Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ANALES
de Arqueología Cordobesa
ANALES
de Arqueología Cordobesa
2010 - 2011
21/22
Director:
DE ARQUEOLOGÍA
Desiderio VAQUERIZO GIL Catedrático de Arqueología. Universidad de Córdoba
C OR D OBE S A
núm. 21-22 (2010-2011)
Secretarios:
José Antonio GARRIGUET MATA Universidad de Córdoba
Alberto LEóN MUñOZ Universidad de Córdoba
eVaLUadores externos
Anales de Arqueología Cor- Agustín AZKÁRATE GARAI-OLAÚN Universidad del País Vasco
dobesa elude cualquier ti- Julia BELTRÁN DE HEREDIA BERCERO Museo de Historia de la Ciudad, Barcelona
po de responsabilidad so- Gian Prieto BROGIOLO Università degli Studi di Padova, Italia
bre las opiniones de los Teresa CHAPA BRUNET Universidad Complutense de Madrid
autores que publican en la Patrice CRESSIER Centre National de la Recherche Scientifique, Francia
revista. Simon KEAY University of Southampton, Reino Unido
Paolo LIVERANI Università degli Studi di Firenze, Italia
Trinidad NOGALES BASARRATE Museo Nacional de Arte Romano de Mérida
Francisco REYES TÉLLEZ Universidad Rey Juan Carlos
Cualquier forma de repro- Joaquín RUIZ DE ARBULO BAYONA Universidad de Rovira y Virgili de Tarragona
ducción, distribución, co-
municación pública o trans-
formación de esta obra correspondencia e intercambios
sólo puede ser realizada
ÁREA DE ARQUEOLOGÍA
con la autorización de sus
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba
titulares, salvo excepción
Plaza de Cardenal Salazar, 3. 14003 CóRDOBA
prevista por la ley.
Tel.: 957 218 804. Fax: 957 218 366
E-mail: aa3vigam@uco.es. www.arqueocordoba.com
artícULos
noticiario
RESUMEN
En el trabajo se estudian los materiales constructivos marmóreos
hallados en las excavaciones de Asturica Augusta entre los años 1971
y 1994. La combinación de petrografía y catodoluminiscencia ha per-
mitido identiicar el empleo mayoritario de diversas rocas ornamentales
leonesas (calizas griottes rosas y cremas de la Formación Láncara, cali-
zas blancas de Vegadeo, mármoles blanco grisáceos de Cuevas del Sil y
San Fiz y lumaquela de la Cordillera Cantábrica), junto a mármoles por-
tugueses blancos y grises del Anticlinal de Estremoz, Viana do Alentejo
y Trigaches. Su uso, ya en época augústea, se generaliza entre Claudio
y los Flavios. Se analizan las posibles rutas de acceso, a partir de las
diferentes hipótesis planteadas por algunos autores.
Palabras clave: mármoles hispanos, mármoles leoneses, mármoles
portugueses, mármoles imperiales, petrografía, catodoluminiscencia,
cronología, rutas comerciales, elites.
ABSTRACT
The essay studies the marble building materials found in the archeo-
logical digs of Asturica Augusta between 1971 and 1994. The combina-
tion of petrography and cathodoluminescence have identiied the major
use of different ornamental stones from León (pink and cream limestone
griottes from Láncara Formation, white limestones from Vegadeo, white
and grey marbles from Cuevas del Sil and San Fiz and maroon limestone
from Cantabrian mountains), also white and grey portuguese marbles
from Estremoz Anticline, Viana do Alentejo and Trigaches. Its use, since
Augustian period, became widespread between Claude and the Flavians.
Also, it discusses the possible approaches, according to the different 1
| Grupo de Historia y
hypotheses made by some authors. Arqueología del Mundo Antiguo
y Medieval. Departamento de
Key words: Hispanic marbles, marbles from León, Portuguese mar- Ciencias Históricas.
bles, imperial marbles, petrography, cathodoluminescence, chronology, 2
| Equipo arbotante. Dpto.
trade routes, elites. de Ciencias de la Tierra.
riales, como el Numidicum y el Phrygium o comparación entre los grupos de piezas y las
los lapides Lacedaemonius y Porphyrites; si canteras). Así:
bien, en este supuesto la escasez de la mues-
– Parámetros relativos a la cantera: Proce-
tra señala un uso residual5.
demos a la deinición de las característi-
cas del material en: (a) canteras históricas
conocidas (con documentación histórica
2. LA GEOLOGÍA: precisa), aloramientos de (b) probables
INTRODUCCIÓN Y canteras históricas (sin documentación
METODOLOGÍA histórica precisa), (c) canteras activas en
la actualidad y (d) cuenca metamórica a
La caracterización de un material lapídeo
escala regional. Para este trabajo hemos
es un proceso que incluye la deinición de
incluido información exhaustiva de la re-
su composición química, la identiicación
gión de Astorga-León y otra del Sur de
de sus componentes minerales así como su
Portugal (Lám. II).
disposición textural. La identiicación de la
procedencia geográica del material es un – Parámetros relativos a la petrología del
proceso mucho más complicado y es nece- mármol: Parámetros petrológicos bási-
sario el uso de una base de datos donde se cos en la descripción: color, olor, textura,
cataloguen las características de los materia- discontinuidades y mineralogía; especial
les considerados en cada una de las regiones relevancia posee el tamaño máximo de
que se deseen considerar. En este trabajo grano (MGS: main grain size).(RODOLICO,
hemos usado nuestra base de datos de rocas 1952; PIERI, 1953; CAPEDRI y VENTU-
peninsulares y además hemos realizado una RELLI, 2004).
campaña de muestreo especíica en la pro-
En este estudio hemos tratado la catodo-
vincia de León y en el centro-Sur de Portugal.
luminiscencia en su color, intensidad de emi-
Los criterios que hemos considerado a sión y texturas peculiares. Los tres paráme-
la hora de identiicar la procedencia de los tros se han documentado fotográicamente.
mármoles usados en patrimonio en general,
y en arqueología en particular, son relativos
a la cantera (variabilidades a escala desde 3. MATERIAL DE CANTERA DE
microscópica a kilométrica), a la petrología ASTORGA-LEÓN
del mármol, al elemento arqueológico y a
la metodología de comparación (jerarquías 3.1. AFLORAMIENTOS DE LA
de comparación, agrupación de las piezas y REGIÓN DE ASTORGA
Los aloramientos estudiados se sitúan el
5
| Un estudio global sobre los 29 tipos identiicados
sector SE de la Zona Asturoccidental- Leo-
está realizado en M. Cisneros, J. Gisbert, I. A. Somovilla, R.
Marcos y E. Alonso, “Las rocas ornamentales de Asturica nesa, en los alrededores de las ciudades de
Augusta”, en M. T. Amaré (dir.), Astorga V, Universidad de Astorga y Ponferrada (Lám. II, 1).
León, en prensa. La demora en su publicación nos ha lleva-
do a realizar el presente adelanto cientíico que incluye los La estratigrafía del Paleozoico en esta
resultados más interesantes. zona está representada por una secuencia
LáM. III: Foto macroscópica de los tipos litológicos más importantes en elementos arqueológicos. 1.
Calizas rosas y cremas. Caliza griotte Formación Láncara (Pr1). 3. Mármol blanco de grano grueso
calcítico (Viana do Alentejo) (Pr3). 4. Calizas cristalinas blancas con vetas blancas/rosas/marrones.
Calizas de Vegadeo (Pr4). 5A. Mármol blanco-gris Calizas de Vegadeo en Cuevas del Sil (Pr5A). 7.
Mármol blanco grisáceo tipo bandeado neto. Calizas de Vegadeo en San Fiz (Pr7). 11. Caliza granate
–Lumaquela de crinoideos- Devónico de la región de Babia (Pr11). 12. Mármol blanco-gris de grano
grueso, fétido (Trigaches) (Pr12). 15A. Mármol blanco. Estremoz, región de Vigaria-Borba (Pr15A).
15B. Mármol blanco. Estremoz, región de Pardais (Pr15B) (J.Gisbert).
LáM. IV: Petrografía y catodoluminiscencia de los litotipos de cantera. 1: L17b (Pardais); 2: L18a
(Viana do Alentejo); 3: L12a (Estremoz); 4: L21 (Trigaches); 5: L11 (Sousel); 6: L15a (Vigaria); 7: L3a
(San Clemente de Valdezuela); 8: L1 (Cuevas del Sil); 9: L4 (Cuevas del Sil); 10: L7a (San Fiz); 11:
L9c (Filiel); 12: L6b (Barrio de la Puente) (I. A. Somovilla).
Sur de Portugal con una extraordinaria im- so, ino, de colores blancos, grises, negros
portancia histórico-artística: Estremoz, Vila y rosas. También se presentan bandeados
Viçosa, Vigaria, Pardais, Viana do Alentejo y con combinaciones de todos estos colo-
Trigaches. res (GONÇALVES, 1970; ÀLVAREZ y otros,
2009, 60-67). Existen numerosas explota-
La estratigrafía en las zonas de estudio
ciones actuales (algunas sobre las antiguas
está representada por una secuencia que in-
romanas y otras nuevas). Hemos muestreado
cluye materiales del Proterozoico, la práctica
32 canteras con un promedio de 5 muestras
totalidad del Cámbrico, Ordovícico y Silúrico
por cantera.
(Lám. II, 2) (OLIVEIRA, OLIVEIRA y PIÇA-
RRA, 1991; OLIVEIRA y otros, 1992). Los
materiales muestreados pertenecen a alora- 4.1.2. Anticlinal Alvito-viana
mientos del Complejo Volcánico-Sedimenta- do Alentejo.
rio Carbonatado del Anticlinal de Estremoz
(Cámbrico-Ordovícico) y a niveles calcáreos Viana do Alentejo está situada a 80 km al SW
Cámbrico-Ordovícicos de los alrededores de de la localidad de Estremoz. Se trata de un
Viana do Alentejo. anticlinal con eje N-S en el cual aloran ma-
teriales desde el Precámbrico hasta el Ordo-
vícico (CARVALHOSA y ZBYZEWSKI, 1972).
4.1.1. Anticlinal de Estremoz La secuencia estratigráica es similar a la
expuesta para el Anticlinal de Estremoz. Se
Se trata de un anticlinal con eje NW-SE que
han muestreado para este estudio mármoles
condiciona unos aloramientos alargados de
calcíticos, los cuales aloran principalmente
mármoles calcíticos y dolomíticos en unos
en el lanco W del anticlinal, mientras que
40 km en esta dirección.
en el lanco E dominan los mármoles dolo-
En discordancia con la Formación de mitizados. Aparecen aquí mármoles blancos
Mares (Proterozoico Superior) se encuentra y verdes (este último color es inexistente en
la Formación Dolomítica (Cámbrico Inferior). Estremoz) con un bandeado característico
Esta unidad posee más de 300 m de espesor por su regularidad y continuidad. Han sido
de mármoles dolomíticos. Sobre esta forma- muestreadas 3 localizaciones.
ción se sitúa el Complejo Vulcano-Sedimen-
tario Carbonatado de Estremoz, objeto de
nuestro estudio. Está constituido por mármo- 4.1.3. Afloramientos de
les calcíticos y dolomíticos, calcoesquistos e Trigaches
intercalaciones de basaltos alcalinos (MATA
Geográicamente se encuentran en el distrito
y MUNHÁ, 1985; OLIVEIRA, OLIVEIRA y
de Beja, municipio de Trigaches, en la pa-
PIÇARRA, 1991; OLIVEIRA y otros, 1992).
rroquia de Sao Brissos en el lugar llamado
Su edad es atribuida al Cámbrico-Ordovícico.
Herdade do Monvestido. Geológicamente son
En el complejo Volcano-Sedimentario unos mármoles grises y fétidos de grano me-
Carbonatado la variedad de mármoles es am- dio a muy grueso groseramente bandeados en
plia: calcíticos, dolomíticos, de grano grue- tonos grises. Aloran en una estrecha banda
31-35), y en la unidad estratigráica 4043, que para el único ejemplar hallado, en la uni-
que proporcionó materiales de cronología au- dad estratigráica 1000 del solar de la calle
gústea (BURÓN, 1997, 29). Manuel Gullón 3-5, no tenemos una cronolo-
gía precisa.Respecto al resto de los marmora,
Ahora bien, la generalización en el em-
debemos señalar que, además de la escasez
pleo del mármol en la ciudad se produce a
de ejemplares hallados, sus fechas de intro-
lo largo de la segunda mitad del siglo I d. e.,
ducción son poco signiicativas cuando las
es decir, más concretamente entre la época
tenemos. Así, por ejemplo, creemos que en
de Claudio y la de los Flavios, momento en el
la ciudad debieron usarse antes de lo que re-
que tenemos documentado el uso de las ca-
lejan las cronologías de las estratigrafías el
lizas blancas de Vegadeo (Litotipo Pr4) y las
lapis Porphyrites y el “cipollino mandolato”
de Espejón (Soria) en la calle La Cruz 20-24,
(un único ejemplar en cada caso), ya que am-
en la unidad estratigráica 2036, que se fe-
bos están atestiguados en diversos yacimien-
cha entre los años 50 y 100 d. e. (MORILLO,
tos hispanos en momentos muy anteriores. El
2003, 448-449) y el mármol blanco-gris
lapis Porphyrites procede del nivel 1 del solar
bandeado de Cuevas del Sil (Litotipo Pr5A),
de la plaza Santocildes 5, que se fecha en el
el mármol blanco grisáceo bandeado de San
siglo IV d. e. (MORILLO, 2003, 451) o entre
Fiz (Litotipo Pr7), la lumaquela granate de la
la segunda mitad del siglo IV y la primera mi-
zona de Babia (Litotipo Pr11) y los mármoles
tad del V d. e. (PAZ, 2003, 56-57), mientras
de la zona de Estremoz (Portugal), tanto de
que el “cipollino mandolato” fue hallado en
la de Vigaria-Borba, como de Pardais (Litoti-
la unidad estratigráica REM de la plaza Ro-
pos Pr15A y 15B) en la calle Manuel Gullón
mana, a la que se le atribuye una cronología
3-5, en la unidad estratigráica 4017, que se
del siglo V d. e. (PAZ, en prensa).
fecha entre época de Claudio e inicio de los
lavios (BURÓN, 1997, 53). De los marmora Numidicum (dos ejem-
plares) y Phrygium y del lapis Lacedaemonius
A éstos habría que añadir, probablemen-
(un único ejemplar en cada caso), sólo pode-
te, las calizas griottes de la Formación Lán-
mos constatar que las muestras halladas lo
cara (Litotipo Pr1), aparecidas en estratigra-
han sido en niveles sin datación arqueológica
fía en niveles de época augústea, como ya
conocida o precisa. Los marmora Numidicum
hemos comentado, pero también en la calle
y Phrygium lo fueron en la unidad estratigrá-
La Cruz 20-24, en la unidad estratigráica
ica 3167, que se asocia a un contexto del
1024, cuya cronología se sitúa en los siglos
tercer nivel de pavimento, en el solar de la
II – III d. e., por lo que nada impide consi-
calle General Mola 3-5, y el lapis Lacedae-
derar su uso en momentos intermedios. Esta
monius en la unidad estratigráica 3059 del
misma cronología se asigna, igualmente, a la
solar de la calle Calvo Sotelo 10.
unidad estratigráica 2020 del mismo solar,
donde se ha localizado mármol blanco de En lo referente a la introducción y ge-
Viana do Alentejo (Litotipo Pr3) (MORILLO, neralización del empleo del mármol, estas
2003, 451-454). Sobre el tercer mármol fechas son, en líneas generales, similares a
portugués identiicado, el blanco de Triga- las conocidas para otros yacimientos hispa-
ches (Litotipo Pr12), sólo podemos indicar nos, como, por ejemplo, Ampurias (MAYER,
Rabanal de Abajo, poblaciones muy próximas cancias importadas: una centrada en la vía
a Cuevas del Sil; si bien es cierto que tam- terrestre y otra en la articulación de la red
bién existen otros núcleos en la provincia de luvial y terrestre desde los puertos marítimos
León que llevan el nombre de Rabanal. Lillo más cercanos.
podría referirse a Lillo del Bierzo o a Puebla
Según Morillo (2003, 295-296), las
del Lillo; en esta última se localizan canteras
mercancías, y en especial, las importadas y
de calizas griottes de la Formación Alba (MA-
exóticas, pudieron llegar a la ciudad por vía
TÍAS y ALONSO, 2004, 94).
terrestre, caso de las lucernas, el aceite bé-
Pascual Madoz (1847, 140) también tico, algunas piezas itálicas y aquéllas fabri-
realiza una alusión general a “canteras de cadas en el alto Ebro. Ello se basaría en la
mármol y jaspe de vistosos y variados colo- posición estratégica que ocupa en la meseta
res”, existentes en la Cordillera Cantábrica norte la capital del Conventus Asturum, men-
en los límites entre León y Asturias. cionada en 8 de las vías que cita el Itinera-
rio de Antonino, en concreto la XVII (item a
Recientemente, Matías y Alonso (2004,
Bracara Asturicam), XVIII (item alio itinere a
96) mencionan que el Conde de Toreno, a
Bracara Asturica), XIX (item a Bracara Astu-
inales del siglo XVIII, describe los mármoles
ricam), XX (item per loca maritima a Bracara
de la Formación Calizas de Vegadeo, en con-
creto los de Tejedo y Cuevas del Sil, mientras Asturicam), XXVI (item ab Asturica Caesarau-
que J. M. Soler, en 1883, los cita entre los gustam), XXVII (item a Asturica per Cantabria
empleados en la construcción de las escale- Caesaraugusta), XXXII (item ab Asturica Ta-
ras del Palacio Real de Madrid. rracone) y XXXIV (De Hispania in Aquitania
ab Asturica Burdigalam) (GONZÁLEZ ALON-
Algunos de estos mármoles los hemos SO, 2002, 64-65). A las que podríamos aña-
podido identiicar en el vertedero de las ca- dir, la llamada “vía de la Plata”, que la uniría
lles San Salvador del Nido y Maestro Copín con Emerita Augusta. Tenemos, así, comple-
en León, cuya fecha se ha establecido en el to un panorama viario, que la convierte en un
segundo y tercer cuartos del siglo II (FER- centro neurálgico de las rutas que atravesa-
NÁNDEZ FREILE, 2003, 44-45 y 166-167). ban la meseta, poniéndola en comunicación
En concreto los blanco grisáceos de la forma- con el Atlántico y con el valle del Ebro y con
ción Calizas de Vegadeo: el Litotipo Pr5A de algunas de las principales ciudades del Norte
Cuevas del Sil y el Litotipo Pr7 de San Fiz. peninsular como Lucus Augusti, Clunia y las
mencionadas en el Itinerario, además de con
la capital de la provincia lusitana (Lám. VI).
7.2. EL ACCESO DE LOS
MÁRMOLES A LA CIUDAD: Siguiendo esta hipótesis, podríamos
ALGUNAS REFLEXIONES considerar que el acceso de los mármoles im-
portados a Asturica Augusta pudo ser a través
Los estudios realizados sobre algunas manu- de esta red viaria, sobre todo si tenemos en
facturas cerámicas halladas en la ciudad por cuenta que los elementos aquí estudiados
diversos especialistas han permitido plantear son placas y pequeñas molduras, elementos
dos hipótesis sobre el acceso de las mer- que llegaron en forma de bloque. Esta posibi-
lidad, por lo que respecta a la comunicación Sin embargo, Carreras y Berni (2003,
con el valle del Ebro, podría verse matizada 654), al estudiar las ánforas, resaltan la im-
a partir de la consideración efectuada, re- portancia de los elevados costes del transpor-
cientemente, por Sillières (2007, 383), para te terrestre en la antigüedad en comparación
quien sería factible la existencia de una ruta con el transporte marítimo y luvial; de ahí
que unía el Ebro y el Duero, a través de un que ambos autores sugieran la ruta atlántica
camino directo entre Turiaso y el Ebro, que como el mejor acceso de los productos, com-
discurriría por el valle del Queiles, pasando binándola con la luvial o la terrestre desde
por Cascantum, hasta la actual Tudela, don- los puertos marítimos. En este sentido, es co-
de en la Edad Media existía un activo puerto nocido el mayor empleo del transporte maríti-
luvial. De esta forma, estaríamos ante un es- mo para el comercio de los mármoles, ya que
quema de ruta entre dos cuencas luviales, el los barcos tenían una mayor capacidad de
Ebro y el Duero, en la que la circulación se carga y eran más rápidos que el resto de los
efectuaría por el lugar más fácil, más corto y medios de transporte, por lo que representa-
mejor acondicionado, que en este caso era la ban el sistema más económico, pero sobre
vía Turiaso-Augustobriga-Uxama, siguiendo este tema, referido a los mármoles, tenemos
los ejemplos galos entre el Aude y el Garona, muy pocos datos en la vertiente noroeste pe-
el Ródano y el Loira o el Saona y el Sena ninsular.
(SILLIÈRES, 2007, 391).
Los defensores de esta hipótesis señalan
Este transporte terrestre a través de las
como posibles lugares de desembarco Por-
vías principales y secundarias parece facti-
tus Cale o Brigantium, ya que se trata de los
ble para las calizas griottes rosas y cremas
puertos más próximos a Asturica Augusta, a
de la Formación Láncara (Litotipo Pr1), las
donde llegarían las mercancías combinando
calizas blancas de Vegadeo (Litotipo Pr4),
trayectos luviales y terrestres (CARRERAS,
el mármol blanco-gris bandeado de Cuevas
1996, 207), aunque está por conocer el pa-
del Sil (Litotipo Pr5A), el mármol blanco gri-
pel que ambos puertos desempeñaron en las
sáceo bandeado de San Fiz (Litotipo Pr7) y
la lumaquela granate de la región de Babia rutas de comunicación (NAVEIRO, 1991,
(Litotipo Pr11). Así, por ejemplo, por Cuevas 127 y 146). Desde Portus Cale, las rocas
del Sil pasaba la vía del río Sil (RABANAL, podrían seguir camino a Bracara Augusta.
1988, 43) y San Fiz se encuentra en las Los hallazgos cerámicos a lo largo de los ríos
proximidades de la vía XIX del Itinerario de Cavado y Duero indican su navegabilidad, la
Antonino, poco antes de llegar a Villafranca relación existente entre ambos, así como la
del Bierzo en dirección a Astorga (RABANAL, combinación de las rutas terrestres y luviales
1988, 28). (BLOT, 2003, 173-196; SILLIÈRES, 2007,
392) (Lám. VI).
Esto mismo podríamos aplicar para la
caliza de Espejón, cuyo camino más corto era La consideración de esta ruta atlántica
la vía XXVI del Itinerario que unía Asturica vendría avalada por la existencia de nume-
con Caesar Augusta (SOLANA y SAGREDO, rosos testimonios de un importante comer-
2006, 256-257), sin que podamos descartar cio marítimo (hallazgos de ánforas vinarias
para ella la mencionada teoría de Sillières. itálicas, tarraconenses y béticas, y en menor
medida de terra sigillata itálica) producidos señaladas por los cargamentos marmóreos
desde la desembocadura del Duero hacia el naufragados (PARKER, 1992), mientras que
norte en época julio-claudia; tráico marítimo para la vertiente atlántica la información
que decae a partir de los lavios, quizá de- es menos precisa, aun cuando esta ruta en
bido al desarrollo de la red viaria, a las pro- especial en época romana, y desde épocas
ducciones locales o regionales y al transporte anteriores, está ampliamente documentada a
de las reservas de metales por cauces inte- partir de los diferentes materiales arqueoló-
riores controlados por el Estado (NAVEIRO, gicos localizados en diversos yacimientos de
1991, 132-133). Más argumentos a favor de esa fachada (NAVEIRO, 1991, 23-73; BLOT,
esta vía proporciona el estudio de Carreras 2003). De ahí que cualquier extrapolación
(1996) sobre la distribución de ánforas en el argumental se base en el mayor empleo del
convento astur, a partir de un teórico mapa transporte marítimo para el comercio de los
de costes de transporte, en función de las mármoles, dado que abarataba los costes.
condiciones existentes en la época y tenien-
Respecto a los mármoles portugueses de
do en cuenta las rutas marítimas, luviales
Trigaches, Viana do Alentejo y del Anticlinal
y terrestres. El menor coste de acceso a las
de Estremoz, no podemos obviar la importan-
zonas del interior del convento lo proporciona
cia de la llamada “Vía de la Plata”, que unía
precisamente la ruta marítima que terminaba
la capital del convento astur con la de Lusi-
en los puertos anteriormente mencionados,
tania (NAVEIRO, 1991, 140-141). Este tra-
constituyendo otra alternativa la vía atlántica
yecto terrestre también proporcionaría cos-
y cantábrica. En ambos casos desde los puer-
tes bajos en el mapa realizado por Carreras
tos el transporte combinaría rutas terrestres y
(1996, 210), que hemos citado anteriormen-
luviales. Como indica, este investigador “el
te. Estas rutas terrestres son las que, según
ánfora es un envase especialmente diseña-
Fusco y Mañas (2006, 23) comunicarían las
do para el transporte marítimo y es excesi-
canteras de la zona de Estremoz con Olisi-
vamente pesado para el transporte terrestre”
po, Ebora, Conimbriga e incluso Italica, ya
(CARRERAS, 1996, 207).
que según estas investigadoras el empleo de
Trasladado a los mármoles, sabemos que la vía marítima costera a partir de la salida
los de propiedad imperial (lapides Lacedae- hacia el mar de estos mármoles portugue-
monius y Porphyrites y marmora Numidicum ses está muy condicionada por la escasez de
y Phrygium) pudieron ser transportados des- vías luviales navegables durante todo el año
de sus canteras hasta Roma y, posteriormen- en Lusitania. Sin embargo, Curchin (2004,
te, a su lugar de empleo o directamente a 460-463) resalta la articulación de ríos y
éste. La solución es diferente, según Pensa- caminos, ya que productos como el trigo, el
bene (1992, 44), dependiendo del periodo vino, el aceite, la sal, el cuero, la madera, los
histórico, la clientela pública o privada, el minerales o las salazones fueron transporta-
papel del estado al promover determinados dos a través de los ríos lusitanos, de la misma
ediicios públicos con ines propagandísti- forma que las importaciones griegas, etrus-
cos y el de las elites locales en la actividad cas y fenicias penetraron en la provincia de
edilicia. Las rutas marítimas que seguían Badajoz por el Guadiana y a través de ellos
los mármoles en el Mediterráneo nos vienen el ejército se avitualló y las villas exporta-
ron sus productos. A similares conclusiones que no impide la existencia de caminos se-
sobre esta estructuración viaria llegan Faria cundarios, que facilitaron los desplazamien-
(2002), al analizar los asentamientos en las tos entre ambos lados de la Cordillera, pero
proximidades del río Sado y de sus aluentes, debió obligar a las mercancías a seguir otras
y Blot, cuando estudia los complejos portua- rutas (MAGALLÓN, 1987, 114-139; RICO,
rios situados entre el río Sado y el Guadiana, 1997, 228-236). Desde Toulouse, situada
destacando ambos el empleo de la red luvial en el eje Narbona-Burdeos, las rocas podían
para el transporte de los productos mineros dirigirse, fundamentalmente, hacia el Atlán-
del Alentejo y de Aljustrel. En el caso concre- tico o hacia el Mediterráneo, a través de una
to de esos dos ríos, el primero era navegable ruta terrestre-luvial muy activa desde el siglo
desde Salacia hasta el interior alentejano y I a. e., pero ya conocida en etapas anteriores
el segundo lo era entre su desembocadura (ANTONELLI, 2002, 269). En el primero de
y Myrtilis, desde donde se dirigía la vía que los casos, que es el que a nosotros nos in-
lo unía con la capital del Conventus Pacen- teresa, debían descender el Garona hasta el
sis, continuándose tras superar el “Pulo de puerto de Burdigala para ir al Sur, a la costa
Lobo” a unos diez kilómetros aguas arriba, cantábrica española (FERNÁNDEZ OCHOA
sin que ello impidiese su utilización por per- y MORILLO, 1994, 99-154), desde cuyos
sonas y mercancías (BLOT, 2003, 259-304), puertos o embarcaderos accederían a la ciu-
en especial en aquellos tramos que no ofre- dad a través de la red viaria que atravesaba
cían diicultad para la navegación. Quizá al la meseta.
amparo de estas condiciones favorables, al
menos estacionalmente, Gil Mantas (2004,
444) plantea que los mármoles de la zona
7.3. MARMORIZACIÓN Y LAS
de Estremoz empleados en Emerita Augusta
ELITES ASTURICENSES
serían transportados por vía terrestre hasta el
Guadiana a la altura de Juromenha y desde Durante las dos últimas décadas, la investi-
allí por vía luvial a la capital de la provincia gación sobre los marmora en Hispania viene
(Lám. VI). vinculando su empleo a la puesta en marcha
En este contexto debemos analizar tam- de la explotación de las canteras hispanas,
bién el acceso del “cipollino mandolato”, que a la imitación de los modelos de la Vrbs y
se extraía en diversas localidades pirenaicas a la contribución de las clases dirigentes a
francesas. Su vía de salida fue la luvial hasta la transformación de las ciudades (PENSA-
Toulouse, desde donde se produciría su dis- BENE, 1992, 43 y 49; RODÀ, 1994, 324),
tribución hacia los mercados galos y hacia ya que el mármol era un producto caro,
el resto, ya que los Pirineos parecen haber en cuyo precio entraban distintos factores
representado una barrera en las relaciones como el valor de la materia prima, el pro-
comerciales entre el Sur de Francia y el Nor- ceso de transporte y el trabajo que sobre él
deste de la Península Ibérica, de ahí que sólo se realizaba, siendo su uso una exigencia
exista una gran vía que los atraviese en su social que signiicaba un símbolo de bien-
sector central, el más elevado, la que comu- estar económico, tanto de la ciudad como
nicaría Caesar Augusta con Beneharnum, lo del individuo.
Las fuentes literarias y las inscripciones la presencia de una serie de personajes que
nos pueden informar no sólo de esos actos desempeñaron cargos religiosos, militares,
de evergetismo, sino también de las elites, administrativos o privados, que pertenecie-
permitiéndonos realizar tanto una aproxima- ron en algunos casos al ordo ecuestre o al
ción a la valoración y al conocimiento de su senatorial, vinculados en ocasiones con la ex-
riqueza como un acercamiento al problema plotación aurífera (MAÑANES, 2000, 201).
de la inanciación de las construcciones pú- Ahora bien, la mayoría de las inscripciones
blicas (PENSABENE, 1983, 60). Además, la son funerarias, honoríicas o votivas, pudien-
importancia de la unión de estos datos con do sólo relacionar con algún acto de everge-
los que se desprenden del estudio de la deco- tismo la inscripción en la que se menciona a
ración de los ediicos públicos hace posible los magistrados locales Cayo Pacato y Flavio
que podamos conocer el origen de la riqueza Próculo en un ara, que puede ser indicati-
y la disponibilidad inanciera de esas elites, va de la erección de un ediicio religioso,
así como el papel esencial que desempeña- del que desconocemos cualquier otro dato,
ron en el proceso de marmorización, ya que cuyo ejecutante es Julio Nepote (MAÑANES,
el uso abundante del mármol, en especial de 2000, 108). A ésta podríamos añadir las
columnas, arquitrabes, basas, etc., estuvo de los procuradores augústeos: Lucio Didio
unido a su rango social y a la relación que Marino, que dedica un ara a Marte, fechada
mantuvieron con senadores y caballeros ori- en la época de Caracalla y Geta (MAÑANES,
ginarios de su ciudad, con los círculos impe- 2000, 14); Cayo Otacilio Octavio Saturnino,
riales e incluso con la propia familia imperial, vir egregius, que dedica un altar a Fortuna
teniendo acceso a trabajadores vinculados a Redux, que se fecha entre 192 y 198 o en el
la arquitectura oicial marmórea (PENSABE- primer tercio del siglo III (MAÑANES, 2000,
NE, 1994). Este sería el caso del complejo 6; PIR V, 3, 176) y Publio Ulpio Máximo,
de culto imperial de Tarraco (PENSABENE, que dedica un cipo dedicado a la misma di-
1996, 211) o del forum adiectum o forum no- vinidad en similar fecha (MAÑANES, 2000,
vum de Colonia Patricia (MÁRQUEZ, 1998, 5), aunque en estos casos no podamos es-
184). En ambos ejemplos se asocia la situa- tablecer vínculo alguno con la erección del
ción económica con la marmorización: en el ediicio.
primero, la monumentalización de la ciudad
No obstante, todo ello es indicativo de
se relaciona con la exportación de ánforas vi-
la existencia de unas capas sociales vincu-
narias durante el siglo I d. e. y en el de la
ladas a la explotación minera y relacionadas
Bética con la producción de aceite destinado
con la capital de la Provincia, que estaban en
a los mercados de Roma y de los ejércitos
disposición de acceder al mármol, pero a las
durante los siglos I y II d. e. (PENSABENE,
que no podemos vincular directamente con
2002, 61-64).
su uso, ya que no disponemos de documento
En este sentido, debería desempeñar un alguno en este sentido. Además, la compa-
papel importante la información que nos pro- ración, en nuestro caso, con elementos ar-
porcionan las fuentes sobre las elites asturi- quitectónicos no es más elocuente, ya que
censes, en especial los datos suministrados la práctica totalidad de elementos estudiados
por la epigrafía (Lám. VII). Ésta nos indica son placas de revestimiento y de pavimen-
LáM. VII: Personajes vinculados a Asturica Augusta conocidos por la epigrafía (M. Cisneros).
tipo Pr7), la lumaquela granate de la zona ROS, 2000, 23-26 y 36) y Carthago Nova,
de Babia (Litotipo Pr11) y el mármol del An- en el último cuarto del siglo I a. e. (SOLER,
ticlinal de Estremoz (Litotipo Pr15A). Has- 2003, 178).
ta entonces, entre las épocas de Augusto y
De ahí que la entrada del mármol en la
de Claudio, sólo se habían empleado tres de
arquitectura asturicense sea gradual desde
esas variedades: las calizas griottes rosas y
época augústea, incrementándose en las
cremas de la Formación Láncara, el mármol
primeras décadas y en especial a mediados
blanco grisáceo bandeado de la zona de San
del siglo I d. e. Sin embargo, este empleo no
Fiz y el mármol de la zona de Vigaria-Borba
afecta ni a los grandes elementos arquitec-
(Anticlinal de Estremoz).
tónicos, ni a un amplio uso de los marmora
Puede resultar signiicativo, el hecho de importados o imperiales.
que las primeras referencias a las elites astu-
ricenses se fechen a partir de época de Nerón
(se trata de los lamines provinciales Memio
Bárbaro, Pompeyo Faventino y Lucio Sparso), 8. CONSIDERACIONES
coincidiendo, aproximadamente con el inicio FINALES
de la marmorización (entre Claudio y los la-
vios) y, por tanto, de la monumentalización El estudio que hemos realizado sobre los
de la ciudad. A partir de esa cronología se materiales marmóreos constructivos, proce-
incrementan tanto las referencias a las ca- dentes de las excavaciones acontecidas en
pas sociales dirigentes como al empleo del Astorga entre 1971 y 1994, en 23 solares,
marmor. podemos considerarlo representativo de la
rocas ornamentales empleados en la ciudad,
Igualmente, puede resultar revelador la correspondiéndose la muestra con arquitec-
utilización temprana del marmor en la esfe- tura privada y pública y abarcando una cro-
ra privada, por parte de esa elite, como es nología entre época augústea y el siglo V.
el caso de la domus del pavimento de opus
signinum, donde tenemos el mármol blanco Se han identiicado mediante petrografía
grisáceo bandeado de la zona de San Fiz (Li- y catodoluminiscencia rocas ornamentales
totipo Pr7), en la unidad estratigráica 4043, leonesas, en especial las calizas griottes ro-
que proporcionó materiales augústeos (BU- sas y cremas de la Formación Láncara (Litoti-
RÓN, 1997, 29) y los mármoles de la zona po Pr1), las calizas de Vegadeo (blancas con
de portuguesa de Vigaria-Borba, en la unidad vetas de diferentes colores) (Litotipo Pr4),
estratigráica 3018, junto con materiales au- el mármol blanco-gris bandeado de la zona
gústeos y otros de época tiberiana avanzada de Cuevas del Sil (Litotipo Pr5A), el mármol
(BURÓN, 1997, 31-35). Ello está en con- blanco grisáceo bandeado de la zona de San
sonancia con las informaciones que sobre el Fiz (Litotipo Pr7) y la lumaquela granate de
ámbito privado tenemos para otras ciudades, la zona de Babia (Litotipo Pr11), cuya comer-
como Bilbilis, en los primeros años de la era cialización debió realizarse a partir de la red
(CISNEROS y MARTÍN-BUENO, 2006, 500), viaria existente en torno a Asturica Augus-
Lepida/Celsa, en época de Augusto (CISNE- ta; además, algunos de estos mármoles han
sido, igualmente, identiicados por nosotros de las rutas marítimas, principales caminos
en Legio y Lancia. por los que surcaban los pesados cargamen-
El inicio de la explotación de estas ro- tos marmóreos. Si bien, es cierto que en este
cas se puede establecer en época augústea, análisis tampoco debemos olvidar la exis-
en concreto para las calizas griottes rosas y tencia de importantes recursos marmóreos
cremas de la Formación Láncara y el mármol próximos a la ciudad.
blanco grisáceo bandeado de la zona de San De los mármoles alóctonos hay que men-
Fiz, abarcando a la práctica totalidad entre cionar de forma especial a los portugueses,
época de Claudio y los Flavios; momento en en concreto los de la zona de Vigaria-Borba
que podemos considerar que se produce la (Litotipo Pr15A) y los de Pardais (Litotipo
marmorización de la ciudad en consonancia Pr15B), ambos del Anticlinal de Estremoz, los
a lo que está aconteciendo en el resto de His- de Viana do Alentejo (Litotipo Pr3) y los de
pania. Trigaches (Litotipo Pr12). El número de frag-
Además de estas rocas, sobre cuya pro- mentos identiicados y su volumen convierten
piedad no tenemos datos, no ofrece dudas el a estas rocas en unas de las más abundantes
empleo de la caliza de Espejón, entre Claudio en la ciudad a partir de época augústea, en
y los Flavios. Igualmente, podemos destacar la que ya tenemos constatada su utilización.
el uso del “cipollino mandolato” pirenaico Esto representa un comercio desde momen-
francés, aunque su cronología sea muy tar- tos tempranos a lugares alejados de su fuente
día, siglo V, y el lapis Porphyrites, fechado a de extracción, ampliando con ello el circuito
partir de la primera mitad del siglo IV; ambos comercial conocido y siendo indicativo de la
no debemos entenderlos como procedentes importancia que este material tuvo.
de un contexto original. Asimismo, entre las Este empleo del mármol, ya en época
rocas importadas se han documentado el la- augústea o augústea-tiberiana, nos indica la
pis Lacedaemonius y los marmora Numidi- pujanza económica de las elites locales, que
cum y Phrygium, sin cronología para ninguno con ese material embellecieron sus casas y
de ellos. Todas estas rocas importadas han los ediicios públicos que sufragaron, si bien
sido localizadas en cantidades muy peque- sobre ello no tenemos muchas informacio-
ñas, no superiores a los dos fragmentos lo nes. Otra cuestión es conocer cuál es el ori-
que indica un empleo residual en cuyo origen gen de la riqueza de esas clases dominantes,
hay que ver la situación de la ciudad, bien que a partir de los datos epigráicos debemos
comunicada por vía terrestre, pero alejada relacionar con la explotación aurífera.
9. BIBLIOGRAFÍA
ABASCAL, J. M., CEBRIÁN, R. y TRUNK, M. ABRIL, J. (1979): MAGNA. Mapa geológico de
(2004): “Epigrafía, arquitectura y decoración ar- España 1:50.000. Oencia, Hoja nº 157, Madrid.
quitectónica del foro de Segobriga”, en S. F. Ra-
mallo (ed.), La decoración arquitectónica en las ABRIL, J., PLIEGO, D. y RUBIO, J. (1977): MAG-
ciudades romanas de Occidente, Universidad de NA. Mapa Geológico de España 1:50.000. Silván,
Murcia, 219-256. Hoja nº 191, Madrid.
ÀLVAREZ, A., RODÀ, I. y MAYER, M. (2001): CARRERAS, C. (1996): “El comercio en Asturia a
“Mármoles y calizas de los Pirineos centrales y su través de las ánforas”, en C. Fernández Ochoa (co-
utilización en época romana”, en Les ressources orda.), Los Finisterres atlánticos en la antigüedad.
naturelles des Pyrénées. Leur exploitation durant Época prerromana y romana, Gijón, 201-210.
l’Antiquité, Saint-Bertrand-de-Comminges, 47- CARRERAS, C. y BERNI, P. (2003): “Ánforas”, en
67. M. T. Amaré (dir.), Astoga IV: lucernas y ánforas,
Universidad de León, 635-673.
ÀLVAREZ, A. y otros (2009): Marbles and Stones
of Hispania. Exhibition Catalogue, Tarragona. CARVALHOSA, A. B. y ZBYZEWSKI, G. (1972):
Carta Geológica de Portugal na escala 1/50.000–
ANDERSON, M. L. (1989): “Colored Marble
Notícia Explicativa da Folha 40-C, Viana do Alen-
Sculpture in Roman Antiquity”, en M. L. Anderson tejo, Direcção-Geral de Minas e Serviços Geoló-
y L. Nista (eds.), Radiance in Stone. Sculptures in gicos.
Colored Marble from the Museo Nazionale Roma-
no, Roma, 11-22. CEBRIÁN, R. y ESCRIVÁ, I. (2001): “La piedra
de Buixcarró en las obras públicas de Valentia”,
ANTONELLI, F. (1999): Les “marbres griottes“ Saguntum 33, 97-110.
des Pyrénées Centrales Françaises, Orléans.
CISNEROS, M. (1997): “Mármoles de importa-
ANTONELLI, F. (2002): “I marmi della Gallia e ción y mármoles de sustitución: su utilización en
dell’Iberia importati a Roma”, en M. De Nuccio algunas ciudades hispanas”, Veleia 14, 195-203.
y L. Ungaro (eds.), I marmi colorati della Roma
CISNEROS, M. (2000): “El empleo privado del
imperiale, Roma, 267-275.
mármol en el valle del Ebro: la Colonia Victrix Iulia
BELTRÁN, F. y MARCO, F. (1987): Atlas de Histo- Lepida/Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza)”, Caesa-
ria Antigua, Zaragoza. raugusta 74, 13-36.
BLOT, M. L. P. (2003): Os portos na origem dos CISNEROS, M. (2003): “El puerto de Caesarau-
centros urbanos. Contributo para a arqueologia gusta y la difusión de los mármoles imperiales
das cidades marítimas e lúvio-marítimas em Por- en el valle medio del Ebro”, en G. Pascual y J.
tugal, Trabalhos de Arqueologia 28, Lisboa. Pérez Ballester (eds.), Puertos luviales antiguos:
ciudad, desarrollo e infraestructuras. IV Jornadas
BURÓN, M. (1997): El trazado urbano en las de arqueología subacuática, Valencia, 157-168.
proximidades del Foro en Asturica Augusta. La
casa del pavimento de opus signinum, Salamanca. CISNEROS, M. (en prensa): “El uso del marmor
en el valle del Ebro”, I Coloquio de Arqueología
BURÓN, M. (2003): “La intervención arqueoló- en Carranque: Marmora romanos en Hispania, Ca-
gica en la ‘Puerta Romana’ de Asturica Augusta, rranque (2009).
Astorga (León)”, Numantia 8, 101-127.
CISNEROS, M. y MARTÍN-BUENO, M. (2006):
BURÓN, M. y SUÁREZ, R. (2002): “Apéndice de “El programa decorativo marmóreo del Munici-
localizaciones”, en M. T. Amaré (dir.), Astorga I. pium Augusta Bilbilis”, en D. Vaquerizo y J. F.
Murillo (eds.) y D. Vaquerizo (coord.), El concepto (dir.), Astorga I. Contexto geográico e histórico,
de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a Universidad de León, 133-191.
la profesora Pilar León, Córdoba, 485-510.
GARCÍA MARCOS, V., MORILLO, Á., y CAMPO-
CURCHIN, L. A. (2004): “Communications luvia- MANES, E. (1997): “Nuevos planteamientos so-
les en Lusitanie”, en J.-G. Gorges, E. Cerrillo y bre la cronología del recinto defensivo de Asturica
T. Nogales (eds.), V Mesa redonda internacional Augusta (Astorga, León)”, en R. Teja y C. Pérez
sobre Lusitania romana: las comunicaciones, Ma- (eds.), Actas del Congreso Internacional. La His-
drid, 455-463. pania de Teodosio, Segovia-Coca (1995), Vallado-
lid, 515-531.
DE ALARCÂO, J. (1988): O dominio romano em
Portugal, Lisboa. GIL MANTAS, V. (2004): “Vias e portos na Lusitâ-
nia romana”, en J.-G. Gorges, E. Cerrillo y T. No-
DE LA BARRERA, J. L. (2000): La decoración gales (eds.), V Mesa redonda internacional sobre
arquitectónica de los foros de Augusta Emerita, Lusitania romana: las comunicaciones, Madrid,
Roma. 427-453.
FANT, J. C. (1993): “Ideology, gift and trade: a GONÇALVES, F. (1970): “Contribuicâo para o
distribution model for the Roman imperial mar- conhecimento geológico dos mármores de Estre-
bles”, en The inscribed economy. Production and moz”, Separata de Estudos, notas e trabalhos do
distribution in the Roman Empire in the light of Serviço de Fomento Mineiro XX, 1-2.
instrumentum domesticum, Journal of Roman Ar-
chaeology. Supplementary Series 6, 145-170. GONZÁLEZ ALONSO, E. (2002): “Documenta ad
Asturicae Augustae Historiam Ilustrandam”, en
FARIA, J. C. L. (2002): Alcácer do Sal ao tempo M. T. Amaré (dir.), Astorga I. Contexto geográico e
dos romanos, Lisboa. histórico, Universidad de León, 49-86.
FERNÁNDEZ FREILE, B. E. (2003): León I. La GUTIÉRREZ DEZA, M. I. (2007): Los opera secti-
época romana en León: aspectos arqueológicos, lia cordobeses, Universidad de Córdoba.
Universidad de León.
LAZZARINI, L. (2007): Poikiloi Lithoi, Versicula-
FERNÁNDEZ OCHOA, C. y MORILLO, Á. (1994): res Maculae: I marmi colorati della Grecia antica,
De Brigantium a Oiasso. Una aproximación al es- Pisa-Roma.
tudio de los enclaves marítimos cantábricos en
época romana, Madrid. LIZ, J. (2007): “Las ciudades y las villae en época
romana”, en J. R. Nieto (coord.), El Patrimonio
FUSCO, A. y MAÑAS, I. (2006): Mármoles de Lu- Arquitectónico de Castilla y León, vol. IV, Sala-
sitania, Badajoz. manca, 31-78.
GARCÍA-ENTERO, V. y VIDAL, S. (2008): “Los MADOZ, P. (1847): Diccionario geográico-esta-
marmora y la decoración arquitectónica del edii- dístico-histórico de España y sus posesiones de
cio A de Carranque (Toledo): primeros resultados”, ultramar, tomo X, Madrid.
en C. Fernández Ochoa, V. García-Entero y F. Gil
MAGALLÓN, M. A. (1987): La red viaria romana
(eds.), Las villae tardorromanas en el occidente
en Aragón, Zaragoza.
del Imperio: arquitectura y función, IV Coloquio
Internacional de Arqueología en Gijón, Gijón, MAÑANES, T. (2000): Inscripciones latinas de
587-605. Astorga, Universidad de Valladolid.
GARCÍA MARCOS, V. y GONZÁLEZ ALONSO, E. MARCOS, A. y otros (2004): “Zona Asturocciden-
(2002): “Historia de la investigación y bibliografía tal-leonesa. Estratigrafía y paleogeografía”, en J.
arqueológica de Astorga romana”, en M. T. Amaré A. Vera (ed.), Geología de España, Madrid, 49-52.
PENSABENE, P. (1998): “Il fenomeno del marmo Actas del XIV Congreso Internacional de Arqueolo-
nella Roma tardo-repubblicana e imperiale”, en gía Clásica I, Tarragona, 323-334
P. Pensabene (ed.), Marmi antichi II. Cave e tec-
RODÀ, I. (1997): “Los mármoles de Itálica. Su
nica de lavorazione, provenienze e distribuzione,
comercio y origen”, en Italica MMCC, Sevilla,
Roma, 333-390.
155-180.
PENSABENE, P. (2002): “Il fenomeno del marmo
RODÀ, I. (2004): “El mármol como soporte privi-
nel mundo romano”, en M. De Nuccio y L. Unga-
legiado en los programas monumentales de época
ro (eds.), I marmi colorati della Roma imperiale,
Roma, 3-67. imperial”, en S. F. Ramallo (ed.), La decoración
arquitectónica en las ciudades romanas de Occi-
PENSABENE, P. y BRUNO, M. (eds.) (1998): Il dente, Universidad de Murcia, 405-420.
marmo e il colore. Guida fotograica. I marmi della
collezione Podesti, Roma. RODOLICO, F. (1952): Le Pietre delle Cittá
d’Italia, Florencia.
PÉREZ-ESTAÚN, A. y otros (1990): “West Astu-
rian-leonese Zone: Stratigraphy”, en R. D. Dall- SCHNEIDER, R. M. (1986): Bunte Barbaren.
meyer y E. Martínez-Gracia (eds.), Pre-Mesozoic Orientalenstatuen aus Farbiger Marmor in der rö-
Geology of Iberia, Berlín, 92-102. mischen Repräsentationskunst, Worms.
PONZ, A. (1988a): Viaje de España, vol. 2: tomos SUBIAS, E. y AQUILUÉ, X. (1989): “Els materials
V-VIII, Madrid. de construcció ceràmics i lapidis”, en TED’A, Un
abocador del segle V d.C. en el forum provincial
PONZ, A. (1988b): Viaje de España, vol. 3: tomos
de Tarraco, Tarragona, 391-394.
IX-XIII, Madrid.
TAVARES, A. (1977): “Matériaux de construction
RABANAL, M. A. (1988): Vías romanas de la pro-
et de décoration”, en J. Alarcâo y R. Etienne,
vincia de León, León.
Fouilles de Conimbriga I: L’architecture, París,
RICO, CH. (1997): Pyrénées romaines. Essai sur 271-276.
un pays de frontière (IIIe siècle av. J.-C. – IVe siècle
TRILLMICH, W. (1996): “Los tres foros de Au-
ap. J.-C.), Madrid.
gusta Emerita y el caso de Corduba”, en P. León
RODÀ, I. (1994): “Los materiales de construcción (eda.), Colonia Patricia Corduba: una relexión ar-
en Hispania”, en La ciudad en el mundo romano. queológica, Sevilla, 175-195.
ANALES
de Arqueología Cordobesa
ANALES
de Arqueología Cordobesa
2010 - 2011
21/22
2010
2011