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Anales del Seminario de Historia de la

Filosofía
ISSN: 0211-2337
revistaanales@filos.ucm.es
Universidad Complutense de Madrid
España

Seguró, Miquel
BEUCHOT, M.: Hermenéutica analógica, símbolo y ontología. México, Universidad
Autónoma del Estado de México, 2010, 166 pp.
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, vol. 31, núm. 2, julio-diciembre, 2014, pp.
586-588
Universidad Complutense de Madrid
Madrid, España

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Recensiones

De recomendada lectura, El evangelio del nietzschiana de poner la metáfora como


diablo, resulta un texto muy provechoso para punto de apoyo para un pensamiento ontoló-
cualquier estudiante interesado en el pensa- gica es leída por Beuchot como la presencia
miento foucaultiano, y por supuesto, para de una genuina inquietud especulativa en el
arrojar más luz a los investigadores más padre del (así llamado) nihilismo. Nietzsche
ambiciosos que quieran profundizar más en ve, en términos kantianos, a Dionisio como el
las repercusiones que ha tenido Historia de la noúmeno y a Apolo como el fenómeno (p.
locura después de cincuenta años; con el aña- 24), algo en lo que ya se anuncia el reto a
dido de los dos textos inéditos del autor de superar: la dualidad establecida entre lo apa-
Poitiers que no dejan de aportarnos cada vez rente y lo real, el sentido y la referencia. A
más pistas para hacer nuevas lecturas de su eso precisamente, apunta Beuchot, es a lo que
pensamiento. se dedica la ontología analógica que viene
esbozando.
Antonio MORENO PARRIZAS Diferente es el caso de Heidegger y la críti-
ca a la metafísica. Para Beuchot su concep-
ción de la misma adolece de un mayor
conocimiento de la analogía. Su concepto del
BEUCHOT, M.: Hermenéutica analógica, símbolo ser es demasiado unívoco (quizás por la
y ontología. México, Universidad Autónoma del influencia del escotismo, apunta) y poco sen-
Estado de México, 2010, 166 pp. sible a la multiplicidad del decir del ser, por
eso es totalmente pertinente la crítica de
Hace tiempo que el itinerario filosófico de Lévinas: el intento heideggeriano es totalita-
M. Beuchot cruza los dominios de la ontolo- rio, abstracto. Si el que fuera profesor en
gía y la metafísica. Enriqueciendo su vasto Freiburg puede achacar un olvido del ser a la
saber en cuestiones de semiótica, de unos historia de la metafísica, también puede decir
años para aquí el autor viene trabajando en lo que él tuvo un olvido de lo ente en cuanto tal,
que él mismo ha denominado una hermenéu- como lo otro que aparece en el horizonte de la
tica analógica; las últimas obras de este proli- experiencia mundana, que en sí mismo es
jo filósofo así lo atestiguan. De hecho, este experiencia ética. Para Beuchot si algo puede
libro prolonga este esfuerzo no solamente permitir sortear los lazos de la onto-teo-logía
insistiendo en los fundamentos que la susten- es justamente la analogía y su flexibilidad
tan, sino también tratando de dar más recorri- esencial para decir lo múltiple y lo uno de una
do a la intuición que la anima. forma sugerente.
De lo que el texto se preocupa, anuncia Que hay sed de ontología es algo que para
Beuchot, es de hacer que la ontología y la nuestro autor es indudable. En el tercer capítu-
metafísica devengan nuevamente relevantes lo de la obra hace un somero repaso de las
para el hombre. Por ello conviene mostrar posiciones más recientes y relevantes al res-
que los profetas de su superación o anulación pecto: Foucault, Derrida, Marion, Deleuze,
no hacen otra cosa que reivindicarla, aunque Vattimo, Grondin; “ya se siente un cambio, y -
ciertamente de otra forma. Nietzsche, por ¿por qué no?- un renacer de estas cuestiones”
ejemplo, introduce no pocos elementos onto- (p. 72), dice. Pero eso no es suficiente. Si una
lógicos en su obra, sostiene. No busca deste- revisión de la ontología es posible, solamente
rrarla como tal, sino solamente exiliar del lo será en y por la hermenéutica; y no cual-
panorama filosófico aquella ontología insul- quiera: u2ermenéutica que privilegie lo refe-
sa, eidética y altamente ineficaz. La demanda rencial anularía el sentido y con ello la

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relevancia para el sujeto; asimismo, un sentido plantear la posibilidad de repensar la persona


excesivamente cerrado en sí mismo anularía humana, sonsaca Beuchot. Si es en la antro-
cualquier posibilidad de acceder a un tentáculo pología filosófica donde reside el interés
con lo real. Hace falta, pues, un equilibrio máximo del pensar (¿qué somos?), hace falta
entre proceso hermenéutico y cuestión ontoló- recuperar el interés propio de pensar-nos de
gica; esto es, una hermenéutica analógica. una forma fecunda. Tradicionalmente a eso se
En este sentido, apunta Beuchot que la dedicaba la doctrina de la sustancia, cuya
misma hermenéutica va dando señales que generalidad incluía la definición de lo huma-
necesita de la ontología para atestiguar su no (recuérdese a Boecio). Para Beuchot ésta
recorrido existencial. La propuesta ricoeuria- es a todas luces inactual, y no por capricho.
na de proceso hermenéutico se afianza en el La sustancia no se entiende sin la relación, ya
ejercicio de un agente ‘fuerte’, con valor que el mundo, el orden, el ‘cosmos’, no es
ontológico. Se trata de una ontología funda- más que sustancias en relación, un contexto
mental del sí que se despliega a partir de la en el cual cada sustancia se comprende a sí
temporalidad que lo atraviesa y que, por eso misma según la relacionalidad que la sitúa en
mismo, no puede ser cerrada. La restauración el ser. La idea de sustancia dará consistencia
de una ontología enclaustrada en sí misma, a lo que aparece, pero sin la relación, sin la
ajena a lo mundano y sus contradicciones, no apertura a lo otro, no tendría sentido pensar
tiene sentido para el hombre de hoy. Cabe sobre ella. La sustancia es, en resumidas
replantear el sentido de la ontología de la per- cuentas, simbólica, ya que ella misma es
sona y de su pensar sobre el mundo. intencional, apunta Beuchot, así como la per-
Comencemos por lo segundo: es menester sona lo es porque sin la apertura a su prójimo
completar la metáfora con la metonimia, o lo no se comprende en su profundidad.
que es lo mismo, que el decir humano pueda Es decir, una ontología relevante debe
ser extrapolable a lo que aparece realmente y pasar por la antropología, pero no para que-
que en hacerlo se ‘acierte’, apunta. Hay que darse ahí, puesto que solo se completa si
conectar el símbolo con el ser y hacer que la puede proyectarse hacia ‘afuera’. Es así que
metáfora se convierta en algo continuamente resulta muy útil recuperar la parábola como
sugerente, dotando de sentido existencial el forma del discurso sobre lo real. Con ello,
inquirir humano sobre lo real. De lo contario apunta, se ontologizaría la metáfora y se la
la filosofía será algo vacuo e irrelevante (p. cargaría de iconicidad, de material existen-
96). El símbolo, además de responder a la cial, algo imprescindible para que el hombre
pregunta metafísica del hombre como tal, se sienta por ella interpelada y convocado a la
como ser existencial, es la clave hermenéuti- reflexión de su alcance. Obviamente eso debe
ca que permite interpretar y comprender el conllevar la renuncia a querer dar con ‘la’
conjunto de los hombres, la sociedad, y sus forma que rige lo real y asumir que la tempo-
vicisitudes. La expresión simbólica nace de la ralidad e historicidad del proceso hermenéuti-
vivencia personal, no cabe duda, pero esta no co desembocan en una visión magmática de
se comprende, ni siquiera a sí misma, sin la la realidad. El proceso analógico resultante se
dimensión de relación que la atraviesa. Por define entonces como un proceso dialéctico
eso es tan importante acudir a él. abierto cuyo analogado principal es, justa-
Tenemos entonces que la relación, que la mente, la relación real (p. 142) de los entes
vivencia del prójimo, tiene que ver, y mucho, que aparecen.
con el sentido que cada cual busca para su Para Beuchot todo reside en la fuerza de lo
ser. Con esto queda iluminada la senda para simbólico: el símbolo hace que la sustancia

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sea relación, intencionalidad, y por eso cues- Sea como fuere, lo cierto es que si la onto-
tión relevante y existencial para el hombre, logía quiere ser relevante (y de ahí la metafí-
él mismo ya un símbolo. El símbolo es la sica), debe abrirse a lo mundano, a la
clave que vivifica el pensar y lo sitúa en las historicidad y a la diferencia, y dejarse llevar
coordenadas del interés genuino. Tanto es así por los surcos de la in-determinación y la
que la ontología colinda con la ética y hasta dinamicidad de nuestra experiencia existen-
con la psicología, pues dado que atraviesa lo cial. De lo contrario, nos advierte sin aspa-
antropológico, también tiene que asumir vientos esta obra de Beuchot, la noche de la
aquel fondo misterioso del ser humano. especulación, y con ella la del hombre y su
También la voluntad y sus resortes tienen preguntar, no habrá acabado. El trecho está
algo que decir en todo esto. Pero Beuchot ahí para ser recorrido, y nadie dijo que sería
esto no constituye una amenaza que pudiera fácil hacerlo.
colapsar el despliegue de una hermenéutica
simbólica de alcance ontológico ‘fuerte’. Lo Miquel SEGURÓ
que inquieta a la voluntad (y la ética) es el
telos de la vida, su finalidad. Aristóteles
defendió que de las cuatro causas, la que
tiene que ver con él (entelequia) es la más FERNÁNDEZ MANZANO, J. A.: Política para la
importante, lo que significa que lo que cons- Globalización. La recuperación de lo público
tituye al ser humano es la intencionalidad en la era global. Madrid. Ediciones Antígona.
hacia el fin, hacia aquello que lo completa y 2014. 94 pp.
lo hace ser plenamente ‘hombre’. De este
modo, dice Beuchot, puede interpretarse la El libro del profesor de la Universidad
causalidad como esa vocación a la relación Complutense de Madrid, Juan Antonio
con lo circundante, y así al orden de propor- Fernández Manzano, Política para la
ciones y juego hermenéutica analógico, que Globalización: la recuperación de lo público
haría de la ética un proceso de sentido, de en la era global, presenta una síntesis tanto
plenitud. “Una hermenéutica del sí conduce del confuso fenómeno que es la globalización
de la metafísica a la ética”, glosa (p. 164). como de lo que ha supuesto y supone en
Cabría, empero, cuestionar si valen todas nuestras actuales sociedades. Partiendo del
las hermenéuticas, todos los procesos simbó- hecho de que el mundo está cada vez más
licos, en la iluminación de la existencia, o si interconectado, Fernández Manzano, desarro-
hay, por el contrario, alguna que nos acerca lla un trabajo arqueológico analizando las
más a lo que somos como humanos. Dado características más significativas de nuestro
que el analogado principal es la relación momento histórico y político.
como tal, podría esgrimirse que solamente El enfoque crítico que nos presenta el autor
aquello que potencie el ser ente de cada ente, de un mundo marcadamente cosmopolita nos
es decir, que permita a todas las sustancias ser conduce, en un primer análisis, a hacer con-
en su ser concreto subsistiendo y permanecer verger las múltiples caras de la globalización
abiertas a lo que las rodea, es digno de ser lla- bajo el sesgado prisma de una de ellas: la eco-
mado proceso simbólico. Sin embargo, eso nomía. Las desigualdades y los desequilibrios
no clarifica la cuestión de su validez, sino que que amenazan con destruir la incipiente aldea
más bien la pospone, porque: ¿qué significa global son fruto de la primacía económica
relación? ¿Es en sí mismo algo unívoco o por encima del resto de los actores de la glo-
simbólico? balización, que hace que este fenómeno se

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