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La corriente normativa.
Anclara en el iusnaturalismo o derecho natural, plantea que todo ordenamiento jurídico
se sostiene en base a una serie de juicios de valor creencias y convicciones que serían de
algún modo inherentes al ser humano
La corriente institucional.
Prefiere pensar junto al iuspositivismo que el ordenamiento jurídico está formado por la
sociedad misma, por sus mecanismos de garantía de la legalidad y la institucionalidad,
así como sus criterios de aplicación, fruto de un consenso en el seno de la sociedad
misma.
No debemos confundir el ordenamiento jurídico con el orden jurídico, que vendría a ser
el conjunto de normas dentro del ordenamiento jurídico para regir un área específica de
la sociedad
Importancia del ordenamiento jurídico
El ordenamiento jurídico es fundamental para la construcción de una sociedad en paz,
con estado derecho, capaz de regirse a sí misma mediante una serie estructurada y
coherente de normas.
Evita que las leyes se contradigan, se antepongan o que existan situaciones imposibles
de juzgar. Sin una jerarquización firme y un sistema jurídico orgánico, se da lugar a la
ley del más fuerte y a otras formas de imposición que resultarían en violencia social.
Sus normas son todas estatales, o sea, se dictan desde las instituciones a las que la
Constitución Nacional otorga potestades normativas o sancionatorias. Poseen una
unidad formal, o sea, que su producción obedece a patrones semejantes
de razonamiento.
Estructura del ordenamiento jurídico
Todo ordenamiento jurídico se estructura en base a un criterio jerárquico en las leyes.
Así se construye un sistema de predominancia entre las de más amplio rango sobre las
más locales o específicas.
Lagunas jurídicas
Se conoce como laguna jurídica, vacío legal o limbo jurídico a los asuntos concretos
que carecen de legislación en un ordenamiento jurídico determinado.
Es una situación de vacío jurídico, pues no existe una norma sancionada que permita
saber qué hacer o cómo enfrentarla. Por lo tanto, exige de los jueces y juristas la
elección de una norma sustitutiva, es decir, a elegir alguna ley que regule un asunto
semejante o que pueda de alguna forma aplicarse también.
Antinomias jurídicas
Dicha antinomia puede ser total (cuando debe elegirse entre una de las dos normas para
aplicar) o parcial (cuando el asunto del que una norma se ocupa está incluido también
en el de otra distinta en otro sentido). Un ordenamiento jurídico coherente y bien
diseñado, en primer lugar, debería carecer totalmente de antinomias jurídicas.