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El gran despertar

adventista
CAPÍTULO 2
PORTADORES DE LUZ

Después de la ascensión de Jesús en el año 31 d.C., sus discípulos esperaban su regreso


inminente. Esta "esperanza bienaventurada" se menciona más de 300 veces en el Nuevo
Testamento. Juan el amado recibió una visión de una tercera venida de Jesús mil años después
de la segunda, marcando el juicio final. A medida que pasaron los años, muchos cristianos
adoptaron interpretaciones espiritualizadas sobre la segunda venida, como la propuesta por
Orígenes. En el siglo V, San Agustín afirmó que el reinado de mil años de Cristo comenzó con
su primera venida, lo que cambió significativamente la comprensión del regreso de Cristo en la
historia cristiana.
El interés en las profecías:
En los siglos posteriores a la ascensión de Jesús, eruditos como Joachim de Floris vieron en las
profecías bíblicas indicios de la segunda venida, pero fue durante la Reforma protestante cuando
esta creencia se difundió nuevamente. Sin embargo, décadas pasaron sin su cumplimiento. A
principios del siglo XVIII, el clérigo Daniel Whitby propuso una "segunda venida" espiritual,
seguida por un milenio en el que las personas abandonarían el pecado y se convertirían a Cristo.
Esta idea fue adoptada por los protestantes. La Revolución Francesa reavivó la especulación
sobre profecías, y se creía que el período de 1.260 años de supremacía papal había terminado en
la década de 1790, centrando la atención en los 2.300 días como el período profético más largo
de la Biblia.
El despertar en Alemania:
En 1768, Johann Petri, un pastor calvinista alemán, relacionó las profecías de las setenta
semanas de Daniel 9 y los 2.300 días de Daniel 8, fijando su inicio en el año 453 a.C. para que
los 2.300 días/años terminaran en 1847. Hans Wood, un laico irlandés, también calculó un final
en 1880 al iniciar los períodos en 420 a.C. Johann Bengel, un pastor alemán influyente,
consideró que la Biblia revelaba el plan divino centrado en la segunda venida de Cristo,
relacionando el número 666 con los 1.260 años de la supremacía de la bestia y prediciendo el
regreso de Cristo en 1836. Los 2.300 días fueron mencionados, pero se les consideró años
literales.

Manuel de Lacunza:
Durante siglos, la Iglesia Católica Romana había pasado por alto el regreso de Cristo o lo había
situado en un futuro lejano. En la década de 1790, un manuscrito titulado "La venida del Mesías
en gloria y majestad," escrito por un sacerdote jesuita exiliado, Manuel de Lacunza, comenzó a
circular en España y América española. A pesar de que Lacunza utilizó un seudónimo para
evitar la Inquisición, su obra se publicó en 1812, creando una agitación en Europa y América
Latina. Lacunza sostenía que habría dos venidas de Cristo y que la segunda ocurriría antes de un
milenio, en oposición al postmilenialismo de Whitby. Aunque fue condenado por la Iglesia
Católica, su prohibición impulsó su popularidad entre los eruditos protestantes.
Expositores ingleses:
En la década de 1820, el despertar adventista cobró fuerza en Gran Bretaña gracias a la
influencia del manuscrito "La venida del Mesías en gloria y majestad" escrito por el sacerdote
jesuita exiliado Manuel de Lacunza. Este texto circuló bajo el seudónimo de Juan Josafat Ben-
Ezra para evitar la Inquisición y promovió la idea de dos venidas de Cristo, generando interés en
la interpretación profética entre el clero inglés. Algunos como John A. Brown y William
Cunninghame adoptaron las fechas propuestas por Lacunza para los 2.300 años. Mientras tanto,
Lewis Way y Henry Drummond impulsaron la obra misionera y creyeron que la venida de
Cristo estaba cerca. Aunque Joseph Wolff y Edward Irving esperaban la segunda venida para
1847, los predicadores británicos generalmente dejaron de proclamar fechas específicas como lo
hicieron sus contrapartes en América. La creencia en la conversión de los judíos y el retorno a
Palestina fue una característica distintiva de los británicos en comparación con los milleritas
estadounidenses. Joseph Wolff, un misionero políglota, llevó el mensaje adventista a diversas
culturas a través de sus viajes. Edward Irving, un carismático predicador escocés, atrajo a
grandes multitudes con su enseñanza sobre la inminente venida de Jesús, pero enfrentó
controversias en su iglesia debido a manifestaciones sobrenaturales y fue destituido en 1831,
falleciendo en 1834.

Expositores continentales:
Aunque Inglaterra tuvo destacados defensores de la esperanza del advenimiento, el continente
europeo también tuvo sus testigos. En Ginebra, François S. R. L. Gaussen, expulsado de su
púlpito por el clero racionalista estatal, se convirtió en un maestro en la Escuela de Teología de
la Sociedad Evangélica y enfocó su enseñanza en las profecías, atrayendo a adultos a través de
lecciones de escuela dominical para niños. En Alemania, figuras como Johann Richter, Leonard
Kelber, un pedagogo bávaro, y el sacerdote católico romano Johann Lutz también promovieron
la esperanza del advenimiento.

Escandinavia:
En Escandinavia, se creó un clima favorable para los reavivamientos que incluía visiones,
sueños y expresiones proféticas, centrando la atención en el mensaje del advenimiento. En
Suecia, el clero de la iglesia del Estado mostró poco interés en la pronta venida de Cristo, lo que
llevó a laicos a predicar sobre el juicio de Dios en reuniones no autorizadas. Jóvenes laicos,
incluyendo niños, predicaron sobre la segunda venida, citando pasajes bíblicos. Sus discursos, a
veces en estado de trance, impactaron profundamente a la gente común.

Australia:
En Adelaida, Australia, Thomas Playford predicó un poderoso sermón sobre la segunda venida
de Cristo, lo que llevó a construir una iglesia más grande debido a la gran audiencia. En la India,
el obispo episcopal Daniel Wilson publicó un libro en 1836 sobre las profecías de Daniel,
estableciendo el fin de los 2.300 años en 1847 y esperando el regreso de Cristo. Sin embargo, no
hubo un movimiento unificado en el Viejo Mundo para promover la preparación para este
evento debido a la falta de consenso en las fechas, el enfoque en diversos períodos proféticos y
la expectativa de la conversión de los judíos y la expulsión de los musulmanes de Jerusalén
antes del advenimiento. Además, la mayoría de los periódicos que trataban sobre profecías y el
advenimiento eran eruditos y carecían de un fervor evangelizador, lo que limitó su alcance en la
sociedad.
Los Estados Unidos:
A pesar de que en los Estados Unidos no hubo un gran interés en la segunda venida de Cristo
hasta aproximadamente una década después de las conferencias de Albury Park, se especulaba
mucho sobre el período de 2.300 años. Desde 1811, el pastor presbiteriano William C. Davis de
Carolina del Sur calculó el fin de los 2.300 días/años para 1847, basándose en las setenta
semanas de Daniel 9:24. Davis interpretó la "purificación del santuario" como el comienzo del
milenio y esperaba la restauración de la verdadera adoración en la iglesia. Otros predicadores
estadounidenses como Joshua L. Wilson y Alexander Campbell también enseñaron sobre la
purificación del santuario y los 2.300 días.

Guillermo Miller:
Guillermo Miller, el mayor de 16 hermanos, se educó a sí mismo en una zona rural cercana al
Lago Champlain, donde desarrolló un conocimiento básico de la Biblia y la historia a través de
la lectura. Inicialmente, adoptó el deísmo debido a la influencia de amigos intelectuales, pero
después de una experiencia espiritual, redescubrió su fe en la Biblia. Miller estudió la Biblia de
manera sistemática y llegó a la conclusión de que debía interpretarse en su mayoría de manera
literal. Creía en la inminencia de la segunda venida de Cristo y comenzó a predicar sus
creencias, a pesar del ridículo inicial de sus amigos deístas.
Miller difunde la Palabra:
Guillermo Miller, tras profundizar en su estudio bíblico, sintió la convicción de compartir sus
creencias sobre la segunda venida de Cristo, a pesar de su inicial temor y falta de experiencia
como orador público. Hizo una promesa a Dios de hacerlo si recibía una invitación, y poco
después, su cuñado lo invitó a hablar sobre el regreso de Jesús en una reunión en Dresden,
Nueva York. A pesar de su enojo inicial, aceptó y tuvo un impacto significativo en la audiencia.
Posteriormente, recibió más invitaciones para predicar en varias iglesias. Su fervor y claridad en
la presentación de sus puntos de vista, respaldados por su sólida comprensión bíblica, lo
convirtieron en un orador muy buscado. Publicó sus ideas en diversas formas, difundiendo así
sus conceptos sobre la segunda venida de Cristo.
Los asociados de Miller:
En la década de 1830, Guillermo Miller compartió sus creencias sobre la segunda venida de
Cristo, atrayendo a varios predicadores influyentes en Nueva Inglaterra. El Dr. Josiah Litch,
inicialmente escéptico, se convenció de la precisión de las enseñanzas de Miller y escribió un
libro que respaldaba la idea de que Cristo regresaría alrededor de 1843. Charles Fitch, otro
predicador, también abrazó estas enseñanzas y compartió su entusiasmo. A pesar de la
resistencia inicial, el mensaje de Miller ganó prominencia en Exeter, New Hampshire, y se
expandió a nivel nacional cuando Joshua V. Himes invitó a Miller a dar conferencias en Boston,
estableciendo una relación que transformaría al movimiento millerita.

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