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Los hechos tienen como marco historia el gobierno didactorial del general Odria, el “ochenio” (1948- 1956) en el

que prevalecieron las diferentes formas que asume la corrupción del poder. Los personajes representados en
esta novela provienen fundamentalmente de la diversidad de sectores, barrios y clases limeñas.
Pero se extiende también a otras localidades, como chincha, Arequipa, Pucallpa, caname, Trujillo.
En lima, en un bar de mala muerte, llamado “la catedral”, Santiago y Ambrosio inician la conversación que traerá
apetitos y frustraciones para imbricarlos en la construcción monumental que conforma el discurso narrativo. Las
cuatro horas del encuentro se abren al registro de las peripecias que conciernen a la caótica historia privada del
odriismo, ordenándola e interpretándola sobre la base de cuatro historias principales.
El periodista Santiago Zavala (zabalita) y el negro Ambrosio, antiguo chofer de don Fermín Zabala, hilvanan el
dialogo que viene a ser el hilo conductor de la intricada red de situaciones y personajes de la novela.
En los cuatro libros que integran los diferentes planos espaciales y temporales, destacan figuras principales
protagonistas que aparecen acompañados por los grupos sociales en los cuales se insertan. Periodistas,
militares, políticos, hombres de negocios, matones son representados en una escala amplificadora, que se
extiende hacia los diversos estratos sociales.
Ambrosio y Cayo Bermúdez proceden del submundo: son hijos de delincuentes, sus infancias callejeras registran
el aprendizaje de mal vivir Ambrosio se asume como un asalariado imperturbable, anulado y pasivo; encabeza
hacia la lista de personajes que son continuamente despojados de sus bienes, su servilismo, su aquiescencia, su
docilidad, lo vuelven material maleable, arcilla pasiva en la que se inscriben los avatares de la suerte.
Cayo, por su parte, se hunde en el prostíbulo y la política sucia: llegara a convertirse en ministro del régimen.
Amalia es uno de los personajes femeninos tratados con mayor detenimiento en el conjunto de la obra de Vargas
Llosa. Su punto de vista, el único femenino considerado extensamente en la novela, le otorga una inesperada
riqueza: es el ojo de Amalia el que registra el burdel privado de “Cayo Mierda”, donde la “señora Hortensia”,
conocida ex actriz y querida del hombre fuerte, se prepara con regularidad para la fiesta.
Día a día se van levantando para la domestica, que antes a trabajado en casa de los Zavala, los velos del
ceremonial privada del poder. Desde la cocina, configura la imagen de los personajes del régimen, asiste a la
plenitud y a la brusca caída del poder.

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