y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiese por Madre suya, te suplicamos que tú misma prepares nuestros corazones para que tu Hijo pueda nacer en nosotros.
Virgen María, Madre y Maestra de Comunión y Participación,
danos la capacidad de aceptar la voluntad de Dios para que en cada hogar se dé el milagro de la encarnación de Jesús y así podamos vivir, como hijos de un mismo Padre, el verdadero espíritu de la Navidad. Que en esta Navidad contemplemos en cada hermano y hermana al Niño de Belén a quien tú, como Madre, ofreciste la ternura de tu amor.
Te invitamos, María Santísima, para que acompañes nuestro
caminar misionero en el proceso de Nueva Evangelización orando, viviendo y celebrando el Sínodo Pastoral Diocesano, para construir una sociedad más justa, solidaria y en paz, Amén. Todos: Dios te salve, María...