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Trabajo 3 – Música para piano

Nombre: Martín Soto Medina


Profesor: Nicolás Emilfork
Sección: 5
Fecha: 22/10/2023

Antes de comenzar, como en todo trabajo, me parece que es importante evitar dejar dudas
respecto a los temas que se tratarán. Es por lo anterior que hablaré en primera instancia del
clasicismo y del romanticismo en la música, dando un contexto histórico de ambos e intentaré
dejar lo más clara posible cómo ocurrió la transición del primero al segundo.

En primer lugar, tenemos el clasicismo. En este periodo, el cual duró aproximadamente


desde 1750 hasta 1820, destaca por su claridad estructural, la cual se puede notar en la melodía,
los ritmos y la simetría en las piezas escritas por los artistas de la época, a diferencia de épocas
anteriores y del romanticismo, periodos que destacan por la libertad de expresión (a modo groso
para hacer el contraste), donde la melodía y el ritmo o no destacan o no están presentes. Luego,
tenemos el romanticismo, periodo que duró (aproximadamente) desde el año 1820 hasta el 1900.
Aquí podemos ver a artistas como Ludwig van Beethoven, Franz Schubert y Chopin. Se dice que
Beethoven fue el que hizo la transición del clasicismo al romanticismo, ya que él compuso sus
primeras obras bajo la estructura y el orden que destaca en el primero, mientras que luego siguió
componiendo bajo la lógica de la expresión emocional y formas libres por sobre la estructura.

Finalmente, tenemos que la transición, como dije anteriormente, se hace más notoria
gracias a Beethoven, debido a su cambio de “estilo” de composición. Por otro lado, tenemos la
búsqueda general de los compositores por expresar emociones lo cual generó una necesidad por
dejar atrás la estructura, la “formalidad” y lo objetivo que destacaba en el clasicismo.
Finalmente, podemos ver que, además, el romanticismo dio espacio, dada la falta de estructura,
para que se crearan nuevos géneros y formas musicales, para así expresar de mejor manera las
emociones de los compositores.
Luego de la introducción anterior, procederé a hablar respecto a las obras que escogí para
comparar ambos periodos. Para esto analizaré la obra de Wolfgang Amadeus Mozart, Sonata Op.
5 del Clasicismo y Fantasía Impromptu de Frédéric Chopin, correspondiente al Romanticismo.

En el caso de la primera, podemos ver que es una obra bastante activa. Se puede ver una
estructura clara y los silencios hacen notar la separación de cada sección (como sucede en el
minuto 1:12). Podemos notar un “juego” por parte de Mozart haciendo transiciones rápidas ded
notas graves a agudas, volviendo inmediatamente a graves, todo esto dentro de una octava. Todo
esto es mientras la otra mano se utiliza para darle la melodía y el ritmo a la obra. Mientras ocurre
todo lo anteriormente mencionado, el juego con el volumen utilizado en cada nota de la obra
también juega un rol fundamental para que el receptor pueda disfrutar la obra de Mozart.
Podemos ver dinamismo en el volumen y en la melodía de la Sonata Op. 5, lo cual explicaría lo
que dije inicialmente: “es una obra bastante activa”.

Por otro lado, cuando analizamos a Frédéric Chopin con su obra Fantasía Impromptu,
notamos que, si bien la obra es melódica, no percibo un ritmo o una estructura claros a la hora de
hacer la transición entre las distintas secciones, ya que, si bien uno puede notarla, no es clara
hasta que notas la diferencia en la velocidad del ritmo. Dado esto, también se ve que,
dependiendo de la velocidad del ritmo de la sección, la dinámica de la obra también varía,
subiendo el volumen o disminuyéndolo acorde a si va más rápido o más lento. En términos de las
características de la obra, me parece que es una obra interesante, ya que expresa de la mejor
manera posible al periodo al que pertenece, ya que hace notar las emociones en cada nota que es
tocada y cómo afectan a las secciones.

Ahora, haciendo una comparación entre ambas obras, podemos ver que al principio de la
partitura vemos una primera diferencia a simple vista, la cual consiste en que la obra de Mozart
dice “Allegro”, mientras que la obra de Chopin dice “Allegro agitato”, lo cual inmediatamente se
hace notar desde el principio de la obra del segundo con la rapidez y “locura” en el sonido de las
notas. Por otro lado, se hace notar en cada una, la época a la que pertenece, ya que Mozart por su
parte sigue una estructura y un orden claro que, de cierto modo, permite al oyente “anticiparse” a
lo que viene, siempre manteniendo el disfrute de cada nota que es tocada. Por otro lado, Chopin
nos lleva a vivir cada emoción de la manera que él nos la quiere plasma, haciendonos sentir con
tristeza, felicidad, emoción, etc. con las notas que corresponda. Además, este último, al expresar
emociones y sentimientos, pasa por alto el orden que tiene Mozart y nos obliga a estar atentos,
por que no nos avisará cuando hay cambio de pieza, ni qué es lo que sigue, a diferencia de cómo
lo hace Mozart.

A modo de conclusión, pude notar una gran diferencia entre ambas obras. Si bien ambas
son obras que se tocan en piano, no me pareció escuchar una misma canción con una pequeña
variación, sino que cada una me dijo a gritos a qué época pertenecía, gracias a la clara identidad
que plasma cada compositor con su obra. Por un lado, Mozart nos muestra la necesidad de una
estructura para poder tener orden y lograr conectar con todos los oyentes y espectadores, ya sea
que tengan un oído instruido o no. Por otro lado, tenemos a un Chopin que nos “obliga” a cerrar
los ojos y olvidarnos de mirar u observar, sino que ponerle atención a las notas y al ritmo de la
pieza, por lo que, para hacer una comparación entre ambos compositores, el primero admite a
espectadores y oyentes, mientras que el segundo solo será apto para aquellos que sepan escuchar,
donde lo visual pasa a un segundo plano y lo auditivo es el lenguaje para dar a entender lo que se
quiere plasmar.

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