Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
10.1. Definiciones
En lo que sigue denominaremos barra a toda chapa cuya dimensión transversal sea pequeña en
relación con su longitud, de modo tal que pueda representársela por su eje (figura 10.1)
B B B
A A A
Figura 10.1
Si imaginamos una barra libre en el plano poseerá tres grados de libertad, los mismos de la chapa de
la que deriva.
Consideremos ahora dos puntos A y B (figura 10.2a), unidos entre sí mediante la barra AB.
Supongamos aplicadas en A y B dos fuerzas opuestas P y –P cuya recta de acción coincida con eje
de la barra. Por tratarse de un sistema nulo aplicado a un mismo cuerpo rígido, el sistema se
encontrará en equilibrio. Si ahora suprimimos la barra que vincula los puntos A y B, éstos, al
encontrarse sometidos a la acción de las fuerzas P y –P, tenderán a desplazarse en la dirección de
las mismas, es decir, se habrá roto el equilibrio. Para restituírlo en cada uno de los puntos, será
necesario aplicar a los mismos fuerzas P ' = − P y − P ' = − ( − P ) = P que, con las anteriores,
constituyan a su vez sistemas nulos aplicados a ambos puntos (figura 10.2b). Estas nuevas fuerzas,
que reemplazan en sus efectos a la barra AB, en su conjunto se denominan esfuerzo interno en la
barra o, más simplemente, esfuerzo en barra. Cuando las fuerzas exteriores que solicitan a la barra
tienen sentidos divergentes, originan en la misma un esfuerzo interno que se denomina esfuerzo de
tracción y que se materializa mediante dos fuerzas que se alejan de los extremos de la barra
(denominados nudos). Tal el caso de la figura 10.2b.
-P
B -P
B -P
- P’ = P B
-P’=P
A P’=-P
P A
P’=-P
P A
Figura 10.2
En cambio, si las fuerzas exteriores aplicadas en la barra tienen sentidos concurrentes, los esfuerzos
internos desarrollados en la misma serán de compresión, y se materializan mediante dos fuerzas que
concurren a los nudos (figura 10.2c).
Por convención, designaremos como positivos los esfuerzos de tracción y como negativos a los de
compresión.
Hemos llegado así a la conclusión de que un triángulo formado por tres barras rígidas articuladas
entre sí por sus extremos se comporta como una única chapa rígida e indeformable.
c
a
a
b
(a) b (b)
b
b
a
a
d
c
(c) c (d)
Figura 10.3
Si a dos cualesquiera de los vértices del triángulo así obtenido, les articulamos dos nuevas barras, el
resultado será una nueva cadena cinemática de tres chapas con cinco grados de libertad. Articulando
entre si los extremos de las dos barras agregadas al triángulo primitivo, restamos al conjunto dos
grados de libertad, con lo que el sistema resultante poseerá únicamente tres, es decir, se comportará
como una chapa rígida. Prosiguiendo en esta forma; es decir, agregando pares de barras articuladas
entre si a vértices del triángulo, obtendremos lo que se denomina un sistema de reticulado.
(a) m (b)
Figura 10.4
La figura 10.4 muestra dos ejemplos: el caso (a) constituye lo que se conoce como triangulado
simple, y su generación resulta de agregar un nuevo par de barras a dos nudos o vértices
consecutivos. En cambio, el caso (b) constituye un reticulado compuesto, por cuanto, como es fácil
de observar, la barra m-n vincula dos triangulados simples independientemente y articulados entre sí
en el nudo b.
b = 3+ 2n [10.1]
v = 3+ n [10.2]
[10.3]
La ecuación [10.3] corresponde a la condición de rigidez de una reticulado plano, que establece que
para que un reticulado sea estrictamente indeformable, el número de barras del mismo debe ser
igual al doble del número de vértices menos tres.
Esta condición de rigidez es necesaria, pero puede no ser suficiente si la distribución de las barras
no es la conveniente.
F F
G G
C D C D
B B
A A
(a) (b)
E E
Figura 10.5
b = 25 − 3 = 7 [10.4]
y, en realidad, existen 8 barras, es decir, una más que las necesarias, de acuerdo con [10.4]. Es decir
que la chapa A, B, ... , E, es hiperestática por vínculo interno, al poseer una barra más de las
necesarias, o sea, un vínculo interno superfluo.
V4 V4
V5 V5
V3 V3
V6 V6
V2 V2
V7 V7
V1 V8 V1 V8
(a) (b)
Figura 10.6
b' = v [10.5]
Por otra parte, la cadena cerrada tendrá un número de grados de libertad igual al número de barras
que la constituyen, es decir 8 en el caso analizado.
Si quisieramos transformar el polígono que constituye la cadena cerrada –polígono que por otra
parte también puede ser cruzado- en una chapa rígida e indeformable, debemos agregarle un
número de condiciones de vínculo interno igual a la diferencia entre el número de grados de libertad
de la cadena cerrada y el de la chapa rígida; es decir, 8 − 3 = 5 . Dichos vínculos internos estarán
constituidos por barras articuladas por sus extremos a los vértices del polígono, teniéndose
finalmente el sistema de la figura 10.6b.
b '' = v − 3 [10.6]
y, en consecuencia, el número de barras resulta ser
n −1 = r + s [10.8]
La figura 10.7 a y b ilustra respectivamente ambas formas de vinculación interna entre los
reticulados.
m S2 S2
A
S1 n S1
p
m
(a) (b)
Figura 10.7
Siendo b i el número total de barras de uno de los reticulados, y considerando que las vinculaciones
internas constituídas por tres bielas agregan cada una tres barras al sistema y las restantes sólo una,
si llamamos b r a las barras correspondientes al primer tipo de vinculación interna y b s a las del
segundo, tendremos que el reticulado rígido resultante poseerá un número de barras igual a
n n
b = bi + b r + b s = bi + 3 r + s [10.9]
i i
n
Reemplazando b i por su valor dado por la [10.3], y recordando que 3 = 3n ,
i
la [10.9] se
transforma en
n
b = 2 v i − 3 n + 3 r + s [10.10]
i
Para determinar el número total de vértices del reticulado resultante debemos tener presente que las
vinculaciones internas constituidas por tres bielas no agregan ningún nuevo vértice por cuanto dos
de los existentes (uno por chapa vinculada) pasan a constituir uno.
de donde
n
v
1
i =v+s [10.12]
b = 2 v + 3( r + s − n) [10.13]
r + s − n = −1
[10.14]
Hemos demostrado así que la condición de rigidez de los reticulados es completamente general.
Como dijéramos antes, esta condición es necesaria pero no suficiente, por cuanto, de cumplirse,
para que el reticulado sea indeformable, es necesario que no exista vinculación interna aparente ni
que existan barras superfluas o que parte del sistema tenga posibilidad de sufrir desplazamientos
relativos con respecto a la parte restante.
Como es lógico, es posible concebir las más variadas formas de reticulados. No obstante ello,
razones prácticas, que no es del caso analizar por no corresponder a los alcances del presente curso,
han reducido los tipos que se utilizan a un número relativamente limitado.
2
1 3
A B
4 5 6
(a)
A B
(b)
S1 S2
m
A B
(c)
Sa E Sb
D m F
n C
S1 S2
A B
(d)
Figura 10.8
(a)
(b)
(c)
Figura 10.9
Las vigas de reticulado para puentes pueden ser de cordones paralelos, semiparabólicas o
parabólicas. El primer tipo no requiere mayor aclaración. En cuanto a las vigas semiparabólicas y
parabólicas, corresponden a los casos en que los nudos del cordón superior están inscriptos en un
arco de parábola, recibiendo la primera denominación cuando los arranques de la parábola
coinciden con los nudos extremos del cordón inferior, y la segunda si existen montantes extremos
verticales, de cuyos extremos superiores arranca la parábola.
En la figura 10.9a, b, c, se muestran, respectivamente, los tres tipos de viga indicados, en los que se
ha utilizado el sistema de reticulado denominado Pratt o viga N. Este tipo de reticulado posee
montantes verticales y diagonales descendentes hacia el centro del tramo.
Otro tipo de reticulado es el Warren, que puede poseer o no montantes. Este reticulado se
caracteriza porque sus diagonales cambian de dirección en mallas sucesivas. En ciertos casos, y con
el objeto de disminuir la longitud de las diagonales, se suelen disponer contradiagonales. En la
figura 10.10 a, b, y c, pueden observarse las tres variantes de la viga Warren.
(a)
(b)
5 7 9
3 11
1 12
A B
2 4 6 8 10
(c)
(d)
Figura 10.10
En las vigas Warren con contradiagonales, éstas pueden ser inferiores –caso de la figura 10.10c- o
superiores. En este caso, la contradiagonal partiría de un nudo del cordón superior. Finalmente,
mencionaremos un cuarto tipo de reticulado, que es el que muestra la figura 10.10d. Se trata de la
denominada viga K, cuya rigidez puede establecerse fácilmente comenzando su análisis a partir del
montante central.
El estudio de los distintos tipos existentes de reticulados para tramos de puentes, aparte de los
mencionados, las razones que abonan las disposiciones de barras de cada uno de ellos, y el análisis
de sus ventajas e inconvenientes, corresponeden al curso de Construcciones Metálicas, por lo que
no nos extenderemos sobre el particular.
Las estructuras de reticulado tienen por misión transmitir a los apoyos las cargas que las solicitan
por intermedio de las barras que las constituyen. En consecuencia, cada una de las barras soportará
un determinado esfuerzo –que en ciertas circunstancias podrá ser nulo- de cuya determinación nos
ocuparemos en los parágrafos siguientes.
Los esfuerzos exteriores que solicitan a los reticulados están constituidos por
a) Peso propio
b) Efecto del viento (en ciertas zonas eventualmente el peso de la nieve)
c) Sobrecarga, generalmente móvil
Tanto el peso propio de la estructura como el efecto del viento constituyen, en realidad, cargas
distribuidas sobre toda la estructura o parte de ella. En cambio, la sobrecarga móvil de los tramos de
puentes, originada por el tránsito de vehículos o trenes, está compuesta por una serie de cargas
concentradas. Para el estudio de los esfuerzos que se desarrollan en las barras de los reticulados,
supondremos con suficiente aproximación que las cargas exteriores se transmiten a los nudos, por
intermedio de estructuras secundarias auxiliares, en forma de cargas concentradas. Igual hipótesis
adoptaremos en lo que respecta al peso propio, lo que conduce a resultados suficientemente exactos,
por cuanto los efectos secundarios derivados del hecho de que el peso propio de cada barra actúe
distribuido sobre la longitud de la misma en lugar de hallarse concentrado por mitades en sus
extremos, conduce a tensiones despreciables, en general, frente a la magnitud de los esfuerzos
axiales que solicitan a las barras.
Entre los distintos procedimientos desarrollados para calcular el valor y signo de los esfuerzos en
las barras de los reticulados, existe el denominado método de Culmann, que describiremos a
continuación, basado en el procedimiento homónimo para descomponer una fuerza en tres
direcciones coplanares no concurrentes. Es un procedimiento gráfico que, por su esencia, impone
trabajar simultáneamente con los esfuerzos en tres barras, cuyos ejes no deben ser concurrentes.
Rd
Ri
P2
P1
M 3 n
a 4
m 5
1
RB
m
6
8 7 n
RA
P3 (a)
P1
RA
3 T3-4
2 R
1 T3-6 P3
Ri
Rd Ta (aux. culmann)
T3-6
p 8 p T3-4
RA 7 T6-7
RB P2 T6-7
P3 (b)
Figura 10.11
Consideremos el sistema de reticulado de la figura 10.11a, sujeto a la acción de las cargas exteriores
activas P1 , P2 y P3 . El mismo se encuentra en equilibrio por estarlo el conjunto de fuerzas
P1 , P2 y P3 (activas) y R A , R B (reactivas). Supongamos eliminadas las barras 3-4; 3-6 y
6-7 afectadas por la sección n-n con lo que el sistema resultará dividido en dos chapas
independientes, S 1 y S 2 , que no se encontrarán en equilibrio por no estarlo los sistemas de fuerzas
que solicitan a cada una de ellas.
Si queremos restablecer el equilibrio de las chapas será necesario aplicar a cada una de ellas fuerzas
que compuestas con las actuantes, originen sistemas nulos. Dichas fuerzas tendrán por rectas de
acción los ejes de las barras suprimidas y materializarán los esfuerzos internos en las mismas.
En la figura 10.11b hemos considerado la chapa S 1 y agregado a la misma, en los nudos 3 y 7, las
fuerzas T3−4 ; T3−6 ; y T6−7 , dirigidas según los ejes de las barras 3-4; 3-6 y 6-7 respectivamente.
Las fuerzas P1 , P3 y , que solicitan a la chapa S 1 , admiten una resultante R i que
denominaremos resultante izquierda, por la posición de las fuerzas que actúan a la izquierda de la
sección considerada, es decir, sobre la chapa S 1 . Dicha resultante izquierda debe encontrarse en
equilibrio con las fuerzas T3−4 ; T3−6 y T6−7 .
vez aplicadas en los nudos correspondientes de la chapa , conducirá a fuerzas T3−4 ; T3−6 y T6−7
de igual intensidad pero de sentido contrario a las obtenidas al descomponer R i .
Para cada una de las barras afectadas por el corte n-n, el conjunto de las dos fuerzas T i − j materializa
el esfuerzo interno en la barra. Su intensidad se obtiene de la descomposición efectuada en el
polígono de fuerzas y, en cuanto al signo del esfuerzo, surge de la aplicación de la regla establecida
en 10.1. Así, para la barra de cordón 3-4, los sentidos de las fuerzas aplicadas a los nudos 3 y 4 son
tales que concurren a los mismos. En consecuencia, conforme con la regla establecida, el esfuerzo
en la barra será de compresión (negativo). En cambio, para las barras 3-6 y 6-7, las fuerzas
aplicadas en sus nudos extremos se alejan de los mismos, por lo que los esfuerzos en las barras
serán de tracción (positivos).
El procedimiento de Culmann es aplicable en aquellos casos en que el corte que afecta tres barras
divide el sistema de reticulado en dos chapas rígidas vinculadas entre sí por las tres barras
mencionadas. Si el número de barras afectadas por el corte es mayor que tres o si, afectando tres
barras, las mismas fueran concurrentes (corte p-p de la figura 10.11b), el procedimiento de
Culmann no es aplicable. Cuando el corte afecta solamente dos barras (corte m-m de la figura
10.11a) el problema se reduce, como es evidente, a la descomposición de una fuerza en dos
direcciones concurrentes.
Consideremos el reticulado de la figura 10.12a, en equilibrio bajo la acción de las fuerzas exteriores
P1 , P2 (activas) y R A y R B (reactivas). Suprimidas del reticulado las barras 2-3; 2-7 y 7-8, el
mismo resulta dividido en las dos chapas S 1 y S 2 , sujetas a la acción de las resultantes R i y R d
respectivamente. La supresión de las barras que constituian el vínculo interno rompe el equilibrio
del sistema, por lo que será necesario aplicar, como viéramos antes, fuerzas T 2−3 ; T 2−7 y T7−8 a
cada chapa en los nudos correspondientes y según los ejes de las barras suprimidas, para restituir el
equilibrio.
P1
n 3
Ri
RB
2 4 RA P1
Rd
Rd
Ri
1 5
8 n 7 6 RB P2
RA
P2
(a)
y n 3
Ri 3
Ri
2 T 2-3 (2-3)
Rd 2
T 2-7
(2-7)
Rd
1
7 1
M RA 8 T 7-8 8 T 7-8 T 7-8 7
A n
x
(b) (c)
Figura 10.12
Para calcular la intensidad de las fuerzas que actúan según las barras suprimidas, y que con las
respectivas resultantes R i ó R d deben constituir sistemas nulos, establecemos las condiciones
necesarias y suficientes para el equilibrio de sistemas planos de fuerzas no concurrentes, estudiadas
en el capítulo 3. El procedimiento de Ritter consiste en expresar dichas condiciones de equilibrio
mediante tres condiciones de nulidad de momentos, eligiendo precisamente como centros de
momentos puntos para los que se anulen dos de ellos, resultando, en definitiva, tres ecuaciones
independientes con una incógnita cada una.
Elegimos trabajar con la chapa S 1 , sujeta a la acción de R i , cuyas componentes son R A y P1 ; que
junto con las fuerzas T 2−3 ; T 2−7 y T7−8 conformarán un sistema de fuerzas en equilibrio.
Eligiendo como centro de momentos el nudo 7, con respecto al mismo se anularán los momentos de
las fuerzas T 2−7 y T7−8 , teniéndose , con la notación de la figura 10.12b.
1 ) M7 = 0
R A sen A ( x 1 − x 7 ) + cos A ( y 1 − y 7 ) +
Los dos primeros términos de la 10.15 corresponden al momento de la resultante de las fuerzas que
actúan a la izquierda de la sección n-n.
La ecuación [10.15] nos permite obtener el valor absoluto de la fuerza T 2−3 aplicada en el nudo 2
según la dirección de la barra 2-3. El sentido de esta fuerza surge de la siguiente consideración:
para el planteo de la ecuación [10.15] debimos suponer el sentido del las fuerzas en las barras, en
este caso todas salientes de los nudos, por lo que las barras inicialmente están supuestas
traccionadas.
El signo de T 2−3 que resulta de despejar en la expresión [10.15], permitirá interpretar lo siguiente
Esta suposición inicial de tracción en todas las barras, tiene la ventaja que permite obtener los
esfuerzos en las barras con los signos correspondientes a la convención adoptada:
+ Tracción
− Compresión
Para determinar los esfuerzos en las barras 2-7 y 7-8, establecemos condiciones de nulidad de
momentos respecto de los puntos M y 2 respectivamente, que conducen a las siguientes ecuaciones:
2 ) MM = 0
3 ) M2 = 0
Los signos correspondientes a los esfuerzos en las barras involucradas por el corte n-n son para este
caso
Para restituirlo aplicamos, según la dirección de la barra suprimida, dos fuerzas de igual intensidad
y sentidos contrarios, T7−8 , en los nudos 7 y 8. La chapa S 1 bajo la acción de R i y T7−8 debe
encontrarse en equilibrio. Pero, como hemos visto en capítulos anteriores, para que una chapa con
una articulación –sea ésta absoluta o relativa– sujeta a la acción de fuerzas exteriores se encuentre
en equilibrio, es condición necesaria y suficiente que la resultante de las fuerzas aplicadas pase por
la articulación. Y, para que ello se cumpla, es necesario que sea nula la suma de los momentos de
las fuerzas que constituyen el sistema respecto de la mencionada articulación. Ello, como es fácil
observar, conduce, para el caso de la barra 7-8, directamente a la ecuación [10.17]
Cuando dos de las tres barras afectadas por el corte son paralelas, lo que ocurre en el caso de vigas
de cordones paralelos, para la determinación del esfuerzo en la barra de alma, sea diagonal o
montante, el método de Ritter no es aplicable directamente en la forma descripta. En efecto, en el
sistema de la figura 10.13, para determinar el esfuerzo en la barra 3-7 es necesario tomar momentos
respecto del punto de intersección de las barras 3-4 y 7-8 que, por ser éstas paralelas, resulta ser el
impropio de la dirección de las mismas. No es posible tomar momentos respecto de un punto
impropio, por cuanto ello conduce a una expresión indeterminada. Sin embargo, si se interpreta a
una ecuación de momentos alrededor de un punto impropio como una ecuación de proyección
según la dirección normal a la de ese punto impropio, el problema tiene solución. En efecto, si a las
dos ecuaciones de momentos alrededor de los puntos intersección entre las rectas de acción de T3−7
con y T7−8 respectivamente, se agrega una ecuación de proyección según la dirección normal a
la de las direcciones (3-4) y (7-8), ésta última permite obtener en forma independiente la incógnita
T3−7 , dado que ni T3−4 ni T7−8 tienen proyección según esa dirección.
M i
3
=0 obtenemos T 7 −8 (tracción)
M 7
i =0 obtenemos T 3−4 (compresión) [10.18]
P n-n =0 R a sen a + P1 sen 1 + T 3−7 sen 3−7 = 0
cabe aclarar que cualquier otra ecuación de equilibrio permite obtener la incógnita T3−7 si
previamente se han calculado T7−8 y T3−4 . Pero la única ecuación que permite hacerlo en forma
independiente de las otras incógnitas es la tercera ecuación de las [10.18]. Este último es el espíritu
del método de Ritter.
y P2
3-7
m n
2 3 4 5
T3-4
M
a T3-7
6
1 1 8 T7-8 7 Rd
m n
Ra
P1 Rb
Ri
0 x
Figura 10.13
Si el reticulado se encuentra en equilibrio bajo la acción de las fuerzas exteriores activas y reactivas
que lo solicitan; también lo estará cada uno de los puntos materiales (nudos) que los constituyen. Si
suprimimos las barras y las reemplazamos por los correspondientes esfuerzos internos, en cada
nudo del reticulado tendremos un sistema de fuerzas concurrentes que debe encontrarse en
equilibrio.
A cada nudo o vértice del reticulado concurren dos, tres o más barras, cada uno de cuyos esfuerzos
constituye una incógnita del problema y, para establecer el equilibrio del sistema de fuerzas que
concurren al vértice, deberemos establecer las condiciones necesarias y suficientes que debe reunir
el mismo, las que, como sabemos, se pueden traducir en dos ecuaciones de nulidad de proyecciones
de las fuerzas sobre dos ejes. Es decir que, por cada vértice del reticulado, podremos plantear dos
ecuaciones. Si éste posee n vértices, el número total de ecuaciones que es posible plantear se eleva a
2n.
P1 P1
C D
RD
A B HA
P2 VA P2
a
(a) (b)
Figura 10.14
Los sentidos indicados a las incógnitas se verificarán en función del signo que se obtenga de sus
resultados. Planteando en primer lugar una ecuación de equilibrio de momentos con respecto al
punto A, se puede obtener en forma independiente al incógnita R D
M A = P2 a − R D a = 0 R D = P2 [10.19]
F H = H A − R D = H A − P2 = 0 H A = P2 [10.20]
Por último podemos determinar V A mediante una ecuación de equilibrio de fuerzas verticales
F V = V A − P1 − P2 = 0 V A = P1 + P2 [10.21]
Las ecuaciones [10.19] a [10.21], que corresponden a las condiciones analíticas de equilibrio que
debe cumplir el sistema de fuerzas exteriores formado por las acciones y reacciones de vículo
externo, permiten obtener estas últimas.
Siendo los valores de P1 y P2 positivos, y los signos de los segundos miembros de las [10.19] a
[10.21] también positivos, se desprende que los sentidos supuestos a las incógnitas H A , V A y R D
son los correctos.
Para la determinación de los esfuerzos internos en las barras, plantearemos las condiciones
analíticas del equilibrio de un sistema de fuerzas concurrentes en cada nudo del reticulado, tomados
como cuerpos libres sobre los que actúan los esfuerzos transmitidos por las barras y eventualmente
las cargas exteriores (fuerzas activas y reacciones de vínculo externo) actuantes sobre ellos.
Dado que las condiciones analíticas antes mencionadas las hemos de expresar mediante dos
ecuaciones de proyección nulas, será necesario comenzar el cálculo por aquellos nudos donde sólo
existan dos incógnitas, es decir los nudos donde concurran dos y sólo dos barras.
En la figura 10.15 se muestra el diagrama de cuerpo libre del nudo A, en donde se han representado
como cargas externas las componentes de la reacción del vínculo H A y V A y los esfuerzos
transmitidos por las barras AB y AC, denominadas T AC y T AB respectivamente, y cuyo sentido
hemos elegido arbitrariamente de compresión.
T AC
HA A T AB
VA
Figura 10.15
F H = H A − T AB = 0 T AB = H A = P2 [10.22]
F V = V A − T AC = 0 T AC = V A = P1 + P2 [10.23]
De igual modo podríamos haber comenzado por el nudo D, donde también concurren dos y sólo dos
barras. El diagrama de cuerpo libre del nudo D puede observarse en la figura 10.16
TCD D RD
TBD
Figura 10.16
F H = T CD − R D = T CD − P2 = 0 TCD = P2 [10.24]
De igual forma podemos plantear el equilibrio vertical de fuerzas
F V = T BD = 0 [10.25]
Vemos entonces que la barra BD del reticulado no está sometida a ningún esfuerzo.
T BC
T AB B
P2
Figura 10.17
Por construcción, el ángulo es de 45°, con lo que las ecuaciones de equilibrio quedan
T AB
F x = T AB − T BC cos = 0 T BC =
cos
= 2 P2 [10.26]
Con la ecuación anterior quedan resueltos los esfuerzos en todas las barras del reticulado. La
ecuación de equilibrio de fuerzas verticales en el nudo B y ambas ecuaciones de equilibrio en el
nudo C pueden utilizarse de verificación. Planteamos la primera
1
F y = − P2 + T BC sen = − P2 + 2 P2 0 Verifica [10.27]
2
Un forma adecuada y compacta de expresar los resultados obtenidos consiste en representar sobre
las mismas barras del reticulado los sentidos de los esfuerzos transmitidos por las barras a los
nudos, con la anotación del valor correspondiente
P2
P 1 +P 2
2
P2
P2
Figura 10.18
C P1
B E
D
P2
Figura 10.19
En efecto, la siguiente secuencia en el planteo de las ecuaciones permite calcular los esfuerzos
internos independientemente de las reacciones de vínculo externo
Nudo E
Nudo D
Nudo C
F H = 0
permiten obtener simultáneamente T AC y T BC [10.32]
F V = 0
Nudo A
Ahora, si observamos atentamente las [10.24], [10.25] y [10.31] podemos inferir que el esfuerzo en
ciertas barras del reticulado bajo condiciones especiales, puede conocerse en forma inmediata.
Enunciaremos a continuación cuatro reglas, de suma utilidad en la práctica, cuya demostración es
evidente a partir del equilibrio de sistemas de fuerzas concurrentes.
Figura 10.20
2) Cuando a un nudo concurren dos y sólo dos barras, y sobre él actúa una
fuerza en la dirección de una de ellas, el esfuerzo en ésta es igual a la
intensidad de la fuerza aplicada, mientras que el esfuerzo en la restante es
nulo (fig.10.21).
Figura 10.21
3) Cuando a un nudo no cargado concuren tres barras, dos de ellas colineales,
el esfuerzo en la restante es nulo, mientras que los esfuerzos en las dos
primeras son de igual intensidad y signo (fig.10.22).
A
B
TAB=TBC C
Figura 10.22
T AB = T AC
T AD = P
B A C
P
Figura 10.23
Mediante el uso de las cuatro reglas antes mencionadas es posible ahorrar parte del trabajo material
que implica la determinación de los esfuerzos internos en las barras de un sistema de reticulado.
Como se ha observado precedentemente, el principal problema del método del equilibrio de nudos
radica en hallar el adecuado orden en el planteo de las ecuaciones que permita resolver el problema.
Si se cuenta con una herramienta que permita resolver en forma automática el problema de la
inversión de una matriz de M M , la solución del reticulado se puede encarar a través de la forma
matricial del método del equilibrio de nudos.
Para el planteo del problema, se esquematizarán los diagramas de cuerpo libre simultáneos de todos
los nudos del reticualdo, que surgen de eliminar todas las barras del mismo, junto con los vínculos
externos.
Consideremos el reticulado indicado en la figura 10.14a, en el cual pondremos en evidencia las
reacciones de vínculo externo e interno como se indica en la fig.10.24.
P2
T AC T AC T AB
T AB
HA T AB
VA
Figura 10.24
Debemos recalcar que en este problema son incógnitas simultáneamente los 5 esfuerzos interiores y
las tres incógnitas de las reacciones de vínculo en A y D. Esto hace un total de 8 incógnitas, que
serán resueltas mediante 8 ecuaciones (2 ecuaciones de equilibrio por nudo).
Dado que las ecuaciones mencionadas son siempre polinomios de primer grado en las incógnitas, el
sistema de ecuaciones resulta ser lineal y su solución viene dada por los métodos del Algebra
Lineal.
[10.34]
donde
es una matriz conformada por los cosenos directores de los vectores incógnita en los
nudos en los cuales actúan, y por ceros en los nudos en los que no actúan
T es el vector de incógnitas
P es el vector de cargas exteriores
Para el caso del problema de la figura 10.24, el sistema de ecuaciones expresado en la [10.34] toma
la forma
1 0 0 0 0 1 0 0 T AB 0
0 1
0 0 0 0 1 0 T AC 0
−1 0 − cos 0 0 0 0 0 T BC 0
0 0 sen 0 1 0 0 0 T CD P2
= [10.35]
0 0 cos 1 0 0 0 0 T BD 0
0 −1 − sen 0 0 0 0 0 H A P1
0 0 0 −1 0 0 0 −1 V A 0
0 0 0 0 −1 0 0 0 R D 0
La inversión de la matriz K° de la [10.35] podrá efectuarse por los métodos de Gauss, Gauss-
Jordan u otros métodos del Análisis Numérico (Jacobi, Gauss-Seidel, etc.).
Queda a cargo del lector verificar que la matriz inversa de coeficientes viene dada por
0 0 −1 − cotg 0 0 0 − cotg
0 0 0 −1 0 −1 0 −1
0 0 0 cosec 0 0 0 cosec
0 0 0 − cotg 1 0 0 − cotg
K =
−1
° [10.36]
0 0 0 0 0 0 0 −1
1 0 1 cotg 0 0 0 −1
0 1 0 1 0 1 0 1
0 0 0 cotg −1 0 −1 cotg
° , se obtienen las incógnitas como
Una vez determinada la inversa de la matriz K
−1
° P
T =K
T AB 0 0 −1 − cotg 0 0 0 − cotg 0 − P2
T 0
AC 0 0 −1 0 −1 0 −1 0 − ( P1 + P2 )
T BC 0 0 0 cosec 0 0 0 cosec 0 2 P2
T CD = 0 0 0 − cotg 1 0 0 − cotg P2 − P2
= [10.37]
T BD 0 0 0 0 0 0 0 −1 0 0
H A 1 0 1 cotg 0 0 0 −1 P1 P2
V 0 1 0
1 0 1 0 1 0 P + P2
A 1
R D 0 0 0 cotg −1 0 −1 cotg 0 P2
Valores que se corresponden con los obtenidos por la resolución manual del método de los nudos.
Esta es la forma en que trabajan los programas de computadora que resuelven los reticulados.
La gran ventaja del planteo matricial del método del equilibrio de nudos radica en que para un
reticulado dado, la matriz K° es constante, pues sólo depende de la geometría de la estructura, con
lo cual su inversa K° −1 también es constante, y es posible resolver fácilmente cualquier estado de
cargas que solicite al reticulado. En efecto, toda modificación en las cargas exteriores actuantes sólo
se verá reflejada en el vector de cargas P , con lo cual obtener los nuevos esfuerzos interiores y
reacciones de vínculo se limitará a efectuar el producto K° −1 P .
Para ejemplificar la idea, supongamos ahora que debemos resolver el siguiente estado de cargas
para el reticulado que estamos analizando (fig.10.25)
P1
C D
A B P2
a
Figura 10.25
El nuevo vector de cargas viene dado por
0
0
− P2
0
P' = [10.38]
P1 cos
P1 sen
0
0
° −1 P '
T'=K
T AB 0 0 −1 − cotg 0 0 0 − cotg 0 P2
T 0 0 0 −1 0 −1 0 −1 0 − P1 sen
AC
T BC 0 0 0 cosec 0 0 0 cosec − P2 0
T CD = 0 0 0 − cotg 1 0 0 − cotg 0 P1 cos
= [10.39]
T BD 0 0 0 0 0 0 0 −1 P1 cos 0
H A 1 0 1 cotg 0 0 0 −1 P1 sen − P2
V 0 1 0 1 0 1 0 1 0 P1 sen
A
R D 0 0 0 cotg −1 0 −1 cotg 0 − P1 cos
es decir
T AB = P2 ( tracción ) T AC = P1 sen ( compresión )
T BC = 0 T CD = P1 cos ( tracción )
T BD = 0 H A = P2 ( )
V A = P1 sen ( ) R D = P1 cos ( → )
El conjunto de ambas fuerzas constituye, como se ha dicho, el esfuerzo en la barra 1-6, que será de
tracción, por cuanto las dos fuerzas se alejan de los nudos a los que se hallan aplicadas. Al nudo 6
concurren, además, dos fuerzas incógnitas, las correspondientes a las barras 2-6 y 5-6 . En la figura
10.26c hemos construido el correspondiente polígono cerrado de fuerzas que nos permite obtener
sus intensidades y sentidos. Pasando ahora al nudo 2, resultan aplicadas al mismo tres fuerzas
conocidas: T1− 2 , T 2−6 y P1 y dos desconocidas T 2−3 y T 2−5 . Construido el polígono de las tres
primeras (fig.10.26d), equilibramos la resultante de las mismas con las fuerzas T 2−3 y T 3−5 .
Procediendo en forma similar, llegamos finalmente al nudo 4, para el cual la resultante de las
fuerzas actuantes según las barras 3-4 y 4-5 debe ser opuesta a la reacción R 4 para que exista
equilibrio. El procedimiento explicado resulta laborioso, sobre todo si se trata de reticulados con
gran número de nudos, por cuanto es necesario realizar numerosas construcciones gráficas.
R
P1
P2
R1 P1
2
3
R
4
1 P2
R4
R4
R1 5
6 (a)
T 1-2 T 1-6
T 1-6 T 2-6
1 R1 T 1-6
T 1-6 T 2-6
T 1-2 T 5-6
6 T 5-6
R1
(b) (c)
T 2-3
T 1-2
P1 T 3-5
P1
T 2-3 T 3-4 P2
2 T 2-3 T 2-6
T 2-5
T 1-2
T 2-5 3 P2
T 2-6
T 2-3
(d) T 3-4 (e)
T 3-5
T 2-5 T 3-5
T 2-5 T 4-5
T 5-6
T 4-5 T 3-5 R4
5
T 3-6 T 4-5
T 3-4
(f) (g)
Figura 10.26
b
e
d
a
Figura 10.27
En el mismo, la fuerza exterior que actúa en el nudo del cordón superior será b-c, si adoptamos un
orden cíclico dextrógiro. La reacción de vínculo quedará definida por a-b y los esfuerzos en las
barras que concurren al nudo b-d y d-a. El primero de ellos, al considerarlo aplicado al nudo
opuesto de la barra, cambia de sentido, denominándose en consecuencia d-b, lo que surge de
inmediato al recorrer este nudo en el orden cíclico establecido, para el cual la barra en cuestión
separa las zonas d y b en este orden, correspondiéndole la designación d-b. De lo anterior surge de
inmediato que, en el polígono de fuerzas, no es necesario indicar los sentidos de las fuerzas, por
cuanto el mismo surge, para cada descomposición, de la secuencia en que aparecen las letras que
designan a cada fuerza.
Para aclarar los conceptos anteriores desarrollaremos el cálculo de la determinación de los esfuerzos
en las barras del reticulado de la figura 10.28, empleando la notación de Bow. Determinadas las
reacciones de vínculo, designamos las zonas del plano con las letras a, b, ... , f y adoptamos un
orden cíclico dextrógiro. De acuerdo con la notación de Bow la reacción en A recibe la designación
a-b, la fuerza P1 , b-c; la reacción en B, c-d y la fuerza P2 , d-a.
P1 b
RA
P1
b c c
R
A B P2
e f RB
RB
d
RA
P2 d
b
f
a
c
Figura 10.28
En el caso analizado se ha comenzado por el nudo A. Trazando por el origen a del vector a-b una
paralela a la primera barra que aparece inmediatamente a continuación de la fuerza a-b al recorrer el
nudo en el orden cíclico, y por el extremo b otra a la barra restante, la intersección de dichas rectas
define un punto que llamaremos e. Tendremos así un polígono cerrado a-b-e-a entre las fuerzas a-b;
b-e y e-a, con los sentidos correspondientes a las secuencias de las letras, es decir, de b á e y de e á
a, sentidos que indicamos en las barras del reticulado que concurren al nudo A.
Pasando al nudo del cordón inferior, tenemos primeramente la fuerza d-a y, a continuación, el
esfuerzo en la barra, que tendrá sentido contrario al e-a, es decir, que será a-e. Si observamos el
diagrama vemos que este último esfuerzo aparece en el mismo ubicado a continuación del d-a.
Inmediatamente después debe aparecer el e-f, por lo que, por el extremo e del vector a-e, trazamos
una paralela a la barra e-f y por el origen d otra paralela a la barra f-d. La intersección de ambas nos
dará el punto f.
Considerando ahora el nudo del cordón superior tendremos primeramente el esfuerzo f-e, luego el
e-b y, a continuación, el b-c. Observando el diagrama vemos que en el mismo aparecen los
correspondientes vectores representativos en la secuencia indicada. Ahora bien, en el nudo que
estamos considerando sólo existe un esfuerzo incógnito en la barra: el c-f. En consecuencia, en el
diagrama, el segmento c-f debe resultar paralelo a la barra c-f, por cuanto corresponde al vector
representativo de esfuerzo en la misma.
Finalmente, en el nudo B debe existir equilibrio entre la reacción c-d y los esfuerzos d-f y f-c, lo que
efectivamente ocurre por cuanto en el diagrama los vectores c-d; d-f y f-c forman un polígono
cerrado.
En cuanto a los sentidos de los esfuerzos en cada nudo, quedan definidos en forma indubitable por
la secuencia de las letras, de acuerdo con el orden cíclico que corresponda al nudo. Así, por
ejemplo, para la barra c-f, el sentido para el nudo izquierdo será c-f, por ser ésta la secuencia que
resulta de recorrer el nudo en el orden cíclico. En cambio, para el extremo B de la msma barra, el
sentido del esfuerzo será contrario, es decir f-c, como corresponde, lo que surge por otra parte de la
secuencia que resulta de recorrer el nudo B en el orden cíclico establecido.
P2 C F P2
S1 E S2
a
D G
A B
HB
a a a a
VA Figura 10.29
VB
Como hemos visto, se trata de un reticulado compuesto conformado por los reticulados simples S 1 y
S2 articulados en el punto E y unidos entre sí mediante la barra A-B.
Se trata por lo tanto de una chapa rígida que tiene 3 condiciones de vínculo impuestas ( 1 en A y 2
en B ), por lo que podemos plantear las las 3 condiciones analíticas ya estudiadas para el equilibrio
del sistema de fuerzas no concurrentes exteriores ( P1 , P2 , VA , HB , VB ), que nos permiten obtener
las reacciones VA , HB y VB.
1) F x =0
entonces
HB =0
2) F y =0
entonces
V A − 3 P1 + V B = 0
[10.40]
3)
entonces
De la 3º ecuación despejamos :
3
VA = P1
2
Reemplazando VA en la 2º ecuación despejamos :
3
VB = P1
2
Conocidas las reacciones pasamos a continuación a calcular los esfuerzos internos en todas las
barras del reticulado.
En este caso, si elegimos el Metodo de Nudos, resulta imposible comenzar el cálculo por cualquiera
de los nudos puesto que tenemos,cualquiera sea el nudo elegido, 3 o más barras que concurren a un
nudo y solo disponemos de 2 ecuaciones para su solución.
No obstante, por la geometria y las cargas del reticulado propuesto, podriamos aplicar la regla 3
vista anteriormente en los casos particulares de sistema de fuerzas concurrentes, en el Nudo D
F y =0 permite obtener T AC
TAD = TDE
Por simetría en la geometría y en las fuerzas aplicadas, los esfuerzos internos en las barras ubicadas
simétricamente son iguales.
TAC = TBF ; TAD = TBG ; TCD = TFG ; TCE = TFE ; TDE = TGE
De haber existido en el reticulado propuesto una fuerza exterior aplicada en el Nudo D que no
tuviera la dirección de la barra CD, la solución arriba planteada no sería posible y por lo tanto la
estructura no sería posible resolverla utilizando el Metodo de Nudos
P1 P1 P1
P2 C F P2
S1 E S2
D G
A TA-B TA-B B HB
VA VB
Figura 10.30
Como se puede observar en la Figura 10.30 el sistema queda reducido ahora a 2 chapas S1 y S2
articuladas en el nudo E ( vinculo interno ) y en A y B ( vinculos externos ) que se conoce como
Arco a 3 articulaciones.
Si planteamos ahora el equilibrio del sistema de fuerzas además de las ecuaciones [10.40], podemos
ahora plantear una cuarta ecuación que es la condición de que la resultante de todas las fuerzas
exteriores que actuan en una u otra chapa debe pasar por E, por lo que podemos plantear:
M E , S1 = 0 V A 2 a − P1 a − T AB a = 0 [10.41]
3
Como V A = P1 reemplazando y despejando obtenemos
2
T AB = 2 P1 Tracción [10.42]
Si cortamos con n-n el reticulado y analizamos el equilibrio de todas la fuerzas que actuan en la
parte izquierda del corte tenemos :
P1 P1 P1
m
P2 C F P2
S1 s E S2
a
D G
A B HB
m s
VA VB
a a a a
Figura 10.31
Además de las fuerzas exteriores activas y reactivas conocidas ( P1 , P2 , VA ) tenemos los esfuerzos
internos desconocidos puestos en evidencia por el corte n-n ( TAB, TDE, TCE ), que conformarán un
sistema de fuerzas no concurrentes en equilibrio. Si suponemos los sentidos de los esfuerzos
internos en las barras de tracción, podemos plantear, utilizando el metodo de Ritter, lo siguiente:
P1
m
P2 T CE
C E
T DE
D
m
A T A-B
VA
Figura 10.32
[10.43]
3
Como V A = P1 , reemplazando y despejando obtenemos
2
T AB = 2 P1 tracción [10.44]
Como TAB nos dio positivo significa que el sentido supuesto (tracción) es correcto.
Si planteamos ahora:
M A =0 P2 a + P1 a + TCE a = 0 [10.45]
T CE = − ( P1 + P2 ) compresión [10.46]
Si planteamos ahora:
F y =0 − P1 + V A + T DE sen = 0 [10.47]
1 2
Por trigonometría podemos obtener sen = ; cos =
5 5
3
Como V A = P1 , reemplazando y despejando obtenemos :
2
5
T DE = − P1 compresión [10.48]
2
Si cortamos ahora con s-s el reticulado y analizamos el equilibrio de todas la fuerzas que actuan en
la parte izquierda del corte tenemos :
P1
s
P2 T CE E
C
T AC T DC T DE
45° D
A
T AB s
VA
Figura 10.33
Además de las fuerzas exteriores activas y reactivas conocidas ( VA ) tenemos los esfuerzos internos
desconocidos puestos en evidencia por el corte s-s ( TAC, TDC, TDE ), que conformarán un sistema de
fuerzas no concurrentes en equilibrio. Si suponemos los sentidos de los esfuerzos internos en las
barras de tracción, podemos plantear, utilizando el metodo de Ritter, lo siguiente:
M A =0 T DC a = 0 [10.49]
T DC = 0 [10.50]
Si planteamos ahora:
a 2 a 2
M D = 0 V A a − T AB + T AC −
2
+ a = 0 [10.51]
2 2 2
3
Como V A = P1 , reemplazando y despejando obtenemos :
2
T AC = − 2 P1 compresión [10.52]
Ademas sabemos :
5
T AD = T DE = − P1 compresión [10.53]
2
Como verificación podemos plantear los diagramas de cuerpo libre de todos los nudos , para los
cuales se debe verificar :
F x =0
F y =0
Nudo A
T AC
45°
A
T AB
VA
Figura 10.34
Nudo C
P1
P2 T CE
T AC T DC
Figura 10.35
Nudo D
TDC
TDE
T AD
Figura 10.36