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1) la organización de una operación constituyente, con un poder constituyente que esté por
encima de los poderes gubernamentales ordinarios los cuales ocupan el rango de poderes
constituidos, y con un procedimiento especial de revisión que da a la Constitución un carácter
rígido.
Hans Kelsen, por su parte, estima en su Teoría general del Estado que la función constituyente
positiva no puede derivar, como poder cualitativamente específico, de la esencia del derecho o
de la Constitución; no puede ser una verdad teórica, como no lo es tampoco la validez superior
de la Constitución. Piensa el creador de la teoría pura del derecho que la doctrina del poder
constituyente no puede tener otro sentido que el de poner dificultades a la modificación de las
normas que fundamentan ciertos casos del derecho positivo.
El concepto que Carl Schmitt fórmula sobre el poder constituyente es secuencia lógica de su
concepto de Constitución positiva. Para él la Constitución, en sentido positivo, surge mediante
un acto del poder constituyente. El acto constituyente contiene por un único momento de
decisión la totalidad de la unidad política, pero esta unidad política es anterior, y el acto
constituyente “constituye” la forma y el modo de esa unidad. Siempre hay en el acto
constituyente un sujeto con voluntad de obrar. La Constitución positiva es una decisión
consciente que la unidad política adopta y se da a sí misma por medio del titular del poder
constituyente. Pero la Constitución no es cosa absoluta, por cuanto no surge de sí misma;
tampoco vale por virtud de su justicia normativa o de su cerrada sistemática; no se da a sí
misma, sino que es dada poruña unidad política concreta. “La Constitución vale en virtud de la
voluntad política existencial de aquel que la da”, dice Schmitt.
El profesor Saa Velasco señala las notas características del poder constituyente originario así:
“a) El poder constituyente originario es fuente y punto de partida de la normatividad jurídica;
b) no conoce disposición dispositiva alguna anterior ni mucho menos una Constitución de la
cual pueda derivar su competencia, es ilimitado desde el punto de vista positivo; c) supone una
situación de hecho o una interrupción del orden institucional del Estado, situaciones superadas
con la labor constituyente originaria. Es pues, en el sentido estricto, el genuino poder
constituyente; d) su funcionamiento es extraordinario tanto en el tiempo como en el órgano
escogido para su concreción; e) su labor, la expedición de una primera o de una nueva
Constitución, es intrínsecamente válida”31.
Además, se han distinguido 34 otras categorías de limitaciones: las llamadas absolutas, que
suponen imposibilidades radicales por motivos extrajurídicos o extrapolíticos, como el principio
inglés según el cual el Parlamento puede hacerlo todo menos cambiar el sexo de las personas;
los autónomos, que proceden de una autolimitación que en el fondo no afecta la esencia del
poder constituyente, como las normas que sustraen determinadas materias de toda reforma
constitucional.
El poder constituyente tiene , como antes se vio entre otras , las características de ser un poder
originario o primario , incondicional y soberano , de lo cual resulta que este poder pertenecen
su conjunto a la comunidad soberana.
La titularidad del poder constituyente en un pueblo solo cabe reconocerla en potencia, o sea,
en el sentido de que no hay nadie predeterminado para ejercerlo. El ejercicio “en acto” de ese
poder constituyente se radica, en “razón de eficacia”, en quienes, dentro del mismo pueblo,
están en condiciones, en un momento dado, de determinar la estructura fundacional del
Estado y de adoptar la decisión fundamental de conjunto.