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FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL Y DESARROLLO HUMANO
En primer lugar debe recordarse que si bien la democracia – como idea y proyecto
0rganizador de la vida política y social – tuvo inicio en Grecia hace un 2,500 años, retornó
hace unos 200 años y sólo con cierta fuerza y relativo arraigo en los últimos 100 años, a
escala mundial. En este sentido parece retadora e insinuante la afirmación de Norberto
Bobbio2, a finales de los años 80 del siglo XX : “en la lucha de 200 años entre capitalismo y
socialismo triunfó la democracia”. Habría que agregar que la derrota del nazismo y
el fascismo en la segunda guerra mundial (1939-1945), abrió y expandió la centralidad
de la democracia, como paradigma de organización política, expresado en el hecho que
desde todas las orillas ideológicas (liberales, socialistas, comunistas y democristianos)
se disputaron siempre el terreno de cuál era el proyecto que representaba la “verdadera o
1
Profesor Titular de la Universidad del Valle, Economista, Especialista en Derecho del Trabajo y la seguridad
social de la Universidad de Bologna y Experto en Gestión de paz y conflictos de la Universidad de Granada.
2
Filósofo político Italiano (1909-2004 ) autor de diversas obras: Liberalismo y Democracia, El Futuro de la
Democracia, El problema de la guerra y la vías de la paz, entre muchas otras.
1
plena” democracia. Ese abanico va de las democracias liberales, a los regímenes
promovidos desde mediados del sigo XX, por la socialdemocracia en varios países de
Europa occidental, hasta las denominadas “democracias populares”, como se
autoproclamaban los regímenes conformados en la Europa oriental, bajo la égida de la
desaparecida Unión Soviética.
Esto nos indica el carácter ampliamente prescriptivo o valorativo del concepto y de otra
parte que en esencia tanto el “ideal” mismo como los desarrollos efectivos – “la realidad”-
de la democracia han estado ampliamente vinculados a las luchas políticas y a contextos
históricos concretos. En este sentido su ampliación o incluso su “crisis” en el presente debe
leerse a partir de esos contextos y de las propias transformaciones no sólo políticas sino
económicas, sociales y culturales. Es indudable que “el ideal democrático”, ha sido fuente
de profundas transformaciones en los últimos 70 u 80 años a escala global y en manera
diferenciada por continentes y países3.
El mismo Bobbio en una obra ya clásica (El futuro de la democracia, -1992- FCE), en la que
contrasta ideales y realidad, advierte sobre los riesgos y las amenazas, relacionados con
asuntos que han cobrado fuerza en el siglo XXI: sociedad compleja y pluralista,
reivindicación de intereses de grupo, persistencia de las oligarquías y de poderes invisibles,
el ciudadano no educado, el gobierno de los técnicos, la burocracia, entre otros. Se trata de
un duro contraste entre ideales y realidades, presentes en todo el mundo y que adquiere
formas y alcances específicos según las tradiciones y culturas políticas de los países y
regiones. Que por ejemplo en los últimos años ha llevado no sólo al desgaste de los
“regímenes democráticos”, sino al retorno de proyectos autoritarios muchas veces
apoyados por amplios sectores “ciudadanos” y en parte de las instituciones y reglas
democráticas.
2
La democracia de los modernos – como régimen político - remite a la ilustración, a la fase
de la revolución industrial y la formación de los estados- nacionales a partir del siglo XVII y
XVIII, en particular de la Revolución Americana -1776- y la Revolución Francesas -1789-, de
la mano del ideario de los “Derechos del Hombre y el Ciudadano”, propios de la filosofía
liberal; que postula la existencia de libertades consustanciales a las personas que deben
ser protegidas por el Estado, en oposición a las formas de esclavitud y sometimiento feudal.
Fase que inicia el fin de los regímenes monárquicos, al menos en Europa, dando origen a
una nueva forma de legitimidad: el reconocimiento del pueblo como “fuente del poder” en
la cual se fundamenta la autoridad y el dominio del Estado.
POLISEMIA Y LAS PERSPECTIVAS SOBRE LA DEMOCRACIA
3
de poderes públicos o/y la toma de decisiones; conforme la máxima: “Certeza en las reglas,
e incertidumbre sobre los resultados”, postulado de Claus Offe.
Para cerrar esta introducción sobre el sentido polisémico de la democracia parece
pertinente indicar la relevancia de enfoques pluralistas en su análisis; también la
necesidad de tener claro el nivel o el campo al cual nos referimos: lo macro, lo intermedio,
lo local, lo micro, lo político, lo económico, lo social, lo cultural, en tanto dimensiones o
esferas en las cuales se reclama o visualiza el ideal democrática. Habría que recordar que
este debate – o este proceso - tuvo inicio desde la dimensión política y lo macro y fue
penetrando y extendiéndose no sólo como sustantivo, sino como adjetivo, en el tiempo y
en el espacio de manera desigual y sinuosa, proceso que Samuel Huntington señala como las
“olas de la democracia”. Esto además remite a las formas concretas de “realización del ideal
o los postulados democráticos”, a través de un conjunto de instituciones que vinculan el
origen o las fuentes del poder con sus fines y valores, a través de determinadas formas de
gobierno - o regímenes políticos - y una institucionalidad, determinadas y variadas, según
las tradiciones y culturas políticas. En efecto, esto se puede visualizar en su “vigencia”, en
los diversos continentes: Europa y América del Norte y Latina, y también en Asia, Africa y
Oceanía, con modalidades y formas diversas.3
3
Son diversos los estudios sobre la extensión y las formas que asume “la democracia”, Ver Lijpart, Arendt
(2012). Modelos de Democracia. Ediciones Ciencias Sociales . Ariel.
4
reciben la refrendación para ejercerlo en nombre del pueblo y los/as ciudadanos/as).
3. La finalidad, tiene que ver con los fines y propósitos, o con la pregunta:
¿a quién sirven , o qué intereses y fines persigue ?
Al respecto, Sartori concluye que “la democracia es poder del pueblo, sobre el pueblo y
gobierno del pueblo sobre sí mismo” y agrega “el punto débil de todo el edificio está en las
correas de transmisión del poder.... la elección y la representación son el equipo
instrumental”.
Por lo tanto se enfrentan tensiones en esos tres asuntos indicados por Sartori, que
prescriptivamente deberían entenderse en el sentido que lo enunció Abrahan Lincon:
“poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Pero que en la realidad, va indicando
distancias y quiebres que hacen de las “democracias realmente existentes”, regímenes en
tensión respecto el pleno desarrollo de esos principios.
4
En este punto se puede proponer un ejercicio práctico – un taller – primero para mostrar la estructura
institucional en Colombia y segundo para identificar cómo y hasta que punto se verifican estos principios en el
diseño institucional de la Constitución Política e igual en el funcionamiento de las instituciones, en particular a
partir del cambio de la Constitución que aprobó la reelección, ya eliminada pero que generó efectos “hacia
adelante” en la dinámica de los controles y contrapesos.
7
función pública, de responsabilidad de quienes ejercen funciones públicas.
3. Se deben incluir las reglas las que determinan como se renueva y se alternan las
formas de representación y de ejercicio del poder, y los procedimientos. Principios
que implican entre otras unos límites a la denominada regla de las mayorías y que
establece derechos de las minorías a existir, incluso a tener espacios para hacer
control, fiscalización y ejercer contrapesos. En este sentido se resalta que la
democracia implica la defensa del derecho de las minorías a expresarse y existir.
B) El Estado Social, que se conecta con la perspectiva de los fines de la democracia,
es decir la democracia como búsqueda de la equidad y justicia social.
Para muchos – y tal vez, es el sentimiento popular - lo más importante son los fines de la
democracia, es decir a quien sirve o para qué sirve? que en pocas palabras – en la historia
y el desarrollo concreto de la democracia – apunta a la equidad por medio del
reconocimiento y la ampliación de Derechos Económicos, sociales y culturales, instituidos
en declaraciones de derechos humanos ( La Declaración de 1948 y su complementación a
través de diversos pactos y declaraciones internacionales) y nacionales (Constitución
Nacional y Carta de Derechos) uno de cuyos desarrollos e s e l reconocimiento y
protección de la diversidad cultural y étnica, también nuevos derechos: al medio
ambiente y a la paz.
La integración entre las instituciones del Estado de Derecho y las del Estado Social,
conduce a la noción de Estado Social de Derecho, que claramente demanda desarrollos
institucionales, culturales pero igualmente soportes económicos, para sustentar este
proyecto de universalización de derechos y de ciudadanía social. En efecto, el Estado Social
de Derecho implica el desarrollo de mecanismos, planes, programas y políticas públicas que
permiten hacer efectivo los fines y propósitos de la democracia, relacionado con lo que
algunos autores denominan la legitimidad por resultados y logros, especialmente en
términos de equidad, de liberar a las personas de la pobreza extrema y de estados de
necesidad, que se convierten en verdaderos limitantes de la libertad y su pleno ejercicio.
En este sentido la legitimación del Estado y las autoridades, el respeto a quienes ejercen
funciones de gobierno y representación, procede no sólo por su origen – poder delegado -
, sino por las realizaciones y el cumplimiento de promesas o responsabilidades instituidas.
Por ejemplo la eficacia del Estado y las autoridades en garantizar la vida, proteger las
libertades de las personas, el acceso y la efectividad del derecho a la educación, a la salud,
el medio ambiente, la paz etc.
Sintéticamente se puede afirmar que democracia y derechos humanos son dos realidades o
dimensiones biunívocamente relacionadas, en su historia, en su fundamentación filosófica y
política y en su existencia viva. La democracia en su sentido más integral y moderno exige y
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sólo puede entenderse en condiciones de desarrollo de la cultura y las instituciones de los
derechos humanos de otra parte, estos, en su afirmación, ampliación y efectividad se han
forjado en contextos “democráticos”, en diversos países.
Por tanto, entendemos los derechos humanos en tanto valores, ideales y condiciones,
moral, política y jurídicamente exigibles para el logro del Bienestar, la realización y desarrollo
pleno de las personas. En otras palabras los derechos humanos como conquista jurídica,
política, ética y social representan el reconocimiento de la dignidad humana (Papacchini); su
desarrollo y evolución en los últimos dos siglos expresan la propia expansión, el crecimiento
de la conciencia ética y política respecto de que es la dignidad humana.
Histórica y políticamente la concepción o la comprensión sobre qué son los derechos
humanos ha determinado los límites o el horizonte de la democracia como forma de
gobierno, pero sobre todo en tanto forma de vida, de garantías básicas que la sociedad,
organizada bajo la forma de Estado, ofrece a todos y cada uno de sus ciudadanos.
El reconocimiento de las libertades y derechos individuales, políticos y civiles primero, como
ideales de la Revolución Francesa (Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, de
1789) y luego de los derechos sociales y colectivos concretados primero a nivel de países
singularmente considerados (por ejemplo en la constitución Francesa de 1791, en la Norte
Americana de 1787, en la Constitución Mexicana de 1917 y otras)5 y a escala internacional,
a partir de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y la sucesión de Acuerdos
y pactos que han ido configurando la doctrina e instituciones Internacionales del campo de
los Derechos Humanos. Forjados en un proceso complejo, de luchas, encuentros y
desencuentros, en unos casos a partir de las experiencias de países o grupos de países (con
formas y desarrollos diversos), de discusión e intercambio en foros e instancias
internacionales que igualmente nutrieron esas declaraciones, acuerdos y la cultura de
derechos humanos, como mínimos comunes aceptadas por los países firmantes, en tanto
“comunidad internacional”. En esa construcción intervinieron, diversas corrientes
ideológicas: liberales, socialdemócratas, socialistas, comunistas y democratacristianas, que
participaban desde la legitimidad conferida por liderar y gobernar en el abanico de países
representados en la ONU.
Se han ido configurando además diferentes “generaciones” o tipos de Derechos, que
contribuyeron a ampliar los valores y la cultura de reconocimiento de la dignidad humana y
ampliando la fundamentación de los regímenes democráticos, en aspectos centrales como:
la soberanía popular, el desarrollo del estado de derecho, hasta su forma moderna de Estado-
Social de derecho y más recientemente el enunciado de derechos de nueva generación
propios no sólo de las realidades del siglo XXI, sino de la conciencia ética y política y de la
lucha de los movimientos de defensa y promoción de derechos humanos, concretados en
derechos al medio ambiente, de género y diversidad, al desarrollo y la paz, de la naturaleza,
entre otros.
5
UNAM ( 2016) Las Primeras Constituciones Modernas. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Estudios
Jurídicos de la UNAM. https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv
9
IDEAL, PROYECTO Y REALIDAD: ENTRE JUICIO, BALANCE Y EVALUACION
En este punto parece necesario plantear el debate sobre el contraste, de una parte, entre
la democracia como proyecto o propuesta teórica y política (el ideal prescriptivo) y la
democracia delineada en el marco Constitucional y legal de cada país; y, por otra, entre el
proyecto Constitucional y legal y la democracia realizada a través de las “instituciones en
acción”, es decir políticas, programas públicos y las oportunidades efectivas con las que
cuentan los y las ciudadanas en cada país y momento. Son dos operaciones lógicas
diferentes, la primera es una discusión más teórica, respecto del modelo y el alcance del
orden constitucional y legal definido en un momento y contexto histórico concreto. En este
sentido por ejemplo debe recordarse que la promulgación de la Constitución de 1991, en
Julio de 1991, significó un cambio de modelo de una democracia restringida ( estado de
derecho parcial y estado social marginal)6 al proyecto de una democracia más amplia e
integral, bajo la forma de estado social de derecho y la promesa de profundizar el sentido
de la participación de la forma exclusivamente representativa, ampliándola a formas
participativas.
6
‒ Este fue precisamente parte del debate que antecedió y fundamentó desde mediados de los años 0chenta
la necesidad del cambio del orden constitucional, precipitado en el contexto de varios magnicidios (Luis
Carlos Galán del Nuevo Liberalismo en 1987, Bernardo Jaramillo de la Unión Patriótica y Pizarro Leon
Gomez en Abril de 1990), proceso impulsado por el movimiento de la 7ª papeleta, votada masivamente en
las elecciones de 1990. Alvarez A. (2001) El Cambio Constitucional en Colombia y los obstáculos a las
transformaciones del Régimen político; Armas contra la Guerra, Edición Plural, 2001. Ver Video Revolución
sin Piedras.
10
República c) las políticas públicas, planes y programas, propuestos por el poder Ejecutivo y
de otra parte con la d) la gestión pública, y, e) el compromiso de los actores directamente
responsables de los mismos. Pero sería incompleto el análisis sino se contemplan o evalúan
las condiciones y factores de contexto (económicos, sociales y culturales) que favorecen el
acceso y cumplimiento o al contrario que operan como limitantes al disfrute y la efectividad
de los derechos. Como ayuda metodológica se propone una matriz de análisis que señala
las dimensiones que podrían considerarse para una evaluación de cada derecho pero igual
de los diversos tipos de derecho, en el cuadro se ejemplifica con el derecho a la educación.
11
Otros actores Además del actor institucional o responsable directo,
siempre hay actores de la propias instituciones y de la
Familias, padres y
sociedad civil, y también de las comunidades y las
madres
personas singularmente implicados; con
Empresas y responsabilidades de tipo ético o social o incluso legal,
empleabilidad en el cumplimiento, la no afectación o en la
contribución a la realización de cada derecho.
Iglesias
Incluso en algunos derechos el sujeto/a de derecho es
Medios de información también agente, por ejemplo en el derecho al medio
Maestros/as ambiente o en el derecho a la educación… esto lleva en
muchos casos a plantear el tema si todo derecho
Estudiantes implica responsabilidades o deberes.
7
En general hay la percepción de que la no satisfacción de derechos está principalmente vinculada con los
recursos y específicamente con la financiación por parte del estado, sin negar su relevancia y condición de
sustento, se trata de una condición, que incluso supone la eficacia o la existencia de una “economía política”
de los derechos y de la democracia, que se conecta con la “efectividad productiva y distributiva del modelo
económico en que se sustentan aquellos.
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En el caso educativo se trata de una confluencia de
factores: derechos, políticas educativas, los planes
concretos, los recursos y prioridades, la gestión a nivel
territorial – responsable directos del servicio educativo
– y a nivel de cada institución educativa, la formación y
el papel de directivos escolares, de los maestros/as, y
de las comunidades educativas, también las condiciones
socio-económicas y el “capital cultural” de las familias,
el entorno socio-económico y “las señales” y la
conexión entre la “educación” como proceso y la “vida
social”. Esta complejidad de factores puede explicar la
diversidad de logros y resultados que se evidencian, en
términos de cobertura, acceso, permanencia y calidad;
en término no sólo de diferencias, entre tipos de
educación – pública o privada-, por regiones y
territorios y grupos sociales, sino también las
desigualdades.
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a partir de aspectos que se consideran sustantivos, o son particulares y casuísticos8. En
muchos casos además especialmente desde los llamados medios de comunicación hay
nociones construidas e instaladas, que se vuelven dominantes, y que deforman o
simplifican los problemas y las situaciones, así como la misma comprensión sobre la
“democracia realmente existente”, con nociones construidas y repetidas que se vuelven
“verdades incontrastables” ( sea en el sentido positivo o negativo).
Asunto que tiene que ver no sólo con principios constitucionales y legales, sino con el
funcionamiento de la institucionalidad responsable por ejemplo en el proceso electoral – la
Registraduría en el caso Colombiano-. Como un punto central el modo como funciona el
“sistema político” ( los partidos, movimientos políticos y grupos de poder), la “real polítik”,
las costumbres políticas y de participación, la incidencia de factores que distorsionan la
efectividad de una participación libre y competitiva ( las formas de financiación y la
incidencia de interés corporativos o de “grupos”); en el caso Colombiano se debe agregar
la incidencia de la violencia política, como un asunto especialmente relevante la cultura
política dominante, las capacidades y disposiciones participativas de los y las ciudadanas.
Otro aspecto importante tiene que ver con el acceso a los medios y la propia orientación
de éstos. Ahora bien, contemplar todos los anteriores factores o condiciones, implica un
esfuerzo de análisis e indagación más o menos sistemático, lo que no siempre es posible
sobre todo porque puede ser más fácil proceder con juicios categóricos para “juzgar las
situaciones”.
8
A partir de lo anterior recomiendo como ejercicio, intentar la evaluación por tipos de derecho, según la
clasificación que se adopte ( primera generación, segunda, tercera y cuarta generación, fundamentales,
económicos, sociales, culturales, ambientales, etc. O tomar derechos específicos)
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todo el territorio.
Desde sus albores en el siglo XIX y en el siglo XX, cobró fuerza la idea de la descentralización
del poder, bajo diferentes enunciados y modelos: República Federal, Autonomías
territoriales y la Descentralización política (caso colombiano). En este caso apunta a pasar
de las formas centralizadas de gobierno, al ejercicio del poder considerando la dimensión
territorial, por ejemplo a nivel regional y local, o los territorios indígenas en Colombia
(Artículo 285 C.P). Este desarrollo ha implicado el reconocimiento de la diversidad de
tradiciones y de formas culturales (vinculadas con territorios concretos, la diversidad étnica
y cultural). En el caso Colombiano se vincula con una de las reformas derivadas de los
intentos de acuerdo de paz, de comienzos de los años ochenta entre el Gobierno de
Belisario Betancur y las antiguas FARC y otros grupos. En efecto uno de sus resultados fue
“la apertura política”, que estableció la elección popular de alcaldes y fortaleció la
descentralización (1982/1984); luego profundizada por la Constitución de 19919.
Desde otra perspectiva puede entenderse como forma de desarrollo del principio de la
Soberanía popular y del Estado social de derecho, expresada en la descentralización del
poder o de los espacios de decisión y la construcción de políticas, planes y programas,
desde y directamente generadas desde y con los territorios y las comunidades.
Esta perspectiva, que pudiéramos enunciar como “democracia local”, fue ampliada por la
Constitución de 1991, con la promesa de democracia participativa, en tanto redefinió el
ordenamiento territorial y dotó de diversos instrumentos determinando competencias y
funciones específicas a los municipios y departamentos en el desarrollo del estado social
de derecho, en el ámbito local y territorial. En particular con el reconocimiento de este
nivel estatal como productor de políticas y programas públicos, (planes de desarrollo,
planes de ordenamiento territorial entre otros)10 en conexión con las potencialidades de
los territorios pero también de las demandas y expectativas de ciudadanas/os y
comunidades. Se trata de una autonomía relativa, condicionada por una institucionalidad
y una cultura relativamente centralista, que no obstante ha permitido que desde los
territorios se desarrollen proyectos y procesos diversos y de alguna forma el alcance de esa
autonomía tiene que ver con condiciones económicas, políticas y culturales y la iniciativa
de comunidades y ciudadanos/as. También en este caso se puede evidenciar como la
descentralización ha tenido alcances y desarrollos, diferentes, en los diversos territorios y
regiones del país, tanto a nivel de Departamentos o de municipios.
9
La CP del 91 la amplió además incorporando plenamente la idea de diversidad y pluralidad
cultural, como el reconocimiento de los territorios indígenas y afros y los derechos asociado al
género, en congruencia también con el principio de amplias libertades .
10
Al respecto el debate desde hace varios años se refiere a los intentos de recentralización a través de varias
reformas constitucionales, en relación con la asignación y administración de recursos y el cumplimiento de las
competencias. Ver : Ley 60 de 1993, Ley 136 de 1994, Ley 715 de 2001
15
El proyecto de la democracia local se complementó o reforzó con la puesta en marcha de
formas e instancias de participación11 desde el ámbito local y en los diferentes sectores de
la gestión pública. Respecto a este tema igualmente hay diversos trabajos que muestran
un fuerte desbalance entre la oferta participativa y la demanda ( es decir la participación
efectiva)12, que se asocia con el tejido y la cultura participativa de comunidades y
ciudadanos/as y sus formas de organización y expresión, e igualmente con la tendencia a
la cooptación por actores políticos e institucionales.
11
Se puede consultar una herramienta que reúne y resume información sobre las Instancias Reglamentarias de
Participación Ciudadana (IRPC) vigentes (https:// www.dnp.gov.co/DNPN/Clic-Participación/).
12
Un balance crítico se encuentra en el trabajo de Velasquez et. Al (2020) Qué ha pasado con la participación
ciudadana en Colombia? 2003-2018. Edición Foro Nacional por Colombia.
13
Ver Rinde (2010): Veinticinco años de la descentralización en Colombia. Edición Konrad Adenauer.
16
En síntesis el ejercicio de evaluación en cuanto a la distancia entre la democracia y el estado-
social como concepto, no puede reducirse sólo a su desarrollo en el marco constitucional y
el grado o nivel de cumplimiento, en las políticas, programas y en la gestión pública concreta;
sino también en la vida económica, social y en la cultura viva del país. Al respecto no puede
pensarse, ni entenderse la existencia de Estado e institucionalidad democráticas, al margen
o haciendo abstracción de la sociedad, en tanto la realización de sus reglas, propósitos y
cultura requiere y supone agentes y actores concretos de su vigencia y vivencia.
Por eso son fundamentales los acuerdos y valores básicos - o de mínimos – que diferentes
fuerzas políticas y la sociedad asumen como ideal y praxis de la democracia, entonces el
asunto no es simplemente del “estado”, sino también de la “sociedad”: un estado
democrático propicia y al mismo tiempo supone y requiere personas, sujetos/as y sociedad
democrática. No puede existir un lado sin el otro y los déficits en uno se expresan en el otro.
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las personas pero también su vitalidad como grupos o colectivos sociales.
Respecto de la democracia, el debate, la reflexión, el clima ético e intelectual, las luchas y
demandas desde la sociedad civil y la sociedad política (partidos y movimientos políticos y
movimientos sociales), han sido fundamentales en la modelación y determinación no sólo
del ideal sino de la praxis de la democracia. Ahora bien, parte de las transformaciones de
la llamada postmodernidad, se expresa no sólo e n la creciente y dominante
individualización, que en el terreno político lleva a que las formas de representación hayan
pasado de las figuras asociativas que implicaban formas de construcción colectiva –partidos
y movimientos – a la delegación completa en figuras con gran poder mediático; así como a
una pluralidad de “formas de representación”, vinculadas por ejemplo más a aspectos
identitarios, que no niega pero que parece poner en tensión la búsqueda de “asuntos de
interés común”.
Termino esta conferencia, señalando que este tema de la democracia y los asuntos
enunciados atrás se vinculan en forma directa con el campo de las políticas públicas, en
tanto por una parte a través de las políticas y programas públicos, se expresan – o se
pretende que se concreten - los principios, los valores y también muchas de las promesas
del ideal democrático, y por otra, porque el surgimiento, la formación y desarrollo de las
políticas públicas se fundamentan en el contexto y la institucionalidad democráticas y
especialmente en la dinámica que le imprimen sus actores políticos y sociales, y los valores
dominantes en cada momento. Pero no sólo en tanto enunciado de objetivos y
lineamientos, sino traducidos en programas, gestión y desarrollos concretos.
Adolfo A Alvarez R
Santiago de Cali Septiembre de
2023
BIBLIOGRAFIA BASICA
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