Arcada: esfuerzo inútil de vómito o regurgitación. Borborigmos: sonidos de borboteo, audibles en la auscultación del abdomen, causados por el peristaltismo intestinal y propulsión de ingesta y gas por la luz intestinal. Se caracterizan por su intensidad, frecuencia, duración y tono. Bruxismo: chillido de los dientes. Es una manifestación de dolor torácico, esofágico u oral. También se observa en enfermedades cerebrales. Caquexia: marcada pérdida de peso o condición corporal con debilidad generalizada. Diarrea: emisión de heces con exceso de contenido acuoso. Disentería: diarrea causada por inflamación intestinal, asociada con signos sistémicos como fiebre. Disfagia: dificultad para deglutir. Disquecia: defecación difícil o dolorosa. Estreñimiento/constipación: reducción de la frecuencia de defecación y de la cantidad de heces que se expulsan, las cuales suelen ser más secas de lo normal. Flatulencia: excesiva formación de gas en el estómago y el intestino, que se expulsan por el ano. Halitosis: mal olor en el aliento. Hematemesis: vómito de sangre. Hematoquecia: sangre en las heces Ictericia: coloración amarillenta del paciente, causado por el deposito de pigmentos biliares en la piel y las mucosas. Melena: heces negras, con aspecto de brea. Es la manifestación de una hemorragia en el tracto digestivo superior (estómago, duodeno). Obstipación: constipación por atonía colónica. Periodontitis: inflamación de los tejidos de alrededor de los dientes o región periodontal. Polifagia: apetito voraz. Ptialismo: producción excesiva de saliva. Regurgitación: expulsión desde el esófago a través de la boca de comida, saliva o agua que no ha llegado al estómago. Sialorrea o babeo: excreción excesiva de saliva por la boca, como resultado del aumento de su producción Sialosis: caída de saliva. Tenesmo: esfuerzo al defecar u orinar.