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Aleerta / Noviembre 2021 Pág.

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Ni un paso atrás Aleerta
Acá estamos en un nuevo número de Aleerta, Directoras y editoras
terminando un segundo año de pandemia muy difícil, de contenido:
pero ya con la alegría de nuestros cuerpos empezando Laura Kniznik y
a encontrarse nuevamente en aulas y calles. Ayelén Martínez

En este recorrido crecimos y aprendimos, deba- Diseño gráfico y Arte:


timos y nos pusimos de acuerdo. Y, así como conquis- Acuerpadxs
tamos derechos, supimos que no vamos a retroceder,
que somos marea y somos mayoría. Lo que llegó para Escriben en este número:
quedarse es este feminismo con el que ampliamos de-
rechos y libertades. Silvina Boggi
Silvana R. Guirado
A la vez, sabemos que necesitamos transversali- Rocío A. Cerdera
zar la perspectiva de género tanto en nuestro convenio Karina Giomi
colectivo de trabajo como en lo que se enseña e inves- Fabiola Ferro
tiga en nuestras universidades y colegios, porque no Mabel Bellucci
hay marcha atrás, ahora es con nosotras y nosotres. Mariana Smaldone
También aprendimos que tenemos que enfrentar la Laura Kniznik
violencia en todas sus formas, con Protocolos, pero Ayelén Martínez
también con menos desigualdad y condiciones dignas
para que podamos acceder, permanecer y avanzar en
paridad en nuestros lugares de trabajo y de organiza-
ción. Allá vamos.

Laura y Ayelén

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Violencia política: entre la representación estatal
y la presentación feminista
“Para el Colectivo Combahee Ri- política para los crímenes de lesa humani-
ver, que imaginó el camino en etapas dad cometidos durante la dictadura ¿qué
tempranas, y para las luchadoras femi- sentidos podría tener el concepto en demo-
nistas polacas y argentinas, que abren cracia? De un modo similar, si se recondu-
hoy otros nuevos”. ce la noción a un sentido estructural desde
Arruzza, C.; Bhattacharya, T.; Fra- distintos enfoques teóricos a los que sub-
ser, N. (2019) yace el conflicto político como intrínseco a
Dedicatoria-Manifiesto de un femi- lo social, ¿no estaremos limitando el nom-
nismo para el 99%. brar otros tipos de violencias políticas his-
tóricas, situacionales, arraigadas en prácti-
La noción de violencia política no cas específicas? (Lewkowicz, 2004).
tiene una definición unívoca, por ello, co-
rresponde pensar las prácticas en las que Desde una perspectiva basada en los
dicho concepto produce efectos de senti- Derechos Humanos, la violencia política
dos; es decir, plantear recorridos prácticos es toda acción que atente contra los de-
del concepto. En nuestro país, un concepto rechos políticos o afecte la dignidad de la
práctico de violencia política remite a las persona frente a los Estados. Pero ¿es po-
dictaduras militares. No hará falta ahon- sible restringir la noción de violencia po-
dar demasiado para sostener que desde lítica sólo al vínculo con el Estado?
el Terrorismo de Estado ejercido por las
dictaduras militares se intentó eliminar ¿Cómo nombrar la violencia polí-
cualquier militancia política diferente a las tica, no estatal, ni estructural, sino de
formas conservadoras del poder. Sin em- modo histórico, encarnado y situacional?
bargo, si se reserva el concepto violencia
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Con la ayuda de los feminismos. En esta tina (1994) agregan: “La igualdad real de
breve reflexión se planteará que diver- oportunidades entre varones y mujeres
sas luchas feministas han logrado resig- para el acceso a cargos electivos y partida-
nificar el concepto de violencia política rios se garantizará por acciones positivas en
en un conjunto de prácticas más amplias la regulación de los partidos políticos y en
que el sentido liberal clásico del concepto, el régimen electoral” (Art. 37 C.N.).
apuntando, de diferentes modos, y desde
las relaciones sociales de poder, a la cons- Sin negar la gran relevancia de este
trucción de una democracia radical. punto, ¿se puede restringir el concepto
de violencia política a las acciones que li-
Empecemos por la perspectiva del dis- mitan la participación en un partido po-
curso jurídico liberal: “Los derechos políti- lítico, gobierno, o función pública? Los
cos integran la categoría de derechos que feminismos permiten nombrar otras for-
tutelan las libertades públicas que nacen mas de violencia política con perspectiva
como producto de las tesis liberales clásicas de género. El Equipo Latinoamericano
en las que se resalta la posibilidad de pro- de Justicia y Género (ELA) señala:
teger la libertad e intimidad del individuo
frente al ejercicio arbitrario del poder por La ley modelo de violencia política
parte del Estado” (Aden, 2013). Si bien es de la Organización de Estados America-
cierto que los derechos políticos pueden nos define a la violencia política contra
ser entendidos de modo amplio como la las mujeres como “cualquier acción, con-
participación del individuo en la socie- ducta u omisión, realizada de forma di-
dad (incluyendo la libertad de expresión, recta o a través de terceros que, basada
de asociación, de reunión, en tanto liber- en su género, cause daño o sufrimiento a
tades públicas), se podría afirmar que, en una o varias mujeres, y que tenga por ob-
la normativa, de modo general, tienen un jeto o por resultado menoscabar o anular
sentido más restringido porque la titulari- el reconocimiento, goce o ejercicio de sus
dad de esos derechos está precedida por el derechos políticos. La violencia políti-
requisito de la nacionalidad. Es decir, son ca contra las mujeres puede incluir entre
los ciudadanos de un Estado quienes deben otras, violencia física, sexual, psicológica,
gozar de los siguientes derechos políticos moral, económica o simbólica” (Art. 3)
en igualdad de oportunidades: a) participar (ELA, 2018) [subrayados nuestros].
en la dirección de los asuntos públicos, di-
rectamente o por medio de representantes Entonces, cualquier otra for-
libremente elegidos; b) votar y ser elegido ma de violencia física, sexual, psicológi-
en elecciones periódicas auténticas, reali- ca, moral, económica o simbólica1 pue-
zadas por sufragio universal e igual y por
voto secreto; c) tener acceso, en condicio-
nes generales de igualdad, a las funciones 1 Para ver estas definiciones en detalles consultar la
Ley N° 26.485: el Art. 5°, incluye los tipos de violencia contra la
públicas de su país. Las Nuevas declaracio- mujer: 1. Física. 2. Psicológica. 3. Sexual. 4. Económica y patri-
nes de Derechos y Garantías de la Cons- monial. 5. Simbólica. El Art. 6 incluye los ámbitos: a) Violencia
doméstica contra las mujeres. b) Violencia institucional contra
titución Nacional de la República Argen- las mujeres. c) Violencia laboral contra las muWWjeres. d) Vio-
lencia contra la libertad reproductiva. e) Violencia obstétrica.

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den ser usadas como “un medio” para de función pública estatal, como la soste-
“un fin menos visible”: la violencia polí- nida por una visión liberal clásica. Hacien-
tica hacia las mujeres. Esto es relevante do referencia a cualquier ámbito social,
ya que la dificultad pasa por visibilizar esta perspectiva, incluye, por supuesto,
estos casos sin omitir esos fines2. tanto al Estado como a sus agentes:

Por otra parte, en nuestro país, ARTICULO 4º — Definición. Se


desde una perspectiva ampliada, la Ley N° entiende por violencia contra las mujeres
26.485 de “Protección Integral para Pre- toda conducta, acción u omisión, que, de
venir, Sancionar y Erradicar la Violencia manera directa o indirecta, tanto en el ám-
contra las Mujeres en los Ámbitos en que bito público como en el privado, basada en
Desarrollen sus Relaciones Interpersona- una relación desigual de poder, afecte su
les” (2009), incluye una enumeración de vida, libertad, dignidad, integridad física,
formas de violencia (que atentan contra psicológica, sexual, económica o patrimo-
la vida, la dignidad, la libertad, etc.) pero nial, como así también su seguridad perso-
lo más importante es que la violencia po- nal o el ejercicio de sus derechos de par-
lítica aparece ahora como fundamento, es ticipación política y/o de participación en
decir, todas las formas de violencia están asuntos públicos. Quedan comprendidas
basadas en la política entendida como rela- las perpetradas desde el Estado o por sus
ciones de poder, o “basada en una relación agentes, así como también aquellas lleva-
desigual de poder”. Es relevante mencio- das adelante desde las organizaciones sin-
nar, entonces, que esto no solo desnatura- dicales, políticas, estudiantiles y sociales o
liza las relaciones de género y las reubica por sus miembros. Se considera violencia
desde prácticas históricas de poder, sino indirecta, a los efectos de la presente ley,
que, también, explícitamente, amplía la toda conducta, acción omisión, disposición,
perspectiva política al pensarla desde rela- criterio o práctica discriminatoria que pon-
ciones diferenciales de poder, y no mera- ga a la mujer en desventaja con respecto al
mente desde una perspectiva partidaria, o varón. (Ley N° 26.485/2018)

No ahondaremos en otras
f) Violencia mediática contra las mujeres. Se puede consultar el recientes conquistas de derechos (Ley N°
texto de la Ley: http://www.saij.gob.ar/ o siguiendo el enlace: ht-
tps://shortest.link/1gQU 27.580; Ley N° 27.610, otras3) logradas en
2 Por ejemplo, durante un proceso electoral en la univer- el país a través de las luchas de colectivos
sidad se produjeron casos de violencia psicológica y de violen-
cia simbólica empleada hacia mujeres que ejercían el derecho al feministas y LGBTTTIQ+, sino que, en
voto y a diversas postulaciones, sin embargo, se presentaron di- lo que resta, se prestará atención al con-
ficultades para quienes intentaban nombrar esto como violencia
política, ya que: a) el intento de visibilización durante el proceso cepto de violencia política ahora en su ope-
electoral resultaba leído como acción espuria de campaña y no
como denuncia legítima, produciéndose un mecanismo de revic- ratoria en los recorridos prácticos y agen-
timización como reacción; b) por otro lado, se naturalizaban los
modos de violencia política, más allá del género, para cualquier
ciamientos de esas luchas. De ese modo,
sujetx, con manipulaciones generales, tanto prebendas como
condicionamientos de tipo coercitivo, encubiertos con afirma-
ciones tales como “esto es política”, “lo hacen todos”, “es el juego
del poder”, etc. Por lo tanto, el rechazo a estas prácticas debería ser 3 Tampoco faltará quien interrogue aquí procesos de
visibilizado de modo permanente, a partir de redes contra la vio- cooptación estatal de los movimientos feministas y LGBTT-
lencia política universitaria, a fin de habilitar oportunidades de TIQ+, aunque la potencialidad de estos movimientos no pueda
explicitar la violencia y no generar un silenciamiento cómplice. ser clausurada.

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se captará la potencia de los mencionados esta noción supone que las “políticas de
colectivos para pensar la violencia política. la identidad” o reconocimiento (feminis-
Estos movimientos rompen con dos for- mos, o colectivos LGBTTTIQ+, u otros),
mas dicotómicas del pensamiento epistémi- tienen un límite en sus particularismos, y
co-político: a) centrado en el individuo: es que, por eso, deben conectarse a través de
decir, están en contra de la visión clásica lógicas equivalenciales en una articulación
liberal que supone una ciudadanía abstrac- universal -hegemónica e imposible de to-
ta (sin cuerpos sexualizados, generizados, talizar- como “políticas de la diferencia”,
racializados, colonizados); b) y en contra ya que de lo contrario recaerían en una
de algunas perspectivas marxistas econo- fragmentación particular, sin capacidad
micistas que reducen la clase trabajadora emancipadora. Aquí predominan la cons-
a una abstracción vacía y homogénea. trucción de vínculos estatales, en el inten-
to de transformar las instituciones, enten-
Nancy Fraser (2008) identifica didas en el contexto del capitalismo.
tres dimensiones de la Justicia: redistribu-
ción (económica o de poder), reconocimien- b. La política presentista como prácti-
to (social) y participación/representación cas de descolonización desde el feminismo
(política). De las tres, sostiene que la decolonial y poscolonial, y desde la inter-
participación política es la esencial para seccionalidad de las luchas. La violencia
el logro de las otras dos. ¿Cómo enten- política se torna especialmente simbólica a
der la participación política? ¿Es siempre través de la colonialidad del ser, del poder,
representación? ¿Es posible una política del saber, implicando una anátomo-política
que se ejerza desde una presentación alte- de los cuerpos. Convoquemos una imagen:
radora de las representaciones hegemóni- los cuerpos de mujeres, en distintas plazas
cas? Se mencionan algunas posturas: del mundo, replicando el canto de Chile, en
2020: “El Estado represor es un macho vio-
a. La participación política desde la lador”. Se trata de una política presentista,
representación: La filósofa y politóloga alteradora de la experiencia, una interven-
Chantal Mouffe, defensora de una demo- ción estético-ético-política (Silvia Rivera
cracia radical, agónica, que mantiene la Cusicanqui, 2018); que instala otro orden
pluralidad partidaria, considera que una de lo sensible (Rancière, 2002) en prácti-
política presentista (al estilo de los indigna- cas culturales, y no desde los dispositivos
dos españoles, por ejemplo), sin representa- estatales de representación. Sin estas in-
ción, es impensable teóricamente si se asu- tervenciones: “los nuevos lenguajes de los
me un planteo discursivo, planteando que movimientos e intelectuales indígenas, eco-
el problema no es la representación sino logistas o feministas no tardarán en sucum-
los modos no plurales de las representa- bir a los esquemas normalizadores del ca-
ciones actuales (Mezza y Ruiz del Ferrier, pitalismo verde y sus políticas estatales…”
2016). En este marco, las medidas de discri- (Rivera Cusicanqui, 2018, p. 18).
minación positiva por género, en el ejerci-
cio de derechos políticos, son parte de un c. La potencia feminista como suje-
“esencialismo estratégico” (Laclau, 1996): to político. La frase en el epígrafe es una

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dedicatoria a las luchadoras argentinas del 90). Esta postura plantea el pensamiento
“Manifiesto de un feminismo para el 99%” de la violencia política desde las relaciones
(2019), escrito por autoras afines al feminis- sociales y de poder capitalistas. Contrapo-
mo marxista4. Involucra 11 tesis5 que propo- nen una “democracia liberal” compatible
nen reinventar la “Huelga” como estrate- con el capitalismo, con una “democracia
gia política de lucha presentista. Denuncia real” que resultaría incompatible.
la violencia de las relaciones sociales del ca-
pitalismo, que ha subordinado la reproduc- Para finalizar, ¿por qué la
ción social (ámbito doméstico, tareas del dedicatoria? ¿Qué admiran las pensadoras
cuidado, etc.) a la producción, debilitando norteamericanas de las feministas argenti-
sus propias condiciones de acumulación nas? Entender esto supone historizar, leer
(Fraser, 2016). El “99%” significa que las los acontecimientos que han marcado las
luchas tienen una dimensión política uni- luchas feministas en nuestro país, en sus
versal entendido de modo “que adquiere su genealogías posibles, desde las Madres y
forma y contenido desde la multiplicidad de Abuelas de Plaza de Mayo, quienes recla-
luchas… El feminismo para el 99 % encar- man por los cuerpos de sus hijes a las pla-
na esa visión del universalismo: siempre en zas del “Ni una menos” que reclaman por
formación, siempre abierto…es impaciente- los cuerpos arrasados por la violencia ma-
mente anticapitalista…nunca satisfecho con chista, desde los Encuentros de Mujeres, y
equivalencias si no tenemos igualdad…, con tantas otras acciones, que llevan a identifi-
derechos legales si no tenemos justicia” (p. car, como sostiene Verónica Gago (2019)
frente a la violencia política o clausura del
status quo, el feminismo como potencia po-
4 Docentes estadounidenses y principales organizado- lítica o “el deseo de cambiarlo todo”.
ras de la Huelga internacional de mujeres en Estados Unidos:
la filósofa italiana feminista y marxista, Cinzia Arruzza (New
School de Nueva York), la historiadora y filósofa india feminista Bibliografía:
y marxista, Tithi Bhattacharya (Purdue Univesity) y la filósofa
política norteamericana, Nancy Fraser (New School de Nueva
York). Aden, Cristina (2013) “Los Derechos
políticos”. En: Regueira, Alonso (2013)
5 El Manifiesto feminista para el 99% involucra 11 tesis: La Convención Americana de Derechos
Tesis 1: Una nueva ola feminista reinventa la huelga. Tesis 2: El Humanos y su proyección en el derecho
feminismo liberal está en bancarrota. Es hora de superarlo. Tesis
3: Necesitamos un feminismo anticapitalista, un feminismo para
argentino. Buenos Aires: La Ley. Departa-
el 99 %. Tesis 4: Lo que estamos viviendo es una crisis de la socie- mento de publicaciones de la Facultad de
dad en su conjunto, y su causa primordial es el capitalismo. Tesis
5: La opresión de género en las sociedades capitalistas arraiga Derecho.
en la subordinación de la reproducción social a la producción
para la obtención de beneficios. Queremos darle la vuelta a la
Arruzza, Cinzia; Bhattacharya, Tithi;
situación. Tesis 6: La violencia de género adopta muchas formas, Fraser, Nancy (2019) Manifiesto de un fe-
todas ellas ligadas a las relaciones sociales capitalistas. Nos con-
juramos para combatirlas todas. Tesis 7: El capitalismo trata de minismo para el 99 % [Título original: Fe-
regular la sexualidad. Nosotras queremos liberarla. Tesis 8: El
capitalismo nació de la violencia racista y colonial. El feminismo minism for the 99 Percent. A Manifesto].
para el 99 % es antirracista y antiimperialista. Tesis 9: Porque Ramas San Miguel, C. (ed). Martinez Riu,
lucha por revertir la destrucción de la Tierra por el capital, el
feminismo para el 99 % es ecosocialista. Tesis 10: El capitalis- A. (trad.). Barcelona: Ed. Herder.
mo es incompatible con la democracia real y con la paz. Nuestra
respuesta es internacionalismo feminista. Tesis 11: El feminismo Mezza, Giuliana y Ruiz del Ferrier,
para el 99 % llama a todos los movimientos radicales a unirse en Cristina (2016). Entrevista a Chantal
una insurrección común anticapitalista.

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Mouffe. Revista Estado y Políticas Públi- Rivera Cusicanqui, S. (2018). Un
cas, 4 (6): 165-176. Buenos Aires: FLAC- mundo ch’ixi es posible. Ensayos desde un
SO. Argentina. https://repositorio.flac- presente en crisis. Buenos Aires: Ed. Tinta
soandes.edu.ec/handle/10469/8865 Limón.
Equipo Latinoamericano de Justicia SAIJ - Sistema Argentino de Infor-
y Género (ELA) (2018). Resumen ejecuti- mación Jurídica (SAIJ). Fuentes legislati-
vo: Violencia política contra las mujeres en vas varias en http://www.saij.gob.ar
Argentina. Experiencias en primera perso-
na. Karina Giomi. Prof. en Filosofía; Esp.
Fraser, Nancy (2008) Escalas de Jus- en Epistemologías del Sur; Mg. en Metodo-
ticia. Barcelona: Ed. Herder. (2016) Las logías y Estrategias de las Inv. Interdiscipli-
contradicciones del capital y los cuidados. nar en Cs. Sociales. Docente-Investigadora
En: New Left Review 100, sep-oct 2015. del Instituto de Cultura, Sociedad y Es-
Editorial Traficantes de sueños. tado. Universidad Nacional de Tierra del
Gago, Verónica (2019) La potencia Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
feminista: o el deseo de cambiarlo todo. Asociación de Docentes Universitarios
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ed. Fueguinos ADUF-CONADU-H.
Tinta Limón.
Laclau, E. ( 1996) “Sujeto de la polí-
tica y política del sujeto. En: Emancipación
y diferencia. Buenos Aires: Ed. Ariel.
Lewkowicz, Ignacio (2004). Pensar
sin Estado. La subjetividad en la era de la
fluidez. Buenos Aires: Ed. Paidós.
Rancière, J. (2002) La división de lo
sensible. Estética y política. Entrevista de
Muriel Combes y Bernard Aspe. Revista
Alice: http://esferapublica.org/esteticapo-
litica.ranciere.pdf

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