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1047216307
1. Identificación de la providencia:
Número 05001 23 31 000 2000 (AG-03491) 01
Fecha Febrero 29 de 2016
Corporación Empresa Públicas de Medellín –EPM
Magistrado Ponente Danilo Rojas Betancourth
Magistrado(s) que N/A
aclara(n) el voto
Magistrado (s) que N/A
salva(n) el voto
2. Hechos jurídicamente relevantes (síntesis del caso)
2.1. Hechos probados
La Central Guatapé - Peñol es un macroproyecto hidroeléctrico con una capacidad de 1240
millones de metros cúbicos, 560 000 kw, para generar una energía media de 2700 gwh/año, e
inunda 6240 ha del área ocupada por los municipios de El Peñol, Guatapé, Marinilla, San
Vicente, Concepción y Alejandría.
En 1964, se inicia la construcción de la Hidroeléctrica de Guatapé y entró en operación por
etapas entre 1972 y 1980. El embalse Playas, también de propiedad de EPM, fue llenado en
1987. Por su parte la Central de Jaguas, de propiedad de ISAGEN, empezó a funcionar en el año
1988.
La Central Hidroeléctrica Guatapé, está localizada en la Vereda Farallones, propiedad de las
Empresas Públicas de Medellín. Como se mencionó antes, las primeras obras de infraestructura
se iniciaron en el año 1964, y terminaron en 1971 cuando entraron en servicio las primeras
unidades en lo que tiene que ver con captación, conducción, generación y transmisión. La
segunda etapa se inició en 1973 y terminó en 1979. La energía generada en la Central de
Guatapé se conduce por líneas de alta tensión para el Área Metropolitana del Valle del Aburra,
para el Sistema Interconectado Colombiano (ISA) y para el Magdalena Medio.
En cuanto a las obras subterráneas fueron iniciadas por Hazama.Gumi Ltda. el 14 de marzo de
1983. Donde, las obras de la presa y el vertedero se terminaron el 15 de septiembre de 1987.
Mientras las obras subterráneas se terminaron el 15 de diciembre de 1987.
Así pues, la Central Jaguas, con una capacidad instalada de 170 MW (Megavatios), está
localizada en el Departamento de Antioquia sobre las hoyas de los ríos Nare y Guatapé, en
territorio de los municipios de San Rafael, San Roque, Alejandría, Concepción y Santo
Domingo. Tal Central inicia operaciones en 1988 con dos unidades de 85 MW cada una.
Las tres hidroeléctricas, dos de las cuales son de propiedad de EPM, están ubicadas sobre las
cuencas de los ríos Nare y Guatapé, en el territorio de varios municipios, entre esos, el de San
Rafael. El complejo hidroeléctrico Guatapé - Playas se encuentra localizado en el oriente
Antioqueño, aproximadamente a 90 km y 120 km de Medellín respectivamente, sobre las
cuencas de los ríos Nare y Guatapé, en la vertiente oriental de la cordillera central de Colombia.
Política y administrativamente está ubicado en los municipios de El Peñol, Guatapé, Marinilla,
San Vicente, Concepción, Alejandría, San Rafael y San Carlos.
La Central Jaguas, con una capacidad instalada de 170 MW (Megavatios), está localizada en el
Departamento de Antioquia sobre las hoyas de los ríos Nare y Guatapé, en los municipios de San
Rafael, San Roque, Alejandría, Concepción y Santo Domingo. Inició operaciones en 1988 con
dos unidades de 85 MW cada una.
Las máquinas y los túneles de descarga se encuentran en la presa de Santa Rita, esta pertenece al
Proyecto Hidroeléctrico Guatapé, conformado por el embalse del Peñol que embalsa el Río
Negro y surte las aguas para generación en la central Guatapé y las torres de captación se
encuentran en el Municipio de Alejandría y los túneles de conducción, la casa de máquinas y los
túneles de descarga se encuentran en el Municipio de San Rafael. Con una capacidad instalada
de 560,000 kw para generar una energía media de 2700 gwh/año. El plan de manejo ambiental
para la represa Guatapé de 1999 señaló en la matriz acerca de impactos sobre el medio ambiente,
la “desestabilización de orillas agua debajo de la descarga de la central Guatapé” ocasionada por
la descarga de agua de las turbinas.
Dentro de las acciones emprendidas por EPM durante la ejecución de las obras, estuvo la
desviación del cauce natural del río Guatapé. Las obras subterráneas fueron iniciadas por
Hazama.Gumi Ltda. el 14 de marzo de 1983, La desviación del río Guatapé para le ejecución de
obras de la presa se llevó a cabo, el 8 de enero de 198514.6. La central Guatapé utiliza las aguas
del río Nare para generar energía y luego desvía las aguas a la cuenca del río Guatapé, aguas
arriba de la desembocadura del Río Bizcocho.
La Central Hidroeléctrica Guatapé, está localizada en la vereda Farallones, propiedad de las
Empresas Públicas de Medellín. Esta central recibe las aguas del embalse Peñol - Guatapé,
genera energía y luego trasvasa las aguas al río Guatapé a través de los canales de fuga
localizados cerca de la confluencia de los ríos Churimo y Bizcocho al río Guatapé. En esta
medida, la central Guatapé utiliza las aguas del río Nare, con un caudal promedio de 49,4 m3/s
regulado por el embalse y desvío luego a la cuenca del río Guatapé agua arriba de la
desembocadura del Río Bizcocho.
Las primeras inundaciones registradas datan del 25 y 26 de julio de 1987. Una serie de
inundaciones ocurrieron con posterioridad a la acaecida en ese año. En el año 1989; 13 de marzo
y 15 de noviembre de 1996; 29 de julio de 1998; 29 de abril y 20 de junio de 1999; y 8 de enero,
24 de junio, 3 de noviembre y 11 de diciembre del año 2000.
En dichos eventos, el nivel del agua en las viviendas osciló entre 25 cm y 1.70 metros de altura.
Con ocasión de las inundaciones a lo largo de los años, los habitantes ubicados en las cercanías
al río han visto sus casas deteriorarse. El agua del cauce se ha llevado parte de los terrenos de sus
viviendas, así como enseres, huertas con cultivos, aves de corral, marranos y otros animales. El
cual consignó el estado de las viviendas de los pobladores ubicadas en la zona de influencia del
río Guatapé.
EPM emprendió varias gestiones a partir del año 1987, en favor de los habitantes que se
encontraban asentados a las orillas del río Guatapé:
El 4 de agosto de 1987, en reunión sostenida por el Director de Planeación Departamental, el
ingeniero geólogo de la Secretaría de Obras Públicas del departamento, el secretario general y el
jefe de Planeación de CORNARE, el gerente general de EPM y otros funcionarios de esa
entidad, acordaron la creación de un comité interdisciplinario encargado de realizar los estudios
necesarios para “un mejor conocimiento del problema y que indiquen sus posibles soluciones”.
En el acta de esa reunión, la comunidad indica que dado el hecho de ser las Empresas
propietarias de dos proyectos, Guatapé y Playas, relacionados ambos con el río Guatapé, la
comunidad de San Rafael ha atribuido la inundación a los efectos del embalse de Playas y a la
descarga de la Central de Guatapé, a pesar de que ésto solo sería posible concluirlo luego de un
estudio técnico exhaustivo. Expresó también que el problema fue afrontado por el gobierno y que
tal era el motivo de la reunión. El comité interdisciplinario se encargó de realizar todos los
estudios necesarios que permitan un mejor conocimiento del problema y que indiquen sus
posibles soluciones.
En reunión del 6 de agosto de 1987, en la sede de la casa cural, el alcalde municipal, el tesorero,
el director de Planeación Departamental, el secretario general de CORNARE, el personero
municipal, un concejal, varios funcionarios de EPM, como el gerente administrativo, el director
de Planeación, el jefe del Departamento de Bienes y dos ingenieros, el representante de la Cruz
Roja, el párroco de San Rafael, el jefe del Núcleo Educativo, entre otros funcionarios del sector
educativo, acordaron realizar un mapa preliminar de las zonas de riesgo y hablaron sobre la
importancia de revisar las soluciones de vivienda.
Bajo la coordinación y dirección de Planeación Departamental y con la participación de
CORNARE y Empresas, se convino que en un plazo de un mes se tendría un mapa preliminar de
las zonas de riesgo. Se convino que el comité se organizaría para que las soluciones de vivienda
se den a través de la autoconstrucción.
De igual forma, el primero de julio de 1988, se reunieron en el salón Juan Pablo II de la
parroquia de San Rafael, algunos funcionarios de entidades del orden municipal, así como el
representante de EPM para Medellín, quien manifestó la voluntad de EPM de resarcir a la
comunidad de los problemas ocasionados por la construcción de las centrales hidroeléctricas.
En cuanto al tema de los Programas de Vivienda: El Municipio no tiene para donde extenderse,
sólo tiene la margen derecha del Río Guatapé, trillar el terreno y construyendo un puente para el
cual el punto óptimo es donde está el actual levantado 10 metros.
En 1989, EPM manifestó la posibilidad de negociar el lote de todas las viviendas ubicadas en el
sector El Charco, para ser utilizado como zona de protección del río Guatapé y compró alrededor
de 33 viviendas situadas en la orilla del río.
Entre 1992 y 1996, buscó iniciar programas de gestión social para favorecer a las personas más
afectadas en sus viviendas por la socavación de las orillas del río y adelantó un proceso de
negociación con habitantes del barrio El Totumito para la puesta en marcha de un “Plan de
Vivienda”. Igualmente, negoció la adquisición de las casas del barrio El Carmelo con el fin de
trasladar a las personas al barrio El Jardín o simplemente comprarles sus propiedades.
Las medidas referidas fueron debatidas entre varias entidades a nivel municipal como la
Alcaldía, la Defensoría del Pueblo, CORNARE, concejales y EPM, quienes se reunieron en
varias ocasiones para discutir la responsabilidad de dichas entidades frente a los ribereños
afectados.
En 1993, el municipio de San Rafael vendió a EPM un área total aproximada de 10.7 hectáreas,
que hacía parte de una finca de mayor extensión denominada hoy con el nombre de Totumito,
zona urbana del Municipio de San Rafael, con destino al “Plan de vivienda para reubicación de
damnificados por el aumento del río Guatapé”.
Posteriormente, en el año 1997, EPM fragmentó dicho predio en lotes y construyó la
urbanización denominada El Jardín “para reubicar algunos de los damnificados del municipio de
San Rafael afectados por el aumento del caudal del río Guatapé, ocasionando por la descarga del
Río Nare al Río Guatapé”.
En 2004, EPM transfirió a título de venta directa a favor del Municipio de San Rafael el derecho
de dominio y posesión plenos que tenía sobre 38 lotes ubicados en dicha urbanización, “para ser
destinados al proyecto de viviendas de interés social”.
Entre 1995 y 2007, EPM suscribió con varios habitantes de San Rafael contratos de permuta, que
fueron elevados a escritura pública, de conformidad con los cuales EPM se obligó a transmitir a
favor de los permutantes el derecho de dominio y posesión plenos sobre bienes inmuebles
ubicados en la urbanización El Jardín, y estos a su vez entregaron en favor de EPM el derecho de
dominio y posesión plenos respecto de los inmuebles afectados “con destino a las obras de
mitigación del impacto ambiental por el desmoronamiento de algunas de las orillas del Río
Guatapé, generado por la descarga del Río Nare al Río Guatapé.
2.2. Antecedentes
2.2.1. Así, es como el 30 de julio de 2000, las personas afectadas por intermedio de una acción
de grupo prevista en el Artículo 88 de la Constitución Política, y desarrollada por la Ley 472 de
1998, con el fin de que se hicieran las declaraciones y condenas. Solicitando lo que se resume a
continuación:
CARMEN MARÍA ALZATE, propietaria, poseedora de un bien afectado y
reubicada por EPM en otro predio. Indemnización por daño emergente de 15 millones
de pesos para cada casa, para un total de 60 millones de pesos. Lucro cesante, por el
valor de 300 mil pesos y 200 mil pesos mensuales por la pérdida de la fuente de
alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales,
por un valor de 100 gramos de oro puro para la propietaria y 50 gramos de oro puro para
las personas con las cuales convivía. Alteración a las condiciones de existencia, por $10
millones de pesos para la propietaria y $5 millones de pesos para cada una de las demás
personas con las cuales convivía.
JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ ALZATE, hijo de la anterior, igualmente, propietario y
poseedor, quien fuere reubicado por EPM en otro predio. Lucro cesante, estimado en
500 mil pesos mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su
huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales por 100 gramos de oro puro para
el propietario y 50 gramos de oro puro para cada una de las personas con quienes
convivía. Alteración de las condiciones de existencia por un valor de 10 millones de
pesos y 5 millones de pesos con quienes este convivía.
MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ ALZATE, en calidad de copropietario junto con
FRANCISCO JAVIER HERNÁNDEZ ALZATE. Daño emergente, por el dinero no
reconocido por EPM al comprar su antiguo predio, estimado en 16 millones de pesos y
300 mil mensuales por concepto de la suma que tiene que cancelar por concepto de
arriendo. Lucro cesante, por el valor de cinco millones, con ocasión del cese de las
actividades económicas como la recolección de los productos de árboles frutales y de
guadua, cría de marranos y aves de corral como gallinas, 300 mil pesos por concepto de
arriendo y 200 mil pesos mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que
representaba su huerta casera, desde agosto de 1998, perjuicios morales por el valor de
100 gramos de oro. Alteración a las condiciones de existencia, por el valor de 10
millones.
FRANCISCO JAVIER HERNÁNDEZ ALZATE, en calidad de copropietario junto
con su hermano MIGUEL ÁNGEL. Daño emergente, estimado en 16 millones de
pesos por el valor del predio comprado por EPM en la suma de $3’700.000. Lucro
cesante, por el valor de 5 millones con ocasión del cese de las actividades económicas
como la recolección de los productos de árboles frutales y de guadua, cría de marranos y
aves de corral como gallinas, 300 mil por concepto de arriendo y 200 mil de pesos
mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera,
desde agosto de 1998. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro puro.
Alteración a las condiciones de existencia, por el valor de 10 millones de pesos.
AMADOR DE JESÚS URREA URREA, en calidad de propietario y poseedor.
Indemnización de daño emergente, estimado en 20 millones, por la pérdida de un terreno
de 220 mts2. Lucro cesante, valorado en 51 millones de pesos mensuales, por el cese de
la actividad agrícola y comercial, consistente en el cultivo de caña, café y árboles
frutales, la molienda y la venta de panela, 300 mil de pesos mensuales por concepto de
arriendo y 200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba
su huerta casera. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro puro.
ARACELLY URREA URREA, en calidad de propietaria y poseedora. Daño
emergente, estimado en 40 millones de pesos por la pérdida del terreno y 8 millones por
la pérdida de cultivos. Lucro cesante por $1’500.000 mensuales por la pérdida de la
actividad agrícola y comercial, 300 mil mensuales por el pago de arriendo y 200 mil
mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera,
desde agosto de 1998. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro puro.
JUAN ANTONIO ESTRADA GARCÍA, en calidad de propietario y poseedor. Daño
moral, por el valor de 30 millones de pesos por la pérdida de la casa, otros 30 millones
por la pérdida del lote, 20 millones por la pérdida de árboles frutales, criaderos de pollos,
gallinas y marranos. Lucro cesante, por el valor de 300 mil pesos por concepto del
arriendo, 500 mil por concepto de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de
las actividades económicas, 200 mil por la pérdida de la fuente de alimentos que
representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales, por el valor de
100 gramos de oro puro. Alteración a las condiciones de existencia, por el valor de 10
millones de pesos.
MARÍA DIOSELINA LÓPEZ CARDONA, en calidad de propietaria y poseedora.
Daño emergente, por el valor de 20 millones de pesos, 5 millones por los terrenos que se
ha llevado el río y 5 millones por la “pérdida de la infraestructura” para las actividades
económicas descritas, para un total de 30 millones de pesos. Lucro cesante, por el valor
de $300 mil pesos mensuales por concepto del arriendo mensual que paga actualmente,
500 mil por concepto de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las
actividades económicas, descritas, 200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de
alimentos que representaba su huerta casera, para un total de 1 millón mensuales desde
agosto de 1998. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro y 50 gramos de
oro puro para cada una de las personas con quienes convivía. Alteración a las
condiciones de existencia, por el valor de $10 millones para el propietario y 5 millones
de pesos para cada uno de los familiares que con él convivía.
MARÍA ALICIA PARRA DE CARRO, en calidad de propietaria y poseedora.
Daño emergente, por el valor $30 millones de pesos por la pérdida de la casa, $5
millones de pesos por los terrenos que se ha llevado el río y $5 millones por la pérdida
de la infraestructura para las actividades económicas que desarrollaba. Lucro cesante,
por la suma de 300 mil mensuales por concepto del arriendo mensual que debe pagar,
500 mil por concepto de los ingresos que dejó de percibir con ocasión del cese de la
explotación de las actividades económicas que desarrollaba, 200 mil mensuales por la
pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de
1998. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro
para cada una de las personas con quienes convivía. Alteración a las condiciones de
existencia, por el valor de 10 millones para el propietario y 5 millones de pesos para cada
uno de los familiares que con él convivía.
LUZ ELENA TORRES CASTRILLÓN, en calidad de propietaria y poseedora.
Daño emergente, por la suma de 15 millones, 10 millones por la pérdida de los muros de
contención, árboles frutales, de guadua, marranos y aves de corral. Lucro cesante, por el
valor de 300 mil mensuales por concepto del arriendo mensual que debe pagar, 500 mil
por concepto de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las actividades
económicas descritas, 200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que
representaba su huerta casera. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro y 50
gramos de oro puro para cada una de las personas con quienes convivía. Alteración a las
condiciones de existencia, por el valor de 10 millones para el propietario y 5 millones
para cada uno de los familiares que con él convivía.
NABOR ARCÁNGEL SALAZAR HERNÁNDEZ, en calidad de propietario y
poseedor. Daño emergente, por la suma de 15 millones por cada apartamento, 10
millones por la pérdida de los muros de contención, árboles frutales, de guadua,
marranos y aves de corral. Lucro cesante, por el valor de 300 mil mensuales por
concepto del arriendo mensual que debe pagar, 500 mil por concepto de los ingresos que
dejó de percibir por la explotación de las actividades económicas descritas, 200 mil
mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera.
Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro. Alteración a las condiciones de
existencia, por el valor de 10 millones.
PEDRO NEL GIRALDO URREA, en calidad de propietario. Daño emergente, por
el valor de $25 millones por la pérdida de la casa, $5 millones por la pérdida de
animales y $5 millones por la pérdida de muebles y enseres en las inundaciones.
Lucro cesante, por la suma de $300 mil mensuales por concepto del arriendo mensual,
$500 mil por los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las actividades
económicas que realizaba, $200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos
que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales por el valor
de 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para cada una de las personas con
quienes convivía. Alteración a las condiciones de existencia, por el valor de $10 millones
para el propietario y $5 millones para cada uno de los familiares que con él convivía.
ÁNGEL MARÍA FLÓREZ MAYO, en calidad de propietaria. Daño emergente, por
la suma de $25 millones por la pérdida de la casa, $5 millones por los terrenos que se ha
llevado el río, $5 millones por la pérdida de la infraestructura para las actividades
económicas descritas y $5 millones por la pérdida de muebles y enseres en las
inundaciones. Lucro cesante, por la suma de $300 mil mensuales por concepto del
arriendo, $500 mil por concepto de los ingresos que dejó de percibir por la explotación
de las actividades económicas que desarrollaba $200 mil mensuales, por la pérdida de la
fuente de alimentos que representaba su huerta casera. Alteración a las condiciones de
existencia, por el valor de $10 millones para el propietario y $5 millones para cada uno
de los familiares con quienes convivía.
AMPARO MONSALVE HINCAPIÉ, en calidad de propietaria. Daño emergente,
por la suma de 20 millones por la pérdida de la casa, $3 millones por pérdida de muebles
y enseres, $2 millones por la muerte de dos marranos y ocho marranos pequeños y $1
millón por la pérdida de dos marraneras. Alteración a las condiciones de existencia, por
el valor de $10 millones para el propietario y $5 millones para las personas con las
cuales convivía.
JOSÉ DELFÍN ARCILLA Z., en calidad de propietario y poseedor. Daño
emergente, por la suma de $25 millones por la pérdida de la casa, $5 millones por los
terrenos que se ha llevado el río, $5 millones por la pérdida de la infraestructura para las
actividades económicas que desarrollaba y $5 millones por la pérdida de muebles y
enseres en las inundaciones. Lucro cesante, por el valor de $300 mil mensuales por
concepto del arriendo mensual que debe pagar, $500 mil por los ingresos que dejó de
percibir por la explotación de las actividades económicas que adelantaba, $200 mil
mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera,
desde agosto de 1998. Perjuicios morales por el valor de 100 gramos de oro y 50 gramos
de oro puro para cada una de las personas con quienes convivía y alteración a las
condiciones de existencia, por el valor de $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada uno de los familiares que con él convivía.
MARÍA MARGARITA ARISTIZÁBAL DE GIRALDO, en calidad de propietaria.
Daño emergente, avaluado en $20 millones por la pérdida de la casa, $1 millón por la
pérdida de aves, $51 millones por la pérdida de muebles y enseres en las inundaciones, y
$1 millón por los materiales de construcción y mano de obra invertidos en reparaciones
de la casa. Lucro cesante, por el valor de $300 mil pesos mensuales por concepto del
arriendo mensual que está teniendo que pagar, $200 mil por concepto de los ingresos que
dejó de percibir por la explotación de la actividad económica que desarrollaba, desde
agosto de 1998. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro puro para la
propietaria. Alteración a las condiciones de existencia, por el valor de $10 millones.
RAFAEL ARCÁNGEL GIRALDO ZULUAGA, en calidad de propietario. Daño
emergente: $25 millones por la pérdida de la casa, $5 millones por los terrenos que se ha
llevado el río, $5 millones por la pérdida de cultivos y $5 millones por la pérdida de
muebles y enseres en las inundaciones. Lucro cesante: $300 mil mensuales por concepto
del arriendo mensual que debe pagar, $500 mil por los ingresos que dejó de percibir por
la explotación de las actividades económicas que adelantaba, $200 mil mensuales por la
pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de
1998. Perjuicios morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para cada una de
las personas con quienes convivía. Alteración a las condiciones de existencia: $10
millones para el propietario y $5 millones para cada uno de los familiares que con él
convivían.
FERNANDO ANTONIO MARTÍNEZ GALLO Y ANA ROCÍO AGUIRRE DE
MARTÍNEZ, en calidad de propietarios. Daño emergente, por el valor de $10
millones por una de las propiedades, $15 millones por la otra, y $6 millones por los
muebles y enseres perdidos. Lucro cesante, por el valor de $200 mil mensuales por la
pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de
1998. Perjuicios morales, por el valor de 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro
para cada una de las personas con quienes convivía. Alteración a las condiciones de
existencia, por el valor de $10 millones para el propietario y $5 millones para cada uno
de los familiares que con él convivían.
JUAN DE DIOS QUINCHÍA USME, en calidad de poseedor con ánimo de señor y
dueño. Daño emergente: $15 millones por pérdida de la casa, $5 millones por los
terrenos que se llevó el río, $5 millones por la pérdida de la infraestructura para las
actividades económicas que adelantaba y $5 millones por la pérdida de muebles y
enseres en las inundaciones. Lucro cesante $300 mil por concepto del arriendo mensual
que debe pagar, $500 mil por los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las
actividades económicas que adelantaba, $200 mil mensuales por la pérdida de la fuente
de alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios
morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para cada una de las personas con
quienes convivía. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el
propietario y $5 millones para cada uno de los familiares que con él convivían.
EVELIO NARANJO GIRALDO, en calidad de propietario y poseedor. Daño
emergente: $25 millones por cada una de las tres casas, $5 millones por la piscina y $5
millones por la gallera. Lucro cesante: $1 millón mensuales por la inactividad de las
piscinas y la gallera y $200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que
representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales: 100 gramos de
oro y 50 gramos de oro puro para cada una de las personas con quienes convivía.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada uno de los familiares que con él convivían.
ORLANDO URREA GIRALDO, en calidad de propietario y poseedor. Daño
emergente: $25 millones por cada una de las dos casas de su propiedad y $5 millones por
cada una de las dos piscinas. Lucro cesante: $1 millón mensuales, por el cierre del
establecimiento de comercio, $200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de
alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales:
100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para cada una de las personas con quienes
convivía. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y
$5 millones para cada uno de los familiares que con él convivían.
LEONCIO CUERVO GIRALDO, en calidad de inquilino en una de las
propiedades de ORLANDO URREA, quien trabajaba como administrador del
establecimiento público que allí existe. Lucro cesante: $400 mil mensuales, por la
pérdida de sus ingresos como administrador y $200 mil por la pérdida de la fuente de
alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales:
100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para “cada una de las personas restantes”.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
“para cada una de las demás personas”.
JESÚS HUMBERTO QUINTA LÓPEZ y CARLOS MARIO SALAZAR, en
calidad de propietarios y poseedores de una finca ganadera. Daño emergente: $300
millones por la pérdida de la finca, ganado, árboles frutales y cultivos. Lucro cesante: $8
millones por la pérdida de la explotación ganadera, desde agosto de 1998. Perjuicios
morales: 100 gramos de oro para cada uno. Alteración a las condiciones de existencia:
$10 millones para cada uno.
SERGIO ANIBAL GÓMEZ GIRALDO, en calidad de propietario y poseedor.
Daño emergente: $20 millones por cada una de las tres casas perdidas, $10 millones por
el terreno perdido y $6 millones, por la pérdida de muebles y enseres. Lucro cesante:
$520 mil, por la inversión que tuvo que hacer en la construcción de la nueva casa, $300
mil mensuales por el pago de arriendo al que se ha visto obligado a pagar y $200 mil
mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta casera,
desde agosto de 1998. Perjuicios morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro
para “cada una de las personas restantes”. Alteración a las condiciones de existencia: $10
millones para el propietario y $5 millones “para cada una de las demás personas”.
LUIS ENRIQUE CARDONA ZULUAGA, en calidad de propietario y poseedor.
Daño emergente: por el valor de $20 millones por la pérdida de la casa y $5 millones por
la pérdida de la infraestructura para la explotación económica. Lucro cesante: Valorado
en $300 mil mensuales por concepto del arriendo que se ha visto obligado a pagar y
$200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de alimentos que representaba su huerta
casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro
puro para “cada una de las personas restantes”. Alteración a las condiciones de
existencia, por el valor de $10 millones para el propietario y $5 millones “para cada una
de las demás personas”.
MARÍA LEONOR ESPINOSA USME, en calidad de propietaria y poseedora. Daño
emergente: $30 millones cada una de las casas, $15 millones por los terrenos que se ha
llevado el río y $5 millones por la pérdida de la infraestructura para las actividades
económicas que desarrollaba. Lucro cesante: $300 mil mensuales por concepto del
arriendo, $500 mil conceptos de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de
las actividades económicas que adelantaba, $200 mil mensuales por la pérdida de la
fuente de que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales,
por el valor de 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para “cada una de las
personas restantes”. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el
propietario y $5 millones “para cada una de las demás personas”.
JESÚS EVANGELISTA GÓMEZ CARDONA, en calidad de propietario. Daño
emergente: $25 millones por la pérdida de la casa, $5 millones por la pérdida de cultivos
y $5 millones por la pérdida de muebles y enseres en las inundaciones. Lucro cesante:
$300 mil mensuales por concepto del arriendo mensual que está teniendo que pagar,
$500 mil por concepto de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las
actividades económicas que desarrollaba, $200 mil mensuales por la pérdida de la fuente
de alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios
morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para “cada una de las personas
restantes”. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y
$5 millones “para cada una de las demás personas”.
HEREDEROS DE JOSÉ ARCÁNGEL GÓMEZ VÁSQUEZ: ESTANISLAO,
MARÍA DEYANIRA, MARTA ALICIA EVELIO DE JS., MARÍA CELMIRA,
URIEL, CLAUDIA MÁBEL, ARCÁNGEL y ROGELIO GÓMEZ JARAMILLO,
en calidad de propietarios y poseedores de una finca ganadera. Lucro cesante: $8
millones mensuales por la pérdida de la explotación ganadera, desde agosto de 1998.
Perjuicios morales: 100 gramos oro para cada uno de los herederos. Alteración a las
condiciones de existencia: $10 millones para cada uno de los herederos. Daño
emergente: Agrego que “ […] también se encuentra completamente afectada ya que, por
la socavación del río en muchos sitios diferentes, han sufrido la pérdida de una gran área
de terreno y además, debido a que es un terreno muy plano, se ve completamente
inundada cada vez que sube el nivel del río haciendo imposible continuar con la
explotación ganadera a gran escala que se realizaba […]”.
EFRAÍN DE JESÚS LÓPEZ SUÁREZ y LUIS ADOLFO ARCILA GIRALDO, en
calidad de propietarios y poseedores. Daño emergente: $30 millones (para Efraín de
Jesús López). Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para EFRAIN y
$5 millones para cada una de las demás personas de su familia. Elite International
Americas S.A.S
LUIS ADOLFO ARCILA GUALDO, en calidad de copropietarios. Daño emergente:
$30 millones. Lucro cesante: $200 mil mensuales por la pérdida de la fuente de
alimentos que representaba su huerta casera, desde agosto de 1998. Perjuicios morales:
100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro para “cada una de las personas restantes”.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
“para cada una de las demás personas”.
JOSÉ DANIEL RÍOS MURILLO, en calidad de propietario. Daño emergente: $20
millones, $5 millones por la pérdida de cultivos. Lucro cesante: $1 millón por concepto
de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las actividades económicas que
desarrollaba, desde agosto de 1998. Perjuicios morales: 100 gramos de oro y 50 gramos
de oro puro para “cada una de las personas restantes”. Alteración a las condiciones de
existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones “para cada una de las demás
personas”.
SERGIO DE JESÚS GARCÍA VALENCIA y JORGE ALCIDES GIRALDO
HERNÁNDEZ, en calidad de copropietarios por partes iguales y poseedores. Daño
emergente: $18 millones por la pérdida de la casa, $1 millón por la pérdida de aves, $1
millón por la pérdida de muebles y enseres en las inundaciones; y $1 millón por los
materiales de construcción y mano de obra invertidos en reparaciones de la casa. Lucro
cesante: $200 millones para cada uno de los propietarios por concepto de los ingresos
que dejaron de percibir por la explotación de la actividad económica que desarrollaban,
desde agosto de 1998. Perjuicios morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro
para “cada una de las personas restantes”. Alteración a las condiciones de existencia: $10
millones para el propietario y $5 millones “para cada una de las demás personas”.
SERGIO DE JESÚS GARCÍA VALENCIA, JORGE ALCIDES GIRALDO y
JOSÉ RODRIGO GARCÍA GALEANO. En calidad de copropietarios. Daño
emergente: $1 millón por la pérdida de aves, $1 millón por la pérdida de muebles y
enseres en las inundaciones, y, $1 millón por los materiales de construcción y mano de
obra invertidos en reparaciones de la casa. Lucro cesante: $300 mil mensuales por
concepto del arriendo, $200 mil por concepto de los ingresos que dejaron de percibir por
la explotación de la actividad económica que desarrollaban, desde agosto de 1998.
Perjuicios morales: 100 gramos de oro, para cada uno. Alteración a las condiciones de
existencia: $10 millones, para cada uno.
JOSÉ ALEJANDRO LÓPEZ y MARTA CECILIA OSORIO, en calidad de
propietarios. Daño emergente: $18 millones con ocasión de la pérdida de la casa, $1
millón por la pérdida de aves, $1 millón por la pérdida de muebles y enseres en las
inundaciones y $1 millón por los materiales de construcción y mano de obra invertidos
en reparaciones de la casa. Lucro cesante: $300 mil mensuales por concepto del arriendo
mensual que están teniendo que pagar, $200 mil por concepto de los ingresos que
dejaron de percibir por la explotación de la actividad económica que desarrollaban,
desde agosto de 1998. Perjuicios morales: 100 gramos de oro y 50 gramos de oro puro
para “cada una de las personas restantes”. alteración a las condiciones de existencia, por
el valor de $10 000 000 para el propietario y $5 000 000 “para cada una de las demás
personas”.
2.2.3. También señaló frente a perjuicios ocasionados a personas que adelantaban actividades de
minería que:
Desde época de la colonia ha sido conocido que varios ríos del oriente antioqueño llevan
en sus aguas apreciables cantidades de oro de aluvión. Entre esos ríos se encuentra el
Guatapé, que cruza el municipio de San Rafael. En consecuencia, desde tiempo
inmemorial, los habitantes de esta región han practicado la minería de subsistencia
mediante el llamado barequeo, el cual se realiza en las zonas de baja profundidad de las
aguas del río, conocidas como playas, porque en las zonas profundas el oro, por ser más
pesado que el agua, se va hacia el fondo imposibilitando su extracción.
2.2.4. El 21 de noviembre de 2001, se presentó una nueva solicitud para la integración de otros
miembros al grupo accionante, que eran “accionantes mineros” y otros “accionantes
propietarios”:
CARMEN MARÍA ALZATE RIVERA, en calidad de propietaria y poseedora.
Daño emergente: $35 millones por la pérdida de terreno, enseres domésticos y
destrucción de viviendas, criaderos de gallinas y cerdos, $10 millones por la pérdida de
árboles frutales (aguacate, papaya, caña, naranjos, limón), plátanos. Lucro cesante: $300
mil mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir por la explotación de las
actividades económicas que desarrollaba, $200 mil por la pérdida de la fuente de
alimentos que representaba su huerta casera. Perjuicios morales: Por el valor de 7
SMLMV. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones.
BLANCA OLIVA BURITICÁ, quien obra en nombre propio y en representación
de su hijo JOHN JAVIER RIJA BURITICÁ, LUZ MERY BURITICÁ, MARCO
TULIO, GUILLERMO LEÓN Y MARTHA AUXILIO RIJA BURITICÁ, en
nombre propio y como herederos de Ramón Nonato Rija Daza, en calidad de
poseedores. Daño emergente: $30 millones por la destrucción de la casa de habitación y
la pérdida de terrenos, 30 matas de plátano, 4 palos de aguacate, 1 palo de zapote, una
cochera y otros árboles, la totalidad de muebles y enseres como camas, colchones, y
electrodomésticos. Perjuicios morales: 7 SMLMV para la poseedora y 4 SMLVM para
cada una de las personas restantes. Alteración a las condiciones de existencia: $10
millones para la poseedora y $5 millones para cada una de las demás personas.
BLANCA MARINA CANO CARMONA y LILLIAM, LUZ HELENA, MARY
SOL, OSCAR LUIS Y MARÍA ISABEL ZAPATA CANO, y los menores LISETH
ALEJANDRA y DIEGO ALBERTO VELÁSQUEZ ZAPATA, representados por la
segunda de las mencionadas; CAROLINA Y LAURA GONZÁLEZ ZAPATA
representados por la tercera de las citadas inicialmente; YERSON ANIMES y
JHOAN ALEXANDER AGUIAR ZAPATA representados por la cuarta de las
mencionadas; y ANDRÉS STIVEN ZAPATA CANO y GUSTAVO ALEJANDRO
URIBE ZAPATA, representados por la última, obrando todos como herederos de
OSCAR ZAPATA MUÑOZ y reclamando para la sucesión de éste las
indemnizaciones que el difunto reclamaría para sí mismo. Daño emergente: $15
millones, representados en la pérdida total del terreno, $7 millones por la pérdida de la
construcción empezada, $5 millones por la pérdida de árboles frutales. Perjuicios
morales: 7 SMLMV para la sucesión del propietario y en 4 SMLMV “para cada una de
las personas restantes. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones 000 “para
la sucesión del propietario” y $5 millones “para cada una de las demás personas, ya que
tuvieron que desalojar el predio”.
JESÚS MARÍA CANO RESTREPO y DORIS DEL SOCORRO OCAMPO
TABORDA, actuando en nombre propio y de los menores EDINSON ANDRÉS Y
FRANCY YULIETH CANO OCAMPO, en calidad de copropietarios y poseedores.
Daño emergente: $20 millones. Perjuicios morales: Por el valor de 7 SMLMV para el
propietario y 4 SMLMV “para cada una de las personas restantes”. Alteración a las
condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones para cada una
de las demás personas.
JORGE ALIRIO CANO RESTREPO y LUCERO DEL SOCORRO VANEGAS
QUICENO, actuando en nombre propio y de los menores MARY LUZ, DIANA
LUCERO, JORGE ELIÉCER CANO VANEGAS, MARÍA EDELMIRA
RESTREPO Y NANCY ESTELLA CANO, en calidad de propietarios y
poseedores. Daño emergente: $25 millones por la pérdida de terreno “pérdida que ya
había ocurrido cuando fue reubicado por EPM” y enseres domésticos, criaderos de
gallinas y cerdos, $10 millones por la pérdida de árboles frutales (mangos, naranjos,
guanábanos, limón maracuyá), matas de guadua, plátanos, marranos y aves de corral.
Lucro cesante: $300 mil mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir por
la explotación de las actividades económicas que desarrollaba.
PEDRO CLAVER ESCOBAR MARÍN e HILDA MARÍA RODRÍGUEZ, en
nombre propio y de su hija menor SHIRLEY ESCOBAR RODRÍGUEZ, ANDRÉS,
ADRIANA y NÉSTOR ESCOBAR RODRÍGUEZ, en donde el primero actúa en
calidad de propietario. Daño emergente: $80 millones. Perjuicios morales: 7 SMLMV
para el propietario y 4 SMLMV para cada uno de las demás personas de su familia.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada una de las demás personas de su familia.
FABIOLA MARGARITA ESPINOSA y MARÍA OLINDA USME ESPINOSA
(hijas de MARIA LEONOR ESPINOSA), actuando en nombre propio y la primera
además en representación de los menores JHON ALEXANDER, FABIÁN
ALEJANDRO, WILSON ALFREDO y DIEGO FERLEY MARÍN USME. Daño
emergente: Para cada uno, $5 millones por la pérdida de muebles y enseres. Perjuicios
morales: 4 SMLMV para cada una de estas accionantes. Alteración a las condiciones de
existencia: $5 millones para cada una de estas accionantes.
NEPOMUCENO GANTIVA MORALES y OFELIA DE JESÚS MONTOYA (hija
de MANUEL ADAN MONTOYA). Actuando en nombre propio y de sus hijos
FRANKLIN FERNEY y DUBERY JACKELINE GANTIVA MONTOYA, el
primero en calidad de propietario y poseedor. Daño emergente: $20 millones. Lucro
cesante: $1 millón mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir.
Perjuicios morales: 7 SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las
personas restantes. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el
propietario y $5 millones para cada una de las demás personas.
PEDRO NEL GIRALDO (admitido) solicita que también el pago a ROSA
MIRELLY GÓMEZ VALENCIA. Perjuicios morales: 4 SMLMV. Alteración a las
condiciones de existencia: $5 millones.
JOSÉ ARCÁNGEL GIRALDO SERNA, RAMIRO ANTONIO, LUIS ÁNGEL,
MARÍA EDELMIRA y MARTHA NELLY GIRALDO ESCOBAR, todos actuando
en nombre propio y el primero además en representación de la menor SANDRA
PATRICIA GIRALDO RIVERA. Daño emergente: $35 millones. Perjuicios morales:
7 SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas restantes.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada una de las demás personas.
FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ MARÍN, ROSA AMELIA LÓPEZ DE
GONZÁLEZ y sus hijos mayores LINDELY MARGARITA y MARÍA ELENA
GONZÁLEZ LÓPEZ, actuando en nombre propio y en calidad de copropietarios.
Daño emergente: $100 millones. Lucro cesante: $3 millones mensuales por concepto de
los ingresos que dejó de percibir. Perjuicios morales: 7 SMLMV para el propietario y 4
SMLMV para cada una de las personas restantes. Alteración a las condiciones de
existencia, por la suma: $10 millones para el propietario y $5 millones para cada una de
las demás personas.
RAMÓN ANTONIO GONZÁLEZ, MARTA NELLY CASTRILLÓN y SANDRA
PATRICIA, DIANA MILENA, HENRY ARTURO GONZÁLEZ CASTRILLÓN y
GUILLERMO LEÓN CASTRILLÓN, actuando todos en nombre propio y
BEATRÍZ además en representación del menor DEIBY SANTIAGO ROJAS
CASTRILLÓN, en calidad de habitantes del predio con matrícula 018-11494.
Perjuicios morales: 4 SMLMV para cada una de éstas personas. Alteración a las
condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones para cada una
de éstas personas.
DIEGO DE JESÚS, DANIEL ENELSO, ROSENDO, HERIBERTO y MARÍA
PIEDAD RIVERA GUARÍN, MARÍA OLIVIA GUARÍN DE RIVERA y JESÚS
DANIEL RIVERA GARCÍA, actuando en nombre propio y en representación de
sus hijos menores LUZ HENELIA y GLORIA HELENA RIVERA GUARÍN, en
calidad de propietarios y poseedores. Daño emergente: $60 millones. Lucro cesante:
$2 millones mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir. Perjuicios
morales: 7 SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas
restantes. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y
$5 millones para cada una de las demás personas.
FRANCISCO JAVIER HERNÁNDEZ ALZATE, actuando en nombre propio y en
calidad propietario y poseedor. Daño emergente: $32 millones. Lucro cesante: $500
mil mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir. Perjuicios morales: 7
SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas restantes.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada una de las demás personas.
DAVID DE JESÚS LONDOÑO GIRALDO, MARÍA LEONOR SALAZAR
AGUIRRE, FABÍO NELSON, GREGORIO MAURICIO, ÁNGELA PATRICIA Y
BEATRÍZ ELENA LONDOÑO SALAZAR, los dos primeros en calidad de
copropietarios y poseedores. Daño emergente: $32 millones. Perjuicios morales: 7
SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas restantes.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada una de las demás personas.
ARGEMIRO MARÍN GARCÍA y su esposa MARTHA DEL SOCORRO
AGUDELO MÚNERA, actuando en nombre propio y en representación de sus
hijos menores LINA MARCELA, LEIDY TATIANA, MÓNICA MARÍA, LIDA
JOHANA, NANCY DORA MARÍN AGUDELO, los primeros en calidad de
propietarios y poseedores. Daño emergente: $30 millones. Lucro cesante: $300 mil
mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir. Perjuicios morales: 7
SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas restantes.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada una de las demás personas.
ROBERTO DE JESÚS MARÍN COLORADO y su esposa SOR MARÍA
GIRALDO GUTIÉRREZ, actuando en nombre propio y en representación de la
menor ERIKA MARÍA MARÍN GIRALDO y sus hijos SANDRA MILENA,
HENRY ALBERTO y BERENICE MARÍN GIRALDO, la segunda en calidad de
propietaria y poseedora. Daño emergente: $20 millones. Perjuicios morales: 7
SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas restantes.
Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones
para cada una de las demás personas.
EUGENIA DEL ROSARIO MAZO SEPÚLVEDA, actuando en nombre propio y
en calidad de propietaria. Daño emergente: $90 millones. Lucro cesante: $1 millón
mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir. Perjuicios morales: 7
SMLMV para la propietaria.
MANUEL ADÁN MONTOYA JARAMILLO y MARÍA LEOPOLDA MAYO DE
MONTOYA, actuando en nombre propio y el primero en calidad de propietario.
Daño emergente: $50 millones. Perjuicios morales: 7 SMLMV para el propietario y 4
SMLMV para cada una de las personas restantes. Alteración a las condiciones de
existencia: $10 millones para el propietario y $5 millones para cada una de las demás
personas.
LUÍS ENRIQUE MONTOYA MAYO y LILIA AMPARO CIRO PUERTA,
actuando en nombre propio y en representación de su hija menor DIANA MARÍA
MONTOYA CIRO, el primero además en representación de sus hijos menores
JEISON ANDRÉS MONTOYA RUA Y FABIÁN ANDRÉS MONTOYA
MURILLO y en calidad de propietario. Daño emergente: $20 millones. Perjuicios
morales: 7 SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las personas
restantes. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el propietario y
$5 millones para cada una de las demás personas.
JOSÉ ÁNGEL MORALES y MARÍA ROSILIA DE LOS ÁNGELES ÁLVAREZ
JÍMENEZ, actuando en nombre propio y en representación de sus hijos menores
MARÍA IDALY, ÁLVARO ANDRÉS, FRANKY NORBEY, LEIDY JOHANA y
MANUELA MORALES ÁLVAREZ, el primero en calidad de propietario y
poseedor y, los demás en calidad de habitantes. Daño emergente: $25 millones. Lucro
cesante: $1 millón mensuales por concepto de los ingresos que dejó de percibir.
Perjuicios morales: 7 SMLMV para el propietario y 4 SMLMV para cada una de las
personas restantes. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones para el
propietario y $5 millones para cada una de las demás personas.
ELKÍN DARÍO URREA ESCOBAR y SOREL YANINE COLMENARES
FRANCO, en nombre propio y en calidad de propietario y poseedor. Daño
emergente: $70 millones. Perjuicios morales: 7 SMLMV para el propietario y 4 SMLMV
para cada una de las personas restantes y Alteración a las condiciones de existencia: $10
millones para el propietario y $5 millones para cada una de las demás personas.
ERNEY CAMILO URREA OCAMPO, actuando en calidad de heredero del señor
ORLANDO URREA GIRALDO y representado por MARTHA CECILIA
OCAMPO CEBALLOS. Perjuicios morales: 4 SMLMV. Alteración a las condiciones
de existencia: $5 millones.
LUIS ELPIDIO VELÁSQUEZ MORENO (colinda con JULIA EVA OSORNO), en
calidad de propietario y poseedor. Daño emergente: $25 millones. Perjuicios morales:
7 SMLMV. Alteración a las condiciones de existencia: $10 millones.
2.2.5. Partiendo de los testimonios, EPM ha ocasionado los perjuicios cuya indemnización se
reclama con base en los siguientes hechos:
E.P.M. construyó la central hidroeléctrica de Guatapé, la cual entró en operación por
etapas entre 1972 y 1980. Construyó además el embalse de playas, que fue llenado en 1987 y
la central de Jaguas (propiedad de ISA) que entró en operación en 1988. La central de
Guatapé descarga sus aguas sobre el río del mismo nombre, aguas arriba del casco urbano
del municipio de San Rafael y la central de Playas fue construida aguas abajo de dicho
municipio. La central de Jaguas por su parte vierte su descarga al mismo río aguas abajo
del mencionado casco urbano. Ocasionando con lo anterior el aumento del caudal, de las
fuerzas hidráulicas y de la velocidad de la corriente, cuyo resultado final es la aceleración
de la rata de erosión por socavación de las orillas, el cambio sectorial del curso del cuerpo
de agua, la colmatación de su cauce y la alteración del patrón de erosión -sedimentación
natural del río […] Es de aclarar que las aguas que caen aguas abajo del casco urbano
también afectan a éste porque elevan el nivel de las aguas del río ocasionando reflujo de las
aguas. A su vez el aumento del nivel de las aguas del río ocasiona reflujo en las quebradas
que desembocan al río aumentando a su vez el nivel de éstas y ocasionando también
terribles daños, que resumimos a continuación.
2.2.6. Haciendo referencia a los mineros, la demanda advierte que estaban ejerciendo tal
actividad desde años atrás con el oro de aluvión en las áreas pandas del río Guatapé, pero que
con el aumento del caudal del río, los ingresos percibidos con esa actividad habían disminuido
ostensiblemente. Pues, era común extraer “el equivalente a dos salarios mínimos mensuales
legales vigentes. Pero tales ingresos se han reducido a la mitad, es decir, a un salario mínimo
mensual, debido al paulatino aumento del caudal del río ya que al ir el oro al fondo de las aguas
se hace más difícil de extraer con el sistema de barequeo. Y, por otra parte, EPM destinó
vigilantes que permanentemente dificultan la labor de los mineros.
2.2.7. Adicionalmente, EPM construyo casas para los damnificados, pero de inferior calidad, y
“dejó por fuera a todos los que hacen parte en este proceso. Por su lado, la indemnización a los
mineros, no les alcanzó para sus gastos menores, y sufrieron “por el resto de su vida”.
3. Problema jurídico
El desbordamiento en varias ocasiones del Río Guatapé, cuyo afluente atraviesa varios
municipios que atraviesa varios municipios en el Departamento de Antioquia. Tales
desbordamientos han generado estragos en las viviendas de los pobladores del Municipio de San
Rafael e impidiendo la actividad de la minería de barequeo ejercida por otros tantos. Los
propietarios, poseedores y mineros, alegan que dichos desbordamientos se deben al vertimiento
de las aguas provenientes de la central hidroeléctrica de Guatapé, puesta en marcha por
Empresas Públicas de Medellín.
Ante esto, determinar si existía en este caso, una responsabilidad establecida según el régimen
aplicable para el caso concreto. Por ello, el Consejo de Estado analizó si la empresa demandada,
generó un riesgo anormal e inusual para la comunidad de San Rafael, como es el caso de esta
demanda constitucional de acción de grupo.
En consecuencia, el Consejo de Estado debió establecer si le asistía razón a la parte demandada,
respecto de la presencia de la causal eximente de responsabilidad, consistente en el hecho de un
tercero por las actividades de pastoreo, el uso de mini dragas en la actividad de extracción
minera y los vertimientos de aguas de la Central de Jaguas al Río Guatapé, propiedad de
Interconexión Eléctrica S.AISA y/o la fuerza mayor por los cambios naturales morfológicos del
río y las fuertes lluvias presentadas en el Municipio de San Rafael. Así mismo, debió revisar si se
había se podían considerar víctimas a los demandantes. Ya que, los pobladores que habitaban las
cercanías del río decidieron asentarse allí incluso con posterioridad a la primera gran inundación,
asumiendo así por su propia cuenta el riesgo que esto implicaba para ellas y sus familias.
Adicionalmente, el Consejo de Estado debió definir si en este caso se produjo la caducidad de la
acción de grupo, como lo sostenía EPM, en tanto transcurrieron dos años desde la producción del
resultado dañoso. Esto es, la primera gran inundación acaecida en el año 1987, evento que daría
lugar al rechazo de las pretensiones del líbelo de la demanda, o si el daño se mantiene en el
tiempo, toda vez que la hidroeléctrica sigue en funcionamiento y han ocurrido inundaciones
posteriores, con lo cual se debe aplicar el criterio de cesación de la acción vulneraste causante
del daño.
Por último, el Consejo de Estado se debía decidir si se inclinaba por condenar a la parte
demandada. Ante esto, surgirían nuevos problemas jurídicos relativos a la liquidación de los
perjuicios solicitados.
4. Normas jurídicas relevantes para el caso
4.1. DECRETO 2811 DE 1974
Por el cual se dicta el Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección al
Medio Ambiente
ARTICULO 83. Salvo derechos adquiridos por particulares, son bienes inalienables e
imprescindibles del Estado:
[…]
d). Una faja paralela a la línea de mareas máximas o a la del cauce permanente de ríos y
lagos, hasta de treinta metros de ancho;
[…]
Artículo 56º.- Inciso modificado por el art. 5, Ley 2 de 1991. Los alcaldes y el Intendente de
San Andrés y Providencia procederán a levantar, en el término máximo de seis (6) meses
contados a partir de la vigencia de la presente Ley, un inventario de los asentamientos humanos
que presenten altos riesgos para sus habitantes, en razón a su ubicación en sitios anegadizos, o
sujetos a derrumbes y deslizamientos, o que de otra forma presenten condiciones insalubres para
la vivienda y reubicarán a estos habitantes en zonas apropiadas, con la participación del Instituto
de Crédito Territorial. Además, tomarán todas las medidas y precauciones necesarias para que el
inmueble desocupado no vuelva a ser usado para vivienda humana. Ver el literal a) del art. 80,
Ley 9 de 1989
Se podrán adquirir los inmuebles y mejoras de las personas a ser reubicadas, mediante
enajenación voluntaria directa o mediante expropiación, en los términos de la presente Ley.
Cuando se trate de la enajenación voluntaria directa, se podrá prescindir de las inscripciones en
el folio de matrícula inmobiliaria de que trata el artículo 13 de esta Ley. Los inmuebles y
mejoras así adquiridos podrán ser recibidos en pago de los inmuebles donde fueren reubicados
los habitantes. Adquirido el inmueble, pasará a ser un bien de uso público bajo la administración
de la entidad que lo adquirió.
Si los habitantes de inmuebles ubicados en sitios de alto riesgo rehúsan abandonar el sitio,
corresponderá al alcalde o al Intendente de San Andrés y Providencia ordenar la desocupación
con el concurso de las autoridades de policía, y la demolición de las edificaciones afectadas. Esta
orden se considerará, para todos los efectos, como una orden policiva en los términos del Código
Nacional de Policía.
Las multas de que trata el numeral 9 del artículo 2 del Decreto-Ley 78 de 1987 ingresarán al
tesoro de la entidad que las hubiere impuesto y se destinarán para financiar los programas de
reubicación de los habitantes en zonas de alto riesgo.
Las autoridades que incumplieren las obligaciones que se les impone en el presente artículo,
incurrirán en el delito de prevaricato por omisión previsto en el artículo 150 del Código Penal,
sin que respecto de ellos proceda el beneficio de excarcelación.
ARTICULO 51. Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna. El Estado fijará las
condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho y promoverá planes de vivienda de
interés social, sistemas adecuados de financiación a largo plazo y formas asociativas de
ejecución de estos programas de vivienda
ARTICULO 88. La ley regulará las acciones populares para la protección de los derechos e
intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y la salubridad
públicos, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia económica y otros de similar
naturaleza que se definen en ella.
También regulará las acciones originadas en los daños ocasionados a un número plural de
personas, sin perjuicio de las correspondientes acciones particulares.
Así mismo, definirá los casos de responsabilidad civil objetiva por el daño inferido a los
derechos e intereses colectivos.
ARTICULO 90. El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.
1. El proceso de desarrollo económico y social del país se orientará según los principios
universales y del desarrollo sostenible contenidos en la Declaración de Río de Janeiro de junio de
1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo.
2. La biodiversidad del país, por ser patrimonio nacional y de interés de la humanidad, deberá ser
protegida prioritariamente y aprovechada en forma sostenible.
3. Las políticas de población tendrán en cuenta el derecho de los seres humanos a una vida
saludable y productiva en armonía con la naturaleza.
4. Las zonas de páramos, subpáramos, los nacimientos de agua y las zonas de recarga de
acuíferos serán objeto de protección especial.
5. En la utilización de los recursos hídricos, el consumo humano tendrá prioridad sobre cualquier
otro uso.
9. La prevención de desastres será materia de interés colectivo y las medidas tomadas para evitar
o mitigar los efectos de su ocurrencia serán de obligatorio cumplimiento.
10. La acción para la protección y recuperación ambientales del país es una tarea conjunta y
coordinada entre el Estado, la comunidad, las organizaciones no gubernamentales y el sector
privado. El Estado apoyará e incentivará la conformación de organismos no gubernamentales
para la protección ambiental y podrá delegar en ellos algunas de sus funciones.
11. Los estudios de impacto ambiental serán el instrumento básico para la toma de decisiones
respecto a la construcción de obras y actividades que afecten significativamente el medio
ambiente natural o artificial.
12. El manejo ambiental del país, conforme a la Constitución Nacional, será descentralizado,
democrático, y participativo.
13. Para el manejo ambiental del país, se establece un Sistema Nacional Ambiental, SINA, cuyos
componentes y su interrelación definen los mecanismos de actuación del Estado y la sociedad
civil.
14. Las instituciones ambientales del Estado se estructurarán teniendo como base criterios de
manejo integral del medio ambiente y su interrelación con los procesos de planificación
económica, social y física.
1) Ejecutar las políticas, planes y programas nacionales en materia ambiental definidos por la ley
aprobatoria del Plan Nacional de Desarrollo y del Plan Nacional de Inversiones o por el
Ministerio del Medio Ambiente, así como los del orden regional que le hayan sido confiados
conforme a la ley, dentro del ámbito de su jurisdicción;
2) Ejercer la función de máxima autoridad ambiental en el área de su jurisdicción, de acuerdo
con las normas de carácter superior y conforme a los criterios y directrices trazadas por el
Ministerio del Medio Ambiente;
6) Celebrar contratos y convenios con las entidades territoriales, otras entidades públicas y
privadas y con las entidades sin ánimo de lucro cuyo objeto sea la defensa y protección del
medio ambiente y los recursos naturales renovables, con el fin de ejecutar de mejor manera
alguna o algunas de sus funciones, cuando no correspondan al ejercicio de funciones
administrativas;
10) Fijar en el área de su jurisdicción, los límites permisibles de emisión, descarga, transporte o
depósito de sustancias, productos, compuestos o cualquier otra materia que puedan afectar el
medio ambiente o los recursos naturales renovables y prohibir restringir o regular la fabricación,
distribución, uso disposición o vertimiento de sustancias causantes de degradación ambiental.
Estos límites, restricciones y regulaciones en ningún caso podrán ser menos estrictos que los
definidos por el Ministerio del Medio Ambiente.
11) Ejercer las funciones de evaluación, control y seguimiento ambiental de las actividades de
exploración, explotación, beneficio, transporte, uso y depósito de los recursos naturales no
renovables, incluida la actividad portuaria con exclusión de las competencias atribuidas al
Ministerio del Medio Ambiente, así como de otras actividades, proyectos o factores que generen
o puedan generar deterioro ambiental. Esta función comprende la expedición de la respectiva
licencia ambiental. Las funciones a que se refiere este numeral serán ejercidas de acuerdo con el
artículo 58 de esta Ley.
12) Ejercer las funciones de evaluación, control y seguimiento ambiental de los usos del agua, el
suelo, el aire y los demás recursos naturales renovables, lo cual comprenderá el vertimiento,
emisión o incorporación de sustancias o residuos líquidos, solidos y gaseosos, a las aguas en
cualquiera de sus formas, al aire o a los suelos, así como los vertimientos o emisiones que
puedan causar daño o poner en peligro el normal desarrollo sostenible de los recursos naturales
renovables o impedir u obstaculizar su empleo para otros usos, estas funciones comprenden
expedición de las respectivas licencias ambientales, permisos concesiones, autorizaciones y
salvoconductos;
13) Recaudar, conforme a la ley, las contribuciones, tasa, derechos, tarifas y multas por concepto
del uso y aprovechamiento de los recursos naturales renovables, fijar su monto en el territorio de
su jurisdicción con base en las tarifas mínimas establecidas por el Ministerio del Medio
Ambiente;
15) Administrar, bajo la tutela del Ministerio del Medio Ambiente las áreas del Sistemas de
Parques Nacionales que ese Ministerio les delegue. Esta administración podrá hacerse con la
participación de las entidades territoriales y de la sociedad civil.
16) Reservar, alinderar, administrar o sustraer, en los términos y condiciones que fijen la ley y
los reglamentos, los distritos de manejo integrado, los distritos de conservación de suelos, las
reservas forestales y parques naturales de carácter regional, y reglamentar su uso y
funcionamiento. Administrar las Reservas Forestales Nacionales en el área de su jurisdicción.
17) Imponer y ejecutar a prevención y sin perjuicio de las competencias atribuidas por la ley a
otras autoridades, las medidas de policía y las sanciones previstas en la ley, en caso de violación
a las normas de protección ambiental y de manejo de recursos naturales renovables y exigir, con
sujeción a las regulaciones pertinentes, la reparación de daños causados;
18) Ordenar y establecer las normas y directrices para el manejo de las cuencas hidrográficas
ubicadas dentro del área de su jurisdicción, conforme a las disposiciones superiores y a las
políticas nacionales;
19) Promover y ejecutar obras de irrigación, avenamiento, defensa contra las inundaciones,
regulación de cauces y corrientes de agua, y de recuperación de tierras que sean necesarias para
la defensa, protección y adecuado manejo de cuencas hidrográficas del territorio de su
jurisdicción, en coordinación con los organismos directores y ejecutores del Sistema Nacional de
Adecuación de Tierras, conforme a las disposiciones legales y a las previsiones técnicas
correspondientes;
Cuando se trate de obras de riego y avenamiento que de acuerdo con las normas y reglamentos
requieran de Licencia Ambiental, ésta deberá ser expedida por el Ministerio del Medio
Ambiente.
20) Ejecutar, administrar, operar y mantener en coordinación con las entidades territoriales,
proyectos, programas de desarrollo sostenible y obras de infraestructura cuya realización sea
necesaria para la defensa y protección o para la descontaminación o recuperación del medio
ambiente y los recursos naturales renovables;
21) Adelantar en coordinación con las autoridades de las comunidades indígenas y con las
autoridades de las tierras habitadas tradicionalmente por comunidades negras, a que se refiere la
Ley 70 de 1993, programas y proyectos de desarrollo sostenible y de manejo, aprovechamiento,
uso y conservación de los recursos naturales renovables y del medio ambiente;
24) Transferir la tecnología resultante de las investigaciones que adelanten las entidades de
investigación científica y de apoyo técnico del nivel nacional que forman parte del Sistema
Nacional Ambiental (SINA) y prestar asistencia técnica a entidades públicas y privadas y a los
particulares, acerca del adecuado manejo de los recursos naturales renovables y la preservación
del medio ambiente, en la forma que lo establezcan los reglamentos y de acuerdo con los
lineamientos fijados por el Ministerio del Medio Ambiente;
25) Imponer, distribuir y recaudar las contribuciones de valorización con que haya de grabarse la
propiedad inmueble, por razón de la ejecución de obras públicas por parte de la Corporación;
fijar los demás derechos cuyo cobro pueda hacer conforme a la ley;
26) Asesorar a las entidades territoriales en la elaboración de proyectos en materia ambiental que
deban desarrollarse con recursos provenientes del Fondo Nacional de Regalías o con otros de
destinación semejante;
27) Adquirir bienes de propiedad privada y los patrimoniales en las entidades de derecho público
y adelantar ante el juez competente la expropiación de bienes, una vez surtida la etapa de
negociación directa, cuando ello sea necesario para el cumplimiento de sus funciones o para la
ejecución de obras o proyectos requeridos para el cumplimiento de las mismas, e imponer las
servidumbres a que haya lugar, conforme a la ley;
29) Apoyar a los concejos municipales, a las asambleas departamentales y a los concejos de las
entidades territoriales indígenas en las funciones de planificación que les otorga la Constitución
Nacional;
30) Las demás que anteriormente estaban atribuidas a otras autoridades, en materia de medio
ambiente y recursos naturales renovables, dentro de sus respectivos ámbitos de competencia, en
cuanto no pugnen con las atribuidas por la Constitución Nacional a las entidades territoriales, o
sean contrarias a la presente ley o a las facultades de que ella inviste al Ministerio del Medio
Ambiente.
31) Sin perjuicio de las atribuciones de los municipios y distritos en relación con la zonificación
y el uso del suelo, de conformidad con lo establecido en el artículo 313 numeral séptimo de la
Constitución Nacional, las Corporaciones Autónomas Regionales establecerán las normas
generales y las densidades máximas a las que se sujetarán los propietarios de vivienda en áreas
suburbanas y en cerros y montañas, de manera que se protejan el medio ambiente y los recursos
naturales. No menos del 70% del área a desarrollar en dichos proyectos se destinará a la
conservación de la vegetación nativa existente.
PARÁGRAFO 3. Cuando una Corporación Autónoma Regional tenga por objeto principal la
defensa y protección del medio ambiente urbano, podrá adelantar con las administraciones
municipales o distritales programas de adecuación de áreas urbanas en zonas de alto riesgo, tales
como control de erosión, manejo de cauces y reforestación; así mismo podrá administrar,
manejar, operar y mantener las obras ejecutadas o aquellas que le aporten o entreguen los
municipios o distritos para esos efectos;
ARTÍCULO 47. CADUCIDAD. Sin perjuicio de la acción individual que corresponda por la
indemnización de perjuicios, la acción de grupo deberá promoverse dentro de los dos (2) años
siguientes a la fecha en que se causó el daño o cesó la acción vulnerante causante del mismo.
ARTICULO 48. TITULARES DE LAS ACCIONES. Podrán presentar acciones de grupo las
personas naturales o jurídicas que hubieren sufrido un perjuicio individual conforme lo establece
el artículo 47.
El Defensor del Pueblo, los Personeros Municipales y Distritales podrán, sin perjuicio del
derecho que asiste a los interesados, interponer acciones de grupo en nombre de cualquier
persona que se lo solicite o que se encuentre en situación de desamparo o indefensión. En este
caso será parte en el proceso judicial junto con los agraviados.
PARAGRAFO. En la acción de grupo el actor o quien actúe como demandante, representa a las
demás personas que hayan sido afectadas individualmente por los hechos vulnerantes, sin
necesidad de que cada uno de los interesados ejerza por separado su propia acción, ni haya
otorgado poder.
[…]
a) Las indemnizaciones individuales de quienes formaron parte del proceso como integrantes del
grupo, según la porcentualización que se hubiere precisado en el curso del proceso. El Juez podrá
dividir el grupo en subgrupos, para efectos de establecer y distribuir la indemnización, cuando lo
considere conveniente por razones de equidad y según las circunstancias propias de cada caso;
b) Las indemnizaciones correspondientes a las solicitudes que llegaren a presentar
oportunamente los interesados que no hubieren intervenido en el proceso y que reúnan los
requisitos exigidos por el Juez en la sentencia.
Todas las solicitudes presentadas oportunamente se tramitarán y decidirán conjuntamente
mediante Acto Administrativo en el cual se reconocerá el pago de la indemnización previa
comprobación de los requisitos exigidos en la sentencia para demostrar que forma parte del
grupo en cuyo favor se decretó la condena.
Cuando el estimativo de integrantes del grupo o el monto de las indemnizaciones fuere inferior a
las solicitudes presentadas, el Juez o el Magistrado podrá revisar, por una sola vez, la
distribución del monto de la condena, dentro de los veinte (20) días siguientes contados a partir
del fenecimiento del término consagrado para la integración al grupo de que trata el artículo 61
de la presente ley. Los dineros restantes después de haber pagado todas las indemnizaciones
serán devueltos al demandado.
5. La liquidación de las costas a cargo de la parte vencida, teniendo en cuenta las expensas
necesarias para la publicación del extracto de la sentencia.
6. La liquidación de los honorarios del abogado coordinador, que corresponderá al diez por
ciento (10%) de la indemnización que obtengan cada uno de los miembros del grupo que no
hayan sido representados judicialmente.
ARTICULO 86. VIGENCIA. La presente ley rige un año después de su promulgación y deroga
todas las disposiciones que le sean contrarias, y expresamente los trámites y procedimientos
existentes en otras normas sobre la materia.
ARTÍCULO 14. LOS ALCALDES EN EL SISTEMA NACIONAL. Los alcaldes como jefes
de la administración local representan al Sistema Nacional en el Distrito y el municipio. El
alcalde, como conductor del desarrollo local, es el responsable directo de la implementación de
los procesos de gestión del riesgo en el distrito o municipio, incluyendo el conocimiento y la
reducción del riesgo y el manejo de desastres en el área de su jurisdicción.
5. Ratio Decidendi
Inicialmente, no se le puede desconocer la responsabilidad legal de la Alcaldía Municipal de
San Rafael, la Gobernación de Antioquia y la Corporación Autónoma Regional de las
cuencas de los ríos Negro y Nare (CORNARE) en la solución del conflicto descrito
anteriormente. Pues, estas entidades pese a no hacer parte del mismo, pudieron intervenir
preventivamente delimitando la faja de ronda hidráulica del río Guatapé y procedieran a reubicar
a los pobladores en evitar la situación vivida por los damnificados cuyos predios e inmuebles se
encontraban en la zona de alto riesgo por inundación y que seguían expuestos a ese peligro.
Ya que, CORNARE es la autoridad ambiental en el área de su jurisdicción, de acuerdo con las
normas de carácter superior y conforme a los criterios y directrices trazadas por el Ministerio del
Medio Ambiente. Entre sus funciones, según el Artículo 31 de la Ley 99 de 1993, se encuentran
aquellas en materia de prevención de desastres, concretamente la definición de criterios dirigidos
a evitar que las llanuras de inundación generen riesgos a los habitantes del municipio de su
jurisdicción y la creación e implementación de programas, en conjunto con la administración
municipal, para la adecuación de áreas urbanas en zonas de alto riesgo, tales como control de
erosión, manejo de cauces y reforestación. Además, la Ley 1450 de 2011, bajo el capítulo de
Sostenibilidad ambiental y prevención del riesgo, consagra: “Artículo 206. Rondas hídricas.
Corresponde a las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible, los
Grandes Centros Urbanos y los Establecimientos Públicos Ambientales efectuar, en el área de
su jurisdicción y en el marco de sus competencias, el acotamiento de la faja paralela a los
cuerpos de agua a que se refiere el literal d) del artículo 83 del Decreto-ley 2811 de 1974 y el
área de protección o conservación aferente, para lo cual deberán realizar los estudios
correspondientes, conforme a los criterios que defina el Gobierno Nacional.”
Pues, son principios esenciales para la actuación ambiental en el ordenamiento territorial y el
manejo de llanuras de inundación, la protección de la vida humana, la prevención de desastres, la
sostenibilidad de los recursos En lo que refiere a la Alcaldía Municipal de San Rafael, consagra
la Ley 9ª de 1989 “por la cual se dictan normas sobre planes de desarrollo municipal,
compraventa y expropiación de bienes y se dictan otras disposiciones”, modificado por la Ley 2ª
de 1991:
Artículo 56º.- A partir de la vigencia de la presente Ley, los alcaldes y el intendente de San Andrés y
Providencia levantarán y mantendrán actualizado un inventario de las zonas que presenten altos
riesgos para la localización de asentamientos humanos por ser inundables o sujetas a derrumbes o
deslizamientos, o que de otra forma presenten condiciones insalubres para la vivienda. Esta función se
adelantará con la asistencia y aprobación de las oficinas locales de planeación o en su defecto con la
correspondiente oficina de planeación departamental, comisarial o intendencial, los alcaldes y el
Intendente de San Andrés y Providencia con la colaboración de las entidades a que se refiere el
Decreto 919 de 1989, adelantarán programas de reubicación de los habitantes o procederán a
desarrollar las operaciones necesarias para eliminar el riesgo en los asentamientos localizados en
dichas zonas. Mientras subsistan asentamientos humanos en las zonas de alto riesgo los inmuebles a
los cuales se declare extinción de dominio en aplicación del literal a) del artículo 80 o declarados de
utilidad pública, o interés social en desarrollo de los literales b) y d) del artículo 10, sólo podrán
destinarse a la reubicación de los habitantes que a la vigencia de la presente Ley se encuentren
localizados en zonas de alto riesgo. Los funcionarios públicos responsables que no den cumplimiento
a lo dispuesto en este inciso incurrirán en causal de mala conducta. Cualquier ciudadano podrá
presentar al alcalde o intendente la iniciativa de incluir en el inventario una zona o asentimiento
determinado. Se podrán adquirir los inmuebles y mejoras de las personas a ser reubicadas, mediante
enajenación voluntaria directa o mediante expropiación, en los términos de la presente Ley.
Cuando se trate de la enajenación voluntaria directa, se podrá prescindir de las inscripciones en el
folio de matrícula inmobiliaria de que trata el artículo 13 de esta Ley. Los inmuebles y mejoras así
adquiridos podrán ser recibidos en pago de los inmuebles donde fueren reubicados los habitantes.
Adquirido el inmueble, pasará a ser un bien de uso público bajo la administración de la entidad que lo
adquirió.
Si los habitantes de inmuebles ubicados en sitios de alto riesgo rehúsan abandonar el sitio,
corresponderá al alcalde o al intendente de San Andrés y Providencia ordenar la desocupación con el
concurso de las autoridades de policía, y la demolición de las edificaciones afectadas. Esta orden se
considerará, para todos los efectos, como una orden policiva en los términos del Código Nacional
de Policía. Las multas de que trata el numeral 9 del artículo 2 del Decreto-Ley 78 de 1987 ingresarán
al tesoro de la entidad que las hubiere impuesto y se destinarán para financiar los programas de
reubicación de los habitantes en zonas de alto riesgo.
Las autoridades que incumplieren las obligaciones que se les impone en el presente artículo,
incurrirán en el delito de prevaricato por omisión previsto en el artículo 150 del Código Penal, sin
que respecto de ellos proceda el beneficio de excarcelación .
En virtud lo anterior, y de que el río Guatapé es el principal recurso hídrico del municipio de
San Rafael y que junto con sus afluentes principales como son el río Arenal, río Churimo y
río Bizcocho representan los elementos naturales con mayor valor por parte de esa población,
sumado al hecho de que los habitantes del Municipio de San Rafael que habitan o tienen
locales en la zona de alto riesgo de ese río han sufrido estragos en sus casas por las
inundaciones, viéndose afectados en su derecho fundamental a la vivienda digna, se exhortará
a CORNARE para que realicen los estudios y diagnóstico de acotamiento de la faja paralela
a los cuerpos de agua a que se refiere el literal d) del Artículo 83 del Decreto-ley 2811 de
1974 y el área de protección o conservación aferente, y a la alcaldía municipal para que dé
aplicación a las normas estudiadas e identifique las viviendas o locales comerciales ubicados
en zonas de peligro de inundación del río Guatapé, con la intención de iniciar programas de
reubicación a favor de esos habitantes y de adquirir sus inmuebles mediante enajenación
voluntaria directa o mediante fundamental a la vivienda digna, se exhortará a CORNARE
para que el realicen los estudios y diagnóstico de acotamiento de la faja paralela a los cuerpos
de agua a que se refiere el literal d) del artículo 83 del Decreto-ley 2811 de 1974 y el área
de protección o conservación aferente, y a la alcaldía municipal para que dé aplicación a las
normas estudiadas e identifique las viviendas o locales comerciales ubicados en zonas de
peligro de inundación del río Guatapé, con la intención de iniciar programas de reubicación a
favor de esos habitantes y de adquirir sus inmuebles mediante enajenación voluntaria directa
o mediante expropiación, según los términos de la Ley 9ª de 1989, o proceder a desarrollar las
operaciones necesarias para eliminar el riesgo en los asentamientos localizados en dichas
zonas.
También se resalta que dentro de los principios generales que debe seguir la política
ambiental colombiana, señala la Ley 99 de 1993, que “la prevención de desastres será
materia de interés colectivo y las medidas tomadas para evitar o mitigar los efectos de su
ocurrencia serán de obligatorio cumplimiento”. En esa misma línea, la Ley 1523 de 2012,
“Por la cual se adopta la política nacional de gestión del riesgo de desastres y se establece
el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres y se dictan otras disposiciones”,
establece que el riesgo de desastres “corresponde a los daños o pérdidas potenciales que
pueden presentarse debido a los eventos físicos peligrosos de origen natural, ocio-natural
tecnológico, biosanitario o humano no intencional, en un período de tiempo específico y que
son determinados por la vulnerabilidad de los elementos expuestos; por consiguiente el
riesgo de desastres se deriva de la combinación de la amenaza y la vulnerabilidad.”
En tanto la amenaza ha sido identificada en el presente fallo como el aumento de las aguas en
el río Guatapé por los vertimientos de la central de propiedad de EPM y los procesos de
erosión y socavación del río desde la instalación y puesta en funcionamiento de la represa,
causantes de los desbordamientos de ese cuerpo de agua, y la vulnerabilidad ha sido asociada
con la susceptibilidad económica, social y ambiental de la comunidad de San Rafael de ser
afectada y de sufrir efectos adversos en caso de que esos desbordamientos se presenten
nuevamente, se exhortará al Alcalde de San Rafael, como conductor del sistema nacional en
su nivel territorial, “responsable directo de la implementación de los procesos de gestión del
riesgo en el distrito o municipio” (Artículo 14), y al Gobernador de Antioquia, quien tiene el
deber de “responder por la implementación de los procesos de conocimiento y reducción del
riesgo y de manejo de desastres en el ámbito de su competencia territorial” (Artículo 13) y
“de poner en marcha y mantener la continuidad de los procesos de gestión del riesgo de
desastres en su territorio, así como integrar en la planificación del desarrollo departamental,
acciones estratégicas y prioritarias en materia de gestión del riesgo, especialmente a través del
plan de desarrollo departamental y demás instrumentos de planificación bajo su
responsabilidad” (párrafo 1, artículo 13), para que en forma conjunta y con la participación de
la CORNARE, en atención a sus competencias en materia de prevención de desastres,
procuren, en caso de que aún no lo hayan hecho:
Desarrollar medidas correctivas mediante acciones de mitigación de las condiciones de
riesgo existente, diseñar e implementar acciones de recuperación, esto es, de rehabilitación
y reconstrucción y disponer de todas las gestiones administrativas, técnicas y
presupuestales pertinentes para la ejecución de las obras necesarias en los puntos críticos
del río Guatapé. Es deseable que puedan identificar si dichas medidas deben ser
incorporadas en otros municipios distintos a San Rafael, por donde transcurre el río
Guatapé.
El Gobernador de Antioquia y el Alcalde de San Rafael podrán acudir al apoyo de los
Comités Nacionales para la Gestión del Riesgo (Artículo 19) instancias de asesoría,
planeación y seguimiento destinadas a garantizar la efectividad y articulación de los
procesos de conocimiento, de reducción del riesgo y de manejo de desastres, bajo la
dirección de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres.
De otro lado, en aras de asegurar la igualdad entre los actores y aquellos habitantes del
Municipio de San Rafael a quienes EPM compró sus inmuebes en el curso de
negociaciones privadas y de evitar que daños generados con nuevas inundaciones lleguen
a los estrados judiciales, se exhortará a EPM para que proceda a adelantar las
negociaciones con los actores de esta acción de grupo, y con otros posibles habitantes del
Municipio de San Rafael, dirigidas a la compra de los inmuebles afectados por las
inundaciones, o a la permuta de dichos bienes por otros de similares dimensiones ubicados
en lugares de riesgo cero, como lo dispone el Artículo 56 sobre la enajenación
voluntaria directa de la Ley 9ª de 1989 “por la cual se dictan normas sobre planes de
desarrollo municipal, compraventa y expropiación de bienes y se dictan otras
disposiciones”.
6. Regla Jurisprudencial
6.1. “Hecho generador del daño” como elemento inicial para el conteo del término de
caducidad.
“La acción de grupo tiene un término de caducidad de dos años, vencido el cual ya no es posible
acudir a la jurisdicción en ejercicio de la misma. El artículo 47 de la Ley 472 de 1998 establece:
“Caducidad. Sin perjuicio de la acción individual que corresponda por la indemnización de
perjuicios, la acción de grupo deberá promoverse dentro de los dos (2) años siguientes a la fecha
en que se causó el daño o cesó la acción vulnerante causante del mismo.”
De acuerdo con la norma transcrita, existen dos momentos para iniciar el conteo de los 2 años
para declarar la caducidad de la acción. El primero corresponde a la fecha en que se causó el
daño, el cual se aplica cuando el hecho generador del mismo consistió en uno o varios eventos
que se agotan en su misma ejecución (Consejo de Estado, Sección Tercera, 16 de junio de
2005, Rad. n.° 73001-23-31-000-2002-00003-01(AG), C. P. Alier Eduardo Hernández
Enríquez. Consejo de Estado, Sección Tercera, 13 de febrero de 2006, Rad. n.° 76001-23-
31-000-2002-04789-01(AG), C. P. Germán Rodríguez Villamizar), por ejemplo, la lesión de
un grupo de personas por la explosión de una granada de dotación oficial. El segundo es el
momento en que cesó la “acción vulnerante causante” del daño, y se utiliza cuando dicha acción
se prolonga en el tiempo como consecuencia de una actividad permanente, sucesiva o continua
del agente (Consejo de Estado, Sección Primera, 16 de agosto de 2001, n.° 73001-23-31-000-
2002-00003-01(AG), C. P. Manuel Santiago Urueta Ayola), por ejemplo, cuando hay un
vertimiento periódico de residuos tóxicos en un río que afecta la salud de una población cercana
(Consejo de Estado, Sección Tercera, 22 de febrero de 2007, Rad. n.°: 5200123310002003
(AG–1869) 01, C. P. Ramiro Saavedra Becerra).
Las inquietudes que se pueden presentar respecto de la norma están dirigidas, principalmente, a
esclarecer el siguiente interrogante:
1. ¿A qué equivalen la causa del daño y la acción vulnerante causante dentro de los
elementos de la responsabilidad?
La Sala constata que el Consejo de Estado ha reiterado, a través de los pronunciamientos
de las diferentes secciones, que el elemento que se debe tomar como punto de inicio del
conteo del término de caducidad es el “hecho generador del daño” (Consejo de Estado,
Sección Primera, 16 de agosto de 2001, Rad. n.° 73001-23-31-000-2002-00003-
01(AG), C. P. Manuel Santiago Urueta Ayola; Consejo de Estado, Sección Quinta, 5
de junio de 2003, Rad. n.° 25000-23-25-000-2002-0011-02(AG), C. P. María Nohemí
Hernández Pinzón; Consejo de Estado, Sección Tercera, 13 de febrero de 2006,
Rad. n.° 76001-23-31-000-2002-04789-01(AG), C. P. Germán Rodríguez
Villamizar), noción equivalente a la causa del daño o a la “acción vulnerante causante”
en los términos del Artículo 47 citado.
2. ¿Cómo se diferencian en la práctica ésos dos aspectos para el inicio del conteo del
término de caducidad?
Esta Corporación ha intentado evitar las confusiones que se pueden presentar entre los
dos momentos enunciados para iniciar el plazo de caducidad. Con tal propósito ha
señalado que el hecho de que el daño se agrave con el tiempo no significa que éste tenga
el carácter de continuado o sucesivo, pues ello conllevaría a prolongar indefinidamente
el término para presentar la demanda.
En cuanto al fondo del auto impugnado, la Sala dejó sentado que para efectos de la
caducidad “se debe tomar como referencia el hecho generador de los supuestos
perjuicios reclamados en la demanda, y no las consecuencias del mismo”, y que
diferente es el caso de la afectación de los derechos o intereses reclamados en la
demanda por causa de una actividad permanente de un agente determinado, público o
privado, en el cual se daría la hipótesis que aduce el recurrente, esto es, la de contar el
término de caducidad a partir de la fecha en que cesó la acción vulnerante causante del
daño (Consejo de Estado, Sección Primera, 16 de agosto de 2001, Rad. n.° 73001-23-
31-000-2002-00003-01(AG), C. P. Manuel Santiago Urueta Ayola).
En el mismo sentido, la Sección Tercera precisó: “Debe aclararse, en todo caso, que por el hecho
de que el daño se agrave después de su consolidación, implique (sic) que se trata de un daño
continuado o de tracto sucesivo, como lo pretende el apoderado de los demandantes; ya que, de
esa manera, el término de caducidad se prolongaría de manera indefinida”. Y en otro
pronunciamiento se dijo:
“(…) debe tenerse cuidado, como lo señaló la Sala al resolver un asunto similar que
no puede confundirse la causa del daño con la prolongación del mismo. Debe
aclararse, en todo caso, que por el hecho de que el daño se agrave después de su
consolidación, no implica que se trate de un daño continuado o de tracto sucesivo,
como lo pretende el grupo actor, ya que, de esa manera, el término de caducidad se
prolongaría de manera indefinida” (Consejo de Estado, Sección Tercera, 13 de
febrero de 2006, Rad. n.° 76001-23-31- 000-2002-04789-01(AG), C. P. Germán
Rodríguez Villamizar).
6.4. Reconocimiento del interés jurídico sustancial para demandar por los demandados
(Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 2 de marzo del 2000, exp. 12497, Actor:
Juan de la Cruz Castillo Vargas y otro, C.P. María Elena Giraldo Gómez y, Sentencia del
31 de agosto de 2006, exp. 41001-23-31-000-1993-07279-01 (19432), C.P. Ruth Stella Correa
Palacio).
Se debe recordar que existen dos elementos estructurales que configuran la referida posesión: (i)
el animus, presupuesto que se define como la concepción y conducta que tiene el poseedor de
ser señor y dueño de la cosa poseída y, (ii) el corpus, consistente en la relación material o física
que se tiene con aquella.
Ya que, el corpus es el poder físico o material que tiene una persona sobre una cosa. Son los
actos materiales de tenencia, uso y goce sobre la cosa, como dicen PLANIOL y RIPERT. El
poder de hecho sobre la posesión no significa que el poseedor tenga un contacto físico o material
con el bien. Por su parte, el animus es el elemento psicológico o intelectual de la posesión.
Consiste en la intención de obrar como señor y dueño (animus domini) sin reconocer dominio
ajeno. (Luis Guillermo Velásquez Jaramillo. Bienes. novena edición, Editorial Temis,
Bogotá, Colombia, 2004, p.132).
La Corte Suprema de Justicia ha manifestado en múltiples ocasiones que la única posesión válida
es la material:
“Al respecto, es preciso indicar, con la Corte que, en relación con los artículos 759 y 789 del
C.C, “tendientes a atribuir al registro de títulos de la propiedad raíz, una función posesoria,
prevalecen los textos relativos a la posesión que el Código Civil no califica, o sea, la material,
la única y verdadera posesión. No existe, por lo mismo, en la legislación colombiana una
posesión que consista en la inscripción de los títulos de los derechos reales inmuebles en el
Registro Público, porque, como lo ha consagrado la jurisprudencia nacional que este fallo
acoge y compendia, la inscripción de los títulos carece de contenido y alcance posesorios” (G.
J. LXXX, p. 87). Posteriormente ratificó la Corte: “La única posesión real y jurídicamente
eficaz es la posesión material, o sea, la que, conforme al Artículo 762 del Código Civil consiste
en la tenencia de una cosa con ánimo de señor o dueño. Esta posesión implica la aprehensión
de un bien y el poder que se ejerce sobre él, mediante actos de goce y transformación. La
llamada posesión inscrita no es en el fondo posesión, ya que la única verdadera es el
material”. (Sentencia de Casación Civil del 30 de mayo de 1963), y debido a que el animus,
como elemento proveniente de la intención del poseedor, no siempre puede ser apreciado
objetivamente, este se infiere siempre y cuando el corpus se encuentre demostrado y por ende, en
estos casos se debe entender acreditada la posesión. En otras palabras, la referida Corporación, al
igual que el Consejo de Estado (Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 28 de abril
de 2010, exp. 05001-23-26-000-1995-00565-01(18615), C.P. Ruth Stella Correa Palacio), ha
indicado que el aspecto relativo al ánimo de señor y dueño se prueba demostrando la realización
de actos materiales de dominio sobre la cosa poseída. En este sentido dijo:
[A]creditar la posesión pacífica, pública, inequívoca, “exclusiva y no interrumpida por el
lapso exigido…sin efectivo reconocimiento de derecho ajeno y sin violencia o
clandestinidad” (LXVII, 466), durante todo el término legal, el cual antes de la Ley 791 de
2002 era de veinte años y a partir de su vigencia se redujo a la mitad (Artículos 2512, 2531
y 2532 Código Civil, modificado por el Artículo 1º de la Ley 791 de 2002), probando sus
elementos de la “tenencia física, material y real de una cosa, perceptible en su materialidad
externa u objetiva por los sentidos (corpus) y el designio o intención de señorío (animus),
ser dueño (animus domini) o hacerse dueño (animus remsibi habendi) de la misma, que por
obedecer a un aspecto subjetivo es susceptible de inferir por la comprobación de actos
externos razonable, coherente, explícita e inequívocamente demostrativos (cas. civ. marzo
13/1937, XLIV, 713; julio 24/1937, XLV, 329; mayo 10/1939, XLVIII, 18; noviembre
9/1956, LXXXIII, 775; abril 27/1955, LXXX, 2153, 83; agosto 22/1957, LXXXVI, 14;
febrero 12/1963, CI, 103; junio 24/1980, CLXVI, 50; Sentencia S-020 de 1995, Sentencia
S-028 de 1995, Sentencia S-031 de 1995, Sentencia S-051 de 1996, Sentencia S-055 de
1997, Sentencia S059 de 1995, Sentencia S-101 de 1995, Sentencia S-115 de 1995,
Sentencia S-126 de 1995, Sentencia S-025 de 2002, Sentencia S124 de 2003, Sentencia SC-
149 de 2004) siendo admisible todo medio probatorio idóneo’ (XLVI, 716, y CXXXI, 185,
Sentencia S-041 de 1997, Sentencia S-016 de 1998, Sentencia S-025 de 1998,Sentencia S-
005 de 1999, Sentencia S-021 de 1998, Sentencia S-100 de 2001, Sentencia S-183 de 2001,
Sentencia S-192 de 2001, Sentencia S-209 de 2001, Sentencia S-126 de 2003)” (cas. civ.
sentencia sustitutiva de 22 de julio de 2009, exp. 68001-3103-006- 2002-00196-01).
(Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 2 de diciembre de
2011, exp. 25899-3103-001-2005-00050-01, recurrente: María del Rosario Suárez
Zabala y Mercedes Suárez Zabala, M.P. William Namén Vargas). En el mismo sentido,
sobre los actos materiales de poder que se deben presenciar para efectos de tener por
demostrado el elemento corpus, la Corte Suprema de Justicia también ha señalado:
“… De suerte que, allí donde no se descubra el elemento subjetivo de actuar por su propia
cuenta, no queda lugar para hablar de poseedores por muy numerosos y variados que sean
los actos materiales que se ejerzan sobre la cosa. Ahora bien: por su carácter subjetivo, “el
ánimo de poseer implica observar el estado de espíritu que se presenta en el poseedor,
averiguación que por lo mismo resulta asaz delicada, dificultad de la cual tomó, por
fortuna, nota la ley, permitiendo entonces que esa intencionalidad se presuma de los hechos
que normalmente dicen ser su reflejo, y que por aparecer externamente son apreciables por
los sentidos”. (Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 20 de
septiembre de 2000, exp. 6120, M.P. Silvio Fernando Trejos).
6.5. Condiciones uniformes respecto de una misma causa
Los artículos 3 y 46 de la Ley 472 de 1998, en el inciso primero de cada uno, de manera
idéntica, definen las acciones de grupo, así: “son aquellas acciones interpuestas por un número
plural o un conjunto de personas que reúnen condiciones uniformes respecto de una misma
causa que originó perjuicios individuales para dichas personas”.
En la decisión del 2 de febrero de 2001, expediente AG-017 (C.P. Alier Eduardo Hernández
Enríquez), esta Corporación se refirió a esas condiciones comunes respecto de la causa que
origina el daño y consideró que este requisito aludía a “las condiciones o caracteres,
predicables de un grupo determinado o determinable de personas que se han puesto en una
situación común, de la cual, posteriormente, se deriva para ellos un perjuicio, de manera que
cuando la norma se refiere a las condiciones uniformes respecto de la causa del daño, está
significando que debe existir una situación común en la que se colocaron determinadas
personas con antelación a la ocurrencia del daño”. Esta interpretación implicaba que la
preexistencia del grupo debía analizarse como un requisito de procedibilidad para incoar la
acción de grupo.
La Corte Constitucional mediante un pronunciamiento posterior, en la Sentencia C-569 de
2004, (MP. Rodrigo Uprimny Yepes. Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos
3, 46 y 48 de la ley 472 de 1998, "Por la cual se desarrolla el artículo 88 de la Constitución
Política de Colombia en relación con el ejercicio las acciones populares y de grupo y se
dictan otras disposiciones". Los numerales dos y tres del resuelve rezan así: “Segundo.-
Declarar EXEQUIBLE la expresión “Son aquellas acciones interpuestas por un número
plural de personas o un conjunto de personas que reúnen condiciones uniformes respecto
de una misma causa que originó perjuicios individuales a dichas personas” contenida en el
inciso primero del artículo 3º de la Ley 472 de 1998 e INEXEQUIBLE la expresión “Las
condiciones uniformes deben tener también lugar respecto de todos los elementos que
configuran la responsabilidad” contenida en ese mismo inciso. Tercero.- Declarar
EXEQUIBLE la expresión “Las acciones de grupo son aquellas acciones interpuestas por
un número plural o un conjunto de personas que reúnen condiciones uniformes respecto de
una misma causa que originó perjuicios individuales para dichas personas” contenida en el
inciso primero del artículo 46 de la Ley 472 de 1998 e INEXEQUIBLE la expresión “Las
condiciones uniformes deben tener también lugar respecto de los elementos que configuran
la responsabilidad” contenida en ese mismo inciso” ), consideró que la aplicación de las
condiciones uniformes respecto de todos los elementos que configuran la responsabilidad,
constituían un requisito desproporcionado que podría generar “una irrazonable restricción al
acceso a las acciones de grupo por las personas afectadas por un daño”, y por ende las
declaró inexequibles.
67- No obstante, lo anterior, se pregunta la Corte, si la preexistencia del grupo como
requisito de procedibilidad se adecúa a la finalidad constitucional buscada. Es decir, si
existe, en términos abstractos, una relación de medio a fin entre la inclusión de ese
requisito de procedibilidad y el propósito constitucional de reservar la acción de grupo
para la protección de grupos o la indemnización de daños, que tengan cierta entidad o
que gocen de cierta relevancia social.
En principio, la Corte considera que con la exigencia de la preexistencia del grupo no se
alcanza, en todos los casos, el propósito constitucional indicado. Desde el punto de vista
abstracto, es bastante probable que un hecho dañino afecte a un número muy amplio de
personas y cause daños de una especial magnitud y que esas personas no se encuentren
preconstituidas como grupo. Para ello basta recordar el caso referido anteriormente en
esta sentencia del carro tanque de California. En ese evento, las miles de personas
perjudicadas por esa explosión se verían privadas de la protección efectiva de sus
derechos por la vía de la acción de grupo, simplemente por no estar preconstituidas como
grupo, a pesar de tratarse de una situación social que tiene gran relevancia social, por
cuanto afecta a un grupo muy amplio de personas. Y es claro que la Constitución previó
la acción de grupo exactamente para ese tipo de eventos, en donde un número plural de
personas sufre un menoscabo en sus intereses, sin importar que las personas estuvieran o
no previamente agrupadas, pues el hecho mismo de la afectación de sus intereses por una
causa común puede llegar a convertirlos en un grupo que reclama sus derechos.
En estos eventos, que distan de ser inusuales, la preexistencia del grupo no permite la
realización del propósito constitucional de los requisitos de procedibilidad: proteger
grupos de especial relevancia social, reparar daños de gran entidad e inhibir
comportamientos que
puedan provocar hechos dañinos de grandes repercusiones. En efecto, la preexistencia
del grupo parece satisfacer otros propósitos, como, por ejemplo, restringir la protección
por la vía de la acción de grupo, a aquellas personas que antes de la ocurrencia del daño
estén en la hipótesis de reunir ciertas condiciones uniformes bajo alguna forma del
principio de organización. Y por tanto, se protege a los grupos organizados, y no al
número plural de personas que, sólo por la circunstancia del daño, aparezca agrupado y
goce de una especial entidad o relevancia social.
(…)
La Corte considera que la inclusión del requisito de la preexistencia no era necesaria
para obtener la finalidad propuesta; lo anterior, se sigue de la posibilidad misma de
introducir otros requisitos de procedibilidad que, limitando en igual o menor medida el
acceso a la justicia por la vía de la acción de grupo, permitirían de manera definitiva y
con mayor eficacia, la consecución del fin constitucional de reservar las acciones de
grupo, bajo la óptica de su especialidad constitucional, para la protección de grupos y de
intereses de grupo verdaderamente relevantes, por su entidad, magnitud o repercusión
social. Era posible entonces que el legislador incluyera requisitos de procedibilidad de la
acción de grupo que habilitaran al juez de la acción de grupo para decidir sobre su
procedencia, previa verificación de la importancia social del grupo, de las repercusiones
de los hechos dañinos o de la magnitud misma del daño. Esto bajo la idea de que las
acciones de grupo son acciones indemnizatorias para la reparación de los daños causados
a un número plural de personas, según el Artículo 88 de la Constitución; que su objeto,
es la protección de un interés de grupo con objeto divisible, frente al cual, el principio de
organización, que consultaría la necesidad de la preexistencia del grupo, es irrelevante; y
finalmente, que permite incluir la protección de grupos abiertos, compuestos por una
multitud de sujetos de difícil determinación e identificación, pero que por el hecho del
daño, se constituyen en un grupo de especial entidad social, y adquieren la titularidad
para la defensa de un interés.
70- Conforme al análisis precedente, la preexistencia del grupo como requisito de
procedibilidad de la acción de grupo constituye una intervención desproporcionada del
legislador en el régimen de las acciones de grupo, y en el derecho de acceso a la justicia,
por las siguientes razones: En primer lugar, porque no es posible verificar una
adecuación entre su inclusión en los Artículos 3 y 46 de la Ley 472 de 1998 (medio) y la
pretendida reserva de las acciones de grupo para la protección de grupos de especial
entidad, o para la indemnización de daños de importantes repercusiones sociales (fin
constitucional); y en segundo lugar, porque su inclusión no era necesaria para conseguir
dichos fines constitucionales, ya que existían otros medios, como diseñar e incluir otros
requisitos de procedibilidad, que permitieran satisfacer en mayor medida y con menor
desmedro del régimen constitucional de las acciones de grupo, la finalidad constitucional
perseguida.
Consideró la alta corporación que nada impide que se presenten varios nexos de carácter fáctico,
ya que pueden coexistir distintos “hechos dañinos que tienen aptitud para generar un daño
común al interés del grupo”. Es decir, que aparte del hecho dañino principal, pueden darse otros
que tendrán igualmente aptitud para generar un daño común al interés del grupo:
Para la Corte, la satisfacción de las condiciones uniformes respecto de la relación causal
entre el hecho o los hechos dañinos, no puede ser interpretada únicamente desde el punto
de vista fáctico. Una valoración del fenómeno de la responsabilidad por afectación a
intereses de grupo orientada por este criterio haría imposible la construcción de la
relación de identidad entre los diversos hechos dañinos que tienen aptitud para generar
un daño común al interés
del grupo. El caso de la afectación de los derechos de los consumidores es ilustrativo: Un
empresario inunda el mercado con un producto defectuoso (principal hecho dañino) que
solamente causará daño cuando dicho producto sea efectivamente adquirido por los
consumidores (hecho dañino secundario: Múltiples compraventas diferidas en el tiempo)
y que tendrá la capacidad para generar diversos daños en situaciones diferentes
(consecuencias
del uso particular del producto defectuoso). Entre los diversos daños que se pueden
causar con el hecho dañino de la fabricación defectuosa (sumado al de la adquisición y
uso posterior), pueden existir diversos nexos de causalidad, que, a pesar de que
comparten un elemento común, podrían ser considerados como hechos distintos, y
algunos podrían concluir que las condiciones no son uniformes frente a la causa que
originó el daño.
Por ello, una exigencia de uniformidad estricta desde el punto de vista fáctico, que
confundiera la idea de causa jurídica común con la existencia de un solo hecho que
ocasiona el perjuicio, haría fracasar la protección del interés de grupo por la vía del
resarcimiento de los perjuicios individuales sufridos por sus miembros, pues una tal
uniformidad es excepcional, desde una perspectiva puramente fáctica.
Por lo anterior, la Corte considera que la valoración de la relación de causalidad debe ser
definida en términos jurídicos y atendiendo la naturaleza de los intereses protegidos y a la
concepción solidarista de la Carta. En el ejemplo presentado, una valoración semejante
estaría constituida por la evidencia de la omisión en los deberes en el proceso de
producción, la afectación del principio de confianza de los consumidores, la realización
de diferentes daños y el fundamento del deber de reparar los daños a partir de la
verificación de una relación de imputación de estos últimos al sujeto que omitió el deber.
Así las cosas, sería indiferente, para efectos de establecer la uniformidad en la relación de
causalidad, por ejemplo, determinar la medida del principio de confianza de cada uno de
los consumidores o, precisar la oportunidad de la compraventa, e incluso, determinar la
medida de los perjuicios sufridos por cada uno de los consumidores, si sólo fue la
imposibilidad de utilizar el producto, o si dicho defecto generó otro tipo de perjuicios. Y
sería contrario al propósito constitucional excluir la acción de grupo en estos casos, con
el argumento de que no existen condiciones comunes respecto de una misma causa que
originó perjuicios individuales para dichas personas, por cuanto existe una multiplicidad
de ventas del producto defectuoso. Las condiciones uniformes se predican, a pesar de la
multiplicidad de ventas individuales, por la situación uniforme de los compradores frente
a la elaboración y distribución del producto defectuoso que les ocasionó el daño
específico.
En cuanto a la entidad del daño, también puede presentar características heterogéneas respecto
de los distintos accionantes. Para la Sala esta explicación permite comprender con mayor
precisión la diferencia entre la acción de grupo y las acciones populares, pues en éstas últimas el
daño es colectivo, mientras que en las acciones de grupo el daño es individual y por ende su
reparación es divisible:
79- Para resolver ese interrogante, supongamos un caso en donde un grupo amplio de
personas sufra daños de considerable relevancia social, en situaciones comunes, que
justifiquen un tratamiento procesal unitario por la vía de la acción de grupo. Sin
embargo, es no sólo posible sino probable que los daños y perjuicios sufridos por esas
personas no sean uniformes sino disímiles, precisamente porque se trata de la afectación
de intereses individuales y separables. Por ejemplo, en una situación semejante a la
explosión del carro tanque de California, es posible que algunas personas mueran, otras
queden gravemente enfermas, mientras que otras pueden sufrir la destrucción de su
vivienda, pero no recibir ningún menoscabo en su vida o integridad personal. Las
condiciones de esas personas frente a uno de los elementos de la responsabilidad - el
daño- no es entonces uniforme, pues los derechos afectados y el monto del perjuicio son
distintos, por lo que el daño es diferente. Sin
embargo ¿Disculpa esa diversidad del daño que esas personas no puedan acudir a la
acción de grupo, cuando el daño que sufrieron es importante socialmente y las
condiciones en que fue provocado justifican un tratamiento procesal preferente y
unitario? La Corte considera que no, pues nada impide que el juez de una acción de
grupo analice colectivamente las condiciones de responsabilidad que justifican el deber
de reparación que podría recaer en la parte demandada, pero proceda a individualizar y
distinguir los daños, en el evento en que los daños y perjuicios no sean uniformes. Es
más, esa individualización del daño y del perjuicio, en los eventos en que sea posible y
necesaria, parece no sólo exigida en cierta forma por el propio tenor literal del Artículo
88 Superior, que habla de “daños”, y no de “daño”, sino que, además es plenamente
armónica con el interés protegido por la acción de grupo, que es, como se explicó
anteriormente, un interés de grupo divisible. En efecto, si el interés es divisible, ¿Por qué
los daños deben ser uniformes?
2.2. Pretensiones
La parte actora formuló las siguientes pretensiones:
“Declarar que se encuentran expuestos, vulnerados y en alto riesgo los derechos colectivos
y del medio ambiente, en cuanto tienen que ver con la prevención de desastres
técnicamente previsibles, la seguridad y salubridad públicas, el acceso a construcciones
técnicas en que se de prevalencia a la calidad de vida de los ciudadanos, el goce del espacio
público y la utilización de defensa de los bienes de uso público, por lo cual se servirá
ordenar a los accionados:
Adoptar las medidas administrativas, jurídicas, presupuestales, técnicas e institucionales
necesarias a fin que:
1. Efectuar una inspección completa del terreno para encontrar una solución técnica y
concreta sobre el problema, no solo del talud, sino de los riesgos que posee actualmente la
casa y las de los vecinos.
2. Realizar un trabajo de estabilidad sobre el talud que amenaza riesgo.
3. Intervenir con trabajo de arreglo y mantenimiento sobre las canales que transportan el
agua que llegan del talud y de esta manera contrarrestar el Fenómeno de Remoción en
Masa (FRM).
4. Efectuar monitoreos constantes y permanentes con el fin de conjurar posibles
deslizamientos que pongan en riesgo nuestra integridad.
5. Las demás acciones que sean necesarias y prioritarias para garantizar a nuestro grupo
humano y la protección y garantía de sus derechos.
6. Por tratarse de una acción en nombre de nuestra comunidad donde no se persigue
ningún tipo de indemnización o compensación, solicitamos que los gastos que ocasione el
trámite del presente juicio se atiendan con cargo al Fondo de Acciones populares y de
Grupo manejado por la Defensoría del Pueblo”.
3. Problema jurídico
Las ciudadanas Luz Elena Torres Amaya y María Luz Dary Osorio Castrillón, en ejercicio de la
acción popular, medio de protección de los derechos e intereses colectivos, establecida en el
Artículo 88 de la Constitución Política y desarrollada por las leyes 472 de 1998 y 1437 de 2011,
presentaron demanda en contra del Municipio de Manizales (Caldas) y la Corporación
Autónoma Regional de Caldas (CORPOCALDAS), con miras a obtener la protección de los
derechos colectivos relacionados con la seguridad y salubridad públicas, con el acceso a una
infraestructura de servicios que garantice la salubridad pública, con la seguridad y prevención de
desastres previsibles técnicamente, y con la realización de construcciones, edificaciones y
desarrollos urbanos respetando las disposiciones jurídicas, de manera ordenada, y dando
prevalencia al beneficio de la calidad de vida de los habitantes.
Las demandantes consideraron vulnerados tales derechos en virtud del riesgo de desastre de
deslizamiento y remoción en masa que se presenta en un sector del barrio Bajo Cervantes del
municipio de Manizales.
4. Normas jurídicas relevantes para el caso
4.1. LEY 9 DE 1989
Por la cual se dictan normas sobre planes de desarrollo municipal, compraventa y
expropiación de bienes y se dictan otras disposiciones
ARTÍCULO 56º.- INCISO MODIFICADO POR EL ART. 5, LEY 2 DE 1991. Los alcaldes
y el Intendente de San Andrés y Providencia procederán a levantar, en el término máximo de seis
(6) meses contados a partir de la vigencia de la presente Ley, un inventario de los asentamientos
humanos que presenten altos riesgos para sus habitantes, en razón a su ubicación en sitios
anegadizos, o sujetos a derrumbes y deslizamientos, o que de otra forma presenten condiciones
insalubres para la vivienda y reubicarán a estos habitantes en zonas apropiadas, con la
participación del Instituto de Crédito Territorial. Además, tomarán todas las medidas y
precauciones necesarias para que el inmueble desocupado no vuelva a ser usado para vivienda
humana. Ver el literal a) del art. 80, Ley 9 de 1989
Se podrán adquirir los inmuebles y mejoras de las personas a ser reubicadas, mediante
enajenación voluntaria directa o mediante expropiación, en los términos de la presente Ley.
Cuando se trate de la enajenación voluntaria directa, se podrá prescindir de las inscripciones en
el folio de matrícula inmobiliaria de que trata el artículo 13 de esta Ley. Los inmuebles y
mejoras así adquiridos podrán ser recibidos en pago de los inmuebles donde fueren reubicados
los habitantes. Adquirido el inmueble, pasará a ser un bien de uso público bajo la administración
de la entidad que lo adquirió.
Si los habitantes de inmuebles ubicados en sitios de alto riesgo rehúsan abandonar el sitio,
corresponderá al alcalde o al Intendente de San Andrés y Providencia ordenar la desocupación
con el concurso de las autoridades de policía, y la demolición de las edificaciones afectadas. Esta
orden se considerará, para todos los efectos, como una orden policiva en los términos del Código
Nacional de Policía.
Las multas de que trata el numeral 9 del artículo 2 del Decreto-Ley 78 de 1987 ingresarán al
tesoro de la entidad que las hubiere impuesto y se destinarán para financiar los programas de
reubicación de los habitantes en zonas de alto riesgo.
Las autoridades que incumplieren las obligaciones que se les impone en el presente artículo,
incurrirán en el delito de prevaricato por omisión previsto en el artículo 150 del Código Penal,
sin que respecto de ellos proceda el beneficio de excarcelación.
4.2. CONSTITUCIÓN POLÍTICA
ARTICULO 51. Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna. El Estado fijará las
condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho y promoverá planes de vivienda de
interés social, sistemas adecuados de financiación a largo plazo y formas asociativas de
ejecución de estos programas de vivienda
ARTICULO 88. La ley regulará las acciones populares para la protección de los derechos e
intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y la salubridad
públicos, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia económica y otros de similar
naturaleza que se definen en ella.
También regulará las acciones originadas en los daños ocasionados a un número plural de
personas, sin perjuicio de las correspondientes acciones particulares.
Así mismo, definirá los casos de responsabilidad civil objetiva por el daño inferido a los
derechos e intereses colectivos.
ARTICULO 90. El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.
CAPITULO I.
OBJETIVOS Y PRINCIPIOS GENERALES
3. Garantizar que la utilización del suelo por parte de sus propietarios se ajuste a la función
social de la propiedad y permita hacer efectivos los derechos constitucionales a la vivienda y a
los servicios públicos domiciliarios, y velar por la creación y la defensa del espacio público, así
como por la protección del medio ambiente y la prevención de desastres.
4. Promover la armoniosa concurrencia de la Nación, las entidades territoriales, las autoridades
ambientales y las instancias y autoridades administrativas y de planificación, en el cumplimiento
de las obligaciones constitucionales y legales que prescriben al Estado el ordenamiento del
territorio, para lograr el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.
1. Posibilitar a los habitantes el acceso a las vías públicas, infraestructuras de transporte y demás
espacios públicos, y su destinación al uso común, y hacer efectivos los derechos constitucionales
de la vivienda y los servicios públicos domiciliarios.
2. Atender los procesos de cambio en el uso del suelo y adecuarlo en aras del interés común,
procurando su utilización racional en armonía con la función social de la propiedad a la cual le es
inherente una función ecológica, buscando el desarrollo sostenible.
CAPITULO II.
ORDENAMIENTO DEL TERRITORIO MUNICIPAL
ARTICULO 6. OBJETO. El ordenamiento del Territorio Municipal y Distrital tiene por objeto
complementar la planificación económica y social con la dimensión territorial, identificar las
necesidades de espacio público, priorizando los requerimientos de los niños, niñas, adolescentes,
mujeres, adultos mayores y personas en condición de discapacidad, racionalizar las
intervenciones sobre el territorio y orientar su desarrollo y aprovechamiento sostenible,
mediante:
1. La definición de las estrategias territoriales de uso, ocupación y manejo del suelo, en función
de los objetivos económicos, sociales, urbanísticos y ambientales.
1. Las relacionadas con la conservación y protección del medio ambiente, los recursos
naturales y la prevención de amenazas y riesgos naturales, así:
b) Las regulaciones sobre conservación, preservación, uso y manejo del medio ambiente y
de los recursos naturales renovables, en las zonas marinas y costeras; las disposiciones
producidas por la Corporación Autónoma Regional o la autoridad ambiental de la respectiva
jurisdicción, en cuanto a la reserva, alindamiento, administración o sustracción de los distritos de
manejo integrado, los distritos de conservación de suelos, las reservas forestales y parques
naturales de carácter regional; las normas y directrices para el manejo de las cuencas
hidrográficas expedidas por la Corporación Autónoma Regional o la autoridad ambiental de la
respectiva jurisdicción; y las directrices y normas expedidas por las autoridades ambientales para
la conservación de las áreas de especial importancia ecosistémica;
c) Las disposiciones que reglamentan el uso y funcionamiento de las áreas que integran el
sistema de parques nacionales naturales y las reservas forestales nacionales;
2. Las políticas, directrices y regulaciones sobre conservación, preservación y uso de las áreas e
inmuebles consideradas como patrimonio cultural de la Nación y de los departamentos,
incluyendo el histórico, artístico y arquitectónico, de conformidad con la legislación
correspondiente.
1. El componente general del plan, el cual estará constituido por los objetivos, estrategias y
contenidos estructurales de largo plazo.
2. El componente urbano, el cual estará constituido por las políticas, acciones, programas y
normas para encauzar y administrar el desarrollo físico urbano.
3. El componente rural, el cual estará constituido por las políticas, acciones, programas y
normas para orientar y garantizar la adecuada interacción entre los asentamientos rurales y la
cabecera municipal, así como la conveniente utilización del suelo.
TITULO I.
OBJETO, DEFINICIONES, PRINCIPIOS GENERALES Y FINALIDADES
CAPITULO I.
OBJETO
ARTICULO 1. OBJETO DE LA LEY. La presente ley tiene por objeto regular las acciones
populares y las acciones de grupo de qué trata el Artículo 88 de la Constitución Política de
Colombia. Estas acciones están orientadas a garantizar la defensa y protección de los derechos e
intereses colectivos, así como los de grupo o de un número plural de personal.
CAPITULO II.
DEFINICIONES
b) La moralidad administrativa;
d) El goce del espacio público y la utilización y defensa de los bienes de uso público;
CAPITULO III.
PRINCIPIOS
ARTICULO 5. TRAMITE. El trámite de las acciones reguladas en esta ley se desarrollará con
fundamento en los principios constitucionales y especialmente en los de prevalencia del derecho
sustancial, publicidad, economía, celeridad y eficacia. Se aplicarán también los principios
generales del Código de Procedimiento Civil, cuando éstos no se contrapongan a la naturaleza de
dichas acciones.
El Juez velará por el respeto al debido proceso, las garantías procesales y el equilibrio entre las
partes.
Promovida la acción, es obligación del juez impulsarla oficiosamente y producir decisión de
mérito so pena de incurrir en falta disciplinaria, sancionable con destitución. Para este fin el
funcionario de conocimiento deberá adoptar las medidas conducentes para adecuar la petición a
la acción que corresponda.
ARTÍCULO 38. COSTAS. El juez aplicará las normas de procedimiento civil relativas a las
costas. Sólo podrá condenar al demandante a sufragar los honorarios, gastos y costos
ocasionados al demandado, cuando la acción presentada sea temeraria o de mala fe. En caso de
mala fe de cualquiera de las partes, el juez podrá imponer una multa hasta de veinte (20) salarios
mínimos mensuales, los cuales serán destinados al Fondo para la Defensa de los Derechos e
Intereses Colectivos, sin perjuicio de las demás acciones a que haya lugar.
ARTÍCULO 47. CADUCIDAD. Sin perjuicio de la acción individual que corresponda por la
indemnización de perjuicios, la acción de grupo deberá promoverse dentro de los dos (2) años
siguientes a la fecha en que se causó el daño o cesó la acción vulnerante causante del mismo.
ARTICULO 48. TITULARES DE LAS ACCIONES. Podrán presentar acciones de grupo las
personas naturales o jurídicas que hubieren sufrido un perjuicio individual conforme lo establece
el artículo 47.
El Defensor del Pueblo, los Personeros Municipales y Distritales podrán, sin perjuicio del
derecho que asiste a los interesados, interponer acciones de grupo en nombre de cualquier
persona que se lo solicite o que se encuentre en situación de desamparo o indefensión. En este
caso será parte en el proceso judicial junto con los agraviados.
PARAGRAFO. En la acción de grupo el actor o quien actúe como demandante, representa a las
demás personas que hayan sido afectadas individualmente por los hechos vulnerantes, sin
necesidad de que cada uno de los interesados ejerza por separado su propia acción, ni haya
otorgado poder.
a) Las indemnizaciones individuales de quienes formaron parte del proceso como integrantes del
grupo, según la porcentualización que se hubiere precisado en el curso del proceso. El Juez podrá
dividir el grupo en subgrupos, para efectos de establecer y distribuir la indemnización, cuando lo
considere conveniente por razones de equidad y según las circunstancias propias de cada caso;
b) Las indemnizaciones correspondientes a las solicitudes que llegaren a presentar
oportunamente los interesados que no hubieren intervenido en el proceso y que reúnan los
requisitos exigidos por el Juez en la sentencia.
Todas las solicitudes presentadas oportunamente se tramitarán y decidirán conjuntamente
mediante Acto Administrativo en el cual se reconocerá el pago de la indemnización previa
comprobación de los requisitos exigidos en la sentencia para demostrar que forma parte del
grupo en cuyo favor se decretó la condena.
Cuando el estimativo de integrantes del grupo o el monto de las indemnizaciones fuere inferior a
las solicitudes presentadas, el Juez o el Magistrado podrá revisar, por una sola vez, la
distribución del monto de la condena, dentro de los veinte (20) días siguientes contados a partir
del fenecimiento del término consagrado para la integración al grupo de que trata el artículo 61
de la presente ley. Los dineros restantes después de haber pagado todas las indemnizaciones
serán devueltos al demandado.
5. La liquidación de las costas a cargo de la parte vencida, teniendo en cuenta las expensas
necesarias para la publicación del extracto de la sentencia.
6. La liquidación de los honorarios del abogado coordinador, que corresponderá al diez por
ciento (10%) de la indemnización que obtengan cada uno de los miembros del grupo que no
hayan sido representados judicialmente.
ARTICULO 86. VIGENCIA. La presente ley rige un año después de su promulgación y deroga
todas las disposiciones que le sean contrarias, y expresamente los trámites y procedimientos
existentes en otras normas sobre la materia.
4.5. LEY 715 DE 2001
Por la cual se dictan normas orgánicas en materia de recursos y competencias de
conformidad con los artículos 151, 288, 356 y 357 (Acto Legislativo 01 de 2001) de la
Constitución Política y se dictan otras disposiciones para organizar la prestación de los
servicios de educación y salud, entre otros.
TITULO I.
PRINCIPIOS GENERALES.
1. Una participación con destinación específica para el sector educación, que se denominará
participación para educación.
2. Una participación con destinación específica para el sector salud, que se denominará
participación para salud.
3. Una participación con destinación específica para el sector agua potable y saneamiento básico,
que se denominará participación para agua potable y saneamiento básico.
ARTÍCULO 3º. PRINCIPIOS. Todas las autoridades deberán interpretar y aplicar las
disposiciones que regulan las actuaciones y procedimientos administrativos a la luz de los
principios consagrados en la Constitución Política, en la Parte Primera de este Código y en las
leyes especiales.
Las actuaciones administrativas se desarrollarán, especialmente, con arreglo a los principios del
debido proceso, igualdad, imparcialidad, buena fe, moralidad, participación, responsabilidad,
transparencia, publicidad, coordinación, eficacia, economía y celeridad.
[…]
12. En virtud del principio de economía, las autoridades deberán proceder con austeridad y
eficiencia, optimizar el uso del tiempo y de los demás recursos.
2. Principio de protección: Los residentes en Colombia deben ser protegidos por las autoridades
en su vida e integridad física y mental, en sus bienes y en sus derechos colectivos a la seguridad,
la tranquilidad y la salubridad públicas y a gozar de un ambiente sano, frente a posibles desastres
o fenómenos peligrosos que amenacen o infieran daño a los valores enunciados.
3. Principio de solidaridad social: Todas las personas naturales y jurídicas, sean estas últimas
de derecho público o privado, apoyarán con acciones humanitarias a las situaciones de desastre y
peligro para la vida o la salud de las personas.
4. Principio de autoconservación: Toda persona natural o jurídica, bien sea de derecho público
o privado, tiene el deber de adoptar las medidas necesarias para una adecuada gestión del riesgo
en su ámbito personal y funcional, con miras a salvaguardarse, que es condición necesaria para el
ejercicio de la solidaridad social.
7. Principio del interés público o social: En toda situación de riesgo o de desastre, el interés
público o social prevalecerá sobre el interés particular. Los intereses locales, regionales,
sectoriales y colectivos cederán frente al interés nacional, sin detrimento de los derechos
fundamentales del individuo y, sin demérito, de la autonomía de las entidades territoriales.
10. Principio de gradualidad: La gestión del riesgo se despliega de manera continua, mediante
procesos secuenciales en tiempos y alcances que se renuevan permanentemente. Dicha gestión
continuada estará regida por los principios de gestión pública consagrados en el artículo 209 de
la Constitución y debe entenderse a la luz del desarrollo político, histórico y socioeconómico de
la sociedad que se beneficia.
11. Principio sistémico: La política de gestión del riesgo se hará efectiva mediante un sistema
administrativo de coordinación de actividades estatales y particulares. El sistema operará en
modos de integración sectorial y territorial; garantizará la continuidad de los procesos, la
interacción y enlazamiento de las actividades mediante bases de acción comunes y coordinación
de competencias. Como sistema abierto, estructurado y organizado, exhibirá las calidades de
interconexión, diferenciación, recursividad, control, sinergia y reiteración.
15. Principio de oportuna información: Para todos los efectos de esta ley, es obligación de las
autoridades del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, mantener debidamente
informadas a todas las personas naturales y jurídicas sobre: Posibilidades de riesgo, gestión de
desastres, acciones de rehabilitación y construcción, así como también sobre las donaciones
recibidas, las donaciones administradas y las donaciones entregadas.
1. Objetivo General. Llevar a cabo el proceso social de la gestión del riesgo con el propósito de
ofrecer protección a la población en el territorio colombiano, mejorar la seguridad, el bienestar y
la calidad de vida y contribuir al desarrollo sostenible.
2. Objetivos específicos:
b) Identificación de los factores del riesgo, entiéndase: amenaza, exposición y vulnerabilidad, así
como los factores subyacentes, sus orígenes, causas y transformación en el tiempo.
e) Comunicación del riesgo a las entidades públicas y privadas y a la población, con fines de
información pública, percepción y toma de conciencia.
2.2. Desarrollar y mantener el proceso de reducción del riesgo mediante acciones como:
c) Respuesta frente a desastres con acciones dirigidas a atender la población afectada y restituir
los servicios esenciales afectados.
ARTÍCULO 14. LOS ALCALDES EN EL SISTEMA NACIONAL. Los alcaldes como jefes
de la administración local representan al Sistema Nacional en el Distrito y el municipio. El
alcalde, como conductor del desarrollo local, es el responsable directo de la implementación de
los procesos de gestión del riesgo en el distrito o municipio, incluyendo el conocimiento y la
reducción del riesgo y el manejo de desastres en el área de su jurisdicción.
[…]
ARTÍCULO 615. Modifíquese el artículo 150 de la Ley 1437 de 2011, el cual quedará así:
ARTÍCULO 1. OBJETO. La presente ley tiene por objeto establecer las directrices para la
gestión del cambio climático en las decisiones de las personas públicas y privadas, la
concurrencia de la Nación, Departamentos, Municipios, Distritos, Áreas Metropolitanas y
Autoridades Ambientales principalmente en las acciones de adaptación al cambio climático, así
como en mitigación de gases efecto invernadero, con el objetivo de reducir la vulnerabilidad de
la población y de los ecosistemas del país frente a los efectos del mismo y promover la transición
hacia una economía competitiva, sustentable y un desarrollo bajo en carbono.
3. Bosque natural: Tierra ocupada principalmente por árboles que puede contener arbustos,
palmas, guaduas, hierbas y lianas, en la que predomina la cobertura arbórea con una densidad
mínima del dosel de 30%, una altura mínima del dosel (in situ) de 5 metros al momento de su
identificación, y un área mínima de 1,0 ha. Se excluyen las coberturas arbóreas de plantaciones
forestales comerciales, cultivos de palma, y árboles sembrados para la producción agropecuaria.
4. Cambio Climático: Variación del estado del clima, identificable, por ejemplo, mediante
pruebas estadísticas, en las variaciones del valor medio o en la variabilidad de sus propiedades,
que persiste durante I largos períodos de tiempo, generalmente decenios o periodos más largos.
El cambio climático puede deberse a procesos internos naturales o a forzamientos externos tales
como modulaciones de los ciclos solares, erupciones volcánicas o cambios antropogénicos
persistentes de la I composición de la atmósfera por el incremento de las concentraciones de
gases de efecto invernadero o del uso del suelo. El cambio climático podría modificar las
características de los fenómenos meteorológicos e hidroclimáticos extremos en su frecuencia
promedio e intensidad, lo cual se expresará paulatinamente en el comportamiento espacial y
ciclo anual de estos.
5. Cobeneficios: Efectos positivos que una política o medida destinada a un propósito podría
tener en otro propósito, independientemente del efecto neto sobre el bienestar social general. Los
cobeneficios están a menudo supeditados a la incertidumbre y dependen, entre otros factores, de
las circunstancias locales y las prácticas de aplicación. Los cobeneficios también se denominan
beneficios secundarios.
6. Desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima: Se entiende por tal el desarrollo que
genera un mínimo de Gases de Efecto Invernadero y gestiona adecuadamente los riesgos
asociados al clima, reduciendo la vulnerabilidad, mientras aprovecha al máximo las
oportunidades de desarrollo y las oportunidades que el cambio climático genera.
7. Efecto invernadero: Es el fenómeno natural por el cual la tierra retiene parte de la energía
solar, permitiendo mantener una temperatura que posibilita el desarrollo natural de los seres
vivos que la habitan.
11. Mitigación de Gases de Efecto Invernadero: Es la gestión que busca reducir los niveles de
emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a través de la limitación o disminución
de las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento o mejora de los
sumideros y reservas de gases de efecto invernadero. Para efectos de esta ley, la mitigación del
cambio climático incluye las políticas, programas, proyectos, incentivos o desincentivas y
actividades relacionadas con la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono y la
Estrategia Nacional de REDD+ (ENREDO+).
Que el artículo 189 del Decreto-ley 019 de 2012 determinó que el Gobierno Nacional
reglamentaría las condiciones y escalas de detalle para la delimitación y zonificación de las áreas
de amenaza y de las áreas con condiciones de riesgo además de la determinación de las medidas
específicas para su mitigación teniendo en cuenta la denominación de los planes de
ordenamiento territorial, prevista en el artículo 9° de la Ley 388 de 1997;
Que el artículo 8° de la Ley 388 de 1997 señala como una de las acciones urbanísticas que deben
incorporarse en los planes de ordenamiento territorial la determinación de “las zonas no urbaniza
bies que presenten riesgos para la localización de asentamientos humanos, por amenazas
naturales”;
Que el artículo 10 de la Ley 388 de 1997 establece como determinantes de superior jerarquía,
que los municipios y distritos deben tener en cuenta en la elaboración y adopción de los planes
de ordenamiento territorial, las relacionadas con la conservación y protección del medio
ambiente, los recursos naturales y la prevención de amenazas y riesgos naturales, así como las
políticas, directrices y regulaciones sobre prevención de amenazas y riesgos naturales, el
señalamiento y localización de las áreas de riesgo para asentamientos humanos y las estrategias
de manejo de zonas expuestas a amenazas y riesgos;
Que el numeral 10 del artículo 3° de la Ley 1523 de 2012 considera dentro de los principios que
orientan la gestión del riesgo el principio de gradualidad, haciendo alusión a que “la gestión del
riesgo se despliega de manera continua, mediante procesos secuenciales en tiempos y alcances
que se renuevan permanentemente. Dicha gestión continuada estará regida por los principios de
gestión pública consagrados en el artículo 209 de la Constitución y debe entenderse a la luz del
desarrollo político, histórico y socioeconómico de la sociedad que se beneficia”;
Que el artículo 39 de la Ley 1523 de 2012 establece que los planes de ordenamiento territorial
deberán integrar el análisis del riesgo en el diagnóstico biofísico, económico y socio ambiental y
considerar el riesgo de desastres, como un condicionante para el uso y la ocupación del territorio,
procurando de esta forma evitar la configuración de nuevas condiciones de riesgo;
Que el artículo 40 de la Ley 1523 de 2012 reitera que los planes de ordenamiento deben incluir
las previsiones de la Ley 9ª de 1989 y de la Ley 388 de 1997, en lo relativo a los mecanismos
para el inventario de asentamientos en alto riesgo, el señalamiento, delimitación y tratamiento de
las zonas expuestas a amenaza derivada de fenómenos naturales, socio naturales o
antropogénicas no intencionales, incluidos los mecanismos de reubicación de asentamientos; la
transformación del uso asignado a tales zonas para evitar reasentamientos en alto riesgo; la
constitución de reservas de tierras para hacer posible tales reasentamientos y la utilización de los
instrumentos jurídicos de adquisición y expropiación de inmuebles que sean necesarios para
reubicación de poblaciones en alto riesgo, entre otros;
Que, en este contexto, se hace necesario integrar la gestión del riesgo de desastres en los planes
de ordenamiento territorial;
PARÁGRAFO 2. De conformidad con lo previsto por la Ley 388 de 1997 y el artículo 189 del
Decreto-ley 019 de 2012, los estudios básicos de que trata el artículo 3° del presente decreto,
deben hacer parte de los proyectos de revisión de los contenidos de mediano y largo plazo de los
planes de ordenamiento territorial o la expedición de un nuevo plan. El Alcalde municipal o
Distrital no podrá someter a consideración de la Corporación Autónoma Regional o autoridad
ambiental correspondiente, los proyectos de revisión referidos sin el cumplimiento de este
requisito.
En ningún caso los concejos municipales o distritales podrán conferir autorizaciones con el fin
de que los Alcaldes condicionen la realización de los estudios de que trata el artículo 3 del
presente decreto, con posterioridad a la revisión del Plan, ni sujetos a autorizaciones posteriores
del alcalde municipal o distrital.
b) La delimitación y zonificación de las áreas con condición de amenaza en las que se requiere
adelantar los estudio& detallados a que se refiere el siguiente artículo;
c) La delimitación y zonificación de las áreas con condición de riesgo en las que se requiere
adelantar los estudios detallados a que se refiere el siguiente artículo;
ÁREAS CON CONDICIÓN DE AMENAZA, son las zonas o áreas del territorio municipal
zonificadas como de amenaza alta y media en las que se establezca en la revisión o expedición
de un nuevo POT la necesidad de clasificarlas como suelo urbano, de expansión urbana, rural
suburbano o centros poblados rurales para permitir su desarrollo.
ÁREAS CON CONDICIÓN DE RIESGO, corresponden a las zonas o áreas del territorio
municipal clasificadas como de amenaza alta que estén urbanizadas, ocupadas o edificadas así
como en las que se encuentren elementos del sistema vial, equipamientos (salud, educación,
otros) e infraestructura de servicios públicos.
PARÁGRAFO 3. En los casos en que un municipio o distrito esté expuesto a más de un tipo de
fenómeno amenazante y que estos se superpongan o que tengan incidencia uno en otro, se deberá
contemplar su efecto en los estudios y zonificaciones respectivas.
2. Evaluación de vulnerabilidad.
PARÁGRAFO. En las zonas no ocupadas, esto es, que no hay elementos expuestos, se deben
considerar las alternativas de intervención conducentes a la reducción de [a amenaza, siempre y
cuando sean viables desde el punto de vista ambiental, técnico, financiero y urbanístico.
1. Para las áreas con condición de amenaza: La asignación del régimen general de usos y
tratamientos que se podrán desarrollar en estas áreas, estableciendo los condicionamientos o
restricciones de usos, densidades, ocupación y edificabilidad que eviten la generación de
situaciones de riesgo.
El desarrollo de estas áreas se condiciona a la elaboración de los estudios detallados de que trata
el presente decreto, para lo cual se deben señalar los criterios para la caracterización y
delimitación de las unidades de análisis y para la realización de los estudios detallados.
2. Para las áreas de amenaza medía ocupadas. La determinación de las acciones requeridas para
estas áreas relacionadas con el manejo de aguas y adecuación de taludes, entre otros, así como de
las acciones para realizar seguimiento y monitoreo a fin de garantizar que no se generen
condiciones de riesgo.
3. Para las áreas con condición riesgo: La definición de las condiciones técnicas que se estimen
convenientes para la elaboración de los estudios detallados que permitan establecer la
categorización del riesgo.
La asignación del régimen general de usos y tratamientos, y normas de densidades, ocupación y
edificabilidad que se podrán desarrollar condicionados a los resultados de los estudios detallados.
4.1. La delimitación y zonificación de las zonas de riesgo alto, medio y bajo con la
determinación de aquellas zonas de riesgo alto que se consideren como mitigables y no
mitigables.
4.2. La definición de las medidas de intervención para el desarrollo de las zonas de riesgo
mitigable. Igualmente, se contemplará la asignación de usos y tratamientos y las demás normas
urbanísticas de carácter general para el desarrollo de estas áreas (densidades, ocupación y
edificabilidad).
4.3. Cuando las zonas de alto riesgo se definan como no mitigables, se establecen las medidas
para su manejo y para evitar la ocupación de estas áreas, de acuerdo con el régimen aplicable al
suelo de protección.
PARÁGRAFO. El desarrollo urbanístico de áreas con condición de amenaza estará sujeto a la
realización de los estudios detallados, así como a la ejecución de las medidas de reducción
(prevención y mitigación) que se determinen en los mismos.
Para el efecto, en el plan de ordenamiento territorial o los instrumentos que lo desarrollen y
complementen se deben, si es del caso, fijar criterios diferenciales para la caracterización y
redelimitación de las unidades de análisis en las áreas objeto de los estudios detallados.
Como mínimo se deben considerar los predios que pueden ser afectados por la ocurrencia del
fenómeno natural objeto de análisis y se deben señalar las condiciones y parámetros para la
realización de los estudios, de conformidad con lo establecido para el trámite de licencias de
urbanización contempladas en el Decreto número 1469 de 2010 o la norma que la adicione,
modifique o sustituya.
Los estudios podrán estar a cargo del gestor y/o promotor y/o urbanizador dentro del trámite de
los instrumentos de planeamiento intermedio y de licenciamiento urbanístico.
1. Para las áreas de amenaza alta y medía: La definición de medidas de manejo especial para
las zonas calificadas como de amenaza alta y media en los suelos rurales no suburbanos
mediante el desarrollo, entre otros, de usos agroforestales, la implementación de prácticas
culturales de conservación y manejo de cultivos, las medidas para el control de erosión y
prácticas mecánicas de conservación tales como el manejo de escorrentías, así como determinar
la necesidad de adelantar estudios detallados en las áreas de restricción por amenaza.
2. Para las áreas con condición riesgo: La definición de las condiciones técnicas para la
elaboración de los estudios detallados que permitan establecer las categorías de riesgo en estas
áreas y la asignación del régimen general de usos.
3. Para las áreas de riesgo que cuenten con estudios detallados: La delimitación y
zonificación de las áreas de riesgo alto, medio y bajo con la determinación de aquellas zonas de
riesgo alto que se consideren como mitigables y no mitigables.
La asignación de usos y las demás condiciones para orientar la ocupación de las áreas calificadas
como de riesgo mitigable y para las clasificadas como de riesgo no mitigable se aplicará el
régimen del suelo de protección.
ARTÍCULO 67. Modifíquese el artículo 247 de la Ley 1437 de 2011, el cual quedará así:
ARTÍCULO 247. TRÁMITE DEL RECURSO DE APELACIÓN CONTRA
SENTENCIAS. El recurso de apelación contra las sentencias proferidas en primera instancia se
tramitará de acuerdo con el siguiente procedimiento:
1. El recurso deberá interponerse y sustentarse ante la autoridad que profirió la providencia,
dentro de los diez (10) días siguientes a su notificación. Este término también aplica para las
sentencias dictadas en audiencia.
2. Cuando el fallo de primera instancia sea de carácter condenatorio, total o parcialmente, y
contra este se interponga el recurso de apelación, el juez o magistrado ponente citará a audiencia
de conciliación que deberá celebrarse antes de resolverse sobre la concesión del recurso, siempre
y cuando las partes de común acuerdo soliciten su realización y propongan fórmula conciliatoria.
3. Si el recurso fue sustentado oportunamente y reúne los demás requisitos legales, se concederá
mediante auto en el que se dispondrá remitir el expediente al superior. Recibido el expediente
por el superior, este decidirá sobre su admisión si encuentra reunidos los requisitos.
4. Desde la notificación del auto que concede la apelación y hasta la ejecutoria del que la admite
en segunda instancia, los sujetos procesales podrán pronunciarse en relación con el recurso de
apelación formulado por los demás intervinientes.
5. Si fuere necesario decretar pruebas, una vez practicadas, el superior autorizará la presentación
de alegatos por escrito, para lo cual concederá un término de diez (10) días. En caso contrario, no
habrá lugar a dar traslado para alegar. El secretario pasará el expediente al despacho para dictar
sentencia dentro de los diez (10) días siguientes de concluido el término para alegar o de
ejecutoria del auto que admite el recurso.
6. El Ministerio Público podrá emitir concepto desde que se admite el recurso y hasta antes de
que ingrese el proceso al despacho para sentencia.
7. La sentencia se dictará dentro de los veinte (20) días siguientes. En ella se ordenará
devolver el expediente al juez de primera instancia para su obedecimiento y cumplimiento.
5. Ratio Decidendi
Teniendo en cuenta la situación de riesgo de desastre no mitigable que se presenta en el sector,
cuya probabilidad de materialización es alta, resulta imperativo modificar las órdenes emitidas
por la Sala Primera de Decisión del Tribunal Administrativo de Caldas, con miras a que se
ajusten a los lineamientos que fijó esta Sección en materia de reubicación en la sentencia de 1°
de junio de 2020.
Es preciso resaltar que la acción prevista en el Artículo 88 de la Constitución Política tiene
como finalidad la protección de los derechos e intereses colectivos, razón por la cual el Artículo
34 de la Ley 472 atribuyó al juez popular el deber de adoptar todas las órdenes de hacer o de no
hacer que sean necesarias para su restablecimiento, con un grado de especificidad que facilite su
ejecución. Al respecto, en la providencia de 28 de marzo de 2014, esta Sección indicó lo
siguiente:
“[…] Quiere decir, entonces que, en atención a la naturaleza de la acción, su origen
constitucional, la clase de derechos e intereses que protege y los efectos de las medidas que
puede adoptar, el juez de la acción popular no limita su decisión a los hechos,
pretensiones y excepciones alegadas y probadas por las partes, como se infiere de los
poderes que le otorgó la Ley 472 de 1998, sino que su deber tiene que ver con la adopción
de las medidas que sean necesarias para restablecer la cosas al estado precedente a la
vulneración del derecho o del interés colectivo, de ser ello posible, como lo demandan los
mandatos superiores bajo análisis […]”.(Subraya la Sala)
Así las cosas, la Sala modificará las órdenes de amparo con el objeto de implementar una
estrategia urgente de atención y reacción inmediata, y prescindirá de las actividades relacionadas
con el censo, socialización y sensibilización de las medidas de reubicación, ante la inminencia de
un evento de desastre en la zona del barrio Bajo Cervantes catalogada como de riesgo alto no
mitigable, bajo la premisa consistente en que la entidad condenada ya inició tales labores.
Con fundamento en lo anterior, el numeral segundo la parte resolutiva de la sentencia de primera
instancia será del siguiente tenor:
[…] SEGUNDO: ORDENAR al Municipio de Manizales que reubique directamente a las
familias damnificadas con ocasión de los hechos que acontecieron el 19 de abril de 2017,
las cuales residen en el sitio geográfico conocido como barrio bajo Cervantes en la Calle
31C n° 33 en una zona de alto riesgo no mitigable.
En consecuencia, el municipio de Manizales deberá adoptar un plan transitorio, dentro del
término de un (1) mes, contado a partir de la ejecutoria de esta providencia, en el que
incluirá las gestiones administrativas, presupuestales, financieras, policivas y los subsidios
de arrendamiento más urgentes para la reubicación temporal de las familias identificadas
en el censo que ya adoptó, mientras implementa la estrategia de vivienda definitiva.
En el término máximo de diez (10) meses, el Municipio de Manizales deberá reubicar de
forma definitiva a las familias censadas, en un lugar de condiciones similares, por medio de
un plan de vivienda subsidiada o de la estrategia que estime pertinente.
Ahora bien, si los habitantes de los inmuebles ubicados en las zonas de alto riesgo no
mitigable se rehúsan a abandonar el sito, el Alcalde Municipal debe ordenar la
desocupación con el apoyo de las autoridades de Policía, en marco de la Ley 1801 de 29 de
julio de 2016, por la cual se expide el Código Nacional de Seguridad y Convivencia
Ciudadana.
De igual forma deberá realizar monitoreos periódicos a la zona y ejecutar las medidas de
contención que sean necesarias para conservar el territorio que sea reubicado.
Las entidades demandadas, durante este trámite, deben atender de forma especial el
principio de economía para optimizar el uso del tiempo y procurar el nivel más alto de
calidad en sus actuaciones, en atención a las graves condiciones en que se encuentra la
comunidad. […]
De otro lado, se modificará el ordinal TERCERO de la sentencia impugnada en el sentido de
integrar el comité para la verificación de su cumplimiento conforme a los lineamientos del
Artículo 34 de la Ley 472 de 1998, el cual quedará así:
[…] TERCERO: CONFORMAR un comité para la verificación del cumplimiento de esta
providencia, el cual estará integrado por la Sala Primera de Decisión del Tribunal
Administrativo de Caldas a través de su magistrado ponente -quien lo presidirá-, por las
demandantes, por la alcaldía municipal de Manizales - Caldas, por la Corporación
Autónoma Regional de Caldas -Corpocaldas-, por la sociedad Aguas de Manizales S.A.
E.S.P., por la personería municipal de Manizales y por el agente del Ministerio Público, de
conformidad con lo establecido en el artículo 34 de la Ley 472 de 1998, quienes deberán
hacer seguimiento a lo ordenado en la presente decisión y rendir informes trimestrales
sobre las decisiones y acciones que se adopten y ejecuten para el cabal cumplimiento de la
sentencia. En el comité podrá participar cualquier persona que habite en la zona afectada
del barrio Bajo Cervantes. […].
Adicionalmente, como ya se indicó, conforme a la jurisprudencia de esta Sección y los principios
de solidaridad social, autoconservación y participación, se exhortará a la comunidad que habita
en el sector catalogado como de alto riesgo no mitigable para que participe en los programas de
reubicación y contribuya a prevenir nuevos eventos que atenten contra la vida y la integridad de
las personas.
Por último, según lo previsto en los Artículos 38 de la Ley 472 de 1998 y 365 del Código
General del Proceso , y atendiendo el criterio sostenido por la Sala Especial de Decisión No. 27
en providencia del 6 de agosto de 2019, a través del cual se unificó la jurisprudencia de la
Corporación respecto de la condena en costas procesales en acciones populares, no se condenará
en costas en esta instancia, porque no se comprobó su causación.
6. Regla Jurisprudencial
6.1. Responsabilidad estatal en los desastres naturales
Según el Consejo de Estado en la estructura participativa gubernativa “administrativamente, son
los municipios las entidades territoriales que ostentan la responsabilidad principal y directa en la
prevención y en la atención de desastres, de allí que los alcaldes como máximas autoridades son
los encargados de la implementación de los procesos de gestión del riesgo, incluyendo su
conocimiento y reducción y, el manejo de los desastres en el área de su jurisdicción, en la forma
señalada por el Artículo 14 de la Ley 1523 (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Primera, sentencia proferida el 12 de julio de 2018, C.P. Dr.
Hernando Sánchez Sánchez, núm. único de radicación 660012331000201000385-02(AP)).
Por tales razones, es evidente que el Municipio cuenta con la responsabilidad de orientar el
proceso de desarrollo en función del riesgo. Además, la labor correctiva de desalojo y
reubicación se enmarca en unos postulados constitucionales y legales que impiden al ente
territorial actuar de forma ineficiente, arbitraria o desconocer los derechos de los propietarios de
los bienes inmuebles.
Respecto de las reglas que deben seguir las autoridades territoriales en los procesos de
reubicación, la Corte Constitucional identificó los siguientes parámetros:
[…] (i) los alcaldes deben llevar a cabo un inventario de las zonas que presenten altos
riesgos para la localización de asentamientos humanos, entre otros factores, por estar
sujetas a derrumbes o deslizamientos; (ii) adelantar programas de reubicación de quienes
se encuentran en estos sitios, o implementar las medidas necesarias para eliminar el
respectivo riesgo; (iii) la entidad o el funcionario público que no cumpla con lo anterior
incurrirá en causal de mala conducta; (iv) cualquier interesado puede presentar ante el
alcalde o intendente, la solicitud de incluir una zona o asentamiento al señalado inventario;
(v) los inmuebles y las mejoras de quienes deben ser reubicados, pueden ser adquiridos a
través de enajenación voluntaria directa o mediante expropiación; (vi) los bienes antes
mencionados, adquiridos a través de las modalidades señaladas, pueden ser recibidos en
pago de los inmuebles donde fueren reubicados; (vii) el terreno a obtener debe pasar a ser
un bien de uso público administrado por la entidad que lo adquirió; (viii) las zonas de alto
riesgo deben ser desalojadas de manera obligatoria, por tanto, en caso de que quienes las
habitan se nieguen a ello, los alcaldes deben ordenar la desocupación en concurso con la
policía, así como la demolición de las construcciones averiadas. Finalmente, según lo
establecido en el artículo 56 de la Ley 9 de 1989, modificado por el artículo 5º de la Ley 2ª
de 1991, las autoridades que incumplan con lo dispuesto en la norma, incurren en el delito
de prevaricato por omisión […] (Ver Sentencias T-1094 de 2002 y T-149 de 2017).
También la SECCIÓN PRIMERA del CONSEJO DE ESTADO, en la sentencia de 1° de
junio de 2020, precisó cuáles son las acciones que deben observar los municipios cuando
reubican a las familias asentadas en zona de riesgo no mitigable, así:
[…] En consecuencia, la Sala considera que es necesario precisar las órdenes en el
siguiente sentido: […]
El Municipio (…) tiene la carga de reubicar directamente a las familias que no resultaron
damnificadas con ocasión del Fenómeno de la Niña y que no han sido beneficiadas con un
subsidio de vivienda, pero que habitan en zonas de alto riesgo no mitigable (…) teniendo
en cuenta que con ocasión de este proceso se probó que existe una situación de
vulnerabilidad de familias que no resultaron afectadas con el fenómeno invernal.
En consecuencia, la Sala ordenará al Municipio (…) dentro del término de dos (2) meses,
contado a partir de la ejecutoria de esta providencia, adelante las gestiones
administrativas, presupuestales y financieras para la reubicación definitiva de las
familias que no resultaron damnificadas con ocasión del Fenómeno de la Niña y que no
han sido beneficiadas con un subsidio de vivienda, pero que habitan en zonas de alto
riesgo no mitigable, en las rondas hídricas o en cotas de inundación en La Ceiba, El
Bambú y Espuma Baja.
Vencido el término anterior, el Municipio (…) deberá reubicar de forma definitiva en un
lugar que permita el acceso a los servicios públicos, por medio de un plan de vivienda
subsidiada, a las familias que no resultaron damnificadas con ocasión del Fenómeno de la
Niña y que no han sido beneficiadas con un subsidio de vivienda, pero que habitan en
zonas de alto riesgo no mitigable, en las rondas hídricas o en cotas de inundación en La
Ceiba, El Bambú y Espuma Baja. Lo anterior, en el término máximo de diez (10) meses,
contado a partir de la ejecutoria de la presente providencia.
La Sala le ordenará al Municipio (…) que, en el marco de sus competencias
constitucionales, legales y reglamentarias, en el término máximo de quince (15) días,
contado a partir de la ejecutoria de la presente providencia, realice un censo con el objeto
de determinar las características de la población beneficiaria de la medida de reubicación
indicada en el inciso anterior. El censo deberá contener la siguiente información:
El número de familias que habitan en zonas de alto riesgo no mitigable (…)
Para la reubicación de las familias que habitan viviendas ubicadas en las zonas de alto
riesgo no mitigable o en las zonas de inundación y que fueron construidas atendiendo la
normativa vigente y con la autorización expresa de las autoridades competentes, siguiendo
el procedimiento previsto para el efecto, la administración deberá aplicar el inciso segundo
del Artículo 56 de la Ley 9 de 1989, que dispone:
”[…] Se podrán adquirir los inmuebles y mejoras de las personas a ser reubicadas,
mediante enajenación voluntaria directa o mediante expropiación en los términos de la
presente ley. Cuando se trate de una enajenación voluntaria directa, se podrá prescindir
de las inscripciones en el folio de matrícula inmobiliaria de que trata el Artículo 13 de
esta ley. Los inmuebles y mejoras así adquiridos podrán ser recibidos en pago de los
inmuebles donde fueren reubicados los habitantes. Adquirido el inmueble, pasará a ser
un bien de uso público bajo la administración de la entidad que lo adquirió […]”.
Ahora bien, si los habitantes de los inmuebles ubicados en las zonas de alto riesgo no
mitigable, (…) se rehúsan a abandonar el sito, el Alcalde Municipal de Rionegro debe
ordenar la desocupación con el apoyo de las autoridades de Policía, en marco de la Ley
1801 de 29 de julio de 2016, por la cual se expide el Código Nacional de Seguridad y
Convivencia Ciudadana.
Las entidades demandadas, durante este trámite, deben atender de forma especial el
principio de economía para optimizar el uso del tiempo y procurar el nivel más alto de
calidad en sus actuaciones, en atención a las graves condiciones en que se encuentra la
comunidad. […](Resaltado del texto).
ARTÍCULO 40. Las leyes concernientes a la sustanciación y ritualidad de los juicios prevalecen
sobre las anteriores desde el momento en que deben empezar a regir. Pero los términos que
hubieren empezado a correr, y las actuaciones y diligencias que ya estuvieren iniciadas, se
regirán por la ley vigente al tiempo de su iniciación.
TITULO PRELIMINAR
CAPITULO UNICO
ARTÍCULO 1o. El ambiente es patrimonio común. El Estado y los particulares deben participar
en su preservación y manejo, que son de utilidad pública e interés social.
La preservación y manejo de los recursos naturales renovables también son de utilidad pública e
interés social.
2o. Prevenir y controlar los efectos nocivos de la explotación de los recursos naturales no
renovables sobre los demás recursos.
4o. La flora
5o. La fauna
9o. Los recursos biológicos de las aguas y del suelo y el subsuelo del mar territorial y de la zona
económica de dominio continental e insular de la República.
b). La defensa del ambiente y de los recursos naturales renovables contra la acción nociva
de fenómenos naturales;
2o. El ruido.
4o. Los bienes producidos por el hombre o cuya producción sea inducida o cultivada por él, en
cuanto incidan o puedan incidir sensiblemente en el deterioro ambiental.
ARTICULO 4o. Se reconocen los derechos adquiridos por particulares con arreglo a la ley
sobre los elementos ambientales y los recursos naturales renovables. En cuanto a su ejercicio,
tales derechos estarán sujetos a las disposiciones de este Código.
ARTICULO 5o. El presente Código rige en todo el territorio nacional, el mar territorial con su
suelo, subsuelo y espacio aéreo, la plataforma continental y la zona económica o demás espacios
marítimos en los cuales el país ejerza jurisdicción de acuerdo con el derecho internacional.
ARTICULO 6o. La ejecución de la política ambiental de este Código será función del gobierno
Nacional, que podrá delegarla en los gobiernos seccionales o en otras entidades públicas
especializadas.
4.4. CONSTITUCIÓN POLÍTICA
ARTICULO 8. Es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y
naturales de la Nación.
ARTICULO 78. La ley regulará el control de calidad de bienes y servicios ofrecidos y prestados
a la comunidad, así como la información que debe suministrarse al público en su
comercialización.
Serán responsables, de acuerdo con la ley, quienes en la producción y en la comercialización de
bienes y servicios, atenten contra la salud, la seguridad y el adecuado aprovisionamiento a
consumidores y usuarios.
El Estado garantizará la participación de las organizaciones de consumidores y usuarios en el
estudio de las disposiciones que les conciernen. Para gozar de este derecho las organizaciones
deben ser representativas y observar procedimientos democráticos internos.
ARTICULO 82. Es deber del Estado velar por la protección de la integridad del espacio público
y por su destinación al uso común, el cual prevalece sobre el interés particular.
Las entidades públicas participarán en la plusvalía que genere su acción urbanística y regularán
la utilización del suelo y del espacio aéreo urbano en defensa del interés común.
ARTICULO 90. El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.
1. Cumplir y hacer cumplir la Constitución, la ley, los decretos del gobierno, las ordenanzas, y
los acuerdos del concejo.
6. Sancionar y promulgar los acuerdos que hubiere aprobado el Concejo y objetar los que
considere inconvenientes o contrarios al ordenamiento jurídico.
7. Crear, suprimir o fusionar los empleos de sus dependencias, señalarles funciones especiales y
fijar sus emolumentos con arreglo a los acuerdos correspondientes. No podrá crear obligaciones
que excedan el monto global fijado para gastos de personal en el presupuesto inicialmente
aprobado.
8. Colaborar con el Concejo para el buen desempeño de sus funciones, presentarle informes
generales sobre su administración y convocarlo a sesiones extraordinarias, en las que sólo se
ocupará de los temas y materias para los cuales fue citado.
CAPÍTULO I.
OBJETO Y DEFINICIONES
ARTÍCULO 1o. La presente ley tiene por objeto reconocer a las comunidades negras que han
venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del
Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad
colectiva, de conformidad con lo dispuesto en los artículos siguientes. Así mismo tiene como
propósito establecer mecanismos para la protección de la identidad cultural y de los derechos de
las comunidades negras de Colombia como grupo étnico, y el fomento de su desarrollo
económico y social, con el fin de garantizar que estas comunidades obtengan condiciones reales
de igualdad de oportunidades frente al resto de la sociedad colombiana.
De acuerdo con lo previsto en el parágrafo 1o. del artículo transitorio 55 de la Constitución
Política, esta ley se aplicará también en las zonas baldías, rurales y ribereñas que han venido
siendo ocupadas por comunidades negras que tengan prácticas tradicionales de producción en
otras zonas del país y cumplan con los requisitos establecidos en esta ley.
1. Cuenca del Pacífico. Es la región definida por los siguientes límites geográficos: desde la
cima del volcán de Chiles en límites con la república del Ecuador, se sigue por la divisoria de
aguas de la Cordillera Occidental pasando por el volcán Cumbal y el volcán Azufral, hasta la
Hoz de Minamá; se atraviesa ésta, un poco más abajo de la desembocadura del río Guáitara y se
continúa por la divisoria de aguas de la Cordillera Occidental, pasando por el cerro Munchique,
los Farallones de Cali, Los Cerros Tatamá, Caramanta y Concordia; de este cerro se continúa por
la divisoria de aguas hasta el Nudo de Paramillo; se sigue en dirección hacia el Noroeste hasta el
alto de Carrizal, para continuar por la divisoria de las aguas que van al Río Sucio y al Caño
Tumarandó con las que van al río León hasta un punto de Bahía Colombia por la margen
izquierda de la desembocadura del río Surinque en el Golfo. Se continúa por la línea que define
la Costa del Golfo de Urabá hasta el hito internacional en Cabo Tiburón, desde este punto se
sigue por la línea del límite internacional entre la República de Panamá y Colombia, hasta el hito
equidistante entre Punta Ardita (Colombia), y Cocalito (Panamá), sobre la costa del Océano
Pacífico, se continúa por la costa hasta llegar a la desembocadura del río Mataje, continuando
por el límite internacional con la República de Ecuador, hasta la cima del volcán de Chiles,
punto de partida.
2. Ríos de la Cuenca del Pacífico. Son los ríos de la región Pacífica, que comprende:
a) La vertiente del Pacífico conformada por las aguas superficiales de los ríos y quebradas
que drenan directamente al Océano Pacífico y de sus afluentes; cuencas de los ríos Mira,
Rosario, Chaguí, Patía, Curay, Sanquianga, Tola, Tapaje, Iscuandé, Guapí, Timbiquí, Bubuey,
Saija, Micay, Naya, Yurumanguí, Tumba Grande, Tumbita, Cajambre, Mayorquin, Reposo,
Anchicayá, Dagua, Bongo, San Juan, Ijuá, Docampadó, Capiro, Ordó, Siriví, Dotendó, Usaraga,
Baudó, Piliza, Catripre, Virudo, Coqui, Nuquí, Tribuga, Chori, el Valle, Huaca, Abega, Cupica,
Changuera, Borojó, Curiche, Putumia, Juradó y demás cauces menores que drenan directamente
al Océano Pacífico;
b) Las cuencas de los ríos Atrato, Acandí y Tolo que pertenecen a la vertiente del Caribe.
3. Zonas rurales ribereñas. Son los terrenos aledaños a las riberas de los ríos señalados en el
numeral anterior que están por fuera de los perímetros urbanos definidos por los Concejos
Municipales de los municipios del área en consideración, de acuerdo con lo dispuesto en el
Código del Régimen Municipal (Decreto 1333 de 1986), y en las normas que lo adicionen,
desarrollen o reformen, y en las cuales se encuentre asentada la respectiva comunidad.
4. Tierras baldías. Son los terrenos situados dentro de los límites del territorio nacional que
pertenecen al estado y que carecen de otro dueño, y los que, habiendo sido adjudicados con ese
carácter, deban volver a dominio del estado, de acuerdo con lo que dispone el artículo 56 de la
Ley 110 de 1913, y las normas que lo adicionen, desarrollen o reformen.
CAPÍTULO II.
PRINCIPIOS
4. La protección del medio ambiente atendiendo a las relaciones establecidas por las
comunidades negras con la naturaleza.
4.6. LEY 99 DE 1993
Por la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente, se reordena el Sector Público encargado
de la gestión y conservación del medio ambiente y los recursos naturales renovables, se
organiza el Sistema Nacional Ambiental, SINA y se dictan otras disposiciones.
TÍTULO I.
FUNDAMENTO DE LA POLÍTICA AMBIENTAL COLOMBIANA
1. El proceso de desarrollo económico y social del país se orientará según los principios
universales y del desarrollo sostenible contenidos en la Declaración de Río de Janeiro de junio de
1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo.
2. La biodiversidad del país, por ser patrimonio nacional y de interés de la humanidad, deberá ser
protegida prioritariamente y aprovechada en forma sostenible.
3. Las políticas de población tendrán en cuenta el derecho de los seres humanos a una vida
saludable y productiva en armonía con la naturaleza.
4. Las zonas de páramos, subpáramos, los nacimientos de agua y las zonas de recarga de
acuíferos serán objeto de protección especial.
5. En la utilización de los recursos hídricos, el consumo humano tendrá prioridad sobre cualquier
otro uso.
9. La prevención de desastres será materia de interés colectivo y las medidas tomadas para evitar
o mitigar los efectos de su ocurrencia serán de obligatorio cumplimiento.
10. La acción para la protección y recuperación ambientales del país es una tarea conjunta y
coordinada entre el Estado, la comunidad, las organizaciones no gubernamentales y el sector
privado. El Estado apoyará e incentivará la conformación de organismos no gubernamentales
para la protección ambiental y podrá delegar en ellos algunas de sus funciones.
11. Los estudios de impacto ambiental serán el instrumento básico para la toma de decisiones
respecto a la construcción de obras y actividades que afecten significativamente el medio
ambiente natural o artificial.
12. El manejo ambiental del país, conforme a la Constitución Nacional, será descentralizado,
democrático, y participativo.
13. Para el manejo ambiental del país, se establece un Sistema Nacional Ambiental, SINA, cuyos
componentes y su interrelación definen los mecanismos de actuación del Estado y la sociedad
civil.
14. Las instituciones ambientales del Estado se estructurarán teniendo como base criterios de
manejo integral del medio ambiente y su interrelación con los procesos de planificación
económica, social y física.
ARTICULO 16. VALORACION DE DAÑOS. Dentro de cualquier proceso que se surta ante
la Administración de Justicia, la valoración de daños irrogados a las personas y a las cosas,
atenderá los principios de reparación integral y equidad y observará los criterios técnicos
actuariales.
"ARTÍCULO 171. CONDENA EN COSTAS. En todos los procesos, con excepción de las
acciones públicas, el Juez, teniendo en cuenta la conducta asumida por las partes, podrá condenar
en costas a la vencida en el proceso, incidente o recurso, en los términos del Código de
Procedimiento Civil."
ARTICULO 47. CADUCIDAD. Sin perjuicio de la acción individual que corresponda por la
indemnización de perjuicios, la acción de grupo deberá promoverse dentro de los dos (2) años
siguientes a la fecha en que se causó el daño o cesó la acción vulnerante causante del mismo
ARTICULO 49. EJERCICIO DE LA ACCION. Las acciones de grupo deben ejercerse por
conducto de abogado.
Cuando los miembros del grupo otorguen poder a varios abogados, deberá integrarse un comité y
el juez reconocerá como coordinador y apoderado legal del grupo, a quien represente el mayor
número de víctimas, o en su defecto al que nombre el comité.
[…]
TITULO PRIMERO.
DISPOSICIONES GENERALES.
CAPITULO I.
LA PROPIEDAD ESTATAL.
ARTÍCULO 1. OBJETIVOS. El presente Código tiene como objetivos de interés público
fomentar la exploración técnica y la explotación de los recursos mineros de propiedad estatal y
privada; estimular estas actividades en orden a satisfacer los requerimientos de la demanda
interna y externa de los mismos y a que su aprovechamiento se realice en forma armónica con
los principios y normas de explotación racional de los recursos naturales no renovables y del
ambiente, dentro de un concepto integral de desarrollo sostenible y del fortalecimiento
económico y social del país.
ARTÍCULO 8. YACIMIENTO DESCUBIERTO. Para todos los efectos del presente Código,
se entiende que un yacimiento ha sido técnicamente descubierto cuando, con la aplicación de los
principios, reglas y métodos propios de la geología y la ingeniería de minas, se ha establecido la
existencia de una formación o depósito que contiene reservas probadas de uno o varios
minerales, de interés económico.
ARTÍCULO 9. PROPIEDAD DE LAS CANTERAS. Los propietarios de predios que de
conformidad con el artículo 4o del Decreto 2655 de 1988, hubieren inscrito en el Registro
Minero Nacional las canteras ubicadas en dichos predios, como descubiertas y explotadas antes
de la vigencia de tal decreto, conservarán su derecho, en las condiciones y términos señalados en
el presente Código.
ARTÍCULO 10. DEFINICIÓN DE MINA Y MINERAL. Para los efectos de este Código se
entenderá por mina, el yacimiento, formación o criadero de minerales o de materias fósiles, útil y
aprovechable económicamente, ya se encuentre en el suelo o el subsuelo. También para los
mismos efectos, se entenderá por mineral la sustancia cristalina, por lo general inorgánica, con
características físicas y químicas propias debido a un agrupamiento atómico específico.
ARTÍCULO 12. SALINAS. De conformidad con el artículo 5o de este Código, los depósitos y
yacimientos de sal gema, para todos los efectos legales, son de propiedad del Estado y deberán
regularse por lo dispuesto en este Código.
También pertenecen al Estado, como bienes fiscales concesibles, la sal marina y las vertientes de
agua salada cuya concentración sea superior a seis (6) grados B del areómetro de Beaumé.
La exploración y explotación de los yacimientos y depósitos de sal gema, sal marina y vertientes
de agua salada, se hará sometida al régimen común de la concesión regulada por este Código.
CONSIDERANDO:
Que de conformidad con el artículo 317 de la Ley 685 de 2001, la autoridad minera o concedente
es el Ministerio de Minas y Energía o la autoridad nacional, que tenga a su cargo la
administración de los recursos mineros, la promoción a la industria minera, la administración del
recaudo y distribución de las contraprestaciones económicas que señala el Código de Minas.
Que con el fin de buscar mayor eficiencia en la administración del recurso minero se hace
necesario crear una entidad especializada que se encargue de los procesos de titulación, registro,
asistencia técnica, fomento, promoción y vigilancia de las obligaciones emanadas de los títulos y
solicitudes de áreas mineras.
Que en los literales e) y f) del artículo 18 de la Ley 1444 de 2011 se confirieron facultades
extraordinarias al Presidente de la República para crear entidades y organismos de la Rama
Ejecutiva del Orden Nacional y señalar sus objetivos y estructura orgánica.
DECRETA:
CAPÍTULO I
CREACIÓN DE LA AGENCIA NACIONAL DE MINERÍA, ANM.
ARTÍCULO 2o. DOMICILIO. La Agencia Nacional de Minería, ANM, tendrá como domicilio
la ciudad de Bogotá, D. C., y ejercerá sus funciones a nivel nacional, para lo cual podrá contar
con dependencias o unidades a nivel territorial.
ARTÍCULO 4o. FUNCIONES. Son funciones de la Agencia Nacional de Minería, ANM las
siguientes:
2. Administrar los recursos minerales del Estado y conceder derechos para su exploración y
explotación
9. Determinar la información geológica que los beneficiarios de títulos mineros deben entregar,
recopilarla y suministrarla al Servicio Geológico Colombiano.
11. Administrar y disponer de los bienes muebles e inmuebles que pasen al Estado por
finalización de los contratos de concesión y demás títulos mineros en que aplique cláusula de
reversión.
13. Apoyar la realización de los procesos de consulta previa a los grupos étnicos en coordinación
con las autoridades competentes.
14. Dar apoyo al Ministerio de Minas y Energía en la formulación y ejecución de la política para
prevenir y controlar la explotación ilícita de minerales.
15. Fomentar la seguridad minera y coordinar y realizar actividades de salvamento minero sin
perjuicio de la responsabilidad que tienen los particulares en relación con el mismo.
16. Reservar áreas con potencial minero, con el fin de otorgarlas en contrato de concesión.
17. Ejercer las demás actividades relacionadas con la administración de los recursos minerales de
propiedad estatal.
18. Las demás que le sean asignadas y que le delegue el Ministerio de Minas y Energía, de
conformidad con las normas vigentes.
2. Los bienes, derechos y recursos que la Nación y las entidades descentralizadas territorialmente
o por servicios, de cualquier orden, le transfieran a cualquier título.
4. Los recursos que reciba por concepto de canon superficiario o cualquier otra compensación o
contraprestación de origen contractual.
5. Los recursos que reciba por concepto de regalías cuando desarrolle por delegación del
Ministerio de Minas y Energía la función de fiscalización.
6. Los derechos de producción y los bienes muebles e inmuebles que pasen al Estado por
terminación de los contratos de exploración y explotación minera vigentes y aquellos que
suscriba la Agencia Nacional de Minería, ANM en que aplique cláusula de reversión.
7. Los demás bienes o recursos que la Agencia Nacional de Minería, ANM adquiera o reciba a
cualquier título.
ARTÍCULO 615. Modifíquese el artículo 150 de la Ley 1437 de 2011, el cual quedará así:
3. Si el recurso fue sustentado oportunamente y reúne los demás requisitos legales, se concederá
mediante auto en el que se dispondrá remitir el expediente al superior. Recibido el expediente
por el superior, este decidirá sobre su admisión si encuentra reunidos los requisitos.
4. Desde la notificación del auto que concede la apelación y hasta la ejecutoria del que la admite
en segunda instancia, los sujetos procesales podrán pronunciarse en relación con el recurso de
apelación formulado por los demás intervinientes.
5. Si fuere necesario decretar pruebas, una vez practicadas, el superior autorizará la presentación
de alegatos por escrito, para lo cual concederá un término de diez (10) días. En caso contrario, no
habrá lugar a dar traslado para alegar. El secretario pasará el expediente al despacho para dictar
sentencia dentro de los diez (10) días siguientes de concluido el término para alegar o de
ejecutoria del auto que admite el recurso.
6. El Ministerio Público podrá emitir concepto desde que se admite el recurso y hasta antes de
que ingrese el proceso al despacho para sentencia.
7. La sentencia se dictará dentro de los veinte (20) días siguientes. En ella se ordenará
devolver el expediente al juez de primera instancia para su obedecimiento y cumplimiento.
(…)
En la providencia en comento, luego de hacer un detallado recuento de los antecedentes
jurisprudenciales aplicables, se precisó que la indemnización colectiva de que trata el
artículo 65 de la Ley 472 de 1998, corresponde a la sumatoria del perjuicio liquidado para
cada uno de los miembros del grupo - incluyendo los que estimativamente se considere
que concurrirán luego de haberse proferido el fallo- y se indicó que no es estrictamente
necesario que todos los miembros del grupo acrediten los perjuicios sufridos
individualmente a efectos de liquidar su indemnización, siempre que existan elementos
objetivos que permitan efectuar la respectiva tasación.
(…)