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hablada o escrita, gestos, ademanes, expresiones emocionales, etc., cuyo resultado es el intercambio de
significados que conducen a la comprensión y, en el mejor de los casos a un acuerdo, a un
comportamiento adecuado
2- Información.
La información es un conjunto de datos acerca de algún suceso, hecho o fenómeno, que organizados en
un contexto determinado tienen su significado, cuyo propósito puede ser el de reducir la incertidumbre
o incrementar el conocimiento acerca de algo
4-Opinión Pública
La opinión pública es la manifestación del sentir de la mayoría de la población de una sociedad sobre un
tema de interés general. Dicho en otras palabras, es la opinión que tiene la mayoría de la sociedad
respecto a una cuestión, o a menudo la estimación y la apreciación que de dicha opinión hacen los
expertos.
Se trata de un tema de interés para las ciencias políticas y la comunicación política, que en el mundo
moderno tiende a ir de la mano de los medios de comunicación masiva y los debates que en ellos
suceden. Así, dentro de la opinión pública tienen lugar el conjunto de posturas posibles que la gente
asume en torno a un tema, pero esto cobra relevancia cuando se impone una postura mayoritaria, ya se
trate del rechazo a una medida tomada por el gobierno, el apoyo a un candidato político o cualquier
otro asunto de interés público.
En el ejercicio político moderno, la opinión pública juega un rol determinante, y es por ello que los
actores políticos cuidan su reputación. Esto se debe a que la soberanía reside en la voluntad popular, es
decir, que un político detestado por la mayoría tiene pocas oportunidades de ganar una elección, por
ejemplo, o que una población indignada es capaz de ejercer presión a su gobierno para obligarlo a tomar
determinadas medidas.
De allí, también, que se dedique tanto esfuerzo cotidiano a medir o comprender la opinión pública, para
saber, en líneas generales, qué es lo que piensa y siente la población.
La opinión pública ha existido desde la Antigüedad, aunque en las repúblicas de la era clásica no todos
los ciudadanos tenían derecho a expresar su opinión. En las democracias de la Antigua Grecia, por
ejemplo, no existía la idea de que el total de la población debía participar en el debate respecto a los
asuntos públicos, sino que la opinión pública se restringía a la de los ciudadanos varones, libres y
griegos.
En cambio, en las monarquías absolutas, tanto antiguas como medievales, la opinión pública no jugaba
un papel importante en la conducción política, ya que las clases dominantes (la aristocracia y el clero)
tenían el pleno control del Estado y ninguna intención de consultar a las mayorías. Aun así, la Iglesia jugó
un rol clave en el control social, imponiendo a través de su doctrina determinadas posturas políticas,
como que los reyes eran puestos en el trono por Dios, y por lo tanto cualquier alteración del orden
dinástico constituía un pecado.
El concepto moderno de opinión pública surgió de la mano de la modernidad y del liberalismo, a medida
que un nuevo orden político y social se imponía junto con el desarrollo de la burguesía y el capitalismo.
Aunque esto significó que los asuntos políticos debían involucrar al grueso de la población, inicialmente
se distinguió entre la opinión de los ciudadanos instruidos y del Parlamento (“opinión legal”) y la opinión
de la plebe (“opinión natural”).
Así se estableció un orden bastante desigual en una sociedad donde el acceso a la educación era
minoritario. Pero esto, de todos modos, representaba un cambio importante: ya no era necesario haber
nacido noble para participar del destino de la nación.
Con el paso del tiempo y la industrialización, la sociedad de masas tuvo lugar y con ella un cambio
significativo en el concepto de opinión pública, dado que la conducción de la sociedad ahora dependía
de convencer a las mayorías, dueñas de su voto.
La opinión pública puede ser influenciada por la información transmitida por los medios.
Es cambiante y susceptible de ser influenciada por los eventos ocurridos y las informaciones expresadas
en los medios de comunicación.
Se considera un elemento de peso en el debate político, aunque no siempre es tomada en cuenta por
parte de los gobernantes y los actores políticos. Por ejemplo, en una dictadura la opinión pública es
ignorada y castigada.
Puede expresarse a través de medios institucionales (como el voto), acciones de fuerza (huelgas,
manifestaciones) o instancias colectivas (asambleas, publicaciones).
Huelgas y boicots. Consisten en acciones que hacen frente al sistema político a través de generar
incomodidad en la cotidianidad, deteniendo momentáneamente el flujo del trabajo y la economía.
Generalmente ocurren luego de que varias manifestaciones hayan sido ignoradas, como una forma de
aumentar la presión ejercida por la opinión pública sobre la conducción del país. Las huelgas consisten
en ausencias laborales programadas y transitorias, mientras que los boicots consisten en llamados al
cese del consumo o de la utilización de ciertos bienes y servicios, como método de protesta.