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TÍTULO EN ESPAÑOL :

La influencia estadounidense en la construcción del enemigo en el conflicto


armado colombiano. Dos estudios de caso: Operación Marquetalia (1964) y Plan
Colombia (1999-2001).

TÍTULO EN INGLÉS:
US influence in the construction of the enemy in the Colombian armed conflict.
Two case studies: Operation Marquetalia (1964) and Plan Colombia (1999-2001).

RESUMEN EN ESPAÑOL:
En el conflicto armado colombiano las acciones discursivas que surgen para
identificar al enemigo tienen como base la confrontación existente entre el Estado
y los grupos insurgentes –para este estudio específicamente las FARC–. Se suma
a la complejidad de la confrontación la duración misma del conflicto –más de
medio siglo–; de manera que las acciones para enfrentar al enemigo varían en el
tiempo de acuerdo con los cambios en la percepción de amenaza y seguridad.
Esta percepción será influenciada por el contexto internacional, específicamente,
por la definición de amenaza y la relación amigo-enemigo promovida desde
Estados Unidos. Primero, por el contexto geopolítico de la Guerra Fría –en el que
el enemigo es el comunismo– y, posteriormente, por el contexto de la guerra
mundial contra la amenaza de las drogas ilícitas y el terrorismo –en el que el
enemigo se torna más difuso–. Influencia que se puede observar a través del
análisis de dos momentos específicos del conflicto armado: la “Operación
Marquetalia” (1964) y la formulación e implementación del Plan Colombia (1999-
2013).

RESUMEN EN INGLÉS:
In the Colombian armed conflict the discursive actions arising to identify the enemy
are based on the existing confrontation between the government and insurgent
groups -for this study specifically the FARC. It adds to the complexity of
confrontation the duration of conflict -more than half a century-; so that actions to
confront the enemy vary over time according to changes in threat perception and
security. This perception will be influenced by the international context, specifically,
by the definition of threat and friend-enemy relationship promoted by the United
States. First, the geopolitical context of the Cold War-in which the enemy is
communism and later by the context of the global war against the threat of illicit
drugs and terrorism-where the enemy becomes more diffusers. Influence can be
seen through the analysis of two specific times of armed conflict: "Operation
Marquetalia" (1964) and the formulation and implementation of Plan Colombia
(1999-2013).

DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL:


Construcción enemigo, Colombia-Estados Unidos, análisis discurso.

DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN INGLÉS:


Construction enemy, Colombia-US, discourse analysis.
La  influencia  estadounidense  en  la  construcción  del  enemigo  
en  el  conflicto  armado  colombiano.  Dos  estudios  de  caso:  
Operación  Marquetalia  (1964)  y  Plan  Colombia  (1999-­‐2001)  

OLGA LUCÍA ESTÉVEZ PEDRAZA

UNIVERSIDAD  NACIONAL  DE  COLOMBIA  


INSTITUTO  DE  ESTUDIOS  POLÍTICOS  Y  
RELACIONES  INTERNACIONALES  
IEPRI  
 
     Bogotá,  Colombia  
2014  

2
La influencia estadounidense en la construcción del enemigo en el
conflicto armado colombiano. Dos estudios de caso: Operación
Marquetalia (1964) y Plan Colombia (1999-2001)

OLGA LUCÍA ESTÉVEZ PEDRAZA


Código 699242

TESIS DE GRADO
PRESENTADA PARA OPTAR AL TÍTULO DE MAGÍSTER EN ESTUDIOS
POLÍTICOS

DIRIGIDO POR:
DIANA MARCELA ROJAS RIVERA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y RELACIONES INTERNACIONALES
–IEPRI–
Bogotá, 2015

3
A mi abuela, Estrella Caballero.
Gracias por hacer de tu vientre un árbol que florece.

4
Agradecimientos

A la vida, por las segundas oportunidades.

Quiero agradecer a mi madre por su paciencia y generosidad y a mi padre por


entender que las cosas pueden ser mejores.

Gracias a Mauro por estar ahí cuando necesité un apoyo para levantarme, por la
bonita fraternidad que día a día construimos y por la disposición para leer una y
otra vez el texto.

A Mauricio Solano, gracias por las correcciones que testarudamente me negué a


aprender y por los años y la alegría compartida, y a Diana Ahumada gracias por
los caferrillos que siempre invitan a brindar.

Un sincero agradecimiento a mi directora de tesis Diana Rojas, su profesionalismo


siempre será para mí un ejemplo. Al grupo de profesores del IEPRI y un
agradecimiento especial a Claudia Muñoz por su dedicación y porque siempre
tiene una sonrisa para los estudiantes.

5
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 8

Capítulo 1
LA CONSTRUCCIÓN DEL ENEMIGO .............................................................................. 16
Un enemigo público excluido de la colectividad ................................................................. 17
El Estado y la decisión de quién es el enemigo ................................................................. 19
Relaciones de inclusión, exclusión y confrontación ........................................................... 20
Del enemigo identificable al enemigo difuso ...................................................................... 23
Una amenaza latente mantiene viva la justificación de la confrontación ........................... 29
La confrontación en el ámbito discursivo: Los discursos como campo de batalla ............. 31

Capítulo 2
EL ENEMIGO EN EL CONTEXTO GEOPOLÍTICO DE LA GUERRA FRÍA.
MARQUETALIA: EL MITO FUNDACIONAL DE LAS FARC ............................................ 39
Antecedentes históricos ..................................................................................................... 43
El conflicto interno inmerso en el contexto internacional. Combatiendo al comunismo ..... 46
De autodefensa campesina a guerrilla móvil ..................................................................... 49
Pacificación y olvido (1954-1957) ...................................................................................... 56
Alianza para el progreso y Política contrainsurgente ......................................................... 59
La construcción del enemigo: Marquetalia, un episodio épico. Una guerra que aún no
termina ............................................................................................................................... 62
Marquetalia y la fundación de las FARC ............................................................................ 65
Marquetalia en la memoria ................................................................................................. 84

Capítulo 3
EL CAMBIO DE LA AMENAZA COMUNISTA A LA AMENAZA TERRORISTA Y LA
IMPLEMENTACIÓN DEL PLAN COLOMBIA COMO ESTRATEGIA PARA COMBATIR AL
ENEMIGO ........................................................................................................................... 91
Estados Unidos y Colombia ante la amenaza del narcotráfico .......................................... 92
La construcción del enemigo: El cambio en el tipo de amenaza, de guerrilla comunista a
narcoguerrilla ...................................................................................................................... 96
Las FARC y el narcotráfico ............................................................................................... 102
Un ejército pierde si no gana, una guerrilla gana si no pierde ......................................... 107

6
Un periodo de crisis y un intento de negociación con el enemigo.................................... 113
El desarrollo del Plan Colombia, una estrategia para combatir al enemigo ..................... 121
La participación estadounidense en el conflicto, especificaciones del Plan Colombia .... 124
La identificación de las FARC como un enemigo de carácter terrorista ........................... 133
La negación del conflicto y la consolidación de la imagen del enemigo ......................... 140

CONCLUSIONES ............................................................................................................. 150

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 159

7
INTRODUCCIÓN

La relación amigo-enemigo constituye el núcleo central de la guerra, de ella


depende el sentido político de la confrontación, la identidad de los actores
involucrados y la estrategia militar que adoptan “la guerra como el medio político
extremo revela la posibilidad de esta distinción entre amigo y enemigo que
subyace a toda forma de representarse lo político, y por esa razón sólo tiene
sentido mientras esa distinción tiene realmente lugar en la humanidad”1.

En el caso de las guerras internacionales, la identidad del enemigo y la definición


de la amenaza suele ser bastante más clara que en las guerras domésticas; dado
que la nacionalidad del enemigo, su ubicación territorial y el discurso que justifica
la agresión son distintivos en un bando y otro. En la guerras de carácter interno, la
definición del enemigo es más compleja puesto que implica un proceso de
construcción discursiva en el que los actores buscan excluir de la comunidad
política a un sector de la población –de la misma sociedad–, presentándolo como
una amenaza para la supervivencia y la seguridad del conjunto del país. Esa
distinción del enemigo puede estar basada en la religión, la etnia, las afiliaciones
partidistas, diferencias ideológicas, etc. Los discursos de construcción del enemigo
develan el debate político que está detrás de la confrontación armada; tales
controversias, debido a su diversidad hacen difícil fijar la distinción amigo-
enemigo. Además, a la complejidad del debate político doméstico se agrega la
influencia diferencial del contexto internacional; dicho contexto puede,
dependiendo de las circunstancias, del tipo de conflicto y del tipo de vínculos
externos del país, tener una influencia significativa en la definición de la relación
amigo-enemigo en los conflictos armados internos.

En el caso del conflicto armado colombiano el proceso de construcción discursiva,


para identificar al enemigo, tiene como base la confrontación existente entre el

1 Schmitt, Carl. El concepto de lo político, Madrid, Alianza Editorial, 1991, pág. 65.

8
Estado y los grupos insurgentes –para este estudio específicamente las FARC–.
Se suma a la complejidad de esta confrontación la duración misma del conflicto –
más de medio siglo–; de manera que las acciones para enfrentar al enemigo
varían en el tiempo de acuerdo con los cambios en la percepción de amenaza y
seguridad. Esta percepción será influenciada a su vez por la definición de la
relación amigo-enemigo del contexto internacional. Primero, por el contexto
geopolítico de la Guerra Fría –en el que el enemigo es el comunismo– y,
posteriormente, por el contexto de la guerra mundial contra la amenaza de las
drogas ilícitas –en el que el enemigo se torna más difuso–. Esta influencia
internacional se puede observar a través del análisis de dos momentos específicos
del conflicto armado: la “Operación Marquetalia” (1964) –donde se combatirá a los
grupos identificados como comunistas– y el Plan Colombia (1999-2001)2 –donde
la identificación del enemigo se asocia con el término “narcoguerrilla”. Las
acciones discursivas que surgen en estos dos momentos nos permiten evidenciar
la influencia de Estados Unidos en la construcción del enemigo por parte del
Estado colombiano, así como las reacciones de las FARC ante esta identificación
de la relación amigo-enemigo en Colombia.

Justificación

Los espacios en que se producen, se consolidan y se confrontan las prácticas de


la memoria histórica corresponden a espacios sociales y condiciones históricas
particulares, en las que se denotan relaciones de poder, de confrontación, de
exclusión o integración, de dominación y de subordinación. Estas relaciones son
presentadas a través de instrumentos comunicativos, como los discursos,
mediante los cuales los actores de un conflicto expresan sus intereses, su forma

2 El Plan Colombia se formuló en 1999, su implementación se produjo a partir del año 2001 y se extendió hasta el año

2010. En el año 2007 el gobierno presentó la Estrategia de Fortalecimiento de la Democracia y del Desarrollo Social; una
iniciativa con la que se buscaba continuar con el apoyo internacional para la consolidación de los logros del Plan
Colombia, conocida también como Plan Colombia II, la cual se proyectaría hasta el año 2013. De manera que la
estrategia de ayuda estadounidense hacia Colombia, proporcionada a través de la estratgia del Plan Colombia,
continuaría vigente.

9
de identificarse como colectividad y su necesidad de expulsar a quienes ven como
“el otro”; como una amenaza, como el enemigo.

Las relaciones de poder se manifiestan a través de los discursos de los actores;


de allí que un análisis histórico del discurso, que elabore una narración histórica
de mediana duración y aborde la relación entre Colombia y Estados Unidos puede
agregar otros puntos de vista a la comprensión del conflicto armado colombiano.

Por tanto, el análisis de los hechos y la construcción de una narración histórica


rigurosa es pertinente para establecer la influencia estadounidense en la
construcción del enemigo en Colombia. Esta influencia se puede observar a partir
de la comparación de dos momentos coyunturales del conflicto armado, el
primero, corresponde a la Operación Marquetalia (1964) y el segundo, a la
creación (1999-2001) e implementación del Plan Colombia. Hacer esta
comparación mediante un enfoque como el análisis histórico del discurso resulta
valioso porque aporta una dimensión explicativa no convencional que permite
tener en cuenta la memoria individual y colectiva de los actores –quienes han
plasmado en forma directa e indirecta, a través de los discursos y las acciones,
sus impresiones de la época en la que actúan y su construcción de identidades–.
Los discursos de los actores del conflicto armado colombiano, Gobierno y FARC,
nos muestran que el lenguaje es también un campo de batalla y una manifestación
de la memoria histórica.

Conocer el proceso de construcción del enemigo, así como el desarrollo del


conflicto armado a través de los discursos de sus actores resulta relevante porque
en un conflicto como el colombiano la multiplicidad de actores y diversidad de
amenazas hace más difícil la identificación del enemigo; y es, precisamente, a
través de los discursos como los actores del conflicto expresan sus posturas
políticas, su identidad, la necesidad de excluir a un sector de la sociedad de la
colectividad, una amenaza y la justificación para combatirla; es decir, las
confrontaciones políticas existentes.

10
Ahora bien, pese a no identificarse como un actor directo en el conflicto armado
colombiano, Estados Unidos ha jugado un papel relevante en la construcción de la
imagen del enemigo, tal como se podrá observar en los dos casos analizados; es
de señalar que pese a que se trata del país con el que Colombia tiene mayores
vínculos internacionales, los textos que abordan las relaciones entre Estados
Unidos y Colombia en una perspectiva histórica –que abarque un amplio periodo
de tiempo– son escasos; el trabajo de mayor relevancia que hasta el momento se
ha elaborado es “Aliados y Distantes. Las relaciones entre Colombia y Estados
Unidos desde la Independencia hasta la guerra contra las drogas” de Stephen
Randall. Él mismo reconoce en su libro que “a la luz de la importancia de los
contactos entre estas dos naciones el volumen de literatura histórica sobre las
relaciones entre Estados Unidos y Colombia no es muy abundante”3.

Existe un número considerable de trabajos de autores como Diana Marcela


Rojas4, Socorro Ramírez5, Noam Chomsky6, Consuelo Ahumada7, Sandra Borda8,
Arlene Tickner9, Juan Gabriel Tokatlian10, Francisco Thoumi11, Russell Crandall12,
entre otros, que abordan desde la Ciencia Política la relación entre Colombia y
EE.UU., y que desarrollan diferentes temas como la diplomacia, los sistemas de
alianza interestatales, la Alianza para el Progreso, el Plan Colombia, el

3
Randall, Stephen. Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y EEUU. Desde la independencia
hasta la guerra contra las drogas. Bogotá, Tercer Mundo editores, 1992, “ensayo bibliográfico”, pág. 313
4 Ver: “Ecos del Proceso de paz y el Plan Colombia a través de la prensa norteamericana”. En: El Plan Colombia y la

Internacionalización del Conflicto, Bogotá, Editorial Planeta, 2001, pág. 115-191; “Estados Unidos y la guerra en
Colombia”. Nuestra Guerra Sin Nombre . Bogotá, Norma, 2006, pág.37-69; “Las relaciones Colombia-Estados Unidos en
el gobierno de Santos: ¿llegó la hora del post conflicto? En: Revista Análisis Político, IEPRI, No. 79, Bogotá, septiembre-
diciembre, 2013; Reflexión para la planeación Seguridad democrática y política antidrogas. Bogotá, Consejo Nacional de
Planeación, ediciones Aurora, 2009.
5 Ver: Colombia: Entre la inserción y el aislamiento. Bogotá, Siglo del Hombre Editores-IEPRI, 1997; Intervención externa

en conflictos internos. El caso colombiano (1996-2003). Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2003.
6 Ver: La Geopolítica del Plan Colombia. Ediciones izquierda viva, 2003.
7 Ver: “La hegemonía de Estados Unidos y el conflicto sociopolítico en la región andina” Filosofía y Teorías Políticas:

Entre la democracia y la utopía. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Clacso, 2007, pág. 95-112.
8 La Internacionalización de la paz y de la guerra en Colombia durante los gobiernos de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe.

Bogotá, Ediciones Uniandes, 2013.


9 Ver: "Colombia-Estados Unidos: alcances y limitaciones de la guerra contra las drogas y el terrorismo" Colombia

Caminos Para Salir De La Violencia. Iberoamericana/Vervuert, 2006, pág. 417-444.


10 Ver: Globalización, narcotráfico y violencia. Siete ensayos sobre Colombia. Bogotá, editorial Norma, 2000.
11 Ver: Las Drogas: Una Guerra Fallida. visiones críticas. Bogotá, IEPRI, Universidad Nacional, 1999.
12 Crandall, Rusell. Driven by drugs: U.S. policy toward Colombia. Londres, Lynne Rienner Publishers, 2002.

11
narcotráfico, las relaciones económicas, etc. Sin embargo, ninguno de ellos
aborda directamente la influencia estadounidense en la construcción del enemigo
en Colombia. Por su parte, autores como Fernando Estrada13 , Fabio López14 ,
Neyla Pardo 15 y Henry Borja 16 incorporan en sus escritos acerca del conflicto
armado colombiano el análisis del discurso y de los medios de comunicación;
otros trabajos que abordan el tema del enemigo en el conflicto armado colombiano
los podemos encontrar en las investigaciones de autores como Iván Orozco17 y
Manuel Iturralde18, no obstante, ninguno de ellos se centra en la influencia del
contexto internacional a partir del análisis del discurso. En consecuencia, este
trabajo busca ser una contribución para las investigaciones que, en esta dirección
y desde la disciplina histórica, abordan la relación entre Colombia y Estados
Unidos.

Presentación del problema de investigación

La percepción de amenaza que se estimuló al finalizar la Segunda Guerra Mundial


impulsó el desarrollo de un sistema de alianzas –establecidas a través del sistema
panamericano y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)– para
combatir la expansión del comunismo soviético. Alianzas desarrolladas bajo una
visión bipolar del mundo que se evidenció en la confrontación entre las ideas
liberales-capitalistas y las ideas socialistas-comunistas. Posteriormente, al finalizar
la Guerra Fría las amenazas y las expectativas globales de paz comenzarán a ser

13Ver: Las metáforas de una guerra perpetua: Estudios sobre pragmática del discurso en el conflicto armado colombiano.

Bogotá, Universidad Eafit, 2004; Los nombres del leviatán: Análisis de discursos de la Guerra en Colombia". Revista
Editorial SEMANA, 2006.
14Ver: “Opinión, información y ficción en los medios colombianos”, en: Colombia Foro, Revista de la Fundación Foro

Nacional por Colombia, Bogotá Panamericana, No. 45, 2002; Conflicto, hegemonía y nacionalismo tutelado en Colombia
2002-2008: entre la comunicación gubernamental y la ficción noticiosa en televisión. Tesis doctoral, Universidad de
Pittsburgh, 2009; Las ficciones del poder. Patriotismo, medios de comunicación y reorientación afectiva de los
colombianos bajo Uribe Vélez (2002-2010) IEPRI, editorial Debate, 2014.
15 Ver: “Representación de los actores armados en conflicto en la prensa colombiana”, Forma y Función No. 18, 2005,

pág. 167-196.
16 Ver: "Deslegitimación del Adversario y Violencia Política: El caso de las FARC y las AUC en Colombia". Acta

Colombiana De Psicología Universidad católica de Colombia, v.12 fasc. 2004, pág. 69-85.
17 Ver: Combatientes, rebeldes y terroristas: Guerra y derecho en Colombia. Bogotá, IEPRI, 1992.
18 Ver: "Guerra y Derecho en Colombia: El decisionismo político y los estados de excepción como respuesta a la crisis de

democracia". Revista de Estudios Sociales. Universidad de los Andes, fasc.18, 2003, pág. 29-46.

12
de tipo multipolar y se fortalecerán mucho más luego de los acontecimientos del
11 de septiembre de 200119.

Este tipo de amenazas tendrán influencia a nivel global, durante y después de la


Guerra Fría y en el caso de Colombia hará que se adopten políticas para combatir
primero al comunismo y luego al narco-terrorismo; la pregunta central que busca
responder esta investigación es sí existe una influencia del discurso de Estados
Unidos respecto a la relación amigo-enemigo en dos momentos específicos del
conflicto armado colombiano –La Operación Marquetalia (1964) en el contexto de
la lucha anticomunista y El Plan Colombia (1999-2001) en el contexto de la guerra
antidrogas y antiterrorista– y de qué carácter es esta influencia, de carácter total o
parcial. El análisis del discurso permitirá observar si se asume por completo la
definición de amenaza y de amigo o enemigo en consonancia con el contexto
internacional a partir de los lineamientos de Estados Unidos, o si existe una
adaptación propia de esa relación amigo-enemigo por parte de los actores del
conflicto armado colombiano.

Si tenemos en cuenta que la noción de lo que es una amenaza depende de la


percepción de los actores del conflicto, y que es, precisamente, esa noción la que
plantea dificultades a la hora de establecer la objetividad de tales amenazas, la
discusión de conceptos como seguridad y enemigo –frente a la necesidad de
definiciones precisas de lo que se comprende en cada Estado y en cada
comunidad como amenaza– resulta cada vez más necesaria. Socorro Ramírez20
sugiere la “conveniencia de entender las amenazas a la seguridad en un sentido
restrictivo, como riesgos de acción violenta e intencional que ponen en peligro la
vida, la libertad y la propiedad bien sea del individuo o de toda una sociedad y de
su Estado”; señala también que “según la magnitud y orientación de las
amenazas, la seguridad puede adquirir una dimensión social o política”.

19 Atentados cometidos por Al Qaeda contra Estados Unidos. El ataque impactó el Word Trade Center derribando las
Torres Gemelas, en la ciudad de New York y el Pentágono, en Virginia.
20 Ramírez, Socorro, Cepik, Marcos (editores). Agenda de Seguridad Andino Brasileña, primeras aproximaciones.

Bogotá, IEPRI, 2004, pág. 30.

13
Respecto a las amenazas internas y externas, lo que representa un factor de
seguridad para un gobierno puede ser un factor de amenaza para otro, o para un
sector de la sociedad. Por este motivo, las agendas de seguridad no son estáticas
sino que se adecuan a la dinámica política, económica y social tanto interna como
externa. La decisión de lo que es catalogado como amenaza dependerá de los
intereses que estén siendo afectados o siendo susceptibles de serlo.

De manera que debido al desarrollo mismo del conflicto colombiano, a los cambios
en la agenda de seguridad del Estado y a la posibilidad de que en ciertos aspectos
este conflicto de origen campesino se convierta en amenaza para otros Estados,
resulta necesario estudiar la construcción del enemigo en Colombia en el marco
de los cambios del contexto nacional e internacional.

La hipótesis que orienta esta investigación sostiene que la construcción del


enemigo en el conflicto armado colombiano está influida por el discurso de
seguridad nacional de Estados Unidos, el cual define cuáles son las amenazas,
determina las motivaciones y establece los modos y los medios para hacerles
frente. El discurso estadounidense, primero anticomunista y luego antiterrorista,
encontró un terreno fértil en el escenario de confrontación armada en Colombia
debido, en buena medida, a que las élites colombianas encontraron útiles
elementos en ese discurso para legitimar su propio poder político; la influencia de
Estados Unidos se debió menos a una imposición directa por parte de Washington
de la ideología bipolar característica de la Guerra Fría y más, tal vez, a una
especie de traducción local e instrumentalización de los discursos provenientes de
fuera; esto puede observarse a partir del análisis de los discursos de los actores –
Gobierno y FARC– en dos momentos coyunturales del conflicto: la Operación
Marquetalia (1964) ––momento en el que se combatirá a los grupos identificados
como comunistas– y la implementación del Plan Colombia (1999-2001) –momento
en el que se combatirá la amenaza del narcotráfico y el terrorismo–.

14
La propuesta metodológica de este trabajo de investigación tiene un carácter tanto
exploratorio como descriptivo e interpretativo, es decir, una metodología cualitativa
basada en la hermenéutica, la teoría crítica, la heurística, el análisis del discurso, y
la etnohistoria. Con lo cual se pretende profundizar en el conocimiento de los
contextos históricos planteados, a través de la identificación del proceso de
construcción del enemigo en el conflicto armado colombiano, y mediante el estudio
específico de los discursos de los actores, Gobierno y FARC.

La estructura del texto es la siguiente:

En el capítulo 1 se desarrolla el marco teórico donde se retoman, de un lado, las


tesis de Carl Schmitt sobre la relación amigo-enemigo para abordar el conflicto
armado colombiano, y de otro lado, nos apoyamos en las tesis de Teun van Dijk –
sobre el conocimiento social, la sociedad y el poder– para hacer el análisis del
discurso de la construcción de la imagen del enemigo en Colombia.

En el capítulo 2 se hace el análisis del contexto histórico en el que se desarrolla la


Operación Marquetalia, en 1964, relacionando los acontecimientos mundiales con
el discurso de los actores del conflicto. En este periodo se observa que el gobierno
estadounidense promueve la Alianza para el Progreso y el enemigo se define
fundamentalmente como una amenaza de carácter comunista.

En el capítulo 3 se aborda el contexto histórico del desarrollo del conflicto interno


luego de la Operación Marquetalia se analiza la implementación del Plan Colombia
como estrategia para combatir al enemigo y a su vez, a través del análisis de los
discursos, se evidencia que la confrontación ya no estará enmarcada en la lucha
anticomunista sino en la guerra global antinarcóticos y antiterrorista.

Para finalizar, presentamos algunas consideraciones y las conclusiones a las que


hemos llegado.

15
Capítulo 1

La construcción del enemigo

Una guerra no cobra sentido por el hecho de ser


llevada a cabo por ciertos ideales o por normas del derecho,
una guerra tiene sentido cuando está dirigida contra
un enemigo verdadero.
C. Schmitt

Esta investigación busca, a través de un estudio comparativo, elaborar un marco


de referencia que permita comprender la manera como se ha establecido la
relación amigo-enemigo en el conflicto armado colombiano; no pretende llegar a
una definición exhaustiva, pero sí abonar el camino hacia la construcción de la
imagen del enemigo en Colombia a partir del análisis de la influencia del contexto
internacional.

El punto de partida teórico es la relación amigo-enemigo desarrollada por Carl


Schmitt, de un lado, y las tesis propuestas por Teun A. van Dijk acerca del poder,
el conocimiento social y la sociedad (es decir, la tríada: discurso, cognición y
sociedad), del otro. La elección de estas dos perspectivas teóricas se hace
considerando que: primero, el planteamiento teórico de Carl Schmitt acerca de la
relación amigo-enemigo obliga a volver la mirada hacia la historia; ya que para
reflexionar sobre las relaciones de hostilidad y las decisiones políticas del Estado
frente a una amenaza se necesita comprender los contextos en los que estas
relaciones se producen. Y segundo, el planteamiento teórico de Teun van Dijk
acerca del poder, el conocimiento social y la sociedad permite analizar los
discursos de los actores y dar sentido a su interpretación de los acontecimientos.
Es a partir del análisis de los discursos como se develan las relaciones de poder,
las confrontaciones, y la teoría de van Dijk permite identificar las acciones
discursivas de los actores sociales dentro del contexto en el que se crean.

16
Este capítulo se divide en dos partes, en la primera, se aborda las tesis de Schmitt
en torno a la relación amigo-enemigo para identificar cómo los conceptos que
propone Schmitt pueden ser aplicados en la construcción del enemigo en el caso
colombiano; y, en la segunda, se presentan las tesis de van Dijk que permitirán
observar los discursos a la luz de los contextos históricos.

Un enemigo público excluido de la colectividad

Schmitt plantea el análisis de la política a partir de la relación amigo-enemigo, esta


distinción para él está presente en la sociedad de manera irrefutable, sin embargo,
cabe preguntarse en qué tipo de situaciones se presenta la distinción entre el
amigo y el enemigo, qué condiciones propician que un individuo o un colectivo sea
considerado enemigo, o qué intereses motivan la posibilidad de construir un
enemigo.

El enemigo que se constituye en el ámbito político, no en el ámbito personal, es un


enemigo que tiene carácter de enemigo público. En este sentido, Schmitt afirma
que el poder político o el Estado como “unidad política organizada” no es quien
elige la simpatía y la antipatía, la amistad y la enemistad personales, pero sí quien
soberanamente toma la decisión de elegir acerca de la amistad y la enemistad
política21.

En tal caso, si el enemigo es público, el amigo no podría ser otra cosa que público,
y el enemigo se identificaría entonces fuera de la colectividad, un enemigo
externo. De manera que al tomar la decisión política acerca de la amistad y la
enemistad, el ejercicio de la política se enfoca en ejercer decisiones de guerra,
paz, alianzas, etc. Como afirma Julien Freund “Efectivamente, ese es el objeto de
predilección de los desarrollos de Carl Schmitt. Como de todas formas le hace
falta reconocer una política ‘interna’, y, por ende, una ‘discriminación del amigo y

21 Schmitt, Carl. El concepto de lo político, Madrid, Alianza Universidad. 1987.

17
del enemigo’ en el seno de un único y mismo pueblo, acuerda en que una cierta
contradicción, un cierto antagonismo en el interior del Estado es un elemento
constitutivo del concepto de política, que está relativizado por la existencia del
Estado. Por otra parte, la política interna sólo se convierte en un asunto grave y
serio en los momentos de conflicto agudo, de crisis revolucionaria, de guerra civil,
cuando le corresponde al Estado reprimir al enemigo público interno”22.

Según esto, Schmitt plantea que es el poder político, el Estado soberano, el que
está en capacidad de decidir quién es el enemigo del pueblo, entendiendo como
soberano “aquel quien decide sobre el estado de excepción”23. El concepto de
soberanía, excepción, decisión y política adoptado por Schmitt ha sido
cuestionado desde áreas como el derecho y filosofía del derecho, por considerar
que traslada conceptos filosóficos al ámbito jurídico y político (es el caso del
concepto de la decisión 24 ) y que realiza una absolutización del concepto de
excepción 25 provocando que la política sea vista en función de un estado de
anormalidad y, por ende, que su acción se resuelva en términos de guerra entre
amigos y enemigos. Como se podrá observar en el desarrollo de esta
investigación, a pesar de la polémica en torno a las tesis de Schmitt, para
comprender los cambios y continuidades en la manera en que se construye la
imagen de un enemigo resulta pertinente partir de los planteamientos de este
autor, al respecto Manuel Iturralde afirma: “La normalización política y jurídica de
la excepción en Colombia cabe cómodamente dentro del molde Schmittiano pues
ésta ha significado la conducción de una política exclusionista y homogeneizante,
donde el discurso y el accionar del Estado se empeñan en dividir a la sociedad
entre amigos y enemigos, para justificar la eliminación de éstos como única salida
de la crisis”26.

22 Freund, Julien. Vista de conjunto sobre la obra de Carl Schmitt. Buenos Aires, Struhart & Cía, 2002, pág. 41.
23 Schmitt, Carl. Politische Theologie, Berlín, Dunker & Humbolt, 1993, pág. 13.
24 Es, según Schmitt, lo que permite de manera racional crear las normas y actuar en consecuencia a ellas.
25 Este concepto en Schmitt se refiere a una situación de extrema necesidad, en la que la ley no basta para retornar a la

normalidad.
26 Iturralde, Sánchez Manuel Alejandro. “Guerra y Derecho en Colombia: El decisionismo político y los estados de

excepción como respuesta a la crisis de democracia”. Revista de Estudios Sociales. Universidad de los Andes, fasc. 18,
2003, pág. 29-46.

18
El Estado y la decisión de quién es el enemigo

La lógica del funcionamiento de los mecanismos de excepción permite, de alguna


manera, comprender el contexto en el cual se ejerce el poder. Siguiendo a David
Aponte27, tenemos que en Colombia es el poder Ejecutivo y no el Legislativo el
que se encarga de producir la política criminal de emergencia, la cual, es en
realidad la de más impacto sobre todo el orden social, jurídico y político.

Para que en un estado de excepción28 el poder político pueda decidir quién es el


enemigo, Freund afirma que Schmitt llegó hasta el extremo de la reducción de lo
político: a la coerción. Mientras Max Weber hablaba sobre el uso legitimo de la
violencia y de los principios de la legitimidad, para Schmitt, “la única cuestión que
se plantea es saber si la polaridad amigo-enemigo existe o no en la realidad o
como virtualidad de lo real, sin que haya que preguntarse cuáles son los móviles
humanos lo suficientemente poderosos como para hacerla aparecer”29.

Pero ¿qué tipo de móviles produce la polaridad amigo-enemigo?, y ¿cómo se


identifica a un enemigo como enemigo verdadero? Las pistas que proporciona
Schmitt se basan en afirmar que el enemigo real o verdadero es el que se refiere a
“valores puramente existenciales”, a la necesidad vital para un pueblo de
“mantener su propia forma de existencia frente a una negación tan vital como esa
forma” 30. Sin embargo, como afirma Julien Freund, “el concepto de ‘forma de
existencia’ es bastante indeterminado −después de todo, el nazismo era una
‘forma de existencia’ como cualquier otra−"31 y es bajo la necesidad de mantener
determinada forma de existencia que surgen los estados de excepción.

27 Aponte, Alejandro. Guerra y derecho penal de enemigo. Aproximación teórica a la dinámica del derecho penal de

emergencia en Colombia. Bogotá, Estudios ocasionales CIJUS-Universidad de los Andes, 1999.


28 Estado de excepción significa que un país declara estar en una situación de emergencia o de guerra, dentro de la cual

se le asignan facultades preponderantes a las fuerzas militares. La normatividad que se promulga durante un Estado de
excepción tiende a justificarse en pro de la búsqueda de la normalidad. En Colombia el Estado de excepción esta
estipulado en la Constitución en el Capítulo 6 artículos 212 a 215.
29 Freund, Julien. Op. Cit., pág. 41.
30 Schmitt, Carl. El Concepto de lo político. Op. Cit., pág. 75.
31 Freund, Julien. Op. Cit., pág. 42.

19
Para Schmitt basta con que el Estado decida quién es el enemigo para que a su
vez imponga esta decisión como una necesidad política vital e indiscutible, dicha
decisión “soberana” tiene directa relación con el contexto doméstico e
internacional; ya que la política “es la más fuerte e intensa de las distinciones y
agrupaciones, [y] echa mano de cualquier otra distinción que encuentre con tal de
procurarse apoyo”32. Sin embargo, la declaración de una decisión estatal como es
la de adoptar un estado de excepción no implica que la colectividad lo acepte de
manera homogénea; resulta necesario evidenciar los matices de la imposición de
esta decisión para saber qué colectividades y bajo qué intereses se acepta a un
enemigo como verdadero.

Relaciones de inclusión, exclusión y confrontación

La percepción del otro, sobre quien el soberano puede tomar la decisión de


quitarle la vida, ha tenido vigencia a través de la historia. En la antigüedad, por
ejemplo, la sociedad romana reconocía como núcleo fundamental a la familia, por
tanto era el padre quien estaba en capacidad de decidir sobre la vida de sus hijos
y de sus esclavos (de los primeros porque les dio la vida y de los segundos porque
le pertenecían); en la Edad Media y comienzo de la Edad Moderna, el rey es el
soberano que dispone de la vida de sus súbditos, pero el cambio que se da en
esta época radica en que no puede hacerlo siempre ni en todas las circunstancias,
el soberano solo podía hacer uso de su privilegio cuando él o lo que él representa
se veía amenazado, es decir, tenía un poder sobre la vida condicionado.
A partir del siglo XVIII la soberanía fue ejercida desde los Estados y se habló de la
existencia de enemigos justos ya que cada uno afirmaba combatir por “una causa
justa”. Enemigos entre los que se podría pensar en posibilidades de negociación o
acuerdos de paz, puesto que no se trataba simplemente de aniquilarlos sino de
respetarlos en su derrota, y a quienes se les reconocía algunos derechos, a
menos que los acuerdos especificaran la ventaja del vencedor sobre el vencido.

32 Schmitt, Carl. El Concepto de lo político. Op. Cit., pág. 56.

20
Esta distinción es, para Schmitt, el rechazo a la discriminación entre los enemigos.
Sin embargo, en las dos guerras mundiales se cuestionó tanto el concepto de
discriminación del enemigo como el concepto mismo de guerra, debido a la
intensidad de las confrontaciones y al uso que del derecho internacional podían
hacer algunos Estados para justificar sus acciones.

Con la Segunda Guerra Mundial, Schmitt mencionaba que se podía temer que nos
dirigiéramos “hacia el caos en materia de derecho internacional, pero también de
hacer de cada guerra una especie de guerra civil”33, puesto que los cambios en
cuanto a los espacios en los que se estaba desarrollando la guerra tenían ahora
“repercusiones determinantes en la concepción tradicional del Estado y en la idea
que nos hacíamos de la guerra y del enemigo”34; como afirma Freund, Schmitt se
adelantaba en el final de la Segunda Guerra Mundial a lo que sería el desarrollo
de la Guerra Fría.

Foucault hace un contraste entre las épocas antes mencionadas y el paso de la


Edad Moderna a la Edad Contemporánea respecto a la potestad del soberano de
hacer morir y dejar vivir, en cuanto a la obligación que recae en el Estado de
garantizar la vida de sus ciudadanos y además de procurarles un bienestar que les
genere un mayor tiempo de vida, “durante milenios, el hombre siguió siendo lo que
era para Aristóteles, un animal viviente y además capaz de una existencia política;
el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su
vida de ser viviente”35, debido a que el predominio de la vida se fundamenta en la
muerte del otro con fines no solo metafísicos ni teológicos sino con fines políticos y
económicos. Al respecto Giorgio Agamben afirma “si el genocidio es el sueño de
los poderes modernos, ello no se debe a un retorno, hoy, del viejo derecho de

33 Schmitt, Carl. Die Wendung zum diskriminieren den kriegsbegriff (El cambio en la discriminación del concepto de
guerra). Múnich, Duncker y Humbolt, 1938. Citado en: Freund, Julen. Vista de conjunto sobre la obra de Carl Schmitt.
Buenos Aires, Struhart & Cía, 2002, pág. 65.
34 Ibíd., pág. 65.
35 Foucault, Michel. “Derecho de muerte y poder sobre la vida”, en: Historia de la sexualidad. La voluntad de saber,

México, Siglo XXI, 1986. Pág. 173.

21
matar; se debe a que el poder reside y se ejerce en el nivel de la vida, de la
especie, de la raza y de los fenómenos masivos de población”36.

Para Agamben existe una manera de identificar al otro, al que está por fuera de la
colectividad, el Homo Sacer; aquel a quien cualquiera puede dar muerte sin
incurrir en homicidio, y quien tampoco resulta aceptable a las deidades, por tanto
su muerte no es un sacrificio; una exclusión inclusiva de la nuda vida, un espacio
en el que “exclusión e inclusión, interno y externo, derecho y hecho entran en una
zona de irreductible indiferenciación”37.

Aristóteles afirma que para ser verdaderamente humano se debe ser miembro de
la Polis: “quien no puede vivir en sociedad o no necesita nada por su propia
suficiencia, no es miembro de la polis, y debe ser, por tanto, una bestia o un
dios”38 de tal manera que la exclusión de la polis no solo implica despojarse de la
condición de humano sino también caer en el “abandono”39. Abandonar significa
poner a la persona en bando, en un lugar donde pueda ser juzgado por la ley y a
su vez dejarlo a su fortuna, a su arbitrio y privado de derechos, como la “Nuda
vida” de Agamben, una vida des-nuda despojada de su ciudadanía, de su valor
político y esto se consigue a través de los dispositivos políticos que permiten
declarar un estado de excepción.

En la edad contemporánea, la guerra se transformó no solo en cuanto a la relación


entre Estados y en cuanto al desarrollo del derecho internacional, sino también en
cuanto a su espacio de acción, ya que pasó de ser terrestre, a ser marítima y
aérea; y pasó de escenarios en los que el enemigo era claramente identificable a
escenarios difusos y mediáticos en los cuales se construye la justificación de la
guerra y la imagen de los enemigos. De manera que si en el pasado el soberano

36 Agamben, Giorgio. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo Sacer III. Valencia,Editorial Pre-textos,
2000, pág. 166.
37 Ibíd., pág. 19.
38 Aristóteles. Política. Madrid, Tecnos, 2004. Trad. Carlos García Gual, I, 2, 1253a25.
39 Mills, Catherine. “Agamben’s Mesianic Politics: Biopolitics, Abandonment and Happy life”. Contretemps 5, December

2004. Pág. 45.

22
decidía sobre la vida y la muerte de un enemigo identificable que no pertenece a la
colectividad en la edad contemporánea el soberano justifica la exclusión y la
eliminación por considerarla una amenaza para la vida en un ámbito más amplio,
se habla de raza, de ideología, y en esa medida la confrontación asume un
carácter extrafronterizo. Es el caso de la guerra de Vietnam y del debate que, en
los años sesenta, se produjo en Estados Unidos en torno a la guerra de agresión y
a la guerra defensiva que conllevó a la creación de la doctrina de contención y a
que Estados Unidos se proclamara el garante del orden mundial.

Del enemigo identificable al enemigo difuso

La distinción entre lo interno y lo externo, en cuanto a la percepción de un


enemigo y al carácter de la guerra como mecanismo para mantener el orden
internacional perdería los fundamentos en los que se había sustentado hasta
finales del siglo XIX. A partir de la Primera Guerra Mundial y hasta la actualidad,
disciplinas como la historia, la ciencia política y los estudios de las relaciones
internacionales debieron asumir nuevos retos para comprender los cambios
políticos, económicos y sociales.

Las dos guerras mundiales comprometieron a los países en bandos aliados, y la


Guerra Fría condujo al enfrentamiento entre las dos grandes potencias, Estados
Unidos y Rusia, por la supremacía del orden mundial, anexando para sí el apoyo
de los cinco continentes para uno u otro bando e intensificando las relaciones de
interdependencia. De tal manera que, como afirma Diana Rojas, “la distinción
entre lo interno y lo externo se desdibuja en la mayoría de las dimensiones de la
vida social planetaria, la política internacional se vuelve doméstica y viceversa […]
y la guerra, como problema fundamental a resolver en el juego internacional,

23
desaparece como un asunto entre Estados. Los atentados del 11-S nos han hecho
aún más patentes estas dos condiciones”40.

Otro factor a tener en cuenta es que en la actualidad la multiplicidad de actores


internacionales hace que se revalúe el concepto de soberano, actores como:
Estados, Estados fallidos, multinacionales, organismos regionales
intergubernamentales, grupos sociales, ONG, individuos, etc., hacen que el centro
de las discusiones no sea necesariamente el Estado sino la sociedad que habita y
actúa en ese Estado, por tanto “mientras el Estado evoca una política espacial y
territorialmente definida, la política mundial evoca la velocidad y la temporalidad”41.

Aún así, la decisión de quién es el enemigo sigue siendo tomada desde el Estado,
sin embargo, debido a la diversidad de actores internacionales y a la velocidad con
la que se difunde actualmente la información esta percepción del enemigo puede
ser fortalecida o ser rechazada por dichos actores teniendo en cuenta factores
como: el tipo de amenaza, los intereses de grupo y la justificación para combatirlo,
entre otros. En esa medida, que un enemigo tenga carácter de enemigo global
implica que la potencia que aspira a la hegemonía global asume presentarse así
misma como algo deseable para los demás, y con la resistencia suficiente para
contrarrestar las fuerzas que amenacen el ideal defendible; como la democracia.
De manera que debe mostrar su potencia para contrarrestar las amenazas y, a la
vez, debe presentar una visión moral relacionada con ideas de justicia y progreso.

En la era de la globalización, una de las amenazas es el terrorismo, una amenaza


que tiene las características de la sociedad en la que se desarrolla: “dispersa,
multiforme, accesible, fragmentaria y, sobre todo, logra a partir de recursos
pequeños generar grandes efectos” 42 , una sociedad en la cual los avances
tecnológicos y los medios de comunicación generan mucho más impacto que
antes, por lo que el enemigo se asume como una amenaza o riesgo de carácter

40 Rojas, Diana. “La historia y las relaciones internacionales: de la historia internacional a la historia global”, en: Revista
Historia Crítica, Universidad de los Andes, http://historiacritica.uniandes.edu.co/html/27/art_rojas.htm
41 Ibíd.
42 Ibíd.

24
global, por ser un enemigo difuso cuya identificación dista del enemigo que se
combatía en las guerras entre Estados cuando era plenamente identificable.

Como mencionamos anteriormente, para Schmitt un enemigo se identifica como


verdadero a partir de una decisión política, y esta decisión política no emana del
pueblo sino de la unidad que éste ha designado como soberana. Sin embargo, la
elección del soberano no procede de la voluntad de una mayoría homogénea sino
de la “voluntad unitaria del pueblo, reflejada en la decisión a favor de una
determinada configuración del Estado”43.

Tenemos entonces que el tema de la decisión por parte de la mayoría sólo sería
posible, según Schmitt, en una sociedad homogénea. Schmitt afirma también que
esta homogeneidad es ficción puesto que “el principio de la mayoría se presenta
como imposición, por la fuerza y con carácter coyuntural, de un sector de la
sociedad sobre otro”44. La crítica que hace Kelsen a Schmitt, es que esa unidad
desde su soberanía no debe desdeñar la “libertad, ese derecho a la diferencia, de
individuos o de grupos, frente a cualquier planteamiento que pretenda establecer
una determinada idea como vía de homogenización de la diversidad social”45.

Schmitt responde a la crítica tomando de Hobbes la idea del principio democrático


en cuanto a que “sólo cabe un soberano, es decir, una instancia por encima de las
posiciones particulares en conflicto, cuando todos transfieren a él su poder y se
someten a él por igual”46. Y de Rousseau toma la idea de que “la soberanía es
indivisible e indelegable”47. Sin embargo, como se expuso anteriormente, debido a
la multiplicidad de actores internacionales que existen en la actualidad, esta idea
de soberanía resulta un poco más difícil de sostener.

43 Schmitt, Carl. El concepto de lo político. Op. Cit., pág. 14.


44 Ibíd., pág. 16.
45 Ibíd., pág. 16.
46 Ibíd., pág. 21.
47 Ibíd., pág. 21.

25
Schmitt con esto formula la pregunta acerca de quién es el soberano, no la de
cómo es el soberano. Para él, como afirma Rafael Agapito, el soberano sigue
siendo un sujeto en abstracto, una voluntad sin referencia a un contenido jurídico
concreto, es decir, soberano es “aquel que consigue imponer una decisión
fundamental en una situación excepcional”48, aquel que logra imponer un orden en
medio del caos.

De tal manera que “lo político se define así como una decisión constitutiva y
polémica. Es constitutiva porque es a través de ella como se definen o se
determinan los contenidos en torno a los cuales se va a configurar la identidad de
un pueblo frente a otro. Se trata de una decisión de carácter público. Y es
polémica porque con ella se establece lo político como relación amigo-enemigo,
tanto hacia el exterior, en la relación con otros pueblos o Estados, como hacia el
interior, frente a aquellos que no comparten o respetan la identidad concreta y
específica del Estado. La función de lo político, de esa decisión originaria, es pues
la de agrupar al pueblo en torno a un determinado contenido fundamental, y
defenderlo frente a los que no comparten esa identidad, ya procedan del exterior o
del interior”49 . Lo político es entonces, para Schmitt, la contraposición de las
categorías de amigo y enemigo, pero es definido sin una referencia específica,
aparece como una relación que se caracteriza por su intensidad y por la
posibilidad del uso de la coerción, de la fuerza.

El desarrollo de la categoría de guerra y de enemigo, de la Segunda Guerra


Mundial, condujo a enfrentamientos intensos y a conceptos de paz que se
disputaban entre la realidad del conflicto y la necesidad de regular las acciones.
Ante este cambio en la intensidad de la guerra, Schmitt afirma que “el historiador
para el que la historia no sea solo el pasado tendrá que tomar en consideración
también el desafío actual y concreto que plantea nuestra explicación de lo político,
tendrá que tener en cuenta la confusa equivocidad de los conceptos jurídicos

48 Ibíd., pág. 23.


49 Ibíd., pág. 26.

26
clásicos y revolucionarios, y no equivocar el sentido de nuestra respuesta a este
desafío”50. Afirmación que lo lleva a preguntarse “¿Cómo es posible aprehender
todo esto teóricamente si se reprime y arroja de la conciencia científica la realidad
de la existencia de la hostilidad entre los hombres?”51.

Para Schmitt la regulación y delimitación de la guerra supone una relativización de


la hostilidad. Este paso no es fácil de lograr ya que el enemigo es considerado
como un criminal; y si esta consideración no ha sido superada, ¿será acaso que a
pesar de tener otras características e intensidades, los conflictos continúan
manejando las mismas concepciones de la imagen del enemigo?

Para Schmitt existen tres tipos de enemigos:

1. Convencional
El enemigo convencional es un enemigo claramente identificable, con él las
fuerzas enfrentadas son abiertamente hostiles, se combate en campos de batalla
definidos y se intenta derrotar por medio de la supremacía militar.

2. Real
Este tipo de enemigo es el que Schmitt identifica como enemigo político, es decir,
aquel que es producto de una relación de poder y con quien puede llegarse tanto a
una guerra real como a una solución política.

El enfrentamiento entre estas fuerzas de poder da cuenta de una realidad en la


que la identificación del otro como enemigo reafirma un reconocimiento de sí
mismo, una identidad. En tal sentido, la identidad para Schmitt se da a partir de
una negación: soy lo que no es el otro. De tal manera que el otro ocupa un lugar
fundamental, y en cierto sentido problemático, puesto que se corre el riesgo de
que si desaparece el otro el yo desaparezca con él. Por tanto, la guerra contra el

50 Ibíd., pág. 44.


51 Ibíd., pág. 45.

27
enemigo real no implica su exterminio sino su derrota y para ello se necesitan
condiciones que permitan debilitarlo, que resulten favorables para el yo, y que
promuevan la negociación o solución política.

La paradoja en el conflicto colombiano es que existen fuerzas que hacen


contrapeso hacía el lado de la prolongación del conflicto; al reconocer que no se
es lo que es el otro el discurso que promueve la confrontación directa y el
aplazamiento, o inviabilidad de acuerdos políticos, ha llevado a que ésta posición
fortalezca otros sectores como el narcotráfico, la corrupción y el paramilitarismo.

3. Absoluto
El enemigo absoluto es aquel que es expulsado del campo de la política, con
quien no existe posibilidad de acuerdo, a quien es necesario reducirle su
existencia, deshumanizarle, para finalmente exterminarle. Este tipo de enemigo no
difiere del criminal, está por fuera de la ley, y con él no se llega a acuerdos, no se
negocia.

La noción de este enemigo se desarrolla a partir de la identificación del partisano


como un combatiente irregular cuya característica de combate es su capacidad de
movilidad. Esta identificación del partisano como enemigo absoluto sigue su curso
en los diferentes conflictos y en las distintas formas de hacer la guerra hasta la
actualidad, donde se considera a los grupos armados ilegales que cometen actos
terroristas como enemigos absolutos.

En el caso del conflicto armado colombiano, si bien se ha encasillado a la guerrilla


como un enemigo absoluto, su identificación ha dependido de la decisión del
presidente que se encuentre al mando, por tanto, el país ha tenido cuatrienios en
los que existieron acercamientos entre gobierno y guerrilla y otros en los que la
posibilidad de negociación fue prácticamente nula. Es innegable que en
ocasiones, en Colombia, se ha justificado la eliminación del enemigo como

28
herramienta para desviar la atención de otras amenazas existentes en el conflicto
y que han derivado en la consolidación de poderes mafiosos.

En la categorización de estos tipos de enemigo el partisano pasa de ser un simple


“irregular” a ser una figura relevante en la nueva manera de hacer la guerra, en
nombre de revoluciones de ámbito mundial. Como afirma C. Schmitt, en la Guerra
Fría se quebrarán “todos los ejes conceptuales que soportaban antes el sistema
tradicional para delimitar y regular la guerra. La Guerra Fría se burla de todas las
distinciones clásicas entre guerra, paz y neutralidad, entre política y economía,
entre militar y civil, entre combatiente y no combatiente; lo único que mantiene es
la distinción entre amigo y enemigo, cuya estricta consecuencia constituye su
origen y esencia”52.

Una amenaza latente mantiene viva la justificación de la confrontación

José María Tortosa afirma que “definir a alguien como enemigo en la primera
acepción de la palabra es una forma relativamente eficaz de convertirlo en
enemigo en el campo de batalla”53 y en ello los medios de comunicación juegan un
papel relevante.

Cuando en una sociedad el Estado promueve la imagen de un enemigo, las


verdaderas razones que pueden existir para identificarlo como tal pueden tornarse
difusas debido a la retórica que acompaña la acción. Siguiendo a Tortosa, las
posibles razones por las cuales le resulta pertinente a un actor promover la
imagen de un enemigo pueden ser por ejemplo, primero, para fortalecer la
cohesión interna, especialmente frente a un enemigo de carácter externo, porque

Ibíd., pág. 48.


52

Tortosa, José María. “La construcción social del enemigo”, en: Convergencia. Universidad Autónoma del Estado de
53

México. Septiembre-diciembre, 2010, número 33, pág. 183.

29
al enfrentar a otro pueden olvidarse los conflictos internos, “desde ser unos en
Cristo Jesús al somos una nación”54.

Segundo, puede ser que el interés sea de carácter colectivo para lo cual se
necesita construir “un enemigo abstracto (el comunismo, la globalización, los
inmigrantes, el terrorismo) que produce una reacción más intensa, aunque la
personalización del enemigo sea un elemento importante para la manipulación en
un mundo dominado por las imágenes”55. Con lo cual se logra hacer sentir a la
sociedad que su seguridad está en riesgo, y por qué no convencerles de que ellos
hacen parte de la posible solución, combatiendo al enemigo, con su rechazo, su
acción, su militancia, etc., por lo que la imagen del enemigo que es atacado o
muere, en ocasiones, termina siendo expuesta para que sea “parte de todos”.

De esta manera se crea un espiral de acción y reacción violenta de uno contra el


otro, una situación cada vez más difícil de abordar dado el carácter abstracto y
ubicuo del enemigo, y de los efectos que consiguen los actores enfrentados con
sus acciones. El Departamento de Estado de Estados Unidos menciona, por
ejemplo, la existencia de una “globalized insurgency”56, una amenaza que “will be
sustained over a protracted period (decades not years) and will require a global
response executed regionally, nationally, and locally”57, respuesta que se evidencia
en el desarrollo actual de estrategias como la Antiterrorism Assistance Program
(ATA)58, la Regional Strategic Initiative (RSI)59 o, para el caso de la Guerra Fría, el

54 Ibíd., pág. 184.


55 Ibíd., pág. 184.
56 Departamento de Estado, www.state.gov. “Insurgencia globalizada”.
57 “se mantendrá durante un período prolongado (décadas, no años) y requiere una respuesta global que se ejecute a

nivel regional, nacional y local”. Traducción libre.


58El Programa de Asistencia Antiterrorista (ATA) funciona como el principal proveedor de formación antiterrorista del

gobierno de EE.UU., su capacitación y asistencia antiterrorista está dirigida a las agencias policiales de los países
miembros. Según indican las cifras del Departamento de Estado ATA ha capacitado a más de 90.000 agentes de 154
países. Su objetivo es ayudar a contrarrestar los desafíos de seguridad fronterizos de “las amenazas a la estabilidad
nacional y regional, así como prevenir operaciones terroristas”.
59 La Iniciativa Estratégica Regional (RSI) tiene como objetivo reducir los “refugios seguros” a los terroristas, busca que

los funcionarios de la embajada estadounidense, el ejército, la policía y los oficiales de inteligencia trabajen
conjuntamente para identificar las amenazas, y diseñar estrategias de cooperación y recomendaciones para las
regiones. La RSI se encuentra en Asia, África Oriental, el Mediterráneo oriental, Iraq y el sur de África.

30
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca TIAR o la estrategia conocida
como Alianza para el Progreso.

Por esto la distinción amigo-enemigo no implica que el escenario sea un


enfrentamiento trágico y violento, el dominio de lo político en esta relación de
amistad y enemistad se define también por las estrategias orientadas a evitar una
lucha sangrienta, y es esta posibilidad extrema la que permite que se acepte el
carácter globalizado de determinadas amenazas; “la lucha real es la amenaza
latente en la enemistad” 60.

La confrontación en el ámbito discursivo: Los discursos como campo de


batalla

En esta investigación, el análisis de los discursos se elabora teniendo como


premisa algunos planteamientos de Teun van Dijk, y se incluye la relación que los
autores Chilton y Schäffner desarrollan para comprender un discurso político.

Mediante la construcción de discursos que deslegitiman al adversario es, en


buena medida, como los actores de un conflicto buscan consolidar la imagen de
un enemigo, de una amenaza y de la necesidad de políticas de seguridad contra
dicha amenaza. Las políticas del nacionalsocialismo son un ejemplo de cómo se
construye la imagen de un enemigo a través del discurso, de la propaganda.

Si se observan los principios que regían la propaganda nazi –los cuales existían
desde la I Guerra Mundial, y que Hitler utilizó para su propósito político– se
encuentra que, en cierta medida, aún tienen vigencia, y que muchas de esas
estrategias son utilizadas en los discursos actuales. De manera que el análisis del
discurso es una herramienta con la que se pueden estudiar los mensajes dirigidos

60 Uribe, Mauricio. “Lo político en la guerra civil colombiana”, en: Análisis Político, No. 72, Mayo-agosto, 2011, pág. 25.

31
a la población, en cualquier época, y, por tanto, permite una mejor comprensión
del contexto en el que se construye la imagen de un enemigo.

El primero de esos principios se refiere a la efectividad. Un discurso es efectivo


cuando no supone una amenaza, es decir, cuando el receptor asume el mensaje
como una protección a sus intereses, y, para ello el emisor apelará a sentimientos
como el amor, el miedo, la ira, la esperanza o la culpa. Otros principios son: el
principio de simplicidad (el mensaje promueve una idea clara y comprensible para
todos); principio de dispositivo (el mensaje contiene una carga emocional);
principio de simpatía (indica que las opiniones y los argumentos del adversario se
combaten con provocaciones que involucren sentimientos, emociones y
referencias a tradiciones o valores); principio de síntesis (los mensajes no tienen
una concatenación rigurosa, no son argumentos extensos y saltan de una idea a
otra, pero siempre terminan con la idea con la que comenzaron); principio de
verosimilitud (en el mensaje una mentira eficaz se convierte en una verdad a
medias); principio de repetición (es la reiteración de la caracterización y modo de
nombrar al enemigo); principio de dosificación (busca que la imagen del soberano,
de la autoridad, así como su mensaje tenga una constante presencia en los
medios); y finalmente, el principio de orquestación (la emisión del mensaje
requiere de una estructura, dependiendo del medio y el público al que va dirigido).

Estos principios utilizan técnicas como: el uso de estereotipos y alusiones, para


crear y consolidar la imagen de un enemigo o de una amenaza; la sustitución de
nombres, utilizando palabras que provoquen una emoción ya sea positiva o
negativa de acuerdo a la intención del mensaje; la selección, se trata de
seleccionar determinados hechos o acontecimientos para ser mencionados de
acuerdo con el interés del emisor; la repetición, se utiliza para que el mensaje sea
retenido por el receptor; y, la afirmación, con la cual se busca crear sensación de
integración o identificación grupal.

32
En el caso del nacionalsocialismo la propaganda no fue, tan solo, un uso masivo y
sistemático de métodos y técnicas, sino toda una estrategia política; por lo tanto,
se debe tener en cuenta que los discursos tienen también un papel coercitivo y no
siempre las personas actúan por convicción frente al mensaje que reciben, en
ocasiones también lo hacen por miedo, por represión, por duda o por falta de
argumentos. Hitler mencionaba que “Las afirmaciones han de ser siempre en
indicativo o imperativo, nunca en condicional, porque así se nutre la psicosis del
poderío entre los amigos y de terror entre los enemigos”61.

Metodológicamente, existen funciones estratégicas que permiten analizar los


discursos de los actores y comprenderlos en su contexto. Según Chilton y
Schäffner, las funciones estratégicas para analizar un discurso político son: a)
coerción; b) resistencia, oposición y protesta; c) encubrimiento; d) legitimación y
deslegitimación62.

De la coerción son característicos los discursos respaldados por sanciones legales


como órdenes, leyes, edictos, etc.; en la segunda estrategia (resistencia, oposición
y protesta), se pueden identificar los discursos de aquellos que están en contra de
las decisiones de las élites o del soberano, pero que utilizan calificativos
deslegitimadores similares a los usados en los discursos de poder a los que se
oponen, dentro de esta estrategia se incluye el discurso a través de medios de
expresión como graffiti o eslóganes. La tercera, el encubrimiento, se refiere a la
información que se omite, se trata de contar una verdad a medias utilizando
evasivas o negaciones. Finalmente, las funciones de legitimación y
deslegitimación son un recurso que les permite a los actores justificar sus
acciones y deslegitimar al adversario por medio del discurso en el que presentan
al otro de forma negativa cuando no pueden actuar exclusivamente haciendo uso
de la fuerza. En este tipo de discursos se encuentran referencias que aluden a la

61 Hitler, Adolf. Citado en: Rodero, Emma. “Concepto y técnicas de la propaganda y su aplicación al nazismo”. Actas del
III Congreso Internacional Cultura y Medios de Comunicación, publicaciones Universidad Pontificia, Salamanca, 2000.
62 Chilton y Schäffner. Citado en: SABUCEDO, Jose Manuel, Maria Idali BARRETO, Henry BORJA, Wilson LÓPEZ,

Amalio BLANCO, Luis de la CORTE, Mar DURÁN. “Construcción del discurso deslegitimador del adversario: gobierno y
paramilitarismo en Colombia”. Bogotá, UNIV. PSYCHOL., V 7, No. 2, mayo-agosto, 2008, pág. 572.

33
deshumanización, proscripción, comparación negativa, y a acciones como
secuestrar, asesinar e identificar grupos por fuera de lo establecido (comunistas,
fascistas, imperialistas, etc.).

Teun A. van Dijk elabora una propuesta teórica en la que expone tres formas de
representación relevantes para la comprensión de un discurso: discurso, cognición
y sociedad63, es decir, para comprender la interrelación entre el contexto social, la
acción, el actor y las estructuras societales. A su vez, añade el concepto de
modelos contextuales –que son los que dirigen el aspecto de interacción y
comunicación del discurso, relacionando el discurso con las situaciones y las
estructuras sociales–, y el concepto de modelos de situación o de
acontecimientos, que son la representación del conocimiento en la memoria.

Estos modelos que propone van Dijk son de carácter social e individual, contienen,
por un lado, las opiniones desarrolladas sobre determinados sucesos o
situaciones y, por otro, las acciones sociales que se derivan de estas opiniones;
“los modelos explican cómo es posible que un discurso pueda mostrar
simultáneamente propiedades personales y sociales, y de hecho explican cómo es
posible que, en una misma situación social, cada discurso sea diferente”64.

A pesar de que esta investigación no tiene carácter de estudio lingüístico, resulta


indispensable un acercamiento a esta disciplina, dada la necesidad de manejar
ciertas reglas interpretativas y discursivas propias de la semántica que facilitan el
estudio de los discursos.

63 “El texto, el habla, la interacción verbal, el uso del lenguaje y la comunicación se estudian conjuntamente bajo el
concepto de ‘discurso’. Los aspectos mentales de las ideologías, como la naturaleza de las ideas o las creencias, sus
relaciones con las opiniones y el conocimiento y el status como representaciones socialmente compartidas, se cubren
bajo el concepto de ‘cognición’. Finalmente, los aspectos históricos, sociales, políticos y culturares de las ideologías, su
naturaleza basada en el grupo y especialmente su papel en la reproducción o la resistencia al dominio se examina bajo
el amplio concepto de ‘sociedad’… Debemos tener en cuenta que estas distinciones conceptuales son meramente
analíticas y prácticas que obviamente se superponen; por ejemplo, el discurso forma parte de la sociedad, igual que las
ideas de los miembros del grupo socialmente compartidas…” Van Dijk, Teun. Ideología y discurso. Una introducción
multidisciplinaria. Ed. Ariel, España,2003, pág. 18.
64 Van Dijk, Teun. En: Wodak, Ruth, y Meyer, Michael, (Compiladores), Métodos de análisis crítico del discurso,

Barcelona, editorial Gedisa, 2003, pág. 167.

34
De la lingüística y, específicamente, de la propuesta de van Dijk que se refiere a
los marcadores lingüísticos se tendrán en cuenta: el énfasis: fuerza de expresión o
de entonación con que se quiere realzar la importancia de lo que se dice y que en
un texto se evidencia a través de recursos como cambios tipográficos, subrayado,
etc.; el estilo léxico: referente a la manera de escribir y al vocabulario empleado; la
coherencia: es una de las características de la búsqueda de significado en un
discurso y evidencia la relación existente entre las proposiciones que integran el
discurso –en ese sentido, la coherencia puede ser global cuando un discurso trata
y desarrolla un tema, o puede ser local cuando una secuencia de proposiciones se
refiere a una secuencia de acciones, acontecimientos o situaciones que se
interrelacionan, por ejemplo, mediante relaciones de causalidad–; finalmente, las
iniciativas semánticas locales como las rectificaciones, las figuras retóricas y las
objeciones.

Y en lo que se refiere a marcadores extralingüísticos se tendrán en cuenta: el


análisis de las macroestructuras semánticas, es decir, de los temas o asuntos de
los que trata el texto, y el análisis de las macroproposiciones semánticas, es decir,
las expresiones, en ocasiones directas, de las propuestas que sugiere dicho texto
o discurso de acuerdo a la perspectiva desde la cual se produce.

Dentro de las macroproposiciones semánticas se encuentran: el análisis de los


significados o proposiciones locales, en los que se evidencian las formas del
significado tácito o indirecto; las implicaciones y las presuposiciones, a través de
las que se da por cierto o sabido algo sin tener fundamento ni motivos suficientes
para ello; las alusiones, cuando se hace referencia a personas o cosas sin
nombrarlas; las ambigüedades, con las que se abre la posibilidad de que algo
pueda entenderse de varios modos o de que admita distintas interpretaciones; las
omisiones, abstención para expresar algo; y las polarizaciones, con las que se
pretende concentrar la atención o el interés de los receptores del discurso y
dirigirlos hacia los intereses del emisor. Entre las polarizaciones se encuentran,
por ejemplo, el análisis de las relaciones lingüísticas específicas, entre ellas, las

35
hipérboles: aumentar o disminuir exageradamente la verdad de aquello sobre lo
que se habla; las lítotes: esta figura retórica consiste en no expresar todo lo que se
quiere dar a entender, pero dejando clara la intención; las atenuaciones: se
refieren a no hacer explícito aquello que se quiere dar a entender, generalmente
negando lo contrario de lo que se quiere afirmar; las insinuaciones: figura con la
que se realizan alusiones indirectas a lo que realmente se quiere expresar; las
comparaciones o los símiles; las metáforas: consiste en usar una palabra o frase
por otra, estableciendo entre ellas una identificación directa; persuasión: intención
de convencer a través de un argumento; y, finalmente, en lo que respecta a los
marcadores extralingüísticos, se tiene en cuenta el análisis del contexto en el que
se desarrollan los discursos.

Adicionalmente, se tienen en cuenta, en la medida en que los mismos discursos lo


permiten, las “estrategias discursivas” identificadas por van Dijk, como: referencia
o modo de nombrar: de qué modo se nombra a las personas y de qué modo se
hace referencia a ellas; predicación: qué rasgos, características, cualidades y
particularidades se les atribuyen; argumentación: por medio de qué argumentos y
de qué esquemas argumentativos tratan algunas personas concretas o algunos
grupos sociales específicos de justificar y legitimar sus acciones, la discriminación
o la supresión de otros; y la enmarcación o representación del discurso: desde qué
perspectiva o punto de vista se expresan las etiquetas, atribuciones y argumentos.

Mediante los mecanismos lingüísticos y extralingüísticos se puede, según van Dijk,


“persuadir a las personas para que formen las representaciones sociales
preferidas por las élites de poder, por ejemplo, respecto a la política exterior de los
Estados Unidos, respecto a los terroristas, respecto a la legitimación de las
guerras, respecto a la necesidad de armas y ejércitos y un sin número de otras
creencias asociadas que pueden hacer que los discursos beligerantes sean más
aceptables para cualquier caso concreto futuro”65, o como menciona el mismo van

65 Van Dijk, Teun, Discurso y dominación, Grandes conferencias en la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad

Nacional de Colombia, Bogotá, No. 4, febrero, 2004, pág. 17.

36
Dijk refiriéndose a la noción clásica de Gramsci de ‘hegemonía’: todo se basa en
el consentimiento, muchas veces las personas creen y hacen lo que las élites
dicen, no debido a algún tipo de coerción sino por su libre albedrío.

Así, una vez se genera esa persuasión negativa sobre la imagen de un enemigo,
en todo evento futuro en el que se haga alusión a esta se recreará ese modelo
negativo, el cual puede llegar a ser parte de representaciones sociales más
generales, es decir, ideologías. De tal manera que, como afirma Horkheimer, “Los
hechos que los sentidos nos presentan están socialmente preformados de dos
modos: a través del carácter histórico del objeto percibido y a través del carácter
histórico del órgano percipiente. Ambos son naturales y configurados por la
actividad humana. El modo en el que el hombre ve el mundo es también un
resultado de la historia”66.

La percepción del otro como enemigo depende de una decisión política que toma
el poder soberano, el Estado; de acuerdo a la identificación de lo que considera
una amenaza y de la necesidad de contrarrestarla, lo que da cabida a la
declaración de los estados de excepción. La clasificación que presenta Schmitt de
los diferentes tipos de enemigo indica que cada uno de estos tipos (convencional,
real y absoluto) se presenta en una situación determinada y para comprenderla es
necesario analizar el contexto histórico en el que se produce. Un contexto en el
que las acciones discursivas de los actores dan cuenta de las relaciones de
confrontación y poder, y de cómo se construye el enemigo. Es por esto que para
analizar la influencia del contexto internacional en la construcción del enemigo en
el conflicto armado colombiano esta investigación se vale de los planteamientos
teóricos de Carl Schmitt y de Teun van Dijk.

En la Guerra Fría la división que produjo el enfrentamiento político, ideológico y


económico de las dos grandes potencias tuvo repercusiones a nivel global, y para

66 Horkheimer, Max, Teoría tradicional y teoría crítica. Editorial Paidós, I: C: E de la Universidad Autónoma de Barcelona,

2000 (1era edición: Barral editores, Barcelona, 1973).

37
el caso de Colombia la política doméstica no estuvo ajena a los acontecimientos
mundiales. En el siguiente capítulo, se analiza la influencia del discurso
estadounidense en el conflicto armado colombiano, en cuanto a la identificación de
la amenaza y a la construcción del enemigo de carácter comunista, en el marco
de la Operación Marquetalia llevada a cabo en 1964.

38
Capítulo 2

El enemigo en el contexto geopolítico de la Guerra Fría.


Marquetalia: el mito fundacional de las FARC

Un acontecimiento puede, en rigor, cargarse de una serie de


significaciones y de relaciones. Puede ser testimonio
de movimientos muy profundos y anexar un tiempo muy superior
a su propia duración. En suma puede estar unido a toda una cadena
de sucesos y de realidades subyacentes
(Fernand Braudel)

En el año 1964, en medio del clima ideológico y político de la Guerra Fría, en


Colombia tuvo lugar la confrontación militar de mayor escala que hasta el
momento se hubiese dado entre el Ejército y los grupos de autodefensa o ligas
campesinas 67 . Esta acción militar conocida como Operación Marquetalia u
Operación soberanía, se desarrolló en la región que lleva este nombre –
Marquetalia–, ubicada en la frontera entre Huila y Tolima, departamentos de la
cordillera occidental colombiana. A raíz de la confrontación se produjo un cambio
inusitado en el “grupo de Marquetalia”68: a partir de ese momento dejó de ser una
organización de autodefensa campesina para convertirse en guerrilla móvil y,
posteriormente, conformar lo que hoy conocemos con el nombre de Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).

La historia de las FARC se remonta a las luchas agrarias de los años treinta,
apoyadas por el Partido Comunista, y a las organizaciones de autodefensa
campesina. La confluencia de los acontecimientos históricos de las primeras
décadas del siglo XX que condujeron al periodo conocido como “La Violencia” ha
sido la justificación de las FARC para asumir una oposición armada en contra del
Estado colombiano. Como afirma Mario Aguilera, “no por ello podría considerarse

67 Se conocen como autodefensas o ligas campesinas a los grupos que surgen debido a los conflictos agrarios en las

zonas cafeteras a finales de los años 20.


68 El grupo de Marquetalia liderado por Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda Vélez, se instaló en la región en

1960 tras el asesinato de Jacobo Prías Alape, hecho cometido por Jesús María Oviedo a raíz de la separación ideológica
entre liberales limpios y comunes. Manuel Marulanda se mantuvo a la cabeza de dicha organización desde sus inicios
como grupo armado hasta el año 2008.

39
que se trata exclusivamente de un simple ‘arreglo’ de la memoria o de una manera
particular de contar la historia colombiana. Es evidente que existen diversos hilos
de continuidad que ligan a las FARC con [hechos relacionados con el desarrollo de
“La Violencia” –como las luchas agrarias, el enfrentamiento bipartidista, la
organización armada, entre otros–] al punto que estos […] antecedentes siempre
han tenido un peso muy relevante, no solo en la memoria de este grupo
guerrillero, sino también en los análisis académicos que se han elaborado sobre el
mismo”69.

Medófilo Medina70, en Julio de 2011, envío al entonces comandante de las FARC,


Alfonso Cano, una misiva en la que valiente y concienzudamente animaba la
reflexión en torno a los acontecimientos históricos que han marcado la historia del
conflicto colombiano. Su objetivo era impulsar, para el presente, nuevas
posibilidades de solución del conflicto a partir de la apertura de un diálogo
epistolar entre el comandante de las FARC y la población civil; se trataba de abrir
una ventana para que el debate permitiera a estos dos actores exponer su
posición actual acerca de la “inevitabilidad de la guerra y las posibilidades de la
paz”.

Tanto en su mensaje como en la respuesta emitida por Timoleón Jiménez71 la


alusión a Marquetalia, dentro del marco de los acontecimientos coyunturales del
desarrollo del conflicto, fue inevitable; entre otras cosas, porque fueron los hechos
relacionados con Marquetalia los que permitieron la construcción de una imagen
del enemigo que vinculaba los acontecimientos mundiales con los domésticos a
través de la relación de Colombia con Estados Unidos. Pierre Gilhodés escribió al
respecto: “no es exagerado concluir que en Colombia, desde el punto de vista
estrictamente militar, se inventó el enemigo en forma de una respuesta continental

69 Aguilera, Mario. Las FARC: La guerrilla campesina, 1949-2010 ¿ideas circulares en un mundo cambiante? Bogotá,

Corporación Nuevo Arco Iris, ARFO editores, 2010, pág. 20


70 Medina, Medófilo. Carta Abierta a Alfonso Cano. Publicada en: Revista razón pública
http://razonpublica.com/index.php/politica-y-gobierno-temas-27/2188-medofilo-medina.html, Julio 10 de 2011.
71 Jiménez, Timoleón (Rodrigo Londoño). “Carta a Medófilo Medina”. Publicada en: Fundación Semanario Voz, Colección

batalla de ideas, Vol. 1, enero de 2012. Timoleón Jiménez, alias Timochenko, sucede como comandante de las FARC a
Alfonso Cano quien murió el 4 de Noviembre de 2011 en un operativo del ejército.

40
[...] no cabe duda que la inspiración vino del exterior en esta ofensiva ideológico
militar de comienzos de los sesenta”72.

Poco tiempo después de la respuesta del comandante del grupo insurgente al


profesor Medina, se redactó una nueva misiva, esta vez, firmada por un grupo
amplio de académicos, en la que instan a Timoleón Jiménez a continuar con el
diálogo epistolar que permitiera a los colombianos comprender las razones de la
continuidad de la guerra y las posibilidades de una solución al conflicto armado,
teniendo en cuenta que “el país necesita pensar la guerra e interpretar a sus
actores” 73 . Nuestra investigación se inscribe en el mismo propósito, ante la
necesidad actual de continuar el camino abonado hacia una mayor comprensión
del conflicto. Como afirma Gonzalo Sánchez: “El pasado se vuelve memoria
cuando podemos actuar sobre él en perspectiva de futuro”74, y Marquetalia, como
otros acontecimientos, continua siendo parte de la memoria histórica del conflicto
colombiano.

Los sucesos de Marquetalia provocaron diferentes discusiones políticas, sociales y


militares en el país, y llamaron la atención de algunos organismos y sectores de la
opinión pública internacional, especialmente, debido a la preocupación que en ese
entonces se tenía en torno a la posible expansión del comunismo en América
Latina, preocupación intensificada tras el golpe de Estado ocurrido en Guatemala
en el año 1954 y la Revolución cubana en el año 1959.

El ex secretario de Estado norteamericano John Foster Dulles hablaba de la


existencia de una ley moral universal que obligaba a Estados Unidos a intervenir

72 Gilhodés, Pierre. “El ejército colombiano analiza la violencia”, en: Pasado y presente de la violencia en Colombia.

Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda, compiladores. Bogotá, Cerec, segunda edición, 1991, pág. 356
73 Carta abierta de académicos a Timoleón Jiménez. “Es el momento de las grandes decisiones. Carta a Timoleón

Jiménez”. Publicada en: Revista Razón Pública http://razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/2807-


es-el-momento-de-las-grandes-decisiones-carta-a-timoleon-jimenez.html, marzo 18 de 2012.
74 Sánchez, Gonzalo, en: Guerras, memoria e historia. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH,

2003.

41
para salvaguardar a los países de la expansión comunista. La mezcla que hacía
de moral y política, le llevó a afirmar:

Lo que hacemos, lo hacemos por un interés propio esclarecido; pero es un


interés propio que coincide con el bienestar y la satisfacción de los pueblos
interesados, definidos por sus principales estadistas […] Tenemos no solo el
derecho moral, tenemos no solo la experiencia, no solo el motivo meritorio,
sino también la responsabilidad.75

En este discurso encontramos el recurso de legitimación, que consiste en


presentar las acciones de Estados Unidos como acciones que interesan no solo a
este país, sino a los demás países preocupados por el bienestar de todos. Dulles
justifica esas acciones afirmando que son una decisión de “los principales
estadistas”, es decir, de los gobernantes cuyos pueblos pueden verse beneficiados
gracias a la experiencia y responsabilidad estadounidense.

El Gobierno estadounidense, materializó el discurso de contención del comunismo


y su política de seguridad mundial, procurando que varios países, entre ellos
Colombia, acogieran una serie de posiciones contra la expansión de la “marea
roja”. Así, la acción “cívico-militar” –como fue denominada– que dio origen a la
Operación Marquetalia fue emprendida por el Gobierno colombiano con ayuda
militar norteamericana. Esta acción cívico-militar consistía en acciones que
miembros de las Fuerzas Armadas realizaban como apoyo a programas de
desarrollo socio-económico para la población civil, en zonas afectadas por los
enfrentamientos armados o zonas con influencia de los grupos al margen de la ley.
Con estas acciones se buscó recuperar la confianza de la población hacia los
militares.

Marquetalia es, como veremos, un referente en la historia del conflicto armado en


Colombia, es un recuerdo atravesado por el tiempo y el devenir político del país,
es una región y, para los guerrilleros, una experiencia de vida. Es también un

75 Dulles, John. War or Peace, pág. 217. Citado en: Finlay, David J. El enemigo en política. Buenos Aires, ediciones

Libera, 1979, pág. 59. Título original Enemies in Politics, 1967. Traductor Aníbal Carlos Leal.

42
acontecimiento en el que se evidencia el final de un ciclo y el comienzo de otro: el
final de un ciclo de violencia, 1946-1953, que encuentra un fin aparente en el
proceso de pacificación propuesto por el gobierno del General Rojas Pinilla en
1953 –Marquetalia, en cierto modo, resulta de esa primera violencia y etapa de
pacificación–; y el comienzo de la violencia que se vivió durante el periodo de
1958-1964. Posteriormente, a finales de los años setenta, una nueva violencia se
instauró en el país, directamente relacionada con el tema del narcotráfico.

Este capítulo desarrolla dos elementos: El primero corresponde a un contexto


histórico que da cuenta de los acontecimientos en torno a la Operación
Marquetalia y el segundo elemento de análisis presenta los discursos que intentan
dar respuesta a la pregunta acerca de qué ocurrió y cómo se recuerda a
Marquetalia. Como resultado de todo lo anterior, se podrá observar la influencia
del discurso estadounidense en la definición del enemigo como una amenaza de
carácter comunista.

Para facilitar la elaboración del análisis, cada uno de los discursos escogidos se
ha dividido en varios apartados. Con el fin de hacer explícitas las estrategias e
intereses que se van evidenciando entre líneas, los textos de los discursos objeto
de análisis se identifican con la reducción de márgenes, y para resaltar algunos
temas específicos, dentro de los discursos, trazaremos una línea debajo de la
palabra o frase. Para diferenciar el texto correspondiente al análisis de los
discursos utilizaremos un cambio tipográfico: la letra cursiva y subrayado.

Antecedentes históricos

Estados Unidos, en las primeras décadas del siglo XX, tenía la necesidad de crear
mercados externos; por su parte, Centro y Sur América les resultaba rentable el
mercado con EE. UU., en parte, por cuestiones de cercanía y, en parte, porque en
Europa, su mercado tradicional, había quedado devastado por la guerra.

43
Las relaciones económicas con Latinoamérica fueron promovidas por Estados
Unidos fundamentalmente para tener acceso al potencial de materias primas
explotables. Lo que daría paso a la creación de un modelo mixto, que se aplicaría,
especialmente, al banano y el petróleo; una economía de enclave, que consistiría
en que la compañía inversora estadounidense instauraba una serie de
mecanismos que controlaran no solo lo económico, sino también, en cierto
sentido, lo político y lo social. Es lo que ocurrió en el caso de la United Fruit y la
Oil Company, “la united Fruit […] dirigía una red de compañías subsidiarias que
controlaban a su vez redes ferroviarias, comercialización, fuerza laboral, medios
de comunicación y, ocasionalmente, la ley y el orden en las regiones productoras
de banano […] Se podría afirmar, cuando menos, que la United Fruit afectaba en
forma significativa las vidas de millones de personas fuera de los Estados Unidos
[…] algunos aportes positivos fueron la transformación de selvas en centros
productivos, construcción de acueductos y hospitales, así como redes ferroviarias,
puertos y escuelas […] No obstante, existía una cara oscura de la presencia de la
United Fruit. La compañía estranguló la competencia, derrocó gobiernos, sobornó
presidentes, arruino cultivadores, hizo quebrar cooperativas, se opuso al
sindicalismo, dominó a los trabajadores y sacó provecho de los consumidores”76,

Colombia, en las primeras décadas del siglo XX, tenía interés en atraer la
inversión extranjera, puesto que aún el proceso de industrialización no despegaba
con fuerza; el país no contaba con suficiente capital, no tenía suficiente circulante,
no existía una base que generara un excedente, y la mano de obra, así como los
instrumentos o maquinaria de explotación eran incipientes77. El Estado no contaba
aún con un Ejército fuerte ni poder fiscal, y los impuestos eran una escasa fuente
de recursos. Por tanto, dado que la estabilidad política y la seguridad dependen,
en buena medida, de la capacidad económica del Estado, se necesitaba un
consenso político que enfrentara los déficits y que controlara a los nacientes

76 Brungardt, Maurice P. “La United Fruit Compañy en Colombia”, en: Dethloff, Henry C. y C. Joseph Pusateri
(Compiladores), American Business History. Case Studies, Harlan Davidson, Arlington Heights, 1987, pág. 235-256.
http://www.bdigital.unal.edu.co/22475/1/19092-62543-1-PB.pdf
77 Tirado, Mejía Álvaro y Medina, Medófilo http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/11/1.php . Tirado, Mejía Álvaro.

Introducción a la historia económica de Colombia. Bogotá, El Ancora Editores, 1988. Primera edición 1977.

44
grupos armados, es decir, que construyera una mayor estabilidad interna, y para
ello, se necesitaban los recursos que le permitieran impulsar dicha estabilidad.

En el ámbito económico, el país se apoyaría en el endeudamiento externo para


impulsar su desarrollo; y en el ámbito político, se retomaría la idea central de la
doctrina propuesta por el presidente Marco Fidel Suárez, en los años 20, “Respice
Polum”, con la cual se afirmaba que “el norte de nuestra política exterior debe
estar allá, en esa poderosa nación, que más que ninguna otra ejerce atracción
respecto de los pueblos de América”78. Así, nuestra soberanía estaría garantizada
pero bajo una cierta dependencia en el ámbito económico y político.

En ese proceso cabe destacar el trabajo de la misión Kemmerer 79 , que se


presentó como una misión externa exclusivamente técnica, con el fin de evitar que
la ayuda se percibiera con características intervencionistas, principalmente, debido
a que la misión fue contratada por el Estado colombiano.

El afianzamiento de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos en las


primeras décadas del siglo XX culmina con la expansión económica
estadounidense, con la firma del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
(TIAR) y la política del Buen vecino, con la cual Estados Unidos pretendía moderar
el discurso que se había consolidado a través del Corolario Roosevelt en el que se
afirmaba que,

[…] si un país latinoamericano situado bajo la influencia de los EE.UU.


amenaza o pone en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o
empresas estadounidenses, el gobierno de EE. UU. está obligado a intervenir
en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo,
restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas.

78Suárez, Marco Fidel. Tratado entre Colombia y Estados Unidos. Bogotá, Casa editorial El Liberal, 1914, pág. 3.
79La Misión Kemmerer fue una misión de técnicos encabezada por Edwin Walter Kemmerer, conocido como “doctor
money”. Fue contratada bajo la presidencia de Pedro Nel Ospina con ayuda de Enrique Olaya Herrera, Ministro de
Colombia en Washington, con el objetivo de asesorar al gobierno colombiano en la organización administrativa del país.
En su edición del 9 de febrero de 1923 el diario estadounidense The New York Times mencionaba “Kemmerer es la
persona que mayores conocimientos financieros posee hoy en día en los Estados Unidos y ha sido una verdadera
adquisición para Colombia conseguir los servicios de este notable técnico”.

45
Estados Unidos privilegiaba así el tema de la seguridad nacional y se declaraba
garante del buen juicio y del orden. Referirse a un país latinoamericano como
“desquiciado” y afirmar que Estados Unidos tiene la obligación de imponer orden
si ve amenazados sus intereses, refleja la relación de asimetría que definirá la
relación entre este último y Latinoamérica. Lo que no se menciona aquí es a qué
tipo de amenaza se refieren exactamente, por tanto, con la omisión de esa
información, puede considerarse como “desquiciado” cualquier país, en cualquier
momento. Con la política del Buen vecino se suponía que disminuiría la injerencia
de Estados Unidos en los asuntos internos de los países de Latinoamérica y el
Caribe y se favorecería el intercambio comercial y los tratados bilaterales.

El conflicto interno inmerso en el contexto internacional. Combatiendo al


comunismo.

Para Daniel Pécaut, una de las razones que explican el origen de la Violencia en
Colombia se relaciona con la imposibilidad, por parte del régimen político, de
consolidar un orden social unificado. A la ausencia de una imagen de nación se
añade, según Pécaut, la existencia de dos partidos políticos tradicionales, que
moldearon el desarrollo de la democracia bajo la forma de la competencia
bipartidista por la apropiación del poder. En esas condiciones, la pretensión de un
Estado que representara al conjunto de la nación, cede su lugar a la división entre
dos pueblos, cada uno con sus respectivos intereses políticos, separados y
enfrentados en el plano social y político; este antagonismo partidista alcanza una
mayor expresión con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán80.

Sin embargo, el periodo que tiende a asociarse como la primera fase de la


Violencia no puede ser pensado solamente como fruto de una pugna bipartidista.
Gonzalo Sánchez denomina la primera fase de la violencia como un “periodo
clásico” que abarca de 1945 a 1965. Lo que ocurre de particular, especialmente,

80 Pécaut, Daniel. “Acerca de la violencia de los años cincuenta”, en: Boletín Socio-económico, Cali, marzo 1987, No. 17,

pág. 40.

46
entre los años 1946 y 1957 tiene relación con la exaltación de las pasiones
bipartidistas y con los cambios en la distribución de la riqueza, producto de la
industrialización, las bonanzas cafeteras, la exportación de petróleo, entre otros
fenómenos, que permitieron que la creación de algunas fortunas ayudase a
consolidar el poder hegemónico. Es decir que más allá del enfrentamiento entre
partidos es necesario tener en cuenta el cambio económico y político81 a nivel
interno y a nivel internacional, que conduce a acrecentar la brecha entre sectores
sociales y lleva a confrontaciones.

En la Segunda Guerra Mundial, las relaciones de Estados Unidos con Colombia y


otros países latinoamericanos, tanto a nivel económico como político, se
facilitaron, especialmente, luego del ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941.
Al entrar directamente a participar en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos
necesita de la cooperación económica y política de las naciones latinoamericanas;
en el caso colombiano dicha cooperación generó un debate entre los dos partidos
políticos tradicionales, liberal y conservador, debido a que la derecha
conservadora mostraba una amplia inclinación o preferencia por las tradiciones
europeas, además de su empatía con la Alemania nazi y la Italia fascista. El
debate entre los partidos tradicionales colombianos en torno a la postura que se
adoptaría frente a las naciones del eje y a los países aliados terminó, finalmente,
con la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Colombia y las primeras, y el
comienzo de unas relaciones más estrechas con Estados Unidos82.

81 Las ligas campesinas se conformaron en las tres primeras décadas del siglo XX, años en los que la expansión

económica general trajo consigo una creciente diferenciación social acompañada de la incursión de los primeros
movimientos de clase. En 1920, el movimiento obrero vivió un auge que, según Gonzalo Sánchez, estuvo asociado a los
intentos iniciales de conformación de agrupaciones políticas que se proclamaron socialistas. Entre esas agrupaciones
surgió, en 1930, el Partido Comunista. El problema agrario empieza a discutirse como debate nacional; lo que dio lugar a
la promulgación de la Ley 200 de 1936, mediante la cual el gobierno de Alfonso López Pumarejo –conocido como la
“Revolución en marcha”– quiso definir un nuevo orden de legitimidad de la propiedad agraria, impulsar la formación de
una burguesía agraria capaz de responder a las demandas del mercado interno y fortalecer la función interventora del
Estado. Esto se convirtió al final en “una solución terrateniente al problema agrario, mediante la conversión gradual del
latifundista en empresario capitalista y la consolidación de la burguesía industrial como socio de la dominación”, por lo
que aumentaron los choques entre terratenientes y campesinos. (Sánchez, Gonzalo y Meertens, Donny, Bandoleros,
gamonales y campesinos: el caso de la violencia en Colombia. Bogotá, El Ancora Editores, 1984, pág. 31).
82 Randall, Stephen. Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y EEUU. Desde la independencia

hasta la guerra contra las drogas. Bogotá, Tercer Mundo editores, 1992., Bushnell, David. Colombia, una nación a pesar
de sí misma. Bogotá, ed. Planeta, 1996.

47
Una vez finalizada la guerra, las tensiones crecientes entre Estados Unidos y
Rusia hicieron que el primero proclamara su defensa de la democracia y la
necesidad de contener la expansión del comunismo en el continente americano.
En Colombia, a nivel interno el desarrollo de la política de contención comunista,
se despliega a partir de la crisis política que se desató en el país el 9 de abril de
1948, que antecedió a las que se produjeron en Cuba (1959) y en Guatemala
(1954). El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán83 y los disturbios presentados en
Bogotá (en tanto se desarrollaba, en esta ciudad, la reunión inaugural de la
Organización de Estados Americanos –OEA–) llamaron la atención de Estados
Unidos que consideró que dichos hechos eran posiblemente la consecuencia de la
influencia del comunismo en el país.

El presidente Truman y el secretario de Estado norteamericano, George Marshall,


declararon que hechos como los del 9 de abril sugerían la presencia y vitalidad del
comunismo en Colombia, así como la inminente necesidad de contenerlo:

Esta situación no debe juzgarse sobre una base local, aunque sus resultados
inmediatos sean trágicos para el pueblo colombiano […]. Obedece
exactamente al mismo patrón de los acontecimientos que provocaron huelgas
en Francia e Italia […]. En las medidas que tomemos aquí respecto a la
situación actual, debemos tener muy presente que éste es un asunto mundial,
y no solamente un problema colombiano o latinoamericano […]”84.

En este caso, evidenciamos un modelo de situación, que en el análisis del


discurso se refiere específicamente a la representación del conocimiento en la
memoria; para el caso de este discurso, este modelo es definido por el
conocimiento de algo que está ocurriendo en el mundo, un conocimiento que se
trae a la memoria para justificar las medidas que se deben tomar, por eso las
referencias a países como Francia e Italia. De tal manera que un acontecimiento
interno da lugar a la suposición de la amenaza de un enemigo extrafronterizo.

83 El 9 de abril de 1948 fue asesinado el líder del partido liberal y candidato a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán; los
acontecimientos desatados tras el asesinato son conocidos como “El Bogotazo”.
84 En: Randall, Stephen, Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y EEUU. Desde la independencia

hasta la guerra contra las drogas, Op. Cit., pág. 232

48
Como resultado de esta sospecha, Colombia rompió relaciones diplomáticas con
la Unión Soviética poco después de la conferencia inaugural de la OEA, a pesar
de que, finalmente, la directa responsabilidad del comunismo y su influencia
internacional en los hechos conocidos como el Bogotazo, fue descartada, y de que
no se comprobó la participación comunista en los disturbios85.

Durante el gobierno del General Rojas Pinilla, en 1954, se declaró la ilegalidad del
Partido Comunista, lo que en parte fue producto de la presión anticomunista
estadounidense86. Por un lado, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Moscú
asumió una intensa actividad internacional destinada a ampliar sus esferas de
influencia. Por otro lado, en América Latina como en el resto del mundo occidental
se asumió –en consonancia con los intereses geopolíticos de Estados Unidos–
que la Unión Soviética y el comunismo representaban una grave amenaza para la
civilización occidental y cristiana. Visión que estimuló el desarrollo de un vasto
sistema de alianzas interestatales anticomunistas87.

De autodefensa campesina a guerrilla móvil

Medófilo Medina identifica el desarrollo de la resistencia campesina en tres etapas:


la primera, en la década de 1930 se define por el conflicto de tierras; la segunda, a
partir de 1949, se caracteriza porque al conflicto de tierras se suma la
organización de grupos de campesinos armados que contarán con el apoyo del
Partido Comunista y que conformarán la llamada “Columna de Marcha” y el
asentamiento conocido como “El Davis”; finalmente, la tercera es una fase de
dispersión y transformación que se presenta a partir de la amnistía propuesta por
el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla en 1953.

85 Ibíd.
86 El Partido Comunista recuperó la legalidad mediante el plebiscito del Frente Nacional en 1957.
87 Ver: Ramírez, Socorro. Intervención en conflictos internos. El caso colombiano 1994-2002, Bogotá, IEPRI, 2004, pág.

183.

49
Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, máximo jefe militar
de las FARC, quien nació en Génova, Quindío, en 1928 y comandó el grupo
guerrillero hasta el 2008, año en el que falleció, recuerda así la primera etapa de la
organización armada:

nosotros no llamábamos guerrilla a la agrupación, no sabíamos qué era una


guerrilla. Nos unimos un grupo de parientes y amigos y andábamos por el
monte y al sitio de llegada pedíamos colaboración a los liberales88.

Pedro Antonio Marín tomó la decisión de marchar en busca de los hermanos


Loayza, sus primos, llevando consigo a su familia hasta la vereda La Ocasión, sur
del Tolima, donde tenían asiento los grupos liberales de resistencia89. Poco a poco
aumentaba la procesión de familias y de grupos organizados que recorrían las
cordilleras; así se fueron creando el grupo de Ciro Trujillo, en Ríochiquito, y el de
Jacobo Prías Alape en Natagaima, a quien se uniría Isauro Yosa, alías Mayor
Líster. Este recorrido que duró tres meses es conocido como Columna de Marcha.
La Columna de Marcha salió de la vereda de Chicalá con treinta personas
aproximadamente, y cuando llegaron a la región de Irco ya se acercaba a
doscientos el número de hombres. Los Estados Mayores de cada grupo
establecieron acuerdos para combatir conjuntamente contra regiones
conservadoras y puestos de policía. Luego decidieron trasladarse a un lugar en el
sur del departamento del Tolima llamado El Davis, donde cambiaron su estructura
interna. Allí el grupo de campesinos alzados en armas se convirtió en un grupo de
autodefensa, con lo que crearon las bases sociales de una práctica organizativa
que más adelante va a desarrollarse en la región de Marquetalia, y que tendrá
réplicas en regiones como Villarrica, Ríochiquito, Pato y Guayabero; la

88 Marulanda, Vélez, Manuel, citado en: ALAPE, Arturo. Las Vidas de Pedro Antonio Marín. Manuel Marulanda Vélez.

“Tirofijo”. Bogotá, Planeta 1989. Pág. 88


89 Los destacamentos guerrilleros en el sur del Tolima de 1949 a 1953 fueron: bajo la dirección de los liberales, a partir

de 1950: Bilbao, Horizonte, La Ocasión, La Quebrada y Ríoverde; a partir de 1951, Herrera, El Agarre y El Socorro, todos
en el Municipio de Ríoblanco. Bajo la dirección de los comunistas, a partir de 1949: Chicalá, Horizonte, La Marina e Irco,
Municipio de Chaparral. A partir de 1950; Municipio de Ríoblanco, Paujíl, Peña Rica, Municipio de Ataco. A partir de
1951; Córdoba, Sucre, Municipio de Chaparral; a partir de 1952, El Davis, Municipio de Chaparral; Cambrín, Municipio de
Ríoblanco y Saldaña o el “Infierno”, Municipio de Ataco; y en 1953, Calarma, en el Municipio de Chaparral.

50
organización interna de El Davis se basaba en la división por comandos, cada uno
de los cuales desempeñaba funciones específicas:

Teníamos funcionando rústicos servicios de armería, enfermería, alpargatería,


al igual que escuelas para los niños y los adultos y cursos políticos para los
guerrilleros y para los comandantes medios. Toda la guerrilla era un alegre
organismo al mando de un comandante militar-político. Cada uno distribuía
propaganda a la vez que iba organizando a las masas por donde quiera que
anduviese. Cada dirigente se iba convirtiendo en un dirigente popular. En El
Davis y en cada destacamento guerrillero teníamos al pueblo organizado, ya
fuese en comités de Frente Democrático, ya en comités juveniles y femeninos,
o en células comunistas, por supuesto. Además cultivábamos una granja
colectiva donde todos trabajábamos y de donde todos comíamos90.

Más allá de esta utopía, El Davis fue el espacio propicio para que la milicia
creciera y se fortaleciera. Sin embargo, se abrió la brecha en dos grupos: “su
división interna fue su peor enemigo. [Conflicto] conocido como la guerra entre los
liberales ‘limpios’ [grupo de los hermanos Loayza] y los liberales ‘comunes’ [grupo
de Manuel Marulanda], era el enfrentamiento entre los liberales y los comunistas y
a la vez de ambos contra los conservadores y el ejército”91.

Según Manuel Marulanda, esto ocurrió porque los liberales-limpios no estaban


acostumbrados a una organización donde debían cumplir órdenes ni a dividir los
botines, y pensaban que la espontaneidad en las acciones bélicas era lo decisivo
en la estrategia militar, en tanto que los liberales-comunes hablaban de unir desde
la base al pueblo liberal y conservador en la lucha por el derrocamiento del
gobierno para “crear conjuntamente un gobierno popular”. Marulanda agrega a
estas diferencias que,

para los liberales fuera nuevo y contrario a sus concepciones que se hablara
en la guerrilla de la lucha por la conquista del poder para los obreros y los
campesinos y de liberar a la patria de la explotación imperialista y
oligárquica92.

90 Ex comandante Olimpo, citado en: Arango, Zuluaga Carlos. FARC veinte años de Marquetalia a la Uribe. Bogotá,
ediciones Aurora, 1984, pág. 175.
91 Alape, Arturo. La paz, la Violencia: testigos de excepción. Bogotá, Planeta, 1985, pág.171.
92 Marulanda, Vélez Manuel. Cuadernos de Campaña. Ediciones Abejón Mono, 1973, pág. 75.

51
Palabras que indican que en estas organizaciones se dieron, de manera
temprana, cambios relevantes como: el nuevo discurso acerca de “la conquista del
poder”, su intención de organizarse ya no para su defensa, sino con fines políticos,
así como la noción de la “explotación imperialista” que devela lo que para estos
grupos comienza a ser la imagen de Estados Unidos en la región. Cabe anotar
que los términos imperialismo y oligarquía definen la imagen de enemigo para las
FARC, y aluden a EE. UU. y las clases dirigentes colombianas. En ese sentido, el
cambio en el discurso revela un gran viraje de las FARC puesto que de no saber
qué es una guerrilla pasan a decir para que se arma una guerrilla.

La problemática creciente de la insurgencia sumada a las confrontaciones


bipartidistas y al aumento de la violencia en las regiones generó un conflicto de tal
magnitud que provocó que el 13 de junio de 1953 ocurriera el golpe militar del
General Gustavo Rojas Pinilla, que derrocó al presidente conservador elegido,
Laureano Gómez (Roberto Urdaneta en el momento del golpe militar asumía el
cargo como presidente encargado).

Frente al nuevo gobierno militar, el grupo insurgente no tenía una posición


definida. Por un lado, consideraba preferible esperar el desenlace de los
acontecimientos para actuar; y, por otro, pensaba que era conveniente acogerse a
las promesas de paz propuestas por el presidente Rojas 93 . Así lo explica el
guerrillero Jaime Guaraca:

El golpe militar se produjo en un momento difícil en la historia del movimiento


nuestro […] porque lo aprovecharían los enemigos en la zona para
fortalecerse y ampliar su influencia. Se dijo terminantemente que no habría
entrega de armas, ni entrega de personal, que se esperaría un tiempo
prudencial para tratar el problema con los mandos militares y con los políticos
que apoyaban al General Rojas Pinilla94.

93 El General Rojas pronto se gana la simpatía de muchos colombianos. Pocos meses después de dar inicio a su
mandato logra que algunos de los grupos armados se acojan a su política de pacificación; la cual junto con la amnistía
proponía la reconstrucción social y económica de las zonas afectadas por la Violencia.
94 Alape, Arturo. La paz, la Violencia: testigos de excepción. Op, Cit., pág. 199.

52
En esta declaración encontramos la referencia a los “enemigos en la zona”; por el
contexto, se puede deducir que se refiere a los militares, pero no solo a ellos. Esto
refleja una preocupación que tiene relevancia en el desarrollo del conflicto
colombiano: el poder local, la defensa y confrontación en zonas de influencia. Es
interesante también, el reconocimiento del soberano, implícito en la mención de
que se acepta la posibilidad de dialogar con quien ejerce el poder.

Por su parte, ante la situación interna del país, el General Rojas Pinilla inspirado
en una idea de unidad continental bajo la óptica anticomunista, asumió las
directrices de la política exterior estadounidense, lo que lo llevó a declarar por
fuera de la Ley al Partido Comunista Colombiano. En un Content-análisis
elaborado por César Ayala95 se observa que para el General Rojas el año de
mayor énfasis discursivo anticomunista y pronorteamericano sería 1954 y que
para 1959 existe un viraje debido a que su política se enfocaría en la idea de una
Tercera vía tras ser depuesto como presidente, esto no quiere decir que su
pensamiento político pierda su esencia anticomunista, solo que asume una
postura en la que considera que el fenómeno del comunismo sigue siendo
influyente porque los problemas sociales no han sido resueltos. A continuación el
discurso del General Rojas en el que se evidencia su postura anticomunista y
pronorteamericana:

A los Estados Unidos les ha correspondido en este minuto histórico defender


la democracia de todos los continentes, y nuestro deber es el continuar al lado
de ellos sin vacilaciones, en esta lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las
tinieblas. Nuestros soldados en Corea están respaldando estos principios, y
hoy, que todos los colombianos están reunidos firme y sinceramente en torno
del Gobierno, podemos ofrecer para la causa de la libertad y justicia
universales y para la conservación de la paz: en este continente, millares de
combatientes entrenados en el Lejano Oriente y en el mismo seno de la Patria,
como consecuencia de cuatro años de feroz martirologio interno que se ha
llevado, es verdad, vidas provechosas para la economía nacional, pero que ha
dejado, en cambio, como benéfica retribución, contingentes
entrenados para las más cruentas y difíciles campañas en que pueda
empeñarse la República [...]

95 Ayala, Cesar Augusto. “El discurso de la conciliación. Análisis cuantitativo de las intervenciones de Gustavo Rojas

Pinilla entre 1952 y 1959. http://www.bdigital.unal.edu.co/35548/1/35911-145631-1-PB.pdf

53
[…] Aspiramos también a una más estrecha cooperación militar y económica,
para que no zozobren las instituciones republicanas, ni se ponga en peligro la
paz social de los pueblos de América96.

[…] Agradezco al Excelentísimo señor Presidente de los Estados Unidos […]


que tan firmemente mantiene la paz universal y defiende los derechos de las
naciones libres […]97.

En este nuevo escenario, el General Rojas –a pesar de ser el protagonista de un


golpe de Estado– afirmó tener una postura en favor de la libertad y la democracia,
aceptó la cooperación mutua con Estados Unidos, manifestando la decisión de
reconocerlo como amigo público, y se unió a la batalla “del bien contra el mal”. En
su discurso, se evidencia el recurso de polarización cuando afirma que los
colombianos están “firme y sinceramente” con el gobierno, en ese sentido, el costo
de enviar soldados a combatir fuera del país se justifica pues el beneficio es la
libertad, la justicia y la paz universales. Finalmente, el presidente, hace énfasis en
la necesidad de la cooperación militar y económica entre Estados Unidos y
Colombia con el fin de mantener las instituciones libres del mal y las tinieblas, es
decir, del enemigo que se omite en el discurso, que no se nombra, pero que se
asume como amenaza universal.

Es en ese contexto que se produce, entre 1954 y 1956, la ofensiva del ejército
contra El Davis, Villarrica y otros asentamientos. Tras el enfrentamiento, el grupo
de Gerardo Loayza decide acogerse a la amnistía, en tanto el grupo de Manuel
Marulanda no está dispuesto a aceptar la condición impuesta por el gobierno de
entregar las armas, y debe dispersarse nuevamente. Algunos hombres se
desplazaron a la región de Ríochiquito; Manuel Marulanda, a las cercanías de
Natagaima; e Isauro Yosa, a Villarrica:

Entonces yo fui trasladado a Villarrica […] Allí nos organizamos y duramos


trabajando como 8 meses, pero después el ejército se volvió a meter, una vez se

96 Discurso pronunciado en la ciudad de Cúcuta el 11 de julio de 1953. En: Discursos del General Gustavo Rojas Pinilla
(1953), Libro total, Pág. 94-95. Sic Editorial http://www.ellibrototal.com/ltotal/nuevo_inicio.jsp?t_item=2&id_item=4609
97 Discurso pronunciado el 28 de enero de 1954. En: Discursos del General Gustavo Rojas Pinilla, Libro total. Págs. 44-

46. Sic Editorial.


http://www.ellibrototal.com/ltotal/nuevo_inicio.jsp?t_item=2&id_item=4609

54
enteró que estábamos trabajando como labriegos sin meternos en nada de
lucha armada. Los “sapos” comenzaron a provocarnos y a echarnos al ejército
encima […] Yo conservaba en mi poder 25 fusiles y una ametralladora. Metimos
todas esas armas en una rastrojera. Las mujeres comenzaron a hacer tamales
[…] pero entre sus clientes hubo quienes se enteraron de la existencia de las
armas. Que aunque estaban en receso tampoco las íbamos a entregar porque
sabíamos que de pronto las volvíamos a necesitar. Entonces yo ordené el
traslado de esas armas a un sitio más lejano y escondido.98

Aquí Isauro Yosa evidencia una práctica que ha estado presente durante los años
que ha durado el conflicto: la delación y el rumor. Una práctica en la que los
individuos denuncian a sus vecinos o familiares para obtener a cambio algún tipo
de beneficio o simplemente por retaliación. Como afirma Fernando Estrada, en
esta red en la que viaja la información y la denuncia se entrecruzan intereses
personales y colectivos perversos99.

Las exigencias de los liberales-comunistas, para acogerse a la amnistía del


gobierno, hacían referencia principalmente a, primero, el reconocimiento de su
personería política como partido; segundo, el levantamiento del bloqueo por parte
de las fuerzas armadas en las zonas de establecimiento del grupo; tercero, el
término de la represión; cuarto, la libertad incondicional para los presos políticos;
quinto, libertad de prensa y radiodifusión con el fin de defender sus posiciones de
partido; y sexto, que el gobierno tratara los asuntos políticos que pudiera
interesarles directamente con el Comando Nacional Revolucionario Guerrillero y
sus asesores100.

Al comparar estas exigencias con el “acuerdo general para la terminación del


conflicto”, firmado entre las delegaciones del gobierno y de las FARC en agosto
del 2012, encontramos coincidencias que revelan lo poco que, en más de sesenta
años, en algunos aspectos, se ha avanzado en la solución del conflicto (sin

98 Testimonio de Isauro Yosa. Citado en: Alape, Arturo. Las Vidas de Pedro Antonio Marín. Manuel Marulanda Vélez.
“Tirofijo”. Op. Cit., pág. 69.
99 Estrada, Fernando, “Evolución estratégica del conflicto armado en Colombia”. MPRA Paper No. 20075, posted 17.

January 2010.
100 Alape, Arturo, Las Vidas de Pedro Antonio Marín. Manuel Marulanda Vélez. “Tirofijo”. Op. Cit., pág. 252.

55
mencionar temas estructurales como el de distribución y uso de la tierra, y
desarrollo agrario). En el punto 2 del documento de acuerdo firmado en el 2012,
correspondiente a Participación política, se mencionan: Derechos y garantías para
el ejercicio de la oposición política y acceso a medios de comunicación (es decir,
una petición similar al primer y quinto punto de las exigencias de los liberales-
comunistas antes mencionadas). En el punto 3, del acuerdo del 2012,
correspondiente al fin del conflicto, encontramos: Cese al fuego y de las
hostilidades de manera bilateral y definitiva, revisión de la situación de las
personas privadas de la libertad, procesadas o condenadas por pertenecer o
colaborar con las FARC-EP, y garantías de seguridad (estos temas son similares a
los puntos tercero y cuarto de las exigencias de los liberales-comunistas antes
mencionadas). Esto no quiere decir que el conflicto no haya cambiado,
simplemente es una alusión a problemas que en el país no han sido resueltos, y
que en el desarrollo del conflicto tienen evidentes rupturas y continuidades.

Pacificación y Olvido (1954-1957)

A partir de 1954, un año después del ascenso al poder del General Rojas Pinilla, la
situación para el gobierno se tornaba compleja. El presidente decidió no apoyar
más su gestión en las ideas del partido conservador, y la creciente oposición101 lo
condujo a su caída el 10 de mayo de 1957. El gobierno militar fue sustituido por la
formación de una alianza bipartidista creada por los principales líderes políticos del
partido Liberal y Conservador. Así, la segunda fase de la Violencia (1958-1965) no
tendrá de pilar el conflicto liberal-conservador, sino la secuela de conflictos socio-

101El presidente Rojas logró que la Asamblea Nacional Constituyente, compuesta en su mayoría por conservadores,
aprobara su reelección para el periodo 1954-1958. Luego, Rojas Pinilla decidió separarse de quienes le habían brindado
su apoyo para llegar al poder, relegando así al bipartidismo e impulsando lo que denominó la “Tercera Fuerza”, que se
convertiría en un nuevo partido: “Movimiento de Acción Popular”. Esto produjo que los partidos tradicionales crearan una
campaña de descrédito del gobierno militar a través de la prensa y que dejaran de lado sus diferencias ideológicas por el
temor a que el régimen de Rojas se convirtiera en una dictadura populista al estilo de Juan Domingo Perón (Argentina,
1946-1955) o de Getulio Vargas (Brasil 1950-1954). Esta crisis aumentó tras conocerse la intención del General Rojas de
ser reelegido por segunda vez, para el periodo de 1958 a1962.

56
económicos, la inconformidad con el gobierno militar manifestada en un paro
nacional en 1957102 y la relación existente entre los acontecimientos nacionales y
el desarrollo de la política de contención comunista, que dará cada vez más fuerza
a la identificación del enemigo interno.

Tras la caída del gobierno de Rojas Pinilla, una Junta Militar, encabezada por el
General Gabriel París, asumió el poder para finalizar el mandato. En este lapso de
tiempo, entre 1957-1958, cesaron las hostilidades por parte de todos los grupos
armados y se vivió un tiempo de “tregua”. En tanto gobernaba la Junta Militar los
dirigentes del Partido Liberal y Conservador idearon un sistema de gobierno
conveniente a sus intereses, al que se denominó Frente Nacional (1957-1974)103,
en el cual liberales y conservadores acordaron alternarse el poder cada cuatro
años.

El primer hombre al mando fue el liberal Alberto Lleras Camargo. Lleras intentó
legalizar la situación del movimiento guerrillero, que, aunque inactivo, no había
aceptado disolverse. Promulgó una nueva amnistía, una política llamada de
Rehabilitación, que otorgaba concesiones a los sectores campesinos afectados
por las operaciones militares durante la lucha armada. Muchos se acogieron a la
ley de Rehabilitación porque eso implicaba ventajas económicas, así como

102El partido Liberal y Conservador liderados por Alberto Lleras y Mariano Ospina respectivamente, se dieron a la tarea
de realizar los acuerdos que permitirían la conformación del Frente Nacional. La situación para el General Rojas se
tornaba cada vez más complicada puesto que no sólo los partidos, sino también la iglesia, los estudiantes y los
sindicatos manifestaban por medio de protestas y paros cívicos su descontento con la reelección. Así las cosas, el 10 de
mayo de 1957 tomó posesión la Junta Militar. El presidente aceptó retirarse del poder y fue exiliado.

103 Los acuerdos realizados para instaurar el Frente Nacional fueron: Primero, el acuerdo de Benidorm (España), el 24 de
Julio de 1956 entre Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez; segundo, el pacto de Marzo 20 de 1957 entre Ospinistas
y liberales, que se oponen firmemente a la reelección de Rojas y apoyan las elecciones libres; tercero, la declaración de
Sitges (España) el 20 de Julio de 1957 entre Lleras Camargo y Gómez, en donde acuerdan que compartirían el poder
durante 16 años, alternando la presidencia entre los dos partidos; Cuarto, el pacto de San Carlos de Noviembre de 1957,
en donde se arreglan las diferencias entre Ospina Pérez y Laureano Gómez, quienes acuerdan que sería el Congreso el
que elegiría el candidato conservador que iniciaría el Frente Nacional. Sin embargo, los conservadores, no llegaron a un
consenso para elegir candidato, por tanto, fue el partido liberal el que asumió el primer gobierno. Finalmente, el Frente
Nacional fue aceptado por los colombianos mediante un plebiscito.

57
préstamos para cultivar y conseguir nuevas tierras por medio de instituciones
como la Caja Agraria104.

Con la política de Rehabilitación se logró la entrega de muchos de los hombres


que se habían levantado en armas contra el gobierno; sin embargo, el gran
inconveniente de esta ley fue la poca claridad con que definía los delitos políticos,
dando pie a que sus beneficios se extendieran a los grupos de bandidos (o
bandoleros), generando confusión al intentar diferenciar entre guerrilleros y
bandidos. Al final de la amnistía, la población comenzó a rechazar a quienes no
atendieron el llamado del gobierno.

El presidente Lleras había manifestado abiertamente una postura anticastrista y un


rechazo por la Revolución Cubana, su principal preocupación era que el
movimiento revolucionario cubano se expandiera a Venezuela y llegara a
Colombia. Para evitarlo, el presidente Eisenhower recomendó que se apoyara a
Colombia con un equipo antiguerrilla que respaldara las acciones del gobierno
colombiano en su lucha contra los grupos armados.

Con el apoyo militar de Estados Unidos comienza un proceso de despolitización y


profesionalización de las Fuerzas Armadas colombianas; el Ejército toma como
modelo al Ejército estadounidense y en el país la violencia se comienza a leer en
clave subversiva. Es por ello que en 1958, llega al país una misión especial militar
estadounidense que estudia la situación colombiana y propone seis puntos
específicos: 1. Organizar una fuerza especializada de contraguerrilla dentro del
Ejército, 2. Organizar un servicio de inteligencia militar y civil eficiente, 3.
Establecer un servicio efectivo de información (conocido como guerra sicológica),
4. Iniciar un programa de atracción a las FFAA para recuperar la confianza de la
población, 5. Reorganizar y entrenar a la policía, 6. Realizar programas de
rehabilitación y proyectos de autoayuda en las regiones afectadas, para lo cual se
desarrollan acciones cívico-militares. La recomendación de la misión militar

104 La Caja Agraria hacía parte de las denominadas instituciones bancarias de fomento. Fue creada en 1931.

58
estadounidense concluye mencionando que el país necesita “reformas
estructurales de largo plazo que involucren cambios sociales, económicos y
políticos”105.

Para implementar dichas recomendaciones, el país requería de mayor inversión


extranjera, y tras la Revolución cubana el gobierno estadounidense se vio en la
necesidad de prestar su ayuda para combatir el subdesarrollo económico y social
en América Latina, con el fin de exterminar las fuentes de agitación política. La
Alianza para el Progreso, como se conoce al programa de asistencia para América
Latina, fue el programa con el que Estados Unidos impulsaría el apoyo económico
en el sur del continente.

Alianza para el Progreso y Política contrainsurgente

La Alianza para el Progreso representa un cambio en la relación entre Colombia y


Estados Unidos en la medida en que la intervención estadounidense ya no será
particularmente económica o militar sino que tendrá un carácter más amplio. Para
comprender la importancia que tuvo debemos preguntarnos ¿cómo y por qué se
formuló la Alianza para el Progreso?, ¿por qué Colombia se convirtió en la “vitrina”
de la Alianza?, ¿la Alianza para el Progreso fue un éxito o un fracaso?

Al final de la década del 50, el gobierno del presidente Eisenhower encuentra en


Latinoamérica un clima de agitación social antinorteamericano, especialmente en
Perú y Venezuela; se produce además un golpe de Estado en Guatemala y la
Revolución cubana, hechos que lo alientan a reafirmar su política anticomunista.
Posteriormente, la llegada de John F. Kennedy a la presidencia, comenzando la
década del 60, representa una nueva generación política, la del “baby boom”, la
contracultura, los movimientos en contra de la guerra de Vietnam y la lucha por los

105 Rompe, M. Dennis. The past as prologue? A history of U.S. counterinsurgency policy in Colombia, 1958-66. Strategic

studies institute, march 2002.

59
derechos civiles, entre otros, que llevará a que el presidente norteamericano
busque una política mucho más activa y cooperativa con América Latina para que
estos países den un “gran salto” al progreso, evitando que sean caldo de cultivo
para revueltas sociales y el comunismo, consciente de que las dictaduras no serán
ya una buena opción para que EE. UU. conserve su influencia en la región106.

Una de las principales características de la Alianza para el Progreso era proponer


un programa de auto-ayuda supervisado, que funcionaría por medio de préstamos
y donaciones. Un proyecto de largo plazo que implicaba reformas con las cuales el
Estado debía convertirse en agente eficiente, y que tenía como uno de sus pilares
la modernización del sector agrícola. La Alianza para el progreso se trataba, en
cierta forma, de permitirle a Estados Unidos orientar y controlar el desarrollo y el
cambio social, “ayúdate que yo te ayudare”.

La figura de Alberto Lleras Camargo resultaría vital para que Estados Unidos
impulsara su política de ayuda. Su relación con el país del norte propició las
condiciones para negociar, teniendo en cuenta que con el Frente Nacional se
esperaba que llegara “el fin de la Violencia” y la estabilidad democrática e
institucional que no tenían en ese momento otros países latinoamericanos. Esto
haría de Colombia la ventana que mostraría los beneficios de la ayuda
estadounidense. Además, Colombia, es un país geoestratégico para EE. UU., por
ser una entrada hacia América Latina y por los recursos explotables que posee,
enumerados, años atrás, en los estudios de la misión Currie107 .

En Colombia, la Alianza para el Progreso fue hasta cierto punto exitosa, puesto
que Estados Unidos pudo mostrar a otros países que el programa era posible y

106 Randall, Stephen, Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y EEUU. Desde la independencia

hasta la guerra contra las drogas. Op. Cit.


107 En el ámbito económico, en 1949, con la Misión Currie, Colombia sería el primer país en recibir una misión del Banco

Mundial. Esta misión se encargó de realizar un estudio de la situación económica colombiana, y su diagnóstico sería que
Colombia contaba con recursos naturales explotables que podrían promoverse para la exportación así como el
abastecimiento del mercado nacional. La misión identificó algunos de los mayores problemas del país como: la mala
distribución y uso de la tierra, la deficiencia en la producción agrícola y la falta de tecnificación. Problemas de gestión en
política económica, para cuya solución se propone la creación del Departamento Nacional de Planeación.

60
que ayudaría en la modernización y desarrollo de Latinoamérica. Se financiaron
programas sociales, de vivienda, salud, educación e infraestructura. La Alianza
fue, sin duda, un impulso reformista para las élites modernizantes y, a su vez, fue
el comienzo de una mayor intervención estadounidense en Colombia, ya que se
trataba de una reforma al Estado en todos los ámbitos: político, económico,
cultural y social. A partir de la Alianza para el progreso, el tema de la ayuda
internacional será parte fundamental de la política exterior estadounidense.

Si bien Colombia se convirtió en ejemplo de la Alianza para el Progreso, Brasil


sería, para el año 1965, el mayor receptor de la ayuda en Latinoamérica, y
Colombia, ocuparía el cuarto lugar. En 1966, Brasil continúa a la cabeza y
Colombia ocupa el segundo puesto. En 1969, Colombia se instala en el primer
lugar al igual que en 1973. A nivel mundial, en 1964, Colombia ocupa el puesto 13;
en los años 80, el puesto 72; en el 2000, ocupó el tercer puesto (con el inicio del
Plan Colombia); y en el 2010, se ubicará en el puesto 7. En la década del 60, la
ayuda militar representaba un 10% del total de la ayuda y la económica 90%.
Desde mediados de la década del 70 hasta el 2013, la ayuda militar es del orden
del 80% y la ayuda económica del 20%, hoy los porcentajes han cambiado y la
proporción para la en ayuda militar es de 60% y para 40% desarrollo social y
económico. Esto hace evidente un cambio en la estrategia y en la política exterior
estadounidense, que pasa a priorizar la “seguridad” sobre el “progreso” económico
y social108.

La decisión tomada por Estados Unidos para Colombia fue básicamente,


entonces, proporcionar una ayuda militar constante, sobre todo, en el periodo
presidencial de Guillermo León Valencia (1962-1966). Ayuda que iría
disminuyendo en tanto se acrecentaba la acción estadounidense sobre Vietnam;
Randall escribe que “en febrero de 1969, cuando estaba por cumplirse el primer

108Randall, Stephen, Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y EEUU. Desde la independencia
hasta la guerra contra las drogas. Op. Cit. Taffet, Jeffrey. Foreing Aid as Foreign Policy: The Alliance for Progress in Latin
America, New York, Ed. Routledge, 2007. Rojas, Diana Marcela. “Las relaciones Colombia-Estados Unidos en el
gobierno Santos: ¿Llego la hora del post conflicto?”, en: Análisis Político, Vol. 26, No. 79, 2013, pág. 121-137.

61
decenio de la operación de la Alianza, la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado de Estados Unidos publicó un estudio titulado ‘Colombia: A Case History
of U.S. Aid’ 109 . El informe concluía que el programa de la Alianza se había
quedado muy lejos de los objetivos propuestos en las áreas económica y social.
La propia AID (Agencia Internacional para el Desarrollo) admitió que los
programas emprendidos en Colombia habían sufrido un ‘colapso terrible’ luego de
haber sido identificados en sus primeras etapas como la ‘vitrina de la Alianza’. Los
datos de la AID indicaban una tasa de crecimiento del PNB de sólo el 1.1% para
Colombia durante el período 1961-1967, cifra que ubicaba al país en décimo tercer
lugar en América Latina; pese a que Colombia, con menos del 8% de la población
de Latinoamérica, había recibido más del 11% de la financiación de la Alianza”110.

La construcción del enemigo: Marquetalia, un episodio épico. Una guerra


que aún no termina

Entre 1961 y 1965, Colombia recibió más de 833 millones de dólares en


préstamos y ayuda de parte de Estados Unidos y de organismos
internacionales 111 . Con esta ayuda económica externa y la influencia en la
creación de la imagen de un nuevo enemigo, en cabeza del General Alberto Ruiz
Novoa se concibió para el país el Plan Lazo, una iniciativa que influenciada por el
Plan Laso (Latin American Security Operation) estadounidense produciría la
Operación Marquetalia.

Este Plan transformaría la acción militar en varios frentes: las acciones por parte
del Estado contra el enemigo interno pasaron a ser justificadas como acciones en
pro de la defensa nacional, y se dio la implementación de estrategias de combate
del ejército, tales como la militarización del concepto de seguridad, y la adopción
de la denominada guerra psicológica, que incluía la persecución, el hostigamiento,

109 Colombia: una historia del caso de la ayuda de EE. UU.


110 Randall, Stephen. Op. Cit., pág. 281-282.
111 Ibíd., pág. 274

62
la detención por sospecha y la propaganda que informaba a la sociedad de la
presencia de comunistas en las regiones.

El diario New York Times hace una presentación de la situación en la que se


destaca la ayuda económica de Estados Unidos para contrarrestar las acciones de
izquierda que –afirma– son las que impiden que el ejército llegue con la ayuda
dispuesta para la población y suscitan, por medio de propaganda, que se tilde al
ejército como el enemigo.

THE NEW YORK TIMES


Colombia opens drive on outlaw
$ 30 MILLION COMMITTED TO RECLAIM REBEL AREA112
A $30 million military and civic improvement program to counter insurgency
and win over 7,000 inhabitants [...] was begun this week. Known as Operation
Marquetalia, the program will include a widespread civic action campaign, new
roads, schools and health centers.
[...] It is generally believed that the long immunity of the region from armed
intervention could be charged to leftist support in Bogotá [...] Groups in the
capital distributed propaganda in which Government troops were pictured as
enemies of the people of Marquetalia, and were accused of slaughtering
innocent peasants. Signs saying “We shall defend Marquetalia” appeared on
the walls of public buildings113.

Las estrategias discursivas comienzan en el titular, en donde el lugar es referido


como un “área rebelde", un calificativo que sirve a la posterior deslegitimación de
quienes apoyan el área rebelde, los izquierdistas. El texto atribuye una marcada
importancia a la propaganda contra el ejército difundida “en las paredes” de la
capital colombiana. Alude a ellas como injurias y no como denuncias. Cabe
destacar cómo la propaganda antiejército y antiimperialista que se lleva a cabo en

112 The New York Times, New York, mayo 31 de 1964, pág. 29.
113 Traducción libre: 30 MILLONES COMPROMETIDOS PARA RECUPERAR EL ÁREA REBELDE. Un programa de
mejora cívico y militar de treinta millones para contrarrestar la insurgencia y ganar el apoyo de cerca de 7000 habitantes
[…] empezó esta semana. Conocido como Operación Marquetalia, el programa incluirá una amplia campaña cívica,
nuevos caminos, escuelas y centros de salud.
[…] En general, se considera que es por el apoyo izquierdista en Bogotá que la región ha permanecido tanto tiempo sin
sufrir una intervención armada. Grupos en la capital distribuyeron propaganda en la cual, las tropas del Gobierno fueron
retratadas como enemigos del pueblo de Marquetalia, y fueron acusados de masacrar campesinos inocentes. Letreros
que decían: “Debemos defender Marquetalia” aparecieron en las paredes de los edificios públicos.

63
los muros del país y en la prensa de izquierda contrasta con la propaganda
anticomunista en medios masivos internacionales.

En medio del cambio en la manera de operar y de desarrollarse el combate, los


guerrilleros acusaron al ejército de lanzar bombas NAPALM (estas bombas fueron
usadas por Estados Unidos en la guerra de Vietnam) y de incluir en la
confrontación lo que se conoció como “guerra bacteriológica”. En una entrevista
para el semanario Voz Proletaria, Jacobo Arenas menciona:

“yo no sé, compañero, de esos nombres trabajosos, pero las casas ardían
como si se les hubiera echado manteca (…) nosotros creemos que entre la
tropa vienen soldados yanquis porque hemos visto unos monos altos, de ojos
azules y pelo rubio”.114

“No bastaron 20.000 hombres lanzados contra nosotros para someternos. Se


vieron precisados de recurrir a la guerra bacteriológica. Aquí presenciaron el
lanzamiento de las bacterias (…) eran pequeños frascos de cristal que al
chocar contra la tierra o los árboles se rompían y contaminaban las aguas y la
selva. Ocho días después del lanzamiento de los frascos comenzó la epidemia
de viruela negra y de espuela de gallo”.115

Ante las confrontaciones con el ejército, el panorama político-económico del país y


la creciente intervención estadounidense, los rebeldes decidieron fortalecer su
resistencia afianzando su control en los territorios que ocupaban, desarrollando
nuevas estrategias de ataque y ampliando su cuadro político bajo la influencia de
las ideas comunistas internacionales.

El desarrollo del Plan Lazo consistió, en su primera etapa, en la preparación y


organización del ejército; una vez que las tropas eran entrenadas en combate
antiguerrilla se enviaban espías al área y se reclutaban delatores con la intención
de poner en marcha un programa de acción psicológica para alertar a la población
civil. Era una fase de preparación para bloquear el área. En la siguiente etapa, se
producen las primeras operaciones militares que tratan de aislar a los grupos

114 Voz Proletaria, Julio 18, 1964, pág.6.


115 Voz Proletaria, Julio 25, 1964, pág. 8.

64
rebeldes armados para luego derrotarlos; en esta fase el ejército logra dar de baja
a algunos de los dirigentes de los grupos armados. En la fase tres, se desarrollan
las acciones cívico-militares que desencadenan la etapa final, la confrontación
armada directa entre el ejército y los grupos insurgentes y el posterior intento de
reconstrucción, económica, política y social de la zona de operaciones, para lo
cual se continúa utilizando la ayuda estadounidense.

Marquetalia y la fundación de las FARC

Lo ocurrido en Marquetalia, en 1964, no puede ser pensado únicamente como el


desarrollo de algunos factores externos. La Operación Marquetalia obedeció a
factores internos y a presiones internacionales expresadas, especialmente, bajo el
marco de las conferencias interamericanas. Los primeros se manifiestan en la
intención de acabar con las “Repúblicas independientes”116 denunciadas por el
Senador Álvaro Gómez, y las segundas se desarrollan bajo el clima ideológico y
político de la Guerra Fría.

La Guerra Fría había sido para Estados Unidos una guerra de subversión,
agresión y terrorismo en todo el mundo, y a nivel interno, una etapa en la que se
pudo crear un “complejo militar-industrial” basado en la idea de Estado de
bienestar y de seguridad nacional, tal como lo aprobó el memorando del Consejo
de Seguridad Nacional NSC 68, con el cual el gobierno estadounidense
implementó una amplia estrategia militar internacional.

Esta estrategia militar en América Latina se desarrolló a través de los programas


de ayuda bilaterales y la escuela de las Américas instaurada en Panamá. La
estrategia consistía, entre otras cosas, en guiar el entrenamiento de los ejércitos
latinoamericanos, con el fin de ampliar el rango de acción que les permitiera a los
estadounidenses mantener su Doctrina de Seguridad Nacional mediante el control

116 El nombre de “Repúblicas independientes” fue usado para identificar a cinco regiones: Marquetalia, Pato, Guayabero,

Río Chiquito y Sumapaz.

65
que los diferentes países latinoamericanos hicieran de su propia Seguridad
Nacional117.

En el caso de Colombia, a partir de la década del sesenta, ese control regido por
la necesidad estadounidense de contención del comunismo, condujo a que se
adoptara la idea de que el enemigo ya no tendría exclusivamente un carácter
externo sino también interno. Debido a esto, el adversario político será tomado
como ese enemigo –interno– comunista que atenta contra la seguridad y la
soberanía nacional.

Si bien es cierto que la Doctrina Truman apoyaba la tarea de contención del


comunismo soviético, la URSS continuaba siendo para Estados Unidos un
desafío. Los objetivos de inversión estadounidenses chocaban con la economía de
autosuficiencia de la Unión Soviética y su prohibición del libre acceso occidental.
Prohibición plasmada con “El telón de acero” o “cortina de hierro, privando a las
potencias industriales capitalistas de una región que se esperaba suministraría
materias primas, oportunidades de inversión, mercados y mano de obra barata. Al
respecto, Chomsky menciona:

la amenaza primaria del comunismo era la transformación económica de las


potencias comunistas ‘en aspectos que reducen su disposición y capacidad
para complementar a las economías industriales de occidente’, factor que
regularmente motivó intervenciones en el Tercer Mundo, así como hostilidad
hacia la Unión Soviética y su sistema imperial.118

En América Latina se empieza a difundir y a aceptar el hecho de que el


comunismo puede generar modelos de autosuficiencia económica poco favorables
a la ideología del sistema capitalista. En el caso de Colombia esto se expresó en
el discurso del Senador Álvaro Gómez Hurtado contra las “repúblicas
independientes”. Este discurso buscó imprimir en la sociedad la idea de que es

117 Randall, Stephen, Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y EEUU. Desde la independencia

hasta la guerra contra las drogas, Op. Cit.


118 Chomsky, Noam. El miedo a la democracia. Madrid, Grijalbo Mondadori, 1992, pág. 46.

66
mejor tener un régimen fuerte en el poder que un gobierno liberal, indulgente y
laxo, influido por los comunistas, que se permiten crear dentro del territorio
regiones autosuficientes, “repúblicas independientes”,

LA NUEVA PRENSA
EL SURGIMIENTO DE UNA REPÚBLICA INDEPENDIENTE119
El señor presidente Lleras va a pasar a la historia como el fundador de cinco
repúblicas independientes, porque la soberanía nacional se ha quebrantado.
Esto se dice fácil, como si no tuviera trascendencia. Es un terreno apartado,
nadie va por allá. No hay ningún senador que se arriesgue. El gobierno que no
se gasta haciendo algo que justifique la unión de voluntades del Frente
Nacional, menos se va a gastar por establecer la soberanía en una serranía
[…] Antes los militares entraban en condiciones malas o buenas […] Ahora
este primer gobierno del Frente Nacional no hace sino tolerar las repúblicas
independientes […]. La tragedia del ejército colombiano, es que le ha tocado
reconocer territorios extranjeros en su propia patria.

El discurso de Álvaro Gómez asume que se ha quebrantado la soberanía


nacional, y parte del axioma de que en las regiones objeto del debate operan
fuerzas de una potencia extranjera; sin considerar necesario explicar por qué tal
acusación va dirigida a quienes habitan la región. De otro lado, se reconoce que
en estos lugares “donde nadie va”, no ha existido la presencia del Estado.

Es notable la manera como el Senador conservador cuestiona la unión de los


partidos en el Frente Nacional, al mencionar que el gobierno debe hacer algo que
“justifique esta alianza”. Gómez reclama que la alianza entre liberales y
conservadores debe velar por el orden y la soberanía del país, así como por los
intereses de los dos partidos tradicionales; y quien está por fuera de ese orden es
el comunismo o cualquier otra fuerza de izquierda. De esta manera, el escenario
mundial de la Guerra Fría hace presencia en las confrontaciones nacionales.

Otro punto a destacar es la necesidad del Senador de presentar al ejército como


víctima de los habitantes. Esta posición, según la cual el ejército carecía de la

119 El discurso de Álvaro Gómez pronunciado ante el congreso fue publicado en: La Nueva Prensa. Bogotá, noviembre

de 1961, pág. 56.

67
libertad de movimiento necesaria para defender la soberanía, es reiterativa y
relevante debido a que apunta a transformar la percepción de las acciones del
ejército por parte de la población, para que esta recupere la confianza en dicha
institución.

“ […] No sé si tal vez nosotros tuvimos alguna culpa inicialmente. Cuando


estábamos en el gobierno, se habló de tal rehabilitación. No gustó la idea,
pero tenía una presentación caritativa. Colombianos que se habían lanzado
a la lucha por sus ideas tenían, tal vez, el mérito de no haber sucumbido a la
represión y como estábamos en el Frente Nacional, como era necesario
crearle un nuevo clima al país, íbamos a ensayar con esos colombianos
alzados en armas, un nuevo sistema y se empezó por darles un apoyo para
su desarrollo económico. Éste fue el espíritu inicial de la rehabilitación que
después cayó en manos sectarias y degeneró al premiar a los más atroces
bandoleros de este país.

[…] No se hizo sino favorecer a los bandoleros en las repúblicas


independientes; entonces el criterio mismo, que era un criterio benévolo para
conseguir la implantación general de la soberanía en el territorio, se quedó
trunco, entonces lo que ocurrió fue que este gobierno, como esos
emperadores decadentes, del bajo imperio romano, ha resuelto pagarles un
tributo a los bárbaros [...]”.

“No sé si tal vez nosotros tuvimos alguna culpa inicialmente. Cuando estábamos
en el gobierno”. En esta frase encontramos una clara estrategia discursiva: la
negación aparente, sustentada además en la existencia de un nosotros como los
buenos y benevolentes, con intenciones caritativas. Conviene aclarar que cuando
el Senador Álvaro Gómez se refiere a “nosotros” no habla del gobierno actual (el
de Lleras), sino del gobierno de los conservadores, frente a los Otros, los que se
“habían lanzado a la lucha por sus ideas”, reduciendo las causas de la rebelión a
un plano ideológico sin reconocer los problemas socioeconómicos estructurales e
institucionales, y en ese sentido al decir los “otros” también se refiere a los
liberales. Así mismo, se puede identificar en este aparte del discurso, el uso de
frases ambiguas; por ejemplo, se menciona el hecho de “No haber sucumbido a la
represión”, pero no se menciona la causa de esta, ni mucho menos el represor.
Vale la pena recordar que en el gobierno de Laureano Gómez (padre de Álvaro

68
Gómez), el radicalismo conservador de este produjo fuertes enfrentamientos con
los liberales. Fue en ese momento que se crearon los grupos conocidos como
“chulavitas”120 y “pájaros”121 .

En este discurso se habla (modo de nombrar) de “ atroces bandoleros” para


referirse a aquellas personas en cuyas “manos sectarias degeneró” la
rehabilitación propuesta por el gobierno del Frente Nacional. Este grupo de
personas, no es ya el grupo de colombianos alzados en armas, con quienes se
“iba a ensayar un nuevo sistema” dándoles apoyo económico, sino que ahora será
identificado de manera directa como el enemigo que se debe combatir para
defender la soberanía.

Este cambio en la denominación tiene relevancia porque el bandolerismo no


puede ser entendido como simple residuo de la Violencia, sino como la expresión
armada característica de una de sus etapas122 . Según Eric Hobsbawm123 , los
bandoleros de la primera fase de la Violencia –entre los años 1945 y 1957– son
individuos al margen de la ley que actúan con la intención de poner ciertos límites
a la injusticia que contra ellos ejerce el despotismo del Estado o de los
terratenientes. Este fenómeno es identificado por Hobsbawm como bandolerismo
social. En relación al periodo comprendido entre el año 1958 y 1964, o segunda
fase de la Violencia, Gonzalo Sánchez, habla de bandolerismo político, con lo que
alude a la resistencia de aquellos campesinos alzados en armas a quienes se les
ha ido y continúa reduciendo el espacio político. Cabe aclarar que Sánchez
incluye, en esta etapa de bandolerismo político, a Mariachi, Sangre Negra,

120 Denominados así debido a la región de donde provienen, vereda Chulavita del municipio de Boavita (Boyacá) de la

cual eran oriundos la mayoría de los hombres que conformaron este grupo
121 Asesinos a sueldo caracterizados por sus llegadas y partidas súbitas, una vez asesinado el adversario político: liberal

o comunista.

122 Sánchez, Gonzalo y Meertens, Donny. Bandoleros, gamonales y campesinos. El caso de la violencia en Colombia,

Bogotá, Ancora editores, 1984, pág. 49.


123 Hobsbawm, Eric. Bandidos, Barcelona, editorial Ariel, 1976.

69
Chispas, Tarzán y el conservador Efraín González, entre otros, quienes hicieron
parte de los grupos de autodefensa y que luego se volcaron hacia el pillaje124.

Si bien, en este clima de Guerra Fría, el término comunista se utiliza en el discurso


estadounidense en un sentido técnico, que alude a los líderes del movimiento
obrero, organizaciones de campesinos y otras que se organizan bajo el parámetro
de la ayuda mutua, no se refiere solo a esto. La principal amenaza para los
intereses comerciales de los Estados Unidos la plantean, en ese momento, los
regímenes que son receptivos a las presiones populares y a la diversificación de
las economías.

Una manera de contrarrestar esta amenaza, en América Latina, fue generar en los
militares latinoamericanos la idea ya no de la “defensa hemisférica”, sino de la
“seguridad interna”. Los objetivos del programa militar estadounidense para
Colombia, estuvieron basados principalmente en: “continuar con la cooperación de
Colombia en la defensa del hemisferio; preservar y fortalecer las instituciones
democráticas; apoyar la libre empresa y fomentar la inversión de capital extranjero
así como promover un desarrollo social y económico equilibrado”125. Colombia fue
uno de los tres países de América Latina que recibió mayor ayuda militar
norteamericana bajo el Programa de Seguridad Mutua (en primer lugar se
encontraba Brasil, seguido por Chile).

El Programa hacía referencia a la posibilidad que tenían los países de América


Latina de adquirir armas en condición de venta/préstamo por parte de Estados
Unidos para combatir al comunismo y mejorar su seguridad interna, “En este
sentido, había tres aspectos clave: las formas de pago, la venta de armamento
obsoleto y la conveniencia o no de aumentar el presupuesto para asistir
militarmente a América Latina teniendo en cuenta las condiciones económicas y

124 Sánchez, Gonzalo, Op. Cit. 1984, pág. 48.

125 Memorando del 4 de noviembre de 1950, Caja 4, instrucciones para SE, Expediente 53 D 26, RG 5. Los objetivos del

programa de seguridad mutua. En: Randall, Stephen, Aliados y distantes: las relaciones entre Colombia y Estados
Unidos desde la independencia hasta la guerra contra las drogas. Op. Cit., pág. 238.

70
políticas de los países de la región”126 ; en cuanto a la ayuda reembolsable Estados
Unidos se preocupaba porque los países de América Latina que contaban con la
asistencia estadounidense no desbordaran su capacidad financiera ya que si la
economía del país estaba seriamente afectada y Estados Unidos no creaba
condiciones para esos países corría el riesgo que buscaran la asistencia de
cualquier otro mercado disponible, incluido el de la URSS, y Estados Unidos
necesitaba proporcionar garantías para las inversiones comerciales que hacía en
Latinoamérica127.

Sin embargo, prestar esta ayuda a América Latina le generó al gobierno


estadounidense la preocupación de que las armas suministradas por Estados
Unidos podrían ser utilizadas contra enemigos políticos internos y no
exclusivamente en la lucha mundial contra el comunismo. En el caso de Colombia,
los grupos de autodefensa campesina venían en ascenso en diversas áreas del
país y ni la política ni la economía colombiana daban muestras de solidez interna.

La Operación Marquetalia creó a su alrededor un matiz mítico, así como la


formación de algunos símbolos: la versión sostenida por las FARC en cuanto al
pequeño número de combatientes (48 hombres)128 que resistieron la confrontación
con el ejército (16.000 hombres); versión que generó la solidaridad de sectores
sociales a nivel nacional e internacional; la identificación de los habitantes de la
región como campesinos-liberales o como bandoleros-comunistas; y, finalmente,
la extensión del territorio de Marquetalia de la que se dice, de un lado, que se
limita a una pequeña vereda compuesta por un caserío, y, de otro, que es una
región de 5.000 km cuadrados cuyos habitantes no solo tienen influencia dentro de
este límite territorial.

126 Romano, Silvina. “Seguridad hemisférica, asistencia y democracia a inicios de la Guerra Fría”. Revista de Relaciones

Internacionales, Estrategia y Seguridad, Vol. 7, No. 1, Bogotá, Enero-Junio, 2012.


http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S1909-30632012000100010&script=sci_arttext
127 Ibíd.
128 54 hombres, según afirma Jaime Guaraca, uno de los guerrilleros que se encontraba en Marquetalia en 1964.

Entrevista publicada en Confidencial Colombia.com, http://confidencialcolombia.com/es/1/106/3967/%E2%80%9CLa-


paz-no-se-puede-resolver-sin-hablar-de-Marquetalia%E2%80%9D-Di%C3%A1logos-Farc-Habana-Guaraca-guerrilla.htm,
diciembre 4 de 2012. La Habana, Cuba.

71
EL TIEMPO
EL ÚLTIMO REDUCTO DE LA VIOLENCIA. ¿QUÉ ES MARQUETALIA?129
Con frecuencia la generalidad de las gentes se preguntan qué es Marquetalia
y de dónde surgió ese nombre que ahora toma caracteres de problema
nacional en cuanto al orden público se refiere. Marquetalia es, según datos
suministrados por personas que conocen palmo a palmo la región, una zona
de cinco mil kilómetros cuadrados aproximadamente […] Lo que propiamente
se denomina Marquetalia […] está constituido por tres casas de paja, […] y allí
‘Tirofijo’ y varios miembros de su pandilla se refugian en ocasiones después
de haber dado algún golpe […]. El lugar de Marquetalia cuenta con un muy
reducido número de habitantes, en su mayor parte mujeres y niños de los
inmediatos colaboradores de los antisociales […].

[…] El ejército ha iniciado el desarrollo de una acción cívico-militar sobre esta


región del país […]. Tal acción tiene por objeto la apertura de carreteras;
puestos de salud, escuelas […]. A pesar de los numerosos comentarios que al
respecto se hacen, ninguna acción violenta han proyectado las fuerzas
militares […] Tan sólo podrían presentarse encuentros entre las patrullas
militares que en la actualidad vigilan las regiones y los bandoleros, que bien
pueden proyectar ataques sorpresivos.

Marquetalia es según la función sintetizadora del título, el último reducto de la


Violencia. Más allá de esta función, el título propone un modelo de contexto130 que
exige que el lector conozca cuál o cuáles han sido los otros reductos de violencia y
por qué Marquetalia es el último, e insinúa que existe algo más que decir acerca
de lo que es.

La respuesta a la pregunta acerca de qué es Marquetalia, en el diario liberal, es


netamente geográfica. Además, el diario da una importancia particular al
surgimiento del nombre, a su denominación: “de dónde surgió ese nombre que
ahora toma caracteres de problema nacional”. Como si prefigurara una batalla
maniquea, la pregunta por el nombre de Marquetalia es seguida por la descripción
de lo que el lugar es como problema, puesto que algunos de sus habitantes según
este discurso son ‘pandilleros’, ‘bandoleros’ y ‘antisociales’. Se devela así, en la
referencia o modo de nombrar a los otros, una estrategia discursiva que busca

129 El Tiempo, Bogotá, mayo 14 de 1964. Pág. 5 y 12. Por: Arturo Navas Venegas
130 Recordemos que el modelo de contexto es el que relaciona el discurso con las situaciones y las estructuras sociales.

72
negarles cualquier tipo de carácter político, dejándolos por fuera del orden social.
A su vez, el texto despliega una estrategia argumentativa que pretende justificar la
exclusión y la necesidad de atacar a esos otros, puesto que son, como la misma
denominación lo indica, personas que están en contra de la sociedad o del orden
social establecido, y que buscan refugio en esta región ‘luego de dar algún golpe’.
Esta opinión pretende mostrar un carácter de tipo oportunista del grupo de
autodefensa y desconocer los primeros indicios de lo que será la guerrilla móvil.

El texto, además de mencionar la intervención o presencia del Ejército en la región


para evitar el encuentro entre las bandas, hace referencia al desarrollo de una
acción cívico-militar con fines sociales, que podría desencadenar, según insinúa,
acciones violentas al presentarse encuentros entre las patrullas y los grupos
armados. Es decir que a la sociedad se le presenta un escenario en el que la
acción militar no es el objetivo (lo que es contradictorio con la idea de ‘acción
cívico-militar’); según esto, no habrá acción sino reacción militar del ejército que
deberá defenderse de los ataques que eventualmente propicien los ‘bandoleros’.
El objetivo de presentar este escenario es recuperar el apoyo de la opinión
pública, a las acciones del ejército (acciones y reacciones).

[…] El jefe político de esta región fue en una época Fermín Charri, a. ‘Charro
Negro’ quien fue dado de baja por los hombres de Jesús María Oviedo a.
‘Mariachi’, por rivalidades políticas. Muerto Charro Negro su segundo
inmediato Tirofijo asumió el mando de sus hombres y organizó una guerrilla
para defenderse de los hombres de Mariachi […]. Ante la acción del ejército
en el Tolima para impedir el encuentro entre estas bandas, mediante la
instalación de puestos militares en Planadas, Gaitania y San Luis, Marulanda
o Tirofijo inició una serie de ataques contra las patrullas que vigilaban la
región[…].

En este apartado se evidencia una estrategia discursiva de transferencia que hace


de Ellos (los comunistas) los agresores y quienes generan el conflicto, y de
Nosotros (el Estado del Frente Nacional, por medio de la intervención del ejército)
los que intentamos resolverlo. Así, se elude cualquier responsabilidad producto del
conflicto bipartidista en la profundización de tal conflicto. Al decir que en la región

73
existen rivalidades políticas entre dos ‘bandas’, y que lo que pretende el ejército es
“impedir el encuentro entre estas”, con puestos militares que además están siendo
atacados, el enfrentamiento resulta relegado a un problema interno
descontextualizado.

Por otro lado, se observa que el texto mismo es bastante coherente, ya que desde
las menciones que hicimos sobre el título hasta este punto nos ha guiado por los
hechos sin salirse del contexto que nos quiere presentar. No sólo ha intentado dar
respuesta a la pregunta acerca de qué es Marquetalia, sino que ha proporcionado
algunas luces acerca de qué pasa en Marquetalia, geográfica, política y
socialmente. Como veremos a continuación, también la examina como sinónimo
de su personaje principal, porque, como menciona Ariel Sánchez131, preguntarse
qué es Marquetalia, será preguntarse quién es Tirofijo.

Muchas son las versiones que se han hecho circular sobre la personalidad
de Marulanda o Tirofijo y se ha llegado hasta a decir que en alguna ocasión
realizó una gira por Cuba con el propósito de adoctrinarse en los sistemas
políticos de aquel país. Todo esto no es nada más que producto de la
fantasía, pues en verdad este antisocial, según lo afirman personas que han
logrado conocerlo muy de cerca, es un individuo de una cultura elemental.
Sus cartas y documentos tienen que ser redactados por uno de sus
ayudantes […]. Su enemistad hacia las fuerzas armadas nació cuando el
gobierno nacional concedió la amnistía a Mariachi, de quien esperaba
vengarse mediante la acción de las Fuerzas Militares.

El supuesto adoctrinamiento político de Marulanda en Cuba termina


descartándose como fantasía, por una estrategia de atenuación del discurso,
evidente también en la descripción de Tirofijo como un individuo de cultura
elemental. Se pretende así crear el estereotipo de una personalidad carente de
cualidades intelectuales, ya que una persona iletrada que no puede redactar un

131 Sánchez, Meertens Ariel. Marquetalia. Una organización mítica de la experiencia. Bogotá, Tesis de grado en

Antropología, Universidad Nacional de Colombia, 2004.

74
documento sin la ayuda de alguien, ¿cómo podría ir en contra de las instituciones
y de un gobierno legítimamente consolidado?

Fuente: Archivo Fotográfico de El Espectador.

La recuperación de la soberanía nacional quedó incrustada en la memoria de


aquellos que vieron en la prensa la imagen de la bandera colombiana izada sobre
el territorio de Marquetalia, acompañada de una misa solemne que reafirmaba los
valores tradicionales del país y del intento de cambio de nombre, a “Villa Susana”,
en homenaje a la fallecida primera dama. Cambio de nombre realizado, tal vez,
con la intención de pretender que Marquetalia nunca había existido o dejaría de
existir definitivamente, así como sus antagonismos.

Esos antagonismos se reflejan en lo que para cada uno de los actores significó
Marquetalia. Para los guerrilleros un territorio próspero y pacífico en el que se
volcaron sus esperanzas por una vida mejor; un territorio autogobernado, alejado
de la persecución, de la falta de tierra y de trabajo, una imagen medio macondiana
que se funde entre la realidad y la ficción. Para el orden político establecido no fue
otra cosa que una amenaza a la soberanía nacional, y el lugar donde se
instauraban los bandoleros. Para Estados Unidos, el germen de una posible
amenaza comunista. Para el periódico El Tiempo fue “el último reducto de la
violencia”, por eso, se creía que al “reconquistarlo” quedaría agonizante esta etapa
de violencia y sería el fin del refugio de los antisociales. Para El Siglo, Marquetalia

75
fue el desarrollo, en Colombia, de la presencia de la mayor amenaza que existía a
nivel global, el comunismo, que apoyaba la instauración en la región de lo que el
senador Álvaro Gómez dio a conocer como “repúblicas independientes”; de ahí
que El Siglo compara la región “Sierra Maestra” en alusión al movimiento
guerrillero de Cuba. Finalmente, para Voz Proletaria fue una experiencia de vida
que reflejaba el pasado, el presente y el futuro del movimiento armado guerrillero.

EL SIGLO
EN TORNO A MARQUETALIA 132
Los burdos letreros y los avisos impresos que hablan de subversión en
Marquetalia han creado ante la opinión un clímax de interés y sorpresa […] En
Marquetalia se ha querido implantar una autonomía de fuerza, una de las
llamadas Repúblicas Independientes, que no son otra cosa que Sierras
Maestras para el país. Desde ellas, la formación de gentes en la doctrina
socialista, al principio, y marxista-leninista al fin y al cabo; el entrenamiento de
guerrillas. Detrás, la extorsión y el engaño al campesino.

[…] Los militares tienen la obligación de preservar la soberanía republicana. Si


un grupo se alza en armas, se abastece de Checoslovaquia vía la Habana,
obliga al campesino a proveer dineros, ropas y víveres para la “auto defensa”
y las milicias, y cuando se declara contra la Constitución y está dispuesto a no
permitir la legítima autoridad en “su territorio”: ¿Debe el ejército aceptar el
exabrupto? ¿No contestar con fuego a las guerrillas que le asaltan?
¿Considerar a estos hombres como inocentes? […]”.

El título, “En torno a Marquetalia”, sugiere nuevamente la posibilidad de responder


a la pregunta ¿qué pasa en Marquetalia? La respuesta que encontramos en el
diario de filiación conservadora nos presenta una nueva dimensión del problema.
En primer lugar, no hay ninguna referencia a delincuencia o rebeldía, en este caso
se habla de “subversión”. En segundo lugar, se asume a Marquetalia como un
problema ideológico al compararla con la Sierra Maestra de Cuba, e incluir en el
discurso la referencia negativa del socialismo y el marxismo-leninismo, que serían
los encargados de adoctrinar a la guerrilla que “extorsiona y engaña a los
campesinos”. La alusión que se hace de los guerrilleros implica que se les vea
como enemigos de la población y, de esa manera, se justifica las acciones del

132 EL Siglo, Bogotá, No. 8795, mayo 5 de 1964, pág. 4.

76
ejército en su contra, ya que estarían combatiendo contra personas que no son
inocentes; un no inocente, o culpable, carecería de los mismos derechos de
quienes sí lo son.

En contraposición a este tipo de discursos encontramos las afirmaciones que se


hacen desde la izquierda a través de la prensa:

VOZ PROLETARIA
NO ACABARÁN CON MARQUETALIA133
Marquetalia ha salido del anonimato y pasado […] a ser centro de discusión de
muchas gentes en el país y fuera de este. ¿Qué pasa en Marquetalia?

Según el señor Álvaro Gómez Hurtado, es una república independiente,


donde no existe Dios ni ley […] y como él tiene aspiraciones ha de comenzar
por liquidar a sus opositores. Según los señores de El Tiempo, se la acusa de
traición a la patria por no aceptar el dominio extranjero como lo hace el
gobierno “patriota”. Ahí no más está el caso […] utilizando en la llamada
operación Marquetalia personal militar norteamericano […].

Según los campesinos de Marquetalia ésta era una zona tranquila […] Las
tierras les pertenecían porque ellos las habían trabajado y habían gastado
varios años derribando montes sin ninguna ayuda de la nación. […] Mientras
se nos persigue como animales en una verdadera cacería humana por estos
montes.

Esa era, es y seguirá siendo Marquetalia. Solo que ahora se ha crecido ha


pasado a ocupar una zona más grande. Aquel caserío fundado por los
antiguos guerrilleros se ha regado por toda la cordillera central, por todo el
país y por el mundo entero. No habrá ejército capaz de someterla y ha
mostrado a todo el campesinado y a todo el pueblo lo que son las acciones
cívico-militares, acciones de los gorilas y demás reaccionarios del país. ¿O no
es un crimen premeditado y calculado bombardear zonas donde hay de 5.000
a 8.000 habitantes según los mismos datos suministrados por los altos
mandos militares? […] A Marquetalia no la acabarán porque hay una
organización agraria. Pueden liquidar a algunos de sus miembros pero no a la
organización. Marquetalia nos enseña a organizarnos y a combatir, ese es su
ejemplo.

133 Voz Proletaria, Bogotá, No. 39, agosto 27 de 1964, pág. 8.

77
Encontramos que en este discurso se realiza una fuerte desacreditación del
Senador Álvaro Gómez como respuesta a la descalificación que este hace de
Marquetalia. Se sugiere que Gómez tiene la intención (y tácitamente el Gobierno
del FN) de acabar con los movimientos agrarios, por considerarlos contrarios al
bipartidismo. Así mismo, el semanario acusa al gobierno de lo que hoy en día se
conoce como “crimen de Estado” al mencionar: “¿O no es un crimen premeditado
y calculado bombardear zonas donde hay de 5.000 a 8.000 habitantes según los
mismos datos suministrados por los altos mandos militares?”. El semanario afirma,
entonces, que en aquella región en donde la prensa liberal ha dicho que habitan
“mujeres y niños de los inmediatos colaboradores de los antisociales”, no todos los
habitantes eran guerrilleros, y que el ejército estaba poniendo en peligro la vida de
estas personas, de estos ciudadanos. Se da a entender que ellos son despojados
de derechos y “abandonados” a su nuda-vida cuando se menciona que se les
“persigue como animales”.

Así, la pregunta ¿qué es Marquetalia? es reemplazada por la de ¿qué pasa en


Marquetalia?, dando una mayor importancia a los acontecimientos. La respuesta
acerca de lo que pasa, proporciona también tres puntos de vista de lo que es. En
primer lugar, el semanario Voz Proletaria, señala que Marquetalia según Álvaro
Gómez, “es una república independiente”, con las implicaciones políticas que esta
acusación conlleva para el partido liberal; en segundo lugar, dice que El Tiempo
acusa a Marquetalia de ser una “traición a la patria”; y por último, indica que,
según los campesinos, Marquetalia antes de la incursión del Estado era “una zona
tranquila”. Presentando así tres versiones distintas de un mismo acontecimiento.
Aún está sin resolver la pregunta ¿qué pasa en Marquetalia? Sin embargo, se
puede observar que, de alguna manera, lo que pasa en Marquetalia es; el pasado,
el presente y el futuro de la Violencia colombiana. Veamos:

En la tercera definición presentada se da inicio a la narración a través de un


narrador objetivado, al mencionar: “Según los campesinos...”; son ellos los que
dicen, los que tienen algo que decir. Sin embargo, la narración da un giro

78
discursivo con el cual se termina por incluir al narrador dentro del marco de lo
narrado: “nos enseña”. Se revela así la posición del narrador y su toma de partido
frente a lo narrado.

No existe en este artículo de Voz el interés de presentar a Marquetalia bajo


parámetros geográficos. Lo que existe es, un interés por presentar una especie de
contexto histórico, que comienza con la denuncia de Álvaro Gómez (pasado),
seguida por la del diario oficialista (presente) y que se confunde con una especie
de futuro que traspasa barreras temporales al tomar a Marquetalia como una
organización agraria, como un movimiento. No algo estático como un lugar, una
región, sino más bien algo como un movimiento campesino, una enseñanza.

De esta manera, se expresa en este discurso que Marquetalia no es un pequeño


caserío, sino que “aquel caserío (…) se ha regado por toda la cordillera central,
por todo el país y por el mundo entero”. Marquetalia rebasa, entonces, sus
fronteras físicas y, entendida de esta manera permite dimensionar lo que será de
ahí en adelante134.

La Operación Marquetalia, ciertamente, traspasó las fronteras nacionales; un


grupo de intelectuales franceses encabezados por Jean Paul Sartre, Jacques
Duclos y Simone de Beauvoir, enviaron un comunicado al gobierno
135
“solidarizándose con los campesinos agredidos” .

La Federación democrática de mujeres colombianas recibió el siguiente mensaje


procedente de Pekín136 :

134 Esta visión de Marquetalia se encuentra también en el trabajo de A. Sánchez, quien a su vez ha identificado en el

discurso citado esa secuencia de temporalidades.


135 Documento “Las FARC-EP: 30 años de lucha por la paz, democracia y soberanía”, en: Corporación observatorio para

la paz, Las verdaderas intenciones de las FARC, Intermedio editores, 1999, Pág. 67.
136 Federación Nacional de Mujeres de la República China. En: AGN, Ministerio del Interior. Despacho del Ministro, Caja

57, Carpeta 445, Folio 99.

79
Aviones norteamericanos bombardean inescrupulosamente con gérmenes la
localidad de Marquetalia matando ancianos y niños […] indignadas
condenamos los crímenes del imperialismo de USA y de las autoridades
reaccionarias de Colombia cometidos en nuestros hermanos de Marquetalia
que heroicamente luchan […] en busca de un progreso y para la supresión
del imperialismo de USA y para la reconquista de sus derechos humanos y la
liberación nacional […] Las mujeres chinas nos solidarizamos […] y
expresamos nuestra firme decisión de no permitir las siniestras
maquinaciones empleadas por el imperialismo de USA y las fuerzas
reaccionarias […] Nos unimos a su lucha y deseamos que persistan hasta
conseguir la victoria final.

Un sindicato de agricultores soviéticos remitió el siguiente mensaje:

[En] nombre [de] diez millones [de] miembros sindicato trabajadores


agricultura unión soviética expresamos iracunda protesta contra sucia guerra
llevan tropas regulares ayuda militares americanos contra trabajadores
campo, contra brutalidades militarotes que ilegalmente detienen matan
campesinos pacíficos infectan tierra bacterias […] Sukarotov Presidente
CCS. Moscú, de fecha 5 de agosto de 1964137.

De Alemania Oriental fue dirigida a la ONU una comunicación denunciando la


violación de los derechos humanos en Colombia,

El Srio Gral de las Naciones Unidas saluda atentamente al Sr Representante


Permanente de Colombia en las Naciones Unidas y tiene el honor de
remitirle, de conformidad con la resolución 728 F (XXVIII) del Consejo
Económico y Social, extracto de una comunicación de fecha 12 de junio de
1964 procedente de particulares en Alemania Oriental.

An die UNO NewYork. An die UNO wir protestieren in uebereinstimmung mit


den menschenrechten gegen die … und regierung Kolumbiens vorbereitete
‘Operación Marquetalia’ gegen die bauren Kolumbiens138

137 En: AGN, Ministerio del Interior. Despacho del Ministro, Caja 57, Carpeta 445, Folio 154. (Tomado literalmente del
formato del telegrama)
138 Traducción libre: A la ONU en New York. En concordancia con los derechos humanos protestamos contra las

instituciones del gobierno de Colombia que han preparado la Operación Marquetalia contra los campesinos de Colombia.
En: AGN, Ministerio de Relaciones Exteriores, Caja 121, Carpeta 88, No. de transferencia 3, Folio 28.

80
Incluso varias décadas después, en Paraguay, se habló de “un fantasma que
recorre América Latina, el fantasma de la guerrilla colombiana, que forma parte de
la guerra psicológica en varios países”. En entrevista a Raúl Marín y Marilina
Marichal, líderes de “los sin techo”, el periodista sueco Dick Emanuelsson 139
cuenta cómo los habitantes de la región denominada Marquetalia –en Paraguay–
rindieron homenaje a Marquetalia-Colombia:

Marquetalia, ¿base guerrillera de las FARC o el ejemplo de la lucha por una


vivienda digna en Paraguay?

‘Ante la injusticia no habrá rendición’. ‘Fue un honor’, dice Marilina, ‘porque


tanto el pueblo de Marquetalia en Tolima como nosotros acá habíamos sido
objeto de ataques de la represión. Por eso los miles de habitantes en el
asentamiento lo bautizaron Marquetalia […] ”Los Sin Techo” han crecido en
forma impresionante en los últimos dos años. Hasta el presidente de la
república ha llamado a Raúl, rogando que “por favor cambie el nombre”. La
embajada colombiana también ha expresado gran irritación y ha exigido que
debe cambiarse el nombre del asentamiento, sobre todo después de las
marchas con miles de pobladores contra el Plan Colombia, exigiendo “Fuera
los Gringos de Colombia y América Latina Marquetalia Presente […] cuando
la prensa le pregunta ¿’de donde sos’? y ellos contestan con orgullo: ’!Yo soy
de Marquetalia¡’ ‘¿Y sabes lo que es Marquetalia’? Y saben perfectamente
bien dónde está situado, quien es Manuel Marulanda y que fue la cuna de las
FARC. Saben de todo.

Estos discursos evidencian de manera clara la estrategia de resistencia, oposición


y protesta; en ellos se identifica una posición en contra de las élites o del
soberano, y la utilización de calificativos legitimadores y deslegitimadores similares
a los empleados por los discursos de poder a los que se oponen. Encontramos
coincidencias en el uso del recurso de legitimación cuando se menciona que los
campesinos de Marquetalia “luchan heroicamente” por defender sus derechos y
deslegitimación al referirse a la “represión”, a las “fuerzas reaccionarias”, la
“guerra sucia”, uso de “bacterias” y el “imperialismo” estadounidense; a este último
se refieren con un marcado énfasis.

139 Entrevista de Dick Emanuelsson, año 2000. En: http://www.pangea.org/cpea/ archivos/Suramerica/paraguay.htm.

81
Llaman la atención dos afirmaciones; la primera, “hasta conseguir la victoria final”
en el comunicado remitido desde Pekín; y la segunda, “Saben de todo” haciendo
alusión al conocimiento que tienen los “sin techo” de Paraguay sobre Marquetalia.
Lo que llama la atención es que los discursos presentan esa información a partir
de otra que se omite, de tal manera que no se especifica qué significa “una victoria
final” y “saber todo”. Claramente, el modelo contextual, permite que desde su
propia percepción se construya una identificación, por tanto, se incluyen como
parte de los acontecimientos: “nuestros hermanos”, “nos unimos”, etc. La
referencia a la solicitud de cambio de nombre remite nuevamente a la posibilidad
simbólica de hacer desaparecer a Marquetalia.

Estos antagonismos entre las partes contendientes son los que le han dado un
valor mítico a Marquetalia, pero más allá de este valor mítico, Marquetalia es un
hecho histórico concreto, factual, que proporciona fuentes acerca de la
construcción de una imagen del enemigo y del desarrollo de la Violencia en
Colombia. Marquetalia no es en ningún caso la historia de una de las etapas de la
violencia, pero sí es, en definitiva, un hecho fundacional, conservado en la
memoria de los dirigentes de las FARC, que debe seguir siendo estudiado en tanto
forma parte de los intentos de negociación en busca del fin del conflicto armado
colombiano que se prolonga hasta el día de hoy.

Según el General Matallana140 el gran mérito que tuvo la Operación Marquetalia


fue el factor sorpresa; “Los guerrilleros jamás se imaginaron que desde la selva
muy cerca de Marquetalia, pudieran estar saliendo cada diez o quince minutos
helicópteros con tropas para hacer efectiva y rápida la ocupación de su santuario
sin poderle ocasionar las bajas que hubieran querido a quienes nos tocó cumplir
este trabajo”141.

140 José Joaquín Matallana era el militar al mando del Batallón Colombia al momento de la Operación Marquetalia.
141 Arango, Zuluaga Carlos. Op Cit. 1984, pág. 227.

82
La vigencia de Marquetalia en la memoria de los guerrilleros de las FARC continúa
siendo un mecanismo que mantiene, en cierta medida, cohesionado al grupo
insurgente. Esto se manifiesta en la conmemoración que año tras año hacen del
nacimiento de las FARC, luego de la Operación Marquetalia, y la noción que aún
conservan de la práctica de resistencia, la cual, según Juan Ferro y Graciela
Uribe, es fundamental para entender su cultura organizacional, su dinámica militar
y su carácter agrario, así como la predominancia rural de sus integrantes. La
memoria es una manera de representación del curso del tiempo, y si los
acontecimientos parecen quedar fijos en el pasado, sus huellas son susceptibles
de reactivación142. En este sentido, si se pretende comprender el proceso de un
movimiento social es necesario observar cuáles fueron sus orígenes, sus
estructuras de oportunidad política y movilización.

El hecho de ser marquetalianos, sobrevivientes del enfrentamiento militar de 1964,


proporcionó a los dirigentes más viejos de las FARC un recuerdo y una identidad
particular. En una canción que recuerda la fiesta que se hizo para entregar los
bienes en la fundación de Marquetalia se menciona: “Que orgullo haber nacido en
Marquetalia, luchando por la tierra, la justicia y la libertad”143. La canción toma de
esta manera la llegada a Marquetalia como un nacimiento, como una nueva
experiencia de vida y de lucha. Es de esta manera que se refleja Marquetalia en la
memoria de los guerrilleros más viejos. Para los combatientes jóvenes, tal vez,
esta identidad no resulte tan marcada o significativa, ya que han ingresado al
grupo insurgente cuando la dirección ideológica ha virado hacia el movimiento
armado que conocemos en la actualidad.

Según María Victoria Uribe, al definirse con el nombre de marquetalianos, los


insurgentes están recogiendo lo que ellos consideran el legado histórico de las
FARC. Ese legado en palabras de Jorge Briceño (alías Mono Jojoy) se trataría del

142 Sánchez, Gonzalo. Guerras, Memoria e Historia, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH),
2003, Pág. 25.
143 Matta Aldana, Luís Alberto. Colombia y las FARC-EP. Origen de la lucha guerrillera. Testimonio del comandante

Jaime Guaraca. Nafarroa (Navarra-España), Txalaparta, 1999, pág. 106.

83
marxismo-leninismo, de la historia del grupo armado, de la lealtad a los
documentos, estatutos, reglamentos y al plan estratégico del movimiento, y,
fundamentalmente, de las armas. Las FARC se autodefinen como un pueblo en
armas, consecuencia de “las agresiones del imperio” (EE. UU.), del Estado
Colombiano, del sistema (bipartidista) y de los diferentes gobiernos
colombianos144. Las FARC se consideran abanderadas de la construcción de una
“Nueva Colombia”, y en la búsqueda de esta Colombia ellos justifican sus
acciones, incluso las concernientes a acciones terroristas. Posición que sin duda
atañe contradicciones.

Marquetalia en la memoria

En la instauración de la mesa de diálogo del gobierno del presidente Andrés


Pastrana Arango, en 1999, las FARC trajeron a la memoria de los colombianos,
que seguían expectantes la nueva propuesta de negociación, el nombre de
Marquetalia. Su famosa alusión a la pérdida de los cerdos y las gallinas durante el
bombardeo a Marquetalia, si bien era una referencia a su pasado fundacional145,
carecía de contenido político para el resto de la población colombiana, que no
tenía como factor a considerar que los fundadores de las FARC fueron de origen
campesino, pertenecientes a una población históricamente ligada a la violencia.

144 Uribe, María Victoria. Religión, etnicidad, nacionalismo y conciencia histórica. Origen de tres movimientos insurgentes

en Sri Lanka, Colombia e Irlanda del norte. Tesis de grado, Doctorado en Historia, Universidad Nacional de Colombia,
2004, pág. 205-206.
145 Jaime Guaraca recuerda así el negocio que, según él, no olvidó Manuel Marulanda: “Marquetalia es propiedad del

movimiento, propiedad del Estado Mayor, de los guerrilleros, no es propiedad de nadie más. Porque esa finca la
compramos nosotros, se la pagamos a la viuda del dueño. Ella nos dijo un día: bueno, ustedes me ocuparon la
propiedad y, yo no puedo volver por aquí por cuestiones de lejanía y por razones de violencia y, por falta de fuerzas,
cosas de edad, páguenme la finquita. Se le pagó la finquita, se le agregó un ganado, unas mulas, se le pagó 50.000
pesos, que en ese entonces, era muchísima plata […]”. Esta situación nos evoca aquella sentencia de Maquiavelo que
dice: los hombres olvidan más rápido la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.

84
DISCURSO DE LAS FARC EN LA MESA DE NEGOCIACIÓN 1999146
[…] Por primera vez en 34 años de confrontación armada, declarada por el
Estado en 1964 a 48 hombres con asesoría militar y ayuda económica del
gobierno de Estados Unidos, que le entregó 500 millones de pesos al
presidente de ese entonces, Guillermo León Valencia, para acabar con las
supuestas “repúblicas independientes”, que existían en la mente del
parlamento, en cabeza de Álvaro Gómez (que en paz descanse) […]. Huyendo
de la represión nos radicamos como colonos en Marquetalia, donde el Estado
nos expropió fincas, ganados, cerdos y aves de corral, extendiendo esta
medida a miles de compatriotas por no compartir la política bipartidista del
Frente Nacional. De paso le cerraron las puertas a nuevas corrientes políticas
en vía de crecimiento, convirtiendo las elecciones en una maquinaria
excluyente sólo para beneficio del bipartidismo […].

Las FARC no son una organización creada por una institución externa, son
producto del desarrollo de la violencia colombiana y su relación con el PCC
(Partido Comunista de Colombia) mantuvo, en cierta medida, su subsistencia
como grupo. Por lo tanto, las características de la conformación de este grupo
armado dependen entre otras cosas de su historia, de cómo se gestó su
nacimiento y su consolidación. De ahí que resulte importante, estudiar la fase
inicial, su estructura y organización, con lo que se podrá ir tejiendo su evolución y
la del país, y evidenciando de qué manera se han concebido los cambios en el
modo de operar y concebir el conflicto armado colombiano.

Tres semanas de plazo se fijaron para aniquilar a los guerrilleros de


Marquetalia, y 42 años después, siguen sin esperanza tras el mismo objetivo.
Marquetalia ya no es un punto incrustado entre montañas remotas.
Marquetalia es Colombia entera, porque las FARC, que surgieron como
respuesta a la agresión del Estado, han completado ya el despliegue
estratégico de su fuerza por todo el territorio nacional147.

La búsqueda de la paz en Colombia se ha convertido en una política de Estado,


por lo que ha sido una constante en la historia del país que cada presidente tenga
una propuesta al respecto: Guillermo León Valencia, Plan Lazo; Julio César

146 Discurso de Manuel Marulanda en la instalación de los diálogos de paz en San Vicente del Cagúan, 7 de enero de
1999, leídas por Joaquín Gómez. En: Hechos de Paz V-VI, pág. 265. Presidencia de la República, oficina del Alto
Comisionado para la Paz, 1999.
147 Comunicado publicado con motivo del 42 aniversario de la Operación Marquetalia, en: www.farc.org.com, mayo 24

de 2006.

85
Turbay Ayala, Estatuto de Seguridad; César Gaviria, Plan Integral; Andrés
Pastrana, Plan Colombia; Álvaro Uribe, Plan Patriota, y Juan Manuel Santos,
Marco para la paz, entre otros. Pero las lecciones que han dejado los intentos de
buscar una salida negociada al conflicto armado colombiano han sido pocas. Por
un lado, la idea de que el diálogo y la negociación no deben ser exclusivamente
una iniciativa presidencial, sino un propósito nacional con carácter de política
estatal que sobrepase los afanes del momento de elecciones. Por otro lado, es
indispensable que la intención de paz del presidente de turno sea respaldada por
los partidos políticos, las fuerzas de orden y seguridad, los gremios tanto
empresariales como sindicales y la sociedad civil; pero ese respaldo será decisivo
solo en tanto se concrete una intención legitima de paz, regida por un orden
jurídico que se pueda emplear dentro del marco de una situación de guerra y bajo
el respeto de los derechos humanos.

En lo que respecta a las FARC han carecido de la construcción de una agenda


con posibilidades de discusión que concuerde con la realidad del país y con los
cambios en la manera en la que se ha desarrollado el conflicto. Si bien
Marquetalia es recordada por el grupo insurgente, por sus simpatizantes, y en
menor medida dentro de los círculos académicos, son estos últimos los que
pueden, como lo afirma Gonzalo Sánchez, en algún momento, jugar un papel
importante en la solución del conflicto armado colombiano. Ese papel puede ser,
por qué no, la construcción de una memoria del conflicto y de una visión de la
sociedad, que le muestre a la política y a los sectores sociales el desarrollo de las
diferentes etapas del conflicto armado, sus errores y sus esperanzas con el fin de
continuar en la búsqueda de una solución definitiva.

Luego de un año de gobierno, el día 18 de septiembre de 2011, el presidente Juan


Manuel Santos visitó la región de Marquetalia y dio un discurso en el que invitó a
los guerrilleros a desmovilizarse, a dejar las armas. De esta manera, Marquetalia
vuelve a ser parte de la memoria histórica, así como un elemento presente en el
escenario actual, reiterando la importancia de su simbología, del mito.

86
EL ESPECTADOR
DESDE MARQUETALIA, PRESIDENTE SANTOS INVITA A LAS FARC A
DESMOVILIZARSE148

[…] Por la vía de las armas no van a lograr absolutamente nada, como no
han logrado nada en 47 años. Aquí estamos donde nacieron las FARC para
decirles: por esa vía lo único que van a encontrar es la muerte o una cárcel
[…].

No hay territorio vedado. Ninguna zona del país está vedada para el ingreso
de la Fuerza Pública […]. Estar en esta base significa muchísimo, significa lo
que la política de Seguridad Democrática ha querido mostrar desde su inicio
y es que en ningún rincón de la Patria la Fuerza Pública no puede entrar […].
Yo soy el primer Presidente en la historia de Colombia que viene aquí a
Marquetalia, pero no hubiera podido venir si no es por ustedes, por eso
quiero agradecerles a nombre de todos los colombianos, ustedes son unos
héroes, sigan con su trabajo, cumplan con su deber y en la medida en que
ustedes sigan teniendo éxito este país va a ser cada vez mejor, de manera
que muchas gracias.

Estas fueron las palabras del mandatario frente a la tropa del ejército que opera en
la región. Como menciona Gonzalo Sánchez, el mito de origen de las FARC se
presta para múltiples usos y no es necesario estar de acuerdo con ellas para
entender por qué el asunto Marquetalia tendrá que estar un día en la agenda de la
última mesa de negociación. Más allá de las contradicciones existentes en la
realidad del conflicto armado colombiano, el actual proceso de diálogo, entre el
gobierno del presidente Santos y las FARC, nos muestra que Marquetalia ha sido
un acontecimiento histórico, un episodio en que se evidencia cómo a partir del
contexto internacional se creó en la década del 60 la imagen del enemigo interno;
y nos muestra que este acontecimiento, para las FARC-EP, fue un hecho
fundacional que sobrepasa su carácter mítico.

En la rueda de prensa llevada a cabo en La Habana, Cuba, el día 6 de septiembre


de 2012149, cuando el periodista Antonio Caballero preguntó:

148www.elespectador.com, septiembre 18 de 2011.


149 Rueda de prensa, voceros FARC-EP en La Habana, Cuba [En línea]. Septiembre 06 de 2012,
http://www.youtube.com/watch?v=9RFzn0JP8hg

87
¿Qué diferencias ven ustedes, que participaron en los diálogos anteriores y
fracasaron en el Caguán, en este proceso que se inicia con la presidencia de
Santos […]?

Mauricio Jaramillo (Jaime Alberto Parra), miembro del secretariado de las FARC,
respondió:

Con respecto a su pregunta, quiero decir que las FARC siempre ha estado
pendiente y siempre ha estado difundiendo que nosotros queremos es la
paz, ese objetivo lo hemos venido persiguiendo desde Marquetalia, nosotros
hemos dicho que en Marquetalia nosotros nos dirigimos a todo el mundo, a
todas las organizaciones que habían en el momento, y nadie nos escuchó.
Hemos seguido perseverando, y ustedes que tienen la memoria histórica,
ustedes se darán cuenta de que nosotros no hemos terminado los procesos,
nosotros hemos querido llevar adelante los procesos, hemos querido
siempre la paz […].

A la pregunta de la periodista Gloria Castrillón del diario El Espectador y la


Revista Cromos:

¿Qué cambió en estos diez años desde que se rompió el proceso de paz en
el Caguán a hoy, para que ustedes decidieran sentarse nuevamente a
negociar con el Estado colombiano, en este caso en representación del
gobierno del presidente Santos?

Ricardo Téllez (Rodrigo Granda), integrante de la delegación negociadora de las


FARC, respondió:

Colombia y el mundo han cambiado, los principios de las FARC se mantienen


incólumes, contra nosotros se desató las guerras de Marquetalia y las
sucesivas guerras, incluyendo el Plan Colombia. Pensó la oligarquía que
podía exterminarnos y se propuso hacerlo en dos años, nosotros seguíamos
clamando por la paz, lo seguimos haciendo, y estamos aquí para hablar de
paz y no de guerra, es decir, las banderas de la paz, este proceso que se
inicia y que viene desde hace algunos meses, tiene que abrir esas
posibilidades de una paz para Colombia, para su pueblo, que indudablemente
también va a favorecer a toda la región latinoamericana y Colombia podrá
jugar un papel en el concierto universal como el país que todos anhelamos y
queremos.

88
El gobierno manifiesta “no estar atado al pasado”, aprender de la experiencia y
hacer que ésta sea la oportunidad para conseguir la paz a través de la agenda
propuesta; en tanto las FARC, de cara a los cambios mundiales, aseguran estar
dispuestas a participar en la consecución de una paz estable y duradera,
afirmando que “la salida no es la guerra sino el diálogo civilizado”150.

Colombia entera, en medio de lo que podríamos llamar “optimismo moderado”,


espera que los esfuerzos, finalmente, nos permitan acercarnos a la terminación
de este conflicto armado que sobrepasa medio siglo, aunque este solo sea el
primer paso para la consecución de una paz verdadera.

Es muy probable que Estados Unidos tenga que participar de manera activa en la
construcción de la paz de Colombia ya que no ha sido un actor menor durante el
desarrollo mismo del conflicto. La doctrina Respice Polum promovida por el
presidente Marco Fidel Suárez muestra que el Estado colombiano desde
comienzos del siglo XX asumió que Estados Unidos sería una nación a la que
debía alinear sus políticas. Posteriormente, los acontecimientos que se
desarrollaron tras la muerte de Jorge Eliécer Gaitán revelaron que el país se
encontraba atravesando una crisis política, así como cambios económicos y
sociales que harían fortalecer la relación con Estados Unidos, al tiempo que el
gobierno estadounidense buscaba afianzar sus relaciones con Latinoamérica para
difundir su política de seguridad.

La Alianza para el Progreso sería el programa que el gobierno estadounidense


impulsaría como herramienta para contrarrestar la amenaza comunista, al
considerar que los problemas económicos y sociales de los países
latinoamericanos eran caldo de cultivo para el asentamiento de esta ideología. De
manera que el enemigo que se construye en el contexto de la Operación
Marquetalia, es un enemigo de carácter comunista, al que se le reduce el espacio

150 Londoño, Echeverry Rodrigo, alias Timochenko. Vídeo presentado por la delegación de las FARC en la apertura de

los diálogos de paz. La Habana, septiembre 04 de 2012.

89
político y se combate –bajo la influencia del discurso estadounidense de
contención– como enemigo interno y a la vez como una amenaza de carácter
mundial.

Este es un enemigo que se estructura a partir de una concepción ideológica, es


un enemigo al que se le expulsa de la polis y se pone en bando, que está por
fuera de la ley y quien se asume como el otro, el que esta por fuera de la
colectividad, y para confrontarlo resulta necesaria la asistencia estadounidense,
enfocada en buena medida en las acciones militares. De manera que los hechos
relacionados con la Operación Marquetalia permitieron la construcción de una
imagen del enemigo que vinculaba los acontecimientos mundiales con los
domésticos a través de la relación entre Colombia y Estados Unidos.

A través del análisis histórico del discurso podemos observar la manera cómo los
actores interpretan el contexto en el que están inmersos, cuáles son las
posiciones que asumen y cómo el conflicto se transforma, por tanto conocer al
adversario que se transforma en enemigo a partir de la observación de los
acontecimientos históricos nos acerca a la comprensión tanto del desarrollo del
conflicto como de sus actores. En el siguiente capítulo se analizan los
acontecimientos que evidencian el cambio en la construcción del enemigo que
pasa de ser una amenaza comunista a una amenaza narcoterrorista, y la
implementación del Plan Colombia (1999-2001) como estrategia para combatir al
enemigo que se enmarca en la guerra global antinarcóticos y antiterrorista.

90
Capítulo 3

El cambio de la amenaza comunista a la amenaza terrorista y la


implementación del Plan Colombia como estrategia para combatir al
enemigo

La victoria de las FARC, la cual es más probable cada día que pasa
sin la ayuda americana hacia Colombia, amenazaría directamente
nuestros intereses de seguridad nacional y, en la peor de las circunstancias,
sería necesario el desplazamiento de fuerzas armadas
de Estados Unidos en la región, que es justamente lo que no buscamos
Benjamin Gilman

Benjamin Gilman congresista del Partido Republicano (desde 1973 hasta 2003) y
presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de
Estados Unidos manifestó su preocupación por la situación que se vivía en
Colombia debido al incremento del narcotráfico, el aumento de la fuerza de los
grupos paramilitares y, especialmente, a la incapacidad del Estado de derrotar a
las FARC. Por lo que asumía que sin la ayuda estadounidense Colombia no podría
derrotar al enemigo interno que “amenazaría directamente” los intereses de
seguridad de Estados Unidos, y que para evitarlo Estados Unidos se vería
obligado a intervenir militarmente aunque, como afirma Gilman, éste no sea su
deseo151.

En el contexto geopolítico de la Guerra Fría la identificación del enemigo


comunista condujo a que en Colombia se combatiera a la guerrilla como una
amenaza de carácter mundial. Esto dio como resultado que en el país se llevara a
cabo el enfrentamiento militar conocido como Operación Marquetalia y la posterior
organización del grupo guerrillero FARC.

Para comprender cómo se construye la identificación del enemigo en Colombia se


debe analizar el desarrollo del contexto histórico ya que esto permite, primero,

151 Gilman, Benjamin. Letter to Gen. Barry McCaffrey, director, White House Office of National Drug Control Policy,

noviembre 14 de 2000.

91
observar que existen diversas situaciones en las que se crea la relación amigo-
enemigo, segundo, indagar acerca de qué tan fuertes o qué tan dirigidos son los
móviles que conllevan a la identificación de la relación amigo-enemigo en el país
y, tercero, comprender cómo la política doméstica de Colombia asimila la política
exterior de Estados Unidos para hacer dicha identificación y combatir al enemigo
interno.

Este capítulo se divide en dos partes, en la primera, se analiza el contexto


histórico que habla del desarrollo del conflicto interno luego de la Operación
Marquetalia, desde 1964 a 1998, haciendo énfasis en la influencia del narcotráfico
y en el crecimiento de las FARC a través de la conformación de la Coordinadora
Guerrillera como factores relevantes en el cambio de la percepción de amenaza.
En la segunda parte, se examina la implementación del Plan Colombia como
estrategia para combatir al enemigo interno y se analiza el cambio que se produce
en el discurso de la construcción del enemigo; el cual deja de identificarse como
una amenaza de tipo comunista, a partir de la década del ochenta, y se convierte,
bajo la influencia del discurso de seguridad estadounidense, en una amenaza que
tiene relación, primero con la lucha antinarcóticos y posteriormente con la guerra
antiterrorista.

Estados Unidos y Colombia ante la amenaza del narcotráfico

El narcotráfico, en Colombia, surgió en los años sesenta con la bonanza


marimbera, y entre los años setenta y ochenta se produjo el incremento en la
producción de cocaína 152 . En Estados Unidos, el presidente estadounidense
Richard Nixon (1969-1974) fue el primero en atacar la oferta, y con Ronald

152 El total producido en el país por las exportaciones de café y por las exportaciones de cocaína entre 1977 y 1979

fueron similares. En 1977, el café generó 1.577 millones de dólares y la exportación de cocaína 1.680 millones de
dólares; en 1978, el café generó 1.936 y la cocaína, 1.960 millones de dólares; y, en 1979, el café produjo 2.086 y la
cocaína 2.080 millones de dólares, respectivamente. Las cifras de cocaína corresponden a un informe elaborado por
Salomón Kalmanovitz y las de café al informe de la Unidad de Análisis Macroeconómico del DPN de 1998. López,
Andrés. “Narcotráfico, ilegalidad y conflicto en Colombia”. En: Nuestra guerra sin nombre, ed. Norma, IEPRI. 2005, pág.
417.

92
Reagan (1981-1989) existió una gran ofensiva hacia la lucha antinarcóticos153. En
Colombia, dentro de las medidas adoptadas por los gobiernos de la época para
combatir el narcotráfico, podemos mencionar que: el presidente López Michelsen
(1974-1978) llamó la atención en torno al problema de correlación entre la oferta y
154
la demanda, Turbay Ayala (1978-1982) impuso el estatuto de seguridad y
comenzó a discutir con Estados Unidos el tema de la extradición. Por su parte, el
presidente Belisario Betancur (1982-1986) adoptó una posición nacionalista,
mantuvo la discusión acerca de la correlación entre la oferta y la demanda, pero
fue renuente a aplicar el tratado de extradición, y desarrolló negociaciones de paz
con grupos guerrilleros.

La producción y distribución de drogas ilícitas hizo que los narcotraficantes se


organizaran en carteles, los cuales se enfrentarían por el control territorial,
generando con ello más violencia155. Una figura como la de Pablo Escobar, tras
bambalinas hasta el momento, se hacía más notoria: de ladrón de partes de auto
pasó a contrabandista, luego se convirtió en narcotraficante, posteriormente,
ejerció como candidato suplente al Senado, fue fundador del movimiento político
Civismo en Marcha, y llegó a ser considerado en la ciudad de Medellín como “el
Robin Hood paisa”156 . La fortuna del mayor narcotraficante de Colombia resultó
incalculable.

153 En Estados Unidos, entre 1981 y 1987, las políticas enfocadas en combatir la oferta condujeron a la siguiente
distribución presupuestal: en tratamiento y prevención del consumo de drogas la cifra varió entre 18% y 32% del
presupuesto total; en inversión en medidas de interdicción y represión a nivel interno e internacional varió entre 68% y
82%. El presupuesto total durante el periodo pasó de US1.200 millones a US3.900 millones. Véase: Mauricio Reina,
“Economía política y estratégia antidrogas: ¿un esfuerzo fallido?”. Revista Colombia Internacional, núm. 8, octubre-
diciembre de 1989, pág. 12-16. Citado en: Rojas, Diana y Adolfo, Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad
democrática y política antidrogas. Consejo Nacional de Planeación, ediciones Aurora, 2009, pág.113.
154 El Estatuto de seguridad es la aplicación en Colombia de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, según la cual

las Fuerzas Armadas debían combatir al enemigo interno que amenazaba los intereses nacionales. Lo que llevó a los
militares a considerar que cualquier persona que manifestara su oposición o crítica hacia el Estado era una amenaza a
los valores políticos de la nación.
155 Ver: López, Andrés. “Narcotráfico, ilegalidad y conflicto en Colombia”, en: IEPRI, Nuestra guerra sin nombre, Bogotá,

editorial Norma, 206, pág. 405-439. Y Duncan, Gustavo. Los señores de la guerra. Bogotá, Planeta, Fondo de Seguridad
y Democracia, 2006.
156 Esto debido a que Pablo Escobar destinó dineros del narcotráfico para realizar obras sociales en Medellín. Un

aspecto importante a nivel social es que este tipo de actuaciones de Escobar, así como la aceptación del dinero del
narcotráfico por parte de la gente, produjeron una actitud de aceptación y permisividad que dio como resultado que la
denominada “cultura narco” comenzara a permear la vida cultural de la sociedad colombiana. Un fenómeno que se
conoce como “narco-estética” y se refiere a que en la sociedad se insertó el imaginario mafioso, la idea del todo vale y de

93
En un estudio comparativo entre Colombia y Afganistán, Francisco Thoumi
menciona que hasta la década de los años sesenta, cuando la coca y el opio se
consideraban productos legales y rentables, estos dos países no se destacaron
como grandes productores. Sin embargo, cuando la rentabilidad de la producción
de opio-heroína y coca-cocaína aumentó, Afganistán y Colombia se convirtieron
en los mayores productores. La razón, según Thoumi, es que “cuando un bien o
un servicio se declara ilegal en todo el mundo, esto crea ventajas competitivas en
los países y áreas en las que sea más débil el imperio de la ley y que tengan los
recursos físicos o los factores de producción (capital, mano de obra, tecnología y
recursos naturales) necesarios”157 .

Por lo tanto, no todos los países que cuentan con los recursos físicos o los
factores de producción han desarrollado un mercado ilegal de drogas; la
particularidad de Afganistán, Birmania y Laos (amapola), Colombia, Perú y Bolivia
(coca) radica en que son sociedades en donde las leyes estatales se evaden y las
normas sociales toleran dicha evasión. De esta manera, las actividades ilegales
terminan permeando sectores políticos, económicos y sociales, y convirtiéndose
en el mayor foco de corrupción. En Colombia, en los años ochenta, se
fortalecieron los “carteles de la droga”, y los vínculos entre narcotraficantes,
políticos e industriales se afianzaron. A pesar de esto, el país logró mantener una
relativa estabilidad institucional.

Ante el aumento del narcotráfico, la propuesta del presidente George H. Bush,


antes de finalizar la década, consistió en un programa enfocado a la región,
denominado Iniciativa Andina, que buscaría fortalecer las fuerzas militares y

conseguir dinero fácil, los gustos y lenguajes de quienes pertenecen al negocio de la droga. Para ver más sobre este
tema, remitirse a: Rincón, Omar. “Narco.estética y narco.cultura en Narco.lombia”, revista Nueva Sociedad No. 222 julio-
agosto de 2009, www.nuso.org.
157 Thoumi, Francisco. Ventajas competitivas ilegales, el desarrollo de la industria de drogas ilegales y el fracaso de las

políticas contra las drogas en Afganistán y Colombia. Centro Editorial de la Universidad del Rosario, Bogotá, 2005, pág.
6.

94
policiales en el ámbito de la interdicción, y que contaría con un presupuesto total
de US231,6 millones de dólares158.

Un ejemplo de la aceptación de la política exterior estadounidense en América


Latina, en materia de control de drogas, es el caso de Perú. El gobierno peruano
contaba con la particularidad de la figura del Estanco de la coca, es decir, que el
Estado tenía el monopolio de la compra y venta de hoja de coca. A partir del
gobierno del General Francisco Morales Bermúdez (1975-1980) el gobierno
implementó acciones contra cultivos ilícitos y tráfico de coca a través del Comité
Multisectorial de Control de Drogas COMUCOD y sustituyó el Estanco por la
Empresa Nacional de la Coca, ENACO. Posteriormente, en el gobierno del
presidente Fernando Belaúnde Terry (segundo mandato 1980-1985) se aceptaría
la ayuda de USAID159 para la erradicación de coca y la promoción de la economía
en la selva. El fortalecimiento de las acciones de erradicación llevaron al gobierno
a declarar el estado de emergencia en la provincia del Huallaga, zona de mayor
producción de coca al norte de Perú.

De otro lado, con la “Operación Causa Justa”, que se llevó a cabo en Panamá en
diciembre de 1989, se evidenció la importancia que tendrían en la región las
acciones militares para atacar la oferta de drogas ilícitas. El resultado más
destacado de esta Operación sería la captura del General Manuel Antonio
Noriega, gobernante de facto de Panamá (1983-1989), graduado en la Escuela de
las Américas160, quien fue llevado a Estados Unidos y condenado a 40 años de
prisión por tráfico de drogas, lavado de dinero y chantaje. Esta acción militar se
produjo a pesar de haber sido rechazada por organismos internacionales como la
ONU y la OEA.

158 United States General Accounting Office GAO. “The drug war. Colombia is undertaking antidrug programs, but impact
is uncertain”, GAO/NSIAD-93-158, agosto de 1993.
159 Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID (por sus siglas en inglés United States

Agency for International Development)


160 Una institución creada para la instrucción de militares estadounidenses y latinoamericanos con sede en Panamá

desde 1946 hasta 1984.

95
De manera que, al finalizar la década de los años ochenta, la política exterior de
Estados Unidos no tendrá como referente principal la Guerra Fría, ni tendrá mayor
interés en el desarrollo social, guiado por la Alianza para el Progreso, sino que
estará vinculada al problema de una economía de productos ilegales.
Ante la creciente amenaza del narcotráfico la decisión del Congreso
estadounidense fue designar al Departamento de Defensa como la institución
encargada para evitar que lleguen cargamentos de drogas ilegales a ese país.
Como resultado de esta decisión, se produjo un aumento en la asignación de
efectivos militares en la lucha antinarcóticos que generó que el problema de las
drogas se enmarcara como un asunto de seguridad nacional y no de salud
pública.

En Colombia, con el auge del narcotráfico, se instaura una nueva violencia, en la


que la guerrilla heredada de la primera Violencia alcanza una significación central.
Esta nueva violencia vincula el crecimiento del narcotráfico con el fortalecimiento
militar y la confrontación entre diferentes actores del conflicto (guerrillas,
paramilitares y narcotraficantes) lo que influye en la decisión del gobierno del
presidente Pastrana para crear el Plan Colombia. Ante la posibilidad de que el
conflicto en el país continúe creciendo, tanto el discurso antinarcóticos como el
posterior discurso antiterrorista impulsados por Estados Unidos serían asimilados
en Colombia para identificar al enemigo interno.

La construcción del enemigo: El cambio en el tipo de amenaza, de guerrilla


comunista a narcoguerrilla.

Al finalizar el pacto del Frente Nacional, el presidente Alfonso López Michelsen


propuso una nueva doctrina en materia de acuerdos y seguridad internacional que
consistía en “mirar a los semejantes”, es decir, a los países latinoamericanos. Con
esto, Colombia no pretendía desligarse de la relación Washington-Bogotá, que
había sostenido hasta ese momento, pero sí buscaba una “mayor diversificación

96
diplomática, política y económica mediante una progresiva solidaridad Sur-Sur”161.
De allí en adelante, la política exterior de Colombia osciló entre las dos miradas:
hacia el norte y hacia los semejantes, de acuerdo con el tema de interés.

Por su parte, Estados Unidos, luego del escándalo de espionaje de Watergate y


con la guerra de Vietnam como acontecimiento del pasado reciente, afrontaba la
poca confianza que buena parte de la población tenía en su gobierno. La
percepción de la población estadounidense acerca de que el gobierno no decía la
verdad a sus ciudadanos se conjugó con su arraigada moralidad conservadora,
puesto que la sociedad se vio enfrentando, además de la creciente cooperación
hacia Latinoamérica, las decisiones militares en Vietnam, My Lai, Laos y
Camboya, y la controversial aprobación de la ley a favor del aborto, expresadas
en los casos “Roe vs Wade” y “Doe vs Bolton”162. Es ilustrativo el hecho de que en
1964 la pregunta “¿está el gobierno dirigido por unos pocos grandes intereses
que sólo actúan para su propio provecho? 163 fuese respondida de manera
afirmativa por un 26% de los ciudadanos estadounidenses; y en 1972, la cifra
aumentara a 53%.

Ante la situación, Claude Julien, director del periódico Le Monde Diplomatique,


afirmó: “la eliminación del señor Richard Nixon deja intactos todos los
mecanismos y todos los falsos valores que permitieron el escándalo
Watergate”164 . Con esto se refería a que funcionarios como Henry Kissinger165
continuarían en el gobierno a pesar de la dimisión del presidente, y que eso lo
único que aseguraba era la continuidad de la política exterior de Nixon. Esto se
hace evidente cuando el sucesor de Nixon, el presidente Gerald Ford, decide

161 Tokatlian, Juan Gabriel, Globalización, narcotráfico y violencia. Siete ensayos sobre Colombia, Bogotá, editorial

Norma, 2000, pág.252.


162 Dos casos en los que a pesar de los vicios procesales, debido a que estas mujeres embarazadas fueron engañadas

por los abogados, consiguieron que se aprobara la legalización del aborto en Estados Unidos.
163 Encuesta realizada por el Centro de investigaciones y encuestas de la Universidad de Michigan. En: Zinn, Howard. La

otra historia de los Estados Unidos. Madrid, Siglo XXI Editores, 2010, pág. 401.
164 Ibíd., pág. 404.
165 Secretario de Estado de los presidentes Nixon y Ford.

97
continuar con el apoyo al régimen de Saigón hasta la toma de esa ciudad por los
norvietnamitas en 1975.

Al ver que una potencia como Estados Unidos fue vencida por un país
subdesarrollado utilizando la guerra de guerrillas, el discurso antiimperialista y las
acciones de los grupos armados en países como Afganistán, Guatemala, El
Salvador, Nicaragua, Perú y Colombia se intensificaron. Mientras tanto las luchas
sociales y las manifestaciones masivas en Estados Unidos evidenciaban el
creciente inconformismo de la sociedad estadounidense.

La encuesta Lou Harris presentó los siguientes resultados acerca de la confianza


que la población estadounidense tenía en su gobierno entre 1966 y 1975: “el
porcentaje de los que confiaban en el ejército había descendido de 62% a 29%, el
de los que confiaban en las grandes compañías de 55% a 18%, y el de los que
confiaban en el presidente y el Congreso de 42% a 13%”166. En medio de esta
crisis, fue creada, en 1973, la Comisión Trilateral, cuya labor sería favorecer la
unión entre Estados Unidos, Japón y Europa Occidental para hacer frente a los
movimientos revolucionarios del Tercer Mundo y para crear relaciones
internacionales necesarias para el desarrollo de la nueva economía multinacional.

Si bien Estados Unidos vivía ese momento de conmoción interna, la política


exterior estadounidense mantenía firme la necesidad de intervenir en los países
que representaran un riesgo para la seguridad nacional. Por tal motivo, el
gobierno estadounidense continuaría con la asistencia para Colombia; los
recursos serían destinados a labores de erradicación de cultivos ilícitos y al
entrenamiento del ejército y de la policía. En tanto, en el país, para combatir el
aumento del narcotráfico se impulsaba la creación de instituciones especializadas
como el Consejo Nacional de Estupefacientes y se comenzaba a legislar en
materia de lucha antidrogas a través del Estatuto Nacional de Estupefacientes (ley

166 Zinn, Howard, La otra historia de los Estados Unidos. Op. cit., pág. 412.

98
30 de 1986); en esta misma dirección, se acordó el Tratado de Extradición con
Estados Unidos, en 1979.

Tanto en el gobierno de Alfonso López Michelsen como en el de Julio César


Turbay se decretó el Estado de Sitio, una figura legal que se creó para el manejo
de situaciones críticas que requieran una respuesta expedita por parte del
Gobierno, con la que éste reprimía la oposición, justificando su política de la
seguridad nacional y en contra del apoyo de la sociedad a la subversión. En el
Estado de Sitio “se hicieron factibles: la aprehensión de civiles por simple
sospecha, la criminalización de las protestas y la conversión de delitos contra la
seguridad del Estado; de múltiples infracciones comunes consideradas conexas
de los delitos políticos [...] se volvió lugar común la adopción de prohibiciones a
los derechos y libertades, y la aceptación de la presencia militar [incluso] en las
jornadas electorales, en el control del contrabando y control de tráfico de
marihuana [actividades] en esencia ajenas a la labor de las Fuerzas Armadas”167.
De tal manera que las Fuerzas Armadas fueron ejerciendo cada vez mayor
presencia a nivel regional con el fin de contrarrestar la existencia de dichas
amenazas.

En la década de los años setenta, en medio de la confrontación con el enemigo


interno –intensificada por el Estado de Sitio–, y del clima internacional –no solo de
Guerra Fría, sino también debido a los cambios que en América Latina se
producían por los diferentes gobiernos dictatoriales que asumían el poder168 –, se
expidió en Colombia el Decreto 1573 de 1974 bajo el cual se presentó el Manual
Provisional para el Planeamiento de la Seguridad Nacional. Este Manual
intentaría: unificar el procedimiento y planeación de la seguridad nacional, impartir

167 Dávila Ladrón de Guevara, Andrés. El juego del poder: historia, armas y votos. Bogotá, ediciones Uniandes, CEREC,

1998, pág. 108. Citado en: Vargas, Alejo (compilador), Ensayos sobre seguridad y defensa, Universidad Nacional de
Colombia, UNIJUS, 2006, pág. 102.
168 Chile: Augusto Pinochet (1973-1990), Argentina: Juan Domingo Perón (1946-1955, 1973-1974), Uruguay: Aparicio

Méndez (1976-1981), Paraguay: Alfredo Stroessner (1954-1989), Bolivia: Hugo Banzer (1971-1978, 1997-2001), Perú:
Juan Velasco Alvarado (1968-1975), Brasil: Humberto Branco (1964-1967), Panamá: Manuel Antonio Noriega (1983-
1989) y Anastasio Somoza (1937-1947, 1950-1956), Honduras: Tiburcio Carías Andino (1933-1948), Guatemala: Carlos
Castillo Armas (1954-1957), Cuba: Fidel Castro (1959-2008), Haití: François Duvalier (1957-1971), Rep. Dominicana:
Rafael Leónidas Trujillo ( 1930-1961), España: Francisco Franco (1939-1975).

99
la enseñanza del tema de la seguridad tanto en las fuerzas militares como en la
población civil a través de cursos realizados en la Escuela Superior de Guerra, y,
finalmente, asumir el reto de formular políticas de seguridad acordes con la
dinámica social latinoamericana en la medida que el país y el conflicto lo
requieran.

Estas políticas de seguridad serían asumidas a través del trabajo de cinco frentes
que tendrían como principal objetivo eliminar a la subversión: frente interno
(Ministerio de Gobierno), frente externo (Ministerio de Relaciones Exteriores),
frente económico (Ministerio de Hacienda y Crédito Público), frente militar
(Ministerio de Defensa, que incluía las instituciones de policía y ejército) y el frente
técnico-científico (Ministerio de Educación)169 .

Dicho objetivo cobró mayor fuerza en el gobierno del presidente Turbay con la
expedición del Decreto 1923 de 1978, que regulaba el Estatuto de Seguridad
Nacional. Este decreto intensificó la presión por parte del Estado a las
manifestaciones públicas, derechos de reunión, libertad de prensa y demás
libertades políticas argumentando la existencia de nuevos delitos comunes que
vulneraban la seguridad del Estado, el cual se enfrentaba en ese momento a una
guerrilla con carácter urbano como el ELN y el M-19 y, en el caso de las FARC, a
una guerrilla que desde el mes de septiembre de 1964 venía realizando en
diferentes zonas del país las reuniones conocidas como Conferencias con el
objetivo de consolidar su estructura organizativa.

Como resultado de la Primera Conferencia, realizada luego de la Operación


Marquetalia en la región conocida como Riochiquito, el grupo guerrillero se
organizó bajo el nombre de “Bloque Sur” y en 1966, cambió al nombre que los
identifica hasta el momento: FARC. Si bien entre los años 1968 y 1978 se llevaron

169 Vargas, Alejo (compilador), Ensayos sobre seguridad y defensa, Universidad Nacional de Colombia, UNIJUS, 2006,

pág. 106.

100
a cabo de la Segunda a la Sexta Conferencia es en la Séptima Conferencia en la
que las FARC asumen mayores cambios como organización.

En la Séptima Conferencia (1982), las FARC decidieron asumir su organización


interna como la de un ejército regular170, razón por la cual se agrega al nombre de
FARC la terminación EP: Ejército del Pueblo. Dentro de un proceso sostenido de
crecimiento, las FARC, según Jacobo Arenas171, consideran que es el momento
de trabajar sobre planes estratégicos de largo plazo y con una concepción política
global para formular una estrategia militar hacia la toma del poder y para
transformarse en un movimiento con carácter ofensivo que no esperaría el ataque
de su enemigo sino que intentarían enfrentarlo y atacarlo. Las FARC buscan
combinar la acción militar con “todas las formas de lucha” 172 , y toman la
determinación de asumir metas en cuanto al crecimiento, la organización y
expansión territorial, para lo cual crearon los comandos móviles. De esta manera
buscan proyectar su imagen a nivel internacional y asumir un papel de actor
político173 del conflicto. Esta situación, sin duda, da un nuevo viraje a la imagen
del enemigo en el conflicto interno, a las políticas de seguridad nacional y a las
actividades de la guerrilla.

Si bien la concepción del tiempo lento y sin afanes ha sido una constante en la
manera de operar de la guerrilla, con la Séptima Conferencia se produce un
cambio de dinámicas del modelo de guerra prolongada a una guerra mucho más
activa en movilidad y combate.

170 En el sentido de una organización jerárquica, permanente y militarmente activa. Para aumentar sus recursos militares,
las FARC comenzarían a incursionar en las zonas cocaleras del país, asumirían como meta la formación de mandos
medios, intentarían duplicar el número de hombres y de frentes guerrilleros, y el Secretariado sería delegado para
conseguir armas y apoyo internacional.
171 Arenas, Jacobo. Diario de la resistencia de Marquetalia. Bogotá, Ediciones Abejón Mono, 1972.
172 Según Gilberto Vieira (dirigente del Partido Comunista Colombiano), la combinación de todas las formas de lucha se

refiere a la combinación táctica y estratégica de la lucha armada y de las actividades de masas, sindicales y políticas. No
se privilegian las actividades armadas sobre las actividades pacíficas sino que se actúa de acuerdo a las circunstancias.
173 Las FARC se asumen como actor político y piden ese reconocimiento basados en el trabajo programático, la

organización de grupo de acuerdo a sus estatutos, la elaboración de los documentos que emite exponiendo las
problemáticas del país y sus actividades de base. De tal forma que el cambio en lo concerniente a lo militar supuso
también un cambio en lo político, específicamente, en la reformulación del Programa Agrario y en la divulgación de sus
actividades y propuestas a través de los medios como la revista Resistencia, los boletines escritos en cada Frente y una
emisora clandestina.

101
Este cambio está influenciado por la situación de confrontación entre las guerrillas
y el Estado que se vivía en Centroamérica, ya que imprimió, en cierta forma, en la
guerrilla de las FARC un optimismo que la alentó a considerar el enfrentamiento
con el Estado por “la toma del poder para el pueblo”. La situación de
Centroamérica con el triunfo de la Revolución Nicaragüense (1979), del Frente
Farabundo Martí en El Salvador (1981) y la formación de la Unidad
Revolucionaria Nacional en Guatemala (1982) hacían que Estados Unidos
revitalizara la guerra contrarrevolucionaria174.

Las FARC y el narcotráfico

Colombia es un país que posee grandes extensiones de tierra, y el desarrollo del


conflicto armado ha estado directamente relacionado con la posesión, ocupación
y explotación de esta. Para el caso de las FARC, su relación con la tierra tiene
que ver con su expansión territorial, la cual, como afirma Mario Aguilera175, se ve
reflejada en los siguientes escenarios. Primero, zonas de colonización en las que
la presencia del Estado es exigua y la guerrilla asume su asentamiento a través
de la regulación del orden social del territorio, lo que le permite crear una relación
con la población. Segundo, zonas con presencia estatal e influencia del Partido
Comunista donde existen medianos y pequeños propietarios; en estas zonas la
guerrilla respalda a las organizaciones campesinas y recibe cierto apoyo
económico de los hacendados. Tercero, zonas habitadas por grandes propietarios
en las que las FARC ofrecen seguridad a cambio de que estos den garantías a
sus trabajadores, dada la importante explotación de mano de obra que requieren.

La presencia de las FARC en los territorios se modifica por diversos factores:


mayor presencia estatal ante la presencia de la guerrilla; disputa territorial entre la

174 La Corte Internacional de Justicia afirmó, en 1984, que el gobierno de Ronald Reagan entrenaba y financiaba a los
grupos de contrarrevolución “Contras” a través de la CIA.
175 Centro Nacional de Memoria Histórica. Guerrilla y Población Civil. Trayectoria de las FARC 1949-2013. Bogotá:

Imprenta Nacional, 2013, pág. 96.

102
guerrilla y los narcotraficantes, o la guerrilla y los paramilitares –especialmente en
zonas de producción de coca–; rechazo de la sociedad a continuar bajo el poder
local de la guerrilla debido a prácticas como exigencias de dinero, secuestro y
aumento de violencia contra la población.

La inserción de las FARC en los territorios de cultivos ilícitos fue justificada por la
guerrilla como la necesidad de controlar la criminalidad que emergía por parte de
las mafias narcotraficantes contra la población; pero se dirigió hacia la obtención
de recursos para sostener sus acciones militares como guerrilla móvil y sus
planes para la toma del poder acordados en la Séptima Conferencia; planes que
incluían la expansión y creación de frentes para cercar a la capital del país.

La ubicación de las FARC en zonas de cultivo en la década del 80 se distribuiría


de la siguiente manera: 7 frentes en Caquetá (de los cuales 3 actuaban en las
regiones de Putumayo, Meta y Cauca), 4 frentes en el departamento del Meta, 2
frentes en Casanare (uno de ellos actuaba en Arauca y el otro en Guaviare), 1
frente en Vichada. Con esto fortalecían su presencia en el sur del país y se daría
paso a la identificación, dentro de las FARC, de “los Frentes ricos y pobres” según
si se encontraban o no en una zona cocalera176. Los recursos se incrementaron
cuando las FARC comenzaron a cobrar a los narcotraficantes un impuesto por
cada cargamento que era producido y comercializado en la zona, o por servicios
de vigilancia de los laboratorios de coca y los permisos para usar pistas
clandestinas.

De manera que, a pesar del dinero que las FARC recibía de prácticas como el
secuestro y la extorsión, algunos frentes buscaron lucrarse más a través del
dinero proveniente del narcotráfico, lo que produjo un quiebre en la organización
guerrillera177 ; es a partir de esto que surge el nombre de “narcoguerrilla”178 . El

Ibíd., pág. 143.


176

Ver: Garzón, Juan Carlos. “Las FARC y el narcotráfico: el motivo y el pretexto”. En: Razón Pública, diciembre 02 de
177

2013. http://www.razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/7228-las-farc-y-el-narcotr%C3%A1fico-el-
motivo-y-el-pretexto.html

103
Secretariado de las FARC intentará regular las acciones de los frentes al obligar a
los comandantes a remitir a la organización los dineros incautados para evitar
excesos que los alejara de la población y que terminara por deslegitimar su lucha,
haciéndolos ver como delincuentes comunes.

A partir de los años ochenta, el poder del narcotráfico y las acciones de la guerrilla
aumentan, de manera que para enfrentar la amenaza de la guerrilla, en el
creciente conflicto interno, el presidente Belisario Betancur pone en marcha una
política de paz que finaliza con un acuerdo entre el Gobierno y las FARC-EP
conocido como los Acuerdos de La Uribe 179 . Este proceso de paz sería el
comienzo de lo que en adelante se convertirá en un tema que abanderará las
campañas y las políticas presidenciales: la búsqueda de la paz negociada o el
enfrentamiento con las FARC-EP, es decir, la dicotomía entre identificar a las
FARC como un enemigo de carácter real con quien a pesar de la confrontación es
posible llegar a acuerdos o un enemigo de carácter absoluto con quien no es
posible negociar.

La iniciativa de paz llevó al presidente a promulgar una amnistía y a crear por


decreto una Comisión de Paz que se reuniría con el Estado Mayor de las FARC-
EP, en 1983. Esta reunión terminó con una declaración conjunta respecto a un
periodo de tregua. En medio de los catorce meses de elaboración del documento,
las FARC producen también un documento titulado “Fórmula de cese al fuego,
tregua 180 y paz, apertura democrática y reforma política” 181 . Finalmente, el
presidente da la orden de cese al fuego al ejército y a todos los mecanismos de
inteligencia y seguridad oficiales. Así mismo, se reproduce en las FARC esta

178 El primero en acuñar el término fue el embajador estadounidense Lewis Tambs.


179 Los Acuerdos de la Uribe (1984) son dentro del grupo de acuerdos que se desarrollaron a comienzos de la década
del 80, seis en total, el documento más representativo de la iniciativa de paz. Las FARC-EP no fue la única organización
guerrillera que se involucró en este proceso, el Movimiento 19 de Abril (M-19), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y
el grupo de Auto Defensa Obrera (ADO) también lo hicieron.
180 La tregua para las FARC no era en sí un camino para la paz sino que hacia parte de la guerra, por lo que el trabajo

político adelantado en ese momento hizo parte de su estrategia de la toma del poder.
181 Arenas, Jacobo. Cese al fuego: Una historia política de las FARC, Bogotá, Oveja Negra, 1987.

104
orden para los 27 frentes que hasta el momento habían logrado conformar. Esto
se produjo el 28 de mayo de 1984.

Los Acuerdos de la Uribe, según Jacobo Arenas, logran sacar del anonimato a las
FARC:

Se comienza a hablar de las FARC en Colombia para bien o para mal. Todos
los días hablaban de las FARC, nosotros nos convertimos en un actor
político más. Antes éramos más relegados, nos tenían como un grupito de
guerrilleros, que hacían escamoteo y todo, pero que no pasaban de allí182.

Las palabras de Jacobo Arenas evidencian una posición en las FARC distinta a la
que tenían en la década del 60, cuando apenas se estaban organizando como
grupo y reclamaban del gobierno el cese de la represión; ahora se ven a ellos
mismos como “actores políticos”, como parte del conflicto y no solo como víctimas
del mismo como anteriormente lo presentaban en sus discursos. Si bien con la
“Operación Marquetalia” se había hablado de ellos, dentro y fuera del país, para el
momento de los Acuerdos de La Uribe habían pasado 20 años y el escenario era
diferente.

Las FARC deciden, en 1985, convertirse en plataforma de lanzamiento de un


nuevo movimiento político –la Unión Patriótica (UP)–, del que el comisionado de
paz para los Acuerdos de La Uribe, Alberto Rojas Puyo, se refiere de la siguiente
manera:

Estamos en vísperas de un hecho capital para el proceso de paz y para los


nuevos desarrollos democráticos: la conformación de la Unión Patriótica,
amplio movimiento político sin armas, con el cual las FARC cumplen con la
lógica del acuerdo de La Uribe, para la integración gradual de los alzados en
armas a un tipo de intervención civil en la vida política […] Solicito al
gobierno que defina su posición frente a este proyecto. Hay que tener en
cuenta que la Unión Patriótica surgirá y se desarrollará durante el año de
tregua acordado con las FARC […] y que el surgimiento de la UP no implica

182 Ibíd.

105
necesariamente la desaparición súbita de las FARC, sino el tránsito
progresivo de sus agentes a la nueva estructura civil183.

Cuando el comisionado de paz pide que el gobierno “defina su posición”, alude a


que los actores de la negociación, Gobierno y FARC, no se han puesto de
acuerdo en la integración a la vida civil de los alzados en armas, es decir, en la
posibilidad de verlos ejerciendo derechos civiles y políticos.

La UP 184 , en el año siguiente de su conformación, logra una participación


significativa en las elecciones para el Congreso de la República. Posteriormente,
participa en las elecciones presidenciales y obtiene un apoyo importante como
movimiento de izquierda. Los resultados de las votaciones 185 desatan una
persecución, entre los años 1985 y 1990, contra este partido político que
desemboca en su exterminio, el cual se ha atribuido a grupos paramilitares
promovidos por la extrema derecha, como afirma Rojas Puyo: “las Fuerzas
Armadas continuaban aferradas a la idea del ‘enemigo interno’, a su papel de
brazo armado contra una corriente diferente de pensamiento moderno […]
Fracasó así la tentativa de paz y la tregua que entrañaba el acuerdo de La
Uribe”186. Esto conduciría a un nuevo recrudecimiento del conflicto y dejaría como
experiencia y como objetivo, de ahí en adelante, la necesidad de la búsqueda de
la paz como política de Estado.

183 Rojas Puyo, Alberto. “Carta a Jaime Castro”, Ministro de Gobierno, 7 de marzo de 1985. Citado en: Medina, Medófilo
y Sánchez, Efraín (editores). Tiempos de Paz. Acuerdos en Colombia, 1902-1994, Alcaldía Mayor de Bogotá, Instituto
Distrital de Cultura y Turismo, 2003, pág. 294.
184 Dentro de las propuestas de la UP se encontraba una reforma política y electoral para la elección popular de alcaldes

y gobernadores, la modificación del sistema de justicia y financiero, el aumento presupuestal para los municipios, la
finalización el estado de sitio, la desmilitarización de grupos paramilitares, la nacionalización y control de los recursos
naturales renovables y no renovables, la reforma agraria, la protección a las comunidades indígenas y, en materia de
política exterior, que el país asumiera una posición que impidiera la marcada influencia estadounidense.
185 En las elecciones de marzo de 1986 la UP obtiene 5 senadores, 9 representantes, 14 diputados, 23 alcaldes y 351

concejales elegidos.
186 Rojas Puyo, Alberto. “El Acuerdo de La Uribe. Una política que no ha perdido validez”. En: Medina, Medófilo y

Sánchez, Efraín (editores). Tiempos de Paz. Acuerdos en Colombia, 1902-1994, Alcaldía Mayor de Bogotá, Instituto
Distrital de Cultura y Turismo, 2003, pág. 296.

106
Un ejército pierde si no gana, una guerrilla gana si no pierde187

Mientras que en Centroamérica la intervención estadounidense continúa con el


discurso de Guerra Fría –justificándola con el “miedo al contagio”–, en Colombia,
el presidente Belisario Betancur asume que debe evitar que el discurso del
conflicto interno se “centroamericanice” y toma la decisión de apoyar al grupo
Contadora 188 . Una década después, en los años noventa, ocurrirá todo lo
contrario: el conflicto interno será abordado desde un discurso que lo
internacionalizará.

El cambio de gobierno, finalizando la década del ochenta, tuvo que enfrentarse a


una ola creciente de violencia que se evidenció con el asesinato de cuatro
candidatos presidenciales –Jaime Pardo Leal, Unión Patriótica (1987) Luis Carlos
Galán, Partido Liberal (1989), Carlos Pizarro, Alianza Democrática M-19 (1990) y
Bernardo Jaramillo, Unión Patriótica (1990)– y se caracterizó, en cierta medida,
por la intención de disminuir el protagonismo que el presidente Betancur había
dado a las guerrillas. El presidente Virgilio Barco (1986-1990) intentó a través del
Plan Nacional de Rehabilitación fortalecer el tema del desarme, la desmovilización
y la reincorporación a la vida civil de aquellos que depusieran sus armas y
abandonaran los grupos guerrilleros.

Sin embargo, la entrega de armas al gobierno no era realmente una opción para
la guerrilla de las FARC (la discusión sobre este tema gira en torno a la diferencia
existente entre la entrega y la dejación de armas. Diferencia entendida como la
rendición y derrota entre enemigos, en el primer caso, o el acuerdo entre

187Palabras de Henry Kissinger.


188La iniciativa para crear el Grupo Contadora la tuvieron los premios Nobel Gabriel García Márquez, Alfonso García
Robles y Alva Myrdal, y el Primer Ministro sueco Olof Palme. Su idea fue proponer a los presidentes de Colombia,
México, Venezuela y Panamá que apoyaran los procesos de paz en Centroamérica y que actuaran como mediadores.
Las conversaciones se llevaron a cabo en Contadora, Panamá, en 1983. El objetivo era finalizar los conflictos que vivían
El Salvador, Nicaragua y Guatemala. Uno de los mayores tropiezos que encontrarían los mediadores sería no contar
con el apoyo de Estados Unidos, que se negó a disminuir la presencia militar que tenía en la región y a reconocer al
gobierno de Nicaragua. Aun así, el esfuerzo del Grupo Contadora sentó las bases para que más adelante se produjera la
terminación de los conflictos armados que vivía Centroamérica.

107
adversarios, en el segundo), esta situación provocó un distanciamiento entre las
FARC y el gobierno, en un momento en el que las FARC se acercaba a la
Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB). La incorporación de las FARC,
en 1987, a esa ‘coalición’ guerrillera la fortaleció. Posteriormente, se integra a la
Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), agrupación desde la que promueve
su despliegue internacional189 y evidencia (debido a su crecimiento político, militar
y económico) un fuerte cambio en su discurso antiimperialista, el cual, si bien
existe en sus comunicados desde el origen de esta guerrilla, en la década del 90,
se torna aún más vehemente:

El imperialismo no sólo amenaza sino que ha atacado, agredido e intervenido,


en Nuestra América y otras latitudes del orbe, pretendiendo imponernos el
peso de la sumisión, el vasallaje, la explotación y la represión más infame en
pos de su predominio total en materia económica, cultural, política, social y de
toda índole. Hoy, aún a través de la Doctrina de Seguridad Nacional, mediante
el ALCA, el Plan Colombia, la Iniciativa Regional Andina, el Plan Puebla
Panamá y otras expresiones de neocolonización […] La única alternativa que
existe y asiste a quienes tienen fe en la dignidad, en el decoro y en el futuro,
es la organización y la lucha […] para que […] podamos enfrentar, resistir y
triunfar sobre la tiranía imperial, conjugando la solidaridad entre los pueblos
como principio para la conquista de un mundo mejor.
Razón tenía el Libertador cuando nos decía que ‘los Estados Unidos de
Norteamérica parecían destinados por la providencia para plagar a
nuestro continente de hambre y de miseria a nombre de la libertad’”190.

En este discurso es explícito el recurso de transferencia que consiste en trasladar


la noción de amenaza al “otro”, y se utilizan proposiciones locales como la
hipérbole para hacer extensiva la percepción de dicha amenaza, por tanto, el
discurso no se refiere a Colombia sino a Latinoamérica como víctima del

189 La Coordinadora Continental Bolivariana enmarca su espacio de acción, fundamentalmente, en el ámbito de América

Latina y el Caribe, “alentando la unidad de los pueblos en torno al propósito de construir la Patria Americana pensada por
el Libertador. Pero quienes asuman el compromiso bolivariano, independientemente de su nacionalidad, podrán hacer
parte de la Coordinadora como miembros fraternales de sus Brigadas Internacionalistas Bolivarianas, en el sentido en
que el Libertador las concibió, en su relación práctica con los combatientes que de otras partes del mundo vinieron a
hacer su aporte a la independencia, como en el caso de la Legión Británica”. Documento constitutivo de la Coordinadora
Continental Bolivariana, pág. 2. Archivo Histórico (AHF), Grupo de investigación en Seguridad y Defensa, Subgrupo
Actores Armados. Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.
190 Ibíd, pág. 1

108
imperialismo, esto debido a que el discurso se elabora desde un grupo que se
asume como continental.

La identificación de superestructuras esquemáticas en este discurso nos permite


ver cómo se hace énfasis y se da prioridad en la oración a quien se supone está
causando el daño, por eso las palabras “imperialismo” y “amenaza” ocupan el
primer lugar en la oración. Encontramos también que el texto desarrolla las etapas
de un relato, en el sentido de proporcionar una referencia, en este caso negativa
del “otro”, una descripción de la situación –cuando se alude a las consecuencias
de la amenaza, “sumisión”, “explotación”, “represión” etc.-, una complicación
cuando se refieren específicamente a los programas que Estados Unidos
implementa en América Latina y los califica como “neocolonización”, y, finalmente,
proporciona una conclusión que se enfatiza al resaltar el texto en negrilla, y que
se refiere específicamente a la crítica que el discurso hace de la intervención
estadounidense y su justificación como “destino a nombre de la libertad”.

Al inicio de la década de los años noventa el orden internacional asociado a la


Guerra Fría languidece. En ese nuevo escenario, como era de esperarse, cada
país tendría una manera de abordar las transformaciones, y Estados Unidos
procuraría que sus políticas mantuvieran firme su injerencia, por tanto, el gobierno
de George H. W. Bush anunció para América Latina el programa “Iniciativa para
las Américas” con el propósito de impulsar en la economía de los países del
continente el libre comercio, la inversión y la reducción de la deuda externa con
Estados Unidos.

Si bien durante la Guerra Fría el discurso estadounidense afirmaba que la


intervención en Latinoamérica era necesaria para evitar que el subdesarrollo y las
revueltas sociales desembocaran en la organización de grupos comunistas, en
este nuevo escenario internacional, el discurso estadounidense insistió en la
necesidad de aumentar las riquezas de los países latinoamericanos para lograr

109
mayor estabilidad democrática191 . Y si la posibilidad de enriquecimiento de los
países latinoamericanos, con excepción de Cuba192, depende, en alguna medida,
de su posibilidad de acceder al mercado norteamericano, entonces, éste
procurará alianzas que permitan la apertura a dicho mercado.

Es en ese contexto de post Guerra Fría que en Latinoamérica se impone con


mayor fuerza el modelo económico, político y sociocultural estadounidense. Un
ejemplo de esto es la creación del Consenso de Washington, un listado de
políticas económicas que desde Washington los organismos internacionales y
centros económicos impulsaban como programa para ser aplicado en
Latinoamérica. Así expresaba el presidente G.H. Bush la que sería la posición de
Estados Unidos como “imperio” vencedor de la Guerra Fría:

Como estadounidenses sabemos que hay veces en que debemos dar un


paso al frente y aceptar nuestra responsabilidad de dirigir al mundo, lejos
del caos oscuro de los dictadores. Somos la única nación en este planeta
capaz de aglutinar a las fuerzas de la paz193

En las palabras del presidente Bush se encuentra un tópico: la “responsabilidad


de dirigir el mundo”, que consiste en una idea reiterada que se expresa con una
finalidad comunicativa: afirmar que Estados Unidos está en capacidad, y casi en
la obligación, más que ninguna otra nación, de garantizar la paz y el orden
mundial.

La política que asumió, en Colombia, el gobierno del presidente César Gaviria


(1990-1994) fue en buena medida enfocada a la apertura económica, en virtud de
las nuevas exigencias de la economía mundial y en respaldo a la Iniciativa para

191 Ver: Documentos del Departamento de Ciencia Política. 50 años de la Alianza para el Progreso en Colombia:

Lecciones para el presente. Relatoría del evento. Bogotá, Centro de Estudios Estadounidenses, Universidad de los
Andes, IEPRI, septiembre de 2011. Suárez, José Arquímedes. “Estados Unidos no se comprometió con Alianza para el
Progreso”, entrevista al profesor Jeffrey Taffet. Bogotá, UN Periódico, octubre 08 de 2011.
http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/estados-unidos-no-se-comprometio-con-alianza-para-el-progreso.html
192 El presidente Obama anunció, en enero de 2015, que se acabaría el embargo impuesto a Cuba y dio comienzo a lo

que serán la nueva relación entre Washington y La Habana.


193 Zulet, Jesús. Black and White, Madrid, Editorial Vision Net, 2010, pág. 104.

110
las Américas del presidente George H. Bush. La política de apertura provocó no
solo el aumentó del comercio con Estados Unidos sino convenios entre países
latinoamericanos como el del Grupo de los Tres (Colombia, Venezuela y México).

En materia de seguridad el gobierno decide que el Ministro de Defensa no


pertenezca a la institución castrense con la intención de dinamizar las políticas de
seguridad y defensa vinculando tanto a la institución militar como a las
instituciones civiles. Los esfuerzos del gobierno lograron la desmovilización de
algunos grupos guerrilleros como Quintín Lame, Partido Revolucionario de los
Trabajadores y una parte del Ejército Popular de Liberación (EPL).

Estas desmovilizaciones jugaron un papel importante, pero no fueron suficientes


para que el gobierno tuviera acciones exitosas para la desmovilización de las
FARC. El presidente intentó llegar a un acuerdo de paz con la CGSB en
Venezuela (Caracas) y México (Tlaxcala), pero este intento fracasó porque, de un
lado, como afirma Medófilo Medina, “los asesores del gobierno tuvieron
distorsiones de juicio provenientes de criterios equivocados sobre el impacto de la
caída del socialismo en las FARC, que los sumergió en un comportamiento
errático en Caracas y Tlaxcala”194 y, de otro, debido a que la guerrilla del EPL
secuestró al ex ministro Argelino Durán Quintero, quien murió en cautiverio de un
ataque cardiaco. Estas circunstancias condujeron al final de los diálogos.

El periodo presidencial de César Gaviria termina con la creación de una Asamblea


Nacional Constituyente facultada para realizar una importante reforma política que
da como resultado el cambio de la Constitución Nacional, la cual estaba en
vigencia desde 1886. Dentro de este proceso, la situación, más polémica se
produjo por la presión ejercida por el grupo de los llamados “extraditables”,
narcotraficantes que, con Pablo Escobar a la cabeza, presionaron al gobierno

194 Medina, Medófilo. “El proceso de paz en Colombia hoy”. Sesión Conjunta del Parlamento Andino y la Comisión de

Paz de la Cámara de Representantes: “En busca de la paz para Colombia”. Bogotá, Julio 11 de 2013.

111
para que desistiera de incluir en la nueva Constitución una ley de extradición que
los enviara a Estados Unidos.

Jorge Torres Victoria, alias Pablo Catatumbo195 menciona que un mes antes de
llevarse a cabo la Asamblea altos funcionarios del gobierno se reunieron con
Manuel Marulanda y Alfonso Cano para “acordar el número de personas de la
Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), compuesta por ELN, EPL, FARC
y M-19, que participarían en la Asamblea Constituyente”. Pero ante la diferencia
en número y tiempos, finalmente, no se logró ningún acuerdo. El presidente
ofrecía 5 cupos y la CGSB pedía 20; en cuanto al factor tiempo, Pablo Catatumbo
narra la situación de la siguiente manera:

Marulanda no contestó ni sí ni no, dijo solamente: ‘Necesitamos un tiempo


para consultar con todos los miembros de la CGSB’. No hay tiempo,
respondieron en forma perentoria los funcionarios, el helicóptero no puede
volar después de las 5 de la tarde. Ustedes deben tomar la decisión ya.
Marulanda no podía tomarla y les dijo: “Quédense esta noche aquí y
mañana encontramos una solución”. Respondieron: No, no tenemos
tiempo. Marulanda les ripostó: si no tienen una noche para conversar, ¿qué
tiempo le van a dedicar a la paz? Así que el helicóptero salió aquella tarde
sin una respuesta.

Tras el intento fallido de lograr un acuerdo con las FARC para su participación en
la Asamblea Constituyente, el gobierno optó por llevar a cabo la operación de la
toma a Casa Verde196, que según Pablo Catatumbo

ni fue en Casa Verde ni fue toma; el coronel Alfonso Velázquez 197


reconoció después en un escrito que el alto mando militar admitió que el
operativo había sido un gran error militar. La realidad es simple y llana: no
nos liquidaron, allá seguimos. Lo digo ahora: Los ultimátum no sirven con
las FARC. Fue el momento en que más cerca hemos estado de un acuerdo
de paz. Es obvio que si nosotros participamos en una constituyente y

195Entrevista
de Alfredo Molano a la comisión de diálogo de las FARC. http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo-
422756-uribe-nos-despejo-el-valle, consultado el 18 de mayo de 2013.

196 La “Operación Centauro” conocida como toma a Casa Verde se llevó a cabo el mismo día en el que se estaban

eligiendo a los Constituyentes, el 9 de diciembre de 1990.


197 Coronel (R) y analista del conflicto armado colombiano.

112
compartimos su redacción, de hecho, nos acogemos a ella sin reservas y
queda sin fundamento el alzamiento armado. La insurgencia no puede
seguir alzada en armas contra una Constitución que ha suscrito.

El factor tiempo para la guerrilla de las FARC siempre ha sido considerado como
un tiempo lento, sin afanes, característico de la vida rural y de las actividades del
campo. Mientras que el tiempo de los gobernantes es un tiempo diferente, un
tiempo mediado por el afán que produce la vida en la urbe, pero más importante
que eso, mediado por las coyunturas, por la dicotomía entre propiciar o esperar a
que se den las condiciones para obtener un resultado y por la necesidad
inmediata de satisfacer intereses políticos, económicos, sociales o electorales.
Esta situación es la que se refleja en el discurso cuando se hace énfasis en la
diferente percepción del tiempo que tienen los delegados del gobierno y Manuel
Marulanda, para quien el tiempo también es estratégico, es sinónimo de aguante
y desgaste. En cuanto al análisis de significados en este discurso existe una
forma de significado directo, una implicación, expresada en la relación de causa y
efecto a través de frases como: “la realidad es simple y llana: No nos liquidaron,
allá seguimos”, “los ultimátum no sirven con las FARC” y “si nosotros participamos
en una constituyente y compartimos su redacción […] queda sin fundamento el
alzamiento armado”. El dilema de las FARC es lograr la transición entre la
insurgencia armada y la acción política.

Un periodo de crisis y un intento de negociación con el enemigo

La crisis del gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), debido a la acusación de


financiar su campaña presidencial con dinero proveniente del narcotráfico, generó
en el país un clima de desconfianza y provocó que las relaciones con Estados
Unidos se tornaran tensas. La descertificación 198 , la negación de la visa

198 La certificación es una medida adoptada, a finales de los años 80, por el gobierno estadounidense. Esta medida

busca endurecer la lucha antidrogas, evaluando el nivel de avance y colaboración de los países que reciben la
cooperación de EE. UU. De manera que los gobiernos que incumplan las expectativas estadounidenses en la lucha

113
estadounidense al presidente Samper y las referencias al Estado colombiano
como una “narcodemocracia” alimentaban poco a poco la idea de que Colombia
se estaba convirtiendo en un Estado a punto de colapsar y endurecía la posición
del gobierno estadounidense en la lucha antinarcóticos.

Esta crisis política mostraba, como afirma Tokatlian199 , que la mayor reflexión
sobre el mundo que enfrentaba Colombia radicaba en tener que mirar su
condición hacia adentro, dado el alcance desarrollado por el conflicto interno en el
país, antes de pensar en insertarse en la política y economía exterior.

Así lo demuestra una comisión de análisis y recomendaciones entre Colombia y


Estados Unidos convocada por el IEPRI: lo que necesita Colombia es “‘construir
una nueva sociedad, con un espíritu genuinamente democrático de participación,
transparencia y rendición institucional de cuentas’, impulsando el logro de un
‘nuevo consenso básico’, afirmando ‘el imperio de la ley’, promoviendo ‘el sentido
colectivo de lo público’, construyendo ‘un Estado eficiente y eficaz’, creando ‘las
condiciones para la convivencia, la paz y la seguridad internas’, promoviendo una
ética que supere ‘las subculturas mafiosas, arbitrarias y violentas’, asegurando
‘una profunda modernización económica […] una distribución del ingreso y de la
propiedad de la tierra más equitativa, una política social vigorosa y el
afianzamiento de un modelo sostenible de apertura’”200.

A nivel interno la relación entre guerrilla y narcotráfico exigió por parte del Estado
un redireccionamiento en su estrategia contra la subversión, esto hizo que las
Fuerzas Militares participaran en la lucha contra el narcotráfico, en tanto la Policía
centraba sus acciones en la lucha contra la subversión. Las dos entidades se
encargarían de combatir la delincuencia común. Esto ha sido denominado un

antinarcóticos se ven enfrentados a sanciones como la reducción o suspensión de la ayuda y/o el recorte de beneficios
comerciales con Estados Unidos.
199 Tokatlian, Juan Gabriel. “La mirada de la política exterior de Colombia ante un nuevo milenio: ¿ceguera, miopía o

estrabismo?, en: Colombia Internacional, Universidad de los Andes, número 48, enero-abril 2000, pág. 35-43.
200 Informe de la Comisión de Análisis y Recomendaciones sobre las relaciones entre Colombia y Estados Unidos,

“Colombia una nueva sociedad en un mundo nuevo”, en: Análisis Político, Edición Especial, julio de 1997.

114
entrecruzamiento de tareas de las fuerzas de seguridad del Estado, que
finalmente no arrojó los resultados esperados por el gobierno201.

En materia de aplicación de justicia se adoptó el sistema de jueces sin rostro,


impulsando la posibilidad de rebaja de penas a cambio del sometimiento de los
narcotraficantes a la justicia. Esto con el fin de atacar el “narcoterrorismo”, en un
momento en el que la confrontación entre carteles iba en aumento, la política de
extradición generaba mucha tensión y el país asumía la necesidad de reformas
que le permitieran aplicar justicia de forma eficaz; de manera que la decisión fue
adoptar el sistema acusatorio utilizado en Estados Unidos 202 , se modificó la
legislación en materia antinarcóticos –no solo en cuanto al incremento de penas
sino en cuanto a la extinción de dominio–, se creó el régimen de control de lavado
de activos, se aprobó la Ley Anticorrupción de 1995 y se creó la Unidad de
Análisis e Inteligencia Financiera203 . Adicional a esto, ante la creciente presión
estadounidense, el presidente Samper intensificó las acciones de fumigación de
cultivos ilícitos204 y comenzó la persecución a los miembros del Cartel de Cali,
para lo cual se conformó un grupo élite de la Policía Nacional con 6000 efectivos
que contaría con el apoyo de la CIA y la DEA en experiencia y tecnología.

Pese a los esfuerzos en materia antinarcóticos, el gobierno del presidente Samper


no había logrado ganar la simpatía estadounidense. Sin embargo, consiguió dar
un paso más en materia de cooperación, firmando un tratado de interdicción
marítima que le permitiría a los oficiales estadounidenses abordar, en aguas

201 Para una perspectiva de análisis que aborda el desarrollo del conflicto desde el ámbito político y militar ver:
Velásquez, Carlos Alfonso. La esquiva terminación del conflicto armado en Colombia, Bogotá, La Carreta editores, 2011.
202 La cooperación estadounidense en el ámbito de reforma judicial implicó la contratación por parte de USAID de

expertos que asesoraran a Colombia para llevar a cabo la reforma Nacional Constituyente. Dentro de sus sugerencias
estuvo la creación de la Fiscalía General de la Nación, que utilizaría para su funcionamiento la estructura de programas
estadounidenses como International Criminal Investigative Training Assistance Program (Icitap) y Overseas Prosecutorial
Development and Training Program (Opdat).
203 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad democrática y política antidrogas. Consejo

Nacional de Planeación, ediciones Aurora, 2009, pág.122.


204 La erradicación de cultivos ilícitos se convirtió en una prioridad de la lucha antidroga, el uso de glifosato para erradicar

los cultivos de amapola, y posteriormente, de coca fueron materia de discusión en cuanto a la efectividad en la
disminución de la producción y en cuanto a los costos para la población y el medio ambiente que implicaba dicha
fumigación. La cifra que se calcula en la Dirección Nacional de Estupefacientes para 1996 es de aproximadamente
69.200 hectáreas de coca cultivada al sur del país en los departamentos de Guaviare, Caquetá y Putumayo.

115
territoriales colombianas, las embarcaciones que les resultaran sospechosas y
aumentar las acciones contra cultivos ilícitos. Además de la participación del
ejército en las labores de apoyo a la policía, el gobierno decidió aprobar la compra
de una flotilla de 10 aviones Turbo Thrush, la incorporación de dos helicópteros,
dos aviones OV-10, la contratación de una veeduría por satélite para tener un
mejor control de la coca erradicada, y aceptó la exigencia de Washington de
ampliar las pruebas para la fumigación y aspersión aérea205.

El aumento de la cooperación estadounidense en la lucha antinarcóticos provocó


que Estados Unidos resultara cada vez más involucrado en la guerra interna
colombiana, puesto que combatir al narcotráfico y combatir a las guerrillas se
convertiría prácticamente en la misma cosa: “mientras para Estados Unidos se
trataba de una estrategia antinarcóticos que combatía a las guerrillas en la
medida en que aparecían envueltas en el negocio ilícito, para los militares
colombianos las fumigaciones pasaban a formar parte integral de la estrategia de
desordenamiento social y económico de las zonas influenciadas por las
guerrillas”.206 Terminando así por entremezclarse las acciones estadounidenses
con la acciones del ejército colombiano.

En el periodo presidencial de Andrés Pastrana (1998-2002), se afianzó la


estrategia de asumir, por un lado, que la lucha contra el narcotráfico estaría ligada
directamente a la lucha contra la guerrilla –para lo cual el gobierno incrementó
esfuerzos en fortalecer y modernizar a las Fuerzas Armadas con recursos que, en
parte, vendrían de la ayuda y cooperación estadounidense–, y, por otro lado,
asumir la dificultad de internacionalizar la negociación con las FARC. De tal
manera que el ambiente previo a la negociación sería tan importante como la
negociación misma; sería necesaria una especie de “diplomacia por la paz” que
contrarrestara la imagen de Estado a punto de colapsar que tenía Colombia ante

205 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad democrática y política antidrogas. Op. Cit.,

pág.125.
206 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Ibíd, Pág. 127.

116
el mundo debido a las denuncias de violación de derechos humanos, aumento del
narcotráfico y fortalecimiento de los grupos armados al margen de la ley.

Para combatir a los grupos insurgentes el presidente Pastrana acompañó las


acciones militares con un esfuerzo para realizar diálogos de paz, especialmente
con las FARC y el ELN. Sin embargo, una de las mayores críticas que recibió este
gobierno, por parte de la sociedad, fue debido al escaso control dirigido hacia las
FARC, en tanto se desarrollaban los diálogos en San Vicente del Caguán207, pues
se consideró que este fue el espacio propicio para el fortalecimiento de este grupo
insurgente. Pero, en otro sentido, se afirmó que representó una posibilidad para
buscar una solución política al conflicto armado interno. También resulta innegable
que fue ese el momento de mayor despliegue a nivel internacional para las FARC
y de mayor exposición mediática de la dimensión del conflicto en Colombia. En la
instalación de la Mesa de Diálogo entre el gobierno y las FARC, en el Caguán,
Manuel Marulanda no se hizo presente y el presidente Pastrana tuvo que asumir
la presentación del inicio del proceso de paz con una silla vacía a su lado,

Fuente: Presidencia de la República, oficina del Alto Comisionado para la Paz. Hechos de Paz I-IV,
agosto 7 de 1998-marzo 10 de 1999, pág. 263.

207 Municipio ubicado en el departamento del Caquetá que hacía parte de la zona de distensión o zona de despeje que

designó el gobierno durante el proceso de paz para las reuniones con las FARC. En esta zona se suspendieron
operaciones militares en contra de la guerrilla en un territorio conformado por 42.000 km² (tamaño similar a la superficie
de Suiza), que comprendía los municipios de: La Uribe, La Macarena, Vista Hermosa, Mesetas, pertenecientes al
departamento del Meta, y San Vicente del Caguán. La zona de distensión se creó en noviembre del año 2008;
inicialmente, por un periodo de 90 días, pero terminó prolongándose 11 veces, durante 28 meses. En cercanías a esta
zona de distensión es donde se lleva a cabo en el año 2002 el secuestro de la entonces candidata presidencial Ingrid
Betancur.

117
Colombianos, hoy venimos a cumplir una cita con la historia. Hemos
demorado casi medio siglo en hacerla realidad […] Vengo a San Vicente
del Caguán como Jefe de Estado a cumplir mi palabra. La ausencia de
Manuel Marulanda no puede ser razón para no seguir adelante con la
instalación de la Mesa de Diálogo […] He reconocido el carácter político de
su Organización. Mi presencia en esta plaza, como Jefe de Estado de una
sola Nación, es un esfuerzo sin precedentes para encontrar fórmulas y
mecanismos que nos permitan hallar el rumbo de la convivencia pacífica
[…] Hay quienes no se dan cuenta de que el fortalecimiento de la paz no
sólo exige dejar de matar sino tener la decisión de privilegiar la vida […] El
paso que damos hoy se ha ganado el respaldo de la comunidad
internacional. Mi agradecimiento por su presencia en este acto la cual
entendemos como un testimonio de apoyo a la Diplomacia por la paz que
ha orientado nuestra acción internacional.

En este discurso encontramos una estrategia discursiva identificada como


coherencia local, la cual es definida por la secuencia de acontecimientos que se
interrelacionan con un fin; en este caso, el énfasis que se hace de la mención del
presidente como “Jefe de Estado” se relaciona con la afirmación que hace alusión
a “una sola Nación”. Esta afirmación es relevante porque es una manera de
legitimar su poder soberano para luego hacer otra relación que le permita declarar
que está reconociendo “el carácter político de su organización”, es decir, de las
FARC. Esto, sin duda, conlleva a un cambio importante en la denominación del
otro, quien ya no se asume como bandolero, comunista o bandido, sino como
“actor político” con quien es posible intentar una nueva negociación. Por tanto, el
soberano asume la potestad de, a través del “fortalecimiento de la paz”, “tener la
decisión de privilegiar la vida”. Recordemos a Foucault y lo mencionado en el
primer capítulo de este escrito en cuanto a la obligación que recae en el Estado
de garantizar la vida de sus ciudadanos y, además, de procurarles un bienestar
que les genere un mayor tiempo de vida; y a Agamben y su afirmación acerca de
que el poder reside y se ejerce en el nivel de la vida.

118
En tanto Manuel Marulanda se refirió al proceso de paz de la siguiente manera:

208
Pastrana desconoce cómo marchar hacia adelante
Siempre supimos que este iba a ser un proceso complejo, largo y de
muchos obstáculos […] Las autoridades presentaron muchos problemas
para la ceremonia de inauguración de los diálogos […] Se negaban a dejar
escuchar el himno de las FARC y a izar nuestra bandera. Aunque luego
accedieron […] Los delegados del presidente siempre llegaron a los
contactos con las manos atadas y la orientación precisa de no ceder en
nada […] Podríamos pensar en una presunta buena fe del presidente, pero
son muchos intereses en juego, los de los grupos económicos, de los
militares y las presiones de estos, los de los congresistas[…]

Un tropiezo crucial fue el de las masacres paramilitares […] en medio del


rechazo categórico a los vínculos del gobierno o el ejército con estos grupos
de derecha […] Exigimos solución a todos estos problemas antes de
regresar al diálogo. […] Nosotros tenemos poco que negociar; todo lo hemos
planteado con precisión. Hace varios años, desde 1993, en una de las
conferencias, presentamos la plataforma de diez puntos en busca de un
gobierno de reconstrucción nacional […] aunque somos optimistas, estamos
conscientes de que hoy es un imposible.

Los diez puntos son rechazados por la oligarquía nacional, los grupos
económicos y, sobre todo, los organismos instrumentos de Estados Unidos,
como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que impedirían
la adopción de medidas de corte social, por ser parte del gran mecanismo
de la política neoliberal para someter a los pueblos. Simplemente porque
nuestra plataforma es socialista.

En este discurso encontramos el recurso de persuasión, definido como la


intensión de convencer a través de un argumento, en la manera cómo la dificultad
de los diálogos se presenta como responsabilidad del gobierno (frente a la
supuesta buena voluntad de la guerrilla). Primero, se presenta en la negación, por
parte del gobierno, al reconocimiento de los símbolos de las FARC (himno y
bandera), y, segundo, en la imposibilidad de los delegados del Estado de ceder a
negociar los temas de la agenda, debido a los intereses de los diferentes
sectores. Estas afirmaciones son atenuadas mediante el recurso de concesión

208 El Tiempo, marzo 1 de 1999, Pág. 4

119
aparente, al afirmar que las autoridades “finalmente accedieron”; primero, al
aceptar la presentación de los símbolos, y, segundo, cuando se menciona la
“presunta buena fe del presidente”. Es decir, se presenta al gobierno mediante
una situación de confrontación y a las FARC con una actitud generosa que la
exime de responsabilidades.

Nuevamente se presenta al gobierno con una imagen negativa, al afirmar su


posible relación con los paramilitares, situación que dirige el discurso hacia la
justificación de las FARC para deslegitimar los diálogos y para “exigir” la
aceptación de la plataforma de diez puntos. A la vez, en el discurso se identifica
un recurso de transferencia para enmarcar el rechazo de las FARC hacia la
intervención estadounidense y se cierra la argumentación persuasiva utilizando
otro recurso, la ambigüedad, como posibilidad de legitimar sus razones para
congelar los diálogos; esto se realiza al afirmar que bajo esas circunstancias es
“imposible” negociar, y que se les persigue “simplemente porque nuestra
plataforma es socialista”. Estas afirmaciones muestran las pocas intenciones de
las FARC de llegar al cese al fuego y de negociar con el gobierno, y sus
pretensiones de ganar tiempo, fortalecerse y utilizar el momento mediático.

El proceso de paz en el Caguán fracasó porque ni el gobierno ni las FARC


estaban realmente comprometidos con la negociación. De un lado, porque el
gobierno necesitaba mantener la tensión de los diálogos y del conflicto para
ratificar la ayuda estadounidense para Colombia, y, de otro, porque en ese
momento las FARC se sentían fuertes militarmente, por lo tanto, con posibilidades
de continuar su expansión y de enfrentar al ejército.

Al finalizar el proceso, el presidente dio la orden al ejército de recuperar la zona


de distensión, y 48 horas después la militarización de los cinco municipios era un
hecho. Diez años después, el presidente Pastrana afirmó que las FARC nunca
entendieron el proceso de paz y que solo se dedicaron a cometer sus acciones
terroristas en la zona, lo que condujo a que el gobierno le cerrara a su enemigo el

120
espacio político y que el gobierno logró algo que para el presidente fue muy
importante; de un lado, “dejar a las FARC en la lista de terroristas de Europa y de
Estados Unidos, que fue lo que permitió cerrarles las puertas internacionalmente”
y, de otro, fortalecer el ejército: “Cuando yo llego, el ejército de Colombia no tenía
ni zapatos, ni botas, ni tiros, ni armas, ni bombas, ni aviones, ni helicópteros.
Cuatro años después, por lo menos de lo que se ha reconocido en las Fuerzas
Armadas, es que el presidente Pastrana a través del Plan Colombia fortaleció el
ejército de Colombia como nunca antes en la historia. Yo le dije a Marulanda yo
voy a armar un ejército para la guerra o para la paz, y usted escoge si quiere que
sea para la guerra o para la paz, y escogieron que fuera para la guerra y yo le
entregué al presidente Uribe un ejército para la guerra”209 .

De manera que el proceso de paz propuesto por el presidente Pastrana y el


desarrollo del Plan Colombia con el cual se fortalecería el Ejército serían dos
iniciativas interrelacionadas, por lo tanto, el fracaso de la primera implicó,
necesariamente, tener que ahondar esfuerzos en la segunda.

El desarrollo del Plan Colombia, una estrategia para combatir al enemigo

El presidente Bill Clinton, desde su primer mandato (1993-1997), tuvo que


enfrentar las críticas del Partido Republicano, que lo acusaba de tener una política
blanda frente al tema de interdicción y de lucha antinarcóticos. Si bien Clinton
deseaba reducir la asistencia proporcionada a América Latina, a pesar de las
críticas, decidió confiar en el gobierno de Andrés Pastrana y dar a Colombia, en el
año 2000, un paquete de asistencia masiva210.

209 Entrevista de El Espectador al presidente Andrés Pastrana, video publicado en YouTube el 17 de febrero de 2012.
https://www.youtube.com/watch?v=EmChQ7lchR4
210 El presidente Clinton llevó a cabo un encuentro con distintos actores y expertos en temas de negociación y procesos

de paz con el objetivo de reorientar los lineamientos para asegurar el apoyo estadounidense al proceso de paz en
Colombia. Esta estrategia fue denominada Proyecto Houston.

121
Uno de los nombres dados en un principio a la iniciativa propuesta por el
presidente Andrés Pastrana fue “Plan Colombia para la Paz, la Prosperidad y el
Fortalecimiento del Estado". Este plan, según afirmaba el presidente, "era un
conjunto de proyectos de desarrollo alternativo que canalizaría los esfuerzos de
las organizaciones multilaterales y gobiernos extranjeros hacia la sociedad
colombiana”211 . Cuando esta propuesta se presentó no hacía mención al combate
específico contra el narcotráfico, esto cambió una vez estuvo elaborado el
documento final que tendría por nombre Plan Colombia.

El presidente Pastrana tenía la intención de propiciar acercamientos bilaterales


con Estados Unidos debido a la difícil situación que, en materia de relaciones
exteriores, la administración anterior (de Ernesto Samper) dejó al país tras las
denuncias del proceso 8000 212 , y a la necesidad de fortalecer el ejército; la
manera de hacerlo sería comprometiendo el Plan Colombia en la lucha
antinarcóticos estadounidense.

Con esta visión se asume que el conflicto armado colombiano se sostiene, en


buena medida, gracias a los recursos del narcotráfico, y que los grupos
guerrilleros, especialmente las FARC-EP, se han insertado en el tráfico de drogas
no sólo a través del cobro de impuestos sino en el proceso mismo de producción
y distribución –estos dos últimos aspectos han sido negados por las FARC, que
aseguran no actuar como lo que se ha denominado “narco-guerrilla”–. El punto
central de este diagnóstico consiste en afirmar que dado que la guerrilla está tan
fuertemente involucrada en la economía de las drogas, al eliminar el narcotráfico,
se acabaría con el principal recurso económico de la guerrilla, lo cual la haría

211 Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales –IEPRI-. El Plan Colombia y la internacionalización del
conflicto. Bogotá, editorial Planeta, 2001.
212 Es el proceso judicial con el cual la Fiscalía y la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia demostraron que la

corrupción había permeado las altas esferas de poder, debido a la financiación de la campaña presidencial de Ernesto
Samper con dineros del narcotráfico.

122
vulnerable y la llevaría a una situación de derrota militar en la que su única opción
sería la negociación con el gobierno213.

En el siguiente mapa se pueden observar las áreas que en 1999 tenían presencia
de guerrilla (línea continua), paramilitares (línea punteada) y actividades de cultivo
y trafico de drogas (Amapola, sombreado claro y Coca, sombrado oscuro).

Fuente: General Accounting Office (GAO) Washington, D.C, 1999.

Si bien el Congreso de Estados Unidos estaba consciente de la situación


colombiana, para el presidente Pastrana no resultaba tan fácil convencer a los
parlamentarios de aumentar la ayuda económica hacia el país, debido a que para
ellos no era del todo claro cómo se desarrollaría el Plan Colombia, cuál sería su
real propósito, cuáles los resultados y cuál sería la participación de Estados
Unidos. Su temor de verse involucrados en el conflicto interno les recordaba la
experiencia con Vietnam; aun así, el gobierno estadounidense tenía claro que, en

213Para ahondar en el tema del diagnóstico ver: Rojas, Diana. “Estados Unidos y la guerra en Colombia”. En: Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales –IEPRI–. Nuestra guerra sin nombre. Transformaciones del conflicto en
Colombia. Bogotá, IEPRI, ed. Norma, 2006, pág. 37-70, Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación.
Seguridad democrática y política antidrogas. Bogotá, Consejo Nacional de Planeación, ediciones Aurora, 2009, Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales –IEPRI-. El Plan Colombia y la internacionalización del conflicto,
Bogotá, IEPRI, ed. Planeta, 2001.

123
Colombia, para combatir efectivamente el narcotráfico resultaba necesario
combatir al enemigo y buscar una solución al conflicto armado interno. Para esto,
se comenzó a “configurar una nueva estrategia: la de ‘las dos guerras’ o ‘guerra
ambigua’. Con ella se borraron las fronteras entre los combatientes y los no
combatientes, entre los campesinos cultivadores de coca, los narcotraficantes y
las guerrillas, y se construyó la tesis del enemigo ‘narcoinsurgente’”214. De manera
que cuando la lucha contra las drogas se relaciona con el conflicto armado
interno, la estrategia para combatir el narcotráfico se convierte en estrategia
contrainsurgente.

La participación estadounidense en el conflicto, especificaciones del Plan


Colombia

El Plan Colombia es una estrategia híbrida 215 en la que como mencionamos


anteriormente se conjugan la política antidroga y la guerra contrainsurgente,
motivo por el cual, el presidente Andrés Pastrana insistía en una reorientación de
la ayuda que Estados Unidos le proporcionaba a Colombia para apoyar las
acciones del ejército216. Por lo tanto, el Plan Colombia surge, como afirma Diana
Rojas, como una “conjunción entre la visión estadounidense y las demandas
colombianas, como una estrategia de ampliación y profundización de la lucha

214 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad democrática y política antidrogas. Op. Cit.
Pág. 129.
215 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Ibíd.
216 A pesar de los esfuerzos del gobierno y del ejército por combatir a la guerrilla los enfrentamientos a finales de la

década del noventa dejaron acciones lamentables: En 1996, el ataque a la base militar de Las Delicias (Putumayo); en
1997, la toma de la base militar del cerro de Patascoy (límite entre Nariño y Putumayo); en marzo de 1998, la toma de El
Billar (Caquetá); en noviembre de 1998, la toma de Mitú (capital de Vaupés). Acciones que dejaron como saldo tanto a
militares como guerrilleros muertos y heridos y a varios militares secuestrados que fueron quedando en libertad a través
de los años por acciones de liberación apoyadas por la Cruz Roja Internacional o por rescates del ejército. De la toma a
Patascoy, por dar un ejemplo, el soldado Pablo Emilio Moncayo sería liberado tras doce años de secuestro y de la toma
de Mitú se conoció, en el año 2007, tras 9 años de secuestro, la historia de fuga del subteniente Jhon Frank Pinchao,
quien llegaría con noticias de los que se hallaban aún en cautiverio, incluida la excandidata presidencial Ingrid
Betancourt, secuestrada en el año 2002, y los tres contratistas estadounidenses (Keith Stansell, Thomas Howes y Marc
Gonsalves) secuestrados en el 2003 y liberados en el año 2008 en la operación conocida como Operación Jaque.

124
contra las drogas, que de manera subsidiaria respondía a la amenaza que
representaba el fortalecimiento de los grupos armados ilegales”217.

El paquete de ayuda que Estados Unidos le proporcionaría a Colombia incluía un


número de 800 militares estadounidenses y 400 contratistas que se encargarían,
entre otras cosas, del entrenamiento y las fumigaciones, y la suma de
aproximadamente 6.000 millones de dólares, entregados entre el 2000 y el 2008
por Estados Unidos para apoyar la lucha antinarcóticos218. La orientación de esta
ayuda se encaminó a proveer los recursos necesarios en materia técnica,
logística y de capacitación en acciones aéreas y terrestres, para apoyar a las
Fuerzas Armadas de Colombia, la Brigada Antinarcóticos219, el equipo Jungla220 y
el Comando Conjunto221 recibieron esta asistencia. Para la erradicación aérea se
contaba con una flotilla que incluía “trece avionetas de fumigación blindadas AT-
802, trece helicópteros UH-1N artillados, cuatro aeronaves C-27J empleadas para
transporte de personal y suministros, y dos aviones de reconocimiento empleados
para encontrar e identificar los cultivos de coca, así como para planificar y verificar
los resultados de las misiones de fumigación”222.

Si bien el 80% de la ayuda estadounidense se invierte en los programas militares,


un 20% de los recursos los administra USAID, y se destinan para programas de
sustitución de cultivos, ayuda a población desplazada y programas de
desmovilización y reinserción. El paquete de emergencia, finalmente aprobado
por el Congreso estadounidense, en el año 2000, sobrepasaba los mil millones y
supondría un financiamiento en los aspectos que se muestran en la siguiente
tabla :

217 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad democrática y política antidrogas. Op. Cit.,

pág. 130.
218 DeShazo, Peter, Johanna, Mendelson, Phillip McLean. Countering threats to security and stability in a failing state:

lessons from Colombia. CSIS (Center for Strategic and International Studies), Washington, D.C. 2009
219 Esta Brigada cuenta con más de 2000 efectivos y la componen tres batallones.
220 Grupo de la policía conformado por tres compañías que funcionan en las ciudades de Bogotá, Santa Marta y Tuluá
221 Bajo la dirección de un solo comandante funciona un comando que opera en conjunto con la Fuerza Aérea, La Fuerza

Armada y el Ejército.
222 The U.S. Government Accountability Office, GAO. GAO-09-71, octubre de 2008, p. 39. Citado en: Rojas, Diana y

Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad democrática y política antidrogas. Op. Cit. Pág. 133.

125
Proyectos  de  desarrollo  en  Perú,  Bolivia  y  
Ecuador  
Apoyo  al  proceso  de  paz  

Administración  de  justicia  y  gobernanza  


Iniciativas  a  favor  de  los  derechos  
Humanos  
Ayuda  a  personas  desplazadas  
Millones  de  dólares    
Proyectos  de  desarrollo  alternativo  

Acciones  de  la  policía  

Acciones  antinarcóticos  en  otras  regiones  


Lucha  Antinarcóticosen  Caquetá  y  
Putumayo  
0   50   100   150   200   250   300   350   400   450  

Fuente: U.S. Government Accountability Office (GAO), “Plan Colombia: Drug Reduction Goals
Were Not Fully Met, but Security has Improved; U.S. Agencies Need More Plans for Reducing
Assitence”, GAO 09-71, 2008. DeShazo, Peter, Johanna, Mendelson, Phillip McLean.
Countering threats to security and stability in a failing state: lessons from Colombia. CSIS
(Center for Strategic and International Studies), Washington, D.C. 2009.

Como se puede observar en el gráfico, las acciones contra el narcotráfico serían


la prioridad de la ayuda suplementaria que Estados Unidos daba a Colombia, por
lo tanto, el ejército y la policía se verían beneficiados con recursos para fortalecer
su capacidad de combate; un ejemplo de ello sería la compra de 16 helicópteros
UH-60 Halcón Negro y 30 helicópteros UH-1H Huey para apoyar las acciones de
los batallones de Caquetá y Putumayo, donde existía mayor presencia de las
FARC223 .

La segunda área de interés serían los proyectos de desarrollo alternativo: US58,5


millones para el país y US93 millones destinados para Perú, Bolivia y Ecuador.
Con esto se buscaba evitar el “efecto globo” –erradicar los cultivos de coca en un
país y que se den nuevos cultivos en otro–. Es importante notar que existe una
intención de ayuda para la población desplazada (US 47,5 millones) y para la
defensa de los Derechos Humanos (US 53,5 millones), así como para los
organismos de administración de justicia y gobernanza (US 65,5 millones), con lo
que se buscaba fortalecer el Estado y sus instituciones. Sin embargo, en este

223 DeShazo, Peter. Countering threats to security and stability in a failing state: lessons from Colombia.Op. Cit.

126
aspecto la cooperación requerida por el Plan Colombia comprometía aun más al
país con las políticas de seguridad estadounidenses, permitiendo con ello una
mayor intervención.

La preocupación, por parte de los parlamentarios estadounidenses, frente al


incremento de la cooperación hacia Colombia dio origen a la creación de la
“Enmienda Leahy”, promulgada desde septiembre de 1996, con la que se
buscaba suspender la ayuda militar en los casos en los que existiera evidencia de
violaciones a derechos humanos por parte de las unidades militares receptoras de
la financiación. Aunque la Enmienda fue recibida con total desagrado por parte de
las Fuerzas Militares, bajo el argumento de que con tales posiciones Estados
Unidos “violaba la dignidad del ejército”224 , finalmente, tanto el Ejército como la
Policía Nacional la aceptaron.

Fuente: Fellowship of reconciliation (FOR). Asistencia militar y derechos humanos, 2010. Pág.4

224 Revista Semana, "La otra certificación”, julio 14 de 1997, pág. 42-44.

127
En el mapa se presenta el nivel de asistencia estadounidense por zonas, y la
presencia de unidades y brigadas del ejército colombiano desde el inicio del Plan
Colombia, en el año 2000, hasta el año 2009, las zonas con mayor asistencia son
las que tienen presencia o influencia de las FARC en el sur del país.

La cooperación estadounidense orientó la reforma judicial en el país dando paso


al sistema penal acusatorio, el cual, desde el año 2004, llevó a cabo una reforma
al código de procedimiento penal que permitía la implementación del juicio oral,
con el objetivo de agilizar los procedimientos judiciales al reducir los tiempos de
revisión de pruebas y sentencia; para ello se entrenaron un número aproximado
de 40.000 jueces, fiscales, investigadores judiciales y expertos forenses, se
crearon 45 Casas de Justicia y se entrenaron a 2.000 personas que ejercerían la
función de conciliadores225 . Y también el programa CCAI (Centro de Coordinación
para la Acción Integral Gubernamental) que buscaba restablecer la gobernabilidad
en las zonas del país con escasa presencia estatal, donde ha regido el poder de
los grupos armados. De manera que el Plan Colombia sería una estrategia en la
que Estados Unidos tendría un papel fundamental, no solo en cuanto a la lucha
antidroga para combatir al enemigo “narcoterrorista” sino en materia de
reconstrucción social y presencia estatal.

Para Estados Unidos, las naciones que no pueden controlar su territorio e impedir
las acciones de actores armados al margen de la ley son naciones débiles, que
corren el riesgo de ofrecer refugio a terroristas y, por tanto, ponen en riesgo a sus
vecinos; lo que justifica su intervención. Colombia y Afganistán hacen parte de
esa noción de Estados débiles que pone en riesgo la seguridad mundial y son
países donde existe la otra gran preocupación estadounidense; un alto índice de
narcotráfico. Adicional a eso, el primero tiene en su territorio a un grupo
insurgente que busca llegar al poder, a grupos paramilitares, y el financiamiento

225 Rojas, Diana y Adolfo Atehortua. Reflexión para la planeación. Seguridad democrática y política antidrogas Op. Cit.,

pág.136.

128
de ambos a través del narcotráfico; y Afganistán, tiene la presencia del régimen
talibán y las acciones de Al Qaeda.

Esa percepción de amenaza genera que la ayuda subsidiaria de Estados Unidos


sea sostenida a largo plazo, por lo que el tema de la seguridad y la estabilidad en
la región es, en buena medida, la justificación que ha tenido Estados Unidos para
afianzar su discurso contra los enemigos y continuar con la injerencia en países
como Colombia. En la Cumbre de las Américas del año 2009, el presidente
Obama afirmó que: “los vecinos tenemos una responsabilidad para sí y para
nuestros ciudadanos […] para promover la prosperidad, la seguridad y la libertad”.
Esta responsabilidad a la que se refiere el presidente Obama ratifica la actitud
estadounidense de cooperación que se ha mantenido en el tiempo. Colombia es
un eje central de la región andina, donde las recomendaciones de Estados
Unidos, en varios momentos de la historia, se han implementado.

Según el informe “Countering threats to security and stability in a failing state:


lessons from Colombia”226, con la llegada del Plan Colombia, la relación entre la
economía que genera el narcotráfico y la economía generada por los productos
legales se ha reducido, así como el flujo de ganancias que las FARC captan por
cuenta de la droga; esto permite que la percepción de Colombia como un “narco-
Estado” se transforme. Si bien estas situaciones son asumidas en el informe
como logros del Plan Colombia –ya que existió una disminución en la producción
y exportación de cocaína– los resultados finales no fueron realmente los
esperados ya que el país continua siendo uno de los mayores productores y
exportadores de droga y las FARC no son todavía un enemigo derrotado.

En cuanto a los resultados tenemos que en el tema de cultivos ilícitos, entre 1995
y 1998, se percibe un aumento significativo del cultivo de coca de
aproximadamente 51.000 hectáreas a más de 101.000 hectáreas; en 1999, se
calcula en 122.000 el número de hectáreas cultivadas, al finalizar el año 2000

226 DeShazo, Peter. Countering threats to security and stability in a failing state: lessons from Colombia. Op. Cit.

129
fueron fumigadas aproximadamente 25.000 hectáreas por vía aérea y 84.000
fueron asperjadas. En el 2002, la cifra aumentó a 123.000 hectáreas cultivadas,
según estimaciones del Departamento de Estado227. De tal manera que Colombia
continuaba siendo el principal país exportador de coca en el mundo, con un
porcentaje de entre el 80 y 90% respecto al consumo de cocaína en Estados
Unidos. La producción anual se llegó a calcular en 520 toneladas, y en cuanto a la
producción de heroína, en el año 2001, Colombia proporcionaba el 75% de lo que
se consumía en la Costa Este de Estados Unidos228.

Y en el tema de seguridad, en el país se calculó una tasa de 62 homicidios por


cada 100.000 habitantes, entre 1995 y 1999. En comparación con Estados
Unidos, el promedio era 50% mayor en Colombia, cifra aterradora teniendo en
cuenta que Estados Unidos tenía una población 6,5 veces mayor. Se calcula que
en 1999 hubo 3.200 secuestros, 1.8 millones de personas desplazadas229 y un
devastador número de masacres. Por su parte, la guerrilla del ELN adoptó la
práctica de bombardear las torres de energía y el sabotaje de oleoductos con el
fin de atacar la infraestructura económica del país, lo que significó pérdidas para
la economía colombiana y un enorme daño ambiental.

Un cambio significativo se dio en el tema del fortalecimiento de las Fuerzas


Militares. Cuando el presidente Pastrana asumió el poder, el ejército colombiano
contaba con aproximadamente 103.000 soldados y oficiales, dentro de los cuales
21.156 eran soldados profesionales, 47.000 estaban inscritos en el proceso de
entrenamiento que dura un periodo de 18 meses, y casi 35.000 asumían

227 Serafino, Colombia: Conditions and U.S. Policy Options; Bagley, “Drug Trafficking, Political Violence and U.S. Policy in

Colombia in the 1990s.” Citado en: DeShazo, Peter, Johanna, Mendelson, Phillip McLean. Countering threats to security
and stability in a failing state: lessons from Colombia. CSIS (Center for Strategic and International Studies), Washington,
D.C. 2009.
228 Rabasa and Chalk, Colombia Labyrinth, 11; Serafino, Colombia: Conditions and U.S. Policy Options, 3. Citado en:

DeShazo, Peter, Johanna, Mendelson, Phillip McLean. Countering threats to security and stability in a failing state:
lessons from Colombia. CSIS (Center for Strategic and International Studies), Washington, D.C. 2009
229 Ibíd, pág. 9.

130
funciones principalmente de guardia por ser soldados bachilleres a quienes la ley
protege para que no sean enviados a combate230.

La clave fue realizar un cambio importante en la jerarquía militar. Ante la


insistencia de Estados Unidos, el general Fernando Tapias fue nombrado
Comandante General de las Fuerzas Armadas; él trabajaría junto con el General
Jorge Enrique Mora y el General Carlos Ospina. Los tres habían recibido
entrenamiento en Estados Unidos y uno de sus retos sería reemplazar, en tres
años, el número de soldados bachilleres por soldados profesionales. También
debían incrementar el número de soldados regulares y entrenarlos de manera que
tuvieran capacidad para velar por la seguridad de la infraestructura y las
instalaciones energéticas, (esto aumentaría el número de soldados que podrían
ser asignados para el combate). Los resultados en el año 2001: una disminución
de 30.000 a 2.900 en el número de soldados bachilleres, el aumento del número
de soldados profesionales de 21.000 a 53.000, y de soldados regulares de 47.000
a 61.000231.

El Plan Colombia tenía para Estados Unidos la visión de un enfoque amplio de


seguridad y desarrollo, que se presentaba como la posibilidad para contrarrestar
la producción de drogas ilícitas y violencia, y la solución para fortalecer la
gobernanza y combatir al enemigo narcoterrorista. Al finalizar el gobierno del
presidente Pastrana, la campaña presidencial de Álvaro Uribe, en ese aspecto,
logró convencer al gobierno estadounidense que él haría valer el imperio de la ley
en el territorio colombiano, sin desconocer la voluntad política estadounidense, y
administraría los recursos de la asistencia para obtener mejores resultados que
los obtenidos por el gobierno del presidente Pastrana.

Un día antes del ataque a las torres gemelas, el 10 de septiembre del año 2001,
Estados Unidos declaró a las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) como una

230 Ejército Nacional de Colombia, Logros de la Restauración (Bogotá: COLAR, 2002), 20. Citado en: DeShazo, Peter,
Johanna, Mendelson, Phillip McLean. Countering threats to security and stability in a failing state: lessons from Colombia.
CSIS (Center for Strategic and International Studies), Washington, D.C. 2009, pág. 13.
231 Ibíd., pág. 14.

131
organización terrorista, de manera que tanto las FARC como las AUC estarían
incluidas en las listas de Estados Unidos y de la Unión Europea como grupos
terroristas. El ambiente internacional tras los acontecimientos del World Trade
Center provocó que Estados Unidos centrara aún más su atención en los Estados
considerados débiles, en este caso, Colombia. Mientras tanto, el país afrontaba el
fortalecimiento de las FARC, luego del fracaso de los diálogos en el Caguán.

Colombia asumió en consonancia con la política exterior estadounidense que la


amenaza era el narcotráfico y el terrorismo. El enemigo público pasó de ser
identificable a ser un enemigo difuso, y un conflicto interno como el de Colombia
termina por insertarse en las decisiones de la política exterior estadounidense.

La identificación que desde la década de los años sesenta a hecho el Estado de


las FARC como un enemigo verdadero parte de la relación existente entre la
política exterior estadounidense y la intervención que permite Colombia para
contrarrestar la crisis interna. Los valores existenciales a los que se refiere
Schmitt, como una necesidad vital para mantener una forma de existencia, y que
son la base de la construcción del enemigo se presentan en el país a través de
las políticas de Estado de excepción y se afianzan a través la construcción
discursiva que promueve la necesidad de confrontar al otro por ser una amenaza
para la seguridad nacional.

La elección del presidente Álvaro Uribe (2002-2010) dependió, en gran parte, de


la fuerza con la que afirmó que se debían enfrentar las amenazas, narcotráfico y
terrorismo, y que él estaría en capacidad de acabar con el enemigo, con la
“guerrilla narcoterrorista”, en una entrevista publicada en el periódico El Tiempo232
Fernando Londoño –Ministro de Interior y Justicia– lo expresaba de la siguiente
manera: “Olvídese del síndrome del cabecilla , más bien pensemos en un
síndrome de las causas de la existencia de estos grupos que fundamentalmente

232 Salazar, Hernando. “Narcotráfico se acaba este año”. El Tiempo, enero 12 de 2003.
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-979798

132
es el narcotráfico, todos los sistemas de financiación a través de la coca y la
heroína. Pero eso va a desaparecer muy pronto”. En cuánto tiempo?. En este
año. Este año el gobierno acaba el narcotráfico?. Sí”. Es decir, que el gobierno se
alineo a la política exterior estadounidense promovida por el presidente George
W. Bush que se intensificaría tras los ataques del 11 de septiembre.

La identificación de las FARC como un enemigo de carácter terrorista

Siguiendo a Schmitt, es el soberano quien toma la decisión acerca de quién es el


enemigo. Esta decisión se manifiesta a través de las construcciones discursivas, y
en el caso del gobierno del presidente Uribe los discursos que hablan acerca de la
confrontación con el enemigo se intensifican.

Para comprender qué significa identificar a un grupo como las FARC como
terroristas es necesario abordar algunos conceptos relacionados con el fenómeno
del terrorismo233 global el cual deja un alto número de víctimas y del que oímos
hablar en los medios de comunicación casi todos los días. A pesar de ser, el
terrorismo, un tema que provoca temor en todo el mundo, especialmente después
de los ataques del 11 de septiembre, existen países que no tienen ataques
terroristas, y en los países donde sí existen ataques las causas tienen marcadas
diferencias regionales.

233 Este tema se aborda tomando como base las opiniones, trabajos, videoconferencias y cursos online del profesor

Edwin Bakker, Director del Centro de Investigación Terrorismo y Contraterrorismo de la Universidad de Leiden.

133
Fuente: Instituto de Economía y Paz, base de datos el terrorismo global, Universidad de
234
Maryland .

El mapa refleja las diferencias del impacto del terrorismo en el mundo, entre los
años 2002 y 2011, la gama de colores muestra en tonos terracota, café y ocre los
países con mayor presencia de actividades terroristas -entre los que se encuentra
Colombia–.

Considerando que existen diferencias regionales en los países en los que hay
presencia de grupos terroristas Alex Schmid235 y Albert Jongman236 realizaron un
análisis en el que estudiaron 109 definiciones de expertos en temas sobre
terrorismo y violencia política con el objetivo de construir una definición que
resultara a nivel global ampliamente aceptable237. En las definiciones encontraron
algunos términos que se empleaban con mayor frecuencia que otros, dentro de los
que se destacan: el uso de la fuerza, el carácter político y el miedo y énfasis en el
terror.

234 http://www.visionofhumanity.org/sites/default/files/2012%20Global%20Terrorism%20Index%20Report%20ES_1.pdf
http://www.visionofhumanity.org/#/page/indexes/global-peace-index
235 Uno de los directores de la Iniciativa de Investigación sobre Terrorismo (TRI) en la Universidad de Leiden.
236 Investigador del Programa Interdisciplinario de Investigación sobre las Causas que Originan las Violaciones a los

Derechos Humanos, en Alma Bojana, Países Bajos.


237 Schmid, Alex y Jongman, Albert. Political Terrorism: a new guide to actors, authors, concepts, data bases, theories,

and literature. Center for International Affairs, Harvard University, Transaction editor, 1988.

134
El análisis los llevó a identificar doce elementos en los que existía consenso y con
ellos se dieron a la tarea de construir una definición. De manera que, para definir
el terrorismo, acordaron que se debería decir algo acerca de la práctica de la
violencia, hacer referencia al contexto en el que se emplea el terrorismo como
práctica, tener en cuenta el concepto de violencia física o amenaza y su manera
de expresarlos en los medios de comunicación para infundir miedo, pánico o
ansiedad, que se debe mencionar algo acerca de las víctimas directas y que
estas no son el objetivo final, así mismo referirse a los autores de los ataques, a
sus objetivos políticos e intenciones, se debe también mencionar que existe una
motivación para participar en el terrorismo y que estos actos hacen parte de una
campaña de violencia. La siguiente es la definición a la que Schmid y Jongman
lograron llegar:

“El terrorismo es un método de reiterada acción violenta inspirado en la ansiedad,


empleado por individuos, grupos o Estados, de forma (semi) clandestina, por
razones idiosincráticas, criminales o políticas, por medio del cual –a diferencia del
asesinato– el objetivo inmediato de la violencia no es el objetivo final. Las víctimas
humanas de la violencia son elegidas entre la población al azar (blancos de
oportunidad) o de forma selectiva (blancos simbólicos o representativos) y se
utilizan como generadores del mensaje terrorista. El proceso comunicativo entre el
terrorista (u organización terrorista), víctimas (o amenazados) y objetivos
principales, basados en la violencia o amenaza de violencia, es utilizado para
manipular a los objetivos principales (audiencia) y convertirlos en blancos de
terror, de las exigencias terroristas o de atención, dependiendo de si se busca la
intimidación, la coerción o la propaganda”238.

El trabajo de Schmid y Jongman nos permite observar que el terrorismo, a pesar


de ser un término usado con frecuencia, tiene diferentes definiciones y no existe
un consenso sobre cuál es la definición que de manera homogénea se ajusta a la

238 Ibíd. Para ver esta y otras propuestas de definición para el concepto de terrorismo, consultar:

http://web.archive.org/web/20070527145632/http://www.unodc.org/unodc/terrorism_definitions.html

135
realidad mundial. La principal diferencia radica en quién ejerce este tipo de
violencia y con qué objetivo; al respecto, Javier Giraldo (S.J) menciona “hay que
diferenciar los terrorismos por objetivos, por autores y por víctimas, y por eso no
se puede confundir el terrorismo de un movimiento de liberación nacional con el
terrorismo de la delincuencia común o el terrorismo de Estado con el terrorismo de
los particulares. Hay que distinguir muy bien para llegar a una definición”239. Lo
que muestra una diferencia con la identificación del enemigo comunista, al que se
combatía por una postura ideológica cuyas características abarcan a todo aquel
que asumiera dicha ideología, en tanto el enemigo de tipo terrorista resulta ser
difuso.

Para que un grupo sea clasificado como terrorista, según estas definiciones, se
tienen en cuenta los medios más que los fines, es decir, un grupo es clasificado
como terrorista si utiliza como herramienta el terror para lograr sus objetivos, no
por sus objetivos en sí mismos. Por tanto, el problema es aún más complejo, dado
que se debe considerar el contexto en el que se desarrolla dicho grupo u
organización para crear estrategias efectivas que permitan contrarrestarlo.

En el caso de las FARC-EP, ya que este grupo es considerado como un enemigo


“narcoterrorista”, vale la pena revisar su inserción dentro de la definición global,
veamos de que manera las FARC encajan en la definición propuesta por Schmid:

Las FARC es un grupo que comete acciones violentas de forma clandestina, por
razones políticas (algunos no estarán de acuerdo y las clasificarán solo como
razones criminales); estas acciones no son el objetivo final que persiguen. Hasta
aquí encaja con la definición. Sigamos; las víctimas de la violencia son elegidas
entre la población al azar (blancos de oportunidad) o de forma selectiva (blancos
simbólicos o representativos) y se utilizan como generadores del mensaje
terrorista. Este último punto es un importante aspecto diferenciador entre la

239 Giraldo Javier, sacerdote jesuita, analista y defensor de los derechos humanos en Colombia. Conferencia presentada

en el Congreso de Egresados de Derecho, Universidad Nacional, junio de 2012


http://www.javiergiraldo.org/spip.php?article86

136
guerrilla de las FARC y otros grupos clasificados como terroristas, porque las
FARC-EP necesitan de la aceptación social para respaldar su objetivo final (la
toma del poder para el pueblo). En ese sentido, los actos que se cometen contra la
población civil no tienen como objetivo difundir miedo en la población sino que
están dirigidos, la mayoría de las veces, a combatir al ejército; se trata de un
enfrentamiento entre el Ejército regular y un ejército irregular (esto nos obliga a
tener en cuenta lo que para las FARC significa la sigla EP –ejército del pueblo–).

Por lo tanto, la difusión de estos actos en los medios de comunicación para


generar miedo como un proceso comunicativo que persigue manipular a la
audiencia no se podría considerar como un objetivo en el mismo sentido que para
grupos como Al Qaeda, ETA, Hamás, entre otros, para quienes la intimidación y la
difusión del terror hace parte de su estrategia. En el caso de las FARC, la difusión
del miedo no es su objetivo principal; ya que, por el contrario esta guerrilla
considera los actos que producen víctimas civiles como crímenes de guerra. Sin
duda una posición difícil de aceptar especialmente para la población que es
víctima de secuestros, homicidios y desplazamientos.

Además de ver si las definiciones se ajustan o no a la realidad del conflicto


colombiano, es importante considerar que durante décadas los actos de las FARC
en la búsqueda de su objetivo principal han sido similares y están basados en la
estrategia de “todas las formas de lucha”, aunque en la práctica la estrategia haya
sido enfocada a la confrontación militar y no a la actividad política; entonces,
debemos preguntarnos qué es lo que produce que esa guerrilla sea considerada
hoy como una organización terrorista. Una posible respuesta es el cambio de
paradigma. Si bien, desde tiempo atrás, las FARC han cometido actos que no
fueron catalogados en su momento como actos terroristas hoy en día sí lo serían.
Las acciones de las FARC hasta los años 80 fueron consideradas una amenaza,
pero de tipo comunista. A finales de los 80, a esta amenaza se le sumó la
vinculación con el narcotráfico, entonces, se habló de narcoguerrilla, y a partir del
año 1997, momento en que esta guerrilla fue incluida en la lista de organizaciones

137
terroristas del Departamento de Estado, sus actos fueron considerados como
terroristas, en consonancia con el cambio de paradigma que guiaba la política
internacional.

El presidente Bush afirmaba, en una declaración tras los ataques del 9/11:

Soy un presidente en guerra. Tomo decisiones en la Oficina Oval … en


asuntos de Política Exterior con mi mente puesta en la guerra240.

“Nunca solos. Siempre habrá alguien allí para


darnos una mano”.
Mensajes en el Museo de la Memoria del 9/11.
New York.

En la ciudad de New York, donde ocurrió el ataque del 9/11, existen elevados
niveles de miedo. El análisis de las entrevistas realizadas a un grupo diverso de
ciudadanos 241 clasificados por edad, género, estatus económico y actividad
laboral, arrojó como resultado que el 87% de los encuestados tienen confianza en
que el gobierno estadounidense hace todo lo posible por mantenerlos a salvo y, en
esa medida, justifican las acciones preventivas que el gobierno deba tomar para
contrarrestar el terrorismo en el mundo. El 13% restante tiene una percepción más
radical porque se sienten más expuestos ante la posibilidad de nuevos ataques
terroristas en su contra y piensan que el gobierno no hace lo suficiente, que debe
intervenir más en los países donde existen grupos que promueven acciones
terroristas.

240Declaración del presidente Bush, tomada de: Moore Michael, Fahrenheit 9/11, minuto 48:40.
241De una muestra de cien ciudadanos habitantes de esa ciudad. Trabajo de campo realizado en los meses octubre-
noviembre de 2012.

138
Por su parte, al iniciar su mandato en el año 2002, el presidente Uribe se alineaba
a la agenda internacional asumiendo que existe una amenaza terrorista que se
debe combatir:

Cuando asumí la presidencia, el asedio criminal se había extendido por todo


nuestro territorio: capos de la droga, grupos paramilitares, asesinos,
delincuencia común y terroristas (nominalmente marxistas, como las FARC)
delinquían a sus anchas. Pocos meses antes [de la posesión] los criminales
habían lanzado bombas incendiarias contra una iglesia y matado –además
de numerosos adultos– a cuarenta y ocho niños. Secuestraron un avión
comercial; tomaron como rehén a una de mis competidoras en la campaña
presidencial de 2002, a quien mantuvieron seis años en la selva. Las FARC
incluso intentaron sabotear mi toma de posesión: durante la ceremonia
lanzaron más de una docena de morteros a la Casa de Nariño; la mayoría de
ellos erraron el blanco y cayeron en unas viviendas humildes cercanas.
Como resultado murieron diecinueve personas inocentes242.

Cabe destacar que por criminales el presidente Uribe asume aquel que comete
diferentes delitos, de manera que se equiparan los narcotraficantes, paramilitares,
delincuentes comunes y terroristas en el mismo concepto pero, con relación a los
terroristas, evidenciamos el uso de una estrategia discursiva: la referencia;
específicamente, menciona que los terroristas son aquellos que se identifican
como marxistas, es decir, las FARC, con lo cual les está atribuyendo una
característica o particularidad, una etiqueta, que permite “identificarlos” y de paso
crear en la sociedad el rechazo por aquellas personas que tengan relación con el
marxismo. Recordemos que en 1964 se hacía una referencia similar cuando en el
periódico El Siglo se mencionaba que “En Marquetalia se ha querido implantar
una autonomía de fuerza […] la formación de gentes en la doctrina socialista, al
principio, y marxista-leninista al fin y al cabo; el entrenamiento de guerrillas.
Detrás, la extorsión y el engaño al campesino (El Siglo, No. 8795, mayo 5 de
1964, pág. 4)”.

Luego, el presidente Uribe menciona algunos de los actos cometidos,


específicamente, por los terroristas y que incluyen un atentado en su contra; de
manera que, usando un recurso de persuasión presenta, primero, una

242 Uribe Vélez, Álvaro. No hay causa perdida. Memorias, USA, CELEBRA editores, 2012, pág. 7.

139
identificación de quiénes son los terroristas y, segundo, una referencia a sus
acciones, que son presentadas como una amenaza para todos.

Para las FARC, como afirma Marcos Calarcá, la alineación de Colombia con
Estados Unidos, en lo que se refiere al manejo del conflicto interno colombiano, ha
tenido connotaciones intervencionistas.

Según usted ¿cuál es el papel de Estados Unidos en la dinámica del


conflicto armado colombiano?243

Marcos Calarcá: Hay que decir que ese papel ha sido nefasto […] nosotros
hemos dicho que el Plan Colombia, por ejemplo, –para empezar de lo más
cercano– el Plan Colombia y el Plan Patriota fueron elaboraciones de los
Estados Unidos, del pentágono, […] y hay lugares de la patria donde los
Estados Unidos mancilla la soberanía nacional teniendo bases […] donde
realizan acciones de inteligencia, desde donde dirigen la guerra […]. Esa
intervención se ha disfrazado inicialmente de la persecución al comunismo,
la precaución de que el comunismo no llegue a occidente, después se pasó
a la persecución al narcotráfico […]. Es una utopía pensar que los Estados
Unidos debieran por lo menos no entrometerse, para no hablar que debieran
colaborar con la paz […] para nadie es un secreto que el gobierno
colombiano, el Estado colombiano, la élite colombiana es dependiente de los
Estados Unidos.

La negación del conflicto y la consolidación de la imagen del enemigo

El presidente Uribe declaró para el país el Estado de conmoción interna244 . Con el


cual afianzó su discurso en torno a la existencia de amenazas contra la
democracia. Durante sus ocho años de mandato (2002-2010) afirmó con
insistencia que en Colombia no existía un conflicto armado interno sino una
amenaza terrorista, y que si se aceptaba que en Colombia existía un conflicto
interno ese sería el primer paso para que se hablara de reconocer el carácter de
beligerancia a las FARC, es decir, reconocer en el enemigo una condición política.

243 Pregunta realizada por la autora a Marcos Calarcá, miembro de la delegación de las FARC en la mesa de diálogos de
La Habana. Conversatorio “De La Habana a la Javeriana”, jueves 24 de octubre de 2013.
244 La declaratoria del Estado de Conmoción Interna es un instrumento de excepción que está en capacidad de utilizar el

Ejecutivo ante la inminencia de una grave perturbación del orden público, la cual es considerada imposible de controlar a
través de la legislación preexistente.

140
Incluso José Obdulio Gaviria –asesor presidencial de Álvaro Uribe y primo de
Pablo Escobar– llegó a afirmar que los desplazados eran “migrantes internos” para
evitar que se hiciera alusión a cualquier tipo de definición que insinuara la
existencia del conflicto, para argumentar dicha posición Gaviria afirmaba que:

Primero, no existe un conflicto porque Colombia es una democracia legítima


y no una dictadura ni un régimen opresivo. Por lo tanto no hay justificación
para que un puñado de violentos continúen en armas. Segundo, porque
después de la caída del muro de Berlín las guerrillas colombianas ya no
luchan por un ideal político sino que actúan como mafias vinculadas al
narcotráfico y a la captura de rentas como la gasolina, la coca y el oro. En
consecuencia, más que revolucionarios en busca de un nuevo régimen son
bandas criminales con poderosos aparatos militares. Y por último, porque en
su lógica criminal la principal víctima son los civiles. En síntesis, son simples
terroristas que no respetan las normas humanitarias245.

En este discurso Gaviria asume que por ser una Democracia en Colombia no
puede existir un conflicto, pero esta premisa la contradice al afirmar que “después
de la caída del muro de Berlín las guerrillas colombianas ya no luchan por un ideal
político”. Esto implica que antes de 1989 sí lo hacían y esta lucha tenía un carácter
político. Ahora bien, antes de 1989, tal como hasta ahora, en la democracia
colombiana los grupos al margen de la ley cometían acciones bélicas y otras que
hoy son consideradas terroristas, de manera que en una democracia como la
colombiana sí puede existir el conflicto y no solo eso, también estar permeado por
el narcotráfico y el terrorismo al mismo tiempo.

La negación del conflicto por parte del presidente Uribe y sus seguidores “no se
trata de un capricho lingüístico del primer mandatario sino de una concepción de
cómo enfrentar el tema de la violencia que azota el país”246 , de esta manera,
caracterizar la realidad colombiana como un desafío terrorista implicaba alinear el
discurso gubernamental a la agenda internacional estadounidense del presidente
George W. Bush sin ningún tipo de matiz, desconociendo las causas y el
desarrollo mismo de la confrontación que ha perdurado durante más de medio

245 Gaviria, José Obdulio, citado en: Revista Semana, febrero 6 de 2005. http://www.semana.com/portada/articulo/si-

guerra-senor-presidente/70763-3T
246 Revista Semana, febrero 6 de 2005. http://www.semana.com/portada/articulo/si-guerra-senor-presidente/70763-3T

141
siglo en Colombia, y en ese sentido cerrando las posibilidades para una solución
negociada con la guerrilla.

El presidente Hugo Chávez en un discurso ante la Asamblea de Venezuela


mencionó “Yo, señor presidente de Colombia, quisiera retomar con usted el
diálogo pero en un nuevo nivel, le pido que comencemos reconociendo a las
FARC y al ELN como fuerzas insurgentes de Colombia y no como grupos
terroristas, y así lo pido a los gobiernos de este continente y a los gobiernos del
mundo”247.

Esta declaración generó polémica en Colombia, en el noticiero del canal Caracol la


reacción del Gobierno fue registrada mediante una entrevista realizada a José
Obdulio Gaviria. A quien le preguntaron “Doctor José Obdulio: ¿Existe la más
mínima posibilidad de que el gobierno atienda ese llamado de Chávez?” 248 .

Pregunta que el asesor presidencial respondió diciendo “No, es que las FARC
están en su ciclo final, están en una evolución de unas bandas que eran 11
bandas en el año 72 que se conforman como Bloque Sur, y que luego tienen toda
la trayectoria que conocemos, a lo que es hoy que es un grupito de unas 7 bandas
esparcidas por el territorio, sin ningún control del mismo, como lo describe muy
bien el libro de Eduardo Mackenzie, Las FARC: fracaso de un terrorismo.
Entonces estamos ya en el ciclo final, estamos en el final del final, y yo creo que
ese problema será resuelto pronto, tanto teórica como prácticamente, y no
volveremos a tener esas dificultades […]”.

El periodista pregunta “perdone que le insista, ¿entonces no?” y José Obdulio


Gaviria reitera su argumento “No, es que, mire: las organizaciones terroristas

247 Portal de Noticias24.com, “Chávez elogia a las FARC y al ELN y dice que no son terroristas”, en:
http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/11120/chavez-presenta-su-informe-anual-ante-la-asamblea/, enero 11 de
2008.
248 López de la Roche, Fabio. Conflicto, hegemonía y nacionalismo tutelado en Colombia 2002-2008: entre la

comunicación gubernamental y la ficción noticiosa en televisión. Tesis doctoral, Universidad de Pittsburgh, 2009, pág.
250-251.

142
están definidas como aquellas que pretenden ejercer la violencia o amenazan con
ejercer la violencia para tener algún efecto político o algún resultado de esa índole.
Esas organizaciones se llaman hoy terroristas y esas organizaciones, las FARC,
fueron definidas así por la Unión Europea dado que encajan plenamente en la
definición”.

Esta declaración evidencia primero, la falta de consenso en América Latina


respecto al tratamiento que debe tener la guerrilla de Colombia para combatirla,
segundo, muestra cómo el discurso del asesor presidencial se enfoca en
deslegitimar la capacidad de su enemigo reduciéndolo a “un grupito de 7 bandas
esparcidas por el territorio” lo que a su vez es una manera de legitimar las
acciones de la Política de Seguridad Democrática y su eficacia, y finalmente,
asume que las FARC “encajan plenamente” en una definición de terrorismo que se
limita a mencionar el uso de la violencia para tener un efecto político, sin embargo,
debemos recordar que la definición de terrorismo no tiene aún un consenso,
precisamente, porque es necesario que al afirmar que un grupo es terrorista, esta
afirmación se haga teniendo en cuenta las características del grupo más allá del
hecho de que cometen acciones violentas.

La posición del presidente Uribe acerca de la amenaza terrorista en el país la


podemos ver reflejada en el discurso del acto de nombramiento del General Edgar
Lesmez como comandante de la Fuerza Aérea colombiana, septiembre 8 de
2003249.

[…] Cuando los terroristas empiezan a sentirse débiles inmediatamente


envían sus voceros a que hablen de derechos humanos […] Estos señores
pueden saber que aquella determinación de derrotar al terrorismo y a sus
secuaces, que una de nuestras decisiones políticas es aislar el terrorismo y
que para aislarlo vamos a capturar a todos aquellos que delinquen por
complicidad o por ocultamiento […] unos traficantes de derechos humanos
que se deberían quitar su careta, aparecer con sus ideas políticas […]
General Lesmez asume usted el comando de la Fuerza Aérea para derrotar
el terrorismo ¡Que los traficantes de derechos humanos no lo detengan! […]

249 Presidencia de la República. Documento “Posesión del nuevo comandante de la FAC”, septiembre 8 de 2003.

http://historico.presidencia.gov.co/discursos/discursos2003/septiembre/fac.htm

143
En las palabras del presidente Uribe se evidencia una estrategia de
deslegitimación con la que buscaba justificar sus acciones contra el adversario,
presentando como “Traficantes de derechos humanos” a quienes él considera que
apoyan a los terroristas, es decir relacionándolos con una palabra que denota una
acción de ilegalidad “traficantes”. Sin embargo, en el discurso no se menciona
directamente a quién se refiere por “traficante de derechos humanos”, o “Voceros”
de los terroristas, personas que pueden ser capturadas por “complicidad o por
ocultamiento”; pero al no mencionar directamente a quién se refiere, utiliza el
recurso de omisión, esa percepción negativa se presenta a su vez con otra
estrategia discursiva, la ambigüedad, de manera que para los receptores del
discurso el presidente podría estar haciendo referencia a cualquier persona que
hable de derechos humanos, trasladando indirectamente la confrontación hacia la
población civil.

En otra declaración el presidente Uribe hace referencia a la posición del gobierno


en el tema de la negociación con las FARC. Emisión de noticias canal RCN,
febrero 7 de 2009.

No vamos a permitir ahora que el bloque intelectual de las FARC nos


desoriente con un discurso de paz, que finalmente fortalezca al terrorismo
[...] El bloque intelectual de las FARC es muy hábil, muy astuto, no se atreve
a combatir a fondo la política de Seguridad Democrática, el bloque intelectual
de las FARC defiende a las FARC simplemente hablando de paz […] Ellos
con el cuentico de su paz, y con la acusación de las Fuerzas Armadas
permanente nos paralizan la política de Seguridad Democrática no caigamos
en esa trampa.

En esta declaración encontramos el uso de una figura retórica denominada lítote,


mediante la cual el presidente Uribe no expresa de manera directa todo lo que
quiere dar a entender pero sí devela una intención cuando afirma “no vamos a
permitir que el bloque intelectual de las FARC nos desoriente”, su intención es no
permitir que “paralicen la política de Seguridad Democrática”, la pregunta es si la
premisa es verdadera, si efectivamente quienes hablan de paz (incluidas
organizaciones civiles) tienen tanta influencia como para detener la política de
seguridad, se debe tener en cuenta que en el discurso no se menciona

144
específicamente quién querría paralizarla. Según esta afirmación “el bloque
intelectual de las FARC” –cabe destacar el uso de la palabra “bloque” para
persuadir acerca del vínculo y la pertenencia al grupo guerrillero– defiende a esta
guerrilla “hablando de paz”, el presidente Uribe en este discurso omite la
referencia directa pero a quien se refiere es al grupo denominado Colombianos y
Colombianas por la paz, grupo liderado por Piedad Córdoba al que pertenecen
personas de distintos sectores sociales y políticos, de manera que le atribuye
características como “es muy hábil, muy astuto”, “defiende a las FARC” para
construir una estrategia de polarización que le permita afirmar que existe una
relación de este grupo con las FARC.

El problema es, como lo expusimos anteriormente, que la guerrilla sí comete actos


terroristas pero también tiene un objetivo político. Y combatirla no implica que no
se reconozcan las circunstancias del contexto en el que actúa, es decir, no
otorgarle legitimidad no implica que se pueda negar la existencia de un conflicto
interno, ni que se pueda equiparar la manera de combatirlas con la posibilidad de
exterminio de cualquier otro grupo terrorista del mundo. Por el contrario, la agenda
política debe ajustarse con prudencia a las particularidades del conflicto que vive
el país, y tomar como referencia la experiencia de otros conflictos a nivel
internacional para entender que no existe una única definición y, por tanto, una
única manera de combatir el terrorismo. Esto ayudaría a que no se construyan
nuevos conflictos en el campo discursivo, para que no se construya otro campo de
batalla en el que toda la sociedad este inmersa. En Colombia existe una sociedad
polarizada entre la guerra contra el terrorismo y la negociación política del fin del
conflicto, una guerra discursiva para hablar de paz.

A pesar de lo expresado por el ex presidente Uribe, por José Obdulio Gaviria y


demás miembros del Uribismo, la Corte Constitucional reconoció que en Colombia
sí existe un conflicto armado, el Congreso de la República aprobó, en el año 2011,
la Ley de víctimas y restitución de tierras y buena parte de la población considera
que en Colombia existe una guerra. Es más, los colombianos eligieron en el año

145
2002 a Álvaro Uribe porque prometió ganarla y las Fuerzas Armadas piensan, se
preparan y actúan día a día para enfrentar dicha guerra.

Es precisamente con el reconocimiento de la existencia del conflicto armado


interno que el presidente Juan Manuel Santos comienza a ir en contra de los
pilares ideológicos del Uribismo. A pesar de haber sido elegido presidente por
afirmar que continuaría fiel a las doctrinas de la Política de Seguridad
Democrática, en su discurso de posesión proclamó que “a los grupos armados
ilegales que invocan razones políticas y hoy hablan otra vez de diálogo y
negociación, les digo que mi gobierno estará abierto a cualquier conversación que
busque la erradicación de la violencia, y la construcción de una sociedad más
próspera, equitativa y justa”250. El giro en el discurso es evidente, no se habla
exclusivamente de terroristas sino de grupos ilegales que “invocan razones
políticas”, con quienes –aunque cometen acciones terroristas–, se puede intentar
llegar a una negociación, a un diálogo en aras de erradicar la violencia. El cambio
de enfoque hacia la posibilidad de reconocer al adversario ya no como enemigo
absoluto sino como enemigo real, es decir, con aquel enemigo con el que existe
no solo la confrontación sino la posibilidad de una negociación, permitió que se
diera el acercamiento entre el gobierno y la guerrilla de las FARC para iniciar
diálogos de paz.

El presidente Obama expresó su respaldo a los diálogos de paz afirmando que


“Estados Unidos reafirma su alianza de defensa y seguridad, de larga data, y su
compromiso para trabajar con Colombia para promover la seguridad ciudadana, el
respeto por los derechos humanos, y la prosperidad económica para todo su
pueblo"251. Las conversaciones entre la delegación del Gobierno y de las FARC,
que comenzaron en el año 2012, han avanzado y, hasta finales del año 2014, han

250 Presidencia de la República, Discurso de posesión del presidente Juan Manuel Santos,
http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2010/Agosto/Paginas/20100807_15.aspx, Bogotá, agosto 7 de 2010.
251 Noticias CNN, http://cnnespanol.cnn.com/2012/09/04/el-dialogo-de-paz-entre-colombia-y-las-farc-iniciara-en-octubre-

en-oslo-noruega/, septiembre 04 de 2014.

146
llegado a acuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda que esta en
discusión.

A pesar de la oposición del expresidente Uribe y de los miembros de su partido


político –Centro Democrático–, quien afirma que “Santos le hizo trampa al país
frente al terrorismo. A los terroristas no los llama terroristas sino actores políticos.
Estaban arrinconados, y ahora les ha elevado a la calidad de voceros políticos” 252,
el panorama actual es que, para Estados Unidos, Colombia ya no figura como un
Estado fallido o a punto de colapsar sino que es considerado como uno de los
países emergentes, es decir, que deja de ser una amenaza para la región y se
convierte nuevamente en un aliado estratégico. Este resultado se debe, en buena
medida, a la implementación del Plan Colombia que permitió fortalecer la
institucionalidad y la capacidad militar del Estado a través del respaldo financiero y
técnico de los Estados Unidos. Colombia además de los recursos que invirtió
recibió cerca de US$ 9.000 millones en 10 años para llevar a cabo una guerra
contrainsurgente que se enmarcó en la lucha contra las drogas y posteriormente
contra el terrorismo.

La experiencia lo ha demostrado, para lograr la consolidación de la autoridad


estatal se requiere de la presencia del Estado tanto a nivel militar como a través
de sus instituciones civiles; como lo afirmó la comisión militar estadounidense –
que visitó Colombia en los años 60– y como lo ratificó el ejército estadounidense –
finalizando la primera década del siglo XXI– "las unidades militares por sí solas no
pueden derrotar a la insurgencia. La mayor parte del trabajo consiste en descubrir
y resolver los problemas de fondo de la población, es decir, las causas de su
insatisfacción con la disposición del poder político. Tratar los diversos temas como
la reforma agraria, el desempleo, el liderazgo opresivo haciendo especial hincapié
en los líderes tácticos que puedan estar cerca del enemigo y negociar acuerdos,
[así como] la necesidad de operar con las agencias no militares y con otras

252 Entrevista a Álvaro Uribe, “Santos abre la vía del Castrochavismo al pactar con las FARC”, en: La Razón.es

http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/6017758/internacional/alvaro-uribe-santos-abre-la-via-del-castrochavismo-
al-pactar-con-las-farc#.Ttt1xTXpgbuCePm abril 03 de 2014.

147
naciones para restablecer los servicios básicos […] y para orquestar acuerdos
políticos"253.

La percepción de amenaza para Colombia y para Estados Unidos con relación a


las FARC aumentó luego de la Operación Marquetalia (1964), la guerrilla de las
FARC se organizó como guerrilla móvil y su estructura llegó a conformar un grupo
de mayor alcance territorial conocido como Coordinadora Guerrillera, de manera
que se asumiría a este grupo como un riesgo creciente que podría afectar la
seguridad del país del norte.

El auge del narcotráfico y la relación de las FARC con este fenómeno produjo en
Colombia un aumento de la violencia; el enfrentamiento entre actores armados,
por el poder territorial en las zonas de cultivos ilícitos, desencadenó el
escalamiento del conflicto, lo que llevó a que el presidente Andrés Pastrana
insistiera para que el gobierno estadounidense, encabezado por el presidente Bill
Clinton, apoyara el Plan Colombia (1999-2001) como una iniciativa para combatir
al enemigo interno, el diagnóstico en el que se basó la propuesta fue asumir que
se acabaría con la guerrilla combatiendo el narcotráfico, para esto Estados Unidos
daría asistencia militar y económica a Colombia. Si bien con El Plan Colombia el
gobierno colombiano logró disminuir el cultivo y producción de drogas ilícitas, no
consiguió los resultados esperados para debilitar al enemigo.

En este escenario el discurso de seguridad estadounidense basado en la lucha


antinarcóticos y antiterrorista –que se intensificó tras los atentados del 9/11–
provocó que Estados Unidos se involucrara cada vez más en el conflicto interno
colombiano. Bajo ese discurso se logró despojar al enemigo de su carácter
político, y se insistió en que se le debía ver como una amenaza de carácter global.
Si bien durante los gobiernos de los presidentes Belisario Betancur, Andrés
Pastrana y Juan Manuel Santos existe una postura de reconocimiento del carácter
político del adversario que permitió intentar acuerdos de paz entre el gobierno y la

253 Headquarters Department of the Army. Tactics in Counterinsurgency. FM 3-24.2, April 2009, pág. ix

148
guerrilla, la imagen del enemigo que se construyó en el país –primero, como una
amenaza comunista que se combate con la Operación Marquetalia y,
posteriormente, como una amenaza narcoterrorista que se combate con la
implementación del Plan Colombia– hace que un sector de la sociedad rechace
identificar a las FARC como un enemigo con el que es posible negociar y que por
el contrario asuman a esta guerrilla simplemente como un grupo criminal, como un
enemigo al que se debe exterminar, la batalla discursiva logra evidenciar esto, una
batalla que sin duda se suma a la compleja realidad del conflicto armado
colombiano.

149
CONCLUSIONES

Y la plaza donde debía aparecer el enemigo derrotado,


254
para pasarlo a la bayoneta, permanecía desierta .
Euclides Da Cunha

Una reflexión sobre la construcción de la imagen del enemigo en Colombia es


oportuna, máxime si se tiene en cuenta que en este conflicto armado prolongado
han jugado diversos factores que llevaron, por un lado, a mantener la justificación
de la confrontación y, por otro lado, a la imposibilidad de crear una solución final
que acabe con el conflicto.

La excepción se convierte en regla: un conflicto sin resolver y un enemigo


sin derrotar.

Reconocer en el enemigo el carácter de enemigo absoluto da paso a la posibilidad


de una confrontación real, y de la justificación de dicha confrontación mediante la
declaración del Estado de excepción. David Aponte afirma que en el país el
esquema de Schmitt ha operado en virtud de la imposición del Estado de sitio y de
la necesidad de declarar el Estado de excepción, es decir, de la suspensión de los
derechos y “ello se ha tornado más grave aún en Colombia a partir de la
consolidación del eficientismo penal”255 .

El derecho penal eficientista se convierte, en cierto sentido, en una lógica de


criminalización indiscriminada que logra poner al criminal –quien ha cometido un
crimen–, en las mismas condiciones del enemigo –quien es contrario en la guerra–
A los dos se les juzga, como afirma Günther Jackobs, haciendo abstracción de su

254 Da Cunha Euclides, Los Sertones. Caracas, editorial Ayacucho, Pág. 371
255 Aponte, David. Guerra y derecho penal del enemigo, Bogotá, CIJUS, Universidad de los Andes, 1999, Pág. 28.

150
esfera de derechos políticos y negándoles su condición de ciudadanos 256 ,
situación que genera además la deshumanización del conflicto por parte de todos
los actores.

Esta deshumanización hace que Colombia ocupe los primeros lugares en el


mundo en lo que se refiere a prácticas violentas como desplazamiento forzoso y
delitos atroces. Prácticas que han producido la banalización de la infamia, por lo
inhumana y a la vez cotidiana que resulta la muerte y la violencia en un conflicto
cuya duración sobrepasa medio siglo. Un aspecto importante de esta
deshumanización es que, a pesar de la expansión territorial de las
confrontaciones, una parte de la población no se ha visto enfrentada de manera
directa a los vejámenes de la guerra, lo que les ha permitido ser indiferentes y
cerrar los ojos ante el dolor y vivencias de otros, evitando que, como afirma Daniel
Pécaut257, la referencia al Estado de derecho se haya roto abiertamente, incluso
aunque los dispositivos de excepción estén presentes, y a que el Estado haya
incurrido en acciones que derivan en la violación de los derechos humanos.

Estos hechos de violencia y banalización de las prácticas atroces son el resultado


de la multiplicidad de actores e intereses que intervienen en el conflicto, los cuales
no pueden ser relacionados en su totalidad dentro de lo que significa la división
amigo-enemigo, precisamente porque su naturaleza, objetivos y acciones no son
identificadas como acciones políticas sino como acciones criminales; es el caso
del paramilitarismo, el narcotráfico y la corrupción, que perpetúan y hacen más
complejo el conflicto colombiano.

Así mismo, el contexto en el que se llevan a cabo dichas prácticas violentas es lo


que nos permite evidenciar las continuidades y las rupturas del desarrollo del

256 Citado en: Aponte, David. Guerra y derecho penal del enemigo, Bogotá, CIJUS, Universidad de los Andes, 1999, Pág.
33.
257 Pécaut, Daniel. “Desdibujamiento de la oposición ‘amigo-enemigo’ y ‘banalización’ de las prácticas atroces. A

propósito de los fenómenos recientes de violencia en Colombia. En: Revista Análisis Político, IEPRI, No. 78, mayo-
agosto de 2013

151
conflicto. Si revisamos las imágenes de los asesinatos de la Violencia de los años
50 y las de las masacres actuales, podemos encontrar similitudes en cuanto a la
sevicia con la que son perpetrados estos actos que hoy llamaríamos terroristas;
las diferencias están más allá de lo factual, precisamente, en los contextos que
nos presentan las lógicas y explicaciones de estos actos y en la posibilidad de
entenderlos como actos o comportamientos realizados por individuos de manera
racional y no de manera psicótica258, lo que no significa desde ningún punto de
vista justificarlos.

El estudio de la ejecución de actos atroces y de la violación de los derechos


humanos, en Colombia, está tomando cada vez mayor fuerza gracias a los
recientes trabajos del Grupo de Memoria Histórica y el Centro de Memoria, Paz y
Reconciliación. Estas instituciones hacen un constante esfuerzo por reconstruir la
memoria del conflicto armado colombiano a partir de estudios de caso regionales.
En estos estudios se evidencia cómo los actores armados ilegales y el ejército han
ejecutado a civiles, mientras persiguen su objetivo de exterminar al enemigo;
casos como los de El Salado, Mapiripán, Bojayá, Bahía Portete, y las denuncias
de los llamados falsos positivos que visibilizaron a las madres de los jóvenes
asesinados en Soacha, entre otros, son un ejemplo de esto. En el estudio “Falsos
positivos en Colombia y el papel de asistencia militar de Estados Unidos, 2000-
2010” del Movimiento de Reconciliación (FOR) y la Coordinación Colombia-
Europa-Estados Unidos (CCEEU) se registran 5.763 casos de ejecuciones
extrajudiciales ocurridas entre los años 2000 y 2010259 .

258 Acerca de la banalización del mal ver: Arendt, Hannah. Eichmann en Jerusalén. Barcelona, 1999. Este trabajo de
Arendt y las posteriores críticas que se desprenden del mismo, son un aporte para el análisis de los actos atroces
vinculantes a actores colectivos.
259 Movimiento de Reconciliación (FOR) y la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos (CCEEU). "Falsos positivos"

en Colombia y el papel de asistencia militar de Estados Unidos, 2000-2010. Bogotá, D. C., Colombia, junio de 2014.

152
Civiles muertos en acciones
bélicas en Colombia, 1988-2012.
Fuente: GMH. Informe: ¡Basta ya!,
pág. 89

Según el informe ¡Basta ya!, elaborado por la Comisión Nacional de Memoria


Histórica –CNMH–, entre los años 1988 y 2012 los civiles asesinados, por
diferentes actores, en acciones bélicas se identifican de la siguiente manera: las
guerrillas causaron la muerte de un total de 717 civiles; las Fuerzas Armadas, de
71 personas; y la cifra correspondiente a paramilitares requiere verificación pues el
informe registra un total de 10 muertes. Como consecuencia de los
enfrentamientos entre las guerrillas y los paramilitares fueron asesinados 226
civiles; entre guerrillas y Fuerzas Armadas, 302; y entre grupos paramilitares y
Fuerzas Armadas, 4 personas. Se registran también 14 asesinatos por acciones
bélicas de grupos no identificados. En total, las víctimas civiles registradas entre
1988 y 2012 ascienden a 1.344 personas y el total de víctimas durante la
existencia del conflicto se calcula en aproximadamente seis millones de personas.

La deshumanización del conflicto se ve reflejada también en el aumento de la


práctica del secuestro. Lo que condujo a que este delito se tipificara en la ley. En
la actualidad el secuestro no es un acto exclusivo del conflicto armado, la
delincuencia común se ha visto juzgada también en los términos de la ley 40 de
1993, Estatuto nacional contra el secuestro, y la ley 733 de 2002 por medio de la
cual se dictan medidas “tendientes a erradicar los delitos de secuestro, terrorismo
y extorsión”.

153
La prolongación del conflicto armado en Colombia se podría atribuir principalmente
a tres factores: la irresolución del problema agrario y de control territorial260, la
exclusión política y la incidencia de Estados Unidos en la construcción de la
imagen del enemigo.

La construcción de la imagen del enemigo a la luz del contexto internacional

En esta investigación se analiza cómo la criminalización y despolitización del


enemigo lo inserta en el contexto geopolítico mundial. En el caso de la Guerra
Fría, cuando las ligas campesinas pasan de ser grupos armados a organizarse
como guerrillas son tildados de delincuentes, criminales, bandoleros y comunistas.
Posteriormente, a estos grupos armados se les vincula en el contexto de la lucha
contra el tráfico de drogas y el terrorismo; su identificación, debido por supuesto a
sus acciones, ya no sería entonces la de comunistas sino la de narcoterroristas.
Esta situación sin duda se hace más compleja, cambia el panorama mundial. Sin
embargo, en Colombia –para este caso de estudio en particular– como se pudo
observar, el enemigo continúa siendo el mismo, las FARC, y el paradigma seguirá
siendo la seguridad interna en el marco de la política de seguridad
estadounidense, política que se intensificó tras los atentados del 11 de septiembre.

Este trabajo evidencia a través del análisis histórico del discurso la relación
existente entre la cooperación estadounidense y la construcción de la imagen del
enemigo en el conflicto armado colombiano. Es decir, el papel central que Estados
Unidos tiene en la política doméstica colombiana, una injerencia que se ha
denominado “intervención por invitación”, pero que más que eso es un tipo de

260 La visión del Centro Democrático contrasta con la de quienes sostienen que el problema de la concentración de la

propiedad de la tierra es un factor determinante en el desarrollo del conflicto colombiano; al respecto la senadora Paloma
Valencia afirma: “la tierra en Colombia, el sector agropecuario es el 3% del PIB, créame que el problema de equidad no
se soluciona con la tierra. Si usted reparte entre los colombianos el 3% del PIB todo el mundo sigue siendo pobre; el
problema de la equidad no es la tierra, ese es un discurso trasnochado de los años 60 mal comprendido, el problema de
la equidad es la concentración del capital financiero […] en 1929 quedo superado el problema de la propiedad, hoy en
día el problema es el capital financiero”. En: Programa “La Controversia”, Canal Capital, octubre 27 de 2014.
https://www.youtube.com/watch?v=bMW9_VkSAnI, minuto 45:34. Sin duda el reconocimiento de las causas del conflicto,
así como trabajar para superarlas, es fundamental para alcanzar esa paz que va más allá del fin conflicto armado.

154
intervención técnica mediante la cual Estados Unidos proyecta unas directrices de
lo que debe hacerse para identificar y combatir una amenaza, y proporciona los
medios para hacerlo. No actúa directamente porque se deja la ejecución en manos
del Estado colombiano. De manera que la agenda política del país ha sido, en
cierto sentido, complaciente y se ha preocupado por alinearse a la política exterior
estadounidense; tanto así que es a la luz de esas políticas que se ha construido la
imagen del enemigo en el conflicto armado colombiano.

Un enemigo de tipo comunista contra el que se combatió durante varias décadas


debido a que, en términos generales, se interiorizó en Colombia el discurso de
seguridad estadounidense, y se asumió éste como una política doméstica siendo
un asunto de carácter internacional, los hechos históricos alrededor de la
Operación Marquetalia lo demuestran. Ese enemigo comunista identificado desde
una perspectiva ideológica se convierte, posteriormente, en un enemigo difuso,
construido a partir de la instrumentalización del discurso de seguridad
estadounidense, un discurso que no se soporta ya en términos ideológicos sino
que es más superficial y se inserta en la política doméstica a partir de la
identificación de una amenaza, en principio, ligada al narcotráfico y, finalmente, al
terrorismo, la implementación del Plan Colombia lo evidencia. A pesar de ser
Estados Unidos el país con el que Colombia tiene mayores vínculos
internacionales y el que mayor injerencia ha tenido en el desarrollo del conflicto
armado interno la historiografía en Colombia requiere dedicar un mayor esfuerzo
al estudio y análisis de esta relación debido a las implicaciones que tiene en la
construcción del enemigo y en la forma de combatirlo.

Dependiendo del prisma con el que se mire la cooperación estadounidense puede


ser considerada como un aspecto positivo para Colombia, debido a la necesidad
de tener mayores recursos para implementar las políticas de seguridad, pero
también puede ser vista como algo cuestionable, especialmente, en términos de
intervención. Las decisiones del Estado colombiano y los resultados obtenidos en
la lucha anticomunista, antinarcóticos y antiterrorista dan cuenta de la influencia

155
estadounidense en el desarrollo del conflicto armado. El próximo reto tendrá que
ver con la cooperación internacional que Colombia reciba, en el momento que
finalice el conflicto, para llevar a cabo los programas que requiera el posconflicto y
la construcción de una paz estable y duradera.

Este texto invita al análisis del conflicto desde distintas disciplinas; la historia, la
ciencia política, las relaciones internacionales, y la comunicación. Esta última
como un campo que requiere atención teniendo en cuenta la velocidad con la que,
en la actualidad, se difunde la información y las sociedades que se construyen a
partir de lo que se conoce, se crea y se comunica; en términos de van Dijk,
cognición sociedad y discurso.

El mundo globalizado en el que vivimos nos exige entender que la imagen del
enemigo que se construye es la de un enemigo multiforme y que los campos de
batalla en los que se le confronta son diversos, el lenguaje es uno de ellos. Por lo
tanto variables como el comunismo, el narcotráfico y el terrorismo, con las que se
relaciona el desarrollo del conflicto armado colombiano –y que tienen
implicaciones transnacionales–, requieren de análisis que aborden los contextos a
partir de los retos que nos plantea la realidad local y global. Una realidad en la que
los enemigos no son claramente identificables, los escenarios desde donde se
justifican las confrontaciones son difusos y mediáticos, y la percepción de
amenaza tiene en la sociedad un mayor impacto; que se traduce en riesgo global.

Este escrito es un esfuerzo de narración histórica de mediana duración, que


aborda buena parte de la temporalidad del conflicto armado colombiano, y por lo
tanto, es un insumo para que a partir del análisis que desarrolla, sobre la
construcción de la imagen del enemigo, se pueda elaborar una reflexión que
evidencie cómo se construye y se asume la visión del enemigo terrorista
actualmente en Colombia.

156
Tema en el que el presidente Álvaro Uribe juega un papel relevante ya que
durante su gobierno se afirmó que en Colombia “no existía un conflicto interno”, y
en concordancia con la agenda internacional estadounidense, se asumió que las
FARC eran un enemigo terrorista con el cual no se debía negociar. Mientras que
en el gobierno del presidente Santos se dio un giro a esta posición, no solo
admitiendo la existencia del conflicto interno sino la posibilidad de negociar con el
adversario; con un enemigo que ya no se percibía como absoluto sino como real,
un enemigo con el que se dio inicio, en el año 2012, a la mesa de diálogo entre el
gobierno y la guerrilla de las FARC en La Habana.

De manera que es un momento en el que la sociedad colombiana se encuentra en


medio de una álgida polarización política; de un nuevo campo de batalla en el que
la confrontación se da a través de las palabras. Un momento en el que resulta
necesario, como afirma Fernando Estrada situar los discursos de la guerra en una
perspectiva analítica, en un contexto más universal de mundos en disputa, de
cosmovisiones e ideologías en pugna porque “La guerra pervierte los significados
y los significados pervierten la guerra”261.

Mientras atravesamos el limbo para llegar al fin del conflicto, resulta necesario que
la sociedad pueda comprender de qué se habla cuando se habla del conflicto en
Colombia, cuál es el origen del conflicto –así como sus rupturas y continuidades–,
qué esta en juego cuando se asume la posición de enfrentar al enemigo ya sea
por medio de intensificar la guerra o de buscar la negociación política, quiénes son
los amigos y quiénes los enemigos en la versión mediática del conflicto, qué
implica alinear la política doméstica con la política internacional, cuáles son los
costos de la guerra y los retos de la reconciliación.

La última palabra la tendrán los colombianos en el proceso de refrendación, en


caso de qué se realice, serán ellos los que decidan quién es el enemigo y qué tipo

261 Estrada, Gallego Fernando. Las metáforas de una guerra perpetua. Estudios sobre pragmática del discurso en el

conflicto armado colombiano. Medellín, Fondo Editorial Universidad EAFIT, Cielos de arena, 2004.

157
de enemigo es el que el país debe hoy combatir, o sí por el contrario la
construcción de la paz permitirá desmontar la imagen del enemigo construida a
través de medio siglo de conflicto y permitirá a la sociedad dar paso a la
reconciliación.

Para que la paz en Colombia pueda algún día ser una realidad, el Estado deberá
imprimir tanto esfuerzo en el tema de la justicia como lo ha hecho en el tema de la
seguridad, y la sociedad deberá hacer un pacto responsable a favor de la memoria
histórica y contra el olvido para asumir qué tipo de enemigo es el que se está
combatiendo en el conflicto interno; de lo contrario la confrontación se podría
prolongar, por cien años más, y los colombianos responderán ante las tumbas que
en Colombia no hay conflicto e incluso que “aquí no ha habido muertos”.

“José Arcadio Segundo no habló mientras no terminó el café.


-Debían ser como tres mil- murmuró.
-¿Qué?
-Los muertos -aclaró él-. Debían ser todos los que estaban en la estación.
La mujer lo midió con una mirada de lástima. 'Aquí no ha habido muertos'”...
(Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad)

158
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