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PONENCIA VIOLENCIA DE GENERO

CHAVEZ GONZALEZ NATALIA LORENA ID: 816021

GÓMEZ RUBIANO KEIDY XILENA ID 833658

FACULTAD CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES, CORPORACIÓN UNIVERSITARIA

MINUTO DE DIOS

NRC: 60-19957 CMD REALID Y PROBLE SOCIALES

MENDOZA TORRES LEIDY KATHERINE

NOVIEMBRE, 02, 2022


DESARROLLO DEL ACERCAMIENTO

El término ‘violencia de género’ hace referencia a cualquier acto con el que se busque dañar a
una persona por su género. La violencia de género nace de normas perjudiciales, abuso de poder
y desigualdades de género.

La violencia de género constituye una grave violación a los derechos humanos; al mismo tiempo,
se trata de un problema de salud y protección que pone en riesgo la vida. Se estima que una de
cada tres mujeres sufrirá violencia física o sexual en el transcurso de su vida. En situaciones de
crisis y desplazamiento, aumentan las posibilidades de que las mujeres y las niñas sufran violen-
cia de género.

¿Qué tipo de violencias de género existen?

La violencia de género puede ser de tipo sexual, físico, psicológico y económico, y puede darse
tanto en el espacio público como en la esfera privada. Las amenazas, la coerción y la
manipulación son también formas de violencia de género. La violencia de género puede tomar
muchas formas: violencia de pareja, violencia sexual, matrimonio infantil, mutilación genital
femenina y los supuestos ‘crímenes de honor’.

Las consecuencias de la violencia de género son devastadoras y las repercusiones para quienes
logran sobrevivir pueden ser permanentes. De hecho, la violencia de género puede provocar la
muerte de una persona.

Feminicidios

En primer lugar, los feminicidios, entendidos, según la UNICEF, como los homicidios intencio-
nados a mujeres por el hecho de serlo, los cuales suponen la culminación de un proceso de abu-
sos, amenazas o intimidación constante, y son cometidos en su mayoría por parejas o ex parejas,
presentan un panorama desalentador en el país.

De acuerdo con los datos publicados por el Observatorio de Feminicidios en Colombia, el núme-
ro de casos en los últimos tres años fue de 1.881, de los cuales 574 se presentaron en 2019; 630,
en 2020; 622, en 2021; y 55, en enero del 2022. Los departamentos con la mayor concentración
de este delito son: Antioquia (342 casos), Valle del Cauca (259), Cauca (130), Atlántico (120) y
Bogotá (119).

A pesar de este dato, según la Fiscalía, sólo se han denunciado penalmente 677 casos entre 2019
y 2021; de los cuales se han producido 378 capturas y tan solo 140 condenas.

Colombia es uno de los países con mayores avances legislativos en el tema de la violencia de
género, contamos con 26 leyes sobre prevención y sanación de la violencia de género, 26 sobre
derechos reproductivos y de maternidad, y 1 sobre matrimonio infantil. Aun así, las cifras
indican los altos índices de impunidad que se presentan frente a estas problemáticas.
Delitos sexuales
En segunda medida, los delitos sexuales. Estos corresponden a aquellos que abarcan desde acoso
verbal hasta penetración forzada y una variedad de tipos de coacción, como la presión social y la
intimidación por medio de la fuerza.
Estos delitos se constituyen como un mecanismo para la violencia basada en género; radican en
las manifestaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que
corresponden a factores culturales (definición de roles, tradiciones, institución familiar);
económicos (dependencia económica, restricciones de acceso al empleo y la educación); legales
(definiciones jurídicas de los delitos de violencia y abusos) y políticos (representación
insuficiente en las esferas de poder y restricciones en la participación política).
Según datos del SIEDCO, entre enero de 2019 y enero del 2022 se denunciaron 97.237 casos de
violencia sexual. De ese total, el 85% (82.873) se cometieron contra mujeres, mientras que el
15% (14.364) contra hombres. Si bien existe un subregistro debido a que muchos hombres no
denuncian por temor o por vergüenza, la diferencia entre la proporción de denuncias entre un
género y otro es alarmante.

Frente a los rangos etarios de las víctimas, en este periodo se registra un total de 56.172 (67%)
casos contra menores de edad, de los cuales 33.877 (40%) fueron perpetrados contra niñas
(menores) entre los 0 y los 12 años; mientras que 22.295 (27%) contra adolescentes entre los 13
y los 17 años. El porcentaje restante (32%) se reportó contra mujeres adultas.

Durante el año pasado, el registro fue de 25.159 casos, de los cuales 16,420 (62%) ocurrieron
contra niñas y adolescentes; hasta enero 2022 se han registrado 1.189 denuncias por abusos
sexuales, siendo 711 (59%) contra menores edad y 478 contra mujeres adultas.

De acuerdo con el observatorio de igualdad de género de la CEPAL, este tipo de violencia es


ejercida por personas cercanas a la víctima en las que se encuentran parejas, ex parejas,
familiares, amigos y conocidos. En el caso puntual de las niñas y adolescentes, según el ICBF, la
vivienda es el espacio en donde más ocurren estos abusos, lo que indica que existe una
convivencia con los perpetradores, cuestión que dificulta la denuncia de los mismos.

En Colombia, el 80% de las víctimas de la explotación sexual corresponde a mujeres y niñas en


condición de vulnerabilidad, quienes son instrumentalizadas por estructuras de delincuencia or-
ganizada que se lucran de este tipo de explotación. Estas aprovechan dichas condiciones para
obligar a las víctimas -mediante engaños- a someterse a este tipo de delitos. Considerando esto,
vale le pena preguntarse quiénes se lucran de la explotación sexual infantil en el país, y, sobre
todo, quiénes pagan por abusar sexualmente de menores de edad.

Violencia Intrafamiliar

Finalmente, la violencia doméstica o intrafamiliar contra mujeres y niñas. De acuerdo con la


UNICEF, es un delito que afecta numerosos campos de la sociedad, tales como la sanidad, la
justicia, la economía, la educación, el desarrollo y, sobre todo, los derechos humanos. Este afecta
en mayor proporción a mujeres y niñas quienes, debido a las causas históricas de desigualdad
previamente señaladas, se encuentran en condiciones de vulnerabilidad que implican un mayor
riesgo a ser víctimas de la violencia basada en género.
Según datos del SIEDCO, entre enero 2019 y enero de 2022 se registraron 354.832 denuncias en
el país, de este total, el 77% (275.218) corresponden a casos en los que mujeres y niñas fueron
víctimas. Para el 2021 las cifras son de 89.908 mujeres y niñas violentadas, 2,3% (2.105 casos
más) que en el 2020.

Solamente en enero del 2022 se reportaron 5.781 denuncias; las ciudades en las que se observan
la mayor cantidad de casos son: Bogotá con 1.437, Medellín con 395, Cali con 364, Cartagena
con 189 y Barranquilla con 130.

DESARROLLO DE LA REFLEXION

Para la reflexión de caso podemos analizar que la violencia de genero al menos aquí en
Colombia predomina hacia la mujer, en los dos caso que vemos podemos observar como la
figura de poder afecta a la mujer, restando seguridad a su integridad y bienestar, socialmente esta
aceptado que las mujeres sean “débiles” ante un hombre, ya sea por su fuerza, tenacidad,
inteligencia, capacidades físicas o intelectuales y esto la pone en desventaja dicho esto podemos
analizar como las mujeres en estos casos son víctimas de un hombre que las agrede físicamente y
sexualmente, ¿por qué?, a lo largo de la historia la figura patriarcal ha predominado, los hombres
han abusado de su fuerza y poder para intimidar y abusar de las mujeres, en estos casos, son
hombres quienes atacan a una mujer pero esto habría sucedido si hubieran estado en compañía de
un hombre, tal vez no, porque si hubieran estado en compañía de un hombre, otro hombre las
respetaría únicamente por que van acompañadas de una figura de poder semejante a ellos, es
decir otro hombre, las mujeres así cuenten con la fuerza o los instrumentos para defenderse en un
sistema donde los roles asignados a el genero la desfavorecen y por tanto se ven estas agresiones
tan masivamente hacia la mujer, violaciones, agresiones físicas, sexuales, psicológicas, etc.
Para una mujer llevar un proceso acabo para que se haga justicia es una revictimización donde
muchas veces el sistema judicial no protege a la mujer pese a todo lo que se ve, por eso muchas
mujeres prefieren no denunciar a su agresor que puede ser su pareja, su familiar, o como en estos
casos un desconocido, por que no son casos de la vida o denuncias o polémicas como cualquier
otra por que se les atribuye el termino de violencia de genero a estos casos, por que la mujer ha
sido sexualizada en esta sociedad por lo tanto el hombre la ve como un objeto sexual, pasando
por encima de su integridad y abusando de ella, o intentado acceder, en ambos casos observamos
la falta de apoyo por parte de las entidades de seguridad y la policía.

TRABAJO SOCIAL EN LA VIOLENCIA DE GENERO

Desde una perspectiva de trabajo social, nuestra misión es facilitar el proceso de cambio y
recuperación de las víctimas. Como especialidad, acompañamos a la sociedad, trabajo centrado
en el ser humano para que las propias mujeres, luego de comprender o darse cuenta de su
situación, inicien acciones positivas para recuperarse. Ellos siguen el camino, y nosotros y
nosotras los acompañamos. Trabajar con víctimas nos lleva a una realidad muy diversa con la
que tenemos que lidiar, por lo que necesitamos una variedad de respuestas dependiendo de las
necesidades individuales. El trabajo no se realiza de la misma manera que en una emergencia,
como con un monitoreo continuo o un proceso prolongado en el campo. Cuando una mujer llega
al sitio en un punto urgente o de crisis de una situación, la respuesta debe ser inmediata, puedo
decir que para un experto esta es una de las situaciones más difíciles, porque entonces tienes a
una persona completamente rota. Antes de ustedes, fue un proceso muy difícil para ellos:
denuncias, audiencias, especialmente momentos dolorosos. En cuanto a los casos de salida, la
actividad profesional es completamente distinta, es un trabajo continuo con aciertos y
desaciertos... Como saben, la violencia de género es un proceso cíclico, por lo que a veces una
mujer está decidida a alejarse, pero volver a una perspectiva de reconciliación o luna de miel le
impide comprender completamente las situaciones de violencia ante las que vivimos y
reaccionamos. No debemos olvidar que en muchos casos estamos hablando de relaciones de
muchos años en las que crece la red de mujeres caídas.
Nuestro papel es de orientación, cada vez más familias buscan ayuda porque saben que su hija
adolescente está en una relación abusiva. La tarea del trabajo social también es orientar a estas
madres y padres para que se familiaricen con la situación y aprendan los dos aspectos principales
para apoyar adecuadamente a sus hijas, en lugar de ser empujadas o abandonadas. Por lo tanto,
estamos ante un grupo enorme y diverso, que representa no más del 50% de la población viva del
mundo, porque todas las mujeres maltratadas son mujeres. Los profesionales del trabajo social en
el campo de la violencia de género forman parte de una serie de expertos necesarios para abordar
el tema de forma integral. Por lo tanto, tenemos una responsabilidad importante en este sentido
como agentes involucrados en la identificación, tratamiento, apoyo y seguimiento de las
víctimas. En este sentido, el trabajo social puede hacer muchas cosas, somos agentes de cambio.
No es solo nuestra misión educar a las personas y apoyarlas en su recuperación, sino que también
tenemos la responsabilidad profesional y ética de contribuir a una transformación fundamental de
nuestras raíces, luchando por la justicia social y adoptando una perspectiva de género y
transversal, independientemente de grupo con quien trabajamos.

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