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Lluvia y sus

vecinos
Era una mañana cualquiera, el sol salió una
vez más y sus rayos traspasaron la ventana de
Lluvia.
Lluvia era una niña especial, ella amaba las
nubes, el cielo azul, regaba las flores cada
mañana y saltaba sobre los charcos que ella
misma creaba; cuando paseaba por el jardín
recogía los frutos de las plantas que con
esmero cuidaba diariamente. Sin embargo, el
gran valor de Lluvia radicaba en que era ella
quien proveía del elemento indispensable para
la vida, proveía el agua que riega los cultivos
y recorre las montañas, era ella quien daba a
sus vecinos la vida.
Un día, al darse cuenta de lo egoístas que
eran sus vecinos con el agua que ella muy
amorosamente les regalaba, Lluvia ya no
aguanto más y se marchó. Enfadada,
indignada y muy triste no sin antes darles un
regalo y una advertencia:
“Este pozo es lo último que hare por ustedes,
es el agua más clara, limpia y pura que puedan
encontrar. Pero una vez se acabe no habrá más.
Ni una gota más, hasta que me valoren y pueda
volver.” Dicho esto camino sin mirar atrás
hasta perderse. Sus vecinos desconcertados no
entendían nada, así que siguieron con sus
labores.
A la mañana siguiente se despertaron y
empezaron con su rutina habitual pero vaya
sorpresa, de sus duchas, grifos, mangueras no
salía nada, ¡NADA! ni una sola gota. Entonces
se acordaron de Lluvia y sus palabras.
Desesperados salieron todos de sus casas a
mirar el pozo, al ver que era el único lugar con
agua empezaron a sacar de ahí. Algunos
llegaron con canecas enormes; y empezaron a
llenarlas sin importarles los demás. Otros
cuantos llegaban con pequeños baldes y los
llenaban con paciencia tratando de medir que
el agua alcanzara para todos, pero los
esfuerzos de pocos no eran suficientes, y en
poco tiempo el pozo se secó.
Mientras tanto, muy a lo lejos ya, Lluvia
caminaba sola y se preguntaba una y otra vez
porque no la valoraban si era tan bondadosa y
llena de amor. De repente tropezó con algo,
más bien alguien, una Ramita Que le grito: -
¡Hey! cuidado pequeña, a dónde vas?
-No lo sé, solo camino. Respondió Lluvia
-De dónde vienes?
-De una tierra donde la mayoría de personas
no me valoran y son egoístas. Dijo ella muy
triste
-Ramita La observo por un momento y añadió:
Mira pequeña, hace mucho tiempo conocí a
alguien como tú, que había dejado su tierra por
las mismas razones. Le dije que tenía que
volver, que era su labor ayudar a sus vecinos
aunque ellos a veces no la valoraran, porque la
necesitan. Te necesitan Lluvia, Para vivir.
- Lluvia se quedó mirando con curiosidad a
Ramita y le pregunto: ¿Que paso con ella, la
que era igual a mí?
Ramita suspiro y respondió: Se negó a volver
con su gente y poco a poco fue
desapareciendo.
Lluvia se asustó tanto, que de inmediato salió
corriendo de vuelta a su tierra o eso era lo que
ella creía, porque corrió tan rápido y sin mirar
que se perdió y quedo atrapada en una pequeña
cueva, fría y oscura.
Por otra parte, los vecinos de Lluvia ya no
sabían que hacer, no tenían nada de agua. Así
que la única solución posible era, Buscar a
Lluvia, así que se organizaron, unos muy con
la esperanza de encontrarla y otros tantos de
mala gana y sin voluntad, pero todos
organizados.
Salieron en su búsqueda, recorrieron mucho
camino, praderas pero no la encontraron.
Caminaron tanto que llegaron a la montaña
más alta y empezaron a gritar:“¿Lluvia dónde
estás? Por favor vuelve, Te necesitamos”.
Pasaron mucho tiempo así, pero Lluvia no
aparecía. Entonces como última opción se les
ocurrió Cantarle, a ella le encantaba que le
canten. Y así poco a poco el canto de sus
vecinos sonaba cada vez más fuerte. De
repente en la cueva fría y oscura Lluvia
empezó a escuchar, eran sus vecinos
cantándole, Feliz siguió sus voces, que cada
vez eran más fuertes, cuando logro salir se
encontró con una gran sorpresa, todos sus
vecinos estaba ahí, esperando encontrarla.
Al verla, los vecinos se alegraron tanto que
corrieron a su encuentro.
Y así Lluvia pudo volver a casa con la ayuda
de sus vecinos, que después de eso la valoran,
cuidan y aman. FIN

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