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La peregrinación anual para ver a la Virgen de Guadalupe, en la Ciudad de México

el día 12 de diciembre, reúne entre 6 y 8 millones de personas. Pero… ¿cuál es el


origen de la imagen de la Guadalupana venerada en todo el mundo?
De Marcos Cipac de Aquino se sabe que nació el 4 de junio de 1517, en el seno de
una familia mexica, que creció educado en el catolicismo y que estaba casado con
Lucia Juárez, con quien tuvo tres hijos. Ejercía el oficio de escribano, o «tlacuilo» y
era, además, artista plástico. Pintaba unos cuadros muy bellos, llenos de color y de
realismo. Se le atribuye a Marcos, entre otras obras, el escudo de armas de santo
Tomás de Aquino. Se cree que murió en la década de los 80 del siglo XVI.
Ahora bien, pasemos a recordar los hechos que dieron con la imagen de la Virgen
de Guadalupe que todos conocemos hoy, y luego volvemos a Marcos Cipac de
Aquino.
Se dice que a principios de la década de los años 30 del siglo XVI se dieron varias
apariciones de la Virgen de Guadalupe (recordemos que la original Virgen de
Guadalupe tenía su origen en Extremadura, España), acompañadas siempre de
grandes milagros. Una de estas apariciones, según se dice la más importante, es la
que tuvo lugar ante un personaje conocido con el nombre de Juan Diego, al cual,
según la leyenda, la Virgen le pidió que hiciera erigir en el lugar de su aparición una
ermita.

Supuestamente, Juan Diego tuvo que rogarles a los obispos que autorizaran la
construcción del templo, los cuales finalmente acabaron cediendo. Cuando la
edificación ya estaba terminada, se dice que Juan llenó de rosas su tilma para
ofrecérselas al Obispo y que, cuando la vació, quedó impregnada la imagen de la
Virgen de Guadalupe en su ayate.

Sin embargo, hay quienes dicen que la pintura habría sido ordenada por Fray
Alonso de Montúfar, segundo obispo de Nueva España, a Marcos Cipac de Aquino,
en la década de 1550. Esta aseveración se basa, en primer lugar, en que el propio
manto está firmado por Marcos Aquino, a los ojos de cualquier buena lupa. De
igual forma, se conserva por escrito un sermón pronunciado por Fray Francisco de
Bustamante ante el Virrey, el 8 de septiembre de 1556, en la Capilla de San Jos, en
la que el padre Bustamante critica fervientemente el culto guadalupano, y afirma
que la imagen del ayate había sido pintada por el nativo Marcos Cipac de Aquino.
Por otra parte, tenemos los análisis de la imagen: El restaurador José Sol Rosales,
en un estudio realizado a petición del ex abad de la basílica de Guadalupe
Guillermo Schulenburg, concluyó en 1982 que la pintura fue hecha usando diversas
variantes de la técnica modernamente conocida como temple. El técnico llegó a la
conclusión de que el manto -de 1,7 metros de altura y 1 metro de anchura- es una
tela mezcla de lino y cáñamo y que los pigmentos -a base de cochinilla, sulfato de
calcio y hollín- son los empleados en el siglo XVI.
Y aún hay más. En 1947 y 1973 la pintura de la Virgen fue restaurada por D. José
Antonio Flores Gómez. Ya tenemos una nueva firma en el manto. El mismo pintor
lo comenta en el diario El Proceso, número 1.343: “Antes de mí, otros restauradores
ya le habían dado retoques a la imagen. Eso lo noté desde la primera vez que
intervine. Y estoy seguro de que otros intervinieron después de mí”. La pregunta
entonces es: ¿Cuántas personas han redibujado la supuesta imagen de la virgen en el
manto durante estos siglos?

La imagen está pintada sobre una tela de lino y cáñamo. Tradicionalmente se ha


dicho que esta obra está ejecutada sobre el lienzo desnudo; esto es totalmente falso,
pues es evidente al examen ocular la presencia de una preparación de color blanco,
de un grosor que podría considerarse medio y aplicada irregularmente. La pintura es
dibujada usando diversas variantes de la técnica modernamente conocida como
temple. Una de ellas, la usada en manto y ropaje, fue empleada en el siglo XVI con
el nombre de aguazo, derivada de las técnicas en la pintura de las llamadas sargas y
presupone el realizar la pintura sobre el lienzo humedecido ligeramente para facilitar
la fijación del color.

Y no me pregunten por qué no menciono los estudios que la NASA ha hecho del
ayate… No lo hago simplemente porque tales estudios no existen. La NASA se
encarga de astrofísica, no de comprobar la veracidad de los milagros…

Lo cierto es que todas las pruebas señalan a Marcos Cipac de Aquino como el autor
de la imagen. La investigación más antigua en la que encontramos una referencia al
autor del lienzo es de 1556, cuando Francisco de Bustamante relacionó el culto
guadalupano del Tepeyac, al adoratorio ubicado en el mismo sitio y dedicado a
Tonantzin. Bustamante calificó al culto guadalupano como “superstición e
idolatría”, ante la Real Audiencia y el Virrey pronunció, en un sermón en el que
también dijo que: “la devoción que esta ciudad ha tomado en una ermita en casa de
Nuestra Señora que han intitulado de Guadalupe, es un gran perjuicio de los
naturales, porque les da a entender que hace milagros aquella imagen que pintó el
indio Marcos”. Quien claramente no era otro que Marcos Cipac de Aquino, llamado
también Marcos Griego.

Francisco de Bustamante siempre se pronunció en contra de que se les hiciera creer


a los nativos que aquella pintura había sido un milagro. Sobre todo porque donde
está ahora la basílica se encontraba el templo de Tonantzin, el cual habían derribado
para poner en su lugar el de Guadalupe.

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