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Fundamentos

científicos y
profesionales en la
psicología de la salud
El concepto de salud y
bienestar
Fundamentos científicos y profesionales en la psicología de la salud
El concepto de salud y bienestar

Índice

Presentación ................................................................................................................. 3
Objetivos ....................................................................................................................... 3
1. El concepto de salud y bienestar ....................................................................... 3
2. Clasificación internacional de enfermedades (CIE-11) ................................... 7
3. El concepto de salud mental .............................................................................. 8
4. Plan de Acción Integral sobre la Salud Mental de la OMS (2013-2030) y
estado actual de los servicios de salud mental ................................................ 9
5. La salud en España ............................................................................................. 12
6. Marco regulador de las políticas de salud pública en España ..................... 13
7. El sistema nacional de salud .............................................................................. 15
Resumen ...................................................................................................................... 17
Referencias bibliográficas ......................................................................................... 17

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Fundamentos científicos y profesionales en la psicología de la salud
El concepto de salud y bienestar

Presentación
La práctica profesional del psicólogo general sanitario debe ser entendida desde la
definición actual de salud. El objetivo de este tema será revisar cómo ha evolucionado
el concepto de salud, desde una caracterización en términos de ausencia de
enfermedad hasta la reciente visión biopsicosocial de esta, relacionada con el
concepto de bienestar y en la que determinantes de índole social juegan un papel
fundamental. Comenzaremos el recorrido analizando el papel de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) como organismo regulador de normativa internacional y
promotor de su aplicación en el ámbito de la salud. También revisaremos el concepto
de salud mental y los planes de acción sobre la salud mental propuestos desde la OMS.
Asimismo, veremos la relación existente entre la OMS y el sistema nacional de salud de
España y cómo este se adecúa para recoger las recomendaciones internacionales
dictadas por la OMS. Para ello, se examinará de manera breve el marco regulador de
las políticas de salud pública en España. En esta caracterización de la salud, juega un
papel determinante el psicólogo general sanitario, como profesional sanitario
capacitado para la evaluación, la investigación y la intervención en factores
determinantes de la salud y el bienestar individual. Entender cómo concebimos
actualmente la salud y sus factores determinantes nos permitirá tener una visión amplia
de la enorme cantidad de ámbitos de aplicación profesional del psicólogo general
sanitario.

Objetivos
Los objetivos que se pretenden alcanzar en este recurso son los siguientes:

▪ Tener una visión clara y precisa del papel de la Organización Mundial de la Salud
como organismo internacional en el ámbito de la salud.

▪ Comprender cómo ha evolucionado el concepto de salud y la definición actual


desde una perspectiva biopsicosocial.

▪ Conocer el concepto de salud mental y los planes de acción para la mejora de


la salud mental impulsados desde la Organización Mundial de la Salud.

▪ Conocer cómo se estructura el sistema nacional de salud en España, como


marco en el que desarrolla su actividad el psicólogo general sanitario.

1. El concepto de salud y bienestar


La Organización Mundial de la Salud es un organismo especializado de la Organización
de las Naciones Unidas cuya constitución entra en vigor el 7 de abril de 1948 (OMS, 1948).
Tiene como una de sus funciones básicas establecer normas y promover su aplicación,
las cuales contribuyen a que los pueblos alcancen el mayor grado de salud y bienestar.

En la actualidad, su operación está organizada en un total de seis oficinas regionales


(Europa, América, África, Este Mediterráneo, Sureste Asiático y Oeste Pacífico), oficinas
locales, establecidas en 150 de los 194 Estados que a fecha actual integran la OMS, y
entidades locales, referidas a los sistemas nacionales de salud de cada uno de los

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Estados miembros o asociados a la OMS. Por lo tanto, el sistema nacional de salud de


España en una entidad local de la OMS y, en esta medida, atiende y tiene como
finalidad implementar las recomendaciones que la OMS brinda en aspectos
relacionados con la salud.

La OMS reconoce el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr como uno
de los derechos fundamentales del ser humano. Para alcanzar este objetivo, promueve
la extensión a la población de los conocimientos médicos y psicológicos, así como otros
afines. A su vez, recomienda mantener informada a la población, así como la existencia
de una cooperación activa entre la población y el sistema nacional de salud,
responsable de brindar los servicios sanitarios.

El actual concepto de salud es enormemente complejo y alude a factores y


determinantes de diferente índole. Analizaremos, a continuación, cómo evolucionó a lo
largo del tiempo para llegar a la definición actual.

Podemos fijar el año 1974 —y particularmente el Informe Lalonde (Lalonde, 1974)—


como el año en el que comienza la transición hacia el concepto actual de salud.

Hasta ese año, el concepto de salud había estado estrechamente asociado a la


ausencia de enfermedad. En este sentido, una mejor salud poblacional se asociaba de
manera directa con la existencia de mejores servicios médicos. Asimismo, la salud era
considerada un concepto de ámbito individual, de tal modo que el cuidado de la salud
de un individuo particular era el campo de intervención dominante. Esto determinaba
que los gobiernos invirtieran, fundamentalmente, en mejorar la calidad y la
accesibilidad de los servicios de salud ofertados, entendidos como servicios médicos
(Lalonde, 1974).

En 1974, siendo ministro de Salud Nacional y Bienestar de Canadá Marc Lalonde, se


publica el documento A new perspective on the health of Canadians (Lalonde, 1974),
que se constituye como uno de los documentos fundacionales para la promoción de la
salud y, en esta medida, contribuye a redefinir el concepto.

En este documento se proporciona una visión holística de la salud, proponiendo cuatro


grandes determinantes de la salud individual (véase del Llano, 2015).

Se denomina factores determinantes de la salud “al conjunto de factores tanto


personales como sociales, económicos y ambientales que determinan el estado de
salud de los individuos o de las poblaciones” (Villar, 2011).

1. Factores biológicos, que hacen referencia a aspectos tanto físicos como


mentales.

2. Factores ambientales, relacionados con aspectos tales como la calidad de los


alimentos, la contaminación atmosférica, factores socioculturales y
psicosociales, etc.

3. Estilos de vida, relacionados con hábitos y otras conductas aprendidas, tales


como la alimentación, la realización de actividad física, la dependencia de
sustancias, conductas de riesgo, etc.

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4. Atención sanitaria, relacionada con la calidad, la accesibilidad y la financiación


de los servicios de salud a los que la población tiene acceso.

A estos factores habría que añadir los determinantes económicos, sociales y políticos,
que son responsabilidad del Estado.

Es importante considerar que estos factores pueden constituirse tanto en factores


protectores como en factores de riesgo para la salud. Los primeros se refieren a variables
asociadas con una disminución de la probabilidad de que un individuo desarrolle una
enfermedad, mientras que los “factores de riesgo” son un incremento en esta
probabilidad, aun cuando estas variables no sean capaces de provocarlas por sí
mismas (Villar, 2011).

Como resultado, se amplía el concepto de salud que, a partir de ese momento, ya no


solo hace referencia a aspectos relacionados con la ausencia de enfermedad, sino que
introduce factores tanto sociales como económicos.

La conjunción de estos cuatro factores dará lugar al reconocimiento de lo que


actualmente conocemos como salud pública, aun cuando ya podemos encontrar
definiciones previas en esta misma dirección. Winslow (1920) caracterizó la salud pública
como “la ciencia y el arte de impedir las enfermedades, prolongar la vida, fomentar la
salud y la eficiencia física y mental, mediante el esfuerzo organizado de la comunidad
para el saneamiento del medio, el control de las enfermedades transmisibles, la
educación sanitaria y la organización de los servicios médicos y de enfermería. Así como
el desarrollo de mecanismos sociales que aseguren al individuo y a la comunidad un
nivel de vida adecuado para la conservación de la salud”. En esta definición se hace
patente la importancia de la participación de la población como agente activo en la
promoción de la salud.

Esta nueva caracterización de la salud impulsada por el Informe Lalonde se plasmó en


la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, desarrollada del 6 al 12
de septiembre de 1978, en Alma-Ata (Declaración de Alma-Ata, 1978), que,
particularmente, destacó el papel de la comunidad en la planificación de acciones
protectoras de la salud.

En la Declaración de Alma-Ata, la atención primaria se establece como el eje rector del


desarrollo sanitario y, como resultado, se promueve la distribución de recursos desde los
gobiernos que impulsen los distintos niveles de atención sanitaria. A partir de entonces,
la prevención y la promoción de la salud se constituyen en las acciones primordiales de
los servicios de atención primaria, al contribuir a aumentar los niveles de salud de la
población y evitar la aparición de enfermedad a un coste más bajo, en comparación
con la atención recuperativa en salud (Villar, 2011).

Al respecto, conviene delimitar las cinco etapas o niveles en atención integral de la


salud (Villar, 2011):

1. Promoción de la salud, relacionada con acciones dirigidas a proporcionar a la


población conocimientos, medios y herramientas necesarios para tener un
mayor control sobre su salud y mejorarla, así como para sobrellevar la influencia
de factores de riesgo.

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2. Protección de la salud, relacionada con el control sanitario del medioambiente,


la contaminación ambiental y la de alimentos, fundamentalmente.

3. Prevención de la enfermedad, relacionada con “medidas destinadas no


solamente a prevenir la aparición de la enfermedad (prevención primaria)
mediante el control de sus causas, tales como la reducción de factores de
riesgo, sino también a detener su avance y atenuar sus consecuencias una vez
establecidas” (OMS, 1998).

4. Restauración de la salud, relacionada con la atención a la salud una vez que


esta se ha perdido. Se diferencia entre nivel primario, en el que los individuos
tienen un primer contacto con el sistema de atención sanitaria y el objetivo es
actuar precozmente antes de la que enfermedad progrese (prevención
secundaria) mediante el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno, y el nivel
hospitalario, focalizado en la atención especializada, cuyo objetivo es reducir el
progreso o las complicaciones de una enfermedad ya establecida (Villar, 2011)
(prevención terciaria).

5. Rehabilitación, relacionada con acciones destinadas a que las personas


recuperen su máximo potencial físico, psicológico y social, considerando su
situación sanitaria previa y las limitaciones ecológicas.

En 1986, la Carta de Ottawa avanza en la definición de salud pública y destaca el papel


que el sector sanitario debe asumir en la promoción de la salud (López-Fernández y
Solar, 2017; Sanjuán y Rueda, 2014), más allá de proporcionar servicios clínicos y
médicos. Se define la promoción de la salud como “el proceso que consiste en
proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer control
sobre esta” (tomado de Villar, 2011). Destaca la importancia de considerar y respetar
las necesidades culturales de los individuos, así como de crear vías de comunicación
entre los sectores sanitarios, sociales, políticos y económicos. Asimismo, enfatiza la
necesidad de desarrollar investigación sanitaria, así como cambios en la educación y
la formación de profesionales de la salud para asistir a cada individuo en el marco de
sus determinantes particulares. De este modo, factores tales como paz, vivienda,
educación, alimentación, renta, ecosistema saludable, recursos sostenibles, justicia
social o equidad se introducen como condiciones y requisitos para la salud (Villar, 2011).

Las consideraciones anteriores han contribuido a la definición actual de salud como “un
estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de
afecciones o enfermedades”. Si bien esta definición lleva vigente desde la constitución
de la OMS en 1948, como hemos visto, desde su aprobación se han realizado
importantes avances que han contribuido a determinar la caracterización actual de los
sistemas nacionales de salud. Es en este marco en el que la figura del psicólogo general
sanitario adquiere valor como profesional sanitario. A pesar de que esta definición es
aceptada por los Estados miembros de la OMS, no está libre de críticas en la actualidad
(Alcántara, 2008). Algunos autores han argumentado, por ejemplo, que esta definición
da por sentado que hay consenso en relación con el significado del término bienestar
(véase, por ejemplo, Briceño-León, 2000; Navarro, 1998). Pero es innegable la utilidad de
esta definición. Acercarnos a la salud desde una aproximación biopsicosocial permite
su abordaje desde una óptica interdisciplinar, donde profesionales de diferentes
disciplinas colaboren en la búsqueda de solución a un problema de salud individual
(Ramos Domínguez, 2006). Asimismo, proporciona un marco que permite establecer

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objetivos a ser alcanzados por los sistemas nacionales de salud (Rodríguez-García y


Goldman, 1996).

2. Clasificación internacional de enfermedades (CIE-11)


La clasificación internacional de enfermedades (CIE) proporciona un lenguaje común
que permite a los profesionales de la salud intercambiar información estandarizada a
nivel global. La OMS anima a todos los países miembros a seguir su compromiso
adquirido con la aprobación de la CIE-11 en la 72.ª reunión de la Asamblea Mundial de
la Salud en 2019 y a que utilicen la versión más actual de la CIE.

Novedades de la CIE-11 (Organización Mundial de la Salud, 2022):

▪ 35 países están utilizando la CIE-11.

▪ Los usos actualmente implementados de la CIE-11 incluyen causas de muerte,


atención primaria, registro del cáncer, seguridad del paciente, dermatología,
documentación del dolor, alergología, reembolso, documentación clínica,
diccionarios de datos para las directrices de la OMS*, documentación digital de
COVID-19, el estado de la vacunación y los resultados de las pruebas.

▪ Está disponible en inglés, español, francés, árabe, chino y se está traduciendo a


20 idiomas más.

▪ Marco conceptual independiente de la lengua y la cultura.

▪ Multilingüe.

▪ Integración de la terminología y la clasificación.

▪ Solución digital integral (herramientas, en línea y fuera de línea).

▪ Conocimiento científico actualizado.

▪ La CIE-11 es accesible para todos.

▪ Licencia abierta de la CIE-11.

▪ La CIE-11 permite, por primera vez, contabilizar los encuentros de la medicina


tradicional.

▪ Estadísticas comparables e interoperabilidad semántica desde hace 150 años.

▪ Apoyo a la codificación perinatal y materna.

▪ Se han procesado 900 propuestas basadas en las aportaciones de los primeros


usuarios, traductores, científicos, clínicos y socios.

▪ Codificación de grados y estadios para los cánceres.

▪ Descripciones clínicas y requisitos de diagnóstico para la salud mental.

*Las directrices SMART de la OMS incluyen la atención prenatal, la planificación familiar,


las enfermedades de transmisión sexual, la salud sexual y reproductiva de los
adolescentes, VIH, inmunizaciones y la salud infantil en situaciones de emergencia.

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La CIE-11 se diseñó específicamente para los siguientes usos:

▪ Certificación y notificación de las causas de muerte.

▪ Codificación y notificación de la morbilidad, incluida la atención primaria.

▪ Agrupación de casos y de diagnóstico.

▪ Evaluación y seguimiento de la seguridad, la eficacia y la calidad de la atención


sanitaria.

▪ Registros de cáncer.

▪ Resistencia a los antimicrobianos.

▪ Investigación y realización de ensayos clínicos y estudios epidemiológicos.

▪ Evaluación del funcionamiento.

▪ Codificación de las condiciones de la medicina tradicional.

▪ Norma de interoperabilidad en las directrices digitales de la OMS y para la


documentación digital de COVID-19.

▪ Certificados.

▪ Documentación clínica.

3. El concepto de salud mental


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud mental como “un estado de
bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede
afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y
fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Sumado a esta
definición, se revela la importancia de los entornos sociales, económicos y físicos que
afectan a la experiencia de salud de las personas y que estructuran lo que se conoce
como determinantes sociales en salud. Por otra parte, la OMS ha planteado también
que “los trastornos mentales son variados y con múltiples presentaciones, caracterizados
comúnmente por pensamientos anormales, percepción alterada de la realidad,
alteraciones emocionales, del comportamiento y de la relación con otros”. Además, se
ha estimado que la población de mayor riesgo se centra en personas con menor nivel
educacional, jóvenes y mujeres, con una presentación de inicio temprano en la vida
(Godoy et al., 2020).

Otro de los fenómenos que afectan a las personas diagnosticadas con algún trastorno
de salud mental es el estigma, que se ha descrito desde la psicología social como la
atribución de creencias negativas asociadas a la estereotipación de su diagnóstico.
Esto produce una discriminación que se ha reflejado en exclusión, maltrato y limitación
de su participación social, provocando, además, retrasos o latencia en la consulta
oportuna a los servicios de salud. Las propuestas vigentes en el tratamiento de estos
trastornos consideran un abordaje integral, que ha supuesto una transformación de la
antigua psiquiatría. Los objetivos actuales no solo apuntan a mejorar síntomas, sino
también a construir un proyecto de vida priorizando el sentido y la satisfacción personal;

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reintegración social y familiar y el fomento de la autonomía y la independencia (Godoy


et al., 2020).

4. Plan de Acción Integral sobre la Salud Mental de la OMS


(2013-2030) y estado actual de los servicios de salud
mental
En mayo de 2012, la Asamblea Mundial de la Salud alertó sobre la carga mundial de
trastornos mentales y la necesidad de una respuesta integral y coordinada de los
sectores sanitario y social de los países. La OMS desarrolló el Plan de Acción Integral
2013-2020 mediante consultas con los Estados miembros, la sociedad civil y los asociados
internacionales. Este plan de acción no consiguió los objetivos que perseguía para 2020
y fue sustituido y actualizado por el Plan de Acción Integral 2013-2030 (Organización
Mundial de la Salud, 2022b).

La visión del plan de acción es un mundo en el que se valore, se fomente y se proteja la


salud mental, se prevengan los trastornos mentales y las personas afectadas por ellos
puedan ejercer la totalidad de sus derechos humanos y acceder de forma oportuna a
una atención sanitaria y social de gran calidad y culturalmente adaptada que estimule
la recuperación, con el fin de lograr el mayor nivel posible de salud y la plena
participación en la sociedad y en el ámbito laboral, sin estigmatizaciones ni
discriminaciones. Su finalidad global es fomentar el bienestar mental, prevenir los
trastornos mentales, proporcionar atención, mejorar la recuperación, promover los
derechos humanos y reducir la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad de las
personas con trastornos mentales (OMS, 2022b).

El plan de acción tiene los objetivos siguientes (OMS, 2022b):

1. Reforzar un liderazgo y una gobernanza eficaces en el ámbito de la salud


mental.

2. Proporcionar en el ámbito comunitario servicios de asistencia social y de salud


mental completos, integrados y con capacidad de respuesta.

3. Poner en práctica estrategias de promoción y prevención en el campo de la


salud mental.

4. Fortalecer los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones


sobre la salud mental.

Las metas mundiales establecidas para cada objetivo proporcionan la base para medir
las acciones colectivas y los logros de los Estados miembros hacia objetivos mundiales,
pero no deben impedir la fijación de metas nacionales más ambiciosas, especialmente
para los países que ya hayan alcanzado las metas mundiales.

El plan de acción se basa en seis principios y enfoques transversales (OMS, 2022b):

1. Cobertura sanitaria universal: independientemente de la edad, el sexo, el estatus


socioeconómico, la raza, la etnia o la orientación sexual, y de acuerdo con el
principio de equidad, las personas con trastornos mentales deberán poder
acceder, sin riesgo de empobrecimiento, a servicios de salud y sociales

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esenciales que les permitan recuperarse y gozar del grado máximo de salud que
se pueda lograr.

2. Derechos humanos: las estrategias, las acciones y las intervenciones


terapéuticas, profilácticas y de promoción en materia de salud mental deben
ajustarse a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
y a otros instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos.

3. Práctica basada en evidencias: las estrategias y las intervenciones terapéuticas,


profilácticas y de promoción en materia de salud mental tienen que basarse en
pruebas científicas y/o en prácticas óptimas, teniendo en cuenta
consideraciones de carácter cultural.

4. Enfoque del curso de la vida: las políticas, los planes y los servicios de salud
mental han de tener en cuenta las necesidades sanitarias y sociales en todas las
etapas del ciclo vital: lactancia, infancia, adolescencia, edad adulta y
ancianidad.

5. Enfoque multisectorial: la respuesta integral y coordinada con respecto a la salud


mental requiere alianzas con múltiples sectores públicos, tales como los de la
salud, la educación, el empleo, la justicia, la vivienda, social y otros, así como
con el sector privado, según proceda en función de la situación del país.

6. Emancipación de las personas con trastornos mentales y discapacidades


psicosociales: las personas con trastornos mentales y discapacidades
psicosociales deben emanciparse y participar en la promoción, las políticas, la
planificación, la legislación, la prestación de servicios, el seguimiento, la
investigación y la evaluación en materia de salud mental.

Resultado del Plan de Acción Integral en 2020 (Organización Mundial de la Salud, 2021):

El Atlas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una recopilación de datos


proporcionados por países de todo el mundo sobre las políticas, la legislación, la
financiación, los recursos humanos, la disponibilidad y la utilización de los servicios y los
sistemas de recopilación de datos de salud mental. Se publica cada tres años y tiene
como objetivo hacer un seguimiento de los avances hacia el cumplimiento de las metas
del Plan de Acción Integral sobre Salud Mental de la OMS.

En su edición de 2020 reveló un fracaso mundial en la prestación de servicios de salud


mental necesarios, especialmente en un momento en el que la pandemia de la
COVID-19 aumentó la demanda de apoyo en este ámbito. A pesar del creciente interés
en la salud mental en los últimos años, la ampliación de servicios de calidad que
respondan a las necesidades sigue siendo insuficiente, como indican los datos de 171
países analizados.

El informe destaca que ninguna de las metas relacionadas con el liderazgo y la


gobernanza eficaces en salud mental, prestación de servicios en entornos comunitarios,
promoción y prevención de la salud mental, y fortalecimiento de los sistemas de
información, se ha alcanzado satisfactoriamente.

En el ámbito de las políticas y los planes de salud mental, solo el 51% de los países
miembros de la OMS informaron estar en consonancia con los instrumentos
internacionales y regionales de derechos humanos, muy por debajo de la meta del 80%.

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De igual manera, solo el 52% de los países cumplió la meta relacionada con programas
de promoción y prevención de la salud mental, también por debajo del objetivo del
80%. La única meta cumplida en 2020 fue la reducción de la tasa de suicidio en un 10%,
pero incluso entonces, solo 35 países contaban con una estrategia, una política o un
plan de prevención independiente.

Se han logrado avances significativos en la adopción de políticas, planes y leyes de


salud mental, así como en la capacidad de informar sobre indicadores básicos de salud
mental. Sin embargo, el porcentaje de presupuestos públicos destinados a la salud
mental apenas ha cambiado, manteniéndose alrededor del 2% en los últimos años. A
pesar de que algunos países incluyen estimaciones de recursos humanos y financieros
en sus políticas y planes, solo el 39% indicó que se asignaron los recursos humanos
necesarios y solo el 34% aseguró la provisión de recursos financieros necesarios.

La OMS ha recomendado la descentralización de la atención de salud mental hacia los


entornos comunitarios. Sin embargo, solo el 25% de los países que respondieron cumplían
con los criterios para la integración de la salud mental en la atención primaria. Aunque
la formación y la supervisión en la mayoría de los países ha avanzado, la disponibilidad
de medicamentos y atención psicosocial para la salud mental en los servicios de
atención primaria sigue siendo limitada.

Este problema también se refleja en la asignación de fondos públicos a la salud mental,


donde más del 70% del gasto público total en salud mental se destina a hospitales de
salud mental en los países de ingresos medios, mientras que en países de ingresos altos
es del 35%. Esto demuestra la necesidad urgente de desinstitucionalización, ya que los
hospitales de salud mental centralizados reciben más financiación que los servicios
prestados en hospitales generales y centros de atención primaria en muchos países.

Aunque se ha observado un aumento en el porcentaje de países que cubren el


tratamiento de afecciones de salud mental a través de seguros nacionales o planes de
reembolso (del 73% en 2017 al 80% en 2020), las estimaciones mundiales muestran que
menos del 50% de las personas con problemas de salud mental reciben atención. Solo
reciben atención el 40% de las personas con depresión y solo el 29% de las personas con
psicosis.

Por otro lado, se ha registrado un alentador aumento en el número de países con


programas de promoción y prevención de la salud mental. Sin embargo, muchos de
estos programas carecen de recursos humanos y financieros específicos, no tienen un
plan definido y carecen de pruebas documentadas de avances o impacto. A pesar de
un ligero aumento en el número medio mundial de trabajadores de salud mental por
cada 100.000 habitantes (de 9 en 2014 a 13 en 2020), se sigue observando una gran
disparidad entre países de diferentes niveles de ingresos. Los países de ingresos altos
tienen más de 40 veces más trabajadores de salud mental que los países de ingresos
bajos.

Las metas mundiales recogidas en el Atlas de Salud Mental proceden del Plan de Acción
Integral sobre Salud Mental de la OMS, que contenía metas para 2020 aprobadas por
la Asamblea Mundial de la Salud en 2013. Este plan se amplió hasta 2030 e incluye
nuevas metas para la inclusión de la salud mental y el apoyo psicosocial en los planes

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de preparación para emergencias, la integración de la salud mental en la atención


primaria de salud y la investigación sobre salud mental.

5. La salud en España
Es fundamental que tanto los profesionales sanitarios como la población tengan
conocimiento y claridad sobre qué entendemos actualmente por salud.

La Constitución española de 1978 reconoce el derecho a la protección de la salud


(art. 43). Inicialmente, este derecho se asoció con el derecho a recibir cuidados
sanitarios frente a la enfermedad. Pero, si bien los servicios de salud son imprescindibles
para dar respuesta a los problemas de salud de la población, no es ese dispositivo
asistencial el principal determinante de la salud.

Algunos otros determinantes de la salud son el entorno familiar, la educación, los bienes
materiales, las desigualdades sociales y económicas, el acceso al trabajo y su calidad,
el diseño y los servicios de las ciudades y los barrios, la calidad del aire y del agua, la
calidad de los alimentos, la realización de ejercicio físico, en entorno social y
medioambiental, entre muchos otros.

En la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública, se establece que “la salud,
definida como una forma de vivir autónoma, solidaria y gozosa, proporciona junto con
la educación las mejores oportunidades para que una sociedad tenga bienestar”
(p. 6).

Considerando esto, el enfoque actual de la salud pública se dirige al desarrollo de


acciones que rebasan el ámbito de los servicios sanitarios y, en consecuencia, requieren
de formas complejas de organización. Particularmente, esta forma de organización
debe tener tres ámbitos de acción (Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud
Pública): el propio de los dispositivos de salud pública, acciones de prevención y
promoción de la salud en los servicios sanitarios y, por último, acciones y programas que,
sin ser sanitarios, tienen efecto sobre la salud de la población. Teniendo esto en cuenta,
son los servicios de atención primaria los que deben asumir un papel fundamental en el
desarrollo de la acción preventiva y la salud comunitaria.

El concepto de estado de bienestar se asocia con la capacidad que tiene una


sociedad para poder garantizar las necesidades básicas de la población,
particularmente, aquellas referidas a educación, trabajo y salud (Benavides, 2011).

Actualmente, en España, el estado de bienestar queda conformado por el sistema


nacional de salud (relacionado con la sanidad), la Seguridad Social (vinculada con el
desarrollo de actividades laborales) y el sistema público de enseñanza (marco
regulador de la educación).

Esto tres elementos (sanidad, trabajo y educación) son, por tanto, tres ejes
determinantes de la salud de un pueblo.

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6. Marco regulador de las políticas de salud pública en


España
Considerando esta concepción de la salud, en España, la Ley 33/2011, de 4 de octubre,
General de Salud Pública, establece y regula las políticas de salud pública desarrolladas
en el estado con el objetivo de que la población alcance y mantenga el mayor nivel
de salud posible (art. 1).

La salud pública se entiende como “el conjunto de actividades organizadas por las
Administraciones públicas, con la participación de la sociedad, para prevenir la
enfermedad, así como para proteger, promover y recuperar la salud de las personas,
tanto en el ámbito individual como en el colectivo, y mediante acciones sanitarias,
sectoriales y transversales” (art. 1).

Esta ley se estructura de la siguiente manera:

1. Título preliminar. Disposiciones generales. La política de salud pública

a. Capítulo 1. Del objeto y ámbito de la ley

b. Capítulo 2. Principios generales de la salud pública

2. Título 1. Derechos, deberes y obligaciones en salud pública

a. Capítulo 1. Derechos de los ciudadanos

b. Capítulo 2. Deberes de los ciudadanos

c. Capítulo 3. Obligaciones de las Administraciones públicas

3. Título 2. Actuaciones de salud pública

a. Capítulo 1. La vigilancia en salud pública

b. Capítulo 2. Promoción de la salud

c. Capítulo 3. Prevención de problemas de salud y sus determinantes

d. Capítulo 4. La coordinación de la promoción de la salud y la prevención


de enfermedades y lesiones en el Sistema Nacional de Salud

e. Capítulo 5. La gestión sanitaria como acción de salud pública

f. Capítulo 6. Protección de la salud de la población

g. Capítulo 7. Evaluación del impacto en salud de otras políticas

h. Capítulo 8. Sanidad exterior y salud internacional

i. Capítulo 9. Sistema de Información en Salud Pública

4. Título 3. La planificación y coordinación de la salud pública

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5. Título 4. El personal profesional y la investigación en salud pública

a. Capítulo 1. Formación y desarrollo profesional en salud pública

b. Capítulo 2. La investigación en el desarrollo de las políticas de salud


pública

6. Título 5. La autoridad sanitaria estatal, vigilancia y control

a. Capítulo 1. Autoridad sanitaria estatal

b. Capítulo 2. Medidas especiales y cautelares

7. Título 6. Infracciones y sanciones

Las políticas de salud pública en España se establecen sobre los siguientes principios:
equidad (referida a la disminución de las desigualdades sociales, la incorporación de la
perspectiva de género y la atención específica a las necesidades de las personas con
discapacidad), salud (relacionada con elementos no sanitarios, tales como el
favorecimiento de entornos saludables, promoviendo factores protectores de la salud),
pertinencia, precaución (cese de cualquier actividad que pueda suponer una posible
afectación a la salud de la población), evaluación, transparencia y seguridad (art. 3).

Los profesionales sanitarios de la salud pública están sometidos a lo dispuesto en la Ley


44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, donde se
define el proceso de desarrollo de la carrera profesional.

Los tres grandes ejes rectores de la salud pública se relacionan con la promoción, la
prevención y la protección de la salud.

Al respecto de las actividades de promoción de la salud, estas incluirán


fundamentalmente acciones dirigidas a incrementar los conocimientos y las
capacidades de los individuos, así como a modificar las condiciones sociales, laborales,
ambientales y económicas, con la finalidad de introducir cambios que impacten
positivamente en la salud individual y poblacional (art. 16). Estas acciones se desarrollan
de manera prioritaria en los ámbitos educativo, sanitario, laboral, así como en
instituciones tales como hospitales y residencias.

Las actividades de prevención pretenden reducir la incidencia y la prevalencia de


ciertas enfermedades, lesiones y discapacidades en la población, así como atenuar o
eliminar en la medida de lo posible sus consecuencias negativas (art. 19.1). Con esta
finalidad, las acciones desarrolladas deben actuar sobre los factores sociales,
económicos, laborales, culturales, alimentarios, biológicos y ambientales que actúan
como determinantes de la salud (art. 19.2).

La prevalencia hace referencia a la proporción de una población que, en un momento


particular, presenta una determinada enfermedad, trastorno o discapacidad. La
incidencia, por el contrario, se refiere a nuevos casos de esa enfermedad, trastorno o
discapacidad que surgen en un periodo de tiempo previamente determinado.

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Fundamentos científicos y profesionales en la psicología de la salud
El concepto de salud y bienestar

Estas actividades de promoción y prevención de la salud se realizarán desde el conjunto


de los servicios asistenciales del sistema nacional de salud, en coordinación con las
estructuras de salud pública (art. 22.1), y se enlazarán con cualquier otra acción
relacionada con la atención primaria o especializada que se desarrolle en las
denominadas áreas sanitarias (art. 22.2) —en el siguiente tema se describirá el papel de
las áreas sanitarias en el sistema nacional de salud—.

Asimismo, podrán colaborar en el desarrollo de estas acciones otros servicios sanitarios,


siempre y cuando tengan carácter comunitario (art. 24.1) y previa habilitación por parte
de las Administraciones sanitarias.

Finalmente, la protección de la salud se refiere al “conjunto de actuaciones,


prestaciones y servicios dirigidos a prevenir efectos adversos que los productos, los
elementos y los procesos del entorno, los agentes físicos, químicos y biológicos puedan
tener sobre la salud y el bienestar de la población” (art. 27.1).

Un ámbito especialmente relevante dentro de la protección de la salud se refiere a la


salud laboral, relacionada con las características y los riesgos inherentes al lugar de
trabajo, así como al ambiente laboral y la influencia de este en su entorno (art. 32). Al
respecto, la actuación sanitaria en este ámbito se realizará siempre en coordinación
con los empresarios y los representantes de los trabajadores, relacionada
fundamentalmente con los siguientes ámbitos: promoción de la salud, vigilancia
orientada a la identificación temprana de riesgos para la salud, prevención de riesgos
laborales y participación en la elaboración de planes, programas y actuaciones
relacionadas con la salud laboral (art. 33.1).

7. El sistema nacional de salud


La Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública, establece que el Ministerio
de Sanidad, Política Social e Igualdad (actualmente, el Ministerio de Sanidad) será el
que opere como centro nacional de enlace para la comunicación continua con la
Organización Mundial de la Salud, así como con cualesquiera otras redes de alerta
internacionales, así como será responsable de la aplicación del reglamento sanitario
internacional (2005) (art. 39.2).

El sistema nacional de salud actual, resultado de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General


de Sanidad, supone la implementación en España de un sistema de salud de carácter
universal, soportado sobre la recaudación de impuestos. Esto tuvo implicaciones
importantes y supuso un cambio radical en relación con el sistema de Seguridad Social
imperante hasta entonces, cuya financiación procedía de las contribuciones a la
Seguridad Social realizadas por los trabajadores.

El sistema nacional de salud de un Estado miembro de la OMS hace referencia al


conjunto coordinado de servicios de salud, dentro del cual se integran las prestaciones
sanitarias. Tiene como objetivo asegurar la asistencia sanitaria a la población,
desarrollando actividades de prevención, promoción, diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación. Para ello, se estructura en dos niveles fundamentales: atención primaria
y atención especializada.

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Fundamentos científicos y profesionales en la psicología de la salud
El concepto de salud y bienestar

La atención primaria es aquella que tiene como objetivo prevenir la pérdida de


bienestar y el deterioro de la salud; en tanto la atención especializada actúa, desde
una aproximación más focalizada, sobre aquellas personas o poblaciones en las que ya
hay una afectación sobre el estado de salud o bienestar.

La Constitución española de 1978 reconoce el derecho a la protección de la salud


(art. 43), así como a la atención sanitaria de todos los ciudadanos. Asimismo, establece
que compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de
medidas preventivas y poniendo a disponibilidad de la población las prestaciones y los
servicios necesarios.

Es así que la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, propone la creación de


un sistema nacional de salud que proporcione a la población cobertura universal y
gratuidad de los servicios, bajo un esquema de descentralización a través de las
comunidades autónomas, de tal modo que cada una de ellas tendrá un servicio
regional de salud con las siguientes competencias delegadas: planificación sanitaria,
salud pública y asistencia sanitaria.

La atención primaria es prestada en los denominados centros de salud, con énfasis en


el desarrollo de actividades de promoción de la salud, prevención de enfermedades y
asistencia a domicilio, y se caracteriza por la facilidad de acceso que proporciona a los
usuarios.

La atención especializada, por el contrario, presenta un acceso más restrictivo, en el


sentido de que los usuarios deben ser derivados por indicación de las áreas de atención
primaria. A su vez, la atención se presta en centros de especialidades o en hospitales,
donde se dispone de medios técnicos, diagnósticos y terapéuticos de mayor coste y
especialización. Es, a nivel de atención especializada, en el que se atiende la salud
mental.

Enlaces

Enlaces para profundizar:

1. Vídeo: ¿Qué es la salud?

<https://www.youtube.com/watch?v=lb6PHOfY39w>

2. Vídeo: Salud según la OMS

<https://www.youtube.com/watch?v=Rabnvu7N2l0>

3. Vídeo: ¿Qué es la atención primaria de salud? - OMS

<https://www.youtube.com/watch?v=CSzc4Hrf-5U>

4. Vídeo: Salud mental: Iniciativa especial de la OMS - Cobertura sanitaria


universal para la salud mental

<https://www.youtube.com/watch?v=3fGUwM0PGBs>

5. Vídeo: Prevención del suicidio – OMS

<https://www.youtube.com/watch?v=g8l3_YsXMBA>

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Fundamentos científicos y profesionales en la psicología de la salud
El concepto de salud y bienestar

Resumen
El objetivo de este tema es tener una visión global de la Organización Mundial de la
Salud y de cómo el sistema nacional de salud de España se integra y se relaciona con
la OMS con la finalidad de atender la normativa internacional en materia de salud
pública. El concepto de salud ha evolucionado a lo largo del tiempo, desde su
consideración como ausencia de enfermedad hasta su compleja caracterización
actual desde una perspectiva biopsicosocial. En este tema se hace un recorrido por los
principales hitos históricos que han constituido la base para la definición actual de salud.
Además, revisamos el concepto de salud mental y los planes de acción sobre la salud
mental propuestos desde la OMS. Finalmente, se revisan algunos elementos
fundamentales de la Ley General de Salud Pública, como marco regulador de cualquier
intervención en salud y, por tanto, como marco en el cual debe inscribirse la actuación
del psicólogo general sanitario.

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