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La Tabla Periódica
La Tabla Periódica
Resumen
Un elemento es la parte básica del todo, es una sustancia pura que no puede
dividirse en partes más pequeñas, es decir, sus propiedades intrínsecas lo
diferencian del resto de los elementos. Cada uno de los elementos químicos tiene
un enlace que explica sus propiedades químicas, efectos sobre el medio ambiente
e incluso el nombre del descubridor de cada elemento. La tabla periódica es una
herramienta muy importante en nuestra vida, gracias a ésta podemos predecir o
relacionar las propiedades de los elementos debido a que ésta tiene tal
organización que podemos observar una periodicidad en ellos. Ésta está
organizada mediante el número atómico de manera ascendente, de tal manera
que los elementos que forman parte de la misma columna tienen propiedades
similares. Toda materia conocida en el universo está formada por diversas
combinaciones de los 118 elementos conocidos y que se presentan en la tabla
periódica. Se encuentra en constante desarrollo desde su creación por Mendeléiev
en 1869, desde entonces ha sido mejorada y actualizada por varios científicos,
debido al descubrimiento y estudio de nuevos elementos. Sin embargo, ésta
presenta limitaciones, debido a que describe las propiedades físicas y químicas en
su estado basal y la gran mayoría de los elementos de la naturaleza tienen un
estado de oxidación diferente a cero. Ésta ha sido una herramienta con la que
podemos aplicar el entendimiento de una gran variedad de procesos geoquímicos,
desde la diferenciación del manto de la Tierra, hasta procesos de meteorización,
hidrogeoquímica y la mineralogía.
1. Introducción
2. Desarrollo
Podemos decir que la formación de la tabla periódica comenzó desde el año de
1669, cuando Henning Brand, un alquimista, descubrió el fosforo, sin darse cuenta
que había descubierto un elemento químico. A medida que fue pasando el tiempo
se hicieron descubrimientos de nuevos elementos y comenzaba la necesidad de
ordenarlos de una forma efectiva. Dalton había propuesto un sistema de símbolos
para poder determinarlos y en base a esto, Vérselas mejoró la idea y la
implementó, haciéndolo de una manera más lógica.
En 1815, el físico londinense William Prout propuso otro principio general. En
varios artículos que publicó de forma anónima, Pruitt escribió que el hecho de que
muchos elementos muestren pesos atómicos como múltiplos enteros del peso del
hidrógeno sugiere que todos los elementos están hechos de más hidrógeno.
Incluso afirmó que significaba la unidad básica de las cosas. Pero algunos
elementos, como el nitrógeno, tienen un valor de 12,6 frente al hidrógeno, lo que
parece contradecir la hipótesis de De Brut. Los defensores de Prott argumentan
que estos eventos son anomalías que eventualmente desaparecerán con
determinaciones más precisas de los pesos atómicos.
Las maneras de organizar no tomaron lugar sino hasta 1817, cuando el científico
Johan Döbereiner hizo observaciones específicas sobre el peso atómico del
estroncio, el calcio y el bario. Para 1829, propuso que en la naturaleza existían
triadas de elementos, es decir, agrupaciones de tres elementos que tienen relación
entre sí, dando lugar a la famosa Ley de las triadas. En 1862 Alexandre-Emile
Béguyer propuso una clasificación de los elementos en forma de elipse que llamó
caracol telúrico, que consistía en un cilindro donde fueron colocados los elementos
en función creciente de sus pesos atómicos, de tal manera que la generatriz
intercepta a los elementos de propiedades semejantes. Luego de esto, en 1864
Newlands publicó su versión de la tabla periódica y propuso la Ley de las Octavas,
esta ley establecía que en un elemento dado presentaría unas propiedades
análogas al octavo elemento siguiendo la tabla como una partitura en un
pentagrama. Meyer, Por su parte, construyó una tabla extendida en 1869 que
competía directamente con Mendeléiev.
La tabla de Mendeléiev de 1869, un químico ruso que dio un salto enorme en la
tabla periódica, ordenó los 63 elementos conocidos. Propuso ordenar los
elementos de menor a mayor según su masa atómica, él dejaba espacios en
blanco, asegurándose de que en una misma columna todos los elementos tuviesen
propiedades similares, prediciendo que había elementos aún no descubiertos.
También ofrecía sus propiedades, por ejemplo, había propuesto que debajo del
aluminio debía haber un elemento metálico con una densidad exacta de 6g/cm 2
cúbico y con bajo punto de fusión.
6 años después, en 1875, el químico francés Paul Lecoq descubrió el galio, un
elemento que cumplía con todas las predicciones de Mendeléiev. Con su tabla de
Mendeléiev sentó uno de los pilares de la química moderna, basándose en la idea
de que las propiedades de los elementos presentan patrones que se repiten
periódicamente. Aún después de este descubrimiento, aún faltaban varios detalles
por pulir. Los trabajos de Morris William Travers y John William Strutt de entre
1895 y 1898, permitieron identificar los gases nobles y organizarlos en los últimos
pasos para llegar a la tabla periódica que tenemos hoy en día.
Ya para el año de 1914, el científico Henry Moseley demostró que los registros de
la emisión de rayos X de los átomos pueden ordenarse en forma sucesiva. Dedujo
que existe un orden numérico en el que pueden ser colocados los elementos con
base en ello en lugar de seguir el de los pesos atómicos utilizado por Mendeléiev.
Alfred Werner propuso la estructura de que el número atómico fuera el número
ordenador de la tabla y estructurarla en 18 grupos o columnas y 7 períodos o filas.
Cada grupo de la tabla periódica es una columna vertical que corresponde a una
serie química. Los elementos del mismo grupo tienen la misma configuración
electrónica en su capa más externa y como consecuencia presentan similares
propiedades físicas y químicas. Los elementos 1, 2 y 3 a 18 se denominan
representativos los elementos del 3 al 12 son los elementos de transición. Los
lantánidos y actínidos son los elementos de transición interna.
Los períodos agrupan los elementos químicos según la capa a la que pertenezcan
los últimos electrones. El primer periodo contiene 2 elementos, en el segundo y
tercer periodo, 8 elementos en el cuarto y quinto elemento 18, y en el sexto y
séptimo 32 elementos.
En 1951, el científico estadounidense, Glenn Theodore Seaborg fue co-descubridor
de numerosos elementos transuránicos desde el plutonio al fermio que están
incluidos en el Grupo de los actínidos. Hasta el día de hoy se han seguido
descubriendo elementos radiactivos sintéticos, es decir, que no se presentan en la
naturaleza, sino que son elaborados por nosotros, los humanos. Todos éstos son
pesados. Son 15 elementos que van desde el 104 rutherfordio hasta el 118
oganeson y se colocan en la tabla periódica, a continuación de laurencio en la serie
de los actínidos para mantener las propiedades de los elementos del grupo.
Por último, tenemos las tierras raras que se denominan así a 17 elementos, que
son 15 lantánidos y el escandio y el itrio tienen propiedades similares y destacan
por sus propiedades magnéticas, son esenciales para producir una gran cantidad
de productos electrónicos. Este apartado no es escaso, la única dificultad que tiene
es encontrarlos en concentraciones suficientes para poder extraerlos y que valga la
pena, ya que puede llevar a riesgos medioambientales y para la salud.
3. Conclusión