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Introducción:
Desarrollo
En los inicios del tercer milenio, el mundo acumula un enorme caudal de conocimientos y
tecnologías, que conjuntamente con los que están por descubrir, hacen imposible, que la
humanidad pueda apropiarse de ellos con la misma celeridad con que estos se producen, por lo
que se necesita una educación que se desarrolle sobre los pilares básicos de ofrecer las
herramientas necesarias para aprender a asimilarlos.
La ciencia y la tecnología son procesos sociales y como tal es necesario analizarlos en estrecha
relación dialéctica; el campo de ciencia, tecnología y sociedad constituye un campo internacional,
que dentro de sus temas de discusión se encuentra el problema de género.
Los estudios de Ciencia, Tecnología y Género (CTG) forman parte de los estudios de Ciencia,
Tecnología y Sociedad (CTS) los que se refieren a cuestiones muy diversas y examinan las
relaciones que existen entre las mujeres y las ciencias y la tecnología.
Si hacemos historia de las investigaciones realizadas en el campo de las CTS, nos encontramos
que existen pocos trabajos, que incorporen la perspectiva de género, así como el reconocimiento
explícito de los aportes realizados por las mujeres en la ciencia y la técnica, lo que trae consigo
que se invisibilice el papel desempeñado por ellas en este campo.
No es hasta la primera mitad del Siglo XVII, que se “les autoriza” a las mujeres poder acceder a
la educación elemental, o sea, se les autoriza socialmente a aprender a leer y a escribir, sin
embargo hasta ese momento se ponía en duda, por una parte, si era correcto o no aceptar la
posibilidad de que ellas pudieran acceder a los estudios de la época y por otra su capacidad
“biológica” para poder entender las ciencias, es decir que se ve en este caso a la mujer como un
ser inferior incapaz de poder razonar y pensar con juicios propios.
Pero siempre hubo quienes con un pensamiento de avanzada se opusieron a la idea absurda de
que se les negara el derecho que tiene todo individuo de aprender y acceder a los conocimientos
acerca de la realidad circundante.
De 1960 hacia acá, comienzan a darse en EEUU movimientos de carácter civil que son
contestaciones al sistema, y entre ellos se destacan los movimientos de defensa hacia la mujer;
los movimientos feministas, en los estudios de ciencia tecnología y sociedad.
En los estudios de CTS en los años 70, pero sobre todo en los 80, empiezan a surgir en
cualquiera de las discusiones la perspectiva de género, denunciando el orden patriarcal de la
ciencia, que esta sea una panacea, denuncia que va dirigida a la ciencia como generadora de
inequidad de género, por lo que se hace necesario lograr la equidad para de esta manera llegar a
la igualdad.
Las claves del comportamiento de la ciencia y la tecnología hay que buscarlas en las divisorias de
poder económico, político, social y cultural que son responsables de la exclusión de las mujeres
de la ciencia o de la invisibilización de la presencia de ella en los aportes científicos, quiere decir
que las consecuencias sociales que trae para las féminas la educación sexista es, la
discriminación de que es objeto en este terreno.
Vivimos en un mundo masculinizado, donde la ciencia está bajo patrones masculinos, debido a lo
que social e históricamente se ha construido por la sociedad; donde se le ha atribuido a los
varones aquellas características relacionadas con la virilidad, racionalidad, dominación,
inteligencia, frialdad y objetividad, incluso llegándose a considerar que tienen más habilidades
para las ciencias duras, mientras que a las mujeres se les considera como irracionales, pasivas,
dependientes, tiernas, con emotividad y subjetividad, con más habilidades para las ciencias
blandas. Estas características se les denominan “femeninas”, opuestas a las “masculinas”, un
obstáculo para poder llevar a cabo y desarrollar una carrera científica, debido a que las
cualidades necesarias para hacer ciencia son propiamente las “masculinas”, mientras que a las
mujeres se les ha vedado poder acceder al conocimiento científico.
La ciencia y la tecnología no están ajenas al orden patriarcal que existe en la sociedad, centrada
más en el hombre que en la mujer. ¿Por qué ha estado relegada a un segundo plano la mujer en
la ciencia?, ¿será acaso porque no tiene talento para desarrollarse como científica, investigadora
o para dirigir cualquier institución científica?; la respuesta hay que buscarla en lo que nos ha
legado la cultura patriarcal, por lo que nos encontramos en un campo en el que se deben vencer
obstáculos por parte de ella para que se le reconozca su labor y se sitúe a la altura de los
hombres, porque lo que ha sucedido es que se le ha marginado y ha existido poco
reconocimiento de su labor en este campo. La discriminación por razón de sexo tiene un carácter
histórico, lo que se refleja con mayor énfasis en el campo de la ciencia, que ha sido
tradicionalmente copado por hombres.
Es importante reconocer que se han realizado determinados esfuerzos para recuperar a lo largo
de la historia el papel desempeñado por las mujeres en la ciencia y tecnología, lo que permite
sacar del olvido a mujeres o tradiciones típicamente femeninas que, pese a haber hecho
contribuciones destacables en el ámbito científico-tecnológico, han sido silenciadas por la historia
tradicional, ya sea debido a distintos tipos de sesgos, o bien debido a concepciones estrechas de
la historia de la ciencia que reconstruyen la disciplina, sobre los nombres de grandes personajes
masculinos que dejan de lado otras actividades y contribuciones que han realizado las mujeres al
desarrollo de la ciencia.
Haciendo un recuento de las mujeres científicas desde la antigüedad hasta lo que va del siglo
XXI, podemos decir que, la propia historia de las mujeres en la ciencia, dan crédito a los aportes
importantes que ellas han realizado en este campo. Tenemos por ejemplo el caso de Caroline
Herschel, nacida el 16 de marzo de 1750 en Hannover, Alemania quien trabajó durante ¡cincuenta
años! a la sombra de su hermano mayor William Herschel, considerado el astrónomo más
importante del siglo XVIII. Caroline descubrió ella misma diez cometas y tres nebulosas en 1783,
una de las nebulosas era la compañera de Andrómeda. Esto le permitió recibir del Rey de Prusia
un salario anual de 50 libras, quien también le otorgó la Medalla de Oro de la Ciencia, como
reconocimiento a la labor realizada durante toda su vida.
Otro caso es el de Ada Byron, quien en 1834 escuchó por primera vez en una cena la idea de
Charles Babbage, de construir una máquina calculadora quien se entusiasmó mucho con esa
posibilidad y le sugirió escribir un plan de cómo calcular números de Bernoulli con la máquina,
idea que en la actualidad se considera como el primer programa de computación. En 1979, un
lenguaje desarrollado por el departamento de defensa de Estados Unidos fue llamado Ada en su
honor
A pesar de que las mujeres indudablemente han hecho importantes aportaciones al ámbito
científico-tecnológico, esto ha sido poco reconocido por la historia universal, como resultado de
los sesgos que históricamente han existido, pero además porque la historia de la ciencia se ha ido
conformando con los nombres de las personalidades masculinas y es hora que las mujeres
levantemos nuestras voces, desempolvemos y saquemos a la luz todos los aportes realizados por
las mujeres en este campo.
La sociedad necesita de los aportes científicos que tanto hombres como mujeres han hecho en
diferentes campos del conocimiento, teniendo en cuenta sobre todo las experiencias femeninas ,
así como la importancia que debe concedérsele a los estudios realizados por las féminas, no
vemos la razón por la que la diferencia de sexo lleve a la desigualdad de género.
En los países pobres nos encontramos con que se producen determinadas asimetrías entre los
sexos, producto de la desigual distribución de los beneficios derivados de la ciencia donde la
inmensa mayoría de las mujeres está excluida de la creación y de los aportes que ofrece el saber
científico, la ciencia se encuentra al servicio de la minoría de los ricos
Este tema tiene dos direcciones, por una parte hay que analizarlo desde el punto de vista general,
ya que la mayor parte de los científicos en el mundo son hombres; pero por otro lado, los sesgos
de género van al interior de las teorías, esto demuestra las inequidades de género, también en el
mundo de las ciencias, lo que es claramente sesgado a lo masculino.
Desde que Marie Curie ganara el Premio Nóbel de Física en 1903, no han sido muchas las
mujeres científicas que han sido reconocidas con tan alto reconocimiento científico, quien en
1911, alcanzó su segundo Premio Nóbel, el de Química, pero es tan arraigado el sexismo en la
ciencia que en el propio año se le impide a esa gran mujer de la ciencia que ingrese en la
Academia de las Ciencias.
Esto refleja como históricamente la mujer ha sido ignorada de la producción, difusión y aplicación
de los conocimientos científicos, no ha aparecido como protagonista de la ciencia, como tampoco
lo ha sido en otros campos y facetas de la historia.
Los estudios que se han realizado acerca de la problemática de la mujer en la ciencia han
demostrado que son múltiples las barreras que a lo largo del devenir histórico se le han
presentado, con el propósito de mantenerla al margen del desarrollo científico tecnológico,
existiendo poca visibilidad de ellas en la ciencia.
Los profundos cambios socioeconómicos ocurridos después del triunfo de la revolución crearon
las premisas fundamentales para la constitución de un nuevo modo de vida de la mujer, por lo
que se hizo imprescindible su incorporación al trabajo como elemento importante para el progreso
social, de esta manera comenzaron a cambiar las formas tradicionales de división del trabajo
entre los sexos, convirtiéndose la mujer en un ente productivo en la sociedad, incluyendo la
producción de conocimientos.
El modelo cubano de política social tiene como premisas esenciales el acceso universal y
gratuito, a servicios sociales básicos y la satisfacción de las necesidades elementales de los
seres humanos.
La inserción de la mujer en la esfera educacional desde su rol de estudiante, abrió una brecha en
la cultura patriarcal de la sociedad cubana que con el decursar del tiempo se ha ensanchado, a
medida que las acciones de las mujeres se han planteado objetivos más elevados y
reivindicativos en este ámbito.
Las transformaciones que tienen lugar en el orden económico, social, científico y político, en
nuestro país han creado espacios de crecimiento para la mujer cubana insertarse en el mundo
científico y brindar su aporte en tal sentido.
En Cuba se ha avanzado en estos problemas, para ir eliminando las desigualdades que en este
sentido aún se nos presentan, quedando plasmados de manera explícita en nuestra Constitución
y en otros Códigos, pero a pesar de todo lo que se ha hecho en materia de legislación, sucede
que en la práctica la manifestación concreta de las acciones es diferente a lo que está legislado,
porque para cambiar ideas y costumbres tradicionales no basta sólo con instituir preceptos en un
código legal, por cuanto las modificaciones, los cambios en las ideas, concepciones tardan más
para madurar, por eso es que aún subsisten rezagos y criterios propios de formas caducas de
pensar, es un terreno en el que tenemos que continuar avanzando para revertir la situación que
hoy existe en este aspecto, ya que nuestra realidad muestra que hoy el nivel técnico de las
mujeres es mayor que el de los hombres, sin embargo, aún nos encontramos con determinadas
personas que consideran no es necesario que se estudie de manera puntual estos problemas, por
ser un asunto de “menor importancia, puro “romanticismo”, de “ciencia ficción” y hay que dedicarle
tiempo a asuntos de mayor relevancia, de mayor trascendencia.
En los momentos actuales, la inserción de la mujer cubana en todo el proceso de desarrollo del
país, debe considerarse como uno de los fenómenos sociales de mayor envergadura y más
exitosos, ocurridos durante todos estos años de Revolución, ascendiendo el índice de mujeres en
categorías de Técnicas a más del 60%.
Sin embargo, este desarrollo técnico y profesional no se corresponde con el por ciento de mujeres
que están dedicadas a la actividad científica, aquí nos encontramos con una contradicción
evidente, que tiene que ver con los estereotipos de género que hemos legado de la cultura
patriarcal, donde existen todavía patrones culturales, concepciones arraigadas de la sociedad
anterior que tienden a reforzar los roles tradicionales, que históricamente han desempeñado las
mujeres en el ámbito familiar, e ignoran su capacidad para desarrollarse en la ciencia.
Un análisis somero de los factores que llevan a esa discriminación nos remitiría a tener en cuenta,
que ni uno ni otra asumen esos roles por propia voluntad o responsabilidad, en esencia han sido
los factores económicos y sociales quienes han desencadenado esta situación de desigualdad e
injusticia en el campo de la ciencia, además de todo lo relativo a la influencia de una cultura
patriarcal, conformada de concepciones y prejuicios tradicionales; las condiciones históricas y
sociales que existían antes del triunfo de la revolución, donde el hombre se dedicaba a la vida
pública, mientras que la mujer se vinculaba a las tareas del hogar, excluida totalmente del ámbito
público ya que constituía la figura principal en la crianza de los hijos, era un individuo de segunda
clase. Estas condicionantes culturales enraizaron valores muy sólidos en la sociedad que le
atribuían funciones diferentes a los hombres y a las mujeres, dentro de las cuales quedaba
excluida la actividad científica para las féminas, lo que se ha ido y trasmitiendo a las generaciones
actuales.
El hombre, aunque en menor medida que la mujer, también ha sido en las diferentes épocas de
alguna manera reprimido y discriminado. Del mismo modo que a ella se le niega el acceso para
desempeñarse en la vida pública a él se le limitan sus cualidades afectivas.
El acceso a las instituciones científicas estuvo vedado para las mujeres durante mucho tiempo,
algo que en la actualidad lo estamos heredando todavía, ya que nos encontramos con que existe
un número muy limitado de mujeres que dirigen centros de investigación científica, contando con
una sola, ello a pesar de que en el campo de Ciencia y Tecnología la fuerza técnica del país es
del 48,7%.
Entre los siglos XVII y XV las instituciones universitarias estaban cerradas para las mujeres, no es
hasta la segunda mitad del siglo XIX que son admitidas
formalmente para que accedan a dichos estudios, Primero en Suiza en el año 1860, y
posteriormente en Inglaterra, en Francia, en Alemania, hasta que en 1887 se gradúa en México la
primera mujer estudiante de medicina.
En las aulas universitarias de Cuba nos encontramos con que la presencia femenina es superior a
la del hombre, desde la década del 80. Sin embargo, si analizamos su incorporación atendiendo a
las especialidades, nos encontramos que en algunos cursos, sobre todo de la década del 90
todavía se observan diferencias entre los sexos, porque aunque es alta también en las
especialidades donde la mujer no tenía una participación tradicional como en Ciencias
Económicas y algunas carreras de las áreas de Ciencias Naturales como es el caso de Biología y
Química respectivamente. Sin embargo, siguen siendo prioridades masculinas las Ciencias
Técnicas, Agropecuarias y Cultura Física; aunque la presencia femenina se ha incrementado
después de las sucesivas reformas universitarias. En la Universidad de la Habana las carreras de
predominio masculino son Física y Geografía.
Hay un creciente ascenso de las mujeres al poder en la actualidad, sin embargo hay solamente
11 mujeres en el mundo que son Jefas de Estado.
En la actualidad no podemos hablar de que exista una exclusión explícita de las mujeres de las
universidades y los centros de investigación, ni criterios abiertos que refieran que la mujer es
inferior intelectualmente al hombre, pero sí podemos decir que existen todavía determinados
mecanismos implícitos que de manera sutil contribuyen de alguna manera a mantener y legitimar
la segregación de la mujer
Calificación % de mujeres
Calificación % de mujeres
Quiere decir que el problema se manifiesta de manera que nos encontramos por debajo de la
media nacional en cuanto a acceso a categorías docentes superiores y grados científicos, lo que
pone de manifiesto que aún se presentan desigualdades de género en cuanto a la superación
profesional de las mujeres, lo que está dado por diversas causas, entre las que se encuentran las
histórico culturales, por tanto se hace necesario el estudio de género en sentido general
Resulta de gran importancia el estudio de los temas de género puesto que aún:
Hoy nos encontramos en una situación problemática. Una vez puesta de manifiesto la
discriminación por sexo (tanto actual como histórica) en la carrera científica, y los prejuicios de
una buena parte del conocimiento que habitualmente se difunde y prevalece.
Esta es una de las conclusiones a la que han llegado las más de cien expertas que participaron
en el primer Congreso Nacional sobre las mujeres y la ingeniería, celebrado en la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Terrassa (Barcelona).
Los motivos de esta elección hay que buscarlos en la educación sexista que ha recibido el
alumnado tanto en el ámbito escolar, familiar como en el social, donde a las niñas se les ha
socializado para que realicen trabajos y estudios propiamente “femeninos y a los varones deben
ser “Masculinos”, por lo que se orienta a las hembras hacia estudios destinados al sector de
servicios, mientras que los varones se ven más empujados hacia profesiones de perfil técnico o
científico.
Esta orientación provoca que la mayoría de las chicas se dirijan a carreras « de Letras », en las
que son mayoría aplastante y se encuentren en absoluta minoría en las de tipo técnico, como las
ingenierías.
En el caso concreto de nuestro país la problemática se manifiesta de manera similar a la del resto
de los países donde la presencia femenina en las aulas universitarias, es superior a la del hombre
desde los años 80, sin embargo, a pesar de esto, cuando hacemos un análisis de su
incorporación a esa enseñanza según especialidades, todavía podemos apreciar diferencias entre
los sexos.
La participación femenina continúa siendo mayoritaria en las llamadas áreas tradicionales, como
son las carreras Pedagógicas, Ciencias Sociales y Humanísticas. También encontramos alta
incorporación en las especialidades donde la mujer no tenía una participación tradicional como en
Ciencias Médicas, Económicas y algunas carreras de las áreas de Ciencias Naturales como:
Biología, Química y Alimentos. Sin embargo, sigue siendo superior la presencia masculina en
carreras de las Ciencias Técnicas, Agropecuarias y Cultura Física; aunque es de destacarse que
se ha incrementado paulatinamente después de las reformas universitarias. En la Universidad de
Pinar del Río las carreras de predominio masculino son la Agropecuaria e Informática.
Ha existido la idea general de que, debido a la imposibilidad de que las mujeres se instruyeran en
ciencia, no resultaba extraño que su número fuera limitado en esta esfera.
Conclusiones:
Finalmente, no es de extrañar que dado lo anterior, muchas mujeres opten por la vida privada
antes de una carrera científica.
Constituye una necesidad el hecho de que debe trabajarse para que se elimine en la ciencia y la
técnica, las inequidades que desde el punto de vista de género aún hoy nos encontramos.
Bibliografía:
Arés Muzio, P. Mi familia es así. Combinado del Libro “Alfredo López. Ciudad Habana, 1990
García González, M. I. y Eulalia Pérez Sedeño: Ciencia, Tecnología y Género. Número 2/Enero-
Abril. Artículos. En , 2002
Echevarría León, D. : Estudios de género desde CTS: una mirada a los estudios de Género en
Cuba.
González, M. José A. López Cerezo y José L. Luján. Ciencia, Tecnología y Sociedad. Una
introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología de Marta. Tecnos, Madrid, 1996
Pérez Salomón, O.: Impacto de las tecnologías de la información y las comunicaciones en los
países del Tercer Mundo
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2001): Poner el adelanto tecnológico al
servicio del desarrollo humano, Ediciones Mundi Prensa, México.
Salomón,J.J. (2001): “El nuevo escenario de las políticas de la ciencia”, Revista Internacional de
Ciencias Sociales, UNESCO, No. 168, junio. En: www.campus-oei.org/salactsi.
1Echevarría León D: Estudios de género desde CTS: una mirada a los estudios de Género en
Cuba
2García González, M. I. y Eulalia Pérez Sedeño: Ciencia, Tecnología y Género. Número 2/Enero-
“En las mujeres están más fuertemente marcadas algunas facultades que son características de las razas
inferiores y de un estado pasado e inferior de civilización”, escribió Darwin
Pero no es únicamente cosa del pasado. Hoy, 8 de marzo, hay una sola mujer por cada nueve hombres en la élite de
la ciencia europea. Solo el 25% de los investigadores mejor pagados de la mayor institución científica española son
mujeres. Ninguna mujer dirige un organismo público de investigación en España. Los estereotipos siguen señalando
que la ciencia es cosa de hombres. Continuamos discriminando y humillando a las deportistas por su físico. Le
inculcamos a las niñas que no son tan brillantes como los niños. El ambiente en los laboratorios sigue
siendo machista. Y John sigue sacando mejor nota que Jennifer aunque su currículum sea el mismo.
“En definitiva, la pregunta que nos queda tras este viaje es si nos encontramos ante ejemplos de mala ciencia o de
ciencia al uso. Si mejorar la ciencia consistirá en eliminar los sesgos de género, si eso es posible, o si nos tendremos
que replantear otras formas de hacer ciencia”. Con esta contundencia concluye un libro fundamental para entender
el problema de la desigualdad en este campo, escrito por Eulalia Pérez Sedeño y S. García Dauder, Las ‘mentiras’
científicas sobre las mujeres, recién publicado por Catarata. Una contundencia nada exagerada tras el detallado
repaso que este trabajo da al machismo que discrimina en la ciencia, por la ciencia y gracias a la ciencia.
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La medicina aplica a las mujeres investigaciones realizadas en hombres, incluso aunque los resultados para ellas
en el diagnóstico, la prevención y el tratamiento no se hayan estudiado de manera adecuada
Para empezar, Pérez y García muestran en su libro que los científicos siempre han estado ahí para dar argumentos a
quienes querían que las mujeres fueran humanos de segunda. “Se admite por lo general que en las mujeres están
más fuertemente marcados que en los hombres los poderes de intuición, percepción rápida y quizás de imitación;
pero al menos alguna de estas facultades son características de las razas inferiores y, por tanto, de un estado pasado
e inferior de civilización”, escribía en 1871 Charles Darwin, cuyas teorías sirvieron para cimentar la idea de que las
mujeres eran una versión menos evolucionada del hombre, como probaba el hecho de que su cráneo fuera más
pequeño, por ejemplo. Este corpus ideológico venía de lejos: “Aristóteles fue el primero en dar
una explicación biológica y sistemática de la mujer, en la que esta aparece como un hombre imperfecto, justificando
así el papel subordinado que social y moralmente debían desempeñar las mujeres en la polis”, escriben los autores.
Tuvo que llegar un ejército de prestigiosas primatólogas y antropólogas, defiende el libro, a tumbar el mito evolutivo
de los evolucionados cazadores machos que alimentaban a las pasivas hembras.
A las mujeres se las puso un escalón por debajo de los hombres y eso se aplicaba también a la ciencia médica. La
salud de las mujeres, el conocimiento de sus cuerpos y sus enfermedades, estaba relegado a un segundo plano y
circunscrito a un único tema concreto: “Durante mucho tiempo se supuso que la «salud de las mujeres» hacía
referencia a la salud reproductiva, lo que incluía la atención al parto, la anticoncepción, el aborto, el cáncer de útero,
el síndrome premenstrual y otras enfermedades específicamente femeninas”.
“Durante el siglo XIX y principios del XX, «enfermedades sociales y psicológicas» como el feminismo y el
lesbianismo se asociaban también a la sexualidad clitoridiana”, denuncia el libro
Los cuerpos de las mujeres han sido considerados una desviación de la norma masculina, explican Pérez y García, y
los resultados de la investigación médica que se llevan a cabo entre hombres se aplican más tarde a las mujeres,
“incluso aunque los resultados para las mujeres en el diagnóstico, la prevención y el tratamiento no se hayan
estudiado de manera adecuada”. Durante años, las mujeres estuvieron sistemáticamente excluidas de los ensayos
clínicos para nuevos medicamentos: hasta 1988, los ensayos de la agencia estatal de EEUU solo incluían a hombres,
por lo que se desconocía si tendrían efectos adversos desconocidos en ellas (o si se descubrirían remedios que les
fueran más favorables). Hoy en día, todavía hay grandes lagunas en el conocimiento específico de la salud de las
mujeres y siguen siendo minoría (o inexistentes) en numerosos estudios de biomedicina.
Quizá el paradigma de la ignorancia sobre el cuerpo de la mujer sea el desconocimiento histórico de la anatomía del
clítoris, órgano olvidado por la medicina, por la insistencia sesgada en el aspecto reproductivo en la investigación.
Esto llevó a que tuvieran que ser activistas en la década de 1970 las que comenzaran a explorar su cuerpo para
aprender más, en talleres que eran a la vez actos políticos, de investigación y divulgación. “Durante el siglo XIX y
principios del XX, «enfermedades sociales y psicológicas» como el feminismo y el lesbianismo se asociaban también
a la sexualidad clitoridiana”, explica el libro, adentrándonos en otro de los capítulos más importantes del relato:
cómo la ciencia convierte la naturaleza de las mujeres en patologías a curar, en problemas a extirpar, en trastornos
que se deben tratar.
“La fabricación de enfermedades mentales ha sido un dispositivo muy eficaz de control y regulación tanto de la
feminidad como de la sexualidad de las mujeres”, resumen en el texto
“La fabricación de enfermedades mentales ha sido un dispositivo muy eficaz de control y regulación tanto de la
feminidad como de la sexualidad de las mujeres”, resumen en el texto. Por ejemplo, en el siglo XIX se vivió
una epidemia de histeria, ese supuesto trastorno mental de las mujeres que se trataba con torturas psicológicas o
extirpando sus ovarios o su útero. En el libro se reseñan varios casos espeluznantes, como cuando un reconocido
doctor explicaba: “Decidí privarle de los ovarios, esperando así extirparle sus pervertidos instintos”, porque su
paciente sufría ataques tras un aborto y el médico descubrió que de joven se masturbaba. “No ha vuelto a sus
hábitos degradantes, deseosa y ansiosa de atender su hogar”, se congratulaba después. Hace poco se descubrió que
Constance Lloyd, mujer de Oscar Wilde, murió tras una operación para extirpar sus ovarios a manos de un
especialista en “locura pélvica”, cuando en realidad tenía esclerosis.
Todavía hoy la ciencia consiente que situaciones naturales de la vida de la mujer se conviertan en dolencias que
necesitan medicamentos: la construcción social de la enfermedad se ha transformado en un artefacto comercial que
atiende a los intereses de la industria. Solo así se explica que llegara a las farmacias la viagra rosa. “Medicalizar los
problemas de la vida cotidiana de las mujeres o sus procesos naturales o fisiológicos (como ha ocurrido con la meno-
pausia o la menstruación); convertir malestares producto de desigualdades de género en patologías individuales
(como ocurrió con la histeria o la depresión); o medicalizar una faceta de la vida de las mujeres (su sexualidad, por
ejemplo)”, enumeran Pérez y García, antes de detenerse en estos supuestos problemas actuales como el síndrome
premenstrual, la menopausia o la regla (“las prioridades de investigación se han centrado más en encontrar
medicación anticonceptiva que en ayudar a la regulación del ciclo y sus dolores”).
En el siglo XIX se vivió una epidemia de histeria, ese supuesto trastorno mental de las mujeres que se trataba con
torturas psicológicas o extirpando sus ovarios
Frente a todos estos graves casos de discriminación, en los que “lejos de la neutralidad y asepsia pretendida por el
canon científico, los valores se cuelan irremediablemente”, Pérez Sedeño y García Dauder proponen una solución
bien sencilla: mejorar el acceso de la mujer a los distintos campos de la investigación. “Cuando la ciencia se hace
desde el punto de vista de grupos tradicionalmente excluidos de la comunidad científica, se identifican muchos
campos de ignorancia, se desvelan secretos, se visibilizan otras prioridades, se formulan nuevas preguntas y se
critican los valores hegemónicos (a veces, incluso, se provocan auténticos cambios de paradigma)”.
La falta de mujeres en
ciencia e ingeniería
también te perjudica a ti
19.01.2017 – 05:00 H.
http://puntoedu.pucp.edu.pe/opinion/las-mujeres-en-la-ciencia-tecnologia-ingenieria-y-
matematica/
Las mujeres ocupaban el mismo porcentaje en los estudios de programación que en otras ramas del saber
hasta que de pronto en los 80 la cifra comenzó a caer bruscamente
Esto ha significado que durante mucho tiempo la atención médica que recibía la
población femenina era peor que la que recibían los hombres. Puesto que el
modelo estándar utilizado en medicina era el de un hombre, muchas mujeres
fueron mal diagnosticadas de patologías cardiacas, ya que los médicos tardaron
en darse cuenta que ellos y ellas mostraban síntomas distintos.
Las mujeres también han sufrido mayores efectos secundarios utilizando
distintos tipos de medicamentos, que van desde fármacos para reducir el
colesterol hasta sedantes y calmantes. El motivo es que las dosis recomendadas
se habían establecido a partir de estudios clínicos enfocados en su mayor parte
a hombres de tamaño medio, sin tener en cuenta que el tamaño medio de las
mujeres es menor, y eso puede hacer sus efectos más fuertes o prolongados.
http://puntoedu.pucp.edu.pe/opinion/las-mujeres-en-la-ciencia-tecnologia-ingenieria-y-matematica/
En Latinoamérica solo 11% de los grados superiores obtenidos por mujeres son en ciencias, tecnología, ingeniería
y matemáticas (STEM, por sus iniciales en inglés) y alrededor del mundo las mujeres representan apenas un 20%
de las ramas de estas especialidades. ¿Por qué esto nos concierne a todos?
transforme de manera más rápida el mundo que la tecnología. Las empresas más grandes ahora se encuentran en
este campo: Google, Facebook, etc. Si sigue el crecimiento al ritmo actual se calcula que para el 2020 habrán más
de 1.4 millones de trabajos relacionados a la tecnología y si las mujeres siguen fuera de este campo sólo se
podrán cubrir 30% de éstas plazas llevando a una escasez de estos puestos de trabajo.
En el Perú por cada sol que gana un hombre, una mujer gana 0.54 centavos, según el reporte Global Gender Gap
2014 del Foro Económico Mundial. Las mujeres en tecnología ganan 9% más que mujeres en otros
sectores. Al no participar en los puestos de trabajo mejor pagados solo generará que se incrementen esas
Esta disparidad de género perjudica a las propias empresas, estudios realizados por Catalyst han demostrado que
las compañías de Fortune 500 con el más alto porcentaje de mujeres en posiciones de liderazgo aportan 42% más
en ventas, un 53% más de rendimiento sobre el capital y un retorno a la inversión de 66% mayor comparado con
Además, las mujeres influyen en el 70% de las decisiones de compras en el mundo. Al no haber mujeres
desarrollando tecnología, esta avanza hacia a un mercado masculino y deja a la mitad de los consumidores
insatisfechos.
El problema empieza desde la niñez. Varios estudios han demostrado que las mujeres pierden el interés por la
matemática y la ciencia entre los 7 a 12 años, esto debido a estereotipos impuestos por la sociedad.
¿Cómo se puede mejorar esta situación? Mejorando la educación, haciendo visibles modelos a seguir en ciencia y
tecnología, cambiando los estereotipos de género y mejorando las oportunidades de networking y mentoring.
Si quieres saber más, este miércoles 23 a las 6 p.m. en el Centro de Tecnologías Avanzadas de Manufactura
(CETAM) 2do piso Pabellón K. Ingresa a El género femenino en la tecnología y el emprendimiento en Agenda
PUCP.
La Situación de la mujer en el Sistema de Ciencia y Tecnología desde el punto de vista Nacional e Internacional
Introducción
El extraordinario impacto de la ciencia y de la tecnología en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea en las esferas
económica, profesional, educativa o institucional, hace hoy necesario adquirir familiaridad y profundizar en el conocimiento de las
interrelaciones entre la ciencia, la tecnología, la actividad económica y la sociedad. Dos recientes y vigorosos campos académicos
han hecho del impacto social y económico de la ciencia y de la tecnología el objeto de su trabajo: los estudios sociales de la
ciencia, o estudios sobre " Ciencia, tecnología y sociedad" (CTS), y los referentes a innovación. (Anónimo, 2006a)
Los estudios CTS se orientan a la comprensión de la dimensión social de la ciencia y de la tecnología, haciendo uso de
las investigaciones académicas en humanidades y en ciencias sociales como marcos de análisis, y estudiando fenómenos como
los de la cultura científica, los condicionantes sociales de la investigación, la escasa presencia de la mujer en la ciencia, o las
cuestiones éticas planteadas por la tecnología actual (Anónimo, 2006a)
El trabajo científico y tecnológico es unos de los factores más influyentes en la sociedad contemporánea. La ciencia y la tecnología
son procesos sociales y profundamente marcados por la civilización donde han crecido; el desarrollo científico y tecnológico
requiere de una estimación cuidadosa de sus fuerzas motrices e impactos, un conocimiento profundo de sus interrelaciones con la
sociedad.
Hoy día los estudios CTS constituyen una importante área de investigación académica, política pública y educación. En este
campo se trata de entender los aspectos sociales del fenómeno científico y tecnológico, tanto en lo que respecta a sus
condicionantes sociales como en lo que atañe a sus consecuencias sociales y ambientales (Núñez, 1999).
Los estudios de ciencia, tecnología y género (CTG) constituyen un subconjunto de los referidos a ciencia, tecnología y sociedad
(CTS) y se ocupan, en resumen, de examinar desde distintas perspectivas las relaciones existentes entre las mujeres y la ciencia
y la tecnología.
Aunque el número de mujeres que realiza estudios científico-tecnológicos ha aumentado considerablemente, su presencia
profesional sigue estando muy por debajo de los porcentajes previsibles. La plena incorporación femenina a los sistemas de
ciencia y tecnología no es simplemente una reivindicación igualitaria, sino una necesidad económica y social. Por ello, es
fundamental lograr una buena educación en ciencia y tecnología para todos, pues ningún país puede permitirse dejar de lado a la
mitad de la población en tema tan importante para el progreso (Pérez, 2001).
En tal sentido nos hemos planteado como objetivo de este trabajo, estudiar la situación actual de la mujer en
el sistema de ciencia y tecnología desde el punto de vista nacional e internacional y su repercusión en la sociedad.
Desarrollo
Ciencia y Tecnología
En principio la función de la ciencia se vincula con la adquisición de conocimientos, al proceso de conocer, cuyo ideal más
tradicional es la verdad, en particular la teoría científica verdadera. La objetividad y el rigor son atributos de ese conocimiento
(Núñez, 1999).
La función de la técnica se vincula con la realización de procedimientos y productos, al hacer, cuyo ideal es la utilidad. La técnica
se refiere a procedimientos operativos útiles desde el punto de vista práctico para determinados fines.
Desde la antigüedad hasta el Renacimiento la ciencia constituye un conocimiento que se apoya en la contemplación de
la naturaleza. Es por medio de la observación y el razonamiento que es posible acceder a la esencia de la naturaleza. La ciencia
moderna, liderada por Galileo, modifica parcialmente esto, desplaza la contemplación y la especulación sobre las esencias y
promueve una racionalidad apoyada en la experimentación y el descubrimiento de las leyes matemáticas que están detrás de los
fenómenos sensibles. Para Descartes, no es suficiente la observación: es mediante el experimento que se formulan preguntas a la
naturaleza, obligándola a revelar la estructura matemática subyacente. El intelecto, más que los sentidos, es lo fundamental.
Al ocuparse de la naturaleza, la ciencia contemporánea, lo hace por medio de un conjunto de mediaciones que a lo largo de
su desarrollo la propia ciencia y la técnica han venido construyendo: modelos, teorías, instrumentos, tecnologías, y es gracias a
ellas que se realiza la investigación (Núñez, 1999).
Agazzi, 1996, resume este proceso, planteando que el ideal de la ciencia antigua fue la observación, el de la ciencia moderna el
descubrimiento que apela fundamentalmente al recurso de la experimentación y la matematización, en tanto la ciencia actual
realiza la investigación en sentido estricto.
Conclusiones
A lo largo de la historia la presencia de mujeres en las disciplinas científicas y en la tecnología ha sido inferior a la de los varones.
Las mujeres superan ampliamente a los hombres como colaboradoras en los equipos de investigación, mientras que ellos llevan la
delantera como jefes de proyecto a nivel internacional.
Las mujeres constituyen la fuerza principal de trabajo para el creciente sector de los servicios, donde realizan tareas de bajo
estatus y poco salario.
En Cuba no se percibe desigualdad de géneros, pero si existe problemas en cuanto a cargos de dirección para la mujer de forma
general.
En el Centro de Preparación Acuícola Mampostón, las mujeres superan ampliamente a los hombres en cuanto a cargos de
dirección e investigación.
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http://www.oei.es/ctsi20.htm
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VI Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género. (2006: 10 al 15 septiembre: Zaragoza) Facultad de Medicina,
Universidad de Zaragoza.
¿Qué tienen en común el bote salvavidas, el lavaplatos, el limpiaparabrisas, la jeringa médica y la fibra
Kevlar? Son todos importantes inventos que transformaron nuestra vida cotidiana y que además fueron
desarrollados por mujeres. Sin embargo, pese a estas y a muchas otras contribuciones, el papel de las
En América Latina y el Caribe (ALC) hoy en día son muchos los obstáculos que ellas deben enfrentar y
también muchos los indicadores que faltan para medir mejor la brecha de género en este ámbito e
Múltiples metáforas se usan para describir la brecha de género en CTI, como la existencia de un “techo de
cristal” que impide a las mujeres alcanzar niveles más altos en su desarrollo profesional. Se habla también
de la “tubería con fugas” (leaky pipeline en inglés) para describir cuando las mujeres inician un recorrido
educativo o profesional, pero poco a poco lo van dejando sea por razones personales, o debido a barreras
Comparada a otras regiones, en ALC la participación de las mujeres en la investigación puede sonar
alentadora, ya que suman alrededor de 45% del total de investigadores, por arriba de la cifra de Europa
Occidental y América del Norte (32%) o de Asia Oriental y el Pacífico (23%). Pero debemos notar que en
ALC la tasa de participación de las mujeres varía mucho entre países, llegando al 55% en Bolivia y
Venezuela, pero alcanzando menos del 30% del total de investigadores en Chile, Honduras y México, como
se visualiza en el gráfico.
Fenómenos que no estamos midiendo
Sin embargo, estas cifras de ALC ocultan rezagos en muchas áreas. Por ejemplo, está documentado que
las mujeres enfrentan numerosos obstáculos para ascender en su carrera como investigadoras, recibir
apoyo financiero, o publicar los resultados de su trabajo en revistas científicas, debido a barreras
institucionales y socioculturales. Se observan también diferencias con respecto a los hombres en términos
llevada a cabo en las empresas y una sub-representación femenina en ciertos campos del conocimiento
Asimismo, aunque las mujeres representan entre el 60 y el 80% de los egresos universitarios de pregrado
en la mayoría de los países de la región, este no es el caso en lo que respecta a maestrías y doctorados,
sobre todo en algunas áreas científicas. Aún cuando las mujeres obtienen un título en ciencias o
ingenierías, muchas de ellas no siguen una carrera en este ámbito. De manera similar, en lo que se refiere
adicionales para llevar sus ideas a la acción, fundar y crecer sus startups, levantar capital de
están disponibles no siempre permiten un análisis detallado. En las estadísticas oficiales, ciertos datos
sobre recursos humanos en CTI no siempre están desagregados por sexo y hacen falta nuevos indicadores
para medir ciertos temas complejos como la participación de las mujeres en puestos de liderazgo en
instituciones científicas o la evolución de las carreras de las mujeres investigadoras. Además, ciertos
indicadores que se producen a nivel nacional no están lo suficientemente armonizados para poder llevar a
América Latina y el Caribe (ALC) puede aprovechar e inspirarse en esfuerzos realizados en otras regiones
donde existen sistemas de indicadores más desarrollados para medir la brecha de género en CTI, por
A eso apunta una investigación de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), que busca generar nueva evidencia empírica sobre la brecha de
género en CTI, para así poder desarrollar mejores políticas públicas. El proyecto incluye dos áreas de
trabajo, una relacionada a la estimación del costo económico de la exclusión de las mujeres de ciertas
actividades de CTI, y otra sobre recolección de datos y producción de indicadores para medir varias
temáticas, se incorporan varios indicadores nuevos, que no se recopilan de manera sistemática en ALC,
pero que servirían para monitorear de manera más efectiva la brecha de género en CTI. El trabajo incluye
Dado que actualmente estos datos no se producen regularmente en la mayoría de los países
latinoamericanos, el BID está llevando a cabo una colecta piloto en 5 países (Chile, Colombia, Costa Rica,
México y Panamá) para establecer una base de datos que se podrá ir ampliando en la región. Con la
recolección de estos datos, podremos responder mejor a varias interrogantes, como por ejemplo:
si las mujeres tienden a titularse en campos científicos con la misma frecuencia que los hombres, sobre
si las mujeres tienen el mismo éxito que los hombres en conseguir financiamiento público para sus
si las empresas con mayor equidad de género en su fuerza laboral logran ser más innovadoras.
Los resultados, junto a recomendaciones metodológicas para armonizar los datos a nivel regional, serán
Ciencia y Tecnología organizado por la RICYT en San José, Costa Rica, así como en la Cumbre de Género 12
América Latina a realizarse en diciembre próximo en Santiago de Chile. El proyecto del BID se realiza en
colaboración con el proyecto SAGA de la UNESCO y complementa estudios llevados a cabo por la
En nuestra región, la creación de una sólida base de datos con más y mejores indicadores ayudará a
impulsando una mejor integración de dichas políticas con otras áreas donde el tema de género está ya
más implantado como las políticas laborales y las educativas. Porque lo que no se mide, no se mejora.
Del mismo modo, se señala que de cada 3.8 varones registrados en DINA, hay una mujer dedicada
a ingeniería y tecnología. Si bien el porcentaje de mujeres dedicadas a estas materias va en aumento, la
brecha aún es alta, y por ello el CONCYTEC realiza una serie de acciones con el fin de promover la
participación de la mujer en ciencia y tecnología.
La presidente del CONCYTEC, Gisella Orjeda, consideró que la participación de la mujer en la ciencia es
fundamental porque le aportan una mirada diferente y necesaria para el desarrollo de la investigación.
Agregó que desde Cienciactiva del CONCYTEC se está promoviendo el reconocimiento a
destacadas investigadoras peruanas a través del Premio Nacional L’Oreal-UNESCO-CONCYTEC “Por las
Mujeres en la Ciencia” y con la convocatoria de “Estudios sobre Mujeres Peruanas en la Ciencia”, se busca
visibilizar su contribución a la generación de conocimiento y al desarrollo de proyectos de investigación que
vienen generado un impacto positivo en nuestra sociedad.
En total la DINA tiene a 37, 079 profesionales que se dedican a las actividades de ciencia
y tecnología.
Esta misma plataforma arroja que las regiones donde se concentran la mayor cantidad de
mujeres dedicadas a la investigación y desarrollo son: Lima con 2,923; seguido de
Arequipa con 306; La Libertad con 284 y Lambayeque con 124 (¡bastante diferencia de
puestos femeninos en cada provincia!).
La DINA también resaltó que la mayoría de las especialidades elegidas por las científicas
son en el campo de la ciencia y tecnología; continuando las ciencias agrícolas; ciencias
naturales; y ciencias médicas y de la salud como.
Por otro lado, la Academia Nacional de Ciencias (ANC), en el 2015 realizó presentó el
Primer Censo de Científicas Peruanas en el Perú, este informe ha permitido conocer el
nivel de participación femenina en el campo científico. (Fuente: El Comercio Web -
09/03/2015)
Tenemos la siguiente data sobre mujeres científicas en el Perú:
Con el fin de promover la carrera científica en las mujeres, la ANC realizó diversos talleres
descentralizados con científicas peruanas, logrando reunir a más de 180 participantes del
mismo género.
De los 114 miembros de la Academia Nacional de Ciencias en Perú, sólo 23 son mujeres.
| Fuente: www.concytec.gob.pe
También resalta que Venezuela tiene la mayor población de científicas mujeres, seguidas
de Paraguay y Argentina que empatan con 53%, al igual que los indicadores de la Ricyt.
Si bien hay que mejorar la posición, existen peruanas que van reforzando su profesión. En
los últimos diez años diversas científicas han sido premiadas y condecoradas, aquí solo
algunas destacadas:
- Patricia García Funegra, premiada en el concurso “Ideas audaces 2015” del Concytec,
por su proyecto "Hope", para prevenir el cáncer de cuello uterino.
- Magaly Blas Blas y Dionicia Gamboa Vilela, reconocidas con el premio L’Oreal-Unesco-
Concytec 2015 "Por la mujer en la ciencia.
- Anny Llenque Álvarez, condecorada en el 2015 con el Orden al Mérito de la Mujer que
entrega el Estado peruano.
- Fanny Cornejo Fernández (2014), Orden al Mérito de la Mujer, por su labor como científica
- Ruth Shady Solís (2010), Orden al Mérito de la Mujer, por su destacado desempeño en su
profesión científica.
Gracias a la Asamblea General de las Naciones Unidas, todos los 11 de febrero podremos
celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fecha en la se demuestra
que la ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los objetivos de desarrollo
sostenible en el mundo.
La Academia Nacional de Ciencias informa que se realizó la Conferencia "Mujeres en la ciencia: redes de género, ciencia y
tecnología en México y Perú", organizado por la Cátedra UNESCO-PUCP Igualdad de Género en Instituciones de Educación
Superior, el 16 de noviembre de 2017; participaron la Dra. Ruth Shady Solís, como Punto Focal Peruano del Programa Mujeres
para la Ciencia de la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS) y la Dra. Norma Blazquez Graf, de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM).
La Dra. Shady presentó el Diagnóstico situacional de la participación de la mujer científica en el Perú. Teniendo como marco
referencial sobre género, al Instituto Nacional de Informática y Estadística (INEI), el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación Tecnológica (CONCYTEC) y la Academia Nacional de Ciencias (ANC), se logró conocer que pese a la desproporción
manifiesta en detrimento de la mujer científica: en cuanto a docentes universitarios (predominio masculino, dos por una),
miembros con doctorado de la ANC (predominio tres por una), se ha inferido una mayor participación femenina en el campo de la
política en la sociedad peruana. Asimismo, como Punto Focal, desde el 2015, ha realizado cinco talleres de empoderamiento de la
mujer científica en diversas Regiones del país: Primer Taller (Lima 2015) donde acudieron 138 mujeres; Segundo Taller (Trujillo
2015), asistieron 80 mujeres científicas; Tercer Taller (Pucallpa 2015) 86 mujeres profesionales; Cuarto Taller (Arequipa 2015)
contó con 102 mujeres; Quinto Taller (Huancayo 2016) participaron 98 mujeres. En ellos se formaron grupos de acción
multidisciplinarios que han promovido redes de interacción entre mujeres a nivel nacional, en relación con: Boletines digitales;
difusión de los valores de mujeres científicas emblemáticas en cada Región; talleres motivacionales para las estudiantes de los dos
últimos años de ciencias; y la actualización de la producción científica de cada investigadora en Dina y Regina del CONCYTEC.
El “Premio Nacional L’Oréal–UNESCO–CONCYTEC–ANC - Por las mujeres en la Ciencia” tiene por objetivo estimular y
reconocer la excelencia científica y excepcional contribución de las mujeres en la ciencia, con una trayectoria comprobada en
actividades de investigación.
Las postulaciones que se presenten en este concurso deben estar alineadas a las siguientes áreas temáticas:
Ciencias de la Vida
Ciencias Biológicas
Ciencias de la Salud
Arqueología
Público Objetivo:
Mujeres de nacionalidad peruana, que cuenten con grado académico de doctor y que, a lo largo de su trayectoria científica en las
áreas temáticas de Ciencias de la Vida, Ciencias Biológicas, Ciencias de la Salud o Arqueología, hayan contribuido
significativamente al conocimiento científico y/o al desarrollo tecnológico del país.
Premio:
El Premio Nacional L’Oréal–UNESCO–CONCYTEC–ANC - “Por las mujeres en la Ciencia” se otorga anualmente a dos (2)
peruanas reconocidas a nivel nacional o internacional por su contribución al desarrollo de la ciencia, tecnología y/o innovación
tecnológica.
L'Oréal Perú S.A. otorgará el financiamiento en calidad de Premio Nacional L’Oréal-UNESCO-CONCYTEC-ANC - "Por las
mujeres en la Ciencia” de S/ 45.000,00 (Cuarenta y cinco mil y 00/100 Soles) a cada ganadora.
Los premios serán otorgados en una Ceremonia de Premiación a realizarse en acto público y entregados a través de la
Academia Nacional de Ciencias, a nombre de L’Oréal Perú S.A.
La convocatoria se encuentra abierta desde el Lunes 17 de Julio hasta el Jueves 21 de Setiembre de 2017 a las 13:00 hora local; la
Foto: La
República
El programa “Mujeres para la ciencia”, en donde participa la
investigadora Ruth Shady de la Red Interamericana de Academias de
Ciencias (Inter-American Network of Academies of Sciences - IANAS),
promueve la participación de más mujeres en la producción de
conocimientos científicos y visibilizar sus contribuciones en el campo de
la producción científica.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se presentó el primer
boletín digital de la Red, que fue concebido para promover las
contribuciones realizadas por las mujeres de ciencia. El evento contó con
la participación de la Dra. Gisella Orjeda, Presidente del Consejo
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica
(CONCYTEC), con la conferencia “Políticas de género y participación de
la mujer en el desarrollo de la ciencia y tecnología en el Perú”; la doctora
Elizabeth Canales Aybar, Vicerrectora Académica de Pregrado de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, desarrolló el tema “Mujeres
Ciencia y Universidad”; y la doctora Verónica Rubín de Celis Massa,
Directora y Editora del Boletín de la Academia Nacional de Ciencia,
expuso sobre “Vocación científica entre las mujeres jóvenes”.
La doctora Ruth Shady también participó con la conferencia
“Empoderamiento de la mujer peruana en la producción de
conocimientos en ciencia y tecnología”. Además, presentó los resultados
del “Diagnóstico Situacional de la Participación de la Mujer Científica en
el Perú”, en donde se pudo evidenciar que de las 1320 mujeres
profesionales encuestadas, 660 (50%) cuentan con el grado de bachiller,
282 (21.36%) han obtenido el grado de magíster y 288 (21.82%) el
doctorado; hay una preferencia por las disciplinas de enfermería
(20.76%), educación (8.03%) y medicina (6.97%) y que la mayoría de
mujeres ha hecho estudios de posgrado en el Perú (69.88%). El 92.97%
de mujeres no obtuvo una beca para realizar estudios de posgrado, el
9.84% obtuvo una beca nacional y el 11.65% obtuvo una beca de
estudios en el extranjero.
El boletín digital “Mujeres para la Ciencia, Perú” puede ser descargado
gratuitamente desde el sitio web de la Academia Nacional de Ciencias
(www.ancperu.org).
Los objetivos que tiene el programa son promover la participación de las
mujeres en la producción de conocimientos en ciencia, tecnología e
innovación, impulsar la formación integral de la mujer científica en las
diversas regiones del país, contribuir a mejorar la formación científica de
las nuevas generaciones de mujeres, reunir investigadoras de las
instituciones académicas del Perú para generar una red de científicas,
promover la formación de equipos de investigación multidisciplinarios e
interinstitucionales, y difundir el aporte de las investigaciones de mujeres
de diversas disciplinas, en todos los ámbitos de desarrollo del
conocimiento científico, a través de eventos y diversos medios de
comunicación.
ación de los resultados se realizará en Noviembre 2017.
El Premio Nacional L’oréal – Unesco - Concytec “Por las Mujeres en la Ciencia”, que busca reconocer los
logros y destacar las contribuciones de las mujeres en diferentes campos de la investigación científica en el
país, fue entregado a Norma Salinas, Doctora en Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford
del Reino Unido, y Luisa Vetter, Doctora y Magister en Historia de la Pontificia Universidad Católica del
Perú. A cada una de las ganadoras se le otorgó la suma de 45.000 soles como reconocimiento a su trabajo
diario en el campo de la investigación científica.
La ministra de Salud, Patricia García, quien participó en la ceremonia, destacó que las mujeres
investigadoras contribuyen al esfuerzo de dar soluciones basadas en ciencia y este tipo de reconocimiento
incentiva a que las mujeres desde muy jóvenes crean que en la ciencia si existe un espacio para
desenvolverse y hacer la diferencia.
A su turno, el coordinador de ciencias de la Unesco, Ignacio Cancino, afirmó que la importancia de la
alianza con L’Oréal se basa en su preocupación por la equidad de género. “Para nosotros es una prioridad
constante relevar el papel de las mujeres en la ciencia y por esta razón es que este Premio Nacional es
significativo”.
Especialistas en ciencias
Norma Salinas, investigadora peruana especializada en el área de ciencias naturales, ha realizado más de
diez investigaciones en este campo. Destacan sus estudios sobre el ciclo del carbono en bosques amazónicos
del sureste del Perú y relativos al cambio climático en los Andes Orientales. También su descubrimiento de
dos especies de orquídeas nuevas para la ciencia dentro de territorio peruano.
Por su parte, la especialista en arqueología, Luisa Vetter, es la primera arqueóloga premiada con este
galardón a nivel nacional. “Es importante dar visibilidad al esfuerzo de las mujeres profesionales. Es un
honor ser la investigadora que ha logrado abrirle las puerta a las ciencias sociales”.
Vetter ha realizado investigaciones en base al análisis de materiales de hornos metalúrgicos del sitio Inca en
Curamba, Apurímac, así como un proyecto que compara moldes prehispánicos con moldes actuales para
determinar procesos de elaboración y continuidades tecnológicas.
La mujer científica en el Perú
A nivel nacional, durante el último año, el número de mujeres profesionales dedicadas a las actividades de
ciencia, tecnología e innovación incrementó en cincuenta por ciento; según datos registrados en el Directorio
Nacional de Investigadores e Innovadores (DINA), del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación Tecnológica (Concytec).
Dicha plataforma muestra que en la actualidad, en el país hay un total de 25,191 mujeres relacionadas a la
ciencia, tecnología e innovación tecnológica, de 12, 541 que había a inicios del 2016. El total de
profesionales inscritos es de 71,946 a la fecha.
Por cada 3.8 varones registrados en DINA, hay una mujer dedicada a ingeniería y tecnología. Si bien este
porcentaje va en aumento, la brecha aún es alta, y por ello el CONCYTEC realiza una serie de acciones con
el fin de promover la participación de la mujer en ciencia y tecnología.
L’oréal y la Unesco crearon el premio en 1998 con la finalidad de impulsar el reconocimiento al trabajo de
científicas eminentes así como fomentar la vocación científica entre las jóvenes. Desde su creación más de
2.800 mujeres han sido reconocidas en 115 países, de las cuales 18 han sido reconocidas en Perú.
* Infografía
Por ejemplo, según la información del DINA, de cada 3.8 varones registrados en esta plataforma, hay una
mujer dedicada a ingeniería y tecnología. Si bien es cierto, que el porcentaje de mujeres dedicadas a estas
materias va en aumento, la brecha aún es alta, y para ello el CONCYTEC realiza una serie de acciones con el
fin de promover la participación de la mujer en ciencia y tecnología.
Cada investigadora premiada recibe una dotación económica de 45 mil soles, financiada por L’oreal Perú,
en reconocimiento a su compromiso y contribución a la investigación científica.
Cabe precisar que la Asamblea General de las Naciones Unidas, de acuerdo a un estudio realizado en 14
países, precisa que la probabilidad de que las estudiantes mujeres terminen una licenciatura, una maestría
y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2% respectivamente,
mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%, razón por la cual se
proclama esta fecha en el mundo.
CONCYTEC
La cifra de investigadoras con grado de doctorado asciende a 2,208, mientras que la cantidad de hombres
con este grado asciende a 5,059. En el caso de mujeres con grado de magíster, la cantidad aumenta a
3,619. En tanto, la cifra de varones alcanza los 7,221. Del mismo modo, se señala que de cada 3.8
varones registrados en Dina, hay una mujer dedicada a ingeniería y tecnología. Si bien el porcentaje de
mujeres dedicadas a estas materias va en aumento, la brecha aún es alta y, por ello, Concytec realiza una
serie de acciones con el fin de promover la participación de la mujer en ciencia y tecnología.
Asimismo, dicha institución recuerda que en el Registro de Investigadores en Ciencia y Tecnología del
Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación tecnológica (Regina), existen únicamente 400
investigadoras calificadas. La presidente del Concytec, Gisella Orjeda Fernández, consideró que la
participación de la mujer en la ciencia es fundamental porque le aporta una mirada diferente y necesaria
para el desarrollo de la investigación.
Orjeda Fernández agregó que desde Cienciactiva del Concytec se está promoviendo el reconocimiento a
destacadas investigadoras peruanas mediante el Premio Nacional L’Oreal–Unesco–Concytec, “Por las
Mujeres en la Ciencia” y con la convocatoria de “Estudios sobre Mujeres Peruanas en la Ciencia” se
busca visibilizar su contribución a la generación de conocimiento y al desarrollo de proyectos de
investigación. “Desde Concytec venimos promoviendo e impulsando decididamente la participación de la
mujer en la ciencia pero, además, reconocemos sus grandes aportes y su dedicación”, puntualizó.
La Asamblea General de las Naciones Unidas fijó el 11 de febrero para demostrar que la ciencia y la
igualdad de género son vitales para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible en el mundo. La
Asamblea General de las Naciones Unidas, de acuerdo con un estudio realizado en 14 países, precisa que
la probabilidad de que las estudiantes mujeres terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en
alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2% respectivamente, mientras que la
probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%, razón por la cual se proclama esta
fecha en el mundo.
La autonomía de las mujeres es un factor esencial para garantizar el ejercicio de sus derechos
humanos en un contexto de plena igualdad y, en particular, el control sobre su cuerpo, su salud
integral y el derecho a una vida libre de violencia (autonomía física), el acceso a la tierra y la
capacidad de generar recursos propios (autonomía económica) y la plena participación en la toma
de decisiones que afectan su vida y su colectividad (autonomía en la toma de decisiones)
constituyen tres pilares que se apoyan mutuamente y son fundamentales para lograr una mayor
igualdad de género y favorecer el acceso de las mujeres a las tecnologías de la información y las
comunicaciones (Consenso de Santo Domingo, 2013, p.2)
En Costa Rica por ejemplo, en el 2012 el porcentaje de mujeres graduadas en cualquier ingeniería fue de
31,6%; es decir menos de la mitad del porcentaje total de graduados, y aunque pueda decirse que es un
alto porcentaje comparada a años anteriores, la participación de las mujeres en puestos de dirección
académica superior en ciencias e ingenierías es de un 15%, por lo tanto en tanto se puede decir que la
toma de decisiones en el país a nivel político estuvo y aun continua en manos de hombres.
La brecha de género se expresa en distintas formas de segregación como menciona Guevara y García
(2010):
En el caso de la escuela, el orden de género se expresa en distintas formas de
segregación, discriminación, acoso o la falta de estímulo por parte de docentes y compañeros
hacia las estudiantes, ellas encuentran más obstáculos para ser reconocidas y viven más
prácticas de exclusión mediante el currículo oculto y el formal (p. 11).
Las estadísticas muestran que el porcentaje de aprobación entre hombres y mujeres en los estudios en
primaria y secundaria es muy similar; es decir la brecha no es tan amplia ni preocupante. Sin embargo,
para el 2011, al hablar de enseñanza técnica se demostró que existía una participación de 102 mujeres
por cada 100 hombres. Ahora bien, a pesar de que exista una participación mayoritaria de mujeres, los
datos se diferencian al analizar la escogencia de las carreras técnicas. Por ejemplo, en el área de
servicios, por cada 100 hombres se matricularon 151 mujeres—dato positivo—; mientras que las carreras
relacionadas a la industria, por cada 100 hombres se matricularon sólo 52 mujeres—dato negativo—
(PNCTI, 2015, pp. 35-37)
Es parte de los objetivos interinstitucionales detectar las brechas de género en las diferentes áreas de
los sectores público-privado. Existía poca información en el país, pero ha sido evidente la existencia de
una preferencia del género masculino en las carreras Ciencia y Tecnología. Sin embargo, la
profundización de esos estudios ha permitido conocer que si las carreras de Ciencia y Tecnología estan
masculinizadas no por casualidad, sino que existe toda una construcción socio-cultural, que han creado
un tipo de barrera psicosocial que hace que una cantidad de mujeres prefieran ir a otras carreras
consideradas culturalmente más propias de su género.
Así, la división sexual del trabajo toma importantes formas de discriminación en la Ciencia y
Tecnología, especialmente al referirse como un espacio de hombres, por ser ciencias "duras" y a las
ciencias sociales y de la salud, más como ciencias blandas, teniendo ya estos conceptos connotaciones
discriminatorias.
En este campo se han encontrado instituciones que han tenido las mismas inquietudes y los mismos
hallazgos, esto es, las barreras sociales que encuentran las mujeres para ingresar a carreras de Ciencia
y Tecnología. Se unen en la inquietud de explorar y de-construir este paradigma socio-cultural, el
Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el Consejo
Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), Colegio Federado de Ingenieros y
Arquitectos de Costa Rica (CFIA y empresas privadas como Intel, Lego (Aprender Haciendo), que junto al
MICIT e INAMU, lideran esta iniciativa.
Los Encuentros de Mujeres en Ciencia y Tecnología surgen para dar respuesta a las situaciones
planteadas que señalan que existen desigualdades de género detectadas en el ámbito de la ciencia y
tecnología, en donde las mujeres tienen poca participación en comparación con los hombres.
Se trabaja conjuntamente para lograr un objetivo concreto: Potenciar el ingreso de las mujeres a los
espacios tecnológicos y competitivos, mediante el encuentro de mujeres profesionales en este campo
que sirven de ejemplo a chicas jóvenes que están prontas a elegir una carrera.
Los Encuentros son parte de las iniciativas emprendidas en materia de género y el fomento de las
vocaciones científicas y tecnológicas de las niñas y las adolescentes, por parte de las instituciones
citadas anteriormente.
En el año 2010, se realizaron dos actividades, una en el mes de la Ciencia y la Tecnología, llamada "Las
Artífices de la Ciencia" donde se convocó a 8 científicas e ingenieras destacas. Varias instituciones que
participaban de la actividad vieron la necesidad de realizar una actividad similar, pero dirigida a fomentar
las vocaciones científicas de las niñas y las adolescentes, siendo que la población en general, desconoce
el trabajo de los científicos, pero menos el de las científicas. Por ello, para octubre del 2010, se realiza
el primer Encuentro de Mujeres en Ciencia y Tecnología, se realizaron diferentes actividades en las que
participaron aproximadamente 80 estudiantes de diferentes colegios de la Zona Central del país.
En el 2012, se realiza el segundo Encuentro, donde se incluyó dentro de las actividades los talleres
investigativos, donados por el personal voluntario de Intel, quienes llevaron diferentes equipos para
realizar demostraciones de principios científicos en biología, biotecnología, ingeniería eléctrica,
mecánica, entre otras ciencias. Este año la actividad tuvo mucho éxito con las participantes, pero se
reconoció que era necesario extender este programa a estudiantes de zonas más alejadas.
Por esa razón en el 2013, se realiza una invitación especial a participar a estudiantes de zonas alejadas,
Puntarenas y Limón, especialmente, debido a que el INA contaba con la estructura de transporte para
poder traer a las estudiantes. Esto significó importantes cambios para los Encuentros, porque era
necesario dar más de un día de capacitaciones, porque no se iba a desaprovechar la oportunidad de tener
a las y los jóvenes de zonas alejadas. En el 2014 se realizó la misma actividad, pero se consideró muy
riesgoso traer estudiantes de zonas alejadas, esto especialmente porque no se tenía el personal
adecuando para realizar las funciones de cuido y vigilancia en las noches.
Justificación:
El Encuentro de Mujeres en Ciencia y Tecnología se encuentra dentro del marco de los objetivos del Plan
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación como parte de la propuesta de Apropiación Social de la
Ciencia y la Tecnología, además para el impulso de vocaciones científicas y su compromiso con la
implementación de la perspectiva de igualdad y equidad de género. Forma parte de los objetivos del
Gobierno de la República en su compromiso por la reducción de la desigualdad y como parte de los
compromisos nacionales obtenidos mediante la Ley 7142 y 7810, además del decreto 37906, donde se
impulsa una política inclusiva de igualdad y equidad de género para las instituciones públicas.
El objetivo de esta actividad es fomentar las vocaciones científicas de las jóvenes de diferentes
instituciones educativas públicas. Lo cual se enmarca dentro de la necesidad país de aumentar la
cantidad de personas que se dedican a la investigación científica, a las Ingenierías y a carreras técnicas,
debido a la existencia de una faltante en la demanda laboral de personas calificadas.
En ese contexto, se ha encontrado que, si bien hay un faltante general, la presencia de las mujeres en
estas áreas de conocimiento son reducidas, lo que actúa directamente en la propia producción científico
– tecnológico del país, siendo que hay una fuga de talento por razones de género.
Esto quiere decir, que aunque existan mujeres con potencial de continuar carreras altamente
especializadas, no acceden a éstas por ser consideradas carreras para hombres, por la mayor presencia
de éstos en los puestos de trabajo, matrícula y graduación en las Universidades.