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LA BIFACIALIDAD COMO MARCADOR TEMPORAL EN EL MAGDALENA

MEDIO

Carlos E. López Castaño


Universidad de Antioquia

"En otros países, notablemente los Estados Unidos, Mesoamérica y el


Cono Sur, las puntas líticas abundan y forman un índice valioso para
conocer los modos de cacería y los cambios tecnológicos en la talla lítica,
pero en Colombia se carece aún de hallazgos numerosos de este tipo de
artefactos. Por cierto, también hay el hecho de que muchas y extensas
regiones han quedado aún inexploradas y que todavía nos esperan
grandes sorpresas en esta campo tan prioritario de las investigaciones
arqueológicas del país." G. Reichel-Dolmatoff (1986: 37-38)

Resumen

El problema de identificar la práctica de la tecnología bifacial, se presenta como


un caso interesante para llegar a comprender cómo la disciplina arqueológica se
plantea preguntas sobre procesos y supera la búsqueda de objetos como tales. El
desarrollo de particulares tecnologías está unido a condiciones específicas
alcanzadas por el hombre en relación a un entorno físico-biótico y cultural, por lo
tanto ciertos objetos (y las tecnologías que ellos representan), han sido utilizados
como mojones o marcadores culturales y temporales.

Los estudios realizados en la región del Magdalena Medio han aportado


evidencias inequívocas del la presencia de complejos utensilios tallados en piedra
que implican el manejo de procesos tecnológicos que involucran el partir de
modelos mentales predeterminados y la ejecución de varios pasos para su
terminación. Estos instrumentos, muchos de ellos bifaciales, o sea reducidos por
sus dos caras, no perduran en el registro arqueológico hasta el advenimiento de
sociedades tardías. Por el contrario, los contextos obtenidos para estos
instrumentos complejos carecen de asociaciones cerámicas, y las fechas
radiométricas dan cuenta de antiguedades mayores a tres mil años de
antigüedad.

La posibilidad de investigar una región como la del Magdalena Medio


relativamente poco alterada, ocupada por milenios con aparente continuidad,
ofrece grandes expectativas arqueológicas. Aún se necesita saber sobre varios
aspectos que incluyen los paleopaisajes predominantes buscando comprender
como se ha dado la evolución del entorno, la fauna asociada y los cambios
culturales; además surgen preguntas acerca de cambios en la cobertura vegetal,
la existencia de megafauna y la temporalidad de su extinción. Nos interesa
estudiar desde la radiación de los primeros pobladores, -pasando por cazadores
especializados, cazadores-recolectores-pescadores y domesticadores de plantas-
hasta el advenimiento de cultivadores especializados; es decir, buscar modelos
para entender las adaptaciones de las poblaciones humanas en diferentes
ámbitos de América Tropical. La evolución de estrategias adaptativas y el papel

1
de la ecología deben ser considerados, al igual que los aportes particulares de los
grupos que migraron a la región a través del tiempo (ver Linares y Ranere 1980).

Se busca analizar e integrar el conocimiento sobre patrones de asentamiento y


técnicas de subsistencia, así como acercarse a explicaciones sobre la
organización socio-política. Por ejemplo, la discusión del modelo foragers-
colectors (forrajeros y recolectores), -con sus aspectos de adaptación, movilidad y
sistemas de asentamiento- (Binford 1980, 1984, Gnecco 1995, Lanata 1983)
encuentra aquí también un interesante campo de prueba y discusión.

La región del Magdalena Medio es adecuada para comparar cambios en el


tiempo, por su localización entre las cordilleras andinas, su extensión
(aproximadamente 300 km de largo por 100 km de ancho, sus dimensiones
relativamente manejables), su geomorfología, su gran variabilidad ecológica en el
pasado y el presente, y su diversidad cultural. La existencia de cavernas en la
vertiente cercana de la Cordillera Central abre también excelentes posibilidades
de preservación diferencial y contextualización entre el entorno del piedemonte y
de la llanura aluvial pasada y actual.

Es conveniente además, tener claro que el registro arqueológico preservado en el


valle del Magdalena no refleja con exactitud el universo de ocupaciones
arqueológicas que se dieron allí en distintas épocas. Lo que este presenta, es la
parcialidad de la preservación geológica, ya que se conservan sólo ciertos
componentes ubicados en terrazas o cimas de colinas ("paisajes fosilizados").
Estos sectores se han caracterizado, durante al menos diez milenios, por una
buena estabilidad y no han sido cubiertos por altas capas de sedimentos ni han
sido destruídos por los procesos de erosión.

Se puede reiterar, que aunque los argumentos hasta ahora esbozados para
explicar las primeras ocupaciones del valle del río Magdalena parecerían lógicos
(Correal 1977, 1986, ICAN 1994, López 1992, López et al. 1998, Romero 1996),
aún no están adecuadamente demostrados, y responden en buena parte a
esquemas preconcebidos. Se necesita más y mejor evidencia empírica, más
fechaciones radiocarbónicas de contextos, y por supuesto, es necesario revisar
las estrategias metodológicas seguidas para diseñar la recolección de materiales,
así como los parámetros propuestos para su interpretación. La discusión de las
primeras radiaciones por poblaciones "paleoindias" (o por pobladores distintos a
esta tradición) y sus respectivos patrones de subsistencia debe seguir siendo
tema de búsqueda. Por el momento, los conjuntos líticos recuperados muestran la
existencia de una tradición de cazadores especializados que nos acercan a las
definiciones de culturas paleoindias; aunque no se han encontrado
específicamente puntas de proyectil tipo Clovis en el Magdalena Medio, sí se
cuenta con evidencias claras del desarrollo de una tecnología de reducción
bifacial especializada entre el onceavo milenio -y está por confirmar si
efectivamente alcanza hasta el tercer milenio -(ver datos en López y Botero 1993,
Universidad de Antioquia 1996).1.

1 Las puntas y fragmentos bifaciales excavados en Peñones de Bogotá mostraron antigüedades del Holoceno Medio, pero
todavía no ha sido posible fechar la base de la primera ocupación. Falta definir si las puntas triangulares pedunculadas
encontradas superficialmente en cercanías al sitio 05-YON-002 , en el sitio Vuelta Acuña cercano al río Magdalena, así
como en otros sitios de Puerto Berrío, alcanzan la misma profundidad temporal de finales del Pleistoceno (López 1995).

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Por otra parte, evidencias que podrían sustentar una ocupación pre-Clovis, es
decir de grupos cuya subsistencia se basara en una economía generalizada,
parecen estar presentes en otros sitios de la región (Castillo 1998). En el
Magdalena Medio, los datos hasta ahora reportados de sitios precerámicos donde
los conjuntos líticos no muestran tecnología bifacial, corresponden a contextos
fechados hacia el tercer y segundo milenio antes del presente, o contextos tardíos
(Ecopetrol 1995, López 1992, López y Botero 1993, López et al.1998, Universidad
de Antioquia 1996).

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Aspectos tecnológicos:
Los rasgos tecnológicos y los atributos morfofuncionales de los instrumentos
son un buen indicador -aunque no el único- acerca de los tipos de subsistencia
y economía predominante en épocas tempranas. Los datos indican que hace
once milenios la cuenca media del Magdalena fue habitada por grupos de
cazadores-recolectores cuyo utillaje característico muestra un alto nivel del
manejo de la técnica de percusión controlada y en algunos casos presión. Se
destaca un complejo conjunto de productos líticos retocados, que incluye una
gran variedad de formas y tamaños de puntas de proyectil bifaciales y raspadores
muy bien acabados. Estos pueden ser considerados como "artefactos
característicos" de los períodos tempranos (Krieger 1974) y en el caso
colombiano son muy significativos teniendo en cuenta su escasez. No obstante,
no son los únicos elementos a tener en cuenta para lograr una adecuada
interpretación de la adaptación inicial y procesos de cambio cultural.

La presencia marcada de la industria lítica en cuarzo -con altos porcentajes de artefactos en todas las
categorías- obliga a efectuar consideraciones específicas sobre las características propias de esta materia prima
y los productos obtenidos por la acción cultural. Al observar el conjunto de artefactos en cuarzo, se deduce que
no es evidente aplicar las mismas categorías morfofuncionales que han permitido con aceptación clasificar los
artefactos fabricados sobre chert (López 1992, Pino 1998).

Los estudios desarrollados por G. Correal y sus colaboradores constituyeron un


buen punto de partida que permite estructurar los nuevos datos y preguntas sobre
el precerámico del Norte de Sudamérica. En el caso de las tierras altas de
Bogotá, y en referencia a la cronología más antigua aceptada para el hombre
colombiano (decimotercer milenio), los componentes culturales tempranos
incluyen artefactos de factura simple y expeditiva, que fueron inscritos por los
investigadores dentro de la llamada Clase Abriense, en los que predomina la
percusión directa mal controlada como técnica de elaboración y se caracterizan
por la preparación de un lado de trabajo (Correal y van der Hammen 1977,
Correal 1986, Hurt et al. 1977). Los análisis de laboratorio permitieron distinguir
las características tecnológicas recurrentes en los materiales procedentes de la
altiplanicie bogotana en la Cordillera Oriental: "Esta clase de artefactos definida
en el sitio de El Abra, ha sido incluída en la tradición de artefactos con borde
arreglado (Edge-trimmed Tool Tradition), caracterizada por raspadores simples,
cuchillos, láminas cortantes, cuyos bordes han sido logrados por el lascado por
percusión. Los artefactos se obtienen removiendo lascas de núcleos sin preparar;
tanto lascas como núcleos se convierten en instrumentos (Hurt, van der Hammen
y Correal 1977:14).

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No obstante, las excavaciones en los sitios Tequendama y Tibitó mostraron -en
los niveles más profundos- la presencia de artefactos retocados, caracterizados
por el uso de materias primas traídas del valle del Magdalena, trabajados
utilizando técnicas depuradas para obtener artefactos bifaciales o unifaciales
predeterminados. Los análisis adelantados por Correal y Van der Hammen (1977)
les permitieron postular una clase distinta de artefactos a la que llamaron "Clase
Tequendamiense":

Los pocos artefactos encontrados en los abrigos rocosos (de El Abra) son del tipo abriense,
predominando la percusión como técnica de elaboración, pero es interesante señalar que la
serie de artefactos del sitio Tequendama correspondientes a la zona de ocupación 1,
muestra herramientas de mejor elaboración tecnológica; una punta de proyectil
fragmentada, una hoja bifacial de cuarcita y un raspador aquillado muestra finos retoques
sobre su superficie... (Correal 1986: 119)

El número de instrumentos pre-determinado que podría relacionarse con la


mencionada Clase tequendamiense no alcanzaba un par de decenas antes de los
hallazgos que se vienen dando en el Sur-Occidente Colombiano y el Magdalena
Medio. Los aportes de instrumentos bifaciales y unifaciales retocados
provenientes del valle del Magdalena sobrepasa ya el centenar, incluyendo una
destacada variedad de formas y tamaños. En este orden de ideas, la importancia
de los conjuntos líticos que se están encontrando en el Magdalena Medio
Antioqueño radica en la confirmación de los planteamientos de G. Correal, en
cuanto a la presencia en Colombia de series líticas diferenciables, elaboradas por
gentes especializadas en las labores de tallado de la piedra. Las fechas obtenidas
relacionadas con estos artefactos, la asociación con finas lascas de
adelgazamiento y la total ausencia de cerámica confirman su factura temprana.
Desde la óptica internacional, considerando los problemas teóricos sobre el
poblamiento del continente americano, los vestigios reseñados representan
importantes "mojones" como aporte sólido a la discusión de los orígenes y
desplazamientos del hombre pleistocénico y del Holoceno Temprano.

Los instrumentos bifaciales y unifaciales curados, fueron producto de una


secuencia compleja para llegar a su elaboración final e indican un uso reiterado
del instrumento, el cuál no debía ser desechado rápidamente, sino al contrario,
reutilizado y reafilado continuamente. Para llegar a obtener los soportes
necesarios para su producción, fue fundamental la búsqueda de lascas regulares
producto de una cadena operatoria predeterminada, es decir de una
transformación conciente y secuencial de la materia para conseguir instrumentos
estandarizados bajo un modelo mental previo, ya fueran unifaciales o bifaciales2.
Dentro del proceso es notoria la obtención de un alto porcentaje de lascas de
adelgazamiento producto de la reducción de los soportes para darles las formas
finales deseadas, además de obtener láminas cortantes de mínimo espesor.

En la región del Magdalena Medio en general y en el sitio recientemente


excavado en Yondó, es notable una serie de raspadores plano-convexos,
artefactos bastante representativos, de los cuales se han recuperado más de un
centenar, entre completos y fragmentados. En general, se trata de raspadores
sobre lascas grandes, de base ovalada o biconvexa, sección plana en su parte
ventral y cóncava en el dorso rebajado por percusión controlada. En su contorno

2 Correspondería al concepto de "faconnage", ver en Pino 1998.

4
se encuentran retoques escalariformes en algunos casos también finamente
retocados por presión. Como materia prima se utilizó el chert, en varias de sus
clases y el cuarzo lechoso principalmente.

Una mirada del conjunto de puntas bifaciales recuperadas en el Magdalena Medio


muestra el predominio de las formas triangulares, aunque se han encontrado dos
puntas foliáceas pequeñas que pudieran obedecer al proceso de re-uso y
reavivamiento. Predominan las puntas pedunculadas, con variedad de formas y
tamaños. Hasta el momento no se han definido patrones de acanalamiento
intencional en las puntas recuperadas. En general, las fracturas de las puntas son
diagonales o perpendiculares al eje morfológico, en muchos casos presentes en
el extremo distal o en el tercio distal del instrumento. El acabado es variable; se
encuentran puntas con un terminado excelente, bordes rebajados por percusión
controlada y filos cortantes, en ciertos casos ligeramente aserrados, obtenidos
seguramente por presión considerando lo delgado de las lascas extraídas. En
otros ejemplares considerados como preformas, los bordes son desbastados
toscamente y los filos son burdos logrados por retoques irregulares o
escalariformes; sin evidencias de técnica de presión (López 1992, 1995).

La forma característica triangular pedunculada puede ser comparada con otras


puntas de proyectil halladas en Colombia y en países vecinos. Como ha sido
señalado por otros autores, estas puntas pueden relacionarse con las
denominadas "tipo Restrepo"3. En la década de los cincuenta, fortuitamente en El
Espinal e Ibagué (Tolima) se encontraron unas puntas talladas que fueron objeto
de la atención de varios investigadores4. Carlos Castaño (1985) reseñó también el
hallazgo fortuito por mineros de una punta de proyectil pedunculada5, en el sitio
La Cumbre (Caldas), a orillas del río La Miel, afluente del río Magdalena en su
cuenca media.

A nivel internacional vale la pena destacar similitudes con puntas bifaciales


pedunculadas y raspadores plano-convexos referenciados en Costa Rica, sitio

3 Se trata de especímenes pedunculados con acanaladura intencional, aletas recortadas y bordes ligeramente
curvos fabricadas sobre chert. Hasta ahora se conocen cuatro ejemplares de estas puntas... El primer ejemplar
procede de Restrepo en el Departamento del Valle..., el segundo fue encontrado en 1955 en los suburbios de
Medellín; el tercero fue excavado por Correal en la cueva de los murciélagos en Bahía Gloria y el último procede
de la desembocadura del río La Miel en el Medio Magdalena. Para estas puntas tampoco se puede establecer
cronología. Bray (1984) establece una similitud en la forma de estas puntas, con una punta de Belice, que ha su
vez ha sido comparada con las paijanenses, de la costa norte del Perú y el alto Ecuador, fechadas alrededor de
8.000 años antes de Cristo (Ardila y Politis, 1989:11)

4 One flint proyectil point was found near El Espinal, in the Tolima district, in a layer of clay overlain by more than
7m. of and volcanic ash. It is of lanceolate shape, with a short, broad stem produced by steep shouldering; the
base is slightly concave. The object is bifacially flaked by controlled percussion and the slightly serated edges
show oblique-parrallel pressure retouch (Reichel-Dolmatoff 1965:46-47). Es importante anotar que de acuerdo a
las informaciones sobre el sitio y la estratigrafía con que se contaba, Thomás van der Hammen obtuvo una fecha
de 3.780 +/-85. Esta datación corresponde al estrato donde se indicó había sido hecho el hallazgo y no a
materiales culturales (Correal 1988:125).

5 La pieza fue hecha en lidita, bifacialmente tallada por percusión. En ella se alcanzan a distinguir retoques
bifaciales continuos y marginales. Tipológicamente esta punta podría compararse con la punta hallada en Ibagué
(Tolima) en cuanto al tamaño, forma general y tipo de pedúnculo (Reichel-Dolmatoff, 1965:46). No obstante, esta
difiere en cuanto al retoque, ya que en nuestro caso es abrupto y con una profunda amplitud; la delineación
lateral es de muesca con una amplia apertura de sus aletas. La punta de la Cumbre tiene 13 cm de largo; 4 cm
de base proximal y 2 cm de base peduncular... (Castaño, 1985: 72)

5
Florencia (Acuña 1983:7-10), en Venezuela (Ardila y Politis 1989, en Perú
(Chauchat 1975) y en Brasil (Roosevelt et al. 1996).

Se han excavado y encontrado igualmente en superficie en el Magdalena Medio


instrumentos retocados como raederas y cuchillos bifaciales retocados (López
1992:Fig. 22b y 29a). Por la calidad y la cantidad de artefactos líticos registrados,
la colección procedente del Magdalena Medio constituye una muestra de singular
importancia dentro de la arqueología colombiana y suramericana.

Problema Abriense Tequendamiense planteado desde la década del 70

Tecnología Bifacial no está presente en períodos tardíos

Podría ser un buen ejemplo de Cómo los arqueólogos buscan problemas y no objetos. Se
trata de una pieza clave del rompecabezas que debe estar unida a un proceso de
obtención de la pieza y de recuperción de los contextos.

Buen indicador para sitios tempranos

Diferencia entre classe de artefactos permite inferir comportamientos

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