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FRANCESCO TONUCCI
Estas propuestas ayudan a que los padres conozcan mejor a sus hijxs y los enseñantes a sus
alumnxs. Y les ayudan a los niñxs a conocerse mejor, a ellos mismos, a sus compañerxs y a sus
docentes.
Mediante estas propuestas los niñxs experimentan la satisfacción de hacer las cosas por sí
mimxs. Y eso ayuda a tener una buena autoestima y a sentirse capaz.
Estas actividades no crean dificultades o crisis en los padres, cómo pueden hacerlo las tareas.
Estas actividades crean simpáticas relaciones entre padres e hijxs, entre alumnxs y docentes y
entre familia y docentes. Esto ayuda a hacer actividades juntos, por lo que ninguna familia
debería sentirse excluída por no tener medios.
Éstas serán competencias que no se olviden nunca, mientras que los contenidos que se
trabajen por tareas serán olvidados.
Estas propuestas acercan la escuela y la casa, la escuela y la familia, la escuela y lxs niñxs.
Son propuestas para esta situación en la que estamos, pero que deberían ser trasladadas a la
escuela de luego. Debería ser un estímulo para cuando esto pase, para crear una escuela
nueva. OBJETIVO Que cada alumnx pueda realizare den lo que más le gusta.
EVALUACIÓN Evaluar significa ver si algo funciona. Además de los docentes, los niñxs y
padres también tendrían que evaluar.
Entonces habría que evaluar si saben hacer una pasta, si saben cambiar una bombilla, si saben
coser un botón, si saben cuidar una planta…
CASO REAL En vez de mandar tareas de verano, mandar como propuesta que los niñxs hagan
lo que quieran, que creen lo que quieran (fotos, poesías, lectura, ir a museos…) y que si les
gusta lo que han hecho, que en septiembre lo lleven al colegio para compartirlo con sus
compañerxs.
CASO REAL Un maestro italiano escribió una carta a los padres en la primera semana de
primero de primaria y les dijo que sus hijxs eran todxs de normal inteligencia y que si no pasaba
nada raro, estarían todos aprobados a final de curso y de etapa. Si esto no ocurría, habría sido
culpa de los maestros y de la escuela.
La escuela tiene que asumir. El papel del docente es ayudar a los niñxs a descubrir su vocación.
Suspender a un alumnx seria suspenderse a unx mismx, porque no habremos sabido hacerlo
bien, no habremos hecho bien el papel de enseñarle.
Habría que evaluar si hemos sabido educarles, no si ellxs han sabido aprovechar las respuestas.
2020-4-25
Cuando todo esto pase habría que dar un premio a los niñxs, que han sido los campeones al
resistir a esta larga e innatural cuarentena. El premio debería ser regalar la ciudad a lxs niñxs,
aunque sea por un día.
La gente está preocupada por cómo jugarán lxs niñxs con mascarillas, o sin poder tocarse ni
acercarse. Pero ellxs sabrán cómo hacerlo, ellxs inventarán nuevas formas de jugar.
La escuela abre brechas. Las diferencias entre los alumnxs son más amplias al final del ciclo
escolar. Hemos pensado siempre que la escuela acorta las distancias, pero hace lo contrario.
Estar sentados horas en los pupitres es una equivocación. No puede ser. Y la formación del
profesorado tampoco puede ser estando sentados. Tiene que ser en talleres, construyendo,
aprendiendo a hacer. Para que luego esos docentes enseñen a sus alumnxs a aprender a hacer,
a descubrir sus talentos. La escuela tiene que ser un lugar donde poder aprender a hacer.
Deberíamos hacer un ejercicio de creatividad, inventar nuevos juegos. Los niños nos enseñarán
cómo hacerlo. Tenemos que observarles. “A nosotros (a Tonucci cuando era pequeño) nos
dijeron que jugáramos en silencio, e inventamos un caballo de papel”. Los niños sabrán cómo
hacerlo. Tenemos que darles normas, y ellos inventarán cómo jugar.