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La atmosfera como un vehículo para la diseminación de los fitopatógenos

Pablo Nicolas Sanabria Molano1

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Universidad Nacional de Colombia

Resumen: El desarrollo de enfermedades en las plantas se ve influenciado principalmente por tres


factores: el hospedero, el patógeno virulento y un ambiente favorable, sin embargo, también se
deben tener en cuenta otros factores indirectos como las actividades antropogénicas. Los
fitopatógenos son los causantes de pérdidas en el rendimiento de cultivos a nivel mundial entre el
20-40% anualmente según la FAO y se ha visto que el cambio climático favorece la expansión del
patógeno e incrementa su patogenicidad. En el presente articulo se analizó el papel que juega la
atmosfera en la dispersión de células microbianas, y por lo tanto en la macro ecología con énfasis
en los cultivos para evaluar cual es el impacto del cambio climático en la expansión global de
enfermedades que afecten la seguridad alimentaria. Para ello, se observó cual es la dinámica de los
microorganismos en la atmosfera, cuáles son las condiciones físicas y químicas con las que debe
contar para permitir su traslado a grandes distancias y, finalmente, se analizó que implicaciones
tiene el cambio climático en este proceso.

Palabras clave: patógeno, plantas, atmosfera, cambio climático, seguridad alimentaria

Abstract: The development of diseases in plants is influenced mainly by three factors: the host,
the virulent pathogen, and a favorable environment, however, other indirect factors such as
anthropogenic activities must also be considered. Phytopathogens are the cause of losses in crop
yields worldwide between 20-40% annually according to the FAO and it has been seen that climate
change favors the expansion of the pathogen and increases its pathogenicity. In this article, the role
that the atmosphere plays in the dispersion of microbial cells was analyzed, and therefore in macro
ecology with emphasis on crops to evaluate the impact of climate change on the global expansion
of diseases that affect the food safety. To do this, the dynamics of microorganisms in the atmosphere
were observed, the physical and chemical conditions they must have to allow their movement over
long distances and, finally, the implications of climate change in this process were analyzed.

Keywords: pathogen, plants, atmosphere, climate change, food safety.


El viento es el elemento climático que más impacto tiene en el desarrollo de las enfermedades en
las plantas ya que causa la dispersión aérea del patógeno, en este caso los hongos, que comprende
tres etapas: liberación, transporte y deposición. La liberación de las esporas requiere que las
corrientes de viento superen un cierto umbral de velocidad para que este proceso se lleve a cabo.
El transporte inicia con el escape del espacio aéreo del dosel vegetativo y luego, el ascenso a la
capa límite atmosférica o superior. El proceso finaliza con la deposición sobre varios tipos de
superficie como el suelo, las plantas o cuerpos de agua. A diferencia de las partículas abióticas, las
partículas microbianas, conocidas también como bio-aerosoles, sufren cambios en sus propiedades
biológicas debido al efecto de la radiación ultravioleta y la desecación (Griffin et al., 2018).

Se ha observado que la capa atmosférica que concentra el flujo y la actividad de microorganismos


es la troposfera, la cual contiene la mayor proporción de vapor de agua y partículas atmosféricas
como las células microbianas. Dentro de esta, se encuentra la capa limite atmosférica que está en
contacto directo con la superficie, y la troposfera libre superpuesta que es fundamental para la
dispersión regional y global, debido al movimiento de grandes de masas de aire conocidas como
corrientes de chorro que se movilizan de oeste a este en los dos hemisferios, caracterizadas por
alcanzar altas velocidades y por sus movimientos ondulatorios llegando a abarcar un grosor de 100
a 200 kilómetros en la superficie. La mezcla vertical de partículas está limitada por la inversión de
temperatura entre la troposfera y la estratosfera, ya que el ozono contenido en esta última absorbe
la mayor cantidad de radiación, por lo tanto, las temperaturas son tan altas que la supervivencia de
microorganismos se limita considerablemente. El nicho ecológico atmosférico está condicionado
por cuatro límites que ocurren a diferentes altitudes dentro de la troposfera. La capa limite
atmosférica es el lugar donde ocurre la mayor parte de las interacciones superficie-atmósfera, como
los intercambios de microorganismos con la superficie terrestre y marítima. El nivel de
condensación elevado es el límite sobre el cual se forman las nubes y depende de la temperatura,
la humedad y la concentración de vapor de agua. Luego, se encuentra la isoterma de congelación
sobre la cual se produce la congelación y se define como el limite para el metabolismo de
microorganismos que no son capaces de sobrevivir en condiciones extremas. Estos tres limites son
altamente dinámicos al punto de que en algunos casos pueden confluir al nivel de la superficie
terrestre. Teóricamente, la actividad metabólica microbiana mesófila, es decir, que se desarrolla
normalmente entre los 20 y 45 °C, tiene lugar entre el límite del nivel de condensación elevado y
la isoterma de congelación. La tropopausa es el limite superior de la troposfera, donde no se da
lugar a la mezcla de partículas con las demás capas por la inversión de temperatura ya que la
estratosfera inferior concentra la mayor parte del ozono atmosférico y esto marca el limite
altitudinal de supervivencia de muchos microorganismos. Como se puede observar, la troposfera
es un entorno fisicoquímicamente desafiante ya que, por un lado, la humedad relativa tiene un
comportamiento bimodal, ya que es alta en la troposfera inferior y superior mientras que en la
troposfera media es baja proporcionando un ambiente seco. Por otro lado, la radiación es otro factor
de la atmosfera que impacta la supervivencia y proliferación de los microorganismos ya que afecta
la estructura de las membranas, aunque algunos organismos son resistentes a este factor abiótico.
La atmosfera, a diferencia de otros ambientes, ofrece unas condiciones altamente dinámicas que
llevan a altas tasas de renovación celular. La temperatura, humedad y el vapor de agua pueden
cambiar su comportamiento en cuestión de minutos obligando a los microorganismos a combatir
choques térmicos y osmóticos, o ciclos de congelación y descongelación. A diferencia de la
superficie terrestre, no permite relaciones intraespecíficas o interespecíficas debido a la ausencia
de una superficie, para la formación de estructuras como las biopelículas o la interacción con
organismos diferentes que permitan la supervivencia en el medio. Debido a estas características
poco constantes, la atmosfera es un sistema caótico, que no se puede predecir, y que ofrece
condiciones cambiantes a los microorganismos, lo cual permite que la diversidad de
microorganismos sea alta (Šantl-Temkiv et al., 2022).

Dentro de los bio-aerosoles que puede transportar la atmosfera se encuentra el polen, propágulos,
fragmentos celulares, virus y biomoléculas, que se estima representan el 25% de todas las partículas
de la atmosfera. Comprender el traslado de estos bio-aerosoles es fundamental ya que determinan
en gran parte la resiliencia y diversidad de ecosistemas marinos y terrestres, logrando impactar de
manera significativa la salud animal y vegetal (Šantl-Temkiv et al., 2022). Se ha demostrado que
los incendios forestales favorecen el traslado de microorganismos del suelo y las superficies
vegetales a través de grandes distancias como el documentado en Yucatán donde el humo del fuego
fue el vector de esporas de algunos hongos que se trasportaron hasta el estado de Texas. Otro
mecanismo de dispersión de los bio-aerosoles proviene de los desiertos, principalmente de África,
los cuales son vectores que permiten el paso de microorganismos entre continentes a través de
patrones de circulación de vientos a nivel global que se movilizan en el sentido de las manecillas
del reloj ya que pasan sobre el Atlántico norte y el Pacífico norte facilitando el transporte de
aerosoles de las costas norte de África y Asia, hacia las Américas. Las partículas de polvo y los
bio-aerosoles provenientes de África cruzan el Atlántico para llegar a las Américas a través de los
vientos alisios durante todo el año. La carga de transmisión está mediada por los sistemas de presión
a gran escala como la Oscilación del Atlántico Norte y eventos como El Niño que influyen en las
precipitaciones. En el caso de las partículas de polvo del desierto asiático, se trasladan a través del
Pacífico Norte y se dispersan en masas de aire del Ártico y América del Norte únicamente entre
febrero y junio. Un estudio reciente documentó que aproximadamente 64 millones de toneladas de
polvo asiático y otras partículas impactan a América del Norte anualmente. La agricultura también
juega un papel clave en la dispersión de microorganismos y partículas, ya que por medio de la
labranza y el pastoreo quedan libres partículas de suelo que son fácilmente recogidas por corrientes
de viento. En países con suelos altamente mecanizados y con procesos de labranza extremos como
China se documentó que entre 1975 y1987, la tasa de desertificación fue de 2100 km2/año que se
atribuyó al cambio climático y las prácticas agrarias nocivas (Delort et al., 2018).

A nivel de fitopatógenos atmosféricos se han realizado varias investigaciones para conocer cuál es
su capacidad de dispersión y resolver la hipótesis de invasión a nivel inter e intracontinental, uno
de ellos denominado “vía Puccinia” realizado en 1938 que tenía como objetivo determinar que
capacidad de diseminación y patogenicidad poseía este hongo responsable de la roya en cultivos
como el trigo desarrollado en Estados Unidos. Inició con la identificación de una nube de
uredosporas, la estructura reproductiva del patógeno, sobre Dallas a 129 mil pies de altura y se
registraron atmosferas impactadas por este microorganismo en Oklahoma (300 Km) hasta Madison
(970 Km) donde se observó una disminución constante del patógeno a medida que aumentaba la
distancia del foco (Griffin). Este género en particular está altamente documentado ya que se han
evidenciado varios procesos de invasiones a nivel continental, principalmente en el siglo XX;
dentro de estos se encuentra la propagación de la roya del tallo del trigo desde África a Australia
en 1969; la roya de la caña de azúcar desde Camerún hasta Republica Dominicana en 1978; y de
la roya del café causada por Hemileia vastatrix desde Angola hasta Brasil en 1970. La
homogeneidad genética que se comenzó a implementar el siglo pasado a conllevado a que se
incremente la capacidad de patógenos como la roya para diseminarse a través de la atmosfera. Esta
invasión de patógenos a nivel atmosférico puede ocasionar la desaparición de cultivos en el mundo,
como se observó con la propagación del mildiú de la papa (Phytophthora infestans) en toda Europa
que condujo a la Gran Hambruna Irlandesa en 1845, o las royas de trigo desde México hasta Canadá
con la instauración del cinturón de trigo en América del Norte a principios del siglo XX. La
diseminación aérea de los fitopatógenos, aunque representa un factor importante para su
persistencia en el ecosistema, solo es un proceso más dentro de su ecología, ya que al llegar al
hospedero objetivo debe sortear obstáculos como competir con otros microorganismos presentes
en la superficie vegetal y garantizar que la cantidad del patógeno es suficiente para colonizar el
tejido del hospedero. Sin embargo, las prácticas agrícolas que se han venido implementando como
los monocultivos, en donde se proporcionan amplias franjas homogéneas de hábitat, favorecen la
posterior expansión lateral de los focos de enfermedades que se desarrollan a partir del inóculo
depositado por diseminación aérea. Además, el uso de la tierra ha cambiado conforme al
crecimiento demográfico en donde las urbes se han expandido hasta constituir ahora el 50% de la
cobertura terrestre; los cultivos, pastizales y pastos constituyen más del 80% del uso antropogénico
de la tierra. Teniendo en cuenta la transformación de las vegetaciones, la limitada diversidad
genética de muchos de los principales cultivos y la producción intensiva por encima del rango
natural, se espera que las invasiones exitosas de fitopatógenos diseminados por vía aérea aumenten
notablemente en las siguientes décadas (Morris & Sands, 2017).

El enfoque usado para evaluar el impacto de las epidemias de roya implica demostrar: el parentesco
del microorganismo con la fuente y el sumidero; la presencia del microorganismo en la fuente antes
que en el sumidero; y la existencia y comportamiento de masas de aire que asegurarían la
trayectoria y condiciones necesarias entre los hábitats fuente y sumidero. Actualmente, el desafío
reside en identificar fuentes y sumideros potenciales, así como los microorganismos asociados a
estos hábitats. Para ello, también se debe tener en cuenta los cambios en el uso de la tierra, como
la agricultura urbana, la construcción de represas y la concentración de toneladas de plástico en el
océano que pueden ser fuentes de microorganismos únicos. El cambio climático, que conduce a
cambios en las vías de diseminación aérea y aumentos de partículas aéreas provenientes de la
combustión, la desertificación y la erosión en la agricultura, también sería un factor por evaluar
para predecir donde podrían ocurrir cambios en los sumideros (Morris & Sands, 2017).

Teniendo en cuenta la importancia de la atmosfera en los procesos de diseminación de


fitopatógenos, se puede concluir que las revisiones del estado de fitopatógenos en los cultivos a
nivel mundial requieren de un estudio a profundidad sobre como se comportan los patógenos en la
atmosfera y sobre cuales son los procesos involucrados en la invasión, los cuales podrían tener
beneficios a nivel práctico para la salubridad de las plantas o para monitorear señales de cambios
en los patrones de circulación de masas de aire.

BIBLIOGRAFÍA:

- Griffin, D. W., Gonzalez‐Martin, C., Hoose, C., & Smith, D. J. (2017). Global‐scale
atmospheric dispersion of microorganisms. Microbiology of aerosols, 155-194.
- Morris, C. E., & Sands, D. C. (2017). Impacts of Microbial Aerosols on Natural and
Agro‐ecosystems: Immigration, Invasions, and their Consequences. Microbiology of
aerosols, 269-279.
- Šantl-Temkiv, T., Amato, P., Casamayor, E. O., Lee, P. K., & Pointing, S. B. (2022).
Microbial ecology of the atmosphere. FEMS Microbiology Reviews, 46(4), fuac009.

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