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ECONOMÍA CIRCULAR

PROCESOS DE
INDUSTRIALIZACIÓN Y
CONSECUENCIAS EN LA
ECONOMÍA

PRIMERA REVOLUCION INDUSTRIAL

En Historia se denominan con el término Revolución aquellas transformaciones que


presenten tres características esenciales: producirse en un tiempo comparativamente
corto; transformar profundamente las estructuras: económica, política, social o cultural;
e implicar un “punto de no retorno” a la situación anterior, aunque obviamente durante
cierto tiempo deban convivir los elementos novedosos, en auge, con los tradicionales en
declive. En el caso que nos ocupa los avances afectaron primordialmente a la estructura
económica, siendo el elemento más significativo –a nivel conceptual– el cambio desde
el trabajo manufacturado a la producción industrializada.

Cuando nos referimos a los cambios técnicos y productivos industriales del siglo
ilustrado debemos precisar que hablamos de la Revolución Industrial Inglesa del siglo
XVIII o de la “Primera Revolución Industrial”, porque aquellos acontecimientos se
circunscribieron casi exclusivamente al Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, una
limitación que precisa cierta explicación pues las necesidades y los problemas de la
artesanía británica no eran diferentes a las que padecía el resto del continente europeo y,
sin embargo, los cambios tan sólo tuvieron lugar en una sociedad específica porque ésta
presentaba unos rasgos diferenciales, aunque en otros aspectos era tan estamental y tan
tradicional como el resto de sociedades europeas. Además, el término “revolucionario”
no se puede aplicar a todo el sistema productivo británico, pues se circunscribe tan sólo
a tres aspectos muy definidos y bien secuenciados: en primer lugar la producción textil
del algodón, en segundo término a la siderurgia con el carbón mineral y finalmente al
desarrollo de la energía del vapor.

Es cierto que la idea de un cambio, de una modificación más o menos sustantiva en un


proceso artesanal puede surgir (como de hecho ha ocurrido múltiples veces en la
Historia), en cualquier momento y lugar, pues sólo es preciso que exista la necesidad,
que surja la inspiración adecuada para afrontarla y que se haga presente el talento
adecuado para resolverla. Pero tal secuencia sólo puede propiciar cambios puntuales,
como los muchos que surgieron durante toda la Edad Moderna y quedaron reflejados en
escritos de Agrícola, Biringuccio, Lastanosa, Lobato y Turriano (entre otros autores),
con la sola excepción del impacto producido por la imprenta a finales del siglo XV por
sus extraordinarias implicaciones estructurales posteriores.

Para que una modificación, por importante que sea, se llegue a transformar en un
cambio revolucionario es precisa una acumulación de motivaciones poderosas y un
contexto económico-social proclive a aceptar las novedades y a financiar su
materialización como instrumento productivo. Por eso la Revolución Industrial se gestó
en el ámbito agrario, que era el elemento esencial de la estructura económico-social-
ideológica, durante toda la Edad Moderna. Las transformaciones agrarias
protocapitalistas derivadas de los cambios en el uso del terrazgo y en la producción
cerealística, al tiempo que procuraban riqueza a los propietarios –en su gran mayoría
nobles y eclesiásticos– necesariamente conllevaban el desarraigo de unas masas
campesinas que se veían forzadas a emigrar hacia las ciudades para obtener el sustento
que el campo les negaba.
Esta situación, al mismo tiempo que reproducía unas crisis sociales desde muy antiguo
conocidas, ponía a disposición de los empresarios unos contingentes humanos
susceptibles de ser ocupados en nuevas tareas, siempre que no requirieran una
preparación técnica profunda y continuada como ocurría en las labores gremiales

Lo que se conoce como 1ª Revolución Industrial se inició en Inglaterra durante la 2ª


mitad del siglo XVIII. Fue posible gracias a una serie de transformaciones

Agrarias

Demográficas

Técnicas

Comerciales, de los transportes y las comunicaciones

Los principales sectores afectados fueron: el textil y el Siderúrgico.

SE DIERON TRANSFORMACIONES DEMOGRAFICAS

Se debieron esencialmente a dos causas:

El mantenimiento de altas tasas de natalidad (en torno al 40 x mil).

El descenso de la mortalidad catastrófica.

En ello intervinieron dos factores :

La mayor disponibilidad de alimentos y la desaparición de las crisis

de subsistencia (Revolución agrícola).

Avances higiénico-sanitarios (asepsia) y médicos, ej., la vacuna.

Transformaciones agrarias
Precedieron y facilitaron las de la industria, constituyendo una auténtica Revolución
Agrícola en Inglaterra. Fueron posibles gracias a:

Una nueva estructura de la propiedad agraria. Los "open fields" (campos abiertos)
fueron sustituidos por las "enclosures " (cercamientos).

La implantación de innovaciones, que permitieron el gradual abandono del barbecho y


la puesta en práctica del "Sistema Norfolk“: estabulación del ganado, introducción de
nuevos cultivos (maíz, patata, plantas forrajeras, etc.) y el uso de las primeras máquinas
agrícolas (segadoras y trilladoras).

CONSECUENCIAS DE LAS TRANSFORMACIONES AGRARIAS

El incremento de los excedentes alimentarios que cubrieron la creciente demanda de una


población en alza.

La disponibilidad de excedentes de mano de obra campesina, empleada en la naciente


industria. Una importante flujo migratorio desde el campo a la ciudad

. El incremento de las rentas de los propietarios rurales, parte de las cuales se


invirtieron en las primeras fábricas.

Innovaciones técnicas

Fueron aplicadas al sistema productivo, conduciendo a un colosal


incremento de los bienes materiales. El ejemplo paradigmático lo
constituye la máquina a vapor de James Watt.

Expansión comercial Se produjo en Inglaterra, posibilitada por dos factores: La


ampliación de su mercado interno, gracias a:

El crecimiento de la población, que incrementa la demanda de bienes.

La mejora del sistema de transportes y vías de comunicación (canales fluviales,


carreteras y, más tarde, el ferrocarril). La expansión del mercado exterior, posibilitada
por:

La ampliación y diversificación del comercio externo, estimulado por la demanda de


materias primas (algodón) y la exportación de productos industriales (tejidos).

La ayuda de una potente marina, tanto mercante como militar.

La posesión de un vasto imperio colonial.


El sector textil

Fue impulsado por la industria algodonera, que desplazó al de la lana en importancia.


En él se producen las principales innovaciones técnicas: Lanzadera volante de Kay
(1773), Spinning Jenny de Hargreaves (1765), Water Frame de Arkwright (1767), Mule
Jenny de Crompton (1779). Tres hechos contribuyeron a ese desarrollo:

La prohibición de importar telas de algodón de la India.

La existencia de grandes plantaciones en Norteamérica.

La inexistencia de reglamentaciones gremiales.

El sector siderúrgico

La industria del hierro estuvo muy vinculada a la minería del carbón. Fue este mineral
(hulla, coque) el que sustituyó a la madera como combustible. Tuvo menor relevancia
que el textil en esta primera fase de industrialización. A su desarrollo contribuyó la
incorporación de innovaciones técnicas, como el pudelaje del hierro (Henry Cort, 1783).
Mención especial merece el uso del ferrocarril como dinamizador del sector

En la Europa continental Hay que distinguir entre: Los “First Comers”: Los primeros en
llegar a la industrialización, tras Gran Bretaña. Bélgica (tras su independencia en 1830).
Francia. Alemania. Los países periféricos: Lo hicieron más tarde y menos
uniformemente. En el Mediterráneo: Cataluña (España) y Piamonte (Italia). En el
Imperio Austríaco: Moravia y Bohemia. En el Norte: Dinamarca y Suecia. En el Este:
Rusia.

Fuera de Europa Destacan dos potencias: Estados Unidos Su industrialización se acelera


al finalizar la Guerra Civil (1861-1865). A fines del siglo XIX alcanza al Reino Unido.
Japón Su desarrollo fue parejo a los cambios sociales y políticos que desmantelaron las
estructuras feudales en el último tercio del siglo XIX, incentivada por la institución
imperial (Era Meiji o de la Luz).
SEGUNDA REVOLUCION INDUSTRIAL

La Segunda Revolución Industrial fue una etapa de profundos cambios sociales,


políticos y tecnológicos que entre 1850 y 1914 atravesaron varias potencias de la época,
como Alemania, Francia, Bélgica, Rusia, Estados Unidos y Japón. Su nombre se debe a
que constituye una suerte de continuación o segundo acto de la Revolución Industrial
comenzada en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII.

Al igual que en la Primera Revolución Industrial, los cambios tecnológicos jugaron un


rol central en este nuevo período de cambios acelerados. Sin embargo, esta vez, iban de
la mano de una significativa variación en el modelo de crecimiento económico, ya que
se sentaban las bases para una internacionalización de la economía, es decir, una
primera y muy restringida globalización.

Esto se debió al surgimiento y masificación de los nuevos y más eficaces métodos de


transporte, como el barco a vapor o la locomotora, que permitieron el traslado de
mercancías y materias primas de un sitio a otro en poco tiempo.

La Segunda Revolución Industrial sentó las bases para el panorama tecnológico del
siglo XX. Los cambios y avances científicos y técnicos se aceleraron y se diversificaron
no solo geográficamente, sino hacia muchos otros sectores productivos y de la sociedad.

Durante este período, y a medida que el capitalismo avanzaba hacia su fase monopolista
más intensa (pues los grandes imperios europeos competían entre sí por el predominio
industrial y económico), se inventaron o descubrieron nuevos materiales, nuevos
productos químicos, y grandes invenciones y máquinas.

De este modo, la Segunda Revolución Industrial puede interpretarse como la etapa más
aguda de cambios y transformaciones dentro del complejo proceso histórico que fue la
Revolución Industrial.

Las principales características de la Segunda Revolución Industrial fueron:

Fue una etapa de aceleración o intensificación en los cambios de la Revolución


Industrial, que duró aproximadamente entre 1850 o 1870 y el inicio de la Primera
Guerra Mundial en 1914.
Los mercados locales se expandieron y comenzaron a internacionalizarse, a partir de la
posibilidad de desplazar mercancías de un lugar a otro rápidamente. Esto ocurrió en el
marco de la Primera Globalización.

Se desarrollaron nuevos materiales (por ejemplo, nuevas aleaciones), nuevos productos


químicos y nuevas formas de obtener energía, en una verdadera era de la inventiva y la
creación industrial cuyos cambios fueron solo comparables con los de la llamada
Revolución Científica del siglo XVII.

Se impuso la producción en serie como modelo de trabajo y la gran empresa como


modelo económico exitoso, lo cual cambió el modelo oligárquico de propiedad de los
medios de producción que hubo en la Primera Revolución Industrial, pues las empresas
permitían la participación de terceros a través de la compra de acciones.

Con el auge empresarial, además, comenzó la aplicación masiva de los saberes


científicos y de la investigación al desarrollo de nuevos proyectos industriales. El
conocimiento científico comenzó a ser muy rentable para la burguesía.

Se produjeron notables adelantos científicos que impactaron en la calidad de vida y en


la cultura Occidental, tales como la Teoría de la Evolución de Darwin o los primeros
pasos hacia la medicina moderna.

Creció el desempleo y el malestar social, al mismo tiempo que la rivalidad entre las
grandes potencias imperiales europeas. A este panorama se sumaron, además, nuevos
rivales industriales como Estados Unidos o Japón.

Además, la Segunda Revolución Industrial trajo consigo cambios profundos en lo


social, político y económico, a partir de tres grandes aspectos:

La mecanización. Se utilizaron máquinas para hacer el trabajo que antes hacían los seres
humanos. Esto logró que algunos trabajos se hicieran más rápida y eficientemente, pero
causó desempleo y malestar social.

El transporte. Se implementaron nuevos métodos de traslado de materia prima y de


pasajeros a lo largo de grandes distancias, como el ferrocarril o el barco a vapor.

La electrificación. Se expandió el uso masivo de la electricidad para potenciar máquinas


de trabajo, para iluminar y para las primeras telecomunicaciones, como el telégrafo.
Causas de la Segunda Revolución Industrial

Hasta cierto punto, la Segunda Revolución Industrial fue un siguiente paso lógico a raíz
de la primera, ya que el éxito de las máquinas en el ámbito industrial en Inglaterra, y el
éxito económico que trajo consigo, pronto sería replicado y deseado por otras potencias
rivales. Pero entre los motivos que condujeron a esta etapa de aceleración de cambios
figuran, además, los siguientes:

El triunfo político del liberalismo y la burguesía durante el siglo XVIII en las antiguas
monarquías europeas, que trajo consigo nuevas formas de asociación económica propias
de sistemas democráticos y no absolutistas.

La competencia mercantilista entre las potencias europeas, que condujo a políticas


proteccionistas que buscaban impulsar el desarrollo de la industria nacional y limitaban
la importación de bienes extranjeros.

La expansión imperial de las potencias europeas en Asia y África, que permitió la


acumulación de materias primas indispensables para el crecimiento industrial.

La profesionalización de las industrias y la conformación de una clase obrera, que hizo


del mundo industrial el segmento más importante de las economías modernas.

El crecimiento demográfico en Europa, fruto de las mejoras técnicas en la producción


agrícola y los primeros avances en la medicina moderna.

Consecuencias de la Segunda Revolución Industrial

Segunda revolución industrial transporte barcos

Tanto el ferrocarril como el barco ampliaron las posibilidades de transporte.

La Segunda Revolución Industrial trajo consigo las siguientes consecuencias a corto,


mediano y largo plazo:

La aplicación de los saberes científicos y la investigación técnica al desarrollo industrial


y la productividad en serie. Esto se tradujo en la obtención de nuevos materiales, nuevos
procedimientos industriales y nuevos modelos económicos.
La revolución del transporte, gracias al desarrollo de inventos revolucionarios como la
máquina de vapor y sobre todo el ferrocarril, que ya en 1870 contaba con más de
100.000 kilómetros de vías tendidas en Europa y 70.000 en Estados Unidos, lo que lo
convirtió en el principal medio de comunicación terrestre del mundo.

La consolidación del capitalismo como sistema económico mundial, de la mano de la


llamada Primera Globalización y la internacionalización de los mercados, gracias al
desplazamiento veloz de materias primas y bienes elaborados, a lo largo de grandes
distancias.

Las grandes empresas se convirtieron en actores políticos con influencia y capacidad de


presión dentro de los gobiernos locales, lo que condujo al proteccionismo económico y
la competencia internacional entre las potencias imperiales industriales.

El surgimiento de nuevos rivales industriales para Gran Bretaña, algunos en Europa


como Alemania, Francia y Países Bajos, y otros por fuera como Japón y Estados
Unidos, lo que aumentó las tensiones económicas y geopolíticas de Europa que más
adelante causaron la Primera Guerra Mundial.

El crecimiento del desempleo y el descontento social en las clases obreras y


trabajadoras, al verse desplazadas por máquinas y procedimientos automatizados. Esto
también ocasionó el desplazamiento masivo de ciudadanos europeos a diversos países
de América.

Grandes cambios científicos y culturales en la sociedad occidental, de la mano de


nuevas visiones del mundo como la Teoría de la evolución y el origen de las especies de
Charles Darwin.

Un gigantesco crecimiento urbano en las principales ciudades de las potencias


industriales.

Tras la Primera fase de la industrialización (Inglaterra) y su extensión (Europa, USA y Japón),


se inicia una nueva fase que dura hasta 1914. Gran Bretaña pierde su liderazgo en beneficio de
otras potencias. La caracterizan los siguientes rasgos:

El empleo de nuevas fuentes de energía

El desarrollo de nuevos sectores de la producción


Cambios en la organización del trabajo

Nuevas formas de capital empresarial

La formación de un mercado de extensión mundial

Nuevas fuentes de energía

Si el vapor constituyó la principal fuente de energía aplicada a las máquinas en la Primera R.


Industrial, durante la Segunda, se desarrollan otras nuevas:

El Petróleo Sirvió de combustible al motor de explosión y a la automoción, que alcanza la


madurez con H. Ford en el primer tercio del siglo XX. La electricidad Su aplicación fue
esencial para la iluminación (Edison, bombilla, 1879), la transmisión de señales
electromagnéticas (telégrafo), acústicas (radio de Marconi) y para determinados motores, entre
ellos, los de metros y tranvías

Nuevos sectores de la producción Frente a la industria textil y la siderúrgica, impulsores de la


primera industrialización, surgen nuevos sectores punteros entre 1870 y 1914:

La Industria Química Colorantes, explosivos (Ej., la dinamita de Nobel), abonos,


medicamentos, fibras artificiales (Ej., el naylon), caucho, etc.

La nueva siderurgia De ella se obtiene níquel, aluminio, etc. El hierro se somete a procesos de
refinado a través del Convertidor de Bessemer o el de Siemens-Martin, estimulando el
desarrollo de la industria de armamentos.

Las industrias alimentarias Latas en conserva esterilizadas (1875), frigoríficos industriales


(1878), etc.

Nuevas formas de capital Si los pioneros de industrialización se habían financiado en gran


medida con capital familiar, las nuevas necesidades impulsaron la búsqueda de nuevas fuentes
de financiación:

La Banca Los empresarios acuden a ella en busca de créditos con los que hacer frente a los
crecientes desembolsos de inversión.

Las sociedades anónimas Constituidas por socios propietarios de participaciones (acciones) de


la empresa. La compra y la venta de acciones tiene como escenario la Bolsa. Simultáneamente,
se produce una concentración empresarial, que forma grandes corporaciones en forma de
carteles, trusts o holdings.
Una economía mundializada

La globalización de la economía se produce como consecuencia de necesidad de


obtener materias primas y controlar nuevos mercados donde vender los excedentes de la
producción industrial. Las principales potencias se embarcan en la conquista y control
de amplios territorios de África y Asia, forzando a la integración de las distintas
economías.

Este rasgo obedece al fenómeno del Imperialismo, que constituirá una de las causas del
estallido de la Primera Guerra Mundial.

BIBLIOGRAFIA

https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/economy/20151201STO05603/
economia-circular-definicion-importancia-y-beneficios

https://www.ier.unam.mx/~rbb/ERyS2013-1/industrializacion.pdf

Deane, PH. 1977. La primera Revolución Industrial. Península, Barcelona. Escudero, A. 1993.
La Revolución Industrial. 2ª ed. Anaya, Madrid. Mantoux, P. 1962. La Revolución Industrial en
el siglo XVIII. Aguilar, Madrid. Montiel Torres, F. y Villas Tinoco, S. 2000. Historia, ciencia y
técnica. SPICUM, Málaga.

Fuente: https://concepto.de/segunda-revolucion-industrial/#ixzz8JInplFuP

Fuente: https://concepto.de/segunda-revolucion-industrial/#ixzz8JIo61Q4X

Fuente: https://concepto.de/segunda-revolucion-industrial/#ixzz8JIoTFf3r

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