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MEDIO
Resumen
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de la ecología deben ser considerados, al igual que los aportes particulares de los
grupos que migraron a la región a través del tiempo (ver Linares y Ranere 1980).
Se puede reiterar, que aunque los argumentos hasta ahora esbozados para
explicar las primeras ocupaciones del valle del río Magdalena parecerían lógicos
(Correal 1977, 1986, ICAN 1994, López 1992, López et al. 1998, Romero 1996),
aún no están adecuadamente demostrados, y responden en buena parte a
esquemas preconcebidos. Se necesita más y mejor evidencia empírica, más
fechaciones radiocarbónicas de contextos, y por supuesto, es necesario revisar
las estrategias metodológicas seguidas para diseñar la recolección de materiales,
así como los parámetros propuestos para su interpretación. La discusión de las
primeras radiaciones por poblaciones "paleoindias" (o por pobladores distintos a
esta tradición) y sus respectivos patrones de subsistencia debe seguir siendo
tema de búsqueda. Por el momento, los conjuntos líticos recuperados muestran la
existencia de una tradición de cazadores especializados que nos acercan a las
definiciones de culturas paleoindias; aunque no se han encontrado
específicamente puntas de proyectil tipo Clovis en el Magdalena Medio, sí se
cuenta con evidencias claras del desarrollo de una tecnología de reducción
bifacial especializada entre el onceavo milenio -y está por confirmar si
efectivamente alcanza hasta el tercer milenio -(ver datos en López y Botero 1993,
Universidad de Antioquia 1996).1.
1 Las puntas y fragmentos bifaciales excavados en Peñones de Bogotá mostraron antigüedades del Holoceno Medio, pero
todavía no ha sido posible fechar la base de la primera ocupación. Falta definir si las puntas triangulares pedunculadas
encontradas superficialmente en cercanías al sitio 05-YON-002 , en el sitio Vuelta Acuña cercano al río Magdalena, así
como en otros sitios de Puerto Berrío, alcanzan la misma profundidad temporal de finales del Pleistoceno (López 1995).
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Por otra parte, evidencias que podrían sustentar una ocupación pre-Clovis, es
decir de grupos cuya subsistencia se basara en una economía generalizada,
parecen estar presentes en otros sitios de la región (Castillo 1998). En el
Magdalena Medio, los datos hasta ahora reportados de sitios precerámicos donde
los conjuntos líticos no muestran tecnología bifacial, corresponden a contextos
fechados hacia el tercer y segundo milenio antes del presente, o contextos tardíos
(Ecopetrol 1995, López 1992, López y Botero 1993, López et al.1998, Universidad
de Antioquia 1996).
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Aspectos tecnológicos:
Los rasgos tecnológicos y los atributos morfofuncionales de los instrumentos
son un buen indicador -aunque no el único- acerca de los tipos de subsistencia
y economía predominante en épocas tempranas. Los datos indican que hace
once milenios la cuenca media del Magdalena fue habitada por grupos de
cazadores-recolectores cuyo utillaje característico muestra un alto nivel del
manejo de la técnica de percusión controlada y en algunos casos presión. Se
destaca un complejo conjunto de productos líticos retocados, que incluye una
gran variedad de formas y tamaños de puntas de proyectil bifaciales y raspadores
muy bien acabados. Estos pueden ser considerados como "artefactos
característicos" de los períodos tempranos (Krieger 1974) y en el caso
colombiano son muy significativos teniendo en cuenta su escasez. No obstante,
no son los únicos elementos a tener en cuenta para lograr una adecuada
interpretación de la adaptación inicial y procesos de cambio cultural.
La presencia marcada de la industria lítica en cuarzo -con altos porcentajes de artefactos en todas las
categorías- obliga a efectuar consideraciones específicas sobre las características propias de esta materia prima
y los productos obtenidos por la acción cultural. Al observar el conjunto de artefactos en cuarzo, se deduce que
no es evidente aplicar las mismas categorías morfofuncionales que han permitido con aceptación clasificar los
artefactos fabricados sobre chert (López 1992, Pino 1998).
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No obstante, las excavaciones en los sitios Tequendama y Tibitó mostraron -en
los niveles más profundos- la presencia de artefactos retocados, caracterizados
por el uso de materias primas traídas del valle del Magdalena, trabajados
utilizando técnicas depuradas para obtener artefactos bifaciales o unifaciales
predeterminados. Los análisis adelantados por Correal y Van der Hammen (1977)
les permitieron postular una clase distinta de artefactos a la que llamaron "Clase
Tequendamiense":
Los pocos artefactos encontrados en los abrigos rocosos (de El Abra) son del tipo abriense,
predominando la percusión como técnica de elaboración, pero es interesante señalar que la
serie de artefactos del sitio Tequendama correspondientes a la zona de ocupación 1,
muestra herramientas de mejor elaboración tecnológica; una punta de proyectil
fragmentada, una hoja bifacial de cuarcita y un raspador aquillado muestra finos retoques
sobre su superficie... (Correal 1986: 119)
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se encuentran retoques escalariformes en algunos casos también finamente
retocados por presión. Como materia prima se utilizó el chert, en varias de sus
clases y el cuarzo lechoso principalmente.
3 Se trata de especímenes pedunculados con acanaladura intencional, aletas recortadas y bordes ligeramente
curvos fabricadas sobre chert. Hasta ahora se conocen cuatro ejemplares de estas puntas... El primer ejemplar
procede de Restrepo en el Departamento del Valle..., el segundo fue encontrado en 1955 en los suburbios de
Medellín; el tercero fue excavado por Correal en la cueva de los murciélagos en Bahía Gloria y el último procede
de la desembocadura del río La Miel en el Medio Magdalena. Para estas puntas tampoco se puede establecer
cronología. Bray (1984) establece una similitud en la forma de estas puntas, con una punta de Belice, que ha su
vez ha sido comparada con las paijanenses, de la costa norte del Perú y el alto Ecuador, fechadas alrededor de
8.000 años antes de Cristo (Ardila y Politis, 1989:11)
4 One flint proyectil point was found near El Espinal, in the Tolima district, in a layer of clay overlain by more than
7m. of and volcanic ash. It is of lanceolate shape, with a short, broad stem produced by steep shouldering; the
base is slightly concave. The object is bifacially flaked by controlled percussion and the slightly serated edges
show oblique-parrallel pressure retouch (Reichel-Dolmatoff 1965:46-47). Es importante anotar que de acuerdo a
las informaciones sobre el sitio y la estratigrafía con que se contaba, Thomás van der Hammen obtuvo una fecha
de 3.780 +/-85. Esta datación corresponde al estrato donde se indicó había sido hecho el hallazgo y no a
materiales culturales (Correal 1988:125).
5 La pieza fue hecha en lidita, bifacialmente tallada por percusión. En ella se alcanzan a distinguir retoques
bifaciales continuos y marginales. Tipológicamente esta punta podría compararse con la punta hallada en Ibagué
(Tolima) en cuanto al tamaño, forma general y tipo de pedúnculo (Reichel-Dolmatoff, 1965:46). No obstante, esta
difiere en cuanto al retoque, ya que en nuestro caso es abrupto y con una profunda amplitud; la delineación
lateral es de muesca con una amplia apertura de sus aletas. La punta de la Cumbre tiene 13 cm de largo; 4 cm
de base proximal y 2 cm de base peduncular... (Castaño, 1985: 72)
5
Florencia (Acuña 1983:7-10), en Venezuela (Ardila y Politis 1989, en Perú
(Chauchat 1975) y en Brasil (Roosevelt et al. 1996).
Podría ser un buen ejemplo de Cómo los arqueólogos buscan problemas y no objetos. Se
trata de una pieza clave del rompecabezas que debe estar unida a un proceso de
obtención de la pieza y de recuperción de los contextos.