, el rey Balduino es re-
cibido con un esplendor faraónico en su
visita a Kinshasa para celebrar “la recon-
ciliación entre los dos países”[14]. En ju-
CORREO INTERNACIONAL

nio de 1989, Mobutu es recibido en Was-
hington por el presidente Bush. El régi-
men dictatorial es justificado por la
necesidad de evitar que el “comunismo”
se afiance en África.
Pero los tiempos estaban cambiando
y Mobutu debió adaptarse. En abril de
1990, en un “discurso de la democratiza-
ción”, anunció reformas: el fin del parti-
do único y la promesa de elecciones en
dos años. Sin embargo, los congoleños
no van a tener tanta paciencia: en se-
tiembre de 1991, los soldados de las
Fuerzas Armadas del Zaire (FAZ) se re-
belan y dos mil paracaidistas belgas y
franceses son enviados para evacuar a
20.000 extranjeros.
Mobutu ya no es el mejor “peón”. Para
reemplazarlo, el imperialismo apela nue-
vamente a la Iglesia católica. En 1992,
una Conferencia Nacional Soberana toma
el poder. El arzobispo Laurent Monseg-
wo es designado Presidente, y Etienne
Tshisekedi (que había roto con Mobutu
en 1980 y había construido la Unión para
la Democracia y el Progreso Social -
UDPS), como primer ministro. En febre-
ro de 1993, Mobutu destituye a Tshise-
kedi. En 1994, se llega a un compromiso:
Mobutu aún permanece como Jefe de Es-
tado pero su régimen estaba acabándose,
como reflejo de la “inestabilidad” en la
región de los Grandes Lagos.
El relevo por Laurent-Désiré Kabila
Después del genocidio de Ruanda,
cientos de miles de fugitivos hutus so-
brevivieron en los territorios congoleses.
El conflicto ruandés se extendía no solo
al entonces Zaire sino que el gobierno
de Uganda apoyaba a las fuerzas tutsis
que los perseguían.
Laurent-Désiré Kabila reaparece en se-
tiembre de 1996 y, en Ruanda, constitu-
ye la Alianza de Fuerzas Democráticas
para la Liberación del Congo-Zaire
(AFDL), con el apoyo de las Fuerzas Ar-
madas de Ruanda, Uganda y Angola. Va
ganando territorios en Zaire-Congo y
avanza sobre el vecindario de Mobutu
en Kinshasa (al que llega en mayo de
1997). Mobutu estaba enfermo y se ha-
bía “esfumado”; Tshisekedi protestó
contra esta “interferencia extranjera”.
Kabila estableció un “gobierno de sal-
vación pública” (9 de los 13 ministros
eran de la AFDL). El ejército estaba lleno
de oficiales ruandeses y ugandeses. Zai-
re pasó a llamarse República Democráti-
ca del Congo (RDC). Ruanda y Uganda
MARZO DE 2018
CONGO
no tardaron en reclamar su parte en la
riqueza del subsuelo congoleño. Kabila
les “agradeció por los servicios presta-
dos” y los mandó a casa.
En junio de 1998, el reemplazo de su
jefe de gabinete ruandés por un congo-
leño hace estallar la crisis. En Kinshasa,
una campaña anti-tutsi genera cientos
de linchamientos de “extranjeros”. Las
milicias ruandesas constituyen el RCD
(Encuentro Congoleño para la Democra-
cia). Los ugandeses crean el MLC (Mo-
vimiento para la Liberación del Congo).
En de agosto de 1998, el RCD y el MLC
atacan a las FAZ (Fuerzas Armadas del Moise Tshombe, rival político de
Zaire). El 10 de agosto, Kabila establece Lumumba, encabezó el intento
su gobierno en Katanga y las FAZ (ahora secesionista del Estado de Katanga.
FAP-Fuerzas de Autodefensa Popular)
cuentan con el apoyo de Angola, Zimbab- refuerzos. Es la segunda guerra del Con-
we y Namibia, aliadas regionales en el go, que finaliza con los acuerdos firma-
CDAA.[15] Hay un efímero alto el fuego fir- dos en Sudáfrica, en 2002: prevén la
mado en junio de 1999. Es la oportuni- organización de elecciones y, previamen-
dad para que la ONU intervenga, con el te, el establecimiento de un gobierno de
establecimiento de la Misión de la ONU transición. La propaganda imperialista es
para el Congo (MONUC), en noviembre intensa: “necesitamos elecciones”, “el
de 1999, con 5.500 cascos azules. pueblo avanza hacia la democracia”. De-
En este contexto de rivalidad por el sa- mora un poco: las elecciones tendrán lu-
queo de la riqueza de la antigua colonia, gar recién en 2006. Para la prensa
Kabila no es menos dictatorial que Mo- burguesa, “la revolución democrática
butu. En enero de 2001, es asesinado por está en marcha en el Congo.”[17]
uno de sus guardaespaldas. El Parlamen- Los negocios siguen. En marzo de
to nombra inmediatamente como suce- 2009, Nicolas Sarkozy visita la RDC y
sor a su hijo, Joseph Kabila. En febrero, obtiene de Kabila la apertura del país a
en EEUU, el nuevo presidente se reúne Areva (número uno francesa en la in-
con su par ruandés, Paul Kagame. Junto dustria nuclear civil): se acuerda la
con Uganda, acuerdan que un “grupo de construcción de más de cincuenta reac-
expertos” de la ONU investigue la “ex- tores nucleares hasta 2020.[18] Joseph Ka-
plotación ilegal” de recursos como el bila es claramente “el hombre del
diamante, el oro, el cobalto y el coltán. imperialismo” que lidera la RDC con
mano de hierro. En las elecciones de
La “solución” Joseph Kabila 2011, con un fraude masivo, Kabila de-
El programa de Laurent Désiré Kabila
no fue para nada revolucionario: ya en Mobutu Sese Seko encabezó un régimen
1997, la American Mineral Fields había dictatorial que duró más de 30 años,
firmado un suculento acuerdo con los hasta 1997.
rebeldes de la AFDL. Otras grandes mul-
tinacionales también se preparaban para
negociar con el nuevo poder. Pero Kabila
padre ya no inspiraba confianza: en una
conferencia de “donantes” y de institu-
ciones internacionales, en diciembre de
1997, el “plan de reconstrucción” de Ka-
bila cosechó solo unas decenas de millo-
nes de dólares.[16]
Su hijo se toma su tiempo para ver
con quién negociar. Mientras tanto, debe
compartir el poder con los antiguos alia-
dos de la AFDL y las tropas ruandesas y
ugandesas que interrumpen el regreso a
sus respectivos países y envían nuevos
49
 CONGO
rrota por poco al líder opositor Tshiseke-
di. Durante las manifestaciones contra el
fraude, mueren al menos 24 personas.[19]
Diciembre de 2016 era la fecha límite
para las nuevas elecciones presidencia-
les. Constitucionalmente, Kabila no pue-
de ser reelecto para un tercer mandato.
En setiembre de 2016, la oposición con-
voca manifestaciones para garantizar la
elección en la fecha programada. En dos
días, la policía mata a más de 50 perso-
nas y quema tres sedes de la oposición
(en la de la UDPS, los ocupantes son
quemados vivos). Kabila todavía sigue
en el cargo y no dice una palabra sobre
su salida.
¿Solución para quién?
En este contexto, la lucha del pueblo
congoleño comienza a organizarse. Los
periodistas de la burguesía no lo entien-
den: “¿Por qué ese descontento, un deseo
tan profundo de cambio, ya que el poder
actual es sin duda el que, desde la inde-
pendencia, ha trabajado más para la re-
construcción y la modernización del
país?”[20].
Esta defensa de Joseph Kabila no es
casual. Sus gobiernos han firmado leyes
escritas directamente por el imperialis-
mo: el código minero, el código forestal
y el código de inversiones, que abren
brutalmente el subsuelo del Congo a las
multinacionales extranjeras. Todas estas
reformas se imponen a través del meca-
nismo de la deuda externa, cuyo reem-
bolso requiere la aplicación de
programas ultraliberales. Se han cons-
truido carreteras en los últimos años,
pero no se trata de vincular las aldeas
con escuelas o centros médicos sino de
trasladar los materiales a las fronteras y
permitir que el saqueo organizado fun-
cione adecuadamente.
Este país de 66 millones de habitantes
ocupa el lugar 176 entre 187 en el Índice
de Desarrollo Humano de las Naciones
Unidas. La esperanza de vida es de 58
años, la tasa de mortalidad infantil es la
decimocuarta más alta del mundo (75
muertes por cada 1.000 nacimientos) y
solo 52% de la población tiene acceso al
agua potable. El 63% de ella vive por
debajo del umbral de pobreza y el 80%
está desempleado.
La “gente está enojada”: la adminis-
tración pública no está funcionando, la
violencia y la arbitrariedad de la policía,
el ejército y los grupos paramilitares son
cotidianos. El sistema de justicia está re-
50
Laurant-Désiré Kabila derrocó a Mobutu,
en 1997, con el apoyo de fuerzas
de Uganda y Ruanda.
Fue asesinado en 2001.
Joseph Kabila sucedió a su padre en 2001,
y pretende eternizarse en el poder.
gularmente en huelga. Los graduados no
pueden encontrar trabajo. La situación
es catastrófica. Durante las protestas, la
policía dispara municiones reales contra
la multitud; la Agencia Nacional de In-
teligencia (ANR) corta las redes de inter-
net y de celular; los partidos de
oposición están rodeados por la policía.
Un país ocupado militarmente
El saqueo en gran escala del subsuelo
congoleño necesita del “mantenimiento
de la paz”. En 1999, los 5.500 cascos
azules de la MONUC fueron suficientes
para evitar cualquier “desborde” de la
ira popular. En julio de 2010, esta misión
se convirtió en la Misión de la ONU para
la Estabilización en la RDC (MONUS-
CO). Es la mayor fuerza de intervención
de la ONU en el mundo: 21.584 milita-
res, policías y personal civil (16.071 son
soldados desplegados en el terreno) y un
presupuesto anual de 1.500 millones de
dólares. Su mandato le permite usar “to-
dos los medios necesarios” para llevar a
cabo su misión. Supuestamente, deben
dar “protección a los civiles”. Pero la MO-
NUSCO no levanta un dedo cuando las
masacres se desarrollan ante sus ojos
(como en el Kivu del Sur en 2014).
Por otro lado, el “contacto con la po-
blación” toma regularmente la forma de
violencia sexual, con la mayor impuni-
dad. ¿Es de extrañar, entonces, que los
tanques sean blancos de lanzamiento de
piedras y que los soldados sean asesina-
dos? En diciembre de 2017, los grupos
armados que luchan contra el régimen
mataron a 14 cascos azules. Hay que te-
ner en cuenta que los principales con-
tingentes, la “carne de cañón”, son
proporcionados por países pobres como
India, Bangladesh, Tanzania o Uruguay.
Por las dudas, el ejército de EEUU tie-
ne su propia presencia sobre el terreno,
a través de AFRICOM, cuya sede se en-
cuentra en Stuttgart y que participa en
la formación del ejército congoleño. En
ocasiones, Europa también envía algu-
nos miles de soldados a la RDC, como la
EUFOR RD Congo por mandato del Con-
sejo Europeo, para supervisar las elec-
ciones de 2006.
Por una revolución congoleña
En este contexto, nacen movimientos
de resistencia popular que luchan por la
democratización en la RDC. La propia
Constitución prevé una alternancia polí-
tica. Pero la burguesía y el imperialismo
saben que esto puede conducir al derro-
camiento del régimen dictatorial.
Las manifestaciones insurgentes con-
tra el poder son la expresión de un pro-
fundo odio de la población hacia los
dirigentes, que se convierten en multimi-
llonarios y que están totalmente a sueldo
de los gobiernos y las multinacionales
imperialistas mientras la población vive
en la miseria más total.
Desde 2016, un Comité Laico de Coor-
dinación se moviliza en torno a un eslo-
gan claro: “Kabila, sal”. Agrega, “la libe-
ración incondicional de todos los presos
políticos, el fin del exilio de los opositores
amenazados con el arresto, el fin de la
división de los partidos políticos, la libe-
ración de los espacios de los medios”.[21]
El domingo 21 de enero de 2018, se
respondió ampliamente a un llamado
para protestar, a la salida de las iglesias,
desde Kinshasa a Lumumbashi. Hubo al
menos 5 muertos y unos 30 heridos por
parte de la policía. La nunciatura apostó-
lica se limita a tolerar la protesta como
“legítima” y a condenar la “reacción des-
proporcionada” de las fuerzas de seguri-
dad congoleñas.[22]
CORREO INTERNACIONAL
 CONGO

Los jóvenes se están organizando en

el movimiento democrático LUCHA (Lut-
te pour le Changemnt - Lucha por el
Cambio), que pide “un nuevo Congo, ver-
daderamente independiente, unido, de-
mocrático, pacífico y próspero”.[23] Gran
parte de su actividad es la lucha por la
liberación de sus camaradas encarcela-
dos y torturados por las autoridades.
Lo que necesita el pueblo congoleño
no son elecciones organizadas y mani-
puladas por el poder y el imperialismo
bajo ocupación militar, sino elecciones
genuinas y libres, bajo el control de los
movimientos populares, como los movi-
mientos de la sociedad civil, sindicatos,
etcétera.
El pueblo no puede tener confianza en
ningún arreglo negociado con el poder.
También es fundamental que los tra- Crecen las protestas contra el gobierno de Joseph Kabila y son duramente reprimidas.
bajadores belgas y europeos se movili-
cen para defender los derechos ¡No a la extensión del mandato de Kabila!
democráticos de sus hermanos de clase ¡Liberación de todos los prisioneros políticos!
congoleños, comenzando por denunciar ¡Por elecciones libres, bajo el control de las organizaciones populares!
la complicidad de su gobierno y los de ¡Fuera del Congo las tropas de la ONU y de la Unión Europea!
Europa con el régimen dictatorial para ¡Nacionalización del sector minero! ¡No al saqueo de los recursos naturales
garantizar los beneficios de las multina- del Congo! ¡No al pago de la deuda!
cionales. ¡El Congo es del pueblo congoleño no de las multinacionales!

[1]
Le Soir, 19/09/2017.
[2]
En el siglo 19, los misioneros también compraron niños y niñas a comerciantes de esclavos, a quienes alojaron en orfanatos. En 1898,
había 1.000 niños en varias colonias. Había una para niñas que iban a ser esposas de estos niños.
[3]
En 1956, los liberales crearon en Elizabethville (Lumumbashi) su universidad “laica”, que competía con la católica de Leopoldville
(Kinshasa), fundada en 1954.
[4]
Con la independencia de Libia (1951), Sudán, Túnez y Marruecos (1956), Ghana (1957), Guinea (1958) y una veintena de otros
países (entre ellos la RDC) en 1960.
[5]
En 1960, había unos mil negros diplomados en universidades extranjeras, 30 con diploma universitario obtenido en la colonia, 466
estudiando en una de las dos universidades congoleñas y 76 en universidades europeas. (fr.wikipedia.org/wiki/Crise_congolaise).
[6]
Discurso radial a la Nación, del 13/01/1959.
[7]
Resolución 143 (1960).
[8]
https://www.youtube.com/watch?v=N-rVfxJsCUs - https://www.youtube.com/watch?v=JTiLF-qtMXM
[9]
https://en.wikipedia.org/wiki/Larry_Devlin
[10]
Telegrama del 26/08/1960, de Allen Dulles, el director de la CIA, citado en https://fr.wikipedia.org/wiki/Patrice_Lumumba
[11]
Ver el mapa en https://en.wikipedia.org/wiki/Crisis_Crisis
[12]
Gamal Abdel Nasser nacionalizó el Canal de Suez en julio de 1956, con el apoyo de la URSS. Y Egipto se había unido a Siria en la
efímera República Árabe Unida.
[13]
https://fr.wikipedia.org/wiki/1er_bataillon_parachutiste_(Belgique).
[14]
https://www.youtube.com/watch?v=073tZTrUtws
[15]
Un acuerdo de asistencia mutua creada el 17 de agosto de 1992, que reúne antiguas colonias inglesas, al que se juntó Angola y en
1994, también Sudáfrica.
[16]
Vers la deuxième indépendance du Congo, C. Brackmann, p. 154.
[17]
Editorial de Le Soir, el día antes de las elecciones. Véase La « restauration démocratique » : un projet impérialiste très rentable. Presse
Internationale n° 41, setiembre 2006.
[18]
http://www.jeuneafrique.com/204140/archives-thematique/comment-la-france-a-mis-la-main-sur-l-uranium-congolais/
[19]
http://www.hrw.org/fr/news/2011/12/21/rd-congo-24-morts-depuis-l-annonce-du-r-sultat-de-l-lection-pr-sidentielle
[20]
Blog de la especialista para África del periódico Le Soir, C. Braeckman, 21/01/2018.
[21]
http://www.rfi.fr/afrique/20171203-rdc-comite-laic-coordination-eglise-catholique-donne-voix
[22]
http://www.rfi.fr/afrique/20180107-rdc-saint-siege-soutien-comite-laic-coordination
[23]
http://www.luchacongo.org/
MARZO DE 2018
51
 ZIMBABWE

Golpe palaciego entre las

camarillas gobernantes
EN VARIOS PAÍSES, DONDE EXISTEN ESTADOS TOTALITARIOS, bonapartistas y dictaduras,
se forman burguesías a partir de las relaciones privilegiadas de la burocracia estatal
con el aparato del Estado. El ejemplo que tenemos en América Latina es la
“boliburguesía” venezolana. Pero en el continente africano eso ocurre con más
frecuencia, pues se gestó en varios países una burguesía negra rentista, parasitaria,
ligada al imperialismo, extremadamente corrupta y violenta.

AMÉRICO GOMES

E
ste tipo de burguesía se divide
en camarillas que disputan el
poder de tiempos en tiempos,
eliminando a los adversarios, de forma
violenta o no, sanguinaria o pacífica,
dependiendo de la correlación de fuer-
zas. Recientemente, ocurrió eso en
Zimbabwe y Angola y, de cierta mane-
ra lo estamos viendo en Etiopía y Su-
dáfrica, cada uno con sus
características particulares.
Un golpe palaciego
El 6 de noviembre de 2017, Robert
Mugabe, el más viejo presidente del
mundo, con 93 años, despidió a su an-
tiguo aliado, el vicepresidente Emmer-
son “Cocodrilo” Mnangagwa. El
objetivo era privilegiar a su esposa Gra-
ce Mugabe y a la facción Generación 40
(G40) en la lucha por el poder. Eso irritó
a otro sector de la camarilla dirigente, y,
apoyada por los inversores imperialis-
tas, la elite militar dio un golpe, liderado
por el jefe del ejército, general Constan-
tino Chiwenga. Un golpe con aspectos
tragicómicos.
Al día siguiente, los periódicos mos-
traron a Mugabe, el general Chiwenga
y a los enviados de Sudáfrica, en la
“State House”, sonriendo, mientras se
apretaban las manos. Mugabe se rehu-
só a aceptar el golpe y a renunciar. Se
creó un impasse. El fin de semana si-
guiente, miles de personas salieron a
las calles, incentivados por los golpis-
52
tas, pidiendo el derrocamiento de Mu-
gabe. Sin embargo, incluso así, los mi-
litares mantuvieron a las masas lejos
de la “State House”, protegiendo a
quien alegaban derribar.
El domingo, la dirección de la tradi-
cional Unión Nacional Africana de
Zimbabwe - Frente Patriótico (ZANU-
PF), entre canciones y danzas, aprobó
la remoción de Mugabe de la presiden-
cia del partido, la expulsión de Grace y
20 de sus asociados, y el nombramien-
to de Mnangagwa para sustituirlo.
Parecía ser el acto final del gobierno
de Mugabe, después de 37 años de un
régimen dictatorial y corrupto. Pero la
crisis se transformó en caos cuando,
ese mismo día, Mugabe hizo un discur-
so en vivo por la red nacional de tele-
visión, al lado de “ex-combatientes” de
la Asociación de Veteranos de la Guerra
Robert Mugabe, ex presidente
de Zimbabwe, recientemente se vio
obligado a renunciar.
de Liberación Nacional del Zimbabwe
(que apoyaba el golpe), anunciando
que presidiría el próximo congreso. Se-
gún los presentes, Mugabe cambió el
discurso que había combinado con
ellos, en el que anunciaría su renuncia.
La renuncia definitiva solamente se dio
el martes 21 de noviembre. Mnangag-
wa asumió el viernes siguiente, prome-
tiendo reembolsar a los agricultores
blancos expropiados y proteger la in-
versión extranjera en el país, lo que
cayó muy bien en los oídos imperialis-
tas, y chinos, en particular.
Para completar la farsa del golpe, Mu-
gabe obtuvo una “indemnización” de
10 millones de dólares y un salario men-
sual de 150.000 dólares, por todo el res-
to de su vida. Además, habrá inmunidad
para él y toda su familia. Es decir, Mu-
gabe no pagará por ninguno de los crí-
menes cometidos mientras estuvo en la
presidencia, y sus privilegios y los be-
neficios del Estado continuarán siendo
garantizados por la nueva camarilla di-
rigente. El Movimiento para el Cambio
Democrático (MDC), principal partido
de oposición, con posiciones de derecha
y proimperialistas, apoyó el golpe. El
problema es que en esta lucha por el
poder, el sector de Mnangagwa fue obli-
gado a buscar el apoyo del movimiento
de masas para derrocar a Mugabe. La
caída de Mugabe desencadenó esperan-
zas extraordinarias y centenas de miles
de zimbabuenses fueron a las calles a
CORREO INTERNACIONAL

efectivizarla y festejarla. Por eso Mnan-
gagwa ya está dando el discurso de que
habrá elecciones “libres y justas” antes
de julio de este año. ¿Pero quién puede
creer en eso? Fueron Mnangagwa y la
ZANU-PF los que hicieron fraude en las
elecciones de 2008 (ganadas por Morgan
Tsvangirai, del MDC) para garantizar a
Mugabe como presidente. Utilizaron las
milicias de la Zanu-PF, apoyadas por las
fuerzas de seguridad para atacar a la
oposición en todo el país, golpeando,
violando y matando.
Mnangagwa también está proponien-
do “predicar paz, paz y paz”, (durante
una visita a Mozambique). Él, que fue
la mano derecha de Mugabe durante dé-
cadas, jefe del servicio secreto y de es-
pionaje, y responsable por la represión
a todas las formas de oposición. Se ganó
el sobrenombre de “Cocodrilo”, por ser
traicionero.
Las camarillas burguesas negras
de Zimbabwe
Mugabe, Chiwenga y Mnangagwa son
veteranos de la guerra civil, forman par-
te de la Zanu-FP, y están en el poder
desde la independencia, en 1980. Man-
tienen el país en un caos económico y
un régimen dictatorial y corrupto. Acu-
mularon una gran fortuna personal.
Mugabe tiene un patrimonio de cerca de
1.500 millones de dólares, entre cuentas
secretas en Suiza, en islas anglo-nor-
mandas y las Bahamas; castillos en Es-
cocia; propiedades en Sandton y
Johannesburgo; e inmuebles en Mala-
sia, Hong Kong, Singapur y Dubai. En
Zimbabwe, es dueño de la propiedad
Omega Dairy, una de los mayores cam-
pos lecheros del sur de África, y de ca-
torce haciendas. Sua camarilha está
encabeçada por Grace Mugabe, y con-
taba con adeptos como Jonathan Moyo,
Salvador Kasukuwere, Patrick Zhuwao
e Ignatius Chombo, entre otros miem-
bros del G40.
Su principal ex aliado era el jefe de se-
guridad, Emmerson “Cocodrilo” Mnan-
gagwa, que supervisaba las operaciones
de vigilancia del CIO (servicio de vigi-
lancia) y la Quinta Brigada. Es uno de
los acusados por las masacres de Guku-
rahundi, en Matabeleland, entre 1983 y
1987, cuando asesinaron a cerca de
20.000 personas. Su facción es llamada
“Lacoste”, compuesta por veteranos de
guerra. Defiende un Estado liberal fi-
nanciero, más ligado al imperialismo y
MARZO DE 2018
La State House, Casa de
Gobierno de Zimbabwe.
al gobierno chino. Defiende que Zim-
babwe se junte nuevamente a la Com-
monwealth británica, después de 16
años, profundizando más la coloniza-
ción del país. “[El Reino Unido] precisa-
rá de nosotros. (...) Entonces, lo que
ellos perdieron con el Brexit pueden ve-
nir a recuperarlo de Zimbabwe”.
El secretario de Relaciones Exteriores
británico, Boris Johnson, ya anunció
que el Reino Unido puede tomar medi-
das para estabilizar el sistema moneta-
rio del país y dar préstamos para ayudar
en las negociaciones con el Banco Mun-
dial y el Banco Africano de Desarrollo.
Mnangagwa está directamente ligado a
la empresa minera diamantífera Anjin,
una joint venture de la Anhui Foreign
Economic Construction Company Ltda.,
de China.
El implementador del golpe, general
Constantino Chiwenga, también es acu-
sado de las Masacres de Gukurahundi.
Pretendía substituir a Mugabe y cons-
truir el “Imperio de Constantino” y, para
eso, viene eliminando “competidores”.
Sospechoso del asesinato del general
Solomon Mujuru (llamado Rex Nhon-
go), quien lideró las fuerzas de guerri-
lleras durante la Guerra de Rhodesia, es
uno dos hombres más temidos de Zim-
babwe. Su esposa, Joice Mujuru, llegó
a ser vicepresidente en 2004. Chiwenga
es dueño de varias haciendas tomadas
de los blancos, mansiones y empresas,
como la Lighthouse Investments, dedi-
cadas a facilitar la inversión extranjera
en el país y con propiedades colosales
conseguidas en la “reforma agraria”, y
de la Yolsac Safaris, asociada a la Ka-
zungula Wildlife Safaris y la Ventilux.
Sin hablar de las decenas de vehículos,
una impresionante lista de joyas, relojes
de oro, y armas.
Kembo Mohadi, posible próximo vi-
cepresidente y actual tercero en la jerar-
quía del Zanu-PF, es dueño de la
hacienda Mohadis Beitbridge, y un ha-
cendado especializado en producción
ZIMBABWE
agrícola y ganado en la provincia de
Matabeleland Sur. También es accionis-
ta de la Nerry Investments, la Beitbrid-
ge, la Redqueen Trading y la Spoornet.
Fue acusado de robos de cables eléctri-
cos y de organizar el asesinato del
amante de su esposa.
Algunos otros estuvieron en el gobier-
no Mugabe y continúan en el actual: Pa-
trick Antony Chinamasa y Simbarashe
Simbanenduku Mumbengegwi. China-
masa, actual Ministro de Finanzas, ocu-
pó varias haciendas de los blancos,
como la Rocklands o la Tsukumai Farm.
Él y su esposa Mónica ganaron varios
premios como productores de tabaco,
como uno de 24 millones de dólares en
2004/2005. Pero para el pueblo de Zim-
babwe es como si alguien robase un ca-
ballo de carrera y ganase un gran
premio. Mumbengegwi es conocido por
la extorsión a otros hacendados, la re-
colección de “donaciones” para el par-
tido y para él mismo, y por confiscar
tierras. Cuando hablamos de una “bur-
guesía negra” que emerge de sus rela-
ciones con el aparato del Estado, no es
solo una generalidad.
El general Constantino Chiwenga encabezó
el golpe palaciego contra Mugabe.
Un país rico… en bancarrota
La minería representó 62% de las ex-
portaciones totales en 2016. Totalizaría
más de U$S 3,2 mil millones en ese año.
Zimbabwe fue el octavo mayor produc-
tor de diamantes del mundo, con 4,7
millones de quilates en 2014. En la pro-
ducción de oro ya fue el sector líder por
varios años, con producción superior a
24 toneladas; el Banco de Reserva con-
taba con que las entregas de oro alcan-
zasen 25 toneladas en 2017.
Esos minerales son explotados por gi-
gantes globales de la minería, como An-
glo Americana, BHP-Billiton, Anglo
American Platinum, Impala Platinum,
53
 ZIMBABWE
Aquarius Platinum y Anglo Gold As-
hanti; la recaudación que podría ir al
desarrollo del país fue canalizada para
los policías, oficiales militares y funcio-
narios leales a Mugabe.
Mugabe siempre fue un gran autor de
fraudes. En el año 2000, con un discur-
so “estalinista” lanzó una reforma agra-
ria “fast-track” que expropió a 4.000
agricultores blancos; sus tierras fueron
entregadas a generales, oficiales del
ejército y aliados políticos. La produc-
ción agrícola cayó en picada, el país
pasó de exportador a importador de ali-
mentos; los precios aumentaron; creció
el mercado negro y la inflación. Los
precios se duplicaban a cada 24 horas,
la inflación mensual de 2008 llegó a
231.000.000%. El desempleo subió, los
servicios públicos entraron en colapso
y la economía disminuyó 18% en ese
año. Zimbabwe abandonó su moneda
en 2009, haciendo las transacciones en
dólares norteamericanos, rand sudafri-
cano, y otras siete monedas.
En 2010, Mugabe cambió el foco de
las haciendas hacia las minas, orde-
nando que casi todos los mineros de
diamantes interrumpiesen la actividad
y abandonasen sus instalaciones. El
plan era crear una entidad estatal para
asumir las operaciones, pero el verda-
dero objetivo era entregar la explota-
ción a las multinacionales.
Los mineros artesanales fueron ma-
sacrados por proteger desesperada-
mente los recién descubiertos campos
de diamantes en Marange; se denuncia
el asesinato de más de 200 de ellos. Los
que fueron expulsados de la región au-
mentaron el desempleo; los que se
quedaron fueron sometidos a trabajos
forzados. Mientras, los burócratas de la
Zanu-FP y Mugabe se benefician direc-
tamente de esta brutal explotación de
centenas de personas, incluso niños.
Mugabe deja a Zimbabwe muy en-
deudado y con la población empobre-
cida: 72% está por debajo de la línea
de pobreza, el desempleo es de 90% y
posee una de las mayores tasas de HIV
del mundo. Las carreteras son caóticas,
las comunidades no tienen electrici-
dad, la educación básica es débil, y la
salud pública casi inexistente.
En 2011, un stock de 2,5 millones de
quilates, evaluado en cerca de 200 mi-
llones de dólares simplemente desapa-
reció de forma misteriosa. En 2012, 10
millones de quilates de diamantes de
54
Emmerson “Cocodrilo” Mnangagwa,
ex aliado de Mugabe, fue otro de los
líderes del golpe.
Marange fueron exportados a Dubai
por 600 millones de dólares, la mitad
del valor que debería ser, en un esque-
ma de manipulación de precios.
Zimbabwe, un negocio de China
China es el mayor inversor extranjero
del África, y el mayor socio de Zimbab-
we, con amplias inversiones en los sec-
tores de la minería, la agricultura, la
energía y la construcción. Las empre-
sas chinas también se involucraron en
servicios de telecomunicaciones, cons-
trucción, irrigación y energía. En 2015,
China compró 28% de las exportacio-
nes de Zimbabwe.
La ligazón con altos oficiales del ejér-
cito de Zimbabwe se remonta a la gue-
rra civil y el entrenamiento en China
de los comandantes de la Zanu. Hoy,
esa ligazón es totalmente financiera.
Para tener una idea, la empresa china
de tabaco Tianze, establecida por Chi-
na Tobacco Import & Export Corpora-
tion, concedió préstamos de cien
millones de dólares sin intereses a los
militares y funcionarios del Estado,
para la producción de tabaco en las ha-
ciendas que quedaron bajo su adminis-
tración cuando recibieron las tierras de
los propietarios blancos en 2000. Zim-
babwe es el quinto mayor país expor-
tador de tabaco del mundo y China,
que tiene el mayor número de usuarios
de cigarros en la Tierra, compra anual-
mente 54% del tabaco del país.
Los inversores chinos también com-
praron las haciendas confiscadas de
sus antiguos propietarios blancos y que
habían sido entregadas a los compañe-
ros de Mugabe, quienes posteriormente
las abandonaron. En 2015, la empresa
estatal Power Construction Corporation
de China firmó un acuerdo de U$S 1,2
mil millones para expandir la mayor
usina térmica de Zimbabwe.
China otorgó un “préstamo médico”
de U$S 100 millones en 2011 y constru-
yó un nuevo hospital en el Zimbabwe
rural. Financió y construyó el Colegio
de Defensa Nacional de Zimbabwe y
ayudó a entrenar el Ejército de Libera-
ción del Pueblo, además de los U$S 46
millones para construir un nuevo par-
lamento en Harare.
Cuando los Estados Unidos impusie-
ron sanciones a Zimbabwe luego de las
elecciones de 2002, China invirtió en
más de 128 proyectos hasta 2012. Pe-
quín (Beijing) bloqueó los movimien-
tos del Consejo de Seguridad de la
ONU para imponer un embargo de ar-
mas y restricciones al régimen.
Xi Jinping visitó Zimbabwe en di-
ciembre de 2015 y prometió U$S 5 mil
millones en ayuda directa adicional e
inversión. El yuan chino o renminbi
(RMB) fue adoptado como moneda le-
gal en Zimbabwe.
Luz verde para el golpe
Días antes del golpe, el general Chi-
wenga visitó China para conversar con
militares chinos, incluyendo el ministro
de Defesa, general Chang Wanquan.
Buscaba la aprobación para derrocar a
Mugabe. Lo que fue fácil, ya que China,
con sus inversiones, negocios económi-
cos y ayuda financiera, ha fortalecido
los gobiernos dictatoriales y totalitarios
en el África.
El gobierno chino quedó realmente
alarmado cuando Mugabe anunció la
ley de “indigenización”, que alcanzaría
a empresas chinas. Beijing alertó que
no toleraría la “inestabilidad” económi-
ca.
Por eso, cuando el general Constan-
tino Chiwenga, jefe de las fuerzas ar-
madas que mantiene contactos
regulares con los chinos, se encontró
con el ministro de Defensa de China,
Chang Wanquan, en las últimas sema-
nas, recibió luz verde para la interven-
ción militar.
La luz verde fue dada también por
Jacob Zuma, que mandó enviados es-
peciales a Zimbabwe, pues la empresa
sudafricana Impala Platinum, que ad-
CORREO INTERNACIONAL
 ZIMBABWE

ministra la mayor operación de minería Zimbabwe es uno de los países con más bajo IDH
en el país, Zimplats, también se había (Índice de Desarrollo Humano) del mundo.
manifestado ya contra la Ley Indigenis-
ta, así como la Anglo Platinum, que
controla la mina Unki en Shurugwi,
provincia de Midlands, considerada
una fortaleza del ex vicepresidente
Mnangagwa.
Se sumó el apoyo de Israel, que en la
década de 1970 abastecía armas y equi-
pamiento militar al gobierno racista de
Rodhesia, y ahora suministra arma-
mento y vehículos de control de revuel-
ta al gobierno de Mugabe. En 2015,
Israel compró diamantes a Zimbabwe
por un valor de U$S 13,8 millones. Es-
tos diamantes fueron denunciados por
la Europe Solidaire Sans Frontières de
servir para financiar la limpieza étnica,
con la expansión de los asentamientos
en Cisjordania. zaciones y su proceso de movilización trabajadora y la formación de nuevas
para defender sus reivindicaciones. instituciones. Nacionalizar la tierra y
Derrocar la dictadura de los generales No se puede manifestar ningún apo- las empresas mineras, realizar una re-
La clase trabajadora no puede con- yo al gobierno de Mnangagwa, exigir forma agraria real, Expropiar las gran-
fiar en ninguno de los bandos militares elecciones libres para la formación de des multinacionales y a las camarillas
que disputan el poder. Tiene que cons- una Asamblea Constituyente. Con la de Mugabe e Mnangagwa, bajo control
truir su propio camino con sus organi- creación de nuevos partidos de la clase de los trabajadores.

La masacre de Gukurahundi
E n la década de 1960, Mugabe se juntó a la Unión del
Pueblo Africano de Zimbabwe (NAPU), de Joshua
Nkomo. Fue preso en el gobierno del primer ministro Ian
Smith, jefe del régimen racista de Rhodesia. En un país de
amplia mayoría negra, su lema era “una Rhodesia más
blanca y brillante”. En la prisión, Mugabe rompe con Nko-
mo y forma la Unión Nacional Africana de Zimbabwe
(ZANU). Liberado en 1974, huyó para Mozambique y se
juntó al Ejército de Liberación Nacional Africano del Zim-
babwe. Llega al poder después de una sangrienta guerra
de liberación contra los racistas de la Rodhesia.
Cuando llegó al poder, Mugabe aprovechó a muchos
miembros del aparato de seguridad de la Rodhesia [antiguo
nombre del país], que servían a los racistas y que se hicie-
ron devotos al nuevo gobierno. También buscó a China y
Corea del Norte para que le proporcionaran tractores y téc-
nicos, y, también, acuerdos militares. Entrenaron el ejército
y suministraron armas. Los coreanos entrenaron y equipa-
ron la Quinta Brigada del Ejército Nacional, que opera se-
parada de las unidades regulares y que se tornó el ejército
privado de Mugabe, utilizada para destruir las estructuras
de la rival ZAPU y masacrar a sus ex aliados. Su principal
socio era el jefe de seguridad Emmerson “Cocodrilo”
Mnangagwa.
Joshua Nkomo era su principal rival. Nkomo hizo conce-
siones y tentativas de conciliación, pero Mugabe se negó
a darle el Ministerio de la Defensa y lo incorporó como mi-
nistro sin cartera. En 1982, agentes dobles del África del
Sur y de la Organización Central de Inteligencia plantaron
armas en estancias pertenecientes a la Zapu, para acusar-
los de tentativa de golpe de Estado. Mugabe declaró que:
“la ZAPU y su líder, el Dr. Joshua Nkomo, son como una
cobra en una casa. La única manera de lidiar eficazmente
con una cobra es atacar y destruir su cabeza”. Con eso,
designó a la Quinta Brigada para desencadenar la Opera-
ción Gukurahundi, que mató a más de 20.000 civiles, prin-
cipalmente de la etnia ndebele.
El Zapu y Joshua Nkomo tenían mucho apoyo entre los
ndebele de Matabeleland que, según palabras de Mugabe,
precisaban ser “reeducados”. Pero siempre negó la “ope-
ración”. El ex-ministro de defensa, Sydney Sekeramayi,
afirmo que él no solo sabía sino que la Quinta Brigada es-
taba operando “bajo órdenes explícitas de Mugabe”.
Los comandantes del ejército en la época de las masacres
fueron los cómplices de Mugabe. Principalmente, el co-
mandante de la Quinta Brigada, Perence Shiri, primo de
Mugabe, que ahora participó del golpe para derribarlo. Ac-
tualmente es Ministro de Tierras, Agricultura y Reasenta-
miento Rural. Se autodenominó “Jesús Negro” porque
determinaba quién vivía y quién moría. Los países impe-
rialistas prácticamente guardaron silencio sobre estas ma-
sacres de campesinos negros, aún más si lo comparamos
con su reacción cuando se expropió a los hacendados
blancos, en 2000. Luego de las masacres, en 1987 Nkomo
consintió la absorción de la Zapu en la Zanu y nació la
Zanu-FP. Años después, Mugabe anunció una amnistía
para todos los disidentes. Nkomo fue nombrado vicepre-
sidente, sin ningún poder real.

MARZO DE 2018
55
 SUDÁN

Paremos el genocidio
en Sudán
EL 27 DE ENERO DE 2018, Darfur (Sudán) fue incluida en el Holocaust Memorial Day
(Reino Unido) como una región de genocidio y de sufrimiento de los refugiados
darfuríes. Otros pueblos en regiones de Sudán también han experimentado ataques
horrendos, como los de Nube Mountain, Blue Nile, White Nile, Kordofan y Khartoum.
A medida que el colapso de la economía sudanesa se acelera, aumentan los ataques
del gobierno y la resistencia a ellos.

INTERNATIONAL SOCIALIST LEAGUE (ISL) - INGLATERRA

La gran mayoría de los refugiados debe
vivir en campamentos, en condiciones
extremadamente precarias.
Refugiados de Darfur huyen de la
persecución del gobierno de Sudán.
56
D
arfur es una región del oeste de Sudán, fronteriza con el
Chad, en el nordeste de África, del tamaño de Francia. Antes
del genocidio, en 2003, Darfur tenía una población multiét-
nica (africanos negros y árabes) de cerca de seis millones de personas.
El gobierno sudanés ha usado bombardeos aéreos –por más de 15
años– y armas químicas contra aldeas de agricultores. Al mismo
tiempo, apoya y entrena las milicias de árabes nómadas (los Janja­
weed) que han destruido cientos de villas y cometido violaciones y
asesinatos masivos.Estos ataques forzaron a 2,6 millones de personas
a abandonar sus aldeas; los campos de refugiados del IDP (sigla en
inglés de la organización Pueblos Internamente Desplazados) también
han sido atacados, como el gran campo de Kalma.
Estas atrocidades han sido condenadas como “genocidio” por el
Tribunal Criminal Internacional (ICC por su sigla en inglés) y varios
gobiernos en el mundo. La demanda central de las protestas por
Darfur en el mundo es que Omar Al-Bashir (presidente de Sudán)
sea juzgado por el ICC.
La amenaza de colapso económico
El 8 de febrero de 2018, el website de Radio Dabanga informó que
una escasez nacional de harina había obligado al cierre de muchas
panaderías en todo Sudán, y numerosas ciudades estaban sufriendo
continuas crisis debido a la escasez de harina, gas de cocina, com-
bustible, y carencia de transporte. La falta de pan y el incremento
del costo de los bienes de consumo han aumentado la insatisfacción
en Kadugli, South Kordofan y otras regiones.
Radio Dabanga informó también que el Banco Central de Sudán
(controlado por el gobierno del Frente Islámico Nacional / Partido
del Congreso Nacional) tiene una cantidad muy pequeña de reservas
en divisas extranjeras (llamadas Forex), y ha prohibido a todas las
empresas privadas o agentes no gubernamentales usar los Forex
para importaciones. Mientras tanto, la Libra Sudanesa se hunde en
los mercados internacionales.
CORREO INTERNACIONAL

Protestas y represión masiva
Una carta reciente de familias de los
detenidos (enviada desde Khartoum a
la organización Justicia para Sudán, en
enero de 2018), detalló sobre la tortura
y el asesinato del enfermero Ahmed
Mohamed Ahmed (quien trabajaba en
el Hospital Distrital de Gereida, en
South Darfur) por parte del aparato de
seguridad sudanés; el asesinato de es-
tudiantes en El Geneina, en el estado
de West Darfur, luego de las protestas
que tuvieron lugar en la ciudad; la ma-
sacre llevada adelante por las milicias
de las RSF o fuerzas de apoyo rápido
(el sábado 19 de enero pasado), del
campo de IDP in Hasahisa (Central
Darfur) que ocasionó la muerte de tres
refugiados y 25 heridos; la continua-
ción de la detención de nueve estu-
diantes darfuríes de la Universidad de
Bakht al-Ruda, desde agosto de 2017;
la detención de ocho estudiantes en
Khartoum, desde el 13 de setiembre de
2017; y el arresto, por agentes de segu-
ridad, de un profesor de la Universidad
of Gedaref.
Ha habido protestas recientes en
Khartoum y Omdurman contra el alza
de los precios y las penurias económi-
cas, y más de 200 manifestantes fueron
arrestados en Khartoum. El NISS (Ser-
vicio Nacional de Inteligencia y Segu-
ridad) continúa persiguiendo a los que
manifestaron, ataca periodistas y abo-
gados de derechos humanos, y confis-
ca periódicos.
El levantamiento de sanciones ayudó
al gobierno
El levantamiento de las sanciones
por parte de EEUU, aprobado por mu-
chos comentaristas, ha abierto más es-
pacio para que el régimen NIF/NCP
profundice sus ataques y lleve el país
hacia una catástrofe económica.
Las Naciones Unidas miran pero no
hacen nada, mientras la CIA continúa
en un gran edificio de Khartoum. Y el
FMI aplaude al régimen: “Mister Ed-
ward Gemayel, el jefe de la misión del
FMI para Sudán destacó que ‘Sudán tie-
ne un largo historial de implementar
políticas económicas sustentables.’” [1].
La Unión Europea patrocina los campos
de detención y represión
Mientras la Unión Europea (UE) ha-
bla de “paz”, ha implementado planes
(con el apoyo del Reino Unido) desde
MARZO DE 2018
SUDÁN
La situación económica hace crecer las protestas contra el gobierno sudanés.
2016, con Sudán (y Eritrea) para esta-
blecer centros de detención que paren
el movimiento de refugiados hacia Eu-
ropa. Planes similares serán implemen-
tados en Níger, Nigeria, Malí, Senegal
y Etiopía, con promesas de inversiones
privadas por 60.000 millones de euros.
El nuevo Marco de Colaboración, di-
señado por la Comisión Europea en ju-
nio de 2016, deja claro que el control
migratorio, y no los derechos huma-
nos, es la prioridad número uno. Los
países africanos que no acepten la ex-
tensión de la “Fortaleza Europea” den- Omar Al-Bashir,
tro de África serán castigados. presidente de Sudán.
Sudán ha recibido 100 millones de
euros de la UE para “vigilancia electró-
nica masiva”, el desarrollo de sistemas el uso que la Unión Europea hace del
de detección biométrica y de campos comercio y los acuerdos de ayuda para
de detención. Omar Al-Bashir también exigir “cooperación” en el control de la
usa este dinero para fortalecer su arse- emigración desde África.
nal militar y para reconstruir la capaci- La clase trabajadora europea debería
dad de las milicias árabes, movilizarse para apoyar la creciente re-
reorganizadas como Fuerzas de Apoyo sistencia, y en oposición a los nuevos
Rápido (RSF) en 2013, para combatir controles migratorios impuestos en
los movimientos rebeldes armados en África, y dar la bienvenida a los refu-
el país. Desde 2014, las RSF arrasaron giados.
docenas de aldeas en Darfur y, en 2016,
comenzaron a patrullar las fronteras
sudanesas para interceptar a los inmi-
Nota: la información fue obtenida de
grantes. Khartoum ha recibido otros 40
inmigrantes sudaneses (Justicia para
millones de euros de la UE para preve-
Sudán); la carta de la familia de los de-
nir la emigración hacia Europa. La he-
tenidos, el site de Radio Dabanga; y de
rencia del colonialismo británico se
sudanreeves.org (Eric Reeves, Locking
continúa en la forma de nuevas agre-
Down Africa, Institute of Race Rela-
siones imperialistas contra los países
tions).
africanos.
En Europa, en junio de 2016, 124 or-
ganizaciones de derechos humanos y
de apoyo a los inmigrantes firmaron [1]
Informe de Prensa del FMI, 12 de octu-
una declaración conjunta condenando bre de 2013).
57
COSTA DE MARFIL
“Somos una organización de lucha
y transformación social”
Entrevista a Theodore
Gnagna Zadi, presidente
de la Plataforma de las
Organizaciones
Profesionales
(trabajadores del sector
público) de Costa de
Marfil, realizada por
Sergio Rubin en el III
Encuentro de la Red
Sindical Internacional
de Solidaridad y Luchas,
Madrid, enero de 2018.
Theodore Gnagna Zadi, presidente de la
Plataforma de las Organizaciones
Profesionales (trabajadores del sector
público) de Costa de Marfil.
58
SR: ¿Qué es la Plataforma?
TGZ: Es una organización de casi 100
sindicatos y cerca de 50.000 trabajado-
res. Esta organización, en 2016 lideró
una gran lucha contra la reforma de las
pensiones (jubilaciones) y contra los
ataques a las libertades sindicales en el
país. Esta organización también ha re-
clamado aumentos salariales y el pago
de casi 300 millones de euros (una deu-
da del Estado de Costa de Marfil con sus
trabajadores). En 2017, tuvimos tres se-
manas de huelga general, por primera
vez en el país desde que es independien-
te. Antes, todos los sectores de la admi-
nistración pública estaban arrodillados.
El presidente de la República solicitó un
acuerdo con nosotros, el que firmamos
el 17 de agosto. Ese acuerdo concretó
todo lo que pedíamos y comenzó a apli-
carse a partir de enero de 2018. Hoy en
día, somos una organización muy im-
portante en Costa de Marfil a nivel so-
cial, a nivel de la lucha por la mejora de
las condiciones de vida de los trabajado-
res. Somos una organización de lucha y
transformación social que sirve a los tra-
bajadores de Costa de Marfil.
SR: Hablaste de una victoria importan-
te, de una lucha de tres semanas por el
derecho a las pensiones de los emplea-
dos públicos. ¿Cuál fue la acogida de la
población por fuera de los trabajadores
del servicio público? ¿Los apoyaba en
relación a su huelga y su lucha? ¿Tuvie-
ron el apoyo de otros sectores de traba-
jadores?
TGZ: Si vas a Google y buscas el período
verás que fue un movimiento que fue
más allá del movimiento sindical, para
convertirse en un movimiento social e
incluso, por qué no, político. Porque, en
realidad, en Costa de Marfil hay una cri-
sis política. Nuestro movimiento, en un
momento dado, casi se transformó en
una revolución porque la población es-
taba presionando para ir más allá de las
demandas sociales, para reclamar la de-
mocracia. Esto fue bien recibido y res-
paldado por la población, por todos los
sectores. De hecho, es muy importante
decirlo, eso marcó la conciencia en Cos-
ta de Marfil. Y así, hoy en día, somos
imprescindibles en el sistema de diálogo
social con relación a los problemas o in-
quietudes de los trabajadores.
Pero seguimos trabajando, porque este
no es el final de nuestras preocupacio-
nes, las que ya hemos resuelto. Hay
otras, como ya he dicho: la cuestión de
la jubilación, incluso si hemos ganado,
es una victoria todavía débil. No quere-
mos que los pensionistas sean los men-
digos del mañana, como vemos en otros
países occidentales; así que trabajamos
para mejorar la pensión. Estamos traba-
jando para que la privatización del sector
público, que está en marcha, se detenga.
Por ejemplo, la gestión de la jubilación,
o la administración de la protección so-
cial. Estamos trabajando para parar la
comercialización de las escuelas, que
también está en progreso. Estamos tra-
bajando para que se haga una gran in-
versión en educación nacional, porque
hoy tenemos escuelas donde los estu-
diantes se sientan de a 80 a 100 alumnos
por clase, y estas son condiciones difíci-
les para la enseñanza.
Entonces, estamos trabajando para me-
jorar las condiciones de trabajo de los
empleados públicos y brindarles protec-
ción social, un derecho a la vivienda…
porque no hay derecho a la vivienda, los
trabajadores se las arreglan como pue-
den. También estamos trabajando para
garantizar que los mecanismos salaria-
les, especialmente los relacionados con
los impuestos sobre los salarios, se revi-
sen, para que los trabajadores estén en
mejores condiciones. Entonces, tenemos
un gran proyecto
Hoy, nuestro gran desafío es también
construir la casa de los trabajadores de
Costa de Marfil, donde se encontrarán e
intercambiarán, para tener talleres y reu-
niones. Eso no existe y la plataforma lo
CORREO INTERNACIONAL

tiene como proyecto para dentro de dos
años. Una casa que pueda ser un lugar
de reunión de los trabajadores públicos.
SR: Basándose en su experiencia, sus
victorias y su organización como Plata-
forma: ¿tienen la perspectiva de avanzar
hacia una organización sindical más
amplia, que pueda ir más allá de la fun-
ción pública?
TGZ: Claro, yo mismo soy miembro de
una central sindical y, cuando creamos
esta organización, nuestro objetivo,
nuestra meta era limitarnos al sector pú-
blico. Pero hoy, con las victorias que he-
mos ganado, nuestros métodos de lucha
(que ejercen presión pero también nego-
ciación y compromiso), muchos trabaja-
dores del sector público nos piden que
expandamos nuestra organización. Y es
así: en el próximo congreso de nuestra
organización, queremos proponer una
modificación de los estatutos, para que
podamos abrir la organización a todos
los trabajadores del sector formal, infor-
mal, etc. En cualquier caso, todos aque-
llos que necesitan ser acompañados y
apoyados en la búsqueda del bienestar
de los trabajadores. De hecho, en el país,
tenemos un sector agrícola muy podero-
so, con cacao, caucho, plátano y piña
(todo lo que tienen en América del Sur).
Tenemos todo esto, pero los trabajadores
están muy mal pagados. El cacao está
muy mal pagado, sin embargo, somos el
principal productor de chocolate y ca-
cao. Entonces, hay material, hay trabajo
para los sindicatos. Creemos que, con
nuestro apoyo y las experiencias de los
demás, podemos ir más allá de lo que
hemos hecho hasta ahora.
SR: Ustedes vinieron a este III Encuen-
tro de la Red Sindical Internacional de
Solidaridad y Luchas, y trajeron un do-
cumento proponiendo una campaña en
torno a la ruptura con el franco CFA.
¿Puedes explicarnos un poco esta cam-
paña y la movilización que organizan?
TGZ: Fue una pelea que nuestros padres
han hecho. Es una pelea antigua. Justo
después de la Independencia, hubo mu-
chas muertes por esta pelea, en nuestra
generación. Es nuestra tarea continuar
esta lucha. Hay personalidades políticas
que se han comprometido a hacerlo, hay
jefes de Estado que lideran la lucha.
Creemos que a través de esta red sindi-
cal, que es fuerte, podemos hacer pasar
este mensaje para que la red lo adopte.
MARZO DE 2018
Hay que luchar para que los jóvenes africanos tengan condiciones de desarrollarse
en sus países y no se vean obligados a emigrar a Europa.
Porque el franco CFA es uno de los pila-
res de la colonización, uno de los pilares
del imperialismo que bloquea el creci-
miento económico, bloquea el África
“francesa”, el África colonizada por
Francia. Los países de habla inglesa, por
otro lado, tienen su dinero: Ghana, un
país de habla inglesa, tiene su propia
moneda; Nigeria también tiene su pro-
pia moneda. Pero Costa de Marfil no tie-
ne su moneda: tiene una moneda
común con otros países africanos. Y en
el Consejo de Administración del Banco
Central, que es un elemento de sobera-
nía, Francia tiene dos representantes y
esta moneda no es convertible con otras
monedas africanas, pero es convertible
con el euro (1 euro equivale a 655.96
francos CFA). Entonces, no hay conver-
tibilidad en África y así se impiden los
intercambios comerciales. Te imaginas
que, cuando llegas a España, con el euro
puedes hacer todo en el Espacio Schen-
gen con la misma moneda[1]. Pero en
África no es posible. Esta es una forma
de bloquear los intercambios económi-
cos africanos, bloquear el desarrollo de
la economía africana, y el desarrollo so-
cial africano. Por lo tanto, pensamos
que, con una moneda propia, que es un
elemento de soberanía, independencia y
autonomía, los africanos podrían reac-
cionar mejor sobre la moneda en situa-
ciones difíciles, aplicar políticas de
desarrollo económico real (que es lo que
detendrá la migración hacia Europa).
¿Qué están buscando nuestros herma-
nos en Europa? Buscan estar mejor. Si
les ofrecemos una vida mejor con una
COSTA DE MARFIL
política económica real, con creación de
empleo, con una mejor gestión de los re-
cursos, de las riquezas que tenemos en
nuestro subsuelo: tenemos oro, tenemos
diamantes, petróleo, cacao, tenemos
todo… Pero aun así, los jóvenes están
huyendo a la muerte, a la esclavitud...
Es preocupante... Y creemos que la mo-
neda es un elemento. Eso no es todo, no
es solo eso, hay otras cosas. Pero es par-
te de los elementos que deben destruirse
para seguir actuando en los otros pila-
res, sobre otros problemas. Por lo tanto,
como sindicalista e internacionalista,
creo que esta campaña debemos apoyar-
la lo más posible.
El presidente francés Macron ha decla-
rado recientemente que, si los africanos
quieren hacer su propio dinero, pueden
hacerlo, que Francia no tiene interés en
evitarlo. Pero eso es política, es un dis-
curso. La realidad es que al mismo tiem-
po se evita que eso suceda. En los
hechos, debido a que todos los recursos,
las divisas, es decir, los medios que se
retiran en la venta de productos en el ex-
terior, una parte de estos recursos se
guardan en el Tesoro francés, lo que lla-
man: “la cuenta de operaciones”, que se
encuentra en el Banco de Francia. Así
que Francia gestiona una parte de nues-
tros recursos y solo la mitad se lo da a
los países africanos para que adminis-
tren su economía. Todo este dinero, con
las ganancias que genera en estos ban-
cos, es para Francia. Y eso nos viene de
vuelta como “préstamos” o “ayudas”.
Pero en realidad es el dinero de África
que ha regresado de esta manera.
59
COSTA DE MARFIL
Entonces, creemos que hay mucho tra-
bajo y debemos movilizarnos en todas
partes para denunciar esta moneda co-
lonial que ya no tiene cabida. Dejen que
África cree bancos africanos reales, ban-
cos centrales reales. Pero estamos a fa-
vor de tener una moneda común en
todos estos países, porque muchos paí-
ses africanos son pequeños Estados con
5 o 10 millones de habitantes, no pue-
den hacer una economía con ellos. Po-
demos, por otro lado, unir a estos países
con una moneda única, con un una raíz
nacional africana y, a partir de ahí, yo
creo, construir el desarrollo de África,
con los recursos de África. Que existen
pero están controlados por los países im-
perialistas. Es por eso que estamos lan-
zando esta campaña. Creemos que esta
red es una oportunidad para que el men-
saje llegue lejos, a todas partes, en Brasil
y en todo el mundo, para hablar de esta
moneda. Creo que los dirigentes de este
mundo podrían cambiar.
SR: Estabas hablando de Macron y su
visita a África. Hace poco, se realizó la
Cumbre Unión Europea - Unión Africa-
na. ¿En qué contexto se realizó esta
cumbre en Costa de Marfil? ¿Cuál fue la
reacción de la población, de los sindica-
tos, de los movimientos sociales y de tu
organización?
TGZ: Esta gran reunión se realizó en un
contexto de seguridad tan fuerte que
pasó indiferente para la población. Han
impedido, y se han asegurado de que
no se muestre, que en Costa de Marfil
hay problemas. Todo estaba delimitado,
muy bonito, y la población quedó lejos.
Nuestra organización no hizo una decla-
ración, nos mantuvimos alejados de eso.
Por otro lado, sindicatos que vinieron de
todo el mundo realizaron una reunión
alternativa para interpelar a todas estas
fuerzas imperialistas, económicas y del
capital, para hablar de los problemas,
60
En Costa de Marfil, miles de niños
trabajan en la producción de cacao, en
condiciones de casi esclavitud.
los verdaderos problemas de la socie-
dad, los problemas reales de la inmigra-
ción, de la esclavitud en Libia, etc.
Las organizaciones que estaban en la
reunión fueron dispersadas, porque el
presidente no quería escuchar “otra mú-
sica” diferente a la del discurso oficial
que presenta a Costa de Marfil como un
país donde todo va bien. Fue así como
pasó. Finalmente, el resultado fue solo
político, porque no hubo impacto en la
economía, en las vidas de las personas.
SR: Hace dos o tres años, África subsa-
hariana vivió grandes movilizaciones:
hubo insurrecciones en Burkina Faso,
grandes movilizaciones en Senegal, e
importantes movimientos en el Congo.
Esto ha dado lugar a una serie de movi-
mientos sociales y políticos en el sub-
continente. ¿Cómo ves las perspectivas
de lucha en África? ¿Qué perspectivas
ven para los trabajadores y la clase tra-
bajadora africana?
TGZ: Creo que estos movimientos: la
Primavera Árabe, el Balai Citoyen (“es-
coba ciudadana” que hacía alusión a la
necesidad de barrer la corrupción), y
muchos otros, ya se habían producido
en Costa de Marfil en 1990, contra el
presidente Houphouet-Boigny, y, en
2000, contra el General Guei, que quería
monopolizar el poder y hubo un gran le-
vantamiento popular. Entonces, Costa
de Marfil estaba un paso adelante.
Como una persona que ha vivido todo
esto, cuando escucho hoy el sentimiento
de los tunecinos, el sentimiento del pue-
blo de Burkina Faso e, incluso, de los
egipcios, creo que hay desilusión, creo
que todas estas revoluciones finalmente
no beneficiaron a la gente, que final-
mente el poder volvió a los mismos po-
derosos, que se reorganizaron de una
forma u otra por recuperar el poder. En
Burkina Faso, por ejemplo, es un ex mi-
nistro de Blaise (el presidente destituido
por la movilización) quien es el actual
presidente; en Túnez, es alguien de 70
años, creo, quien maneja el país.
Porque estos grandes levantamientos no
dieron buenos resultados, son falsas es-
peranzas. Como hemos visto reciente-
mente en Zimbabwe, el “viento” que
viene de Zimbabwe es la decepción, por-
que finalmente el poder ha regresado a
la misma gente.
Estoy a favor de la democracia, de que
las elecciones se celebren en buenas
condiciones, que todos los que quieran
ser candidatos lo sean, y se acepte un
proceso electoral que permita el cambio.
Creo que, cuando es así, es más intere-
sante, porque tenemos un programa po-
lítico sobre el que podemos juzgar. En
lugar de movimientos incontrolados y
múltiples donde hay muchas ambicio-
nes que se expresan y que no podemos
combinar adecuadamente y que, a me-
nudo conducen a una gran decepción y
luego volvemos a una situación más di-
fícil, más grave.
Cuando lanzamos nuestro movimiento,
muchos marfileños querían que vaya-
mos más lejos, porque el régimen estaba
de rodillas, el poder estaba de rodillas.
Tres semanas de huelga, las economías
bloqueadas, miles de millones perdi-
dos… el poder estaba de rodillas. Era su-
ficiente hacer dos semanas más de
huelga y había un derrocamiento en
Costa de Marfil. Pero no sabíamos quién
iba a sacar provecho de este poder veni-
dero. ¿Este próximo poder tomará en
cuenta nuestras demandas? No íbamos
a retrasar la resolución de los problemas
sociales en “una transición”. Podríamos
haber dicho: “Bueno, pero venimos de
una situación, esperemos hasta que ha-
gamos democracia, habrá elecciones”.
Hubiésemos perdido cinco o diez años
en la resolución de nuestros problemas.
Por lo que preferimos tratar con el siste-
ma existente, empujándolos a resolver
nuestros problemas. Ese es un poco
nuestro enfoque.
[1]
El Espacio Schengen funciona desde
1995 y determina la libertad de circulación
de personas sin control migratorio entre la
mayoría de los países de la Unión Europea
(solo seis miembros de la UE no lo inte-
gran).
CORREO INTERNACIONAL
 BOTSWANA

“La madre de todas las huelgas”

MASEGO MOGWERA, PRIMERA MUJER PRESIDENTE DEL BOPEU (Sindicato de los Empleados
Públicos de Botswana) cuenta sobre la mayor huelga de la historia del país y los
desafíos para la mujeres en el movimiento sindical, en esta entrevista realizada por
Fábio Bosco en el III Encuentro de la Red Sindical Internacional de Solidaridad
y Luchas, en Madrid, en enero pasado.

un acuerdo entre los cinco sindicatos del

Masego Mogwera, presidente del BOPEU
(Sindicato de Empleados Públicos
de Botswana).
FB: Compañera Mogwera, ¿podría
presentarse y presentar al BOPEU?
MM: Mi nombre es Masego Mogwera.
Soy presidente del BOPEU (Sindicato
de los Empleados Públicos de Botswa-
na) que representa a los trabajadores del
Estado en todos los ministerios y empre-
sas en que el gobierno tiene participa-
ción. Actualmente, el BOPEU tiene
34.000 afiliados y es el mayor sindicato
del país.
Como primera mujer presidente, es un
desafío liderar un gran sindicato como
el BOPEU. No es común, en todo el
mundo, que una mujer lidere un sindica-
to. También tuve la oportunidad de diri-
gir la Federación de los Sindicatos del
Sector Público de Botswana, la mayor
del país, compuesta por cinco sindicatos
del sector público, los que realizaron la
gran huelga de 2011, que más tarde fue
llamada de “madre de todas las huel-
gas”.
MARZO DE 2018
FB: ¿Puede contarnos sobre “la madre de
todas las huelgas”?
MM: Fue la única huelga en la historia del
país que duró más de 8 semanas. Todos los
ministerios y departamentos del gobierno
participaron de esa huelga: fueron 8 semanas
y 5 días. Provocó el cierre de las escuelas, que
los pacientes de los hospitales tuvieran altas
prematuras, y la paralización de todo el tráfi-
co aéreo.
La cuestión principal fue alrededor de la
reivindicación de 16% de aumento de salario.
Esta reivindicación era una necesidad. A lo
largo de los tres años anteriores, el país y el
mundo entero pasaron por una recesión eco-
nómica. Por 3 o 4 años, no tuvimos ningún
aumento o ajuste salarial.
Cuando percibimos que la recesión había
acabado, levantamos la reivindicación de au-
mento de 16%.
El gobierno había asumido el compromiso
de que todos los años haría la reposición sa-
larial relativa a la mitad del índice de la in-
flación. Ese 16% fue el acumulado a partir de
2009.
Llevó mucho tiempo para negociar. Había
sector público y el gobierno para sentarse
a la mesa y negociar. Reunimos nuestro
equipo de negociadores, concordamos con
las condiciones y las reglas de juego. Antes
de comenzar cualquier cosa, es preciso de-
finir las reglas de juego.
Recuerdo que, durante este período, el
juez dijo que las reglas de juego deben ser
resueltas antes del inicio del juego: cómo
lidiar con las negociaciones, qué hacer si
llegábamos a un impasse, las reglas de una
huelga.
Nosotros negociamos nuestra reivindi-
cación. Recurrimos a los mecanismos in-
ternos en los términos de la legislación
sobre disputas sindicales. Fuimos a la me-
diación y esa mediación nos dio el certifi-
cado del intento de acuerdo fracasado.
Entonces deberíamos entrar en huelga.
Habíamos negociado las reglas de la huel-
ga de antemano. El gobierno anunció, a
través de la TV y de las radios nacionales
que “mañana los trabajadores públicos
entrarán en huelga”. Fue la primera vez
en la historia de Botswana que hubo una
huelga.
El gobierno intentó hacer trucos, como
hacen todos los gobiernos. Intentaron pro-
hibir la huelga: no podían porque era legal.
La huelga se intensificó: las escuelas no
estaban funcionando, los alumnos entraron
en huelga y el gobierno fue forzado a ce-
rrar las escuelas. En los hospitales, los mé-
dicos entraron en huelga. El gobierno
cometió un gran error: no separó los “ser-
vicios esenciales” de los “servicios no
esenciales”.
La ley sobre disputa sindical establece
que nosotros podemos concordar con el
número de trabajadores que permanecen
en el trabajo. Si no hay acuerdo en los pri-
meros 14 días, podemos continuar en huel-
ga. Nosotros concordamos con un 50%. El
gobierno tenía que conversar con los tra-
61
 BOTSWANA
bajadores que estaban interesados. Pero,
lamentablemente, el gobierno atrasó eso.
Cometió un error y no habló con aquellos
que podrían trabajar. Nadie fue notificado.
El centro de la huelga fue en Gaborone, la
capital. El principal hospital entró en huel-
ga. Todos los médicos, todos los emplea-
dos. Fue horrible: los pacientes tuvieron
que ser dados de alta anticipadamente.
El gobierno intentó prohibir la huelga y
un total de 2.800 trabajadores fueron des-
pedidos. Fuimos a los tribunales y estos fa-
llaron a nuestro favor. Hubo una
recontratación pero no una readmisión.
Pero esos trabajadores no perdieron sus
pensiones.
En cuanto al BOPEU, tuvimos 12 traba-
jadores que permanecieron despedidos y el
sindicato los contrató a todos como em-
pleados. No dejamos a ninguno de ellos en
la calle. Esta fue una de las principales
cuestiones por la cual somos evaluados.
Esa es nuestra reputación como sindicato
democrático.
FB: ¿La huelga afectó la vida política de
Botswana?
MM: La huelga cambió el panorama polí-
tico del país. Fue poco antes de las elec-
ciones nacionales de 2014. Desde la
independencia, fue la primera vez que el
gobierno estaba teniendo dificultades. El
partido gobernante acostumbraba tener
más de 50% de los votos.
En Botswana se usa el sistema electoral
del first-past-the-post[1].
Movilización de los empleados públicos durante
la huelga.
62
Ian Kharma, presidente de Botswana.
El gobierno obtuvo 47%, y casi pierde
la mayoría [parlamentaria]. Para ellos fue
una gran pérdida. La oposición sacó 30%,
lo que es mucho.
Las personas comenzaron a percibir que
el gobierno no estaba actuando bien. No-
sotros batallamos para mostrar a la nación
sobre la corrupción. Durante ese período
de huelga, concientizamos a la comunidad.
El gobierno no está mejorando los servi-
cios del país. Por eso, este cambio en los
resultados de las elecciones de 2014. Tam-
bién debo indicar que, durante este período,
el gobierno endureció e hizo una alteración
en las leyes laborales: la ley de servicios
públicos y la ley de disputa sindical.
FB: ¿Cuáles son esas alteraciones rela-
tivas al derecho del trabajo?
MM: El gobierno quiere declarar “esen-
ciales” incluso aquellos servicios que, se-
gún las normas de la OIT, no se encuadran
en esa categoría de servicio: profesores,
todo el sistema de salud, jefaturas, etc.
Un trabajador muestra sus reclamos.
La definición de “servicio” público esen-
cial” de acuerdo con los padrones de la OIT
es “un servicio cuya interrupción puede lle-
var a la muerte de personas”.
Efectivamente, el cambio transforma 80%
de todos los servicios gubernamentales en
“esenciales”. Existe una cláusula que, en
caso de huelga, si el gobierno, en su opinión,
entiende que la huelga prolongada puede
causar pérdida de lo que quiera que sea, la
huelga debe parar automáticamente. Hasta
ahora, el gobierno no aprobó esa ley porque
los sindicatos están amenazando.
A pesar de todas las decisiones que fueron
tomadas, llevamos al gobierno a los tribuna-
les y ellos se pronunciaron a nuestro favor
porque debe haber una negociación. Esas
son algunas de las cuestiones en juego en re-
lación con las leyes laborales.
FB: ¿Nos puede contar sobre la partici-
pación de las mujeres en el movimiento
sindical?
MM: En general, estamos viendo una am-
pliación de la participación activa de las mu-
jeres en puestos de liderazgo sindical. El
número aún es bajo, pero aunque se vean
una o dos mujeres líderes que participan en
ese nivel, las otras mujeres se sienten alen-
tadas.
El BOPEU tiene un proyecto de entrena-
miento intensivo de mujeres, workshops, fo-
ros internacionales, etc. Alteramos nuestro
estatuto para que toda estructura del sindi-
cato liderada por un hombre, debe tener una
mujer de vice. Yo subí a la presidencia des-
pués de ser la segunda y la primera vicepre-
sidente.
Los miembros, incluso en otros sindica-
tos, ahora tienen confianza en las mujeres y
ellos saben que las mujeres pueden tomar
decisiones igual que los hombres. Tengo
confianza. Aún es un desafío, lo reconozco.
Las mujeres aún están enfrentando ese de-
safío de estar en posiciones de liderazgo por
causa del compromiso social y nuestra his-
toria. Hay una cultura que niega que las mu-
jeres estén en altos puestos, porque no
pueden dejar a sus hijos “para atrás”. Si ca-
pacitamos a esas mujeres y cambiamos esa
mentalidad, podremos mostrar nuestro po-
tencial. Yo incentivo a las mujeres de todo
el mundo a levantarse, ser asertivas, actuar
y reaccionar. Puedo garantizar que ellas se-
rán exitosas.
[1]
NT: voto conforme el modelo británico que
elige un único diputado por distrito, asignado al
candidato que logra la votación más alta.
CORREO INTERNACIONAL

Ante las protestas,
renuncia el primer ministro
EL PRIMER MINISTRO DE ETIOPÍA, Hailemariam Desalegn, presentó su renuncia
hace unos días, en medio de grandes protestas contra su gobierno
(a pesar del “estado de emergencia”).
AMÉRICO GOMES
E
tiopía es el segundo país más
poblado de África (102 millones
de habitantes), y cerca de 10%
de su población pasa hambre. Las pro-
testas se iniciaron en 2016, particular-
mente en la capital, Addis Abeba.
Hubo cientos de muertos por la repre-
sión policial y 20.000 personas presas,
especialmente jóvenes, por bloquear
autopistas y empresas, y por hacer
huelgas en toda la región de Addis
Abeba. La violencia étnica contra los
Oromos también dejó muertos y desen-
cadenó una crisis humanitaria, con de-
cenas de miles de personas
desplazadas.
La coalición gubernamental se llama
Frente Democrático Revolucionario del
Pueblo Etíope (EPRDF). Sus miembros
tienen un pasado de izquierda y gue-
rrillero. Gobiernan el país desde 1991,
cuando derrocaron al dictador Mengis-
tu Haile Mariam, luego de una cruenta
guerra civil.
Pero, al igual que otros gobiernos de
ese origen, mantuvieron el país bajo el
capitalismo y la dominación imperia-
lista, y las consecuencias sociales y po-
líticas de esto son inevitables.
Al aumentar la inestabilidad, en los
meses pasados Desalegn comenzó a
emitir indultos y a liberar prisioneros
para buscar un “consenso nacional”.
Pero no lo consiguió, a pesar de la dura
represión a las movilizaciones y la cen-
sura a la oposición. Frente a esta reali-
dad, la propia Dirección Nacional del
EPRDF exigió su renuncia (en un caso
similar al de Sudáfrica). El cargo per-
manecerá vacante hasta que la direc-
ción del EPRDF elija a un nuevo Primer
Ministro, ya que son ellos los que con-
trolan totalmente el Parlamento.
MARZO DE 2018
ETIOPÍA
Continúan las movilizaciones que con ayuda del imperialismo, en
Incluso después de que el primer mi- particular Estados Unidos, entrena al
nistro renunciara, la coalición gober- ejército etíope.
nante declaró otro “estado de
emergencia” para intentar contener las ¿Adónde va Etiopía?
protestas de masas a través de su pro- El presidente de la coalición gober-
hibición. Pero estas continúan en todas nante asumió los deberes del primer
las regiones más pobladas del país. ministro. El nombramiento de un nue-
Principalmente en la región más po- vo primer ministro será una tentativa
blada de Etiopía, donde están los Oro- de salvar el partido que está en el po-
mos (también presentes en Kenia y en der hace décadas. Pero un nuevo suce-
Somalia), el mayor grupo étnico de sor no será suficiente para contener las
Etiopía (entre 35 y 40% del total de la protestas, porque no va a realizar nin-
población), ubicados en la región cen- guna de las reivindicaciones de los
tral de país, en los alrededores de Addis etíopes y no se hará tampoco ninguna
Abeba. Sus tierras fueron confiscadas reforma política. Ni habrá respuesta
y no tienen lugar donde ir, en virtud de para la marginalidad del mayor grupo
un plan dirigido desde el gobierno. Por étnico nacional: el Oromo, que vive un
eso, están en lucha. También exigen la proceso de exclusión política y econó-
liberación de todos los presos políticos, mica.
y más derechos políticos y económicos. Por eso, las movilizaciones deben con-
Además de ellos, el segundo grupo tinuar hasta derrocar el gobierno del
étnico, los Amhara (cerca de 27% de EPRDF y establecer un gobierno que
la población, que también se oponen a llame a una Asamblea Constituyente
la confiscación de sus tierras), está re- que incorpore todas las etnias, dándo-
alizando protestas en su región. Los Ti- les compensaciones y posibilitando
grayans (6% de la población de que el pueblo etíope y los trabajadores
Etiopía) controlan las posiciones polí- se organicen en sus partidos, para po-
ticas, económicas, y el sector de segu- der gobernar y establecer los profun-
ridad. Por lo tanto, hay protestas en dos cambios sociales que los
todo el país, y represión del gobierno, trabajadores necesitan.
El país africano que derrotó un imperio
A finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, Etiopía era prác-
ticamente el único país independiente de África. Su heroico pueblo derrotó
dos veces a las tropas del imperialismo italiano. La primera entre 1895 y 1896.
En 1935, el régimen fascista de Mussolini envió 100.000 soldados y logró do-
minar Etiopía hasta 1941 (mataron 500.000 africanos). Pero en 1941 (apoyada
por Gran Bretaña) Etiopía volvió a conseguir la independencia.
63
 NÍGER
Las ambiciones africanas
del imperialismo tricolor
Gentiloni anuncia la intervención militar italiana en Níger: “Hacemos algo sacrosanto por el interés
italiano (...) nuestra política exterior debe tener claro nuestro interés nacional”. Con estas palabras, el
primer ministro Gentiloni justificó la decisión del gobierno de enviar un contingente de tropas italianas
a Níger, el Estado del Sáhel africano[1].
ALBERTO MADOGLIO
L
a decisión se explica por la necesidad
de contribuir al esfuerzo realizado
hasta ahora principalmente por Fran-
cia para parar la insurgencia yihadista y de-
tener el tráfico de emigrantes que, a través
del país, va hasta Libia y luego al mar Me-
diterráneo para llegar a las costas italianas.
El envío de tropas italianas ha encontrado
un amplio apoyo entre las fuerzas políticas
y, presumiblemente, también entre la pobla-
ción italiana, bombardeada por una auténtica
desinformación del régimen, tanto más en
el clima de paranoia absoluta que se ha
creado en los últimos años acerca de una, en
la realidad inexistente, invasión de la pobla-
ción africana en Italia y Europa (por cuestiones
de espacios, omitimos aquí analizar las ra-
zones dramáticas por las que millones de
personas abandonan sus lugares de origen y
arriesgan sus vidas solo para ser explotados
en la “Europa civilizada”).
Forza Italia acordó inmediatamente apoyar
la decisión del gobierno, dando así una señal
de disponibilidad para un futuro gobierno
de amplios acuerdos después de las elecciones
del 4 de marzo. Entre aquellos que son es-
Paolo Gentiloni, Primer Ministro
del gobierno italiano.
64
cépticos respecto de la intervención italiana
está la Liga, que pide que los soldados sean
utilizados para militarizar las fronteras de la
zona sur de la bota [por la forma geográfica
de Italia, ndt.], mientras que las fuerzas a la
izquierda del Partido Demócrata se limitan,
por boca de Fassina, uno de los dirigentes
del partido de Grasso y Bersani, a pedir más
garantías sobre el efectivo papel que las
tropas tricolores tendrán en campo. Al mismo
tiempo, comparten las razones dadas por el
gobierno para una acción que demuestra,
una vez más, el carácter predatorio de nuestro
propio imperialismo.
El botín a repartirse
Los motivos que han impulsado a Italia,
junto con Alemania, entre otros países, para
decidir dar ese paso, son obviamente dife-
rentes de los anunciados. A mediados de di-
ciembre, la conferencia de donantes de París
asignó ayuda por la impresionante suma de
U$S 23.000 millones entre los años 2017 a
2021 a favor de Níger. Estos miles de millones
se otorgan formalmente en nombre del de-
sarrollo económico del país, para su estabi-
lización económica y social. Sabemos muy
bien lo que esto significa en concreto. Re-
cordemos que Níger tiene un PIB anual de
aproximadamente 7.500 millones de dólares,
con tasas de crecimiento esperadas superiores
a 5%. Está claro que se trata de un gran
botín, una oportunidad que las multinacionales
italianas no pueden dejar pasar. Unos cientos
de hombres uniformados serán una ficha a
jugar en la mesa de reparto de los contratos.
El gobierno de Níger a sueldo
del agronegocio europeo
El 29 de octubre hubo enfrentamientos
muy duros en la capital Niamey entre la po-
licía y manifestantes que protestaban contra
el presupuesto aprobado por el gobierno, un
presupuesto que, para los manifestantes,
tiene un marcado carácter antisocial que in-
troduce nuevos impuestos para los más
pobres de población. No en vano el Fondo
Monetario Internacional se alineó junto al
gobierno. No solo eso. Le Monde Diploma-
tique informa que el pasado 16 de junio,
también en Niamey, varios gobiernos del
continente africano se comprometieron a re-
ducir en un 90% los aranceles sobre los
bienes agrícolas importados de Europa. Por
lo tanto, los grandes agricultores europeos,
que reciben subsidios para sus productos,
imponen que los países africanos eliminen
aquellos aranceles que solo parcialmente
podrían reequilibrar la desproporción pro-
ductiva entre los dos continentes. Los pro-
ductos europeos invadirán los mercados afri-
canos, destruyendo el modo de vida de mi-
llones de personas. Estos, forzados por la
política económica del imperialismo europeo,
se verán obligados a emigrar para sobrevivir,
pero los Estados de la Unión Europea cerrarán
sus fronteras para detener esos flujos de mi-
grantes que ellos mismos determinan. Esto,
en concreto, es lo que crea el capitalismo.
Esto es lo que impone la Unión Europea a
cientos de millones de personas.
La verdadera seguridad solo estará garan-
tizada cuando se logre destruir este sistema
económico profundamente inhumano y cri-
minal.
Artículo original publicado en Progetto Com-
munista n.° 71, PdAC Italia, 1/2/2018.
[1]
El Sáhel, que en árabe significa “costa” o
“borde”, es la zona ecoclimática y biogeográ-
fica de transición entre el Sáhara al norte y la
sabana sudanesa al sur. Forma una franja de
5.400 km que atraviesa África desde el océano
Atlántico hasta el mar Rojo.
CORREO INTERNACIONAL
2-3 Contratapas CI19 español.qxp_Maquetación 1 28/02/18 19:49 Página 1

ÍNDICE DE TEMAS POR UNA FEDERACIÓN

1 PRESENTACIÓN EL ÁFRICA NEGRA,
SUS LUCHAS DE AYER
DE REPÚBLICAS
Presentamos el décimo noveno número
de la Revista Correo Internacional Y DE HOY
SOCIALISTAS
HISTORIA 2
El reparto de África 8 ACTUALIDAD DEL ÁFRICA NEGRA
El nuevo papel
10 de China
en África
Las revoluciones y
la independencia

ANÁLISIS
22
REGÍMENES
16
Los regímenes políticos
después de la independencia

La “invención”
de África en la 30 ANGOLA ¿Qué (no) cambia en Angola?

34
perspectiva
imperialista
La lucha por la liberación

27 TEORÍA
de Angola

Las tareas democráticas

y la revolución permanente SENEGAL 43 Un mundo político en disputa

38 SUDÁFRICA Declaración de la LPS 45

La caída de Zuma 46 CONGO
40 La República “Democrática”
del Congo, sus riquezas,
El fin del apartheid su independencia

52 ZIMBABWE 56 SUDÁN 61 BOTSWANA

Golpe palaciego entre camarillas Entrevista a Masego Mogwera
gobernantes

58
¡Paremos el
NÍGER
COSTA DE MARFIL
Entrevista a Theodore Gnagna Zadi
genocidio!
Las ambiciones del 64
imperialismo tricolor