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4 ”B”

Reconstrucción Democrática

Alumnos:
Cabana Leonel hector
FABRICIO BENENCIA
LUCAS SANTOS ORTIZ
LAUTARO BENJAMIN VALDIBIEZO
INTRODUCCION

Durante el crucial lapso entre 1983 y 1999, Argentina emergió de un período oscuro de dictaduras militares y crisis
socioeconómicas para embarcarse en un proceso de reconstrucción democrática. Este período estuvo marcado por la
transición desde un régimen autoritario hacia una forma de gobierno que buscaba establecer y consolidar principios
democráticos. Este informe se sumerge en las complejidades y desafíos que caracterizaron esta fase, explorando los
hitos cruciales, las tensiones políticas y económicas, y los esfuerzos sostenidos para edificar una democracia robusta.

En este informe, se examinarán detalladamente las elecciones clave, las reformas institucionales y las políticas
económicas implementadas durante este periodo. Además, se analizarán los esfuerzos para abordar las violaciones a
los derechos humanos cometidas durante la dictadura, subrayando la importancia de la verdad y la justicia en el
proceso de reconciliación nacional.

A través de esta exploración exhaustiva, se busca arrojar luz sobre la complejidad de la reconstrucción democrática
en Argentina entre 1983 y 1999, resaltando los logros, las lecciones aprendidas y los fundamentos que sentaron las
bases para la estabilidad democrática en el país sudamericano.

Raúl Alfonsín
(Raúl Alfonsín Foulkes; Chascomús, Buenos Aires, 1927 - 2009) Político
argentino que fue presidente de la República Argentina entre 1983 y
1989. Abogado y periodista, comenzó a participar en política al
ingresar en el Movimiento de Intransigencia y Renovación de la Unión
Cívica Radical (nada más llegar al poder creó la CONADEP, Comisión
Nacional sobre Desaparición de Personas). Inició su carrera como
concejal de su ciudad natal (1950) y diputado de la Asamblea
provincial de Buenos Aires (1952).

Tras pasar por la cárcel (1953), llegó a ser diputado nacional en las
legislaturas de 1963 y 1973, ambas interrumpidas por los golpes
militares de 1971 y 1976. En 1966 fundó el Movimiento de Renovación
y Cambio; bajo la dictadura militar de Jorge Videla (1976-1983) se
distinguió en la defensa de los derechos humanos, lo cual le valió la
elección como presidente de la Unión Cívica Radical en 1983.

En aquel mismo año, terminada la dictadura, Raúl Alfonsín fue elegido


por amplia mayoría presidente de la República, cargo que ocupó hasta
1989. Los mayores esfuerzos de su mandato los dedicó a consolidar la
democracia y garantizar la supremacía del poder civil, juzgando a los responsables de violaciones de los derechos
humanos durante la dictadura anterior (UCR), y cuatro años después se convirtió en presidente del partido de su
ciudad natal. Prácticamente agotado su mandato, la complicada situación del país -sobre todo en el terreno
económico- le aconsejó anticipar el traspaso de poderes al candidato de la oposición peronista, Carlos Menem, que
había vencido en las elecciones presidenciales. Cuando asumió en 1983 marco el retorno a la democracia. Abogado y
político, lideró la transición post-dictadura, enfrentando desafíos económicos y consolidando la democracia.
Carlos Menem
(Carlos Saúl Menem; Anillaco, Argentina, 1930) Político argentino,
presidente de la República entre 1989 y 1999. Nacido en el seno de
una familia de emigrantes sirios, se educó en la religión musulmana,
pero luego se convirtió al catolicismo, la religión oficial de Argentina.
Estudió jurisprudencia en la Universidad Nacional de Córdoba, y en
1973 fue elegido gobernador de la provincia de La Rioja, cargo que
desempeñó hasta que fue hecho prisionero a raíz del movimiento
militar que derrocó el gobierno de Isabel Perón (1974-1976), viuda
de Juan Domingo Perón. Siete años más tarde, concluida la dictadura
del general Jorge Videla (1976-1983), recobró su cargo de gobernador
de La Rioja, puesto desde el cual se opuso a la política del movimiento
peronista.

El año 1988 fue designado candidato a la presidencia del gobierno


tras conseguir el apoyo mayoritario para su candidatura, en perjuicio
de la de Antonio Cafiero, presidente de su partido, el Justicialista, y en
1989 fue elegido presidente de la nación. Tras el indulto que concedió
a los dirigentes de la dictadura, en 1990, recibió duras críticas por
parte de la oposición y de otros sectores. Su política, inicialmente de
carácter populista, hubo de adquirir formas más liberales e instaurar
una economía de mercado, en cuyo marco privatizó algunas empresas públicas, como medida contra la inflación
galopante.

Menem logró estabilizar la economía y controlar la inflación; cambió la moneda estableciendo la paridad peso-dólar
(aunque ello indujo a un aumento progresivo del paro) y derogó una serie de leyes que impedían las negociaciones
salariales por empresas y fijaban aranceles profesionales. En el plano internacional reanudó las relaciones
diplomáticas con Gran Bretaña (1990). El país se alineó activamente junto a Estados Unidos, participó en operaciones
militares avaladas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y formó con Brasil, Uruguay y Paraguay el
Mercosur (Mercado Común del Sur).

En 1993 firmó con su contrincante Raúl Alfonsín el pacto de Los Olivos, que propició reformas constitucionales, una
de las cuales consistía en suprimir el artículo que prohibía al presidente presentarse a la reelección para un segundo
mandato. Gracias a esta nueva legislación, Menem pudo volver a presentarse en las elecciones convocadas dos años
después, en las cuales obtuvo la victoria. En el año 1997, la formación política de Menem sufrió un serio revés
electoral frente a una coalición de las fuerzas de izquierda, y perdió la mayoría absoluta en el Parlamento.

Menem concluyó su segundo mandato en 1999, pero siguió vinculado a la política. En 2001 fue puesto bajo arresto
domiciliario acusado de la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador en la década de 1990. El ex presidente estuvo
preso por cinco meses hasta que la Corte Suprema, cuya mayoría había sido nombrada durante su gobierno, votó a
favor de una resolución que descartaba los cargos en su contra, y quedó en libertad el 10 de noviembre.

Este suceso tampoco lo hizo abandonar el ámbito político, y en las elecciones presidenciales de abril de 2003 volvió a
presentarse como candidato, liderando la lista Frente por la Lealtad. En la primera vuelta se produjo un empate
virtual entre Menem y Néstor Kirchner, también peronista, lo que hizo necesaria la convocatoria a una segunda
vuelta, pero ésta no llegó a realizarse debido a que Menem, a quien todos los pronósticos auguraban una rotunda
derrota, retiró su candidatura.
Domingo Cavallo
(San Francisco, 1946) Economista y político argentino. Tras
acabar la educación primaria en su ciudad natal, se trasladó a
Córdoba, donde obtuvo el título de Contador Público
Nacional en 1967 y siguió estudios de Ciencias Económicas en
la Universidad Nacional de Córdoba. En ella se licenció en
1968, obteniendo el premio extraordinario de final de
carrera. Obtuvo el título de Doctor en Ciencias Económicas
por la misma Universidad en 1970. Tras ello obtuvo una beca
de la OEA (Organización de Estados Americanos) para
complementar sus estudios en la universidad norteamericana
de Harvard, en la que también obtuvo el título de Doctor tras
haber pasado en ella el curso 1975-76.

Su primer cargo político lo obtuvo en 1969, cuando fue


designado Subsecretario de Desarrollo del Gobierno en su
provincia natal, Córdona. En él permaneció hasta 1970, año
en el que fue nombrado vicepresidente del Directorio del
Banco de la Provincia de Córdoba. A partir de 1972, y salvo el
período anteriormente citado de estudios en la universidad de Harvard, fue profesor de Economía en la Universidad
Nacional de Córdoba; desde 1977 compaginó la docencia con la dirección del Instituto de Estudios Económicos de la
Fundación Mediterránea, credado por él mismo.

Fue nombrado presidente del Banco Central de la República Argentina por el general Leopoldo Galtieri, en el año
1982, pero la difícil situación vivida en el país a raíz de la Guerra de las Malvinas hizo imposible cualquier intento de
reforma económica. Regresó a su puesto de profesor en el mismo año, manteniéndolo hasta que en 1983 decidió
apostar claramente por la vía política, enrolándose en el partido Bloque Acción por la República. Dentro de esta
formación fue elegido diputado en la asamblea nacional por la provincia de Córdoba, en el año 1987. En 1989,
cuando Carlos Saúl Ménem accedió a la presidencia de la República, contó con Cavallo para formar el nuevo
gobierno, asignándole la cartera ministerial de Relaciones Exteriores y Culto (1989-1991).

Con la remodelación ministerial de 1991, Cavallo pasó al que debería haber sido su puesto: Ministro de Economía y
Obras y Servicios Públicos. Desde este cargo, Cavallo acometió la difícil tarea de frenar la inflación de la economía
argentina. Su plan se basó en dos premisas principales: equiparación real del valor del peso con el del dólar y
apertura de la economía argentina a la importación masiva de bienes de consumo. Milagrosamente, la economía
tendió a estabilizarse y la inflación, si bien no bajó, al menos dejó de subir.

Todas estas mejoras económicas en Argentina le valieron numerosos reconocimientos: en 1992 fue elegido "Hombre
del Año" por la revista Latin Finance, así como "Ministro de Finanzas del Año" por la revista
norteamericana Euromoney. En su propio país, como no podía ser menos, también fue honrado como "Economista
del Año" por el Instituto de Estudios Contemporáneos, el mismo año de 1992. En 1993 fue aceptado como miembro
correspondiente en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España. Además de sus muchos artículos en
prensa especializada, fue autor de publicaciones como Volver a crecer (1984), El desafío federal (1986), Economía en
tiempos de crisis (1989) y La Argentina que pudo ser (1990).

En 1995, tras la reelección de Ménem como presidente argentino, Cavallo fue ratificado en la cartera de Economía,
aunque fue cesado el 26 de julio de 1996. En 1998 fue elegido diputado por la ciudad de Buenos Aires,
representación que compatibilizaba con la presidencia honoraria de la Fundación Mediterránea y el rango de
profesor visitante de la Universidad de Nueva York. En 1999 presentó su candidatura a la presidencia por el partido
Acción por la República y sólo obtuvo el respaldo del 10% del electorado que, mayoritariamente, eligió a Fernando
de la Rúa como nuevo jefe del Estado argentino.
Paradójicamente, y ante la grave crisis económica y política del país que, un año después, acabó con la destitución de
dos secretarios de Estado y dos ministros de Economía, De la Rúa confió la polémica cartera financiera a Domingo
Cavallo. Sin embargo, el que había sido artífice del crecimiento económico y del control de la inflación en el primer
Gobierno del peronista Ménem tuvo que admitir, a las pocas semanas, su incapacidad para resolver la crisis.

El hundimiento irremediable de la economía argentina desató el pánico en los mercados y las medidas correctoras
impulsadas por el ministro para frenar la descapitalización del Estado provocaron la explosión social en las calles. El
llamado "corralito" financiero, que impuso la congelación parcial de los ahorros de los argentinos, fue su decisión
más impopular y, a la postre, le costó el cargo. El 19 de diciembre de 2001 Cavallo presentó su dimisión y,
veinticuatro horas más tarde, se confirmó la caída del Gobierno radical de Fernando de la Rúa.

El reconocimiento de su fracaso en la búsqueda de soluciones a la crisis del país no fue, sin embargo, su último
disgusto político. En la primavera de 2002, el ex ministro fue detenido en Buenos Aires por su presunta
responsabilidad en el contrabando de armas a Croacia y Ecuador entre 1991 y 1995. Con idénticos cargos fue
también procesado el ex presidente Ménem quien, después de cinco meses en arresto domiciliario, logró la
absolución de la Corte Suprema.

Los jueces habían constado que, en las fechas señaladas, Argentina envió material armamentístico a Croacia y
Ecuador a pesar del embargo internacional impuesto al primero por la guerra de los Balcanes y al segundo por el
conflicto con Perú. La firma de Cavallo estaba estampada en los decretos que permitieron la venta ilegal. Después de
65 días recluido en prisión preventiva, la Cámara de lo Penal Económico revocó la orden de procesamiento y dictó su
puesta en libertad.

Néstor Kirchner
(Río Gallegos, 1950 - El Calafate, 2010) Político argentino, presidente
de la República entre 2003 y 2007.

Néstor Carlos Kirchner Ostoic nació en Río Gallegos, capital de la


provincia de Santa Cruz (Patagonia), el 25 de febrero de 1950, hijo de
Néstor Carlos, descendiente de inmigrantes alemanes y funcionario
de Correos, y de María Ostoic, de una familia de origen croata
instalada en Punta Arenas (Chile).

Miembro de la Juventud Peronista, estudió derecho en la Universidad


Nacional de La Plata y en 1975 se casó con la también militante
justicialista Cristina Fernández. Ambos formaron parte de la corriente
izquierdista que apoyó a los Montoneros en los años turbulentos que
precedieron al golpe de estado militar que derrocó a la presidenta
María Estela Martínez de Perón.

En 1976 recibió el título de abogado y regresó a Río Gallegos para


ejercer la profesión, junto con su esposa, en un gabinete jurídico.
Funcionario de la administración de la provincia de Santa Cruz, a fines
de 1983 fue designado presidente de la Caja de Previsión Social de Río Gallegos. Durante los siete años tenebrosos
de dictadura militar (1976-1983) se mantuvo aparentemente alejado de la política, aunque fue encarcelado en una
ocasión por motivos que no especifica su biografía oficial.

Gobernador de Santa Cruz


En las elecciones municipales de septiembre de 1987, como candidato peronista, fue elegido intendente (alcalde) de
Río Gallegos. Dado el éxito de su gestión, fue promovido por el Partido Justicialista a candidato para la gobernación
de la provincia, cargo para el que fue elegido con el 61 % de los votos el 8 de septiembre de 1991.
Como gobernador aplicó una política neokeynesiana expansionista, de fuertes inversiones públicas, en contraste con
la estrategia neoliberal y antiinflacionista del presidente de la república, el también peronista Carlos Saúl Menem, por
lo que se ganó una reputación de político de centroizquierda dentro del variopinto conglomerado justicialista.

Reformó en dos ocasiones la Constitución provincial para que el gobernador pudiera ser elegido sin límite de
mandatos. También aumentó el número de jueces del Tribunal Supremo provincial y sus protegidos se jactaron de
haber amordazado a la prensa local. Mientras sus partidarios ensalzaban su eficaz gestión, sus adversarios lo
acusaban de haber gobernado la provincia como un feudo, en el que todas las fuentes de riqueza y trabajo estaban
en manos del gobernador y su clientela (más del 40% de los trabajadores son empleados públicos). Cuando fue
elegido gobernador, en 1991, Kirchner recibió 630 millones de dólares de indemnización del gobierno federal, tras un
juicio sobre los royalties financieros, a los que se añadieron otros 420 millones de dólares procedentes de las
plusvalías generadas por la venta de las acciones que la provincia poseía en la empresa Yacimientos Petrolíferos
Fiscales (YPF), adquirida por la española Repsol.

Durante varios años, los legisladores de Santa Cruz reclamaron inútilmente precisiones sobre el montante exacto de
ese patrimonio o botín provincial. Presionado por la prensa en la campaña electoral, Kirchner informó el 13 de mayo
de que 531 millones de dólares se encontraban depositados en varias cuentas bancarias de Suiza y Luxemburgo.

Carrera hacia la presidencia


El presidente Eduardo Duhalde se decantó explícitamente por Kirchner como candidato peronista y logró que el
congreso del partido aprobara su estrategia de suspender la elección primaria y trasladar la liza de todos los
aspirantes a la misma elección presidencial. Una maniobra destinada a impedir que Menem se alzara con la
candidatura, pese al fallo de un juez federal con competencia electoral que prohibió la reforma de los estatutos del
Partido Justicialista.

En sus proclamas electorales, Kirchner se presentó como adalid del ala izquierda del peronismo, reformista sin
ambages y resuelto adversario del sistema neoliberal de sus predecesores. También prometió mantener en el cargo
al ministro de Economía, Roberto Lavagna, al que se atribuía la ligera mejoría económica de los primeros meses de
2003. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 27 de abril, el gobernador de Santa Cruz quedó en
segundo lugar, con el 22% de los votos, detrás del también peronista Carlos Saúl Menem, que logró el 24%. Tras los
de la provincia de Santa Cruz (60%), Kirchner obtuvo sus mejores resultados en la provincia de Buenos Aires (40 % de
la población), gracias al apoyo decidido del presidente Duhalde y del poderoso aparato del justicialismo.

Ante unas encuestas que le eran muy desfavorables, Menem anunció el 14 de mayo su retirada de la carrera
presidencial, lo que decidió la inmediata proclamación de Kirchner como presidente electo. La teatral capitulación de
Menem, al abortar el proceso electoral, no sólo perjudicó la legitimidad del nuevo jefe de Estado sino que amenazó
las instituciones democráticas ya duramente afectadas por la violenta revuelta popular, alentada por los peronistas,
que derrocó ilegalmente al gobierno del radical Fernando de la Rúa en diciembre de 2001. Antes de tomar posesión,
el nuevo presidente visitó Brasilia y Santiago de Chile, donde obtuvo el respaldo de los presidentes Lula da Silva y
Ricardo Lagos, respectivamente, para lograr la recuperación económica continental con una base social de
centroizquierda. En su discurso de investidura, Kirchner reafirmó el papel central del Estado en el desarrollo
económico, prometió una lucha «implacable» contra la corrupción y abogó por un reforzamiento del Mercado
Común del Sur (Mercosur), que asocia a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.

La presidencia de Kirchner
Días antes de prestar juramento como presidente, Néstor Kirchner dio a conocer su cartera ministerial, en la cual
mantuvo a cuatro ministros del anterior gobierno, entre ellos al titular de economía Roberto Lavagna, e incluyó a
políticos de su absoluta confianza, en su mayoría justicialistas y algunos independientes. El nuevo equipo destacaba
por un denominador común en su composición: políticos jóvenes (entre 43 y 53 años), ajenos a los círculos de poder
tradicionales y portadores de una visión de Estado lejana al neoconservadurismo que había gobernado al país en los
últimos años.

La herencia que Kirchner recibió el 25 de mayo de 2003 fue una deuda que ascendía a 178.000 millones de dólares y
uno de los índices de paro, pobreza y marginación social más altos de la historia argentina. Sin embargo, desde el
primer momento encaró con decisión la compleja situación del país e impuso un ritmo tan vertiginoso a las medidas
iniciales que tomó que los medios de comunicación hablaron del "efecto" o del "estilo K". El nuevo presidente, ante
los graves problemas sociales, políticos y económicos, se fijó como prioridades la vigencia de los derechos humanos,
la lucha contra la corrupción y la revisión de las políticas económicas neoliberales, que habían contribuido a la ruina
del país y el empobrecimiento de millones de argentinos.

En el plano interno su estrategia de gobierno se basó en el proyecto "transversal", consistente en alianzas


extrapartidarias con dirigentes políticos a fin de combatir el caudillismo y los reinos de taifas del viejo peronismo, y
en la afirmación de las instituciones del Estado y de la autoridad civil. En este sentido, apenas investido, hizo valer sus
prerrogativas presidenciales y destituyó a decenas de generales, almirantes y brigadieres involucrados con la guerra
sucia y los reemplazó por oficiales "comprometidos con el futuro". Otro tanto hizo en la policía federal y los servicios
secretos, la SIDE, al tiempo que alentaba al Congreso a agilizar el proceso político contra los jueces corruptos de la
Corte Suprema.

Progresivamente el país fue recuperando su pulso vital, aunque las cuestiones más espinosas que debía seguir
tratando el gobierno de Kirchner estaban vinculadas con la deuda externa. Ante las draconianas exigencias del FMI, el
presidente argentino respondió con inusitada firmeza logrando que este organismo y el G-15 reconocieran su tesis de
que no habría pago de la deuda sin desarrollo. Al mismo tiempo, Kirchner emprendió una política exterior
independiente de las directrices estadounidenses restableciendo relaciones con Cuba, negándose a enviar tropas a
Irak sin mandato favorable de la ONU y oponiéndose a la política de Estados Unidos de subsidios agrícolas, así como
a su pretensión de extender el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) al continente y de que se les otorgase
inmunidad diplomática a sus militares en territorio argentino.

Derechos humanos
A lo largo del mandato de Kirchner el llamado "efecto K" continuó produciendo notables cambios en la sociedad
argentina y en sus instituciones. En el terreno de los derechos humanos, la voluntad del gobierno de adoptarlos
como una prioridad marcó un punto de inflexión en la política llevada adelante desde el retorno de la democracia en
1983 y significó un paso decisivo en la lucha contra la impunidad. Además de la puesta en marcha de una profunda
purga en las Fuerzas Armadas, la policía y los servicios de inteligencia implicados en las violaciones de los derechos
humanos durante la dictadura militar, el gobierno acometió la renovación de la Corte Suprema de Justicia, duramente
criticada durante el mandato de Carlos Menem por su sumisión frente al Ejecutivo. La medida, que fue aplaudida a
nivel internacional como un paso positivo hacia la independencia del Poder Judicial, supuso la remoción de los
miembros acusados de conformar una "mayoría automática" que siempre fallaba a favor del gobierno. Con la
incorporación de mujeres, abogados garantistas y de centro-izquierda, se buscó equilibrar ideológicamente y por
sexos la composición del organismo.

En junio de 2005, la nueva Corte declaró inconstitucionales las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, aprobadas
en 1986 y 1987. Su anulación permitió que se reactivaran las causas judiciales que involucran a centenares de
militares, abriendo así la vía para juzgar los crímenes cometidos durante la dictadura. En 2006 se dictó la primera
sentencia tras la derogación de estas leyes, que condenó a 25 años de prisión al represor Julio Simón por delitos de
lesa humanidad. La decisión del gobierno de ceder el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el
principal centro de detención ilegal de la dictadura, para construir un Museo de la Memoria, fue aplaudida por la
opinión pública.

La investigación de las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar siguió adelante, concretándose
en la detención y condena de numerosos responsables. Pese al compromiso asumido por el gobierno de Kirchner, los
fantasmas de la dictadura parecieron resurgir y la confianza de la ciudadanía sufrió un duro revés el 18 de septiembre
de 2006, a raíz de la desaparición de Jorge Julio López, de quien no se halló rastro. Este trabajador de la construcción
había testificado contra Miguel Etchecolatz, un alto mando de las fuerzas de seguridad cuando el país estaba bajo el
gobierno militar, que había sido condenado a cadena perpetua. El 27 de diciembre del mismo año sufrió un destino
similar Luis Gerez, tras testificar contra un ex policía acusado de crímenes de lesa humanidad. Afortunadamente,
Gerez apareció vivo dos días después, pero con señales de haber sido torturado. El presidente Kirchner acusó del
secuestro a elementos paramilitares y parapoliciales deseosos de amedrentar a la población.

Si bien hacia 2005 la prensa y la oposición destacaron algunos factores que empañaban la espectacular recuperación
económica del país, como la conflictividad laboral, las tarifas de los servicios públicos o la inflación, estos problemas
no fueron obstáculo para que la ciudadanía diera el apoyo a Kirchner en las elecciones legislativas celebradas en
octubre de ese año, a fin de renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Planteados como un
plebiscito en apoyo de la política gubernamental, los comicios constituyeron un claro aval a la gestión del presidente.
Ya fuera solo o en alianza, el Frente para la Victoria obtuvo el 40 por ciento de los votos y consiguió sólidos triunfos
en 16 de las 24 provincias. En la provincia de Buenos Aires, Cristina Fernández de Kirchner, esposa del presidente y
primera candidata al Senado, obtuvo el 46 por ciento de los sufragios, sacando 26 puntos de ventaja sobre su rival, la
también peronista Hilda Duhalde.

La recuperación económica
Kirchner estableció un frente común con Brasil para reflotar el Mercosur y renegoció el pago de la deuda externa con
el FMI y otros organismos financieros internacionales en términos hasta entonces inéditos, logrando que, en febrero
de 2004, en la XII Cumbre del G-15 celebrada en Venezuela, se reconociese la tesis de que la deuda internacional era
impagable sin desarrollo. De acuerdo con esta línea de pensamiento, defendió, con el apoyo del Brasil del presidente
Lula da Silva, la necesidad de una política continental común para tratar con la Unión Europea y Estados Unidos,
oponiéndose a los intentos estadounidenses de imponer su propio mercado continental. El rechazo a la política
comercial proteccionista de Estados Unidos y al ALCA se escenificó en la V Conferencia ministerial de la OMC,
celebrada en Cancún (México) en septiembre de 2003, y en la IV Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en
noviembre de 2005, en Mar del Plata.

Después de sacar al país de la cesación de pagos considerada la más grande de la historia económica mundial, uno de
los mayores éxitos del gobierno fue la renegociación de la deuda externa con el FMI y otros organismos financieros,
al realizarse en términos hasta entonces inéditos. La deuda con los acreedores privados ascendía a 81.800 millones
de dólares, de los cuales, entre enero y febrero de 2005, se canjearon 62.200 millones, o sea el 76 por ciento del total
de la deuda, con una quita de 27.700 millones sobre el valor nominal de la misma. Se trataba del mayor
procedimiento de canje y con la más alta quita a los acreedores de la historia económica.

El artífice de la exitosa operación fue el ministro de Economía, Roberto Lavagna, designado durante el gobierno de
Eduardo Duhalde y confirmado en el cargo por Kirchner. No obstante, las crecientes discrepancias entre ambos
culminaron en noviembre de 2005 con el desplazamiento de Lavagna y su reemplazo por Felisa Miceli, lo que no
cambió las líneas de la política económica. En enero de 2006 el gobierno argentino pagó por anticipado el total de la
deuda con el FMI, que ascendía a 9.530 millones de dólares, recurriendo a las reservas del Banco Central, que en ese
momento sumaban más de 28.800 millones. La medida, destinada a ganar independencia política, fue duramente
criticada por la oposición, pero un año después las reservas se habían recuperado e incluso superado.

El nuevo rumbo económico que había tomado el país al salir de la crisis se afianzó en los cuatro años de gobierno de
Kirchner. Los logros de la política económica se tradujeron por un lado en un superávit comercial récord, gracias a las
exportaciones que llegaron a su máximo histórico, y por otro, en una relativa mejora de los indicadores sociales.
Después de la espectacular caída del PIB en 2002 de casi el 11 por ciento, en 2003 se experimentó una notable
recuperación que alcanzó el 8,8 por ciento, debido sobre todo al crecimiento del consumo privado y de las
exportaciones. Esta tendencia se consolidó en los años sucesivos.

Esta etapa de expansión se centró en el papel dinamizador de las exportaciones. Argentina volvió a exportar con
ímpetu al exterior, especialmente a Brasil, México, Chile, Venezuela, Europa y China. En 2007 las exportaciones
alcanzaban su tope histórico, al ascender a 55.301 millones de dólares, un 18 por ciento más que en 2006, y la
balanza comercial acumulaba un saldo positivo de 11.400 millones de dólares, lo que representaba la duplicación de
las ventas externas durante los años de gobierno de Kirchner. Aunque el núcleo de las exportaciones continúa
integrado por los productos agropecuarios y agroindustriales, se fueron incrementando de forma relevante el papel
de los bienes manufacturados, y, como elementos novedosos, del turismo receptivo y, en menor medida pero
apuntando una tendencia interesante, de los servicios y productos informáticos y los profesionales y técnicos. Los
pilares de la recuperación económica fueron primordialmente el agro, la industria, la construcción y el sector
financiero, alza que se vio acompañada por el empuje en la inversión privada. La reactivación impulsó a su vez la
recuperación del mercado laboral: el número de trabajadores contratados aumentó especialmente en la actividad
motora del crecimiento, la construcción, seguida por la industria metalúrgica, los hoteles y los servicios inmobiliarios.
Si en mayo de 2002 la desocupación alcanzaba al 21,5 por ciento de la población económica activa, su máximo
histórico, a partir del año 2003 comenzó a registrarse un ritmo de descenso importante. En 2007 el índice de
desempleo había descendido al 8,7 por ciento.

Tras hacer pública su decisión de no postularse a la reelección presidencial, Néstor Kirchner cedió su plaza de
candidato a su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, quien ganó los comicios presidenciales de octubre de 2007 y
se convirtió así en la primera presidenta electa de la Argentina. Entretanto, Kirchner intensificó su actividad en el
seno del Partido Justicialista. En las elecciones legislativas celebradas el 28 de junio de 2009, Kirchner se presentó
como primer candidato de la lista Frente Justicialista por la Victoria a diputado nacional por la provincia de Buenos
Aires. Al conocerse la derrota sufrida por la formación, que sólo logró el 32,1 % de los votos, renunció a la
presidencia del Partido Justicialista, cargo que reasumió el 10 de marzo de 2010, un mes después de ser operado por
una afección en la arteria carótida. Kirchner, que no había descartado volver a presentarse como candidato a la
presidencia de Argentina en los comicios de 2011, fue designado secretario general de la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR) el 4 de mayo de 2010, pocos meses antes de su fallecimiento.

Ricardo Alfonsín
Solo a raíz de la muerte en 2009 de su célebre padre, el ex presidente
Raúl Alfonsín —con quien guarda un gran parecido físico y gestual—,
pudo el abogado radical Ricardo Alfonsín proyectarse como un político
de relevancia nacional en Argentina. Aquel año, luego de un intento
fallido en 2005 y de una postulación a gobernador de la provincia en
2007, ganó la diputación nacional por Buenos Aires bajo la sombrilla del
Acuerdo Cívico y Social, amplia alianza del centro y la izquierda en la
oposición al oficialismo kirchnerista, de la que la UCR era principal
componente. En 2010, su corriente interna, Radicales por el Cambio, se
hizo con el control del Comité del partido en Buenos Aires, logro que
abrió la puerta a su candidatura para las elecciones presidenciales de
octubre de 2011. Fracasado el intento de aglutinar un frente radical-
socialista, Alfonsín viró al centro-derecha al apoyarse en el peronista
liberal Francisco de Narváez, con quien formó la Unión para el
Desarrollo Social (Udeso). Con un programa enfocado en la corrección
de los déficits sociales y la "reparación" de las instituciones
republicanas, el heredero del alfonsinismo encara las votaciones con
unas expectativas de voto muy discretas.

Vástago discreto de Raúl Alfonsín


Tercero de los seis hijos tenidos por el abogado Raúl Ricardo Alfonsín y la señora María Lorenza Barreneche, toda su
etapa escolar transcurrió en su población natal, Chascomús, un tranquilo villorrio al sudeste de Buenos Aires. Tras dar
clases de Educación Cívica en la misma Escuela Normal donde había terminado el bachillerato, y siguiendo la estela
de su padre, inició la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), si bien la terminó en la
Universidad de Buenos Aires (UBA). Una vez titulado como abogado, entró a trabajar en el despacho jurídico de su
progenitor, que por aquel entonces, en los primeros años setenta, ya era uno de los máximos dirigentes de la Unión
Cívica Radical (UCR), entonces en la oposición al restablecido Gobierno de Juan Domingo Perón y luego al de su
viuda, María Estela Martínez de Perón. Demócrata de pro y diputado nacional, Alfonsín padre tenía una trayectoria
de luchador contra las sucesivas dictaduras militares, y dentro del radicalismo argentino encarnaba un ala progresista
enfrentada al tradicionalismo conservador balbinista y próxima a la socialdemocracia europea.

En los lúgubres años (1976-1983) de la dictadura de las juntas de comandantes de las Fuerzas Armadas, Raúl
combinó la defensa legal de los represaliados del régimen con un activismo político semiclandestino que le condujo
al liderazgo indiscutible de la UCR. Ricardo, en cambio, mantuvo su militancia radical en un nivel muy discreto,
concentrado en sus actividades profesionales como profesor de Educación Cívica en colegios de secundaria y
vendedor de equipos para hornos industriales. En agosto de 1982, al poco de terminar la Guerra de las Malvinas,
contrajo matrimonio con María Cecilia Plorutti, una paisana chascomusense dedicada a la pintura artística. La pareja
iba a tener cuatro hijos, Lucía Victoria, Ricardo, Marcos y Amparo.

El 30 de octubre de 1983 Alfonsín sénior ganó las elecciones que le convirtieron en presidente de la nación con la
misión ingente de arraigar la práctica democrática en Argentina, restablecer las libertades y enderezar la economía,
terrenos todos destrozados por la nefasta dictadura militar. En el turbulento sexenio que siguió, Alfonsín júnior no
salió del virtual anonimato que rodeaba a la familia del presidente, un estadista que exudaba austeridad, honestidad,
espíritu de entrega e identificación con los valores republicanos, pero que suscitaba grandes dudas sobres sus
capacidades como gobernante.

Hasta que un estallido social le obligó a adelantar en 1989 el traspaso de la banda albiceleste al mandatario electo, el
peronista Carlos Menem, el Gobierno Alfonsín se estrelló con el ajuste económico, perdió estrepitosamente la lucha
contra la hiperinflación, infló la deuda externa, soliviantó a las víctimas de la dictadura al limitar los juicios por
violaciones de los Derechos Humanos a las cúpulas militares y encajó el doble desafío de las protestas de los
sindicatos justicialistas y las asonadas de los sectores ultras del Ejército.

Ascenso político en las filas de la UCR


La inacción política de Ricardo se prolongó hasta 1993, cuando fue elegido miembro de la Convención Nacional de la
UCR coincidiendo con el retorno de su padre a la presidencia del Comité Nacional, máximo órgano de conducción
partidaria. El primer mandato electoral lo ganó en los comicios del 24 de octubre de 1999, cuando se hizo con el
escaño de diputado en la Cámara de la populosa Provincia de Buenos Aires, un distrito difícil para el radicalismo al
tratarse del bastión histórico del justicialismo. Las de 1999 fueron las elecciones generales que coronaron la nueva
estrategia impulsada por Alfonsín padre, el cual, escarmentado por el alto coste político del controvertido Pacto de
Olivos con Menem para introducir en la Constitución la reelección presidencial, había optado por aliarse con la
pujante coalición de centroizquierda Frente País Solidario (FREPASO). Tras los excelentes resultados de las legislativas
nacionales de 1997, la Alianza radical-frepasista se llevó ahora la Presidencia de la Nación en la persona de Fernando
de la Rúa, desde 1996 primer jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y desde 1997 presidente de la UCR
(cargo que volvió ahora a manos de Alfonsín).

En 1999 también, Alfonsín articuló una corriente interna de la UCR llamada Radicales para el Cambio (Rapaca),
iniciativa que se inspiró en el Movimiento de Renovación y Cambio, la facción montada por su padre en 1970 para
oponerse a Ricardo Balbín. Los Radicales por el Cambio sostuvieron un duro forcejeo con el aparato tradicional de la
UCR de Buenos Aires, bien asentado en el Comité Provincial del partido. Los principales dirigentes de este colectivo
eran Leopoldo Raúl Moreau, senador y presidente del Comité, Federico Storani, el ministro del Interior con de la Rúa,
y Juan Manuel Casella, embajador de Argentina en Uruguay. Alfonsín hijo agotó su mandato legislativo provincial en
2003, cerrando cuatro años en los que Argentina había sufrido la peor crisis económica y financiera de su historia, y
la peor convulsión política y social de la democracia. Liberado de responsabilidades institucionales, retomó la
práctica de la abogacía en el bufete que compartía con el menor de sus hermanos, Javier Ignacio (un tercer hermano,
Raúl Felipe, también era abogado, pero como Javier no se dedicaba a la política), e ingresó en el Comité Nacional de
la UCR, donde se desempeñó como secretario de Relaciones Internacionales.

En aquel entonces, la UCR, bajo la presidencia de Ángel Rozas, intentaba levantar cabeza a nivel nacional tras la
traumática dimisión de de la Rúa en diciembre de 2001 bajo el impacto del estallido social, acto seguido, la
desintegración de la Alianza con el FREPASO y, como remate, la hecatombe electoral de octubre de 2003, cuando su
candidato presidencial, Moreau, quedó en un humillante sexto puesto con el 2,3% de los votos y la presentada para
la gobernación de Buenos Aires, Margarita Stolbizer, aun haciéndolo mucho mejor que el anterior, no pasó del cuarto
lugar. El de Chascomús continuó batallando con el viejo alfonsinismo instalado en el Comité Provincial de Buenos
Aires, cuya jefatura quería arrebatar, mientras proclamaba la ubicación de la UCR en el "centro-izquierda" del
espectro ideológico y ofrecía una postura no beligerante, en la línea de la adoptada por su anciano padre (quien, a
pesar no de figurar ya en los órganos ejecutivos del partido, seguía siendo su dirigente más influyente), frente al
nuevo Gobierno nacional de Néstor Kirchner, líder de la agrupación peronista Frente Para la Victoria (FPV). Aunque
aprobaba algunas de las actuaciones de Kirchner, en particular la cancelación y quita negociadas de las diversas
cargas de deuda, Alfonsín distaba de sintonizar con los llamados Radicales K, una serie de dirigentes provinciales de
la UCR abiertos a la concertación con el Ejecutivo nacional.

El 7 de septiembre de 2004 la carrera política de Alfonsín sufrió un parón a raíz de la trágica muerte de su hija menor
de 15 años, Amparo, tras caérsele encima el vidrio de una puerta del colegio porteño donde estudiaba; la joven
falleció en el hospital, donde no pudieron detener la hemorragia abierta en una pierna. Repuesto del terrible golpe,
Alfonsín preparó su precandidatura a diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas
parciales del 23 de octubre de 2005, apuesta que previamente, el 7 de agosto, debía superar una elección interna de
carácter abierto. A las primarias radicales se presentaron las cuatro grandes facciones que articulaban el partido:
además de los Rapaca, los dos principales sectores del alfonsinismo tradicional, la Corriente de Opinión Nacional
(CON) de Storani y el Movimiento para la Democracia Social (Modeso) de Moreau, antaño rivales pero ahora aliados,
más Intransigencia Radical, el grupo en torno a Stolbizer, diputada nacional de fuertes posiciones antikirchneristas y
que días atrás, no obstante presidir el Comité Provincial de Buenos Aires, había perdido ante Alfonsín padre en las
elecciones a primer delegado bonaerense del Comité Nacional, función que permitía a este presentarse (un paso que
finalmente no dio) a la elección para suceder a Rozas al frente del citado órgano.

El 7 de agosto de 2005, con el 22% de votos, Alfonsín se colocó cuarto en la lista electoral por detrás de Pedro José
Azcoiti (CON-Modeso), Francisco Ferro (Intransigencia Radical) y Vilma Baragiola (CON-Modeso). Celebradas las
elecciones nacionales, sin embargo, sólo aquellos tres se hicieron con uno de los 35 escaños en juego, siendo la
mayoría de las bancas para el FPV y el justicialismo no kirchnerista. A lo largo de 2006, en paralelo al rosario de
recriminaciones de su padre, Alfonsín fue endureciendo el tono de sus opiniones sobre la gestión y las formas de
Kirchner, al que reprochaba su escasa voluntad de diálogo con las demás fuerzas políticas, su intolerancia con las
críticas y su "desdén por el asunto institucional".

De cara a las elecciones generales del 28 de octubre de 2007, Ricardo Alfonsín lanzó su candidatura a gobernador de
Buenos Aires. La postulación se enmarcó en el respaldo que él, su padre y el grueso de la UCR (a excepción de la
disidencia de Stolbizer) brindaron al economista Roberto Lavagna, ministro que había servido en gobiernos de
distinto signo desde 1985 pero que sobre el papel era peronista, para su ambición presidencial. En el radicalismo
bonaerense abundaban los simpatizantes de Lavagna, uno de los cuales, el actor Luis Brandoni, fue escogido por
Alfonsín para acompañarle en la fórmula. Sin embargo, Lavagna ya había designado a un hombre de confianza para
competir por la gobernación provincial, el ex ministro de Economía de Buenos Aires Jorge Sarghini. Unos y otros no
se pusieron de acuerdo, de manera que a las elecciones de octubre se presentaron dos candidaturas lavagnistas: la
de Alfonsín, por la UCR, y la de Sarghini, por Una Nación Avanzada, que era la coalición que a nivel nacional, con la
incorporación del Movimiento de Integración y Desarrollo y el peronismo minoritario de Eduardo Duhalde,
sustentaba a Lavagna para la Casa Rosada.

Al final, a los dos les fue francamente mal: Alfonsín sólo cosechó el 5,1% de los votos y Sarghini no llegó al 3%.
Fueron ampliamente superados por Francisco De Narváez de la coalición Unión Pro Federal, la escindida Stolbizer por
la Coalición Cívica (CC) y el vencedor, el kirchnerista Daniel Scioli. En las presidenciales, Lavagna no tuvo nada que
hacer frente a la candidata del oficialismo, la primera dama Cristina Fernández de Kirchner.

El 31 de mayo de 2008 Alfonsín anunció a los medios que su padre se recuperaba en la Capital Federal de un
tratamiento anticancerígeno recibido días atrás en una clínica de Estados Unidos, a donde se había trasladado tras
diagnosticársele un tumor pulmonar. Sin embargo, el cáncer experimentó metástasis ósea y el 31 de marzo de 2009
el emérito estadista falleció a los 82 años de edad. La muerte del presidente de la restauración democrática fue
recibida con vivas muestras de pesar por la sociedad y la clase política argentinas. La UCR, presidida entonces por el
jujeño Gerardo Rubén Morales, atrajo un considerable movimiento de simpatía y el hijo del finado, hasta ahora
conocido básicamente por su filiación familiar y no por su trayectoria política (circunscrita a la provincia de Buenos
Aires y aun aquí poco vistosa), se convirtió en una figura de relevancia nacional.

A este espaldarazo personal no fue ajeno el partido, que de la noche a la mañana pasó a mirar a Alfonsín como su
mejor cabeza de lista por Buenos Aires de cara a las elecciones legislativas parciales del 28 de junio de 2009. El 4 de
abril, "conmovidos" por el fallecimiento del líder histórico y convencidos de que la "unidad" interna era su mejor
"legado", todas las corrientes y dirigentes del radicalismo aceptaron que Ricardo Alfonsín les liderara en los comicios
nacionales en la Provincia de Buenos Aires, renunciando así a librar una elección primaria.

La promoción de Alfonsín dentro de la UCR se enmarcó en una ambiciosa convergencia con otras fuerzas de
oposición dispuestas a dar pelea al FPV a nivel nacional. Se articuló así el Acuerdo Cívico y Social (ACyS), gran alianza
electoral de centro-izquierda que reunió a la UCR, la Coalición Cívica, el Partido Socialista (PS) y otras formaciones
menores de ámbito provincial; la Coalición Cívica estaba formada a su vez por la Afirmación para una República
Igualitaria (ARI) de Elisa María Carrió, Política Abierta para la Integridad Social (PAIS) y Generación para un Encuentro
Nacional (GEN), el partido montado por Stolbizer. En la Provincia de Buenos Aires, la lista del ACyS quedó definida
por Stolbizer en primer lugar, Alfonsín segundo y su conmilitón Mario Barbieri, tercero.

Con el 21,5% de los sufragios, el abogado, al segundo intento, consiguió la banca en el Congreso, en unas elecciones
que fueron técnicamente ganadas por el ACyS al obtener más diputados y senadores (de los 127 y 24,
respectivamente, en disputa) que el FPV, haciéndole perder así la mayoría bicameral sacada en los comicios de 2007.
El nuevo grupo parlamentario de la UCR pasó a tener 43 diputados, consolidando su condición de segundo bloque de
la Cámara. El 10 de diciembre siguiente, días después de tomar el senador mendocino Ernesto Sanz las riendas del
Comité Nacional de la UCR, Alfonsín tomó posesión de su diputación, tras lo cual fue elegido vicepresidente primero
de la Cámara baja.

Candidatura presidencial en 2011


A partir de aquí, Alfonsín se lanzó de lleno a preparar su candidatura presidencial en 2011. La empresa requería la
asunción del control del Comité Provincial de la UCR en Buenos Aires, batalla que venía librando infructuosamente
desde hacía una década pero que ahora ya estaba en condiciones de ganar. El actual titular del órgano era Daniel
Salvador, del Modeso.

En la interna del 6 de junio de 2010 Alfonsín ganó la condición de primer convencional al Comité Nacional, mientras
que en la elección del candidato a presidir el Comité, el platense Miguel Bazze, fiel escudero en los Rapaca, se
impuso con rotundidad a Eduardo Santín, el aspirante avalado por Storani y Moreau. Santín contaba con el apoyo
adicional de Julio César Cobos, antiguo gobernador de Mendoza y desde 2007 vicepresidente de la Nación, luego de
aceptar la invitación por Cristina Fernández de secundarle en su fórmula presidencial, decisión que le había costado
la expulsión partidaria. En abril de 2009 el tribunal de ética de la UCR había decidido mantener la membresía radical
de Cobos meramente en suspenso, tal que podría reanudarla cuando finalizara su mandato en el Gobierno. Aunque
Cobos, a estas alturas mal encarado con los Kirchner, confirmó que deseaba postularse en las presidenciales de 2011
en nombre de la UCR, la derrota de Santín en Buenos Aires prácticamente sepultó sus posibilidades.

Tras conocer su victoria en la elección de las autoridades provinciales del partido, el diputado nacional reiteró su
deseo de reeditar la experiencia del ACyS en las próximas elecciones generales, aglutinando a todos los sectores del
progresismo de centro-izquierda, radicales y socialistas, en torno a una candidatura suya que podría contar para
vicepresidente con Hermes Juan Binner, gobernador de Santa Fe y dirigente del PS. Sin embargo, el colectivo de
Carrió, denominado ahora Coalición Cívica-ARI, empezó a distanciarse del proyecto, hasta dar portazo al mismo. El
siguiente paso en su eventual camino a la Casa Rosada lo dio Alfonsín el 28 de agosto en Córdoba con la presentación
del Movimiento de Renovación Nacional (Morena), mitad corriente interna del radicalismo, mitad plataforma
presidencial. En un alarde de optimismo, Alfonsín se mostró convencido de una victoria radical no sólo en 2011
("vamos a ganar, no sé si en la primera o en la segunda vuelta"), sino también "en el 2015". Así se pronunció quien en
todo, en el físico, la gestualidad y el tono, era la viva estampa de su padre.

El 3 de diciembre de 2010, ante 30.000 personas congregadas en la Avenida de Mayo de la capital porteña, Alfonsín
lanzó oficialmente su precandidatura, que en estos momentos retaban en la UCR, aunque sin mucho énfasis, el
vicepresidente de la nación, Cobos y el presidente del partido, Sanz. En un discurso señoreado por las invocaciones a
la república, el federalismo y el progreso, el orador llamó al cierre de filas de "todas las fuerzas políticas
comprometidas con las virtudes cívicas", mencionando expresamente a la GEN, el PS y el Encuentro Popular. El
llamado cayó en saco roto: desintegrado el ACyS por el choque de ambiciones personales de los diferentes cabezas
de facción, los radicales ni siquiera pudieron retener la colaboración de Binner y Stolbizer, quienes pactaron por su
cuenta. Al final, sólo el minúsculo Encuentro Popular salió a respaldar al diputado.

El 7 de abril de 2011, a rebufo de la decisión de Sanz de no presentarse a la primaria interna programada para el 30
de ese mes, el Comité Nacional y el Comité Federal de la UCR proclamaron a Alfonsín candidato "oficial" para las
elecciones de octubre, en las que iba a verse las caras con la presidenta Fernández, desde octubre viuda de Kirchner.
A las pocas horas de esta decisión orgánica, Cobos tiró la toalla también. En el que fue su primer discurso de
campaña, Alfonsín habló de "reparar el daño institucional que ha sufrido la República" bajo el Gobierno del
matrimonio Kirchner y ratificó su voluntad de forjar alianzas, pero con coherencia ideológica. De las mismas descartó
al Peronismo Federal (conjunción de sectores peronistas antikirchneristas) y a la Propuesta Republicana (PRO,
centroderecha) del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri. Aunque los convidados definitivamente no estaban por
la labor, lanzó una oferta postrera al socialismo y a la GEN.

Alfonsín se ahorró la primaria interna del 30 de abril, pero no las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas a que
debían someterse todos los partidos que presentaban candidaturas electorales, las cuales tendrían lugar en agosto.
Bloqueada una coalición con las fuerzas a su izquierda, Alfonsín, para reforzar su limitada chance, se lanzó a buscar
apoyos en el campo del centro-derecha, del que hasta la víspera había renegado. Los halló en el diputado y
empresario Francisco De Narváez, un justicialista de oposición que en los últimos tiempos había colaborado
exitosamente con Macri en Buenos Aires, pero que arrastraba un reguero de acusaciones de irregularidades y
corrupción.

La decisión de Alfonsín de aliarse con De Narváez, quien a cambio obtuvo del segundo partido del país el respaldo a
su candidatura a gobernador de Buenos Aires, constituía un viraje estratégico que desconcertó a las bases del
radicalismo y provocó malestar en su dirigencia. El movimiento cogió desprevenido a casi todo el mundo. El 18 de
junio Alfonsín y De Narváez presentaron la Unión para el Desarrollo Social (Udeso), coalición que incorporaba
también a un ramillete de microformaciones: los partidos Liberal, Nuevo, Popular, Federal, de Todos y Acción por la
República, más la Unión Celeste y Blanco. En esta ocasión, Alfonsín afirmó que "lo mejor que le puede pasar a la
Argentina es la unidad de peronistas y radicales". Para acompañarle en su fórmula, escogió a Javier González Fraga,
presidente del Banco Central de la República durante el Gobierno de Menem. La reputación de González Fraga como
economista "keynesiano" debía mitigar las murmuraciones en la UCR sobre un desembarco del liberalismo en la
plataforma alfonsinista a costa del elemento social.

El 14 de julio Alfonsín presentó su programa de gobierno. Bajo los eslóganes de Abrile la puerta al futuro y Un
hombre distinto, un país mejor, el pretendiente radical ponía el énfasis en el refuerzo de las instituciones
republicanas, a su entender erosionadas bajo el kirchnerismo, la recuperación de la "confianza" internacional en
Argentina como país "previsible", la revocación de cualquier norma "que conspire contra la posibilidad de ejercer la
libertad de prensa", el lanzamiento de una "revolución educativa", la creación de un Sistema Nacional Integrado de
Protección Social y la obligatoriedad por ley de la Asignación Universal por Hijo, entre otras medidas que en parte
serían continuadoras de las "políticas sociales bien concebidas por el Gobierno". "Colocar el desarrollo sustentable
en la agenda gubernamental", "terminar con la exclusión social" y "reconstruir la Argentina de la movilidad social
ascendente" requerían una serie de políticas específicas de atención prioritaria y planes sectoriales dirigidos al
colectivo infantil (Plan Crianza y Plan Hambre Cero), la primera vivienda (Plan Casa Joven), la salud pública, el agro, el
sector energético, la seguridad urbana y la lucha contra la corrupción.

Las primarias nacionales, una especie de tanteo de las elecciones presidenciales propiamente dichas, tuvieron lugar
el 14 de agosto y en las mismas Alfonsín, postulante único del radicalismo, quedó segundo con el 12,2% de los votos,
a mucha distancia de la gran favorita, la presidenta Fernández (el 50,2%) y por delante, aunque con escasa ventaja,
del justicialista Duhalde por el Frente Popular, el socialista Binner por el Frente Amplio Progresista y el también
justicialista Alberto Rodríguez Saá por Compromiso Federal (Peronismo Federal más PRO). Hundida en la tabla quedó,
con poco más del 3%, Carrió por la Coalición Cívica. El magro porcentaje de votos cosechado en las primarias atizó las
críticas dentro de la UCR al experimento de la Udeso. En las semanas siguientes, los sondeos no ofrecieron mejores
perspectivas a Alfonsín, que vio arrebatado el segundo lugar en las preferencias de los encuestados por Binner e
incluso amagaba con ser rebasado por Rodríguez Saá.

Eduardo Duhalde
Eduardo Luis Duhalde nació en octubre de 1939. Con 16 años ingresó a
la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

A principios de los años 1960 Duhalde junto a Rodolfo Ortega Peña,


diputado asesinado por la Triple A, comenzaron a actuar como abogados
defensores en causas que involucraban a militantes políticos tanto del
peronismo como de otros partidos. Luego se desempeñó como Juez de
Cámara de los Tribunales Orales en lo Criminal de la Capital Federal,
consultor de Derechos Humanos de la ONU y profesor Consulto de la
Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Fue profesor titular de materias
de derecho, historia y política en diversas universidades argentinas y
extranjeras, y miembro de instituciones académicas argentinas y de
América Latina y Europa, como de organismos de derechos humanos del
país e internacionales.2 También dedico su tiempo a escribir libros de
historia Argentina y dirigieron la Editorial Sudestada, publicando
muchísimos trabajos sobre revisionismo histórico. Durante los años 1973
y 1974 ellos dirigieron la revista Militancia Peronista para la liberación,
también conocida simplemente como Militancia,3 que fuera clausurada
por Juan Domingo Perón, publicando a continuación la revista De Frente (segunda época). Esta revista salió hasta el
asesinato de Rodolfo Ortega Peña. Asumieron la defensa de militantes tanto de las organizaciones de extracción
peronista, FAP, Montoneros como del ERP y FAR. El 31 de julio de 1974 Ortega Peña siendo diputado Nacional, fue
asesinado por la Triple A.
En 1976, la dictadura militar argentina dispuso su captura y la incautación de sus bienes. Decide exiliarse en España
Poco antes de salir con otros abogados organizó la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU) para
denunciar el terrorismo de Estado en la Argentina.
Retornó al país en 1984, donde fundó el IRI (Instituto de Relaciones Internacionales) y la Editorial Contrapunto.
Desde la cual editó más de 60 títulos sobre la historia reciente Argentina, destacándose Ezeiza de Horacio Verbitsky, y
La Noche de los Lápices, de María Seoane. A finales de los años 80, dirigió el diario Sur hasta 1991.
Recibió el Premio Internacional al Periodismo otorgado por la Asociación Pro-Derechos Humanos de España en 1990,
por su lucha en defensa de los derechos fundamentales del ser humano.5
Se desempeñó como Juez de Cámara de los Tribunales Orales en lo Criminal de la Capital Federal hasta 2003 cuando
asumió su cargo al frente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en el Ministerio de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos durante el mandato del presidente Néstor Carlos Kirchner. Se desempeñó en la misma función en
el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hasta su fallecimiento el 3 de abril de 2012.
Ha sido consultor de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y profesor Consulto de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Ha sido profesor titular de materias de derecho, historia y política en diversas universidades argentinas y extranjeras.
También es miembro de instituciones académicas argentinas y de América Latina y Europa, como de organismos de
derechos humanos del país e internacionales..
En el plano internacional integró diversas misiones de paz en África, y en América Latina a El Salvador, Chiapas
(México), Nicaragua, Perú y Colombia, en sus zonas de conflicto.
Falleciò en Buenios Aires el 3 de Abril de 2012.
Graciela Fernández Meijide
Activismo por los derechos humanos
Rosa Graciela Castagnola es Maestra Normal de la Escuela Normal
Superior Nº 5 y egresada del profesorado de francés del Instituto
Superior Nacional del Profesorado Lenguas Vivas. Contrajo
matrimonio con Enrique Fernández Meijide, tuvieron una hija y
dos hijos. Trabajaba como profesora de francés cuando, en 1976,
su hijo Pablo, de 17 años, fue secuestrado por la dictadura cívico-
militar. Se estima posible una confusión; su novia de entonces,
que desapareció con él, habría tenido una relación previa con un
activista estudiantil del mismo nombre de pila. La noche en que
Pablo Fernández Meijide fue secuestrado, se había llevado a cabo
simultáneamente otros operativos de secuestro de varios
alumnos del Colegio Nacional de Vicente López, al cual Pablo
había asistido hasta el año anterior. El haber estado relacionado
con el grupo de adolescentes perseguido por la policía habría sido
la causa de su desaparición.

Tras su desaparición Fernández Meijide recurrió a variadas autoridades para saber sobre el paradero de su hijo, y al
no recibir respuesta por parte de las mismas, se acercó a la Asamblea Permanente por los Derechos
Humanos (APDH), en la cual luego pidió ser colaboradora. El alto perfil de su desempeño la llevó a la Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). En la APDH —en particular, Graciela Fernández Meijide— y
otros organismos de Derechos Humanos se oponían a la formación de la CONADEP ya que apoyaban la creación de
una Comisión Bicameral en el Congreso argentino. Al respecto sobre su paso, Roberto Berdún, que tuvo a su cargo el
archivo de la Conadep y de la Subsecretaría de Derechos Humanos bajo el gobierno de Alfonsín, recordó que él
trabajó contrarreloj para depurar el anexo de víctimas y destacó que el día antes de su entrega formal les pidió sin
suerte a Ernesto Sabato, Fernández Meijide y Magdalena Ruiz Guiñazú que se postergara la publicación para
subsanar errores. “Se publicó como estaba y hasta hoy se usa políticamente –lamentó–. Es horrible ver a Graciela
decir que fue aberrante la corrección del prólogo. Era inadmisible un prólogo con la teoría de los dos demonios
cuando las 500 páginas que siguen muestran que el terrorismo de Estado fue el único demonio." En 1988, G.
Fernández Meijide publicó Las cifras de la guerra sucia, con prólogo del periodista Horacio Verbitsky, una
investigación detallada y actualizada a partir de su trabajo en la APDH y la CONADEP. Años más tarde, el tema de la
estimación de víctimas de desaparición se volvería tabú en la escena pública y algunos políticos pretenderían
censurar, en Graciela Fernández Meijide, a una de las voces principales en el trabajo de recopilación de información.
La CONADEP, órgano en el que Graciela Fernández Meijide tuvo un rol técnico central, había registrado 8961 víctimas
de desaparición forzada y había hecho la salvedad de que podía haber errores u omisiones. En noviembre de 2015, la
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación presentó una actualización del Registro Único de Víctimas del
Terrorismo de Estado en el que se establecía que, registradas hasta el momento, las víctimas de desaparición forzada
habían sido 7018 y las víctimas de asesinato 1613.

Fernández Meijide integra la Mesa de Discusión sobre Derechos Humanos, Democracia y Sociedad.5

Comienzos en política
Fernández Meijide se mantuvo apartada de la actividad política hasta la formación de la coalición
de centroizquierda del Frente Grande, que conformaría luego el FREPASO con el partido PAIS de José Octavio
Bordón. Se postuló a Diputada Nacional por la Ciudad de Buenos Aires en 1991, sin obtener banca. En
las elecciones de 1993, repitió su candidatura junto a Carlos Álvarez y obtuvo un escaño. En 1994 votó en
contra de la ley que declaraba la necesidad de reformar la Constitución6 y participó como convencional por
el Frente Grande en la Convención Nacional Constituyente de Santa Fe, donde su agrupación impugnó el Pacto
de Olivos.7
Ya constituido el FREPASO, se postuló en octubre de 1995 para ocupar una banca de Senadora Nacional por
la Capital Federal, con más del 40 % de los votos, frente al radical Jorge Vanossi y el peronista Antonio Erman
González, lo que la convierte en una figura de relieve en la política nacional.
Como parte del notable crecimiento del FREPASO en este período, volvió a postularse en octubre de 1997,
pero esta vez por la provincia de Buenos Aires, donde el justicialismo triunfaba desde 1987. En una resonante
victoria, obtuvo el primer lugar en la elección, sobrepujando a la candidata justicialista Hilda González de
Duhalde.8 El triunfo marcó el punto de inflexión en el desarrollo del FrePaSo, que junto a la UCR y otros
partidos formó entonces la Alianza para oponerse al justicialismo del entonces presidente Carlos Menem;
Fernández Meijide presidió el bloque en la Cámara de Diputados, y junto con Carlos Álvarez conformó el núcleo
de referentes del partido.

Gobierno de De la Rúa
En las elecciones presidenciales de 1999 la fórmula de la Alianza debía elegir un candidato de una de las dos
fuerzas principales para la boleta presidencial; Fernández Meijide perdió las elecciones internas frente a de la
Rúa. En consecuencia se postuló a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, secundada por el
radical Melchor Posse. Perdió esta elección frente al justicialismo, cuyo candidato era Carlos Ruckauf, aunque
la Alianza triunfó en las nacionales.
Al asumir como presidente, De la Rúa la designó ministra de Desarrollo Social,9 pero las severas restricciones
presupuestarias causaron conflictos entre las dos figuras. Fernández Meijide fue acusada por diversos sectores,
como la Iglesia, por retrasos en la ejecución de los planes sociales.10
En abril de 2000 fue vinculada a un caso de supuesta corrupción por haber designado a su cuñado, Ángel
Tonietto, como interventor en el PAMI.11 Tonietto había beneficiado a su esposa, Juana Castagnola (hermana
de Fernández Meijide) al aprobar una recategorización para los dos hogares de discapacitados que pertenecían
a su esposa, lo que le permitió aumentar su facturación un 25 por ciento. 121314 Ángel Tonietto y José Amorín
(exfuncionario de PAMI durante el gobierno de la Alianza) fueron llevados a juicio oral y público por esta
causa.15 Elisa Carrió, entonces legisladora de la Alianza, expresó que: «no se pueden establecer designaciones
con relaciones de parentesco. Ella debe hacerse cargo».16 Fernández Meijide aseguró que Tonietto había sido
designado personalmente por el presidente.17 Posteriormente fue criticada por la designación de su profesor de
tenis como asesor en la Secretaría de Deportes de la Nación.181920
En marzo de 2001, tras una reorganización ministerial debida a la crítica situación, fue nombrada vicejefe de
Gabinete.21
Tras la caída, en diciembre de 2001, del Gobierno radical del que formaba parte, se retiró de la vida pública.

Actividad posterior
En agosto de 2009, por sus declaraciones a la prensa, Eduardo Luis Duhalde ―secretario de Derechos
Humanos de la Nación― le escribió una carta abierta expresando:
Bien sabe usted que no hay un censo nacional completo sobre el número de víctimas y que éste es irremisiblemente
aproximativo....En consecuencia, tomar los registros parciales de la CONADEP y los posteriores a la Secretaría de
Derechos Humanos como registros totales, es tan falaz y mentiroso como reducir el número de desaparecidos a la cantidad
de restos óseos localizados.22

En 2012, en vísperas del recordatorio del 30,º aniversario de la Guerra de Malvinas, firmó ―junto a otros
intelectuales y periodistas, como Marcos Aguinis, Jorge Lanata, Daniel Sabsay y Juan José Sebreli― un
documento en el cual desaprobaba que el 2 de abril hubiera sido declarado Día del Veterano y de los Caídos en
la Guerra de Malvinas.
En 2014, al presentar su documental, afirmó que «bajar el cuadro de Jorge Rafael Videla no tuvo ningún valor
En 2015 protagonizó junto al exmilitante de la organización Montoneros Héctor Leis en la película El diálogo,
dirigida por Pablo Racioppi y Carolina Azzi. Héctor Leis sostuvo que los militantes de las organizaciones
armadas fueron víctimas de sus cúpulas y pide en alguna forma que sean juzgadas. También opina que
Montoneros cometió crímenes de lesa humanidad al reclutar a menores para la guerra. Paz Bustamante opinó
que se trata «de una película importante al momento de pensar la relación entre el festival y la política del
Pro...Fue realizada con el apoyo del gobierno de la ciudad no sólo monetario ya que funcionarios macristas
estuvieron presentes en las proyecciones realizadas en el Village Recoleta, y la promocionaron en las redes
sociales»; según Elizabeth Yang, en una nota publicada en el diario La izquierda, vinculado al Partido de los
Trabajadores Socialistas, en la presentación dijeron: «En Argentina todos somos Videla» (frase que retoma una
expresión de Héctor Leis en el film, con la que subraya la común voluntad de los protagonistas del pasado de
no relatar todo lo que saben ni asumir responsabilidades), «No hay dos demonios, hay uno con varias cabezas»
y opinó que el documental y también el libro homónimo plantean que en los 70 no hubo ni víctimas ni
victimarios. Al respecto Paz Bustamante dijo «Meijide tiene una especie de obsesión por la cantidad, por
defender la idea de que no fueron treinta mil». Fernández Meijide opinó que «Esa cifra está claro que es
simbólica. Uno puede dejarlo como una cuestión simbólica. Ahora, la historia te exige que te atengas a las cifras
que están más documentadas».27
En 2016, recibieron numerosas críticas en Tierra del Fuego los dichos de Graciela Fernández Meijide, quien en
el programa televisivo ‘Intratables” calificó de “parasitaria” y “no genuina” a la industria fueguina, en referencia a
los miles de millones de dólares anuales que cuesta al estado nacional subsidiar la producción industrial (casi
exclusivamente limitada al ensamblaje) en el extremo sur del país. El ministro de Industria de la Provincia,
Ramiro Caballero, expresó que «es absolutamente irresponsable y carente de criterio que una persona que fue
funcionaria en un gobierno que dañó tremendamente a nuestra industria». «Evidentemente, además de no
conocer nuestra industria piensan lo mismo que cuando gobernaron y dejaron a la Argentina hecha un desastre,
en referencia al paso de Fernández Meijide por el gobierno de la Alianza 15 años atrás. Y agregó, siempre sin
argumentar sobre el problema, «no se puede esperar menos de alguien que incluso años atrás ha desmerecido
el reclamo de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, que forman parte de la provincia de Tierra del Fuego
En 2017, respecto a la muerte de Santiago Maldonado, investigada como desaparición forzada, Fernández
Meijide reivindicó al gobierno y el accionar de gendarmería y salió en este caso a defender a su excompañera
de Gabinete, Patricia Bullrich diciendo que «está haciendo lo que hay que hacer».29 Incluso cuestionó a los
organismos de derechos humanos que reclamaban por la desaparición de Santiago Maldonado y expresó que
la Gendarmería «está integrada por hombres que son falibles, están entrenados para reprimir y podría
habérsele ido de las manos a alguien».3031 También criticó duramente a los organismos y activistas de derechos
humanos que reclamaban la aparición con vida del joven, entre ellos a Estela de Carlotto, a Hebe de
Bonafini y Pérez Esquivel diciendo que en sus reclamos «hay mala intención o exceso de edad».32 Luego volvió
a cuestionar duramente a referentes de derechos humanos por sus críticas al gobierno de Cambiemos y a la
ministra de Seguridad Patricia Bullrich por su rol en la muerte de Santiago Maldonado luego de un
procedimiento de Gendarmería en Cushamen.33 Finalmente, Gustavo Lleral hizo públicas las conclusiones de
una junta médica, conformada por 55 expertos -entre ellos peritos de la familia Maldonado-, que realizó la
autopsia. Según esa junta, la causa de muerte fue "ahogamiento por sumersión en las aguas del rio Chubut,
coayudado por hipotermia". Posteriormente el Juzgado Federal N.º 2 de Rawson, provincia del Chubut, dictó el
sobreseimiento total y definitivo de Emmanuel Echazú, oficial del Escuadrón N° 35 “El Bolsón” de la
Gendarmería Nacional Argentina, con relación al delito de desaparición forzada de persona de Santiago
Maldonado.34. A pesar de la autopsia y del sobreseimiento muchos medios de prensa de izquierda siguieron
agitando el tema de la "desaparición forzada" de Maldonado para desprestigiar al gobierno de turno. Respecto a
los juicios contra los responsables de delitos de lesa humanidad consideró injusta «la condena a cadena a
perpetua a un militar que hacía guardia en un operativo con otro que torturó y asesinó» y calificó los juicios
como «el circo en los juicios» y diciendo que los juicios son venganza.35 Participó junto a Luis Alberto
Romero, Emilio Cárdenas y juristas estadounidenses de la conferencia en la Universidad de San Andrés
"Derechos Humanos y Castigo: las discusiones pendientes".
En marzo de 2018 respaldó la posibilidad de otorgar el beneficio de la prisión domiciliaria al represor Alfredo
Astiz, quien ha sido condenado a la pena de cadena perpetua en dos oportunidades por crímenes de lesa
humanidad.36 Su argumento es que «a determinada edad o con enfermedades terminales, mantener a una
persona en prisión deja de ser una condena condigna con el crimen y pasa a ser casi una venganza». 37
En marzo de 2019, es elegida presidenta del Club Político Argentino.1
En agosto de 2022 calificó a los kirchneristas como miserables: “No participaron en nada en las instancias de la
verdad y la Justicia” y cuestionó al peronismo por haberse apropiado de una causa sobre la cual nunca se
habían preocupado realmente, y afirmó: “Kirchner se llevaba muy bien con los militares de Santa Cruz”. 38
El 22 de septiembre de 2022, en la embajada de Francia en la Argentina, fue condecorada con la Orden de
Comandante de la Legión de Honor de la República de Francia, la distinción más importante de ese país, por su
lucha por los derechos humanos.

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