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Siegfried Giedion
La mecanización toma el mando


Colección Punto y Línea

Editorial Gustavo Gili, s. A.


Barcelona·29 Rosellón, 87-89. Te!. 259 1400
Madrid·6 Alcántara, 21. Te!. 4011702
1064 Buenos Aires Cochabamba, 154-158. Te!. 3619998
03100 México D.F. Amores, 2027. Tels. 5240381 Y 5240135
Bogotá Diagonal 45 N,o 16 B·ll. Te!. 2456760
Santiago de Chile Santa Victoria, 151. Te!. 2224567
GG
lnOlce

Título original Prólogo 13


Mechanization Takes Command. Introducción 17
A Contribution to Anonimous History Historia anónima 17
Procedimiento 21
Versión castellana de Esteve Riambau i Saurí
Revisión bibliográfica por J oaquim Romaguera i Ramió
Parte l. Los resortes de la mecanización 29
Movimiento 30
Movimiento: la actitud clásica y la medieval 30
El siglo XIV. primero en representar el movimiento 32
El siglo XIX y la captación del movimiento 33
Movimiento orgánico en forma gráfica, c. 1860 33
Visualización del movimiento en el espacio, c. 1880 35
El movimiento investigado 39
.,(.: :
Notas 44
.; ~ . ~ \,
~ .: . .,-: .
~r El credo del progreso 45

,... . ,
:: . Aspectos de la mecanización
La invención y lo milagroso
Lo milagroso y 10 utilitario
47
47
49
~r
1~ . La mecanización de la producción 51
1 ~.
, .. El oficio simple y el oficio complicado
Las raíces góticas del oficio altamente desarrollado
52
53
.'
r •
" f• Perfil de las décadas 54
\ '·.f -"/, 1,.,

El decenio de 1860 54
El tiempo de la plena mecanización, 1918-1939 55
Notas 58

© Oxford University Press, Ine., Oxfcird, 1948


y para la edición castellana Parte 11. Los medios de la mecanización 61
Editorial Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1978 La mano 62
Estandarización e intercambio 64
Printed in Spain Mecanización de un medio complicado 68
ISBN: 84-252-0720-7 El arte del cerrajero 68
Depósito legal: B. 23411-1978 De la artesanía a la pr~ducción mecánica 69
Las cerraduras de seguridad de Linus Yale 76
Grafos, S. A. Arte sobre papel El invento de Linus Yale 78
Paseo Carlos 1, 157 - Barcelona 13 Los mecanismos de Linus Yale 79

5
Arquetipos 86 r La granja familiar y la granja factoría 176
El tipo de llave de madera 88 Las implicaciones humanas 179
El tipo de ll~ve de madera en Pennsylvania 90 Notas 180
Notas 90
La mecanización y la sustancia orgánica: el pan 184
La linea de montaje y la gestión científica 94 La mecanización del amasado 184
La linea de producción continua en el siglo XVIII 96
Oliver Evans 96 ¡ La mecanización de la hornada
El horno del panadero en la era de los oficios manuales
187
187
Los inicios de la linea de montaje 103 I
La influencia de la tecnología 188
1833 105 El horno y la cinta transformadora 189
I
1839 106 La mecanización de la panificación 193
El decenio de 1860 108 !
r Pan y gas 194
1869 111 ,,• El aspecto humano: el pan bajo la mecanización 200
La aparición de la gestión científica 111 t
Plena mecanización: pan en la linea de producción 203
Alrededor de 1900 111 La naturaleza cambiada del pan de máquina 207
Gestión científica y arte contemporáneo 116
1
1 Uniformidad 208
El registro exacto del movimiento, c. 1912 117 Cambios en la estructura 210
El movimiento en fases sucesivas, c. 1912 121 Ir
La mecanización' altera el gusto del público 211
El movimiento por derecho propio, c. 1920 122 I
Sylvester Graham (1794-1851) y la devaluación del pan 212
¿Precursores o sucesores? 127 Notas 218
Charles Babbage 127
Charles Bedaux 128 • Mecanización y muerte: la carne 224
La .línea de montaje en el siglo XX 129 Centralización y artesanía 224
1913-1914 129 París, el Matadero de La Villette (1863-1867) 224
La línea de montaje automática, c. 1920 131 La Villette y los Union Stock Yards (1864) 226
El aspecto humano de la línea de montaje 134 La mecanización de la producción de carne en EE.UU. 228
Notas 140 •
Los comienzos de la mecanización: Cincinnati (1830-1860) 229
Ampliación de la mecanización: Chicago (1860-1885) 232
El vagón y el almacén frigoríficos 233
Parte lII. La mecanización encuentra lo orgánico 145 Los envasadores y la industria del envasado 236
La mecanización y el suelo: la agricultura 146 Mecanización y sustancia orgánica 242
El agricultor y el cambio estructural 146 Captura y suspensión del cerdo vivo 245
El redescubrimiento de la naturaleza en el siglo XVIII 150 Máquinas endidoras del espinazo 246
Ciencia natural 150 Desollado mecánico 246
,
I
El suelo 151 Raspado mecánico de los puercos 248
La agricultura, vocación innata del hombre 152 La mecanización de la muerte 252
La nueva administración agrícola 153 Notas 258
El Middle West y la agricultura mecanizada 156
La pradera 156 Semilla 262
El tiempo y el momento social 157 El huevo 262
Los portadores de la mecanización 160 La fertilización mecánica 265
La reforma de las herramientas en Norteamérica 160 Notas 269
Mecanización de la siega 163
La siega 163
Siega, rastrillado y gavillado 166 Parte IV. Encuentro de la mecanización con el entorno humano 271
La agricultura en plena mecanización 173 El confort medieval 273
El tractor 174 La Edad Media y la mecanización 273
Procesos combinados 174 El concepto variable del confort 274
6
7
La postura en la Edad Media 277 La mecanización del ornamento y la Gran Exposición de 185 1 361
Tribunal Supremo de Francia presidido por Carlos VII, "No tenemos principios rectores" 363
1458 278 La búsqUeda de los principios básicos del diseño 363
Carnaval en una cocina holandesa, c. 1475 280 Objetos estándar como modelos 366
Interior renano de clase alta, c. 1450 281 Limitación de la reforma 366
Aula de escuela suiza, 1516 282 Purismo y objetos estándar como símbolos 369
La mesa de un rey: Salomé baila ante Herodes 282 Surrealismo y adorno mecanizado 370
La silla hace su aparición, c. 1490 283 El reinado del tapicero 372
El mobiliario nómada de la Edad Media 284 El tapicero ·372
El cofre como mueble universal 287 . Contracorrientes: el ingeniero y el reformador 374
El cajón 289 El mobiliario del tapicero 374
Movilidad del mobiliario gótico 294 La influencia oriental 375
El pivote 294 Tipos de mobiliario almohadillado 378
La bisagra 298 La mecanización y el mueble acolchado 385
La mesa desmontable 303 ¿Qué fue el entorno del hombre en el siglo XiX? 391
Las sillas en época románica 307 Notas 394
Flandes y la creación de tinos entornos íntimos 308
El confort medieval, confort del espacio 309 El mobiliario constitutivo del siglo XIX 399
Notas 314 El mueble patentado y el gusto imperante 399
Mobiliario y mecanización 402
Confort en el siglo XVIII 319 Las décadas del mueble patentado, 1850-1890 403
Francia: el Rococó y la naturaleza 319 U na aproximación al mobiliario del siglo XIX 404
La .construcción de receptáculos 319 Mobiliario para las clases medias 405
La mesa escritorio . 320 La postura en el siglo XIX 405
El bufete 320 Movilidad 407
La cómoda 321 La postura considerada fisiológicamente 408
.La postura en el siglo XVIII 322 Sentarse 410
La "Rocaille" 325 La silla adaptada a las necesidades especializadas 415
El modelado de la silla 326 Echarse 417
M uebles para reclinarse 329 La mecanización del sillón de barbero 422
Inglaterra: forma y mecanismo 331 Mecanización de la silla rec1inable 427
El gentleman fija el estilo 332 Convertibilidad 431
La biblioteca 335 Metamorfosis en la mecánica 431
El comedor 336 La capacidad de transmutación de las superficies planas 434
Redescubrimiento del aseo personal 336 Combinaciones y remedos 440
Movilidad 337 El ferrocarril y el mobiliario patentado 445
Notas 340 La comodidad del pasajero 449
El vagón de pasajeros y el asiento regulable 450
El siglo XIX: mecanización y gusto imperante 342 El coche cama: asiento convertible y cama plegable 455
Los comienzos del gusto imperante: el estilo Imperio 342 George M. Pullman y el lujo en los viajes 458
N apoleón y la devaluación de los simbolos 342 Precursores del coche-cama (1836-1865) 463
Percier y Fontaine, los fundadores del estilo Imperio 345 La expansión de Pullman 467
¿Qué ocurre en el estilo Imperio? 349 El coche-cama en Europa 468
La devaluación de los símbolos 350 La ampliación de la comodidad en el viaje:
El mobiliario alcanza el predominio 353 vagón restaurante y coche-salón 468
La influencia del tapicero 354 El mobiliario nómada del siglo XIX 473
La mecanización del adorno 355 Mobiliario ligero para acampar 473
El Journal 01 design de Henry Cole, 1849-1852 359 La hamaca, mueble indio 475

8 9
La mecanización de la limpieza: la aspiradora 579
Mecanización de la hamaca 476 581
La-hamaca y Alexander Calder 478 Las primeras máquinas portátiles c. 1860
El mobiliario constitutivo y su significado 480 La calle y la alfombra 582
Contra la mecanización del mobiliario 482 Primeras etapas de la aspiradora 582
El- mobiliario patentado y el decenio de 1920 482 La aspiradora c. 1900 584
Notas 484 La cuestión de los orígenes 584
El vacío se convierte en instrumento hogareño 586
El mobiliario constitutivo del siglo XX 489 Refrigeración mecanizada.- Hielo natural 591
El mobiliario y sus creadores 489 La refrigeración mecánica después de 1800 ,594
El "artesano" . 489 La refrigeración doméstica mecanizada 596
El arquitecto, formador de tipos 490 Alimentos congelados 598
La formación de los tipos 492 Aerodinámica y plena mecanización 600
Genit Thomas Rietveld, el precursor 492 El diseñador industrial 602
La formación 'del tipo tubular 494 Los orígenes del estilo aerodinámico 604
La silla tubular tipo "cantilever" 499 Organización del proceso de trabajo c. 1935 605
La silla tubular móvil 502 La industria salta al ruedo 606
Llj. silla "cantilever" de contrachapado 508 La cocina en el hogar sin servicio doméstico 611
La difusión 512 Abandono de la cocina y del comedor aislados 613
Notas 514 ¿Cocina-comedor? 615
La casa y el núcleo mecánico 616
Notas 618
Parte V. La mecanización Uega al hog~r 517
La mecanización llega al hogar 519
El movimiento feminista y el hogar racionalizado 519 Parte VI. La mecanización del baño 629
El status de la mujer 519 La mecanización del baño 629
La educación femenina y la cuestión feminista 520 Tipos de regeneración 629
El problema del servicio 522 ¿Ablución externa o regeneración total? 629
Organización del proceso de trabajo 523 Regeneración en la Antigüedad 633
Organización del proceso de trabajo en 1869 523 Itinerario de los tipos de regeneración 636
Organización del proceso de trabajo después de 1910 526 Regeneración en el Islam 638
Organización del proceso de trabajo en Europa alrededor El baño de vapor como institución social 645
de 1927 527 El baño de vapor del gótico 645
Mecanización de los fogones 532 El baño de vapor ruso 646
El fogón, concentración de la fuerza calorífica 532 La regeneración popular a través de ojos occidentales 648
El fogón de hierro 533 La decadencia de la regeneración 650
La época de la cocina de gas, 1880-1930 540 La regeneración en la Edad Media 650
La fuente térmica eléctrica 545 Los siglos XVII y XVIII 652
El confort mecánico en el hogar 551 La medicina abre el camino 652
El motor ligero 558 Educación natural 654
La mecanización de la limpieza: lavado de ropas 562 El baño en el siglo XIX 656
Imitación de la mano 562 La hidropatia y el retorno a la naturaleza 658
Los dos senderos de la mecanización 563 El baño de vapor como cubículo privado, c. 1830 660
Introducción titubeante 566 Intentos de regeneración total, c. 1850 663
La colada doméstica totalmente mecanizada 568 El baño atmosférico, c. 1870 667
La mecanización de la limpieza: el planchado 571 El baño popular en 1880: la ducha 671
La mecanización de la limpieza: la máquina lavavajillas 576 El cuarto de baño se mecaniza 675
La mecanización de la limpieza: el eliminador mecánico De lo nómada a 10 estable 676
de basuras 578 El agua corriente 678

10 11
El cuarto de baño inglés alrededor de 1900 680 Prólogo
El equipo del cuarto de baño y el gusto imperante 681
La célula del baño norteamericano, c. 1915 685
La influencia del hotel 685
El cuarto de baño compacto 689
El estándar y el módulo del cuarto de baño compacto 692
El caos alrededor de 1900 693
El tipo estándar cobra forma, c. 1920 694
El cuarto de baño y el núcleo mecánico 697
La regeneración, medida de cultura 702
Notas 703 En Espacio, tiempo y arquitectura (1941) intenté mostrar la di­
visión existente, en nuestro tiempo, entre pensamiento y sentimiento. Aho­
ra voy a tratar de dar un paso más: el de enseñar cómo se produjo esta
A modo de 'conclusión 711 ruptura, investigando un aspecto importante de nuestra.vida, el de la meca­
El hombre en equilibrio 713 nización.
Sobre la ilusión del progreso 714 En el origen de la investigación existía el deseo de comprender
El fmal de las concepciones mecanicistas 716 los efectos de la mecanización sobre el ser humano, de discernir hasta qué
Equilibrio dinámico 718 punto la mecanización corresponde a las leyes inalterables de la naturaleza
humana, y hasta qué punto las contradice. La cuestión de los límites de la
mecanización surge en cualquier momento, ya que el aspecto humano, que
Indice honomástico y conceptual 721 es fundamental, no puede ser ignorado.
El próximo período ha de reinstaurar valores humanos básicos.
Debe ser un tiempo de reorganización en el sentido más amplio, un tiem­
po que debe buscar su camino hacia el universalismo. El periodo próximo
debe traer orden para nuestros pensamientos, nuestra producción, nuestros
sentimientos, y nuestro desarrollo económico y social. Ha de tender un
puente sobre el foso que, desde los inicios de la mecanización, ha separado
nuestro modo de pensar de nuestro modo de sentir.
Mi primera intención era la de esbozar brevemente los efectos
de la mecanización, basando el estudio en una investigación especializada
en ·los campos particulares que hemos de tratar, pero pronto comprendí
que esto era imposible. En temas muy vastos no se disponía de investiga­
ción alguna; no me fue posible encontrar ningún relato acerca de unos acon­
tecimientos tan revolucionarios como la creación de la línea de producción
o la introducción de las comodidades mecánicas y sus utensilios en nues­
tro entorno intimo. Por 10 tanto, tuve que volver a las fuentes, ya que no
podía esperar comprender los efectos de la mecanización sin conocer, por
lo menos en esbozo, su evolución.
En ningún otro lugar como en Estados Unidos se puede observar
mejor el proceso conducente a la misión actual de la mecanización, ya
que allí fueron aplicados por vez primera los nuevos métodos de produc­
ción, y allí la mecanización se halla inextricablemente vinculada a la nor­
ma de pensamientos y costumbres.
Pero una sorprendente ceguera histórica ha impedido la conser­
vación de importantes documentos históricos, modelos, archivos de fa­
bricantes, catálogos, folletos publicitarios, y otros materiales. En general,
la opinión pública juzga los inventos y la producción exclusivamente desde
el punto de vista de su éxito comercial. Para excusar esta actitud, la res­

12 13
puesta típica, es: "Nunca miramos atrás. Siempre miramos hacia adelante." trical Mfg. Co., de Cleveland; al señor A.W. Robertson, presidente del
Esto equivale a descartar el tiempo, tanto pasado como futuro. Consejo de Administración de la Westinghouse Electrical Corporation, de
Sólo importa el presente. Las épocas posteriores no comprenderán estos Pittsburgh; al señor William Eitner, de la General Electric Mfg. Co., y a
actos destructores, este asesinato de la historia. otros muchos, mencionados en el texto.
No es posible culpar al industrial que arrojó al río unos documen­ Quedo en deuda con el señor Martin James, quien, con una me­
tos que en apariencia carecían de valor, y acaso tampoco lo sea echarle ticulosidad incansable, preparó la versión inglesa en colaboración con el
la culpa al Registro de Patentes por desprenderse (en 1926) de los modelos autor; y también con la señorita Lotte Labus, por su ayuda constante y
originales patentados. Los culpables son los historiadores que no supieron la preparación del índice, que será de valiosa aplicación para relacionar
despertar afecto por la continuidad de la historia. Los preciados vestigios hechos y nociones. El señor Herbert Bayer y la señora Elisabeth Wolff
del pasado jamás habrían sido reunidos o cuidados si varias generaciones me ayudaron con la maqueta general.
de historiadores no nos hubieran enseñado su significado. La recopilación de datos y el manuscrito, con la excepción de la
La actitud citada tuvo varias consecuencias directas para la in­ conclusión, que mi amigo J.M. Richards, de Londres, corrigió amable­
vestigación subyacente en este libro. Una labor para la cual se debería mente, quedaron terminados durante mi segunda estancia en Estados Uni­
haber dispuesto de un personal especializado considerable, tuvo que ser dos, desde diciembre de 1941 hasta diciembre de 1945. Y por último, aun­
efectuada. casi individualmente. Esto dio, inevitablemente, un carácter que no en postrer lugar, conté con los valiosos consejos de mi estimado
incompleto a la obra, y sin embargo aportó la ventaja de que, desde un amigo, el malogrado L. Moholy-Nagy.
buen principio, la selección del material fuese hecha por un individuo. La Especial mención merece la Oxford University Press y su planti­
presente obra tal vez sirva más para revelar los huecos existentes que para lla, que lograron producir este libro gracias a una labor que resultó ser
rellenarlos. más dificil de cuanto se había previsto.
Estos huecos mostrarán, esperamos, hasta qué punto es necesaria Para facilitar la lectura, se prestó especial atención a la selección
la investigación en la historia anónima de nuestro periodo, al trazar nues­ y colocación de las ilustraciones. Los pies de las mismas están dispuestos
tra modalidad de vida en su aspecto afectado por la mecanización, con de modo que su texto, muy resumido, mantenga llila independencia y al
. el impacto de ésta en nuestras viviendas, nuestros alimentos o nuestro mo­ propio tiempo discurra simultáneamente con el texto.
biliario. Es necesaria la investigación en los vinculos existentes entre mé­
todos industriales y métodos utilizados fuera de la industria, por ejemplo SIEGFRIED GIEDION
en arte o en visualización. ZURICH, DOLDERTAL
Esta es una tarea ímproba, para la que se requiere un adiestra­ Noviembre de 1947
miento especial. Se trata de cribar lo históricamente importante para se­
pararlo de lo menos importante, y exige una capacidad de discriminación,
incluso de visión, en una dura tarea para la que se necesitan especialistas
cuidadosamente preparados. Nada por el estilo se tiene en cuenta por el
curriculumde las actuales universidades. Deberían ser creadas cátedras
de historia anónima, no sólo con la misión de enseñar cómo reunir hechos
y cifras, sino también con la de revelar el impacto de éstos sobre la cultura
y su significado para nosotros.
La primera condición, y la de más dificil cumplimiento, es, desde
luego, la de que la gente en general debería comprender cómo su· trabajo
y su invención -sea o no consciente de ello- están formando y refor­
mando continuamente las normas de la vida. Una vez despierta la con­
ciencia histórica, también despertará el amor propio, aquel amor propio
que inspira toda cultura auténtica. Este interés renovado hallará los medios
para preservar las fuentes clave de la historia de Norteamérica.
He mencionado las condiciones primitivas en las que tuvo que
ser escrito este libro, como excusa para sus aparentes carencias. Sin em­
bargo, deseo expresar mi profunda gratitud por toda la ayuda personal que
recibí por diversos conductos, y quiero mencionar particularmente al his­
toriador Herbert C. Kellar, director de la McCormick Historical Society
de Chicago; a un industrial como C.F. Frantz, presidente de la Apex Elec­

14 15
Introducción

Historia anónima
La historia es un espejo mágico. Quien se mira en él ve su propia
imagen en forma de. acontecimientos y cambios. Nunca está inmóvil.
Siempre está en movimiento, como la generación que lo contempla. Su
totalidad no puede ser abarcada, ya que la Historia sólo se desnuda por
facetas que fluctúan según lo ventajoso de la posición del observador.
A veces, los hechos pueden estar contenidos en una fecha o un
nombre, pero no ocurre lo mismo con su significado más complejo. Por
esto, escribir la historia tiene menos que ver con los hechos como tales que
con sus relaciones. Estas relaciones variarán con el desplazamiento del
punto de vista, ya que, al igual que constelaciones de estrellas, están some­
tidas a un cambio incesante. Cada auténtica imagen histórica se basa en
la relación y aparece en la opción del historiador entre la plenitud de los
acontecimientos, una opción qile varia con el siglo y a menudo con la dé­
cada, tal como las pinturas difieren en tema, técnica y contenido psíquico.
Unas veces son pintados grandes panoramas históricos, y otras veces unos
fragmentos de cosas cotidianas bastan para aportar la sensación de una
época.
El historiador maneja un material perecedero: hombres. No puede
calcular el curso de los acontecimientos futuros, como hace el astrónomo,
pero, al igual que éste, puede ver la aparición en el horizonte de nuevas
constelaciones y de mundos hasta entonces invisibles. Y, como el astró­
nomo, puede ser un espectador siempre alerta.
Su papel consiste en poner orden, en su cuadro histórico, en
aquello que experimentamos fragmentariamente día tras día, de modo que,
en lugar de la experiencia esporádica, resulte visible la continuidad de los
acontecimientos. Una época que haya perdido su conciencia de las cosas
que informan su vida, no sabrá donde se encuentra ni, mucho menos, qué
es lo que busca. Una civilización ha perdido su, memoria y tropieza un
día tras otro y de un suceso a otro; vive de modo más irresponsable que el
ganado vacuno, el cual tiene por lo menos sus instintos en los que apoyarse.
La historia, considerada como percepción del proceso móvil de
la vida, se aproxima a los fenómenos biológicos. Aqui hablaremos poco
de líneas generales y grandes acontecimientos, y sólo cuando sea nece­
sario relacionar acaecimientos con el lecho rocoso en el que estén
arraigados.
17
Investigaremos en primer lugar los utensilios que han moldeado tiempo, y también disponemos de búsquedas especializadas en los diversos
nuestra existencia actual, para saber cómo se instauró esta modalidad de campos. Pero se han tendido pocos puentes entre ellas.
vida, y algo también acerca del proceso de su desarrollo. Si buscamos una percepción más general del ascenso de nuestra
Trataremos aquí de cosas humildes, cosas a las que no se les suele forma de vida -de nuestras comodidades, de nuestras actitudes- nos ve­
prestar viva atención, o al menos no evaluadas por su importancia histó­ mos detenidos en cada recodo por fosos y por preguntas sin respuesta.
rica. Pero en historia la impresión del tema no cuenta más que en pintura, Sabemos, además, que los estudios aislados son inadecuados
puesto que el sol se refleja incluso en una cucharilla de café. para abarcar la compleja estructura del siglo XIX. Más que la escueta
En su conjunto, los objetos humildes de los que hablaremos han historia de una industria, de un invento o de una organización, hemos de
conmovido nuestro modo de vivir hasta sus mismas raíces. Son cosas mo­ observar lo que ocurría al mismo tiempo en otros campos diversos. Vemos
destas de la vida cotidiana, pero se acumulan en fuerzas que actúan sobre entonces que, sin una consciente reflexión previa, surgen simultáneamente
todo cuanto se mueve dentro de la órbíta de nuestra civilización. unos fenómenos que presentan entre sí unas similitudes notables. Basta
La lenta formación de la vida cotidiana tiene la misma importan­ con exponerlos uno junto al otro para llegar al conocimiento de las ten­
cia que las explosiones de la historia, puesto que en la vida anónima las dencias. y a veces del significado, de su período.
partículas se acumulan en una fuerza explosiva. Utensilios y objetos son Con la intervención de un imán, las limaduras de hierro, esas
retoños de actitudes fundamentales para el mundo, y estas actitudes fijan partículas insignificantes, se convierten en forma y dibujo, revelando lí­
el curso seguido por el pensamiento y la acción. Cada problema, cada neas de fuerza existentes. También así es posible lograr que los detalles
imagen y cada invención se fundamenta en una actitud específica sin la de la historia anónima revelen las tendencias dírectrices de un período.
cual nunca hubiera llegado a ser. El ejecutante es guiado por impulsos ex­ Nuestra tarea queda claramente perfJlada: investigar cómo llegó
teriores -dinero, fama, poder-, pero detrás de él, ignorada, se halla la a ser nuestra vida contemporánea, con su mescolanza de elementos cons­
orientación del período, su inclinación hacia ese problema particular o esa titutivos y caóticos. La dificultad radica en cribar y separar aquellos hechos
forma particular. que pueden ser llamados constitutivos y aquellos que auténticamente se­
Para el historiador no hay cosas insignificantes. Al igual que el ñalan su época. Una vez hecho esto, el material hace lo restante.
científico, el historiador no da nada por supuesto. Ha de ver los objetos, La historia anónima está directamente relacionada con las ideas
pero no tal como éstos aparecen ante el usuario cotidiano, sino como los generales y rectoras de una época, pero al mismo tiempo debe ser revi­
vio el inventor cuando por primera vez cobraron forma. Necesita los ojos sada hacia atrás, hasta llegar a las circunstancias particulares de las que
incólumes de los contemporáneos, ante los' cuales estos objetos aparecían procede.
como maravillosos o atemorizadores. Y al propio tiempo, ha de estable­ La historia anónima presenta numerosas facetas, y sus diferen­
cer las constelaciones de ellos, antes y después, y con ello ha de esta­ tes departamentos fluyen unos dentro de otros. Sólo con gran dificultad
blecer su significado. pueden ser separados. Lo ideal en la historia anónima sería mostrar si­
La historia escrita siempre va unida al fragmento. Los hechos multáneamente las diversas facetas tal como existen una junto a otra, y
conocidos suelen estar ampliamente diseminados, como las estrellas en el junto con el proceso de su mutua penetración. La naturaleza hace esta
firmamento. No se debe suponer que formen un cuerpo coherente en la operación en el ojo de un insecto -una lente de múltiples facetas- al fu­
noche histórica y, conscientemente pues, los representamos como frag­ sionar sus imágenes distintas del mundo exterior en una visión integrada.
mentos y no titubeamos, cuando ello es necesario, en saltar de un período El individuo no tiene este poder y debemos estar contentos si este obje­
a otro. Imágenes y palabras no son sino unos elementos auxiliares, y el tivo es cumplido tan sólo en el fragmento.
paso decisivo debe ser dado por el lector. En mente de éste, los fragmentos
de significado aquí expuestos deberían cobrar vida en nuevas y múltiples
relacíones.

Antes de acometer la presente obra, en la Universidad de Yale


y en el invierno de 1941, tratamos de sugerir a grandes rasgos lo que nos
conducía a la historia anónima. En aquel momento no podíamos prever
que la investigación nos llevaría tan lejos, y precisamente por esta razón
tal vez no esten fuera de lugar algunos párrafos de lo entonces hablado:
Hoy endia, toda investigación acerca del ascenso de nuestra mo­
derna forma de vivir debe quedar incompleta. No faltan obras que señalen
las amplias tendencias políticas, económicas o sociológicas de nuestro
18 19
Procedimiento

En Espacio, tiempo y arquitectura tratamos de mostrar cómo


nuestro período sólo conseguía conocerse a sí mismo en un campo, el de
la arquitectura.
Ahora, con el fin de ampliar el enfoque, observaremos la apari­
ción de la mecanización, esa influencia casi inevitable en nuestro tipo de
existencia, en nuestras actitudes y en nuestros instintos.
Trataremos de la mecanización desde un punto de vista humano.
Sus resultados y sus implicaciones no pueden ser simplemente expuestos.
El prerrequisito consiste en que deberíamos comprender sus herramien­
tas, aunque nuestro interés no sea aquí el técnico. A un médico no le basta
saber que un cuerpo humano está atacado por una enfermedad. Aunque
no sea un bacteriólogo, debe llevar su búsqueda a unos reinos usualmente
invisibles, debe poseer unas modestas nociones de bacteriología, debe
saber cuándo fue atacado el organismo y cómo se extendió la tuberculosis.
Asimismo, tampoco el historiador puede prescindir del microscopio. No
puede contentarse con seguir el tema hasta sus origenes. Ha de mostrar
cuándo aparece una idea por primera vez, y cuán rápidamente o lenta­
mente ésta se extiende o desaparece. No puede limitarse tan sólo a la me­
canización, como tampoco puede limitarse el médico a las bacterias. Debe
tener en cuenta los factores psíquicos, ya que a menudo estos ejercen una
influencia decisiva. En nuestro caso, el arte representa el factor psíquico
y servirá, como la ayuda más segura, para la comprensión de ciertos fe­
nómenos.

Empezamos con el concepto de Movimiento, subyacente en toda


mecanización. Siguen la Mano, que ha de ser suplantada, y la Mecaniza­
ción como fenómeno.

Mecanización del oficio complicado y los medios de mecanización

La eliminación del trabajo manual complicado señala el comienzo


de la alta mecanización, transición que en Estados Unidos tuvo lugar
durante la segunda mitad del siglo XIX. La veremos al hablar del agri­
cultor, del panadero, del carnicero, del ebanista y del ama de casa, pero
sólo en un caso la seguiremos con detalle: en la magistral transformación
de la cerradura de puerta, al pasar de la artesania a la producción me­
canizada. .

2J
H
¡
El síntoma de la plena mecanización es la línea de montaje, en El pan
la que toda' la fábrica se conforma como un organismo síncrono. Desde
su primera aparición en el siglo XVIII hasta su posterior y decisivo per­ ¿Qué ocurre cuando la mecanización topa con una sustancia or­
feccionamiento entre las dos guerras mundiales, la línea de montaje es una gánica como el pan, que, al igual que la cerradura de la puerta o el agri­
institución norteamericana. Lo que diremos a su respecto no es más que cultor, pertenece a la simbología de la humanidad? ¿Cómo alteró la me­
un tosco esbozo, ya que, por lo que nos es dable saber, ningún relato histó­ canización la estructura del pan y los gustos del consumidor? ¿Cuándo
ríco cubre todavía este importantísimO factor en la capacidad productiva fue instaurada esta mecanización? ¿Qué relación guardan entre sí el gusto
de Estados Unidos. Por esta razón, pero especialmente porque tocan de popular y la producción?
cerca problemas humanos, trataremos también, algo más de cerca, la línea
de montaje y la dirección científica.
La carne
La mecanización encuentra lo orgánico
¿Cuáles son los límites de la mecanización al habérselas con un
¿Qué ocurre cuando la mecanización topa con una sustancia or­ organismo tan complicado como es un animal? ¿Y cómo se efectúa la eli­
gánica? Aquí nos enfrentamos a las grandes constantes que persisten a minación de un oficio tan complicado como el de carnicero?
través del desarrollo humano: suelo, crecimiento, pan y carne. Las pre­ Todavía es de más inconmensurable importancia la intervención
guntas implicadas no son sino estrechos sectores de un conjunto mucho de la mecanización en la procreación de plantas y de animales.
más amplio: la relación actual del hombre con aquellas fuerzas orgánicas
que actúan sobre él y dentro de él. Las catástrofes que amenazan con des­
truir la civilización y la existencia no son sino signos exteriores de que Encuentro de la mecanización con el entorno humano
nuestro organismo ha perdido su equilíbrio. Sus causas se encuentran pro­
fundamente enraizadas en los grandes movimientos anónimos de la época. ¿Qué le ocurre al entorno humano en presencia de la mecaniza­
Nuestro contacto con las fuerzas orgánicas, exístentes dentro y fuera de ción?
nosotros, ha sido interrumpido, lo que ha creado en nosotros una situación Se declaraban tendencias peligrosas antes del advenimiento de
paralizada, desgarrada y caótica. Este contacto se ve cada vez más ame­ la mecanización (a la que se le achaca toda culpa) e independientemente
nazado a medida que se deteriora el vínculo con los valores humanos bá­ de ella. No cabe duda de que la mecanización del siglo XIX propició estas
sicos. Aquí, el trastorno se ha hecho inevitable, más que en cualquier otro tendencias, pero éstas aparecen claramente implícitas antes de que se haga
aspecto. notar el impacto de la mecanización.
Por tanto, debemos empezar con la pregunta: ¿Qué ocurre cuando
la mecanización se encuentra con una sustancia orgánica? Y concluire­
mos con una investigación sobre la actitud de nuestra cultura con respecto
a nuestro propio organismo. El confort medieval

Examinaremos el último período medieval en busca de un punto


Mecanización de la agricultura de partida seguro. Ahí radican las raíces de nuestra existencia y de nues­
tro continuo desarrollo. Puesto que, por desgracia, carecemos de búsque­
Tras permanecer estacionaria durante un millar de años, la es­ das tipológicas en este campo, la Edad Media quedará incluida y será tra­
tructura del agricultor ha pasado por una revolución. Al principio en as­ tada desde este prisma; lo que aquí nos interesa, en primer lugar, es el tipo
pectos literarios y de tanteo, en el siglo XVIII; experimentalmente en la de confort desarrollado en diferentes períodos. ¿Cómo entendía este
primera mitad del siglo XIX, y con impetuosidad en la segunda mitad. confort la Edad Media? ¿Hasta qué punto la concepción medieval difiere
Inglaterra constituye el núcleo del movimiento durante el siglo XVIII, y de nuestra visíón contemporánea? ¿Dónde existen los vinculos de co­
el Medio Oeste norteamericano lo es durante la segunda mitad del XIX. nexión?
Aquí comienza lo que tal vez sea un nuevo capitulo en la historia del Para tomar un atajo, seguiremos la relación entre hombre y es­
hombre: una relación cambiada con el suelo y con el desarraigo del agri­ pacio. ¿Cómo ordena el hombre su entorno íntimo en el siglo XV, en el
cultor. XVIII, en el XIX y en el XX? En otras palabras, ¿cómo ha cambiado
Entre los instrumentos de la mecanización tocaremos tan sólo su noción del espacio?
la segadora, que, al sustituir a la mano, ocupa el lugar más importante entre Una pregunta paralela es la de la postura humana en los diversos
las herramientas de la agricultura mecanizada. períodos, y la de proyección de la postura en el asíento.

22 23
Confort en el siglo XVIII encauzada a la apertura de nuevos campos. Aquí, donde no es observado,
el instinto creativo del siglo XIX se revela a sí mismo, satisfaciendo ne­
La creación del confort moderno para la postura sentada hay que cesidades que antes carecian de solución. Ese mobiliario que responde a
buscarla en el Rococó. El gran poder de observación del Rococó en las la postura del siglo XIX es la obra del ingeniero. Se basa en la movilidad
formas del asiento, formas orgánicas para favorecer el relajamiento del y el ajuste al cuerpo. En Estados Unidos, entre 1850 y fmales de la dé­
cuerpo, constituye una contrapartida a la exploración del mundo vegetal cada de. 1880, surgió una facilidad hasta entonces desconocida en Europa
y animal en aquel periodo. para solucionar problemas de movimiento de esta clase, facilidad que los
La Inglaterra de finales del XVIII se ocupa primordialmente del Estados Unidos volverian a perder ante la influencia del gusto imperante
virtuosismo técnico del constructor del ebanista, y ostenta, junto con el después de 1893.
tipo más refinado de artesania, un anticipo del mobiliario mecanizado del
siglo XIX.
El mobiliario constitutivo del siglo XX
El siglo XIX
La iniciativa pasa entonces a manos europeas. El nuevo mobi­
Los comienzos del gusto imperante liario creado en este período va unido a las concepciones espaciales de
la nueva arquítectura. Es un mobiliario de tipos, no de piezas individua­
Más que en el Rococó, en el que el papel de Luis XV no fue muy les. Con escasas excepciones, es la obra de arquitectos que, al propio
activo, un tipo humano particul~ llega a ser decisivo en el Imperio: Na­ tiempo, se convirtieron en los lideres del edificio contemporáneo.
poleón. Aquí aparecen fenómenos~, tales como la devaluación de simbolos,
que se encuentran en el umbral de la mecanización.
La mecanización llega al hogar
La mecanización del 'adorno La mecanización de la labor de ama de casa no difiere de la me­
canización de otros oficios complejos. El alivio del penoso trabajo do­
El mal uso de la mecanización para imitar la producción artesana méstico procede a lo largo de más de un camino: primero, a través de la
y el empleo de materiales sustitutivos hacen su aparición en Inglaterra mecanización del proceso de trabajo, y también mediante su organización.
entre 1820 y 1850. La confusión de los instintos es claramente recono­ Ambos son muy detectables en Estados Unidos al principiar el decenio
cida por los Reformistas ingleses alrededor de 1850. A través de la critica de 1960, y -en su apogeo- en el período entre las dos guerras mundiales.
y del estimulo, se hacen intentos para influenciar directamente a la in­ Preguntas, entre otras, que requieren una respuesta:
dustria. ¿Está la racionalización del hogar vinculada con el status de la
mujer en Norteamérica? ¿Está arraigada en el concepto cuáquero o pu­
El reinado del tapicero ritano?
La organización de la cocina tuvo su punto de partida en el nuevo
De mano del tapicero llega aquel mobiliario almohadillado de la movimiento arquitectónico en Europa alrededor de 1927. Surgió con
segunda mitad de siglo que parece haber perdido toda estructura. Estos la reforma general de la casa.
son los productos transitorios de una sorprendente longevidad. Para evitar Hemos situado la mecanización del fogón al frente de los diversos
juicios vagos, hemos pensado que será útil considerarlos tipológicamente. mecanismos. Se observan una concentración y una automatización cre­
¿Qué tipos se encuentran? ¿De qué modo están vinculados con cientes de la fuente de calor, desde la gama de carbón hasta la cocina eléc­
la mecanización? ¿Cómo se relaciona su forma con la introducción de trica, y parece que esta tendencia sigue progresando.
los muelles espirales? ¿Cuándo se aplicaron éstos por primera vez? Observaremos los diversos elementos auxiliares para el confort
Los surrealistas nos han dado pistas con respecto a la inquietud mecánico del hogar, su aspecto individual y su aceptación general. Ocupan
psiquica que caracterizó al adorno mecanizado, al mobiliario capitoné lugar central entre ellos los dispositivos de la limpieza mecánica, para
y a todo el interior. lavar, para planchar, para limpiar la vajilla, para eliminar el polvo, etc.
La influencia del significado sobre el aspecto de estos auxiliares no puede
El mobiliario constitutivo del siglo XIX ser omitida: estilo aerodinámico.
Sólo cuando los auxiliares mecánicos hubieron sido ya probados
Por encima del gusto imperante se encuentra el complejo inex­ y empezaban a popularizarse, el interés de la industria norteamericana
plorado del "mobiliario patentado". En este caso, la mecanización es se dirigió hacia la integración de los mismos dentro del proceso de tra­
24 25
bajo. Y así, mediado el decenio de 1930, la cocina aerodinámica fue ele­ foque tipológico. La historia de los estilos sigue su temática a lo largo de
vada, junto con sus accesorios, a la categoria de ídolo de la casa. una dirección horizontal, y la historia de los tipos lo hace a lo largo de una
Fue en la época de la plena mecanización cuando la cuestión del dirección vertical. Ambas son necesarias si hay que ver las cosas en el es­
servicio doméstico,· reconocida alrededor de 1860 como irreconciliable pacio histórico.
con la democracia, se convirtió en un problema inmediato: el del hogar sin El enfoque especializado que cobró vigor durante el siglo XIX sus­
este servicio. Estuvo relacionado con el problema del servicio un in­ citó la aparición de la historia estilística. El pensamiento tipológico rara
tento encaminado a reducir el costo cada vez más elevado de los dispo­ vez encuentra lugar aquí, y casi siempre cuando es inevitable, como ocurre
sitivos mecánicos medíante un núcleo mecánico de la casa, racionalmente en las enciclopedias del mobiliario. Las contribuciones francesas alre­
planificado. . dedor de 1880, en las que todavía funciona una vena de universalismo,
son las más satisfactorias a este respecto. El gran Oxford English Dic­
tionarY es también, a veces, un amigo necesitado.
La mecanización del baño
Nos interesa seguir el crecimiento de fenómenos o, si se quiere,
leer su línea del destino a 10 largo de amplios tramos temporales. Las sec­
La historia de su equipamiento técnico no dispone de ningún ciones verticales permiten seguir los cambios orgánicos de un tipo.
estándar con el que evaluar el cuarto de baño moderno. Se consigue in­ Hasta qué punto un tipo requiere ser seguido, remontándose a
mediatamente una visión más detallada al registrar la incertidumbre y el través de la historia, es algo que varía según los casos. No hay reglas ni
titubeo a través del siglo, desde el momento en que resultó necesaria una recetas. No es el historiador el que guía, sino el material. Algunos de los
elección entre los tipos. perfeccionamientos exigirán una lejana mirada retrospectiva, y otros tan
Del mismo modo que no dejó intacto ningún estilo, el siglo XIX sólo rápidas miradas hacia atrás. Lo esencial es la visión panorámica y
tampoco dejó sin probar ninguno de los tipos históricos. Pero el progreso simultánea, y esto puede llevar a un tratamiento discontinuo, ya que sólo
realizado fue escaso, aparte de la propaganda reformista o la evolución a través de la percepción simultánea de varios períodos y diversos campos
. de los cuartos de baño de lujo. Para las masas de la población, sólo fue dentro de un período, cabe alcanzar la visión de la evolución interior.
objeto de serio debate la manera más barata de tomar un baño. Al concebir la historia como constelaciones, el historiador puede
El caos alrededor de 1900 aparece en la imposibilidad por parte arrogarse una libertad más. Asume el derecho de observar desde cerca
del experto en cuanto a recomendar una sola bañera satisfactoria, pero ni ciertos fenómenos, ciertos fragmentos de significado, mientras omite otros
siquiera esto pudo ofrecer un estándar histórico aceptable, y sigue en pie en su campo de atención. Esto puede conducir a unas proporciones inde­
la pregunta: ¿Es el baño una simple ablución, o forma parte de un concepto seables, como ocurre en la pintura contemporánea cuando se hace que
más amplio, el de la regeneración del organismo humano? Mirando hacia una mano invada el cuadro mientras el cuerpo se mantiene como un in­
atrás, hallamos que, en las culturas del pasado, el baño estaba personi­ dicio o un fragmento. Esta libertad en el manejo de la proporción no es
ficado en tipos que mostraban una regeneración total. Aunque acortada menos necesaria cuando uno trata de representar el significado de com­
plejos históricos.
al máximo, habrá que trazar una tipología de la regeneración occidental.
La regeneración antigua, la islámica, la del gótico tardío y la rusa parecen
reflejar un arquetipo común, con su trayectoria detectable hacia el interior
de Asia. Fechas
Todos estos tipos no buscan meramente una ablución exterior,
sino una vivificación total del cuerpo por diferentes medios que varían con
la cultura. Nuestra civilización ha creído, desde la lejana Edad Media, que La objetividad del historiador puede ser pregonada en un trata­
puede pasarse sin un tipo sistemático de regeneración para ayudar al or­ miento fiel a la naturaleza del material, así como a sus constelaciones en
el tiempo.
ganismo a resarcir el daño que cada civilización entraña a su modo.
La mecanización no hizo sino conferir una fachada resplande­ Las fechas son la cinta métrica del historiador, ya que le permiten
ciente al tipo de baño más primitivo. medir el espacio histórico. En sí mismas o cuando van unidas a hechos
aislados, son tan carentes de significado como los números en un billete
de tren; pero, concebidas en interrelación, o sea conectadas vertical y
Hacia un enfoque tipológico horizontalmente dentro de la red de objetos históricos, delimitan conste­
laciones. En tales casos, las fechas adquieren significado.
Las fechas que señalan cuando y donde aparecen fenómenos por
Un tratamiento de problemas apropiado para nuestro tiempo ten­ primera vez o éstos se convierten en lugar común en diversas esferas, for­
drá constantemente en cuenta las interrelaciones, y esto conduce a un en­ man complejos que otorgan una visión objetiva dentro del crecimiento.
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27
-
que casi consiguió aplastar la nueva idea de un mundo basado en el mo­
Movimiento vimiento (Galileo). Al propio tiempo, los escolásticos retaron a Aristó­
teles en una cuestión principal. La indagación de Tomás de Aquino res­
pecto a cómo fue creado el mundo a partir de la nada, y qué principios
y primeras causas había bajo la acción divina, condujeron a una búsqueda
en la cuestión del cambio y, estrechamente relacionada con ésta, en la
naturaleza del movimiento.
Análogamente a como el templo griego simboliza las fuerzas en
equilibrio, en las que no predominan ni verticales ni horizontales, en la
visión clásica la Tierra constituía el centro, eternamente inamovible, del
cosmos.
Ya sea en flujo o en proceso, la realidad nunca puede ser enfoca­ Las majestuosas verticales de las catedrales góticas no marcan
da directamente. La realidad es demasiado vasta, y los medios directos un equilibrio de fuerzas. Parecen los simbolos de un cambio persistente,
fallan. Se necesitan herramientas apropiadas, como al erigir un obelisco. de un movimiento. La inmovilidad y contemplación que emanan de estas
En la técnica, al igual que en la ciencia y el arte, debemos crear iglesias no escapan a nadie, pero, al propio tiempo, toda la arquitectura, a
las herramientas con las que dominar la realidad, y estas herramientas la vez por dentro y por fuera, es prendida en un torrente incesante de mo­
pueden diferir. Pueden tener la forma adecuada para la mecanización, vimiento.
para el pensamiento, o para la expresión del sentimiento. Pero entre ellas Paralelos al tiempo, los escolásticos se mostraron todavía más
hay vinculos internos, lazoS metodológicos. U na Y otra vez, recordaremos preocupados por la explicación de la naturaleza del movimiento. La hi­
pótesis de la rotación diaria de la Tierra era cada vez más discutida, como
estos lazos.
ha señalado Pierre Duhem, por el círculo de los filósofos parisienses a
partir del XIV en adelante. Nicolas Oresme, obispo de Lisieux (1320?­
Movimiento: la actitud clásica Yla medieval
1382), concedió amplio apoyo a esta hipótesis,! y -como dice Duhem,
En todas sus ramificaciones, nuestro pensamiento Y nuestro sen­ el gran físico, matemático e historiador francés- con mayor precisión que
Copérnico más tarde. Oresme propuso la teoría en un profundo comen­
timiento están llenos· del concepto de movimiento. En gran medida, de­ tario a la primera traducción al francés, hecha bajo el patrocinio de
bemos nuestro conocimiento del mundo a los griegos. De ellos heredamos
Carlos V, del tratado aristotélico Del cielo (Du Cíel el du Monde). Cali­
unos fundamentos magníficos: matemáticas y geometría, modalidades de ficó el capítulo relevante como: "Varios argumentos excelentes... para
pensamiento Y de expresión. Y sin embargo, nos hemos distanciado un demostrar que la Tierra se mueve en un movimiento diario, y el cielo no
gran trecho de los griegos. En muchos aspectos, hemos salido ganando, lo hace."2
pero en conjunto hemos perdido. Una de las esferas en las que hemos ido Aquí propuso que el movimiento de los cielos puede ser igual­
más allá que Grecia es en la de la comprensión del movimiento. El afán
mente explicado por la rotación de la Tierra alrededor del Sol; es la
de explorar el movimiento -es decir, el cambio en todas sus formas- de­ Tierra la que gira, y no el firmamento alrededor de ella. A la pregunta
terminó los canales a través de los cuales fluye nuestro pensamiento cien­
de Pierre Duhem sobre si Oresme inspiró a Copérnico, se ha objetado que
tífico y, en último término, nuestra expresión emocional. Copérnico partió de las contradicciones lógicas y geométricas del siste­
Si los griegos no encontraron una explicación adecuada del mo­
ma de Tolomeo,3 lo que en modo alguno disminuye los logros de Oresme.
vimiento, si no lo redujeron a unos términos lógicos exactos, no se debió Nicolas Oresme procedía del brillante círculo de los escolásticos
a que fuesen incapaces de ello, sino a su visión fundamental del cosmos.
parisienses, y fue su último gran representante después de lean Buridan
Ellos vivían en un mundo de ideas eternas, un mundo de constantes, Y en
(1300-c.1358) y Alberto de Sajonia (1316-1390). En sus discusiones y
ese mundo eran capaces de encontrar la formulación apropiada para el cogitaciones siempre se encuentra presente la figura gigantesca de Aris­
pensamiento Y el sentimiento. Nosotros hemos heredado su geometría Y tóteles, y es que no había otro guía. En él ponían a prueba su pensamiento,
su lógica. Aristóteles, Y con él toda la antigüedad, pensaba en el mundo y en él se encendía éste, ya que él proporcionaba el único punto de apoyo.
como en algo que reposaba en sí mismo, como algo que había existido
Andaban a tientas a través de la noche de la ciencia, tanteando cuidado­
desde losEI1
comienzos
oposicióndel tiempo.
a esto, llegó la idea religiosa de que el mundo fue samente su camino en lo desconocido. Unas veces argumentaban que la
Tierra giraba, en contra de la antigua autoridad, y otras veces aseguraban
creado y puesto en movimiento por un acto de voluntad. En la alta época
que no lo hacía. Debemos procurar no leer en sus conceptos teológicos
gótica, esta concepción del mundo "movido" aportó unas consecuencias
y aristotélicos nuestro propio concepto matemático, el que ha estado cre­
científicas. Los escolásticos rehabilitaron a Aristóteles y, como es bien ciente en nuestra consciencia desde Descartes. Entre sus pasos a tientas,
sabido, la autoridad aristotélica llegarla a ser tan poderosa en el siglo XVII
31
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pensaron tan audazmente como los maestros de la construcción gótica; Oresme sigue empleando este método básico a medida que in­
dejaron de lado la fantástica concepción aristotélica del movimiento y co­ vestiga la esencia del movimiento, y con ello gana percepción en la natu­
locaron en su lugar otra nueva... la que todavía prevalece. raleza de la velocidad (velocitas) y de la aceleración. Con un método grá­
fico, representa movimiento, tiempo, velocidad y aceleración. 6
El siglo XIV, primero en representar el movimiento ¿Qué novedad representaba el sistema gráfico de Oresme ? Él
fue el primero en reconocer que el movimiento sólo puede ser represen­
Cuanto nos afecta a nosotros a este respecto es la primera re­ tado por el movimiento, y el cambio sólo por el cambio. Esto se logra re­
presentación gráfica del movimiento. El tratado en el que Nicolas Oresme presentando el mismo sujeto en diversos momentos. Retratar libremente
consigue esto, el titulado Sobre las intensidades,4 procede, de acuerdo con un sujeto varias veces en una sola pintura o dibujo, no era inusual en el
la modalidad aristotélica, a partir de la investigación general de las cua­ arte medieval. Basta con pensar en las obras del gótico tardío, en las que la
lidades y cantidades de un objeto. Oresme busca una percepción en la in-. misma figura (por ejemplo, Cristo en la Via Crucis) aparece más de una
tensidad cambiante de una cualidad, y lo determina mediante un método vez dentro de un mismo marco de referencia. Cuando Descartes repre­
gráfico. Traza la extensión (extensio) del sujeto o portador sobre una linea sentó, en su Geometría (1637), las leyes de las secciones cónicas por un sis­
básica que corresponde al eje x de Descartes en el siglo XVII, y señala tema de coordenadas, la concepción aristotélica-escolástica había desapa­
la intensidad del portador en diferentes etapas con lineas rectas trazadas recido y las variables se habían hecho básicas, no sólo en representación
gráfica, sino también en matemáticas. Por medio de variables, Descartes
bltf"lmr" t'nífomtíttr wrtlldo rtddit m(fOl Cap.'t {i4( ad il~ relacionó matemáticas y geometría entre sí.
In.t~r ~llfoz~lt~ Olff~rm~;. (I ~atitn:· mi _
forl11 ( blilOf4J 1: d.a qUlC e,l-(~JlU& gradwij
El siglo XIX y la captación del movimiento
eq OLtláuUJ ~U"E cu\1C .pponóJ "la IÍl a,p'
portóe equtJcítl. TIá .& LIle' '}."Uue gr~duU; olffóni oúfo~
inca ¡e eq olll'¡¡lUÜ ~Uíircnc ,pportOJ c.qnra '
lle UC'" .Q¡IW: l'lUfolmlc' tllt..Qhe ut~; ~~
A!11llJ
.
Movimiento orgánico en forma gráfica, c. 1860

El siglo XIX dio el gran salto y, literalmente, aprendió a sentir


el pulso de la naturaleza. A principios de su carrera, el fisiólogo francés
·CijflllWOlUbu~ ItlfIl1br~lum fecu.1c OlUII¡oUJ Étienne-Jules Marey, 1830-1904, inventó el esfigmógrafo (1860), que ins­
'Rurfu~ 11 nuU~ proporClo ferua{ tune nnUa cribía en un cilindro ahumado la forma y frecuencia del pulso humano.
polt'a ~rcend1 VI\.lornUta8 mlatltndlne ca11 't ot) oÍ' I oltf~fil En este período, cientificos como Wundt y Helmholtz se entregaban a
fu n~~e¡rCIl'llIt"v2mlcCI olfio.m i OlffÓ%1llltl idear aparatos para medir el movimiento en músculos y nervios (fig. 2).
Marey es uno de aquellos grandes savants que hoy aportan un testimonio
(I Lat.OJ~ o¡ffozmucr olffolf1Uccr oltfonms clave para la parte constituyente del siglo XIX.
i ¡LU qmrer e~cdrLhl graduú eque OlflantlUJ
ftOIlIenJ3C candcm prvpornon,m ft,u.~rn fe
cumb p¡rce paceblt. TIocandum rlamen tft .
4' ficuc In fnpradlcna tllftll1lCÓlb9 ubl lugtur
De t.tcdflJ graduum mccr fe eque olllanuum
1. Nicolas Oresme: La primera representación gráfica del movimiento. c.1350. Las '
cualidades cambiantes de un cuerpo fueron interpretadas gráficamente, por vez primera,
por Nicolas Oresme, obispo de Lisieux. La variación es presentada con verticales alzadas
sobre una horizontal, el ulterior eje X. (Tractatus de Latitudine Formarum, 2. a ed., Padua,.
1486.)

verticalmente a partir de la línea básica (eje y). La relación de las inten­ 2. Étienne-Jules Marey: El
Miógrafo, aparato para regis­
sidades entre sí está representada en la figura geométrica delimitada por trar los movimientos de un
las cimas de las lineas verticales. El tratado de Oresme va acompañado por músculo. Antes de 1868. Re­
figuras marginales, en una de las cuales (fig. 1) las intensidades ascienden gistrando las reacciones de la
pata de una rana a repetidos
una junto a otra como los tubos de un órgano. 5 La curva que delimitan re­ estímulos eléctricos. (Marey,
presenta variación en la calidad. Du mouvemenl dans les fonc­
tions de la vie, Paris, 1868.)
32
; - Giedion 33
El movimiento, el movimiento en todas sus formas -en el torrente
sanguíneo, en el músculo estimulado, en el trote del caballo, en los moluscos
y otros animales acuáticos, en los vuelos de insectos y de aves- fue eltema
incesante en las investigaciones de Marey. Desde el inicio de su carrera,
cuando construyó el registrador de la pulsación humana, hasta sus últimos
estudios en 1900, cuando investigó los remolinos en el movimiento de las
corrientes de aire y los registró en placa fotográfica, desde su primer libro
sobre la circulación sanguínea, "basado en un estudio gráfico de la sangre",
hasta su obra postrera y más popular, Le Mouvement (1894), traducida al 4. E.-]. Marey: Trayectoria de respuestas en una pata de rana. Antes de 1868. Coagu­
inglés el año siguiente, el pensamiento de Marey gira continuamente al­ lación del músculo y pérdida gradual de función como efecto de la temperatura ascen­
rededor de un concepto central de nuestra época: el movimiento. dente. (Marey, Du mouvement dans les fonctions de la vie, París, 1868.)
Conscientemente, Marey se inspira en Descartes,? pero, en vez
de representar gráficamente las secciones cónicas, traduce el movimiento
o
dentro del cilindro el trabajo efectuado por el vapor".9 Estos indicadores,
orgánico a una forma gráfica. En su libro La Méthode graphique dans les que de forma diagramática registran el movimiento de! vapor, constitu­
sciences expérimentales, que refleja su dominio del tema y su persp(ctiva yen un puente hasta la actividad de Marey. Éste une el genio del fisiólogo
universal con toda su brillantez, muestra su reconocimiento a sus antepa­ experimental con el del ingeniero. En la primera mitad de su carrera, es
sados espirituales 8 con el respeto qUe sólo los grandes pueden otorgar. inagotable como inventor de un "aparato registrador" (fig. 2) cuyas agujas
El siglo XVIII había asistido a los tempranos esfuerzos encami­ registran el movimiento sobre cilindros ennegrecidos. lO Las formas ob­
nados a extender la representación gráfica a nuevos campos. El objeto tenidas poseen a menudo una fascinación propia (figs. 3 y 4). Estas curvas,
consistía en dar un carácter inteligible a un movimiento de dimensiones dice el sabio, podrían ser llamadas el "lenguaje de los propios fenóme­
históricas, como hizo Playfair en 1789, cuando trazó la gráfica de la fluc­ nos".1I A principios del decenio de 1880, Marey empezó a utilizar la fo­
tuante deuda nacional entre 1688 Y 1786 en curvas que denotaban clara­ tografía.
.mente el efecto de las guerras. Más tarde, las fases de la epidemia de có­
lera de 1832 quedaron plasmadas por el mismo método. Según Marey, el Visualización del movimiento en el espacio, c. 1880
trazado de lineas de contorno en los mapas fue intentado ya en el siglo
XVI, pero no adquirió extensión hasta los tiempos posteriores a N apo­ Finalmente, Marey llegó al dominio que a nosotros nos es par­
león. Marey menciona también un intento del siglo XVIII para representar ticularmente interesante: presentar la verdadera forma de un movimiento
las fases sucesivas del paso del caballo (fig. 11). tal como éste es descrito en el espacio. Este movimiento, destaca Marey
James Watt, el inventor de la máquina de vapor, tiene cierto de­ una y otra vez, "escapa alojo".
recho a ser llamado antecesor directo de Marey, ya que Watt, como nos A finales de la década de 1860, intentó primero un retrato grá­
informa éste, "introdujo el primer aparato registrador en la mecánica, pe­ fico del movimiento. Una paloma sujeta a un aparato de registro (fig. 5)
netró de golpe en uno de los problemas más difíciles: medir gráficamente, transmite la curva de su batir de alas a unos cilindros ahumados, y en
éstos queda registrado el movimiento punto por punto.
Al comenzar e! decenio de 1880, Marey empezó a emplear la fo­
tografia para la representación del movimiento. La idea se le ocurrió en
1873, cuando un astrónomo enseñó en la Académie des Sciences cuatro
fases sucesivas del sol en una sola placa. Halló otra sugerencia en e! "re­
o vólver astronómico" de su colega Janssen, el cual -aproximadamente en
aquel mismo tiempo- captó en su cilindro giratorio el paso del planeta
Venus a través del Sol. Marey trató entonces de utilizar este procedi­
miento para objetos terrestres, y así ideó su "fusil fotográfico" (fig. 6) para
3. E.-J. Marey: Registro seguir el vuelo de las gaviotas. En vez de estrellas en movimiento, él re­
del movimiento de un trató aves en pleno vuelo. 12
músculo. Antes de 1868. Los asombrosos estudios fotográficos de movimiento que Muy­
Respuestas de la pata de bridge estaba efectuando en California estimularon también a Marey para
una rana al estímulo de una
corriente eléctrica. (Marey, trabajar en el mismo sentido, aunque este método, como veremos, diferia
Du mouvement dans les considerablemente del anterior. Muybridge disponía una seríe de cámaras
fonctions de la v/e, Paris, fotográficas una junto a otra, de modo que cada una de ellas captase una
1868.)
35
34
~ 7. E.-J. Marey:
1
Registrando el vue­
lo de una gaviota
fotográficamente,
en tres proyeccio­
nes. Antes de 1890.
En el laboratorio
de Marey, en el
Parc des Princes

~~
de París, tres cá­
maras fijas situa­
das perpendicular­
mente con la linea
de vuelo, registran
simultáneamente el
paso de una gavio­
ta ante paredes
negras y suelo ne­
-~--==--
gro. (Le Vol des
oiseaux. P aris,
1890.) _

un gran hangar, ante cuyo techo y paredes negras, la gaviota volaba


sobre un suelo también negro. Estas simples realidades, normalmente
ocultas para el ojo humano, poseen un toque impresionante que no nece­
5. E.-J. Marey: Registro de movimientos más amplios - Vuelo, 1868. Para trazar los mo­ sita ulterior explicación.
vimientos más extensos de un ave en vuelo, Marey ató una paloma al brazo de un tíovivo. Para lograr un mejor conocimiento del vuelo del ave, más tarde
Las alas, conectadas a unos tambores neumáticos, registran su trayectoria en un cilindro. Marey trazó diagramas en los que separó las fases coincidentes de la fo­
fase aislada del movimiento. Marey, como fisiólogo, deseaba captar el tografia (figs. 8 a 10). Incluso modeló la gaviota en sus actitudes suce­
movimiento en una sola placa y desde un solo punto de vista, para obtener sivas (fig. 9), escultura que hubiera entusiasmado a Boccioni, el creador de
el claro registro de un movimiento continuo, tal como había conseguido Botella evolucionando en el espacio (1912) y del Hombre caminando
plasmarlos en sus cilindros ennegrecidos. (1913). En sus últimas investigaciones,13 Marey hizo amplio uso de la cá­
Marey invitó a Muybridge a visitarle en Paris (1881), yen su casa mara cinematográfica, que no resultó ser especialmente adecuada para
le presentó a una reunión de los fisicos, astrónomos y fisiólogos más bri­ este propósito.
llantes de Europa, quienes dieron la bienvenida a Muybridge Y abordaron Más importantes fueron los anteriores experimentos de Marey con
inmediatamente el problema. el retrato del movimiento por si mismo, un movimiento separado de lo que
La fotografia de aves en vuelo, tomada por Muybridge, no sa­ lo efectuaba. No fue Marey quien llevó este pensamiento a su conclu­
tisfizo por completo a Marey, quien deseaba conseguir la plena percep­ sión, pero sus trayectorias de un ala de ave (c.1885) y de un hombre cami­
ción del carácter tridimensional del vuelo, tal como Descartes habia pro­ nante (c. 1890) merecen un lugar en el registro histórico.
yectado las formas geométricas, puesto que el vuelo de los insectos y de Para visualizar el movimiento tal como éste evoluciona en el es­
las aves es espacial y se desarrolla libremente en tres dimensiones. Alre­ pacio, Marey trató primero de escribir su nombre en pleno aire con una
dedor de 1885, Marey enfocó tres cámaras de tal modo que pudiesen vi­ bola de metal brillante, y halló su firma claramente escrita en la placa fo­
sualizar simultáneamente el ave desde arriba, desde el lado y desde el tográfica. Sujetó una tira de papel blanco al ala de un cuervo, al que hizo
frente (fig. 7). En su laboratorio del Parc des Princes, en París, levantó volar ante un fondo negro (c.1885), y la trayectoria de cada ala apareció
como un rasgo luminoso (fig. 18). Alrededor de 1890, colocó un punto
brillante en la base de las vértebras lumbares de un hombre que caminaba
alejándose de la cámara (fig. 17). En una conferencia posterior (1899),
habló de estas curvas como de "un rastro luminoso, una imagen sin fin,
6. E.-J. Marey: Regis¡ranao mo­
vimiento por medio de la foto­ a la vez múltiple e individual". 14 Este científico veia sus objetos con la sen­
grafía. Fusil fotográfíco para re­ sibilidad de un Mallarmé, y Marey llamaba a su procedimiento cronofo­
,¡ gistrar fases del vuelo de un ave, tografía, cuyo objeto era hacer visibles "movimientos que el ojo humano
1885. El cañón alberga una lente
de cámara. Las placas están con­ no percibe".
,\ tenidas en un cilindro giratorio y
son cambiadas por la acción de
un gatillo. Dieciséis exposiciones
Por falta de medios técnicos, estas tempranas promesas no alcan­
zaron plena madurez. La culminación llegaría de otra procedencia, de
I
por minuto. (La Méthode gra­
phique, Paris, 1885.) 37
8. E.-J. Marey: que tratará de exponer el apartado referente a "gestión científica y arte
Proyección hori­ contemporáneo".
zontal de la gavio­
ta en vuelo. Antes
de 1890. (Le Vol El movimiento investigado
des oiseaux.)
Una línea lleva desde el siglo XIV hasta el presente: Oresme­
Descartes-Marey-Gilbreth: el teólogo-ftlósofo - el matemático-ftlósofo ­
el fisiólogo - el ingeniero de la productividad. Tres de estos hombres na­
cieron en el país que sobresale en la visualización en todos sus aspectos.
El cuarto, un norteamericano, apareció apenas la eficiencia exigió el co­
nocimiento de "la única y la mejor solución para hacer un trabajo".
Nicolas Oresme, obispo de Lisieux, fue el primer investigador
que presentó en forma gráfica el cambio incesante, es decir, el movimiento.
Frank B. Gilbreth (I 868-1924) fue el primero en captar, con toda
precisión, la complicada trayectoria del movimiento humano.
No deseamos extremar la comparación. Nicolas Oresme marca,
9. E.-J. Marey:
en un punto decisivo, el cisma entre el mundo antiguo y el moderno. Una
Modelo en bronce tarea aparentemente tan fácil como la representación del movimiento exige
de la gaviota en una capacidad de pensamiento y abstracción que a nosotros nos cuesta
vuelo. (Le Vol des hoy comprender. El ingeniero americano de la productividad, Frank B.
oiseaux.)
Gilbreth, no es sino un eslabón en el gran proceso de la mecanización,

10. E.-J. Marey: ~j~~.(~~T(··­


~~'t N'~
El vuelo de la ga­
viota registrado en ..

l~i_~.'h
tres proyecciones
por el aparato de
la Fig. 7. La linea
sinuosa representa
la proyección so­ B ¡ '<.. :\~,,-.; . ;,1·- ..... " .. : .
x
bre el plano verti­ <".~ ~.:\ ~ .' .'

ci~{fJJ~
1,
cal. Las lineas de
puntos que unen
las cabezas mar­
can fases idénticas.
Para mayor clari­
dad, la distancia
entre las fases ha
sido exagerada en
el diagrama. (Le
Vol des oiseaux.)

la esfera industrial, cosa que ocurrió en 1912, en el campo de la "direc­


ción científica". El objeto consistía en registrar un ciclo de movimiento
dado con el mayor detalle, pues sólo de este modo cabia observar con pre­ 11. Griffon y Vincent:
cisión el proceso de trabajo. Por primera vez, se obtuvieron imágenes de Representación gráfica
del trote de un caballo,
movimiento puro con una exactitud absoluta, imágenes que explicaban 1779. Marey señala que
perfectamente la conducta de la mano al ejecutar ésta su tarea. Entramos un punto débil de este mé­
en un terreno acotado. Frank B. Gilbreth, el ingeniero de la productividad todo es que el movimiento
es presentado como si se
norteamericano, creó este método, etapa por etapa, alrededor de 1912, centrase en un punto es­
y consiguió la visualización del movimiento. Cómo se desarrolló esta in­ tático. (Marey, La Mé­
vestigación, y qué paralelos surgieron simultáneamente en pintura, es cosa thode graphique.)

38 39
.. ,c?
15. Marcel
Duchamp:
"Desnudo ba­
jando por la
escalera", 1912.
(Colección
Arensberg, Ho­
llywood lCal.].
12. Posiciones suce­ Cortesía del
sivas en el caminar del Museum of
hombre. (De The Modern Art,
Mechanism oI Human Nueva York.)
Locomotion, por los
anatomistas alemanes
y E. H. Weber, 1830.)
(Marey, La Méthode
graphique.)

13. E.-J. Marey: Oscilaciones de la


pierna al correr, Antes de 1885. El
modelo fotografiado iba vestido de
negro, con una franja de brillo me­
tálico en los lados de brazos, cuerpo y

!;"":"~;~~.'\
piernas.

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~?~~\ .. ;"-'r' ... I
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16. Eadweard Muybridge: Atleta bajando pOI' una escalera. c.i880. Maybridge instaló
una serie de cámaras a intervalos de 30 cm, accionando sus obturadores electromagnética­
~ ¡ mente con el fin de obtener una secuencia de fases de movimiento. Cada foto mostraba
una fase aislada. (The Human Figure in Molion. 6.' ed., Londres, 1925.)

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14. E.-J. Marey: Salto desde una
altura con las piernas rígidas, c.1890.
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40 41
19. Frank B.
Gilbreth: Registro
ciclográfico del re­
corrido de la punta
17. E.-J. Marey: Hombre ale­ de una espada ma­
jándose de la cámara. Trayecto­ nejada por un es­
ria estereoscópica de un punto en grimidor experto.
la base de las vértebras lumbares. 1914. "Esta ima·
c.1890. "Un sendero luminoso, a gen ilustra la bella
la vez múltiple e individual." ­ y suave acelera­
Marey. ción y decelera­
ción, así como el
pero en nuestra conexión no titubeamos en señalar un puente entre Nicolas control total del
Oresme y Gilbreth. Oresme comprendió la naturaleza del movimiento y recorrido del mo­
lo representó por métodos gráficos. Gilbreth, unos cinco siglos y medio vimiento." (Foto
y pie por cortesía
más. tarde, desprendió el movimiento humano de su portador o sujeto, y de Lillian M. Gil­
consiguió su visualización exacta en espacio y tiempo (fig. 19). Gilbreth breth.)
es un innovador en el campo de la gestión cientifica. Su pensamiento y
sus' métodos surgen del gran cuerpo de la ciencia del XIX. dudr el pensamiento a una experiencia emocional, no pueda hacer otra
Un nuevo reino se abre, con nuevas formas y nuevos valores ex­ cosa que formular la pregunta: ¿Están las trayectorias, tal como las re­
presivos que transcienden el dominio del extranjero. gistra un ingeniero de producción, es decir, "para eliminar movimientos
El movimiento, el cambio incesante, se muestra, cada vez con innecesarios, mal dirigidos e inefectivos", relacionadas de algún modo
con el impacto emocional de los signos que aparecen, una y otra vez, en
mayor vigor, como la llave para nuestro pensamiento. Está subyacente ,
nuestro arte contemporáneo? Sólo en nuestro período, tan poco acostum­
al concepto de función y de variables en altas matemáticas. Y en fisica,
brado a asimilar procesos de pensamiento en el dominio emocional, podría
la esencia del mundo de los fenómenos ha sido contemplada, creciente­ surgir una seria duda.
mente, como proceso de movimiento: sonido, luz, calor, hidrodinámica,
aerodinámica, hasta que en nuestro siglo también la materia se disuelva
o ,.
~.-
en movimiento y los fisicos reconozcan que sus átomos consisten en un
núcleo, alrededor del cual unos electrones con carga negativa describen
"
órbitas con una velocidad superior a la de los planetas.
/
/ /'"'
/' .
/.~
~ .
En mosofia y literatura ocurre un fenómeno paralelo. Casi simul­ //
táneamente con el cinematógrafo de los Lumiere (1895-1896), Henri Berg­
son disertaba en el College de France sobre el "Mecanismo cinematográ­
fico del pensamiento" (1900). Y más tarde, James Joyce abriria palabras
como si fuesen ostras, y las mostraría en movímiento.
Entra en lo posible que nuestra ápoca, desacostumbrada a tra­
18. E.-J. Ma­
rey: Trayecto­
ria fotográfica
del ala de un
cuervo. c.1885.
Cinco aletazos.
Marey sujetó
una tira de pa­
pel blanco a 20. WassilyKan­
un ala del ave dinsky; Cuadro
y dejó que ésta rosa. Oleo, 1923.
echase a volar (Cortesía de la
ante un fondo Buchholz GalJery,
Nueva York.)
negro.
o "
Notas El credo del progreso
1. 'Pierre Duhem, 1861-1916, ha revelado este aspecto de Nicolás Ores­
me en "Un précurseur franyais de Copernic, Nicole Oresme (1377)", en Revue
Générale des Sciences Pures el Appliquées, vol. 20, París, 1909, pp. 866 a 873.
2. Le Livre du Cíel el du Monde, traducción de Aristóteles al francés
por Oresme, ha sido publicado recientemente en Medieval Sludies, vals. m a V,
Nueva York, 1941, con un comentario de Albert D. Menut y A. J. Denomy.
3. El tercer volumen de los Eludes sur Léonard de Vinci, de Duhem,
Les Précurseurs parisiens de Galilée, París, 1913, demuestra de modo monumen­
tal que los principios de la mecánica de Galileo ya habían sido formulados en este
círculo. .
4. Tractatus de uniformitate el difformitale intensium. MS, Bibliothe­
que Nationale, París. Impreso en varias ediciones a finales del siglo XV. Una vez más hay que destacar el contraste entre la antigua pers­
5. Véase también H. Wieleitner, "Ueber den Funktionsbe,griff und die pectiva y la moderna. Los antiguos percibian el mundo como eternamente
graphische Darstellung bei Oresme", en Zeitschrift fuer die Geschichle del' ma­ existente, en tanto que nosotros lo percibimos como Creado y existente
lhematischen Wissenschaflen, dritte Folge, vol. 14, Leipzig, 1913. dentro de unos limites temporales, es decir, como un mundo determinado
6. Resumido en la tesis doctoral de Ernst Borchert "Die Lehre van der hacia una meta y un propósito específicos. El concepto del racionalismo
Bewegung bei Nikolaus Oresme", en Beitraege zur Geschichle und Philosophie
des Mittelallers, tomo XXXI, vol. 3, Münster, 1934, p. 93.
está estrechamente vinculado con la creencia de que el mundo tiene un
7. Marey, La. Méthode graphique dans les sciences expérimenlales,
propósito definido. El racionalismo, conserve o no creencia en Dios, llega
París, 1885, p. iv. a su apogeo ideológico en los pensadores de la segunda mitad del siglo
8. Ibídem, pp. 11 a 24. XVIII. El racionalismo va de la mano con la idea del progreso. El si­
9. Ibídem, p. 114. glo XVIII casi llegó a identificar el progreso de la ciencia con el progreso
10. Cuando Marey estudió el vuelo de las aves, construyó un modelo social y con el carácter perfectible del hombre.
móvil de monoplano provisto de dos hélices (1872), ímpulsado por un motor de En el siglo XIX, el credo del progreso fue elevado a la categoria
aire comprimido (hoy en el Musée de l'Aeronautique, París). En 1886 inventó de dogma, un dogma al que se le dieron diversas interpretaciones en el
una película impresionable a la luz del día, y con la prímera cámara cinematográ­ curso del siglo.
fica (que contenía ya todas las partes esenciales) captó una breve escena con un En las primeras décadas, la industria asumió de modo creciente
hombre que se apeaba de una bicicleta en los Champs-Elysées. el prestigio detentado por la ciencia. Para Henri de Saint-Simon, la indus­
11. Marey, op. cit. tria era la gran libertadora. Había de barrer nacionalismo y militarismo,
12. Marey también ideó la primera cámara cinematográfica con bo­ y un ejército de trabajadores había de ceñir la tierra. La explotación del
binas de película (1886), y mostró a Edison su primer film breve durante la Expo­ hombre por el hombre desaparecería. La mayor parte de la vida de Saint­
sición de Paós en 1889. Como la mayoría de los grandes científicos del siglo XIX,
Marey no estaba interesado en el valor de sus ideas en el mercado. Las solucio­ Simon transcurrió en el siglo XVIII y sus conceptos se apoyan en terreno
nes prácticas procedieron de Edison al comenzar la década de 1890 y de los Lu­ universal. No ve en la mecanización lo que se hacía de ella, sino lo que
miere en 1895. podia llegar a ser.
13. Marey, La Chronopholographie, Paris, 1899, pp. 37 Y ss., o, tal Con el comienzo del XIX, la facultad para ver las cosas en su
como él lo llamaba, "images chronophotographiques recueillies sur pellicule mo­ totalidad se oscurece, y sin embargo la perspectiva universalista no dejó
bile". del todo de existir. Seria una tarea remuneradora la de seguir la supervi­
14. Ibídem, p. 11. vencia y el declive de esta tendencia hasta llegar a la infiltración del aisla­
15. Véase Bergson, Crealive Evolulion, versión inglesa, Nueva York, miento en sus diversas ramas: en el estado (nacionalismo), en la economía
1937, p. 272. (monopolismo), en la producción masiva, en la ciencia (enfoque especia­
lizado sin parar mientes en las implicaciones universales), y en la esfera
de los sentimientos (soledad del individuo y aislamiento del arte). Una
cosa es cierta: la perspectiva universal todavía se manifiesta en vestigios
alrededor de mediados del siglo. A veces, puede ser notada en la vida pú­
blica. La primera de las exposiciones mundiales al terminar los años revo­
lucionarios (Londres, 1851) sería una manifestación de paz mundial y de
cooperación industrial. La idea, estrechamente vinculada, del libre comer­
cio alcanzó su breve apogeo bajo Gladstone, en la década siguiente.

44 45
Cabe encontrar también un destello de universalidad en los escri­ Aspectos de la mecanización
a
tos de los grandes savants, por ejemplo, en la Introduction la physique
expérimentale de Claude Bernard, de 1865.
Herbert Spencer, el portavoz más influyente del credo del pro­
greso cuando la segunda mitad del siglo llegó a comprenderlo, seguramente
no encauzaba sus enseñanzas evolutivas en la esfera sociológica (antes
de Darwin) como licencia para una irresponsabilidad comercial en nombre
del laissez-jaire. La evolución es utilizada ahora de modo intercambiable
con el progreso, y la selección natural con los resultados de la libre com­
petencia. De este modo indirec;to, Herbert Spencer fue convertido en el
ftlósofo del gusto imperante. El facilitó el baluarte teórico. Un sociólogo La mecanización, tal como es contemplada y realizada en nuestra
ha observado recientemente que, en el espacio de cuatro décadas, fueron época, es el producto final de una visión racionalista del mundo. Mecani­
vendidos más de 300000 ejemplares de las obras de Spencer en Estados zar la producción significa diseccionar el trabajo en sus operaciones com­
Unidos.! ponentes, un hecho que no ha cambiado desde que Adam Smith enunció
La fe del siglo XVIII en el progreso, tal como lo formuló Condor­ asi el principio de la mecanización, en un párrafo famoso de su Riqueza
cet, comenzó a partir de la ciencia, y la del XIX a partir de la mecaniza­ de las naciones en 1776: "La invención de todas esas máquinas mediante
ción. La industria, que aportó esta mecanización con su chorro incesante las cuales el trabajo queda tan facilitado y abreviado, parece haber sido
de inventos, tenia algo del milagro propio para excitar la fantasia de las debida, originariamente, a la división del trabajo." Sólo falta añadir que,
masas, sobre todo en el periodo de su mayor popularidad y expansión, la en productos de manufactura tan compleja como el automóvil, esta divi­
segunda mitad del siglo. El periodo en que las grandes exposiciones in­ sión va unida a una reunión.
ternacionales son históricamente significativas -desde Londres en 1851 El enfoque racionalista de las cosas apareció en escena en el Re­
hasta Paris en 1889- delimita más o menos ese tiempo. Esos festivales en nacimiento. Acontecimientos complejos -el movimiento de los cuerpos,
.honor de las ideas de progreso, mecanización e industria declinarian ape- por ejemplo- fueron desmontados en sus componentes y unidos en una
/'
I
nas la fe en el milagro mecánico sin que resultara disminuidá. resultante (paralelograma de fuerzas). El siglo XIX y el nuestro agigan­
,I
La creencia en el progreso sería sustituida por la fe en la produc­ taron este principio de división y reunificación, hasta que toda la fábrica
ción. Producción por producir había existido desde que los hiladores de al­ se convirtió en organismo con una división y una reunión que ocurrían
godón del Lancashire demostraron por vez primera al mundo lo que la me­ casi automáticamente.
canización en gran escala era capaz de hacer. Con el declive de la fe en el La segunda mitad del XVI, especialmente en Italia, asistió a un
progreso, flotante como bandera metafisica sobre las fábricas, surgió allí incremento de los libros técnicos. Estos eran prácticos y ofrecían gran va­
aquella fe en la producción como un fin en sí misma. El fanatismo de la riedad de proyectos para elevar la eficiencia del trabajo manual o para
producción como tal había estado hasta entonces limitado a los grupos sustituirlo por energia mecánica. Tornillos de Arquimedes, ruedas hidráu­
manufactureros. En la época de la plena mecanización, la fe en la produc­ licas, máquinas de bombeo y transmisión por engranajes experimentaron
ción penetró en toda clase y ramificación de vida e impulsó a segundo tér­ considerable desarrollo. No obstante, apenas en punto alguno avanzaron
mino todas las demás consideraciones. más allá de los tiempos helenisticos. En su conjunto, sus dispositivos eran
incomparablemente más primitivos; no eran sino ejercicios balbuceantes
de mecanización. Y lo que todavía era más chocante, por tratarse de un
período posterior, es que no se intentó la mecanización de la producción.
La mecanización no podía convertirse en realidad en una época de gre­
mios. Pero las instituciones sociales cambian apenas lo hace la orientación,
y los gremios se hicieron anticuados apenas la visión racionalista se hizo
dominante y se movió continuamente hacia unas metas utilitarias. Esta
fue la hora predestinada para la mecanización.

La invención y Jo milagroso

Nuestro punto de vista actual tiende a identificar el impulso in­


ventivo con la mecanización de la producción, una identidad que no puede

46 47
darse por sentada. Los antiguos pensaban según unas directrices totalmente Cabe ofrecer fácilmente razones económicas que expliquen la
diferentes; colocaban sus dones de invención al servicio del milagro. Ellos ausencia de interés por la produccíón. Los antiguos disponían de una mano
creaban maquinaria y autómatas mágicos, aunque también utilizaban sus de obra barata en forma de esclavos, pero esto no logra explicar porqué
conocimientos matemáticos y fisicos con fines prácticos. Herón de Alejan­ no aplicaron sus conocimientos de forma práctica, porqué no utilizaron sus
dría, cuyos escritos se han conservado y cuyo nombre se ha convertido raíles para dar mayor velocidad a los vehiculos en sus carreteras, porqué
en una especle de nombre genérico para la invención helenística, construyó emplearon sus autómatas para repartir agua consagrada y no los comer­
y perfeccionó almazaras y bombas contra incendios, e inventó lámparas cializaron para vender bebidas, y porqué no dieron un uso cotidiano a su
con mechas de avance automático o calentadores de agua para el baño. facilidad con el vacío, la presión del aire y los dispositivos mecánicos.
El equipo técnico de las más recientes termas romanas, según permiten Lo cierto es que poseian una orientación interna, una percepción
creer las recientes excavaciones, tuvo su origen en Egipto, en la época de de la vida diferente de la nuestra. Tal como nosotros fuimos incapaces de
los Tolomeos. Volveremos sobre 'este punto cuando hablemos de la meca­ inventar una forma de relajamiento apropiada para nuestra modalidad de
nización del baño. vida, tampoco los antiguos tuvieron gran interés en canalizar su capacidad
En un enfoque práctico, la única aplicación sistemática de los co­ inventiva hacia fines prácticos.
nocimientos fisicos de la Antigüedad fue en el arte de la guerra. Los in­ Inagotables fueron las propuestas de aves que movían sus alas y
ventores alejandrinos construyeron cañones que funcionaban con aire piaban cuando la presión del agua impulsaba aire a través de unos tubos
comprimido, con unos tubos de bronce de ánima tan precisa que dispara­ ocultos, de órganos de água basados en el mismo principio, y de autómatas
ban apenas soltada la carga. Sin embargo, la idea de poner sus grandes que servían, alternativamente, agua y vino, o que suministraban una ra­
talentos de inventiva al servicio de la producción fue ajena a su visión. ción de agua consagrada al introducir una moneda.
El tema de este libro nos obliga a pasar por alto el período que, Esta afición a lo milagroso fue transmitida a los árabes, y entre
por su experimentación, está más cercano que casi cualquier otro al siglo las miniaturas islámicas figuran los autómatas, todos ellos basados en
XIX: el de la Alejandria helenística de los siglos III y II a.c. 2 pincipios alejandrinos.
Entre las ideas más fecundas de Alejandro Magno se contó la de Este afán por poner la invención al servicio del milagro sobrevi­
helenizar el Este, y para ello fundó la ciudad de su nombre en el Delta vió a través del Islam y hasta el siglo XVIII. Lo que creó una sensación
del Nilo, tal como los griegos habían fundado antes Mileto o cualquier a finales de dicho siglo no fue la nueva maquinaria de hilatura, sino los
otra de sus ciudades colonia. Allí, a través de pensadores y científicos autómatas de forma humana que caminaban, tocaban instrumentos musi­
griegos, surgió una civilización orientada hacia la ciencia exacta. Sus mé­ cales, hablaban con voces humanas, escribían o dibujaban. Fueron exhi­
dicos sentaron las bases de la anatomía del cerebro, de la ginecología y bidos en las cortes de Europa y, finalmente, pasaron de una feria a otra,
de la cirugía, y lo mismo ocurrió con los fundamentos de la geometria ya muy avanzado el siglo XIX. El perfeccionamiento de los autómatas
(Euclides) y de la astronomía (Tolomeo). en el siglo XVIII guarda relación con el alto nivel de los oficios y, espe­
En este ambiente, bajo los Tolomeos, prosperó la Escuela Ale­ cialmente, con el refinamiento de la industria relojera. Están basados en
jandrina de inventores, cuyos escritos, esquemas y experimentos reflejan una minuciosa descomposición y reintegración de los movimientos, y esto
el tranquilo bienestar así como el carácter complejo de esta ciudad hele­ constituyó la mejor de las disciplinas para la invención de las máquinas
nística: por un lado, la precisión del pensamiento griego, y por el otro, la de hilar.
admiración por lo maravilloso que florecía en Oriente.
Los inventores alejandrinos eran maestros en combinar las lla­
madas "máquinas simples", tales como el tornillo, la cuña, la rueda y el
eje, la palanca o la polea, impulsadas por combinaciones de agua, vacío o Lo milagroso y lo utilitario
presión del aire, para lograr complicados movimientos o manipulaciones.
Así, las puertas del templo se abrian automáticamente apenas se encendía Dando un paso más, al observar los elementos constitutivos de
el fuego en el altar, y se cerraban cuando la llama se extinguía. Las obras aquellas herramientas que fueron decisivas para el primer período de la
del teatro religioso, en diversos actos, eran representadas con figuras mo­ mecanización, la maquinaria textil y las máquinas de vapor, observamos
vidas mecánicamente que, con un mínimo de fricción, Herón montaba que son el último término de un progreso que se extiende desde los tiempos
sobre ruedas que se deslizaban sobre raíles de madera. Que nosotros sepa­ de Alejandría en adelante. Lo que ha cambiado es la orientación, desde
mos, no se ha encontrado señal de aplicación alguna al transporte prácti­ lo milagroso a lo utilitario. La máquina de vapor, tal como la dejó James
co. Se dice que a principios del siglo XVII aparecieron, en las minas ingle­ Watt, combina la utilización del vacío (condensador) con la transmisión
sas, vías de madera, pero hubo que esperar hasta 1770 para que el uso del movimiento, y las máquinas de la industria textil muestran el mismo
general de material rodante sobre raíles de madera asombrase a los visi­ ingenio para descomponer y recombinar los movimientos que creó el autó­
tantes continentales de las minas de carbón de Inglaterra. 3 mata de figura humana.
48 49
Para ilustrar con sencillez cómo coexistieron lo milagroso y lo cionaban por medio de clavijas o ranuras. Los telar'es de Vaucanson sitúan
utilitario en el siglo XVIII, recurriremos a uno de los grandes inventores a éste en la larga serie de inventores que, a partir de! siglo XVII, trata­
del Rococó: Jacques de Vaucanson, 1709-1782. Este fue un genio de la ron de resolver la fabricación automática de tejidos. El telar de Vaucanson
mecánica cuya existencia corrió paralela a la de Luis XV y Buffon. En él, no tuvo unas consecuencias inmediatas. En 1804, Jacquard, un inventor
las dos concepciones opuestas habitan la una alIado de la otra. Sus autó­ de Lyon, reunió los fragmentos del telar de Vaucanson en el Conservatoire
matas atestiguan una capacidad asombrosa para convertir máquinas en des Arts et Métiers de París 9 y así inventó su autómata tejedor, el telar
ejecutores de complejos movimientos orgánicos. Vaucanson habia estudia­ Jacquard que reproducía mecánicamente los más intrincados dibujos y
do anatomía, música y mecánica, y mezcló íntimamente todos estos cono­ que hasta hoy se ha mantenido vigente.
cimientos en sus autómatas más famosos: el flautista, el tamborilero y el Son las actividades prácticas de Vaucanson las que resultan plás
pato mecánico. interesantes en el aspecto histórico. En 1756 10 instaló una sedería en Au­
El flautista, al que Vaucanson sometió al examen de la Academia benas, cerca de Lyon, mejorando e inventando todos los detalles del edi­
de Ciencias de París en 1738 y que, según afirma Diderot, fue visto por ficio y de la maquinaria, incluso las bobinas que, ingeniosamente, reunían
todo París, tenía unos labios que se movían, una lengua también móvil que los hilos de los capullos cuando éstos se encontraban en remojo, y hasta
hacía las veces de válvula para el paso del aire, y unos dedos anímados las retorcedoras que los hilaban. Que nosotros sepamos, tratóse de la pri­
cuyas puntas de cuero abrian y cerraban los orificios de la flauta. Bajo mera planta industrial en el sentido moderno, construida casi dos décadas
el mismo principio, Vaucanson construyó un tamborilero que, al pro­ antes de que Richard Arkwright fundase las primeras hilaturas auténticas
pio tiempo, tocaba una flauta pastoril de tres- agujeros. Más admirado to­ en Inglaterra. Vaucanson había comprendido que la industria no podía
davía fue el pato mecáníco, capaz de anadear y nadar. Sus alas imitaban estar alojada en barracones de madera o en unos edificios cualesquiera,
a las naturales en sus menores detalles y batían el aire. Movia la cabeza, sino que requería una instalación concentrada en la que cada detalle estu­
graznaba y picoteaba el grano cuya ingestión podía ser observada en los viese cuidadosamente pensado, y cuyas máquinas fuesen movidas por una
movimientos para tragarlo. Un mecanismo interior molia el grano y pro­ sola clase de energía. Su tratado expone detalles completos del plan. 11
vocaba su salida del cuerpo, de modo similar a las circunstancias natu­ Las fábricas -más tarde construyó una segunda fábrica- tenían tres pisos
rales. "Era necesario construir, en un pequeño espacio, un laboratorio de altura y estaban bien planificadas en todos los detalles. La fuente ener­
.químico, descomponer los principales elementos constitutivos (del grano) gética era una sola rueda hidráulica. El edificio exigía una luz mitigada,
y suscitar a voluntad su expulsión." Así fue descrito el pato en la Ency­ que se obtenía a través de ventanas provistas de papel aceitado. Una ven­
clopédie de 1751,4 nada menos que por un colaborador de la talla del tilación primitiva y un abovedado aseguraban, hasta cierto punto, la atmós­
matemático D'Alembert. Según la Encyclopédie, Vaucanson exhibió su fera húmeda y templada necesaria para hilar la seda. Vaucanson instaló
pato en 1741, y ésta refleja la impresión que causó tan maravilloso meca­ sus máquinas de hilar (moulins d organsiner) en salas grandes y bien
nísmo en los más ilustres de sus contemporáneos. En su descripción del iluminadas. Los modelos pequeños guardados en el Conservatoire des Arts
flautista,5 D'Alembert indica que está reproduciendo la mayor parte de la et Métiers de París muestran una notable elegancia en su construcción y
descripción del propio Vaucanson,6 "que nos pareció digna de ser conser­ poseen un número impresionante de husos verticales. En ellas se anticipan
vada", y el agudo crítico Diderot no puede menos que exclamar, con abier­ las mecheras que aparecerían a finales del siglo. ¡Qué contraste con las des­
to entusiasmo, al·fmal del articulo de D'Alembert: "¡Cuánta precisión en 1 garbadas construcciones de cuatro o de ocho husos, utilizadas en las pri­
1 todos estos detalles, cuánta delicadeza en todas las partes de este meca- ~' meras máquinas hiladoras de algodón en Inglaterra!
l· nismo... !"7 Ciertamente, además de un afecto a lo maravilloso, los autó- 1 y sin embargo, estos esfuerzos no condujeron a nada. La Francia
matas de Vaucanson y la larga serie de creaciones debidas a otros reflejan· I¡. del XVIII era un campo de pruebas en casi todos los aspectos, en el que
la extraordinaria sutileza mecánica del siglo XVIII. surgían ideas que sólo podrían convertirse en realidad en el siglo XIX, ya
El f¡Jósofo Condorcet, que sucedió a Vaucanson en la Académie i que eran incapaces de arraigar en la Francia católica bajo e! Ancien
des Sciences, menciona en su éloge que Federico el Grande trató de atraer- I Régime. Una de ellas era la mecanización.
le a la corte de Potsdam en 1740. 8 Pero en 1741, el cardenal Fleury, el •
auténtico gobernante de Francia, nombró a Vaucanson "Inspector de las ¡
Manufacturas de Seda", y fue entonces cuando el genio de éste se orientó I La mecanización de la producción
hacia la mecanización de la producción. Introdujo numerosos perfecciona­
mientos en la hilatura y la tejeduría, y demostró ser un brillante organiza­ Para avanzar hacia la mecanización de la producción fueron ne­
dor. Por el año 1740, construyó un telar mecánico para sedas labradas, cesarias otra clase de inventores, otra clase de constructores, otra clase
en el que los lizos subían y bajaban por medio de un tambor agujereado, de condiciones y otra índole de industria textil.
según el mismo principio que controlaba la entrada de aire y la selección de La seda era un tejido de lujo para una clase de lujo. Los ingleses
notas en su flautista. En Alejandría encontramos ya mecanismos que fun­ experimentaron con el algodón desde un buen principio y construyeron
50 51
todas sus máquinas pensando en el algodón. En él estaba el camino hacia modo desde el primer momento. América empezó por la mecanización del
la producción masiva. Y tal como el propio tejido era más basto, también oficio complicado.
de fibra más' basta eran la clase y el medio ambiente que impulsaron su Mientras Richard Arkwright, alrededor de 1780, se abría camino
mecanización. hacia un poder sin precedentes, en las orillas de un arroyo solitario, no
En este sector, los inventores no eran nobles ni sabios. Ninguna lejos de Filadelfia, Oliver Evans mecanizaba el complicado oficio del mo­
academia publicaba sus experimentos, y el conocimiento actual de sus co­ linero. Esto fue conseguido mediante la producción en línea continua, en la
mienzos debe ser reunido a través de fragmentos. Ningún gobierno instaló que la mano humana quedó eliminada, desde la descarga del grano hasta
fábricas privilegiadas, y la mecanización de la producción comenzó en el la obtención de la harina.
Norte, en el Lancashire, lejos de las clases dirigentes y de la Alta Iglesia En aquel tiempo no existía industria norteamericana. Los obreros
de Inglaterra. Puntos aislados como Manchester -que no alcanzó catego­ especializados escaseaban. Las familias acomodadas importaban de In­
ría corporativa antes del siglo XIX y que carecía del obstáculo de las res­ glaterra sus excelentes muebles, cristalerías, alfombras y telas, y el pione­
tricciones gremiales- y una clase proletaria de inventores eran lo que se ro campesino del interior se construía sus propios utensilios y muebles.
requeria. Uno de los primeros grandes fabricantes de Manchester obser­ El súbito salto desde unas condiciones robinsonianas en el bosque
vó estos hechos en 1794. "Las ciudades en las que las manufacturas son virgen hasta una fase avanzada de la mecanización, es un fenómeno que
más florecientes rara vez son organismos corporativos, ya que el comercio se repitió una y otra vez en este período, impulsado por la necesidad de
requiere un estímulo universal en vez de privilegios exclusivos de los nati­ economizar mano de obra y por la escasez de trabajadores especializa­
vos y los hombres libres de un distrito particular. Los que primero introdu­ dos. El modo en que, simultáneamente con la apertura de la pradera a la
jeron la manufactura algodonera en Lancashire fueron refugiados protes­ agricultura alrededor de 1850, fue creada la maquinaria necesaria y el
tantes que, probablemente, hallaron escaso aliento para sí y para sus in­ complicado oficio del labrador se vio cada vez más mecanizado, consti­
dustrias entre las ciudades corporativas de Inglaterra."12 tuye uno de los capítulos más interesantes del siglo XIX. Sin embargo, el
John Wyatt, que estiró el hilo entre pares de cilindros giratorios impulso estuvo presente antes. Sólo así podemos comprender que, en 1836,
en vez de hacerlo manualmente, y montó la primera pequeña hilatura en un dos agricultores del Medio Oeste tuviesen en sus campos una máquina co­
almacén de Birmingham, en 1741, acabó en la cárcel por deudas. James sechadora (fig. 89) que efectuaba en una línea continua de produccíón las
Hargreaves, inventor de la máquina hiladora jenny entre 1750 y 1757, tareas de la trilla, la limpieza y el ensacado del grano, y que apareció un
era un pobre tejedor. Y Richard Arkwright, 1732-1792, el primer hilador siglo antes de su época. Estos sintomas trazan la orientación de la que
de algodón al que acompañó el éxito y que puso en práctica ideas cuyos brotaria todo el desarrollo de Estados Unidos. Las dimensiones del terre­
cimientos habían echado otros, era barbero de oficio. No antes de 1767 no, su escasa población, la carencia de mano de obra especialízada y los
abandonó su negocio normal, que consistía en comprar cabello deslucido salarios consecuentemente elevados, explican suficientemente por qué en
y, mediante un método propio, convertirlo en utilizable. En 1780 poseía Norteamérica fue mecanizado el oficio complicado desde un buen prin­
veinte fábricas y, al morir, dejó a su hijo una pingüe fortuna. Procedente cipio.
de la nada -era el hijo número trece de una familia pobre-, armado con No obstante, cabe que exista en otra parte una razón esencial. Los
una inquebrantable voluntad de conquista y poseedor de especial olfato colonos habían llevado consigo su modalidad de vida europea, su experien­
para el éxito, ejemplifica en todos sus rasgos el tipo del hombre emprende­ cia europea, pero desde la organización del oficio complicado y de toda la
dor del XIX. En un entorno hostil, sin protectores, sin subsidios del go­ cultura en la que tales instituciones se habían forjado, quedaron repenti­
bierno, pero nutrido por un implacable utilitarismo que no temía a ningún namente desheredados. Tuvieron que comenzar a partir de cero. Se había
riesgo fmanciero ni a ningún peligro, fue llevada a cabo la primera meca­ dado a la imaginación un ámbito en el que modelar sin obstáculos la rea­
nización de la producción. En el siglo siguiente, la mecanización de la hi­ lidad.
latura del algodón llegaría a ser en todas partes casi el sinónimo de la
industrialización. Las raíces góticas del oficio altamente desarrollado

El oficio simple y el oficio complicado Pese a guerras y tumultos, el desarrollo europeo había discurrido
ininterrumpidamente hasta que la mecanización hizo su aparición en es­
A menudo, los primeros experimentos son decisivos para el desa­ cena. El oficio altamente desarrollado tiene sus raíces en el último pe­
rrollo futuro. Esto es cierto, en más de un aspecto, en lo que a la mecaniza­ ríodo gótico, y su ascenso está inseparablemente vinculado a la resurrec­
ción se refiere. Lo que distingue a la mecanización europea de la americana ción de la vida municipal. La necesidad de una vida organizada en una
puede ser observado tanto en los comienzos del siglo XVIII como un si­ comunidad explica por qué, en los siglos XIII y XIV, la existencia urbana
glo y medio más tarde. Europa comenzó con la mecanización del simple que había estado en continuada disminución empezó a funcionar de nuevo,
oficio: hilatura, tejeduria, fundición del hierro. América procedió de otro y por qué, tanto en los nuevos suelos de cultivo como en los antiguos, fue­
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ron fundadas ciudades en número superado tan sólo por los progresos de! periodo. En el siglo XVII, el afán inventivo era posesión de un grupo li­
XIX en Norteamérica. Las modestas casas de madera de las villas góticas, mitado de eruditos: filósofos y sabios como Pascal, Descartes, Leibnitz
cada una con', similar fachada y construida en un terreno igual, constituye­ y Huygens, o, más adelante, el hombre universal tipo Leonardo. La orien­
ron el lugar natal del oficio especializado. tación que más tarde conmovería a las masas primero cobró forma en las
Sólo ,al aproximarse el periodo gótico a su fin, tras la construc­ mentes de unos pocos. Hasta finales del siglo XVIII, la actividad inven­
ción de las catedrales urbanas, la nueva clase burguesa procedió a la crea­ tora, por lo menos tal como se encuentra registrada en los archivos de
ción de un ambiente doméstico adecuado: el interior burgués. Hasta el patentes británicas, no pasó de ser una insignificancia. Hacia mediados
siglo XIX, este interior de finales del gótico se mantendria como núcleo del XIX, ganó el apoyo de las masas, y tal vez en ningún otro lugar como
de ulteriores perfeccionamientos. Paralela a ello, la cultura de las artesa­ en la N orteamérica del 1860. La invención pasó a formar parte del curso
nías pasó por un refmamiento continuo hasta el tiempo en que finalmente normal de las cosas. Todos inventaban, y quienquiera que poseyera una
se impuso la mecanización. empresa buscaba caminos y medios con los que fabricar sus artículos con
Es entonces cuando ocurre una notable simbiosis. La artesania mayor rapidez y perfección, y a menudo con mayor belleza. Anónima e
vive al lado de la producción industrial, o entremezclada con ella, ya que inconspicuamente, los antiguos utensilios fueron transformados en instru­
las raíces góticas no perecieron de golpe. Prueba de ello era la obligación mentos modernos. En ninguna otra ocasión el número de inventos per ca­
de pasar por las etapas tradicionales de aprendiz, oficial y maestro. In­ pita de la población rebasó la proporción del 1860 en Estados U nídos,
cluso el mecáníco de fábrica era adiestrado de un modo similar. Esta cui­ pero debemos guardarnos de suponer una identidad entre el afán de in­
dadosa formación en todas las ramas procuraba excelentes trabajadores ventar y el grado de industrialización. No fue este el caso, ni mucho me­
cualificados y condujo a divergencias básicas, para bien o para mal, entre nos. Si se toma como indice la industria clave del XIX, Europa, y en par­
Norteamérica y el Continente. El panadero, e! carnicero, el ebanista y ticular Inglaterra, iban en cabeza con gran ventaja. Alrededor del medio
el labrador han persistido desde los tiempos góticos. En algunos países siglo, según la Revue des Deux Mondes,13 Estados Unidos poseian cinco
como Suiza, además del núcleo gótico de la ciudad han permanecido vivos millones y medio de husos de energía motriz, Francia cuatro millones e
muchos usos, incluso en la manera de hablar. Una resistencia interior a la Inglaterra dieciocho millones. Todavía mayor, incluso en época posterior,
mecanización impide que ésta penetre con exceso en la esfera de la vida era el potencial europeo en la tejeduría. En 1867 había en Estados Uni­
Ítltima, y cuando esto ocurre probablemente lo hará tras un titubeo y si­ dos 123000 telares de energía motriz, en Francia 70000 Y en Inglaterra
guiéndole los pasos a América. 750000,14
El oficio manual complicado tiende, sin embargo, a producir una Quien desee saber qué ocurría en la psique americana en aquel
cierta rigidez y lentitud. En América, donde no existe, su ausencia se ve tiempo, no sólo encontrará pruebas en el arte folklórico americano. La
compensada por el hábito de afrontar directamente los problemas. El ha­ actividad del inventor anónímo es más reveladora, pero sólo una fracción
cha, el cuchillo, la sierra, el martillo, la pala, los utensilios y aparatos ca­ del hábito popular de la invención se conserva en la Patent Oflice. Si nos
seros, es decir, la panoplia de instrumentos cuya forma habia permanecido dirigimos tan a menudo a los dibujos de las patentes, es en su calidad de
estática durante siglos en Europa, cobran alli nueva forma a partir del pri­ testigos objetivos, aunque los dibujos en sí tienen a menudo un enfoque
mer cuarto de siglo XIX en adelante. La contribución original de Améri­ artístico que los distingue de la rutina técnica de épocas posteriores. En
ca, la mecanízación del oficio complicado, brota con vigor después de me­ ellos no se oculta pequeña porción del arte popular.
diados de siglo, especialmente a principios del decenio de 1860, con una En las listas de patentes estadounidenses de finales del decenio
segunda oleada de adelanto entre 1919 y 1939. Comentaremos breve­ de 1830, se encuentran pocos esquemas para el perfeccionamiento de las
mente el signíficado de estas décadas. máquinas de vapor o de la fabricación textil, en tanto que resultan conspi­
cuas las ideas para facilitar los oficios complicados y los esfuerzos ini­
Perfil de las décadas ciales para mecanízar el entorno humano. Esto se hace más que evidente
en el 1860 en la agricultura, en la panificación, en el proceso masivo de la
El decenio de 1860 carne, y en el hogar. La mecanízación penetró con éxito en muchos sec­
tores; para otros, como el del hogar, todavía no había llegado el momento.
En cada sector hay momentos que pronostican los progresos del Sin embargo, a partir de este período faltaba sólo un paso para llegar al
futuro con extraordinaria agudeza, aunque no se consiga inmediatamente momento de la total mecanización que realizara lo que la década de 1860
un resultado tangible ni una intensa secuela. El decenio de 1860 en Amé­ había pronosticado.
rica fue uno de ellos. No en grandes nombres ni en grandes inventos, pero
en el período posterior a 1850 detectaremos una y otra vez, en este libro, El tiempo de la plena mecanización, 1918-1939
impulsos y tendencias que han influido intensamente a nuestra época.
U n fervor colectivo por el invento parece correr a través de este Designamos el período entre las dos guerras mundiales como el
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tiempo de la plena mecanización. Esta evolución es demasiado fluida para Alrededor de 1900, la industria conservera -exceptuada la carne
quedar sujeta dentro de unos limites estrictos. Antes de 1918, estaba cua­ envasada- se encontraba todavía en un estado bastante caótico, tanto
jando ya la plena mecanización, y en 1939 distaba de haber llegado a su en lo que se refiere a la producción como a la calidad. La época de la plena
término. Incluso dentro de estos años, hay instantes de intensidad amplia­ mecanización trajo consigo un incremento enorme en la producción y
mente variante. No obstante, cabe denominar con entera propiedad era de variedad de los alimentos preparados, desde excelentes sopas en lata, espa­
la plena mecanización al intervalo entre las dos guerras. guetis en salsa y alimentos concentrados para bebés, hasta comida en lata
Nuestro punto de vista está demasiado circunscrito para permitir para perros, gatos e incluso tortugas. El tiempo de la plena mecanización
una identificación total de lo que ocurrió en estas dos décadas, o de lo que se identifica con la época de la lata de conservas.
sus consecuencias pueden significar para nosotros. Sin embargo, una cosa El fenómeno de someter la comida a la producción masiva es
es segura: de golpe, la mecanización penetró en las esferas íntimas de la observado, asimismo, en la proliferación de las cadenas de restaurantes.
vida. Lo que había iniciado el precedente siglo y medio, y especialmente En Nueva York, una sola empresa prepara, en un mísmo edificio, comida
lo que había estado germinando desde mediados del XIX en adelante, para 300000 personas al día. Rosquillas bañadas en grasa caliente son
maduró de pronto y se adentró en la vida con todo su impacto. transportadas sobre cintas sin fin, y el desfile de las tartas de manzana
Es cierto que los cambios afectaron a la forma de vida apenas se se efectúa sin cesar a través de un inmenso horno de túnel y en hileras de
anunció la mecanización al principiar el XIX; sin embargo, la influencia doce, como una formación militar.
quedó limitada a unos sectores bastante angostos, a aquellos lugares en los Nosotros nos limitaremos casi exclusivamente al progreso de la
que, como en Manchester, Roubaix y Lille, empezaban a prosperar las mecanización en la esfera privada, y a cosas más sencillas, tales como la
grandes factorías textiles y que, con sus suburbios pobres, socavaban cocina, el cuarto de baño y sus adminículos, pero la mecanización se im­
la estructura de toda la ciudad. El cuerpo general de la vida no sufrió alte­ plantó más profundamente. Incidió en el mismo centro de la psique huma­
ración. na, y a través de todos los sentidos. Para el ojo y el oido, puertas de en­
Como veremos más adelante, el nivel de la agricultura británica trada para las emociones, fueron inventados los medios de reproducción
¡ nunca fue más entusiásticamente ensalzado que en la mitad del siglo XIX.
También en la Europa continental, la población agrícola, incluso la de las
mecánica. El cine, con su posibilidad ilimitada de reproducción de un pro­
ceso óptico-fisico, desplaza al teatro. El ojo se acomoda a su represen­
1: naciones industrializadas, superaba en número a la de todas las demás ocu­ tación bidimensional, y la adición de sonido y de color tiende a un cre­
J
paciones. En Estados Unidos, en 1850, alrededor de un 85% de la pobla­ ciente realismo. Nacen nuevos valores con este nuevo medio, asi como
ción era rural, y sólo un 15 % era urbana. Esta relación empezó a declinar una nueva modalidad de imaginación. Por desgracia, la demanda de pro­
poco a poco a finales del siglo, y en 1940 menos de uno de cada cuatro ha­ ducción masiva fue causa de que el medio fuese utilizado a lo largo del
bitantes vivía en el campo.15 camino de menor resistencia, en detrimento del gusto del público.
En la segunda mitad del XIX, con la ampliación de la red ferro­ Para la reproducción del sonido a través del espacio, se abrieron
viaria, el crecimiento acelerado de la metrópoli y, en Améfica, la mecani­ unas posibilidades todavía mayores. Más que cualquier otro medio, la ra­
zación de numerosos oficios complicados, la influencia de la mecanización dio llegó al poder en la época de la plena mecanización, e influenció todos
calaba ya más profundamente en la existencia. los aspectos de la vida. Ahora, la música está mecanizada en gama tonal
Alrededor de 1920, la mecanización abarca la esfera doméstica. completa, y el fonógrafo, que tuvo su origen en el siglo XVIII, no fue sino
Por vez primera, toma posesi6n de la vivienda y de todo lo que en ella sea un precursor de esta mecanización. Su perfeccionamiento corrió paralelo
susceptible de mecanización: la cocina, el baño y sus respectivos equipos, a la aparición de la radio, y al serIe añadido el sonido a la imagen móvil,
que captan la fantasía y suscitan el instinto adquisitivo del público hasta también fue incorporada la visión a la radio, con la televisión como re­
un grado asombroso. En el tiempo de la plena mecanización, surgieron en sultado.
las necesidades del hogar más dispositivos de los que habían sido introdu­ Para cerrar el círculo, el transporte irrumpe en la vida intima. El
cidos en todo el siglo anterior, y éstos absorbieron una parte sin preceden­ transporte fue uno de los objetos favoritos de la mecanización del siglo
te del espacio, el costo y la atención. Para establecer en qué momento las XIX. Pero la locomotora es un vehículo neutral, y el automóvil es una per­
diversas aplicaciones de la electricidad alcanzaron la popularidad, envia­ tenencia personal que llega a ser interpretada como una parte móvil del
mos un cuestionario a una de las grandes empresas de ventas por correo,16 hogar, una cosa que el americano no está dispuesto a abandonar. Con la
y resulta que los aparatos menores -ventiladores, planchas, tostadores de exageración que le es permisible a un crítico moral, John Steinbeck obser­
pan y exprimidores- ingresaron en los catálogos en 1912, la aspiradora vó en 1944 que una mayoria de los chiquillos "fue concebida en Fords
eléctrica en 1917, la gama eléctrica en 1930 y la nevera eléctrica en 1932. Modelo T, y que no pocos nacieron en ellos. La teoria del hogar anglosa­
La mecanización de la cocina coincide con la de la nutrición. Al jón quedó tan torcida, que ya nunca más volvió a enderezarse"Y
mecanizarse con mayor profusión la cocina, más intensa se hizo la deman­ En todo caso, la red de carreteras fue adaptada al automóvil en
da de alimentos semipreparados o listos para servir. las décadas entre las dos guerras mundiales. El automóvil es un precursor

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de la plena mecanización; su producción masiva comenzó en la segunda La misma soledad y la misma ansiedad invaden las melancólicas
década, pero ,no ejerció un efecto decisivo hasta el comienzo de la plena arquitecturas de su primer período y sus trágicos muñecos mecánicos, re­
mecanización. Primero llas carreteras asfaltadas y más tarde las grandes tratados con todo detalle y, sin embargo, inquietantemente fragmentados.
avenidas bordeadas por árboles, lograron que conducir requiriese tan poco Por otra parte, están las grandes telas de Léger que, alrededor
esfuerzo que. cualquiera se sentía inclinado a hacerlo por simple placer, de 1920, construyeron la imagen de la ciudad a base de signos, señales
para superar la inquietud de su interior o para escapar de sí mimo con la y fragmentos mecánicos. Y rusos y húngaros, distantes unos y otros de la
presión del pie sobre el acelerador. Esta tendencia puede ser observada mecanización y sin embargo inspirados por su poder creativo.
por doquier, pero en ningún btro lugar tan intensamente como en Estados , En manos de Marcel Duchamp y otros, las máquinas, esas mara­
Unidos. En la tierra donde, en la década de 1840, Henry Thoreau descri­ villas de eficiencia, son transformadas en objetos irracionales, cargados
bió con tanta profundidad pero qe un modo tan poco sentimental la vida de ironia a la par que introducen un nuevo lenguaje estético. Los artistas
del trampero, basada en el estrecho contacto del hombre con la naturaleza, recurren a elementos tales como las máquinas, los mecanismos y los ar­
el automóvil casi ha elirrlÍnado ya al peatón. Caminar, relajarse por lo que tículos de serie como algunos de los pocos productos auténticos del pe­
esto representa, porque 'el cuerpo lo exige, o porque el cerebro necesita ríodo, para liberarse a sí mismos del arte corrompido del gusto imperante.
una pausa en la que recuperarse, es cosa que el coche está eliminando pro­
gresivamente.
Investigar las implicaciones sociológicas del automóvil o los efectos Notas
de la radio yel cine, es una tarea tentadora, pero esta búsqueda pertenece
a campos diferentes del nuestro y exige una labor en equipo a cargo de
1. Thomas Cochran y William Miller, The Age 01 Enterprise. A Social
varias disciplinas. History 01 Industrial America, Nueva York, 1942, p. 125. Véase todo el capitulo
En el periodo de la plena mecanización, todavía se iniciaron nue­ "A Philosophy for Industrial Progress", ibídem, pp. 119 a 128.
vas evoluciones cuyos impulso e implicaciones no pueden ser previstos. 2. Las siguientes observaciones están basadas en estudios no publica­
Ya no se trata de sustitución de la mano humana por la máquina, sino de dos del autor sobre El impulso inventivo.
la intervención en la sustancia de la naturaleza inorgánica así como de la 3. T. S. Ahston, ¡ron and Steel in the Industrial Revolution. Londres,
orgánica. 1924, p. 63.
En lo inorgánico, la exploración de la estructura del átomo y su 4. Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné, vol. 1, p. 196.
aplicación para unos fines todavía desconocidos. 5. Ibídem bajo el título "Androíde", pp. 448 a 451.
Una esfera está cobrando ya una forma más clara, y es la que 6. J. de Vaucanson, Mécanisme d'un j7uteur mécanique, París, 1788.
interviene directamente en la sustancia orgánica. En ella, la demanda de 7. Encyclopédie, p. 451.
producción profundiza en los resortes de la vida, controla la generación 8. Condorcet, "Éloge de Vaucanson", en Histoire de l'Académie Roya­
y la procreación, influencia el crecimiento, y altera la estructura y las es­ le des Sciences, Année 1782, París, 1785.
pecies. Muerte, generación, nacimiento y hábitat están sometidos a ra­ 9. El propio Vaucanson inició una colección de modelos de máquinas
cionalización, como en las últimas etapas de la línea de montaje. El cúmulo de varias clases, que se convirtió en el núcleo del Conservatoire des Arts et Métiers
de incógnitas que tales procesos implican hace que resulte dificil despejar durante la Revolución.
las inquietudes, pues ya sea la sustancia orgánica o inorgánica, se trata de 10. Damos la fecha como 1756 puesto que en sus Mémoires, 1776,
una experimentación con las mismísimas raíces del ser. Vaucanson habla de un experimento efectuado veinte años antes en Aubenas.
Lo que en este período ocurre con el arte ofrece la más íntima Véase J. de Vaucanson, "Sur le Choix de l'Emplacement et sur la Forme qu'il
faut donner au Batiment d'une Fabríque d'Organsin", en Histoire de l'Académie
visión con respecto a la profundidad con la que la mecanización penetró Royale. Année 1776, p. 168.
en la existencia interior del hombre. La reveladora selección en "Cubism 11. Se ofrecen en él ilustraciones precisas de la instalación de Vaucan­
and Abstract Art" de Alfred Barr (Nueva York, 1936) nos indica de qué son. Véase en especial las Planchas V y VI.
modos distintos el artista sismográfico replicó al comienzo de la plena 12. T. WaIker, Review 01 Some 01 the Polítical Events Which Have
mecanización. Sobre este punto, sólo podemos ofrecer unas breves pince­ occurred in Manchester During the Last Five Years, Londres, 1794. Citado en
ladas acerca de la multilateralidad de esta percepción. Witt Bowden, Industrial Society in England Toward the End 01 the Eighteenth
La mecanización ha penetrado en el subconsciente del artista. Century, Nueva York, 1925, pp. 56 Y 57.
El sueño que Giorgio de Chirico presenta como el más obsesivo entre los 13. Revue des Deux Mondes, 1855, vol. IV, p. 1305.
suyos (1924) mezcla la imagen de su padre con la fuerza demoníaca de 14. Blennard, Histoire de ['industrie, París, 1895, vol. 1Il, pp. 60
la máquina: "Lucho en vano con ese hombre cuyos ojos son suspicaces y y ss.
muy cariñosos. Cada vez que le sujeto, él se suelta extendiendo calmosa­ 15. Sixteenth Census 01 the United Sta tes, 1940, "Agriculture", vol.
mente los brazos... como aquellas grúas gigantescas... "'8 IlI, p. 22.

58 59
16. Debemos esta información al profesor Richard M. Bennett, que Parte II
durante algún tiempo estuvo en Chicago con Montgomery Ward.
17. '1ohn Steinbeck, Cannery Row, Nueva York, 1944. Los medios de la mecanización
18. J. Thrall Soby, B. de Chirico.

60
La mano ción. En su misma manera de efectuar movimientos, la mano es inadecua­
da para trabajar con precisión matemática y sin pausa. Cada movimiento
depende de una orden que el cerebro debe repetir constantemente. Sufrir
automatización contradice totalmente lo orgánico, basado en el creci­
miento y el cambio.
Frank W. Gilbreth, el maestro de los estudios de movimiento,
que tanto profundizó en la naturaleza de la actividad manual, subraya en
su último ensayo, A Fourth Dimension for Measuring Skill (1924), que
ningún movimiento puede repetir exactamente otro.
La mano puede ser adiestrada hasta un cierto grado de facilidad
Son innumerables los dominios de la mecanización y todas las automática, pero tiene negada una facultad: la de permanecer invariable­
técnicas que han contribuido a construir la vida que hoy conocemos, pero mente activa. Siempre debe estar asiendo, sosteniendo o manipulando. No
el método que constituye la base de toda mecanización es asombrosa­ puede continuar un movimiento en rotación incesante, y esto es lo que pre­
mente simple. cisamente ocasiona la mecanización: una rotación incesante. La diferencia
La mano humana es una herramienta prensil, un instrumento para entre caminar y rodar, entre las piernas y la rueda, es básica para toda
asir. Puede empuñar, sostener, apretar, empujar y moldear con toda facili­ mecanización.
dad. Puede buscar y palpar. Flexibilidad y articulación son sus palabras
clave. .
Los dedos, con su triple articulación, la muñeca, el codo, los hom­
bros y, a veces, el tronco y las piernas, incrementan la flexibilidad y la
adaptabilidad de la mano. Músculos y tendones determinan cómo asirá y
sostendrá el objeto. Su sensible piel toca y reconoce los materiales. El ojo
dirige su movimiento. Pero lo más vital de todo este trabajo integrado son
. la mente que gobierna y las sensaciones que le confieren vida. El amasado
del pan, el doblado de una pieza de tela, la evolución del pincel sobre una
tela, son todos ellos movimientos que tienen su raiz en la mente, pero, por
complicadas que sean las tareas que esta herramienta orgánica pueda eje­
cutar, hay una cosa para la que está muy mal preparada: la automatiza­

21. Producción en serie a cargo de obreros especializados en el siglo XVIII: El arle


de convertir cobre rojo. 1764. Este grabado, titulado Artesanos trabajando procede de
Descriptions des arts el métiers, una de nuestras fuentes más valiosas para la mecaniza­
ción en el XVIII. Los grandes mazos planos golpean con fuerza y velocidad variables
según el volumen del agua que cae sobre la rueda. Los artesanas dan al metal forma de cinta,
planchas o recipientes. (Duhamel du Monceau, L 'Arl de converlir le cuivre muge. Des­
criptions des arts el métiers, vol. V, lámina X, París, 1764.)

62 63
Estandarización e intercambio 23. Una primera aplicación de
la prensa hidráulica y grandes
troqueles: formación de mitades
de botes salvavidas. 1850. Joseph
Bramah inventó la prensa hidráu­
lica en 1796. Al progresar la me­
canización, estampado, prensado
y troquelado adquirieron una im­
portancia cada vez mayor, desde
los baratos adornos de interior
en la década de 1830, hasta el
prensado de carrocerias de au to­
móvil enteras en Detroit. alre­
La primera fase de la mecanización consiste en transformar los dedor de 1920.
gestos de empujar, tirar y apretar de la mano en una rotación continua.
La segunda fase afecta a los medios de mec·anización: ¿Por qué procedi­
mientos han de ser los objetos mecánicamente reproducidos2 Ya en las
primeras décadas del siglo XIX se efectuaba la reproducción por diversos
medios, tales como estampado, prensado, relieve y otros métodos, como
los describen, por ejemplo, Charles Babbage en 1832, o Peter Barlow en
1836. Los troqueles adquirieron creciente importancia, desde la acuñación
de monedas (fig. 200) hasta el prensado de mitades de botes salvavidas
metálicos, conseguido alrededor de 1850 (fig. 23). "Se colocan planchas HYDRJ,ULIC pnESS.

de hierro galvanizado entre unos troqueles enormes, ranurados de modo lugar una transformación simultánea en su producción, y martillos, hachas
que encajen entre si." Este procedimiento no fue explotado en gran escala (fig. 71), sierras y guadañas 1 cobraron forma mediante troqueles.
hasta la época de la plena mecanización, en la industria del automóvil. El prensado, el estampado y el forjado dieron como resultado la
. Junto a la diferenciación y remodelado de las antiguas herramientas, tuvo estandarización y, estrechamente relacionada con ella, la capacidad de
intercambio de las piezas. Suelen ser conocidos ciertos hechos y fragmen­
tos de los primeros inicios. Eli Whitney, el inventor de la desmotadora
de algodón, es considerado el primero en haber introducido el intercam­
bio de piezas en la fabricación de armas de fuego en su factoría de Whit­
neyville, y Simeon North, el fabricante de pistolas que tenía sus talleres
en la cercana Middletown (Conn.), trabajaba según el mismo principio.
Cabe afirmar, pues, que la idea estaba en el aire. En Francia - Thomas
Jefferson lo explicó en una carta a menudo citada-, un mecánico fabricaba

24. Partes intercam­


biables: dientes de sie­
rra sustituibles. 1852.
El director de un ase­
rradero californiano
"observó, mientras se
entregaba a su trabajo,
cuán grandes eran las
objeciones al uso de
....-~ ,..... ~...'-.. -'--$ sierras de dientes só­
lidos en lugares muy
alejados de las fábricas
22. Producción en serie en la segunda mitad del siglo XIX: Wholesale Grange Supply de sierras... Las sierras
House, Chicago. 1878. Se amontonan en las mesas sombreros y otras prendas de vestir 'circulares con dientes
confeccionadas en serie. "Delante, uno de nuestros vendedores enseña telas de Buffalo. insertados harán más
Hoy, Norteamérica destaca en las prendas producidas en serie, especialmente en ropas de trabajo con menos
trabajo, baratas y resistentes, confeccionadas a partir de un número minimo de piezas. gastos". Manufactu­
Tuvieron su comienzo en el esfuerzo realizado en el siglo XIX para crear unas ropas de rer and Builder. Nueva
trabajo satisfactorias." (Montgomery Ward.) York, enero de 1869.)

64 65
3- G'ed.on
No entraremos aquí en más detalles sobre este campo, pues im­
plica numerosos procedimientos técnicos y, además, su irvestigación con
la precisión necesaria exige una búsqueda múltiple que, sin duda, sólo será
efectuada cuando la industria estadounidense haya superado su histórica
timidez.
Aquí sólo es necesario tocar un punto: la pieza intercambiable se
convierte en una cuéstión interesante apenas es aplicada a las máquinas
más grandes, y cuando el intercambio puede ser realizado independiente­
mente de la mano de obra especializada. Uno de los más buscados catá­
logos de la época, la Circular Jor the Year 1867, del más elegante de los
constructores de maquinaria agrícola, Walter A. Wood, de Hoosick Falls,
N.Y.,3 publica seis "diagramas parciales" (fig. 25) de su segadora y Hand­
rake Reaper, con cada pieza ilustrada y numerada, de modo que al agri­
cultor le bastaba con pedir por escrito la pieza necesaria citando su número.
Desde un buen principio, al campesino con mentalidad mecánica se acos­
tumbró a montar las máquinas por su propia cuenta. La casa McCormick,
10 0+ •
por ejemplo, enviaba su segadora mecánica en cuatro cajas numeradas.
A"., ~_
~<""~'N. . I Por lo que de momento podemos saber, Walter A. Wood, cuyo
nombre volveremos a encontrar, fue el primero en instituir el intercambio
25. Primeras utilizaciones de partes intercambiables para grandes máquinas: partes de de piezas sin ayuda técnica para las grandes máquinas. Ese catálogo de
cosechadora. 1867. Las partes intercambiables para articulos pequeños -pistolas, fusiles, 1867 dedica mayor espacio a la enumeración de las partes intercambiables
relojes- habian sido utilizadas desde el comienzo del siglo XIX, Pero el hoy raro catálogo que a las propias máquinas. Y esto ocurría medio siglo antes de que Heilry
de Walter A. Wood, ej emprendedor proyectista de máquinas agricolas de Hoosick FaUs,
N.Y., muestra una amplia gama de partes intercambiables antes de gue Henry Ford intro­ Ford, en la industria automovilística, familiarízase al gran público con el
dujera la estandarización en la industria del automóvil. (Cortesla de la McCormick mismo principio.
Historical Society, Chicago.) Como pronto veremos, el advenimiento de las partes intercambia­
bles para las máquinas más grandes y la eliminación de la mano de obra
I armas de fuego a partir de piezas intercambiables (1782). No obstante,
sólo disponemos de escasos conocimientos acerca de lo que se realizó en
Francia, en este aspecto, a finales del siglo XVIII, y todavía se requiere
1
especializada coinciden en el mismo período de los inicios de la moderna
cadena de montaje en la industria cárnica.
~
una investigación sistemática. Las máquinas que Brunel inventó o combinó I
con las ya existentes para la producción de sistemas de poleas basados en
la estandarización y la posibilidad de intercambio, son descritas e ilustra­
das detalladamente en las ediciones de la Encyclopaedia Britannica de
I
principios del XIX.
\
Por razones que no es dificil comprender, Norteamérica era un
.,¡I
terreno fértil para la estandarización y la intercambiabilidad de piezas.
No obstante, se trataba todavía de una cuestión de pequeñas dimensiones,
incluso ya mediado el siglo, cuando los relojes montados con piezas in­
tercambiables eran fabricados por la factoría de Waltham. Se necesitaba
mano de obra especializada para la reparación de los relojes y para la
sustitución de sus piezas. I
Al principiar el decenio de 1950, en diversos sectores hubo pro­
puestas para conseguir el intercambio de las piezas más grandes. La idea
de sierras con dientes de repuesto (fig. 24) surgió en un aserradero de Cali­
lI
fornia muy distante de toda fábrica en la que pudiesen ser reparados los
dientes estropeados. Más tarde, el inventor regresó a los estados del Altán­
tico, donde puso en práctica su idea. 2 En la Exposición Internacional de
París, en 1867, fue exhibida una sierra circular de este tipo, con un diáme­
tro de dos metros.
67
66
Mecanización de un oficio complicadQ torcido a voluntad y transformado en luz y en hojas móviles; eliminada
su aspereza, se ve animado por una especie de vida."
Pero todo pereció al aparecer la Revolución Industrial. Lo que
antes el cerrajero había forjado a mano a partir del hierro, fue confiado
entonces al molde. Entre 1825 y 1845, como se indica en un informe de!
jurado de la Exposición Internacional de París en 1867, en las grandes
ciudades desaparecieron los herreros más especializados. Verjas, baran­
dillas y balcones eran hechos ya con hierro fundido. En tiempos de la
transformación de París por Haussmann, cuando el Segundo Imperio,
habian aparecido ya grandes empresas que ofrecían depósitos de piezas
El arte del cerrajero de hierro fundido, desde las barandillas continuas de bulevares hasta las
copias en hierro fundido de las esculturas de Migue! Ángel. Sus catálogos
Durante varios siglos después de finalizado el periodo gótico, eran como libros de texto de la historia y no tenían menos de trescientas
el cerrajero fue conocido como el artesano que dominaba el oficio más a cuatrocientas páginas.
complicado. En él, la maestria de la mano se unia al don de la inventiva Sin embargo, aquí no nos extenderemos más en este aspecto del
constante. Aparte las cerraduras, su tarea abarcaba toda clase de hierros oficio del cerrajero. Fue infructífero desde el punto de vista histórico,
artísticamente forjados: verjas, rejas, manecillas de puertas, asas y la fan­ pues siguió el fácil camino de la mecanización, cuyo fm era el de hacer
tástica ornamentación en hierro de las cómodas. copias al menor precio posible. La mecanizacíón en la esfera de la cerra­
El periodo gótico fue muy parco en las comodidades del cuerpo, jería sólo ofrece interés histórico cuando opta por el camino más dificil,
pero tuvo e! profundo convencimiento de que la imaginación debía animar es decir, cuando es conseguida mediante la creación de nuevos métodos
a los objetos que rodeasen al hombre. El trabajo sobre madera de una puer­ y nuevos objetivos. No hay creatividad en la producción mecánica de
ta era tosco y no presentaba un gran acabado, pero es que el artesano de­ rejas y ornamentos de hierro fundido.
dicaba todos sus esfuerzos a la zona sensible de la puerta: la cerradura. Lo Para conseguir la percepción de la auténtica naturaleza de la me­
,enmarcaba con una delicada ornamentación, como si estuviese iluminando canización, tendremos que limitarnos a la cerradura. A este respecto, en
un manuscrito, y el asa en que termínaba el picaporte la transformaba en ningún otro lugar se produjo la transición de la artesanía a la producción
una abstracta forma serpentina que acababa en una cabeza de animal, mecáníca con tanta rapidez y eficiencia como en Estados Unidos. Los
como la perteneciente a una puerta de Visp, en Suiza (fig. 26). Más tarde, pasos para este cambio se dieron durante las dos décadas entre 1830 y
en el siglo XVIII, que fue el último período de la artesanía refinada, los ar­ 1850, décadas de sobresaliente importancia en la formación de los rasgos
tesanos canalizaron sus energías hacia la creación de trabajos en gran distintivos de la industria norteamericana. Al principio, la práctica euro­
escala, como las verjas de hierro forjado que separaban el coro de la nave pea del uso de hierro forjado para las diversas partes de la cerradura fue
en las iglesias monacales, que rodeaban parques, o que formaban el recinto seguida en América, pero casi desde el comienzo se inició una diferencia­
de las plazas públicas. Tejían transparentes velos de hierro ante el altar o ción mediante la sustitución del "material forjado por el fundido ... Este
el parque, y en un caso el artista cerrajero llegó a enmarcar dentro del es­ cambio de material redujo considerablemente el costo de la producción, y
pacio arquitectónico su alta estructura de hierro, las cortinas de agua de sus no tardó en llevar a modificaciones en el diseño... ".6
fuentes esculpidas, y el verde situado más allá. 4
La evolución de esta actividad artistica corrió paralela con los
logros del mobiliario del siglo XVIII y el "confort" que se inició con los De la artesanía a la producción mecánica
últimos años de Luis XIV y la Regencia. 5
Louis Sébastien Mercier, el notable crítico de las postrimerías El cambio de la producción manual a la mecanizada tiene tam­
de! Ancien Régime, fue uno de los primeros en ver una ciudad desde el bién otro punto de partida en las cerraduras de bancos y cajas de seguri­
pdsma de un sociólogo. Se ha dicho de él que describió e! sótano y e! ático dad. A partir de la experiencia en la construcción de aquellas cerraduras
pero olvidó el salón, pero en lo tocante a la artesanía refinada el crítico carísimas, que costaban de 100 a 400 dólares, evolucionó allá por el 1860
se deja llevar por el entusiasmo. Con el enfoque directo del contemporá­ un nuevo tipo de cerradura mecánica, eficiente y barato. A partir de fi­
neo, Mercier describe el alto nivel de la artesanía unos años antes de la nales del XIX en adelante, el problema de la cerradura a prueba de robo
'Revolución Francesa: "Nuestro cerrajero se ha convertido en artista. fascinó a los inventores casi tanto como el del revólver alrededor del 1840,
El arte ha forjado el metal hasta confundirlo con la arquitectura, y ha sido cuando se proponían las soluciones más extravagantes para el cambio
convertido en rejas soberbias que tienen la ventaja de realzar la vista sin automático de las balas.
de~truirla. El hierro ha llegado a ser tan flexible como la madera. Es re­ Entre la multitud de soluciones ofrecidas para el problema de la

68 69
cerradura, separaremos la presentada por Linus Yale, Jr. Esta surgió
con la gran corriente de inventos del 1860, y puede quedar como simbolo
de la transición a la producción mecánica de las cerraduras. Con el tiem­
po, han variado detalles pequeños de la cerradura Yale, pero, en lo que al
principio se refiere, desde un buen principio ésta representó la solución
defmitiva para el problema de la cerradura.
Hemos elegido este mecanismo para nuestra exposición porque
en él cambia por completo el principio de la cerradura construida manual­
mente, porque traduce las antiguas tradiciones, así como las recientes, en
términos de perfeccionada producción mecánica.
Esta interrelación de cosas procedentes de la Antigüedad con
adelantos más recientes tiene su contrapartida en el arte de nuestros días.
Las expresiones directas de periodos muy diversos, desde las pinturas ru­
pestres hasta la escultura del Africa negra, han ayudado a los artistas mo­
dernos a encontrar un camino hacia nuestra propia vida subconsciente.

La primera fase: las cerraduras de cajas fuertes a prueba de robos


La historia de la cerradura de cilindros, conocida con el nombre
de "Yale",? está estrechamente relacionada con la creación de cajas fuer­
tes y sus cerraduras para la protección de valores contra el fuego y el robo.
Alrededor de 1780, se fabricaron en Inglaterra arcas de hierro
fundido para uso común, cuando el hierro fundido empezaba a ser utiliza­
do para columnas e incluso para los ataúdes. Las primeras arcas portátiles
a prueba de fuego se construyeron en Francia alrededor de 1820. Sus pa­
! redes consistían en dos planchas de hierro con una capa de material re­
sistente al calor entre eilas. 8 Poco después, hicieron su aparición en Es­
tados Unidos.
A fmales de la década de 1820 y principios de la siguiente, los
americanos trataron de perfeccionar la construcción del arca y el mate­
ria! aíslante de sus paredes.
Su primer éxito lo obtuvieron a principios del decenio de 1830,
con ocasión de un gran incendio, pues el público quedó impresionado al
comprobar que una caja fuerte había sobrevivido, con su contenido intacto,
a la destrucción de un edificio. Espontáneamente se le dio el apodo de "Sa­
lamander'',9 pero su nombre oficial fue al principio fireproof (como reza la
Guía de Filadelfia de 1838), y más tarde, allá por 1850, el de iron-safe
(figs. 27 y 28).
Fue en la década de 1850 cuando la caja a prueba de fuego consi­
guió su formato estándar. Ampliamente anunciada como excelente pro­
ducto americano, se extendió desde los bancos, las compañías de seguros
y las fábricas hasta el simple almacén y la casa particular. Más bien pa­
rece que, incluso entonces, había algo maravilloso en la idea de un reci­
piente resistente a la catástrofe.

El almacén de maderas de este lugar ha sido consumido por el fuego


fa noche pasada... El fuego derritió los goznes de las puertas, y una vaharada ca­ 26. Cerradura gótica en una casa de Visp, Suiza. La obra en madera es-relativamente
liente salia de la caja fuerte que contenia todos nuestros libros y dinero... se con­ tosca. El artesano puso especial cuidado en acentuar con obra metálica la parte significati­
gregó una multitud a su alrededor para asistir a su apertura... pero, ante su asom­ va de la puerta, el agujero de la cerradura.

70 71
~s y el comercio,1I tuvieron a su alcance las arcas a prueba de fuego y las
) cerraduras a prueba de robo.
1
¡
j
El refinamiento de la cerradura de bancos

En el aspecto técnico, la cerradura mecánica de Linus Yale tiene


sus raíces en el complicado mecanismo de las cerraduras de banco a prue­
ba de robo.
Los franceses sobresalían en todo lo relacionado con los oficios
más refinados, desde el mobiliario y la pintura -las máximas habilidades
de la mano humana- hasta sus asombrosos e ingeniosos autómatas.
La cerradura, tal como fue utilizada normalmente desde el siglo
XV, mantiene la puerta cerrada por medio de un pestillo accionado por un
resorte. La llave, introducida en el agujero de la cerradura, actúa directa­
mente con su extremo saliente sobre el pestillo, de modo que, al dar vuelta
a la misma, mueve el pestillo y se cierra o se abre la puerta. El principio
consiste en que el extremo de la llave actúa directamente, sin intermedia­
27. Dibujo en acuarela para un anuncio de caja fuerte a prueba de incendio. Principios rio alguno, sobre el pestillo.
de la década de 1850. Sacando los documentos después de un incendio. Raro ejemplar En el siglo XVIII, las cerraduras se hicieron más complicadas
conservado en la colección Bella C. Landauer, New-York Historical Society.
al ser insertadas en ellas, entre llave y pestillo, series de placas móviles
sobre pivotes. Estas placas paralelas tenían que ser alineadas por la llave
bro, todos los libros y papeles y el dinero a~arecieron en perfecto estado en lo
que se refiere al papel y a lo escrito en él. 1 antes de permitir el disparo del pasador.
Muy pronto, todavía en el XVIII, Inglaterra se situó en cabeza,
y mantuvo su posición hasta mediados del siglo XIX, cuando los Estados
La evolución de la cerradura a prueba de fuego y la de bancos
coincide con el ascenso de la industria, la banca y las fmanzas a gran Unidos salieron a la palestra. Los ingleses crearon un mecanismo todavía
escala, el crecimiento de la bolsa, la expansión de la riqueza y la mul­ más complicado entre cilindro y pestillo, al practicar ranuras y muescas
tiplicación de fortunas. Al ser construidas las primeras residencias opu­ en el extremo del cilindro en contacto con la llave. 12
lentas a lo largo del Regent's Park de Londres, para la anónima clase as­ La cerradura (inventada en 1784) relacionada con el nombre de
cendente establecida alrededor de 1825 gracias al desarrollo de la industria Joseph Bramah, el inventor de la prensa hidráulica, se convirtió en la ce­
rradura antirrobo por excelencia en su período, y su fama perduró durante
toda la primera mitad del siglo XIX (fig. 30). Su principio era el de las
cerraduras anteriores, pero con una disposición interior totalmente va­
riada. Cabe considerarla ya como precursora de la cerradura de caja
fuerte de banco, ya que, por ejemplo, los cilindros estaban distribuidos
circularmente alrededor de la llave, con lo que se resolvía el problema de
la cerradura de caja fuerte antes de que existiera la caja fuerte. Y aunque
la cerradura de Bramah cedió por fin en la gran Exposición de 1851 en
28. Caja fuerte de Londres, lo hizo sólo tras grandes esfuerzos que no podían ser efectuados
Herring. a prueba de en breve tiempo.
fuego. Anuncio, 1855. Fue un tal A. G. Hobbs, de Nueva York, quien ganó las doscien­
Para hacer una de­
mostración de su caja tas guineas que los fabricantes de la cerradura Bramah ofrecían a quien
fuerte en la Exposición fuese capaz de forzarla. Hobbs, que se jactaba de "poder forzar cualquier
de Londres en 1851, cerradura en Inglaterra en pocos minutos", se había distinguido al abrir
el dueño de la patente
encerró mil dólares oro otra cerradura famosa tras breve pugna, pero la Bramah le tuvo ocupado
en ella, y retó a todos casi un mes, desde el 24 de julio hasta el 23 de agosto, día en que final­
los especialistas del mente se salió con la suya. Con ello, Hobbs demostró que "cualquier cerra­
mundo a que se ru­
cieran con el dinero. dura que deje sus cilindros expuestos a la vista o al tacto a través del agu­
....... " \: :jllll1" .• 1 ~H • 1 •• H, 1 1'1'" '1" l' r.·. - 1\. ;:.. '·f .ji• •~f Ninguno lo consiguió. jero, puede ser abierta".
i1l'1'rill:!', l'ar"lIi 4'llilllllJiflll fird't'IIHf Io;all'~.
73
g~CHAMPION
m
BANK LOCK.
y
29. La cerradura de X
Yale padre, patentada en
1844. La cerradura de ~O
ti. ~ Also, Locks for
'" <l> '" t""
.0 f{
I :c
puerta del may~r de los
YaJe representa una tran­ '0 O11
1'4 '"
3M12~. ~¡a!l3~nJ3.
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~
Ii­
sición desde la complicada
cerradura de banco hasta ~ . . '1
r::::'l~
lo.
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5TORES, C/l
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-1
la simple cerradura me­
canizada para puertas, de
Linus Yale Jr. Sus cuatro
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Ql!lilIPs:l <U LDW¡m¡¡'¡¡'ilRHlls:l. el
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cilindros van montados ·rn "li R Gr••' V.rie,y of <l> ~.::o ; tj -. ¡fJjOJ
radialmente alrededor del ~~ DOOR KNOBS, Which rwi'od,~~c pnze Med.I.! ~ ""tl ~ '"t'\! ~ 0-<
cilindro móvil con perfo­ ~
raciones para albergarlos.
Cada uno de los cilindros
~I
ti.
SILVER PUTED, WORLD'S FAIR
'
§ ~ ;-' ;:
= -1 ....'
~ t<>
-= lII]()
ti·
(todavíallamados pistones) 1'4 POllCELAIN, GLASS, \\'ilh Sprcl3l Approh.lIon ~ - 3 ~ :;
" ~ ~
- MINERAL. D ay & N ewe11' ; M 1
está compuesto de dos BRASS & »,l.
piezas que unos resortes ~ ~J~::' ~
~ EspagneolellS & Cro~s Dolts : ;
(G) mantienen apretados ~ fur ~ "'::C
~O
wU
hacia el centro. La llave, ~ 5R9 ~1'O~U\nq~ ~ ~
que acciona los cilindros
hacia el exterior, es de
&--s J?M1lJ¡glll Wt:!:«lDD'IJl13. ;.1 EW-YORK ' ~ ~ OJ

~ UDU~9])b!!'\:P !! UD 8AFE8 , OJ
forma cilindrica y en
q [ron Doors lo en
muchos aspectos se parece ~ !HJgUE&t!!~and Fire-PIO~r Vaulls ~ Orrier.
a la llave de Bramah. Ac­
túa sobre los "pistones" 31. Cerradura de seguridad norteamericana: la ''Parautoplic Lock" de Day y Newell,
(D, F) de forma muy si­ 1851. Presentada en América en la década de ¡ 840, fue sin duda la campeona de su
milar a la de la llave de tiempo, "de la que no cabia sacar impresiones". Su vendedór, A.C. Hobbs, se hizo fa­
Bramah sobre sus "co­ moso al abrir las cerraduras de Bramah durante la Gran Exposición de Londres en 1851.
rrederas". Unos años más tarde (1856), la Champion Parautoptic fue abierta a su vez por Linus Yale,
:ro. La cerradura de seguridad de Joseph Bramah, 1784. Existe JL, quien se jactó de haber hecho una llave de madera para ella "sólo con una inspección
una estrecha relación entre la cerradura de caja fuerte del XVIII a través del agujero". Obsérvese la libre pero sensitiva tipografia de este anuncio de 1850.
y las soluciones de Yale para la cerradura mecanizada de puerta.
Esto es visible en un detalle de la famosa cerradura de banco Tenía una llave provista de partes móviles con diferentes combi­
del siglo XVIII, ilustrada en la Edinburgh Encyclopedia publi­
cáda en Filadelfia en 1832. "En la lámina f f, todas las corre­ naciones. Según aseguraba la Newell, el usuario "puede cambiar con la
deras son empujadas hacia arriba, u obligadas a subir por sus mayor facilidad y a su antojo la disposición interna de su cerradura en
ranuras, hasta lo alto del Cilindro E, por medio de un muelle cualquier momento, con la simple alteración de los paletones de la llave".
espiral, enrollado flojamente alrededor de la clavija b. Las pri­
meras cerraduras fueron fabricadas con un muelle separado e Y la descripción prosigue: "No se puede tomar impresión alguna de la ce­
independiente para cada corredera, pero es una notabilisima ! rradura, ni siquiera por parte de su propio constructor... Ha resistido vic­
mejora la introducción de un resorte común para alzar la tota­ toriosamente todos los esfuerzos de los más hábiles e ingeniosos para
lidad."
abrirla."14 Y, verdaderamente, tal como anunciaba la empresa Day &
Newell, era la "campeona" de las Cerraduras de seguridad de su época.
El teatral procedimiento de Hobbs fue al propio tiempo una bri­
llante publicidad para la cerradura que él estaba exhibiendo por cuenta de
Day & Newell, de Nueva York (fig. 31), que consiguió la medalla en la Ex­
posición de Londres. Se trataba de la "Parautoptic lock", cuya empresa
fabricante ofrecía un premio de doscientas guineas para quien consiguiera
forzarla. N adie pudo hacerlo.
A. G. Hobbs fue el inventor de un procedimiento para sujetar 32. Linus Yale, Jr.: La ce­
rradura de seguridad mágica e
los tiradores de vidrio de las puertas a sus soportes, pero antes destacó infalible. Linus Yale, J L,
sobre todo como el gran vendedor de la compañía Day & Newell de redujo la llave a un mínimo
Nueva York, y adquirió una gran destreza en forzar las cerraduras de sus compacto, llenando totalmen­
competidores con el fin de vender las de su empresa. La "Parautoptic lock" te el orificio de la cerradura.
A partir del agujero, los pa­
("parautoptic" aludía a la imposibilidad de efectuar una inspección .interior) letones eran llevados a una
empezó a ser utilizada en América a mediados del decenio de 1840 y era parte remota de la cerradura,
conocida también en Europa antes de la Exposición de Londres, en 1851. 13 para actuar sobre los cilin­
dros.
74 75
El éxito de Hobbs en Londres fue completo, y los bancos britá­ En 1851, el año en que el señor Hobbs obtuvo su mayor éxito al
nicos no tardaron en instalar cerraduras americanas. Súbitamente, los abrir las famosas cerraduras de los bancos ingleses, Linus Yale construyó
productos americanos se situaron en primera ma, ya que el revólver Colt, una cerradura a prueba de robo a la que dio un nuevo nombre: el de Ce­
los productos :de caucho Goodyear y las máquinas herramienta estado­ rradura Infalible para Bancos o Cerradura Mágica. En verdad, no es po­
unidenses se .contaron entre las presentadas en la Gran Exposición ante sible negar que había en ella algo de mágico.
un asombrado público europeo. En contraste con las complicadas llaves de aleta, la de esta ce­
rradura era extramedamente simple. A primera vista, parecía la llave de
Las cerraduras de seguridad de Linus Yale un reloj de pared e incluso recordaba un abrelatas (fig. 32). Consistía en
un vástago redondo, terminado por un cilindro más pequeño y trabajado.
Vivía en Filadelfia, mediada la década de 1850, un joven cerra­ Una vez insertado este instrumento en el agujero de la cerradura, el cual
jero oriundo de Nueva Inglaterrá y llamado Linus Yale Jr. En los años llenaba por completo, su extremo de menor diámetro era tomado por una
1855-1861, se hizo un nombre en dicha ciudad con sus dispositivos a clavija. "Un juego de ruedas conducía los paletones -que constituían el
prueba de robo. Linus Yale Jr. no estaba de acuerdo, ni mucho menos, extremo pequeño- a una parte remota de la cerradura, fuera de todo po­
con la aseveración del señor Hobbs, según la cual no era posible "tomar sible alcance de herramientas que pudieran forzarla, donde actuaba sobre
impresión alguna, ni siquiera por parte del mismo constructor". El "vio
un defecto que juzgó vitalmente erróneo"J5 y, después de hacer varias
pruebas, procedió a abrir una cerradura parautóptica tras otra con toda
facilidad. "El método para forzar la mejor cerradura parautóptica -ase­
guró- es tan sencillo que cualquier muchacho ingenioso puede hacerse una
Plug
llave de madera con la que abrirá estas cerraduras y volverá a cerrarlas."16
El folleto del propío Yale ofrece diferentes relatos de banqueros en los que
éstos explican cómo procedia este constructor. Uno de ellos aporta cierta
luz a la situación; se trata de un banquero de Nueva York, cuya cerradura
Day & Newell -popularmente llamada cerradura Hobb- había sido for­
zada, y que escribe con fecha del 12 de enero de 1856:
El señor Yale forzó mi cerradura de diez cilindros, la mejor en su clase
y por la que yo había pagado trescientos dólares... sólo con una inspección de la
cerradura a través de su agujero, cortó una llave de madera con la que corrió el
pestillo tan fácilmente como lo hubiera hecho mi llave. Y seguidamente, para
completar mi desaliento, cortó un paletón de su llave de madera y cerró de modo
que yo nunca hubiera podido volver a abrir con mi propia lIave. 17

33. Linus Yale, Jr.: Primera ~La e


cerradura de cilindros. Paten­

Pt99mm
te de 1861. En esta primera
patente fueron desarrolla­
das las ideas básicas de la
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cerradura de cilindro y cla· Plug
vijas. Las clavijas o cilindros •( ¡y' a
_--{_J_ - =1 se alinean uno tras otro en una
sola ma, y la cerradura queda
dividida en un estuche fijo e
F~:70 cilíndrico y otro cilindro 34. Linus Yales, Jr.: Segunda cerradura de cilindros. Patente de 1865. Aparte algunos
~
más pequeño, situado excén­ cambios menores, la cerradura de Yale ha llegado a su fase final. La llave es "una delgada
;p
tricamente. Las cámaras para pieza de acero con la forma apropiada para situar en la misma línea las lineas de división
las clavijas están formadas entre los cilindros". (Patente EE.UU., 27 de junio de 1865.)
por orificios correspondientes

~.
en la caja de la cerradura y en 35. Cerradura Yate, 1889. (A) Sección transversal desde uno de los orificios para los
el cilindro. Sin embargo, para cilindros. (B) Sección longitudinal. La llave está puesta y levanta las clavijas, o cilindros, a
alinear las clavijas, Yale utili­ la altura en la que está nivelada la ranura en las clavijas con la división del cilindro, dejando
;.~
E ~
za todavía una llave redonda a éste en libertad para girar. (C) Vista frontal con el cilindro y el agujero. (Catálogo de
Fis:ILf ~. Inv"nck>r: insertada con la ranura hacia
abajo, al modo tradicional.
Yale and Towne Manufacturing Company#12, 1889.)

.r ~~J4.;t. (Patente EE.UU., 29 de enero


de 1861.) 77
los cilindros y abría el pestillo. Hecho esto, eran devueltos automática­ tenía un taller de cerrajería. El joven Yale se crió en un ambiente de in­
mente a la manecilla o vástago." vención y construcción de cerraduras, que era el que se respiraba entonces
Linus Yale pregonó entonces una recompensa de 3000 dólares por doquier en el nordeste de Estados Unidos. Poco es lo que sabemos con
al que lograse forzar su "mágica e infalible ·cerradura antirrobo". El señor respecto a su breve existencia; 18 murió repentinamente a consecuencia
Hobbs nunca logró ganarlo. de un fallo cardíaco a la edad de 47 años, mientras se encontraba de viaje
Pero Linus Yale no estaba totalmente satisfecho con su cerra­ de negocios en Nueva York, en la Navidad de 1868. Al parecer, su po­
dura y finalmente manifestó que toda cerradura basada en una llave y sición financiera nunca fue desahogada. En julio de 1868, seis meses antes
un orificio corría el peligro de ser forzada más tarde o más temprano. Ha­ de su muerte, conoció a Henry R. Towne y, en octubre, ambos organiza­
bía llegado a la solución de no utilizar llave alguna. Sus "cerraduras de ron una sociedad para la fabricación de cerraduras, que se convertiría en
combinación de discos" tenían dos manecillas que, al coincidir en una la gran empresa conocida como Yale and Towne Manufacturing Com­
cierta combinación, soltaban varios pestillos gruesos. El principio de la pany, de Stamford, Conn., y cuya marca registrada es "Yale". Pero quiso
cerradura de discos selectores no era desconocido en siglos anteriores, el destino que Yale no llegase a ver la fábrica donde sus cerraduras de
pero fue Linus Yale Jr. quien logró que esta idea primitiva pasara a formar puerta, nuevas y mecanizadas, serían producidas por máquinas.
parte de un mecanismo muy complejo que abriría el camino para todos Linus Yale Jr. nunca fue un hombre de negocios avispado. El vi­
los demás progresos posteriores. vía absorto en sus inventos. Su actitud con respecto a la vida era más afin
al espíritu de Concord, de Thoreau y de Emerson, que al del sagaz nego­
El invento de Linus Yale ciante de la segunda mitad del siglo. Los pocos hechos que conocemos
acerca de su vida coinciden con el retrato que tenemos de él. Es un rostro
Estas intrincadas cerraduras de seguridad no aportan la nece­ pequeño, con ojos hundidos y que parecen mirar hacia su interior. Las
saria percepción del cambio de la producción manual a la mecánica en facciones suaves y apacibles denotan al músico o al artista antes que al di­
la esfera de la cerrajería. Las piezas de sus complicados mecanismos rectivo eficaz. Y es que, al principio, Linus Yale Jr. quiso ser un pintor,
están hechas, casi por completo, a mano. Son el producto refinado de una pintor retratista. De haber nacido en Francia, probablemente habría en­
s·electa artesanía, la haute serrurerie. Lo que causó revolución en la fa­ contrado su camino en el Quartier Latin, pues no le faltaba, desde luego,
bricación de cerraduras fue la sencilla y familiar cerradura de puerta que ese raro don que es la fantasía. Pero en aquellos días las fuerzas más crea­
todavía ostenta el nombre de su inventor, Yale. El cambio que nos interesa tivas de Norteamérica no se interesaban por la pintura; se sentían apre­
no es el de la mera producción a máquina de las piezas que antes habían miadas por el afán de inventar y actuar en la gran revolución que trans­
sido hechas a mano. Lo interesante, en este caso, es la transformación de formaba la actividad humana en cada esfera.
todo el organismo interior de la cerradura, desde la construcción técnica El padre 19 de Linus Yale ya era famoso como constructor de ce­
hasta su llave. rraduras de seguridad, pero el hijo no permaneció junto a él mucho tiempo.
Al hombre no le resulta fácil abandonar el camino trillado, ya Pronto independizado, Linus Jr. pasó sus años más creativos en Filadel­
que hacerlo significa a menudo romper con un hábito tan arraigado como fia, donde vivió y donde tuvo su taller desde 1855 hasta 1861,2° durante
el de abrir o· cerrar el cajón de su escritorio o "la puerta principal de su cuyos años ideó la mayoría de sus propias cerraduras antirrobo. Tam­
casa del modo acostumbrado. Sin embargo, éste fue el cambio que forjó bién allí, en 1856, sometió su Mágica e Infalible Cerradura para Bancos
Linus Yale Jr., con su cerradura de cilindros. Salvo los especialistas, pocos al examen del Comité de Ciencia y Artes del Franklin Institute. Todavía
conocen este aparato por su nombre técnico; ha sido denominado, indis­ sigue expuesta en éste, y ostenta el autógrafo de su inventor. 21 En Filadelfia
criminada y simplemente, "cerradura Yale". Sin embargo, su uso se pro­ concibió, asimismo, cada uno de los sucesivos diseños que le llevaron,
pagó con lentitud, y no es mencionado en el excelente libro de Pitt-Rivers paso a paso, a la cerradura de caja fuerte sin agujero, la cerradura de com­
On the Development and Distribution of Primitive Locks and Keys, pu­ binación cuyo principio tiene hoy un uso tan extenso. Y allí inventó
blicado en Londres en 1883. En Europa, esta cerradura sólo llegaría a la famosa cerradura de cilindros. En 1861 presentó su primera patente
ser de uso general a partir de la década de 1920, incluso en países que, para esta cerradura, y para entonces él ya era conocido en todo el país
como Suiza, gozan de un alto nivel de vida. Es probable que la introduc­ y su empresa reconocida como la primera en su género en Filadelfia. 22
ción de los automóviles americanos en Europa guarde relación con la di­
fusión de esta cerradura en el continente. En cambio, la cerradura de Linus Los mecanismos de Linus Yale
Yale para los bancos, que data de 1851, fue conocida en Inglaterra muy
poco después de ser inventada. La cerradura de cilindros inventada por Linus Yale Jr. incluye
LinusYale Jr. nació en 1821 en Salisbury, Conn., donde su padre varias partes esenciales.
78 79
En primer lugar, el mecanismo accionador de la cerradura con­
siste -con la, excepción de su primera patente en 1861 (fig. 33)- en un
juego de cinco cilindros, dispositivo que desde entonces jamás ha vuelto
a ser alterado. A los cilindros se les llama de aguja o clavija (pin tumb:tl,))
por su extremada delgadez si se les compara con las piezas normalmente
utilizadas en cerrajería. 'Son delgadas varillas de acero o alambres de
acero y, por razones que en seguida veremos, están distribuidos en dos
secciones separadas (figs. 33, 34, 35).
Segundo, la caja que encierra la totalidad de la cerradura -par­
te llamada escudo- es cilíndrica y puede ser atornillada a la puerta. Es
un cilindro hueco a lo largo del cual hay una hendidura con cinco orificios
verticales. Estos agujeros albergan las clavijas (fig. 35). El propio Yale,
en su petición de patente en 1865, describe la "caja de cilindros" provista
de "un orificio cilíndrico a través de la misma". El orificio es practicado
excéntricamente.
Tercero, en este taladro va ajustado un cilindro más pequeño,
posteriormeJ1te descrito como un "tubo". También éste tiene, como dice
Yale, "agujeros perforados en el mismo, en planos perpendiculares a su
eje".23 Los orificios del tubo corresponden a los cilindros fijos y los pro­
longan. Sin embargo, en ciertos casos, este segundo cilindro puede girar,
1 de donde procede el nombre técnico de "cerradura cilindrica" dado a
I la de Yale, y que la distingue del mecanismo en uso desde el siglo XV.
¡ Para resumir, en la cerradura Yale tenemos los elementos si­
guientes: la caja cilíndrica y fija de la cerradura, o escudo; el cilindro más
I
I
pequeño y situado excéntricamente, o tubo (ambos cilindros tienen orifi­
! cios correspondientes); y, ajustadas verticalmente en estos orificios, cinco
clavijas redondas, cada una en dos secciones. (La sección superior fue
llamada posteriormente "guia", y sólo la inferior conservó el nombre de
I clavija.) Comprimen constantemente las clavijas hacia abajo cinco pe­
36. Fernand Léger: Las llaves. 6leo, c.1924.

queños muelles espirales situados en la parte superior de los agujeros. nada del tipo antiguo de llave. Tal como el propio Yale la describió por
Por lo tanto, la cámara de los cilindros o clavijas se halla en parte vez primera, en su patente de 1865, la llave es "una delgada lengüeta de
en la caja de la cerradura (cilindro fijo) y en parte en el tubo (cilindro más acero con la forma apropiada para situar las líneas divisorias entre los
pequeño y móvil). Bajo la presión de los muelles, las clavijas mantienen fiadores en una misma línea". Por consiguiente, la llave actúa solamente
unidos escudo y tubo, como los clavos que, al atravesar dos trozos de ma­ para ajustar los cilindros, y los cortos planos inclinados de la misma, que
dera, evitan su deslizamiento. En esta posición, el tubo es inamovible. El sirven para este fin, hacen que se parezca, en palabras de un contempo­
mecanismo está cerrado. ráneo, a "una sierra desgastada".
Para accionar este mecanismo, se inserta una pequeña llave Al propio tiempo, el cuadrado paletón de la llave, con sus dientes,
plana en una estrecha ranura que hay en el tubo. La llave pasa por debajo ha desaparecido. La llave se ha hecho pequeña y delgada, y puede ser tro­
de las clavijas que presionan hacia abajo, y las alza hasta un punto en el quelada o estampada en pocos momentos. Y, sobre todo, su función ha
que junturas entre ellas -divididas como están. por dos secciones sepa­ cambiado. Ya no actúa directamente sobre el pestillo, como había hecho
radas- corresponden exactamente con la juntura entre la caja de la cerra­ desde que el hombre inventó el mecanismo de cierre, sino que se limita,
dura y el tubo, es decir, precisamente entre los cilindros fijo y móvil (figu­ meramente, a hacer girar el cilindro rotatorio. La llave es ahora una mera
ra 35). Cuando han llegado a este punto preciso, ya no se oponen a la ro­ manivela destinada a este fm.
tación del tubo, el cual gira al hacer girar la llave. El mecanismo queda "Con anterioridad al invento de Yale, el tamaño de la llave es­
abierto. \ taba proporcionado al de la cerradura, y su longitud era, necesariamente,
Después de las innovaciones de Yale, no quedó prácticamente tal que le permitiese llegar a través de la puerta."24 Sin embargo, tal como
80 81
patente (1865), pero en una patente póstuma, concedida varios años des­
pués de su muerte (fig. 38),26 presentaba con detalle las ventajas esenciales
derivadas de la independencia del mecanismo de la llave con respecto al
pestillo. Las cerraduras de las cajas postales serían equipadas con este
37. Cerradura Yale, in­
dependiente del grosor de sistema.
la puerta. La llave ya no Sólo por etapas Yale pudo desprenderse de sus concepciones
necesita atravesar la heredadas. Cuando presentó su primera cerradura, él la destinaba a ar­
puerta. Accionada por el
cilindro, una varilla de marios y cajones, no a puertas (fig. 33). Todavía alineaba sus cilindros
acero, en la que esta ilus­ con una llave redonda (que tenia una ranura o acanalado en vez del canto
tración de un catálogo de de los modelos posteriores), y es interesante observar que insertaba su
1889 señala las pulgadas,
atraviesa el grueso de la primera llave al modo tradicional, con la ranura hacia abajo, como si to­
puerta para conectar el davía tuviese la lengüeta de las llaves ordinarias. Pero en su segunda pa­
mecanismo compacto de tente (1865), que declaró abiertamente como cerradura de puerta, situó
la cerradura con el grueso
pestillo. (Yale and Towne audazmente el conjunto en su posición lógica, con los cilindros sobre el
Manufacturing Company, tubo y descansando en él. Esto significaba que la llave había de ser in­
Catálogo 1112, 1889.)
sertada de modo inusual, con los dientes hacia arriba. Con ello, incluso
Yale la concibió, el tubo giraria al ser accionado por la llave, en tanto que la manera de cerrar la puerta rompió el hábito, ya que era necesario hacer
el pestillo podía ser colocado independientemente de ésta. Por tanto, la girar la llave en la dirección opuesta a la que ya había llegado a ser ins­
puerta podía ser de cualquier grosor, y cerradura y llave se mantenian tintiva.
inalteradas en tamaño y uniformes con todas las demás cerraduras y llaves Finalmente, cada parte de la cerradura fue concebida de modo
que pudiera ser fabricada por máquinas herramienta. La llave plana fue
del mismo tipo. Esto condujo a la adopción universal de cerraduras es­
tándar y de llaves de tamaño estándar para puertas de las más diversas troquelada o estampada desde el principio. Cabe que los cilindros hubieran
clases. La esmerada ilustración en el catálogo de la Yale and Towne de sido también cortados a máquina en sus primeras versiones, pero más
1889 (fig. 37) permite ver parte del mecanismo mediante un corte parcial tarde serían fabricados por tornos automáticos que los cortaban y les
en la madera. Muestra cómo una barra de acero unida al tubo giratorio daban forma en una sola operación. Los muelles estaban ya disponibles,
puede atravesar una gruesa puerta para actuar a distancia sobre el pestillo producidos por máquinas. Ni siquiera los dos tubos, el interior y el exte­
25
al otro lado. Linus Ya1e Jr. previó este perfeccionamiento en su segunda rior, exigian intervención manual. Procedentes de fundición al principio,
más tarde fueron hechos a máquina como todos los demás componentes,
I .F~. -2. automáticamente.
Linus Yale hijo dio a la cerradura una forma para nuestro tiempo.
El ingenio que demostró con ello recuerda una cierta etapa en la evolu­
ción de los relojes, cuando, en la Nuremberg del XVI, éstos fueron redu­
cidos a tamaño de bolsillo mediante el uso de muelles. Pero la transforma­
ción de Linus Yale fue todavía más radical.
¿Cómo se produjo? Su padre, Linus Yale, patentó en 1844 una
curiosa cerradura de puerta (fig. 29) cuyo mecanismo incluía un anillo ci­
líndrico (e en la figura), "dicho cilindro atravesado desde la circunferencia
exterior a la interior con aberturas redondas en las que se colocan pistones
38. Linus Yale: Cerra­
cilíndricos".27 (Lo que Yale padre denominaba pistones, como los gruesos
dura para oficinas de co­ de la cerradura de bancos, se convertiría en los cilindros o cla­
pistones
rreos. Patente EE.UU., vijas de su hijo.) Estos pistones, con palabras del mayor de los Yale,
1871. Linus Yale previó
las ventajas de un meca­ "pasan a través de dichas aberturas y entran en las aberturas correspon­
nismo de llave indepen­ dientes de un rodillo giratorio" (E). Están distribuidas radialmente alre­
diente del pestillo. El dedor del rodillo, y cada pistón se compone de dos piezas separadas, "di­
brazo (a) controla el dis­
tante pestillo (d). chos pistones presionados continuamente hacia el centro por muelles (G)
sujetos a la placa que enmarca la caja".28
83
39. Llave de hierro, período Tolomeico.
Longitud: 14 cm. Procedente de las excava­
ciones de lord Carnarvon en Drah abu'l
Negga, en Tebas. La cerradura de YaIe no
pudo derivarse de la llamada cerradura egip·
cia, como se creía generalmente. Esta com­
plicada forma de llave procede del muy téc·
nico periodo de los Tolomeos, en el siglo III
o n a.C. Recuerda más bien a sus antece­
sores griegos que a los egipcios. (Cortesía del
Metropolitan Museum, Nueva York.)

Esta cerradura, concebida desde el principio para puerta, era


un derivado de las pesadas cerraduras de banco. Incluso en la célebre ce­
rradura de Joseph Bramah para caja fuerte en 1784 (fig. 30), "las clavijas
(estaban) situadas alrededor del cilindro de la llave... por medio de mue­
lles".29 La idea relacionada de una "placa giratoria atravesada por una
serie de orificios y provista de una clavija que movia el pestillo", así como
de una "serie de muelles, cada uno de ellos con una clavija en un extre­
mo"30 no era inusual ni siquiera mucho tiempo antes.
Los elementos esenciales que más tarde serian utilizados por el
hijo de Yale estaban ya presentes en 1844 (fig. 29): las clavijas cilindricas
divididas en dos partes, los muelles, un rodillo fijo y otro rotatorio, y una
llave (K) sin paletón que actuaba directamente para ajustar las clavijas.
La llave sin paletón es "un cilindro que contiene en su periferia tantas
cavidades o ranuras en forma de cuña (X) como pistones haya".3l ¿Acaso
no se parece esta petición de patente de 1844 a la descripción de la obra
de Yale hijo?

40. Cerradura de madera de sicomoro,


e.BOO d.C., procedente del monasterio de
Epiphanius, en Tebas. Más de un milenio
después del ejemplo tolomeico, el principio
de la cerradura se mantiene invariable. En
ninguno de los dos casos, los cilindros están
alineados en la dirección de la inserción de
la llave, como en el tipo de llave de madera
de los isleños de las Feroe o los holandeses
de Pennsylvania, que emplean una llave de
forma ·totalmente distinta. 41. Cerradura de madera con
doble cilindro, islas Feroe. Perfil
y sección. Sus dos clavijas (d,
d) caen en agujeros (f, f) del
pestillo (a) para bloquear el me­
canismo, como en la cerradura
holandesa de Pennsylvania (arri­
ba). Las dos cerraduras difieren
poco: la de Pennsylvania tiene
la llave situada debajo de los cilin­ 42. Cerradura holandesa de Pennsylvania, en madera. (Arriba) Cerrada, llave fuera
dros; en la de Feroe, la llave de la cerradura. Los dos cilindros descansan en las ranuras del pestillo (líneas de puntos),
pasa (b, b, c) a traves de una asegurándolo como si fuesen clavos. (Abajo) Abierta, llave insertada y alzada, levantando
ranura a mayor altura en la ce­ los cilindros y soltando el pestillo. La cerradura moderna es presentada en la misma fase:
rradura. (Pitt-Rivers.) la llave ha alineado los cilindros, lo que permite que llave y cilindro principal giren.

84 85
Para cerrar el pestillo, la llave debe ser introducida hasta el tope, el En sellos cilíndricos babilonios que datan incluso del tercer mi­
plano inclinado de la llave entra en contacto con los pistones (E) y los hace re­ lenio a.C., se ha observado que el dios Sol lleva un símbolo mellado. 36 Al­
troceder hasta que su punto de unión entre las dos partes del juego de cilindros gunos arqueólogos han interpretado este instrumento simbólico como una
coincide con la'. juntura entre el cilindro giratorio interior y el cilindro exterior sierra, y otros como una llave. No es tarea para profanos en la materia
fijo que puede. hacer girar ahora la llave. 32 aventurar una opinión, de modo que aquí nos limitaremos a señalar las
diversas interpretaciones y la incertidumbre de su pasado.
Como hemos visto, no es posible detectarla con certeza ni si­
Arquetipos quiera en Egipto. Las pruebas tangibles no se inician hasta el período he­
lénico, pero las suposiciones referentes a su tiempo de origen varían d~ntro
Cuando surge la pregunta acerca de la procedencia de la cerra­ de la amplitud de un milenio.
dura de Linus Yale Jr., una y otra vez la respuesta es: "Procede de la ce­ Con respecto a la cerradura griega de los períodos homérico y
rradura egipcia." No obstante, ni siquiera las excavaciones más recientes post-homérico, se dispone de una información cuidadosamente recopi­
revelan gran cosa acerca de la antigua cerradura egipcia y su posible evo­ lada. 37 Pinturas en jarros y relieves en tumbas áticas confirman la exac­
lución. Sin duda, la llamada cerradura egipcia entra en la categoría de las titud de la descripción de Homero cuando Penélope abre la puerta del
cerraduras de cilindros, pero carece de uno de los rasgos esenciales que cuarto en el que se guarda el arco de Ulises "y tomó la: bien curvada llave
ésta tuvo eri la época medieval: sus cilindros no están alineados en una hi­ en su mano vigorosa, una hermosa llave de bronce cuyo mango era de
lera; las clavijas de hierro se proyectan en diversos planos a través de la marfil... desató rápidamente la correa de la anilla de la puerta, introdujo
anchura de su base horizontal, como las cerdas de un cepillo. Todavía es la llave y con directo impulso corrió los cerrojos".38
utilizada en esta forma en las viviendas egipcias más humildes. Esta primitiva llave griega no era sino una especie de impulsor
Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankhamon, en­ de pestillos. Las sacerdotisas llevaban una de estas llaves de bronce, lar­
contró varias llaves metálicas (fig. 39) en él transcurso de la expedición gas y pesadas, sobre sus hombros. Sus dos ángulos en L y su larga tija
de lord Carnarvon. 33 Según Carter, datan del período de los Tolomeos recuerdan, en cierto modo, la manivela de un gato de automóvil. Tal como
.(332-330 a.C.). El metal está doblado en forma de L y los dientes están el manubrio de ésta ha de hurgar bajo el coche hasta encontrar el gato, tam­
dispuestos a lo largo de una linea sinuosa en el brazo más corto. La ce­ bién la llave homérica había de pasar a través de un orificio abierto a
rradura en la que encajaban era el producto de un período técnicamente cierta altura en la puerta para encontrar el cerrojo en el interior y co­
avanzado que floreció bajo los Tolomeos, cuando Egipto se convirtió en rrerlo. Más tarde, sus ángulos contundentes se suavizaron en una fácil
el centro de la ciencia y de la invención griegas. En realidad, se trata de curva en forma de S, parecida a la clavícula humana, lo que le valió el
un período post-egipcio. nombre de llave de clavícula. 39
Más de un milenio después, la "cerradura egipcia" parece inva­ Apenas nos aproximamos al aspecto de la cerradura griega de ci­
riable en principio. Una cerradura de madera, tallada su caja a partir lindros en el siglo V, la certidumbre desaparece de nuevo. Las mujeres de
de un bloque de madera de sicomoro (c.SOO d.C.), fue hallada por la ex­ Aristófanes, tal como se ha indicado más de una vez,40 se lamentan de
pedición del Metropolitan Museum, enterrada en los escombros de una que unos hombres malos han cerrado la puerta de la despensa con la ayuda
celda en el monasterio de Epiphanius en Tebas (fig. 40).34 Es el mismo de una "llave secreta" laconia de tres púas. Esto indica, meramente, que
tipo de cerradura que la del período de los Tolomeos, pero mucho más la cerradura laconia era una variante de la cerradura de cilindros. Sus tres
simplificada. También tiene la forma de L, pero sus clavijas, aunque sólo púas y, sobre todo, su nombre posterior -ballanos o cerradura de bello­
son dos, no están alineadas. Para cerrar, había que alzar el pestillo por de­ ta- 41 la emparentan con las llaves pertenecientes al período helenístico,
bajo, insertando y levantando la llave de hierro. Ya que este tipo ha per­ halladas por Carter y otros. Esta cerradura tenía clavijas cilíndricas
sistido -todavía sigue en uso en las viviendas modestas de Egipto-, parece cuyas cabezas, para evitar su deslizamiento total, podían estar algo en­
como si la cerradura medieval de cilindros, con sus clavijas alineadas una sanchadas, en forma de bellota,42 en tanto que la cerradura de cilindros
tras otra y con su llave plana y mellada, tuviese su origen fuera de Egipto. en madera, propagada casi en todo el mundo, tenía clavijas de sección
Los arqueólogos dudan incluso de que se originase en este país cerradura cuadrada y que en nada se asemejaban a la bellota. Es ímprobable que
alguna de este tipo. Las cerraduras construidas según el principio de los el idioma griego, con figuras retóricas tan plásticas y precisas, utilizara la
cilindros (la cerradura de Laconia) fueron utilizadas, al parecer, en Grecia palabra "bellota" para describir una clavija cuadrada.
desde el siglo VI a.C. en adelante, y cabe que llegasen a Egipto en tiempos En la Grecia del siglo V, este tipo fue llamado cerradura laco­
de los griegos o de los romanos. 35 nia ya que desde Laconia, el centro mínero griego donde florecía la in­
Las pruebas con respecto al lugar de origen de esta cerradura dustria metalúrgica, se extendió a Atenas y el resto del mundo heleno. 44
-en Babilonia, en Egipto o en la Grecia del siglo V a.C.- sólo permiten Cabe pensar que, para Laconia, su ruta pudo haber sido desde Egipto a
unas interpretaciones harto ambiguas. través de Jonia y las islas griegas. 45

86 87
El tipo de llave de madera Llegamos a la conclusión de que el tipo plano de llave de madera
fue la fase temprana, y que el tipo más complicado de llave metálica cur­
Más .interés nos ofrece el origen del tipo de cerradura de llave vada surgió de ella, a la par con la cultura mediterránea, más organizada.
de madera, que distribuye sus clavijas en ranuras verticales alineadas y Pero, comparado con el tipo de llave de madera, nunca viajó muy lejos.
las alinea con Una llave plana de madera. Los etnólogos han considerado Sigue en pie la pregunta: ¿De dónde surgió la cerradura que des­
que, con ciertas cerraduras cuyos cilindros o clavijas están alineados en plazó a los tipos más antiguos? La cerradura que inventó Yale padre era
una hilera, se alcanzó un "nuevo momento",46 aunque no 10 distinguen también una cerradura de cilindros, con éstos divididos en dos secciones,
en principio de la llamada cerradura "egipcia". Sin embargo, éste es un con su tubo interior giratorio y su rodete exterior fijo, y con sus muelles
tipo distinto; que señala hada un origen diferente. para accionar los cilindros. Más de dos decenios transcurrieron antes de
No se dispone de pruebas reales en 10 referente a dónde y cuándo que los elementos que el mayor de los Yale había utilizado en Su cerradura
fue creada. El tiempo y el país de origen son un enigma, pero ciertos tipos de puerta hallaran su forma definitiva en la cerradura del joven Yale. Los
son sugerentes. hechos a nuestra disposición pueden sugerir un amplio esbozo de este
UnQ de ellos es que los diversos ejemplares del tipo de llave de proceso.
madera, tal como éste aparece en las más diversas culturas y épocas, son En la década de 1850, Yale hijo estaba totalmente absorto en
notablemente similares. No puede ser casualidad el hecho de que cerra­ el problema de la cerradura a prueba de robo para los bancos, en aquella
duras en las islas Feroe, al norte de Gran Bretaña (fig. 41), se parezcan época todavía no resuelto. Cada una de sus cerraduras de seguridad fue
tanto a las cerraduras de las islas de Grecia o a la de una vieja casa árabe recibida con plácemes, pero él no se dio por satisfecho hasta haber con­
en la isla de Zanzíbar, que den la impresión de haber sido fabricadas en seguido una solución que él mismo reconociera como fiable. Como hemos
el mismo pueblo. Seguramente, han de poseer un antepasado común. visto, esta solución fue la cerradura de combinación, sin agujero para la
Deben poder ser investigadas hasta llegar a un arquetipo que no sea el tipo llave.
de llave metálica curvada o la llamada cerradura egipcia, cuya llave curva, Cada dia, al manejar la pesada llave de la puerta de su taller, se
con su complicada disposición de púas, es el producto de una cultura dife­ preguntaba si ésta no podía llegar a ser más sencilla y práctica. ¿No era
rente, experta en el trabajo del metal. absurdo que la llave que abría su "Cerradura Mágica de Bancos" apenas
. El tipo de llave de madera se encuentra en toda Asia: en China, fuese mayor que la llave del reloj colocado sobre la repisa de la chimenea?
en la India y en Arabia. Algunos relacionan su difusión con las incursiones Algo no marchaba debidamente si una puerta corriente de una casa exi­
árabes en el África tropical,47 llevada por los conquistadores moros al gía un artilugio tan voluminoso, en tanto que la puerta de una caja fuerte,
norte de dicho continente. Por otra parte, este tipo ha sido descubierto con un espesor de 30 centímetros, podía ser abierta con una llave que
en fuertes germanos que datan del Imperio romano. 48 Se ha supuesto que cabía en el bolsillo del chaleco.
el tipo de llave de madera fue llevado a través de Europa por los pueblos Por extraño que ello pueda parecer, era más fácil concebir com­
de las Grandes Invasiones en sus marchas hacia el oeste. Para cerrar el plicadas cerraduras para cajas fuertes, cuando este invento estaba en el
círculo, llegó hasta América por dos rutas diferentes: mediante los colonos aire, que resolver un problema como el de la cerradura de la puerta, que
alemanes, escoceses o suizos hasta Pennsylvania, y a través de los negros había permanecido inmóvil durante siglos.
hasta Guayana. 49 ¿Era posible progresar más a lo largo del camino de su padre?
Siguiendo estas irradiaciones hacia atrás, convergen un un centro Los cilindros eran utilizables, pero dispuestos tal como 10 estaban entonces
de origen: el núcleo interno de Asia. Allí, en las estepas, sin datos ni his­ no resultaban fiables en su funcionamiento. ¿De qué podía servir una com­
toria, estuvo, muy probablemente, el lugar natal del tipo de llave de ma­ plicada distribución radial de cilindros en una sencilla puerta de casa? Lo
dera. adecuado para la maciza puerta de una caja de caudales no era, necesa­
Otra cosa señala también hacia el interior de Asia. Cuanto más se riamente, 10 apropiado para el uso doméstico, y 10 peor era, en este caso,
familiariza uno con la cerradura plana de cilindros, del tipo de llave de los cilindros dispuestos radialmente detrás del agujero de la llave, supe­
madera, más tiende a llegar a la conclusión de que no se trata meramente ditados a la vista y al tacto de cualquier amigo de 10 ajeno. Era tarea fácil
de una simplificación de la cerradura egipcia o de su transposición a la la de insertar una herramienta y hurgar hasta encontrar el punto exacto.
técnica del carpintero. Todo el mecanismo está concebido en madera. Evi­ Una nueva cerradura de puerta había de ofrecer mayor resistencia que la
tando estrictamente las curvas, cada parte del mismo puede ser fácilmente antigua ante eventuales ladrones; de 10 contrario, seria inútil. En su cerra­
trabajada por campesinos, pastores o nómadas. No requiere mano de dura para bancos, el joven Yale introdujo el mecanismo mucho más
obra especializada, como ocurre con la llave metálica curvada. El tipo de adentro, más allá del alcance de quien quisiera hurgar en ella. Deseaba
llave de madera surgió en el seno de una cultura primitiva y una región también seguir este principio en su cerradura de puerta, pero no era po­
que se apoyaba en la madera como material básico para sus edificios y, sible recurrir a mecanismos complicados, por 10 que se requería un plan­
dentro de lo posible, para sus utensilios. teamiento diferente.

88 89
La idea de su padre -no utilizar la llave para accionar el pestillo, con gráciles verjas de hierro (Véase Lamour, Recueil des ouvrages de serrurerie
como en las .antiguas cerraduras de puerta- vino en su ayuda. Yale hijo sur la Place Royale de Nancy, París, 1767).
trató, a su vez, de limitar la función de la llave a la alineación de los cilin­ 5. Véase la obra del maestro cerrajero Louis Fordrin, Nouveau livre
de serrurerie, París, 1723, reeditado en facsimil por A. de Champeaux, París,
dros, para que pudiera tener lugar una rotación. ¿Pero cómo reunir sim­ 1891. Son especialmente interesantes los grabados 19, 23 Y 27, que describen
plemente los" cilindros, en profundidad, para oponer mayores dificultades las diversas partes de las grandes rejas de iglesia.
al ladrón? Para este fm, no se necesitaba ninguna búsqueda arqueológica. 6. Henry R. Towne, Locks and Builders Hadware. A Hand Bookfor
No hubiera conducido a parte alguna, ya que hasta hoy poco es lo que Architects, Nueva York, 1904, p. 39.
sabemos acerca de la cerradura egipcia que, como quiere la leyenda, inspiró 7. El nombre técnico de la cerradura de Linus Yale es cerradura de
a Yale. cilindros, pero nadie la llama asi, excepto los especialistas.
8. Ni siquiera en el decenio de 1830, esta caja fuerte era muy distinta
de las antiguas arcas cerradas con tapa. Se encuentran varías ejemplos en: Musée
El tipo de llave de madera en Pennsylvania industriel, description complete de l'exposition des produits de 1industrie fran­
9aise en 1834, París, 1838.
En cualquier lugar de Pennsylvania, en establos y, tal-vez en su 9. One Hundred Years of Progress, Hartford, 1871, p. 396.
tiempó todavía en las casas de campo, Yale pudo ver las cerraduras de 10. Herring's Fireproof Safe. Interesante e importante infonnación
cilindros de madera que los colonos trajeron consigo desde Escocia, Ale­ referente a la conservación de libros, papeles, etc., Nueva York, 1854, p. 36.
mania o Suiza. Sus cilindros estaban alineados en una sola hilera (fig. 42). 11. S. Giedion, Space, Time and Architecture, Cambridge, 1941, pp.
Este modelo es un superviviente de la vida gótica, como lo eran los uten­ 460 Y ss. (Versión castellana: Espacio, tiempo y arquitectura, Editorial Cienti­
fico-Médica, S. A.; Barcelona, 1968).
silios y muebles de los primeros colonos. Los holandeses de Pennsylva­
12. La cerradura Barran, 1778, precursora de las modernas cerra­
nia a menudo se divertían inventando nuevos dispositivos que prestaban duras de cajas fuertes.
variedad a sus cerraduras de madera, pero tenían una de ellas que había 13. Report of the National Mechanics Institute of Lower Austria on
protegido casas y establos medievales. Esta cerradura de madera, con Newell's Parautoptic Combination Lock, concesión del Diploma y la Medalla
sus cilindros alineados y su llave plana y con muescas, había servido du­ de Oro del Instituto, Nueva York, 1848. La cerradura Newell, o parautóptica,
rante largo tiempo como cerradura de la humanidad. Su sencilla estructura fue fabricada por vez primera en 1836.
de madera, sus simples ranuras, los cilindros y la llave, todo podia ser 14. Ibídem, pp. 8 Y 18.
creado por las herramientas más primitivas. 15. A Dissertation on Locks and Lock-picking y prinCIpIOs de las
Delata el vigor elemental de este tipo el hecho de que permane­ medidas antirrobo, junto con las ventajas inherentes al uso de la mágica e infa­
ciera en uso corriente hasta el siglo XIX, y que pudiese aportar un im­ lible cerradura de caja fuerte... inventada por Linus Yale Jr., Filadelfia, 1856.
pulso decisivo cuando hubo que inventar la cerradura mecanizada de nues­ 16. Ibídem, p. 16.
tro período. Fue la rústíca simplicidad de esta cerradura lo que provocó 17. Ibídem
el ramalazo de genío en el invento de Linus Yale: alinear los cilindros, uno 18. No se ha publicado ningún estudio sobre su vida. El articulo sobre
detrás de otro, de un modo tan sencillo y eficiente que, desde entonces, él en la Encyclopedia Americana, vol. XXIX (edición de 1940), contiene impre­
esta distribución nunca más ha vuelto a ser alterada. cisiones y no menciona su gran invento.
19. La familia llegó a Connecticut en el siglo XVII. Elihu Yale, que
daría su nombre a la Universidad de Yale, fue el hermano de un antepasado de
Linus Yale.
20. Linus Yale Jr. apareció en el Directorio de Filadelfia desde 1856
hasta 1861. El primer año estuvo inscrito en él como Yale, Linus Jr. - Cajas de
Notas seguridad, yen 1857 y 1858 como Yale, Linus Jr. & Ca. - Cajas de seguridad y
Cerraduras. Desde 1856 hasta 1859 vivió en Milestown y su taller estuvo en
varias direcciones de las calles Chestnut y Walnut. En los tres últimos años, 1859
1. Esta concomitancia de nueva forma con nuevos métodos de pro­ a 1861, su dirección comercia! fue 248 North Front Street, y tuvo su vivienda en
ducción puede ser establecida a partir del 1930 en adelante. El único ejemplo el 142 de North 15th Street. Debo esta información a Walter A. R. Pertuch,
que mostramos aqui es una hoja de guadaña inventada en 1834 (fig. 73). bibliotecario del Franklin Institute de Filadelfia.
2. American Manufacturer and Builder, Nueva York, enero de 1869. 21. Esta cerradura ya era ampliamente utilizada entonces, como lo
3. The Walter A. Wood Mowing and Reaping Machine Company, demuestran referencias en Linus Yale Jr., Dissertation on Locks and Lock­
Hoosick Falls, Nueva York, Circular for the Year 1867, Albany, 1867. Picking, Filadelfia, 1856. Fue patentada el 12 de julio de 1853 con el número
4. Fue Jean Lamour (1698-1771) quien realizó esto en Nancy, cuando 9.850.
adornó las tres plazas más elaboradas de finales del Barroco. En una de ellas, 22. Edwin T. Freedley, en Philadelphía and Its Manufactures, 1859,
la Place Stanislas (1751-1755), amplió el lado abierto entre dos de sus esquinas p. 332, habla con alabanzas de la cerradura de pennutación para cajas fuertes

90 91
fabricada por Mr. L. Yale Jr. and Company, y la considera como la cerradura 46. Luschan, op. cit., p. 409. Aunque no siempre sea posible estar de
más celebre de los tiempos modernos. acuerdo con sus conclusiones, la exposición de Luschan es de las más sólidas.
23: Especificación para la patente n.O 48475, 27 de junio de 1865. 47. Luschan, op. cit., p. 430.
24. The Yale and Towne Manufacturing Company, Catálogo 12, 1889. 48. L. Jacobi, Das Roemerkastell Saalburg, Homburg v.d. Hoehe,
25,. Ibídem. 1897, pp. 462 y ss. Pero incluso aquí prevalece la incertidumbre, ya que las llaves
del fuerte de Saalburg en Alemania -llaves planas de bronce, probablemente
26. "Perfeccionamiento en cerraduras para cajas postales", patente copiadas de modelos en madera- pueden datar de los tiempos de Augusto o de
n.O 120.177,24 de octubre de 1871. finales del siglo III. Si los romanos pudieron haberla tenido es pregunta que queda
27. Especificación de Linus Yale Sr., patente n.o 3630, 13 de junio abierta, ya que los mismos se esmeraban en la fabricación de cerraduras gira­
de 1944. torias de puerta.
28. Ibídem. 49. Luschan, op. cit., p. 430.
29. Pitt-Rivers, op. cit.; p. 25.
30. Compárese, por ejemplo, Charles Tomlinson, Rudimenlary Treatise
on lhe Construction of Locks, Londres, 1853, p. 83, en cuya obra se menciona:
"La cerradura de Stanbury inventada en Estados Unidos hace unos cuarenta
años".
31. Linus Yale, Sr., solicitud de patente, 1844.
32. Ibídem.
33. Debemos esta información a la amabilidad de Ambrose Lansing,
conservador del departamento de Arte Egipcio en el Metropolitan Museum of
Art de Nueva York.
34. Herbert E. Winlock y Walter E. Crum, The Monastery of Epipha­
nius al Thebes, Nueva York, 1926, parte J, p. 57.
35. Comparar Daremberg y Saglio, Dictionnaire des Antiquilés grec­
ques el romaines, artículo "Sera".
36. Felix von Luschan, "Ueber Sch10esser mit Fallriegel", en Zeitschrift
fuer Ethnologie, año 48, Berlín, 1916, p. 423.
37. Hermann Diehls, Antike Technik, Beilín, 1914; véase capítulo
sobre "Puertas y cerraduras antiguas", pp. 34 y ss., ilustrado con reproducción de
pinturas de jarrones y relieves; contiene una convincente reconstrucción de la
cerradura homérica.
38. Odisea, XXI.
39. Diehls, op. cit., p. 40, presenta, una junto a la otra, llave de cla­
vícula y llave de templo. Ha sido recuperada una de estas llaves, la de un célebre
santuario de Artemisa en el siglo V a.C.
40. Ibídem, p. 46.
41. Ibídem. Ballanoi = bellotas. La palabra ballanos era de uso ge­
neral en tiempos de Aristófanes. Véase Joseph Fink, Der Verschluss bei den Grie­
chen und Roermen, Regensburg, 1890, p. 28.
42. Se han conservado candados de los tiempos de Pompeya, con
cilindros en forma de bellota. Ilustrado en Daremberg y Salio, op. cit., p. 1.247.
43. Fink, op. cit., pp. 22 a 31, investiga detalladamente la cerradura
laconia.
44. Daremberg y Salio, op. cit., p. 1.244, artículo "Sera", con ilus­
traciones.
45. Todavía menos concluyentes en lo referente a cuestiones de origen
son los ejemplares hoy hallados en las islas de Grecia. Pertenecientes en su mayor
parte al tipo de cerraduras de cilindros con llave de madera, son fruto de una di­
seminación mundial. Véase R. M. Dawkins, "Notes from Karpathos", en Annals
01 the British School o/ Athens, vol. IX, pp'. 190 Y ss. Como indica Dawkins
(p. 195), se encuentra allí un tipo compuesto, con dos llaves, una de las cuales
es utilizada para empujar el pestillo: "descendiente de la cerradura homérica".

92
La línea de montaje y la gestión científica taderos de Cincinatti, donde, sin auxiliares mecánicos, fue introducido
un sistemático trabajo de equipo de sacrificio y desollado de los cerdos.
La actitud de línea de montaje estaba presente antes de que fuera posible
aplicarla en forma mecanizada a complicados procesos con máquinas.
La linea de montaje está basada en el transporte más rápido, y con la
menor fricción posible, desde un proceso de fabricación al siguiente. Para
este fm se emplean sistemas de transportadoras. Fue Oliver Evans el pri­
mero en incorporar los tres tipos básicos de transportador, tal como to­
davía se utilizan hoy, a una linea de producción continua.
Hacia 1830, apareció una nueva influencia: la introducción de
La línea de montaje 1 es una de las herramientas más efectivas los ferrocarriles, que excitaron la imaginación en todo el mundo. Raíles
de la mecanización. Su objetivo es un proceso de producción ininterrum­ y vagones parecían ser el medio de transporte más perfecto, y pronto se
pido, que se logra mediante la organización e integración de las diversas hicieron intentos para utilizarlos en las ramas más diversas de la in­
operaciones. Su última meta consiste en transformar la manufactura en una dustria.
sola herramienta en la que todas las fases de producción y todas las má­ En 1832, se concedió en Francia la patente para un horno con­
quinas se convierten en una gran unidad. El factor tiempo desempeña un tinuo "en forma de un gran tendido circular de vía. El pan pasaba por él
papel importante, ya que las máquinas deben estar reguladas unas con y se cocía durante el trayecto".3 Esto puede ser considerado como sinto­
otras. mático, pero en Inglaterra, durante esa misma década, se hicieron inven­
Más recientemente, la línea de montaje dispone de un título más tos importantes, basados en el uso de vías y troles. Entre ellos figura la
amplio: el de linea de producción. "La linea de producción se caracteriza grúa corredera -al parecer inventada por Johann Georg Bodmer en 1833-,
por el movimiento regular y continuo de materiale~ desde su almacén hasta que podía desplazar cargas a lo largo de un trayecto horizontal situado
el producto acabado, a través de las necesarias etapas de la fabricacíón ... a cierta altura. Fue Bodmer quien, como veremos, tendió vías en una fá­
La linea de produccíón requiere un trazado racional y a menudo, aunque brica de Manchester, sobre las cuales los materiales eran transportados en
'no necesariamente, implíca el uso de sistemas de cintas transportado­ vagonetas directamente hasta las máquinas.
ras..." 2 La grúa móvil horizontal es un paso hacia los sistemas de raíles
En general, emplearemos el término de línea de montaje, que elevados que aparecieron, a gran escala, en los mataderos del Middle West
se ha convertido casi en sinónimo de la mecanización total. norteamericano a finales del decenio de 1860 y que, finalmente, entra­
Humana y técnicamente, el problema de la línea de montaje Sto ron en servicio en la fabricación masiva de automóviles (Henry F ord,
resuelve cuando el obrero ya no ha de sustituir ningún movimiento de la 1913).
máquina y, simplemente, asiste a la producción como vigilante y compro­ En el sentido actual, la linea de montaje fue utilizada originaria­
bador. Esto se logró, casi repentinamente, a finales del siglo XVIII con la mente cuando Oliver Evans la aplicó por primera vez a la molienda del
mecanización del proceso de molido de grano por Oliver Evans, pero en grano en 1783. En 1833 se procedió a la fabricación mecánica de galle­
la fabricación a gran escala de maquinaria complicada (chasis de auto­ tas en un departamento de la intendencia naval inglesa, con las bandejas
móviles), la línea de producción totalmente automática no fue conseguida de cocido transportadas de una máquina a otra a través del horno, y de
hasta 1920. nuevo a su punto de partida, todo ello sobre unas plataformas de rodillos
En la fase de transición, todavia predominante en la industria, el en movimiento continuo. A finales del 1850, el proceso, más dificil, de la
hombre actúa como una palanca de la máquina. Debe efectuar ciertas ope­ cocción del pan fue mecanizado en diversos lugares de Inglaterra y Es­
raciones que todavía no son realizadas por los mecanismos. Cierto que tados Unidos, y en este último pais, en esa época, incluso la fruta era se­
el ritmo de trabajo está adaptado al organismo humano, pero, en un sen­ cada en cámaras de vapor con la ayuda de una cinta transportadora, por
tido más profundo, la regularidad inexorable con la que el obrero debe un método hoy olvidado (proceso Alden); y a finales de la década de 1860,
seguir el ritmo del sistema mecánico es antinatural para el hombre. habia raíles elevados, en combinación con diversas máquinas, en las gran-
El desarrollo de la linea de montaje con su ahorro en mano de i' des factorías de envasado de carne del Middle West.
obra y sus medidas de aumento de la producción, está estrechamente re­ Todo detalle de sistemas de transportador, de interés para el in­
lacionado con el deseo de una producción masiva. Vemos utilizarla poco geniero o el fabricante, posee una literatura casi inagotable... pero en ella
después de 1800 para productos tan complicados como la fabricación de no hay nada que resulte muy útil para nuestro propósito. El origen de la
galletas en un Departamento de Avituallamiento de la Royal Navy britá­ linea de montaje, su desarrollo casi inadvertido a través de todo un siglo
nica, a base de pura artesanía, es decir, sin el empleo de maquinaria. En hasta llegar a una dictadura virtual sobre todo y sobre cada uno, es ante
el decenio de 1830 se aplicó un proceso muy similar en los grandes ma­ todo un problema histórico y humano. Tal vez por este motivo estemos
94 95
tan mal informados acerca de su evolución. N o poseemos una amplia
visión sobre ese tema, ni, al parecer, ningún articulo que perfile la historia
de esta destacadísima herramienta de la producción.
Íntimamente relacionado con la línea de montaje, hay un problema
cuya import'ancia ha aumentado lentamente desde 1900: la gestión cien­
tífica. Al igual que la linea de montaje, la gestión científica tiene mucho
que ver con la organización. En fase muy temprana de sus experimentos
durante el decenio de 1880, Frederick Winslow Taylor regulaba ya la ve­
locidad de varias máquinas por medio de un mando individual, y fue uno
de los primeros en emplear motores eléctricos para este fin. Pero todavia
tiene mayor importancia la investigación de la gestión científica sobre la
manera de ser realizado el trabajo humano.
Su evolución ha llevado, en parte; a un alivio para la mano de
obra, y en parte a una inicua explotación del trabajador.
Su mejor resultado, fue la nueva comprensión de la naturaleza del
trabajo y el movimiento, gracias a investigaciones tales como las de Frank
B. Gilbreth. El sistema empleado por Gilbreth para hacer visibles los ele­
mentos asicomo la trayectoria del movimiento humano, es magistral tanto
en el método como en la audacia de su aplicación. Este aspecto de la in­
vestigación, con su profundización en el elemento humano, creemos que,
a largo plazo, demostrará ser e! más importante.

. La línea de producción continua en el siglo XVIII


I
Oliver Evans

Lo que es más tipico en la industria americana de hoy -la pro­


ducción en flujo continuo- fue una preocupación central desde el primer
momento. Antes de que existiera alguna industria americana, y mucho
antes de que se procediera a construir máquinas complicadas, una mente
solitaria y profética se dedicó a idear un sistema en el que el desplaza­
miento mecánico de una operación a otra pudiese eliminar el trabajo de
manos humanas.
En el último cuarto de! siglo XVIII, Oliver Evans (1755-1819)4
construyó un molino en el que el grano pasaba, fluida y continuamente, a
través de los diversos procesos de la molienda sin la ayuda de la mano
del hombre. Fluía en una línea continua y regular de producción.
Oliver Evans introdujo la cinta sin fin y diferentes tipos de trans­
portadoras, reguladas una con otra en todas las fases de la producción.
La "banda sin fin" (correa transportadora), el "tornillo sin fin" (transpor­
tador de tornillo) y la "cadena de cubos" (transportador de cangilones),
que él utilizó desde un buen principio, constituyen hasta hoy los tres tipos
del sistema transportador. Más tarde, estos tres elementos recibieron una 43. Agostino Ramelli: Má9uina para elevar agua por medio del torniilo de Arquímedes.
técnica exhaustiva en sus detalles, pero nada hubo que cambiar en el mé­ 1588. El interés por la mecanica se reavivó a finales del Renacimiento. Ello se refleja en
numerosos dispositivos, por ejemplo el llamado tornillo de Arquimedes, que no es sino
todo en sí. el actual transportador de tornillo sin fin. Para elevar el agua, Ramelli emplea tres torni­
En 1783, el modelo del molino automático quedó completado, llos de Arquimedes accionados por la propia corriente de agua. (Ramelli, Le Diverse
yen los dos años siguientes, 1784-1785, el molino propiamente dicho fue artifiose machine, París, 1588.)

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45. Oliver Evans: Esquema del molino mecanizado, 1783, La primera línea de produc­
ción completa, conseguida antes de que la industria norteamericana tuviese real existencia,
(Evans, Young Millwright and Miller's Guide, 1795.)

construido en el valle de Redclay Creek (figs. 44 y 45). La carga en este


molino podía ser efectuada a partir de barcazas o de vagones; una báscula
determinaba el peso y un transportador de tornillo (o "tornillo sin fm de
Arquímedes", como lo llama Evans) conducía el grano al interior, hasta
el punto en que era elevado hasta el piso superior por un transportador
de cangilones (o "ascensor para elevación vertical"). Este movía hasta
108 hectólitros de grano por hora. Desde este montacargas, el grano caía
en un plano levemente inclinado, el "descensor, una amplia banda sin fin
de cuero delgado y muy flexible, lona o franela, que giraba sobre dos po­
leas". Esta correa era puesta en movimiento por el peso del cereal y, como
~.
=1.. añade Evans, "se mueve por el principio de una rueda hidráulica saliente".
Un siglo más tarde, un notable ingeniero observaría: "Es el prototipo
de la correa transportadora de hoy, generalmente utilizada para trans­
44. Oliver Evans: Tomillos de Arquímedes y transportador de cangilones para la ele­ porte horizontal."5 Después de las correspondientes operaciones, el grano
vación y transporte de grano, 1783. Evans, inventor de la línea de producción, utiliza el 1 era bajado hasta las muelas y, desde éstas, de nuevo al piso alto. Por tanto,
tornillo de Arquímedes en un sistema de correa y transportadores de cangilones, para des­
plazar el material (grano) de un proceso a otro, sin intervención de la mano. "Un tornillo hacía su trayecto -que es 10 que nos interesa aquí- a través de todos los
sin fm de dos espiras continuas' mueve el grano horizontalmente. El "montacargas para pisos, desde el inferior al superior y viceversa, de modo muy parecido al
el ascenso vertical" es una cinta sin fm de cubos de chapa de hierro (CD). El dispositivo
de descenso (EF) es "una ancha tira sin fm de cuero muy delgado y flexible, o bien de lona de los automóviles en la fábrica de Henry Ford en 1914.
o franela, que gira sobre dos poleas... Por su propia gravedad, el grano pone la máquina La gente se negaba a creer que aquello pudiese funcionar. ¿Cómo
en marcha. Esta máquina funciona según el principio de una rueda hidráulica de corriente iba a ser tan repentinamente superada la mano del hombre? En unas lí­
alta". (Evans, Young Millwright and Mlller's Guide, 1795.)
neas bastante oscuras escritas como nota a pie de página en uno de sus
98
99
libros, veinte años más tarde, üliver Evans no pudo abstenerse del comen­
tario siguiente: nivel bajo a otro más alto, o viceversa. El agua de las paletas de la rueda
se transforma en grano que se desplaza constantemente, pero él no mue­
... La mente humana parece incapaz de creer nad 4 que ella no pueda ve, sino que es movido.
concebir y comprender... Hablo por experiencia, pues cuando se afirmó por pri­
mera vez que cabía construir molinos de harina comerciales que se valiesen por Las dificultades que surgieron y que condujeron a disputas, y
sí mismos, hasta el punto de tomar la cabezuela de las muelas y la harina de las
vagonetas y elevarlas hasta lo alto, extendiendo la cabezuela para enfriarla y fmalmente a un conflicto con el Congreso, las suscitaron los molineros.
reuniéndola mediante las mismas operaciones en la tolva, etc., hasta quedar la Una vez conocedores de las ventajas del molino mecanizado, no quisieron
harina lista para el ensacado, se le contestó al proyectista: No es posible hacer pagarle royalties a üliver Evans, y más tarde (1813) atacaron la patente
que el agua corra cuesta arriba, no es posible hacer molineros de madera. 6 en un "Memorial al Congreso", en el que solicitaban "alivio para las ac­
ciones opresivas" de la patente de üliver Evans. 10 Fue solicitada la opi­
Pero el molino que üliver Evans construyó para sí y para sus nión de Thomas Jefferson como experto. La opinión de éste sobre los
socios en Redclay Creek, 1784-1785, funcionó. Los molineros de la re­ aparatos de üliver Evans era baja, y vio tan sólo los detalles, no el con­
gión fueron a visitarlo y "vieron que todas las operaciones de la molienda junto como un todo. "El elavador -declaró- no es sino la antigua Rueda
procedían sin la atención de ningún ayudante: limpieza, molienda y criba­ Persa de Egipto, y el transportador es lo mismo que el tornillo de Arqui­
do... sin intervención humana".' medes."ll
Al regresar a sus casas comunicaron que "todo el artilugio era Si se despieza el invento de üliver Evans en sus diversos compo­
una serie de trastos indigna de la atención de hombres de sentido común".8 nentes, desde luego Jefferson tenía toda la razón. La cadena de recipientes
Pero las ventajas económicas no tardaron en ser evidentes, y al poco tiem­ fue utilizada en todo el Mundo Antiguo, desde Egipto hasta China, para
po la mecanización de los molinos fue aceptada. üliver Evans obtuvo una elevar el agua, 12 y el tornillo sin fin de Arquímides, el tornillo transportador,
patente en 1790 por su "método para fabricar harina y cabezuela". Sur­ aparece en casi todos los libros que, a finales del Renacimiento, tratan de
gieron nuevas dificultades; volveremos sobre ellas. maquinaria. En el Renacimiento servía como medio para "atornillar" agua
desde un nivel bajo a otro más alto, y asi Agostíno Ramelli utilizó una
¿Cómo surgió esta invención? serie de tornillos de Arquímedes para elevar agua l3 (fig. 43). Pero, que
üliver Evans se crió en el campo, en el estado de Delaware, y nosotros sepamos, üliver Evans fue el primero en utilizarlo para el trans­
las ruinas de la granja de su padre aún siguen en pie. Cuando se trasladó porte de sólidos.
a la ciudad de Filadelfia, entonces prímer centro cultural de Norteamé­ Los teóricos del Renacimiento se ocuparon de operaciones sim­
rica, frísaba en los cincuenta años. Evans no fue nunca a Europa, ní sos­ ples, con tendencia a elevar una carga pesada o a transmitir fuerza con
tuvo correspondencia con las grandes personalidades cíentíficas de su la ayuda de palancas o sistemas de engranajes o poleas. Sin embargo, su
tiempo. Tuvo que confiar únicamente en su propia capacidad. Vivía en un trabajo podía asumir a veces forma grandiosa, como ocurrió cuando Do­
territorio agrícola, donde el cultivo era efectuado por los métodos más menico Fontana (1543-1607), arquitecto, ingeniero y planificador urba­
primitivos, y sus lecturas consistían en los libros de texto populares refe­ nístico para Sixto V, bajó el obelisco del Vaticano en el ala sur de San
rentes a las leyes básicas de las máquinas, la mecánica de sólidos y fluidos. Pedro, lo transportó y volvió a alzarlo en su actual emplazamiento. En
Estas leyes, que llevaban ya tiempo admitidas, volvían a ser tan nuevas y contraste con las chapuceras propuestas de sus rivales, Fontana utilizó
apasionantes como lo habían sido en la época del Renacimiento. Habían cuarenta dispositivos de torno accionados por caballos para balancear
adquirido una nueva vitalidad, como ocurre cuando un artista inyecta nue­ el monolito alrededor de su centro de gravedad, mientras toda Roma lo
va vida plástica a objetos que se han vuelto mates y vulgares. contemplaba en silencio.
Estas no son simples conjeturas. Al revisar su libro sobre la me­
canización del proceso de la molienda, The Young Millwright and Miller's
Guide,9 se observa que casi la mitad del mismo trata de las leyes de "Me­ Todas éstas fueron tareas de simple elevación y movimiento, una
cánica e Hidráulica". El lector puede seguir, casi paso por paso, la trans­ categoría a la que también pertenecen las modernas grúas para manejar
formación de los simples teoremas, las "leyes del movimiento y fuerza carbón, minerales y otras mercancías en puertos, fábricas o patios de
de los cuerpos en caída, las leyes del tornillo y del movimiento circular", descarga.
en los dispositivos mecánicos de los que se compone el molino que funciona Para üliver Evans, elevación y transporte tienen otro signifi­
por sí mismo, el molino sin obreros, el autómata. cado. N o son sino vínculos con el proceso de producción continua: desde
Las paletas de la rueda del molino, cuyas leyes de movimiento la materia prima hasta el producto acabado, la mano del hombre será sus­
bajo la influencia del agua estudió Evaris, se convierten en cestos, en tituida por la máquina. De una sola vez, y sin precursor en este campo,
cubos o cangilones sobre una cinta sin fin que lleva los productos de un Oliver Evans conseguiría lo que iba a convertirse en el pivote de la pos­
terior mecanización.
100
101
Los inicios de la línea de montaje
En su época, el método de Evans no tenía analogía, y sin embar­
go, nada le ,es más dificil al hombre que forjar ideas para un futuro apenas Oliver Evans desmontó un material complejo (el grano) y, a
concebible, ya que por naturaleza tendemos a discurrir por analogia todas partir de él, fabricó un nuevo producto (la harina). En el siglo XIX, el pro­
las cuestiones, ya se trate de métodos científicos o productivos, o de fenó­ blema consistia también en fabricar mecánicamente un producto, por
menos emocionales, como en el arte. ejemplo una máquina. En este caso, las partes están "montadas" y com­
Arthur Schopenhauer describió en una ocasión el talento como binadas para formar un nuevo conjunto. Pero esto no es una norma, ya
lo que alcanzaba una meta inasequible para el hombre corriente, y el genio que, a menudo, un conjunto es desmontado en sus partes, como en el caso
como la percepción de un punto que los demás ni siquiera pueden ver. del molino de Evans (en el matadero mecanizado, por ejemplo). Lo que
De cara al exterior, el invento de üliver Evans era, como dijeron señala este periodo es el imperfecto estado de la maquinaria. Había: que
sus contemporáneos con desdép, "una serie de trastos". Además, Evans insertar hombres en los mecanismos, con el fin de asegurar una linea de
no era, como Benjamin Franklin, ducho en el trato con los demás. Nada producción ininterrumpida.
favorable surgió de sus demás inventos, entre los cuales uno por lo menos Desde el siglo XIX en adelante, la línea de montaje, aparte sus
nos deja estupefactos. 14 mecanismos economizadores de mano de obra, consiste ante todo en la
Sus sucesores fueron mucho más afortunados en la consecución cooperación racionalmente planificada de grupos, el trabajo de equipo.
de una linea de producción continua. Contaban ya con una tecnología Esto se logra mediante la división de trabajo, que Adam Smith reconoció,
avanzada y se veían apoyados por una época para la que la producción en el siglo XVIII, como la base de toda industria, en tareas reguladas entre
era el objetivo número uno. sí con respecto a la vez del tiempo y de la sucesión.
Al historiador no le importa que un hombre se una a los afortu­ Los comienzos sistemáticos de la línea de producción aparecen
nados o a los desamparados, que él en persona conciba su invento hasta en los métodos manuales antes del advenimiento de la mecanización.
la última rueda dentada o que cuente con una plantilla de míllares de in­
genieros para llevar a la práctica sus ideas. Lo que importa es el alcance .
~ ,,-­ -'~ ...
de su visión. Desde este punto de vista, el invento de üliver Evans abre un .... ".Ji
""",

nuevo capítulo en la historia de la humanidad.


i
46. Comienzo de la línea
de montaje mecanizada en la
fabricación de galletas: Vic­ -)
tualling Office, Inglaterra. 47. J. G. Bodmer: Primera
1833. Todo el tránsito se reja móvil para calderas, pa­
efectuaba sobre rodillos en tente británica de 1834.
constante rotación, excepto ··0
Este ingeniero suizo, que tra­
para una operación. (a) Mez­ bajó en Inglaterra durante la
cladora con agitadores rota­ década de 1830, aportó nue­
torios. (b) Rodillos mecáno­ vos métodos a la fabricación
coso (c) Máquina cortadora. de máquinas herramienta y
(pe~er Burlow, Manufactures. otras máquinas complicadas.
1836.) .d
Se le considera uno de los in­
(a)
ventores de la grúa elevada
móvil. No tenemos ilustra­
ción de su taller en M anches­
(b)
ter, pero existen especifica­
ciones detalladas en sus
patentes. Al igual que Evans,
Bodmer le interesaba la cinta
transportadora sin fm, que
utilizo para los materiales
más pesados y para nuevos
propósitos. Su reja móvil,
construida con secciones
articuladas, servía para la
alimentación continua de los
hornos.

103
102
1804

Dos décadas después del molino automático de Oliver Evans,


fue establecida una linea humana de montaje en un arsenal naval inglés
para acelerar la producción de galletas. El trabajo estaba dividido en va­
rias fases, y las operaciones manuales de los diferentes trabajadores esta­
ban sincronizadas unas con otras.
Una fuente de 1804, el Book of Trades,15 aporta un claro relato
de esta forma temprana de linea de montaje. Un equipo de cinco panade­
ros había de producir setenta galletas de barco por minuto, con doce
hornos, "cada uno de los cuales suministrará diariamente pan para 2040·
hombres".

El proceso de la elaboración de galletas, tal como es prapticado en el


Departamento de Avituallamiento en Deptford, es curioso e interesante.
La masa, que consiste solamente en harina yagua, es trabajada por
una gran máquina... Pasa a un segundo obrero, que la corta con un gran cuchillo
para los panaderos, de los que hay cinco. El primero, o moldeador, da forma a
la galleta, dos cada vez; el segundo, o marcador, las troquela y las arroja al divi­
sor, el cual separa las dos partes y las coloca bajo la mano del echador, el hom­
bre que alimenta el horno, y cuya tarea de echar el pan sobre la pala debe ser 49. Origen de la moderna línea de montaje. Cincinatti, c.1870. La moderna linea de
tan exacto que no puede distraerse ni por un momento. El quinto, o depositador, montaje tiene su origen en las postrimerias de la década de 1860, probablemente en los
recibe las galletas en la pala y las dispone en el horno. La tarea estriba en depo­ mataderos de Cincinatti. El principio de la moderna linea de montaje intervino en una
fase específica del proceso del matadero. Después de sacrificados, escaldados y raspados,
sitar en el horno setenta galletas por minuto y esto se logra con la regularidad los cerdos son colgados del raíl elevado, con intervalos de 60 cm, y desplazados con­
. de un reloj, pues el vaivén de la pala es como el movimiento del péndulo. tinuamente ante una serie de operarios. Cada hombre efectúa una sola operación. "Uno
raja el animal, el siguiente extrae las entrañas, el tecero saca el corazón, el rugado, etc., y
48. Proyecto de el hombre de la manguera lo lava." (Harper's Weekly, 6 de setiembre de 1873.)
Swift para un/erro­
carri/sobre Broad­
way. Decenio de Parece ser que esta fábrica de galletas de la Armada británica en
1850. La grúa Deptford fue bien conocida. Más de treinta años después,16 un observador
viajera elevada
traslada una carga todavía la juzgó digna de una descripción detallada; su relato no añade
pesada a través nada esencialmente nuevo, pero ofrece un cuadro más preciso de una insta­
del aire. El perio­ lación que ya se aproxima a la idea de la posterior linea de montaje: "El
do de 1860 se establecimiento de panificación consiste en dos largos edificios, cada uno
sentía fascinado
por la idea del de ellos dividido en dos secciones panificadoras con seis hornos en cada
transporte eleva­ una, los cuales están dispuestos espalda contra espalda... Las artesas de
do; hay patentes amasar y las tablas para arrodillarse están dispuestas alrededor de las pa­
para el traslado de
materiales por me­ redes exteriores del edificio, opuestas entre SÍ."17
dio de vagonetas Para entonces, el "proceso manual" empezó a ser sustituido por
de cable, y proyec­ "una ingeniosísima pieza de maquinaria".
tos tan fantásticos
como el de un tren­
globo a la cúspide 1833
del monte Rigi
(Fig. 95), o para El superintendente del Departamento de A vituallamiento de Dept­
un ferrocarril ba­
sado en el princi­ ford, un tal señor Grant que había ideado esta "ingeniosisima pieza de ma­
pio de la grua ele­ quinaria", aportó con ella lo que fue, probablemente, la primera línea de
vada, sobre el montaje en las industrias alimentarias (fig. 46). Sólo una operación, la
Broadway neoyor­
quino. (The Scien­ extracción de la masa de la artesa, era efectuada manualmente. Todo el
tiflc American, 15 restante desplazamiento de una operación a la siguiente tenia lugar mecá­
octubre 1853.) nicamente, sobre unos rodillos en rotación continua.
104 105
La disposición de las diversas máquinas debe ser lo más próxima po­ mente, una patente sólo ocupa unas pocas páginas, pero en este caso una
sible para que,las bandejas puedan pasar de uno a otro sobre rodillos... (¿No pare­ sola especificación llena cincuenta y seis páginas, y es, prácticamente, un
ce esto una doctrina de Henry Ford?). Han de estar fijos a la pared una serie de catálogo de mecánica: "Utensilios o aparatos para cortar, rectificar, per­
rodillos con la finalidad de devolver las bandejas a la primera mesa después forar o laminar metal" y "Nuevos dispositivos y construcción de los di­
de haber sido' vaciadas. En Portsmouth (Inglaterra), esta serie de rodillos era versos mecanismos". 24
mantenida en' continua rotación por la máquina de vapor, de modo que cuando las Entre 1830 y 1850, en Inglaterra se trabajaba intensamente para
bandejas vacías estaban situadas sobre cualquier parte de la línea, se desplazaban perfeccionar estas máquinas herramientas, y sobre esta base progresó la
sobre la mezcladora sin requerir atención alguna. lB
industrialización intensiva en la mayoría de los sectores, entre 1850 y
1890. Lo que a nosotros nos interesa en este aspecto es saber hasta, qué
Otros campos diversos presentan una división similar del pro­ punto, alrededor de 1830, la construcción y disposición de dichas máqui­
ceso de producción en fases, tal como lo popularizó la descripción de nas, y de los medios de transporte interior, se encaminaban hacia una
Adam Smith acerca de la división del trabajo en una fábrica de agujas en línea de producción unificada.
Birmingham. En Estados Unidos, donde habían prosperado lentamente los En construcción: "Los grandes tornos provistos en su parte supe­
almacenes por secciones a partir de la década de 1840, desde un buen prin­ rior de pequeñas grúas móviles equipadas con polipastos con la finalidad
cipio se produjeron trajes confeccionados, a diferencia de Europa. Antes de permitir a los trabajadores colocar, de forma más económica y con­
de la introducción de las máquinas de coser, esto condujo, en fecha muy veniente, los artículos que habían de operar en los tornos y quitarlos una
temprana, a una división del trabajo mediante labor de equipo, como en vez acabados."
la manufactura inglesa de galletas de barco. "También se montaban grúas pequeñas en número suficiente y al
Examinaremos tan sólo un ejemplo: la industria del envasado, de alcance fácil de las máquinas rectificadoras."
la que veremos más adelante su ulterior evolución. En Cincinatti, Ohio, En disposición: "Gradualmente, casi todas estas herramientas
donde fueron creados mataderos en gran escala, ya en el decenio de 1830 fueron construidas y fueron sistemáticamente dispuestas en hileras, si­
los viajeros recordaban la división del trabajo según Adam Smith, cuando guiendo un plan cuidadosamente establecido."
observaban el proceso de sacrificio de las' reses y su organización. 19 En el transporte: "Varias líneas de raíles atravesaban el taller
En 1837, llegó al parecer al punto en que, sin maquinaria, un de un extremo a otro para el fácil desplazamiento, sobre vagonetas, de
equipo de 20 hombres podía matar y limpiar, dejándolos a punto para el las partes de maquinaria que habían de ser trabajadas. Estos dispositivos
despiece, 620 cerdos en 8 horas. 2o no eran corrientes en aquellos dias (1839) cualquiera que sea el caso hoy
A mediados de siglo, "juzgóse económico otorgar a cada trabaja­ en día."25
dor un cometido especial... uno cortaba las orejas, otro quitaba cerdas
y pelos, mientras otros desollaban el animal con mayor cuidado... Para En la primera mitad del XIX, y especialmente entre 1830 y 1850,
dar a comprender la rapidez conseguida en Cincinnati en 1851, los tra­
aparecieron en todas partes mentalidades inventivas que se enfrentaron a
bajadores eran capaces de limpiar tres cerdos por minuto",21
los más diversos problemas de la industria. La extrema especialización
-excepto en las máquinas de hilatura, muy perfeccionadas- todavía que­
1839 daba distante; los tiempos todavía ofrecian la novedad de las tareas no
cumplimentadas. Bodmer fue uno de aquellos inventores versátiles, ya que
Los comienzos del trabajo en serie en la construcción de com­ trabajó con ruedas hidráulicas, máquinas de vapor, locomotoras, máqui­
plicada maquinaria de hilatura, son discernibles en Inglaterra alrededor nas herramientas, máquinas de hilar, e incluso en la producción mecánica
de 1840. Lo que ocurría en Estados Unidos en ese período nos es todavía de azúcar de remolacha. Pero hubo un problema que le ocupó desde el
desconocido en gran parte. Un inventor suizo, Johann Georg Bodmer principio hasta el final: el del transporte dentro de la producción.
(1786-1864),22 equipó una fábrica de máquinas herramienta que, a la vez Este comenzó ya en 1815, cuando Bodmer construyó un molino
con su disposición general y la construcción de sus máquinas, había de para su hermano en Zurich, "con ciertos detalles esenciales... un montacar­
economizar movimientos, mano de obra y energía en los transportes. El gas de simple construcción, de hecho consistente tan sólo en una gran
principio ofrecido por Henry Ford en My Lije and Work (1922) -"situar polea de anchos bordes y tambor enrollador... los sacos de grano podían
las herramientas y el hombre en secuencia de operaciones"- fue seguido subir o bajar cuando se quería y los operarios podían pasar de un piso a
allí con una similitud sorprendente. otro simplemente tensando o aflojando la correa".26
Era una especie de taller modelo, para el cual casi todo fue cons­ Al instalar una pequeña factoría para la construcción de máquinas
truido como novedad. Casi toda máquina era una patente, y las mejoras textiles en Bolton (1833), Bodmer construyó "lo que hoy se denomina grúa
introducidas en las diversas máquinas herramienta están todavía cuidado­ corredera".27 Fue, como observa Roe, uno de los primeros puentes-grúa,
samente registradas en los dibujos de las patentes de Bodmer. 23 Normal­ por no decir el primero. 28

106 107
Al igual que Oliver Evans, Bodmer estaba muy interesado en la Bodmer de unos talleres para la construcción de máquinas herramientas en
correa o banda sin fin, y la utilizó (1834) para transportar materiales pe­ Manchester, con grúas móviles y raíles para transportar el material a los
sados y atender a nuevas posibilidades. Fue el primero en emplearla para puntos convenientes, en 1839... todos estos fueron pasos encaminados ha­
el continuo suministro de combustible, y fue también el inventor de la pa­ cia la línea de montaje.
rrilla corredera para calderas (fig. 47) Y hornos,29 para "obtener la mayor A pesar de los escasos conocimientos sobre la historia anónima
economia posible en carbón de mina".30 Tal como ocurriría más tarde del siglo XIX, pasando por alto numerosos hechos, podemos decir cuándo,
en la línea de montaje, donde la velocidad de la cinta transportadora debía por qué y cómo apareció por primera vez la forma especifica de la actual
ser regulada con el paso del obrero, aqui la velocidad de la parrilla móvil linea de montaje. N o es ésta una mera fecha; marca la puesta en práctica
estaba sincronizada con el ritmo de la combustión. "Era necesario alimen­ del principio dominante en el siglo XX: la producción industrial basada
tar el horno con el combustible a un rítmo lento y continuamente. Estas en la eficiencia.
consideraciones indujeron al señor Bodmer a la adopción de una super­ La actual línea de montaje tuvo sus orígenes en la industria en­
ficie de parrilla móvil."31 Después de dividir la parrilla rígida en secciones vasadora, y ello se debió a que muchos de sus dispositivos fueron inven­
móviles, siguió ofreciendo las más diversas sugerencias para sus cadenas tados a finales del decenio de 1860 y en el siguiente, cuando los matadores
de parrillas, para desplazar o impulsar parrillas, y parrillas de fuego con­ y sus múltiples operaciones tuvieron que ser mecanizados.
tinuo, abarcando con ello el dominio del suministro automático de com­ Estos inventos ~conservados en la Oficina de Patentes de Was­
1 bustible. En 1839, probó una caldera alimentada con sus parrillas móviles, hington, y algunos de los cuales hemos elegido para ilustrar la industria­
en la fábrica de máquinas herramientas de Manchester, pero al cabo de lización del matadero- demostraron ser, con escasas excepciones, ina­
un tiempo el experimento fue suspendido. Todavía era demasiado prema­ propiados para el uso práctico. No funcionaron, y es que, en el proceso del
turo. Dos décadas más tarde, alrededor de 1850, la correa sin fin halló em­ matadero, el material que se debe manejar es un objeto complejo y de
pleo en las panificadoras mecánicas norteamericanas (fig. 100), para tras­ forma irregular: el cerdo. Incluso cuando muerto, el cerdo se niega a some­
1 ladar las hogazas, lenta y continuamente, a través del horno, con lo que terse a la máquina. Alrededor de 1850, cabía ya construir máquinas para
1 revivió la idea aplicada por el almirante Coffin en 1810, sobre la que vol­ rectificar superficies de hierro con una tolerancia de una millonésima de
, veremos en el apartado referente al horno y la correa sin fin.
¡ Al parecer, Bodmer siguió preocupado por el problema de la pa­
pulgada, pero hasta hoy nadie ha conseguido ínventar un mecanismo ca­
paz de seccionar el pernil con respecto al cuerpo. Se trata en este caso de
.,¡ rrilla móvil, y una de sus patentes más amplias (1843)32 revela nuevas pro­ un material orgánico, en continuo cambio, siempre diferente, que no es
puestas en este campo. posible intervenir con cuchillas circulares. Por lo tanto, todas las opera­
I Bodmer, como ya hemos dicho, utilizó sus grúas correderas en ciones esenciales en la producción masiva de carne ya preparada han de
estrecha coordinación con grandes tornos y rectificadoras en la fábrica ser efectuadas manualmente. Para acelerar la producción, sólo había una
de máquinas herramientas de Manchester (1839); a ello se añadió una dis­ solución: eliminar pérdidas de tiempo entre cada operación y la siguiente,
tribución racional de las máquinas y el traslado del material, sobre raíles, y reducir el consumo de energía del trabajador en la manipulación de los
hasta la máquina, allí donde era necesario. pesados cuerpos de los animales. En un flujo continuo, colgados de una
Johann Georg Bodmer fue un inventor incansable, de una índole cadena móvil sin fin y con intervalos de unos 600 mm, se mueven ahora
frecuente en sus tiempos. Fue impulsado de un país a otro, de invento en en procesión frente a una hilera de obreros de pie, cada uno de los cuales
invento, como si con ello ,quisiera situar los tiempos al mismo paso de sus efectúa una sola operación. Tal fue el nacimiento de la moderna línea de
ideas. Parece ser que fueron buscados sus consejos,33 pero no conoció un montaje 34 (fig. 49).
éxito deslumbrante, y finalmente murió en Zurich, el lugar donde había Esta línea de producción en el matadero no aparece hasta el ter­
empezado. El problema que Bodmer acometió una y otra vez, el del trans­ cer acto, después de sujetado y sacrificado el cerdo, escaldado y desolla­
porte dentro de la producción, le permitió auténticos progresos en fecha do.3~ Comienza tan pronto como el animal muerto, con un caballete de
tan temprana como 1830, en pos de la gestión integrada que más tarde suspensión entre los cuartos traseros, es colgado en el rail elevado, donde,
hallaría su elaboración en la linea de montaje. arrastrado por la cadena sin fin, queda dispuesto para ser abierto, casi de­
capitado, vaciado de sus intestinos, inspeccionado, dividido y marcado.
El decenio de 1860 Esta es la única fase del proceso del matadero en la que cabía conseguir
una línea de producción continua. El sacrificio del animal y la limpieza no
La división del trabajo, a la que Adam Smith contemplaba como podían ser efectuados con una mecanización completa, ni tampoco era
el pivote de la industrialización desde mediados del siglo XVIII; la súbita posible, tras una estancia en el frigorífico, llevar a cabo mecánicamente
consecución de la línea de producción continua por Oliver Evans, en 1783; la cuarta fase, la limpieza final y la división en partes.
la fabricación de galletas de barco, tal com'o fue organizada en los Depar­ En un sentido literal, Thomas JefTerson, que se divertía con dis­
tamentos de Avituallamiento, en 1804 y 1833; la organización por J. G. positivos para abrir automáticamente las puertas o para transportar bo­
108 109
tellas desde su bodega de vino de Monticello, tuvo razón al afirmar que los 1869
elevadores y transportadores de üliver Evans eran conocidos desde la
Antigüedad; desde los tiempos anteriores a Roma. También en un sentido Los sistemas de raíles aéreos en los grandes mataderos condu­
literal, nada hay en el mecanismo de la linea de montaje, o en los obreros jeron finalmente al sistema del transportador, el cual no alcanzó pleno
alineados en-los almacenes de envasado, de carne, que no hubiese podido desarrollo hasta el siglo siguiente. El tendido, muy por encima del nivel
ser inventado en la Antigüedad ya que un cerdo sacrificado colgado de de la cabeza, consta de pequeñas carretillas con ruedas, tiradas por cade­
una cadena en movimiento y en cierto modo con la ayuda de ruedas o nas o impulsadas por su propio peso a lo largo de un plano inclinado. In­
rodillos, no requería ningún descubrimiento nuevo y hubiera podido existir ventado por un ciudadano de Cincinatti en 1869 37 (fig. 50), un dispositivo
igualmente en los grandes mataderos romanos. Los dispositivos en sí de pesaje de reses para mataderos porcinos expone cómo los raíles eleva­
-influenciados, es cierto, por los raíles suspendidos o aéreos- eran ex­ dos -tal como aparecieron en las grúas correderas de J.G. Bodmer alrede­
tremadamente sencillos. Lo que si era revolucionario y no hubiera podido dor de 1830- se convirtieron en auténticos tendidos de vías. "Los cerdos
ser inventado en anteriores períodos, en otros países, o incluso en otras in­ son trasladados desde la sala de secado al bloque de cortado por medio
dustrias, fue la manera de utilizarlos para incrementar la rapidez en una de un ferrocarril elevado."38 El inventor habla llanamente de mejorar un
producción masiva de material orgánico que desafía toda intervención por equipo ya existente: "Mi mejora consiste en proveer el ferrocarril con una
medios puramente mecánicos. sección separable, conectada con la balanza... el cerdo cuelga de un ca­
Para atestiguar el período anterior, que nosotros sepamos, todo rruaje o vagoneta al que se le permite desplazarse por un tramo inclinado."
lo que queda, es una pintura panorámica que los matarifes de Cincinatti Los bien discurridos raíles aéreos de esta patente, suspendidos
enviaron a la Exposición Internacional de Viena de 1873 (figs. 49 y 109) desde el techo, señalan que no se trata ya de una novedad, que ya había
Y que, con ciertas libertades en la disposición, tal como observa el Har­ existido una experimentación a lo largo de esta linea. En el 1850, la idea
per's Magazine de septiembre de ese año,36 registra el proceso de la ma­ de construir un "Ferrocarril elevado" sobre Broadway (Nueva York), era
tanza de cerdos a través de todas sus etapas, desde la inmovilización del objeto de la atención de los ingenieros. "Una locomotra corre sobre los
cerdo hasta el hervido del tocino. Lo quenas interesa en este momento raíles y lleva suspendido un vagón que hade pasar entre el espacio de los
(la descripción completa aparece en nuestro capítulo "La carne") es una arcos de soporte..."39 (fig. 48).
'Sola fase, en la que radica la génesis de la linea de montaje. Si definimos
la linea de montaje como un método de trabajo en el que el objeto es trans­
portado mecánicamente desde una operación a otra, tal es, indudable­ La aparición de la gestión científica
mente, su origen.
A pesar de la meticulosa investigación y la ayuda de los historia­
dores locales de Cincinatti, no fue posible encontrar otra prueba pictórica Alrededor de 1900
relativll al período del nacimiento de la cadena de montaje. Se explicó, de
modo no muy convincente, que Cincinatti se sintió al principio avergonza­ La posición está clara. La competencia va en aumento. La re­
da de relacionar los origenes de su riqueza con la industria porcina. Todas ducción de salarios ha demostrado su inutilidad como medio para reducir
las actividades de, la ciudad, su vida musical por ejemplo, pueden ser se­ los costos de producción. Las máquinas herramientas están disponi(Jles.
guidas detalladamente, pero en lo que se refiere a seguir la primera meca­ De un modo continuado, se harán cada vez más diferenciadas y más espe­
nización de la industria cárnica y los comienzos de la linea de montaje, no cializadas, mas parecen ser pocos los progresos susceptibles de elevar la
disponemos de agarradero. productividad.
De momento, sólo nos cabe especular, como si estuviésemos estu­ La pregunta se está reduciendo a: ¿Qué puede hacerse dentro
diando una época apenas conocida que no hubiera legado documentos. La de la fábrica para disminuir los costos y aumentar la productividad? Antes
hipótesis es que la linea de montaje surgió en Cincinatti. Los dispositivos de cambiar el siglo, los nuevos inventos no llamaban tanto la atención de
para empleo relacionado con ella, patentados al final de! decenio de 1860, los industriales como la nueva organización. En las fábricas, el trabajo
proceden de inventores de Cincinatti, e indican que los raíles aéreos, col­ era computado por método empírico. Los métodos científicos debieron de
gados del techo, no eran inusuales en este período. ocupar el lugar de inventos, de donde la pregunta: ¿Cómo se efectúa el tra­
En 1850, funcionaban más de cuarenta industrias cárnicas en bajo? El proceso del trabajo es investigado, así como cada movimiento la
Cincinatti, y dicha ciudad se mantuvo como centro de esta actividad hasta manera de ejecutarlo. Esto último tenia que ser conocido a la fracción de
la guerra de Secesión. Son mayoría las patentes que conducen hacia ella. segundo.
En los últimos decenios del siglo, varios hombres, a menudo inde­
pendientemente unos de otros, se enfrentaron al problema de racionalizar
operaciones dentro de la fábrica, y fue, sin duda, e! esfuerzo incesante de
110 111
Frederick Winslow Taylor (1856-1915) y su circulo lo que, al cabo de un
cuarto de siglo, sentó los fundamentos de aquel campo en continuo cre­
cimiento al que el10s mismos dieron el nombre de gestión científica.

En 1880, cuando, después de trabajar dos años como obrero,


Taylor ascendió a capataz de la Midvale Stecl Company (Filadelfia), re­
solvió investigar el proceso del trabajo a través de los estudios de tiempo,
y recordó a uno de sus maestros en la escuela que empleaba un cronó­
metro para averiguar cuanto tardaban los diferentes alumnos para ter­
minar un ejercicio. Cuando joven, Taylor hab¡a pasado varios años en
Europa con su familia; había recibido enseñanza secundaria y pasado
aprendizaje como matricero y mecánico de herramientas en un pequeño
taller de Filadelfia. En 1878, comenzó a trabajar como peón en la Midvale
Steel Company, donde fue ascendido a capataz, encargado y técnico,
hasta que en 1889 empezó a reorganizar fábricas de diversas clases. Entre
tanto, había completado sus estudios de ingenieria aprovechando las
noches. Su nombre era ya conocido cuando, durante tres años -de 1898
a 1901-, estableció una estrecha colaboración con la Bethlehem Steel
Works. Este fue su periodo más fértil, tanto como técnico de producción
como en su calidad de inventor, ya que fue entonces cuando hizo su des­
cubrimiento del acero rápido. Alrededor de 1900, había creado ya su
método de la gestión cientifica.
Taylor habia dado ya trabajos a la imprenta, pero no fue hasta
1906, casi un cuarto de siglo después de terminados sus estudios, cuando
leyó una comunicación sobre "El arte de cortar el metal" ante un grupo de
ingenieros en Nueva York, y les ofreció una amplia perspectiva de sus
logros en el sector con el que estaba más familiarizado.
El problema con el que se enfrentó era el del análisis a fondo
de un proceso de trabajo. Todo lo superfluo debe desaparecer, en bien de
la eficiencia y, como Taylor recalcó siempre, para facilitar el trabajo y
su rendimiento funcional.
El trabajo debe ser efectuado con facilidad y, dentro de lo posi­
ble, sin fatiga. Pero detrás de esto siempre hubo la meta constante hacia
la cual el periodo se sentía mágicamente atraído: la producción, mayor
producción a cualquier precio. El cuerpo humano fue estudiado para ave­
riguar hasta qué punto podía ser transformado en un mecanismo.
En una ocasión, Taylor construyó un gran martillo de vapor,
cuyas partes componentes estaban tan bien calculadas que la elasticidad
de sus fuerzas moleculares servía para realzar su eficiencia. El martillo de
vapor "era mantenido en su posición exacta gracias a la elasticidad de sus
partes, que cedían bajo la fuerza del golpe y volvían a sus posiciones".4o
De un modo similar procedió en el estudio de la eficiencia hu­
mana, al aproximarse al limite de la elasticidad. Se ha señalado a menudo
que elegía a los mejores trabajadores para sus experimentos, y fijaba la
tarea como correspondía. El organismo humano es más complicado que el 50. Balanza automática para cerdos, utilizada en los mataderos. Cincinatti, 1869. Este
aparato, inventado por un ciudadano de Cincinatti, demuestra que en el período de 1860
m.artillo de vapor, cuyas fuerzas internas, que pueden ser incluidas en el se tenía una práctica considerable en cuanto a combinar el tren elevado con tramos de
cálculo. El cuerpo se desquita, aunque no siempre de un modo inmediata­ la linea de montaje. (patente EE.UU. N.O 92083, 29 de junio de 1869.)

112 113
mente identificable, cuando se le hace trabajar demasiado tiempo cerca de acero, arsenales, construcciones con hormigón armado, y fábricas de
del límite de su capacidad. cojinentes de bolas. Hubiera aplicado sus "principios fundamentales de
El invento más importante de Taylor, el acero rápido, que con­ la gestión científica" a todas las esferas de la vida, "en la gestión de nues­
siguió en 1898 en la Bethlehem Steel Works, también tiene su relación tros hogares, de las granjas, de la actividad comercial de nuestros vende­
con la exploración de un límite. Cuando las herramientas funcionaban a dores, de nuestras iglesias, y departamentos gubernamentales".44
su máxima velocidad, hasta ponerse al rojo, mostraban la "extraordinaria El significado de su tarea radica en un incremento ulterior de
propiedad de conservar toda su dureza. Resultó que, a un cierto grado de la eficiencia mecánica. Es un especialista típico del 1900, pues concibe
temperatura (por encima de los 385 0 C) mantenían el afilado del acero el objeto de su búsqueda -la fábrica- como un organismo cerrado, como
de corte, así como su dureza al rojo, y la más notable mejora tenía una meta en sí mismo. Lo que se fabrique en ella y con qué propósito son
lugar muy poco antes del punto de fusión".41 cuestíonescon las que nada tiene que ver. .
La extensión de las capacidades humanas y la de las propieda­ Poseyó acciones en industrias y percibió ingresos por sus patentes
des del acero proceden de las mismas raíces. y por su labor organizadora, mas al parecer jamás experimentó la ten­
La organización procede del modo siguiente: los directivos aúnan tación de convertirse a su vez en un gran hombre de negocios. Taylor se
su experiencia para explorar el campo de acción y, si es posible, identi­ encontraba sobre todo a sus anchas en el mundo práctico, pero en virtud
ficar reglas ya conocidas. Son elegídos para los experimentos los traba­ de su talento analítico, era uno de aquellos cerebros de laboratorio incli­
jadores más capacitados. Mediante una observación constante, los mé­ nados a los sinsabores y a las recompensas de la investigación. En 1901,
todos erróneos o lentos son sustituidos por los racionales. Esto, dice tras haber ganado lo que él juzgó como suficiente para sus exigencias, se
Taylor,42 significa una división de trabajo entre directivos y operarios, retiró para dedicarse por completo a sus investigaciones.
y a menudo era necesario un técnico del trabajo en la oficina de planifi­ Con la extraordinaria penetración de sus métodos de diagnóstico
cación o distribución, por cada tres trabajadores en la fábrica. y terapéutica, Freud abrió nuevo acceso a la estructura de la psique. El
Al principio por lo menos, se crea un sistema metódíco al que hecho de que F. W. Taylor hubiese nacido el mismo año que Freud (1856),
el propio Taylor denomina el "tipo militar de organización". Es sabi­ es, desde luego, una coincidencia, pero con el cambio de siglo un rasgo
do, dijo en una de sus conferencias en Harvard (a partir de 1909), que común a los grupos cientifico y artístico iba a hacer uso de una agudeza
45
uno de los prinCipios cardinales del tipo militar de gestión es el de que cada hombre analítica sin precedentes para revelar el interior de los procesos.
en la organización recibiril directamente sus órdenes a través de su inmediato
superior. El director general de los talleres transmite sus órdenes en forma de Estudios de espacio-tiempo en la gestión científica
tarjetas o cartulinas escritas, a través de los diversos oficiales, a los trabajadores,
como se transmiten las órdenes de un general al mando de una división. 43 Con el peso de su energía, Frederick Taylor abrió el camino para
Taylor y sus sucesores no quieren mandar únicamente. Faci­ un ulterior perfeccionamiento de su método. No tardaron en aparecer
litan departamentos a través de los cuales el propio obrero puede sugerir los refinamientos, y siguió una alianza entre gestión científica y psico­
mejoras y tener su parte en las economías. Los obreros dotados pueden logía experimental. Independientemente de la gestión científica, la psi­
tal vez beneficiarse, pero el hombre promedio no logra escapar de la auto­ cología ya había creado tests para determinar las personas mejor dotadas
matización. para ciertas ocupaciones. La base de estos tests era el tiempo empleado
Es indudable que la jerarquía desde el director general hasta el para reaccionar ante una impresión dada. Estas técnicas habían sido idea­
obrero, y la disciplina estilo soldado en pro de la eficiencia, ofrecen un das en laboratorios psicológicos. Hugo Muensterberg, un psicólogo ale­
paralelo industrial con la vida militar, pero no puede haber confusión, ya mán que impartió clases en Harvard, contóse entre los primeros en ex­
que el taylorismo y la actividad militar son esencialmente desiguales. Es plorar los resultados de la gestión científica, más tarde (1912) y ya por su
cierto que el soldado ha de obedecer, pero, cuando se halla bajo la mayor propia cuenta, en señalar que, desde el punto de vista psicológico, ésta
tensión, se enfrenta a tareas que exigen una iniciativa personal. Su arma calculaba todavía por el método empírico. 46 El test fue experimentado
mecánica deviene inútil apenas deja de haber un impulso moral tras ella. en Estados Unidos, y Stephen Calvin lo hizo con trabajos escolares.
En la situación presente, en la que la máquina no está lo suficientemente El enfoque psicológico por parte de la gestión científica estuvo
desarrollada como para efectuar ciertas operaciones, el taylorismo no relacionado con el abandono de los métodos de cronometraje de Taylor.
exige iniciativa a la masa de los trabajadores, sino automatización. Los Frank B. Gilbreth (1868-1924) Y su esposa, la psicóloga Lillian M. Gil­
movimientos humanos se convierten en palancas en la máquina. breth, crearon, a menudo en colaboración, métodos que condujeron a una
representación visual del proceso del trabajo. Gilbreth comenzó sus es­
La fábrica como organismo tudios mientras trabajaba como ingeniero contratista en Boston, e in­
vestigó la mejor manera de realizar trabajo, en la industria y en los oficios
Taylor organizó industrias de la índole más diversa: fundiciones de artesanía por igual.
114 115
La sencillez y claridad con las que fueron observadas antiquí­ 51. Frank B. Gilbreth: CicZo­
simas manipulaciones - Taylor estudió el paleador de carbón y Gilbreth grafía de un experto cirujano ha­
ciendo un nudo. 1914. Avanzan­
el albañil que coloca albañiles- constituyen lo que es tal vez el paralelo do en la línea de los experimentos
más cercano a la mejora funcional de herramientas tan tradicionales como de Marey, aunque tal vez no los
el martillo, la sierra, la laya o el cepillo en Estados Unidos desde 1830. conociera, Gilbreth fue el pri­
mero en ofrecer una represen­
Gilbreth nos ofrece un relato paso a pas0 47 de' cómo procedió, sin ningún tación de movimiento en el espa­
aparato complicado, para racionalizar la tradicional actividad de laco­ cio que pudiese ser medida con
locación de ladrillos. Una tarima ajustable para apilar los ladrillos fue precisión. Tomó esta fotografía
mientras se encontraba en Ale­
cuanto utilizó, y con ello eliminó la necesidad del trabajador en lo refe­ mania en 1914. "Se aprecia el
rente a inclinar y volver a alzar el peso de su cuerpo un millar de veces curso del movimiento, pero no la
diarias, con lo que casi triplicó el rendimiento diario de un hombre, al velocidad o la dirección. La foto
muestra la pauta repetitiva. bella
pasar de 1000 a 2700 ladrillos. y regular, del experto." (Cita y
El método responsable de este resultado fue el estudio del mo­ foto por cortesía de Lillian M.
vimiento. A partir de la pregunta ¿Cuánto tiempo se necesita para hacer Gilbreth.)
una parte de trabajo?, se llegó a la representación del trayecto y elemen­
tos de un movimiento. Pronto fue eliminado el reloj cronometrador, para Los métodos de cronometraje no fueron suficientemente exactos
ser sustituido por aparatos de registro objetivo. Asi, los Gilbreth profun­ para los sucesores de Frederick Taylor. El cronómetro es mudo y nada
dizaron cada vez más hacia el interior del movimiento humano y su vi­ puede decir acerca de cómo se realiza un movimiento. El ojo humano no
sualización, lo que se consiguió mediante los estudios de tiempo y espacio. es fiable, ya que el tiempo de reacción varia según el observador. La forma
del movimiento permanece invisible y no puede ser investigada. El proble­
ma de Gilbreth consistía en plasmar los elementos de este movimiento..
Gestión científica y arte contemporáneo En sus primeras investigaciones, el objetivo todavia no estaba
claro. Su estudio de la construcción con ferrohormigón (1908) expone unas
La gestión científica, al igual que la linea de montaje, está profun­ cuatrocientas reglas, en una especie de sistema de parte militar como el
damente relacionada con la organización, pero su logro más significativo preferido por Frederick Taylor. En su gran libro Concrete System, se anun­
es el estudio del proceso del trabajo humano, el modo de efectuar el tra­ cian ya nuevos conceptos, y está saturado de grabados que ilustran las
bajo el obrero. diferentes fases: "casi un informe taquigrafiado de lo que decia a sus obre­
En la gestión científica, el propósito de la investigación es "ana­ ros un próspero contratista".50 Pero en su Bricklaying System del año
lizar los movimientos de los obreros en el taller... todas las operaciones, siguiente, manifiesta claramente lo que desea: inaugurar: una era del es­
por ejemplo, que eran efectuadas al introducir o sacar trabajo en la má­ tudio del movimiento. "El estudio de movimiento en este libro -declara­
quina".48 no es sino el comienzo de una era del estudio del movimiento."51
Esto deberla eliminar movimientos innecesarios y reducir a un
minimo el tiempo de una operación. Si descartamos temporalmente todos El registro exacto del movimiento, c.1912
los detalles técnicos e inquirimos en la esencia de los métodos empleados,
descubrimos que se centran alrededor de los estudios de espacio-tiempo. No es sorprendente que Gilbreth hiciera uso de la cámara cine­
Su propósito consistía en determinar la trayectoria de un movimiento a matográfica apenas ésta hizo su aparición en Francia. Para una ulterior
través del espacio y su duración en el tiempo. percepción del proceso del movimiento, empleó un fondo negro con una
Al formular las leyes de la mecánica, los fisicos del Renacimiento red de coordenadas para comprobar las diversas fases.
investigaron la relación entre movimiento y tiempo. Las leyes del trabajo Pero ésta no fue una solución satisfactoria. No daba una clara
humano son hoy investigadas de un modo similar, modo que el cálculo visibilidad a la trayectoria del movimiento, y sólo lo describía en con­
aproximado y el método empirico puedan ceder el lugar a unas leyes junción con el cuerpo. Para conseguir la separación, Gilbreth construyó un
exactas, en lo posible dentro de la esfera humana. dispositivo de pasmosa simplicidad, pues una cámara corriente y una
Lo que aquí nos interesa es la exploración dentro del proceso del mera bombilla eléctrica fueron cuanto necesitó para hacer visible la tra­
trabajo. yectoria absoluta de un movimiento. Sujetó una lamparilla eléctrica al
Frank B. Gilbreth consiguió ampliar y perfeccionar el estudio del miembro que ejecutaba el trabajo, de modo que el movimiento dejase su
tiempo y del movimiento. "El estudio del tiempo -dice en su popular pista en la placa como una blanca curva luminosa, y llamó a este aparato
Primer 01 Scientific Management- es el arte de registrar, analizar y sin­ ciclógrafo, o "registrador del movimiento". Con él, la misma forma del
tetizar el tiempo de los elementos de cualquier operación."49 movimiento, invisible para el ojo desnudo, quedó entonces captada. Los

116 117
trazos luminosos revelaron cualquier titubeo o hábito que interfiriese en Hizo ciclografias de campeones en campos muy diferentes -cam­
la destreza y, automatismo del trabajador. En una palabra, abarcó las peones de esgrima (fig. 19), campeones en colocación de ladrillos, exper­
fuentes de error y, al propio tiempo, la ejecución perfecta.
Más tarde, Gilbreth tradujo la imagen del movimiento en forma
de modelos construidos con alambre. Estas curvas de alambre, con sus 53. Paul Klee: "Formación de
bucles y sinuosidades, mostraron exactamente cómo se efectuaba la ac­ laflecha negra". 1925. Mejor tal
vez que cualquier otro pintor,
ción, dónde fallaba la mano y dónde ejecutaba ésta su tarea sin vacilar. Paul Klee posee el secreto de
Así, al trabajador se le podia enseñar cuáles de sus gestos eran los ade­ proyectar el movimiento psico­
cuados y cuáles eran erróneos. Para Gilbreth, estos modelos fueron un lógico. En la obra de Klee, la
flecha señalizadora en fomia de
medio para lograr que el obrero adquiriese conciencia del movimiento. un rectángulo rematado por un
Revelaban el carácter del trabajo de cada individuo y el trabajador podía triángulo, apareció primero como
comparar el registro de sus movimientos con los modelos de alambre, y símbolo artístico antes de que se
corregir sus. defectos. Por otra parte, los gestos plasmaban en el alambre hiciera internacionalmente fa­
miliar en el empleo ordinario.
una vida propia, y no es casualidad que los artistas modernos recurran a "El blanco dado es aceptado por
veces al mismo material para construir sus gráciles esculturas. el ojo como acostumbrado, pero
Lo que siguió al ciclógrado de Gilbreth no fue sino un perfec­ la contrastante extrañeza de la
acción (negro) agudiza la viveza
cionamiento del método, y el principio se mantiene invariable. de la visión para el clímax, o fi­
Frarik B. Gilbreth investigó las formas del movimiento, y no es nal." (Klee, Pedagogical Sketch­
sorprendente que sus trayectorias se convirtieran para él en unas entida­ book, versión inglesa de Sybil
Peech, por cortesía de la Nieren­
des dotadas de leyes independientes. dorf GaIlery, Nueva York.)
Empezó a estudiar las similaridades de las actividades humanas.
El creia que "la habilidad en los oficios y en todas las formas del atle­
tismo, e incluso en profesiones tales como la cirugía, está basada en una
serie común de principios fundamentales".52

52. Frank B. Gilbreth: Movimiento traducido en modelos de alambre, c.1912. Gilbreth


modeló el trayecto del movimiento en construcciones de alambre. El obrero, al poder ver
sus propios gestos en representación espacio-tiempo, debía llegar a ser lo que Gilbreth 54. Frank B. Gilbrelh: Movimiento perfecto. Modelo de alambre, c.1912. (Cortesía de
llama "consciente del movimiento". (Cortesía de Lillian M. Gilbreth.) Lillian M. Gilbreth.)

118 119
tos del béisbol, cirujanos famosos (fig. 51), Y el campeón de apertura de se convierten cada vez más en lenguaje pictórico para expresar contenido
ostras en Rhode Island- para encontrar "los puntos de similaridad entre psíquico.
sus movimientos".53
Las curvas luminosas y los modelos de alambre revelan el movi­ El movimiento en fases sucesivas, c.1912
miento en toda su plasticidad. El movimiento adquiere una forma. y una
vida propias. Para los ojos adiestrados por el arte contemporáneo, hay Los futuristas italianos trataron de representar el movimiento en
un directo atractivo emocional en estas formas que el ojo no encuentra fases sucesivas; tal fue el caso de Carla Carra con su Taxi traqueteante,
en la naturaleza. y de Giacomo Balla con su Paseo de perro atraillado (1912).
Las curvas luminosas que visualizan los movimientos de "una La demostración más audaz de representación de fases fue el
joven que dobla un pañuelo" (fig, 60) Y muestran todas las intrincaciones "Desnudo bajando por la escalera" de Maree! Duchamp (fig. 15). Li se­
inconscientes, pertenece a ese tipo de fenómenos en los que el movimiento cuencia de movimientos -que el ojo sólo percibe sumariamente- cons­
lo es todo, y el objeto que lo ejecuta no es nada. tituye el punto de partida del cuadro. A partir de su sucesión, emerge una
No hemos encontrado mención de la labor de Marey en los es­ nueva síntesis, una nueva forma artística, que da representación a lo que
tudios de Gilbreth, mas para nuestros fines poco importa que GiJbreth hasta entonces era irrepresentable: el movimiento en sus fases.
hubiera oído hablar de ella o no. Marey había registrado trayectorias en Se reconoce fácilmente en esta tela la influencia de los futuristas,
una sola placa, y había mencionado que un científico de Ginebra utili· de las primeras esculturas de Archipenko con sus formas huecas, y del
zaba lámparas incandescentes para el mismo fin. Gilbreth, con su crono­ cubismo en su apogeo. Sin embargo, la cuestión de la influencia no sólo
ciclógrafo, fue el primero en darnos una visión íntima del camino puro, queda eclipsada por la ejecución magistral, sino también por la cuestión
así como el elemento tiempo, de un movimiento. más universal: ¿Qué intentos se hacen desde otros lados para solventar el
Se presentaban problemas de movimiento a los científicos, a los problema de Marcel Duchamp? ¿Qué dicen los cientificos a este res­
ingenieros de producción y a los artistas, y de forma independiente éstos pecto? Visto desde este prisma,el problema de Duchamp aparece profun­
encontraron métodos similares para solventarlos. Inesperadamente, en­ damente entremezclado con el período. Ya hemos visto que los fisiólogos
contramos la misma tendencia en arte y en gestión científica apenas esta mostraron ínterés por estos problemas en fecha muy temprana. En sus
última toca absolutos e ilumina la estructura de las operaciones manuales célebres estudios del año 1870 sobre los movimientos de hombres y ani­
al penetrar en los elementos y en e! carnina del movimiento. males, Eadweard Muybridge instaló una serie de treinta cámaras foto­
El hecho de que resulte posible hallar una similaridad de métodos gráficas a intervalos de treinta centímetros, y accionó sus obturadores
en trance de surgir inconscientemente en campos tan heterogéneos, es uno electromagnéticarnente apenas pasaba el objeto móvil ante la placa. Muy­
de los síntomas más esperanzadores de nuestro periodo. bridge intentó registrar -y desde diversos lados simultáneamente- las
fases de movimientos simples, como levantarse, sentarse y bajar por una
Esta investigación toma un nuevo punto de partida. Utiliza el escalera. Con ello obtuvo una secuencia de fases de movimiento, y cada
factor tiempo para hacer visibles los elementos de un movimiento. "El fotografia mostraba el objeto en una fase aislada tal como lo había cap­
timing... se hace en los elementos del proceso."54 Las relaciones espacio­ tado cada cámara (fig. 16).
tiempo constituyen la base precisa del método: el movimiento es sometido Étienne-Jules Marey se aproximó más a la reconstrucción de la
a una disección en fases con el fin de revelar su estructura interna. trayectoria de un movimiento a partir de sus fases. El utilizó una sola
Esta característica no queda limitada a la gestión científica. Está
1, cámara y, en su búsqueda del mayor interés actual, una sola placa. Al prin­
profundamente arraigada en nuestra época. Casi al mismo tiempo, aparece cipio, sus personas en movimiento llevaban prendas blancas y actuaban
la disección del movimiento, con total independencia, como un problema frente a un fondo negro, pero e! resultado fueron series con superposicio­
artístico en pintura. Desde el punto de vista del movimiento, nos cabe nes. En vista de ello, vistió de negro a su modelo, con una brillante franja
distinguir una estrecha sucesión de dos etapas en el arte contemporáneo. metálica que se extendía a lo largo de los pies, el torso y los brazos, lo que
En primer lugar, se procede a la disección del movimiento en fases permitió una coherente secuencia de movimiento en la que las formas ya
separadas, de modo que las formas aparecen una alIado de otra o super­ no se confundían entre sí 55 (figs. 13 y 14). Medio siglo más tarde, E. E.
puestas. Esto ocurre alrededor de 1910. Edgerton inventó el estroboscopio, cuyo equipo técnico muy perfeccio­
La segunda etapa convierte laforma del movimiento en un objeto nado (interruptor de radio) podía helar el movimiento a una millonésima
de expresión. La gestíón científica lo hace con fines de análisis. En arte, de segundo. El problema fue concebido, tanto por Marey como por Ed­
las formas caligráficas están dotadas del poder de los símbolos. Esto su­ gerton, a lo largo de unas líneas que son metodológicamente similares.
cede en 1920, más o menos. Aunque el Desnudo bajando por la escalera, de Marcel Duchamp,
La evolución continúa en una tercera fase, de la que sólo conoce­ causó sensación al ser expuesto en el Armory Show de Nueva York en
mos el comienzo. Durante el decenio de 1930, las formas de movimiento 1913, estaba más allá de la comprensión del público, incomprensión no

120 121
¿Acaso no es el flujo ínterminable de movimiento en el patinaje
más significativo que el cuerpo del patinador? Cuando contemplamos un
castillo de fuegos artificiales, ¿es, meramente, la trayectoria luminosa
contra el fondo oscuro lo que nos seduce? ¿No será, más bien, el movi­
miento incorpóreo de los cohetes a través del espacio lo que tanto atrae
a nuestra imaginación?
Lo ocurrido en la pintura alrededor de 1920 no es más que la ex­
tensión artística de esta facultad. Para que un proceso de trabajo sea com­
prensible, debe resultar visible, ya que quien lo lleva a cabo no conoce su
propio movimiento. Y esto es igualmente aplicable a los procesos de
nuestro subconsciente.
Estos símbolos de movimiento son condensaciones espontáneas,
como los poemas de sonido de los dadaístas y, más tarde, la búsqueda de
una "escritura automática" por los surrealistas (1924). Es lo que confIrma
un poeta como Paul Eluard (1939) en sus comentarios sobre la vérité to­
tale buscada por Picasso y todos los artistas auténticos de la época:
"Picasso ha creado fetiches, pero unos fetiches que poseen una vida propia.
No son meros signos intermediarios, sino signos en movimiento. Su mo­
vimiento los convierte en cosas concretas."56

SS. loan Miró: Composición. Óleo sobre 56. Frank B. Gilbreth: Cronociclografía
papel de lija, 1935. Detalle. (Cortesía de la de un movimiento. (Cortesía de Lillian M.
Galería Pierre Matisse, Nueva York.) Gilbreth.)

limitada a un lugar o a un país. No basta con decir que el público nortea­


mericano establecía aquí su prímera relación con las nuevas tendencias.
La razón debe ser buscada en la falacia, de profundo origen, según la cual
los problemas del sentimiento nada tienen que ver con los problemas de la
ciencia, pese al hecho de que toda cultura auténtica ha dado por sentado
que pensamiento y sentimiento son interdependientes.

El movimiento por derecho propio, c.1920

En la segunda fase, laforma pura del movimiento se convierte en


objeto artístico por derecho propio. No tiene que reproducir con natu­
ralidad un objeto exterior. Cada época ha conocido el impacto de lineas,
curvas y signos en el sentimiento, cosa que atestigua todo ornamento de
calidad.
y esto es lo que ocurre tambíén con el movimíento en el espacio; 57. loan Miró: "Ecritures. paysages et tetes d'hommes", 1935. Detalle. Miró, al que
Klee consideraba como el pintor más cercano a sí, utiliza movimiento en signos y sím­
también él puede ser experimentado como un absoluto, igualmente desem­ bolos para lograr una expresión asombrosamente directa, sin interposición de motivos
barazado del que lo ejecuta. filosóficos o reflectivos. (Cortesía de la Galería Pierre Matisse, Nueva York.)

122 123
Signos en movimiento, movimiento en signos. Paul Klee, tal vez maestro hacía algo más que enseñar: nos admitía en el taller. La eluci­
el explorador más audaz del subconsciente, sostenia que "el arte pictó­ dación de un problema artístico por parte de Klee se aproxima asombro­
rico brota de! movimiento, es en sí mismo movimiento interrumpido y es samente a la estructura del pensamiento de Oresme. Nada es estático. Una
concebido como tal". 57 linea, comienza Klee, "una línea activada, una línea que se mueve libre­
El Pedagogical Sketchbook de KIee destaca, cada vez con mayor mente a lo largo, es un recorrido por el gusto de pasear. Su ejecutante es
claridad, como una clave para el arte contemporáneo. Esta sustanciosa un punto en tránsito."58 Para él, todo es el resultado del movimiento, in­
libreta de notas resume su enseñanza en la Bauhaus de Weimar; allí, el cluso el círculo que, plásticamente hablando, parece descansar en sí mismo,
y al que la geometría defme como una curva cuyos puntos están situados
a igual distancia del centro. Para Klee, el círculo se origina en la rotación
de un péndulo, y a partir del círculo Klee desarrolla La espiral (1925)
(fig. 59), Y una cabeza en espiral remata, La reina de corazones (I921)
(fig. 58).
Desde luego, no es casualidad que en la obra de Klee apareciese
.·~:!T~-~t~é/(~~~'~~%1t':f':':
. 1,[ 1 i ¡ . ";~tt."1;'
. ,. primero la flecha indicadora de dirección como un rectángulo encabezado

1
... r' ~ .
: ~:. "A." por un triángulo, forma que adquirió difusión internacional. En su Peda­
gogical Sketchbook, Klee explica a su manera, que es a la vez simbólica
t
1 1 1., y directa, la concepción de esta forma (fig. 53). La tela de Kandinsky Cua­
drado rosado (1923) (fig. 20), es una tempestad cósmica, una cosmogonia
de lineas disparadas, de flechas, de anillos planetarios, y la figura 3 ex­
pansionada en forma de hoz.

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'-:"~':~_"': ;.;: '}oJ' '~ ~. 59. Panl Klee: "La espíra1", 1925.
.... : I .•
"La espíral móvil se origina con la
"('''' 1 '" 1 prolongacíón del radio. Acortar el
radio progresivamente reduce la cír­
cunferencia hasta que el hermoso es­
pectáculo perece repentinamente
cuando llega a un punto de éxtasis. Al
no ser ya infinito el movimiento, la
cuestión de la dírección se hace de­
cisiva." (Klee, Pedagogical Sketch­
book, versión inglesa de Sybil Peech
" por cortesía de la Galena Nieren­
dorf, Nueva York.)
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60. Frank B. Gilbreth: Muchacha doblando un pañuelo. Toda la inconsciente intrinca­


58. Paul Klee: "La reina de corazones", litografía. 1921. (Cortesía de la Galería Buch­ ción de un progreso de movimiento queda registrada en curvas de luz. (Cortesía de Lillian
holtz, Nueva York.) M. Gilbreth.)

124 125
Dibujos y litografías, la expresión favorita de Paul Klee alrededor
de 1920, ofre~en el medio natural para un movimiento rápidamente eje­
cutado y continuo. Muy pronto sus símbolos de movilidad se extendieron
a lo orgánico. Un paso audaz fue, en 1921, el de formar la imagen del
hombre a partir de los símbolos del movimiento, como para retratarle
por las cosas que hace y piensa.
Se anuncia a sí misma una tercera etapa, una evolución de la que
sólo conocemos el comienzo: la forma del movimiento se convierte en
medio de expresión en pintura, tal como la perspectiva había sido ante­
riormente el medio para expresar, un contenido específico, una escena ais­
lada. Cuando el movimiento, en vez de la perspectiva, es el elegido como
medio de expresión, aporta una imagen estática en vez de dinámica. Los
títulos que Klee da a sus cuadros -Dama en el Sur, Solterona, Anclado,
Parque con aves, Templo reflejado en el agua, Pareja envejecida- podrían
ser títulos del género estático de pinturas del gusto imperante.
Aquí, el mismo título sirve para algo muy diferente. Tal como
Gilbreth hizo visibles la forma y el verdadero significado del movimiento
corporal, también Klee supo dar forma visible a los procesos más inter­
nos de la psique, cosa que la perspectiva no puede hacer. La búsqueda se 61. Paul Klee: "Pareja envejeciendo", óleo. 1931. La reproducción en blanco y negro
orienta ahora hacia relaciones que son múltiples y fluctuantes, y que distan no muestra las luminosas relaciones de color de Klee, pero basta para señalar cómo uti­
de ser estáticas. liza las formas de movimiento como lenguaje plástico para interpretar un proceso psi­
quico. (Cortesía de la Galería Nierendorf, Nueva York.)
Todo el cuadro se convierte en proceso de movimiento.
Tomemos, por ejemplo, una pintura del período posterior de Klee:
Pareja envejecida (fig. 61). En realidad, apenas necesita titulo, pues vive Reina de corazones, es ahora admitida sin discusión. Personajes, animales
en su forma-movimiento con una existencia que le es propia. Como en y constelaciones eróticas se convierten en signos, formas de movimiento
una buena obra pictórica del Renacimiento, su fuerza no procede tanto imbuidas por la fuerza de los símbolos, y este artista de la generación pos­
de su contenido como del destacado manejo de ,los medios de expresión. terior a Klee parece casi predestinado a traducirlas en murales.
Al principio, un ojo todavía no acostumbrado al lenguaje pictórico, acos­ Con signos y formas, los artistas expresan lo desconocido que
tumbrado al proceso de la movilidad no verá más que esto, y acaso la hay dentro de nosotros, para interpretar los senderos sinuosos de la mente
chocante interacción de los colores: amarillo brillante, pardo, rosa violá­ de un modo tan real y eficiente como la ayuda que prestan las curvas de
ceo y verde. Quien haya aprendido el lenguaje pictórico basado en sím­ movimiento a la gestión científica.
bolos verá retratado todo lo que es parecido a máscara, antagónico y ma­ Ambas cosas están igualmente arraigadas en nosotros, ya que el
ligno en este Pareja envejecida y cómo, en un solo circuito, el movimiento movimiento y los símbolos del movimiento llegan a ser carne de nues­
abarca y encuadra las dos caras. Sin la despiadada intervención quirúr­ tro ser.
gica de Picasso, y sin supathos, la anatomía queda sometida a la expre­
sión y al movimiento. Este es el año de Guernica. ¿Precursores o sucesores?
En menos de dos décadas, el arte aprendió a utilizar formas de
movimiento para representar procesos psíquicos con forma lapidaria y Charles Babbage
color dinámico. Bien puede ser éste el comienzo de un tercer paso que
conduzca al dominio de un lenguaje simbólico libre de referencias atávicas. ¿Tienen precursores históricos los estudios de tiempo y movi­
En la pintura de Joan Miró, alrededor de 1924, aparecen signos, miento?
números y curvas serpentinas. Su utilización es titubeante al principio, Se indicó en 1912 59 que a principios del siglo XIX e incluso en
casual y dadaísta. Pero hacia 1930 ganan en vigor (figs. 55 y 57), cuando el XVIII hubo esbozos del método de Taylor, y se citaba como testigo
en Miró despierta la facultad de dotar al color con una cualidad luminosa principal a un discípulo de Adam Smith, Charles Babbage, profesor de
que linda en lo mágico, tanto por la forma que éste rellena, como por su matemáticas en Cambridge. Su libro On the Economy of Machinery and
relación con toda la imagen. Las formas de Miró, que solían ondear li­ Manufacture (Cambridge, 1832, y reeditado muchas veces) ofrece tablas
geramente como vapores de papel a través del espacio, adquieren peso "para el costo y el tiempo de cada operación" en la fabricación de agujas.
y defmición. Lo que era una audacia en 1921, cuando Klee litografió su Babbage cita la tabulación del francés Perronet,60 quien en 1760 crono­
126 127
metró con reloj y calculó el costo de cada operación en la fabricación de La línea de montaje en el siglo XX
doce mil agujas.
Sería poner en peligro la verdad el contemplar a esos hombres
como precursores del método de Taylor, o suponer que lo anticiparon. La 1913-1914
utilización de un reloj es externa, ya que Babbage sólo lo empleó para cla­
rificar las ventajas de la división del trabajo, y así se lee en su capítulo Esta es la época en la que Henry Ford presentó la línea de mon­
sobre este punto. taje ante las candilejas del éxito. La línea de montaje funcionaba plena­
Taylor estuvo perfectamente en lo cierto al dar la simple res­ mente en la factoría HighJand Park de Ford, en 1915, el año de la muerte
puesta: "Los estudios de tiempo empezaron en el taller de maquinaria de de F. W. Taylor. Eran dos métodos coincidentes, pero Henry Ford no
la Midvale Steel Company, y en 1881."61 hace mención de Taylor; él es el autodidacta, que lo hace todo por sí solo.
Las mediciones de tiempo efectuadas por Babbage mostrarían las Los resultados alcanzados por Taylor a través de decenios de perseve­
ventajas inherentes a la división del trabajo. El factor tiempo en la gestión rancia se han convertido en conocimiento común, y las fichas de instruc­
científica sirve para revelar los propios elementos del movimiento. ciones a las que Taylor adjudicaba tanto valor, Ford pudo descartarlas,
sustituidas por la cinta transportadora, la plataforma móvil, los raíles
aéreos y los transportadores de materiales. Estas eran instrucciones auto­
Charles Bedaux máticas que funcionaban con mayor eficiencia que las tarjetas escritas de
Taylor. El análisis de movimiento se había hecho en gran parte innece­
¿Ha de ser considerado el éxito de Charles Bedaux, sobre todo sario, ya que la tarea del trabajador de cadena de montaje quedaba redu­
en la década de 1930,62 como ulterior desarrollo de la gestión científica? cida a unas pocas manipulaciones. Sin embargo, el cronómetro de Taylor,
Indudablemente, su "minucioso análisis y su sistemática observación de permaneció para medir el tiempo de las operaciones con precisión de una
las operaciones industriales" fueron tomados de Taylor y, sobre todo, de fracción de segundo.
Gilbreth, pero la finalidad principal consistia en establecer unos sistemas Cuando fue introducida la línea de montaje en Cincinatti y des­
salariales más perfectos. Bedaux, que en 1911 llegó a Nueva York pro­ pués en Chícago, más de treinta años antes que Ford, el estímulo surgió
cedente de Francia, dijo que aplicaba "correcciones para la rapidez de en la mecanización de un oficio mecánico, el de matarife. En este período,
ejecución". Con este fin creó una unidad de fuerza humana similar a la se hizo acopio de abundante experiencia con respecto a la velocidad con
dina, que los físicos emplean para medir el trabajo mecánico. Bedaux llama la que debía desplazarse la línea móvil y la conducta adoptada por los
a
B esta unidad, y la define como: "Una B es una fracción de un minuto trabajadores ante ella. En 1900, se utilizaban sistemas de transportadoras
de trabajo más una fracción de un minuto de descanso que siempre suman incluso en los almacenes de venta al público, pero sin proporcionar un
la unidad, pero variando en proporción acorde con la naturaleza del es­ flujo continuo.
fuerzo."63 Su B constituye la base de un sistema de salarios que ha susci­ Después de 1900, la industria de la maquinaria cayó en aquella
tado, entre los obreros, más hostilidad que cualquier otra medida en gestión rutina que conduce a la anulación del impulso creador. Fue como si su ex­
científica, puesto que puede ser utilizada para explotar la mano de obra periencia se inmovilizara irrevocablemente en las fórmulas. Este fue el
con una virulencia poco corriente. período en el que los expertos recurrieron a las analogías y arguyeron
Los objetivos han cambiado. Con Taylor y sus sucesores, se car­ la imposibilidad de todo lo que se encontraba más allá de su rutina. Nadie
gaba el acento· en el análisis y la organización de las operaciones; con ha escrito al respecto con mayor amenidad que el propio Henry Ford. 64
Gilbreth y la elucidación de los procesos del trabajo humano a través de En tales períodos, todo problema parece resuelto y todos los caminos tri­
la visualización del movimiento, entra en escena el factor humano: elimi­ llados. Nada quedaba del frescor matinal del 1830, cuando un J. G. Bod­
nación de los gestos inútiles, reducción de la fatiga, y adiestramiento de mer podia inventar y construir desde el principio hasta el fin tanto las
los minusválidos. Con Bedaux, la atención se centra en la "medición del máquinas como las herramientas con las que fabricarlas. Sólo podía brotar
trabajo" a escala salarial. Representa una concepción muy anterior de un impulso a partir de un nuevo producto, un producto que tuviese que ser
la empresa negociante. Las sospechas de espionaje que cayeron sobre él, creado a partir de cero, y alrededor del 1900 este producto fue el auto­
asi como su poco glorioso fmal durante la segunda guerra mundial, mues­ móvil.
tran los métodos de Bedaux bajo una luz todavía más crudamente mate­ La función de Henry F ord es la de haber reconocido el primero
rialista. unas posibilidades democráticas en el vehículo que siempre había estado
clasificado como privilegio. La idea de transformar un mecanismo tan
complicado como el automóvil de articulo de lujo a objeto de uso común, y
de poner su precio al alcance del hombre corriente, hubiera sido impen­
sable en Europa.

128 129
La fe en la conversión del automóvil .en articulo de producción qué medida los ha estimulado y en qué medida los ha destruido? ¿Hasta
masiva y, a partir de esta convicción, la revolución total en la fabricación qué punto, pues, su producción debe ser alentada y hasta qué punto fre­
del producto, aseguran a Ford su posición histórica. nada?
Al igual que la producción en serie en la industria cárnica, la pro­ Como fenómeno, Henry Ford cristaliza de nuevo el independiente
ducción masiva de un nuevo medio de transporte, el automóvil, se con­ espíritu pionero de 1830 y 1860. En un periodo de complicadas institu­
virtió en estimulo para la línea de montaje, que, a partir de este punto, se ciones bancarias y crediticias, un periodo gobernado por la bolsa, en el
extendió hacia la inflexibilidad rutinaria de los talleres de construcción de que los abogados eran necesarios en toda operación, Henry Ford no con­
maquinaria. fió en nada de todo esto y actuó sin bancos.
"La práctica del taller de montaje de Ford consiste en colocar
En una época en la que las sociedades anónimas cobraban pro­
los componentes más apropiados sobre vías o raíles elevados y despla­
zarlos ante grupos sucesivos de obreros que montan los diversos compo­ porciones gigantescas, él ejercia un poderio patriarcal sobre sus obreros,
nentes en el principal, hasta que el conjunto queda completado."65 Cómo como un maestro sobre sus jornaleros. Era independiente de todos en todo,
se realizó esto en la fábrica High1and Parkde Ford en Detroit, en 1913­ ya que reunia en sus manos bosques, minas de hierro y de carbón, fundi­
1914; cómó, en abril de 1913, se intentó "el primer experimento de una ciones, plantaciones de caucho, y otras materias primas.
línea de montaje para ajustar el volante de una magneto";66 cómo fue Pero, tal como las grandes ciudades se vuelven cada vez más ingo­
dividido el montaje del motor en ochenta y cuatro operaciones diferen­ bernables cuando su crecimiento es ya excesivo, las grandes concentra­
ciones industriales eluden el tono patriarcal cuando se desarrollan hacia
tes, con sólo un tercio del tiempo anterior; y cómo fue colocado el chasis,
por primera vez, sobre raíles, y movido por una cuerda y una polea, todo el gigantismo.
Ford no tuvo que pasarse la vida, como Oliver Evans, exponiendo
ello puede ser leído en el libro del propio Ford o en relatos detallados pu­
ideas no captadas por sus contemporáneos. Pudo haber tenido la misma
blicados ya en 1915. 67
energía indomable, pero tuvo también la ventaja de no llegar al comienzo,
Para llevar a la realidad su convicción de que el automóvil debía
sino al fmal de la fase mecanicista. El éxito no depende tan sólo del genio
convertirse en vehículo popular, Henry Ford empleó los medios y las ideas
de su tiempo, y las empleó como piedras de construcción, a menudo con o de la energía, sino de la medida en la que los contemporáneos de cada
·un nuevo significado, y simplificándolas siempre que ello era posible. La uno han sido preparados por los acontecimientos anteriores.
También la línea de montaje, tal como la concibiera Henry Ford,
linea de montaje suplantó los estudios de movimiento de Taylor y los es­
constituye en muchos aspectos el disfrute de una larga evolución.
tudios sobre la fatiga, todavía más complejos, efectuados por sus sucesores.
El intercambio de piezas, ya conocido en el sector de la maquinaria agri­
cola en 1860 para el mantenimiento de la segadora, adquirió otro matiz La línea de montaje automática, c.1920
en manos de Ford. Éste destaca su utilidad para el automóvil: "La maqui­
A fmales del siglo XVIII, Oliver Evans consiguió de golpe una
naria de hoy, especialmente la que es empleada en la vida general lejos
del taller, ha de tener sus partes absolutamente intercambiables, de modo linea de producción continua, una unidad automática en la que el hombre
que pueda ser reparada por hombres no especialistas."68 actuaba tan sólo como observador.
Sigue el método de Taylor, nada usual en la época, de reducir Más de un siglo y medio después, la curva se cierra gradualmente.
en lo posible las horas de trabajo y aumentar los salarios. También aqui De nuevo nos acercamos al punto en el que una línea de producción con­
el capataz conserva su función. Pero cuando Taylor, en sus famosos ex­ tinua, con el hombre presente únicamente como observador, es el objetivo.
perimentos sobre el trabajo de los paleros, dice a sus trabajadores en el Ya no sirve ahora para el molido automático del grano, sino para la cons­
patio de la Betblehem Steel Company: "Pete y Mike, vosotros compren­ trucción de maquinaria complicada, 10 que implica centenares de opera­
déis perfectamente vuestra tarea; los dos, muchachos, sois trabajadores ciones diferentes.
de primera clase, y queremos pagaros doble jornal",69 todavía está cen­ Está cada vez más claro que la linea de montaje, tal como se de­
trado en aumentar la producción dentro de la fábrica. Henry Ford llega sarrolló a partir de los mataderos, a través de la industria del automóvil
más allá y considera los salarios bajos como "la merma del poder adqui­ y más allá, constituye una etapa intermedia: el hombre todavía ha de eje­
sitivo y la reducción del mercado local".7o En realidad, Henry Ford con­ cutar cualesquiera movimientos que el ingeniero aún no pueda delegar en
templa la producción y las ventas como una unidad y, mucho antes de la máquina. Muy posiblemente, en algún día del futuro esta forma de labor
la venta a presión del decenio de 1930, construye una organización a es­ mecánica será señalada como un síntoma de nuestra barbarie.
cala mundial para distribuir sus productos. La eficiencia de sus medios El impulso hacia una nueva fase, la línea de montaje automática,
de venta está tan bien calculada como el ritmo de la línea de montaje. tiene también su punto de partida en la industria del automóvil. La razón
Una ulterior ampliación del circulo podria suscitar las siguientes es sencilla, puesto que por primera vez una industria se enfrentaba al pro­
preguntas: ¿Cómo ha afectado el automóvil a los hábitos de vida? ¿En blema de construir un mecanismo muy complicado en cantidades enor­
mes, con 10 que se introducía una nueva escala.
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Una vez en marcha la linea de montaje de Ford, L. R. Smith, un
fabricante de,Milwaukee, formuló en 19161a pregunta: "¿Pueden ser cons­
truidos los bastidores de automóviles sin intervención de hombres?"
"Las respuestas al respecto estaban en el subconsciente de los
ingenieros, y nos dispusimos -dice- a construir bastidores de automóvil,
sin hombres. Queríainos hacerlo a una escala muy superior a la necesaria
para satisfacer las necesidades de la industria automovilistica."71
y es entonces cuando surge la cuestión que no podia ser perma­
nentemente soslayada, y surge desde el interior de la industria, y no a partir
de influencias externas: "Es muy probable que presenciar cómo nuestros
obreros hacen la misma cosa una y otra vez, un día tras otro, nos moviera
a buscar la mecanización al 100% de la fabricación de bastidores."72
Fue ese optimismo, a menudo c1<i.rividente, el que, en una época
en la que toda la industria no producía más de un millón y medio de auto­
móviles por año, concibió, y al cabo de cinco años construyó, una factoría
capaz de producir por si sola más de un millón de coches anualmente. "Un
bastidor completo abandona el terminal del transportador, limpio y puli­
mentado, a punto para la linea de pintura, cada diez segundos del turno
de producción. Sólo se requieren noventa minutos para que la chapa de
acero tal como procede del taller se convierta en el esmaltado chasis de
automóvil que pasa al almacén."73
Aquí, la gestión científica, en cuanto análisis de movimientos hu­
manos, es sustituida por nuevas herramientas de producción. Quinientos
ingenieros transforman una fábrica en unidad automática que produce
con mayor rapidez y a mejor precio, con beneficio y liberando al hom­
bre del movimiento mecánico.
La línea de montaje automática comienza con una "máquina de ;.
'1
inspección", que "endereza y verifica cada pieza de chapa de acero reci­ 1. "
bida de los talleres".74 Este material es trabajado y recorre la factoria
sobre los más diversos tipos de sistemas de transporte, en un proceso inin­ .. "" ". . l.4

terrumpido. Primero, en una linea de submontaje, a menudo en operaciones
paralelas, las barras de acero, son cortadas y agujereadas, y cobran forma.
Un segundo grupo de máquinas reune las diversas partes hasta que éstas
quedan finalmente montadas en la linea general (fig. 62). "Unos cabezales
que suministran automáticamente remaches se colocan en posición, y
éstos son introducidos en los orificios que esperan recibirlos. El aire com­
primido es el que ejecuta esta tarea."75 Los remaches son introducidos a
presión en hileras de remachadoras automáticas, con unas enormes man­
díbulas como cabezas de aves miticas (fig. 63). Siguen los procesos de
limpieza y pintado.
Algo del espíritu del Johann Georg Bodmer, de 1830, sobrevive
en la invención, construcción e integración de las herramientas de fabri­
cación, tales como prensas, remachadoras y sistemas transportadores.
Ya no es la máquina individual la única automatizada, como suele ocurrir 62. Línea de montaje totalmente automática: remachado en una unidad general de mon­
taje. En el tiempo de la plena mecanización, la linea de montaje se convierte en instrumento
en la fabricación a granel. Aquí, unas fichas de tiempo, extremadamente automático sincronizado. Todo el mecanismo de la fábrica debe funcionar como un reloj
precisas, guían la cooperación automática de instrumentos que, como el de precisión ajustado al segundo. Una larga evolución iniciada por Oliver Evans culmina
átomo o un sistema planetario, consisten en unidades separadas pero gra­ aquí, cuando la producción es obtenida sin manos. El hombre, no obligado ya a repetir
vitan unas con otras en obediencia a sus leyes inherentes. incesantemente su movimiento, se limita a vigilar y dirigir. (Cortesía de A. O. Smith Corp.,
Milwaukee, Wis.)
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64. Línea de montaje totalmente automática: almacenado de chasis de automóviles.
Un chasis cada ocho segundos. Diez mil diarios. "Hemos logrado lo que nadie habia lo­
grado antes", dice el fabricante. (Cortesía de A. O. Srrúth Corp., Milwaukee, Wis.)
6.3. Línea de montaje totalmente automática. Remachado. Una serie de remachadoras
automáticas, con mandibuJas enormes parecidas a cabezas de aves rrúticas, ajustan los
remaches de un solo mordisco. Este es el punto fmal del montaje, después de 552 opera­ se convirtió casi en simbolo del período entre las dos guerras mundiales.
ciones automáticas. (Cortesía de A.O. Smith Corp., Milwaukee, Wis.) Al contemplar el impacto de la mecanización sobre el hombre,
debemos destacar aquellos aspectos que afectan a la misma naturaleza
El aspecto humano de la línea de montaje del hombre. Hemos de distinguir claramente el impulso que originó la línea
de montaje y la gestión científica de las repercusiones humanas. El im­
No es fácil obtener una visión histórica de periodos recientes, es­ pulso brotó de la imperiosa demanda de la época: producción, producción
pecialmente en un aspecto tan sensible y ramificado como es el de la in­ cada vez más rápida, producción a cualquier precio. Apenas interviene
vestigación del trabajo humano. una evaluación, encontramos unas opiniones a menudo diametralmente
La línea de montaje y la gestión científica son, esencialmente, opuestas: por un lado, un ohrero disgustado, y por el otro el entusiasta
medidas racionalizadoras. Las tendencias en esta dirección se remontan promotor de la idea.
a época relativamente lejana, pero sólo en el siglo XX fueron perfecciona­ Taylor. 1912: "Tras una larga pugna, trabajador y patrono se miran
das y se convirtieron en influencia predominante. En el segundo decenio como amigos." 77
(con Frederick Taylor como figura central), fue la gestión científica lo y se queja el obrero: "oo. movido a un ritmo inhumano por capa­
que suscitó la mayor atención: el interés de la industria, la oposición de taces elegidos por su brutalidad".78
los trabajadores, la discusión pública, y las investigaciones gubernamenta­ El defensor de la gestión científica, 1914: "El encargado de la
les. 76 Este fue el período de su ulterior refinamiento y de su unión con la velocidad no mueve en absoluto a los hombres. El es su servidor... La velo­
psicología experimental (con Frank B. Gilbreth como figura central y la cidad correcta es aquella con la que los hombres pueden trabajar un día
más universal). tras otro, un año tras otro, y mejorando continuamente su estado de
En la tercera década (con Henry Ford como figura central), la salud." 79
línea de montaje pasa a ocupar una posición clave en toda la industria. y se queja el obrero: "Nunca hubo un momento de respiro o una
Su objetivo es cada vez más ambícioso. En los tiempos de la plena meca­ oportunidad para volver la cabeza... Los hombres no tienen descanso al­
nización, el ingeniero de producción conseguía el control sobre las manu­ guno, salvo los quince o veinte minutos para el almuerzo, y sólo pueden
facturas de los más diversos tipos buscando todo posible resquicio en el ir a los lavabos cuando hay sustitutos preparados para relevarlos."80
que insertar una línea de montaje. La consecución de un cuadro más ex­ Estas son declaraciones personales elegidas al azar. Los sindica­
tensivo recompensó sobradamente el esfuerzo, ya que la línea de montaje
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65. Reses sacrificadas en el matadero de Chicago. (Cortesía de Kaufman and Fabry.)
66. Hombres en la línea de montaje. Charlie Chaplin en "Tiempos modernos", 1936.
tos eran hostiles a la gestión cientifica, pero la organización sindicalista "El individuo mecanizado enloquece y pasa a convertir la fábrica en el manicomio que
síempre ha sido." (Cortesía de United Artists Corp.)
tardó en penetrar en Estados Unidos. En la Bethlehem Steel Works, por
ejemplo, donde Taylor realizó sus famosos experimentos con los paleros y
con el acero rápido, "ni un solo empleado era miembro de un sindicato", Henry Ford habla (1922)84 de un obrero que tenía que efectuar
ni siquiera diez años más tarde (1910).81 Los siridicatos consideraban pe­ una tarea particularmente monótona, consistente en realidad en un solo
ligrosas sus tácticas "al crear lealtad a la gestión"82 y, sobre todo, veian movimiento de la mano. A petición del interesado, fue trasladado a otro
eri la gestión científica un nuevo medio de explotación. puesto, pero al cabo de unas semanas solicitó que se le reintegrase de nuevo
Más tarde, un cambio en la política sindical condujo a una nueva a su anterior trabajo. Aquí, Henry Ford toca un fenómeno concocido por
formulación del programa. "El trabajador es plenamente consciente de todo urbanísta que tenga la misión de trasladar a nuevas viviendas a los
que el mundo necesita cosas para su utilización y de que los niveles de habitantes de un barrio de barracas: Por primitivas e insalubres que pue­
vida sólo pueden mejorar con el incremento de la producción... El traba­ dan ser las condiciones, siempre habrá unos cuantos que se negarán a cam­
jador es consciente de que ha de crear mejores métodos industriales."83 biar sus barracas por nuevas casas, y que preferirán sin titubear sus an­
No deben ser ignorados aquellos aspectos que guardan relación teriores y familiares condiciones de existencia.
con la lucha de clases, pero se encuentran al margen de los problemas tra­ La moderna línea de montaje, tal como aparece, probablemente
tados en este libro, cuya misión es la de describir el impacto de un mundo por vez primera, en los mataderos de Cincínatti, y ciertas medidas de ges­
mecanizado en el organismo y en los sentimien~os humanos. tión científica, que emplean al hombre como parte de un proceso automá­
tico, son fenómenos de transición que sólo prevalecen mientras la maqui­
En un matadero de. Chicago, los cerdos, colgados cabeza abajo, naria es incapaz de efectuar ciertas operaciones por su propia cuenta.
pasaban ininterrumpidamente ante una robusta mujer negra, situada en la Un documento que traduce la respuesta humana a esta fase en
curva del sistema transportador. La tarea de esta mujer consistia en mar­ símbolos artísticos es el film de Charlie Chaplin Tiempos modernos
car con un sello de goma los cuerpos de los animales, ya examinados por (Modern Times) (fig. 66).85 Cuando fue estrenado en Nueva York, en fe­
los inspectores. Con un amplio gesto estampaba el sello en cada piel. brero de 1936, un periódico radical adoptó la siguiente actitud: "En cuanto
Tal vez partamos de premisas falsas, mas en el observador ex­ a sus opiniones políticas, no las conozco ni me importan...)"86 El punto de­
terno brotaba un sentimiento extraño al ver a una criatura de la raza hu­ cisivo en este documento es la rebelión contra la subordinación a la má­
mana adiestrada para no hacer otra cosa que marcar, día tras dia y ocho quina.
horas diarias, millares y millares de animales muertos, en cuatro lugares Se trata de la historia de un individuo que, a razón de ocho horas
diferentes. diarias, año tras año, ha de efectuar el mismo movimiento, y para el cual
el mundo entero llega a convertirse en tuercas a las que ha de dar vuelta
136
137
67. Almuerzos en la La línea de montaje y la gestión científica pueden ser aplicadas
línea de producción: al trabajo dentro de sistemas económicos totalmente opuestos. Sus impli­
planta de alin¡entos caciones, como las de la mecanización en su conjunto, no están unilateral­
congelados, Queens
Village, N. Y. "La mente vinculadas a un solo sistema; alcanzan las profundidades de un
cocina se está, aca­ problema humano básico -el trabajo- y el veredicto histórico dependerá
bando... Una ~b'anda de hasta qué punto podamos esperar que el ser humano se convierta en
transportadora en lí­
nea de montaje tras­ parte de un autómata.
lada bistecs, chuletas Antes de ser puestos en práctica tales métodos, el reverendo Wi­
y verduras a través de lliam Ellery Channing, uno de los grandes predicadores de Nueva Ingla­
un horno, a la veloci­
dad exacta que cada terra en la década de 1830, formuló contundentemente el problema de la
tipo de alimento re­ línea de montaje y de toda utilización puramente mecánica del hombre:
quiere para su preco­ "Yo no veo al ser humano como una máquina. construida para ser man­
cinado." En la ban­
deja de cartón se
reunen tres platos pre­
cocinados y el conjun­
to, debidamente pesa­
do por operarias
enguantadas y hermé­
ticamente envasado,
pasa a la congeladora
rápida. (New York
Sun, 25 de junio de
1945. Foto por corte­
sía de Maxson Food
Systems, Nueva York.)

con su llave. La monotonía y la tiranía de una cinta transportadora de gran


velocidad destruyen su equilibrio mental. "El individualista mecanizado
enloquece y procede a convertir la fábrica en el manicomio que, en reali­
dad, siempre ha sido."87 Afloja tornillos peligrosos que aceleran la línea
de montaje y le confieren un ritmo insoportable. Ante las narices de un en­
cargado, en los botones de una oficinista, en los pechos de una mujer gorda
y en todo lo que le rodea ve tuercas que han de ser apretadas. Mediante
una exageración grotesca, queda revelado el núcleo humano del problema.
¿Qué son ese automatismo, ese movimiento reflejo del atornillado, sino
la observación que cabe hacer cada día con respecto a los obreros que
salen en tropel de una fábrica, que lleva la máquina incluso en sus andares?
Es el incesante impulso de la mecanización el que conduce a Cha­
plin a inventar la máquina de comer, que alimenta al obrero automática­
mente, sin pérdida de tiempo; con ella, ya no necesita hacer un alto para
almorzar, y la línea de montaje sigue funcionando.
Todo esto, aunque intensificado hasta lo grotesco, posee el des­
tello de aquella verdad interna que emana de las comedias de Shakespeare.
Cierto que la máquina de comer es rechazada por el gerente por
ser demasiado complicada, pero ¿acaso unos años más tarde no empieza
la realidad a aproximarse a ese símbolo del almuerzo a ritmo de fábrica?
En los mostradores del almuerzo, ¿acaso no son cintas transportadoras
las que conducen los platos calíentes desde la cocina hasta el cliente? En
los drug stores y en los sótanos de los almacenes de todo a 5 y 10 centa­
vos, ¿acaso no serpentean las barras de los mostradores como senderos 68. Aves de corral en la línea de producción. 1944. Tras el perfeccionamiento de la línea
de producción de maquinaria, la plena mecanización fue aplicada a un materia! tan deli­
de las montañas, para alimentar al mayor número de personas en el menor cado como las aves de corral. (Cortesía de Bereníce Abbott.)
tiempo posible?
139
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tenida en funcionamiento por una fuerza exterior, para realizar una in­ 19. Harriet Martineau, Retrospect of Western Travels, vol. 2, Nueva
variable sucesión de movimientos, para ejecutar una cantidad fija de tra­ York, 1838, p. 45. Citado en R. A. CIernen, The American Livestock and Meat
bajo, y para caer después, hecha pedazos, al morir... "gg Industry, Nueva York, 1923.
20. R. A. CIernen, op. cit.
21. Ibídem, p. 121.
Notas 22. El redescubrimiento de Johann Georg Bodmer en nuestro tiempo
es debido a J.W. Roe, que en su libro English and American Toolbuilders, New
l. El ténnino "linea de montaje" es de fecha reciente. Sólo en el suple­ Haven, 1916, pp. 75 a 80, otorga a Bodmer el lugar que se merece. Basa su ar­
mento del Oxford English Dictionary (1933) fue añadido este nuevo significado tículo en las Minutes ofthe Institution ofCivil Engineers, Londres, 1868, XXVIII,
de montaje: "Acción O método para montar una máquina o sus partes" (1897); 573 y ss., que poco después de muerto Bodmer publicaron una memoria detal.lada
la linea de montaje, o assembly line, no es citada, y en cambio, assembly-room que terminaba con una lista de sus patentes en ocho páginas.
es defmido como "una sala en un taller en la que son reunidas las partes de un
articulo compuesto". Hay referencia a una fuente norteamericana del 1897. 23. Patente británica N.O 8070, 1839 - Patente británica N.o 8912,
1841.
2. Definición de Wartime Technological Developments, Senado de 24. Patente británica N.O 8070, 1839, p. 2.
EE.UU., monografia n.o 2 del Subcomité, mayo de 1945, p. 348.
25. La mejor descripción viene dada por un intacto relato contemporá­
3. Patente de Aribert. neo, el de la memoria de la Institution of Civil Engineers sobre Bodmer, op. cit.,
4. Hay detalles sobre la vida y actividades del inventor en la documen­ p. 588.
tadísima obra de Greville y Dorothy Bathe, Oliver Evans, Filadelfia, 1935. 26. Ibídem, p. 579.
5. Coleman Sellers, Jr., "Oliver Evans and His Inventions", en The 27. Ibídem, p. 581.
Journal of the Franklin Institute, vol. XCII, (1886), Filadelfia, p. 4.
28. J.W. Roe, op. cit.
6. En una breve historia de la máquina de vapor en Young Steam Engi­
neer's Guide (Filadelfia, 1804), donde se compara a si mismo con el marqués 29. Patente británica N.o 6617, 1834.
de Worcester y añade el párrafo anterior. 30. Institution of Civil Engineers, op. cit., p. 584.
7. Coleman Sel1ers, Jr., op. cit., p. 2. 31. Ibídem.
8. Ibídem. 32. Patente británica N.o 9899, 1843. La especificación ocupa 17 pá.
9. The Young Millwright and Miller's Guide, Filadelfia, 1795, con ginas.
un apéndice sobre administración comercial por su socio Elincott, también tra­ 33. Fue en esta época (1834) cuando se consideró la construcción de
ducido al francés, tuvo quince ediciones hasta 1860. Todas han sido cuidadosa­ un ferrocarril entre Londres y Binningham. Uno de los directores invitó a Bod­
mente cotejadas por Greville Bathe. El libro fue utilizado como obra de texto clá­ mer a expresar sus puntos de vista sobre el mejor sistema de vagones. En esta
sica durante más de medio siglo. ocasión, Bodmer propuso la construcción de los vagones a partir de entonces
10. G. Bathe, op. cit., pp. 189 Y 190. adoptados en EE.UU., partes de Alemania y Suiza, y cuya característica distintiva
11. Ibídem, p. 91. era un pasillo longitudinal que cruzaba la mitad de cada vagón, de modo que el
inspector pudiera pasar de un extremo del tren al otro, con la mayor seguridad
12. A partir de un dibujo de Pieter Breughel, estudios recientes han se­ y facilidad. Minutas de la Institution of Civil Engineers, op. cit., p. 585.
ñalado que la cadena de recipientes "fue utilizada en Holanda como draga du­
rante la construcción de un canal en 1561". Zimmer, "Early History of Con­ 34. Importa poco que el proceso sea aquí de desmontaje y no de mon­
veying Machines", eri Transactions of the Newcomen Society, vol. 4, Londres, taje, como en la industria del automóvil. Lo que cuenta es el método de producción
1924-1925, p. 31. masiva que constituye el común denominador.
13. Agostino Ramelli, Le Diverse et Artificiose Machine del Capitano 35. Véase pp. 228 y 229.
Ramelli, A. Parigi, 1588. 36. Harper's Magazine, 6 de septiembre de 1873, p. 778.
14. No pensamos tanto en su "excavadora anfibia", una draga de 37. T. Morrison, Aparato de pesaje de cerdos, Patente EE.UU. N.O
vapor para limpiar los muelles de la ciudad (1804, véase G. Bathe, op. cit., p. 108), 92083, 29 de junio de 1869.
o en su máquina de vapor de alta presión, como en la asombrosa precisión con 38. Ibídem.
la que expuso un método para la fabricación mecánica de hielo que pennaneció 39. The Scientific American, vol. IX, parte 1, Nueva York, 15 de
vigente durante medio siglo. Véase más adelante, p. 599. octubre de 1853.
15. The Book ofTrades, or Library ofthe Useful Arts, Londres, 1804, 40. Iron Age, Nueva York, vol. 96, p. 1029.
pp. 107 y 108. La primera edición norteamericana de esta fuente fue publicada
en Filadelfia, 1807. 41. Frank Barklay Copley, Frederick W. Taylor, Father of Scientific
Management, Nueva York, 1923, vol. 2, p. 84. El término dureza al rojo es de
16. Peter Barlow, Manufactures and Machinery in Britain, Londres, FW. Taylor, The Art of Cutting Metal, Nueva York, 1906, p. 223.
1836.
42. Compárense la publicación básica de Taylor Shop Management,
17. Ibídem, p. 801. 1903, y PrincipIes of Scientific Management, 1911.
18. Peter Barlow, op. cit., p. 804. 43. F.B. Copley, op. cit., vol. 2, p. 213.

140 141
44. F.W. Taylor, The Principie of Scientific Management, Nueva 67. Arnold y Fanrote, op. cit.
York, 1911, p. 8.
68. H. Ford, Moving Forward, Nueva York, 1930, p. 128.
45. Freud publicó sus estudios sobre la histeria al mismo tiempo (1895) 69. Copley, op. cit., vol. 2, p. 58.
que Taylor pronunciaba sus primeras conferencias ante ingenieros estadouni­
denses. 70. H. Ford, My Life and Work, capítulo sobre los salarios.
46. Hugo Muensterberg, Psychology and Industrial Development, Bos­ 71. L.R. Smith, "We Build a Plant to Run Without Men", en The
ton, 1913. Este libro fue importante también por los experimentos de Muenster­ Magazine of Business, Nueva York, febrero de 1929.
berg encaminados a mejoras en el ferrocarril eléctrico y el servicio telefónico, 72. Ibídem.
el examen de oficiales de marina incapaces de hacer frente a emergencias, y 73. Ibídem.
por su investigación en el campo, mucho más activo a partir de entonces, de la 74. Sidney G. Koon, "10000 Automobile Frames a Day", en ·The
publicidad y las ventas. Iron Age, 5 de junio de 1930.
47. Frank B. Gilbreth, Bricklaying System, Nueva York, 1909.
75. Ibídem.
48. F.B. Copley, op. cit., vol. 1, p. 223. 76. Hearings before special committee ofthe House of Representatives
49. F.B. Gilbreth, Primer of Scientific Management, Nueva York, to investigate Taylor's and other system of Shop Management, 3 vols., Gobern­
1914, p. 7. ment Printing Office, 1912.
50. F.B. Gilbreth, Concrete System, Nueva York, 1908. 77. Bulletin of the Taylor Society, junio-agosto de 1912, p. 103.
51. F.B. Gilbreth, Bricklaying System, Nueva York, 1909, p. 140. 78. Robert L. Cruden, The End of the Ford Myth, International Pam­
52. Frank B. y Lillian M. Gilbreth, Motion Study for the Handicapped, ph1ets N.o 24, Nueva York, 1932.
Londres, 1920, p. 15. 79. Gilbreth, op. cit., p. 65.
53. Ibídem, p. 16. "Un destacado cirujano -escribe Gilbreth con re­ 80. R.L. Cruden, op. cit., p. 4.
ferencia a uno de sus experimentos- está perfectamente dispuesto a ser fotogra­ 81. Drury, Scíentific Management, Nueva York, 1915, p. 176.
fiado mientras efectúa una operación delicada, pero cuando se menciona el hecho
de que esto se hace para encontrar la similaridad entre sus acciones y las de otros 82. Ibídem, p. 175.
trabajadores especializados, se muestra desdeñosamente incrédulo. ¿Cómo es 83. Ibídem, p. 27.
posible tal cosa? ¡El, un producto tan meticulosamente preparado, tan altamente 84. H. Ford, My Life and Work, en el capitulo "The Torture of the
formado por largos años de estudio, comparado con un albañil!" Con la misma M achine".
incredulidad despreciativa, un famoso físico rechazó la idea de una relación entre 85. Chaplin trabajó durante cinco años en este film mudo. Comenzó
los .métodos de la fisica actual y los del arte contemporáneo. en 1931, al mismo tiempo que, con A nous la Liberté!, René Clair llevaba al cine
54. F.B. Y L.M. Gilbreth, Motion Study for the Handicapped, Londres, la cinta sin fm y el hombre mecanizado. Pero un romanticismo un tanto primitivo
1920, p. 7. y unas comparaciones excesivamente superficiales -vida en la prisión y línea
55. E.-J. Marey, La Méthode graphique dans les sciences expérimen­ de montaje- destruyen la fuerza simbólica de la sátira de Clair.
tales, con el apéndice: "Développement de la méthode graphique par I'emploi de 86. New Masses, 18 de febrero de 1936, vol. 18, n.O 6.
la photographie", Paris, 1885, p. 34. 87. Herald Tribune, Nueva York, 7 de febrero de 1936.
56. Paul Eluard, Picasso, London Bulletin 15, 1939. 88. Rvdo. William ElIery Channing, Self Culture, alocución de intro­
57. W. Grohmann, The Drawings of Paul Klee, Nueva York, 1944. ducción a las Conferencias Franklin, pronunciadas en Bastan en septiembre de
58. Paul Klee, Pedagogicai Sketchbook, publicado primero como se­ 1838.
gundo Bauhausbuch, bajo la dirección de Walter Gropius y Laszlo Moholy-Nagy,
versión inglesa, Nueva York, 1944.
59. Por el Subcomité de Administración de la American Society of En­
gineers.
60. Babbage, op. cit., p. 146.
61. Copley, op. cit., vol. 1, p. 226.
62. The Bedaux Company, More Production, Better Morale. A pro­
gramfor American Industry, Nueva York, 1942. Eri 1942,720 compañias con
675000 trabajadores adoptaron el sistema Bedaux.
63. Charles Bedaux, Labor Management, folleto, Nueva York, 1928
(numerosas ediciones subsiguientes).
64. Henry Ford, My Life and Work, Nueva York, 1922, p. 86.
65. Horace Lucien Arnold y Fay Leone Fanrote, Ford Methods and
the Ford Shop, Nueva York, 1915, p. 102.
66. H. Ford, op. cit., p. 80.

142 143
función del agricultor la de resistir, invisiblemente, los vientos adversos del
La mecanización y el suelo: la agricultura destino. Cuando el desastre se abatió sobre la Antigüedad, se ha señalado
que no fueron el menor factor aquellas fuerzas que, a partir del siglo UI,
conspiraron para sacar al campesino romano de sus lares y llevaron al
abandono de las tierras. l
Hasta fmales del XIX, el agricultor era en todas partes un produc­
tor y consumidor local, que todavia protagonizaba el arquetipo de la hu­
manidad sedentaria. Cuando Emerson pronunció su alocución sobre la
agricultura, "El hombre de la azada", en una exposición de ganado en
Massachusetts, en el año 1858, fue como si hablase uno de los fisiócratas:

El agricultor y el cambio estructural La gloria del agricultor consiste en que, en la división de tareas, su papel
es el de crear. Todo oficio se apoya en último término en su primitiva actividad...
Los cambios estructurales que la mecanización ha traído no pue­ ...El es permanente, se aferra a su tierra como lo hacen las rocas. En la
den ser seguidos en ninguna otra parte con tanta facilidad como en la esfe­ población en la que yo vivo, las granjas continúan en las mismas familias durante
ra agrícola, pero tan sólo a lo que las máquinas se refiere. La cosa cam­ siete y ocho generaciones, y si reaparecieran hoy en estas granjas la mayoría de
bia con el impacto de la mecanización en la estructura del agricultor, que los primeros colonos (eh 1635), encontrarian todavía su propia sangre y sus pro­
pios nombres como propietarios de ellas.
puede tener implicaciones para la sociedad que trasciendan las puramente
económicas. El agriculturalista, tal como lo consideraba Emerson, era el cam­
Investigamos un sector demasiado breve y nuestra experiencia es pesino artesano, el "hombre de la azada".
todavía demasiado corta para pregonar juicios con seguridad. Tenemos Aquel mismo año (1858), McCormick manufacturó 4.095 sega­
detrás de nosotros tan sólo un siglo de mecanización agrícola, y nuestra doras. Para entonces, el agricultor del Middle Western había cambiado ya
experiencia está limitada a las condiciones capitalistas. Lo que la meca­ de estructura, y en las colinas de Vermont había propiedades agrícolas de­
nización le ha reportado al campesino del koljose es tema cuyo juicio siertas cuyos dueños se habían marchado al Oeste.
todavía resulta más dificil. La mecanización alteró para siempre la estructura del agricultor.
En el sector industrial, nos cabe ver con mayor aproximación lo De productor y consumidor local, que llevaba sus excedentes directamente
que ha significado el cambio desde la artesanía a la mecanización. En al mercado y negociaba con el cliente, pasó a ser un productor comercial
el agrícola, surgen preguntas que todavía carecen de respuesta. La rela­ que en dennitiva dependía del benencio de sus géneros. El angosto circulo
ción del hombre con el suelo está implicada, pero no en el sentido de pro­ de la producción local quedó roto apenas intervino la mecanización, y en él
piedad, ya que el cambio estructural es igualmente manifiesto en Estados entró la dependencia con respecto al mercado internacional, a los altibajos
Unídos y en la Unión Soviética. El campesino, símbolo de continuidad, ha del comercio mundial. Hoy, el agricultor y su producto se ven sometidos al
sido arrastrado por la corriente. poderío financiero de las organizaciones que influyen el nivel de precios.
El cambio estructural desde la autosunciencia a la especialización
En el seno de la sociedad, el labrador es un eslabón, un vinculo de es irresistible, y para mantenerse competitivo el agricultor debe limitarse a
unión entre el hombre y la vitalidad de la naturaleza. El artesano y el tra­ unos productos especincos. En Estados Unidos, esta tendencia a la espe­
bajador industrial crean artefactos: prendas de vestir, mecanismos, casas; cialización se implantó hace un siglo, cuando apareció trigo más barato,
el agricultor cuida el crecimiento orgánico: animales, plantas, suelo. procedente del Middle West, en los estados orientales, y las tierras labra­
Asi, el cultivador del suelo es visto como el elemento constante das se convirtieron en pastos.
dentro de una civilización, y esto no ha cambiado desde que Hesíodo, con­ Regiones enteras se especializaron en la cria del ganado vacuno y
temporáneo de Homero, ensalzó la misión del campesino como sagrada en laboreo cotidiano. 2 El mismo proceso surgió en Europa apenas las na­
por encima de todas las demás, incluida la del comerciante e incluso la del ciones con alto nivel de vida descubrieron que el bajo precio del trigo
guerrero. Esta actitud se repetiría, con notable consistencia, sobre todo en mundial anulaba todo benencio en el cultivo del trigo local.
los períodos de muy alta civilización, tales como bajo la Roma del Imperio La transformación estructural del agricultor, con el paso de la au­
o durante el siglo XVIII. Poco importa que, en contraste con la corte y la tosunciencia a la especialización, ha ocurrido en todas partes, allí donde la
vida urbana, el trabajador de la tierra quede simplificado en la imaginación
industrialización ha seguido su marcha, pero en Estados Unidos cabe ob­
de moralistas y poetas.
servar este proceso con tanta claridad como en un laboratorio. Allí la me­
El agricultor no destaca en una civilización, pero, al igual que el canización pudo desplegarse sin ser obstaculizada por las dimensiones, el
plomo estabilizador, se halla profundamente situado dentro de la quilla.
terreno o la estructura social.
Las ciudades constituyen el contenido de una cultura, el cargamento. Es

146 147
En Europa, el agricultor sólo puede mantenerse hoy como pro­ nado el titulo de "gran laboratorio de la naturaleza para la producción de
ductor y consumidor local en aquellos países en los que el nivel de vida es frutos nuevos y mejorados".4
bajo. En países' tales como Suiza,donde el nivel de vida se aproxima al de La influencia de la mecanización -o, para ser aquí más exactos,
Estados Unidos, el agricultor debe estar apoyado por subsidios de toda de la producción masiva- conduce a la estandarización del fruto en unas
índole. En apariencia, nada ha cambiado. Las antiguas propiedades siguen pocas variedades. Se habla de un millón de melocotoneros en una sola
en poder de los mismos amos que, tal como Emerson proclamó en 1858 huerta comercial, y hemos visto una plantación de 42 000 manzanos
para Nueva Inglaterra, tal vez no hayan cambiado de nombre durante si­ McIntosh, cuyas manzanas eran tan uniformes que parecían haber sido fa­
glos. Los campos están tan meticulosamente cuidados como las casas, bricadas con molde.
cada una de las cuales parece poseer una fisonomía propia. Sin embargo, El consumidor ha sido educado para contentarse con una escasa
en el aspecto económico la existencia del agricultor se encuentra en peligro, variedad. La gran manzana roja, que atrae la vista del consumidor, goza
ya que sus productos no pueden competir en el mercado mundial. Su su­ de especial favor, y se la cultiva menos por su bouquet que por su piel y
pervivencia sobre la antigua base es considerada como un imperativo so­ pulpa resistentes al transporte. Al parecer, su sabor ha sido deliberadamen­
cial. La legislación se cuida de él y le protege. En Estados Unidos, los for­ te neutralizado, y creemos que la multiplicidad de sabores, desde el leve­
jadores de leyes actuaron en interés de hombres de negocios, banqueros y mente ácido al dulce, así como la apreciación de las diversas calidades de
compañías de ferrocarriles, y la legislación en pro del agricultor (la Homes­ pulpa, en ningún otro lugar han sido tan poéticamente expresadas como en
tead Act de 1862) fue interpretada más tarde en favor de estas últimas y de la obra de N athaniel Hawthorne Mosses Irom an Old Manse (1846):
los trusts. 3 Sin duda alguna, adoraba cada árbol como si hubiera sido su propio hi­
La especialización procede sin conceder respiro. Si quiere mante­ jo. Un huerto tiene una relación con la humanidad y en seguida se vincula con
nerse competitivo, el agricultor debe limitar cada vez más sus productos a cuestiones sentimentales. Los árboles poseen un carácter doméstico. Han perdido
un tipo específico de maíz, de tomate, de ganado vacuno o de ave de co­ la naturaleza silvestre de sus parientes del bosque, y se han llegado a humanizar al
rral, e incluso dentro de un mismo producto se ve forzado a adoptar una recibir los cuidados del hombre, así como al contribuir a los requerimientos de és­
estandarización cada vez más estricta. En la huerta comercial crecen dece­ te. Hay, también, tanta individualidad de carácter entre los manzanos... Uno es
nas de millares de árboles frutales de una misma clase, y esto es el resulta­ tosco y áspero en sus manifestaciones, y otro nos da un fruto tan benévolo como
do 'de un cultivo más sistemático de los árboles, con una cuidadosa protec­ la caridad. Uno es mezquino, poco generoso, y es evidente que se aferra a las po­
ción contra los parásitos, mejor exposición a la luz solar, poda de las ra­ cas manzanas que posee, y otro se agota a si mismo con su generosa benevolencia.
mas superfluas, y separación de los brotes inútiles. También el clima de­ Hawthorne no utilizaba una exageración poética cuando hablaba
sempeña su papel. A mediados del siglo pasado, Norteamérica se había ga­ de la relación peculiar entre manzanas y hombres. Su contemporán~o, An­
.......---_._--­
"" ~ .. - ~_.-.-._.---- -~- .. " , - ­ - . .­ i drew Jackson Downing, conocido arquitecto paisajista de la primera mitad
del siglo, recomienda -en The Fruit and Fruit Trees 01America- s 186 va­
riedades de manzana y 233 variedades de pera. Al cuidador de un huerto
pequeño le recomienda, entre otros árboles, treinta clases de manzano para
que "maduren sucesivamente", cuyos nombres todavía son, en su mayor
parte, corrientes en Europa. Entre ellos figura la clásica Canada Rennett,
L una delicada manzana de aroma especialmente sutil y que parece haberse
extinguido en Estados Unidos. Estas impresiones no son meramente litera­
1 rias, pues en 1854 la Rural Cyclopedia escribía: "Durante un periodo con­
siderable, Norteamérica ha sido célebre por el gran número y la sorpren­
dente riqueza de sus variedades de manzano."6

La producción masiva de manzanas, melocotones, maiz, to­


--f­
mates, vacas, cerdos, huevos o aves de corral por parte del agricultor nor­
,.-1 teamericano no admite comparación con la reducida escala europea. Sin
69. Comienzos de la mecanizacion: maquina trilladora. Década de 1770. Este aparato embargo, incluso en Europa, tras la fachada tranquilizadora del campesino
tipifica las primeras fases de la mecanización de la agricultura. Multiplica el número de sigue su camino la misma especialización, si bien reducida a unas dimen­
golpes y, por rotación mecánica, imita el movimiento del brazo humano. La máquina tri­ siones artesanas. Así, en muchos de los altos valles de los Grisones, en Sui­
lladora fue adoptada en la práctica en la Inglaterra de fmales del XVIII, y fue el primer
instrumento empleado con éxito en la agricultura mecanizada. (Pennsylvania Magazine, za, el granjero se concentra cada vez más en un producto: la leche. Su seco
Filadelfia, 1775.) tor es el de la cría de ganado vacuno,. y dentro del mismo la obtención de

148 149
productos lácteos. El no fabrica queso ni mantequilla, pero en verano, des­
de las alturas alpinas, suministra leche a su cooperativa lechera, tal vez dis­ El suelo
tante muchos kilómetros, y allí es sometido a proceso su producto. Para su
propia familia; este granjero suele comprar margarina. La tierra, por tanto tiempo aceptada en su complejidad como algo
en lo que son depositadas semillas y que es trabajado según unas reglas
tradicionales, se convierte en objeto de investigación científica. Surgen las
preguntas: ¿De dónde sacan las plantas su sustento? ¿Extraen agua de la
El redescubrimiento de la naturaleza en el siglo XVIII tierra, o "nitrato"? ¿O es que chupan diminutas particulas del suelo? Jeth­
ro Tull (1674-1740) creía que las plantas vivían a expensas de diminutos
Como todos los períodos, el siglo XVIII es a la vez un comienzo y fragmentos de tierra, y en ello basó su revolucionaria teoría del cultivo, en
un final. Abre caminos para el siglo XIX y resume la experiencia de tiem­ la que la "División de las partes del suelo" era el único medio para incre­
pos anteriores. El don maravilloso del XVIII es el de absorber las cosas a mentar la fertilidad. Jethro Tull consideraba innecesarias la aplicación de
titulo universal, como sólo pueden hacerlo los períodos posteriores. Exami­ abonos orgánicos y la alternativa de cosechas, y la primera sembradora
naremos más detenidamente sus modalidades en un solo ejemplo: el del mecánica práctica fue inventada para poner en práctica su idea. El aparato
mobiliario del Rococó. de Tull permitía sembrar el grano en hileras perfectamente rectas, entre las
cuales la tierra había de ser labrada seis veces dentro del período de creci­
Ciencia natural miento. Esto requirió su segundo invento, la azada arrastrada por caballo. 9
En su propia granja, Jethro Tull demostró que era posible obtener trigo en
En el XVIII, la naturaleza fue redescubierta e investigada en to­ un mismo campo durante trece años seguidos.
dos sus aspectos, desde el nostálgico, el económico y el agrícola hasta la Tull, que tenía inclinaciones musicales, heredó una pequeña finca
clasificación de todo el reino de la creación. Las vidas de los grandes natu­ y estudió en Oxford. El mecanismo del órgano fue el que inspiró su sem­
ralistas del período -el conde Buffon (1707-1788) y Charles Linneo (1707­ bradora mecánica, y se convirtió en un práctico en agricultura, en un ob­
1778) corrieron paralelas al siglo. En su Systema Naturae (I735), el na­ servador directo al que no preocuparon las teorías contemporáneas hasta
turalista sueco impondría definitivamente la nomenclatura binaria de las que, más tarde y de mala gana, expuso sus ideas en The New Horse
plantas, al nombrarlas .por género y por familia. Hoeing Husbandry, 1731. Era la época en la que la teoría agrícola desper­
taba ya una atención creciente.
Buffon, con su perspectiva típica de finales del Barroco, se mues­
tra contrario a las diferenciaciones tajantes e indica la fusión, a menudo En Francia aportó un nuevo impulso la generación nacida alrede­
imperceptible, de las especies animales. Butron posee una suprema com­ dor de 1700, con hombres que fueron eruditos, como Réaumur, cuyo in­
prensión de la continuidad de los fenómenos, tanto en el cuerpo como en el terés se extendió a los problemas agrícolas, y como Henri Louis Duhamel
cosmos. Muchas de sus hipótesis, entre ellas la que situaba la sede de la Dumonceau (1700-1782), primero en crear una fisiología sistemática, o fí­
vida en las "moléculas orgánicas", ya no parecen hoy tan ridículas como sica como él la llamaba, de las plantas. No nos es posible extendernos
en el siglo XIX. como merecen en la cita de la Physique des arbres de Duhamel (1758), o
René Antaine Ferchault de Réaumur (1683-1757) observó la vida en la de sus tan leídos Eléments d'agricultura (I762), donde, con aquella
de los insectos. Su Mémoire sur la vie des insectes fue planeada como una maravillosa capacidad de observación y de concreción tan propia del siglo
obra en diez volúmenes, cada uno de ellos con más de quinientas páginas, XVIII, este autor reveló las leyes que rigen el crecimiento de las plantas:
seis de los cuales salieron de imprenta entre 1734 y 1742. Era anterior a sus tipos de raíces adecuados a las clases de suelo, la transformación de
Buffon y Linneo, pero, al igual que éstos, llamó por vez primera la atención sus ramitas en raíces, la formación de la corteza, la circulación de la savia,
en el decenio de 1730. El nombre de Réaumur está estrechamente vincula­ y la respiración de las hojas.
do con el termómetro, y también aquí su labor fue de clasificación, a partir Duhamel, hijo menor de un noble francés, fue ingeniero e inspec­
de dos puntos fijos: el de congelación y el de ebullición del agua, cuyo in­ tor general de la Armada, y autor de un tratado clásico sobre arquitectura
tervalo dividió en ochenta grados (1730). Pero esto no fue sino un produc­ naval, pero su pasión era el estudio de la agricultura. En la propiedad de su
to colateral de sus estudios. Fue Réaumur quien clasificó el mundo de los padre, investigó la naturaleza del suelo, lo lavó y analizó los elementos res­
insectos en toda su engañosa amplitud; Jean-Jacques Rousseau fue un en­ tantes, y parece ser que, a partir de 1740, fue el primero en llevar un diario
tusiasta de sus estudios, y Thomas Henry Huxley le consideró como el úni­ meteorológico. Rindió honores a Jethro Tull y, aunque totalmente opuesto
co naturalista capaz de parangonarse a Darwin. 7 Réaumur y Butron pose­ a la sustitución del estiércol por la labranza del terreno,lO y partidario de
yeron aquel don de los hombres universales, que consiste en ser a la vez ilustrar el tipo francés de sembradora mecánica,l1 dio a su obra en seis
sencillos y científicamente exactos. 8 Los naturalistas constituyen las pie­ volúmenes (1751-1760) el titulo de Traité de la cultura des terres suivant
dras angulares en el redescubrimiento de la naturaleza. les principes de Mr. Tull.

150
151
no tenía status alguno; la industria era sinónimo de la artesanía. Los refi­
La agricultura, vocación innata del hombre nadísimos oficios de aquel período eran cosa corriente para los contem­
poráneos, y los enciclopedistas, a cuyos grabados tanto debemos en nues­
En forma creciente, la atención se dirigía hacia la agricultura, y a tra percepción de la historia anónima del siglo, estaban realizando una ta­
ella se subordinaban todas las demás ocupacion.es. Cuando los fisiócratas rea fuera de lo corriente. En el Discours Prélíminaire de la Grande Ency­
elaboraron una teoría económica científica a finales del período del Ro­ clopédie, 1751, Diderot nos dice que no se disponía entonces de fechas o
cocó, entre 1758 y 1770, asumieron la opinión más extrema en lo tocante a datos para los diversos oficios. El y sus colaboradores tuvieron que apren­
la soberanía de la agricultura sobre las actividades, muy secundarias, de derlos, viva voce, de los propios trabajadores. 1? En la misma época en la
las finanzas, el comercio y la industria. La agricultura era la fuente de to­ que los fisiócratas, J.-J. Rousseau y Adam Smith escribían sus obras, y la
das las riquezas y el puntal de la vida económica, y abarcaba las cinco sex­ Encyclopedie, 1751-1772, era publicada lentamente, un volumen tras otro,
tas partes de la riqueza nacional. "La agricultura es productiva, la indus­ a pesar de una fuerte oposición, unos cuantos operarios del Lancashire,
tria es estéril."12 Con ello, fmanzas, comercio e industria eran actividades hombres sin medios y pertenecientes a la más humilde clase social, ideaban
consideradas como opuestas a los caminos de la naturaleza. aparatos para mecanizar la hilatura, y James Watt completaba su invento
Los fisiócratas no eran unos idealizadores románicos del cam­ de una máquina de vapor de funcionamiento práctico. Lo que más tarde
pesino, sino portavoces de la grande culture y partidarios del "cultivo de llegaría a ser sinónimo de industrialización estaba entonces encarnado en
cereales en grandes fincas, con una extensión mínima de 180 hectáreas"Y centenares de experimentos, cuyos resultados muchas veces ní siquiera vie­
Con otras palabras, ellos deseaban unas propiedades y una mecanización ron la luz del dia.
en gran escala. "¿Quién, sino un rico terrateniente -alegaban- dispondrá Si en el primer tomo de Transactions of the Society ofArts, 1783,
de los útiles necesarios para obtener un producto mejor a menor costO?"14 comparamos los modelos expuestos en los "depósitos" de la Society hasta
La actitud fisiocrática con respecto a las demás ocupaciones re­ aquel momento de su existencia, encontramos 63 ejemplos en la clase 1,
petía las quejas de los autores romanos bajo el Imperio, tales como las de "máquinas y modelos pertenecientes a la agricultura",18 contra unos 20
Junius Columella en De Re Rustica, posteriormente traducida al inglés yal ejemplos en la clase III, "máquinas y modelos pertenecientes al fabrican­
francés. Las finanzas- eran "odiosas", la vocación militar era sangrienta y. te", con unas cuantas ruecas y bobinas de hilatura, etc., pero ni una sola
d~structora, y la abogacía fomentaba "ladridos y rugidos"Y innovación industrial importante. Estos números reflejan perfectamente el
La ley y los derechos naturales se reflejan también en los escritos interés proporcional prestado a la agricultura y a la industria.
de Jean-Jacques Rousseau en esta época, pero en otra dirección. Para
Rousseau, la naturaleza lo significa todo para el hombre desprovisto de ar­
La nueva administración agrícola
tificios y sin cultivar. Tampoco este autor piensa en el campesino, sino en
el hombre primitivo, conocido entonces como el""salvaje", obediente a su El edificio teórico de los fisiócratas franceses, pronto demolido en
propio instinto. Y en vez de ensalzar al gran terrateniente, Rousseau sostie­ la Revolución, se convirtió en realidad en Inglaterra.
ne que fundó la sociedad el primer hombre que sembró un pedazo de terre­ A diferencia de la aristocracia francesa, la nobleza terrateniente
no, diciendo "Esta tierra es mía", y que encontró a otros que le creyeron. de Inglaterra en ninguna otra época se mostró más activa que en las postri­
Mencionamos esto para mostrar cómo el punto de vista de la naturaleza merías del siglo XVIII. El resultado fue que los aristoerates perdieron sus
proporcionó la base ideológica para los más diversos fenómenos, desde cabezas o quedaron empobrecidos, en tanto que los terratenientes británi­
poetas y economístas hasta pedagogos, reyes y los primeros teóricos in­ cos consiguieron poderio y riquezas. La energía productiva que circulaba a
dustriales. través de todas las clases y estamentos de Inglaterra también afectó al
Adam Smith, primero en reconocer la división del trabajo como gentleman agricultor. Algunos de ellos dedicaron sus esfuerzos a un aspec­
la base de la industria, identificó también al agricultor como puntal de la to particular de la agricultura. Lord Townsend estudió la rotación de las
sociedad y a su labor como "la más productiva de las empresas económi­ cosechas. Robert Bakewell, 1725-1795, se especializó, allá por el 1760, en
cas y el tipo fundamental de todas ellas".16 Este economista, que redactó la cria sistemática de ganado ovino y bovino para matadero, y dio nuevo
su Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones vigor a la raza de caballos de labor, con excelentes resultados. Montó en el
durante las dos décadas anteriores a su publicación en 1776 -es decir, vestíbulo de su casa los esqueletos de sus animales más célebres, pero nun­
mientras los fisiócratas se hallaban en su apogeo y Rousseau en su período ca hizo públicos sus principios, a los que consideraba como secretos del
más fértil-,también valoró la "seguridad y tranquilidad de la vida del agri­ oficio. Esencialmente, éstos consistían en aparear los mejores ejemplares
cultor". de varias razas, procurando no mezclar un linaje superior con otro in­
Al mirar hacia atrás, la perspectiva se nos ofrece con una aparen­ feriar. 19
temente fácil brevedad. La preparación de la hilatura y la tejeduria mecani­ William Cake, conde de Leicester (1752-1842), heredó la propie­
zadas no tuvo lugar de la noche a la mañana, sino que fue un proceso in­ dad de Holkham, 19200 hectáreas de suelo pobre de Norfolk, asumió su
conspicuo. En el siglo XVIII, la industria tal como fue entendida más tarde
153
152
administración y logró darle fertilidad exponiendo a la intemperie el sub­ inventos "con la finalidad de diseminar el conocimiento de las nuevas in­
suelo. Su vasta finca, rodeada por una valla de dieciséis kilómetros, se venciones en todo el mundo y para el libre uso de todos" (1795).25
convirtió en hi primera granja experimental, en la que Cake hizo pruebas En cuanto a los inventos mecánicos destinados a la agricultura,
con cultivos de toda clase. Gracias a sus esfuerzos, los ingresos del terreno no hubo escasez. Todos los elementos de la segadora McCormick estaban
aumentaron qe 2200 a 20000 libras, y la lana de sus ovejas, conservadas abarcados por patentes inglesas al finalizar el siglo XVIII y en las primeras
en Holkham hasta 1821, llamó la atención en Europa. Corresponde al vigor décadas del XIX, pero no había un poder que los reuniese y permanecían
de este gentleman farme,. el hecho de que su matrimonio a los sesenta y sin explotar. La expansión de las propiedades agrarias no vino a alterar esta
nueve años con una muchacha de dieciocho le aportase cinco hijos y una situación y, alrededor de 1830, el movimiento concluyó con una resigna­
hija. 20 Ninguno de estos caballeros agricultores escribió sobre agricultura. ción temporal, mientras la industria textil, aquella intrusa, empezaba a
La transformación del señor feudal en empresario a gran escala mostrar un poderío hasta entonces sin parangón en cualquier otro sector
corrió parejas con la expansión de'su riqueza a través del vallado de las tie­ de la producción. No obstante, los esfuerzos del siglo XVIII para intensifi­
rras comunales. Se trataba de rodear una parcela con sotos, fosos y otras car la agricultura no dejaron de dar sus frutos. La agricultura inglesa había
barreras para evitar el paso libre de hombres y animales, quedando abolido alcanzado una categoría extraordinaria. "Rara vez llegará el viajero a un
su uso colectivo. 21 Con ello, el labrador viose desposeído de sus derechos y pais en el que el aspecto de la campiña impresione de modo más favorable
pasó a ser totalmente dependiente de los salarios. La desposesión del labra­ al visitante", escribió un agriculturalista alemán en 1845. "Visto desde
dar acomodado y libre y la administración por parte del terrateniente ga­ cualquier altura, un condado agrícola inglés tiene el aspecto de un vasto y
naron ímpetu a lo largo del siglo XVIII, y el movimiento llegó a su apogeo rico jardin; los amplios campos... rodeados por setos crecientes, los vigoro­
al comenzar el XIX,22 con el resultado que es bien conocido. Aqui, sólo sos tiros que arrastran elegantes y atractivos aperos, los excelentes rebaños
queremos recalcar un punto: la concentración de los trabajadores en gran­ de vacas lecheras en los pastos... las pulcras viviendas de los arrendatarios
des fmcas parecía pronosticar una mecanización de la agricultura similar a entre huertos y C?.mpos de cereales..."26
la que se estaba preparando en este periodo en la industria textil. La labor ¡Qué contraste con la campiña norteamericana en esa época! Ex­
de los anónimos, así como la de la nobleza rural, mejoraria el suelo y su tensiones sin fin de suelo virgen... pero esto, al fm y al cabo, es lo que pa­
producto, y la mecanización poco tuvo que ver con este cambio. recía indispensable para la mecanización de la vocación más antigua del
Los portavoces literarios, Arthur Young (1741-1820) y sir John hombre. No fue casualidad que, incluso en el continente americano, los es­
Sinclair (1754-1835) surgieron en la fase fmal del movimiento de la noble­ tados del Atlántico, tempranamente colonizados, permanecieran relativa­
za rural, y presenciaron su apogeo y su declive. Sus escritos y su influencia mente pasivos, mientras la mecanización era llevada a cabo en un suelo
tuvieron una extensa repercusión, desde Rusia y Catalina 11 hasta Wa­ que hasta entonces no había tocado el arado: el del Middle West.
shington y Jefferson en Norteamérica. Arthur Young pertenecía a la clase El súbito salto de lo agreste a una fase avanzada de mecanización,
media, y Sinclair era un retoño de la nobleza terrateniente escocesa. El pri­ pasando por alto etapas intermedias, no sólo es observable en la agricultu­
mero, poco más afortunado como agricultor que su contemporáneo el pe­ ra, sino que es uno de los fenómenos más curiosos del desarrollo norteame­
dagogo Pestalozzi (1746-1827), pero como éste fanáticamente atraído por ricano, cuyas repercusiones merecen atento estudio y una labor de equipo
la tierra, suscitó amplia atención con sus viajes agrícolas, los Tours. y con por parte de sociólogos, psicólogos e historíadores.
sus Annals 01 Agriculture, cuyos volúmenes contaron con la colabora­
ción de las más destacadas autoridades. Además de atender a su finca,
Sinclair compiló en 1791 un Statistical Account of Scotland en 21 tomos. '.'. /j; . - ~ ~" ¡) )
¡
El nombre de Sinclair está asociado a la fundación del semioficiai
Consejo de Agricultura en 1791,23 del que fue secretario Arthur Young. La
intención consistía en educar el país en los rudimentos de la agricultura,
pero cuando ésta adoptó un talante de resignación en el decenio de 1820, el
I
consejo perdió su vitalidad. El prestigio moral de su organismo pudo haber ~
inspirado el Departamento de Agricultura de Estados Unidos que, desde
sus comienzos en 1862, ha informado de modo creciente la teoría y la
) d'~"''-
, '

práctica agrícola en dicho país, desempeñando un papel más afectivo que


el de las instituciones similares en otros paises. Para los comienzos de la in­
'.

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-.,
dustria textil, debemos recurrir a pistas fragmentarias; para el estado de la
70. "Máquina para desplazar tierra a cortas distancias mediante fuerza animal", 1805.
agricultura inglesa, poseemos la completisima documentación de sus porta­ A principios del siglo XIX hubo en Narteamérica diversos intentos para sustituir la pala
voces, Young y Sinclair. 24 Conservador en aparencia, Sinclair tenia al mis­ manual por mecanismos, tendencia que condujo a la excavadora mecánica actual. Esta
mo tiempo planes cosmopolitas, y deseaba un control internacional de los máquina era arrastrada por tres caballos. "Puede hacer más trabajo que veinte hombres."
(S. W. Johnson, en üliver Evans, Young Steam Engineer's Guide, Filadelfia, 1805.)
154
155
El Middle West y la agricultura mecanizada Esta eliminación del tiempo, junto con el misterio de la dimensión,
produjo la mecanización de la agricultura.
La revolución de la agricultura a través de la mecanización está
vinculada a una región especifica, una época específica y una específica ¿Cómo se verificó esta evolución? ¿Cuál era el aspecto de las pra­
capa de la sociedad, y se explica por el encuentro de estos tres factores. deras de Illinois en ese período inicial, en 1833? Uno de los mejores relatos
Por lo tanto, va estrechamente unida en el escenario en el que tuvo lugar: el de que disponemos es el de un escocés que hizo una prospección en aque­
Middle West. llas tierras todavia intactas, con el ojo avizor de un agricultor. Patrick Shi­
Tal como el origen de la ciudad griega planificada está vinculado rreff, de Mungoswells (East Lothian), recorrió territorios de Canadá y Es­
con Jonia, el Gótico con la Ile de France, y el Renacimiento con Florencia, tados Unidos con el objetivo primordial de averiguar si su hermano podría
también la mecanización de la agricultura está indivisiblemente relaciona­ encontrar un medio de subsistencia. Fue de Detroit a Chicago, parte en
da con las praderas del Middle West. posta y parte en carreta de bueyes. Desde Chicago, ShirrefT atravesó la
pradera hacia el Sur, a pie, puesto que todavia no había una comunicación
La pradera completa con Sto Louis, y fue entonces cuando se sintió impresionado por
El Middle West abarca la amplia pradera que se extiende como un el encanto de aquel paisaje:
abanico desde la cuenca de los Grandes Lagos, desde el Lago Michigan,
hacia el Noroeste y el Sudoeste. El contorno irregular de la Pradera atra­ Cobré plena consciencia de la belleza y sublimidad de las praderas. Es­
viesa varios estados hasta perderse al Norte en Canadá y al Sur en la tas abarcan todas las texturas del suelo y el perfil de la superficie, con altas hierbas
Grandes Llanuras de Texas. Illinois constituye el corazón y el comienzo de entremezcladas Gon plantas de toda especie... de vez en cuando, se alzaban grupos
de árboles en la superficie, como islas en el mar.
la Pradera, tal como Chicago se convirtió en el centro económico e indus­ A veces me encontraba en medio de la zona sin árboles u objeto de cual­
trial del Middle West. quier clase al alcance de mi vista... cubierta la superficie con interesante vegetación
En su mensaje al Congreso, elide diciembre de 1861, Abraham a mi alrededor, con aspecto de mar, sugeria ideas para las cuales no tenía yo en­
Lincoln, nacido él mismo en una cabaña de troncos de las praderas, definió tonces medio de registrarlas y que no pueden ser recordadas. 27
el Middle West en frases dignas del tema: "El Egipto del Oeste... la gran re­
gión del interior limitada al Este por los Alleghanys, al Norte por los domi­ y Shirreff viaja de una casa rural a otra. Ha de compartir la cama
nios británicos, al Oeste por las Montañas Rocosas, y al Sur por la línea en de otros o dormir sobre un sucio cutí que, dispuesto en el suelo, constituya
la que coinciden el cultivo del maíz y el del algodón." el lecho para cinco personas. "Descansaba la cabeza en mi talego. "28 Lo
Las praderas eran suelo virgen, de una naturaleza variable. A ve­ que narra acerca de los interiores recuerda los barrios miseros de las ciuda­
ces, es margoso y rojo como en Italia, pero más a menudo es pardo oscu­ des industriales de Inglaterra o de Francia en aquella época. Se trata de un
ro, aterronado y con presencia de fina arena negra. Durante miles de años nivel de mera subsistencia. "El granjero -dice más adelante- parecía sa­
se ha estado acumulando el humus, resultante de la hierba muerta y sus tisfecho con vivir... no había graneros a la vista, y en todas partes el trigo
largas y reptantes raíces. Para labrar por vez primera esa red, los colonos era trillado al aire libre o sobre la tierra desnuda."29
tuvieron que uncir seis bueyes al arado, pero seguidamente el terreno se Estas condiciones temporales no le engañan, y es interesante ob­
hizo tan benigno como el suelo de un jardín y demostró una fertilidad sor­ servar con cuanta agudeza este campesino escocés penetra en las teorias
prendente. El que está acostumbrado a la delgada' capa de humus en Euro­ de Malthus: "La amplia expansión (de la pradera) parecía un don de Dios al
pa queda estupefacto al tomar una azada, acaso para plantar unos árboles hombre para que este ejerciera su industria, y al no existir obstáculos para
frutales, y encuentra que el suelo disgregado alcanza más de un metro de el cultivo inmediato, la naturaleza parecía invitar al agricultor a trabajar el
profundidad, sin que se llegue a su fmal. La generosidad de esta tierra atra­ suelo y participar en su generosidad. La doctrina del señor Malthus, según
jo primero a los agricultores de las colinas de Vermont y más tarde a los de la cual la población aumenta más deprisa que los medios de subsistencia,
Gran Bretaña y la Europa occidental. parecia más que dudosa." Y compara la pradera, "donde los campos culti­
Otras grandes planicies habían sido sometidas al arado, pero la vados forman una simple mota en su superficie", con las condiciones en
apertura de las llanuras rusas y de las vastas extensiones de China duró si­ Gran Bretaña: "Me sentí agradecido por contemplar un campo tan bien
glos, y en comparación el desarrollo del Middle West tuvo lugar en unas provisto para alivíar a la misera y hambrienta población de Gran Bretaña
pocas décadas, casi por eliminación del factor tiempo. e Irlanda, en tanto que la conducta de sus terratenientes y gobernadores
Cuando, a través de la ventanilla de un vagón Pullman, el viajero devoradores de diezmos, al restringir la circulación de las riquezas de la
ve ponerse el Sol detrás de los maizales de Illinois y a la mañana siguiente naturaleza, aparecia como pecaminosa."3o
alzarse de nuevo sobre maizales como si el tren no se hubiese movido del
mismo lugar, experimenta el significado de una dimensión de la cual los
números apenas pueden dar idea.
156 157
El tiempo y el momento social

En comparación con Ohio, al sur, el Middle West dormitó casi


hasta mediados de siglo. Incluso en 1850, la densidad de población en mu­
chos lugares de I1linois variaba entre dos y seis habitantes por milla cua­
drada,31 y en 1859, es decir, en el período de la gran expansión, una fuente
inglesa aseguraba a los emigrantes: "Ni una décima parte del suelo ha sido
cultivada todavia."32
El salto desde una modalidad de existencia primitiva y colonial a
la bien organizada mecanización es tipico de todo el desarrollo norteameri­
cano. Pasarían dos siglos antes de que este salto resultara posible.
Una vez más, pero comprimido en unas pocas décadas, el proceso
se repitió cuando los pioneros avanzaron haCia el Middle West al princi­
piar el siglo XIX. Casi como en el XVII, estos colonos quedaron abando­
nados a sus propios recursos, sin ayuda y sin comunicaciones. Se conten­
taban con sobrevivir. Todo lo que los pioneros necesitaban, debían llevarlo 71. Remodelado de herramientas manuales
en Norteamérica: "Hacha española" for­
con ellos. "Sus carretas de bueyes iban cargadas de herramientas, semillas, jada. Aquí, la producción mecánica va para­
aves de corral, utensilios y sencillo mobiliario, y el ganado marchaba junto lela con el refmarniento de la forma. (Pa­
a ellas." Eran autárquicos y vivían al día. Se instalaban cerca de los lindes tente EE.DU. n.o 172.251, 18 de enero de
1876.)
de los bosques, y había caza en abundancia. Se dice que, en otoño, a veces
quemaban bosques o prendían fuego a la pradera, para facilitar la caza. 33
Y, al igual que en los tiempos coloniales, los colonos empleaban pues durante la misma fue posible suministrar a la vez a los ejércitos y al
utensilios y aperos de madera: arados de madera y gradas de madera con mercado mundial.
mango de nogal, casi todos fabricados por ellos mismos. El primitivo ara­ Hoy podemos comprender por qué, en 1859, un miembro del Par­
do de la pradera, el arado de lengua de buey, fue utilizado, según se dice, lamento británico aconsejó a los emigrantes que sólo se llevasen consigo
en Illinois hasta el 1850. 34 "En su mayoría, los cultivadores lo hacen todo un baúl de ropas, ya que en Illinois encontrarían unas herramientas mejo­
por sí mismos -observa un inglés que viajó a través de Ohio en 1818-, in­ res que las británicas. Había segadoras y trilladoras de alquiler, y cabía co­
cluso fabricar los aperos agrícolas."35 sechar a razón de 2 chelines y medio el acre. Las máquinas podían segar
A mediados de siglo, se produjo en el Middle West el salto repen­
casi 6 hectáreas, y trillar 100 hectolitros de grano en un día. Además, "nu­
tino desde la economía hogareña hasta la producción mecanizada. Se ins­
merosos agricultores solían unirse para la adquisición de los aperos ca­
tauró una mecanización de la agricultura como no había existido anterior­
ros".38 Los ferrocarriles circulaban "a la vista de la finca rural, con exce­
mente en ningún otro lugar. Al relato de su viaje a través del sur de IUinois
en 1833, Patrick Shirreff añadió, a guisa de apéndice, esta observación: lentes mercados para los productos". "Un suelo reciente e inagotable de la
pradera" esperaba el cultivo. Finalmente, cabía obtener casas prefabri­
"En 1834 se utilizaba en Jacksonville una máquina segadora, y es en esta
cadas "en Chicago e instaladas en cualquier parte, a una distancia razo­
herbosa superficie de la pradera donde esta y cualquier otra descripción de
nable del ferrocarril, en menos de 30 días a partir de la fecha del pedido".39
maquinaria agrícola pueden ser utilizadas ventajosamente."36 También
Estas casas eran, desde luego, en su mayor parte del tipo de construcción
aquí el agricultor escocés estuvo en lo cierto, ya que era la llana superficie
"balloon frame",4o excepcionalmente ligero, inventado en Chicago en el de­
de la pradera, tan parecida al césped, lo que requería segadoras mecánicas
cenio de 1830 y transportables a cualquier lugar con el debido embalaje.
y "toda otra descripción de maquinaria agrícola".
Esta segadora solitaria de 1834 es perfectamente comparable a La impetuosa mecanización de la agricultura en el Middle West se
los 27,3 hectólitros enviados desde Chicago en 1838. La cantidad de grano produjo gracias a una coincidencia de evoluciones en un punto y al mismo
producido crece en relación con el número de máquinas. La curva empieza tiempo. Entre éstas se contaba el transporte. El sistema de canales que en­
a elevarse marcadamente mediada la década de· 1850. Chicago enviaba laza el Middle West con el Hudson y Nueva York por una parte y con
Quebec por la otra, nació entre 1825 y 1850, pero la auténtica conquista
tres millones y medio de hectólitros en 1860, y el doble en los años de la
del Middle West se produjo gracias al ferrocarril.
guerra de Secesión. Correspondientemente, fueron construidas 70 000 se­
Cuando, alrededor de 1850, surgieron desde Chicago los primeros
gadoras en 1864, y doble cantidad en 1862; La demanda era tan grande
kilómetros de raíles para adentrarse en la Pradera, ello representó la señal
que la industria no podia atender a la misma. 37 Alrededor de 1860, el desa­
para un desarrollo irresistible. 41 Al cabo de una década, una densa red fe­
rrollo estaba en pleno auge y la gue~ra civil no hizo más que intensificarlo,
159
158
rroviaria, con su punto de convergencia en Chicago, atravesaba por do­ 72. Refinamiento de
quier la praderaY Las líneas fueron tendidas en cortos tramos, y era co­ la guadaña: mango
rriente que los colonos llegasen a la zona que iba a ser cubierta por el ferro­ curvado y empuñadura
móvil. 1828. Oriundo
carril muy poco antes que los mismos railes. 43 El período de desarrollo más de la Europa continen­
vigoroso se concentra en el breve intervalo entre 1855 y 1865, al concluir tal, el mango curvado
la guerra de Secesión. fue rápidamente per­
feccionado en Nortea­
El Transiberiano, construido .entre 1891 y 1905, atrajo igualmen­ mérica. (P atente
te a los colonos y amplió la zona bajo cultivo. Allí, al igual que en la prade­ EE.UU., 28 de diciem­
ra del Middle West, el suelo era fértil y dotado de fina arena negra, pero bre de 1928.)
aquél fue tan sólo un acontecimiento limitado al imperio del zar, casi
herméticamente cerrado. Allí no 'llegaron audaces aventureros agrícolas ni
nuevos métodos, y a diferencia de lo que ocurrió en el Middle West, el
ferrocarril Transiberiano permaneció como unas vías solitarias que atrave­
saban una árida inmensidad.

Los portadores de la mecanización ~JJ~e

La reforma de las herramientas en Norteamérica 73. Refinamiento de la guadaña: "Un borde alzado en la superficie de la hoja", por
Dies. 1834. "Fabricada con menos mango, más barata y mucho más rígida", la guadaña
La agricultura entra en la esfera de los oficios complicados. Ani­ norteamericana adquirió su forma estándar en la década de 1830. (patente EE.UU. n.O 56,
otorgada de nuevo el 17 de diciembre de 1843.)
males, plantas y tierra abarcan en su serta toda la variedad y todas las ri­
quezas de la naturaleza. Lograr que las máquinas ejecutasen el trabajo de
la mano humana demostró ser, en este campo, una tarea más dificil y fati­ 1870, al visitar las exposiciones unos directores de museos europeos, cons'
gosa que en la industria, que al fin y al cabo se relaciona con el proceso de tataron que "una exhibición de hachas americanas podia ser fuente de un
deleite estético tan vigoroso como el de una auténtica obra de arte".44 Este
los materiales.
Pasarla casi un siglo y medio antes de que el agricultor americano alto nivel fue conseguido ya en el segundo cuarto de siglo, y fue inmediata­
-bajo su sombrero de amplias alas- pudiese conducir su tractor en gran­ mente reconocido por los especialistas. El hacha norteamericana, tal como
des franjas rectangulares en los campos, y con ello obtener su cosecha.
Poco más tuvo entonces que hacer -aparte mantener una vigilancia- que
manejar su volante. El trabajo requiere una máquina de tamaño asequible,
capaz de funcionar en una línea de producción concentrada y ejecutar toda
las operaciones, desde cosechar el grano hasta ensacarlo. En caso necesa­
1
~
~ ~~
~1 SilverBted Gn,in.
rio, el agricultor puede completar su cosecha sin otra ayuda, o bien le bas­
ta con un niño de diez años que, de pie en la plataforma, observe si los sa­ ~\\\\\\\i~ .' >:¡._s:
cos se llenan debidamente. Rara vez se han combinado de un modo tan fe­ 2
liz el incremento de la producción, la liberación de la fatiga, humana y ani­
mal, y la rentabilidad en el trabajo. 3 ~ NewEnglandOra...

Tal vez unas pocas observaciones tipológicas ayuden a situar el


progreso en el espacio histórico. Apenas captado el principio de toda me­
canización -sustitución, movimiento por movimiento, de la actividad de la
4 p-- ~ Venuont Grass.

mano- la secuencia aparece con toda claridad. Sólo se requiere especificar .....~~~::::.-----.-::.
~ Yo ,k 0' W."ern 0,.... 74. Diferenciación de
las fases del desarrollo. 5 la guadaña: "Para
cualquier clase de
Durante el segundo cuarto del siglo XIX, en Estados Unidos hierba o grano". 1876.
BEARDSLEY SCYTHE COMPANY,
hubo una reformaintensiva de las herramientas de todos los oficios (figura (Asher y Adarns, Pic­
71). También a los aperos agrícolas se les dio una nueva forma estándar y Manufacturers of tural Album of Ame­
rican Industry. Phila­
una mayor diferenciación (figs. 72 y 73). Posteriormente, en el decenio de GRAIN, LAWN, BUSH AND WEED SCYTHES. delphia, 1876.)

160 161
6-Giedion
f
,;~, ~
r;;.;';' ..:
Mecanización de la siega

Puesto que aquí nos interesan los métodos y no el detalle tecnoló­


gico, hemos de decidir cuál de todos estos aperos aportará una visión más
clara de la sustitución de la mano por un mecanismo. La elección no es
dificil. La segadora mecánica fue para la mecanización de la agricultura lo
que la selfactina había sido para la hilatura. Ambas incrementaron radical­
mente la producción. Ambas son últimos tipos en sus respectivas esferas.
La selfactina consiguió una forma estándar alrededor de 1830, y la segado­
ra, completada por sus mecanismos accesorios, alrededor de 1880. Estas
fechas señalan el intervalo de tiempo entre la mecanización de la hilatura y
la de la agricultura.
En muchos aspectos, la cosechadora parece ser la más crucial de
las dos. Una cosecha rápida es una necesidad; hay que proceder a ella ape­
nas el grano esté maduro y el tiempo sea favorable. Aquí, la intervención
de un mecanismo, en vez de la necesidad de buscar ayudantes en el último
instante, aporta un doble beneficio.
-
75. Herramientas agrícolas estándar, c.1850. La renovación en Norteamérica de uten­ La siega
silios que habian permanecido ínvariables durante .siglos casi alcanzó su apogeo en 1850.
Este anuncio de mediados del siglo XIX muestra la "variedad de arados, cortadoras de
heno y tallos, máquínas trilladoras, trituradoras de cortezas, cortadoras de salchichas de En 1783, la Society for the Encouragement of Arts de Londres
carne, cadenas de todas clases". Hay hachas, guadañas, azadas y martillos destínados ofreció una medalla de oro por "la invención de una máquina que respon­
a diversos fmes.
da al propósito de segar o guadañar trigo, centeno, cebada, avena o habi­
viene descrita en el Handbookfor Settlers in the United States (Frankfurt chuelas, y mediante la cual ello pueda ser realizado de forma más expediti­
am Main, 1848), exhibe claramente el contraste con el apero europeo, que va y barata... La máquina, junto con certificados de haber segado por lo
todavía hoy mantiene su mango rígido y su equilibrado irregular, apenas al­ menos tres acres, ha de ser presentada a la Sociedad el segundo jueves de
terados desde los tiempos del Gótico: noviembre de 1783, o con anterioridad al mismo... La sencillez y economía
en la construcción serán consideradas como elementos principales de mé­
ríto".41
El hacha, ese apero tan esencial para los colonos de nuestros bosques ha
sido perfeccionada aquí (Norteamérica, 1848) en muy alto grado. Su fUo curvado, Jethro Tull dedicó su fortuna y su fanatismo al perfeccionamiento
su cabezal más pesado, contraequilibrado por el mango, confieren al hacha mayor de la agricultura y la realización de su sembradora (1701) y su cultivado­
poder en su balanceo, facilitan su penetración, reducen el consumo de energía hu­ ra movida por caballos (1716). En 1732 hizo su aparición la primera má­
mana y aceleran el trabajo... El mango del hacha es curvado, con lo que resulta quina trilladora, la cual, cuando la Society of Arts convocó a su concurso
más fácil guiarlo y se le imprime un balanceo más potente (hacha de Kentucky). medio siglo más tarde (1783), había sido ya objeto de mejoras esenciales
y se había convertido en un instrumento práctico. 48
Herramienta tras herramienta, fueron reformadas y diferencia­ ¿Por qué no iba ser también posible cosechar a máquina? La des­
das de un modo parecido para actuar en el medio ambiente americano, cripción de Plinio acerca de la desmochadora gala que arrancaba las espi­
mucho más exigente. Cierto que la diferenciación del arado habia comen­ gas y dejaba la paja en pie, había aparecido en traducción francesa e ingle­
zado ya en Inglaterra y en Francia durante la segunda mitad del siglo sa, y era de conocimiento general. La Society of Arts pedía más: la máqui­
XVIII,4s pero a mediados del XIX más de sesenta arados diferentes -"ge­ na debía dísponer las mieses "de manera que éstas pudieran ser fácilmente
neralmente de hierro forjado"- habían cobrado forma para finalidades es­ reunidas y agavilladas".49
pecíficas, entre ellas "ruptura de raices, pradera, prado, rastrojo, autoafila­ Durante algún tiempo no fue presentada ninguna idea válida.
do, maiz, algodón, arroz, caña de azúcar, así como arados para subsuelos ¿Cómo suplantar el movimiento de la mano? Las máquinas lava­
y laderas montañosas".46 doras inglesas de aquellos tiempos trataban, como veremos más adelante,
La diferenciación para los diversos tipos de hierba, cereales o ma­ de encontrar mecanismos que imitasen directamente el frotado y la presión
tas se dio también en la hoz, la guadaña (fig. 74), y más tarde la azada. To­ de la mano. Las segadoras, desde un buen principio (1786), recurrieron al
dos estos útiles adoptaron una nueva forma estándar a mediados de siglo, principio de la rotación continua, meta de toda mecanización. En 1811 fue
y adquirieron un nuevo vigor en su aspecto (fig. 75). patentada una segadora mecánica (fig. 76) con una cuchilla circular mon­
162 163
.... ,1Il
76. Introducción Unidos... Todos los intentos de introducción de maquinaria han fallado, di­
de la segadora me­
cánica. Patente gamos que más por la escasa inclinación del público en cuanto a alentar­
británica. 1811. los, que por falta de méritos."55 Tan sólo, en fecha muy reciente, había he­
Uno de los nume­ cho su aparición la máquina gracias al éxito de la segadora de McCor­
merosos esfuerzos mick. 56
para mecanizar la
siega, que fracasó La segadora no estuvo sola en cuanto a esperar la mitad del siglo,
debido a su enfo­ ya que la plena expansión de la industria -aparte la metalúrgica y la tex­
que excesivamente til- data de esa época. C.W. Marsh, que dio el paso siguiente después de
simple. El gran
tambor rotatorio, McCormick en el perfeccionamiento de la máquina de segar, subraya que
bordeado por una mostraba una audacia poco corriente la fábrica que, en 1846, se aventura­
cuchilla circular, ba a construir una serie de un centenar de segadoras (fig. 77).
fue un intento de
copia del principio
de la sierra circu­ Era ciertamente dificil encontrar gente con el suficiente atrevimiento, o
lar. {The Edín­ ímpetu y energía, para emprender la arriesgada empresa de la construccíón de se­
bur~ Encyclope­ gadoras, e igualmente dificil convencer a los agricultores para que asuman el ries­
día.)
go de segar su grano con ellas, o contemplar favorablemente semejante innova­
ción. Pero el centenar de máquinas construídas este año han funcionado con éxi­
tada en la periferia de un tambor cónico. 51 En otras palabras, el principio to... y el acontecimiento ha inaugurado una revolución en la manera de segar y co­
de la sierra circular 52 fue aplicado aquí a la siega del trigo. Sin embargo, los sechar el grano. 57
tallos del trigo no son árboles ni tablones, por lo que, pese a ser intentada
53
una y otra vez, la rotación continua no consiguió su objetivo. Apenas McCormick se trasladó al Oeste y fundó su fábrica en
Los tallos debían ser cortados tal como lo hacía el instrumento Chicago, la producción anual ascendió notablemente. 58 Se había llegado a
manual: golpe tras golpe, a 10 largo de una línea de avance continuado. La. la forma estándar, pese a las numerosas modificaciones más tarde introdu­
.mano armada con la hoz corta una mies segmentaría; con la máquina, ésta cidas en ella.
podia llegar a ser recta. En vez de la guadaña, fueron alineados, uno junto La máquina de segar no fue invención de un solo hombre. Apoya­
a otro, cortos dientes triangulares. Unos dedos metálicos fijos sostenían los do en su prolongada experiencia, C.W. Marsh se expresa así: "Fue produ­
tallos mientras los dientes los cortaban, pero de la misma forma que con la cida gradualmente una segadora práctica... uno inventó una máquina que
guadaña: golpe tras golpe. A intervalos, una ancha bobína depositaba tan­ tal vez tenía una sola característica útil; su máquina pereció, pero esa ca­
tas mieses como podian cortar los dientes en un solo movimiento. Y así se racteristica sobrevivió."59 Los siete elementos esenciales de la segadora de
ha mantenido el principio hasta nuestros dias. McCormick, ya mencionados, habían aparecido ya en patentes inglesas del
Pronto resultó evidente que la hierba se comportaba de modo di­ primer cuarto de siglo. Si él los conocía o no es cosa que carece de impor­
ferente en comparación con los tallos huecos, y que podía ser segada de un tancia, y los copiosos argumentos que lo describieron como un genio en­
modo más efectivo cuando se utilizaban unos dedos más largos.54 Estas viado por el cielo pertenecen a la faceta menos admirable de los escritos
segadoras de dedos largos trabajan más bien según el principio de las tije­ históricos. Que poseía un auténtico talento inventivo -y no, como Pull­
ras, más tarde utilizado en las maquinillas de cortar el cabello. Hierba y ca­ man, su contemporáneo en Chicago, un mero olfato para aquello que pro­
bello, ambos bien arraigados, tienen estructuralmente un parentesco más metiese el éxito- es cosa que cabe juzgar a partir de toda su normalización
próximo que tallos y madera, y por 10 tanto cabe aplicarles el mismo prin­ de la máquina de segar y del mecanismo cortante en forma de dientes de ti­
cipio. burón, que se ha mantenido hasta nuestros dias. Poseía el secreto nortea­
El dispositivo de cortado de Cyrus McCormick consiste, hasta el mericano de hacer funcionar las cosas y, al propio tiempo, explotarlas.
momento actual, en unas cortas cuchillas triangulares, poseedoras de pe­ Ningún otro inventor procedia de una granja sudeña. De haber permaneci­
queños mas cortantes en forma de sierra. Son parecidas a los dientes del ti­ do él en Virginia, en vez de trasladarse a Illinois en 1847 -un año después
burón y, como éstos, son perfectamente apropiadas para hincarse en el de construir la empresa pionera un centenar de sus máquinas segadoras en
material. serie-, probablemente habría vegetado para siempre en la larga lista de los
Ya en 1783 fue formulada la idea de la segadora. McCormick ob­ inventores anónimos. Fue cauteloso, conservador incluso. En los últimos
tuvo su patente medio siglo después (1834) (fig. 79), cuando la máquina de años, sólo aceptaba los inventos cuando podia estar seguro de que darian
segar todavía figuraba entre los inventos archivados. En 1854, un cronista resultado y cuando presentaban escaso riesgo. Sin embargo, no se quedaba
de Filadelfia al que debemos una valiosa visión de este período, informaba: a la zaga, y sabía cuando llegaba el momento de actuar. En 1851, por
"La guadaña armada y la hoz continúan siendo los principales instrumen­ ejemplo, se personó en la Gran Exposición londinense, punto de reunión de
tos utilizados para segar el heno y los cereales en Europa y en Estados las naciones, y su principal rival, que se quedó en América, sufrió un revés

164 165
decisivo. El 'Times de Londres se mofó del grotesco aspecto de la máquina
segadora de McCormick, "ese lúbrido de carreta Astley, carretilla de mano
y máquina vpladora". Pero esta opinión fue rápidamente rectificada cuan­
do la máquirla: demostró su superioridad indiscutible en el campo. En la
persona de McCormick, coincidían el inventor, el financiero, el fabricante,
el vendedor y el técnico en relaciones públicas. En el decenio de 1850, fue
uno. ·de los primeros hombres de negocios que distribuyeron sistemática­
mente a sus agentes en todú un territorio.

Siega,' rastrnIado y gavillado

La siega había quedado resuelta. El paso siguiente consistía en eli­


minar el hombre que, caminando junto a la plataforma al principio, y más
tarde de pie sobre la misma, rastrillaba el grano a intervalos en ef suelo. Su
puesto fue ocupado por rastrillos mecánicos de diversos tipós,60 lo que se
logró a mediados del siglo.
SoluCión mediante cinta sin fin: El grano quedaba en el terreno, y
sólo su 'siega había sido mecanizada con buen resultado. Las tareas restan­ 78. Walter A. Wood: Segadora-rastrilladora. 1864. La siega mecánica estaba resuelta,
tes todavía habían de ser efectuadas manualmente. El primer paso con­ pero el problema estribaba ahora en eliriJinar la mano de obra en el rastrillado. Líl primera
sistía en combinar la siega con el agavillado, es decir, proceder a la forma­ rastrilladora mecánica, que sustituía al hombre de la plataforma y era accionadá a la ma­
ción de gavillas antes de que el grano llegara al suelo, y esto fue objeto de nera del brazo humano, data de 1853. Poco después, el conductor se sentaba en el asiento
alzado de la parte posterior. Su peso ayudaba a contrapesar la máquina y podía vígiJar su
muy diversos intentos. Finalmente, dos jóvenes granjeros de Il1inois, C.W. trabajo. (Walter A. Wood's Self-Raking Reaper, 1864, Catálogo. McCormick Historical
,y W.W. Marsh consiguieron un resultado satisfactorio. En 1858 constru­ Society, Chicago.)
ye¡;on en su fmca solitaria, con el espíritu aventurerú que diferenciaba al
agricultor del Middle West de sus colegas europeos, un tosco modelo de se­ bre la plataforma, dos hombres ataban las gavillas y las arrojaban al suelo
gadora mecánica, en cuya plataforma fijaron una mesa. Una correa sin fin mientras la máquina seguía avanzando.
inclinada depositaba las mieses en la parte superior de la mesa y, de pie so­ La idea esencial de los hermanos Marsh, una idea todavia no
abandonada en nuestros días, radicaba en el transporte del grano hasta un
nivel más elevado. La correa transportadora, tan vinculada con la mecani­
M'CORMICK'8 PATENT VIRGINIA REAPER. zación en N orteamérica -Oliver Evans, 1784- fue utilizada de nuevo en
este caso, con un efecto casi mágico. En realidad, había dos, una transpor­
tadora inferior que llevaba el grano desde la plataforma, y otra superior

77. Segadora de McCormick, 1846. Esta hoja de pedido de 1850 muestra el primer mo­
delo de la "Virginia Reaper", como se la llamaba todavía, del que se construyó una serie
de un centenar en 1846. Un hombre cabalga en uno de los caballos, mientras otro, situado
en la máquina, amontona el grano en el suelo. (Biblioteca de la McCormick Historical 79. Primera patente de segadora McCormick, 1834. Inventada en 1831. (Patente
Society, Chicago.) EE.UU., 21 de junio de 1834.)

166 167
82. La primera pa­
tente de los hermanos
Marsh para una cose­
chadora, "Rastrillo
cosechador", 1858.
Este invento pivotante
sustituyó a la plata­
forma rastrillo por
"rastrillos sin fm, for­
mados por tiras D, E",
que conducen el grano
a un mesa donde dos
hombres lo agavillan.
(patente EE.UU. n.o
21207, 17 de agosto
de 1858.)

montada inmediatamente encima de la primera (fig. 82). Entre las dos, las
mieses eran transportadas hacia la parte superior del plano inclinado y ba­
jaban por el otro lado hasta la superficie de trabajo. Este dispositivo en for­
Tbe aboveCut shows Wood's New Self-Delivery Reaper on the Road. ma de tej ado (fig. 81) se convertiria en la característica distintiva de las
posteriores máquinas segadoras, incluso cuando, al reemplazar a los dos
80. Segadora-rasmlladora de Wood, 1875. Movilidad en las máquinas agrícolas. "La
barra y la plataforma pueden ser levantadas en breves minutos. Así, dispuesta, la máquina hombres, un autómata se ocupó del agavillado y del atado. Por lo tanto, al­
pasará por un camino de cuatro pies de anchura. Es la cosechadora más eficiente jamás rededor de 1890 el inventor pudo subrayar con un orgullo justificado que
presentada. En 1872 se fabricaron unas cuantas, casi 1.000 en 1873. y cerca de 4.000 la Cosechadora Marsh "nunca ha cambiado materialmente, en principio o
en 1874." (Walter A. Wood, Catálogo en inglés, 1875. McCormick Historical Society,
Chícago.) en forma, desde entonces, y si la misma antigua máquina tal como fue utili-

MARsa HARVESTER.

81. Eliminación de la auto-rastrilladora: la cosechadora Marsh en 1881. Unas cintas


sin fm transportan el grano desde la plataforma hasta la plataforma gavilladora en la má­
quina. Dos hombres (no representados en el grabado) atan las gavillas antes de que toquen 83. Cosechadora y gavilladora manual McCormick con dotación de dos hombres. 1880.
el suelo, como se puede ver en la figura 83. (Catálogo de fábrica, William Deering, Chicago. (Catálo~o de McCormick Harvesting Machine Ca., Chícago, 1880. McCormick Historical
McCormick Historical Society.) Society.)

168 169
~ Hovel in every fealure. perfecflyaulomalic. Grain' compressed and delivered in sheaves o{ uni{orm sizB. en
g~ -1
zada en 1858, pintada como lo son hoy las otras, apareciera hoy en cual­
quier campo de América, Europa o Australia sin la mesa de agavillado",61
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tj,,,"'""" :o
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el modeio, cualquiera que fuese el lugar de su construcción, apenas se dis­
tinguiría. En realidad, todos los constructores tuvieron que amoldarse a ~~; 0 Z
este tipo. Harvester -cosechadora-, el nombre que le dio Marsh, no tardó z Ii!l ~ tri
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en convertirse en el término categórico para unas máquinas que hacían o N 10 :1:>
algo más que una simple recolección de grano. C. W. Marsh se cuenta en­ :: ~ ~ me::
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tre aquellos inventores norteamericanos que, como üliver Evans, carecie­ "' [$O >(j
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ron del talento necesario para transformar sus ideas en dólares. Al final, O "!~
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Marsh ocupó el cargo de director de The Farm Implement News, y sus en­ :¡; g. CP
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sayos escritos para dicho periódico, en los que elucidaba para sí y para los _
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demás el significado de los diversos inventos, constituyen una de nuestras


z ~ e. z
Ji> O a,
fuentes indispensables. El librito American Agricultural Implements (Chi­ .
¡}bl
~
o
cago, 1894), en el que estos inventos fueron recopilados por R.L. Ardrey, y :;;1:1 m
al que recurrimos una y otra vez, sirve de Vasari para los años clave de la "'t'!!
910 Price, with Two Knives and extras .c65
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agricultura norteamericana.
.' 85. El agavillado mecanizado: primera agavilladora de Walter A. Wopd, con bramants,:
1880. La breve época de la agavilladora con alambre tocó a su fin cuando fue inventada
una máquina que ataba satisfactoriamente con alambre. (Catálogo en inglés de Wood,
La gavilladora mecánica: No había ningún dispositivo anudador para 1880. McColinick Historical Society.)
procedente de la industria textil, y cuando se presentó la idea de utilizar
bramante para atar las gavillas, no surgió ninguna solución satisfactoria. 62
La cosechadoraautogavilladora era un problema candente de mecaniza­
ción, y C.W. Marsh indica la magnitud de los desafortunados intentos,
uso general; y durante este tiempo se perdió tanto capital en esfuerzos in­
cuando explica: "Pasaron veinticinco años antes de que fuesen perfectas en
fructíferos como el que está invertido en la industria en el momento ac­
diseño y funcionamiento, hasta el punto de poder ser fabricadas para el tual."63
El material rígido que era el alambre ofrecía menos dificultades, y
al principiar la década de 1870 surgió un autómata que funcionaba y ataba
~~~i¡fl;~~{::;~~~~ las mieses por medio del alambre (fig. 84).64 Sin embargo, el metal no resul­
taba grato para este propósito, y la queja de que quedaban trozos de alam­
~
:­ bre en el forraje bien pudo ser menos decisiva que el desagrado de tener
g t'
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~
":o que trabajar con un material tan refractario.
El alambre tuvo que ser sustituido por el cordel, y en 1880 quedó
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:<l lista la gavilladora de cordel. John F. Appleby, el tercer nombre y otro im­
;¡ ~
:'l o portante hito en la mecanización de la siega, había patentado en 1858 un
80 dispositivo para atar las mieses con bramante, lo babía abandonado para
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'1.[ utilizar el alambre y, fmalmente, alrededor de 1875, volvió a adoptar su
.,: :11:­ idea original.
~ \Il La gavilladora de Appleby (fig. 87), como la máquina segadora de
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~ ~
McCormick, combinaba felizmente la labor pionera de varios inventores,
.'" :ol
>: de modo tan efectivo que, hasta el presente, no ha sido necesaria ninguna
;: desviación importante con respecto a su principio. "Ninguna máquina
-añade Marsh- inundó jamás el mundo con tan abrumadora rapidez."65
Hoy en día, las cosechadoras con el perfil de tejado todavía gua­
84. El agavillado mecanizado: Cosechadora con producción de gavillas atadas con dañan los campos. Las cintas sin fin elevan el grano por un lado y lo bajan
alambre, Walter A. Wood. 1876. Los dos hombres han desaparecido de la plataforma, por el otro, donde, en vez de dos hombres, está montado el autómata. Las
y ahora es un autómata el que sujeta el alambre. Patentada en 1871, esta máquina ata­ mieses son reunidas y comprimidas en una gavilla, y en este momento es
dora sobre la cosechadora de Wood fue lanzada al mercado en 1873. La agavilladora de
McCormik fue perfeccionada al mismo tiempo. cuando se pone en marcha el mecanismo (fig. 88). Un trozo de cordel de

170 171
cáñamo es enrollado alrededor del haz, anudado y cortado, y una palanca
de descarga expulsa la gavilla.
El aparato anudador (fig. 87) tiene, aproximadamente, el tamaño
86 Marca de Walter A. Wood, registrada en 1875. Walter y la forma de un pico de gallina. Para anudar el cordel, se mueve a un lado
A. Wood construyó la maquinaria agricola más elegante en y a otro, y su lengüeta móvil desempeña un papel importante al formar el
la segunda mitad del siglo XIX. Fue también uno de los pio­ bucle. Todos los constructores, con una sola excepción, se convirtieron en
neros en el uso de piezas de recambio en las grandes máquinas licenciatarios de JohO Appleby.66 El éxito del autómata reside en la mayor
(lig. 25). Esta empresa cerró sus puertas en 1904 y sus archi­
vos fueron destruidos. (Circular de Wood para el año 1876.) producción. "Esta máquina -se ha dicho retrospectivamente- ha posibili­
tado, más que cualquier otra, el incremento de la producción."67 Con el
anudador automático, alrededor de 1880 se alcanzó el nivel estándar de la
mecaniZación agrícola. Fue estp la época en la que las cuatro quintas par­
tes del trigo cultivado en Estados Unidos eran ya segadas a maquina. Pa­
ralelamente con la segadora mecánica, fueron perfeccionados y mecaniza­
dos otros aperos, tales como arados, escarificadoras, gradas y sembra­
doras.
En la época de la plena mecanización, un nuevo tipo ocupó su lu­
gar junto a la segadora y combinó todas las operaciones, desde la siega
hasta la trilla, en un proceso continuo. Sin embargo, esto no mermó el va­
lor de la gavilladora de Appleby, ya que sólo en regiones con un clima muy
regular puede ser transportado el grano directamente desde la espiga hasta
el saco, sin peligro de fermentación.
Visión retrospectiva: Empezando desde el tiempo en que la meca­
nización inició su influencia en la producción, cabe distinguir tres fases.
Siega: alrededor de 1850. Segadora McCormick (inventada en
1831).
87. La a{J"avilladora satisfactoria: aparato de Appleby, para atar y anudar. Formación Siega con agavillado a mano: alrededor de 1870. Cosechadora
del nudo. 'Ninguna máquina recorrió jamás el mundo con tan extraordinaria rapidez", es­
cribe R. Ardrey, el Vasari de la mecanización agricola (1894). Tanto Appleby como Wood Marsh (primer modelo en 1858).
lanzaron al mercado sus aparatos, que podian ser añadidos a la cosechadora tipo Marsh, Gavillada automático: alrededor de 1880. Agavilladora Twine de
el mismo año de 1880. (Ardrey, American Agricultural Implements. 1894.) Applesby (ideada en 1858).
Con ello se consiguió el nivel estándar. Hasta el advenimiento de
la plena mecanización, las máquinas agrícolas fueron mejoradas en volu­
men, eficiencia y estabilidad (bancadas de acero). El perfeccionamiento de
los mecanismos quedó reflejado en el aumento, gradual y constante, de la
producción en el período 1880-1920.
Vista en la dimensión del tiempo, la segadora mecánica fue per­
feccionada entre 1850 y 1880 con asombrosa celeridad, con su periodo
más interesante desde fmales del decenio de 1850 hasta el de 1870. Como
veremos, esto se aplica también a otras esferas de actividad de Estados
Unidos en este período.

La agricultura en plena mecanización


Fase tras fase, las operaciones de la mano fueron sustituidas por
mecanismos, pero la sucesión de procesos se mantuvo como antes en los
88. Gavilladora. Decenio de 1940. La agavilladora estándar conseguida en 1880 se métodos artesanos: segado y gavillada.
mantuvo invariable esencialmente hasta el tiempo de la plena mecanización, cuando apa­ En 1880, según se ha calculado, se necesitaban 20 horas-hombre
reció la pequeña "combine". (Foto de Martin James.) para cosechar un acre de terreno plantado con trigo. Entre 1909 y 1916,
172 173
este número quedó reducido a 12,7 horas-hombre, y entre 1917 y 1921 para integrar el comienzo -arado-siembra-fertilización- y el final -de la
-es decir, con el advenimiento de la plena mecanización- a 10,7 horas. La siega al ensacado- en la línea de producción.
década siguiente redujo esta cifra a 6,1 (I 934-6),68 o sea casi en la misma El grano está sobre el terreno, y para el secado las mieses deben
proporción de las cuatro décadas anteriores. ser movidas a mano. En el transporte del grano se pierde un tiempo adicio­
nal. La combinación de cosechadora y trilladora, conocida simplemente
El tractor como combine, reúne estas operaciones en una sola (fig. 90). En 1936
-cuando hicieron su aparición en primera fila los tractores provistos de
Este salto en la productividad tuvo su origen en el exterior, ya que neumáticos- fue construida una segadora trilladora apropiada para las ne­
una energía móvil, el pequeño motor eléctrico, posibilitó la mecanización cesidades de la fmca de tipo familiar. Cortaba las mieses como la segadora,
del hogar, y otra -el motor de combustión interna- permitió la mecaniza­ en el tramo acostumbrado de 1,5 a 1,8 metros, y se decía que, en circ'uns­
ción total de la agricultura. Alrededor de 1905, hicieron su aparición los tancias favorables,69 recorria de 6 a 8 km en una hora, segando, trillando y
primeros tractores, que eran monstruos, al igual que los dispositivos ensacando el trigo. Esta combinación fue conocida como la baby com­
eléctricos de aquel tiempo. El tractor resultó posible gracias a la produc­ bine. 7o
ción más barata del automóvil, pero fue pregonado con suma cautela. To­ La idea de cosechar en una sola operación es de fecha temprana,
davía en 1915, cuando en diciembre de ese año la International Harvester y fue uno de aquellos inventos temporalmente archivados. La primera pa­
Company (McCormick) publicó el primer número de Tractor, el carácter tente para estos procesos combinados fue obtenida en 1828 -antes de que
único de esta revista quedó expresado en la frase: "La primera publicación McCormick hubiese construido su primera segadora- pero, aparte la espe­
dedicada exClusivamente al cultivo con tractor." Se formulaban en ella pre­ cificación, nadase sabe acerca de ella. La primera "máquina para recolec­
guntas tales como: ¿Es dificil manejar un pequeño tractor agrícola? y ¿Es tar, trillar, limpiar y ensacar el grano" fue construida en 1836 (fig. 89),71 de
rentable adquirir ahora un tractor? El tractor era comparado con el caba­ modo que existe un periodo de espera de un siglo entre la creación de este
llo: "Esta energía no consume ni un centavo cuando está ociosa." Y, final­ tipo y su introducción en la granja familiar. Las razones para ello son fáci­
mente, para estimular la imaginación del agricultor, se mostraba un tractor les de comprender. No sólo las máquinas arrastradas por una reata de
al lado de un avión, con el comentario: "Esta mariposa y esta hormiga doce bueyes costaban varios millares de dólares, sino que, además, exigían
son, en realidad, hermanas." Era la época en la que Henry Ford había un clima regular y unas fmcas comerciales bien organizadas, de las que ca­
alcanzado la producción anual de un millón de automóviles. Al cabo de recía el Middle West. Siempre dentro del espíritu de la pradera, esa combi­
pocos años, llegó el gran aumento en la popularidad del tractor. De 80000 ne de 1836 fue construida por dos agricultores de la llanura y probada di­
en 1918, el número se dobló el año siguiente, y alcanzó 1600000 en 1939. rectamente en aquellas tierras silvestres.
En.la época de la plena mecanización, 1919-1939 la producción se había En el decenio de 1880, la cosechadora trilladora hizo su aparición
decuplicado.
El progreso desde la voluminosa locomóvil, que los ingleses apli­
caron a sus arados de vapor en 1860-1870, hasta los tr.actores, primero
más grandes y finalmente más ligeros, refleja las fases normales de la me­
canización. El instrumento popular para el granjero corriente es el tractor
ligero para todo uso. En vez de ruedas de acero, éste obtuvo en 1932
neumáticos de caucho, con lo que se dejó de perder tiempo al pasar de un
campo a otro.
Es decisiva en el tractor su concentración de energía en una uni­
dad ligera. No sólo trabaja con mayor rapidez, sino también con una pro­
ducción muy superior a la de tres caballos uncidos a una segadora, y
además, puede arrastrar más máquinas que ellos, y atender a mayor varie­
dad de tipos de éstas.

Procesos combinados
89. Línea de producción continua: patente EE.UU.. 1836, "Máquina para cosechar.
trillar, limpiar y ensacar el grano". Construida en el salvaje Michigan de 1836, estapri­
Nos encontramos en el tíempo en el que la línea de montaje o de mera combine, que cosechaba sin intervención de la mano del hombre, manifiesta la misma
producción se extiende a cada esfera. Aunque la naturaleza se niegue a fu­ tendencia que las realizaciones de Oliver Evans en la línea de producción de la molienda,
sionar principio y fin en un rápido proceso, y necesite tiempo para creci­ 1783. Pasaría un siglo antes de que la combine, que siega, trilla y ensaca automáticamente
el grano, estuviese a la disposición de la granja de tipo familiar. (patente EE.UU., 20 de
miento y maduración, no por ello dejan de encontrarse medios y sistemas junio de 1836.)

174 175
en California, donde prevalecía un clima regular, y donde había gigantes­
cas fmcas prósperas en las que la maquinaria pesada resultaba rentable. A
estos autómatas se les uncían tantos caballos como los que podian resultar
necesarios para levantar un obelisco, y la locomóvil no vino a solucionar el
problema.
Sólo el tractor poseia la adaptabilidad necesaria. Alrededor de
1920, hubo continuadores de los gigantes californianos, capaces de guada­
ñar en una anchura de 5 ó 6 metros. Su tamaño y su precio disminuyeron
progresivamente, hasta que en 1939 hizo su aparición la segadora trillado­
ra enana para anchuras de un metro, que costaba menos que una agavilla­
dora, y que proporcionaba al agricultor "una ventaja en los costos que
hasta entonces sólo disfrutaban los poseedores de grandes fincas". 72
En el comienzo de las operaciones se utilizaban máquinas compa­
rables. La combine para el trigo no es sino un exponente de la tendencia
imperante: ejecución simultánea de lo que antes eran operaciones distintas.
Tanto si se trata de sembrar trigo como de plantar patatas, las labores de
arado, de preparación para la siembra y de abono eran realizadas todas
ellas en una linea de producción continua.
90. Línea de producción agrícola continua, década de 1930: la pequeña "combine", Antes
La granja familiar y la granja factaria de que la recolección totalmente mecanizada pudiese estar al alcance de la granja pequeña,
fue preciso reducir tamaño y precio, y perfeccionar una nueva fuente de energía: el tractor
de gasolina. De las enormes cosechadoras-trilladoras calüornianas, que segaban de golpe
A la vista de todos, en la gran caballeriza de techo a la holandesa, tramos de 6 metros, procedió la "baby combine" (1936) y, fmalmente, el tipo enano con
se encuentra la maquinaria del granjero norteamericano. Y allí cerca, 65 una guadaña de un metro (1939), apropiada en tamaño y precio a la granja familiar. El
motor compacto de gasolina tuvo, en agricultura, un papel similar al del pequeño motor
hectáreas de hierba, trigo o maíz esperan la siega. Tres personas bastan eléctrico en el hogar. (International Harvester Co., Chicago.)
para ejecutar la tarea. En los establos, veinte vacas son ordeñadas por má­
quinas que se detienen automáticamente apenas cesan de manar las libres. mas el incremento de las propiedades rurales independientes. Mantenga­
No es necesario ya que el agricultor haga acto de presencia en los campos mos el arado en la mano del propietario."73
a las cinco de la madrugada. A veces, sale de su casa entre las nueve y las La situación en esta época favorecía el ascenso del agricultor li­
diez, para sembrar o para cosechar. bre. La escala agrícola, como se llamaba este ascenso desde mozo de la­
Por vez primera desde que lo trabajó el hombre, el campo ya no branza a agricultor independiente, funcionaba tan bien que los granjeros se
exige sudor ni incesante tenacidad. Los mecanismos realizan el trabajo. Lo quejaban de falta de personal auxiliar. "Escasea mucho la buena mano de
que los teorizantes del siglo XVIII no previeron ni en sueños se ha conver­ obra agrícola, debido a que, tan pronto un joven progresa en este país de
tido ya en realidad cotidiana. Si alguna vez la mecanización ha actua­ tierras baratas, toma sus disposiciones para hacerse con una finca pro­
do para aliviar al hombre de un trabajo penoso, ha sido en este aspecto. pia."74
El trabajador ya no está condenado a repetir incesantemente el mismo En este período, la siega se hacía ya mecánicamente, y la mecani­
movimiento. La maravillosa multiplicidad de labores se mantiene como zación había alcanzado una etapa avanzada. Las fábricas textiles exigían
siempre: contacto con las grandes fuerzas naturales, con las estaciones grandes acumulaciones de capital. Una segadora mecánica sólo costaba
cambiantes, con el viento y el sol, con el animal y el suelo. 125 dólares, y era la herramienta democrática por excelencia.
Ciento sesenta acres (64 ha) era el área de la finca con la que lle­
gamos a familiarizarnos. No es esta una cifra casual. Ciento sesenta acres, Como en todas partes al intervenir la mecanización, la situación
de acuerdo con las disposiciones de la Homestead Act firmada por Abra­ se complicó. Constantes depresiones ensombrecían el cuadro agrícola. Tal
ham Lincoln, eran lo que debía ser entregado a cUalquier ciudadano de los fue el precio pagado por el acceso al mercado mundial. Al ser exportados
Estados Unidos, o cualquier persona que hubiese solicitado esta ciuda­ grano, carne y fruta después de la guerra de Secesión, comenzaron las ba­
dania, y que lo pidiera. La tierra entregada bajo la Homestead Act en nin­ jas de precios, y con ellas una nueva inquietud como jamás la había cono­
guna circunstancia podia ser utilizada para saldar deudas contraídas ante­ cido la agricultura. Ya no se trataba de una cuestión de masas campesinas
riormente. desprovistas de derechos, como en los tiempos de la Reforma, sino de unos
Para apoyar esta medida estaban los amplios y vírgenes espacios granjeros libres, unidos en diversas pugnas de tipo político y organizativo
de N orteamérica y la voluntad democrática. "En vez de baronías, facilÍte­ contra la dictadura de las grandes compañías y los intermediarios. Era una
176 177
campaña contra la fijación de precios desde el exterior y a niveles por de­ Las implicaciones humanas
bajo de los normales en el mercado.
La reducción de las horas de trabajo, la productividad en aumen­ Como dijimos al comienzo, en ningún otro lugar es másconspi­
to y la complicación de las condiciones sociales surgieron a la par con el cuo el cambio estructural precipitado por la mecanización que en la esfera
cambio en laesiructura social del agricultor. La mecanización tuvo una in­ de la agricultura. Sin embargo, es dificil investigar las consecuencias. La fi­
fluencia decisiva en la expansión en el tamaño de la finca agrícola observa­ gura del vagabundo en su propio país, el campesino migratorio, puede ser
da a partir del 1880. abolida, como lo demostró la segunda guerra mundial, y sin embargo el
"¿No sabe usted que los tiempos cambian? N o es posible ganarse fenómeno permanece. El agricultor se ha visto arrojado a la corriente. Ha
la vida. El cultivo ya no es para los infelices como nosotros... N ada puede sido alterada su relación con el suelo, y esta relación se ha visto neutraliza­
hacerse al respecto. Hay que procy.rar ganar tres dólares al día en un lugar da. La mecanización ha acelerado el proceso. No cabe duda alguna al res­
o en otro. Esta es la única solución."75 pecto.
La comercialización de la finca agrícola es señalada, en 1926, por Veremos más adelante 78 cómo fenómenos a menudo contempla­
agriculturalistas californianos: "Aquí ya no cultivamos trigo, lo fabrica­ dos tan sólo como consecuencia de la mecanización habian surgido ya an­
mos... No somos campesínos, no somos agricultores. Estamos producien­ tes de que ésta fuese puesta en práctica. La relación con el suelo empezó a
do un artículo para su venta..."76 Este comentario satisfecho sobre el cam­ ser alterada cuando, a principios del XIX, antes de que existiera la agricul­
bio estructural del agricultor en hombre de negocios tiene también su lado tura mecanizada, los colonos abandonaron los antiguos estados del Atlán­
oscuro. El producto agrícola se encuentra a la merced de una bolsa fluc­ tico y emigraron hacia el Oeste.
tuante. Los precios agrícolas fueron los primeros en padecer la tendencia a Fue entonces cuando el labrador entró en acción. La mecaniza­
la baja. 77 Los ingresos del campo fluctúan en curvas absurdas. La incerti­ ción no hizo sino ampliar una tendencia latente hacia lo gigantesco. El
dumbre económica ya no procede de fallos en la cosecha, sino del exceso agricultor en trance de cambio no hace sino reflejar, de un modo más cons­
de producción. picuo, un proceso que ya actúa en todas partes. ¿Puede ser lo que está te­
La situación del agricultor independiente se ve gravemente ame­ niendo lugar en el agricultor, una proyección de algo que sucede por do­
nazada en las grandes zonas productoras del Midwest. Cuando los granje­ quier? ¿Corresponde la transformación en parados errantes de una gente
ros se vieron incapacitados para saldar sus deudas en los días de prueba de que durante siglos habia trabajado la tierra, a lo que está sucediendo en
principios del decenio de 1920, los bancos constituyeron "Sociedades de cada uno de nosotros? ¿Yen este proceso, ha sido transferido el movimien­
gestión agraria" que enviaron curtidos administradores, procedentes de to, concepto básico de nuestra imagen del mundo, al destino humano con
muy diversos lugares, para cultivar las tierras de los granjeros arruinados. un aspecto deformado? Durante y después de la segunda guerra mundial,
Una de estas compañías amplió sus dominios en pocos años desde 280 el desarraigo violento de millones de personas se convertiría en una prácti­
hectáreas hasta 100000. Un proceso -entonces aumentado hasta unas di­ ca fríamente aceptada.
mensiones gigantescas y sin impulso creador- que recuerda el vallado de Otros períodos han tenido también sus desplazamientos masivos,
las tierras comunales por los señores feudales en el siglo XVIII. Aquí, ya sea por libre voluntad, por la violencia, o por la fuerza de las circuns­
tancias, y no obstante, a su debido tiempo estas gentes se detuvieron para
como antes, la consecuencia fue el desempleo y el desarraigo de las pobla­
ciones. descansar. ¿Son lo que hoy estamos presenciando las convulsiones de un
período de transición, diferente de otros períodos anteriores, pero penetra­
Más que a la erosión y a las tormentas de polvo, se culpó al trac­
tor y a las segadoras trilladoras de la emigración de las familias rurales. do como ellos por la necesidad de una continuidad? ¿O representa, acaso,
John Steinbeck ha descrito detalladamente este proceso en su obra Las un remodelado de la vida por unos caminos todavia carentes de forma, y
uvas de la ira, en la que el tractor despeja los campos y derriba las casas en los que la alteración estructural de la agricultura, vocación básica del
de los ya superfluos aparceros. hombre, se alza como primer síntoma?
-y esto me recuerda -dijo el hombre del tractor- que será mejor Estas son unas preguntas a las que todavía no es posible contestar
que se larguen pronto. Después de comer, me ocuparé del patio anterior. inequívocamente. Trascienden las diferencias del sistema económico, y se
-Pero, ¿adónde iremos si nos marchamos? ¿y cómo vamos a encuentran ligadas a las grandes constantes humanas. Hasta el momento
marcharnos? N o tenemos dinero. presente, ningún fruto, ninguna obra y ninguna cultura han prosperado
Esta era la pregunta que los aparceros fonnulaban a los propieta­ como no fuese gracias a la intención y a la .concentración.
rios. Pero éstos sólo sabían que sus tierras debían ser entregadas al banco.
De estos propietarios rurales y aparceros desposeídos surgieron
los Okies, trabajadores agrícolas migratorios que viajaban de un estado a
otro, pasando de las fresas a los pomelos, de los melocotones a las naran­
jas o el algodón, nómadas en su propio país.
178 179
Notas 20. William MacDonald, The Makers of Modern Agriculture, Londres,
1913.
1. Mi<¡:hael Rostovtzeff, "The Decay of the Ancient World", en Econo­
mic History Review, Londres, 1929, vol. 11, p. 211. Descartando las teorías de la 21. Gilbert Slater, The English Peasantry and the Enclosure ofCommon
decadencia causada por el agotamiento del suelo o el cambio climático, Rostovt­ Fields, Londres, 1907, pp. 1 Y 2.
zeff considera factor decisivo el abandono del suelo. 22. Ibídem, p. 267. Se dan estadisticas de los cercados anuales en dife­
2. Rus'sell H. Anderson, "New York Agriculture Meets the West, 1830­ rentes períodos, desde 1727 hasta 1815.
1850", en Wisconsin Magazine ofHistory, vol. 16, 1932, p. 186. "En 1840, sólo el 23. John Sinclair, Account ofthe Origin ofthe Board ofAgriculture and
trigo que llegó a Buffalo equivalía al 30 por ciento de la cosecha de Nueva York. Its Progress for Three Years after Its Establishment, Londres. 1793.
En 1850 había aumentado a más del 70 por ciento... Los agricultores de Nueva 24. Véase colección en el Museo Brítánico citada en Witt Bowden, In­
York, con unas tierras de precio más alto, unos suelos más pobres y una creciente dustrial Society in England Towards the End of the Eighteenth Centu ry, Nueva
competencia por parte de los baratos terrenos del Oeste, se vieron obligados al York, 1925, pp. 316 Y 317.
cambio (p. 292)... los años cuarenta presenciaron cómo el interés por el grano se 25. Ibídem, pp. 34 y 35.
desplazaba hacia el ganado (p. 293)."
26. Wilhelm von Hamm, Die Landwirtschaftlichen Maschinen und Ge­
3. Allan Nevins y Henry S. Commager,The Pocket History ofthe United raete Englands, Braunschweig, 1845.
States, pp. 372 Y 373. "Los hombres que escribían las leyes nacionales mostraban
mucho mayor celo en servir los intereses de fabricantes, banqueros y propietarios 27. Patricl Shirreff, A Tour through North America, Edimburgo, 1835,
de ferrocarriles, y la legislación reflejaba este celo... Las leyes destinadas a regular p.244.
los trusts y los ferrocarriles eran escritas o interpretadas de tal modo que causaban 28. Ibídem, p. 237.
pocos inconvenientes." 29. Ibídem. p. 225.
30. Ibídem, p. 245.
4. The Rural Cyclopedia, vol. L, Edimburgo, 1854, p. 222.
31. P.W. Bidwell y John L. Falconer, Hist01Y ofAgriculture in the Nort­
5. AJ. Downing, op. cit., 9.a ed., p. 148. hern United States, Washington, 1925. Véanse mapas con las densidades de po­
6. The Rural Cyclopedia, p. 222. blación, 1790-1840, pp. 148 a 151.
7. "No conozco a nadie que pueda ser cvlOcado a su nivel, excepto 32. James Caird, M.P., A Brief Description of the Prairies of Illinois,
Réaumur." Citado en Will Morton Wheeler, The Natural History of the Ants, de Londres, 1859, p. 4.
un manuscrito no publicado en la Academia de Ciencias de Paris, por René­ 33. Hubert Schmidt, "Farming in Illinois a Century Ago as IIIustrated in
Antaine Ferchaúlt de Réaumur, Nueva York y Londres. 1926. Bond County", en Journal ofIllinois State Historical Society, vol. 31, Springfield,
8. Jean Torlais, Réaumur, un esprit encyclopédique en dehors de I'A­ Illinois, 1938, p. 142.
cadémie, París, 1936, revela los dones multifacéticos e inventivos de un erudito del 34. Ibídem.
siglo XVIII.
35. The Farm Centennial History of Ohio, 1803-1903, Departamento
9. Tratamiento crítico de Jethro Tull y referencia a sus predecesores en de Agricultura, Springfield, Ohio, 1904, p. 10.
T.H. Marshall, "Jethro Tull and the New Husbandry ofthe Eighteenth Century",
en Economic History Review, vol. 11, Londres, 1929, pp. 41 a 60. 36. Shirreff, op. cit., p. 463.
10. Ibídem, pp. 51 Y 52. 37. E.D. Fite, "The Agricultural Development of the West during the
11. Duhamel Dumonceau, Eléments d'agriculture, vol. 11, París, 1762, Civil War", en Quarterly Journal of Economics, vol. 20, Bastan, 1906, p. 260.
p. 37. "Ces machines -dice, reftriéndose al aparato de Tull- étoient trop compli­ 38. James Caird, M.P., A Brief Description of the Prairies of Illinois,
quées et d'une trap forte dépense." Londres, 1859, pp. 16, 20.
12. G. Weulersee, Les Physiocrates, París, 1931, p. 62. 39. Ibídem, p. 4.
13. Ibídem. p. 88. 40. S. Giedion, Space, Time and Architecture, cit., pp. 269 a 277.
14. Ibídem, p. 83. 41. Se encontrarán algunas observaciones al respecto en nuestro capitu­
15. Pau1 H. Johnstone, "In Praise of Husbandry", en Agricultural His­ lo sobre "La carne", pp. 218 Y 219.
tory, Wisconsin, 1937, investiga extensamente la literatura a partir de la Antigüe­ 42. El desarrollo de la red de ferrocarriles hasta 1860 ha sido represen­
dad. Para tiempos más recientes en Inglaterra y Francia, véase del mismo autor tado con claridad en una serie de mapas por P.W. Bidwell y J.L. Falconer, op. cit.
"Turnips and Romanticism", ibidem, vol. XIII, 1938, pp. 244 a 255. 43. Joseph Schafer, A History of Agriculture in Wisconsin, Madison,
16. Johnstone, "Turnips and Romantícism", ibídem, p. 245. Wis., 1922, p. 42. "El Ferrocarril de MiIwaukee y Mississippi, comenzado en
17. "Tout nous déterminait donc a recourir aux ouvriers." 1849, fue construido gradualmente hacia el oeste por tramos cortos, y precedidas
sus cuadrillas de construcción por los topógrafos. Nuestro registro de entrada
18. Transactions ofthe Society, Instituted at London,for the Encoura­ de tierras demuestra que los colonos en busca de terreno llegaron a una zona que
gement of Arts, Manufactures and Commerce, with the Premiums Offered in the
muy pronto cubriría el ferrocarril."
Year 1783, Londres, 1783, vol. 1, p. 309. Aperos agrícolas: máquinas para sem­
brar nabos, sembradoras parajudias y trigo, arados de reja, máquinas para cortar 44. Para esta y otras citas, véase Giedion, op. cit., pp. 262 Y ss.
paja, máquinas trilladoras y aventadoras, etc. 45. Ejemplos en Henri Duhamel du Mónceau, Eléments d'agriculture,
19. Lord Ernle, English Farming Past and Present, nueva ed., Londres, vol. 11, París, 1762.
1936, pp. 176 a 189. 46. A. and B. Allen & Ca., Catálogo, Nueva York, 1848.

180 181
47. Transactions 01 the Royal Society 01 Arts, vol. I, (1783), p. 107. 64. En 1871, por la firma pionera de este período: Walter A. Wood,
48. ¡:.,a primera máquina auténticamente práctica fue inventada por el Hoosick Falls, N.Y. Este constructor produjo máquinas de diseño singularmente
escocés Andrew Meikle, en 1786. La trilladora estacionaria, movida por bueyes, elegante y figuró.en primera línea en muchos de los más interesantes inventos. En­
fue el primer dispositivo mecánico que consiguió popularidad en el mundo rural. tre ellos se contó el empleo de armazones de tubo de acero en las máquinas agríco­
49. Transactions, op. cit., vol. I, p. 107. las. Al disolverse la sociedad en 1904, se dice que el nuevo propietario arrojó sus
50. "Bennett Woodcroft, Specifications 01 English Patents lor Reaping archivos al río, con lo que se perdió una de las fuentes más valiosas para la histo­
Machines, Londres, 1853; The Evolution 01 the Reaping Machine in the United ria de la mecanización. Esta conducta parece menos extraña cuando se recuerda
States, Departamento de Agricultura, Office of Experimentation Bulletin n.O 103, que la Oficina de Patentes no actuó de modo muy distinto al deshacerse de sus
Washington, 1902; William T. Hutchinson, Cyrus Hall McCormick, Nueva York modelos en 1926, con la sanción del Congreso.
y Londres, 1835, pp. 49 a 73. 65. Ardrey, op. cit., p. 77.
51. Una inventada por ~err y otra por Smith. 66. Sólo la empresa de Walter A. Wood siguió su camino independiente
52. Inventada por el general Bentham, 1790, y mejorada en 1804. hasta qUe cerró sus puertas en 1904.
53. En lo referente a la historia de la agricultura y la evolución de las se­ 67. Thomas N. Carver, citado en Yearbook 01Agriculture, 1940, p. 230.
gadoras, incluida la fase norteamericana, estamos incomparablemente mejor infor­ Departamento de Agricultura de EE.UU., Washington, D.C., 1941.
mados que en el caso de la mecanización en la industria. La bibliografía preparada 68. Technology on the Farm. Departamento de Agricultura de EE.UU.,
por Everett E. Edwards y publicada por el Departamento de Agricultura de Wa­ 1940, p. 63.
shington, da alguna idea acerca de la extensión del material. Nos sentimos en deu­ 69. Ibídem, p. 14.
da, en primer lugar, con nuestro amigo Herbert A. Kellar, director de la McCor­ 70. Para ellas no fue necesario inventar nuevas máquinas agrícolas, sino
mick Historical Association, el cual, durante nuestra investigación en el Institute, tan sólo "nuevas combinaciones". El motor de combustión interna permitió com­
puso generosamente a nuestra disposición este riquisimo depósito de fuentes para binar los mecanismos existentes en una línea de prOducción sobre ruedas. En
la historia de la agricultura. Tampoco podemos olvidar a los granjeros de Rouses 1939, siguió la baby combine, tras la que vino, a su vez, una nueva reducción en
Point, en la parte norte del estado de Nueva York, quienes nos informaron acerca escala, la midget combine, que trabajaba en una anchura de un metrO.
de las ventajas y desventajas de su maquinaria agricola, ni al señor Earle Wood­
roffe, granjero, de Perkasie, Buck's Ca., Pa., con el que segamos maíz. 71. Por H. Moore y J. Haskell, Patente EE.UU., 28 de junio de 1836.
Descrita detalladamente por Ardley, op. cit., pp. 54 y 55. Poseía un mecanismo de
54. La máquina de Obey Hussey, que al principio superó a la segadora siega, una cinta sin fin que conducía el grano a la trilladora, un mecanismo aventa­
McCormick, Se basa en esta disposición. dor, un ventilador, y un aparato para llenar sacos.
55. Edwin T. I:"reedly, Leading Pursuits and Leading Men, Filadelfia, 72. Technology on the Farm, op. cit., p. 14.
1854, p. 29.
73. Citado en Carey McWilliams, Jll Fares the Land, Migrants and Mi-
56. Entre 1846 y 1854 fueron vendidas y utilizadas más de 8000 sega­ grating Labor in the United States, Bastan, 1942, p. 301.
doras McCormick, principalmente en el Middle West. (Comunicado por Herbert
A. Kellar.) 74. Citado en Yearbook 01 Agriculture, 1941, p. 150.
57. R.L. Ardrey, American Agricultural Implements, Chicago, 1894, p. 75. John Steinbeck, The Grapes 01 Wrath, Viking, Nueva York, 1939.
229. Fueron fabricadas en "The Oldest Reaper Factory in the World", la de Sey­ 76. Carey McWilliams, op. cit., pp. 301 a 303.
mour and Margan, Brockport, Nueva York. Estas máquinas fueron construidas 77. "Los precios agrícolas fueron los primeros en romperse en 1920...
con licencia de McCormick. Este golpe cayó sobre los agricultores casi al mismo tiempo que la cosecha de gra­
58. En 1849, 1500 máquinas; en 1856,4000; en 1874, 10000; en 1884, no de Estados Unidos llegaba al mercado... En cambio, no hubo un desct:nso nota­
el año de la muerte de McCormick, 80000. ble en los productos no agricolas hasta cerca de fin de año." Chester C. Davis,
59. R.L. Ardrey, op. cit., p. 47. "The Development of Agricultural Policy since the World War", en Yearbook of
60. En las primeras patentes inglesas habia ya estos dispositivos, pero Agriculture, 1941, pp. 298 y 299.
hasta entonces no había sobresalido el rastrillo mecánico. Las primeras pruebas se 78. En nuestro capítulo sobre "Los comienzos del gusto imperante".
hicierOn con mecanismos que imitaban a la mano humana (1852), con movimien­
tos de barrido a través de la plataforma, a intervalos regulares. Más tarde (1860),
el rastrillo fue conectado con la "bobina" que depositaba las mieses.
61. Inventada en 1858, la Cosechadora Marsh fue paulatinamente em­
pleada en la segunda mitad de la década de 1860. Veinticinco de ellas fueron fabri­
cadas en 1865, y un millar en 1870. Véase Ardrey, op. cit., pp. 58 y 59.
62. En 1851, un abogado de patentes, muy versado en maquinaria agrí­
cola, se unió a varios inventores para patentar una máquina segadora, y protegió
todo lo que creyeron de posible interés para el.futuro desarrollo de la máquina.
Previendo debidamente el paso siguiente, se preocuparon principalmente por el
mecanismo de agavillado. .
63. Ardrey, op. cit., p. 115.

182
183
La mecanización y la sustancia orgánica: el pan para amasar los hubo incluso en tiempos preindustriales, y existe, por
ejemplo, la braga castellana,3 un gran cilindro colgado del techo, que osci­
laba, adelante y atrás, sobre enormes artesas. Esta idea renacentista fue
aplicada en las cocinas del Vaticano, aunque aquí la masa era trabajada
por palas en vez de rodillos. Ciertas características, cada vez más pronun­
ciadas en las últimas fases de la panificación mecanizada, pueden ser ya
observadas en el producto de esta sencilla máquina española, cuyo pan
era "más blanco que el amasado a mano, con una corteza no crujiente,
pero extremadamente delicada y no demasiado elástica".4
. A fmales del XVIII, Italia, país de los alimentos a base de harina,
La comida es uno de los puntos más inmediatos de contacto entre empezó a emplear amasaderas mecánicas en mayor escala. En 1789, fun­
hombre y naturaleza. El sustento del hombre debe estar adecuado a las le­ cionaban ya máquinas de amasar en las panificadoras municipales s de Gé­
yes que gobiernan su cuerpo. Nuestra capacidad de adaptación no puede ir nova, en las que se utilizaba un mecanismo rotatorio. Una rueda de pedal,
más allá de unos límites estrechos, ya que cuando estos límites son rebasa­ como la que encontraremos en la principal panificadora de París a media­
dos nuestros órganos se rebelan -según sea la dosificación- ya sea inme­ dos del XIX, impulsaba unas barras verticales situadas a intervalos en la
diatamente, o bien en un momento más tardío de la vida, y cabe incluso artesa, y se insistía en que este mecanismo podia proporcionar un "pain lé­
que 10 hagan imperceptiblemente y en el curso de generaciones. ger et délicat".6 El pan de los establecimientos municipales de Génova era
En todo el campo de la mecanizacióri, ningún sector es tan sensi­ el único vendido en el mercado, e incluso hoy la fabricación de pan en gran
ble al maltrato como el de la nutrición. Aquí, la mecanización se enfrenta escala ha sido adoptada, en Europa, sobre todo por cooperativas.
al organismo humano (cuyas leyes de salud y enfermedad son todavía En 1796, J. B. Lembert, un panadero de París, empezó a trabajar
completamente desconocidas), y el paso de lo apropiado a lo inapropiado en una máquina amasadera que no haría pública hasta 1810, cuando la
en ningún otro aspecto es tan breve como en cuestión de dieta. Société d'Encouragement pour l'Industrie N ationale ofreció un premio de
Esto no siempre es inmediatamente perceptible, y en general los 1500 francos para la máquina capaz de producir "la masa más perfecta".
efectos definitivos no pueden ser previstos. Si el hombre se desvía por de­ Lembert empleó el principio del batido. Un gran cilindro, con tapas muy
masiado tiempo de la constante de naturaleza, su gusto se vicia poco a po­ bien ajustadas, giraba a razón de siete u ocho vueltas por minuto alrededor
co, y todo su organismo se ve amenazado. Imprudentemente, deteriora jui­ de un eje horizontal, y en media hora la masa quedaba, al parecer, debida­
cio e instinto, y sin ellos todo equilibrio se pierde con facilidad. mente mezclada (fig. 91). 7
La máquina de J. B. Lembert es considerada a menudo como el
La mecanización del amasado comienzo del amasado mecánico y, aunque su principio no perduró, pare­
ce ser que al principio dio los mejores resultados. Varias décadas más tar­
Hacia el fmal de la era de la artesanía, el farmacéutico y agróno­
de, es mencionada como la mejor amasadera un modelo que aplicó con
mo Antaine Augustin Parmentier (1737-1813), que, al modo universal de
éxito la idea de Lembert, con una artesa que giraba sobre su eje. 8 Lembert
su tiempo, combinaba la precisión cientifica con un conocimiento de los
tuvo pocos competidores, y hasta el final del decenio de 1820, cuando
oficios, llegó a la siguiente definición: "El amasado es una operación en la
Francia se encaminaba lentamente hacia la industrialización, nadie intentó
que la mezcla de levadura, harina, agua y aire produce una nueva sustancia
con propiedades especiales, blanda, flexible y homogénea."1 mecanizar hornos y mezcladoras de panificación. En 1829, fueron regis­
tradas cinco patentes francesas correspondientes a amasaderas, y a partir
Este trabajo de la masa es una actividad agotadora, que consiste a de entonces casi cada año tuvo nuevas propuestas y combinaciones para
la vez en estirar, comprimir y golpear. Era efectuada manualmente y, para 1 sustituir los diversos movimientos de la operación del amasado -estirar,
grandes cantidades, incluso con los pies. Con el advenimiento de la indus­ comprimir y golpear- por medio de operaciones mecánicas. A veces, esto
trialización, la desaparición de los gremios y la expansión de las ciudades, era efectuado por medio de brazos de hierro que giraban dentro de un cilin­
surgió una demanda de máquinas para amasar. La amasadera mecánica dro cerrado, y otras mediante un tornillo de Arquímedes o unos conos ad­
permite que se produzca con mayor rapidez y más higiene. yacentes, que poco a poco conducían la masa desde la circunferencia hasta
Los comienzos se remontan a tiempos ya muy distantes. Los ro­ el centro. Había también otros mecanismos que, en un intento para imitar
manos utilizaban amasaderas rotatorias, y conocemos varios experimentos los movimientos de la mano, balanceaban el dispositivo agitador como si
de finales del Renacimiento, época inclinada a la mecánica aplicada. 2 To­ fuese una cuna. Un innovador, Rollet, cuya Mémoire sur la Meunerie,
dos estos son aparatos primitivos que, de las diversas fases del amasado, 1847, es fuente de meticulosa información sobre el desarrollo mecánico
quedan restringidos casi únicamente a bregar la masa, por medio de plan­ hasta mediados de siglo, construyó una amasadera que golpeaba y com­
chas o barrotes de madera unidos a un eje central. Aparatos elementales primía a la vez. Eran tiempos de experimentación en las direcciones más
184 185
diversas, con la finalidad de efectuar la compleja actividad de la mano del experimenta con cada revolución, es decir, la aceleración de la velocidad
hombre por ¡nedios mecánicos, y hubo una mezcladora, inventada poco de mezcla. Los choques administrados por este proceso son tan intensos
antes de mediado e! siglo (1847),9 que contenía e! principio que en las dé­ que el trigo europeo, más delicado, no puede resistirlos, y por tanto las
cadas subsiguientes acabaría por ser adoptado. mezcladoras de gran velocidad no han tenido éxito en Europa.
La adopción de los inventos, pese al número asombroso de éstos, Sin embargo, en Norteamérica se han convertido en uno de los pi­
era extraordinariamente lenta, y la razón que se ofrece a este respecto es la lares de la plena mecanización, y tal vez no sólo porque permiten una pro­
de que "las necesidades ordinarias del panadero no eran suficientes para el ducción acelerada, sino también porque consiguen una mezcla más ho­
uso ventajoso y provechoso de las máquinas, ya que incluso con máqui­ mogénea y una interpenetración de los ingredientes, los cuales son llevados
nas, varias fases de la confección de masa debían ser efectuadas manual­ de un lado a otro con extraordinaria rapidez entre los brazos de acero, con
mente".lO Esta observación, referente a las condíciones en Alemanía en el lo que se produce una masa de estructura más uniforme. Si "en 1925 toda
1840, no difiere en lo esencial dé una información, en el Scientific ameri­ la industria se volcó en pregonar el carácter deseable de la mezcladora de
can para 1885, en la que una mezcladora francesa a la que cabía ver en gran velocidad", como ha afirmado un contemporáneo,I3 la razón princi­
pleno funcionamiento en una elegante panadería de la Avenue de l'Opéra, pal parece haber sido la de que la mezcla energética posibilitó la fabrica­
en París, donde "el amasado manual generalmente empleado en todas las ción de un pan todavía más blanco que el anterior.
tahonas, es sustituido aquí por maquinaria".u De hecho, la primera mez­
cladora giratoria no fue patentada en Estados Unidos hasta finales de la La mecanización de la hornada
década de 1860, en la época en la que se hacían intentos para introducir
la mecanización en cada esfera de la vida cotidiana. El horno del panadero en la era de los oficios manuales
Se necesitó más de medio siglo antes de que se pudiera dar el paso
decisivo en pos de la mecanización completa. Este sobrevino con la intro­ La forma de! horno de panificación se ha mantenido casi invaria­
ducción de la mezcladora de gran velocidad, la cual no se generalizó hasta ble a través de los siglos. Como e! hacha y el cuchillo, ha sido un utensilio
una fecha sorprendentemente tardia: después de 1925.J2 La mezcladora de básico del inventario humano. El horno evolucionó hasta la cámara de for­
gran velocidad ya no trata de imitar los diversos movimientos de la mano ma ovalada, excelentemente adaptada para retener y distribuir el calor.
humana; el dispositivo batidor suele consistir en dos brazos unidos a unas Sin embargo, hubo excepciones, como por ejemplo en Apulia, en
sencillas varillas de acero que efectúan de sesenta a ochenta revoluciones la Italia meridional, donde el horno asumió la forma de una cúpula above­
por minuto. La "gran (o alta) velocidad" alude al mayor número de revolu­ dada. Se dice que ésta era la más apropiada para conseguir un calor econó­
ciones, pero todavía más a la increíble velocidad y agitación que la masa mico por medio de estiércol de caballo o de vaca. Pero la Italia meridional
r es también la tierra de los truili. aquellas chozas de paja o de piedra, con
extraña techumbre en forma de cúpula y emparentadas con las tumbas de
los reyes micénicos. Todavía son inciertos los conocimientos acerca de
cuándo y cómo aparecieron estas estructuras de la Italia del sur.
Antoine Augustin Parmentier nos ofrece una descripción clásica
de la fase de desarrollo alcanzada por el horno en su tiempo: "Su tamaño
varia, pero su forma es muy constante. Normalmente, se parece a un hue­
vo, y hasta hoy la experiencia ha demostrado que esta forma es la más
ventajosa y la más económica para concentrar y almacenar el calor nece­
sario, comunicándolo al objeto al que circunda."14
Por lo tanto, el horno de panificación era una cámara ovalada en­
cerrada en una espesa bóveda a prueba de fuego y construida con arcilla,
ladrillos o piedra. En su interior ardía un fuego de troncos y haces de leña.
Una vez las piedras habían almacenado calor suficiente, las cenizas eran
'¡(~~tf$li-!':'t ...tiJ;f:'i .~
extraídas y, seguidamente, se introducía la masa, que tomaba lentamente el
91. Máquina amasadora, 1810. J. B. Lembert. Una máquina de amasar basada en el calor conservado por las piedras. La temperatura más elevada afectaba a
principio del batido, y con un gran cilindro de madera rotatorio sobre un eje horizontal, la masa al ser introducída ésta en el horno, y el calor descendía gradual­
fue inventada por el panadero francés Lambert a fmales del siglo XVIII. El aparato tuvo
éxito, y lo siguieron numerosas amasadoras mecánicas. Antes de 1850, fue desarrollado mente en el curso de la cochura, en un proceso natural que coincidía con
en Francia el principio de la amasadora moderna, pero las necesidades corrientes del pa­ las necesidades de la cocción del pan. Cada detalle de este simple dispositi­
nadero europeo no eran lo suficientemente crecidas como para utilizar ventajosamente estas vo -la bóveda, el hogar inclínado, la posición de la chimenea- era fruto de
máquinas. (C. H. Schmidt, Das deutsche Backerhandwerk in Jahre 1847, Weimar, 1847.)
una experiencia de incalculable antigüedad.
186
187
La influencia de la tecnología: el horno calentado indirectamente

El método en el que la cámara era calentada, las brasas elimina­


das y el pan introducido, llegó a ser considerado como excesivamente lento
para las grandes cantidades de pan que exigía el siglo XIX. Con él no era
posible ningún flujo continuo de producción. El horno de panificación no
podía ser mecanizado en su forma tradicional. El primer paso, por tanto,
consistió en construir la cámara en la qué el pan era cocido separadamente
con respecto al fuego. La cámara de cochura y la cámara del horno se hi­
cieron independientes entre sí; se bacia pasar los gases calientes, a menudo
por sistemas ingeniosos, alrededor y por encima de la cámara de cocción,
y este tipo de calentamiento indirecto se convirtió en la base de la mecani­
zación futura. El conde Rumford (1753-1814), aventurero en Nueva Ingla­ 92. Panificación mecanizada. Mouchot Freres, 1847. La primera panadería mecanizada
terra, general en Baviera, horticultor, fundador de las cocinas de la sopa con éxito en Francia. La mecanización parcial aquí presente es característica de las taho­
nas europeas hasta hoy. Su equipo a pequeña escala sólo permite efectuar mecánicamente
pública e ingenioso pionero en la termodinámica fue uno de los primeros las tareas más fatigosas. CC. H. Schmidt, Das deutsche Biíckerhandwerk.)
en conseguir economia de combustible al dirigir la llama y los gases calien­
tes alrededor de las cámaras de cochura de los seis departamentos, en su Esto cierra la serie de tipos que sólo alcanzaron la perfección
cocina pública de Munich (fig. 348). Estas cámaras habían sido construi­ cuando la panificación alcanzó la fase plenamente mecanizada, sobre todo
das con planchas de hierro forjado y su tiro podía ser regulado, con lo que después de 1910. En contraste con la caldera de vapor que, con el tipo tu­
se creó el moderno dispositivo en serie. 15 bular de Wilcox (1856), alcanzó una perfección considerable alrededor de
El siglo XIX asistió al desarrollo de la técnica de calentamiento 1850, los hornos de panificación del mismo periodo son meros inicios y, en
de aire en cámaras especiales, antes de conducirlo a la cámara de cocción.
su conjunto, inventos archivados.
Este tipo recibió el nombre de aerotermo, y en principio no es más que la
calefacción mediante aire caliente, utilizada en las viviendas durante la se­
El horno y la cinta transportadora
gunda mitad del XIX, con la diferencia de que los hornos aerotérmicos for­
maban un circuito cerrado de calor. El aire, caleritado en canales y depósi­ Aribert, cuyo horno aerotérmico (1832) con sus bandejas sobre
tos especiales, no entraba en contacto con los gases del fuego. No sólo era raíles indicó una clara tendencia mecanizadora, dio a su invento el nombre
el método más eficiente, sino que el aire en la cámara de cochura se man­ defour continu, es decir, horno de funcionamiento continuo. Alrededor de
tenia perfectamente puro. Este horno fue utilizado con éxito en hospitales 1850, los esfuerzos en este campo se concentraron en lograr una operación
franceses en la década de 1840. 16 continua por medio de un mecanismo móvil dentro de la cámara de coc­
El horno aerotérmico (1832) del francés Aribert conserva ciertas ción. Los hornos ordinarios de aire caliente podían ser calentados conti­
características -del antiguo horno panificador. Las bandejas del pan eran nuamente, pero cambiar las hogazas requería demasiado tiempo. Se nece­
trasladadas lentamente sobre raíles a través de los túneles de aire caliente, sitaban operarios bien adiestrados para manipular la larga pala de madera
rectos o circulares, desde una zona más caliente a otra más fria. Este hor­ utilizada para meter y sacar las hogazas.
no aerotérmico, que muestra comienzos de una operación claramente Los intentos encaminados a incrementar la producción tomaron
mecánica, apareció en varias ciudades francesas alrede,dor de 1840,17 dos caminos.
Finalmente, hacia mediados de siglo, fue empleado el calor por Uno fue el empleo de unas bandejas que podían ser introducidas
vapor. 18 El primero en hacerlo fue Angier March Perkins (1799-1881), ex­ en el horno o sacadas de él por trabajadores no especializados, y en un
ponente principal de la calefacción por agua caliente en las viviendas. Nor­ solo movimiento. Este tipo se ha conservado y ha evolucionado en las for­
teamericano residente en Inglaterra, trabajó primero con la calefacción por mas más diversas.
aire caliente, pero no tardó en pasarse a los serpentines de agua caliente,19 El paso decisivo hacia la producción masiva radica en el uso de
e incluso esperaba poder utilizar el vapor en la producción de hierro. Más un mecanismo de funcionamiento continuo. Fueron consideradas muchas
tarde, en 1851, calentó el interior de un horno panificador mediante tu­ posibilidades para equipar la cámara de cocción con dispositivos móviles.
berías de 25 mm conectadas con serpentines que pasaban a través del En una variante, esto fue realizado por medio de ruedas de rotación hori­
fogón. 2o "Se ha propuesto con anterioridad calentar hornos mediante la zontal o vertical, y en la confección mecánica de empanadas se han con­
circulación de agua caliente en canales ramificados en planchas de hierro", servado hasta nuestro tiempo las ruedas giratorias alrededor de un eje ver­
recalca en su patente, y sólo reivindica la "distribución de calor mediante tical. Esto significa que la placa del fogón, que normalmente era fija, se
una serie de ramificaciones" de tuberías de circulación. vuelve móvil y es transformada en una rueda. Esta manera de pensar pare­
188 189
del horno, la cinta discurría alrededor de unos grandes cilindros de hierro
de fundición, que la mantenian en continuo movimiento.
La independencia de Comn con respecto a las soluciones conven­
cionales era perfectamente acorde con su temperamento. Incluso cuando
se le formó consejo de guerra por desobediencia y desacato, siguió negán­
dose a tener oficiales inadecuadamente adiestrados a bordo de su barco.
Comn nació en Baston (Massachusetts) y era hijo de un oficial de adua­
nas. Sería erróneo considerar americano a ese oficial británico, pero cabe
citar que pasó su juventud en Boston.
La propuesta del almirante Comn, en 1810, difiere de la larga se­
rie de patentes entre 1850 y 1860 en un aspecto: todas las patentes de me­
93. Panificación mecanizada, Mouchot Freres, 1847. Las máquinas de amasar son accio­
nadas por perros que hacen funcionar una noria en el exterior. Los hornos son aerotér­ diados de siglo colocan la cinta sin fm enteramente dentro de la cámara de
micos, alimentados con coque. Con el tiempo progresaron las amasadoras y los hornos, cocción, con el fin de evitar pérdida de calor. La primera proposición de
pero la pequeña escala ha prevalecido en Europa hasta la fecha. CC. H. Schmidt, Das esta índole,24 presentada por un inventor de Filadelfia, alegaba ser la pri­
deutsche Backerhandwerk.)
mera ocasión en que una plataforma de cadena sin fin fue combinada con
un horno de cocción de pan (figs. 100 y 102). Históricamente hablando
ce que sólo haya sido posible en el siglo XIX, pero el XVIII habia jugue­ esto no es cierto, pero lo que sí era nuevo y ofrecia promesas futuras era la
teado con la idea de movilidad. En 1788 fue otorgada una patente inglesa idea de situar la transportadora dentro de la cámara de cochura. Todos los
para un horno de hierro fundido en el que e! fogón permanecía fijo, mien­ sucesores adoptaron esta característica. Una proposición siguió a otra en
tras el horno propiamente dicho giraba. 2l En 1851, I. F. Rolland inventó la cuanto al aumento de producción, las cintas transportadoras se multiplica­
forma moderna del horno giratorio 22 con las ruedas movibles. ron, y pronto se hicieron intentos con cadenas de funcionamiento vertical,
Las ruedas giratorias alrededor de un eje horizontal permitian que en las que el pan se cocia durante su breve trayecto a través de la cámara
las bandejas de cochura permanecieran horizontales, de modo muy pareci­ de cocción.
do a las vagonetas de la gigantesca noria de la Exposición de Chicago del
año 1893. Alrededor de 1860, el problema del horno de panificación parece
Pero mucho más persistentes fueron los esfuerzos para obtener un haber estimulado a ingenieros tan sobresalientes como William Sellers, el
flujo continuo mediante la construcción de un transportador de cadena a constructor de máquinas herramientas. 25 La organización ideada por Wi­
través de la cámara de cocción. Entre 1850 y 1860, fueron intentadas las lliam Sellers para el interior del horno, su disposición de las cadenas verti­
soluciones más diversas: cadenas de recorrido horizontal, cadenas de cur­ caJes sin fin para que "casi se equilibren una con otra, con e! fin de auto­
so vertical, solas O en serie, hasta que, al principiar la década de 1860, el matizar la recepción y descarga del material",26 así como su modalidad de
horno panificador de 1800 se había convertido ya en un mecanismo alta­ regulación del caJor, revelan al ingeniero experto.
mente complicado. Cuando aparecieron estos hornos automáticos, Boston, Chicago,
Nueva York y especialmente Filadelfia, disponían de panificadoras mecá­
nicas en las que se empleaban hornos, a veces con una altura de varíos pi­
La primera utilización de la cadena sin fiil tuvo lugar en fecha sor­ sos, alimentados por cínta sin fm. Algunas de ellas prosperaron, pero otras
prendentemente temprana. En el primer decenio de! XIX, el almirante sir no tuvieron suerte, debido a sufrir incendios o bien a pasar de una mano a
Isaac Comn (1759-1839) construyó para la Armada británica un horno otras por faJta de pago. Pero, con éxito o sin él, en conjunto representaron
"destinado a la cocción de galletas de barco" (figs. 99 y 101) Yal que dio e! otras tantas piezas de exposición. Las panaderías de pequeño tamaño eran
nombre de "horno perpetuo".23 Su invención corresponde aJ final de su lar­ lo corriente y, durante mucho más tiempo que la europea, el ama de casa
ga y ajetreada carrera, cuando, obligado a dejar el servicio activo a conse­ norteamericana siguió elaborando el pan en su propio hogar.
cuencia de una "fatiga accidentaJ", fue nombrado superintendente del asti­ Hubo también otro factor: el hecho de la fabricación automática
llero de Portsmouth. La "sección de avituallamiento" de Portsmouth ha del pan sea una tarea de una exigencia poco corriente. En la segunda mitad
sido mencionada anteriormente en relación con importantes innovaciones. del siglo XIX, sólo se disponía de la primera y la última fase del proceso:
Coffm explica así el nombre que dio a su horno: "Se le llama hor­ amasaderas mecánicas y hornos con transportador. FaJtaban los eslabones
no perpetuo porque la operación de la cochura puede proseguir por un intermedios: máquinas para pesar automáticamente la masa, para dividir­
tiempo indefinido." Era calentado indirectamente..Una cinta sin fin, de una la, para darle forma de bola, para cilindrarla, y para conducirla sobre cin­
yarda de anchura y confeccionada con una floja malla de alambre, re­ tas sin fin a través de pasillos con paneles de cristal y exactamente contro­
corría la cámara de cocción en toda su longitud. En cada extremo, ya fuera lados en cuanto a calor y humedad. Y no se disponía todavía de la levadu­

190 191
ra moderna, que como sabemos reduce casi a la mitad el tiempo necesario Las gruesas paredes de ladrillo desaparecen ahora para ser reem­
para la fermentación. plazadas por placas de acero aislantes, que permiten una regulación más
Después de 1900, al aproximarse la panificación mecánica a la precisa de la temperatura, una mayor flexibilidad, y reducción del tiempo
mecanizacióndefmitiva, todos los experimentos tuvieron que remontarse a de calentamiento a una cuarta parte, y se instala luz eléctrica en la cámara
los inicios. La asombrosa diversidad de los hornos de cocción de 1850 y de cocción.
1860, que claramente desarrollaron los principios subyacentes en todos los
tipos, habia sido olvidada, y estos hornos pertenecían al gran reino de los
inventos archivados. Esta continuidad truncada impresiona al historiador La mecanización de la panificación
tanto como puede impresionar el pozo de una mina que haya quedado sin
explotar. Hasta el momento, hemos tratado de fases individuales en el pro­
Alrededor de 1907, ante una convención de panaderos canadien­ ceso de la panificación. Mientras no hubo una linea de producción ininte­
ses, un tal señor Roberts, representante de una empresa londinense de hor­ rrumpida, la producción masiva fue imposible.
nos de panificación, esbozó lo que él denominó horno delfuturo, en el que Como recordaremos,3o la primera linea de montaje surgió en una
la masa entraría por un extremo y el pan acabado saldria por el otro.21 Ta­ "sección de avituallamiento" británica, en la que se relacionaron entre si
les son las palabras exactas que leemos en las especificaciones de 1850. las diversas máquinas para fabricar galletas de barco. Esto ocurriaen 1833,
Entre sus oyentes había un panadero emprendedor, Dent Harrison, de exactamente medio siglo después de que Oliver Evans hubiese ideado
Westmount, Quebec, que se convertiria en el iniciador de la actual evolu­ su molino mecánico. En este departamento de intendencia, las cantidades
ción. En aquella época existían hornos de desplazamiento, pero sólo eran de harina y de agua que fluian en la mezcladora, así como el cilindrado de
utilizados en las fábricas de galletas. En una de éstas, en Montreal, Harri­ la masa, eran reguladas automáticamente (fig. 46). "Pesados rodillos de
son y Roberts cocieron hornadas experimentales, pero las hogazas que sa­ hierro... llevados alternativamente con gran rapidez de un extremo de una
lieron por el otro lado del horno aparecieron negras de puro quemadas. Sin mesa al otro por medio de un brazo unido a la máquina de vapor situada
embargo, Dent Barrison siguió juzgando practicable la "nueva" idea y debajo."3l Estos pesados rodillos, según dicen los escritores franceses, fue­
pasó a Roberts un pedido "para el primer horno corredizo del mundo para ron inspirados por la braga castellana. "Cuando concluye esta operación,
la cocción de pan". 28 la masa es llevada sobre rodillos a una segunda mesa, donde es dividida en
porciones, y finalmente, todavia desplazada sobre mesas de fricción, a la
En 1913, este horno construido en Inglaterra fue instalado en máquina que, al mismo tiempo, corta y marca las galletas."32
Montreal. Su batea de cocción tenia 15 metros de longitud por casi 2 de Así, las tres fases principales de la moderna producción en serie
anchura. Alimentado con carbón, funcionó desde un buen principio, y -mezclado, laminado y moldeado- fueron mecanizadas a la vez y unidas
-por tanto- todo un siglo transcurrió entre el "horno perpetuo" (1810) in­ en una sola linea de producción.
ventado por Isaac Coffm para la Armada británica y este horno de túnel La masa sin fermentar de las planas galletas de barco es de una
que señaló, finalmente, la plena mecanización del proceso. estructura mucho más simple que la sensible masa del pan, pero no pasaria
Crecía el número de empresas panificadoras tendentes a la pro­ largo tiempo antes de que también el pan fuese obtenido en fabricación
ducción en gran escala, y éstas empezaron a experimentar con hornos si­ continua e incluso en producción masiva. Los franceses contaban ya con
milares. Uno de ellos, construido en Chicago en 1914-1915, tuvo que ser establecimientos que así trabajaban, en el 1840. La panadería mecanizada
desmontado varias veces. Todos fueron hornos pesados, con macizas pare­ de los hermanos Mouchot en París (figs. 92 y 93) consiguió fama en todo
des de ladrillo, que representaban una carga considerable sobre el suelo y el continente. Utilizaba los últimos modelos de hornos de aire caliente y
exigían cimientos especiales. grandes y eficientes máquinas de amasar. Estas amasaderas eran acciona­
El gas no tardó en sustituir el carbón para calentar los hornos, y das por una rueda de pedales, como las empleadas en el Renacimiento y en
en 1917 fue dispuesta una serie de quemadores de gas en intervalos fijos las panificadoras municipales de Génova a finales del siglo XVIII. La rue­
por encima y por debajo de la placa de hornear y en toda la .longitud del da estaba suspendida fuera de la sala de panificación, y era accionad~ por
horno. perros bien adiestrados. Cuando la amasadera había realizado las revolu­
Finalmente, ya en el decenío de 1920, fue utilizado el vapor a alta ciones necesarias y la mezcla quedaba completada, sonaba automática­
presión, que circulaba a través de una serie de tubos alrededor del hogar. 29 mente un silbato y los animales interrumpian su trabajo. Los nuevos hor­
Al parecer, las explosíones de gas condujeron a tomar esta medida, pero nos aerotérmicos eran alimentados con coque (fig. 92), que era un 50 por
no cabe olvidar que este dispositivo tan moderno renueva el principio que, ciento más barato y ofrecía mayor "capacidad de producción".33 Dos hor­
en 1851, Angier March Perkins reivindicó modestamente como suyo: el nos producían 6240 kilos de pan en 24 horas, y el gas utilizado para
control exacto de la temperatura de cocción mediante radiación directa a iluminar esta tahona, montada en un sótano, era fabricado por el mismo e
apartir de tuberias de vapor. ingenioso panadero.

192 193
7-Giedion
En esta misma época no cabia encontrar en Inglaterra ruedas de en el curso de la fermentación. Los quimicos han demostrado que una
pedal para f¡¡.bricar pan. En 1850 empezó a funcionar en Glasgow un me­ abundante y rápida generación de ácido carbónico da como resultado una
canism0 34 del que se decía que elaboraba una tonelada y media de pan en pérdida de aroma. 39
una hora; osea unas cuatro veces más que la panadería parisiense de los En el decenio de 1850, el pan fue atacado, en su misma sustancia,
hermanos Mouchot. Esta instalación inglesa era una fábrica de pan con­ por la mecanización, cuando, para conseguir un incremento de la produc­
centrada en unos pocos metros cuadrados. Todo en ella era automático y ción, se mezcló ácido carbónico con la pasta, en vez de los fermentos de
estaba concentrado en una sola máquina. Un volante regulador, como el acción más lenta.
utilizado en las máquinas de vapor, controlaba la entrada de harina yagua A partir de mediados del siglo XVIII, en la fabricación del pan se
en la mezcladora, y unas cuchillas giratorias o deslizantes cortaban la recurrió a productos químicos, con el fin de lograr mayor peso del que el
masa en porciones que eran mecánicamente moldeadas como hogazas y contenido de harina permite, o dar un aspecto más blanco del que cabría
conducidas hacia el horno. Esta panificadora en miniatura recuerda aque­ esperar de la calidad de la harina: yeso, alumbre,40 sulfato de cobre -"una
llas extrañas combinaciones que forman una orquesta a base de un solo copa de las de licor de solución débil de sulfato de cobre por cada 200 ho­
instrumento, pero este diseño grotesco abarcaba dos ideas ingeniosas: utili­ gazas de pan"_4! o sustitutivos tales como harina de patata o de alubias. 42
zación de serpentines para calentar dos de sus cámaras de cochura, y soda Estas manipulaciones daban la ilusión de una mayor cantidad o de una
para saturar la masa. En Francia, este dispositivo hubiera sido impensable, mejor calidad. Fueron adoptadas medidas punitivas para reducir o elimi­
ya que la gente jamás hubiera aceptado su pan, y tampoco obtuvo gran nar la adulteración.
éxito en Inglaterra. Sin embargo, es uno de los puntos de partida para mé­ En el decenio de 1850, los intentos para aumentar la producción
todos más refinados. no sólo recurrieron a los medios mecánicos, sino también a las ciencias na­
turales. Las leyes de la expansión y la contracción de los gases, que John
Pan y gas Dalton y Gay-Lussac descubrieron poco después de 1800, encontraron su
Por lo general, para que la masa resultara sabrosa y porosa, se aplicación práctica en la fabricación del pan, medio siglo más tarde. Las
empleaban dos clases de fermento: recentadura y levadura. En la elabora­ investigaciones de John Dalton sobre la "absorción de gases por el agua"
ción de pan con recentadura se aparta un poco de masa de una hornada y (1803) son especialmente relevantes.
·se la utiliza para la siguiente. La recentadura actúa como una especie de La solubilidad de los gases aumenta correlativamente con la pre­
iniciador y produce un pan esponjoso y gustoso, con aquel ligero aroma sión; cuanto mayor la presión sobre un líquido, más gas absorberá éste.
agrio que muchos prefieren todavia. 35 La recentadura fue utilizada durante ¿Por qué no aplicar esto a la masa del pan?
toda la Edad Media, y largo tiempo después. Los italianos todavia la exi­ El doctor John Dauglish, fisico británico (1824-1866), partió de
gen para su pan blanco, los alemanes para sus panes coil centen0 36 y los
rusos para su pan negro.
En muchos paises altamente mecanizados, la recentadura ha sido
esta idea. Mientras estudiaba en Edimburgo (1852-1855), experimentó con
°
la introducción del ácido carbónico en la masa bajo una presión de 1 a 12
atmósferas. En la especificación de su Método perfeccionado para la ela­
totalmente suplantada por la levadura. Al principio se utilizaba levadura de boración del pan,43 para el que obtuvo una patente en 1856, declara que
cerveza, pero las opiniones varían con respecto a cuando se inició esta "el agua cargada de ácido carbónico" había sido utilizada con anterioridad
práctica. Algunos dicen que la levadura no pasó a ser de uso general hasta en la fabricación de pan, pero que la sustancia de su invento era la mezcla
mediados del siglo XIX,37 en tanto que otros indican que la levadura de de agua y harina sometida a elevada presión. Desde hacía largo tiempo, se
cerveza ya fue utilizada en las tahonas de París en el siglo XVII.38 La masa utilizaba un aparato de alta presión para saturar el agua como en la fabri­
con levadura, al igual que la masa con recentadura, se deja que suba du­ cación de soda. No podía haber mucha diferencia entre la elaboración de
rante una noche. En este tiempo, sube lentamente a causa del gas formado soda o de pan mediante este proceso; bastaría, simplemente, con un apara­
por la fermentación, y se crea un calor natural. to adaptado a un material de diferente consistencia. Dauglish no podía as­
En Europa surgieron más tarde tipos especiales de levadura de pirar a un monopolio sobre tales perfeccionamientos y, en el mismo mes de
alta fermentación, vendidos en forma comprimida, y éstos condujeron des­ 1857 en el que le fue otorgada su segunda patente,44 surgieron dos nortea­
pués a la moderna levadura de panificación que varias compañías nortea­ mericanos con "Mejoras en la preparación de masa (con mezcla de
mericanas producen en grandes cantidades. La levadura de alta fermenta­ gas)".45 Pocos años antes, éstos publicaron un folleto cuyo título era un lla­
ción reduce el tiempo de este proceso de diez horas a cinco. mativo slogan para el producto gasificado: Pan para millones. 46
Antes de la mecanización de la panificación, el aroma del pan era Dauglish también señaló las ventajas de su pan sin fermentar. En
tenido en gran estima. Este procede del bouquet natural del grano cocido, una comunicación leída en la Society of Arts de Londres, en 1860, de­
de los esteres volátiles creados por la fermentación o durante la cocción, y mostró que podía ser conservado por tiempo indefinido y que su consumo
a veces de la adición de hierbas aromáticas (semilla de alcaravea). Estos era también más saludable. Los autores americanos de Pan para millones
esteres volátiles, junto con el ácido carbónico, son producidos lentamente dieron un paso más allá al suscitar alarma contra el pan eláborado con le­
194 195
l,',­
96. Pan y gas: el aparato de
, ­
presión del doctor Dauglish, pa­
tente posterior. Paralelamente a
la idea de saturar la masa con
gas bajo presión, surgen otras en
:el la producnión masiva de acero
~o de agua de soda. El recipiente
: b estándar de soda fue inventado en
este periodo (1851), igual que el
proceso mecanizado de Bessemer
para la producción de :;tcero
(1856). Pero el pan es un pro­
ducto más delicado que el agua
o el hierro. (Patente EE.UU. n.O
52252, 23 de enero de 1866.)

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94. Pan y gas: aparato panificador del doctor Dauglish, principios de la década de
1860. La panificación gueda reducida de diez horas a pocos minutos. El primer experi­
mento en la mecanizacion de la elaboración del pan a gran escala fue el realizado en 1856
por el fisico británico John Dauglish, quien inyectó ácido carbónico en la masa bajo pre­
sión, reduciendo el periodo de nueve horas de fermentación a veinte minutos. Al no gene­
rarse el calor natural de la fermentación, el resultado fue una mezcla homogénea con pe­
queñas burbujas, pero fria como un cadáver. De ello surgieron graves desventajas en la
panificación. (American Artisan and Patent Record, Vol. lII, Nueva York, 9 de mayo de
1866.)

95. Proyecto de tren-globo


para el monte Rigi, 1859. En
los decenios de 1850-1870
reinó la fascinación por toda
clase de experimentos que pre­
tendiesen utilizar los aerosta­
tos con fines de tracción. Aqui, 97. La aeronave "CUy of New York". Nu­
se espera que un globo tire merosos proyectos fantásticos, a lo Julio
de un coche, suspendido de Veme, se basaron en la poco prometedora J
unos raíles elevados, hasta la combinación de gas y fuerza motriz. Todos

i~~·mrl;ezfi¡;.t
cima de la montaña. (Har­ ellos tuvieron tan poco éxito como el pan
per's Weekly, 1E59.) "aireado". (Harper's Weekly, 1859.)

196 197
vadura. "Un fermento o levadura -escribieron- puede ser descrito como entre sí como perros. "El descubrimiento realizado por el doctor Andrews
un cuerpo en estado de prutrefacción."47 Pasteur, que poco antes (1857) -si hemos de dar crédito al prospecto- fue tan sólo el siguiente: la atrac­
había descubierto el bacilo de la levadura, tal vez hubiera mostrado una ción de la gravedad es un motor suficiente para la navegación." En el otro
cierta sorpresa ante esta definición. lado del océano tampoco faltaban planes similares para ponerle riendas al
JohnDauglish era un fanático que se agotó en su cruzada en fa­ globo aerostático. Se proyectó un tren de globos hasta la cima del monte
vor de su pan, y que murió a los cuarenta y dos años. Su nombre está to­ Rigi, en Suiza (1859) (fig. 95), Y se esperaba que su bolsa de gas arrastrase
davía asociado con esta idea. un coche, colgado de unos raíles aéreos, cuesta arriba. 50
Su primer aparato era sencillo. Agua carbonatada y harina eran En este período, hubo también considerable interés por el uso de
mezcladas bajo elevada presión atmosférica en un recipiente de gruesas pa­ la presión del vapor para conservar leche y frutas. Charles Alden fue famo­
redes. Cuando terminaba el amasado, se eliminaba la presión, lo que per­ so en su día por sus experimentos en el secado y conservación de frutas, to­
mitía la expansión del gas y, a los pocos minutos, sus diminutas burbujas mates y leche mediante un proceso con vapor. "El evaporador neumático
levantaban la masa. La alta presión y la súbita expansión hacían que se ex­ reduce toda la pulpa del tomate a una condición semejante a la de un higo
tendiese frío a través de la masa, como puede ocurrir en un cadáver. Falta­ seco."51 En los comienzos del decenio de 1850, Gail Borden efectuó tam­
ba el calor natural desarrollado cuando el gas es generado por fermenta­ bién sus experimentos con la leche condensada. 52
ción. Antes, en cambio, la masa se levantaba en seis a ocho horas, y ahora Aunque la soda había sido producida comercialmente por un far­
lo hacía instantáneamente. macéutico de Ginebra en 1788, su uso no se empezó a generalizar hasta
¿Qué sendero seguían estas mentes inventivas? 1850, más O menos, y en Norteamérica hubo que esperar a los años de la
¿Existe alguna relación entre la curiosa idea de fabricar pan con guerra civil. Su primera aplicación fue, primordialmente, con fines medici­
ácido carbónico y la invención contemporánea en otros campos? La déca­ nales y como agua mineral. Entre 1840 y 1850 fueron registradas en Ingla­
da de 1850, y todavía más la de 1860, se sintieron particularmente fascina­ terra 17 patentes, pero los franceses figuraron indiscutiblemente en cabeza;
das por el dominio de vapor y gases con fmalidades ilimitadas. El globo ae­ aunque menos aficionados a las patentes que los ingleses, de 1844 a 1851
rostático había sido inventado largo tiempo antes. Pero ahora aparecían registraron 34 "appareils a faire des eaux gaseuses", y a mediados del siglo
planes fantásticos. La popular diversión de los fabricantes de papel herma­ un francés lanzó al mercado la forma actual de sifón de soda, "con el cue­
nos Montgolfier (1782) iba a hacerse dirigible y adaptarse a la navegación llo de peltre provisto de una vuelta de tornillo".53
aérea. De la aeronave "City ofNew York", por ejemplo, aquella combina­ La levadura en polvo se hizo de uso general durante el mismo
ción de globo, cesta y lancha salvavidas motorizada (1859), se esperaba período. En 1836 el doctor John Whiting, lector de las obras de química de
seriamente que cruzara el océano (fig. 97).48 Justus Liebig, patentó su método para "preparar ciertos alimentos fariná­
Fue entonces cuando Julio Verne publicó Cinco semanas en globo ceos".54 Esta primera levadura química para levantar la masa no se popu­
(1863), su primera novela, cuyo gran éxito determinó la carrera del autor. larizaría hasta el decenio de 1850. 55 La publicidad contemporánea, en la
Pero la vida real estaba poblada también de Julio Vernes, deseoso de trans­ que los bizcochos son representados clavados a la bandeja para que no le­
formar sus fantasías en realidad. En 1863, un fisico norteamericano pro­ vante el vuelo en el horno (fig. 98), indica que incluso en 1860 la levadura
yectó el "Aereon", que consistía en tres globos en forma de cigarro, unidos productora de gas era todavía novedad.
HARPER'S WEEKLY. Un gran contemporáneo trabajaba siguiendo lineas similares a la
de John Dauglish, para obtener una producción más rápida y más barata
por medio de gases y presión: en 1856, Henry Bessemer anunció por vez
primera su método de producción de acero, que tanta repercusión habría
de tener, consistente en insuflar un chorro de aire a través de un converti­
dor en forma de pera que contenia el metal fundido.
En su segunda patente, Dauglish trató de conseguir algo similar
en el campo de la panificación, ya que, abandonando la soda de sus prede­
cesores, introdujo ácido carbónico puro, desde un frasco de acero, en el
convertidor.
Su nueva máquina recordaba en cierto modo una caldera vertical,
o tal vez unos cascos de buzo uno sobre el otro (figs. 94 y 96). El recipiente
esférico superior era un mezclador de paredes resistentes, en el que entra­
ban agua y harina con una regulación exacta. El ácido carbónico era intro­
98. La levadura y las galletas
clavadas a la mesa. (Harper's ducido, a presión, en este mezclador. Debajo, y separado de la cámara
Weekly, 1865.) mezcladora por una gruesa válvula deslizante, había el segundo depósito,

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un recipiente desde el cual la masa podia fluir continuamente dentro de los tantes entre sí, que estrujan el grano de un modo mucho más gradual. Esta
moldes. De este modo, Dauglish podia conseguir un flujo continuo, que re­ '''alta molienda" es efectuada por etapas. Después de cada paso a través de
ducía el tiempo de la panificación de diez horas a treinta minutos. "Desde los cilindros, el grano es separado por máquinas cribadoras en sus diversos
que la harina es vaciada desde el barril en la máquina, hasta el momento en componentes. El proceso es repetido cuatro, seis, ocho o diez veces.
que sale el pan del horno, no lo toca mano alguna."56 ¿Cuándo tuvo su comienzo este proceso?
Estas son, más o menos, las palabras cón las que Oliver Evans ex­ La reducción gradual del trigo a harina por medio de rodillos reci­
puso las ventajas de la línea de producción ininterrumpida en su molino bió el nombre de sistema húngaro. Aunque Francia y otros paises trabaja­
automático. Pero el pan es un producto más sensible. De hecho, la masa de ron con este proceso, fue elaborado sistemáticamente en un país muy rico
Dauglish tenía una textura porosa muy fina al estar equitativamente distri­ en trigo y muy aficionado a una repostería delicada que requería una hari­
buidas por doquier las burbujas de gas, pero el pan era elástico, esponjoso na finísima: Hungría. Esto tuvo lugar entre 1834 y 1873. 57 En Estados
y desprovisto de sabor. Sus contemporáneos decían lo mismo, y añadian U nidos, la transformación del proceso de la molienda se efectuó entre 1870
que "en realidad no era pan, sino tan sólo una imitación". Ante todas estas Y 1880, en las regiones trigueras del Middle West (Minneapolis). Había co­
acusaciones, el médico encontró fáciles contraargumentaciones. menzado ya a finales del decenio de 1860, con intentos encaminados a se­
El pan gasificado fabricado en diversas ciudades norteamericanas parar las delgadas y glutinosas capas que rodean el grano. 58
alrededor de 1860 nunca alcanzó gran popularidad. Una sola compañia, la El año 1871 aportó un dispositivo purificador, buscado ya por los
Aerated Bread Company, instigada por el propio doctor Dauglish, todavia franceses alrededor de 1860, mediante el cual una clase de trigo, hasta en­
ostenta las letras A.B.C. en su cadena de restaurantes londinenses. tonces considerada como baja, podia producir harina del más alto precio.
El doctor Dauglish no fue uno de los inventores realmente creati­ La harina de Minnesota fue el resultado de este "nuevo proceso purifica­
vos. Perfeccionó el pensamiento que con tanto fanatismo persiguió a través dor", conocido popularmente como el nuevo proceso. "El producto de
de su carrera, pero se trataba de una idea que no era nueva. Hay algo de Minnesota reinó, con carácter supremo, en todos los mercados en los que
quijotesco en el objetivo y en el fanatismo del hombre que dedicó toda su fue introducido como la harina más sabrosa, más blanca y más lustrosa
vida :l perseguirlo. Su aparato no puede ser desdeñado como mero juguete jamás conseguida", indica un folleto contemporáneo anónimo. 59 Este pro­
mecáníco, ya que, en una fecha temprana, reveló, cómo acabaria la meca­ ceso depurador fue ideado antes de que los cilindros fuesen probados en
nización por cambiar la naturaleza del pan. Norteamérica en 1873, pero a partir de entonces la productividad y el ta­
maño de las factorias harineras aumentaron enormemente. Alrededor de
1881, todas las grandes harineras de Minneapolis fueron adaptadas al nue­
El aspecto humano: el pan bajo la mecanización vo proceso y extensamente automatizadas.
La producción en gran escala y la creciente concentración de la
Vamos a considerar aquí dos cuestiones. propiedad, marcharon paralelamente. Este fue el periodo en el que las fac­
¿Cómo fue afectada la harina, el componente del pan, por la me­ tonas cárnicas de Chicago pasaron a ser monopolio.
canización? En el siglo, no había tenido lugar ningún cambio radical desde
¿Cómo alteró la mecanízación la estructura del pan, durante tan­ Oliver Evans y su "nuevo proceso de elaboración de harina con maquina­
tos siglos simbolo del sustento humano? ria automática"60 hasta el "nuevo proceso de harina de acemite". Tampoco
ocurrió ninguna mejora básica en la maquinaria de molinería después de
La harina en la producción en serie 1890, pero hubo,en cambio, variaciones técnicas en la dirección de la no­
La harina utilizada hoy por los panaderos tiene una blancura muy vedad. El interés se centró en la obtención de una harina todavia más fina
superior a la que tenía en 1850. Esta blancura no es el resultado de adulte­ y más blanca, y los esfuerzos se concentraron en aparatos, cada vez más
ración con sustancias extrañas (alumbre, sulfato de cobre, etc.), sino el de complicados, para el blanqueo artificial de la harina. El público -asegura­
un proceso revolucionario en la molienda. Las piedras de los molinos ban los molineros- exigía una harina de una blancura superior a cuanto
aplastaban el grano de tal manera que mezclaban inseparablemente, en la pudiera ser obtenido sin un blanqueo artificia1. 61 Bien pudo ser, pero la
primera molienda, la mayor parte de los componentes del grano, el interior razón decisiva era otra. Antes se había considerado necesario imponer a la
feculento, la capa nutritiva de las células de gluten y el valioso germen o harina un periodo de envejecimiento de varios meses, durante los cuales
embrión aceitoso. La sustancia oleosa del germen penetraba en la mezcla, perdía su color natural cremoso y adquiría un blanco impoluto. Pero el
dándole un tacto aceitoso y un aspecto a menudo desagradable. Además, factor tiempo implicado en este proceso de envejecimiento era oneroso
existia el riesgo de que los ingredientes oleosos se ranciaran con un almace­ para la producción a gran escala, ya que significaba grandes almacenes y
nado prolongado. En esta simple molienda; las piedras de molino, con sus capitales ociosos. "Los molineros buscaron un medio para evitar esta carga
cortantes aristas, eran ajustadas tanto como era posible una con otra. -nos informan los especialistas-, y el remedio que encontraron fue el
Estas piedras son sustituidas hoy por cilindros, relativamente dis­ blanqueo y el envejecimiento artificiales de la harina."62 Esto se hizo me­

200 201
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101. Primer horno con transfor­
99. Primer horno con transportadora sin fin. 1810. Almirante Issac Coffin. Inventado madora sin fin, 1810. Almirante
por un bostoniano que llegó a ser almirante británico, este horno para gáIletas de barco Isaac Coffin. Este "horno perpe­
aportó un eslabón hacia la linea de producción continua. tuo", sorprendentemente pionero,
dispolÚa de una cinta sin fin que,
diante corrientes de alto voltaje o infJ1tración de gases (cloro). El blanqueo en parte, circulaba dentro de la
cámara de cocción.
comercial fue introducido por primera vez en Francia allá por el cambio
de siglo, después aplicado con éxito en Inglaterra, y fmalmente encontró La mecanización del proceso de la molienda aportó una fachada
su aplicación en gran escala en Norteamérica. 63 La cabina en la que el brillante y un producto más o menos artificial. El gérmen oleaginoso que
blanqueo se produce en breves minutos no ocupa más lugar que una có­ antes proporcionaba a la harina un tacto algo untuoso, y que contiene los
moda. Insuflado a través de tubos, el cloro penetra instantáneamente en elementos más valiosos, ha sido rigurosamente excluido. En fechas más re­
el remolino de las particulas, y la harina desciende desde cierta altura para cientes, hemos visto intentos para sustituir los valores eliminados de la ha­
caer directamente en la bolsa de papel. rina mediante refuerzos vitaminicos añadidos a la levadura o a la masa. La
El blanqueo artificial no fue aceptado sin debate; hubo controver­ blancura de la harina permanece inmaculada, pero tales medidas recuer­
sias e investigaciones tan largas como enconadas, y a menudo los expertos
dan al dentista que extrae unos dientes naturales saludables y los reempla­
adoptaron posturas diametralmente opuestas. No nos incumbe a nosotros za por otros resplandecientes y magníficos, pero falsos. El dispositivo para
juzgar si la razón asiste a quienes sostienen que el proceso de blanqueo no la adición de vitaminas es muy sencillo. Consiste en una cabina metálica
tiene efectos deletéreos,64 o a los que aseguran que los presentes métodos con ranura, como un buzón. Las vitaminas en pasta que cae en la harina,
de molienda extraen del grano los valores nutritivos más importantes. Bas­ en pequeños grumos, son perfectamente mezcladas con ésta mediante un
ta con señalar que los nuevos métodos se originaron en la demanda de una transportador de tornillo como el utilizado por Oliver Evans.
mayor producción, y que las consideraciones humanas tienen escaso peso
en la cuestión. Plena mecanización: pan en la línea de producción
Muchas de las máquinas que posibilitaron la fabricación en serie
ny. L de pan y la línea continua de producción, fueron ideadas primero en Euro­
pa. La panificación es un oficio complicado y, aunque mucho antes se uti­
lizaron ya amasaderas y otros dispositivos que ahorraban mano de obra,
en ninguna otra actividad fue tan vacilante el paso a la plena mecanización
como en la de los productos alimentarios.
Incluso en Inglaterra, donde esta mecanización tuvo sus inicios,
"las fábricas de pan son menos numerosas que las pequeñas tahonas. Des­
pués de 1900, la proporción es de 80:1 a favor de es.tas últimas",65 Desde
entonces, en comparación con Norteamérica, la situación se ha mantenido
casi igual.
100. Horno con cadena sin fin. 1850. La década de 1850, y especialmente la de 1860, Tal es, sin duda, el caso en el continente, incluso en países con un
vieron patentar numerosos hornos, todos ellos comunicados por una correa sin fin con la alto nivel de vida. Sus pequeñas tahonas están ampliamente equipadas con
cámara de panificación. "Las plataformas sobre las.cuales se colocan el pan, las galletas, dispositivos mecánicos y hornos eléctricos. Cada uno encuentra diferen­
etc., están hechas con delgadas chapas metálicas que constituyen la plataforma de la ca­
dena sin fm. Una vez cocido, el pan se desprende y cae desde el final de la plataforma cias en el sabor del pan de las diversas tahonas locales, y selecciona la pa­
sin fin." (Patente EE.UU. n.O 7778, 19 de noviembre de 1850.) nadería que es más de su agrado.

202 203
Yo/A. derretirse. Nos hallamos en el período del diseño aerodinámico. La linea de
montaje, que funciona casi sin intervención humana, ha evolucionado has­
,JI' ta llegar a un punto rara vez alcanzado en otros campos.
Indudablemente, hay un algo de impresionante en la precisión,
;,
sincronización y pulcritud de una panificadora moderna, con su produc­
:r .
ción horaria de 30000 hogazas. En Filadelfia, visitamos una de las mayo­
":0:· .~o:

.-.:~."
res instalaciones en su género: un edificio de cinco pisos construido en hor­
migón armado, con una fachada de cristal y un aparcamiento capaz para
'o),
500 camionetas de reparto. 68
El método de producción allí es el mismo que en casi todas las fá­
/1 bricas modernas, es decir, la producción comienza en los pisos altos, y sis­
temas de transportadores enlazan una operación con la siguiente. En su
molino de Red Clay Creek (1784), Oliver Évans fue el primero en aunar la
102. Horno con cadena sin fin. 1850. Sección. Por el año 1860, hicieron su aparición al­ fuerza de la gravedad con los sistemas mecánicos de transportador. En la
gunas panificadoras mecánicas, después de haber sido ingeniosamente perfeccionada la
construcción del horno de túnel. No obstante, ninguna tuvo éxito, y la linea de producción moderna fábrica de pan, la harina es elevada primero hasta el piso alto,
en la panificación sólo se hizo efectiva en la época de la plena mecanización, que perfec­ donde están alineadas baterías de mezcladoras de gran velocidad. Cada
cionó los hornos de túnel automáticamente controlados y calentados por gas o electricidad. una de estas mezcladoras tiene capacidad para tres barriles y medio (unos
Para entonces habían quedado olvidados los primeros experimentos. y todos los esfuerzos
tuvieron que partir de cero. (patente EE.UU. n.O 7778, 19 de noviembre de 1850.) 250 kg). Las mezcladoras gigantes han sido abandonadas, pues recalenta­
ban la masa. La fábrica que visitamos antes disponía de la mayor mezcla­
dora de esta clase, capaz de mezclar 30 barriles, o sea unos 2500 kg, de
Sólo en aquellos países donde han sido alcanzadas las fases más masa de una sola vez, pero las mezcladoras y las artesas gigantescas no
avanzadas de la mecanización, como en Estados Unidos y, en este aspecto, eran adecuadas para un material tan sensible.
Canadá, ha desaparecido casi por completo la tahona y la producción ma­ Al cabo de unos pocos minutos de mezclado, la masa espesa y es­
siva se ha convertido en norma. Según el censo de Estados Unidos en ponjosa -primera mezcla- es v.ertida desde cada máquina en una artesa.
1939, las empresas corporativas fabricaban pan y otros derivados de la pa­ Las artesas giran sobre pivotes, como carretillas de mina pero mucho más
nificación (salvo galletas dulces o saladas y rosquillas) por valor de largas, y cuelgan de recias barras unidas a vagonetas que circulan por un
514000000 de dólares, contra 20000000 de dólares los establecimientos monorraíl cercano al techo. En principio, el sistema es el mismo que el utili­
pequeños. 66 Esto seguia el mismo curso que la creciente mecanización de zado para desplazar reses muertas en los mataderos, pero mucho más
la vida cotidiana entre 1914 y 1930, Y especialmente en el periodo 1925­ completo. Las artesas son desviadas hacia la sala contigua, donde tiene lu­
1930. gar la fermentación. Una bandeja sigue a otra a lo largo del techo, un tren
En este período, la fábrica de pan quedó consolidada en unidad de después de otro, y un monoraiJ tras otro, como en un muelle de mercancías
producción. 67 Todas las operaciones y máquinas eran coordinadas y sin­ suspendido. En cuatro horas y media, la masa esponjosa asciende desde el
cronizadas con la precisión de un mecanismo de relojería. La elaboración fondo de la artesa hasta el borde. En su lenta formación, el gas hincha la
de masa llegó a ser automatizada en todas sus fases, hasta obtener una ho­ masa como si fuese un globo, y si se abre la capa elástica y membranosa
gaza de estructura extremadamente regular y de una uniformidad absoluta. que cubre el recipiente, sale el gas carbónico caliente y es posible contem­
Las dimensiones de los hornos han aumentado con respecto a las plar innumerables cámaras de gas que actúan en forma invisible. En esta
de 1850, y ello en todos los tipos -hornos de vapor, hornos de bandeja, fase, la masa viviente tiene todavía los huecos, burbujas y cavidades irre­
hornos rotatorios- y en especial en los del tipo de cinta sin fin, que ha al­ gulares de la hogaza hecha a mano.
canzado longitudes de 30 a 40 metros. El término "horno de túnel" no es Tras esperar cuatro horas y media la masa, el tren se pone en mo­
ninguna exageración. vimiento. Artesa tras artesa son propulsadas hacia la parte posterior de la
Los ingenieros utilizan su experiencia en termodinámica para ais­ sala y vaciadas, y la masa esponjosa cae, a través de grandes aberturas en
lar los hornos y para regular el calor con gran precisión. Toda suciedad ha el suelo, en el piso inferior.
quedado eliminada, y no hay polvillo de carbón que contamine la atmósfe­ Pasa allí a una segunda bateria de mezcladoras, donde la esponja
ra, puesto que el gas, la electricidad o el petróleo han sustituido al carbón. irregular recibe los ingredientes que necesita para convertirse en una masa
La cámara de cocción está ya tan limpia como una central hidroeléctrica. uniforme. Antes de la fermentación, sólo se utiliza alrededor del 60 % de la
Con sus brillantes cubiertas esmaltadas, las amasaderas exhiben a harina, pero ahora se le añade el otro 40 %, junto con leche, agua, grasas,
menudo una sorprendente belleza de forma. Desaparecen los bordes y es­ un 6 % de azúcar, vitaminas y cualquier otro ingrediente que pueda pare­
quinas contundentes, y las formas tienen la fluidez de un bloque de hielo al cer deseable. La masa alcanza ahora su composición definitiva.

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Tras este segundo paso a través de las mezcladoras de gran velo­ para ello. Para trabajar satisfactoriamente, la moderna máquina cortadora
cidad, hay que concederle a la masa un reposo de media hora o una hora, de pan, como observa un gran experto, requiere un pan como sólo puede
para que se depositen las moléculas agitadas, y 'queda entonces a punto producir la actual mecanización: hogazas de uniformidad absoluta, blan­
para ser dividida. Baja de nuevo al piso inferior, donde un dispositivo divi­ das en la corteza y regulares en la miga.n
sor secciona la masa en porciones, cada una de ellas COij el peso de una ho­ Como norma, las cortadoras constituyen unidad con las máqui­
gaza. Una segunda máquina da a estas porciones forma de bolas, como nas de envolver, también aparecidas relativamente tarde, en 1913-1914. A
hacía antes el panadero manualmente. Esto perptite la formación de una partir de ellas, el producto envuelto es transportado directamente a las ca­
fina piel alrededor de estas porciones de masa para evitar que escape el mionetas que, en hileras, esperan en la planta baja.
gas, o, como dicen los panaderos, para impedir que "sangren". Estas bolas Al contemplar el ciclo entero, observamos que el tiempo ahorrado
de masa caen, cada una de ellas, en una cadena sin fin de recipientes y, du­ por tales mecanismos está fuera de toda proporción con respecto a su
rante un cuarto de hora, pasan por unas cámaras con vidrieras, calentadas, complejidad. En el método de la mezcla doble (masa esponjosa) que acaba­
donde están al abrigo de cualquier corriente de aire. mos de describir, se necesitan unas ocho horas y media antes de que la ha­
La preparación fmal de la masa tiene lugar en un molde que, al rina se transforme en pan ya acabado. El principal ahorro de tiempo con
imitar mecánicamente los últimos movimientos manuales del panadero, respecto a métodos anteriores radica en el empleo de levadura de acción
confiere a las bolas una forma cilindrica. Quedan entonces a punto de ser rápida, que reduce el periodo de fermentación de nueve horas a unas cuatro
depositadas en la bandeja, operación que se puede efectuar de manera au­ y media, si bien hay sistemas más rápidos, como el de masa directa, en el
tomática, pero que incluso las grandes panificadoras prefieren hacer a ma­ que todos los ingredientes son mezclados a la vez, y con el cual el tiempo
no. La fermentación es estimulada de nuevo. En las cabinas con elevada de fermentación puede quedar reducido a tres horas y media. Pero, en
humedad, la levadura actúa vigorosamente y, en el transcurso de una hora, general, la preferencia se inclina en favor del método, más prolongado,
la masa asciende hasta el borde de su bandeja. de la masa esponjosa.
Comienza entonces el proceso de la cocción. Las bandejas desa­ La economia decisiva no radica en la aceleración del proceso,
parecen en los tres metros de abertura de los hornos de blancas paredes, sino en la enorme producción que la mecanización y la línea de montaje
colocados uno junto a otro. Durante media hora, viajan en su banda sin fin posibilitan.
a 'través del túnel de 50 metros. Totalmente cocidos, sus cargamentos son El proceso de la panificación no permite verse acelerado más allá
automáticamente sacados por el otro extremo. Por segunda vez, interviene de unos límites bien definidos, ya que la mecanización choca aquí con una
la mano humana, y unos operarios provistos de guantes muy gruesos sa­ sustancia orgánica cuyas leyes son inviolables. Antaine Augustin Parmen­
can las hogazas de las bandejas calientes. Un transportador los conduce tier defmió la masa (1778) como la sustancia blanda, flexible y uniforme
hasta el piso inferior donde, en unas dos horas, 'se enfrian lentamente en obtenida por una mezcla homogénea de harina, agua, aire y levadura (to­
unos estantes móviles a través de cámaras' con un control exacto de la tem­ davia no se utilizaba el fermento en la elaboración del pan). Hoy cabria
peratura y de la humedad. añadir que esta sustancia no es estática, sino un cuerpo orgánico en conti­
En la década de 1930 aparecieron métodos con los que el tiempo nua fluidez, un cultivo altamente sensible cuya incubación debe ser cuida­
de enfriamiento se reducía a dos fases: "El primer paso bajo una presión dosamente controlada en cada fase de su fabricación masiva, con la ayuda
atmosférica, y seguidamente enfriamiento más rápido del pan por eva­ de termómetros y de cámaras de aire caliente. Hemos teniqo ocasión de
poración de la humedad bajo presión subatmosférica."69 ver cómo, después de cada intervención mecánica, se requiere una pausa
Sólo falta cortar las hogazas en rebanadas, envolverlas y distri­ de duración variable para restablecer la interrumpida actividad de las enzi­
buirlas. mas. En el proceso mecanizado son necesarias más subdivisiones y pausas,
Las máquinas automáticas que cortan sesenta barras de pan por y una cautela mucho mayor, que en la elaboración manual.
minuto en rebanadas de tamaño uniforme, son de recién aparición en la fa­ Cada vez que la mecanización se encuentra con una sustancia vi­
bricación del pan. Inventadas en 1928. ac~ptadas con titubeos en 1930,70 viente, bacteriana o animal (10 que es casi indiferente), es la sustancia orgá­
en 1940 eran juzgadas ya indispensables. Cuando en 1942, en tiempo de nica la que determina la ley.
guerra, el Gobierno de Estados Unidos prohibió el uso de estas máquinas
para ahorrar acero, el enojo entre las amas de casa fue tan grande que esta
orden hubo de ser cancelada. La naturaleza cambiada del pan de máquina
Señalemos que la idea de cortar a la vez toda una hogaza de pan
había surgido ya en Norteamérica allá por el 1860, cuando se patentó un Sigue en pie la pregunta: ¿hasta qué punto ha cambiado el pan
dispositivo cortador de pan provisto de diez cuchillas en forma de hoz y bajo la influencia de la mecanización?
acopladas a una palanca. 71 Pero esta máquina, al igual que la aspiradora y El pan carbonatado del doctor Dauglish tenía una estructura en
la máquina lavaplatos, se unió a los inventos archivados. Había razones extremo uniforme, finamente porosa, producida por el chorro de gas inyec­
206 207
103. Anuncio
de pan cortado
y envasado.
1944.

Get Sliced Wond~b::~dFresh Toda,!


tado a presión. La corteza era relativamente dura, pero el interior era tan
elástico como una esponja de goma e insípido por completo. De poco sir­
vió mezclar la masa con vino en vez de con agua, como se hizo más tarde
con la esperanza de que los ingredientes ácidos realzaran su sabor.
La fórmula del doctor Dauglish no prevaleció, pero sí lo harían
las caracteristicas que distinguen el pan de máquina del pan del período
preindustrial.

Uniformidad

¿Cómo consiguieron las grandes compañías panificadoras, des­


pués de 1900, eliminar a los modestos panaderos que hasta entonces
habían sído dueños del mercado? Los expertos ofrecen siempre la explica­
ción siguiente: el producto de las pequeñas tahonas, según ellos, siempre
estaba cambiando; un dia era de un modo, y el 'otro era ya diferente. La
mecanización, en cambío, ofrecía un pan que era totalmente uniforme. Tal
vez sea cierto que el público exigiera uniformidad, pero no cabe duda de
que los factores económicos fueron más decisivos. Después de 1900 entra­
mos en el período en el que las sociedades anónimas penetraron en casi to­
dos los sectores de la vida.
Un pan tan perfectamente homogéneo como el obtenido por el
doctor Dauglish con su proceso gaseoso siguió siendo imposible de obtener
con levadura, es decir, con la fermentación, hasta que se introdujo por do­
quier la mezcladora de gran velocidad (1928). La tremenda potencia de ba­
tido de su agitador diseminaba las partículas de levadura a través de la ma­
sa. La uniformidad y la creciente importancia dada al aspecto iban a
la par.
Hoy, el público exige que los huevos tengan yemas de un color
uniforme. Una ciudad prefiere un amarillo claro, y otra un anaranjado os­
curo. La industria facilita la correspondiente alimentación para las galli­
nas, la cual, con la ayuda de colorantes artificiales, nunca deja de producir
yemas de la misma tonalidad.
El gusto del público no es tan exigente con el color de la corteza
del pan, pero también aquí todo tinte requerido puede ser obtenido exacta­ 104. Herbert Mauer: Pan italianú, Nueva York. 1944.

208 209
mente por medio de termostatos y de la adición de ingredientes. Un pulcro Al hacerse la hogaza cada vez más blanda y espumosa, se desa­
envoltorio, a menudo altamente efectivo desde el punto de vista publicita­ rrolla la demanda de una corteza de máxima delgadez y de un pan que sea
rio, además de mantener el pan limpio y fresco, satisface la demanda de absolutamente fresco. En el 1830, Sylvester Graham, el gran reformador
uniformidad (fig. 103). del que más adelante hablaremos, condenó la afición de sus compatriotas
al pan humeante y recién salido del horno, y cabe que la mecanización
Cambios en la- estructura
haya nutrido esta tendencia al utilizar sus medios para crear la blanda y
aérea textura que es característica del pan recién cocido. Pero no es ésta,
El pan de la plena mecanización tiene la elasticidad de una espon­ desde luego, la única causa. Esta textura coincide con todo el proceso de la
ja de goma, pues al ser apretado vuelve a su forma original. La hogaza es producción rápida, ya que, mucho antes de que se implantara la mecaniza­
cada vez más blanca, más elástica y más esponjosa. Esto no es tan sólo el ción, Sylvester Graham demostró que el pan de corteza delgada, hecho
resultado de la mecanización, y es que, con la maquinaria cada vez más con harina fmamente molida, se cuece más deprisa que cualquier otro, y,
complicada y mayores aportaciones de capital, había que idear nuevas for­ de un modo imperceptible, el gusto del público se adaptó a este hecho.
mas para impulsar el consumo. . Hoy, el árbitro del gusto en la industria del pan indica a los panaderos lo
Desde la mecanización, como se ha señalado con frecuencia, el que considera como los principales defectos en la corteza: aspereza, grosor
pan blanco se ha enriquecido con grasas, leche y azúcar, pero tales ingre­ y grietas, y recomienda, muy en especial, blandura yuniformidad. 76
dientes son añadidos sobre todo para estimular las ventas mediante un au­ Una extrema cualidad de recién hecho ha llegado a convertirse en
mento en el atractivo visual de la hogaza. Las grasas de repostería utiliza­ una demanda que no es posible negligir. "Los tenderos consideran que el
das en el pan, como dice una destacada autoridad, tienen "el objeto pri­ pan rancio, es decir, el pan que cuenta un dia o incluso menos, es invendi­
mordial de proporcionar una calidad tierna, apta para la masticación, al ble."77 Para conservar su virtud de "acabado de salir del horno", el pan es
producto acabado".73 Producen la "corteza aterciopelada", una estructura envuelto en papel grueso y encerado que ostenta un dibujo cuidadosamen­
de tipo reposteria, para que el pan esté a medio masticar, por asi decirlo, al te impreso, costumbre que fue respetada incluso durante la escasez de pa­
llegar a la boca.. pel de la segunda guerra mundial. Según un experto norteamericano, el
Por regla general, al pan blanco se le añade alrededor de un 6% de ama de casa palpa el pan a través del envoltorio, y si no es tan elástico
azúcar, lo cual también reblandece la estructura y proporciona una leve como para permitir que sus dedos casi se encuentren en el centro, lo de­
dulzura, aparte de estimular la fermentación. Pero, sobre todo, el azúcar es vuelve. En el hogar sólo se tolera pan absolutamente fresco, factor que
"la fuente del color de la corteza". Si la cantidad ~e ve reducida, la delgada conduce a su despilfarro, y esta tendencia al despilfarro favorece más a la
corteza adquiere un aspecto "pálido y poco atractivo" en vez de mostrar expansión de la producción que a la digestión humana.
aquel brillo amarillo dorado, como aquellas manzanas rojas y brillantes No se han escatimado esfuerzos para restablecer artificialmente
cuyo exterior apetitoso casi ha desterrado a otras variedades de aspecto los valores naturales eliminados en favor de la apariencia. En 1916, una
menos seductor, pero de aroma más delicado. gran compañía vendedora de pasas empezó a anunciar sus productos para
La mecanización no se duerme en sus laureles. Hemos menciona­ alentar a los panaderos a utilizarlos en el pan. Al cabo de dos años, la ven­
do ya aquellas propuestas del decenio de 1930 para enfriar el pan con ma­ ta de pasas se había decuplicado. 78
yor rapidez, bajo presión atmosférica seguida por presión subatmosférica. Las sugerencias para añadir vitaminas a la masa datan de finales
En una patente más tardía,74 el inventor aprovecha la oportunidad de la del decenio de 1920, pero ello no se hizo a gran escala hasta 1940, fecha en
fase de enfriamiento para actuar de nuevo sobre la apariencia. Mientras se la que las vitaminas se convirtieron en preocupación pública. 79 "Se le ha di­
le extrae a la hogaza su humedad en la cámara de vacío, se la perfora con cho al público americano que hoy puede obtener un nuevo pan blanco que
un dispositivo inyector provisto de una válvula de aguja, tal como es atra­ contiene las vitaminas y minerales propias del trigo."80
vesada la piel humana por la aguja hipodérmica del médico. Según nos
asegura el inventor, es posible conseguir "cualquier penetración deseada". La mecanización altera el gusto del público
Hay en su discurso algo de la fantasia del doctor Dauglish, y vale la pena
citarlo por su valor sintomático. Indudablemente, el pan de calidad, como tantos otros lujos, se
abarató tanto gracias a la producción en serie que llegó a estar al alcance
Otro objeto del invento es el de facilitar el inyectar sustancias tales como de todos. Ningún rey de Francia tuvo en su mesa un pan tan blanco ni de
limón, naranja, uvas u otros aromas o extractos aromatizantes, y materias colo­ textura tan sedosa. Pero la posición del pan como base de la vida ha sido
rantes... Asi, el pan puede ser tratado con una materia colorante para que asuma minada. La complicada maquinaria de la plena mecanización ha alterado
el tinte deseado. Esta materia puede tener el sabor que se desee y, por lo tanto, su estructura y 10 ha convertido en un cuerpo que no es pan ni torta, sino
además de coloreada, la hogaza tendrá también un gusto fijo De modo similar, algo situado a mitad de camino entre ambos. Cualesquiera nuevos enrique­
cabe inyectar vitaminas mediante agentes portadores volátiles Para reforzar las cimientos que puedan ser ideados, en realidad nada puede servir de ayuda
cualidades de conservación, pueden ser introducidos gases tales como el ozomo. 75 mientras esa blandura dulzona siga afectando a su estructura.
210 211
Si el tipo de pan preferido en Estados Unidos fuese sometido a vo­ puede comprar cada día pan recién hecho en la tahona. Este es un uso a la
tación popula,r, no sería dificil prever el veredícto. El censo de 1939 se en­ vez tradicional y económico, ya que el pan guardado varios días cunde
carga de pronunciarlo: la cantidad de pan blanco consumido es unas cua­ más que el pan recién hecho. 85
tro veces superior que la de pan de centeno o el de trigo integral. 81 Y hemos Esta era antes la costumbre por doquier. Al parecer, los habitan­
de indicar que el pan de harina de trigo integral no se diferencia mucho del tes de Pennsylvania86 utilizaban altos cestos de mimbre, en forma de barril,
pan blanco en cuanto a esponjosídad y sabor, y que, como norma, se mez­ que "contenían el suministro semanal de pan hecho en casa" (fig. 106). Sus
cla de un 40 a un 50% de harina blanca muy refinada con el pan de cente­ "hogazas de otros tiempos tenían un tamaño varias veces superior al de las
no, y que tambíén en éste la corteza se mantiene tan delgada como es po­ actuales hogazas de panadería, y toda una hornada cabría perfectamente
sible. en una de esas cestas".87
El cambío de sabor a través de la mecanízación presenta un cua­ El pan había de estar bien cocido, sin ser blando ni esponjoso. La
dro todavía más claro cuando la'cantídad de harína blanca empleada en el dura corteza constituía una protección natural contra el despilfarro y el se­
pan y otros productos de tahona en 1939 es comparada con la de trígo ín­ cado de la miga. Había que masticarla concienzudamente, y proporciona­
tegral (incluída la de trigo sin cerner), y se observa que la relación es de ba a los dientes algo que morder.
27:1. 82 A menudo, el área normal de la corteza era considerada insufi­
La adulteración del sabor, similar a la que acompañó ala mecani­ ciente, y se ideaban formas especiales del pan para incrementarla. El pan
zación del pan, fue observada un siglo antes en un campo muy distinto. El de un panadero italiano de Nueva York muestra en su estructura plástica,
gusto artístico imperante en el siglo XIX se formó a través de la explota­ tan bien captada por Herbert Matter, el esfuerzo encaminado a ampliar al
ción de ciertos deseos latentes entre el público. Al público le agrada lo que máximo la corteza (fig. 104).
es dulce, suave, y con un aspecto exterior atractivo, y tales deseos pueden Los italianos son maestros en esta extensión de la superficie de la
ser reforzados y debilitados, o bien encauzados hacia canales positivos. hogaza, y a menudo dan a sus productos formas barrocas. De hecho, fue
Los pintores del gusto imperante se dedicaron a satisfacer, cada vez con en el siglo XVII cuando aparecieron las hogazas alargadas, con su mayor
mayor ahínco, esta demanda del público, y con ello se asegurarán un mer­ área de corteza. Las largas barras de París, los diversos tamaños de los pa­
cado y unas remuneraciones. El resu1tadofue una confusión de los instin­ necillos de Viena, la trenza salada, el cañón, la media luna del Kaiser, eran
tos en todas las clases de la sociedad, una desorientación que todavía hoy todos ellos productos enrollados o doblados a partir de delgadas tiras de
sigue causando perjuicios. masa, con lo que se favoreciala formación de corteza y se permitía que el
No es posible demostrar detalladamente cuál era la trama de los calor del horno penetrase totalmente en cada pieza. Normalmente, este pan
antiguos instintos cuando el pan sufrió el impacto de la mecanización, pero es partido o roto en vez de cortado. 88
había un juego impenetrable de acción y de reacción, la estiinulación de los Funcionalmente considerado, esto significa que quien lo come
deseos y su satisfacción. Las características cambiantes del pan siempre debe poner en juego sus dientes y los músculos de sus mandíbulas, y que
redundaron en beneficio de su productor, y era como si el consumidor con ello experimentará plenamente el sabor del pan.
adaptase inconscientemente su gusto al tipo de pan más apropiado para El pan debe tener una corteza dura si ha de dar trabajo a las
una producción ,en serie y un giro comercial rápido. mandíbulas. Durante el importante período preparatorio en Norteamérica
entre 1830 y 1850, numerosos reformadores acometíeran el problema de la
Sylvester Graham (1794-1851) y la devaluación del pan nutrición con el ánimo y la independencia que otros compatriotas suyos
aplicaron a la reforma de las antiguas herramientas.
La demanda de pan recién hecho por la mañana condujo a la coc­ Sylvester Graham (J 794-1851) fue la figura prominente cuyo
ción nocturna en fecha muy temprana. Esta costumbre de la sociedad cor­ nombre todavía anda asociado en todos los países con la harina de trigo
tesana y burguesa comenzó, según se creyó durante largo tiempo, a finales entero, groseramente molida, por él recomendada. Graham no estuvo solo,
del Ancien Régime, cuando un astuto panadero parisiense quiso poner su pues inició un movimiento que consiguió apoyo de los expertos y despertó
pan a la venta antes que sus competidores. Pero hoy sabemos que la inicia­ un eco en los circulos universitarios. 89
ción de esta tarea alrededor de la medianoche se efectuaba ya en las ciuda­ "El pan -escribió Graham en 1837-90 debería ser cocido de for­
des a finales de la Edad Media. Unas' ordenanzas detalladas regulaban ma que, como indicación general, exigiera y asegurase un total ejercicio de
la elaboración nocturna del pan en la segunda mitad del siglo XV. 83 los dientes en la masticación." Pero esto no es todo. La materia de la que
Esta práctica beneficiaba a una reducida clase privilegiada, pero está hecho debe ser apropiada para tales requerimientos. Debe ser el trigo
la gente de las zonas rurales sólo horneaba una vez a la semana, y a veces entero y toscamente molido. El pan, sostenía Graham, debería conservar
cada quince días. 84 Las hogazas eran guardadas en estantes de madera cer-' algo del "sabor delicioso y de la delicada dulzura que los órganos puros
ca del techo. En muchas regiones montañosas todavía persiste la costum­ perciben en la ingestión del buen trigo nuevo recién desprendido de la
bre de comprar la provisión semanal de pan, incluso cuando el campesino mies". Y da un paso más. Sabe cuan ímportante es el suelo en el que el gra­

212 213
no maduró y el fertilizante utilizado para enriquecer este suelo, y ahí es El interés de Sylvester Graham por la nutrición surgió del deseo
donde se aprclximó a las investigaciones recientes. de reconciliar al hombre con las constantes que gobiernan su organismo. A
Suelo, harina y pan eran concebidos Como constítutivos de una veces, las ideas de Graham lindan con lo extremo, pero en conjunto sus
entidad índívísíble en relación con otra entidad: el organismo humano. Syl­ reglas, muy avanzadas para su época, van acompañadas por un instinto
vester Graham deseaba restablecer el contacto del hombre con lo orgáni­ sorprendentemente seguro. 96 Él no podía saber con exactitud qué vitales
co, y la nutríción era su medio. elementos albergaba, el germen o el hollejo del grano, ni cuál era el secreto
El sentimiento romántico inspirado por la naturaleza se funde con de la fruta cruda o de las hortalizas frescas que con tanto celo recomenda­
las tendencias del XVIII hacia un regreso a la vida natural, y ello llega a ba, pero por doquier es identificable su gran preocupación: en el curso de
ser una llamada a esa clase de existencia. Graham consideraba la nutríción su preparación, a los alimentos no se les debe despojar de sus valores más
como el camino, tal como Vincent Priessnitz (1799-1851), el campesino de importantes. En el capítulo "Leyes de la díeta",97 se leen estas líneas: "Si el
Silesia, veía el agua como el medio para el acceso directo a lo que era cen­ hombre tuviera que subsistir sólo a base de sustancias alimenticias en su
tral en la naturaleza humana. Cuando hablemos de regeneración en el siglo estado natural, o sin ninguna preparación artificial culinaria, se vería obli­
XIX, veremos cómo Priessnitz, el fundador de la hidropatia, realizaba sus gado a utilizar con frecuencia sus dientes para masticar la comida, y con
curas de agua fría, entre 1830 y 1850, utilizando masajes, baños y duchas ello no sólo preservaría sus dientes del deterioro, sino que, al propio tiempo
frias para tratar enfermedades crónicas y para restaurar y acelerar la cir­ y por los mismos medíos, mezclaría concienzudamente su comida con el
culación en cuerpos debilitados por una existencia muelle. En su enfoque, fluido de su boca."
tanto Graham como Priessnitz siguen las lineas que lean J acques Rous­ Por la misma razón, Graham previene contra el puré de patatas,
seau trazó medio siglo antes y que, en 1830, habían conseguido una difu­ que casi elimina la necesidad de masticar y llega al estómago como una
sión general. masa espesa y concentrada. En nuestros días, es evidente que la batidora
Sylvester Graham procedía de una familia de predicadores, tem­ ha aventajado visiblemente a todas las demás modalidades de preparación
pranamente establecidos como colonos en Connecticut. Cuando niño, dis­ de la comida.
taba de ser robusto, en su juventud conoció tiempos muy dificiles y, tras En el curso de nuestro siglo, cada vez se ha hecho notar más la
probar varias vocaciones, se convirtió en ministro presbiteriano como lo preferencia por alimentos que puedan ser ingeridos con un mínimo de tiem­
había sido su padre. En Filadelfia, donde tuvo su primera congregración, po y de esfuerzo, desde la carne picada (hamburguesa) hasta los helados, y
se asoció con cuáqueros y ligas de templanza, aunque la abstinencia le in­ ambas cosas merecen, en Estados Unidos. el título de platos nacionales. El
teresaba mucho menos que las relaciones de nuestro cuerpo con los ali­ sistema favorito para la ingestión de la fruta es en forma líquida (zumos) o
mentos que ingerimos. Estudió fisiología y anatomía; "las leyes de relación menudamente troceada (macedonia). Se ha observado que los niños a me­
bajo las cuales existe el hombre", atrajeron su atención, así como "las re­ nudo se niegan a comer melocotones enteros, por haberse acostumbrado
ciprocidades y mutuas dependencias de mente y cuerpo".91 sobre todo a los frutos cortados en fmas rodajas. Cómo cobraron forma
Su ascenso empezó en 1832, cuando el cólera azotaba a la vez a estas tendencias o hasta qué punto este deseo de ganar tiempo ha repercu­
Europa y América. Esta epidemia condujo a mejorar el sistema de alcanta­ tido en la alimentación humana, son cuestiones que requieren una investi­
rillado de Londres, así como las viviendas de la clase trabajadora. Sylves­ gación más a fondo. Si pensamos en los ingredíentes en polvo y envasados
ter Graham, en conferencias que pronunció en Clinton Hall (Nueva York), para preparar sopas y repostería, el café vendído ya molido y en lata, o el
con gran afluencia de público, abogó por un retorno a los hábitos de ali­ azúcar granulado utilizado con preferencia a los terrones de disolución me­
mentación natural como preventivo contra la enfermedad, y consiguíó un nos rápida, parece casí imposible trazar los límites de este campo en conti­
buen número de seguidores. 92 En Nueva York y otras ciudades se estable­ nuo crecimiento.
cieron hoteles que observaban sus normas. 93 Graham vivió más tarde en El pan fue el punto de partida de Graham, y al pan siempre retor­
una pequeña ciudad de Massachusetts y consiguíó numerosos y activos na éste. Entona las alabanzas de aquel "pan delicioso" que, según sus re­
partidarios en Boston que, mediante periódicos y sociedades, prosiguieron miniscencias, elaboraban las mujeres de Nueva Inglaterra alrededor de
sus enseñanzas después de su muerte. El grahamismo en la dieta se asoció 1800: "Había en él una dulzura y una riqueza naturales que siempre lo
más tarde con la hidropatia de Priessnitz en una cura combinada,94 y con hacían deseable", y si bien incluso la levadura casera "podia ser de una ca­
diversas formas esta unión de díeta, ejercicio y tratamiento hidroterápico lidad muy superior" a la que cabía obtener en las fábricas de cerveza,90 el
ha sobrevivido en los países europeos hasta hoy. propio Graham sospechaba que estas posibilidades estaban sentenciadas a
Más de medio siglo antes de que la mecanización llegase a domi­ largo plazo y que nadaban contra la corriente de los tiempos.
nar la vida, Sylvester Graham pronunció la más contun<;lente acusación No muy lejos de lo posíble andaba su recomendación de que el
contra sus efectos. Lo que en aquel tiempo se hallaba en sus comienzos y pan tuviese una dura corteza protectora y que se guardase veinticuatro ho­
esencialmente limítado al "gusto viciado de la sociedad refinada"95 ha ab­ ras antes de comerlo. Lo que Sylvester Graham enseñaba en 1832 se pre­
sorbido desde entonces a las grandes masas de la población. senta hoy como una advertencia contra los instintos equivocados, una ad­

214 215
vertencia contra el pan blando, siempre fresco y desprovisto de corteza que gloso Una cierta aspereza, como ocurre en tantas cosas legadas de genera­
exige hoy el g4sto imperante en la mayoría de los países industrializados. ción en generación, es uno de los rasgos básicos del pan. Entre los alimen­
Por otra parte, Graham ataca con dureza los hábitos norteameri­ tos, el pan siempre ha mantenido una categoria lindante con lo simbólico.
canos: Las observaciones de Graham inciden una y otra vez en la natu­
raleza esencial del pan, y se apoyan en una antiquísima experiencia huma­
Es un defecto general en el pan de todos los tipos elaborados en este país na. Él comprendió que el pan de un pueblo revela toda la actitud de éste
el que no esté suficientemente cocido... La gente come el pan caliente y humeante, con respecto a la nutrición. Ningún progreso técnico, ninguna cultura de la
recién salido del horno y a medio cocer. píldora, ningún alimento concentrado -contra todo lo cual él formuló
1 Pan duro: esto debería estar escrito en mayúsculas en cada plato. Todo oportunas advertencias- cambiará nada en este aspecto.
niño, apenas tuviese dientes, debería ser enseñado a comer pan duro, de días. La Graham estuvo relativamente solo en su época. Las cuestiones
corteza es lo más recomendable, pues responde a más de una buena finalidad. Es
mejor para los dientes, más agradable para un paladar equilibrado, y más adecua­ que él suscitó han sido presentadas de nuevo, y en un contexto más amplio,
do para el estómago. 100 en Europa. En Europa, precisamente en aquellos países que disfrutan de al­
tos niveles de vida, se ha desencadenado una reacción, pero no contra la
Un siglo más tarde, en el auge de la panificación mecanizada, las harina de serie en sí, sino contra todo lo artificial en materia alimenticia. Es
más fiables directrices instruyen a los panaderos para que la corteza de su una rebelión demasiado vinculada a la renovada tendencia a 10 orgánico
pan sea tan tierna y delgada como resulte posible: "Algunos de los defec­ como para poder ser reprimida en ningún país. La tendencia aparece en
tos en las caracteristicas de la corteza son: demasiado gruesa, demasiado sectores siempre nuevos, y a largo plazo deberá derrocar a la dictadura de
dura... Un rasgo deseable de la corteza debe ser descrito como tierna, de la producción.
superficie y uniformidad regulares... "IOI Es dificil concebir una transforma­ La mecanización pura y simple ha rebasado ya su apogeo. Ha
ción más radical del gusto. comenzado el recurso a lo almacenado y, al propio tiempo, se ha iniciado
Cabe suponer que Sylvester Graham reaccionaría ante el pan de la critica. La cuestión de "¿cómo alteró el pan la mecanización?", no pue­
máquina como lo hizo un famoso pintor francés, quien observó acerca de de quedar descartada y no puede haber duda alguna en cuanto a la res­
.... .
Su pan blanco: "e'est de la neige, il n'a pas de gout." ~r.L."" -----:1

La nutrición fue el instrumento a través del cual Graham trató de


enfocar las leyes inherentes del organismo humano. En este aspecto, el pan
era para él la columna central, o, tal como él mismo dijo: "El pan ha sido,
en casi todas las partes del mundo y en todo periodo de tiempo, uno de los
primeros y más importantes articulos universales de la comida."102 Pero no
se detuvo aquí, y en sus "Leyes de la dieta" se aproxima al régimen de ali­
mentos crudos que ha influido extensamente los hábitos en ciertos países
con alto nivel de vida, como por ejemplo Suiza, a partir de 1930. Muchas
de sus reglas tienen esta implicación, por ejemplo esta observación suya:
"Esta objeción delata tanta ignorancia de... las causas finales y las leyes
constitucionales... que apenas merece la más leve atención."104
Toca aquí un problema que le inspiró una gran preocupación y
que, en nuestros tiempos, ha adquirido peligrosa magnitud: la creencia en
que los elementos primarios perdidos a causa de una preparación inade­
cuada, pueden ser sustituidos por píldoras. "La naturaleza no produce,
para el uso alimentario del hombre, nada que sea sustancia nutritiva sim­
plemente concentrada."los
Para el científico actual seria fácil señalar en rojo las falacias exis­
tentes en las normas de Graham. Sin embargo, pocos reformadores de su lOS. Pablo Picasso: "La mujer de las 106. Cesto holandés de Pennsylvania,
hogazas". 1905. (Cortesia del Museum para el pan. Al igual que en Europa, se
tiempo han dejado, en sus enseñ.anzas, tantos elementos que todavía son of Art de Filadelfia.) elaboraba pan suficiente para el consumo
válidos para nosotros. Con unos comentarios apropiados, hay páginas de de la semana. "Las hogazas de otros
las "Leyes de la dieta", del Treatise on Bread que bien podrían ser utiliza­ tiempos eran varias veces mayores que
das en escuelas y en la radio hasta que se fIltrasen en el conocimiento ge­ las hogazas de panadería actuales, y una
neral. hornada llenaba fácilmente una de estas
cestas." (Cortesía del Landis Valley
La naturaleza del pan poco ha cambiado en el transcurso de si- Museum, Lancaster County, Pa.)

216 217
puesta. La mecanización ha devaluado el carácter constante del pan y lo 19. Perkins, Aparato para calentar el aire en edificios, Patente brítánica
ha convertidq en artículo de lujo para el cual deben ser ideados, incesan­ n.O 6146, 30 de julio de 1831. Aparato para transmitir el calor mediante la circula­
temente, nuevos encantos. ción de agua. Patente británica n.O 8311, 16 de diciembre de 1839; aparato para
. Como Graham proclamó en 1832, con no disimulado fanatismo: calentar mediante circulación de agua. Patente británica n.O 8804, 21 de enero de
"Mientras los pobladores de nuestro pais estén tan por completo entrega­ 1841.
dos, como lo están hoy... a la incansable búsqueda de la riqueza, tal vez 20. Perkins, Hornos calentadores, Patente británica n.O 13 509, 11 de fe­
brero de 1851.
sea vano para el individuo aislado alzar su voz en un tema de esta índole...
21. John Naylor, Patente británica n.o 1656,29 de julio de 1788. "Un
Sea oida o no mi voz, yo obedeceré al dictado de mi sentido del deber... "I06
horno para hacer pan colocado o colgado sobre el fuego de una cocina... puede
Como ya preveía Graham, su clamor pasó desapercibido. Nadie girar mientras el pan que contiene permanece en una posición fija... y al que lla­
podía desviar el curso del siglo XIX, pero hoy sus esfuerzos por reconciliar mo Horno Retatorio." •
al hombre con lo orgánico cobr'an toda su oportunidad y su urgencia. 22. I. F. Rolland, Four de boulangerie, Patente francesa n.O 7015, 8 de
abril de 1851. Description de brevets d'inventions, vol. 23, p. 176.
Notas 23. Patente británica n.O 3337, 15 de mayo de 1810.
24. H. Ball, Horno de cocción, Patente EE.UU. n.O 7778, 19 de noviem­
1. Parmentier, L'Art du boulanger, París, 1778, p. 361. bre de 1850.
2. Baker's Weekly, 18 de agosto de 1923. 25. William Sellers (1824-1905), de Filadelfia, pertenece a la temprana
3. "Este dispositivo, parecido alos rodillos de amasar utilizados en va­ generación de industriales norteamericanos, en la que fabricante e inventor se
rios puertos marítimos británicos para la confección de galletas, parecen ha­ combinaban en una sola persona. Se mostró activo en varios campos, desde la
ber dado la idea para la máquina empleada en Portsmouth y en Plymouth." construcción de máquinas herramientas hasta la de puentes y rascacielos. Como
Véase Augustin Rollet, Mémoire sur la meunerie, la boulangerie et la conservation presidente de la Midvale Steel Co., fue el jefe de Frederick Winslow Taylor, y fue
des grains et des farines, París, 1847, p. 383. él quien ayudó a Taylor a desarrollar su sistema en la Midvale SteeI.
4. Benoit, Fontenelle y Malpeyre, Nouveau Manuel du boulanger, vol. 2, 26. W. Sellers, Mejoras en hornos, Patente EE.UU. n.O 31192, 22 de
París, 1778, p. 47. enero de 1861.
5. Ibídem, vol. 2, p. 48. 27. Gordon E. Harrison, "The First Travelling Oven", en The Baker's
Helper, número del L Aniversario, 17 de abril de 1937, p. 832.
6. Ibídem.
28. Ibídem.
7. Ibídem, vol. 2, p. 47.
29. V.C. Kylberg, "Baking for profit", en The Northwestern Miller and
8. La máquina amasadera de Fontaine, véase C. H. Schmidt, Das American Baker, Minneapolis, 6 de octubre de 1937.
Deutsche Backerhandwerk in Jahre 1847, Weimar, 1847, p. 234.
30. Véanse pp. 89 y s.
9. Patente francesa n.O 2754, Description des brevets d'invention, vol.
10, Boland, 15 de enero de 1847, p. 216. 31. Barlow, op. cit., p. 803.
10. Christian H. Schmidt, op. cit., p. 230. 32. Rollet, op. cit.
11. Scientific American, 17 de octubre de 1885. 33. Descripción detallada en C.H. Schmidt, op. cit., pp. 320 y ss.
12. En 1898 apareció un primer modelo de batidora de alta velocidad, y 34. G.A. Robinson y R.E. Lee, Fabricación de pan, Patente británica
se dice que en 1916 se obtuvo un modelo práctico de este aparato. La utilización n.O 12703, 10 de julio de 1849.
comercial de la batidora de alta velocidad data de 1925-1927. 35. Algunas autoridades modernas parecen preferir la recentadura. En
13. Con ocasión de una exposición en Buffalo en 1925. Le Pain et la panification, L. Boutroux considera que el pan elaborado con recen­
tadura es más saludable que el hecho con levadura, porque los ácidos que contiene
14. Parmentier, Nouveau Cours complet d'agriculture théorique et pra­ ayudan a digerirlo. Citado en Emil Braun, The Baker's Book, Nueva York, 1903,
tique, 16 vals., nueva ed., París, 1821-1823, vol. 6, p. 565, articulo en "Four". p. 52.
15. Augustin Rollet, op. cit., p. 437. En su sexto capítulo, "Des Fours", 36. Pumpernickel y Schwarzbrot.
pp. 411 a 478, Rollet ofrece un excelente relato sobre la evolución del horno.
37. J.C. Drummond y Anne Wilbraham, The Englishman's Food, Lon­
16. Fue introducido en el decenio de 1830. En 1836 la Société d'Encou­ dres, 1939, p. 353.
ragement pour l'Industrie Nationale ofreció un premio para un "four aerotherme",
con un sistema especialmente eficiente de circulación de calor. Véase Benoit, op. 38. E. Y L. Bunyard, The Epicure's Companion. Londres, 1937.
cit., vol. 1, pp. 231 Y ss. 39. Arkady, colección de articulos reproducidos de Arkady Review,
17. Rollet, op. cit., p. 440, asegura que en Gap, Grenoble, Avignon y Manchester, Inglaterra, 1938.
otras ciudades, "es calentado con antracita o carbón blando". Véanse grabados M 40. "El alumbre fue utilizado en las tahonas de ciudad en proporción
y N, y vol. Atlas, grabo 45. que llegaba a las cuatro onzas (113 gramos) por saco de harina; este producto quí­
18. La idea de "utilizar el vapor de la ebullición de licores para hervir y mico incrementa el volumen y al propio tiempo la textura y el color de una hogaza
cocer" fue patentada a principios del siglo XVIII (patente británica n.O 430, 25 de elaborada con harina de clase inferior." Drummond y Wilbraham, op. cit.. p. 342.
junio de 1720). 41. Schmidt, op. cit., p. 146.

218 219
42. Sylvester Graham escribe en su Treatise on Bread and Breadma­ 65. Emil Braun, The Baker's Book, vol. 1, Nueva York, 1901, p. 182.
king, Bastan, ~837, que en 1829 nada menos que 25 panaderos fueron castigados 66. U.S. Census, vol. 1, Estadísticas y sujetos, 1939, p. 234:
por utilizar sulfato de cobre. El primero en atacar la adulteración de los alimentos Númeto de establecimientos de propiedad asociada = 1160.
fue F. Accum, Treatise on the Adulteration of Food, Londres, 1820. Su descrip­ No asociada = 329.
ción de "métodos ilícitos" no le sirvió de nada y se vio obligado a abandonar In­ Asalariados en establecimientos de propiedad asociada = 80074.
glaterra. En los de propiedad no asociada = 3561.
43. Patente británica n.O 2293, 1 de octubre de 1856. 67. Los datos encontrados en diversos artículos sobre la introducción
44. Patente británica n.O 2224, 21 de agosto de 1857. de las diferentes máquinas, a menudo muestran disparidad. Sin embargo, el desa­
45. George Tom1inson Bousfield, "Mejoras en la preparación de la ma­ rrollo puede ser seguido con una cierta precisión. Si comenzamos con los puntos
sa", comunicado por Perry y Fitzgerald de Nueva York, Patente británica n.O de partida de la plena mecanización -las batidoras de alta velocidad y los hornos
2174, 15 de agosto de 1857. de gas en forma de túnel-, resulta evidente que el actual horno de túnel con plan­
cha de acero y la batidora rápida fueron de uso general después de 1928. Corre
46. Perry y Fitzgerald, Bread for the Millions, a brief exposition of paralela a esto su primera aparición como modelos de servicio corriente: la batido­
Perry and Fitzgerald's patent process, Nueva York, 1861, con ilustraciones. ra de alta velocidad en 1916, y el túnel con horno de gas (con paredes de ladrillo)
47. -Ibídem. en 1917.
48. Harper's Weekly, 1859, p. 612. Están asociados con éstos los dispositivos que efectúan las operaciones
49. The Aereon, invented by Solomon Andrews, Nueva York, 1866, con intermedias y finales, tales como los moldes alrededor de 1900, las máquinas de
ilustraciones. empaquetar en 1913-1914, y las máquinas cortadoras automáticas en 1928.
50. Harper's Weekly, 1859, p. 276, con ilustraciones. 68. Estamos en deuda con el señor W. A. Sieber, director de la Freiho­
fer Baking Ca., de Filadelfia, por sus amables orientaciones e informaciones.
51. The Great Industries ofthe United States, Hartford, 1872, p. 673.
69. Patente EE.UU. n.O 2012722, 19 de noviembre de 1935. Como ve­
52. GaiI Borden, Patente EE.UU. n.O 15533, 19 de agosto de 1856. remos más adelante (véase "Cambios en la estructura"), este proceso fue ampliado
53. Fevre, Brevets d'Inventions n.O 5981, 16 de abril de 1851. Patente posteriormente hasta el punto de inyectar en el pan cualquier aroma o color.
británica n.O 13525,22 de agosto de 1851. 70. "Cuando se sugirió por primera vez el corte del pan... los panaderos
54. Patente británica n.O 7076, 3 de mayo de 1836. pensaron que esta operación iba a afectar la calidad y el aspecto de sus hogazas",
55. En 1859 la Rurnford Chemical Works, de Rumford, R.L, lanzó al EJ. Frederick, "Slicing latest development", en Canadian Baker & Confectioner,
mercado el primer fosfato de calcio como polvo de levadura. Véase Albert E. Taranta, julio de 1938.
Marshall, "Eighty Years of Baking Powder Industry", en Chemical and Metallur­ 71. W.B. Vincent, Máquina para cortar pan, jabón y grafito, Patente
gical Engineering, Nueva York, 1939. EE.UU. n.O 52627, Bastan, Mass., 13 de febrero de 1866.
56. American Artisan, vol. 3, n.O 1, Nueva York, 1866. 72. Julius B. Wihlfahrt, Treatise on Baking, Nueva York, 1934.
57. Este sistema húngaro fue perfeccionado en Budapest entre 1834 y 73. Julius B. Wihlfahrt, op. cit.
1873, principalmente por tres inventores suizos: en 1834 por Jacon Sulzberger, en 74. Patente británica n.O 13974-76, 19 de enero de 1937.
1850 por Abraham Ganz, que introdujo unos rodillos de hierro helados, y final­
mente, en 1873, por Friedrich Wegmann, quien utilizó unos cilindros de porcelana 75. Ibídem.
muy lisos y automáticamenteregulados. (Véase Wilhelrn Glauner, Die Historische 76. Wihlfahrt, op. cit., p. 380.
Entwicklung der Müllerei, Munich y Berlín, 1939.) Estos cilindros son típicos in­ 77. J.S. David y W. Eldred, Stale Bread as a Problem ofthe Baking ln­
ventos archivados, pero se necesitaron dos siglos y medio para convertirlos, a par­ dustry, Lelan Stanford Jr. University, Food Research Institute, Miscellaneous Pu­
tir del laminador portátil de Ramelli (1588), en una máquina. En el siglo XVIII, se blications, n.o L p. 11.
encuentran varias propuestas de esta indole, en su mayoría destinadas al hogar, en 78. Cumrnings, op. cit., p. 151.
Francia y en Inglaterra. Al igual que en todo el campo de la panificación, en los 79. "La publicidad y la promoción por medio de revistas representaba
años veinte se realizaron numerosos intentos, pero no condujeron a ninguna solu­ 32 millones de lectores; durante seis meses aparecieron 50000 anuncios del pan
ción satisfactoria. enriquecido en la prensa diaria." Véase Baker's Weekly, 21 de setiembre de 1941.
58. Charles B. Kuh1mann, Development of the Flour-Milling Industry 80. Ibídem, "El futuro del pan enriquecido".
in the United States, Bastan, 1929, pp. 115 Y ss. 81. Consumo de pan blanco = 7218843271 libras. Valor =
59. The original inventor for the purifying ol middlings, Nueva York, 491520741 $ Consumo de trigo entero, centeno y panecillos = 1731 225 O18 li­
1874, p. 4. Este folleto es una de las numerosas obras sobre el inventor del nuevo bras. Valor = 128210418 $.
proceso. Véase Sixteenth U.S. Census, vol. 2, parte 1, 1939, "Manufactures",
60. De la especificación de üliver Evans. p. 164.
61. Kuh1mann, op. cit., p. 283. 82. Panes de consumo, véase Sixteenth U.S. Census vol. 2, parte 1,
62. Ibídem, p. 234. 1939, "Manufactures", p. 165.
63. Al parecer, el blanqueo comercial- data de una patente francesa de Consumo en pan y otros productos de panificación (excepto galletas,
1898. Véase C.H. Baily, The Chemistry ol Wheat Flour,Nueva York, 1925. crackers y rosquillas), 1939:
64. Véase Baily, op. cit., p. 213. Harina blanca = 41867698 barriles. Valor = 188033486.

220 221
Trigo entero (incluida harina sin cerner). =·1949 517 barriles. Valor = que, como dice Graham al referirse al pan de Nueva Inglaterra, lo hace "siempre
9214166. deseable".
83. Ambroise Morel, Histoire illustrée de la boulangerie en France 99. Ibídem, pp. 39, 49 Y 131.
París, 1924, p. 114. ' 100. Ibidem, p. 97.
84. Schmidt, op. cit., p. 298. 101. Wihlfahrt, op. cit., p. 380.
. 8~. 'Para aliviar la escasez de harina en tiempo de guerra, el Gobierno 102. Graham, op. cit., p. 16.
SUIZO or~e~o que. el pan pasara 48 horas antes de ser puesto a la venta. Esta medi­ 103. Ibídem, p. 53.
da reduJo mmedlatamente el consumo en un 10 por ciento.
104. Ibídem, p. 18.
86. Colonia holandesa en Lancaster County.
105. Ibídem, p. 19.
87. Véase Lancaster Sunday News, 12 de enero de 1930.
106. Graham, op. cit., pp. 35 Y 36.
88. Hay excelentes grabados ilustrativos de la elaboración de esos tipos
de pan en John Kirkland, The Modern Baker, vol. l Londres 1924 pp. 198 a
202. ' "
89. The Boston Medical and Surgical Joumal, n.O XIII, 21 de octubre
de 1835, p. 178, resume asi una conferencia que sobre el tema "La ciencia de la
vida humana" Graham pronunció en esta ciudad: "Nos sorprende profundamente
el ridiculo que se leha achacado a este caballero en otros lugares... Con tan estric­
ta atención a las indicaciones positivas de la naturaleza como él exhibe, basada en
leyes físicas conocidas, no es posible negar sus proposiciones. Tanto su charla
como sus ilustraciones estaban de acuerdo con los mejores autores médicos..."
Véase Richard Osborne Cummings, The American and His Food, Chicago, 1940,
pp. 47 Y48. Este libro es indispensable para la historia de la nutrición norteameri­
cana, y en muchos casos nos ha dispensado de la necesidad de entrar en más deta­
lles. El autor ha combinado amplitud de miras con la utilización de fuentes prima­
rias, y ofrece una breve pero muy completa perspectiva de la actividad de los re­
formadores norteamericanos entre 1830 y 1850 (pp. 43 a 53). La mejor percep­
ción del tema es la obtenida a partir de los escritos del propio Graham. Véase tam­
bién Richard H. Shyrock, "Sylvester Graham and the Popular Health Move­
ment", en Mississippi Valley Historical Review, Cedar Rapids, vol. 18, 1931, pp.
172 a 183.
90. Sylvester Graham, Treatise on Bread and Breadmaking, Bastan,
1837, p. 87.
91. S. Graham, Lectures on the Science of Human Health, Bastan, :,
I
1839, p .12.
92. S. Graham, Aesculapian Tablets of the Nineteenth Century, Provi­
dence, 1834. Un centenar de páginas están dedicadas a testimonios que demues­
tran que sus ideas suscitaron gran interés entre el público de la época.
93. Las normas y modalidades de vida en una de estas pensiones son
descritas brevemente por el propio Graham en (Asenath Nicholson) Nature's Own
Book.
94. El doctor T. H. Trall, de Nueva York, tuvo éxito en la fusión de es­
tas dos tendencias; su período se mantuvo, bajo diferentes titulas, durante cuaren­
ta años. (The Water Cure Journal, The Herald ofHealth, The New York Joumal
of Hygiene.) Véase Shryock, op. cit., p. 177.
95. (Asenath Nicholson) op. cit., 2." ed., Boston, 1835, p. 6.
96. Ibídem, pp. 13 y ss.: "Rules and Regulations of the Temperance
Boarding House in New York, 1832".
97. S. Graham, Treatise on Bread and Breadmaking, Bastan, 1837,
cap. "Laws of Diet", p. 17.
98. Ibídem. En algunas localidades todavía es posible corroborar las ob­
servaciones de Graham. En el alto valle del cantón de Wallis, en Suiza, junto con
antiguas casas góticas y un lenguaje de antigua plasticidad gótica, parte del vigor
de ese período se ha conservado en el pan nativo. Tiene un contenido distintivo

222 223
Mecanización y muerte~ La carne para organizar un matadero a lo largo de unas normas más higiénicas.
El primer decreto de Napoleón data del año 1807, en el que ordenó la
construcción de mataderos públicos. Se exigió a los carniceros que no sa­
crificaran animales en ningún otro lugar, y con ello fueron erigidos cinco
mataderos fuera de las murallas que entonces rodeaban la ciudad, tres al
norte y dos al sur del Sena. En 1810, Napoleón firmó un segundo decreto
en el que se requería la construcción de mataderos públicos en cada ciudad
de Francia, y -se especificaba- fuera de los confines de la ciudad. 4 Esta
reforma sanitaria pondría fin a las antihigiénicas prácticas de los siglos
precedentes, y en pocos años los mataderos públicos se propagaron rápi­
Centralización y artesanía damente en Francia y Bélgica. Con excepciones cada vez más escasas,
quedaron de propiedad municipal, y no eran contemplados como fuentes
París, el Matadero de La Villette (1863-1867) de ingresos, sino como centros en los que los animales podían ser sacrifi­
cados bajo supervisión. Con ello, la posición del modesto carnicero per­
El prefecto del Departamento del Sena, George Eugene Hauss­ maneció prácticamente invariable, y hasta la fecha, en Europa, las zonas
mann, supo aprovechar tan bien sus poderes casi dictatoriales que, en el desde las cuales es suministrado el ganado vacuno han permanecido pre­
espacio de diecisiete años, cambió todo el aspecto de P ans y reformó su ponderantemente locales.
organización técnica de pies a cabeza. Tras las medidas iniciadas por N a­ Los abattoirs de Napoleón 1 dieron también su nombre a los es­
poleón 1, la ciudad no se habia mantenido a la altura de los tiempos. pero tablecimientos norteamericanos y, poco antes de la inauguración de La
Haussmann transformó a Pans en una metrópolis del siglo XIX. 1 Él fue el Villette, todavia eran considerados como modelos en su género. Un folleto
primero en contemplar la ciudad primordialmente como un problema de de 1866 comenta: "Aunque se ha dado el nombre de abattoir a estas edi­
ingeniena y de organización. Siempre con su previsión y su preferencia por ficaciones (los mataderos norteamericanos) -tomando los abattoirs de
la gran escala, no titubeó en dotar a su plan magistral de un matadero cen­ Pans como nuestros modelos- ni hemos perfeccionado disposiciones para
tral que exigía un dispendio de 23 000 000 de francos. Y cumplió su come­ su limpieza, ni protección contra el fuego, ni servicios." Más adelante nos
tido mientras se maquinaba su caída en cada paso que daba. Comenzó el enteramos de que todos los abattolrs de Napoleón "son dirigidos con la
edificio en 1863, lo inauguró el 1 de enero de 1867, el año de la espléndida máxima rigidez por un gremio o corporación de carniceros... Todo el tra­
Exposición Internacional, y sin embargo la instalación no había sido com­ bajo de los carniceros es ejecutado por matarifes de oficio, por un precio
pletada cuando el Segundo Imperio se vino abajo. módico". Además, los matarifes conservan "un prerrequisito adicional
El Matadero Central de La Villette (fig. 107) fue erigido en ellí­ en la sangre, los despojos, etc.", y entre estos últimos la sangre es consi­
mite exterior de! cinturón fortificado. Un lado estaba flanqueado por múl­ derada como la parte más valiosa. Señalemos que a mediados de siglo
tiples ramales ferroviarios, y el otro por la extensión portuaria del Canal la sangre era ya aprovechada y poco más tarde fue explotada en estable­
S1. Denis, uno de cuyos brazos discurna a través del recinto, cuyos edifi­ cimientos industriales. "Es guardada por separado en pozos de piedra, y
cios se alzaban en cada orilla. En los otros dos lados, el Matadero lindaba más tarde sometida a un proceso cientifico, tras el cual se la utiliza para
con una amplia carretera militar y una avenida de menos anchura. refmar el azúcar y como abono del suelo."5
Este fue el primer matadero central al servicio de una población Tal como Haussmann había ampliado la napoleónica Rue de
de millones. Sus establos, como señaló Haussmann, podían acomodar "el Rivoli, también con el matadero de La Villette aprovechó una mejora ya
número de animales necesarios para el consumo parisiense durante un iniciada previamente y le dio un curso más amplio. Haussmann laboró
período de varios días".2 En Inglaterra y en Alemania, intereses creados en el matadero de La Villette con gran esmero, cabría decir que toda la
cerraban el camino de todo progreso como el concebido por Haussmann, conciencia de una misión que cumplir, y en una escala tan generosa que
y en ninguna parte se hizo nada comparable en aquella época. En sus Mé­ nada en la época puede parangonarse con ella. Se convirtió en el matade­
moires, Haussmann da a su empresa el relieve que ésta merece: "El vasto ro, en un prototipo para el resto del siglo, tal como los bulevares y los par­
establecimiento es una de las obras más considerables realizadas por mi ques públicos del París de Haussmann se convirtieron en modelos que co­
administración, paralela a las grandes construcciones del alcantarillado... piaron todas las crecientes metrópolis del continente europeo.
No olvidaré mencionar que los millones que costó quedaron compensados, Toda la instalación atestigua el cuidado con el que era tratado
en gran parte, por la venta... de las parcelas mejor situadas de los antiguos cada animal. Las grandes bergeries, con sus heniles bajo los altos techos
mataderos a los que sustituyó.") y su cuidadoso diseño, podian haber pertenecido a una granja, y cada buey
Los "antiguos mataderos" a los que se refiere Haussmann en sus tenia un pesebre para sí. Dominaban las largas hileras de bajos edíficios
Mémoires fueron obra de Napoleón I y representaron el primer esfuerzo para mataderos y para la administracíón tres gigantescos pabellones de
224 225
8 - Gledion
cristal y de hierro, de elegante diseño. El pabellón central, con sus nueve
pasillos de 286 m de longitud, servian de refugio para las reses (abri pour
boeufs). Allí era donde los animales eran comprados y vendidos. Las dos
construcciones en hierro que los flanqueaban estaban destinadas a cerdos,
ovejas y terneros.
Críticos posteriores formularon severos reparos al matadero cen­
tral de· Haussmann. Alrededor de 1900 se le imputó "no haber aportado
modificación alguna a las disposiciones adoptadas en 1810 para los cinco
primeros mataderos".6 En lo que se refiere al esquema técnico esto es per­
feétamente cierto, pero tales mejoras no aparecían en ningún sitio de la
Europa de 1860. En esa época, incluso en América, la ayuda mecánica 107. París, Matadero de La Villette, 1863-7. Estos pabellones de hierro y cristal, pro­
para el sacrificio de reses no había salido de su fase experimental. totipo del abattoir, fueron construidos por Haussmann, prefecto de París bajo el Segundo
Desde luego, esta critica es admisible para los métodos de ope­ Imperio, a una escala única en Europa. Cada res se encontraba sobre un pedestal ante su
matarife, en un recinto separado. La rutinaria matanza en serie es ajena a esta atmósfera
ración que prevalecían en La Villette. Un vistazo a los pabellones en los tranquila, de artesanía. La convicción, profundamente arraigada en Europa, de que cada
que las reses eran descuartizadas atestigua la calma de un oficio que nin­ animal necesita una atención individual, explica esta simbiosis de artesanía y centraliza­
ción.
guna rueda dentada y nínguna transportadora habían venido a turbar, y
ello a finales del decenio de 1880, cuando en Chicago se había creado ya
la línea de montaje. ya que, tras haber inaugurado La Villette, Haussmann no volvió a posar
En esa curiosa simbiosis de artesanía con centralización radica su mirada en las instalaciones durante su administración. La decisión de
la peculiaridad de ese establecimiento, así como la de otros muchos en fundar los Unían Stock Yards fue tomada a finales de 1864. "Las obras
Europa. En La Villette -otro punto de crítica- cada buey tenia un pese­ se iniciaron el 1 de junio de 1865, Y en la N avidad de ese mismo año, los
bre separado en el que era apuntillado. Esto representa una supervivencia cercados quedaron abiertos para el negocio. Los cercados fueron trazados
de prácticas artesanas, para las cuales era desconocida la rutina de la ma­ como una figura rectangular, con calles y callejones que se cruzaban en
tanza en serie. Los largos edificios en los que eran ajusticiados los anima­ ángulo recto. Al inaugurarse los Yards, unos 120 acres (casi 50 ha) esta­
lesconsístían en hileras de cabinas individuales unas junto a otras. Desde ban ocupados por rediles... Todo ferrocarril que pasa por Chicago está
entonces, las instalaciones técnicas y el sacrificio de las reses en grandes en comunicación con los Stock Yards."7 En 1886, cuando Andreas escri­
pabellones han relegado al olvido este sistema, pero bien puede ser que bió su historia de Chicago, el tendido ferroviario que rodeaba los cercados
ese tratamiento en cabinas separadas expresara la experiencia profunda­ del ganado alcanzaba ya más de 150 km.
mente arraigada según la cual los animales sólo podían ser criados a costa Allí no había pabellones metálicos ni establos para las reses, ya
de unos cuidados y una atención constantes para cada uno de ellos. que esos animales, traídos desde las grandes llanuras, jamás habían co­
Las Grandes Llanuras más allá del Mississippi, donde desde la nocido pesebres. En verano o en invierno podían permanecer en la red de
silla de montar se dominan libres extensiones de pastos y donde los re­ cercados al aire libre que constituían los Stock Yards. Por tanto, los rediles
baños se crían casi sin cuidarlos, están implícitamente relacionados con (fig. 108) formaban un mercado central desde el cual las reses eran condu­
la línea de montaje. Casi del mismo modo, la granja rural en la que cada cidas directamente a través de una pasarela al piso alto de los edificios
vaca tiene su nombre y ha de ser atendida cuando da a luz su ternerillo, donde se preparaban sus carnes.
está vinculada a los métodos artesanos en el matadero. Allí no había ningún plan arquitectónico.

La Villette y los Union Stock Yards (1864) 108. Los corrales de Chicago a
principios del 1880. Comenzados
Esta diferencia entre el animal meticulosamente criado y los re­ en 1865, mientras La Villette
baños que crecen con un esfuerzo mínimo en la pradera, queda reflejada, se encontraba todavía bajo cons­
asimismo, en la planificación de los centros de matanza. trucción, los Unían Stockyards
corresponden a la condición nor­
¿Qué ocurría en Norteamérica en los tiempos en que Haussmann teamericana. Los rebaños traídos
construía el matadero de La Villette? desde las grandes llanuras no ne­
Chicago estaba entregado a su primera y más impetuosa expan­ cesitaban albergue. En verano y
en invierno, podían esperar en
sión. Tenía el mismo problema para centralizar el ganado bovino, para corrales abiertos, y desde este
reunirlo en un solo lugar, y esto condujo a fundar los Unjan Stock Yards, punto de reunión ascendían hasta
a partir de entonces el mayor mercado de reses vacunas en todo el mundo, lo alto de ta factoria cárnica me­
diante pasarelas descubiertas.
226
227
Construido enteramente en madera, y sin duda gradualmente, nadie ha
pensado jamás 'en trazar un plan general. Todo ha sido construido con premura y del país obtendrían su provisión de carne a partir de un lugar central. La
de acuerdo con las necesidades del momento. Es un auténtico laberinto de cober­ carne era trasladada por tierra, en rebaños, o embarcada, salada y enva­
tizos y de enormes pabellones que se comunican diversamente por medio de pasi­ sada en barriles, para descender por el Mississippi. Más tarde, cuando
llos, escaleras-y puentes suspendidos por los que pasan los trabajadores y Chicago ganó ascendente, allá por el 1860, las reses eran cargadas en va­
sobre los cuales circula el tren. Sin un guía, nadie podría encontrar su camino gones y remitidas al Este, y finalmente, al comenzar el decenio de 1880,
en esas estructuras inmensas. 8 se inició el sistema actual de suministro, y los vagones frigorificos distri­
buían las reses ya en canal a los diversos centros de consumo.
Esta descripción es de la época en la que el proceso de las carnes De estos comienzos se derivó la mayor industria de Estados Uni­
había alcanzado un nivel elevado, y más de cinco millones de cerdos pasa- . dos, que alcanzaría un giro de 3300000000 de dólares en 1937, con" una
ban cada año por íos Union Stock Yards de Chicago. Las instalaciones producción de unos 50000000 de libras diarias
tenían capacidad para disponer de unos 200000 cerdos diarios, cifra que,
en aquellos tiempos, La Villette no igualaba en todo un año. 9 Los comienzos de la mecanización: Cincinnati (J 830-1860)

Todavía es dificil determinar cómo surgieron lentamente las fases


separadas que habrían de constituir una industria cárnica de proporciones
La mecanización de la producción de carne en Estados Unidos continentales, con un formato y una operación que la convierten casi en un
instrumento de precisión. El impulso y la inventiva que esto representa
La industria cárnica norteamericana está arraigada en la misma pueden ser juzgados en comparación con la misma industria en Sudamé­
estructura y las dimensiones del país. Sólo estos rasgos pueden explicar rica. No obstante, hoyes posible reconstruir ciertos detalles de su evo­
su origen y su carácter. Mucho antes de que la industrialización se asen­ lución.
tara en este sector, sus prerrequisitos estaban ya enmarcados en la confi­ La industria tuvo su origen en el estado de Ohio, centro de la pro­
guración del territorio. ducción durante los comienzos del XIX, y se asentó alrededor de la ciu­
Mientras sólo estuvieron colonizados Pennsylvania o los estados dad que, hasta el 1850, los observadores europeos consideraron como el
de Nueva Inglaterra, fue posible conservar la escala típica europea, con punto más occidental en el que la colonización era factible con una cierta
explotación agraria reducida y granjas independientes y casi autónomas. seguridad. Cincinnati se encuentra junto al rio Ohio, el afluente más cau­
Las ciudades eran modestas, pero se encontraban a escasa distancia de daloso del Mississippi, casi a mitad de camino entre la ciudad industrial
los distritos de cria de ganado, y había numerosos pueblos diseminados a de Pittsburgh y la confluencia de los dos ríos. El río era para Cincinnati
través de la campiña. La agricultura y la ganadería seguían las tradiciones lo que serian más tarde los ferrocarriles para Chicago: su arteria vital; el
importadas de Europa, pero después de la guerra de 1812, y apenas los Sur era el consumidor natural, y el comercio de exportación pasaba a tra­
colonos traspasaron las sierras de los Alleghenies y encontraron unas di­ vés de Nueva Orleans. Durante el período del ascenso de Cincinnati -el
mensiones auténticamente americanas, la situación cambió por completo. apogeo fue alcanzado mediado el siglo- no existía una modalidad conve­
Era fácil criar grandes rebaños de cerdos, ovejas o vacas, pero no vivían niente de transporte para los centros consumidores del Este.
consumidores en las cercanías. En el mismo lugar, los productos no tenían Al principio, los productos casi carecían de valor, incluso en Cin­
valor, y los rebaños habían de ser conducidos a través de amplios llanos cinnati. "He citado el hecho notable -dice Charles Cist,1O historiador de
y de las montañas hasta las ciudades del Este, sin parar mientes en peli­ Cincinnati, en 1866- de que hubo un período en el Oeste en el que, en cier­
gros y pérdidas. tos lugares, el maíz no llegaba a valer seis centavos por bushel, y en otros
Estos extremos de zonas escasamente pobladas y alejadas de los era de tan escaso valor que sustituía a la madera como combustible."
centros de consumo persistieron en Norteamérica hasta muy entrada la
En un esfuerzo para absorber una abundante cosecha de maíz,
segunda mitad del siglo XIX. Semejante contraste entre concentración ur­ Cincinnati recurrió a condensarlo en forma de whisky o de cerdos. La
bana y gigantescas regiones subdesarrolladas no existían en Europa, e amplitud del territorio permitió dejar a los cerdos en libertad en los bos­
incluso hoy el suministro de carne en Europa es en su mayor parte local, ques para que se alimentasen con bellotas y bayas "hasta cinco o seis se­
en tanto que en Norteamérica productor y consumidor se encuentran muy manas antes de matarlos, momento en que se les dirige de nuevo hacia el
distantes. campo de maíz para engordarlos".1I Las cifras de la producción no tar­
En el curso del siglo, las condiciones técnicas cambiaron, pero, daron en alcanzar un nivel que a los europeos les pareció tan extraordi­
alrededor de 1820, apenas el sacrificio de reses tendió a concentrarse en nario como el método para criar a los animales. "Algunos de estos gana­
una sola localidad, Cincinnati, que no podía consumir los productos y se deros disponen en una sola temporada hasta de un millar de reses de
veía obligada a exportarlos, la raison d'etre de la industria cárnica nortea­ ganado porcino en sus campos; sin embargo, de 150 a 300 son las cifras
mericana qUedó bien patente: actuar en el supuesto de que grandes zonas más corrientes."12
228
229
Esto llevó directamente a la superproducción. La industria cár­
nica no podia absorber todo el material producido, y en este aspecto no
tardó en aparecer un síntoma que, en el transcurso del siglo, resultó cada
vez más conspicuo en la vida norteamericana: la producción de excedentes
y su disipación artificial. Aunque surgió primero en el sector agrícola y
en distritos relativamente poco poblados, fue transmitido más tarde a casi
todas las ramas de la producción por una industria muy intensificada.
Cuando se asentó la industrialización a gran escala de la produc­
ción de carne, los excedentes obligaron a Cincinnati a utilizar únicamente
las partes más valiosas y arrojar al río lo restante:
No menos extraordinario es el hecho, hoy conocido ya por cientos de
personas en Cincinnati, de que en los primeros tiempos de la preparación de car­
ne de cerdo, digamos en 1828, había tan escasa demanda de todo lo que en el cer­
do no fuesen los jamones, las paletillas, las faldas y la manteca, que las cabezas,
las costillas, los cuellos, los espinazos, etc., iban a parar regularmente al río Ohio,
para desembarazarse de estos restos.J3
En esta época, Cincinnati sacrificaba unos 40000 cerdos anual­
mente. 14
Existe un buen trecho desde esta fase hasta la industria cárnica
de hoy, que trata de utilizar todos los subproductos, desde la glándula pi­ 109. Cincinatti, matanza y envasado del cerdo: pintura panorámica, 1873. Sujeción
y matanza: "Los extremos de los brazos de la pinza se unen a una cadena
neal del buey, que es del tamaño de un guisante y 15000 producen una conectada con una polea que descansa en un raíl aéreo de hierro, colgando el cerdo cabeza
libra de sustancia pineal, hasta los cálculos biliares, enviados a Japón abajo, Yo los animales suspendidos son empujados hacia delante hasta la posición del eje­
donde son vendidos como talismanes o amuletos. cutor... '
Escaldado y raspado: A~uí, esto todavía se efectúa manualmente. La fase siguiente re­
En los primeros tiempos de Cincinnati, la mataza de las reses era presenta el origen de la linea de montaje:
llevada a cabo como un proceso distínto del descuartizamiento Y conser­ Vaciado de entrañas: "Los tendones del cerdo pasan sobre el extremo de un caballete
vación, y la tarea era efectuada en lugares separados, división que todavía de suspensión colocado sobre un gancho sujeto a una polea acanalada que gira sobre un
solo raíl suspendido. Un hombre raja el animal, el siguiente extrae las entrañas, el tercero
constituye la práctica en Europa. "Las plantas de envasado estaban ubi­ quita el corazón, el hígado, etc., y la res en canal es lavada por el hombre de la manguera,
cadas en los muelles o cerca de ellos, para el transporte por vía acuática, después del cual es llevada a lo largo del raíl hasta el Secadero". (Véase fig. 49.)
en tanto que los mataderos estaban situados fuera del área poblada de la Secadero y mesas de desbastado. Sótanos de curado y obtención de la manteca. (Harper's
ciudad. La carne para envasar era transportada a través de la ciudad, Weekly, 6 de septiembre de 1873.)
desde los mataderos a las naves de envasado."15 sacrificados en el piso superior. Así, a mediados de siglo aparece ya el
Muy distinto era el método para sacrificar y preparar las reses.
principio de las plantas envasadoras: utilizar el peso del propio animal
Como ya se ha dicho,16 todavia en el decenio de 1830 el viajero quedaba para transportarlo de un piso a otro, hacia abajo, por la fuerza de la gra­
impresionado por la organización cuidadosamente planificada del ma­ vedad.
tadero. La tarea sólo podía ser efectuada en la estación fría, y la produc­ No sin cierto sarcasmo, William Chambers añade que, en Ingla­
ción de todo un año llegaba a los mataderos en otoño. Grandes volúmenes terra, la víctima goza del privilegio de dar a sus vecinos la noticia de su
de productos perecederos habían de ser manipulados con la mayor celeri­ muerte profiriendo agudos chillidos. "En Cincinnati, no hay tiempo para
dad posible, y esto obligaba a una minuciosa división del trabajo, paso a ello. Cada cerdo, al entrar en la cámara de la muerte, recibe un mazazo
paso y con una manipulación tras otra. De un modo muy parecido, en In­ en la frente que le priva de conocimiento y movimiento. Inmediatamente
glaterra y en el mismo periodo, la elaboración de galletas de barco recu­ después, muere desangrado."
rrió a dispositivos mecánicos allí donde lo permitia la naturaleza del ma­ Frederick L. Olrnsted, diseñador del Central Park de Nueva York
terial. Todas las demás consideraciones quedaron subordinadas a la pre­ y uno de los arquitectos paisajistas más avanzados de su época, visitó las
gunta: "¿Cómo asegurar una linea de producción ininterrumpida?" naves de adobo de Cincinnati en esta misma época, pero prefirió no pre­
Alrededor de 1850, matadero y planta de envasado estaban ya
senciar esta fase del procedimiento. Al parecer, vio alguna otra instalación:
unidos bajo un mismo techo. William Chambers,17 de Edimburgo, editor "Decidimos no visitar las vastas naves de la matanza, dándonos por sa­
de la Encyclopedia, nos explica cómo era entonces (1854) el estableci­ tisfechos al contemplar el río de sangre que brotaba de elIas."18 Aunque
miento más grande de Cincinnati. Tenía cuatro pisos y un plano inclinado prescinde de tecnicismos, explica vividamente su impresión sobre la divi­
conducía a lo alto del edificio. Por esta rampa subían los cerdos, para ser
231
230
sión del trabajo, y reconoce que allí, a pesar de la ausencia de engranajes, instrumentos necesarios. La producción masiva de materia prima (grano,
las manos del.hombre están ya adiestradas para funcionar como má­ ganado) junto con la mecanización del proceso (maquinaria; línea de mon­
quinas. taje), el transporte y las facilidades de almacenamiento (ferrocarriles, va­
gones frigorificos y almacenes acondicionados), se desarrollaron en forma
Entramos en una inmensa sala de techo bajo y tuvimos la visión de una paralela.
hilera de cerdos muertos, tumbados de espalda y con las patas silenciosamente Cuando era una población modesta, Chicago tenia una zona de
alzadas hacia el cielo. Al caminar hacia el punto más lejano, encontramos allí suministro local. En 1839 "fueron traídas desde las praderas cercanas,
una especie de máquina trituradora humana, donde los cerdos eran convertidos envasadas en barriles y exportadas 3000 cabezas de ganado".22 No tarda­
en carne para el comercio. Una· mesa de tablas recias, dos hombres para levantar ron en quedar incluidos los estados próximos del Midwest, pero también
y dar vuelta, y dos para manejar las cuchillas, eran sus partes componentes. Nin­ esta zona de suministro resultó insuficiente.
gún engranaje metálico podíafuncíonar con un movimiento más regular. Con sor­ Los grandes llanos al oeste del Mississippi, que se extienden desde
do ruido cae el .cerdo sobre la mesa, plump, y ya funcionan las cuchillas: chop,
chop, chop; chop, chopo Todo ha terminado. Pero al cabo de un instante, de nuevo el golfo de México casi hasta la frontera canadiense, fueron transformados,
plump, chop,chop; chop, chop; chop, chopo No hay pausa para admirar la tarea. en poco más de una década, en una gigantesca reserva de ganado. Esta
Con diestos movimientos de la mano, jamones, paletilas, restos, y despojos salen oleada avanzó de sur a norte, hasta las tierras donde los colonos espa­
volando, todo bien cortado y dirigido exactamente al lugar que le corresponde, ñoles habian criado ya sus Longhorns de Texas. En el breve periodo entre
donde unos· ayudantes, provistos de carretillas y montacargas, lo envían a sus la guerra de Secesión y 1876, los rebaños se diseminaron en las llanuras
destinos separados: el jamón a México y el lomo a Burdeos. Vivamente sorpren­ de doce estados. En la pradera no habia limites ni vallas, y todo el terreno
didos ante aquella celeridad, sacamos los relojes y contamos treinta y cinco se­ se ofrecia libremente. "Es posible que la rapidez de esta expansión no ten­
gundos desde el momento en que un certo tocaba la mesa hasta que el siguiente ga paralelo en toda la historia de Norteamérica."23
ocupaba su lugar. Lamento no haber contado el número de golpes requerido. 19 La misma pregunta a la que se enfrentó Cincinnati alrededor de
1830 surge una vez más en los dominios gigantescos del Reino del Gana­
Ampliación de la mecanización: Chicago (1860-1885) do: ¿Qué se va a hacer con el excedente? ¿Cómo llegar hasta los compra­
Largo tiempo después de haber sido superada por Chicago, Cin­ dores?
cinnati se mantenía como el lugar con más amplia experiencia en la indus­ Los únicos senderos disponibles para conducir el ganado hasta
tria de la preparación de carnes. Se experimentaban nuevas aplicaciones, y los compradores estaban erizadas de peligros y, al hallarse ante esas dis­
la eficiencia de éstas era puesta a prueba. tancias casi insuperables, hasta los tratantes de ganado se convirtieron
A pesar del volumen del material sometido a proceso, Cincinnati en planificadores y estrategas. El de más talento, J.G. McCoy, de Chica­
todavía confiaba principalmente en los suministros locales. Cuando el ar­ go, estudió los mapas y calculó "donde la pista ganadera desde Texas atra­
quitecto paisajista Frederick Law Olmsted salió de Cincinnati para trasla­ vesaría las líneas de ferrocarril que entonces avanzaban hacia el Oeste".24
darse a Texas por carretera, los caballos de la diligencia se vieron obliga­ Abilene, una población abandonada en Kansas, al norte de Texas, parecía
dos a abrirse paso lentamente a través de "manadas de cerdos que, gru­ ser el punto más favorable. Consistía en una docena de cobertizos, donde
ñendo, trotaban obstinadamente hacia Cincinnati y el mercado... Aunque' se criaban perros de la pradera, pero al cabo de sesenta días McCoy habia
la región era muy boscosa -afirma- me atrevo a asegurar que encontra­ dispuesto acomodo para más de 3000 cabezas de ganado (I867). En el
mos tantos cerdos como árboles... ".2o otoño del mismo año, expidió 35000 reses. Casi todos los trenes pasaban
El aprovisionamiento local suficiente para los mataderos de Cin­ por Chicago, por lo que en 1869 esta cifra se había multiplicado por diez
cinnati contrasta vigorosamente con lo que ocurrió más tarde en Chicago. y, en 1871, fueron enviadas 700000 reses a los mataderos del Middle
Las enormes cantidades que pasaban por este centro requerian una zona West.
de suministro gigantesca. En Chicago encontramos unas dimensiones para
las que, ni siquiera hoy, existe una vara de medir. Como centro de fuerza El vagón y el almacén frigoríficos
y con un crecimiento espontáneo, contiene, como muy pocos lugares lo
consiguen, aquella vitalidad brutal e inventiva del siglo XIX, y de un modo Paralelamente a la formación de este depósito de ganado se pro­
creciente llega a convertirse en el vínculo más importante entre los gana­ cedió a múltiples experimentos que trataban de crear la maquinaria nece­
deros y los consumidores de un vasto país. saria para someter a las reses a un proceso en serie. Más adelante exami­
Al comenzar la década de 1870 -poco antes de la crisis mundial naremos con mayor detenimiento ciertas fases de estos logros, ya que sólo
de 1873- un observador 21 habla del incalculable potencial de esta ciudad, así se consigue una visión de los métodos que fueron intentados.
y esta disponibilidad para realizaciones de alcance ilimitado dio el impulso Chicago permaneció aislado durante un periodo relativamente
necesario para la experimentación a gran escala. Apenas la industria em­ prolongado, ya que hasta 1856 no tuvo su primer enlace ferroviario con
pezó a ocuparse del proceso de millones de reses, dispuso en seguida de los las ciudades del Este. En esta segunda mitad del siglo, se inició una amplia­

232 233
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York, 1882. Tras veinte , "; '. .'

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vus Swift consiguió" me­


diante cuidadosa planifi­
cación, llevar carne helada
a los mercados de una 111. Vagón frigoriflco norteamericano.
metrópolis distante. "El
nuevo desplazamiento
causó en el mercado una
depresión de tres a cuatro
dólares por quintal."
(Harper's Weekly, 21 de 112. El granjero y el conservero. (Cor­
octubre de 1882.) tesía de J. Ryerson Collection, Chicago.)
ción más intensiva de la red ferroviaria. "Fue en 1849 cuando se oyó por
vez primera el pito de la locomotora en las praderas al oeste de Chicago", puertos, e incluso en París, cabía obtener carne de cordero americano. Los
aunque sólo fuese a lo largo de un tramo de 15 kilómetros. 25 En 1850 se sudamericanos reivindicaron la primacía de este invento para su compa­
incorporó también una porción de la pradera del noroeste en el estado triota Francisco Lecoq, de Montevideo, que estaba estrechamente asocia­
de Il1inois, con Galena como limite. En el decenio de 1860, la repetida do con Tellier en Paris, y cuyo proceso de refrigeración se basaba en la
prospección de todo el continente fue acompañada por el éxito, y al co­ evaporación del éter. 3 !
menzar el de 1870 los ciudadanos de Chicago se jactaban de que salía de George Henry Hammond fue el primer envasador de carne que
su urbe un tren cada quince minutos. 26 En la misma década, las líneas com­ reconoció las potencialidades latentes en el vagón frigorifico. No se tiene
petidoras adquirieron tanto poderio que se produjo un caos, con una con­ seguridad con respecto a la fecha en que envió su primer cargamento de
tienda abierta contra las compañias ferroviarias. Chicago a Boston, pero fue en 1867 o 1868. Debido a su conservación en­
En el decenio de 1850, para soslayar las desventajas de la ope­ tre hielo, la carne se decoloraba ligeramente y ello le granjeó una cierta
ración estacional, la matanza estival fue implantada, tanto como resultó impopularidad.
posible, en Chicago. Ello exigía unos almacenes espaciosos y frescos, bien El éxito rotundo lo consiguió Gustavus Swift cuando conquistó el
provistos de hielo natural. Al poco tiempo, estas construcciones de madera mercado de Nueva York en 1882, tras hacer minuciosos preparativos. El
hicieron su aparición en todas las ciudades donde se realizaba el envasado vagón frigorifico que construyó con la ayuda de un ingeniero de Boston
de carnes, y a principios del 1870 comenzó gradualmente la introducción (1879)32 almacenaba el hielo en el techo, de modo que el aire frío circu­
de la refrigeración por medios artificiales. laba lentamente entre las reses colgadas, hasta llegar al suelo. De un modo
El derrocamiento definitivo del sistema de suministro 'local sólo similar equipó el almacén de Nueva York, entre cuyas paredes muy aislan­
se produjo con el advenimiento del vagón frigorificoY El período expe­ tes se depositaban 300 toneladas de hielo (fig. 110).
rimental duró más de quince años (1867-1882), desde la primera conce­ Tal fue el éxito de su primer envío que el Harper's Weekly publi­
sión de una patenta americana en 1867, y desde el traslado de las primeras có un artículo abundantemente ilustrado, bajo el titulo de "Carne más ba­
expediciones entre Chicago y Boston, hasta el éxito definitivo de la comer­ rata" y en el que se exponía la razón de su inmediato triunfo comercial:
cialización de las reses de matadero en Nueva York. "La nueva expedición ha causado ya en el mercado una baja de tres a
El problema fue solventado, a partir de la primera patente,28 por cuatro dólares por quintal... La presente agitación del mercado de la carne,
medio de una circulación regulada del aire, con evacuación del aire calien­ que debe dar como resultado un decidido y permanente descenso de los
te. En 1872, cinco años más tarde,29 el hielo se desplazaba desde el techo precios de la carne, no puede dejar de suscitar el más profundo interés...
hasta unos depósitos en forma de V, en el extremo del vagón. Hubo tam­ por lo menos, esa era de carne barata ha comenzado para Nueva York."33
bién intentos para lograr una autorrefrigeración a través de la evaporación Las estadísticas muestran cómo tuvo efecto el transporte masivo
del agua. ' de la carne helada, pues en un año el número de reses vivas enviadas desde
Entre tanto, el francés Charles Tellier 30 había'conseguido enviar Chicago descendió bruscamente en 170000. 34 Esto ocurría en 1884, en
carne fresca a través del océano en el buque Frigorifique (1876). En los un periodo en el que la producción aumentaba casi drásticamente en todos

234 235
los sectores, poco antes del gran boom de 1885, del que los primeros ras­ siglo de febriles actividades de Armour en Chicago. También él esperó
cacielos permanecen como el más duradero de los monumentos. al 1875 para establecerse en Chicago, donde montó su base operativa el
"

mismo año que Swift, que era siete años más joven que él. Fue esta la épo­
Los envasadores y la industria del envasado ca en la que, como dice la hija de Swift, "Chicago era el lugar en el que
cabia hacer dinero directamente en el piso bajo".39
El desarrollo de Chicago fue orgánico, y casi tan anónimo al prin­ El milagroso ascenso de Chicago comenzó en 1861-1862, cuando
cipio como el de una población de buscadores de oro. En la industria de los ferrocarriles consiguieron asegurar el suministro de ganado a la ciudad
la preparación cárnica no aparecen los nombres de fama mundial hasta y cuando la industria, al ocuparse de un millón de cerdos cada año, em­
cumplida la parte más ardua de esta tarea. pezó a superar a Cincinnati, el antiguo centro. La producción casi se dobló
Los dos grandes envasadores, Gustavus F. Swift y Philip D. Ar­ en los primeros años del decenio de 1860; en 1860, la cifra se hallaba to­
mour, decidieron establecerse en Chicago, no sin titubeos y relativamente davía por debajo de 400000, pero en 1862 se rebasó ya-la marca del mi­
tarde. G.F. Swift (1839-1903) inició el negocio de carne de una casa a llón (l 340000). En 1865, fueron fundados los Union Stock Yards para
otra. Más tarde, se convirtió en comprador de ganado y se dedicó a visi­ hacer frente al nuevo volumen del negocio. Como se ha dicho con acierto,
tar los mataderos principales: Albany, Buffalo y, finalmente, Chicago, la marcha ascedente de Chicago no fue resultado de la guerra civil,40 como
adonde llegó a los treinta y seis años y con una familia de cinco miem­ a menudo se ha aseverado, sino de fuerzas intrínsecas.
bros. Para entonces, después de un cuarto de siglo de trabajo, habia aho­ Este primer auge fue seguido por una segunda fase al comenzar
rrado 30000 dólares, un capital que, como explica su hijo,J5 "ni siquiera la década de 1870. Fue entonces cuando ingresaron mentes originales en la
en 1875 bastaba" para fundar una planta envasadora de modesto tamaño. industria envasadora, provistas de novedades adecuadas para una gran
Por tanto, al principio continuó su negocio de venta de ganado. Era un era de los negocios: la introducción de las máquinas refrigeradoras en los
experto conocedor que se enorgullecía de la infalibilidad de su ojo y, aun­ almacenes, y los tremendos esfuerzos encaminados a mecanizar el pro­
que obstaculizado por la insuficiencia de capital, acuciado por el afán de ceso de la matanza. Entre los conserveros, fue George M. Hammond
rivalizar con los grandes tratantes, eligió otro camino. quien, como hemos visto, empleó el vagón frigorífico para llevar carne
En el invierno de 1875, el año en que llegó a Chicago, y sin res­ hasta Bastan poco antes de 1870.
paldo de ninguna clase, empezó a transportar en vagones de carga, no Otro envasador, J.A. Wilson, introdujo un nuévo artículo alimen­
ganado vivo, sino carne. 36 Antes que él, otros habían experimentado tario al "descubrir y probar un método gracias al cual las carnes podían
con el coche refrigerado, pero Swift hizo de él su punto de partida y lo uti­ ser conservadas en forma compacta y sólida... la carne llegaba como una
lizó como trampolín, ya que vio en él una oportunidad para tender un sólida torta, sin una particula de grasa, en una condición natural y sabro­
puente entre su falta de capital y su ambición. Al negarle su cooperación sa... cocida, a punto para ser cortada y comida". Se trataba, desde luego,
los ferrocarriles que transportaban ganado, se vio obligado a expedir su del comed beef, nombre absorbido hoy por numerosos idiomas y artículo
carne por una línea de circuito, descartada para todo negocio normal. que cabe encontrar en la mochila de todo soldado. Wilson ideó una lata
Swift consiguió que esta linea se adhiriese a su plan, después de que una apropiada, en forma de pirámide truncada (figs. 113 y 114), que se ha
próspera empresa de Detroit le construyera diez vagones en un gesto mag­ mantenido hasta el presente sin calnbios apreciables. Como se leía en
nánimo... y no sin ciertas garantías. 37 Comenzó entonces su marcha as­ Frank Leslie's Illustrated Newspaper, en 1878, la "carne está comprimida
cendente, si bien ésta no le resultó fácil. En el libro de su hijo,38 se narra en latas, libre de todo hueso o cartílago", con una economía en peso de
cómo "perversamente (los vagones) no lograron mantener fresco su pere­ 3:1 con respecto a la carne envasada en barriles,41 es decir, casi el mismo
cedero contenido", y cómo Swift y sus ayudantes trataron de mejorarlos ahorro existente en el transporte de carne fresca en vez de reses vivas.
por medios muy simples. A finales del decenio de 1870, cuando los enva­ El inicio de la competición entre Armour y Swift señala la terce­
sadores boyantes habian establecido ya in situ sus grandes plantas, ese ra fase: la conquista del mercado nacional y, en cierto modo, del mercado
sector parecía estar ya totalmente repartido, con muy pocas posibilidades mundial. Esta fase ocasionó nuevos perfeccionamientos de la maquinaria y
para un forastero con un capital tan ridiculamente magro. el de la línea de montaje tal como ésta todavía es utilizada hoy, y el va­
Con la seguridad de un experto, Swift aplicó toda su energia a la gón frigorífico se convirtió en el arma ofensiva de esta expansión. El as­
ampliación de su empresa, y alcanzó el éxito porque sus vigorosas dotes censo de Swift y Armour procede indudablemente de un indomeñable im­
analíticas se unieron a la audacia. pulso empresarial, pero ambos gozaron de dos ventajas: encontraron una
Antes de llegar a Chicago, Philip D. Armour (1832-1901) había época propia para hombres con proyectos gigantescos, y pudieron apro­
sido ya un próspero conservero en Milwaukee, y junto con sus hermanos vechar la intensa experiencia que la industria había acumulado en este sec­
habia fundado factorias en las afueras de esta ciudad. Especialista en las tor. En realidad, al principio ninguno de los dos introdujo nuevos inventos,
conservas de cerdo, se mostraba también activo en el mercado de los ce­ y sin embargo sus figuras sobresalen con mayor intensidad que cualquier
reales, y era un especulador nato. A todo ello hay que añadir el cuarto de otra, ya que ambos se concentraron en el punto critico de la industria en­
236 237
y los carriles (monorraíles aéreos) de ambos están conectados
y la carne es trasladada fácilmente al almacén, cuya temperatura es la
misma que la del vagón, sin pérdida de tiempo y sin quitarla del gancho
en el que fue colgada la res al ser sacrificada".42
El riesgo financiero en el que Swift se vio envuelto varias veces
tiene su fuente en un negocio de expansión más rápida que la del capital
que había tras él. 43 Todos los intentos de expansión por parte de Swift
se centran alrededor de un objetivo: a través de qué canales podía ampliar
su esfera de influencia. Él exigía la mayor precisión y la mayor eficiencia
en las operaciones,44 y podia calibrar de un vistazo la calidad del producto
y la marcha del negocio. A ello unía su explotación a fondo de los subpro­
ductos, y se dice que más de una vez recorrió de noche los almacenes para
leer las temperaturas en sus termómetros. Esta fue su actitud, también,
siguió el cinturón ganadero, entonces ya en retroceso, y construyó nuevas
factorías tan al sur como Texas. A veces, elegía lugares considerados
113. "Fabricación de latas para el envasado de la carne", Chicago, 1878. (Frank Leslie's como perfectamente inapropiados, pero gracias a su estudio del suelo, su
Illustrated Newspaper, 12 de octubre de 1878.)
observación de lo que crecía en éste y su apreciación de lo que podría cre­
cer en él, sabía actuar con pleno acierto. 4s Es una medida del hombre en
vasadora: la organización. Gracias a ésta, alcanzarían una escala hasta cualquier esfera, cuando éste sabe unir a la agudeza de percepción una
entonces inconcebible en el proceso cárnico. atención para los detalles más menudos.
En la industria envasadora, y por razones sobre las que volvere­ Con respecto a Armour, Gustavus Swift comentó: "Era, exacta­
mos, el invento no desempeña ningún gran papel. Lo que la invención po­ mente, lo que él aseguraba ser: un especulador nato, y poseía la facultad
día hacer allí para mecanizar el proceso manual no admite comparación de mantener un gran número de hierros en el fuego al mismo tiempo."46 La
con lo que hizo en la creación de maquinaria de precisión para la hilatura. turbulencia y la confusión se adueñaron del mercado de cereales de Chi­
Los problemas del hilador casi concluyen cuando la materia ha sido hila­ cago al decidirse el precio mundial del pan, y en medio de esa vorágine
da, pero los del conservero empiezan cuando se trata de distribuir su pro­ de sobresaltos y bancarrotas, de pánicos y semipánicos reales o inducidos,
ducto perecedero y hacerlo llegar hasta el consumidor. ¡ Armour pasó un cuarto de siglo sumido en operaciones a la vista u ocultas.
Se dice que Swift cruzó el Atlántico más de veinte veces antes de Unas veces nadaba con la corriente y otras contra ella; unas veces se en­
encontrar en Inglaterra una salida para sus productos. Hasta qué punto frentaba a unos y otras veces se unía a ellos, y era cosa sabida de todos
era básica la organización para la empresa queda ilustrado tal vez con
mayor claridad a través de un solo incidente que a partir de largas descrip­
I, que se había extendido una orden para su arresto "por formar un monopo­
lio con la carne porcina".47 Sus transacciones no quedaban meramente so­
ciones. Cuando Swift logró introducir, con éxito extraordinario, su "carne II bre el papel, pues construyó los mayores silos del mundo para colocar sus
adobada de Chicago" en Nueva York, se adoptaron especiales precau­ compras.
ciones, como explicó entonces el Harper's Weekly, para aparcar cada
vagón frigorífico con "su puerta... enfrentada a la del edificio del almacén,
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En aquellos tiempos, las peleas se libraban sin guantes, y exigían
toda la energía inquebrantable de una primera generación. Armour tenía
100 dólares en el bolsillo cuando, unas veces a pie y otras en carreta de
B'iyl bueyes, emigró a California para probar allí su suerte, en 1851. George
Ii Harnmond comenzó con una pequeña carnicería en el Chicago de 1850,
con 13 dólares en caja y un billete de 50 como reserva. Y Swift inició su
actividad en Nueva Inglaterra con 25 dólares.
La cautelosa mentalidad de rentista que afligió a posteriores ge­
:i neraciones -ya se tratase de individuos o de naciones- no hubiera podido
~I <4
¡
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colocar ni una sola piedra en el edificio de aquellas empresas gigantescas.
114. Lata de carne en conserva (comed beej), Estas exigían hombres dispuestos a afrontar el peligro, prestos a ganar o
patente original de Wilson. 1875. "Un leve perder. No había término medio. Era una partida de todos contra todos.
golpe en la superficie más pequeña e hará que
la carne, sólidamente envasada, se deslice en En la época de Swift y Armour, la clave de la producción masiva
una pieza y pueda ser cortada inmediatamente." fue el vagón frigorífico que, al principio, topó con la oposición de los que
(patente EE.UU. n.o 161848,6 de abril de 1875.) más iban a beneficiarse con él. Las compañias de ferrocarriles no veían
238 239
por qué razón iban a meterse en dudosos experimentos en beneficio del sacrificados en Estados Unidos en 1850, como para los cinco millones y
envasador, el pual, si alcanzaba el éxito, reduciría sus fletes a la mitad. medio de dos décadas más tarde. s3
¿Qué iban a hacer con el enorme parque de material rodante que transpor­ Hoy, se cuentan unas veinticuatro operaciones diferentes antes
taba el ganado a las ciudades del Este? ¿Por qué iban los ferrocarriles a de que el cerdo vivo haya quedado reducido a las dos mitades que los
dejarse recortar sus beneficios y al propio tiempo permitir que su equipo transportadores conducen a los frigoríficos. Cabe distinguir tres fases, y
se hiciera casi inservible? Pero el progreso demostró ser el más fuerte. la organización ha procurado compensar la pérdida de tiempo que la na­
De poco sirvió obligar a los envasadores a construirse sus propios vago­ turaleza impone y, dentro de lo posible, aproximarse a un flujo continuo.
nes, y en realidad, esto fue lo que originó las "lineas de vagones priva­ La primera fase abarca el proceso de la matanza. El cerdo es
dos"48 que, directa o indirectamente, aportaron muy pingües beneficios a aprisionado por su pata trasera, alrededor de la cual se ciñe una ca<;iena,
los envasadores. mediante un gran tambor rotatorio de casi 4 metros de diámetro. Al gi­
Vino entonces la tarea de convertir a los carniceros del Este en rar leritamente este tambor (de dos a tres revoluciones por minuto) el ani­
vendedores de carne helada, abandonando su anterior oficio. Esto se con­ mal es arrastrado hacia atrás y hacia arriba hasta que, colgado cabeza
siguió directamente después de que los vagones frigorificos entrasen en ser­ abajo, se convierte en un objeto inerme. La rueda le sigue moviendo y,
vicio con éxito, ya que los envasadores podían "vender un 'corte' superior tras llegar al máximo de su trayectoria ascendente, un sencillo dispositivo
a menor precio que el carnicero con un 'corte' inferior obtenido de un ani­ lo traspasa a unos carriles aéreos por los que se desliza hasta quedar al
mal muerto en su propio matadero".49 alcance del matarife. La experiencia ha demostrado que este método para
Con la misma energía, la pugna fue llevada a cabo en la ciudad desplazar y levantar el animal es el mejor medio para evitar "pérdidas de
de origen, y más tarde se extendió a los demás centros de envasado y ado­ tiempo en capturar e izar... el medio más rápido para levantarlos hasta
bo. Las firmas más pequeñas fueron absorbidas, compradas o, por diver­ los carriles".s4 Todo el proceso exige menos de medio minuto, y un gran
sos medios, acorraladas. número de cerdos quedan dispuestos en el pasillo donde son desangrados.
El interés de Armour por el vagón frigorífico no comenzó hasta En la segunda fase, se limpia el animal para eliminar barro, san­
que éste hubo demostrado su eficiencia, y entonces volvió a la carga con gre y suciedad, y se le despoja de pelos y cerdas. El escaldador del carni­
redoblada energía. Al final del decenio de 1880, hubo intentos para llevar cero se ha transformado en depósito escaldador calentado por medio del
la 'fruta de la ya floreciente California al Este mediante la refrigeración. 50 vapor. El agua caliente confiere elasticidad a la piel y ablanda pelos y
No tardó en ofrecerse la promesa de unos beneficios enormes, lo que atra­ cerdas. Un carril inclinado traslada el animal hasta la máquina raspadora,
jo la atención de Armour (c. 1890). Éste entró en liza, como había hecho que lo afeita casi por completo, incluidos cabeza y patas. Esta segunda
ya.con los cereales, y, aunque de momento sin clientela, encargó más de fase termina cuando quedan al descubierto los tendones de las patas pos­
un millar de vagones. Entró como socio en una compañia, absorbió otras, teriores y se coloca entre ellas un camal colgado de una pequeña corre­
a menudo a muy alto precio, mientras obligaba a otros a retirarse. La so­ dera colgada de la cadena sin fin.
ciedad que efectuó los primeros y afortunados intentos en el transporte La tercera fase prepara la res para el frigorífico, donde debe per­
de frutas desde California, tuvo que apearse,SI y en el decenio de 1890, der su calor animal. Hasta el momento, el proceso de producción podía
las lineas Armour para el transporte ferroviario, que operaron bajo diver­ proceder de forma más o menos continua. Ha tenido lugar en planos as­
sos nombres, 52 se situaron en cabeza. cendentes y descendentes y a diversos niveles, como en unas montañas
Las perspectivas se ampliaron y las dimensiones crecieron, hasta rusas, pero ahora entra en acción la cadena sin fm, imponiendo una ve­
el punto de que pareció próxima la absorción total del mercado del apro­ locidad uniforme a su parte del proceso. Colgada del transportador, la
visionamiento en frutas, cereales y carne. El cambio de siglo señaló este res' es abierta por el pecho y el cuello, la cabeza es casi seccionada, las
punto. En el año 1902, J.O. Armour, Gustavus Swift y su yerno, Edward glándulas linfáticas son inspeccionadas por un veterinario, y los animales
Morris, se unieron para formar un "cartel", la National Packing Compa­ condenados pasan a una linea separada. Es abierto el estómago, se elimi­
ny, posteriormente disuelta por disposición legal. nan los intestinos, las entrañas son inspeccionadas, se extirpan el hígado
y el corazón, el espinazo es partido en dos, las superficies interna y exter­
Operaciones aisladas en la producción cárnica mecanizada na son limpiadas de nuevo, la carne es inspeccionada por segunda vez y
Las operaciones del carnicero, con la matanza por métodos arte­ estampillada, y fmalmente la res en canal es conducida lentamente al fri­
sanos, quedan a menudo tan confundidas unas con otras que resulta difi­ gorífico.
cil separarlas. Pero apenas se introdujo la producción en serie para conver­ Como ya hemos visto,ss la segunda fase es significativa desde
tir el animal vivo en carne de salazón, fue necesaria, como en toda meca­ otro punto de vista, ya que de todo el método existente tras este proceso
nización, la división escueta y completa en. operaciones individuales. surgió la linea de montaje. En la industria conservera, y en esta fase par­
El interés en la rápida conversión del animal en carne se centró, ticular, se ganaron décadas de experiencia en la línea de montaje. La in­
desde un buen principio, en el cerdo, tanto para el medio millón de cerdos dustria del automóvil pudo crear su propia linea de montaje con tan asom­

240 241
brosa celeridad gracias a la extensa práctica conseguida aquí al trab:j,jar
sobre un obje~o móvil.
Más directamente que en una descripción técnica, Upton Sinclair
expone en La selva lo que ocurre en esta fase:

El cerdo era entonces elevado de nuevo por la maquinaria y emprendía


otro recorrido mediante la carretilla aérea; esta vez pasaba entre dos filas de
hombres... sobre una plataforma elevada, cada uno de ellos efectuaba una deter­
minada y única operaCión en la res al llegar esta junto a él. Uno raspaba la parte
exterior de una pata, y otro raspaba el interior de la misma. Con un golpe rápido,
uno cortaba el cuello... Otro practicaba una incisión a lo largo del cuerpo, un se­
gundo abría éste en canal, un tercero aserraba el esternón, un cuarto desprendia
las entrañas, un quinto las extraía... Había hombres para raspar cada costado
y hombres para raspar el lomo; había hombres para limpiar el interior del cuerpo,
para desbastarlo y lavarlo. Al contemplar esa sala, uno veia avanzar lentamente
una hilera de cerdos colgantes... y a cada metro había un hombre que trabajaba
como poseído por un demonio. Al fmalizar este avance del puerco, cada centíme­
tro de su cadáver había sido repasado varias veces. 56

Mecanización y sustancia orgánica


En el período clave desde fmales de la década de 1860 hasta. ter­ 115. Matanza de cerdos en Chicago. 1886. Suspensión mediante cuerda y polea.
minar la siguiente, quedó construido el aparato para la matanza en serie. (Scientific American, 21 de agosto de 1886.)
El número de animales que pasaba por el centro de adobo de Chicago toda­
vía era comparable al de una metrópoli europea como Paris, y sin embar­
go, en lo fundamental todo era completamente diferente, ya que en 1867
la población de París, con sus suburbios, se aproximaba al hito de los 2
millones, en tanto que en Chícago apenas llegaba a los 220000. Chicago
no podía consumir su cupo. Antes incluso de la introducción del vagón fri­
gorífico, parte de la producción de Chicago era remitida a diversos canales
externos, y al finalizar el decenio de 1870 se exportaba carne fresca en
diversas formas a Inglaterra y Escocia.
Mucho antes de que la producción batiera su marca de propor­
ciones, se estaba creando el aparato necesario para el proceso en serie.
Cabe determinar con facilidad el momento de la mayor actividad inven­
.
.1
tiva. Después de 1860, aparecieron unas cuantas patentes para la mecani­
zación de las diversas operaciones, y desde mediados de esta década y a \; . .
través de la siguiente su número no cesó de aumentar y continuó sin merma 1[.

alguna hasta pasado el 1880. Los principios de mecanización básicos ' .... ,
): ."
jJ
creados durante este período permanecían inalterados incluso mucho más ,,
tarde. No menos de seis patentes fueron otorgadas para trampas destina­
das a los puercos en 1872-1873, y no menos de veinticuatro para máqui­
nas diversas en 1874. Pero, a partir de 1877, se observa una acusada dis­ ~---

minución, tras haber surgido la mayor parte de los inventos entre 1867 y
1877. Las máquinas raspadoras para eliminar pelos y cerdas en las reses
previamente escaldadas, constituyen la excepción. En su mayoría, éstas
fueron ideadas en los comienzos del decenio de 1880. En 1881, fueron
concedidas cuatro patentes por separado para esta clase de máquina que 116. Aparato de Koch,
tan importante papel desempeñaría en el proceso mecanizado del cerdo. para matar cerdos. (Dougla's
En diversos grados, hilatura y tejeduría, panificación y molienda Koch s Pi~ Killing App"ratus Encyclopedia.)

242 243
habían sido satisfactoriamente mecanizadas. ¿No iba a ser posible meca­
nizar también la producción de carne?
,..71' :L. Gente emprendedora e inventiva quiso enfrentarse a este proble­
ma y se hicieron esfuerzos para desarrollar máquinas destinadas a casi
cada una de las operaciones consumidoras de tiempo. Sin embargo, como
ya hemos indicado al comentar la evolución de la línea de montaje, una
..X" sustancia orgánica compleja, con sus contingencias, sus cambios y su es­
.r­ tructura fácílmente vulnerable, es algo muy diferente de un trozo de hierro
.:a amorfo. Cabe aplicar también lo mismo al animal muerto y; a pesar de los
.x numerosos intentos en este sentido, el proceso de preparación de su cuer­
JI i:f po no· pudo ser plenamente mecanizado.
'1 ..:r El primer choque entre mecanización y sustancia orgánica com­
¡ pleja es mucho más interesante desde el punto de vista histórico que desde
el tecnológico. ¿Cómo superar con dispositivos mecánicos las impredicti­
bies contingencias que produce la naturaleza? Tal es la raíz del problema
y, para anticipar la respuesta, diremos que el íngeniero no salió victorioso
.-Tz.,.~. de esta prueba.
Puede ser útil echar un vistazo a ese territorio en gran parte inex­
plorado, aunque las patentes oculten a veces unos propósitos algo tortuo­
sos (figs. 116 y 122) y, en sus primeras fases, recuerden unos instrumen­
tos medievales de tortura en vez de máquinas de notable progreso.

Captura y suspensión del cerdo vivo

Ningún otro invento para la mecanización de la matanza exigió


it tantos esfuerzos como el que trató de incorporar el cerdo vivo a la línea
de producción. Aquí, en el inicio de las operaciones, era más importante
evitar cuellos de botella capaces de retrasar toda la factoría.
En el decenio de 1870 fue abandonado el lento método consis­
tente en asestar un mazazo en la cabeza del cerdo y transportar a éste
sin sentidos. En cambio, cuando los animales vivos fueron colgados de
una pata y se les desplazó hasta el matarife por medio de un transporta­
dor, los inventos para "capturar y suspender cerdos" aumentaron nota­
blemente. s7 Gracias a este método, el carnicero dejó de verse obligado a
acorralar al cerdo en un rincón para asestarle un golpe frontal. Sin embar­
go, la captura y el sacrificio fueron divididos en dos operaciones. Un hom­
bre agarraba el animal por una de sus patas traseras, alrededor de la cual
sujetaba una cadena. Seguidamente, era cuestión de colgarlo del carril con
la mayor rapidez posible.
Al principio, esto se hacía de la manera más sencilla, como ve­
mos en el panorama de un matadero de Cincinnati en 1873, que muestra
al animal levantado por una polea (fig. 109). Con el incremento de la pro­
117. Aparato para sujeción y suspensión de cerdos. 1882. Aquí, el animal vivo debe ser ducción, se necesitaron métodos más rápidos para incluir el cerdo en un
introducido en la linea de "desmontaje". A partir de 1870, cuando aturdir a los animales
fue considerado demasiado lento, fueron propuestos aparatos para suspender el animal proceso continuo y, dentro de lo posible, a intervalos regulares. La tarea
del raíl aéreo sin lucha: "El puerco M actúa como señuelo para los otros, y así se econo­ consistía ahora en "capturar, suspender y transportar puercos hasta ellu­
miza mucho tiempo y trabajo. El freno es manipulado para permitir que la trampa D des­ gar donde habían de ser muertos".S8 Primero, se propuso conducir a los
cienda poco a poco hasta que los cerdos estén completamente colgados, y entonces se des­
lizan por la barra K hasta el lugar en que han de ser sacrificados". (patente EE.UU. n.O animales, uno tras otro, a un estrecho redil y disponer de un ayudante,
252112, 10 de enero de 1882.) invisible para ellos, que rápidamente sujetara, alrededor de una pata, una

244 245
cadena ya unida al carril transportador, tras lo cual se les pudiera alzar
o
sobre el suelQ por un procedimiento· u otro. Esto se podía realizar, por
ejemplo, con un plano inclinado al final de un estrecho pasillo. Este plano
descendente s~ convertiria en un tapiz rodante puesto en marcha apenas lo
pisaran los cerdos. De este modo, el carril aéreo horizontal alzaba gra­
dualmente el animal hasta colocarlo en la posición deseada.
Pero era más que probable que los animales concibieran sospe­
chas antes de pisar el plano inclinado, y tal vez se resistieran incluso al
ser conducidos hacia el estrecho pasillo. Un año más tarde, un inventor
propuso un método más ingenioso: "Es peculiaridad de los cerdos que sólo 'I

con dificultad excesiva se les pueda conducir por cualquier camino nuevo o

y desconocido, pero cuando uno de ellos llega, con aparente seguridad, a


un punto más allá del mismo, y especialmente si parece haber encontrado
comida allí, resulta mucho más fácil obligar a los otros a seguirle."59 Al
término del redil, colocó la figura de un cerdo con comida ante ella. El
suelo sobre el que descansaba el señuelo era sólido, pero la parte restante
era una trampa móvil (fig. 117). Ya sujeta la cadena al animal y colgante
del carril superior, un simple mecanismo hacía que el suelo "descendiera
lentamente hasta quedar los cerdos totalmente colgados, momento en que
118. Máquina limpiadora de puercos. 1864. La flexibilidad del acero y la goma es em­
son desplazados... Cuando todos los cerdos han sido retirados, la trampa pleada para actuar mecánicamente sobre un cuerpo. "La capacidad de esta máquina es
vuelve a la posición horizontal... otro grupo de cerdos es conducido enton­ de cinco a quince mil por día... El aparato consiste, esencialmente, en el empleo de sus­
ces al pasillo y se repite la operación".60 tancias de la elasticidad requerida para ceder a las irregularidades del cuerpo, aunque
adhiriéndose al mismo con la fuerza necesaria para eliminar el pelo." (Patente EE.UU. n.O
44021, 30 de agosto de 1864.)

Máquinas hendidoras del espinazo

Incluso hoy, cuando se dispone de sierras de mano eléctricas,


generalmente se utiliza un hacha para partir el puerco ya vaciado de sus
entrañas, a lo largo del espinazo. Alrededor de 1870, cuando la meta era
la producción en serie, no faltó el inventor que tratara de adaptar la sierra
circular -útil en tantas otras situaciones- a la mecanización de la matanza.
, Se juzgó suficiente hacer que los cerdos se deslizaran automática­
mente, sobre sus lomos, uno tras otro y a lo largo de un plano inclinado, o
I para ser aserrados en dos mitades por una cuchilla giratoria. Los puercos,
asegura el inventor, llegan por su propio peso a la cuchilla, y la operación
de hender el espinazo puede realizarse sin interrupción. 61
119. Instrumento para
Desollado mecánico extraer pelo de las pieles.
1837. Imitación de la
mano humana. "Una de
Cuanto más temprana la fecha, con mayor audacia trataron de las mandíbulas está desti­
sustituir los inventores las complicadas operaciones manuales por dispo­ nada a suministrar el lugar
y la función del pulgar
sitivos mecánicos. También el desollado sería efectuado mecánicamente,62 tal como éste se utiliza
a través de un sistema de palancas y poleas, mientras Jos animales -gana­ para extraer pelos con el
do bovino en este caso- quedaban anclados al suelo por la cabeza y las e cuchillo comun, y por lo
patas. El dibujo de este invento (fig. 122), al que no es posible negar un tanto está recubierto o
forrado en el interior con
cierto encanto artístico, muestra una vaca a medio desollar, con el cuero cuero, caucho u otro ma­
echado hacia atrás, mientras la piel de la cabeza, ya desprendida por el terial..." (patente EE.UU.
cuchillo, yace en el suelo, en primer término. Detrás, se ven la cabeza y n.O 244, 30 de junio de
1837.)
246
247
ción fue introducida la máquina con un éxito por lo menos parcial, pero
es característico que esta operación no tuviese lugar en el interíor del cuer­
po. Era la tarea de eliminar mecánicamente pelos y cerdas del ablandado
cuerpo del animal, apenas éste salía de la tina del escaldado. Esto se con­
sigue mediante un gran dispositivo de rasurado destinado a eliminar todo
el pelo del cuerpo, .meticulosamente y en el menor tiempo posible.
Tal como en las mezcladoras mecánicas de masa, la mano que
amasa, golpea y estira es sustituida por brazos mecánicos, tornillos y otros
mecanismos, también en el afeitado del cerdo la mano que empuña el cu­
chillo, y que tan bien se adapta a los contornos del cuerpo, da paso al
elemento mecánico.
La mezcladora de masa fue inventada en Europa y no fue utiliza­
da en Norteaméríca hasta después de la guerra de Secesión. En Europa,
la idea de crear una máquina raspadora de cerdos nunca había surgido,
y por diversas razones nunca hubiera sido utilizada.
El mismo esfuerzo para adaptar un mecanismo a los cuerpos irre­
gulares y orgánicamente formados, apareció en Norteamérica a finales del
XVIII, cuando fueron inventados numerosos dispositivos para mondar las
120. Máquina raspadora de cerdos. c.1900. "Una cadena sin fin arrastra el cerdo a
manzanas. Hasta mediados del siglo XIX, hubo máquinas mondadoras
través de una serie de pequeñas cuchillas, sujetas a muelles regulables... Se amoldan a la de manzanas en toda vivienda rural, en muy diversos modelos. De madera
forma del cerdo sin grandes problemas. Capacidad, 8 puercos por minuto." El raspado al principio y más tarde de hierro, se basaban sobre todo en el principio de
mecánico nunca resultó totalmente satisfactorio. .(Douglas's Encyclopedia, Londres.) hacer girar la manzana contra una hoja afIlada montada sobre un brazo
flexible. 63
A partir de 1830, cuando los americanos empezaron a modificar
los cuernos. Esta maquinaria no debió tener éxito, puesto que todavía hoy la forma de las herramientas, invariable a través de las épocas, para adap­
el desollado se afectúa manualmente. tarlas con mayor precisión a sus funciones, existe una propuesta "para
Toda la maquinaría parece quedar descartada cuando se trata de extraer pelos de la piel"64 (fig. 119). En vez de utilizar el pulgar para alzar
desollar, la separación de piel y carne. "El que desuella la cabeza y separa el pelo que ha de ser cortado por el filo, se dispuso una pinza recubierta
ésta del cuerpo, maneja el cuchillo con tanta habilidad que es capaz de de cuero, y en vez de cuchillo, una hoja de acero intercambiable. Estas
quitar la piel de la cabeza del animal y seccionar ésta exactamente en la piezas iban unidas a un brazo de resorte o a una empuñadura tipo tijera.
unión del cráneo y las vértebras en una fracción de minuto." El inventor neoyorquino dio a su instrumento, que se parecía "en forma y
Las ovejas son desolladas mientras se desplazan en un transpor­ tamaño a las pinzas comunes para el azúcar", el nombre de cuchillo aga­
tador. Sin embargo, esta operación es efectuada enteramente a mano, y rrador de pelaje. "El pellejo queda confinado en una forma o astil... seria
todo un equipo de obreros divide la tarea en operaciones individuales. El mucho mejor poder utilizar un astil tan ancho como el pellejo y ligeramen­
golpe final lo dan los desolladores de la parte posterior, que "agarran te romo... almohadillado y cubierto con caucho."
las pieles y las arrancan de la grupa de las ovejas, sin romper el grano
de las pieles ni rasgar la tierna grasa de los cuartos traseros y el lomo". Hay un trecho grande entre este instrumento de peletero y la pri­
Esto se efectúa en un solo movimiento. Parece una operación fácil y senci­ mera propuesta de "máquina limpiadora de puercos", como entonces era
lla cuando se ve arrancar la piel con un seco chasquido, pero requiere una llamada (fig. 118). La sugerencia fue presentada en 1864. La especifica­
gran habilidad. Por encima, el desnudo cuerpo de la res se mueve con la lí­ 'ción de este primer intent0 6S para hacer pasar toda una res a través de
nea de montaje, arrastrando la piel como un manto a través de la escarlata una máquina que le quitase pelos y cerdas, manifiesta claramente su ob­
alfombra de sangre que se forma en todas partes a lo largo del transporta­ jetivo: "La naturaleza de mi invento consiste en aplicar al cuerpo entero
dor. de puercos escaldados, discos, cuchillas u otros dispositivos... formados ...
para presentar suficiente fuerza o adhesión y sin embargo ser lo suficien­
Raspado mecánico de los puercos temente elásticos como para amoldarse a las irregularidades del cuerpo."
Una presión firme y una adaptación flexible -para no cortar ni estropear
Son mayoria los intentos encaminados a manipular sustancias la piel- eran lo que anhelaban las múltiples soluciones ofrecidas.
orgánicas por medios mecánicos que han fracasado. Sólo en una opera­ Este inventor de 1864 eleva sucesivamente dos aros de hierro de
248 249
122. Desollado de ganado par energía mecánica. 1867. Todavía imposible hoy en día,
el desollado mecanizado fue intentado en fechas tempranas. Pero la piel de los animales
es demasiado delicada para ser manipulada de otra forma que no sean el cuchillo y la mano.
Este díbujo, con sus ingenuos medios que tratan de ilustrar un dispositivo mecánico, cons­
121. Depilación de aves de corral mediante la cera. La depilación con cera fue aplicada tituy'e una pieza original del arte folk norteamericano. (patente EE.UU. n.o 63910, 16 de
también a las aves de corral cuando éstas fueron sacrificadas en la línea de producción
continua, en tiempos de la plena mecanización. Ninguno de los métodos de raspado me· abril de 1867.)
cánico alcanzó un éxito radical. Sólo lo orgánico puede adaptarse a lo orgánico. (Foto
cortesia de Berenice Abbott.)
ejes respectivos".66 La disposición de los rodillos individuales permite una
mejor adaptación a la forma del animal. En este segundo intento se basan
un diámetro de 90 cm, semejantes a los aros a través de los cuales saltan las máquinas modernas que depilan 750 reses por hora en la linea de
los perros del circo. El primer aro lo rellena un disco de caucho con un montaje.
agujero de unos 30 cm de diámetro en su centro. El segundo aro consiste Al finalizar el decenio de 1870, y con todos los refinamientos
en dos anillas de cuchillas de acero o raspadores. "Todos convergen en aportados por esa época de técnicas en rápido progreso, se consiguió una
un centro común, pero dejando un orificio de 10 cm"; en otras palabras, ulterior aproximación a la forma del animal. "La máquina debería autoa­
están dispuestos como las láminas de un diafragma. El cerdo, enganchado justarse por completo a los diversos tamaños de las reses que pasen por
por el hocico en una cadena sin fin, habia de pasar primero a través del ella y también a sus diferentes contornos... Mi ínvento consíste, por lo tan­
aro de caucho, y después por el de acero. El inventor tiene puestas grandes to, en una serie de cilindros, cada uno de ellos provisto dejuegos de raspa­
esperanzas en la eficiencia de la máquina. "Se ha' calculado que... la capa­ dores elásticos y distribuidos en diferentes puntos... Cada uno de estos ci­
cidad de esta máquina es de cinco a quince mil cerdos por dia." Todo esto lindros... posee un movimiento independiente y tiene libertad para avanzar
puede parecer fantástico e improbable, y sin embargo no sólo representa y retroceder con el fin de seguir el contorno del animal."67
un primer uso experimental del caucho "para amoldarse a las irregulari­ Con la expansión de la producción a principios del 1880 Y con
dades del cuerpo", sino que esta propuesta de unos raspadores de acero una producción anual en Chícago de unos cinco míllones de cerdos, la
elásticos, dispuestos concéntricamente, reaparece en modelos prácticos demanda de máquinas eficientes de esta clase se hizo cada vez más apre­
cuatro décadas más tarde, pero esta vez están ordenados en forma de chi­ miante. 68 En un periodo en el que disminuían rápidamente las mejoras de
menea y se aferran al cuerpo del animal como las patas de una araña otras máquinas para la industria cárnica, el número de patentes para el
(fig. 120). raspado del puerco fue en aumento. 69
En su forma primitiva, esta idea de 1864 poco éxito podia espe­ Ningún instrumento mecánico daba entera satisfacción. La mano
rar. Diez años más tarde, vuelve a hacer su aparición el mismo inventor que empuñaba el cuchillo todavia era necesaria para inspeccionar y aca­
con una segunda propuesta. Ha imaginado esta vez una "serie de rodillos, bar la obra de la máquina.
provistos de raspadores a resorte y que giran simultáneamente sobre sus El siglo actual se orientó hacia la práctica más minuciosa del de­

250 251
123. El sacrificador humanitario de Gree­ la que la Muerte se disfraza de demagogo. Unos versos moralizantes pre­
ner, para el ganado. (Douglas's Encyclope­
dia, Londres.) vienen contra las consignas de república, libertad y fraternidad.

Se levanta la chaqueta y, cuando ellos miran,


el terror paraliza sus corazones.

La muerte ha sido degradada a la categoria de mero disfraz. Un


grabado anterior, La muerte estranguladora (1847), representa a la Muer­
te tocando el violín con unos huesos. La elección de la escena es signifi­
cativa, ya que utiliza la descripción de Reine sobre el desencadenamiento
de la epidemia de cólera en 1831, en un baile de disfraces celebrado en
Creener"s Humane Cattle Killér, showing CQurse of buUet. Paris.
En el siglo XV, el Juício Final, inseparable de la muerte, era una
realidad tan amenazadora como la propia muerte, y tal vez más temida
pilada. Para esta última limpieza, el cuerpo del animal es sumergido en un que ésta. En el siglo XIX, sólo queda la muerte en su desnudez biológica,
depósito de cera derretida que, una vez fría, es arrancada a tiras, lleván­ e incluso esto queda bien oculto. Por lo tanto, todas las imágenes de aque­
dose consigo toda traza de pelos. 70 Sólo lo orgánico puede amoldarse a lla época que tratan de nuestra relación con la muerte, entre ellas las com­
lo orgánico (fig. 121). posiciones de Rethel, se han vuelto irreales, ya que utilizan símbolos deva­
luados y a los que no soporta la realidad viviente de la creencia.
Cuanto mayor el grado de mecanización, más se elímina de la
La mecanización de la muerte vida el contacto con la muerte. Esta es contemplada, meramente, como
un accidente inevitable a la postre, como indicaremos al comentar por
El fenómeno de la muerte mecanizada no será contemplado aquí qué la concepción medieval de la comodidad difería tanto de la de otros
i desde el punto de vista sentimentalista ni tampoco desde el de un fabri­ periodos posteriores. Es más honesto pintar la muerte en su tosquedad,
¡ cante de productos alimenticios. Lo que nos interesa es, únicamente, la re­
lación entre mecanización y muerte; esta es nuestra actual preocupación.
como hizo simbólicamente (figs. 128 y 129) el aragonés Luis Buñuel en

Ambas cosas están implicadas en la producción masiva de carne.


Donde mejor cabe contemplar la evolución de esa maquinaria
de la matanza es en los archivos de la Oficina de Patentes de Washington.
Alli es posible seguir de qué modo los cerdos son agarrados lentamente por
I su cuarto posterior con la ayuda de ingeniosos dispositivos, introducidos
en la maquinaria y, suspendidos en hilera, trasladados a la posición más
favorable para darles muerte, y de qué manera las reses bovinas son deso­
lladas por medio de poleas, cuerdas y palancas (fig. 122), Y los cerdos
raspados mediante cuchillas giratorias y mordazas.
El único propósito de los dibujos de la Oficina de Patentes es el
de ilustrar la reivindicación de patente tan claramente como sea posible.
y no obstante, vistos en su continuidad, sin parar mientes en su interpreta­
ción y significado técnicos, nos causan la impresión de una danse macabre
de nuestro tiempo. Su descarnado propósito es más directo y, por tanto,
más impresionante que los retratos novecentistas de la relación entre la
vida y la muerte. Este cisma resulta muy aparente en la famosa serie de
grabados del pintor histórico postromántico Alfred Rethel (1816-1859),
fechada a mediados del XIX (fig. 126). El llama a su serie Otra danza ma­
124. Anuncio para
cabra (1849) y, con siniestra habilidad y en la noble tradición del grabado una fábrica conserve­
a lo Albrecht Durero, la muerte es utilizada abusivamente con fmes de ra de Chicago. Década
propaganda política. Estos grabados no tratan del fenómeno de la muerte, de 1890. (Cortesía de
la J. Ryerson Collec­
sino que representan una sátira política contra la revolución de 1848, en tioo, Chicago.)
252
253
su película Un perro andaluz (Un chien andalOli, 1929). En ella, la sim­
bolización de. la muerte se encuentra en el juego de asociaciones irracio­
nales. Sucesos triviales cotidianos y acontecimientos fantásticos andan
entretejidos en una realidad artística, en la que una navaja de afeitar se
convierte en nube alargada que cruza ante la luna llena en el firmamento
nocturno, y después en el cuchillo de un asesino que corta el ojo de una
muchacha. El guión reza así:

J Un balcón en la noche.

I Cerca del balcón, un hombre está amando su navaja de afeitar. El


hombre contempla el cielo a través' de los cristales de la ventana y ve...
I¡ Una delgada nube que avanza hacia la luna, que es llena.
Después la cabeza de una joven, con los ojos abiertos.
La nube delgada pasa ahora ante la luna. .
71
La hoja de la navaja es movida a través del ojo de la joven, cortán­
dolo.

Todo esto es indiferentemente tosco, cruel y autentIco. Su ca­


rácter directo capta algo del terror eterno a la muerte. El horror reside
en la repentina e incalculable destrucción de una criatura orgánica. 126. La relación del siglo XIX con la Muerte: "Otra danza de la Muerte", Grabaau.
La transición de vida a muerte no puede ser mecanizada si la 1849. En contraste con el siglo XV, la era mecánica no tiene relación directa con la muerte,
muerte ha de ser producida con rapidez y sin dañar a la carne. Las herra­ ni tampoco la tiene, por tanto, el arte del XIX. Si se presenta una intervención de la
muerte, ésta aparece en forma literaria, cuando no carvanaIesca. (Alfred Rethel, Auch
mientas mecánicas probadas resultaron inútiles, pues o bien eran dema­ ein Tatentanz, 1849.)
siado complej¡¡.s, o totalmente dañinas. En su gran mayoría, obstaculizaban
un desangrado satisfactorio. Según se asegura, nuestra costumbre de co­ Sólo el cuchillo, guiado por la mano humana (fig. 127), puede
mer carne tan sólo después de haber sido privada ésta de todo resto de san­ efectuar la transición de vida a muerte del modo deseado. Para esta ope­
gre, debe tener su origen en los preceptos judíos, ya que tanto griegos ración se necesitan artesanos que combinen la precisión y la destreza de
como romanos procuraban que el precioso líquido no abandonase el cadá­ un cirujano con la rapidez de un trabajador a destajo. Se ha establecido
ver del animal. Estrangulaban a éste 6 lo atravesaban con lanzas previa­ hasta qué punto y a qué profundidad debería ser perforado el cuello de
mente calentadas para impedir que se desengrase. Y sin embargo, la gente un cerdo. Un golpe en falso perjudica el producto cárnico, y la operación
preferiría abstenerse de comer carne antes que abandonar unos hábitos debe ser realizada con celeridad: a razón de 500 puercos por hora. 12
que se han convertido en instintos. La sangre horroriza. Para seccionar la vena yugular, el matarife agarra el animal, sus­
.- 11\'n::'""''''''\''''-~~-~=- pendido cabeza abajo por su pata delantera, le da vuelta debidamente, y le
atraviesa la garganta hasta unos 15 centímetros de profundidad. La mis­
ma destreza y la misma cautela deben ser empleadas al sacrificar las ove­
jas, animales que, por ser más tranquilos, van colgados del carril por pare­
jas. La herida se les infiere con un estilete de doble filo, exactamente detrás
de la oreja.
Las vacas ya no son llevadas a los corrales, en manadas, para
ser apuntilladas. Cuando esto se hacía, el matarife acechaba agazapado
sobre unos tablones a menudo colocados de través sobre los corrales, en
espera del momento más oportuno para clavar su arma puntiaguda entre
los ojos de la víctima. Hoy se utiliza un martillo de un par de kilos que se
abate sobre los cráneos de las reses en un estrecho corral preparado con
esta fmalidad; al ser golpeados, los animales se desploman como bloques
de madera, y es entonces cuando los empleados sujetan la cadena alrede­
dor de las patas traseras y cuelgan la res del carril, cabeza abajo. Al pro­
125. Sacrificando reses. (Frank Leslie's R/ustrated Newspaper. 12 de octubre de pio tiempo, el matarife clava un cuchillo en la garganta del inconsciente
1878.) animal. La sangre suele ser recogida en unos recipientes especiales.

254 255
128. La muerte en su tosquedad: Luis
Buñuel, "Un perro andaluz", 1929. Nube
pasando ante la luna. ojo de una joven
en el momento de ser cortado por una
navaja. Es más honesto representar la
muerte en su brutalidad que implicarla
en una mascarada. En el film surrealis­
ta Un perro andaluz, Luis Buñuel comuni­
ca la ídea de la muerte mediante simbo­
los irracionalmente relacionados. (Corte­
sía de Luis Buñuel.)

129. Buñuel: "Un perro andaluz". El


127. Sacrificio manual de aves de corral en la línea de producción. 1944. (Foto cortesía ojo después de cortado. (Cortesía de
de Berenice AbboIt.) Luis Buñuel.)

El acto de la matanza en sí no puede ser mecanizado, por tanto,


y la carga recae sobre la organización. En uno de los grandes mataderos,
perecen dos animales cada segundo, lo que da un promedio diario de unas uno no siente; uno se limita a observar. Puede ocurrir que aquellos nervios
60000 cabezas de ganado. Los gritos de agonía de los animales cuyas yu­ a los que no sometemos a nuestro control se rebelen en algún lugar del sub­
gulares acaban de ser abiertas se confunden con el sordo rumor del gran consciente. Días más tarde, el olor a sangre que hemos inhalado se alza
tambor, el chirrido de los engranajes y el agudo silbido del vapor. Es casi de repente desde las paredes del estómago, aunque ni una sola salpicadura
imposible diferenciar entre los gritos de muerte y los ruidos mecánicos, de ella nos haya alcanzado.
ní tampoco puede el ojo captar lo que ve. A un lado del matarife hay los No nos es posible saber hasta qué punto la pregunta está justifi­
vivos, y al otro los muertos. Cada animal cuelga cabeza abajo y en el mis­ cada, pero a pesar de todo cabe inquirir: ¿Tiene esta neutralidad con res­
mo intervalo regular, con la diferencia de que, de las criaturas a su dere­ pecto a la muerte algún efecto ulterior sobre nosotros? Esta influencia más
cha, brota la sangre de la herida en la garganta con el ritmo de los latidos amplia no tiene porque hacer su aparición en el país en el que se desarrolló
del corazón. En veinte segundos, como promedio, se supone a un cerdo la matanza mecanizada, ni siquiera en la época en la que surgieron los mé­
desangrado hasta morir. Todo transcurre con tanta rapidez y constituye todos. Esta neutralidad ante la muerte puede estar alojada profundamente
una parte tan continua del proceso de producción, que apenas suscita emo­ en las raíces de nuestro tiempo, si bien no se reveló en toda su amplitud
ción alguna. hasta la guerra, cuando poblaciones enteras, tan indefensas como los ani­
Lo que es realmente asombroso en esta transición en serie de la
vida a la muerte es la absoluta neutralidad del acto. Uno no experimenta,
I males colgados cabeza abajo en la cadena transportadora, fueron aniqui­
ladas con diestra neutralidad.
I
256 257
I
I
9-Gledlon
Notas 21. James Parton, Triumphs of Enterprise, Ingenuity and Public Spí­
rit, Nueva York, 1872, cap. 11.
1. p'¡rra detalles de esta evolución, véase 'Giedion, op. cit., pp. 465 a 22. Parton, op. cit., p. 44.
501.
23. Walter Prescott Webb, The Great Plains, Boston, 1936, p. 207.
2. <!eorges Eugéne Haussmann, Mémoires, vol. 1II, París, 1890-1893,
p. 561. 24. Webb, op. cit., p. 219.
3. Ibídem, pp. 560 Y 561. 25. Webb,op. cit., pp. 222 Y 223.
4. Handbuch der Architektur, seríe IV, vol. 3 Darmstadt, 1884, p. 182. 26. Parton, op. cit., p. 46.
5. Thomas De Voe, Abattoirs, Comunicación leída ante la rama Poli- 27. Para más detalles, véase Harper Leech y John Charles Carrol!.
técnica del American Institute, Albany, 1866, p. 19. Armour and His Times, Nueva York y Londres, 1938, pp. 125 a 127.
6. L'Abattoir moderne, 2:· ed., París, 1916, p. 45. 28. Patente EE.UU. n.O 71423, J.B. Sutherland, 1867.
7. A.T. Andreas, History of Chicago, vol. 3, Crucago, 1886, p. 334. 29. Patente EE.UU. n.O 131722, J. Tunstel, 24 de setiembre de 1872.
8. Scientific American, 21 de agosto de 1886, p. 120. 30. Charles Tellier, L'Histoire d'une invention moderne: le frigorifi­
que, París, 1910.
9. Por sí solas, estas cifras dan un retrato deforme del conjunto. Por
lo tanto, hemos comparado la producción anual de Crucago y de París. Los da­ 31. Ramón J. Carcano, Francesco Lecoq. Su teoría y su obra: 1865­
tos parisienses están sacados de La Grande Encyclopédie, París, 1884, y los 1868, Buenos Aires, 1919. La patente francesa le fue concedida a Lecoq el 20
de Crucago de Andreas, op. cit., vol. 3, p. 335. La comparación de los requeri­ de enero de 1866.
mientos anuales no sólo arroja luz sobre las preferencias alimentarias, sino que 32. Patente EE.UU. n.O 215 572, Purificación, circulación y rarefacción
también señala los caminos divergentes de Europa y Norteamérica. París sacri­ del aire, Andrew J. Chase, 1879.
fica doble número de corderos y casi seis veces más terneras que Chicago. Cru­ 33. Harper's Weekly, 21 de octubre de 1882, p. 663.
cago mata veintitrés veces más cerdos y unas nueve veces más reses vacunas que 34. Véase A.T. Andreas\ The History of Chicago, vol. 3, Chicago, 1884­
París. Una sola empresa, la Swift and Ca., de Crucago, procesa este año el doble 1886, p. 335. Expediciones de ganado: 1883 = 966758; 1884 = 791884.
de reses vacunas que las consumidas por París en el mismo período (Producción
35. Louis F. Swift, The Yankee and the Yards, the Biography of Gus­
qe la Swift and Ca. para 1884-1885 = 429 483 reses). Cabe observar también que
tavus Franklin Swift, Nueva York, 1927, p. 18.
en Estados Unidos no se subdivide el término "cattle" (ganado vacuno). En Euro­
pa, la carne de vaca es tenida en poca estima, de donde la reducida cifra pari­ 36. Ibídem, p. 185.
siense; en cambio, la de bueyes muy apreciada. Sin embargo, en Estados Unidos, 37. Este paso tampoco se vio libre de dificultades, ya que el envasador
los bueyes, utilizados como bestias de tiro en las granjas pequeñas, son sacriii­ Hammond atacó los vagones basándose en una infracción de patente. Swift, op.
cados en número cada vez más reducido. cit., p. 189.
38. Ibídem, cap. "Nunca te des por vencido".
1883 Ganado vacuno Terneras Cerdos Corderos 39. Helen Swift, My Father and my Mother, Chicago, 1937, p. 127.
40. Ibídem.
Chicago . Reses = 1878944 30223 5640625 749917 41. Frank Leslie's Illustrated Newspaper, 12 de octubre de 1878, p.
París. Bueyes y toros = 184900 189400 170465 1570904 663.
Vacas = 43 099 42. Harper's Weekly, 21 de octubre de 1882, p. 663.
43. Louis F. Swift, op. cit., p. 118.
10. Charles Cist, "The hog and its products", en Commissioner of 44. Sin embargo, las condiciones higiénicas en las fábricas eran alar­
Agriculture Report, 1866, p. 391. mantes, al menos al finalizar el siglo. Más tarde, fueron instituidas reformas decisi­
11. Charles Cist, citado en C.F. Goss, Cincinnati, the Queen City, vas. La revista inglesa The Lancet despertó a la opinión pública (7, 14,21 Y 28 de
1788-1912,4 vals., Chicago, 1912, vol. 2, p. 334. enero de 1905) y fue seguida por La selva, de Upton Sinclair (I906), y por una in­
vestigación del Congreso (1906) en el curso de la cual Theodore Roosevelt de­
12. Ibídem. claró: "Las condiciones expuestas incluso por esta breve inspección y existentes en
13. Ibídem, p. 391. los mataderos de Chicago, son vergonzosas" (59th Congress, 1st Session, Docu­
14. Goss, op. cit., va!. 2, p. 334. ment 873). Estamos en deuda con el señor Wayne Andrews por esta información.
15. Malcoim Keir, Manufacturing, Nueva York, 1928, p. 257. 45. Swift, op. cit., p. 118.
16. En el capítulo "The Assembly Line". 46. H. Leech y J.e. Carroll, Armour and His Time, Nueva York, 1938,
p. 238.
17. Chambers, Things as They Are in America, 1854, p. 156.
47. Ibídem, p. 251.
18. Olmsted, A Journey through Texas, Nueva York, 1857, p. 9.
48. Louis D. Weld, Prívate Freíght Cars and American Railways, Estu­
19. Ibídem. dios de Historia de la Universidad de Columbia, Economía y Ley Pública, vol.
20. Olmsted, op. cit., p. 12. 31, n.O 1, Nueva York, 1908.

258 259
49. J. Ogden Armour, Packers, The Private' Car Lines and the People, Mecanización y crecimiento
Filadelfia, 1906,p. 24.
50. "La primera linea frigorifica de cierta importancia utilizada tan sólo
para el tráfico de fruta, fue la de F.A. Thomas en Chicago, un inventor de Detroit
que construyó cincuenta vagones frigoríficos en 1886." Véase L. D. Weld,
op. cit., p. 18.
51. Ibídem, p. 19. Mediante la reducción de los fletes.
52. Armour Car Line, Fruit Grower's Express, Continental Fruit Ex­
press.
53. Según Harper's Weekly, marzo de 1872 a marzo de 1873.
54. William Douglas & Són, Encyclopedia. Un libro de referencia para
todas las industrias asociadas con la carne bovina o porcina, provisiones y comer­ Alrededor de 1930 comienza una nueva revolución que se en­
cio en general de productos alimenticios, Londres, 1903, p. 451. cuentra ahora en el umbral de la plena realización y señala hacia una nue­
55. En el capítulo "Línea de Montaje". va época cuya tendencia está distante de lo mecánico. Se centra, como he­
56. Upton Sinclair, La selva, Nueva York, 1906, p. 42. mos sugerido, alrededor de la intervención del hombre en la sustancia orgá­
57. Mejoras en elevadores de cerdos, Patente EE.UU. n.o 27 368, 6 de nica. Animales y plantas van a ser cambiados en su estructura y en su na­
marzo de 1860. Elevador de cerdos, Patente EE.UU. n.O 94076, 24 de agosto de turaleza. El campo de la genética, responsable de esta intervención radical,
1869. Máquina elevadora de cerdos, Patente EE.UU. n.o 120946, 14 de noviem­ es un retoño de la biología, con la que nació.
bre de 1871.
Desde un buen principio, el hombre ha interferido en la naturale­
58. Patente EE.UU. n.O 245643, 16 de agosto de 1881.
za a través de la domesticación y la cría. Amoldó a su voluntad el carácter
59. Patente EE.UU. n.O 252112, 10 de enero de 1882. de los animales salvajes y de las plantas silvestres. Los domesticó. Crió bue­
60. Patente EE.UU. n.O 252 112, 10 de enero de 1882. yes y capones para sus fines. En la Antigüedad, acopló yegua y asno, y así
61. Patente EE.UU. n.O 130515, 13 de agosto de 1872. creó el estéril mulo. Se dice que los árabes del siglo XIII inseminaron artifi­
62. Patente EE.UU. n.O 63910, 16 de abril de 1867. cialmente yeguas con pedigree. Para la incubación de los huevos, los chi­
63 . Véase "La mecanización llega al hogar", p. 517. nos utilizaban cestos llenos de arroz caliente, y los egipcios empleaban hor­
64. Paten'te EE.UU. n.O 244, 10 de julio de 1837. nos. Los indios americanos cruzaron variedades de maíz con un éxito no­
65. Patente EE.UU. n.O 44021, N. Silverthorn, 30 de agosto de 1864. table.
66. Patente EE.UU. n.o 153 183, N. Silverthorn, 28 de enero de 1874. El siglo XVIII abrió el campo de la genética, como lo hizo con el
67. Patente EE.UU. n.O 235731, J. Bouchard, 21 de diciembre de 1880, de la agricultura mecanizada, mediante la experimentación y el análisis
(presentada el 4 de diciembre de 1879). . científicos. Desde el descubrimiento de que las plantas son organismos se­
68. Tampoco faltaban las propuestas para máquinas destinadas a "ras­ xuados (Camerarius, 1694) y desde la hibridización analítica de las plantas
par puercos haciéndolos pasar por una bandeja sin fm entre unas cuchillas en rápi­ (Thomas Fairchild, 1717; Vilmorin Andrieux, 1727)1 hasta los experimen­
do movimiento y sujetas de modo que fuesen flexibles y se ajustaran por si mis­ tos y descubrimientos revolucionarios de Gregor Mendel (1865),2 nunca
mas". Patente EE.UU. n.o 184390, 6 de setiembre de 1876. En otra ocasión, el
"perftl de los raspadores" es "curvilíneo" para permitir una acción más efectiva. decayó el interés por tales experimentos. A finales del siglo XVIII, la gené­
Patente EE.UU. n.O 196269, 29 de marzo de 1877. tica llegó hasta la inseminación artificial de los mamiferos.
69. 1881 = cuatro patentes; 1882 = dos patentes; 1886 = tres patentes. Por tanto, los principios de la genética, como tales, no son nue­
70. Cuando fue aplicada la linea de producción al proceso de las aves vos. La genética sigue el camino normal desde la experiencia transmitida al
de corral, en el decenio de 1930, se emplearon unos métodos similares: transporta­ experimento cientifico. El tema permaneció en esta fase durante largo tiem­
dores aéreos y máquinas de desplumar consistentes en un tambor provisto de unos po, y 10 que ocurriría después, en la época de la plena mecanización, no ad­
dedos de caucho elásticos. Hemos visto este aparato incluso en los más pequeños mite ninguna comparación con las fases anteriores, ya que seria una inter­
mataderos de aves. Los preparadores de aves de corral adoptaron también el mé­ ferencia mucho más profunda en el crecimiento orgánico. La alteración es­
todo de la cera para conseguir una limpieza completa. tructural de las plantas y los animales ha progresado con un ritmo que,
71. La Révolution surréaliste, París, 1930. comparado con 10 que existía antes, casi elimina el factor tiempo, y las di­
72. Scientific American, 21 de agosto de 1866. La destreza empleada mensiones han llegado a ser gigantescas.
en la que entonces empezaba a ser una producción en gran escala, apenas pudo
ser mejorada subsiguientemente. Todavía hoy, un matarife no puede matar más de Esta revolución guarda una cierta similitud con la revolución de
500 a 600 animales por hora. las herramientas y los equipos un siglo antes, cuando fueron reformadas de
pronto o transformadas en mecanismos. El ritmo impetuoso del desarrollo
presente y la sensibilidad de los sectores afectados, prometen unas conse­
cuencias todavía más impresionantes.
260 261
Semilla Dos años más tarde, Réaumur publicó su libro, lujosamente ilus­
trado y traducido al inglés el año siguiente. 7 En el prólogo, nos narra con
En la época de la plena mecanización, las plantas que nos dan co­ humor cómo empezó el experimento. Un amigo suyo, perteneciente al
mida o vestido recuperan su carácter sobresaliente. Con medidas especia­ cuerpo diplomático, le habia explicado minuciosamente cómo se practica­
les, particularmente las que intervienen en su fertilización, alteramos su es­ ba la incubación en la aldea egipcia. Pronto supo Réaumur que no iba a
tructura y su productividad. Se ha conseguido que el trigo, la avena, la ce­ ser aquél su método. El no contrataría expertos egipcios, como hubiera he­
bada, la caña azucarera, el algodón, la fruta y las hortalizas sean más vigo­ cho un príncipe en su lugar; su termómetro sustituiría al secreto de los
rosas y más resistentes a la sequía y a los parásitos. La soja, aunque intro­ egipcios. Primero, utilizó el calor natural de un montón de estiércol, en el
ducida a principios del último siglo, asume un nuevo significado, pero los que hundió un barril que contenia la incubadora (fig. 130); seguidamente,
resultados más conspicuos son los obtenidos con el maíz. experimentó con el horno de cocer el pan instalado en un convento de
"El maíz híbrido -asegura el Bureau of Agricultural Economics monjas cercano, y finalmente construyó por su cuenta una "estufa" cilín­
de Estados Unidos- es tan importante entre las plantas como el tractor en­ drica de madera que permitía una radiación equitativa. Todavía hoy, los
tre las máquinas."3 granjeros norteamericanos muestran preferencia por la incubadora cilín­
En virtud del clima norteamerícano, el maíz constituye el alimen­ drica calentada por carbón, en vez de la de tipo eléctrico que, según dicen,
to más importante para el ganado. Su mejora y su aumento en producción puede ser inadecuada en las épocas frías.
en unos pocos años, lindan en lo maravilloso. Los primeros intentos para No es posible leer el libro de Réaumur sin apasionado interés, ya
cultivar maíz híbrido comercialmente tuvíeron lugar en el decenio de 1920, que en ese tema corriente y moliente la observación del gran sabio es pro­
pero no se dispuso de él en cantidad hasta el principio de 1930. Seguida­ yectada vigorosamente sobre los más infimos detalles. Sabe con exactitud
mente, en cuatro años, de 1935 a 1939, su producción se quintuplicó. El cómo sale el polluelo de su cascarón, y cómo se forma el embrión, y diseña
área sembrada con maíz híbrido pasó de 200000 hectáreas a 9 600000, lo la madre artificial.
que representa más de un cuarto de la producción total. 4 En una habitación casi a oscuras de una factoría alimentaria de
El grano del maiz híbrido se congrega alrededor de la mazorca St. Louis, hemos visto unas jaulas bajas de tela metálica que albergaban
con una abundancia y una regularidad excepcionales. Es más prolifico (de polluelos salidos de la incubadora unos días antes. Había en ellas una tela
un 15 a un 30%), más resistente y más atractivo. 5 Fue observado un hecho de caucho inclinada y calentada eléctricamente, y los polluelos se intro­
notable en la segunda generación de maíz sembrado libremente en los cam­ ducían bajo ella, ya que sustituia a las alas de la madre para calentar sus
pos: perdía una parte de sus características deseables, y por lo tanto el pulmones. A mediados del siglo XVIII, Réaumur había logrado ya lo mis­
granjero ha de adquírir su simiente a cultivadores cuya producción de se­ mo al forrar una caja con vellón de oveja (fig. 130), inclinar la tapa como
milla tienda a mostrarse cada vez más centrada. la lámina de caucho en la incubadora del siglo XX, imitando también las
alas de la gallina, y al llamar a este dispositivo madre artificial.
El huevo Alrededor de 1944, sólo el 15% de los pollos producidos en Esta­
Un ejemplo, por lo menos, puede mostrar cómo el siglo XVIII dos Unidos habian sido incubados por gallinas. El 85% restante lo había
adoptó el análisis y la experimentación como su punto de partida en la me­ sido en unas 10000 instalaciones de incubación. En las incubadoras actua­
canización del crecimiento. les, calentadas mediante electricidad y controladas termostáticamente,
Los egipcios eran maestros en el empleo de incubadoras para ga­ cada unidad contiene unos 52000 huevos, y puede ser atendida por un
llinas y ni siquiera en épocas recientes han olvidado esta habilidad. En el si­ hombre. El dispositivo incubador de Réaumur era inmóvil; en cambio, los
glo XVIII, Berma, un pueblo del Delta del Nilo, todavía vívía de la cría ar­ estantes de las incubadoras modernas giran sobre un eje y cambian regu­
tificial del pollo, cuyos secretos pasaban de padre ahíjas. Réamur explica larmente la posición de los huevos, tal como lo haria la gallina, con lo que
que se incubaban hasta treinta mil unidades a la vez y que después las aves evitan que el embrión se adhiera al cascarón. En una granja, el número me­
eran vendidas por bushels, como los cereales. dio de gallinas frisa en el centenar, cuando ciertas factorías de incubación
Tal como las flores exóticas eran trasplantadas a climas septen­ artificial tienen una capacidad de más de un millón de huevos. Diez mil
trionales, también un nativo de ese pueblo egipcio fue llevado a Florencia factorías de éstas producen anualmente unos mil seiscientos millones de
por el gran duque de la Toscana,' para que la corte pudiese disfrutar de po­ huevos.
llos tomateros en todas las estaciones. En 1747, Antoine-Ferchault de El enorme incremento de la incubación artificial se ha producido
Réaumur, el gran naturalista, dirigió a la Academia de París una comuni­ paralelamente al período de la plena mecanización. De 1918 a 1944, los
cación sobre el tema de la incubación de pollos, y según nos dice su biógra­ huevos incubados artificialmente pasaron del 20 al 85% del total. Una de
fo obtuvo un éxito sensacional, ya qúe tener un pollo en la mesa durante las razones expuestas para explicar este hecho es la de que, después de
todo el año, en aquellos tiempos era un sueño de lo más tentador. 6 1918, fue posible enviar polluelos por correo, pero en realidad el aumento

262 263
,¡",.r...A• • • ~~_ ... • .(41-­

132. Madre artificial en tiempos de la plena mecanización: Incubadora eléctrica, 1940.


130. Intervención en la sustancia orgánica: Reaumur, madre artificial. c.1750. Los ex­ Entre 1918 y 1944, en Estados Unidos los huevos incubados artificialmente aumentaron
perimentos de Réaumur fueron sugeridos por las "madres artificiales" de los egipcios, del de un veinte a un ochenta y cinco por ciento del total. La incubadora, controlada eléc­
mismo modo que el esfuerzo de su siglo para explotar el vapor y el vacio atmosférico tricamente, contiene unos 52000 huevos. (Hawkins Mil/ion Dolar Hen, Mount Vernon,
constituye una tendencia paralela con la tecnología alejandrina. Es posible que la incuba­ Illinois.)
ción en horno se originase en el técnicamente avanzado período de los Tolomeos, Y en
los pueblos del delta del Nilo la práctica fue mantenida hasta los tiempos de Réaumur. corre parejas con la tendencia general. La producción en serie y la cria de
Izquierda: Madre artificial en forma de barril; con cámara forrada de plumón y colocada
pollos a partir de huevos selectos, son más provechosas. Un peligro es la
sobre un montón de estiércol.
Derecha: Madre artificial, formada por "un armazón de madera al que se ha clavado una diseminación de enfermedades, por lo que se requiere un control meticulo­
piel de oveja P, cuya parte velluda se encuentra dentro de la madre; una cortina suelta so, y otro es el de los comerciantes poco escrupulosos.
que cae casi hasta el fondo de la madre, y cubre toda la parte frontal de ésta, de modo que Para mantener la producción tan regular como sea posible, se uti­
no priva a los polluelos de la libertad para colocarse debajo de la madre. La mueven Y
levantan fácilmente". (A. F. de Réaumur, The Art of Hatching and Bringíng Up Domestic liza la luz artificial en las mañanas de otoño y de invierno, con el fin de es­
Fowl at Any Time of the year, Londres, 1750.) timular los ovarios. Aunque esto no awnenta la producción total, la regula­
riza tanto como es posible a lo largo de todo el año, y permite el proceso de
las aves en plantas mecanizadas, proceso que fue introducido hacia el de­
cenio de 1930. La exquisitez que el gran duque de Toscana quiso ofrecer a
su corte se halla hoy a disposición de todos.
Antes del advenimiento de la producción en serie de aves de co­
rral, los pollos solían ser dos veces más caros en invierno que en verano.
Hoy se dispone de estas aves durante todo el año, recién muertas, y se está
buscando un mecanismo que separe mecánicamente los huesos de la carne.

¡ La fertilización mecánica
131. Réaumur:
Madre artificial. Cómo se genera la vida orgánica era motivo de especial preocupa­
c.J750. Este gra­ ción para el siglo que hurgó en todo para hallar una respuesta a todo. En el
bado muestra el in­ XVIII, escepticismo y universalidad van codo con codo. Y tal como ese
terior de una sala
caliente destinada periodo rebuscó en la vida de plantas y animales, de insectos y mamíferos,
a criar los pollue­ trató también de explorar la vida microscópica.
los, y que puede En una de las grandes controversias científicas de la época, el je­
ser destinada a in­
cubarlos. A señala suita Lazzaro Spallanzani (1729-1799) refutó la teoria según la cual los in­
la tapa de una es­ fusoria eran generados espontáneamente por fuerza vegetativa, "energía
Q tufa cuyo cuerpo es sustancial" o "virtud oculta". Mediante obstinada experimentación, Spa­
cilíndrico. Sacando l1anzani demostró que las bacterias entran en las soluciones nutritivas pro­
?s esta tapa se puede
~~~
.~.
. / " J, meter leña cuando cedentes del exterior, y siempre se mostró interesado en la generación de la
es necesario. (Ibí­ vida, "il gran problema della generatione", desde mamiferos y plantas has­
dem.) ta infusorios.

264 265
En una sola generación, el vasto ciclo fue atravesado a partir de
¿Cómo se reproducen los microbios? Por copulación, se afirma"
las críaturas unicelulares hasta los mamíferos de más elevada organiza­
bao Horace Benedict de Saussure, el geólogo ginebrino, 1740-1799, primer
ción. Desde entonces, la jeringa ha sido técnicamente perfeccionada y
hombre que negó a la cima del Mont-Blanc, en 1770 descubrió que los in­
nuestros conocimientos acerca de características heredadas y de cómo se
fusorios se multiplican por división. Spallanzani lo demostró con uno de
desarrollan los órganos en el embrión han experimentado una vasta am­
sus geniales~ experimentos, y por primera vez (I776) ilustró las fases de
pliación, pero no hemos penetrado mucho más allá en los problemas de la
su desarrollo, maduración y división (fig. 133).
generación de la vida y de los efectos de una hibridización continuada.
De aqui a los experimentos con espermatozoides y fertilización
Rusia y Estados Unidos han realizado los mayores progresos en
artificial no había sino un paso, y Spallanzani procedió gradualmente en la fertilización mecánica, y' en fecha muy temprana los experimentos fi­
sus estudíos sobre la generación. Experimentó con sapos, ranas, salaman­ siológicos de los rusos frisaron ya en lo sensacional. En 1907, un fisiólogo
dras e incluso con gusanos de seda, y finalmente consiguió fecundar artifi­
ruso escribió sobre la fertilización artificial de los mamíferos. 10 En la época
cialmente a una perra.
de la plena mecanización, 10 que antes habían sido experimentos de labora­
torio se convirtieron en instrumentos de la producción en serie. En la
La simiente (refiere Spallanzani) fue inyectada en la matriz mediante
una jeringuilla... Me había ocupado de conferir a la jeringa el grado de calor que Unión Soviética, en 1936, más de 15000 ovejas fueron fecundadas a partir
poseen el hombre y los perros... La perra dio a luz tres graciosos cachorros, dos de un solo carnero, con una media de concepción de! 96,6 %. En un distri­
machos y una hembra... Por lo tanto. conseguí fecundar a ese cuadrúpedo, y en to, todas las ovejas -45000- fueron fecundadas por el semen de ocho
verdad puedo afirmar que jamás había sentido tanta dicha desde que cultivaba la carneros. En este mismo año, seis millones de vacas y ovejas de la Unión
filosofia experimental. No tengo dificultad en creer gue seremos capaces de traer Soviética fueron preñadas mecánicamente, II en un paralelo a la introduc­
al mundo varios grandes animales sin la concurrencIa de ambos sexos, siempre y ción del maíz híbrido en Norteamérica.
cuando recurramos al sencillo dispositivo mecánico por mí inventado. 8 En Estados Unidos, alrededor de 1945 la introducción de la inse­
minación artificial a gran escala se hallaba todavía en proceso. 12 El apara­
Bajo unas normas más rígídas, el experimento de Spalianzani no to está al alcance de la mano y es adaptable a vacas, ovejas, cabras, pe­
¡ tardó en ser repetído en Inglaterra y aplicado, un siglo más tarde, por un rros, zorros, conejos y aves de corral. 13 Se dispone de maniquíes con vagi­
I tratante en cría de perros a gran escala. 9 nas artificiales y de jeringas inyectoras, y las ventajas y desventajas inme­
j
diatas han sido calculadas, pero todavía no sabemos hasta qué límites o
por cuanto tiempo la naturaleza se someterá a nuestros mecanismos. Es
inútil discutir las consecuencias, pero, desde luego, hay un punto importan­
te en liza cuando la generación es tratada como un proceso mecánico.

Esta esfera, más que cualquier otra, exige adoptar una postura
que abandone la producción por mor de la producción. No se trata aquí de
la calidad fija del hierro o del acero, de un motor o de un refrigerador; es
una cuestión de calidad de la vida, de algo que es transmitido de una gene­
ración a la siguiente. Se halla implicada una responsabilidad muy grande.
Vistas bajo esta perspectiva, las demandas temporales del merca­
do cobran un aspecto grotesco. Antes de la segunda guerra mundial, debi­
do a la competencia de los aceites vegetales, los cerdos eran criados con un
mínimo de grasa; pocos años más tarde, circunstancias externas exigieron
una inversión total de estas características. Ejemplos como éste son los que
demuestran la debilidad de las urgencias cotidianas, por lo que es necesaria
una actitud díferente, como, por ejemplo, la que orientó al centro de inves­
tigación de la Animal Industry en Beltsville, Md.,14 en la adaptación de cer­
dos al clima meridional. Aquí, las ventajas de los cerdos de color claro,
procedentes del norte de Europa -cuerpos largos y rosados, buenos perni­
133. Inseminación mecamca: Lazzaro-Spallanzani, primera representación visual de les- se combinaron con los rasgos esenciales de la variedad americana.
la partición de infusorios. Lazzaro Spallanzani y los científicos de Ginebra demostraron
que los microbios se reproducían por fisión, y no por copulación. La investigación cien­ Las variedades de piel rosada no podían resistir el sol de los estados sude­
tífica sobre la creación de la vida data de esta época. Spallanzani estudió en pocos años ños, pero en pocos años, y mediante e! cruzamiento, se obtuvo un cerdo de
desde el ciclo de los organismos unicelulares hasta la inseminación artificial de la perra. coloración más oscura, rojo, negro o moteado, que satisfizo todos los re­
(L. Spallanzani, Opusculi di Fisica Animali e Vegetabili, vol. 1, Módena, 1776.) querimientos.
266 267
135. Inseminación me­
cánica. "Sección media
de la vaca, que muestra los
órganos reproductores
con la boquilla de la je­
ringa insertada en la
cérvix." La jeringa, aun­
que técnicamente refi­
nada, todavía es utili­
zada para la inseminación
artificial, como lo fue por
" Spallanzani en el siglo
XVIII. En tiempos de la
plena .mecanización, es­
pecialmente en la década
de 1930, la Unión Sovié­
tica hizo numerosos ex­
perimentos. Seis millones
de vacas y ovejas fueron
inseminadas mecánica­
mente, allí, en 1936. Sin
ir tan lejos en la práctica,
Estados Unidos creó una
134. Cruzamiento de variedades de tomates por el método de la polinización. H. J. Heinz extensa gama de aparatos
Nursery. Bowling Green, Ohio. (Cortesía de H. J. Heinz Co.) apropiados para las di­
versas especies. (Depar­
tamento de Agricultura de
El aspecto más llamativo de esta investigación es, posiblemente, el EE.UU., Circular 567,
de su penetración más profunda en los hábitos de los animales, y la corres­ W. V. Lambert.)
pondiente regulación de sus condiciones de vida. Si se le ofrece la oportuni­
dad, el cerdo expresa el mismo deseo de limpieza 'que puedan manifestar el
inseminación artificial de las yeguas en el Middle West de 1890, el propio
hombre o el gato; lo que resulta sorprendente es el breve tiempo necesario
propugnador del método formuló la pregunta de si la yegua "no debería es­
para producir un cambio en la raza. En Beltsville, en el espacio de pocos
tar como si dijéramos 'enamorada' del caballo".15 Una cosa es segura: la
años, el tamaño de las pavas experimentó tal alteración en su tamaño que
mecanización hace un alto ante la sustancia viviente. Ha de prevalecer una
satisfizo los requerimientos de una familia reducida y se adecuó al horno
nueva visión general si se quiere dominar a la naturaleza sin degradarla, y
moderno.
para ello es imperativa la mayor cautela. Ello exige una actitud que se aleje
Estos ejemplos, tomados al azar entre otros muchos, indican que
radicalmente de la idolatría de la producción.
los postulados de la experimentación todavía oscilan entre el amoldarse a
un mercado caprichoso y el pensar a lo largo de unas líneas más univer­
sales. Notas
Una nube de interrogantes se cierne sobre la mayoría de los pro­ I

cedimientos. Es indudable que la producción de h,uevos aumenta cuando el I


instinto maternal de la gallina es sistemáticamente reprimido y los pollue­ 1. J. Oppenheimer, "A Historical Introduction to the Study of Teleos­
tian Development", en Osiris, vol. 2, 1936, pp. 124 a 148, menciona los síguientes
los son incubados y criados sin ella, con el fin de no interferir en la activi­ trabajos del siglo XVIII en el campo de la genética:
dad de la puesta de huevos. 17 61: Koelreuter logra la fertilización artificial de las plantas y obtiene
Sin duda, un novillo es más fácil de dominar cuando le han sido híbridos por este medio. .
suprimidos los cuernos con cáusticos desde el principio, ya que se ve priva­ 1763: Jacobi informa sobre la fertilización de huevos de peces (Hanover
do de sus armas de combate, pero ¿no influirá esta ventaja sobre la cali­ Magazine, 1763).
dad, con el curso del tiempo? Sin duda, existe una selección más cuidadosa 1785: M.E. Bloch, /chtyologie, Berlín, 1785, con el capítulo "Sobre el
modo de incubar huevos (de pez)".
de huevos en las grandes incubadoras, y el modesto granjero puede obte­
2. Versuche ueber Pflanzenhybriden. 1865.
ner el semen de los toros de más alto pedigree, animales de los que él nunca
podría disponer. 3. Technology on the Farm, U.S. Govt. Printing Office, Washington,
agosto de 1940, p. 21.
Constituye un notable progreso el hecho de que 8 carneros pue­
4. En algunos lugares de la franja del maíz, en Iowa por ejemplo, el
dan preñar a 45000 ovejas, y no obstante queda en el aire la pregunta de si, maíz híbrido representa un 77 por ciento. Véase Technology on the Farm, cit., p.
en cierto modo, la naturaleza no es llevada al despilfarro. Al introducir la 136.
268
269
5. Para regular el cruzamiento y conseguir las variedades deseadas, hay
que evitar que las espigas se fertilicen accidentalmente y que las plantas hembra se Parte IV
fertilicen a si mismas. En circunstancias normales, los granos de polen maduros Encuentro de la mecanización
caerian, por ley del azar, desde las inflorescencias macho del maiz en los brotes
de las espigas y las fertilizarian. Por lo tanto, las plantas hembras y machos son con el entorno humano
separadas. Entre cada dos o cuatro hileras femeninas se coloca una hilera masculi­
na. Las inflorescencias de las plantas hembras son arrancadas antes de que con­
tengan polen, y este proceso se repite a intervalos regulares, para que todo el cam­
po sea fertilizado exclusivamente .por plantas macho de una calidad determinada.
En el tiempo de la siega, las plantas macho son eliminadas, y sólo es utilizado el
grano de las mazorcas hembra para nuevas cosechas. Este proceso -la endoga­
mia- ha de proseguir durante cinco a siete años. Descrito con mayor detalle en
Technology on the Farm, cit., cap. 21, y en forma más popular por William R.
Van Dersal, The American Land, Its History and Its Uses, Nueva York, 1943, pp.
54 a 57.
6. Jean Torlay, op. cit., pp. 303 a 314.
7. Réaumur, L'Art defaire éclore des oeufs et d'élever en toute saison
des olseaux domestiques par la chaleur du fumier et par celle du feu ordinaire,
Paris, 1749.
8. Dissertation Relative to the Natural History ofA nimals and Vegeta­
bies, vol. 2, Londres, 1784, pp. 197 a 199.
9. Walter Heape, en Royal Society (Londres), Proceedings, n.O 16,
1897, pp. 52 a 63.
10. Elie Ivanoff, "De la fécondation artificielie chez les mammiféres",
en Archives des Sciences Biologiques, Leningrado, 1907, pp. 377 a 511.
11. W.V. Lambert, Artificial Insemination in Livestock Breeding, Cir­
cular n.O 567, Departamento de Agricultura de EE.UU., Washington, D.C.,
1940, pp. 2 Y 3.
12. Ibídem, p. 5.
13. Ibídem, pp. 20 a 61.
14. El Centro de Investigación Beltsville, anexo al Departamento de
Agricultura de EE.UU., está situado a 21 km de Washington D.C. Empezó en
1910 con 190 ha, y hoy abarca casi 5 600 ha y cuenta con dos mil empleados. Se
ocupa principalmente de la mejora de las plantas y del ganado, asi como del con­
trol de los insectos dañinos. Los señores R.W. Phillips, John H. Zeller y T.C.
By~rly' nos permitie~o~ amablemente el acceso al centr9 y pusieron a nuestra dis­
pOS1Clon sus conOClImentos.
"
15. "Pueden los científicos hablar largo y tendido acerca del carácter
no cambiable de los gérmenes plasmas, pero la experiencia del escritor le enseña
que, cuando los animales contrayentes se encuentran en una unión mental, es se­
guro que el retoño resultante será dócil." -"On Breeding Mares", en The Horse­
man, vol. XIV, Chicago, 8 de marzo de 1894. Con respecto a la introducción de la
inseminación artificial, el mismo escritor señala: "Cuando empecé a hablar por
primera vez sobre ella, fui objeto de las burlas de casi todos (esto ocurría en 1893),
pero hoy se la juzga casi como una necesidad por muchos de mis vecinos" (The
Horseman, 30 de mayo de 1895).

270
El confort medieval

La Edad Media y la mecanización


¿Por qué -cabe preguntar- empezar con el período medieval?
Hemos de estudiar el desarrollo de la mecanización. ¿Por qué no empezar,
más bien, con el Renacimiento, cuyo enfoque racionalista está mucho más
cerca del espíritu de la mecanización? Hay varias razones para ello.
Deseamos conseguir cierta comprensión de los inicios a partir de
los cuales se ha desarrollado continuamente la vida occidental, ya que los
comienzos ofrecen las bases más seguras y al contemplarlos vemos como a
través de un espejo. ¿Qué características han cambiado? ¿Cuáles se han
conservado? ¿Cuáles se han perdido? ¿Qué son los nuevos impulsos?
Los comienzos de esta evolución ininterrumpida quedaron afir­
mados cuando, por primera vez desde el colapso de Roma, los niveles de
vida ascendieron hasta el punto de posibilitar la vida en los burgos. Por pri­
I
mera vez desde Roma, la cultura echó raíces y prosperó en la· sociedad ur­

l
I
I
I
bana. Las antiguas ciudades europeas empezaron a revivir desde el siglo
XI en adelante y en el XIII se fundaron más ciudades que en cualquier
otra centuria.
I Apoyado en los antiguos, el Renacimiento ensanchó nuestros ho­
rizontes. La Edad Media abarca las raíces de nuestra misma existencia.
No sólo los campanarios góticos dominan la ciudad, sino que las
modalidades góticas de la existencia sobreviven, a menudo más allá de
nuestra conciencia. Estas modalidades de vida se han retirado a menudo a
las montañas o a otros lugares inclinados a la constancia y vinculados ª"
los métodos medievales de producción. El tractor no tiene lugar en las
abruptas faldas de los montes. La vida campesina, tenaz en sus hábitos, en
sus casas, en su mobiliario, e incluso en su indumentaria, se aferra al últi­
mo gótico. El campesino de la Suiza central o de Appenzelllleva en la ca­
beza el mismo gOITO de pastor de los amish y los mennonitas de Pensylva­
nia. Ambas prendas tienen el mismo origen y sólo difieren en el material:
lino en Suiza y pana en América.
Más significativos, pero a menudo menos identificables, son los
vestigios de la actitud medieval con respecto a la producción. La ética de
los gremios se centraba alrededor de un rasgo fundamental: el manteni­
miento de la calidad. Los paises europeos cuyo sentido de la calidad se ha
mantenido vigoroso a lo largo de la producción mecánica, son aquellos en
los que han sobrevivido sus modalidades góticas de la vida.
La supervivencia del panadero, del carnicero, del tabernero y de
273
otros muchos oficios influyen profundamente todo el temperamento de la
existencia. Si ~I oficio complicado nunca quedó sometido a la mecaniza­
ción como en Norteamérica, no siempre se ha debido a incapacidad o a
una pequeñez de la escala. Las cadenas de restaurantes hicieron su apari­
ción en París, pero fue en Norteamérica donde se expandieron hasta afec­
tar a la vida cotidiana. Resistir a la mecanización en una esfera dada puede
significar a menudo renuncia a sacrificar la calidad, y allí donde se implan­
te esa resistencia ninguna regla fija podrá decidir. La industrialización re­
dujo la calidad de la cocina mucho más en Inglaterra que en Estados Uni­
dos. Por otra parte, la insistencia inglesa en la excelencia en el vestir es una
tradición heredada de siglos de artesanía. Tal es la demanda de calidad,
que tiene sus raices en los gremios de las ciudades góticas, una demanda
que hoy empíeza despertar de nuevo.
Norteaméríca tenía una economía agrícola. Los colonos llegados
en los siglos XVII y XVIII apenas diferían de sus antepasados medievales
en cuanto a sus modalidades de vida y trabajo. La América colonial, como
veremos, preservó a veces elementos góticos olvidados en el Viejo Mundo.
Desde la etapa de los oficios primitivos y una vida de austeridad medieval,
Norteamérica pasó directamente a una mecanización avanzada.

El concepto variable del confort


Originariamente, en latin, la palabra confort significaba "refor­
zar". Pasado el siglo XVIII, el mundo occidental identificó confort con
"conveníencia": el hombre debía ordenar y controlar su entorno intimo
para que éste pudiera proporcionarle las mayores comodidades. Esta vi­
sión nos movería a crear nuestro mobiliario, elegir nuestras alfombras, gra­
duar nuestra iluminación y utilizar todas las ayudas técnicas que la meca­
nización pone a nuestra disposición.
La noción de confort tiene significados distintos para las diferen­
tes civilizaciones. El confort puede ser conseguido en diversas direcciones,
y representa todo lo que el hombre pueda considerar necesario para "con­
solidar" su "refuerzo".
La interpretación oriental del confort requiere que el hombre ten­
ga control de sus músculos en todo momento, y así el Oriente ha logrado
posturas que permiten al cuerpo encontrar por su cuenta relajamiento y
comodidad. Para disfrutar de este confort, basta con adoptar una de esas
posturas "innatas", tales como sentarse en cuclillas y con las piernas cru­
zadas bajo el cuerpo mientras se procede al relajamiento del sistema mus­
cular. No se necesitan respaldos ni apoyos para los brazos, ya que el cuer­
po se relaja en sí mismo y sobre sí mismo. Además, el reclinarse no sólo se 136. La postura egipcia: estela funeraria de caliza. Mediados del 11 milenio a. C. Desde
el punto de vista actual, los hábitos egipcios en cuanto a sentarse son a la vez orientales y
utiliza para inducir el sueño, sino también para favorecer el relajamiento occidentales. Los egipcios equiparon sus casas con gran esmero. Crearon bancos, camas
mientras se come o se conversa. plegables y, especialmente, sillas y taburetes de diversas clases. Las sillas están adaptadas
El concepto oriental contrasta con el occidental tal como éste vie­ o bien para colocarse en cuclillas al estilo oriental -en cuyo caso la pieza es más baja de
lo normal, y su asiento más profundo- o para sentarse con las piernas colgantes, a la ma­
ne representado por la insuperable sutileza y las habilidades del siglo nera occidental. Las piernas del hombre de la izquierda descansan hacia adelante, como
XVIII. El confort occidental se basa en la idea de sentarse con las piernas en la pintura de la vasija griega del siglo V a.C. (Cortesía del Metropolitan Museum,
colgantes, y en esta postura el cuerpo exige un soporte exterior. Nueva York.)

274 275
En una tercera etapa, la última mitad del XIX adopta un nuevo
camino hacia el confort: introduce la movilidad, y lo consigue mediante la
disección del mobiliario en una serie de planos móviles regulados. por un
mecanismo. Este mobiliario no es comparable en gracia con las sillas grie­
gas, ni sus asientos se acomodan a las rodillas de los caballeros entregados
a la conversación. No se encuentra allí un material precioso ni una forma
consumada; es producción anónima procedente de inventores anónimos,
producción en serie. Este mobiliario está arraigado en los hábitos y ocupa­
ciones del siglo XIX. Ante la pregunta de si el siglo XIX tuvo una actitud
propia o si estaba destinado a pasar de un disfraz a otro, la clave se en­
cuentra en su mobiliario.

La postura en la Edad Media


¿Cómo se sentaba la gente en la Edad Media?
La postura refleja la naturaleza interna de un período. Los alta­
res medievales entronizan a las Virgenes en recia frontalidad ante un fondo
137. Lapostura romana: Pintura mural, 138. La postura medieval: Pitágoras es­
Boscoreale. Siglo] a.e. La silla no de­ dorado. En los Portales de Chartres, las figuras se yerguen en una distrihu­
cribiendo. Portal Norte de la catedral de
sempeñó un papel destacado en el interior Chartres. Siglo XII. Sentarse y postura ción jerárquica, mientras detrás y encima de ellas se despliegan los aconte­
romano. La recia silla del citarista más fueron improvisados en el periodo me­ cimientos bíblicos. A primera vista, la postura medieval parecería ser de
bien denota lujo que un estudio de pos­ dieval. La gente se sentaba en el suelo, solemnidad ceremonial, y esas imágenes proyecciones de la ordenada so­
tura. Detalles como el apoyo del brazo, en bancos, en asientos de ventana, al­
puramente decorativo, y el rico trata­ mohadones, pequeños escabeles, o en ciedad medieval.
miento de las patas son indicaciones de unas almohadillas, como el Pitágoras de Pero más allá de la excesivamente fácil interpretación sociológica,
esta tendencia. Tras el declive de la civi­ la catedral de Chartres, que sostiene un se abre otra perspectiva. Los señores feudales y las damas del siglo XIII
lización romana, pasó un milenio antes escritorio portátil sobre sus rodillas.
de que el hombre adquiriese el hábito de podian sentarse y caminar con gran dignidad en su porte, como revelan las
sentarse en sillas individuales. (Cortesía estatuas góticas. La Edad Media era capaz de una solemnidad suprema,
del Metropolitan Museum, Nueva York.) pero este porte formaba parte del culto. Es posible que no estemos faculta­
dos para percibir la dignidad y el fervor que debieron de haber emanado
La estructura de este soporte o apoyo, la silla, registra la noción del culto en la Iglesia medieval. Ningún otro mobiliario iguala en esplendor
de confort tal como éste ha cambiado de un período al otro. a los asientos del coro para los eclesiásticos. La muchedumbre se arrodilla­
En esta gama, que se extiende desde la Atenas de Pericles a la ba en el suelo. La vida burguesa adoptó una forma totalmente distinta.
Francia del Rococó, hay una ruptura de continuidad rara vez observada Grecia y la Edad Media tienen esto en común, pese a su diversidad: la mo­
por los historiadores. Las sillas griegas, con sus patas elegantemente ahu­ numentalidad quedaba reservada, casi exclusivamente, para la veneración
sadas, corresponden en el mobiliario a la escultura de Fidias. Jamás han de lo divino.
sido superadas en gracia y sensibilidad de las formas. Después de la deca­ El colapso de Roma repercutió en todas las esferas de la vida. Va­
dencia de Roma, quedaria olvidado este asientq refinado. lores culturales que un milenio y medio había consolidado perdieron su sig­
Hasta el siglo XVIII no serían aventajadas las normas griegas del nificado o fueron mutilados más allá de toda modificación. Cuando los nó­
confort, y esta vez con otros fines y en otra dirección. En otros períodos madas invadieron Roma, encontraron sillas que para ellos no tenían más
anteriores, sus asientos blandos y tapizados hubieran parecido tramos cor­ sentido que las estatuas, las termas, los muebles de talla y todos los instru­
tados de un lecho. mentos de una cultura diferente. Su costumbre consistía en sentarse en cu­
¡Pero cuanta ciencia aportada ahora a la administración del cuer­ clillas en el suelo, y se mantuvo.
po y sus soportes! La primera medida consiste en modelar e incurvar el La cultura que entonces cobró forma perseguía unos fines tan di­
mobiliario con especial solicitud para las regiones sensibles del cuerpo. El ferentes de los del mundo antiguo como la construcción del armazón góti­
respaldo se amolda al hueco de la columna vertebral, el perfil del asiento co, con su horror a lo macizo, lo era de las pesadas bóvedas de las termas.
está calculado según la longitud de la pierna y el ángulo de las rodillas, y el Las normas de vida de fmales del Medievo pudieron haber permitido el
brazo reposa hacia atrás como deferencia a la indumentaria femenina. El confort en forma de conveniencia, pero este sentimiento le era extraño al
confort del sentarse, representativo de nuestra cultura, encuentra aquí su gótico. El gótico no produjo muebles modelados según las formas del cuer­
versión más refmada. po. En el siglo XV, los taburetes bajos de tres patas eran tan utilizados
276 277
como en tiempos románicos, y todo indica que las gentes medievales solían
sentarse de modo improvisado e informal, con preferencia por la posición
en cuclillas. Vistas de perm, las Vírgenes de espalda curvada, esculpidas en
época románica, indican que la mujer estaba acostumbrada a la posición
en cuclillas y qtie no apoyaba su cuerpo en el respaldo del trono. Sólo el es­
cultor la colocaba en ese asiento jerárquico, y así deberian también ser in­
terpretados los ricos tapices colgados en las paredes detrás de bancos en el
siglo XIII, y que todavía pueden ser vistos en las representaciones de la
Virgen en la Italia renacentista.
La gente se sentaba en el suelo y sobre almohadones, así como en
! los peldaños y en los escalones que conducían a sus altos lechos. Al hacer­
I se más bajas las cómodas, las encontramos alineadas junto a las paredes,
donde desempeñaban el papel de sillas y sofás. Siguiendo esta tradición, se
l
I
I
hicieron sillas y mesas que eran al propio tiempo recipientes, costumbre
que todavía prevalecía alrededor de 1500. La segunda mitad del siglo XV
cierra el período medieval, pero está impregnada todavía del espíritu me­
dieval. Al propio tiempo, se relajan los hábitos de siglos y ejercen su pre­
sión otros nuevos.

¿Cómo se sentaba la gente en la Edad Media? Unos pocos ejem­


plos extraídos de diversos países y estratos sociales de este período de tran­
sición pueden proporcionar la visión más directa de estos cambios en el
confort.

Tribunal Supremo de Francia presidido por Carlos VII, 1458

Esta miniatura iluminada por Jean Fouquet (fig. 139) representa


la condena a muerte del duque de Alenyon, acusado de conspiración con
los ingleses contra Francia: una asamblea solemne y en un momento igual­
mente solemne, al llegar a su término un proceso que duró tres meses. En
el punto focal, el rey se sienta en su trono elevado; a su derecha y a su iz­
quierda hay dignatarios del reino, clérigos, nobles y jueces acomodados en
hileras de bancos. Arrodillado ante el rey, se encuentra el que proclama la
sentencia de muerte. Los procedimientos de estado observan la jerarquía
social, y una solemnidad inconfundible predomina en esta audiencia y llena
toda la atmósfera: indumentaria, porte, los grandes tapices gobelinos ador­
nados en toda su altura con figuras heráldicas.
Pero, ¿qué confort acompaña a estos procedimientos? Durante
tres meses, desde agosto hasta octubre, este brillante tribunal se reunió api­
ñadamente -como era costumbre en la Edad Media- en sencillos bancos
de madera sin respaldo, con muy poco espacio para las piernas, en notorio
contraste con los asientos del coro. Los jueces se sentaban en el suelo con
asombrosa informalidad, y los seis dignatarios en los escalones del trono
real no están mucho mejor instalados. En esta audiencia real no hay mu­
cha más comodidad que bajo la carpa de un circo. 139. Tribunal Supremo de Francia (Lit de Jusace), 1458: frontiscipio de Jean Fouquet
Esta renuncia a la comodidad corporal en la corte francesa -re­ para el Boccaccio de Munich. La sentencia de muerte cae sobre el duque de Alenyon,
conocida, junto con la borgoñona, como la más refmada de su época- tipi­ por conspiración con los ingleses. Durante tres meses, antes de este momento, los digna­
tarios del reino se sentaron apiñados en bancos sin respaldo. Los jueces -le parquet- se
fica la actitud que el período medieval conservó hasta el fm. En el siglo sentaban en el suelo, con asombrosa informalidad. (P. Durrieu, Le Boccace de Munich.)

278 279
cuantas pinturas se quiera, pero todas ofrecen el mismo relato: la sociedad
medieval no tenia sillas tal como las conocemos nosotros, y la gente estaba
acostumbrada a sentarse en contacto unos con otros.
Nosotros estamos acostumbrados a sentarnos en sillas que dejan
un hueco inevitable entre las personas, con lo que cada uno queda separa­
do de su vecino. Este hábito ha llegado a quedar insertado en nuestra con­
ducta. A diferencia de las gentes del Medievo, nosotros consideramos de­
sagradable tocar a cualquier vecino o ser tocados por él, y en tales casos
nos separamos disculpándonos.

Interior renano de clase alta, c. 1450: Dibujo de la escuela de Konrad


Witz

A lo largo de las paredes desnudas -todavía no se utilizaban los


paneles- se alinea una serie de arcas (fig. 141). María, cuyo Hijo contem­
pla su reflejo en la palangana, está sentada en una habitación carente de
mesa.
En las estatuas de los santos de este periodo, nuestra vista se ve
atraída hacia los ropajes que, en cascada, rodean sus figuras, como los in­
trincados ornamentos alrededor de los manuscritos iluminados. Los am­
plios pliegues de las ropas, tal como aparecen en la talla borgoñona, tan
140. Carnaval en una cocina holandesa, c.1745. Grabado holandés de 1567. Existe bien dominada por Konrad Witz, son, en todo el interior, los únicos signos
toda la escala social entre el Tribunal Supremo de Fouquet y el grupo de juerguistas en del rango de María. Se ocultan de nosotros mientras ella descansa sobre al­
esta cocina holandesa. Sin embargo, es común para ambos lugares la manera de sentarse.
Se utiliza todo lo disponible: una cesta invertida, taburetes de diversas alturas, o una silla mohadones, en un taburete bajo o en el propio suelo. Los cojines sobre las
de respaldo bajo y patas torneadas, procedente de la tradición románica. arcas pueden sugerir que ella está utilizando uno de ellos.

XVII, semejante asamblea sería impensable sin un acomodo apropiado


para su autoridad.

Carnaval en una cocina holandesa, c. 1475

Toda la escala social está presente entre el tribunal supremo


francés de Fouquet y el grupo de juerguistas de este grabado holandés (fig.
140),1 pero en ambos lugares se observan prácticas similares. He aquí un
grupo abigarrado reunido alrededor de un horno en el que la mujer en pri­
mer término está haciendo unos barquillos. El hombre cerca de ella prepa­
ra la masa en un pequeño taburete de tradición románica. ¿O es una silla
en lo que está sentado? Con admirable contundencia, este grabado mues­
tra cómo solía sentarse la gente: descuidadamente, en ángulo, con un bra­
zo sobre el tosco respaldo.
Los demás concurrentes a la reunión se sientan en lo que tienen 141. Interior de la Alta Renania, c.
1450: "María bañando al Niño", es­
más a mano, cestos invertidos o taburetes de diversas alturas, todo lo cual cuela de Konrad Wilz. La Virgen, cuyo
sugiere que no solían acomodarse alrededor de una mesa. rango sólo se revela por los pliegues en
También aquí, todos se sientan apretujados unos con otros. Los cascada de su vestido, puede estar sen­
tada en un taburete bajo, o en el propio
cuerpos se tocan. La tan frecuente explicación de que, en las pinturas me­ suelo, o bien en un almohadón como
dievales, las personas están tan apiñadas porque el artista queria retratar a los colocados sobre las sencillas arcas
tantas de ellas como le fuese posible, apenas parece plausible hoy. Véanse que flanquean la pared.

280 281
La silla hace su aparición, c. 1490
N os acercamos al momento en que la silla será contemplada
como un artículo estándar. Procedentes del Palazzo Strozzí, de Florencía
(fig. 145), se han conservado unos cuantos precursores (c. 1490)2 del con­
fort actual. En este. tipo de silla el ojo reconoce inmediatamente rasgos de
los modelos anteriores, cuyo sello todavía ostenta: el taburete de tres patas,
con éstas toscamente trabajadas y fijadas directamente en la tabla del
asiento, como en los taburetes de la cocina holandesa o el aula escolar de
Holbein.
. Después, comenzaron los refinamientos. El asiento se vuelve liso,
y un perfil de moldura oculta la fijación de las patas. La forma octogonal
142. DormilOrio y estudio italianos: Dos grabados de Francesco Colonna, "Hypne­
rOlOmachia", Venecia, 1499. La dama de Polyphilo lee la carta de él en su dormitorio. invita a sentarse, no sólo frontalmente, sino también diagonalmente o en
Polyphilo escribe a su dama. Corno en la sala de estar renana anterior en unas cuatro dé­ ángulo, de modo informal, como los personajes de la Escena de Carnaval
cadas, el mobiliario principal consiste en arcas estándar ubicadas en hilera a lo largo de holandesa. El nuevo estilo se enfoca en el respaldo, estrecho y en forma de
las paredes. El ambiente es monástico en su simplicidad. El propósito de cada habitación estela, rematado por el escudo tallado de los Strozzi en un tondo (círculo).
resalta en su mobiliario: la cama con sus arcas tipo plataforma; la mesa cerca de la pared,
con un escritorio portátil en el que escribe Polyphilo. Es dificil decir si esa tabla rígida y angosta es considerada como
un apoyo para la espalda, o si es un vestigio del respaldo gótico destinado
Aula de escuela suiza, 1516 a símbolo de rango. Las proporciones de la silla reflejan su linaje; la estruc­
tura inferior, baja y pesada, contradice el respaldo elongado y moldeado
No menos improvisada era la postura al escribir. Esta tabla, que con delicadeza propia de los principios del Renacimiento.
Hans Holbein el Joven pintó para un maestro de escuela, muestra una esta­ Muy importante es el hecho de que se hayan conservado varias si­
ció.n escueta y sencilla (fig. 143). En poco difiere de la abigarrada sentada llas uniformes del palacio Strozzi. Esto sugiere también que, alrededor de
en la cocina holandesa, pintada unas tres décadas antes. Un alumno, senta­ 1490 -por lo menos en el Sur-, la silla estaba perdiendo su valor de rare­
do en un escabel, utiliza el banco de su vecino a guisa de escritorio, mien­ za honorífica y ya era utilizada en serie.
tras el otro descansa su libro de ejercicios sobre sus rodillas. Este es el há­ En el siglo XVI, este tipo está provisto de cuatro patas, en vez de
bito de siglos, aqui puesto en práctica en un ambiente popular. En el por­
che norte de la catedral de Chartres, Pitágoras ocupa un escabel en una frllrn hOntlHU uno ¡Ul1iil~lJUWrn \.lJfr fm tiroflrff Dfr fiuiñ bar Ill·fl1'
postura similar (fig. 138), Y con la espalda arqueada sostiene su estrecha
tabla de escribir sobre su regazo. En el siglo XV, los pupitres de los pinto­
lUlrt urúmhrlJ [flnt um rm 3i!Ulirhrn Ion· 8brr D.lf lungrl\uabf
res monásticos o de los eruditos seculares estaban cuidadosamente diseña­ unb mndiu nodJ hru nonuitltfn \Uil' llfllJonhrit 1ft· J S J 6 .
dos en bien de la conveniencia y la adaptabilidad (figs. 151, 152 Y 154). ""l-~"bl

El aula holbeiniana de 1516, con sus taburetes y bancos de diver­


sas alturas, una mujer sentada ante un atril inclinado enseña a un niño.
Ocupa ya una silla plegadiza (silla de Dante), de moda en los principios del
Renacimiento.

La mesa de un rey: Salomé baila ante Herodes. Escuela catalana, c. 1460

¿En qué postura comía la gente medieval? Los comensales están


sentados en bancos, de espaldas a la pared (fig. 144). Aqui, como en el Lit
de Justice de la corte francesa, dan el tono unos brocados exquisitamente
labrados y unos costosos ropajes. Tampoco aquí encontramos el menor
signo de refinamiento en el mobiliario. La mesa consiste en tableros sueltos 143. Aula escolar suiza, 1516: "El signo del maestro de escuela", Hans Holbein, et
que, a la hora de comer, son colocados sobre toscos caballetes. Como ve­ Joven. Esta escena de principios del siglo XVI todavia muestra la modalidad improvisada
remos, la austeridad de este mobiliario -que durante cierto tiempo pare­ del sentarse: un niño sentado en el banco descansa su libreta de ejercicios sobre sus ro­
cería improvisado- no es debida a una incapacidad técnica para procurar­ dillas, mientras otro, sentado detrás de él en una especie de escabel, un poco a la manera
de Pitá~oras en Chartres, utiliza el banco como pupitre. (Cortesia del Kunst Museurn,
se el confort. Basilea.)

282 283
tres, y el respaldo se ensancha y se curva. Es un modelo macizo, que so­ En francés, la palabra meuble y la colectiva mobilier significaban
brevive en las actuales casas rurales alpinas: una tabla como respaldo, otra originariamente "móviles", géneros transportables. Los artículos no trans­
para el asiento, y cuatro estacas como patas. Esta silla, cada vez más ador­ portables eran los inmuebles, nuestros inmuebles, término con el que to­
nada con florituras talladas, es de una construcción primitiva, pero de to­ davia hoy se designa a casas y edificios. "Móvil" o mueble no había de ser
dos modos indica una modalidad cambiante de vida. La mesa se ha hecho entendido en su angosto sentido actual de artículos propios para ser lleva­
fija, y la silla es movible. La silla es empujada hacia la mesa, y no, como dos de una habitación a otra, o de una vivienda a otra. Estos muebles, se
antes, la mesa hacia el banco fijo. Los taburetes tripodes del siglo XV, cu­ admite en general, eran así llamados porque solían acompañar a su propie­
yas patas eran a menudo torneadas como en tiempos románicos, no fueron
sino objetos ocasionales. Todo el mundo tenía ya, ahora, su silla ante la 145. Aparece la silla: silla de tres
mesa. La silla había cesado de ser ).In asiento honorario, un símbolo de dis­ patas del Palazzo Strozzi, Florencia. c.
1490. Este precursor de la silla todavía
tinción especial, y era colocada en serie alrededor de la mesa. muestra un estrecho parentesco con el
Pero hasta llegar a la primera mitad del XVI, las sillas no serian taburete, con sus tres patas encajadas
cosa corriente, ni siquiera en los lugares más encumbrados. Cuando Hans directamente en el asiento, una construc­
ción todavía corriente en las casas ru­
Holbein el Joven retrata a Enrique VIII y su consejo privado, en 1530, su rales alpinas de hoy. ¿Es el angosto
grabado muestra a los miembros de ese alto organismo tan apiñados en respaldo un soporte en el que descansar
unos bancos de bajo respaldo como lo estaban los miembros del Lit de el cuerpo, o es mero fondo, un vestigio
del significado ceremonial de la silla en
Justice en 1458. tiempos del Gótico? (Cortesía del Me­
Los bancos, mesas y sillas sin pintar y con primitivas junturas, tropolitan Museum, Nueva York.)
hallados en los Alpes de hoy, o entre los colonos norteamericanos ya avan­
zado el siglo XIX, representan la tradición doméstíca del gótico tardio
continuada a través de las épocas. Este mobiliario podía ser encontrado al
concluir el" siglo XVI, en el norte y en el sur. Su tradición cobró forma en
las ciudades, y en las mansiones de burgueses y patricios. Todavia ostenta
la' impronta de la austeridad medieval.
La limitación del hogar medieval procedía de una concepción mo­
nacal de la vida y de la inseguridad de las condiciones de existencia, que
imprimía en el mobiliario un sello nómada.
El mobiliario nómada de la Edad Media
El mobiliario se cuenta entre los utensilios más íntimamente vin­
culados a la existencia del hombre. Con él vive éste de día y de noche.
Contribuye a su trabajo y a su descanso. Es el testigo más cercano de su
nacimiento, su vida y su muerte.
.,

144. La mesa del rey, c.1450:


"Salomé con la cabeza de san
Juan Bautista", escuela catalana.
Vestidos de brocado y armiño,
el rey y su séquito sentados a la
mesa en una habitación con suelo
de mosáico y paredes con tapices
colgantes. Sin embargo, se sientan
en bancos adosados a la pared. 146. Silla rústica, Valais, Suiza. Prin­
El mismo confort rudimentario se CIpIOS del XIX. La tradición continúa
observa en los cuchillos primitivos la simple construcción de las primeras
y en la ausencia de platos. (Cor­ sillas individuales de Florencia, sin
tesía del Metropolitan Museum, ningún cambio de principio a través de los
Nueva York.) siglos. (Cortesía de Benedict Rast, Fri­
burgo, Suiza.)
285
tario allí donde fuera éste. A fmales del siglo XIV; el mobiliario seguía a su riblemente, plegable. Este mobiliario transportable y plegable, como por
dueño en sus 'cambios temporales de residencia, y le seguía en sus viajes. 3 ejemplo las sillas de tijera, fue utilizado mucho antes que las sillas en su
Por mobiliario, mobilier, 4 se entienden todos los objetos móviles versión moderna. No fue la falta de espacio lo que produjo estos atriles,
del hogar, o "los articulas movibles en una vivienda", para citar la fuente mesas plegables y desmontables y camas armables, sino, como el nombre
del Oxford E11.glish Dictionary de 1573: cubertería y plata, joyas, tapices, indica, la perspectiva de desmontar, cargar y armar con la máxima ra­
utensilios de cocina, caballos... 5 pidez.
Llevar consigo todo el mobiliario y todo lo transportable, a veces El caos politico de la época se manifiesta en su mobiliario nóma­
incluso prisioneros, era una costumbre que no se extinguió con la Edad da. No sólo corría peligro el tráfico de los mercaderes, o la nobleza, con
Media. Cuando Francisco 1, rey de Francia, viajó desde París hasta Niza, sus propiedades nunca tranquilas, sino que estados enteros, junto con sus
en el sur de su reino (1538), se llevó consigo su ajuar y pagó 1200 libras gobernantes, se veían envueltos en la inseguridad general.
por el transporte de este "mobiliario".6 Viajar con el mobiliario a cuestas . Bajo el último monarca Valois, tuvieron lugar seis transferencias
persistió, al parecer, en ciertos casos hasta el fin del Ancien Régime. sucesivas de capital francés. Carlos VII, milagrosamente ayudado en su
Pero los poderosos señores de otro tiempo no tomaban esta pre­ coronación por Juana de Arco, no paró ni por un momento mientras huía
caución en vano. Al llegar a Tarascan en 1447, sin equipo casero, el duque de los ingleses en la fase final de la guerra de los Treinta Años (1340­
de Orleans se vio obligado a pedir prestado mobiliario a los ciudadanos,? y 1453), Y mantuvo cortes provisionales en Bourges, Poitiers y Chinon.
lo mismo ocurría ya muy avanzado el siglo XVII. En 1649, la hija del rey
durmió sobre paja cuando la corte francesa se vio obligada a desplazarse El cofre como mueble universal
en brevísimo tiempo, ya que no hubo modo de obtener una cama. 8
El castillo del noble encumbrado quedaba prácticamente vacio Mientras se alzaban las iglesias románicas con todas sus comple­
cuando su amo no residía en él. Sólo dejaba tras de sí cuatro trastos y todo jidades de bóvedas y torres, la vida cotidiana era todavia muy primitiva.
lo que no pudiera llevarse consigo, como por ejemplo los asientos de piedra La época de mediados del siglo XII podría abarcar el Portal Real
junto a las ventanas, los adornos de paredes y techos, o las esculpidas chi­ de Chartres con figuras tan grandes en fuerza como en concepción, y que
meneas. simbolizan el triunfo y el reinado eterno de Jesucristo. Las pinturas sobre
Subyacente en todo ello había la profunda inseguridad de las con­ vidrio en rosetones y ventanales no tienen rival en la expresión y en la in­
diciones de vida. Cada clase de la sociedad se encontraba amenazada. For­ tensidad de sus colores. Sin embargo, en el mismo periodo, las arcas insta­
tificaciones y armas constituían los gastos principales en los presupuestos ladas en las iglesias para colectar dinero destinado a las Cruzadas eran me­
de las poblaciones. Las torres fortificadas de las familias nobles de Bolog­ ros troncos de árbol, toscamente tallados y cincelados, y tratados al fuego.
na, o de los toscanos en tiempos del Dante, muestran que se trataba de for­ Sus tapas eran unas tablas ásperas y pesadas.
talezas dentro de la fortaleza de la ciudad. Ni siquiera detrás de las mura­ Este retorno al recipiente formado por un tronco hueco sugiere
llas había seguridad. En su Civilización del Renacimiento, Jacob Burck­ cuan primitivo era todo el resto del interior medieval. Los troncos de árbol
hardt narra historias impresionantes de asesinato a la luz del día en Peru­ vaciados eran utilizados a menudo para guardar cereales, frutos y otras
gia, todo ello a finales del siglo XV, cuando el Perugino estaba pintando provisiones. Los troncos vaciados al fuego fueron empleados como arma­
sus apacibles Vírgenes. rios por los colonos norteamericanos del XVII e incluso más tarde, y con
Esta profunda inseguridad, tanto social,como económica, obliga­ toda seguridad podemos reconocerlos como descendientes del antiguo tipo.
ba a comerciantes y a señores feudales a llevarse consigo sus pertenencias Largos troncos huecos sirven todavía como abrevaderos en los
siempre que ello les era posible, ya que nadie sabia qué clases de caos se iba valles alpinos de Europa.
El arcón constituía la unidad básica del interior medieval. Como
a desencadenar una vez se cerrasen las puertas tras ellos. Por lo tanto, en
la palabra mueble está profundamente enraizada la idea de lo móvil, de lo recipiente, era utilizado en el más amplio de los sentidos: reliquias, armas,
transportable. documentos, vestidos, prendas de lino, especias, ajuar de la casa y todo
Fácilmente transportable, el arca o arcón era el mueble más cuanto fuese considerado digno de ser conservado.
común en la Edad Media. Constituía el equipo básico y era, casi, el ele­ Las arcas que los papas del siglo XII ordenaron colocar en los
mento principal del interior medieval. Era el contenedor de todas las perte­ templos pueden ser tomadas como representantes del tipo normal. El siglo
nencias transportables, y ninguna otra pieza medieval ha llegado hasta no­ XII podía ofrecer también contenedores de notable vigor y austeridad. Se
sotros en tan gran número. Estas cómodas o arcas podían ser utilizadas al han conservado cinco cofres macizos en el castillo-iglesia románico de Va­
mismo tiempo como baúles, y en ellas se guardaban en poco rato los géne­ lere (cerca de Sion, en el Valais suizo), antes sede de un episcopado. Prego­
ros hogareños, con lo que siempre cabía estar dispuesto para partir. nando bien a las claras su pertenencia al siglo X1I 9 (figs. 147 y 148), estas
La gente dejaba tan sólo aquellas cosas demasiado voluminosas arcas de alerce y nogal ya no son tardías simplificaciones rurales del mobi­
para trasladarlas, de donde la creación de un mobiliario compacto y, prefe­ liario románico. A través del Valais, entonces dominio borgoñón, pasaba

287
286
Estos cofres son el mobiliario universal en la Edad Media. Se los
encuentra en cada habitación, a veces junto a la pared, y otras veces al
lado de la cama o a los pies de la misma. A menudo se disponen longitudi­
nalmente arcas de tamaño uniforme, una junto a otra y a lo largo de las
paredes. Se las encuentra en el norte y en el sur; las hay en el interior del
alto Rin, donde Maria está bañando al niño (c. 1450) (fig. 141), en el estu­
dio en el que Polifl1o escribe la carta a su amada (1499) (fig. 142), yen el
dormitorio donde su dama la lee. Normalmente, las arcas eran sencillos
contenedores estandarizados sin pretensiones de individualidad, y estas
piezas fácilmente transportables eran adquiridas al presentarse la nece­
sidad.
Ya bien entrado el siglo XVI, los vestidos no eran colgados, sino
guardados en posición horizontal. Por las arcas medievales de serie nos es
147. Arca románica, iglesia del castillo de Valere, Suiza. Siglo XII. Las arcas eran dable calibrar la austeridad de la vida cotidiana.
el mobiliario universal de la Edad Media. Las había en toda habitación, a veces adosadas Los cofres dispuestos uno tras otro a lo largo de las paredes fue­
a la pared, y otras veces junto a la cama o a los pies de ésta. Cinco de ellas, únicas por su ron sustituidos cada vez más, alrededor de 1500, por el banco continuo
vigoroso diseño, se han conservado en la iglesia-castillo románica de Valére. Tienen mono
tantes altos y recios, algunos de ellos tallados con profundos arcos. (Cortesía del Schweiz. que seguia toda la circunferencia de la habitación. Los del Jerónimo en su
Landesmuseum, Zurich.) celda (1514) de Durero (fig. 167), donde están señalados con gran preci­
sión, y los de la Sala de la Abadesa en el Convento de Münster, en los Gri­
la ruta principal que unía Italia con Francia y Flandes, la ruta del Gran sones de Suiza, construido unos años antes (15 f2) (fig. 166), muestran con
San Bernardo. Estos cofres, cuyo vigoroso diseño les da un carácter único qué rapidez se impusieron los bancos continuos.
en su clase, tienen unos montantes altos y recios, algunos de ellos tallados Ninguna pieza del Renacimiento italiano ha llegado a nosotros
en profundos arcos, y el mismo motivo de la arcada aparece también en con tanta variedad y en tan gran número como el arca o cassone. lO No se
toda la faz del arca. Pese a toda la severidad del efecto, su construcción se trata de un articulo de serie, sino de una obra de arte creada para bodas y
mantiene primitiva; son cajas de maderas duras aseguradas con clavos de otras ocasiones sirnílares. Artistas famosos decoraron los cassoni, florenti­
ancha cabeza. nos como Paolo Dccello, Botticelli, Ghirlandaio y Andrea del Sarto; e ita­
Las arcas evolucionaron en diversas formas y tamaños, y destina­ lianos del norte como Mantegna, Cossa y Carpaccio. Los cassoni florenti­
das a muy diferentes propósitos. Eran tratadas según gran variedad de sis­ nos son especialmente valiosos por' lo que nos cuentan acerca de la vida
temas: cubiertas de cuero, aseguradas con tiras de hierro o adornadas con privada y el interés literario de la época. Son piezas de exposición.
volutas en hierro forjado, pintadas, talladas y grabadas, o embellecidas
Esta tradición medieval llega al siglo XVI, cuando las formas de
con relieves de yeso policromos. sarcófago son envueltas en una técnica pomposa por el cuchillo del talla­
dor en madera y sometidas a un tratamiento únicamente apropiado para el
mármol. Otro factor aceleró el fm de esta tradición: la creciente estabilidad
de la vida. Para decorar el interior, surgieron unos modelos de tipo cada
vez más estable, y éstos se mantuvieron fijos en el hogar, sin tener que via­
jar ya de un lado para otro.

El cajón

En el siglo XV hace su aparición un elemento que está indisolu­


blemente ligado a la evolución posterior del mobiliario y que, en gran par­
te, asume la misión del cofre como recipiente; este elemento es el cajón.
Henri Havard ha tratado laboriosamente de averiguar sus orígenes. JI
Sin embargo, nuestro conocimiento permanece fragmentario, si
bien no puede haber gran error si se adjudica el origen del cajón a Flandes
o a Borgoña, centros ambos que marcaron la pauta en la creciente preocu­
pación del siglo XV por el confortP
Una pieza primitiva muy notable quedó preservada en la sacristia
148. Arca románica, iglesia-castillo de Valere, Suiza. Siglo XII. Este mueble eclesiás­
tico no era utilizado para sentarse. (Cortesía del Schweiz. Landesmuseum, Zurich.) 289
10 -Gled;on
de la catedral de Breslau 13 (fig. 149). Se trata de un enorme armario de ro­ arcas del XVI cuya parte frontal se baja para revelar dos hileras de cajo­
ble destinado a conservar expedientes en la iglesia. Otras piezas bien cono­ nes. Colocado sobre patas, este mueble será el "arca de cajones" o CÓ­
cidas de esta indole, como la de la catedral de Bayeux, sobreviven desde un moda. 16
periodo anterior y poseen hileras de puertecillas. En el armario alemán de El cajón se convirtió en pieza cada vez más importante del mobi­
documentos, -de unos 3 metros de anchura por 1,8 de altura, marcado con liario estable: bufetes, aparadores, armarios vitrina. A partir del siglo
la fecha 1455, hay cajones con las letras A-AZ detrás de dos grandes puer­ XVII, recurre a una amplitud de tipos, cada vez más diferenciados, hasta
tas. La inscripción lo designa como Almaiar, que al principio parece una que, en el XVIII, el cajón se convierte en inspiración para los constructores
palabra extraña. Sin embargo, almaiar o almarium es una variante del ac­ ingleses de armarios, en vehículo para su más alto virtuosismo.
marium clásico,14 idéntico al moderno armoire francés, todos los cuales
tienen el mismo significado. El cambio de "1" a "r" actúa como ley grama­
tical en el paso del alemán medio alto al alemán alto. Ebanistería gótica
El cajón aparece, por tanto, como una especie de pequeña arca
portátil, apropiada para archivar documentos eclesiásticos. Si era ésta su Las tallas de los graves portales de las iglesias medievales mues­
forma más temprana, o si fue adoptada primero para almacenar otras co­ tran, en sus escenas bíblicas, una maestría perfecta sobre material y expre­
sas, tales como hierbas medicinales, es cosa que todavía ha de quedar con­ sión. Los asientos del coro, máximo representante del mobiliario en el góti­
firmada. Coincidiría con el origen de otros tipos diferenciados (el pupitre co, alcanza dimensiones rayanas en lo monumental. Una artesanía consu­
para escribir, el armoire, la silla con costillaje) el hecho de que el primer mada y una visión escultórica se combinan para convertir extremos de ban­
uso del cajón fuese, asimismo, eclesiástico. co, los altos respaldos, los brazos de los asientos, y las filas de pináculos
Antiguas fuentes escritas -la primera en 1471- hablan de cajo­ calados que rematan el conjunto, en una fiesta para el utensilio del tallador.
nes utilizados en conjunción con el armoire, con la mesa escritorio, y en un y en el gótico ya en declive, el virtuosismo del cincel y del berbi­
cofre de madera "con varios cajones".J5 Esta es una prueba surgida por quí transforma el altar en una migrana, en una especie de encaje de hilos
pura suerte. La evolución en su conjunto sugeriría que el cajón apareció flexibles. La flexibilidad conseguida por los utensilios de los escultores en
por primera vez en el mobiliario estándar del Medievo: el arca. Poseemos madera del siglo XV sólo puede ser comparada con las verjas de hierro
forjado del XVIII.
Dos herramientas del tallado en madera fueron magistralmente
empleadas por el Medievo: el cuchillo del tallista en madera y la azuela. 1?
Estos instrumentos están más emparentados de lo que cabria suponer. En
sí mismos, son rígidos y entercos, y todo depende de la mano que los guíe.
Diestramente utilizados, transmiten con maravillosa seguridad los movi­
mientos que los guían sobre el medio que es la madera. Al parecer, ésta es
la razón de que la Edad Media favoreciera a esos instrumentos por encima
de todos los demás. Con ellos, los tallistas y ebanistas medievales desarro­
llaron su soberana maestría.
La pesada azuela de hoja ancha adquiere, en manos del carpinte­
ro medieval, la sensibilidad de una navaja. Las tablas eran alisadas a me­
nudo con la azuela, y la evolución de la casa de madera, el techo de ar­
mazón de la sala gótica, así lo atestiguan sin lugar a dudas. También en
este aspecto, el artesano, lejos de soslayar las dificultades, parecía buscar­
¡
1
las, y esta habilidad en el oficio no era privativa de unas pocas ciudades
opulentas como Nuremberg o Ausgburg; era común en todas partes, y
L. cabe hallarla incluso en los más remotos valles alpinos. En el valle de Da­
149. La cómoda: mueble alemán para documentos, o "Almaiar", Breslau. 1455. En el vos, en los Grisones de Suiza, el campanario de madera (c. 1500) se alza
siglo XV hace su aparición un elemento que estará indisolublemente vinculado a un mo­ por encima de la iglesia, alto y esbelto como un obelisco. Pero, al parecer,
biliario posterior: la cómoda. Su evolución prosiguió en el siglo XVI y sobre todo en el
XVII. El gran armario de roble de la catedral de Breslau, con sus tres metros de anchura esto no satisfizo la ambición del carpintero de obra, ya que retorció sus
y casi dos de altura, es un ejemplar muy temprano. Hay mas de cajones, marcados de la cantos para formar una espiral ascendente que penetra en el cielo.
A a la Z, detrás de sus enormes puertas. Las sacristias de las iglesias contienen a veces La técnica del ebanista gótico estaba por desarrollar. Un altar de
grandes armarios de archivo procedentes de períodos anteriores, pero éstos tenían hileras
de puertecillas, sustituidas aqui por cajones. (Schlesien's Vorzeit in Bild und Schrift, Dr. H. fmales del gótico y una silla de finales del gótico parecen la obra de perio­
Luchs, ed.) odos muy diferentes, ya que el mayor refinamiento distingue a uno, y la tos­

290 291
ISO. Construcción de panel gótico, tablecía una diferencia entre la faz del arca y sus montantes: "La cara
Lisieux. Siglo XIV. En el siglo XIV,
los recios montantes quedan reducidos frontal estaba formada, ordinariamente, por una recia pieza de madera co­
a unos postes de esquina, más ligeros locada longitudinalmente. Los montantes -estilos- eran confeccionados
:lIi 1 ,­ y acanalados, que fmalmente con­ con otras tablas toscas." Con una anchura a menudo de 30 cm, podian ser
ducirán a la construcción tipo esque­
leto. (H. L. Magne, Le Mobilier fácilmente cepilladas mediante azuelas. 19
fran~ais. les sieges.) Cuando aparecieron en el siglo XV mesas fijas, diferentes del trí­
I
¡I
pode desmontable, la superficie de la mesa descansaba sobre unos soportes
tratados como tablas a lo largo de toda su anchura. Si el Renacimiento ita­
liano trató esos tablones macizos a manera de cónsola y los talló conexu­
berantes ornamentos, de ningún modo alteró la básica pesadez de su tipo.
No ocurrió de otro modo con el banco, la arca y la silla, que consistían en
planchas macizas sin ninguna labor de enmarcado.
La ebanisteria era primitiva, pues las tablas eran colocadas tosca­
mente borde junto a borde y clavadas. Los bordes ranijrados no propor­
cionaban la rigidez suficiente, y por tanto muchas arcas estaban ligadas
con una ornamentación de hierro, en tanto que se daba a Jos goznes de las
puertas una amplitud y una longitud muy superiores. Los guardarropas al­
tos y estrechos, con gablete 20 -los pocos ejemplares que poseemos-, están
reforzados con bisagras de este tipo y con placas de hierro, ya que, por si
sola, su construcción en madera no aseguraba la estabilidad.
En el curso del siglo XIV, las tablas de los montantes, particular­
mente en las arcas, se redujeron gradualmente a patas de esquina, con 10
que se dio un paso hacia el armazón o esqueleto de madera. 21 Las planchas
estaban provistas de lengüetas, y los montantes de ranuras.
Hasta finales del Gótico, cuando la arquitectura llevaba ya tiem­
po acostumbrada a obtener un máximo espacio interior y a hacer unas co­
lumnas tan delgadas como para llegar casi al punto de ruptura, no empezó
a disolverse la maciza pared de madera en una estructura más ligera. Con
el siglo XV, este proceso iría más adelante. Para entonces, el mobiliario era
tratado como un esqueleto, como el armazón de una casa. Las macizas pa­
quedad caracteriza a la otra. Durante largo tiempo, los ebanistas no tuvie­ redes de tablas pasaron a ser un sistema de ligazones horizontales y sopor­
ron un gremio propio. El mobiliario era fabricado, casi improvisadamente tes verticales. Unidas de acuerdo con la práctica de la carpintería, sus jun­
cabría decir, por el carpintero. La razón no era la falta de habilidad, sino la turas eran esmeradamente rematadas en colas de milano. Al igual que en la
actitud del tiempo, ya que la preocupación por el mobiliario y por el con­ construcción de una casa, paneles ligeros, no soportes, se insertaban fácil­
fort era cosa ajena al pensamiento medieval. mente en el armazón, en lugar de la pared de madera (fig. 150).
La sierra, herramienta básica del ebanista, fue escasamente utili­ La construcción de armazón de fmales del Gótico se desarrolló
zada para el mobiliario medieval. Aunque herramienta más complicada orgánicamente a partir de las propiedades de la madera. Permitia hinchar y
que la azuela y el cuchillo del tallista de madera, la sierra no transmite tan también reducir el conjunto, y fue tan vital para la evolución de posteríores
fielmente a la madera cada flexión de la mano, y 'éste es tal vez el motivo de tipos de mobiliario como lo fue el persistente desarrollo de la bóveda de
que la Edad Media hubiese confiado tan poco en ella. El Medievo estaba costillas cruzadas en arquitectura -un paso desde lo macizo hacia el refi­
familiarizado con la sierra de marco, heredada de los romanos y todavía namiento de la forma.
corriente hoy. Como muestran las miniaturas, en el siglo XIV se emplea­ En el detalle, la construcción del armazón pasó por numerosos
ban sierras de marco con hojas ajustables. A la par con la evidente caren­ cambios. Aparecieron nuevas técnicas, pero esa construcción gótica tardia
cia de interés por la ebanisteria perfeccionada, anduvo la lenta evolución se ha mantenido hasta hoy como el método para la construcción del mobi­
del aserradero, presente durante siglos antes de recibir un empleo más am­ liario. Hasta las décadas más recientes, no ha surgido un nuevo principio,
pliO. IB cuyo elemento de soporte es la plancha de madera contrachapada o de
El mobiliario medieval nunca llegó a librarse de la maciza tabla de plástico.
madera. Los elementos de construcción eran planchas macizas. No se es­ Mirando hacia atrás parece como si, una y otra vez, el hombre 01­

292 293
vidase lo aprendido en otras ocasiones. La construcción con armazón, el Los facistoles en forma de X eran de uso común en la Antigüe­
cajón y aquellas cosas cuyo tiempo todavía había de llegar -tales como el dad. Uno de los más atractivos hallazgos de sir Arthur Evans en el palacio
enchapado, o la gracia de las sillas griegas- habían formado parte, todas de Cnossos es la Sala de las sillas de tijera, asi llamada por el fresco que re­
ellas, de la vida cotidiana en la Antigüedad. Mediante arduos caminos, el presenta a varios jóvenes sentados en ellas, con almohadones. 24
siglo XV las redescubrió en parte y las utilizó para dar nueva forma al en­ En la Antigüedad la gente se sentaba -como los jóvenes del fres­
torno íntimo. co minoico- con las piernas sobre los travesaños que unían las piezas cru­
zadas,25 costumbre procedente de los egipcios.
Movilidad del mobiliario gótico En la Edad Media, este mobiliario cotidiano de los antiguos que­
daba reservado para las personas de alto rango y sólo era desplegado en
A pesar de la tosquedad. en la ejecución y la técnica de la cons­ ocasiones ceremoniales. Es lo que ocurria con el asiento pintado de color
trucción medieval, no faltaron esfuerzos para dotar al mobiliario de un carmesí que el obispo de Salzburgo regaló a una abadesa alrededor de
cierto grado de movilidad. 1240. 26 Esta silla, con su asiento de cuero prensado y sus incrustaciones de
Lejos de' negligir la movilidad del mobiliario, el Medievo cons­ colmillos de morsa, consiste en simples míembros de madera.
truyó a menudo muebles desmontables, tales como atriles o facistoles, a Las mesas de principios del Medievo eran soportadas también por
veces de hierro, o lechos plegables. En las postrimerias del Gótico, el mobi­ caballetes en X.27 A partir del siglo XIV, se dispone de pupitres de lectura
liario se hizo móvil para cubrir actividades especiales, tales como la lectu­ formados por estrechas tablas. Sus soportes en X son de longitudes varia­
ra, la escritura o la pintura. bles, de modo que un libro podía ser sostenido en el ángulo deseado, como
El simple medio mecánico para tales fines lo constituyen el pivote en un atril de música actual. 28
y la charnela. Los arqueólogos tienden hoy a admitir que la más antigua silla
medieval plegable, el sillón de bronce dorado del rey merovingio Dagober­
El pivote to, es de antiguo origen y formaba parte del tesoro de los Merovingios. 29
En el Renacimiento se encuentran sillas plegables metálicas (con varilla de
Antes de que fuesen utilizadas las sillas de cuatro patas, la Edad hierro).
Media contaba con sillas portátiles: asientos plegables o facistoles. Su con­ El artesano del XV se muestra sorprendentemente partidario de
fección es más sencilla que la del tipo estable, ya que esencialmente consis­ aportar la movilidad a los pupitres para lectura y escritura. Desde el princi­
ten en poco más que cuatro miembros cruzados en X y unidos por una tira pio, los escritorios medievales tuvieron la superficie en declive. Son más
de lona o de cuero, mientras un par de bastidores aportan estabilidad. La apropiados para la posición de la cabeza al leer o escribir que nuestros
silla ligera de tijera, cuya ascendencia se remonta al Imperio Medio de escritorios de superficie horizontal toda, cuya construcción siguen las me­
Egipto, es uno de los más comunes articulos de serie en el momento actual. sas inglesas de biblioteca de fmales del XVIII, con espacio suficiente para
En las postrimerías del Gótico, con su afición a la construcción los grandes folios o grabados entonces de moda.
habilidosa en madera, estos facistoles ganaron en refinamiento. Las sillas Los escritorios medievales eran de pequeño tamaño, lo suficiente­
acastilladas del período consisten, como indica su nombre, en una serie de mente anchos para dar cabida a un libro abierto. La gente los apoyaba en
estrechas costillas, entrecruzadas y pivotantes alrededor de un eje común. las rodillas o en una mesa, o los montaba sobre pies. 30 Al finalizar el siglo
Las varillas se curvan muy hacia el exterior, demasiado para la comodidad XV, las superficies de estos pupitres se ensancharon gradualmente, y estu­
vieron dotados de una nueva movilidad. El pupitre para pintura o escritura
del ocupante, y ésta es una falta de ajuste con el cuerpo característica de la
Edad Media. Entre las dos mas de varillas se desliza una tabla que consti­ I
1se desarrolló en las celdas de los monjes, quienes lo utilizaban diagonal­
tuye el asiento, una tabla sorprendentemente estrecha, ya que está situada mente. El pupitre de balancín (fig. 152) está montado asimétricamente so­
1 bre un eje metálico que pivota en un alvéolo, lo que permite moverlo a vo­
cerca del punto donde se entrecruzan las costillas. En el aula escolar de
Holbein, en 1516, la mujer cuyas proporciones rebasan sobradamente las luntad. También aparecieron diversas combinaciones, tales como apoyo
de la silla (fig. 143) demuestra cómo era utilizada: en el angosto asiento para libro, cajón y armario todo en una sola pieza.
descansa aquella panacea del confort que era el almohadón. Ignoramos Los eruditos seculares de finales del XV no estuvieron menos inte­
dónde y cómo se originó este modelo, denominado silla de Dante. resados en los instrumentos convenientes para el estudio. Nos encontra­
En las monedas romanas aparecen ya sillas de tijera con respal­ mos en la época del Humanismo, con su creciente interés por la Biblia, los
dos bajos, que son identificadas como los antecesores de la silla de Dan­ autores antiguos y la comparación de textos; por lo tanto, se crearon pupi­
22
te. Nuestros primeros ejemplos refrendados de facistol no se remontan tres de lectura con planos poligonales o cónicos.
más allá del Renacimiento. 23 En naturaleza y construcción, las sillas acos­ El soporte giraba al accionarlo la mano del lector. U no de los pri­
tilladas son góticas, y constituyen mobiliario eclesiástico, utilizado en mo­ meros ejemplos (1458) del pupitre cónico de lectura, con libros sobre él, se
nasterios. encuentra junto a Boccaccio mientras éste escribe. La libreria giratoria del

294 295
mobiliario en serie norteamericano obedece al mismo principio que la de
Boccaccio (fig. 151).
En las bibliotecas de los monasterios y universidades de finales del
XV se encuentran mesas de lectura alrededor de las cuales varias personas
podían trabajar a la vez (fig. 154). Juntos, los pupitres forman un octágono
atravesado por un macizo tornillo de madera que soporta el conjunto y
permite varias alturas, desde la posición sentada hasta la de pie. Este pIa­
no, giratorio sobre un eje, era llamado escritorio de rueda. 31 Algunas veces,
se le añadían asientos escamoteables.
. La fantasía fue mucho más allá, en esta dirección. En el siglo
XVI, Agostino Ramelli, el ingeniero italiano que sirvió al rey de Francia y
se hizo famoso por su maquinaria lúdráulica,32 diseñó "una ingeniosa má­
quina que resulta de lo más útil y conveniente para toda persona a la que
deleite el estudio. Un hombre puede leer muchos libros a la vez sin moverse
de su sitio".33 Se trata de una auténtica rueda (fig. 156). En sus planos in­
clinados, como los de una rueda hidráulica, los libros estaban colocados de
tal modo que el volumen deseado podía ser llevado a nivel de los ojos. Al­
IS 1. Movilidad del mobiliario gótico: "Boccaccio escribiendo", miniatura por lean Fou­ rededor de 1730, J acobSchuebler diseñó una pieza ambiciosa, una combi­
quet, 1458. Para trabajar, los humanistas del siglo XV, deseaban muebles móviles, pivotan­ nación de mesa contable 34 para comerciantes, destinada a alojar los libros
tes o ajustables. La ilustración inicial del Libro Cuarto de La caída de los príncipes, donde de caja y, además, la correspondencia de todo un año. Los archivos indivi­
Boccaccio anuncia que todavía tiene un sinfin de infortunios que contar, le muestra utilizan­
do un atril pivotante de forma cónica, pero escribiendo sobre una mesa primitiva. (Manus­
duales estaban dispuestos alrededor de una rueda situada en el interior del
crito de Boccaccio, Munich.) escritorio (fig. 155). La idea de Schuebler, con su archivo rotatorio para lo­
grar una rápida referencia, reaparece hoy en una rueda de tubos de acero
"que aloja hasta 15000 fichas de referencia al alcance del operador (figu­
ra 157), con lo que ahorra hasta un 40% de personal operativo".35 Y el de­
partamento de producción-planificación de una fábrica de aviones ha cons­
truido, experimentalmente, "pupitres rosquilla" octagonales en los que el
operador se sienta en la abertura central. Los arclúvos irradian horizontal­
mente desde el centro. "Ha hecho progresar la eficiencia de los escribientes
en un 850 %."36
La demanda de mobiliario ajustable y combinable también se hizo
sentir en el hogar de fmales del Gótico. Había ya un banco con un respaldo
graduable y que se colocaba ante la chimenea, como en el altar de Werl
por el Maestro de Flémalle (1438) (fig. 153), Yque permitia a quien lo ocu­
para sentarse ante el fuego o calentarse en él su espalda, a voluntad.

153a. Movilidad en el mobiliario gótico:


banco basculante gótico, detalle del altar
de Werl. 1438. Un antepasado remoto del
asiento americano para vagón de ferrocarril
152. Movilidad en el mobiliario gótico: escritorio monástico pivotante y ajustable. El (fig. 271), en el que el respaldo basculante
artesano del siglo XV se muestra asombrosamente hábil allljustar el pupitre con su super­ perm ite al pasajero sentarse en la dirección
ficie inclinada a las posiciones de cabeza y brazo. El escritorio basculante está montado de la marcha en todo momento. (Museo del
sobre un manubrio que pivota en un hueco. (Macquoid y Tilling, Dictionary of English Prado, Madrid. Foto cortesia del Fogg Mu­
Furniture.) seum.)

296 297
A esta categoría pertenece tambíén la mesa-banco (Tischbank o
Dischbank pa,ra los holandeses de Pennsylvania), una pieza combinada
consistente en un banco largo cuyo alto respaldo gira alrededor de dos pi­
votes en los soportes para los brazos. Bajado hasta la horizontal, el respal­
do se convierte en la superficie de una mesa, de tal modo que este mueble­
arca puede ser también un banco y, cuando es necesario, una mesa. Indu­
dablemente de tipo correspondiente a finales del Gótico, nuestros ejemplos
más antiguos datan del siglo XVI (fig. 259). .
Otra pieza que gira alrededor de un eje tiene su origen en los fina­
les del Medievo: la silla giratoria. Havard señala que la silla giratoria con
asiento de movimiento libre es mencionada a finales del siglo XIV, en un

¡ inventario de 1391. 37 No sabemos cuándo aparecieron estas primeras si­


llas, pero, al igual que sus sucesoras de los siglos XV y XVI, es indudable
que servían con fines honoríficos. 38 También aquí el mobiliario aparece en
forma móvil antes de que prevalezca su moderna forma estable.
En el siglo XVI, la silla giratoria se presenta muy evolucionada,
I cercana en su forma a la utilizada en ¡as oficinas del XIX. Una silla girato­
l ria de fmales del XVI, expuesta en el Louvre, gira sobre un solo pedestal
que termina en tres patas (fig. 160).39
I
I
Tal vez la silla que nos muestra Carpaccio, detrás del san Jeróni­
I mo que escribe, pueda ser tomada como forma primitiva de la silla girato­
ria. 40 Por lo menos, se parece en su construcción a la más famosa del
I período: el trono de hierro forjado, ricamente decorado, debido a la arte­
sanía de Augsburg a finales del siglo XVI.
1
Los últimos decenios del XVIII, con su predilección por las cosas
accionables mecánicamente, suscita un nuevo interés por la silla rotatoria,
de la que aparecieron varios modelos elegantes en la Francia de Luis XVI.
Alrededor de 1776, en Norteamérica, Thomas Jefferson -y esto parece
ahora bien cierto- 41 se hizo construir un sillón giratorio. Se trata de un
sillón de escritorio (fig. 161), un tipo Windsor de simplicidad colonial y, tal
como lo suponemos en la silla representada por Carpaccio, su asiento gira
sobre una base circular.
También pertenecen a la categoría de mobiliario móvil la cama y
la cuna sobre balancines, aparecidas en el siglo XV.42 La primera mecedo­
ra, conocida como nursing chair en Lancashire, Inglaterra, c. 1750, evolu­
cionó más tarde en Norteamérica,43 a finales del siglo XVIII, y la combina­
ción de mecedora y cuna que encontramos en dicho país c. 1830, así como
el sillón de oficina del 1850, son descendientes de la cuna de finales del Gó­
tico.

La bisagra

Las bisagras aparecen por doquier, destinadas a diversos usós,


antes del siglo XIV. Los asientos miserere del coro se doblan hacia arriba
como las "butacas de ópera" aparecidas en Francia alrededor de 1850. 153b. Banco gótico basculante. panel de santa Bárbara en el altar de Werl, maestro
de Flemalle. 1428. Santa Bárbara está sentada cerca de la chimenea, en un banco gótico
Las filas de los coros, en realidad, son, asientos de honor dispuestos uno basculante. La barra de madera sirve de respaldo y es móvil, de modo que el usuario puede
junto al otro para una clase privilegiada, el clero, en un lugar privilegiado, sentarse de cara o de espalda al fuego, según desee. (Museo del Prado, Madrid. Foto Cor­
el coro. Sus asientos giran sobre bisagras de cilindro, para que el monje o tesía del Fogg Museum;)

298 299
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154. Pupitre de lectura giratorio 155. Escritorio combinado con archivo gira­
con columna en espiral. c.1485. La torio para comerciantes, Jacob Schlueber.
altura del "pupitre rueda" para 1730. Este pupitre poligonal para uso de co­
lectura es ajustada por medio de un merciantes facilitaba espacio para guardar
grueso tornillo de madera, alrededor los libros de contabilidad y la correspondencia
del cual gira. (Manuscrito de Boc­ de todo un año. Los archivos están dispuestos 158. Carpaccio: "San Jerónimo en su estudio". Scuola Degli Shciavoni, Venecia. c.1505.
caccio, Munich. De Macquoid, alrededor de una rueda dentro del pupitre. San Jerónimo es representado como un alto funcionario eclesiástico que trabaja en el
Dictionary 01 English Furniture.) (Schuebler, Nuetzliche Vorstellung, Nurem­ mundano ambiente de su oratorio. La mesa en la que escribe descansa sobre un tripode
berg, 1730.) y se pliega contra la pared. Está alzada sobre un bajo podio, como lo estaba la mesa de la
miniatura de Jean Fouquet en el escrito de Boccaccio. Al fondo, un sillón confortable
y el reclinatorio se encuentran asimismo sobre bajas plataformas. (Foto Alinari.)

156. Pupitre de lectura giratorio, Agos· 159. Carpaccio: "San


tino Ramelli, 1588. El interés del Rena­ Jerónimo en su estu­
cimiento por los dispositivos mecánicos dio". Detalle. El "Si­
produjo un pupitre móvil de lectura con llón giratorio ". c.
analogia a la rueda hidráulica. En sus 1505. ¿Es este sillón
planos inclinados, los libros estaban co­ fijo o móvil? Puesto
locados de modo que cualquier volumen que no ha llegado
dado podia ser llevado a nivel de los hasta nosotros ningu­
ojos haciendo girar la rueda. (Ramelli, na silla giratoria de
Le Diverse 'artificiose machine, París, principios del siglo
1588.) XV, la pregunta no ca­
rece de interés. Pro­
bablemente, las patas
se contraen para to­
mar el pivote sobre el
cual gira el asiento.
Las dos hileras de
clavos con cabeza pro­
tuberante son difíciles
de explicar si la silla
no está construida en
dos partes: la sec­
ción inferior con su
157. Archivo rotatorio, Estados Uni­ hilera estacionaria de
dos. 1944. La idea de Schlueber -un clavos, y la superior,
archivo rotatorio para referencia rápida­ giratoria. En forma,
reaparece hoy en las oficinas como una este sillón es casi un
rueda de tubo de acero que contiene precursor del tipo
hasta guince mil fichas de referencia. góndola del siglo
(Cortesla de Diebold lnc., Toledo, Ohio.) XVIII. (Foto Alinari.)

300 301
160. Silla giratoria. Finales del si­ el eclesiástico puedan arrodillarse en ciertos momentos del oficio sagrado.
glo XVI. Louvre, P aris. A fmales del
XVI, la silla giratoria aparecida en el XIV El mobiliario era diseñado con el fin de que la habitación pudiese
muestra ya un' desarrollo considerable. quedar tan desembarazada como fuese posible. El san Jerónimo de Car­
Ahora gira sobre. un pedestal. (E. Moli­ paccio (1505) escribe sobre una mesa que se plegará junto a la pared como
nier, Histoire gé'nérale des arts appli­
qués d l'industrie, vol. 11.)
un tablero de planchar. Falta sólo un paso para llegar desde esta pieza re­
plegable a la mesa de hojas abatibles que tiene, aparte la superficie fija,
unas secciones móviles que cuelgan hacia abajo. A partir del siglo XVI,
poseemos piezas elaboradas ya con rústica tosquedad, tales como la mesa
de alas abatibles del Folkwang Museum, en La Haya (fig. 163), cuyas alas
laterales con bisagras se fijan sobre unos soportes pivotantes.
El siglo XVIII favoreció a las mesas de hojas abatibles, como lo
hizo con la silla rotatoria, y además las perfeccionó (mesa con pata de ba­
rrera) y las construyó en tamaños cada vez más grandes. Pero las últimas
décadas de este siglo se dedicaron especialmente a buscar unos métodos de
construcción más eficientes.
En Norteamérica, como tal vez en Europa, las habitaciones esta­
ban divididas por unas particiones de madera móviles sujetas al techo con
bisagras. La traza de estas pantallas abatibles se ha perdido en Europa,
pero podemos descubrirla en Connecticut, donde las casas de piedra de la
primera mitad del siglo XVII tenían biombos de plancha de madera que se
alzaban hasta el techo en verano y se bajaban en invierno para concentrar
el calor alrededor de la chimenea.

La mesa desmontable

En nuestros hábitos de lenguaje perduran formas medievales.


"Paramos la mesa", "ponemos la mesa", "despejamos la mesa"... Hasta la
Edad Media, las mesas grandes con un puesto permanente en la habitación
eran cosa desconocida. Ni poemas ni inventarios hablaban de la mesa pura
y simple, sino de la tabla y el caballete,46 y este uso persistió durante algún
tiempo incluso en el siglo XVI, cuando todavía se hablaba de la mesa con
estructura de cuatro patas como de "tablero y marco". La mesa gótica
161. Thomas Jeffer­ usual, conocida también como mesa de refectorio debido a sus orígenes
son: Primera silla gi­
ratoria norteamerica­ monásticos, era larga y estrecha, con la forma natural del tablón. Lo co­
na. c.i770. Al final del ! rriente era montarla para la comida y sacarla una vez terminada ésta. Los
siglo XVIII, la predi­ bancos de piedra o de madera que orillaban las paredes eran fijos, en tanto
lección por los objetos que la mesa era móvil y era acercada a ellos. El Renacimiento transformó
movidos mecánica­
mente centra de nuevo esas mesas de caballetes en pesadas y vistosas piezas de madera o mármol,
la atención en la silla con soportes ricamente tratados, y con ello monumentalizó el sencillo tipo
giratoria. La silla de medieval.
Jefferson está cons­ Durante el siglo XV, la mesa, que se aproximaba a una forma
truida de forma muy
parecida a la del inte­ más cuadrada, tendió a unirse permanentemente con sus soportes. La anti­
rior de Carpaccio, con gua característica del desmontado persistió en el nuevo tipo: mesas peque­
su asiento giratorio ñas sobre una sola pata que, según se supone, fueron desmontables. 47 Tan­
sobre una base circu­ to las mesas de alas abatibles, ya mencionadas, como las mesas extensi­
lar. (Cortesía de P. B.
Wallace, PhiJadelphia
bles, aparecidas en el siglo XVI, siguen la tradición del tipo móvil.
Philosophical 80­ El carácter desmontable en las mesas y el plegado en el tipo más
ciety.) pequeño tenían su razón de ser en la vida nómada del mobiliario medieval.

302 303
"En unos tiempos en que el mobiliario seguia a su dueño y señor en todas Incluso el siglo XVIII, en sus postrimerías, prefiere no dejar las
sus peregrinac~ones, era natural que ocupase el menor volumen posible."48 mesas permanentemente dispuestas en la habitación. En el más espacioso
El carácter desmontable de la mesa, creemos, tiene una causa ul­ comedor de Washington en Filadelfia, donde se celebraban las cenas de ce­
terior: el deseo de un espacio libre y desembarazado. Las grandes mesas remonia, estaba montada (1790) "la mesa de comer seccional en la que
para comer eomedio de la habitación fueron evitadas mientras se experi­ serian colocadas las bandejas. Pero esta sala era también utilizada para las
mentó la necesidad de moverse dentro de un entorno espacial intacto. recepciones del martes y para recibir a las delegaciones especiales. Enton­
El siglo XVII, especialmente en el norte, fue aficionado a las for­ ces la mesa era separada en sus unidades y colocada junto a las pare­
mas macizas. En el sur de Alemania y en Suiza, los grandes armoires, con des".54
sus robustos perfIles, se conservan en incontables ejemplos pertenecientes
al XVIII. En la mansión inglesa, aparecieron mesas largas e imponentes, Creación de entornos íntimos: diferenciación en tipos
que transformaron el tipo medieval en un tipo estable y monumental. Po­
seen una estructura inferior pesada y unas patas bulbosas, como para con­ Al iniciar lentamente su declive los vagabundeos del mobiliario, el
firmar la llegada de una época de economía estable después de tanto aje­ interior de la casa empezó a poblarse. Surgieron nuevos tipos, creados
treo. Sin embargo, los pesados armoires no ocupaban habitaciones de es­ para la permanencia y la estabilidad, y se estableció la diferenciación.
tar, sino los pasillos abovedados de la casa burguesa, y las mesas de roble Para la Edad Media, cada pieza del mobiliario era o bien un re­
de la nobleza inglesa correspondían a la escala de las espaciosas salas. ceptáculo o bien un objeto exterior a la esfera de la vida cotidiana: un tro­
En los nuevos palacios de los monarcas del XVIII, uno busca en no o un asiento de coro. El mobiliario, por lo menos en el siglo XV, no es­
vano las mesas en las que acomodar a todos aquellos que tomaban parte taba dedicado únicamente a escribir, dormir o comer; servía al propio
en los banquetes. Cuando se las necesitaba, las mesas eran dispuestas para tiempo de contenedor, de donde el arca-banco, la caja-silla o la mesa­
el festín y retiradas (como en la Edad Media) cuando éste concluia. arcón. Estos tipos se originaron a partir del arca, mueble y receptáculo uni­
El término dining lable -mesa de comedor-, dice Havard, era versal de la Edad Medía.
desconocido en Francia antes de concluir el siglo XVIII. "Esa variedad de La objeción de que el arca entumece las piernas debía de ser total­
a
mobiliario antes denominada lables l'anglaise era generalmente de cao­ mente ajena a la Edad Media, como también la de que el respaldo soporta
ba, de forma redondeada, pero provista de dos hojas abatibles" para que defectuosamente la columna vertebral. Los altos respaldos, que aparecie­
pudiesen ser colocadas fácilmente junto a la pared. 49 ron con la construcción de estructura de marco, eran solemnemente forma­
Ciertamente, la evolución de las grandes mesas de comedor había les en su tono, y no reivindicaban relación funcional alguna con la parte in­
comenzado en Inglaterra como un siglo antes, conduciendo a múltiples so­ ferior (fig. 150). A menudo, la pieza posterior se desplegaba como un toldo
luciones. 5o En cuanto a tamaño, estas "mesas inglesas" estaban a mitad de y formaba una unidad con el asiento montado sobre un plinto bajo, carac­
camino entre una mesa de comedor y las largas mesas de caballete de la teristicas claramente procedentes de las butacas del coro.
Edad Media.
A la par con la caprichosa y discriminante socieqad del siglo
XVIII, la fantasía juega libremente con nuevas formas y nuevas combina­
ciones. Ahora, una mesa cuadrada se vuelve circular u ovalada; ahora, una
circular se transforma en cuadrada o en ovalada. También se pusieron de
moda "mesas de herradura, de siete pies de longitud, utilizando patas ahu­
sadas para la extensión".51 , 162. Mesa secreter ita­
liana. Segundo cuarto del
No menos variados son los mecanismos para estas transformacio­ siglo XVI. Cuando la
1
nes. Los tipos básicos de transición a fmales del Medievo, tales como la I mesa de caballetes de la
hoja abatible y las mesas de alas extensibles, son amplificadas y técnica­ Edad Media dio paso al
tipo fijo, resultó lógico
mente elaboradas. Alrededor de 1800 fue patentado un nuevo tipo de ex­ t utilizar el espacio dispo­
tensión: "hojas desprendibles soportadas por una infraestructura con bisa­ nible dentro de ella como
gras y forma de diamante".52 Este tipo apunta directamente hacia el movi­ receptáculo. Esto condujo
miento norteamericano del mobiliario patentado en la primera mitad del a la mesa-arca y a la
inserción de numerosas
siglo XIX (fig. 165). puertas y cajones. El Re­
Aparte estos tipos de hoja abatible o extensible, persiste la mesa nacimiento monumentali­
medieval de caballetes, larga y angosta, perQ ahora está hecha en seccio­ zó el sencillo tipo me­
dieval. (Cortesia del Ins­
nes, como una serie alineada de mesitas cuadradas, cada una de las cuales titute of Fine Arts, De­
descansa en una columna torneada. 53 troit.)

304 305
La costumbre de utilizar el espacio interno de los muebles debió
de haber sido intensa a principios del XVI. La mesa-hucha tuvo gran difu­
sión, tanto en el norte como en el sur.55 Éstas no eran utilizadas para co­
mer, sino como mesas de trabajo, y las más elaboradas (como la italiana
de c. 1530) (fig. 162), denominada acertadamente secreter, 56 bien pudo ha­
ber estado en el despacho de un banquero o de un cambista. En un escrito­
163. Mesa alemana de
rio del monasterio de los agustinos en Basilea (fig. 164), la parte superior
alas abatibles. siglo XVI. de la mesa está provista de bisagras y sirve de tapa para el receptáculo. Es
Apenas la mesa se hace un precursor del secreter de frontispicio lateral en la Italia del XVI.
fija y no desmontable,
se la convierte en recep­ Las sillas en época románica
táculo, a menudo con alas
móviles. (Folkwang Mu­ Es indudable que en los tiempos románicos existían sillas y ban­
seum, Hagen j,W. Según
A. G. Mayer, Geschichte COS. 51 Estaban construidas con gruesos postes torneados, parecidos en su
der Moebeljormen.) proporción a las bajas columnas torneadas de las primeras criptas y naves
románicas, y unidos a otros miembros también torneados pero más delga­
El cofre-banco consiste en un arca normal a la que se le ha añadi­ dos. Eran piezas eclesiásticas, sin nada en común con el mobiliario secular
do un respaldo. Más tarde, se redujo a la caja-si11a, pieza poco común y de los siglos XV y XVI. La primitiva conexión de unos elementos redon­
pronto desplazada por la silla. dos con otros también redondos era constructivamente inflexible e incapaz
El aparador es un arca alzada sobre pies. Hizo su aparición a de ulterior evolución, y no admite comparación con la flexibilidad de las
principios del siglo XV como pequeño receptáculo cuadrado sobre unas estructuras del siglo XV.
patas esbeltas, acompañante, en realidad, de la caja-silla. Se alzaba, inde­ Algunos han tratado. de reconocer las sillas y bancos nórdicos
pendiente, en la habitación y, más avanzado el siglo, se ensanchó hasta (noruegos y suecos) como los tipos domésticos utilizados en los hogares
convertirse en el aparador con respaldo alto. franceses o alemanes durante los siglos XI y XII.58 Sin embargo, este mo­
Incluso la mesa se convirtió, inesperadamente, en un receptáculo. biliario nórdico surgió en siglos recientes, cuando el uso de sillas era ya
A menudo, cabía alojar cofrecitos y cajones bajo ella, con el receptáculo común. Como máximo, pudo haberse inspirado en el mobiliario sacro para
estrechándose ligeramente hacia la base, puesto que los pies del que se sen­ la construcción y la ornamentación. Es improbable que el primitivo interior
taba alli no podían quedar del todo ignorados. Estas mesas del XV, transi­ románico hubiese poseído tipos que ni siquiera en el gótico eran usuales.
ción entre la mesa desmontable de caballetes y la mesa enmarcada actual, Carlomagno fue encontrado sentado en un trono románico de
con sus cuatro patas, constituyeron el punto de partida para ese mueble. Se mármol cuando la tumba del emperador fue abierta en la catedral de
le puede ver en los estudios de Polifilo y san Jerónimo, don.de la maciza su­ Aquisgrán, y no deja de ser chocantemente primitivo, incluso cuatro siglos
perficie está fijada permanentemente en cada extremo a unos soportes de más tarde, el trono del obispo en Goslar,59 con su asiento de gruesas losas
tablas. Poco importa que se apoyase en listones entrecruzados, recuerdo pétreas, un cofre de piedra que ni siquiera el delicado encaje de su superes­
de su antepasado directo, el caballete, o en tablas talladas. tructura de bronce puede aligerar. El problema del mobiliario diferenciado
da la impresión de haber pasado totalmente desapercibido en los siglos
románicos. 60

1Pl1fmf 9tcurt\) ~pril 11, 181í6.

PATENT CROSS-LEVER EXTENSION TABLES.


Leye.. 0(' Wrougbt ."OD,
164. Secreter del Monasterio Agusti­ Far surpassing evory sizes &. shopes, and
niano, Basilea. c.1500. Hoy en el Museo other invention of the nre ndmirably adop­
de Historia de Basilea. Pieza convertible killd now extant.­ leu {or Sleam and
Tllf'V enn be eXlend­ Packel Ships, Stoam
que se transforma en escritorio con ca­ cd from TEN to FIP' bonts, HOTCls, Board­
joncillos al abrir la tapa. Otra tapa en TV rEET, and when in~ Houses &. larga
la superficie de escribir da acceso al dosC(I, the leaves ar~ Prlvale Families­
all cOlllajll~d illside-­ forming whenclosed
espacio interior, por un sistema que re­ :1l1 imponant feature. a comolele ~ntre
cuerda la cómoda. Este es un precursor 'J'hey .re made lO all Table.
de los escritorios de parte frontal aba­
tible de la Italia del XVI. (Cortesía del 165. Mesa extensible norteamericana. (Colección Bella C. Landauer, Historical Society,
Museo de Historia de Basilea.) Nueva York.)
307
Flandes y la creación de unos entornos íntimos colocada y expuesta antes de servirla, pasó de la cocina a la sala de estar, y
por tanto difiere de los tipos anteriores descritos, cuyo origen era monás­
El terreno más favorable para la aparición del mobiliario estable tico.
fue Flandes. Bajo la égida borgoñona, Flandes se había mantenido pruden­ En el siglo XIII, la cocina de la casa burguesa quedó separada de
temente al margen del feudo centenario entre Inglaterra y Francia, y había la sala de estar,64 con lo que cocinar y vivir tendieron a seguir caminos di­
adoptado una política de buena vecindad con los ingleses. En industria y ferentes. Queda todavía por averiguar hasta qué punto la cocina separada
en prosperidad, Flandes estaba medio siglo por delante de cualquiera de en la casa burguesa estaba vinculada con la nueva fundación de ciudades.
sus vecinos. Se tejían alli las mejores lanas, y de allí procedian los tapices En el siglo XVI, también, la cocina se mantuvo como la habitación en la
de Arras, bordados con hilo de oro y de plata, orgullo de los duques de que el burgués y, así se afirma, el noble de pocos vuelos tomaban sus comi­
Borgoña, que los conservaban en almacenes especiales. Los tapices pictóri­ dad. 65 .
cos colgaban en las mansiones de los grandes señores, y viajaban como Se necesitaba en la cocina una superficie para la preparación de la
presentes ducales a las cortes del papa y de Europa. Ningún otro tapiz pos­ comida. Al principio, se colocaba una tabla de mesa sobre caballetes,
terior ha igualado su vigor, ni la destreza en el uso de sus materiales. La como todas las demás mesas, una mensa cum trecellis. Unas tablas hori­
unión de la fértil Borgoña con los industriales Brabante y Flandes duró zontales encima facilitaban un medio práctico para guardar los cacharros
más de un siglo y acabó con la caída de Borgoña. El colapso de este pro­ de cocina. Estos fueron los elementos a partir de los cuales el aparador
ductivo estado -amortiguador entre una Francia y una Alemania hosti­ evolucionó hasta convertirse en el mueble vitrina del siglo XV, cuyo núme­
les- seria nefasto para la ulterior historia del continente. Pero en los cien ro de estantes indicaba el rango social.
años durante los cuales Flandes estuvo unido a Borgoña, surgió una cultu­ La investigación se ha centrado sobre todo alrededor de la histo­
ra prolífica, como de invernadero, alrededor de las dos capitales, Dijon y ria de los estilos, dejando grandes incertidumbres en cuanto a dónde y
Bruselas: La escultura borgoñona, suavemente arropada, del siglo XV; el cómo surgieron esos tipos que hoy constituyen nuestro entorno intimo.
arte de la pintura en la corte de Dijon; y por último, los inventos estrecha­ Falta una historia tipológica capaz de narrar los hechos acumulados en los
mente vinculados a la expresión artística -la pintura al óleo de los herma­ sesenta años desde que Henri Havard compiló su Dictionnaire. Lo que ne­
nos Van Eyck- y el nuevo mobiliario de lujo que, por vez primera, utilizó cesitamos no es un diccionario de mobiliario, sino una historia comparati­
las estructuras del Gótico tardío para crear un confort secular. va de tipos que pueda ordenar y evaluar las contribuciones de los diversos
La primera pieza ornamental del hogar secular, el aparador como países. En esa historia, seguramente el lugar ocupado por Flandes sería
se ha indicado ya, aparece por vez primera en una de las más bellas minia­ muy destacado.
turas, las Heures de Turin, que Hubert van Eyck pintó para el hermano Al crear estos varios tipos, la silla, el banco, el escritorio y el apa­
del duque de Borgoña en 1416. 61 rador, y al dar a la mesa su forma estable, el siglo XV sentó los comienzos
Un esbelto aparador de altas patas se alza en la habitación de par­ del confort secular.
turienta donde nació Juan. Su receptáculo es pequeño y parece menos im­ Estos tipos pueden parecer primitivos junto al refinamiento de la
portante que el estante superior saliente y el plinto cercano al suelo, y que artesania del XVIII, aunque esto dista de ser cierto en lo que se refiere a su
las voluminosas vasijas de peltre y cobre de finales del Gótico. Como de­ expresión artistica, y tampoco puede su enfoque artístico o técnico aportar
muestran las miniaturas, estos aparadores se encontraban, al igual que el todo al secreto de su poder, ya que no fueron concebidos como piezas ais­
arca, en el estudio y otras habitaciones. ladas. Crecieron como partes integrantes de la habitación de finales del
Mucho más común es el aparador situado contra la pared y cons­ Gótico, en la que estaban enraizados como una planta está arraigada en el
truido alrededor del arca de tamaño normal. Desde la época románica, las suelo.
arcas se habian alzado sobre patas; ahora, las anchas tablas se convierten
en esbeltos postes, y la pesada tapa en unas puertas más pequeñas. 62 El
mobiliario está adornado por doquier: se le añaden respaldo y dosel, y toda El confort medieval, confort del espacio
una red de adornos y relieves se extiende sobre cada pieza. En la corte de
Borgoña, era usual una superestructura de varios estantes para la exhibi­ Desde el punto de vista de hoy, en la Edad Media no hubo confort
ción de cristalería y objetos de oro. El número de esos estantes aumentaba alguno.
según el rango del propietario, pero sólo el duque podía jactarse de poseer El mobiliario era tosco, y la calefacción más que deficiente. Sin
seis estantes: Para ello "había que ser principe soberano".63 duda, la visión de la leña ardiendo en grandes montones siempre será
Las píezas ornamentales suelen deber su forma a un pasado utili­ atractiva, y en la Edad Media se supo bien hasta qué punto el fogón llega­
tario. (Así, las mesas consolas bajo los altos espejos del siglo XVIII se de­ ba a identificarse con la vida hogareña y la vera del fuego recibia un signifi­
rivan de los pupitres de pared con soporte de voluta sobre los cuales es­ cado que iba mucho más allá de su simple utilidad. ¡Pero qué recaída en lo
cribían los monjes en el XVI.) El aparador, pieza en la que la comida era primitivo después de aquellas villas, con sus suelos y paredes equitativa­

308 309
mente calentados, halladas dondequiera los romanos se establecieron más de hierro, en el sur de Francia, tenian sus jofainas montadas sobre un pe­
allá de los Alp~s! destal metálico o de madera,67 pero ellavatorium con depósito y cuenco es
En la casa medieval hacía frío. Una y otra vez, las miniaturas muy diferente de ellos. Parece más bien una sección de los ¡avatoría monu­
muestran una mesa de trabajo o de comedor, pequeña y redonda, o un mentales de los monjes, simplificada y reducida a la escala de la vida bur­
banco colocados cerca del fuego, o tal vez uno de aquellos bancos de res­ guesa.
paldo movible que permitían, alternativamente, dar la cara a las llamas o Los monjes hacían voto de comportamiento ascético y poco se
volverse de espaldas a ellas (fig. 153). preocupaban por cuestiones tales como la mejor postura de descanso de
La misma recaída en lo primitivo preside todos los interiores me­ un cuerpo en una silla. Esto no les incumbía, ya que sus vidas se basaban
dievales. ¿Es que no habia comodidad alguna? Dificilmente se puede ha­ en la mortificación de la carne. Durante ese tiempo, el interior medieval
blar .de confort en unas habitaciones escasamente equipadas con una serie llevó la marca de sus austeros orígenes.
de arcas, toscas mesas de caballetés y unas camas ensambladas de cual­ La indumentaria de sus propíetarios estaba en contraste con el
.quier modo... hogar primitivo (fig. 144). La creciente prosperidad del siglo XIV trajo la
Desde el principio del Medievo hasta bien avanzado el siglo XIII, seda y los brocados, así como banquetes que duraban días enteros y que a
los monjes fueron los agentes y los creadores de la vida cultural. En la épo­ menudo consistían en seis servicios, cada uno de los cuales era de por sí
ca de la caballería, los nobles cazaban y guerreaban, y de sus combates y una comida completa. 68 Sin embargo, las damas, con sus costosos vestidos
sus amoríos surgieron las grandes épicas medievales, pero en ningún senti­ damasquinados y sus largas mangas orladas de armiño, comían en toscas
do más amplio fueron los forjadores dela vida cultural. En la Edad Media, mesas sobre caballetes, apiñadas sobre bancos sin respaldos.
hay que recurrir una y otra vez al monaquismo como soporte de toda la Hasta el siglo XV, y sobre todo el XVI, no sacó la burguesía las
carga cultural. Durante los inicios del Medievo, los monasterios de las di­ consecuencias de su nuevo poderío y aportó al interior y su mobiliario una
versas órdenes se convirtieron en organismos muy complejos y fueron los nota de mayor comodidad o, si se quiere, más secular. A partir de entonces
principales agentes de la civilización, los focos de actividad social y de los se vieron en los interiores bancos con respaldo, alacenas para disponer las
contactos con otras tierras, las fuentes de toda educación y enseñanza, que comidas, y los últimos aparadores góticos sobre sus patas cuadradas y es­
conservaron a los autores antiguos y escribieron en latín las crónicas de su beltas.
tiempo. Sus grandes edificios proporcionaban a la vez hosterías para los
viajeros, asilos para los pobres, y hospitales para los enfermos. Sobre sus y sin embargo, existía un confort medieval. Pero habia que bus­
terrenos de abadias; que tan atractivos resultarían para los nobles de la Re­ carlo en otra dimensión, ya que no podía ser medido en la escala material.
forma, administraban como poderosos terratenientes y agricultores en La satisfacción y el placer que eran el confort medieval tienen su fuente en
gran escala. En una era de luchas continuas, los monasterios eran los úni­
la configuración del espacio. Confort es la atmósfera con la que se rodea el
cos en ofrecer unos lugares de una seguridad y una estabilidad relativas.
hombre y en la que vive. Como el Reino de Dios medieval, es algo que elu­
En este medio cobró forma el mobiliario medieval. Entre las pare­
de el contacto de las manos. El confort medieval es el confort del espacio.
des monásticas evolucionaron los facistoles de bronce o de madera y otros
Una habitación medieval parece acabada aunque no contenga
tronos eclesiásticos de antigua herencia, los asientos de los coros, el atríl de
mobiliario. Nunca está desnuda. Ya sea una catedral, un refectorio o un
capilla y sacristía, los escritorios de las celdas, y las largas y angostas me­
dormitorio de burgués, vive en sus proporciones, sus materiales y su for­
sas de caballetes de los refectorios. Pieza tras pieza, serían adoptadas más
ma. Este sentido de la dignidad del espacio no terminó con la Edad Media,
tarde por el hogar secular.
sino que duró hasta que el industrialismo del XIX borró los sentimientos.
Inchiso los aguamaniles construidos en hornacinas o en alacenas Sin embargo, ningún otro período posterior renunció tan enfáticamente a la
rinconeras reflejan una norma monacal en su estrecho depósito metálico
comodidad corporal. Los caminos ascéticos del monacato moldearon de
sobre el grifo y el recipiente. Provisto primero de un depósito cónico, como
forma invisible ese período según su propia imagen.
en la Vida de la Virgen, de Durero, y más tarde montados en el lavabo­
Nadie vivia entonces sólo el presente. La muerte no era contem­
alacena de altas proporciones góticas, se fusionaron finalmente con el apa­
plada como una calamidad inevitable; la muerte estaba vinculada a la vida
rador.
como perenne compañera del hombre. Es algo que no necesita pruebas li­
Los lavatoria monásticos del siglo XIII (como por ejemplo en St.
terarias. Las grandes catedrales alzadas por el esfuerzo de unas comunida­
Denis) eran habitaciones abovedadas cercanas al refectorío. El agua solía
des sorprendentemente reducidas demuestran perfectamente cómo la
fluir en delgados chorritos desde una pila central, "generalmente de forma
muerte, vista como la vida en el más allá, estaba siempre presente en el
circular y perforada por varios orificios".66 Aquí era donde los frailes efec­
mundo de los vivos. Y las secuencias de la Danza de la Muerte repiten esa
tuaban las ligeras abluciones que tenían prescritas. carga: La Muerte danza entre todos los rangos y profesiones de los hom­
Siempre había, desde luego, jarras para verter agua sobre las ma­ bres, como tituló a su serie Holbein el Joven a fmales de la época.
nos del dueño después de las comidas. Algunos aguamaniles de madera o Este enfoque ultraterrenal tuvo una profunda influencia en la forja
310 311
166. La habitación de la abadesa. Convento de Muenster, Grisones, Suiza, 1512. (Cor­
tesía del Museo Nacional de Suiza.) 167. Albrechl Durero: "San Jerónimo en su estudio", grabado. 1514.

del confort medieval, y otros muchos valores aparecieron en escena con la Heinrich Woelfflin,69 "el hombre erudito y contemplativo que debe poseer
visión más materialista de los períodos posteriores. una habitación cerrada y silencio a su alrededor". La figura de Jeróni­
En contraste con la inseguridad de la vida en el exterior, debia ha­ mo abarca, en forma humana, el contenido de esta atmósfera: quietud y
ber paz en los entornos íntimos del hombre, y esto es lo que se respira en contemplación. Son los ecos ya mortecinos de las postrimerias del Gótico,
las habitaciones medievales: quietud y contemplación. Es notable observar y no obstante nunca quedó plasmada con mayor vigor la cálida seguridad
cuan a menudo los hombres eran retratados escribiendo o pintando, en­ del aposento medieval. A la atmósfera monástica de concentración y silen­
vueltos en el silencio de su estudio, que protegía sus pensamíentos más in­ cio, la burguesía, una vez hubo formado su propia cultura en el siglo XV,
teriores. Escribir y pintar no eran los actos comunes que hoy han llegado a añadió la de la intimidad.
ser, sino una concentración en lo sublime. La baja Edad Media nos muestra Es posible que la habitación de Jerónimo fuese más rica que la
a los evangelistas con sus rollos de pergamino, y especialmente a san Lu­ mayoria; sin embargo, representa el ambiente en el que Durero estaba
cas pintando. Más tarde, en el siglo XV, se nos presenta a los monjes en acostumbrado a moverse. La habitación contemporánea de la abadesa de
sus celdas, y a finales de dicho siglo, en uno de los más bellos libros de gra­ un convento suizo (1512) (fig. 166), conservada intacta con sus arqueadas
bados, aparece el escritor secular: Polif¡]o escribiendo a su enamorada (fig. ventanas de celosía, sus bancos, sus vigas y sus arrimaderos, exhala el mis­
142). Poco después (1514) Durero retrata a su san Jerónimo en un am­ mo calor y muestra con cuanta fidelidad plasmó Durero la habitación de
biente burgués (fig. 167), en una habitación casi lujosa para la época. Blan­ fmales del Gótico.
dos almohadones orillan el largo banco junto a la· repisa de la ventana, y La perfección de estos aposentos es el fruto de una evolución que
numerosos articulas hogareños cuelgan de la plana pared del fondo, cerca pasa por toda la Edad Media. La unidad de las habitaciones medievales
del amplio sombrero del santo. Pero lo que predomina es la intensidad de era asegurada al principio por la bóveda que las englobaba. Más tarde, sur­
la estancia: el carácter único de vigas, techo, pilares de piedra, ventanas de gieron ligeros ornamentos pintados en paredes y techo. En el siglo XIV, los
celosía, y la pared del fondo con sus paneles. El santo, inclinado ante su más ricos podian colgar en sus paredes tapices pintados de Flandes, pero
pequeño escritorio mientras traduce allatin el texto bíblico, es, como dice constituían la excepción. Las paredes llanas, generalmente sin enyesar, se

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mantenían como la norma general. Los escasos muebles se alzaban ante 6. Ibídem, col. 854.
unas paredes desnudas. Vigas oscuras apuntalaban el techo y ocupaban el 7. Ibídem, col. 853.
lugar de la bóveda. 8. Ibídem, col. 855.
A partir de mediados del XV, surgió uIi cambio. El enmarcado 9. Otto v. FaIke y H. Schmitz, Deutsehe Moebel des Mittelalters und
gótico formó, no sólo el mobiliario, sino la propia habitación. Los altos res­ der Renaissanee, Sttutgart, 1924, pp. XV-XVII reproducen estas cinco arcas.
paldos dados a arcas, camas y aparadores, como antes a las butacas del 10. Paul Schubrig, Cassoni, Truhen und Truhenbilder der Ital. Renais­
coro, no son sino una fase de transición. En vez de ellos, y casi a la misma sanee, Leipzig, 1924.
altura, el arrimadero rodea ahora la habitación. 11. Su historia es complicada. Según Havard, la palabra francesa tiroir
En el siglo XVI, el arrimadero crece hasta el techo, envuelve las ingresó en el lenguaje en el siglo XVII. Antes, el cajón era denominado laye.tte o
vigas y confiere a la habitación esa, sensación de solidez que todavía existe liette, y en 1471 hallamos descrito, en un inventario del castillo de Hugers, "une
armoire a deuz guichets et a une laiete, un pupitre paint a deux liettes qui se ti­
hoy en las casas rurales de los Alpes. rent". Poco más tarde, en 1483, se hace mención de "un petit coffre de bois a plu­
No sólo forma una unidad el envoltorio de la habitación -pare­ siers ]jetes". A fmales del siglo XVI, las menciones de sus utilizaciones se hacen
des, suelo y techo-, sino que incluso las puertas se incorporan a los pane­ más numerosas: en bufetes, mesitas, aparadores... Havard, op. cit., vol. IV, col.
les y a menudo resulta dificil distinguirlas de la pared. Los bancos están su­ 1329; vol. m, col. 287.
jetos al arrimadero. El aparador, que llega desde el suelo hasta el techo, en­ 12. Lo confirma el significado original de la palabra layette. Havard
vuelve el aguamanil, que es, en realidad, una sección avanzada de la pared. (op. cit., vol. m, col. 290) indica que en Borgoña la palabra laiete designaba "la
El aposento del Gótico tardío· señala a la vez el final de una evolu­ parte de la vena pétrea entre el doblado yel muro", de modo que el nombre origi­
nal del cajón pudo haber sido sacado de la albañileria.
ción y el comienzo de otra nueva. Las formas cambiarán en el transcurso
13. Más tarde en el Diozesan Museum de Breslau. Esta alacena ostenta
de los siglos XVI, XVII Y XVIII, pero se mantendrá esta noción: nada "una inscripción en grandes minúsculas, con las mayúsculas que recuerdan las ini­
debe afectar a la unidad de la habitación. ciales de los primeros impresores: Anno dni mcccclv D(omin)us loes Pasch1<owicz
Hay en estos periodos el vivo instinto de que el espacio debe pre­ Canonicus p(rae)c(e)ntor ac m(a)g(iste)r fab(ri)c(a)e ecclie hac almaiar comparauit
dominar, no el mobiliario, y a ello queda subordinado inconscientemente et constat 35 Flor. de pr(opr) üs". Véase también A. Lutsch, Die Kunstdenkmiiler
t090 lo demás. der Stadt Breslau, Breslau, 1886. Ilustrado en Dr. H. Luchs (ed), Schlesiens
Vorzeit in Bild und Schrift, vol. 11, Breslau, 1872, p. 97. El profesor E. Scheyer, de
Detroit, nos llamó la atención acerca de esta pieza importante y proporcionó ama­
blemente las indicaciones bibliográficas.
Notas 14. De Cange, Glosaarium mediae et infimae latinitatis, da varios
ejemplos en latin del uso de esta palabra, escrita con" 1" en vez de "r". F.M. Pal­
1. Poco importa a nuestro respecto si el dibujo no está sacado de Hie­ mer, bibliotecario de referencias en la Universidad de Harvard, tuvo la amabilidad
ronymus Bosch como se indica en el grabado, que sigue más bien la tendencia ar­ de verificar las fuentes.
caica de fmales del XVI, imitand~ usos de fmales del XV. 15. Havard, op. cit., vol. m, col. 287.
2. Wilhelm Bode fija en e. 1490 la fecha de la silla en la Colección Fig­ 16. "La primera arca con cajones que puede ser calificada de prototipo
doro Véase W. Bode, Das Hausmoebel der Renaissanee, Berlin, 1921, p. 21. de la cómoda data de la última década del siglo XVI" y es del Renacimiento italia­
3. Heriri Havard, Dietionnaire de l'ameublement et de la déeoration de­ no. Véase William M. Odom, History of Italian Furniture, Nueva York, 1918, p.
puis le XJJ!me sieelejusqu'd nosjours. Nouvelle édition augmentée, vol. 111, col. 306.
851. Paris, 1890-1894. "Meubles sont appelés qu'on peut transporter d'un lieu en 17. El empleo del cuchillo de talla no estaba limitado al artesano; en los
autre et qui suivent le corps de son seigneur el maitre quand il change de résiden­ grabados de Durero o de Holbein estuvo al servicio del gran arte.
ce." (Defmición de 1380). 18. En la famosa libreta de apuntes del arquitecto Villars de Honcourt
4. Mobilier es, todavía, en muchos paises la expresión legal para todo lo (e. 1245) se encuentra un aserradero movido por el agua; postes y soportes los
que sea desplazable, que no forma parte fija del hogar. constituyen ramas nudosas, y el conjunto resulta bastante fantástico. El más anti­
5. Havard, op. cit., vol. m, col. 851 según un inventario francés de guo aserradero conocido estuvo en Augsburg, en 1322. Al parecer, su uso fue
1599. aceptado sin vacilar, ya que la siguiente mención a un aserradero llega un centenar
En lo que se refiere a mobiliario medieval, lo que presentamos aqui no es de años después, en 1427, esta vez en Breslau. La Chronique de Charlemagne de
sino materia prima. No hay historia tipológica del mobiliario a la que podamos re­ 1460 (Musée National, Bruselas) contiene una ilustración del mismo, en la que
ferirnos cuando, al mirar hacia atrás desde la mecanización, tratamos de estable­ aparece en funcionamiento la sierra accionada por dos hombres. En esta época, se
cer la edad, el origen y la evolución de un tipo. Una de las pocas ayudas disponi­ generalizó la construcción con armazones de madera. Estas fuentes están ilustra­
bles es la investigación de Henri Havard, 1838-1921, un erudito que ha hurgado a das por el excelente libro de Franz Maria Feldhaus, Die Saege, Ein Rueekbliek
fondo, enfrentándose a menudo a problemas acerca de los cuales no hay otra lite­ auf vier Jahrtausende, Berlín, 1921.
ratura. Sin embargo, compiladas en forma de diccionario, sus investigaciones no 19. Fred Roe, Ancient Chureh Chests and Chairs, Londres, 1929,
pueden tratar las interrelaciones de tipos, y además quedan limitadas a fuentes p. 12.
francesas. Dentro de estos limites, ofrece una amplia gama de valioso material. 20. Falke y Schmitz, op. cit.

314 315
21. Los bancos y tronos románicos, con sus pilares recios y torneados, 44. Ilustrada (fig. 4) en Esther Fraser, "Painted Furniture in America",
impidieron toda ,oportunidad de desarrollo técnico en su construcción. Su técnica parte m, 1835-1845 en Antiques, vol. VII, Nueva York, 1925.
pertenecía a otro medio, el de la piedra. 45. A.G. Meyer, Geschichte del' Moebelformen, Serie IV, vol. 2, Leip­
22. Gisela Richter, The Oldest Furniture, A History ofGreek Etruscan zig, 1902-1911.
and Roman FU!f'liture, Oxford, 1926, p. 126. 46. Havard, op. cit., vol. IV, col. 1134-5.
23. Odom, op. cit., p. 43. 47. "Las mesas que descansan sobre un pie con extremos con forma,
24. Evans, The Palace 01 Minos at Knossos, 4 vals., Londres, 1921­ sugieren que pudieron ser plegables." Macquoid y Edwards, op. cit., vol. III.
1935, vol. IV, parte II, pl. XXXI. 48. Havard, op. cit., vol. IV, col. 1130.
25. Véase también el stamos, ilustrado en Richter, op. cit., lig. 112. 49. Ibídem, vol. IV, col. 1125.
26. Falke y Schmitz, op. cit. 50. Macquoid y Edwards, op. cit, "Table, dining table, trestle táble."
27. Viollet-Ie-Duc, Dictionriaire raisonné du mobilierIranrais de l'épo­ 51. Véase The Cabinet maker's London Book of Prices, 1788, lámina
que carlovingienne ti la Renaissance, vol. I, París, 1855, p. 254. XIX, lig. 2.
28. Havard, op. cit., yol. m, cols. 293 a 302. 52. Patente británica n.O 2396, Richard Gillow, 1 de mayo de 1800.
29. Émile Molinier, Les Meubles' du Moyen Age et de la Renaissance, 53. Macquoid y Edwards, op. cit., vol. III, p. 212.
Paris, 1897, p. 4. 54. Stephen Decatur, "George Washington and His Presidential Furni­
30. La Edad Media no siguió pedantemente estas reglas. En la miniatu­ ture", en American Collector, vol. X, febrero de 1941.
ra de Munich de 1458, Boccaccio está escribiendo en un banco primitivo (lig. l51) 85. Estas mesas-hucha son particularmente corrientes en el sur de Ale­
y, en la pintura de Carpaccio de 1505, Jerónimo escribe sobre una mesa estrecha mania, mas al parecer también existieron en la Inglaterra del XVI. "V na mesa con
(lig. 158). Sin embargo, el plano muy inclinado constituye la norma. En el maestro una alacena en ella" es mencionada en el inventario de Enrique VIII. Véase Mac­
de Holbein (fig. 143) la inclinación del pupitre es más notable porque remata un quoid y Tipping, op. cit., vol. m, p. 227. Una mesa alemana es ilustrada en A.G.
cuerpo macizo. Meyer, Geschichte del' Moebelformen, Serie IV, vol. q. lig. 10.
31. Percy Macquoid y Ralph Edwards, Dictionary ofEnglish Furniture 56. Percy Rathbone, "An Early Italian Writing Table", Bulletin olthe
from the Middle Ages to the Late Georgian Period, 3 vals., Londres, 1924-1927, Detroit Institute 01 Arts, vol. XX, n.O 6, marzo de 1941, pp. 63 Y 64.
vol. II, p. 209, fig. 1. 57. El superviviente Kirchenbank, como se le llama en la literatura (ilus­
. 32. Véase fig. 43 en nuestro capitulo sobre "La linea de montaje". trado en FaJke, op. cit.), es, con mayor probabilidad, un ejemplo de asiento de coro
33. RamelJi, Le diverse artificiose machine del Capitano Agostino Ra­ románico.
melli Dal Ponte della Tresia, Ingenere del Re di Francia, Paris, 1588, p. 317, lá­ 58. Molinier, op. cit., p. 8.
mina CLXXXVm. 59. llustrado en Falke y Schmitz, op. cit.
34. Schuebler, Nuetzliche Vorstellung, wie man aul eine ueberaus vor­ 60. Existe gran incertidumbre con respecto a la edad del taburete bajo
teilhafte Weise Bequeme Repositoria, Compendiose Contoir und neufaconierte de tres patas. En cualquier caso, debió de haberse adaptado bien a los desiguales
Medaillen schraenke ordinieren kann, Nuremberg, 1730. suelos románicos. El tipo sobrevive hoy como taburete para ordeñar. El taburete
35. Time Magazine, 9 de octubre de 1944, anuncio. de tres patas aparece en miniaturas y en grabados del siglo XV antes de que rea­
36. Ibídem, 3 de julio de 1944, p. 76. pareciera la silla de cuatro patas. En la Inglaterra del XVI cobra la forma de una
silla de tres patas formada por tres barrotes redondos, uno de los cuales se extien­
37. Havard, op. cit., vol. IV, col. 1403. de para formar el respaldo. Existia también en forma de sillón. Un sillón de tres pa­
38. "Deux grandes chaises tournantes peintes et dorées" fueron fabrica­ tas de la Sabaya, con asiento semicircular, está ilustrado en Falke y Schmitz, op.
das en 1484. Ibídem. cit., fig. 140b.
39. Molinier, op. cit., vol. II, p. 170. San Jerónimo en su estudio, Scuo­ 61. Ilustrado en F aIke y Schmitz, op. cit., p. XXVII, texto p. XXXII.
la degli Sciavoni, Venecia. . Havard (op. cit., vol. II, col. 199) informa que en los Comptes des Ducs de Bour­
gogne para 1399 hay un Drechoir lermant ti ele! Por lo tanto, el aparador pudo
40. Molmenti, el biógrafo de Carpaccio, no la describe como silla gira­ haber surgido a fmales del siglo XIV. Ni siquiera el siglo XVI distingue claramente
toria. Véase Pompeo Molmenti, The Life and Works 01 Villorio Carpaccio, Lon­ entre el bufete, el aparador y la alacena.
dres, 1907, p. í3 2.
62. A menudo, un arca era colocada sobre otra con las puertas abrién­
41. Fiske Kimball, "Thomas JefTerson's Windsor Chair", en Pennsylva­ dose al frente, pero esta tendencia se orienta más bien en dirección del guardarro­
nia Museum Bulletin, vol. XXI, Filadelfia, 1925, pp. 58 a 60. pa, que durante largo tiempo conservó su división en dos partes. Y es que ni si­
42. Véase el Altar de San Esteban, Barcelona, Palacio Nacional de quiera el siglo XVII acabó con la costumbre de colocar horizontalmente los trajes,
Montju'ic. Ilustrado en Grace Hardendorf Burr, Hispanic Furniture, Nueva York, como en el arca.
1941, lig. 6. 63. Havard, op. cit., vol. II, col. 199.
43. Véase Julia W. Torrey, "Sorne Early Variants of the Windsor 64. Las grandes cocinas abovedadas de palacio (Mont Saint-Michel o el
Chair", en Antiques, vol. II, setiembre de 1922, pp. 106 a 110, figs. 9 y 10. Debe­ castillo de Cintra en Portugal) no son consideradas aqui, ya que fueron proyecta­
mos esta referencia y las siguientes a Miss B. Farwell, Departamento de Educa­ das para grandes comunidades, lo que hacía inevitable el aislamiento o separación
ción de Adultos, Metropolitan Museum, Nueva York. del alojamiento.

316 317
65. Molinier, op. cit., p. 25. Confort en el siglo XVIII
66. H,avard, op. cit., vol. 11, col. 281.
67. Ibídem, vol. 11, col. 797.
68. Se ,han conservado varios menús del siglo XIV. Cada comida in­
cluia los más diversos platos y terminaba con un postre dulce. Estos menús son de
Flandes, la región más productiva de Europa, y su gama es de una variación
asombrosa: caza y aves de corral de todas clases, pescados, vino de todas las co­
sechas, postres exóticos, granadas, almendras tostadas con miel. (J. Henry Ha­
chez, La Cuisine a travers l'histoire, Bruselas, 1900, pp. 138 a 146.)
69. Heinrich Woelfflin, Die Kunst Albrecht Duerers, Munich, 1905, p.
196.
Francia: el Rococó y la naturaleza
Pasa un cuarto de milenio entre el declive del último Gótico y el
pleno desarrollo del Rococó en la cuarta década del siglo XVIII. Sin em­
bargo, nuestro salto no es arbitrario. Los siguientes impulsos auténtica­
mente inventivos en la esfera del confort no llegaron hasta el Barroco pos­
terior, del que el Rococó es una fase.
Los períodos tardíos tienen a veces un papel privilegiado. Aunque
muy distintos de la época anterior, poseen un legado de experiencia lenta­
mente reunida. Juegan con una confiada maestría la expresión de su era. El
idioma ha adquirido carta de segunda naturaleza, y tareas en las que los
precursores se habían detenido pueden ser ahora ejecutadas con facilidad.
El Gótico tardío del XV y el Barroco tardío del XVIII son de es­
tos periodos. En el Gótico último, el ambiente y los valores del monasticis­
mo tocaban ya a su fin, y en los finales del Barroco, la mundanidad del Re­
nacimiento otorgaba sus plenas consecuencias. Ambos períodos se vieron
capacitados para resumir la experiencia de muchas generaciones e iniciar
un nuevo desarrollo.

La construcción de receptáculos
El Renacimiento fue menos creador en la esfera del mobiliario que
en el campo de la pintura o la arquitectura. Elaboró con detalle lo que el
Gótico tardío había preparado ampliamente. La tendencia a la exhibición
de piezas se hizo cada vez más pronunciada en el curso del siglo XVI, y re­
cordaba el paso de la austeridad a la suntuosidad bajo el Imperio romano.
Sin embargo, la contribución del Renacimiento no fue insignificante.
Mobiliario receptáculo y mobiliario para sentarse, las dos cate­
gorías derivadas del arca, se encaminaron a una mayor diferenciación, en
especial los receptáculos. La silla, a mediados del siglo XVI, se convertía
ya en un artículo de uso corriente. En los diversos receptáculos elaborados
en ese tiempo, se prestaba una atención poco usual a aquel elemento que
en todas partes era objeto de demanda: el cajón. Cajones de todos los ta­
maños y todas las proporciones eran construidos en secreteres y creden­
zas, y su número nunca parecía bastar. Enmarcados por ricas tallas y mol­
duras, cada uno de ellos llamaba la atención del ojo. Italia fue el líder, du­
rante el siglo XVI, en todas las cuestiones de forma y técnica. Las ciu­
dades-estado feudales, cada una con su desarrollo individual, estaban

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timientos, es del tipo credenza, en el que apareció por vez primera esta for­
dispersas por toda la península, y en ellas secreteres y credenzas gozaba­
ma carente de estantes.
ban de especial. favor. Los secreteres italianos han llegado hasta nosotros
desde alrededor de 1500 y las credenzas a partir de la década de 1530. Otro tipo de bufete, enraizado en la tradición de finales del Góti­
co, cobró forma tras los Alpes en el siglo XVI, especialmente en el sur de
La mesa escritorio Alemania y en Suiza. No se trataba de un mobiliario independiente como
la credenza, sino, como ya hemos observado, una parte integrante del arri­
El Renacimiento, con su afán por la escritura secular, se interesó madero. Todavía se le puede encontrar en esta forma en posadas y casas
vivamente por la mesa de escribir. El pupitre ajustable de los monjes a fina­ rurales de la Suiza actual.
les del Gótico, o el escritorio portátil utilizado en 1499 por Polifilo, se con­ Este fue el tipo que el gusto imperante del siglo XIX amoldó a sus
vierte ahora en el más amplio secreter de dos partes, la superior con todos deseos, aislando el bufete como un monstruo ornamentado que incluso in­
los cajones y puertas que permitan sus medidas. vadió el no muy grande comedor de la clase media. Asi reviviría, no en la
Este receptáculo descansa en una consola -como los bufetes Alemania de 1880, sino en la Francia de 1860.
franceses del siglo- o en otro armarito con puertas. Las secciones superior
e inferior son a menudo de diseño independiente y sugieren que, al princi­ La cómoda
pio, el secreter fue concebido como mueble de dos partes, como un arca
sobre una estructura.! La parte frontal, abatible y que da acceso al interior, La cómoda es un descendiente directo del arca, y sin embargo
sirve también de superficie para escribir. Pronto fue el secreter construido llegó tardíamente al hogar. En Italia no hizo su aparición hasta finales del
de una sola pieza, tipo que, a través de todos los cambios estilísticos, per­ siglo XVF y en Inglaterra se la menciona por vez primera casi en la misma
duró hasta bien avanzado el XIX. época. 8 En su forma inicial 9 consistía en tres cajones, cada uno de los cua­
El buró, con una superficie horizontal fija para escribir, sobre dos les, con toda la anchura del mueble, era acentuado por unos miembros ho­
o tres cajones estrechos, era una evolución del pupitre monacal de pared. 2 rizontales y de talla recargada, sobre los cuales se situaba una bilera de ca­
Las consolas fueron sustituidas más tarde por cajones que a menudo llega­ jones más pequeños.
ban hasta el suelo. 3 Este tipo, idéntico al actual, se cree que pasó de Italia a El tamaño de los cajones, sin duda, es la razón de la tardía apari­
Fr"ancia en la segunda mitad del XVII. 4 El Rococó le dio una tapa móvil ción de la cómoda. Los cajones pequeños no presentan una gran dificultad
cilíndrica. El secreter adquirió un carácter cada vez más lujoso, hasta el técnica, pero los grandes, en todos los aspectos, son más dificiles de mani­
punto de que Luis XV, pese a que sus muebles suntuosos no daban preci­ pular. Aparte de poner a prueba la habilidad del artesano, los receptáculos
samente el ejemplo, promulgó una prohibición contra los escritorios de pla­ móviles de tamaño desacostumbrado tenían toda una tradición que supe­
ta maciza. 5 Se aproximaba el momento en que sería adaptado al uso bur­ rar, y si tomamos un temprano punto de partida, el archivo almaiar de
gués, y la forma más antigua, el secreter alto, pieza de exposición del Ro­ 1755 (fig. 149), pasaría un siglo y medio antes de que el mobiliario con ca­
cocó tardío, se convertiría en equipo de oficina fabricado en serie. jones alcanzara la madurez.
Sólo con el Rococó alcanzó toda su brillantez, y Havard parece,
por tanto, justificado cuando sitúa la aparición de la cómoda entre los años
El bufete 1705 y 1710. 10 Alrededor de 1720 se hallaba en plena y abundante pro­
ducción, y St' convirtió entonces en el mueble por excelencia del XVIII. El
El aparador borgoñón del siglo XV, con sus estantes para expo­ Barroco tardí') prefería los aposentos ligeramente amueblados, yen ellos la
ner vasijas hogareñas, era una pieza de distinción social, que emigró desde fantasía de esre período fascinado por las formas cobró pleno vuelo. Las
la cocina hasta la sala de banquetes. La oblonga credenza italiana, que tenía paredes lateralt~s de la cómoda ondulan en curvas tridimensionales, al igual
dos o tres puertas bajo varios cajones estrechos, carecía de esta sección su­ que los pies en l,)s que se extiende su sinuosidad. Los cajones, con sus fron­
perior. Procedía de la sacristía, pero se convirtió en pieza utilitaria muy tales ondulantes se juntan en la unificación general, y sólo una hendidura
apreciada en las espaciosas residencias y palazzos de la Italia de mediados fma como un calJello delata su existencia. Esta elegantísima forma sobre
del siglo XVI.6 En estas fechas, secreter, credenza, silla y alacena se con­ patas, con dos cajones profundos y ampulosos, era valorada como pieza
virtieron en partes del interior secular. decorativa. También Inglaterra se hizo con el diseño francés en la segunda
Los ingleses de fmales de XVIII otorgaron especial atención al mitad del siglo XVIII. Chippendale y su escuela denominan "cómoda" a
aparador sin estantes y le dieron la forma que tiene hoy. Era lo que ellos casi toda pieza decorativa provista de cajones. u
La forma renacentista -la cómoda con cajones hasta el suelo­
llamaban sideboard, lo que significaba una tabla (board) situada junto
persistió en periodos ulteríores como secreter. El Imperio, con su afición a
a la pared (side, lado), y1! fuese sobre patas o apoyada en ella. El OxJord
las formas cúbicas, resucitó el tipo macizo, que se mantuvo en boga a
English Dictionary cita este uso desde el siglo XIV hasta Alexander Pope. través del XIX. Trasladada al dormitorio a mediados del siglo XIX, la có­
El sideboard, al que Sheraton y su época equiparon con refinados compar­

320 321
11- Giedion
168. Postura del siglo X VJll: "Le Petit jour". El siglo XVIII trajo de nuevo un sentarse 169. Postura griega: Palamedes ante Perséfona. Mediados del siglo V a.e. Postura y
refinado, por primera vez desde los griegos, y le dio una evolución en pos de la facilidad silla son una sola cosa. La diosa, cetro en mano, está serenamente sentada en una silla
y la flexibilidad de la postura. Para conversar, el caballero puede volverse libremente a sin almohadón, en la postura de total relajamiento que sólo se adquiere mediante una cui­
un lado y a otro. Esta. postura sans gime es característica de los grabados de finales del dadosa críanza y un adiestramiento del cuerpo. El respaldo abarca cuerpo y hombros en
siglo XVIII. (Grabado de Nicolas de Launay, según Freudenberger.) su marcada curva. (Jarrón ático, cortesia del Metropolitan Museum, New York.)

moda se convirtió en aguamanil (fig. 187). La superficie de mármol aporta­ te de los pies, que descansan sobre un pedestal -costumbre adquirida de
da por el Rococó soportaba ahora la palangana y los jarros del aseo. los egipcios- emana el mismo ambiente de serenidad y naturalidad de un
templo griego.
La creación del confort en el asiento En el siglo XVIII, esta comodidad de la postura sentada se desa­
rrolló en la dirección de la facilidad, elegancia y flexibilidad en la actitud.
La postura en el siglo XVIII Los respaldos curvados y almohadillados introducidos por los franceses
son la última etapa de un lento desarrollo a partir de los finales del gótico.
La Francia del XVIII tomó el confort de la posición sentada allí El caballero de los tiempos de Luis XV se sentaba de modo un
donde lo dejaron los griegos en el siglo V a.C. El contexto sociológico era tanto informal. También ahora silla y postura son una sola cosa, el resulta­
radicalmente diferente; las sillas y las chaise longues del Rococó estaban do final de una larga tradición. También aquí la postura es relajada -pre­
tan lejanas del mobiliario de los griegos como lo estaban las sedas y enca­ rrequisito de todo reposo-, pero se halla constantemente modificada por
jes de las damas de la corte francesa con respecto a la austeridad del peplo. leves cambios. N o es un reposo estático. El caballero se vuelve hacia uno u
Tipológicamente hablando, fue el retorno a una pauta olvidada: crear un otro lado. Una pierna se sitúa cruzada sobre la otra, la sempiterna actitud
soporte para el cuerpo que permitiese una postura sumamente relajada. en los grabados de fmales del XVIII (fig. 168).12 No se implica con ello que
En un jarrón con figuras rojas del siglo V, en el que aparecen Pa­ el Rococó inventase esta postura informal, pero fue entonces cuando esta
lamedes y Perséfona, la diosa está sentada, cetro en mano, con aquella pos­ pose se hizo típica. Los retratos de los aledaños de 1700 muestran una
tura plenamente relajada adquirida a través de un prolongado adiestra­ pierna extendida hacia adelante, y la otra replegada hacia atrás, una
miento del cuerpo (fig. 169). Postura y silla son una sola cosa. El asiento postura de transición en un estilo de transición. LosJauteuils del Rococó,
desprovisto de almohadón desciende levemente hacia atrás y el ancho res­ con sus cortos brazos curvados hacia fuera en deferencia a la moda fe­
paldo llega hasta más arriba de los hombros, englobando el cuerpo en su menina, no eran menos favorables para la postura sans-gene de los visi­
curva. De la inclinación hacia atrás del tronco y la extensión hacia adelan­ tantes masculinos.
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gham, 1850. El siglo XIX reduce un ob­
'~/ jeto a una anécdota. (Henry Cole, Joumal
~\)-. o/ Design. 1851.)
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~.. La "Rocaille"

Con la certidumbre y el aplomo de la experiencia acumulada, for­


171. La naturaleza y el rococó:
sopera por Juste-Aurele Meissonier. mas aparentemente improvisadas se ven instiladas con esa fusión única de
1738. Al observar minuciosamente disciplina y flexibilidad que existe en las óperas de Mozart.
las formas de la naturaleza, la rocaille Para esta unión de disciplina con flexibilidad, en la que los objetos
170. Raíz de madera infunde a los objetos las lineas libres,
a ,la deriva. (Foto pero sin embargo estructurales, de se forman como si estuviesen en un flujo eterno, el posterior Barroco in­
Martin James.) los organismos vivientes. ventó un símbolo en el que se reúnen todas estas cualidades: la "Rocaille".
La forma de concha, con la que un organismo invertebrado se envuelve
a sí mismo y en la que se reúnen la eternidad de la piedra y el f1uir de
las aguas vivas, parece creada para expresar la voluntad de ese periodo.
Las primeras fases del mismo, que se remontan al Renacimiento, son bien
conocidas, pero ahora tiene lugar una transformación radical. La concha
se transmuta en algas, encajes y otras formas. Se hincha, se vuelve mem­
branosa, es rota o indentada, hasta que la forma natural se convierte en
un signo o, como dicen los pintores modernos, se transforma en un objeto.
Estos signos aparecen por sí solos o unídos en formas de e o S, contras­
tando con otros elementos o soportándolos. Aquí, la fantasía juega libre­
mente entre la flexibilidad, la soltura y la generosidad de este último pe­
nado.
La búsqueda de comprensión aparece por doquier, utilizando la
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:·",{'f(::\~;,:.~ curva para abarcar las partes individuales: en el urbanismo, en el trazado y


L' , , .. ~. la interrelación de plazas y plazuelas, en las curvas redondeadas de los in­
teriores. Esta reunión única de la razón con la riqueza de la forma orgánica
" '1
en ningún otro lugar es más_ acusada que en el mueble, siempre tan dificil
en su evolución. En el mobiliario es como si el depósito de experiencia acu­
mulado desde finales del Gótico estallase de repente, con las cómodas cur­
vadas, las cubiertas móviles y cilíndricas de los escritorios, y el fino mode­
172. Candelabro. Juste-Aurele Meissonier, 1728. Meissonier transforma fachadas de lado de los muebles para sentarse o reclinarse.
iglesias (St. Sulpice, París) e interiores, soperas y candelabros, en un torbellino de movi­ Tal como la concha se convierte en un objeto al que se le han in­
miento. Hacer esto sin pérdida de dignidad exige, en arte, un equilibrio comparable al del fundido las más variadas formas orgánicas, también las patas del mobilia­
funámbulo.
rio rococó se aproximan a la estructura de la rama (fig. 170). La obedien­
324
325
cia a las lineas de fuerza de la madera le da una similaridad natural con el abstracta, la curva en doble S de los respaldos sigue el contorno de los
esqueleto de la rama, cuyas partes más blandas ha corrompido el agua. hombros y el tronco humano.
Las carreras de los grandes naturalistas (Buffon, Linnaeus) corren parale­ A esta línea de góndola pertenece también la marquise de dos
las con la vida de Luis XVI. La generación que creó el Rococó y el confort asientos, que el Rococó desarrolló a partir del banco. La marquesa, obra de
de sentarse hurgó más que cualquier otra antes que ella en la vida de las Delanois, a finales de la década de 1760, se presenta plenamente evolucio­
plantas y de los animales. nada (fig. 175). La marquesa podia ser utilizada por una o por dos perso­
La energía generadora de formas en este periodo tal vez pueda ser nas. En un grabado Luis XVI según Moreau el Joven,13 un joven matrimo­
medida en comparación con nuestro propio tiempo, con nuestro almacén nio ocupa armoniosamente estefauteuil ampliado; y en Le Mari confes­
lleno de materiales nuevos y nuestra incapacidad para darles vida. De ha­ seur, un grabado de 1790 según Henri Fragonard (1732-1806), la dama
ber aportado nuestra era a los propósitos humanos una fracción de la in­ está sentada sola, rodeada por los caballeros, cuando el marido hace su
ventiva de los finales del Barroco, ¿dónde podríamos estar ahora? inesperada aparición 14 (fig. 174).
Quien conozca el espíritu del Rococó no debe conceder demasia­
do crédito a los últimos grabados de los años 70, y todavia menos a los te­
El modelado de la silla mas eróticos de fecha posterior. Las escenas eróticas son testigos que mi­
ran hacia atrás y prolongan artificialmente un período ya pasado. En los
El Rococó atacó sus formas de asiento del modo más radical, últimos años de Fragonard, este ambiente se vuelve superficialmente ju­
conservando poco más que los esqueletos de los tipos del XVII. Concien­ guetón, y este lapso en el tratamiento del género constituye uno de los pun­
zudamente compuestas, interviene en ellas la curva y, a menudo, los tipos tos de partida del gusto imperante en el siglo XIX: Rococó para el consu­
originales son apenas identificables después de su transformación. Al ad­ mo burgués.
quirir fluidez sus lineas, la silla puede adaptarse a lo orgánico, al cuerpo. El significado del Rococó aparece -como tan a menudo ocurre­
Los brazos y el respaldo capitoné del XVII se relajan y se funden en una en la pintura, en un tiempo en que no existían todavía ni el mobiliario ro­
curva continua, una concha moldeada al cuerpo. Esto sucede alre­ cocó ni el interior rococó. A principios del siglo XVIII, Watteau (1684­
dedor de 1725. La nueva forma de silla, cuyos nombres y variedades apa­ 1721) anticipa la fusión de la forma orgánica con la vigilia espíritual que
recen en numerosos manuales sobre el tema, era llamada bergere. Uno de más tarde se convertiría en realidad.
los tipos de bergere debe su nombre y su forma a la góndola: la bergere en
gondole. Este tipo ondulante, con su parte posterior semialta corresponde
la necesidad del siglo. En él, como señala el ebanista Roubo, el ocupante
puede "descansar el hombro contra el respaldo del asiento mientras su ca­
beza queda completamente libre, con el fin de evitar el desarreglar los ca­
bellos tanto de las damas como de los caballeros". Dificilmente podía ha­
cerse más para acomodar una moda pasajera.
La moda meramente suministraba el impulso para algo que con
mucho trascendía a la moda: la adaptabilidad de la silla al cuerpo humano.
La curva, la curva tridimensional, aparece aquí como en las bóvedas de las
iglesias barrocas. Era intrinsicamente apropiada para el cuerpo humano.
Bajo Luis XVI, la forma seria racionalizada y simplificada, pero el modelo
góndola permanecería (fig. 168). Es sorprendente la frecuencia con que
las sillas Luis XVI de respaldo semialto reaparecerán en las revistas de
modas del Imperio. En forma de bergere en gondole un tapicero francés del
1830 lanzó los primeros fauteuils con muelles espirales, produciendo su
contorno mediante un fleje curvado de hierro. El perfil se vuelve borroso,
la madera desaparece, pero el tipo bergere subsiste. Durante parte del
decenio de 1860, pareció como si el tapicero estuviese encontrando un nue­
vo puntal en ese tipo constituyente, pero pronto resultó evidente que, entre
sus manos, los muebles se disfrazaban de almohadones.
Las ligeras sillas almohadilladas, con brazos o sin ellos, cumpli­
mentaron la transformación. Como en la "Rocaille", lo que aquí ocurre en
el formato del mueble es una aproximación a la forma orgánica. En forma

326 ~.~t~.b. 327


Muebles para reclinal'Se

Los tipos modernos de muebles de descanso se formaron, asimis­


mo, a finales del siglo XVIII. Servían para un breve relajamiento transito­
rio, y proporcionaban un confort muy distinto del reposo estático en la
cama.
La chaise longue es, como su nombre indica, una forma alargada
175. Marquesa por L. Dela­ de la silla. Tiene una cabecera, como el lecho, pero más destacada. A partir
nois. Finales de la década de del banco, evolucionó en Francia y en Inglaterra, en las primeras décadas
I760. El tipo góndola, que la del siglo XVII, una silla reclinatoria, una cama de día (lit de repos), cuya
marquise de Delanois repre­
senta en su apogeo, moldea cabecera se ajustaba mediante engranajes o cadenas. En la chaise longue,
el cuerpo como una concha. la forma curvada de góndola sustituía a este plano ajustable. Si delante de
Las curvas simplificadas, las una bergere se coloca un banco o taburete tapizados, se obtiene una "silla
lineas vigorosas y el delicado
perfIJ revelan cuán fusiona­ larga" o chaise longue. Construida de una sola pieza -:de este tipo había
das estaban disciplina y fle­ también numerosas variedades- recibía el nombre de duchesse (ñg. 177).
xibilidad en este período. A Estos muebles, como señalan sus nombres -mm"quise, duchesse- estaban
finales del Rococó, los al­
mohadones alcanzaron nota­ destinados a las damas de la nobleza, quienes las ocupaban mientras re­
ble altura. (Museo del Louvre, cibían con vestimentas ligeras.
Paris, Archives Photogra­ Una vez la fantasía empezó a crear muebles para reclinarse, apa­
phiques.)
recieron las más diversas combinaciones. La sección superior de alguna
chaise longue podia abrirse y se insertaba en el armazón una bañera de es­
casa profundidad, como puede verse en algunos grabados eróticos del siglo
XVIII; otras veces, con un taburete, una bergere de alto respaldo y otra de
respaldo bajo eran colocadas a cada lado del primero, y esta combinación
recibía el nombre de duchesse brisée, duquesa dividida.
Alrededor de 1800, la duchesse se convirtió en la psyche, en imita­
ción del mobiliario pompeyano. Más tarde encontraremos su derivación
norteamericana, allá por el 1830 (fig. 322), cuya superficie ondula libre­
mente y es perfectamente adecuada para breves intervalos de relajamiento.
Veremos también su vinculación con las evoluciones recientes como el re­
clinatorio de tubo de acero de Le Corbusier, la chaise longlle basculante
(fig. 323). Este mueble de Le Corbusier, austero y sin tapizar, se adhiere en
talante al punto de partida, el lecho de dia del siglo XVII, pero su adapta­
ción al cuerpo incorpora la experiencia de los siglos posteriores.
La era del mobiliario en serie, en especial los decenios de 1860 y
1870, mecanizó la chaise longue, y surgieron entonces diversas modalida­
176. Marquesa del des para transformarla en camas gemelas (fig. 264). El tapicero, entretan­
siglo XIX. I863. El to, al destruir su estructura al tiempo que destruye la del fautellil, la con­
tipo góndola prosigue
a través del Directorio vierte en pieza invertebrada. Ahora, a la chaise longue se la encuentra so­
y el Imperio, e incluso bre todo en el dormitorio, cerca de la cama, uso que aparece por primera
durante un tiempo en vez en las escenas eróticas a mediados del siglo XVIII.
el período en el que el
tapicero consiguió pre­ El sofá es la continuación de aquel banco tapizado con respaldo y
dominio. Pero ahora, brazos. En el progreso de sus formas va paralelo con la silla, de la cual se
armazón y patas que­ le considera cada vez más como compañero. Es, esencialmente, una pieza
dan ocultos, y una ta­ de salón (fig. 178).
picería capitoné cubre
toda su superficie. (Ex­ La "Rocaille" refleja la voluntad del periodo para dar flexibilidad
position des Arts In­ a las cosas. Impulsado por la demanda de expresión indisolublemente fu­
dustriels, París, 1863.) sionada con la función, produjo mucho más que un style pittoresqlle o un
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177. Duquesa de una sola pieza. Mathieu Liard. 1762. Los modernos tipos de mueble 178. Otomana, por Mathieu Liard. 1762. La mejor maestría y el refinamiento en la talla
para el relajamiento temporal tambien adquirieron forma en el siglo XVIll. El tipo gón­ de madera surgió cuando el clasicismo Luis XVI empezaba a propagarse. Gracias al co­
dola, que abarca el cuerpo en una sola curva, esta adaptado con fines de descanso. La nocimiento de las líneas de fuerza, el armazón queda reducido a una pasmosa esbeltez y
"duchesse" se dividía al principio en tres partes: dos poltronas tipo góndola de diferente adquiere la elegancia de las formas orgánicas. (Recueil des petits meubles, París, 1762.)
profundidad y altura, con un taburete entre ambas. El posterior Rococó las fusionó en
una sola pieza. (Mathieu Liard, Recueil des petits meubles, París, 1762.)
para los que fueron creados aportan un índice a la perspectiva de sus perío­
gafa nouveau, como llamaban entonces los franceses a la nueva tendencia. dos, y en ningún otro momento desplegó Francia una inventiva más bri­
Los magistrales dibujos en perspectiva y las complicadas secciones llante en el reino del confort.
dibujadas por los ebanistas revelan, bajo unas curvas aparentemente sin
propósito, una fantasía regida por e! análisis y la observación precisa de la Inglaterra: forma y mecanismo
postura humana. El mobiliario del Rococó no expresaba pretensiones gran­
diosas; meramente, trataba de proporcionar confort y cumplimentar lo re­ En Inglaterra, la primera y la segunda mitad del XVIII son tan
querido, y así creó el confort moderno. distintas que es, casi, como si hablásemos de países diferentes.
No es necesarío consultar los grabados de finales del XVIII para Las prímeras décadas se fraguan con los toscos hábitos de! siglo
notar la atmósfera erótica de los apartamentos. Bajo Luis XVI, este am­ precedente, pero en la segunda mitad del siglo una diferenciación sorpren­
biente dio paso a otro burgués, para e! cual la Revolución no significó más dente ímpone su marca en casi todos los aspectos de la vida. Incluso el
que un trastorno pasajero. Desde el principio, el Rococó tuvo en Francía propio inglés, por lo menos ese tipo considerado como el ideal, queda radi­
su hogar en el ambiente intimo. El sentído de la escala, tan aparente en la calmente alterado después de 1750.
evolución francesa, reconoció al Rococó como el más productivamente En el decenio de 1730, cuando William Hogarth se convirtió en el
apropiado para el interior. cronista de la Inglaterra contemporánea, prevalecía aún el tipo Falstaff: un
Luís XV esperó hasta la muerte del cardenal Fleury a los noventa hombre corpulento y macizo, casi como los muebles de su tiempo, voraz
años, para asumir totalmente los deberes del gobierno. Como señala Moli­ comedor y codicioso en todos los apetitos. Hogarth no se anduvo con ro­
nier, le agradaban las reuniones en número reducido, las cenas íntimas. Por deos en su temática; mostró una gran inventiva en sus grabados cuando se
otra parte, la corte se mantuvo pasiva ante la nueva tendencia hasta 1738. trataba de retratar taras y vicios, animales sometidos a refinadas torturas o
El Rococó -punto recientemente recalcado por Fiske Kimball- 15 surgió mujeres que se escupían mutuamente ginebra a los ojos. Poca distancia se­
lejos de Versalles, en los palacios de los nobles franceses. Su meta era e! in­ para a este retrato de lo sádico.
terior, y una sociedad refinada y spirituelle, que disfrutaba de la vida hasta Pocas décadas más tarde, el tipo de varón favorito es esbelto, in­
el punto de la corrupción, creó ese mobiliario. maduro y efímero, y su contrapartida femenina es la doncella amable y so­
Tal como las obras de arte implican más de lo que estaban desti­ ñadora, inocente de toda pasión. Al finalizar el XVIII, primero en literatu­
nadas a reflejar, igual ocurre con esos muebles que perpetúan la inventiva ra y después en pintura, surgen los precursores de esos tipos sentimenta­
l6
que tan atractivamente mostraban. El Gótico arrancó de la piedra y el Ro­ les que habían de gozar del gusto del público a través del siglo siguiente.
cocó de la madera sus últimos recursos de flexibilidad y soltura. Los fines Tal como Inglaterra había: asimilado primero la pintura flamenca
330 331
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180. Thomas Sheraton:
Mesa convertible en escalera
para biblioteca. 1793. En las
179. Gran silla-sofá francesa. Inglaterra, 1775. Cuando los ingleses deseaban estar a
últimas décadas del XVIII, In­
la moda, seguían los ejemplos franceses. Esta píeza, de pesada talla, todavía está con­
glaterra influenció los gustos y
cebída a la rígida usanza del siglo XVII; en cuanto a airosidad, no puede ser comparada
hábitos de toda Europa, y dio
con los muebles franceses de su tiempo. El confort que Inglaterra creó a finales del XVIII
forma al comedor, a la bi­
fue muy diferente en naturaleza y finalidad. (R. Manwaring, The Cabinet and Chalr bl¡'oteca y, más tarde, al
Maker's Real Friend and Companion. Londres, 1775.) cuarto de baño. A partir de
Chippendale, hasta las esca­
antes de darle una nueva evolución, también adaptó los métodos industria­ leras de biblioteca fueron
cuidadosamente estudiadas y
les que los refugiados hugonotes del siglo XVII se trajeron consigo desde tratadas como mueble con­
Holanda. Se desarrolló entonces una inmensa energía emprendedora, que vertible.
condujo a la mecanización de la fuerza motora para la hilatura y la teje­
duría, a una rápida evolución del transporte, con canales, puentes y carre­
teras, y a la reavivación de la agricultura y la ganadería.
De un modo similar, Inglaterra se puso al frente en cuanto al con­
fort, en las últimas décadas del XVIII, Y también esto fue un nóvum.
Una linea tranquila y confiada recorre también ciertos tipos del
mobiliario inglés de la primera mitad del siglo, como por ejemplo los gran­
des síllones con sus altos respaldos y sus brazos tapizados. Es la línea que,
a partir del Renacimiento italiano, fue desarrollada más tarde en Francia y
en Inglaterra. Los confortables modelos ingleses, que cobraron forma alre­
dedor de 1700, han mantenido su popularidad hasta hoy, pero fue Francia
la que creó el nuevo confort en el Rococó, lo que no dejó de ejercer sus
efectos sobre Inglaterra. En general, Francia se mantuvo siempre presente
en escena, e incluso en la década de 1860 los libros de diseñosl 7 eran publi­
cados con textos paralelos en francés. Los soportes para bustos y velas,
girándulas, lámparas y candelabros parecían suscitar mayor interés que las
sillas. Incluso en 1860, los brillantes ebanistas 18 se orientan, en su incerti­
dumbre, hacia el detalle naturalista: sillas de jardín con los respaldos talla­
dos en imitación de rocas y árboles,J9 o un gran mueble muy incómodo y
con el respaldo profusamente tallado, denominado Canapé francés y de
concepción todavía irremediablemente perteneciente al estilo del XVII,
pero dificilmente reconcíliable con el gusto francés 20 (fig. 179).
181a. Benjamin Franklin: Sillón convertible en escalera para biblioteca. c.1780. Fran­
El gentleman frja el estilo klin diseñó este sillón para su biblioteca, como ideó las pinzas para seleccionar libros en
los estantes más altos. (Cortesía de la PhiJosophícal Society, Filadelfia.)
Las últimas décadas crearon una situación muy diferente. En el 181b. Sillón de Benjamin Franklin convertido en escalera.
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333

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183. Aparador inglés. e.l780. El comedor inglés obtuvo su mesa cuidadosamente dise­
182. William Morris: Alacena. e.1880. Morris hizo varias de estas alacenas. La parte ñada, sus sillas y su aparador en la segunda mitad del siglo XVIII. Fue entonces cuando
frontal, elegantemente curvada, muestra sus estrechos vinculos con el siglo XVIII. Sin la adquirió su carácter estándar el ligero aparador de patas esbeltas. (H. Cescinski, English
copiosa exhibición de porcelana, el vinculo sería todavía más aparente. (Cortesía de Mr. Furniture ollhe Eighleenth Cenlury.)
Marillier, Morris & Co. Art Workers Ltd., Londres.)
La biblioteca

breve periodo anterior a la influencia del estilo Imperio francés, el interior Sólo los grandes nobles tenian bibliotecas, generalmente en cone­
inglés y la ebanistería inglesa alcanzaron una madurez casi intemporal que xión con los gabinetes de medallas y curiosidades. El siglo XVIII leía. Vol­
era el resultado y la consecuencia de una experiencia de siglos. Es la misma taire, Goethe, Hume y Jefferson fueron todos ellos grandes lectores. La de­
maestría restringida que trazó los squares contemporáneos de Bloomsbury manda de universalidad exigia materiales, fuentes procedentes de todas par­
o los perfiles curvados de Bath. tes, y es curioso observar como, a partir de Chippendale, hicieron su apari­
Era una sociedad del hombre, y a finales del XVIII prevalecía en ción muebles librería con cristales, en una gran variedad de tamaños y aca­
Inglaterra una nota de austeridad. Los grandes edificios de los clubs londi­ bados. A menudo, esto conduce a una pieza de mobiliario en la que se
nenses, construidos en las primeras décadas del siglo XIX y equipados con combinaban librería y secreter; es decir, una librería acristalada sustituye
las más modernas comodidades interiores de la época, atestiguan la conti­ a la sección superior del secreter renacentista, con sus múltiples cajones.
nuación de esta sociedad centrada en el varón. En contraste con la Francia Es bien conocido el esmero con que Chippendale amuebló la biblioteca del
del Rococó, la mujer pierde influencia. Es el gentleman, el caballero, el que actor Garrick.
da el tono, y no queda limitado a las filas de la nobleza ni necesita haber Para los grandes folios con sus grabados y acuarelas, entonces
nacido con un titulo, ya que no pertenece a una clase social cerrada y, populares en todas las ramas del saber, desde las ciencias naturales hasta
cada vez más, se ve identificado con un concepto moral. los templos griegos, se necesitaban superficies planas, mesas de biblioteca
En 1710, Steele lo definía como sigue en The Tatler: "La apela­ como las que ya se encuentran en Chippendale a mediados de siglo. A par­
ción de gentleman nunca debe ser adjudicada a las circunstancias de un tir de este generoso mobiliario, evolucionó la gran mesa escritorio actual,
hombre, sino a su conducta en ellas." Y Chippendale titula su famoso catá­ con su superficie plana y los dos tramos de cajones bajo ella y a cada lado.
logo (1754) The Gentleman and Cabinetmaker's Guide. Aparte la nobleza, Para escribir, el siglo XVIII se contentaba con superficies pequeñas.
los grandes ebanistas contaban entre su clientela con la clase media, los ar­ Se necesitaban escaleras para llegar a los estantes más altos, pero
tistas y los actores, y los dibujos en los libros de Hepplewhite, Shearer y quedarían ocultas mientras no se requiriese su utilización. Thomas Chip­
Sheraton demuestran que sus artículos estaban destinados a las nuevas cla­ pendale, en uno de sus encargos más brillantes -Hardwood House (1770­
ses en auge. 21 1775)-, construyó un bastidor con escalones plegables. 22
Al pasar el caballero del ambiente feudal a la atmósfera de la cla­ Benjamin Franklin solucionó el mismo problema a su manera co­
se media, ciertas habitaciones de la mansión pasan a vivienda de la clase locando la escala debajo del asiento de su fauteuil, que giraba sobre unos
media. goznes (fig. 181). Para los estantes más altos, como se sabe, tenia una es­

334 335
pecie de forceps en el extremo de un palo, artilugio cuya demostración Movilidad
hacía, de buena gana, entre sus visitantes. Sheraton ocultaba su escalera en
una mesa (fig. 180). El Rococó aportó flexibilidad de forma y ligereza en la construc­
ción. Ahora entra en escena la movilidad, en la que el Rococó y el Luis
El comedor XVI se interesaron hasta cierto punto, desde la invención del escritorio de
También el comedor, al quedar separado, fue provisto de un mo­ tapa enrollable y la reaparición de la silla giratoria hasta las mesas de jugar
biliario especial: sillas, mesas extensibles y bufetes. a cartas y el mobiliario plegable. Los diseñadores parecen experimentar es­
pecial placer en dibujar sus muebles con todas las cavidades, espejos y ta­
Las sillerías de los grandes ebanistas son identificables en todo de­
talle de sus patas, de sus asientos o de sus respaldos en forma de corazón o pas abatibles o de tambor abiertas, como si dijéramos en movimiento. La
maestría de la forma les es natural y no necesitan forzarla. Lo único que
entrelazados. Son muebles gráciles, pero nada más. Su contenido constitu­
desean es mostrar de qué es capaz su mobiliario.
yente no guarda proporción con la estimación que se les profesa. Estas si­
llas fueron diseñadas, en su mayor parte, con destino al salón de reuniones. El interés se centra ahora en el receptáculo móvil: el cajón. Su
Más interesantes son los aparadores ingleses de la última parte del construcción ha mejorado básicamente y se desliza libremente sobre guías.
siglo (fig. 183). Su cuerpo ligero, frecuentemente curvado, se alza sobre A menudo, se disponen series de cajones deslizantes, una sobre otra, de
unas patas esbeltas. Robert Adams les dio unos costados macizos, pedes­ modo que al abrir el bufete o la cómoda todo su contenido pueda ser exa­
tales rematados por urnas (motivo que cabe encontrar en todo jardín minado con facilidad. Unos cajones secretos, accionados por resortes,
constituyen parte al parecer indispensable del escritorio, y también gozan
inglés) para guardar la cubertería, pero éstos no tardaron en desaparecer y
de favor los cajones suspendidos por su borde superior, como en la Mesa
quedó la forma ligera y elegante, desde la que una linea conduce a William
de Rudd. Los frontales de tambor, fabricados con numerosos listones de
Morris (fig. 182).
madera pegados a una fuerte lona están muy de moda, y son incorporados
Como hemos visto, las mesas de comedor fueron primero llama­
a los muebles más diversos. Sustituyen a la sólida tapa de cilindro y ocu­
das por los franceses tables d l'anglaise. Se puso especial esmero para ad­
judicarles ingenioso mecanismo que les asegurase un aspecto grácil y, al pan un espacio mucho menor. Las mesas de escribir pullover fueron artícu­
propio tiempo, la facultad de alargarse hasta alcanzar longitudes casi in­ lo familiar entre 1780 y 1790. 28
creíbles. Incluso las mesas de comer en forma de herradura eran extensi­ Los muelles espirales, más tarde aplicados a los muebles tapiza­
bles (1788).23 dos, fueron empleados en fecha temprana por Sheraton, en su Caballo de
cámara (fig. 224).
Este mobiliario, incluso en la manera de su representación, tiene
Redescubrimiento del aseo personal
vinculas directos con el mobiliario constituyente del siglo XIX.
Cautelosamente, el XVIII descubre en sus postrimerías que el Mecanismo y forma -pensamiento y sentimiento- están juntos
aseo y la higiene tienen un lugar en la vida. Este interés está presente y con­ como indivisible unidad en el mobiliario inglés, cuya fase más intensa ocu­
duce al mobiliario más interesante de la época. Sheraton diseña toda una pa apenas dos décadas. El siglo XIX parecía predestinado a convertirse en
variedad de simples aguamaniles destinados a llenar esquinas o a estar la época más brillante del urbanismo, y, respaldado por todos los conoci­
contra la pared. mientos del XVIII, a desarrollar su entorno íntimo hasta alcanzar una per­
También se utilizaban lavabos independientes, que eran los prefe­ fección hasta entonces desconocida.
ridos en Francia. 24 Además, estaba al alcance de la mano el poder de la mecaniza­
Shearer equipa meticulosamente el tocador de un caballero ción que, como pudo creer Henri de Saint-Simon, acabaría para siempre
(1788)25 con una tapa plana y provista de bisagras y de un espejo interior, con los trabajos penosos para el hombre.
cajones, y una parte frontal que se abría a la derecha y a la izquierda (fig. Pero la historia, como la naturaleza, no sigue una lógica sencilla.
184). En la contrapartida femenina -el tocador para damas- el pequeño A nosotros se nos antoja carente de sentido que, por desconocidas razones
lavabo del XVIII sale como un cajón hacia adelante, y el bidet lo hace ha­ cósmicas, los brotes de los frutos deban ser muertos por las heladas o el tri­
cia un lado (fig. 185). También comprende un depósito para el agua go destruido por el granizo. No podemos comprender por qué, repentina­
sucia. 26 mente y sin causa aparente, procesos llenos de promesas quedan atajados
Elegancia de forma y reducción a lo esencial se combinan con una bruscamente y sus elementos constitutivos olvidados hasta que una similar
extrema movilidad en la Mesa de Rudd o Mesa de tocador reflectante. 27 El constelación psiquica queda dispuesta para reunirlos de nuevo.
cajón central "se desliza por si mismo" y los dos cajones laterales "giran La unidad de forma y mecanismo queda partida en el siglo XIX.
horizontalmente sobre una clavija central", de modo que la dama puede El circulo formado alrededor de WilIiam Morris pugna por encontrar for­
verse desde todos los ángulos. Se trata del mismo período en el que queda­ mas moralmente puras, y el anónimo movimiento norteamericano del mo­
ron resueltos los complicados problemas de las máquinas de hilar. biliario en serie se enfrenta a problemas de movimiento. Ambos se mueven,
336 337
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187. Lavabo inglés. c.1835.


Temprano ejemplo del agua­
manil ampliado por el siglo XIX.
Su cubierta de mármol está mon­
tada sobre una mesa de la pri­
mera reaparición del Rococó.

t
A mediados del siglo XIX, la me­
sa fue sustituida por la cómoda
con superficie de mármol y ca­
jones. (Catálogo inglés, con

"~\
,,¡:,
marca al agua de 1835. Cortesía
del Metropolitan Museum, Nueva
York.)

184. Shearer: Mueble tocador para caballero. 1788. Los dispositivos interiores de las
mesas de tocador y los aguamaniles constituyen uno de los puntos de partida de las mo­
dernas instalaciones higiénicas. "Cuatro cajones auténticos y tres simulados, una super­
ficie plana, un espejo dentro de la parte superior, un aparador bajo el cajón, con un frontal
de tambor para desplazarse a derecha o izquierda." (The Cabinet Maker's London Book
01 Frices, 1788.)
185. Shearer: Tocador para damas. 1788. De nuevo el interés se centra en el recep­
táculo móvil, el cajón, cuya construcción ha mejorado fundamentalmente. Cajones, casillas
y frontales de tambor expresan la afición a las soluciones elegantemente mecánicas. La
descripción de Shearer reza: "Dos cajones y otros dos simulados ante el bidé cuadrado,
soportado por dos pies; un espejo con marco, montado con bisagras en una pieza desli­
zante, y cuatro recipientes; un ala para cubrir el bidé unido por bisagras a la parte poste­
rior del cajón; una cisterna detrás para recibir el agua del cajón del lavabo; un bidé ex­
tensible. "

186. Sil/a de barbero y banquillo ple­


gables. Patente EE.UU., 1865. A partir
de los ebanistas de fmales del XVIII,
una línea conduce hasla William Morris
y otra hasta el mobiliario patentado ame­
ricano. Este siUón portátil de barbero
tiene recipientes para agua fria y caliente,
utensilios del oficio, cajón para el di­
nero, elc. "Las patas están articuladas
y pueden doblarse." (Patente EE.UU. n.O
50032, 19 de septiembre de 1865.)

188. Mesa tocador reflectante, o mesa de Rudd. 1788. "Esta es la mesa de tocador más
completa jamás vista." Los ebanistas ingleses gustan de mostrar sus ingeniosas piezas con
partes móviles -puertas, espejos deslizantes, o cajones sobre correderas- abiertas o saca­
das. Un anhelo de exhibición parecido, en cuanto al mecanismo, aparece en los dibujos del
mobiliario patentado americano.

339
codo con codo, en la segunda mitad del siglo XIX, y las raíces de ambos 14. Le Mari confesseur, grabado de N.F. Regnault, según H. Frago­
retornan a la .Inglaterra de finales del XVIII. nard, de su serie de ilustraciones sobre Fables de La Fontaine.
Es en la vertiente trágica del siglo XIX cuando pensamiento y 15. E. Fiske Kimball, The Growth of the Rococo, Filadelfia, 1943,
sentimiento adoptan caminos separados o, tal como lo expresa T.S. Eliot, página 152.
es destruida "la unidad sustancial del alma". 16. Estas observaciones se basan en anteriores estudios no publicados
del autor, en los inicios del gusto imperante en pintura. Estos tipos no tienen sus
No fue meramente una influencia exterior, el estilo Imperio, lo que raices en el circulo francés alrededor de Greuze, sino en un circulo de pintores y
esterilizó el movimiento inglés. La obra postrera de Sheraton, y en especial arqueólogos ingleses en Roma a finales del decenio de 1760.
la publicación póstuma a partir de los estudios para una enciclopedia que 17. Ince y Mayhew. The Universal System of Household Furniture,
nunca pasaría de las primeras letras, muestran ya una llama apagada. Londres, 1762. (Dedicado al duque de Marlborough.)
Estaba teniendo lugar un cambio humano, tanto en un lado del 18. Manwaring, The Cabinet and Chair Maker's Real Friend and
canal de la Mancha como en el otro, pero este cambio cristalizaba de una Companion, 01' the Whole System ofChair Making Made Plain and Easy, 2 vals.,
forma más palpable en la figura de N apoleón y de los precursores del estilo La ed., Londres, 1765.
Imperio. 19. Ibídem, ed. 1755, lámina 27: "Sillas rurales para casas de verano;
Estos introdujeron lo que denominamos el gusto imperante: los son las únicas de su clase nunca publicadas".
fenómenos transitorios que absorben los sentimientos de las masas del mis­ 20. Ibídem, lámina 19.
mo modo que, en la fertilización artificial, los maniquíes interceptan la si­ 21. Se ha indicado que el prólogo a la obra de George Hepplewhite,
miente del toro. Cabinet-Maker's and Upholslerer's Guide (1787), no apela a la nobleza y los gen­
tilhombres, sino que se dirige a "los residentes de Londres". Véase Herbert Ces­
cinski, English Furniture from Golhie to SheralOn, Grand Rapids, Michigan,
Notas 1929, p. 353.
22. Ilustrado en Oliver Brackett, Thomas Chippendale, Londres, 1924,
l. Odom, William M., History of Italian Furniture, vol. I, Nueva York, página 277.
1918, p. 302. "Es evidente que las secciones superiores estaban hechas para ser 23. Cabinet Maker's London Book of Priees, Londres, 1788, compila­
colocadas sobre tablillas de diseño independiente." do por Thomas Shearer, lámina 19, fig. 2.
2. Se encuentran ejemplos de diversos períodos del siglo XVI en ibídem. 24. En el Imperio se disfrazaban pomposamente de trípodes antiguos.
vol. I, figs. 138, 306 Y 307. Véase Havard, op. cit., vol. m, p. 271, "Lavabo: petit meuble en vague pendant le
3. Una forma temprana, estrechamente vinculada a la pared, como los consulat et I'Empire... jusqu'it la fin de la restauration on continue d'en faire usa­
escritorios monásticos del siglo XVI, es el escritorio de Schuebler (c. 1730), con ge". En el decenio de 1830 los ingleses volvieron a los amplios aguamaniles con
cajones hasta el suelo (fig. 239). cubiertas de mármol (fig. 187).
4. Odom, op. cit., vol. n, lig. 30. 25. London Book of Priees, cit., lámina 9.
5. Ha vard, Dietionnaire de l'ameublement et de la décoration depuis le 26. Sheraton presenta varios modelos de vasos de noche y bidés portá­
XlI/me siécle jusqu'd nos jours. tiles, que recuerdan la costumbre inglesa, en el siglo siguiente, de viajar con una
bañera portátil.
6. Odom, op. cit., vol. I, p. 144; un ejemplo temprano de 1535.
27. Hepplewhite, lámina 79.
7. Ibídem, vol. I, p. 306: "El único ejemplo del Renacimiento fechado
en la última década del siglo XVI". En el Victoria and Albert Museum, South 28. Herbert Cescinski; English Furniture of the Eighteenth Century, 3
Kensington (Londres). vals., Londres, 1911-1912, vol. Il, p. 147.
8. The Oxford English Dictionary menciona, en el año 1599, "Una
gran arca o standard con cajones o cajas en ella". Sin embargo, nada se dice acer­
ca de su aspecto.
9. Odom, op. cit., vol. I, lig. 250.
10. Havard, op. cit., vol. J, p. 929.
11. Macquoid y Edwards, Dietionary of English Furniture, cit., vol. 1,
página 70.
12. Las representaciones de este tipo sólo adquirieron predominio en las
ulteriores décadas, orientadas hacia el género. Al principio del período de Luis
XVI: el caballero en su aseo, La Petite toilette, grabado según Moreau el Joven
(1741-1814), por P. S. Martini; o Le Petitjour, según Freudenberger (1745-1801),
grabado según Nicolas de Launay (1739-1792).
13. J'en aeeepte l'heureux présage, grabado de Philippe C. Triere,
según Moreau el Joven (dibujado en 1776).

340 341
El siglo XIX: mecanización y gusto imperante ción, y tanto da que sea en política como en producción. En la época de los
gremios, el self-made man sólo podía constituir la excepción, nunca la re­
gla. El self-mcide man que asciende más tarde en el reino económico no
puede ser comparado con las proporciones gigantescas de un Napoleón,
pero las condiciones sociológicas que abrieron el camino para su ascenso
fueron las mismas en ambos casos. Y -lo que resulta significativo en nues­
tro contexto- se enfrentan al mundo en términos similares.
Napoleón fue llevado al poder por la Revolución Francesa. Las
ideas de la Revolución, ayudas invisibles, planeaban sobre sus conquistas.
Ciertamente, convirtió los territorios vencidos en útiles para su máquina
Los comienzos del gusto imperante: el estilo Imperio guerrera; los sangró a fondo, entró a saco en las galerias italianas, y todos
aquellos objetos de arte sobre los cuales pudo poner sus manos los des­
Napoleón y la devaluación de los símbolos plazó a'través de los Alpes. Y en 1798, durante la primera Exposición In­
dustrial celebrada en París, paseó las piezas maestras en carros triunfales,
Estrictamente hablando, el estilo Imperio ocupa los diez años del como los rehenes exhibidos otrora ante el pueblo romano.
reinado imperial de Napoleón, con su comienzo en 1804 y su final en Pero Napoleón no era meramente el conquistador. Al mismo
1814. Con mejor razón puede ser fechado por los años durante los cuales tiempo, barrió de Italia el despotismo austriaco, confinó al papa dentro de
sus fundadores, Percier y Fontaine, mantuvieron su estrecha colaboración:
de 1794 a 1814. La influencia del estilo Imperio se extendió a todo el mun­
do civilizado, desde Rusia hasta América, y en forma democratizada so­
brevivió largo tiempo a la muerte de Napoleón.
El ascenso de N apoleón al imperio dio un significado sociológico
a elementos que se encontraban a mano. La idea de un retorno al clasicis­
mo -considerado como "simplicidad"- había sido ya acariciada. Mas
cuando llegó su resurrección demostró ser algo muy diferente de lo que in­
tentaban los adoradores puristas de lo clásico (Louis David, el pintor, por
ejemplo, que optó por el "estilo etrusco" para su propia casa).
N apoleón creció en el siglo XVIII y tenía firmemente arraigado
en su mente que cada etapa especifica en la vida tema un medio ambiente
que le correspondía. Su propio entorno, por lo tanto, había de ser creado
como nuevo hasta la última pieza del mobiliario y hasta el último adorno.
Este entorno constituye el telón de fondo de toda su actividad, y proporcio­
na una resonancia intangible pero omnipresente. El "estilo" Imperio es un
retrato de N apoleón, una parte inseparable de la figura napoleónica.
¿Es el estilo Imperio, como tantas veces se ha dicho, el último de
los grandes estilos históricos? ¿Es del mismo orden que el de Luis XV? ¿O
es una señal de todo lo que aparecerá en el siglo XIX? ¿Es un principio o
es un fin?
Cabría preguntar igualmente: ¿Fue Napoleón un emperador en el
sentido en que Luis XIV -para compararlo con un hombre de similar ta­
lla- fue un rey? ¿Fue su gobierno la legítima expresión, la culminación de
un grupo social?
La diferencia está más allá de toda cuestión. Napoleón tipifica la
figura que más tarde dominaría el siglo XIX y le daría forma: el self-made
man, el hombre que se ha hecho a sí mismo. Sólo en tiempos de grandes re­
voluciones pueden estos hombres de ilimitada energía escalar la cima. Los 189. La devaluación de los símbolos: Percier y Fontaine, Sillón con jarrones en forma
tiempos normales, la rutina y el conservadurismo los "queman" antes de de cisne, c.1800. Esta pieza de concepción teatral no es un trono, sino un sillón diseñado
que hayan comenzado; poco importa en qué dominio tenga lugar la revolu­ para un opulento cliente. (Recueil de décorations inlérieures, 180 J.)

342 343
r
I

unos límites, y creó una constitución democrática para las recientemente ramente el destino de N apoleón, sino destino de todo el siglo XIX. En vez
fundadas repúb,licas italianas. Esto fue en los comienzos. de forjar unas formas nuevas y perdurables, Napoleón dio media vuelta.
Más tarde, como emperador, limitó cada vez más la libertad poli­ Trató de imitar a las antiguas dinastías gobernantes de Europa y, para
tica, pese a lo cual sus tropas llevaban consigo un hálito de la Revolución y convertirse en su igual, adoptó sus títulos, sus ceremonias y sus formas de
sus ideas básicas, la igualdad social y la tolerancia religiosa. Ninguna reac­ gobierno. Para convertirse en uno de ellos, mezcló su sangre con la de ellos
ción pudo borrar del todo su paso. en el matrimonio, llegando en su error de cálculo a creer que cabía fundar
En Polonia y en Prusia mejoró las condiciones de los campesinos. una nueva dinastía en el siglo XIX. Junto a él, los monarcas de su tiempo
Bajo el principio de la tolerancia religiosa, disolvió los ghettos alemanes y carecen de estatura, y sin embargo, apenas él buscó ser su igual, pudieron
concedió a los judíos una ígualdad en su ciudadanía. Durante su breve mirarle por encima del hombro. En otros términos, fue como sí un pintor
ocupación de Suiza puso fin al desproporcionado poder de las familias pa­ moderno andase suplicando la admisión en la Academia Francesa.
tricias que habían dominado aquellas tierras. Y al simplificar el mapa de Esta es la hendidura que cruza la figura napoleónica. Perdió totalmente el
Alemania, abrió paso a la unión nacional. sentimiento del siglo XVIII. Se sintió inseguro de sí mismo. Necesitaba
Detrás de él quedaba la mejor obra de su juventud, el Código Ci­ algo en lo que apoyarse, ya que no era posible dar a los problemas de la
vil, completado al fmalizar su Consulado en 1804. Esta colección concisa vida una forma inteligible. Su inmenso apetito de poder y su ansia de con­
y lúcida de leyes civiles, primero de los modernos códigos, otorgaba a los quistas no encontraron un canal social que pudiera ser llenado constructi­
Dérechos del Hombre forma jurídica y separaba la Iglesia y el Estado. vamente. En todo caso, su imperio, construido según unos modelos anti­
La tragedia de Napoleón fue su fallo en cuanto a forjar una forma cuados, ni feudales ni democráticos. demostró ser inadecuado.
social, nueva y vital, a partir de las oportunidades favorables abiertas por Napoleón se perdió en la esfera social, al igual que el self-made
la Revolución; su fallo, quizás, en crear una nueva Europa. Éste no fue me­ man de la ulterior era industrial, cuyo gusto le falló cuando se apoyó en él
para escalar unas alturas sociales. Todavía a la sombra del siglo XVIII, las
dimensiones de Napoleón no le permitieron habérselas con medias tintas.
El quería un estilo digno de los césares y de él mismo, y no titubeó en hacer
190. La devaluación de este entorno el suyo propio. Ostenta en todas partes su impronta.
de los símbolos: Max
Ernst, "Le Lían de
Belfort". Varias de Percier y Fontaine, los fundadores del estilo Imperio
las novelas-imageQ. de
Max Ernst, algunas Los elementos del estilo de Napoleón estaban al alcance de la ma­
de ellas sin palabras,
exponen las falsas no. Sus primeras manifestaciones eran visibles antes de que Napoleón se
fachadas, así como el apoyase en los dos arquitectos que, más de cerca que cualquier otro, com­
lado misterioso del partieron sus deseos.
sentimiento del XIX.
El collage fue un me­ Como Napoleón, Percier y Fontaine habian vivido la misma aus­
dio apropiado: frag­ tera juventud de los años revolucionarios. El padre de Percier era portero
mentos de grabados en las Tullerías y Fontaine llegó a París como hijo de un modesto contra­
del siglo XIX pegados tista de provincia. Cuando Napoleón los conoció, ambos estaban empe­
en asociaciones irra­
cionales revelan nue­ zando sus carreras. Evolucionaron a su lado y él, durante todo su gobier­
vos conjuntos del sig­ no, jamás cambió sus arquitectos. Mientras duró su relación; los mantuvo
nificado. apartados de todo trabajo privado. N apoleón se encontraba sin escritores
El primer coUage en
el Lían de Belfort, de y sin pintores que marcharan en la misma dirección que él. Louis David, el
Max Ernst, coloca pintor de la generación anterior, habia pasado ya de su apogeo, pero los
sobre un recargado arquitectos Percier y Fontaine estaban bien provistos para arropar el senti­
uniforme una cabeza
de ¡eón procedente de miento de Imperio con una forma tangible.
un sillón o un monu­ Pierre-Franyois-Louis Fontaine (1762-1853) tenia la capacidad
mento. Napoleón ejecutiva necesaria apra tratar con clientes y artesanos. De los dos, Fontai­
achecha desde un tos­
co retrato colgado en ne era el ingeniero, e incluso en su periodo ulterior construyó en el recinto
la pared. Una leona del Palais-Royal la Galerie d'Orléans con su bóveda de cristal, uno de los
de piedra se abalanza puntos de partida de la construcción con hierro y cristal en el siglo XIX.
sobre el uniforme.
(Une Semaine de Charles Percier (1764-1838)1 era el diseñador, cuyo don para el
bonté. París, 1934.) dibujo pronto se hizo notar, y su toque seguro y distinguido puede ser cap­

3·14 345
tado en su obra en común. Percier se quedaba en el estudio, produciendo
nuevos diseños para los joyeros franceses, las manufacturas de Sevres, los
tejedores y los ebanistas. El mundo exterior no le ofrecía gran interés y,
poco antes del final del Imperio, se retiró a su alojamiento en el Louvre y
se dedicó a sus alumnos, como había hecho al principio de su carrera.
La colaboración de Percier y Fontaine desde 1794 hasta 1814 (a
veces se da la fecha de 1812) significó en el acto la formación y despliegue
del estilo Imperio. Aunque esta colaboración se apoyaba en una base fi­
nanciera,era el fruto de una amistad y de unos ideales compartidos. Am­
bos se educaron juntos en el estudio de un arquitecto parisiense, y también
en Roma como becarios de la Acádemia. Sus estudios en común se centra­
ron menos de lo que cabría esperar alrededor de la Antigüedad, y más alre­
dedor del Renacimiento, el período que predomina sobre todos los demás
en la arquitectura del siglo XIX. El temprano descubrimiento del Renaci­
miento por Percier y Fontaíne queda plasmado en los dos volúmenes ilus­
trados que más tarde publicaron en París. 2 Permanecieron cuatro años en
Roma, y la Revolución motivó el regreso de Fontaine. En París, éste sólo
encontró trabajo temporal como copista de un arquitecto, y diseñó tapices
y estampados, pero sín poder crearse una posición. Nadie construía y, tras
algunas aventuras, huyó a Londres sin pasaporte. Alli le esperaba la mis­
ma experiencia: dibujo textil, papel mural, ornamentos y pintado de taba­
191. Percier y Fontaine:, EscrilOrio-li­ 192. EsC/:ilorio-librería. angla-ameri­
queras. En el Londres de principios del XIX, el ebanista florecía como brería. 1801. Este mueble, tan favorecido cano, decenio de 1790. La librería con
nunca. Es indudable que cabe detectar la influencia de Robert Adam en el por los ebanistas ingleses, apenas es iden­ cristalera de los ebanistas ingleses es de
estilo Imperio, pero la ornamentación y las superficies planas influyeron a tificable bajo la elegante ornamentación aspecto modesto. Convenientemente
que recibió a manos de Percier. El gusto encajada y sencilla, nunca se afirma a
Fontaine más que la eficiencia del mobiliario inglés. imperante del XIX se hallaba en pleno expensas de su entorno. (Cortesía del
Al parecer, una carta de su padre dio fin a su estancia en Londres, impulso antes del impacto de la mecani­ Metropolitan Museum, Nueva York.)
ya que la Convención se disponia a desposeer a todas las familias que tu­ zación. (Recueil de décoralio/'ls inlé­
viesen miembros ilegalmente en el extranjero. rieures.)
Percier, que se habia quedado en París, acababa de recibir una
oferta para ocupar el cargo de diseñador escénico en la Opera (1794), y so­
licitó a Fontaine junto con él. Esto marcó el punto del viraje. cualquier otro lugar, vivió allí hasta el final (1814), y murió en el lecho con
La tarea que hizo que Napoleón se fijase en ellos fue la de reno­ cisnes que Percier habia diseñado para ella.
var, en 1798, la mansión en París de M. de Chauvelin, ex embajador en In­ Cuando Napoleón fue coronado, el estilo Imperio estaba ya en
glaterra. La vecina de Chauvelin, Joséphine de Beauharnais, la esposa del auge. En 1801, en la Recopilación de Decoraciones de Interior publicada
Primer Cónsul, había comprado el viejo castillo de Malmaison (1798) y es­ por Percier y Fontaine, los signos del estilo Imperio están ya plenamente
taba descontenta de los arquitectos que se disponian a restaurarlo. Vio la desarrollados.
renovación que efectuaban Percier y Fontaine cerca de su casa, e Isabey, ¿Qué trabajos confió N apoleón a sus arquitectos?
el pintor de sociedad, se los presentó. Al parecer, ella quedó encantada con No hubo respiro en cuanto a la construcción. Los proyectos de
su obra y les confió Malmaison, pero es posible que otra circunstancia la Napoleón eran muchos, pero los ejecutados decepcionantemente pocos.
hubiera impulsado a hacerlo. Madame Récamier, la gran belleza de la so­ En su esperanza de fundar una nueva dinastia, hizo proyectar un palacio
ciedad, acababa de amueblarse un dormitorio en estilo antiguo (1798), de­ enorme para su hijo, el rey de Roma (1810). Por suerte, los planos de Per­
mostrando con ello hasta qué punto su delicadeza podia favorecer a la her­ cier y de Fontaine quedaron sin realizar, tan muertos como el problema
mosura de una mujer (fig. 195). que se debía de solventar.
Louis Marie Berthault, un discípulo de Percier, efectuó el proyec­ El único proyecto arquitectónico a gran escala que llevaron a la
to, pero bajo la dirección de los dos arquitectos. En realidad, cada detalle práctica fue el edificio de la Rue de Rivoli, abierto a un lado de las Tu­
de la ornamentación, las colgaduras pintadas y con orlas, delatan la mano lIerias. 3 Mentes suficientemente disciplinadas para tareas tales como la pla­
de Percier. El lecho de Josephine, como el de Madame Récamier, tenía la nificación de la ciudad, y que serían los trampolines para la ulterior trans­
cabecera y los pies adornados con cisnes. Josephine preferia Malmaison a formación de Paris por Haussmann, no eran meros decoradores.

J41í 347
ción de los gremios, el derribo de las barreras entre los diversos oficios, fue
~,{ el postulado para empresas tales como las emprendidas en fecha tan tem­
prana por la sociedad de Percier y Fontaine.
)\\()~r Percier y Fontaine, y el estilo Imperio que ellos crearon en todas
sus ramificaciones, dan la clave para una comprensión del siglo XIX. Son
ir. W los prímeros representantes del gusto imperante, que destacó formas aisla­
')t~.\ das y soslayó la realidad subyacente en las cosas. Pero Percier y Fontaine
trabajan en un plano que nadie puede comparar con los decoradores que
inundaron el siglo XIX con sus productos, como tampoco es posible com­
parar la figura de Napoleón con el self-made man del sector industrial.

¿Qué ocurre en el estilo Imperio?


'''t Como se ha tratado de señalar, el clasicismo no es un estilo; el
clasicismo es una coloración. 6 Tras la pantalla de las formas antiguas cho­
can dos grandes conceptos: el universalismo barroco (la escuela inglesa,
Luis XVI) y la especialización del siglo XIX, con su tendencia a unas for­
193. La devaluación del mas cada vez más aisladas.
espacio: Percier y Fontaine,
florero. 1801. La enorme jar­ Para captar la naturaleza del estilo Imperio debemos comenzar
diniere encargada por un
conde sueco anticipa todo lo
que el siglo XIX utilizaria
más tarde para aniquilar al
espacio. Estaba destinado al
centro de un 'saJón, y con­
sistia en tres partes: una
sección acomodaba un acua­
rio con peces rojos, otro las
flores, y el último una jaula
de pájaros. Las flores brota­
¡ $ : *}~"'" \ <g> ban de las cabezas de las
.~.-~;:;:=:=]­
L1 __ esfinges. (Recueil de décora­
........... ,.,.I:.~
,J,vr/url"/rr ou T,,¿k; flnVlI .... 'r,:Ci¡/~ /OfP"'/':' C.II":Dt- J'tLr~. tions intérieures)

Napoleón dedicó sus arquitectos a la restauración, a la decora­


ción de festejos y a las numerosas chucherias tan de moda durante el Im­
perio. La importancia atribuida a los festejos y ceremonias que fomenta­
194. La devaluación del es­
ban el prestigio de Napoleón aparece en los dos álbumes publicados por pacio: León Feuchere, "Gran
Percier y Fontaine para conmemorar la coronación de Napoleón por el florero rodeado por divanes".
papa (1804) y su matrimonio con María Luisa de Habsburgo (1810).4 1842. En comparación con
el florero de Percier y Fon­
Percier y Fontaine ejercieron su mayor influencia en el interior. taine, esta pieza, obra de un
"Percier fue el inspirador de todo lo producido para procurar un entorno influyente arquitecto teatral y
digno del emperador. Y la actividad de estos dos artistas les permitió dejar diseñador de escenarios,
muestra hasta qué punto el
su marca en el más menudo objeto del hogar imperial."s Habia también los gusto imperante había invadi­
objetos de lujo que a Napoleón le agradaba ver a su alrededor: jam;mes, do la vida en el decenio de
bandejas, candelabros de bronce (lustres), así como las joyas que tan im­ 1840. La jardiniere, con su
portante papel desempeñaron. Un Servicio de Regalos especial facilitaba círculo de asientos parece
anunciar el gran sofá redondo
los obsequios para los soberanos extranjeros. La mano de Percier aparece o borne, que seria colocado
por doquier. en medio de la habitación.
Esta combinación del contratista e ingeniero, Fontaine, con el ar­ (Véanse figs. 212 a 214.)
(L'Art industriel, París, 1842.)
tista, Percier, se repite a menudo en el transcurso del siglo XIX. La aboli­
349
348
195. Dormitorio de Ma­
dame Récamier, por L.M.
Berlhault. i798. Los cortina­
jes pintados en la pared, el ¡¡;¡\
regio cortinaje con doble hi­
lera de fiecos, y la decoración ,,
de candelabros, estatuilla,
mesita de noche y florero,
aportan un anticipo de Jo
~l.
f "

que iba a venir.


196. influencia del tapicero: cor/inajes. Dos "Croisées". I8iO. El reino del tapicero fue
preanunciado en tiempos de Napoleón. Un movi.'TIiento agitado anima las cortinas, cuya
por la forma singular, con e! ornamento. En los muebles de los ebanistas parte superior queda sujeta a la barra de un modo pintoresco. Cabezas de águila sostienen
ingleses, el ornamento se convirtió gradualmente en un acompañamiento los lambrequines en sus picos. Un contemporáneo observa <::n 1804: "Cuando veo un aguila
delicado, subordinado a las soluciones técnicas y a la eficiencia. En Déco­ real que sostiene entre sus garras las cortinas de un financiero, no puedo evitar una sonrisa
de conmiseración. Vuestras camas con lanzas son una estupidez; adecuadas en el mejor de
rations intérieures,7 como titularon Percier y Fontaine sus primeros dibu­ los casos, para generales que se crean estar bajo una tienda. Pero no veo lo que este equipo
jos publicados, ni siquiera se menciona al ebanista. No hay tipos nuevos, ni militar pueda significar para una petite mal¡resse, que sólo conoce las flechas del amor. ..
cajones abiertos como en los libros de dibujos de Sheraton; todo es presen­ La elegancin y el gusto ... no pueden consistir en débiles columnas... y todavia menos en
esas cabezas y zarpas de animales fabulosos que vemos esculpidas en las puertas de las
tado en fino trazado, como había hecho primero John Flaxman, el cual casas yen los muebles". (Voyage el la Chaussee d'Antin, 1804, Osmand, Cahiers de Dra­
:"""notémoslo- fue a Roma el mismo año que Percier y Fontaine. Las lámi­ peries, París, 1810.)
nas de Fontaine no tienen fácil lectura, pues en ellas lo espacial se disuelve
en lo decorativo, y éste lo arrolla todo.
Sheraton cortaba escudos de cerradura en metal liso o los dejaba do a los franceses. El propio Thomas Sheraton, que durante su último
sin el menor decorado. Ahora se convierten en el pretexto para introducir período no pudo escapar de la influencia francesa, parece notablemente pe­
bronce brillante y dorado, en vigoroso contraste con la roja caoba. El me­ sado cuando intenta esa decoración.
tal dorado no sólo es aplicado a la cerradura, sino a todos los lugares posi­ El ornamento es elegido y constituido a partir de diversos motivos
bles. Otros períodos han visto pasar e! adorno de lo delicado a lo florido, convencionales. No es posible negar su elegancia de línea, pero ya no fluye
pero ahora e! ornamento encandila el ojo y, al proclamar la diferencia de libremente de los manantiales de la invención. Tal vez haya sido arrancado
su material, pulsa una nota discordante. de forma demasiado naturalista del marco en cuyo interior tuvo en otro
tiempo significado. En realidad, no queda asimilado internamente, como en
La devaluación de los símbolos el Renacimiento, cuando la originalidad tenía mayor vigor que las formas
sacadas de la Antigüedad.
Detrás de todo esto está la reminiscencia de la Roma imperial. A Los motivos se multiplican, pero ¿llegan alguna vez al umbral del
partir del Renacimiento, la panoplia del clasicismo había servido una y sentimiento? ¿No son, más bien, como anuncios ante los cuales se pasa sin
otra vez: arabescos, trofeos, antorchas, el cuerno de la abundancia, palmas prestarles atención, por haberlos visto ya demasiadas veces? ¿No destacan
como las utilizadas por Robert Adam, el águila romana con rayos, los fas­ con demasiada insistencia la envidiada ascendencia romana, esas águilas,
ces romanos, el cisne, los genios, la victoria alada con laureles en su mano cabezas de león, antorchas y grifos? Y los trofeos, los genios con palmas,
extendida, pegasos y grifos, esfinges, Hermes, cabezas de león, cabezas de las lanzas y las espadas, todo ello incrustado en muebles y paredes, ¿no
guerreros con casco o escenas olimpicas, símbolos de poder y de fama. So­ hablan demasiado a menudo de victorias?
los o en grupo, este tesoro de emblemas se extiende por las paredes, o en Lo que tiene lugar en el estilo Imperio no es más que una devalua­
miniatura, es clavado a los muebles. ción de símbolos. Tal como Napoleón devaluó la nobleza, hizo también lo
La variedad de emblemas sobre el motivo de! poder y la fama es mismo con el adorno.
casi imposible de digerir. Que Percier y Fontaine los manejaron con gran Esta devaluación de simbolos es vista, una y otra vez, en el estilo
elegancia resulta claro en contraste con lo creado en otros lugares imitan­ Imperio. La corona de laurel, que los romanos utilizaban con mesura debi­

350 351
199. Max Ernst: "La noche
chilla en su cubil... " De las
ondulantes cortinas y la ló­
brega atmósfera, las tijeras
de Max Ernst crean una cueva
submarina. El interior resulta
sofocante, por su ambiente de
asesinato y de huida imposi­
ble. ¿Se trata de cuerpos vi­
vos, de cadáveres, o de esta·
tuas de veso; descansan o se
pudren, 'están vivos o muer­
tos? "Todo salón parece su­
mergido en el fondo de un
lago", dice André Breton.
(Véase lig. 388.) (Max Enrst,
La Femme 100 léles, Paris,
1929.)

197. Cama con cortinajes. Francia,


1832. Lo que el Imperio inició, las cte­ do a su significado, casi constituye la marca de fábrica del estilo Imperio.
cadas siguientes desarrollaron posterior­ Al comenzar en el Directorio, aparece en forma singular, pero despues se
mente. (La Mesangere, Meubles el objels difunde como la hiedra sobre columnas enteras, o queda estampada sobre
de gOÜI, n.O 737.)
las paredes del salón del trono en las Tullerías, que Percier y Fontaine de­
coraron para Napoleón. ¿Es necesario añadir que nadie consideraba in­
congruencia utilizar frisos de coronas victoriosas con sus palmas incluso
en las teteras?8 ¿O que la vara o tirso, llevada en la Antigüedad por los
adoradores de Dioniso tan sólo en los festejos más solemnes, sirve ahora
de barra para la cortina (fig. 196)7
En el enorme florero que enviaron a Suecia (antes de 1801) (figura
193), Percier y Fontaine utilizaron cabezas de esfinge como soportes para
cestas de flores con plantas auténticas. El motivo no era nuevo. Había es­
fmges pintadas, con colores ligeros, en los paneles del boudoir de María
Antonieta en Fontainebleau,9 y tambien ellas sostienen esbeltos cestos de
flores sobre sus cabezas. Pero todo esto es un amable e irreal juego de ele­
mentos oníricos que el ojo se deleita en seguir, un juego tan irracional
como las colas de las esfinges, curvadas en arabescos de los que brota un
delgado tallo que sostiene un jarrón. En la época de N apoleón, las esfinges
se convierten en sólidas bestias metálicas y se supone que brotan flores
auténticas de unos jarrones verdaderos. Los sueños pierden su fascinación
cuando se congelan en términos naturalistas, y también resulta significati­
vo para la devaluación de símbolos que los arquitectos del Imperio entroni­
cen a un dios en un pilón que casi llega hasta el techo, en mitad de la habi­
tación, y lo llamen guardarropa. 10

El mobiliario alcanza el predomiJlio

198. Corlina "croisée", década de 1860.


El paso decisivo hacia el siglo XIX en estilo Imperio fue el co­
Las croisees se hicieron más densas y mienzo de la desintegración espacia!.
cada vez más complicadas, hasta que, en El mobiliario es tratado en el espíritu de una arquitectura autosu­
la segunda mitad del siglo, una atmósfera
de oscuridad y opresión llenó todo el ficiente. Las piezas son concebidas a menudo como entidades aisladas, y el
interior. (Jules Verdellet, Manuel Géo­ mobili2,rio pierde su relación con el espacio que lo rodea.
metrique du tapissier, París, 1859.) Cuando el siglo XVIII diseñó piezas de algún tamaño considera­

352 353
1.? - Glem.on
ble, las colocó tan a ras de la pared como fuese posible, a veces entre habi­ El Directorio trató de conferir a las cortinas de calicó un aspecto un tanto
taciones, de modo que su volumen resultara tan inconspicuo como pudiera informal colgándolas de grandes anillas colocadas muy sueltas en una ba­
(fig. 192). rra. Un movimiento agitado reina en las cortinas bajo el Imperio: "Lo que
Los ebanistas ingleses de finales del XVIII se dedicaron con el nos ha dejado un recuerdo particularmente vigoroso de este período es la
mayor esmero a la libreria de puertas cristaleras, con especial afán por modalidad de ejecución de este cortinaje, tan denso y tan audaz en su efec­
mantener en el mueble un aspecto modesto y con unas proporciones que tO."13 Esto es lo que le causó la más rotunda impresión a un tapicero del
permitiesen albergar el máximo número de libros en el menor espacio posi­ decenio de 1870. La parte superior de la cortina (lambrequin) está pinto­
ble. Colocaron el mueble contiguo a la pared. En 1800, Percier y Fontaine rescamente fruncida, y cuelga, semejante a una toga, de la barra, a la que
diseñaron uno de estos modestos muebles biblioteca para la residencia de se confiere asimismo un movimiento. Unas cabezas de águila sostienen los
Napoleón en Malmaison, pero al propio tiempo sintieron la tentación de lambrequins en sus grandes picos abiertos (fig. 196). Unas orlas, dobles o
hacer de la librería una pieza de exhibición (fig. 191), como el "secreter uti­ triples, aportan un peso adicional. Las cortinas de calicó, asimétricamente
lizado como mueble librería" creado para un cliente de Amsterdam. En sus cruzadas, se reunen en pliegues generosos, y de esta guisa, ventanas, puer­
diversas partes, se inspira en las librerías inglesas, pero el significado ha tas y alcobas se abandonan a la fantasía del tapicero.
cambiado. El acceso a los libros ya no es el motivo rector; parece más ur­ Estos cortinajes suntuosos aparentaban un bien calculado descui­
gente que el mueble tenga la forma de la puerta de un templo egipcio y esté do. Había operarios hábiles que sabían cómo cortar y coser estas piezas
cubierto de jeroglíficos. Percier y Fontaine comentaron: "La forma egipcia dificiles y montarlas con un efecto casual en sus barras: la lanza o el tirso.
que hemos adoptado habia sído exígida para dar a conocer una serie de di­ Las cortinas seguían siendo de calicó ligero, pero bajo Luis Felipe la pinto­
versas maderas raras y para proporcionar los motivos para diversas in­ resca reagrupación del Imperio se combinaría con espesas telas Luis XIV.
crustaciones. Las dos figuras sentadas con cabezas de Osiris son de bron­
ce."ll El rasero lo constituyen aqui la vistosidad y decoratividad exóticas.
El espacio no puede conservarse a si mismo en los gigantescos flo­ La mecanización del adorno
reros flanqueados por cuatro esfinges portadoras de plantas, donde tres so­
portes sostienen una pecera, flores y una jaula de pájaros. En 1800, este ¿Hasta qué punto fueron los íntimos entornos del hombre infiltra­
pedestal, encargado por un conde sueco, anticipa ya todo lo que el siglo dos y transmutados por la mecanización? Es una pregunta que no permite
XIX aportará en este sentido (fig. 193). ninguna respuesta simple y que elude una plena clarificación, ya que se
plantea sobre la esfera del sentimiento, en la que las cosas no pueden que­
La influencia del tapicero dar limitadas a una sola interpretación.
El ataque de la mecanización fue total, procedente de todos los la­
y finalmente, la tendencia del estilo Imperio aparece en un anexo dos, y detectaremos su impacto sobre los entornos intimas a lo largo de
muy alejado del genio del diseño serio y que, a primera vista, parece pura­ tres líneas:
mente accesorio. Este es el gran papel desempeñado por la tapiceria, que @ Unos síntomas obvios mostrarán a menudo cómo la mecaniza­
alcanza su apogeo en las postrimerías del Imperio y que, como tantas co­ ción confundió el medio ambiente humano, sintomas tales como la repro­
sas en tiempos de Napoleón, constituye una premonición de lo venidero. ducción industrial de objetos artisticos, el remedo y la adulteración ue los
Aqui el tapicero, el decorador, anuncia su reivindicación de la di­ métodos artesanos, y un sentido decadente con respecto a los materiales. A
rectiva. Bajo Luis XIV y dentro de un robusto marco arquitectónico, sur­ partir de la década de 1840, un reformador siguió a otro en la tarea de de­
gieron colgaduras con diversas doseleras y piezas laterales. lean Marot sacreditar aquel mal persistente, pero la mecanización fue más fuerte que
contribuyó a darles una forma clara que permitiese su fusión con el espacio todo.
arquitectónico. Bajo el Directorio comenzó la sustitución de paneles por O Otros síntomas se mantienen ocultos e inexplorados. Actuaban
tapiceria pintada en la pared con alusión a la Antigüedad, como en el dor­ bajo la superficie y nos es posible aprehenderlos directamente, pero mues­
mitorio de Madame Récamier. Esto, junto con el tratamiento del mobilia­ tran cómo la mecanización está vinculada a los utensilios más allegados a
rio como arquitectura autónoma, hizo mucho por la ulterior desintegración la vida cotidiana del hombre: los muebles. En el apartado sobre El reino
espacial. Parece ser que, al principio, Napoleón se resistió a esta moda. Al del tapicero, se trata de la aparición de esta mecanización.
regresar de sus campañas, criticó la sala de Malmaison que Percier y Fon­ • y por último, localizaremos la influencia de la mecanización
taine habían decorado en forma de tienda, diciendo que "parecia una jaula allí donde ésta no fue obstaculizada por la moda, alli donde procedió au­
para animales salvajes".12 Después del tapizado pintado en la pared, las te­ dazmente y sin disuasión: en los tipos de mobiliario creados por necesida­
las reales pronto envolvieron espacio en sus pliegues, rellenando todos las des inherentes al siglo. Estos poseen una vitalidad propia, y en "El mobilia­
esqumas. rio constitutivo del siglo XIX: El mobiliario del ingeniero" trataremos de
Los cortinajes habian sido elegidos para una misión muy especial. indicar su significado.
354 355
Los gremios produjeron articulas de un nivel consistentemente fuerzas más profundas. La mecanización es neutral. Lo que importa es
elevado. El sistema gremial significaba una economia controlada. Los pre­ cómo se utiliza la mecanización. Las señales del gusto imperante ya eran
cios eran fIjos, y muy elevados en comparación con el salario horario. Sus visibles en el estilo Imperio, es decir, en la época en la que no existía la pro­
productos no eran de fácil adquisición. Abarcaban a la vez valores huma­ ducción masiva en esta esfera. La mecanización no hizo sino ampliar estos
nos y materiales, y unos sólidos vinculas personales unían al hombre con síntomas hasta unas proporciones jamás soñadas. Para el hombre de 1800
sus posesiones favoritas. los elementos estaban a punto. N o fue la mecanización lo que devaluó
Tal era la situación cuando intervino la Revolución Industrial. La los símbolos, sino la manera de emplear esta mecanización. ¿Cuándo
mecanización transformó los objetos de uso cotidiano, asi como aquellos comenzó todo esto?
que atendían a unas necesidades emocionales y representativas. El afán del
adorno es innato en el hombre y se revela como inerradicable, al igual que Materiales sustitutivos y artesanía de imitación, 1820-1850
el afán de amor.
Todo depende de cómo sean satisfechos tales deseos. Tratamos Con fantástica celeridad en el período de la década de 1830 y co­
con intangibles que no pueden ser demostrados con datos y cifras; y sin mienzos de la siguiente, la industria se implantó en los díversos campos del
embargo, todo el desarrollo del XIX demuestra cómo repercute en el hom­ adorno. Esta expansión sólo fue posible gracias a una intensiva prepara­
bre la devaluación de los símbolos. ción técnica que, al cabo de cincuenta años, remataria la complicada me­
Las máquinas empezaron a producir masivamente estatuas, cua­ canización de la hilatura y la tejeduría. Estas tareas, con su alteración en el
dros, jarrones, macetas y alfombras. Simultáneamente, el mobiliario em­ proceso del trabajo y sus máquinas diferenciadas, demostraron cómo había
pezó a abotagarse y sus formas se hicieron más vulgares. Siguió un nuevo que enfrentarse a los problemas de la mecanización. Resultaba más fácil
relleno de la habitación con toda clase de objetos exigidos por la creciente imitar mecánicamente objetos hogareños de construcción manual que
demanda de ornamentación. Cuanto menos costosa resultaba la produc­ crear los mecanismos para hilar las tenues fibras del algodón.
ción, más florecían estos adornos. Se comenzó por las alfombras, de las que existia demanda desde
Parecía perdido el instinto del hombre en pos de los entornos tran­ 1820, con representaciones de figuras, paisajes y flores gigantes. El invento
quilos y la dignidad del espacio, y el mismo temperamento invadía todas de la selfactina había llevado a la maquinaria textil a un apogeo, y en 1827
las clases de la sociedad. Sólo variaban los materiales y la ejecución. Las una patente inglesa se anunciaba como "Mejoras en la fabricación de al­
estatuas podían ser de bronce cincelado o, para los menos adinerados, de fombra veneciana".14 Las flores se hicieron mucho más anchas y largas y
hierro forjado; de mármol o de yeso, de porcelana o de cartón piedra, de podían extenderse a través de una alfombra de cuatro cuartas o aún mayor
plata trabajada a mano o de hojalata prensada. El mismo proceso pasó a si fuese necesario... 15
atacar superficies de paredes y suelos; las alfombras podian ser orientales El inventor denominó con orgullo The Royal Damask Carpet a
o confeccionadas a máquina, y las pinturas originales o cromolitografías. su tejido multicolor, cuya anchura de dibujo jamás habia sido conseguida
En ningún otro momento de la historia habia permitido el hombre hasta entonces. El telar jacquard, al incrementar el número de cartones y
que el instinto de la recta ordenación de su entorno sufriese semejante de­ agujas, liberó al diseñador de las limitaciones de la artesanía y le permitió
cadencia. Anteriormente, este atracón hubiera sido inimaginable, aunque realizar todos sus caprichos, ya fuesen éstos razonables o absurdos.
sólo fuese en el aspecto económico. Cabe preguntarse cómo el hombre se ¿Pero cuándo cobró pleno efecto la mecanización del ornamento?
abandonó a tamaña falta de restricción. ¿Qué le condujo a ese abandono? ¿Cuándo la producción en masa inició la proliferación de estatuillas, ja­
¿Fue la mecanización la única responsable? rros, vasijas y vajillas?
Es fácil comprender el impulso inicial. Los hombres nacidos en las Se dio por sentado, desde el principio, que tales objetos deberian
primeras décadas del siglo XIX crecieron con la firmemente arraigada aparentar haber sido hechos a mano y, para simular esta caracteristica,
creencia de que todos los productos implicaban altos valores en mano de habia que inventar máquinas y dispositivos para adornar, labrar o repujar
obra y sólo podían ser conseguidos mediante grandes fatigas. Pero ahora superficies.
las máquinas empezaban a reducir a una fracción de su costo inicial, no Sin duda, las patentes británicas de 1830 y 1850 demuestran que
sólo los tejidos de algodón, sino también casi todos los productos utiliza­ la industria nunca se cansó de inventar nuevos medios para simular la arte­
dos en el arte y la ornamentación. ¿No parecían los jarrones, las estatuillas sanía con materiales y formas de imitación. En menos de diez años, de
. y las alfombras objetos hechos a mano? ¿No eran tan milagrosos como los 1837 a 1846, fueron otorgadas treinta y cinco patentes para "el recubri­
ferrocarriles que entonces empezaban a cortar el aliento del campo? miento de cuerpos no metálicos", "recubrimiento de superficies de artícu­
La mecanización, que posibilitó esta profusión de objetos, no los de hierro fundido que pueda ser utilizado en sustitución del lacado y
pudo ser la causa última, ni tampoco pudo serlo el mero abaratamiento de otras modalidades hoy (1843) en uso", y "mástique o cemento que puede
los artículos manufacturados. ser también aplicado como una piedra artifIcial y para recubrir metales". 16
El impulso pronto se hubiera disipado de no existir tras él unas Seguidamente, empezó a prosperar el galvanizado, con aquel
356 357
de la mecanización. La fuerza organizadora del mOVImIento fue Henry
Cale (1808-1882),20 un funcionario civil inglés que antes se había hecho
notar ya por su conservación de crónicas medievales.
Este grupo trató de restringir el desbarajuste de la producción in­
dustrial y, al cabo de un par de décadas, los males de una mecanización
erróneamente utilizada fueron identificados en sus raíces. En el grupo de
reformadores de Cole figuraban varios notorios pintores y escultores ingle­
ses. Sus ideas diferian de las de Ruskin, que entonces empezaba a suscitar
interés, y también de las ideas del circulo de Morris de 1860. Los reforma­
dores de 1850 no predicaban un retorno a los oficios; no trataban de esca­
par de la industria, sino de llegar netamente al núcleo del problema, ya que
refutar la mecanización no es enfrentarse a ella.
200. Máquina estampadora. 1832. Las máquinas empezaron a producir en serie esta­
Las máquinas de funcionamiento incontrolado invadian el país y
tuillas, cuadros, jarros y artículos comunes que imitaban el aspecto de los objetos hechos la solución brindada por Henry Cale y su círculo fue un intento para col­
a mano. El acuñado, rápido y mecánico, de monedas constituye uno de los puntos de par­ mar los huecos existentes entre el artista, el fabricante y el diseñador. Se
tida del ornamento mecanizado. (Charles Babbage, On the Economy of Machinery and dispuso a "demostrar la unión del mejor arte con la manufactura" y, por
Manufacture. Cambridge, 1832.)
tanto, acuñó el término de Manufacturas de Arte. Esta idea se le había
"proceso de inmersión" en el que los objetos de metal fundido o laminado ocurrido en 1845: "Creo que originé en 1845 el término manufacturas de
eran sumergidos en cinc fundido. Los bordes romos y la pérdida de defini­ arte, con el significado de bellas artes o belleza aplicadas a la producción
ción no afectaron a su popularidad. mecánica."21
Al avanzar el siglo, la reproducción por galvanoplastia (inventada Con la esperanza de llegar asi a la raíz del mal, quiso formar y re­
por el profesor ruso Jacobi, de Dorpat, en 1837) aumentó en gran escala, y formar la producción; como él decia: "Una alianza entre arte y fabricante
ello permitió cubrir el yeso con una finísima capa de metal para darle el as­ promovería el gusto del público."22 En pocos años convenció a destacados
pecto del bronce. industriales de alto nivel: la famosa Coalbrookdale Iron Works, primera
Alrededor de 1840, el abuso de la mecanización condujo a un de­ empresa siderúrgica en gran escala y constructora del primer puente de
clive o, por lo menos, a un debilitamiento del sentido de los materiales. hierro (1775-1779); las Wedgwood Potteries, en cerámica; Hollands, en
Se llegó más allá del ocultamiento de materiales inferiores bajo mobiliario, y Christie's, en vidrio.
una capa de recubrimiento más valiosa, y se inventaron dispositivos para Para continuar su plan, Henry Cale necesitaba un apoyo social.
fabricar los objetos que llenaban las habitaciones. Ello significaba estam­ La Society of Arts (su nombre completo era Society for the Encourage­
par, prensar, taladrar y fabricar matrices o moldes. Patentados en 1838, ment of Arts, Manufactures and Commerce) había patrocinado concursos
había "medios para producir superficies con figuras, hundidas y en relieve, desde que la fundara el pintor William Shipley en 1754,23 y en 1845 ofreció
y de imprimir a partir-de ellas, y también moldear, estampar y repujar";!? un premio para la "producción de un servicio de té y jarras de cerveza para
en 1844, hay interés por la fabricación de "bloques para estampar, repujar uso corriente".
y moldear";ls y finalmente, en 1846, por la "obtención y aplicación de El premio recayó en Felix Summerly, seudónimo artistico y litera­
fuerza motriz para accionar máquinas estampadoras". 19 En un año, 1846, rio de Henry Cale. Su servicio de té (fig. 202) consiguió una popularidad
tres patentes exponen procesos mecánicos para este método de repro­ enorme y, según me informa el secretario de la Sociedad, hoy sigue siendo
ducción. fabricado por la misma firma de siempre, Minton and Company. Para el
La demanda de adornos hechos a máquina estaba llegando a su ojo moderno, este servicio de té no ofrece nada de particular, pero, bajo
apogeo y, entre 1830 y 1850, fue creado todo un arsenal de materiales sus­ una visión histórica, conmemora el inicio de la reforma del XIX. A Henry
titutivos, cuyo efecto indeleble todavía hoy sigue su curso. Cale le facilitó el estímulo para unos planes nuevos y de mayor alcance.

Contra el mal uso de la mecanización: los reformadores ingleses de 1850 El Joumal of design de Henry Cole, 1849-1852
¿Cuándo se elevaron las primeras protestas contra este abuso de Cada año, a partir de entonces, en el hermoso edificio proyectado
la mecanización '? para la Society of Arts por los hermanos Adam, Cale presentaba modestas
En 1850, para bien o para mal, la industrialización en Inglaterra exposiciones de productos industriales, las Felix Summerly Series, y me­
estaba muy por delante de la de otros países, y alli unos cuantos hombres diante la critica y la alabanza trataba de ganarse la industria para su idea­
previsores se habían sentido alarmados por el estado del hombre en medio rio. Su escritorio estaba cubierto por las muestras de tejidos enviadas por
358 359
los fabricantes de toda Gran Bretaña. Su Journal o/ Design, una publica­ fue desalentadora",25 explica Cole, pero a pesar de ello no quiso darse por
ción reducida, pero belicosa, permitia seguir de cerca el pensamiento de vencido. El éxito de la Exposición Industrial celebrada en París en 1849 le
Cole y su campaña. "El grito parece ser el de novedad, dadnos novedades ayudó en su empeño, y Cole llevó entonces sus objetivos todavía más lejos.
-escribió acerca de las muestras de telas que tenia ante sí-; los cielos, la Cautelosamente y mediante preguntas llenas de tacto en el transcurso de
tierra y el inmenso mar no pueden obtener las formas y las fantasías aquí una entrevista en Buckingham Palace, indujo al principe consorte a decidir
expuestas... como los caprichos de la demencia."24 que se celebraria en Londres una Gran Exposición de las Industrias de To­
Al propio tiempo, demuestra que cabe conseguir beneficios consi­ dos los Países, la primera exposición auténticamente internacional. 26
derables con un muestrario aceptable, lo que prueba el "valor comercial
del diseño ornamental". La mecanización del ornamento y la Gran Exposición de 1851
Los seis pequeños volúmenes del Journal o/ Design, publicación
mensual con su primer número fechado en 1849 y el último en febrero de Como es sabido, la Gran Exposición fue planificada por la So­
1952, tratan de casi todas las ramas de la manufactura, tanto si la indus­ ciety of Arts o, más bien, por la fuerza impulsora del príncipe consorte Al­
tria está rel~cionada con la ornamentación como si lo está con "las cosas berto y Henry Cole, quienes la condujeron hasta buen puerto a través de
familiares de uso cotidiano". En él, como dificil mente en cualquier otro lu­ obstáculos y problemas que hubieran desalentado a otros hombres menos
gar, se exponen los temores y las preocupaciones del período. Los proble­ decididos.
mas de la educación infantil son discutidos, abierta y plenamente, en sus La First Exhibition of All Nations había de permitir la compara­
páginas. Las muestras de tejidos son criticadas y pegadas al Journal como ción de los esfuerzos humanos en todo el mundo, como una gigantesca
las plantas de un herbario, y, preservadas con sus colores originales, per­ hoja de inventario. La meta de Cole estaba bien clara: realizar en gran es­
miten que el observador moderno obtenga una especial visión. Junto a los cala lo que su Journal o/ Design había apremiado en pequeña escala:
comentarios sobre muestras de telas o de cajas de cerillas semejantes a Aprender a Ver, Ver Comparando. ¿Cómo marchaba la industria del arte
tumbas góticas (fig. 201), Cole toma posición frente a los libros nuevos de en otros lugares? ¿Mantenía la producción industrial su terreno ante los
mayor importancia. El joven Ruskin y su escapismo pronto provocaron un oficios artesanos, tales como los practicados en Oriente?
acerbo ataque. Era el Esprit nouveau de 1850, con la excepción de que El primer discurso público de Cole (octubre de 1849) sentó este
ábarcaba toda la industria, el mundo entero, y no se limitaba a ser, como punto: "Nos cabe esperar tener en nuestra exposición algunas de esas ma­
su contrapartida allá por el 1920, una revistilla de avant-garde. Pero la nufacturas indias que hoy nos son casi desconocidas."27
gran desventaja de Henry Cole y su círculo, en comparación con el movi­ La comparación de los productos europeos con otros no euro­
miento de 1920, era su incapacidad para ofrecer una nueva visión artística, peos, tal como Cole quiso presentarlos, resultó condenatoria para la meca­
y esto les denegó una influencia perdurable. nización. Hubo alli los serenos dibujos indios, concebidos sobre el plano
En cada objeto exhibido, Henry Cole exigía que sirviese para su bidimensional, los chales de Cachemira, o las tenues muselinas, con su abs­
propósito o, como él prescribía: "Producid en cada articulo una utilidad tracta ornamentación azul pálido. Junto a ellos se presentaban las vistosas
superior, seleccionad formas puras." De 1847 a 1848, respaldado por la alfombras confeccionadas mecánicamente, ostentando orgullosamente su
exclusiva Society of Arts, organizó sus exposiciones, reducidas, pero cada colorido, gracias a sus 30000 cartones de todas las tonalidades de color. 28
vez más afortunadas. Mediante su influencia, la Sociedad despertó de dé­ Los espectadores quedaron impresionados por el contraste.
cadas de somnolencia y se convirtió de nuevo en fuerza viva. En 1848, "En la exposición el visitante verá flores, hojas y frutos de un ta­
Cole sugirió al príncipe consorte Alberto, presidente de la Sociedad, que se maño jamás conocido antes en este mundo. Sus ojos quedarán deslumbra­
celebrase una exposición nacional de la industria británica. "La respuesta dos y perplejos ante las rosas musgosas cuyo esplendor le dará jaqueca."
Sigue a continuación la pregunta: ¿para qué sirven las alfombras? "Las
Caja de cerillas: Tumba de Cruzados, en porcelana "parian", fabricada aplicaciones de una alfombra no constituyen misterio. En primer lugar, su
por Mintons. Esta imaginativa baratija presenta una curiosa historia de
precios, digna de anotar. Primero se hizo en metal con baño de oro, en alfombra constituye un telón de fondo para colocar sus muebles como es
Londres, y se vendía por cuatro guineas. Luego la fabricó Messengers, de
Birmingham, en bronce, y se vcndia a treinta chelines; iY ahora se ofrec~,
debido. Pero, ¿debe lograrse esto con amplios y chocantes contrastes de
en "pariao" a cuatro chelines! En tiempos antiguos se hacía arder cons­ color, que constantemente dirijan nuestra mirada hacia abajo, en vez de
tantemente luces sobre las tumbas, así que suponemos que el autor del di·
seño pensó· ésta como una adaptación permisible de la idea. Nosotros no permitirle que se pose agradablemente en otros objetos?"29
estamos de acuerdo con él. En una parte estaba la mecanización, complementada por los me­
dios más diferenciados; en la otra, unos oficios primitivos, consumidores
de mano de obra. Se imponía la pregunta: "¿Destruyen el proceso de la ci­
201. Caja de cerillas en/arma de sepulcro de cruzado. c.1850. El sarcástico comentario vilización y el valor creciente del conocimiento y la mano de obra los prin­
de Henry Cole sobre el descenso de su precio muestra el conocimiento del creciente peligro cipios del gusto?" Por vez primera resultaba evidente que el grado de in­
de la devaluación de materiales y símbolos. (Henry Cole, JournaJ of Design.)
dustrialización no es una medida de cultura ni de nuestra capacidad para
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más intransigente de toda la Exposición: un edificio "adaptado a las nue­
vas necesidades". Aquí, Henry Cale pudo poner en práctica lo que él
había estado predicando a la industria del arte, pues ofreció a Joseph Pax­
ton la oportunidad de construir un palacio de cristal, una gran prueba de
que, también en la mecanización, hay una visión oculta, en el que "toda
traza de materialidad se disolviera".33
Completado por un casi milagro, en manos más timidas el pro­
yecto nunca se hubiera convertido en realidad. 34 Hubiera sido decretado
un edificio seudomonumental y, de haber surgido ulteriores obstáculos,
. ',1 habría sido desechada la idea en su totalidad .
. ~.:~
;,.:-:::.'
r::;. _ _ : .. _ .... .. .-­ I/Wr. ~>:. Al crear un edificio, una exposición, cualquier cosa que tenga va­
lor artístico, los mecenas son casi tan importantes como el diseñador. Por
202. Henry Cale: Concurso de la Society 01 Artsen1845. Servicio de té ''para uso co­ tanto no sólo Paxton mereció agradecimiento por su edificio, sino también
rriente". Este popular servicio de té representa uno de los primeros esfuerzos para mejorar
el gusto del publico: "Un modelo de loza sencillo y barato. Se ha procurado obrener ranta el Londres de 1851, cuyo ambiente lo hizo posible. ¿No es extraño que
belleza y adorno como permita la economía en el precio. Los adornos de las asas están poco después, para la Feria Mundial de Nueva York en 1853, Paxton pro­
diseñados de modo que no interfieran en la simplicidad de las lineas. La taza, por ser yectase una romántica estructura gótica que distaba leguas de ser una so­
mucho más profunda que ancha, ofrece menos ámbiro para la radiación del calor." (Fifty lución genial ?35
Years 01 Public Life, Cortesía de la Society of Arts, Londres.)

moldear la vida. Desde entonces, cada vez ha sido más aparente que la me­ "No tenemos principios rectores"
canización intensiva rara vez coincide con la maestría en el vivir.
Con las muestras exhibidas tan estrechamente yuxtapuestas, na­ La lección de la Exposición fue extensamente discutida por los
die podía negar que los llamados primitivos conocían la dignidad y tenian conlemporáneos,36 quienes se preguntaron qué conclusiones contenía de
contacto con el material. Los europeos, apenas abandonaban el terreno se­ cara al porvenir. Henry Cale trató de salvar para el futuro el principio rec­
guro del tejido neutral, delataban inseguridad en su mescolanza de orna­ tor: Aprender a ver, ver comparando. Ello trasplantó a la práctica educa­
mento y naturalismo, así como en su uso y abuso de los materiales. Tal cional. 37
como expresó un artículo de The Times sobre "La infidelidad universal en La industría en sí no podia ser mantenida en jaque; la producción
los principios del diseño": "La ausencia de todo principio fijo en el diseño debía seguir su camino. Pero el espíritu de reforma no se extinguió en In­
ornamental es evidente en la Exposición... nos parece que los manufactura­ glaterra, como pudo verse en las exposiciones internacionales cuando el
dores de arte de toda Europa están totalmente desmoralizados."3o mobiliario inglés, pintado simplemente de blanco, apareció junto a las sun­
"La transgresión sistemática de cada principio del diseño -rezaba tuosas piezas continentales en ellas expuestas. En Francia y otros países
otro veredicto- es un abuso del moderno progreso científico. El hombre se continentales, todavia no existían fuerzas que dieran a la industria una di­
ha convertido en un sirviente de la máquina."31 Henry Cole expresa su im­ rectriz.
presión a su modo carente de toda pretensión: "Del Oriente procedia la Como declaró con toda. sinceridad Owen Jones, el diseñador en el
lección más impresionante que cabia aprender... aquí se reveló un nuevo grupo de Henry Cale (fig. 203): "No tenemos principios rectores."38
pozo de arte..." Y, pasando rápidamente de la artesanía oriental al segundo Detrás de estas palabras aparece la forma de las cosas de 1850.
centro creativo de la Exposición: "Me aventuro a preguntar si nuestros pri­ No cabe duda de que la mecanización del adorno se movía al mismo paso
mos americanos, con sus cosechadoras mecánicas y otras máquinas del gusto imperante del público. Las escenas de género y los desnudos en
adaptadas a nuevos deseos y períodos de infancia de la sociedad, no serán tímidas posturas parecen pintados con la lengua. Hoy, todo museo ha rele­
los siguientes en enseñarnos valiosas lecciones."32 El instinto que movió a gado estas telas al desván, casi como si ultrajaran la decencia, y sin embar­
Cale a agarrar simultáneamente estos dos polos, expresión primitiva en go, dominaron el mercado y el gusto del consumidor desde 1850 hasta
una mano y productos de alta mecanización en la otra, nos lo muestra 1890, apartando a todas las demás obras. Muestran el mismo sentido envi­
muy por delante de su época. lecido y enfermizo del material que presentan los ornamentos perforados o
Sólo cinco hombres formaban el comité ejecutivo de la Exposi­ las alfombras floreadas de la industria del arte.
ción: el primero, con mucho, Henry Cale; un gran ingeniero civil, Robert
Stephenson, que acababa de completar el puente tubular a través del estre­ La búsqueda de los principios básicos del diseño
cho de Menai; Digby Wyatt, el arquitecto y reformador, y otro miembro
de la Society of Arts, conocido por su reorganización del Daily News y que ¿Qué contrapropuestas podía ofrecer el círculo de Henry Colé?
aportó su experiencia al catálogo. Este equipo tuvo que afrontar la tarea Las actitudes de los reformadores fueron moldeadas en el fondo romántico

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de su juventud, y siempre habian creído que el contacto con los buenos
ejemplos era .de por sí edificante. Cuando Felix Summerly (Henry Cale)
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publicó una serie de libros infantiles en el decenio de 1840, los ilustró con
grabados de Durero y de Holbein.
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Estos hombres eran contemporáneos de Victor Hugo. Como De­ " "';.,

lacroix, Owen J ones realizó una gira por Oriente allá por el 1830, y admiró
las formas árabes y sus ornamentos. Unos años antes de la Gran Exposi­
ción, publicó un lujoso libro sobre la Alhambra. 39
Alrededor de 1850, los artistas de Inglaterra eran artesanos com­
petentes. Seguían un honorable camino intermedio, y su arte no podía en­
gendrar impulsos más profundos. No obstante, la perspectiva y libertad de
sus principios declarados resultaron mejores guías que su obra ejecutada.
Aunque ello tal vez no se deje notar a primera vista, trataron de
establecer unos principios básicos y elementales. La obra de Owen Jones
Grammar 01 Ornament (I856)~O manifiesta claramente este objetivo, reu­
niendo cuidadosamente la ornamentación de pueblos y períodos muy dis­
tantes entre ~í, desde China y el Oriente Próximo hasta el entronque celta y
el Barroco. Jones saca el adorno de su material -seda, lino, madera, piedra
o cerárrúca- y lo aplana en color sobre la superficie lisa. Su objetivo era lo
contrario de lo que podía aparentar.
"Me he aventurado a esperar que al llevar a sí a una yuxtaposi­
ción inmediata las múltiples formas de la belleza... podría ayudar a detener
esa desafortunada tendencia de nuestro tiempo que consiste en limitarse a
copiar, mientras dure la moda, las formas peculiares de cualquier época
pasada."41 Esta pauta de ilustración debería estimular directamente la per­
cepción, como lo hacen los grabados de Durero en los libros de Cale para
los jóvenes. Owen Jones expone claramente este punto en el último capítu­
lo, en el que ofrece ejemplos propios. Aquí no sucumbe a la "fatal facilidad
de la manufactura de ornamentos". No trata de inventar otros nuevos. No
recurre a la naturaleza en busca de una copia fotográfica o plástica, ni opta
por seguir su propio consejo de "ínjertar en la experiencia del pasado el co­
nocimiento que podamos obtener mediante un retorno a la naturaleza en
busca de nueva inspiración". Sólo desea "detectar las leyes que cabe en­
contrar en la naturaleza... y la podemos conseguir a partir de una sola ho­
ja".42 A través de toda la página, sin luz ni sombras, dibuja las hojas gran­
des y pequeñas del castaño de Indias, prensadas sobre una superficie pla­
na, como una lámina china (fig. 203). Como en un herbario, reúne la cos­
coja, la pasionaria, la cebolla, el narciso, el escaramujo o el lirio. Se limita
a unos pocos elementos, pero cuando uno observa cómo se organizan las
hojas del castaño en la página blanca, y cómo se simplifica el lirio en forma
y color y sus hojas quedan representadas en plano y elevación, "con lo que
se verá que la base de toda forma es geometría", uno comprende que los
principios rectores del Art N ouveau al terminar el siglo estarán más cerca
de la visión de Owen Jones que las suntuosas alfombras floreadas de su 203. Owen lones: Hojas de castaño de Indias prensadas sobre una superficie plana.
1856. Los reformadores de la década de 1850 trataron de escapar del eclectismo y "de­
propia época. tener esa infortunada tendencia de nuestro tiempo a contentarse con copiar, mientras dure
Su actitud ante el color es también totalmente no impresionista. la moda, las formas peculiares de cualquier época ya pasada". Owen lones dispone las
Visualiza el color como componentes de planos, no como un colorear con hojas del castaño sobre toda la página, sin luz ni sombra, con lineas y contornos puros.
Se mueve en la dirección del Art nouveau novecentista. (Owen lones, Gl'ammal' of 01'­
fines ilusionistas. Trata de regresar a los colores elementales: "Utilizad ca· nament, Londres, 1856.)

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lores primarios" -azul, rojo y amarillo puros- yutilizadlos en arquitectu­ Cale y Redgrave eran altos funcionarios en plena época victoriana Henry
ra para una interacción espacial inherente, formas y planos para su valor Cale (1808-1882), como único Secretario del Departamento de Diseño,
en avance o retroceso. Es como si Le Corbusier tomase un plano a través controlaba, entre otras cosas, las escuelas inglesas de dibujo, cuyo número
de un edificio para aclarar la función del color. Contra una fuerte oposi­ había aumentado a 91 en 1864. Owen Jones (1809-1874), diseñador de in­
ción, Owen Jones pintó color en el esqueleto del Crystal Palace, siguiendo teriores con una amplia actividad,46 llegó a ser Director de Obras de la
el método de Semper, y al parecer tuvo éxito, ya que, para citar a un crítico Gran Exposición. Richard Redgrave (1804-1888), pintor de género que
de aquel tiempo: "Tuve la impresión -y cuanto más tiempo estuve allí, tendia a implicaciones sociales en la parte postrera de su carrera, fue al
más intensa se hizo- de que la tosca materia con la que actúa la arquitec­ mismo tiempo Inspector General de Arte e Inspector de la Corona.
tura se disolvía por completo en color. El edificio no está decorado con no­ Henry Cale fue el infatigable propagandista y organizador.
lar, sino construido con él."43 Owen Jones se mostró más activo en la faceta artística y adquirió influen­
El azul retrocede, el amarillo avanza, el rojo es apropiado para la cia a través de su Grammar of Ornament, que mereció repetidas ediciones
distancia media, y el blanco es recomendado para los planos verticales hasta el año 1910. Richard Redgrave era el mejor pensador del círculo y,
"neutros". Así, Jones encuadra las leyes básicas del color en la arquitectu­ para seguir el curso de su pensamiento, basta con examinar sus informes
ra. 44 oficiales y los discursos que pronunció al entregar medallas y premios en la
escuela. 47 Es raro,en el siglo XIX, descubrir una fuente histórica en las pá­
Objetos estándar como modelos ginas de las alocuciones oficiales.
Ningún miembro del círculo trató de efectuar un resumen final
El Journal of Design anda escaso de grandes suplementos ilustra­ de su pensamiento. Su significado radica en el manifiesto, en el fragmento,
dos. En el primer volumen (1849), Henry Cale sólo se permite uno para en el avance inesperado. Al distribuir los premios de la Society of Art en
trazar en perfil sobre un fondo marrón oscuro los objetos planos de uso co­ 1850, Redgrave comenta el significado de utilidad:
tidiano: barrenas, llaves, sierras, sartenes, tazas, todo ello presentado sobre
plano, sin perspectiva. Una segunda hoja, cuyos trazos blancos resaltan Que no se interprete erróneamente; yo no me refiero a ese sentido
sobre fondo pardo, está dedicada a "esbozar en los que la perspectiva es común y obvio de la utilidad, mediante el cual sabemos que una alfombra sirve
introducida gradualmente". También en ella están los objetos regulares de apra cubrir un suelo y un vaso para contener un liquido... el cual, si bien requiere
uso común: "Tazas, botellas, zapatos, botas, sombreros, cubos para el más estudios y pensamiento para llegar a él, es no menos real y puede ahorrarnos
carbón, cajas, sillas sencillas." muchos errores, tanto en elección como en gusto. Una alfombra, si bien cubre el
suelo, es también el terreno sobre el que se alzarán todo el mobiliario y los diversos
Cale creía que el dibujo debía ser introducido en todas las escue­ objetos en el apartamento; por lo tanto debería ser tratado como una superficie
las elementales. En estas láminas presenta experimentos efectuados con plana... pero tales utilidades son violadas" s
éxito en una pequeña escuela de Kent, "con la intención de promover hábi­
tos de observación correcta". Cale repudia el lápiz y dice que los niños de­ El aspecto intelectual del círculo se halla más o menos en conso­
berían trabajar con tiza sin afilar "porque procura un estilo audaz y exclu­ nancia con el Utilitarismo, tal como es expuesto en sus aspectos filosóficos
ye los dibujos pequeños". Se recomienda el encerado y, donde éste no se y económicos por John Stuart MilI (1806-1873). Además, Henry Cale no
pueda conseguir, una pizarra o un cartón ennegrecido. 45 tardó en entrar en contacto con MilI, ya que a principios de la década de
Para despertar la observación y el sentimiento, para cultivar el 1830, ambos se reunían dos veces por semana para charlas en casa de un
gusto infantil, utiliza los perfiles precisos de objetos no sentimentales, ele­ amigo.
mentos del entorno constante del niño: los objetos simples y de serie de la Sólo Gottfried Semper, el arquitecto alemán (1803-1879), trató de
producción industrial anónima (fig. 205). Este método muestra que Henry amoldar la experiencia y los principios de ese Londres de la Gran Exposi­
Cale y sus colaboradores ya no consideraban a los objetos útiles como po­ ción en un sistema más amplio. Vivia entonces en Londres como emigrado
bres de contenido y exentos de sentimiento. N o es posible saber exacta­ y trabajó en estrecho contacto con el círculo de Cale, colaboró en la Gran
mente hasta qué punto los reformadores eran conscientes de ello, pero lo Exposición y llegó a ser profesor de Arquitectura, Metalurgia y Arte Deco­
cierto es que este "aprender a ver" en la producción industrial anónima rativo en la recién fundada Escuela de Dibujo. Henry Cole, que muy rara
surgió de las raíces de una era tal como lo hizo aquella creación inesperada vez hizo recomendaciones personales en su Journal of Design, llama la
llamada Crystal Palace. atención de los fabricantes ingleses sobre el hecho de que los conocimien­
tos de Semper "tanto en arquitectura como en decoración general, son pro­
Limitaciones de la reforma fundos, y su gusto es excelente". Y añade que Semper es el hombre "del
que nuestros fabricantes obtendrían, probablemente, una gran ayuda".49
Las tres figuras principales del círculo reformador -Henry Cale, Cuando más tarde, en 1855, Semper fue nombrado profesor de la reciente­
Owen Jones y Richard Redgrave- eran todos ellos funcionarios civiles. mente fundada Technische Hochschule de Zurich, sistematizó las expresio­

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204. Ozenfant: Dibujo, 1925. Los objetos que empleamos a diario se convierten en parte
de nuestra vida. Al igual que los cubistas, los puristas de la década de 1920 se orientaban 20S. Henry Cale: Dibujos de objetos simples para educación de los ¡¡iI10S. Para enseñar
hacia los objetos purificados y estandarizados por un largo uso, con sencjllos perfiles que a los niños de la escuela, Cale recomienda dibujar con tiza gruesa en una pizarra, omi­
conducían a mariages de contours. tiendo los detalles. Su observación se adiestrará al ser representados los articulas de la
vida cotidiana, producidos en serie: botellas, jarras, copas, etc. (foZ/mal oj Design, va!. 1,
nes y experiencias de Londres en su Style in the Technical and Tectonic 1849.)
Arts, or a Practical Aesthetic. 5o Los dos primeros tomos aparecieron en rigor de la ciencia mecánica para el mundo material puede aportar... se
1860 y en 1863; el tercero, que hubiese tenido que mostrar la influencia del crea un estilo de arte, a la vez nacional y grandioso."51
arte en el desarrollo social, no llegó a ser impreso. Durante décadas, la po­
sición de Semper influyó la teoria del arte, y todavía en 1910, el movimien­ Purismo y objetos estándar como símbolos
to reformista alemán en las artes decorativas, que tomaba como criterio
definitivo la adecuación al propósito, le contemplaba como autoridad bási­ Aunque todos ellos pasen inadvertidos, los articulas de uso coti­
ca. Debió al utilitarismo que guiaba a los reformadores ingleses su punto diano actúan sobre el hombre. Alrededor de 1910, los pintores cubistas re­
de partida: el de que el arte práctico existía antes de la arquitectura, tal velaron cómo se convierten en parte y parcela de nuestra existencia. Los
como él expuso en un ensayo escrito en Londres en 1853. El utilitarismo sencillos objetos recomendados para adiestrar la vista del niño en 1949 son
coloreó su interpretación de las épocas históricas. Semper se cuenta entre ahora punto de partida para la expresión artistica, y los plácidos perfiles de
los pocos arquitectos destacados de su tiempo, y estaba suficientemente jarras, botellas y copas fluyen a través de las pinturas de los puristas de!
dotado como para sistematizar las opiniones intelectuales del 1850. Es dis­ 1920, Ozenfant y Jeanneret (Le Corbusier) (fig. 204).
cutible, sin embargo, si tales actitudes eran lo suficientemente comprehen­ Para ofrecer el vivido carácter de sus formas, los contornos discu­
sivas como para ser forjadas dentro de un sistema. Una barrera insupera­ rren, son puestos en marcha, interrumpidos, partidos en dos, repetidos o
ble de sentimiento impidió que esta generación percibiese las formas puras juntados. Su forma se disipa y reaparece. Son concretos e intangibles,
latentes en los objetos hechos a máquina. transparentes y opacos, planean y permanecen inmóviles, alternativamente
Sólo a través de manifestaciones fragmentarias cabía captar las sólidos o tenues como el aire. En las primeras naturalezas muertas de Juan
formas abstractas inherentes a la producción industrial. El articulo del Ti­ Gris, la estructura de madera de una pared o de un violín rellena un área y
mes, que claramente ostenta la marca del círculo de Cale, dice acerca de la se afirma con tanta insistencia como un árbol captado por un foco en ple­
II
Gran Exposición: "Algunos sectores, en especial el de la maquinaria, al na noche.
considerar segura e indudable su preeminencia, se han limitado a mostrar­ Lo mismo se hace con el color: pardo, negro, azul, matices neu­
II se sencillas y carentes de pretensión. La única belleza buscada es la que el tros, o verde. También éstos cumplen su función descriptiva, mezclándose
368

l 369
en planos o penetrándose entre sí en obediencia a sus propias leyes, en una
evolución que ,las décadas siguientes incrementarán cada vez más.
Todo esto sólo es posible gracias a una visión espacial que ha roto
con la copia y con la perspectiva; un enfoque que permite que estructura,
color y forma se reunan en sistemas planetarios, y que cambia botellas, co­
pas, platos, pipas, mesas e instrumentos musicales en objetos que exponen 206. Candelabro
al desnudo la misma esencia de su significado. en forma de hoja,
eleetroproeeso.
Surrealismo y adorno mecanizado e.l8S0. (Henry
Cole, Joumal of
Design.)
No ocurre lo mismo con los productos del adorno mecanizado.
Las embebidas superficies y las líneas atormentadas no pueden reunirse en mo siglo. Max Ernst los elevó a la categoría de "objetos"; las tijeras los
curvas unificadas, en mariage de contours, y ninguna transparencia o afir­ cortaron en varios trozos, y la fantasía del artista tomó los elementos y los
mación estructural pone al descubierto su significado. Considerados uno combinó de nuevo (fig. 208).
por uno, estatuas, cuadros, jarros o alfombras son inofensivos e insignifi­ Las estatuas de yeso salen al exterior. La mujer cien veces sin ca­
cantes. Entre ellos cabe encontrar incluso piezasdéliciosas (fig. 206) cuyo beza camina a través de la vida cotidiana. Ella la rige. Ella y sus compañe­
crudo naturalismo recuerda los grabados en madera de un Granville ros, trasplantadas sus cabezas de yeso a cuellos contemporáneos, revolo­
(1803-1847), pero vistos en su totalidad, acumulados estilo museo, como tean a lo largo de las fachadas, o, "apenas estrangulado su tío", emprenden
era la costumbre, sus formas y materiales bastardos reaccionan en el es­ el vuelo en su desnudez de yeso: "L'on<;le a peine étranglé, la jeune adulte
pectador y corroen la vida emocional de éste. sans pareille s'envole."54
Lo que tuvo lugar fue una especie de acción reciproca, una co­ Casi siempre, la atmósfera es de violencia y de muerte. Desde un
rriente inducida. La industria. engendraba sus articulas de acuerdo con la mueble librería acristalado de 1850, La Femme 100 tetes, disfrazada de
regla expuesta por Redgrave en 1853: "Los industriales consideran que un busto de yeso, tal vez caiga sobre el erudito mirón, mientras las cabezas de
gusto puro y perfecto es antagónico con el comercio, y resumen sus opinio­ león del sillón cobran vida, convertidos en un gigantesco mono que hace
nes en el axioma: 'Lo mejor es lo que mejor se vende'."52 Estos montones muecas y al que el pie designa con dadaística impudicia como "el mono
informes de recuerdos históricos mecánicamente reproducidos actuaban que será un policía, un católico o un corredor de bolsa" (fig. 230).
sobre todo el que se moviera entre ellos. El sentido innato de la forma y el
material declinó, y la manipulación disciplinada del espacio pereció.
Poco importaba que todo esto fuese conocido desde mediados del
siglo, y que la crítica fuese ejercida hasta lo superfluo. Los objetos demos­
traron ser más fuertes que el juicio.
Lo que emanaba de este ambiente caótico, las repercusiones que
estremecieran nuestra constitución moral, no pueden ser traducidas a tér­
minos racionales. Ninguna lógica, ningún relato sociológico, pueden retra­
tar la situación. Sólo los símbolos artísticos son adecuados, y la revelación
de esto se contó entre las funcíones de los surrealístas. Estos captaron el
sentido y lo insensato del siglo XIX y mostraron cómo había penetrado en
nuestro ser esta mezcla inextricable de lo vulgar y lo fantástico.
Nadie lo hízo de modo tan íntenso como Max Ernst, en cuyas
venas todavía parecían fluir fotas del siglo XIX. Pensamos en sus
novelas-cuadro, y especialmente en La Femme 100 tetes 53 -juego de pala­
bras con "La mujer cien cabezas" y "La mujer sin cabeza"-; ¿qué puede
ser esto sino un nombre simbólico para el siglo XIX y sus incansables
meandros? Aquí, las imágenes irracionales desenmascaran la devaluación
de símbolos en plena actividad. Siguiéndose el uno al otro sin parar mien­
tes en la lógica externa, los ciclos de imágenes no deben ser leidos por su
significado naturalísta. Lo que importa es su comentario psiquico. Son co­ 207. "Sabrina", figura en porcelana. In­
llages, fragmentos pegados de los tan olvidados libros de grabados del últi­ glaterra, 1850.

370 371
En el siglo XIX, el tapicero se identifica con el decorador que, a
partir de los días del estilo Imperio, rebajó el oficio del ebanista. Como he­
mos visto, su misión peculiar se inició alredcdor de 1800 con cortinas pro­
fusas, cruzadas ante las ventanas (croisées) y colgadas de las paredes. Más
tarde, con.la.R,~s~al.,lraci9!!l.,;~ornó tambienposesión delrnobiliario, y en sus
Il1anqssi~~ay,sof-á s~,con}/irtieron en voluminosas pieza~de tapicería.
~ , ~

. Él gran diseñador de muebles, el ~banista, antes presente en todos


los países,úiá: ausente en el siglo XIX. Sin embargo, no se puede negar
que. entre'los ebanistas' rutinarios figuraban alguno~, mas diestros, que
208. Max Ernst: Las esta­ hádan' imitac:ionespara los tratanÜ:s en antigüedaaes. Otros producían
tuas de yeso'se march¿m.'(La modelos &':Su propia cosecha;il los qlie up contemporáneo denomina con
; Femme100 tetes, 19,29)."
acierto "tliícrócosmos de todos ¡'os estilos del mundo". Estos artesanos no
prodújeronnaclaque tuviese un valor constitutivo, ya que su habilidad no
E~tas páginas de Max Ernst muestran hasta qué punto un entorno estaba empebidade poder creador. Una influencia dominante se dejil notar
mecanita;doha afectado a nuestro subconsciente. Pregunté una vez a Ernst en el mbb¡iiariC5 y los interiores del gusto dominante: la del tapicero, que
acerca del origen de sus novelas, y me contestó: "Son reminiscen~ias de cada vez controla más la situación. Su atención se dirigía hacía un lipo de
mis primeros libros, un resurgir de recuerdos de la infancia." adorno teatral, nO hacia una creación original. Aparte' de tapizar muebles,
El artista proyecta estas memorias infantiles hacia un espejo de colgaba cortinajes y disponia los articulas del ornamento mecanizado con
moralidad, pero hay muchas personas para las cuales el gusto imperante un efecto pintoresco. Colocaba bodegones en los salones y, en las últimas
t:n el XIX todavía constituye el pozo del sentimiento, y en esas almas, décadas del siglo, agrupaba figuras, cascos, jarrones y cortinajes en com­
como señaló T. S. Eliot en cierta ocasión, el siglo XIX todavia se prolonga posiciones de placentero desorden.
en el XX. Todavia se cu~nta entre ellas la mayoría de nuestros contem­ Las corrientes transitorias no pueden ser totalmente exploradas.
poráneos, en particular los hombres cuyo gusto determina los edificios pú­ Predominaron en su día, junto con producciones paralelas en pintura yen
blicos y los monumentos. Para muchos de ellos, el origen de su credo esté­ arquitectura. No nos es posible captar la doble alma del siglo XIX mien­
tico jamás ha llegado a ser conocido. tras prescindamos de las fuentes de sentimiento entre las masas. El desor­
¿Acaso no parecen esas líneas de Carlyle, escritas a mediados del den pintoresco fascinaba a la gente, ya que era un renejo del caótico estado
siglo en sus rebeldes Latter-Day Pamphlets, poner título a una obra de de los sentimientos. El tapicero, mediante el embellecimiento del mobiliario
Max Ernst? y de los cortinajes artístícos, crea un mundo de ensueño para hechizar la
tosquedad del momento industrial.
El hecho es que... las Bellas Artes, divorciadas por completo de la ver­ Francia habia presidido la moda bajo el Primer Imperio, y lo mis­
dad durante largo tiempo, y unidas casi confesadamente a la falsedad, la ficción y mo hizo bajo el Segundo, cuando se dejaron ver por vez primera muchos
demás, han asumido lo que cabría denominar una condición demencial: andan por
ahí sin vigilantes, sin que nadie sospeche su pésima condición, y efectúan trucos de los tipos transitorios del mobiliario de la época. Per.o la estructura de la
fantásticos. 55 sociedad había cambiado mucho desde los días deN apoleón 1, y su suce­
sor en el tropo imperial no consiguió un estilo apropiado para su forma de
El reinado del tapicew existencia. Los nuevos tipos,como todo el interior, respondían al gusto de
una clase anónima ascendente, la del self-made man, de la que Napoleón 1
El tapicero fue un temprano representante. La labor del tapicero y el gusto de la clase
en ascenso parecían estar hechos la una para el otro.
El tapicero, el tapissier, es un hombre cuya ocupación se centra Esa clase, que debia su riqueza sobre todo a los medios de pro­
en los tejidos y su ordenación. Durante largo tiempo, en Francia, la: pala­ duccion mecanizados, prosperó allí donde la industrialización lo hacia
bra tapissier fue utilizada en dos sentidos: "A veces, se alude con ella a un también. Fue internacional: en Francia, en Inglaterra durante la era victo­
obrero que hace alfombras, y otras al comerciante que las vende o las colo­ riana, en Norteamérica cuando el boom ferroviario del 1870, y finalmente
ca", yen el siglo XV el tapicero era el hombre que "colgaba y bajaba corti­ en Alemania, que de repente conoció una prosperidad hasta entonces allí
najes". Los estatutos del gremio se remontan a mediados del siglo XV. desconocida. La tardía, casi drástica, industrialización de Alemania des­
"Hoy -prosigue esta definición de 1875- un tapicero es un vendedor de pués de 1870 coincidió con el desarrolloextfemo del gusto imperante.
muebles que se. dedica a decorar apartamentos."56 Nada parecía capaz de resistir la devaluación de los simbolos. 57
372 373
Contracorrientes: el ingeniero y el reformador nos. La estatuaria pierde su forma constituyente bajo un alisado casi
mecánico, y lo mismo ocurre con las superficies del mobiliario, cubiertas al
Como tantas veces en el siglo XIX, surgieron las tendencias más principio con felpa roja mate, y más tarde por tejidos de deslumbrante
contradictorias simultáneamente y codo con codo. Durante los decenios de orientalismo.
1850 y 1860, la fantasia inventiva y e! instinto de la mecanización eran, en Debajo de estas texturas velludas, que tapizan cojines planos o
Norteamérica, propiedad común del pueblo. Allí, el mobiliario del ingenie­ cilindricos, el trabajo de la madera decae como árboles caídos y sepultados
ro fue creado entre una gloriosa despreocupación, como punto absoluta­ bajo sábanas de musgo. Un mobiliario pesado y abultado dominó la situa­
mente opuesto al gusto imperante. Prestaremos una atención considerable ción a través de la segunda mitad del siglo. El Segundo Imperio llevó a ple­
a ese mobiliario del ingeniero, que se desarrolló paralelamente en el tiempo na madurez una tendencia que había estado germinando bajo la Restaura­
con el mueble del tapicero, ya que, a pesar de su mecanización, fue creado ción durante el 1830. Cuando Honoré de Balzac describe un interior del
sin reflexión, como los productos 'del arte popular. A los inventores anóni­ período en Unefille d'Eve (1838), señala la vigorosa inclinación por el ca­
mos sólo les preocupaba la solución de problemas específicos. chemir y las alfombras mullidas: "Bajo los pies se nota el pelo suave de
En Inglaterra, la situación era muy diferente. Henry Cale y los re­ una alfombra belga, gruesa como el césped."
formadores de 1850 dirigieron su pugna contra la falsa mecanización del
adorno. La siguiente generación, conducida por William Morris y John
Ruskin, destacó el aspecto nivelador y deshumanizador de la mecaniza­ La influencia oriental
ción y condenó la máquina como principio. El objetivo básico del círculo
de Morris, que se hizo escuchar alrededor de 1860, resultó imposible en Majestuosos sillones y sofás siguieron la eslela dd romanticismo
cuanto a su consecución: una reavivación de la artesania junto con un re­ orientalizante. En literatura, Les Orientales (1829), los tan aclamados poe­
torno a los finales del Gótico. Al principio, el círculo produjo cómodas con mas de Victor Hugo, pregonaron el creciente interés de la época por un le­
espejo, pieza predilecta de! Gótico,58 que William Morris pintó con escenas gendario Oriente de ensueño.
de leyendas medievales. El conjunto fue una obra de meticuloso cuidado y La influencia cobró raíces más firmes cuando le gout du pittores­
buen gusto. Los prerrafaelitasDanteGabriel Rossetti y Burne-Jones, estre­ que oriental fue interpretado por los pintores. En el Salan de 1831, el públi­
chamente vinculados con Morris, eran artistas superiores al circulo de pin­ co recibió con entusiasmo la gran tela de Decamps Ronde de Smyrne6° y
tores y escultores reunidos alrededor de Henry Cale, y sin embargo su ta­ sus otras escenas orientales. Eran el fruto de sus viajes a través del Asia
lento radicaba más bien en el dominio literario que en el suyo propio, el óp­ Menor en busca de impresiones pintorescas (1828-1829).61 Y tres años
tico. No ocurria de otro modo con el mobiliario. Faltaba el poder de una más tarde, cuando Delacroix exhibió sus Femmes d'A 19érie en el Salan de
nueva visión, y de poco servía construir tocadores góticos en pleno siglo 1834, esta pintura, a pesar de su austeridad,62 obtuvo un éxito no menos
XIX. Necesariamente, los más de los tipos producidos por el círculo Mo­ inmediato.
rris estaban más allegados a la ebanisteria del XVIII que del ideal gótico. El ojo de Delacroix, tan buen captador del movimiento, se sintió
Sin embargo, nosotros, mejor que la generación precedente, pode­ atraido principalmente por el porte noble y sereno de los beréberes, y halló
mos ver cómo Ruskin y Morris se sentían atraídos por la Edad Media, que, en su postura relajada un vestigio viviente del mundo antiguo. Baudelaire,
para ellos, constituía el mayor contraste posible con la mecanización de su uno de los primeros admiradores de Delacroix, trató de comunicar estas
propio tiempo. Pero no había contacto directo ni continuídad, ya que impresiones a sus contemporáneos. El Oriente queda reflejado en varios
existian más de doce generaciones entre ambos. El vigor de William Morris medios y por diversos talentos. La visión de estos maestros era algo muy
y su círculo se encuentra en su orientación moral. alejado de la perspectiva de los buscadores de motivos orientales, y la con­
cepción de Delacroix está muy poco emparentada con la del Oriente del ta­
El mobiliario del tapicero picero, pero la influencia como un todo es parte integrante del siglo.
Los motivos orientales no tardaron en hacer su aparición en la in­
El holgado mueble de tapicero ya no posee ninguna forma deter­ dustria del arte. Dos años después de presentar Delacroix sus Femmes
minada. Ha perdido su claridad de estructura y parece deshuesado. dA 19érie, el Album Ornemaniste63 de Aimé Chenavard (1798-1838) su­
El esqueleto de sillones y sofás se ha retirado a lo profundo de las gería diseños árabes y persas para las tentures tan estimadas por el Direc­
almohadas, proceso al que los franceses han llamado La victoire de la gar­ toire, y también incluía una alfombra persa. 64 Los diseños persas no pasa­
niture sur le bois,59 la victoria de las guarniciones sobre la madera. Todo ron a estar de moda dentro de la imitación industrial hasta mediados de
medio, cualquier medio, es utilizado para dar a las butacas, sofás, divanes siglo.
y otomanas tanto peso y tanto volumen como sea posible. Unas orlas de Los motivos orientales no constituyen más que una fracción del
treinta centímetros velan a veces incluso los pies, único vestigio restante de Album de Chenavard. Formaron parte de la larga procesión de estilos
las patas. El mueble tiende cada vez más a sugerir almohadones bien relle­ históricos que la Francia del 1830 ponía a disposición de la industria del
374 375
¡
II
arte. Aimé Chenavard ocupó la estratégica posición de consejero de las
1 reales manufacturas de porcelanas y tapices, Sevres y Beauvais. Beauvais
ejecutó varias de sus tapicerias y biombos,65 y Sevres sus jarrones y vidrios
pintados renacentistas que, según palabras de Chenavard, eran "imitacio­
nes de pinturas del XVI".66 Esta obra, aunque realizada por encargo parti­
cular, posee ya aquella tonalidad mortecina derivativa que la producción
en serie no tardaria en diseminar en todo el interior. Lo que hemos dicho
acerca del estilo Imperio debe ser dicho también aquí: los signos del gusto
imperante estaban presentes antes de que tuviese efecto la mecanización.
Mientras Inglaterra daba forma al taller del adorno mecanizado
(estampado, prensado, materiales sustitutivos), Francia daba los últimos
toques a los moldes intelectuales según los cuales iba a funcionar el gusto
imperante. Chenavard, que sin duda era un innovador en esta esfera, in­
fluyó el gusto a través de sus álbumes antes que a través de los objetos de
arte que diseñó para la corte de Luis Felipe.
Hombres con percepción notaron inmediatamente el talante del
momento, una atmósfera que iba a prevalecer a través del siglo. "No he­
mos dejado huella de nuestra época ni en nuestras viviendas, ni en nuestros
jardines, ni en lugar alguno -fue el comentario de Alfred de Musset en
1836-; hemos sacado algo de cada siglo excepto del nuestro... vivimos de
209. La influencia oriental. León Feu­
fragmentos." Sin embargo, nuestro interés radica aquí tan sólo en la marea
chere: Fumadero de estilo oriental. 1842. creciente del orientalismo tal como éste apareció en las colecciones de dise­
La década de 1830 consideraba anacró­
nico fumar en interiores medievales y
renacentistas. Como declaró el renacen­
tista medieval Pugin:"EI estilo de un edi­
"'i~

.""'.iJ<"",.·.·c· .~\/ . :~~:J..: ,


licio debería corresponder a su utiliza­ ". . ¿.:;
ción, de modo que el espectador pudiera
percibir en seguida la linalidad para la
que fue construido". La estantería para
pipas permite situar lIn objeto conspicuo
en el centro de la habitación, igual que el
"florero" Imperio y el posterior borne
(lig. 212).

210. Fumadero de estilo oriental, 1879.


La influencia oriental fue experimentada, 21 I. /:;1 rellenado del espacio: El bome bajo Luis Felipe. "Soiree al'ec le Duc d'Orléalls"
directa e indirectamente, a través del 1843. Bajo Luis Felipe, una especie de cama doble con un brazo o respaldo rudimentario,
siglo XIX y contribuyó a incrementar la ocupaba el centro de la habitación. Su parte central tipifica el creciente horror vacui del
lobreguez de los interiores en las últimas siglo. Este delicioso grabado muestra que la postura ingenua era aceptada en la alta socie­
décadas. dad. (JuJes J aoin, Un hiver á Paris, Paris. 1843.)

376 377
ños del comercio del arte industrial. El reinado del tapicero iba a alcanzar
su apogeo en.la década de 1870.
Hasta el siglo XIX, Oriente significó a la vez color y aventura, ro­
mance y leyenda, y en cierto modo se le adjudicó el reflejar aquella sabi­
duría de la vida que el periodo parecía haber perdido.
En todas partes aparece la influencia oriental: en incontables pin­
turas de género para el gusto imperante, y también en las Odaliscas, o des­ 213. Otomana inglesa, c.1835.
nudos en reposo que Ingres pintó alrededor de 1800, hasta las Odaliscas de El equivalente inglés del borne tenía
un perf¡] más modesto y liso, sin fle­
Henri Matisse. Se deja ver en los intentos para introducir el baño turco en cos. (Thomas King, Cabinet Maker's
la Inglaterra industrial (c. 1850), en las villas de estilo moro, o en la adqui­ Sketchbook, 2." ed.)
sición de alfombras "persas", genuinas o hechas a máquina. El hombre
mecanizado del XIX anhelaba una atmósfera que no fuese la de su entor­ - .~ ;.: ~";'
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no. En el Este, todos, ricos y pobres por igual, disponían de tiempo y de l. .' -~ r-:;'"
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ocio, cuando en Occidente nadie los tenía. La vida de Occidente se encami­ ...
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naba a la tensión; la vida de Oriente se aproximaba al relajamiento. ilJ.Z. .
La influencia oriental debe ser anotada como uno de los numero­ ~ (:"":----- -.' .~~
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sos intentos de huida que ensombrecieron la vida emocional del último si­ ....,
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glo y le dieron una nota trágica. El hombre no se contentaba con vivir en
su propia piel, y esto sólo podía conducir a lo grotesco. Los aposentos de
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Oriente eran espaciosos y serenos; sus divanes flanqueaban estrechamente
la pared. Ahora, al ser transformados éstos por el tapicero en muebles al­ 212. Borne parisiense con Jardiniere
mohadillados con muelles, los divanes forman protuberancia en repentino para el centro de un salón, 1863. El gran
sofá circular, o cuádruple, llamado en
y conspicuo aislamiento. francés borne, era destinado normalmente
. Por banal que fuese el tratamiento recibido por Oriente en manos "pour le milieu du salan". El borne se
del tapicero, la influencia oriental demostró ser más persistente que la ma­ remonta al florero de Percier y F antaine
yoria de las resurrecciones. El medievalismo, tan amorosamente llevado a en 1800, y a la jardiniére de 1842 con su
polígono circundante de asientos (Véan·
primera fila en la era romántica, no dejó trazas duraderas en la vivienda. se figs. 193 y 194.) CA. Sanguineti,
Más influyentes fueron los diversos restablecimientos Luis, y sin embargo L'Ameublement au XIXe siécle, París,
su rol fue más superficial de lo que sugiere su popularidad recurrente. 1863.)
La influencia oriental aparece a menudo activa bajo la superficie,
y al principio no es identificable. Con ella puede ser vinculada la inclina­
ción de la segunda mitad del siglo por los interiores escasamente ilumina­
dos. En las páginas siguientes tendremos ocasión de observar lo que esta
influencia hizo en el mobiliario.

Tipos de mobiliario almohadillado


Sofás circulares
Francia fue el primer pais en pregonar la influencia oriental, y
también el primero donde estuvo de moda el mueble almohadillado. Así,
Francia se convirtió en el centro para el mobiliario representativo del gusto
imperante en el XIX. Esto ocurrió a finales del decenio de 1830, a conti­
nuación del éxito de la pintura de Delacroix y Decamps. 214. Borne francés, principios de la década
de 1880. El típico borne con respaldo en
El diván: N o es necesario decir que la influencia oriental no fue forma de cono truncado, se encuentra en
salones de hoteles, estaciones del ferrocarril
nativa del 1830. Los ebanistas Luis XV, por ejemplo, crearon la elegante o galerías de arte a finales del siglo. La pal­
turquoise, con tres asientos almohadillados y otros cojines sueltos contra mera, natural o artificial, es un vestigio de
la pared. llorero, que sobrevive, como el apéndice ver­
miforme en el hombre. (Havard, Dictionnaire
Thamus Sheraton diseñó también un sofá turco, con dos colum­ de I'ameublement.)

378
379
nas al frente, que sugerían una alcoba. En forma de U, ocupaba modesta­ Asientos de f81i1l~asia
mente el extremo de la habitación, muy distinto de los tipos del XIX, que
daban la impresión de querer desplegar su volumen.
El siglo XIX abre un nuevo capítulo. La devaluación de símbolos
fue a la par con la devaluación del espacio. El mobiliario se convirtió en
medio para llenar la habitación, e inflar su tamaño fue el primer paso.
En 1834, el año de las Femmes d'Algérie, Balzac dcscribe un bou­
doir en La Filie aux yeux d'or y traduce esa atmósfera reblandecída que se
desarrolló con el siglo; su fantasía gíra alrededor de un enorme diván tur­
co: "Una mitad del boudoir describía una curva blandamente graciosa en
contraste con la mitad perfectamente cuadrada de la habitación. La herra­
dura contenia un diván turco, es decir, un colchón yacente en el suelo, pero
un colchón tan grande como una cama, un blanco diván de cachemir con
un perímetro de cincuenta pies. La cabecera de esta cama enorme se alza­ 215. "Conjidante" francesa, de tres plazas. Finales de la década de 1870. El tapicero
ba varios pies por encima de los abundantes almohadones." La afición a francés lanzaba continuamente "asientos de fantasía" con nombres nuevos. La confidante
los almohadones se refleja también en La mujer reclinada, de Bonington, era un tipo de asiento íntimo, constituido por dos o más plazas en un plano en forma de S.
(Havard, Dictionnaire de l'ameubIement.)
año 1826 (fig. 233).
Los divanes penetraron también en los establecimientos públicos, 216. Boudeuse francesa, e.1880. La boudeuse es una siJla doble para el salón de eslar,
aunque con la forma más austera de bancos acolchados. Este mobiliario dispuesta de modo que sus ocupantes se den la espalda. Está totalmente tapizada. (Havard,
Dictionnaire de l'ameublement.)
dio su nombre al local entonces llamado café divan, e hizo su primera apa­
rición en los cafés literarios parisienses. "El primer diván fue inaugurado
en París allá por el 1838. Durante años, el café-diván de la calle Pelletier
fue familiar para los artistas."67 Los románticos, Gerard de Nerval y el
propio Balzac fueron visitantes asiduos. Este café desapareció alrededor de
1859, cuando Haussmann inició su transformación de París. 68 217. Pouf, c.ISSO. El
En el París de 1850, los bancos-diván se propagaron por doquier, pouf, pieza favoríta del
incluso en las galerías públicas. Persisten en los restaurantes parisienses, y gusto imperante, es des­
crito como "un gran tabu­
determinan la disposición de las mesas paralelamente a las paredes. rete, cilíndrico y tapi­
zado, con un fleco largo y
Sieges de fantaisie: Los tapiceros franceses tenían el puntillo de espeso, siempre sin ma­
lanzar interminablemente nuevos tipos con nuevos nombres, tal como pos­ dera visible". (Havard,
Dictionnaire de l'ameu­
teriormente las series de refrigeradores norteamericanos serían rediseñadas blement.)
cada año, suscitando perennes envidias. Estas sieges defantaisie, o asien­
tos de fantasía, como acertadamente los denominaron los franceses, fueron
muebles de moda, y sus modelos vivieron una temporada tan pasajera
como la de los sombreros femeninos.
Habia combinaciones de sillas, que el tapicero adornaba. Dos si­
llas acopladas en forma de S recibian el nombre de confidante. Las confi­
dantes estaban formadas también por tres sillas unidas como los radios de
una rueda (fig. 215). Habia dos combinaciones para sentarse cara a cara
(vis-a-vis) o de espalda (dos-a-dos), de donde la petite boudeuse (fig. 216)
(de bouder, mostrarse malhumorado), un doble sillón de salón con respal­
do común, de modo que las dos personas sentadas en él se dieran la espal­
da. "Este modelo es muy moderno -nos dice Havard en su Dictionary- y 218. "Fauteuil Bébé" francés, 1863. Una butaca con respaldo bajo, que combina las
en general está enteramente tapizado."69 El respaldo de la petite boudeuse características del pouf y del tipo góndola. (A. Sanguineti, L'Ameublement au XIXesiécle.)
consiste en dos cojines cilíndricos uno sobre el otro y cubiertos con estu­
diada negligencia con una colgadura, mientras otra cobertura tapa su do­ 219. Sofá inglés de respaldo central, c.1835. Como la versión inglesa del borne, su
forma es más concisa que la de los modeios franceses. Francia fue la cuna del gusto im­
ble asiento. Estos no son sino unos pocos ejemplos al azar. perante. (Thomas King, Cabinel Maker's SkelChbook.)

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Taburetes almohadillados, el pouf Sofás circulares, el "borne": duque de ürleans (1843), esta especie de cama doble (sin cabecera, natural­
En 1845, elpoufhizo su aparición en los salones franceses. "Grandes tabu­ mente, pero sí con un respaldo rudimentario para la espalda o el brazo)
retes, cilíndricos y tapizados, el todo orlado con una falda larga y densa, ocupaba el centro de la habitación 74 (fig. 211). Gozaría de su mayor popu­
siempre sin madera visible."70 El delicado escabel, el tabouret, en el que la laridad durante el Segundo Imperio y después de éste. Estos sofás se difun­
alta nobleza tenía antaño el privilegio de sentarse en las levées reales, que­ dieron rápidamente, y pronto aparecieron en los ambientes más inespera­
da transformado a la manera del XIX, es decir, orientalizado. Una visión dos. En 1850, A.I. Downing, el célebre jardinero paisajista norteamerica­
encantadora, recuerda Théophile Gautier, eran las mujeres sentadas en los no, cuya carrera coincide con la primera mitad del siglo y que explícita­
poufs de un salón; como esculturas, podian ser admiradas desde todos los mente apela al buen gusto, al pedír que la vivienda rural esté amueblada
lados. Estos poufs indican ya que clase de postura agradaba en el siglo "con mayor discreción y sencillez que la casa urbana",75 recomienda "la
XIX. En los redondos cojines del ,asiento, se asumía espontáneamente una otomana octagonal". "Tal vez la forma más placentera sea la otomana oc­
postura cambiante y medio desplomada. En el 1860 se añade a veces un tagonal de asiento acolchado, situada en medio de una gran habita­
respaldo bajo (fauteuil bébé) (fig. 218), Y se hacen cada vez más macizos y ción... "76 En su apogeo en 1860, el sofá central está adornado con hileras
semejantes a almohadones, mientras los contemporáneos culpan al tapice­ de botones, tapizado con damasco o cretona (más tarde con felpa roja, que
ro de explotar juguetonamente el taburete. De hecho, en 1880 éste se pare­ llega a adquirir categoría estándar) y tiene unafrange royale que cuelga
ce más a un pastel de aniversario que a un mueble (fig. 217). hasta el suelo. La Inglaterra contemporánea se mostró partidaria de esta
Una de las piezas más voluminosas de este periodo está relaciona­ pieza central en sus diversas formas, pero la mantuvo más modesta y con
da con el pouf El inmenso asiento o sofá circular, llamado en francés bor­ un perfil más discreto, sin faldas (fig. 213). Más tarde, estos imponentes
ne (hito), llenaba el centro de un salón o bien ocupaba cada extremo de una sofás se abrieron paso en las recepciones de los hoteles, las galerías de arte
sala de baile. 71 A menudo con un diámetro de más de dos metros, era ven­ y las salas de espera. En la vivienda privada, fueron sustituidos, hacia
dido en las más diversas formas: cuadrado, poligonal, semicircular, hoja de 1900, por el sofá de rincón.
trébol, o bien (más tarde su forma estándar) circular. Un borne sin respal­ Butacas tapizadas y confortables: Estos ejemplos bastarían para
do y parecido a un pouf gigantesco, adornaba la Salle de Conseil de N apo­ indicar la tendencia. La mayor parte de los modelos aparecidos en el mer­
león III en las Tullerías. 72 , cado se desvanecieron rápidamente, pero algunos permanecieron con una
Pero el borne típico era un asiento circular alrededor de un respal­ longevidad innegable, como fue el caso de los sillones-butaca conocidos
do almohadillado en forma de cono truncado. No es seguro que el borne en como confortables (fig. 223). Sus caracteristicas son un esqueleto entera­
su forma de mediados de siglo se remonte al Primer Imperio, pero una ge­ mente oculto bajo telas, y unos cojines voluminosos, generalmente cons­
nealogía que nos parece plausible es el que entronca el borne circular co­ truidos alrededor de muelles espirales. El origen de esta difundida categoría
rriente -del que siempre han de brotar semiconos, jarrones, estatuas y puede ser atribuido a los tiempos de Luis Felipe, e incluso conocemos el
lámparas- con el florero de varios pisos (fig. 193) que Percier y Fontaine nombre del tapicero parisiense que fue el primero en recubrir todo el sillón
colocaron en medio de la habitación alrededor de 1800. En su grabado al con tela, asi como la razón que le impulsó a hacerlo.
acero L 'A rt industriel (1842), Léon Feuchere (1804-1857), uno de los ané­
micos diseñadores que, tanto influyeron el gusto imperante en las postri­
merías del Romanticismo, presenta una grande jardiniere entourée de di­
van s (fig. 194). Un círculo de asientos rodea toda la pieza, cuya ambición
plástica rebasa la amplitud de la de Percier y Fontaine. Durante la evolu­
ción del borne en el decenio de 1880, cuando brotaban objetos desde el
centro, sus palmeras, auténticas y artificiales, parecen supervivientes del
florero; vestigios, como nuestro apéndice vermiforme, de una función ante­
rior. Más significativo que su linaje exacto es el parentesco interno de ese
enorme asiento circular del 1880, con el florero destinado a centro de un
salón sueco por Percier y Fontaine. Ambos delatan un sentido debilitado
del espacio. "Hoy (1878), la gente se ha aficionado tanto a esos asientos
que un borne circular de 2 metros de diámetro se alza a menudo en una sa­
lita de la clase media, con una longitud de 4 metros."73 Este periodo, im­
pulsado por su horror al vacío, llena el espacio central de una habitación,
espacio que lo medieval y el Barroco siempre habían respetado (figs. 212 220. Indumentaria del gusto imperante: El
nuevo busto ideal. Década de 1880. (Tarjeta
y 214). comercial, cortesía de la Colección Bella C.
En 1840 se puso de moda el sofá central. En el brillante salón del Landauer, Historica! Society, Nueva York.)

382
222. Vista de un "Fauteuil
Confortable", interpretación su­
rrealista, Max Ernst, 1934. En
221. Un cuadro del gusto imperante: "La Grande Tza", Bukovac. (Escuela de Cabanel, la semioscuridad, un confortable
década de 1890.) se alza con carácter supremo, con
su frange royale barriendo el sue­
"Desde 1838 podemos atestiguar la existencia de esos sillones co­ lo. Un desnudo ha descendido de
nocidos como confortables. Fue Dervilliers, un tapicero de esa época, su marco dorado... (Max Ernst,
Une semaine de bonté, Paris,
quien sustituyó las bergeres por sillones tapizados sobre muelles."77 Esta 1934.)
fue la señal de partida para una línea de sillas y sofás tan prolongada y va­
riada que des afia toda enumeración. Todos sus ejemplares fueron construi­ los que hemos visto en el respaldo de la boudeuse. El asiento y todo el
dos sobre resortes espirales, y "Confortable" fue el nombre que Dervi­ sillón aparecen, ante el ojo ingenuo, como un conjunto de almohadones en
lliets dio a su nuevo "sillón elástico" al exhibirlo por vez primera en milagroso equilibrio (fig. 223), una influencia oriental izan te que llegaría a
1834. 78 Su armazón de madera todavía era visible y aún no lo envol­ ser tiránica. Desaparecen los apoyos para la cabeza, ya que las proporcio­
via la tapicería por completo, ya que sus pies seguían libres. nes debian mantenerse bajas y cuadradas. Los cojines cilindricos de cada
En 1830 llegó la primera de las varias oleadas del Rococó que se lado emparedaban a la persona sentada y la obligaban a una postura fron­
seguirían unas a otras durante el siglo. Y así revivió el tipo de un siglo an­ tal. Este es el modelo que se encuentra a partir de 1880, aproximadamente,
tes, la bergere en gondole, con su cuna en forma de concha para el cuerpo. en toda casa. Generalmente, un juego de estos majestuosos muebles tapi­
Los modelos que Dervilliers lanzó al mercado en 1838 estaban totalmente zados servía de compañía a un sofá de muelles, provisto también de almo­
recubiertos con tela, y la razón consistía en que el hierro podia ser curvado hadones cilíndricos a ambos lados y carente de patas, una alta superestruc­
con mayor facilidad en forma de góndola,79 pero esta armadura había de tura con estantes para chucherías. Estas piezas pesadas y acolchadas casi
quedar oculta. Al poco tiempo (1840), al descubrirse que el armazón de se convertirían en los símbolos del gusto imperante en el XIX. A su modo,
hierro se deformaba, se le sustítuyó por madera de haya encolada, que ga­ expresaban los sentimientos que fascinaban a las masas y seguramente hu­
rantizaba mayor flexibilidad. Sin embargo, persistió el hábito de recubrir bieran alcanzado la popularidad en cualquier caso, pero hubo una circuns­
toda la silla. tancia que favoreció su difusión: la mecanización a la que su fabricación
En las décadas siguientes, la bergere, el asiento de elegante postu­ estaba tan estrechamente vinculada y que los puso a la disposición del gran
ra, pasó de moda. Los sillones ganaron en volumen y en peso, y sus con­ público.
tornos se ablandaron, como por ejemplo en el confortable senateur
(1863).80 El voluminoso tratamiento de sus superficies subraya su cualidad La mecanización y el mueble acolchado
acolchada y almohadillada. Su acabado con hilera de botones no es dificil
de explicar: los tapiceros habían encontrado aplicación para los tejidos de Muelles espirales: A los ojos del siglo XVIII, el mobiliario acol­
algodón y lana peínados, de fibras más cortas, subproductos de la hilatura chado hubiese parecido artificialmente hinchado. Para ser flexibles, los
mecanizada. Borlas y faldas no disminuían el aspecto esponjado que tanto muelles en espiral requieren mayor profundidad que el pelo de caballo o el
agradaba en 1860. Las dimensiones crecían y la movilidad menguaba. Los relleno de plumas. Estos muelles consistían en alambre de acero enrollado
apoyos de los brazos se convirtieron en dos cojines cilindricos, parecidos a en dos conos invertidos. Una base estaba sujeta a tiras sobre las cuales se

384 385
13-Giedl()(l
224. Muelles Ulilizados para el ejercicio: Thomas Sheralon, caballo de cámara. 1793.
El gran ebanista diseñó este "caballo de cámara" para el caballero que deseara practicar
la equitación en cualquier momento. Puesto que Sheraton sólo podia disponer de muelles
de un recorrido muy limitado. utilizó varios pisos de ellos. separados por delgadas planchas
de madera. (Thomas Sheraton, Appendix lo Ihe Cabinel Maker and Upholsterer's Dra­
wing Bock.)

Se dice que Chippendale inventó sillas gimnásticas que consistian


223. Fauteuil-Coussin Confortable, c.I880. El confortable en su apogeo. El armazón en muelles espirales en diversas capas. Thomas Sheraton ofrece una des­
está enteramente cubierto de tela, y los apoyos para los brazos se han convertido en al­ cripción completa y dibujos de un "caballo de cámara" (1793) (fig. 224),
mohadones cilíndricos. El conjunto parece una aglomeración de cojines que se mantu­ destinado al caballero que, deseoso de practicar la equitación en todo tiem­
viesen reunidos por algún medio milagroso. (Havard, Dictionnaire de l'ameublement.)
po, pudiese hacerlo gimnásticamente en su propia habitación. El interior de
aplicaba una delgada capa de pelo de caballo. Así, el mueble se convertía este caballo de cámara consistia en "cinco tablas de madera de pulgada su­
en .cortes de colchón aglomerados. jetas por los extremos, a las cuales va fijado fuerte alambre enrollado alre­
Los confortables aportaron la primera utilización extensiva de dedor de un bloque en gradación regular, de modo que cuando el alambre
muelles en el moviliario. En esa época, la manufactura mecánica reducía es comprimido por quienes se ejercitan, cada vuelta del mismo pueda des­
ya, considerablemente, el coste de sus espiras. tacarse y coincidir unas con otras".86
La primera utilízación de los muelles espirales no ha sido fechada Thomas Sheraton describe los muelles con gran detalle, como el
con exactitud. Se dice que un herrero alemán de principios del siglo XIX que anuncia un gran invento.
fue el precursor,81 pero parece que fueron inventados con anterioridad. También demuestra la novedad del método el hecho de que Shera­
En el siglo XVIII se consiguió una destreza consumada en el uso ton sólo pudiese construir muelles de muy limitada extensión. La única ma­
de los muelles para todos los fmes imaginables, desde accionar ingeniosos nera de evitar que sus muelles pandearan era utilizarlos en distintas capas
autómatas hasta prestar flexibilidad a los respaldos de los asientos. separadas por tablas delgadas. En este punto, entran en escena nuevos per­
Las patentes inglesas de muelles de resorte datan de principios del feccionamientos.
siglo XVIII. En 1706, aunque sin especificaciones detalladas, fue patenta­ Tanto al principio como al final del XVIll, los muelles espirales
do un "instrumento matemático consistente en varios muelles, para como­ eran utilizados con fines puramente técnicos, ya fuese para encajar y
didad de personas que se desplacen en carruajes, sillas y otros medios".82 225. Muelles espirales
También se obtuvieron patentes para muelles de vehículos 83 e incluso para
~ para evitar el mareo en el
una máquina destinada a fabricar dichos muelles. 84 mar: asiento eláslico y

it¡~ii~,~'gii52') ,<~~
basculante. 1826. Este
El muelle espiral es mencionado en 1769, de nuevo como "méto­ primer asiento de mue­
do para la mejor construcción de carruajes de ruedas por medio de la apli­ lles, patentado por un in­
cación de muelles espirales unidos".85 ventor inglés, tenia la
Las fases de esta evolución no son conocidas plenamente. Por lo '/
forma de un aparato me­
~'" b lb cedor "utilizable a bordo
que cabe establecer, la primera patente inglesa para el uso de muelles espi­ con el fin de evitar los
rales en muebles no fue aplicada hasta 1826, pero varias fases intermedias desagrad a bIes efectos
nunca llegaron a tomar forma de solicitudes de patente. del mareo". (Patente
británica n.o 5418.)

386
387
228. Somier norteame­
ricano, 1871. (The Ma­
nufacturer and Builder,
vol. rn, n.O 5, mayo de
1871.)
226. Sillón de muelles, caricatura de llr. '-,. '':':LI:lifcl)r i'ulllo':is \!:111 ~I\ f \1 !Ji ::'1.
Martin Gropiu$, c.1850. Un periódico superior asegurada en su posición erecta mediante cuerdas delgadas atadas o suje­
\.','l"ll\ trtl.lIt "lnon 'J\,"'uó Ul!e l,n f'l ¡t'n ;~¡I1:
humorístico berlinés imaginó la siguiente tas de una a otra, entrecruzándose como una red. 89
aventura: "Llega un visitante y se le in­ '¿ll.l,rll ,tll. !'.-r ;1!C'l1lt'(' h'll'IIlU'l"'t i'l·l¡.;¡111~t!.H
t'l'~t '¿1IIt'!,1. It'tH \)~ff lH!'Jt 111.l:h'l'l: {';:e'¡ ("¡"f(,ti'(
vita a sentarse. Admira la elasticidad
del asiento, pero no quiere creer que :.1, t)n'rfll fllt\¡.1!il', ~.lh1n iet'llrltt 1 ~ :tl': ~":'rtl t".hl El objetivo principal del inventor conslstla en neutralizar los
contengan 24 resortes. Cortan el tapi­ 'l\l'~ilfr _'Uf l:l:t' en ('~\~Il l'¡ id (':i!,~l t:¡:r r,';\1'"
balanceos del barco, de modo que situó su asiento en suspensión nexible
zado, y el visitante paga su desconfianza • Ultl't I¡.\:I) 111lillh_lWf!)Hlf ~'(I\\\"\u:,.\ '¡'¡lit" 2rtm'(f
sobre cuatro grandes muelles: "se aplican muelles laterales bajo un
con un movimiento repentino y muy poco L~~'lllt'¡",fl':t
agradable." (Kladderadatsch, Bertin.) armazón balanceante para ofrecer resistencia ... ".
Esta construcción complicada demuestra cómo en la Inglaterra de
amortiguar un impacto (muelles de carruaje), o bien para replicar a ese im­ 1830 la mecanización afectaba al mobiliario de un modo extravagante, y a
pacto (caballo de cámara). El propietario del caballo de cámara cabalgaba veces fantástico. Era poco antes de que Norteamérica crease su mobiliario
sobre una dura tabla revestida de cuero y no utilizaba la flexibilidad de los en serie. Los franceses, en cambio, utilizaron el nuevo proceso para
muelles para mejorar su comodidad. fabricar almohadones de alambre y diseñaron el confortable, el mueble del
En 1826, Samuel Pratt87 obtuvo una patente para una silla de gusto imperante.
muelles, y en esta ocasión el asiento, tapizado con tela y provisto de mue­
lles espirales, es utilizado como almohadón y trata de aumentar la comodi­
dad. Pero incluso en este caso la flexibilidad sirve principalmente como ab­
sorbente de choques, ya que la primera silla de muelles fue inventada para
las personas que se mareasen en el mar. "Concebido como un aparato ba­
lanceante -dice Pratt-, el objeto de mi invento es construir un asiento
elástico y balanceante, para utilizarlo a bordo de los barcos con el fin de
evitar los desagradables efectos del mareo en alta mar" (fig. 225).88
El cojín, cuya elasticidad le era conferida por muelles espirales, es
para el inventor un mero accesorio. Señalemos que el cojín tenía un "ar­
mazón balanceante, en hierro forjado, sobre el cual se aseguraba el asien­
to". (Esto puede explicar por qué Dervilliers construyó sus primeros Jau­
teuils de muelles alrededor de una estructura de hierro.)
Un tejido de lona sobre el cual se coloca un número conveniente de
muelles espirales fabricados retorciendo alambre en forma de un reloj de arena.
Las partes bajas de los muelles deben ser cosidas a la lona o cinchas, con su parte

229. El somier en la casa. Ca­


mas de niJios ingleses. 1878.
227. Primitivo somier. (Lady Barker, The Bedroom and
(Patente británica n.O 99, Boudoir, Londres, 1878.)
12 de enero de 1865.)

388
Al propio tiempo, en el decenio de 1820, camas y sillas eran fabri­ ¿ Qué fue del entorno del hombre en el siglo XIX?
cadas con tubo metálico,90 inicios de un proceso que no llegaría a su apo­
geo hasta más de un siglo después. Pero el clima emocional entonces pre­ La historia del gusto imperante en el XIX, con toda la documen­
valeciente y el talante técnico de la época siguieron caminos totalmente di­ tación sociológica y emotiva que necesitaría, todavía espera ser escrita.
vergentes, y ello explica por qué las nuevas potencialidades del siglo XIX Aqui sólo hemos bosquejado unos fragmentos para indicar el poder de la
no establecieron contacto interior con los objetos cuya estructura forma­ mecanización sobre el hombre.
ban. Aquí, en la esfera del confort, cabe ver el mismo fenómeno que des­ Para la mecanización del adorno nos hemos limitado a Inglaterra,
pués se verá en la arquitectura, cuando las fantasías estilísticas enmascara­ donde en 1850 la mecanización iba en cabeza de otros paises. Y fue allí,
sen la construcción tipo esqueleto. también, donde aparecieron los primeros síntomas de peligro. Allí se hicie­
La adopción de los muelles para fines no técnicos se difundió con ron oír los primeros avisadores y reformadores, lo que no significa que
cierta lentitud, y ni siquiera en 1851 era usual, al parecer, que las butacas Francia desempeñase un papel menor. Desde los tiempos de Colbert, que
estuviesen equipadas con muelles espirales. Al principiar la década de protegió a las industrias del lujo y las situó en primer plano en el siglo
1850, el famoso arquitecto Martin Gropius 91 construyó butacas elásticas XVII, Francia había sido el árbitro de la moda. Y su actuación fue brillan­
por este sistema. La revista humorística berlinesa Kladderadatsch se mofó te, desde la perspectiva del gusto imperante, en las grandes exposiciones in­
de ellas en una página dedicada a "Los últimos inventos", en la que se ternacionales del siglo XIX. Los catálogos de los certámenes y los de las
mostraba a un visitante escéptico levantado hasta el techo por haber trata­ grandes firmas parisienses, productoras en serie de estatuas y balaustra­
do de averiguar si había, realmente, veinticuatro de esos muelles espirales das, barandillas de fantasia y relojes de cinc dorado, son pruebas suficien­
(figura 226). temente concluyentes. En 1867, el jurado de la Exposición Internacional
de París evaluó en 15000099 el número de relojes de cinc dorado que la in­
Tras numerosos preliminares (fig. 227),92 los muelles en forma de dustria francesa había enviado a todo el mundo.
colchones de alambre trenzado fueron inventados alrededor de 1870. "Re­ La cubertería de metal Christome especialmente encargada para
cientemente se ha descubierto que un largo muelle espiral de alambre del­ Napoleón 111 y la góngola de plata, grabada a mano, que la emperatriz Eu­
gado, trenzado de cierto modo y sometido a un cierto grado de tensión, genia regaló a Fernand de Lesseps cuando fue inaugurado el canal de
formaba una tela (flexible) de gran resistencia y duración" (fig. 228).93 Suez, han quedado tan relegadas a la insignificancia como los nombres de
En la novedad del hallazgo, como es comprensible, las virtudes los artesanos que las diseñaron. Pero los productos anónimos de la fabrica­
del somier fueron algo exageradas: " ... por extraño que ello pueda parecer, ción en serie son de primordial interés en este período, debido a su influen­
puede ser utilizado como excelente dispositivo para dormir sólo con una cia sobre la formación emocional de las masas. La multiplicación y el desa­
manta doblada sobre el alambre. La superficie del colchón de alambre... es, rrollo de este ornamento mecanizado distan de estar explorados.
de hecho, tan mullida como el agua, cede bajo toda presión y recupera su Para el mobiliario, nos limitamos a unos pocos ejemplos proce­
forma apenas ésta desaparece".94 dentes de Francia. Con mayor plasticidad que los ingleses, la evolución
Cuando fueron introducidas las armaduras de cama, alrededor de francesa muestra los caminos que el siglo XIX se abrió en el organismo del
1830, fueron utilizadas en hospitales y cárceles, pero no en el hogar. En mueble. A la par con el mobiliario francés almohadillado, orientalizante,
cambio, en 1870 el colchón elástico se usa en los nuevos medios de trans­ Inglaterra creó un estilo más sencillo, relacionado con los hábitos de la
porte: " ... aptos para literas de vapores, coches cama... para todo lugar vida de club. Sus butacas y sofás de cuero negro estaban destinados a gru­
donde se desee un dispositivo limpio y fresco para dormir".95 pos de fumadores de pipa. A partir de este mobiliario, líneas directas con­
Sin embargo, se le previó un empleo para el mobiliario tapizado: ducen a las reformas de William Morris y sus seguidores, y de ellos al pre­
"Este dispositivo parece estar destinado, también, a ocupar un lugar en la sente. Por otra parte, los ingleses no dieron al tapicero tanta libertad en sus
línea de la tapicería, y ya se fabrican con él canapés, asientos de coches, asientos confortables para el salón o el dormitorio. Sin embargo, nuestro
etc. La empresa 96 espera lanzar al mercado, antes del verano próximo, un conocimiento acerca de esta evolución es fragmentario.
banco sencillo y muy confortable para porches de casas de campo, en el Por algún tiempo pareció como si la ola de Rococó que invadió
que echarse resultará tan fácil como en una hamaca..."97 Francia en 1830 prometiera algo más que una resurrección estilista. Los si­
El aíreado somier no tardó en sentar plaza de favorito. En Arl and llones del Rococó, amoldados a la forma humana, fueron elaborados en la
Home, una serie de publicaciones popular en la época y que dirigía al pú­ década de 1860 con una originalidad que no puede quedar ignorada. Los
blico británíco hacia el amueblamiento sensato e higiénico, se lec en 1878: asientos se volvieron más anchos, más bajos y más profundos, y surgieron
"Recomendaría un nuevo tipo de colchón elástico; es parecido a una cota varias formas hibridas, destinadas a posturas que no eran las de sentarse ni
de malla y posee el triple mérito, en estos tiempos de viajes, de ser fresco, las de echarse. Todas tienen un punto en común: la invitación a la postura
limpio y portátil."98 Lady Barker recomienda el colchón metálico para las informal, y veremos con cuanta exactitud corresponde esta postura no
bajas camas de los niños (fig. 229). estática, cambiante, al carácter del siglo.

390 391
231. Estudio de Sarah Bernhardt, 1890. (The Decorator and Furnisher, Nueva York,
1891.)

cendido de su marco dorado hasta el confortable, entre cojines y cortinajes


230. Interpretación surrealista de un inferior del siglo XIX, Max Enrs/, 1929. Asomando exuberantes. Merodean alrededor de su desnudez la cabeza y las garras del
desde una librería acristalada, la mujer con cien no-cabezas, en forma de busto de yeso,
sobresalta a un pensativo observador. Las cabezas de león de las sillas se han convertido león del Monumento a Jos Muertos en Guerra de Belfort. Lo que puede ser
en un simio gigantesco. (Max Enrst, La Femme 100 (e/es, Paris, 1929.) el final queda sugerido por la mano amputada que cuelga de las mandíbu­
las de un león, en vez de una borla (fig. 222).
Al describir este mobiliario, un escritor en el que todavia vive el La fantasmagoría del tapicero está estampada por doquier. André
Ancien Régime, al igual que en tantos otros franceses, no puede reprimir el Breton lo plasma a su modo al final de su introducción a La Femme 100
siguiente comentario, mientras inspecciona las diversas especies de confor­ tetes (1929).
tables: "Al entrar hoy (1878) en nuestros salons, uno se pregunta involun­
tariamente si esas mujeres, esos hombres, tan negligentemente reclinados y La mujer de las 100 no-cabezas se convertirá en el libro de pintura por
echados, pueden ser los descendientes de aquella société francesa otrora excelencia de estos tiempos, cuando resulte cada vez más evidente que cada salón
sobresaliente por su brillantez, su comportamiento y su savoir-vivre."IOO tiene su fondo en un lago, y merecidamente deberia ser expuesto con sus luces es­
Hacia 1880, al llegar a su apogeo la confusión del sentimiento en camosas, su dorado brillo astral, sus danzas de algas, su lecho de cieno y sus cen­
telleos de tocador.
el continente, los interiores del gusto imperante se disuelven en detalles y
matices interminables, cuyo sentido y cuya insensatez constituyen un libro Con las ondulantes cortinas y la lóbrega atmósfera, las tijeras de
cerrado para las generaciones ulteriores. lO! Esta es también la época en Ernst componen una gruta submarina 104 (fig. 199). ¿Son éstas unas criatu­
que el confortable se convierte en torrente de almohadones. ras vivientes, estatuas de yeso o modelos del pincel académico encontrados
Por lo tanto, en las últimas décadas la autoridad del tapicero iba aquí reclínados, o pudriéndose? A esta pregunta no se puede ni se debe
en aumento. Era el hombre que reunia superficialmente los cabos sueltos, contestar. La habitacíón, como casi síempre, tiene la opresión del asesinato
el hombre que facilitaba pinturas al óleo y sus marcos dorados a una clase y de la imposibilidad de huida.
media que no podia costearse los originales, el que disponia bodegones a
partir de las curiosidades de un pasado mecanizado. Décorations mobiles La noche chilla en su cama y avanza hacia nuestros ojos como carne
veloz.
llamaba el francés de 1880 a esas extrañas composiciones colocadas, con
un aire de descuido, sobre mesas o siJlas. 102 Cojines y densos cortinajes Tal es el lado demoniaco del siglo XIX, siempre atisbado detrás
completaban el efecto. de las formas íntranscendentes. Aquí ha sido superado y, a prudente dis­
También aqui los surrealistas dicen lo que estaba teniendo lugar tancia, puede ser evocado a través del collage dadaísta. El palhos de una
internamente. En uno de sus espectrales collages del Líon de Belfort, 103 sociedad decadente que ha hecho de su casa un decorado operístico no
Max Ernst describe el proceso mediante el cual era atacado el mobiliario. puede ser tomado en serio. Pero lo que el surrealismo retrata burlonamente
Allí, en una semioscuridad, se alza, supremo, un confortable, con sufrange es, en el fondo, el mismo fenómeno que Henrik Ibsen, que vivió precisa­
royale barriendo el suelo; en él posa uno de aqueilos desnudos nada ambi­ mente en este período, atacó con el mayor afán y encarnó en sus persona­
guos que colgaban de Jos salones elegantes del período. La belleza ha des­ jes, aquellos personajes en incesante búsqueda de su propia alma, desde la
392
393
Nora que ansía fugarse de su prisión doméstica hasta la locura de Oswald mación referente a sus esfuerzos: Fifly Years of Public Work, 2 vals., Londres,
en Espectros, .pasando por la tragedia del molino en Rosmersholm. 1884, y también los 40 volúmenes de sus Misceláneas y Diarios.
Tanto en un lugar como en el otro, está presente el siglo XIX, el 21. Cale, Fífiy Years of Publie Work. vol. I, p. 107.
siglo que jamás encuentra el camino conducente a su propia identidad, 22. Ibídem. p. 103.
el siglo que devalúa símbolos sin dar forma a otros nuevos. 23. Esta era la selecta sociedad que, como hemos visto, ofreció el pri­
mer premio para "una máquina que responda a la finalidad de cosechar el maíz".
24. Cale, Journal of Design, vol. 1, p. 74.
Notas 25. Henry Cale, Fifty Years of Public Work, vol. I, p. 121.
26. Ibídem. pp. 124 Y 125.
1. La vida y la obra de Percier y Fontaine todavía no han obtenido una 27. Ibídem.
evaluación adecuada. Aunque existen' fragmentos de una autobíografia de Fontai­
ne, la información referente a fechas a menudo es contradictoria. La biografia de 28. Matthew Digby Wyatt, The Induslrial Arls of lhe Nineleenlh Cen­
Percier y Fontaine debida a Fouché, en Les Grandes Arlisles, no es suficientemen­ tury. Illuslralions of lhe choicesl specimens oflhe Exhibilion of 1851, 2 vals., Lon­
te informativa, . dres, 1851. Aquí grandes litografias en color muestran adornos chinos, africanos e
índios junto a alfombras hechas a máquina (Axminster), estatuillas de género
2. Percier y Fontaine, Choix des plus célebres maisons de plaisance d ("The First Step"), o una fantástica fuente de cristal hecha en Birmingham, yob­
Rome, Pans, 1798; 2.' ed., Pans, 1830. jetos suntuosos, tales como camas de lujo y pianos superdecorados.
3. S. Giedion, Space, Time and Archileclure, cito 29. Todo el tono del artículo, que apareció en el Times de Londres, re­
4. Percier, Fontaine e Isabey, Sacre el couronnemenl de Napoléon, em­ fleja el círculo alrededor de Henry Cale. Cale lo reprodujo en el Journal ofDesign,
pereur desfran9ais el roi d'Italie, París, 1807; Percier y Fontaine, Le Mariage de vol. V (1851), pp. 158 Y 159.
S. Majesté I'Empererur avec SA.I. l'archiduchesse Marie Louise d'Aulriche, 30. Reproducido en el Journal of Design, vol. V (I 851), p. 158.
Pans, 1810.
31. Nicolette Gray, "Prophets of the Modern Movement", en Architec­
5. E. Hessling, Dessins d'orjevrerie de Percier conservés a la Bibliolhe­ lural Review, Londres, febrero de 1937.
que de l'Union cenlrale des Arls Décoralifs de Paris, n.d.
6. S. Giedion, Spaetbarocker und romanlischer Klassizismus, Munich, 32. Cale, Journal of Design, vol. VI, p. 252.
1922. 33. Lothar Bucher, Kulturhislorisehe Skizen aus der Industrieausle­
7. Percier y Fontaine, Recueil de décoralions inlérieures, París, 1801; llungaller Voelker. Frankfurt am main, 1851, pp. 10 y 11.
2.' ed., París, )827. Esta publicación fue utilizada como libro de diseños y tuvo 34. Henry Cale narra personalmente, en breves páginas, los apasionan­
una importancia inconmensurable para la difusión del estilo Imperio. En treinta tes acontecimientos que condujeron a la construcción del Crystal Palace. Véase
años, tuvo tres ediciones. Cale, Fífiy Years of Public Work, vol. l, pp. 163 Y ss.
8. Hessling, op. cit., lámina 3. 35. Ilustrada en B. Silliman Jr. y C.R. Goodrich, The World of Scienee,
9. L. Dimier, Fontainebleau, les apparlemenls de Napoleón I el de Ma­ Art and Induslry, Nueva York, 1854, pp. 1 a 3.
rie A nloinelle. París, 1911, lámina 74. 36. William Whewell, Leclures on lhe Resull of the Exhibilion, Lon­
10. Percíer y Fontaine, Recueil de décoralions inlérieures, cít. dres, 1852.
11. Ibídem. 37. Las ganancias de la Exposición, inesperadamente elevadas, fueron
12. G. Rayssa1, Chaleau de Malmaison, lexle hislorique et descriplij, utilizadas para adquirir los objeIOs con las que Henry Cale montó gradualmente el
París, 1905?, p. 13. primer museo de arte decorativo, The Victoria and Albert Museum, en South Ken­
13. DevíJle, Dielionnaire du lapissier, París, 1878, p. 197. sington. Después, con la ayuda de sus compañeros, trazó sus planes para una Es­
cuela de Dibujo.
14. Patente británica n.O 5501, 1827.
38. Owen Jones (1853), citado en Gray, op. cil.
15. Ibídem.
39. Jones, Elevalions and Seelions of lhe Alhambra, Londres, 1847­
16. Patente británica n.O 9841, 1843. 1848.
17. Patente británica n.O 7552, 25 de enero de 1838. 40. Reedición, Londres, 1910.
18. Patente británica n.O 10 377, 1844. 41. Jones, Grammar of Ornamenl, Prefacio.
19. Patente británica n.O 11077, 11 de febrero de 1846. 42. Ibídem, p. 157.
20. El contenido de este libro no nos permite extendernos debidamente 43. Bucher, op. cil.
sobre esta interesante figura. Hemos tratado del movimiento reformador de 1850
en un estudio no publicado, Induslrialisierung und Gefúhl, basado en los manus­ 44. Journal of Design (I850), vol. IV, pp. 131 a 133.
critos y diarios de Cale conservados en el Victoria and Albert Museum de Lon­ 45. Ibídem, (1849), vol. 1.
dres. Aquí sólo podemos esbozar someramente el movimiento, y sólo en la faceta 46. También construyó frontales de tiendas con escaparates en los que
en la que la actividad de Cale coincide con la mecanización del ornamento. Su im­ quedaban visibles las sujeciones de hierro o de bronce. El "Frontal de tienda para
portante papel a mediados del siglo ha quedado olvidado casi por completo. Sus MI. Chapper en New Bond Street, Londres", todavía existía antes de la segunda
escritos, publicados después de su muerte por su hija, contienen abundante infor­ guerra mundial. Ilustrado en Journal of Design, vol. IV, p. 13.

394 395
47. La recopilación de los escritos de Redgrave por su hijo dista de ser 68. ibídem.
satisfactoria, ya que no establece distinción entre las frases del autor y las del com­ 69. Havard, op. cit., vol. l, col. 357.
pilador. Véase Gilbert R. Redgrave, Manual of Design, recopilación de los escritos
y discursos de Richard Redgrave, Londres, 1876. 70. ibídem, vol. IV, col. 623.
48. Cale cita este discurso, Journal of Design, vol. I, p. 101. 7 l. "Dans les galeries ou dans les tres grands salons on pla¡;:ait un de
ces siéges achaque extrémité, de la son nom de borne." J ules Deville, Dictionnaire
49. Journal of Design, vol. VI, p. 113. du Tapissier, Paris, 1878-1880, p. 43.
50. Del' Stil den technischen un tektonischen Künsten, 1860-1863, 2." 72. "Salle de Conseil de Napoleón III", acuarela por F.D. Fournier.
ed., 2 vols., Munich, 1878-1879. Colección Firmin Rambaux, reproducida en Henri Clouzot, Des Tuileries a SI.
51. Citado en Journal of Design (1851), vol. V, p. 158. Cloud, Paris, 1925.
52. Redgrave, On the Necessity of Principies in Teaching Design, Lon­ 73. Deville, op. cit., p. 43.
dres, 1853, p. 8. 74. Jules Janin, Un hiver a Paris, París, 1843, p. 141.
53. La Femme iOO tetes, París, 1929, y Une Semaine de bonté ou les 75. A. 1. Downing, The Architecture of Country Houses, Nueva York,
sept éléments, Paris, 1934, son tal vez las más aptas para nuestro propósito. Véase 1850, p. 409.
también Misfortunes of the Inmortals, Nueva York, 1942, y Reves d'une petitefi­
l/e qui voulul entrer au Carmel, Paris, 1930. 76. Ibídem. p. 427.
54. La Femme 100 tetes, cap. 111. 77. Deville, op. cit., p. 21. Havard, op. cil., vol. l, col. 581, acepta esta
indicación.
55. Cole cita este párrafo en elJournal of Design (1850), vol. III, p. 91.
78. El informe sobre la exposición de París en 1834 contiene esta obser­
56. L. Douet-D'Arq, "Recueil de documents et statuts relatifs a la cor­ vación: "Les fauteuils élastiques de M. Dervillé (Havard y Deville escriben este
poration des tapissiers, de 1258 a 1879", en Extrails de la Bibliotheque des Char­ nombre de una manera diferente), a Paris, qu'il qualifie de confortables, nous ont
tes, Paris, 1875, tomo XXXIII, p. 6. paru élegants tout a la fois et trés commodes, sans que leur prix soit a beaucoup
57. Cuan influyente llegó a ser el gusto imperante aparece con todo vi­ prés aussi élevé que celui des meubles du meme genre qui nous avaient été envoyés
gor en las repetidas ediciones de la colección de ejemplos de Georg Hirth, Das d'abord d'Angleterre et de l'AJlemagne. C'est a se rendre de tels que s'en étudiait
Deulsche Limmer. Anregungen zu haüslicher Kunslpflege, 3 vols., Munich, 1886. longtemps cet ébéniste-tapissier". Musée industriel, description compléte de /'éx­
En ella, Horth, fundador del periódico Jugend (del que procede el nombre del Ju­ position des produíts de /'induslrie franraise faits en 1834, vol. IIr, París,
gendstil o Art Nouveau), reprodujo bodegones de cascos, dagas y jarrones que un 1834, página 159.
tapicero o decorador había diseñado para una vivienda de la clase media alta. 79. Deville, op. cit., p. 21.
58. Victoria and Albert Museum, South Kensington, Catálogo de An 80. A. Sanguineti, Ameublemenl au Xixmesiecle. exécuté par les princi­
Exhibition in Celebralion of lhe Cenlenary of William Monis, Londres, 1934. paux fabricants et décorateurs de Paris d'apres les dessins de A. Sanguineti,
Gabinete diseñado por Philip Webb en 1861 y pintado por William Morris con es­ Paris, 1863, p. 26.
cenas de la leyenda de san Jorge, lámina XI. 81. Deville, op. cit., p. 179, menciona anecdóticamente a éste y otros
59. Havard, DiClionnaire de I'ameublement, vol. IV, col. 623. precursores.
60. Metropolitan Museum, Nueva York. 82. Patente británica n.O 376, 1706.
61. Jean Alasard, L'Orient et la peinture fram;aise au XIXmesiecle, 83. Patente británica n.O 470, 1724.
d'Eugéle Delacroix el Auguste Renoir, París, 1930, traza detalladamente las fases
sucesivas de la influencia oriental. 84. Patente británica n.O 768, 1762.
85. Patente británica n.O 932, 1769.
62. Esta tela fue adquirida directamente por el gobierno. Aunque ningu­
no de los dos artistas repitió su viaje, las impresiones de Decamps sobre el Asia 86. Thomas Sheraton, Appendix lO the Cabinet Maker and Upholste'
Menor (1828) y las memorias de Delacroix acerca de su visita a Argelia y Marrue­ rer's DrawinR Book, Londres, 1793. ilustro 22. p. 43.
cos en 1832, permanecieron vividas hasta el fínal de sus vidas. 87. Samuel Pratt, Patente británica n.O 5418, 1826. "La patente -aña­
63. Album Ornemaniste, París, 1836. de- me fue comunicada en parte por un forastero residente en el extranjero, y en
parte fue mi propio descubrimiento."
64. Ibídem, p. 64. Motifs Persans, lám. 44; Bordures Arabes, lám. 15,
5a; Tentures, lám. 44. 88. ibídem.
89. ibídem.
65. Los dibujos de Chanavard están recopilados en su Recueil de des­
sins de tapis, lapisseries, et alltres objels d'ameublement executés dans la manu­ 90. Robert Walter Wingfield, Patente británica n.O 5573, 4 de diciembre
facture de M. Chenavard a Paris, París, 1833-1835. También se incluye un inté­ de 1827. Tubos o varillas para muebles. El mismo, Patente británica n.O 6206, 20
rieur lurque, lám. 117, pero se trata de una decoracíón de teatro. Chenavard esta­ de diciembre de 1831; armaduras de camas a partir de tubos huecos. El mismo,
ba acostumbrado a este tipo de trabajo y renovó varios teatros parisienses. No se Patente británica n.o 8891, 22 marzo 1841; armaduras metálicas para camas.
dispone de ningún relato acerca del ascenso del gusto imperante. 91. Martín Gropius (1824-1880) figura como uno de los pocos arqui­
66. Vidrio pintado, ibídem, lám. 24. Tapicerías y biombos, láminas 31 tectos sobresalientes del tercer euarto del XIX y, más tarde, se hizo notar en espe­
y 35. cial por sus edifícios funcionales para hospitales y por su Berliner Kunstgewerbe­
67. Larousse, Dictionnaire du Xixme siecle, París, 1870, articulo museum, con su gran patío interior con techado de vidrio. Era tío abuelo de Wal­
"Divan". ter Gropius.

396 397
92. Patente británica n.O 99, 12 de enero de 1865. El mobiliario constitutivo del siglo XIX
93. The Manufacturer and Builder, vol. IlI, n.O 5, mayo de 1871, p. 97.
94. Ibídem.
95. Ibídem.
96. Woven Wire Mattress Company, Hartford (Connecticut).
97. The Manufacturer and Builder, mayo de 1871.
98. Lady Barker, The Bedroom and Boudoir, en Art and Home Series,
Londres, 1878.
99. Véase H enri Clouzot, Des Tuileries ti Sto Cloud, París, 1925,
página 104.
100. Deville, op. cit., p. 21. Como se ha indicado en Espacio, tiempo y arquitectura. distin­
101. Véase capitulo "Grammaire de I'Ameublement", en Henri Ha­ guimos dos categorías de hechos históricos. A una categoría la llamamos
vard, L'Art dans la maison, nueva ed., París, 1884. constitutiva, a la otra transitoria. La distinción resulta necesaria si el his­
102. Cabe comprobar cuan profundamente arraigada estaba tal cos­ tóriador es visto como no exclusivamente preocupado por los estilos y
tumbre en aquella época por el tratamiento que le otorgó el eminente erudito Henri
Havard, a cuya autoridad tantas veces nos hemos referido. Su libro sobre la deco­ períodos individuales y con la comparación de sus similiaridades y dife­
ración interior de su época, L 'Art dans la maison, contiene una reproducción a rencias; si uno contempla la historia, al igual que la biologia, como enfras­
toda página de un fauteuil adornado con esta décoration mobile. cada en el problema del crecimiento y del desarrollo... que no debe ser
103. Max Ernst, Une Semaine de bonté ou les sept élémenls capitaux, confundido con el progreso.
Cahier: Le Lion de Belfort, Paris, 1934. Ciertos utensilios del análisis deben ser otorgados al historiador,
104. En una posterior Exposición Surrealista, celebrada en París el año y éste debe utilizarlos con cuidado y discernimiento. Con este fin, él traza
1935, Man Ray presentó in natura un Taxi Pluvieux, es decir, un taxi ocupado una línea alrededor de los hechos de breve vida, aquellos acontecimientos
por maniquíes de tamaño natural y sentados; sobre ellos, goteaba el agua proce­ carentes de fuerza y de invención creativas. Son los hechos transitorios.
dente de un techo con colgajos de musgo. Salvador Dati, que montó el escenario Para los contemporáneos, pueden presentar la fascinación de un castillo
surrealista de cara al público, colocó este Taxi Pluvieux en su oscuro Pabellón de
Venus, junto a su acuario, en el cual cabia observar a través de ventanillas de vi­ de fuegos artificiales y lograr ocupar el centro del escenario, como hizo
drio sirenas vivas que nadaban bajo el agua, provístas de colas de goma infladas; el gusto imperante en pintura, arquitectura o mobiliario durante el si­
Exposición Mundial de Nueva York, 1939. glo XIX.
Los hechos constitutivos, en cambio, están marcados por fuerza
e invención creativas, y por acumulación y acrecentamiento forman el
núcleo del crecimiento histórico. Al explorar el siglo XIX, el historiador
que ha aceptado la historia como un problema de crecimiento es llevado,
inevitablemente, a encontrar en el mueble patentado el mobiliario cons­
titutivo de su época.

El mueble patentado y el gusto imperante


El mobiliario del gusto imperante es, al igual que la pintura del
gusto imperante, una excrecencia de la moda. Cada periodo moldea la
vida a su propia imagen y la arropa con unas formas peculiares a su res­
pecto. Por una necesidad histórica, cada moda -en realidad, cada es­
tilo- está confinada en su propio tiempo limitado. Pero a través de este
período circunscrito y más allá del mismo, interviene otro factor de fluc­
tuante intensidad: se trata del quantum de elementos constitutivos, de
nuevos periodos generados en el período, y en éstos radica la importancia
histórica de una época. Pueden esfumarse en la memoria, tal vez durante
siglos, como hizo el legado de la Antigüedad, pero en cierto momento
surgen de nuevo en la conciencia del hombre, reafirman su realidad, y
forman una sólida base para nuevas partidas. Asi, por ejemplo, el Rena­
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cimiento utilizó la Antigüedad como su trampolín y así, en décadas re­ fantasía casi ínagotable para resolver el problema del movimiento en el
cientes, el estudio del hombre primitivo arrojó una nueva luz sobre los mueble. A menudo, se desinteresaban por completo del empleo especial
instintos reprimidos. que se le quisiera dar a su silla o sillón; simplemente deseaban conseguir un
El siglo XIX tuvo la mala suerte de que el arte y el mobiliario nuevo mecanismo, como por ejemplo un asiento inclinable y que pudiera
de su gusto imperante rara vez hallaran acceso a la inventiva absoluta y quedar fijado hacia delante o atrás. Y así, la Oficina de Patentes de Esta­
genuina. En el transcurso del tiempo, los viajes artísticos e históricos dos Unidos introducía una nueva categoría, tal como la de las "sillas incli­
pueden revelar otros aspectos, como han descubierto ya los pintores su­ nables". Pese a la abundancia de soluciones, este problema del movimiento
rrealistas. La mezcla de vulgaridad y de haut gofa, de naturalismo y fanta­ nada tenía de sencillo. Alrededor de 1920, el mobiliario europeo también
sía, que rezuma el siglo XIX puede suscitar una cierta nostalgia. Los inte­ trató de adaptarse a los contornos del cuerpo humano, pero la disección en
riores de esta época, con su ambiente sombrío, sus espesos cortinajes y planos separados quedó insuficiente en casi todos los intentos. La persona
gruesas alfombras, sus maderas oscuras y su horror al vacio, emanan una sentada permanece anclada en la posición invariable del armazón de estas
calidez y una desazón peculiares. En su conjunto, reflejan el profundo pe­ plazas; no es llevada de nuevo -como en el sillón de oficina norteamerica­
simismo que flota sobre todo el reino del sentimiento en este período. Ésta no, o el sillón de barberia- a la postura normal a partir de la reclinada, lo
es una faz del siglo, una dirección opuesta a la de la vida práctica. que le permite levantarse sin esfuerzo.
El reino del sentimiento permanecia bajo el hechizo de esa faceta En las cuatro décadas comprendidas entre 1850 y 1890 no se
sombría, caóticamente fragmentada y a menudo mendaz. El gusto se veía consideró como solventada ninguna actividad de la vida cotidiana. Un
despojado de su seguridad emocional, y gíraba describiendo círculos de impulso inventivo incontrolable daba nueva forma a todas las cosas, y
un período a otro. Así, en 1830, en 1860 yen 1890, la manera del Rococó entre ellas también el mobiliario sufrió transformaciones. Todo esto exi­
fue adoptada una y otra vez de muy diversos modos. gia una independencia de sentimientos y el valor para mirar con una visión
No hay diferencia entre la seudomonumentalidad de los edificios nueva y fresca, cualidades que precisamente forjaron el vigor de la nación
y la del mobiliario. Ambas pertenecen a los fenómenos transitorios, no en esta época. Ningún convencionalismo obstaculiza las facultades com­
acelerados por la sangre de la auténtica inventiva. Y sin embargo, do­ binatorias, tanto si los inventores anónimos crean tipos para nuevas fina­
minan el sentimiento de su tiempo y sofocan implacablemente todo im­ lidades, como si dotan a los tipos ya existentes de una convertibilidad y
pulso que brote de las fuentes más hondas del período. movilidad hasta entonces inimaginables.
La América que exhibió sus productos en las exposiciones inter­
El inexplorado complejo del mueble patentado se mantiene apar­ nacionales entre 1851 y 1889 no se avergonzaba de su mobiliario no "ar­
te del gusto imperante. Convocó a casi todos los poderes constitutivos tístico", el cual, visto junto a las pomposas piezas expuestas por Europa,
del siglo, y reveló a este siglo cómo le agradaba relajarse cuando no lle­ resultaba tan poco cautivador de la mirada como el sencillo revólver
vaba ninguna de sus máscaras. Este mobiliario patentado se enfrentó a
los problemas de una manera totalmente nueva en ese siglo.
¿Cómo hizo su aparición?
Una tendencia unificadora discurría a través de la abundancia .. ~Il..
de soluciones todavía no reconocidas. El mueble fue sometido a la disec­
ción en elementos separados, en planos separados, yesos elementos mó­
viles, enlazados y regulados por un mecanismo gobernante, permitieron 232. Interés por la
que el mobiliario cambiase para adaptarse al cuerpo y a diversas posturas. movilidad mecánica:
Miembro artificial, dé­
El mueble quedó así dotado de una flexibilidad desconocida hasta enton­ cada de 1850. "Elás­
ces, y dejó de ser elemento rigido y estático. No fue casualidad el que el tica, flexible y pareci­
problema de los miembros humanos artificiales y accionados mecánica­ da a la auténtica."
Paralelamente con la
mente suscitaran tan gran interés en este tiempo (fig. 232). El mueble flexibilidad mejorada
patentado podia ejecutar funciones alternativas, y lo que más nos interesa de las piernas artifi­
es que podia amoldarse a cualquier posición deseada del cuerpo humano, ciales, el mobiliario im­
cambiar a partir de esta posición, y regresar a la normal. Comodidad puso una movilidad
desconocida hasta en­
activamente arrancada por adaptación al cuerpo, contra comodidad pasi­ tonces, al hacerse
vamente derivada de hundirse entre almohadones; tal es toda la diferencia adaptable a todo cam­
entre el mobiliario constitutivo y el mobiliario transitorio del último siglo. bio de postura. (Ame­
rican Portrait Gallery,
El problema básico del mueble patentado era, ante todo, proble­ vol. IlI, Nueva York,
ma de movimiento. Los americanos de 1850 a 1893 hicieron gala de una 1855.) PAlMER'S PATENT lEG,
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del norteamericano Samuel Colt junto a las pistolas decoradas a mano por mente desconocidos e incontables; constituyen ahora un tipo comple­
los armeros fr,anceses. 1 Una página del catálogo de la Exposición Inter­ tamente nuevo, ahora idean un medio nuevo y simple de movilidad. Perte­
nacional de París en 1878 2 nos indica en qué se apoyaba el orgullo nor­ necen a la historia anónima del siglo. El nombre del inventor encabeza
teamericano en ese tiempo: en sillones de asiento perforado, mesas de cada especificación de patente, pero es sólo un nombre entre otros nom­
escritorio, soportes graduables para libros, un sofá-cama-banco de mue­ bres, que transcurre ante nuestra vista como los nombres y números de
lles y mecanismo automático, y una combinación de mecedora y cuna. una guia telefónica. En este aglomerado forman un almacén de ideas en
Un vistazo a las publicaciones de la Oficina de Patentes de Es­ su mayor parte no utilizadas, y de experiencia malograda.
tados Unidos muestra qué subdivisiones ramificadas se habían hecho ne­
cesarias en cada categoría. En el decenio de 1870 fueron añadidas unas 70 Las décadas del mueble patentado, 1850-1890
subdivisiones diferentes sólo para sillas con distintas fmalidades. La Ofici­
na de P atentes de Washington es el único lugar en el que cabe observar El mueble patentado del siglo XIX tiene su lugar di~tintivo en la
este movimiento, y hasta 1926 estuvieron guardados en ella los modelos historia del confort. Constituye un vinculo que enlaza el ingenioso mobi­
originales. En su conjunto, ofrecían una rara visión de la inventiva nortea­ liario francés e inglés del siglo XVIII con los intentos de nuestra época
mericana en un campo de lo más original, y parecían destinados a consti­ para adaptar con sencillez el mueble a las diferentes posturas.
tuir el núcleo de un museo de la modalidad de vida norteamericana. Hubie­ La evolución desde Sheraton hasta 1850 se conoce sólo de una
ran atestiguado uno de los períodos más vitales en la formación de Nor­ manera fragmentaria, ya que carecemos de una investigación detallada
teamérica. Sin embargo, los prósperos años de la década de 1920 no pudie­ de las tendencias constituyentes. Lo cierto es que, durante la primera
ron dedicar ni tiempo ni dinero a asegurar la ulterior preservación de estos mitad del siglo, en Francia y en Inglaterra continúa el desarrollo, si bien
modelos, y, con una penosa carencia de conciencia histórica, fueron vendi­ con menor caudal. Su nota clave es un énfasis más vigoroso en lo móvil
dos como si procedieran de una almoneda. y lo técnico.
Que este mobiliario constitutivo del siglo XIX hubiera pasado A partir de 1850, Norteamérica se sitúa en cabeza y eleva el mo­
hasta entonces inadvertido en la historia, es cosa que cabe entender, ya biliario a una estatura jamás alcanzada en Europa. La fase preparatoria,
que se coló a través de las mallas de un enfoque limitado a unos criterios de 1830 a 1850, todavía es de tentativa. Hacia 1860, al paso con la cre­
puramente formales y estilisticos. Fue creado como respuesta funcional ciente actividad inventiva, se produce una corriente impetuosa que, al cabo
a unos problemas específicos; funcional, es cierto, pero el verdadero sig­ de una década, culmina en un grado elevado de eficiencia técnica. La maña
nificado de los problemas tiene unas raices que se adentran profunda­ en el resolver los problemas de movimiento en los muebles aumenta con
mente en la naturaleza y los hábitos fundamentales del hombre. tanta rapidez que durante la década de 1880 -también aqui al paso de
otros sectores- alcanza una madurez a la que poco cabe añadir.
Mobiliario y mecanización En 1890, Norteamérica se vio inundada por una riada del gusto
imperante en Europa, y bien sabido es que el punto de viraje fue la Expo­
Yana debe haber dificultad en explicar cómo se relaciona la me­ sición Mundial de Chicago en 1893. La actitud que entronizó -entrega
canización con el mobiliario del gusto imperante por una parte, y con el a la arquitectura clásica copiada, directamente suministrada por la Aca­
mueble patentado por otra. demia francesa- rechazó las planas superficies mecanizadas del equipo
El mueble refleja también el doble camino de mecanización que americano, como demasiado pobres, y al mueble patentado como ridicu­
ya hemos advertido en otros campos diversos. El primero, el fácil, busca lamente desplazado. El mobiliario mecanizado desapareció de las vivien­
sustitutivos más baratos que el trabajo de artesanía. Mediante la estam­ das y la gente empezó a avergonzarse de él. A partir de entonces, todo
pación, el estarcido, el torneado y otros medios de producción a bajo el movimiento se congregó alrededor del mobiliario para fines especiales,
precio, las máquinas podían ofrecer sin que ello resultase caro el perfil, técnicos. El mueble patentado fue expulsado del hogar y los incontables
la ornamentación y cualquier forma de los períodos anteriores. No es po­ intentos para crear un auténtico confort siglo XIX acabaron en nada.
sible negar la destreza mecánica, e incluso a veces un cierto don ornamen­ Esto sucedia en unos momentos en que Europa empezaba a comprender
tal, pero en conjunto se trataba de un atropello del mismo terreno, in­ en qué compromiso se habia visto metida por el gusto imperante.
capaz de crear nuevos tipos. La mecanización del mueble tapizado y la Posiblemente, la concentración de poder financiero en menos
mecanización del adorno durante la primera mitad de siglo demostraría manos -1893 es una fecha notoria- disminuyera las oportunidades del
cómo este fácil camino fue condenado a vegetar en lo transitorio. pequeño inventor, pero fue decisivo, sin embargo, el gusto que se apoderó
La segunda via de mecanización en el mueble condujo a solucio­ de todo el país, de las grandes masas de la población. El año 1893 marca
nes hasta entonces desconocidas. En ella, lo mecánico fue utilizado como también una grieta en la orgullosa e independiente construcción de ras­
ayuda y soporte del organismo humano. El mobiliario fue construido por cacielos de la Chicago School, brecha que hasta cuatro décadas más
ingenieros, y no diseñado por decoradores. Sus inventores son práctica­ tarde no empezaría a cicatrizar poco a poco.

402 403
Una aproximación al mobiliario del siglo XIX La evolución del sleeping car, del coche cama, atraerá nuestra
atención especial como un caso raro de mobiliario convertible que, a través
Es dificil establecer un enfoque con respecto al mueble del siglo de una tradición ininterrumpida, ha llegado hasta nuestros días. Y no des­
XIX. y no por falta de material, el cual abunda por doquier; la dificultad cuidaremos la hamaca, que puede parecer situada en el polo más distante
radica más bien en el aspecto psicológico. No tenemos que juzgar, sim­ del interés estético, ya que su manipulación por los americanos de los prin­
plemente, el mobiliario del periodo de acuerdo con lo que éste pretende cipios del 1880 revela aquella postura colgante e informal a la que se vio
ser; primero tenemos que resolver una aparente paradoja. inconscientemente arrastrado el siglo XIX.
Al mobiliario del gusto imperante se le presume el liberar una
riqueza de sentimiento y fantasía, pero sus piezas no fueron creadas del Mobiliario para las clases medias
modo más directo. Fueron creadas por reflejo, y es así como podemos
comprender la persistente imitación de estilos. T. S. Eliot califica de "re­ Aquí, los tipos transitorios del gusto imperante y los tipos cons­
flexivos" a los poetas de gusto victoriano. "Piensan, pero no notan sus tituyentes del ingeniero se encuentran cara a cara.
pensamientos tan de inmediato como el olor de una rosa." No menos que En arquitectura, el siglo XIX significó el reinado de la seudo­
la poesía del gusto imperante, fueron creados también, reflexivamente, los monumentalidad. Fueron utilizadas formas monumentales indiscrimi­
entornos íntimos. Faltaba el salto en lo desconocido, la inventiva. Y aquí nadamente en todas partes y en cualquier parte, desde los edificios públicos
se revela una potente faceta del XIX: la semejanza con una máscara. Su hasta las viviendas más modestas. Esta misma orientación fue la respon­
visión de la vida real es tan engañosa como la de un museo de figuras de sable del mobiliario del gusto imperante, con su exceso de decoración y
cera. de ornamentación. Cosas que sólo las clases más altas habían podido
Por encima y en contra de esto se alza el mueble patentado. Aquí adquirir, pasaron a ser disponibles para todos gracias a la mecanización.
no hay lugar para ia reflexión. Todo sentimiento derivativo se ha despren­ Claro está que, a largo plazo, este estilo palaciego no podía seguir pros­
dido como la piel de un esqueleto. A veces, el mueble patentado linda en perando en tres habitaciones, pero la insignia de la riqueza y la panoplia
lo grotesco, pues a menudo es congenito y sorprendentemente directo. contenian una fascinación que, durante un tiempo considerable pudo inhi­
En este mobiliario, cuya sola finalidad es la de atender a necesidades pre­ bir instintos más saludables.
viamente sin queja y sin solución, y cuya construcción descarta todo lo El otro lado del siglo XIX se identifica con las estructuras del
que no sea formulación escueta y fantasía inventiva, el impulso creador ingeniero, con el mobiliario del ingeniero. El mobiliario patentado consiste
consigue hacer eclosión. en tipos cuya evolución impulsaron las clases medias para sus necesida­
Esto sugeriría que la paradoja es inherente al siglo. des apremiantes. La gente adinerada no requería un banco convertible
Aquí sólo nos es posible inspeccionar, no estudiar a fondo, el autén­ en cuna, ni una cama convertible en armario, ya que poseía a la vez el
tico mobiliario del siglo XIX. Catalogar textos y ejemplos de patentes espacio y los medios para satisfacer de otro modo sus necesidades. El
escasamente adelantaría el conocimiento histórico y nos dejaria irreme­ mueble patentado surgió, por lo menos en América, a partir de las de­
diablemente encallados en lo técnico. Por otro lado, una búsqueda pura­ mandas de una clase intermedia que, sin hacinamientos, deseaba aportar
mente formal y estilística nos desvía de la superficie. un módico confort a un espacio mínimo. El sillón que se transforma en
Para comprender su auténtica naturaleza, debemos elegir otra banco, la cama que se convierte en un armario, o el dormitorio que pasa
aproximación. Como dijo en cierta ocasión el escultor Brancusi mientras a ser sala de estar, eran, lógicamente, más apropiados para las dos o tres
acariciaba los planos de mármol de su Pez en su estudio parisiense: "El habitaciones de la ascendente clase media que el pesado mobiliario del
escultor debe dejarse llevar por el material; el material le dirá lo que debe gusto imperante. El mueble patentado nació, desde luego, en los limitados
hacer." Y esto es todavía más aplicable a la tarea del historiador. espacios de una clase media cada vez más numerosa, pero no se detuvo
En el caso presente, surge un problema: ¿Qué implica el mobilia­ en la economía de espacio. Apenas la mente del hombre trata de vivificar
rio patentado? Pronto resulta claro que hemos de ampliar nuestra base un campo determinado, suelen aparecer soluciones inesperadas que a
aproximativa y de nuevo surge la pregunta: ¿En qué difiere la postura del menudo adoptan unas direcciones totalmente nuevas; en este caso, so­
hombre del siglo XIX de la de períodos anteriores? Si se adoptó una luciones para la mejor adaptabilidad de la postura.
nueva manera de sentarse, tendremos que decidir sí el mueble patentado
ofrecía soluciones mejores que las del mobiliario del gusto imperante. Y
esta complejidad resultará centrada en la adaptabilidad. La postura en el sigío XIX
El segundo problema del mobiliario patentado se situará alre­
dedor de la convertibilídad. Cada pieza ejecuta múltíples funciones, y así Improvisadas y despreocupadas como en el período medieval,
encontramos combinaciones de los elementos más heterogéneos, a veces frontales como en el Renacimiento, relajadas como en el siglo XVIII, to­
incluso los más candorosos remedos. das estas posturas surgen de nuevo, en una reaparición como la de los di­

404 405
-'~~"'"},~
versos estilos, en el mobiliario del siglo XIX. Cu~ndo el siglo XIX cons­ ¡.
tituye sus pesados sillones de cojines cilíndricos y muelles espirales, les ·'··~~'¡-;~r· _
confiere el rígido tapízado y el aspecto formal de los sillones del XVII. Y "
también utiliza las formas curvas y atenuadas del siglo XVIII, y bajo la
influencia oriental llega todavía más lejos que el período medieval en \:
cuanto a cultivar la informalidad de la postura.
Uno se pregunta casi con impaciencia: ¿Carecía este siglo de
necesidades distintivas propias? ¿Es que nunca encontró la clave de su
233. La postura en
propio carácter? el siglo XIX: Richard
El siglo XIX asistió a la evolución de una postura propia y, po­ Bonington, "Mujer re­
siblemente, echó los cimientos para una evolución que todavia no pode­ clinada". Acuarela,
1826. La postura au­
mos percibir. Pero esta postura no puede ser detectada en el mobiliario téntica del siglo XIX
del gusto imperante, cuyo lugar de exposición era el salón. Como en tantos se encuentra en una
otros aspectos, el siglo XIX desnuda su genio en sus lugares de trabajo, actitud libre y despreo­
cupada, que no es sen­
donde abandona toda pose y se atreve a mostrarse confiado en si mismo. tarse ni echarse. Una
y entonces puede ponerse a la par con los otros siglos, y allí donde menos vez más, es el pintor
cabría esperar: en el dominio del mueble. el primero que pre­
gona esta inclinación
La postura del siglo XIX -también en pleno constraste con el inconsciente, captan­
gusto imperante- se oasa en el relajamiento, y éste se encuentra en una do a su modelo en esta
actítud libre, no afectada, que no es la sentada ni la echada. Una vez más, postura indefmida an­
los píntores son los primeros en pregonar las inclinaciones inconscientes tes de que existieran
las sillas correspon­
de su tiempo al sorprender y captar al modelo en esta postura indefinida. dientes a la misma.
En una ondulante acuarela de 1826, Ríchard Boníngton pinta su Mujer (Andrew Shirley, Bo­
ningtoll, Londres,
reclinada (fig. 233), utilizando relajadamente un sofá tapizado como si
) 941.) . .-a ...,.
fuese una silla tumbona. La mujer se reclina ligeramente, medio sentada,
medio echada, y con los pies descansando en el suelo. El estudio de Bonington, la Mujer reclinada, con su fácil y fluc­
Esta postura no era corriente en períodos anteriores. Cuando tuante tratamiento, es un retrato de la postura del XIX. La linea de sillas
Boucher, a mediados del siglo XVIII, y Fragonard en la segunda mitad, ajustables al cuerpo se extiende, innumerable, desde el decenio de 1830
retrataban a sus bellezas en posturas despreocupadas, con toda seguridad hasta Le Corbusier.
se trataba de desnudos, estudios para un Baño de Venus o temas similares.
Cupido o un espectador aparecían en el cuadro, o se daba a entender que Movilidad
no andaban muy lejos.
Bonington muestra a la mujer totalmente vestida y relajada, con Así como explorar el móvil y explotar sus empleos practicas
la cabeza enmarcada por un chal. Al parecer, la postura sin envaramientos constituye una de las tendencias prácticas de nuestro período, también
se desarrolló en una sociedad del Imperio que se sentia introducida en la en el mobiliario la palabra clave era movilidad.
Corte sin haber nacido en ella. El mobiliario creado por esta sociedad era El mobiliario nómada de la Edad Media, que podía seguir a su
exteriormente rígido, mas al parecer fue utilizado de muy distinta manera. propietario allí donde se trasladase éste, era primitivo. Las piezas des­
Entre las obras anteriores de Bonington, figura una copia sacada del pintor montables y plegables fueron corrientes antes que las estables. La mesa
de corte Gérard, en la que aparece una dama -según se dice, Josefina­ consistía en tablas sueltas montadas sobre caballetes, que después de las
sentada en un sofá Imperio, de perfil muy rectangular (fig. 242), pero ella comidas eran colocadas contra la pared. La mesa de cuatro patas y es­
lo utiliza diagonalmente, con los pies en el suelo, las piernas sesgadas con tructura fija vino más tarde, contemporáneamente con la silla Renaci­
respecto al asiento, y el tronco apoyado en el ángulo. Es significativo que miento, provista de apoyos para la espalda y los brazos. El fa/distario,
Bonington copiase esta obra del por otra parte tediosamente convencional un legado de la Antigüedad, fue común antes que la silla estructurada con
Gérard. cuatro patas. Las mesas de trabajo eran desmontables y se diferenciaban
Richard Bonington murió tuberculoso en 1826, a la edad de vein­ según su finalidad fuese leer o escribir.
cinco años. Él sabía lo que significaba estar sentado y estar echado, y en La demanda de movilidad, aunque debilitada por el advenimiento
una carta a un amigo francés habla de la silla reclinatoria que sólo existía de unas condiciones más estables, jamás llegó a extinguirse del todo, pero
en su imaginación de inválido. en el hogar estable de finales del siglo XV hasta finales del XVIII, ma­
406 407
,

duraron otros valores muy diferentes que tendían hacia la forma y la con­
veniencia.
Ya el siglo XVIII en sus postrimerías, un período que había x';
empezado a inventar no sólo ingeniosos autómatas sino también máqui­ e
nas de hilar, se deleitaba en un confort de origen mecánico, existente no
tanto en los ocultos cajones secretos como en unos muebles pequeños y
compactos, ideados para nuevos fines y que a menudo servian para múl­
tiples propósitos. En Inglaterra, y especialmente en Francia, a mediados
del XVIIl aparecieron "camas portátiles" o "camas transportables" que,
con unas pocas maniobras, podían ser introducidas en una bolsa o ma­
leta. Tanto Norteamérica como Inglaterra han conservado camas que
pueden ser transformadas en sillas recJinables.
Las nuevas tareas que exigen soluciones casi absolutas son aque­
llas en las que se logra que la movilidad sirva a nuestras exigencias fisio­
lógicas. Se desarrolla una modalidad de sentarse que tiende al completo
relajamiento corporal y, como veremos, a menudo ello se logra gracias
a la interacción consciente del cuerpo con el mecanismo de la silla. Tam­
bién la posición supina, y las numerosas posturas entre sentarse y echarse
-apoyo para los brazos, descanso de la cabeza- son atendidas a través
h d
de una amplia variedad de soluciones constructivas. .':'x
a':"
La postura considerada fisiológicamente --- - _ . - _. - - - -í .1 3
. '.. :~·",,¡a:
, 1,
El movimiento arquitectónico de los aledaños de 1920 buscó ,
,
I
1,
' íJ
formas artísticas para expresar nuestros requerimientos fisiológicos: para ,/ I ,'o/ll
sentarse, una postura en suspensión; para echarse, una postura que res­ z
pondiera a la articulación del cuerpo humano. Al revisar las revistas de
mediados del siglo XIX, nos sorprenden continuamente el cuidado y la
atención puestos en la satisfacción de las exigencias fisiológicas. "Con­
fort, conveniencia y adaptación saludable -leemos en 1869- son los prin­
cipales fines que se deben asegurar en la construcción de un asiento."3 Al
presentar una silla tumbona metálica destinada a convertirse en uno de
los modelos más populares (fig. 256), fueron reivindicadas 70 posiciones
diferentes, pero con las consideraciones fisiológicas en primer lugar: "Nos
dicen los fisiólogos que casi trescientos músculos están relacionados, di­
recta o indirectamente con movimientos en los que el centro pivotante 234 a, b, e, d. La postura consideradafisiológicamellle: Asiento de automóvil, 1885. En el
lo constituye la parte inferior de la espalda... Las personas de hábitos se­ apogeo del gusto imperante en Europa, los ingenieros norteamericanos se esmeraron en
dentarios se quejan continuamente de la espalda."4 _ curvar orgánicamente el asiento y el respaldo. El inventor empieza por explicar la relación
entre asiento y anatomia, y muestra en diagramas los puntos en los que es necesario un
A partir de 1850, el asiento de ferrocarril se convierte en objeto soporte.
de una experimentación investigadora, y los inventores se toman crecien­ (d) "Mi invento está destinado a propor­
tes molestias para curvar orgánicamente respaldos y asientos. Cuando un cionar soportes adecuados... Su parte
superior actúa como apoyo para la cabe­
inventor posterior (1885) presentó un nuevo asiento reversible de coche, za. y la inferior como soporte para la re­
apoyó su argumento en el hecho de que "las porciones del cuerpo que re­ (a) Relación del perm posterior del cuerpo gión lumbar de la espalda del ocupante,
quieren el mayor esfuerzo para mantenerse erectas, cuando se está sen­ humano con una silla ordinaria. estando también el asiento reclinado
tado, son el cuello y los lomos... En ellas, los únicos soportes óseos con­ hacia atrás, tal como es deseable para la
(b) Asiento corriente de automóvil ame­ comodidad."
sisten en las vértebras cervicales y lumbares... ".5 Y moldeó su asiento ricano.
(fig. 234) de modo que el cuello y la región lumbar estuviesen particular­ (Patente EE.UU. n.O 324825, 25 de agos­
(c) Asiento del ferrocarril inglés. to de 1885.)
mente protegidos por curvas en el acolchado. Para señalar claramente

408 409
su propósito, ilustra sus palabras con un dibujo de un hombre sentado en ¿Cómo se consigue esta modalidad flexible del sentarse?
una silla corriente, y el punto que, en la línea del cuello, carece de apoyo, En 1853 -en tiempos de la experimentación con asientos mo­
está marcado con una x dentro de un círculo. Un segundo diagrama mues­ vibles para vagones de ferrocarril- aparece la primera silla de este tipo
tra el asiento de un vagón de ferrocarril inglés, y la x indica que la cabeza y soluciona de golpe el problema de la flexibilidad en el sentarse por
puede apoyarse por su parte posterior. El autor de la patente diagnostica el medio de un entrelazado del mecanismo y del cuerpo de la persona
punto flaco de un asiento corriente de los ferrocarriles norteamericanos sentada.
con una x dibujada en pleno aire. En su solución no hay ninguna x, ya que Más tarde será objeto de refinamientos y perfeccionamientos,
cumple satisfactoriamente con las exigencias fisiológicas gracias a sus pro­ pero su principio básico permanecerá invariable.
porciones y curvas especialmente trazadas. El cruzamiento de dos tipos, fertilizado por una potente fanta­
sía mecánica, produce una variedad nueva y mejorada. Lo que los norte­
amerieanos perfeccionarian después con tanto éxito en la hibridización
Sentarse de las plantas, aparece aquí en el aspecto mecánico. Los dos tipos a com­
binar son la mecedora y la sílla giratoria (figs. 235, 236, 237 Y 238), pero
No es dificil dar a una sílla un aspecto actual mediante unos ahora el movimiento de rotación de la sílla giratoria se combina con el
cuantos toques superficiales, y sin embargo ninguna complicación mayor movimiento de oscilación de la mecedora, y aquí es donde interviene la
para el diseñador de muebles que la de construir una silla de acuerdo con fantasía inventiva. El cuerpo de la mecedora es elevado y montado sobre
nuevos hábitos en la postura sentada, Cada vez, se suscita un nuevo pro­ una base, y todo lo demás es cuestión de mecánica.
blema de ajuste al cuerpo humano y a la postura aparecida en un periodo A principios de la década de 1830, los americanos trataron de con­
determinado. Los siglos de laborioso progreso en el sentarse, desde el ferir mayor elasticidad a la mecedora con la colocación de muelles de ba­
Gótico al Barroco, muestran cuán poco elástica es nuestra imaginación llesta entre los elementos mecedores y el asiento (fig.236). La petición
en este campo. de patente, manuscrita y fechada en 1831,6 la denomina "vehículo salu­
¿Cómo le agradaba sentarse al siglo XIX? dable... combinación de ciertas partes de maquinaria reunidas en su cen­
Sabemos ya cómo difiere su postura de la de siglos anteriores. tro ... se utilizan tres resortes elipticos de acero".
Sentarse es un ejemplo. Sus síllas buscarán mayor comodidad y un rela­
jamiento más pleno, pero la cuestión que a nosotros nos interesa es la de
cómo se consiguió este tipo especial de comodidad y relajamiento.
Para anticipar la respuesta: con una manera flexible de sentarse,
mediante interacción del cuerpo y del mecanismo de la silla.
No sabemos de ninguna investigación sobre el efecto de pequeñas
variaciones en la postura o cambios minúsculos en el equilibrio sobre la
circulación de la sangre. Que de algún modo influyen en el relajamiento y
a menudo pueden hacer las veces de tapiceria es algo que viene sugerido
por la mecedora, nunca tan perfectamente desarrollada como en América
durante el siglo XVIII (fig. 235).
La mecedora debe su confort a la bondad de su modelado, deri­
vado del tipo Windsor. Sus esbeltos barrotes de nogal americano, ade­
cuados para albergar la espalda, y su asiento curvado reflejan la calidad
de la vida colonial: austeridad medieval temperada por una artesanía llena
de sensibilidad. La mecedora, como la tabla de chilla, es una de las cons­
tantes de la vida norteamericana. Al finalizar su jornada, el granjero ame­
ricano se dirigirá instintivamente hacia la mecedora instalada en su porche.
El campesino europeo se sienta, inmóvil, al anochecer, como si estuviese 235. Silla Windsor, c.1800. El tipo Windsor de mecedora ha sido corriente en el hogar
clavado al banco situado frente a su vívíenda. Estas sencillas diferencias norteamericano durante ciento cincuenta años. Si la mecedora se originó en el Lancashire
deben ser comprendidas, ya que cambian el curso de la fantasía inventiva alrededor de 1750, o bien si Benjamin Franklin utilizó mecedoras de hierro alrededor de
1760, son cuestiones que nos preocupan mucho menos que el hecho de la mecedora es­
de un modo más profundo de lo que cabría pensar, y se hallan subyacentes tuviese predestinada como asiento flexible y elástico. (Cortesia de A ntiques.)
en la divergencia entre confort americano y europeo en el siglo XIX. Tan
pronto como la mecanización se convirtió en un poder decisivo en el mo­ 236. Mecanización: Mecedora perfeccionada, 1831. En el 1830 se hicieron esfuerzos
biliario, estas diferencias empezaron a dejarse ver. para aumentar la elasticidad de la mecedora, insertando muelles de balletas entre los pa­
tines y el asiento. (Patente EE.UU., 23 de abril de 183L D. Harrington.)

410
411
~

También aqui, los muelles constituyen el punto de partida para superior y el asiento se mecerán sobre la parte inferior, mientras las patas
un producto del siglo XIX, pero su empleo difiere claramente del que se permanecen estacionarias." En otras palabras, se trata de una mecedora
les da en tapicería. Esta vez no son sustitutivos más baratos del relleno elevada sobre el suelo, de una mecedora en cierto modo flotante. Oscila
de plumas ni un medio para acolchar artificialmente la silla. Más bien, con un recorrido más amplio que el de la silla cuyos elementos mecedores
representan el progreso dentro del programa del inventor inglés que con­ o balancines se encuentran en el suelo, lo que exige un mecanismo bien
cibió la primera silla provista de muelles espirales "como un aparato ba­ ajustado si quien se sienta en ella desea evitarse sorpresas desagradables.
lanceador" (fig. 225). Se necesitan dispositivos de seguridad: resortes para suprimir todo movi­
La silla de 1853 (fig. 237),7 que posibilita la nueva modalidad miento demasiado violento y un gatillo de seguridad para impedir que la
de sentarse, muestra claramente su derivación a partir de la mecedora. silla se eche hacia atrás repentinamente o se incline con exceso. Ambos
Los segmentos curvados de acero montados directamente debajo del balancines actúan sobre dos brazos extendidos, como el inventor muestra
asiento todavia conservan la forma original de la mecedora. "La parte claramente en la vista de la silla por debajo. En su primer modelo, toda
la parte superior descansa ya en un pivote, lo que permite balancearse
hacia delante o atrás, o hacia cada lado.
La silla de 1853 buscaba el relajamiento. Su inventor, Peter Ten
Eyck, nombre tan desconocido como los de la guia telefónica, no buscaba
más que una mecedora mejorada o, como él la llama, una sitling chair.
Nadie pensó en su utilización unilateral en las oficinas, y en el 1850 las
sillas de este tipo tenían su lugar en el hogar.
Los anuncios y catálogos de la época (fig. 238) las enuncian como
"taburetes de piano", "sillas de biblioteca", "sillas cómodas" tapizadas
y con respaldo alto, y a veces bajo el nombre de cobertura de sillas gira­
torias a resorte. Sus formas se mezclan con las del gusto imperante, y sus
cuerpos voluminosos no ocultan el sutil ingenio existente tras su cons­
trucción.
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238. Sil/as mecedoras y gira­ # l'

torias, 1855. La llamada silla de \ : / , [\EP.\' Dr:~Ll~lPTrJ:i nF AP.:"1 caAIR'::; ~.:..-_:. /


oficina estuvo destinada primero
al hogar, para "inválidos, salón,

237. Silla, 1853. Este tipo, no utilizado en oficinas, fue diseñado primero para mejorar
la comodidad del asiento en el hogar. Como modelo, es un hibrido entre la silla giratoria
creada siglos antes (fig. 160) Y la mecedora, ya que combina rotación y oscilación. Lü~
sala de estar, biblioteca, despacho,
consultorio o jardín". En las dé­
cadas siguientes, quedó reducida
a silla de e~critorio. Por desgracia,
(
elementos mecedores han abandonado el suelo y están montados directamente bajo el este medio de perfecto relaja­
aiento. El relajamiento se obtiene mediante pequeños y a menudo inconscientes cambios miento ha sido negligido hasta la
de posición. Uno ha de aprender a utilizarla, y sólo puede experimentar su comodidad fecha por mueblistas y arquitectos.
cuando el cuerpo está completamente relajado. Cuerpo y mecanismo trabajan a la par. (American Portrail Gallery, vol.
(Patente EE.UU .. n. o 9620, 15 de marzo de 1853.) IlI, Nueva York, 1855.)

412 413
Para saber como se habría sentado el americano de no haber sido
Una persona acostumbrada a un tipo de silla rigida ha de apren­
der primero esa modalidad de sentarse en la que colaboran cuerpo y me­ el gusto imperante dueño de su casa, debemos observarle en la oficina,
canismo, ya que, en contraste con el sentarse rígidamente, el cuerpo debe ver cómo la silla de escritorio se comporta bajo él con una flexibilidad
desempeñar aqui su papel. Una prímera condición es la de sentarse en casi orgánica, y cómo varia sin cesar, inconscientemente, su postura.
Parece como si el americano se convirtiese, con su silla, en una sola cria­
completo relajamiento. Las rodillas, los tobillos y las articulaciones de los
tura, como el árabe con su caballo.
dedos de los pies son parte del mecanismo de la silla; son ellos ios que
Ningún otro periodo conoció esta movilidad, esta adaptabilidad
regulan la posición del cuerpo hacia atrás, hacia delante o hacia los lados,
al cuerpo. El método informal, flexible, de sentarse, formado según el espí­
según lo requieran las circunstancias y el relajamiento. Los pivotes del mo­
ritu de la época, pudo haber sido impulsado de un modo admirable, pero
vimiento son los dedos y las plantas de los pies. Son los fulcros, los regu­
el gusto imperante le cerró el camino, ya que él exigia un mobiliario pe­
ladores constantes del movimiento que nunca pierden su actividad. En
cierto modo, más modesto, son como los tobillos de un practicante del sado y circunstancial. El período no supo comprender sus oportunidades
ballet en el juego de punta y talón. para capturar el elemento orgánico tan sólidamente incrustado en esta
El relajamiento del cuerpo no viene inducido por un material de silla, e infundirle sangre artistica.
relleno, sino que se consigue por un método de sentarse, a la vez flexible El movimiento arquitectónico que, alrededor de 1920, se apro­
y oscilante; por un movimiento hacia delante, hacia atrás o hacia los pió en cierto modo del sentarse con flexibilidad, se basaba en una tradición
muy diferente en cuanto al mueble, mientras que en América las ideas del
lados, en el gesto de alcanzar algo o en cualquier otro movimiento espon­
1850 se habían petrificado desde largo tiempo alrededor de unas metas
táneo. Estos cambios inconscientes de posición evitan los calambres que
puramente técnicas.
fácilmente afectan a quien está sentado en una postura rígida.
En 1860, al aproximarse el tipo a una forma estándar, empezó
La silla adaptada a las necesidades especializadas
a ser clasificado como silla de oficina. 8 El mecanismo, su carácter ajus­
table, la regulación de los resortes, fueron solventados más tarde de di­ Las décadas de 1860 y 1870 se orientan de modo creciente hacia
versas maneras, sin que en realidad se añadiese nada nuevo. la construcción de sillas para actividades especiales. Los principios rec­
tores son los mismos en todas partes, ya se trate de mobiliario escolar,
de asientos para posar ante el fotógrafo, de bancos para los vagones de
tren, o de mesas operatorias. La mejor postura para cualquier momento
dado es el objetivo constante, y la movilidad diferenciada es el medio.
Entre estos tipos seleccionaremos unos pocos:

La silla para máquina de coser: El decenio de 1870 construye


sillas para máquina de coser (fig. 240) basadas "en principios científicos
para evitar muchas de las dolencias propias de quienes trabajan con estas
máquinas...". El esfuerzo se centra en "aliviar los músculos de los muslos
de su contacto constante con el borde anterior del asiento y soportar ade­
cuadamente la espalda del operario, facilitando con ello soltura y como­
CL~:I':>OL!!_:SO; didad". Y como el solicitante de la patente recalca: "En un tiempo dado,
239. J acob J. Schlucblcr: Silla francesa para escritorio, c.173ü. Una anlt'~t'Süra de la es posible realizar mucho más trabajo."9 Alivia los muslos de quien ocupa
silla de mecanógrafa, con soporte t1exible para la espalda. "El respaldo está almohadillado el asiento "disponiendo el asiento de la silla de modo que se incline hacia
para albergar en su hueco la columna de un hombre, y provisto de un resorte elástico para
t1exar hacia atrás sin romperse." (Schuebler, Nuetzliche Vorstellung, Nuremberg, 1730.) delante". También al respaldo se le da un sesgo hacia delante, que corres­
240. Silla para máquina de coser, 1871. "Construida según principios científicos para ponda al del cuerpo del operario.
evitar muchas de las enfermedades propias de quienes trabajan con máquinas de coser.
Las varillas DC forman un hueco profundo en la parte inferior del respaldo. Por este me­ La silla para escribir a máquina: Los americanos llegan a dife­
dio, los músculos de los muslos quedan aliviados de la presión, mientras la espalda recibe renciar sillas para el que escribe a mano y sillas para el mecanógrafo. Una
adecuado apoyo exactamente debajo de los hombros." El asiento era diferente para cada
actividad, desde los asientos flexibles de las máquinas cosechadoras hasta las sillas de má­ silta de mecanógrafo construida según el principio mecedor de la silla de
quina de coser o los sillones de barbero. (Patente EE.UU. n.o 114532,9 de mayo de 1871.) oficina sería muy poco apropiada para escribir a máquina. Es más apro­
241. "La silla para máquina de escribir", 1896. La silla de máquina de escribir es mucho piado un respaldo elástico que en todo momento ampare el tronco, permita
más reciente. Un movimiento oscilante hacia atrás sería desaconsejable para la mecanó­ descansar a los músculos del hombro y alivie el cansancio de los dedos.
grafa, la cual sólo necesita soporte elástico para su espalda y libertad para girar a la de­ La diferencia entre la silla de escritorio y la de máquina de es­
recha o a la izquierda. (Patente EE.UU. n.O 552502, 7 de enero de 1896.)

4i5
414
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!
cribir corresponde a las dos diferentes actividades. Escribir a mano sobre Echarse
una mesa es un tipo de habilidad manual, con toda su libertad y sus alter­
nativas; no va ligado a ninguna postura fija y depende, sobre todo, de los Con la misma carencia de prejuicios que caracterizó su manera
hábitos personales y de las preferencias del escritor. Así nos cabe en­ de sentarse, el siglo XIX exploró las posibles maneras de adoptar la pos­
tender la libertad de la silla de escritorio en su oscilación, ya sea al incli­ tura yacente. No era su objetivo el descanso prolongado, el sueño nocturno,
narse hacia atrás para relajarse de vez en cuando, o cuando el usuario gira sino que buscaba un mueble para obtener un relajamiento pasajero. Para
en esta posición reclinada para enfrentarse a un visitante. ser admitidos en el hogar tales muebles, el convencionalismo social debió
Escribir a máquina, como toda actividad mecánica, se descom­ sancionar la postura informal que Bonington anotó con tanta agudeza
pone en movimientos específicos continuamente repetidos. No se puede en su Mujer reclinada de 1826, antes de que existieran las sillas corres­
pensar en ninguna silla oscilante; cuanto se necesita es un soporte elástico pondientes (fig. 233).
para la columna vertebral y la libertad de alcance a derecha o izquierda. Al sentarse, el problema consistia en mantener el cuerpo tan re­
Por tanto, la silla de mecanógrafo gira, pero no se inclina. lajado como fuese posible mientras realizaba sus tareas, con el fin de in­
Este asiento apareció tardiamente en la evolución. Hubo que es­ sinuar descanso en plena actividad.
perar hasta el 1890, es decir, casi dos décadas después de haber alcanzado Pero echarse, y las posturas entre sentarse y echarse que entonces
la máquina de escribir su forma estándar, y más de cuatro después de conseguian cada vez mayor favor, exigian un relajamiento en un estado
haber hecho su aparición la silla de oficina. de pasividad, desde los simples sillones ajustables, asientos del ferrocarril,
Para entonces, el movimiento habia perdido su anterior agudeza, sillas de barbero, hasta las complicadas mesas operatorias.
lo que se deja ver en la manera de dar movilidad al respaldo de los prime­ El punto de partida surge en circunstancias en las que el cuerpo
ros modelos. Unos paneles oscilantes derivan de la estructura de la silla, 10 requiere especial atención: entre los enfermos y los inválidos.
y parecen excrescencias antes que un dispositivo mecánico. La solución Como en tantos otros casos, la pista conduce hasta una patente
de 1896 11 (al parecer, la primera patentada), con sus cuatro resortes que, inglesa de principios del siglo XVII, aunque sólo disponemos de una des­
en forma de hoz, unen el asiento con el respaldo, tampoco parece dema­ cripción muy incompleta: "Un armazón dorsal o pantalla dorsal para in­
siado satisfactoria (fig. 241).J2 válidos que guarden cama... para comodidad y alivio de estas personas
El respaldo a resorte fue una idea presentada alrededor de 1730 enfermas... afectadas por quemazón en sus espaldas debido a estar echa­
por un diseñador de muebles de Nuremberg, Johann Jacob Schuebler das continuamente en sus lechos."14
(fig. 239), que la describió como "silla confortable francesa en la que el A finales del XVIII, fueron construidos lechos-máquinas en los
respaldo está almohadillado para amoldarse a la espalda y provisto de que el colchón quedaba dividido en tres secciones móviles que correspon­
un resorte para poder flexar hacia atrás, doblándose pero sin romperse". dian a las piernas, los muslos y la espalda. Al principio, sostenian estos
Esta silla, con su respaldo elástico, estaba destinada a ser uti­ tramos voluminosas construcciones de madera, pero más tarde se utili­
lizada en una mesa escritorio, pero abarca, indudablemente, el principio zaron fuertes cremalleras 15 (fig. 243), como en las primeras décadas del
de la ulterior silla de mecanógrafo. siglo XIX.
De modo gradual, evolucionó una forma de soporte que auto­ En el siglo XVIII existían sillones convertibles en camas, de los
máticamente buscara contacto con los hombros del mecanógrafo, me­ que se conservan unos cuantos.1 6 El XIX se entregó a otra tarea muy di­
diante una inclinación al frente como en la silla de máquina de coser del ferente: la de crear lo que no es ni cama ni asiento, sino un mueble hi­
1871. Pero esta vez todo el respaldo es móvil y se oprime contra la co­ brida que fluctuaría entre el sillón y el camastro sin repentina transfor­
lumna vertebral mediante un resorte montado bajo el asiento. Son las lla­ mación.
madas sillas de postura. El usuario debe impulsar primero hacia atrás el Las primeras fases se cumplen en Inglaterra y en Francia. To­
respaldo inclinado hacia delante, y seguidamente éste se amoldará a su davía son investigadas, pero no parecen constituir un campo muy inte­
cuerpo y seguirá constantemente sus movimientos. resante. 17
Así, alrededor de 1900, el respaldo se convierte en un "brazo de Norteamérica -comenzando a finales del decenio de los treinta
apoyo para la espalda acoplado al asiento", como el fiel de unas balan­ y con un ritmo acelerado desde 1850- se sitúa claramente en cabeza. En­
zas. El corto brazo sobresale por debajo del asiento, donde queda mon­ tre los primeros tipos, la Variety-Couch o silla de inválido de 1838 18
tado por uno de muy diversos modos con un resorte que imprime al res­ (fig. 245) contiene el núcleo del futuro desarrollo: "La base está formada
paldo una presión constante hacia delante. l3 por un escabel con patas y ruedecillas. El respaldo de la cama puede ser
Durante la escasez de metales en la segunda guerra mundial, apa­ colocado en el ángulo deseado de inclinación, incluso vertical u horizon­
recieron en el mercado modelos de madera en los que el peso del ocupante talmente, por medio de un pestillo a resorte y unos segmentos circula­
sustituia los resortes. La gravedad proporcionaba la constante palanca res." Se resuelve también la elasticidad por medio de una suspensión fle­
necesaria para accionar el respaldo. xible de la silla mediante varillas metálicas desde el techo. "Camas de

416 417
14 -Giedion
1"""'"'"

\ inválido" similares pero menos complicadas, no son raras en esos tiempos,


Ii y la Popular Encyclopedia 01 Domestic Economy,19 de Thomas Webster,
ilustra y describe detalladamente una de estas camas según un diseño lon­
dinense (fig. 244). 242. La postura a prin­
cipios del siglo XIX: Re­
Una categoria amplia y comprehensiva, de la que apenas pode­ trato de la emperatriz
mos rozar la superficie, regula las posturas pasivas y ofrece conveniente­ Josefina. acuarela de
Bonington. según Gerard.
mente el cuerpo a diversas manipulaciones, desde el afeitado hasta la ci­ Antes incluso de 1810,
rugía. Al principio, el sillón de barbero, el del cirujano y el del dentista son existe un foso notable en­
idénticos, del mismo modo que también barbero, cirujano y dentista se tre postura y mobiliario.
La dama está sentada
fusionaban en lUla misma persona. Propuestas de este tipo se encuentran diagonalmente en la ri­
incluso en 1860. gida pieza Imperio. La
A mediados de la década de 1850, llegaron aquellos experimen­ actitud informal es la
nota clave. (Andrew
tos que con tanta urgencia pugnaban por encontrar el democrático asiento Shirley, Bonington. Lon­
de ferrocarril, convertible en cama sin pérdida de espacio. (A su debido dres, 1941.)
tiempo trataremos este punto.) La búsqueda del asiento ajustable para
vagón de ferrocarril estimularía otras categorías de silla.
Durante el decenio de 1860 se estableció la diferenciación entre 243. Sofá o máquina
el sillón de barbero y el de dentista. En el sillón de dentista, los apoyos para cuidar inválidos.
para la cabeza, la espalda y los pies se volvieron cada vez más ajustables 1813. Los muebles apro­
e independientes, y al propio tiempo su mecanismo impulsor se hizo más piados para una postura ~ I ~.·,.AMJ
entre sentarse y echarse
complicado. 20 Al finalizar el decenio de 1860, se utiliza la presión hidráu­ fueron utilizados en pri­
lica accionada por palancas de pedal para elevar y bajar el sillón de den­ mer lugar por los enfer­ =1&=
tista. Se dedica especial esmero para construir el punto de apoyo de la ca­
beza y eliminar tensión en el cuello. Una década más tarde, el sillón de
mos, de donde su adapta­
bilidad. A finales del
siglo XVIII aparecieron f <:J)
~.
dentista se aproxima a su forma estándar 21 (fig. 253), Y el operador "máquinas-cama" con el
puede "elevar y bajar fácilmente... el sillón sin sobresaltos ni choques". colchón segmentado en
tres planos que, en las
La década entre la Exposición de París de 1878 y la de 1889 pre­ primeras décadas del
senció la solución del abovedado por medio de construcción en hierro, siglo XIX, fueron alza­
lograda con tanta audacia como rapidez. Ésta es la década en la que el das a diversos ángulos por
medio de un complicado
mueble patentado americano alcanza su madurez técnica. En el mismo sistema de manubrios, tor­
período, la medicina se beneficia del rápido desarrollo del talento espe­ nillos y engranajes. (P a­
cial del siglo XIX: la técnica. La cirugía tiene miras cada vez más ambi­ tente británica n.o 3744,
1.° de noviembre de
ciosas y exige unas mesas de operaciones ajustables con mayor precisión, 1813.)
y cabe apreciar la perfección técnica requerida en estos sillones o mesas
quirúrgicas, puesto que en este aspecto ya no se distinguen categorias. He 244. Lecho de invá­
aquí como un inventor presenta el programa: lido, Londres, posterior
a 1840. "Un lecho de
inválido, dispuesto para
Se requiere que los sillones quirúrgicos se ajusten a una gran variedad alzar la espalda a cual­
de posiciones, con el fm de colocar al paciente en una postura sentada, asequible quier ángulo, y a con­
o echada, para levantar la cabeza o los pies simultánea o independientemente, formar la situación de
las piernas, elevando
para mover o girar el paciente hacia cualquier lado y, en general, para asegurar parte del armazón por
toda posición necesaria para el tratamiento o manipulación convenientes por medio de un manubrio."
parte del cirujano.n Incluso las enciclopedias
populares otorgaron
consideración a los le­
Esto representaba un reto totalmente nuevo para el ingeniero. chos regulables en este
Para calibrar los logros, vamos a seleccionar entre una larga serie un periodo. (Thomas
Webster, Encyclopedia
ejemplo de 1889, el año en que fue erigida la Torre Eiffel (fig. 246). Las of Domeslic Economy,
Nueva York, 1845.)
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246. Torre Eiflel, 1889. A finales del


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la torre Eiffel, la construcción con arma­
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zón de hierro se desarrolló con una auda­
cia y una precisión sin precedentes. (G.
Tissandier, La Tour Eiflel, París, 1889.)
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247a. Silla qUlrurgica, 1889. El ingeniero adquirió precisión y habilidad simul­


táneamente con el cirujano. La mesa de operaciones alcanzó un grado de adapta­
ción hasta entonces desconocido. En ella, el plano de soporte está articulado en
siete planos accionados por palancas y pedales, y fijable en cualquier inclinación.
245. Lecho variable o silla de inválido, 1838. Pese a su volumen, esta silla de in­ Han evolucionado en ella los .elementos ya presentes en el "lecho variable" de 1838.
válido no deja de anunciar la extrema capacidad de ajuste y la movilidad que el (Patente EE.UU. n.o 397077, 29 de enero de 1889.)
mueble patentado alcanzarla en décadas posteriores. "La base está formada por
un asiento con patas y ruedecillas. El respaldo del lecho puede ser colocado en el 247b. "Los medios para levantar o bajar verticalmente, o para girar o balancear
ángulo de inclinación que se desee, e incluso vertical u horizontalmente." El aparato el cuerpo de la silla sobre la base de soporte" han producido un mecanismo complejo
se mece al ser colgado del techo mediante varillas. (patente EE.UU. n.o 775, 12 de que aqlÚ queda al descubierto, pero que pronto quedará envuelto en blancas placas
junio de 1838.) esmaltadas y será accionado por dispositivos hidráulicos.

420 421
I superficies que soportan el cuerpo humano se han dividido ahora en siete
secciones diferentes (fig. 247): apoyos para la cabeza y para los pies, dos
apoyos móviles para los brazos, y una plataforma para el cuerpo subdivi­
dida en cuatro paneles. La base se convierte en receptáculo para la ma­
quinaria, con su sistema de palancas para ajustar la posición deseada. Se
facilitan plenamente "medios para alzar o bajar verticalmente el cuerpo
de la silla o para hacerlo girar sobre la base que lo soporta". 23 La estruc­
tura metálica de la base, con su maquinaria, queda todavía a la vista; más
tarde será ocultada y el mecanismo quedará higiénicamente albergado en
una caja esmaltada de blanco. Pero cerca del 1880 ya se había alcanzado
la solución esencial: maquinaria para un control más diferenciado.

Mecanización del sillón de barbero La silla de barbero norteamericana, igual que el asiento del ferrocarril norteameri­
cano, difiere fundamentalmente de su contrapartida europea. Una es rigida, y
¿Pertenece el sillón de barberia a la linea de asientos ajustables móvil la otra. El problema consistia en dar al asiento y al respaldo capacidad para
ser fijados en posiciones variables.
o se cuenta entre las sillas ordinarias? La respuesta depende de que se
piense en el sillón europeo de barbería o en el americano. 248. Sillón dental y qu¡rurgico, 249. Sillón de barbero, 1873. Una
1850. Esta es una de las primeras y labor larga y paciente dio finalmente
En Europa, el dominío del gusto imperante dejó el sillón de bar­ desmañadas soluciones para el sillón movilidad a la silla. El apogeo del mo­
bero convertido en un objeto voluminoso, tan rígido y estático como el de barbero. En tres partes, se eleva vimiento del mueble patentado produjo
asiento de ferrocarril, el díván o el sofá. En 1901, cuando Henry van de por delante y por detras mediante aparatos muy complicados que rela­
cremallera. "Por medio de estos dos cionaban entre si los elementos, y
Velde instaló una larga f¡]a de sillones de barbería en el deslumbrante in­ movimientos, la persona sentada puede que permitieron inclinar asiento y res­
teríor de Haby's -la elegante peluquería berlinesa,24 uno de los pdmeros ser alzada a cualquier altura conve­ paldo, en un solo movimiento. (Patente
negocios que fueron decorados por un artísta- estos sillones poseían las niente y situada en cualquier angulo EE.UU. n.O 135986, 19 de febrero de
tenues curvas del Art N ouveau, pero aparte unos rudimentarios apoyos de inclinación deseado." (Patente 1875.)
EE.UU. n.o 7224, 26 de marzo de
para la cabeza, se mantenían perfectamente rígidos e inmóviles, en cho­ 1850.)
cante contraste con las líneas que jugaban sinuosamente a través del propio
establecimiento. Incluso en 1940, el sillón estático de barbero era en puede trabajar con la mayor eficiencia; además, el cliente yace en una
Europa, casi universal. Como en el siglo XVIII, el barbero tiene que atisbar postura inerme, lo que descarta la posibilidad de movimientos imprevistos.
por debajo de la barbilla del cliente al que está afeitando, y sólo con un Esta postura requiere una superficie que permita extenderse en toda la
gesto característico que alza su codo puede ver lo que está haciendo. longitud y, para combinar las dos actividades, afeitado y corte de pelo, el
En la América de mediados del XIX -mientras se desarrolla sillón debe ser móvil y regulable. Esta meticulosa división de las funciones
el movimiento del mobiliario patentado- ,el sillón de barbería empieza a que debe cumplir el sillón de barbería refleja toda la diferencia entre las
despojarse de su rígidez centenaria. Como ya hemos dicho, en este perío­ evoluciones en N orteamérica y en Europa.
do el barbero era, al mismo tiempo, dentista y a menudo cirujano. Efec­ Una labor larga y paciente confiere por fin a la silla una movi­
tuaba operaciones sencillas, como las de extraer muelas y hacer sangrías, lidad diferenciada y la propiedad de quedar asegurada en cualquier posi­
y durante siglos las dos profesiones habían estado unidas en la de "ciru­ ción que interese. En 1850 no se conocía mejor manera de lograr las in­
jano barbero". clinaciones debidas, que la división del sillón en tres elementos: el asiento,
Por diversas que fuesen las necesidades de los dentistas, los bar­ la base, y entre ambos un plano inclinado (fig. 248).25 El cuerpo del sillón
beros y los cirujanos, tienen exigencia común: la de colocar la cabeza o el se inclinaba hacia atrás por medio de un piñón con cremallera, y hacia
cuerpo del paciente en la posición que permita mayor accesibilidad. delante alzando el plano medio.
El problema del barbero es simple. El cliente debe sentarse en Pronto se consiguió la inclinación de forma más simple: el sillón
posición erecta, o bien yacer en posición casi horizontal. Cortar los ca­ consta de dos partes, el sillón propiamente dicho y la base sobre la cual
bellos no admite una perspectiva acortada y sólo hay una posición co­ pivota. La parte posterior de la base ofrece un plano inclinado, y la incli­
rrecta: la vertical, que requiere un asiento normal. Para afeitar, el cliente nación del sillón viene fijada por el plano sobre el cual descansa. Como
se encuentra en la posición más favorable cuando se sitúa en un plano ho­ ventaja de esta silla, se cita en' 1867 que "permite a la persona sentarse
rizontal, de modo que ambas mejillas y la parte inferior de la barbilla erguida mientras se le arreglan los cabellos, o recostarse mientras se pro­
presenten unas superficies casi verticales. Es entonces cuando el barbero cede a su afeitado"26 (fig. 250). Durante décadas, estos "sillones inclina­

422 423
A~:rUSTA13:r..:E CEAIR
FOR BARBERS, 252. Sillón de bar­
PClt.entCu AtlQ;'uH:t ~Oth, 1~U7.
bero con máquinas
vibradoras, 1906. A
principios de la dé­
cada de 1890, el si­
llón de barbero, mon­
tado sobre una co­
lumna, era a la vez
reclinable y giratorio.
Subía y bajaba por
medio de mecanis­
mos accionados hi­
dráulicamente dentro
de la columna, y ad­
q uirió carácter es­
tándar en Estados
250. Sillón regulable de barbero, 1867. Estos sencillos silJones inclinables de Unidos alrededor de
barbería se mantuvieron como los más corrientes hasta el 1880. La sección móvil 1900. (C atálogo
del sillón puede quedar fija en cualquiera de dos ángulos en los planos inclinados Theo. A. Kochs, Chi­
de la base, descansando el cliente los pies en un apoyo a menudo tan alto como un cago, 1906-1907.)
reclinatorio. (Anuncio.)
251. Sillón de barbero, 1880. Todavia prevalece el principio de la silla incli­
nable: apoyo para los pies separado. (Catálogo Theo. A. Kochs, Chicago.)

bIes", para cuya movilidad se inventaron dispositivos de toda clase, cons­


tituyeron categoría aparte en las listas de patentes norteamericanas.
En la década de 1870 no faltaban complicados dispositivos que
permitieran cambiar la posición de asiento y respaldo en un solo gesto
antes de que se sentara el siguiente parroquiano. A través de! movimiento
253. Sillón de dentista. 1879. En el
del mueble patentado, la meta era mayor movilidad y una mayor capa­ 1860 comenzó la diferenciación entre
cidad de ajuste, y la conexión entre las diferentes partes se hizo todavia sillón de barbero y sillón de dentista. Res­
más flexible. Por complicado que llegue a ser el sillón de barbero en el paldo y apoyos para la cabeza y los pies
se hicieron cada vez más ajustables, y el
curso de su evolución, el problema esencial siempre es el mismo: la fácil mecanismo cada vez más complicado.
transición desde la postura sentada a la yacente. A principios del decenio Se presta particular atención al apoyo
de 1870, salieron al mercado modelos sencillos en los que un mecanismo para la cabeza. Hacia 1880, el sillón se
común relacionaba entre si los puntos de apoyo para los pies, el cuerpo y alza silenciosamente sobre una columna
hidráulica. (Patente EE.UU. n.O 222092,
la cabeza,27 pero tales modelos fueron más bien la excepción. La sepa­ 25 de noviembre de 1879.)
ración entre asiento y pie persistiría hasta cerca del 1890. El sillón era
de cuatro patas y el soporte para los pies, separado, alcanzaba a veces el
tamaño de un reclinatorio (fig. 251). Hubo seguidamente demanda para
un sillón giratorio,28 y por tanto se procedió a montar el asiento sobre una
columna similar a la de la silla de oficina, de la que irradiaban cuatro
patas cortas (fig. 254). A principios del 1890, el sillón de barbero es ya
inclinable y giratorio, y se le agrega ahora el movimiento de ascenso y
descenso, de modo que el sillón pueda quedar "suficientemente bajo para
el barbero de corta estatura y suficientemente alto para el barbero de
mayor estatura". En 1900 29 la elevación y el descenso se efectúan me­
diante mecanismos accionados por fluido (fig. 252). Como hemos visto,
e! accionamiento hidráulico habia hecho ya su aparición, allá por el 1860,
en el sillón de dentista, y sólo el creciente nivel de vida norteamericano
hacia fmales del siglo hizo posible este caro mecanismo que casi dobló
e! precio del sillón de barbería. 30 Alrededor de 1900, pues, este sillón
tiene cuatro movimientos: girar e inclinarse, subir y baj ar, y en 1910, apro­

424
425
ximadamente, adquiere su forma actual estándar: ramazón y apoyos para
los brazos lisos y esmaltados en blanco, y una base también lisa que sus­
tituye a los complicados ornamentos de hierro fundido, ahora limitados
tan sólo a las patas y al apoyo para los pies (fig. 255). Una ligera presión
en el gatillo acciona el mecanismo de la inclinación y el sillón queda auto­
máticamente en la posición deseada cuando el dedo abandona esta presión.
Las partes móviles-suman más de 200- quedan ocultas en la base es­
maltada de blanco, de modo que el cliente queda en posición horizontal,
sin ruidos ni sobresaltos, en espera del masaje y las toallas calientes: un
momento de relajamiento en medio del trajin cotidiano.

Mecanización de la silla reclinable

Sillones de barbería, asientos de vagón de ferrocarril y mesas de


operaciones no forman parte de nuestro entorno constante. N o pertenecen
al hogar. Pero fueron maestros excelentes cuando se quiso penetrar en
254. Sillón de barbero, 1894. la desconocida esfera del mueble móvil. El vigor de ese mueble patentado
Giratorio y montado sobre una le permitió entrar, en forma simplificada, en la intimidad del hogar, y du­
columna, como la silla de escri­
torio. (Catálogo Theo. A. Kochs, rante largo tiempo los americanos realizaron con éxito esta aclimatación.
Chicago, 1894.) Sería un error centrar nuestra atención sólo en la mecanización.
Debemos buscar más allá. Estas sillas expresan la auténtica postura del
XIX, cuya nota clave es lo informa!. Canapés y sofás, que expresan esta
postura, aparecieron antes de que la silla se convirtiese en un sistema orgá­
nico móvil. Tan apremiante era la demanda de una postura relajada que se
procedió a construir un mobiliario que inconscientemente buscaba la res­
puesta sin recurrir a medios técnicos.
Durante el periodo 1830-1850 apareció en el mercado norteame­
ricano un canapé que, por sus proporciones nada comunes, recibió el
apodo de "Canguro". Tenía la forma de una ola del mar que invitaba al
cuerpo a acurrucarse en su curva, y puesto que en esta época los hombres
se sentaban a veces con los pies sobre el borde de la mesa, el extremo de
este canapé se elevaba libremente hasta la altura conveniente formando
una curva pronunciada (fig. 322): "La espalda queda maravillosamente
apoyada y cuando los pies descansan sobre el otro extremo, la comodidad
de la postura difícilmente puede ser descrita. "31
La tradición sólo cierra el paso cuando el poder creador es débil.
Cuando el poder creador cobra vida, objetos a los que siglos de uso han
dejado intactos -arados, martillos, sierras o muebles- adquieren un nuevo
aspecto. Así, una ligera variación en el faldistorio clásico, formado por
dos elementos en x, produce una silla reclinable (1869) cuyas curvas son
255. Sillón de barbe­ admirablemente apropiadas para el cuerpo human0 32 (fig. 258). Sin ningún
ro, 1939. Alrededor de mecanismo complicado, es, virtualmente, un juego de manos. Una vez
<O:. 1910, el sillón de bar­
bería adquirió su forma captado el espíritu en el que germinó este mobiliario patentado, fácilmente

C
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i' .~.,/._,
~~.
" r

N,-­
,::s)
actual, con armazón y
apoyos para los brazos
esmaltados en blanco, y
montado sobre una base
podemos comprender sus productos separados. Un inventor que de esta
guisa
to,
pueda transformar un utensilio de campo mediante un solo movimien­
seguramente debe estar acostumbrado a contemplar una silla como
• -~ r - ' ancha y lisa. (Catálogo sistema de planos, unos planos no rígidamente fijados entre si, sino trans­
Theo. A. Kochs, Chica­ mutables y aptos para cumplimentar varias funciones.
go, 1939.)

426 427
De modo tradicional, esta silla se pliega alrededor de unos pivotes 256b. G. Wil­
centrales. Tanto el respaldo como el asiento están tapizados. El respaldo son: Silla me­
tálica plegable,
no termina en' el asiento, sino que prolonga su plano tapizado por debajo 1871. Este mo­
del nivel del asiento. A primera vista, esto parecía carente de sentido, delo funcional,
pero si se desengancha la silla y se extienden las patas plegables hasta que delicadamente
construido con
alcancen su ángulo más amplio, el plano muerto entrará en acción. El flejes de bronce,
gran respaldo se une con el asiento, doblado hacia fuera para formar una fue adquirido por
nueva combinación: una tumbona larga y curvada. e! autor en una
En cuanto a su equipo mecánico -unos cuantos goznes- esta de las subastas
públicas de los
silla bien pudiera haber sido inventada en el siglo XV, pero subyacen originales de la
en ella otros métodos de pensamiento: la noción de la silla como utensilio P atent Office
estadounidense.
compuesto de planos transmutables según el propósito. Hay tras ella el Estos documen­
impulso constructivo del 1860, que aquí triunfa con genial simplicidad. tos del espiritu
A fmales del 1860, los americanos tienden a mostrarse insatis­ norteamericano
fechos con una o dos posiciones tales como las obtenidas con esta silla han pasado de
mano en mano
plegable del período. Deseaban para el uso cotidiano en el hogar las dsde su disper­
combinaciones múltiples que habían llegado a ser familiares a través de sión. (Foto de
las sillas para inválidos, pero esto exigía unos aparatos más o menos com­ Soichi Sunami,
Museum of Mo­
plicados. dern Art, del mo­
De nuevo nos limitaremos a un solo ejemplo. Lentamente, a lo delo de la patente
largo de una década, de 1870 a 1878, cobra forma la silla reclinable me­ original, hoy en
posesió n del
canizada. No es difícil seguir las fases. 33 La silla Wilson -nombre de su autoL)
ínventor- contóse entre los primeros modelos que aportaron la movilidad
de la silla de inválido al mobiliario para uso cotidiano (fig. 256). En su
tiempo disfrutó de una extensa popularidad, y las ventas de la Wilson Ad­
justable Chair Company, fundada con el exclusivo propósito de su fabri­
cación, ascendieron a decenas de miles.

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256a. Silla ajustable, 1876. Cuando el gusto imperante perdio e! control, el siglo 256c. G. Wilson: Silla metálica plegable, 1871. Las patas se han convenido en
XIX saco sus asientos móviles de las técnicas de! ingeniero. Este posterior modelo un par de arcos metálicos, sobre las cuales queda suspendido el asiento como una
simplificado (ver figs. 256 b Y c) ilustra la convertibilidad y la movilidad que la silla balanza. El ocupante puede controlar el mecanismo por medio de una sola pa­
reclinable habia adquirido en e! 1870. Los problemas de movimiento, tan difíciles lanca sin levantarse (L). Respaldo, asiento, descanso para las piernas y apoyo para
para los diseñadores del siglo XX, fueron resueltos con natural facilidad mecánica. los pies están divididos en cuatro planos articulados que pueden ser ajustados en
(Catálogo, Wilson Adjustable Chair Mfg. Ca., Nueva York.) prácticamente cualquier posiciono (Patente EE.UU. n.O 116784,4 de julio de 1871.)

428 429
2S 7. Silla regulable.
1893, Chicago. "Es la delos complicados como la silla de Wilson pasaron a ser objeto de oro­
mejor silla del, mundo. ducción en serie, un hecho totalmente nuevo, ya que las sillas de inválido
Combina en una sola
la silla de salón, de y las mesas operatorias tenían un mercado más restringido. La meta de
biblioteca, de fumadero la popular silla reclinable era típica de su tiempo: conseguir un amplio
y de tumbarse, un ca­ confort mediante una construcción sencilla y barata. Un modelo poste­
napé o una cama de
buen tamaño ajustable rior, cuyas ventas llegaron a las 80000 unidades, según pregonaba su fabri­
a cualquier posición. cante, conseguiria simplicidad y bajo precio con el sacrificio de la movi­
Más de 80000 ya en lidad y la adaptabilidad. Era el año 1893, cercano al fin del movimiento,
uso." La silla reclinable año de la Exposición Mundial de Chicago, que señala el punto de viraje
mecanizada, aunque
construida según mode­ (fig. 257).
los sencillos y baratos, La gente empezó a mirar entonces con desdén ese tipo de mobi­
pronto fue descartada liario. Eran muebles que no pregonaban las nociones de riqueza y esplen­
en el hogar. No podia
satisfacer los valores que dor a las que todos se creian ya predestinados, y no tardaron en desa­
la Exposición Mundial de parecer.
Chicago en 1893 en­
tronizó para el nuevo
periodo. (Marks Ad­
justable Folding Chair Convertibilidad
Co., Nueva York. Co­
lección Landauer.)
Metamorfosis en la mecánica
A primera vista, esta silla parece enormemente complicada, pero
al descomponer su sistema de pestillos, pivotes y varillas en sus compo­ Como en aquellos mitos de la Antigüedad en los que un hombre
nentes básicos, vemos los simples postulados sobre los que se basó su es convertido en piedra o en un árbol, y la naturaleza está poblada por
construcción. Siguiendo la práctica universal de la época, esta silla ple­ cristuras que son mitad hombre y mitad caballo, mitad pez y mitad mujer,
gable se divide en planos simples articulados entre si, que pueden ser ajus­ mitad serpiente y mitad ser humano, hasta el punto de que no es posible
tado.s ya sea en combinación o bien individualmente, y asegurados en casi decir dónde termina lo animal y comienza lo humano, también en las
cualquier posición deseable. Por tanto, son posibles diversas combina­ creaciones singulares conocidas como mobiliario patentado es casi im­
ciones, que van desde el cómodo sillón con un descanso más bajo para los posible indicar dónde acaba una categoria y empieza la otra. Se disuelven
pies, a través de la butaca de lectura, hasta un canapé con respaldo muy unas en otras. La multiformidad y la metamorfosis son parte de su mismo
inclinado (que, si se desea, puede llegar a la posición de "pies más altos ser: una butaca que se convierte en canapé o un canapé que se transforma
que la cabeza"), una cama, y fmalmente, suspendida, a una cuna o colum­ en cuna pueden ser justamente denominados muebles combinables, y el
pio para niños. Auténtico paraíso para ese período tan enamorado de las mismo término puede ser aplicado a la cama que se convierte en un sofá,
combinaciones y lo informal (figs. 256, a, b, c). en una silla, en una mesa, o en un asiento de vagón de tren.
Hay otra tendencia continuada que viene representada en la silla Todo es plegable, desmontable, giratorio, telescópico y recon­
de Wilson: al igual que las superficies de la mesa de operaciones y el sillón vertible. ¿Dónde empieza esa parte y dónde termina aquélla? Apenas se
de barbero, sus planos de soporte son distintos con respecto a la base. ha llegado a un veredicto claro, todo vuelve a mezclarse de nuevo y no
Las cuatro patas de la silla regular se han convertido en dos arcos de conduce a fin alguno. La razón radica en la naturaleza de este mobiliario:
puente, y entre estos arcos de la base se balancean el asiento, el respaldo una parte se fusiona con otra, tal como en la sirena pez y mujer se funden
y el panel para los pies, libremente suspendidos a partir de pivotes. Esto en una nueva entidad.
permite la fácil movilidad y la convertibilidad de todo el sistema. Sentado Cuando' el periodo medieval utilizaba una pieza para múltiples
en la silla, su usuario regula la posición desde un punto central, como el propósitos había razón suficiente en la escasez de mobiliario y el carácter
titiritero mueve los brazos y las piernas de sus títeres. primitivo de todo el hogar. No se necesitaba mecanismo alguno para con­
Las décadas de 1870 y 1880 aportaron variaciones y perfec­ vertir arcas en recipientes potenciales para cualquier clase de objetos, para
cionamientos de este tipo. A menudo, como en el caso de la silla Wilson, que sirviesen como bancos, como lugar en el que dormir, o como peldaño
se fundaron empresas para producir un modelo único pero altamente per­ para escalar las alturas de un lecho. Sólo en el siglo XV las arcas empeza­
feccionado. Ya al principar el decenio de 1850, un observador inglés ron a verse provistas de respaldos. El XVI ampliaría este respaldo, de
señaló que las fábricas de Cincinnati estaban produciendo sillas en una modo que al girar y adoptar posición horizontal sirviese de mesa.
proporción muy superior a la europea. Casi treinta años más tarde, mo­ Este tipo conmemora el antiguo uso de desplazar la mesa des­
pués de las comidas, y los colonos se llevaron consigo este banco-mesa
430
431
~

a Pennsylvania (fig. 259).34 Los hábitos rurales simplificaron el tipo Re­


nacimiento, ricamente ornamentado, y lo convirtieron en otro tan prác­
tico que sobrevivió hasta bien entrado el siglo XIX.
Las sillas se combinaron con medios para escribir en tiempos
todavía más lejanos. La práctica medieval consistente en apoyar una
tabla sobre la rodilla, como hace Pitágoras en los relieves del siglo XII
Fig/ existentes en la catedral de Chartres (fig. 138), se desarrolló durante el
siglo XV en la combinación de asiento con plancha escritorio ajustable.
Más tarde, esto condujo al ensanchamiento de un brazo en el sillón
Windsor, para proporcionar una superficie apta para escribir, como en
la silla giratoria de Thomas J efferson alrededor de 1876 (fig. 161), Ycomo
T&J en las sillas de casi todas las salas de conferencias en la América actual.
Para su mobiliario convertible, el siglo XIX recurrió a la misma
saturación mecánica que creó el mueble ajustable para sentarse y echarse.
El mueble convertible y el mueble ajustable se desarrollaron casi simul­
táneamente, con intentos iniciales antes de 1850, e impulsos más vigo­
rosos desde 1860 hasta 1890.
En Europa, este mobiliario convertible nunca llegó a sentirse a
sus anchas, pero al principiar el siglo XIX, y como continuación de una
tendencia del XVIII, se le prestó alguna atención, tanto en Francia como
en Inglaterra. Como observa un escritor:

Las exposIcIones (de París) de 1834, 1844 e incluso de 1849... des­


tacaron... por la cantidad de divanes-cama, sillas de inválidos, etc.... Mediante
paciente estudio, los inventores han producido, desde luego, incontables modali­
dades para encerrar un lecho ya preparado... tanto en el arca como en su res­
paldo basculante, o, últimamente, por medios mecánicos de elevación y descenso;
y por añadidura, utensilios d·~ aseo y cajones para la ropa. No obstante, no
cabe duda de que para un sueño confortable un diván-cama no es, todavía, lo
que uno necesita... Si de un dormitorio se desea hacer una sala de estar, o si se
desea convertir una sala de estar en dormitorio, hay que tomar un diván-cama
que haya ganado premios en cada exposición, suplementario con una cama­
mesa-aguamanil, un armario-escritorio o una butaca-canapé... y con ello uno se
convierte fácilmente en el protector de los inventores que sostienen tan intere­
santes relaciones con las comisiones de las exposiciones. 35

Estas palabras fueron escritas retrospectivamente, a partir de


finales del decenio de 1870, por el autor de un Diccionario del tapicero
que trataba, esencialmente, de constituirse en guía para las disposiciones
más ornamentales de cortinas y tapicería en general. El autor delata el
258. Silla plegable, 1869. Una ligera variación del clásico facistol en forma de X gusto imperante del período, hostil básicamente a los nuevos tipos de
proporciona una siJIa rec1inable cuyas curvas se amoldan admirablemente al cuerpo muebles. La opinión inglesa sobre el mueble patentado no era muy dife­
humano. La convertibilidad a través de la transmutación de las superficies planas rente. 36
es conseguida aquí sin mecanismos complicados. El inventor la describe así: En Estados Unidos, la situación era distinta. Allí no se podía
"Algo similar al taburete corriente de campaña. Las patas BB, al extenderse con una
ligera inclinación hacia delante por encima del asiento, sirven para formar el res­ permitir que el mueble ocupase mucho lugar, ya que había una escasez
paldo de la silla. El espacio entre dichas patas combinadas y las piezas del respaldo de espacio en las viviendas propias de una economia en expansión. Al­
está almohadillado en toda su longitud. El asiento A, tapizado también por su parte rededor de 1850, en contraste con Europa, Norteamérica sólo contaba
inferior, va sujeto por bisagras, en su borde frontal, a los extremos superiores de las
patas C. La silla puede ser doblada en forma compacta. para su transporte o para con una delgada capa de bienestantes que pudieran fijar las modas para
guardarla." (Patente EE.UU. n.O 92133, 29 de junio de 1869.) las masas. Además, una pieza que combinara dos o más funciones exigía
432 433
de 1869 se convierte en apoyo para los pies simplemente doblándose
un desembolso más reducido, y todo esto alentó la predilección de los hacia abajo, y cabe observar el mismo fenómeno en una silla basculante
americanos por acoplar los objetos más diferentes, como por ejemplo la de 1875, cuyo respaldo se convierte en un plano horizontal (fig. 261), o
pistola-cuchillo bowie de 1837. 37 "La naturaleza de mi invento -reza la también en un sillón de 1874 (fig. 262), donde el asiento se transforma
especificación de la patente- consiste en combinar la pistola y el cuchillo en el apoyo para la cabeza de un sofá. A este proceso le damos el nombre
Bowie, de manera que pueda ser utilizada con tanta soltura y facilidad de transmutabilidad de superficies planas. El último banco gótico, que se
como la pistola o el cuchillo por separado." convirtió en el Dischbank de los colonos de Pennsylvania (fig. 259), tenía
Los norteamericanos tenían el humor suficiente para burlarse un respaldo móvil que se convertía en mesa al describir un giro de 90°
de esta sed de combinaciones y sus resbalones en lo grotesco. Un dibujo con respecto a la horizontal. Pero este tratamiento de planos nunca cons­
del Harper's Weekly (J 857)38 presenta un baúl de viaje provisto de pis­ tituyó antes el punto de partida que llegó a ser en el siglo XIX, ni fue tra­
tolas, daga, hacha, calzador, hogaza de pan, platos y bebé (fig. 266). tado con esa libre fantasía que a menudo contaba con mecanismos muy
complicados.
La capacidad de transmutación de las superficies planas De nuevo, optamos por ilustrar la imposición de esta ley mediante
unos cuantos ejemplos que igualmente hubieran podido ser construidos
El efecto, a veces grotesco, de las cosas combinadas con promis­ en el periodo medieval.
cuidad es un subproducto. Merece interés la agresiva búsqueda entre ob­ Los Shakers, con su artesanía de alto nivel, produjeron varios
jetos heredados y la transformación a que se les somete hasta sus más tipos de muebles combinables en la primera mitad del siglo XIX. A me­
profundas raíces. Y esto se realiza en el mobiliario de múltiples funciones diados del período, varios ejemplos de mobiliario patentado pronostican
con el mismo vigor decidido que mecanizó la cerradura de la puerta y claramente la evolución futura, y uno de ellos es una mesa-cama de 1849
utensilios tan simples como el martillo y el cepillo de carpintero, remode­ (fig. 260).38
landa formas que habían conservado rígidamente su identidad a través Una mesa ha de ser convertida en cama, y el punto de partida
de los siglos. es una mesa de comedor. Con sus tres hojas, parece una mesa extensi­
Nuestro sillón plegable de 1869, al que un solo movimiento ble, pero en este caso -otra muestra del enfoque independiente de los
tr¡msforma en silla reclinable (fig. 258), no exigió ningún mecanismo des­ problemas- las hojas se sitúan verticalmente y quedan aseguradas por
conocido para el siglo XV. El mobiliario del siglo XIX (mesa, sofá, cama, unos ángulos provistos de bisagras. Cuando se quita la hoja central, se
silla) está compuesto de varios planos móviles que forman combinaciones abren unas patas plegables bajo ella y se puede formar una mesa auxiliar.
variables entre si e incluso cambian su significado. El asiento de esta silla

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259. Banco-mesa, "Dischbank nolandés de Pennsylvania. La conversión dej 260. Mesa-cama, 1849. Mesa convertida en cama levantando dos alas y destor­
arca o banco en una mesa, está relacionada con los hábitos de finales del Gótico nillando las patas por su mitad (fig. 1). La tercera ala forma otra mesa (fig. 3). "He
y del Renacimiento, trasplantados a América. "Un banco con brazos laterales sobre inventado la 'Mesa-Cama' o Gran Otomana, con su pequeña otomana, con el fin
los cuales se apoya una superficie de mesa sujeta por cuatro clavijas. Cuando se de incluir una mesa de comedor y otros diversos articulas. El costado de la pequeña
quitan las clavijas delanteras, la superficie puede ser levantada y convertida en res­ otomana (pou!) se deslizará para sacar los utensilios de aseo." (Patente EE.UU.
paldo para el banco." (Foto y descripción por cortesia del conservador del Landis n.O 6884, 20 de noviembre de 1849.)
ValJey Museum, Lancaster County, Pennsylvania.)
435
434
I
I
262b. Cuando
I 261. Silla giratoria convertible
en cama de día. 1875. El mueble
el apoyo de brazo
I
I es visto como fOrmado por planos
de triple bisagra
(P. Q.) es opri­
móviles que forman diversas com­ mido hacia atrás,
binaciones entre sí, y cambian desciende el asien­
su significado. La patente mani­ to entre las patas
F/G.2
fiesta: "El respaldo de la silla frontales en for­
forma bisagra con el asiento. Para ma de S. Simul­
convertir la silla en canapé, basta táneamente, los
con doblar el respaldo; una pata pies se doblan
plegable, oculta en la parte poste­ hacia fuera desde
rior del armazón, sirve de soporte." A'~ lo alto del res­
(Patente EE.UU. n.O 169752, 9
paldo. (Paten­
de noviembre de 1875.) te EE.UU. n.O
157042, 17 de
noviembre de
1874.)

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262a. Tumbona convertida en canapé. Otro ejemplo de planos que cambian de


"Las cuatro patas de la mesa de comedor son desmontables por su parte significado de forma no convencional. (Patente EE.UU. n.O 157042, 17 de noviembre
media y están sujetas por medio de clavijas." Es fácil suponer lo que sigue: de 1874.)
las altas patas de la mesa son desatornilladas por su tramo medio y el
armazón de la cama descansa en el suelo. La estructura de la mesa se ha
convertido en estructura de una cama, y las planchas de los extremos,
colocadas verticalmente, se han transformado en la cabecera y el pie de
la cama. El taburete separado es convertido rápidamente en un aguamanil
con todos los "utensilios de aseo" necesarios.
El período siguiente ensancha decididamente esta tendencia a
formar combinaciones variables mediante disposiciones variables de los
planos. Una propuesta de 1875 ofrece lo que a primera vista parece un
sillón basculante. 39 Al examinarlo con mayor detenimiento, observamos
262c. P ara con­
que "el respaldo del sillón va unido con bisagras al asiento... y que los vertirse en canapé,
apoyos de los brazos se articulan con el respaldo". El respaldo está tapi­ la silla baja 90° hacia
zado por ambos lados y, en realidad, consiste en dos marcos a su vez atrás. Lo que antes
unidos con charnelas. Para convertir el sillón en camastro, basta con era el asiento se
transforma en apoyo
soltar un pestillo "que une el marco (K) con el respaldo (B), para permitir para la cabeza, en
desplegar este marco". Dentro del marco se oculta una pata plegable tanto que el alto
sobre la que se apoya el respaldo cuando está horizontal. Los brazos respaldo se convierte
en colchón. "Cuando
desaparecen en el armazón y la silla basculante queda convertida en cama se ha cambiado en
diurna (fig. 261). silla, las partes que
Un sillón de 1874 40 (fig. 262) muestra esta misma imaginación antes formaban la
cabeza se convierten
dúctil, siempre dispuesta a cambiar el significado de los planos de modo en el asiento." (Foto
no convencional. Por su tipo, este sillón de tiras metálicas pertenece a de Soichi S unami,
la familia de las sillas plegables utilizadas desde la Antigüedad. Todas sus Museum of Modero
Art, del modelo ori­
partes guardan una interconexión flexible y, como los engranajes regula­ ginal en poder del
dores de una máquina de vapor, el movimiento de un miembro pone en autor.)

436 437
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1'·./.,

264d. Sofá cama, 1868. (Foto


de Soichi Sunami, Museum of Mo­
¡;ilIL. . : , k -=:1ll}g dern Art, del modelo original en
poder del autor.)

(.

263. Alvar Aalto: Sofá de acero tubular, convertible en cama, 1932. Uno de los
pocos muebles de nuestro tiempo que afrontan problemas de movilidad. Izquierda:
Las inclinaciones a la vez del respaldo y del asiento son ajustables a diversos ángu­ .A
los. Arriba, derecha: Posición normal. Abajo, derecha: Una vez bajado del todo,
el ·respaldo se une al asiento para formar una cama. (Wohnbedarf, Zurich.)
264 a, b, c. Sofá cama, 1868. "Cuando se desea cambiar la inclinación del res­
marcha todo el sistema. Se empujan hacia atrás los apoyos para los paldo del sofá, o formar una cama, basta con tirar de las cu~rda~ 11 (fig. 264c), y
brazos, con su triple charnela, y el asiento se hunde entre las patas de­ con ello sacar los pestillos d de las ranuras a en las que pueden estar encajados.
A la parte posterior de los extremos B del respaldo van sujetas con goznes las patas
lanteras curvadas en forma de S; simultáneamente, aparecen dos pies m m para soportar el respaldo una vez situado éste para formar una cama. Cuando
en lo alto del respaldo, donde unas varillas han hecho llegar el movimien­ no son utilizadas, estas patas se doblan contra la parte posterior del respaldo." (Pa­
to. El sillón es ahora un sofá que se sostiene de pie y que es utilizable tante EE.UU. n.O 77 872, 12 de mayo de 1868.)
al descender 90°.
¿Qué ha ocurrido? La presión en los apoyos de los brazos, el Para hacer un sofá convertible en cama, de hecho camas ge­
melas (1872), se procede más o menos del modo siguiente41 (fig. 265).
descenso simultáneo del asiento y la colocación horizontal de toda la
pieza han convertido lo que era asiento en apoyo para la cabeza, mien­ En un sofá convertible en cama gemela, es lógico que un colchón
descanse sobre otro. Menos obvio es el esquema utilizado aquí, donde
tras el alto respaldo asume la función de colchón. Esta conversión se ha
los elementos del futuro colchón estarán dorso contra dorso, un príncipio
logrado mediante una transmutación de los planos.
ya visto en la silla basculante de 1875. Esta vez, ambas secciones quedan
En las sillas plegables de la Antigüedad, las patas se cruzan en
unidas a lo largo mediante charnelas deslizantes. La cama gemela se
un punto a mitad de camino entre el asiento y el suelo. Aqui, el punto de
cruce se encuentra a nivel del asiento; las curvadas patas delanteras se obtiene en un movimiento, ya que, inesperadamente, la colchoneta inferior
empieza a girar sobre dos pivotes en el centro de cada extremo. Basta
extienden en un respaldo inesperadamente alto, y las patas posteriores
se curvan en forma de bumerang. Sus brazos cortos descansan en el suelo, con tirar del asiento hacia fuera para que el colchón inferior empiece a
en tanto que los largos se alinean con el asiento horizontal. dar la vuelta. La sección superior se mueve con él hasta que ambos pasan
a descansar en un plano horizontal común.
P ara mayor eficiencia, se han adoptado unas proporciones de­
Las soluciones norteamericanas de 1860 y 1870 enfocan ciertos
sacostumbradas. Aquí, en el campo del mobiliario mecanizado, encon­
problemas a lo largo de unas líneas paralelas a las de hoy. La forma y los
tramos una cosa que suele abundar en el dominio artístico: el trastorno
materiales difieren, pero los métodos suelen ser los mismos.
de las proporciones normales. El Gótico, los manieristas del siglo XVI
En 1932, Alvar Aalto presentó un sofá de tubo de acero, que
y los pintores alrededor de 1910 utilizaban esta deformación para lograr
nuevas modalidades de expresión. pronto fue conocido en Europa como el sofá Aalto (fig. 263). Representa
una de las pocas piezas contemporáneas que han resuelto problemas de
438
439
movilidad, y esta vez se trataba de ajustar el respaldo del sofá para mayor 265a. Canapé cama,
1872. (Foto de Soichi
comodidad de. quien lo ocupara. Al bajarlo del todo, se une con el asiento Sunami, Museum of
para formar un lecho. La pieza de Aalto era buena en cuanto a la forma, Modero Art, del modelo
pero su mecanismo de accionamiento era bastante rudimentario, y al in­ original propiedad del
autor. (Patente EE.UU.
tentar allanar esta dificultad en una fábrica suiza, no se nos ocurrió nada n,O 127741, 11 de ju­
mejor que recurrir a un dispositivo ya utilizado en el tramo superior gra­ nio de 1872.)
duable de las camas de hospital.
¿Cómo se resuelve este mismo problema de movimiento en un
sofá ajustable norteamericano de 1868 42 (fig. 264)? Para que el respaldo
pudiera ser ajustable a voluntad y totalmente abatible, el armazón infe­
rior tiene unos extremos posterio'res curvados, y el superior puede desli­
zarse a través de esta curva hasta la horizontal. Un brazo a cada lado une
el armazón móvil con el fIjo. Para sostener el respaldo en diversos án­
gulos, los segmentos curvados poseen unas ingeniosas muescas que ad­
miten un pestillo, mantenido en posición por medio de resortes. Ambos 265b. Canapé cama,
1872. Detalle del dibujo
pestillos quedan sueltos mediante el simple dispositivo de una cuerda de la patente.
que pasa a través del marco superior. Esta simple construcción contiene
una solución que no carece de elegancia, y contrasta con el mobiliario de Los muebles eran utilizados en versiones simuladas, como envoltorios
nuestro tiempo en su evidente familiaridad con los problemas de movi­ para las camas, de muy diversas maneras. Era un campo ampliamente
miento. ramificado, pero ni mucho menos satisfactorio, ya que las más de las
veces más que metamorfosis equivalía a remedo. Una cama que se con­
vierte en sofá para el uso diurno sirve exactamente para un doble propó­
Combinaciones y remedos
sito: es un sofá y es una cama. No sólo se limita a cambiar su aspecto,
sino también su naturaleza; luego hay metamorfosis. Pero una cama que
Camas que basculan horizontal o verticalmente, camas que se
asume, por ejemplo, el disfraz de piano, intenta pasar por algo que no es,
doblan hacia arriba o sobre si mismas... se han probado los métodos
y esto es un remedo. 45 Aquí se encontraron el gusto imperante y el mo­
más diversos para ganar espacio dUrante el dia en las viviendas, y asi
biliario constitutivo del siglo XIX, y ello condujo a una división que en
nos vemos conducidos al dominio de las camas convertibles que pueden
algunos casos llegó a lindar con lo ridículo. Aquí encontrarán aquellos
asumir la forma de otros muebles en pleno día o pueden desaparecer
historiadores aficionados a lo grotesco un abundante y rico material.
dentro de la pared o incluso en el techo. En las primeras fases, este pro­
Al principio, los problemas de la convertibilidad fueron afron­
ceso sólo exigía doblar la cama junto a la pared y a veces meterla en una
caja, prácticas que se remontan en parte a los siglos XVII y XVIII.43 Las tados con plena dedicación, y surgieron combinaciones nuevas y casi in­
creibles. Por ejemplo, un inventor (1866) construyó un piano combinado
mejoras en el aspecto técnico llegaron durante el decenio de 1830. Simples
dispositivos "protegen las ropas de cama y las almohadas para que no se con un juego casi completo de dormitorio (fig. 268) Y manifestó: "La
caigan al darles vuelta".44 La era del mobiliario patentado puso mucho 26Sc. Canapé cama,
cuidado en la construcción de estas camas-armario, que en muchas vivien­ 1872. "En posición nor­
das norteamericanas sustituian al dormitorio separado. En 1880 encon­ mal o cerrada, Jos dos
colchones están dobla­
traron su forma estándar, y a finales del periodo eran hechas como autén­ dos espalda contra es­
ticas piezas de exhibición, como la cama de 1891 (fig. 269) que una vez palda. P ara abrir, se
doblada se convertía en armario de luna "de caoba ricamente labrada". acciona la anilla N y,
tirando de la misma, se
Estas eran denominadas de salón, ya que tal era el lugar que debían ocu­ logra que el colchón
par, en vez de un dormitorio. En años posteriores se hicieron raras en las exterior describa medio
casas particulares, pero fueron utilizadas con frecuencia en habitaciones giro sobre sus pivotes,
G y que las patas rígidas
de hoteles, hasta que, poco a poco, también desaparecieron en ellas. Estas
camas que se doblaban por un extremo no revivirian hasta muchos años
más tarde, cuando en 1937 la Pullman Company introdujo sus nuevos
,/ M encuentren su lugar
sobre el suelo. El col­
chón exterior encuentra
coches cama (fig. 270). o una coincidencia exacta
mediante el gozne des­
Pocas piezas de mobiliario preocuparon tanto a los inventores lizante II." (Patente
entre 1850 y 1890 como la cama que pudiera convertirse en otro objeto. EE.UU. n." 127741.)

440 441
práctica ha demostrado que esta adición a un piano de cola no merma
en absoluto sus cualidades como instrumento muscial."46 Esta combinación
Fv!!:!
fue conseguida del modo más simple, con el uso del espacio vacante bajo
el cuerpo del piano, el cual, "en vez de reposar sobre las patas de costum­

o~
f~l
bre, está soportado por un armazón, B... El armazón B está dispuesto para
contener un escritorio, E, y dos armarios, F y G ... para contener las ropas
de cama... una jofaina, un jarro, toallas, etc.". La cama llenaba una es­
pecie de cajón gigantesco en el marco que soportaba la combinación, y .D

era sacada tirando de dos asas.


y sin embargo, el inventor no quedó satisfecho y añadió un ta­
burete giratorio al piano, "reservado también para un uso diferente", ya
que su asiento, al ser levantada la tapa, revelaba un neceser femenino y
un espejo de tocador. Unos cajones y un soporte con bisagras para es­
cribir completaban la diversidad de equipo que ofrecía. La ingenuidad de
combinar objetos que dificilmente salen ganando con su unión es obvia, y
parece como si el inventor lo notase cuando comentó la utilidad limitada
de su pieza: "El piano convertible ha sido diseñado principalmente en be­
neficio de hoteles, pensionados, etc., que contengan apartamentos que son
utilizados como salones, etc. durante el día y que se necesitan como dor­ 267. Imi/ación y converlibilidad: Armario cama, 1859. Una de tantas variacio­
mitorios por la noche." Este procedimiento nos recuerda el sombrero del nes, pero posee "las ventajas combinadas de un secreter, un armario guardarropa,
y servicios de aseo". (Patente EE.UU. n.O 23604, 12 de abril de 1859.)
que el prestidigitador extrae objetos en número inesperado.
Lo que nos interesa no es el objeto -uno entre cientos- sino el
método que hay tras él. La economía de espacio que ingenuamente apare­
cía en un piano-cama constituye una parte de una tradición que, aunque
momentáneamente aplastada por el gusto imperante, nunca ha sido total­
mente olvidada en los Estados Unidos. A su debido tiempo, reapareceria
en el equipo del remolque caravana o del moderno coche cama, en su va­
riante de la roomette.

"

268. Imitación y convertibilidad: Piano-cama, 1866.


Además de la cama, contiene un buró y dos armarios para
ropa de cama, un lavabo, jarra, toalla, etc. La economía
de espacio, ingenuamente manifestada en el piano-cama,
es una tradición norteamericana que, aunque temporalmente
sofocada por el gusto imperante, nunca quedó del todo '~I~'-
266. Baúl de viaje patenlado, caricatura, 1857. Los norteamericanos de la era del
mueble patentado ridiculizaban su afición a las combinaciones, tal como en 1940 olvidada. La tendencia reaparece en el remolque caravana
se burlarian de los innumerables artilugios en las cocinas (véase fig. 408). (Har­ y, todavía más, en el vagón "roomette" de Pullman. en
per's Weekly, 1857.) 1937. (Patente EE.UU. n.O 56413, 17 de julio de 1866.)

442 443
I
I
La roomette es un compartimento Pullman cerrado, con grandes
asientos acolchados a cada lado. "Para bajar la cama, basta con hacer
girar la manivela situada sobre el respaldo, bajándolo y sosteniéndolo
en esta posición. La cama descenderá entonces sobre resortes, hasta que
-:. . !f::.:"'\,~. . repose... "47 Por la mañana, cuando el viajero desea lavarse y vestirse,
'±~ suelta un pestillo y la cama vuelve a plegarse, y entonces dispone de es­
pacio suficiente para abrir el lavabo, el armario de la ropa, y el receptáculo
con el retrete en la pared opuesta. "Al levantar la parte superior del cojin
del asiento, se dispone del servicio higiénico." La roomette no es, enrea­
lidad, una habitación; es un mobiliario combinado, en cuyo interior puede
moverse el viajero. Una vez desplegada, la cama absorbe la zona de los
asientos y todo el espacio de suelo.
Esta cama que, una vez plegada de nuevo, se convierte parcial­
mente en pared y parcialmente en respalde tapizado, se deriva del mismo
principio que el armario cabecera de cama del año 1859 (fig. 267). En
¡
ambos casos actúa la ley de la transmutación de las superficies planas.
La roomette es una de las escasas piezas convertibles en las que
la tradición del 1850 ha sobrevivido hasta nuestros días. El motivo no es
269. Cama de salón, 1891. Las camas armano, ya conocidas en los siglos XVII otro que su pertenencia a una institución que, a partir de su fase más tem­
y XVIII, pretendían sustituir un dormitorio separado en muchas viviendas norteame­
ricanas de la época del mueble patentado. Finalmente, sucumbieron ante el gusto prana, se ha desarrollado sín interrupción: el coche cama.
imperante y se extinguieron casi por completo, hasta revivir en el roomelle, (Deco­
rator and Furnisher. Nueva York, 1891.)
El ferrocarril y el mobiliario patentado
El ínforme francés sobre la Exposición del Centenario, celebrada
en Filadelfia en 1876, es una guía completa para conocer los utensilios,
muebles, máquinas y otras creaciones allí exhibidas. 48 En busca de un tér­
mino adecuado para explícar al públíco francés su peculiaridad, el repor­
tero no pudo hallar otra expresión que la de "estilo vagón Pullman". Con
ella aludía a los simples perfiles y superficies planas, libres de añadidos
ornamentales, y éstas son las características que surgen con naturalidad
en el curso de la producción mecanizada. Al europeo de 1870 o 1880, que
utilizaba la mecanización para simular labor manual, el mueble sencillo
debia parecerle algo fuera de su conocimiento, algo todavía carente de
nombre, y para cuya mejor denominación habia que recurrir a etiquetarlo
según el producto más popular del desarrollo norteamericano: el vagón
Pullman.
Instintivamente, salió elegida la palabra exacta. El coche cama
asociado con el nombre de Pullman es casi el único superviviente del grupo
inmenso del mobiliario patentado. Sólo el coche cama ha seguido evolu­
cionando sin ruptura hasta nuestros dias, en tanto que todas las demás
categorías -excepto el mueble puramente técnico- padecíeron, alrededor
de 1893, un retroceso del que ya nunca se recuperarían.
Para el contemporáneo de 1855, toda la aventura de la construc­
270. Coche cama: Roomelle de Pullman, 1937. Hay en su interior una combi­ ción de sillones de barberos, dentistas e inválidos que fuesen confortables,
nación de muebles que el pasajero puede mover. La cama, que desciende sobre adaptados a su función y a las demandas fisiológicas, iba a la par con los
resortes, absorbe casi todo el espacio del suelo. Paredes y tapizado ocultan arma­
rios, lavabo y servicios de aseo. Una de las pocas piezas convertibles en las que ha asientos patentados reclinables de los ferrocarriles. Incluso los ya olvi­
subsistido la tradición del 1850. (Cortesía de la Pullman Company.) dados modelos de sofás convertibles y camas plegables eran juzgados tan

444 445
!
I importantes como las primeras y revolucionarias patentes para la litera ¡HE!\LI~l\c \\1) \ELF-\/)JrSTI\iT
superior. ..rJ ,;\ <'i") '," "'Ol .;\ i.f,4J
Si hurgamos en la hoy común noción del "coche cama" y pregun­ '1.:1 "~:-' .[.;.., t ... ~~ ~~C;}, ~ ") 272. Asiento de ferroca­
tamos de qué elementos realmente consta, encontramos dos tipos muy rril, reclinable y regulable,
difundidos de mueble: el asiento convertible para la litera inferior y la J-...
~ ~ (.. .,". _.... 'T~'
' .--.-
1855. El respaldo basculan­
te se convierte en punto de
.' ~
cama plegable para la superior. Y si formulamos la misma pregunta para < •• _Jo' partida para la comodidad.
";k./ El lado convexo del curvado
el vagón corriente americano, también éste resulta estar basado en un
tipo particular de mueble patentado cuyo desarrollo fue muy meticuloso: I~~'~ respaldo sirve de apoyo a
la columna vertebral para

~ ~
la silla reclinable. Coche cama y vagón de pasajeros, coche salón y vagón el viaje de día, y el lado
restaurante, son productos tipicos del movimiento americano, y proceden cóncavo permite apoyar la
cabeza y Jos hombros por
del mobiliario patentado, de la aspiración a crear un nuevo tipo de confort. ., la noche. (Cortesia Bella
Todavía hoy, un amplio foso separa los conceptos americanos y ~~ C. Landauer Collection,
._'
europeos en lo referente al confort del pasajero. :rOR NIGHT OH DAY TRAVELING-
Historica Society, Nueva
York.)

--'-'~~i
273. "Railroad Res¡" por­
tátil, ajustable y reclinable,
1857. El pasajero fijaba
el "descanso del tren"
a su asiento en un ángulo --,,--_.' - -­
conveniente. (Cortesía de
Bella C. Landauer Callee­
tion, Historical Society. ~\n :r:l!'. :·ft
......... - - +-l~..
(I·H :f¡lt'p;~<~tp;
:+ot..... ::;J _.....,.",;;",,1' ..."'" ............
~ +iIt.
Nueva York.)

274. "Railroad Res¡"


ajustable y reversible,
1851. La segunda pa-
~-
.•
- mv
JI lente de Estados Unidos
para un asiento regula­
ble en el ferrocarril.
Respaldo regulado por
un "dispositivo de dos
palancas ... de modo
que se pueda obtener e
invertir toda altura de
respaldo requerida des­
de y hacia cualquier
lado del asiento" y ase­
gurar éste "firmemente
271. CompanimienlO para hombres en un coche de ferrocarril Ilorleamericano, en su posición y en cual­
1847. Los asientos tapizados están separados unos de otros por raíles en los que quier ángulo requerido".
descansa el respaldo, una simple barra de hierro que puede bascular hacia delante (Patente EE.UU. n.o
y atrás. Hay pasillo hasta el vagón siguiente. Las ventanas escasean o, como comentó 8508, JI de noviembre
sarcásticamente Charles Dickens, hay "gran cantidad de pared". (L'Jlluslralion, de 1851.)
París, 1848.)

446 447
-
La comodidad del pasajero

El confort extraordinario lentamente desarrollado en el VIaje a


través de Narteamérica tuvo indudablemente algo que ver con las grandes
distancias. La superproducción -competencia entre las líneas privadas­
fue también otro factor en el mismo sentido. Pero las razones básicas hay
que buscarlas en otra esfera; han de ser halladas en un terreno socioló­
gico. La explicación radica en las actitudes políticas dívergentes que pre­
valecían en Europa yen América en el 1830, cuando hicieron su aparición
los trenes. .
La distancia no fue el factor decisivo. Ya en 1836, seis años des­
pués de la inauguración de la primera línea norteamericana de pasajeros
y mercancías, un trayecto de 23 kilómetros entre Baltimore y Ellicott,
fue enganchado un coche cama rudimentario para un viaje nocturno de
pocas horas en el Cumberland Valley Railroad, hoy un tramo del Pennsyl­
vania. Para ello, un vagón de pasajeros fue dividido en compartimientos,
cada uno de los cuales contenía tres sencillas literas superpuestas. 49 No
fue, como cabria pensar, la competencia lo que estimuló decisivamente
este avance, sino más bien la actitud con respecto a la comodidad, aquella
actitud que tanto diferenciaba las tendencias americanas y europeas.
275. Asiento reclinable para coches del ferrocarril, 1855. Montado sobre un disco La manera de enfrentarse cada pais a la cuestión del confort y de
metálico entre dos placas, inclinable hacia delante y atrás, y giratorio. (P atente EE.UU.
n. D 13464, 21 de agosto de 1855.) la segregación en clases alrededor de 1830 refleja la actitud general de
los grupos gobernantes ante el pueblo. En este período, la Restauración
reinaba sobre Francia y Alemania, otorgando un privilegio absoluto a sus
clases rectoras. Los vagones de ferrocarril eran construidos bajo el prin­
cipio de que las masas merecían escasa consideración. Más del 80% de
los viajeros se sentaban apiñadamente en toscos bancos de madera, y los
países con cuatro clases en sus trenes utilizaban también los vagones de
ganado para los pasajeros. Tan sólo los estratos más altos de la sociedad
podían asegurarse un cierto nivel de confort.
En estos casos, las señales de nacimiento a menudo persisten
mucho tiempo después de haber desaparecido sus causas, y hasta nuestros
días ha sobrevivido en el continente europeo la clase "de madera". Cierto
que el espacio otorgado al individuo se ha triplicado desde 1840, y que
los bancos de madera se han amoldado hasta cierto punto a la forma del
cuerpo, pero se mantienen tan rígidos e inamovibles como al principio.
En Estados Unidos había una sola clase de viajero (excepto para
los negros y más tarde para los inmigrantes), y entre 1830 y 1860 los ob­
servadores europeos se sorprendían constantemente ante el hecho de esta
única clase, en vez de dos, tres o cuatro. Aunque no hubiera, desde luego,
espacio superfluo de ventanilla, y de que fuera simple e incluso primitivo,
el vagón norteamericano del 1840 revelaba un respeto por la dignidad
humana y, en los asientos tapizados, un intento rudimentario en busca de
la comodidad (fig. 271). Con toda su simplicidad, reflejaba las corrientes
democráticas de la época, pues, como todo el mundo sabía: "N adie tendrá
276. Asiento de ferrocarril. ajustable, 1858. La movilidad se obtiene mediante un neda mejor que yo", y esta concepción democrática perduraba a me­
sistema de hemicírculos ranurados y tuercas de mariposa. El apoyo de la pata se diados de la década de 1860, hasta que Pullman se convirtió en uno de
alarga telescópicamente. (Patente EE.UU. n. D 21052, 27 de julio de 1858.) los primeros en suscitar una inclinación al lujo entre el público norteame­
448 449
9 D
J.

277. AsienlOS de jerrocarril convertibles en camas, 1858. Este dibujo compuesto


por dos de los esquemas de la patente de invención, muestra un esfuerzo reali­
zado en 1858 para transformar el asiento de tren en una cama sin disponer previa­
mente de espacio adicional. El plan del inventor consistia en izar cada banco par
hacia el techo, después de lo cual ambos bancos se desplegaban para formar le­
chos. (Patente EE.UU. n.O 21985, 2 de noviembre de 1858.) 278. Asiento ajustable de ferrocarril, 1858. Apoyo basculante para los pies, res­
paldo regulable, y apoyo para la cabeza graduado por resortes helicoidales. Para
ricano. Incluso hoy perdura la noción de que toda persona que viaja que el cuerpo humano se apoye el máximo posible, el inventor hace la disección de
tiene derecho a un mínimo de comodidad, y ese elemento estándar -el su asiento en miembros articulados, imitando la anatomía humana. El asiento de
tren adquiere el aspecto de una muñeca articulada. El diseño tiene una originalidad
vagón de pasajeros con asientos totalmente regulables- no ha sido supe­ innegable que, por desgracia, los periodos posteriores no supieron desarrollar.
rado por ningún otro país. (Patente EE.UU. n.O 19910, 13 de abril de 1858.)
Como causa de que tuvo mayor peso que todos los demás en el
progreso del confort entre los viajeros norteamericanos, podemos señalar
el hecho de que la enérgica construcción de ferrocarriles en Estados Unidos
durante la segunda mitad del decenio de 1850 coincidió cronológica­
mente con el florecimiento del mobiliario patentado. Fue ésta una era
afortunada, impulsada por un espíritu pionero y de empresa, en la que los
hombres no temían corrrer riesgos ni responder con sus propias personas.

El vagón de pasajeros y el asiento regulable

El vagón de pasajeros norteamericano de 1840 era simple, y sin


embargo comenzó con una digna concepción del ser humano y en busca
de la comodidad. Técnicamente descritos, asiento y respaldo se indepen­
dizaron el uno del otro. Cierto que el respaldo no consistía más que en
una barra para apoyar el espínazo, pero era una barra móvil que el pa­
sajero podía desplazar de modo que él pudiera sentarse siempre de cara
a la dirección de marcha. En su diseño, esta barra de vaivén nada tenía
de nuevo. Colocada ante la chimenea el banco gótico de barra basculante
del siglo XV (fig. 153) permitía sentarse de cara o de espaldas al fuego.
Los respaldos basculantes existentes hoy en los trenes y tranvías norte­
americanos se derivan de esta simple barra de 1840 que, al propio tiempo,
abrió paso a la futura movilidad del asiento de ferrocarril. Poco después,
en la década de 1850, se desarrollarían en rápida secuencia series com­
pletas de soluciones, a menudo fantásticas.
A partir del respaldo basculante, las primeras patentes (1851 )50
279. Sillón de barbero, 1888. El sillón de barbero del 1880 es una forma simph­
buscaron medios para regular el respaldo en altura, así como en inclina­ ficada del asiento ajustable de ferrocarril de tres décadas antes. (Catálogo de Theo.
ción. Llegó a ser ajustable, por ejemplo, mediante un dispositivo de dos A. Kochs, Chicago.)

450 451
280. Coche sa­ palancas en una posición cruzada, y quedó asegurado "firmemente en
lón de Napoleón 111,
1857. Regalo del su posición en cualquier ángulo deseado"51 (fig. 274).
Chemin de Fer Con ello surgió el deseo de construir asientos que pudieran ser
de l'Est a Napo­ adaptados para el viaje de dia o de noche gracias al dispositivo de un
león IlI. En la Euro­
pa de 1850, la co­ respaldo cuyas partes anterior y posterior seguian curvas diferentes. En
modidad en el viaje su posición normal, para el viaje diurno, la parte convexa soportaba la
era considerada co­ espalda, mientras que de noche la parte cóncava servía de apoyo para la
mo un privilegio
del emperador. El cabeza y los hombros: "el exterior se convertía en interior... al propio
monarca está sen­ tiempo elevado lo suficiente como para soportar cuerpo y cabeza igual­
tado en su place mente bien durante el trayecto nocturno",52 Por suerte, se ha conservado
d'honneur; se trata
de un salón sobre un pequeño anuncio de esta patente que ilustra claramente la adaptación
raíles, en modo de las posiciones de día y de noche (fig. 272).
alguno adaptado a La comodidad había de ser conseguida, ya fuese con mecanismos
las necesidades complicados o mediante simples dispositivos como el "descanso de tren"
de los viajeros.
(L'Illustration, Pa­ (1857) que el pasajero se llevaba consigo y enganchaba (fig. 273). Pronto
':"1"'" n" ,;,'::-'P
ris, 1857.) surgió otro problema, y la atención se dirigió hacia la butaca convertible.
Lo que originariamente había sido inventado para sillas de inválido iba
a ser transplantado ahora a todos los asientos de los vagones de ferro­
carril.
Al fmalizar la década de 1850, pareció invadir a los inventores
la idea de que el asiento de ferrocarril, con su angosto espacio, debía al­
canzar unas características tan confortables, tan regulables y tan conver­
tibles como fuese humanamente posible. No satisfechos con "ajustar el
asiento a cualquier posición deseada",53 quisieron hacer "los asientos...
regulables para el viaje nocturno, hasta formar una litera confortable",54
es decir, transformar asientos en camas sin merma en la cantidad. Esto
era como buscar la cuadratura del circulo, y el problema se reveló insoluble,
pero hay una nota atractiva en esas ideas a menudo descabelladas, la de
un deseo de encontrar la solución democrática que permitiese a todo el
mundo disfrutar de una porción equitativa de comodidad.
Cada persona tenía derecho a una cama, y un inventor propuso
un armazón basculante que se alzara hasta el techo durante el día y que,
de noche, pudiera descender como un puente levadizo para ofrecer al
viajero un plano ligeramente inclinado en el que pudiera echarse. 55 Otro
sugirió "la construcción de cada asiento alternativo en dos partes dis­
tintas"; una, el armazón, permaneceria fijo, y la otra se elevaría sobre
28 L "Parfor-car" en la
línea Chicago-Kansas unas columnas o pilares de guía. "De este modo, los asientos pueden ser
CUy, 1888. El "confort" en convertidos en confortables lechos dobles situados sobre planos horizon­
el viaje se convirtió en tales con diferentes elevaciones, al echarse hacia atrás los respaldos de
privilegio de las clases aco­
modadas en Norteamérica, varios asientos y quedar sustentados... para conseguir este resultado." Asi,
a finales de la década de los pasajeros dormirian en dos filas distribuidas como las tejas en un te­
1860. El sillón giratorio, jad0 56 (fig. 277).
con su alto respaldo y el Innumerables inventores, sobre todo alrededor del año 1858,57
apoyo extensible para los
pies, fue concebido origi­ trataron de diseñar asientos de ferrocarril, como ocurriría más tarde con
nalmente en N orteamérica los sillones de barbero o de dentista: con apoyos regulables para la ca­
como apropiado para todos.
(Tarjeta comercial, Colec­
ción Bella C. Landauer, His­
torical Society, Nueva York.)
Kansas CUy, Sr Joseph beza, respaldos graduables con charnelas y apoyos basculantes para los
pies. Ya en 1855, uno de ellos montó su sillón giratorio sobre un disco
abrazadera sostenido por un pilar; podía inclinarse hacia delante o atrás

452 453
284. ''Asiento y litera de vagón", 1854, "Primera" patente norteamericana de
coche-cama. Se obtienen superficies horizontales para dormir al desplegar los
asientos y los respaldos. El coche cama evolucionó a partir del asiento de ferro­
carril reversible y convertible; los primeros inventores no utilizaban el término "co­
che-cama", sino que, como los inventores de los asientos de ferrocarril, hablaban
282. Camarote de Duque en el 1840. Es el camarote de Charles Dickens en el de "literas" o de "asientos perfeccionados". Puesto que no hay marcadas transi­
"Britannia", en 1842; incluso en los transatlánticos de la época, el confort era pri­ ciones, se da una cierta arbitrariedad al denominar a esta solución de 1854 la "pri­
mitivo. En sus American Notes, Dickens se lamenta humorísticamente de "un mera" patente norteamericana de coche-cama. (Patente EE.UU. n.o 11699, 19 de
edredón muy plano que cubría un colchón muy delgado, extendido como un em­ septiembre de 1854.)
plasto quirúrgico sobre el más inaccesible de los huecos. Y me sentaba sobre una
plancha forrada de crin, o percha, de las que habia dos". (Science Museum, South
Kensington, Londres.) El coche cama: asiento convertible y cama plegable
283. Coche cama del 1840. Coche cama para damas en el Baltimore and Ohio La creación del coche cama tal como hoy lo conocemos no tardó
Railroad, 1847. "Dividido en varios apartamentos o dormitorios, cada uno de los
cuales contiene seis camas, o más bien literas, situadas en tres pisos a lo largo de en seguir al intento de construcción del asiento reversible y ajustable para
los costados. Tres tiras perpendiculares garantizan que los durmientes no puedan vagones de ferrocarril. Se considera que la primera patente norteameri­
caerse..." (L'Illustration, París, 1848.) cana concedida lo fue en 1854, pero ésta todavía no hablaba, como lo
harían otras posteriores, de un coche cama. Su objetivo consistía en con­
como el sillín de una bicicleta 58 (fig. 275). Un segundo inventor buscó la vertir un asiento en una litera y era uno de tantos experimentos en la
movilidad mediante un sistema de semicírculos graduados y tornillos misma dirección.
54 En el umbral del gran pánico ferroviario en 1873, se batió un
de mariposa, mientras la pata de apoyo era accionada telescópicamente
(fig. 276). Un tercero equilibró su asiento sobre un "pedestal oscilan­ récord en la construcción de línea: casi 12000 kilómetros en 1871, o sea
te".53 Un cuarto inventor construyó el suyo con apoyos basculantes para más del total tendido en los primeros veinte años. Estrechamente rela­
los pies, respaldo regulable y apoyo de cabeza ajustable mediante muelles cionado con esta expansión estuvo el ascenso del coche de lujo en sus di­
helicoidales 59 (fig. 278). Estos complicados dispositivos fueron adoptados versos modelos. Pero -y esto siempre debería ser subrayado- la demanda
también para los sillones de barbería, pero no antes de que pasaran unas de redoblada comodidad en el viaje a través de América hallaba ya res­
décadas (Hg. 279). Una forma simplificada de este tipo de sillón con apo­ puesta en una época en la que los trayectos en las líneas ferroviarias euro­
yos extensibles para los pies apareció allá por el 1880 en el coche salón, peas y norteamericanas eran casi comparables en longítud. Los tipos de
destinado a los pasajeros más acomodados (fig. 281). Pasó a ser de uso lujo prestaban servicio en las rutas regulares varios años antes de que
corriente, y un anuncio muestra a un caballero que viaja cómodamente fuesen inauguradas las líneas transcontinentales. En 1869, la Union Pa­
entre Chicago y Kansas City en 1888. Las patentes del 1850 pretendían cific, cuyo tendido avanzaba desde el Este, enlazó con la Central Pacific,
que la comodidad de sus asientos fuese compartida por todos. que progresaba a partir de San Francisco. Y en 1870, cuando George
Los intentos se acumulan, demasiado numerosos para reseñarlos. M. Pullman invitó a la Cámara de Comercio de Bastan a efectuar la pri­
Los inventores estaban decididos a conquistar el confort en el viaje, a lo­ mera travesía del continente, realizada en siete días, le bastó con selec­
grar que cada pasajero pudiese cambiar de postura a voluntad. Muchos de cionar los coches que había en sus depósitos.
estos tipos fueron juzgados inadecuados para un empleo práctico, pero Los modelos de lujo entraron en servicio en esta secuencia: en
todos ellos estaban animados por una fantasía original, desenfrenada y 1865, el suntuoso coche-cama Pioneer; en 1867-1868, coche-hotel y vagón
mecánica que desdeñaba lo duro y lo rápido, lo ceñido y atornillado, que restaurante;60 en 1867, el coche-salón de Webster Wagner, el competidor
aspiraba a realizarlo todo, incluso lo imposible. Esos asientos de ferrocarril de Pullman, quien consiguió enganchar sus vagones en las lineas Van­
eran creaciones de mueble dignas de un Julio Veme, y en su totalidad derbilt, donde siguieron funcionando hasta después de la muerte de Pull­
llevan en sí la semilla de una futura evolución. man en 1897; en 1875, el coche-salón de Pullman, al principio denomi­

454 455
nado "coche de sillones reclinables" por su modelo de butaca regulable,
y más tarde llamado parlor car o coche-salón, que todavía hoy sigue en
activo.

UPPER eou eH a:
286. Interior del Pio­
neer de Pullman, 1865.
El Pioneer aportaba la
comodidad de una
d construcción en la que
cada detalle habia sido
OOUIHE;
detenidamente estudia­
do. (Cortesía de la
Pullman Company.)

En realidad, los modelos de hoy quedaron establecidos a finales


de la década de 1860. En 1886, casi veinte años después, vino el "vestí­
bulo", con el que todo el tren quedaba bajo un solo techado, como las di­
ferentes habitaciones de una casa. Desde el punto de vista técnico, este
importante dispositivo de seguridad, continuamente perfeccionado, es tal
vez la contribución más original salida de los talleres Pullman. Ninguna
285 a, b. "Asiento y litera para vagones de tren", la solución básica de Woodruff otra creación encontró una aceptación tan rápida y entusiasta. 61 Aquí,
para la litera superior, 1856. Segunda de las patentes básicas de coche cama, el como en tantas otras esferas, el desarrollo futuro habia cobrado ya forma
"Asiento y litera para vagones de tren" (arriba) y las "Mejoras en asientos y literas
de vagones de ferrocarril" (abajo) de Theodore T. Woodruff, el inventor más fértil en en sus características básicas en 1890. El coche cama exhibido en la Ex­
este campo, ofrecieron el principio que aún no ha sido abandonado en América. posición de Chicago de 1893 y reproducido en un gran folleto en color 62
Todo el que sienta curiosidad por los detalles puede leer las lúcidas especificaciones estableció una categoría que perduró a lo largo de varias décadas.
de Woodruff. El principio esencial del mobiliario patentado consiste en extender la Este es el período en que el movimiento del mueble patentado
ley de la transmutabilidad de las superficies planas. Asientos, respaldos, superficies de
las paredes, todo está articulado, y nada es rígido. Al igual que sus predecesores, tocaba ya a su fin. Como los lujosos interiores de entonces, los coches
Woodruff dobla los asientos hasta el nivel del suelo. La cama más alta -la quinta­ cama y los vagones restaurante sucumbieron en 1890 al lujo superficiaL
comprende la solución decisiva, ya que, cuando no es utilizada, bascula hacia arriba, Estaban sobrecargados con ornamentación Rococó y su techo alto y
cubriendo el ángulo de techo y pared. Esta idea fue aprovechada por Pullman en
su famoso Pioneer de 1865 (Hg. 286). La diferencia entre estas dos patentes de curvado -conocido como pleno Imperio- remedaba una bóveda de piedra.
Woodruff, ambas presentadas el mismo dia, consiste en que una (arriba) divide En uno de sus artículos, Edward Bok, director del Ladies'Home Journal,
la cama superior en cuatro partes articuladas en pares, en tanto que la otra (abajo) atacó enérgicamente a ese "auténtico tumulto de las peores ideas conce­
alza la cama en una sola pieza, como se hace todavia en el vagón Pullman. (Pa­
tentes EE.UU. n.O 16159 y 16160, 2 de diciembre de 1856.) bibles"; sabía que "mujeres cuyos maridos se han enriquecido reciente­

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z 287. El Pioneer de Pullman, 1865. Exterior. El vagón largo, con la suavidad de su


rodaje, fue posible gracias al montaje flexible sobre bogies. Como los asientos y li­
teras móviles, es característico de los medios de viaje norteamericanos. (Cortesía
de la Pullman Company.)

456 457
mente" estaban encargando a sus suministradores "ciertos estilos de deco­ mente se dedicó a la minería. Con el suministro de materiales a las minas
ración y cortinajes que han visto en los coches salón Pullman... Cada ganó 20000 dólares y regresó a Chicago. Contaba treinta y cuatro años
palmo de panel de madera estaba tallado y ornamentado... los dorados cuando dio su gran golpe.
proliferaban por doquier... Los espejos con marcos de bronce y felpa roja Tanto en Europa como en América, la década de 1860 creó una
estaban a la orden del di a". 63 clase media cuyo número y cuya prosperidad iban en aumento. En esta
época surgieron en Europa los lujosos hoteles del lago de Lucerna y de
George M. Pullman y el lujo en los viajes la Riviera, y en Norteamérica el coche cama de lujo. La fuerza de Pull­
man radicó en su pronta identificación de esta creciente demanda de lujo.
Si George M. Pullman es medido por sus inventos técnicos, pierde Se jugó sus 20000 dólares a una sola carta y en 1865 construyó el Pioneer
estatura, ya que en este aspecto cualquiera de los constructores anónimos (figs. 286 y 287), con un costo cuatro veces superior al de cualquier otro
de muebles patentados puede presentar las mismas reivindicaciones. En coche cama.
los primeros días, los decisivos, mostraba menos afán por las innovacio­ En aquellos tiempos parecía increíble que una inversión tan cuan­
nes técnicas que por el empleo de las mismas en combinaciones. tiosa pudiese reportar algún beneficio. Además, el coche cama de Pullman
Cuando, finalmente, en 1864, presentó su primera patente junto no podia ser utilizado en el tráfico normal, ya que era demasiado ancho
con otro inventor, seguía a varios cientos de predecesores en el campo para los puentes y rozaba los techos de los andenes. Sin embargo, todo
del coche cama, e incluso su patente era relativamente anticuada, ya que transcurrió tal como Pullman había previsto: los puentes fueron ensan­
todavía seguía el principio de albergar la litera superior junto al techo. 64 chados, y los techos de los andenes ajustados al tamaño de vagón que él
Sólo en su segunda patente, en septiembre del año siguiente,65 aparecía la juzgaba necesario para el confort y que se ha mantenido inalterado hasta
litera superior como un plano que descendia mediante charnelas sobre hoy. Fue uno de los primeros empresarios que dominaron el empleo efec­
la ventana y se plegaba hacia el techo en una posición inclinada. La cons­ tivo de la publicidad. Aparte de invitar en 1870 a los industriales ameri­
trucción original, en la que la cama se dobla para alcanzar una posición canos para una primera travesía continental, halló en los especiales acon­
inclinada, la derivó a partir de uno de sus predecesores. La adoptó en su tecimientos de 1865 un medio para dar celebridad al Pioneer y hacer re­
famoso Pioneer de 1865, y se ha mantenido con categoría estándar en cortar los andenes para dar paso a sus vagones. Efectivamente, el lujoso
Estados U nidos hasta nuestros dias. Volveremos a ella al comentar la coche cama Pioneer hizo su primer viaje como carroza fúnebre, ya que
convertibilidad del mobiliario del coche cama. transportó los restos de Abraham Lincoln a su última morada en su
El impulso de Pullman no radicaba, pues, en los dispositivos villa nata!.
mecánicos; en este campo se apropió de cuanto fuese adecuado para sus Pullman no tuvo dificultad en persuadir al público para que pa­
propósitos. Su fuerza se desplegó en otra esfera muy diferente: no en la gase 2 dólares por una noche de viaje, en vez de la anterior tarifa de un
técnica, sino en la sociológica. Su invento fue el lujo en el viaje. Ahí estaba dólar y medio. Una vez más, su suposición se mostró acertada. "El pú­
su dominio. Ahí demostró su capacidad creadora, superando a todos los blico se abalanzó hacia los Pullmans y los antiguos y más económicos
demás en previsión, estrategia y audacia. Ahí pudo trabajar a sus anchas vagones fueron retirados,"67 Las demás compañias tuvieron que seguir el
y ampliar su idea al máximo. Ahí consiguió un éxito abrumador y per­ mismo ejemplo. El Pioneer ofrecia todo el confort de un buen hotel. Tenía
durable. en su interior aplicaciones de "negra madera de castaño tallada" y "las
George Mortimer Pullman (1831-1897) comenzó como ebanista más suntuosas alfombras de Bruselas". Cada detalle había sido sometido
en el negocio de su hermano; no era un constructor de carruajes como a un cuidadoso estudio. En vez de una simple iluminación con velas, "va­
lo fueron sus dos competidores más importantes. 66 rias hermosas arañas de luces" colgaban del techo y de las paredes "es­
Organización, empresa, más que la ebanistería, eran su campo. pejos franceses"68 (fig. 286).
Cuando fue ampliado el canal del Erie, transportó casas desde la antigua En Europa, el viaje de lujo quedaba reservado tan sólo a los más
orilla hasta la nueva, y cuando Chícago empezó a alzar sus casas varios afortunados. Bien pudo ser que Pullman, al proyectar su primer coche­
pies sobre un suelo pantanoso, encontró similar aplicación para su talento. palacio, pensara en los trenes imperiales que las compañías ferroviarias
Su hazaña allí, al parecer fue la de elevar en 1855 todo un hotel con francesas ofrecian a Napoleón m (figs. 292 a 294 y 296). Pullman, que se
acera, mientras dentro de él seguían sus actividades. Pullman tenía en­ mantenía ojo avizor allí donde surgiera una novedad en su esfera, no abor­
tonces veinticuatro años. A finales del decenio de 1850, el coche cama dó, desde luego, el train impérial con el que la Compagnie de Chemin de
empezó a suscitar un interés general, y en 1857 Theodore T. W oodruff, Fer de París a Orléans obsequió a Napoleón m en 1857. Una publicación
líder en este campo de la inventiva, construyó sus nuevos coches cama y impresionante y de amplísima difusión,69 con detalles que iban hasta la
los puso en servicio. En 1858, Pullman adquirió dos vagones viejos que reproducción en color, dio a conocer al mundo esta obra maestra del
remodeló como coches cama por 1000 dólares cada uno. Entonces estalló gusto francés y de la construcción francesa. El gran ingeniero C amille
la guerra de Secesión y Pullman se trasladó a Colorado, donde temporal­ Polonceau -todavia recordado por las cubiertas metálicas que llevan su
458 459
290. Cama de Thomas Jej]'erson, Monticello, alrededor de 1793. Llenaba e! pa­
sillo entre el estudio de JefTerson y su cuarto vestidor. U na viej a tradición, según
288. Cama inglesa para inválidos, 1794. La cama es alzada por medio de un com­ la cual podia ser izada con cuerdas cuando era de dia, se pone hoy en entredicho.
plicado mecanismo de cuerdas, manubrio, engranajes, postes y volante. (Patente No obstante, cuesta comprender su instalación a través de un pasillo abierto, si
británica n.O 2005, 7 de agosto de 1794.) no desaparecia cuando no se utilizaba. (Cortesia de la Thomas Jefferson Memorial
Foundation.)
291. El "N.O 9", uno de los vagones remodelados por Pullman en 1859. Durante
el día, las literas superiores eran izadas hasta un techo casi plano, por medio de
cuerdas y poleas. Colchones, mantas y almohadas (pero no sábanas) quedaban
guardadas en una sección vacia durante el dia. (Cortesia de la Pullman Com­
pany.)

nombre- construyó el tren y enganchó los vagones con unas plataformas


ingeniosamente concebidas. Viollet-le-Duc diseñó el interior, con su estu­
diada ornamentación del techo y sus espesos cortinajes y alfombras. Al
igual que el Pioneer de Pullman, las dimensiones de este tren eran más
anchas y altas que las normales. El tren imperial, con sus ruedas y sus ce­
losias prodigiosamente brillantes, con su wagon d'honneur, su vagón res­
taurante, su espléndido coche cama para la imperial pareja, su vagón mi­
rador, descubierto y sin cristales, en el centro del convoy, suscitó en cada
príncipe de Europa el deseo de emular a N apoleón In, en este tren tanto
como en su transformación de París.
En 1865, ocho años más tarde, el Pioneer, el coche-cama de Pull­
man, empezó a democratizar el lujo aristocrático. Pullman poseia el
mismo instinto que Henry Ford demostraría medio siglo más tarde, el ins­
tinto de instigar las fantasías durmientes del público hasta que se tradujeran
en demanda. Ambas carreras se centraron en el mismo problema: ¿cómo
289. Cama izada para vagón de ferrocarril, 1858. "La cama superior encaja exac­ democratizar los instrumentos del confort, que en Europa quedaban indis­
tamente en el techo de! coche, y cuando no es utilizada se eleva hasta su lugar. La cutiblemente reservados para las clases fmancieramente privilegiadas?
cama desciende fácilmente con almohada y manta sobre ella, a punto para ser uti­ No obstante, la palabra "democratización" no puede ser utilizada
lizada por dos pasajeros." El principio de esta patente, como el de Woodruff dos
años antes, fue ya anticipado en e! siglo XVIII. (Patente EE.UU. n.O 21352, 31 de aquí sin reservas, ya que, con la innovación de Pullman, Estados U nidos
agosto de 1858.) abandonó su sistema de la clase única. En 1840 y en 1850 los viajeros

460 461
r
;
i
i
295. "Master
Room" de la Pullman
Company, 1939. Ca­
bina convertible para
uso diurno y noctur­
no. El confort compa­
rable al de un apar­
tamento de dos ha­
bitaciones es logrado
mediante las camas
plegables y unas
cuantas sillas plega­
bles. Aq ui, la co­
292. El "Train Impérial" modidad se basa en
regalado a Napoleón nI la convertibilidad,
por la Compagnie de Che­ en contraste con las
min de Fer de l'Est, 1857. rigidas habitacio­
Interior del dormitorio de nes e instalaciones
la imperial pareja, con las de Napoleón III. (Cor­
camas fijas. (L'Il/ustration, tesia de la Pullman
París, 1857.) Company.)

europeos hacían repetida mención de sus clases diferenciadas para el viaje,


para cuyo sistema los americanos de aquella época no tenían aplicación
alguna. "No hay coches de primera y de segunda clase como entre noso­
tros, pero hay un coche para caballeros y un coche para señoras; la prin­
cipal distinción entre ellos es la de que, en el primero, todo el mundo
fuma, y en el segundo nadie lo hace... Los vagones son como ómnibus de­
saseados, pero más grandes." Tales son las impresiones de Charles
~,
.f 293. "Train Impérial" ofre­ Dickens sobre su primer encuentro con los ferrocarriles norteamericanos
cido a Napoleón In por la en 1842. Y con cierto sarcasmo comenta la escasez de ventanillas: "Hay
Compagnie de Chemin de gran cantidad de pared."7ü Ya a finales de la década de 1850, los fran­
Fer de París a Orléans, ceses manifestaban, sorprendidos: "11 n'y a pas sur les chemins de fer
1857. El sofá imperial en
el wagon d'honneur fue di­ américains, comme en France et comme en Angleterre, différentes caté­
señado por el distinguido gories de places..."71
arquitecto Viollet-le Duc, Con la aparición del coche-palacio Pioneer de Pullman, cambió
que decoró todo el tren.
la situación. Para la gente adinerada, en rápido aumento, fue creada en
Estados Unidos una clase especial y, con el transcurso del tiempo, llegó a
ser identificada con el nombre de Pullman. Al igual que Napoleón m,
pero con mayor confort, los industriales norteamericanos dispondrían
de sus vagones particulares, que reunían en un solo coche todo el lujo para
el cual Napoleón III necesitaba un tren entero.

Precursores del coche-cama (1836-1865)

El problema del coche-cama tuvo su premonición en el cama­


rote de barco. Como medios de transporte, tanto el barco como el tren
disponen de un espacio muy restringido; sin embargo, los vagones del fe­
rrocarril todavía deben ser más cuidadosos que los buques con su espacio,
y esto plantea inmediatamente el problema que predomina sobre todos
294. "Train Impérial" regalado a Napoleón nI por la Compagnie de Chemin de Fer
de l'Est en 1857. Vista del coche observatorio, el coche restaurante, y el "coche los demás, a saber, el de la economía del espacio, el de cómo asegurar un
sala de estar". (L'Illustration, París, 1857.) confort adecuado al viajero sin un prevaciado de espacio adicional.

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No es posible construir para todo el mundo un apartamento como yacían en literas unas sobre otras... Olvidando que mi lecho era apenas
el de Napoleón III. No es posible montar sobre ruedas un dormitorio más ancho que un ataúd, me dí de repente la vuelta y caí al suelo como un
con camas fijas, una sala de recepción, un comedor y un porche abierto. alud..."74
Sin embargo, a partir de 1865, en Estados Unidos y hasta el año del primer En 1854, tres años después de la aparición del asiento converti­
tren vestíbulo, 1886, el tren se convirtió cada vez más en hotel ambulante. ble para vagones de ferrocarril, la Oficina de Patentes de Estados Unidos
Sólo hubo que prescindir de una caracteristica del tren imperial: el dor­ concedió la primera patente americana para coche cama 75 (fig. 284). Una
mitorio con camas fijas. patente inglesa de 1852,76 mencionada en la literatura sobre el tema nada
Un vagón tenía entonces varias funciones que cumplimentar; tiene que ver con el coche cama, pues sólo intentaba -con un enfoque es­
debía ser convertible: lugar de estancia durante el día y dormitorio por casamente satisfactorio- doblar la capacidad del coche en cuanto a asien­
la noche. Al priIlcipio, incluso los vagones restaurante se convertían en tos a expensas del espacio próximo a las cabezas, a base de una distribu­
coches cama de noche y recibían el nombre de "coches hotel". Las camas, ción en dos pisos. Una mirada al dibujo hecho por el inventor de Buffalo
en las que los viajeros disfrutaban de tanta comodidad como Napoleón de 1854 muestra que tomó el asiento reversible como su punto de partida.
en la suya, tenían que desaparecer cuando era de día, y por tanto el pro­ En vez de dar al respaldo el giro acostumbrado de 180 grados, sólo le con­
blema del coche cama se centró en su convertibilidad, en cómo hacer la feria 90 grados, hasta una posición horizontal en el aire, en la que era fi­
disección del asiento en elementos que un par de movimientos -girar, es­ jado. Sus respaldos eran más altos de lo corriente, de modo que "al dis­
tirar o desdoblar- combinasen de nuevo para formar un lecho. poner los respaldos de asientos continuos puedan encontrarse y perma­
En 1836 se habían utilizado catres improvisados en el Cumber­ necer en el mismo plano horizontal". Una segunda cama quedaba for­
land Valley Railroad. En el 1850, hasta cinco literas eran dispuestas en mada por los asientos propiamente dichos y, en palabras del inventor:
fJJ.a y lateralmente, pero una vez considerado el asiento de tren como "Abro y extiendo estos almohadones de los asientos... los cuales están ta­
una litera, todo el problema del coche cama se situó en su lugar y se con­ pizados por ambos lados y provistos de charnelas.. , levantándolos y ex­
virtió en parte de un largo linaje de mobiliario patentado: el asiento con­ tendiendo la mitad inferior." ¿Eran camas estos dispositivos semejantes
vertible y la cama plegable. En el decenio de 1850, no se sacaron patentes a tablados? El inventor no les daba este nombre; él se veia convirtiendo
para coches cama, sino para "mejoras destinadas al asiento y litera de asientos en literas, pero en realidad no es posible trazar una línea divi­
vágón de ferrocarril". En el periodo de 1854 a 1865, la aparición de los soria exacta entre cama y litera.
tipos estándar de hoy fue paralela al periodo más efervescente de inventiva La economía de espacio es la madre de la convertibilidad. "Tan­
en el mueble patentado norteamericano. tos asientos de día, tantas camas de noche" rezaba la regla de esos pri­
Los vagones convertibles ofrecían tan sólo un minimo de como­ meros tiempos. A menudo, aparecían más lechos que asientos habia en
didad, y viajar en ellos difícilmente podía ser considerado como placen­ el mismo lugar, pero este juego de prestidigitación sólo podia ser reali­
tero. En la litera superior, el pasajero yacia tan cercano al techo que no zado si se escamoteaba una de las camas en el techo, lecho que reapa­
podía sentarse, y en la más baja tan próximo al suelo que podía contem­ recía cuando era necesario, como la mesa mágica en el banquete de bodas
plar las suelas de quienes pasaban por allí. Pero en aquellos primeros tiem­ de Maria de Médicis en Florencia.
pos el transporte no era una actividad cotidiana, y cabia sacrificar las Por ejemplo, un inventor de Detroit proporúa en 1858:
conveniencias tal como cada uno hacía al albergarse en una cabaña del
monte. La cabina, denominada stateroom o camarote, que Charles Dic­ La cama superior... encaja de foOlla neta y compacta en el techo del
kens ocupó en su travesía de Norteamérica en 1842 (fig. 282) era casi tan coche, y cuando no es utilizada es izada hasta su lugar por medio de contrapesos
austera como el coche-cama norteamericano de 1847 72 (fig. 283). Este y cuerdas desde sus esquinas, y nadie sospecharía que allí hay algo más que el
coche cama de la línea de Baltimore y Ohio, con su armazón de listones techo... La cama es bajada con facilidad por medio de cuerda, con almohada
que durante el día quedaba plegado junto a la pared, podia pasar, pero y manta sobre ella, preparada para que la utilicen dos pasajeros 77 (fig. 289).
sólo como solución de fortuna. "Decir que esas camas eran perfecta­
mente confortables seria un embuste, pero uno agradece encontrarlas tal Thomas J efferson sentía gran predilección por el mobiliario ac­
como son y poder pasar una noche bastante tolerable."73 cionado mecánicamente, puertas de plegado automático, etc.; basta con
Este coche cama de 1847 tení a estrechas vinculaciones con los pensar en el montacargas para botellas de vino instalado entre su bodega
dispositivos para dormir instalados en los buques fluviales americanos y el comedor. En su casa de Monticello, las camas eran montadas en al­
de la época. Con el gracejo de su lenguaje, N athaniel Hawthorne señala cobas, como era costumbre, pero la de Thomas J efferson se alzaba en
cómo transcurria la vida en un camarote de un barco fluvial, a la vez lugar un lugar peculiar (fig. 290), ya que llenaba el pasillo entre su estudio y su
de permanencia, comedor y dormitorio. "Corrida la cortina carmesí entre vestidor. Hoy se niega que pudiera ser levantado hacia ei techo mediante
las damas y los caballeros -a la que él denomina 'la dívisión sexual del cuerdas al llegar el día, como sostiene una antigua tradición, pero por otra
barco'- la cabina se convertía en dormitorio para veinte personas, que parte es difícil comprender su ubicación en un pasillo abierto si no se pre­
464 465
í
!

tendía hacerlo desaparecer durante el dia. La idea de una cama ascen­ el invento del coche cama está generalmente asociado con otros nombres, el
dente aparece en una patente inglesa para un lecho de inválid0 78 (fig. 288), crédito para la idea original y la prioridad de la patente, y por haber construido
concedida en la época en la que Jefferson procedia a remodelar Monti­ bajo sus patentes el primer coche cama práctico, le corresponde a Theodore T.
W oodruff. 81
cello. En esta patente, un complicado mecanismo de cables, manubrio, en­
granajes y rueda de freno permitía que el colchón subiera y bajara entre Theodore T. Woodruff era un constructor de carruajes que, como
cuatro postes deslizantes. tantos de sus contemporáneos, diseñaba toda clase de máquinas: arados
La litera superior del coche-cama es el verdadero factor de la de vapor, cosechadoras, locomotoras y hélices de buques. Para la promo­
economía de espacio, pero las camas suspendidas de cuerdas ya no podían ción de sus coches cama constituyó una sociedad con un capital de dos
aportar una solución convincente y, antes incluso de la propuesta del in­ millones de dólares en 1857, y sus vagones recorrieron con éxito diversas
ventor de Detroit, la actual construcción de la litera superior en el coche lineas. Después, al principiar la década de 1870, pleiteó por infracción de
cama norteamericano habia sido hallada ya, y esto sucedió a finales de patente contra Pullman, quien había adoptado el sesgo y la disposición
1856, cuando fue obtenida la segunda patente. inclinada de la cama plegable para sus coches palacio. La decisión favo­
Dar de entrada con un principio en el que se basará toda una evo­ reció a Woodruff, pero Pullman era ya el más fuerte. "No hubo indem­
lución ulterior no es cosa excepcional en este período. En la mecanización nización alguna y, por una extraña desviación de la justicia, la compañia
del hogar podemos ver cómo, en sus inicios, ciertos dispositivos -desde un Pullman siguió utilizando las patentes de Woodruff y prosperó, en tanto
utensílío tan modesto como la batidora giratoria de huevos (1856) hasta la que la sociedad de Woodruff quedó prácticamente arruinada y el nombre
aspiradora (1859), la máquina lavavajillas (1865) y la lavadora con rotor del verdadero inventor cayó en un olvido casi total."82
(1869)- sentaron en seguida los principios que habrían de guiar su desarro­
llo futuro. La expansión de Pullman
Fue el rival de Pullman en sus primeros tiempos, Theodore T.
Woodruff (1811-1892), quien halló la solución decisiva para el lecho ple­ Unos años después de su litigio con Theodore T. Woodruff,
gable en el coche cama (fig. 285).79 Corria por sus venas sangre de in­ George M. Pullman perdió su exclusiva en la misma linea que el Pioneer
ventor y, desde el prisma de 1850, pertenecía al tipo moderno de cons­ recorrió en su primer trayecto. Ni siquiera un Pullman podia escapar siem­
tnictor de carruajes. Hacer desaparecer una cama en el techo tirando de pre a la humillación, y en aquellos años inmisericordes sólo podía llegar
unas cuerdas era cosa demasiado tosca para él; para él, mueble signifi­ a la cumbre el hombre que luchara respaldado por un poderío financiero.
caba una serie de planos móviles combinables de diferentes maneras, y A Cornelius Venderbilt le correspondió la satisfacción de inaugurar esta
resulta placentero observar con qué habilidad utiliza charnelas para sus linea para los coches cama de una compañia financiada por él mismo, la
propósitos haciendo girar el respaldo de su asiento 90° hasta alcanzar la Webster Wagner's Palace Car Company.83
posición horizontal, obteniendo de este modo dos camas en medio. La Unas semejanzas estructurales enlazan las carreras de George
parte inferior del asiento se dobla hasta alcanzar una posición más baja, M. Pullman y de los grandes conserveros Philip Armour y Gustavus Swift.
en la que un plano horizontal está esperando unirse con ella, lo que pro­ Todos ellos pertenecían a una generación nacida en el decenio de 1830,
porciona otros dos lechos cerca del nivel del suelo. Es decisiva la idea y todos dejaron los estados del este para buscar en Chicago el campo pro­
de sujetar la cama superior sobre la ventana, ya que de día forma una su­ picio para empresas ilimitadas. Pullman y su idea de la comodidad en el
perficie de unión entre el techo y la pared del vagón. Woodruff lo explica viaje, y Swift con su afortunada operación del vagón frigorífico, conquis­
con toda sencillez: "Se disponen... estructuras con charnelas de manera taron las dimensiones de la tierra.
que puedan ser convertidas en una litera sobre las ventanillas del coche." Habia en ambos el mismo afán de expansión en anchura y en
W oodruff concebía la cama plegable con sus charnelas como otros antes profundidad: horizontalmente, hacia el monopolio, y verticalmente por
que él habian concebido la silla plegable. Esto era nuevo. expansión hacia todo lo que pudiera relacionarse con su preocupación bá­
N o obstante, las patentes de Woodruff todavia no hablan del sica. Los grandes conserveros de la industria cárnica sometieron el ganado
coche cama, sino tan sólo de "asiento y litera para vagón", De hecho, el a un proceso en serie, aseguraron el transporte en sus propios vagones,
espacio para cada persona estaba limitado, y se comprende que Woodruff crearon una organización de mercado a escala nacional, y construyeron
acomodaría a cinco personas de esta guisa, cuatro en las dos literas in­ industrias para explotar los subproductos. Del mismo modo, Pullman hizo
feriores y una en la parte más alta. 80 Hoy, uno reconoce el papel rector circular sus vagones alli donde pudo forzar una abertura, y compró a todos
desempeñado por la propuesta de W oodruff en cuanto a doblar la litera sus competidores, excepto a uno: la compañia controlada por Vanderbilt.
superior entre el techo y la pared. Sin embargo, dos años después de la muerte de Pullman, también quedó
absorbido el New York Central System, en el que Vanderbilt había hecho
Presentaba por vez primera la idea de una litera superior plegable, era circular los coches Wagner, y así quedó completado el monopolio de
un arranque radical a partir de las acomodaciones anteriormente en uso ... Aunque Pullman en el servicio de primera clase. Verticalmente, la expansión
466 467
de Pullman la aseguró el constante incremento de su lista de fabricados, 296. "Train Im­
pues no sólo construía sus propios tipos, sino también todo lo relacionado périal" ofrecido
a Napoleón JI!
con el material rodante. por la Compagnie
de Chemin de Fer
El coche-cama en Europa de l'Est, 1857.
"Coche come­
dor". En 1850.
Es incomprensible que la forma democrática del coche cama tu­ los coches restau­
viese que ser trasplantada a Europa, y esta operación tuvo lugar en Ingla­ rante sólo esta­
terra, así como en el continente, ocho años después de haber iniciado el ban destinados a
los potentados. El
Pioneer su servicio regular. El embarque de dieciocho coches cama, efec­ emperador presi­
tuado por Pullman en 1873, rumbo a la madre patria de los ferrocarriles de una gran mesa
demuestra que la influencia americana en este sector se hizo notar rela­ instalada en el
centro. A su alre­
tivamente temprano. dedor. criados de
En el mismo año, otro empresario norteamericano hizo que los librea sirven al
primeros coches cama recorrieran la ruta Viena-Munich. Los modelos en­ emperador y su
séquito. (L 'Illus­
tonces utilizados con este fin todavía son corrientes en el servicio europeo. tration, Paris,
Conocidos como boudoir-trains, tiene sus literas emparedadas en com­ 1857.)
partimientos separados. En contraste con las literas americanas, coloca­
das en forma longitudinal, están montadas transversalmente, disposición 1869,85 no se sentía especialmente predispuesto a nuevos inventos. Lo que
que tiene su origen en unos hábitos muy arraigados. Ya en el siglo XIX, él reivindicaba era una distribución y combinación especiales y, todavía
las habitaciones de una casa norteamericana desembocaban unas en otras inseguro de la tendencia, patentó dos combinaciones distintas. ¿Podía
y las puertas quedaban abiertas. En Europa, la casa está rodeada por un tomar el riesgo de un coche restaurante sin acomodo para dormir, o era
seto, las habitaciones están aisladas entre sí tanto como es posible, y las aconsejable unir ambas disponibilidades en un solo modelo? El coche­
puertas se mantienen cuidadosamente cerradas. La misma costumbre cabe hotel de 1869 (fig. 297) es todavía un coche cama, con una pequeña cocina
hallar en las clases preferentes en los viajes a través de Europa, pues los instalada en un extremo. No se especifican los detalles: era el tipo, la com­
coches están subdivididos en numerosos compartimientos pequeños. binación, 10 que Pullman ansiaba proteger. Este coche hotel era ínteresante
En Europa, el coche-cama -yen general el viaje confortable- no por otra razón: "Mis mejoras pretenden facilitar un coche conveniente
consiguió más que un progreso indiferente, y todavía está considerado en el que los pasajeros, y especialmente las familias, puedan viajar, comer
como un lujo. En Norteamérica, el precio del viaje en Pullman no es más y dormir." El otro extremo del coche contenía las cabinas privilegiadas,
elevado que el de una noche en un hotel de tipo corriente. segregadas, a las que Pullman describía detalladamente y daba el nombre
de camarotes. Sólo conducía a ellas un estrecho pasillo, prescindiendo
La ampliación de la comodidad en el viaje: vagón restaurante y coche­ del corredor común. Eran para el pasajero que deseara mantenerse aparte,
salón y constituyeron la primera aparición en América de una sección preferente,
separada dentro del coche. Significaban una nueva diferenciación en favor
A finales de la década de 1850, los vagones restaurantes eran de un sistema clasista.
destinados solamente a los potentados. Napoleón III y su imperial sé­ Su otra combinación (fig. 297), el "coche cama mejorado... des­
quito comían en una gran mesa central, servida por criados de librea tinado a ser utilizado como salón-comedor restaurante ambulante", terna
(fig. 296). también sus instalaciones para dormir, pero el coche cama predominaba
El vagón restaurante comenzó como un viejo furgón de equipa­ todavía, como reconocía el propio Pullman: "Los asientos están dispuestos
jes en cuyo interior se había instalado un mostrador de bar, junto con transversalmente, de modo que se enfrenten unos a otros, como en las
unos taburetes altos. "El vagón restaurante de 1862 era un vagón de equi­ secciones de un coche cama." Todavía faltaban las sillas que terna Napo­
pajes... y desnudo en su interior excepto, en su mitad, un mostrador alar­ león en su coche cama de 1857. La mesa era acercada a las sillas, y no
gado alrededor del cual los clientes comían sentados en altos taburetes... las sillas a la mesa, "un extremo de la cual se apoya en una pata... en tanto
Desde el interior de este mostrador las comidas eran servidas por cama­ que el otro extremo queda enganchado en unos alvéolos... de los que se
reros de color ataviados con chaquetas blancas."84 El toque de Pullman extrae fácilmente". La vivienda, el domicilio, ocupaba todavía el pensa­
cambió el coche restaurante tal como había transformado el coche cama: miento de Pullman; éste dispuso la despensa como una bodega bajo el
dio paso en él a la comodidad. suelo del vagón, y había armarios para la vajilla entre las ventanas, asi
Cuando Pullman obtuvo sus patentes de vagón restaurante en como un gran depósito de agua sobre la cocina.

468 469
~~~
~~
298. El primer coche
salón Pullman, 1875. Las
butacas, giratorias y regu­
lables, con sus simples per­
mes, distan de las formas
exuberantes del 1890, tanto
como los mullidos tipos
aerodinámicos del decenio
de 1930. (Cortesia de la
Pullman Company.)

..b

299. Butaca ajustable y


297. Patentes de Pullman para coches restaurante, 1869. ¿Podia Pullman arries­ plegable utilizada en avio­
garse con un vagón provisto tan sólo de servicio de comedor, o debía unir servicio nes, 1936. Aunque bien
de restaurante y acomodo para dormir en el mismo coche? Todavia inseguro de la diseñada desde el punto de
tendencia, patentó ambas alternativas. Arriba: el "coche-hotel" de Pullman, en el vista de los materiales li­
que "los pasajeros, y especialmente las familias, pueden viajar, comer y dormir", lleva geros y en la mejor tradi­
en un extremo una pequeña cocina R. Que sepamos, es la primera aparición en ción del mueble patentado,
América de secciones privilegiadas, o "camarotes" A, flanqueados por un estrecho sugiere una tendencia a un
pasillo C. Las butacas K pueden "deslizarse a lo largo de la habitación". aspecto artificialmente pe­
Abajo: El "coche restaurante mejorado" de Pullman carece ya de instalaciones para sado. Al parecer es el resul­
dOlmir. "Los asientos están dispuestos transversalmente, como en las secciones tado de la "aerodinámica"
de un coche cama". A diferencia de los asientos individuales del "coche comedor" que perpetuará la osten­
de Napoleón en 1857, aquí los asientos son fijos y la mesa es móvil. La cocina tación del gusto imperante
ocupa el centro del vagón, y todavia recuerda el modelo doméstico, con su des­ en el siglo XIX en tantas
pensa y fresquera bajo el nivel del suelo, como en un sótano. D es el frega­ áreas. (Cortesía de la
dero, C los fogones, y B el depósito de agua. (Patentes EE.UU. n.o 89537 Y 89538, Douglas Aircraft Company,
27 de abril de 1869.) Ine.)

470 471
Napoleón III tema su wagon d'honneur, en el que ofrecía recep­ la creciente diferenciación tendería cada vez más a tomar la dirección
ciones, y las paredes estaban orilladas por divanes, como en los elegantes del lujo.
salones del Segundo Imperio. Al emperador se le reservaba el asiento de La segunda fuente latente tras el confort del viaje en N orteamé­
honor, parecido a un sofá y colocado aparte (fig. 293). Viollet-le-Duc, rica es la mecanización del mobiliario. Sus elementos son el asiento con­
que diseñó el tren para la Compañia París Orleans, comunicó a este asiento vertible y la cama plegable, y ambos posibilitan la conversión de las ins­
algo de su delicado romanticismo. Estos wagons d'honneur se convirtieron talaciones de día en instalaciones nocturnas, de la sala de estar en dormi­
en coches-salón para todos los norteamericanos diez años más tarde (1867), torio. El asiento convertible y la cama plegable pertenecen a la familia
cuando Wagner, el protegido de Vanderbilt, los ofreció al público. El primer del mobiliario patentado, en el sentido de un mueble que es ajustable a la
coche salón de George M. Pullman data de 1875, y en él no habia di­ postura en virtud de su movilidad y a la función múltiple gracias a su ca­
vanes a lo largo de la pared, ni rígido y erecto asiento de honor, sino nu­ pacidad para la metamorfosis mecánica.
merosas butacas giratorias, igualmente confortables, con respaldos gra­
duables y en las que cabia pivotar con toda facilidad. El confort iba en
rápido aumento, y no tardaron en aparecer los apoyos móviles para los El mobiliario nómada del siglo XIX
pies, ya proyectados en el 1850, junto con los diversos perfeccionamien­
tos del movimiento del mobiliario patentado, entonces en su apogeo. Las Mobiliario ligero para acampar
simples y concisas líneas de los sillones giratorios y regulables de 1875
fueron el resultado lógico de la obediencia a la función. No se necesitaba El mobiliario de campamento, plegable y transformable, abre
un William Morris para purificar su diseño. Como ya hemos mencionado, un campo de acción maravilloso para la fantasía. Todo debe quedar en­
a partir de 1893 86 apliques y techo se hicieron cada vez más exuberantes, cuadrado en escaso volumen y toda combinación de diferentes utensilios
y no es dificil imaginar qué rodeos hubo que dar antes de poder adoptar debe quedar contenida en el espacio más reducido posible y con la menor
de nuevo formas más adecuadas para este propósito. Las butacas de los dependencia en cuanto a impedimentos mecánicos. Todo ha de ser simple.
coches salón de 1875 estaban tan lejanas de la exuberante ornamentación Cada idea ha de encontrar su expresión más directa.
del 1890 como de nuestros diseños "aerodinámicos". El germen del mobiliario plegable es la silla de tijera, ya sea ple­
gable o bien, como en la Antigüedad, ftia. Lo que había sido pieza hoga­
Retrospectiva reña. en el mundo clásico se convirtió, como recordaremos, en trono regio
a principios de la Edad Media (el asiento del rey Dagoberto, en el tesoro
El tono de la sociedad norteamericana constructora de ferroca­ merovingio). En la época gótica, encontramos una silla de abadesa con
rriles era democrático en una época en la que la reacción gobernaba la esta forma. El renacimiento trabajó el diseño como una serie de costillas,
sociedad europea. Es decir, las clases altas se movían en Europa entre de­ cruzadas o unidas por un extremo (fig. 143), y en el siglo XIX el taburete
ferencias, en tanto que el pueblo llano había de conformarse con cualquier plegable se convertiría en uno de los artículos comunes del mercado de
cosa. Esta perspectiva democrática de los primeros años del ferrocarril masas.
norteamericano se transmitiría al moderno viajero europeo en el perfec­ Este taburete plegable de campamento no quedaría sin alterar,
cionamiento continuado de su confort. Poco a poco y a medida que iban ya que surgieron problemas: ¿Cómo lograr mayor comodidad para el que
apareciendo, las mejoras en las comodidades del viaje fueron extraídas se sentara en él? ¿Cómo equiparlo con un respaldo sin afectar a sus ca­
de Norteamérica: en 1873, el coche-cama; en 1879, el vagón-restaurante, racterísticas plegables?
o dining-room carriage; en 1889, el tren-vestibulo. Surgieron múltiples ideas. Una de ellas consistia en doblar las
En ningún otro lugar ese impulso democrático americano se mues­ patas por su mitad (mediante un anillo metálico, por ejemplo), y una vez
tra con tanta claridad como en las pugnas del 1850, en los esfuerzos para plegada la silla formaba un manojo de cuatro listones. Un solo movimiento
que el asiento común de los trenes se ajuste a la postura en todo momento, los abría como un paraguas, de modo que los cuatro extremos tensaran
e incluso para hacerlo transformable en sillón reclinable o en litera. El una tela fuerte. Esta acción alzaba simultáneamente un par de brazos que,
estimulo procedía del principio según el cual cada pasajero tiene derecho unidos por una tira de lona, constituían el respaldo. 87
al mismo lugar y a la misma comodidad. Por esta razón, el período ad­ Comprimir una cama con tales estrecheces es algo más dificil.
mitió una sola clase de pasaje, tradición que todavía perdura en Norteamé­ En tiempos del Gótico, aparecen camas .plegables, a menudo utilizadas
rica en la llamada coach class. en el campo. Carlos el Calvo de Borgoña fue, al parecer, el primero en
Después de la guerra de Secesión, surgió un cambio con la apa­ utilizar un lecho de campaña (1472).88 En pleno campo, parece ser que
rición de Pullman y el lujo en el viaje. Era todavía una democratización todo el mundo dormia en el suelo, pero Borgoña era entonces la corte más
del confort, pero de todos modos, silenciosamente y sin etiquetas, intro­ refinada de Europa. El siglo XVII consiguió que estas camas traspasaran
dujo un sistema de clase múltiple en Norteamérica. Con el paso del tiempo, el umbral del lujo. La cama plegable de Schübler, allá por 1730, de la que
472 473
~
ii
d cama; maduraría con sorprendente rapidez y llegaria a un pronto fmal. 93
~
?&
f1 La comparación de la tienda (1859) de Napoleón I1I, con sus
ij
,t
tres aposentos, y una combinación de utensilio de campaña americano
de 1864 94 revela el ritmo extraordinario de progreso. Este utensilio es tam­
~~:¡ bién una cómoda de campaña (fig. 302), con el tamaño del portamanteo
L~ 300. Jacob Schuebler: corriente, 60 centímetros en cuadro y 70 de altura. Lo compone entera­
& Cama plegable, c.1730.
~ "Camas francesas de re­ mente una combinación de muebles, todo un juego de ellos. Abierto, se
~ ciente invención. El armazón
consta de dos secciones,
convierte en un canapé o tumbona. Dentro de la base tipo cofre hay es­
~ pacio para un cajón que contiene no sólo lo necesario para lavar, sino
~ sujetas por los tornillos A,
B, Y cada pata asciende has­ también "utensilios de cocina y de mesa" y "un fogón para cocinar como

I ta dos soportes de hierro,


C. Las estrechas tablas de
la cabecera y el pie se
mueven sobre goznes, como
en D. En la cabecera hay
un poste articulado, atra­
los utilizados en el ejército". Cabe añadirle, además, una estructura ple­
gable que forma una segunda silla o cama. Todo esto puede continuar
como artículo en serie; los apoyos de los brazos son extensibles y permiten
colocar sobre ellos una tabla que sirva de mesa, y a un lado del canapé
hay disponible una superficie para otra mesa.
vesado por un agujero.
Cuando se desea descubrir Junto a estas cómodas de campaña americanas, con todo su ma­
la cama, se tira de la cuerda terial hogareño hábilmente comprimido, el mobiliario de campaña europeo
hasta plegar la cortina." del mismo periodo cobra un aspecto primitivo, del mismo modo que -se­
(Neu inventierte franzoesis­
che Feldbetten, Nuremberg, gún las categorías del gusto imperante- el mobiliario americano para el
1730.) salón parecía primitivo aliado de los lujosos recursos del continente euro­
peo. Como el coche cama en su fase inicial, este mobiliario americano de
ya hemos hablado (fig. 300), entra también en esta categoria de mobiliario campaña no iba destinado a unos pocos, sino a muchos.
desmontable de campamento.
A mediados del XVIII (1756) se habla en Francia de ebanistería La hamaca
mecánica (menuisier-machiniste), a través de unas combinaciones que
comprendían "lecho, dosel, cubierta, escabel y mesa", aptas para ser Incluso un artículo tan sencillo como la hamaca fue absorbido
montadas en dos minutos y ser guardadas en una bolsa una vez desmon­ por el movimiento del mobiliario patentado norteamericano y transfor­
tadas. 89 El precio -de quince a veinte luises de oro- delata el artículo mado por completo. Reclinarse en aquella red suspendida, aérea, sujeta
de lujo. tan sólo por cada extremo, es algo muy cercano a la idea de movilidad
Se han conservado camas de hierro desmontables que están aso­ tal como ésta era interpretada en los asientos graduables del periodo. N o
ciadas con grandes nombres. El lecho de campaña de Napoleón I todavía debe sorprendernos el encontrar variantes en la hamaca que suscitaron el
es exhibido en Malmaison, con sus patas de forma delicada y su estrecha mayor interés, precisamente cuando el mueble patentado llegaba a su apo­
funda. geo durante el decenio de 1880. Repentinamente, surgió cada año toda
El progreso del siglo XIX no fue rápido ni en Inglaterra ni en una serie de patentes de hamacas: 6 en 1882; 11 en 1883. Hasta entonces,
Francia. En su expedición a Italia (1859), Napoleón III prefirió emplear y desde 1873, sólo hubo en Estados Unidos dos de estas patentes,95 y una
el equipo que había acompañado al primer emperador en sus viajes, y sólo de ellas era de origen inglés.
su elegante tienda de tubular de hierro, con tres aposentos (fig. 301), era
realmente nueva. 90 La hamaca, mueble indio
En N orteamérica sucedió lo opuesto. La frontera en continuo
retroceso, especialmente en la segunda mitad de siglo, y la apertura del Con sus mallas aireadas y su ventilación continua, la hamaca
Oeste y de las Grandes Llanuras crearon una demanda natural de muebles nació en clima tropical. Pertenece al escaso mobiliario cuya sede se en­
fácilmente transportables. La evolución del mueble de campaña americano cuentra en América o, para ser más precisos, en la región del Caribe.
comenzó temprano, en los inicios de la década de 1860, y principió con Cristóbal Colón la vio en 1492, en su primer viaje a las Baha­
unos utensilios rudimentarios, tales como una cómoda de campaña que mas, y el minucioso relato que Las Casas copió del manuscrito de Colón
se plegaba para formar una mesa y que contenía a la vez herramientas de revela bien a las claras la novedad de esta primera impresión. 96
trabajo y utensilios de cocina;91 o con una propuesta para "unir dos tabu­ En busca de agua, un grupo visitó varias casas nativas e informó
retes de campaña por medio de varillas entre las que está extendida una de que "sus lechos y muebles son como redes de algodón". Las Casas
tira de arpillera". 92 Este desarrollo transcurriría a la par con el del coche comenta que éstos
<O?
'1

301. Tienda de campaña de Napoleón IJI, 1855. Construida en 1855 para la


guerra de Crimea, pero utilizada por el emperador en Italia, en 1859. Consiste en un
salón, un dormitorio y un vestidor. La cama de hierro, así como las sillas plegables
y otros utensilios, perteneció al prímer emperador. Harper's Weekly, 1859.)
CRAVS:S'S -c()-Ma-n:'¡~J) CAMP~CH&:S'f, LOíJ~-Ctf:. TABLE, ~"ff.i.

reciben en Hispaniola el nombre de hamacas y tienen forma de colgaduras, no


tejidas como redes con los hilos en zigzag, sino que los hilos longitudinales están 302. Combinación norteamericana de cómoda, camastro y mesa de campaila,
tan flojos que cabe meter entre ellos la mano y los dedos, y en la anchura de una 1864. "Este invento es para oficiales y soldados, destinado a combinar, en una masa
compacta y fácilmente transportable, aquellos artículos necesarios en la vida de
mano, más o menos, se cruzan con otros hilos tupidos, como un encaje bien hecho, campamento. La figura 1 lo muestra empacado, salvo que el cajón está abierto y
a la manera de los cedazos que en Sevilla se confeccionan con esparto. la correa suelta. La figura 2 10 presenta abierto, a punto de ser utilizado. La Caja A
Estas hamacas... terminan en varios bucles... Y en el extremo todos estos tiene un cajón para papeles y ropa interior. Sobre el cajón hay lugar para los uten­
bucles se unen como en la empuñadura de una espada, que en cada extremo queda silios de cocina y de mesa, y para un pequeño fogón tipo ejército. Encima de éste
sujeta a los postes de las casas, y así las hamacas se encuentran sobre el suelo hay un armazón plegable con toldo de lona, que puede ser mamado como silla,
canapé o cama. Si le añaden unas alas, puede servir como mesa. Todo el conjunto,
y oscilan en el aire... Resulta muy descansado dormir en ellas. una vez empacado, mide dos pies cuadrados por dos pies cuatro pulgadas." (Ame­
rican Artisan and Patent Record, vol. 1, n.O 31, Nueva York, 1864.)
S. E. Morison añade que todo navegante sucesivo observó y admi­
ró la hamaca en las Antillas. Los españoles, primeros en experimentar su pudiera quedar envuelto en la red como un animal cazado en una trampa,
conveniencia en un clima caluroso, fueron también los primeros en intro­ o de que pudiera caerse de la hamaca si ésta no era utilizada con cautela.
ducirlas a bordo de sus buques. 97 Unos elementos cruzados habían de mantener en todo momento la red
También según el Oxford English Dictionary, la hamaca es de en la debida tensión y, relacionado con ellos, un simple dispositivo pro­
oigen caribeño. 98 Nunca ha perdido favor en los trópicos, y tanto soldados tegía a la dama reclinada del solo de la lluvia 99 (fig. 306).
como marinos conocían su valor práctico y las llevaban consigo. El /llus­ Otros, para evitar los mosquitos, envuelven la hamaca en una
trated Newspaper de Frank Leslie, del 9 de mayo de 1855, al informar malla cilíndrica sujeta por aros deslizantes (fig. 304).100 A un inventor le
acerca de la insurrección en Nicaragua ese mismo año, nos presenta un asalta la extraordinaria inspiración de una hamaca que, en vez de colgar
campamento de f1libusteros en pleno descanso (fig. 303). En esta época, entre dos ramas, lo hace en el interior de un triciclo invertido. lO! Al propio
la hamaca todavia no se había convertido en elegante mueble de jardin, tiempo, unas cuerdas doblan el cuerpo por sus junturas de modo que ocupe
capaz de procurar un lánguido relajamiento. La naturalidad con la que esos menos espacio del requerido por su longitud normaL Finalmente, se ex­
soldados utilizaban las suyas, tras haberlas sujetado al tccho y a las pa­ tiende una tela impermeable sobre este triciclo de 1880 "para convertir el
redes, puede indicar que la hamaca era, todavía entonces, su compañera vehículo en un apartamento dormitorio" (fig. 305).
inseparable. No titubeamos en presentar ejemplos de tan grotesco sabor. Si
se asume una visión más amplia, poco importa que estas particulares su­
Mecanización de la hamaca gerencias tuviesen o no éxito en la práctica. Lo que aquí importa es mos­
trar la imaginación, impetuosa e incluso lindante con lo ridículo, que pug­
En la década de 1880 se hicieron intentos para ampliar el uso de naba por liberar el mobiliario de su rigidez. Pero este afán, incluso en el
este mueble indio y extraer de él nuevas combinaciones. El primer peligro limitado campo de la hamaca, no queda confinado a lo grotesco.
al que debía hacer frente el inventor era el de que el cuerpo del ocupante La elaboración de la hamaca en una especie de mueble combina­

476 477
~

304. Hamaca combinada eOIl mosquitero, 1885. El mosquitero cilindrico es


sostenido por unos aros que es posible separar para que entre el ocupante. (Pa­
tente EE.UU. n.O 329763, 3 de noviembre de 1885.)

ambiente norteamericano. De hecho, el arte de Calder -yen ello radica su


31l3. La (¡amaca en las guerras en los trópicos: Filibusteros nicaragüenses des­
cansando, 1855. La hamaca es una de las pocas piezas de mobiliario oriundas del fuerza- va a la par con la amplia corriente de la evolución moderna.
continente americano. Cuando Colón y sus hombres desembarcaron en las Baha­ Fue el instinto 10 que llevó a Calder a pasar año tras año en Pa­
mas, en 1492, encontraron familias enteras que dormían en enormes hamacas, rís, en un crescendo continuo. Alli experimentó la única enseñanza creativa
o "fajas brasileñas", como las llamaron los ingleses. Su empleo sigue vigente en
esta zona tropical. (Frank Leslie's IIIustrated Newspaper, 9 de mayo de 1855.) para el hombre de nuestro día: vivir, una semana tras otra, en contacto
con los hombres que habían creado nuestros nuevos medios de expresión.
Alli se abrieron sus ojos ante los vínculos de la representación naturalista.
do, no es asombrosa para ese período, y una de las soluciones más atracti­ A 10 largo de ese camino, vio claramente lo que rebullia en su interior, fue­
vas de principios del 1880 se ha conservado en un folleto publicitario ra lo que fuese, nunca encontraría su salida artistica. No fue un artista u
(fig. 307).102 Esta solución aprovecha de la hamaca su ligera suspensión otro, fue el plano sobre el cual había que afrontar los problemas artísticos
bajo una rama o a partir de un gancho; la ligera estructura, capaz de asu­ 10 que llevó a Calder hasta las fuentes creadoras existentes en sí mismo,
mir diversas posiciones de equilibrio, se convierte, mediante un mero des­ y este "sí mismo" estaba arraigado en la naturaleza de la experiencia ame­
plazamiento del cuerpo, ya en una especie de hamaca-tumbona, ya en si­ ricana. Su América había producido un volumen enorme de inventos que
llón balancín. Toda la construcción es aérea y queda suspendida como el RAMMOCK.
nido de un insecto. Aquí todo se basa en la movilidad, en un sistema de Patented May 29,1883.
partes interrelacionadas "compuesto de un cierto número de uniones, o vari­
llas y patas articuladas, y sus apropiadas junturas... El apoyo de los pies
no está unido rígidamente a la estructura de la silla, sino sostenido por una
conexión flexible" .103
No es éste el lugar para citar a partir de la especificación deta­
llada, pero cada uno verá por sí mismo con cuanta facilidad y competencia
había dominado el período los problemas del movimiento, y ello permite
prescindir del texto de la patente. N adie necesitará más explicación sobre
las razones de que subrayemos la despreocupación y la originalidad con
las que los norteamericanos de ese período exorcizaron el maleficio que
el gusto imperante había lanzado sobre el mobiliario.

La hamaca y Alexander Calder

Desde este sistema colgante, siempre a punto para cambiar de 305. Hal17ac.. un/binada con triciclú, ¡883. A la OíiCllla de Patentes llegaban
postura, hasta el arte del escultor norteamericano Alexander Calder no ideas a vece, .'[escas. La hamaca cuelga de un triciclo invertido. Una cubierta
impermeable 1 ~I conjunto y permite "convertir el vehiculo en un compartimento
hay más que un paso. Ambos están íntimamente arraigados en el medio dormitorio". (,' l · Ile EE.UU. n.o 278431, 29 de mayo de 1883.)

478 479
~

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:i"A.'rENl'ED JANUAIUi' 11, 181l1.


Al
306. La hamaca mecanizada de moda en el 1890. Influencia del mueble pa­
tentado: los tirantes cruzados sirven para mantener siempre la hamaca en la ten­
sión adecuada. Un simple dispositivo para dar sombra protege a la dama que des­
cansa provista de su abanico y de su libro de poesia. (Patente EE.UU. n.O 495532,
18 de abril de 1893.)

afectaban a la vida cotidiana, pero artísticamente, en el aspecto emocional,


estos inventos no habian hablado. Los inventos estaban al alcance de la
mano. Eran útiles y rentables. Nadie los había señalado con el dedo. Nadie
había indicado el contenido simbólico de su utilidad.
En el arte contemporáneo, ningún otro había nacido en esta ex­
periencia americana que se basa, como hemos dicho repetidas veces, en
una relación partícular, en un engranar del hombre americano con la má­
quina, con el mecanismo, con el móvil. N adie más estaba tan en contacto
con estas estructuras abstractas. e alder absorbió el moderno medio de
expresión, amalgamándolo lentamente con su propia educación de fondQ,
hasta que, en 1931, llegó a obtener una sensibilidad ante los estados de 307. La hamaca y la convertibilidad: Silla hamaca, 1887. Esta silla-hamaca mul­
equilibrio, que tradujo en sus móviles (fig. 308). Lo que hacía era seguir tifuncional elimina las mallas, "ya que emplea fuerte lona, se amolda perfectamente
la tradición de sus antepasados en el arte, mezclada ahora con la cons­ en toda la longitud sin tensar las ropas contra el cuerpo, dando así el necesario
ciencia norteamericana. frescor, mientras evita la molestia de los botones enganchados, los tirones en los
cabellos de la dama, y la vuelta de campana en el aire", Se trata de una pieza alta­
Un motor, una corriente de aire o un impulso dado con la mano mente móvil y convertible, producida en el apogeo del movimiento del mueble pa­
cambiarán el estado de equilibrio y las interrelaciones de sus elementos tentado; un pequeño desplazamiento del cuerpo varía el equilibrio en este sistema
suspendidos, unidos en un sistema móvil de alambre que forma unas cons· en suspensión. (Folleto anuncio en la Worcester Hístorkal Society, Worcester,
Mass.)
telaciones imprevisibles y constantemente variables, otorgándoles con ello
el aspecto de espacio-tiempo. pero había que dar un primer paso para reclamar su primogenitura histó­
La solución de los problemas de movimiento jamás pierde su fas­ rica y apreciar su verdadero valor. Hoy ya no es posible dudar de que el
cinación para la mente del norteamericano, y este impulso asume la forma movimiento conseguirá el lugar que merece en la historia de la comodidad
de una obsesión, por más que los razonamientos del inventor puedan acon­ humana. Desde el punto de vista de la movilidad y de la capacidad de com­
sejarle que trabaje con la sola finalidad de ganar dinero. En los móviles binación. la historia del mobiliario v del confort todavía no está escrita,
de Alexander Calder, este impulso encontró su realidad artística. y quienq~iera que desee excavar con' mayor ahínco encontrará un material
virgen y rico, del que éstos son los primeros indicios escuetos.
En el mobiliario inglés de finales del siglo XVIII, con sus inge­
El mobiliario constitutivo y su significado niosas mesas para el afeitado, los refinados aguamaniles con compar­
timientos, y los escritorios de tapa cilíndrica con mecanismo oculto, la
Tal como se extraen muestras de una mina abandonada para técnica va aparejada con la forma. Su espíritu no queda dividido entre
indicar que allí está enterrado algún material, hemos tomado unas pocas forma y construcción. La sensibilidad innata de finales del siglo XVIII
muestras representativas de ese complejo casi desconocido: el mobiliario permitió fusionar instintivamente sus experiencias técnica y estética, ya
constitutivo del siglo XIX. Sabemos que la presentación es incompleta, que había detrás siglos de tradición y de alta artesanía. El siglo XIX, debi­
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16 - Gledlon 481
do a su escisión entre pensamiento y sentimiento, sólo pudo igualar este
logro cuando la función tomó con firmeza las riendas. Pero no faltaba
inventiva y es precisamente en este aspecto en lo que el mobiliario consti­
tutivo del siglo XIX supera al de anteriores períodos.
Los norteamericanos de la segunda mitad del siglo fueron unos
virtuosos en la solución de los problemas de movimiento. Lo que confiere
a este material tanto interés para el historiador son las soluciones nuevas
e inesperadas que éste encuentra en cada paso, y no sólo el historiador,
sino también los arquitectos y proyectistas, al mirar hacia atrás en busca
de estas soluciones para la movilidad incorporadas en el organismo del
mobiliario, pueden encontrar ayuda y estímulo. Los problemas del movi­
miento se cuentan entre los más dificiles de su campo. Uno ha de vivir con
estos problemas y ejercitarse continuamente con ellos como un malabaris­
ta, y es entonces cuando adquieren rango de segunda naturaleza. Mas para
ello se requiere una atmósfera específica, tal como es necesaria una at­
mósfera para la creación de ventanas con vidrios de color. Cuando esta
atmósfera no está presente, la habilidad y la experiencia se extinguen, y
esto es lo que ocurrió en el caso presente. Cuando el gusto imperante del
siglo XIX suprimió el mobiliario patentado, el mueble cayó de nuevo en su
rigidez.

Contra la mecanización en el mobiliario

Se afirma a menudo que el mueble no debería contener partes


móviles, ya que éstas son complicadas e innecesarias.
Cuando podemos decir es que nuestro sí o nuestro no deben
depender del concepto del confort en cualquier período dado. Desde un
punto de vista absoluto, tal vez la concepción oriental debiera ser consi­
derada como la más orgánica, ya que la postura que hizo evolucionar es
independiente de toda agencia exterior. La cultura occidental, como ya
hemos dicho antes, a partir del siglo XV se movió hacia una postura cada
vez más diferenciada. El Occidente se sienta con los pies colgando hacia
abajo, y el paso más avanzado en esta dirección fue dado cuando el pa­
sado siglo ideó la interrelación entre el mecanismo y el cuerpo, en un
estado de equilibrio en suspensión.
Puede que algunos condenen esta intervención mecánica. El mobi­
liario mecanizado puede ser rechazado junto con el hogar mecanizado, ya
que ambos responden a la misma modalidad de vida. Tal vez la dirección
seguida por el mobiliario del ingeniero resulte más interesante que la me­
canización del hogar en un aspecto. Con frecuencia, el mobiliario consti­
tuyente aborda el problema del relajamiento, y no sólo -como en los ca­
sos de la aspiradora o del lavavajillas automático- el de la economía
de esfuerzos. 308. Alexander Calder: Móvil, "Puntos negros", 1941, lámina metálica y cuer­
das. Sólo hay un paso desdc la hamaca suspendida, siempre a punto para cambiar
El mobiliario patentado y el decenio de 1920 equilibrio, hasta el arte del escultor norteamericano Alexander Calder. Una corriente
de aire, un leve empujón de la mano, cambiarán el equilibrio dc los elementos col­
gantcs dcl móvil, unidos en un sistema móvil de alambre, cuyas interrelaciones cons­
Alrededor de 1920, los arquitectos tenían cada vez más en cuen­ tituyen conjuntos imprevisibles y siempre cambiantes, vistos bajo un aspecto es­
ta la interrelación entre los nuevos métodos de construcción (hierro y pacio-ticmpo. (De una foto de Herbert Matter, cortesia del Museum of Modern
Art, Colección de Mrs. Charles B. Goodspced, Chicago.)
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hormigón armado) y las nuevas demandas (poco peso, transparencia y pe­ 14. Patente británica n.O 16, año 1620.
netración espacial). También el mueble fue arrastrado a este proceso, pero 15. Como, por ejemplo, la Patente británica n.O 3744, 1.0 de noviembre
hacía ya tiempo que el anónimo mobiliario patentado americano había de 1813: "Sofá o máquina para el cuidado de inválidos".
quedado abandonado. Las soluciones puramente técnicas, cuando no están 16. Véase Macquoid y Edwards, Dictionary of Englísh Furniturefrom
apoyadas por el sentimiento, perecen con gran facilidad, y las soluciones the Middle Ages to the late Georgian Period, vol. n, op. cit., p. 164.
del ingeniero no encontraron una respuesta auténtica en el temperamento 17. Por ejemplo, la "Silla reclinable de Minter", Patente británica n.O
emocional de la época. 6034, de 1830, con "graduación auto-regulable de respaldo y asiento", o las "Si­
Una alianza de los inventores anónimos de la década de 1860 con llas o máquinas calculadas para incrementar el reposo o el confort", Patente
los arquitectos europeos de 1920 era imaginable como una fusión de re­ británica n.O 5490, 28 de agosto de 1827. En ellas, el respaldo ya está equipado
con dos charnelas para ajustarlo. En Francia, se construían en esta época má­
cursos que hubiera añadido a la capacidad de fabricar muebles móviles quinas todavía más complicadas, como el "Sillón-lecho quirúrgico", Patente britá­
y graduables su vinculación con los correspondientes valores estéticos. Los nica n.O 5605, de 1828; la especificación de la patente del inventor francés llena
norteamericanos del XIX y los arquitectos de 1920 no diseñaron piezas diez páginas.
sueltas para satisfacer el capricho personal del cliente. Crearon tipos. Y 18. Patente EE.UU. n.O 775, 12 de junio de 1838.
en la creación de tipos se basó el movimiento de la década de 1920. 19. Thomas Webster, Encyclopedia of Domestic Economy, Nueva
Cada vez que nuestros modernos y los americanos de 1860 se en­ York, 1845.
frentan a problemas similares, los círculos se tocan, y esto ocurre con 20. Patente EE.UU. n.O 55 368, 5 de junio de 1866.
sorprendente frecuencia. Pero hay en medio el foso de medio siglo, y asi 21. Patente EE.UU. n.O 222092, 25 de noviembre de 1879.
fue como el movimiento moderno se vio privado de su suelo naturalmente 22. Patente EE.UU. n.O 360279, 29 de marzo de 1887; líneas 29 a
apropiado. Todo lo que los americanos habían idtado y perfeccionado, 37: "Silla clínica", Frank E. Case.
antes de rendirse ante el gusto imperante, era totalmente desconocido para 23. Patente EE.UU. n.O 397077, 29 de enero de 1889.
los europeos que entonces tornaron la salida. Les faltaba a éstos la pro­ 24. Karl Ernst Osthaus, Van de Velde, Hagen i W., 1920, p. 29.
longada experiencia americana que se complacía en los problemas de mo­ 25. Patente EE.UU. n.o 7224, 26 de marzo de 1850: "Sillón dental y
vimiento, y tuvieron que partir de cero. La historia forma parte de la quirúrgico.
naturaleza, y la naturaleza no actúa sin desperdicio. 26. Anuncio, 20 de agosto de 1867; Patente EE.UU. n.O 83644, 3 de
noviembre de 1868; véase Patente EE.UU. n.O 224604, 17 de febrero de 1880
(fig. 251). Esta silla obtuvo gran éxito y todavía figura en los catálogos de la dé­
cada de 1890.
Notas 27. Catálogo de la Theo. A. Kochs Company, Chicago, 1873. Véase
también fig. 279.
L Por lo menos desde el punto de vista estético. El Illustrated London 28. Patente EE.UU. n.O 335594,9 de febrero de 1886, y n.O 374840,
News de 1851 no menciona el revólver CoIt, pero en cambio describe y reproduce 13 de diciembre de 1887.
cada ornamento de esos otros objetos, hoy inútiles en cualquiera de sus aspectos. 29. Patente EE.UU. n.o 598877, 8 de febrero de 1898.
2. Catálogo oficial de los expositores de EE.UU., Exposition U niverse­ 30. 85 dólares en 1904.
lie, París, 1878.
31. Citado en Esther Singleton, The Furniture of Our Forefathers, vol.
3. Manufacturer and Builder, voL 1, Nueva York, 1869, p. 9. n, Londres, 1901, p. 649.
4. The Wilson Adjustable Chair Mfg. Ca" 592 Broadway, Nueva York, 32. Silla plegable, Patente EE.UU. n.o 92133, 29 de junio de 1869.
1876, anuncio.
33. Tres patentes: Patente EE.UU. n.O 107581, 20 de septiembre de
S. Patente EE.UU. n.o 324825,25 de agosto de 1885. 1870, todavía muy primitiva; Patente n.O 116784, 4 de julio de 1871, con movili­
6. Patente EE.UU. 23 de abril de 183l. dad conseguida mediante una construcción complicada; Patente n.O 210733, 9 de
7. Patente EE.UU. n,o 9620, 15 de marzo de 1853. mayo de 1878, con simplificación en la forma y la construcción.
8. "Silla de oficina", Patente EE.UU. n.O 67034,23 dejulío de 1867. 34. Amable comunicación del doctor F. Reichman, bibliotecario de la
Aquí la silla pivota como los brazos de una balanza. Carl Schurz Foundation, Filadelfia.
9. Patente EE.UU. n.o 114532, 9 de mayo de 1871. Mejoras en Si­ 35. Jules Deville, Dictionnaire du tapissier. Critique et historique de
llas para Máquina de Coser. l'ameublement franrais depuis les temps anciens jusqu'd nos jours, París, 1878­
1880, text-vol., p. 47.
10. Patente EE.UU. n,O 574602, 5 de enero de 1897, F. Chkhester.
11. Patente EE.UU. n.o 552502, 7 de enero de 1896, H. 1,. Andrews. 36. John C. London, An Encyclopedia of Cottage-Farm and Villa
Architecture and Furniture, nueva ed., Londres, 1836, menciona en el capítulo
12. El inventor no se dio por vencido y más tarde consiguió una forma dedicado a mobiliario para vivienda rural las camas plegables, pero sólo para
que se aproximaba a la hoy corriente.
dar una panoráIIÚca completa y con la reserva de que tales muebles no eran nece­
13. Patente EE.UU. n.O 647178, 10 de abril de 1900. sarios en el hogar inglés.

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37. Patente EE.UU. n.o 254, 5 de julio de 1837. para estos tipos fueron otorgadas el año siguiente, 1869 (Patentes EE.UU.
n.O S 89537 Y 89538, 27 de abril de 1869).
38. Patente EE.UU. n.o 6 884, 20 de noviembre de 1849. Mesa y cama
combinadas. Posteriormente, la combinación de mesa, cama y sillas fue resuelta 61. Primer tren en ser equipado con él (1866), patentado en 1887. Para
mediante complicados mecanismos, por ejemplo combinaciones de armarios, su recepción por parte de sus contemporáneos, véase Horace Porter, "Railway
camas, sillas y mesas. Patente EE.UU. n.o 142387,2 de septiembre de 1873. Una Passenger Travel", en Scribner's Magazine, vol. IV, pp. 296 a 319 (septiembre
combinación favorita era la de la cama y escritorio, por ejemplo la Patente de 1888). Casi medio siglo más tarde (1934), apareció el tren aerodinámico, pero
EE.UU. n.O 241173,10 de mayo de 1881. esta innovación, al igual que el movimiento aerodinámico en general, es más
bien cuestión de diseño de forma.
39. Patente EE.UU. n.o 169752,9 de noviembre de 1875: mejoras en
sillas convertibles. 62. The Story of Pullman, 1893.
40. Patente EE.UU. n.o 157042, 17 de noviembre de 1874: combi­ 63. The Americanization of Edward Bok, Nueva York, 1921, p. 251.
nación de silla y canapé. 64. Patente EE.UU. n.O 42182, 5 de abril de 1864, Field y Pullman.
41. Patente EE.UU. n.o 127741, 11 de junio de 1872: cama-diván. 65. Patente EE.UU. n.O 49992, 19 de setiembre de 1865: Field y Pull­
42. Patente EE.UU. n.o 77 872, 12 de mayo de 1868. man, coche-cama.
43. Ver Havard, Dictionnaire de l'ameublement et de la décoration 66. Theodore T. Woodruff, primer inventor del mobiliario convertible
depuis le XlIIe siecle jusqu'd nos jours, vol. 1, París, 1890-1894, cols. 241 y 242 para coches cama, y Webster Wagner (1817-1882), que trabajó bajo el mece­
Wallace N utting, que en octubre de 1940 escribió sobre el mobiliario de doble nazgo de Vanderbilt y al que se atribuye la introducción del coche salón, asi
fmalidad en Antiques (vol. XXXVIII, p. 160), menciona el hecho de que "en 1770 como la invención del techo ovalado para coche.
Oliver Goldsmith escribió acerca de una pieza de mobiliario que era una cama 67. A Pioneer's Centennial, Chicago, 1931, p. 9.
de noche y una cómoda de dia". 68. El Illinois Journal del 30 de mayo de 1865, citado in extenso en
44. Patente EE.UU. n.o 668, 2 de abril de 1838: armario-cama. Véa­ Joseph Husband, The Story of the Pullman Car, Chicago, 1917, pp. 45 y 46.
se también Patente EE.UU. n.o 23 604, 12 de abril de 1859: mejoras en armario­ 69. Compagnie de Chemin de Fer de Paris a Orléans, Wagons compo­
cama (fig. 267). sant le train impérial offert d Ll. Maj. I'Empereur et l'Impératrice, Paris, 1857.
45. Patente EE.UU. n.O 97 101, 23 de noviembre de 1869: combina­ 70. Charles Dickens, American Notesfor General Circulation, cap. IV.
ción de cama e instrumento musical. Hay una temprana corriente en la dirección
71. L 'Illustration, vol. XXXI, p. 215 (3 de abril de 185~).
de ese dudoso campo del mueble simulado, y sin embargo todavia aparecen en
primer término problemas constitutivos. De vez en cuando, al finalizar este 72. L. Xavier Eyma, "Souvenirs d'un voyage aux Etats-Unis en 1847",
período, el remedo cae en el absurdo, como ocurre con la cama cuyo envoltorio. en L 'Ilustration, vol. XI, pp. 316 Y ss. (22 de julio de 1848).
diurno es una chimenea (Patente EE.UU. 334504, 19 de enero de 1886: com­ 73. Ibídem.
binación de cama y chimenea-hogar). 74. En "Sketches from Memory", de Mossesfrom an Old Manse, Nue­
46. Patente EE.UU. n.o 56413, 17 de julio de 1866: mejoras en va York, 1846.
combinación de piano, litera y escritorio. 75. Patente EE.UU. n.O 11699, 19 de septiembre de 1854, Henry B.
47. Folleto de la Pullman Company. Muer.
48. Citado en Giedion, Space, Time and Architecture, p. 263. 76. Patente británica n.O 587, 30 de octubre de 1852.
49. Pullman News, Chicago, octubre de 1940, p. 43. 77. Patente EE.UU. n.O 21352, 31 de agosto de 1858.
50. En el año 1851 fueron concedidas en EE.UU. tres patentes, con los 78. Patente británica n.O 2005, 7 de agosto de 1794.
números 8059, 8508 Y 8583, Y las fechas correspondientes del 22 de abril, 11 79. Patentes EE.UU. n.O 16159 y 16160,2 de diciembre de 1856. La
de noviembre y 9 de diciembre. solución actual viene implicada en la segunda de ellas.
51. P atente EE.UU. n.o 8508, 11 de noviembre de 1851. 80. En ulteriores patentes, Woodruff conservó la idea de la cama plega­
52. Patente EE.UU. n.o 13 471, 24 de agosto de 1855. Compárese tam­ ble; véase Patente EE.UU. n.O 24257, 31 de mayo de 1859. Incluso la complicó en
bién la Patente EE.UU. n.o 12644, 3 de abril de 1855, que, no obstante, no uti­ una "litera elevada" doblemente plegable, para dos durmientes.
liza la curvatura diferenciada. 81. Charles S. Sweet, "Sketch of the Evolution of the Pullman Car"
53. Patente EE.UU. n.o 21178, 17 de agosto de 1858. (1923), en manuscrito, p. 116. Por cortesia de la Pullman Company, de Chicago,
54. Patente EE.UU. n.o 21052, 27 de julio de 1858. tuvimos acceso a este manuscrito, el documento más objetivo y sólido sobre el te­
55. Patente EE.UU. n.O 21870, 26 de octubre de 1858. ma. Considera la cama de vagón dormitorio, pero no el asiento convertible, y se
ocupa principalmente de todos los detalles técnicos del vagón Pullman: frenos,
56. Patente EE.UU. n.o 21985, 2 de noviembre de 1858. ruedas, calefacción, agua, alumbrado, etc.
57. En 1858 fueron concedidas trece patentes para mejoras en asientos 82. Ch. S. Sweet, op. cit., pp. 123 Y 124.
de vagón ferroviario y ocho para mejoras en asientos y literas.
83. Para conocer las manipulaciones financieras que intervinieron, véa­
58. Patente EE.UU. n.o 13 464, 21 de agosto de 1855. se Tribune de Chicago, 22 de septiembre de 1875, citado en Edward Hungerford,
59. Patente EE.UU. n.o 19910, 13 de abril de 1858. Men and Iron. The History of New York Central, Nueva York, 1938, p. 274.
60. El vagón hotel combinaba los coches cama y restaurante; el va­ 84. Edward P. Mitchell, Memoirs ofan Editor, Nueva York, 1924, cita­
gón restaurante apuntaba ya hacia el modelo actual. Las patentes de Pullman do in extenso en Pullman News, vol. XIII, n.O 4 (abril de 1935).

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85. Patentes EE.UU. n.o 89537 Y 89538, 27 de abril de 1869. El mobiliario constitutivo del siglo XX
86. Ch. S. Sweet, en su op. cit., distingue dos estilos del siglo XIX: "el
tipo sencillo de techo de 1865-1892" y "el techo semi-Imperio y pleno Imperio del
1893", es decir, el techo muy ornamentado y abovedado.
87. Patente EE.UU. n.o 40208, 6 de octubre de 1863: taburete portátil.
El Museum ofModern Art de Nueva York salvó el modelo original de la subasta
de patentes en mayo de 1943. El mismo museo posee también el modelo de una
"silla de bolsillo" (Patente EE.UU. n.o 163623,25 de mayo de 1875), cuyo estu­
che sirve de superficie de asiento, y que está construida según un principio similar
pero menos ingenioso.
88. Havard, op. cit., vol. IJI, col. 464.
89. Havard, ibídem, col. 1465 a 1467, cita este anuncio, asi como anun­ El mobiliario y sus creadores
cios de los años 1765, 1773 y 1783, indicando que habia una demanda continua
de mobiliario de campaña de este tipo. Hasta las postrimerías del siglo XV, los carpinteros se ocupaban
90. Era de Gandillot, quien, por lo que sabemos, fue el primero en fabri­ de los trabajos en madera de la casa. Les sucedieron los ebanistas y, en el
car sillas con tubo de hierro, c. 1844 (fig. 312). siglo XVII, los ebanistas de gabinete, hombres especializados en la labor
91. Patente EE.UU. n.o 32643, 25 de junio de 1861. Primera patente con maderas nobles, diestros manipuladores de grano y veteado.
norteamericana referente a mobiliario de campaña. Ese año fueron concedidas sie­ El siglo XIX situó al decorador en la cima. El ambiente Imperio,
te patentes para éste. obra de los diseñadores de Napoleón, Percier y Fontaine, abrió el camino
92. Patente EE.UU. n.o 33362, 24 de septiembre de 1861. para el tapicero. Paulatinamente, el tapicero se hizo amo del gusto impe­
93. Principalmente desde 1861 hasta 1864. No disponemos de una in­ rante, y sólo en el mobiliario patentado americano el ingeniero y el mecáni­
formación exacta, ya que el mueble de campaña a menudo aparece entre los co ejercieron su influencia.
demás e innumerables títulos de los registros de patentes. Asi, desde los tiempos medievales, los artesanos se han sucedido
94. Patente EE.UU. n.o 44578, 4 de octubre de 1864. Descrita e ilustra­ unos a otros como creadores de mobiliario: carpintero, ebanista, ebanista
da en el American Artisan and Patent Record, vol. 1, n.O 31, Nueva York, 7 de di­
de gabinete, decorador-tapicero, ingeniero mecánico.
ciembre de 1864.
95. Patente EE.UU. n.o 33678, 5 de noviembre de 1861, hamaca per­ El "artesano"
feccionada. Esta patente cubre, meramente, una hamaca convencional en relación
con un "armazón portátil plegable". La segunda patente (Patente EE.UU. n.o En Inglaterra, paralela cronológicamente al movimiento del mue­
68927, 17 de septiembre de 1867), de origen inglés, reemplazaría la red por unas ble patentado norteamericano, surgia una rebelión contra la máquina, una
tablas desmontables. rebelión que nada tenia en común con el movimiento del mueble patentado.
96. Seguimos la cita en Samuel Eliot Morison, Admiral 01 the South Era una protesta contra las primeras fases de la mecanización, cuyos efec­
Sea. ALife 01 Christopher Collumbus, Boston, 1942, p. 245. tos experimentaba Inglaterra en 1850. El circulo alrededor de William Mo­
97. Ibídem, p. 245. rris, con John Ruskin al fondo, consiguió una influencia que ulteriormente
98. Las fuentes del O.E.D. se remontan a mediados del siglo XVI. Asi se extendió al continente europeo y América. Ello sucedió al cambiar el si­
se citan las palabras de sir Walter Raleigh: "Se acuestan en hamacas, a las que no­ glo. Con el movimiento de las artes y los oficios, tal como lo llevaron a
sotros llamamos lechos de Brasil". cabo los seguidores británicos de William Morris, que pedian muebles e in­
99. Patente EE.UU. n.o 495532, 18 de abril de 1893. teriores "destinados a ser la expresión de una individualidad", una nueva
100. Patente EE.UU. n.o 329763, 3 de noviembre de 1885. figura salió a escena: el artesano.
101. Patente EE.UU. n.O 278431,29 de mayo de 1883. El movimiento, transmitido al resto de Europa y América alrede­
102. En la colección de la Worcester Historical Society, Worcester dor de 1900, no ocasionó en todas partes unos resultados idénticos. En
(Mass.). ambos lados del Atlántico contemplaba a Ruskin y William Morris como
103. Patente EE.UU. n.O 236630, 11 de enero de 1881. líderes, y era de cariz acusadamente literario. En Norteamérica, abogaba
por "la simplificación de la vida cotidiana y una forma de existencia más
razonable". Abogaba por las casas de campo, a menudo cuidadas en sus
detalles. Abogaba por la autosuficiencia: "Una vivienda agradable y con­
fortable, situada en una parcela de terreno 10 suficientemente grande como
para aportar gran parte de la comida familiar."l La autosuficiencia como
reacción contra la producción en serie sería estimulada de nuevo, más tar­
de, por Frank Lloyd Wright.

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Este movimiento, diferenciado de las artes y oficios ingleses, fue bund, desde 1907, el angosto movimiento se ensanchó, se aproximó a la
simplemente d~nominado "artesano": casas de artesanía, muebles de arte­ industria y abarcó a la arquitectura dentro de su esfera, con Peter Behrens
sanía, granjas de artesanía. 2 No buscaba la individualidad en el mobiliario, (1914) y más tarde Walter Gropius.
sino la vuelta a las directrices de nuestros antepasados pioneros. Un porta­ Alrededor de 1920, el arquitecto rebasó al artista decorador como
voz aseguró que representaba "la robustez fundamental del punto de vista autor de los nuevos tipos de mueble. En todo tiempo han existido arquitec­
americano... buscando la inspiración de la misma ley de respuesta directa a tos que también diseñaron mobiliario, y entre ellos, nombres como el de
la necesidad que animó al artesano de otros tiempos".3 Ducerceau. Es fácil comprender por qué tuvo lugar este desplazamiento.
El movimiento comparte muchos puntos comunes con los euro­ El movimiento de los años veinte comenzó a partir de nuevas premisas
peos, y condena las suites-salones de castaño negro producidas en serie en artísticas, a partir de una nueva orientación visual, y aquí la reforma no
Grand Rapids. Desea una madera lisa, sin pintar y sin ornamentos; es con­ bastó.
trario a los tupidos cortinajes y las coberturas artificiales, y partidario de No era cuestión de diseñar piezas individuales ni siquiera de com­
las habitaciones bien iluminadas y soleadas, con la mesa de cocina situada pletar conjuntos de muebles. Ahora, por vez primera desde el siglo XVIII,
bajo la ventana. Se apoya, como en Europa, en los sillones o sofás de mim­ la habitación y su contenido fueron considerados como una sola entidad.
bre, bien confeccionados. Sus formas se mantienen deliberadamente rígi­ Según los nuevos estándares, el artista decorador, que cambiaba
das y severas. Muchas de las sillas de madera, en,particular el modelo ahu­ formas superficialmente, habia fracasado, y la iniciativa pasó a manos de
sado con esbeltos miembros, podrían haber figurado en un interior de arquitectos. Arquitecto y diseñador se fundieron en un solo personaje, y
Frank Lloyd Wright. muchos de los que comenzaron como diseñadores se revelaron más tarde
La mayor parte de su mobiliario era tosco y pesado. Clavijas y como arquitectos.
encajes visibles parecían ser una baza. Más tarde, todo el movimiento ob­ "Al contemplar las tendencias de hoy -comentábamos en 1931-,
tuvo el nombre de estilo misión, pero su carácter primitivo era todo lo que se ve que el decorador ha perdido todo prestigio como diseñador de mue­
el estilo tenía en común con el mobiliario de los monasterios californianos bles. Casi todas las inspiraciones importantes proceden de arquitectos que
en el siglo XVIII. hoy fijan las pautas para el futuro. Hoy, el más pequeño objeto del mobi­
Al movimiento artesano americano le faltaron artistas inventivos. liario debe participar en el nuevo espíritu arquitectónico, fusión que el ar­
Ténía su propio portavoz, The Craftsman, todavía leido en la segunda dé­ quitecto considera como cosa hecha."5
cada del siglo, pero ya desde sus principios no tuvo posibilidad de sobrevi­
vir. Aul). secundados por un genio auténtico, tales intentos habrían aborta­
do en un medio ambiente que cada día se aproximaba más a la mecani­ El arte y la arquitectura de nuestros dias muestran numerosas fa­
zación. cetas. Un movimiento puede representar un solo segmento, una sola ten­
De cuando en cuando, The Craftsman presentaba dibujos de ban­ dencia en nuestro tiempo, pero por diferentes que las tendencias puedan ser
cos, estanterías para libros, mesas o cómodas, "tan sólo para recreo del en sí mismas, cada una funciona con medios propios para aclarar la reali­
que trabaja en su hogar", y un librito de 25 centavos, de la serie Popular dad. En conjunto, constituyen la visión de nuestro tiempo, y cuando un
Mechanics, orienta al aficionado hacia "El mobiliario Misión, cómo fabri­ movimiento concluye o desemboca en otro, todavía se mantiene como par­
carlo".4 El movimiento estaba condenado a terminar en hobby. cela viva de nuestro conocimiento. Ningún país, ninguna persona, han
creado por sí solos nuestro mobiliario o el equipo de la casa. Cada tierra
El arquitecto, formador de tipos contribuyó con su ambiente y con sus talentos cada vez que se estaba ela­
borando una idea, y esta cooperación garantiza la validez de toda la evo­
En suelo europeo continental, el movimiento Morris tuvo un de­ lución.
senlace diferente. Su influencia tomó dos caminos divergentes; en una di­ Apenas ha aparecido una nueva idea -la silla tubular, por ejem­
rección confirió categoría al artista decorador, que es un diseñador profe­ plo- sus implicaciones han sido estudiadas por nuevos talentos creadores,
sionalmente reformista. Su cambio de forma superficial para obtener un tan sólo para volver al inventor que las ha resuelto en forma estándar.
efecto juguetón fue un peligro desde un principio. La pureza moral de las Como en todos los períodos, hay un toma y daca continuo, una colabora­
enseñanzas de Morris se perdió al llegar a reconciliarse con el gusto impe­ ción inconsciente pero activa.
rante, y ello quedó claramente demostrado en la Exposition Internationale Sin emQargo, la manera de inventar es diferente de la era del mue­
des Arts Décoratifs de París, en 1925, que señala la fusión definitiva del ble patentado. Ahora adquiere carácter de precedencia la invención de la
movimiento con lo transitorio. Más o menos en ese tiempo empezó a obte­ forma. Los inventores ya no son anónimos, como los figurantes en una
ner ascendencia el movimiento moderno en arquitectura. guía telefónica. Sus nombres y personalidades quedan bien definidos en su
En la otra dirección, William Morris había movido conciencias y totalidad, y a menudo tras una forma abstracta podemos percibir la contri­
había obligado a muchas mentes a pensar. Orientado por el alemán Werk­ bución de un país o de un individuo.
490 491
La formación de los tipos
Genit Thomás Rietveld, el precursor
Los holandeses fueron los primeros que proyectaron la nueva vi­
sión artística en el mobiliario. Entre ellos, G. Th. Rietveld, de Utrecht,
había señalado ya el camino antes de 1920. Pero Rietveld no estuvo solo.
Estaba vínculado con la avant-garde holandesa, con Theo van Doesburg,
con Piet Mondrian, con J. i. P. Oud, todos los cuales, a partir de 1917,
habían estado pregonando su estética en la revista De Stijl. "Nuestras si­
llas, mesas, alacenas... se convertirán en los artefactos abstracto-reales de
los futuros interiores", proclama Rietveld al publicar sus primeros diseños
de silla en 1919. 6
Como en la pintura y la arquitectura, será necesario olvidar tem­
poralmente todo y empezar a partir desde cero, como si hasta entonces no 309. G. Th. Rietveld: Silla, 1919. Bajo la
se hubiese construido ninguna silla. No debía haber colas de milano; la es­ influencia de la nueva visión artistica, el
tructura de la silla estaba formada por miembros cuadrados simplemente mueble es descompuesto en sus elementos
básicos. El espacio fluye entre las partes, y
atornillados. Se cruzan entre sí, pero no penetran, y su carácter de super­ alli donde deben tocarse, los miembros es­
posición es destacado. Como indica Rietveld, los elementos separados es­ tán "visiblemente conectados". (Cortesía de
tarán "visiblemente conectados" (fig. 309). De un modo similar, una línea G. Th, RietveJd, Utrecht.)
cruza otra línea en las pinturas sin color y los dibujos de Mondrian del
mismo período, a menudo llamados "signos más y menos" (fig. 310). El
asiento y el respaldo de la silla de 1918 consisten en planos lisos y rectos
de contrachapado mantenidos a deliberada distancia unos de otros.
Es fácil ver lo que estaba ocurriendo: el mobiliario era sometido a
una disección en sus elementos, en un sistema de riostras y planos. El efec­
to debía ser tan ligero, tan transparente y tan aéreo como fuese posible,
casi como un esqueleto metálico.
Esto se ve con mayor claridad si cabe en el bufete de Rietveld de
1917 7 (fig. 311). En él, el mobiliario se resuelve en elementos verticales y
horizontales. La superficie del trinchante, una sencilla tabla, sobresale por
cada lado -como ocurre tan a menudo en la arquitectura- dando una sen­
sación de peso desmaterializado. El aire fluye entre todas sus partes, inclu­
so entre los cajones. Sus puertas son planos deslizantes.
Los especialistas pueden objetar fácilmente que los sencillos torni­
llos de madera de las sillas son inadecuados, o que el bufete de 1917, pieza
magistral por su modo de anticipar la posterior expresión, acumulará pol­
vo en sus huecos. Pero estas piezas deben ser juzgadas bajo otro punto de
vista. N o es posible calíbrar exactamente el efecto de los manifiestos políti­
cos, y sin embargo estas declaraciones constituyen auténticos puntos de vi­
raje y son guías para el futuro. Estas piezas de Rietveld son manifiestos,
pues guían en la dirección de toda una evolución. Ninguna línea de monta­ 311. G. Th. Rietveld:
je, ninguna operación rutinaria, pueden aportar la fantasia que ellos abar­ Alacena, 1917. El mueble
es resuelto en sus compo­
can. Al ser desmontado el mobiliario para permitir comenzar de nuevo, sus nentes, riostras y planos en
elementos se resuelven en un sistema de riostras y planos. Su forma es todo oposición perpendicular.
lo neutral posible. Alrededor de 1910, los pintores, así como un ingeniero manteniéndose las formas
tan neutras como es posi­
del hormigón armado como Robert Maillart, utilizan estos mismos elemen­ ble. (Jubilee Number. JO
tos en su búsqueda de nuevas potencialidades y nuevas expresiones. 8 Uno Jaaren StUI, 1927.)

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construcción en hierro y en hormigón armado, y simultáneamente renació
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del espacio. No fue diferente lo ocurrido en el mobiliario. Sus nuevas crea­
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el decorador de interiores empezó a ceder terreno ante el arquitecto.

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La silla tubular tiene numerosos antecedentes. Alrededor de 1830,
en Inglaterra, como ya hemos indicado, se utilizaban tubos de hierro para
las camas, y se hicieron varios intentos para resolver la unión, siempre difi­
, . ~.lt.-4-\--l :--l--!--l~i ,.. ', cil, de los tubos horizontales y verticales. 9 Desde Inglaterra, la experiencia
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1T I - ¡ , -t- tramos sillas parisienses con patas tubulares, como el modelo de 1844 (fi­
gura 312). Los tubos están reforzados por un núcleo de cola o de yeso, Es­
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tas sillas de tubo de hierro no estaban destinadas al jardín, sino al salón,
¡-! - - i \.- ........, hecho de un cierto interés en un período tan amante de la exhibición como
I 1_".~ \---' era el Segundo Imperio. Si leemos correctamente una acuarela de la época,
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habia sillas de este tipo en el apartamento de la emperatriz Eugenia. l l Sin
embargo, el gusto imperante no podía tolerar un material tan sencillo, ni si­
'-T-+ quiera atenuado por una capa de pintura, y la forma tubular quedó descar­
\ \" tada por completo.
Estos antecedentes no contribuyen a explicar el ascenso del tipo
moderno. El tipo moderno es totalmente nuevo. Tras él habia el impulso de
310. Piet Mondrian: "Muelle y océano", c.1914. El pintor Mondrian colaboró crear una estructura ligera y semiaérea. Creció en el ambiente de la Bau­
con los arquitectos y urbanistas del grupo De Stijl. Alrededor de 1914, las formas haus, el único centro en el que, en los años veinte, el adiestramiento educa­
son liberadas de los aspectos naturales o convencionales, y reducidas al máximo
a lo que él llama sus dibujos "más y menos". ,(elección del Museum of Modern Art, tivo se aventuraba en lo desconocido. Marcel Breuer, que inventó el tipo,
Nueva York.) llegó a la Bauhaus en 1920, cuando era todavía un joven de dieciocho
años. En 1925 construyó su primera silla tubular. Estos tubos de acero sin
de los pocos signos esperanzadores de nuestro tiempo -los métodos para· juntura, conocidos también como tubos Manesmann, teman la ventaja de
lelos- aparece también en el mobiliario. Muy pronto, mediada la década ser compactos. Las líneas de la primera silla de tubo de acero, asi como la
de 1920, se colmará el foso entre el manifiesto y la pieza estándar, y enton­ suspensión de su asiento, auguran tendencias que no tardarán en desarro­
ces comenzará la difusión con asombrosa celeridad. llarse: el asiento, el respaldo y las superficies de los brazos utilizan la elasti­
De nuevo vamos a limitarnos a un tipo de asiento que se formó en cidad de la tela tensada a modo de membrana. Marcel Breuer pertenecía a
este periodo: la silla de tubo de acero. Veremos cómo esta pieza, aparente­ la generación que siguió a la de Rietveld. La silla de madera de Breuer 12,
mente el producto de árida invención matemática, fue elaborada por hom' del año 1923, compartia con los modelos de Rietveld un deseo similar de
bres de diversos países, cada uno de los cuales le aportó su propia contri­ disección en elementos, de ligereza y simplicidad en las junturas, pero
bución distintiva. anunciaba ya nuevas tendencias, con su libre extensión de lona, su asiento
amoldable y su respaldo elástico, su mayor uso de elementos de contrape­
La formación de tipo tubular so, y su empleo de secciones estandarizadas de madera, con vistas a la pro·
ducción en serie.
La silla de tubo de acero es, realmente, una parte del periodo he· Los principios básicos de la silla tubular estaban ya presentes. La
roico de la nueva arquitectura, como lo son las transparentes cubiertas de construcción de la Bauhaus de Dessau en 1926 por Walter Gropius dio la
vidrio que sustituyen a las paredes. La silla tubular también contiene las oportunidad de amueblar el auditorio con sillas tubulares. Este tipo de silla
nuevas potencialidades que han evolucionado en nuestro período: medios fue dado a la publicidad mediante una tarjeta postal editada para la inagu­
que eran accesibles para todos los ojos, pero que se mantuvieron inútiles ración de la Nueva Bauhaus y en la que aparecía el modelo de Breuer. En
mientras no se llegó a captar sus implicaciones. Detrás de esta ceguera, el mismo año, 1926, Breuer creó sus taburetes apilables, también utilizados
como sabemos, se encuentra la división entre pensamiento y sentimiento, como mesas. Su primera formulación resultó ser definitiva, yesos tabure­
una división que ha imposibilitado el traducir la construcción en términos tes demostraron con claridad como habia de ser interpretado el nuevo tipo.
emocionales. La arquitectura movilizó las potencialidades latentes de la Aquí, como posteriormente, tanto en las mesas de Breuer (1928) como en
314. Michael Thonet: Silla :!e madera doblada y ch a]JG da, 1836-1840. Todas
las partes, incluida la superior del respaldo, fueron prensadas en moldes, en caliente.
Los miembros la~erales planos forman una "unidad solidaria" con la3 patas de­
lanteras y postériores. En algúll aspecto, este primer lnodelo es más avanzado qCie
los posteriores; las primeras piezas chapadas curvadas empleadas aquí representan el co­
mienzo de un" evolución que, tras una esporádica aparición en Norteamérica, alrededor de
1870, fue asumido con éxito por el movímiento moderno. (Michael Thone[, 'helB, 189ó.)
315. Michael Th::met: Silla de madera doblada, EXjJosición de Londres, 1851. (IvIi­
chael Thone[, 1896.)
316. Michael Thon"t; Silla de mader'a doblada, Exposición de Viena, 1850. Los com­
ponentes están unidos por lürnillos metálicos y son enviados sin monlar. En 189 L la
312. Silla de tubo por GaudilíOl, Francia, 1844. Gaüdilíot introdujo el nuevo mé­ producción aSCendía a siete millones de sillas de este tipo, con sólo cambios menores en su
todo de soldadura para la fabricación de tubos seis años antes, en 1838, tras haberlo diseño. (Mlchael Thonet, ]896.)
estudiado en Inglaterra. En vez de chapa de cobre, fueron utilizados tubos de hierro
soldados para las conducciones de gas, agua y vapor. Así llegaron a estar de
moda, en Francía, las sillas tubulares. La silla de Gaudillot conservaba las formas
de la silla de madera, y el metal estaba pintado para imitar la madera y sus vetas.
(Musée des Arts Décmatifs, París.)
3 B. Marcel 13reuer: Silla [l/bu lar, 1926. En contraste con la silla metálica del
gusto imperante en 1844, la de BreLler está concebida de acuerdo con las leyes de
tubular de acero doblado y soldado. (Marcel Breuer.)

la silla tubular de contrapeso, los elementos no van unidos. Los tubos flu­
yen en una linea sin fin, como en la labor de entrelazado irlandés, yen lu­
gar de la estructura bidimensional, tenemos una estructura espacial que
destaca la transparencia y expresa la nueva concepción espacial de nuestro
tiempo. 13
Durante tres años, las sillas de Marce! Breuer, concebidas en tér­
minos de producción masiva, fueron lanzadas al mercado por un solo arte­
sano, hasta que en 1928 la empresa Thonet se encargó de su fabricación.

Las fases exactas que conducen a un invento no pueden ser re­


construidas. Los brillantes manillares de las bicicletas tal vez indujeron a
Mareel Breuer a utilizar el mismo material para las sillas, y cabe en lo posi­
ble que la silla de tubo de acero tuviese una vinculación con la anterior silla
de elementos de madera doblados, Michael Thonet 14 (1796-1871) experi­
mentó en Boppard, Alemania, con sillas cuyas partes en su totalidad, in­ 3)7. Le Corbusier y Pieae Jeanneret: Paviffo/i de ¡'Esprit Nouveau, 1925. ltdenor. Sillas
cluida la cima del respaldo, se componían de cuatro a cinco capas de con­ Thond de madera doblada, modelo B,·9. '"Estas sillas ostentan título de üobléza." Mesa
trachapado moldeadas térmicamente (1836-1840) (Hg. 314). La estandari­ con armazón tubular. Pinturas de Léger ji Le Corbusier.

496 497
una nueva visión óptica. El énfasis en la estructura y el deseo de transpa­
rencia son signos discernidos por vez primera en la pintura. Los pintores y
escultores rusos de 1920, supremacistas y constructivistas, tal vez aporta­
sen ciertos impulsos estéticos. La escultura constructivista con alambre,
con su ligereza aérea y su transparencia, encajan perfectamente con la des­
cripción que Marcel Breuer hace de sus sillas tubulares: "No rellenan el es­
pacio con su masa."18

La silla tubular tipo "cantilever"


La evolución de la silla tubular quedó completada en el transcurso
de unos pocos años, de 1925 a 1929. En 1927, bajo la dirección de Mies
van der Rohe, la Werkbund alemana construyó cerca de Stuttgart una co­
lonia de viviendas, únicas en la audacia de su empeño. Arquitectos de di­
versos países europeos en los que rebullia el nuevo movimiento fueron invi­
tados a construir casas en las que pudieran convertir sus ideas en realidad
318. Pavillon de l'Esprit Nouveau, París, 1925. InteriQr. Alacenas eradas y armarios sin censura de ninguna clase. Además de Le Corbusier, Walter Gropius,
alzados sobre patas de acero, para servir de separación entre dos áreas. J. J. P. Oud, Peter Behrens y otros, también los jóvenes de la nueva horna­
zación y la producción en serie comenzaron a principios de la década de da tuvieron su oportunidad. Para muchos de estos jóvenes, esta fue su pri­
1850 (figs. 315 y 316) Y ya nunca se interrumpieron. Cuando, alrededor de mera posibilidad para poner en práctica sus planes. Entre ellos se contaba
1920, el arquitecto ya no pudo soportar el mobiliario del Art Nouveau, es­ el holandés Mart Stam, y en una de sus viviendas se veían sillas de tubo de
tas sencillas sillas de haya vinieron a ofrecer lo que ellos estaban buscan­ acero, con dos patas en vez de cuatro. Las patas delanteras terminaban en
do: una forma purificada por la producción en serie. unos "patines" que daban al asiento un aspecto aéreo. Estas fueron las pri­
Casi como manifiestos, Le Corbusier exhibió estas sillas estanda­ meras sillas cantilever. 19 Las sillas de Mart Stam, pintadas de negro, no
rizadas en su Pavillon de l'Esprit Nouveau de la Exposition des Arts Déco­ eran elegantes ni flexibles. Los tubos estaban unidos por tiras de lona (figu­
ratifs, en París y en el año 1925 (fig. 317). El propio Le Corbusier nos cuen· ra 329), y sólo en el asiento y el respaldo de su sillón buscó la elasticidad
ta la razón para su elección: "Hemos presentado la humilde silla Thonet tensando unas anchas tiras de goma. Sin embargo, estas sillas, con su perfil
de madera vaporizada, sin duda la más común así como la más barata de compacto y rectangular, anunciaban ya la forma que adquiriría carácter
las sillas, y creemos que esta silla, de la que millones de ejemplares son usa­ estándar.
dos en el continente y en las dos Américas, posee nobleza."15 En el Pavi­
llon de l'Esprit N ouveau, Le Corbusier alzó sus vitrinas sobre patas de
tubo de acero y colocó las superficies de sus mesas sobre armazones tubu­
lares soldados (fig. 318). Sobre todo, se mostraba orgulloso de su escalera
de tubos curvados y doblados: "Hemos hecho una escalera como el cua­
dro de una bicicleta" (fig. 319).16 En cuanto a la silla, siempre el problema
más delicado, no se aventuró a tocarla, tarea que correspondería a Marce!
Breuer, quien construyó el primer modelo aquel mismo año de 1925.
Su asiento no presentaba elasticidad ni contrapeso, aunque en ella
ya iba aunada la flexibilidad del tubo de acero con la tensión de la lona
para dar muelle al asiento, el respaldo y los apoyos para los brazos. 17 A di­
ferencia del mueble patentado americano, con su movilidad mecanizada,
este tipo utiliza la elasticidad y la flexibilidad de unos materiales para facili­
tar un mínimo de muelle. Pronto perdería la silla tubular toda semejanza
con la anterior silla de madera, ya que una parte se fusionaría con otra,
formando un circuito sin fm.
Elementos diversos, pero familiares, pasan por la mente de! inven­ 319. Pavillon de l'Esprit Nou­
veau, París, 1925. Escaiera de
tor y se funden en una nueva totalidad. Ya no era tan sólo los manillares de tubo. "Hemos hecho una escalera
bicicleta o la silla de madera térmica lo que intervenía en el nuevo tipo, sino como el cuadro de una bicicleta."

498 499
U nas semanas más tarde, Mies van del' Rohe presentó unas sillas norteamericanos fabricaron sillas tubulares cantilever según la fórmula de­
tubulares 20 cantilever en su propio apartamento de la colonia Weissenhof, finitiva de Breuer, produciéndolas en grandes series y a una fracción del
en Stuttgart. Estas sillas eran elásticas, y su esqueleto quedaba ligado por costo europeo. Al igual que otros muebles contemporáneos, no se les daba
cuero o por elegantes planos de bambú. Mies van del' Rohe se jacta de ha­ entrada en el salón; eran utilizadas en las peluquerías y, sobre todo, como
ber sido el primero en reconocer y explotar la elasticidad del tubo de acero, equipo de cocina.
y esta elasticidad la obtuvo curvando las patas en un semicírculo (fig. 328)
como el que cabe observar en las exuberantes y curvadas mecedoras de y sin embargo, la idea de la silla cantilever tiene con Estados U ni­
Thonet, en 1890 (fig. 326). La idea de la silla cantilever flotaba ya en el ai­ dos unos vínculos más estrechos que con cualquier otro país, pero es preci­
re, y Mies van del' Rohe la concibió independientemente. Alguna vez, Mart so volver de nuevo al movimiento del mueble patentado. ,
Stam había mencionado ante Van del' Rohe un primer modelo que él di· L~ silla cantilever flexible que Europa creó en 1927 para satisfa­
señó experimentalmente para su esposa y que consistía en recia tubería de cer una exigencia interna habia aparecido ya en Norteamérica en el 1880.
gas unida por acodaduras en ángulo recto. A su vez, Stam dice que en­ La encontramos ante todo en un lugar inesperado: en las máquinas agríco­
contró esta pista en el asiento auxiliar de los automóviles norteamericanos, las. Ya en 1860, los asientos de los arados y las segadoras y cosechadoras
un cantilevei' plegable que se hundía en el suelo cuando no era utilizado Y mecánicas estaban sujetos al chasis por un soporte único que se proyecta­
De Mart Stam y Mies van del' Rohe, la silla cantilever volvió a ba diagonalmente en el aire. A principios de la década de 1880, los fabri­
manos de Mareel Breuer, el cual adoptó la fórmula más compacta de Mart cantes se dedicaron a eliminar todas las partes de madera y a construir
Stam, con sus soportes verticales, mejoró la construcción y dio a la silla tu­ sólo con hierro arados, gradas, segadoras y todas sus máquinas. Los cha­
bular la forma después difundida por doquier. sis tubulares eran extensamente utilizados para eliminar peso y, en este
Durante este período, de 1925 a 1929, Inglaterra estaba dormi­ momento, el soporte del asiento del conductor se convirtió en una elástica
tando como si sus reformadores jamás hubieran existido, mientras Nor­ tira de acero capaz de compensar las desigualdades de un suelo accidenta­
teamérica se entregaba de lleno al culto de lo antiguo y de sus imitadores. ,do (fig. 324). Fundido o estampado, el asiento, con sus grandes orificios de
Frank Lloyd Wright no significaba m.ás para el público que el I'Jovhl1iento ventilación, se amolda admirablemente al cuerpo y está en linea directa
Moderno como un todo. Las casas y los interiores para los que se libraba con los asientos de los sillones Windsor americanos de principios del siglo
tan enconada pugna en el continente europeo eran prácticamente inexisten­ XIX (fig. 235).
tes en lo que se refería a Inglaterra y N orteaméric8. En los años treinta, los Si una fracción, tan sólo, del estudio dedicado a la comodidad del
asiento de la cosechadora mecánica se hubiese aplicado a los utensilios
domésticos, hoy estaríamos mucho más lejos...
La idea del asiento aéreo y elástico parece haber impulsado a los
inventores norteamericanos en el apogeo del movimiento del mobiliario pa­
tentado. En 1889, uno de ellos imaginó un curioso dispositivo para Jos bu­
ques transatlánticos (fig. 325): alrededor de una gran mesa redonda de co­
medor, giratoria para facilitar el servicio en la misma, las sillas quedaban
aseguradas de un modo ajustable por unas "barras de suspensión", en tan­
to que un peso debajo del asiento ayudaba al pasajero a "conservar una
posición casi vertical independiente del movimiento de la mesa".H
Estos ejemplos son meramente indicativos del hecho de que los
problemas del mueble patentado norteamericano y del posterior movimien­
to europeo tienden a menudo a seguir la misma dirección. En el caso de la
silla cantilever, esta coincidencia es todavia más obvia.
Washington se negó a conceder a Mies van del' Rohe una patente
para su silla tubular cantilever, indicándole las especificaciones dadas unos
años antes para otra silla igualmente elástica y poseedora de soportes cur­
vados (fig. 327).23 De acuerdo con la tradición norteamericana, estaba
equipada con dispositivos graduables y obtelÚa su elasticidad a partir de
unas espirales. Esta silla norteamericana, cuya patente fue solicitada en
320. Pavilloll de {'Esprit NOllveau, París, 1925. Exterior. El Pavillon representaba un 1922, no fue concebida como tubular, sino como elemento construido con
apartamento de dos pisos, una célula de los edificios de apartamentos que Le Corbusier
planeaba para el área parisiense" El espacio abierto a la izquierda, está destinado a jardin varilla de acero maciza. En otras palabras, no rozaba el problema más difi­
colgante. cil y crucial del mobiliario tubular europeo -cómo asegurar la elasticidad

500 501
de este vacío puede ser medida por la Exposition Internationale des Arts
Décoratifs de París, en 1925,24 donde lo único allí expuesto que no ha caí­
do en el olvido histórico fue el Pavillon de l'Esprit Nouveau, erigido por Le
Corbusier y Pierre J eanneret. Sin embargo, este pabellón quedó relegado a
las afueras de la exposición y, como observó el propio Le Corbusier, "era
el más pobre y el más acuito". En la Exposición Internacional parisiense
de 1867, Edouard Manet tuvo que construir un barracón con tablas fuera
del recinto, para exhibir en él sus telas proscritas. Una cosa fue común en
ambos casos: las autoridades estaban avergonzadas de sus artistas.
El Pavillon de l'Esprit Nouveau de 1925 no fue meramente la pro­
a
testa de Le Corbusier: "Nous ne croyons pas l'art décoratir' (no creemos
en la decoración de interiores); el Pavillon demostró que estaba presto para
ocupar el lugar del decorador. Sus creadores tenían un sinfin de problemas
que exponer ante el público, pero poco espacio para presentarlos. El Pavi­
lion venía a apoyar los inspirados escritos de la revista L'Esprit Nouveau,
publicada por Ozenfant y Le Corbusier en colaboración con Paul Dermée,
de 1920 a 1925. Venía a anunciar las nuevas viviendas con suplan libre, la
nueva pintura y el nuevo urbanismo, y estaba proyectado como la célula
321. Le Corbusier y Char­ de dos pisos de las grandes casas de apartamentos que Le Corbusier había
lotte Perriand: Sillón con res­ planeado para París. Cómo se alzarían tales casas en la ciudad como un
paldo pivotante, "Fauteuil ti conjunto, quedaba expuesto en el gran diorama de París, el Plan Voisin.
Dossier Basculant", 1928.
Todo el interior pregonaba el nuevo estándar. En vez de jarrones
sin mecanismo- y además no había sido concebída para el salón, sino "diseñados" de cristal o de cerámica, había recipientes de laboratorio, for­
como "silla de jardín". mas purificadas por el uso y la función. En vez de elaborados cristales ta­
Al parecer, esta silla nunca llegó a ser realizada; sin embargo, liados, habia los simples vasos de vino de cualquier café francés, objetos
Mies van der Rohe nos dijo que se habia visto obligado a construir un mo­ cuya forma nunca cesaba de refrescar la fantasía de los pintores cubistas.
delo según las especificaciones norteamericanas como prueba tangible de En vez de las alfombras de decoración interior, estaban las alfombras beré­
que la espiral elástica era impracticable. Hecho esto, le fue concedida su beres del Africa del Narte, con su trama vigorosa y sus simples dibujos
abstractos. En vez de lagrimeantes candelabros, había luces de candilejas,
patente.
o iluminaciones de escaparate de tienda. En vez de las chucherías de artes
La silla tubular móvil y oficios había las espírales nacarinas de una concha de mar, y en la ba­
laustrada del piso superior una escultura vertical de J acques Lipchitz.
Un material tan abstracto como el tubo de acero puede parecer
refractario a la manipulación personal; sin embargo, en la práctica diferen­
tes países crearon diferentes formas de expresión, y también Francia
aportó su contribución entre 1925 y 1929. .

Bajo una visión superficial, a partir de la época de Napoleón len


adelante, Francia se muestra llena de contradicciones. Por una parte, es el
país del academicismo obstinado en todas las cuestiones artisticas. Por el
otro, la trayectoria de la pintura y la construcción en el siglo XIX es incon­
cebible sin Francia. Cualesquiera que fuesen, los impulsos creativos que
salieron a relucir lo hicieron contra la voluntad de la mayoría y en conflic­
to directo con el gusto imperante. Y el hecho de que llegaran a ser expresa­
dos se debió al vigor de una manera de entender la vida que Francia nunca
permitió que fuese atropellada por la mecanización.
En los aledaños de 1920, Francia se presentaba como país total­ 322. Sofá "canguro" norteamericano, Virginia, década de 1830. El Psyche o Kangaroo
posee unas curvas no convencionales que se adaptan al cuerpo en descanso. (Cortesia de
mente sumido en la rutina en todo lo referente a la vivienda. La extensión Doubleday and Ca.)

502 503
Con el mismo espíritu y como toque final, en las coloreadas pare­
des había pinturas de Juan Gris, Fernand Léger, Picasso, Ozenfant y Le
Corbusier. Por doquier reinaba la búsqueda de una forma pura y más di­
recta dondequiera que ésta pudiera hallarse: en la naturaleza, en los labo­
ratorios, en las alfombras de los beduinos, o en la fabricación industrial pu­
rificada por la producción en serie. Esta unión de elementos aparentemente
no relacionados dio al traste con la idea de que todos los objetos de un in­
terior debían ser diseñados por una mano. Una habitación no es una incu­
badora que deba ser esterilizada de todo germen extraño. A las formas de
vida, pasadas y presentes, hay que darles la oportunidad de relacionarse
entre sí.
324. Asiento elástico cantilever
La atmósfera que puede surgir de la libre interacción de elementos cobre máquina cosechadora. Para
heterogéneos es familiar para todos aquellos que hayan puesto el pie en in­ absorber los baches del abrupto
teriores más tardíos, de nuestro período, pero fue en el Pavillon de l'Esprit terreno, el asiento de plancha
Nouveau, en 1925, donde esto pudo verse por vez primera expresado con metálica agujereada está mon­
tado, elásticamente, sobre un fleje
tanta claridad y consistencia. de acero. Su forma confortable se
Le Corbusier reconoció las formas puras en las sillas Thonet, pero adapta a la tradición americana
en esta época sus propios esfuerzos no fueron más allá de un diseño refor­ de los asientos de madera de las
sillas y mecedoras Windsor. El
mista para los almohadones de los sillones. El impulso pionero de Marcel asiento metálico y su montura a
Breuer en las sillas tubulares no tardó en ser seguido por las contribuciones resorte quedó formado en el 1880,
francesas. Es significativo que tan a menudo aparezcan problemas de mo­ cuando el armazón metálico o la
construcción tubular sustituyeron
vilidad en los modelos franceses; no se trata de virtuosismo en aportar mo­ la voluminosa estructura de ma­
virniento por medio de sistemas mecánicos, como en el mueble americano dera de la segadora. (Foto Martín
patentado, sino del uso de medios tan simples como las charnelas o los pi­ J a.tTIes.)
votes. El esfuerzo para despojar al mobiliario europeo de su rigidez fue sin rias de acero tubular al boudoir, sin caer por ello en lo meramente decorati­
embatgo notable. 25 '
vo, y 10 consiguió enrollando simplemente un cojín de cuero en forma de
Charlotte Perriand, la joven arquitecto francesa, comenzó su la­ oruga alrededor del respaldo, un tubo horizontal. En su tipo, esta silla pro­
bor en el taller de Le Corbusier, en 1927. Trató de adaptar las sillas girato­ cede del modelo tradicional de Thonet, tal como Le Corbusier lo había ex­
hibido en su pabellón, pero ahora ha evolucionado como criatura con sus
propios derechos. Su movilidad, al igual que en todo el mobiliario europeo,
era primitiva, y sus dispositivos técnicos apenas rebasaban los del siglo
XVI. Se dice que Le Corbusier y Charlotte Perriand planeaban también
aligerar la silla de oficina, con su sensible equilibrio, y adaptarla a la sala
~ de estar, pero se interfirieron los acontecimientos de años recientes.
En su mayor parte, los modelos estándar fueron resultado de la
colaboración de Le Corbusier con Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand.
Tal fue el caso delfauteuil d dossier basculant, la butaca con respaldo pi­
votante de 1928 (fig. 321).
El canapé graduable, la chaiselongue basculante (fig. 323), mues­
tra ante la tradición la misma libertad que, en su tiempo, el sofá Canguro
(fig. 322), obra de los norteamericanos un siglo antes, que amoldaba au­
dazmente al cuerpo humano las lineas del rígido sofá Imperio o psyche. La
chaiselongue basculante es graduable, y su antecesor inmediato es el sillón
de inválido formado por dos partes separables: una base independiente en
la que va montada una superficie para sentarse o echarse. Cabía encontrar
323. Le Corbusier y Charlotte Perriand: Canapé, "Chatse-longue Basculante", 1929. estos sillones de inválido por doquier, en el siglo XIX.
Este sofá, obra del distinguido arquitecto, presenta una adaptación al cuerpo similar a la del En la amplia y negra base de la tumbona graduable, descansa la
sofá "Canguro" americano cien años ames. parte superior de tubo cromado, asegurada en cualquier ángulo deseado
504 505
por medio de su adherencia a dos almohadillas de goma en la estructura in­
ferior. A diferencia de los planos móviles del sillón de inválido, las superfi­
cies de soporte de la chaiselongue basculante quedan ligadas en una curva
rígida, lo que significa que la persona sentada debe ponerse en pie cada vez
que desee alterar la inclinación. Y, como ocurría en gran parte de los mue­
'~':.-;:.:" Ji} / . '
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bles de ese tiempo, levantarse no era demasiado fácil. Las sillas graduables
-!l' -el sillón del barbero, la silla de oficina o el canapé ajustable- devuelven a
su usuario la posición normal cuando éste se levanta.
N o es el menor atractivo de la tumbona graduable su contraste de
planos vigorosamente curvados sobre el único tramo de la base. Reservas
aparte, hay que admitir que un siglo de esfuerzos para conseguir divanes
ajustables al cuerpo queda aqui condensado en forma clásica. Habría que
mencionar que Francia no dio ulterior desarrollo a la silla cantilever.

327. Sillón cantilever norteameri­


cano, elástico y regulable, 1928. "Un
sillón de jardín construido a partir
de una sola tira de fleje de acero...
con una parte elástica o absorbente
de choques." Se le pidió a Mies van
der Rohe que demostrase lo imprac­
ticable de este proyecto antes de que
325. Asientos cantilever elásticos para salones de buques, 1889. Los asientos de los pa­ se le concediera una patente para su
sajeros de buques de vapor se sosteIÚan sobre varillas unidas a la superficie de la mesa. simple silla tubular para uso domés­
~e obtiene ulterior independencia para el asiento, montándolo sobre un pivote cuya vibra­ tico. (Patente EE.UU. n.O 1491918,
ción es libre, adecuadamente contrapesado por un peso que hay debajo. La idea consiste presentada en 1922; 29 de abril de
en facilitar la tarea de servir la mesa con mal tiempo. Mediante un pedal C, mesa y sillas gi­ 1924.)
ran sobre un eje, acercando el pasajero al camarero. (Patente EE.UU. n.O 396089, 15 de
enero de 1889.)

328. Mies van der Rohe: Silla


326. Thonet Bros.: Mecedora n.o1, 1878. Modelo de 1860. (Cortesia del Museum of elástica cantilever, de acero tubular,
Modern Art, Nueva York.) 1927.

506 507

329, Mart Stam: La primera silla cantilever moderna, de tubos unidos, 1926. (Adolf
G. Schneck, Del' Stuhl, Stuttgart, 1928.)

330, Marcel Breuer: Silla cantilever elástica, tubo de acero cerrado, 1929. La idea de la
silla cantilever elástica flotaba en el aire en el 1920. La formulación de Mies van del' Rohe
destaca la elasticidad, en tanto que Mart Stam consigue la forma cantilever. La idea volvió 331. Silla norteamericana de madera contrachapada y doblada, 1874. (Museum of
entonces a Breuer, el cual, sintetizando las dos características, logró la forma que hoyes Modern Art, Nueva York. Fotografía del modelo original de la Oficina de P atentes de
estándar. (Cortesía del Museum of Modern Art, Nueva York.) EE.UU.)
H2. Silla norteamericana de madem comrachapada y doblada, 1874. Corte trarlS­
La silla "cantilever" de contrachapado versal. La silla consta de tres secciones de madera laminada. "Obtenida mediante el pren­
sado de varías capas de madera en las correspondientes formas. Si se utilizan tres capas
La silla cantilever está enraizada en una demanda específica de la de madera, el grano de la central va transversal con respecto al de las capas exteriores.
La elasticidad y resistencia de las chapas exteriores quedan, por tanto, considerablemente
época. Se buscaba una silla que diese la impresión de planear sobre el sue­ incrementadas." (Patente EE.UU, n,O 148350, 10 de marzo de 1874.)
lo, como las placas salientes de hormigón o las casas sobre pilares, casas
rodeadas por el aire, Había una atracción por las cosas que parecieran de­ pero en el campo de la arquitectura y el mobiliario, A alto dominaba la ex­
safiar a la gravitación. Esta necesidad emocional es tan innata de nuestro presión de nuestro tiempo y la fundía con las cosas de su entorno natal.
tiempo como el arbotante en el Gótico y la pared ondulante en el Barroco. Esta alianza de lo regional con el lenguaje innato de un período siempre ha
En cuanto al material, las sillas caniilever no quedaron limitadas dado fruto.
al tubo de acero, ya que el interés por las nuevas técnicas condujo a las si­ El punto de partida de Aalto fue la silla cantilever de tubo de ace­
llas cantilever de madera, y el impulso partió de un confin de nuestra civili­ ro. Su primer modelo (1931) tiene un armazón tubular en el que va atorni­
zación, de Finlandia. Allí, la tala de árboles y el trabajo de la madera cons­ llada una placa curva de contrachapado que forma el asiento y el respaldo.
tituyen la base de la vida. En Finlandia abundan los bosques de hayas, y el El armazón recuerda el taburete apilable de Breuer, de 1926, pero se sos­
haya proporciona una madera blanda y flexible cuyas potencialidades to­ tenia por un extremo. La característica original de esta silla es su plancha
davía esperan ser captadas, Muchas son las tierras dotadas de un generoso curvada de contrachapado, utilizada corno un elemento de construcción;
cupo de madera, pero no todas originan un nuevo impulso artístico. Esto para el respaldo, una parte de esta plancha única quedaba laminada y ca­
requiere un estímulo que no se deriva del suelo por si solo, y el hombre que rente de soporte.
dio vida a una tradición antiquisima en Finlandia fue el arquitecto Alvar Esta placa l1eKible de contrachapado pronostica el siguiente paso
Aalto, que nunca vivia largo tiempo fuera de su país. Después de su prime­ de Aalto: la silla cantilever construida en madera. En ésta, utilizó la elasti­
ra aparición en el Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna, en cidad peculiar de la madera de haya, elasticidad que los países septentrio­
1929, casi cada año se dejó ver en algún lugar de Europa, y más tarde en nales sólo habian aprovechado hasta entonces en los esquís. Para sus ele­
Norteamérica. No necesitaba establecerse en parte alguna, ya que sus mentos de soporte, Aalto eligió madera laminada de un grosor apropiado
tentáculos 10 exploraban todo y llegaban a todas partes. Sabía lo que se es­ (fig. 333). En su perfil, esta silla es idéntica a la tubular cantilever. Estas
taba pintando y 10 que se estaba construyendo. Como el escultor Calder, placas laminadas, que constituyen en linea continua los "patines", las pa­

508 509
tas y los brazos, y forman también el respaldo, son dobladas primero al va­ res... con ello la elasticidad y la resistencia de las chapas se incrementa
por y con máquinas hasta obtener amplias superficies curvas, y luego éstas considerablemente... La silla está formada por tres partes... y la parte fron­
son aserradas en tiras más estrechas. Dos de estas secciones son unidas tal... se extiende hasta la parte superior del respaldo."27
por un asiento almohadillado o por un asiento de contrachapado curvo. En diversos manuales norteamericanos para el trabajo de la ma­
Los elementos de soporte de la silla de Aalto no presentan la dera aparecen instrucciones para curvar láminas de contrachapado y
construcción de un esqueleto no ambiguo, como ocurre con las sillas tubu­ adaptarlas al cuerpo humano, así como para aserrarlas, mucho ant0-s.ae
que surgieran las sillas Aalto. También en Holanda, G.Th. Rietveld curva­
lares; las secciones soportantes, por su origen y tal vez por función mecá­
ba planchas de contrachapado o de fibra y las sujetaba entre varillas de
nica, han de ser consideradas como planchas.
En 1870 se encuentran en Norteamérica sillas de madera contra­ hierro. No obstante, nadie explotó la elasticidad que Aalto obtuvo a partir
chapada curvada, en las que una sola plancha curva constituye el respaldo, del haya finlandesa. Nadie se atrevió a utilizar madera laminada en la
el asiento y las secciones de las patas. El Museum ofModern Art de Nueva construcción cantilever. ¿Qué fue lo decisivo aquí, la forma o la técnica?
York posee una patente de invención de 1874, salvada de la subasta elimi­ Ninguno de los modernos supo qué tremenda labor de precursor
natoria realizada por la American Patent Office (figs. 331, 332).26 "La silla había realizado Norteamérica en este campo, una labor que yacía enterra­
está formada por varias partes que son obtenidas por la compresión de va­ da y olvidada en su propia tierra.
rias capas de chapa de madera de tamaño y grosor apropiados hasta dar­ Es el problema del asiento elástico el que de nuevo aparece en la
les la forma correspondiente. Si se utilizan tres capas de chapa, el grano de silla de madera, pero sólo en su forma europea posterior, ya que los prime­
la situada en el medio sigue la dirección contraria a la de las capas exterio­ ros modelos americanos, como el de 1874, no eran elásticos. El asiento
elástico -como dijimos al hablar del movimiento del mueble patentado en
Norteamérica- significa relajamiento a través de leves variaciones de la
postura.
En la Bauhaus de Dessau se hizo un intento para doblar madera
contrachapada destinada a los asientos y sus respaldos, y para utilizar sus
propiedades elásticas una vez montada en estructuras corrientes de sillas
de cuatro patas (1928).28
Entretanto, la industria aeronáutica habia hallado nuevos méto­
dos para doblar las láminas de contrachapado, entre ellos las colas a base
de resinas, cuando Aalto todavía tenía que curvar sus chapas al vapor. La
cola de resina permitia una operación en seco, con medios eléctricos y una
presión hidráulica, lo cual abria nuevas posibilidades para el constructor.
A partir de 1939, el Institute of Design de Chicago, bajo la dirección de
Laszlo Moholy-Nagy, realizó numerosas pruebas en busca de elevar la
elasticidad y flexibilidad de la madera contrachapada y, al propio tiempo,
inyectar una cierta movilidad en el sistema considerado como un todo. Los
experimentos con sillas de contrachapado fueron metódicamente introduci­
dos en el programa de estudios. También se procuró dar una estructura tri­
dimensional a láminas de diversos materiales y, puesto que mediante mani­
pulaciones tales como la curvatura, el repujado, etc., es posible cambiar las
propiedades estructurales del material, con ello Charles Niedringhaus y
otros produjeron modelos como el de la fig. 335, con "patines" y un acusa­
do perfLl en forma de Z, y cuyo asiento de chapa permite ligeras variacio­
nes de la postura. La generación más joven de arquitectos americanos,
como Eero Saarinen y Charles Eames, combinaria los métodos de linea de
producción con diseños refinados.
Al terminar este punto, no nos es posible prescindir de una pre­
333. Alvar Aalto: Silla cantilever de contrachapado, c.1937. Fue el arquitecto fin­ gunta. ¿Fue sólo la demanda de nuevas técnicas 10 que inyectó nueva vida
landés Alvar Aalto el primero que se atrevió a emplear madera laminada en la construc­ a la madera como material y dio libre curso a sus potencialidades ocultas?
ción de sillas cantilever. La madera es curvada a máquina y al vapor, y después ase­ Las causas son más profundas y apuntan hacia la tendencia a lo orgánico
rrada en secciones más estrechas. La tabla es su principio constituyente. (Foto Herbert
Matter, cortesia del Museum of Modern Art.) que se implantó a principios de los años treinta y adquirió fuerza en los

510 511
,.-­

primero los espacios circundantes, y después, a partir del mismo sentimien­


to espacial, su mobiliario. Los tipos son concebidos en términos funciona­
les. Pueden requerir el uso de nuevos materiales, o utilizar materiales tradi­
cionales de nuevas maneras, pero su vigor es, ante todo, de invención esté­
tica, está arraigado en el sentimiento. Rápidamente, se extenderán a través
de Europa en el decenio de 1930, pero, por desgracia, hemos de pasar por
alto los detalles de su progreso. 29
Mediados los años treinta hubo un alto en la invención de nuevos
tipos. Un factor no desdeñable fue el de que los arquitectos cuyos nombres
asociamos con los nuevos tipos fueron llamados a tareas más urgentes:
mayores edificios, urbanismo, y la planificación a gran escala por la que el
interés iba en aumento. Para el campo que abandonaron, esto fue una pér­
dida, pero desde un punto de vista más amplio, fue un portento favorable,
el de arquitectos que al mismo tiempo formulaban sillas y daban formas a
ciudades, signo de que la vocación del arquitecto es una de las primeras
que, en nuestro tiempo, trascienden especialización y enfocan los proble­
mas de una manera universal.
En un tiempo en que los paises del continente europeo, desde Es­
paña hasta Suecia, estaban despertando ante sus propios medios ambien­
334. Jens Risom: Silla de comedor, 1940. Todas las junturas están mecanizadas. para tes, los dos grandes paises de la empresa del XIX cayeron en la inactivi­
la producción en serie. (Cortesía de H.G. Knoll Associates, Nueva York.) dad. Tras la muerte de William Morris y la mengua de Artes y Oficios, In­
335. Chicago School o/ Design: Silla en Z basada en la elasticidad de la madera, c. glaterra empezó a adormilarse en cuanto a arquitectura y mobiliario. La
1940. Una madera contrachapada especialmente tratada y laminada, junto con el resorte
en forma de Z, permite una doble acción mecedora. La aportación de materiales y pro­ última manifestación de alcance internacional la ofrecieron Mclntosh y la
cesos procedentes de nuevas industrias, como la aeronáutica, abre camino a nuevas posi­ escuela escocesa. En Estados Unidos, en este mismo período, el difunto
bilidades. (Cortesía del Institute of Design, Chicago.) Louis Sullivan y Frank Lloyd Wright no existían para la opinión pública.
años siguientes. Deseamos a nuestro alrededor objetos que tengan trazas El centro de gravedad se desplazó hacia la Europa continental, y allí se for­
de vida. Cortezas, raices grotescas, conchas, fósiles ... Cosas que hayan so­ mularon la nueva arquitectura y el nuevo interior.
brevivido a través del tiempo y de los elementos. La pintura aporta de nue­ N orteamérica, que en el siglo XIX realizó tantos intentos pione­
vo una confirmación objetiva cuando, a principios de la década de 1930, la ros en el campo del mobiliario, se halla prácticamente ausente en las fases
obra de Joan Miró o la de Hans Arp delatan un impulso creciente hacia lo decisivas de 1920, una ausencia que, creemos, se hizo sentir en todo el
orgánico. J oan Miró consigue la libertad de expresión con el uso de formas movimiento y sus directrices. No sólo perdió Norteamérica todo su entu­
orgánicas, a veces redondeadas o ahusadas, otras serpentinas, y a menudo siasmo por el mobiliario del ingeniero, con sus características combinables
símbolos caligráficos, pero siempre libremente flotantes en el espacio sin y móviles, sino que hubo también una merma de interés por las habitacio­
amarras naturalistas. Y Hans Arp corta sus formas de madera aserrándo­ nes en las que comemos y descansamos.
las y colocándolas al azar, "objets placés a la loi du hasard". En unos tiempos en los que Europa empezaba a archivar su arqui­
tectura y sus interiores, Estados Unidos manifestó una inclinación crecien­
te por las "antigüedades". Las industrias producían los mismos tipos, con
La difusión varios disfraces, una y otra vez. Las formas se empobrecieron, perdieron
Nos hemos limitado a esbozar someramente los comienzos del su vitalidad original, se hicieron vagas e indefinidas como ocurre cuando
movimiento que trató de cohnar el foso de un siglo entre la expresión y la los colores se entremezclan en la paleta.
construcción. La evolución, al paso con la nueva arquitectura, maduró con En esta época de plena mecanización, Norteamérica se distanció
rapidez, ya que la silla tubular apareció de 1925 a 1929, y la silla de con­ de las salas de estar y se orientó hacia la mecanización del hogar. Las habi­
trachapado inmediatamente después. taciones en las que uno mora, las cosas que nos rodean, quedaron en su
Es, evidentemente, un mobiliario de tipos. Sillas, mesas, alacenas, mayor parte al margen de la discusión. La cocina, el cuarto de baño y los
camas, escritorios, librerías y combinaciones de muebles -de las que nada 9ispositivos economizadores de trabajo despertaron las imaginaciones, y la
diremos aql.ú- todo tuvo que ser formulado de nuevo. A diferencia del inventiva, anteriormente incluida en el mobiliario patentado, se canalizó
auténtico mobiliario del siglo XIX, el mobiliario del ingeniero, estos nuevos hacia la mecanización del hogar, campo en el que Estados U nidos asumió
tipos ya no se encontraban en un entorno extraño. Los arquitectos creaban un primer lugar indiscutible.

512 513
17- Giedlon
Notas de naturaleza elástica... La principal porción del cuerpo aqui representada está
formada a partir de una sola varilla de acero y curvada de tal forma que facilite un
1. Gustave Stickley, Craftsman Homes, Nueva York, 1909, p. 202. soporte para un respaldo flexible de asiento."
2. El movimiento tenía su propio periódico, The Craftsman, publicado 24. Numerosas publicaciones y periódicos contribuyeron a extender la
de 1901 a 1916. influencia de la decoración francesa de interiores de modo eficaz entre el gran pú­
3. G. Stickley, op. cit., p. 159. blico de Francia, así como en Norteamérica; por ejemplo, el Larousse, Arts déco­
4. Henry H. Windsor, Mission Furniture, How to Make It, Chicago, c. ratifs modernes, France, por Gastan Quenioux, Inspecteur Général de l'Enseigne­
1909-1912. ment de Dessein, París, 1925. La industria norteamericana del mueble se vio muy
5. Die Bauwelt, Berlin, n.o 33. afectada por estas publicaciones, y detrás de la mayoría de los objetos hinchados
y aerodinámicos del 1930 asoma la Exposición de París en 1925.
6. De Stijl, Año 2, n.o 11, Leyden, 1918-1919.
25. El primer sillón de tubo de acero presentado por Marcel Breuer
7. Reproducido en 10 Jaaren Stijl, serie del Jubileo, 1927, p. 47. (1925) era plegable. Alvar Aalto se preocupó también de los problemas del movi­
8. Véase cap. "Construction and Aésthetics: Slab and Plane" en Gie­ miento. Compárese su diván tubular graduable (1935) con un mecanismo nortea­
dion, Space, Time, and Architecture, cito mericano de 1868, en nuestro apartado sobre la convertibilidad (figs. 263 y 264).
9. Patentes inglesas para cama metálica, 1827-1841. Véase nuestra sec­ 26. Patente EE.UU. n.O 148350, 10 de marzo de 1874.
ción Mecanización y mueble tapizado, p. 383. 27. Ibídem. Descripción de patente.
10. Charles Dupin, Les Artisans Célebres, Paris, 1841, pp. 499 a 502. 28. Bauhaus: 1919-1928, editado por H. Bayer, W. Gropius, I. Gro­
11. En el Cháteau de Saint Cloud, más tarde incendiado. pius, The Museum of Modern Art, Nueva York, 1938, p. 133.
12. Ilustrada por primera vez en Staatliches Bauhaus Weimar, 1919­ 29. Fue asi como Suecia, guiada por hombres como Gregor Paulsen, el
1923, Weimar, 1923, p. 83. historiador, y el arquitecto Asplund, empezó a abandonar sus acaramelados artes
13. Donde se trata más a fondo la obra de Marcel Breuer, en especial y oficios populares. Esto ocurrió cuando la Werkbund de Suecia (sociedad de ar­
su arquitectura, es en H.R. Hitchcok, Jr., Exhibition by Marcel Breuer, Universi­ tes y oficios) presentó su audaz exposición en Estocolmo, el año 1930.
dad de Harvard, Departamento de Arquitectura, Cambridge, 1938, catálogo mi­ Los suizos, cuyas campañas arquitectónicas comenzaron allá por el año
meografiado. 1920, dieron el paso decisivo con la Colonia Neubühl (1932) de la Werkbund de
14. Su biografia fue impresa para una circulación privada por sus hijos Zurich. Esta colonia fue fundada bajo los auspicios de la Werkbund de Suiza y
y nietos: Michael Thonet, Viena, 1896. Debemos este raro documento a la amabi­ gracias a los esfuerzos colectivos de los miembros suizos de los Congresos Inter­
lidad del doctor W. Eitner, director de la General Electric Corp. Véase también nacionales de la Arquitectura Moderna (CIAM): M.E. Haefeli, W.M. Moser, E.
W.F. Exner, Das Biegen des Holzes, 3." ed., Viena, 1893. Roth, R. Steiger, H. Schmidt y otros. Al propio tiempo, se estableció "Wohnbe­
15. Le Corbusier, Almanach d'Architecture Moderne, París, 1925, pá­ darr' (normas para el interior) en Zurich para experimentar y producir los diseños
gina 145. de mobiliario de los principales arquitectos suizos y europeos. Sus muebles iban
destinados a la clase media y hubo gran esmero en la presentación de modelos
16. Ibídem, p. 195. "populares" (Volksmodelle).
17. La lona tensada por el peso del usuario era corriente en las sillas de A partir de 1921, los italianos celebraron sus Exposiciones Trienales, tra­
campaña y de cubierta. La elasticidad del tubo de acero vino entonces a mantener tando, una y otra vez, de poner en circulación las ideas del movimiento moderno.
esta tela permanentemente tensada. "La tela tensada que forma los respaldos y Pero, en contraste con los resultados obtenidos en Suecia y Suiza, los italianos
asientos es de un material hasta ahora utilizado para cinturones tropicales y polai­ nunca consiguieron llegar hasta el gran público. En España, el talento organizador
nas... Así, los materiales tradícionales adquieren un nuevo significado, con unas de J.L. Sert situó a Barcelona en primera linea. En cuanto a los británicos, éstos se
potencialidades desconocidas y hasta hoy negligidas..." Marcel Breuer, Berliner adhirieron fmalmente al movimiento en el año 1937, con la Burlington Gallery Ex­
Tageblatt, 19 de octubre de 1929. hibition. La iníciativa fue adoptada por arquitectos de la MARS (Modern Archi­
18. Ibídem. tectural Research), sección británica del CIAM.
19. Hay ilustraciones de los interiores de Stam en la colonia Werkbund
de Stuttgart, en Innenraeume por Werner Graffpara la Werkbund alemana, Stutt­
gart, 1928, il. 98; sillas: ils. 51 y 52.
20. Ibídem. Interiores de Mies van der Rohe; sillas: il. 53.
21. En Der Stuhl (Stuttgart, 1928), Adolf G. Schneck revisa los diver­
sos modelos de esta fase e ilustra aquellos que él mismo reunió para la Exposición
de Stuttgart de la Werkbund alemana en 1928, el año después de la Colonia Weis­
senhof. El redescubrimiento estético de anteriores tipos de serie, tales como el
sillón Windsor y la silla americana de oficina, queda manifestado.
22. Patente EE.UU. n.o 396089, 15 de enero de 1889: mesa rotatoria
para comedor.
23. Patente EE.UU. n.o 1491918, 29 de abril de 1924 (Solicitud de
1922). "El objeto primordial consiste en ofrecer una nueva silla de jardín... que sea

514
515
La mecanización llega al hogar

La mecanización en la industria significó el cambio de la artesania


a! trabajo de máquina. Pero las máquinas no bastaban. Habian de estar in­
tegradas unas con otras, yeso exigía la organización de los procesos de
trabajo en forma de línea de montaje y de administración científica.
Lo mismo ocurrió con la mecanización del hogar. Norteamérica
había aventajado a todos los demás países en cuanto a mecanizar el oficio
complicado, y cocinar y efectuar las labores caseras son, asimismo, oficios
complicados. Y si, a! enfocar la mecanización del hogar, preguntamos
cómo progresó y cuáles fueron sus defectos, de nuevo será Estados Unidos
el que nos proporciona la perspectiva más adecuada, aun cuando muchos
impulsos e inventos procedieran de Inglaterra y del continente europeo.

Casa y fábrica no son comparables en todos los aspectos ni mu­


cho menos. Dificilmente se puede hablar de "producción" hogareña. La fá­
brica y el hogar tienen un solo factor en común, pero es crucial. Ambos de­
ben mejorar la organización y reducir los trabajos innecesarios. Este es el
objetivo a! que tiende toda esta evolución.
La reducción de las labores en el hogar se consigue a traves de la
mecanización de los procesos de trabajo que antes se efectuaban manual­
mente, sobre todo las operaciones de limpieza: lavado y planchado de la
ropa, lavado de vajilla, barrido de alfombras y limpieza de los muebles.
Hay que añadir la calefacción mecanizada y los procesos de refrigeración.
Las mejoras en la organización se logran mediante una minuciosa
revisión de los antiguos procesos de trabajo establecidos y una ordenación
más raciona! de los mismos.
Por lo que hemos visto hasta el momento, nada tendría de extraño
que la mecanización del proceso de trabajo hogareño se hubiese producido
el siglo pasado, allá por 1860. Y este fue, precisamente, el caso.

El movimiento feminista y el hogar racionalizado

El status de la mujer

La reducción en las labores del hogar y la organización mejorada


de las mismas condujeron a una mayor independencia, es decir, a la libera­
ción del ama de casa y, posteriormente, al hogar atendido sólo por la fami­
lia, sin servicio auxiliar externo.

519
La mecanización del hogar tuvo su punto de partida en problemas fueron trazadas por Catherine Esther Beecher (1800-1878), que, como tan­
sociales: el status de las mujeres norteamericanas y el status del servicio tos reformadores, procedía de la familia de un pastor de Nueva Inglaterra.
doméstico. El movimiento feminista, el abolicionismo y el problema del Catherine Esther Beecher enfocó el hogar como Emerson sus Ensayos, o
servicio están todos ellos enraizados en la noción de que una democracia su contemporáneo Sylvester Graham el arte de la panificación. Para ella,
no puede soportar una clase no liberada ni un sexo privilegiado. las labores del hogar no eran un problema aislado, sino un problema que
Todos estos problemas agitaban a Estados Unidos en los tiempos surgía de la cuestión femenina como un todo. La generación nacida alrede­
de la Guerra de Secesión, en tanto que Europa, acalladas ya todas sus re­ dor de 1800 emprendía sus tareas con algo de aquel universalismo del siglo
voluciones, se aferraba a un sistema de clase seudofeudalista. XVIII que tantas veces perduró en la primera mitad del XIX.
Sin embargo, las mujeres norteamericanas se mantenían alejadas En 1841, Catherine Esther Beecher publicó su Treatise 01'1 Do­
de proyectos tan radicales como los que en la Francia de 1830 los Saint­ mestic Economy, que, aunque enfocado como "libro de texto para escuelas
Simonianos presentaban y practicaban, o de los planes de Fourier para femeninas", obtuvo un éxito extraordinario. La obra no comienza con
una sociedad en la que la Loi de l'attraction habia de gobernar las relacio­ unas recetas de cocina, sino con un capitulo sobre el tema "Las responsa­
nes entre ambos sexos. bilidades peculiares de la mujer americana".
Las mujeres norteamericanas se muestran menos receptivas a es­ La autora plantea sus preguntas ya en el prefacio: "¿En qué as­
tos puntos de vista. Buscan sus derechos dentro de la estructura de la fami­ pectos están subordinadas las mujeres? ¿En qué son superiores o iguales
lia, en una actitud que se remonta a la fórmula puritana de vida. La mujer en influencia?" Esta mujer, que a los veintiún años ya enseñaba economia
reinará en el hogar. Será educada para este fin, y con este fin ella educará a doméstica en una institución fundada por ella misma, achacaba las nume­
sus hijos. El matrimonio constituye una palanca de su poder, y la educa­ rosas decepciones de su sexo al hecho de que "las mujeres no son adiestra­
ción es la otra; al dominar las dos, el poder de la mujer se expansiona au­ das para su profesión".
tomáticamente. Su Domestic Economy mide cuidadosamente los problemas a los
Las mujeres norteamericanas se oponían a las soluciones radica­ que se enfrentaban las mujeres de 1840. Antes de entrar en materia, no
les, pero querían responsabilidad política, y por ella lucharon tenazmente pudo por menos que discutir la fisiología humana, ya que le parecía que,
entre 1848 y 1918. Y si educar a las mujeres para el matrimonio como una sin este conocimiento, las normas prácticas quedaban relegadas a la cate­
vocación es cosa arraigada en las concepciones puritanas de la familia, la goría de simples remiendos.
búsqueda de la igualdad política proviene igualmente de conceptos cuáque­ Trató con detalle las tareas prácticas del hogar -CÓmo cocinar,
ros. Los cuáqueros siempre han considerado a las mujeres en igualdad con lavar y limpiar, cómo amueblar la casa, o cómo elegir plantas y árboles
el hombre. para el jardín o el huerto-, pero en cuanto a recetas de cocina no había ni
Las mujeres norteamericanas "opinan que el jefe natural de la una. Serían publicadas más tarde, por separado. Cada una de sus frases
asociación conyugal es el hombre", explicó a Europa el conservador Alexis demuestra que un eficiente cuidado del hogar no era un fin en sí mismo,
de Tocqueville en su famoso De la Démocratie en Amérique (1835). Esto que no era sino instrumento que habia de quedar adecuadamente controla­
contrasta hoy curiosamente con la Declaración de Sentimientos acordada do, y que, por encima de todo, era el medio a través del cual ella esperaba
por los cuáqueros en 1848 en una de sus reuniones anuales: "La historia guiar a las mujeres norteamericanas hacia sus responsabilidades.
de la humanidad es una historia de repetidos agravios y usurpaciones por En un discurso a las mujeres americanas en el decenio de 1840,
parte del hombre con respecto a la mujer, con el objeto directo de estable­ Catherine Esther Beecher señaló los "males sufridos por las mujeres ameri­
cer una tiranía directa sobre ella."! Según el cuáquero, "es deber de las mu­ canas y los niños americanos".3 Comentó la condición femenina en todas
jeres asegurarse su derecho sagrado al privilegio electivo".2 las clases de la sociedad, y habló de "las 10000 mujeres que en Nueva
York viven de la labor de aguja, y que, trabajando de doce a catorce horas,
La educación femenina y la cuestión feminista sólo ganan doce centavos y medio". Habia visto "una oficina de Nueva
York destinada a ayudar al servicio doméstico a encontrar empleo" y en la
Una faceta del feminismo, la consecución de la responsabilidad que, en "una gran habitación tan llena de gente que se parecía a un merca­
política, se encuentra fuera de nuestro presente cometido. El otro aspecto, do de esclavos más que a cualquier otra cosa", las sirvientas eran seleccio­
el de asumir la responsabilidad doméstica, nos conduce en línea recta a nadas como los pollos sobre un mostrador. Investigó las condiciones de
nuestro problema, el del hogar racionalizado. vida entre las obreras de las fábricas textiles Lowell (consideradas como
Esta racionalización estuvo guiada por motivos espirituales, y sus colonia fabril modelo en su tiempo) y en sus conclusiones difirió de Charles
metas fueron contempladas antes de disponer de los medios prácticos para Dickens, quien las habia visitado unos años antes. En su opinión, la jorna­
conseguirlas. da de catorce horas era algo más allá de la capacidad de resistencia de
Tales metas no surgieron de la nada. Por regla general fueron aquellas muchachas: "A las cinco los timbres avisaban al personal... El
anunciadas por alguna personalidad profética, y las directrices principales trabajo proseguía sin alto alguno hasta las doce... entonces se concedia me­

520 521
1"'"""'""

dia hora para comer y a trabajar de nuevo hasta las siete." Y, finalmente, Incluso hoy, sería dificil exponer el problema de un modo más ta­
trató de "otra clase de males soportados por una extensa clase de mujeres jante. Por la fuerza de las circunstancias, la realidad está avanzando gra­
solteras y bü::n educadas de las clases más acomodadas... Es el sufrimiento dualmente hacia dicho estado. Tomando un muestreo al azar de las opinio­
resultante de la inactividad". nes expresadas alrededor de 1910, nos enteramos de que el problema del
El objetivo de Catherine Esther Beecher no era la consecución de servicio ha de ser resuelto "al mismo nivel que en otros empleos", y que,
un poder exterior, pues era totalmente opuesta al feminismo en el campo como resultado directo, "estamos llegando gradualmente a la abolición de
político. Su meta era la de dar a las mujeres confianza en si mismas y con­ una clase servidora permanente en nuestros hogares".9 Entre tanto, el pro­
fianza en su profesión. Por esto pidió durante toda su vida que se enseñase blema se desplazaba cada vez más hacia la esfera psicológica. "Hay una
"econollÚa doméstica" en las escuelas como una ciencia no inferior a la fi­ razón muy- fuerte contra la presencia de la trabajadora permanente en el
sica o a las matemáticas. Sólo mujeres debidamente adiestradas podían al­ hogar...". Ésta obliga a un "reajuste psicológico... en el creador del hogar y
canzar el status al que estaban destinadas. en toda la familia... En muchos casos, el estándar del hogar resulta, cons­
ciente o inconscientemente, menos simple o menos adaptado a las esperan­
El problema del servicio zas y demandas de la trabajadora".lO Todo esto apunta haciala anterior
propuesta de Miss Beecher en 1869, en el sentido de que el hogar debería
Con la misma contundencia, Catherine Esther Beecher enfocó el estar dividido tanto como fuese posible entre los miembros de la familia.
problema del servicio, en el que veía una cuestión social casi más allá de En 1915 se dan razones más acuciantes: "El hogar sin servicio (es decir,
toda solución en Norteamérica, y se mostró sensible ante la paradoja bási­ sin empleadas permanentes) ofrece una oportunidad única para que la fa­
ca del "servicio doméstico" dentro de un estado democrático. milia siga los estándares exactos... y permite una cooperación familiar y
"No hay otro punto en el que las mujeres de este país necesiten una posibilidad para adiestrar a los pequeños."ll Los prerrequisitos para
más sabiduría que en el referente a aquellos a quienes emplean a su servi­ semejante solución sólo quedaron disponibles cuando la mecanización per­
cio", escribió en 1841 en su capítulo sobre el personal doméstico. "Este mitió reducir a un llÚnimo la labor manual.
tema es tratado con grandes dificultades. Las pruebas peculiares que las
mujeres americanas sufren por esta causa son los males necesarios que
"acompañan a nuestros más valiosos beneficios civiles."4 Organización del proceso de trabajo
Con su hermana Harriet Beecher Stowe, autora de La cabaña del
tío Tom, reescribió por completo su libro de texto sobre econollÚa domés­ No se debe confundir la organización del proceso de trabajo con
tica. La nueva versión, dedicada a la "mujer americana" y titulada The el uso de utensilios mecanizados. Hay que subrayar que la organización
American Woman's Home, apareció en 1869, y en ella sus primeras teorías del proceso de trabajo se hallaba ya en marcha antes de disponer de los
fragmentadas estaban elaboradas: "Todo ser humano ocupa (de acuerdo utensilios mecanizados. Estos todavía no eran universales ni siquiera en los
con la Declaración de la Independencia) un mismo nivel... No hay títulos hogares de 1940. La planificación del hogar, por tanto, comenzó antes que
hereditarios, ni monopolios, ni clases privilegiadas... Cada uno es libre para su mecanización, y al aparecer, estas ayudas mecánicas encontraron un lu­
alzarse y descender como las olas del mar... La condición del servicio gar ya preparado en la ciencia de llevar la casa.
doméstico, sin embargo, todavía conserva parte de la influencia de los
tiempos feudales."s Organización del proceso de trabajo en 1869
Las condiciones semifeudales entonces prevalecientes en Europa
quedan expuestas por la comparación de Estados Unidos con Inglaterra: Catherine Esther Beecher había captado lo esencial de la tenden­
"En Inglaterra, la clase que va a servir es una clase y el servicio es una cia (1869): "La cocina del buque de vapor dispone de todos los artículos y
profesión... En Norteamérica, el servicio doméstico es un trampolín para utensilios utilizados al cocinar para 200 personas en un espacio... tan bien
algo más altO."6 dispuesto que, con uno o dos pasos, el cocinero puede echar mano a todo
Las autoras no soslayan la cuestión: "Entonces, ¿qué ocurre con lo que utiliza."12
el servicio doméstico?... En este país no podemos mantener en gran escala Cuando los arquitectos modernos reconocieron, a su vez, la im­
grandes séquitos de sirvientas... Cada señora de una familia sabe que sus portancia de la cocina bien planeada después de 1920, tomaron como pro­
preocupaciones aumentan con cada sirvienta adicional." Su veredicto es totipo la cocina del vagón restaurante, pero éste no existía cuando Catheri­
inequívoco: "Un estilo moderado de llevar la casa, con medidas domésti­ ne Esther Beecher escribió su libro. Como ya hemos visto, George Pullman
cas reducidas, compactas y simples, debe ser, necesariamente, el orden ge­ solicitó una patente para su rudimentario coche-restaurante en el mismo
neral de vida en América."? Y por último indican la solución: "En tal caso, año (1869).
en N orteamérica habría que excluir de las labores de la familia todo aque­ "En contraste con esto -escribe-, las materias y utensilios para
llo que pueda ser... excluido de ella mediante un trabajo combinado."8 cocinar, el fregadero y el comedor se encuentran a tales distancias que la
522 523
mitad del tiempo y de las energias se emplean en ir de un lado a otro para
recoger y devolver a su sitio los articulos empleados."13 Cómo, en su opi­
nión, conviene montar la organización del proceso de trabajo, es cosa que
ella expone en meticulosos dibujos y descripciones (figs. 336 y 338).
Lo primero que se observa es que la gran mesa y el aparador ais­
lado han desaparecido de su cocina. En vez de mesa, se extienden debajo
de las ventanas unas superficies de trabajo más compactas. En vez de apa­
rador, hay estantes, cajones, y receptáculos debajo de las superficies de
trabajo.
En la cocina mecanizada actual se reconocen tres centros dc tra­
bajo (fig. 337): almacenamiento y conservación, limpieza y preparación, y
cocinado y servicio. Dos de estos centros, el primero y el tercero, fueron
claramente distinguidos por Catherine Esther Beecher en 1869 y tratados
como unidades. En cambio, la zona de cocinar todavia se encontraba apar­
te, dentro de una zona de protección.
Al propio tiempo, unía ya el utensilio, la herramienta, con su lugar
de aplicación.
336. Superficies de trabajo continuas: Cen­ 337. Superficies de trabajo continuas: Sus superficies de trabajo están bien iluminadas y no son mayores
tro de preparación y limpieza en la cocina, Centro de preparación y limpieza en la de 10 necesario. A la izquierda, la tapa del gran depósito de harina queda
por Catherine Beecher, 1869. La tendencia a cocina eléctrica, 1942. En la cocina me­ nivelada con la superficie de trabajo, con la que forma un elemento conti­
contemplar la labor del ama de casa como canizada actual, se reconocen tres cen­
un oficio o una vocación surgió en el medio tros de trabajo: almacenaje y conserva­ nuo a la altura de la cintura. El ama de casa sólo tiene que levantar la tapa
ambiente de la puritana Nueva Inglaterra. ción; limpieza y preparación; cocinado y salpicar con harina la adyacente "plancha para amasar el pan". N os ha­
Bien iluminadas superficies de tamaño mí­ y servicio. Dos de estos centros, el pri­ llamos todavia en el tiempo en que el ama de casa norteamericana -al con­
nimo y a la altura de la cintura, con centro mero y el tercero, fueron claramente
señalados por Catherine Beecher en trario de la europea- elaboraba el pan en su casa. "La verdadera ama de
de almacenaje debajo. Cajones para harina
de centeno y de trigo sin cerner, utilizada 1869, y tratados como unidades. (Cor­ casa -dice Catherine Esther Beecher en otro párrafo- hace de su pan el
en la panificación. La tapa del depósito tesía de la General Electric Corp., soberano de la cocina."14 Es lógico, pues, que haya cajones para la harina
de harina coincide con las demás super­ Schnectady, N.Y.) de cebada y de trigo para el pan de afrecho, situados debajo de las superfi­
ficies. La plancha de moldear gira para
formar una superficie de preparación sobre cies de trabajo. Bajo los mismos, pero no tan a mano, hay otros cajones de
el fregadero. (Catherine Beecher, The Ame­ ingredientes diversos.
rican Woman's Home, Nueva York, 1869.) La plancha "para amasar el pan" puede dar la vuelta para la pre­
paración de carnes y verduras. Y la superficie contigua, el "escurridor de
platos", está montada sobre bisagras de modo que pueda descansar sobre
la superficie de preparación ("Forma de cocinero", como dice C.E. Bee­
cher) "o bien dar la vuelta y tapar el fregadero".
KITCHEN Estamos en 1869, el periodo prefontaneria, y por tanto Catherine
''9 Esther Beecher idea su propio sistema de agua corriente: cerca del fregade­
SL![)ING DOORS
ro hay "dos bombas para agua de pozo yagua de lluvia".
e "La anchura del fregadero coincide con laforma de cocinero", ex­

1
1 , STOVE ROOM
plica, y asi almacenado y preparación-limpieza se concentran alrededor de
I~ un solo centro. En este aspecto, ella se adelanta a la fase de 1910, que con­
~ 9x7 I STOV~ cebía la mesa, el aparador y la cocina como elementos autónomos que
~
debían quedar situados el uno al lado del otro.
¡ ~~~!
iD~~,~ Para evitar incomodidades en verano y para reducir los olores de
la cocina, Catherine Esther Beecher coloca el fogón en una habitación
338. Superficies de trabajo continuas: Cocina, por Ca­ '" aparte, con puertas correderas de vidrio que la separan del cuarto de pre­
therine Esther Beecher, 1869. Plano. Los fogones de hierro HALL
paración.
C¡"OS&T
fundido exigen una zona de protección y se encuentran
en una habitación aparte. (Catherine Beecher, The American
Woman's Home, Nueva York, 1869.)

524 525
Organización del proceso de trabajo después de 1910

U nas fases anónimas vinculan el progreso del decenio de 1860


con las siguientes y decisivas etapas conseguidas alrededor de 1910. Estos
grandes pasos de 1870 y 1880 en dirección ala planificación de la cocina en
línea con las necesidades americanas, permanecen todavía sin investigar. 15
Explorarlos sería una tarea remuneradora.
Hoy, más de cuatro décadas después del claro enfoque del proble­
ma a cargo de Catherine Esther Beecher, se produjo una nueva elabora­
ción que afectó hasta a los más pequeños detalles.
Entre tanto, la mujer norteamericana había conseguido todo lo
que Catherine Esther Beecher había reclamado, y tal vez más. La influen­
cia de la mujer en la vida en Estados Unidos había adquirido más vigor
que en otros paises, y más que en cualquier otro se habia hecho responsa­
ble de las tendencias firmes, así como de las dudosas.
Es cierto que esta reorganización del hogar exigió la liberación de
"la mujer totalmente agotada y carente de energias",16 pero el impulso
tuvo sus raíces en otra parte: en la gestión científica. Al tratar de la evolu­
ción de la línea de montaje, hablamos del management científico y su análi­
sis del proceso del trabajo, investigación que alrededor de 1910 estaba 339. La industria se muestra interesada: La alacena organizada, 1923. La industria
dando ya unos resultados impresionantes. Movió a la gente a observar con norteamericana empezó a organizar el proceso de trabajo en la cocina después de haber
nueva mirada unas tareas domésticas antiquísimas, especialmente en la co­ sido explorada la cuestión por una larga sucesión de reformadores. Los fabricantes de
mobiliario de cocina iniciaron la tendencia que las compañias de gas y de electricidad
cina, y además sugirió estudios de movimientos en aplicaciones individua­ asumieron, de un modo más sistemático, en el 1930. Los primeros esfuerzos se orientaron
les y análisis de la planificación' general de la cocína. hacia la economía de espacio, la compresión. Obsérvese el hueco para tomar el desayuno.
Cuando Frederick W. Taylor aumentó la eficiencia de la opera­ Un solo armario subdividido contiene utensilios, alimentos esenciales y equipo de limpieza.
(Cortesía de Kitchen Maid, catálogo de 1923.)
ción de cargar el carbón con pala, mediante el análisis de cada uno de los
movimientos del trabajador y su correspondiente perfeccionamiento, o
cuando Frank B. Gilbreth alzó la eficiencia de la colocación de ladrillos vando innecesariamente sobre mesas de cocina, fregaderos y tablas de
gracias a la reducción del gesto de agacharse y con una ordenación espe­ planchar, tal como los ladrilleros se encorvan sobre sus ladrillos?"18
cial de las herramientas, las amas de casa norteamericanas revisaron críti­ Sobre este punto, había dado ya su respuesta en sus artículos, em­
camente la eficiencia de su propio trabajo, empezaron a observar sus movi­ pezando por el lavado de platos: "Durante años, jamás comprendi que, en
mientos y a contar sus pasos mientras efectuaban sus tareas rutinarias co­ realidad, yo efectuaba 80 movimientos erróneos sólo al lavar, sin contar
tidianas. Sin duda alguna, un hogar no podía ser administrado como una otros al ordenar, secar y clasificar."19
fábrica, pero también resultaba evidente que la única forma de escapar de "¿Acaso no perdemos tiempo al caminar por unas cocinas defec­
las tareas domésticas excesivas era a través de un análisis preciso. tuosamente distribuidas?... ¿No podría el tren de las tareas caseras ser des­
La idea flotaba ya en el aire, y las esposas de los agricultores y pachado de una estación a otra, de una tarea a otra7"20 Es fácil seguir en
granjeros pensaban en ella. Y muy pronto, en 1909, una granjera presentó este libro ameno cómo seleccionó, uno por uno, los principios de la fábrica
su "plan de casa pequeña proyectada en particular para asegurar la eco­ y los aplicó al hogar. Y al desarrollar su punto de vista, pocos años más
nomía de pasos en las tareas del hogar".17 Cuando, en el otoño de 1912, tarde eligió un título de por sí revelador: Household Engineering, Scientific
Christine Frederick, una de las primeras mujeres que se preocuparon por Management in the Home. A partir de este momento, el término "inge­
"llevar la ciencia de la eficacia al hogar", publicó su serie sobre la nueva niería del hogar" pasa a sustituir el de "ciencia doméstica" o el de "eco­
manera de llevar la casa, en el Ladies Home Joumal, el interés fue general. nomía del hogar".21
Los editores encabezaron cada artículo con una referencia a la gestión
científica. Al año siguiente, Christine Frederick amplió sus artículos en un Organización del proceso de trabajo en Europa alrededor de 1927
libro, y su prolijo prefacio explica cómo la casual conversación de su mari­
do con uno de los nuevos ingenieros de la productividad habia sugerido la Tardía y cautelosamente, las fábricas europeas se aventuraron a
aplicación de la gestión científica a su rutina diaria. través de la gestión científica. A menudo, la pequeña escala permitia poco
"¿No me estaba yo, junto con otros centenares de mujeres, encor­ alcance a estos métodos, ya que eran pocos los fabricantes europeos que

526 527
sores y alumnos, con representaciones teatrales y diversos festejos. Para
esta ocasión fue erigida una vivienda unifamiliar, Das Haus am Horn,23
con una cocina concebida como unidad en forma de L y diseñada con ar­
quitectónica consistencia (fig. 340). Su punto de partida era el centro de al­
macenaje; un sencillo fregadero y una alacena quedaban situados junto a
la pared larga, con la alacena dividida ya en dos elementos, el armario de
la base y el armario de pared. El espacio de la ventana es plenamente uti­
lizado, y recuerda las cocinas norteamericanas Craftsman de 1910. Una
amplia superficie de trabajo discurre por debajo de la ventana oscilante y
al nivel de la misma se extiende la parte superior de la cocina de gas, alar­
gadaa su vez por una superficie como la que aparecería en las cocinas
americanas a principios de los años treinta.
Lo que sorprende al mirar esto -tal vez el ejemplo más temprano
de la cocina en la que la organización va unida a la forma, es la estrecha
coordinación del almacenaje, la preparación-limpieza y10s centros de coci­
nar, favorecidos por superficies y dispositivos a iguales alturas. Tampoco
se pueden pasar por alto los armarios murales situados en las esquinas.
En los años veinte, Alemania tuvo un periodo lamentablemente
breve de creatividad cultural. Fueron llamados talentos de todas partes, y
éstos pusieron manos a la obra. También en arquitectura, Alemania fue
340 a, b. Supeljicies de trabajo continuas: Cocina de Haus am Horn, Bauhaus, Weimar, hospitalaria con el nuevo movimiento. A partir de 1919, a la par con el
1923. Una de las primeras cocinas diseñadas por arquitecto, corno unidad integrada en ejemplo holandés, los proyectos de viviendas fueron orientados hacia la
la casa. En la pared larga hay un sencillo fregadero y una alacena dividida en armario de
base y armario mural. La ancha superficie de trabajo debajo de la ventana basculante es clase trabajadora y la clase media. En Frankfurt, en el gran proyecto de vi­
continuada por la superficie de la cocina de gas, la cual continúa a su vez con otra super­ viendas encabezado por Ernst Maya fmales de la década de 1920, fueron
ficie de trabajo. El total de las superficies de trabajo es el mismo de una cocina dos o tres llamados arquitectos holandeses, suizos y austriacos para apoyar este mo­
veces mayor. El área de la ventana, plenamente aprovechada, recuerda la de las cocinas
americanas Graftsman, alrededor de 1910. mento y acelerarlo.
En ningún otro momento fue mejor expresada la buena voluntad
disponían de un mercado de masas. La investigación sobre la gestión en el hacia el nuevo movimiento como en la ocasión en que la Workbund alema­
hogar, tan vigorosamente impulsada en Estados U nídos en 1912, pasó casi na decidió su colonia en Weissenhof, cerca de Stuttgart, y Mies van der
inadvertida o fue descartada en algunas publicaciones europeas de menor Rohe convocó a jóvenes arquitectos extranjeros para que trabajasen al
cuantía. 22 lado de sus colegas alemanes. Entre ellos se contaba el holandés 11 P.
La organización del hogar en Europa halló su punto de partida en Oud, que será recordado por largo tiempo como el primero que consideró
otro lugar: dentro del nuevo movimiento arquitectónico. En el siglo XIX, las viviendas de los trabajadores como una cuestión artística, como un
cocina y baño, el plano de la casa e incluso la organización de ésta se problema que no había de ser solventado mediante columnas y ornamen­
habían doblegado ante las ambiciones decorativas. Descartando la eco­ tos, sino con un plan cuidadosamente elaborado que facilitase unas habita­
nomía de la "falsa fachada", el flamante movimiento arquitectónico se ciones a bajo coste, provistas de dignidad y de un máximo de comodidades
basó en lo funcional, y esta limítación demostró ser una cura de lo más be­ (1919). Oud construyó una hilera de casas en la colonia Weissenhof, y allí
neficiosa. fueron creadas las cocinas que, a pesar de su simplicidad, aportaron la so­
La tendencia continental, por tanto, no surgió ni de la industria ni lución que hoy dia es considerada todavía como válida (fig. 341). A prime­
de la gestión científica. Su agente fue el arquitecto. El arquitecto replanteó ra vista, las tablas y planchas elementales sugieren pocos vínculos con la
todo el problema de la casa y reconquistó la posición que había perdido en superficie cromada, los brillantes esmaltes, y la cocina altamente mecani­
el siglo XIX. Se convirtió una vez más en el especialista que construía una zada de 1940. Sin embargo, en su organización ya contienen casi todo lo
estructura para vivir en ella. Abrió la casa, reformó su espacio interior, que la industria crearía más tarde en versiones más lujosas.
creó sus tipos de mobiliario y encontró su propia concienciación social. La Debajo de las amplias ventanas, el centro de almacenaje consiste
cocina, ya no aislada, brota del organismo de la casa, y esta perspectiva en una simple estantería para alimentos ventilada desde el patio, sobre la
pronto conduciría a la organización del proceso de trabajo. cual discurren las superficies de trabajo. Oud trató la despensa tal como
En 1923, en Weimar, la Bauhaus invitó al público a una primera Catherine Esther Beecher había dispuesto el depósito de harina en 1869. El
visión de sus esfuerzos en una exposición de trabajos efectuados por profe­ centro de limpieza y preparación consistía en lisas superficies de trabajo y

528 529
344. Superficies de trabajo parcial­
mente continuas: La cocina negra,
1930. Primer uso industrial de arma­
rios murales, armarios de base bajo
las superficies de trabajo, y frega­
dero incorporado. Pero todavia es
tratado todo como piezas aisladas
del mobiliario de cocina. Los fogo­
nes no encajan en las unidades circun­
dantes, ni están integrados al proceso
de trabajo. (Cortesía de Kitchen
MaidJ

345. Equipo heterogéneo. Cocina


experimental utilizada por Lillian
Gilbreth, Broaklyn Gas Ca., 1930.
Uno de los primeros intentos de la
industria norteamericana para racio­
nalizar el trabajo de cocina mediante
estudio de movimientos y programa­
ción de etapas, y para disponer la
miscelánea del equipo en una forma
341. Superficies de trabajo continuas: J. J. P. Oud, Cocina en forma de L, Colonia compacta. Enfrentada al caos en­
Weissenhof, Stuttgart, 1927. J. J. P. Oud, que proyectó cuidadosamente grandes aparta­ tonces predominante, la ingeniero de
mentos para las obreros de Holanda antes de 1920, aplicó sus talentos a la cocina en producción Lillian Gilbreth comenta:
forma de L en las viviendas de la colonia experimental de Weissenhof. Aunque esta co­ "El fabricante deben comprender que
cina de bajo costo no parece tener mucho en común con la cocina mecanizada y esmaltada apenas sabe lo que el ama de casa
de blanco de 1940, su organización abarcaba casi todo lo que más tarde ofrecerían los necesita." (Cortesía de Architectural
fabricantes en versiones de lujo. Forum.)

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342. J. J. P. Oud: Co­


cina en L, Colonia Weis­
senhof, 1927. Plano. Al­
macenaje continuo, lim­
pieza-preparación, y cen­
-4iI tro de cocción.

530 531
un sencillo fregadero, en vez del "fregadero eléctrico" recomendado alrede­ 1880, el fogón de hierro fue el que prevaleció. Entre 1880 y 1930, el gas
dor de 1940. Un depósito de desperdicios desemboca en el patio. En ángu­ consiguió la aceptación general. Seguidamente, con un ritmo cada vez más
lo recto, esta montado el centro de cocinar, que comunica directamente rápido, se inició la era del fogón eléctrico. Estamos hablando aqui de las
con el comedor a través de una ventanilla. cosas en sucesión, no de unas fechas fijas. Las diferentes formas compiten
El año anterior, 1926, habia aparecido en Alemania un libro cuyo una junto a otra y, antes de que un agente calorífero triunfe, generalmente
título recordaba el de la obra de Christine Frederick en 1915. The New debe pasar por un período de incubación.
Household. A Guide to Scientific Housekeeping 24 resultó muy oportuno y
fue leído por arquitectos, fabricantes y amas de casa. A diferencia de la li­
teratura norteamericana de su clase alrededor de 1910, esta obra no ob~ El fuego abierto, la llama en el fogón, prevaleció a través de los
tenia su inspiración inmediata a partir de la gestión científica. También tiempos. Hasta fmales del siglo XVII fue a menudo el único agente calorí­
Alemania carecía de la prolongada tradición norteamericana que contem­ fero en la estación fría. Las chimeneas de los tiempos coloniales, cuyos blo­
plaba las labores caseras como una profesión, y precisamente por esta ques de piedra constituían el recio espinazo de la casa, ofrecen una visión
razón el libro de la doctora Erna Meyersuscitó el interés del público. Al de esta tradición. En las grandes moradas góticas, en la corte de Borgoña o
cabo de un año habia tenido ya treinta ediciones, y finalmente llegó a las en los castillos señoriales, varios fuegos llegaban a reunirse en un edificio
cuarenta. El lector norteamericano debió de sentirse sorprendido ante los destinado a cocina, como puede verse en Dijon o en el palacio real de Cin­
primitivos dispositivos que con tanto afán recomendaba este libro para ali­ tra, en Portugal. Sus chimeneas, que se encontraban en una bóveda cónica,
gerar los trabajos caseros. formaban el punto dominante de este complejo arquitectónico.
La autora habia discutido con Oud la organización del proceso de Hasta el siglo XV, con el despertar de la conciencia burguesa, no
trabajo, y a éste debe el libro su simplicidad clara y formal. Demuestra se convirtió la cocina en habitación separada de la casa. Pero incluso en el
que, incluso cuando se enfrenta a una cocina, el verdadero artista puede XVII sirvió a menudo como comedor burgués "a menudo como también el
captar y trazar las líneas de un futuro desarrollo. dormitorio" y alguna que otra vez como punto de reunión social. 28 Era un
J. J. P. Oud no estuvo sólo. Mies van der Rohe, Walter Gropius, lugar bien ordenado y sus hileras de utensilios de cobre se convirtieron en
Josef Frank y su cocina eléctrica, y las prolongadas superficies con azule­ las piezas de exposición que tan a menudo relucen en los maestros menores
jos de Le Corbusier, demuestran todos ellos la misma decisión de tratar la holandeses del siglo XVII. Un dibujo atribuido a Hyeronimus Bosch (figu­
cocina como unidad. 25 La colonia Weissenhof no sólo dio la señal para la ra 140) atestigua los festejos que se celebraban en la casa del burgués del
difusión de la nueva arquitectura y, hasta cierto punto, del mobiliario cons­ siglo XV alrededor del alto fogón de la cocina.
titutivo de nuestro siglo, sino que también resolvió la organización de la co­ En el siglo XVII la cocina dejó de ser uno de los principales pun­
cina. 26 La tendencia se extendió rápidamente en todo el continente euro­ tos de reunión en la casa, y pasó a ser únicamente "un servicio utilitario". 29
peo,27 y en 1930 había conseguido la aceptación general. En el siglo XIX, con su construcción especulativa y el incesante crecimien­
Mediado el decenio de 1930 Estados Unidos, se situó en cabeza. to d~ las poblaciones urbanas, la cocina perdió todo vestigio de su anterior
Entre tanto, toda la maquinaria básica para la mecanización de la cocina encanto.
había evolucionado. Llegaría a encontrar su emplazamiento en el espacio
vacante debajo de las superficies de trabajo de J. J. P. Oud. Antes de pasar El fogón de hierro
a la organización del proceso de trabajo alrededor de 1935 ya los perfec­
cionamientos que la siguieron, buscaremos una visión tipológica de los dis­ El hogar en el sentido de foco calorífero tiene un largo transcurso
positivos prevalecientes en la cocina mecanizada. a través de los siglos. El fogón de hierro, calentado por madera o carbón,
es el que prevalece en el siglo XIX. La caldera de vapor y el fogón de hie­
rro son tan característicos del siglo XIX como lo son en el nuestro la
Mecanización de los fogones energía hidráulica y la electricidad. Ningún otro país produjo estufas y fo­
gones de hierro con una variedad tan profusa como Estados Unidos. Los
El fogón, concentración de la fuente calorifera observadores ingleses asi lo indican, desde el comentario de Charles Dic­
kens sobre los "monstruos rojos y calientes" en 1840, hasta la queja de
La historia de la cocina tal como la conocemos hoy está muy vin­ Oscar Wilde, unas cuatro décadas más tarde, contra el decorado que a me­
culada con la concentración creciente de sus fuentes de calor. La llama nudo irradiaba calor desde el centro de la habitación. La estufa y el fogón
abierta del fogón, el carbón dentro de la cocina de hierro, el gas y, final­ de hierro fueron identificados con Norteamérica tanto como lo sería el au­
mente, la electricidad se siguieron el uno al otro como agentes caloríferos. tomóvil más tarde. Desde Norteamérica, los modelos más diversos llega­
Sus eras tuvieron longitudes desiguales. Durante muy largo tiempo, la lla­ ron al continente europeo e incluso a Inglaterra, pero el fogón de azulejos,
ma abierta reinó con caracter supremo. Durante medio siglo, entre 1830 y con su calor uniforme, era todavía favorito en la cocina europea a pesar
532 533

1
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346. Placa de hierro colado de la es­


tufa holandesa de Pennsylvania, 1748.
De la estufa a la plancha de hierro uti­
lizada por los colonos alemanes y suizos,
se desarrollaría la fuente básica de calor iR iv 't'''.:<.
en la Narteamérica del XIX. En esta
placa hay la inscripción: "W B (William
Bransen); K T F (Koven Tree Coven­
try Furnace); Gotes Brynlein hat
Waser die Fyle (El pozo de Dios tiene
agua en abundancia). (Cortesia del Landis
Valley Museum, Lancaster County, Pa.)
]j
del hecho de que se exigia a los especialistas que lo construyesen azulejo
por azulejo. Aunque no fuese por cuestiones estéticas propias de los obser­
vadores ingleses, Catherine Esther Beecher opuso objeciones prácticas al 347. Hacia la concentración de lafuente de calor: La estufa Franklin, c.1740. Un nuevo
fogón de hierro, que en 1860 reinaba ya con carácter supremo. "No pode­ paso hacia la estufa de hierro fundido del siglo XIX. La eficiencia térmica es aumentada
pasando los gases de combustión a través de tubos de humeros. Franklin indica que esta
mos por menos que lamentar que nuestros antiguos y seguros hornos de la­ estufa se basa en anteriores experimentos franceses.
drillo hayan quedado casi por completo postergados por estos fogones que
son infinitos en sus capacidades y prescinden de todas las reglas gene­
rales. "30 glo XVIII. Hemos mencionado ya 34 el horno indirectamente calentado de
El fogón se basa en la concentración de la fuente de calor dentro Rumford, destinado a la cocina de unos talleres que él fundó en Munich, y
de un espacio reducido, y fueron necesarias todas las habilidades de un si­ en el que el calor y el humo pasaban a través de una ramificación de chi­
glo científico para canalizar eficazmente el calor y superar las desventajas meneas alrededor de unos recipientes incrustados.
del fogón. La eficacia térmica se encontraba más allá de los límites del ar­ Inventor del calor latente, inventor de las sopas que todavía llevan
tesano; era una cuestión que requería e! fisico. La caldera de vapor y el su nombre, autor de un ensayo titulado "Sobre las excelentes virtudes del
fogón de hierro tienen un prerrequisito común: la utilización eficiente de! café y el arte de prepararlo con la mayor perfección"35 (ofreciendo recetas
calor mediante la canalización correcta de los gases de combustión. Es y varios dibujos de cafeteras todavía utilizadas hoy, y pregonando la idea
comprensible, pues, que los hombres que dirigieron la evolución de! fogón de que el café debía llegar a convertirse en la bebida de las masas) Rum­
rara vez procediesen de la construcción de estufas. ford, con su experiencia científica, fue sin duda alguna el hombre que per­
Benjamin Franklin no construyó ningún fogón de cocina, pero an­ feccionó el fogón.
tes de mediado el siglo XVIII había proyectado una estufa que debía ser El experimento social de cocinar diariamente para mil personas en
colocada en el hogar o chimenea para la utilización de los gases de com­ sus talleres de Munich, ofreció una oportunidad excelente. Rumford cons­
bustión no eliminados. En Francia, especialmente, como admite el propio truyó también grandes cocinas de fogón para los aristócratas bávaros (fi­
Franklin,31 ya se habían hecho intentos para mejorar la eficiencia térmica gura 349), para academias militares (fig. 348) y para hospitales de Italia.
de las chimeneas. La chimenea Pennsylvania de Franklin, en 1742 (figura Todos ellos poseían unas líneas similares: el cocinero no andaba alrededor
347),32 aunque no despertó interés en su tiempo, ha permanecido como e! de sus recipientes, sino que los vigilaba desde e! centro, ya que el fogón es­
más famoso de tales esfuerzos. Franklin también halló sugerencias en la taba ahuecado en la misma forma semicircular u ovalada de las pequeñas
"estufa alemana", que estaba muy difundida en Pennsylvania y a la que él maisons de plaisance en e! parque de Nymphenburg, del que Rumford era
llama también estufa Holanda. Esta era construida con planchas de hierro huésped habitual. En su forma, estos fogones poseían el espíritu del siglo
fundido y, utilizando el mismo material, Franklin formó una cámara de XVIII, y no mantenían semblanza alguna con los enormes monstruos
aire con paredes de hierro en la cual "e! humo asciende y desciende y ca­ creados por el siglo XIX. Están descritos e ilustrados con detalle en uno de
lienta las placas" (fig. 347). Con este y otros dispositivos utilizó más plena­ los más perspicaces ensayos de Rumford, el décimo. Estas 300 páginas
mente el calor que escapaba, y permitió que irradiase más equitativamente "Sobre la construcción de chimeneas de cocina y utensilios de cocina, con
a través de la habitación. 33 observaciones y consejos referentes a los diversos procesos del cocinar y
Benjamin Thompson, conde van Rumford (1753-1814), educado propuestas para mejorar este arte utilísimo"36 son un almacén de experien­
en la N orteamérica colonial, fue oficial británico, estadista y general en jefe cias basadas en una teoría exhaustiva y en una facilidad para las solucio­
de B aviera, y 10 que más nos interesa aquí uno de los grandes físicos del si­ nes técnicas. Es casi el esbozo de 10 que seguiría después.

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348. Rurnford: Cocina ovalada para un hospital militar en Munich, finales del siglo
XVIII. La formación del moderno fogón de cocina tiene relación con el desarrollo de las
cocinas de sopas gratuitas Y otros servicios para alimentar a las masas. Rumford aloja ¡;,."

sus cocinas en forma semicircular u ovalada, como las maisons de plaisance del Rococó.
El cocinero no tiene que deambular a lo largo de sus fogones, ya que puede vigilar sus
pucheros sin moverse del centro. (Conde Rumford, Complete Works, vol. IIl, Boston, 350. Rumford: Cacerola al va­
1870-1875.) por, encajada en la superficie.

¿Cómo estaba equipada la cocina de Rumford? No había disposi­


tivos de cocina en el sentido actual. Todos ellos todavía debían ser inventa­
dos. "La chimenea de cocina de una familia en circunstancias acomodadas
349a. Sección transversal de la cocina del conde Rurriford para un noble bávaro. Con­
en este país -escribió al regresar de Inglaterra- consiste, casi uniforme­ centración de la fuente calorífera: recipientes encajados, con un complicado sistemas de
mente, en una gran parrilla para quemar carbón, situada en una chimenea tubos que calientan toda la pared exterior de las cacerolas.
amplia y abierta."3? Como sustituto de la misma propuso el fogón que él 349b. Vista superior de la cocina de Rurriford para un nuble búvaro. El mismo dispo­
sitivo: el cocinero está situado en el centro.
había perfeccionado en Munich, pero dio un paso más allá. La fuente de
calor, como él repite con insistencia, debía quedar contenida en el menor
espacio posible. Muestra la "utilidad de los pequeños hornos de hierro y que el fogón admita recipientes de diversos tamaños. La utilización del va­
los mejores métodos para construirlos",38 y antes de 1800 había diseñado por para la cocción y la economía de calor mediante recípientes apilados
"hornos pequeños (hornillos) para familias pobres".39 Lo que tal vez resul­ quedan subrayadas en unas construcciones extraordinariamente adecua­
te más interesante, en este aspecto, es "un fogón portátil de cocina, muy das. Las paredes del recipiente para la cocción al vapor son dobles, "con la
sencillo y útil" con la cacerola incrustada de Rumford, alrededor de la cual finalidad de confinar el calor con mayor eficiencia". Hay incluso una ele­
pueden pasar los gases de combustión (fig. 354). La cámara de fuego, cóni­ gante propuesta para una cocinilla autónoma cerrada por puertas que él
ca, queda suspendida como un nido de ave, y este confinamiento del calor, oculta, a modo de alacena, en la pared. Rumford le da el nombre de cocina
así como la suspensión que permite un fácil acceso del aire, crearon la pau­ oculta,41 Rumford sigue a menudo caminos que no serían recorridos más
ta para el fogón racional de tiempos posteriores. tarde, pero, como él indica, sus sugerencias, aunque basadas en una exten­
Ante el público, ensalza con arunco las ventajas del horno de asar sa práctica, son tentativas. Se mueve en una esfera desconocida y, como
-radiación por igual y mayor jugosidad de la carne-, y propone hornos científico creativo, a menudo anticipa cosas que más tarde serían laborio­
de esta clase a base de "un cilindro hueco de plancha de hierro, cerrado samente obtenidas gracias a los tanteos de la experiencia cotidiana.
por un extremo y montado sobre obra de ladrillo, para que la llama de un Los sucesivos perfeccionamientos norteamericanos del fogón de
fuego reducido pueda actuar directamente por debajo"40 (fig. 352). hierro fueron, en su mayor parte, conversiones a partir del horno holandés
Presta especial atención al diseño de los recipientes de cocción de Pennsylvania. Pasaron más de tres décadas antes de que la estufa de
que han de ser colocados sobre una fuente calorífera compacta, y aru es plancha de hierro llegase a su expansión. Se le aplicó una parrilla especial,
donde vemos las anillas adaptadoras de hierro más tarde utilizadas para como la que durante largo tiempo había sido usual en las chimeneas, se le
536 537
,-'

352 a, b. Rumford: Horno de asar incor­


porado. Para asar la carne regularmente y
conservar sus jugos, Rumford recomienda uti­
lizar hornos construidos con un "cilindro
hueco de plancha de hierro, cerrado por un
extremo y montado con obra de ladrillos,
de modo que las llamas de un fuego reducido
puedan actuar directamente debajo de éJ:':
(Conde van Rumford, Complete Works,
vol. III.)

que aunar sus conocimientos teóricos sobre el calor con la estufa tal como
ésta evolucionó en N orteamérica a partir de 1800.
351. Cocina eléctrica con cacerolas hundidas, 1943. Libbey-Owens-Ford Glass Ca., Cuando patentó su primera estufa en 1834, Stewart, pensando
facsímil de tiempo de guerra proyectado por H. Creston Dohner. Recipientes encajados que los royalties podían aportar algunos ingresos, cedió los derechos de la
en la superficie, plancha para frituras, y mezcladora de alimentos. Los paneles descienden patente a su institución docente. Esto indica claramente que nos encontra­
sobre las unidades de trabajo para convertir la cocina en cuarto de jugar o sala de estudio
(fig. 439). Horno (izquierda) y refrigerador (derecha) acristalados. mos en el período prenegociante, pero Stewart no tardó en dejar Oberlin
para trasladarse a Troy, donde en treinta años fabricó unas 90000 estufas.
añadió un cajón para las cenizas, y a un lado un horno de asar calentado Se admite en general que la estufa Oberlin de Philo Penfield Ste­
por arriba y por abajo por los gases de combustión 42 (fig. 353). wart constituyó el punto de partida para el fogón técnicamente soluciona­
El tercer nombre directamente vinculado con la evolución del do. Empieza entonces el período de los especialistas y de los perfecciona­
fogón es el del hombre que más se aproxima a la descripción de un cons­ mientos técnicos. Alrededor de 1840, la cocina de hierro era un modelo vi­
tructor de estufas, ya que más tarde se dedicó a su fabricación. Philo Pen­ gorosamente plástico, poseedor de base y superestructura. En su tiempo,
field Stewart (1798-1868), que comenzó como misionero y maestro, era suscitó el mismo interés que la cocina aerodinámica un siglo más tarde. Al
capaz de cabalgar más de tres mil kilómetros para predicar ante una tribu
india. Tuvo un papel primordial en la fundación del Oberlin College, y po­
seía el don de la inventiva, tan extendido en la Norteamérica de su tiempo
como el don de la pintura en el Renacimiento. Philo Penfield Stewart espe­
raba combinar el estudio en su colegio "con una economía tal que los estu­
diantes puedan sufragarse todos sus gastos". La escuela fue inaugurada en
1833 y el año siguiente Stewart obtuvo una patente para una estufa de hie­
rro fundido a la que dio el nombre de "Oberlin", como su institución.
Cuando hizo registrar una última patente pocos años antes de su muerte, el
mecanismo habia sido meticulosamente estudiado y experimentado en ple­ 353. Estufa americana
no uso. Una ojeada al dibujo revela las características que él imaginó desde de cocción, en plancha
un buen principio: máxima concentración de la fuente de calor (que que­ de hierro, 1858. La co­
cina de hierro fundido,
maba el combustible entonces corriente, la madera); libre suspensión de la derivada a partir de la
cámara de fuego como un nido de ave, al igual que en el fogón de Rum­ estufa de Pennsylvania,
ford; el aire que rodeaba esta cámara; y perforación de las paredes de la originó variaciones inge­
niosas, basadas en su
cámara, las cuales, como en el modelo de Rumford, se ahusaban hacia el mayoria en la distribu­
fondo Y Es de suponer que un hombre como Stewart debia de estar fami­ ción más eficiente de rejas
liarizado con los escritos de Rumford, que obtuvieron un público de ex­ y tubos. (C ortesía del
Edison Institute, Dear­
traordinaria amplitud. Sin embargo, él siguió su propio camino, pues tuvo born, Mich.)

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355. Philo P. Stewart: Fogón para verano e


invierno, 1838. En el transcurso de un siglo
fue creado un equipo de cocina económico, sobre
todo por hombres que eran profesionales de las
estufas, como Franklin, Rumford, o el misionero
y educador Philo P. Stewart.
Máxima concentración de la fuente térmica,
fogón en libre suspensión, como en la cocina
de Rumford, y perforación de las paredes del
mismo, que se estrechan hacia el fondo. (Pa­
This furnace is ln.:..dt' of ccmmen íheet-iron.
tente EE.UU. n.O 915, 12 ue septiembre de 357. Cocina de gas, con superficie mesa, 1941. Este modelo empezó a ser producido
anJ jt rnJ.Y be affonler.l ;;ot ;t \'er)' low price. It i~
('mpofd"' 1838.) a principios de la década de 1930. La forma estándar, resultante de una larga evolución,
es una combinación de cocina esmaltada, alacena y mesa de trabajo. Se ha integrado ya,
3'54. Rumford: Estufa portátil de plancha de hierro, con fogón ahusado, c.1800. Rum­ plenamente, con el proceso del trabajo. (Cortesia de Tappan Co., Don Hadley diseñador.)
ford, introductor de las sopas para los pobres, propuso más tarde este fogón de cocina
para conservar el combustible entre las clases trabajadoras. Obsérvese la cacerola enca­ Inglaterra, que ya había figurado eh cabeza, en el siglo XVII, en
jada, con un asa inteligentemente diseñada. La fuente calorífera queda concentrada en un la utilización del carbón con fines industriales o caseros, también sobresa­
fogón cónico perforado.
lió en la fabricación y empleo del gas de carbón durante el siglo XIX.
igual que en otros campos, el período más activo de invención abarcó des­ Comparado con su rápida popularidad en la iluminación, el gas se
de mediados de la década de 1850 hasta la de 1870, y un anuncio de 1848 estableció tarde y con sorprendente lentitud como agente calorífero. 44 Es
muestra las múltiples posibilidades entonces disponibles: fuego combinado cierto que en las primeras décadas se hicieron varios intentos, pero hasta
a partir de carbón y madera, parrillas móviles y espacio para almacenaje mediados del siglo XIX no empezó a despertarse el interés entre el público
(fig. 358). inglés. Hubo cocinas de demostración instaladas a la vista allí donde una
La caldera vertical de cobre, no aislada y combinada con el horni­ amplia variedad de platos cocidos sobre gas demostraban hasta qué punto
llo empezó a ser utilizada allá por el 1870 (fig. 360). aquel tenue combustible podía servir para el hogar.
Ya en la linea de los futuros modelos estaba la cocina de gas con
La época de la cocina de gas, 1880-1930 superficie de hierro y quemadores en espiral (fig. 361), construida por el
El advenimiento del gas del carbón posibilitó una ulterior concen­ propietario de un restaurante de Glasgow y presentada en la Gran Exposi­
tración de la fuente térmica. Aunque todavía se utiliza la llama abierta, ción de 185!.
ahora queda confinada en los angostos limites de un quemador circular. Pero incluso entonces el público se abstuvo en general de adoptar
estas cocinas, que eran adquiridas mayoritariamente para los hoteles. "La
356. Cocina con plataforma giratoria, 1845. Centenares historia del empleo del gas para calentar y para cocinar" durante los tres
de patentes a mediados del XIX revelan el interés por las decenios de 1850 a 1880, "ofreció una evolución extremadamente lenta".
estufas y fogones de hierro fundido. Se dan también ideas En 1879, una empresa inglesa exhibió "más de trescientas aplica­
poco convencionales, como la de este dispositivo econo­
mizador de trabajo, consistente en una plataforma giratoria ciones en las que el gas podía ser utilizado con fines distintos al de la ilumi­
para mover las cacerolas. "Cabe hacer actuar el calor nación",45 por ejemplo, para cocinas, hornos, planchas y lavanderias. Es
ya sea sobre la plataforma giratoria, o sobre el recipiente de suponer que esto diese un impulso considerable al nuevo combustible.
estacionario, o bien sobre ambos a la vez, con un simple
cambio de los registros." (Patente EE.UU. n.o 4248, 1 de Alrededor de 1880, siempre lentamente, el público empezó a per­
noviembre de 1845.) der su desconfianza con respecto al fogón de gas, pero ello no significa que

540 541
359. Combinación de chimenea, caldera y horno de hierro fundido, 1806. Un amigo de
Oliver Evans, inventor de la linea de montaje, ofrece este esquema muy avanzado en el
que combina un depósito de agua caliente y un horno con una chimenea abierta. "Mane­
jando un registro, cada uno se calentará con el fuego que es utilizado en común. La caldera
debería tener un tubo con un grifo de latón que, situado en la cocina, suministrase agua
caliente cuando asi se deseara." (S. W. Johnson, Rural Economy, 1806.)
358. Cocina americana de hierro fundido, 1848: "Dos estufas en una". Este vigoroso
.anuncio indica con cuanta rapidez, tras la patente de Stewart en 1838, la cocina se hizo 360. Cocina perfeccionada, con caldera, 1871. En este periodo, se empezó a emplear
móvil y combinó diversas finalidades, como en el mobiliario patentado del mismo período. el calentador vertical e independiente, que todavia encontramos en las viviendas rurales
Los dibujos suelen mostrar todas las puertas abiertas, como en los diseños de los ebanistas norteamericanas. (Manufacturer and Builder, noviembre de 1871.)
del siglo XVIII. (Cortesia de Bella C. Landauer Collection.) tadas, de hierro colado, parecen haber escapado de algún salón Regencia.
abandonase con prontitud o facilidad su apego a aquel combustible impon­ Estos modelos conocieron su apogeo desde 1890 hasta la segunda década
derable. En 1889 46 un catálogo de Chicago anunciaba: "Durante ocho de nuestro siglo, y con sus exuberantes adornos en su brillante metal dela­
años hemos estado fabricando la J ewel (fig. 362). Nos contamos entre los tan la inseguridad y la impotencia interiores de esta época próspera.
primeros en apreciar que el gas había de ser el combustible del futuro. ¿Es Pero estas digresiones son secundarias. Mayor consecuencia tuvo
un lujo extraordinario el empleo del gas con fines culinarios? No, es una el hecho de que, anclado en la pauta del fogón de carbón, el de gas fue se­
necesidad económica. Gradualmente, el prejuicio popular se va desvane­ gregado dentro de una zona aislante, y esto retrasó su incorporación al
ciendo."47 proceso de trabajo de la cocina.
Hasta 1910 no figuran en las listas de articulas "las cocinas com­ Sin embargo, junto a ésta, circuló otra forma más en consonancia
binadas de carbón y gas",48 e incluso alrededor de 1915 los catálogos ape­ con la naturaleza de la cocina de gas. En ella, la superficie plana, sólo inte­
lan al público con términos que reaparecerán una y otra vez en la publici­ rrumpida por quemadores circulares, prevaleció, como en el modelo pre­
dad: "Ahorre a su esposa tiempo y esfuerzos: cocine con gas."49 Sin embar­ sentado en la Gran Exposición de 1851. La parrilla y el horno ocupan el
go, en 1910 la mitad del volumen del gas utilizado para la iluminación era espacio inferior, mientras que a cada lado unas superficies auxiliares perfo­
consumido ya en los quemadores. radas amplían la parte superior de la cocina.
Por caminos tortuosos, las formas puras de la cocina de gas apa­ Las zonas blancas de porcelana esmaltada, que más tarde cu­
recen hacia 1930, es decir, en una época en la que la cocción con gas había brirían los fogones y cambiarían radicalmente el aspecto de la cocina, eran
de competir ya con un nuevo rival, la cocina eléctrica. No parecía haber in­ utilizadas ya en 1910, aunque en este período quedaban limitadas a la
terrupción alguna con respecto a su prototipo, la cocina de carbón, y en los parte alta y al salpicadero. 50
modelos de mayor tamaño el horno y la parrílla todavía estaban situados A partir del tipo inglés de superficie plana y alas auxiliares, en el
sobre la superficie de cocción. En los modelos más pequeños, esto reper­ que el horno y a menudo una parrilla ocupan la base, después de 1930 los
cutia en unas proporciones desmesuradas en su altura. Lo único que a pri­ norteamericanos desarrollaron la "cocina con mesa superficial" o table-top
mera vista las distingue de la cocina de carbón es el armazón semejante a range. La negra parte superior se ha convertido ahora en superficie de tra­
una mesa que las sostiene, cuyas patas curvadas y profusamente ornamen­ bajo en esmalte blanco, interrumpido tan sólo por las aberturas de los que­

542 543
11 ~f~ lr~1f
~ro 7J­ 363. Cocina de gas, modelo
compacto con supelficie mesa,
1931. "El último estilo de
superficie mesa, tapa con bi­
(
sagras." Comienzo de la inte­
gración de la cocina con las
demás superficies de trabajo.
;; (Catálogo de Standard Gas
ct':::"'II;"~
Equipment Corp., Nueva
York.)
Groham's Gas Rangr, Glasgow, 1851.
361. Cocina de gas, Glasgow, 1851. Las aplicaciones del gas con fines térmicos fueron
patentadas a partir de los comienzos del XIX, pero la introducción del gas como combus­ La cocina con mesa superficial se alinea a la misma altura de las
tible de cocina muy lenta. Esta cocina de gas con quemadores en espiral y sencilla super­ demás superficies de trabajo y, como destacan los fabricantes,53 está pro­
ficie de hierro, sigue la dirección de lo que después sería estándar. Los hoteles eran casi
los únicos usuarios de gas para cocinar.
porcionada para que pueda coincidir con los armarios continuos de la base
situados a lo largo de la pared. N o tardaron en desaparecer totalmente las
362. Cocina de gas, 1889. Hacia 1880, "el prejuicio popular va cediendo gradualmente".
Este modelo, con el horno de asar en su base, fue creado en Inglaterra (fig. 361) Y adop­ patas abreviadas, y la cocina de superficie en forma de mesa, con sus cajo­
. tado por la producción norteamericana en el 1880. Más tarde, la cocina de carbón con nes para los accesorios, encontró su forma estándar. Era ya un mueble en­
el horno encima (fig. 353) fue imitada por la cocina de gas, asi como por los primeros tre el mobiliario, y la concentración de la fuente calorífera habia sido lleva­
modelos eléctricos (fig. 367). (George M. Clark and Ca., Chicago. Jewel Gas Stove Ca­
talogue en la colección del Edison Institute, Dearborn, Mich.) da a su conclusión lógica.

madores a la izquierda. Bajo el nombre de campact table-tap range 51 (figu­ La fuente térmica eléctrica
ra 363) -aunque carezcan de una auténtica superficie de trabajo-los pri­
meros modelos hicieron su aparición en 1931. Los catálogos anunciaban La electrificación reduce la fuente de calor a una mera espiral de
que el nuevo modelo "posibilita unas cocinas de dimensiones más peque­ alambre, una delgada resistencia a la que la corriente pone incandescente,
ñas y facilita la planificación de la cocina", La influencia de la planifica­ con la consiguiente irradiación de calor. Desde el principio, la principal ta­
ción del hogar empieza a surtir efecto. rea consistió en llevar esta radiación a un estrecho contacto con el objeto a
N ada tiene de extraño que la industria del gas aportase la premi­ calentar, y el problema fue técnicamente resuelto por diversos caminos, sin
nencia en esos tiempos, ya que tenia larga práctica en el montaje de coci­ que interviniese ningún cambio de principio. El calor pudo ser producido
nas de demostración equipadas con elementos auxiliares para el hogar. A ya sin molestarse siquiera en encender una cerilla.
partir de los comienzos del decenio de 1930, recorrían las poblaciones co­ La creación de calor sin fuente visible vino a oponerse a la anti­
cinas de demostración instaladas sobre remolques. Como veremos en el quísima asociación del calor con la llama. Sin embargo, el gas como com­
proceso del trabajo alrededor de 1935, la industria del gas fue la primera bustible había puesto al público en contacto con métodos nuevos y poco
que, en el campo comercial, investigó a fondo la gestión científica en la familiares para él, y si bien la introducción de la cocina de gas requirió
cocina. ocho décadas, la cocina eléctrica sólo necesitó la mitad de este tiempo para
La automatización de los fogones, tan meticulosamente perfeccio­ su difusión general. Después, alrededor de 1930, la mecanización del ho­
nada en N orteamérica en la época de la plena mecanización, se inició con gar, anteriormente causa de titubeos y desconfianza, se convirtió en el más
el hornillo de gas. En 1915 apareció el regulador del horno, un termostato poderoso de los incentivos dentro de las ventas.
adaptado para este fin y que fue el primer invento notable desde mediados Había obstáculos, sí, pero estos correspondían más bien a la mis­
de siglo. 52 Con él comenzó la regulación mecánica del tiempo y la tempera­ ma naturaleza de las cosas. La red eléctrica era esporádica, la corriente era
tura, más tarde especialidad norteamericana, especialmente en la cocina demasiado cara, y los aparatos tenían un precio excesivamente elevado y
eléctrica. resultaban demasiado delicados para el hogar corriente.

544 545
18 - Gied,on
Durante largo tiempo, pareció haber un matiz maravilloso en to­
dos los aparatos eléctricos, y en realidad hubo sus motivos, por ejemplo
cuando, a sus setenta años, Michael Faraday visitó los faros ingleses en
1862 y fue el primero en fomentar la aplicación práctica de su luz o chispa
magnética, como él la llamaba, la luz que habia surgido entre sus manos
tres décadas antes.
Cuando, avanzada ya la década de 1880, fue acariciada la idea de
utilizar la corriente con fines culinarios, la ocurrencia sugirió más bien una
práctica de brujería que la presencia de un útil invento. U no de los libritos
científicos populares,54 entonces tan numerosos, habla de un invento cana­
diense que "responde a este fántástico desiderátum" que es el cocinar con
electricidad (fig. 364). La descripción resulta tanto más fantástica cuanto
que, por haber asegurado el inventor que preparó tartas con su aparato, se
da a suponer que éstos tenían un indefinible "sabor eléctrico".
Sin embargo, la cocción con electricidad prendió en seguida, y
los primeros experimentos prácticos fueron efectuados en Inglaterra alre­
dedor de 1890. Se dice que una exposición sobre la electricidad, celebrada
en el Crystal Palace de Londres en 1891, presentó al público este nuevo
medio de cocción.55 365. Cocina eléctrica, Columbian Exhibirion, Chicago, 1893. Este certamen ofreció
En 1893, la Exposición Mundial de Chicago superó en un aspec­ un espectáculo sin precedentes, en cuanto a iluminación eléctrica. La aplicación de la
electricidad a los aparatos domésticos quedó demostrada en la primera cocina electrifi­
to a la Torre Eiffel y el Halle des Machines de su inmediata precursora pa­ cada. e ada cacerola, el calentador del agua, el horno y el depósito estaban (;onectados
risiense, pues ofreció un derroche de iluminación eléctrica jamás visto has­ con tomas individuales, principio que reaparecería en la cocina del 1940 (figs. 463 a, b).
ta entonces. Numerosos industriales habían iniciado afanosamente experi­
mentos de diversa índole con la electricidad, y figuraba en la exposición La misma estrategia empleada en 1850 para inspirar confianza
una "Moderna cocina eléctrica" (fig. 365) provista de un pequeño fogón, en el fogón de gas, mediante cocinas de demostración, se utilizó cuatro dé­
una parrilla y unas teteras, calentado todo ello por la electricidad. cadas más tarde para popularizar la cocción con electricidad. Se sabe que
el Algonquin Club de Bastan montó un restaurante de demostración con
capacidad para veinte personas, en el que se preparaba un menú completo
(pan, pescado, carne asada y café) con un "costo de combustible" que ape­
nas pasaba de un centavo por persona.56 Sin embargo, no parece que esta
cena resultara más persuasiva que el banquete preparado con electricidad
con el que en 1895 se obsequió al Lord Mayor de Londres. Vino después
un período de incubación (1890-1910) y las cocinas eléctricas que enton­
ces hicieron su aparición tenían el mismo aspecto de jirafas que las estufas
de gas contemporáneas. "Entre 1909 y 1919 -explica un manual contem­
poráneo- los fabricantes de cocinas eléctricas crearon el instrumento de
cocción más perfecto del mundo."57
Varios centros productores de electricidad suministraban ya flui­
364. Cocina eléctrica imaginaria, do a bajo precio, y la red se estaba extendiendo. La cocina eléctrica fue re­
1887. A finales del decenio de 1880, conocida como gran consumidora de corriente, y en N orteamérica las mo­
la electricidad se aproximó más al
hogar. Entre los fantásticos "inven­
tos canadienses", hay una especie
de sartén eléctrica, calentada por la
corriente de una batería. Las paredes ~~
del utensilio servían de conductores,
y se decía que la comida preparada
en ella terna un "sabor eléctrico". El
grabado sugiere la cocina de un al­
quimista. (Max de Nansouty, L'Année 366. Cacerola eléctrica, Columbian
industrielle, París, 1887.) Exhibition, Chicago, 1893.

546 547
369. Popularización de la coci­
na de gas: calálogo de ventas por
correo, 1930. Todavía es evi­
dente la norma de la estufa-cocina
de hierro fundido. El catálogo de
ventas por correo constituye un
anuario o índice de la civiliza­
ción norteamericana. Todo artícu­
lo en sus páginas ha entrado en la
producción a gran ecala. (Mont­
gomery Ward and Ca., catá­
367. Cocina de la Ge­
neral Eleclrie, 1905. Du­ .'~, ;<,:.:;., ~,:.;', ~ ,'~:::;:~~.~:~:g:s:~~~?~~:~~~~:~:::.::~~~-,
',';, :.'
J,'.•
,. logo, 1930.)
rante su periodo de incu­
bación (1890-1910), la
cocina eléctrica se inspiró
en el modelo de gas, con dernas organizaciones de ventas se multiplicaron para aplicar los estímulos
horno o asador sobre la necesarios. Más tarde serían imitadas en la mayoría de los países produc­
superficie de cocción. El tores de electricidad.
calor de la electricidad
todavia era visto con pre­ Sin embargo, para 1919 este optimismo era tal vez algo excesivo,
caución experimental. y cinco años más tarde, una larga serie de articulas sobre la cocina eléctri­
(Cortesía de la General ca en casas particulares nos indica que las decepciones no eran raras. "Al­
Electríc Corp., Schenec­
tady, N. Y.) gunas personas que probaron la cocción con electricidad la abandonaron
debido al elevado costo de las reparaciones y los inconvenientes relaciona­
dos con los elementos que se quemaban. Esto demuestra que todavia debe
de haber numerosos defectos vinculados con los aparatos de cocción eléc­
trica y campo para unas mejoras considerables."58

En cuanto a la evolución de los tipos eléctricos, poco más cabe


decir después de haber hablado de la cocina de gas. Su formato se basaba
en la cocina de gas del tipo ya mencionado, la cónsola sobre patas, con
horno y parrilla sobre la superficie de cocción. Hasta 1930, cuando se ini­
ció la popularidad de la cocina eléctrica, la de gas se mantuvo en cabeza, y
al parecer fue la primera en alcanzar la forma de "mesa" hoy estándar. A
partir de entonces, al lanzarse las grandes compañías eléctricas a la venta
de unidades culinarias completas y emprender sus propias investigaciones
sobre el proceso de trabajo, la cocina eléctrica pasó a primer plano. Esto
ocurría a mediados de la década de 1930 y la cocina tenia ahora un res­
plandeciente carenado blanco y el horno no podía ser diferenciado de Jos
368. Cocina de la General Eleclrlc, 1913. cajones de utensilios. Se habia fundido con su entorno natural y, con ma­
Todavía se sígue la pauta de la cocina de yor claridad incluso que cuando hay una llama visible, cabe observar
gas. Ambos tipos se basan en la reducción cómo el recinto cocina se desarrolló a partir de la despensa de servicio,
de la fuente calorífera a una zona pequeña. aquella estancia con superficies de trabajo continuas donde, en las grandes
(Cortesía de la General Electric Corp.,
Schnectady, N. Y.) viviendas de la clase media, los sirvíentes añadían los últimos toques.

548 549
El confort mecánico en el hogar
Como indicamos al comenzar el capítulo, el aligeramiento de las
cargas domésticas gracias a la mecanización de los procesos de trabajo re­
sultó más conspicuo entre las tareas de limpieza: lavado y planchado de la

~;~~
&1 '¡ ropa, lavado de vajilla, barrido de alfombras y aseo del mobiliario. Parale­
lamente, se produjo la automatización de la calefacción y la refrigeración.
.....'t.,;~~~~
...
.......
'---- ----.- ->­
¿Cuándo hicieron su primera aparición los métodos que conduje­
ron a la mecanización de los diversos procesos?
.4'.':>· Como en tantas otras ocasiones, la respuesta es: en los decenios
de 1850 y 1860. Para conseguir una perspectiva general, reseñaremos las
1 1 diversas categorías por orden cronológico y mencionaremos por orden de
su aparición los tipos readaptados de nuevo en el curso de ulterior desa­
rrollo.

La sucesión se inicia en 1858 con la limpieza de alfombras. 59 El


objetivo consiste en evitar el doblar la espalda y el movimiento de vaivén de
la mano que empuña la escoba, y esta meta se conseguiría gracias a meca­
370. Cocina eléctrica, 1932. Todavía se nismos rotatorios utilizados en el extremo del mango. El principio de la as­
sostiene sobre píes, como la cocína de gas piradora doméstica basada únicamente en la succión, que tras muchas vi­
en la fig. 363. La forma de mesa en la super­ cisitudes prevaleció seis décadas más tarde, fue inventado y claramente
ficie, en lo que siguió inmediatamente a la formulado en 1859 60 (figs. 372 y 373).
cocina de gas, todavía es imperfecta. (Cor­
tesía de la General Electric Corp.) Esta patente de 1859, primera en la larga línea de los tipos de as­
piración pura, trata, como manifiesta el inventor, de evitar el efecto "perju­
dicial" de los cepillos giratorios. "Los barredores de alfombras hasta el
momento ideados han funcionado por medio de un cepillo cilíndrico en
contacto con la superficie de la alfombra... El presente invento mío... con­
siste en el empleo de un ventilador giratorio (F) en lugar del cepillo."
Este ventilador consiste en cuatro palas metálicas montadas sobre
un eje giratorio. Un engranaje multiplicador lo conecta a una rueda que ac­
túa por rotación sobre la alfombra de modo que "por el movimiento del
ventilador el polvo es soplado dentro del recipiente y la alfombra es limpia­
da con mayor perfección incluso que la conseguida con un cepillo girato­
rio". El inventor tiene especial interés en destacar que el ventilador "está
ajustado de modo que no entre en contacto directo con la alfombra".

La máquina lavaplatos surgió sorprendentemente cercana a lo


que seis décadas después se revelaría como su solución. Al igual que la
cerradura Yale, fue mejorada después en sus detalles, pero manteniéndose
inalterada en su principio. La solución mecánica del proceso de lavar la va­
jilla consiste en impulsar agua contra los objetos que han de ser lavados, y
esto se hace con palas metálicas que giran en el fondo del depósito e impul­
san el agua hacia arriba. Para beneficiarse de toda su fuerza, los platos
están apilados en un armazón fijo de alambre, con un ángulo tal que el
agua circule tangencialmente a ellos. Es una especie de turbina al revés, y
esta solución fue presentada en 1865 (fig. 375),6l La describiremos mejor
371. Cocina eléctrica, con supe¡ficie mesa, 1942. La cocína eléctrica, esmaltada de con las palabras de su inventor: "Al curvar los alambres, las bandejas y
blanco y con regulación automática de tiempo y temperatura, se ha convertído en el están­ otros platos similares, una vez colocados en los soportes, han de ocupar
dar establecido. Cortesía de la General Electríc Corp., Schenectady, N. Y.)
551
550
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,.,"' .... - 374. Lavavajillas eléctrico, 1942. Corte


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,r/{j transversal. Excepto el pequeño motor eléc­


.

trico que lo hizo posible, la moderna máquina


~ •• ' ff 1 lavavajillas no difiere fundamentalmente del
" . principio de turbina de 1865. (Cortesia de
? ~,
la General Electric Corp.)

.9 una posición tangenCIal, correspondiente a los alambres curvados... para


~·e-rrv.+Efev. permitir que el agua sea impulsada entre ellos, chocando a la vez con sus
superficies anterior y posterior, y lavándolos asi eficazmente." Se facilitan
372. Aspiradora eléctrica para alfombras, 1908. El principio de la primera barredora
de alfombras, que sólo utilizaba la succión (1859), seria el que prevalecería cuando el pe­ con gran meticulosidad y previsión otros detalles, incluido el aro metálico
queño motor eléctrico le diese finalmente carácter práctico seis décadas más tarde. Hoy, fijado al borde del recipiente "con el fin de evitar que el agua salpique la
motor, caja aspiradora, mecanismo batidor y bolsa del polvo, van montados en un carrito parte inferior de la tapa y se abra paso alrededor de los bordes del depósi­
compacto. (Patente EKUU. n.O 889823, 2 de junio de 1908.) to". Este detalle, en una forma algo más refinada, todavía sigue en uso.
La máquina lavaplatos permaneció también como "invento archivado"
hasta el advenimiento del motor eléctrico, ya que la propulsión manual era
tarea demasiado ardua. En comparación con el refrigerador, la máquina
lavavajillas todavía tiene un número de usuarios bastante reducido.
La primera aparición de la lavadora que más tarde mecanizaría
con éxito la más fatigosa de las tareas del ama de casa, es dificil de fechar
con exactitud. En pocos campos -el revólver o la estufa de hierro- fue tan
prolifica la invención norteamericana como en la mecanización del lavado
de la ropa. En 1873 había ya unas dos mil patentes en esta categoría.
En realidad, todo se reduce a qué clase de pregunta formulemos.
Si preguntamos cuándo tuvo lugar la invención del primer método que im­
pulsara el agua caliente y jabonosa a través de las telas, en vez de fregar y
restregar a imitación de la lavandera, nos remontamos al comienzo de
nuestra lista cronológica: el año 1850. Esta máquina, con tambor interior
rotatorio, fue utilizada principalmente para la lavandería a gran escala, y
así continúa hoy.
373. Formulación del tipo: Ventilador-barredor de alfombras, 1859. Fue el primer
aparato limpiador que sólo empleó la acción neumática, si bien el polvo no es aspirado, Pero si buscamos fecha para el tipo que prevalecería en el hogar
sino soplado. "Los barredores de alfombras aquí representados han actuado por medio cuando llegase la propulsión eléctrica, pasamos al final de nuestra lista cro­
de un cepillo cilíndrico en contacto con la superficie de la alfombra... Evitar la objeción nológica: el año 1869. 62 El cuerpo de este modelo es cilíndrico, con un diá­
de un desgaste de la alfombra es el objeto de mi presente invención. Con la acción del
ventilador, el polvo es soplado hacia el recipiente y la alfombra es limpiada más perfec­ metro que disminuye ligeramente hacia arriba. Una hélice o rotor de cua­
tamente incluso que con el cepillo." (Patente EE.UU. n.O 22488, 4 de enero de 1859.) tro palas en el fondo del depósito impulsa una corriente de agua a través de

552 553
Handles 1 Lbs. Dry Clothes Every 3 te 10 Minuta.

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375. Formulación del tipo: Lavaplatos, 1865. "Después de proyectada el agua hacia
fuera entre los platos, fluirá de nuevo hacia el centro. Los platos ocupan una posición tan­
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gencial para permitir que el agua sea lanzada en su dirección." (Patente EE.UU. n.O 51000,
21 de noviembre de 1865.) 376. Democratización de la máquina lavadora de ropas: década ae 1940. Los precios
razonables y los "cómodos plazos" ponen esta máquina al alcance de la mayoría.
los tejidos. Este rotor o agitador es accionado por un eje que atraviesa el
fondo del depósito (fig. 377).
Todo el que sepa apreciar una construcción elegante y precisa
verá en las compactas partes móviles de su mecanismo de accionamiento
...,-manubrio, barra de conexión y engranajes biselados- un modelo bien es­
tudiado y aparentemente encaminado hacia el éxito. Pero tendria que espe­
rar largo tiempo. Seis décadas después de este modelo accionado manual­
mente, se inició el auge de la mecanización del hogar. Sólo en el año 1929
se registraron quince patentes para este tipo de rotor, mejorado en numero­
sos aspectos, pero sin desviarse del principio. Ya tuviese la máquina accio­
namiento anual y estuviera equipada con palas primitivas, como en 1869;
ya fuese accionada eléctricamente, con unas palas cuidadosamente mode­
ladas y ensanchadas, fabricadas en aluminio o en plástico; o bien se diese
carácter reversible al simple movimiento giratorio, todo esto son detalles
añadidos por los sucesores.Las generaciones posteriores tienen el privilegio
de conseguir el éxito allí donde anteriores inventores no alcanzaron la per­
fección.
No cabe duda de que la lavadora moderna, la máquina para el ho­
gar de dimensiones reducidas, está tipológicamente enraizada en el año
1869. Formaba parte de aquellos inventos archivados cuya reaparición
esperaba la llegada del pequeño motor eléctrico.
Para resumir, he aqui las fechas en las que hicieron su primera 377. Formulación del tipo: Máquina lavadora. 1869. Tipo giratorio. Una pequeña hélice
aparición los diversos tipos: de cuatro palas, en el fondo del depósito, impulsa el agua a través de las telas. "Cilindrica
en su forma general. En la superficie interna, lleva unido un cierto número de varillas ver­
1859 La aspiradora ticales. Un eje que pasa verticalmente a través del centro del fondo" cuenta con "un nú~
1865 La máquina lavavajillas mero de costillas o pestañas radiales... Un manubrio O". (Patente EE.UU. n.o 94005, 24
1869 El tipo moderno de lavadora de agosto de 1869.)

554 555
Mecanización de las herramientas más pequeñas alrededor de 1860
No podemos explorar aquí los dispositivos menores para econo­
mizar trabajo y que mecanizan y sustituyen diversos movimientos de la
mano del hombre. N o obstante, estos productos directos del entorno nor­
teamericano no deberían pasar inadvertidos. Al igual que el mobiliario pa­
tentado, los aparatos para mondar manzanas, las trituradoras de carne y
las batidoras de huevo pudieron haber sido inventadas en el siglo XV en lo
concerniente a su equipo mecánico; sin embargo, en Norteamérica no apa­
recieron hasta producirse el remodelado general de las herramientas de tra­
bajo. Su principio, como el de toda mecanización, consiste en reemplazar
el movimiento de vaivén de la mano por un movimiento giratorio continuo.
EH Whitney, inventor de la desmotadora de algodón, inició su ca­
rrera, según se dice, al examinar una mondadora mecánica de manzanas a
los trece años de edad, en el decenio de 1770. Parece ser ésta una fecha
muy temprana, ya que las primeras invenciones autentificadas en cuanto a 378. Máquina para mondar manzanas 379. Combinación de mondado, extrac­
aparatos de mondar o pelar comienzan con el siglo XIX. En el 1830 serán y extraerles el corazón, 1838. Tras en­ ción de corazón y cortado de manzanas
objeto de sustanciales mejoras, ya que se reivindica incluso una máquina sartar la manzana en una horquilla, el en rodajas, todo con una misma máqui­
operario hacc girar una manivela con la na, 1869. El aparato mondador de man­
que, además de mondarla, parte la manzana en cuatro trozos y le extrae el derecha, mientras guia el cuchillo con zanas alcanza su forma estándar en la
núcle0 63 (fig. 378). La fruta es ensartada en una horquilla, y la mano dere­ la izquierda. Seguidamente, el fruto es década de 1860. Es ya de hierro y tiene
cha hace girar el eje por medio de una manivela, mientras la izquierda guía impulsado contra una cuchilla de cuatro un soporte de cuchilla guiado automática­
hojas que le desprende el núcleo. El mente. "La fábrica tiene capacidad para
la cuchilla, "hasta que la manzana queda mondada de un extremo a otro, armazón es de madera. (Patente EE.UU. 2000 máquinas semanales." (Wcbb,
con una tira de piel continua". Seguidamente la fruta es empujada hacia n.o 686, 13 de abril de 1838.) N. E. Railway and Manufacturer's Sta­
una cuchilla de cuatro hojas que vacía su parte central. El principio salta a tistical Gazetteer, 1869.)
. la vista: la acción del torno mecánico aplicada a la fruta. En las décadas si­
guientes, una bancada metálica sustituirá a la de madera y la hoja será
guiada automáticamente por un brazo provisto de soporte (fig. 379). En la COJUINED APPLE PARER AUD CORtP.
No. 191,669.
década de 1860, el mecanismo adopta su forma estándar. Los inventos de
aparatos domésticos para vaciar, cortar, mondar y dividir seguían en pleno
apogeo en el 1890. La industria conservera asomaba gradualmente, y en Mecanización de los
ella -como rara excepción a la tendencia normal de la mecanización- el pequeños utensilios
pequeño aparato doméstico originó las grandes máquinas industriales para
efectuar estas operaciones. Este equipo fabril todavía posee las púas rota­ El tiempo del mondador de manzanas
fue desde principios del siglo XIX casi
torias, la cuchilla para pelar y el mecanismo para empujar la fruta ya mon­ hasta el final. Estas máquinas fueron
dada, pero la mano es sustituida por un soporte giratorio que mecánica­ objeto de demanda mientras crecieron
mente empuja las manzanas contra la horquilla. 64 los manzanos alrededor de la granja nor­
teamericana. La máquina de mondar
La máquina de mondar manzanas nunca llegó a ser introducida manzanas aplica a la fruta el principio
en Europa, e incluso en Estados Unidos su existencia se centra en el siglo del torno.
XIX, cuando los árboles frutales se apiñaban alrededor de cada granja.
Apenas el cultivo de frutas se convirtió en industria especializada, con de­
cenas de miles de árboles de la misma variedad, los aparatos quedaron re­
legados a la buhardilla. Incluso en 1945, los viejos árboles seguían dando 380. Combinación de mondador de
su fruto cuando ya no compensaba a nadie el recolectarlo. manzanas y extractor del corazón, 1877.
El aparato se convierte en bien estudiado
La mecanización del triturado o picado puede ser estudiada por instrumento de precisión. Hay "una cu­
un camino similar, y fueron ideados diversos medios para asegurar un mo­ chilla de mondar suplementaria", para
vimiento continuo de la cuchilla en sentido vertical. Las máquinas para pi­ quitar la piel cerca del tallo. Unos topes
soportan la manzana por su base, para
car carne o desmenuzar verduras tenian dispositivos para que el alimento impedir su rotura. Este es el periodo
girase constantemente bajo la regular acción de guillotina de la hoja cor­ de la gran facilidad mecánica, que
tante. inventó el dispositivo para atar gavillas.

556 557
La Oficina de P atentes de Estados Unidos clasifica las batidoras 382. Batidora de
en la misma categoría de otros mecanismos rotatorios u oscilantes. La me­ huevos con reci­
canización de la mantequera fue conseguida de varias maneras después de piente, 1857. "Una
batidora giratoria
1850. Algunas de las propuestas para "deshacer y mezclar las claras y ye­ en combinación con
mas de los huevos" muestran la trayectoria seguida (figs. 382 y 383) para una jarra o reci­
que la batidora de huevos alcanzara su forma final. El prototipo mecánico piente. Si se coloca
una mano sobre la
de la batidora de huevos es la perforadora, y de hecho el principio de la ba­ barra de trinquete
tidora es el de "penetrar" en un cuerpo liquido, por lo que su acción quedó B para mantener
asimilada a la del taladr0 65 (fig. 381). A principios de la década de 1870, firme la máquina,
obtuvo el que hoyes su accionamiento estándar por medio de dos ruedas mientras con la .l'ij3.
otra mano se im­
dentadas (fig. 384). prime un movi­
En el decenio de 1860 se registró el mismo vivo interés por las pe­ miento recíproco.
queñas herramientas manuales que por los grandes aparatos de limpieza. los huevos son ba­
Estos dispositivos de pequeño tamaño alcanzaron su forma estándar den­ tidos con gran ra­
pidez y facilidad."
tro del citado período, en tanto que los más pesados quedaron en reserva, (P atente EE.UU.
esperando el advenimiento de los motores eléctricos. n.O 18759, 1 de di­
ciembre de 1857.)
El motor ligero Fip:%
El pequeño motor eléctrico, cuyo tamaño oscila entre el de una
bola de billlar y el de una pelota de fútbol, puede ser aplicado en forma dis­
creta y desplazado alli donde sea necesario. Su mantenimiento es muy dis­
creto y es el más adaptable de todos los motores. Para la mecanización del 383. Batidora de
hogar vino a representar lo que fue la invención de la rueda para mover huevos con tela me­
tálica, 1860. "Se
cargas. Gracias a él, todo pudo funcionar; sin él, poco hubiese podido pro­ da a la taza un
gresar el confort mecánico en el hogar más allá de lo conseguido en 1860. movimiento hacia
A partir de mediados del siglo XIX, fueron proyectadas con sor­ delante y atrás, pa­
ra obligar a los hue­
prendente seguridad utensilios destinados a ahorrar trabajo y como ya he­ vos a pasar por la
mos visto los principios de la aspiradora, de la máquina lavavajillas y de la tela metálica, la ;/

lavadora de ropas fueron descubiertos casi instantáneamente. Pero su éxito cal los corta en
cada pasada." (Pa­
y su asimilación tuvieron que esperar el propulsor mecánico. tente EE.UU. n.O
También el motor eléctrico pasó por un largo periodo de incuba­ 30053, 18 de sep­
ción, pero explicar sus esperanzadores comienzos, sus titubeos y sus pasos tiembre de 1860.)
en falso, más numerosos que para cualquier otro propulsor, nos alejaria de
nuestro tema y nos limitaremos a dar unas pocas coordenadas para situar­
lo cronológicamente. El primer motor eléctrico fue construido por Michael
Faraday después de su descubrimiento de las corrientes inducidas (1831), !
y consistia en un disco de cobre que giraba entre los polos de un poderoso 381. Batidora de huevos, 1860. La solución era un aparato que
no necesitase un recipiente especial. Su principio era "un eje con
imán. La corriente galvánica creada en el disco podia ser canalizada fácil­ un paso de rosca formado a partir de su extremo superior, y una
mente, pero Faraday no estaba interesado en el problema de su aplicación tuerca apropiada para actuar sobre el mismo". Se trata de la antigua
práctica. La suya era la actitud del científico del siglo XVIII, interesado forma gótica de un taladro. (Patente EE.UU. 28047, I de mayo de
1860.)
únicamente en el descubrimiento. Se consideraba como un filósofo natura­
lista y dejaba para otros la explotación industrial.
Muchos obstáculos se opusieron en el camino de la solución inme­
diata, y pasaría más de medio siglo antes de que el motor eléctrico, a partir 384. Forma estándar de la batidora de huevos al principiar la ,.,.
década de 1870. La forma final se obtuvo al adoptar el principio
de las pequeñas dimensiones en las que lo había concebido Faraday y des­ de palas giratorias accionadas por dos ruedas dentadas. (Anuncio.)
pués de pasar por lo gigantesco, se condensara de nuevo en forma de ins­
trumento pequeño y fiable, y más de un siglo antes de que se diese por des­ La batidora de huevos amplía a los líquidos el principio del tala­
contada su omnipresente utilización. dro. Los pequeños aparatos, al igual que las grandes máquina., regis­
tran el proceso de la mecanización.

558
559
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385. Primer motor eléctrico americano, 1837. Propulsado por una bateria de placas de
cobre y cinc. La patente se titula: "Aplicación del magnetismo y el electromagnetismo a la
maquinaria propulsora". Faraday inventó su motor poco después de descubrir las corrien­
'\
tes de inducción (1831). Durante el año siguiente, fueron proyectados en Inglaterra varios
motores eléctricos. (Patente EE.UU. n.O 132, 25 de febrero de 1837.)

La aparición en el mercado de la pequeña unidad productora de


energía eléctrica está estrechamente vinculada con el nombre de Nicola
Tesla, aunque no fue, ni mucho menos, el logro principal de este maestro
de las corrientes de alta frecuencia y del motor de múltiples fases que posi­
bilitó por vez primera la transmisión económica de la energía. En la prima­ 387. Primer motor universal de ventilador, 1891. La velocidad de este motor era regu­
vera de 1889, casi inmediatamente después de su patente precursora para lable, a diferencia del primer motor de 1889. (Archivos de la Westinghouse Company,
Pittsburgh.)
el motor de varias fases, Nicola Tesla, junto con la Westinghouse Com­
388. Ventilador eléctrico, 1910. (Archivos de la Westinghouse Company, Pittsburgh.)
pany, lanzó al mercado un motor de corriente alterna y 1/6 de CV, que ac­
cionaba directamente un ventilador de tres palas (fig. 386). Este motor no
. tenía velocidad ni dirección graduables, pero su misma simplicidad y su fá­ Era inevitable que el caluroso y húmedo verano de N orteamérica
cil traslado de una habitación a otra señalan el punto de partida de innu­ suscitara intentos para reemplazar el abanico por dispositivos mecánicos,
merables esfuerzos para llenar la casa de unidades pequeñas de producción es decir, para buscar algo que liberase las manos del esfuerzo necesario
energética. En el año 1889 surgieron numerosas nuevas patentes para ven­ para abanicar. Estos mecanismos "accionados por medio de palanca indi­
tiladores accionados por los motores eléctricos,66 pero el sencillo aparato vidual y cuerda"6? podian ser impulsados a pedal o estar conectados con
de Tesla debe su importancia al hecho de que no se mantuvo como simple una mecedora. "Cuando una persona se sienta en la silla y la mece..." el
idea, sino que fue fabricado comercialmente y puesto en el mercado. ventilador colocado sobre ella "vibra al más leve movimiento de la silla".68
Si en 1860 se queria tener un ventilador auténticamente automático, éste
había de ser del modelo accionado por un mecanismo de relojería. "La
caja que contiene el mecanismo va sujeta al techo y provista de palas gira­
torias."69 Había también, en ese periodo, ventiladores con aparato de re­
sorte modelo sobremesa, de velocidad graduable.?O
El ventilador eléctrico de Nicola Tesla, de 1889, presidió la evolu­
ción durante un cuarto de siglo. En 1890, la corriente eléctrica era un lujo,
tanto en Europa como en América. N o había redes de transmisión de co­
rriente?! y la primera central generadora en gran escala fue proyectada en
1891, pero no comenzó a funcionar hasta 1896. Erigida por la Westing­
house Company cerca de las cataratas del Niágara, para suministrar co­
rriente a la cercana ciudad de Buffalo, consistía en tres dinamos Tesla de
corriente alterna, cada una de ellas de 5000 CV. 72 Teatros como la Opera
de Paris, grandes almacenes y fábricas generaban su propia corriente. La
386. Pequeño motor con ventilador de tres palas, por Nicola Tes la, 1889. El motor eléc­ mayor parte de la energía entonces consumida la absorbían los tranvias
trico entró en el hogar cincuenta años después de ser utilizado el principio electromagné­
tico para impulsar un motor. El motor de Nicola Tesla, de 1/6 CV y corriente alterna, eléctricos, y había dispositivos mediante los cuales cabía obtener corriente
ta! vez fue la primera de las pequeñas unidades producidas comercialmente que más tarde para los gabinetes de los dentistas directamente a partir de los cables de
llenaron la casa. (Archivos de la Westinghouse Company, Pittsburgh.) 500 voltios de los tranvías, "sin el menor peligro para el operador y el pa­
ciente". 73
560 561
~

La cuestión de si la electricidad debía quedar a disposición del Norteamérica antes de 1850: Por su misma naturaleza, Estados
gran público era discutida por doquier en el 1890. En la exclusiva Society Unidos se sintió impulsado, más que cualquier otro país, a inventar unas
of Arts londinense, que, como ya se ha dicho, patrocinó la primera Exposi­ lavadoras compactas y prácticas para uso en el hogar.
ción Internacional en 1851, un conferenciante llamado Crompton llegó a la Tanto la Inglaterra del siglo XVIII como Norteamérica hasta
conclusión de que la corriente eléctrica era "demasiado cara para generali­ 1850 partieron de la idea de imitar directamente el movimiento de vaivén
zarse". Allí donde se suscitaba esta cuestión, fuese en Filadelfia74 o en de la mano.
Londres, los expertos no se recataban de expresar sus dudas. Sólo los Lo que la lavandera realizaba con su puño, frotando vigorosa­
grandes inventores veían sus posibilidades, y a principios de la década de mente las telas contra el fregadero acanalado, debía hacerlo ahora la má­
1890, Nicola Tesla pronosticó que la electricidad no tardaría en ser em­ quina. Sustituyendo su esfuerzo, la máquina debía, igual que ella, frotar y
pleada tan libremente como el agua. lavar las prendas una por una.
Incluso alrededor de 1900, la gente se preguntaba todavía si la En la primera mitad del siglo XIX, incluso en Norteamérica, don­
electricidad llegaría nunca a desplazar el gas. de los mecanismos eran más sencillos, el afán por encontrar una solución
El abaratamiento de la corriente corrió paralelo a la introducción directa condujo a menudo a unas concepciones grotescas. En una de ellas,
gradual del motor eléctrico de pequeño formato. Hacia 1910, esta tenden; cuyo linaje se remonta al siglo XVIII y que tuvo una vida de sorprendente
cia se dejó sentir de modo más acusado, pero el motor era considerado to­ longitud, el modelo de 1846 79 (fig. 389) imita el movimiento de vaivén de la
davía como un cuerpo extraño, como una unidad distinta del objeto al que mano mediante el deslizamiento de un receptáculo curvado sobre un lecho
había de impulsar. Al hojear los catálogos de la época, se observa inmedia­ de rodillos también curvado, con el fin de apretar y frotar la tela entre estos
tamente que el motor es una rareza. Si un ama de casa des'eaba un motor dos mecanismos. 8o Un triple manubrio mueve simultáneamente los rodi­
eléctrico, en vez del acostumbrado motor de agua, el fabricante advertía: llos y el receptáculo en direcciones opuestas. La "caja oscilante que contie­
"No puedo darle precio para un motor eléctrico que accione la lavadora, ne las ropas", y que también las oprime contra el fregadero, está copiada
hasta tener la información acerca de qué clase de corriente eléctrica utiliza directamente de la mano humana. A pesar de su diseño grotesco, este mo­
usted y saber su voltaje."75 delo, con la superficie de lavar curvada y móvil y el recipiente que pasa so­
bre ella en dirección opuesta, ha seguido en uso hasta bien avanzado nues­
tro siglo y aparece, por ejemplo, en el catálogo Montgomery Ward de
La mecanización de la limpieza: lavado de ropas 1927 con la denominación "Nuestra famosa y fiel veterana" (fig. 390).
El inventor de 1846 admite de buena gana que la idea de utilizar
Imitación de la mano un lecho de rodillos no es nueva, y sólo pide crédito para su forma curva­
da, forma que también ha dado a la caja. En realidad, esta curiosa disposi­
La Inglaterra del siglo XVIII: Los americanos siempre toman la ción, en la que la caja se mece como un columpio a través del depósito, se
delantera cuando se trata de solventar mecánicamente las dificultades de remonta a los precursores ingleses, en los que ya aparece la idea de susti­
un oficio complicado, pero ello no significa que otros países dejaran de tuir la mano por un conjunto curvado y oscilante de planchas que frota la
mostrar temprano interés por este problema. La Inglaterra del siglo XVIII ropa y la aprieta contra el fondo del depósito.
dirigió un discreto chorro de la arrolladora corriente de su inventiva hacia También imitaba la mano humana la acción de "exprimir" antes
la modesta esfera de las máquinas lavadoras. Con la excepción.de una soli­ de utilizar los rodillos o la fuerza centrífuga. Esta propuesta aparece en la
taria precursora de 1691,76 cuyo mecanismo es dificil interpretar por el tex­ primera patente de lavadora de 1780: 81 "En la máquina, sobre la artesa,
to de la patente, en este campo la invención se inició en 1780, con la apari­ van fijados dos ganchos en los cuales se cuelga la ropa mojada, e impri­
ción de nuevas patentes cada año (cinco en 1790).77 miendo un movimiento circular a uno de los ganchos, se exprime el agua
En general, se trataba de construcciones voluminosas accionadas de la ropa." Diez años después, en 1790, la colada es depositada ya en una
por manubrios, ruedas, palancas y balancines. Como las primeras máqui­ "tela exprimidora de malla"82 que es una bolsa hendida y sujetada a cada
nas de vapor, emplean gran aparato para lograr escasos efectos, con nota­ extremo, para recibir las ropas mojadas. El saco y su contenido son retor­
ble agitación de pistones, mazos o bandejas deslizantes. Incluso reivindicó cidos por medio de un manubrio, tal como si se les escurriera a mano. La
un carácter doméstico -el inventor titula, esperanzado, su dibujo Ayudan­ patente norteamericana de 1847 83 (fig. 391) mejora las sujeciones, pero en
te de la lavandera o economizador de las amas de casa- 78 pero no cabía ni otros aspectos sigue el camino de los tipos del siglo XVIII.
hablar de semejante maquinaria con destino al hogar.
Poco escepticismo se necesita para comprender que tales artilu­ Los dos senderos de la mecanización
gios ni podian ayudar a la lavandera ni habían de aportar economia alguna
al hogar. Era un período de tanteo, en el que no iban a ser descubiertos los Técnicamente consideradas, las lavadoras corresponden a varios
principios rectores; era demasiado temprano. tipos. Generalmente, se considera que son cuatro, y todo el que desee
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ahondar más los encontrará descritos frecuentemente en literatura especia­ 389. Máquina lavadora,
1846. Imitación del movi­
lizada. 84 Sin embargo, a nosotros nos interesa más la investigación meto­ miento de vaivén de la mano
dológica y, desde este punto de vista, hasta el momento han aparecido dos humana sobre un recipiente
maneras de mecanizar el lavado de la ropa. Ambos están estrechamente curvado y deslizante sobre
varios rodíllos. "Accionados
vinculados con los acontecimientos del periodo. en N, los rodillos y la artesa
El primer método es el utilizado sobre todo en las grandes lavan­ se deslizan unos contra la
derías comerciales, y su funcionamiento automático se basa en el uso del otra en direcciones opuestas,
vapor. Este método se ha mantenido en cabeza en los grandes estableci­ estrujando las ropas entre
J't.'g: .2. ellos." (Patente EE.UU.
mientos desde mediados del siglo pasado hasta el presente, y también aquí n.O 4891, 15 de diciembre de
el sistema que ha prevalecido es el de! primer modelo producido industrial­ 1846.)
mente. El modelo de 1851 (fig.396) en seguida demostró su valor. Al ex­
plotar la circulación natural del vapor y del agua hirviente, reforzó esta ac­
ción con un movimiento rotatorio. Las partes mecánicas consisten en un
par de cilindros concéntricos, de los que el interior es móvil. El fuego actúa
bajo el cilindro exterior, que es fijo, y los dos han de estar medio llenos.
"Apenas el vapor empieza a escapar de la caldera, se añade el jabón en su­
ficiente cantidad, dénse a la caldera unas vue!tas... y después métanse las
ropas ... que permanecerán de 3 a 20 minutos, dando alguna que otra vuel­
ta a la caldera."85
En un catálogo, hoy raro, conservado por la Biblioteca del Con­
greso, el inventor explica lo que en realidad ocurre en el proceso de lavado
de ropa, con el mismo cuidadoso detalle con el que sus contemporáneos 390. Lavadora accionada
presentan las ventajas del baño. "La suciedad es un compuesto formado y manualmente, 1927. El origen
de este lavadero se remonta a
. adherido a la tela por partículas aceitosas glutinosas o vegetales... el lavado la Inglaterra del XVIII. Es
equivale a neutralizar la cohesión... el jabón común posee estas propieda­ un modelo robusto, presente
des neutralizantes"86 (fig. 395). incluso en nuestro siglo en los
catálogos de ventas por co­
Seguidamente, el inventor, James T. King, anuncia con orgullo rreo, donde todavia es des­
que ha mecanizado e! proceso sin imitar a la mano. "Otros inventores han crito detalladamente: "Con
tratado de lograr el éxito imitando en lo posible el proceso común de lavar cada impulso de la palanca
por medio de frotado, presión o fricción ... en nuestras máquinas se encuen­ manual, dos tablas curvadas
y onduladas, que se mueven
tran alternativamente bajo vapor y en jabón; el primero abre las fibras y e! en direcciones opuestas, fro­
segundo elimina la suciedad. Por lo tanto, no hay frotado, ni palas ni agita­ tan las ropas de modo muy
dores." parecido a una tabla de la­
vadero." (Montgomery Ward
Este tipo de cilindro se convirtió en el más popular de la década Catalogue, 1927.)
de 1870, ajuzgar por el número de patentes, yen 1880 aparece totalmente
perfeccionado con un cilindro interior de plancha de hierro perforada. La .N.g;j
idea de meter la ropa en una jaula o cilindro giratorio aparece ya (sin va­
por) en 1782 87 (fig. 393). En la década de 1820 fue utilizada en In­
glaterra (fig. 394) para lavar patatas. 88 R
¿Cuáles fueron los antecedentes de estos inventos? En el 1830
habían hecho su aparición, en Francia, aparatos científicamente diseñados
que utilizaban la circulación de vapor yagua hirviente para el lavado. Es ;J
curioso que no fuesen concebidos por las lavanderías, sino para las seccio­ 39L Escurridora, 1847. Imi­
ta la mano al retorcer un
nes de blanqueo en la industria textil, en las que el hilo y los tejidos eran saco hendido, antes de que
preparados antes de pasar a los tintes. 89 se consiguiera la rotación
Un aparato popular en su tiempo es el presentado por el gran quí­ continua mediante rodillos
o centrífugamente. (Patente
mico francés J ean-Baptiste Dumas, en los grabados de su Traité de chimie EE.UU. n.O 5106, 8 de mayo
appliquée aux arts (París, 1847).90 El vapor se forma en una caldera, e im­ de 1847.)

564 565
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1 393. Lavadora inglesa, 1782. La idea
de hacer girar un cilindro para poner las
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,,1 -. jabón, deriva de la primera gran ola de
inventos a finales del XVIII. (Patente

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británica n.O 1331, 1782.)

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392. Lavadora automática francesa de Duvoir, 1837. Las lavadoras que empleaban la 394. Lavadora de patatas, 1823-1824.
circulación natural al vapor yagua hirviente fueron destinadas primero a uso industrial El movimiento giratorio de un cilindro
en las fábricas francesas de blanqueo textil, en el 1830. "El vapor se forma en la caldera dispuesto de modo que el liquido pueda
y, ejerciendo presión sobre el liquido, se logra que éste suba por el tubo ascendente que entrar y salir, fue adoptado también para
lo proyecta uniformemente sobre la superficie de las ropas." En el 1940, las lavadoras lavar patatas. (ll,llechanics Magazine,
totalmente automáticas para el hogar emplean el mismo principio, proyectando géiseres vol. 1, Londres, 1823-1824.)
de agua a través de la tela (fig. 404). (J. B. Dumas, Traité de chimie appliquée aux arts,
París, 1847.) en aplicación práctica fueron casi incesantes. Más de cien años pasaron
pulsa agua caliente a través de un tubo de ascensión hasta una tina de do­ antes de que la mecanización de la colada tuviera efecto en el hogar co­
ble fondo, en la que se esparce equitativamente sobre las telas. A intervalos rriente. A pesar de las numerosas patentes, sólo alrededor de 1860 cabe
regulares, se abre y cierra una válvula que llena y vacía alternativamente la hablar de una industria de máquinas lavadoras. 94 A partir de entonces, con
tina (fig. 392). El método es casi idéntico al de una cafetera filtradora. 91 el impulso inventivo de esta década, el ritmo se aceleró. Las estadisticas re­
El vivo interés de Inglaterra por las máquinas lavadoras durante gistran una producción pequeña, pero ascendente en la segunda mitad del
los últimos veinte años del siglo XVIII queda limitado, al igual que en siglo. Por lo tanto, cuando se aprecia que la producción de lavadoras se
Francia, al proceso industrial textil, con sólo alguna que otra "Máquina dobló entre 1870 y 1890, cabe asumir a primera vista que la máquina
llamada de lavandería para lavar y planchar prendas de vestir",92 El interés doméstica experimentaba un repentino acceso de popularidad, pero en rea­
de los ingleses por la lavandería mecanizada más bien se debilitó en el siglo lidad se trataba del notable aumento de las lavanderías industriales, que
XIX, mientras se hacía cada vez más vigorosa la búsqueda americana de empleaban máquinas grandes y costosas. 95
un dispositivo para aligerar en las amas de casa el trabajo de la colada. En este aspecto, testigos presenciales pueden aportar una visión
La máquina lavadora de cilindro de James T. King señala, en más auténtica. En 1869, cuando las patentes para máquinas lavadoras se
1851, la inauguración de la lavandería automática, pero no es posible olvi· acercaban ya a los dos millares, C atherine Esther Beecher no abogaba por
ninguna de ellas, pero recomendaba que cada docena de familias compar­
dar que estas ideas llevaban ya mucho tiempo flotando en el aire. Una pa­
tente norteamericana de 1831,93 que sobrevivió al fuego en la Oficina de tiese una lavandería comunitaria, como las que con éxito se habia propor­
cionado a las clases trabajadoras de Inglaterra y Francia mediada la déca­
Patentes, en forma de especificación manuscrita, muestra al inventor tra­
da de 1850.
bajando ya con dos cilindros concéntricos. El agua es admitida "en un ci­
"Cómo simplificaría las tareas del ama de casa americana poder
lindro externo... construido para ser estanco al agua", mientras que "el ci­
eliminar de su calendario el dia de la colada y del planchado... Quien erija
lindro abierto está hecho para girar sobre gorrones de hierro". También
lavanderías vecinales hará mucho por resolver el problema más dificil del
aquí el vapor era utilizado en la limpieza, pero era generado en una caldera
separada. ama de casa americana."96
Alrededor de 1900, la máquina lavadora accionada por manivela
empezó a sustituir al agotador lavadero, como señala retrospectivamente
Introducción titubeante un folleto de 1924.
En 1912, Christine Frederick, que mantenía estrecho contacto
La primera patente norteamericana de lavadora data del año con la situación, escribió en el Ladies Home Journal: "La colada se efectúa
1805. A partir de entonces, los esfuerzos para perfeccionarla y convertirla en muchas casas sin máquinas lavadoras y sólo con un caldero corriente."
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Tal como la plena mecanización concentró la línea de la produc­
ción de grano, desde la siega hasta el ensacado, en la pequeña cosechadora
combinada, en el mismo período también el lavado de la ropa en casa llegó
al umbral de la mecanización total. La idea de un autómata, de una lava­
dora automatizada, que ejecutase todas las operaciones a partir de la ropa
sucia y hasta obtener unas prendas limpias y secas sin intervención de la
mano humana, preocupaba a muchos inventores. Para eliminar la mano y
obtener una automatización total son necesarios unos mecanismos intrin­
cados para sincronizar cada operación, introducir el agua en el depósito,
vaciar el agua del lavado, introducir más agua para el escurrido, expulsarla
y recircularla mediante una bomba, y finalmente eliminar la humedad de
las ropas. Hay que combinar dos operaciones distintas en el mismo re­
ceptáculo: lavar y secar.
El autómata lavador totalmente mecanizado sigue dos diseños bá­
395. Aparato lavador para una gran lavandería. por James T. King. 1855. Refuerza sicos. Uno el "tipo de cilindro" horizontal, originario de 1850, y en el que
la acción natural del vapor mediante un movimiento de rotación. Las partes mecánicas
consisten en un par de cilindros, de los cuales el inferior es giratorio y está perforado. Este un cilindro interior perforado gira sobre un eje horizontal (fig. 396).98
primer tipo, producido industrialmente, es· el que ha tenido éxito hasta el presente. (Ame­ El segundo tipo tienen eje vertical y las prendas son escurridas
rican Steam Washing Co., Nueva York. Catálogo, 1855. Biblioteca del Congreso.) por un agitador dentro de un cesto metálico perforado. El tipo vertical con
agitador se convirtió en la lavadora doméstica no automática corriente, y
tuvo su origen allá por el 1860 99 (fig. 377).
La última operación es el secado de las ropas por centrifugación,
y aquí surge una de las grandes dificultades. El lavado debe ser efectuado
mediante lentos movimientos rotatorios u oscilantes, en tanto que el secado
o expulsión del agua requiere una rotación veloz. Por consiguiente, el cam­
bio de velocidades y los mecanismos sincronizadores son prerrequisitos de
la lavadora automática.
Ésta, ya sea de eje horizontal o vertical, consiste por lo general en
un simple receptáculo o depósito, en cuyo interior gira un cesto perforado.
El tipo de depósito único y secador, que expulsa el agua desde el cesto por
medio de la fuerza centrífuga, también se remonta a la oleada de invencio­
J' nes de fmales del decenio de 1860. 100
396. Máquina lavadora por
James T. King. 1851. (Pa­ La década de 1870 ofreció la ambiciosa idea de extraer parte del
tente EE.UU. n.o 8446, 21 líquido del lavado y el escurrido desde el cesto, por medio de la fuerza
de octubre de 1851.) centrífuga, y hacerlo recircular mediante una bomba desde el depósito ha­
cia el cesto. IOI En 1878 fue solicitada una patente para una lavadora seca­
dora accionada energéticamente, con un solo depósito y poseedora de dos
La colada doméstica totalmente mecanizada velocidades, baja para el lavado y alta para el secado. l02 El cambio de ve­
locidades era accionado, desde luego, de forma manual.
Las lavadoras y las aspiradoras constituyen un indice de mecani­ La idea de la colada por completo automatizada fue perseguida
zación en la limpieza del hogar. Su uso se extiende al disminuir su costo. una y otra vez hasta el período de la plena mecanización. A principios de
En 1926, los refrigeradores tenían un precio medio al detall de 400 dólares, los años veinte se fabricaban diversas máquinas lavadoras y secadoras de
y se vendieron 200000 unidades; en 1935, su precio habia descendido a depósito único, en las. cuales el lavado a baj a velocidad y la rotación a
170 dólares, y las ventas llegaron a 1500000 unidades. Lo medio ocurre marcha rápida eran utilizadas para los sucesivos lavados y escurridos.
en las ventas de lavadoras. De 1926 a 1935, la demanda de lavadoras pasó Después de 1900, el problema de la lavadora automática quedó muy dis­
de 900000 a 1400000 unidades, en tanto que el precio medio al detall des­ minuido al reducirse a encontrar los medios para un control automático.
cendió a menos de la mitad, de 150 a 60 dólares. 97 Una gran empresa de Un reloj o un contador de motor eléctrico acciona electroimanes o un me­
ventas por correo redujo el precio de la lavadora a la cantidad récord de canismo hidráulico para abrir y cerrar las válvulas, y conecta o desconecta
29,95 dólares en 1936. Era la época de la democratizacion del confort. la corriente desde el cilindro o tambor. 103

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Un nuevo problema vino a osbtaculizar la rápida solución del el tipo rotatorio o el escurridor. Sin embargo, a no ser que se estreche el foso del
autómata gellavado de ropas: el cambio mecánico de velocidad del lavado precío entre las máquinas automáticas y los demás modelos, los ánimos pueden
y el secado. La solución no fue dificil apenas se pudo contar con el motor menguar considerablemente al ser examinada la etiqueta del precio. l07
eléctrico con cambio de marchas automático. Aparte las patentes nortea­
mericanas, también las francesas y las inglesas 104 se movian en esta direc­ La mecanización de la limpieza: el planchado
ción.
La larga línea de experimentación desde el lavado semiautomático El problema quedó planteado a partir de mediados del siglo XIX:
hasta el totalmente automático no dio resultados prácticos hasta 1939. Es ¿Cómo evitar el tener que recalentar la plancha cada diez minutos? No
tan dificil decir quién inventó la primera lavadora automática como nom­ es tarea placentera la de calentar repetidamente al fuego un trozo de metal
brar al inventor de la aspiradora, ya que ambas se basan en esfuerzos co­ hasta ponerlo al rojo, antes de trasladarlo a la plancha hueca, ni lo es la de
lectivos y en la lenta acumulaéión de experiencia. Por otra parte, son la re­ disponer una batería de pesadas planchas con sus partes inferiores frente a
sultante de inventos en diversos campos. lOS la estufa. ¿Cómo demorar su enfriamiento? ¿Cómo convertir el planchado
En 1946, hizo su aparición otra tendencia. Queda eliminado el en un proceso continuo?
agitador, cuyos brazos todavia podian ser un vestigio de la mano que fro­ La respuesta es clara: sólo mediante una fuente de calor continuo
taba. El autómata lava por medio de la penetración continua y vigorosa de dentro de la misma plancha. En 1850, el gas era la única fuente disponible
agua jabonosa en los tejidos. El cesto no gira al modo usual, sino que brin­ de calor continuo. En la experimentación con otras fuentes térmicas, una
ca enérgicamente. Las prendas flotantes son golpeadas al ritmo de 600 ve­ sugerencia que difícilmente cabía tomar en serio fue la de la plancha "co­
ces por minuto, mientras en ellas penetran géisers de agua que brotan des­ municada por un tubo con una tetera y calentada... por el vapor".1OS
de el fondo (fig. 404). Un folleto anunciador en el Edison Institute de Dearborn muestra
Este procedimiento, que exige un mecanismo refinado, se remonta cómo en el 1850 se intentó utilizar el gas como fuente constante de calor.
a la primera aproximación científica al lavado de ropas. Como ya hemos Un tubo de gutapercha comunicaba directamente esta "plancha de gas"
visto, en las secciones de blanqueo de la Francia de 1840 se utilizaban ya con la salida en el techo (fig. 397).
enérgicos surtidores de agua (fig. 392). El líquido es impulsado por la pre­ No necesitamos juzgar aquí si es aconsejable utilizar una tubería
sión del vapor a través de un tubo que termina en un surtidor cónico, para del gas como si fuese un cable eléctrico, pero lo notable es la soltura con la
que circule regular y continuamente a través de los tejidos.l0 6 que fue enfrentado el problema: "El planchado simplificado y sistematiza­
Lavar la ropa, por 10 general tarea dura, es confiado ahora a un do", 10 que permitió proclamar que "el proceso del planchado puede prose­
autómata tan sensible como la radio, que recibe ondas desde el aire... por guir incesantemente".
no decir todavía más sensible. C amo siempre ocurre en la mecanización, a Cuando se recuerda que la cocina de gas no fue introducida hasta
partir de los primeros autómatas de la hilatura, librarse del trabajo manual después de 1880, resalta cuán temprano fue este intento de hacer por me­
se paga con una maquinaria altamente complicada. dio del gas 10 que sólo la electricídad podría conseguir. La plancha de gas
La lavadora mecanizada es un producto tan típico y natural de es retratada aquí casi con las mismas palabras ínvitadoras empleadas, en
Norteamérica y de la plena mecanización, como el reloj de precisión lo es nuestro siglo, para la plancha eléctrica: "Agradable, ya que se elimina el
de Suiza y de la artesanía altamente especializada. Si se ha de producir calor opresivo de la estufa; conveniente, ya que la plancha puede ser uti­
algún intercambio orgánico de artículos, su producción se concentrará más lizada en cualquier habitación o recinto en el que haya gas."
o menos en los países más adecuados para crearlos, hecho que ninguna ba­ En 1906, cuando la Westinghouse Company consideró que se re­
rrera artificial puede alterar. quería una serie de anuncios en los periódicos para familiarizar al público
La lavadora automática hizo su aparición en el mercado a finales con las ventajas de la plancha eléctrica, destacó en particular el punto de
de la plena mecanización, y entonces comenzó la carrera entre las empre­ que el ama de casa podía planchar ya al aire libre, en el porche. Y no pare­
sas competidoras para eliminar el gran obstáculo de los autómatas: su cos­ ció superfluo recordar al marido lo que significa estar junto a un fogón en­
to elevado. Sin embargo, probablemente serán mayoría los fabricantes que cendido, el suplicio al que estaba sometiendo a su esposa: "¿Crees que
durante años seguirán pugnando con el problema de perfeccionar un meca­ hace calor, verdad? Pues instala una estufa en tu despacho" (fig. 398).109
nismo hoy muy intrincado para darle simplicidad y eliminar sus desventa­ El siguiente paso es el ataque contra la propia plancha. En 1922,
jas, asi como para mejorar los resultados a través de nuevos métodos. Christine Frederick se dirige así al ama de casa norteamericana: "Me di­
Según una encuesta patrocinada por una famosa revista femenina y refe­ réis que no utilizáis el modelo antiguo de plancha, que empleáis una plan­
rente al mercado de posguerra: cha eléctrica. Esto, desde luego, es un paso hacia delante, pero incluso esta
plancha es ineficiente." Y ella, que diez años antes había comenzado su
En su mayoría, las mujeres consultadas aplaudian la idea de poseer una New Housekeeping Series con una lista de movimientos innecesarios, argu­
lavadora automática. Este voto aprovatorio es cinco veces más numeroso que para ye de nuevo: "¿No es absurdo planchar un mantel, un área de unos
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'i;? ~-< 399. Planchado con electricidad, 1911.


La electricidad ha posibilitado el planchado
,} continuo. En los primeros días de la corrien­
S~lloorl'lIING IlION, te eléctrica para uso doméstico, la plancha
era enchufada a las lámparas, como la
plancha de gas de 1850. El uso a la par de
JT'()::r:=t luz de gas y luz eléctrica y la instalación
del cordón sugieren el empleo improvisado
"
JJ )\ J 'lf;~ 1t1 de toda la instalacíón. (Archívos de la Wes­
:.A~
tinghouse Company, Pittsburgh.)
ANO
llx600 cm 2, con un utensilio calentado de sólo 60?"I1O La nueva he­
FAMILY USE. rramienta hogareña era la máquina de planchar. En este instrumento, la ta­
~.,:,~ ...'"' ...... bla se ha convertido en rodillo forrado y la plancha ha adquirido el aspecto
de una zapata de freno, curvada y resplandeciente, que abarca toda la an­
397. Plancha de gas, c.1850. Un tubo de gutapercha va unido a la toma de gas, arriba, chura del cilindro y es calentada por la electricidad (fig. 402). Es posible
en un esfuerzo para conseguir un planchado sin interrupciones. "Una economia de tiempo
y trabajo, ya que, una vez calentada la plancha, el proceso del planchado puede seguir suprimir fácilmente su contacto con el rodillo o hacer que comprima la su­
indefinidamente. Sólo el tiempo debe hacer universal su uso." (Anuncio, cortesía del Edi­ perficie de éste. El cilindro, provisto de espeso forro, por lo menos en los
son Institute, Dearborn, Mich.) últimos modelos, tiene "dos velocidades de rodillo, lenta para las prendas
gruesas, y más rápida para los articulas ligeros". Los elementos calentado­
res en el interior de la zapata están controlados por termostatos. Como
F
tantas veces ha ocurrido en la mecanización, el movimiento de vaivén de la
mano ha sido transformado en una rotación continua. Todo el instrumen­
to, en la forma entonces ya muy difundida en el hogar norteamericano, es
un producto de la electrificación, y aparece por vez primera en 1926, en los
catálogos de ventas por correo. Trasladado sobre ruedas de un lugar a
otro, es tan portátil como la aspiradora y ocupa muy poco espacio. El mo­
Yau think it's hot, do you P Then tor queda acuito en una caja esmaltada de blanco y, una vez cerrada su
what does your wife think while
ironing to the accompanirnent of a
tapa también esmaltada, la máquina puede constituir una superficie de tra­
bot stove? bajo transportable en la cocina. No es posible negar el atractivo estético de
Put a Stove in Wby nat kick that stove out and
get ber a Westingbause Electric
este práctico instrumento.
Estas mejoras en la operación del planchado son descendientes di­
Your Office lron? Don't you think she would
be grateful far it? If yau have any
rectos de las pesadas máquinas de hierro de fundición utilizadas en las la­
vanderías comerciales a principios de la década de 1880. Llamadas plan­
and build a good rousing fire in it. doubt about it, you can have an
It will give you sorne idea af the iron on free tria!. chadoras rotatorias, eran dedicadas a diversos tipos de prendas, como cue­
heat your wife has to endure every llos, camisas o toallas (fig. 400). Generalmente, un rodillo era calentado y
time she ¡rans. el otro estaba recubierto de fieltro, pero el antecesor inmediato de los ins­
398. Introducción de la plancha eléctrica, 1909. Todavía en 1900 se requería una vigo­ trumentos modernos fue la planchadora Ducoudun (fig. 401), nombre de
rosa persuasión para convencer a la gente de las ventajas del planchado por electricidad. su inventor francés. La máquina Ducoudun, como los posteriores modelos
Una serie de anuncios de la Westínghouse Company apelaron a la compasión de los eléctricos, tenia "una placa metálica pulimentada, cóncava y calentada, y
hombres, y a las mujeres se les decía: "¿Por qué planchar en el cuarto de plancha? ¿Por un pesado cilindro, montados sobre una robusta bancada de hierro de fun­
qué no hacerlo fuera en el porche, alli donde cabe gozar de aire fresco?" (Anuncio, West­
inghouse, Inc.) dición", 111

572 573
LIDIES, PLE'!

402. Democratización de la máquina de planchar eléctrica. La planchadora eléctrica


alcanza su forma estándar en el tiempo de la plena mecanización. Máquinas esmaltadas
en blanco y con todo lo necesario para el confort del ama de casa. son ofrecidas a bajo
400. Equipo de lavandería comercial, 1883. Lavadoras rotatorias y un extractor cen­ precio por las empresas de venta por correo, a partir de 1926. (Catálogo Sears Roebuck,
trifugo (detrás). Mangles calentados al vapor para mantas (derecha). Las planchas rota­ 1941-1942.)
torias con cilindro calentado por vapor son las precursoras de la máquina de planchar
eléctrica, introducida en el hogar norteamericano alrededor de 1922. En este estableci­
miento del 1880, las planchadoras estaban especializadas en cuellos, camisas, etc. (Em­
pire Laundry Machinery Ca., Bastan, Mass.)

401. Gran máquina de planchar


de Ducoudun, c.1900. Este equipo
pesado para el planchado consiste
en una bancada de metal pulimen­
tado, caliente, y un gran rodillo,
todo ello montado sobre un soporte
de hierro fundido. La gran bancada
metálica se convirtió más tarde en el
curvado "zapato" eléctrico de las
planchadoras domésticas portátiles.
(Laundry Management, Londres,
1902.)
---
403. Máquina de planchar plegable, 1946.
Esta ayuda mecánica no tardó en democratizarse también, y en Este aparato, como la aspiradora, ha evo­
sus catálogos de 1941-1942 las grandes firmas de ventas por correo la lucionado desde una gran máquina hasta
ofrecen a un precio que va desde 20 hasta 60 dólares. El anuncio reza:"Se­ un utensilio extremadamente manejable.
Esta máquina "es plegable, para ocupar tan
ñoras, ¡siéntense por favor!" (fig. 402). sólo un pie tres cuartos de suelo y, una vez
Por tanto, el planchado casi se ha convertido en un placer: "Relá­ plegada, se desplaza fácilmente sobre ruedas.
jese, siéntese y disfrute de la plancha". Se incluye una silla tubular cuya El mecanismo de planchado está contra­
elasticidad favorece el relajamiento. pesado en su soporte de tubo de acero, de
modo que se abre fácilmente para adoptar
¡Abajo la plancha corriente! O, como indica el catálogo: la posición de planchado". (Cortesia de
"Libérese de las tareas que rompen la espalda." Earle Ludgin and Ca., Chicago.)

574 575
La mecanización de la limpieza: la máquina lavavajillas
Como ya se ha indicado, la solución para el lavado de platos, que 'we"';!r~
J'JJe,.
se hizo popular en la era de la plena mecanización, ya había sido propuesta
por el 1860, precedida por ideas de diversa índole. Al principio, las palas I~~ 'L<'

rotatorias se alojaban en una cámara separada de los objetos que habían


de ser lavados. Después, un inventor montó el agitador "dentro de la cá­
mara que contiene todos los platos y el agua para ellavado".ll2 El princi­
pío había sido captado claramente: una rueda con palas "proyectará el
agua contra los platos y otros artículos". La vajilla, colocada en estantes
de alambre, queda situada tangendalmente con respecto a los chorros de
agua.
No es posible dejar de pensar en la turbina hidráulica, y de hecho
por aquel entonces nacía la turbina Francis. James B. Francis (1815-1892)
basó la turbina que lleva su nombre en una interpretación exacta de las le­
yes que rigen el fluir del agua. Francis, que comenzó a trabajar en Inglate­
rra, en la construcción de locomotoras, llegó a ser ingeniero hidráulico de
Lowell, Massachusetts, especializado en canales y obras hidráulicas. Su
primera investigación teórica en el poco trillado campo de la hidrodinámi­
ca fue publicado en 1855. La turbina Francis todavía es empleada para
tratar grandes volúmenes de agua en ciertas instalaciones. Por la forma de
sus paletas y por toda su construcción, es una expresión plástica de la con­
ducta del agua en flujo suave.
. La máquina lavavajillas es un modesto brote de este pensamiento.
Sin embargo, el proceso queda invertido aquí, tal como el motor invierte la
dinamo. En la turbina, el agua es acelerada a través de compuertas para
mover las palas, en tanto que en la máquina lavaplatos las palas del rotor 404. Mecanización total de la colada: La­
vadora americana, 1946. La idea amplia
proyectan el agua contra los platos dispuestos en sus estantes. de la colada automática data de principios
La manera de dar forma a su pensamiento el inventor de la máqui­ de la década de 1870, y durante la misma
na lavaplatos de 1865 113 (fig. 375) nos indica cuán pronto los razonamien­ fue paten:ado el principio básico: lavado a
baja velocidad seguido por acción expulsora
tos y experimentos de los grandes teóricos e inventores quedaban refleja­ a gran velocidad en el mismo recipiente.
dos en los dispositivos domésticos. Aunque las lavadoras automáticas apare­
Se inició entonces una prolongada incubación. Hasta la Exposi­ cieron en el 1920, su éxito permanente se
inició en 1939. En 1946, el agitador, último
ción del Estado de Nueva York en 1910, no exhibió un fabricante 114 un vestigio de la mano. fue eliminado en esta
lavavajillas mecánico, todavía accionado con manivela, como en 1860. máquina, y las ropas fueron atravesadas
Desde luego, esta empresa perseveró con ese problema y no cedió hasta por géiseres de agua jabonosa procedentes
del fondo de la cesta vigorosamente movida.
que cobró forma el actual lavavajillas eléctrico. En 1930, la empresa fue (Cortesia de Apex Rotarex Corp., Cleve­
adquirida por la General Electric, que empezó a construir sus propias má­ land, Ohio.)
quinas. Los primeros modelos cuadrados y de un solo mando aparecieron
entonces (1932) y, combinados con el sumidero, constituyeron una unidad 405. Combinación automática de lavava­
jillas y lavadora de ropa, 1946. Antes in­
a punto para fusionarse con la cocina mecanizada, en un paralelo con la cluso de que la lavadora automática llegase
cocina de superficie tipo mesa. Todavía hoy se están introduciendo innova­ a la gran masa de consumidores, le fue dada
ciones. una segunda función -la de lavaplatos­
en la tradición americana de la combinabi­
En contraste con el refrigerador mecánico, la máquina lavaplatos lidad. "Convertir una lavadora de ropa en
electrificada, que hizo su aparición en la década de 1930, ha tenido un lavavajillas requiere menos de un minuto y
mercado relativamente limitado. Se convierte ahora en un instrumento de medio. Es sencillo extraer las partes de la
lavadora y sustituirlas por los dispositivos
precisión, con una variedad de dispositivos automáticos (fig. 374). Todavía lavavajillas. Todas las partes son ligeras."
no se ha abierto camino en los catálogos de las grandes empresas de ventas (Cortesia de Earle Ludgin and Ca., Chicago.)

576 577
19 - Gledlon
410. Escobilla rotatoria de la aspira­

,~;~}"
dora Hoover, 1915. El tipo actual de
aspiradora con saco emplea los cepillos
giratorios del mismo modo, básica­
mente, que las primeras patentes del
1850. (Patente EE.UU. n,O 1151731,31
de agosto de 1915.) BRUSHES BRUSH SHAFT

Las primeras máquinas portátiles c. 1860

A finales del decenio de 1850, hubo propuestas para aliviar la es­


palda curvada, por medio de dispositivos que debían rodar sobre la alfom­
bra en el extremo de un mango. En 1858 fueron concedidas cinco patentes
para barredoras de alfombras, y nueve en 1859. Estas patentes sentaron
los tipos básicos. Las soluciones se centran alrededor de la idea de un cepi­
llo cilíndrico giratorio 120 dentro de un pequeño chasis montado sobre rue­
das o rodillos. Ni el accionamiento ni la forma del dispositivo han sufrido
ningún cambio de principio desde finales del decenio de 1850 121 (figs. 409 y
408. Sátira de un fabricante contra la cocina recargada de aparatos. Es sintoma salu­ 410).
dable el que una crítica contra la mecanización excesiva parte de la propia industria.
Este folleto, ampliamente difundido por un fabricante norteamericano de instalaciones
de fontanería, satiriza la disposición del público en cuanto a adquirir cualquier gadget me­
cánico: "En la cocina del mañana (cualquiera que sea ésta) todo funciona automática­

~
mente por control electrónico. Todo está al alcance de un gigantesco grifo giratorio...
Cuna-cohete automecedora para el bebé aerodinámico del futuro.,. Comida en polvo
empaquetada, para todo un año... Las flores del mañana muestran la influencia del aero­
dinamismo." (Cortesia de Schaible Ca., Cincinnati.)
.~~

409. Barredera de cepillos giratorios,


1859. Las barrederas de escobillas ro­
tatorias fueron patentadas varías veces
a finales de la década de 1850. "El ce­
pillo gira en dirección opuesta a la de
los rodillos... Por medio de los resortes,
411. Joseph Whitworth, "Barredora de calles". patente británica de 1842. En este
b, el cepillo actúa en todo momento sobre
el suelo, con la fuerza adecuada," (Pa­ primer dispositivo mecánico para barrer las calles, una correa sin fin provista de cepillos
tente EE.UU. n.O 24103, 24 de mayo de arrastra la suciedad hacia arriba, en un plano inclinado. El diseño de la cadena delata al
ingeniero dotado. "Reivindico la modalidad de montar las escobillas o cepillos en cadenas
1859.) sin fin por medio de eslabones abiertos y cerrados."

580
581
r-~
La calle y la alfombra 1 1i

En un principio, los cepillos giratorios fueron utilizados para lim­


piar las calles. Debemos descartar las afirmaciones en la literatura especia­
1
i~ f -
t
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lizada según las cuales la barredora de calles con cepillos rotatorios apare­
ció casi el mismo tiempo que "su contrapartida, la barredora de alfom­ I.~··w~tcn )
bras".122 En realidad, la moderna máquina barredora de calles fue inventa­
da por el gran diseñador inglés de herramientas Joseph Whitworth, ya en
los años 1840. 123 Sus antecesores de los años 1820 124 son extremadamente
primitivos. En uno de estos primeros ejemplos, las escobas van montadas
entre dos ruedas adyacentes, al estilo de las paletas de la rueda hidráulica.
Pero con el aparato de J oseph Whitworth (fig. 411) nos hallamos A B
ante una maquinaria de precisión. Whitworth utíliza una cadena sin fin de 412. Barredera dejuelles para alfombras, 1860. Los fuelles accio­
escobillas, accionadas por el eje del carro,125 y se aprecia el toque del nados por las ruedas constituyen otro método para producir una
maestro en su manera de formar el inglés la cadena, rompiendo con todos corriente de succión. Esta es la primera de las barrederas en las
los movimientos tradicionales, con eslabones abiertos y otros cerrados, que que la aspiración es constante. El aire cargado de polvo pasa a
través de cámaras de agua, como en algunos de los posteriores
llevan las escobas. Desde esta cadena sin fin, los cepillos levantan la sucie­ aparatos estacionarios. (Patente Fl.UU. n.O 29077, 10 de julio
dad hasta una plataforma inclinada y la vuelcan en el contenedor. La ba­ de 1860.)
rredora de calles de Whitworth, primera en realizar mecánicamente el tra­
bajo a gran escala, revela en todos sus detalles la intervención de un espe­ 413. La aspiradora manual
"Exito", c.1912. (Colección
cialista en la mejora de complicados aparatos de la hilatura, el ingeniero Tom J. Smith, Jr.)
que, alrededor de mediados de siglo, llevó la construcción de máquinas a
un alto nivel de precisión. 126
Las aspiradoras de fuelle,
Primeras etapas de la aspiradora impulsadas por ruedas o a
mano, fueron fabricadas hasta
Cuando hicimos la lista cronológica y por tipos de los aparatos la segunda década del si­
glo XX.
limpiadores, al principio de esta sección, encontramos la aspiradora basa­
da en la pura succión, que hizo su aparición en 1859. El hecho no fue ca­
sual, pues aquéllos eran unos tiempos de numerosos proyectos,127 a menu­ ~,-,,~~

do fantásticos, que explotaban los gases, la presión del aire o el vacio at­
mosférico, y que iban desde la inyección de ácido carbónico en la masa del
pan hasta el proceso Bessemer con su chorro de aire a través del hierro 414. "La aspiradora del
fundido, o hasta proposiciones primitivas que utilizaban la aspiración del hogar", c.191O. (Cokcción
Tom J. Smith, Jr.)
aire para limpiar alfombras. Sólo unos pocos meses después de las prime­
ras barredoras mecánicas (cepillos) para alfombras (1859), hicieron su
aparición los sistemas de vacio ya mencionados, cuyas ruedas transporta­ después de 1900, asi como en el aparato móvil de Inglaterra y Francia.
ban un ventilador de cuatro palas (fig. 373). También quedó formulado en El segundo tipo, el de 1860, que empleaba corriente de aire junto
esta época (1860) el segundo tipo de aspiradora, que combinaba los cepi­ con cepillos giratorios, fue continuamente mejorado en su forma de propul­
llos giratorios con una corriente de aire continua. 128 Los cepillos acompa­ sión manual durante el siglo XIX y principios del XX. Electrificado con
ñaban el polvo hacia la corriente producida por fuelles accionados por un éxito después de 1910, a partir de entonces empezó a desplazar las instala­
eje unido a las ruedas 129 (fig. 412). ciones fijas.
Anticipemos y demos una ojeada a lo que vendría después. Estos El tipo de 1859, que sólo empleaba aspiración, también florece
dos aparatos, el de 1859 y el de 1860, crearon los tipos básicos, en los que hoy en la gama portiltil. Ambos tipos figuran entre los inventos archivados
se encontraban subyacentes los principios de todo su desarrollo hasta el del siglo XIX. Son destellos de la mentalidad inventiva, que pasaron desa­
presente. percibidos y cayeron en el olvido hasta que el motor eléctrico los elevó de
El principio más audaz, el de 1859, que quitaba el polvo sólo por pronto a lugar descollante. Sin embargo, es tarea del historiador el asegu­
succión, fue utilizado a mayor escala en las instalaciones americanas fijas rar que se desprendan de su anonimato.

582 583
La aspiradora c. 1900

Se llegó a las máquinas portátiles mediante un amplio rodeo. Tal


como el motor eléctrico tuvo que pasar por lo gigantesco antes de dar paso
a un motor eléctrico pequeño y fiable, también se necesitó tiempo antes de
que la aspiradora de accionamiento automático pudiera ser reducida a un
aparato de dimensiones convenientes. Al adquirir gradualmente su forma,
poco antes de 1900, la aspiradora era una instalación considerable, apro­
piada tan sólo para hoteles, almacenes de venta al por menor o estaciones
terminales de ferrocarril.
Cabe distinguir tres fases antes de la introducción definitiva de la
aspiradora.
Al principio, las alfombras eran enviadas a centros especiales, a
menudo conectados con lavanderías, para su limpieza. Allí se utiliza­
ban grandes máquinas sacudidoras de alfombras, las cuales, como las má­
quinas lavadoras de la primera mitad del siglo, imitaban movimientos hu­
415, Aspiradora francesa montada sobre carretilla, 1903. Accionadas desde la calle,
manos, en este caso el del brazo que golpea con un sacudidor. Las prime­ estas plantas aspiradoras sobre ruedas requerian dos operarios. Las máquinas semimáviles
ras patentes aparecieron alrededor de 1860. 130 Todavía después de 1900, pronto vieron reducido su tamaño, aunque alrededor de 1905, en Estados Unidos, las
un manual inglés sobre Laundry Management revisa los diversos sistemas máquinas portátiles domésticas se aproximaban más al tipo aqui representado que a los
ligeros aparatos de hoy. (La Nature, 1903.)
sin mención alguna de la aspiradora.
Las instalaciones estacionarias dentro del edificio constituyeron la poca certidumbre acerca del lugar donde apareció por vez primera el tipo
segunda fase. Unas tuberías conectaban las máquinas aspiradoras situadas moderno de aspiradora con succión creada mecánicamente. A veces, esto
en los sótanos de los grandes establecimientos con tomas distribuidas a condujo a un método dual, a una compleja fusión de aire comprimido y
través del edificio. Esto explica el que alrededor de 1900 pudieran ser fabri­ sistemas de vacío. El precursor de la aspiradora fue el "soplador de aire
cados aparatos aspiradores por los constructores de calefacciones centra­ comprimido utilizado en las fundiciones para quitar el polvo de las piezas
les. 131 N orteamérica fue la primera en crear instalaciones de esta índole. fundidas". La primera aplicación en la limpieza de edificios, según se nos
En la tercera fase, a menudo coexistente con la primera, fueron dice, "fue indudablemente en forma de chorro abierto para desalojar el pol­
empleadas plantas móviles sobre ruedas, trasladadas de casa en casa me­ vo de las molduras".133
diante caballo o motor. Se introducía en el apartamento una larga mangue­ Las máquinas norteamericanas que soplaban aire comprimido en
ra flexible desde la calle o el patio donde quedaba estacionada la unidad la alfombra fueron también objeto de demostración ante el público de otros
limpiadora. Para la instalación se necesitaban por lo menos dos hombres, países. En una de sus pocas referencias a sí mismo, el inglés Booth recuer­
uno para cuidar de la maquinaria y el otro para efectuar la limpieza. da: "Mi atención se dirigió primero a la eliminación mecánica del polvo en
Estas unidades móviles fueron perfeccionadas por los franceses y, las alfombras, en 1901, mediante una demostración de una máquina nor­
especialmente, por los británicos. R.C. Booth, inventor de la que los ingle­ teamericana por su propio inventor... La máquina consistia en una caja en
ses consideran como primera aspiradora práctica, recuerda sus experien­ la que entraba aire comprimido, aire que era soplado en la alfombra desde
cias en los primeros tiempos, entre 1901 y 1903: "Consideraban las autori­ dos direcciones opuestas."134
dades policiales que la máquina (la aspiradora) no tenía derecho a funcio­ Como vemos, es dificil precisar donde hubo primero una aspira­
nar en un lugar público... La Vacuum Cleaner Company fue denunciada a dora satisfactoria. Los ingleses citan a Booth como el inventor de la prime­
menudo por daños supuestamente causados al asustar a los caballos de los ra máquina que funcionaba exclusivamente por succión. Su aparato fue
coches de punto en la calle." 132 El tamaño de las unidades móviles no tardó patentado en 1901 135 e introducido con éxito. El inventor reivindica como
en verse reducido, y los franceses dispusieron en fecha temprana de estas propia la idea de utilizar la aspiración por si misma, e intentó "el experi­
máquinas de moderado volumen (fig. 415). Estas representan una fase de mento de aspirar con mi boca junto al respaldo de una silla afelpada de un
transición anterior a la introducción del tipo portátil en la casa particular. restaurante de Victoria Street, con el resultado de que estuve a punto de as­
fIxiarme... ",136 No cabe duda de que Booth llegó a su invento independien­
La cuestión de los orígenes temente, sin enterarse hasta más tarde de que una larga serie de patentes
del siglo XIX habían seguido el mismo sendero. En sus reminiscencias refe­
Cuanto más nos aproximamos a nuestra época, menos precisa es rentes al "origen de la aspiradora", ofrece una interesante enumeración de
nuestra información histórica. En el estado actual de la investigación, hay antiguas patentes. La máquina Booth de 1901 era móvil, montada sobre
una carretilla. 137
584 585
Poco después de 1900, también los franceses, como muestra la 416. La patente norteamericana
básica para la aspiradora, 1903. .Y
ilustración, construian máquinas compactas accionadas por motores eléc­ A partir de 1902, las instalaciones
tricos y montadas sobre ruedas. Ellos se adjudican la invención de una bo­ estacionarias, cuyas tuberías circu­
quilla (que Booth reclama como suya) para uso en la limpieza de sus mue­ laban a través de la estructura como
las de la calefacción central, fueron
bles, pero Booth reivindica, además, la primacía en introducir la combina­ instaladas en los grandes edificios
ción de manguera y asa. Al parecer, en Francia estas máquinas fueron em­ norteamericanos, como el Astor
pleadas al principio para limpiar las butacas de los teatros, y se dice que en Hotel, Frick Building (1902). Dere­
cha: La primera y básica patente a
un solo teatro se aspiraron en las butacas doscientos diecisiete kilos de la vez para aspiradoras fijas y por­
polvo. l38 tátiles fue la de D. T. Kenney: "Se­
A partir de un modelo inglés, los alemanes realizaron en 1905 ex­ parador para aparato destinado a
quitar el polvo", 1903. En ella, el
perimentos para probar su eficacia. 139 Unas placas de gelatina húmeda mango y la manguera todavía van
permitían comparar el polvo depositado en la operación corriente del sacu­ separados. Izquierda: La aspiradora
dido y barrido con el alzado por la nueva aspiradora. La máquina es des­ se aproxima a su forma estándar;
unos años después de su primera pa­ I
crita como si se tratara de una nueva variedad de vida vegetal recientemen­ tente, Kenney hizo pasar la succión a Y
te descubierta. A pesar de lo favorable de las pruebas, los higienistas llega­ través de un mango tubular con una
ron a la conclusión de que la limpieza por aspiración no ahorraba ni tiem­ hendidura para el paso del polvo en su
extremo, montando el conjunto, de
po ni trabajo. forma t1exible, sobre ruedas. Al pare­
Dentro de la tendencia general de la mecanización del hogar, la cer, de aquí se derivó el tipo actual
iniciativa pasó entonces a manos americanas. Los norteamericanos apo­ con bolsa para el polvo. (Patente
yan la candidatura de David T. Kenney, que "instaló el primer sistema de EE.UU. n.O 781532, 31 de enero de
1905.)
limpieza mecánica en el que sólo se utilizaba el vacío como agente limpia­
dor"140 en el Frick Building de Nueva York (1902). La patente pionera de
Kenney fue otorgada en 1903 y se dice que había pasado años esperando dice que la primera aspiradora portátil se materializó en 1905. 143 Pero esta
en la Patent Office. Aqui, la pista cronológica se hace un tanto confusa, en máquina americana, con un gran ventilador turbina y motor montado so­
particular porque el inventor inglés menciona a sus precursores, pero guar­ bre un chasis, era todavía muy voluminosa y más cercana a las máquinas
da silencio en lo referente a los éxitos de sus contemporáneos extranjeros. francesas sobre ruedas que a los instrumentos posteriores, más ligeros.
Cabe afirmar, más o menos, que los norteamericanos fueron los pioneros Dos años después, en 1907, se concedió patente para una máquina más
en los modelos estacionarios, en tanto que Inglaterra y Francia desarrolla­ portátil que tendía a la forma hoy estándar (fig. 372).144 Actualmente, el
ron los primeros modelos móviles. ventilador gira sobre un eje vertical directamente acoplado con el motor,
Una cosa es segura en todo ello. La industria norteamericana de como en el ventilador eléctrico Tesla de 1889. El envoltorio del motor, cui­
las aspiradoras -ya se trate de la fabricación de modelos portátiles o bien dadosamente diseñado, puede contener una palanca giratoria. En resumen,
estacionarios- se convirtió en licenciada de las patentes Kenney, cuya va­ la escoba para alfombras se ha mecanizado, y la tendencia principal apun­
lidez fue apoyada en las investigaciones oficiales sobre las condiciones de ta hacia la simplificación y la reducción del número de sus partes, cosa que
la industria de las aspiradoras. "Las patentes Kenney (fig. 416) son las pa­ el inventor formula en su patente siguiente de 1915 (lig. 421): "El objeto de
tentes básicas de aspiradoras litigadas y apoyadas por los tribunales."141 este invento consiste en facilitar una construcción compuesta de unas po­
cas partes simples, agrupadas como práctico mecanismo."145
El vacío se convierte en instrumento hogareño Poco más de cinco años transcurrieron desde la aparición de la
voluminosa instalación fija hasta la creación de la forma portátil estándar
El círculo se cierra seis décadas después del advenimiento de las en la que el vacío se convirtió en utensilio cotidiano del hogar.
primeras máquinas portátiles en las que fue experimentada la succión. Los especialistas se mostraban más bien escépticos. Alrededor de
En el intervalo, fue en especial el modelo con fuelles y cepillos ro­ 1912, no creían posible conseguir un modelo más pequeño y manejable.
tatorios el que recibió la mayor atención. Lo hallamos en 1917, año en el Uno de ellos señaló claramente esta opinión al negarse a mostrar o demos­
que una gran empresa de ventas por correo introdujo la máquina eléctrica trar máquinas portátiles. 146 Otro, que trató a fondo la cuestión de la aspira­
portátil. Se aseguraba que este modelo "realiza en la práctica tanto como dora en su tiempo,l47 se muestra algo menos enfático (1913): "Será la su­
una limpiadora eléctrica y con un costo muy inferior".142 pervivencia de los más aptos"; según creía, la aspiradora se encontraba
Los tipos estándar fueron creados pocos años después de este lap­ "en el apogeo de su carrera, como el automóvil".
so de varias décadas. Los años 1901 y 1902 vieron en Estados Unidos y El escepticismo de los expertos no era del todo infundado, y queda
Gran Bretaña las primeras aspiradoras fijas de resultado satisfactorio, y se evidenciado por la diversidad de intentos para encontrar un motor adecua­

586 587
419. "Limpiador neumático" utilizado como
secador del cabello, 1909. "Utiliza la corriente
de aire puro y fresco del escape." Aquí, el aspi­
rador eléctrico es del tipo de depósito, que enton­
ces adquiria rápidamente su forma estandar.
(Colección Tom J. Smith, Jr.)

You Can Aflora Thi.> [¡"drir ~u, Íiúil ,;\,'


As [as!l!, As Yon Can AHürd J ~n.. }ng M':h.h:lli'

420. Anuncio de primera página para una "Escoba aspiradora", eléctrica,


1909. "En el polvo abundan las enfermedades. El cepillo es la unica parte del
mecanismo limpiador que toca la alfombra. No hace ruido como los grandes
aparatos sobre carretilla... sólo el suave ronroneo del motorcito. ¿No es justo
que tenga usted esta sencilla y económica escoba aspiradora, y se ahorre la pe­
sada tarea de barrer al estilo de antes'!"

do y una forma portátil satisfactoria. En 1910, las instalaciones estaciona­


rias, con bomba de aspiración y separador de polvo en el sótano, eran utili­
zadas principalmente en residencias. Se han conservado numerosos catálo­
gos de esta época. 148 Se presenta al dueño de la casa en el vestíbulo, donde
el mayordomo da a su abrigo unas pasadas de aspiradora; en el piso supe­
rior, la camarera hace lo mismo con el sombrero de la señora, mientras
417. Sistema residencial de aspiraclon, c.191O. Motor eléctrico, volante y bomba de otros domésticos limpian los muebles y las alfombras. Aspiradora y pros­
aire en el sótano. Este aparato sólo existia en las casas más acomodadas. (F olJeto, colec­ peridad no tardaron en ser identificadas (fig. 417).
ción Tom J. Smith, Jr.)
También eran utilizados motores de agua y otros medios anti­
guos, como en las máquinas lavadoras alrededor de 1910. Siempre se tra­
418. Motor "Bruja del agua", c.1910. taba de instalaciones estacionarias, que trabajaban sólo por aspiración.
"Instalado provisionalmente en el frega­
dero de la cocina, la bañera, o allí donde
convengan un grifo y un desagüe. Ac­ 421. "Escoba aspiradora para alfom­
cionado por la presión ordinaria del bras ", modelo eléctrico, 1915. La as­
agua; pesa menos de 23 libras; polvo piradora eléctrica había adquirido ya una
y gérmenes se mezclan automática­ forma doméstica convcniente en 1908
mente con el agua y son eliminados; de (fig. 372). El mismo inventor se encarga
seguridad absoluta, se vende al precio ahora de perfeccionarla, y a partir de
de 75 dólares. Todos los demás limpia­ este momento, el lema será: simplificar.
dores eficientes requieren electricidad Al parecer, este modelo fue la base del
para funcionar." (Folleto, colección tipo Hoover. (Patente EE.UU. n.O
Tom J. Smith, Jr.) 1151731, 31 de agosto de 1915.)

588 589
"Todo lo que usted debe hacer es empujar un utensilio muy ligero sobre el
suelo", y se aseguraba, aludiendo a los modelos eléctricos portátiles: "nun­
ca se desgasta, durará tanto como su casa... mejores resultados sin maqui­
naria alguna... nada de sucias bolsas con gérmenes que vaciar... ".149 Otro
aparato, el Water Witch, poseedor de ligeras "bombas de aspiración cons­
truidas casi enteramente en aluminio, por medio de una rueda hidráulica"
podía "ser instalado temporalmente en el fregadero de la cocina o de la ba­
ñera" (fig. 418). El polvo aspirado era arrastrado a través del tubo y direc­
tamente eliminado por el agua. ISO Con el aparato se entregaban atractivos 422. La aspiradora popularizada: Catá­
logo de ventas por correo, Chicago, 1917.
accesorios tales como un juego de vibradores para dar masaje o un seca­ La aspiradora portátil aparece en los catá­ 1861l1l4S@- $hip.
pingweieh~. i:i ibs.
dor para el cabello. "La cabellera más espesa es secada, rápida y eficaz­ logos de venta por correo en 1917. Es des­ 1',;0. ... $1 $.41$
mente, después de lavada." crita con el entusiasmo que suscitan los nue­
vos articulos: "No hay que desplazar
muebles pesados - no levanta polvo - no fa­
Todo esto sugiere que el camino no estaba claro. Pero los promo­ tiga - utilizarla es un placer.'· (Catálogo
tores de los aparatos accionados por agua tenian los naipes falsos, y sólo Montgomery Ward, Chicago, 1917.)
una postura ofrecía la auténtica promesa del futuro: el empleo del motor
eléctrico con una potencia de una fracción de caballo. Cuando en 1909, probablemente fue lo que indujo a los fabricantes de articulas del hogar a
sólo un año después de otorgada la patente básica, la Hoover Company adoptar unas tácticas similares.
publicó un anuncio a toda página en el Saturday Evening Post (fig. 420), A través de todo el país se difundió entonces una organización co­
dio la impresión de repetir deliberadamente las pretensiones del Water mercial, y al igual que mucho antes con las máquinas agrícolas, y más tar­
Witch: "El motor durará más que la casa en la que usted vive", aunque el de con las lavadoras, los refrigeradores y las cocinas, el servicio de mante­
lema distintivo era: "Barra con electricidad por 3 centavos a la semana." nimiento y reparaciones constituía un poderoso incentivo de compra.
Mas, a pesar de su jactancia -"Estamos produciendo ya centenares de e uatro años después de haber pregonado los especialistas su es­
máquinas por semana, y la demanda es enorme"- el número de intentos cepticismo, los modelos ligeros se habían convertido ya en institución nor­
rivales, de los que hemos mencionado unos pocos, demuestra que el éxito teamericana, y en los catálogos de ventas por correo de 1917 aparecen al
aún no era total. Sin embargo, el camino era el apropiado: accionamiento discretísimo precio de 19,45 dólares (fig. 422).
por electricidad. . Antes y con un éxito más conspicuo que todos los demás apara­
Los dos tipos básicos, el de 1859 y el de 1860, están representa­ tos domésticos mecanizados, la aspiradora. apta para ser guardada en
dos, casi por igual, en los modelos electrificados portátiles de hoy. El tipo cualquier pequeño armario trastero, se abrió camino en todo el mundo, y
puro de aspirador de 1859 sobrevive en el modelo tanque,1S1 en el que el en 1929 la conservadora Encyclopaedia Britannica pudo afirmar: "El tipo
operador todavía sostiene únicamente la boquilla aspiradora, como en las ligero portátil es, con mucho, el más popular, y representa el 95 por ciento
anteriores instalaciones fijas, y el motor y el depósito para el polvo son de todas las aspiradoras en uso." Excepto en Norteamérica, su difusión
arrastrados detrás. El modelo "de mango", en el que los cepillos rotatorios, aventajaría cumplidamente a la de la lavadora mecanizada.
el motor, la boca aspiradora, el saco del polvo y el mango o asa forman en
conjunto una ligera unidad móvil, sigue el tipo de 1860: aspiración combi­
nada con la acción de los cepillos. Refrigeración mecanizada
Estas aspiradoras fácilmente portátiles dieron una oportunidad
extraordinaria a la venta a presión. Al visitar con su máquina un domicilio Hielo natural
tras otro, el vendedor contrataba la venta sobre todo bajo la fórmula de los
pl1;lzos, gracias a la cual resultaría finacieramente posible la producción en El clima caluroso y húmedo de una N orteamérica colonizada por
serie norteamericana, desde la aspiradora hasta el automóvil y la casa. Las pueblos norteños, estimuló desde el principio el deseo de hielo y de bebidas
empresas de venta por correo, fundadas en 1870, deben a este sistema de frías. No por azar el helado se convertiría más tarde en plato nacional. Los
crédito su enorme crecimiento en la época de la plena mecanización. efectos de este clima causaron el asombro de los primeros viajeros que visi­
La moderna empresa de venta a plazos comenzó, según Tom J. taron Estados Unidos. Un visitante inglés observó en 1800 que, durante el
Smith, con el retrato fotográfico de los familíares fallecidos. Las ampliacio­ verano, la carne se estropeaba en un día, que las aves de corral no podían
nes con marco dorado de los dífuntos eran entregadas sobre un caballete y, ser sacrificadas más de cuatro horas antes de guisarlas, y que la leche se
para un encargo de 25 dólares, adornadas con un lazo suntuoso. Tanto cuajaba una o dos horas después de ordeñada la vaca. 152 Esta peculiaridad
éxito obtuvieron estos sistemas de venta domiciliaria y pago a plazos que climática explica claramente por qué, a partir del siglo XVIII, se suscitó la
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591
A
-~
oB D 424 a, b. Aparatos para la obtención
de hielo, 1883. El nivel de hielo es utili­
zado para limpiar la superficie helada
del estanque. "Cuando el nivel ha alisado
el hielo, el marcador señala en el campo
bloques de 22 por 32 pulgadas (56 x
80 cm). El arado de hielo es utilizado
para acabar la tarea comenzada por el
marcador. Cada uno de sus dientes cor­
tará aproximadamente un cuarto de
423. Cortando hielo en el Schuylkill, en la década de 1860. Reunir y almacenar hielo pulgada (6 mm) de hielo, de modo que
convirtióse en industria, en Estados Unidos, durante el siglo XIX, y el hielo llegó a ser un arado con 8 díentes cubrirá unas 2
entonces un articulo de exportación, como el algodón. El grabado muestra (derecha) el pulgadas cada vez que pase por los sur­
marcado del campo con nivel y arado de hielo, y el transporte (izquierda) de los bloques cos." Los hloques son rotos y manipu­
por plano inclinado hasta el almacén montado sobre el terreno. (Cortesía de la Historícal lados con el gancho de hielo (A), horca
Society de Pennsylvania.) divisora (B), barra hendidora (C), y
barra con gancho (D). (Appleton's Cy­
cuestión de cómo poder almacenar el hielo durante los meses estivales y clopaedia 01 Applied Mechanics, vol. n,
Nueva York, 1883.)
cómo producirlo artificialmente.
Los edificios para guardar el hielo durante el verano, como to­
davía subsisten en Pennsylvania y otras zonas rurales de los trece estados Esto viene confirmado por la observación de Thomas Cook el
originarios, no son oriundos de N orteamérica, aunque en ella fue donde se mismo año en que realizó su primera vuelta al mundo con su agencia de
registró su amplia expansión. La tradición tiene hoy su continuación en viajes. Al parecer, nada en Nueva York produjo tanta impresión a este
forma harto inesperada. George Washington poseía una gran "nevera" en hombre, cuáquero y abstemio, como las jarras de agua helada que apa­
su finca de Mount Vemon. Al principio, estos depósitos de hielo eran exca­ recian en cada mesa. "En 1876, la cantidad requerida para el consumo
vados en el suelo, como en Europa, y tapado el hoyo con un techo. Como doméstico pasó de los 2000000 de toneladas, lo que requirió un contin­
señala Cummings, la nevera sobre el suelo apareció a principios del siglo gente de 4000 caballos y 10000 hombres."155
XIX, y fue construida con paredes y puertas dobles, según el principio de Como con tantas otras cosas, es típico del emprendedor espíritu
los depósitos de hielo de los buques que lo transportaban a las Antillas. norteamericano de la época el hecho de que alrededor de una materia tan
Con ello, la merma pasó a ser desde el 60 % a menos del 8 %.lS3 común como el hielo natural se llegase a montar toda una industria de ex­
La exportación de hielo natural a los trópicos comenzó con em­ portacíón. En un momento en que se inventaban mecanísmos para arran­
barques hacia Martinica en 180S, a Cuba diez años más tarde, yen 1833 a car del suelo los troncos de los árboles, también para cosechar hielo en los
Calcuta en los famosos clippers, en cuya ciudad un depósito de paredes tri­ estanques norteamericanos esta dura tarea manual fue descompuesta en
ples contenía 30000 toneladas de hielo. sus elementos y se crearon herramientas para facilitarla y para reducirla al
mínimo. La invención de los cortadores de hielo, que causó una revolución
Cortar y almacenar hielo en grandes cantidades para la exportación y en la industria, data de finales de la década de 1820. Los "arados de hielo"
para el consumo doméstico es (1872) una empresa estrictamente americana, que tenían rejas dentadas que cortaban el hielo como sierras, dejando profun­
comenzó hace casi setenta años y que, a partir de un modesto comienzo, se ha
das ranuras. Recordemos la tremenda actividad inventiva de este periodo,
convertido en gran negocio que emplea a millares de hombres y un capital de mi­
llones. Además de los grandes depósitos (Portland, Maine y Boston)... casi toda en el que se idearon nuevas formas de arado, mientras McCormick perfec­
ciudad tiene sus compañías locales para suministrar lo que desde hace largo tiem­ cionaba su cosechadora y su segadora con dientes de tiburón. Herramien­
po ha dejado ya de ser un lujo y se ha convertido en necesidad en casi toda fami­ tas pare rascar y planear, una gran variedad de palancas, asi como cintas
lia. 154 transportadoras para llevar el hielo desde su origen hasta el depósito, com­
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~_... ""­ -

pletaron el equipo para la recolección del hielo. Incluso fueron patentadas ve años después, pensó Faraday en una explotación utilitaria del descubri­
transportadoras en espiral. miento en el que se basa la refrigeración mecánica. 157
Así se mantuvo el método normal de obtención de hielo durante el La primera visión científica exacta de cómo podía el frío ser pro­
siglo, como cabe ver en las detalladas ilustraciones en una enciclopedia téc­ ducido y utilizado mecánicamente, aparece en un párrafo aparentemente
nica de los años 1880 156 (fig. 424). negligido de la obra de Oliver Evans Abortion 01 the Young Steam Engi­
Los edificios para almacenar hielo están directamente vinculados neer's Guide, Filadelfia, 1805. Oliver Evans, que introdujo la primera línea
con el tiempo de la plena mecanización. U na vez más encontramos casitas de producción en el proceso de la molienda, es, por lo menos en cuanto a la
diseminadas por doquier, para conservar suministros durante prolongados concepción, el padre de la moderna producción de frío. Parte de la obser­
períodos. Esta vez, sin embargo, no tienen como fin el de almacenar hielo vación: "Si se llena un vaso con éter y se le coloca en agua bajo vacío, el
-obtenible por medios mecanizados, más simples- sino el de preservar ali­ éter hervirá rápidamente y despojará el agua de su calor latente hasta que
mentos perecederos que un nuevo y rápido proceso de congelación permite se hiele... "158 Evans se plantea un problema similar al anterior en el que
conservar en perfecto estado durante varios meses. Según se dice, las pri­ transformó la correa sin fin y el tornillo de Arquímedes en la línea de mon­
meras instalaciones de esta índole fueron convertidas a partir de fábricas taje: ¿cómo y con qué fines cabe utilizar las leyes físicas? Evans imagina la
de hielo artificial que no resultaron rentables. refrigeración de los depósitos de agua potable en las ciudades norteameri­
canas, y propone una poderosa bomba de vacio accionada por una máqui­
La refrigeración mecánica después de 1800 na de vapor para volatilizar el éter, y con ello absorber el calor del agua
circundante; una segunda bomba comprimiría de nuevo el éter dentro de
Con su mentalidad universal, el siglo XVIII se interesaba por la un depósito sumergido en el agua, y el éter se convertiría de nuevo en va­
V1SlOn general, por los procesos cíclicos. En su Scienza Nuova (1730), por. El inglés Leslie consiguió evaporar éter bajo la bomba de vacío en
Giambattista Vico busca los procesos cíclicos en la historia, ya que quien 1811. 159
conoce la historia de un pueblo conoce la historia de todos los pueblos. Pa­ Oliver Evans fue un inventor amargado, debido a que se había an­
ralelamente, existe una mayor atención hacia los procesos cíclicos en la fí­ ticipado a su tiempo y se sintió continuamente frustrado. Tras su breve
sica y su utilización en la vida práctica. Los contemporáneos encontraron descripción, no se abstiene de compararse a sí mismo, "para que no se me
un poderosísimo estímulo para su fantasía inventiva en el ciclo gas-líquido, tilde de extravagante", con el marqués de Worcester, el infortunado pre­
líquido-sólido, y viceversa. cursor de James Watt, cuyas palabras también encontraron oidos sordos.
El paso cíclico de agua a vapor y de vapor nuevamente a agua
condujo a la práctica mente de James Watt, con un mínimo de conoci­
mientos técnicos, al invento del condensador (1769), cuya función consiste
en recondensar vapor de agua después de expansión a la presión subat­
mosférÍCa. Esto aportó el eslabón que faltaba en el ciclo, e hizo posible la
moderna máquina de vapor.
La refrigeración mecánica se apoya en un método similar. Un lí­
quido de bajo punto de ebullición es evaporado y relicuado alternativamen­
te. A través de la evaporación, absorbe calor de su entorno; en otras pala­
bras, produce frío. Michael Faraday es conocido como el primer experi­
mentador que obtuvo éxito en la refrigeración mecánica. En 1823, durante
su estudio sobre los gases, observó que el amoníaco calentado en un tubo
acodado se recondensaba en el otro tramo. Por sí solo, el amoníaco se eva­
poraba de nuevo, produciendo un frío intenso. No más pensar él en uti­
lizar con fines prácticos el motor eléctrico, cuyo principio descubriría nue­

425. Reparto del hielo con carro, c.1830. La


refrigeración fue empleada por primera vez para
llevar productos lácteos al mercado en 1803, dice
Cummings, el historiador de los hábitos alimen­
tarios en Norteamérica. Este comercio se incre­
mentó notablemente después de la invención del 426. Patinaje sobre hielo artificial, Manches/er, 1877. Esta escena, sacada de un catá­
arado de hielo, y sobre todo cuando el depósito logo francés de 1977, marca el periodo en que la fabricación de hielo artificial por medíos
de hielo sobre el terreno fue introducido allá por mecánicos se hizo comercialmente posible a mayor escala. (Catalogue Raoul Pictet, París,
1820. 1877.)
La refrigeración doméstica mecanizada

Los prerrequlSltos eran los mismos que los de otros aparatos


domésticos: reducción a un tamaño compacto y motor eléctrico acoplado.
Al igual que con la lavadora, motor y equipo habían de estar fusionados en
una unidad que no requiriese vigilancia ni mantenimiento. Esto exigía un
control termostático y un envoltorio hermético para el motor. No es nece­
sario que nos detengamos en las etapas de esta evolución. 160
La máquina heladora de Ferdinand Carré, capaz de producir mi­
llares de libras a la vez, fue una gran atracción para los visitantes de la Ex­
posición de Londres de 1862, quienes vieron fabricar enormes bloques de
hielo, casi continuamente, ante sus ojos. Ferdinand Carré no sólo cons­ 428. Nevera para uso comercial, 1882. "Refrigerador para vendedores de mantequilla,
truyó la primera máquina heladora práctica en el aspecto comercial, sino pescado o fruta. restaurantes, hoteles, etc." La forma de arca, que evita la entrada de aire
que también presentó, en 1860, un precursor del refrigerador doméstico de modo más efectivo que el tipo vertical, es precursora de los armarios para helados,
refrigerados a - 18 oC. Al aparecer éstos en el mercado, un número creciente de los mismos
(fig. 427). Este "appareil refrigérant pour la production de la glace" utiliza­ pasó a manos de los deportistas deseosos de conservar pescado y piezas de caza para su
ba amoniaco como medio refrigerante. A pesar de su pequeña escala, este consumo posterior. Aparte de las destinados a helados, las primeras neveras tipo arca
aparato resultaba bastante complicado para el ama de casa -una hora de fueron construidas por Fri.~ic1aire en 19:10. Sin embargo, como habia ocurrido va con las
lavadoras automáticas en los años de 1920, pasaría una década antes de que dominascn
calentamiento y una hora de refrigeración para producir un kilo de hielo­ el mercado. (L. H. Maces and Ca., cortesia de Bella C. Landauer Collection.)
y no se halló ninguna solución automática real que utilizara una fuente de
calor antes del tiempo de la plena mecanización, cuando los suecos perfec­ meros refrigeradores franceses, accionados por motor eléctrico, construi­
cionaron el principio de Carré y sustituyeron la estufa por una llama dos manualmente, todavía funcionan en la actualidad. En 1916-1917, las
de gas. grandes empresas iniciaron la producción.
El problema del enfriamiento mecánico estaba en el aire. 161 En la El precio todavía era muy elevado, ya que el refrigerador costaba
segunda década de este siglo, casi todos los países de la civilización occi­ unos 900 dólares, y hasta mediada la década de 1920, no adquirió la popu­
dental presentaron patentes que trataban de reducir a escala de cocina las laridad el refrigerador mecánico. "Sólo en los últimos cinco años han sido
grandes maquinarias. Suecia, como ya se ha dicho, contribuyó con el dise­ producidas las máquinas en cantidad", se afirmó en 1924. 162 En 1923,
ño que aseguraba el ciclo mediante llama de gas. U na gran compañía esta­ había 20000 refrigeradores en Estados Unidos; en 1933, eran 850000, y la
dounidense perfeccionó la patente de un fraile francés, y se dice que los pri­ curva asciende rápidamente: 2000000 en 1936,3500000 en 1941... Junto
con el automóvil, el refrigerador mecánico se ha convertido en elemento in­

~U
dispensable del hogar norteamericano. Las curvas que comparan el precio
medio al por menor con la producción anual muestran una relación entre el
precio y la democratización del confort. El refrigerador mecánico alcanza
la popularidad apenas su precio es estandarizado y mantenido en un mí­
nimo.
"1 Al observar la dimensión tiempo, vemos que transcurrió medio si­
¡" glo antes de que el principio fuese adoptado por la industria (en 1873­
1875), Y otro medio siglo antes de que el refrigerador doméstico fuese fa­
~ bricado en cantidades considerables. A pesar de los cambios externos, la
forma estándar hacia la que se orientaba en ese período se basaba en la an­
tigua nevera. Alrededor de 1919, los primeros refrigeradores norteamerica­
nos tenían el mismo exterior de madera oscura de las antiguas neveras.
Más tarde, igual que el automóvil, adoptaron la moda aerodinámica, y su
427. Un precursor del refrigerador doméstico: La máquina de Ferdinand Carré para
hacer hielo artificial, 1860. Ferdinand Carré inventó la primera máquina práctica de volumen fue deliberadamente hinchado con fines de venta. En la cocina
fabricar hielo, y más tarde introdujo el primer refrigerador doméstico. Se trata, esencial­ americana de 1930, el refrigerador sobresalió como el único elemento to­
mente, de una caldera llena hasta sus tres cuartos de amoniaco, y montada verticalmente davía no incorporado a las superficies de traba,jo unificadas. Es innecesario
sobre una estufa portátil, y de un pequeño recipiente cónico con doble pared e inmerso
en agua fría. Cuando el gas amoníaco licuado por el agua circundante se volatiliza, el calor añadir que fue mejorado, año tras año, y el ama de casa aprendió a domi­
asi absorbido hace que el agua del recipiente más pequeño se congele. En dos horas, se nar sus pros y contras. Sabía ya qué podía y qué no podía conservar, y
produce un kilo de hielo. (Louis Figuier, Les Merveilles de !'industrie, Pans, s.f.) cómo proteger los alimentos para que no se resecaran. Sin embargo, la for­
596 597
aumentó con rapidez: de 39 millones de envases de libra en 1934 a 600 mi­
llones en 1944. 163
El escultor Brancusi oyó en Extremo Oriente el consejo de que la
fruta debía ser comida a unos 50 km del lugar donde había crecido. Una
congelación rápida tal vez pudiese permitir una superación de esta medida,
ya que permitía recolectar el fruto al alcanzar éste su plena madurez. "La
congelación rápida comienza en el momento de máximo sabor".
Algo similar ocurre con los productos del mar. El pescado es con­
gelado apenas llega a bordo de las barcas de pesca. Ni siquiera es necesa­
rio quitar las entrañas. Hemos comido en Nueva York cangrejos del Pací­
fico con el mismo sabor que si acabaran de salir del mar, y mucho más
->-~~
frescos, desde luego, que cuando han pasado por los mercados locales, al
-~.~ ...«~

modo tradicional, o salen de las latas de conserva.


La necesidad económica de enviar ganado desde las grandes lla­
nuras hasta los mataderos de Chicago o Kansas City puede quedar en
principio eliminada. ya que las carnes pueden ser tratadas en la granja.
¿Qué implicaciones hay en pie?
429. Tendencia después de la segunda guerra mundial: Armario frigorífico tipo cón­ Las ventajas económicas son evidentes. Una congelación rápida
sola, 1946. El automatismo prevaleció inmediatamente en los equipos frigoríficos. El
espacio de almacenaje, mantenido a la baja temperatura necesaria, está protegido por un representa una protección contra las mermas. "Mediante la refrigeración,
doble sistema de alarma que avisa, visual y acústicamente, el aumento de la temperatura el granjero puede conservar toda su cosecha y le cabe hoy obtener el pleno
más allá de un determinado punto de seguridad, y que es convertible en espacio de conge­ rendimiento de su inversión."164
lación rápida a temperaturas todavia más bajas. Metales brillantes y lineas aerodiná­ Más importantes nos parecen las potencialidades sociales latentes.
micas parecen ser compañeros inevitables del progreso mecánico en la década de 1940.
(Cortesía de Refrigeration Corp. of America.) La congelación rápida puede ser el medio para alcanzar un mejor equili­
brio en cuestión de producción en serie y monopolio. Correctamente utili­
ma estándar conseguida después de un centenar de años, en general, fue de zada, debería contribuir a la descentralización. Proporciona al pequeño
una duración extremadamente breve. Cuando salió al mercado se estaba agricultor una nueva oportunidad para competir con las fincas gigantes.
patentando un nuevo método de refrigeración, y cuando en 1932 las firmas Puede instalar un congelador en su granja, como el descrito en el librito de
de ventas por correo lo incluyeron por fin en sus catálogos, ya estaba en el Boyden Sparks Zero Storage in Your Home (Nueva York, 1944), basado
mercado un equipo de congelación rápida, destinado a alterar toda modali­ en los primeros intentos en esta dirección, o cabe que la comunidad dis­
dad de existencia. ponga de una instalación disponible para todos sobre una base cooperati­
va, como ya se ha hecho en lugares de reciente desarrollo. En una fecha
Alimentos congelados temprana -1936- los agricultores de la región del valle de Tennessee
montaron una planta congeladora cooperativa, y tal vez sea éste el medio
La época de la plena mecanización aporta también otra penetra­ para un despertar del interés de la comunidad. La planta locker,165 como se
ción de sustancia orgánica: se reconoce que una cosa es conservar una la denomina, puede ser parte del pequeño centro cívico que debe ser plani­
sustancia orgánica lindante con el punto de congelación, y otra es conge­ ficado hoy para toda comunidad de unos cuantos miles de habitantes. Si
larla rápidamente mediante bajas temperaturas. Un lento descenso hasta el este es el curso que conviene seguir o si estas plantas formarán parte de gi­
punto de congelación, los O oC, revienta las células vegetales y animales. gantescas empresas extendidas desde el Atlántico hasta el Pacífico, es cosa
En la congelación rápida, estas células se mantienen intactas y conservan que a la postre dependerá de la voluntad de los ciudadanos.
su sabor como el vicio en botellas tapadas. ¿Cuál será la influencia de la congelación rápida sobre los habi­
Como es sabido mientras invernaba en Labrador Clarence Bird­ tantes de la ciudad? También aquí son posibles varios resultados, y nos li­
seye observó que el pescado y la carne de reno se congelaba rápidamente mitaremos a cítar los dos extremos.
en el aire del Artico. Cuando los esquimales regresaban, meses más tarde, En una cocina norteamericana, totalmente detallada en Life Ma­
estaba todo tan fresco como el día en que fueron muertos los animales. gazine (fig. 440), se alza una recia mesa, un bloque para cortar como en la
Birdseye lo tradujo a términos mecánicos, llevando los alimentos al punto carnicería. ¿Una mesa de carnicería en la plena mecanización? El arquitec­
de congelación entre placas metálicas. Poco después, en 1925, este proceso to, Fordyce, ha indicado un receptáculo blanco y esmaltado, el armario
fue patentado y comenzó su aplicación comercial. En 1928 llegaron al congelador, destinado a conservar grandes trozos de carne comprados en­
mercado los primeros alimentos tratados por este método, y su consumo teros y que requieren un bloque para ser cortados correctamente.

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El tiempo de la plena mecanización posibilita la instalación de un miento, de problemas como los que hemos mencionado una y otra vez en
almacén de c"rne o de otros alimentos, incluso por parte de habitantes ur­ el transcurso de la presente obra.
banos. En 1945, los bloques de apartamentos de lujo neoyorquinos conta­ La forma aerodinámica es la dada a un cuerpo (un barco, un
ban con plantas de congelación en los sótanos, con un armario por lo me­ avión) con el fin de que su paso a través de un medio material (agua, aire)
nos para cada inquilino. pueda encontrar la menor resistencia posible.
Provisiones guardadas casi al estilo medieval; contacto con mate­ Desde mediados de la década de 1930, la palabra aerodinámica
riales naturales, y no con latas; complacencia artesana en la preparación se ha ampliado considerablemente en su connotación, y ha sido utiliza­
culinaria espontánea... tales cosas son también posibles. da con referencia a campos plenamente distintos. Ha sido aplicada al mun­
En el otro extremo: do de los negocios e incluso en la esfera política, aunque en tales casos la
palabra retiene inconscientemente una parte de su connotación original, es
Los alimentos serán cocinádos por toneladas, bajo la dirección de chefs decir, la de la forma que ofrece la menor resistencia. En el sentido popular,
de fama mundial, y envasados en recipientes. Después, un minuto antes de la cena, "aerodinámico" viene a ser palabra sinónima de "moderno".
el ama de casa meterá la comida precocinada y congelada en un horno especial
electrónico. Este horno empleará ondas de radio de alta frecuencia que penetran Desde el principio, se dio por sentado que el vocablo no debia ser
por igua! en todos los manjares... a los pocos segundos sonará un timbre y la cena tomado al pie de la letra. Hoy, el profano dice "aerodinámico" cuando en
entera será presentada como en un aparato de hacer tostadas. realidad se refiere a unas "líneas gráciles". Tenemos aparatos de radio, tos­
tadores de pan y encendedores "aerodinámicos", e incluso gasolina con ac­
Tal el cuadro que algunos escritores han pintado al finalizar la se­ ción "aerodinámica". El desarrollo de la ciencia de la aerodinámica y su
gunda guerra mundial para tentar el paladar del público norteamerica­ aplicación a las aeronaves ha creado en el público un sentido de las líneas
no. 166 curvas, y estas lineas, reconocidas por los dibujantes como elemento deco­
rativo, han sido reforzadas para dar la impresión de velocidad. El fabrican­
¿No es éste el progreso del horno de infrarrojos? El ama de casa te de automóviles, con el fin de lograr un atractivo de venta mediante la im­
no necesita perder ni un segundo abriendo latas y esperando que se calien­ presión visual de la velocidad que el ingeniero ha puesto en su coche, ha
te la comida. Todo se hace instantáneamente, y ella ni siquiera ha de lavar utilizado, y sigue utilizando, extensamente la "aerodinárnica".167
platos, pues el recipiente de plástico se tira. Esta aerodinámica comenzó en los trenes, pues ya en 1887 se dio
En 1945 aparecieron en Nueva York y suburbios varios centros a los vagones de ferrocarril una forma tubular. 16B Pero hasta 1934 no entró
de venta de alimentos congelados, destinados a self-service, donde los estu­ en servicie el tren aerodinámico 169 con motor Diesel, armazón de acero y
ches de cartón se apilaban en blancos armarios esmaltados. ¿Contendrán recubrimiento de aluminio ondulado, cuyos vagones se unían en una linea
estos centros de alimentos congelados las materias primas frescas para la continua. Por esa época también cobró forma, gradualmente, el automóvil
cocina, o bien el dominio de la lata se extenderá todavia más en forma de aerodinámico. 170 Una forma especial de la carrocería (1932), que pronto se
alimentos congelados, preparados y precocinados? ¿Triunfará la línea de hizo popular, señaló el comienzo de la tendencia. Al principio, no se habla­
montaje del bistec (fig. 67), o habrá un retorno al guiso espontáneo en ca­ ba de diseño aerodinámico, sino tan sólo de rediseñar, ya se tratase de la­
sa? Como ocurre con el sino de las plantas congeladoras rurales, todo de­ vadoras o de pequeñas partes mecánicas. Se efectuaron serios intentos
pende de la actitud del consumidor. para mejorar el producto en si, y se conocen casos de partes de metal es­
tampado que llegaron a ser un 30 por ciento más baratas en su fabricación,
un 37 por ciento más ligeras, y, al propio tiempo mejoraron en resistencia
Aerodinámica y plena mecanización y efectividad. m Esto recibió el nombre de ingeniería de producto, como un
periódico comercial publicado en Nueva York desde 1930 y cuyo título fue
La plena mecanización y el hábito de la "aerodinámica" aparecie­ adoptado mucho antes de que el lema fuese: "El aspecto es lo que cuen­
ron en un paralelo sorprendente. A mediado de la década de 1930, la aten­ ta."l72
ción se centró en Estados U nidos en un rediseñar los objetos producidos en Destacóse explícitamente que "el aspecto si cuenta" -por impera­
serie. Es dificil decir hasta qué punto esto fue un resultado de la depresión tivos de venta- "incluso en maquinaria que rara vez aparece en escapara­
y de la necesidad de estimular las ventas contando con respuestas emocio­ tes o en las cocinas modernas".
nales, y hasta qué punto cabe atribuirlo a las purificaciones europeas de Pronto hubo una actividad considerable para rediseñar con for­
forma en los decenios anteriores. Todos estos factores, y otros, parecen ha­ mas aerodinámicas diversos elementos del hogar mecanizado, como coci­
berse unido en la aparición del "estilo aerodinámico". na y fogones, refrigerador y máquina lavadora. Estos podían ser transfor­
En hidrodinámica, la línea aerodinámica es una curva cuya tan­ mados de "máquina hogareña en pieza del equipo casero". 173 En este tiem­
gente da, en cualquier punto, la dirección del fluir de una partícula del flui­ po de plena mecanización la maquinaria se hacía cada vez más compacta.
do en un punto dado. Es, por tanto, la representación gráfica de un movi­ En las lavadoras de 1914, sus componentes, escasamente reunidos, queda­

600 601
ban a la vista; el motor parecía aislado, pero las peligrosas partes móviles a 430. Lámpara mura/francesa. c.1928. Los
menudo estaban expuestas. Pero ahora el diseñador industrial interviene y apliques luminosos murales del art déco­
da forma a la bancada, para que desaparezca el mecanismo visible, es de­ ratif y la aspiradora aerodinárrúca proceden
cir, busca un aspecto aerodinámico. Como el tren y el automóvil, y al mis­ de un enfoque similar. Ambos articulas
deben tener el aspecto más impresionante
mo tiempo que ellos, los aparatos domésticos son sometidos a nuevo dise­ posible, efecto obtenido por la repetición de
ñO. 174 Esto condujo más de una vez a la invención de nuevos tipos, tales un énfasis en sus perfIles. Como el sastre
como la cocina con superficie de mesa que une de forma compacta y con­ que rellena los hombros, el diseñador hincha
artificialmente el estuche de plancha metálica
centrada fuentes caloriferas, superficies de trabajo y espacio para almace­ y realza el efecto mediante múltiples franjas
nar con aparatos aplicados. Y también favoreció a la cocina. Estas cocinas cromadas. El descendente enfoque del art
aerodinámicas reciben este nombre por estar diseñadas como unidades in­ décoratif expresado en la arquitectura y la
ornamentación modern style alrededor de
tegradas alrededor del proceso dé trabajo. La estilización de los refrigera­ 1925, sentaron la pauta para los automóviles
dores comenzó en 1933. "aerodinámicos" norteamericanos, los refri­
Tales productos captan mejor la atención en los grandes almace­ geradores e incluso el mobiliario, en 1935.
nes, y "se adujo también que a las mujeres se les podía vender con facili­
dad mucho mayor a través del aspecto que a través de la superioridad
mecánica".175

El diseñador industrial
431. Carenado aerodi­
El diseñador industrial era el hombre que llevaba a cabo estas co­ námico para aspiradora.
diseño patentado en
sas, y su éxito puede ser calibrado mediante las estadísticas. Su poderio au­ EE.UU.• 1943. "He in­
mentó con la depresión; por una parte, el hombre de negocios confia en el ventando un diseño nuevo,
ingeniero que sabe cómo se ha de construir una cosa, y por otra presta original y ornamental para
un carenado de aspiradora
atento oído al diseñador industrial. Todavía en 1945, en Estados Unidos o aparato similar." (P a­
aún se contemplaba al arquitecto como el profesional cuya misión con­ tente de diseño EE.UU.
sistía en decorar la casa, como el pastelero hace con el pastel. En los tiem­ n.o 135974.)
pos de la plena mecanización, todavía había de reconquistar su lugar.
El diseñador industrial, como tal, no es un fenómeno nuevo. Ya
hemos visto cómo, alrededor de 1850, Henry Cole ejerció una influencia 432. Automóvil aerodi­
directa sobre la industria inglesa mediante el estímulo dado a los artistas y námico, 1945. (Anuncio
mediante la crítica. La actividad de la Werkbund alemana alrededor de en periódico.)
1910 también se movió en esta dirección. Pero ahora nos enfrentamos a
nuevas dimensiones, pues los objetos producidos en serie, multiplicados
por cantidades tan enormes en el tiempo de la mecanización total, llevan
todos ellos el sello del díseñador industrial. La influencia de éste en la for­
mación del gusto del público sólo es comparable a la del cine.
El diseñador industrial hace algo más que trazar curvas. Los estu­
dios de las principales formas de diseño, donde a menudo trabajan más de
cien delineantes, también emprenden investigaciones de mercado, y reorga­
nizan almacenes o fábricas, aparte de diseñar los edificios. Por lo tanto,
han de ser artistas decoradores, arquitectos y organizadores, todo a la vez.
Para ellos sólo cuenta una consideración: el negociante, dictador del gusto
en Estados U nidos, y ésta es una fuente de peligros y servidumbres. Wi­
lliam Morris podía argumentar desde un terreno moral, pero ahora, con la
plena mecanización, la reforma se sitúa debajo de la dictadura del merca­
do. Todas las demás consideraciones son secundarias.

602
603
Los orígenes del estilo aerodinámico Organización del proceso de trabajo c. 1935
Que los objetos aerodinámicos deban su forma a la representa­ Cómo podía fluir en una secuencia racional el proceso de trabajo
ción de la velocidad es cosa que dificilmente cabe aceptar como la explica­ de la cocina era una pregunta que las defensoras de la ciencia en el llevar la
ción completa. El estilo aerodinámico, como toda forma artistica, tiene sus casa habían analizado a fondo después de 1910 y resuelto en gran parte.
origenes históricos, merecedores de una investigación. Pero en la práctica, apenas trataron de reunir las diversas superfi­
Es natural que una era de movimiento adoptase una forma aso­ cies de trabajo y los utensilios, su línea de montaje no se comportaba con
ciada con movimiento como su símbolo, y que la utilizara en todos los lu­ mayor coherencia que el contenido de un desván. Ningún elemento se aco­
gares y todas las ocasiones. Reconocimos la representación del movimien­ plaba con los demás, ya que cada fabricante daba forma a sus utensilios
to en sí, despojado de todo lo corpóreo, como elemento constituyente, tam­ sin parar mientes en los fogones, estantes, fregaderos o neveras que esta­
bién, de la pintura contemporánea. ban produciendo otros fabricantes (fig. 345).
¿y acaso en el Rococó no aparece la forma de concha orgánica, Años antes de que la industria captase la idea, Christine Frederick
una y otra vez, como signo de flexibilidad y de comprehensión? Por desgra­ habia indicado las cocinas de los hoteles, "donde todo el equipo está rela­
cia, la forma aerodinámica, a diferencia de la Rocaille o del movimiento cionado". Los hoteles no compran "una mesa de cocina aquí y una estufa
absoluto en la pintura de nuestros días, es utilizada inconsistentemente con allí. Similarmente. la cocina doméstica deberá hacerse eficiente en el futuro
su significado. En el sentido cientifico, la forma aerodinámica apunta hacia con un equipo que ahorre trabajo, estandarizado y relacionado por un sis­
la mayor economia de forma, hacia un volumen minimo. La explotación de tema definido de trabajo". 177 Veremos un eslabón paralelo con el hotel nor­
la forma aerodinámica en los objetos de uso cotidiano tiende a producir teamericano en la evolución del cuarto de baño compacto.
una hinchazón artificial de volúmenes. En el tiempo de estas reivindicaciones, e incluso en los años treinta,
Basta con hojear los dibujos de las patentes (cuya fuerza legal fue la industria norteamericana no tenía incentivo financiero para tratar la co­
considerablemente reforzada en los tiempos del diseño aerodinámico)176 cina como una unidad "en la que todo el equipo está relacionado". Alrede­
para observar cómo, año tras año, los envoltorios exteriores, desde el au­ dor de 1935, la cocina de proceso de trabajo organizado, conocida como
tomóvil hasta la aspiradora, se vuelven cada vez más ampulosos. Si se cocina aerodinámica, tradujo el pensamiento de ciertas mujeres norteame­
compara uno de estos carenados, con sus múltiples perfiles, con el idioma ricanas en términos de producción industrial. La estandarización de sus
utilizado en la Exposition Internationale des Arts Décoratifs de 1925, en componentes es la marca de la cocina aerodinámica. Sus elementos son
Francia, los orígenes históricos del "estilo aerodinámico" resultan obvios. vendidos, en parte en juegos, por las grandes compañias o las firmas de
Un aplique luminoso parisiense (fig. 430), con su protuberante perfil de lá­
.mina metálica tres veces repetido, y el carenado "aerodinámico" para una
aspiradora (fig. 431) son una misma cosa en su estructura formal.
THE MASTOnON
El arte decorativo francés de 1925 fue una estéril mezcla de Art
N ouveau y artes y oficios alemanes. C amo el mobiliario del tapicero en el
Segundo Imperio, su influencia fue de carácter mundial. Su mobiliario su­
perfilado, sus ornamentos y sus apliques luminosos ejercían una nota­
AIR·TIGBT COOKIIG RARG!,
1 1 I
ble fascinación. Incluso en los años cuarenta, el cuadro de mandos de las
ron ~¡1.i!iiJiMjMI~iL . OIt
cocinas automáticas, como los tableros de mando de los automóviles, de­ LONG
muestra que el público sigue poseído por la tendencia.
Como hemos visto, la linea aerodinámica también aportó mejoras
de forma y nuevos tipos. Su influencia hizo algo más que inflar la lámina
metálica como las coberturas de felpa de los confortables de los tapiceros.
No es posible omitir las tendencias reformistas cuando uno compara un
aparato doméstico de 1940 con otro de 1914. Sin embargo, ambos sucum­
ben a la tentación de conferir a los objetos un aspecto más pesado y más
impresionante.
433. Unidades de cocina estandarizadas, 1847. La tendencia a estandarizar y a es­
Así, de un modo extraño los principios del gusto imperante en el tudiar el proceso del trabajo, ya está presente en fecha tan temprana. Las pequeñas uni­
siglo XIX se mantuvieron en el XX. dades horno están combinadas, codo con codo, de diversas maneras según la necesidad.
"Los hornos están todos delante, evitando el peligro y los inconvenientes de manipular
sobre el fuego para llegar a ellos y al horno principal, por estar elevado, evita el inconve­
niente de inclinarse." (Anuncio de Bastan. Cortesia de Bella C. Landauer Collection,
Historical Society, Nueva York.)

604 605
A Mode.... (..;,ókm<drlu·t/Kitchen f.... You .:1
marEE8Sfm
1~·I~il ir--li,i
I'LANN~P. TO !i-AV{ YOU 11M! lAHOfl ANO 1-II<"1Nfi' l .. WOR¡.( \,lNll"S ~

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"~;It/i:'"~_~ :.e-.,-" ~
434. Despensa, 1891. La despensa, con sus armarios bajos empotrados y sus armarios .,~ ~ 436a. Centro de trabajo en cocina, por George Nelson,
murales sobre la superficie de trabajo, es un peldaño hacia el conjunto de cocina "aero­ 1944. Mostrador de preparación de la comida. El pro­
dinámica" del 1930. Obsérvense las estanterías móviles y las puertas de cristal deslizantes. blema del arquitecto consistía en truncar las funciones
(Decorator and Furnisher, vol. XVIII, Nueva York, 1891.) de las grandes unidades -refrigerador, estufa, etc.- tal
435. Unidades estandarizadas en la cocina aerodinámica oJi'ecida en ventas por correo, FOOD PRliPARAT!ON
como éstas eran utilizadas convencionalmente, y rein­
1942. Las empresas de ventas por correo de los años cuarenta aplicaron los principios i:::a • Ii tegrarlas de un modo adecuado a la producción en linea
elaborados en los ochenta años pasados desde Catherine Beecher. Sus argumentos de ~ de montaje. (Cortesia de Fortune Magazine, 1944.)
venta son convincentes: "Todo a su alcance -armarios dispuestos en un orden lógico­ DINING
\.IV IN~

nada se amontona. Añada armarios mientras su presupuesto se lo permita. Sears la ayu­ ("""4"UNb~'i
Ar¡¡;A 436b. Centro de trabajo en cocina, por George Nel­
dará a planear su cocina moderna y eficiente... donde el trabajo fluye desde el almacenaje \ son, 1944. Plano. El centro de preparación de la co-
P\.~'(
hasta la preparación, desde el cocinado hasta el servicio. Tiras de acero inoxidable y tira­ mida, mostrado arriba, está en estrecho contacto con
dores ocultos en los cajones añaden una belleza y un aerodinamismo contrastantes". (Ca­ la zona comedor, separada de ella por un espacio de al­
tálogo de Sears Roebuck and Ca., 1942.) macenaje ligero. (Cortesia de Fortune Magazine, 1944.)

ventas por correo (fig. 435). Estas secciones son diversamente combinables paso a paso, y a mediados de los cuarenta habían entrado en el campo tres
y encajan en seguida con otras secciones de la unidad. Los fogones, el fre­ industrias diferentes.
gadero y los armarios pueden estar situados a lo largo de una pared, dos Vinieron primero los productores en serie de mobiliario de cocina.
paredes (forma de L), o tres paredes (forma de U). Cabe observar una ten­ Era natural que contemplasen la cocina como una acumulación de sus
dencia hacia la estandarización y el carácter combinable de la fabricación piezas individuales, y el armario de cocina fue su punto de partida. Antes
de cocinas en Norteamérica, en una época sorprendentemente temprana. normalmente separado, el armario fue construido ahora reunido con un es­
Una "cocina hermética" de 1847, especialmente destinada a hoteles, bu­ trecho armario para escobas, estantes para la vajilla y otras unidades de al­
ques u hospitales, fue construida, como muestra su anuncio (fig. 433), con macenaje. Las unidades fueron estandarizadas y podian ofrecer las más di­
secciones estandarizadas que podían ser añadidas unas con otras hasta al­ versas combinaciones. A su vez, originaron los armarios gigantes, altos
canzar la longitud deseada. Sus partes eran fácilmente intercambiables: "la hasta el techo, cuyo único objetivo era el comprimir, o lo que los fabrican­
parte de hierro puede ser extraída sín alterar la obra de ladrillo". Sin tes denominaban "uso científico del espacio en la cocina".178 Por lo que
embargo, como ya hemos visto, esta tendencia a la estandarización en la podemos saber, los primeros armarios de este tipo aparecieron en el merca­
cocina permaneció latente durante un siglo, o poco menos. do en 1922-1923,179 es decir, al mismo tiempo que la Bauhaus construía en
La distribución racional de superficies de trabajo y el uso de ar­ Weimar su cocina organizada alrededor del proceso de trabajo en la Haus
marios empotrados deben su inspiración inmediata a la despensa. Aquí am Horn (fig. 340). El catálogo pionero sobre el sistema de unidad estan­
-nos referimos a una despensa de 1891 (fig. 434)- el mostrador continuo, darizada para cocinas 180 muestra cómo se combinaban las unidades (fi­
gura 339).
los armarios empotrados con puertas deslizantes, y el fregadero también
empotrado, eran ya cosas familiares desde largo tiempo. Las proposiciones clásicas de Catherine Beecher en 1869 y las su­
gerencias presentadas por Christine Frederick, bajo las inspiraciones de la
La industria salta al ruedo gestión científica alrededor de 1912, todavía no habían ejercido su efecto
en la industria. Pero estas alacenas combinables merecen nuestra atención,
Poco a poco, la industria norteamericana se fue interesando en la ya que eran vendidas como unidades estandarizadas, para ser reunidas
planificación y venta de la cocina en línea. Podemos seguir su progreso como uno deseara.
606
607
Este fue el primer paso. Después vinieron unidades estandariza­ seña y producción de casitas en las que se utilizaran los nuevos métodos de
das que tuvieron en cuenta el proceso de trabajo. La industria norteameri­ construcción, los equipos más al día, y el nuevo apoyo gubernamental para
cana se aventuró por primera vez en el uso de superficies continuas de tra­ financiación de la pequeña vivienda. 186
bajo alrededor de 1930 (fig. 344). Una superficie continua relacionaba los El Arehiteetural Forum dedicó un espacio generoso al concurso.
armarios de la base y el sumidero, sobre los cuales se montaban armarios Las participaciones -más de 2000- no produjeron nada memorable desde
murales separados como los utilizados en las despensas de servicio entre la el punto de vista arquitectónico. El nuevo idioma arquitectónico, tal como
cocina y el comedor. La conexión con el instrumento más importante de lo utilizaban los holandeses en sus colonias de viviendas, fue manejado con
todos, la cocina y sus fogones, quedó sin solucionar. escasa familiaridad, mas por otra parte la competición resultó significativa,
ya que en ella se impuso la cocina mecanizada, con sus superficies de tra­
Entre tanto, el problema de la organización de la cocina recibía la bajo unificadas, sus armarios y sus aparatos aplicados. Las instalaciOnes
atención de otra industria. La iniéiativa procedió de una compañia de gas mecánicas, tales como calefacción, fontanería y líneas de electricidad,
que encargó a Lillian M. Gilbreth el estudio de la cocina como problema debían quedar a la vista, y los concursantes tenían derecho a dibujar en
de producción industrial. l8l Con la precisión que distinguía los estudios de perspectiva una de las habitaciones. l87 En 1935, la opción de los arquitec­
movimiento en los que ella había colaborado con su esposo, Lillian Gil­ tos recayó, con asombrosa unanimidad, sobre la cocina.
breth investigó otro proceso de trabajo. El objetivo consistia ahora en Después de los fabricantes de mobiliario de cocina (en los años
transformar la cocina desorganizada en cocina organizada. "La redistribu­ veinte) y las compañias de gas y electricidad (1930 y 1935, respectivamen­
ción del equipo dio como resultado la reducción del número de operacio­ te), el tercer grupo de industrias que entró en este campo fue el de los pro­
nes, que de 50 pasaron a 24." Cabe ver esto claramente en una carta de ductores en serie de materiales de construcción (c. 1940): vidrio, plástico y
proceso, que es una pequeña obra maestra de análisis. 182 madera contrachapada. 188 Su evolución tuvo tugar durante la segunda gue­
Pero volviendo a los aparatos disponibles (fig. 345) sólo encontra­ rra mundial, y las industrias que entonces aparecieron en escena no esta­
mos una miscelánea caótica que avala la declaración de Lillian Gilbreth: ban vinculadas a la construcción de armarios o alacenas, fogones y refrige­
"El fabricante debe comprender que, actualmente (1930), poco es lo que radores. Estaban en posición apta para ofrecer al público cosas nuevas y
conoce acerca de lo que necesita el ama de casa. Ella misma rara vez sabe excitantes, y trataban de incorporar sus materiales en todas las ocasiones
ló que quiere, y mucho menos lo que necesita". 183 posibles.
La mecanización total traería la unidad entre el aparato y la su­ Ahora, dos décadas después de su lucha cuesta arriba en el conti­
perficie de trabajo. Los aparatos eléctricos que aparecieron en el mercado nente europeo, la arquitectura halló unos tardíos aliados que apoyaran su
en rápida sucesión condujeron a la incorporación del refrigerador, el sumi­ preferencia por los materiales ligeros y por el espacio amplio en las ven­
l8 tanas.
nistro de agua, los motores eléctricos y la máquina eléctrica lavaplatos 4, e
incluso a los eliminadores eléctricos de basura, y al lanzamiento al merca­ Típico de lo que deseaba el ama de casa en el decenio de 1940 era
do de cocinas como unidades completas. su demanda de una gran "ventana paisaje" sobre el fregadero de la cocina,
En 1932 la General Electric y en 1934 la Westinghouse Electric, y según estadísticas estas ventanas suscitaban mayor entusiasmo que cual­
inauguraron institutos especiales para enseñar a cocinar. En las épocas quier otro de los cambios sugeridos.1 89 Segunda en orden de preferencia
posteriores a la Depresión, el poder adquisitivo debía ser atraído mediante fue la idea de colocar un espejo en la cocina. 190
nuevos sistemas, y no cabe duda de que esto tuvo algo que ver con la aper­ Desaparecen las puertas de armarios que se abren hacia fuera,
tura de tales institutos. Pero la razón principal hay que buscarla en otra que habian persistido en la "cocina aerodinámica" a través de alguna ti­
parte: en que corría ya el tiempo de la plena mecanización. La integración ranía de la estandarización. La alacena entre la cocina y el comedor se
de todo el equipo con el proceso del trabajo era ya inevitable. vuelve transparente y se realza la conexión entre ambos. El refrigerador
Instantáneamente, los enormes recursos de la industria quedaron tendrá paredes de cristal (fig. 351). Las amas de casa expresaron satisfac­
disponibles, y el proceso de trabajo en la cocina fue investigado científica­ ción ante la idea de vigilar el asado a través de la tapa del horno en forma
mente hasta el último detalle de la preparación de las comidas. Expertas de túnel, en tanto que otras temían que el material quedase descolorido.
plantillas de ingenieros, quimicos, arquitectos, dietéticos y cocineros estu­ Nos referimos aquí a la "Cocina de pasado mañana" de la Libbey-Owens­
diaron todo lo relacionado con la cocina. Por fin pudieron ser puestos en Ford Company, que fue exhibida quince meses, durante 1944-1945, en los
práctica los principios de la administración científica del hogar, y en poco grandes almacenes de Estados Unidos. Esta cocina causó sensación y su
tiempo quedó completada la "cocina aerodinámica".185 exposición tuvo que circular en tres copias. De momento, sus fogones, su
Muy pronto, las grandes compañias fueron todavia más lejos, fregadero y su refrigerador eran imitaciones en madera, y más de
pues comprendieron que la reorganización de la cocina había afectado a 1 600000 espectadores comprendieron lo que reservaba el futuro, sin po­
toda la casa. A principios de 1935, la General Electric patrocinó un con­ der ser producido ni demostrado en tiempo de guerra. Cuando visitamos
curso para una "Casa de vida moderna", para estimular el interés en el di­ esta "cocina de ensueño" en uno de los grandes almacenes de N ueva York,

608 609
20 - Gledlon
oímos las explicaciones de las jóvenes expositoras entre una masa de es­
pectadores de cinco o seis fIlas en fondo.
Es asombroso constatar con qué rapidez -en el plazo de una déca­
da- la mujer norteamericana llegó a apreciar y comprender cada detalle
interesante en el aspecto de la mecánica o de la organización. Yana era
posible decir a su respecto: "Rara vez sabe lo que quiere y mucho menos
lo que necesita." Una amplia encuesta realizada por el McCall's Magazi­
ne, y que ofreció una excelente visión de las actitudes de la mujer nortea­
mericana de 1944, se basó en una comparación entre el modelo expuesto
por la Libbey-Owens-Ford y la cocina que había alcanzado categoría
estándar después de 1935.
Muestra también que el ama de casa sabía ya, con exactitud, lo
que deseaba. Deseaba luz fluorescente en su cocina, iluminación suplemen­
taria sobre el fregadero, sobre los fogones y sobre la mesa, y así detalle por
detalle hasta la cuestión de si un fregadero paralelo a la ventana la atraía
más que el situado en ángulo recto con ella. En las contestaciones a la en­
cuesta McCall, un 46,6 % lo deseaban en ángulo y un 53,6 % no.
En esta tercera fase de la evolución, la cocina aislada fue abando­
nada, y tal como la segunda fase va relacionada con la gestión científica, la
tercera está estrechamente vinculada con el hogar sin servicio doméstico.
La carencia de servicio doméstico afecta a la posición de la cocina en la
casa y está íntimamente relacionada con la creación de un núcleo mecáni­
co concentrado. Veremos seguidamente de qué modo las industrias del vi­ 438a. Frank Lloyd Wright:

r
drio y del contrachapado estimularon a los jóvenes arquitectos norteameri­ Cocina de AjJleck House.
Vista desde el comedor. La
canos a despejar los caminos de paso. cocina tiene dos pisos de al­
tura, para que sus olores
puedan ascender directamen­
te. (Foto loe Munroe.)

438b. Frank Lloyd Wright:


Cocina de AjJleck House.
Plano.

La cocina en el hogar sin servicio doméstico

Un problema que ya no era posible ignorar a finales de la década


de 1930 era el que, decenio tras decenio, habia quedado sin solución: el del
hogar sin servicio doméstico. En esta época lo notaban ya incluso aquellos
que hasta entonces habian estado acostumbrados a tener sirvientes en la
casa, una tendencia que en esta época iba profundizando cada vez más.
Aunque no limitada a Norteamérica, donde destacaba con mayor claridad
era en Estados Unidos, donde siempre había estado latente.
Hemos visto cómo afrontó Catherine Esther Beecher, en 1841, la
contradicción existente entre la institución del "servicio doméstico" y una
sociedad democrática. Sus planes para una cocina pequeña en la vivienda
437. Frank Lloyd Wright: Zona de comedor de AjJleck House, Bloomjield HiIIs (Mich.), rural de 1869 (fig. 337) es en realidad una visión del hogar sin servicio
1940. En 1934, Frank Lloyd Wright orilló todo el problema de la cocina aerodinámica doméstico. e uatro décadas más tarde, los defensores de la "nueva gestión
abriendo en toda su longitud el "espacio de trabajo", como él lo llamaba, ante el comedor. del hogar" expusieron claramente el problema y señalaron con gran preci­
En la casa Affleck, fue todavia más allá en esta postura. (Foto loe Munroe.)
sión la marcha de los asuntos.
610
611
Christine Frederick pregonó esta advertencia en 1912:
Pienso que cuando la actual relación señora-esclava se cambie por la re­
lación comercial patrono-empleado con horas programadas y paga extra por todo
trabajo adicional, el servicio se situará, tal como debe ser, en el mismo plano de
otros empleos... En esta clase, una muchacha queda aislada de sus compañeras,
considerada como inferior por mecanógrafas y oficinistas... Yo creo que estamos
llegando prácticamente a la abolición de una clase permanente de sirvientes... No
puedo ver razones prácticas por las que no hayamos de tener servicio... que traba­
je para nosotras... que venga a nuestras casas a diario... como los trabajadores van
a la oficina y a la fábrica... Yo creo que llegaremos a esto en todos nuestros hoga­
res. 191
Tres décadas más tarde, durante la segunda guerra mundial, la
cuestión ya no pudo ser dejada de lado. En esta época, periódicos o revis­
tas como el Reader's Digest bombardean a sus millones de lectores con ti­
tulares tales como: "El servicio doméstico desaparece para siempre", sub­
titulado: "Su sirvienta -después de la guerra-, si es que la tiene, gozará de
la categoría social o económica de una empleada de oficina o una obrera
de fábrica."192
La nueva situación de la familia no ofrece un mero interés socioló­
gico. Afecta al hogar, hasta 10 más profundo del mismo. ¿Qué será de la
cocina en el hogar sin servicio doméstico?
Ese importante ahorro de espacio y de pasos que es la cocina en
forma de 1, de L o de U, es algo compacto y autónomo, como el cuarto de
baño autónomo creado un par de décadas antes, pero en su concepción se
amolda al hogar con sirvientes. En todos los casos, margina a la ama de
casa con respecto al hogar; por 10 tanto, no es sorprendente que en 1945 439. Cocina y comedor, por H. Creston Dohner, para Libbey-Owens-Ford GLass Ca.,
1943. Este modelo simulado, exhibido ante millones de personas (véase también fig. 351),
diarios como el The New York Times admitan, bajo titulares como "La efi­ muestra una de las tendencias de la evolución de la cocina. La cocina es concebida como
ciencia de la actual cocina comprimida", que, en sí, cocinar no es una tarea espacio de trabajo, pero su equipo moderno puede plegarse para convertir el área en cuarto
tan laboriosa. "Es el aislamiento lo que molesta; ¿por qué debe hacerse en de estar. Su zvna de comedor no queda rígídamente restringida a la comida, ya que la mesa
se dobla contra la pared cuando no es utilizada. Sólo un armario con puertas de cristal
un confinamiento solitario?"193 correderas separa la zona del comedor de la cocina. La práctica de zonas levemente se­
El problema es evidente; la solución parece serlo menos. ¿Ha de paradas por armarios o alacenas sobre patas de tubo de acero, fue ampliamente adoptada
hacer la familia sus comidas en la cocina, como en el hogar burgués hasta dos décadas después del Pavillon de l'Esprit Nouveau de Le Corbusíer, en 1925 (véase
lig.318.)
el siglo XVIII? ¿O debe estar la cocina más cerca del comedor o de la sala
de estar? ¿Debe seguir siendo, exclusivamente, un instrumento de trabajo?
O bien, una vez cumplida su función, ¿debe convertirse en salón o sala de Abandono de la cocina y del comedor aislados
juegos?
Aquí sólo podemos esbozar el problema a grandes rasgos. El ho­ El abandono de la cocina aislada está estrechamente relacionado
gar sin servicio constituye la estructura, y las auténticas soluciones depen­ con el del comedor aislado. En los inicios del movimiento, en los años vein­
derán de la modalidad de vida pretendida. te, esta tendencia nada tenía de clara. Así, por ejemplo, las cocinas de la
El proceso que en este sentido se desarrolla no queda limitado a la colonia Weissenhof (1927) todavía estaban diseñadas como células aisla­
cocina. Está vinculado a un concepto cambiado de la casa y con el desa­ das, en tanto que en muchos ejemplos anteriores el comedor había desapa­
rrollo del plan de terreno abierto. A partir de mediados de la década de recido ya en favor de una sala de estar más espaciosa.
1920, surgió una demanda de una zona en la que se goz!lra de libertad de Al propio tiempo, en vez de la gran mesa, central en el comedor
movimientos, en vez de una habitación rígida. Incluso en los interiores mo­ tal como prescribía el gusto imperante en el XIX en toda vivienda de la
destos, se pregona con más claridad el deseo de una sala grande que pueda clase media, encontramos un modelo más modesto, con su extremo estre­
ser utilizada con flexibilidad. cho adosado a la pared. La enorme mesa central deriva de la misma forma
de pensar que produjo el sofá circular o borne (fig. 212). Ambos muebles
son resultado del miedo al vacío. La mesa pierde ahora amplitud y se apro­
612
613
xima tanto como conviene a la ventanilla de servicio; casi retorna a la rús­ ma popularidad que el "puerto de coches" de Wright, el garaje sin puertas,
tica simplicidad de sus antecesoras medievales (fig. 163). A menudo puede pero desde el principio la dirección de toda la evolución queda anunciada
ser plegada junto a la pared, para incrementar el espacio libre en la habita­ claramente y sin ambigüedades.
ción. Al principio, estos comienzos fueron cautelosamente puestos en prác­ La solución de Frank Lloyd Wright implica que ya no era necesa­
tica en viviendas de solteros, como en un ejemplo suizo de 1927/ 94 y des­ rio cocinar detrás de puertas cerradas, ocultándose de la vista de familiares
pués aparecen en las lujosas cocinas "de ensueño" de los años cuarenta o invitados. El tratamiento detallado de la cocina, ya quedase ésta entera­
(figs. 351 y 439). mente abierta o bien separada de la sala de estar por alacenas transparen­
La apertura del plano de suelo trazó profundos caminos en el ais­ tes de vidrio (figs. 439 y 440), o bien enmarcada por paneles de cristal con
lamiento de la cocina. Con la fuerza del que ataca a solas, Frank Lloyd vistas a la habitación principal,197 obra en poder del arquitecto y depende
Wright saltó sobre todo el problema de la cocina aerodinámica, y en 1934, de su capacidad para encontrar la forma viviente exigida por las nuevas
cuando la industria norteamericana empezaba a mostrarse receptiva ante necesidades.
sus ideas, abordó el problema de forma más radical que cualquiera de los
norteamericanos más jóvenes una década más tarde. En una de sus ca­
sas 195 abrió la cocina en toda su longitud de cara a la gran sala de estar, y
Wright indica a su biógrafo con su contundencia habitual: "Aquí, por vez
primera, el espacio de la cocina -ahora denominado por Wright el espacio
de trabajo- se une al de la sala de estar."l96 En 1940, vuelve a afrontar el
problema en la casa Gregor Affleck, de Bloomfield Hills (Michigan), donde
construye su cocina con una altura de dos pisos, para que los olores de la
misma puedan ascender directamente (figs. 437 y 438). Las objeciones son
posibles. y estas soluciones individuales difícilmente podían esperar la mis­

440b. Cocina-living, Raymond Fordyce, 1945. Vista del área comedor en la cocina.
También aquí la alacena tiene paredes cristaleras y se alza sobre el suelo como el armario
de Le Corbusier en 1925. (Cortesia de Life Magazine.)

¿ Cocina-comedor?

La cocina y el dormitorio de tamaño mínimo, presentados por el


movimiento arquitectónico de los años veinte, eran una necesidad, ya que
sólo así podían las habitaciones no organizadas reconquistar sus valores
440a. Cocina-living con área comedor y despensa, Raymond Fordyce, 1945. En los funcionales. La tendencia hacia unos dormitorios y unas cocinas más
años cuarenta, la cocina recobra su valor funcional, y se observa una tendencia hacia un
área más extensa. F ordyce da a esto el nombre de living kitchen, y desea convertirla en grandes -es decir, hacia un espacio en el que poder moverse- se afirma
centro activo de la vida hogareña, donde la familia pueda trabajar, jugar, comer. Seña­ después en todas partes. Las cocinas en forma de L y de U se construyen
lemos el tajo de carnicero en el centro, utilizado para cortar grandes piezas de carne, en de mayor tamaño, para servir también de comedor, tal como subraya
conexión con el congelado rápido. ¿Traerá la tendencia sociológica, al hogar sin servicio,
un retorno a ciertas normas medievales, y se contemplará el cocinar como un proceso in­ J. J.P. Oud en su cocina de Weissenhof (I 92 7). En 1945. esta tendencia ha
teresante que puede ser efectuado abiertamente, y no detrás de puertas cerradas? ido ya tan lejos que la cocina mecanizada y la unidad de lavado de ropas,

614 615
también utilizable como cuarto de costura en la propuesta de Raymond liar media", patrocinado por la Pittsburgh Plate Glass Company y la revis­
Fordyce 198 (figs. 440a y b), dominan el plano del sueño. "La cocina de es­ ta de arquitectura Pencil Points (mayo de 1945), y que fue ganado por un
tar -explica- trata de convertir la cocina en centro activo de la vida hoga­ arquitecto que tomó el núcleo mecánico como su punto de partida. 201 A un
reña, donde una familia pueda trabajar, jugar, comer y pasar el 90 % de su lado del "mecaninúcleo", tal como debía salir éste de fábrica, le añadió
tiempo de trabajo, y donde -lo que todavía es más importante- una ama zona de estar y al otro zona para dormitorio, lo que produjo un plano en
de casa puede vigilar a los niños y atender a visitantes sin abandonar sus forma de H en el que el núcleo mecánico constituye el tramo transversal,
tareas. Esta cocina consigue todo esto al combinar cuatro habitaciones que pero este eleménto vinculador mecanizado tiende más bien a separar am­
generalmente están separadas: el lavadero, la cocina, el comedor y la sala bas zonas, como si estuvieran alojadas en dos casas distintas (fig. 441).
de estar." Aquí, la casa casi se ha convertido en una dependencia de la co­ Los concursos apoyados por la industria invitan a la generación
cina. más joven a desarrollar sus ideas, aunque sólo sea sobre el papel. La cues­
¿Va a convertirse de nuevo la cocina en el comedor y salón que tión que aquí debatimos es crucial para la futura organización de la casa y,
era para el pequeño noble de la Francia del XVII? En los países latinos to­ de hecho, incluso para la forma de vivir. Todavía no está claro si el núcleo
davía sobrevive, y no sólo en los hostales, la cocina abovedada en uno de mecánico será separado en sus componentes o bien reunido en una sola
cuyos extremos se procede a la labor culinaria, mientras en el otro se reu­ unidad, y no se sabe si el núcleo mecánico encontrará su aplicación en vi­
nen los comensales. viendas unifamiliares o en grandes edificios de apartamentos, cuyo diseño
Una cosa es segura, y es que seguimos prescindiendo de los valo­ en Norteamérica está todavía en manos de gente rutinaria.
res exhibicionistas del siglo pasado, que aislaban rígidamente la cocina, in­
cluso en un apartamento de dos habitaciones. En Norteamérica, la peque­ ElI:::50DC ----'--' EL:~r:::;

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ña porción de comedor en la cocina familiar jamás desapareció del todo. I t I~I:UOY CdJ($T 1I,00u
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La alcoba para desayuno (fig. 339) con asientos plegables no es una solu­ , 1'(( I
ción satisfactoria, pero una disposición informal para comer en la cocina
parece deseable en toda casa sin servicio doméstico, y se han sugerido las ,? §±l,
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más diversas modalidades para convertir la cocina en sala de estar, tales
como cerrar el fregadero y los fogones como si se tratase de un piano, o el
uso de biombos plegables para ocultar los platos suCiOS. 199 En la casa me­
canizada, no hay razón por la que cocina' y sala de estar no puedan ser una JODO
sola cosa, inseparable.
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La casa y el núcleo mecánico ~~:~~NT;' HIN";


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La mecanización trajo consigo dificultades propias. Había, por Q
una parte, el deseo de utilizar habitaciones con la mayor flexibilidad posi­
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ble y disfrutar la máxima libertad en el plano del suelo, pero por otra parte eOIlRUCAT(~ Q'IlEGLA5$ ISCAttN

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la mecanización entraba en conflicto con esto al buscar la máxima concen­
tración de todas las instalaciones. Los costos de la mecanización as­
cendían, aproximadamente, al 40 % de los costos de edificación. Si el mer­
cado habia de aumentar, estos costos debían ser reducidos, tal como ocu­
rrió con la rebaja en los precios de los automóviles en otro tiempo.
El núcleo mecánico de la casa, que abarca cocina, baño, lavadero,
calefacción, instalación eléctrica y fontanería, será fabricado y montado,
por tanto, antes de ser llevado al edificio. A partir de 1927, Buckminster
Fuller había estado dándole vueltas a la idea del núcleo mecánico, y lo me­
tió en un mástil que soportaba el peso de su casa. El resultado fueron casas
circulares y poligonales, cuyo plano cerrado estaba en contradicción con la
tendencia inherente de la arquitectura contemporánea.
441. El núcleo mecánico: Casa enforma de H, por J. y N. Fietcher, 1945. En un concurso
¿Cómo solventar el problema del núcleo mecánico sin limitar la li­ para una casa pequeña para la familia media, ganó el primer premio un proyecto que
bertad de dicho plano? Esta pregunta flotaba en el aire en 1940. 200 Muy tí­ construyó alrededor de un núcleo mecánico. El núcleo mecánico forma el travesaño entre
picos fueron los resultados de un concurso para "la pequeña vivienda fami­ sala de estar y dormitorios, sintoma de su influencia dominante. (Cortesía de Pencil
Points.)
616
617
!

19. Ch. Frederick, "The New Housekeeping", en The Ladies Homé


La industria, pese a todo, no es apropiada para solucionar el pro­ Joumal, vol. XXIX, n.O 9, Filadelfia, septiembre de 1912.
blema del núcleo mecánico. Esta es una cuestión profundamente entreteji­ 20. Ch. Frederick, Housekeeping with Effidency, cit., prefacio.
da con el organismo de la vivienda; es una tarea para los arquitectos nor­ 21. La iniciativa en la reforma hogareña, el "movimiento de la eco­
teamericanos. Al comparar la impotencia con la que el idioma arquitectó­ nomia del hogar", procedió del Congreso de las Mujeres convocado en la Exposi­
nico fue utilizado en el Concurso de la General Electric en 1935, con la fa­ ción de Chicago de 1893. Este Congreso decidió que las "cuestiones correspon­
miliaridad con la que fue empleado y admitido en 1945, se observa que la dientes al hogar no se habia mantenido al paso del progreso", y para remediar la
generación joven está al tanto. Parece como si los arquitectos norteameri­ situación fundó la National Household Economic Association. Junto con numero­
canos estuvieran destinados a dar el próximo paso en la evolución, ya que sos clubs femeninos, esta Asociación, predecesora de la American Home Econo­
cuentan con la experiencia más larga, con las instalaciones mecánicas y dis­ mics Association, contribuyó a la reforma especialmente con la fundación de es­
cuelas de ciencia del hogar y con la recomendación de que tales estudios fueran in­
ponen de la industria más perfeccionada, aunque la influencia de ellos so­ troducidos en las escuelas. Véase The Joumal of Home Economics, vol. l, n.O 2,
bre la producción sea extremadamente limitada. Sin embargo, las cosas Baltimore, abril de 1909, p. 185. Se encontrará un breve esbozo de este movimien­
pueden cambiar rápidamente a este respecto, como ha demostrado la cre­ to en N orteamérica en J. Bévier y S. U sher, The Home Economics Movement, P ar­
ciente influencia del diseñador industrial. Lo que importa es domesticar la te 1, Boston, 1906. Los principales objetivos del movimiento fueron presentados
mecanización, antes que permitir que el núcleo mecánico tiranice a la casa. entonces por su lider, Ellen H. Richards: "La utilización de todos los recursos de
la ciencia moderna para mejorar la vida del hogar" (Ibídem, p. 21).
La idea de la "ingenieria del hogar" también se originó, entre otras, con
el investigador clásico del movimiento, Frank B. Gilbreth, quien en 1912 expresó
la esperanza de que "los profesores de economia doméstica y quienes dirigen un
hogar puedan aplicar (los principios de la investigación científica) en cierta medida
Notas a la solución de sus problemas" (Principles of Sdentific Management, 1938, pági­
na 4).
1. E. C. Stanton, S. B. Anthony y M. J. Gage, History of Woman Su!­ 22. Irene Witte, Heim und Technik in Amerika, Berlin, 1928.
frage, vol. 1, Nueva York, 1881, p. 70. 23. Adolf Meyer, Ein Verzuchshaus des Bauhauses in Weimar (Bau­
2. Ibídem, p. 72. hausbücher 3 hersq. von W. Gropius und L. Moholy-Nagy), Munich, 1924, pp. 52
3. The Education of the Rising Generation, Alocución a las mujeres de Y 53.
Cincinatti, 1846. 24. Dra. Erna Meyer, Del' Neue Haushall, Ein Wegweiser zur Wissens­
4. A Treatise on Domestic Economy, p. 204. chaftlichen Hausfuehrung, Stuttgart, 1926.
5. Catherine Esther Beecher y Harriet Beecher Stowe, The American 25. Werner Graef, "Innenraeume", en Hersg. im Auftrage des Deuts­
Woman's Home, Nueva York, 1869, p. 318. chen Werkbunds, Stuttgart, 1928, Kuechen, figs. 164 a 176. S. Giedion, "La Cité­
Jardin du Weissenhof a Stuttgart", en L'Architecture Vivan te, primavera-verano
6. Ibídem, p. 321.
de 1928.
7. Ibídem, p. 333.
26. Entonces comenzó la estandarización de la cocina y la tendencia a
8. Ibídem, p. 334. comprimirla al máximo, como en la Exposición de Berlin de 1929, Die Neue Kue­
9. Christine Frederick, "The New Housekeeping", en Ladies Home che.
Joumal, vol. XXIX, n.O 12, 1912, p. 16. 27. Para Suecia, véase O. Alrnquist, "Koekets Standardisering nagra
10. Ch. Frederick, Household Engineering, Scientific Management in synpunkter vid pagaende utrendningsarbete", en Byggmaestaren, n.O 9, 1927.
the Home, Chicago, 1915, 1919. Para Suiza, véase Gewerbemuseum, Basilea, Ausstellung, Die Praktische Küche,
11. Ibídem, p. 380. febrero-marzo de 1930.
12. Beecher y Stowe, op. cit., p. 33. 28. Havard, Dictionnaire de l'ameublement et de la décoration depuis
13. Ibídem. le XIJIe siécle jusqu'd nos jours, vol. 1, col. 1132.
14. Ibídem, p. 35. 29. Ibídem, col. 1133.
15. Véase Space, Time and Architecture, cit., pp. 288 Y 289, para unos 30. Beecher y Stowe, op. cit. (1869), p. 175.
cuantos ejemplos del periodo 1870-1880, en los que resalta cómo Estados Unidos 31. Nicolas Gaucher.
dio expresión a los problemas del cocinero y del ama de casa en el plano y distri­ 32. En su biografia de Franklin, Van Doren de la fecha de 1740.
bución de la cocina. 33. Vale la pena leer la descripción del propio Franklin y los seis méto­
16. Ch. Frederick, The New Housekeeping, Effidency Studies in Home dos que éste indica para la calefacción artificial en su época, y resulta interesante
Management, Nueva York, 1913, prefacio. observar que menciona la desventaja de la estufa holandesa: "No es visible el fue­
17. The Joumal of Home Economics, vol. 1, n.O 3, Baltimore, junio de go, en si mismo visión agradable". Y acerca de la "estufa alemana", donde el calor
1909, p. 313. procede de otra habitación, señala: "La gente ni siquiera tiene tanta visión del fue­
18. Ch. Frederick, Housekeeping with Effidency, Nueva York, 1913, go como en la estufa holandesa". Véase Jared Sparks. The Works of Benjamin
prefacio. Franklin, vol. VI, Londres, 1882, pp. 33, 43 y 44.

618 619
34. Citado anteriormente en "La mecanización de la panificación". 61. Patente EE.UU. n.O 51000,21 de noviembre de 1865.
35. Sir Benjamin Thompson, (conde) Rumford, Complete Works, 4 62. Patente EE.UU. n.O 94005, 24 de agosto de 1869: mejoras en má­
vols., Boston, 1870-1875, vol. IV. quina lavadora.
36. Ibídem, vol. IlI. Véase otro ensayo en el mismo volumen, "Of the 63. Patente EE.UU. n.O 686, 13 de abril de 1838.
Management of Fire and the Economy of Fuel". 64. Patente EE.UU. n.O 1455997, 20 de febrero de 1923.
37. Ibídem, vol. III, p. 227. 65. Patente EE.UU. n.o 28047, 1 de mayo de 1860.
38. Ibídem, cap. VI. 66. Por ejemplo, patentes EE.UU. n.O 414758,12 de noviembre de 1869
39. Ibídem, vol. III, p. 321. o n.O 417474,17 de diciembre de 1889.
40. Ibídem, vol. III, p. 257. 67. Patente EE.UU. n.O 133 164, 19 de noviembre de 1872.
41. Ibídem, vol. III, pp. 460 a 467. 68. Ibídem. Como es bien sabido, los visitantes de Franklin admiraban,
42. Para detalles de esta evolución, véase William J. Keep, "Early Ame­ en 1780, este dispositivo en su mecedora.
rican Cooking Stoves", en Old Time New England, vol. XXII, octubre de 1931, 69. Patente EE.UU. n.O 76 175, 31 de mayo de 1868.
que incluye una lista de las patentes norteamericanas hasta el 1836. 70. Patente EE.UU. n.O 81539, 25 de agosto de 1868.
43. Patentes de Phi10 Stewart: 19 de junio de 1834, 12 de setiembre de 71. La primera transmisión de corriente eléctrica a larga distancia fue
1838 (fig. 355),18 de enero de 1859 (n.o 22 681), 28 de abril de 1863 (n.o 39 022). realizada por Marcel Deprez para la Exposición Internacional de Electricidad ce­
44. F.N. Morton, "The Evolution ofthe Gas Stove", en Public Service, lebrada en Munich en 1882.
vol. XV, Chicago, julio de 1908. Según Morton, la primera patente inglesa de apa­ 72. Otras grandes instalaciones fueron proyectadas en esta época para
ratos de gas para calefacción fue obtenida en los comienzos del XIX por F.A. el Oeste norteamericano: una de 4000 CV para Sacramento y otra de 12000 para
Windsor. Otras patentes y propuestas en 1825, 1830 Y 1832. Ilustraciones de las Portland (Oregón). Véase Eleetrie Review, Londres, vol. XXXVI, 1895, página
mismas en Morton. 762.
45. Esto y lo anterior son citas de Morton, op. cit. 73. J.P. Barrett, Electrieity at the Columbian Exposition, Chicago,
46. Anteriormente, a partir de 1880 más o menos, en Estados Unidos, 1894, p. 446.
dada su abundancia en petróleo, existia una especialidad en la estufa de gasolina 74. J. Chester Wilson, "Electric Heating", en Proeeedings, vol. XII, n.O
más tarde perfeccionada y todavia en uso (estufa de kerosene) en todo el país. 2, Engineering Club, Filadelfia, 1895.
47. George M. Clark & Co., 179 N. Michigan Ave., Chicago, Jewel 75. "Motor Self-working Washer", catálogo e. 1906.
Gas Stove Company, Cleveland, Ohio: "New Process Gas Ranges", copia en la
Biblioteca Pública de Nueva York. 76. Patente británica n.O 271, 27 de agosto de 1691.
50. Catálogo de la Reliable Stove Company, División de la American 77. Patentes británicas núms. 1744, 1759, 1770, 1772 Y 1786. Este
Stove Company, Cleveland, Ohio: "Reliable Gas Stoves and Ranges", 1914, co­ período exige una investigación más detallada.
pia en la Biblioteca Pública de Nueva York. Véase p. 10: "Hace unos años pre­ 78. Patente británica n.O 1882,21 de mayo de 1792: máquina lavadora
sentamos la bella... idea en porcelana esmaltada que se ha confirmado como éxito por John Harrison.
indiscutible... Estamos trabajando ahora con una de las más completas instalacio­ 79. Patente EE.UU. n.O 4891, 15 de diciembre de 1846.
nes esmaltadas". . 80. Tuvo sus comienzos en Inglaterra, Patente británica n.O 1772, 18 de
51. Catálogo de la Standard Gas Equipment Corporation, 18 East 41 st agosto de 1790.
Street, Nueva York, N.Y.: "Gas Ranges for Apartments, Residences and Housing
Developments", p. 9, copia en la Biblioteca Pública de Nueva York. 81. Patente británica n.O 1269, 5 de diciembre de 1780.
52. El primer logro importante fue el regulador Lorrain para horno, de­ 82. Patente británica n.O 1772, 18 de agosto de 1790.
bido a un ingeniero de la American Stove Company. Véase American Gas Joumal 83. Patente EE.UU. n.O 5106, 8 de mayo de 1847.
vol. CXL, Nueva York, mayo de 1934, p. 110. 84. Edna B. Snyder, A Study of Washing Machines, Nebraska, 1931.
53. Standard Gas Equipment Corp., op. cit., "Table top height 36" fits Los tipos distinguidos son: el Dolly, el Gyrator, el Cylinder y el Vacuum.
in well with cabinet work".
85. Patente EE.UU. n.O 8446,21 de octubre de 1851: aparato para la­
54. Max de Nansouty, L'Année industrielle, París, 1887, p. 14. var, James T. King.
55. Society for Electric Development, Inc., N.Y., The Electric Range 86. American Steam Washing Ca., Nueva York, Catálogo, 1855, con
Handbook, Nueva York, 1919, p. 48. "Descripción y fI1osofia de la patente de James T. Ming: Aparato para lavado y
56. Electricity at the Columbian Exposition, Chicago, 1894, p. 402. secado, adaptado para uso de familias, de hoteles, de instituciones públicas y de
57. Ibídem. grandes lavanderías".
58. H. Bohle, "The Electrical Kitchen for Private Houses", en Electri­ 87. Patente británica n.O 1331, 1 de junio de 1782.
city, vol. XXXVIII, Nueva York, julio-agosto de 1924. 88. Mechanic's Magazine, vol. 1, Londres, 1823-1924, p. 301.
59. En el año 1858 se concedieron 5 patentes y 9 en 1859. 89. Ya en el 1780 la Grande Eneyclopédie da su información detallada
60. Patente EE.UU. n.O 22488,4 de enero de 1859: ventilador barredor sobre máquinas lavadoras en el artículo "Blanqueo".
de alfombras. 90. Lámina 136: Aparato de Duvoir, inventado en 1837.

620 621
91. También son construidos tambores giratorios para el lavado, pero
se trata de aparatos muy primitivos, utilizados únicamente para el enjuague. 106. En la década de 1870 este método fue adaptado en Francia en for­
ma simplificada para uso doméstico y todavía goza de popularidad.
92. Patente británica n.O 1269, 5 de diciembre de 1780.
107. Mary Davis Gillies, What Women Want in Their Kitchens ofTo­
93. Patente EE.UU. n.O 6711-X (antigua numeración), 10 de agosto morrow. A Report on the Kitchen of Tomorrow Con test Conducted by McCal!'s
de 1831: máquina de lavar, John Shull. Magazine, Nueva York, 1944, p. 155.
94. Seguimos los datos ofrecidos por una de las pocas investigaciones 108. Swisher, op. cit., p. 32.
en este campo: la de J acob A. Swisher, "The Evolution of Wash Day", en The
Iowa Journal of History and Politics, vol. XXXVIII, n.o 1, Iowa City, enero de 109. En un folleto de anuncio, You and Your Laundry, Chicago, 1922.
1940. 110. Ibídem.
Valor anual de las lavadoras producidas en EE.UU. 111. Laundry Management, A Handbookfor Use in Private and Public
Laundries, 4. a ed., Londres, 1902, p. 160. Las máquinas de planchar, en particular
Año Dólares (millones) para los sastres, fueron patentadas en Norteamérica en la época 1850 y 1860. A
1860 O,Oi) diferencia de otros aparatos del periodo, éstos no pueden ser considerados como
1870 1,00 auténticos precursores. Patente EE.UU. n.O 21450, 7 de septiembre de 1857: cilin­
1880 1,182
1890 2,4 dro hueco con rodillos, accionado por manivela. Patente EE.UU. n.O 72 773, 12 de
1900 3,7 marzo de 1867: plancha hueca giratoria o rotatoria calentada.
1910 5,0 112. Patente EE.UU. n.O 40.280, 13 de octubre de 1863.
95. Esto puede ser deducido del número de fábricas que intervenian en 113. Patente EE.UU. n.O 51.000, 21 de noviembre de 1865.
la producción de la máquina de tipo comercial, así como de los catálogos. Las ci­
fras del censo sólo están disponibles a partir de 1900. 114. The Walker Co., Siracusa (Nueva York), Infonnación de la Gene­
ral Electric Ca. Queda por comprobar si ésta fue la primera máquina lavavajillas
96. Beecher y Stowe, op. cit., p. 334. patentada.
97. Debemos estos datos a Mr. Tom J. Smith, Jr., Cleveland (Ohio). 115. Mary Davis Gilles, op. cit.
98. Patente EE.UU. n.O 8446, 21 de octubre de 1851. Las máquinas au­ 116. J .H. Powers, "The Disposal", en General Electric Review, vol.
tomáticas fabricadas por Bendix (1939), Westinghouse y otras varias empresas XLVI, n.O 3, marzo de 1943, pp. 175 a 177. Este artículo explica detalladamente el
son del tipo de cilindro horizontal. aparato. J. H. Powers perfeccionó la máquina a partir de 1935.
99. Patente EE.UU. n.O 94005, 25 de agosto de 1869. El tipo vertical 117. Información de la General E1ectric Ca., Bridgeport, (Conn.).
tuvo como pioneras a máquinas tales como la Laundryette (1917), cuya produc­
ción qued6 suspendida en 1923. En todo el periodo hasta 1939 no hUDo en el mer­ 118. El Oxford English Dictionnary cita a partir de la Westminster Ga­
cado ningún tipo de lavadora y secadora de un solo depósito. Las principales pa­ zette del 30 de mayo de 1903, mostrando cuan poco familiar era la idea de limpiar
tentes para el tipo automático vertical son las de James B. Kelly, diseñador de la por vacío: "Funciona una máquina, llamada aspiradora." En esta época, los fran­
Laundryette, concedidas entre 1924 y 1928 Y que constituyen la base de licencias ceses hablan de un "nettoyage sanitaire par le vide" (La Nature, París 1903,
para el tipo de cilindro vertical. p. 576).
100. Nuestras observaciones sobre la lavadora automática se basan en 119. David T. Kenney, Patente EE.UU. n.o 739263, 15 de septiembre
una investigación de patentes efectuada en diciembre de 1944 por el departamento de 1903, y Patente EE.UU. n.O 781532, 31 de enero de 1905. Estas patentes no
de patentes de la Apex Electrical Manufacturing Ca., Cleveland (Ohío) -"On the mencionan vacuum cleaner, sino apparatus for remol'ing dust (aparato para ex­
History of the Automatic Washing Machine Prior to Wales Patent" (mecanogra­ traer el polvo).
fiada)- y en cartas personales de Mr. Frantz, presidente de la A pex. N os alegra el 120. La primera patente para limpiadores mecánicos de alfombras
poder referirnos, por una vez, a una investigación a fondo efectuada por la propia -Patente EE.UU. n.O 21 233, 17 de agosto de 1858- se basa en un "cepillo rota­
industria, ya que en realidad no conocemos más escritos sobre el tema que los torio accionado por ruedas de transmisión". Como veremos más adelante, el cepi­
anuncios corrientes y los articulos de las revistas. llo giratorio hizo su primera aparición en las máquinas para barrer calles (1840).
101. Máquina centrifuga, Patente EE.UU. n.O 139 108,20 de mayo de La segunda -Patente EE.UU. n.o 21451, 7 de septiembre de 1858- representa
1873. una "combinación de cepillo con un rodillo de tracción".
102. Máquina centrifuga, Patente EE.UU. n.O 215 428,20 de mayo de 121. Véase Patente EE.UU. n.O 24103, 24 de mayo de 1859.
1879. En 1883 fue solicitada una patente (Patente EE.UU. n.O 420 742, 2 de febre­ 122. M. S. Coo1ey, Vacuum Cleaning Systems, Nueva York, 1913, p. 3.
ro de 1890) que enunciaba el principio de una lavadora automática moderna (Ben­ 123. Hay dos patentes. La primera es la británica n.O 8475, 15 de abril
dix) por el hecho de presentar un cilindro horizontal con dos velocidades. de 1840 -"Maquinaria para limpiar y reparar carreteras y caminos"- y la segun­
103. Patente EE.UU. n.O 1005093,3 de octubre de 1911: medios au­ da, es la también británica n.O 9433 -"Aparato para límpiar carreteras"-. Esta es
tomáticos de control para máquinas lavadoras. también la primera patente norteamericana para maquinaria de limpiar calles: Pa­
104. Patente francesa n.O 586 163, 16 de marzo de 1925. Patente britá­ tente EE.UU. n.O 3124, 1.0 de junio de 1843. La patente de 1840 incluye, entre
nica n.O 168 294, 4 de junio de 1922. otras características, una anterior utilización (tal vez la primera) del gran cepillo
rotatorio al que Whitworth denomina "escoba circular". Iba accionada por una
105. Entre otras, la reivindicación de la nueva Patente Wales n.O cadena cruzada y ruedas dentadas.
21020, 28 de febrero de 1939, en cuanto a ser la primera adaptaci6n de control
124. Patente británica n.O 5275, 1 de noviembre de 1825.
automático para una lavadora de un solo depósito, fue ásperamente combatida.
125. Véase en nuestro capítulo sobre la "Linea de montaje", la intro­
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-
ducción de la reja móvil para calderas de vapor por Johann Georg Bodmer, 1834. cabe esperar resultados satisfactorios en la limpieza con máquinas portátiles."
147. Cooley, op. cit., p. 20.
126. Construyó cepilladoras que trabajaban con una precisión de una
millonésima de pulgada. 148. Tom Smith, Jr., de Cleveland (Ohio), vicepresidente del Pressed
Metal Institute y veterano en el negocio de las aspiradoras, en vez de invitar al
127. Véase el apartado sobre "Pan y gas" en nuestro capitulo sobre el cliente potencial a tomar unas copas le interesaba en I!! historia del producto. Más
"Pan". tarde reunió este material de forma más permanente. El y C.G. Frantz, secretario
128. Patente EE.UU. n.O 29077, 10 de julio de 1860. de la Vacuum Cleaner Manufacturer's Assn. desde sus principios, y coleccionista
129. "La naturaleza de mi invento consiste en arrastrar el polvo fino y de extensos archivos, contestaron con la mayor eficiencia a nuestra encuesta.
la suciedad a través de la máquina por medio de una corriente de aire y (esta suge­ 149. Catálogo "The Hydraulic", colección Tom Smith, Jr.
rencia es interesante en una fecha tan temprana) y conducirlos hasta el agua o... 150. Vacuum Hydro Company, Nueva York, Catálogo, colección
cualquier otra cosa que retenga el polvo." ¿Por qué no entonces hacia una bolsa Tom Smith, Jr.
hermética, como más tarde fue la norma?
151. Como en el Electrolux.
130. En 1860 fueron obtenidas tres patentes para máquinas sacudido­
ras de alfombras: las patentes EE.UU. n.O 27730, 28389 Y 30590. 152. Isaac Weld, Travels through the United States, Londres, 1800, ci­
tado de R.O. Cummings, The American and His Food, Chicago, 1940. Cummings
131. Laundry Management, natural para lavanderias públicas y priva­ trata, breve pero certeramente, el advenimiento de la refrigeración.
das, vol. IV, Londres, 1902, cap. XXIII: "Sacudido de alfombras".
153. Cummings, op. cit., p. 83.
132. Booth, "The Origin of the Vacuum Cleaner", en Newcomen So­
ciety Transactions, vol. XV, Londres, 1935, p. 93. 154. The Great Industries ofthe United States, Hartford, 1872, p. 156.
133. Cooley, op. cit., p. 4. Mr. Joseph Young, director de la Union Paci­ 155. Appleton's Cyclopedia ofApplied Mechanics, vol. n, Nueva York,
fic en Salt Lake City, y David Patterson, maestro mecánico, intentaron en 1892­ 1883, p. 127.
1893 limpiar interiores de vagones uniendo varias bombas de aire para eliminar el 156. Ibídem.
polvo. Ya que esto resultó imposible en la práctica, crearon un método de sifón 157. Jacob Perkins, un norteamericano residente en Inglaterra, utilizó
por medio del cual el aire era aspirado y expulsado a través de la ventanilla, con éter en los primeros compresores en 1834. Ferdinand Carré, que en 1857 patentó
tanto éxito que fue adoptado en general por la Union Pacific para limpiar vagones la primera máquina para fabricar hielo comercialmente, utilizó más tarde (1859),
de pasajeros y coches Pullman en sus terminales de pasajeros. También idearon como Faraday, una solución de amoníaco yagua.
una boquilla para pintar por pulverización vagones de carga y edificios de madera, 158. Evans, op. cit., p. 136.
procedimiento que fue adoptado también para pintar barcos. Sin embargo, fue de­ 159. Se obtiene un buen relato de los primeros esfuerzos y de la evolu­
negada una patente debido a que el principio de la misma estaba cubierto ya por ción de las máquinas de fabricar hielo hasta mediada la década de 1860, en la obra
patentes en las que se soplaba petróleo mediante aire comprimido, desde un depó­ contemporánea de Louis Figuier, Les Merveilles de l'industrie ou description des
sito, para encender el fuego en la caja de combustión de una locomotora. Debe­ principales industries modernes, vol. lIT, París, n. f., pp. 591 a 632.
mos esta información a Mr. Young, vicepresidente de la Westinghouse Brake Co.
160. Varias obras técnicas resultan informativas a este respecto, en es­
134. Booth, op. cit., p. 85. pecialla de H.B. Hull, Household Refrigerat/on, Chicago, 1924, 1927 Y 1933, cu­
135. P atente británica n.o 17 433, 30 de agosto de 1901. yas tres ediciones ofrecen una visión precisa acerca del principal período de desa­
136. Booth, op. cit., p. 86. rrollo y vulgarización del refrigerador mecánico.
137. Ilustraciones, ibídem, lámina XI. 161. Según información que nos ha sido comunicada por George F.
138. G. Richou, "Nettoyage sanitaire par le vide", en La Nature, París, Taubeneck, director y editor de Business N ews Publishing Co., Detroit (Mich.), la
1903, p. 577. Kelvinator comenzó en 1916; la Frigidaire, entonces llamada "Guardian", en
1917, Y la Servel poco más tarde. Antes en 1911-1912, E.T. Williams y Fred Wol­
139. Dr. Berghaus, "Der vacuumreiniger, ein Apparat zur staubfreien fe exhibían ya refrigeradores domésticos de artesanía.
Reinigung der Wohanraeume", en Archiv fuer Hygiene, vol. LIT, Munich, 1905.
162. Hull, op. cit., 1924, p. 98.
140. Cooley, op. cit., p. 13.
163. George F. Taubeneck, Great Day Com/ng, Detroit, 1944, p. 185.
141. Informe de la Federal Trade Commission on the House Furni­
shing Industry, Washington, 6 de octubre de 1925, p. 6. 164. Ibídem.
. 142. Catálogo de la Montgomery Ward Co., 1917, p. 703. 165. Definido oficialmente, un locker plant para alimentos congelados
143. Ilustraciones por Cooley, op. cit., p. 16. Inventor: Dr. William es un término aplicado a una moderna conservación de alimentos a baja tempera­
Noe, San Francisco. tura. Los servicios de esta instalación incluyen proceso, preparación y congela­
ción. Los componentes principales de la misma son:
144. Patente EE.UU. n.O 889823, 2 de junio de 1908: James M. Span­ 1. Una sala de enfriamiento maduración a 18-200 C, en la que la carne
gler. Presenta ya la bolsa para el polvo. de reses recién sacrificadas es enfriada y madurada, y otros productos son enfria­
145. Patente EE.UU. n.O 1151 731,31 de agosto de 1915. Esta es la dos, antes de pasar al proceso y la preparación para la congelación.
máquina que fabricó la Hoover Suction Sweeper Company, una empresa de Ohio. 2. Una sala de proceso donde las carnes son cortadas según encargo.
En una secuencia de ulteriores mejoras, fue creado el actual tipo estándar. Carnes, frutas y verduras son envasadas antes de la congelación.
146. Arthur Summerton, A Treatise on Vacuum Cleaning, Londres, 3. Se emplea un gabinete de congelación rápida para conseguir un pro­
1912: "Limitaremos este tratado al sistema estacionario, pues creemos que no ducto completamente congelado.

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4. Una sala de anuarios que contiene varios centenares de armarios se­ tomática... Altura de los armarios de base: 900 mm, considerados como la norma
parados para alquilar a particulares. Temperatura: -18 0 C." para la mujer de estatura media... Anchuras de armarios de base y pared en unida­
des de tres..." New York Times, 13 de julio de 1945.
Informe del Task Committee, War Production Board, julio de 1944, re­
producido en Taubeneck, op. cit., p. 375. 186. "The House for Modern Living", en Architectural Forum, abril de
1935, p. 275.
166. S.S. Block, "New Foods to Tempt Your Palate", en Science Di­
gest, Nueva York, octubre de 1944. 187. Ibídem, p. 276, cuarto de jugar, cocina o lavadero en el sótano.
167. O. Kuhler. "Streamlining the Railroads", en Product Engineering; 188. Un grupo de 23 fabricantes de materiales de construcción patro­
vol. VI, Nueva York, 1934, p. 224. cinó el "Design for Post War Living", concurso publicado en California Arts and
Architecture, Los Angeles, septiembre de 1943.
168. Por la Meigs Elevated Railroad Construction Co., East Cambridge
(Mass.). O. Kuhler. op. cit., ilustrada. Según Kuhler, los primeros intentos para ac­ 189. Mary Davis Gillies, "What Women Want in Their Kitchens ofTo­
rodinamizar las locomotoras tuvieron lugar en Kassel (1904) yen Munich (1912). morrow", informe sobre el concurso "Kitchen of Tomorrow", realizado por Mc­
Call's Magazine, Nueva York, 1944.
169. El Burlington Zephyr, construido por G. Budd Mfg. Co., Filadelfia
(Ibídem.) 190. La tabulación de la votación resultante de la exposición, en 1944,
de la "Cocina del mañana" de la Libbey-Owens-Ford, dio los porcentajes siguien­
170. W. D. Teague, Design This Day, The Technique of Order in the tes: en favor de la ventana de gran perspectiva: si=96,6%. En favor de un espejo
Machine Age, Nueva York, 1940, p. 31. Hubo automóviles anteriores (como el en la cocina: sí=95, 1%.
Voisin modelo 1924) basados en otro principio: el de ser compactos.
191. Ladies Home Journal, Filadelfia, diciembre de 1912, p. 16.
171. Product Engineeering, vol. 1, Nueva York, 1930, p. 230.
192. Reader's Digest, abril de 1945, articulo condensado del American
172. Ibídem, p. 284. Magazine.
173. '1'. J. Maloney, "Case Histories in Product Design", en Product 193. The New York Times Magazine, 10 de junio de 1945, "Designs for
Engineering, vol. 5, (1934), p. 219. Living", por Mary Roche.
174. Para ejemplos específicos, véase ibídem. 194. Ilustrado en S. Giedeon, Befreites Wohnen, Zurich, 1929.
175. George F. Taubeneck, "The Development of the American House­ 195. Malcolm WilIey House, 225 Bedford Street, Minneapolis, (Minn.),
hold Electric Refrigeration Industry", en Proceedings of the VIIth International 1934. Véase Henry Russel Hitchcock, In the Nature ofMaterials The Buildings of
Congress of Refrigeration, 1936. Frank Lloyd Wright; 1887-1941, Nueva York, 1942.
176. Autorizados diseños de patente: Secc. 4929 R.S., U.S. Code, Titulo 196. H. R. Hitchcock, op. cit., p. 318.
35, secc. 73. Enmendado por ley de 5 de agosto de 1939.
197. 1. M. Pei y E. H. Duhart, concurso para Vivienda de Posguerra,
177. Ch. Frederick, Household Engineering, cit., p. 394. 1943, en California Arts and Architecture, Los Angeles, enero de 1944, p. 33.
178. "Standarized Unit System for Kitchens", catálogo de la Kitchen 198. Life Magazine, 28 de mayo de 1945.
Maid Corporation, Andrews (Indiana), 1923.
199. Charles D. Wiley, primer premio en el concurso para diseño de pe­
179. En respuesta a nuestra encuesta referente al origen de su "unidad queñas viviendas, organizado por la Unites Plywood Corporation, en Cal6"ornia
incorporada", la Kitchen Maid Corporation, Andrews (Indiana), escribió (24 de Arts and Architecture, febrero de 1945.
noviembre de 1943): "Estas unidades fueron estudiadas y reunidas entre 1919 y
1921. Fueron puestas a la venta en 1922 y, casi al mismo tiempo, exhibidas en la 200. Véase número extraordinario de Architectural Forum, setiembre de
Architect's Samples, en el 101 de Park Avenue, Nueva York. E. M. Wasmuth, 1942, "The New House 194X", propuestas de arquitectos norteamericanos para
presidente de nuestro Consejo Directivo, fue el hombre que inició esta idea de la la evolución de posguerra. Aquí surge una y otra vez la cuestión del núcleo mecá­
unidad incorporada, probablemente sin pensar, ni mucho menos, que alcanzaría nico, como, por ejemplo, en el proyecto de Ralph Rapson y David Runnel para un
semejante difusión y que tantos la adoptarian." "panel mecánico" estandarizado, p. 89.
180. Kitchen Maid Corporation, catálogo. 201. J. B. y N. Fletcher, Birmingham (Mich.). Su casa está destinada a
un soldado que regresa de la segunda guerra mundial: "Primero va a la fábrica
181. Por iniciativa de la señorita Mary Dillon, presidente de la Brooklyn
para conseguir el 'mecaninúcleo' que posee todos los últimos perfeccionamientos,
Gas Company, basándose la investigación en una cocina de 25 x 30 cm. Véase
y después al aserradero en busca de madera..." Pencil Points, mayo de 1945, pá­
"Efficiency Methods Appliend to Kitchen Desingn" en Architectural Record, mar­ ginas 56 y 57.
zo de 1930, p. 291.
182. Véase "Efficiency Methods Applied to Kitchen Design", en Archi­
leclUral Record, marzo de 1930, pp. 291 Y 292.
183. Ibídem, p. 294.
184. Se dice que una de las grandes empresas empezó a planear
unidades-cocina con el fin de estimular un mercado para sus caras máquinas lava­
platos.
185. En 1945 decidieron la estandarización veinticinco fabricantes de
aparatos de gas y ocho miembros de la industria de armarios de cocina. "Pofundi­
dad de la superficie del mostrador: 625 mm, para acomodar una lavadora au­

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La mecanización del baño

Tipos de regeneración
¿Ablución externa o regeneración total?

El baño y sus finalidades han presentado diversos significados en


diferentes épocas. La manera que tiene una civilización de integrar el baño
en su género de vida, así como el tipo de baño que prefiere, ofrecen una in­
teresante visión acerca de la naturaleza interna del período en cuestión.
Bañarse, cualquiera que sea la modalidad de esta operación, tiene
que ver con el cuidado del cuerpo. Mantener el equilibrio de este delicado
instrumento, guardar la armonía en nuestro organismo, es necesidad pri­
mordial de la vida. Algunos períodos han considerado el baño como parte
de un amplio ideal: la regeneración total, y otros lo han mirado como una
simple ablución que debe ser realizada a modo de rápida rutina. U na época
puede asociar el baño con el bienestar de la persona, y otra puede juzgarlo
como acto aislado, o descuidarlo casi por completo. 1
El papel que el baño desempeña en una cultura revela la actitud
de ésta con respecto a la relajación humana. Es una medida que indica
hasta qué punto el binestar individual es considerado como parte indispen­
sable de la vida comunitaria.
Este es un problema social. ¿Debe la sociedad asumir la responsa­
bilidad de conservar la salud y promover el binestar, o es éste un asunto
privado? ¿Es deber del estado facilitar los medios para esta relajación,
cualquiera que sea su costo? ¿O debería considerar a sus súbditos como
meros componentes de la linea de producción, dejándoles a merced de sus
propios dispositivos apenas terminadas sus tareas?

El mundo antiguo, como el Islam, y hasta cierto punto la Edad


Media también, consideraba la regeneración humana como una responsa­
bilidad social básica. Este concepto declinó durante el Renacimiento, y en
los siglos XVII y XVIII el cuidado corporal descendió hasta el punto de
una negligencia casi total. Pero durante el siglo XVIII la cultura de otros
tiempos volvió, poco a poco, a ser recordada.
El siglo XIX, aquel que tanto contempló las otras culturas, des­
pertó a la idea de regeneración. El baño apareció alrededor de 1830 con
el disfraz de un movimiento de retorno a la naturaleza que dedicaba gran
atención al tratamiento con agua fría (hidropatía). Alrededor de 1850, el
concepto islámico ganó adeptos, y el baño casero de vapor tuvo muchos
-
partidarios desde 1830, más o menos, hasta finales del siglo. Estos tipos,
junto con la ducha y el baño de sol, aparecieron sucesivamente y coexistie­
ron. Prolongada e incierta fue la batalla, pero finalmente la bañera perma­
neció como el tipo indiscutido en la opción popular.
El tipo actual de baño, la bañera, es en realidad una mecanización
del tipo más primitivo. Pertenece a la categoría de la ablución externa, y la
bañera es interpretada como una palangana ampliada. Ningún período an­
tes que el nuestro ha aceptado de modo tan indiscutible el baño como ane­
xo del dormitorio. Cada uno de sus componentes fue el resultado de una 443. Sala de vapor (Maghtas) de un baño
islámico. Hammam de Kalaour, El Cairo.
lenta y tediosa mecanización, y así el cuarto de baño con agua corriente no El bañista islámico prefiere la quietud, el
hizo su aparición hasta fmales del siglo pasado, y hasta el tiempo de la ple­ aislamiento y la luz tamizada que aquí se
na mecanización, entre las dos guerras mundiales, no fue considerado obtiene por medio de bóvedas panal. (E.
como cosa hecha. N o obstante, el hecho que prevalece es que la bañera es Pauty, Les Hammams du Caire, El Cairo,
1933.)
un tipo de baño primitivo, al que se encuentra en Creta, por ejemplo, desde
1800 hasta 1450 a.C., antes de ser concebido el gimnasio griego. unos ventanucos tan estrechos que la bañera estaba casi sumida en la os­
La brillante época minoica, el último matriarcado, no sólo poseía curidad.
bañeras, sino también sistemas de albañales y retretes. Las incansables ex­ Al convertirse las termas en instituciones públicas, en el siglo I
cavaciones de sir Arthur Evans nos han proporcionado para tan temprano a.C., la bañera aislada perdió su importancia. Inmensas bañeras de mármol
período una visión mejor que la que poseemos, por ejemplo, con respecto y recipientes incorporados, que contenian agua caliente y fría, presidían las
al gimnasio griego. La bañera de terracota pintada que Evans reconstruyó, salas de aire caliente de los balnearios romanos. La cultura islámica jamás
procedente del apartamento de la reina en el palacio de Cnossos, en Creta, 2 aceptó la bañera, ya que los orientales consideraban poco invitador bañar­
nos informa de que este tipo de baño, como tantos otros hábitos minoicos, se en su propia suciedad.
fue asumido por los griegos del período micénico, alrededor de 1250 a.C. La Regeneración en la Antigüedad
báñera cretense, de dimensiones modestas, concuerda con la descripción
de la micénica en la que se bañaban los héroes homéricos. Cuando Home­ El baño griego es indivisible de la institución que le confirió signi­
ro, al mirar retrospectivamente desde 800 a.C., habla de la ceremonia del ficado. N o puede estar divorciado del gimnasio, el centro educativo de los
baño, se refiere a ella como el restaurativo que sigue a "la tarea que agota helenos. 4 El baño griego era más simple y consistía, principalmente, en du­
el alma". Aquí no se subraya la limpieza, sino la relajación.) chas y abluciones frías. La artesa de mármol con agua corriente y los sim­
El baño de mar era practicado con el mismo espíritu. Esta meta ples cuencos para pediluvios -como se les encuentra en el gimnasio hele­
-la relajación- es básica en la actitud de los antiguos. La antigua casa ro­ nista de Priene- revelan cuán simple era el proceso, y cuán relacionado es­
mana -como la de Escipión el Viejo- tenia su bañera en el piso bajo, don­ taba con un propósito más amplio. El baño forma un mismo eslabón den­
de se combinaban las instalaciones de desagüe y de calefacción. En sus tro del gimnasio; su lugar se encuentra entre el agotador deporte gimnásti­
Epístolas, en tiempos de Nerón, Séneca, ingenioso y moralizante. recuerda co, o pentathlon, en la palestra, y la discusión filosófica en la exedra semi­
las simples costumbres de Escipión y su casa parecida a una fortaleza, con circular. Se encuentra en la frontera entre las horas de vigoroso esfuerzo fi­
sico y de discurso contemplativo. Ningún otro período fusionó más orgáni­
camente el baño con la regeneración humana (fig. 445a).
Las termas romanas son gimnasia tecnificada y comprenden casi
los mismos elementos de las instituciones griegas; sin embargo, el esfuerzo
se ha alterado, y alcanzan unas dimensiones enormes. Esto es lo que
442. Baño de sol in­ ocurría en el siglo I a.C. La observación tan citada de Heródot0 5 según la
vernal del Forum Ther­ cual los griegos de su tiempo, el siglo V a.e., generaban vapor mediante
mae, Ostia. Las an­
chas aberturas estaban hierros al rojo o piedras calentadas, como se haría más tarde en la Edad
cubiertas por paneles Media, señala un comienzo en el mejor de los casos. Pero cómo procedió
de cristal, detrás de los la evolución desde el siglo V hasta el I. a.C. en suelo griego, en Asia Menor
cuales se tomaba el ba­
ño de sol, como parte o en Egipto, es algo que todavía permanece velado por la incertidumbre.
del complicado proce­ Cerca de Alejandría en el delta del Nilo, el arqueólogo Breccia 6
dimiento del bano ro­ descubrió los restos de un balneario: dos edificios circulares, que, según su­
mano. (Foto S. Gie­
dion.) puso, habían estado calentados a diferentes temperaturas. Estas salas cir­
633
culares aparecen en las termas romanas como ellaconicum, la más caliente
de sus salas. No debería sorprendernos que el arqueólogo estuviera en lo sión- pasa ahora a la zona exterior de las termas, donde el ambiente es
cierto al adscribir estos baños a la época de los Tolomeos. 7 La Alejandría más tranquilo y donde hay lugar para asamblea y para una biblioteca.
del siglo III a.C. fue la heredera directa del espírítu griego, con su interés La finalidad por la que un período solventa sus problemas de abo­
por la invención técníca. En ella enseñó Euclídes, y en este foco se unieron vedado, o extiende sus planos, señala casi invariablemente hacia su interés
astronomía, fisica experimental, cirugía y gínecología, en una atmósfera fa­ dominante. En el período gótico es la nave de la catedral, en el siglo XIX
vorable a la aparición de las termas. En qué estado de perfeccionamiento es la industria, la estación de ferrocarril o los pabellones de las exposicio­
encontraron los romanos las termas helenistícas todavía parece ser una nes internacionales. En Roma, la cúpula y las bóvedas de tonel, de una au­
pregunta carente de respuesta. dacia hasta entonces inaudita, hicieron su aparición para cubrir las vastas
Sólo con el Imperio Romano adquirieron las termas un signífica­ áreas del tepidarium. Ni los foros ni el anfiteatro, ni tampoco los edificios
do soberano, como no lo alcanzaron ni antes ni después. Sus termas se del circo, pueden rivalizar con la originalidad arquitectónica de las termas
convirtieron en los monumentos de una nación que controlaba la riqueza y sus vastos problemas espaciales. Desde los baños de Pompeya, o el Pan­
material del mundo. Dentro de sus paredes, se unió lo mejor del pensa­ teón de Agripa, hasta las termas de la época constantiniana,8 hay un salto
miento romano técnico, arquitectónico y sociológico. arquitectónico tan grande como desde el Románico hasta el Gótico pos­
Lo que los romanos, con su talento para la ingeniería, tan a fondo terior.
explotaron para la regeneración humana, fue un esquema de pasmosa sim­ La luz bañaba las altas bóvedas de las salas de baños, en especial
plicidad: a ese sistema de calefacción en suelo y paredes que Vitruvio ha las del tepidaríum, y la luz del día se filtraba a través de las grandes venta­
descrito detalladamente, se le supone nacido en el siglo 1 a.C. El suelo se nas semicirculares, con sus dos jambas. Las tepidarias de las termas son,
apoyaba sobre bajos pilares de ladrillo (hipocaustos) bajo los cuales pasa­ por lo que podemos saber, los primeros interiores monumentales en los que
ban los gases de la combustión. Un sistema de tuberías de barro, cuadra­ la plena luz diurna podia penetrar a través de las grandes aberturas de las
das (las tubulae), conducía el calor a través de las paredes huecas. La cale­ ventanas. En las termas del foro de Ostia, el puerto romano en la desembo­
facción en paredes y suelos de las colonias romanas más allá de los Alpes, cadura del Tiber y balneario de moda de la sociedad romana bajo Augusto
nada tenía de extraño. El esquema técnico de las termas está basado ente­ y Claudia, quedaba sin cubrir una sala a nivel de planta, cuya función no
ramente en este sistema de calefacción combinado, que distribuia el calor a estuvo clara durante cierto tiempo. Su pared meridional se abre en un solo
través de la habitación de modo más equitativo que todo lo obtenido más tramo sostenido únicamente por dos columnas de mármol (figura 442). Lo
tarde p.or cualquier otro método. que formaba esta abertura era una pared de cristal, y la sala, con su orien­
Este sistema de calefacción fue utilizado, a gran escala romana, tación cara al Sur. servía en invierno como baño de sol.
en salas de dimensiones hasta entonces desconocidas. Vinculado a sus fue­ La invención sociológica radica en haber dedicado parte de un
gos, había otro elemento: el agua. Los acueductos a través de los cuales lle­ centro social a la regeneración. Los romanos pasaban gran parte de su
gaba agua de las colinas de Albano eran ya una institución secular cuando tiempo de ocio en las termas, y los baños surgieron allí donde se asentaron
surgieron las termas. Ahora, éstas se multiplicaron. Las enormes piscinas los romanos: en granjas, en fincas, en ciudades grandes y pequeñas. y en
de lajrigidaria romana y su despilfarro de agua fueron novedades en la ci­ los grandes campamentos de f\frica y Gran Bretaña.
vilización, y la abundancia de agua y calor dieron a las termas romanas su El día laborable romano comenzaba al amanecer, y normalmente
sello único. Lo que les da su carácter impresionante no son las cantidades terminaba a la una o las dos de la tarde. Las termas abrían al mediodía. 9
de agua y de calor que consumían, sino su manera de atender a la regenera­ Uno las visitaba al terminar el trabajo, antes de almorzar, y su finalidad
ción total. era la regeneración diaria. Al igual que en el gimnasio, el ejercicio en la pa­
Con el advenimíento del baño tecnificado de aire caliente y sus sa­ lestra relajaba el cuerpo y estimulaba la circulación. Ello requeria tiempo,
las de diversas temperaturas (tepidarium, tibia; caldarium, caliente; laconi­ al igual que la estancia en la sala más grande y espléndida, el tepidarium,
cum, muy caliente), la función del baño griego del siglo V quedó alterada donde se rompia a sudar al cabo de una media hora. Venia después el calor
de forma definitiva. Para entonces, el baño propiamente dicho adquiere más elevado del caldarium, que culminaba en una breve estancia en el la­
carácter sobresaliente. Se conservan las partes individuales del gynmasium conicum, cuyo aire caliente y seco, que frisaba en los 100 oC, marcaba los
y así mismo la palestra para los deportes y la lucha. El espacio de la pales­ límites de la resistencia. Seguidamente se procedía a un enjabonado, a un
tra abierta en las termas imperiales romanas, tales como los baños de Ca­ masaje y a una zambullida en la piscina deljrigidarium. Por tanto, la rege­
racalla, podrían haber contenido más de un gimnasio como el de Priene. neración cotidiana estaba indisolublemente vinculada a la vida romana.
También reaparece la forma de la exedra, pero su hemicírculo es ahora lu­ Ello no quiere decir que todo romano pasara cinco horas cada día en las
gar de reposo. Ya no es cultura para unos pocos, como en Atenas, y ni termas, pero allí estaban los baños, abiertos para todo el que deseara utili­
Platón ni Sócrates hubieran podido explicarse entre el barullo y las multitu­ zarlos. Numerosas fundaciones cuidaban de ello, y los baños de Agripa
des de la palestra romana. La función de la exedra -instrucción y discu­ fueron gratuitos durante todo el tiempo en que funcionaron. 10 El precio
normal de la entrada era ridiculamente exiguo, y del todo desproporciona­
634
635
do con respecto a los gastos y el mantenimiento del establecimiento. Las
termas urbanas atendían a la población civil, y las de los campamentos mi­ \.
litares a las legiones. Los generales romanos sabían que los soldados can­
sados luchan mal. La clase adinerada, que había llegado a dominar el arte "\. 3."'i,,­
\.
de vivir ociosamente, utilizaba asimismo las termas de sus villas con fines
sociales. En la Villa Pompeyana, de Diómedes, los baños no se encuentran
cerca de los dormitorios, que están situados en un plano más elevado, sino
a la izquierda, directamene opuestos a la entrada.
Acerca de las termas, se oye el comentario de que eran lugares CL7'lauñ'c
destinados a prácticas eróticas, pero no cabe culpar a esta institución más Oua~

que al automóvil si éste es utilizado con fines que no tengan que ver con el
transporte. Rostovtzeff ha aclarado suficientemente el hecho de que la de­
cadencia del Imperio Romano fue, primordialmente, el resultado de debili­
dades en las estructuras sociales y económicas de las provincias. Detrás de
las termas existía el conocimiento de que, en la vida pública se necesita una
institución para ayudar a restaurar el equilibrio del cuerpo una vez dentro
de cada uno de sus ciclos de veinticuatro horas. "",tI.. Cfr'''''
La obstinación con la que Roma y Bizancio, hasta su declive, y el o~
Islam, hasta el amanecer de la vida mecanizada, se aferraron a su regene­
ración total, muestra cuán arraigada está en la naturaleza humana la nece­ ~
sidad de tales instituciones.
444. itinerario de los tipos de regeneración. En este mapa, hemos tratado de trazar la
Con el desarrollo de las termas entró en la historia un nuevo fac­ ruta de los diferentes tipos de regeneración. Desde Asia Central, el arquetipo -vapor o
tor social: a cada individuo se le reconoció y se le otorgó el mismo derecho baño de aire caliente- se extendió en la Antigüedad a Rusia, Siria y el mundo gnego. Pro­
a la regeneración, y por añadidura a la regeneración dentro del ciclo de bablemente, este tipo fue elaborado técnicamente, por primera vez, en el Delta del Nilo
durante el periodo de los Tolomeos. En el siglo I a.C., las termas romanas, cruzamiento
veinticuatro horas. de arquetipo con el gimnasio griego, se difundió junto con el Imperio en expansión. Fue
El corte del suministro de agua a Roma cuando los nómadas des­ en Siria, en el siglo II! d.C., donde las termas romanas, en su camino hacia Oriente, en­
truyeron el acueducto de la Campagna en las postrimerías del Imperio, in­ contraron el arquetipo y se transformaron en lo que más tarde seria el baño islámico, tipo
fluiría sobre nuestra vida cultural hasta los tiempos presentes. que persistió hasta la llegada de la mecanización. (M. Ecochard y S. Giedion.)

Si el arquetipo se extendió centrífugamente desde el interior de


Itinerario de los tipos de regeneración Asia, un nuevo proceso comienza ahora con Roma como su centro. En los
tiempos de la expansión romana, las termas llegarán hasta las fronteras del
¿Dónde se originó el arquetipo? Todos los signos apuntan hacia mundo civilizado.
Oriente, hacia el interior del continente asiático. El tipo primitivo de rege­ Se observa entonces un fenómeno notable. En Siria, durante el si­
neración total, en sí, se ha mantenido por más tiempo en Rusia, extendién­ glo III d.C., el tipo romano (thermae) se alza ante el modelo original asiáti­
dose a la Rusia europea (Siberia) y, alrededor del siglo XII, hasta Europa co, que no díspone de cultura atlética, ni de palestra ni de piscina de agua
central e Inglaterra. En el período gótico llega a su plena expansión occi­ fría (frigidarium). Notables similaridades de plano y de escala muestran
dental, y 10 encontramos mencionado en las más tempranas crónicas de los que esos pequeños baños sirios (fig. 446) no eran simplificaciones provin­
rusos y los finlandeses. En nuestra sección sobre el baño de vapor como ciales, sino descendientes del tipo original, absorbidas y adaptadas a los
institución social trataremos con mayor detalle este tipo primerizo. hábitos de vida grecorromanos. El arquetipo demostraría ser el más fuerte.
El principio del tipo ruso actual le era familiar al griego Heródo­ Detalle por detalle, los primeros conquistadores árabes del siglo VIII se
to, quien describe un baño de vapor de la clase más simple. No es compro­ apoderarán de ellos, como muestra gráficamente la comparación de un
bable si llegó a Grecia a través de Asia Menor o a través de los Ba1canes, o baño sirio del siglo III con el baño del califa en Kusair'Amra y otras insta­
por ambos caminos a la vez. Una versión perfeccionada dejó sus trazas en laciones sirias del siglo m.
el delta del Nilo durante el siglo III a.C., bajo los Tolomeos, y desde el alta­ El baño F 3 de Dura Europos (siglo m d.C.),ll al que tanto se
mente tecnificado Egipto helenístico pasó al Imperio Romano -Pompeya, asemejará el baño del califa en Kusair'Amra en escala y en plano general,
Roma- en el siglo 1 a.C. En este período se deriva una forma claramente por ejemplo, había permanecido enterrado desde que aquella avanzadilla
circunscrita: las termas romanas, con una serie graduada de salas calientes romana fue destruida por los partos. Una de las cosas reveladas por los ex­
y que incorpora el gimnasio de los griegos (fig. 445). cavadores de Dura en años recientes trasciende en implicación el informe
636 637
arqueológico. Se descubrió que la gran piscina delfrigidarium había sido tran los lechos de reposo. Tocan los músicos en las galerías de la sala de
llenada de arena algún tiempo antes de que cayese la ciudad (c. 256 d.C.) y descanso. Los edíficios se vuelven más pequeños, menos conspicuos. Hay
convertida en sala de descanso (apodypterium), norma a la que invariable­ un ala caliente y otra fría. El equipo técnico ha sído simplificado. Los hipo­
mente se adhería el baño islámico en todas sus variantes. Su prototipo di­ caustos se han reducido a tubos de humo en las paredes, y circulan tu­
recto no es conocido. El baño de Dura Europos no pudo haber servido de berías de aire caliente bajo el suelo del ala caliente.
pauta para los califas Omayas; las similaridades sugieren que no represen­ El núcleo de las termas romanas, una serie graduada de salas de
ta un caso especial, sino un tipo, y ello significa que el tipo romano occi­ aire caliente, persiste; sin embargo, ha sido modificado el equilibrio de todo
dental fue abandonado en el Cercano Oriente cuando se enfrentó a su ar­ el organismo.
quetipo. F.E. Brown reconoció inmediatamente el baño F 3 como pertene­ En los tiempos clásicos, el apodypterium, o sala para desnudarse,
ciente a la tradición sirio-oriental, y la comparación de escalas de Eco­ era utilizado con este único fin, pero Oriente amplía sus funciones con la
chard12 ha reforzado todavía más la conclusión de Brown. de sala de descanso, el maslak. El bañista permanece en ella al comienzo y
El tipo sirio, construido en piedra, normalmente abovedado, y tec­ al final del ciclo de regeneración.
nificado a la manera romana, representa un cruzamiento del tipo original El foco del baño romano era el tepidarium, o sala tibia, y los ro­
(que pervive hoy en las cabañas de troncos de Rusia) con la civilización manos disfrutaban en él del mayor lujo y del más amplio espacio. U na y
occidental. otra vez, el tepidarium -como en los baños de Caracalla o Diocleciano
Desde Siria y Transjordania, este tipo se extendió con la expan­ (fig. 445b)- tentó a la fantasía arquitectónica de! siglo XIX, la cual ensayó
sión musulmana, tal como las termas se habían expandido con Roma. Bag­ reconstrucciones. El tepidarium romano parece explicable, por lo menos
dad primero, y más tarde El Cairo, recientemente construido por los Fati­ en parte, por causas naturales. El bañista entraba en él cuando el ejercicio
mitas, se convertieron en centros de irradiación. Las costas norte y noroes­ en la palestra ya había estimulado su circulación. El tibio ambiente alenta­
te de Africa y España, hasta la muralla pirenaica, atestiguan abundante­ ba la consiguiente relajación, y no era necesario provocar artificialmente el
mente el paso del baño islámico. Tras la caida de Constantinopla (1453), sudor. En e! hammam, el tepidarium queda reducido a un mero pasillo. El
los Osmanes, utilizando modalidades bizantinas de plano y abovedado, lo declive del tepidarium es atribuido por lo general al clima más caluroso,
llevarán, a través de los Balcanes y Hungría, hasta las fronteras de Austria. pero esta explicación difícilmente resulta plausible, ya que en África del
Así, e! arquetipo de la regeneración total se extiende continuamen­ Norte los baños romanos conservaron su sala tibia.
te en sus numerosas formas desde los tiempos prehistóricos hasta la Rusia, En esa época, la sala del aire caliente se hace central; es el beit-al­
la Finlandia y el Cercano Oriente de la actualidad. harara, el ealdarium, que en Romajamás rivalizó con el tepidarium en im­
portancia. Más tarde, otras cámaras irradiarían transversalmente a partir
Regeneración en el Islam de ella. Había en el ealdarium romano grandes bañeras de mármol, con
La evolución adquirió un nuevo cariz cuando el Islam se encontró agua caliente y fría; ahora, en el beit-al-harara, ocupa el centro un diván
por vez primera con las termas romanas en Asia Menor. El Islam adoptó y octogonal donde el masaje, sustituto de la palestra romana, corre a cargo
asimiló las termas, amoldando a sus propias necesidades la norma romana de un especialista. 15
que había descubierto en Siria. De este modo, los prudentes califas pudie­ En Roma, la sala más calurosa, ellaconieum, tenía una atmósfera
ron compensar a sus súbditos por los placeres alcohólicos que su fe les caliente y seca, pues los gases de! fuego pasaban bajo su piso. En el ham­
tenía prohibidos. mam, esto se convierte en un baño de vapor, el maghtas, única habitación
¿Qué diferencia el hammam,13 o baño de! Islam, de! baño roma­ con una profunda piscina en su centro (fig. 449). A tono con la preferencia
no?14 oriental por el baño de vapor, dos de estos maghtas, calentados al vapor a
La palestra y sus juegos gimnásticos, junto con la piscina en elfri­ diferentes temperaturas, solían irradiar desde el beit-al-harara.
gidarium, desaparecen, e igual ocurre con las instalaciones para e! ejercicio La administración del baño, tal como la indica el plano (fig. 446)
intelectual, como la exedra griega o la biblioteca romana. Al encontrar el procedía como sigue: desde el aposento de desvestirse (apodyeterium, mas­
Islam su propia expresión arquitectónica, e! tepidarium, bañado de luz por lak) -e! tepidarium se ha convertido en mero pasillo- hasta la sala de aire
sus altas ventanas, da paso a cúpulas apenas atravesadas por el resplandor caliente con su cúpula (caldarium, beit-al-harara), donde se daban los ma­
de vidrios de color, o por las cúpulas estalactitas en las salas más peque­ sajes especiales, y desde allí hasta el baño de vapor (maghtas); por último,
ñas. Lo que se prefiere son la media luz, la quietud y e! aislamiento con res­ un masaje con jabón y de nuevo al maslak para el descanso.
pecto al mundo exterior. En la semioscuridad de las cúpulas se dice que se El Islam encontró su esquema básico en las termas de la Siria del
reúnen los espíritus, los djinns, y en ellas el activo bañista del mundo clási­ siglo III al VI,16 donde el equilibrio ya se había desplazado. Desaparición
co cede ante el reposo pasivo del oriental. Una técnica refinada para relajar de la palestra y elfrigidarium, dominio del apodyeterium (sala para desves­
las articulaciones y un masaje al champú con especial poder de penetra­ tirse y descansar), disminución del tepidarium, y creciente importancia del
ción, suplantan a los deportes atléticos. En lugar de la exedra griega, en­ ealdarium. Faltan ya los hipocaustos y las dobles paredes. En compara­

638 639
445a. Gimnasio helenístico de Priene, 446a. Baños de Dura Europos. Las lZ22Z2'Z3
Baño siglo l1 a.C. El baño griego era insepa­ termas romanas encontraron su arquetipo
rable del gymnásium, con su palestra y en Siria y a lo largo de las fronteras ro­ ¡gIOllI

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xystos para juegos v carreras. Incluso manas con Oriente. En el siglo III d.C.,
Exedra r • ., ••• ., en tiempos heleIÚsticos, consistía tan el baño F3 de Dura Europos fue delibe­

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sólo en duchas frías y abluciones. radamente llenado de arena y convertido ---1
en un gran salón oriental de descanso

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. (A) o maslak.

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446b. Baños de Brad.

so mI ( Creciente importancia de
la sala de reposo (maslak)
y la cámara caliente. El
frigidárium y la palestra
han desaparecido.
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A-----ri"I
N orte de Siria

Siglo III

446c. Baños de Kusair' Siglo VIII


Amra. Los califas Omeyas
445b. Termas de Diocleciano, 302 d.C. se apropiaron el tipo
Bajo el Imperio romano, el baño adquiere sirio y empezaron a con­
un significado soberano. Con abundancia vertirlo en institución islá­
de agua y calor, se convierte en un lujoso mica. Los mismos ele­
centro social para las masas. mentos, la misma escala.

Stadium

Biblioteca

446d. Baños El Hajib. ~ - - - , Damasco


Bajo la influencia bizanti­ I
na, la instalación cobra I
nueva diferenciación; la
I Siglo XV
I
sala más caliente (C) ad­
quiere un tamaño discreto,
tendencia que, como ha
mostrado Ecochard, con­
~~i
~E- __ l
tinuaría hasta el presente.
Cada habitación está O 10m
1 I
provista de cúpula y las
cámaras de vapor radia­
les están agrupadas alre­
100m • dedor de la sala de aire
4 caliente.

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21-Gledlon
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447a. Sala de descanso del baño islámico (Maslak, Apodyplerillm). Aqui comienza y
termina la regeneración islámica. En contraste con la penumbra de las cámaras de baño,
se prefiere una sala más iluminada. El bañista dormita, fuma y toma café. En tiempos de
los califas, tocaban músicos en las galerías. (Pauty. Les Hammams dll Caire.)
447b. Sala de aire caliente del baño islámico (Beit-al-Harara, Caldarillm). Se trata
de una sala cerrada y a media luz. Un diván poligonal, en el centro, sirve para administrar
masajes. (Panty, Les Hammams dll Caire.)
ción con los edificios romanos, todo está a una escala extremadamente re­
ducida. Los baños de los primeros tiempos de la cristiandad en Siria son a
las termas de la Roma imperial lo que una capilla románica primitiva en la
montaña es a la elegancia de una catedral románica. Todo está provincial­
mente simplificado, pero al propio tiempo ajustado a los nuevos alrededo­
res. Aquí, la versión provincializada dio lugar a una nueva evolución,
como ocurre con tanta frecuencia en la historia cuando las influencias ex­
tranjeras renuevan una pauta más antigua.
Cuando los mahometanos crearon sus propios baños en el siglo . "
"
~

VIII,17 instilaron nueva vida en las instituciones sirias. Los constructores " ::<~.; .' '~'--".'
de los primeros baños islámicos eran califas Omeyas, que todavía conser­
vaban una forma de existencia medio beduina y despreciaban la vida
hermética y ordenada de las ciudades. Este rasgo fue común entre los con­ 449. Sala de vapor y piscina en un baño persa, siglo XVI. "El califa AI-Ma'mlln y el
quistadores árabes, en Mesopotamia, en Egipto e, igualmente, en Siria. El Barbero", miniatura persa, 1548. El califa está sentado en el borde de la piscina, hacién­
dose cortar los cabellos. Los sirvientes sacan agua para verterla sobre los bañistas. En
baño de Kusair Amra, cerca del mar Muerto, se encuentra aislado en la in­ primer término, tiene lugar un masaje. (Cortesia de la Freer Gallery, Washington.)
mensidad del desierto, como un hotel entre los glaciares. La cámara inicial
(apodycterium, maslak), con toda la modestia de su tamaño, se convierte predominante es, sin duda, el de la intimidad, atmósfera que no se perdió ni
en sala social con una galería y unos murales delicados. En cambio, las sa­ siquiera cuando, con el paso del tiempo, aumentó la escala del baño islámi­
las de baño propiamente dichas pierden algo de su importancia. El rasgo co. Como en los prototipos sirios, las salas forman una secuencia continua.
El baño del califa en la Alhambra de Granada (siglo XIV) sigue todavía
esta pauta. A lo largo de estas salas se desarrollan planos cruciformes,
como en los hammams de El Cairo, que tan precísamente nos ha revelado
un arqueólogo francés. 18 Aquí, el caldarium con cúpula (fig. 447) (beit-al­
harara) se convierte en el centro arquitectónico.
448. Distribución de ba­ Dejando de lado la estructura atlética e intelectual, el Islam hace
ños en un barrio de El de la regeneración cuestión religiosa. Así, el hammam es contemplado
Cairo. En el 1930, toda­
via se contaban unos como 19
complemento de la mezquita, y en él se efectúan las grandes ablucio­
cincuenta harnmams de nes. La dotación de los hammams era vista como un acto piadoso. Los
los siglos XI al XV, todos baños estaban abiertos para los pobres, y el pago era dejado a la discreción
ellos pequeños y al servi­ del bañista. "Dejo en manos del bañista el pagar de acuerdo con su ran­
cio de su vecindario in­
mediato. (Pauty, Les go", dice un califa en Las mil y una noches. 20 Esta costumbre fue concien­
Hammams dll Caire.) zudamente observada hasta finales del siglo XIX, ya que la gratuidad con­
642 JI cedida a quienes asistían al baño era considerada como credo religioso. Y

643
para promover los hammams. el Islam eximía de impuestos a los ayudan­
El baño de vapor como institución social
tes de los baños.
Como en la Antigüedad, el baño era lugar de encuentro social,
Bañarse en aire saturado de vapor es el tipo de baño, a la vez más
para las mujeres significaba una oportunidad para relacionarse fuera de
sencillo y más barato, capaz de limpiar el cuerpo con satisfactoria eficacia.
sus casas.
El calor húmedo estimula la piel y las glándulas sudoríparas, provocando
Todavía en 1933, Pauty pudo contar en El Cairo unos cincuenta
la eliminación de los productos de desecho. Un montón de piedras
hammams de los siglos XII, XIII, XIV y XV, y algunos posteriores. Va­
calentadas y un cubo de agua constituyen todo el equipo necesario. Este
rios de los construidos en el XII -contemporáneos de los pórticos norte de
baño es conocido a partir de los tiempos de Heródoto y existía en el mundo
Chartres- todavía prestaban servicio. Puesto que todo lo atlético había
clásico como existe hoy en cualquier pueblo de Rusia o de Finlandia. La
sido eliminado, bastaba con una zona pequeña y una estrecha fachada,
popularidad del baño de vapor comienza con el siglo XII y tal vez incluso
como la de cualquier otra casa de la calle. Sólo el umbral era tratado con
antes. Como la cerradura de cilindros de madera, aparece por doquier. Sin
más riqueza, y atraía las miradas como el rótulo de una posada del XVIII.
embargo, fiel a su tendencia, el siglo XIX no produjo un inventor que, con
Un vistazo al mapa de un barrio de El Cairo muestra que los hammams,
el ojo puesto en las necesidades humanas, lograrse convertir el baño medie­
cada uno de ellos al servicio de su vecindad inmediata, eran tan numerosos
val de vapor en una institución adecuada para nuestro período, con tanto
como las tabernas en una ciudad europea (fig. 448). En vista del clima más
éxito como Linus Yale transformó la cerradura de cilindros de madera en
cálido, es probable que esto resultara más conveniente que la~ gigantescas
una maravilla de la mecanización.
instalaciones romanas con sus muchedumbres atraídas desde la lejanía.
Como las termas del Imperio Romano, los hammams proliferaron
en todas las ciudades y sus barrios, en pueblos y junto a los caminos, allí El baño de vapor del gótico
donde llegase la influencia musulmana. En los lugares donde el combusti­
ble escaseaba quemaban paja o excrementos de vaca y de camello y, hasta Desde Rusia y Finlandia, el arquetipo del baño de vapor y aire ca­
hoy en día, basuras de los barrios indígenas, lo que no deja de ser un siste­ liente continuó su marcha hacia la Europa occidental, y su pleno desarrollo
tuvo lugar en la Edad Media.
ma práctico y limpio para disponer de las mismas.
Se encontraban hammams en los Balcanes, en Persia, en Asia Me­ En Occidente, no menos que en Rusia, el baño medieval de vapor
nor, en Africa desde Egipto hasta Marruecos, y en la España de los moros. fue pensado como institución social. Pocas diferencias existen entre una
Se dice que Córdoba tenía unos 900 establecimientos de baños en el apo­ sauna finlandesa, una choza siberiana de baño y el antiguo baño gótico de
geo de su desarrollo, alrededor del año 1000. 21 En Budapest todavía exis­ vapor, "cabina de sudor" o "estufa", que vemos en El baño femenino, de
ten hoy varios baños termales sulfurosos, cubiertos sus manantiales por Alberto Durero (1946) (fig. 450). Durero acababa de regresar de su primer
bóvedas que datan de los tiempos de los turcos. viaje a Italia, y en este dibujo quiso retratar diversas posturas del desnudo
En Occidente, el período más floreciente del baño islámico coinci­ femenino. Buscó sus modelos allí donde podía encontrar1os con mayor na­
de con el románico y el gótico. El hammam alcanzó la cúspide de su refina­ turalidad: en uno de los trece baños de vapor del Nuremberg del siglo XV.
miento en el siglo XV. En otras palabras: los árabes habían llevado SU or­ Como Ingres para su Baño turco (1859), Durero utilizó como pretexto el
ganización a una plena madurez cuando los turcos cayeron sobre ella. momento del baño. Ingres se basó en las famosas Cartas de lady Montague
Con·el despertar del interés por todo lo oriental alrededor de y en su descripción de un baño turco en Adrianápolis. Alberto Durero,
1830, el baño turco llamó la atención de los viajeros europeos. Un di­ como el espectador al fondo de su dibujo, pudo presenciar el acontecimien­
plomático inglés, David Urquhart, fue el primero en reconocer su significa~ to y lo registró con aquella precisión tan suya: la implacable y descarnada
do humano, y pensó en introducir estos baños en las ciudades industriales desnudez de la anciana al fondo, los diversos gestos y acciones de las ma­
de la Inglaterra de mediados del siglo XIX, como regeneración para todas nos, lajoven de pie que se azota con la escoba de baño, la habitación de te­
las clases. Cuando Urquhart encontró por vez primera el hammam, en cho bajo, el hogar construido hasta la altura del techo, los recipientes para
Grecia en 1830, éste todavía florecía bajo el patrocinio de los bienestantes. salpicarse el cuerpo con agua, el montón de piedras calientes, los redondos
Alrededor de 1850, cabía prever su declive bajo la influencia occidental, calderos y los diversos niveles dentro de la cámara de baño.
aunque todavía no había cuartos de baño en los apartamentos. Al parecer, Poco variaron en Europa las costumbres medievales relacionadas
quedó finalmente sentenciado cuando el baño mecanízado empezó a pene­ con el baño. Cuando David Urquhart hizo su campaña para introducir el
trar en el mundo oriental. Los hammams perdieron sus acaudalados pro­ baño turco entre los ingleses, en 1856 se enteró de que la isla de Rathlin, en
tectores y sólo las clases pobres -nos dice Pauty- utilizan hoy los baños. la costa ir1andesa, todavía poseía cabañas sudoríferas medievales, y de que
Despojados de sus ornamentos, de sus alfombras y de sus mosaicos, la su­ "especialmente en la Feria del vecindario, la gente se bañaba".22 En Suiza,
ciedad se ha apoderado de loshammams. Las clases altas han adoptado en el Ober1and de Z urich, por ejemplo, siguieron en uso baños comunales
nuestros hábitos y se sienten satisfechos con cuartos de baño en sus pro­ de vapor en época todavía más tardía. El abundante vapor generado al co­
pias viviendas. cer el pan, a menudo era utilizado con este propósito. Introduciendo un
644 645
~

simple análisis del tipo parece aportar una orientación más fiable que las
fuentes escritas. Como los baños de la Antigüedad y el Islam, el baño de
vapor ruso es una institución social, pero su modelo sugiere una estructura
social anterior, un medio que no dependia del trabajo de esclavos. Un ba­
ñista atiende al otro. Sin simplificación provincial, es un tipo que, a diferen­
cüi de la gimnasia y las termas urbanas, alcanzó su forma común en am­
bientes rurales y regiones boscosas.
Coincidimos con uno de los pocos investigadores precisos de esta
cuestión, el cual descarta la fácil suposición de un origen grecorromano.
"Yo supondría más bien -dice- que la idea de este tipo se derivó del
Oriente o de los escitas, los cuales poseían tales baños de vapor... 24 o tal
vez de los sarmacios o kazanes",25 es decir, del Oriente. Nunca se convirtió
en institución lujosa. Un visitante francés del XVIII, al que citaremos, des­
taca el hecho de que sólo una mayor limpieza distinguia los baños de los
bienestantes de las chozas de baño de los campesinos.
El baño ruso permaneció como en sus comienzos: una cabaña de
troncos con un hogar abierto y un montón de piedras al rojo vivo. Para
provocar un sudor intenso en la atmósfera saturada de vapor, un recipiente
con agua fría, un manojo de ramitas para estimular la piel, y un puñado de
hojas y cebollas para el masaje, era casi todo lo que se necesitaba. Nunca
pasó a ser una suntuosa serie de salas con temperaturas escalonadas; unas
cuantas hileras de bancos, a diferentes distancias del techo. que es donde el

450. Baño de vapor gOtICO. "El baño de las mujeres ", dibujo de A lbrecht
Dürero, Nuremberg, 1496.

tubo en el horno, los operarios se podían bañar en el vapor tan generosa­


mente cedido por el proceso de la panificación. De vez en cuando, surgían
conflictos entre el gremio de los panaderos y el de los bañeros, el cual pro­
testaba por esta competencia con su oficio.

El baño de vapor ruso

El baño ruso de vapor es el más simple de los tipos de regenera­


ción y ha resultado el más duradero. Al parecer, el sistema se remonta a
eras y regiones de las que carecemos de evidencia histórica, y estaba rela­
cionado con los mitos de tiempos precristianos, con el culto de los difuntos
y con el de las fuentes y ríos. En días como el Jueves Santo, se dejaba una
ofrenda de carne, huevos y leche, se calentaba la caseta de baño, se es­
parcían cenizas en el suelo y, a gritos, se ahuyentaba a los espiritus que pu­
dieran habitar el lugar. Para propiciar una buena salud, se ataban a la es­
cobilla de baño hierbas dotadas de virtudes máginas. 23
Los orígenes del baño de vapor, tal como lo practican rusos y fin­ 451. 1:.-1 baño ruso I'is/U por ojos del siglo XViii. Ilustración para el Voyage en Sibérie
landeses son tan remotos que sólo han dejado vestigios muy vagos. Un en 1761, del abate d'Auteroche.

646 647
calor es más intenso, bastaban. En invierno, la atmósfera del exterior y agrado del astrónomo, pero no perjudicaron su postura de observador im­
unos revolcones sobre la nieve facilitaban el contraste necesario; en vera­ parcial. Vio claramente su función social y su eficacia contra ciertas enfer­
no, el rio contiguo o unas aspersiones con agua fria. Este sistema es t}n medades (escorbuto y gota), y lo recomendó a la Europa occidental.
baño de naturaleza en el sentido más amplio del término. El más sencillo
en medios y el más simple en normativa, es uno de los más completos en Estos baños son utilizados en toda Rusia; ... todos, desde el zar hasta el
último de sus súbditos, los utilizan dos veces por semana, y de idéntica manera
cuanto a efecto regenerador. (fig. 451). Quien posee la más modesta fortuna agrega uno de estos baños a su ca­
sa, y lo utilizan el padre, la madre y los niños, a menudo todos ellos a la vez.
La regeneración popular a través de ojos occidentales Las clases más bajas del pueblo utilizan baños públicos, los cuales son
compartidos por hombres y mujeres por igual. Unas tablas sirven de partición de
El baño ruso es el único tipo de regeneración total que se ha man­ sexos, pero puesto que ambos sexos salen del baño en cueros se ven unos a otros
tenido intacto hasta hoy. ¿Cómo reacciona un francés educado de media­ en tal condición y se quedan conversando acerca de los temas más indiferentes. En
dos del siglo XVIII en su primer encuentro con este antiquisimo tipo de re­ los pueblos más pobres, ambos sexos utilizan los baños en promiscuidad. 27
generación? Puesto que no se trata tanto de una reacción personal como El siglo XVII nos ha dejado también descripciones del baño ru­
de una que caracteriza a la época, veamos un poco más a fondo su narra­ SO.28 Más afortunado que el abate francés fue el conde de C arlisle, embaja­
ción. En 1761, el abate Chappe d'Auteroche, enviado como astrónomo por dor de la corona en la corte del Gran Duque de Moscovia, quien encontró
la Academia Francesa, viajó hasta Tobolsk, en Siberia, para observar allí en los baños rusos una fuente refrescante y placentera. Su relato contiene
el eclipse de Venus. Más tarde, fue con una misión familiar a California, escasas novedades. Señala que "sus cuerpos son bien lavados con agua ti­
donde falleció en 1769. Fiel al universalismo del siglo XVIII, su interés bia, o algún otro liquido, y frotados de arriba abajo con puñados de hier­
abarcaba diversos campos, y trató temas geográficos, geológicos, físicos, bas... generalmente, toman un trago de la botella para reforzar sus espiri­
religiosos y etnológicos. Sus tres volúmenes en foli0 26 son el informe im­ tuS".29 Se destaca siempre que el baño es considerado como un medio de
parcial de costumbres que observó y que le impresionaron o escandaliza­ regeneración para las masas, no menos para mantener la suavidad del
ron: ejecuciones mediante dos certeros golpes de knut, lenguas arrancadas, cuerpo que para salvaguardar la salud.
o sus experiencias al bañarse como los rusos. Más interesante es tal vez la observación del conde de e arlisle en
El abate había oído hablar profusamente de este baño en su viaje el sentido de que los baños eran juzgados como muy necesarios para las
hacia el este y, termómetro en mano, deseaba comprobar sus efectos sobre parejas recién casadas... "Especialmente después de su primera unión,
su propio cuerpo. Muy hacia el interíor de Rusia, una mañana de ínvierno siempre hacen uso de esta clase de purificación",30 costumbre de gran te­
decídió dejarse llevar en trineo desde la casa donde se labergaba hasta la nacidad que. al igual que el culto de los espíritus, muestra un significado ri­
choza de baños junto al rio. Abrió la puerta, pero se arremolinaron a su al­
rededor tales "nubes de humo" que rápidamente volvió a cerrarla. "Creí
que había estallado un incendio en la casa de baños...", pero uno de los ru­
sos insistió una y otra vez hasta persuadir de nuevo al abate. "El calor
anormal era mucho más de lo que yo esperaba encontrar, pues había su­
puesto que estos baños tenían como fin la limpieza." Finalmente, le hicie­
ron comprender que lo que de él se esperaba era que sudase. Sin embargo,
añade: "Ya que me sentía perfectamente satisfecho con mi estado de salud,
resolví marcharme en el acto." No obstante, puesto que no quería ofender
a la buena gente que había calentado el baño para él durante toda la noche,
hizo un tercer intento. "Me desnudé rápidamente y al instante empecé a su­
dar." El calor se le subió a la cabeza, se imaginó a sí mismo sentado sobre
un hierro al rojo vivo, se cayó del banco, rompió su termómetro y fue inca­
paz de vestirse de nuevo, ya que por una parte no podía ponerse sus ropas
en su cuerpo empapado dentro de la casa de baños, y por otra hacía dema­
siado fria para vestirse fuera. Desesperado, se puso su camisón de dormir
y pidió que le llevasen de nuevo, en trineo, a su habitación. "Esta primera
aventura me dejó tanto desagrado por los baños rusos que permanecí cin­
co meses en Tobolsk sin probarlos de nuevo, a pesar de todas las represen­
taciones que me hicieron."
452. El batio ruso lal como aparecia a principios del XIX, 1812. (Rechenberg y Rothen­
Posteriores pruebas con el baño ruso no lograron conquistar el loewen, Les Peuples de la Russie, París, 1812.)

648 649
tual. La observación de Carlisle al respecto de que los baños eran más nu­
merosos en el campo que en las ciudades -"eran tan raros en Moscú como
la caza"_31 concuerda con lo que dice la Gran Enciclopedia Soviética so­
bre el mismo tema: "el gobierno de la Rusia del siglo XVII instaló baños
en las ciudades y alentó a sus cuidadores concediéndoles exención de
impuestos".
El hecho de que Rusia no estuviese permeada por la mecanización
en el siglo XIX tal vez pueda explicar en parte por qué el baño logró subsis­
tir hasta hoy. Después de la Revolución de Octubre de 1917, esta popular
institución fue promovida como importante instrumento de higiene nacio­
nal, y se promulgaron detalladas especificaciones.
Cuando el primer cuarto del siglo XIX trató de instaurar de nue­
vo el baño de vapor, transformó esta institución social en cubículo privado
o en baño con lecho de vapor.

La decadencia de la regeneración 453. Interior de


un baiío de vapor
La regeneración en la Edad Media gótico, siglo XV.
Manuscrito ilumi­
'-, .
Por dos veces, la primera al comenzar la Edad Media y de nuevo _...•".,1 nado. (Cortesía
de Verve, París,
al terminar, los pueblos de la Europa occidental entraron en contacto con ,l
Bib1iotheque Na­
otras costumbres regeneradoras: en el declive del Mundo Antiguo, cuando tiona1e, París, MS.
los nómadas hambrientos de tierras saquearon Roma, y de nuevo unos Frys. 289.)
nueve siglos más tarde, cuando los moros fueron expulsados finalmente de
España cerca de 1500. En este proceso, fueron absorbidos muchos rasgos Se está disipando el retrato de las calles medievales como callejo­
de la civilización mora, desde el riego hasta el tratamiento y ornamenta­ nes azotados por la peste y sin ninguna forma de higiene. Desde hace mu­
ción de los asientos de cuero. cho tiempo se sabe que los castillos medievales estaban mucho mejor pro­
Pero el baño islámico, que, sin ningún estimulante artificial, causa vistos en desagües y retretes que un Versalles, cuyos constructores presta­
una sensación de bienestar corporal, fue repudiado. Esta alta cultura del ron poca atención a tales servicios. Unos estudios más recientes han de­
baño era en exceso un símbolo de los hábitos de los moros, y por tanto no mostrado que el Londres del siglo XIV poseía alcantarillas a ras del suelo,
podía ser aceptado. Se dice que una reina de Aragón se jactaba de no ha­ pozos negros y letrinas públicas. 32 La limpieza de sus calles era motivo de
berse bañado nunca, exenta de ello como estaba por su nacimiento y ma­ especial orgullo para los florentinos del siglo XV. 33
trimonio. La tierra que estaba educando a un Ignacio de Loyola (1491­ Las precauciones higiénicas eran habítuales e incluian la libre hos­
1556) no estaba en condiciones de asumír el culto islámico de la alegria pitalización, asi como medidas para combatir las enfermedades contagio­
corporal. En el Escorial todavia perdura la lobreguez en la que España se sas, con respecto a las cuales la Edad Media estaba mejor informada que
hundía cada vez más. la Antigüedad. 34 Entre estas instituciones, habia numerosos baños públicos
Bajo la influencia de la Reforma y la Contrarreforma, los hábitos bajo la dirección de cirujanos-barberos.
medievales de regeneración pronto empezaron a decaer. La Edad Media El baño sabatino de los aprendices estaba respaldado por aporta­
no se había mostrado hostil, ni mucho menos, a la idea de la regenerción. ción regular financiera. Estos baños, de los que no subsiste ningún ejemplo,
La natación era un deporte corriente, y también eran comunes los baños estaban tan frugalmente amueblados como las mansiones góticas. En El
en bañera. Una conocida ilustración del manuscrito Manesse (Heidelberg) baño de la mujer, Durero muestra cómo era el baño público. Extraordina­
muestra a un caballero asistido en su baño por varias jóvenes y duchado riamente primitivo, cierto, pero la entera habitación, con su chimenea, sus
con pétalos de rosa, como Telémaco, por la hija de Nestor. Habia también recipientes de agua caliente y sus diversos niveles, sugiere inmediatamente
cubas de amplias dimensiones en los que uno podía comer y escuchar mú­ hasta qué punto tales instalaciones eran cosas cotidianas.
sica; las vemos, por ejemplo, en El baño de los hombres, de Durero. Los Una tendencia común vincula el baño medieval con el baño de la
relatos medievales atestiguan el importante papel del baño en la vida so­ Antigüedad y el del Islam: era un lugar de relación social. En el baño, los
cial, y a veces el acento recae en su aspecto erótico (fig. 453), como en la hombres hablaban de política como en las tabernas. Se dice también que
miniatura del XV en la que los desnudos invitados se congregan alrededor los baños fueron lugares donde se tramaron conspiraciones durante la Re­
de una mesa en una enorme cuba de madera. forma. En vez del experto masajista islámico, surgió una combinación no­

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table: el cirujano-barbero. Después del baño, éste cortaba el pelo, afeitaba
barbas, aplicaba ventosas, sangraba y ejecutaba operaciones menores. Por
lo tanto, el baño medieval estuvo también relacionado con la práctica de la
medicina.
En el ocaso de la Edad Media, la costumbre de considerar el baño
como institución social se extinguió.
Los siglos XVII y XVIII
Cada período tiene sus contradicciones. Los siglos XVII y XVIII
manifestaron un afecto sublime para el espacio, la música más distinguida
y el pensamiento agudo y sistemático. Estaban apegados a los refinamien­
tos de la vida, pero se quedaron atrás en cuanto a cuidar el recipiente que
los contiene: el cuerpo. Nuestros relatos pueden exagerar en los detalles,
pero no cabe duda de que faltaba el más elemental sentido de la limpieza.
¿Cómo explicar esta contradicción?
Entre otras causas, son responsables los efectos de la Contrarre­
forma y la Reforma. Ambas contemplaban la desnudez como un pecado, y 454. El redescubrimiento de la natación y el ejercicio Jlsico. J. B. Basedow, 1774. El
cada vez que aparece un baño en los grabados franceses del XVIII está pedagogo Basedow trató de equilibrar el entrenamiento de la mente con el del cuerpo.
disfrazado de chaise longue, es la baignoire. En tales casos, la baignoire se Se contó entre los primeros en incorporar la natación, la esgrima, la equitación y la vida
al aire libre a la educación. (Grabado de Chodowiecki para Elementarwerk, de Basedow,
abre y, en su interior, hay una bañera curvada y poco profunda. El aseo Dessau, 1774.)
corporal difícilmente podía ser su propósito, pero constituye el fondo para
una escena entre una mujer joven y atractiva y una alcahueta. Baño y pe­
cado eran una misma cosa. dica parte de la culpa a los narcóticos y especias de reciente importación.
El abotargamiento de la noción de limpieza y, en un sentido más "Añadiré una razón más para el desuso de los baños frias, que fue el incre­
amplio, de regeneración en el siglo XVII y el XVIII es, por lo que podemos mento del comercio exterior en el último siglo, el cual introdujo entonces
saber, un fenómeno sin paralelo en ningún otro período de alta civilización. todo el régimen caliente de los climas calurosos, tales como el tabaco, el
En muchos aspectos, todavia hoy padecemos sus efectos. Cuando seme­ café, el té, el vino, el brandy, los licores y las especias, y esto es antinatural
j ante actitud se ha abierto camino en la sociedad, fácilmente se convierte para los cuerpos ingleses."
en un prejuicio casi insalvable, una parte de la existencia que se resiste a su También en Alemania, alrededor de 1730, se oyeron voces en de­
eliminación incluso cuando se han desvanecido sus causas. fensa del baño, de la ducha y de sus efectos benéficos. Boerhaave, un gran
El siglo XVII, que sentó los cimientos espirituales para el periodo médico holandés del siglo XVIII, atribuyó al agua un papel tan importante
siguiente, llevó la negligencia del cuerpo a su punto más bajo. Poco a poco, en la cura de las enfermedades, que más tarde se convirtió en el patrón de
el siglo XVIII inició el cambio, con un punto de partida en dos direcciones: la hidropatia. En Inglaterra, a mediados del XVIII, la atención se dirigió
a través de la medicina y a través del redescubrimiento de la naturaleza; es hacia las virtudes curativas de los baños de mar. Pero todas éstas son ex­
decir, por la terapéutica y por una nueva orientación del sentimiento. En el cepciones. y no corren con el amplio torrente de la costumbre.
curso del siglo XIX, las dos llegarían a confundirse. El empleo del baño con fines que no fuesen exclusivamente médi­
cos era considerado como insensato, y Poitevin, que osó abrir unos baños
La medicina abre el camino públicos en Paris, obró prudentemente al buscar el aval médico de los Do­
N os dice el médico inglés J ohn Floyer (1649-1734) que "la inmer­ yens et Docteurs Regens de la facultad. En un barco de construcción espe­
sión bautismal prosiguió hasta el comienzo del siglo pasado (XVII)"35 y re­ cial y anclado en el Sena, Poitevin instaló camarotes con baños y duchas
laciona su declive con el del baño. J ohn Floyer, considerado el primero en calientes, utilizables tan sólo bajo prescripción médica.
contar las pulsaciones, consiguió una fama considerable por su utilización Hasta qué punto esto distaba de la práctica cotidiana lo demues­
de baños fríos en las enfermedades, particularmente en la cura del raquitis­ tra el hecho de que incluso las mentalidades más ilustres de Europa, los
mo, y defendió vigorosamente la reintroducción y los efectos terapéuticos editores de la Gran Enciclopedia (1755), definían la palabra douche como
del baño frío. Floyer reseña otros factores que ayudaron a inhibir la tradi­ terme de chirurgie. 36
ción de los baños en su siglo. U no de ellos fue el ascenso de los "médicos Sin embargo, tales cosas no estaban al margen de toda discusión,
químicos", que introdujeron nuevos medicamentos e imputaron todas las ya que pocos años después de que Poitevin explotase con éxito su barco­
enfermedades a los alimentos crudos y a las sales ácidas. Finalmente, adju­ balneario en Paris, fue propuesto en una de las escasas patentes inglesas de

652 653
la época un balneario medicinal en el Támesis, "adaptado para la cura de
diversas enfermedades no remediables por otros medios conocidos".37 sedow al príncipe de Anhalt-Dessau, a José II de Austria, a Catalina, em­
peratriz de Rusia, y a otros gobernantes ilustrados, "a cuyos pies fue hu­
Educación natural mildemente depositada", con frase también muy de aquellos tiempos.
Lo que aquí nos interesa fue la importancia adjudicada por Base­
dow a una educación equilibrada de mente y cuerpo. Por cada seis horas
El temor al contacto con el agua y el miedo a la desnudez y a lo
de clase habia tres de actividad fisica y dos de adiestramiento manual. No
natural empezaron a disiparse ante nuevas actitudes. La influencia de
se trataba aún de ejercicio de los músculos, sino más bien de control del
Rousseau, con su proclamación del "retorno a la naturaleza", penetraba
movimiento corporal, en el que se incluian la danza, la esgrima, la equita­
también en esta esfera. La gente repudiaba el Rococó y trataba de partir de
ción, la natación y la música. El "retorno a la naturaleza" de Rousseau
nuevo.
aparece en las vigorizantes abluciones con agua fría, el sueño en ambiente
Los instintos primarios de la humanidad serían reconquistados,
fresco, el despertarse temprano y, en verano, "vivir bajo lona". Todo esto
pues precisamente en esta época el hombre primitivo, el noble salvaje, sería
descubierto y convertido en tema romántico, e incluso el mundo clásico era llevado a cabo bajo el principio de Basedow según el cual las cosas no
sería contemplado con nueva visión: "noble simplicidad, tranquila grande­ debian ser aprendidas por obligación militar, sino en libertad e informal­
za", como diría Winckelmann. Era un período que tendia a la perfectibili­ mente, y asi, anticipándose a métodos posteriores, enseñaba idiomas a los
niños sin recurrir a la gramática.
dad del hombre. A través del estudio de la mente infantil, con una educa­
ción acorde a la naturaleza, había de formarse una nueva humanidad, La generación siguiente dio un paso todavia más atrevido. Phi­
guiada por la tolerancia y la comprensión: ciudadanos del mundo. lanthropin habia crecido en la atmósfera de invernadero de un mecenazgo
principesco, y sus ejercicios conservaban el encanto, y también el lujo, de
No sólo había que conseguir una relación armoniosamente equili­
los gestos cortesanos. Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827), pertene­
brada entre los hombres, sino que también en el individuo habia que man­
tener el equilibrio de mente y cuerpo. Los primeros esfuerzos pedagógicos ciente a esta generación posterior, trabajó en W1 entorno más austero, ya
que los patricios suizos que regian su país eran menos abiertos a la innova­
prácticos en esta dirección surgieron durante las últimas décadas del siglo
ción que el príncipe de Anhalt-Dessau y se negaban a prestar oido a sus
XVIII. Gimnasia, carreras, salto y natación se convirtieron en elementos
necesarios de la educación. propuestas. Pestalozzi tuvo que trabajar solo. También é! estaba influido
En Anhalt-Dessauun pequeño principado alemán del siglo XVIII, por el Emite, de Rousseau, estimulador de las ideas pedagógicas en ese
Johann Bernhard Basedow (1723-1790), filósofo moralista y pedagogo, período. Pestalozzi, hombre de ciudad, natural de Zurich, tras estudiar ju­
risprudencia y teología, trabajó con un granjero para aprender el arte de
fundó la institución docente a la que dio el nombre de Philanthropin, una
cultivar el suelo, y es que en el campesino, en contraposición con el hom­
escuela de amistad humana a la vez para maestros y educandos. Vista la
fama de la obra de este f¡Jósofo, Book ofMethods for Fathers and Mothers bre de ciudad, veía el "poder de la naturaleza más vital y vivo" (noch be­
of Families and Peoples (1770), Leopold Fridrich Franz, príncipe de An­ lebtere Na turkraft). Pero sus actividades como agricultor tuvieron mal
halt Dessau, llamó a Basedow a su pequeña capital para poner alli en prác­ fin, ya que perdió su dinero y también sus amigos. En su granja acogió a
tica sus ideas. Medida según la pauta moderna, Philanthropin tenia un niños abandonados, sin hogar o maltratados, y asi la Neuhof no fue lugar
cuerpo estudiantil ridículamente reducido; sus tribulaciones eran intermi­ para la educación de nobles o patricios, sino que se convirtió en refugio de
nables y tuvo que cerrar sus puertas poco después de la muerte de Base­ pobres que habian de depender del trabajo en los campos en verano, y de hi­
dow. N o obstante, siempre se mostró fiel a sus fines. La dignidad del hom­ lar y tejer en invierno. En el año 1780 se produjo su quiebra y la consi­
bre, el juicio independiente, la libertad intelectual, todas estas actitudes de guiente desbandada, pero de esta decepcionante aventura Pestalozzi consi­
guió la experiencia de la que surgirían los pedagogos del siglo XIX. Pasó
la época de la Ilustración fueron introducidas alli, por vez primera, en la
educación. Por una casualidad histórica, fue en aquel mismo lugar -Des­ sus mejores años sin trabajo hasta que el gobierno de los patricios fue de­
rrocado (1798) y por fin apareció una oportunidad para poner en práctica
sau- donde la Bauhaus realizó los primeros intentos para activar el pensa­
sus ideas pedagógicas. "Podia haber escupido en la faz de todo el mundo."
miento artístico de nuestro tiempo en forma pedagógica.
Así resume Pestalozzi la experiencia de sus años mozos. En su nuevo local,
Philanthropin tenia a su lado a las clases ilustradas, y al clero en
Burgdorf, introdujo sus ejercicios libres, es decir, ejercicios que no re­
contra. Osó abogar por la separación de Iglesia y Estado, abolió la instruc­
querían equipo alguno (fig. 455).39 Fue un acuerdo con la "naturaleza",
ción religiosa confesional, y enseñó tan sólo lo que todos los credos tenian
en común. Las lecciones de moral sustituían a las enseñanzas doctrinales. pero no en el sentido romántico, sino en el del propio Pestalozzi, o sea con
la naturaleza del hombre. Sus ejercicios seguirían la articulación y funcio­
La obra de B asedow Elements of Education, 38 con sus cuatro tomos y su
namiento del cuerpo humano. En Alemania, sus opiniones sobre la gimna­
álbum que Chodowiecki ilustró estupendamente con grabados al cobre
sia fueron consideradas como afeminadas,40 pero el Norte, en especial Sue­
(fig. 454), resume las actitudes de la escuela y sus enseñanzas. Típica de fi­
cia y Dinamarca, siguió con firmeza la concepción, más humanitaria, del
nales del siglo XVIII y su Ilustración fue la dedicatoria de su obra por Ba­
siglo XVIII: la gimnasia como cultivo de la flexibilidad.
654
655
r

aire caliente, baño de vapor, bañera o simple ducha- será aqui nuestro te­
ma. ¿A qué tipo se otorgará la preferencia? Esta pregunta surge una y
otra vez, pero la opinión de la Encyclopaedia Britannica en 1854 puede ser
indicativa: "El baño de vapor es infinitamente superior al baño tibio para
todos los fines por lo que puede ser administrado un baño tibio. Fácilmente
cabe disponer de un efectivo baño de vapor en cualquier casa, a escaso
....
~._;.;'z.. precio y con poco trabajo."42 La solución ofrecida parece una reminiscen­
cia de lo que fue practicado a través de los siglos. Después de calentado en
455. Acróbalas, J. B. Basedow, 1774. En el 1770, no había ejercicios gimnásticos espe horno, se coloca un ladrillo en un recipiente, se vierte agua sobre él para
cíficos. El educador iba al circo para encontrar ejemplos de control corporal. (Basedow,
Elementarwerk, Dessau, 1774.)
producir vapor, y entre tanto el bañista, envuelto en una toalla, espera sen­
tado en una silla.
Cuando Pestalozzi publicó sus propuestas para una Gimnasia ele­ Desde 1850 hasta principios de 1890 se hicieron grandes esfuer­
mental (1807), Ludwig J ahn, el apóstol del Turnkunst alemán, daba ya a la zos para introducir baños comunales que permitiesen una plena regenera­
gimnasia un nuevo significado y una nueva orientación. También él busca­ ción, baños de aire caliente o de vapor ayudados por masaje y ginmasia
ba endurecer el cuerpo, pero los suyos eran ejercicios de disciplina. "Los mejor que el baño primitivo dentro de la vivienda-o A principios de la dé­
ejercicios militares, incluso sin armas, edifican un carácter viril, despiertan cada de 1880 fue recomendada la ducha con preferencia a la bañera para
y estimulan el sentido del orden, e inculcan obediencia al mando."41 Por las viviendas particulares, así como para los baños públicos de la clase tra­
consiguiente, Jahn introdujo un mando militar, instrucción en pelotones y bajadora.
grises uniformes de ejercicio en la primera Turnplatz en el Hasenheide de Puede no ser superfluo al recordar que incluso en Estados U nidos,
Berlín (1811). El equipo utilizado por J ahn y otros ha permanecido casi que más tarde superaría a todos los paises en esta esfera, la bañera se man­
inalterado hasta la fecha. La gimnasia y la natación desempeñaban tam­ tuvo como un lujo hasta el siglo XX. Alrededor de 1895, las casas de ve­
bién su papel, peiO en conjunto lo que ocupaba el lugar preponderante era cindad norteamericanas no tenían servicio de baño. Tales comodidades
la preparación especializada con fines nacionales y militaristas. Comenza­ eran consideradas como deseables, pero por regla general en forma de du­
ba el siglo XIX. chas más bien que de bañeras:

El baño en el siglo XIX Se daría un gran paso adelante en la mejora de las casas de vecindad si
Como hemos dicho, el tipo de baño prevaleciente en nuestros dias se las proveyese de un servicio de baños. Tal como son construidas en la actuali­
es sólo una versión mecanizada del tipo primitivo, que limpia superficial­ dad, ni siquiera las mejores tienen la menor instalación de baño. La razón aducida
es... que las bañeras sin agua caliente apenas serían utilizadas... Estoy firmemente
mente el cuerpo desde el exterior por medio de ablución o inmersión en convencido de que el baño ducha ofrece numerosas ventajas para las casas de ven­
agua a una temperatura dada. Esta modalidad de baño tiene como simbolo cindad ... No es necesario facilitar un baño a cada inquilino. 4J
la bañera.
El cuarto de baño con agua corriente y con sus elementos están­
dar -bañera, lavabo y excusado- es el resultado de un largo deambular. Cinco de cada seis habitantes de las ciudades norteamericanas,­
El tipo que había de prevalecer en nuestro período osciló en la balanza a según reveló una encuesta en 1880, no tenian "más servicio de baño que el
través del siglo XIX, incluso en 1890. Este titubeo entre los tipos -baño de ofrecido por un barreño y una esponja".44
La búsqueda de una regeneración total, que, en anteriores cultu­
ras, creó refinados métodos de baño, estaba sentenciada al fracaso en

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nuestro período. La bañera mecanizada y producida en serie triunfó. Era
un producto de la era industrial. Inglaterra y Estados Unidos, los dos pai­

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D.. "," it ;.f" ses más estrechamente vinculados con la industrialización, tomaron la de­
~7-: 1- )\\' lantera en cuanto a formular el tipo de baño actual. Gran Bretaña estuvo al
frente durante el siglo XIX, y Estados Unidos en el XX, en los tiempos de
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",.-¡y: '" A,r.' . la plena mecanización, pero aunque no hay fronteras bien delimitadas, sí
~r¡ / ij hay diferencias que claramente distinguen el tipo inglés del norteameri­
cano.
Sin embargo, antes de estudiarlos trataremos de mostrar cómo,
456. inicios de aparatos gimnásticos a principios del siglo XIX. (P. H. Clias, A¡ifangs­ también aquí, el enfoque universal estaba destinado a inclinarse ante el es­
gruende der Gymnastik oder Turnkunst, Berna, 1886.) pecializado.

656 657
1

La hidropatía y el retorno a la naturaleza


Nunca nos cansaremos de insistir en que el siglo XIX presenta
más de una faceta. En muchas de sus manifestaciones, de manera particu­
lar en su primera mitad, existe una parcela de universalismo. La considera­
ción de la naturaleza del hombre como una totalidad -la meta del siglo
XVIII- dio lugar, alrededor de 1830, a un método que unía la terapia con
el retorno a la naturaleza, en cuyo punto ocupa un lugar central un campe­
sino silesiano, Vincenz Priessnitz, que prescindía de todo medicamento y
curaba con el agua.
Alrededor de 1770, Pestalozzí se hizo agricultor para descubrir
por su cuenta en esta vocación "el poder de la naturaleza más vital y vivo",
pero ahora, en 1830, un joven campesino como Vincenz Priessnitz (1799­
1851), que nunca habia estudiado, que nunca tuvo la menor noción de me­
dicina académica, y que a menudo ní siquiera sabia cómo curaban sus re­
cetas, logró conseguir una fama mundial en Graefenberg, entre los bosques
de su Silesia nativa. En Estados Unidos, en la misma época, un ministro 457. Retorno a la naturaleza: La ducha de Priessnitz en Los bosques de Silesia. Una
presbiteriano llamado Sylvester Graham trataba, como recordaremos, de fuente capturada y canalizada a través de tuberias bajo el sol. La ducha se toma sobre
poner al hombre de acuerdo con su naturaleza a través de una nutrición no una plataforma de madera construida sobre el arroyo. Medio siglo después del retorno
a la naturaleza preconizado por Rousseau, el ambiente romántico ayudó a aceptar la
adulterada. terapia lúdrica de Priessnitz y otros. (Philo vom Walde, Vincent Priessnitz, Praga, 1884.)
En pleno período posterior a Metternich, he aquí la visión que se
ofrecía en los bosques de abetos, a media hora de camino desde Graefen­
berg. Al aire libre y en toda época, damas de la aristocracia austriaca, "to­ sudor, sumergirse después en agua de manantial, frotarse enérgicamente y,
talmente desnudos sus cuerpos",45 se colocaban bajo un chorro de agua, a continuación, una hora de paseo y beber grandes tragos de agua; a las
grueso como un brazo, que caía desde una altura de 3 a 6 metros. Era ocho, desayuno a base de pan y leche fría; más movimiento y repetición
agua de manantial que brotaba de tuberías de madera, canalizada directa­ del masaje en frío hasta enrojecer el cuerpo; a la una, un almuerzo frugal.
mente desde el flanco de la montaña. Seis duchas de este tipo, valladas con Una sociedad cosmopolita se reunía allí y hablaba francés "como de
tablas, estaban instaladas en diversos lugares, entre los pinos (fig. 457). común acuerdo". Después del almuerzo se prescribía más ejercicio y, final­
Superación del temor a la desnudez, exposición del cuerpo a un mente, una excursión hasta la ducha en los bosques que dominaban Grae­
clima destemplado, manantiales de montaña y movimiento... todo ello indi­ fenberg. Descanso, y, para cenar, pan y leche como por la mañana.
ca un regreso a una forma de vida más natural. Priessnitz comenzó en 1829 con 45 pacientes. En 1843 tenía más
La terapia de Priessnitz consistía simplemente en reforzar el orga­ de 1500 huéspedes y una fortuna de 50000 libras esterlinas. Alrededor de
nismo. Atacaba las dolencias mediante la restauración de una circulación 1840, los establecimientos de cura con agua fría, según los métodos de
saludable, y casi ignoraba las afecciones locales. Utilizaba agua de fuentes Priessnitz, se había diseminado en todos los países, desde Rusia hasta
para beber, bañarse y hacer abluciones, pero el meollo de su enseñanza era América. Tan sugestivo era su ejemplo que el médico Barter dio a su insti­
"atender a la llamada de la naturaleza y, descartando los medicamentos tución el nombre de Graefenberg Irlandés (fig. 464).
actuales, utilizar agua pura en diversas formas".46 En parte, Priessnitz debió su éxito a unos poderes casi mágicos de
En las últimas décadas del siglo XVIII, la literatura favoreció diagnóstico y sugestión. El terreno había sido preparado por sus anteceso­
cada vez más la reintroducción del baño. 47 Algunos médicos, como el es­ res médicos en Francia, Gran Bretaña y Alemania; sin embargo, ¿por qué
cocés James C urrie, recomendaban abluciones y baños con agua fría, y las fuerzas de la medicina establecida, que abrían las esponjas de Priessnitz
obtenían éxitos innegables mediante el tratamiento con agua fría de las fie­ para ver qué drogas ocultaban, no lo aplastaron desde el principio? Tras él,
bres y las enfermedades contagiosas. Pero ninguno de ellos logró esa sínte­ como un protector invisible, se alzaba la figura de Jean-Jacques Rousseau,
sis de movimiento, agua y aire que, con un efecto combinado, ahuyentaba fuerza viviente a través del período romántico. Con Priessnitz hizo su apa­
progresivamente del cuerpo su sopor y letargo. Priessnitz encontró los ele­ rición un nuevo tipo de médico: el naturista.
mentos de su cura en un emplazamiento primitivo al que su época era to­ El enfoque de Priessnitz -robustecimiento del cuerpo y vida en
talmente ajena, y que en sí mismo había de actuar como revulsivo. Igual­ contacto con la naturaleza- no tardó en ser adoptado por gente llena de
mente desacostumbrada era la vida de rústico rigor: levantarse a las cuatro salud para compensar el desgaste de la vida en la ciudad, pasando con ello
de la mañana, utilizar toallas húmedas y mantas de lana hasta provocar el del reino de la terapia al de la regeneración.

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El baño de vapor como cubículo privado, c. 1830 ¡ ,jI! "".'
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En medicina, el baño de vapor nunca fue totalmente relegado al
olvido. Una antigua patente inglesa (1678)48 da instrucciones para cons­ ~;
truir baños de asiento, útiles en la curación de la gota y otras dolencias.
Tampoco faltaron propuestas en el siglo XVIlI,49 cuando los balnearios ~}~
medicinales de Londres y Brighton a menudo proporcionaban el pretexto
para encuentros amorosos.
En los principios del siglo XIX siguen apareciendo relatos del tipo ~djHltL(li ~ ütl-.:tl tJ dI)
de baño practicado por rusos y tártaros. 5o Según una fuente contemporá­
nea francesa, los primeros baños rusos fueron inaugurados en Alemania en
1824 51 y su introducción en Inglaterra también es mencionada en esta épo­
ca. Eran llamados, indiscriminadamente, rusos y orientales, pero a decir
verdad no eran ni unos ni otros, ya que, significativamente, cada cosa esta­
ba situada en pequeños cubículos privados.52 La economía de vapor era
cosa secundaria en estos baños, dedicados a una sociedad adinerada o a

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los inválidos, y más bien era el temor a la desnudez lo que inspiraba esta
segregación. El baño se convertía en asunto privado.
Durante la primera parte del siglo fueron propuestos en todos los
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paises en los que se concedian patentes para baños de vapor caseros y de
diseño primitivo. En Estados Unidos (fig. 459)53 hay un lecho con baño de i~ 1 ,1 ~ '" \¡~ t":1 ,! ,1
vapor del tipo que se construyó en este período, y otros similares aparecie­
ron en Francia. 54 No cabe duda de que en Alemania, durante la década de
1830, fueron construidos baños de vapor caseros, portátiles y desmonta­
bles. Era la época en la que la fama de la cura de agua de Vincenz Priess­
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nitz se extendia con rapidez, y en la que Sylvester Graham predicaba en ,i,
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Norteamérica el retorno a la naturaleza a través de la nutrición. ~f

Estos aparatos para baños de vapor domésticos se encontraban


en el mercado en 1832,55 diseñados con diversos propósitos y, al parecer, a 458. La cura de
lo largo de lineas médicas. Había baños de vapor que se tomaban en posi­ aguas. Norteamérica.
Década de 1840. (loel
ción sentada, y otras en los que el bañista estaba echado (fig. 460). A me­ Shew, Hydropathy, 01'
nudo contaban con ingeniosos dispositivos en forma de duchas. El baño the Water Cure, Nue­ '~

sitz, de asiento, consistía en un taburete y un armazón para sostener la va York, 1844.) , t t . tj \.1 ~l:)

cortina impermeable, de la que sólo sobresalía la cabeza del bañista. Este


principio había sido utilizado en patentes inglesas del siglo XIX, así como sistema fueron profusamente utilizadas diversas duchas. En Estados Uni­
en los cajones sudoríferos, de madera, en tiempos medievales. Los baños dos, desde 1870 hasta finales de siglo, este tipo plegable fue muy popular
que se tomaban echado se presentaban en modelos fijos y portátiles, y los en su versión como bañera. Para citar uno de los últimos ejemplos, el catá­
lechos con baño de vapor, creados a principios del siglo, gozaban de cons­ logo 1894-1895 de Montgomery Ward ofrece una amplia gama de baños
tante favor. 56 plegables, en los que a menudo cabía meter en un armario tanto la bañera
Alrededor de 1880, Amold Riklí, creador del baño atmosférico, como el calentador. Aqui, los modelos plegables superan en número a los
construyó uno de estos baños-lecho para aquellos días en que no era posi­ no plegables, y sus precios oscilaban entre 20 y 60 dólares, según la cali­
ble inducir el sudor mediante el calor del sol. "Este baño portátil de vapor dad y el acabado. "Un hermoso mueble de estilo moderno (Antiguo o Siglo
-asegura su folleto inglés- tiene, sobre el baño ruso o turco, la gran venta­ XVI) y tan perfecto en su funcionamiento como una cama plegable." El ca­
ja de poder ser llevado a cualquier habitación, de dejar libre la cabeza y lentador de gasolina está alojado en el armario y, al ser utilizado, actúa
permitir que los pulmones respiren aire fresco ... y tiene la ventaja, sobre la como contrapeso para evitar que el depósito se vierta sobre el bañista. Una
envoltura en seco de Priessnitz, de que requiere mucho menos tiempo."57 vez plegada la bañera tras ser utilizada, el calentador se aloja en su hueco
Los tipos pleglables fueron construidos según el principio de la cama ple­ (fig. 474). Cómo librarse del agua sucia era un problema que cada uno
gable. La bañera bajaba desde un depósito vertical, y en relación con este debía resolver como mejor pudiese. En alguna ocasión, el aparato se con­
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459. Lecho-baño de vapor americano, 1814. El baño de vapor era considerado primor­ 461. Aparato para baño de vapor, 1855. Una bolsa canaliza el vapor alrededor del cuerpo
dialmente como tratamiento médico en el siglo XIX, de donde su frecuente asociación con del bañista. "El extremo abierto puede ser cerrado alrededor del cuello del paciente, ten­
lechos. En todas partes, desde el comienzo hasta el fmal del siglo, fueron inventados sando una cuerda fijada a su borde." (Patente EE.UU. n.O 13467,21 de agosto de 1855.)
aparatos que generaban vapor por medios más o menos complicados. (Patente EE.UU.
n.O 2049x, 21 de enero de 1814.)
460. Baño de vapor inclinado, 1832. A partir del 1830 se utilizaron baños de vapor por­
tátiles, en los que el usuario se sentaba en una silla, se echaba en una cama o en un saco,
bajo una tienda. Estos aparatos desmontables podian ser encargados por correo, sin difi­
cultad. (E. L. Meissner, Abhandlung ueber die Baeder, Leipzig, 1832.)

vierte en armario de luna "de estilo moderno", pero todo el conjunto, con
su mezcla de pobreza técnica y falsa fachada, cae en las peligrosas regio­
nes del remedo.
Los baños de vapor domésticos fueron muy utilizados durante la
segunda mitad del siglo, y ello es comprensible puesto que no exigían sumi­
nistro de agua corriente. Una discreta lamparilla de alcohol, como la entre­
gada con el modelo de 1832, bastaba para generar el vapor. De cuando en
cuando, hasta el final del siglo, las revistas populares anunciaban nuevas
ofertas, a menudo grotescas. Normalmente, estos baños de vapor caseros,
como el de 1830, consistían en una rudimentaria unidad productora de va­
por y una cubierta para canalizar el vapor alrededor del cuerpo del bañista.
Los ínventores muestran una exasperante impotencia apenas su ingenio se 462. Aparato para baño de vapor, 1882. Rara vez el siglo XIX desvía su habilidad me­
aplica a hombres en vez de máquinas, y estos aparatos nada tienen del refi­ cánica de la producción para mantener el equilibrio del organismo humano. Aqui, un joven
namiento tecnológico del siglo. inventor explota el hecho de que el agua se convierte en vapor cuando es dividida en fina
lluvia. (New and Valuable Apparatus for Vapor Bath, folleto cn la Academia de Medicina
Por últímo, cabe citar el invento de un estudiante de dieciséis de Nueva York,)
años, de la Cooper Union, el cual, por lo menos certeramente, explotó la
observación de que el agua caliente, finamente pulverizada, se convierte en sintomático, ya que representa las vastas áreas en las que el inventor pare­
vapor casi al instante. El aparato del joven norteamericano consiste en un ce haber desaparecido. ¿Por qué? Porque faltaba una orientación humana
"tubo portátil, niquelado, que circula casi en toda la longitud de la bañe­ y la fantasía emprendia el vuelo en otras direcciones.
ra".58 Apenas el agua caliente, "en división infinita", brota de los pequeños
orificios, el cuarto de baño (si se utiliza un recipiente de goma, la bañera) Intentos de regeneración total, c. 1850
se llena de vapor, de modo que cabe disfrutar en casa de un satisfactorio
baño ruso sin esfuerzo 59 (fig. 462). Una manguera conecta el tubo perfora­ Priessnitz fue uno de los primeros en abarcar el organismo en su
do con el depósito del agua, yeso es todo. totalidad, y sin embargo sus esfuerzos todavía eran cuestión de recurso
Seguramente, la idea no era nueva. En el maghtas o cuarto de va­ médico. Después, a mediados de siglo, se dio el paso de la medicina a la re­
por del baño islámico, el aire lo saturaba un delgado chorro de agua calien­
generación, y esta regeneración debía ser total en su alcance, limpiando el
te que brotaba de una tubería en el techo. Y la creación de agua pulveriza­ cuerpo desde dentro y desde el exterior. Esta tradición se habia perdido en
da mediante un tubo perforado es el principio del aparato para regar el cés­ la cultura occidental, pero todavía cabía encontrarla en Oriente, en Ma­
ped. Lo único original radicaba en la aplicación de los aparatos al uso rruecos y Turquía, donde el baño islámico seguía desempeñando su papel
doméstico, y este dispositivo rudimentario puede ser considerado como en la norma de vida.
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"Debemos tener una pauta de aseo así como de verdad, regla que fases del procedimiento: la relajación de las articulaciones, las salas de aire
no podemos deber ni al capricho ni a la moda. Debemos buscar una que caliente, el refinado masaje al champú, seguido por el descanso relajante en
esté probada por una ~rga experíencia y fijada desde tiempo antiguo... y salas a media luz. Iba a utilizar toda su elocuencia, todos los medios a su
esta pauta es EL BANO."60 Asi hablaba, mediado el siglo XIX, el di­ alcance para convencer a Occidente de su necesidad de asimilar esta rege­
plomático inglés que se convirtió en el propagandista más ardiente de la neración.
reaparición de la regeneración en una forma tata!. Urquhart recuerda los novecientos baños que los españoles en­
David Urquhart (1805-1877) estuvo agregado por algún tiempo a contraron al tomar Córdoba. Cita a Bizancio y señala que Constantinopla,
la embajada británica en Constantinopla. Tenia un profundo conocimiento con su medio millón de habitantes, todavía contaba con trescientos baños
de la política de la Europa oriental y poseía considerables facultades litera­ en funcionamiento. Según sus cálculos, Londres necesitaba un millar de
rias. Urquhart estaba enamorado de Oriente y era un defensor de su causa. ellos.
Nadie se mostraría tan obstinado como él en su campaña en pro de la rein­ Pero ¿cómo financiarlos? Es el problema que siempre surge en
traducción del baño de aire caliente como medio de regeneración. Urqu­ nuestra época cuando se trata de necesidades humanas. ¿Cómo financiar­
hart fue una de esas figuras críticas y agresivas que surgen cuando un pais los? Como hacen los reformadores en cualquier período, Urquhart replica:
está esencialmente vivo, figuras que no necesitan ser genios ni hombres ex­ mediante donativos de la ciudad, o del Estado.
traordinariamente dotados. Hemos visto cómo, en Inglaterra y alrededor Durante décadas, junto con sus campañas en pro de la justicia y
de 1850, el primer movimiento reformista contra la producción industrial la dignidad, Urquhart insistió obtinadamente en la introducción del baño
desatada brotó de un grupo de funcionarios victorianos. 61 También Urqu­ turco, pero en vano. Construyó un sencillo baño turco en su propia casa de
hart era de esa índole de conservadores fanáticos. Se alineaba con los opri­ Londres, y otro que abrió al público. Siempre deseaba tener aire caliente a
midos, sin parar mientes en la actitud de su gobierno. En 1855, cuando se mano, y no abandonó esta costumbre cuando, años más tarde, construyó
entregó en cuerpo y alma a la tarea de edificar un medio de regeneración, una casa en una estribación del Mont-Blanc. 66
fundó un periódico llamado Free Press, que contó a Carlos Marx entre sus Logró poner en práctica su idea a una escala más amplía en 1856,
colaboradores. 62 Observó cómo se producian las guerras en su época, se cuando el doctor Richard Barter, propietario del Irish Graefenberg, el bal­
interesó por las relaciones entre las naciones y, hacia el final de su vida, neario medicinal de Sto Ann's Hill (fig. 464), puso "terreno, empleados y
también por la codificación de las mismas, la ley internacional que, como materiales, aparte de un número de enfermos" a la disposición de Urqu­
él había visto, las grandes potencias violaban sin cesar. hart. 67 Allí, el procedimiento de Priessnitz fue utilizado en relación con el
Este interés en las interrelaciones pudo haberle ayudado a aproxi­ baño de aire caliente.
marse al baño islámico, con su esmero por el cuerpo como totalidad. Fue Urquhart habló en todas partes; en villas rurales y balnearios in­
él quien le dio el nombre de baño turco, que ha conservado hasta hOy,63 y gleses se enzarzó en debates con los médicos, publicándolos más tarde. En
lo reconoció como una supervivencia de civilizaciones que no desdeñaban 1862 disertó ante la célebre Society of Arts,68 que tan a menudo había apo­
la regeneración corporal. Su estancia en Oriente había agudizado su sensi­ yado nuevas ideas. Fue en esta época cuando el primer baño turco público,
bilidad, y comprendía cuán bárbara era la condición en la que Europa el Hammam, que todavía existe en Jermyn Street, Londres, fue construido
vivía sin sospecharlo. Contempló las ciudades, ennegrecidas por el humo, bajo su dirección. Era un fiel reflejo de sus recuerdos orientales: "Los cuar­
de la Inglaterra industrial, y la existencia que la gente llevaba en ellas. tos de baño tienen un efecto muy oriental, con las estrellas de cristal de co­
¿Qué se estaba haciendo por la regeneración de las masas trabajadoras? lor que centellean en la sombria cúpula del tepidarium."69 Esta instalación
Los raros baños legados por unos pocos filántropos apenas significaban se convirtió en el prototipo de los baños de aire caliente, tanto en Europa
nada. ¿Qué más quedaba? La ginebra y la taberna. ¿Por qué -se pregun­ como en América. Durante la década de 1870 se formaron en Londres
taba- el calor y el vapor que brotaban de las chimeneas de la fábrica se clubs privados de baños que, aparte de sus salas de club, disponían de un
perdían en el aire?64 ¿No podían ser utilizados ventajosamente? Alrededor gymnasium completo, con baños de aire caliente y una piscina, todo exce­
de 1830, cuando fue herido en la guerra por la liberación de Grecia, descu­ lentemente instalado.
brió que en este pais todavia florecía el baño turco, y observó su lenta de­ Los baños de aire caliente, que disponían también de una serie de
saparición en las costas mediterráneas al ser desalojados de ellas los tur­ cabinas de vapor (baños turco-rusos), desempeñaron un papel no menos­
cos. y entonces quiso salvar, para Inglaterra, este medio de regeneración. 65 preciable durante la segunda mitad del siglo, cuando todavía resultaba in­
En su obra The Pillars 01Hercules, un relato de un viaje a través del sur de cierto qué tipo de baño prevalecería, y cuando los cuartos de baño priva­
España y Marruecos en 1848, se muestra impresionado por el fracaso de dos aún constituían un lujo. A diferencia de los baños orientales, nunca
nuestra época en cuanto a utilizar naturalmente medios disponibles para atendieron a la gente en general, y sólo eran accesibles para los bienestan­
suscitar en el hombre la alegría del vivir. Un capítulo trata de su visita al tes. "Muy poco es lo que se ha hecho con respecto a la construcción de ba­
baño de un caid marroquí, en el que Urquhart entró mediante artimañas. ños turcos para el pueblo", era la queja predominante en Inglaterra alrede­
Este capitulo, más tarde reeditado por sí solo, refiere con vigor las diversas dor de 1890. 70

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464. Primer baño "turco" en Irlanda: Sto Ann's Hill Hydropathy Establishment, Cork
Cork., década de 1850.

a. Sudatorium, o Sala Caliente b. Diván, o Sala Refrescante


(Beith-al-harara) (Mas lak)

En el "Graefenberg irlandés", como lo llamaba su propietario, la influencia de Príessnitz,


el médico del agua, se combinaba con la del baño turco. Izquierda: la sala de aire caliente,
con la mesa de masaje en su centro. Derecha: la sala de descanso. Ambas son de estilo
gótico restringido. Obsérvese el lecho de descanso moldeado según la forma del cuerpo.
Infortunadamente, la orientación del siglo no permitió la continuación de tan interesantes
comienzos. (Dr. Richard Barter, On the Rise and Progress of the Irish Graefel1berg,
463. Un "Baño moro" visto por un inglés en tiempos del movimiento del baño islámico, Londres, 1856.)
1858. La sala de descanso (maslak) es la representada. El autor describe así su experiencia
en el Illustrated London News (24 de abril de 1858): "El dia era caluroso, y las angostas
calles ardian bajo el resplandor del mediodía. La perspectiva del baño caliente no era El baño atmosférico, c. 1870
muy ínvitadora. Abrí la puerta del primer apartamento... En derredor de todo él habia una
plataforma alzada cubierta con esteras en las que yacían varios bañistas en el estado de El medio más directo y accesible para conseguir el retorno a la
reposo profundo. Yo llevaba unos zuecos de madera. El empleado del baño frotó, pellíz­
có y estiró todo miembro y toda articulación de mi cuerpo. Se arrodílló sobre mi estó­ naturaleza, a través de la radiación del aire y de la luz solar, fue redescu­
mago hasta que apenas pude respirar, y retorció mis brazos y piernas... Una vez sufi­ bierto en 1869 por Arnold Rikli (1823-1906), quien apremió su evolución
cientemente pellizcados, golpeados y comprimidos, aquel genio del baño me enjabonó con fines curativos y le dio el nombre de "cura atmosférica". El baño de
de pies a cabeza y se puso un guante enorme, con el que procedió a frotarme con la más
vívida emoción. La cantidad de materia que logró arrancar de la corteza del cuerpo fue cier­ sol, practicado en la Antigüedad, llevaba largo tiempo relegado al olvido,
tamente sorprendente. Tras haber sido zambullido a conciencia en agua fría, fui suave­ tal como habia caído en el olvido el hábito de sentarse en sillas a principios
mente enjugado y secado por otro asistente. Hecho esto, me envolvió de pies a cabeza en de la Edad Media. La medicina del siglo XIX, con su especialización, tenía
suaves toallas y me condujo al apartamento exterior (maslak), cuyo aire me pareció muy
similar al de una nevera. Exhausto, me dejé caer en un diván. Y fue entonces un placer acerca de la reacción del organismo ante el baño de sol un conocimiento
extático, fue un elíseo, y nada parecía tan cercano a la felicidad perfecta." inferior al de Hipócrates, cuyas confiadas prescripciones helioterapéuticas
sugieren una experiencia acumulada en el curso de épocas anteriores. Los
romanos disfrutaban particularmente de los baños de sol, y cada uno sabía
cómo tomarlos sin efectos nocivos. Les gustaba entregarse a ellos diaria­
En ese tiempo aún se discutía la idea de añadir baños de aire ca­ mente, en verano y en invierno (fig. 442). Cuando Séneca, al evocar la
liente a la casa, desde el simple esquema de David Urquhart -sala con ejemplar forma de vida en tiempos de Escipión el Africano, cita la casa de
azulejos, suelo y techo aislados, una estufa, sofá, banco y recipientes para éste, semejante a una fortaleza y provista de su baño, discretamente ilumi­
el agua- hasta "elaboradas suites de apartamentos",71 pero los tiempos no nado por estrechas ventanas y anexo a la cocina en la planta baja, sigue
se mostraban favorables. esta descripción con un comentario satírico sobre la muelle existencia de su
La idea de la regeneración total no podía penetrar en nuestro propia época, la de Nerón. "Tenemos un baño apropiado tan sólo para po­
período. Esos baños turco-rusos eran para culturas provistas de un ritmo lillas y sabandijas -escribe en la Epístola LXXXV-, cuyas ventanas
de vida dignificado y, en una época de mecanización, eran como plantas no están dispuestas para recibir los rayos del sol durante todo el servicio, a
exóticas confinadas en casas cerradas por falta de un suelo natural en el no ser que nos lavemos y tomemos el baño de sol al mismo tiempo."
que crecer. Como Priessnitz, el su.izo Arnold Rikli tuvo que comenzar desde
A medida que la bañera y la vivienda tendieron a asociarse indivi­ cero cuando trató de explotar sistemáticamente los efectos de la radiación.
siblemente, el interés por estos tipos diferenciados se desvaneció progresi­ EJlo ocurría un cuarto de siglo después de comenzar Priessnitz su labor en
vamente. Graefenberg. En 1855, en el apogeo de la moda de la hidroterapia, también
666 667
Rikli abrió un establecimiento para la terapia natural 72 en el que se daba la perimentó la idea en sí mismo, cuando todavía era un muchacho. No sin
mayor importancia a la cura atmosférica. La luz y los baños del sol, según opósición, progresivamente se desprendió de sus ropas hasta que osó pa­
descubrió, favorecía una curación más gradual y orgánica que la del agua sear .desnudo por los bosques en su cantón nativo de Berna. Como Priess­
utilizada por sí sola. Rikli procedió con la mayor prudencia y circunspec­ nitz y Urquhart, era un profano en cuestiones de medicina,74 y obtuvo su
ción, hasta que catorce años de experiencia le "convencieron profunda­ -inspiración directa de la prolífica literatura hidropática de mediados del si­
mente" de que los baños de aire, es decir, el movimiento del cuerpo sin ro­ glo, así como, según él mismo señala, del paladín renacentista de la vida
pas al aire libre, "constituían el elemento básico de la cura atmosférica y el moderada, el veneciano Luigi Cornaro (1467-1566).
baño de sol su necesario complemento". Ulteriores investigaciones incre­ Entre los tipos de baño que, en pos de una regeneración total, bus­
mentaron su insistencia en el movimiento corporal con la menor cobertura caron lugar en el siglo, el baño de aire y de sol de Rikli vinieron en último
posible, ya que sólo así podian surtir efecto los rayos ultravioleta, tan fá­ lugar: el baño de vapor, en cubículo alrededor de 1825, el baño turco en
cilmente debilitados. El baño de sol, como Rikli subrayaba continuamente, 1855, y el baño de sol allá por 1870.
era la última fase del baño atmosférico. El no dejaba imprudentemente que La contribución de Arnold Rikli consistió en concentrar los efec­
e! cuerpo se tostase al sol hasta sufrir quemaduras; él exponía el organismo tos del aire y el sol en un "baño atmosférico". Él demostró cómo la luz del
aclimatado a los rayos directos durante veinte o treinta minutos, mante­ sol -ese medio intangible y peligroso- podía ser utilizado con toda seguri­
niendo la cabeza a la sombra. El paciente yacía sobre mantas de lana y en dad. En unos tiempos de interiores que rehuian la luz y de huida ante el sol,
unas tablas inclinadas. no podía esperar un gran número de seguidores. "Durante más de treinta
Por tanto, la idea de Rikli consistía en utilizar rayos a los que, años -escribe- me quedé solo con el culto del baño atmosférico."
desde la Edad Media, el cuerpo humano se había desacostumbrado. Hasta Posteriores progresos, a la vez científicos y populares, muestran
qué punto nuestras ropas, con su efecto aislante, proceden del temor a la que la orientación de Rikli procedía de las fuentes más profundas del perío­
desnudez es un punto al margen de esta obra, a la que sólo incumben los do. Fue el doctor Auguste Rollier, descubridor de los efectos curativos de
resultados y la cuesta que Rousscau, Priessnitz, Rikli y otros muchos tu­ la luz solar a gran altitud en el tratamiento de la tuberculosis, el que más
vieron que ascender en pos de una forma de vida más orgánica que era la directamente convirtió los comienzos de Rikli en una terapia científica. En
que se daba por sentada en la Antigüedad. 1903, en Leysin, cantón suizo de Waadt, a gran altura sobre el valle de!
En el tratamiento de Rikli, el baño de aire era la base, e! baño de Ródano, Rollier inició su tratamiento de la tuberculosis con bien calcula­
sol una intensificación y el baño de sudor la conclusión. Incluso en el baño das dosis de luz solar de montaña, ayudadas por unas condiciones psicoló­
de sudor utilizaba los rayos solares, y el paciente se envolvía en las mantas gicas favorables. La terapia de los rayos solares se unía allí a la ocupacio­
sobre las que había estado echado. De un modo instintivo, Rikli optó en nal, con clases al sol, talleres y cursillos universitarios.
contra de las sábanas de lino mucho antes de saberse que los rayos infra­ La medicina no aceptó la helioterapia como agente curativo
rrojos del sol atraviesan con mayor facilidad los tejidos poco tupidos. Si no científico hasta después de muerto Rikli, cuando, estimulada por los descu­
brillaba el sol, se podía sudar en un lecho con baño de vapor, el cual, como brimientos de Roentgen, se vio obligada a admitir la interrelación del cuer­
hemos visto, era un modelo de gran utilización en el siglo XIX. Algunos po con los fenómenos de radiación. La terapia de los rayos, que abarca la
establecimientos suizos, siguiendo la tradición de Rikli, ofrecían también gama cada mez mayor de emanaciones, eléctricas y de otra índole, está
baños de sudor bajo el sol invernal, mediante un solarium cuya pared de inexplorada en muchas de sus áreas, pero menos explorado está.todavia el
cara al Sur era de cristal (1912), semejante al solarium invernal (figu­ tipo de regeneración cotidiana en la que la radiación podría encontrar su
ra 442) de las termas del Forum, en Ostia. La luz solar invernal y su in­ rugar.
tensa refracción en la nieve penetraban la pared transparente, calentando Como método, el tratamiento de Rikli nunca se abrió un amplio
en el interior a los pacientes, echados y envueltos en sus porosas mantas camino entre el gran público, pero se ha convertido en propiedad común de
de lana. nuestro tiempo una forma, más tosca y menos satisfactoria, de baño de
Tal vez a los escépticos les convenga descubrir por experiencia aire y de sol. En una forma radical, el baño de aire ha atraido a los partida­
con cuanta rapidez se rompe a sudar incluso bajo los oblicuos rayos sola­ rios del nudismo que, después de 1900, se extendió a partir de Alemania y
res del invierno, y cuanto mayor es la tonificación psicológica ante la nieve estableció sus colonias en diversos paises.
y el cielo azul, en vez de permanecer sentado dentro de una cabina calenta­ El baño de sol que los habitantes de las ciudades toman los fines
da por la electricidad. de semana, tratando de recuperar en pocas horas semanas o meses de ca­
Contemporáneos de Arnold Rikli, como Browns y Blunt (1877), rencia de sol y aire, poco tiene en común con la prudente dosificación de
indicaron el poder germicida de la luz solar. Corría el tiempo de los descu­ . los rayos establecida por Rikli. Totalmente ignorante con respecto a su
brimientos de Pasteur. Hubo también, ya antes, algún que otro defensor de uso, la gente deja con imprudencia que sus cuerpos se asen al sol. Las au­
la luz del sol con fines curativos, en los siglos XVIII y XIX,73 pero poco tu­ toridades cívicas se enorgullecen cuando, tras diversas pugnas, consiguen
vieron que ver con la sutil apreciación de! cuerpo como un todo. Rikli ex­ entregar un trozo de playa para recreo de las masas, y los establecimientos
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466. Indumentaria para la cura


atmosférica. Dr: Rikli, c.1870.
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En el 1860, el suizo Arnold Rikli
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465. Indumentaria del gusto
sistemáticamente los beneficiosos
quirements, i~ Iba ;V P~Hf1:m< f'UAl';; efectos de la radiación. Los baños
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e.lone adapled to giVll that '\TCOl ~~:~::"~i'ic'U~~\~~ t!;~~:8~~:':n~hl~ Londres, 1883. Corsé Venus de eran los elementos básicos de su
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tlccc~.i'.yfOI ijido Milo. (Catálogo de la Exposi­ cura. Rikli obligaba a sus pa­
qui.rementllar_ I>I~L],. ción.) cientes a llevar pantalón corto,
sandalias y camisas de cuello
de esta índole muestran toda la ineptitud e incapacidad de nuestro periodo abierto y manga corta. En el
tiempo de las sombrillas, estas
cuando se enfrentan al problema de la regeneración. La gente ignora lo que prendas eran utilizadas por unos
es permisible al tratar con el cuerpo y lo que no lo es. Todo queda abando­ pocos excéntricos que paseaban
nado a la fantasía del individuo, que es un diletante. Hay libros y normas, tras las altas vallas que rodea­
ban el sanatorio. (Dr. Arnold
con recomendaciones y prohibiciones, pero es completa la falta de una tra­ Rikli, Let There Be Light, or
dición en la que, a partir de la infancia, fuese posible aprender el tratamien­ The A)tmospheric Cure, 5." ed., J lllelleibung ¡úr ben 'luimarfd¡ ¡um Eid¡tluftóab in '8eTb".
to armonioso del propio cuerpo, hasta el punto de convertirse este conoci­ 189 s.
tpiento en una segunda naturaleza. Las normas para los baños de sol son
dadas a menudo, como consejos de belleza, en las revistas femeninas. 75
El baño popular en 1880: la ducha
Alrededor de 1859, el pintor prerrafaelita Burne-Jones encargó al
arquitecto Philip Webb que le diseñase unas copas para su uso personal. Gradualmente, el siglo XIX adquirió higiene. Aprendió a contro­
Eran copas sencillas y sin adornos, concebidas totalmente de acuerdo con lar enfermedades que hasta entonces no conocían freno, pues todavia en el
su función. U na de ellas tiene una pequeña protuberancia que permite asir­ año 1850 Inglaterra y Gales habían sufrido 50000 muertos a causa del có­
la mejor, pero en forma y ejecución son idénticas a las que medio siglo des­ lera. Las materias portadoras de enfermedades habían de ser eliminadas en
pués serian producidas masivamente en N orteamérica y se encontrarian en su origen mediante desinfección y limpieza a fondo.
todos los bares y todos los almacenes de artículos a diez centavos. Esto no ¿Pero cómo iban a adoptar la higiene las masas? Los baños públi­
significa que las copas del pintor sirviesen de modelo para las posteriores,76 cos que hicieron su aparición en Inglaterra a partir de 1840, y en Francia
sino que estas copas, en su simplicidad funcional, ya contenían la tenden­ bajo Napoleón m, eran apéndices de los lavaderos públicos y utilizaban el
cia inherente del periodo. agua caliente restante después de lavadas las ropas. Pero estos baños nun­
Algo similar ocurre en el caso de Rikli y de las prendas cuyo uso ca se abrieron mucho camino, y el tamaño de la población no guardaba ni
prescribía a sus pacientes. La portada de la obra de Rikli sobre la cura at­ la menor proporción con el número de tales establecimientos.
mosférica, Atmospheric Cure (fig. 466), muestra al emprendedor caminan­ Así pues, ¿qué se podia hacer?
te solitario, empuñando su alpenstock, respirando profundamente y cubier­ El axioma según el cual las finanzas debían tener la última pala­
to con su "indumentaria para el paseo hacia el baño de aire". Se trata de bra cuando se trataba de la regeneración pública, no dejaba más que una
una camisa holgada, escotada, porosa y de manga corta, unos pantalones sola opción: "estaciones de limpieza" con baños ducha. El retraso con el
cortos que dejan las piernas al aire, y sandalias atadas a la cintura; el cami­ que fue propuesto el primer esquema aceptable es significativo. 77 En la Ex­
nante va descalzo y con la cabeza al aire. Tales cosas eran insólitas en el posición de Higiene de Berlín, en 1883, el doctor Lassar presentó su esta­
tiempo de las sombrillas, los cuellos altos y los vestidos encorsetados. In­ blecimiento balneario modelo, el Baño Popular, del que él era enérgico de­
ventos archivados de la década de 1880 eran el distintivo de unos cuantos fensor. El Baño Popular era un barracón de plancha ondulada dividido en
excéntricos que paseaban tras las vallas del parque natural de Veldes. Me­ diez cubículos, cada uno de los cuales contenía una ducha, cinco para
dio siglo más tarde, copias del uniforme del paseante solitario esperan al hombres y cinco para mujeres. A 10 pfennigs por persona, jabón y toalla
hombre de la calle en todas las tiendas de confecciones. incluidos, decenas de míles de visitantes disfrutaron de una ducha de agua

670 671
467. Representación simbólica de la ducha, 1738. El baño ducha reaparece en el siglo 469. Ducha desmontable con depósito, 1832. En este "baño ducha" desmontable ale­
XVIII, de forma un tanto alegórica. En el centro de una fuente barroca, Atlas vierte agua mán, un pequeño depósito suministra agua bajo presión que cae desde lo alto al tiempo que
sobre la cabeza de un bañista. (Sigmund Hahn, Psychroluposia Vetus, Schweidnitz, 1738. brota a través de tubos horizontales perforados. (Meissner, Abhandlung ueber die Baeder,
Detalle de la portada.) Leipzig, 1832.)
470. Baño ducha para fines medicinales, Francia, c.186ü. Desde su plataforma de ob­
468. Baño de asiento con ducha, Birmingham, Inglaterra, 1847. Con la creciente de­ servación, el médico controla el tratamiento. "No es raro ver a un sujeto que, en su primera
manda de higiene en una civilización industrial, se intentaron soluciones antes de disponer ducha, delate auténtico terror, grite, luche, se dé a la fuga, o experimente una sofocación
de la fontanería necesaria. El agua es elevada por medio de una bomba manual, de modo y unas palpitaciones terribles, y no es raro oírle decir al cabo de unos momentos: "¿De
parecido al de la cocina de Catherine Beecher en 1869. (Catálogo, Victoria and Albert modo que sólo es esto?" (L. Fleury, Traité thérapeutique.)
Museum, Londres.)

caliente. En ese tiempo, como demostraban las encuestas del doctor Las­ En el grabado de la portada de un libro muy leído durante el siglo
XVIII, escrito por uno de los discípulos alemanes del doctor Floyer,79 la
sar, la proporción en Alemania era de un baño público por cada 30000 ha­
ducha aparece en forma alegórica. Atlas, con la esfera terráquea en equili­
bitantes. Estas duchas, o "estaciones de limpieza" (fig. 472), como las lla­
brio sobre sus hombros, hace que del interior de la misma brote un chorro
maba el doctor Lassar, "debian estar situadas en la calle con el fin de que
de agua con el que riega la cabeza de un bañista (fig. 467), alusión a la
los transeúntes pudieran verse repetidamente alentados a hacer uso de
ellas".78 fuerza primitiva del agua y reminiscencia de 10 que debió de ser visión coti­
diana alrededor de las fuentes de las ciudades medievales.
Bajo el agua que cae entre las rocas, tal como les gustaba bañarse
a los antiguos griegos, en claros del bosque, como los elegía Priessnitz, o El movimiento de retorno a la naturaleza aceleró la introducción
dentro de un sistema regenerador total, la ducha es una cosa admirable, de la ducha, tal como alentó el baño de cualquier tipo. Sin embargo, inclu­
mas para un público atraído en la calle, "limpiado" y despedido cinco mi­ so Priessnitz se mostró más interesado en su valor terapéutico. Al avanzar
nutos después, aparece bajo una luz distinta. Sin embargo, el doctor Las­ el siglo, la ducha aventajaria rápidamente a la bañera por dos razones:
economia en su uso y la influencia de la hidropatía.
sar no andaba equivocado, pues dadas las condiciones de su tiempo, y el
Originariamente, la ducha utilizaba un chorro de agua que caía de
punto de vista que todavía prevalece hoy, sólo la ducha era suficientemente
las piedras o que era vertida desde recipientes situados a una cierta altura.
barata para un uso público.
Priessnitz emplea ambas modalidades en su forma más primitiva (fig. 457).
Estos chorros sólidos son utilizados con finalidades clínicas por los curan­
Unas breves palabras referentes al desarrollo tipológico de la du­
cha. La ducha, baño de chorro, baño de lluvia o douche, como fue llamada deros de agua de la década de 1850. En particular, los franceses, que no
eran en general líderes en esta esfera, idearon varios métodos técnicos (fi­
en diversas épocas, asciende con casi la misma curva de popularidad de la
guras 470 y 471).
bañera. En el siglo XIX, a veces pareció como si disfrutase de fama inde­
pendiente, pero incluso entonces formaba a menudo una unidad en simbio­ Generalmente, el chorro es roto por medio de un disco perforado
o cualquier otro dispositivo. Los norteamericanos, cuando trataron de po­
sis con el baño.
pularizarla para uso de la clase trabajadora, alrededor de 1895, le dieron el
672
22-Gledlon
673
';i-

471. Ducha para el tra­


tamiento de enfermedades
abdominales. Francia, c.
f •. ~~_
1860. En la Francia de
1850-1870, los métodos
hidropáticos de Prieesnitz
fueron perfeccionados, y
se crearon aparatos para
unas finalidades médicas
cada vez más especiali­ ~
zadas. (L. Fleury, Traité --=---=-==--
---.----
thérapeutique.)
472a. Termas del siglo XIX: Duchas en barraco­
nombre de baño de lluvia. Su chorro finamente dividido permite una direc­ nes de plancha ondulada, Alemania, 1883. "Los
baños de más servicio para el público son, general­
ción más imaginativa de los chorros: desde cualquier lado, desde arriba, mente, aquellos que no requieren un gran suministro
desde abajo, a través de tubos perforados dispuestos en espiral u horizon­ de agua." Esta opinión inglesa de 1850 fue la man­
talmente. Alrededor de 1830, el ya mencionado baño de lluvia se une a me­ tenida a través del siglo. Incluso en 1880, las du­
chas eran cuntempladas como la única forma eco­
nudo en simbiosis con el baño de vapor para uso doméstico. Incluso apare­ nómicamente posible del "baño popular". (Lassar,
ce entonces en el mercado un irrigador para la cabeza, cuya forma sugiere Ueber Volksbaeder, 2." ed., Braunschweig, 1888.)
un rollo de cuerda. El agua a presión era proporcionada por un pequeño 472b. Termas del siglo XIX: Plano. Estos barraco­
depósito elevado. Todos estos modelos (y así sería durante las décadas si­ nes de plancha ondulada te¡úall que ser erigidos en (t'J
guientes eran portátiles, ya que no habia un suministro de agua al que pu­ las calles, para alentar a los transeúntes a hacer uso
dieran estar conectados permanentemente. En general, los aparatos eran de ellos. (Lasar, Ueber Volksbaeder, 2." ed.,
Braunschweig, 1888.) !'b..-;,¡;¡¡.-';;:;~
muy sencillos. Un raro catálogo de una empresa de Birmingham (1847),
conservado en el Victoría and Albert Museum, ilustra el modelo estándar
(fig. 468) que iba a ser utilizado varias décadas, con variaciones menores, en 1883- facilita agua suficiente para 666 duchas, pero sólo para 33 bañe­
en cada lado del Atlántico. Una compacta bomba manual impulsa el agua ras. y para toda Alemania -arguye en su defensa de la ducha como Baño
desde un baño de asiento u otro recipiente hasta un depósito más elevado. Popular- esto significa un ahorro de aproximadamente sesenta y seis mi­
El bañista corre una cortina a su alrededor. Hasta que la fontanería llevó el llones anuales..."
agua corriente a la vivienda, este tipo de bomba no fue desplazado. A me­ Sólo mediante pruebas económicas podia esperar el doctor Lassar
diados del siglo XIX, la Gran Exposición de Londres, donde en tantos as­ que el baño ducha resultara atractivo para las autoridades. Sus esfuerzos
pectos fue escrito el futuro del siglo, exhibió una amplia gama de duchas. estuvieron impulsados, indudablemente, por un propósito ético, pero el es­
En cambio, las bañeras eran muy primitivas y, con el paso del tiempo, pectáculo tiene también su faceta penosa: un siglo de mecanización inca­
este contraste se hizo todavia más acusado. paz de ofrecer algo mejor que unos barracones metálicos para la regenera­
Los catálogos de 1880 dedican menos espacio a las bañeras que a ción de las masas. No es pequeña la zanja entre la visión que produjo las
una asombrosa selección de duchas. Este triunfo de la ducha no vino tan termas de Roma y aquella que consideraba como solución los barracones
dictado por la economía (eran destinadas a casas grandes) como por la de plancha. Y la inspiración para éstos, al parecer, se debió a los urinarios
persuasión de la hidropatía. Las duchas fueron introducidas en las escuelas públicos que brotaron en las esquinas del París de Haussmann apenas la
norteamericanas a principios de la década de 1890, por la recomendación ciudad obtuvo un alcantarillado más adecuado.
de un médico especialista en hidropatía. 8o
El cuarto de baño se mecaniza
Tanto si consultamos las fuentes de 1850 como las de 1890, en­
contramos la popularización de la ducha impulsada por razones idénticas: Alrededor de 1900 fue evidente que la celda de baño, con agua
las duchas consumen menos agua, menos espacio y menos tiempo, y re­ corriente caliente y fria, era el tipo en el que nuestro período tenía puestos
quieren menos reparaciones. En su empleo, además, son más higiénicas que los ojos. Cuarto de baño y dormitorio acabaron por formar una unidad, tal
la bañera. 8I El doctor Lassar, el propugnador del Baño Popular, vuelve a como los apartamentos de los palacios del Barroco quedaron fusionados
estar en lo cierto, ya que en los grandes establecimientos, el desembolso y en inseparable unidad de plano, con sus dependencias, guardarropas, retre­
el mantenimiento aumentan en proporción geométrica. "Un lugar -indica tes o despensas.
674 675
473. Bañera con cal­ 'W'um lla.th Al'l'aralU8, m.nuf""tured by Tylor and 6on, Lolldon.
Pero incluso en 1900, tras el largo período de indecisión, el cuarto dera incorporada. In­
de baño todavía era un lujo de las clases privilegiadas. Faltaban los ele­ glaterra. 1850. Esta
mentos esenciales de su difusión popular. Ninguna bañera, comparable en combinación de bañera
portátil y calentador A Wtinn bath bv mea.ns
cuanto a utilidad y aspecto a la lujosa pieza de porcelana, había alcanzado of cil'cnlation mav be ob.
era casi todo lo que la t"inen in .bout 'halr an
todavía una forma estándar. Tampoco era satisfactorio el sistema de con­ técnica de mediados del hom. The appuratus is
ducción del agua, y faltaban igualmente unos accesorios bien ideados. XIX pudo ofrecer al pol'table, and can be ttseti
bañista en privado. El in any ruom where there is
No es dificil detectar las tendencias manifiestas de mecanismos principio en sí era ya
a fine.

tan complejos como el automóvil o la locomotora, pero al trazar el desa­ conocido en la Edad
rrollo del baño actual, uno se pierde a través de un laberinto de historias y Media. (Henry Cole, (At Deano, Dro)', nnd Deant:'s, l\íng WlJli:lm Strcct.)
Journal 01 Design,
anécdotas curiosas. La razón para ello es invariablemente la misma: falló 1850.)
la inspiración cuando ésta fue necesaria para lo que requería el hombre, y
el resultado fue una pobreza técnica cuyo estudio deprime y cuyo análisis
no conduce a ninguna parte. Dedicaremos nuestra atención a las últimas
décadas, cuando el período empezaba a ver con mayor claridad 10 que de­
seaba; entonces se hicieron los inventos indispensables. La celda de baño
adquirió rápidamente su forma estándar, especialmente en el país más ávi­
do en obtener un confort democratizado. Esto ocurría en el tiempo de la
plena mecanización e, inmediatamente, los dos focos de la mecanización,
el cuarto de baño y la cocina, pasaron a dominar, tal vez incluso a tirani­
zar, el plano de la casa. Razones económicas -la reducción de los costos
de instalación a través de la mayor concentración posible de cocina, baño
y retretes- a menudo coartaron la libertad del arquitecto, más de lo que
éste hubiera deseado. 474 a, b. Bañera armario con calentador
de gasolina. Catálogo de ventas por correo,
De lo nómada a lo estable 1895. Las bañeras plegables sin instalación
de tuberías superan en número al tipo normal
en este catálogo de 1890. (Montgomery
Unas pocas palabras que harán referencia a la evolución morfoló­ Ward Co., Chicago, 1895.)
gica del tipo.
En la Edad Media, el mobiliario pasó de una condición nómada a
otra estable. Y en el siglo XIX, lo mismo pasó con el baño. El baño portátil
se convirtió en un baño fijo, anclado dentro de una compleja red de tu­
berías y elementos de ventilación. En tiempos medievales, el nomadismo
fue el resultado de la inestabilidad de las condiciones de vida, y en nuestro
propio período de la inestabilidad de nuestra orientación.
El cuarto de baño no podia convertirse en componente de la vi­
vienda de clase media mientras faltase un elemento: el agua. A través de
las calles de París, los vendedores de agua circulaban con sus carros carga­
dos de tinas de agua caliente. Transportaban bañera yagua hasta el apar­
tamento del usuario; es lo que se llamaba la baignoire ti domicile, en con­
traste con el baño fijo de los establecimientos públicos. En 1838, París
tenía 1013 de estas baignoires ti domicile y 2224 bañeras fijas.
El inglés de 1860 llevaba consigo una bañera plegable de gutaper­
cha cuando viajaba por el continente. En su casa (fig. 468) solía utilizar un
pequeño baño de asiento, y en este caso la ducha era más importante que
la bañera. 475. Cuarto de baño con calentador, para una barbería. Chicago, 1888. "En nuestras
También la combinación de bañera y calentador era a menudo grandes ciudades es usual facilitar servicios de baño en todos los hoteles, así como en las
portátil. En 1850, Henry Cole recomienda una bañera y calentador utiliza­ grandes peluquerías", escribe W. P. Gerhard (1895). Este equipo, debido a un fabricante
bles en cualquier habitación provista de una tubería de estufa (fig. 473). Un de sillones de barbería, podía ser montado sin la ayuda del fontanero. La combinación
medieval de baño y corte de pelo reaparece aquí, pero con un acento muy diferente, ya
que el cuarto de baño se ha convertido en mero accesorio de la barberia. (Catálogo Th.
676 Kochs, Chicago, 1888.)
par de tubos permitían que el agua circulase directamente entre la bañera y vada a los diversos aparatos, por este orden: el fregadero de la cocina, el
el calentador. Muy rara vez Henry Cale mostró interés por los inventos lavabo y, por último, la bañera. Canalizar agua hasta el lavabo fue una
técnicos, mas al parecer este aparato le llamó la atención. Su principio no medida importante para economizar trabajo, y ello puede explicar por qué
era nuevo, ya que fue conocido en la Edad Media, pero en 1850, aquel Norteamérica fue la primera en adoptar esta innovación. Un testigo inglés
período tan experto en la utilización de gases de combustión para calentar de 1890 informa: "En América, estas instalaciones son utilizadas en toda
las calderas industriales, era poco más o menos todo lo que los inventores mansión y en todo cuarto de aseo. Los aparatos que economizan labor
podían idear. doméstica son mucho más apreciados en el otro lado del Atlántico que en­
Este típo, como el baño plegable americano ya citado, parte del tre nosotros. Por la misma razón, en Norteamérica son más numerosos los
supuesto de que no se dispone de agua corriente, y podía ser visto en las aparatos patentados. "84
fmcas urbanas de Norteamérica.en el último cuarto del siglo XIX. Como Es cierto que en los catálogos de 1850 aparecen lavabos provistos
la cama plegable, asumía el aspecto de armario cuando no era utilizado, y de grifos, pero obtenían su agua mediante una bomba manual, como el fre­
más tarde consiguió un favor considerable entre la población rural. Es un gadero de la cocina de Catherine Esther Beecher en 1869. También en este
modelo más persistente, que aparece en los catálogos de ventas por correo aspecto, el coche cama produjo una solución técnicamente adecuada en fe­
hasta bien entrado nuestro siglo. A mediados de la década de 1890, su pre­ cha muy temprana. En la década de 1870, como veremos, un hotel de Bas­
cio y ejecución le dieron ventaja sobre los modelos fijos (fig. 474). tan que facilitó agua corriente en todas sus habitaciones causó sensación.
Alrededor de 1890, las hoy olvidadas duchas faciales, que brotaban como
rEl agua corriente un surtidor desde el fondo del lavabo, eran utilizadas para las abluciones. 8s
Con la plena mecanización, a principios de la década de 1920, el
Los siglos XVII y XVIII proyectan una sombra tras ellos. En consumo casi lujoso de agua caliente se convirtió en hecho cotidiano en
1800, las grandes ciudades todavía carecían de un suministro regular de Norteamérica. Es posible fechar casi exactamente este cambio, que corres­
agua. ponde a la repentina expansión de las instalaciones sanitarias esmaltadas,
En París, Napoleón trató de remediar la situación. Un plan fecha­ cuyo número casi se dobló entre 1921 y 1923. 86
do en 1812, que encontramos en la Bibliothéque N ationale, muestra cuál La transición del baño de una condición nómada a otra estable
era el estado de la canalización tras las obras ordenadas por Napoleón: tuvo lugar instantáneamente, apenas hubo disponibilidad de agua corriente
sólo los distritos bienestantes, como el Faubourg St. Honoré, disponían de ---S;':'_»-"-""""
agua corriente. Los barrios populares todavía tenían que depender de las
fuentes callejeras, los aguadores ambulantes y, particularmente, del agua
del Sena.
Durante la segunda mitad de siglo, en todas partes las ciudades
obtendrían un suministro completo de agua. El agua corriente llegó prime­
ro a la planta baja, después a los pisos, y finalmente a cada apartamento.
Las palabras son demasiado estáticas, y sólo una película podría retratar el
progreso del agua a través del organismo de la ciudad, su salto a más ele­ =;-~' ~,
vados niveles, y su distribución hasta la cocina y, finalmente, hasta el 1' .'. :'" ­
1!
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baño.

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Lo mismo es aplicable al suministro de agua caliente. El siglo ':.!
¡ JitiL".l'
XIX -como en los tiempos homéricos- sacaba su agua caliente de la co­ .:.:-:-:J ~
cina, en tubos. A partir de 1840, Norteamérica comenzó a utilizar calderas
de cobre o hierro, conectadas con los fogones. Se propusieron diversos pla­
nes, y la caldera alta, vertical y no aislada, adyacente a los fogones de la
cocina, pero distinta, se normalizó. Sin embargo, la evolución no avanzó
en forma directa.
Agua caliente corriente es otro prerrequisito del cuarto de baño
mecanizado, y podemos indicar, de modo aproximado, las fases siguientes:
bañera y calentador formando un juego portátil; bañera y calentador fija­
dos permanentemente a las tuberías del Cliarto de baño; agua caliente su­
ministrada desde un solo punto en la casa 82 o, en nuestro siglo, enviada a la
casa de apartamentos desde una planta central. 83 El agua corriente fue lle­

678 679
y alcantarillado. Antes, hubiera sido inútil dedicar una habitación exclusi­
vamente al baño.
y entonces comenzaron los problemas, ya que el cuarto de baño
constituye un nuevo elemento en el organismo de la casa. Se ventilan nue­
vas preguntas: ¿Cuál será la importancia del cuarto de baño en el hogar?
¿Qué relación tendrá con las demás habitaciones? ¿Qué se desea con res­
pecto a tamaño, plano y disposición? ¿Deseamos bañarnos en una habita­
ción espaciosa, o meteremos el baño en espacio más reducido posible?
La opción entre el baño como un cuarto entre otros cuartos o el
baño como una celda sólo suficiente para contener las instalaciones, no de­
pende solamente de los medios económicos. Corresponde a las dos fases de
desarrollo; a la primera podemos llamarla la inglesa, y a la segunda la nor­
teamericana.

El cuarto de baño inglés alrededor de 1900

Inglaterra creó el cuarto de baño más lujoso del mundo. Ningún


otro pais consiguió la calidad y distinción de los artículos sanitarios ingle­ 477. Cuarto de baño inglés, 1901. Al salir de sus fases nómada y seminómada, el cuarto
ses entre 1880 y 1910. El climax del cuarto era su pesada bañera con doble de baño se ha convertido en parte permanente del hogar inglés bienestante. Es una gran
envoltorio de porcelana, a la que se encontraba alli donde los medios lo habitación con ventana, en la que no se economiza el lujo. Generalmente, uno de estos
permitían: en San Petersburgo, en los palacios de los rajás indios, así como cuartos de baño servia para toda la casa. Está concebido como una habitación amueblada,
no como mero anexo al dormitorio. (W. E. Masan Catálogo.)
en la mansión de George Vanderbilt, en la Quinta Avenida (fig. 476). En
las casas y pensiones inglesas para la clase media había también, desde lue­ namiento interior dependían del azar o del gusto. Incluso en los más mo­
go, sencillas bañeras de cinc en pequeños cubículos semiaislados en una dernos edificios europeos de hoy, hay una cierta incertidumbre en lo refe­
habitación. rente a su plano de distribución. El cuarto de baño se hizo más pequeño,
La gran bañera de doble cubierta aporcelanada, construida indivi­ pero todavía quedó en pie la pregunta: ¿Es el cuarto de baño un cuarto en
dualmente como en Rolls Royce, es tan típica de esta fase como el similar sí mismo o es, aunque lo separen tabiques, una sola unidad junto con el
modelo americano esmaltado, construido en la linea de producción, lle­ dormitorio?
garía a serlo en otra posterior. Pero el lujo no terminaba aquí, ya que el
conjunto quedaba completado con unos complicados servicios de ducha, El equipo del cuarto de baño y el gusto imperante
combinados con la bañera o independientes de ella, baños de asiento, bidet,
y lavabos con repisa de mármol o pintados por encargo. Este era un lujo La profunda penetración del gusto imperante en cada esfera al­
que no podía quedar comprimido en un cubículo. canzó también al cuarto de baño, a veces con resultados harto grotescos.
El baño de 1900 exige una habitación espaciosa con varias venta­ Bañera, lavabo y retrete eran considerados como piezas de mobiliario y,
nas. Las caras instalaciones eran situadas a considerable distancia unas de por tanto, debian expresar el gusto personal del propietario.
otras (fig. 477) Y el espacio central era lo suficientemente amplio como El abandono de las formas puras, observado en mobiliario, arqui­
para moverse con libertad por él e incluso para hacer ejercicio. Fue este tectura y ornamentación, dejó también su marca en las instalaciones del
cuarto de baño inglés, no menos que su bañera de porcelana, el que dio el cuarto de baño. Al llegar el gusto imperante a su apogeo en la década de
estímulo para un modelo igualmente confortable y sin embargo menos ca­ 1880, el hogar con medios rodeaba su bañera y ducha con macizas "cer­
ro. Incluso las casas más grandes tenían una sola de estas habitaciones, cas" que ocultaban a los dos (fig. 478). En el cuarto de baño tiene lugar el
que servía para todos los miembros de la familia. mismo proceso que observamos entre los confortables, aquellas poltronas
Durante las dos primeras décadas del siglo XX, la alta clase me­ cuya estructura se disolvia en almohadones. U na y otra vez, los catálogos
dia europea adoptó este cuarto de baño inglés. Cada uno podía simplificar y manuales de 1880 y 1890 repiten que es deber del fontanero ejecutar los
su equipo de acuerdo con sus medios, y normalmente un cuarto de baño deseos del arquitecto, tanto en cuestión de forma como de ornamentación.
servía para todos los ocupantes. Asi, los baños encapuchados, las duchas y los cerramientos del cuarto de
¿Cómo habían de disponerse los servicios individuales? Habí.a es­ baño inglés de 1888 (fig. 478) pueden ser de "diversas maderas, según el
pacio suficiente para la variedad, lo que explica la falta de un plano fiJO de entorno o el diseño", así como objeto de "modificaciones para cumplimen­
suelo para el cuarto de baño inglés. La ubicación de este cuarto y su orde­ tar los requerimientos del arquitecto".88 Los precios de estos aditamientos

680 681
'"
478. Individualidad en
el cuarto de baño: Baño
tapado, Inglaterra, 1888.
"Puede ser obtenido en
varias maderas que hagan
juego con el entorno. Pre­
cio: 60 libras esterlinas."
Estos productos son el re­
sultado de la idea del XIX
según la cual el mobiliario
del periodo es equivalente
a la expresión individual.
El precio solicitado para
cada recinto de baño y 481. Labor de ebanista y fontanero.
ducha sin complementos Lavabo empotrado, 1875. Hasta
-60 libras- da la me­ entonces, bañeras, lavabos y retre­
dida de la importancia tes eran de simple aplicación. Pero
que se les adjudicaba. intervino el ebamsta, e introdujo ma­
(Doulton Co. Catálogo, deras ornamentadas para ocultar las
1888.) instalaciones. "Generalmente mon­ 482. Lavabo americano a la vista, junto
demuestran el valor que se les atribuia: sólo el envoltorio de madera, sin tados por ebanistas, estos articulos con sus tuberías, 1888. El lavabo no oculto
son sencillos y no representan un or­ era considerado adecuado tan sólo para fmes
baño, ducha ni instalación de fontanería, costaba unas 60 libras. En ausen­ namento para la habitación", es­ más caseros. (Catálogo, Standard Manu­
cia de un revestimiento de madera, había que contentarse con un pintado cribe el Manufacturer and Builder. facturing Co., Pittsburgh.)
multicolor. Los modelos estándar estaban cubiertos por una diversidad de
ornamentos de variados estilos, que, en las décadas de 1880 y 1890,
debían de ejercer un efecto hipnótico en el consumidor, similar al del aero­ bricados según un modelo estándar y que, gracias a la variación en los
dinamismo de los objetos cotidianos en una época más tardía. Todavía en adornos, podían ser indicados para diversas edades y diferentes gustos.
1900, el Twentieth Century Catalogue de Twyford presenta bañeras y la­ La ornamentación del lavabo pasó pronto de la repisa y el salpi­
vabos de idéntico modelo pero adornados diversamente (fig. 484). La ba­ cadero al recipiente propiamente dicho, cuando no en ambas partes a la
ñera era tratada con el mismo espíritu que aquellos sombreros (fig. 483) fa­ vez. El impulso en pos de lo aparentemente nuevo y de la novedad sin obje­

479. Percier y Fontaine: Agua­


mallil, 1801. La producción en serie
en pleno siglo XIX no hizo sino
ampliar lo que habian iniciado los
primeros años de dicho siglo. (per­
cier y Fontaine, Recueil des Décora­
tions Intérieurs, Paris, 1801.)

480. "Arte" en
el cuarto de baño.
"The Dolphin ",
instalación sanita­ 483. Estandarización y adornos: Un sombrero, varios efectos. Gracias a diferentes adi­
ria en color marfil. tamientos, un modelo es adaptado a diversos gustos y edades. Sombreros, casas o cuar­
Norteamérica, dé­ tos de baño, todo habian de ser seudoexpresiones de la individualidad. (Cortesia de Old
cada de 1880. Print Shop, Nueva York.)
(Anuncio.)
683
682
r-­

fruto que sale de su cáscara, a través de las décadas el lavabo se desprende


de su envoltorio mueble. Siglos de temor al agua habían causado que todos
los aparatos de aseo desaparecieran de las habitaciones. Su carácter de ne­
cesidad, aunque todavía débil, retorna a finales del XVIII, como cabe juz­
gar por la nueva atención prestada al mobiliario de tocador por los ebanis­
tas·ingleses. El tocador para dama, de Shearer, en 1788 (fig. 185),90 oculta
un pequeño aguamanil y cuatro tazas con "una cisterna detrás para recibir
el agua". Cierto que las instalaciones están metidas en un cajón, pero por lo
menos se dispone de ellas.
484. Estandarización y adornos: Un cuenco, varios efectos. Lavabo inglés adornado, En el siglo XIX, cuenco y jarras aumentan gradualmente de ta­
1900. El "Victoria" y el "Victoria and Roses" (en colores) son modelos idénticos ador­
nados de diferente modo. (Tuyford, Twentieth Century Catalogue, 1900J maño.Alrededor de 1820, ellavatorium medieval con trípode se convirtió
paulatinamente en un armarito de la forma circular tan de moda en aque­
to seguía su curso irresistible, y sin embargo, la grotesca visión de 1880, llos tiempos.91 En Inglaterra, en la década de 1830, hicieron su aparición
que no podía soportar ningún objeto que no contuviera su porción de "ar­ aguamaniles en forma de cómodas o mesas (fig.187).
te", estaba ya en el umbral. El "Dolphin", un retrete provisto de un acaba­ A mediados de siglo, se púso de moda la forma que llegaría a ser
do marfileño y que durante años se había exhibido en las revistas (fig. 480), típica: uno o dos recipientes con jarras colocadas sobre la cómoda siglo
es considerado ahora como objeto ridículo. XVIII con superficie de mármol. Apenas se dispuso de agua corriente, el
Como en todas las esferas, hubo una pugna por la forma natural. recipiente se situó en esta cubierta de mármol (fig. 481), pero la cómoda
Lo que en la arquitectura ocurría a gran escala, sucede aquí en un am­ subsistió. El 1870 prestó especial atención a este adminiculo de madera,
biente más íntimo. Cada vez que el siglo XIX se cree inobservado, se vuel­ pero en 1880, especialmente en norteamérica, desapareció la parte frontal
ve osado, desde la amplitud de sus salas de exposición hasta sus utensilios de la cómoda, dejando únicamente la parte superior de mármol con sus la­
de laboratorio o el fregadero de la cocina, pero cuando se trata de un am­ vabos en ella (fig. 482). Sin embargo, habría que esperar hasta bien entra­
biente íntimo, le falta valor para elegir una forma inteligente. Así lo atesti­ do el siglo XX para que el lavabo adquiriese su forma natural bajo la in­
gua un fregadero americano de 1888 (fig. 485),89 en el que cada detalle ha fluencia de la producción en serie y para su integración con la obra de fon­
sido objeto de cuidadoso estudio. Según explica el catálogo, desagüe y re­ tanería (fig. 486). Sólo con el advenimiento del esmalte y la cerámica pro­
bosadero han sido diseñados para conseguir una perfecta limpieza y man­ ducidos en serie pudieron penetrar verdaderamente las formas naturales.
tenimiento. Sin embargo, a finales de la década de 1930, surgieron tendencias retrógra­
La debilidad para el adorno, expresada en los cortinajes y colga­ das que trataban el cuarto de baño y la cocina como habitaciones para
duras a partir del Imperio, aparece también en el equipo sanitario. Como el contener muebles.
La pauta alcanzada hacia 191 S se apoya, al igual que el equipo de
los baños romanos e islámico, en la idea de que no puede haber delicadeza
en objetos expuestos a la acción diaria del vapor y del agua.

La célula de baño norteamericano, c. 1915

La influencia del hotel


486. Lavabo, 1940. Las formas
purificadas avanzaron lentamen­ Norteamérica pilotó el desarrollo desde el momento en que el
te desde la cocina hasta la esfera baño se democratizó, es decir, desde mediados de la segunda década y en
más personal del cuarto de baño.
Medio siglo separa el cuidadoso tiempos de la plena mecanización. Aparecen ahora planos estándar por vez
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diseño del fregadero de cocina primera, ya que se ha adoptado una postura bien clara: el baño debe ser un
de 1888 y el lavabo de 1940. (Ca­ apéndice del dormitorio. Y esto no fue cuestión de azar.
tálogo de Crane and Ca., Chi­
~""1~"'''''' '\,';j''''''"'-''''''''"''~""""","'.-'''"<~'..:>'"'t-~~~~.~~.-,~ cago.) El tipo noteamericano tenia sus órigenes fuera de la casa: en el
hotel. El hotel, como se ha admitido, "dio a los norteamericanos una opor­
485. Forma pura en la cocina: Fregadero norteamericano, 1888. En esta época el gusto tunidad para trabar un primer conocimiento con las bañeras, con el agua
imperante no podía permitir formas tan simplificadas como ésta en el cuarto de baño.
Cada detalle estaba tratado cuidadosamente. Desagüe y salpicadero están diseñados corriente caliente y fría, con el retrete y el vapor... Entre las muchas cosas
para permitir una limpieza perfecta. (Standard Manufacturing Ca., Catálogo.) que entraron en la vida norteamericana a través de los hoteles, de todas la
684 685
\:Ji';,

487. Mount Vernon Hotel, Cape May, New Jersey, 1853. Fue instalado un baño con
agua corriente en cada habitación, según el Illustrated London News (1853). "Cada habi­
tación es completa en si misma y contiene todos los servicios para la comodidad del ha­
bitante." Esto ocurría medio siglo antes de que el cuarto de baño se convirtiese en apén­
dice de toda habitación de hotel.

diversas formas en que la vida doméstica americana ha sido influenciada


por los hoteles, la influencia del cuarto de baño se clasifica en primer lu­
gar".92 LUMBERS,
En su extensa obra Greek Revival Architecture in America, Tal­ Ami Manufacturers oí llarrows' Patent CookIng Range,
bot Hamlin menciona un hotel de Boston, el Tremont House, 1827-1829,
que disponia de "una complicada batería de retretes y cuartos de baño con 488. Anuncio de un fontanero, Boston, 1850. Era necesario subrayar que "la costumbre
del baño frecuente encuentra enérgicos defensores entre los profesores de medicina".
agua corriente en la planta baja. En este edificio, por vez primera en nor­ Normalmente, a mediados del XIX no habia agua corriente; el agua solia ser obtenida
teamérica y acaso en el mundo, el equipo mecánico se convirtió en elemen­ por medio de una bomba accionada manualmente, ilustrada a la izquierda. (Boston Direc­
to importante en el diseño arquitectónico".93 La ubicación, subterránea tory, 1850-1851.)
como el cuarto de baño de Escipión, es tipica de esta fase de la evolución,
cuando el agua corriente todavia no era enviada a los pisos. la posterior evolución norteamericana, tal como lo ilustra nuestro típico
Sólo tenemos una vista exterior (fig. 487) Yuna descripción, mitad apartamento neoyorquino de una sola habitación (fig. 490).
irónica y mitad admirativa, de un hotel norteamericano que equipó todas El objetivo, un baño para cada dormitorio, presentaba escasas po­
sus habitaciones con un baño yagua corriente dentro de las mismas. Era el sibilidades de conseguir una rápida consecución, y de hecho el proceso re­
Mount Vernon Hotel, en Cape May, Nueva Jersey, un lugar turístico para quirió más de medio siglo para quedar completado.
baños de mar (1853). "Jonathan es tan grande en hoteles como en todo lo Nuestro conocimiento de la evolución es fragmentario. 94 En 1877,
demás... incluidas serpientes de mar y explosiones de calderas -leemos en un hotel de Boston tenia agua corriente fria y caliente en todas las habita­
el Illustrated London News del 17 de septiembre de 1853-. El hotel contie­ ciones, pero sólo para los lavabos. 95 Un hotel familiar de Kansas City
ne 125 millas de tuberías de agua y gas. Cada huésped tiene su baño en su (1888) y otro en Boston (1894) añadieron cuartos de baño a sus suites,
dormitorio, y hay grifos de agua caliente y fria que puede utilizar a su an­ pero no a sus habitaciones individuales. 96 En unos tiempos en los que Pull­
tojo..." El informante tal vez dé detalles exagerados, pero incluso en esa fe­ man hacía circular sus coches c~ma privados, estos cuartos de baño
cha es discernible la básica tendencia norteamericana a pensar en el baño debían de representar un lujo similar.
como pertenencia de cada dormitorio. La tendencia hallada en el Mount N o cabe hablar con razón de democratización del hotel antes de
Vernon Hotel también aparece, combinada con una cocinilla incorporada, que se dispusiera de un baño, a bajo costo, en cada habitación. En 1908,
en el piso de Catherine Esther Beecher de 1860 (fig. 489). La tendencia a Ellsworth M. Statler edificó un nuevo hotel en Buffalo con el lema "Una
combinar instalaciones de fontanería en menor espacio posible continuó en Habitación y un Baño por un Dólar y medio", con éxito inmediato. 97
686 687
Como con el coche cama The Pioneer (1865) de Pullman, se dio
un paso importante hacia la democratización del confort cuando fue cons­
truido un hotel para la clase media alrededor de una unidad de vivienda
489. Catherine Beecher:
Planta de un apartamento de
iOl = = ciudad, con dormitorio, coci­
na y baño, 1869. Al igual
que la cocina de Catherine
PABLOB
Beecher anticipa la cocina
20X20
actual en su distribución (fig.
Q g 338), su plano de un aparta­
CTTCNItN llnC,'IlM
mento urbano consigue, en

rn Gn'." 0 GTA0 forma primitiva, la unidad


de cuarto de baño, dormitorio
y cocina adjunta. (The Ame­
rican Woman's Home, 1869.)

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/ 491. Instalación de fontanería en una casa de apartamentos, 1891. Las casas de apar­
IIp / tamentos del Chicago de 1890, que reunian las normas más modernas, muestran ya las
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instalaciones alineadas a lo largo de una sola pared, pero no del modo más compacto. La
bañera está colocada, todavía, junto a la pared larga. Más tarde, girará 90 grados, al igual
/ ,>;-0 que el W.C. (Industrial Chicago, 1891.)
/ '-'
/ .::.'~ estándar a base de dormitorio, baño y retrete. En Europa, todavia hoy, la
..:>
combinación de una habitación con un baño privado linda en el lujo. La
puesta en práctica de la máxima "un baño para cada dormitorio" influyó
inmediatamente todo el plano general (figs. 492 y 494), Y fue tan decisiva
para el hotel como para la organización del baño y la cocina en la planifi­
cación de la casa particular. Al propio tiempo, habia aparecido el trazado
490. Apartamento de una habita­ estándar norteamericano: el baño es una célula y un apéndice del dormito­
ción con cocina y baño incorporados, rio.
década de 1930. A la izquierda de
la entrada, un armario empotrado;
a su derecha, cocina abierta y sepa­ El cuarto de baño compacto
rada del baño por un tabique. Este
contiene las instalaciones para el El rígido trazado del baño, con bañera, lavabo y retrete, y su com­
baño. (N.o 850 de la Séptima Ave­
nida, Nueva York, proyecto de Flo­ presión dentro de un espacio minino, era lo que norteamérica denominaba
rence Schust.) cuarto de baño compacto. El prerrequisito para ello -alineación de todas
688 689
492. Statler Hotel, 1908. (Hoy Hotel
BujJalo) "Uría cama y un baño por un dólar
y medio", era el slogan para el barato al­
quiler en 1908 de una unidad a base de
dormitorio y cuarto de baño. (Cortesía de -"j
Hotels Statler Co., Nueva York.)

493. Statler Hotel, BujJalo, 1908. Plano


de una planta tipica. Facilitar un baño para
cada dormitorio afectó notablemente al
plano. La solución adquirirla carácter uni­
versal en Estados Unidos, al extenderse desde
el hotel al apartamento y el hogar. El baño

,
es una célula y un apéndice del dormitorio.
(Cortesía de Hotels Statler Ca., Nueva York.)

495. Cuarto de baño compacto americano. 1908. Alrededor de 1908, los catálogos pre­
sentan el baño compacto tal como empezaban a instalarlo los nuevos hoteles. Los aparatos
están servídos todavía desde diferentes paredes, y la bañera aún se alza sobre patas. Su
posición junto a la pared corta contrasta con lo que hasta entonces era normal. (Catálogo
de L. WolfT Ca., Chicago.)
496. Cuarto de baño compacto norteamericano. 1915. Antes de que la bañera de doble
cubíerta y una sola pieza pudiera ser producida en serie, las más destacadas firmas nortea­
mericanas propagaban ya el cuarto de baño compacto con bañera empotrada. (Catá­
logo de Crane and Co., Chicago.)
LiGMT COVnT
las instalaciones a lo largo de una sola pared- había sído ya adelantado,
largo tiempo antes, en Estados Unidos. El cuarto de baño de George Van­
derbilt en 1885, instalado en su casa de la Quinta Avenida (fig. 476), con el
ostentoso despliegue de sus tuberias y los pequeños intervalos entre las ins­
talaciones, ya parece anunciar el cuarto de baño compacto.
Chicago, en tantos aspectos el campo de pruebas más audaz en la
América de 1880, iba también en cabeza en cuanto a comodidad de la vi­
vienda. Sus casas de apartamentos -un campo todavía inexplorado- con
sus triples "ventanas de Chicago", no revelaban, ni mucho menos, el temor
"~,, " ~21 a la luz que oscurecía las casas europeas en la misma época. Cabe encon­
l.?ú,f..c"
trar también aquí a los inmediatos antecesores del cuarto de baño compac­
to. Industrial Chicago, esa fuente indispensable para el periodo, dedica
uno de sus capítulos a los recientes progresos en fontaneria. La página

494. Statler Hotel. Bu!


.. ....... -­
"fontaneria en un piso" (fig. 491 )98 registra las normas más progresivas del
período. Como era de esperar, los rascacielos y su equipo sanitario crecie­
falo. 1908. Dos habita­ ,
ron al unisono. La distribución de inodoro, lavabo y bañera a lo largo de la
ciones, cada una con pared era ya un hecho, y para completar el cuarto de baño compacto,
baño y retrete, constitu­ ~ 1 sólo quedaba dar a la bañera un giro de 90° para ponerla en una posición
yen una unidad con venti­ transversal. Todas las instalaciones quedan ahora concentradas en una
lación común y hueco
para tuberías. El cuarto '\ pared.
de baño completo está ¿Cuál era la distribución del cuarto de baño en la vivienda priva­
plenamente desarrollado da? El cuarto de baño inglés, como hemos dicho, fue disminuido para
en época muy temprana. adaptarlo a circunstancias más modestas, reduciendo en número sus insta­
(Cortesía de Hotels Stat­
Ier Ca., Nueva York.) laciones, pero el trazado inglés conservó en ellos su principio: distribución
suelta de las instalaciones.
690
691
Considerado cualquier número de casas, exhiben un rasgo que se Atlántico todavía presumía de lujosa, se cuenta entre los símbolos de nues­
repite constantemente: la bañera tiene un emplazamiento libre y está para­ tro tiempo.
lela a la pared más larga. Alrededor de 1908, los catálogos de las empresas En este modelo simple y carente de adornos, todo parece sencillo,
más destacadas ya presentaban planos para el cuarto de baño compacto, y sin embargo la aparición de la forma estándar a partir del caos de solu­
como el que estaban instalando los nuevos hoteles. Sin embargo, las insta­ ciones inadecuadas, se demoró por largo tiempo. El conocimiento de que la
laciones todavía están distribuidas en diferentes paredes (fig. 495)99 Yla ba­ bañera mecanizada no puede ser juguete para el ornamentalista sólo caló
ñera de hierro esmaltada todavía se alza sobre sus patas. cuando el método de su fabricación -hierro fundido, esmalte- alzó un
Alrededor de 1915, aparece la bañera doméstica en su forma em­ veto natural.
potrada hoy familiar (fig. 496),100 pero sólo en 1920 la bañera de doble pa­
red y esmaltada pudo ser fabricada en serie de una sola pieza. Con ello, su El caos alrededor de 1900
precio quedó reducido en un 20 %, y pronto se estableció como modelo
estándar la bañera de un metro y medio (cinco pies), cuya producción llegó Para ver a fondo en la desolada confusión que todavía prevalecía
al 75 % de la actual. La bañera se convirtió en un módulo que determinaba alrededor de 1900, debemos dejar que el experto 102 exponga sus pros y
la anchura de la celda, en tanto que el lavabo y el retrete, a distancia míni­ contras:
ma, determinaban la pared larga. La unidad cuarto de baño de metro y "¿Qué clase de bañera hay que utilizar?"
medio se hizo estándar, y las viviendas particulares conservaron estas di­ "No es esta una cuestión fácil cuando se nos habla de tan nume­
mensiones que habían fijado los hoteles. Las casas más grandes prefieren rosas y diferentes clases y acabados de bañeras en el mercado... U na de las
seis o siete cuartos de baño de tamaño estándar, en vez de uno o dos del primeras que tuvimos fue una caja de madera, forrada con lámina de plo­
tipo inglés de 1900. El cuarto de baño sirve ahora para una persona, o mo." Características: "Duradera, pero nunca podía ser limpiada a fondo."
bien, como todavía suele ocurrir hoy, comunica entre si dos dormitorios. "La siguiente bañera que encontramos abriéndose paso en el mer­
Los arquitectos norteamericanos critican sobre todo, en los planos de las cado fue la caja de madera forrada de cinc." Características: "Tenía mejor
viviendas europeas, la separación de cuarto de baño y dormitorio mediante aspecto y era brillante cuando nueva, pero sus cualidades de duración no
un pasillo. El cuarto de baño compacto alcanzó su forma estándar alrede­ eran satisfactorias." "Desapareció prácticamente."
dor de 1920, y desde entonces se han hecho intentos para llenarlo con toda "Vino después la caja de madera forrada con chapa de cobre."
clase de muebles y darle el sabor de una sala de estar, conduciéndolo de Ventája: "Durante largo tiempo, se podía mantener su aspecto limpio." In­
nuevo a una norma de lujo. Pero tales excursiones no deben ser tomadas conveniente: "Cobre... blando y fácilmente penetrado." "Casi desapareci­
muy en serio, y más fieles a la época fueron las tentativas que, comenzan­ da hoy (1896)."
do más o menos en 1931, quisieron construir el cuarto de baño estándar en La bañera de hierro fundido, que más tarde triunfaría sobre todas
unidades más grandes en la fábrica, reduciendo con ello los gastos de insta­ las demás, fue ofrecida con diversos acabados: "Simple hierro fundido pin­
lación. "Los estudios demostraron que la sección cuarto de baño-cocina de tado", generalmente imitando las venas del mármol en el interior. Carac­
una vivienda incluidos cimientos, suelo y techo- cuesta 90 centavos por terísticas: "Suficientemente robusta para durar siempre, pero cuando la
pie cúbico, con instalaciones incluidas, en contraste con los 25 centavos pintura se desgasta se vuelve oxidada y poco higiénica."
por pie cúbico para una sección similar sin estos aditamientos."lol "Bañeras de hierro galvanizado." Características: "Esta capa
pronto se desgasta."
"Bañera de hierro esmaltado... un buen articulo sanitario... pero
El estándar y el módulo del cuarto de baño compacto dificil de obtener, y este acabado no resiste un uso intenso, ya que la capa
de esmalte se resquebraja con facilidad y se desprende."
La unidad baño norteamericana toma su forma estándar de la bri­ La bañera popular, "que goza de amplia venta, es la bañera for­
llante bañera esmaltada. Una forma especial de este tipo -la bañera de mada a partir de chapa de acero" con "un revestimiento interior de lámina
una sola pieza y doble cubierta- fue lanzado en Norteamérica alrededor de cobre (forro no necesario) y provista de patas de hierro colado".
de 1920, mediante producción en serie. Este tipo no sólo constituye el Vienen a continuación las tres versiones de lujo. Primero, "la ba­
estándar del cuarto de ba.il.o americano, sino también su columna vertebral ñera totalmente de cobre, una bañera de una sola pieza de chapa de cobre,
y su módulo. sin revestimiento exterior... simple soporte de hierro y remate de madera
Las lineas concisas de esta bañera blanca tal vez atestigüen ante dura. La bañera enteramente en cobre está obteniendo también un gran
ulteriores períodos el aspecto del nuestro, tal como hizo el ánfora con res­ éxito".
pecto a las características de la Grecia del siglo V. Es un artículo de lujo, "La bañera de loza esmaltada." Características: "No puede ensu­
con la combinación de refmamientos técnicos y metalúrgicos transformada ciarse... no tiene obra de madera en ella ni a su alrededor, hecha de una
en utensilio democrático. A su modo, esta bañera, que al otro lado del sola pieza... esta bañera durará toda la vida." Inconveniente: "Exige el ma­
692 693
yor cuidado en su manejo para entregarla sin desperfectos... Muy fria al
tacto hasta que la ha entibiado por completo el agua caliente." Debido a la escasez, y a veces carencia absoluta de datos históri­
y una victoriosa baza fmal: la nueva bañera de aluminio. Ventaja: cos, enviamos cuestionarios para obtener un cuadro aproximado de la evo­
"Muy ligera, posee un hermoso acabado, es un perfecto artículo sanitario, lución. Aquí reproducimos una muestra de cuestionario con sus respuestas
pero... de precio muy elevado, sólo puede ser adquirida por los ricos." completas. Sin embargo, la minuciosidad de esta contestación, devuelta
Para el cliente excepcionalmente discriminante, se recomienda un por Crane and Ca., de Chicago, no fue igualada en todos los casos.
baño hundido en el suelo, con azulejos ricamente adornados.
¿Qué había de elegir, pues, el hombre medio si, de la docena de
modelos, sólo a uno -la bañera de aluminio- se le suponía sin inconve­
nientes... salvo el de un precio inaccesible? Cuestionario

Preg. 1. ¿Cuándo comenzó la producción en serie de la bañera de una cu­


El tipo estándar cobra forma, c. 1920 bierta, esmaltada e incorporada?
Resp. Según nuestros archivos, las bañeras de hierro esmaltado, con borde
Tal era la situación alrededor de 1900. A partir de este caos, el curvado y sobre pies, aparecieron alrededor de 1893. Las bañeras
tipo estándar actual surgió fma1mente alrededor de 1920. Era la duradera de madera con forro de cobre comenzaron por 1883 y su populari­
bañera de hierro esmaltado, cuya evolución había requerido cerca de me­ dad continuó hasta 1898. Las bañeras de una sola cubierta comen­
dio siglo. zaron por 1910, y actualmente las fabrican algunas empresas.
Preg. 2. ¿Cuándo empezó la producción en serie de la bañera de doble cu­
Hizo su aparición en Norteamérica, alrededor de 1870; produc­ bierta?
ción del principal fabricante: una bañera diaria. l03 A mediados de la déca­ Resp. Las bañeras de hierro esmaltado y doble cubierta aparecieron en
da de los años 70, la producción registró un ligero aumento, pero en 1890 1915 y los fabricantes continuaron produciéndolas hasta la fecha
había todavía criticas contra esta bañera: "El esmalte blanco y cristalino actual.
tiene buen aspecto al principio, pero es seguro que se resquebrajará con el Preg. 3. ¿Hasta qué punto la producción en serie redujo el precio de la bañe­
uso del agua caliente, ya que el hierro se expande y se contrae mucho más ra incorporada?
Resp. Por lo que podemos determinar a partir de nuestras antiguas listas
que el esmalte."104 Así, a mediados de la década de 1890, una empresa pio­ de precios en bañeras incorporadas, desde 1918 hasta 1944 el pre­
nera de Chícago pudo aducir una larga experiencia de fabricación como cio se ha reducido en un 20 %.
sólido punto a favor de sus 10zas. 105 Hasta el 1900, todas las instalaciones Preg. 4. ¿Cuál es la proporción de la producción del tipo empotrado con res­
sanitarias fueron modeladas a mano, 106 pero después la mecanización par­ pecto a la producción del tipo esquina y del tipo con patas?
cial se impuso, elevando la productividad hasta diez bañeras por obrero y Resp. La bañera empotrada, de doble cubierta y cinco pies, es, con mu­
dia, o sea cinco veces el promedio de 1890. cho, la más vendida. Constituye, aproximadamente, el 75% del mer­
cado. El modelo de esquina sólo tiene una venta reducida y es utili­
No es posible ofrecer un cuadro satisfactorio del ascenso de la ba­ zada en cuartos de baño no corrientes, mayores que los cuartos de
ñera de doble cubierta esmaltada, ya que las empresas pioneras difieren a baño convencionales en las viviendas, y que por tanto requieren una
menudo en sus cuentas. La bañera esmaltada hizo su aparición en escena bañera de esquina en vez del tipo empotrado. Actualmente, la popu­
alrededor de 1910, y las primeras patentes para bañeras incorporadas fue­ laridad del tipo con patas ha disminuido hasta representar hoy un
ron otorgadas en 1913. Estos modelos sólo estaban esmaltados en su inte­ 25% de la venta total de bañeras.
rior. La superficie exterior estaba pintada o recubierta con azulejos (como Preg. 5. Entre los modelos más caros, ¿ha sido preferida la bañera empotra­
da o la bañera de esquina?
todavía es común en Europa), o bien oculta por un delantal separado y es­ Resp. La bañera empotrada, de doble cubierta y metro y medio, es, con
maltado, de una sola pieza. 107 mucho, la bañera más popular, la preferida, y ello posiblemente por
Hasta 1916 no fue posible fabricar la bañera de hierro de una sola dos razones: primero, su costo inferior. y segundo, por permitir un
pieza, con doble cobertura y esmaltada, a base de producción en serie. Se cuarto de baño de tamaño más reducido. Como he indicado antes,
dice que los primeros ejemplos de este modelo, hechos por encargo, fueron la bañera de esquina sólo es utilizada en cuartos de baño de gran ta­
utilizados en los Pullman privados antes de 1900, y que eran tan elegantes maño.
como las bañeras de porcelana y mucho más ligeros. lOS La producción en Preg. 6. ¿Redujeron ustedes las bañeras a unos pocos tamaños? ¿Qué tama­
ño es el preferido?
serie (ayudada, según nos informa un empleado de una empresa de Chica­ Resp. La bañera de doble cubierta, tipo empotrado tiene cuatro tamaños
go dedicada a la venta por correo, por cartelera de anuncios) llevó la bañe­ estándar a saber:
ra empotrada hasta una clientela mucho más amplia. En 1940, las empre­ 1,36 m 1,50 m 1,67 m 1,82 m
sas de ventas por correo ofrecían todo el juego de instalaciones -bañera, Con mucho, el tamaño más vendido y más popular es el de metro y
lavabo e inodoro- por unos 70 dólares, cuando en el catálogo Crane (Chi­ medio; de hecho, el tamaño 1,36 m y el 1,82 m son utilizados muy
rara vez, en tanto que, posiblemente, el 10% del negocio lo constitu­
cago) de 1910 109 sólo la bañera de porcelana valía 200. ye el tamaño 1,67 m.
694
695
Preg. 7. ¿Creen que el tamaño de la bañera incorporada es en gran parte el La bañera de doble cubierta es un producto de la plena mecaniza­
responsable del tamaño del cuarto de baño actual? ción. Los obreros altamente especializados, antes esenciales en cada fase
Resp. Sin duda alguna, la aceptación universal de la bañera de doble cu­ de su producción, dejan de ser necesarios. Ninguna mano toca el molde.
bierta, empotrada y de metro y medio, ha sido en gran parte respon­
sable del tamaño y forma de los actuales cuartos de baño. Durante Un mecanismo distribuye automáticamente la arena. Las piezas de fundi­
un periodo de años de experiencia con constructores y arquitectos, ción son vertidas, enfriadas y desbastadas automáticamente. Unos disposi­
asi como propietarios de casas, hemos comprobado que la bañera tivos automáticos de tamizado depositan una capa uniforme de esmalte en
de metro y medio es, como promedio, una bañera de tamaño ade­ polvo antes de la fusión en el horno yo
cuado para la persona de estatura media. La bañera de 1,36 m es Si el baño y su equipo pasaron de una condición nómada a otra
empleada en habitaciones extremadamente pequeñas, en tanto que estable en el curso del siglo XIX, la creciente popularidad de la bañera
las bañeras de 1,67 m y 1,82 m son utilizadas por propietarios de es­ incorporada significó su paso del estado de mobiliario a formar parte
tatura excepcional y que desean una bañera de mayor tamaño que
las de metro y medio convencionales. integrante del organismo del hogar.
Preg. 8. ¿Qué tipos de cuarto de baño abundan más en las casas de aparta­ Terminado su período de incubación, el baño se fusionó en este
mentos y los hoteles? ¿El tipo que aparece en mi croquis o bien organismo con una rapidez sorprendente. Alrededor de 1900 fue evidente
otros? el triunfo del cuarto de baño actual, y para 1920 éste se estableció como
Preg. 9. ¿Qué tipos de cuartos de baño abundan más en las casas particu­ apéndice del dormitorio en la vivienda particular.
Resp. lares?
El trazado de cuarto de baño más típico en casas, apartamentos y Cabe afirmar, sin exageración, que ese estándar, la bañera
hoteles en el momento actual, es la bañera empotrada normal de esmaltada de doble cubierta, alcanza un grado de confort que había sido
metro y medio, con lavabo, retrete y los accesorios de la bañera a lo perseguido durante miles de años. Con un largo adiestramiento técnico,
largo de una pared, con lo que se simplifica la instalación y las tu­ nuestra época adquirió la facilidad de resolver casi todo problema que
berias de suministro y desagüe en la pared. Adjuntamos una hoja quisiera afrontar, y cuando se buscó el tipo estándar actual también éste se
que indica varios tipos de distribución de cuarto de baño que han consiguió.
sido utilizados por arquitectos y constructores, con gran libertad, a
lo largo de! periodo de los últimos quince o veinte años.
Observará que todos estos planos abarcan la forma y diseño con­ El cuarto de baño y el núcleo mecánico
vencionales de las instalaciones.
Preg. 10. ¿Cuáles son las tendencias referentes a los tipos futuros de bañeras ¿Qué se puede hacer para reducir esta parte creciente de la
y cuartos de baño? ¿Continuará la tendencia actual de los cuartos construcción que es el costo de los servicios mecánicos? Por fin, el cuarto
de baño pequeños con bañeras incorporadas?
Resp. En el momento actual no hay tendencias que indiquen un cambio en de baño había adquirido un trazado estandarizado. ¿No era tiempo de que
la forma o tamaño de los cuartos de baño para uso de posguerra. El interviniese la producción en serie? ¿No cabía simplificar las laboriosas
otro único tipo de plano de cuarto de baño utilizado poco antes de modalidades de su instalación?
la guerra abarcaba el tipo de bañera cuadrada, e incluyo una circu­ En 1945, las principales compañías instaladoras pusieron manos
lar que muestra distribuciones de cuarto de baño, incluyendo este a la obra con unidades de instalación sanitaria capaces de satisfacer
tipo de bañera. Pretendemos continuar este tipo de bañera cuadrada diversas exigencias. La sistematización ayudaría a abreviar el trabajo de
después de la guerra.
Preg. 11. ¿Experimentará ulterior evolución esta tendencia de cada dormito­ obra, sin coartar la libertad del arquitecto.
rio con cuarto de baño adyacente? Anteriormente, a principios de la década de 1930, entre los
Resp. En lo que se refiere a la tendencia de un cuarto de baño para cada ingenieros había existido un movimiento destinado a reducir drásticamente
dormitorio, se ha convertido en una práctica general, muy aceptada, el costo de la obra de fontanería, todavía montada laboriosamente por
ent-re los principales arquitectos y constructores de todo e! país; de métodos manuales. Sin embargo, en 1945 no se disponía aún de soluciones
hecho, las reales exigencias de buenas viviendas en los tiempos ac­ satisfactorias, y ello se debía a la complejidad de la tarea, ya que el cuarto
tuales son un cuarto de baño para cada dormitorio y un cuarto to­
cador o un pequeño cuarto de aseo en el piso principal, anexos a la de baño, como pronto se vería, es sólo una parte de una entidad mayor, el
sala de estar y el comedor, para uso de los invitados. Actualmente, núcleo mecánico. Cocina, lavadero, calefacción y regulación atmosférica
no observamos ninguna tendencia que indique un cambio a partir de exigían un espacio cada vez mayor. En el sótano de una casa de lujo
esta especificación general de exigencias para hogares. americana con todas las ayudas técnicas en confort existentes en el
moderno mercado, había medios suficientes para que funcionase una
pequeña fábrica, y reducir esto al tamaño del hogar normal no era tarea
Chicago (Illinois), mayo de 1944
sencilla. Otra razón por la que la unidad baño progresó tan poco hacia una
solución auténtica radica en la forma aislada de contemplar y manipular el
problema técnico, ya que éste sólo podía ser resuelto sometiendo todas las
partes de la casa a una reconstrucción total.

696 697
El camino elegido por los ingenieros -pues fueron ellos, y no los
fabricantes de instalaciones sanitarias, quienes dieron el primer paso­ significa echar a rodar el esfuerzo de medio siglo. Para la tripulación de un
queda indicado por unas cuantas proposiciones que llegaron más allá de la submarino, o para hombres sin un techo sobre sus cabeza's, una caja
fase experimental. La meta consistía en producír la unídad baño entera metálica en la que uno apenas puede girar en redondo tal vez sea una
-suelo, techo, paredes, desde las tuberías hasta la jabonera empotrada­ solución feliz, pero este elemento de construcción es demasiado grande y
para su envio directamente desde la factoría hasta el tajo. rígido para ser fácilmente asimilado en la casa dotada de una cierta
flexibilidad en el plano del suelo.
Ra de ser transportada o bien como unidad estructural, o bien en
cierto número de secciones. En este segundo caso, la opción radica entre Buckminster Fuller se contó entre los primeros en reconocer que
cortes horizontales o verticales. Una de las primeras patentes (1931) (figu­ el baño no es una unidad aislada, sino que exige combinación con los otros
ra 497)111 entregaba las secciones del cuarto de baño en forma de panel, diversos mecanismos de la casa. En su primera casa-mástil (1927) dio for­
para ser montadas por "un albañil; un carpintero y un yesero", con lo que ma a su idea. Colocó el núcleo mecánico dentro del "mástil" del que cuelga
casi se prescindía por completo del fontanero. La unidad de baño en sec­ la vivienda, y también aquí se ve cómo nuevos materiales y construcciones
ciones horizontales queda disponible también "en forma embalada", y sus -presumiblemente porque todavía no hemos aprendido a dominarlos­
chaflanes redondeados, "no separables", eran considerados como ventaja conducen fácilmente a grotescos retrocesos. La casa, colgante como un
especiaP 12 (fig. 499). °
tiovivo en un poste central, tiende a formas circulares, poligonales, a la
Otras proposiciones anteriores (1931) hacen de la célula baño una forma de media calabaza que Fuller desarrolló en una fábrica de aviones
unidad estructural instalable "en condición sellada", sin que tenga que in­ en el año 1945,115 La idea de que la casa descansara en un puntal central
tervenir operario alguno mientras la casa se encuentre en construcción. To­ se remonta al siglo XIX y en ciertos casos puede tener encanto y significa­
das las conexiones están en el exterior, a punto para ser atornilladas a dO,116 pero como forma estándar, multiplicada por millones, estas chozas
través de juntas extensibles a las unidades situadas encima y debajo. Una autónomas se convierten en la pesadilla del planificador de ciudades. Des­
grúa traslada toda la unidad desde el camión al lugar exacto en el edificio de el punto de vista del habitante, se nota una cesión similar en el confort
donde es necesaria 113 (fig. 498). Principalmente, estas unidades iban desti­ humano. Poco a poco, la adaptación de la casa al lugar, de la que Frank
nadas a la construcción de estructuras para casas de apartamentos u hote­ Lloyd Wright fue el exponente más destacado, se estableció sin discusión.
les: Raymond Hood, inspirador del Rockefeller Center, planeó en 1932 in­ La comunicación con el espacio exterior, a través de una zona protegida
corporar las instalaciones de fontanería de una casa de apartamentos (por (porche), es uno de los rasgos más atractivos de la casa norteamericana. El
desgracia no se llevó a cabo) dentro de un núcleo mecánico. factor decisivo -la libertad para alterar el plano- queda abolido, con el
El cuarto de baño prefabricado 114 de R. Buckminster Fuller de habitante encerrado en su concha rígida y uniforme. ¿Por qué? Porque en
1938 (fig. 500) es una unidad estructural. Su cobertura seccionada en dos el centro, dentro del mástil, radica un robot -el núcleo mecánico- que ti­
partes para un transporte interior y exterior más fácil es de menor impor­ raniza a toda la estructura.
tancia. La solución es original, comprensiva y extrema. Un modelo en cha­ Con evidente fanatismo, Buckminster Fuller dedicó décadas al
pa de cobre fue exhibido en lugares destacados y suscitó vivas discusiones. perfeccionamiento de su idea. Su insistencia en que la casa de ese siglo, con
Cada uno de sus componentes, desde la jabonera hasta la bañera, su confort mecánico, pudiese quedar disponible para las masas mediante la
constituye parte integrante de la pared o el suelo. El lavabo y el retrete producción y montaje simultáneos de sus instalaciones, va desde luego pa­
están ubicados en posiciones opuestas, con la bañera ligeramente alzada y ralela con el curso inevitable de las cosas. Hemos visto cómo la nueva ge­
detrás de ellos; un plano de 1,35 por 1,5 m:, como es normal tan sólo en neración de la arquitectura asumió este problema y buscó maneras para
circunstancias de falta de espacio. Todos los componentes han sido reconciliar el núcleo mecánico con el concepto más amplio de la casa. La
prensados simultáneamente con la envoltura metálica, y sus huecos han demanda de un núcleo mecánico es fruto de la plena mecanización.
contribuido en ocasiones a conferir una rigidez adicional. La exhaustiva
especificación de la patente, modelo de precisión, prueba el cuidado con el En el mismo período, en la agricultura las cosechadoras mecáni­
que cada palmo cuadrado fue tratado, con el fin de que los troqueles cas concentraron todas las fases del proceso -desde segar hasta ensacar, y
poseyeran la mayor eficiencia industrial, y los cuartos de baño pudieran ser desde arar hasta abonar- en una sola. Un fenómeno paralelo surge en la
estampados a millones y con un costo mínimo. ¿Por qué no aprovechar la esfera de la vivienda, con la unidad que combina cocina, baño, lavadero,
oportunidad? calefacción, control climático e instalaciones sanitarias en un núcleo mecá­
Como tantas veces en el apogeo de la plena mecanización, la nico, pero aquí hablarnos de éste y no de combine o máquina combinada.
construcción huyó con el constructor y en la estampida el problema En agricultura, tras un siglo de mecanización, el problema resultó relativa­
humano se perdió. En vez del limpio e higiénico esmalte, el material se mente fácil de resolver. Un cuarto de siglo no es mucho en una evolución.
convierte en delgada plancha metálica, de modo que la máquina pueda y de nuevo, las raíces del problema crecen en la esfera humana; es dema­
completar su trabajo con un solo golpe. En términos de confort, esto siado tarde para que nosotros todavía nos dejemos engañar por soluciones
de pura ingeniería, logradas a expensas de la comodidad del hombre.
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497. Cuarto de baño prefabricado, con 4993. Cuarto de baño prefabricado en 500. Cuarto de baño prefabricado, divi­
paneles verticales, 1931. El cuarto de secciones horizontales, 1934. La cé­ dido en dos partes. R. Buckminster Fuller,
baño prefabricado para reducir los cos­ lula es dividida en secciones horizontales 1938. Todos los componentes han sido pren­
tos de fontanería fue patentado a partir que se sujetan con tornillos. Elementos de sados simultáneamente con el envoltorio
de los principios de la década de 1930. tubería y paredes se combinan. (Patente metálico. Cada decímetro cuadrado ha sido
Aqui, el cuarto de baño está dividido EE.UU. n.O 2087121, 13 de julio de calculado cuidadosamente. (Patente EE.UU.
en paneles. (Patente EE.UU. n.O 1937, presentada en 1934.) n.O 2220482, 5 de noviembre de 1940,
1978842, 30 de octubre de 1934, pre­ presentada en 1938.
sentada en 1931.) 499b. Cuarto de baño prefabricado en
secciones horizontales, 1934. El cuarto 501. El núcleo mecánico. R. Buckminster
de baño ya montado. (Patente EE.UU. Fuller: Unidad ligera cuarto de baño-co­
n.O 2087121, 13 de julio de 1937.) cina-calor-luz, 1943. A punto para su trans­
porte. Buckminster Fuller no tardó en re­
conocer que el baño exige combinación con
los demás mecanismos de la casa. (Bruce
Sandbank, A History of Prefabrication,
Nueva York, 1944.)

El núcleo mecánico debe compartir la dirección general que ha de


seguir la inminente evolución como un todo: coordinación y libertad de
tratamiento, y no un molde rígido, siempre el mismo, adecuado para todo
y para nada. La solución de la unidad-baño, del :1úc]eo mecánico montado
i a partir de elementos estándar, apunta en esta dirección. Una casa no es ni
un automóvil ni un remolque. Las casas no se mueven. Las casas se que­
dan en un lugar específico y deben adaptarse a ese entorno. Rara vez satis­
facerán en este aspecto las casas que salen, ya hechas, de la línea de mon­
taje, y por lo tanto la solución del núcleo mecanizado, al igual que la de la
498. Cuarto de baño prefabricado, ins­ casa prefabricada, depende de una condición: libertad aliada a la coordina­
talable como unidad hermética, 1931. El ción, ya que ni el que habita una casa, ni el que la diseña, deben verse ata­
cuarto de baño es enviado directamente al dos. Es decir, la tarea de la mecanización no es la de entregar casas prefa­
lugar de construcción del edificio, donde bricadas y estampadas o núcleos mecánicos, sino elementos flexibles y es­
una grúa coloca la unidad en su ubicación
exacta. (Patente EE.UU. n.O 2037895, 21 tandarizados que admitan diversas combinaciones, con el fin de crear unas
de abril de 1936, presentada en 1931.) viviendas mejores y más confortables.
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La regeneración, medida de cultura romanas o de la cabaña de troncos siberiana, ni tampoco, a pesar de que se
haya dicho tan a menudo, es la parte financiera el factor decisivo. A menu­
Nuestra meta ha consistido en seguir los dos tipos básicos de ba­ do, las consideraciones financieras no son más que pretextos.
ño: el baño como ablución, y el baño como regeneración total. Ambos ti­ Un período como el nuestro, que se ha dejado dominar por la pro­
pos van a menudo juntos, y uno suele dominar al otro. Estrechamente rela­ ducción, no encuentra en sus ritmos tiempo para instituciones de esta índo­
cionado con el baño está su significado social. El baño de ablución, por su le. Por esta razón, el siglo XIX fracasó en sus esfuerzos para revivir la re­
misma índole, fácilmente conduce a la posición según la cual bañarse es generación de épocas anteriores o idear nuevos tipos amoldados a nuestras
asunto privado. De esta opinión, el baño con bañera, especialmente en su necesidades específicas. Tales instituciones representaban una contradic­
forma mecanizada actual, es el exponente principal. ción con respecto al período. .
Por su misma esencia, el baño de regeneración favorece el inter­ La regeneración es algo que no puede surgir en aislamiento. For­
cambio social y, casi automáticamente, se convierte en foco de la vida co­ ma parte de un concepto más amplio: el ocio, Jacob Burckhardt encontró
munitaria. en la palabra ex p t TI) la clave de la conducta griega. O cio, en este senti­
Los períodos han creado varios tipos de regeneración, al igual que do, significa una preocupación por cosas más allá de lo meramente útiL
diversos tipos de confort. En su tipo regenerativo, los griegos pudieron en­ Ocio significa tener tiempo. Tiempo para vivir. La vida sólo puede ser sa­
tretejer el robustecimiento del cuerpo y el de la mente hasta un punto no boreada plenamente cuando actividad y contemplación,hacer y no hacer,
igualado por ninguna otra cultura. Por actuar dentro de una estructura constituyen polos complementarios, como los de un imán. Ninguna de las
universal, su tipo de baño no tuvo por qué ser complicado; los griegos del grandes culturas ha dejado de apoyar este concepto.
siglo V a.e. se sentían poco inclinados al refinamiento técnico.
Hasta los tiempos posalejandrinos, no se aproximó algo más el
pensamiento científico de los griegos a unos fines prácticos. Las bases que
Alejandría sentó en los siglos III y n a.C., la ingeniería romana fue la pri­
mera en aprovecharlas y perfeccionarlas. Las termas del pueblo romano Notas
tenían su centro en el entonces dominante baño de aire caliente y sus acce­
'sorios, la universal estructura griega, no estaban del todo descartados. 1. Este capítulo se basa parcialmente en las anteriores investigaciones
Pero en el tipo islámico de regeneración, los juegos y el atletismo del autor sobre el tema de la regeneración, interrumpidas por otros trabajos en
-autovigorización- se pierden, y en cambio el organismo es penetrante­ 1933. Aparecieron extractos en tiempos de la "Das Bad im Kulturganzen", la ex­
mente trabajado por diversos masajes, especialmente el accionamiento de posición celebrada en el Kunstgewerbe Museum de Zurich en 1935. Véase Weglei­
las articulaciones, procedentes quizás de la India. tung des Kunstgewerbe Museums der Stadt Zuerich, n.O 125, Zurich, 1935, y
"Das Bad als Kulturmass", en Schweizerische Bauzeitung, Zurich. julio de 1935.
El baño romano y el islámico debían depender de numerosos ayu­ 2. Arthur Evans, The Palace of Minos at Knossos, 4 vols., Londres,
dantes, y ambos recurrieron a gran cantidad de mano de obra. El baño 1921-1935, vol. III, p. 385, fig. 256.
ruso es el más simple de los tipos de regeneración, y tal vez el más natural. 3. Odisea, X, pp. 358 Y ss.
No exige grandes edificios ni aparatos tecnificados ni esclavos. Toda su 4. En tiempos de los gymnasia, se utilizaban bañeras en las mansiones
normativa sugiere un origen en tiempos remotos, hoy perdido en las oscuri­ particulares, pero el baño privado era de menor importancia en Grecia.
dades históricas. La austeridad del baño ruso corresponde a un humilde ni­ 5. C. Daremberg y E. Saglio, Dictionnaire des antiquités grecques el
vel de vida, y es al propio tiempo el tipo más democrático y el más perdu­ romaines, 5 vols., París, 1877-1919, vol. 1, 1881, p. 649: "Balneum".
rable de regeneración. 6. E. Breccia, "Di Alcuni bagni nei dintemi d'Alessandria", en Bulletin
Después de los tiempos góticos, el baño cesó de ser una institu­ de la Société Archéologique d'Alexandrie, n.O 18, N ouvelle Serie, vol. V, primer
ción social. Hemos tratado de exponer el caos y el desvalimiento que cun­ fascículo, pp. 142 a 149.
dieron en el siglo XIX antes que una pequeña porción del genio técnico de 7. Hay también evidencia palpable de que los baños públicos eran prác­
tica común en el Egipto del siglo III a.C. véase Calderini, "Bagni pubblici nell'E­
éste quedase a la disposición de las necesidades humanas. Finalmente, este gitto greco-romano", en Rendiconti del Reale Instituto Lombardo di Scienze e
siglo, en la época de la plena mecanización, creó la célula-baño, que, con Lettere, vol. 52 (1919), fase. 9 a 11, pp. 297 a 331.
su complicada obra de fontanería, su bañera esmaltada y sus grifos croma­ 8. Las termas de Constantino sólo son conocidas por vestigios existen­
dos, fue apéndice del dormitorio. No obstante, no se puede perder de vista tes hoy bajo el Quirinal.
el hecho de que esta instalación no sustituye a un tipo social de regenera­ 9. La hora de apertura varió según las estaciones del año y de un perío­
ción, sino que está vinculada al plano de la simple ablución. do a otro.
Una cultura que repudia la vida en forma atrofiada pregona una de­ 10. Rugo Bluemner, Die roemischen Privataltertümer, Munich, 1911,
manda natural para la restauración del equilibrio corporal a través de insti­ pp. 420 a 435. Handbuch del' Klassischen Altertums- Wissenschaft, vol. IV, n.O 2,
tuciones abierta a todas. N o importa que se trate de las marmóreas salas fasc. 2.

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11. F. E. Brown en Yale University, The Excavations 01 Dura Europos, de si. fue inventada por los propios rusos o adquirida de pueblos con lo que éstos
6th Season, editado por M. 1. Rostovtzeff y otros, Yale, 1936, pp. 49 a 63. Exce­ sostenian relaciones políticas o culturales.
lente bibliografía sobre Kusair' Amra, p. 58. "La gran piscina frigidarium fue lle­ 26. Voyage en Siterle lait par ordre du roi en 1761... par M. l'Abbé
nada de arena" (p. 68). Brown describe así el Baño F 3 en Dura: "Totalmente no Chappe d'Auteroche de l'Académle Royale des Sciences, vol. 1, París. 1768.
clásico en ausencia de simetría orgánica en plano, y en la forma en que se permite 27. Ibídem, pp. 53 Y 54.
a sus unidades separadas definirse a sí mismas externamente... Dispar con el gran
tipo de baño estándar simétrico, se presenta como de origen oriental, sirio... res­ 28. Augustin, barón de Mayerberg, Relation d'un Voyage en Moscovie,
tringido al ángulo extremo de las provincias orientales hasta ser adaptadas a sus fi­ París, 1858 (traducción de su Iter in Moscoviam, 1661-1662).
nes por el conquistador árabe". 29. A Relatlon 01 Three Embassies Iroln His Sacred Majesty Charles
12. Michel Ecochard y Claude LeCoeur, Les Bains de Damas, Institut 11 to the Great Duke 01 Muscovie, the King 01 Sweden and the King 01 Denmarkn,
Fran9aisde Damas, I parte, 1941; 11 parte, 1943; 11, pp. 127 Y 128. performed by the Rt. Hon. the Earl olCarlisle in the Years 1663 and 1664, -Lon­
dres, 1669, p. 53.
13. Hammam o "Dispensador de calor". La palabra procede del árabe
hamma, calentar, y del hebreo Hamam, estar caliente. Véase Edmond Pauty, Les 30. Ibídem.
Hammams du Caire, El Cairo, 1933, p. 1 (Institut Fran9ais d'Archéologie Orien­ 31. Ibídem, p. 142.
tale du Caire, Mémoires, vol. LXIV. 32. Ernest L. Sabine, "Latrines and Cesspools in Medieval London", en
14. Las diversas fases del baño islámico, especialmente sus comienzos en Speculum, vol. IX, Cambridge (Mass.), 1934, pp. 306 a 309.
Siria, son tratados en monografías. Para Damasco, véase Ecochard y LeCoeur, 33. Lynn Thorndike, "Baths and Street Cleaning in the Middle Ages
op. cit., indispensable por sus detallados grabados de arquitectura. Para Constan­ and the Renaissance", en Speculum, vol. 111 (1926), p. 201.
tinopla, Heinrich Glueck, Die Bader Konstantinopels und ihre Stellung in der 34. Ibídem.
Geschichte des Morgen und Abenlands,Viena, 1921; Karl Klinghardt, Türkische
Bader, Stuttgart, 1927. No se dispone de una panorámica general de la evolución 35. John Floyer, Psychrolusia, or the History 01 Cold Bathing, Both,
del baño. Sin ese trabajo, difícilmente será posible una visión auténtica. Ancient and Modern, 5.a ed., Londres, 1722. Véase Dedicatoria publicada origi­
nalmente con el titulo Enquiry into the Right Use 01 Baths, Londres, 1697.
15. Una descripción breve, pero todavía clásica. de este proceso es la
dada por E.W. Lane, Manners olthe Modern Egyptians, Londres, 1923. Edward 36. L'Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et
Lane (1801-1876) vivió en Egipto durante los años 1825-1828 y 1833. des métiers, vol. IV, París, 1755.
16. De Vague, Syrie Centrale, Edifices chrétiens et architecture civile 37. Patente británica, 7 de febrero de 1765.
du Ivme au vn me sÍlicle, pp. 55 a 57. Pauty, op. cit., pp. 14 Y ss. 38. J. B. Basedow, Elementarwerk, 4 vals. y atlas, Dessau, 1774.
17. Véase Pauty, op. cit., p. 17. Ruinas de Kusair'Amra, construido por 39. "Deber Koerperbildung als Einleitung auf den Versuch einer Ele­
un califa Omeya antes de 715. También As-Sakarh, descubierto en 1905. mentar Gymnastik", articulo de Pestalozzi en Wochenschrift luer Menschenbil­
18. Pauty, op. cit. dung, Aarau, 1807, que arroja luz sobre sus principios rectores.
19. Ibídem., p. 7. 40. Todavía en 1850 son criticados los métodos de Pestalozzi en el sen­
20. Citado ibídem, p. 7. tido de que más le hubiese valido tomar ejemplo de los luchadores de Emmenthal'
y en 1817 Ludwig J ahn, fundador del Turkunst alemán, atacaba enérgicamente
21. Estas indicaciones no son confirmables y en ciertos casos parecen los "ejercicios libres": "Todo ejercicio debe tener un objeto. Tomemos como ejem­
haber sido exageradas. plo la esgrima: asestar golpes y dar estocadas en el aire puede equivaler a muy
22. Descriptive Notice 01 the Rise and Progress 01 the Irish Graelen­ poco más que ejercitarse ante el espejo." (Citado en Carl Euler, Encyclopaedisches
berg, Sto Ann's Hill, Blarney, to Wich is Added a Lecture... by the Proprietor, Dr. Handbuch des Turnwesens, vol. 1, Viena, 1894, p. 340.)
Barler, on the Improved Turkish Bath, Londres, 1858, p. 15. 41. Friedrich Ludwig J ahn, Die deutsche Turnkunst, Berlin, 1816, pági­
23. Felix Haase, Volksglaube und Brauchtum der Ostslaven, Breslau, na 17.
1939, pp. 137, 194 Y 158. 42. Encyclopaedia Britannica, vol. IV, Bastan, 1854, p. 507.
24. Véase Herodoto, IV, pp. 73 a 75. 43. William P. Gerhard, On Bathing and Different Forms 01 Baths,
25. Lubor Niederle, Institut des Etudes Slaves, n.O 4, Manuel de ['anti­ Nueva York, 1895, p. 23.
quité slave, París, 1926, p. 24. Este autor se refiere también a un historiador árabe 44. Ibídem, p. 16.
del siglo X, Mas'udi, que llama a estos baños al-iba, palabra aparentemente deri­ 45. R. J. Scoutetten, De l'eau ou de l'hydrothérapie, París, 1843. Scou­
vada del eslavo istuba. Istuba está asociada con la palabra franca stuba -una es­ tetten era un erudito médico del ejército francés cuyo Gobierno le envió a Graefen­
tufa en el interior de una habitación- y por tanto con los francos en Occidente berg.
(véase la posterior palabra francesa étuve; en inglés, stew, stove). A partir del siglo
X en adelante, el baño ruso ha sido denominado banya (dellatin balneum), yasi 46. E. M. Seliger, Vincenz PriessnUz, Viena, 1852, p. 24.
aparece en la primera crónica rusa la llamada Crónica de Néstor. Véase Chroni­ 47. Scoutetten, op. cit., ofrece una excelente bibliografia, ordenada cro­
que, dite de Néstor, traduite du Slavon-Russe par Louls Léger, pubs. de l'École nológicamente, de la literatura hidropática desde la antigüedad hasta 1843.
des Langues Orientales Vivan tes, París, 1881, p. 141. La voz banya en la Gran 48. Patente británica n.O 200, 25 de marzo de 1678.
Enciclopedia Soviética, vol. IV, Moscú, 1930, incluye una breve reseña histórica 49. Patente británica n.O 882, 11 de febrero de 1767: "El paciente dis­
que afirma asimismo la oscuridad de sus orígenes y la incertidumbre en el sentido

704 705
23-Gied,on
!
pone de una cubierta de tela encerada que cae sobre él". Patente británica, 20 de 69. Robert Owen Allsop, The Turkish Bath, its Design and Construc­
noviembre de 1798. !ion, Londres, 1890, pp. 18 Y 19. Según las investigaciones recientes, sería mejor
50. Rechenberg y Rothenloewen, Les Peuples de la Russie (1812), vo­ llamarlo caldarium, ya que los orientales, como hemos visto, permitieron que el te­
lumen l, "Le bain russe"; Mary Holderness, Notes Relating to the Manners of the pidarium adquiriese dimensiones menores.
Crim Tartars (1821). 70. Ibídem. p. 7.
51. C. Lambert, Traité sur l'hygiene et la médecine des bains russes et 71. Ibídem, p. 118.
orientaux ti l'usage des médecins et gens du monde, París, 1842. "Ces bains se
72. En Veldes, Alta Carniola (Austria). Sobrevivió a su fundador y se
sont en effet multip1iés dans toutes les villes de l'Allemagne", p. viii.
mantuvo activo hasta la primera guerra mundial. La tradición tuvo continuación
52. C. Lambert, op. cit., p. 28. en Suiza.
53. Baño de vapor, Patente EE.UU. n.O 2049x, 21 de enero de 1814. 73. Scott, Story of Baths and Bathing, Londres, 1939.
54. Caja fumigadora, Patente francesa n.O 1816, 19 de nov. de 1815. 74. Pertenecía a la clase de los pequeños industriales suizos -su padre
55. Un folleto que contiene numerosas ilustraciones y cita precios para habia sido propietario de unos tintes antes que él- que emigraron a mediados de
aparatos de diversas ejecuciones es el de F. L. Meissner, Abhandlung ueber die siglo a regiones escasamente industrializadas, tales como Italia o Austria. La fá­
Baeder im Allgemeinen und ueber die neuen Apparate, Sprudel und Dampjbaeder brica de Rikli cerca de Carniola, con sus 300 obreros, tuvo notable éxito, pero la
insbesondere, Leipzig" 1832. En este periodo eran también patentados en Francia cedió a sus hermanos para fundar él su sanatorio en el castillo de Veldes.
baños de vapor similares a los del catálogo de Meissner: "Bain en forme de pluie", 75. Glorify your Figure, Nueva York, verano de 1944.
M. Wa1z, Patente francesa n.O 4230, 23 de octubre de 1829.
76. Fueron conservados en un lugar discreto en el South Kensington
56. Patente EE.UU. n.o 13467,21 de agosto de 1855, fig. 461. Museum, de Londres. Ni siquiera se dispuso de fotos hasta que el museo tuvo la
57. Dr. Amold Rikli's Physico-Hydriatic. Establishmentfor the Cure of amabilidad de tomarlas para nosotros.
Chronic Diseases at Veldes, Oberkrain (Austria), Trieste, 1881, p. 41. 77. Se dice que un médico francés instaló las primeras duchas institu·
58. Una empresa especial, la Portable Vapor Bath and Disinfector cionales en cuarteles del ejército de Marsella (1857). Más tarde fueron introduci­
Company, de Nueva York, fue fundada para esta patente. Su folleto, New and Va­ das en cuarteles alemanes. Como los baños de escuela. las duchas sólo se encon­
luable Apparatusfor Vapor Bath (Nueva York, 1882), se conserva en la Bibliote­ traban en instituciones y resultaban inaccesibles para las masas. El tipo específica­
ca de la Academia de Medicina de Nueva York. mente común o Ducha popular se originó con el doctor Lassar.
59. Ibídem, p. 11. 78. Oscar Lassar, Ueber Volksbaeder, 2." ed., Braunschweig. 1888, pá­
60. Urquhart, The Turkish Bath, citado en Free Press, n,O 13,8 de no­ ginas 18 y 19. Die Douche als Volksbad. "El baño de lluvia es el baño popular", se
viembre de 1856, p. 100. convirtió en el lema que pronto se extendió a todos los países. Como hemos seña­
61. En nuestro capítulo "La mecanización del adorno". lado, en Estados Unidos fue vigorosamente recomendada la ducha, con preferen­
cia al baño, para las casas de inquilinos de 1895, cuando todavia no se había insta­
62. "Revelations of the Political History of the Eighteenth Century", lado el agua caliente. No se veía la necesidad de un baño en cada piso.
por el doctor Karl Marx, Free Press. vol. l, 16 de agosto de 1856. El periódico de
Urquhart cambió más tarde su nombre por el de The Diplomatic Review. 79, Hahn, Psychroluposia, Schweidnitz, 1738.
63. Baño turco; a la luz de los subsiguientes hallazgos arqueológicos, es 80. Véase Wm. P. Gerhard. The Modern Rain Bath, Nueva York. 1894:
fácil corregir la erudición de Urquhart y señalar que éste hubiera podido llamarlo "En fecha muy reciente, los baños de lluvia han sido introducidos en Estados U ru­
con mayor precisión el baño islámico, puesto que los turcos nunca cambiaron bá­ dos principalmente a sugerencia del médico hídrópata doctor S. Baruch, de la ciu­
sicamente la forma específica creada por los árabes. Sin embargo, ya que como dad de Nueva York."
baño turco había vivido durante medio milenio bajo protección osmaru, Urquhart 81. "Los baños más útiles para el público en general son aquellos ... que
estuvo plenamente justificado al nombrarlo así. El islámico es un baño de aire ca­ no requieren un gran suministro de agua... Al contemplar las diferentes clases, el
liente seguido por una serie de cámaras de vapor a temperaturas escalonadas. Los baño ducha parece poseer estas cualidades en sumo grado. Y es que aparte las vir­
baños ruso-turcos o romano-turcos que surgieron tras los esfuerzos de Urquhart y tudes médicas adscritas a él, cabe obtener una ablución completa con muy poco
otros reformadores, son formas híbridas y rudimentarias carentes de impulso crea­ consumo de agua." "New Shower Bath", en The Illustrated London News, 17 de
dor. agosto de 1850, p. 154.
64. Urquhart, The Pillars of Hercules, vol. n, Londres, 1850, p. 80. 82. En el 1880 fueron utilizadas calderas de hierro alimentadas con co­
65. En contraste cor¡ Urquhart, E.W. Lane, en su todavía clásico Cus­ que. Véase Catálogo de la L. Wolff Mfg. Ca., Chicago (Ill.), 1885, p. 219. Para
toms ofthe Modern Egyptians, inl-~~mó sobre el baño islámico con la soltura de un "Calentadores instantáneos de gas para el agua", véase Catálogo de la Crane Ca.,
antrópologo más bien que con la preocupación de un reformador. Chicago (Ill.), 1898.
66. Gertrude Robinson, David Urquhart, Oxford, 1920. 83. La calefacción de manzanas urbanas por medio del vapor funciona­
ba en Nueva York en la década de 1870.
67. Dr. Richard Barter, On the Rise and Progress ofthe Irish Graefen­
berg, Londres, 1856, p. 15. 84. W. R. Maguire, Domestic Sanitary Drainage and Plumbing, Lon­
dres, 1890, p. 293.
68. Lecture on the Art of Constructing a Turkish Bath. Londres, 1862.
Sobre la Society of Arts y su papel en la Exposición de Londres en 1851, véase 85. Véase Maguire, op. cit., p. 287.
nuestro capitulo sobre la "Mecanización del adorno". 86. En 1921, la producción de instalaciones sanitarias esmaltadas (la­
vabos, bañeras, etc.) fue de 2,4 millones de piezas, casi el número del año 1915,

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r

antes de la entrada en guerra de EE.UU. Ascendió seguidamente a 4,8 millones 108. Según información oral procedente de la L. Wolff Mfg. Ca., Chi­
anuales, alcanzando un máximo temporal de 5,1 millones en 1925. cago (IlI.), estas bañeras fueron suministradas por dicha empresa a la Pullman
88. Catálogo de Doulton Co., Londres, 1888. Standard Car Ca. La Pullman Ca., Worcester (Mass.), no pudo encontrar fotos de
estas bañeras, pero se dispone de planos detallados de los primeros coches priva­
89. Catálogo de la Standard Mfg. Co., Pittsburgh (Pa), 1888. dos.
90. Shearer, London Book of Prices, Londres, 1788, p. 159. 109. Catálogo de Crane and Ca., Chicago (III.), 1910, p. 112.
91. La Mesangere, Meubles et Objets de Gofa, París, 1820, lámina 504,
110. En 1916, año en el que se inició la producción en serie de bañeras
Lavabo. También en forma similar una toilette d'homme (1817), ibídem, lámina de loza. Fue la bañera de hierro esmaltado la que prevaleció, pero la fabricación
442. de loza sirvió para popularizar las instalaciones de lavabo y water-closet.
92. Jefferson WiIliamson, The American Hotel, Nueva York, 1930, Previamente, la arcilla era "colocada en el molde y se le daba forlna a
página 55. mano para obtener la impresión. La consecución del grosor dependia por comple­
93. Talbot Hamlin, Greek Revival Architecture in America, Nueva to de la habilidad del operario, con el resultado de que los grosores variaban"
York, 1944, p. 129, con ilustración del plano del suelo. El paso siguiente fue "el (Standard Potteries, Technical Article, n.d., p. 3). Esta complicada operación de
baño privado como parte fija del servicio de hotel", el cual, según dice Jefferson artesanía fue eliminada cuando la porcelana pasó a ser elaborada en moldes.
Williamson (Op. cit., p. 55), "apareció por primera vez en 1844, cuando el aris­ Europa había conseguido licuar la arcilla adicionando agua y sales quimicas
tocrático New York Hotel fue inaugurado". Precisamnete éste fue el año en que (1906). Los norteamericanos se a,l?ropiaron de este método y, tras unos diez años
Londres fundó su Society for Promoting the Cleanliness of the Poor. de experimentación, construyen fabricas en las que la arcilla liquida era distribuida
94. No se dispone de estudios sistemáticos. Los hoteles norteamerica­ a través de tuberias. Este fluido era vertido en moldes de yeso, que absorbian el
nos y los fabricantes norteamericanos de instalaciones sanitarias deberían tener el contenido en agua. El resultado fue un producto de un grosor perfectamente uni­
orgullo de presentar un estudio completo y sistemático de la creación de sus nor­ forme. Seguidamente, las bañeras eran cocidas en hornos de túnel, exactamente
mas actuales. como el pan en el mismo periodo, y su paso a través de los mismos era tan exacta­
95. Jefferson Williams, op. cit., p. 54. mente controlable como el de las hogazas de pan.
96. Ibídem, p. 62. 111. P atente EE.UU. n.o 1.978.842, 30 de octubre de 1934. El texto de
97. El presidente del Hotel Statler Company explica que los archivos de la patente describe detalladamente la labor de fontanería instalada a mano.
su empresa, que datan de 1908, no contienen anuncios o folletos de ese período. Ci­ 112. Solicitada en 1934. Patente EE.UU. n.o 2087121,13 de julio de
tamos de la carta del señor F. A. McKowne (13 de octubre de 1944): "El primer 1937. Esta consolidated room unit, como es denominada en la especificación,
hotel con un baño en cada habitación fue planeado por el difunto Ellsworth M. combina directamente los elementos de tubería y las paredes, lo que sugiere una
Statler (fundador de nuestra compañía), y fue completado e inaugurado en Buffalo dificil tarea de sustitución en el caso de que la congelación reventase alguna tu­
en 1908. Fue el primero de los hoteles Statler. La porción originaria del hotel con­ bería.
tenía 300 habitaciones, de las cuales unos dos tercios poseían bañeras y ducha so­ 113. Solicitada en 1931, Patente EE.uU. n.o 2037895,21 de abril de
bre cada bañera. Las restantes habitaciones -habitaciones pequeñas que daban al 1936.
patio- tenían eada una su cuarto de baño, pero sólo con ducha. El hotel tuvo un 114. Ilustrado en A. Bruce y H. Sandbank, A History ofPrefabrication,
éxito inmediato y, el año siguiente, el señor Statler añadió otras 150 habitaciones." Nueva York, 1944, p. 26.
98. Industrial Chicago, vol. n, Chicago, 1891, pp. 31 a 97. 115. Architectural Forum, marzo de 1945.
99. Catálogo de L. Wolff Mfg. Co., Chicago (IlI.), 1908, p. 391. 116. En un proyecto para una casa de apartamentos con paredes de
100. Catálogo de Crane & Co., Chicago (Ill.), 1915. cristal, Mies van der Rohe (1921) descansó también su construcción sobre pilares
101. Alfred Bruce y Harold Sandbank, A History of Prefabrication, centrales.
John B. Pierce Foundation, Research Study 3, Nueva York, 1944, p. 27.
102. J. J. Lawier, American Sanitary Plumbing, Nueva York, 1896, pá­
ginas 227 a 233.
103. Se encontrará información referente a las primeras fases de la evo­
lución en John C. Read, "The Manufacture ofPorcelain Enamelled Cast Iron Sa­
nitary Ware", discurso pronunciado en la reunión anual de la Eastern Supply
Assn., Nueva York, 14 de octubre de 1914. Manuscrito en posesión de la Ameri­
can Standard and Radiator Co., Pittsburgh (Pa).
104. W. R. Maguire, op. cit., p. 271.
105. "Una calidad de perfecta e insuperable hechura y larga experiencia
nos permite lanzar al mercado bañeras de hierro esmaltadas, de todos los tamaños
y tipos." 1. Wolff Mfg. Co., Chicago (Ill.), Catálogo para 1895-1896.
106. Reed, op. cit.
107. En 1909 fueron fabricadas placas frontales esmaltadas, separadas,
por la Standard Radiator Ca. y por otras empresas en 1912.

708 709
r-

El hombre en equilibrio

Hemos tratado de reunir fragmentos de la historia anónima de


nuestro periodo. La luz del proyector se ha posado sobre hechos y facetas
diseminados, dejando entre ellos vastos tramos de oscuridad. Las compleji­
dades de significado que así han surgido no han quedado explícitamente
vinculadas. En la mente del lector activo habrá nuevas interrelaciones y
nuevos complejos de significado, pero esto no nos exime de contestar a la
pregunta: ¿Acepta la mecanización nuestra época actual?

El problema está tan intrincadamente relacionado con realidades


sociales, económicas y emocionales que la mera afIrmación o la mera ne­
gación no conducen a parte alguna. Todo depende de cómo, y con qué
propósitos, sea empleada la mecanización.

¿Qué significa la mecanización para el hombre?

La mecanización es un agente, como el agua, el fuego o la luz. Es


ciega y carece de dirección propia. Debe ser canalizada. Como las fuerzas
de la naturaleza, la mecanización depende de la capacidad del hombre
para hacer uso de ella y para protegerse a sí mismo contra sus peligros in­
herentes. Puesto que la mecanización brotó enteramente de la mente del
hombre, es todavía más peligrosa para él, ya que, al ser menos fácilmente
controlable que las fuerzas naturales, la mecanización reacciona en los
sentidos y en la mente de su creador.

Controlar la mecanización exige una superioridad sin precedentes


sobre los instrumentos de producción. Requiere que todo esté subordinado
a las necesidades humanas.
Desde un buen principio fue evidente que la mecanización impli­
caba una división del trabajo. El obrero no puede fabricar un producto
desde el principio hasta el fin, y desde el punto de vista del consumidor el
producto se hace cada vez más dificil de dominar. Cuando falla el motor
de su automóvil, a menudo el propietario de éste no sabe qué parte es la
que causa el fallo, y una huelga de ascensores puede paralizar toda la vida
de Nueva York. El resultado es que el individuo se hace cada vez más de­
pendiente de la producción y de la sociedad como un todo, y las relaciones
son mucho más complejas y guardan una relación mutua mucho mayor
que en cualquier otra sociedad anterior. Esta es una razón por la que el
hombre se ve dominado por los medios.
713
I
~

VT .­

Sin duda, la mecanización puede ayudar a eliminar el trabajo es­ convirtió en uno de los incentivos del impulso de expansión en el siglo
clavizante y a conseguir mejores niveles de vida; sin embargo, en el futuro XIX. Turgot fue el primero en otorgar a la física una alta prioridad sobre
tendrá que ser controlada de algún modo si se quiere permitir una forma de todo otro conocimiento humano. El arte -preocupado tan sólo por los sen­
existencia más independiente. timientos humanos- le parecía limitado en contraste con lo ilimitado de la
ciencia: "Les sciences sont immenses comme la nature. Les arts, qui ne
a
sont que des rapports nous-memes, sont bornés comme nous."
Sobre la iiusiórn del progreso En el siglo XVIII, Condorcet describió en su último libro la larga
sucesión de épocas ascendentes hacia la "perfectibilidad infinita de la hu­
Nos hallamos ante un gran montón de palabras y de símbolos mal manidad". En el XIX, revolucionarios y capitalistas por igual basaron sus
utilizados, y junto a él un inmenso almacén repleto de nuevos descubri­ motivos de acción en el credo del progreso. La sociología de Comte está
mientos, inventos y potencialidades, todos los cuales prometen una vida imbuida de pensamiento del siglo XVIII. Exactamente un siglo después de
mejor. Turgot, Proudhon proclama patéticamente en su Philosophie du progrlis
Nunca ha poseído la humanidad tantos instrumentos para abolir (1851): "Lo que domina todos mis esfuerzos, su principio y su fin, su base
la esclavitud, pero las promesas de una vida mejor no han sido mantenidas. y su cúspide... lo que yo afirmo, resuelta e irrevocablemente, en todos los
Cuanto podemos mostrar hasta hoyes una incapacidad muy inquietante caminos y todos los lugares, (es) progreso." Proudhon destaca que él en­
en cuanto a organizar el mundo, e incluso para organizarnos a nosotros tiende por progreso -en contraste con el abuso de la palabra en un sentido
mismos. Es posible que las generaciones futuras designen a este periodo puramente materialista- "la marche de la société dans l'histoire". La mis­
como una época de barbarie mecanizada, que es la más repulsiva de todas ma creencia se yergue, invisible, detrás de la solución cíentífica dada por
las barbaries. Carlos Marx al problema social: la perfectibilidad infinita del hombre.
A principio de este siglo, un pensador aislado y errático, Georges ¿Cómo fue posible que los fundamentos, el núcleo mismo, del
S ore], fustigó a la sociedad burguesa como sinónimo de les illusions du pensamiento y la acción del siglo XIX se colapsaran de forma tan irreme­
progres (París, 1908). Por ilusiones del progreso, Sorel, que empezó como diable?
Íl;1geniero, entendía aquellas ilusiones de la vida social y los hábitos de pen­ Sin duda alguna, ocurrió que la mecanización fue mal empleada
samiento. Él hablaba todavía de la tecnología y de los métodos de produc­ para explotar a la vez tierra y hombre con una irresponsabilidad completa.
ción como de "progreso real". Las criticas eran todavía más acerbas con A menudo penetró dominios que, por su misma naturaleza, eran inadecua­
respecto al escenario norteamericano, donde la mecanización había pene­ dos para ella. Hemos tratado, una y otra vez, de mostrar los efectos y los
trado a mayor profundidad en la vida de cada uno. La ciencia fue acusada límites de la mecanización, y no es necesario repetirnos. La forma en que
de haber "cambiado su base por una imputación de actividad tan sólo bru­ este periodo manipuló la mecanización no es un fenómeno aislado. Ha
ta" (Thorstein Veblen, 1906), pero ésta era una generalización demasiado ocurrido prácticamente en todas partes. Los medios han superado al hom­
apresurada e inmisericorde, ya que simultáneamente con estos ataques la bre.
vanguardia de la ciencia y el arte negaba a una nueva percepción del mun­ Hace un siglo, Thomas Carlyle afirmó que las Bellas Artes se
do, anunciando el fmal de la era del racionalismo. habían sumido en "una condición insana y van por ahí sin custodios, sin
A partir de entonces, la actitud escéptica con respecto a las conse­ que nadie sospeche su mal estado, y efectúan trucos fantásticos". El arte
cuencias del progreso se difundió rápidamente. Actualmente, tras la segun­ ya no recurre a "trucos fantásticos". Cuenta la verdad, y a veces toda la
da guerra mundial, bien puede ser que no queden personas, por remotas verdad. Pero en casi todas las demás esferas los medios han superado al
que sean, que no hayan perdido su fe en el progreso. Los hombres se han hombre y "van por ahí sin custodios".
asustado ante el progreso que de esperanza ha pasado a ser amenaza. La Ante nuestros ojos, nuestras ciudades se han hinchado hasta con­
fe en el progreso radica en el montón de desechos, junto con otros muchos vertirse en aglomeraciones amorfas. Su tráfico se ha hecho caótico, y lo
símbolos devaluados. mismo ha ocurrido con la producción. El tiempo que la mecanización in­
y comenzó de una forma tan maravillosa. virtió para penetrar tantas esferas de la vida fue relativamente largo, pero
En 1750, en su ensayo sobre la historia universal y mucho antes la mecanización es un proceso lento. Hoy, la situación ha cambiado. Con
de ser el ministro reformista de Luis XVI, el joven Turgot proclamó una una celeridad increible, la energia atómica pasó del papel y los laboratorios
noble creencia en la posibilidad de perfección en el hombre: "La especie a la realidad, realizando "trucos fantásticos" y amenazando con aniquilar
humana permanece la misma a través de todos sus trastornos, como las la cultura humana.
aguas del mar a través de las tempestades, y avanza constantemente hacia La idea de progreso se difuminó porque pasó de las visiones de
la perfección." Esta creencia en la perfectibilidad del hombre se hizo básica Turgot a los peldaños más bajos de la interpretación materialista. Ya no
en todo credo de progreso. correspondía a la concepción moderna del mundo, y de todas formas se
El concepto expresado por Turgot a la edad de veintitrés años se hubiese disipado.

714
715
Al avanzar la mecanización hacia su cima, los biólogos recono­
La idea de progreso supone un estado fmal de perfección. En los cieron el callejón sin salida hacia el cual les estaba conduciendo esta actitud
sistemas de Comte, de Hegel e incluso de Marx, el estado final ya había mecánica con respecto a la investigación. La experimentación habia de­
sido alcanzado o estaba a punto de llegar. La finalidad implica un estado mostrado ya que un organismo no podia ser resuelto por completo en sus
de aproximación al equilibrio estático, 10 que contradice lo que los científi­ componentes, que consistía en algo más que en una simple suma de sus
cos han presentado como esencia del universo, movimiento y cambio ince­ partes. En toda la jerarquía de normas biológicas, desde la célula indivi­
sante. dual hasta el complejo organismo humano, siempre existen centros que di­
Hoy no nos mostramos de acuerdo con los moralistas del anti­ rigen la génesis de las diversas partes. La naturaleza de los todos como
guo Imperio Romano, que identificaban e! progreso en la comodidad mate­ rasgo fundamental del mundo fue expuesta por J.C. Smuts en su Holism
rial, con el lujo y la corrupción. Pero tampoco podemos seguir a los pensa­ and Evolution (1926), obra en la que aplicó su método a escala universal.
dores de los dos últimos siglos cuando éstos afirman la marcha continua de '. En fisiología, el concepto del organismo humano como un siste­
la humanidad hacia la perfectibilidad. Sólo podemos aceptar la primera ma de funciones organizadas, y no mera unión de partes, se remonta a
parte de la frase de Turgot: "Le genre humain (est) toujours le meme dans Claude Bernard, 1813-1878. Este gran fisiólogo francés es todavía maestro
ses bouleversements comme l' eau de la mer dans les tempetes..." de la visión universal a menudo hallada en la primera parte del siglo pasa­
do. En su Introduction d la médecine expérimentale (1865) expresó sus
El final de las concepciones mecanicistas opiniones en forma más concentrada.
La perspectiva mecanicista del siglo XIX, que implicaba interés
La mecanización es el resultado de una concepción mecanicista por cada detalle, perdió el poder de integrar. Nuestro siglo está reconstru­
del mundo, tal como la técnica es el fruto de la ciencia. yendo gradualmente nuevas concepciones universales como base de la in­
Desde comienzos del siglo hemos vivido en un estado de revolu­ vestigación científica.
ción continua. Durante este periodo, los trastornos politicos se han movido En 1921, el inglés J. N. Langley (The Autonomic Nervous System,
principalmente a lo largo de lineas ya trazadas un siglo antes. En toda esfe­ Cambridge, 1921) versó sobre aquella parte del sistema nervioso que actúa
ra, una revolución procedente de las profundidades de nuestra mente ha en el organismo humano independientemente de la voluntad (parasimpáti­
hecho pedazos la concepción mecanicista del mundo. ca).
. En manos de los fisicos, con la revelación de la estructura Y las En 1929, el norteamericano W. B. Cannon (Bodily Changes in
funciones de las fuerzas atómicas, el concepto de la esencia de la materia Pain, Hunger, Faer and Rage, Nueva York, 1929) explicó el funciona­
ha cambiado Y ha perdido su trascendental naturaleza sobrenatural. El re­ miento de otra parte, igualmente inconsciente, del sistema nervioso (simpá­
sultante cambio metodológico que ha tenido lugar en la fisica moderna ha tica).
afectado a numerosos campos del conocimiento humano y se ha converti­ En 1925, el suizo W. R. Hess ("Deber die Wechselbeziehungen
do' en el punto de partida para unos conceptos nuevos Y más abstractos. zwischen psychischen und vegetativen Funktionen", en Schweiz, Archiv f.
Los fisicos penetraron en el interior de la materia, como hicieron Neurologie und Psychiatrie, 1925) elucidó la relación entre los dos sistemas
los artistas. Los objetos se volvieron transparentes, Y su esencia quedó re­ que previamente habia descrito con independencia el uno del otro y los
velada por otros métodos que la perspectiva racional. En otro lugar (Spa­ coordinó en un todo (el sistema vegetativo). El descubrimiento de los me­
ce, Time and Architecture, Cambridge, 1941) hemos comentado estos pro­ dios por los que un equilibrio se establece entre las diferentes funciones de
blemas y el paralelismo inconsciente de los métodos utilizados en diferen­ estos sistemas nerviosos puede ayudarnos a discernir la dirección en la que
tes esferas. Aquí sólo podemos rozar, meramente, la desaparición de las se mueve el propio hombre.
concepciones mecanicistas en aspectos relacíonados con e! organismo hu­ A través de los siglos, nuestras mentes han sido adiestradas para
mano. empezar con objetos, con materia y con investigación experimental. Tal
En psicología, la teoría de la Gestalt, que trata de la captación del como se construyen puentes de acero que brotan del suelo y con un extre­
todo, fue expuesta por primera vez por el profesor austriaco Christian van mo libremente equilibrado en el aire, surgirán, pieza por pieza, renovadas
Ehrenfels en 1890. La psicología Gestalt terminó con las leyes mecanicis­ concepciones intelectuales sin el armazón de los sistemas f¡]osóficos. La
tas seudomatemáticas que la psicología de! XIX había establecido para la evolución, alejada de los conceptos meramente materialistas y mecanicis­
mente humana. Ve el todo como algo más que la suma de las partes, tal tas, debe empezar a partir de la nueva vision de la naturaleza de materia y
como la melodia es más que la suma de los tonos separados. organismos.
Similarmente, en biología el ser animado era considerado, simple­
mente, como la suma de sus partes separadas, reunidas y montadas como Equilibrio dinámico
las de una máquina. Los procesos orgánicos eran contemplados como pu­
ramente fisico-químicos en su naturaleza, como si e! organismo fuese una Dos fenómenos aparentemente contradictorios recorren la histo­
especie de factoria química. ria humana.
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El organismo humano puede ser considerado como constante. Debemos establecer un nuevo equilibrio
Por naturaleza, está confinado en los estrechos límites de la tolerancia.
Puede adaptarse a muy diversas condiciones y, fisicamente, se halla en un entre el individuo y las
estado perpetuo de cambio, pero la norma fisica ha cambiado muy poco, esferas colectivas.
por lo menos dentro de lo que la ciencia puede registrar.
Para funcionar, el organismo humano requiere una temperatura Debemos discriminar entre aquellos dominios reservados para la
específica, una calidad específica de clima, aire, luz, humedad y alimento. vida individual y aquellos en los que cabe formar una vida colectiva. No
En este contexto, funcionar significa conservar el propio equilibrio corpo­ queremos ni un individualismo extremo ni un colectivismo abrumador; de­
ral. Nuestro organismo busca contacto con la tierra y con las cosas que en bemos distinguir entre los derechos del individuo y los derechos de la co­
ella crecen. Por ahora, el cuerpo humano está supeditado a las leyes de su munidad. Hoy, tanto la vida del individuo como la vida de la comunidad
vida animal. están frustradas y carecen de una forma y una estructura auténticas.
Por otro lado, las relaciones entre el hombre y su entorno están Debemos organizar el mundo considerado como un todo, y al
sometidas a un cambio continuo, incesante; de generación en generación, propio tiempo dar a cada región el derecho a practicar el lenguaje, los há­
bitos y las costumbres que le son propios.
de un año a otro, instante tras instante, corren el peligro de perder su equi­
librio. N o existe un equilibrio estático entre el hombre y su medio ambien­
te, entre la realidad interior y la exterior. No podemos probar directamente Debemos establecer un nuevo equilibrio
cómo actúan aquí acción y reacción. N o nos es posible captar tangible­ entre las esferas físicas
mente estos procesos, igual que no podemos captar el núcleo de un átomo. dentro del individuo.
Sólo podemos experimentarlos a través de las diversas formas en las que
cristalizan. Las diferentes creaciones de los romanos, del hombre medieval La relación entre métodos de pensamiento y de sentimiento está
y del Barroco exponen la incesante relación cambiante entre el hombre y el gravemente afectada e incluso rota. El resultado es una personalidad divi­
mundo exterior. dida. N o existe equilibrio entre 10 racional y lo irracional; entre el pasado
No existen círculos cerrados ni pauta repetitiva para definir los -tradición- y el futuro -exploración de lo desconocido-; entre lo tempo­
ral y lo eterno.
ajustes de la realidad interior y la exterior. Evolucionan en curvas, y nunca
se repiten. Debemos establecer un nuevo equilibrio
La sensación placentera que se produce cuando el organismo hu­
mano goza de una salud perfecta y funciona impecablemente, no es dura­ entre las esferas del
dera. Restaurar este equilibrio corporal y con ello impartir una felicidad fi­ conocimiento.
sica es, como hemos dicho, el propósito básico de la auténtica regenera­ El enfoque especializado ha de estar integrado con una perspecti­
ción. va universal. Inventos y descubrimientos deben estar integrados con sus
Apenas se ponen de acuerdo realidad interior y exterior, ocurren implicaciones sociales.
consecuencias correspondientes en la psique del hombre. Nunca hay un al­
to. Todo se encuentra en estado de flujo. Debemos establecer un nuevo equilibrio
Nuestro perlado exige un tipo de hombre capaz de restablecer el entre el cuerpo humano
equilibrio perdido entre la realidad interior y la exterior. Este equilibrio, y las fuerzas cósmicas.
nunca estático pero, como la propia realidad, sumido en un cambio conti­
nuo, es como el del bailarln sobre cuerda floja que, mediante leves ajustes, El organismo humano requiere equilibrio entre su medio ambiente
mantiene un equilibrio continuo entre su ser y el espacio vacío. Necesita­ orgánico y sus entornos artificiales. Separado de la tierra y del crecimiento,
mas un tipo de hombre que pueda controlar su propia existencia mediante nunca alcanzará el equilibrio necesario para la vida.
el proceso de contrapesar fuerzas a menudo contempladas como irreconci­ Estos son tan sólo unos pocos de los prerrequisitos del nuevo
liables: un hombre en equilibrio perfecto. hombre. Algunos pueden considerarlos como fútiles y no más ciertos que
Hemos prescindido de asumir una postura positiva en favor o en la escritura aérea, pero no habríamos osado sugerir el tipo de hombre que
contra de la m~c~iz~ción. No podemos limÍtarnos a- aprobar o a desapro- . nuestro periodo exige si la psicología no hubiera descubierto unas tenden­
bar. Hay que dlscnmmar entre aquellas esferas que son apropiadas para la cias de asombroso paralelismo.
mecanización y aquellas que no lo son, y hoy en día surgen problemas si­ La función del sistema vegetativo, que actúa en nuestro organis­
milares en toda esfera que tocamos. mo libre de la interferencia de nuestra voluntad, es mantener la "atmósfera
normal" que la célula requiere mediante la regulación y la interrelación de
la circulación sanguínea, la respiración, la digestión, las secreciones y la
temperatura corporal.
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1f oH iB'i~Iiti!i!'{W·~:(.""'f)

Su estructura funcional fue investigada en fechas recientes por el Índice onomástico y conceptual
fisiológico W. R. Hess ("Das vegetative Funktionssystem", en Schweiz
Medizin. Jahrbuch, Basilea, 1942). Domina los otros dos sistemas nervio­
sos, el simpático y el parasimático. El primero ajusta el cuerpo a las condi­
ciones del mundo exterior y controla la actividad externa del cuerpo, sus
esfuerzos fisicos. Lleva la sangre a los músculos en acción, incrementa la
actividad del corazón, y regula la afluencia de sangre a los órganos que no
son utilizados.
La contrapartida de este sistema (el parasimpático) regula los pro­
cesos internos. Controla los complicados ajustes que se producen sin nues­
tra conciencia, y restablece continuamente e! equilibrio interior de los ór­
ganos. El sistema nervioso parasimpático acumula las reservas: por ejem­ Aalto, Alvar, 438, 440, 515 n., 510, Arte contemporáneo, 43, 58, 70, 120,
plo, lleva la sangre a los intestinos, para absorber jugos nutritivos durante 511. 362, 368, 369, 478, 494, 495, 499,
Adam, Robert, y hermanos, 336, 346, 503,512,604
el periodo de la digestión. 350,359. Constructivistas, 499
Estos dos sistemas se encuentran en interacción y siempre, como Acero, producción de, 114, 197. Cubismo, 121,368,369,503
dice Hess, en "equilibrio nervioso dinámico". En un sentido más lato, no Aerodinámica, 196,197,202,204. Dadaístas, 123
son antagónicos, sino que trabajan juntos para asegurar e! equilibrio cor­ Agricultura Futuristas, 121
poral de! individuo, tal como en la esfera fisica nosotros tratamos de resta­ Beltsville Research Center, 267, Supremacistas,499
blecer el equilibrio entre la realidad interior y la exterior reconciliando ten­ 268. Surrealistas, 123, 257, 260, 344,
dencias a menudo miradas como incompatibles. cria de animales, 261, 265. 370,385,392,400
La historia no produce pautas repetitivas. La vida de una cultura cultivo del maiz, 261, 262. Arte Industrial
Departamento de Agricultura de Alfombra hecha a máquina, 356,
está tan li..rnitada en tiempo como la vida de una persona. Puesto que esto EE.UU., 154. 357,361
es cierto en toda existencia orgánica, todo depende de lo que se realice du­ especialización, 147, 149. en el siglo XIX, 325, 355, 370,378,
rante el periodo permitido. granja factoria, 176. 391
Tampoco hay reglas fijas para el dominio de las concepciones ra­ granjero (campesino) 53, 67, 157, en el siglo XX, véase Aerodinámica
cionales o irracionales, individuales o colectivas, especiales o universales. 177,268,655. Artesanía
Múltiples y a menudo inexplicables razones son las responsables del predo­ Bomestead Act 176, gótica, 53, 277, 292, 293, 313,490
minio de tal o cual tendencia en un periodo determinado. El hecho de pre­ incubadoras para pollos 262, 264. imitación mecánica, 355
en el Middle West, 147, 155. intentos de resurgimiento en el si­
valecer una u otra no es necesariamente malo en sí mismo, pues también en el siglo XVIII, 146, 150, 319, glo XIX, 374
ello va vinculado a la diversidad incalculable de la existencia humana. 320 movimiento de la, 54
Es hora de que volvamos a ser humanos y que dejemos que la es­ Agua de soda, fabricación de, 195, oriental, 361, 364
cala humana gobierne todos nuestros hechos. El hombre equilibrado que 199 supervivencia en la Europa mo­
debemos conseguir sólo es nuevo en comparación con un periodo deforma­ Alberto, principe consorte de Ingla­ derna,53,273
do. Revive unas antiquísimas exigencias que deben ser satisfechas a nues­ terra, 360 Auteroche, Jean Chappe, d', 647,
Alden, Charles, 95,199 648n.
tro modo si no queremos que nuestra civilización se derrumbe. Autómatas, 48, 50, 408
Alimentos congelados, véase Refrige­
Cada generación debe cargar a la vez con el lastre del pasado y ración, congelación rápida Automóvil, industria del, U.S.A., 47,
con la responsabilidad para e! futuro. El presente está siendo considerado, Alimentos procesados, 193,203. 58,65,67,130,603
cada vez más, como un mero vinculo entre el ayer y e! mañana. Andrews, Saloman, 199
Nos preocupa poco la cuestión de si el hombre alcanzará un día Archipenko, 121 Babbage, Charles, 64
un estado de perfección infmita. Estamos más próximos a la antigua sabi­ Architectural Forum 531, 627n. On the Economy oI Machinery and
duria que veía en una posible evolución moral el camino que el mundo Ardrey, American Agricultural Im­ Manufacture, 127,358
debía emprender. plements, 170, 172. BakeweIl, Robert, 153
Esto no significa que debemos resignarnos a la crueldad, a la de­ Aristóteles, 30, 33 Balla, Giacomo, Perro en trailla, 121
Arkwright, Richard, 51, 53 Balzac, Honoré de, 375, 380
sesperanza o al desespero. Cada generación ha de encontrar una solución Armas, fabricación de 48, 76, 65, 402 Bañera, 329, 632, 652, 653, 656, 657,
diferente para el mismo problema, tender un puente sobre el abismo entre Armour, Philip D., 236 657
la realidad interior y la exterior restableciendo el equilibrio dinámico que Arp, Bans, 5 í2 Baño, 631, 702
rige sus relaciones. Arras, tapices de, 308 como ablución, 631, 632, 702, 703
Art Nouveau, 364, 422, 604. ducha, 632, 671, 673

720 721
en el gimnasio griego, 632, 633, Brown, F. E., The Excavations 01 Copérnico, 31 en la industria cárnica. EE.UU.,
637,640 Cornaro, Luigi, 669 230,240,241
Dura Europos, 638
islámico, 631, 633, 638, 643 Crane y Co. 530, 707n, 684, 691, véase también Línea de montaje
Buffon, 50, 150,326
como medicina, 652 708n, 695 Dawning, Andrew Jackson, 149, 383
Buñuel, Luis, Un perro andaluz, 253,
medieval,650 Cummings, R.O., The American and Ducerceau, 491
257
como regeneración, 633, 638, 648, Burckhardt, Jacob, 286, 703 his Food, 625n, 592, 594 Duchamp, Marcel, 41, 59
650 Burne-Jones, Edward, 374, 670 Currie, James, 658 Desnudo bajando por la escalera,
ruso, 646, 649 121
en el siglo XIX, 650, 656 Calder, Alexander, 478, 508 Ducoudon, máquina de planchar de,
Chambers, William, 230 573,574
desoly~re,632,653 Calvin, Stephen, 115 Chaning, William Ellery, 139 Duhamel Dumonceau, H.L. 151
en las termas romanas, 633, 635, Camerarius, Rudolf Jakob, 261 Chaplin, Charles, Tiempos modemos,
636,638,640,641 Cannon, W. B., Bodily Changes in Duhen, Pierre, 31
137 Dura Europos, 638, 641
turco, 645 Pain, Hurger, Fear and Rage, Chartres, catedral de, 276, 277, 282,
de vapor, 633, 636, 639, 643, 644, 717 Dure ro, Albrecht, 252, 289, 310.
287 313,364,645,650,651
660 Carl Schurz Foundation, 485n Chevanard, Aimé, 375
Baño, cuarto de, 513, 605, 645, 656, Carlisle, Conde de, 649 Chicago, 157, 158, 159, 165, 232,
677 Carlyle, Thomas, 372, 715 Eames, Charles, 511
236,237,470,691 Ecochard, Michel, 638, 641
de George Vanderbilt, 679, 680, Carpaccio, Vittore, 289, 301, 302 Institute of Design, 512
691 Carra, Carlo, Taxi trepidante 121 Economía doméstica, véase Hogar, or­
véase también Industria cárnica, ganización del proceso del trabajo
Barlow, Peter, 64 Carré, Ferdinand, 625n, 596 EE.UU.
Barr, Alfred, 58 Carter, Howard, 86 Edgerton, H.E., 121
Chippendale, Thomas, 321, 333, 334, Edison, Thomas, 44n.
Barter, Richard, 659,667, 706n Cerraduras 335,387
Basedow, Johann Bernhard, 653, 654, de banco y seguridad, 70 Edison Institute, 539, 620n., 544, 572
Chirico, Giorgio de, 58 Educación física, 653, 655, 656
656 de Bramah, 65, 74, 84 Chodowiecki, Daniel, 653, 654
Baudelaire, 375 de combinación, 78, 79 Ehrenfels, Christian von, 716
Beauharnais, Josefina, 346, 406, 419 egipcia, 84, 86, 88 Eitner, DI. W., 514
Bedaux, Charles, 128 Hobbs, A.G., 74, 77 Daltan, John, 195 Eliot, T.S., 340, 372, 404
Beecher, Catherine Esther, 521, 525, holandesa de Pennsylvania, 85, 90 Dauglish, John, 196ss., 208, 210 Eluard, Paul, 123
529, 534, 535, 567, 607, 611, Homérica, 87 David, Louis, 342, 345 Emerson, Ralph, W. 147, 148
672, 679, 686, 688, Treatise on laconia, 87 Decamps, Alexandre-Gabriel, Ronde Enrst, Max, 344, 353, 372, 385, 392
Domestic Economy, 521 y Harriet de madera, 84, 85, 88 de Smyrne, 375,378 Escolástica, 31, 33
Beacher Stowe, The American Yale, 75ss. 77, 78 Delacroix, Eugene, 364, 375, 378 Esprit nouveau, véase también Pavi­
Woman' Home 522, 524 Cerrajero, 68, 69 Delanois, L., 327,328 llon de l'Esprit N ouveau
Behrens, Peter, 491, 499 Ciencia natural, en el siglo XVIII, D' Alembert, 50 Estandarización, 64, 148, 605, 683,
Bergson, Henri, 42 150s~261,265,324, 558
Departamento de Agricultura de 684,692
Bernard, Claude, 46, 717 Cist, Charles, 229 EE.UU., 154 Estilo coche Pullman, 444
Berthauld, Louis-Marie, 346, 350 Clasicismo, 349 Deptford Victualling Office, 104, 105 Estilo Imperio, 340, 342, 345ss.
Bessemer, Henri, 197, 199,582 Cocina, )léase Hogar Dervilliers, 384, 388 Estilo Misión, 490
Birdseye, Clarence, 598 Coffin, Sir Isaac, 108, 190, 192, 202 Descartes, René, 32, 33, 36, 39, 55 Evans, sir Arthur, 295, 632
Boccioni, U mberto, 37 Coke, William, 154 De Stül (revista), 492 Evans, Oliver, 53, 98ss., 108. 131,
Bodmer, Johann George, 95, 103, Cole, Henry, 359, 374, 602 Devaluación 155, 167, 170, 175, 200, 201,
106,111,129,132 Joumal of Design 325, 359, 366, de la calidad, 274, 356 203,205
Boerhaave, Hermann, 563 677 del espacio, 193, 194, 353, 356, Abortion 01 the Young Steam Engi­
Bok, Edward, 457 Coit, Samuel, 402 377,380,382 neer's Guide. 595
Bonington, Richard, 380, 406, 407, del gusto del público, véase Gusto The Young Millwright and Miller's
Colón, Cristóbal, 475
417,419 imperante Guide, 98
Columella, Junius, De re rustica, 152
Booth, H.C., 584, 586 delpan,207,208 Excedentes, producción de, 229, 230,
Confort
Borden, Gail, 199 conceptos variables del, 274 de los simbolos, 343, 344, 350, 356, 223
Borgoña,278,289,308,320,473 370,380,394 Exposiciones industriales
en la Edad Media, 68, 253, 273,
Boucher, Franc;:ois, 406 278,309 Dickens, Charles, 446,454,463,521, Chicago (1893), 190, 403, 430,
Bramah, Joseph, 65, 74, 84 533 457,619~546,547,621n.
en el viaje, 449
Brancusi, Constantin, 404, 599 Diderot, 50, 153 Filadelfia (1876), 445
véase también Muebles de ferrocarril
Breccia, E. 633 Comte, Auguste, 715,716 Dillon, Mary, 626n. Londres (1851), 45, 46, 72, 74, 75,
Breton, André, 353, 393 División del trabajo, 47, 103, 106, 165,361,497,541,674
Condorcet, marqués de, 46, 50, 715
Breuer, Marcel, 496, 501, 504, 508, 108,128 (1862),596
Cook, Thomas, 593
509
722 723
Electrical Fair (1891),546
Munich (1882) Galvanoplastia, 358 Herramientas reformadas en EE.UU., Hoteles Statler Co., 690, 708 n.
Gandillot, 496 54, 65, 115, 159, 213,249,261,
Exposición de Electricidad, 621n. Hugo, Víctor, 364, 375
Nueva York (1853),363 Gautier, Theofile, 382 556
(1939), 398n. Gay-Lusaac, 195 Hess, W. R. 717, 720 Ibsen, Henrik, 393
Paris (1798), 343 General Electric Corp., 514n., 524, Hidropatía, véase también Baño, como Industria cárnica
(1844),433 548, 550, 578, 608, 618, 623n. medicina antes de la mecanización, 224
(1849),361,433 Gérard, Franc;:ois Pascal, 406, 419 Híerro de fundición, 533, 605 abhatoirs (mataderos), 224
(1867), 66, 69, 224, 391, 503 Gestión científica, 96, 112s8., 134, Hilatura y tejeduria, véase Industria Paris, La Villette, 226, 227
(1878),402 136,137,139,519,528 textil; Maquinaria textil carnicero, 227,239
(1889), 41n., 46 análisis del proceso del trabajo, 348, Hipócrates, 667 en EE.UU., 67, 95, 105, 113, 136,
Viena (1873),231 349 Historical Society of Pennsylvania, 227,228,229,470
véase también Estudio de movimien­ 592 Armour, 237, 239, 240
Faraday, Michael, 546, 560, 594 to y Estudio de tiempo Hobbs, A. G., 74, 77 Chicago, 129, 136, 201, 226,
Giedion, Siegfried, 627n. Hogar 227,242,243,251,253
Ferrocarriles, EE.UU., 159, 227,
233,234,236,240,445,447,455 Espacio, tiempo y arquitectura, 348, cocina, 280, 309, 532, 533, 538, Cincinatti, 95, 105, 106, 113,
349, 358, 703n. 607, 609, 611, 613, 616; véase 129,137,229
Pullman, George M. 165, 445, 455,
457n., 466ss., 523, 687 Gillbreth, Lillian M., 116,531,608 también Fogones Hammond, 235, 237, 239
Vanderbilt, Cornelius, 455, 467, Gillbreth, Frank B., 39, 40,43,63, 96, cocina, organización de la, 524, Swift, 234, 236, 470
472,487n. 116ss., 125, 134,526 535,540,545,602,605 Wilson,237
Wagner, Webster, 455, 487n., 472 Gladstone, William Ewart, 45 hogar sin servicio doméstico, 519, depilación de aves con cera, 250,
Feuchere,León de, 349, 376, 382 Globo aerostático, 198 523,611ss. 252
Fisiócratas, 152, 153 Graefenberg, 658, 659 núcleo mecánico, 25, 610, 616, 697 mecanismos de agarre, ejecución
Flandes, 288, 289, 308, 313 Graham, Sylvester, 221, 212ss., 220n., organización del problema del tra­ y proceso, 241
Flaxman, John, 350 521,658,660 bajo, 519, 523 vagón y almacén frigoríficos, 229,
Fletcher, J. y N., 617, 627n. Grande Encyclopedie, 50, 153,653 Beecher, 523ss., 529, 534, 619n, 233,235,241
Floyer, John, 652, 673 Gremios, 47, 52, 225, 273, 274, 349, 567,607,611 Industria conservera, 57, 236, 237,
Fogón 356 Frederick, 526, 567, 571, 605, 556
cléctrico,532, 538,544 Gris, Juan, 369, 504 607,612 Industria textil
estufa Franklin, 534 Gropius, Martin, 388, 390 Meyer,532 hilaturas de algodón, 50, 52, 55,
de gas, 532, 544 Gropius, Walter, 491, 495, 499, 532 véase también organización de la 153
de hierro fundido, 533, 605 Gusto imperante, 46, 59, 212, 214, cocina industria sedera, Francia, 50, 51
Rurnford (cocina), 536, 539, 540 321, 327, 341n., 340, 399, 433, problema del servicio, 522, 523; 611 Lowell Textile MilIs, 521
Stewart's Oberlin, 538 478, 482, 490, 495, 604, 670, utensilios y aparatos mecánicos, Ingres, Jean-Auguste-Dominique, 377,
de superficie de mesa, 541, 545, 679,681 651,562,608 645
602 aspiradora, 551, 552, 579, 603 Intercambio de partes, 64
Fe¡ntaine, Pierre-Franc;:ois-Louis, 342, batidora de huevos, 559 Interiores
343,345,382,682 Hamlin, Talbot, Greek Revival Archi­ eliminador de desperdicios, 578 Imperio, 347
Fontana, Domenico, 10 1 tecture in America, 686 escurridora de ropa, 565 medieval, 309, 310, 3 13
Ford, Henry, 67, 95, 99, 106, 129ss., Hammond, George Henry, 235, 237, lavadoras, 163, 553, 555, 562 siglo XVIII, Inglaterra, 332, 354
134,137,174,461 239 Francia, 319
máquina planchadora de Ducou­
Fordyce, Raymond, 599, 614, 615 Hargreaves,James,52 siglo XIX, 352, 353, 355, 373,378,
Harrison, Dent, 192 don, 573, 574
Fortune, revista, 607 máquinas lavaplatos, 551, 553, 405,406
Fouquet,Jean, 279, 280 Haussmann, George-Eugime, 224, 554,576 Inventos
Fragonard, Henry, 327, 406 226,347,380 helenísticos, 47, 48, 634
máquinas de mondar manzanas,
Francis, turbina, 576 Havard, Henry, 289, 304, 309, 314n., 553 Renacimiento, 47, 97
Frank, Josef, 532 321 siglo XVIII, 49,62,66,407,408
máquinas de planchar, 571
Franklin, Benjamin, 102, 333, 411, Hawthorne, Nathaniel, 149,464 motor eléctrico, 553, 558, 573, siglo XIX, 48, 49,73,405
535 Hegel, Friedrich, 716
Heinz Co., H. J. 268 590,596,597
Frantz, C.F., 622n. refrigerador, 568, 596 Jacobi, Moritz Hermann, 358
Frantz, C.G. 625n. Helioterapia, véase Baños de sol y Jahn, Ludwig, 656
aire ventiladores eléctricos, 551, 552
Freihofer Baking, Co. 221n. Hogarth, William, 331 Janssen,35
Freud, Sigmund, 115 Helmholtz, Hermann, 33
Hepplewhite, George, 334 Holbein, Hans, 282, 283, 311, 364 Jeannaret, véase Le Corbusíer
Frigorífico, vagón y almacén, 240 Hood, Raymond, 698 Jeanneret, Pierre, 497,503,505
Fuller, R. Buckminster, 616, 699, 701 Heron de Alejandria, 48 Jefferson, Thomas, 65, 101, 109,302,
Heródoto, 633, 636, 645 Hoover, Co., 589, 590
Horno de panificación, 192 461
724
725
r ·· n ~

Jones, Owen, 363, 365 McCormick Historical Society, 67, Miembros artificiales, 400, 401 su representación gráfica y visuali­
Joyce, James, 42 166, 182n. Mill, John Stuart, 367 zación en el espacio, 32, 600
McCoy, J. G., 233 Miró, Joan, 122, 123, 126,512 Edgerton y su estroboscopio. 121
Kandinsky, Wassily, 43,125 McIntosh, 513 Mobiliario de ferrocarril Frank B. y Lillian M. Gilbreth,
KeHar, Herbert A., 182n Maillart, Robert, 492 asiento ajustable, 296, 409, 450, 38,39,43,96,116,117, 125
Kenney, David T., 586, 623n Malmaison, 346, 354,474 472 Gritton y Vincent, 39
King, James T., 566, 568, 621n. Malthus, Thomas Robert, 157 asiento convertible, 445, 454, 473 Jansen y su revólver astronómico,
Kitchen Maid Corp., 527, 531, 626 Mano asiento giratorio, 448, 452, 464, 38
Klee, Paul, 119, 126, 127 como herramienta, 62 472 Marey, 37, 121
Kochs, Theo A., 424, 426, 451,677 sustitución de la, 59, 103, 160, cama alzable, 460, 467 Muybridge, 35, 36, 41,121
Kusair' Amra, 637, 641,642 164, 173, 186, 248, 551, 556, cama plegable, 445, 454, 463, 468 Oresme, 31,33,39, 125
562,565,583 coche cama, 405, 408, 444, 454, por ciclógrafo, 43, 117; por fo­
Lamour, Jean, 90n. Maquinaria agricola, 53, 66, 147, 463 tografía móvil y fija, 36, 122
Landis Valley Museum, 217,534 148, 151, 153, 155, 159, 166, coche hotel, 455, 464, 471 por espigmógrafo, 33; por mió­
Langley, J. N., 717 167,170,173,501,505 coche restaurante, 455, 465, 471 grafo, 33; por modelos de alam­
Lassar, D r., 671,672 gavilladora Appleby, 171, 173 Pioneer de Pullman, 455, 457, 458, bre, 118, 119; en el arte contem­
Lavaderos,564,566,574,577,584 combine, 172, 175,177,699 467,470,687 poráneo, 120
Lecoq, Francesco, 235 consechadora McCormick, 147, Roomette Cal" de Pullman, 442, Movimiento arquitectónico en Europa,
Le Corbusier, 329, 366, 369, 407, 155, 165,593 444,445 484,490,523,615
497, 499, 500, 505, 532, 613, cosechadora Marsh, 165, 168, 169, trenes salón de Napoleón III, 452, Bauhaus, 495, 511,528,607
615 173 462,472 Movimiento feminista, 519, 520
Léger, Fernand, 59,81,497,504 motor de combustión, 174, 177 Viollet-Ie-Duc, Eugene-Emmanuel, Movimientos reformistas,
Lembert, J. B., 185 segadora, 67, 155, 158, 159, 162, 462,472 en arte industrial, 358, 513
Leslie, sir John, 595 163, 174, 177 Woodruff, Theodore T., 456, 458 en mobiliario, 374,489
Liard, Mathieu, 330, 331 tractor, 174, 176, 178,262 Mobiliario, periodos del en nutrición, 215
Libby-Owens Ford Glass Co., 609, Maquinaria textil, 49, 53, 55, 238, antigüedad, 275, 277, 294, 322,436 véase también Movimiento de re­
610,613 356,408 colonial norteamericano, 287, 298, torno a la naturaleza
Líncoln, Abraham, 156, 176,459 máquina Jenny, 52 433,435 Movimiento de retorno a la naturaleza,
Linea de montaje selfactina, 163,357 eclesiástico, 310, 311 214,631,658,659,673
en agricultura, 53, 160, 173, 177 telar ~acquard, 52, 357 flamenco, 308 M uebles, tipos de
aspecto humano, 134 Marey, Etienne-Jules, 33,120,121 gótico, 277,292,489 alacena, 319,320, 337.492
en la fabricación de galletas, Ingla­ Marot, Jean, 354 Imperio, 321, 347 almaiar, 290, 321
terra, 94, 105, 108, 193 Marx, Karl, 715,716 nórdico, 307 aguamanil, 310, 314, 336, 338,
en la fabricación de máquinas-he­ Matisse, Henry, 378 Renacimiento, 282, 289, 293, 294, 683,684
rramienta, 103, 106, 108 May, Ernst, 529 303,319,327,473 arca de campaña, 474, 475,477
en la fabricación de muebles, 512 Mecánica en el Renacimiento, 97, 100, románico, 307 archivo rotatorio, 300
en la industria del automóvil, 94, 101, 184, 185, 193 siglo XVII, 304, 320, 329 armoire, 290, 304, 322
95,131,133,241 Mecanización, 45, 55, 94, 133, 203, siglo XVIII, 276, 298, 303, 305, asiento de coro, 291, 310, 314
en la industria cárnica, EE.UU., 67, 569,602,608,699 321,330,481,685 banco, 273; con respaldo reclina­
95,105,113,136,227,228,229, aspecto humano de la, 55, 139, 212, siglo XIX, 277, 321, 327, 355. ble, 297; banco mesa, 303; ban­
470 372,713 373,400,404 co canapé, 326
en la molienda, 53, 94, 175, 200, aspectos de la, 47, 713 siglo XX, 438, 439, 489 bergere, 326,384
203 efectos en el crecimiento orgánico, Moholy-Nagy, Laszlo, 511 bufete, 319, 320, 337, 492
en la panificación, 95,108,189,190 261; en los gustos del público, Moldes y troqueles, 65, 69, 358 cama, 287, 329, 389, 390. 417,
en las plantas congeladoras, 138 211, 212; en el pan, 207, 216, Mondrian, Piet, 494 441,474,475
en el proceso de aves de corral, 250, 217 Montgolfier, hermanos, 198 cassone, 289
256 intentos de reforma, 355, 358, 489 Montgomery Ward and Ca., 549, cómoda, 321, 338
en el siglo XVIII, 96 mal uso de la, 355, 699, 715 591, 624n., 677 confidente, 381
Línea de producción, véase Linea de resistencia en Europa, 273, 274 Moreau,elJoven, 327 chaise-longue, 322,326, 329
montaje tarea de, 701 Morris, William, 334, 337, 359, 374, d0án,378,380,472
Lipchitz, J acques, 503 Meissonier, Juste-Aurele, 324 472,513,602 duchesse, 329
Luis XV, 320, 330, 342 Mendel, Gregor, 261 Movimiento facistol, 287, 294, 295, 338
Lumiere, hermanos, 42, 44n. Mercier, Louis-Sébastien, 68 actitudes históricas respecto al. 30, hamaca, 405, 476
Metropolitan Museum of Art, 84, 275, 32,179 marquise, 327, 328
Mc.Call's Magazine, 578, 610, 623n., 276,286, 316n., 347, 396n. estudio del, 38, 63, 116, 127, 608 mesa, 284, 293, 303, 407; de alas
627n.

726 727
-
abatibles, 303, 306; arca, 306; Adam, Robert y hermanos, 336, Muentesberg, Hugo, 115 Arts Décoratifs, 490, 498, 503,
de caballete, 282, 295, 304, 407; 346,350,359 Muerte, actitudes ante la, 253, 255, 256 604
de comedor, 304, 615; escrito­ Berthauld, Louis-Marie, 346, 350 concepto medieval de la, 311, 312 Parmentier, Antoine-Augustin, 184,
rio, 306, 307, 320; en herradura, Breuer, Marcel, 496, 501, 504, 508, Mujer, status en Norteamérica, 519, 207
304, 336; plegable, 301,303,614 509 522,526 Pasteur, Louis, 198,668
pouj, 381, 382 Chicago Institute of Design, 512 Museum of Modern Art, 488n., 494, Pauty, Edmond, 642, 644, 704n.
pupitre, 276, 296, 297, 310; escri­ Chippenda1c, Thomas, 321, 333, 506 Pavillon ele l'Esprit Nouveau, 497,
torio, 306, 307, 320; giratorio, 334,335,387 Musset, Alfred de, 376 498,499,500,613
301, 412, 413, 426; véase tam­ Delanois, L., 327, 328 Muybridge, Eadweard, 36, 41,121 Paxton, loseph, 365
bién facistol Dervilliers, 32, 33, 36, 39, 55 Penci! Points, 617
secreter, 305, 306, 307 Ducerceau, 491 Napoleón 1, 475, 476, 342, 343, 357, Percier, Charles, 343, 345, 382, 682
silla: de barbero, 338, 418, 422, Eames, Charles, 511 351,469 Perkins, Angier March, 188, 192
423,457,507 ebanistas, 291,330, 332, 350, 373, Navegación aérea, 196, 197, 198, 199 Perkins, lacob, 625n.
cantilever, 501, 507 378,489 Nelson, George, 607 Perriand, Charlotte, 502, 504, 505
cómoda, 321, 338 Feuchere, León de, 349, 376, 377, New-York Historical Society, Bella C. Perronet, 127
de cosechadora, 501, 505 382 Landauer Collection, 72, 307, Pestalozzi, lohann Heinrich, 655,
Dante, 294, 473 Fontaine, P.F.L., 342, 343, 345, 383, 447, 452, 543, 597, 656,657,658
de dentista, 418, 425 382,682 605 Philanthropin, 655, 656, 657
de fantasía, 381 Franklin, Benjamín, 102, 333, 411, Niedringhaus, Charles, 511 Picasso, Pablo, 123, 126,217,504
góndola,301,327 535 North, Simeon, 65 Pittsburgh Plate Glass Co., 617
inclinable, 401, 447, 448 Gandillot, 496 Núcleo, 25, 610, 616, 697 Poitevin, 653
de inválido, 419, 420, 428, 507 Gropius, Martin, 388, 390 Polonceau, Camílle, 459
de máquina de coser, 414, 416 Hepplewhite, George, 334 Objetos estándar como simbolos, 366, Portsmouth Victualing Office, 190
de mecanógrafa, 415, 416 leanneret, Pierre, 497,503,505 368,369,504,670 Postura
de oficina, 412, 505 lefferson, Thomas, 65, 101, 109, Olmsted, Frederick L, 231,232 en la Antigüedad, 275, 276, 295,
quirúrgica, 418, 421, 422 302,461 Oresme, Nicolas, 32, 39, 39, 125 323
reclinable, 428 Le Corbusier, 329, 366, 369, 407, Oud, U.P., 492, 499, 529, 530, 532 Medieval, 276
Thonet, 496, 500, 504, 506 497, 499, 500, 505, 532, 613, Ozenfant, 358, 369, 504 oriental y occidental, 482
tubular, 494, 495, 574 615 en el siglo XVIII, 322
Wilson, 428,430 Liard, Mathieu, 330, 331 Pan, antes de la mecanización, 212, en el siglo XIX, 378, 282,400,405,
Windsor, 298, 410, 411, 501 Marot, lean, 354 213 407
sofá, 329,378,427,439,503 Meissonier, luste-Aurele, 324 Panaderias y fábricas de pan Pratt, Samuel, 388
somier, 389 Moholy-Nagy, Laszlo, 511 Filadelfia, Fábrica moderna ele Prensa hidráulica, 65, 73
tocador, 306, 320 Morris, William, 334, 337, 359, pan,205 Priene, 633, 634, 640
Muebles 374,472,513,602 Génova, panificado ras municipales, Priessnitz, Vincenz, 214, 658, 659,
adaptados al cuerpo, 326,330,391, Niedringhaus, Charles, 511 lbj, 193 660,663,667,669,673
408 Percier, Charles, 343, 345, 382, Glasgow, fábrica de pan, 194 Producción continua, linea de, véase
almohadillados, 326, 374 682 Londres, Aerated Bread Company, Línea de montaje
ajustables, 418, 473,507 Perriand, Charlotte, 502, 504, 505 200 Producción en serie
armazón de los, 293, 314,421,422 Pratt, Samuel, 388 París, panadería mecánica de Mou­ de alimentos, 148, 149, 150
contrachapado para los, 293, 508, Rietveld, Genit Thomas, 492, 493, 495, chot Freres, 185, 189, 190, 193 de arte industrial, 358, 391
509 511 Panificación de automóviles, 47, 95, 130, 174
convertibles, 333,404,405,428 Risom, lens, 512 fermentación, 193, 205; sustituida de aves de corral, 250, 256
elasticidad en los, 410 Roubo,326 por gas, 196, 207; véase tam­ de bañeras, 692
movilidad de los, 277, 294, 401, Rudd,339 bién Dauglish, lohn decarn~228,232,260n.
475,502 Saarinen, Eero, 5 II levadura, 198 de harina, 200
muelles para los, 326, 385,411,512 Schuebler, lacob, 300, 340n., 414, máquinas de amasar, 184, 203; en la industria textil inglesa, 51
nómadas, 284, 304,407,473 416,473,474 braga, 185, 193 de muebles, 431, 490, 511, 607
patentados, 304, 329, 389, 399, Shearer,334,336,685 máquinas de cortar y envolver, 206, de pan, 184,185,190,203
501,504,507,511,660 Sheraton, Thomas, 333, 337, 387 221n. de refrigeradores, 596
reclinables, 329,416 Stam, Mart, 499, 500, 508 mezcladora rápida, 187, 208 de ropas de trabajo, 106
tubulares, 438, 439, 474, 494, 498 tapiceros, 329, 351, 354, 372, 381, proceso de molienda, 200, 203 Progreso, actitudes respecto al, 45, 46,
Muebles, constructores y diseñadores 604 véase también Horno de panifica­ 714,715
de, TenEyck, Peter, 413 ción; Graham, Sylvester Proudhon, Pierre-loseph, 715
Aalto, Alvar, 438, 440, 511, 515n Thonet, Michael, 496, 497 Paris, Exposition lnternationale des Pugin, Augustin, 376

728 729
,....
Pullman, George M., 165, 445, 458, Sinc1air, J ohn, 154
523,687 Sinc1air, Upton, The Jungle, 242 Van der Rohem, Mies, 500, 501, 507, Whitney, Eli, 65, 556
Pullman Co., 444, 457, 463, 486n., Srrlith, Adam, 47, 103, 106, 127, 153 529,532 Whitworth, Joseph, 381
709n. Srrlith, L.R., 132 Vanderbilt, Cornelius, 455, 487n. Wilson, J. A., 237,238
Smith, TomJ.,Jr., 583,588, 625n. Vaucanson, Jacques de, 50 Woelffiin, Heinrich, 313
Ramelli, Agostino, 97, 101, nOn., Smith, Corp., A.O. 133, 134 Vablen, Thorstein, 714 Wood, Walter A., 67, 167, 168, 170,
297 Smuts, J.C., 717 Verne,Jules, 197, 198,454 183n.
Racionalismo, 45 Société d'Encouragement pour l'In­ Vico, Giambattista, 594 Woodruff, Theodore T., 456, 458,
Réaumur, René- Antoine Ferchault de, dustrie Nationale, 185, 218n. Victoria Albert Museum, 395n., 396n. 466,477
150, 151,262,263, 264 Society for the Encouragement of Arts, Viollet-le-Duc, Eugene-Emmanuel, Worcester Historical Society, 481,
Récarrlier,Madame, 346, 350, 354 163, 195,359,362,562,665 461,462,472 488n.
Redgrave, Richard, 366,367,370 Sorel, Georges, 714 Vitruvio, 634 Wright, Frank Lloyd, 489, 490, 500,
Refrigeración Spallanzani, Lazzaro, 266 513,610,611,699
producción mecánica de hielo, 234, Spencer, Herbert, 46 Wagner, Webster, 455,372, 487n. Wundt, Wi1helm, 33
235; Carré 625n.; Lecoq 235; Stam, Mart, 499,500,508 Watt, James, 34, 49, 153,594 Wyatt, Digby, 362, 395n.
Leslie 595; Perkins 625n.; Tellier, Steele, Richard, 334 Watteau, Antoine, 327 Wyatt, John, 52
234,235 Steinbeck, John, 57, 178 Webb, Philip, 670
producción natural de hielo, 591 Stephenson, George Robert, 362 Weissenhof, colonia, Stuttgart, 500, Yale, Linus Jr., 70, 73, 75, 76, 77,
congelación rápida, 594, 598; Bird­ Summerly, Felix, véase Cole, Henry 529,530,532,615 645
seye, 598 Swift, Gustavus F., 234, 236 Werkbund, German, 490 Vale, Linus Sr., 76, 79, 83,90
Refrigerador, véase Hogar Westinghouse Electric Corp., 560, Vale and Towne Mg. Co., 77,79,82
Relojes, fabricación de, 49, 83 Taubeneck, George F., 625n., 626n. 561,572,573,608 Young, Arthur, 154
Rethel, Alfred, Otra danza de la Taylor, Frederick Winslow, 96, 112, Whiting, Dr. John, 199
muerte, 252, 255 128, 129,526
Rictvcld, O., 492, 493, 495, 511 Tellier, Charles, 234, 235
Rikli, Amold, 660, 667 Ten Eysk, Peter, 413
Risom, Jens, 512 Tesla, Nicola, 560
Rocaille, 325, 329, 604 Thomas Jefferson Memorial Founda­
Roentgen, Wilhelm Konrad, 669 tion, 461
Rollet, Augustin, 185 Thonet, Michael, 496, 497
Rollier, Dr. Auguste, 669 Time study, 116; véase también Estu­
Rossetti, Dante Oabrie1, 374 dio del movirrliento
Rostovtzeff, Mikhail Ivanovitch, 636 Tocqueville, Alexis de, 520
Roubo,326 Townsend, Lurd, 153
Rousseau, Jean-Jacques, 150, 153, Transportadoras, 96, 99, 111, 129,
214,655,659,668 205,241,248,593
Rudd,339 correa sin fin, 96, 103, 138, 166,
Rumford, conde, 188, 536, 537, 539 189,204,241,581
Ruskin, John, 359, 374, 489 grúa aérea viajera, 95, 103, 107,
Ryerson, J., Colección, 235,253 110
raíles para transporte, 49, 95, 111
Saarinen, Eero, 511 reja móvil, 103, 108
Saint-Simon, Henri de, 45, 337 tornillo de Arquimedes, 97,98,101,
Saussure, Horace-Bénédict de, 266 185
Schaible Co., 578, 580 trenes aéreos, 95, 111, 239, 241,
Schuebler, Jacob, 300, 340n., 414, 244
416,473,474 Tull, Jethro, 151, 163
Sears Roebuck and Co., 575, 606 Turgot, Anne-Robert-Jacques, 714
Sellers, W illiam, 191
Semper, Oottfried, 366 Unidades prefabricadas, 159, 692,
Shearer,334,336,338,685 700
Sheraton, Thomas, 320, 334, 336, U rquhart, David, 644, 645, 664, 665,
337,350,351,387 669
Shipiey, William, 359
Shirreff, Patrick, 157,158 Van de Velde, Henry, 485n.

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