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La atmósfera de la Tierra está compuesta por una mezcla de gases que rodea nuestro planeta.
Los principales componentes de la atmósfera terrestre, en orden de abundancia, son:
Argón (Ar): El argón es un gas noble inerte que compone aproximadamente el 0.93% de la
atmósfera. Aunque es relativamente raro en comparación con el nitrógeno y el oxígeno, es
importante en la investigación de la datación radiométrica.
Los gases de efecto invernadero (GEI) afectan la eficiencia de la radiación solar en sistemas
fotovoltaicos, como paneles solares, de varias maneras:
Variabilidad climática: El cambio climático causado por el aumento de los GEI puede generar
variabilidad climática, lo que significa que las condiciones meteorológicas pueden volverse más
impredecibles. Esto puede afectar la cantidad de luz solar que llega a los paneles solares, ya
que la cobertura de nubes, las precipitaciones y otros factores climáticos pueden influir en la
disponibilidad de radiación solar.
Degradación de paneles solares: A largo plazo, las condiciones climáticas extremas
relacionadas con el cambio climático, como olas de calor o tormentas severas, pueden afectar
la integridad de los paneles solares. La exposición continua a altas temperaturas puede causar
la degradación de los materiales de los paneles, reduciendo su eficiencia con el tiempo.
La capa de ozono es una región de la atmósfera terrestre que contiene una alta concentración
de ozono (O3) en comparación con otras partes de la atmósfera. Se encuentra en la
estratósfera, a una altitud de aproximadamente 10 a 50 kilómetros sobre la superficie de la
Tierra. La capa de ozono desempeña un papel crítico en la protección de la vida en la Tierra al
absorber gran parte de la radiación ultravioleta (UV) dañina del sol.
Cambio climático: El calentamiento global provoca cambios en los patrones climáticos en todo
el mundo, lo que se traduce en eventos climáticos más extremos y frecuentes, como olas de
calor, sequías, inundaciones y tormentas más intensas.
Aumento del nivel del mar: El derretimiento del hielo y la expansión térmica del agua debido al
calentamiento del océano están causando un aumento del nivel del mar, lo que amenaza a las
comunidades costeras y puede provocar la erosión de las costas y la intrusión de agua salada
en acuíferos y tierras agrícolas.
Escasez de agua: El cambio climático puede alterar los patrones de lluvia y provocar una mayor
escasez de agua en muchas regiones, lo que afecta la disponibilidad de agua dulce para beber
y para la agricultura.
5. Radiaciones nocivas del sol para la piel.
La exposición a radiaciones nocivas del sol, en particular la radiación ultravioleta (UV), puede
tener efectos perjudiciales en la piel humana. Aquí hay un resumen de cómo estas radiaciones
afectan la piel:
Quemaduras solares: La radiación UVB del sol es la principal responsable de las quemaduras
solares. La sobreexposición a los rayos UVB puede dañar la epidermis, la capa más externa de
la piel, causando enrojecimiento, inflamación y dolor.
Aumento del riesgo de cáncer de piel: La radiación UV, en particular la UVB, es un factor de
riesgo para el cáncer de piel. La exposición crónica a los rayos UV puede dañar el ADN de las
células de la piel y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluyendo el melanoma, el
tipo más peligroso de cáncer de piel.
Daño ocular: La radiación UV también puede dañar los ojos y aumentar el riesgo de cataratas y
otros problemas oculares.
Europa aborda las emisiones de gases de efecto invernadero a través de una combinación de
medidas a nivel internacional y de políticas internas. El enfoque principal es la reducción de
emisiones, la promoción de energías renovables y la transición hacia una economía más
sostenible y respetuosa con el clima. Estas acciones son esenciales para cumplir con los
compromisos climáticos y limitar el calentamiento global.