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ne como es debido. En las democracias occidentales más estructuras prexistentes, que literalmente no hubo tiempo
sólidamente establecidas este argumento no ha alcanzado para determinar si había algo que valiera la p ena salvar
c:edibilidad, excepto en algunos periodos "como por del antiguo régimen.
ejemplo los años setenta" en que las instituciones demo- Aquí reside una diferencia básica respecto al epfaodio
cráticas en varios p aíses importantes estar atra- que nos queda por comentar. En el ha cia el
vesando una crisis convergente. sufragio'universal y la gestión democrática dur ante el siglo
el efecto perverso una posición igualmente X<IX, el,peso comparativo de los tres argumentos es muy
pr ommente en los otros dos episodios? Tal es el caso en difereiíte. La discusión básica_giró durante mucho tiempo '..
lo que respecta a la Revolución francesa y a la proclama- en.torno de la pre tendÍdadncomp atibilidad dC' la demo-
ción los J?erechos del Hombre. En gran parte a causa cracia con la libertad y del temor de qu e los nuevos
de la dmárruca espectacular de la Revolución la idea de derechos políticos dañaran los logros pasados, como lo
que las tentativas radicales de reorganizar sociedad muestran los debates acerca de. las dos leyes de Reforma
están condenadas a sacar el tiro por la culata ha estado de 1832 y 1867 en Inglaterra. Más en general, las preocu-
desde entonces profundamente grabada en el inconscien- pacióries reales o imaginarias en cuanto a la "tiranía de la
te La demostración de Tocqueville de que la mayoría" mantuvo vivo el argumento del riesgo incluso
R evolución no logró ni por mucho todo el cambio que después de que la batalla por el sufragio universal había
proclamaba. 6' que en general se le ha acreditado) y, en sido ganada decisivamente. La tesis de la p erversidad, por
consecuencia, su afirmación de qu e muchos cambios so- otra parte, no ocupa un lugar en particular prominente en
ciales y políticos_ significativos estaban produciéndose ya los ataques contra la democracia. El argum ento de LeBon
con la monarqma era una manera mucho más sutil de de que la democracin se convierte en tiránica burocracia
minar el prestigio y la popularidad de la Revolución. Sus tiene mucho menos mordente que el ataque de M osca y
especulaciones son fascinantes para e l modern o his- Pareto· contra la democracia eomo una.- farsa, como una
toriador social y económico, aunque sólo sea porque plan- para plutocraciá y."_para un :nuevo género de
teó la pregunta "contrafactual" de si Francia se habría gobierno de la élite . En otras palabras, la tesis de la futili-
convertido en una nación moderna sin la Revolución. Sin dad desempeñó efectivamente un papel irñ.portante en la
embargo sólo últimamente su obra ha recibido el recono- discusión según las líneas del argumenta del riesgo. Debi·-
que merece, e incluso hoy la Revolución sigue litó el apoyo a la democracia, sobre to do en aquellos países
sobre todo (y de manera aburrida) en tér- -Italia y Alemania, pero también F rancia - donde las
mamqueos tradicionales, con poca atención a las libertades individuales no estaban establecidas con fi rme-
cuest10n es planteadas por Tocqueville. za antes del advenimiento del sufragio y dond e el argu-
Por último, el argumento del riesgo no se desplegó mento del riesgo no era por lo tanto particularmente
nunca por completo en cuanto a la Revolución francesa aplicable o persuasivo.
Yla razón es sencilla: los acontecimientos En suma, cada una de las tres tesis ti ene su prupio
llegaron con tal celeridad y barrieron tan por completo las terreno de influencia especial. Ir más lejos y estab lecer un
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158 R ETÓR fCAS DE LA JNTR ,\NS1GENCl,\ COMPARAC IÓN DE LAS TRES T ESIS 159
rango de conjunto entre ellas en términos de importancia lo largo de sus dimensiones horizontales al relatar la
histórica no es un ejercicio en particular significativo. Si historia de las sucesivas encarnaciones de cada una de las
hubi éramos de llevarlo a cabo, la proclamación de perver- tres tesis.
sidad probablemente sería declarada "vencedora" como El grado en que la presentación de un argumento dado
el arma individual más popular y efectiva en los anales de durante un episodio histórico es útil para el mismo argu-
la retóri ca reaccionaria. mento tal como se despliega durante una fase ulterior
El argumento precedente ha comparado la influencia dependerá en gran parte del prestigio que el argumento
política de estas tres tesis. Si en cambio fueran juzgadas haya conseguido como resultado de su uso previo. El
por los términos de su mérito intelectual, su agudeza o su efecto perverso, por ejemplo, fue formulado y elaborado
refinami ento, la clasificación probablemente sería por extensamente en la estela de la Revolución francesa, tal
completo diforen te. En el texto precedente me he metido como se muestra en el capítulo 2. La naturaleza especta-
a veces en tales comparaciones, como cuando dije que la cular e imponente de los acontecimientos de los que se
tesi:> de b fut[l id nd constituye una crítica más insultante a destiló el efecto perverso dotó a este argumento de con-
la reforma que la tesis de la perversidad. Pero no veo siderable autoridad, y llegó a aplicarse a un gran número
mucho interés en celebrar un concurso de belleza formal, de episodios subsecuentes en la adopción de líneas políti-
malevolencia. cas, desde la extensión de los derechos políticos (LeBon)
hasta la construcción de casas baratas (Forrester) y hasta
el uso obligatorio de cinturones de seguridad (Peltzman).
ALGUNAS INTERACCIONES SENCILLAS
Pero aquí el argumento de la perversidad funcionó a
La siguiente cuestión que hemos de explorar con alguna menudo mucho menos bien, ya que las circunstancias de
ayuda d el cuadro sinóptico es la de la mutua com- la adopción de líneas políticas eran muy distintas de las
patibHidad de los diferentes argumentos. La atención que prevalecían durante la Revolución.
principal apu ntará una vez más a las columnas más bien Esta experiencia proporciona sucesivos ejemplos de
que a los renglones del cuadro: es de interés preguntarse dos m áximas contradictorias. Al principio, aplicada la tesis
si, cuando uno de los tres argumentos es blandido, de la perversidad a un amplio conjunto de experiencias de
cligamos, contra el Estado benefactor, resulta reforzado o políticas, parece que "nada tiene más éxito que el éxito".
recortado (o no afectado) por el uso previo de cualquiera Pero finalmente, a medida que la aplicación mecánica de
de los otros dos argumentos. Pero primero permítaseme la tesis rinde cuentas cada vez menos satisfacto ri as de la
examinar de manera breve los renglones teniendo en realidad, parecé ser aplicable al dicho "nada fracasa como
mente una pregun ta similar: len qué medida queda for- el éxito": Ja proclamación de riesgo pasa de ser una visión
talecido o debilitado cada argumento por el h echo de que fresca a un reflejo automático que bloquea la compren-
uno similar haya sido usado ya durante un episodio sión. Recuerda uno la famosa observación de Marx en El
político previo? Las respuestas deberían ser claras gracias dieciocho brumario de Luis Bonaparte: cuando la historia
a los tres primeros capítulos, que ha seguido el cuadro a se repite, lo que al principio toma la forma de la tragedia
160 R T'TÓ RI C AS DE LA INTRANS IGENCIA COMPARACIÓN DE LAS TRES TES IS 161
aparecerá la siguiente vez como una farsa. 1 La implicación dida importante durante el deb ate acerca de la siguiente
es aquí doble: i) el segundo acontecimiento debe mucho ley de reforma en 1884. ne cesario un "intervalo de-
al hecho de que la brecha haya sido abierta por el primero, cente" para que el argumento se invocara de nuevo: casi
y ii) su carácter imitativo, deriva,.d9 y epigónico explica su ochenta años separan las solemnes auvertendas de Ro-
naturaleza de pro"Q.a ple.que esta regularidad se bert Lowe acerca de la inminente pérdida de la libertad
encontrará de manera: más tónffable en la historia de las durante las discusiones de 1866 en torno de la segunda ley
ideas que en la historia de los Está bien desplega- de reforma, de los toques de alarma similares ele Hayek
da en nuestras historias, por ejemplo por la manera en que en The road to seifdom (1944).
la Ley de Director, tal como la ·expresa George Stigler, Paso ahora a lo que deberían ser las interacciones más
desciende, en m ás de un sentido, de la Ley de Pareto, que interesantes: las que tienen lugar a lo largo de las co lum-
tenía efectivamente gen uino derecho a ser tomada en nas en lugar de a lo largo de los renglones del cuadro, entre
serio como proposición científica.* diferentes argumentos. El ejemplo más impresionante de
Dejemos ya las situaciones en que una tesis ha logrado estas interacciones, la incompatibilidad lógica sin menos-
prestigio como resultado de su primera aparición y su cabo del atractivo mutuo de los argumentos de la perver-
encuentro con una realidad social. ¿Qué sucede en cam- sidad y la futilidad, ha sido ya profusamente comenta da en
bio cuando a una tesis "reaccionaria" no le va particular- el capítulo 3. Sólo queda por señalar un punto general: la
mente bien la primera vez que es enunciada? Un ejemplo incompatibilidad lógica entre dos argumentos que ataca n
es la tesis del riesgo, que fue afirmada con_ vigor durante la misma política o la misma reforma no significa que no
la discusión en torno de las leyes de Reforma inglesas de se usen ambos en el transcurso de algún debate, a veces
1832 y 1867. Las leyes fueron adoptadas y el desastre incluso por la misma persona o el mismo grupo.
ampliamente anunciado - la muerte de la libertad en Los dos otros pares de argumentos, riesgo-perversidad
Inglaterra- no ocurrió . Corn o resultado, esperaría uno y riesgo-futilidad, son tolerablemente compatibles y po-
que el argumen to del riesgo quedara un tanto desacredi- drían compaginarse de manera fácil y tal vez eficaz en el
tado por un tiempo, y tal parece haber sido en efecto el combate contra algún movimiento "progresista". Es pues
caso, pues el argumento no fue utilizado en ninguna me- un poco sorprendente que tales combinaciones no
rran con cierta frecuencia o regularidad, por lo menos
1 Respecto a l trasfondo d e la a firm ac ió n de Marx, véase Bruce Maz lis h, "Thc
lragic farce of Marx, Hege l, a nd E n gels: A no te", History and Theory , 11 , 1972,
hasta donde lo indica mi reseña. Tal vez sea esto resultado
páginas 335-337. de la cuestión ya señalada de- la secuencia temporal: el
•Es la segunda vez que en cuentro que una ge neralización o aforis mo bie n co no cido
acerca de la historia de los hechos es más correcta cuando se aplica a la historia de las
argumento del riesgo es susceptible de expresarse mucho
ideas. La primera fu e. con respecto a l fam oso di ctamen d e Santayana d e que los q ue tiempo antes que los otros dos. Así, los argumentos del
no aprenden d e la h1stona está n condenados a repetirla . Gencrali¿ando sobre la firm e
base de esia muestra de d os casos, me siento tentado a formular una "me ta ley": las
tipo del riesgo de Hayek y después de Huntington contra
"leyes" históricas que se s upo ne que dan visiones d e la historia de los hechos eslá n en el Estado benefactor precedieron a la más reciente and a-
verdad en su terre no en la his toria de las ideas. Doy algunas razones de por qué ha de
ser así cuando me refiero al aforismo de Santayana en The passions a11d rhe interests
nada de Murray, que se basaba por completo en la
( Princeton, Princeton University Press, 1986 , p. 133). proclamación de perversidad.
162 RETÓRICAS DE LA INTRANSIGENCIA COMPARACIÓN DE LAS TRES TESTS 163
Hay otras explicaciones de la aparente falta de la invo- Antes de enfocar un caso de éstos, quiero recordar
cación conjunta de dos argumentos que son compatibles brevemente la interacción por completo inu sual dentro de
y podrían ser combinados por los críticos de alguna polí- la misma columna que encontramos en el capítulo 4.
tica o reforma. Los abogados de uno y otro de estos Hacia el final de mi comentario a la Ley de Reforma de
argum entos pueden tene r sencillamente las manos ocu- 1867, señalaba que el argumento del riesgo contra la
padas con su alegato según los lineamientos o bien del extensión de los derechos políticos - es decir el argumen-
riesgo o bien de la perversidad-futilidad. Pueden además to de que el sufragio universal significaría el fin de la
sentir que debilitarían su alegato en lugar de fortalecerlo "libertad" - fue minado por el sentimiento ampliamente
al apelar a demasiados argumentos - del mismo modo compartido entre las élites gobernantes de que nada cam-
que un sospechoso debe abstenerse de invocar demasia- biaría mucho en la política inglesa si llegara a aprobarse
das coartadas. la Ley de Reforma. Hubo incluso quienes - Disraeli entre
Nuestrn breve comentario conduce a una interesante ellos - pensaron que un electorado expandido inclinaría
p aradoja: cuando dos argumentos son compatibles es po- a la política en dirección consen)adora. En otras palabras,
co probable que se les compagine juntos. Cuando son la amenaza del riesgo, tal como la invocaba Robert Lowe,
incompatibles, por el contrario, pueden perfectamente no fue tomada en serio por muchos de los actores porque
usarse ambos - acaso por la dificultad, el desafío y lo estaban ya con la influencia de la tesis de In futnidad y su
puramente escandaloso del asunto. argumento de que el muy cacareado y temido advenimien-
to de la "democracia" sería probablemente un no aconte-
cimiento. Como señalamos en el capítulo 3, James Fitzjames
U NA INTERACCI ÓN MÁS COMPLEJA
Stephen expresó este sentimiento en 1873, anticipándose
Hasta ahora mi pesquisa se ha confinado a las interac- así a los teóricos italianos de la élite fin de siecle y a su
ciones dentro de líneas individuales del cuadro (por despliegue más sistemático de la tesis de la futilidad.
ejemplo, el argu mento de la perversidad de De Maistre Desde el punto de vista formal, un rasgo interesante de
respecto a la Revolución francesa se comparó con el de esta interacción entre el riesgo y la futilidad es que los dos
F orrester respecto al Estado benefactor) o a las in- argumentos en en lugar de prestarse mutuo
teracciones dentro de cada columna (para las discusiones apoyo en sus respectivos ataques al sufragio, se debilitan
en torno del Estado benefactor, el argumento de perver- mutuamente: la tesis de la futilidad, que muestra que la
sidad de Murray enfrentó al argumento de futilidad de den1ocracia es en gran parte un simulacro, hace imposible
Stigler). Quiero examinar ahora esta pregunta: 6es con- tomar en serio la tesis del riesgo, que ve a la democracia
cebible que un argumento expresado durante un episodio como una terrible amenaza a la "libertad".
afecte la manera en que otro argumento se despliega Un resultado similar se obtiene si centramos ahora la
durante un episodio diferente? O, en los términos del atención en la interacción entre la misma tesis de la futi-
cuadro, lhay interacciones interesantes entre celdillas lidad - que se burla de la democracia - y la siguiente tesis
que pertenecen a renglones y columnas diferentes? del riesgo, que pinta el Estado benefactor corno una ame-
-·. _____________
164 R ETÓRICAS D E LA INTRANSI GENCIA COMPARACIÓN D E LAS TRES TESIS 165
naza a la democracia y a la libertad. Es fácil ve r cómo una do benefactor. Irónicamente, tal constelación puede faci-
vez m ás el argumento de la futilidad sabo tea las tentativas litar la emergencia de una nueva reforma. Es notable que
de proclamar el riesgo. Esta situación es en p ar ticular en Alemania el Estado benefactor, que dio sus vigorosos
visible en la Europa continental, donde la segu n da y la primeros pasos ya desde la década de 1880 con las leyes
tercera fases de Marshall (el establecimiento del sufragio de seguridad social de Bismarck, sólo haya encontrado
universal y la construcción del Estado benefactor) se tras- ciertos críticos que seguían las líneas del argumento del
,.
1
,,1 laparon en gran medida. En otras palabras, el ataque riesgo hacia mediados del siglo xx, con figu ras neolibera-
ideológico contra la democracia estaba en pleno auge les tales como Hayek y Wilhelm Ropke.
cuando se introdujeron las primeras medidas de seguridad H asta ahora tal parece que la interacción entre el argu-
social y bienestar social. En estas circunstancias, los "re- mento de la futilidad en un episodio (consolidación de la
accionarios", que estaban básicamente de acuerdo con los democracia) y el argumento del riesgo en siguien te
argumentos contra la democracia, encontraron difícil y "a (establecimiento del Estado be nefactor) h a sido
contrapelo" argumentar contra el Estado benefactor mente benigna. La aceptación por parte de la op1m611
emergente según las líneas de la tesis del riesgo cuando pública del argumento de la futilidad dirigid? .contra la
és ta exaltaba la democracia y prevenía de los p eligros a democracia puede desalojar la poderosa op os1c1ón al Es-
que el Estado benefactor la expondría. tado benefactor que podría haberse fundado en el argu-
Sugerí más arriba que en algunos países tales como 1
mento del riesgo. Pero esta constelación ideológica misma
Alemania la emergencia del Estado benefactor fue facili- alberga también una dinámica muy El
1
tada por el hecho de que el argumento del riesgo no podía mento de la futilidad contra la democracia puede prod ucir
articul arse fuertem ente por cuanto ni las libertades indi- · 1 no sólo la no articulación de la tesis del riesgo cuando el
viduales ni las formas políticas democráticas estaban pre- progreso social está en la agenda, la activa
sentes o se habían consolidado para la época en que ción de un argume nto que es el inverso de la tesis del
fueron introducidas lus primeras medidas de bienestar riesgo: si h ay conflicto entre la democrncia y el p rogreso
social. E ste punto puede fortalecerse ahora. Aun cuando social apresuremos el progreso social sin p reocuparnos
ya existían algunas formas democráticas de gobierno, es de lo que le suceda en el proceso a democracia, que de
posible que la tesis del riesgo no se invocara en algunos todos modos es un simulacro y una tramp a. Con la excep-
países contra las propuestas de un E stado benefactor ción de la época de Gorbachov, ésta ha sido por supuesto
p orque la democracia no gozó nunca en ellos de un pres- durante mucho tiempo la posición comunista desde el
tigio n o controvertido, d ados los ataques contemporáneos entusiasta apoyo de Lenin a la " dictadura de.1, pro-
contra ella acerca de fundamentos de perversidad y en letariado" en su panfleto de 1917, Estado y revolucwn.
particular de fu tilidad. D e este modo, un argumento reac- Esa frase se remonta sin duda a Marx y a su "Crítica del
cionario (la futilidad), expresado e n la discusión en torno Programa de Gotha" de 1875, pero fu e en rea lidad Lenin
de la democracia, estorba o impide el uso de otro (el quien le dio prominencia y proclamó fi delid ad a ella como
riesgo) durante e l debate casi simultáneo acerca del Esta- prueba de or todoxia bolchevique. Al h acer esto tal vez
1!
11
166 RETÓRICAS DE LA INTRANSIGENCIA
inversión completa de los valores subyacentes. La premisa interacción feliz y positiva o apoyo mutuo, como la llama-
del argumento del riesgo, en cuanto que se le utiliza para ré, es una de las marcas peculiares del temperamento
jmpugnar las disposiciones del Estado benefactor, es el progresista. Los progresistas están eternameni.e conven- .
alto valor atribuido a la libertad y a la democracia. Mien- cides de que "todo lo bueno viene junto",* en contraste
tras prevalezca este valor, cualquier argupiento convin- con la.mentalidad de suma cero, de ceci-tuera-cela de los
cente en el sentido de que la libertad o la democracia están reaccionarios. Detrás de sus distintas mentalidades, progre-
en peligro debido a alguna reforma social o económica sistas y reaccionarios sostienen a menudo, por supuesto,
recién propuesta tiene posibilidades de ser de peso. Una valores muy diferentes. Pero, ya sabemos, los reacciona-
vez que los valores básicos cambian radicalmente (a con- rios argumentan muchas veces como si estuvieran básica-
secuencia, digamos, de la crítica corrosiva de la democracia mente d e acuerdo con los elevados objetivos de los
producida por la tesis de la futilidad), no es sorprendente progresistas; "simplemente" señalan que "por desgracia" las
que la preocupación por el riesgo quede superada por algo cosas no irán tal vez tan bien como sns "ingenuos" adversa-
muy diferente: en este caso el alegato en favor de la rios dan por sentado que irán.
dictadura del proletariado con el propósito de lograr un Hemos mostrado que las proclamaciones de riesgo y de
cambio social radical. apoyo mutuo son "dos casos límites e igualmente p oco
Este alegato es pues la imagen característica de la tesis del realistas" de las múltiples maneras en que una nueva
riesgo: el supuesto común de ambas posiciones es la incom- reforma interactuará probablemente con una más vieja.
patibilidad de la libertad y la democracia, por una parte, y Los reaccionarios exageran el daño para la reforma más
algún adelanto social por la otra. Los abogados de la tesis del vieja que provendrá de toda nueva acción o intervención,
riesgo sien ten que el adelanto social debería abandonarse mientras que los progresistas son en exceso confi ados en'-
para preservar la libertad, mientras que los partidarios de la que todas las reformas son mutuamente apoyadoras gracias
dictadura del proletariado hacen la elección opuesta. a lo que les gusta llamar el principio de sinergismo. Podría
Un a transformación muy diferente de la tesis del riesgo uno efectivamente designar la tendencia de los progresistas
resulta cuando el supuesto de incompatibilidad se aban- a exagerar según estas líneas la "ilusión sinergista".
dona y se sustituye por la idea más regocijante no sólo de No es que los progresistas no nos adviertan nunca .de
la compatibilidad sino del mutuo apoyo. algún problema. Pero de modo típico perciben los p eli-
La consiguiente antítesis de la tesis del riesgo se analizó gros de la inacción más que los de la acción. Aparece aquí
con cierta extensión en el capítulo 4. Mostramos allí cómo, el esbozo de otra transformación de la tesis del riesgo. El
mientras los abogados de la tesis del riesgo husmean todo argumento del riesgo subraya los riesgos de la acción y la
posible conflicto entre una reforma recién propuesta y
• Robert A. Packenham subraya e.I papel de este concepto e n el pensamiento liberal
mejoras o logros anteriores, los observadores progresistas del desarrollo económico y polrtico en Liberal America and the Third World (Princeton
se centrarán en las razones por las que una reforma nueva Universily Press, 1973). Es por supuesto una idea antigua, rastrea ble en particular hasta
los griegos, que hay armonía e incluso identidad entre diversas cualidades deseables
y otra vieja interactuarán de manera positiva y no negativa. como lo bueno, lo bello y lo verdadero. Una famosa expresión de la idea es la frase, en
U na propensión a argum entar en favor de esa clase de la " Oda a una urna griega" de Keats: "Bcnury is rruth bcauty, inuh heaul)I''.
170 RETÓRICAS DE LA INTRANSIGENCIA D E LA REACCIONARIA A LA PROGRESISTA 171
amenaza para los logros pasados que esa acción acarrea. Una Este argumento, que podría llamarse la tesis del riesgo
manera opuesta de preocuparse por el futuro sería percibir inminente,* tiene dos importantes características en co-
toda clase de amenazas y riesgos cerniéndose en el hori- mún con su opuesto, la tesis del riesgo. Ante todo, ambas
zonte, y aconsejar una firme acción para poder prevenirlos. miran sólo a una categoría de peligros o riesgos cuando se
Por ejemplo, al tomar la defensa de la Ley de Reforma discute unnuevo programa: el campo del riesgo conjurará
de 1867, Leslie Stephen alegó que en ausencia de reforma exclusivamente los riesgos de la acción, mientras que los
las masas recurrirían a tipos de protesta infinitamente más partidarios del riesgo inminente se centrarán por completo
amenazadores para la sociedad establecida que el voto. en los riesgos de la inacción.•• En segundo lugar, ar:nbos
Como se señaló en el capítulo 4, veía el voto como un campos presentan sus respectivos libretos -el mal q ue
medio de dirigir las energías populares por canales en vendrá de la acción o de la inacción - como si fueran
comparación inocuos y de deslegitimar las formas más enteramente seguros é inescapables.
riesgosas de la protesta popular tales como las huelgas y De esas exageraciones e ilusiones comunes a la retórica
los motines.1 Así, la tesis del riesgo quedaba netamente al reaccionaria y a la progresista es posible deducir, en con-
revés: era lafalta de aprobación de la Ley de Reforma y traste con ambas, dos ingredientes de lo que puede llamar-
no su adopción lo que se presentaba como riesgoso para se una posición "madura": i) hay peligros y riesgos tanto
la ley, el orden y la libertad. en la acción como en la inacción; los riesgos de una y otra
De manera semejante, las amenazas de disolución so- deben esbozarse y valorarse, y hay que guardarse de ellos
cial o de radicalización de las masas con frecuencia se han en la medida de lo posible; y ii) las consecuencias benéfi-
citado como argumentos incontrovertibles en favor de cas tanto de la acción como de la inacción no pueden
instituir disposiciones de Estado benefactor. En el terreno conocerse nunca con la certidumbre que afectan los dos
de la redistribución internacional del ingreso y la riqueza, tipos de gritos de alarma de las Casandras a que estamos
la "inminente" amenaza del comunismo se ha invocado a acostumbrados. Cuando se trata de prevenir desgracias o
menudo desde la segunda Guerra Mundial p ara contra- desastres inminentes, vale la pena recordar el refránLe pire
ponerle el alegato en favor de la transferencia de recursos n 'est pas toujours súr (lo peor no siempre es seguro).** •
de los países más ricos a los más pobres. E n todas estas • E n un contexto relacionado con ésle, escribí antes acerca de la "visión sombría
situaciones los abogados de cierta política sentían que no que empuja a la acción". VéaseA biasfor hope: Essays on deve/opm em and LatinAmerica
(New Haven, Y ale University Press, 1971, pp. 284, 350-353). [Exis te traducción del FCE.]
bastaba argumentar en su favor sobre la base de que era • • Posando como un conservador obsesionado parios riesgos de la acción, Comford
justa; para obtener un mayor efecto retórico insistían en ironiza encantadoramenle acerca de la elegante manera en que semejan te persona cst<'I
dispues ta a echar a un lad o el riesgo opuesto: "Es una mera paradoja de teórico decir
que esa política era impera tivamente necesaria para po- que no hacer nada tiene ta ntas consecuencias como hacer algo. Es obvio que la inacció n
ner coto a algún desastre amenazador. no puede tener n inguna consecuencia. " DcJl.ficrocosmographia acadcmica (Cambridge,
Bowes & Bowes, 2a. ed ., 1!>22, p. 29).
u• Esla expresió n es e l subtítulo de la obra de teatro de Pa ul C laude l Le soulier de
1 Leslie Stephe n, "On the cho ice of representatives by popular constiluencies", A
satín , que le sirvió para afirmar la posibilídad de la salvación de manera tan discreta
pleafordemocracy, W. L Guttsman (comp. e intr.), Londres, MacGibbon & Kee, 1967, como fuera posible. Claudel la tomó sin duda del español No siempre lo peor es cierto,
pp. 72-92. Comento este argumento en Shifting involvcmcnts, Princeton, Princeton tíLUlo de una comedia de Calde ró n de la Barca. La frase: se usa much o en Francia y a
Universi ty Press, 1!>81, pp. 15-116. [Traducido al espaf'íol por el PCE.) estas alturas se ha hecho " proverbial".
ro=-
r. .... ª 3;.a *" a :a -
I temps des Docrrines de l'lige romantique, París, Gallima rd , 1977. [Existe seule histoire de l'Europe", Le D ébat, 3 9, marzo-mayo 1986, página 65. Furet da
, trad ucción al espa ñol del FCE.] a Pierre Rosanvallo n el crédito de su descubrimiento.
"·-
l
q ue nuestros indignados nietos quedarán estupefactos al leer nues tra his toria, y darán
a la más inconcebible dt'mencia los no mbres que merece". E n Sieyes, Q11 'es1-ce que le!
Tif:rsEcat? (Parfs, Presses U niversitaires de France, 1982, p. 24). Mi tesis es que la crítica
¡1
burkcana hi1.o aumentar la probabilidad y la incidencia de esta clase d e pronunciamicn -
lOs ex1n:mis1:1s.
7. MÁS ALLÁ DEI-A. INTRANSIGENCIA
ccnservadores se han llevado claramente la palma. Y a la toria y muy general: han existido ciertamente situaciones
crítica de Tocqueville al proyecto revolucionario, tal como en que la " acción social deliberada" emprendida con bue-
se manifiesta en el pasaje citado en el capítulo 6, utiliza un nas intenciones ha tenido efectos perversos, otras en que
tono sarcástico. En sus manos ese proyecto empieza a ha sido en esencia fútil, y otras más en que ha puesto en
parecer ingenuo y absurdo más que infa.me o sacrílego riesgo.los beneficios debidos a algún adelanto anterior. M i
- caracterización predominante expresada por los críti- asunto es que muchas veces los argumentos que he iden-
cos anteriores tales como De Maistre y Bonald. Este tificado y revisado son intelectualmente sospechosos por
aspecto de la actitud conservadora frente a sus oponentes varios conceptos.
se reflejaba también en el término alemán Weltverbesserer Una sospecha general de uso excesivo de los argumen-
(mejorador del mundo), que evoca a alguien que tiene tos surge con la demostración de que se les invoca una y
demasiadas responsabilidades y que está destinado a ter- otra vez de manera habitual para cubrir unél amplia vari •.:·-
minar en un ridículo fracaso. (La expresión americana dad de situaciones reales. La sospecha se refuerza cuando
do -gooder tiene connotaciones despectivas similares, en puede mostrarse, como he tratad o de hacer en las páginas
cuanto a que los proyectos de éste tienden a ser menos precedentes, que los argumentos un consider<il')!c
ambiciosos que los del Weltverbesserer.) En general, una atractivo intrínseco porque se rel acionan con poderosos
actitud escéptica y burlona ante los esfuerzos progresistas mitos (Hubris-Némesis, Divina Providencia, Edipo) y con
y sus probables logros es un componente integral y muy fórmulas interpretativas influyentes (ceci tuera cela, suma
efectivo de la actitud conservadora moderna. cero, etcétera) o porque arrojan una luz halagadora acerca
En contraste con esto, los progresistas han quedado de sus autores y realzan su ego. En vista de estos atractivos
empantanados en la seriedad. La mayoría de ellos han sido externos, resulta probable que las tesis reaccionarias co-
pródigos en indignación moral y parcos en ironía.* El munes se adopten a m enudo independientemente de :m
pn-o:sente volumen lleva tal vez la intención de corregir ese adecuación.
desequilibrio. Lejos de diluir mi argumentación, el capítulo preceden-
Pero difícilmente podría ser es to unajuslific<lctón de la te acerca de la retórica progresista fortalece más este
tarea dt este libro. Ha habido ciertamente una tentativa punto. Al demostrar que cada uno de los argumentos
más básica: establecer alguna presunción, gracias a la reaccionarios tiene una o más contrapartidas progresistas,
demostración de la repetición de los argumentos básicos, he generado parejas contrastadas de declaraciones reac-
de que el razonamiento ((reaccionario" típico, tal como se cionarias y progresistas acerca de la acción social. Para
.exhibe aquí, es a menudo defectuoso . El hecho de qu e un recordar algunas de ellas:
argumento se use repetidamente no prueba, sin duda, que
esté equivocad n en un caso particular. Así lo he dicho ya Reaccionaria: La acción prevista tra erá consecuencias de-
aquí y allá, perv vale la 1--c na repetirlo de manera peren- sastrosas.
• Hay que hacer evidentemente una excepción con el s iempre ingenioso F. M .
Progresista: No llevar a cabo la acción prevista traerá conse-
Cor nford. cuencias desastrosas.
RETÓRICAS DE LA INTRANSIGE NCIA MÁS ALLÁ DE LA INTRANSIGENCIA 187
186
Reaccionaria: La nueva reforma pondrá en riesgo la ante- nes, dijo, son " dos impertinencias iguales".1 Este término
rior. es también adecuado para caracterizar los argumentos
Progresista: La nueva y la vieja reformas se reforzarán paralelos que acabamos de formular.
mutuamente. Sin embargo mi propósito no es "llevar la calamidad a
Reaccionaria: La acción prevista intenta cambiar unas las casas de ambos". Es más bien empujar el discurso
características estructurales ("leyes") del orden social; público más allá de posturas extremas e intransigentes de
está destinada por consiguiente a ser enteramente ine- una y otra clase, con la esperanza de que en el proceso
fectiva, fútil. nuestros debates se tornen más "amistosos con la demo-
Progresista: La acción prevista está respaldada por po- crad a".* Es éste un tema muy amplio que no puedo
derosas fuerzas históricas que están ya "en marcha"; abordar aquí adecuadamente. Baste un pensamiento pa-
oponerse a ellas sería profundamente fútil. ra concluir.
Las reflexiones recientes en rt l ación con la democracia
Una vez demostrada la existencia de estas parejas de han dado como fruto dos valiosas visiones: una histórica
arrumentos, las tesis reaccionarias se degradan, por decir- de los orígenes de las democracias pluralistas y una teórica
lo se tornan, junto con sus contrapartidas progre sis tas, de las condiciones a largo plazo de la estabilidad y la
en simples afirmaciones extremas de una serie de debates legitimidad de esos regímenes. Los modernos regímenes
imaginarios muy polarizados. De esta manera quedan pluralistas aparecieron típicamente, según se reconoce
efectivamente expuestas como casos límite, que necesitan cada vez más, no debido a algún amplio consenso pre-
a fondo, en la mayoría de las circunstancias, ser calificados, xistente de los "valores básicos", sino más bien debido a
mitigados o enmendados de alguna otra manera. que diversos grupos que habían estado agarrándose
mutuamente el pescuezo durante un periodo prolonga-
do tuvieron que reconocer su mutua incapacidad de
CÓMO NO ARGÜIR EN UNA DEMOCRACIA
dominar. La tolerancia y la aceptación del pluralismo
Una vez justificada la utilidad del capítulo 6 desde el punto resultaron de un empate entre grupos opuestos acerba-
de vista mismo que presidió la concepción original de este mente hostiles .2
1ibro, puedo declarar ahora que la redacción de
1 Gustave Flaubert a su sobrina Caroline, mano de 1868, en Flaubert, Correspo11-
capítulo me hizo visualizar un papel más amplio del eJ.er- do11ce, París, Conard, 1929, vol. S, p. 367. Comentando la disputa fil osófica acerca de
cicio en su conjunto. Lo que he acabado por hacer ha sido la p1imacfa de la materia o del espíritu, Flaubert concluye: "llref, je trouve le
Malérialisme et le Spiritualisrnc deux impertinences égales". (En resumen, encuent ro
en efecto diagramar la retórica de la intransigen'cia tal que el materialismo y el espiritua lismo son dos impertinencias iguales.) Véase tam bién
como la han practicado durante mucho tiempo tanto los Jacques D errida, "Une idée de f·1aubert", en su recopilación París, Gali lée,
1987, pp. 305-325.
reaccionarios como los progresistas. · • Término ácullado por analogía con el ahora frecuente "amistoso con el usuario "
Flaubert utilizó una vez uria frase maravillosa para (user fricndly) o e l alemán umweltfreundfich (a mistoso con el medio ambiente).
2 Bernard Crick (comp. y rev.), In defenc:.: of pofitics, Baltimore, Pengu in Books,
aplastar a las escuelas contrarias de fil.ósofos que.afirm.an 1964, cap. l; y D ankwart Rustow, "Transitions to democracy", Comparatiw: Pofitics, 2,
que todo es pura materia o puro espíritu: tales afirmac10- abril de 1970, pp. 337-364.
MÁS ALLÁ D E LA INTRANSIGEN CIA 189
188 RETÓRICAS DE LA INTRANSIGENCIA
longación y · sustituto de la guerra civil. Incluso en las
Este punto de partida histórico de la democracia no democracias más "avanzadas" muchos debates son, para
vaticina nada bueno para la estabilidad de esos regímenes. parafrasear a Clausewitz, una "continuación de la
El asunto es obv io, pero lo es todavía más cuando se le civil con otros medios". Ta les debates, donde cada partido
pone en contacto con la proclamación te órica de que un anda en busca de argumentos que devasten, no son sino
régimen democrático alcanza la legitimidad en la med ida demasiado familiares en la política democrática usual.
en que sus decisiones resultan de una deliberación plena Queda pues por recorrer un largo y difícil camino desde
y abierta entre sus principales grupos, cuerpos y repre- el tradicional discurso encarnizado e intransigente hasta
sentantes. La deliberación se concibe aquí como un pro·· una clase de diálogo más "amistoso con la democracia".
ceso de formación de opinión: los participantes no han de Para quienes deseen emprender esa expedici ón tendrá
tener inicialmente opiniones plena o definitivamente for- valor el conocimiento de señales de riesgo, como por
madas; se espera que se entreguen a discusiones significa-
tivas, Jo cual quiere decir que deben estar listos para
ejemplo argumentos que son en. efect? h:--
chas específicamente para hacer imposible el dialogo y ia
modificar opiniones sostenidas con anterioridad a la luz deliberación. He intentado aquí proporcionar un panora-
de los argumentos de los otros participantes y también ma sistemático e históricamente informado de esos
como resulta do de la nueva información que se haga argumentos en un lado de la división e nt_re
accesible en el transcurso del debate. 3 "progresistas" y "conservadores" - y he añadido des pues ,
Si esto es lo que se necesita para que el proceso demo- mucho más brevemente, un panorama similar en el otro
crático resulte sostenido por sí mismo y ad quiera estabili- lado. En comparación con mi plan original de exponer
dad y legitimidad a largo plazo, entonces el abismo que sólo las simplezas de la retórica reaccionaria, me encuen-
separa a tal estado de los regímenes democrático-plura- tro al fin y al cabo con una contribución más ecuánime:
listas, tal como emergen de manera histórica de la lucha y una contribución que en último término podría servir a un
la gue'rra civil, es inquietante y peligrosamente profundo. propósito más ambicioso.
Un pueblo que apenas ayer e.staba entregado a luchas
fratricidas no es probable que se avenga de la noche a la
mañana al toma y daca de esas deliberaciones constructi-
vas. Es mucho más probable que primero se ponga de
acuerdo en estar en desacuerdo, pero sin tentativas de
aplastar los puntos de vista opu estos -- tal es efectivamen-
te la naturaleza de la tolerancia religiosa. O bien, si hay
discusión, será u n típico "diál0go de sordos" -un diálogo
que en realidad funcionará mucho tiempo como pro-
• wea·
AGRADECIMIENTOS
1
192 RETÓRlCAS DE LA INTRANS IGENCIA
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1¡
•I
ÍNDICE ANALÍTICO
1
1 4. La tesis del riesgo 97
.11 .102
La democracia como amenaza a la libertad
E l E stado b enefactor como amenaza a la libertad y a la
democracia . . 126
Reflexiones en torno de la tesis del riesgo . 139
203
204 ÍNDICE GENERAL
Agradecimientos 191