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INSTITUTO DE DEREC1I0 COMPARADO

EL DERECHO
MERCANTIL EN LA
AMI:.RICA LATINA

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EL DERECHO MERCANTIL
EN LA AMÉRICA LATINA
PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE DERECHO COMPARADO

SERIE D. — Cuadernos de Derecho Comparado


N9 4
INSTITUTO DE DERECHO COMPARADO

EL DERECHO
MERCANTIL EN LA
AMÉRICA LATINA

por
JORGE BARRERA GRAF
Director del Seminario de Derecho Mercantil
de la Universidad Nacional Autónoma de México

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


MÉXICO, 1963
Derechos reservados conforme a la ley
C) 1963 Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria- México 20, D. F.

DIRECCIÓN GENERAL DE PUI3LICACIONES


Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
A Roberto L. Mantilla Molina,
jurista ilustre, maestro cabal, amigo invariable.
SUMARIO

PRÓLOGO 7

EL DERECHO MERCANTIL EN LA AMÉRICA LATINA HASTA EL SIGLO XIX

1. Evolución del derecho mercantil en Europa . 13


2. Evolución del derecho mercantil en Latinoamérica • 16
3. El derecho español durante la Colonia • 19
4. El derecho portugués durante la Colonia 22
5. Supervivencia del derecho ibérico en Latinoamérica, con pos-
terioridad a la independencia . . . . 23
6. Influencia de los códigos europeos con posterioridad a la inde-
pendencia 26
7. Principales códigos de comercio en Latinoamérica durante el
siglo xix . 28
8. Códigos de Comercio argentinos de 1859 y 1889 31
9. Código chileno de 1887 e influencias de éste en Latinoamérica 32
10. Influencia del derecho italiano en el siglo pasado . 34
11. Características del derecho mercantil latinoamericano en el si-
glo xtx . ...... 35

EL DERECHO MERCANTIL EN LA AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

12. Estructura del derecho mercantil en Latinoamérica a princi-


pios del siglo xx . . . 43
13. Evolución del derecho mercantil en Latinoamérica en el siglo xx 46

89
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

14. Participación de los países latinoamericanos en convenciones in-


ternacionales europeas en materia mercantil 47
15. Participación de los países latinoamericanos en convenciones,
tratados y pactos interamericanos en materia mercantil . 49
16. Críticas a los códigos vigentes . .. 51
17. Principales proyectos sobre legislación mercantil durante el pre-
sente siglo 53
18. Principales códigos de comercio durante el presente siglo 54
19. Legislación sobre sociedades en el siglo xx . 55
20. Legislación cambiaria en el siglo xx 56
21. Instituciones mercantiles originales en Latinoamérica 58
22. Legislación sobre fideicomiso 59
23. Legislación sobre quiebras . 61
24. Características del derecho mercantil latinoamericano en el si-
glo xx 63

25. La empresa en el derecho mercantil . 65


26. La empresa en los derechos latinoamericanos . 68
27. Influencia del derecho norteamericano en Latinoamérica 75
28. Principales leyes sobre fideicomiso . 77
29. Sistemas de banca central en Latinoamérica 80
30. Tendencias de unificación legislativa en Latinoamérica 84

90
En la Imprenta Universitaria, bajo la
dirección de Rubén Bonif az Nurlo, se
terminó la impresión de este libro el día
20 de diciembre de 1963. La edición
estuvo al cuidado del autor. Se hicieron
2,00 0 ejemplares.
,

,
PRÓLOGO

Este trabajo, que se publica bajo los auspicios del Instituto


de Derecho Comparado de la Universidad Nacional Autóno-
ma de México, contiene las tres conferencias sustentadas por
mí en la Sesión de Derecho Comparado, Ciclo 1, correspon-
diente al año 1963, organizada por la Facultad Internacional
para la Enseñanza del Derecho Comparado, de Estrasburgo,
en colaboración con el Instituto de Derecho Comparado y
la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Nacional.
Como el nombre del libro indica, se refiere a la evolución
y a la situación actual del derecho mercantil en la América
Latina; si bien, de la materia que tradicionalmente, en el
derecho continental, forma parte de dicha disciplina, sólo fue
objeto de estudio y consideración el llamado derecho mer-
cantil terrestre, no el -marítimo, que Por estar lejos en nuestros
países de haber alcanzado el desarrollo de las instituciones
terrestres, y porque todavía hoy es objeto de escasa preocupa-
ción doctrinal y juris prudencial, resulta difícil de analizar
y estudiar comParativamente en nuestras escuelas y centros
de investigación.
También nuestro derecho mercantil terrestre es en ocasio-
nes difícil de investigar y de conocer, Porque no obstante el
creciente acercamiento económico de las distintas repúblicas
latinoamericanas, y a Pesar de sus múltiples afinidades y sus
reducidas divergencias sociales, políticas y culturales, nuestras

7
JORGE BARRERA GRAF

bibliotecas, seminarios y centros de estudio son Pobres en el


acervo bibliográfico y de derecho positivo de nuestras
naciones. Por otra parte, desgraciadamente todavía son oca-
sionales y poco frecuentes los contactos científicos y el
intercambio de los juristas y abogados americanos, pese a que
en los últimos años ha aumentado la labor de conocimiento
recíproco y el esfuerzo de traspasar los límites de las fron-
teras nacionales con motivo de cursos especiales de derecho
comparado en los planes de estudio de nuestras escuelas; de
las reuniones periódicas que celebran las facultades de Dere-
cho de la América Latina; de la labor de acercamiento y de
divulgación de los Institutos de Derecho Comparado de diver-
sos Países de América, de las frecuentes convenciones de
abogados, y de las conferencias Panamericanas mismas.
Debemos reconocer, empero, que la labor de conocimiento
de los sistemas legales y de las instituciones jurídicas america-
nas tiende a facilitarse gracias a prestigiadas revistas jurídicas
como el Boletín del Instituto de Derecho Comparado de
México, el American Journal of Cornparative Law, la Revista
Jurídica Interamericana de la Universidad de Tulane; a mag-
níficos estudios especializados de profesores tan eminentes,
como Olavarría en Chile, Aztiria en Argentina, Waldemar
Ferreira en Brasil, Elda en México, Couture en Uruguay,
Ramírez en Honduras, Eder en los Estados Unidos, Ots
Capdequí en España, Ascarelli en Italia y Brasil, Goldschmidt
en Argentina y Venezuela, y a colecciones modernas de es-
tudios jurídicos latinoamericanos, como las celebérrimas
Guías Para el conocimiento del derecho y de la literatura
jurídica de la mayor parte de nuestras naciones, debidas a la
benemérita labor de Helen Clagett, y publicadas por la
Biblioteca del Congreso de Washington.

8
PRÓLOGO

A pesar de las dificultades antes anotadas, de que el in-


vestigador opera a veces con materiales escasos y anticuados,
de que en ocasiones desconoce si los textos y leyes a su alcance
están en vigor, y de que ignora o no consigue estudios jurí-
dicos recientes reste do a ciertos Países, la labor de investiga-
ción y comparación de nuestras instituciones jurídicas es
útil y provechosa, no sólo a nuestros estudiantes y juristas,
sino también respecto a profesores y jurisPeritos de otros
países y otros sistemas legales, quienes más aún que .nosotros
desconocen nuestra realidad jurídica. La utilidad y conve-
niencia de dicha labor, creo que justifica la presente publi-
cación., que solamente se presenta corno un esfuerzo más y
quizás como una nueva aportación al estudio del derecho
comparado en los Países latinoamericanos.
Esta tarea comparatista, que en los países sudamericanos
cuenta ya con amplia experiencia, habrá necesariamente de
impulsarse con motivo de las asociaciones económicas de nues-
tros Países, las cuales están en desarrollo, y con motivo de los
diversos congresos jurídicos, universitarios, intelectuales en
general, que con frecuencia cada vez mayor se celebran en los
Principales centros culturales del continente.
Nuestros institutos de Derecho Comparado, sus boletines
de información y sus publicaciones servirán de guía, de cauce
y de estímulo para dicha labor y Para el aumento y mejora-
miento de los estudios relativos.

Ciudad de México, diciembre de 1963.

J.B.G

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EL DERECHO MERCANTIL EN LA AMÉRICA LATINA HASTA EL SIGLO XIX

1. Evolución del derecho mercantil en Europa . 13


2. Evolución del derecho mercantil en Latinoamérica . . 16
3. El derecho español durante la Colonia . 19
4. El derecho portugués durante la Colonia 22
5. Supervivencia del derecho ibérico en Latinoamérica, con pos-
terioridad a la independencia .. 23
6. Influencia de los códigos europeos con posterioridad a la inde-
pendencia 26
7. Principales códigos de comercio en Latinoamérica durante el
siglo xix . 28
8. Códigos de Comercio argentinos de 1859 y 1889 31
9. Código chileno de 1887 e influencias de éste en Latinoamérica 32
10. Influencia del derecha italiano en el siglo pasado . . 34
11. Características del derecho mercantil latinoamericano en el si-
glo xix . .... 35
EL DERECHO MERCANTIL EN LA AMÉRICA
LATINA HASTA EL SIGLO XIX
1. EVOLUCIÓN DEL DERECHO MERCANTIL EN EUROPA

Es sabido que el derecho mercantil nació a fines de la Edad


Media como un derecho de clase, en el seno de los gremios y
de las corporaciones italianas, como reacción al derecho ro-
mano y al derecho canónico, los que además de mantener el
formalismo y los limitados e insuficientes esquemas de la co-
dificación justinanea, ignoramos la dicotomía del derecho pri-
vado y sólo reglamentaron instituciones comerciales aisladas
en relación a la representación institoria, y al primitivo trá-
fico marítimo en el Mediterráneo.
A partir de su nacimiento, el derecho comercial que sólo
se aplicó a los comerciantes inscritos en las matrículas gre-
miales, inició un rápido crecimiento, siempre a costa del de-
recho civil, para primero absorber y someter a la jurisdicción
de los cónsules y a la reglamentación estatutaria de las corpo-
raciones las relaciones en que intervinieran los mercaderes,
aunque en éstas también fueran partes personas ajenas a la
profesión mercantil, y enseguida, iniciar la calificación de
mercantiles de ciertas relaciones propias de la actividad co-
mercial, lo que condujo en el Código de Comercio francés de
1807 a enumerar una serie de actos que se consideran de co-
mercio, independientemente de que en su celebración o eje-
cución intervenga un comerciante. El Código de Comercio
de Napoleón cambió de manera radical el carácter profesional
y subjetivo de esta disciplina, para atribuirle naturaleza ob-
jetiva.
13
JORGE BARRERA GRAF

La estructuración del Código galo, no sólo fue consecuen-


cia de la constante evolución del derecho mercantil, que se
produjo al parejo del desarrollo económico de los países euro-
peos, que pasaron del periodo feudal y de economía urbana,
a la etapa de libre cambio y del comercio internacional y ul-
tramarino, sino que también reflejó principios de la Revolu-
ción Francesa, como fueron su carácter eminentemente indi-
vidualista y la abolición de los privilegios y de las corpora-
ciones.
A partir de la codificación napoleónica, el desarrollo del
derecho mercantil se vincula, más claramente, a la evolución
económica y se subordina al capitalismo de las naciones con-
tinentales de Europa, como con perspicacia y finura han ano-
tado autores tan renombrados y conocidos como mossA y
ASCARELL1 en Italia; orRóN TENA en España. 1 Y en forma
también clara y evidente, el crecimiento de esta ciencia ju-
rídica se logra a costa del derecho civil, rama esta que, sin
perder su importancia, nutre al comercial, le cede muchas de
sus instituciones contractuales y a la postre, se ve tan fuer-
temente influenciada por él, que resulta innegable el fenó-
meno conocido con el nombre de comercialización del dere-
cho privado.
Durante todo el siglo xrx el criterio objetivo del derecho
mercantil y el del acto de comercio imperaron en todos los
códigos de la Europa continental, los que, con mayor o menor
independencia, se vieron siempre influenciados por el Code
NaPoleon. A fines del siglo, el C. Co. alemán de 1897, que
entró en vigor el 19 de enero de 1900, introdujo un nuevo

1 Lorenzo Mossa, Trattato del Nuovo Diritto Commerciale, Milán, 1942,


I, pp. 1 y s.; Ascarelli, Natura e posizione del Diritto Commerciale, en "Studi
di Diritto Comparato", Milán, 1952, 39 y s.; y Teoria della concorrenza e dei
ment intrnateriali, Milán, 1956, 1956, 2 y s. Girón Tena, E1 Concepto del Derecho
Mercantil, Madrid 1954, 18 y s.

14
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

concepto que la doctrina germana primero, la francesa y


la italiana después, comenzaban a analizar: el de la empresa.
Que así fuera, es decir, que el concepto de la negociación
mercantil y de su titular el empresario se plantearan como
fundamentales para el derecho comercial, se debió, no a un
esfuerzo o a una invención teórica de los tratadistas, ni si-
quiera a que la jurisprudencia comercial pretendiera estruc-
turar la teoría del acto de comercio en función de la empresa
—a la que el Código francés y todos los que lo siguieron in-
cluían en la enumeración de los actes de cornmerce— sino
que se debió, nuevamente, a la etapa capitalista que vivía la
Europa del Imperio Alemán de Guillermo IJ, en la que la ne-
gociación o empresa había ya alcanzado un notable creci-
miento que aún hoy día no vemos terminar, y se imponía ya
como la célula principal de toda la organización económica.
La doctrina comercial del presente siglo, la jurisprudencia
de los principales paises y algunos de los nuevos textos como
el Código Civil italiano de 1942, los Anteproyectos francés y
holandés, han acogido a la negociación y elaborado su teoría
hasta el punto de que una buena parte de los tratadistas pre-
tende sustituir al acto de comercio y al comerciante mismo,
como elementos fundamentales y definidores de esta discipli-
na, por el concepto de la negociación, del empresario, de la
hacienda o patrimonio de la empresa, y por los actos en masa
realizados por el titular de la negociación dentro de ésta. '

2 Véanse, principalmente, en Francia, Ripert, Traité Elémentaire de Droit Com-


mercial, Paris, 1948, n. 340 y s. pp. 135 y s. y Escarra Príncipes de Droit
Commercial, Paris, 1934, 1, 148 y s., en Italia, Mossa, oh. cit.; y Ferri, Manuak
di Diritto Commercialr, Firenze, 1948, 1, 13 y s. En España, Garrigues, Tratado
de Derecho Mercantil, Madrid, 1947, t. I, vol. 1.9, pp. 3 y s.; y Rodrigo Urja,
Derecho Mercantil, Madrid 1958, 23 y s. En Argentina, Satanowsky, Tratado
de Derecho Comercial, Buenos Aires, 1957, 1, 149 y s.; en México, Joaquín
Rodríguez Rodríguez, Curso de Derecho Mercantil, 34 ed., México, 1957, 1, 7
y s.; y Barrera Graf, Tratado de Derecho Mercantil, México, 1957,1, 5 y s.

15
JORGE BARRERA GRAF

2. EVOLUCIÓN DEL DERECHO MERCANTIL


EN LATINOAMÉRICA

Cómo ha evolucionado el derecho mercantil en Latinoamé-


rica y cómo han influido en la evolución de tal disciplina en
nuestros países los conceptos subjetivo, objetivo y de empresa
de los textos legales y de los autores europeos, son problemas
que abordaremos ahora.
Hasta su Independencia, las naciones de la América Latina
se rigieron por la legislación colonial de la Madre Patria; Por-
tugal en el caso del Brasil, y España en el caso de todos los
demás países (con excepción de Haití, en donde rigió la legis-
lación francesa) .
España, como se sabe, gozó de un sistema codificado, desde
la más remota antigüedad, aunque no reglamentó separada-
mente el derecho público y el privado, ni tampoco distin-
guió el derecho civil del mercantil, salvo las celebérrimas
Ordenanzas de Bilbao que constituyeron un ordenamiento
típicamente mercantil, al igual que lo fueron las no menos
famosas Ordenanzas de Luis XIV, del Comercio (1673) y
de la Marina (1681). Los principales textos hispanos, no sólo
por las instituciones reglamentadas, sino por la perdurable
influencia y el vigor que tuvieron en este continente, en pri-
merísimo lugar, son, las Siete Partidas de Alfonso el Sabio,
,`uno de los monumentos más insignes de la civilización me-
dieval", que comenzaron a regir a mediados del siglo XIV
(1348) y de las cuales la Partida quinta, que trata de las
obligaciones y de los contratos, es la que más se refiere al de-

3 Calasso, Introduzione al Diritto Comune, Milán, 1951, p, 321.

16
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

recho mercantil y constituye, a juicio de GÓMEZ DE LA SERNA,


"la parte más acabada y perfecta de la obra".
En los siglos xv y xvr, las Ordenanzas de Burgos y de Sevilla
(1494 y 1554), con una Casa de Contratación para las In-
dias (1503) y el Tribunal Consular (1543) ; aquélla, se des-
tinó a ser un centra para el comercio de la Corona española
con las colonias americanas, y en cuanto a las Ordenanzas
"su importancia en América fue muy grande, no porque la
Recopilación de Indias decretara su aplicación, así como las
de Burgos, como fuentes supletorias del derecho indiano, ya
que esta disposición fue letra muerta, sino porque las Orde-
nanzas de Sevilla se convirtieron en el Libro ix de las Leyes
de Indias, las cuales sí se aplicaron como derecho principal en
América".
Felipe II, el mismo monarca que decretó las Ordenanzas
Filipinas para Portugal, que en materia civil rigieron en Brasil
hasta la promulgación de su notable Código Civil de 1916, y
en materia mercantil hasta 1850 en que entró en vigor el
C. Co., ordenó la recopilación del vasto y disperso derecho
castellano, can el fin de "acabar 'con las confusiones que pro-
ducía la multiplicidad de sus fuentes de vigencia", y con la
finalidad también de redactar un cuerpo uniforme y comple-
to de legislación. Se preparó así y se dictó la Nueva Recopi-
lación en 1567, que comprendía las disposiciones más impor-
tantes de los principales ordenamientos españoles, y la cual
se consideró hasta 1805 como la fuente principal de aplicación
del derecho de la metrópoli y fuente subsidiaria en sus colo-

4 Gómez de la Serna, Introducción histórica de las Siete Partidas, en Los Có-


digos Españoles Concordados y Anotados, t. n, Madrid, 1847, pp. vi y s.
5 Haring, Comercio y Navegación entre EsParia y las Indias, México, 1938,
p. 41.

17
JORGE BARRERA GRAF

nias de América, en donde el llamado Derecho Indiano tenía


preferencia.'
En 1805 Carlos IV decretó la vigencia de la Novísima
Recopilación, que contiene un resumen incompleto y mal
ordenado del antiguo derecho español, que suplió a la Nueva
Recopilación como fuente principal de las disposiciones le-
gales aplicables desde dicha fecha. Como todos los ordena-
mientos legales que le precedieron, la Novísima Recopilación
reguló la totalidad del ordenamiento jurídico, y a la materia
mercantil dedicó el Libro ix titulado Comercio, moneda y
,

minas, así como parte del Libro x, destinado a los contratos


y obligaciones y a los testamentos y herencias. La regula-
ción de la materia mercantil, sin embargo, dista mucho de la
perfección y del adelanto que alcanzaron otros cuerpos lega-
les, señaladamente las Ordenanzas de Bilbao, ' y nunca la
promulgación de la Novísima Recopilación disminuyó la au-
toridad doctrinal y legal de las Siete Partidas.'
Mención especial debe hacerse de las Ordenanzas de Bilbao,
tanto por constituir un código dedicado en forma exclusiva a
la reglamentación del comercio, como porque su vigencia y
aplicación se extendió a toda España y a sus posesiones de
América, en algunos casos hasta la presente centuria.
Las antiguas Ordenanzas datan de 1560 en la época de Fe-
lipe II y fueron adicionadas en 1665; las nuevas, más cono-
cidas y desde luego más perfectas, fueron terminadas en 1737
y confirmadas por Felipe V con el nombre de Ordenanzas

Ots Capdequí, Manual de Historia del Derecho Español en las Indias, Bue-
nos Aires, 1945, p. 80.
7 V. Novísima Recopilación en Los Códigos Españoles, cit. tomos VII, vm y
ix y mi Tratado de Derecho Mercantil, cit. p. 63 de donde transcribo ahora
algunos párrafos.
OTS Capdequí, cit., loc. cit.

18
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

de la Ilustre Universidad y Casa de Contratación de la muy


noble y muy leal Villa de Bilbao.'

3. EL DERECHO ESPAÑOL DURANTE LA COLONIA

Por lo que toca a los textos hispanos dictados para las Indias,
o sea, para las colonias y posesiones de América, así como por
lo que respecta a la organización administrativa y judicial in-
troducida en los Virreinatos, Capitanías, Provincias, Audien-
cias de la Monarquía Española, las primeras leyes —mer-
cantiles casi todas— fueron las que se dictaron en forma de
ordenanzas para los "Consulados" que se iban formando,
como fue el caso del Consulado de México creado por Cédula
de Felipe II en 1592, cuyas Ordenanzas fueron aprobadas por
el mismo Rey en 1604; el Consulado de Lima creado en 1595
y cuyas Ordenanzas datan de 1627. " Ambos consulados,
teóricamente, rigieron su funcionamiento por las reglas de los
de Sevilla y Burgos, lo que constiutyó la norma general para el
funcionamiento de los tribunales de las Colonias; la Audiencia
de Guatemala, contrariamente, se rigió por las Ordenanzas

Minguijón, Historia del Derecho español, 3 ed., Barcelona, 1943, pp. 397
Y s-
1° V. Andrés León Montalbán, Derecho Comercial, Lima, 1943, pp. 36 y s.
quien indica que después de la creación del "Consultado y Universidad de
Comerciantes de Lima ... se dictaron 49 Ordenanzas sancionadas por Felipe IV
en 1627, relativas a la organización de los comerciantes y al establecimiento de
la jurisdicción consular" (p. 36). "El tribunal del Consulado fue suprimido en
1826 y restablecido en 1829. Se dispuso por esta Ley de 1829 que en las capi-
tales de distrito y en los lugares de crecido tráfico comercial, se eligieran anual-
mente tres diputados para que conocieran uno en defecto de otro de los juicios
de comercio en primera instancia, pudiéndose apelar ... Este sistema se copió
en las Ordenanzas de Minería ... Los Tribunales de Alzada fueron suprimi-
dos ... en 1875 y el Tribunal del Consulado y diputaciones territoriales en
1887" (p. 37).

19
JORGE BARRERA GRAF

dictadas para las de Granada y Valladolid; " a finales del régi-


men colonial, se organizó la audiencia de Caracas, en 1786,12
el Consulado de Buenos Aires el 30 de enero de 1794" y en
México y Chile los Consulados de Guadalajara, Veracruz y
Santiago (todos ellos de 1799 y el de Puebla, al parecer, en
los comienzos del siglo xix. "
Carlos II en 1680 dicta y promulga la llamada Recopila-
ción de Indias o Leyes de Indias," que como su nombre indi-
ca trataron de reunir el derecho español de la metrópoli y de
las Indias, y de establecer un texto uniforme para aplicarse
en las Colonias, por lo que el rey acordó y mandó que las
leyes recopiladas "se guarden, cumplan y executen, y por ellas
sean determinados todos los pleytos y negocios que en estos
y aquellos reynados ocurrieren".
La Recopilación de Indias no recogió todo el llamado De-
recho Indiano ya que en esa misma Ley se ordenó la aplica-
ción "de las leyes de estos reynos, tocantes a Minas"; aquellas
11y. Leyes y Ordenanzas nuevamente hechas por su Majestad para la go-
bernación de las Indias, Valladolid, 1603; Ots Capdequí, ob. cit., pp. 389 y s.;
Andrés León Montalbán, Derecho Comercial, ob. cit., loc. cit.
12 Clagett, A guide to the law and legal literature of Venezuela, Washing-
ton, 1947.
"Francisco S. Garo, Derecho Comercial, Buenos Aires, 1955, I, p. 25. Según
otro ilustre jurista argentino, Obarrio (Curso de Derecho Comercial, Buenos
Aíres, 1943, I, p. xxit), "la cédula ereccional del consulado prescribía que
las diferencias entre los comerciantes se resolverían por las Ordenanzas de Bilbao
y a falta de ellas, por las Leyes de Indias". AZTIRIA, en cambio, indica, un or-
den distinto de prelación; v. supra nota 12, p. 10).
14 Todos estos consulados aplicaron las Ordenanzas de Bilbao, V. Haring,
ob. cit., pp. 35 y s. y Rafael Ayzaguirre, Derecho Comercial, Santiago, 1961,
p. 20.
15 Leyes de Indias, "cuya personalidad rigurosamente española las ha venido
a caracterizar, a la luz de la crítica histórica más reciente, como uno de los
elementos de mayor significación de la conquista", Ots Capdequí, cit. por Cou-
ture, "El porvenir de la codificación y del 'common law' en el continente
americano", en Revista Jurídica Argentina La Ley, 1948, p. 857.
16 Y. Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias, ed. facsimilar de la
44 impresión hecha en Madrid el año de 1791, vol. i, Madrid, 1943.

20
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

otras "que los Indios tenían antiguamente para su gobierno"


y las "Ordenanzas hechas para la Casa de Contratación de
Sevilla, trato y comercio con aquellas provincias".
El gobierno de las Indias Occidentales se hizo recaer en 12
Audiencias y Cancillerías Reales, '7 que eran las siguientes: la
de Santo Domingo; la de México en la Nueva España; la de
Panamá; la de Lima; la de Santiago de Guatemala en la Nueva
España; la de Guadalajara de la Galicia en la Nueva España;
la de Santa Fe en el Nuevo Reino de Granada; la de la Plata,
Provincia de los Charcas en el Perú; la de San Francisco de
Quito; la de Manila en las Filipinas; la de Santiago de Chile
y la de la Ciudad de la Trinidad, Puerto de Buenos Aires.
El orden de prelación de las fuentes de derecho en las In-
dias estableció, en primer lugar, la aplicación de las disposi-
ciones particulares del derecho indiano, en segundo lugar la
Nueva Recopilación, desde su fecha de vigencia (1567) hasta
1805 en que fue substituida por la Novísima; y por último,
las Partidas, según ordenaba la Ley I de Toro y el Ordena-
miento de Alcalá.
Característica de todo el derecho español e indiano fue,
17 Transcribimos aquí, también, lo dicho en mi Tratado de Derecho Mercan-
til, núm. 45, p. 71.
1s Rodríguez de San Miguel, Pandectas Hispano-Mexicanas, México, 1840, p.
331, y Ots Capdequí, ob. cit., p. 80. El orden de prelación del derecho hispa-
no, según la Cédula de Constitución del Consulado de Buenos Aires, fue el
siguiente, según Aztiria: Origen y evolución histórica del derecho comercial y
antecedentes argentinos, en Lecciones y Ensayos, Buenos Aires, 1958, pp. 16 y s.:
a) Pragmáticas, reales Cédulas, órdenes o reglamentos posteriores; b) Real Cé-
dula de erección del Consulado de Buenos Aires; c) Ordenanzas de Bilbao; d) Re-
copilación de Indias y e) Leyes de Castilla. En la Nueva España, en 1785, el
Cónsul de México informó al Virrey "que observaba a falta de ordenanza par-
ticular suya lo establecido por las de Bilbao, en todo lo que era aplicable a
las circunstancias del país y estilo de su comercio." Eugenio de Tapia, Febrero
Mejicano, México, 1834, t. Dr, pp. 3 y s. Igual situación surgió respecto al Con-
sulado de Guatemala, según Roberto Ramírez, Historia del Derecho Mercantil
Hondureño, en Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, México, 1947,
p. 269.

21
JORGE BARRERA GRAF

como ya dijimos, el no distinguir el derecho civil del mer-


cantil, pero por el establecimiento y organización de los Con-
sulados, y las Ordenanzas que para los principales de ellos se
dictaron, sí se organizó y funcionó una jurisdicción comer-
cial especial, a cargo de un Prior a quien prestaban colabora-
ción los cónsules y diputados y que sólo dirimía los con-
flictos de los mercaderes matriculados. " Estas notas fueron
comunes a la evolución del derecho mercantil en Italia y
Francia; y también en España y sus colonias, como en Fran-
cia e Italia, el derecho comercial se estructuró en torno de la
figura del comerciante inscrito en la matrícula de la Cor-
poración, del Gremio o del Consulado.

4. EL DERECHO PORTUGUÉS DURANTE LA COLONIA

Respecto a los textos legales del Imperio portugués que rigie-


ron en Brasil, CARVALHO DE MENDONÇA 20 nos informa que
"al tiempo del descubrimiento regían las Ordenanzas Alían-
sinas publicadas en 1446 que constituyen —en su opinión—,
el más antiguo Código de la Europa moderna. Vienen des-
pués las Ordenanzas Manuelinas que substituyen a aquéllas
en 1521. En 1603 se publican las Ordenanzas Filipinas, con-
firmadas y revalidadas en 1643. "Sirven de fuente a estas Or-
denanzas los códigos visigóticos, las leyes publicadas desde el
comienzo de la monarquía portuguesa, las Partidas de Castilla
y todo el derecho justinianeo y los códigos romanos comenta-
dos y explicados en las Universidades de Bolonia y de París."

19V. Hevia Bolatios, Curia Philipica, t. u, 1ibro i y ir, y León Montalbán,


cit. p. 37.
20 Tratado de Direito Comercial Brasileiro, 4 cd., 1945, vol. t, p. 78.

22
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

5. LA SUPERVIVENCIA DEL DERECHO IBÉRICO EN


LATINOAMÉRICA, CON POSTERIORIDAD
A LA INDEPENDENCIA

La independencia que los países latinoamericanos fueron


proclamando de su metrópoli, no planteó súbitamente la de-
rogación del derecho ibérico y la promulgación de textos
nacionales civiles o comerciales. Por el contrario, la supervi-
vencia de los derechos hispano y lusitano es un fenómeno
común a todas las nuevas naciones, que sin excepción tardaron
en legislar en dichas materias de derecho privado, y de dictar
códigos de ambas disciplinas, dedicadas como estaban a su
organización constitucional y administrativa y a resolver las
permanentes rencillas y las revoluciones endémicas que a todo
lo largo del siglo xix flagelaron a los paises y constituyeron
nota peculiar de casi todas nuestras repúblicas.
La legislación colonial portuguesa y española, de ésta sobre
todo las Siete Partidas y las Ordenanzas de Bilbao, " subsis-
tieron ya sea por disposición expresa de los gobiernos nacio-
nales ya por el mantenimiento tácito de su vigencia.
En Brasil, la Asamblea Constituyente y Legislativa de 1823,
por ley de 20 de octubre, "mandó continuar en el Imperio las
leyes portuguesas vigentes hasta el 25 de abril de 1821";
posteriormente, hasta el Código de 1850; el Código francés de
1807 junto con el español de 1829 y el portugués de 1833,
pero sobre todo el primero, "pasaron a constituir la verdadera
legislación mercantil nacional".
V. en este sentido, Sego■Jia, Explicación y crítica del Código de Comercio,
Buenos Aires, 1892, vol. 1, p. Xl.
22 Carvaiho de MendonÇa, cit. p. 77.
23 Ibídem, pp. 79 y s.

23
JORGE BARRERA GRAF

Las Ordenanzas Filipinas, dictadas en 1603 por Felipe II


de España y I de Portugal, se mantuvieron en vigor en Brasil
en materia mercantil hasta la promulgación del famoso Có-
digo de Comercio de 1850, y en materia civil hasta 1916 que
se dictó el Código Civil. "El vigor no interrumpido por tres
siglos —dice ASCARELLI—" de un cuerpo legislativo y la au-
sencia en el siglo xix de la renovación legislativa derivada de la
Revolución Francesa distingue al derecho brasileño, cons-
tituyendo, quizás, su más nítida característica.
En Argentina, no sólo perduró la legislación colonial es-
pañola con posterioridad a la emancipación, =" sino que en
opinión del profesor ENRIQUE AZTIRIA, la organización de
los consulados, se mantuvo hasta 1857. 26 En Bolivia, también
perduró la legislación colonial hasta dictarse el llamado Có-
digo de Santacruz de 1834. 27
Colombia, de igual manera, por ley de 13 de mayo de 1825
estableció la siguiente jerarquía: 1) leyes promulgadas por el
Poder legislativo de la República; 2) , pragmáticas, cédulas
reales, órdenes y ordenanzas emitidas por el gobierno español
hasta el 18 de marzo de 1808; 3), la Recopilación de Indias;
4), la Nueva Recopilación de Castilla; y 5) las Siete Parti-
das; hasta 1887 por ley especial no se abroga y abole la legis-

24 "Notas de Direito Privado Italo Brasileiro", en Revista da Facultade de


Direito, San Paulo, 1947, pp. 24 y s.
25 Según Rivera Derecho Comercial, Buenos Aires, 1957, p. 71, quien agrega
que el C. Co. español de 1829 fue aprovechado por varias provincias argentinas,
aunque no oficialmente, p. 73.
2" "Origen y evolución histórica del Derecho Comercial y antecedentes ar-
gentinos", en Lecciones y Lnsayos, Buenos Aires, 1952, p. 18.
27 Clagett, A guide lo ¡he bu: and legal literdture of Bolivia, The Library
of Congress, Washington, 1947, p. 14.
25 Backus and Eder, A guide to ¡he law and legal literature of Colombia,
Washington, 1943, p. 21.

24
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

lación española, '" pero las Ordenanzas de Bilbao sólo estu-


vieron en vigor hasta 1853. 3"
En Chile, las Partidas estuvieron vigentes hasta la promul-
gación del Código Civil del eminente don Andrés Bello, en
1855, e influyeron decisivamente en la redacción de éste;
y en cuanto a las Ordenanzas de Bilbao, se aplicaron por los
consulados que subsistieron con posterioridad a la Indepen-
dencia, habiéndose creado el de Valparaíso, por decreto de
1839; ambos consulados, el de Santiago y el de Valparaíso,
funcionaron hasta que comenzó a regir el Código de Co-
mercio de 1867, que suprimió los tribunales de comercio.
En México, las Ordenanzas de Bilbao fueron declaradas
aplicables por decreto de 15 de noviembre de 1841 y, con la
breve interrupción de la vigencia del primer C. Co. de 1854,
rigieron hasta el tiempo del Imperio de Maximiliano. " Los
consulados, en cambio, se abolieron por decreto de 16 de
octubre de 1824.
Rigieron también, dichas Ordenanzas, en Ecuador hasta la
vigencia del C. Co. de 1831; en Perú, hasta la promulgación
del de 1853 e incluso posteriormente; en Uruguay hasta el
Código de 1866 y en Paraguay hasta 1846, aunque en este
último país las Siete Partidas y las Leyes de Toro se aplicaron
hasta 1877. 34
29 Ibídem.
3° Ibídem, p. 33.
" Toro Garland, "Supervivencia del Derecho espaliol en América", en Re-
vista de Derecho español y americano, ario 1, núm. 3, Madrid, p. 42.
Olavarria A. Julio, Los Códigos de Comercio Latinoamericanos, Santiago,
1961, pp. 270 y 287. (Las citas de este autor, cuando no indiquen expresamente
obra distinta se refieren siempre a la que en esta nota se indica.)
33 Véanse, nublan y Lozano, Legislación mexicana, t. iv, p. 57; Mercado,
Libro de los Códigos, México, 1857, p. 567; Enrique Orozco, La evolución de
la legislación mercantil en la República, México, 1911, p. 71 y mi Tratado de
Derecho Mercantil, núm. 53, pp. 74 y 80.
34 y. para Ecuador, Clagett, A guide to the law and legal literature of Ecua-
dor, Washington, 1947, p. 24; para Perú Andrés León Montalbán, cit. pp. 46

25
JORGE BARRERA GRAF

Por último, en Centroamérica, al proclamarse la eman-


cipación "se estableció en el Acta de Independencia que el
derecho privado sería regulado por las leyes españolas, y aún
después de la disolución de la Federación Centroamericana
continuaron rigiendo en materia mercantil las leyes de Es-
paña.

6. INFLUENCIA DE LOS CÓDIGOS EUROPEOS CON


POSTERIORIDAD A LA INDEPENDENCIA

Por otra parte, y como es natural, el derecho hispano posterior


a la independencia siguió ejerciendo una poderosa influencia
aplicándose como si se tratara de un derecho patrio o sirviendo
de modelo a los primeros códigos de comercio que las nacio-
nes liberadas dictaron en este continente. En efecto, el famoso
Código de Comercio de Sáinz de Andino de 1829, superior a
su modelo francés de 1807 " según mAx-ri DE EIXALÁ "cuando
establece las reglas de derecho en la comisión, cuando determi-
na los derechos y obligaciones de los factores y mancebos de
comercio, cuando sienta los principios especiales del derecho
comercial acerca de las ventas, cuando trata de las letras de
y s., autor que afirma que en Perú el Tribunal del Consulado fue suprimido
hasta 1887; para Uruguay, Clagett, A guide lo the law and legal literature of
Uruguay, Washington, 1947, pp. 30 y s.; para Paraguay, Argaria Luis A., Tra-
tado de Derecho Mercantil, 3 vol., Asunción, 1936, 1937, 1, pp. 17 y 21 y tam-
bién Clagget, A guide lo the tau: and legal literature of Paragua), Washington,
1947. p. 8.
a5Roberto Ramirez, cit., p. 269, quien agrega: "Pero llegó una epoca en
que existía tal diversidad de leyes que hacía imposible la administración de
justicia. Y por tal razón se dispuso por decreto de la Asamblea Legislativa de
Honduras de 17 de febrero de 1860 que mientras se daba el C. Co. los negocios
de esta clase deberían regirse por las Ordenanzas de Bilbao.
Garrigues, en el Prólogo de la 11 ed. de sus Instituciones de Derecho
Mercantil, Madrid, 1943, dice del de 1829 que fue "el mejor de los Códigos
de Comercio de su época" y Pardessus, también lo reconoció entonces.

26
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

cambio, cuando regulariza. . la forma de liquidar las socie-


dades mercantiles", '7 estuvo en vigor en Argentina, según
CARO, con posterioridad a la emancipación; y en México,
sus disposiciones se invocaban con la misma fuerza de la doc-
trina de los tratadistas, al decir de nuestros antiguos autores;
fue copiado más o menos literalmente y promulgado, en Ecua-
dor en 1831, en Paraguay en 1846, en Perú, Costa Rica y
Colombia en 1853.4° En otros paises sirvió como fuente
principal, utilizándose también el modelo francés para los
códigos que se dictaron, como es el caso de Bolivia 1835, Brasil
1850 y México 1854. 41
El C. Co. francés de 1807, que influyó de manera decisiva
tanto en el Código español de 1829, como en el portugués de
1833, ' se copió servilmente en Haití, 1826 y Santo Domingo
1884 y se siguió muy de cerca por el Código venezolano de
1567 que derogó al primero que se dictó en dicho país en
1862,
37 Martí de Eixalá, Instituciones del Derecho Mercantil de España, 41 cd.,
Madrid y Barcelona, 1865, núm. 96, p. 119,
" Francisco J. Caro, Derecho Comercial, Buenos Aires, 1955, vol. 1, núm.
23, p. 20.
39 Y. Rodríguez de San Miguel, cit. p. 332 y Tapia, Febrero Mejicano,
México, 1934, cit. iv, p. 4.
40 V. para Ecuador, Clagett, cit. p. 25; para Paraguay, Clamen, cit., p. 11,
quien afirma: -La legislación española colonial rigió hasta 1846, en que Carlos
Antonio López decretó la vigencia del C. CO. español de 1829 el cual rigió
hasta la adopción y vigencia, en 1904, del Código argentino"; para Perú, Ola-
varría, cit., p. 227; para Costa Rica, Clagett, A sude lo the law and' legal
literature of Costa Rica, The Library of Congress, Washington, 1947; y para
Colombia, Backus and Eder, A guide lo the law and legal literature of Co-
lombia, Washington, 1947, cit. p. 33.
41 V. respectivamente, Clagett, A guide lo the law asid legal literature of
Bolivia, p. 16; Carvalho de Mendonga, cit. p. 102; Tena, Derecho Mercantil
Mexicano, 2° ed., México, 1938, vol. 1, núm. 26, p. 61; Barrera Graf, Tratado
cit., núm. 53, p. 79.
42 Martí de Eixala,
cit. p. 118, dice respecto al español: "nuestro Código
parece haber sido formado con sólo el auxilio del francés y del curso de
derecho comercial de Pardessus. No negaremos que fueren éstas, buenas fuel-1-

27
JORGE BARRERA GRAF

Posteriormente, el Código español de 1885, fue aplicado en


Honduras en 1890, Perú en 1902, Puerto Rico" y Cuba
en 1899 países estos tres últimos en donde dicha legislación
aún está en vigor; " y debe también señalarse la marcada
influencia de tal código hispano en lo que aún queda del
vigente C. Co. mexicano de 1890.

7, PRINCIPALES CÓDIGOS DE COMERCIO EN LATINOAMÉRICA


DURANTE EL SIGLO XIX

Los C. Co. más notables que se dictaron en América Latina


durante la pasada centuria, todos los cuales subsisten con mo-
dificaciones y han influido poderosamente en la mayoría de
nuestros países, son el de Brasil de 1850, el de Argentina
de 1859 y de Chile de 1867. Estos códigos se debieron a la
notable obra legislativa de los más grandes juristas codifica-
dores que después de don ANDRÉS BELLO hemos tenido en
América; TEIXEIRA DE FREITAS autor de un proyecto de Có-
digo Civil para Brasil, VÉLEZ SARSFIELD y EDUARDO ACEVEDO
padres del Código de Buenos Aires, y JosÉ GABRIEL OCAMPO
redactor del Código chileno.
El C. Co. brasileño promulgado por el emperador don Pedro
II el 25 de junio de 1850, cuya preparación se inició 18 arios
antes, se basó en el C. Co. de Napoleón, en el español de

tes; pero ni es aquél un modelo perfecto, ni es Pardessus . un jurisconsulto


de primera nota". Por lo que toca a la influencia del código francés en el
portugués, Carvalho de Mendonga, cit. 1, pp. 79 y s.
43 Rodríguez Ramos, "Interaction of Civil Law and Angloamerican Law",
Tulane Law Review, v. xxin, 34S y s. afirma que al Código de Comercio
de Puerto Rico se han hecho pocas reformas, a diferencia del Código Civil
modificado de acuerdo con la legislación del Estado de Luisiana, de los Estados
Unidos.
44 Olavarria, cit. p. 229.

28
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

Sáinz de Andino y en el portugués de 1833. Precursores


de quienes lo redactaron fueron dos notables juristas, lusi-
tano uno, FERREIRA BORGES, autor del Código portugués, y
brasileño el otro, „TOSE DA SILVA LISBOA. Fue dicho Código, al
decir de CARVALHO DE MENDONCA, el primer trabajo original
que apareció en América ' y que recogió principios que aun-
que hoy están superados, prevalecían entonces en la doctrina
y jurisprudencia francesa y alemana, que tanto impacto tu-
vieran en los autores del Ordenamiento brasileño; dichos prin-
cipios son el carácter excepcional de la materia mercantil
frente al derecho civil; la exclusión de los inmuebles del C.
Co.; la matriculación de los comerciantes; el mantenimiento
de la jurisdicción mercantil y, apartándose del modelo fran-
cés y siguiendo al español, la falta de enumeración de los ne-
gocios o actos de comercio. " Es notable, asimismo, en este
Código de 18 5 O, algo que es característico también de los C.
Co. argentino y uruguayo, o sea, la inclusión de diversas
normas de obligaciones civiles y de varios tipos de contratos
también civiles, tales como el mandato, la permuta, el
arrendamiento, la hipoteca, la fianza, la prenda, el depó-
sito, la novación, la compensación; '7 esto se explica por el

41 0b. cit., s, p. 103.


46 Sobre este Código, V. Carvalho de Mendonla, cit. , pp. 105 y s. y 451
y s.; Waldemar Ferreira, Instituieoes de Direito Comercial, Río de Janeiro>
1947, vol 1, p. 62; Antonio Martins Filho. Waldemar Ferreira e a EvoluÇao
dourrinal do Dircito Mercantil", en Rey. Fac. Dir. de Sao Paulo, 1950, pp.
84 y Reale, "La cultura giuridica italiana in Brasile", en Rivista Internazionale
di Filosofia dci Diritto, 1958, pp. 735 y s. Críticas del viejo Código y suges-
tiones para su reforma, por el ilustre jurista portugués Cunha Gorwalves,
"Sugestóes para a reforma do Codigo de Comercio Brasileiro", en Rey. da
Fac. de Dir., San Paulo, 1947, pp. 9 y s.; y por Waidemar Ferreira, As
directrizes do Direito Comercial Brasileiro, Lisboa, 1933, pp. 60 y 5.
47 Lo que llevó a Teixeira de Freitas a criticar a la Comisión Redactora,
diciendo que había rebasado su cometido consistente sólo en formular un C. Co.
,`mercantilizando todo". Cit., Carvalho de Mendorm, 1, p. 104. Por lo demás,

29
JORGE BARRERA GIRAF

hecho de haberse legislado primero en materia mercantil y


ser ya absoluta y arcaica, en esas fechas, la legislación colo-
nial civil, portuguesa y española. Como veremos en nuestra
próxima plática, los autores sudamericanos aprovechan tal
característica para discurrir sobre la temprana tendencia uni-
ficadora en América de obligaciones y contratos civiles y
mercantiles.
Al lado del C. Co. y para complementarlo se redactaron
dos leyes sobre administración de justicia, ambas del mismo
ario de 1850, la 737 redactada por CARVALHO MOREIRA y
que en opinión de WALDEMAR FERREIRA es, "quizás, el más
notable Código de Procedimientos publicado hasta hoy en
América verdadero monumento legislativo y de cultura
jurídica", ' y la ley 738 elaborada por JOSÉ CLEMENTE PE—
REIRA que influyó en el C. Co. argentino.'"
AUGUSTO TEIXEIRA DE FREITAS, uno de los más grandes ju-
ristas que este continente ha dado, formuló un proyecto de
Código Civil para el Brasil que ejerció decisiva influencia
sobre VÉLEZ SARSFIELD el jurisconsulto argentino coautor del
C. Co. de Buenos Aires de 1859, y a través de este texto,
sobre OCAMPO, el redactor del Código chileno que, como ve-
remos, se implantó en varios países centro y sudamericanos. ')
TEIXEIRA, además, autor de un libro que aún hoy es consul-
tado con placer y con provecho (Adittamentos do Codigo
Comercial, 1879), inicia la brillante tradición de la escuela
mercantilista brasileña, que como se sabe cuenta con las insig-
nes figuras de CARVALHO DE MENDONCA, SARAIVA, WALDEMAR
FERREIRA, PAULO DE LACERDA, RUSSELL, y es precursor de

ya Martí de Eixalá, cit. p. 117, hacía notar esta misma característica del
O. Co. español de 1829, a diferencia de su modelo francés.
• instituicors, cit., 1, p. 62.
▪ Waldemar Ferreira, As directrizes, cit., p. 60.
5') Ibídem.

30
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

la tendencia de unificación del derecho civil y mercantil, ya


que propuso y elaboró su teoría desde hace casi un siglo,
1867, mucho antes que VIVANTE lo hiciera en Italia.

8. CÓDIGOS DE COMERCIO ARGENTINOS DE 18 59 Y 1889

Por lo que se refiere al C. Co. argentino de 1859, su elabora-


ción se debe a dos juristas, el uruguayo EDUARDO ACEVEDO,
quien era ya autor de un proyecto de Código Civil para su
país de origen (1851) y el cual fue grandemente aprove-
chado en la redacción del nuevo texto, y el argentino DAL-
MACIO VÉLEZ SARSFIELD. Fue influenciado por el Código
brasileño y por las legislaciones portuguesa, española y holan-
desa, " por el derecho alemán y la doctrina norteamericana
en materia cambiaria " y el derecho francés en cuanto a
sociedades. " Constituye según sus comentaristas —SIBURU,
OBARRIO, GARO, AZTIRIA— el mejor código de su tiempo,
que por primera vez unificó las obligaciones civiles y mer-
cantiles.
Este Código fue promulgado en 1859 para la Provincia

51- "Waidernar Ferreira, oh. mit. cit. 1, p. 79 y s., también Satanowsky, Estudios
de Derecho Comercial, Buenos Aires, 1950, i, p. 69 y s., que afirma la in-
fluencia de Teixeira de Freitas también en los Códigos Civiles brasileño
(1916) y argentino, en materia de personalidad jurídica y representación.
52 Segovia, Intr., p. my, el Código brasileño, dice este autor, ha suminis-
trado la tercera parte del material del nuestro. V. también Olavarria, cit.,
notas 15 y 16, pp. 416 y s., con la discusión y análisis de la intervención
de Vélez Sarsfield en el Código, que, según afirma, fue mínima en relación
con el trabajo y la colaboración de Acevedo.
58 Segovia, cit.
54 Satanowsky, Estudios, I, p. 271.
55 Aztiria, Origen y evolución histórica del derecho comercial, cit. p. 20.
" Malagarriga, "Centenario del Código de Comercio", en la Revista, Sacie-
dades Anónimas, del Uruguay, núm. 131, p. 148 y Satanowsky, Estudios, 1,
pp. 181 y s.

31
JORGE BARRERA GRAF

de Buenos Aires, y adoptado en 1861 por la de Santa Fe y al


año siguiente por la provincia de Entre Ríos; ' por fin, se
convierte en código argentino en 1862 a virtud de reforma
constitucional que invistió al Congreso Federal con la atri-
bución exclusiva de legislar en materia mercantil. " Poste-
riormente, en 1866, se adoptó con leves modificaciones, por
Uruguay y sirvió de base al Código argentino vigente, que a
su vez, fue copiado al pie de la letra por Paraguay en 1903.
Dicho gran código de VÉLEZ SARSFIELD influyó también en
muchos de los países hispanoamericanos a través del Código
chileno de 1867 " o directamente, aunque en menor escala,
en el Código mexicano vigente.
En 1889 se reformó en Argentina el Código de 1859, con-
servándose muchas normas de éste y acogiendo y aceptando,
nuevamente, la influencia de los dos códigos españoles (1829
y 1885), del Código francés, del brasileño, del alemán de
1861, del chileno de 1867 así como de la enseñanza de los
jurisconsultos franceses.

9. CÓDIGO CHILENO DE 1867 E INFLUENCIAS


DE ÉSTE EN LATINOAMÉRICA

El Código chileno de 1867 fue obra de un jurista nacido en


Argentina, don JOSÉ GABRIEL ocAmpo, quien víctima de la
tiranía de ROSAS se refugió y vivió en Chile, y durante trece
años, paciente e ininterrumpidamente trabajó sobre el Pro-
Aztiria, cit., p. 21.
58 Garo, Derecho Comercial, cit. i, núm. 46, p. 26.
Olavarría, p. 315.
" Según Segovia, Ibídem, el Código chileno, "es el propio argentino bien
que bastante mejorado en su forma externa y literaria, pero a veces lo
hallo menos liberal que el nuestro".
81 Garo, cit., r, núm. 44, p. 39.

32
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

yecto que había de convertirse en una ley '2 que, a juicio de


PROUDFIOMME y actualmente del cornparatista SOLÁ DE CA-
/ZIIZARES, es superior a sus contemporáneos europeos.
Sus fuentes, según el distinguido profesor chileno JULIO
OLAVARRÍA ÁVILA, fueron el Código español de 1829, que
constituye "la fuente principal y el esqueleto"; el Código
francés de 1807, "muchas de cuyas disposiciones aparecen
literalmente reproducidas"; las Ordenanzas de Bilbao, y en
menor proporción el Código portugués de 1833, y los Códigos
Húngaro, Prusiano y Argentino.
El Código chileno sigue claramente la tendencia objetiva
del Código francés tanto al fijar la materia mercantil (art.
lo.), como al ofrecer una larga lista de actos de comercio
(art. 3o.), en la que por cierto ya se incluye la venta de un
establecimiento comercial, y al prescindir de la matriculación
del comerciante (art. 4o.) . Reguló por primera vez el con-
trato de cuenta corriente y el seguro y en materia carnbiaria,
siguió la vieja doctrina francesa, " ignorando la Ordenanza
cambiaria alemana de 1848.
Este Código ejerció gran influencia en la América hispana;
tal vez a ello haya contribuido la altísima y tan merecida
fama de que gozó el Código Civil chileno de 1855 del insigne
don ANDRÉS BELLO, el que fue adoptado en Ecuador (1861),
Venezuela (1863 ) , Nicaragua (1867) , Colombia (1873) , El
f3 2 V . Olavarría, "Unificación legislativa-mercantil en América Latina", en
Rey, española de Der. Merc. 1961, p. 314.
" Cit. Olavarria, ob. ult. cit., loc. cit. Véanse también Rafael Eyzaguirre,
Derecho Comercial, Santiago, 1961, p, 20 y Hernán Toro Manriquez, Socie-
dades Civiles y Comerciales, Santiago; 1935; en materia de sociedades, dice
este autor, aventajó a sus modelos francés y espariol. Opinión contraria sustenta
Luis Herrera Reyes, Sociedades Anónimas, Santiago, 1935, p. 16.
4 06varría, Los Códigos de Comercio Latinoamericanos, cit. p. 272. Es
curiosa la disparidad de esta opinión, respecto a la influencia del Código
argentino, con la de Segovia, referida arriba.
"Olavarria, pp. 272 y 275 y s.

33
JORGE BARRERA GRAF

Salvador (1880 ) , Honduras (1880) y Panamá (1916 ) , e


influyó en los demás países, con excepción de México, Brasil,
Bolivia, Cuba, Santo Domingo y Haití. Seguidores del Orde-
namiento mercantil chileno fueron los Códigos de Colombia,
Ecuador, Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Pa-
namá y Venezuela, e instituciones aisladas a él, pasaron al
Código argentino reformado de 1889, (y, consecuentemente,
al de Paraguay de 1903) y al Código peruano de 1902.

10. INFLUENCIA DEL DERECHO ITALIANO


EN EL SIGLO PASADO

En la última década del siglo pasado y en los primeros años


del presente se inicia la influencia del derecho italiano, que
ha cobrado creciente importancia en la presente centuria. El
Código italiano de 1882 influyó en el vigente C. Co. mexi-
cano, no sólo en la enumeración de los actos de comercio que
el art. 75 copió del art. 3o. itálico, sino en la inclusión de
los actos especulativos recaídos sobre inmuebles dentro de la
materia mercantil (art. 75 frac. II) ; se tomó en cuenta tam-
bién al modelo italiano en el C. Co. reformado argentino de
1889, tanto en forma directa como indirectamente, a través
del proyecto que elaboró don LISANDRO SEGOVIA dos años antes
que sigue muy de cerca a dicho modelo, " y en Perú, que
como ya vimos se acudió al Código italiano del 82 para la
reglamentación de la materia cambiaria.
En cambio el derecho anglosajón, y particularmente el nor-
teamericano, casi ningún influjo habían ejercido en nuestra
legislación comercial.
.66 Olavarría,
pp. 274 y s.
Garo, 1, núm. 32, p. 23.
" Se anota, sin embargo, la influencia de la Negotiable Instruments Act

34
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

1.1. CARACTERÍSTICA DEL DERECHO MERCANTIL


LATINOAMERICANO EN EL SIGLO XIX

Las características del derecho comercial latinoamericano


desde la independencia y hasta finales del siglo pasado son
con más o menos variantes las siguientes: "
lo. Supervivencia del derecho español y portugués anterior
a la independencia, en la mayoría de los paises hasta el tiempo
de las primeras codificaciones y en otros, como ya apunta-
mos, incluso con posterioridad a los primeros códigos de co-
mercio.
2o. Una marcada influencia de los Códigos francés de 1807
y españoles de 1829 y 1885, que en algunos países se aplicaron
sin modificaciones importantes, como Santo Domingo, Haití,
Bolivia, Cuba, Nicaragua, Guatemala, y en Perú con "mejo-
ramientos que en materia cambiaria le introdujeron los ju-
ristas peruanos, tomándolas de la legislación italiana".
3o. Gran difusión de la doctrina de los autores franceses,
comentadores del Ordenamiento comercial galo, como PAR—

inglesa de 1882, en el C. Co. argentino por ejemplo, sobre cheques cruzados


(Segovia, t, p. xx) y antes, en la preparación del C. Co. br. la doctrina de
Marshall y de Park en la reglamentación del derecho marítimo, que des-
pués sirve de pauta en el Código Argentino (Olavarría, Unificación legisla-
tiva, cit. p. 314).
69 Sobre este punto, véanse Xirau, "Sources du droit hispano-arnéricaine",
en Bulletin de 'Institut de Droit Comparé de Lyon, 1941, pp. 29 y s.; Reale,
La cultura giuridica italiana in Brasile, cit., pp. 735 y s.; Antonio Martins
Filho, "Waldemar Ferreira e a evoluc,ao doutrinal ...", cit., p. 254; Toro Garland,
cit. p. 42; Olavarría, Unificación legislativa, cit. passim y Los Códigos de
Comercio, cit. 95 y s.; Roberto Ramírez, "El concepto de acto de comercio
en el derecho americano, en la revista uruguaya Sociedades Anónimas, 1952,
p. 109.
70 Olavarría, Los Códigos de Comercio, cit. p. 95.

35
JORGE BARRERA GRAF

DESSUS, ALAUZET, MASSE, DELAMARRE et LE POITVIN, BOISTEL,


LYON CAEN et RENAULT.
4o. Relaciones e influencias recíprocas en los Códigos sud-
americanos como se prueba por la influencia del Código bra-
sileño, en Argentina y Chile; del Código argentino de 1859
en el chileno y de éste en el argentino de 1889; la interven-
ción de juristas sudamericanos extranjeros en las principales
codificaciones, como el uruguayo ACEVEDO en el Código ar-
gentino; los argentinos NARVA JA en el Código uruguayo, y
ocAmpo en el Código chileno; " y también intervención de
juristas europeos, como el sueco wEsTIN en la redacción del
Código del Brasil, o el francés BLANCHET respecto al Código
de Haití de 1826.
5o. Copia y aplicación de la legislación comercial argentina
en Uruguay y Paraguay; y del Código chileno en Ecuador,
Colombia, Venezuela y Centroamérica.
6o. Adopción del sistema objetivo por el Código chileno y
los que lo siguieron; y de un sistema mixto en que se conservó
la matriculación del comerciante de las legislaciones colonia-
les, junto con la enumeración de actos y negocios mercantiles,
en México, tanto en el Decreto de Santa-Anna de organiza-
ción de las Juntas de Fomento y Tribunales de Comercio de
1841, 74 como en el C. Co. de 1854; en Brasil en que "se
procuró regular exclusivamente la actividad profesional de
los comerciantes" y en Argentina, tanto en el viejo Código
de 1859 como en el reformado y vigente de 1889 (arts. 25
y s.) En la actualidad, el requisito de la matrícula ya no se
requiere en México, y tampoco se aplica en Argentina y Brasil.

Olavarrla, Unificación mercantil, cit. p. 315.


72 Ofavarría, Ibídem.
73 Carvalho de Mendonga, 1, p. 70.
74 Barrera Graf, Tratado cit., núm. 50, p. 75.
75 Carvalho de Mendonga, p. 105.

36
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

7o. Mantenimiento inicial de los tribunales y la jurisdicción


comercial en México, Brasil, Argentina, 7' y abolición poste-
rior de dicha jurisdicción especial con excepción de Venezuela
donde aún subsiste. 77
80. Existencia de un solo código que regula la materia mer-
cantil, en cada país, con excepción de Colombia donde sub-
sisten dos, uno terrestre y otro marítimo, ambos copiados del
C. Co. chileno. "
La unicidad de la legislación mercantil no se implantó en
todos los países inmediatamente; en México, hasta 1883 en
que se atribuyó exclusivamente al legislador federal la facultad
de legislar en materia de comercio, existieron códigos de co-
mercio o leyes equivalentes, en los Estados de Puebla, México
y al parecer Tabasco. En Argentina, igualmente, el Código
para la provincia de Buenos Aires, de 1859, fue implantado
como propio en las de Santa Fe y Entre Ríos, y rigieron hasta
que se federalizó la legislación mercantil en 1862 adoptándose
también el Código de ACEVEDO y VÉLEZ SARSFIELD COMO Có-
digo de la Nación Argentina. Al establecerse en Colombia
el sistema federal (1858) existían varios códigos de comercio.
"Todos los Estados empezaron por conservar el Código de
1853, pero en 1869 promulgó un nuevo Código de Comercio
terrestre, redactado por JUSTO AROSEMENA y que se basó
en el Código chileno de 1867. Al establecerse la república
unitaria se adoptó un solo código de comercio terrestre que
fue el de Panamá". "
Además, en nuestros países la materia del derecho mercantil

Aztiria, Origen y evolución histórica del Derecho Comercial, cit., p. 18.


77 Goldschmidt, "Reforma de la Legislación Comercial Venezolana", en
Estudios de Derecho Comparado, Caracas, 1938, p. 595 y Olavarría, Los
Códigos de Comercio Latinoamericanos, cit., pp. 123, 228, 287, 383 y s.
78 ackus and Eder, p. 33.

Backus and Eder, Ibídem.

37
JORGE BARRERA GRAF

se regula, en general, en un solo ordenamiento, sin que se


plantee todavía el fenómeno común y general de nuestros
días de la dispersión de la legislación mercantil mediante la
promulgación de leyes especiales sobre distintas materias que
algunas veces derogan partes o capítulos de los códigos de
comercio y otras veces adicionan a éstos.
9o. Los principales códigos de comercio latinoamericanos,
con excepción del chileno, son anteriores a los primeros códi-
gos civiles que se promulgaron en los países. Efectivamente,
en Brasil, el de Comercio data de 66 arios antes (1850 a
1916) ; en Argentina, el de Comercio es de 1859 y el Civil
de 1869; en Uruguay, casi coinciden pero el Civil 1867 es
un ario ulterior al de Comercio; en México, por último, el
primer Código de Comercio es de 1854, en tanto que el pri-
mer Código Civil para el Distrito y Territorios Federales
se promulga 16 años después. Esta circunstancia motiva dos
cosas al parecer contrapuestas, una, que los códigos de comer-
cio de dichos países sudamericanos (más que el de México)
incluyan en su texto una gran variedad de instituciones civiles
que para la época de su vigencia ya requerían una regla-
mentación más moderna y uniforme que la contenida en los
arcaicos ordenamientos coloniales portugueses y españoles, "
y la otra, que cuando se dictaron los nuevos códigos civiles,
los de Comercio vigentes ya resultaban anticuados, por lo
que aquéllos acogen principios conquistados y consagrados
por el derecho mercantil europeo, como el dies interpellat
80 En la Exposición de Motivos del C. Co. argentino, decían Acevedo y
Vélez Sarsfield: "Hemos tomado entonces el camino de suplir todos los
títulos del derecho civil que a nuestro juicio faltaban, para poder componer
el C. Co. Hemos trabajado por esto 30 capítulos del derecho común, los
cuales van intercalados en el Código en los lugares que lo exigía la naturaleza
de la materia. Llenando esta necesidad se ha hecho también menos difícil la
formación del C. Civ., en armonía con las necesidades del país". Cit. por
Satanosvsky, Estudios, 1, p. 182.

38
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

pro homine, el de la solidaridad pasiva; el del consensualismo


en las obligaciones y contratos; la responsabilidad limitada,
etcétera, lo que plantea al decir de ASCARELLI, el fenómeno
de códigos civiles más comercializados que los mismos códi-
gos de comercio. "
10. Podemos afirmar que a fines del siglo pasado, merced a
la influencia generalizada y constante de la doctrina y los
Códigos francés y español, y en vista del escaso conocimiento
y difusión de otras legislaciones y de distintos autores, se
conserva un derecho mercantil homogéneo y uniforme entre
todos los países latinoamericanos; que era también la situa-
ción al iniciarse los movimientos de independencia a prin-
cipios del siglo xrx, y como, a pesar del desigual desarrollo eco-
nómico y, por ende, jurídico, todavía sucede en la actualidad
(infra no. 23d).' Esta homogeneidad derivada, como diría
SCHLESINGER, 83 de un "núcleo común" a los diferentes países,
se mantiene a pesar de la exagerada tendencia legiferante
que se manifiesta sobre todo en el siglo pasado y que hace que
en algunos de los países se dicten dos o tres códigos de comer-
cio sucesivamente, sin divergencias sustanciales entre si.

81 "Natura e posizione del Diritto Commerciale", en Saggi Giuridici, Milán,


1949, p. 136.
82 De acuerdo, Javier L'ola, 'Tu torno a la unificación jurídica en Amé-
rican Latina", en Boletín dei Instituto de Derecho Comparado de México,
1960, núm. 39, pp. 18 y s.
83 "II nucleo comune dei van sisterni giuridici. • , en Rivista di Dirittol
Civik, ario IX, 1963, pp. 65 y s.
84 De esta proliferación de códigos se salvaron Brasil, Chile, Cuba y
Haití que sólo dictaron un solo código que aún mantienen; Uruguay, Bolivia,
Perú, Costa Rica, Guatemala, igualmente, promulgan sus códigos que con-
servan con numerosas reformas algunas de ellas de importancia. Argentina
después del de 59 dicta el vigente de 1889. México, sin contar con la Ley
de Santa-Anna de 1841, promulga tres códigos en 1854, 1854 y 1889, y
prepara dos proyectos, en 1869 y 1880; Colombia, dictó su primer código
en 1853 y en 1869 el segundo y aún vigente, aunque desde 1888 lo reformó
en materia de sociedades; Ecuador promulgó códigos en 1831, 1878 y 1906;

39
JORGE BARRERA GRAF

Puede, igualmente, ser afirmada la uniformidad entre los


códigos de los diferentes países, a pesar de divergencias secun-
darias, como la reglamentación en algunos códigos de comer-
cio de la materia procesal mercantil (México, vgr.), o bien,
su reglamentación en leyes especiales o en Códigos procesales
civiles en otros países (Brasil, Guatemala, Argentina, Chile)
el mantenimiento, más en teoría que en la práctica, de la
matrícula del comerciante en el Código argentino, frente
al sistema claramente objetivo chileno, mexicano y brasile-
ño; la inclusión de los inmuebles en el derecho mercantil a
través de actos especulativos, en México y su exclusión en
los Códigos de Brasil, Argentina y Chile y en los diversos
países basados en éstos; y contrariamente, la inclusión en el
Código chileno de la transmisión de empresas y no en el
brasileño, ni en el mexicano.

Venezuela se lleva la palma con cinco códigos: el de 1862 que a semejanza


del C. Co. Mexicano de 1854 y también por razones políticas se deroga el
mismo año en que se dicta. (V. Olavarría, Los Códigos de Comercio, cit. p.
387 autor éste a quien seguimos en mucha de la información de esta nota);
el de 1867 (basado en el C,ódigo francés), 1873 (basado en el chileno),
1904 y 1919; cuatro en Honduras: 1881, 1890, 1940 y 1950 y cuatro en
El Salvador: 1855, 1882, 1904 y 1962.
85 Satanowsky, Estudios, ni, p. 245.

40
EL DERECHO MERCANTIL EN LA AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

12. Estructura del derecho mercantil en Latinoamérica a princi-


pios del siglo xx . . 43
13. Evolución del derecho mercantil en Latinoamérica en el siglo xx 46
14. Participación de los países latinoamericanos en convenciones in-
ternacionales europeas en materia mercantil . . 47
15. Participación de los países latinoamericanos en convenciones,
tratados y pactos interamericanos en materia mercantil . 49
16. Críticas a los códigos vigentes . ...... 51
17. Principales proyectos sobre legislación mercantil durante el pre-
sente siglo 13
18. Principales códigos de comercio durante el presente siglo . 54
19. Legislación sobre sociedades en el siglo xx 51
20. Legislación cambiaria en el siglo xx . 56
21. Instituciones mercantiles originales en Latinoamérica 58
22. Legislación sobre fideicomiso . ... 59
23. Legislación sobre quiebras 61
24. Características del derecho mercantil latinoamericano en el si-
glo xx 63

25. La empresa en el derecho mercantil . . 65


26. La empresa en los derechos latinoamericanos 68
27. Influencia del derecho norteamericano en Latinoamérica . 75
28. Principales leyes sobre fideicomiso .. 77
29. Sistemas de banca central en Latinoamérica .. 80
30. Tendencias de unificación legislativa en Latinoamérica . . 84
EL DERECHO MERCANTIL EN LA AMÉRICA
LATINA EN EL SIGLO XX
12. ESTRUCTURA DEL DERECHO MERCANTIL EN
LATINOAMÉRICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Al iniciarse el presente siglo, la estructura del derecho mer-


cantil en nuestros países se basaba en gran medida, como
decíamos en nuestra plática anterior, en los Códigos francés
de 1807 y español de 1885 principalmente, y de manera se-
cundaria y en forma aislada (Argentina y México) en el
Código italiano de 1882.
Sustancialmente, ninguna diferencia existía, a su vez, entre
dichos tres ordenamientos europeos, aunque claro, en razón
de su antigüedad, el Código francés ya resultaba insuficiente y
arcaico después de casi un siglo de vigencia a pesar de la ágil
e inteligente labor de interpretación de los tribunales, en tanto
que el Código italiano mostraba el adelanto y la evolución de
la disciplina, sobre todo en materia de sociedades y títulos
de crédito, por lo que hasta la vigencia del Código alemán,
resultaba el ordenamiento más perfecto en la materia comer-
cial. En América, si bien los textos mercantiles franceses se
copiaban y seguían de cerca, la jurisprudencia y la función
de interpretación de los tribunales, en cambio, no ejerció
nunca el influjo que sí tuvieron y han tenido las decisiones de
los tribunales franceses en materias civil (piénsese, sobre todo,
en materia de responsabilidad) , administrativa y constitu-
43
JORGE BARRERA GRAF

cional. " Igualmente, ni con anterioridad a la vigencia del


Código de 1897, es decir, durante la vigencia del de 1865,
ni posteriormente a ella, el derecho alemán influyó directa-
mente en nuestros juristas, y sí de manera indirecta, a través
del Código de Comercio italiano (el cual, por ejemplo, fue
influenciado por la Ordenanza Cambiaria de 1848) o a través
de la doctrina francesa e itálica que siempre ha seguido
muy de cerca la evolución del derecho mercantil en los países
germánicos.
El lento desarrollo de la ciencia mercantil en nuestros paí-
ses durante la pasada centuria y la notable circunstancia de
que en todos ellos persistiera una legislación tan semejante
y tan uniforme, no sólo se debe a antecedentes históricos
comunes, como es la colonización ibérica y la vigencia y
persistencia —a que ya aludimos— del derecho hispano-lu-
sitano y francés hasta y con posterioridad a los movimientos
de independencia en América durante el siglo xix, sino que
también se debe a la común literatura jurídica en la que se
han abrevado nuestros juristas y legisladores, a un ritmo si-
milar de evolución económica de las naciones latinoameri-
canas, y a una estructura socio-económica semejante que
nunca exigió un instrumental jurídico nuevo, más moderno
y eficiente, como sí, en cambio, reclamaban los sistemas
económicos más desarrollados de Francia, Italia y Alemania.
En efecto, durante todo el siglo pasado y el primer cuarto
del presente, todos los países de la América Latina mantu-
vieron un sistema económico fundamentalmente agrícola,
con muy escaso desarrollo industrial. En todos ellos, la ri-
queza fundamental consistía en la tierra, que regímenes po-
líticos de tipo feudal permitieron se concentrara en pocas

" Couture, El Porvenir dr la codif ... cit. 860, designa como Ninfa Egeria
de nuestros juristas, a dicha jurisprudencia francesa civil y pública.

44
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

manos, constituyendo el latifundismo, plaga y azote de nues-


tras repúblicas. Por otra parte, la inestabilidad política, las
revoluciones constantes y el caciquismo dificultaron en gra-
do sumo el desenvolvimiento del comercio nacional, que más
bien se reducía —como en la época del nacimiento del dere-
cho mercantil— a zonas y regiones de economía cerrada y
casi autárquica.
Todo ello explica que nuestros códigos se hubieran dete-
nido, sin progresos apreciables, en el modelo francés, que
para el tiempo en que fue dictado satisfacía plenamente las
necesidades de una economía capitalista en cierne, y que la
estructuración objetiva del derecho mercantil, a base de los
actos de comercio, bastara para la satisfacción de las nece-
sidades económicas, sin preocuparse ni inquietarse por la
actuación de empresas, que a pesar de estar incluidas en
la enumeración de actos de comercio del Código galo y sobre
todo del italiano, eran desconocidas en la América Latina
donde aún imperaba el artesanado.
Explica también que en la mayoría de los países el tráfico
de inmuebles permaneciera excluido de la reglamentación
mercantil; porque la concentración de la propiedad urbana
y sobre todo, de la rural, reducía al mínimo las transaccio-
nes de bienes raíces, y sólo estimulaba su adquisición como
bienes satisfactores o como forma de ahorro, y su acapara-
miento como manifestación de poder, o de beneficencia en el
mejor de los casos.
Justifica, asimismo, que la reglamentación de las socieda-
des mercantiles se concretara a las deficientes y paupérrimas
normas del Código de Comercio de Napoleón, y del español
de 1885, o cuando más se basara en la Ley francesa de 1867
a cuyo texto faltaba la necesaria y formidable labor com-
plementaria de la jurisprudencia de aquel país. De ahí, que
45
JORGE BARRERA GRAP

en nuestras leyes y en nuestras prácticas hayan sido ajenos o


ignorados los problemas de la protección de minorías, de la
invalidez de acuerdos y asambleas, de la circulación de accio-
nes, de la emisión de obligaciones, de la responsabilidad de los
administradores y de la vigilancia real y efectiva de la ad-
ministración social. Todo esto, resultaba superfluo en socie-
dades de familia como las que entonces imperaban y que
todavía hoy subsisten.
Por último, el estadio de desarrollo económico no exigía
la utilización en gran escala de los títulos de crédito, que
conservaban sus vínculos con el cambio trayecticio, utilizán-
dose en medida muy reducida el cheque y acudiéndose esca-
samente al endoso, institución a la que tanto debe el desarro-
llo y el progreso de la materia cambiaria. Ni que decir,
además, que a principios del siglo, más que ahora en muchos
paises, las operaciones bursátiles eran totalmente desconoci-
das y que la actividad bancaria iniciaba su vida con las
clásicas y primitivas operaciones pasivas y activas de depósito
y préstamos a través de aperturas de crédito, sin acudirse
todavía a la documentación y suscripción de valores.

13. EVOLUCIÓN DEL DERECHO MERCANTIL EN


LATINOAMÉRICA EN EL SIGLO XX

El proceso de industrialización de la América Latina se ini-


cia, en realidad, durante los arios de postguerra del primer
conflicto mundial. Va acompañado por el desarrollo de las
comunicaciones y de los transportes internacionales e inter-
nos lo que trae como consecuencia, con un tráfico más in-
tenso con el exterior y el desplazamiento nacional de las
mercancías, el nacimiento y crecimiento de los bancos y
46
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

de las compañías de seguros, y la implantación práctica de


negocios y operaciones nuevas corno las de crédito de reem-
bolso en las compraventas CIF, FOB nacionales e interna-
cionales; anticipos y descuentos sobre documentos; opera-
ciones bancarias, hipotecarias, de ahorro y financieras con
la creación y emisión de títulos especiales; actuación fidu-
ciaria de bancos y compañías, e intervención creciente del
Estado para la regulación de la vida económica y para su-
plir las carencias y deficiencias de la inversión privada.
Coincide esta nueva época del desarrollo capitalista de
nuestras naciones, con su interés en los asuntos exteriores y
su participación en convenios y congresos internacionales.

14. PARTICIPACIÓN DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS


EN CONVENCIONES INTERNACIONALES EUROPEAS
EN MATERIA MERCANTIL

Participan ya las naciones de Latinoamérica en las Con-


venciones de La Haya de 1912 sobre letra de cambio y en las
de Ginebra de 1930 sobre la letra y el pagaré y sobre el
cheque; en la de Viena de 1933 sobre crédito documentado,
corno ya antes habían participado en la Convención de París
para la protección de la propiedad industrial (1883) y en el
arreglo de Madrid, referente al registro internacional de mar-
cas de fábrica y de comercio (1891 ) , aunque estas últimas,
en general, se aprueban y ejecutan con mucha posterioridad.
Consecuencia de tal actividad legislativa internacional es
la adopción e implantación, primero, de prácticas comercia-
les uniformes que el tráfico internacional demanda e impo-
ne, y, enseguida, de nuevas leyes complementarias de la vieja
legislación existente. Entre las prácticas que se adoptan y ge-
47
JORGE BARRERA GRAF

neralizan, sin que siempre se apoyen en legislación especial


que se promulgue, anotamos como muy importantes la de la
letra documentada en las transacciones internacionales, las
de las compraventas CIF, FOB, FAS, etcétera, así como la de
la circulación mediante endoso no sólo de títulos de crédito
como la letra y el pagaré, sino también de facturas comer-
ciales, que origina en Brasil el documento llamado "dupli-
cata". "
El texto uniforme sobre letras de cambio, de La Haya, se
adaptó en Venezuela en el Código de Comercio de 1919, y
casi sin modificaciones en Guatemala 1913, Nicaragua 1916
y Ecuador en 1925; en Paraguay informa un Proyecto
"

archivado desde 1924. " Las convenciones de Ginebra sobre


letra y pagaré y sobre cheque influyen decisivamente en la
Ley de Títulos y Operaciones de Crédito mexicana, de 1932,
en el Código de Comercio de Honduras de 1950 y muy re-
cientemente en el Decreto Ley argentino núm. 4776 de 12
de junio de 1963 sobre régimen legal del cheque.
Las reglas de la Convención de Viena (1933) de Cámaras
de Comercio Internacional sobre créditos documentados (adi-
cionadas posteriormente en convenciones bancarias de París,
Berlín, Bruselas) se adoptan por la fuerza de las costumbres
comerciales y de los sistemas bancarios norteamericanos e in-
gleses, principalmente, en todos los países de la América Lati-
na, independientemente de que los textos legales reconozcan o
reglamenten los convenios o transacciones respectivos. Así se
generalizan los créditos documentados irrevocables y confir-
mados; el uso de las formas, costo, seguro, flete y libre abor-
87 Sobre este documento. V. Fabio O. Penna, Da dupticata, Río de Janeiro,
1952 y Ascarelli, Studi di Diritto Ccnnparato e in tema de interpretazione,
Milán, 1952, pp. 23, 95. Este documento acaba de ser introducido en el derecho
argentino, según noticias del profesor Wininzky.
SS Olavarría 339 y s. 366 y 317, respectivamente.
"Ibídem, 469 y s.

48
EL DERECHO MERCANTIL EN AMERICA LATINA

do en las compraventas internacionales de mercaderías; la


circulación y el endoso de conocimientos de embarque y pó-
liza de seguros, e inclusive, por influencia del derecho norte-
americano, los documentos llamados trust receipts —respec-
to al conocimiento— y póliza flotante o genérica respecto al
seguro. p°
En materia de patentes y marcas, la Convención de París
citada se acoge y ejecuta en Brasil desde 1884 y en México
desde 1903, habiendo concurrido también a su suscripción
Cuba y la República Dominicana; el Arreglo de Madrid,
igualmente, se aprueba y se ejecuta por Brasil en 1896 y se
ratifica por dichas otras tres repúblicas. Y dicha legislación
sirve para estructurar los Códigos y leyes de la Propiedad In-
dustrial de Colombia (1931) , Argentina (193S), Uruguay
(1940 sobre marcas y 1941 sobre patentes) , de México
(1943) y de Brasil (194).

15. PARTICIPACIÓN DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS


EN CONVENCIONES, TRATADOS Y PACTOS
INTERAMERICANOS EN MATERIA CIVIL

La labor legislativa internacional también se efectúa y de


manera intensa y harto efectiva entre las naciones america-
nas, a través de las Conferencias Interamericanas, de las
Convenciones de abogados y de tratados y pactos entre na-
ciones centro y sudamericanas.
De las primeras, la primera, segunda y tercera Conferen-
cias, celebradas respectivamente en Washington (1889) , Mé-
"I/ En forma amplia, con el análisis de cada país latinoamericano en cuanto
a su legis/ación y práctica bancaria, sobre todas estas operaciones de com-
praventa, intervención bancaria, transporte, aseguración y prueba, véase Barrera
Gref, Ectudios de Derecho Mercantil, México, 1958.

49
JORGE BARRERA GRAF

xico (1901) y Río de Janeiro (1906) legislaron sobre pro-


piedad artística, literaria e industrial, y sus resoluciones fue-
ron acogidas en nuestros países, ejecutándolas directamente
unas veces, como en el caso del Brasil, " configurando en
otras las leyes internas, como en el caso de México (1903),
Argentina (1910), Bolivia (leyes de 1909, 1916 y 1918) ,
Colombia (leyes de 1925 y de 1931).
En el año de 1929, en Washington, se firmó una Conven-
ción interamericana para la protección de las marcas, del
nombre comercial y para la represión de la competencia des-
leal, la que según tenemos noticia fue adoptada en Colombia
en el año de 1936.
La Asociación Interamericana de Abogados, en su quinta
Conferencia de Lima (1947) "encomendó a los miembros
peruanos . .. que redactaran un proyecto de ley uniforme
sobre letra de cambio para todos los países, tomando como
base la Convención de Ginebra. El proyecto se formuló y se
presentó en la VI Conferencia celebrada en Detroit en
1949 ...", y desde entonces ha esperado la aprobación de
las siguientes reuniones.
Por lo que se refiere a pactos, acuerdos y tratados, los más
importantes que se han celebrado, son los siguientes: los
Tratados de Montevideo sobre derecho mercantil de 1889,
y de 1940 sobre Derecho Marítimo, en que participaron Uru-
guay, Brasil, Colombia, Bolivia, Argentina, Chile, Perú y
Paraguay. En el mismo año de 1940, y también en Montevi-
deo, se suscribió un Tratado de derecho comercial terrestre,

91Carvalho de Mendonga, p. 202 y s.


" V. Félix Navarro Irvine, Comentario al Proyecto de Ley Uniforme sobre
Letra de Cambio, Lima, 1951, y Las Observaciones al Proyecto de Lima sobre
unificación de la legislación cambiarla en América, en Revista del Foro, Lima,
1954, p. 3.

50
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

por los mismos países salvo Chile, "para ampliar los efectos
del Tratado de Montevideo de 1889".
Por último, en 1911, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú
y Bolivia suscribieron un pacto estableciendo derechos recí-
procos sobre patentes, marcas y nombre comercial.
Los tratados y acuerdos recientemente firmados en Monte-
video (febrero de 1960) para integrar la Asociación latino-
americana del libre comercio, por Argentina, Brasil, Chile,
México, Paraguay y Uruguay, y el tratado general de inte-
gración económica centroamericana, firmado en Managua,
en 1960, por los países centroamericanos (excepto Panamá),
están en periodo de ejecución y de expansión. De ellos, se-
guramente, tendrán que salir resoluciones y acuerdos especí-
ficos para la reglamentación uniforme de materias mercan-
tiles tan importantes para el comercio de los países signata-
rios, como la de derecho industrial, de derecho bancario,
del derecho de sociedades, y del canribiario y del marítimo."
Contamos en América, sobre todo en los países meridionales,
con una antigua tradición legislativa internacional, y se cuen-
ta además con la contribución creciente de la legislación y
de la doctrina de los juristas de los países europeos del mercado
común.

16. cRíTicA A LOS CÓDIGOS VIGENTES

La evolución de la economía de los distintos países, al indus-


trializarse y al querer superar sus sistemas de tipo feudal,

93 Olavarría, 134.
" Recientemente, 28 de agosto de 1963, México y los países centroame-
ricanos, excepto Panamá, firmaron un convenio de pagos para establecer un
sistema de compensación y de créditos recíprocos, en virtud del cual se
utilizarán las monedas nacionales en las transacciones entre dichos paises.
95 Existe también un proyecto de ley uniforme sobre navegación marítima,

51
JORGE BARRERA GRAF

agrícola y colonial, que los han mantenido como regiones


monocultoras, proveedoras de materias primas e importado-
ras de productos elaborados, de capitales y de técnicos ex-
tranjeros; así como el esfuerzo de nuestros juristas para co-
nocer y estudiar otros sistemas legales, y la participación de
las naciones latinoamericanas en congresos y convenciones in-
ternacionales como las indicadas, son factores que han alen-
tado un gran movimiento legislativo a lo largo de este siglo,
que no siempre ha cristalizado en la promulgación de leyes,
sino que con frecuencia ha quedado en la formulación de
proyectos. Los tratadistas, por otra parte, señalan lo arcaico
e inclusive lo anacrónico de los vigentes códigos de comercio,
y claman por su modificación y modernización. Tales son
los casos de CUNHA GONÇALVES respecto al Código de Brasil
de 1850;96 en Venezuela, de Roberto ooLnscHmmT, " en
Chile, de Luis HERRERA REYES y Rafael EYZAGU1RRE, 98 en
Argentina, de Francisco J. GARO, 99 en Perú, de la Comisión
Reformadora del Código de 1902, 1°{) y en Bolivia, de Víctor
PELÁEZ VACAFLOR y, sobre todo, ZAMORA ARRIETA.
101

para los paises centroamericanos, en cuya redacción participó el jurista mexi-


cano Raúl Cervantes Ahumada.
Sugestáes para a reforma da Código de Comercio Brasileiro, cit. 9 y s.
97 "La reforma del derecho mercantil venezolano", en Revista del Instituto
de Derecho Comparado, Barcelona, núm. 3, pp. 27 y s., 1954.
98 Sociedades Anónimas, Santiago, 1935, p. 16 y Derecho Comercial, San-
tiago, 1961, p. 20.
99 Derecho Comercial, cit. núm. 42, p. 29.
'" V. Código de Comercio, de S. Fajardo, Edit. Mercurio, Lima, s. f. p. 10.
101 Peláez Vacaflor, Derecho y Código de Comercio. (Hacia la reforma),
Sucre, 1958, p. 72 y Zamora Arrieta, Principios elementales de Derecho
Mercantil, Publicaciones de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier
de Chiquisaca, Sucre, 1962, p. 19 y s.

52
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

17. PRINCIPALES PROYECTOS SOBRE LEGISLACIÓN MERCANTIL


DURANTE EL PRESENTE SIGLO

Antes de citar y analizar brevemente los principales códigos


y leyes promulgados a lo largo del presente siglo, son dignos
de mencionarse algunos de los múltiples proyectos elaborados
que no han tenido la suerte de llegar a legislación positiva.
Por su bondad y por su número, extraña al investigador esa
realidad, que muchas veces se antoja que constituye un es-
fuerzo perdido e inútil, aunque analizando el problema con
mayor detenimiento se dé uno cuenta de que no es insólito
el caso de que nuevas leyes y códigos se basen en anteriores
textos abortados.
Quizás los casos más notables de buenos proyectos que in-
formaron en mayor o menor grado a ulteriores códigos, los
constituyen el brasileño de Código Civil de TEIXEIRA DE FREI-
TAS y el uruguayo de Eduardo ACEVEDO que se tornaron muy
en cuenta para el Código de Comercio argentino de 1859 ; el
de don Lisandro Segovia de 1887 que influyó en el vigente
código argentino; los Proyectos mexicanos de 1869 y 1880 en
que se basaron los Códigos mexicanos de 1884 y el vigente
de 1890; el Proyecto mexicano de 1947 en que se basó el
Código hondureño de 1950.
Al lado de éstos, otros proyectos han sido olvidados, y, co-
mo dice el jurista chileno OLAVARRÍA, "duermen el sueño de
102
los justos en las comisiones parlamentarias", como son,
entre otros, el del jurista INGLÉS DE SOUSA de 1912 para Bra-
sil; el Proyecto mexicano de 1929 en que influyó Daniel Qui-

102 OlaVattia, Cit. 111.

53
JORGE BARRERA GRAF

ROZ; 7" el peruano de 1942 1" y el Anteproyecto uruguayo


de 1943 basado, según COUTURE, en los Proyectos italianos de
VIVANTE (1919) y D'AMELIO (1942).
105
al lado de éstos,
multitud de proyectos de leyes que han corrido con la misma
ingrata suerte.
Ángel OSORIO Y GALLARDO, al meditar sobre este esfuerzo
perdido hace la siguiente atinada recomendación que toma-
mos, como tantos otros datos de este trabajo, del chileno OLA-
VARRÍA: "Es preciso que un ponente haga su trabajo pronto,
que una comisión codificadora lo retoque y enmiende pronto
y que un congreso lo acepte o lo rechace pronto. Andar a
otro ritmo podrá servir para hacer un cuerpo legal que hu-
biera sido magnífico en provecho de los abuelos de quienes
han de utilizarlo, pero enteramente inservible para éstos." 106

18. PRINCIPALES CÓDIGOS DE COMERCIO DURANTE


EL PRESENTE SIGLO

Refirámonos ahora a algunas de las principales leyes que


se han dictado en este siglo en nuestros países. Respecto a mu-
chas de ellas, tenemos que admitir con ASCARELLI "7 que más
que la consagración y reproducción de situaciones económi-
cas imperantes, constituyen "esquemas ideales" de los juris-
tas que las redactaron, con un anhelo de superar los ordena-
mientos anteriores y de modernizar las legislaciones nacio-
nales.
103 Mantilla Molina, núm. 29, p. 18.
104 Código de Comercio de Fajardo, cit. passim.
1°5 Sobre este proyecto V. Couture y Barbagelata, Legislación vigente en
el Uruguay, p. 288 y s., Montevideo, 1951.
106 Olavarría, cit. 111 quien comparte la critica.
1°7 "Dirim dell'America Latina e dottrina italiana", en Studi di Dirítto
Comparato, cit., p. 157.

54
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

A juicio de OLAVARRÍA, 108 tres son los más notables códigos


latinoamericanos, y más propiamente, centroamericanos, en
la presente centuria, el de Nicaragua de 1916 de don Modesto
Barrios, el panameño del mismo año del jurista costarricen-
se Luis Anderson y el Código hondureño de 1950, dd que fue
relator el maestro Joaquín Rodríguez y Rodríguez y en el
que participaron dos ilustres juristas hondureños: Roberto Ra-
mírez y Urbano Quesada. Este último Código está inspi-
rado, a través del Proyecto mexicano de 1947, en el Código
Civil italiano de 1942; aquéllos, todavía en el Código es-
pañol de 1885. El de Honduras, ha sido criticado por Solá de
Cañizares, "no porque lo estime deficiente en su concepción
doctrinaria y positiva, sino por estimarlo inadecuado para
el país en que debe regir". 1"

19. LEGISLACIÓN SOBRE SOCIEDADES EN EL SIGLO XX

En materia de sociedades, sobresalen la mexicana de 1934 que


siguió, tanto al Código de Comercio italiano de 1882, como
al Proyecto Vivante y, principalmente, al Proyecto D'Arnelio,
y respecto a la S. de R. L. a la Ley francesa de 1925; las
leyes brasileña de 1919, "1 chilena de 1923, cubana de
1929, "2 argentina de 1932 y el decreto uruguayo de

1" 06 cit., p. 95 y 109 y su nota en The American journal of Comba-


rative Law, cit. 1953, p. 67.
1" Roberto Ramírez, "El Concepto de acto de comercio", cit. 109 e
"Historia del Derecho Mercantil Hondureño", en Revista de la Escuela Na-
cional de jurisprudencia, 274 pp. México, 1947.
11° Cit. por Olavarría, 353 y s.
111 Sociedades por cuotas de responsabilidad limitada; y el magnífico co-
mentario de Egberto Lacerda Teixeira, Sao Paulo, 1956.
112 Citada por Zamora Arrieta, cit. 233.
113 Ley 11.645, cuyo texto se adicionó al del C. Co. vigente entre el cap. n
(sociedades colectivas) y el cap. in (sociedades anónimas).

55
JORGE I3AR.RERA GRAF

1933 todos sobre la S. de R. L.,1" de clara ascendencia fran-


cesa. El decreto brasileño de sociedades por acciones de 1940
que influenciado por la legislación italiana recientemente de-
rogada, supera a ésta, al decir de ASCARELLI, en materia por
ejemplo de protección de minorías; 115 la ley boliviana de so-
ciedades con responsabilidad limitada, de 1941; 1" la colom-
biana de 1950 de inspiración francesa, 1" y la venezolana
sobre S. R. L. de 1955 de la que es autor Roberto Goldschmidt
quien admite la influencia gala y alemana.

20. LEGISLACIÓN CAMBIARIA EN EL SIGLO XX

En materia de títulos de crédito, entre los ordenamientos


más notables por estar basados en el sistema anglosajón o
por la técnica de las leyes copiadas o basadas en los proyectos
de Ginebra, tenemos en primer lugar, por su fecha, la Ley
de cambios costarricense de 1902, basada en las legislaciones
francesa y española, pero en la que también influyó la Nego-
tiable Instruments Act inglesa, sobre todo en materia de
cheques; 1" y la Ley dominicana sobre cheques de 1951, in-
fluida por la legislación norteamericana. 120
114 Couture y Barbagelata, cit. 72 y s.
115 ,Ent„ la disciplina de la sociedad por acciones en el Código Civil

italiano de 1942 y el Decreto brasileño sobre sociedad por acciones de 1940,


es quizás, más moderno el segundo; y tal vez es el que tutela mejor las
minorías. .."; "El derecho en la América Latina y la doctrina italiana",
en Boletín del instituto de Derecho Comparado de México, p. 61, 1950.
116 Su texto en Códigos Bolivianos, compilación de Ramón Salinas Ma-
riaca, La Paz, 1955, pp. 501 y s.; sus comentarios en Zamora Arrieta, cit.
pp. 237 y s.
V. Pinzón, Derecho Comercial, Bogotá, 1917, vol. 1, p. 59.
118 La reforma del derecho mercantil venezolano, cit. 39 y s.
119 Olavarria, Unificación legislativo-mercantil en América Latina, cit. 316.
12° V. Phanor J. Eder, en American Journal of Comparative Law, i, pp.
118 y s.

56
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉ:RICA LATINA

A su vez, la Ley de Instrumentos Negociables norteameri-


cana, se tradujo y se implantó en Colombia (1916, reforma-
da en 1923 y en 1925) , Panamá (1917) y Puerto Rico,
países donde aún rigen, constituyendo el caso más curioso de
trasplante y adaptación de una materia del Common Law al
derecho romanista y continental El procedimiento ha sido
criticado, a lo que parece más fuera que dentro de esos paí-
ses, no sólo por haberse acudido a una traducción literal aje-
na y distinta a nuestra terminología, sino sobre todo porque
a pesar de las semejanzas de la legislación cambiaria ameri-
cana e inglesa con los Proyectos de La Haya y de Ginebra
—en los que participaron activamente los juristas de ambos
países— el concepto del Statute Lauf o derecho escrito es
distinto en ambos sistemas y falta todavía a las leyes colom-
biana y panameña el elemento fundamental consistente en la
integración y modificación de la ley por los jueces y tribuna-
les. 121

En México, la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito de


1932, se basó en los proyectos de Ginebra, en lo relativo a
los documentos cambiarios, en el proyecto de letra documen-
tada de la Conferencia de las Cámaras Internacional de Co-
mercio en cuanto a los créditos confirmados, y en la legis-
lación italiana, o sea el Código de Comercio 1882, en cuanto
a obligaciones emitidas por sociedades anónimas y operacio-
nes de crédito como el reporto, la apertura de crédito, los
depósitos bancarios. En cuanto al fideicomiso que también
está regulado en dicha Ley, se deriva del derecho norteame-
ricano, a través de la Ley panameña de Ricardo Maro.

121 Al mismo tiempo, casi resulta indefectible que la interpretación de

estas leyes por los tribunales de los paises respectivos, llevará a soluciones
diferentes que las corrientes en los Estados Unidos; al respecto v. Schlesinger,
cit. 71 y s., en relación a la función y tarea de los jueces de distintos países al
interpretar textos similares o idénticos.

57
JORGE BARRERA GRAF

Por último, como ya indicamos, Argentina en estos días


acaba de promulgar un Decreto Ley que establece el régimen
legal del cheque (12-v1-63) que deroga los artículos relativos
del Código de Comercio y adiciona éste con el nuevo articu-
lado. Se trata, también, de una ley fundada en el proyecto
de Ginebra, de redacción clara y de moderna estructura, que
ha tenido en cuenta la más reciente doctrina europea y ame-
ricana en la materia, reglamentando junto a los tipos especia-
les de cheques que nos son conocidos, o sea, el cruzado, el cer-
tificado y el de viajero, uno nuevo para nosotros, el "cheque
imputado", o sea, aquel en que el portador o librador puede
indicar la deuda que con el cheque pretende extinguir.

21. INSTITUCIONES MERCANTILES ORIGINALES


EN LATINOAMÉRICA

Algunas otras instituciones mercantiles latinoamericanas son


originales y propias de nuestros derechos, tales, principalmen-
te, la "duplicata" en Brasil, especie de factura o "título for-
mal que circula por medio de endoso, creado por motivos de
orden económico", documento que es representativo de mer-
caderías y que está destinado a la comprobación de un cré-
dito preexistente",122documento acogido recientemente en
la legislación argentina; las empresas unipersonales de respon-
sabilidad limitada que aunque ideadas en Europa y semejan-
tes a las sociedades unipersonales, han sido estudiadas amplia-
mente en Argentina, Chile, Uruguay; los créditos de avío y
los refaccionarios en derecho mexicano, que provienen de la
legislación minera colonial y que han sido estudiados aquí

122 Fabio O. Puma, cit. p. 40.

18
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

por Manuel Cervantes y por Cervantes Ahumada; en Méxi-


co, también, diversos bonos, obligaciones, o como se deno-
minan por los juristas sudamericanos debentures, emitidos
por o a través de instituciones bancarias, como las células hi-
potecarias, los bonos financieros, los certificados de partici-
pación.

22. LEGISLACIÓN SOBRE FIDEICOMISO

Varias leyes sobre fideicomiso se han dictado en América, si-


guiendo el ejemplo del jurista panameño don Ricardo Alf a-
ro quien en 1925 redactó la ley de su país. Con posterioridad
a Panamá, México introdujo el fideicomiso en 1926 y ha
modificado y perfeccionado la institución en la Ley de Tí-
tulos y Operaciones de Crédito de 1932 y en las Leyes de
Instituciones de Crédito de 1932 y 1941; Puerto Rico, que
por su condición política es el país que más ha asimilado
el derecho norteamericano, acogió también el fideicomiso por
ley de 23 de abril de 1928; 1' El Salvador lo adoptó en 1937.
Las Filipinas, en el Código Civil de 1949 (arts. 1440 a 1457)
Venezuela, por último, por ley de 1950 debida a Goldschmidt
también reglamenta esta institución. Como veremos poste-
riormente, siendo común el origen del fideicomiso latinoame-
ricano, ya que proviene del trust anglosajón, y observando
todos el sistema de la original y magnifica obra de Maro,
divergen entre sí y se separan las diferentes legislaciones en
cosas secundarias y, además, en la actualidad se acentúa la
vieja tendencia de configurar la institución dentro de los cau-
ces romanistas y del derecho continental del negocio fidu-
ciario.

123 Couture, El porvenir de la codificación, cit., 860.

59
JORGE BARRERA GRAF

Por otra parte, el fideicomiso romano, que nuestros códi-


gos civiles, incluyendo en primer lugar al chileno de don
Andrés Bello, reglamentan en materia de transmisiones mor-
tis causa, y el desarrollo de los encargos o comisiones de
confianza en diversas instituciones que derivan del trust, han
perfilado con caracteres propios las superintendencias de so-
ciedades y de bancos y los representantes legales de obligacio-
nistas en leyes bancarias y leyes sobre bonos o debentures de
Bolivia, Chile, Perú, El Salvador, Costa Rica, Argentina y
Brasil, y en el Uruguay "la institución se halla esbozada en
el Proyecto de Ley de Debentures de los profesores Amezaga
y Dayvieres", coautores, con otros juristas uruguayos del
Proyecto de Código de Comercio. 124
No constituye el fideicomiso el único ni el más reciente
ejemplo de la influencia del derecho norteamericano en nues-
tros países; pero sí, indudablemente, es la principal figura
copiada de aquel sistema, la cual, además, ha corrido con suer-
te venturosa como lo demuestra su difusión y propagación
creciente. A dicha difusión contribuye sin duda lo proteico
de su contenido —se habla de fideicomisos traslativos, de ga-
rantía, de administración y de voto—; la vaguedad y dispu-
tabilidad de sus contornos y de su carácter traslativo o mera-
mente crediticio, la amplitud de sus fines y la insuficiencia
de los negocios nominados para conseguir las mismas o simi-
lares finalidades atípicas o complejas; e inclusive, la escasez
de decisiones judiciales que limiten su alcance e impidan los
abusos cometidos a su sombra, como la violación de los pac-
tos comisorios o de retroventa, pactos de restricción del voto
en sociedades anónimas; y múltiples casos de fraude a acree-
dores y al fisco.

124 Couture, ob. ult. cit. ioc. cit.

60
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

23. LEGISLACIÓN SOBRE QUIEBRAS

En materia de quiebras, nuestros primeros códigos de comer-


cio configuraban la institución siguiendo al modelo francés y
sobre todo al español de 1829 que modificó mucho al pri-
mero para acogerse a la tradición hispana de Salgado de So-
moza. Los principios concursales de la retroacción, de las
acciones revocatorias concursales, de la clasificación de las
quiebras en fortuitas, culpables y fraudulentas, derivan de
dicho Código y de tal doctrina; la exclusividad del proce-
dimiento de quiebra a los comerciantes, el desapoderamiento
del fallido y la conservación de su capacidad jurídica aunque
limitada, derivan del sistema francés. Tanto los Códigos bra-
sileño de 1850, argentino de 1859, como el chileno de 1867
y los que en ellos se basaron, los mexicanos de 54, 84 y 89 re-
glamentaron la quiebra bajo esas influencias y con esas
bases.'"
En las últimas décadas, cuatro nuevas leyes de quiebras se
han dictado en nuestros paises: la peruana de 1932 (Ley N°
7566), la argentina del 27 de septiembre de 1933 (núm.
11719) que mantienen la impronta franco-española, adop-
tando una fórmula para la declaración de quiebra a base y
en función de la cesación de pagos (arts. 11 Ley peruana y
19 Ley argentina: "La cesación de pagos cualquiera que sea
su causa ... constituye el estado de quiebra" dice el texto

125 V. en Orione, "Propósitos", en Revista del Instituto de Derecho Co-


mercial y de la Navegación, Buenos Aires 1959, p. 47, la clasificación de Thaller
y Percerou de los sistemas legales sobre la quiebra en el mundo. Dentro del
grupo latino, colocan a todos los países latinoamericanos. Para el derecho
brasileño, Trajano de Miranda Valverde, Comentarios a Lei de Falencias, Río
de Janeiro, 1948, p. 15.

61
JORGE BARRERA GRAF

argentino, arts. 19 de la Ley y 1379 del Código de Comercio) ;


pero que a diferencia de sus modelos permite que la quiebra
afecte a quienes no sean comerciantes (art. 19 Ley peruana) ,
si bien en la ley argentina se exige que el deudor '<realice sus
negocios en forma de explotación comercial" (art. 10). La
legislación anterior argentina sobre esta materia, por influen-
cia del Proyecto de Código de Comercio de SEGOVIA, de 1887,
está influenciada por la famosa Concurs-Ordnung alemana
de 1877, y al criticar este eminente jurista, cuyo Derecho
Mercantil es una de las obras maestras de la literatura comer-
cial latinoamericana, al Código de su país de 1859, afirma:
"aflige al espíritu hacer el paralelo entre trabajo legislativo
tan acabado —se refiere a la ley alemana— y la desvalida
126
parodia del Libro Cuarto de nuestro flamante Código. "

La Ley de Quiebras mexicana de 1942, de la que fue po-


nente el ilustre jurista Joaquín Rodríguez y Rodríguez, man-
tiene, según informa la Exposición de motivos, la tradición
española, tanto de los Códigos de Comercio, como de la doc-
trina jus-publicista de Salgado de Somoza, que encuentra
consagración en la Ley, por ejemplo, en la famosa tesis de la
conservación y no la liquidación de la empresa fallida. Indu-
dablemente, la doctrina italiana sobre la materia, represen-
tada sobre todo por Bonelli, influyó decisivamente en los au-
tores de esta Ley.
Por último, la Lei de Falencias brasileña de 21 de junio de
1945, en la que intervinieron como redactores, entre otros,
los profesores Filadelfo Azevedo, Méndes de Almeida y Silvio
Marcondes, constituye el último de varios ordenamientos
concursales que han regido en Brasil: desde el Código de Co-

126 Goldschmidt, Reforma


orma de la legislación comercial, cit. S 94, en nota,
da razón de un proyecto argentino reciente, que tiende a unificar el con-
curso civil y la quiebra.

62
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

mercio de 1850, la famosa ley de Carlos de Carvalho de 1890;


las leyes modificadoras, de 1902 y 1929, hasta esta que nos
ocupa, estructurada, como la ley mexicana, a base de una
enumeración de actos de cesación de pagos e incumplimiento
de obligaciones líquidas y vencidas; y limitándose al comer-
ciante como también lo hace la ley mexicana.
Los comentadores argentinos, brasileños y mexicanos de las
respectivas leyes de quiebras, como Raymundo L. FERNÁN-
DEZ y Francisco ORIONE, en Argentina, 128 Trajano de MI-
RANDA VALVERDE en Brasil, RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ, APODA-
CA y OSUNA, en México,' acusan una influencia muy mar-
cada de la literatura jurídica francesa, germana e itálica.
Autores como Thaller y Percerou, Jaeger, Brunetti, Bonelli,
Rocco y Navarrini, son citados constantemente, y sus obras,
algunas de ellas traducidas al español, sirvieron de base para
la redacción de los nuevos ordenamientos.

24. CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO MERCANTIL


LATINOAMERICANO EN EL SIGLO XX

Para terminar la presente exposición, quisiéramos señalar las


características sobresalientes de nuestros actuales derechos.
1) En primer lugar, anotamos el fenómeno de la disper-
sión legislativa: los Códigos de Comercio que, en general,
representaban hasta fines del siglo pasado el único texto rner-
127 V. Miranda Valverde, cit. 15 y s.; Waldernar Ferreira As directrizes,
cit. 154.
128 Raymundo L. Ferná.ndez, Fundamentos de la Quiebra, Buenos Aires,

1937 y Francisco Orione, Exposición y crítica de la Ley de Quiebras, Bue-


nos Aires, 1935.
129 Rodríguez y Rodríguez, Ley de Quiebra y Suspensión de Pagos, 21 el,
México, 1952, y La Separación de bienes en la Quiebra, México, 1951; Fran-
cisco Apodaca y Osuna, Presupuestos de la Quiebra, México, 1945.

63
JORGE BARRERA GRAF

cantil de cada república, por una parte se mutilan para des-


prender materias completas que integran leyeS nuevas, y por
otra parte se adicionan y se injertan con nuevos ordenamien-
tos que regulan instituciones ajenas antes o ignoradas por la
legislación mercantil. Esta tendencia obedece por una parte,
a la expansión y a la modernización del derecho mercantil, y
por la otra, principalmente, a la complejidad de la vida mo-
derna que exige, como afirma el eminente jurista norteame-
ricano Hessel E. YNTEMA, "una corriente enorme de legis-
lación para asegurar la constante y universal coordinación
de los esfuerzos de los juristas". 1"
2) En segundo lugar, debemos indicar la creciente influen-
cia —que sin embargo aún no es grande— del derecho norte-
americano en instituciones como el fideicomiso, los títulos de
crédito o instrumentos negociables, en materia de sociedades
mercantiles y sobre todo en formas y medios de contrata-
ción privada.
3) En tercer lugar, como a continuación veremos, crecien-
te preocupación de la doctrina y de las legislaciones por
estudiar y reglamentar la empresa, la propiedad industrial,
la competencia desleal.
4) A pesar de su crecimiento, de su modernización y de
las varias influencias europeas y anglosajonas que sobre ella
ejercen, la legislación mercantil latinoamericana conserva las
semejanzas básicas y la similar estructura que la ha caracte-
rizado durante la colonia y el siglo xix. t" Esta similaridad
que nos hace mantener esperanzas e ilusiones de un acerca-
miento y posteriormente de una unificación —cuando me-
130 Yntema, "Comparative Law and Humanism", en American journal of
Comparalive Law, VII, 1958, p. 497.
131 V. al respecto, Javier Elola, "En torno a la Unificación jurídica en
América Latina", en Boletín del Instituto de Derecho Comparado, 1960, núm.
39, pp. 11 y s.

64
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

nos en ciertas materias— y después de que se inicie que se


prosiga una tarea sistemática y profunda de comparación
entre los diferentes sistemas, "2 se explica por un bagaje de
tradiciones, de prácticas, de hábitos, de instituciones de dere-
cho privado y de derecho procesal, que es común a todos
nuestros países; se explica también por la semejanza o simi-
litud de conceptos y terminología is' y porque las fuentes de
información antigua son también comunes, y las nuevas
fuentes se propagan y generalizan pronto a base de edicio-
nes, traducciones y comentarios; y en fin, porque a pesar
de que las naciones más pobladas, como Brasil, México, Ar-
gentina, Chile, avanzan rápidamente hacia su pleno desarro-
llo económico, en todas ellas, con la única excepción de Cuba,
se mantienen semejantes problemas sociales, económicos, edu-
cativos y hasta políticos.

II

25. LA EMPRESA EN EL DERECHO MERCANTIL

En esta ocasión, para terminar este breve ciclo de conferen-


cias en torno a las influencias y a la evolución del derecho
mercantil terrestre en la América Latina, habremos de refe-

132 "1 am strongly convinced —dice Rabel ("The Hague Conference on


the Unification of Sales Lavr", en American Journal of ComParative Law,
p. 67)— that no international agreernent on legal maters should be consi-
dered without the widest and most profound comparative research possible".
V. también, Puig Brutau, "Realism in Comparative Law", en American 'puma,
of ComParative Law, m, 49.
133 Puig Brutau, cit. 5o y s. analiza la importancia y el valor de los
diferentes conceptos inclusive con terminología semejante, en el derecho com-
parado.

65
JORGE BARRERA GRAF

rirnos en la primera parte, a la empresa, al fideicomiso, a al-


gunos problemas nuevos de sociedades, así corno a la evolu-
ción del sistema de banca central; en la última parte, apun-
taremos las tendencias y posibilidades de unificación, nacional
e internacional, en nuestros países, así como sus fuentes de
conocimiento y los intercambios y contactos que actualmente
existen entre ellos.
Con el desarollo económico y capitalista de las naciones, la
empresa ha irrumpido en el derecho mercantil, constituyendo
la institución fundamental y básica del nuevo derecho y de
los estudios de la doctrina mercantil moderna. Esto se debe a
que la negociación o empresa es la célula y el organismo mo-
tor y director de la economía de nuestros días, no sólo del
tipo capitalista en que viven los países más desarrollados,
sino también de las economías comunistas y colectivistas e
inclusive las de los países en proceso de desarrollo como Mé-
xico, Uruguay, Argentina, Perú, Brasil, Chile en los que se
manifiesta un mayor intervencionismo de Estado y una serie
de limitaciones y restricciones antes desconocidas —aunque
hoy cada vez más frecuentes— en países como los Estados
Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia.
Por supuesto, la organización y la estructura de la nego-
ciación cambia en los diferentes tipos imperantes de econo-
mía. En los países capitalistas de gran desarrollo industrial, se
nota una mayor libertad e independencia del titular de la
empresa respecto al Estado, una representación más amplia
que los gerentes y funcionarios obtienen del empresario y de
los socios y accionistas cuando éste es una Sociedad, y una
creciente colaboración e intervención entre el empresario y
el personal de la empresa; en el seno de esta negociación capi-
talista sigue imperando el propósito lucrativo consistente en
la obtención de utilidades y el reparto de éstas a los socios
66
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

o al empresario, y también subsiste el derecho de propiedad


privada que permite al titular de los bienes disponer libre-
mente de ellos, aunque cada vez son más amplias las restric-
ciones de esta libertad y mayores los derechos, los privilegios
y las participaciones concedidas a trabajadores, al fisco y a
los acreedores, para impedir el dispendio o el abuso del em-
presario-dueño de la hacienda o patrimonio de la negociación.
En los países de economía socialista, como sucede con otros
instrumentos jurídicos "neutros" políticamente, como dice
Ascarelli, no se ha prescindido sino al contrario se ha estimu-
lado la formación de empresas, aunque como es natural la
organización y la estructura de éstas difiere y se aparta fun-
damentalmente de las capitalistas. En aquéllas, si bien existe
una tendencia de lucro, éste no se manifiesta en provecho
preferente o exclusivo de los trabajadores sino del Estado que
absorbe las ganancias con finalidades de utilidad social y
colectiva; por otra parte, el titular de las empresas es el Esta-
do mismo quien actúa a través de un representante fiduciario
cuyas actividades y atribuciones están limitadas y orientadas
por la política general del régimen y la particular de la rama
de producción o de servicios a que la empresa se dedica. Las
relaciones entre dicho representante y los trabajadores y em-
pleados teóricamente son de estrecha e íntima colaboración,
pero de cualquier manera los conflictos que pudieran existir
y los problemas que se planteen, no se dan en dichas relacio-
nes empresario-personal, sino en esferas más altas y frente a
agencias o departamentos del Estado.
En nuestros paises de economía subdesarrollada, la estruc-
tura de la empresa es de tipo capitalista, tanto por su natu-
raleza especulativa como porque la administración está reser-
vada al empresario, sin intervención del poder público; sin
embargo, por una parte, la intervención del Estado es ma-
67
JORGE BARRERA GRAF

yor '" y se manifiesta no sólo o principalmente en la suscrip-


ción de capital, en las sociedades públicas y en las de econo-
mía mixta, sino también en forma sutil mediante la actuación
de prestanornbres de inversionistas ocultos, o de la preferen-
cia y patrocinio de grupos o de personas. Todo esto plantea
una menor independencia de la empresa misma y de su titu-
lar, y una subordinación o adecuación a planes y programas
públicos; por otra parte, las relaciones internas con el per-
sonal, se mantienen en forma inestable, por los bajos salarios
y la ineficacia de los organismos de representación sindical.

26. LA EMPRESA EN LOS DERECHOS LATINOAMERICANOS

Ahora bien, si es un hecho innegable la organización de la


economía contemporánea, a base y en torno de la empresa,
también es cierto que nuestros países latinoamericanos están
apenas entrando a esta etapa económica de las empresas orga-
nizadas que sean las imperantes en la producción de bienes o
servicios para el mercado. En todas nuestras naciones aún
subsiste, en mayor o menor grado, una estructura agraria
primitiva, que con raras excepciones (México, y quizás ahora
Cuba) aún es de tipo feudal, y en todas ellas subsiste y pre-
domina la organización artesanal más que la existencia de
grandes empresas. Por esta razón, como decíamos en la plá-
tica anterior, el instrumental jurídico, y muchas de las ins-
tituciones reglamentadas en el derecho comercial de la época
napoleónica aún satisfacen las necesidades de esas retrasadas
colectividades.
No obstante, los progresos, el crecimiento y la evolución

134 Lo admite así Ascarelli, El derecho en la América Latina y la doctrina


italiana, cit. pp. 59 y s.

68
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

de los países más poblados y mejor comunicados, provocan


fenómenos de imitación de los sistemas económicos, conta-
bles, jurídicos de las naciones más adelantadas, cuando no
son estas mismas que al comerciar e incrementar sus inver-
siones en nuestros países, trasplantan sus instituciones, sus
soluciones legales y hasta su propio personal y las formas de
su contratación. Una influencia y una invasión que, curiosa y
paradójicamente, provoca reacciones contrarias de fomento
y estímulo y de nacionalismo y repulsa.
La reglamentación legal de la empresa comienza a entrar
en nuestros derechos por los mismos cauces que entró, según
RIPERT, en Europa: al través del derecho fiscal y del labo-
ral. 1" De aquél, por los esfuerzos del Estado y los medios
tan efectivos con que cuenta, para gravar la creciente ac-
tividad y el número cada vez mayor de las negociaciones,
logrando dentro de ellas afectar también los ingresos de
accionistas, funcionarios y trabajadores, y las actividades
marginales que la negociación desarrolla. Del derecho del
trabajo, también por el creciente auge de las empresas y
porque éstas constituyen los centros más importantes para la
contratación colectiva, para la reglamentación laboral, para
la organización y funcionamiento de sindicatos y en fin,
recientemente, para los fenómenos de participación en las
utilidades y en la administración de la empresa. De ahí que
el concepto legal de la empresa, que por supuesto coincide
sustancialmente en todas partes, la enumeración de sus ele-
mentos principales, tanto materiales como inmateriales, la
intervención y la organización del empresario, las relaciones
internas con el personal y externas con la clientela, son
135 Y. Héctor Cámara, Trasmisión de establecimientos comerciales e indus-
triales, Buenos Aires, 1940, p. 10; Supervielle Bernardo, El establecimiento
comercial, Montevideo, 1953, p. 22, y mi Tratado de Derecho Mercantil, cit.
núm. 99 p. 153.

69
JORGE BARRERA GRAF

cosas que con mayor o menor finura, más o menos pre-


cisión y detalle, se fijan y determinan en las leyes fiscales y
laborales para los fines que ambas legislaciones persiguen.
Decir y afirmar que las empresas y la teoría de la empresa
ha irrumpido en nuestros derechos, no significa que se haya
enseñoreado, ni siquiera que haya tomado carta de naturali-
zación en los ordenamientos de la América Latina. Contra-
riamente, ninguno de nuestros sistemas jurídico-mercantiles
se basan en la empresa, ninguno de ellos ha prescindido, como
elementos fundamentales, del comerciante y, sobre todo, del
acto de comercio; en casi todos ellos (excepción única a lo
que sabemos es el Código de Honduras de 195'0) las in-
cursiones o avances de la empresa, parten de la errónea
consideración o enumeración de ella corno acto de comercio
—según los modelos de los Códigos de Comercio francés e
italiano— y se detienen en la consideración orgánica de dicha
institución económica para efectos limitados de su trans-
misión, sin que todavía se legisle y se regulen a fondo los
problemas de competencia desleal, de suscripciones recípro-
cas, de monopolios, de concentraciones y control de em-
presas, y ni siquiera de asunción universal de deudas en los
múltiples supuestos de traspaso de dichos entes. Por supuesto,
estas deficiencias no son exclusivas de nuestros paises, sino
que son comunes y las heredarnos de su diferente y hasta
confusa reglamentación en los más modernos ordenamientos
como el Código Civil italiano de 1942, que, como se sabe,
no define la empresa y con frecuencia confunde a ésta con
la hacienda comercial.'" Roger HOUIN, al referirse al ante-
proyecto francés para un nuevo Código de Comercio, afirma
que la Comisión redactora mantuvo los viejos conceptos de

136 y. mi estudio: "La empresa en el Derecho italiano. Influencia en el


Derecho Mexicano", en Estudios de Derecho Mercantil, cit., pp. 245 y s.

70
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

comerciante y acto de comercio, como base del texto que se


propone, porque la noción de la empresa "aún es muy obscura
y el experimento hecho por el Código Civil italiano de 1942
es poco concluyente si puede uno juzgar por las dificultades
a que ha dado origen". "7
Pero si nuestros códigos y leyes no reglamentan aún, de
manera sistemática y completa, el derecho de la empresa, y
si ni unos ni otras se basan en la teoría —o quizás sería mejor
decir, en la realidad de la empresa— no es porque nuestros
juristas hayan ignorado o despreciado esta nueva tendencia
del derecho mercantil contemporáneo. Por el contrario, el
Anteproyecto mexicano de 1943 se basaba en la empresa y en
torno de esta figura estructuraba el nuevo derecho comercial
y sólo ante las críticas que tal concepción provocó, de ser
ajeno a nuestra tradición el concepto de la empresa y estar
aún en discusión por la doctrina europea, por lo que cuando
menos resultaba prematuro estructurar el código alrededor de
tal concepto, se formuló el Proyecto de 1947, el cual, si bien
reconoce y reglamenta minuciosamente a la negociación mer-
cantil, así como sus elementos objetivos y subjetivos, man-
tiene el concepto de actos de comercio así como la figura
del comerciante. Y este Proyecto mexicano es el que sirvió de
base al vigente Código de Comercio Hondureño.
En otros países y desde antiguo se han regulado aspectos
del derecho sobre la empresa, por influencia, sobre todo, de
la doctrina francesa; a partir del Código de Comercio chileno
que incluye en la enumeración de los actos de comercio "la
adquisición de un establecimiento comercial" (art. 3 párrafo
2o.), además de la referencia a distintas empresas, en lo que
siguió al Código francés, '" se han promulgado leyes espe-
137 Hovin, "Reform of the French Civil Code and the Code of Cominer-
ce", en American Journal of Comparativc Law, iv, p. 5. 02.
V. Eyzaguirce, cit. p. 21.

71
JORGE BARRERA GRAF

ciales sobre adquisición y enajenación de negociaciones co-


merciales, con el fin sobre todo de evitar fraudes y simula-
ciones frente a los acreedores; "9 en Costa Rica por ley de
23 de julio de 1901; en Uruguay en 1904, en Perú en 1916 14°
y en Argentina en 1934. 141
Los tratadistas latinoamericanos influidos muy de cerca
por la reciente doctrina italiana, sobre todo por Ascarelli y
Mossa, y también en forma muy importante por el jurista
español Garrigues, que es quizás el tratadista que mayor in-
fluencia ha ejercido entre nosotros, han hecho estudios muy
completos sobre el nuevo derecho de la empresa, no sólo ana-
lizando el concepto de ella, sino también su naturaleza jurí-
dica, los conceptos de la hacienda, del aviamiento, de la
clientela, de la llamada propiedad comercial, y tratan, hasta
ahora en vano como sus colegas europeos, de encuadrar estas
nuevas instituciones dentro de las figuras tradicionales. Las
obras de Héctor Cámara y Marcos sATANowsKY en la Ar-
gentina; de Bernardo SUPERVIELLE en Chile; de Roberto
GOLDSCHMIDT en Venezuela; de RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ y
MANTILLA MOLINA en México, se informan en la más amplia
y más moderna doctrina italiana y francesa, y a través de
ella, de la doctrina alemana; y sus obras, algunas tan amplias
como la de SUPERVIELLE, cubren todos los aspectos del de-
recho de la empresa y analizan los problemas relativos, no
sólo desde el punto de vista nacional, a través de las escasas
normas que a estas materias dedican nuestras leyes, sino tam-
bién desde un punto de vista comparativo de las soluciones
europeas con las propias.
in V. para el derecho uruguayo, Supervielle núm. 460, p. 257.
140 Cámara, cit. pp. 46 y s., quien critica estas dos leyes uruguaya y
peruana, por deficientes.
141 Ley 11687, su comentario, en Héctor Cámara, cit. y Goldschmidt, Ha-
cienda Comercial y competencia desleal, pp. 358 y s.

72
EL DERECHO MERCANTIL EN A/VáRICA LATINA

Algunos aspectos sobresalientes del derecho industrial, como


es la represión de la competencia desleal, o sea el sistema que se
ha construido en defensa de la negociación, del empresario
mismo y de los elementos que componen la empresa, en gene-
ral no ha merecido en latinoamérica una regulación espe-
cífica, a la altura de las complejas necesidades del tráfico
comercial e industrial moderno; no obstante, en algunos países
se cuenta con leyes especializadas, en algunos casos muy anti-
guas y por ello deficientes y omisas en multitud de problemas
y de prácticas desleales de competencia que la lucha co-
mercial inventa y plantea constantemente; tal es el caso de
Colombia que cuenta con una ley de 1925 sumamente atra-
sada en relación al desarrollo que esta materia ha tenido. 142
Brasil, en su Código de la Propiedad Industrial de 1945, si
regula ampliamente esta materia, y además en forma muy
casuista sanciona diversas actividades que violen derechos de
los titulares de patentes, marcas, nombre comercial, etcétera;
esta legislación, la más completa que entre nosotros existe,
se funda en la Convención de París para la protección de la
propiedad industrial, en los derechos italiano y norteameri-
cano, así como en la jurisprudencia y literatura francesa.
El Código de Honduras, también reglamenta ampliamente
esta materia, e igualmente se basa en la Convención de París
y en la doctrina y legislación italianas.
En Argentina, Uruguay, Venezuela y México, práctica-
mente la materia de la concurrencia ilícita no está regla-
mentada; cuando más existen normas penales por violación,
falsificación, imitación, etcétera, de la propiedad industrial,
y se ha adoptado la Convención de París, en sus últimas ver-
siones de Londres y Lisboa, como es el caso de México y al

142V. Pinzón, cit. 168 y s.

73
JORGE BARRERA GRAF

parecer de Argentina, 143 que define la competencia desleal y


establece las hipótesis más frecuentes de dichas prácticas ilí-
citas. Ante laguna tan grave, nuestros tratadistas han seguido
la doctrina y la jurisprudencia francesas, que con gran deli-
cadeza y finura han construido en Francia T" —país que
como los nuestros tampoco cuenta con una legislación propia
sobre esta materia— todo un sistema coherente, lógico, com-
pleto sobre la represión de la concurrencia desleal, a base de
los principios y de las normas de la responsabilidad aquiliana
o extracontractual, la cual siguiendo al Código de Napoleón,
los códigos civiles latinoamericanos reglamentan con dife-
rencias secundarias. Así lo hace SUPERVIELLE en Uruguay,
SATANOWSKY y coLnscHis,HD-r en Argentina, este último en
Venezuela; PINSÓN en Colombia; BARRERA GRAF en Méxi-
co. 147
1

En conclusión, respecto al derecho de la empresa, de la


propiedad industrial, de la concurrencia desleal, es notorio el
atraso de la legislación latinoamericana, y también evidente
que los esfuerzos de los juristas y de la doctrina para moder-
nizar las leyes y dar cabida a la negociación y sus elementos,
no han tenido mucho éxito, como lo prueba, sobre todo, el
olvido de los proyectos mexicanos de Código de Comercio;
esto se debe, en mi opinión, no sólo a la inercia natural de
mantener hábitos y costumbres y leyes adaptadas ya a nuestro
medio y que forman parte de nuestras tradiciones, sino sobre

143 V. Barrera Graf, Tratado, núm. 279 p. 403 y Satanowsky, Estudios, cit.
ni, 192 y 5.
144 V. el interesante estudio de Walter S. Derenberg, "The influence of the
French Code Civil of the rnodern law of Unfair Competion", en American
Journal of Comparative Law, iv, pp. 1 y s.
145 V. Supervielle, cit. núm. 725, p. 377 y s.; Satanowsky, ob. cit. 149 y
s.; Goldschmidt, Hacienda comercial y competencia desleal, cit. 30 y s.; Pin-
zón, Derecho Comercial, cit. 168 y s.; para el derecho mexicano, mi Tratado,
Cit. núm. 305, pp. 430 y s.

74
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

todo que a pesar de la formidable evolución económica de


muchos de nuestros países, aún no superamos la etapa del
incipiente capitalismo y todavía no se plantean entre nos-
otros, con toda su crudeza y con todos los elementos y medios
practicados en los países supercapitalistas, los abusos de los
consorcios, la lucha entre concurrentes, el desvío ilícito de
clientela, la utilización de prácticas viciosas y criminales para
dañar y destruir al competidor. A medida que el capitalismo
avance, avanzarán también, desgraciadamente, estas prácti-
cas viciosas que le son inherentes y entonces, nuestros legis-
ladores habrán de reaccionar y reglamentar las diversas ins-
tituciones para reprimir las antiguas y las nuevas prácticas
ilegales.

27. INFLUENCIA DEL DERECHO NORTEAMERICANO


EN LATINOAMÉRICA

Digamos ahora algunas palabras sobre la influencia que en


el presente siglo ha ejercido el derecho norteamericano sobre
los nuestros. Desde luego, la primera observación que nos
surge, y en ello divergimos de la opinión contraria del con-i-
parista francés DAVID, es la de percatarse de lo exiguo y se-
cundario de tal influjo frente al hecho evidente de la depen-
dencia económica de Latinoamérica respecto a los Estados
Unidos, cuando menos de la mayoría de los países (México,
Centroamérica, Venezuela, Colombia, Bolivia) , aunque en
todos sea dicho país el mayor consumidor, el máximo provee-
dor de maquinaria y servicios, el más grande inversionista. Es
patente que el derecho norteamericano no puede compararse
con el francés, el español o el italiano en cuanto a la in-
fluencia ejercida en nuestros derechos privados y sí, en cam-

75
JORGE BARRERA GRAF

bio, respecto al derecho público; la razón de esta escasa in-


fluencia estriba, indudablemente, en las diferencias de ambos
sistemas en cuanto al derecho privado.
Sin embargo, en dos materias importantes el sistema norte-
americano ha influido haciendo que se adopten instituciones
y reglas que le son propias: en materia de sociedades anóni-
mas y respecto al fideicomiso o trust.
Por lo que toca a sociedades, la evolución de las corpora-
ciones, o sociedades por acciones, en los Estados Unidos, junta-
mente con el control por el Estado de aquellas que emiten
acciones al público (a través de la Securities and Ex . -

change Commission), la amplia protección de los inversio-


nistas por los tribunales, la difusión de las acciones emitidas
por las sociedades entre el público y las instituciones asegura-
doras, bancarias, etcétera, son fenómenos que han provocado
una evolución y una moderna reglamentación que inclusive
en Europa se sigue y se analiza.
No son sólo las sociedades de inversión (Investment Cies)
y las sociedades de control (Holding Cies) que han sido aco-
gidas en Uruguay (Ley 11073 de 1948), en México
(1952), 146 Brasil (1959), 147 y en Argentina (Ley 15885 de
1961), "8 ni las acciones de tesorería y las acciones sin valor
nominal acogidas y reglamentadas por la legislación mexi-
cana; 149 son también las prácticas lícitas e ilícitas que co-

146 V. Batiza, Nota en American Joto-nal of Comparative Law, y, 1956, pp.


625 y s.
147 Anterior a esta ley de 1959, V. el interesante estudio de Nattier Jr.,
"Some forma of Corporate Financing in Brasil", en American Journal of Com-
parative Law, Iv, pp. 404 y s.
148En Argentina, V. también la Ley 14.780 de 4 de diciembre de 1958
sobre inversión extranjera, y la nota sobre ella, de Phanor J. Eder, en Ameri-
can Journat of Comparative Law, vrn, 1959, pp. 372 y s.
140Sobre las últimas, V. Barrera Graf, "Las acciones sin valor nominal", en
Estudios de Derecho Mercantil, cit. 375 y s.

76
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

mienzan a introducirse de la conversión de obligaciones en


acciones (México, 1962), de las inversiones recíprocas entre
sociedades, de la piramidación de éstas, de la sindicación de
acciones, etcétera; prácticas que algunas veces encuentran
consagración legislativa; y otras, sólo indican la urgencia de
adecuar las leyes —que en esta materia envejecen pronto—
a las necesidades actuales, ofreciendo una protección ade-
cuada a los socios minoritarios, a los inversionistas y a los
acreedores de la sociedad.

28. PRINCIPALES LEYES SOBRE FIDEICOMISO

Respecto del fideicomiso, a partir de su adopción por la Ley


panameña, la institución se ha propagado y extendido a otros
países. Aquella ley, basada en el Proyecto de don Ricardo
Alfaro, quien a su vez fue influenciado por las leyes de Que-
bec (1888) y de Louisiana (1882), la copió del trust anglu-
sajón, considerándola como un mandato irrevocable, tesis
que subsiste en la Ley de Panamá posterior de 1941 y que
fue acogida por el Código Civil de Puerto Rico, por Ley de
1928 (art. 19 de dicha ley y 834 del Código Civil). Igual-
mente y según hace notar Goldschmidt, sobre el proyecto
inicial de Alfar° pesaron las normas sobre las instituciones
y substituciones fideicomisarias del Código de don Andrés
Bello, que copiaron Colombia y Panamá."'
En el fideicomiso mexicano, siguió la tesis del mandato

1" Goldschmidt, El fideicomiso en los países de América Latina, en Nuevos


Estudios de Derecho Comparado, Caracas, 1962, p. 132 y Phanor J. Eder,
nota en American Journal of Comparative Law, V. 1956, pp. 628 y s. Sobre
las sustituciones, así corno sobre los encargos de confianza respecto a vigilan-
cia de sociedades, V. Garrigues, "Lay., of Trusts", en American Journal of
ComParative Lay), es, 1953, 29 y s.

77
JORGE BARRERA GRAF

irrevocable la Ley de 1926, pero a partir de 1932 se modificó


el sistema para considerar como esenciales, por una parte, la
transmisión de bienes o derechos al fiduciario (aspecto real
del negocio) y por otra la afectación por éste, de dichos bie-
nes o derechos a una finalidad determinada, mediante ins-
trucciones dadas al propio fiduciario (aspecto personal u
obligacional de la relación). 151
Últimamente, la ley venezolana sobre fideicomiso de 1957
acoge igualmente como fundamental el carácter traslativo
sin tomar partido, aparentemente, sobre el debatido proble-
ma de la formación de un patrimonio separado o de la afec-
tación a un fin determinado.
Los sistemas, igualmente, difieren en cuanto a la persona
del fiduciario; mientras que las leyes panameña y portorri-
queña, siguiendo en ello a la institución norteamericana, per-
miten que sean fiduciarias personas naturales con la capacidad
que se requiere para los tutores, o bien, personas jurídicas
(arts. 24 Ley panameña y 659 C. Civ. Puerto Rico), en el
sistema mexicano sólo pueden ser fiduciarias "las institucio-
nes expresamente autorizadas para ello conforme a la Ley
General de Instituciones de Crédito" (art. 350 Ley de Títulos
y Operaciones de Crédito), o sea, los bancos con autorización
para llevar a cabo tales operaciones (arts. 2° in fine y 44
Ley de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxilia-
151 La literatura jurídica mexicana sobre fideicomiso es muy vasta y muy
variada; pueden verse, entre otros, Batiza, Evolución del concepto de fidei-
comiso a través de la Jurisprudencia Mexicana, México 1956, y El Fideicomiso:
Teoría y Práctica, México, 1958 ( y nota de Phanor J. Eder en American
jounal of Comparative Law, vm, 1959 pp. 185 y s.; Molina Pasquel, Los
derechos del fideicomisario, 1946, y Ensayo sobre la Propiedad en el trust,
México, 1951; Serrano Trasvifia, Aportación al fideicomiso, México, 1950;
Rodríguez y Rodríguez, "El fideicomiso y la separación en la quiebra", en
Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, México, 1940, pp. 353 y s.;
Barrera Graf, "Los negocios fiduciarios y el fideicomiso" y "Naturaleza ju-
rídica del fideicomiso", ambos en Estudios, cit. 312 y s.

78
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

res de 1941) ; y en El Salvador de igual manera, "sólo po-


drán ser fiduciarios los bancos establecidos o que se establez-
can con domicilio en el país, con personería jurídica y con
facultad para ejercer dicho cargo que la ley les otorgue" (art.
13 Ley cit. 1937). En Venezuela, por último, pueden serlo,
los bancos especializados y las compañías de seguros.
La institución ha alcanzado un notable crecimiento en los
diversos países que la practican; y a pesar de su innegable
origen anglosajón, y de que los estudios de derecho compa-
rado en esta materia se han multiplicado notablemente, la
tendencia de los últimos arios, por lo que respecta a tesis de
jurisprudencia y, sobre todo, a la elaboración doctrinaria, es
la de buscar el acercamiento y la adaptación del fideicomiso
a instituciones del derecho romano como la fiducia y los
negocios fiduciarios, inclusive rechazando la tesis del carác-
ter absoluto del derecho de propeidad (duorum quident in
solidum dominum vel possessionem esse non Posse) y afir-
mando la existencia, tanto en el derecho romano como en el
francés anterior al Code Nopoleón, y en el alemán, de la
bifurcación de intereses y relaciones respecto a tal derecho
de propiedad.'"
Los problemas fundamentales que existen en nuestros pai-
ses para la constitución y el funcionamiento de este negocio
jurídico, o sea, el carácter no definitivo de la trasmisión fi-
duciaria, así como las obligaciones personales que asume el
adquirente, consistentes en cumplir el encargo o los fines in-
dicados por el fideicornitente (circunstancias que no encajan
en los negocios nominados y reglamentados en nuestros or-
denamientos, sobre todo, en los negocios traslativos que por
tradición que nos viene del derecho romano se consideran
Goldschmidt, ob. ult. cit. 144.
152
153 V. el interesante estudio de Vera Bolgar, "Why no Trusts in the Civil
Law", en American journal of Comparative Law, n, pp. 204 y s.

79
tiffil
JN
JORGE BARRERA GRAF

limitados —nuinerus clausus—) 151 esos problemas, digo, sí


encuentran solución en los negocios fiduciarios, de ascen-
dencia romana, por lo que actualmente —lo mismo en Mé-
xico que en Venezuela— se trata de explicar el fideicomiso
como una especie de tales negocios, y de encuadrar su prác-
tica dentro de las reglas y los principios de ellos, 1" tratando
de aplicarse, asimismo, la figura también romana de la es-
tipulación a favor de tercero, para explicar con principios
e instituciones propias, el beneficio que recibe el fideicomi-
sario del negocio previo celebrado entre el fideicomitente y
el fiduciario. 1"
La doctrina de los autores italianos, Messina, Ascarelli,
Cariota Ferrara, Grasetti ha servido para configurar las tesis
y doctrinas de nuestros juristas, y lo interesante de tal ten-
dencia no consiste solamente en buscar ahora los antecedentes
de una institución anglosajona, como el trust, en el derecho
romano, sino también, y desde el punto de vista práctico, en
dar solución en nuestros sistemas de derecho a multitud de
problemas que plantea el fideicomiso, e inclusive limitar el
alcance de prácticas y operaciones que se realizan cada vez
en mayor número al amparo de dicho negocio jurídico.

29. SISTEMAS DE BANCA CENTRAL EN LATINOAMÉRICA

Nos referimos ahora a las influencias que se han ejercido en


154 Al respecto, V. Hef ti, "Trusts and their treatment in the Civil Law",
en American fournal of Comparative Law, v, 1956, pp. 558 y 573.
155 En México, inició esta tendencia Rodriguez y Rodríguez en 1941 en
sus Notas a las obras de Ascarelli, y se siguió en mi estudio: "Los negocios
fiduciarios y el fideicomiso" (1951) recogido en Estudios, cit. 311 y s. En
Venezuela, v. Goldschmidt, ob. ult. cit. 136 y s.
156 Barrera Graf, Estudios, cit. y Villagordoa, Breve estudio sobre el fidei-
comiso, México, 1955.

80
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

la América Latina en el sistema de la banca central; a este


efecto, seguiremos de cerca el análisis que hace el jurista
argentino Esteban COTTELY en su reciente obra Orientacio-
nes fundamentales del régimen bancario en Latinoamérica:
Buenos Aires, 1957.
Con excepción de México, que estructura el sistema del
banco central con la fundación del Banco de México el
19 de septiembre de 1925 y su primera Ley Orgánica de 1926,
la que como dice PAN!, concentró "la facultad de emitir
billetes en una sola institución bancaria controlada por el
Estado y trató también ... de regular la circulación mone-
taria y de organizar el crédito nacional, procurando la aso-
ciación de los bancos comerciales privados para poder ma-
nejar conjuntamente la moneda y el crédito de acuerdo con
la situación económica del país en cada momento", 1" los
demás países organizan su sistema de banca central con la
colaboración de eminentes financieros internacionales.
Desde 1920, la Conferencia Internacional de Bruselas, re-
comendó a los países que carecían de dicho sistema de banco
central, "que tomaran las medidas conducentes para cons-
tituirlo". Los países latinoamericanos, que carecían de tal
sistema, procedieron a organizarlo en forma distinta.
a) En primer lugar, es notable la influencia que tuvo la
llamada Misión Kemrnerer, a cuyo frente estuvo el finan-
ciero norteamericano que le dio el nombre, Edwin W. Kem-
merer, en los países que visitó y para los cuales hizo estudios
y recomendaciones especiales; éstos fueron Bolivia, Colombia,
Chile, Ecuador, Perú e inclusive Venezuela, según Golds-
chmidt. En todos ellos, que son países de fuerte influencia
española en su reglamentación mercantil, el sistema adop-

157 Parn, en: La crisis económica en México y la nueva legislación sobre


la moneda y el crédito, México, 1933, pp. 39 y s.

81
JORGE BARRERA GRAF

tado se caracterizó, según Cotteley, por la permanencia del


patrón oro, el respaldo obligatorio de la banca privada y la
independencia del único banco emisor frente al Estado. 1"
Por otra parte, la influencia de esta Comisión no se con-
cretó a la materia bancaria, ya que, en Bolivia, la Comisión
Financiera Kernmerer, legisló no sólo en materia bancaria
y financiera, sino también en materia fiscal aduanal y de
deuda pública.'"
En Colombia, la primera Ley de Instrumentos Negociables
fue redactada por dicha Comisión y como hemos dicho y
era natural, se basó muy de cerca en la legislación norteame-
ricana.'" Siguiendo las orientaciones de Kemmerer se fundó
en Banco Central en 1923, el primero en Lationamerica,
habiendo seguido al modelo colombiano, Chile en 1926, Ecua-
dor en 1927, Bolivia en 1928 y Perú en 1931. 161
En Chile, según Olavarria, la Misión Kernmerer provocó
la modificación de la legislación cambiaria "en la medida
indispensable para transformar la letra de cambio en instru-
mento de crédito, e independizarla del contrato de cam-
bio"'
b) En segundo lugar, es muy importante la actuación
de Niemeyer en 193 S, en Argentina y Brasil; de Powel, en
El Salvador en 1934 y de Hermann Max en Costa Rica
(1936) , Venezuela (1939) y Nicaragua (1940). La legis-
lación correspondiente a esta etapa, se caracteriza, según
el mismo autor,'" por su carácter conservador, y reconoce,
por lo que toca a Argentina, que Niemeyer trasplantó la

158 Ob. cit. pp. 32 y s.


159 Clagett, cit. p. 27.
160 Bacgus & Eder, cit. p. 43.
lel Ciagett, cit. p. 28.
169 Olavarría, cit. 280.
1413 Ob. cit. p. 33 y Derecho Bancario, Buenos Aires, 19S6, 482 y s.

82
EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

influencia europea por la experiencia que ya había tenido


en la organización de instituciones bancarias de diversos paí-
ses de aquel continente.
En Costa Rica, la organización del sistema bancario según
la ley de 1936 fue sustancialmente modificada por el famoso
Decreto del presidente Figueres de 21 de junio de 1948, de
nacionalización bancaria y la creación posterior del Banco
Central, en 1950. Este país y Cuba recientemente son los
únicos en la América en que toda la actividad bancaria se
realiza por el Estado.
c) En tercer lugar, se debe tener en cuenta la política
financiera y monetaria posterior a la última guerra, con "el
fortalecimiento del poder del Estado, los acuerdos internacio-
nales de Bretton Woods y la creciente preponderancia de los
Estados Unidos en el mercado monetario internacional". "Va-
rios países —dice Cottely—, recurren en los arios postbélicos
como ya lo habían hecho antes, a la colaboración de exper-
tos extranjeros, de los cuales se destacan principalmente los
técnicos del sistema norteamericano de la reserva federal y
del Banco Internacional de Fomento y Reconstrucción, de-
biendo mencionarse especialmente a Robert Trif fin cuyo tra-
bajo formó la base de ... modernas normas legislativas sobre
el banco emisor y el sistema bancario en general."
En síntesis, el sistema de la banca central en la América
Latina acusa una fuerte influencia respecto a su organiza-
ción, del sistema bancario europeo, con atribuciones propias
del sistema norteamericano de la reserva federal. "Es —dice
COTTELY—, una interesante combinación de conceptos esta-
dounidenses y europeos." "I

154 Ob. cit. p. 58.

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JORGE BARRERA GRAF

30. TENDENCIAS DE UNIFICACIÓN LEGISLATIVA


EN LATINOAMÉRICA

No quiero terminar estas pláticas sin referirme a los es-


fuerzos y tendencias de unificación que se han hecho en paí-
ses sudamericanos, ya sea internamente, respecto a obligaciones
y contratos civiles y mercantiles, ya en el ámbito internacio-
nal, buscando la reglamentación uniforme entre varios países,
de diversas materias del derecho.
La más antigua corriente unificadora de los derechos civil y
mercantil procede de los Códigos brasileño, argentino y uru-
guayo de mediados del siglo pasado. 165 En todos ellos, como ya
vimos, sus redactores se enfrentaron con la carencia de una le-
gislación civil moderna, ya que la materia aún se regulaba por
los antiquísimos ordenamientos coloniales españoles: Fuero
Juzgo, Siete Partidas, Ordenamiento de Alcalá, Nueva y No-
vísima Recopilaciones; y en Brasil por las Ordenanzas Ma-
nuelinas y Filipinas de los siglos xvi y xvn y en lo que éstas
fueran omisas por la lei de boa racao.
Ante semejante realidad, los Códigos de 1850 y 1859
reglamentaron para ambas materias las obligaciones y los
contratos —o cuando menos gran parte de éstos, y expre-
samente en la Exposición de Motivos del Código argentino,
VÉLEZ SARSFIELD y ACEVEDO reconocieron "haber tomado el
camino de suplir todos los títulos del derecho civil que a su
juicio faltaban para poder componer el Código de Comer-
cio (supra nota en pág. 27) . No siguieron tal tendencia los
Códigos mexicano de 1854 y chileno de 1867, aquél, tal vez,
165 V. Aztiria, el "Derecho comercial y el derecho privado en los paises
de Derecho Continental", en Inter American Lau, Reciew, vol. 1, núm. y, p.
-

119, y Satanowsky, Estudios, cit. 1, 181 y s.

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EL DERECHO MERCANTIL EN AMÉRICA LATINA

por influencia de una doctrina naciente que al interpretar la


vieja legislación civil española, la remozaba y ponía al día;
el Código chileno, porque fue predecesor suyo el notable
Código Civil de 1855 de don Andrés Bello que en hermosa
prosa se adelantó en muchos aspectos a las leyes europeas.
Ahora bien, juzgando estrictamente, la de los Códigos
brasileño y argentino, no fue labor de unificación, sino a la
manera anglosajona, de reglamentación común ante la au-
sencia de diferentes textos; es decir, no se unificaba lo dis-
perso o lo distinto, sino que se regulaban, en un sólo texto,
ambas materias. Pudo, sin embargo, subsistir este texto úni-
co, pero no fue así y sólo quedó en los juristas la aspiración
a una reglamentación uniforme.
En efecto, desde 1867 TEIXEIRA DE FREITAS propone para
Brasil la unificación civil y comercial a base de tres códigos,
uno civil que sólo comprendiera los efectos civiles, los dere-
chos personales y los reales; otro código general que com-
prendiera las causas jurídicas, las personas (derecho d2
familia) el derecho sucesorio, los bienes, los hechos y los efec-
tos; y un tercero, código de comercio, en el que se incluirían
las obligaciones, los contratos. 1"
En Argentina, aunque las tendencias de unificación son
anteriores al Código de Comercio de 1859, puesto que fueron
sostenidas por Alberdi en 1844 en memoria presentada en la
Universidad de Chile para obtener el grado de licenciado
en derecho, y por Carrasco Albano en 1855, "7 los estudios
y las propuestas son muy posteriores. En 1906 la unificación
de las obligaciones civiles y comerciales es propuesta por el
profesor Leopoldo Melo lOS y recientemente, en 1956 se ce-
166Waldcmar Ferreira, Instituicoes de Direito Comercial, cit. 1, 79 y S.
107V. Miriana y Vitiagrasa, La Unificación del Derecho Mercantil Hispano-
Americano, Madrid, 1925, p. 31 y s.
168 V. Satanowsky, cit. p. 184.

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JORGE BARRERA GRAF

lebran en Buenos Aires las Jornadas Río-Platenses para la


Unificación del Derecho Privado y en 1960 las primeras jor-
nadas latinoamericanas de derecho privado, marítimo y de
la navegación.
La unificación ha sido también meta de los juristas sud-
americanos, para conseguir textos uniformes sobre diferen-
tes materias comerciales y no comerciales entre las diversas
naciones, como lo han hecho los países escandinavos respecto
a la compraventa internacional de mercaderías y como lo
propuso el Proyecto Franco Italiano de las obligaciones. Efec-
tivamente, desde 1899 en el Congreso de Montevideo se pro-
pone la unificación del derecho internacional privado y
estas recomendaciones de unificación se ampliaron al derecho
marítimo en la Conferencia de 1940 en la misma ciudad.
En ámbito amplio regional y continental también han
propugnado por la unificación de materias mercantiles, las
Conferencias Pan-Americanas sobre derecho industrial; el
Congreso Jurídico Centroamericano de 1897 que firmó seis
tratados sobre materia mercantil; la Conferencia Inter-
Americana de Abogados celebrada en Lima, sobre materia
cambiaria (supra 14) ; la celebrada en la capital uruguaya en
1951 que recomendó "unificar el derecho de las obligaciones
y contratos con respecto a las relaciones económicas". 171
En Centroamérica, se ha redactado bajo los auspicios de
las Naciones Unidas, y con la intervención del profesor me-
xicano Raúl Cervantes Ahumada, un proyecto de Código
marítimo uniforme para los cinco países, Guatemala, El Sal-
vador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, que sólo espera

Miñana y Villagrasa, cit. p. 32.


17° Miñana y Villagrasa, cit. p. 32.
171 Goldschmidt, Reforma de la Legislación Venezolana, cit. p. 5 86 y Az-
tiria, ab. ult. cit. 121.

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EL DERECHO MERCANTIL EN AMERICA LATINA

para su vigencia la promulgación de los respectivos Con-


gresos.
Esta clara tendencia americana de acercamiento, unida a
la identidad sustancial de nuestras legislaciones, y a las cre-
cientes relaciones y contactos económicos y políticos, nos
hacen confiar en nuevas tentativas de unificación que se
realicen por el esfuerzo de nuestros juristas, a través de los
prestigiados Institutos de Derecho Comparado latinoameri-
canos y de sus órganos de publicidad, como son el de Córdoba,
el de México, el de Lima y el recientemente creado de Cen-
troamérica; y también a través de Institutos y Revistas espe-
cializadas europeas y norteamericanas, como el Instituto de
Barcelona, el de Luxemburgo, el de Roma, el de París y
los de las universidades norteamericanas de Tularie, Michigan,
Southern Methodist.
Las facultades latinoamericanas de derecho, que desde ha-
ce pocos años celebran reuniones periódicas para la revisión
de planes de estudios y el intercambio de ideas y programas;
de maestros y alumnos y la implantación de materias de de-
recho comparado latinoamericano servirán también, y en
forma más efectiva para esta labor de acercamiento, de uni-
ficación, de conocimiento recíproco.
Todavía hoy, desgraciadamente, son escasos los textos, in-
cluso legislativos, de varios países; aún no circulan como
debieran y sería de desearse, los libros, tratados y comenta-
rios de nuestros juristas, y el investigador, que muchas veces
camina a tientas, ha de realizar ímprobos esfuerzos para
obtener y comparar datos que nuestras mejores bibliotecas
sólo le muestran a medias. No obstante, las visitas a nues-
tras escuelas o institutos jurídicos de profesores de otros paí-
ses de Latinoamérica; la publicación de estudios y comen-
tarios en nuestras revistas que cada día son más y mejores, los
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JORGE BARRERA GRAF

congresos de juristas y de estudiantes y el intercambio de


libros y publicaciones por universidades y por bibliotecas,
han acrecido enormemente los acervos disponibles y las fuen-
tes y medios de conocimiento y de investigación de cada país.
Estos cursos que ahora se verifican en México, por la Fa-.
cultad Internacional para la Enseñanza del Derecho Com-
parado, de Estrasburgo, que han congregado aquí a tantos
ilustres maestros y jurisperitos extranjeros, y que nos dieron
la oportunidad a profesores mexicanos de disertar sobre los
derechos de Latinoamérica, pueden y deben ser el inicio de
una creciente labor de intercambio, de comparación, de uni-
ficación.

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