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Alumna: Olenka Verde Santiago Curso: Gerencia Estratégica Sección: 1 UNMSM

Análisis del capítulo III: “Gestión Estratégica” del libro Gobernanza y Gestión Pública de Luis
Aguilar Villanueva

El autor nos destaca la importancia de adoptar una perspectiva estratégica para comprender
las circunstancias desafiantes que enfrentan los actores en la consecución de sus objetivos.
Menciona que esta perspectiva, aunque natural ante obstáculos externos, ha sido desarrollada
teóricamente por los ejércitos a lo largo de la historia.

Se resalta que aplicar un enfoque estrictamente bélico a la dirección estratégica del gobierno
no es directamente aplicable. Se argumenta en contra de la idea de que "la guerra es la política
por otros medios" cuando se trata de la gestión gubernamental en condiciones normales. En
cambio, se aboga por métodos que incluyan el respeto a los derechos ciudadanos, la ejecución
imparcial de las leyes y la promoción de políticas públicas inclusivas. El autor sugiere que, para
una concepción estratégica del gobierno, es más adecuado mirar hacia los desarrollos en la
dirección estratégica del sector privado. Aunque se reconoce la diferencia entre los propósitos
públicos del gobierno y los objetivos competitivos del sector privado, se argumenta que la
mirada al sector privado puede proporcionar insights valiosos para la gestión gubernamental.

El origen del pensamiento estratégico en la actividad empresarial se atribuye al


redescubrimiento de la importancia del entorno empresarial. Se menciona la influencia de la
teoría de las organizaciones en este redescubrimiento, destacando que las empresas exitosas
son aquellas capaces de ajustarse y responder a su entorno de manera sostenida en el tiempo.
En este capítulo también se subraya el cambio en el enfoque empresarial desde la
producción/mercado en masa hacia una era postindustrial. Se argumenta que este cambio
llevó a las empresas a adoptar una mentalidad estratégica, centrada en la anticipación y
aprovechamiento de oportunidades en un mercado en constante cambio.

Se atribuye el renacimiento del pensamiento estratégico a la década de 1960, citando obras


influyentes como "Estrategia y estructura" de Chandler, "Estrategia corporativa" de Ansoff, y
"La política de negocios" de la Escuela de Negocios de Harvard. Estas obras se consideran
pioneras y continúan influyendo en la teoría y práctica de la planificación estratégica
empresarial. La evolución de los estudios contemporáneos sobre estrategia, especialmente a
partir de la década de los sesenta del siglo XX, se ha centrado en la planeación estratégica
como manifestación más difundida. Aunque la estrategia se asocia comúnmente con la
planeación, se destaca que esta última a menudo carece del componente competitivo propio
de la estrategia.

La popularidad de la planeación estratégica surgió en un contexto de creciente competencia


entre empresas y tensiones políticas a nivel mundial. Sin embargo, la combinación de
planeación y estrategia ha llevado a malentendidos. La planeación estratégica, inicialmente
vista como un proyecto novedoso, tendió a enfocarse en el largo plazo y se separó de la
planeación operativa, centrada en la eficiencia a corto plazo; aunque la planeación estratégica
buscaba superar los límites de la planeación operativa y estratégica convencionales, con el
tiempo, oscureció la esencia de la estrategia al no enfatizar suficientemente la necesidad de
resultados de calidad que proporcionaran superioridad sobre competidores. La crítica sostiene
que la planificación estratégica, al volverse rígida y centrada en la racionalidad, a menudo no se
adapta bien a entornos dinámicos y cambiantes.
Se plantea la incertidumbre sobre la utilidad de la planeación estratégica, especialmente al
intentar prever futuros relevantes y al separarse de la realidad operativa. Se destaca la
importancia de la prospectiva de futuros posibles y la consideración de escenarios,
reconociendo que el futuro no siempre es predecible, especialmente en períodos de cambio
acelerado; se critica la separación entre estrategia y operación, sugiriendo que la estrategia
debe integrarse con la realidad operativa de la organización. Además, se cuestiona la
efectividad de los planes estratégicos que no se desagregan en programas operativos y
presupuestos concretos. La crítica se centra en la falta de conexión entre la planeación
estratégica y la acción directiva real, enfatizando que la capacidad de síntesis del líder es
crucial. Se argumenta que el liderazgo estratégico va más allá del análisis y requiere una
comprensión profunda de la organización, su historia y patrones de comportamiento.

El capítulo destaca la importancia de la dirección estratégica sobre la planificación en


organizaciones, tanto en el sector público como privado. Se argumenta que muchos planes
estratégicos fracasan debido a la falta de una implementación adecuada, que requiere
directivos con habilidades estratégicas. Se menciona la necesidad de transformar estrategias en
programas operativos para lograr objetivos, destacando la importancia de la desagregación
analítica y la coordinación efectiva. Se enfatiza que la dirección estratégica implica seguir la
actividad de la organización para mantenerla orientada hacia sus objetivos y ajustarse a
cambios en el entorno. También se destaca la importancia de la programación y el diálogo
estratégico para el éxito de la dirección estratégica. Además, se señala que, en el sector
público, la estrategia debe ajustarse a la estructura organizativa y las leyes establecidas.

En resumen, el autor resalta la importancia de adoptar una perspectiva estratégica para


comprender y abordar los desafíos en la consecución de objetivos, tanto en el ámbito público
como privado. Se argumenta en contra de aplicar un enfoque estrictamente bélico a la
dirección estratégica gubernamental, abogando en cambio por métodos que respeten los
derechos ciudadanos y promuevan políticas públicas inclusivas. Se reconoce la influencia de la
teoría de las organizaciones y el cambio hacia una mentalidad estratégica en el sector privado,
destacando el renacimiento del pensamiento estratégico en la década de 1960. La popularidad
de la planeación estratégica, aunque inicialmente novedosa, ha llevado a malentendidos y
críticas, especialmente en cuanto a su adaptabilidad a entornos dinámicos y su separación de
la realidad operativa. Se plantea la necesidad de una conexión más fuerte entre la planificación
estratégica y la acción directiva real, subrayando que el liderazgo estratégico va más allá del
análisis y requiere una comprensión profunda de la organización. En última instancia, el texto
destaca la importancia de la dirección estratégica y la transformación efectiva de estrategias en
programas operativos para lograr el éxito en la consecución de objetivos organizacionales.

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