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TOCA PENAL NÚMERO 33/2019.

HONORABLE TRIBUNAL UNITARIO


DEL VIGÉSIMO OCTAVO CIRCUITO.

JOSÉ MACÍAS GONZÁLEZ, con la personalidad que tengo reconocida en autos


del procedimiento de apelación cuyo número citó al rubro, comparezco para
exponer:

Por medio del presente escrito y con fundamento en los artículos 363, 364 y
demás relativos del Código Federal de Procedimientos Penales, vengo a
expresar de mi parte los agravios que considero me causa el auto de formal
prisión dictado por la ciudadana Jueza Segundo de Distrito en el Estado, por lo
que pasó a precisar los mismos.

AGRAVIOS

PRIMERO. En el auto de formal prisión que impugno, la ciudadana Jueza


Segundo de Distrito en el Estado, inobservó lo dispuesto por el artículo 19 de la
Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos, que a la letra establece:

“Artículo 19. Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de
setenta y dos, a partir de que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se
justifique con un auto de formal prisión en el que se expresarán: el delito que se impute
al acusado; el lugar, tiempo y circunstancias de ejecución, así como los datos que arroje
la averiguación previa, los que deberán ser bastantes para comprobar el cuerpo del
delito y hacer probable la responsabilidad del indiciado…”

En ese orden de ideas, debemos de considerar, básicamente, el contenido del


delito que se me imputa previsto en el artículo 97 de la Ley General de Bienes
Nacionales que a la letra dice:

“…La misma pena se impondrá a quien, a sabiendas de que un bien pertenece a la


Nación, lo explote, use o aproveche sin haber obtenido previamente, concesión,
permiso, autorización, o celebrado contrato con la autoridad competente…”1

Bajo estas premisas iniciales, un requisito sine quanon para acreditar la


existencia del ilícito por el que se me acusa, es justificar, precisa e
indubitablemente, la propiedad a favor de la nación de un bien inmueble que se

1 Reformado por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha 25 de mayo de 1987.
El subrayado es nuestro.
explote, use o aproveche indebidamente, y no haciéndolo así, desde mi punto de
vista, es la base por la que afirmó que la citada jueza inobservó dicho numeral.
Así pues, no consta con precisión la identidad del bien inmueble que fue de mi
propiedad como aquel o aquellos bienes a los cuales se refiere el decreto de
fecha veinte de octubre de mil novecientos ochenta y dos, publicado en el Diario
Oficial de la Federación, que amplió el derecho de vía a treinta metros por el lado
derecho del eje de la carretera.

En efecto, el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha


veinte de octubre de mil novecientos ochenta y dos, se estableció en el
ARTÍCULO PRIMERO de la citada norma jurídica textualmente lo siguiente:

“ARTÍCULO PRIMERO. Se declara de utilidad pública la ampliación de la carretera


Puebla-Tlaxcala-Ocotoxco, tramo Santa Ana-Chiautempan-Ocotoxco, subtramo
libramiento Santa Ana-Chiautempan, ubicada en el Municipio de Tlaxcala, Estado
del mismo nombre, por lo que se decreta la expropiación de una superficie de
14,744.50 m2 (14-87-44.50 hectáreas), cuyos datos de localización son los siguientes:
… continúa tramo tangente de 465.26 m. y R.A.C. N 5°13’ E hasta el PC = 1+268.22
donde se inicia curva simple con las siguientes características: Delta = 30°00’ derecha,
G = 4°00’, ST = 76.78 m., Lc = 150.00 m., R = 286.48 m., hasta el PT = 1+418.22 punto
donde se desplaza el eje de proyecto, cambiando la amplitud del derecho de vía a 30.00
m. a la derecha y 20.00 m. a la izquierda del mencionado eje de proyecto …”

Primeramente debo hacer notar a este Tribunal Ad Quem, que el decreto cuya
parte correspondiente he transcrito en el parágrafo inmediato anterior, establece
que se declara de utilidad pública la ampliación de la carretera a que alude, dice,
ubicada en el Municipio de Tlaxcala, Estado del mismo nombre, lo que
verdaderamente es trascendente y vital para el proceso que se sigue en mi
contra, pues el hecho de que el decreto marque que el lugar de ubicación de la
ampliación de carretera es el Municipio de Tlaxcala, cambia por completo el
contexto en el que se viene siguiendo la causa penal en que se actúa, puesto
que, tal y como lo he probado irrefutablemente en el sumario, el que suscribe fui
propietario de un bien inmueble y construí los locales, materia de esta litis, que
se encuentra ubicado en el Municipio de Apetatitlán de Antonio Carvajal 2, no
de un bien inmueble ubicado en el Municipio de Tlaxcala, Tlaxcala, lo que da
como consecuencia que estemos, jurídicamente, ante la presencia de
ubicaciones diferentes, pues, por lógica jurídica, un bien no puede pertenecer a
dos municipios distintos, salvo casos excepcionales en los que la autoridad
debería demostrar lo contrario.

2 El título de la propiedad que en su momento tuve, se encuentra visible a fojas 91 a la 94 del sumario. Además,
existen diversas constancias municipales que acreditan inquebrantablemente la ubicación del bien afecto a esta
causa, visibles a fojas números 15, 17, 18, 26, y en general en todas las comunicaciones oficiales dirigidas al que
suscribe.
Lo anterior es de tal manera trascendental, que se traduce en el hecho de que, si
bien es cierto que en la actualidad el infrascrito tengo conocimiento de la
existencia del decreto expropiatorio de fecha veinte de octubre de mil
novecientos ochenta y dos, también es cierto que dicho decreto no afectó los
bienes y derechos de mi esfera jurídica, ya que el bien que fue de mi propiedad,
denominado “Los Metepantles”, se encuentra ubicado en la población de San
Pablo Apetatitlán, Tlaxcala, que pertenece a un Municipio diferente al cual se
refiere el decreto expropiatorio.

Considerar lo contrario a lo esgrimido en el párrafo inmediato anterior, sería tanto


como dejar en estado de indefensión a todas y cada una de las personas cuyos
predios tuvieran alguna similitud, puesto que, verbigracia, si dos predios tuvieren
la misma denominación, pero pertenecieran a diversos municipios, o aún más,
de diversa entidad federativa, y no fueren descritos correctamente en el decreto
expropiatorio, los propietarios del mismo vivirían bajo la incertidumbre jurídica de
saber si su predio sería expropiado o no, lo que no debe suceder, puesto que los
decretos son normas de derecho específicas, cuyo alcance limitado no puede
transgredir la esfera de derechos de personas, cuyos bienes o derechos no
están contemplados expresamente por el mencionado acto jurídico, luego
entonces, aplicando lo anterior al caso concreto, al haberse señalado en el
decreto expropiatorio de fecha veinte de octubre de mil novecientos ochenta y
dos que la ampliación de la carretera se encontraba en el Municipio de Tlaxcala,
Tlaxcala, se debe entender que el área que comprende dicha expropiación se
encuentra en el Municipio de Tlaxcala, puesto que es ahí y no en otro lugar en
donde se señala como ampliación de la carretera aludida, lo que nos lleva a
considerar que sólo en el Municipio de Tlaxcala hubo expropiación para lograr la
ampliación de la Carretera Puebla – Santa Ana – Apizaco, y esto trae como
consecuencia que mi derecho de propiedad de la finca denominada “Los
Metepantles”, se encuentra intocado y a salvo de todo gravamen o derecho
alguno que alguien pudiera argüir en mi contra.

Ahora bien, en este mismo tenor, como lo he manifestado y ha quedado


demostrado en el expediente número 19/2003 del Juzgado Segundo de Distrito
en el Estado, el que suscribe fui propietario del bien inmueble denominado “Los
Metepantles”, ubicado en la población de Apetatitlán Tlaxcala, que cuenta con
las siguientes medidas y colindancias:
NORTE. Cinco metros, linda con propiedad sucesión de José Ilhuicatzi;
SUR. Cinco metros, linda con propiedad sucesión de Dolores Cuahutle;
ORIENTE. Treinta y seis metros, linda con propiedad de Julia Ahuatzi Teomitzi;
PONIENTE. Treinta y seis metros, linda con la autopista Puebla-Apizaco.

En virtud de lo anterior, se colige que soy poseedor precario y fui propietario de


un bien inmueble que no se ha especificado en el decreto, cuya parte
correspondiente he transcrito con antelación, aunado a que en el proceso
seguido en mi contra, no existe medio de convicción alguno que acredite que mi
finca se encuentra en el área de la que habla el referido decreto, y aun más si el
inmueble referido se encuentra precisamente en el área comprendida como: “…
tramo tangente de 465.26 m. y R.A.C. N 5°13’ E hasta el PC = 1+268.22 donde se inicia
curva simple con las siguientes características: Delta = 30°00’ derecha, G = 4°00’, ST =
76.78 m., Lc = 150.00 m., R = 286.48 m., hasta el PT = 1+418.22 punto donde se
desplaza el eje de proyecto, cambiando la amplitud del derecho de vía a 30.00 m. a la
derecha y 20.00 m. a la izquierda del mencionado eje de proyecto …”, a la que se
refiere el citado decreto; tampoco existe prueba o demostración de que ésta área
sea a la que se haya referido tanto la representación social como el Juez A Quo,
ya que, como lo aseveré con antelación, no existe prueba alguna que
especifique a qué área de todas las señaladas en el decreto de veinte de octubre
de mil novecientos ochenta y dos, se encuentra inserto el bien afecto a esta litis.

En este tenor, de acuerdo con la jurisprudencia que en continuas ocasiones han


establecido los Tribunales Federales de la Nación, el medio probatorio idóneo
para demostrar la identidad de un bien es la prueba pericial en topografía, en
algunos casos llamada en Agrimensura, permitiéndose en este acto transcribir
un criterio orientador que reafirma mi dicho:

Novena Época. Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


SEXTO CIRCUITO. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo:
XIII, Enero de 2001. Tesis: VI.1o.C. J/13. Página: 1606. PERICIAL EN AGRIMENSURA.
ES LA PRUEBA IDÓNEA PARA ACREDITAR LA IDENTIDAD DE INMUEBLES. Aun
cuando la pericial en agrimensura no es la única prueba con la que se pueda acreditar la
identidad de bienes inmuebles, sin embargo sí es la idónea para ello, pues con los datos
que verifique el perito se podrá determinar si el bien que se reclama es o no el mismo
que detenta el demandado.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO.
Amparo directo 289/89. Salomón Guzmán García. 11 de septiembre de 1989.
Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Manuel Acosta
Tzintzun.
Amparo en revisión 338/94. Paula Teresa Sosa Sánchez. 28 de octubre de 1994.
Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: Ezequiel Tlecuitl
Rojas.
Amparo en revisión 434/94. Gregorio Miguel Cuéllar Flores. 27 de enero de 1995.
Unanimidad de votos. Ponente: Rosa María Temblador Vidrio. Secretario: Jorge Alberto
González Álvarez.
Amparo en revisión 179/96. Irene Montes de Oca Cervantes. 7 de mayo de 1996.
Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Manuel Acosta
Tzintzun.
Amparo en revisión 457/2000. Unión de Crédito General, S.A. de C.V., Organización
Auxiliar de Crédito, por conducto de su representante legal. 28 de noviembre de 2000.
Unanimidad de votos. Ponente: Rosa María Temblador Vidrio. Secretaria: Verónica
Marroquín Arredondo.
Véase: Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo XIV, diciembre de
1994, tesis II.1o.C.T.204 C, de rubro: "IDENTIDAD DE INMUEBLES. LA PERICIAL ES
LA PRUEBA IDÓNEA PARA LA.".

Me permito de igual forma, transcribir parte de la ejecutoria dictada en el amparo


en Revisión 457/2000, dictada por el Primer Tribunal Colegiado en materia Civil
del Sexto Circuito:

“Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Instancia: Tribunales


“Colegiados de Circuito. Época: NOVENA ÉPOCA. Tomo: XIII, Enero de 2001. Página:
“1607. AMPARO EN REVISIÓN 457/2000. UNIÓN DE CRÉDITO GENERAL, S.A DE
“C.V., ORGANIZACIÓN AUXILIAR DE CRÉDITO, POR CONDUCTO DE SU
“REPRESENTANTE LEGAL.
“CONSIDERANDO:
“TERCERO.-Son inoperantes en parte, inatendibles en otra, e infundados en lo restante
“los agravios hechos valer…

“… Al respecto, debe decirse que no asiste la razón al recurrente, a virtud de que como
bien lo adujo el Juez Federal en la sentencia recurrida, la prueba idónea para demostrar
la identidad del inmueble del que se ostentó como propietario y posesionario, con aquel
que fue materia del procedimiento de origen, es precisamente la prueba pericial
topográfica, dado que sólo los ingenieros peritos pueden precisar la identidad de los
predios, con base en los títulos de propiedad exhibidos por las partes, y emitir su
opinión técnica determinando si se trata o no del mismo inmueble o de si uno de éstos
está comprendido dentro del otro, máxime si, como lo aduce el disconforme, son
distintas las medidas y colindancias plasmadas en el título de propiedad de aquel que
exhibió la parte actora en el procedimiento de origen, pues de lo contrario el juzgador se
encuentra imposibilitado para hacer declaración alguna al respecto, pues no es
jurídicamente correcta la acreditación de tal extremo con meras suposiciones sino con la
opinión técnica de dictámenes periciales; de ahí que con independencia de la calle y
números oficiales asignados a los predios y a los croquis que obran en autos, la
probanza de mérito era necesaria para que el peticionario de garantías, actual
recurrente, acreditara su interés jurídico. En tal virtud, si el quejoso como tercero
extraño en el juicio natural, no demostró con prueba idónea la identidad del inmueble
materia del procedimiento de origen, con la del inmueble cuya propiedad y posesión
ostentó, es evidente que, como bien lo adujo el Juez de Distrito, no podía afirmarse que
dicho acto le causara perjuicio y, por ende, debía concluirse que el mismo no afectaba
su interés jurídico. De ahí lo infundado del anterior motivo de inconformidad…”

De lo transcrito con antelación se debe deducir que en el supuesto de que exista


controversia o discrepancia entre dos títulos es necesaria la prueba pericial en
agrimensura o topografía para determinar si se está hablando de los mismos
predios; en el caso concreto es necesaria dicha probanza para determinar si el
predio al que se refiere el decreto de fecha veinte de octubre de mil novecientos
ochenta y dos y el predio que fue de mi propiedad son el mismo, pues existe una
discrepancia, ya que en ningún momento el decreto referido se refiere al bien
inmueble ubicado en la población de Apetatitlán Tlaxcala, conocido como “Los
Metepantles” cuyas medidas y colindancias han quedado precisadas a lo largo
del proceso cuyo auto de formal prisión combato.

No deben tomarse los dictámenes periciales que existen en el sumario como


suficientes para acreditar que el área a que se refiere el decreto expropiatorio de
veinte octubre de mil novecientos ochenta y dos, y el predio del cual fui
propietario son los mismos, pues los dictámenes periciales que corren
agregados en autos del proceso 19/2003 del índice del Juzgado Segundo de
Distrito en el Estado se dedican única y exclusivamente a determinar si mi
antiguo bien inmueble se encuentra invadiendo el derecho de vía en el kilómetro
30+900, más ninguno de los dictámenes periciales refiere la forma en cómo el
perito que emite cada uno de ellos, se cerciore de que el bien que fue de mi
propiedad era el mismo del que habla el decreto expropiatorio. Aunado a lo
anterior, me parece que los peritos que tuvo en consideración el Ministerio
Público para determinar la averiguación previa iniciada en mi contra, y que sirvió
de base al Juez Segundo de Distrito para dictar en mi contra auto de formal
prisión dentro de la multicitada causa penal, no se cercioran más que del hecho
de si el inmueble de mi propiedad se encontraba a treinta metros o no del eje de
proyecto de carretera, y no si efectivamente el área a que alude el decreto
expropiatorio es el área coincidente con el bien del que fui propietario, previo
análisis del decreto referido y análisis de campo, con el bien inmueble de mi
propiedad.

En este tenor, al no encontrarse acreditada la identidad de mi bien con aquel al


que hace alusión el tantas veces referido decreto, la ciudadana Jueza Segundo
de Distrito en el Estado, inobservó lo dispuesto en el artículo 19 de la Carta
Magna, pues para acreditar el cuerpo del delito debió haberse acreditado
previamente la existencia de un bien, en este caso el que fue mío, dentro del
área expropiada y a que hace alusión el referido decreto, por lo que considero
que esta autoridad Federal debe Revocar el Auto de Formal Prisión de fecha
cuatro del abril de la presente anualidad, por no encontrarse acreditado el cuerpo
del delito dentro de la causa penal, al no haber clara identidad del bien aludido
por el decreto y el inmueble que fue propiedad del firmante, es decir no haberse
probado que el inmueble que fue de mi propiedad es ahora propiedad de la
Nación, pues el mismo no se especifica en el decreto de veinte de octubre de mil
novecientos ochenta y dos, especificándose en dicho acto jurídico únicamente
un área, comprendida en el Municipio de Tlaxcala, y no haciendo alusión el
mismo a la finca conocida como “Los Metepantles”.
SEGUNDO. De igual forma, en mi concepto, el Juzgador transgrede en mi
perjuicio lo preceptuado en el diverso 19 de la Constitución Federal, que he
transcrito anteriormente en este libelo, puesto que los peritajes emitidos y
tomados en consideración para acreditar que el bien inmueble que fue de mi
propiedad se encuentra dentro del derecho de vía (aunque no se especifica de
qué derecho de vía) no se apegan a lo preceptuado para los de su especie por el
Código Federal de Procedimientos Penales, y, en consecuencia, no se les debe
conceder valor probatorio alguno, contrario a lo realizado por el Juez Segundo
de Distrito en el Estado en el auto de formal prisión de fecha cuatro de abril del
año en curso, en el que, erróneamente, aseveró al tomar en consideración
algunos argumentos expresados por el infrascrito, lo siguiente:

“… Finalmente, por cuanto hace al argumento del defensor particular del procesado, en
el sentido de que los dictámenes periciales emitidos por José Manuel Brito González y
José Alfonso Alba Cruz, así como el emitido por Gabriel Lucero Muñoz y José Sánchez
Ramírez, deben desvirtuarse por que en los mismos no establecen la forma, fondo y
circunstancias por las cuales se cercioran de que el dictamen que emitían lo hacían
efectivamente respecto de bien en cuestión; debe establecerse que no es de considerar
tal argumento defensivo, toda vez que los dictámenes en cita fueron valorados en
apartados que anteceden, concluyendo que los mismos adquieren eficacia probatoria
plena de conformidad con lo previsto por los artículos 234 y 288 del Código Federal de
Procedimientos Penales, por las razones que al efecto se expusieron.

En sí, puede reiterarse que tales dictámenes no desmerecen valor probatorio como lo
pretende la defensa, puesto que los expertos para arribar a su determinación tomaron
en cuenta todas y cada una de las constancias que obran en el expediente; luego,
realizaron las operaciones, experimentos y técnicas que les permitieron determinará en
esencialmente que el bien afecto se encuentra ubicado dentro del derecho de vía;
siendo que, hasta esta etapa procesal los mismos resultan idóneos para comprobar que
José Macías González invadió el derecho de vía propiedad de la Nación, sin que exista
elemento probatorio alguno que sea suficiente para desvirtuar, hasta este momento, su
contenido.

En relación al peritaje de Rubén Romero Villanueva, la defensa dice que debe ser
desestimado toda vez que él no fue quien lo emite, sino que el dictamen en sí, fue
rendido por Felipe Tapia Ramírez; y agrega además, que el diverso dictamen emitido
por Tapia Ramírez, no debe ser tomado en consideración, ya que en el proceso no se
ha acreditado que dicha persona sea perito oficial, por lo que éste debió rendirlo
conforme a lo establecido por el artículo 227 del código Federal de Procedimientos
Penales. En primer término, es necesario precisar que no obstante que el citado
Romero Villanueva hace suyo el peritaje de Felipe Tapia Ramírez, el mismo no
desmerece valor probatorio ya que como se advierte el mismo ratifica en todas y cada
una de sus partes el contenido del dictamen rendido por un experto en la materia,
haciendo suyas las apreciaciones a las que arribó Felipe Tapia Ramírez, circunstancia
que de ninguna manera demerita su opinión como un experto en la materia de que se
trata …”

De la anterior trascripción, se debe resaltar que el Juez A Quo considera que los
peritajes emitidos por los expertos en la materia sí merecen pleno valor
probatorio, toda vez que los mismos tomaron en consideración todas y cada una
de las constancias existentes en el expediente de que se trata, lo que no se
apega a la realidad, bastando con apreciar individualmente los dictámenes
rendidos por dichos peritos.

En efecto, tal y como lo argumenté ante el Juez de Distrito conocedor de la


causa penal en que promuevo, en los dictámenes periciales que obran en el
sumario, se aprecia que los profesionales emisores de los mismos en ningún
momento explican la forma en cómo se cercioran que el kilómetro 30+900 de la
carretera Santa Ana-El Molinito corresponde efectivamente al lugar que se
menciona en el decreto que, indebidamente, toman como propiedad de la
nación, y en el que se encuentra la finca que fue de mi propiedad, lo que sin
duda alguna es relevante para la causa penal que se sigue en mi contra, ya que
los profesionales en la materia se dejan llevar por lo que les indicó la
representación social y lo expuesto por el que suscribe, y en ningún momento se
cercioran de que el terreno de referencia se encontrará en el referido kilómetro,
pues no se asienta desde qué parte geográfica se inicia el conteo del kilometraje
y los medios que usaron para tal fin.

Desde mi perspectiva, dicha cuestión no debe pasar desapercibida, pues el


decreto de ampliación de la carretera de referencia y del que dicen colinda el
inmueble que fue de mi propiedad no establece de forma clara que sea mi
propiedad la que se expropia, aunado a que tampoco refiere que sea el kilómetro
treinta y novecientos donde se encuentre mi inmueble, y que, de la misma forma,
no refiere que en el kilómetro 30+900 el derecho de vía por el lado derecho sea
de 30 metros y por el lado izquierdo sea de 20 metros.

Este último punto quisiera que no pasará desapercibido para el Ad Quem, toda
vez que es relevante saber cómo se cercioran los peritos emisores de los
dictámenes que constan en el expediente en que se actúa para determinar que
efectivamente en el kilómetro y metros referidos el derecho de vía era de treinta
metros y veinte dependiendo del lado del que se hable.

En el mismo tenor, cabe hacer referencia a los dictámenes periciales que toma
en consideración el A Quo para dictar el auto de formal prisión que combato:

1. El dictamen pericial emitido por los señores José Manuel Brito González y
José Alfonso Alba Cruz, de fecha veinte de septiembre de dos diecisiete. En el
mismo, establecen los peritos que los seis locales de mi propiedad no se
encuentran dentro del derecho de vía. En su dictamen pericial expresan los
citados peritos:

“…Anexo 5
Se encuentra integrado un escrito del centro SCT Tlaxcala de la dirección
general de asuntos jurídicos fechado el 26 de febrero de 2013 que firma el Lic.
Felipe Sánchez Castillo jefe de la unidad de asuntos jurídicos y en el que anexa
una copia fotostática del diario oficial de fecha 06 de diciembre de 2013 en el
que se expide decreto que declara de utilidad pública la expropiación de una
superficie de terreno ubicada en la jurisdicción de Santa Ana Chiautempan para
la construcción del camino Puebla-Tlaxcala y en el que además se sienta que la
amplitud del derecho de vía es de 30 mts. de los cuales 15.00 m corresponden a
la derecha y 15.00m a la izquierda del eje del camino…”

El anterior dictamen no debe ser tomado en cuenta por dos cuestiones


principales a saber:

- Este dictamen se rinde en consideración al decreto expropiatorio de dos


mil trece , no considerando que ya existe el decreto de ampliación del
derecho de vía del tramo carretero al que refieren ambos.
- Los peritos en ningún momento establecen cuáles fueron los medios que
los llevaron a determinar que efectivamente el lugar donde se encuentra
mi inmueble es el kilómetro 30+900, y aún más, no establecen de qué
forma llegaron a la convicción de que en dicho tramo ese es el derecho de
vía que corresponde.

En consideración a los argumentos expuestos, los dictámenes referidos deben


ser desestimados y negarles valor probatorio alguno, pues ellos no se apegan a
la realidad material, además de no adecuarse a la normatividad que regula los
de su especie.

2. En cuanto a los dictámenes de los peritos Gabriel Lucero Muñoz y José


Sánchez Ramírez, éstos estimaron:

“… ANTECEDENTES
AVERIGUACIÓN PREVIA No. 278/2016, EN LA CUAL SE SEÑALA LA INVASIÓN AL
DERECHO DE VÍA EN LA CARRETERA: 121 PUEBLA – STA ANA – APIZACO.;
TRAMO: LIM. PUE./TLAX.- EL MOLINITO, KM: 1+533 AL 1+571.5; POBLADO DE
TLATEMPAN, TLAX., POR EL INMUEBLE PROPIEDAD DE JOSÉ MACÍAS
GONZÁLEZ.

HECHOS:
EL INMUEBLE, ESTÁ SITUADO EN EL LADO ORIENTE DE LA CITADA VÍA, A UNA
DISTANCIA PROMEDIO DE 20.60 M PARTIR DE SU EJE, CON LAS SIGUIENTES
DIMENSIONES: AL NORTE 5.70 M.; AL SUR, 5.70 M.; AL ORIENTE 39.27 M. Y AL
PONIENTE 39.27 M.
DICTAMEN
EN BASE A LA INSPECCIÓN REALIZADA EN EL LUGAR, SE DETERMINA QUE EL
INMUEBLE SE ENCUENTRA DENTRO DEL ÁREA CONSIDERADA COMO DERECHO
DE VÍA DEL CAMINO FEDERAL, QUE EN EL PRESENTE CASO ES DE 30.0 M. AL
LADO DERECHO Y 20 M. AL LADO IZQUIERDO DEL EJE, LO CUAL SE MANIFIESTA
EN EL DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DE
FECHA 20 DE OCTUBRE DE 1982. …”

Los anteriores dictámenes no deben tener valor probatorio alguno en la causa


seguida en mi contra, toda vez que:

- Con fecha 29 de septiembre del 2000, el Lic. Felipe Sánchez Castillo, Jefe
de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
propone como peritos de dicha dependencia, mediante oficio número
728.413.1162/00 a las personas cuyo dictamen en líneas anteriores he
transcrito y respecto de los cuales llevó a cabo algunas consideraciones
en este momento, con la finalidad de que dichos profesionales, dice,
“precisen la ubicación de las Construcciones de Pollos Tlaxcala, sobre la
Carretera: Sta. Ana-Apizaco en el km. 30+900, en virtud de que se está en
desacuerdo con el peritaje que consta en actuaciones”.

- En la designación del cargo de perito de ambas personas, de fecha


diecisiete de octubre del dos dieciséis, la representación social
investigadora los tuvo como peritos a efecto de determinar “si las
construcciones afectas al expediente, se encuentran invadiendo el
derecho de vía federal”

- Cabe aclarar que el perito de nombre José Sánchez Ramírez no acreditó


ser profesional en la materia de topografía de que se trataba el citado
peritaje, no siendo un perito oficial, pues en ningún momento se acreditó
que trabaja para alguna dependencia oficial, y no fue propuesto por el
Ministerio Público, por lo que el dictado de su opinión debió ceñirse a lo
que la ley dispone para los peritos en general, es decir, que acrediten
tener el carácter de profesional en la materia.

- En el dictamen pericial rendido por los señores Gabriel Lucero Muñoz y


José Sánchez Ramírez, éstos lo realizan sobre un diverso inmueble, pues
en el sumario nunca se ha probado que el tramo carretero ubicado en el
kilómetro 30+900 y el tramo carretero “121 PUEBLA – STA ANA –
APIZACO.; TRAMO: LÍM. PUE./TLAX.- EL MOLINITO, KM: 1+533 AL
1+571.5; POBLADO DE TLATEMPAN, TLAX.”, este último citado por los
peritos, sea el mismo, por lo que debe desestimarse el peritaje de
referencia en virtud de que los peritos aludidos describen un tramo distinto
jurídicamente, lo que deviene en que ellos dictaminan sobre otro inmueble
diferente, ello aunado a que no refieren cómo llegan a la convicción de
que en el citado tramo carretero el derecho de vía es de 30 metros a la
derecha y 20 a la izquierda del eje, conectándose a decir que lo hacen en
base al decreto de 20 de octubre de mil novecientos ochenta y dos, pero
olvidando que en el mencionado decreto existen varias partes en las que
se amplía el derecho de vía, ampliándose en algunos lugares a 25 metros
por ambos lados, otros a 18 metros, otros a 14, por lo que no es dable con
solo decir que en base al decreto referido se llegó a la convicción de que
en esa área el derecho de vía es de las citadas medidas, aunado a que no
existe una probanza pericial en agrimensura en la que se establezca que
a la altura del bien inmueble de mi propiedad, y en general el kilómetro
30+900, el derecho de vía sea de 30 metros a la derecha y 20 a la
izquierda del eje, pues el decreto de mil novecientos ochenta y dos no lo
establece en forma categórica, por lo que solo mediante la probanza
pericial podría llegarse a esa convicción.

3. Pasando al dictamen del perito Rubén Romero Villanueva, de fecha dos de


enero del dos mil diecisiete, es de precisarse en cuanto al mismo:

● Es el representante social el que le indica el inmueble a inspeccionar al

profesional de la materia, es decir, el ubicado en el kilómetro 30+900, y no


llega a esa convicción del examen del decreto, como lo dice el profesional
mencionado. Amén de lo expresado con anterioridad, es dable decir que
en el croquis anexado por el perito de la materia no se precisa el
kilometraje actual, aunado a que el decreto de fecha veinte octubre de mil
novecientos ochenta y dos refiere a un Municipio distinto respecto del
área que se expropia, además de que el perito no establece la forma, el
lugar, o los señalamientos que toma de referencia para establecer que a
la altura de mi propiedad el derecho de vía es de 30 metros a la derecha y
20 a la izquierda, conectándose a decir que lo hace en base al decreto de
20 de octubre de mil novecientos ochenta y dos, pero olvidando que en el
mencionado decreto existen varias partes en las que se amplía el derecho
de vía, ampliándose en algunos lugares a 25 metros por ambos lados,
otros a 18 metros, otros a 14, por lo que no es dable con solo decir que en
base al decreto referido se legó a la convicción de que en esa área el
derecho de vía es de las citadas medidas, ello sumado a que no existe
una probanza pericial en agrimensura en la que se establezca que a la
altura del bien inmueble de mi propiedad, y en general el kilómetro
30+900, el derecho de vía sea de 30 metros a la derecha y 20 a la
izquierda del eje, pues el decreto de mil novecientos ochenta y dos no lo
establece en forma categórica, por lo que solo mediante la probanza
pericial podría llegarse a esa convicción.

Asimismo, considero que el perito únicamente tomó el bien inmueble de


mi propiedad como referencia para llevar a cabo el croquis que anexa a
este escrito, porque, repito, en el mismo no establece otro punto de
referencia, o en el que pueda determinarse que, como lo él lo aprecia, mi
bien se encuentra en el kilómetro 1+500 al 1+539, según el perito de
conformidad con el decreto expropiatorio citado del año de mil
novecientos ochenta y dos, ya que no precisa a partir de qué punto
empieza a medir el referido kilometraje, y como en el escrito por medio del
cual rinde su dictamen tampoco expresa el punto de partida al que hago
alusión, se debe considerar que éste no existe para la vida jurídica, y la
única referencia que toma en consideración el citado perito es el mismo
inmueble de mi propiedad y el decreto aludido, lo cual no es correcto,
puesto que debe constar el punto concreto a partir del cual empieza a
medir el kilometraje para determinar el supuesto kilometraje a que refiere
el decreto de 20 de octubre de 1982, y mucho menos existe medio de
convicción con el que se pruebe la verdadera ubicación de mi inmueble en
el kilómetro 30+900.

De igual forma, no existe la plena convicción, deducida del dictamen


pericial a que hago referencia, de que el kilómetro 1+500 y el kilómetro
30+900 de la Carretera Santa Ana - El Molinito sean lo mismo, por lo que,
bajo el principio del derecho de que “lo que no existe en los autos, no
existe en el universo”, y al no estar probada tal cuestión, debe decirse que
el dictamen pericial a que me he venido refiriendo carece de valor
probatorio alguno.

El profesional, cuyo dictamen en este momento cuestiono, no toma en


cuenta que el decreto de expropiación de fecha veinte de octubre de mil
novecientos ochenta y dos, amplía el derecho de vía existente a partir del
eje del proyecto, es decir a partir del eje del proyecto anterior, lo que es a
partir del eje del proyecto inicial de la carretera, y el perito a cuyo
dictamen me refiero, toma como punto de partida para verificar si el bien
inmueble se encuentra o no en el derecho de vía, el camellón actual de la
carretera, es decir, el eje de la carretera actual, y no el eje del proyecto
carretero existente al momento de la expedición del decreto citado, por lo
que el dictamen de referencia no debe tomarse en consideración, porque
si él mismo toma como eje un punto distinto a aquel señalado por el
decreto que amplía el derecho de vía, no puede considerarse que esté
realizando correctamente la medición del derecho de vía, y, así, poder
determinar si el inmueble que fue de mi propiedad se encuentra o no
dentro del derecho de vía.

Es importante que el Ad Quem considere lo expresado por el mismo perito


Romero Villanueva en su oficio 18858 de fecha veintitrés de julio del
dos mil diecisiete, así como el oficio número 4324,18858 y el mismo
oficio 12530-11267-4324-18858 de fecha veintidós de abril del dos mil
dieciocho, todos dirigidos a la Representación Social, en el que hace
requerimiento de diversos documentos y elementos que le son
necesarios, dice, para emitir su dictamen pericial, es decir, el mismo
profesional manifiesta espontáneamente ante el Ministerio Público que le
son necesarios mayores elementos para la correcta rendición de su
dictamen pericial, lo que en ningún momento manifestó en su dictamen
de dos de enero del dos mil uno, dictamen éste último que rindió sin los
elementos que después declara que le son necesarios para la emisión de
una correcta opinión técnica, lo que, desde mi perspectiva, le resta valor
probatorio a la probanza aludida, puesto que si una misma persona
requiere de mayores elementos para pronunciarse sobre algo de lo que
anteriormente se pronunció, es lógico que al no haber contado en la
primera ocasión con los elementos requeridos para la segunda, aquella se
pone en duda al no tenerse certeza sobre la seguridad con la que se
emitió.

4. En cuanto al dictamen emitido por Guillermo Hernández Mercado, debe


tomarse muy en serio su consideración vertida en su opinión de fecha veintitrés
de agosto del dos mil dos, más aún por el carácter con que lo rinde que es el de
Residente de Carreteras de la denunciante, en el cual dicha persona establece:
“… Debido al tiempo que ha transcurrido desde la construcción de la carretera
hasta la fecha, es muy difícil ubicar el eje del proyecto con base a los planos
de construcción, debido a que las referencias de aquel tiempo (árboles,
construcciones, postes, etc.) han desaparecido o se han modificado. …”

5. En cuanto al peritaje emitido por Felipe Tapia Ramírez de fecha dos de


octubre del do mil dos, que concluye que el bien inmueble de mi propiedad se
encuentra dentro del derecho de vía federal, éste debe desestimarse en virtud de
que en el mismo se establece:

“ … CONSIDERACIONES TÉCNICAS
El presente dictamen se ha elaborado tomando como base únicamente el
análisis de las documentales técnicas básicamente las que se han descrito en el
presente memorial, así como los planos que se anexan y que obran en el
expediente referido…”

De lo anterior debe deducirse que el perito mencionado en ningún


momento tuvo contacto directo con el bien materia de la litis, y por
supuesto, de manera lógica, no se sabe cómo llega a la convicción de que
el inmueble de mi propiedad sí invade el derecho de vía, si ni siquiera lo
midió, vio y verificó si en verdad se encuentra en el área que el decreto
expropiatorio de fecha 20 de octubre de 1982 expropia, pues recordemos
que el mismo no especifica bien mi inmueble como expropiado, por lo que,
si no existe un medio de convicción fehaciente que demuestre que el bien
inmueble de mi propiedad: 1. se encuentra en el kilómetro 30+900; 2. que
el bien de mi propiedad se encuentra en el kilómetro 1+500 que refiere el
perito Romero Villanueva; 3. si a la altura del Km. 30+900 el derecho de
vía es de 30 metros, pues ello no se especifica en el referido decreto
expropiatorio; luego entonces, si no se han probado fehacientemente las
tres situaciones anteriores, preferentemente la señalada en último
término, se deben desestimar los peritajes rendidos por los especialistas
en la materia, y consecuentemente el hecho por el perito Tapia Ramírez,
máxime si éste último no tuvo contacto directo, y solo realizó el mismo con
base en documentales y planos que tuvo a la vista. Afirmó que carece de
valor probatorio alguno, puesto que, para la emisión correcta del peritaje,
y poder determinar si se encuentra el inmueble que fue de mi propiedad
en el área del derecho de vía, es necesario medir del eje del proyecto
hacia mi finca, y determinar, en todo caso, hasta que punto llega el citado
derecho de vía y si el bien se encuentra dentro de dicha área, lo que no
realizó el perito, tal y como él mismo lo acepta.
Consecuentemente, al carecer de valor jurídico el dictamen rendido por el
citado Tapia Ramírez, debe negársele de igual forma valor probatorio
alguno al supuesto dictamen rendido por el Perito Romero Villanueva, que
solo hace suyo el peritaje del perito mencionado en primer término, siendo
éste acto a todas luces carente de fundamentación alguna, pues en
ningún momento la ley prevé que un perito pueda hacer suyo el dictamen
rendido por otro, y no es óbice a lo anterior lo argumentado el A quo en el
sentido de que fue emitido por un profesional de la materia, porque,
verbigracia, si un perito médico legista determina que una lesión tardará
en sanar más de 15 días, y otro perito de igual carácter solo hace suyo el
dictamen rendido por el primer profesional por el solo hecho de haber sido
rendido por un profesional en la materia, sin haber tenido contacto, ni
saber los términos, circunstancias, y demás características que le llevaron
al primero a tomar esa determinación, no puede concederle dicho valor al
segundo dictamen, pues sería tanto como dejar que los peritos dejen de
llevar a cabo su labor que es la de emitir una opinión técnica o profesional
sobre el cuestionamiento que se le hace, considerando el contacto que él
tuviere, aplicado al caso concreto, con el bien inmueble de mi propiedad y
demás objetos físicos que lo rodean, así como con la carretera con la que
colinda mi finca, para poder precisar los tres puntos que he referido con
anterioridad, lo podrían llevar a tomar una decisión correcta, pero no en el
entendido de sólo realiza actos digamos de ratificación de un peritaje que
conoció hasta el momento en que lo tuvo a la vista, por disposición de la
Representación Social.

6. Por último, debo decir en cuanto a la ampliación del dictamen pericial de José
Alfonso Alba Cruz, que dicha ampliación carece de valor probatorio alguno,
puesto que el perito en ningún momento establece, al igual que los demás, la
forma en cómo comprobó que mi inmueble se encontraba efectivamente en el
Km. 30+900, y que a esa altura el derecho de vía era de 20 y 30 metros
respectivamente, lo cual no fue descrito con exactitud en el decreto de 20 de
octubre de 1982, por lo que ello debió haberse hecho por el perito designado al
efecto, para que su dictamen pudiese tomarse en consideración, y al no haberlo
llevado a cabo el citado Alba Cruz, al igual que los demás peritos, su opinión
profesional carece de valor probatorio, pues no se sabe si específicamente a la
altura en que se encuentra mi inmueble, el derecho de vía es de 30 metros a la
derecha y 20 a la izquierda del eje del proyecto.
TERCERO. El auto que en este acto combatido, es igualmente transgresor de lo
preceptuado en el numeral 19 de nuestra Ley Suprema, diverso que he transcrito
en los agravios anteriores, puesto que en el sumario no se encuentran
acreditados los elementos del tipo penal que se me imputa, como lo argumenté a
continuación:

El delito que se me imputa es aquel previsto en el numeral 97 y sancionado por


el diverso 96 de la Ley General del Bienes Nacionales, el primero de los cuales
establece:

“…La misma pena se impondrá a quien, a sabiendas de que un bien pertenece a la


Nación, lo explote, use o aproveche sin haber obtenido previamente, concesión,
permiso, autorización, o celebrado contrato con la autoridad competente…”

De lo anterior se desprende, coincidiendo con la A quo, que los elementos del


cuerpo del delito son:

a) La existencia de un bien que pertenezca a la Nación;


b) Que el sujeto activo tenga conocimiento que ese inmueble pertenezca a la
Nación;
c) Que el activo use, explote o aproveche dicho bien de la Nación;
d) Que ese uso, explotación o aprovechamiento lo haga.

Contrario a lo expresado por el A Quo, consideró que en la causa penal que se


me sigue, radicada con el número 19/2019 del índice del Juzgado Segundo de
Distrito en el Estado, no se encuentran acreditados fehacientemente dichos
elementos.

Así, pasando al primero de los elementos, referente a que el bien pertenezca a la


Nación, debe entenderse que el bien a que hace alusión este artículo es el bien
que usa, explota o aprovecha el activo del delito, es decir, el bien materia de la
litis. Aplicando ello al caso concreto, el bien materia de la controversia, es aquel
conocido como “Los Metepantles”, ubicado en la población de San Pablo
Apetatitlán, Tlaxcala, cuyas medidas y colindancias se han especificado en el
expediente en el que actúo, el cual no es propiedad de la Nación, pues consta en
el sumario un certificado de inscripción en el que se precisa a una persona
distinta como propietaria de dicho bien.

Como bien lo establece la A Quo en su auto de formal prisión combatido, la


propiedad se pierde desde el momento en que surte efectos el decreto de
expropiación, sin embargo, ello tiene como presupuesto que el decreto
expropiatorio haga mención específica del bien inmueble cuya propiedad se
pierde, pues si la referida norma jurídica no es concreta en ello, no puede
decirse que se pierda la propiedad, sino hasta que el área o el bien a que se
refiere el decreto sea identificado como el que usa, explota o aprovecha una
persona, ello con efectos retroactivos; pero como bien consta en el caso que nos
ocupa, el decreto de fecha veinte de octubre de mil novecientos ochenta y dos,
que amplía el derecho de vía en un tramo carretero no es específico al referirse
al bien que expropia, pues se limita a establecer:

““ARTÍCULO PRIMERO. Se declara de utilidad pública la ampliación de la carretera


Puebla-Tlaxcala-Ocotoxco, tramo Santa Ana-Chiautempan-Ocotoxco, subtramo
libramiento Santa Ana-Chiautempan, ubicada en el Municipio de Tlaxcala, Estado
del mismo nombre, por lo que se decreta la expropiación de una superficie de
14,744.50 m2 (14-87-44.50 hectáreas), cuyos datos de localización son los siguientes:
… continúa tramo tangente de 465.26 m. y R.A.C. N 5°13’ E hasta el PC = 1+268.22
donde se inicia curva simple con las siguientes características: Delta = 30°00’ derecha,
G = 4°00’, ST = 76.78 m., Lc = 150.00 m., R = 286.48 m., hasta el PT = 1+418.22 punto
donde se desplaza el eje de proyecto, cambiando la amplitud del derecho de vía a 30.00
m. a la derecha y 20.00 m. a la izquierda del mencionado eje de proyecto …”

Lo anterior no da la certeza jurídica de que el bien denominado “Los


Metepantles” sea propiedad de la nación, pues, aunado a ello, no se prueba que
el bien conocido como los Metepantles sea el mismo al que se refiere el párrafo
transcrito con antelación, por lo que se considera que el bien expropiado es,
efectivamente, un bien con las características descritas, pero nunca un bien no
especificado llamado “Los Metepantles”, y no probado que sea el mismo al que
se refiere el citado decreto.

Además, manifiesto que al infrascrito en ningún momento me fue notificado que


el predio en cuestión fuese propiedad de la nación; en efecto, debo manifestar a
esta autoridad Ad Quem, que si bien me fue notificado el aviso de retiro de
invasión de fecha veinticuatro de enero de mil novecientos noventa y siete y su
ratificación, y que el signante tuve conocimiento del decreto de veinte de octubre
de mil novecientos ochenta y dos, ello no quiere decir que a partir de ese
momento haya yo tenido conocimiento de que el bien inmueble que fue de mi
propiedad sea ahora de la nación

Jurídicamente, fui avisado que ocupaba el que suscribe el bien ubicado en


kilómetro 30+900 de la carretera Puebla-Santa, y me dijeron que era propiedad
de la Nación, lo que no es cierto, toda vez que el bien al que hace alusión el
decreto de veinte de octubre de mil novecientos ochenta y dos no es el ubicado
en el kilómetro 30+900, sino uno distinto, por lo que, no obstante que el signante
haya conocido del decreto expropiatorio antes aludido, ello no quiere decir que
yo supiera que ese bien era de la nación, porque el decreto refiere a un bien
distinto de: a) el ubicado en el kilómetro 30+900; y b) del conocido como “Los
Metepantles”, es decir, que el firmante nunca fui informado que esos tres tipos
de predios eran uno mismo, lo que no consta en el sumario y que jurídicamente
no ha sido probado.

En virtud de lo que he esgrimido en líneas anteriores, debo decir que considero


que el cuerpo del delito que se me imputa no ha sido comprobado en la causa
penal seguida en mi contra, y ello trae como consecuencia que, al no existir uno
de los elementos que requiere el artículo 19 Constitucional, esto deviene en la
falta de apego del auto de formal prisión de fecha cuatro de abril de la presente
anualidad a lo preceptuado en el numeral constitucional en cita.

Por lo anteriormente expuesto y fundado, a Usted pido:

ÚNICO. Tomar en consideración los argumentos que he esgrimido mediante


este libelo, a fin de que el Ad Quem llegué a la convicción de los errores que, en
mi concepto, cometió el A quo en el dictado del auto de formal prisión dentro del
proceso 1+/2003 y revoque el mismo para los efectos legales a que haya lugar.

RESPETUOSAMENTE

Tlaxcala, Tlax.; abril veintinueve del dos mil diecinueve.

JOSÉ MACÍAS GONZÁLEZ

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