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Existen 3 tipos de cáncer de ovario: carcinoma

epitelial, tumores de células germinales,


tumores del estroma.

 Carcinoma epitelial: representa el 85-


90% de los canceres de ovario y será
del que hablemos en adelante.
 Tumores de células germinales. Muy
infrecuentes
 Tumores del estroma. Aún más
infrecuentes.

El cáncer epitelial es la principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico.

Esto es debido, como veremos más adelante, a que la mayoría de pacientes (70-80%) se
diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad. Globalmente representa el 3% de los
tumores en la mujer y es la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres tras el cáncer de
pulmón, mama y colon.

La elevada mortalidad del cáncer de ovario se explica por dos razones:

 La ausencia de síntomas específicos al inicio, lo que motiva que la mayoría de


pacientes se presenten con enfermedad diseminada al diagnóstico (que es más difícil
de curar), y
 La ausencia de métodos de detección precoz (screening) que sean eficaces y estén
validadas.

Existen diferencias geográficas en la incidencia de esta enfermedad, siendo más frecuente en


países industrializados.

En cuanto a la edad de presentación, el cáncer de ovario es una enfermedad más frecuente


en las mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años (la media
está alrededor de los 63 años).

La causa del cáncer de ovario continúa sin conocerse. El cáncer de ovario, como otros
tumores malignos, se produce como consecuencia de una acumulación de alteraciones
genéticas que causa un crecimiento y proliferación incontrolada de las células epiteliales, pero
continúan sin conocerse el mecanismo o mecanismos que inducen dichas alteraciones.

Varios estudios epidemiológicos han identificado algunos factores que podrían aumentar el
riesgo de la enfermedad:
 Existen algunos estudios que indican que una dieta rica en grasa y la exposición al
talco son factores de riesgo, sin embargo no se dispone de estudios concluyentes.
 En cambio si que se conoce la relación del cáncer de ovario con algunos factores
hormonales y factores relacionados con la reproducción. Así, las mujeres que no han
tenido hijos tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. En cambio, el riesgo de
padecer cáncer de ovario disminuye en aquellas mujeres que han empleado
anticonceptivos orales

 El cáncer de ovario es por tanto difícil de diagnosticar precozmente, y esta es la


principal causa de su elevada mortalidad.
 A medida que el tumor crece pueden comenzar a aparecer algunos síntomas como
pérdida de apetito, sensación de plenitud abdominal tras la comida (aunque esta sea
frugal), o pérdida de peso.
 En general, se suele acumular líquido en el abdomen causando lo que denominamos
ascitis, que puede ser muy importante, y causar distensión de la cavidad abdominal.
 También se puede acumular líquido en la pleura en torno a los pulmones y producir
dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
 Por otra parte, el crecimiento de una masa ovárica en la pelvis puede afectar a las
estructuras vecinas, principalmente la vejiga y el recto causando síntomas como
disuria (dolor o molestia al orinar), diarrea o estreñimiento, y dolor abdominal o pélvico.
En la Tabla 1 se enumeran algunos de los síntomas que deben motivar una consulta al
médico, especialmente sin son persistentes y/o inusuales:

El cáncer de próstata es el cáncer más común y la segunda causa principal de


muerte por cáncer para hombres en los Estados Unidos. En general, el cáncer
de próstata crece de forma muy lenta; encontrarlo y tratarlo antes de que se
presenten síntomas quizás no mejore la salud de la persona ni ayude a
prolongar su vida.

El cáncer se considera una enfermedad genética, ya que los tumores ocurren debido a la
presencia de mutaciones que hacen que las células de los tejidos sanos se multipliquen y
crezcan sin control.
Como ocurre con otros tumores, todavía no se conocen con exactitud las causas del
cáncer de próstata y se piensa que la mayoría ocurren por varios factores que
interaccionan entre sí y aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Los factores
de riesgo y los factores protectores más importantes son:

Factores de riesgo
 Edad: Es el principal factor de riesgo, aumentando a partir de los 50-60 años en
hombres de raza blanca y a partir de los 40 años en hombres de raza negra o con
antecedentes familiares de cáncer de próstata.
 Raza: El cáncer de próstata es más frecuente en hombres de raza negra y menos
frecuente en países asiáticos. Además, los hombres de raza negra tienen una
enfermedad de peor pronóstico.
 Historia familiar y factores genéticos: Hasta el 10% de los casos de cáncer de
próstata tienen un componente genético. Los varones con un familiar de primer
grado diagnosticado de cáncer de próstata tienen más probabilidad de desarrollar
la enfermedad, incluso con edad de aparición más precoz de lo habitual (menos de
55 años)

Factores protectores

 Dieta: El tomate y la sandía tienen un alto contenido en licopenos, antioxidantes


que ayudan a prevenir el daño al ADN y que en algunos estudios se han asociado
con un menor riesgo de cáncer de próstata. De igual manera, los fitoestrógenos
presentes en la soja y otras legumbres o el consumo de café (con y sin cafeína)
también se han vinculado con una disminución del riesgo de cáncer de próstata.
No parece que el selenio o la vitamina E actúen como factores protectores (de
hecho algunos estudios revelan un incremento del riesgo).
 Ejercicio físico: Los datos que relacionan la actividad física con el cáncer de
próstata son contradictorios, aunque parece que los pacientes mayores de 65
años que realizan ejercicio físico vigoroso tienen menos riesgo.
 Fármacos: La mayor evidencia procede de los inhibidores de la 5-alfa reductasa,
como dutasteride o finasteride, empleados en el tratamiento de la hiperplasia
benigna de próstata y la alopecia. Aunque parece que disminuyen el riesgo de
cáncer de próstata, también se han asociado al diagnóstico de tumores más
agresivos y no están exentos de efectos secundarios, sobre todo relacionados con
la esfera sexual, por lo que a día de hoy no se recomiendan como fármacos
preventivos

A medida que los hombres envejecen, la próstata puede agrandarse y bloquear la uretra
o la vejiga, produciendo dificultad para orinar o problemas en la función sexual. Este
problema se conoce como hiperplasia benigna de próstata y puede tratarse con fármacos
o precisar una cirugía para corregirlo. Los síntomas de la hiperplasia prostática benigna o
de otros problemas que afectan a la glándula pueden ser similares a los síntomas del
cáncer de próstata. No obstante, en la mayoría de los casos en los que el tumor se
diagnostica en una fase temprana, los pacientes suelen estar asintomáticos.
Existen tres estrategias consideradas estándar para el manejo del cáncer de próstata
localizado: la cirugía, la radioterapia (con o sin hormonoterapia) y la vigilancia activa.
Aunque en algunos centros se ofrecen otros tratamientos ablativos (crioterapia, terapia
fotodinámica con láser, ultrasonidos…) estas técnicas no cuentan con suficiente evidencia
como para recomendarse en el tratamiento del cáncer. El rol de la quimioterapia en este
escenario no está establecido y no dispone de la evidencia suficiente para recomendarlo
salvo en casos de muy alto riesgo.
La elección de una forma u otra de tratamiento depende de varios factores: probabilidad
de que el tumor esté limitado a la glándula prostática, tamaño tumoral, grado histológico,
edad y estado general del paciente, enfermedades previas, efectos secundarios de cada
forma de tratamiento, preferencias del paciente

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