Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Séptimo Básico Guía de Nivelación Narrativa
Séptimo Básico Guía de Nivelación Narrativa
a) ACTIVIDAD 1
2° A medida que leas, encierra en un círculo las palabras que dificultan tu comprensión del texto.
3° Por párrafo, haz una síntesis del hecho más relevante. Anótalo al margen.
La leyenda de la llorona
La triste historia de la llorona, muy popular en México y por las zonas del suroeste de los Estados
Unidos, tiene varias versiones, y ha existido desde los días de los conquistadores españoles. Se
dice que existe un espíritu con pelo largo y negro, una mujer de belleza incomparable, que anda
las riberas de los ríos, llorando toda la noche, buscando a niños que ella pueda arrastrar a su
muerte, ahogados en los ríos.
Los orígenes de la leyenda quedan un misterio. Como se ha dicho ya, las versiones varían, pero
todas tienen una cosa fundamental en común: que en cada versión vive el espíritu de una madre
que ahogó a sus niños, y ahora está destinada pasar la eternidad buscándolos en los ríos y en los
lagos.
Una versión de la leyenda dice que vivía una mujer llamada María que nació en un pueblo
pequeño y humilde. Tenía una belleza legendaria y capturó las miradas y la atención de todos los
hombres de su recinto. Se decía que pasaba sus días haciendo cosas típicas de la gente rural, pero
en las noches, salía a los clubes y a los bares, provocando a todos los hombres que la veían. Pero
esta María también tenía dos hijos varones a los que dejaba solos cuando salía. Un día, una
persona de su pueblo encontró a los niños muertos en un río. Algunos decían que ella misma los
asesinó, pero otros reclamaban que los bebés murieron simplemente por su negligencia.
Otra versión explica que una mujer buena y llena de amor se casó con un hombre rico que siempre
le regalaba todo lo que deseaba. Pero después de que ella parió a sus dos hijos, él comenzó a
cambiar. Volvió a una vida de mujeres y alcohol, y desaparecía a veces por meses. Parecía que a él
ya no le encantaba su esposa María, y que cuando por fin regresó a casa, era solamente para
visitar a sus dos bebés varones.
Una noche, mientras María andaba con sus niños por la calle, su esposo vino en carruaje sólo para
ver a los bebés. Él no le hizo caso ninguno a María y, al suceder esto, ella perdió su control y,
enfurecida, ahogó a sus criaturitas en el río. Al darse cuenta de lo que había hecho, persiguió a sus
niños que flotaban muertos bajo el río. Puesto que cuando por fin los sacó del agua, se notaba que
era imposible salvarlos, María pasaba sus noches vagando por las calles del pueblo, llevando su
vestido blanco y largo, llorando, lamentado el acto que había cometido.
En 2004, Lorena Villareal, una directora mexicana, hizo una película llamada Las lloronas, en la cual
adaptó la leyenda para contar la historia de tres generaciones de mujeres mexicanas maldecidas
por la llorona. La película intenta mostrar cómo las mujeres intentan superar la maldición de la
leyenda, y cómo su destino frente a la leyenda es inevitable.
Fuente: https://warwicksd.org/files/uploads/website/teacherweb/facultyfiles/markhess/La
%20leyenda%20de%20la%20llorona.pdf
Pensar y buscar:
2. A partir de todas las versiones del relato, podemos inferir que la llorona era una persona:
a) impulsiva
b) abnegada
c) esforzada
d) irresponsable
4. ¿Cuál de las siguientes es una marca textual del espacio o ambiente físico en el que ocurre
la historia de la llorona?
a) Una versión de la leyenda dice que vivía una mujer llamada María que nació en un pueblo
pequeño y humilde.
b) Anda las riberas de los ríos, llorando toda la noche, buscando a niños que ella pueda
arrastrar a su muerte, ahogados en los ríos.
c) Parecía que a él ya no le encantaba su esposa María y que, cuando por fin regresó a casa,
era solamente para visitar a sus dos bebés varones.
d) La triste historia de la llorona, muy popular en México y por las zonas del suroeste de los
Estados Unidos.
5. ¿Cuál de las siguientes opciones podría ser una razón para crear una leyenda como esta?
e) Para explicar hechos extraños ocurridos en diversos lugares
f) Para que las personas vayan a ver la película Las lloronas.
g) Para que las personas eviten dejar a sus hijos solos.
h) Para que las personas eviten salir de noche.
Actividad de síntesis
Señala dos razones por las que este texto puede ser considerado una leyenda y argumenta con
parte del texto.
b) ACTIVIDAD 2
La lección de August
R.J. Palacio
Capítulo 1. Normal
Sé que no soy un niño de diez años normal. Bueno, hago cosas normales: tomo helado, monto
en bici, juego al béisbol, tengo una XBox… Supongo que esas cosas hacen que sea normal. Por
dentro,
yo me siento normal. Pero sé que los niños normales no hacen que otros niños normales se
vayan corriendo y gritando de los columpios. Sé que la gente no se queda mirando a los niños
normales en todas partes. Si me encontrase una lámpara maravillosa y solo le pudiese pedir un
deseo, le pediría tener una cara normal en la que no se fijase nadie.
Pediría poder ir por la calle sin que la gente apartase la mirada al verme. Creo que la única razón
por la que no soy normal es porque nadie me ve como alguien normal. Pero ya estoy más o
menos acostumbrado a mi cara. Sé fingir que no veo las caras que pone la gente. A todos se nos
da bastante bien: a mí, a mamá, a papá, a Vía. No, eso no es verdad: a Vía no se le danada bien.
Puede llegar a enfadarse mucho si alguien hace alguna grosería. Como una vez que, en los
columpios, unos chicos mayores se pusieron a hacer unos ruidos raros. Ni siquiera sé qué ruidos
eran, porque no los oí, pero Vía sí, y se puso a gritarles. Así es ella. Yo no soy así. Vía no me ve
como alguien normal. Ella dice que sí, pero si fuera normal no me protegería tanto. Mis padres
tampoco me ven como alguien normal. Para ellos soy alguien extraordinario. Creo que yo soy la
única persona en el mundo que se da cuenta de lo normal que soy. Por cierto, me llamo August.
No voy a describir cómo es mi cara. No sé cómo os la estaréis imaginando, pero seguro que es
mucho peor.
La semana que viene empiezo quinto en el cole. Como nunca he ido a un colegio de verdad,
estoy requetemuerto de miedo. La gente piensa que si no he ido al colegio es por culpa de mi
cara, pero no es verdad. Es por todas las operaciones que han tenido que hacerme. Veintisiete
desde que nací. Las más importantes me las hicieron antes de cumplir los cuatro años, así que
de estas no me acuerdo, pero desde entonces me han operado dos o tres veces al año (unas
más largas que otras). Como soy bajito para mi edad y tengo otros misterios que los médicos
nunca han sabido resolver, antes siempre estaba enfermo. Por eso mis padres decidieron que
era mejor que no fuese al colegio. Pero ahora me encuentro mucho mejor. La última vez que
me operaron fue hace ocho meses, y es probable que no tengan que volver a hacerlo hasta
dentro de un par de años.
Mi madre me da clase en casa. Antes era ilustradora de libros para niños. Dibuja unas hadas y
unas sirenas chulísimas, pero cuando se pone a dibujar cosas de chico ya no mola tanto. Una vez
intentó dibujarme un Darth Vader, pero le salió una cosa que parecía un robot con forma de
champiñón. Hace mucho tiempo que no la veo dibujar nada. Creo que está demasiado ocupada
cuidando de Vía y de mí.
No puedo decir que siempre haya querido ir al colegio, porque no sería verdad del todo. Quería
ir al colegio, pero solo para poder hacer lo mismo que los otros niños: tener un montón de
amigos, quedar después de clase y esas cosas. Tengo algunos buenos amigos. El mejor es
Christopher, y luego están Zachary y Alex. Nos conocemos desde que éramos unos bebés y,
como siempre me han conocido tal como soy, no les importa. Cuando éramos pequeños
siempre jugábamos juntos, pero entonces Christopher se fue a vivir a Bridgeport, en
Connecticut. Eso está a más de una hora de donde yo vivo, en North RiverHeights, en el norte
de Manhattan. Luego, Zachary y Alex empezaron a ir al colegio. Es curioso: aunque Christopher
se fue a vivir lejos, lo veo más que a Zachary y a Alex.
Ahora todos tienen amigos nuevos, pero, si nos vemos por la calle, aún se portan bien conmigo.
Siempre me saludan. Tengo otros amigos, pero no tan buenos como Christopher, Zack y Alex.
Cuando éramos pequeños, Zack y Alex siempre me invitaban a sus fiestas de cumpleaños. Joel,
Eamonn y Gabe, no. Emma me invitó una vez, pero hace mucho tiempo que no la veo. Al
cumpleaños de Christopher sigo yendo todos los años, claro. A lo mejor lo que pasa es que doy
demasiada importancia a las fiestas de cumpleaños.
Fuente: https://montessoripiurablog.files.wordpress.com/2017/03/la-leccion-de-august-r-j-
palacio.pdf
August desea ir al colegio por primera vez, y para ello necesita que le den algunos consejos sobre
cómo “sobrevivir” al primer día. Tú serás un personaje más de la novela y le escribirás a August un
mail con esos consejos que animen su entrada al colegio.
Para que August tome en cuenta tus recomendaciones, empatiza con lo que conoces de su historia
personal, según lo leído anteriormente.
- Vocativo (saludo).
Despedida y Despedida.
firma
Preguntas que pueden ayudarte para comenzar a escribir:
Si estuvieras en la situación de August, ¿de quién quisieras recibir un consejo para el primer día?
(esa será la persona que le escribirá la carta)
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
¿Qué beneficios tendrá August al asistir al colegio? (recuerda que él era educado en su casa por su
mamá)
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
¿Con qué características crees que cuenta o debería contar August para entrar al sistema escolar?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Chequeo de la comprensión
Destinatario:
Asunto:
Destinatario:
Asunto:
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
v
r
P
n
ó
i
a
o
h
c
e
H_______________________________________________________________________________
c) ACTIVIDAD 3
Una de las tareas que debes realizar cuando lees un texto narrativo es ir identificando las acciones
que aparecen y ordenarlas con su consecuencia.
En una narración,¿quién da a conocer los hechos o acciones? Escoge la o las posibilidades que
consideras correctas:
I.
II.
III.
Los personajes
Un narrador
El protagonista
Capítulo 1. Normal
La lección de August
R.J. Palacio
Sé que no soy un niño de diez años normal. Bueno, hago cosas normales: tomo helado, monto
en bici, juego al béisbol, tengo una XBox… Supongo que esas cosas hacen que sea normal. Por
dentro,
yo me siento normal. Pero sé que los niños normales no hacen que otros niños normales se
vayan corriendo y gritando de los columpios. Sé que la gente no se queda mirando a los niños
normales en todas partes. Si me encontrase una lámpara maravillosa y solo le pudiese pedir un
deseo, le pediría tener una cara normal en la que no se fijase nadie.
a
c
v
o
r
PPediría poder ir por la calle sin que la gente apartase la mirada al verme. Creo que la única razón
por la que no soy normal es porque nadie me ve como alguien normal. Pero ya estoy más o
menos acostumbrado a mi cara. Sé fingir que no veo las caras que pone la gente. A todos se nos
da bastante bien: a mí, a mamá, a papá, a Vía. No, eso no es verdad: a Vía no se le da nada bien.
c)
d)
Chequeo de la comprensión
a)
b)
R. J. Palacio.
August.
Una voz.
Vía.
Justifica tu respuesta, mencionando una parte del texto que sirva de argumento:
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Yo no veía a August tal como lo veía el resto de la gente. Sabía que no era exactamente normal,
pero no entendía por qué los desconocidos se impresionan tanto al verlo.
Horrorizados. Asqueados. Asustados. Podría usar muchas palabras para describir la reacción en
las caras de la gente. Durante mucho tiempo no lo entendía y me enfadaba. Me enfadaba
cuando lo miraban fijamente y me enfadaba cuando apartaban la mirada. «¿Se puede saber qué
estáis mirando?», les decía. También a los adultos.
Entonces, cuando tenía unos once años, me quedé con mi abuela durante cuatro semanas en
Montauk mientras operaban a August de la mandíbula. Nunca había pasado tanto tiempo lejos
de casa, y tengo que decir que fue increíble sentirme liberada de repente de todas esas cosas
que me hacían enfadar tanto. Nadie se nos quedaba mirando a la abuela y a mí cuando íbamos
al pueblo a hacer las compras. Nadie nos señalaba. Nadie se fijaba en nosotras.
La abuela era una de esas abuelas que hacen de todo con sus nietos. Se metía corriendo en el
mar si yo se lo pedía. Me dejaba jugar con su maquillaje y no le importaba que usase su cara
para practicar. Me llevaba a tomar helado aunque aún no hubiésemos comido. Me dibujaba
caballos de tiza en la acera delante de su casa. Una noche, mientras volvíamos a casa paseando,
le dije que ojalá pudiese quedarme a vivir con ella para siempre. Qué feliz me sentía allí. Creo
que posiblemente haya sido la vez que mejor me lo he pasado en toda mi vida.
Al volver a casa después de cuatro semanas fuera, todo se me hizo muy raro. Recuerdo
perfectamente que entré por la puerta y vi a August corriendo hacia mí para darme la
bienvenida. Durante una milésima de segundo, lo vi no como siempre lo había visto, sino como
lo veían los demás.
Solo fue un momento, un segundo mientras me estaba abrazando, contento al verme de vuelta
en casa, pero me sorprendió porque nunca hasta entonces lo había mirado así. Tampoco había
sentido nunca lo que sentí en ese momento: una sensación que me hizo pensar que era odiosa
por haberla tenido. Mientras me besaba de todo corazón, lo único que yo alcanzaba a ver era la
baba que le caía por la barbilla. Allí estaba yo, de repente, igualita que todos los demás que lo
miraban fijamente o que apartaban la mirada.
Fue algo totalmente inesperado. Al parecer, había ingresado en el hospital después de sentir
náuseas.
Mamá y yo fuimos a verla, pero desde donde vivimos se tarda tres horas en coche y, para
cuando llegamos al hospital, la abuela había muerto. Un infarto, nos dijeron. Así, sin más.
Qué curioso. Un día puedes estar en este mundo y, al siguiente, ya no estar. ¿Adónde se fue?
¿Volveré a verla alguna vez, o eso no es más que un cuento chino?
Vemos películas y series de la tele en las que la gente recibe noticias horribles en los hospitales.
Para nosotros, con todos los viajes que hemos hecho con August al hospital, los finales siempre
habían sido felices. Lo que más recuerdo del día que murió la abuela es la imagen de mamá
dejándose caer hasta el suelo, sollozando lenta y pesadamente, y sujetándose el estómago
como
si alguien acabase de darle un puñetazo. Nunca jamás había visto a mamá así. Nunca había oído
unos sonidos así saliendo de ella.
En todas las operaciones de August, mamá siempre había puesto buena cara. El último día que
estuve en Montauk, la abuela y yo habíamos visto la puesta de sol desde la playa. Habíamos
cogido una manta para sentarnos encima, pero había refrescado, así que nos tapamos con ella,
nos acurrucamos la una contra la otra y hablamos hasta que no quedó ni una rodaja de sol
sobre el mar. Entonces la abuela me dijo que tenía que contarme un secreto: me quería más
que a nada en el mundo.
Miró al mar y extendió las manos, como si intentase alisar las olas
— Para mí lo eres todo. ¿Me entiendes, Vía?Tu ésmeutudo.
La entendía. Y sabía por qué decía que era un secreto. Se supone que las abuelas no deberían
tener un nieto favorito, eso lo sabe todo el mundo. Cuando murió, me aferré a ese secreto y
dejé que me cubriese como una manta.
a) R. J. Palacio.
b) August.
c) C. Una voz.
d) Vía.
a) Vía.
b) August.
c) La abuela de August.
d) La mamá de August.
a) Vía.
b) August.
c) La abuela de August.
d) La mamá de August.
Actividad de síntesis
1. ¿Por qué crees que el autor decidió que en esta novela los capítulos tendrían narradores
distintos?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
2. Los capítulos leídos,¿son un ejemplo de lo que señala la teoría del efecto mariposa?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Chequeo de la comprensión
Identifica en los siguientes ejemplos qué estilo usa el narrador para dar a conocer lo que dicen los
personajes:
Después de varios intentos por lograr que Zapata fuera a recibir al viejecito. El oficial de guardia
encontró a Zapata simulando inspeccionar las caballerizas. Le dijo, secamente, sin preámbulos
que lo buscaban y que el hombre decía que era su padre.
Zapata debió la mirada y no contestó. Antes esta actitud el oficial de guardia le dijo que estaba
en la entrada y no quería moverse.
¿Te diste cuenta en un mismo texto se puede usar tanto el estilo directo como el indirecto?
¿Por qué crees que se escoge usar un estilo u otro? ¿Qué provoca en el lector?
En las últimas clases estuviste leyendo fragmentos de la novela “La Lección de August” y en otras
ocasiones has leído cuentos. ¿Cuál es la diferencia?
Completemos juntos la siguiente tabla comparativa:
CUENTO NOVELA
Extensión La extensión es menor debido a
que hay una cantidad acotada de
acontecimientos en el desarrollo
de la historia.
Ahora pondrás en práctica los conceptos recién aprendidos y los de las anteriores clases.
Antes de leer:
1° Lee el vocabulario que está al final del texto y anota junto a cada palabra subrayada su
significado. Así te será más fácil comprender lo que lees sin interrupción.
El diente roto
Pedro Emilio Coll
A los doce años, combatiendo Juan Peña con unos granujas recibió un guijarro sobre un diente;
la sangre corrió lavándole el sucio de la cara, y el diente se partió en forma de sierra. Desde ese
día comienza la edad de oro de Juan Peña.
Con la punta de la lengua, Juan tentaba sin cesar el diente roto; el cuerpo inmóvil, vaga la
mirada sin pensar. Así, de alborotador y pendenciero,tornóse en callado y tranquilo.
Los padres de Juan, hartos de escuchar quejas de los vecinos y transeúntes víctimas de las
perversidades del chico, y que habían agotado toda clase de reprimendas y castigos, estaban
ahora estupefactos y angustiados con la súbita transformación de Juan.
Juan no chistaba y permanecía horas enteras en actitud hierática, como en éxtasis; mientras,
allá adentro, en la oscuridad de la boca cerrada, la lengua acariciaba el diente roto sin pensar.
-El niño no está bien, Pablo -decía la madre al marido-, hay que llamar al médico.
Llegó el doctor y procedió al diagnóstico: buen pulso, mofletes sanguíneos, excelente apetito,
ningún síntoma de enfermedad.
-Señora -terminó por decir el sabio después de un largo examen- la santidad de mi profesión me
impone el deber de declarar a usted…
-¿Qué, señor doctor de mi alma? -interrumpió la angustiada madre.
-Que su hijo está mejor que una manzana. Lo que sí es indiscutible -continuó con voz misteriosa-
es que estamos en presencia de un caso fenomenal: su hijo de usted, mi estimable señora, sufre
de lo que hoy llamamos el mal de pensar; en una palabra, su hijo es un filósofo precoz, un genio
tal vez.
En la oscuridad de la boca, Juan acariciaba su diente roto sin pensar.
Parientes y amigos se hicieron eco de la opinión del doctor, acogida con júbilo indecible por los
padres de Juan. Pronto en el pueblo todo se citó el caso admirable del “niño prodigio”, y su
fama se aumentó como una bomba de papel hinchada de humo. Hasta el maestro de la escuela,
que lo había tenido por la más lerda cabeza del orbe, se sometió a la opinión general, por
aquello de que voz del pueblo es voz del cielo. Quien más quien menos, cada cual traía a
colación un ejemplo: Demóstenes comía arena, Shakespeare era un pilluelo desarrapado,
Edison… etcétera.
Creció Juan Peña en medio de libros abiertos ante sus ojos, pero que no leía, distraído con su
lengua ocupada en tocar la pequeña sierra del diente roto, sin pensar.
Y con su cuerpo crecía su reputación de hombre juicioso, sabio y “profundo”, y nadie se cansaba
de alabar el talento maravilloso de Juan. En plena juventud, las más hermosas mujeres trataban
de seducir y conquistar aquel espíritu superior, entregado a hondas meditaciones, para los
demás, pero que en la oscuridad de su boca tentaba el diente roto, sin pensar.
Pasaron los años, y Juan Peña fue diputado, académico, ministro y estaba a punto de ser
coronado Presidente de la República, cuando la apoplejía lo sorprendió acariciándose su diente
roto con la punta de la lengua.
Y doblaron las campanas y fue decretado un riguroso duelo nacional; un orador lloró en una
fúnebre oración a nombre de la patria, y cayeron rosas y lágrimas sobre la tumba del grande
hombre que no había tenido tiempo de pensar.
Vocabulario:
Guijarro: Piedra.
Pendenciero: Peleador.
Hierática: Seria, solemne.
Mofletes: Parte de la cara, mejillas “gorditas”
Júbilo: Felicidad.
Lerda: Torpe
Orbe: Ciudad
Apoplejía: Enfermedad que afecta el cerebro.
- Responde las siguientes preguntas, recuerda que puedes ir al texto como apoyo cuando lo
necesites.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
-El niño no está bien, Pablo -decía la madre al marido-, hay que llamar al médico.
Llegó el doctor y procedió al diagnóstico: buen pulso, mofletes sanguíneos, excelente apetito,
ningún síntoma de enfermedad.
-Señora -terminó por decir el sabio después de un largo examen- la santidad de mi profesión me
impone el deber de declarar a usted…
Parientes y amigos se hicieron eco de la opinión del doctor, acogida con júbilo indecible por los
padres de Juan. Pronto en el pueblo todo se citó el caso admirable del “niño prodigio”, y su
fama se aumentó como una bomba de papel hinchada de humo. Hasta el maestro de la escuela,
que lo había tenido por la más lerda cabeza del orbe, se sometió a la opinión general, por
aquello de que voz del pueblo es voz del cielo. Quien más quien menos, cada cual traía a
colación un ejemplo: Demóstenes comía arena, Shakespeare era un pilluelo desarrapado,
Edison… etcétera.
5. Ordena los siguientes personajes poniendo un número, Donde uno será el más importante
y 5 el menos importante, según su grado de participación en la historia. Pueden repetirse
los números si así lo consideras.
______Papá de Pablo.
______Profesor de Pablo.
______Juan
______Mamá de Juan.
______Pablo.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
7. Señala cuál es el estilo narrativo que se usa en el texto (directo o indirecto). Luego marca
una parte del texto como evidencia.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
8 .¿Cuál de los siguientes refranes podría usarse como moraleja del cuento?
9. Según las características del texto leído, qué tipo de texto sería:
- Actividad de síntesis
Lee el siguiente texto y luego responde
MATINÉ
Llegamos cuando ya había empezado la función. Margarita estaba con rizos y se veía tan
linda como siempre, solo que ese peinado le daba una vaga apariencia de cordero. Nos
sentamos al lado del pasillo. Lo que menos me importaba eran los noticiarios de actualidad
deportiva que daban en esa matiné. Lo que más me importaba era la manera de declararle mi
amor a Margarita. Tenía que ser ahora, debía aprovechar la oscuridad. Quizás, me dije,
convenga más aguardar hasta que se inicie la película. Sí, porque era muy difícil conciliar el
amor con esa rusa gigantesca lanzando la jabalinay quebrando su propio récord olímpico.
En un segundo noticiario aparecieron algunos piños de ovejas en Tierra del Fuego y toda la
platea alta se puso a gritar “Bee, Beee”. Desde abajo, una señora flaca los imprecó
amenazándolos con un paraguas, y les dijo que parecían animales, no niños bien educados.
Ante esta reacción, los de arriba comenzaron a escupirnos y a tirarnos monedas.
Margarita puso una mano sobre el brazo del sillón y yo se la tomé. No efectuó ningún
movimiento, no se le deshizo ningún bucle de esa especie de permanente. Fue un gran triunfo
de mi parte. Pero después desaproveché tontamente la erupción de un volcán en la Isla
Decepción para declararle mi amor. Cuando se terminaron los noticiarios y empezó el
intermedio, la convidé a tomar helados. Pero ella no quiso que la llevara de la mano. En la
oscuridad sí, pero no en el intermedio: esa era la ley.
La señora flaca que tenía un vestido largo, protestó en la boletería contra esos mal educados
de platea alta. La gerencia debía hacer algo, reclamaba: que llamaran carabineros.
Terminamos con los helados con Margarita y entonces se nos acercaron una niña gordita y
otra con espinillas, acompañadas de sus respectivos pololos. Eran muy chinchosas, por todo se
sonrojaban y volvían los ojos como actrices de película. A la gorda se le hacían unos hoyitos en
las mejillas cada vez que sonreía.
Volvimos poco antes de que se apagaran las luces del teatro, y no hallamos asientos mejores
que los de antes. Yo le tomé la mano a Margarita. Mientras anunciaban la película pensé
besarla, pero me parecía un proyecto demasiado audaz. ¿Qué diría Margarita? ¿Qué dirían los
que se sentaban en la fila de atrás?
La película era muy vieja y muy romántica. Trataba sobre la vida y los amores de un músico;
vida muy larga, amores demasiado breves. Cuando apareció una muchacha esplendorosa que
también se llamaba Margarita, observé:
--Es parecida a ti.
Ella sonrió complacida y se dejó besar por primera vez en mi vida. Creo que también fue su
primera vez.
--Dame la otra mano –le dije y me la pasó.
Permanecimos varias sinfonías del músico, así, tomados de la mano. Margarita recibía mis
besos con cierta complacencia.
--Bésame tú –le ordené.
Y lo hizo suavemente en la mejilla.
--Ahora bésame en la boca –le dije.
Entonces la señora flaca de adelante gritó ¡temblor, temblor!, y salió comofantasmaque se la
lleva el diablo. Yo también me levanté de un brinco y corrí hacia la salida. El segundo remezón
fue mucho más suave. Después yo volví sumamente contrariado, odiándome en el fondo, a
sentarme junto a la impávida Margarita.
--¿Qué te pasó?
Yo dije, confusamente, algo sobre el temblor.
Cuando traté de besarla de nuevo, movió tan ligero la cara que solo conseguí besar el aire.
Quise tomarla de la mano, mas ella rehuyó todo contacto.
--Déjame, ¿quieres?
--Pero, Margarita, mi amor.
--Suéltame, te digo.
--Margarita.
--No me toques. ¿Y sabes qué, además?
--¿Qué?
Esperó un instante. Con la voz más dura me dijo:
--Que puede venir otro temblor.
Desde abajo, una señora flaca los imprecó amenazándolos con un paraguas, y les dijo que
parecían animales, no niños bien educados. Ante esta reacción, los de arriba comenzaron a
escupirnos y a tirarnos monedas.
a) Directo.
b) Indirecto.
Entonces la señora flaca de adelante gritó ¡temblor, temblor!, y salió como fantasmaque se
la lleva el diablo.
_ _____________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
______________________________________________________
D) ACTIVIDAD 4
¿Por dónde comenzaste? ¿Por el final? ¿Fuiste desde el principio al fin? ¿Por qué escogiste esa
manera?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Dialoguemos: ¿Todas las historias que has leído usan esta forma de organizar las historias?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Tiempo de la historia: corresponde al orden cronológico en que ocurren los hechos, es decir, el
orden lineal de principio a fin. Las acciones de los personajes se organizan con una estructura de
causas y consecuencias.
Tiempo del relato: es la reorganización del tiempo de la historia, con el fin de generar un
determinado efecto en el lector. Así el autor puede alterar el orden lineal de la historia para
destacar un hecho, acentuar ciertas características de un personaje, crear un misterio o
producir suspenso.
¿Cómo puedo descubrir la manera en que están organizados los hechos? (tiempo de la historia y
del relato)
1° Fíjate en las acciones descritas y sus consecuencias.
2° Pon atención a la manera en que están conjugados los verbos (presente, pasado o futuro)
¡Ahora a leer!
3° Lectura individual.
El gato negro
Edgar Allan Poe
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que Fíjate que en el
me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos inicio del texto el
rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no protagonista está
es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito
en el presente, lo
inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin
notamos por
comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos
verbos como
episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido.
“espero” “pido”.
Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros
resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá
alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una
inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las
circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.
Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le
daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera
tras de mí en la calle.
Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al
confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por
culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más
melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué,
incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle
violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el
cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles
daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como
para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y
hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi
enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente
el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias
de mi mal humor.
Luego, el gato, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un
horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa,
aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua
manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me
había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la
irritación. (…)
Vocabulario
Emparedar: Encerrar a alguien entre paredes.
Enlucido: Capa de yeso o estuco para cubrir las paredes.
Chequeo de la comprensión
- Continuemos leyendo por turnos y respondiendo preguntas en conjunto:
Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el
asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en
un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido
inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la
ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de
las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto
con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.
Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo
semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable
angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar
de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche,
despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi
rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado
eternamente sobre mi corazón. (…)
Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de
ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr
el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un
momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una
tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o
meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel
para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí
emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media
emparedaban a sus víctimas.
El sótano se adaptaba bien a este propósito. Además, en una de las paredes se veía una falsa
chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar
a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero
como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.
No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y,
luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición
mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme los
materiales, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y arreglé cuidadosamente el
nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no
mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de
material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: “Aquí, por lo menos, no he trabajado en
vano”.
Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me
había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría
quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer
acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o
imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi
pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude
dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.
Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un
hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a
contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba
muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso
hubo una investigación en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad
futura me parecía asegurada.
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una
nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más
leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni
rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me
temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la
inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y
andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se
disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en
deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi
inocencia.
-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado
sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta
casa está muy bien construida… (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi
no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas
paredes… ¿ya se marchan ustedes, caballeros?… tienen una gran solidez.
Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en
la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi
corazón.
¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis
golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al
comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un
largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación,
mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de
los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.
Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta
la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el
terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver,
ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los
espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba
agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me
entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado
sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros,
esta casa está muy bien construida… (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con
naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente
construcción. Estas paredes… ¿ya se marchan ustedes, caballeros?… tienen una gran solidez.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
¿De qué manera cambia el protagonista en su manera de ser? ¿Cuál fue la causa?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Elabora una línea de tiempo en la que ordenes cronológicamente las 6 acciones principales.
Reflexionar:
¿Qué tipo de narrador está presente en el relato? Subraya una marca textual.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
¿En qué se diferencia este cuento de otros que has leído en esta unidad? Señala dos características
que atribuirías a este cuento y explica por qué:
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Actividad de síntesis
En tríos, realicen una de las siguientes rutinas de pensamiento a partir de la lectura del cuento “El
gato negro”.
CSI:
Color: Si tuvieras que pintar un cuadro representando el cuento el gato negro ¿Qué colores
escogerías? ¿Por qué?
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
Símbolo: (objeto material que se asocia con una idea) Por ejemplo la paloma representa la paz.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
1. Titular:
Si fueras periodista que se entera de los ocurrido en el cuento: ¿Cómo lo titularías? (de forma
breve, sintética y atractiva)
E) ACTIVIDAD
Objetivo: Plantean su postura frente a un dilema o situación problemática de un
texto.
Minos el rey de Atenas, no podía tener hijos. Por más que repudiara a sus mujeres y volviera a
casarse, ninguna de sus esposas quedaba embarazada. Estaba muy preocupado. Si no lograba
tener descendencia, el trono les correspondería a los hijos de su hermano y él quería
(desesperadamente) legárselo a un hijo de su propia sangre.
Para saber si algún día llegaría a cumplir su deseo, consultó al oráculo de Delfos. Pero la
respuesta fue confusa. Su barco se detuvo en el camino de vuelta a Atenas porque Egeo quería
consultar sobre el significado de la profecía al sabio rey de una pequeña ciudad.
Lo que había dicho el oráculo era que Egeo tenía una oportunidad de tener hijos, pero solo una.
El sabio rey entendió perfectamente. Y como le gustaba la idea de que su nieto fuera rey de
Atenas, emborrachó a Egeo y lo hizo pasar la noche con su hija. Así nació Teseo.
Egeo amaba a su hijo, pero temía por su vida si regresaba con él a Atenas. Sus malvados
sobrinos eran capaces de todo con tal de quedarse con el trono. Entonces decidió volver solo y
dejar a su pequeño en un lugar seguro, con su madre y su abuelo. Antes de irse, escondió su
espada y sus sandalias debajo de una enorme roca.
- Cuando nuestro hijo tenga bastante fuerza como para levantar esta roca, lo enviarás a
Atenas en secreto. Recuerda que mis sobrinos están dispuestos a matar a un heredero
del trono – la dijo a la madre de Teseo.
Teseo fue valiente desde muy pequeño. Se cuenta que cierto día Heracles, de visita en el palacio
de su abuelo, se había quitado la piel del León de Nemea y la tenía a su lado. Creyendo que era
un león de verdad, los niños del palacio huyeron gritando. Solo Teseo que tenía siete años,
tomó la espada de uno de sus criados y atacó a la supuesta fiera. Heracles le sacó la espada de
la mano con una sonrisa de admiración que Teseo nunca olvidaría.
El trono de Atenas
Teseo llegó a Atenas sin darse a conocer, tal como su madre se lo había aconsejado. Pronto
comprendió que no era solo a sus primos a quienes debía temer. Egeo, su padre, se había
casado con la hechicera Medea, repudiada por Jasón. Con sus artes mágicas, Medea había
prometido curarlo de sus esterilidades. Y por supuesto si lo lograba, quería que su hijo heredero
el trono.
Cuando el joven llegó a la corte, ya todos conocían su fama de justiciero, matador de monstruos
y bandidos. Por temor a su madrastra Teso decisión permanecer de incógnito hasta entender
mejor lo que estaba pasando. Pero, por supuesto, Medea lo reconoció inmediatamente y trató
de liberarse de él. Convenció a su marido de que enviara al joven Héroe a luchar contra el toro
de Maratón.
¿Qué más quería Teseo que la posibilidad de luchar contra un toro gigante que respiraba fuego!
Y más todavía si trataba de repetir una de las hazañas de su admirado Heracles. Con su maza de
bronce logró vencerlo y lo ofreció en sacrificio a los dioses.
Entonces, Egeo, siempre aconsejado por Medea, lo invitó a celebrar su victoria con un gran
banquete a su palacio. Los esposos se habían puesto de acuerdo en darle una copa de vino
envenenado al peligro extranjero. Teseo ya tenía la copa en la mano cuando sacó la espada para
cortar un trozo de carne de jabalí que le ofrecían en una fuente.
Egeo reconoció en el acto la espada que había ocultado bajo la roca para su hijo. El muchacho
se llevaba ya la copa de veneno a los labios. No había tiempo de dar explicaciones. Con un
movimiento brusco, su padre le golpeó el brazo, la copa cayó al suelo, y se derramó su
contendido mortal.
Allí mismo, Egeo reconoció a su hijo ante todos los cortesanos presentes, lo nombró único
heredero del trono de Atenas y desterró para siempre a Medea y a su hijo.
Los cincuenta primos de Teseo, que ya se relamían pensando en heredar el trono de Atenas, se
enfurecieron pensando en heredar el trono de Atenas, se enfurecieron al ver que Egeo tenía
ahora un descendiente de su propia sangre. Enfurecidos, se preparará ron para luchar contra
Teseo y le tendieron una emboscada. Por suerte, uno de los soldados, que quería y admiraba al
joven héroe, le detalló el astuto plan y así Teseo logró vencerlos.
Pero antes de sentarse en el trono de Atenas, lo esperaba a Teseo el más grande de todas sus
hazañas, aquella por la que sería recordado para siempre.
El Minotauro
El Minotauro era hijo del monstruoso Toro contra el que había luchado primero Heracles, y
después el propio Teseo, que finalmente lo ofreció en sacrificio a los dioses.
Su madre era la esposa de Minos. El rey de Creta, que por culpa de una maldición de Poseidón
se había enamorado de un toro. El Minotauro era un horrendo monstruo con cuerpo de hombre
y cabeza de toro que solo se alimentaba de seres humanos.
El rey Minos, sin embargo, no lo quiso matar. El Minotauro era hijo de su esposa, y él se sentía
responsable de su nacimiento. Si no hubiera enfurecido a Poseidón, negándole el sacrificio del
toro, el Minotauro jamás habría nacido. Su pobre mujer, enloquecida por la maldición de los
dioses, no tenía ninguna culpa.
Minos, entonces, le pidió al gran arquitecto Dédalo que construyera un laberinto con tal
confusión de pasillos, habitaciones y escalera que no llevaran a ninguna parte, que una vez
encerrado adentro, nadie fuera capaz de encontrar la salida. Allí encerró al Minotauro cada año
le hacía llegar su ración de jóvenes tiernos y apetitosos: pero, como no quería tener problemas
con sus súbditos, en lugar de exigir que entraran al laberinto jóvenes cretenses, le había
impuesto a Atenas como tributo que le entregara cada nueve años siete varones y siete
doncellas para entregarlos a la voracidad del Minotauro.
Teseo, Minotauro y Ariadna
Dos veces Atenas había entregado el terrible tributo y la fecha se acercaba nuevamente. Hacía
veintisiete años que el monstruo de Creta se alimentaba con carne de jóvenes atenienses. El
pueblo comenzaba a murmurar contra el rey. Los hombres hubieran preferido morir luchando
antes que entregar a sus hijos. ¿Y por qué el rey no destinaba a su propio hijo al Minotauro?
Como siempre, el barco que llevaba la triste carga de catorce jóvenes para alimento del horror
partió con velas negras. Pero el padre de Teseo hizo cargar velas blancas, porque si su hijo
lograba le triunfo, quería saberlo cuanto antes, sin esperar a que el barco tocara útero.
En Creta, los jóvenes fueron recibidos con baquetas y festejos. Las víctimas del sacrificio debían
ser honradas y era fácil hacerlo con alegría cuando no se trataba d parientes ni amigos. Teseo se
destacaba entre los demás por su altura, su porte, su gentileza y su buen humor, que
contrastaba con la actitud temerosa y afligida de los otros. Una de las hijas del rey Minos, la
rubia princesa Ariadna, se enamoró perdidamente de él.
- No temas- le decía Teseo, viendo las lágrimas correr por la cara de Ariadna, que lo
visitaba en secreto. – Luché contra criminales más feroces que el Minotauro y los vencí.
Pero Ariadna sabía que el monstruo no era el único desafío que esperaba a Teseo. Aunque
lograra matarlo, ¿Cómo podría salir de ese palacio maldito, inventado para perder a sus
ocupantes? Había una sola persona en Creta capaz de ayudarla: Dédalo, el constructor del
laberinto.
Una noche justo antes de la consumación del sacrificio, Ariadna puso en la mano de Teseo un
ovillo de hilo. El joven la miró desconcertado.
Pero Teseo no tuvo más que caminar directamente hacia la salida, guiándose por el hijo que
Ariadna le había entregad. Así salieron al exterior. Era de noche. Ariadna los estaba esperando a
la salida del laberinto y se abrazó a Teseo con pasión, con inmensa alegría. Corrieron al puerto.
Antes de abordar la nave que los sacaría de la isla, Teseo ordenó a sus compañeros que
rompieran sus maderos de ñas naves cretenses, para que no pudieran perseguirlos. Fue fácil,
porque no estaban custodiadas: Creta creía haberse liberado de todos sus enemigos.
En el viaje de vuelta, el barco de Teseo hizo escala en una isla. Ariadna, agotada, se quedó
dormida en la orilla, cuando despertó las velas negras se perdían a lo lejos ya en mar abierto.
Algunos dicen que fue por culpa de una tempestad que arrastró la nave a mar abierto, otros
dicen que Teseo se vio obligado a abandonarla por orden de los dioses. En todo caso, la
desesperación de Ariadna no duró mucho. Un bellísimo joven, transportado por un extraño
carro cubierto de racimos de uva y hojas de parra, acompañado por ninfas y sátiros, salió a su
encuentro. Era el dios Dionisio, que se había enamorado de la rubia Ariadna y quería proponerle
casamiento.
Entretanto, Teseo se acercaba a la costa de Atenas. A causa del dolor y la confusión que la había
provocado la pérdida de Ariadna, se había olvidado de cambiar las velas negras por blancas.
Cuando su padre vio desde lejos que el barco volvía con velas negras, su pena no tuvo límites.
Su único hijo había muerto. La vida ya no tenía sentido. Desde lo alto de un acantilado, se arrojó
al mar, y murió en el acto. Desde entonces el mar Egeo lleva su nombre.
Fuente: Shua, A. (2011). Dioses y Héroes de la mitología griega. Santillana: Buenos Aires.
1. Señala el recorrido que realiza Teseo desde que su madre le muestra la gran roca hasta
que vuelve a Atenas desde Creta.
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_______________________________________________________
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ _