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Discurso 5 Min
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¿Qué aprendemos del pacto que hizo Josué con los gabaonitas?
Acuerdo entre dos o más personas para emprender cierta acción o abstenerse
de llevarla a cabo; convenio; contrato.
Es obvio que Dios no estaba disgustado con aquel pueblo que buscó la paz.
Apoyó a Josué cuando este defendió a los gabaonitas contra el ataque de
cinco reyes. Jehová hasta ejecutó el milagro de extender la luz del día durante
aquella batalla. (Josué 9:3-27; 10:1-14.)
Un "pacto" es un acuerdo promulgado entre dos partes en el que una o ambas
hacen promesas bajo juramento de cumplir o abstenerse de ciertas acciones
estipuladas de antemano. Acuerdo entre dos o más personas para emprender
cierta acción o abstenerse de llevarla a cabo; convenio; contrato
Acuerdo entre dos o más personas para emprender cierta acción o abstenerse de
llevarla a cabo; convenio; contrato. La palabra hebrea beríth, de etimología incierta,
aparece unas 280 veces en las Escrituras Hebreas, y más de 80 de esos casos se dan
en el Pentateuco de Moisés. Las tablillas cuneiformes encontradas en Qatna en 1927
(antigua ciudad cananea al SE. de Hamat) permiten comprobar que el significado
primario del término hebreo es “pacto”, comparable al del vocablo legal moderno de
“contrato”. “El contenido de dos de las [quince] tablillas es sencillo. La tablilla A
contiene una lista de nombres [...]. La tablilla B, una lista de víveres [...]. Por lo tanto, la
lista A es un compromiso por el que las personas mencionadas [...] acuerdan ponerse
al servicio de otra o cumplir con determinadas obligaciones. La lista B, de la mano del
mismo escriba, explicita la naturaleza del compromiso: los que suscriben el acuerdo
recibirán a cambio de sus servicios una cantidad específica de víveres. [...] El
concepto israelita de berit, ‘pacto’, fue un tema central en la teología yavista. Aquí
aparece escrito este término por primera vez en un documento extrabíblico de tiempos
antiguos, no posterior al primer tercio del siglo XIV a. C.” (Bulletin of the American
Schools of Oriental Research, febrero de 1951, pág. 22.)
Tres días después los israelitas descubrieron el engaño y fueron a las ciudades, la
principal Gabaón, pero no los destruyeron por respeto al juramento de los prínci-
pes pero toda la asamblea murmuraban por lo que los príncipes determinaron que
sirvieran de leñadores y aguadores para toda la congregación. Josué les preguntó
por qué les habían engañado diciendo que eran de lejos cuando eran vecinos cer-
canos y les dijo
Ahora, pues, malditos sois, y no dejareis nunca de ser esclavos, para cortar la leña y sacar
el agua para la casa de mi Dios.
Es que supimos la orden de Yahvé, tu Dios, había dado a Moisés, su siervo, de que toda la
tierra se os entregara y de que todos sus habitantes fueran exterminados delante de
vosotros. Por eso tuvimos miedo de nuestras vidas y por eso hemos hecho esto. Estamos en
tus manos, trátanos como te parezca bueno y justo tratarnos.
La batalla de Gabaón
El mismo libro de Josué, en su capítulo 10, nos relata la batalla que tuvo lugar en
tierras de Gabaón y el fenómeno que allí ocurrió. Según dice el libro:
Cuando los reyes de Jerusalén se enteraron de que los Israelitas habían derrotado a
Jericó y a Hai y que los de Gabaón habían logrado hacer la paz y vivían entre ellos
y siendo Gabaón una ciudad mucho mayor y más importante que Hai y sus habi-
tantes eran valientes guerreros el rey Adonisedec de Jerusalén llamó a los otros
reyes de las ciudades de Hebrón, Jerimot, Laquis y Eglón para hacer una alianza y
atacar los gabaonitas por hacer las paces con los hebreos.
Las tropas de la alianza pusieron cerco a Gabaón y los habitantes de la ciudad pi-
dieron ayuda a Josué. Josué respondió subiendo a luchar contra la coalición de los
reyes amorreos y Yahvé le dijo:
No los temas porque te los mandaré en tus manos y ninguno de ellos podrá resistir ante ti.
El sol se detuvo, y se paró la luna hasta que los gabaonitas e israelitas consuma-
ron su venganza.
Un fenómeno como este no volvió a suceder nunca más, ni antes de ese día había
sucedido. Los cinco reyes que conformaron la alianza amorrea se escondieron en
la caverna de Maceda cuya boca cerró Josué con grandes piedras y una guardia
mientras acababa de aniquilar a las tropas enemigas. Una vez finalizada la batalla
Josué ordenó traer a los cinco reyes e hizo reunir a todos los hombres de Israel y
delante de ellos dijo
poner vuestro pie sobre su cuello. No temáis y no os acobardéis, sed firmes y valientes,
pues así trata Yahvé a todos vuestros enemigos, contra los que combatís
Luego de esto los mandó a ejecutar y enterrar en la misma caverna donde se ha-
bían escondido.
¿Por qué es lógico recurrir a nuestro Creador? Pues bien, él sabe por qué nos hizo y
cuál debería ser nuestro objetivo en la vida. Conoce nuestra constitución física, mental
y emocional; de ahí que sepa qué normas nos convienen. Además, Dios es el amor en
persona, y por tal razón desea que seamos completamente felices (1 Juan 4:8).
¿Dónde podemos hallar sus consejos? En la Santa Biblia, el libro que escribieron más
de cuarenta hombres bajo su guía (2 Timoteo 3:16, 17).* Ahora bien, ¿podemos
fiarnos de lo que dice la Biblia?
1:26. Como han sido hechos a la imagen de Dios, los seres humanos
tienen la capacidad de reflejar los atributos divinos. Ciertamente,
debemos esforzarnos por cultivar cualidades como el amor, la
misericordia, la benignidad, la bondad y la paciencia. Así, imitaremos a
nuestro Hacedor.