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CAPÍTULO 7 turismo eran escasos, aunque las remesas de los emigrantes

LATINOAMÉRICA EN LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL crecieron velozmente, llegando a representar tasas del 15 al


PARA EL DESARROLLO. DE LA SUBORDINACIÓN 30% del Ingreso Nacional Bruto (INB) en Haití, Honduras, El
A LOS DONANTES A LA AUTONOMÍA DE LA COOPERACIÓN Salvador, Nicaragua, Jamaica y Guatemala (BID/FOMIN, 2016).
SUR-SUR En pocos países la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD)
representó una fuente de financiación relevante. Su importan-
BRUNO AYLLÓN PINO cia se concentraba en Centroamérica, el Caribe y pocos países
andinos. En Cuba, la ayuda de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) fue un soporte vital para sortear el bloqueo
de Washington (Pryor, 1990). Desde 1960, los donantes de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) han destinado a la región un total aproximado de AOD
por valor de 370.000 millones de dólares a precios corrientes.
En relación al INB, la AOD fue insignificante. Suponía el 0,9%
del INB en los sesenta, cayó al 0,5% finalizando los ochenta y se
desplomó hasta llegar en 2014 a un ínfimo 0,18% (Tezanos,
1. INTRODUCCIÓN 2010; Vera y Pérez-Caldentey, 2015).
Pero sería un error considerar la importancia de la CID
América Latina y el Caribe (ALC) es hoy desde la perspectiva de solo desde la óptica de la financiación de las necesidades de
su desarrollo y del lugar que ocupa en la Cooperación Inter- desarrollo de ALC. Fue en la influencia de los discursos y prác-
nacional para el Desarrollo (CID) una región radicalmente di- ticas de los donantes en las políticas y en las formas de inser-
ferente a la de 70 años atrás. En aquel entonces, los países la- ción internacional donde radica la relevancia del entramado de
tinoamericanos presentaban economías cerradas, volcadas en actores de la cooperación (agencias oficiales, ONG, empresas,
la exportación de materias primas y productos alimentarios de bancos multilaterales, etc.) que moldearon los rumbos del
bajo valor agregado, sin industrias nacionales y con fuertes desarrollo regional. Para analizar estas cuestiones, el texto se
vínculos a la economía estadounidense. Se trataba de una organiza en tres secciones. La primera abarca de 1945 a 1989:
región “en la angustia de la transición social, económica y polí- desde el término de la Segunda Guerra Mundial (SGM) hasta la
tica”, con sectores organizados que pedían libertades, mejoras caída del Muro de Berlín que preanuncia el fin de la Guerra Fría
en la distribución del ingreso, derechos laborales y reforma (GF), una etapa amplia pero fundamental para comprender
agraria (Bitar y Moneta, 1984: 11). la participación de ALC en la CID1. La segunda considera un
Desde el punto de vista de la financiación del desarrollo, la
región vivía inmersa en una dependencia estructural de présta- 1. Se sostiene en el texto una visión de la CID como el conjunto de agentes, insti-
mos internacionales, de divisas por exportaciones o de inver- tuciones públicas, organismos multilaterales y organizaciones privadas que
colaboran e interactúan entre sí para promover la provisión de recursos
siones. Hasta inicios de los noventa, los flujos provenientes del (humanos, financieros, técnicos, infraestructuras, etc.) y la realización de

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periodo más corto, 1990 a 2001, pero intenso por el impacto del pobreza y atajar el descontento social, el caldo de cultivo de la
reordenamiento geopolítico en la CID y sus afectaciones regio- temida subversión. Pero los presidentes estadounidenses casi
nales. La última sección analiza los primeros 15 años del siglo siempre hicieron oídos sordos. Truman (1945-1952) y Eisen-
XXI y el “efecto desplazamiento” de la región como receptora de hower (1953-1960) fueron tajantes. La responsabilidad de los
AOD cuando, al mismo tiempo, más profundiza en la Coopera- EUA en ALC se limitaba a proteger a los países de la intrusión
ción Sur-Sur (CSS). Unas conclusiones sintetizan los hallazgos comunista y apoyar a los gobiernos comprometidos con el aplas-
más relevantes. tamiento de los movimientos revolucionarios (Kryzanek, 1987).
Los países de ALC solicitaban un gran programa de inversiones,
comercio y ayuda al desarrollo, pero los EUA solo estaban dis-
2. LA AYUDA INTERNACIONAL EN ALC puestos a financiar exportaciones, donar equipos militares y
EN LA GUERRA FRÍA (1945-1989) realizar algunas acciones de asistencia técnica.
En 1947, George Marshall declaró en la Conferencia
El factor determinante del papel de la ayuda internacional2 en Interamericana para la Paz y la Seguridad de Río de Janeiro que
ALC en esos años fue la influencia ejercida por los Estados no habría plan especial para ALC, pues todo el capital para
Unidos de América (EUA)3 en el contexto de la GF. La ayuda ayuda exterior se dirigiría a Europa Occidental. Dos factores
desembolsada por Washington perseguía objetivos muy con- explican esta decisión. En primer lugar, la región era “estraté-
cretos: asegurar la fidelidad de la región a sus designios, evitar gicamente segura”, pues la URSS no amenazaba la supremacía
la desestabilización de su “patio trasero” atajando la amenaza estadounidense. En segundo lugar, la prioridad de los EUA
revolucionaria y, en resumen, velar por sus intereses. era el fortalecimiento económico y la seguridad de Europa
Al término de la SGM, las demandas latinoamericanas frente a Moscú. Latinoamérica no necesitaba ser reconstruida
hacia los EUA se concentraban en lograr financiación e inver- como los países europeos y se encontraba muy lejos de los focos
siones para modernizar sus aparatos productivos, reducir la centrales de la tensión bipolar (Bitar y Moneta, 1984: 12).
Además de no lograr un “Plan Marshall”, Latinoamérica
acciones (programas, proyectos, asistencias técnicas, intercambio de expe- fue excluida del programa de ayudas de la Mutual Security Act
riencias, etc.) orientadas a la mejoría de las condiciones de vida, al fortaleci-
miento de las capacidades y al impulso de los procesos de desarrollo de la
de 1951. Todo cambió con el triunfo de Fidel Castro en Cuba, el
humanidad, independientemente del origen y destino geográfico. Desde esta 1 de enero de 1959. Poco antes, el presidente brasileño Kubits-
perspectiva, el nivel de desarrollo relativo medido según el INB per cápita o
según cualquier otro indicador, al igual que el punto cardinal del que provinie- chek había insistido ante la Organización de Estados Ameri-
ran los recursos (Sur, Norte, Este, Oeste) serían referencias analíticas de canos (OEA) en la necesidad de fortalecer la solidaridad hemis-
menor importancia. En el capítulo comprobaremos que la realidad de la CID en
AL ha sido muy diferente. férica, proponiendo al Gobierno estadounidense la Operación
2. La utilización en el texto de los términos “ayuda internacional” o “ayuda exter- Panamericana, un gran plan para promover el desarrollo del
na” remite a una concepción de la cooperación de carácter vertical, subordina-
da a los intereses nacionales del donante y caracterizada por el rol pasivo del continente mediante fórmulas estructurales y democráticas
receptor. En consecuencia, a un tipo de interacción unidireccional.
3. Según el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia de la Lengua para evitar “la revolución izquierdista” (Landau, 2008: 107).
Española (RAE) la sigla EUA es igual de adecuada para referirse a los Estados Sin embargo, los EUA solo reaccionaron por el temor al conta-
Unidos de América que la de EE UU. En este capítulo hemos optado por utilizar
EUA con el objetivo de enfatizar la condición americana de este país. gio de la Revolución cubana.

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Se pusieron en marcha entonces dos iniciativas de calado. quedó relegada al segundo plano frente a los intereses de la
La primera fue la constitución, con sede en Washington, del política exterior de los EUA y ante las exigencias de la GF en el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en abril de 1959, al sudeste asiático (Sanahuja, 1999; Kryzanek, 1987).
que además de los EUA se adhirieron 19 países. El capital ini- En los setenta, las coordenadas de la política de los EUA
cial fue de 850 millones de dólares, a los que se añadirían 150 hacia ALC fueron definidas por el Informe Rockefeller, que
del Fondo de Operaciones Especiales con una aportación esta- abogó por una “relación especial”, más centrada en el aspecto
dounidense de dos tercios para créditos en favor de países más económico y en el sector empresarial como “motor del cam-
pobres. En pocos años, el BID se convirtió en la fuente regional bio”. En la administración republicana de Nixon (1969-1974)
más importante de financiación multilateral (Granell, 2009). la asistencia financiera y técnica fueron sustituidas por el
La segunda, en la administración demócrata de Kennedy, con- comercio preferencial y se reemplazaron las subvenciones
sistió en un programa de desarrollo económico y social para públicas por más inversiones privadas y préstamos multilate-
ALC al que se preveía dotar con 20.000 millones de dólares en rales (Kryzanek, 1987: 111). En la dimensión política, resurgía
10 años, en el marco del paradigma de la modernización auspi- la preocupación por la seguridad y la estabilidad, fruto de las
ciado por las teorías de economistas como Rostow, Chenery y graves condiciones económicas de ALC. La cooperación militar
Strout (Sanahuja, 2011). fue mantenida e incrementada, especialmente en países clave
En marzo de 1961 nacía la Alianza para el Progreso para la lucha contra la amenaza comunista, como Brasil. El país
(ALPRO), con una dotación inicial de 525 millones de dólares. fue, en el bienio 1970-1971, el primer receptor de ayuda esta-
Aunque su impacto fue más amplio en Centroamérica y en paí- dounidense en ALC y el sexto en el mundo (Sanahuja, 1999).
ses andinos, gracias a sus programas de infraestructuras, desa- La situación cambió a partir de 1974. La Comisión Linowitz
rrollo agrícola y modernización de la administración, se mar- recomendó una mudanza de rumbos y aconsejó superar la
chitó en pocos años y no alcanzó sus metas (Taffet, 2007). “relación especial” con ALC, sustituirla por un enfoque multi-
Contribuyeron a su declive las resistencias de las oligarquías lateral para negociar temas de interés conjunto y establecer una
latinoamericanas, la llegada al poder de gobiernos militares y la cierta distancia dado el contexto de distensión con la URSS. Los
desconfianza que generó la Doctrina de la Seguridad Nacional programas de ayuda financiera fueron eliminados para los paí-
auspiciada por el presidente Johnson (1963-1969). En 1964, la ses más grandes (Argentina, Brasil, Venezuela, etc.) y los recur-
ALPRO agonizaba y sus ambiciosas reformas quedaban lejos de sos restantes se concentraron en los de menores ingresos. El
las intenciones originales. Como dijo el presidente chileno resultado fue que ALC perdió importancia como destino de la
Frei, el proyecto se había convertido en una “alianza extraviada” ayuda exterior de los EUA. Si entre 1961 y 1965, en el inicio de
(Levinson y Onís, 1972: 192). El tiro de gracia se lo dio el Con- la ALPRO, Washington fue responsable del 35,6% del flujo neto
greso de los EUA al recortar las dotaciones presupuestarias pre- de recursos externos en los países latinoamericanos, en el
vistas alegando que lo importante era favorecer la entrada de las periodo 1976-1980 esa proporción cayó hasta un 1,8% (Bitar y
fuerzas del mercado, del comercio, las inversiones y las empre- Moneta, 1984).
sas estadounidenses. También pesó la preocupación en Was- La necesaria afluencia de capitales para financiar el desa-
hington por el coste de la guerra de Vietnam. Latinoamérica rrollo fue encomendada al sector privado y a los bancos

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multilaterales, proclives a beneficiar con sus préstamos a paí- internacional (1973) y la disminución de las exportaciones.
ses obedientes que llevasen a cabo grandes proyectos de in- Tampoco fue beneficiosa la política exterior y el enfoque de la
fraestructura. Ante las dudas sobre la voluntad de muchos de ayuda de los EUA. Salvo en el mandato Carter, predominó una
estos gobiernos para imponer ajustes y acatar la condicionali- visión de corto plazo, anclada en la percepción de la región
dad, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco como “estratégicamente segura”. Debía ser el mercado y no las
Mundial (BM) negaron la financiación a Brasil, siendo presi- ayudas públicas las encargadas de producir prosperidad. Entre
dente Goulart (1962); Colombia, con Rojas Pinilla (1956 a 1958); los factores internos sobresalieron el ritmo lento de creci-
Argentina, con Illia (1963) y en otros momentos Guatemala, miento económico, la inflación, la deuda, las dificultades para
Bolivia y la Cuba castrista. El caso más paradigmático fue Chile. reducir la pobreza, los conflictos agrarios, el triunfo de dicta-
El BM cortó sus créditos al Gobierno Allende y los reanudó duras y las resistencias al cambio.
después del golpe de Pinochet (Moreira et al., 2010; Hayter, La presidencia Reagan (1981-1988) exacerbó las amenazas
1972; Sanahuja, 1999). revolucionarias en el contexto del recrudecimiento de la GF.
A mediados de los setenta llegaron a ALC las inversiones Centroamérica fue el centro de las preocupaciones de Was-
europeas y japonesas, se incrementó el comercio y se inicia- hington. Había que apoyar a gobiernos y movimientos contra-
ron los primeros programas de cooperación. Japón, con pro- rrevolucionarios. Se impuso una óptica neorrealista en la polí-
yectos productivos, y Alemania, con programas de fortaleci- tica exterior que criticaba la actitud condescendiente de Carter
miento institucional a través de fundaciones de partidos hacia la región y la urgencia de restablecer los principios del
políticos, destacaron especialmente. Los países nórdicos se libre mercado en el orden económico internacional. Corregir el
caracterizaron por financiar a ONG y apoyar los derechos rumbo condicionando la ayuda a la liberalización económica y a
humanos y las libertades que cristalizaron en los ochenta en la expansión comercial, a la vez que disciplinar a los países lati-
los procesos de redemocratización (Caccia, 2011; Cáceres, noamericanos con las condiciones impuestas por el FMI y el
2014). BM, fueron las orientaciones triunfantes.
En la administración demócrata de Carter (1977-1980), se En esa década se produjo la crisis de la deuda externa y los
enfatizó el reestablecimiento de la credibilidad en el hemisfe- planes de rescate de los secretarios del Tesoro Baker (1987) y
rio. El apoyo a la reforma democrática, la promoción de los Brady (1989), que aseguraron las condiciones para el pago a los
derechos humanos y la resolución de antiguas disputas, como la acreedores estadounidenses. Se impulsaron políticas neolibe-
devolución del canal de Panamá (Acuerdos Torrijos-Carter), rales, principalmente con la influencia en organismos multila-
fueron los medios para atraer a gobiernos y sectores de la terales y los Programas de Ajuste Estructural, en el contexto de
región a la órbita de Washington. La política de derechos huma- la subordinación de los países en desarrollo a los designios
nos se materializó en la reforma de la Ley de Ayuda Militar estadounidenses, como se vio en la reunión del diálogo Norte-
Exterior y en aplicar una severa condicionalidad a los regíme- Sur de Cancún (1981). La ayuda exterior bilateral y multilateral
nes militares (Kryzanek, 1987). La década de los setenta fue se articuló en una “condicionalidad cruzada” que presionó a los
insatisfactoria en el desarrollo de los países de ALC. Entre los receptores e impuso la ortodoxia neoliberal. El avance de la
factores externos destacaron el impacto de la crisis económica pobreza fue feroz. El número de hogares pobres en la región

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creció entre 1980 y 1990, del 35% al 41%, es decir, de 135 a 200 de dólares, El Salvador (559), Bolivia (528) y Honduras (445)
millones de personas (Sanahuja, 2011). (CAD/OCDE, 2012).
La administración Reagan no renunció a brindar ayuda a Al finalizar la década, el orden internacional sufrió un giro
los países de ALC, siempre que fuese funcional al despliegue de copernicano: el fin de la GF y el desmoronamiento de los regí-
una política exterior hegemónica, a la promoción de la liberali- menes comunistas de Europa Oriental. Era urgente garantizar un
zación económica y al abandono de estrategias nacionalistas de proceso de transición, ordenado y poco traumático, desde la
desarrollo (Sanahuja, 1999: 51). La ayuda exterior hacia ALC, economía planificada al sistema de libre mercado. Las profundas
que incluía ayuda al desarrollo y alimentaria, créditos y otros transformaciones políticas, económicas y sociales del final de
fondos, así como ayuda militar, aumentó sustancialmente res- este “siglo corto”, según la expresión de Hobsbawm, impactaron
pecto a la Administración Carter, triplicándose desde los 717 en la agenda de la cooperación. Las prioridades de los donantes
millones de dólares en 1977 hasta los 2.300 en 1985 (Bandow, fueron alteradas con el fin de la bipolaridad. Ya no había “ame-
1992: 79). naza comunista” y Latinoamérica se vio rápidamente afectada.
El conflicto centroamericano fue seguido con atención por
otros actores externos. La Comunidad Europea se implicó en el
proceso de paz a través de los Diálogos de San José, entre 1984 3. DEL FINAL DE LA GUERRA FRÍA AL SIGLO XXI:
y 1990, y la cooperación de los Estados Miembros se incremen- LOS NUEVOS DESAFÍOS (1990-2001)
tó y orientó a la defensa de los derechos humanos y la democra-
tización. Aunque la ayuda europea no fue tan importante como Durante los ochenta e inicios de los noventa se vivió una ola
la estadounidense, tuvo un papel decisivo para responder a las democratizadora en ALC, con la culminación de procesos de
necesidades humanitarias y atender a poblaciones desplazadas transición política en Argentina (1983), Uruguay (1985), Brasil
por el conflicto. También sirvió para sostener la actuación de (1986), Paraguay (1989) y Chile (1990). En la economía triunfó
cientos de ONG y movimientos sociales que apoyaron a comu- el Consenso de Washington. La región fue uno de los laborato-
nidades y municipios (Sanahuja, 2011: 199) rios de aplicación de unos principios (disciplina fiscal, elimi-
En los ochenta, la AOD confirmó su declive y paulatina nación de subsidios, privatizaciones, desregulación, reforma
reorientación hacia zonas más estratégicas o necesitadas. En fiscal, liberalización comercial unilateral, etc.) que se exten-
1984, la participación de las regiones del mundo en desarrollo dieron e influenciaron las concepciones del desarrollo de los
en la cooperación oficial recibida era del 45% para Asia, 41% gobiernos y de las agencias de cooperación.
para África y 14% para ALC. Quince años antes, la región cap- La adopción en diferentes grados del modelo neoliberal
taba el 22,8% de la AOD mundial. Entre 1980 y 1989 el ranking creó una pesadilla social, produjo desindustrialización, omi-
de donantes seguía liderado por los EUA, con un promedio sión del sector público en la prestación de servicios y fe ciega en
anual en AOD de 1.815 millones de dólares, seguido por Ale- la “magia del mercado”. En los años noventa, el abandono del
mania (732), Holanda (590) y Japón (544). Entre los recep- paradigma desarrollista y su sustitución por el neoliberal afectó
tores, los principales beneficiarios de la AOD bilateral y multi- a las economías regionales más relevantes. Los dirigentes de
lateral fueron Perú, con un promedio anual de 573 millones México (Salinas), Brasil (Collor), Perú (Fujimori), Argentina

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(Menem) o Venezuela (Carlos A. Pérez) creyeron que la moder- El programa estrella de la ayuda de Washington fue la
nización y el desarrollo serían consecuencia de la apertura Iniciativa Andina (IA), presentada en 1989. Ese año, la opera-
unilateral del mercado de bienes y servicios y de la privatiza- ción Justa Causa derrocaba en Panamá al general Noriega por
ción de empresas públicas. Hubo adaptaciones rápidas a este sus conexiones con el cartel de Medellín. En aquel momento,
modelo (Argentina y Chile), dudas y tropiezos (Brasil y el principal mercado de destino de drogas en el mundo era el
Venezuela) y virajes radicales (México) donde al cambio del estadounidense, especialmente de cocaína, con 25 millones de
modelo económico siguió la reformulación de la política exte- consumidores. La preocupación principal estaba en Colombia,
rior y la vinculación a los EUA y Canadá a través del libre donde los grupos criminales controlaban ciudades y mantenían
comercio (Cervo, 2001: 279-283). vinculaciones con la guerrilla. Los EUA trasladaron la culpa y
El colapso del bloque socialista se notó especialmente en las soluciones al problema a los países productores en vez de
Cuba, principal beneficiaria de la ayuda de la URSS. En pocos combatir la demanda doméstica (Skidmore y Smith, 1996).
meses, el capitalismo y el comunismo dejaron de rivalizar por La IA combinaba en diferentes dosis asistencia económi-
la supremacía económica, política e ideológica. La región cami- ca, preferencias comerciales unilaterales y ayuda militar.
naba hacia la irrelevancia sin el “peligro comunista”. La inva- Hubo medidas dirigidas al reforzamiento de capacidades
sión de Panamá (1989) no suscitó condena internacional y militares y policiales, al fortalecimiento del poder judicial y a
anunciaba el horizonte de preocupaciones de la Casa Blanca la estabilización de balanzas de pagos. Las previsiones de re-
centradas en las nuevas amenazas a la seguridad nacional del cursos fueron de 2.200 millones de dólares concentrados en
narcotráfico y la emigración ilegal. La prosperidad vendría por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. En relación a la década an-
la promoción del comercio hemisférico de la Iniciativa para las terior, la IA desplazó a los países centroamericanos como prin-
Américas y del fomento de la democracia. cipales receptores. Entre 1991 y 1994, la participación de Cen-
La cuestión de fondo era la forma en la que los EUA ejerce- troamérica en la ayuda estadounidense en ALC se redujo del 46
rían su hegemonía en la región en el contexto de su preponde- al 27%, mientras los países andinos subieron del 28 al 40%
rancia política y, en menor medida, económica. Washington (Sanahuja, 1999: 72).
podría “redescubrir” ALC y desarrollar fuertes vínculos e inte- La administración Clinton (1993-2000) aplicará una
reses económicos y sociales. Habría que superar el pasado e agenda en la región basada en dos ejes: el primero, la profundi-
iniciar una fase de mayor cooperación presidida por la agenda zación comercial a partir de la Cumbre de Miami (1994) con la
comercial. Pero la “superpotencia solitaria”, como la llamó propuesta de creación de un Área de Libre Comercio de las
Huntington, se despreocupó por la región. Sin contrapesos a su Américas (ALCA) para “integrar” a los 34 países del continente
poder hegemónico, no sería descabellado pensar en un inter- (menos Cuba). El fracaso de Clinton al denegar el Congreso la
vencionismo sin freno. Finalmente, los factores económicos y autorización negociadora por vía rápida (Fast track) malogró
sociales vinculados a la seguridad fueron las grandes preocupa- la iniciativa junto con las resistencias de muchos gobiernos
ciones que orientaron la política estadounidense en ALC en los latinoamericanos. El segundo, el nuevo énfasis de la OEA en la
noventa. Hubo injerencias y una pérdida de importancia en las promoción de la democracia, el desarrollo regional, el combate
prioridades de los EUA (Sotillo, 2006). al narcotráfico y el intervencionismo humanitario en Haití.

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La iniciativa de mayor alcance de la administración Clinton fue (Río de Janeiro, 1992), la “buena gobernanza”, la salud sexual y
el Plan Colombia, ideado en 1999. Sus objetivos fueron impe- reproductiva o la protección de los pueblos indígenas. Se pro-
dir el flujo de estupefacientes hacia los EUA, ofrecer una salida fundizó en el combate al narcotráfico, (especialmente en la
al conflicto armado, articular las iniciativas antidrogas de ante- subregión andina), el control migratorio hacia los EUA (acen-
riores gobiernos y promover el desarrollo económico y social tuado por los efectos del ajuste estructural y la crisis mexicana
para disminuir los incentivos a la producción de narcóticos. En del “efecto Tequila”), el comercio (favorecido por la creación
2000, el Congreso estadounidense aprobó una partida de 1.300 de bloques de integración y acuerdos de libre cambio) o la
millones de dólares para el Plan Colombia (Veillette, 2002). democracia recientemente reconquistada. Con todo, la dimen-
Aunque los EUA siguieron liderando los desembolsos de sión analítica más importante en esta década es el impacto de la
AOD en ALC, otros donantes ganaron protagonismo respecto a afirmación hegemónica del pensamiento neoliberal y su trans-
la década anterior. Entre 1990 y 1999 Japón, Alemania y misión a través de la cooperación internacional a los países
Holanda ocuparon los primeros lugares, con volúmenes de latinoamericanos.
AOD en promedio anual de 875, 725 y 621 millones de dólares Como afirmó la OCDE, la misión fundamental de la coope-
respectivamente4. La novedad fue que la AOD española se ración era “asegurar un ambiente macroeconómico estable,
decuplicó, saltando desde los 58 millones de dólares en prome- pacífico y seguro” (OCDE, 2005). La ayuda fue condicionada en
dio anual entre 1980 y 1990 a los 613 de la siguiente década. buena parte a la aplicación de las políticas económicas reco-
Entre los donantes multilaterales, la Comisión Europea multi- mendadas en el Consenso de Washington a través de la coope-
plicó por siete su ayuda respecto a la década de los setenta. ración reembolsable. Según la Comisión Económica para
Respecto a otras regiones, la cooperación multilateral se desta- América Latina y el Caribe (CEPAL), en 1992, el 61% de la AOD
caba en ALC por su importancia cuantitativa, alcanzando en en ALC estaba total o parcialmente condicionada, frente al 18%
la década el 25% del total de la AOD. También fue relevante la en el 2000. Al finalizar la década, los sectores de destino de la
ayuda humanitaria a los países centroamericanos afectados por AOD se concentraron en la infraestructura económica al apoyo
el huracán Mitch en 1998. Del lado de los receptores, Bolivia, a servicios sociales (educación básica, salud, población, agua y
Nicaragua, Perú y Honduras concentraron una media anual de saneamiento, reducción de la pobreza). En 2002, el 50% de la
AOD superior a 500 millones de dólares, en concreto 876, 841, ayuda oficial se centraba en el sector de infraestructura social.
599 y 552, por este orden. No hubo grandes cambios en el ran- Este desplazamiento se explica por los resultados de una década
king de receptores, salvo el desplazamiento de El Salvador por de ajuste estructural que redujeron las capacidades estatales de
Nicaragua, resultado del apoyo de los EUA al Gobierno de prestación de servicios y confiaron a otros actores, principal-
Violeta Chamorro. mente las ONG, la atención a las necesidades básicas (Almeida,
La agenda de los donantes en ALC se diversificó con la 2005: 319).
inclusión del medioambiente, a raíz de la Cumbre de la Tierra Por otra parte, la proporción de la ayuda oficial reem-
bolsable sobre el total de AOD recibida se mantuvo en el
promedio del 50%. En relación al INB, la AOD representaba
4. Datos referentes a la AOD bilateral y multilateral a precios y tipos de cambio del
año 2009. en 1990 el 0,5% como porcentaje promedio de los 33 países

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latinoamericanos y caribeños. En 1998 cayó hasta el 0,28%, 2016a). En 1999 se registró una leve mejoría de estos datos,
confirmando su irrelevancia como instrumento de financia- reflejo del relativo éxito del control inflacionario y de la
ción externa frente a otros flujos como las remesas y la inver- puesta en marcha de los primeros programas sociales de
sión extranjera. En 1990, las remesas enviadas por emigran- transferencias de rentas condicionadas a los sectores más
tes latinoamericanos a sus países de origen sumaron 10.600 vulnerables en México y Brasil. La pobreza cayó hasta 43,8%
millones de dólares frente a los 5.288 millones de AOD (215 millones de personas). La responsabilidad recaía en los
(CEPAL, 2006; Almeida, 2005). En el cómputo de la década, gobiernos nacionales, pero no es menos cierto que, para la
la AOD destinada a ALC en el conjunto de regiones en desa- región en su conjunto, la CID iba menguando y su eficacia y
rrollo fue del 9%, cuando en 1969 ese porcentaje era del condiciones se enfrentaban cada vez a mayores cuestiona-
22,8%. Las razones del desplome estaban en la “fatiga de los mientos.
donantes” al finalizar la GF, en el desplazamiento de la AOD
hacia los países del Este de Europa inmersos en su transición
al capitalismo, en las tensiones del golfo Pérsico por la inva- 4. LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL
sión de Kuwait y en el esfuerzo bélico de los EUA y sus aliados EN UNA REGIÓN DE RENTA MEDIA (2001-2015)
en su guerra contra Irak.
Al finalizar el siglo XX, la CID en ALC mostraba sus limita- En los 15 primeros años del siglo XXI, ALC sufrirá todavía más
ciones como instrumento de promoción del desarrollo y de el desplazamiento como receptora de cooperación por efecto de
lucha contra la pobreza. Su lógica de funcionamiento seguía una combinación de factores: a) la concentración de la AOD en
atada a la promoción de los intereses políticos, económicos y África en el marco de la agenda de Objetivos de Desarrollo del
estratégicos de los donantes, especialmente en el caso de los Milenio (ODM)5 aprobada en 2000; b) la “securitización de la
EUA, aunque con diferencias sustanciales en el énfasis, estilos ayuda” a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001;
y discursos de las administraciones republicanas o demócratas. y c) el mayor número de países latinoamericanos que ingresan
Tampoco los donantes europeos escapaban de estas concepcio- a la categoría de países de renta media (PRM)6. Con todo, es
nes, si bien en su caso no se hacía tan explícita la vinculación también la fase del ascenso del Sur global y del resurgimiento
entre ayuda e intereses nacionales, pero con señaladas distan-
cias entre la forma de concebir e instrumentar la cooperación
5. Sobre esta cuestión consultar el capítulo nº 3 de Javier Surasky.
por parte de gobiernos conservadores o progresistas. 6. En la actualidad, todos los países latinoamericanos y caribeños, salvo Haití, que
Después de dos décadas prácticamente perdidas en lo está clasificado como país menos desarrollado, se encuentran en la categoría de
países de renta media según las listas de receptores de AOD que elabora el CAD/
referente al desarrollo social y económico, ALC seguía presen- OCDE. En la subcategoría de países de renta media alta, con una renta per
tando indicadores de pobreza muy elevados. A inicios de los cápita comprendida entre los 4.126 y los 12.745 dólares al año (referidos al
2013), se hallan Antigua y Barbuda, Argentina, Belice, Brasil, Chile, Colombia,
ochenta, la pobreza afectaba al 40,5% de la población (136 Costa Rica, Cuba, Dominica, República Dominicana, Ecuador, Granada,
Jamaica, México, Panamá, Perú, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía,
millones de personas). Al comienzo de los noventa ese porcen- Surinam, Uruguay y Venezuela. En la subcategoría de países de renta media baja
taje se elevaba hasta el obsceno record de 48,4% y 204 millones se encuentran el resto de países con ingresos per cápita anuales entre los 1.046
y los 4.125 dólares, es decir, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras,
de personas, de los cuales 95 millones eran indigentes (CEPAL, Nicaragua y Paraguay.

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de la CSS, lo que traerá dinamismo, renovación y competencia prometió un importante desembolso (5.000 millones de dóla-
en la anquilosada CID. res entre 2004 y 2006) su anuncio se interpretó como un des-
En los EUA el presidente G. W. Bush (2001-2008) enfren- marque de cualquier compromiso multilateral y como una
tará el desafío de responder al mayor ataque sufrido en territo- forma de enfrentar las críticas sobre la reducción de la ayuda en
rio estadounidense en su historia. En ese afán, influenciará la los noventa. La MCA fue la respuesta del Gobierno Bush al 11 de
reorientación de la agenda internacional desplazando su eje septiembre bajo una concepción que apostaba por el creci-
desde la lucha en pro del desarrollo al combate contra el terro- miento económico de los países más frágiles como forma de
rismo. En general, la cooperación de los EUA hacia ALC se prevenir amenazas terroristas (Montero, 2004).
estancará y concentrará en la seguridad y el apoyo a los gobier- Junto al argumento de la seguridad, la MCA quiso aumentar
nos comprometidos en la lucha contra el narcotráfico, la emi- la eficacia de la ayuda de los EUA apostando por la selectividad.
gración ilegal o la persecución a células islamistas. En el Se redujo el número de países con los que se cooperaba y se
comienzo de la Administración de Bush Jr., las prioridades introdujeron criterios para recibir recursos: la ayuda debía des-
estratégicas en ALC no eran claras. La asimetría de poder entre tinarse a países comprometidos con el crecimiento económico,
los EUA y cualquier otro país latinoamericano era brutal, aun- las políticas de mercado y la libertad democrática. Los requisitos
que seguía notándose que su influencia en la región había dis- a cumplir eran poseer un “buen Gobierno”, la inversión en las
minuido. Los formuladores de la política exterior no entendían personas y la liberalización económica. A los criterios de elegibi-
la heterogeneidad regional y marcaban una clara división entre lidad se añadía un criterio excluyente: el nivel de corrupción. Se
los países prioritarios más interdependientes con los EUA incluían mecanismos de control y seguimiento para garantizar
(México, Centroamérica y Caribe) y los demás al sur del canal que, ante incumplimientos, los países fuesen apartados. Hasta
de Panamá, con la excepción de Colombia. Las externalidades 2006, los países de ALC contemplados en la MCA fueron El
negativas de la región introducían dinámicas perturbadoras en Salvador, Bolivia, Honduras y Nicaragua (Montero, 2006). Pos-
temas como el medioambiente (Lowenthal, 2001). México, por teriormente, Bolivia fue excluida, y Guyana, Paraguay y Perú in-
sus vínculos con los EUA y su pertenencia al Tratado de Libre gresaron a la rebautizada Millenium Challenge Corporation.
Comercio de América del Norte (TLCAN), y Colombia, como A partir de la implementación en 2001 del Plan para la Paz,
apuesta estratégica en Sudamérica, fueron los dos puntos de la Prosperidad y el Fortalecimiento del Estado, conocido como
apoyo de la administración Bush en su política regional. Los Plan Colombia, y de su transformación en la Iniciativa Regional
países “bolivarianos” fueron situados en el “eje del mal”. Andina (IRA), se destinaron fondos adicionales para Ecuador y
Brasil, liderado por Lula, fue visto como un país incómodo. Bolivia, incluyéndose a Panamá, Perú, Venezuela y Brasil, que
La principal innovación en la ayuda exterior durante el sufrían los efectos de los desplazamientos y las externalidades
periodo Bush fue la Cuenta para el Desafío del Milenio de la erradicación de cultivos. La combinación de la lucha con-
(Millennium Challenge Account [MCA]). Presentada en 2002, tra las drogas en los países andinos, del combate al terrorismo
en Monterrey, en la Cumbre sobre Financiación de los ODM, y a la narcoguerrilla en Colombia y del control de la emigración
fue considerada por los EUA el programa de ayuda más im- ilegal en Centroamérica fueron los focos de atención al inicio
portante desde el Plan Marshall (Illán, 2004: 25). Aunque se del siglo XXI.

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La llegada a la Casa Blanca del presidente Obama, en 2009, estadounidense en el periodo Obama, tomando como referen-
coincidirá con un ligero repunte de la AOD global de los EUA y cia el 2010, se verificaba la orientación prioritaria a programas
con un importante crecimiento de la dirigida hacia ALC. Desde sociales (51,2% del total de la ayuda hacia ALC), especialmente
su toma de posesión, la política exterior dio señales de basarse al fortalecimiento institucional y de la sociedad civil y a la salud
en un tipo de “poder inteligente” que identificaba una atención sexual reproductiva (32,3% y 6,8% respectivamente). La ayuda
renovada en la agenda latinoamericana, en concordancia con humanitaria constituía el segundo rubro de importancia (28,8%
una actualización de los intereses nacionales (Moreira et al., por el efecto Haití) y a mucha distancia el apoyo a los sectores
2010). Una vez elegido, Obama despertó grandes expectativas productivos (6,9%), económicos (4,4%) y la ayuda multisecto-
de un cambio cualitativo en las relaciones con ALC. En la V rial (género, medio ambiente, cultura, etc.), con el 6,7% (CAD/
Cumbre de las Américas, el presidente manifestó su deseo de OCDE, 2012). En el último año de mandato, los presupuestos
iniciar una fase de las relaciones basada en “una colaboración aprobados por el Congreso para la ayuda exterior de 2016 se
del siglo XXI, libre de las posturas del pasado” (Arnson, 2011). distribuían entre los programas de lucha contra el narcotráfico
En el campo de la ayuda hacia ALC se observó un cambio en (524 millones de dólares), asistencia al desarrollo (488), ayuda
el discurso político y, en menor medida, en la práctica. México económica (419), salud (203), ayuda militar (69) y otros (34),
continuó escalando posiciones en las prioridades estadouniden- totalizando 1.739 millones de dólares (Meyer, 2016: 5).
ses y se produjo una reorientación respecto a la Administración Al finalizar la primera década del siglo XXI, el panorama de
Bush, más enfática en ayudar al Gobierno mexicano a combatir los flujos bilaterales de AOD hacia la región mostraba un gran
el narcotráfico con aviones e inteligencia. La Administración peso de los EUA (31%) seguido a distancia por España (18%),
Obama apostó por otorgarle menos importancia a la transfe- Alemania (11%) y Japón (7%). Respecto a la década anterior
rencia de armas y equipos militares y se concentró en tareas de (1990-1999), algunos donantes redujeron significativamente
fortalecimiento del poder judicial, la fiscalía y la policía (Selee, su exposición en ALC. Italia disminuyó su cooperación casi un
Wilson y Putnam, 2010). 80%. Japón, Holanda y Reino Unido aplicaron reducciones en
Globalmente las contribuciones bilaterales de los EUA se torno al 50%, seguidos por Alemania (-10%) y Francia (-8%).
incrementaron en 2010 en poco más del 10% respecto al último Solo España duplicó su AOD en AL, seguida de los EUA (un 25%
año de la presidencia Bush (2008), de 23.454 a 26.586 millones más), Canadá, Suecia, Noruega y Dinamarca. Los pequeños
de dólares. La explicación a estos datos se halla en los progra- donantes también incrementaron su asistencia. Corea del Sur y
mas de salud de la Administración Obama y en el apoyo brinda- Portugal la cuadriplicaron y Luxemburgo la duplicó (CAD/
do a los “estados frágiles”. En lo referente a ALC, y para el OCDE, 2012).
mismo año, el cambio positivo supuso un aumento próximo En el cuatrienio 2007-2010, llaman la atención tres situa-
al 35% respecto a la AOD en 2008, de 1.871 a 2.722 millones ciones particulares en los principales receptores. Primero, el
de dólares, resultado de las partidas de ayuda humanitaria y de espectacular crecimiento de la ayuda a Haití, que se multiplicó
emergencia en Haití, y por el recrudecimiento del desafío que por tres entre 2009 y 2010 (1.120 y 3.022 millones de dólares
el narcotráfico planteaba a México y a los países centroameri- respectivamente) como consecuencia de la avalancha de asis-
canos. En cuanto a los sectores de concentración de la AOD tencia humanitaria. Segundo, el incremento de la AOD dirigida

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a los países de renta media alta entre 2009 y 2010. Brasil, multilateral total), las instituciones de la UE (710 millones, 500
México y Chile duplicaron la AOD recibida por diferentes menos que en 2012 y el 22%) y la Asociación Internacional de
motivos vinculados a la importancia estratégica que le asigna- Desarrollo del BM (256 millones y el 8%) ocupan el podio mul-
ban algunos donantes. Tercero, Colombia se consagra después tilateral en la región (CAD/OCDE, 2016).
de Haití como principal destino de la AOD por la combinación Aunque la evidencia empírica muestra que los donantes no
de los recursos recibidos de los EUA y la Comisión Europea. se retiraron del todo de los PRM, lo cierto es que la región
Estas tendencias se van a profundizar en el periodo declinaba en los porcentajes globales de AOD. Este hecho sus-
2010-2014. A nivel global, y según los últimos datos de la citó la preocupación de los gobiernos de ALC que se empeñaron
OCDE para 2014, la región recibe apenas el 6% de toda la AOD en contestar el uso de clasificaciones según el ingreso per cápi-
neta mundial (bilateral y multilateral), es decir, 9.949 millones ta como criterio de asignación de la AOD. Este interés contras-
de dólares de un total de 161.075 millones (OCDE, 2016). En ta con la apatía y el rechazo que despertó la agenda de eficacia
promedio anual la AOD recibida por Haití alcanzó 1.678 millo- de la ayuda, impulsada por la OCDE en 2005 con la Declaración
nes de dólares (15,7% de la AOD regional), seguido de Brasil de París, como si la región hubiera pulsado “el botón del silen-
con 940 millones (8,8%), Colombia con 916 (8,6%), Bolivia cio” (CEPEI, 2014). Con el apoyo del sector académico y de
con 697 (6,5%), México con 654 (6,1%) y Nicaragua con 568 algunos donantes como España, que llegó a destinar el 45%
(5,3%). Estos 6 países recibieron en 2014 el 51% de toda la de su AOD a ALC, se inició un proceso de cuestionamiento en
AOD en ALC. los foros de debate de la CID sobre la “doctrina de los PRM” que
Tres cuestiones destacan para los donantes en el periodo cristalizó en el Consenso de El Salvador (2007)7.
2010-2014 respecto a 2000-2009. Primera: el incremento Las críticas se dirigieron a la extrapolación de un indica-
sustancial de la AOD de los EUA, de 1.929 a 2.584 millones de dor de ingresos monetarios al desarrollo social y a la CID.
dólares en promedio anual (30% de toda la ayuda de los países Ante su insuficiencia, las propuestas abogaban por reformu-
de la OCDE en ALC). Entre 1946 y 2014 la ayuda de Washington lar ese criterio de asignación y diagnosticar el nivel de desa-
alcanzó 165.000 millones de dólares a precios constantes rrollo, complementando la renta con otros indicadores eco-
(Meyer, 2016). Segunda: el derrumbe de la AOD española por la nómicos y sociales que reflejaran las particularidades de cada
grave crisis económica, de 1.027 a 677 millones de dólares. El país y, dentro de estos, de cada región y localidad. La CEPAL
caso de Japón es más grave, pues “desaparece” como donante reivindicó la urgencia de indicadores para desafíos estructu-
de AOD, de 454 millones a un saldo negativo por la devolución rales y áreas vulnerables que la renta per cápita no captaba.
de préstamos concesionales de 45 millones de dólares. Tercera: Debían reflejarse “brechas” de ingreso, desigualdad, pobre-
los notables incrementos en la AOD de Francia, desde 285 a za, inversión y ahorro, productividad e innovación, infraes-
1.253 millones de dólares; Alemania, de 640 a 1.512; Canadá, de tructura, educación, salud, fiscalidad, género y medioam-
400 a 801; y Noruega de 181 a 516, por su apoyo a Brasil en la biente (CEPAL, 2012).
preservación ambiental. Los desembolsos netos de AOD multi-
lateral fueron de 3.234 millones de dólares, el 32% de toda la
7. III Conferencia Internacional de Cooperación para el Desarrollo con Países de
AOD en ALC. El BID (1.719 millones y 53% de la ayuda Renta Media, El Salvador, 3 y 4 de octubre de 2007.

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Otros argumentos se fijaban en las limitaciones de la coherencia en las políticas de los donantes (CEPAL, 2012;
agenda de los ODM para aprehender las peculiaridades de los Alonso et al., 2006). Tercero, motivos relacionados, por una
PRM que poseían estrategias propias de desarrollo diferentes parte, con la contribución de la CID al estímulo de políticas
de los países de rentas bajas. Aunque fuese loable que los países eficaces y progresivas en los PRM, y por otra, a la necesidad de
más pobres recibiesen mayores recursos, no debería descui- desplazar la mirada desde los recursos hacia la política, propo-
darse el apoyo a los PRM. Hacer lo contrario, reduciendo fon- niendo un enfoque que rescate el acervo de experiencias que
dos, podría producir regresiones en los logros todavía no con- puede compartir ALC en la CID, en áreas como derechos huma-
solidados. Retiradas de donantes penalizarían a los países que nos, democratización del poder y prácticas para enfrentar la
lograron un mayor progreso. Se trataría de una conducta con- pobreza. Negar la cooperación sería un “profundo error estra-
traria al estímulo que habría de brindarse a sus esfuerzos tégico” que impediría el desencadenamiento del efecto catali-
(Freddolino, 2007). La CID debía mantenerse por ser una zador de la ayuda como palanca política y técnica para “presio-
región mayoritaria de PRM, algunos en la inminencia de “gra- nar a los gobiernos nacionales hacia cambios democratizadores
duarse” (Chile y Uruguay), es decir, de superar los ingresos per que reorienten los recursos hacia más justicia” (Balbis y
cápita máximos para seguir recibiendo AOD, aunque nada Fernández, 2011).
impediría que pudieran beneficiarse de otros mecanismos e Esta consideración de los PRM como “laboratorios de
instrumentos “más allá de la ayuda” (Domínguez, 2013). cambio” o “incubadoras de innovaciones políticas y sociales”
Entre los motivos que justifican la continuidad de la CID en la óptica de los donantes, y motivos vinculados en los tres
en ALC se destacan tres. Primero, el rol de inductores del desa- primeros lustros del siglo XXI a la visión de muchos países lati-
rrollo regional que tienen los PRM más avanzados y de mayores noamericanos sobre la necesidad de disfrutar de más autono-
dimensiones. Su estabilidad y el impacto positivo de su creci- mía, con políticas exteriores más diversificadas y afirmativas
miento, o en sentido contrario el negativo de una crisis, cons- respecto a las tradicionales potencias hegemónicas, son las
tituían un factor de equilibrio y progreso (Alonso, Glennie y claves de la apuesta regional por la CSS. Junto a la voluntad
Summer, 2014). Segundo, las externalidades positivas que política y a la disposición de modestos recursos financieros se
producen los PRM en la provisión de bienes públicos: la reduc- apostó por compartir los éxitos de las políticas públicas, las
ción de la pobreza, la estabilidad económica y financiera, la soluciones de desarrollo y las lecciones aprendidas en su pro-
protección medioambiental, el flujo ordenado del comercio, ceso de inserción internacional. En esta tarea, las alianzas
la creación y transmisión de conocimientos, la prevención de generadas por la cooperación triangular han propiciado la
amenazas a la salud global y el control de delitos transfronteri- adaptación de esos conocimientos políticos y técnicos a otros
zos, entre otros. Correspondería a la CID colaborar con los países en desarrollo. Solo en el espacio iberoamericano, entre
PRM latinoamericanos en la reducción de las desigualdades 2006 y 2014, se han registrado un total de 908 iniciativas trian-
regionales, en su integración en foros internacionales para gulares8.
asegurar el suministro de bienes públicos y en fomentar la dis-
cusión sobre los aspectos no financieros de la AOD que se les 8. El Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica del año 2013-2014
define la cooperación triangular como la “modalidad de CSS en la que partici-
brinda, las non-aid policies, en relación con el debate sobre la pan un conjunto de actores que, pudiendo todos ellos realizar distintos aportes

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A partir del año 2008 una nueva coyuntura internacional privados, van a engrosar las filas de donantes o colaboradores
afectará a la CID, planteando algunas amenazas para ALC. La en las tareas de la cooperación, sin que contemos todavía con
crisis financiera surgida en ese año en el corazón del sistema evidencias empíricas sobre sus impactos (APCI, 2016; Funda-
capitalista, en los EUA, y el posterior contagio a los países euro- ción Avina/BID, 2010; Villar, 2015).
peos, supuso un cuestionamiento del modelo de crecimiento de Esta nueva fase de crisis, agudizada a partir de 2013 y con
los países desarrollados como reflejo de una profunda “crisis grandes incertidumbres en su desenlace final, golpeó también
civilizatoria” (Houtart, 2012). Si en un primer momento el a la CSS. Existen indicios del fin de una “época dorada” en la
impacto de la crisis parecía pasajero, concentrándose en cooperación política, económica y técnica que se prestan los
México y Centroamérica, con una caída regional del PIB del países latinoamericanos. El embate al que está siendo sometida
-2,9%, la posterior recuperación a partir del 2010 (4,9%) fue la CSS en el contexto del veloz deterioro de las condiciones
apenas un espejismo de crecimiento que se esfumó en 2015 a económicas y de los cambios en las políticas exteriores y las
una tasa negativa del -1,6%, hundido por el derrumbe de Brasil estrategias de inserción internacional puestas en marcha por
(-3,8%) y el colapso de Venezuela (-5,7% en 2015 y -8% en los gobiernos progresistas hace preguntarse si no estaremos
2016). Se inició así en 2010 una “década disputada”, después de ingresando en una fase estacionaria y de cambio de fisonomía
una “década ganada”, que señala hoy una progresiva “marcha de la CSS en ALC (Ayllón, 2015).
lenta” latinoamericana caracterizada por la caída del creci-
miento económico, el comercio, el consumo y las inversiones,
el estancamiento en la caída del ritmo de reducción de la 5. CONCLUSIONES
pobreza, las crisis políticas y el regreso de gobiernos liberales
(CEPAL, 2016b; CELAG, 2013; Cervo, 2016). Este capítulo estableció coordenadas para la interpretación de
Pero también surgieron oportunidades. Nuevos actores se las características, peculiaridades y contexto de la participación
incorporan a las tareas de la cooperación en la región, sin que de los países de ALC en la CID. Se ha enfatizado la considera-
falten las controversias al respecto, sean ellos públicos o priva- ción de la región como receptora de ayuda exterior de los EUA.
dos. Entre los primeros, las potencias emergentes y señalada- Buena parte del texto ha girado en torno a las relaciones esta-
mente China, van a modificar radicalmente el panorama de la blecidas entre Washington y los países latinoamericanos,
financiación del desarrollo en ALC. Entre 2005 y 2015 los prés- entendiendo que la ubicación de cada uno en el tablero geopo-
tamos chinos a la región alcanzaron los 124.600 millones de lítico condicionaba su relación cooperativa y determinaba sus
dólares (Ayuso y Villar, 2016). Entre los segundos, las funda- márgenes de maniobra respecto al tipo de ayuda que las dife-
ciones filantrópicas, las empresas y los inversores sociales rentes administraciones estadounidenses quisieron ofrecer.
En el periodo comprendido entre 1945 y 1989, la región
(técnicos, financieros u otros) se reparten el ejercicio de tres roles: el de los así estuvo sometida a las sensibilidades, diagnósticos y preocu-
denominados primer oferente y receptor (uno o varios países en desarrollo, en
cada caso) y el de segundo oferente (país en desarrollo, país desarrollado, orga- paciones que los presidentes estadounidenses y sus secre-
nismos regional o multilateral, o alguna asociación de ellos). El rasgo diferen- tarios de Estado mostraban en relación a un conjunto hetero-
cial está determinado por el rol del primer oferente, quién actúa como primer
responsable del fortalecimiento institucional” (página 109). géneo de países que fueron contemplados en una perspectiva

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uniformadora apenas tamizada por su proximidad o lejanía a las flujos de AOD y en la concentración de los donantes en países
fronteras de los EUA. Salvo la iniciativa reformista de la ALPRO más vulnerables (Haití y Centroamérica) o en los estratégicos
(1960), se prestó poca atención a los problemas de desarrollo en clave de seguridad y preservación ambiental (Colombia,
latinoamericanos. Al “peligro comunista” irradiado desde Cuba México y Brasil).
o a la amenaza desestabilizadora en el “patio trasero” de La utilización casi exclusiva del indicador del ingreso per
Centroamérica, en los años ochenta, se respondió con ayuda cápita para la asignación de la AOD sesgó la mirada y la sensi-
militar y asistencia técnica en apoyo de gobiernos corruptos y bilidad de los donantes hacia los problemas reales del desa-
elites nacionales comprometidas en el mantenimiento del statu rrollo en ALC. A partir de 2005 se incluyeron en el debate
quo social, político y económico. otros argumentos para continuar cooperando en la región
El fin de la GF alimentó la esperanza de una relación de los vinculados al papel de los PRM en la provisión de bienes
EUA con ALC que no se pautase por la desconfianza, la incom- públicos, en la garantía de la estabilidad regional y mundial,
prensión y el estereotipo, y diera paso a una alianza estratégica en la existencia de grandes bolsas de pobreza y, en definitiva,
a favor del desarrollo con base en la promoción comercial, la en la necesidad de consolidar sus frágiles avances en la senda
democracia y los derechos humanos. Pero el mundo ya no era el del desarrollo. Pero no solo por estos motivos. Tanto la cre-
mismo y la diversificación de las relaciones exteriores de los ciente importancia de la CSS como las transformaciones
países latinoamericanos permitió la búsqueda de otras opcio- geopolíticas en curso, entre otras la creciente presencia de
nes. La región contó con el apoyo de nuevos socios: la Unión actores extrarregionales (China, Rusia, India o Irán) que
Europea, España y Japón, principalmente. Sin embargo, la pugnan por ganar influencia, unidos a los procesos experi-
cooperación no consiguió demostrar su potencial transforma- mentados en muchos países latinoamericanos en la búsqueda
dor al errar en la identificación de la cadena de causas y efectos de más autonomía, con políticas exteriores más diversifica-
que explicaban los problemas de desarrollo regionales. La con- das y afirmativas respecto a las tradicionales potencias hege-
centración por parte de los donantes en el combate a los efectos mónicas, condujeron a muchos donantes a reevaluar la con-
(la pobreza), en vez de la erradicación de las causas (la des- veniencia de mantener su cooperación y su apoyo en la región
igualdad) limitó el impacto de la ayuda, que fue menguando, a través de mecanismos de triangulación.
fragmentándose y concentrándose en los países menos avanza- La grave crisis económica, política, social y de seguridad
dos, relegando a un segundo plano a los PRM, el grueso de los que afecta hoy en diferentes grados a los países de ALC ali-
que conforman ALC. menta especulaciones sobre el calado, fortaleza y recorrido
En el siglo XXI, la combinación de la agenda de los ODM, de la CSS de Brasil o Venezuela, entre otros, proyectando sus
que tuvo un claro efecto de desplazamiento de la ayuda hacia sombras sobre la cooperación regional en los diversos meca-
África, con la agenda de lucha contra el terrorismo y la insegu- nismos de concertación e integración creados en el siglo XXI.
ridad en su versión latinoamericana de combate al narcotráfico Poderosos factores externos, como la definición del Gobierno
(nuevamente atacando sus consecuencias, la producción y la Trump sobre la política exterior estadounidense o la evolu-
distribución, y no sus orígenes, es decir, la demanda prove- ción económica de China, dada la gran dependencia regional
niente de EUA y Europa) resultaron en la disminución de los de su comercio y finanzas, pueden complicar todavía más el

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