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UBBJ

CULTURA Y COMUNICACIÓN

HECTOR MAURICIO HERNANDEZ

ROMERO

PROFESORA EVA AGUILAR

RESUMEN 6 y 7 CAPITULO 6 y 7

MEXICO BARBARO

2 do B
CAPITULO 6
Los peones del campo y los pobres de la ciudad

El sistema esclavista en México sería imposible sin la participación del Gobierno. Centenares de
funcionarios de los Estados y de la Federación están constantemente dedicados a juntar, transportar,
vender, vigilar y cazar esclavos. Esta bárbara institución se puede encontrar en casi todos los Estados del
país, pero especialmente en los costeños, al sur de la gran altiplanicie. El mismo sistema existe en las
plantaciones de henequén de Campeche, en las industrias madereras y fruteras de Chiapas y Tabasco, en
las plantaciones del hule, café, caña de azúcar, tabaco y frutas de Veracruz, Oaxaca y Morelos. Por lo
menos en 10 de los 32 Estados de México, la mayoría abrumadora de trabajadores son esclavos. Aunque
las condiciones secundarias varíen, el sistema general es el mismo: el servicio contra la voluntad del
trabajador, ausencia de jornales, escasa alimentación y azotes. Se hallan afectados 100 mil cada año, que
engañados con falsas promesas por los enganchadores, o capturados por éstos, o embarcados por las
autoridades políticas en connivencia con tales agentes, dejan sus hogares en diversos sitios del país para
tomar el camino de la muerte hacia la “tierra caliente”

La deuda real o imaginaria, es el nexo que ata al peón con su amo. Las deudas son transmitidas de
generación a generación aunque la Constitución no reconoce el derecho del acreedor para apoderarse y
retener al deudor físicamente. Probablemente 5 millones de personas, o sea un tercio de la población,
viven en estado de peonaje. No menos del 80% de todos los trabajadores de las haciendas y plantaciones
en México, o son esclavos o están sujetos a la tierra como peones. El otro 20% lo integran los considerados
trabajadores libres, quienes viven una existencia precaria en su esfuerzo por esquivar la red de
enganchadores. Los 750 mil esclavos y los 5 millones de peones no monopolizan la miseria económica de
México. Esta se extiende a toda clase de personas que trabajan. Hay 150 mil trabajadores de minas y
fundiciones, hay 30 mil operadores de fábricas de algodón, hay 250 mil sirvientes domésticos, hay 40 mil
soldados de línea y 2 mil de policías en la Ciudad de México, todos ellos reciben un sueldo miserable por
sus jornales.

Por lo que refiere al vestido y la habitación, el mexicano ordinario vive en tales condiciones de vida que no
se ven en ninguna ciudad que merezca el nombre de civilizada. Por lo menos 25 mil personas pasan las
noches en mesones o albergues tan miserables que sólo son peores las cárceles-dormitorios de los esclavos
y los dormitorios de prisiones. Más de 200 mil personas de la capital duerme sobre piedras.

México tiene dos millones de km2 Es un país rico en recursos y no está sobrepoblado. No hay razón natural
ni geográfica para que su pueblo sea próspero y feliz, pero es un pueblo muerto de hambre; una nación
postrada en la miseria.
CAPITULO 7
El sistema de Díaz

La esclavitud y el peonaje en México, la pobreza y la ignorancia y la postración general del pueblo se


deben al sistema del general Porfirio Díaz. En tiempos de los españoles, el peón tenía por lo menos su
pequeña parcela y su humilde choza, pero con Díaz no tiene nada. El general Porfirio Díaz, sin ninguna
excusa válida y sin otra razón que su ambición personal, inició una serie de revoluciones para dominar
los poderes gubernamentales del país. Mientras prometía respetar las instituciones progresistas de
Juárez y Lerdo, instituyó un sistema propio en el que su propia persona es la figura central y dominante;
en el que su capricho es la Constitución y la Ley. Díaz es el sostén principal de la esclavitud, pues a la vez
hay un conjunto de intereses comerciales que obtienen grandes ganancias del sistema porfiriano de
esclavitud y autocracia. Entre estos intereses, los norteamericanos ocupan un lugar importante y sin
duda, la fuerza determinante para que continúe la esclavitud en México; son defensores tan agresi vos de
la fortaleza porfiriana como el mejor.

El Presidente Benito Juárez es reconocido en México y fuera de México como uno de los más hábiles y
generosos patriotas que propició en el país la libertad política, la prosperidad industrial y adelanto general .
Pero el general Porfirio Díaz, a pesar de esos hechos y los ascensos militares obtenidos por Juárez,
promovió una serie de rebeliones con el fin de adueñarse del poder supremo del país. Díaz encabezó tres
rebeliones armadas contra el Gobierno pacífico, constitucional y elegido pacíficamente. Durante 9 años se
portó como un rebelde ordinario, con el apoyo de bandidos, criminales y soldados profesionales
disgustados por la política antimilitarista que Juárez inició y que habría sido eficaz si la Iglesia Católica no
hubiera intervenido. El pueblo demostró muchas veces que no quería a Díaz como jefe de gobierno, pues
en tres ocasiones se presentó como candidato presidencial sin éxito. En contra de la voluntad del pueblo
Díaz tomó la dirección del Gobierno por más de 34 años, excepto 5 años, de 1880 a 1884, en que cedió el
Palacio a su amigo íntimo, Manuel González, con el claro entendimiento de que al final de su periodo se lo
devolvería. Dado que Díaz es un gobernante en contra de la voluntad de su pueblo, ha privado al pueblo
de sus libertades. Mediante la fuerza militar y la policía controló las elecciones, la prensa y la libertad de
palabra, e hizo del gobierno popular una farsa. Mediante la distribución de los puentes públicos entre sus
generales, dándoles rienda suelta para el pillaje más desenfrenado, aseguró el dominio del ejército .
Mediante combinaciones políticas con dignatarios de alta estimación en la Iglesia católica y permitiend o
que se dijera en voz baja que ésta recuperaría su antigua fuerza, ganó el silencioso apoyo del clero y del
Papa. Mediante promesas de pagar en su totalidad las deudas extranjeras, e iniciando a la vez una
campaña para otorgar concesiones y favores a los ciudadanos de otros países, especialmen te
norteamericanos, hizo la paz con el resto del mundo. Creó una maquinaria cuyo lubricante ha sido la carne
y la sangre del pueblo. El botín más grande que enriqueció a Díaz y su familia fue la confiscación de tierra s
del pueblo. El robo de tierras ha sido el primer paso directo para someter de nuevo al pueblo mexicano a
la servidumbre, como esclavos. Sus tierras están manos de los miembros de la maquinaria gubernamental,
entre ellos extranjeros como: William Hearst, Harrison Gray Otis, E. H. Harriman, los Rockefeller, los
Guggenheim y muchos ingleses también.

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