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Las "castas" o "cruzas" (mestizos, mulatos, castizos, etc.) representan las variedades de
mezclas entre las tres etnias europea, indígenas y negros y sus descendientes, sobre la
que se creó una sociedad colonial estratificada. La extensión del cristianismo de la
península fue empleada por el Imperio Español en América como justificación de la
conquista de las antiguas civilizaciones indígenas. Así en las colonias españolas en
América, se estableció un sistema de estratificación social que estableció roles y privilegios
entre las personas.
El Imperio Español consideraba que entre los seres humanos un grupo de personas
pertenecían a "razas puras" (blancos, indios y negros) y otros grupos eran "castas" o
"cruzas", como resultado de la concepción entre personas de diferentes "razas puras". El
régimen colonial buscaba desanimar el mestizaje, desvalorizando a las personas que eran
"cruza" de razas puras.
Dentro de las "razas puras", la "raza blanca" se regía por normas distintas a la "raza
indígena" y esta a su vez distinta a la "raza negra", pero a su vez más cohercitivas. Dentro
de las "razas puras" también había distinciones con sus hijos nacidos en América,
distinguiéndose los españoles peninsulares y canarios (nacidos en España) de los
españoles americanos o criollos (hijos de españoles nacidos en América). De modo similar,
el negro nacido en África lo era del negro criollo nacido en América.
Para las personas que eran "cruzas" o "castas" se estableció una detallada clasificación,
con atribución de roles, derechos y obligaciones, creando denominaciones específicas
para cada "cruza": "mestizo", "mulato", "ladino", "zambo", "cholo", "cuarterón", "chino",
"Osorio", "salto atrás", "tente en el aire", etc.
De este modo, por ejemplo, el castigo por un mismo delito variaba según la raza o casta a
la que la persona pertenecía.
El historiador peruano Alberto Flores Galindo, con su obra Buscando un Inca: identidad y
utopía en los Andes, fue uno de los primeros en teorizar sobre los procesos racistas en
América Latina y unas raíces en el orden colonial, particularmente en el Perú.6 Y. H.
Yerushalmi ha señalado que la ideología de la limpieza de sangre constituye el primer
antecedente del racismo moderno, utilizando el término de "protorracismo". 7 Por su
parte, Cecil Roth "comparó esta doctrina con el antisemitismo racial del régimen
nacionalsocialista", asimilándolas,8 9 para luego retractarse debido a las diferencias entre
el "antisemitismo racial" español descripto por Roth y el "antisemitismo nazi". 5 10 Max
Sebastián Hering Torres publicó en 2006 en alemán, el libro Rassismus in der Vormoderne.
Die 'Reinheit des blutes' in Spanien der Frühen Neuzeit (El racismo en la pre modernidad.
La limpieza de sangre en la España de la temprana Edad Media), donde analiza la
persecución de los judíos en España por medio del principio de la limpieza de sangre
desde 1391 a 1674. "Hering concluye que el sistema de la limpieza de sangre puede
designarse como «antijudaísmo racial»: es racista porque cumple una función de
marginación similar a la moderna, y antijudía porque su fundamentación teológico-
aristotélica pertenece a una tradición anterior a la Edad Moderna".11 Zandra Pedraza
Gómez destaca el hecho de que Hering no analiza "la práctica y las representaciones de
este ideario en las colonias españolas, donde la limpieza de sangre junto con otros
argumentos antropológicos se empleó tempranamente para juzgar las diferencias de los
grupos indígenas, ordenar su catequización, disponer de su mano de obra y controlar a la
creciente población mestiza y criolla", proponiendo la necesidad de profundizar el estudio
en ese sentido, debido al papel primordial jugado por el racismo en el surgimiento de un
sistema mundial capitalista y colonialista.11
El racismo bíblico
En el siglo XIX se desarrolló en Europa una interpretación racista del texto de la Biblia
cristiana, a partir de algunas elaboraciones sobre el diluvio universal y los hijos de Noé,
sobre todo de la maldición de Canaán, presentes ya en la Edad Media.14
Según esta interpretación, la Biblia indicaría que hay tres razas humanas, provenientes de
los tres hijos de Noé: Sam, Cam y Jafet. De Sem descenderían los judíos y árabes; de Cam,
los negros; y de Jafet, los blancos. Esta visión bíblica de la humanidad dividida en razas se
complementaba con la llamada maldición de Canaán, hijo de Can, al que Noé condenó:
"maldito sea Canaán, siervo de siervos será a sus hermanos" (Gén. 9:18-29 9:18-29). La
interpretación racista de la Biblia, sostuvo que la maldición de Canaán fue una maldición
de Dios a la "raza negra", por la cual ésta era condenada a servir a los blancos.14
Esta interpretación fue ampliamente difundida, e incluso enseñada a los jóvenes africanos
por las autoridades coloniales y los misioneros católicos y protestantes, a través de los
libros escolares belgas durante la primera mitad del siglo XX.14
Dr. L Heck, director del Jardín Zoológico de Berlín, con “ejemplares” - 1931
Las ideas de Gobineau y la de otros pensadores racistas del siglo XIX y XX, provienen a su
vez de las obras antropológicas de clasificación del género humano a partir de los
conceptos biológicos de "especie" y "raza", desarrollados por los científicos desde el siglo
XVIII.29 También tuvieron gran influencia los estudios que afirmaron la existencia de una
supuesta raza aria. La teoría proviene de los descubrimientos realizados por la lingüística
del siglo XIX, al identificar los idiomas asiáticos avéstico de la antigua Persia y sánscrito del
Valle del Indo, como antecesores de las principales lenguas europeas incluyendo el latín,
el griego, todas las lenguas germánicas y célticas. Sin mayor rigor, el lingüista alemán
Friedrich Schlegel, dedujo que si había un lenguaje originario común, debió haber también
un antiguo pueblo originario, al que denominó "ario" y le atribuyó ser el origen de todos
los pueblos europeos.30
A toda esa falange altanera que proclama que el hombre negro está destinado a servir de estribo a
la potencia del hombre blanco, a esta antropología mentirosa, yo tendré derecho a decirle: ¡"No,
no eres una ciencia"!
Anténor Firmin.21
Pese a las voces aisladas, como la de Firmin, que denunciaban la naturaleza anticientífica y
violatoria de los derechos humanos de las teorías racistas, el pensamiento occidental
profundizó el desarrollo de la filosofía racista en las últimas décadas del siglo XIX. Para ello
jugó un papel decisivo la antropología social, realizando una aplicación simplista de las
teorías de la «lucha por la vida» y «supervivencia del más apto» de Charles Darwin al
campo de las ciencias sociales, dando origen al darwinismo social.31 En este sentido se ha
sostenido que "el racismo fue una ideología fruto de la biologización de las teorías
sociológicas".31 De estos sucesos se comprende que la comunidad racista ha utilizado
instrumentos de la razón, como la ciencia, en un intento por lograr que sus ideales y sus
acciones sean justificables, lógicos y propios del raciocinio.
El racismo también se arraigó en el arte europeo del siglo XIX, especialmente en las ideas
antisemitas32 de Richard Wagner y su adhesión entusiasta al racismo de Gobineau, del que
fue difusor en Alemania, que se manifestó en varias de su obras, como la ópera El anillo
del nibelungo.31
Varios autores han señalado también la relación entre el positivismo y el racismo, al punto
de considerar que sin esa corriente filosófica, que gozó de gran predicamento en la
segunda mitad del siglo XIX, los pensadores racistas hubieran resultado expresiones
aisladas. De este modo, el positivismo proporcionó al racismo un sistema de pensamiento
que favoreció su aceptación general.31
El racismo fue intensamente utilizado a partir de las últimas décadas del siglo XIX por los
países europeos para justificar la legalidad de acciones de dominación colonial, jingoísmo
y genocidio, en varias partes del mundo. Entre ellas puede mencionarse el "reparto de
África" legalizado en la Conferencia de Berlín de 1884-1885, en la que doce países
europeos,33 el Imperio otomano y Estados Unidos se consideraron a sí mismos con
derechos territoriales exclusivos sobre el continente africano, ignorando a los pueblos que
lo habitaban. Entre otros muchos actos inspirados y legitimados por la filosofía racista
pueden mencionarse, la apropiación en 1885 como propiedad privada de Leopoldo II de
Bélgica del Estado Libre del Congo, en el que impuso un régimen esclavista y genocida; la
conquista de la notable ciudad de Tombuctú por Francia en 1893 y la destrucción de su
cultura varias veces centenaria; la conquista y destrucción del Reino de Dahomey en 1894
por Francia; la conquista de Madagascar por Francia en 1895; la conquista y destrucción
del Reino de Benín en 1897 por Gran Bretaña; la apropiación por parte del empresario y
mercenario británico Cecil Rhodes de lo que a su muerte se llamaría Rhodesia; la
Conferencia de Algeciras de 1906, en la que las potencias europeas consideraron que
Marruecos debía ser un "protectorado" de España y Francia; la matanza por inanición y
envenenamiento del agua de las poblaciones Herero y Namaqua en el Desierto del Namib,
entre 1904 y 1907, por parte de los colonizadores alemanes, considerado el primer
genocidio de siglo XX; etc.
No fue hasta 1868 que se derogaron las leyes segregacionistas que limitaban los derechos
civiles de los afrocubanos bajo las antiguas "Leyes de Indias", hasta entonces el código
legal vigente en Cuba, con la abolición de los Estatutos de limpieza de sangre ([3]). Las
ideas antisemitas, término que fue acuñado en 1879 por el periodista socialista Wilhelm
Marr en su libro "Zwanglose Antisemitische Hefte", estuvieron muy presentes en la
sociedad española de la época, constituyendo un tema de Estado de frecuente discusión
entre los políticos de aquel tiempo, de la cual es muestra el famoso debate entre Castelar
y Manterola de 1868. Los judíos sólo fueron oficialmente readmitidos en la península a
finales del siglo XIX ([4]).
También el concepto de raza latina o raza ibérica, como conjunción de todas las bondades
y opuesta a las otras «razas», estaba muy en boga en la época, conforme a los autores
europeos antes expuestos. Así, en 1871, uno de los temas de debate del Ateneo de
Madrid fueron: « Los caracteres distintivos de las razas latina y germánica. Causas de su
oposición histórica. ¿Es de tal manera inherente la idea católica a la raza latina, que la
actual decadencia de ésta pueda explicarse por la de aquélla?» ([5]).
Antonio Cánovas del Castillo, integrante de una de esas Ligas y entonces presidente del
Gobierno de España, en el periódico francés "Le Journal" manifiesta poco después en
noviembre de 1896:38
"(...) creo que la esclavitud era para ellos (los negros de Cuba) mucho mejor que esta libertad que
sólo han aprovechado para no hacer nada y formar masas de desocupados. Todos los que conocen
a los negros le dirán que en Madagascar, como en el Congo y en Cuba, son perezosos, salvajes,
inclinados a obrar mal, y que es preciso manejarlos con autoridad y firmeza para obtener algo de
ellos. Estos salvajes no tienen otros dueños que sus instintos, sus apetitos primitivos".
Hannah Arendt en su libro Orígenes del totalitarismo, afirma que el imperialismo europeo
necesitó inventar el racismo como "la única explicación posible y la única excusa para su
comportamiento criminal".39
La colonización de gran parte del mundo por parte de Europa fue acompañada por una
intensa propaganda racista, así como de obras artísticas que tenían como finalidad instalar
el racismo como componente natural de la cultura humana.
Zoológicos humanos
En los Estados Unidos, Madison Grant, director de la Sociedad Zoológica de Nueva York,
expuso en el Zoológico de Bronx a Ota Benga, una persona pigmea traída de África, junto
con simios y otros animales en 1906. A instancias de Grant, un prominente científico
racista y eugenecista, el director Hornaday, puso a Ota Benga en una jaula con un
orangután y le colocó un cartel señalándolo como "el eslabón perdido", dando a entender
que africanos como Ota Benga eran una especie animal intermedia entre los monos y los
europeos.
En 1899 apareció el poema La carga del Hombre Blanco del escritor indo-inglés Rudyard
Kipling, quien recibiera el premio Nobel ocho años después, en donde convoca al "Hombre
Blanco" a conquistar y asumir el gobierno del mundo, como un servicio a las personas "no
blancas", aún sabiendo que ello traería "el odio de aquellos que custodiáis".43
En 1911 la 14ª edición de la Enciclopedia Británica adoptó la ideología racista al sostener
que "el Negro es intelectualmente inferior al caucáusico".44
El racismo es hoy definido en todas las instancias y foros internacionales como una afrenta
a la dignidad humana básica y una violación de los derechos humanos. Un número
importante de tratados internacionales ha intentado terminar con el racismo. La
Organización de las Naciones Unidas (ONU) utiliza una definición de discriminación racial
asentada en la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
racial.
En algunos países hoy en día esta penalizado el racismo desde penas menores hasta
mayores, considerando esta discriminación como delito lo mismo que sucede por
orientación sexual, cultural u otra característica. Algunos la penalizan con sanciones como
puede ser el cobro de multas con dinero.
En 1899 la ideología racista se consolidó con la publicación del libro Los Fundamentos del
Siglo XIX del inglés Houston S. Chamberlain. Profundizando las ideas de Gobineau,
Chamberlain acentúa el papel de los pueblos germánico-nórdicos, como representantes
auténticos de la hipotética "raza aria", y por lo tanto superiores a todos los demás.
Chamberlain sostiene que la entrada de los pueblos germanos en la historia, alrededor del
año 1200, significó "el ascenso de un nuevo mundo", la civilización europea, y que ese
proceso histórico, aún en marcha, consiste en el "ascenso gradual de un mundo
teutónico" en el que los elementos extraños no teutónicos serán hundidos como si fueran
barcos piratas.45
En las grandes potencias de la época aparecieron autores que intentaban demostrar que
la "raza superior" eran los sajones (Gran Bretaña y Estados Unidos),46 los celtas (Francia),47
y los teutones (Alemania). Varios pensadores británicos de la época utilizaron el racismo
para justificar el Imperio Británico, como Thomas Henry Huxley (La Lucha por la Existencia
en la Sociedad Humana,48 1888), Benjamin Kidd (Evolución Social,49 1894), P. Charles
Michel (Una visión biológica de nuestra política internacional,50 1896), Charles Harvey (La
Biología de la Política Británica,51 1904).
En 1902, el novelista estadounidense Thomas Dixon, publicó Las manchas del leopardo: un
romance sobre la carga del Hombre Blanco - 1865-1900,52 primera novela de una trilogía
racista basada en la ideología de supremacismo blanco, que incluiría también The
Clansmen (El hombre del Clan), en la cual se glorifica al Ku Klux Klan. Sobre esa trilogía, D.
W. Griffith filmó en 1915 la película El nacimiento de una nación.
El apartheid propiamente dicho se inició en 1948 con la toma del poder por parte del
Partido Nacional. Este partido decidió implantar un régimen racista que consolidara el
poder de la minoría blanca e impidiera el mestizaje de la población. Con ese fin sancionó
en 1949 la Ley de Prohibición de Matrimonios Mixtos No 55/49, que prohibió los
matrimonios de personas consideradas "blancas" con personas consideradas "no blancas".
Al año siguiente la separación sexual de los habitantes, según el tono de piel, se completó
con la Ley de Inmoralidad No 21 de 1950, que reguló la vida sexual de los ciudadanos,
prohibiendo la "fornicación ilegal", y "cualquier acto inmoral e indecente" entre una
persona blanca y una persona africana, india, o de color. Estas normas implantaron lo que
se conoció como "pequeño apartheid".
El gobierno del Partido Nacional profundizó las leyes de segregación para dar paso al "gran
apartheid", el cual involucraba también la separación espacial de la los habitantes, según
las características étnicas con las que habían nacido.
La imposición del apartheid llevó al Congreso Nacional Africano (ANC), formado por
sudafricanos "negros", a desarrollar un plan de resistencia que incluía la desobediencia
civil y marchas de protesta. En 1955 en un congreso llevado a cabo en Kliptown, cerca de
Johannesburgo, varias organizaciones opositoras, incluyendo el ANC y el Congreso Indio,
formaron una coalición común que adoptó la Proclama de Libertad, con el fin de
establecer un Estado sin discriminación racial. Las luchas antiracistas fueron severamente
reprimidas por el régimen bóer, incluyendo matanzas y detenciones masivas. Entre los
líderes negros detenidos se encontraba Nelson Mandela que permaneció preso durante
27 años (1963-1990).
Estados Unidos y los países de Europa Occidental toleraron el apartheid durante las
décadas de 1950, 1960 y 1970, debido a que Sudáfrica había adoptado una posición
abiertamente anticomunista.59 Por el contrario, los países del bloque comunista liderado
por la Unión Soviética, denunciaron desde un inicio al apartheid como un régimen racista
incompatible con los derechos humanos. A partir de la década de 1970, el régimen
sudafricano comenzó a ser rechazado por la opinión pública mundial y la mayor parte de
la comunidad internacional, y su apoyo comenzó a limitarse a los Estados Unidos, Israel y
las dictaduras latinoamericanas de ese momento (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, etc).
Sudáfrica celebra el 27 de abril como una fiesta nacional con el nombre de Día de la
Libertad.
En el año 2009 el director sudafricano Neill Blomkamp estrena su primera película llamada
District 9 (Distrito 9 en España y Sector 9 en Latinoamérica), película de ciencia ficción
inspirada en la era del apartheid, y que esta ambientada, por sus antecedentes,
precisamente en Johanesburgo, Sudáfrica. En esta película se demuestra la discriminación
y el racismo en su más pura expresión, pero en forma de especismo, al ver la manera en
que vivían y eran tratados los alienígenas por los humanos.
Mestizofobia
Una forma menos conocida de racismo es la creencia de que el mestizaje produce
individuos inferiores de la "raza pura" (degeneración), ser a la vez, defendido por Louis
Agassiz, ser uno de ellos, como Gobineau sostuvo.
Una forma moderna de racismo que se han producido como reacción al racismo contra los
negros, los indios y asiáticos es negar la identidad mestiza y la defensa de que las
poblaciones mezcladas de color marrón que su condición mestiza. Este racismo requiere
que las poblaciones mestizas sean tratadas como negro, indio o blanco, negando su
peculiaridad.63 64
Así que la identificación de un grupo o persona como racista tiene una carga de valor
sumamente negativa. El último país en declararse oficialmente racista ha sido Sudáfrica
que en 1990 modificó su sistema de apartheid por presiones internas y externas.
Racismo oculto
El racismo oculto es una forma de racismo no explícita que busca la extensión y
legitimación del racismo. Entre las variantes más comunes de racismo oculto se
encuentran las seudociencias sociales y médicas mencionadas arriba, la argumentación
política en contra de determinados grupos humanos bajo pretextos culturales o étnicos y
la manipulación de datos estadísticos con el fin de inferir indirectamente la inferioridad de
unos grupos humanos sobre otros. Cabe mencionar al respecto que una de las formas más
ominosas de racismo oculto es la relación post-facto y no causa-efecto entre pertenecer a
una "raza" o "etnia" determinada y la pertenencia a una clase social.
La clasificación de las personas como perteneciente a una u otra raza ha sido ampliamente
usada y aún lo es para mantener a grupos humanos en situación de sometimiento, a
condiciones de vida de opresión, ignorancia y dependencia, y acusar a estos grupos de ser
inferiores cuando solo son víctimas y no causas del problema. Así mismo esta clasificación
se usó y se utiliza para mantener la posición de mayor poder de otros grupos dentro de la
escala social, estableciéndose un círculo vicioso de retroalimentacion entre estatus
socioeconómico y pertenecía a ciertas "razas." Este mecanismo se alimenta a sí mismo y
se tiende a perpetuar ad infinitum hasta que sobrevengan cambios invitables en la
sociedad.