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CAPÍTULO 1
BASTIAN
Sentado contra la pared mohosa del cuartucho asfixiante
asfixiante al que llego a considerar su hogar, Bastian observaba
cómo las paredes a su alrededor se achicharraban por el fuego
que amenazaba con derrumbarlas.
Teamklaynd
No había podido dormir en toda la noche porque se le instaló
una idea absurda en el fondo del cráneo. Un pensamiento que
en un principio parecía descabellado, casi suicida, pero que al
correr de las horas había ido tomando forma hasta ser lo
suficientemente coherente como para que el corazón le
martillara fuerte en el pecho.
CAPÍTULO 2
HENRY
Henry no tenía ni la menor idea del lugar en el que se
encontraba. Su esposa le había advertido que una cantidad
insufrible de gente concurría el mercado los viernes, pero
estaba en su naturaleza ser terco y esa mañana creyó que sería
buen plan pasar a comprar una pata de cerdo antes de
embarcar hacia Donato.
Teamklaynd
—¡Ey, caballero! —le habló sonriente—. Pareciera que está en
busca de algo, ¿será que necesita un coche que lo lleve a su
destino?
Henry abrió los ojos hasta dejarlos como dos pelotas verdes.
Había escuchado varios rumores sobre aquellas carretas y se
moría de ganas de refregarles a sus compañeros del bar que se
había subido a una.
Teamklaynd
—Sus maletas, señor —sugirió cortésmente el joven,
levantándolas del suelo y amagando a entregárselas—, no vaya
a ser que venga un desgraciado y se las robe.
—Por supuesto.
Teamklaynd
CAPÍTULO 3
BASTIAN
La pata de cerdo estaba increíblemente rica.
Dentro del lugar todo era peor, mucho más roñoso e intenso.
Había una cantidad excesiva de mesas invadidas por
borrachos. Las paredes estaban cubiertas de una especie de
cuero húmedo que, al mezclarse con el alcohol, creaba un
aroma mohoso que lograba que el aire punzara en lo más
profundo de los pulmones.
Teamklaynd
Mone era la persona que uno esperaría que viviera en aquel
lugar. Vestida con una superposición de telas y texturas de lo
más extrañas, con decenas de pequeñas trenzas canosas que le
colgaban como chorizos sobre la frente. Estaba tan arrugada
que a lo lejos podría confundirse con una pasa de uva. La vieja
soltó una sonrisa con varios dientes faltantes y se dedicó a
analizar el montón de objetos como si su vida dependiera de
aquello. Realizaba movimientos erráticos, casi inhumanos,
pasando las telas entre sus dedos flacuchos y acercándoselas
exageradamente cerca para observarlas con sus ojos críticos de
gato. Inspeccionaba, olía, saboreaba y manoseaba cada uno de
los objetos, como si necesitara de todos sus sentidos para
calcular el valor real que tenían.
Teamklaynd
pretencioso en tonos violáceos, con múltiples arabescos
sutilmente más oscuros.
Teamklaynd
sumergió junto con sus pesadas prendas en las profundidades
del río.
Teamklaynd
Lentamente subió a la superficie, siguiendo el pequeño
destello de luz y la única muestra que tenía de que la vida aún
seguía allí arriba.
CAPÍTULO 4
CASPER
Casper se encontraba parado frente al espejo de su camerino,
las luces del fondo rebotaban en su reflejo creando un halo de
luz que contrastaba detrás de su cuerpo. En ese instante, nadie
dudaría de que se trataba de un ángel.
Teamklaynd
CAPÍTULO 5
BASTIAN
La fila era larga, extremadamente larga, compuesta por las
personas más extravagantes y exquisitas de la ciudad. Casi
daba risa lo producidas que estaban. Se encontraban todos
pegadas entre sí, fusionándose en una especie de ciempiés
humano. Se imaginó empujandolos a una para ver cómo caían
uno por uno, como piezas de dominó bien apiladas.
Teamklaynd
Bastian alzó los brazos pidiendo disculpas y se alejó a paso
rápido hacia el final de la fila. Lo único que recibió fueron
malas caras, y un ticket impagable.
Teamklaynd
Era un espacio que invadía cada uno de los sentidos
sumergiéndote en un espectáculo meticulosamente planeado,
incluso antes de que comenzara el show.
Teamklaynd
Estaba por verlo a él.
Teamklaynd
magia. —Guiñó un ojo al público—. Y puede que un poco lo
estén.
Teamklaynd
cegadora, casi inhumana, formando dibujos en el aire. Un
fuego que por un segundo pareció comérselo, pero era él
quien se lo devoraba, el que lo dominaba y lo transformaba en
una extensión de su propio cuerpo. Se movía a una velocidad
cegadora, casi inhumana, formando dibujos en el aire.
Y era hermoso.
Teamklaynd
El chico de fuego había comenzado lentamente a danzar en el
centro del círculo, como si no se estuviera destruyendo todo a
su alrededor, moviéndose al compás de unos tambores que
marcaban el ritmo de sus pasos.
Teamklaynd
Odiaba seguir sintiendo miedo.
Teamklaynd
Esperó a que la multitud empezara a levantarse para hacer lo
mismo. Salió junto con la horda de gente, ni antes ni después.
Aceleró el paso una vez fuera de la carpa y cuando estuvo lo
suficientemente lejos corrió. Corrió hasta estar en algún lugar
apartado y solo, alejado del presentador y de los recuerdos
que comenzaron a caer furiosos sobre su cuerpo.
Teamklaynd
Y él las dejaría hacerlo.
CAPÍTULO 6
OSKAR
Esa noche, luego del espectáculo, Oskar sintió que tenía el
mundo a sus pies. Era posible que los litros de alcohol
recorriendo su sangre y la apuesta casi millonaria que había
ganado en el póker ayudaran un poco. Todavía sentía la
adrenalina que le cruzó el cuerpo al sostener las cartas entre
sus manos y saber que estaba a punto de llevarse todas las
fichas.
Teamklaynd
Padme se movió en la cama y su cara redonda quedó
apuntando hacia él. Sus ojos cerrados dejaban que las
pestañas largas le rozaran las mejillas y, por un segundo, o casi
un segundo, pensó que era Dorotea.
CAPÍTULO 7
BASTIAN
Teamklaynd
En Queresser nunca te ibas a despertar con un rayo de luz
molestándote sobre la cara, porque parecía que allí al sol se lo
habían comido los burdeles, las torretas destartaladas de
basura, las sogas de ropa mojada que cruzaban las calles y el
vapor que brotaba furioso desde las alcantarillas.
Teamklaynd
poder achicarlo lo suficiente para que entraran en unos
destartalados vagones de tren. Pasaron los segundos, los
minutos, las horas, e iban quedando pocas cosas que
acomodar. Cuando el cielo empezó a oscurecer todos parecían
más cansados, con los pasos pesados y moviéndose como si
tuvieran un reloj a cuerda que los mantenía, muy a su pesar,
de pie.
Teamklaynd
El olor que salía del lugar era nauseabundo, pero realmente
nauseabundo. Fingiendo que su cara no se contorsionaba por
el asco, Bastian se sentó en una esquina libre del vagón.
CAPÍTULO 8
ZESO
Zeso no recordaba quién era aquel hombre, pero tampoco
había recordado el cumpleaños de su hermana y a veces hasta
olvidaba que la tenía, así que no le dio más vueltas al asunto.
Teamklaynd
Siguió golpeándolo con el palo hasta que se dignó a abrir sus
ojos, y cuando lo hizo podría haber jurado que no tenía
pupilas.
—La sopa que nos dieron ayer me dejó con unos gases
impresionantes —comentó Zeso mientras se llevaba las manos
al estómago y ponía una mueca de dolor—. Creo que se me
perforó el intestino.
Teamklaynd
—¡Zeso! Pareces un pedazo de mierda —saludó Klaus
entrando al vagón—. Se nota que la sopa nos sentó a todos
igual.
Teamklaynd
minutos u horas, Klaus se acercó y le golpeó el brazo con un
pedazo de pan.
—Toca descansito.
Teamklaynd
—Bastian —respondió con voz de lija.
CAPÍTULO 9
BASTIAN
La jornada laboral había sido exageradamente larga y tediosa.
Puro trabajo físico, fuerza bruta y calambres. En todo el día
comieron solo un pedazo de pollo con pan duro que había
conseguido el enano de quién sabe dónde.
Teamklaynd
El sol comenzaba a esconderse y las tareas iban bajando en
intensidad.
Teamklaynd
los siguió y se sentó junto a ellos en la mesa. Le tocó de
asiento un pilón de paja dura, de la cual esperaba que no
saliera ninguna rata ni piojo extraño.
—Bastian, ellos son Bibi, Mosh, Pek y… bueno, ¿qué más da?
Ya irás aprendiendo sus nombres —dijo Zeso, levantando los
hombros y tomando un gran sorbo de cerveza.
Teamklaynd
Pero también el dolor lo traía a la realidad.
Era una mentira a medias. Se había criado por varios años allí y
recordaba lo necesario. Conocía sus tierras, sus grandes
pastizales, sus tradiciones y comidas, su iglesia cutre y su gente
que lo era aún más.
Teamklaynd
La comida en los platos, la música y los ruidos fueron
disminuyendo progresivamente, y cual estampida se
levantaron, casi al unísono, todos los comensales de la mesa.
Bastian se paró y comenzó a danzar con ellos, pero un apretón
en el hombro lo hizo frenar de golpe.
CAPÍTULO 10
PEK
Pek llevaba casi tres años trabajando en el circo y aún
recordaba su primera semana allí, rodeado de baldes y olor a
mierda. Recordaba lo solo que se había sentido y lo que le
costó hacerse un lugar entre tanta gente. Quizás por eso le
pareció chistoso recrear aquella situación con cada trabajador
que llegaba, como si al desquitarse con ellos pudiera revertir lo
que le habían hecho sentir. En otra vida quizás, con dinero y la
fuerza suficiente para ir a terapia, se hubiera dado cuenta de
que aquello no hacía más que lastimarlo. Pero esa no era su
vida, así que caminó tambaleante por el efecto del alcohol en
busca del tipo nuevo sobre el que había escuchado durante la
cena.
Teamklaynd
Cada día Pek pensaba que debería haber llegado más lejos en
la vida, que sus brazos del tamaño de piernas tendrían que
haber sido utilizados para algo más grande.
CAPÍTULO 11
Teamklaynd
BASTIAN
Se sintió aliviado de que el hombre lo moleste, porque no
tendría que dirigirse a las habitaciones con el resto de la gente,
ni debería seguir fingiendo conversaciones amigables o seguir
tensando el cuerpo ante cada mención de su nombre.
Teamklaynd
Tenía los ojos hinchados y la marca de hebras de paja sobre sus
mejillas.
Teamklaynd
Si lo miraba con atención casi parecía estar flotando.
CAPÍTULO 12
CASPER
Por un instante Casper creyó que aquella era una cara nueva,
que nunca antes había visto esa combinación tan peculiar de
facciones. Pero sentía una sensación extraña revoloteando en
su pecho, como si su cuerpo estuviera trabajando a toda
máquina intentando recordar.
Teamklaynd
Pudo sentir cómo sus latidos aumentaban rápidamente por la
adrenalina que le corría por la sangre. Por el secreto que creía
compartir.
CAPÍTULO 13
BASTIAN
En algún momento de la noche Bastian se había quedado
dormido. La sala estaba oscura y un único halo de luz lograba
colarse entre los agujeros de las paredes. A primera hora el sol
lo despertó golpeándole con suavidad el rostro en una
sensación completamente nueva.
Teamklaynd
Estaba en el circo. Estaba acercándose a lo que había esperado
por años, y por primera vez en la vida no se sentía listo.
Era impresionante.
Teamklaynd
Se encontró cerrando los ojos y dejándose llevar por sus oídos.
Caminó hacia el oeste, hasta que los sonidos del viento se
fusionaron con los del correr del agua. Unos destellos azules le
llegaron a través de sus ojos cerrados y se acercó casi frenético
a la orilla del río.
Teamklaynd
roca contra su estómago para que lo mantuviera en el fondo
del agua. Sabía que era suya y únicamente suya la decisión de
soltarla, de elegir cuándo volver a respirar.
Teamklaynd
Se acercó a una de las mesas en las que estaban desayunando
y se dejó caer junto al grupo de personas que mejor sensación
le generaban. Había olor a pan tostado y alguna infusión de
hierbas.
—¿Quiénes?
Teamklaynd
—Los animales, claro está. Cuando se despiertan de golpe se la
agarran con cualquiera que esté cerca —respondió—.
Principalmente Nabucodonosor, es un pesado.
Teamklaynd
CAPÍTULO 14
BASTIAN
En lo que iba de la mañana, Bastian no había visto a Zeso ni a
Klaus, y como buen parásito se puso a buscarlos. Todavía
estaba empezando a entender cómo funcionaba el circo y sin
alguien que lo guiara se sentía terriblemente desorientado.
Teamklaynd
Ese día llegaron carretas repletas de una variedad abrumadora
de mercancías. La gran mayoría eran bolsas de comida; maíz
para los pochoclos, azúcar, muchísima azúcar, manzanas,
harina y alimentos que jamás había visto. Se pasaron gran
parte de la mañana intentando acomodar la cantidad
descomunal de bolsones.
Teamklaynd
que cada vez que lo veía era alguien distinto, casi como si lo
estuviera viendo a través de un caleidoscopio.
Teamklaynd
En el fondo agradecía su silencio y quietud. Les pasó trapos por
las patas, colas y cualquier otra parte manchada. Lo hizo con
sumo cuidado de no lastimarlos ni tocar la mierda con sus
guantes.
Teamklaynd
Guardó sus botas, su abrigo y el fajo de billetes que escondía
entre las telas del saco y se los metió bajo el acolchado con él.
Desenfundó el pequeño cuchillo que guardaba en el bolsillo de
su pantalón y lo colocó debajo de la almohada, empuñándolo
con su mano izquierda.
CAPÍTULO 16
BASTIAN
Bastian tenía un reloj interno de lo más agudizado. Casi
siempre despertaba a la misma hora, no importaba lo que
hubiera hecho la noche anterior ni qué tan cerca del amanecer
se hubiera ido a dormir. Las seis de la mañana era un lindo
horario para estar solo, para observar la quietud sin ser visto.
Teamklaynd
Parecía un sol extinguiéndose.
Teamklaynd
Le desesperaba lo lento que se movía, como si tuviera la
necesidad de verlo estallar estruendosamente para confirmar
que se estaba marchitando. Y pareció leerle la mente porque
después de estar unos instantes contemplando el bosque,
Casper agilizó su paso y se metió de lleno al río.
CAPÍTULO 15
Teamklaynd
CASPER
Casper tenía la peculiaridad de siempre hacer lo opuesto a lo
que su instinto le gritaba, como si su impulso de vida estuviera
cegado por una punción aún más intensa que la muerte. A
medida que pasaban los años había dejado de escuchar esas
sensaciones que le susurraban con intensidad lo que debería
hacer. Había aprendido a calcular cada uno de sus
movimientos, siguiendo su deber sin ambiciones ni grandes
sueños. A medida que pasaban los años había dejado de
escuchar esas sensaciones que le susurraban con intensidad lo
que debería hacer.
Teamklaynd
Pero una parte de él sentía curiosidad, y quizás por eso había
estado revoloteando alrededor de Bastian. Y, aunque cada
célula de su cuerpo supiera que debería alejarse, había un
pequeño hilo que lo empujaba hacia él, un cosquilleo en el
pecho que le avisaba que no debería dejarlo marchar. Tal vez
esa era la razón por la que no había avisado que estaba de
infiltrado, le daba curiosidad descubrir qué era lo que tenía
para ofrecer.
La puerta sonó con tres golpes secos y Casper cerró los ojos
durante unos segundos antes de salir.
Teamklaynd
Hacía rato que ya no había nada más que limpiar, pero seguía
haciéndolo con tanta intensidad que no se sorprendería si en
algún momento se le terminaría de caer por completo la piel,
desprendiéndose de su cuerpo como una carcasa vieja, como
un pellejo que no quería recordar.
Teamklaynd
Lo vio a Casper como lo vieron a él los cientos de personas que
pasaban enfrente de él en la calle cuando apenas era un niño.
Todos se limpiaban las manos porque no habían hecho nada
para llevarlo a la miseria ni se preocuparon lo suficiente como
para sacarlo de allí.
Ni una mirada.
Ni una moneda.
CAPÍTULO 17
BASTIAN
No tuvo ni tiempo de parar a procesar lo que había visto. La
gente ya se acercaba caminando en modo zombi para
desayunar, y aunque no tuviera ni las más mínimas ganas, él
Teamklaynd
también lo hizo. En la mesa ya estaba todo servido y la gran
mayoría de los asientos ocupados, no quería ni imaginarse a
qué hora se levantaba la gente de la cocina.
Teamklaynd
nadie parecía darse cuenta de nada, pero tampoco los culpaba,
porque por un breve instante él también se lo creyó.
Teamklaynd
Ambos se dieron vuelta y se pararon a saludarlo. Zeso le dio un
apretón en el hombro y Klaus una palmada en la pierna, aún
no se acostumbraba a lo toquetones que eran.
CAPÍTULO 18
OSKAR
Estuvo los últimos días tomando té y algunas sustancias
controversiales con una serie interminable de políticos y gente
conocida. Con cada apretón de manos su ego crecía un poco
más, con cada mirada de admiración su pecho se inflaba de
ambiciones. No había persona a los alrededores de Queresser
que no lo conociera, que no hubiera escuchado hablar sobre su
circo.
Teamklaynd
mágico que era aquello. Y Oskar había hecho lo imposible para
que así fuera.
Teamklaynd
—Un grupo de lo más extravagante, eso seguro —dijo
mirándolos de arriba abajo—. Se ocuparán de encender las
luces en la zona norte. Y denle una ropa decente al chico para
que venda en los puestos, un alma joven siempre atrae
clientes.
CAPÍTULO 19
CASPER
El maquillaje podía cubrir muchas cosas.
Sus moretones.
Teamklaynd
Y sobre todo tapaba las pequeñas marcas que denotaban una
vida que no quería tener.
Teamklaynd
Y lo era.
CAPÍTULO 20
Teamklaynd
BASTIAN
Bastian siguió su camino por el medio de la pequeña feria que
se organizaba antes del comienzo del show, los puestos
estaban distribuídos en dos largas filas dejando un ancho
pasillo en el medio. Todos seguían una misma gama de colores
en dorados con detalles en rojo, parecía un montón de oro
derretido sobre pequeñas casas de papel.
Teamklaynd
Si los desnudaba y vendía sus ropas, podría alimentar
fácilmente a todo Queresser por una semana, con postre
incluido. Rozaba tanto lo absurdo que casi se le escapa una
risa.
Teamklaynd
Su cuerpo tembló cuando el humo comenzó a salir de la
máquina y poco a poco fue creando una capa espesa que se
colaba entre las piernas de los espectadores.
Teamklaynd
El humo empezó a salir con fuerza otra vez y el olor a canela se
tornó más intenso, tenía la sensación de estar sumergido en lo
profundo de un sueño. Cuando apareció el presentador no se
disipó ni un poco la sensación de éxtasis que lo estaba
invadiendo. Todo le parecía increíble, no le importaba quién
era, ni qué era lo que estaba haciendo allí. Lo único en lo que
podía pensar era en lo bien que se sentía y en lo magnífico que
era el circo. Y no se cuestionó en ningún momento por qué se
sentía así. Se dejó llevar por el espectáculo, por las emociones,
por la sensación de sentirse vivo después de muchísimo
tiempo enterrado.
Teamklaynd
Nunca había visto nada tan hermoso.
Teamklaynd
El aire fresco le pegó como una bofetada, y el olor a canela fue
reemplazado por el aroma del pasto y del viento. Nunca se
había percatado de que el viento tuviera olor, ni de que las
nubes hicieran ruido al chocarse.
Teamklaynd
Se rio hasta que los pulmones le dolieron, hasta que lo único
que quedó en el mundo fue el sonido de su risa y la sensación
de querer morir sintiendo eso.
CAPÍTULO 21
CASPER
Las luces del circo aún seguían brillando mientras se alejaba.
Con cada paso, el destello se desvanecía y la oscuridad lo
invitaba a que le tomara la mano.
Teamklaynd
—¿Qué tan mentira es?
Pero no le respondió.
Teamklaynd
Caminó entre medio de las cuchetas pensando en lo fácil que
sería desaparecer.
CAPÍTULO 22
BASTIAN
Bastian despertó a las horas con una sensación de vacío
metiéndose en su pecho.
Teamklaynd
Se levantó, pese a que su cuerpo le rogara que durmiera un
rato más, y limpió su ropa empolvada llena de azúcar. Todavía
tenía la bandeja de pochoclos tirada a su lado. Algunas
hormigas habían descubierto el azúcar caramelizado y se
habían organizado para llevársela en fila por debajo de las
telas de la carpa.
Teamklaynd
Cerró los ojos con fuerza para que al abrirlos el negro se
apaciguara un poco.
Teamklaynd
Lo miró y se cuestionó muchas cosas. Era como observar una
gran incógnita, un signo de pregunta del tamaño de un edificio.
CAPÍTULO 23
OSKAR
Había días, y con días se refería a cada minuto y medio, en los
que Oskar se preguntaba cómo sería su vida si no le hubiera
contado a Dorotea lo que pasó aquella noche. No había tenido
la intención de que las cosas salieran tan catastróficamente
mal, y en parte tampoco era su culpa. Fingía que no le pesaba,
que él se lo merecía. Pero admitía que en el fondo aquel
recuerdo lo perturbaba por las noches. Quizás porque era el
único momento en el que no podía controlar sus
pensamientos.
Teamklaynd
Soñaba con el cuerpo desnudo de ella y con los ojos negros de
su esposo arrebatándosela. Soñaba con un fuego que se
expandía con cada cosa que tocaba, con cada bocanada de aire
que respiraba, como si su naturaleza fuera destruir todo lo que
lo rodeaba. Soñaba con una casa achicharrada y con sus
piernas huyendo a toda velocidad.
Teamklaynd
capaz de ver los ojos hambrientos de los jueces. Un par de
sesiones y su nombre quedó limpio otra vez.
CAPÍTULO 24
BASTIAN
Un par de sonidos casi inexistentes lo despertaron. Bastian no
recordaba si toda su vida había tenido el sueño ligero o si
había aparecido por necesidad al vivir en la calle. A pesar de
estar despierto, se mantuvo acostado con los párpados
entrecerrados, mirando todo lo que le permitía la pequeña
línea de abertura entre sus ojos.
Teamklaynd
No quería mirar porque sentía que hacerlo era como caer en
un pozo infinito.
CAPÍTULO 25
ZESO
El desayuno transcurrió con la normalidad con la que pasaban
las cosas poco memorables. Zeso comió la porción de pan
Teamklaynd
diaria, le untó algún tipo de mermelada demasiado amarga y
se quedó callado hasta que aparecieron Bastian y Klaus.
Zeso soltó otra carcajada al ver los ojos con los que lo analizó
Bastian, le daba risa lo incómodo que parecía estar todo el
tiempo.
Teamklaynd
—No sos mi tipo, pero sí. Si quisieras podrías comerte al
mundo.
—Tetonas, claro.
Teamklaynd
a Zeso aquello le pareció curioso, pensó que quizás pertenecía
a alguna religión antigua, o que tal vez, como era nuevo, tenía
miedo de que lo descubrieran con alguna sustancia de más en
sangre.
Teamklaynd
—Todavía sos joven, te van a romper el corazón miles de veces.
Teamklaynd
CAPÍTULO 26
PADME
Padme sabía el día exacto en que su vida había caído cuesta
abajo. Un martes 10 de noviembre había leído en algún
periódico los mil y un riesgos que la exposición solar podría
generar en el organismo. Hasta ese momento no había sido
demasiado paranoica, pero las palabras del artículo se le
inyectaron como veneno en la carne, sumergiéndola de golpe
en un pozo de terror. Quizás en otro momento, con años de
introspección encima, Padme podría haberse dado cuenta de
que todo aquello no era otra cosa más que una acumulación
de traumas no verbalizados y que ese artículo funcionó como
la gota que colmó el vaso.
Le aterraba el sol.
CAPÍTULO 27
CASPER
CAPÍTULO 28
BASTIAN
Sentía que la cabeza le daba vueltas, que los pensamientos
giraban tan rápido alrededor de su cráneo que en cualquier
momento iba a terminar explotando. No podía permitir que un
error tan estúpido le arruinara todo.
Días de trabajo.
Días de volver a subir todo a los vagones y partir vuelo una vez
más.
Y entre los jadeos y los ruidos, oyó cómo se abría la puerta del
vagón. Vio cómo Casper se sorprendía al verlo y cómo dudaba
si marcharse o no. Y aunque rezó para que lo hiciera, él se
quedó.
—No lo creo, nunca comí nada más espantoso que la sopa del
comedor.
Había días que olvidaba lo que estaba haciendo allí, días en los
que se sentía un empleado más, trabajando por una paga
mediocre, conociendo gente y comiendo comida bastante
desagradable.
CAPÍTULO 29
BASTIAN
Recogió las prendas dobladas sobre la cama y se preparó para
salir. Llovería fuerte. Lo sentía en los huesos, en las
articulaciones, en la capa fina de humedad que le cubría la piel
y le encrespaba los pelos.
Le entusiasmaba la idea de la lluvia. Le gustaba solo en el
hipotético escenario de estar resguardado bajo una casa,
abrigado, escuchando cómo caían las gotas y golpeaban el
techo de chapa. Le parecía tan irreal que ni le dolió la idea de
que su fantasía fuera abruptamente cambiada por veinte
obreros metidos entre barrales, chorreando litros de agua.
Las gotas caían como chorros furiosos sobre las telas y el cielo
se tornaba cada vez más negro azabache, oscuro como pocas
veces lo había visto.
Los artistas.
CAPÍTULO 30
GERALDO
Geraldo tenía las patas cortas y flacuchas, y nadie hubiera
dado ni dos monedas por él, pero a pesar de todo era el joven
más rápido de todo el condado. O eso le había dicho su madre
reiteradas veces, y él cada día se esforzaba por mostrárselo a
todo el mundo.
Bastian.
Bastian.
Bastian.
CAPÍTULO 31
BASTIAN
Habían pasado algunas horas y la tormenta apenas seguía en
pie. Le habían dicho que se acercara al cúmulo de carpas
glamorosas y así lo hizo. El lugar era fascinante y nadie lo podía
negar, pero pese al glamour y a los colores, sentía que se
estaba sumergiendo de a poco en la boca del lobo. Que cada
paso que daba lo hundía más y más.
Casper.
Sentado junto a Oskar. Cerca. Exageradamente cerca. Sus
piernas estaban superpuestas a punto de fusionarse.
Miedo.
Vergüenza.
Un cúmulo inmenso de sentimientos entremezclados y sintió
en su propia piel la incomodidad que le estaba dando aquella
situación.
Se quedó esperando allí por largos minutos hasta que otra vez
lo llamaron con un tintineo de campana. Se sentía un perro.
Era increíble como aun con poquísima luz, y estando con los
ojos casi cerrados, podía notar en absolutamente toda su cara
que no estaba contento. Que los platos caros y el lujo de la
habitación no habían sido suficiente.
CAPÍTULO 32
CASPER
Oskar se encontraba acurrucado entre almohadones y telas
desparramadas, su pecho estaba cubierto de pelos enrulados
que parecían querer formar un chaleco peludo sobre él.
Parecía un oso a punto de entrar a hibernar.
CAPÍTULO 33
BASTIAN
A la tarde siguiente lo llamaron nuevamente para que se
presentara como camarero, quizás les había gustado porque
no había pronunciado palabra ni sonido alguno en toda la
noche. Y si había algo que entendía a la perfección, era el
sentimiento de superioridad que manejaba la gente poderosa,
las ganas que tenían de que les sirvieran sin chistar, sin hacer
ruidos y sobre todo sin parecer personas. Querían gente recta
y seria, lo más parecida posible a una hoja de papel vacía.
Había aprendido que robar frente a las personas era aún más
sencillo que planificar un robo en su ausencia. Si podías hacer
algo que atrajera toda la atención, no quedaba nada más que
moverse lo suficientemente rápido y sutil para quitar lo
deseado.
CAPÍTULO 34
BASTIAN
Cuando abrió los ojos supo que era más temprano que de
costumbre, había dormido profundamente, sin pesadillas ni
sueños rebuscados con metáforas que descifrar. Se levantó por
primera vez después de mucho tiempo sin tener nada en qué
pensar. Era algo que nunca pasaba.
Era un anciano con el pelo largo y con una barba que apenas le
cubría las mejillas, vestido con una corbata ocre y unos aros
dorados llamativos. Y pese a su buena actitud, a su apariencia
de alma inocente, podía ver bien en el fondo de su ser que por
más que hubiera entonado la oración con una voz cálida,
realmente no estaba interesado en contestar.
—El que sabe sabe, pero pese a todo no te voy a dar más de
tres.
CAPÍTULO 35
CASPER
Casper no tenía ni la menor idea de por qué estaba
adentrándose en el bosque, en un principio había tenido la
necesidad de estar solo y rodearse de naturaleza, pero en
aquel instante sentía que estaba siguiendo algo más grande.
CAPÍTULO 36
BASTIAN
En ese preciso momento Bastian salió corriendo con dos ideas
claras. Agarrar la bolsa de dinero y alejarse lo más posible del
río, y del chico de todos los elementos que lo habitaba.
CAPÍTULO 37
CASPER
Casper sintió su cuerpo contraerse de la emoción, le gustaba la
idea de caer a las profundidades, de sentir cómo el peso de la
roca lo empujaba despacio hacia abajo. Disfrutó los primeros
instantes, cómo el agua fría le acariciaba la piel casi desnuda,
cómo sus rulos se sentían como algas cobre danzando algún
ritmo que jamás había escuchado.
CAPÍTULO 38
ZESO
No había una sola persona en aquel circo que no disfrutara de
un buen chisme. Pero a Zeso nunca le importó demasiado todo
eso.
CAPÍTULO 39
BASTIAN
Sabía que se le había presentado una oportunidad que por
todo lo que quisiera no podía dejar pasar. Todavía estaba
intentando recuperarse del choque de adrenalina que le
generó el milésimo segundo en el que pensó que quizás
estaban hablando de él y de lo estúpido que había sido al
robarle a Oskar. Un terror que rápidamente fue reemplazado
por algo aún más grande. Porque ahora tenía un objetivo claro
contra el que actuar. Sentía que el cuerpo se le levantaba solo
de la silla con tal de ponerse a hacer cosas.
CAPÍTULO 40
BASTIAN
Habían entrado en lo profundo de la noche cuando subieron a
los vagones. Los trabajadores se amontonaban contra las
puertas de los vagones intentando conseguir un lugar digno en
el que apoyar el culo y dormir. Se sorprendía con las elecciones
de espacio que elegían, preferían descansar amontonándose
entre sí, con el olor nauseabundo de la transpiración
acumulada, a compartir espacio con un par de animales un
poco menos olorosos.
Casper lo miró.
Evitó hacer contacto visual con él, por más que supiera que
estaba a punto de hablarle.
—Una mierda.
CAPÍTULO 41
CASPER
Lo había mandado a llamar por segunda vez en la semana.
Había meses más tranquilos, semanas enteras en donde no
tenía ni una señal de él, días que se le escurrían entre las
manos de lo rápido que se marchaban. Toda su vida giraba en
torno al momento en que lo llamaban o encontraba alguna
notita desprolija con algún horario sobre su cama.
Por casi quince años Casper vivió una vida plena, rodeada de
familia amorosa, animales aún más amorosos y huertas
exasperantes a su alrededor. Sus padres cosechaban todos los
alimentos que llegaban a su plato y cocinaban las cosas con un
amor tan profundo que se le crispaban los pelos al olerlas. Era
una vida digna, nunca le faltó el pan y mucho menos un
pedazo de carne o alguna verdura de estación sobre la mesa.
Tenía una noche entera para pensar. Y por más que hasta sus
huesos chillaran de la euforia por irse, se pasó toda la
madrugada llorando y extrañando cosas de las que aún no se
había despedido.
Estaba lejos de su casa, con los pies fríos apoyados contra una
estufa rota y la nostalgia apretándole el pecho. Casi podía
sentir cómo las piezas empezaban a encajar en su cabeza, el
sutil sonido del clic retumbando cerca de los oídos mientras
veía las cartas oscuras de su tía sobre la mesa.
Casper se sintió desnudo bajo sus ojos. Sus ropas eran viejas y
sus zapatos lo eran aún más. Contrastaban terriblemente con
el lugar.
—Dieciséis.
—¿Vivís solo?
No, con mis pa… Sí, vivo solo. —Decirlo en voz alta le hizo
temblar hasta la espina dorsal.
Odiaba aquel lugar, lo odiaba tanto que casi podía sentir cómo
sus entrañas se apretaban al pensarlo.
Fueron tres años de no tener ni la menor idea de lo que estaba
haciendo, de dormir pocas horas y despertarse de golpe por
pesadillas cargadas de miradas deseosas y manos alrededor de
su cuerpo.
CAPÍTULO 42
BASTIAN
Sentado arriba de un pilón de pajas, Bastian cerró los ojos e
intentó dormir. Pero no pudo evitar que su cabeza se
expandiera en mil direcciones, y le llegaran ráfagas frenéticas
de imágenes indecentes entre el presentador y Casper.
Cada partícula del universo era él, y él era cada partícula, cada
átomo, cada ser vivo.
CAPÍTULO 43
OSKAR
Oskar estaba en su habitación, esperando impaciente que
tocaran la puerta. Había tenido un día de mierda y necesitaba
descargar toda esa grotesca energía en alguien.
Ya reinaba el mal humor y no podía ni imaginarse lo que
pasaría cuando naciera el bebé de Padme. Todos los días se
cuestionaba cuál había sido el detonante en su vida, pero en
todas y cada una de las veces se le venía su cara a la cabeza.
Con sus cachetes gordos y su pelo encrespado en todas las
direcciones, toda amorfa y odiosa. Ella con sus paranoias, con
sus miedos irracionales, con su puta voz gruesa y la panza que
no paraba de crecer. Todo en ella representaba una vida que
no quería. Casi la había confundido con un ángel la primera vez
que la vio, casi pudo ver cierto parecido con Dorotea, un aire
que las envolvía a ambas y las hacía parecer hermanas. Y
viéndolo mejor, quizás lo que las unía era la locura que veía en
sus ojos.
Lo único que sabía era que aquella era su noche, que la suerte
estaba de su lado como nunca lo había estado y que la estaba
pasando espectacular, por fin lejos de Padme y el bebé y el
circo y cualquier preocupación.
En ese momento realmente sentía que estaba manejando la
situación y que volvería a su casa con las manos repletas de
joyas y títulos. Por lo que, cuando a la mañana siguiente
despertó con un dolor de cabeza impresionante y con la
sensación de que le habían arrancado el alma a puñetazos,
supo, antes de siquiera verlo, que había metido la pata hasta el
fondo.
Imbécil.
Imbécil.
Imbécil
Le quedaba espectacular.
CAPÍTULO 44
BASTIAN
Y así, tirado en el suelo, despatarrado como un cadáver
reciente, Bastian empezó a delirar con millones de objetos, de
tiempos y colores que no había visto en su vida.
Despertándose ocasionalmente para doblarse por la mitad y
vomitar todo lo que alguna vez había entrado por su cuerpo.
Era repulsivo.
CAPÍTULO 45
BASTIAN
—Arriba pajeros, llegamos a … —Quien sea que estuviera
hablando cortó la frase por la mitad—. La verdad es que no
tengo ni idea de dónde estamos, pero llegamos.
Koronto.
K o r o n t o.
Los últimos diez años se los había pasado enviando sobres allí,
esperando con una ilusión infantil recibir una respuesta a
cambio. No se sentía preparado como para regresar a su
ciudad natal, para volver a su gente, a su colegio, a sus parques
inmensos llenos de barro y espinas, y mucho menos para
volver a ver esa estructura alta de ladrillos y madera.
Su casa.