Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FIGURA 17. CATEDRAL DE SANTA MARIA DEL FIORE, FLORENCIA (EL “DUOMO”)
(1420 – 1436). FILIPPO BRUNELLESCHI (1377 - 1446)
En Roma, a donde se trasladó por deseo expreso del papa Nicolás V, Alberti redactó
De re aedificatoria, un completo tratado de arquitectura en todos los aspectos teóricos y
prácticos. Posteriormente se desplazó a Rímini, donde construyó el Templo
Malatestiano, y a Mantua, donde se le deben las iglesias de San Sebastián y San
Andrés.
Estas obras, que constituyen la síntesis de sus criterios arquitectónicos, se convirtieron,
junto con las de Brunelleschi, en los grandes modelos del arte constructivo renacentista.
También escribió un tratado sobre la escultura (De statua) y algunas obras de
perspectiva y matemáticas.
El templo ideal, según Alberti, tenía que contener figuras geométricas, como por
ejemplo la planta que debe ser circular, cuadrada, hexagonal, octogonal, decágono o
dodecágono.
La planta perfecta para Alberti era la circular porque se asemejaba a la imagen del
cielo. Para ello se inspiró en los templos paleocristianos y no en los clásicos. Estos
templos eran por ejemplo el Baptisterio de San Juan de Letrán en Roma o la iglesia de
San Stefano Rotondo también en Roma. Alberti en sus escritos recomienda que no se
utilice la planta basilical, aunque la acepta porque en la antigüedad la basílica era
donde se administraba justicia y para Alberti esto era un don de Dios.
Otra característica del templo ideal era que debía estar profusamente ornamentado y
que debía de ser el edificio más decorado de la ciudad. La belleza del templo derivaba
de las proporciones de sus partes y nada podía cambiarse. En cuanto a su ubicación, el
templo debía estar en un lugar elevado para que pudiera ser visto desde varios puntos
y para que estuviera aislado de otros edificios.
Según Alberti, la fachada no debía tener arcos, ya que éstos eran más propios de
edificios civiles. En cuanto al colorido, Alberti aconsejaba el color blanco en los muros
pues simboliza la castidad, en el piso que se utilizara la geometría y alusiones a la
música y por último en la cubierta artesones ya que éstos simbolizan el cielo.
DE RE AEDIFICATORIA
De re aedificatoria, el tratado de arquitectura de Leon Battista Alberti emulaba el De
architectura libri decem de Vitruvio, el cual se componía de diez libros.
El propio Alberti especifica el contenido de cada uno de estos libros:
En el primero se dedicará al “diseño” (lineamenta);
En el segundo, a los “materiales” (materia);
En el tercero, a la “obra” (opus);
En el cuarto, a las “obras de uso común” (universorum opus);
En el quinto, a las “obras de uso restringido” (singulorum opus).
El sexto libro del tratado de Alberti está dedicado a la “ornamentación”
(ornamentum);
En el séptimo, a la “ornamentación de los edificios religiosos” (sacrorum
ornamentum);
En el octavo, a la “ornamentación de los edificios públicos civiles” (publici profani
ornamentum);
En el noveno, a la “ornamentación de las construcciones privadas” (privatorum
ornamentum);
En el décimo, al “mantenimiento de los edificios” (operum instauratio).
Se sostiene que Alberti estructuró su tratado siguiendo la famosa tríada vitruviana, en la
cual la firmitas, la utilitas y la venustas se constituyen en las tres condiciones que debe
reunir todo edificio.
De acuerdo con esta línea argumental, en que “la estructura intelectual” albertiana se
deriva de las tres condiciones requeridas por Vitruvio, su tratado De re aedificatoria se
estructura de la siguiente manera:
En los tres primeros libros (dedicados al diseño, los materiales, y la obra) se
ocupa de la firmitas;
En los libros cuarto y quinto (dedicados a las obras de uso común y las obras de
uso religioso), se enfoca en la utilitas,
En los libros sexto, séptimo, octavo y noveno (sobre la ornamentación en general
y la propia de cada tipo de edificio), se centra en la venustas.
En De re aedificatoria, Alberti da cuenta de los límites que plantea la sola imitación de la
naturaleza, presentando, en su lugar, el doble proceso que debe seguirse en toda
creación artística: la imitatio y la electio. La imitatio de la naturaleza es para él una
etapa fundamental de la conformación de la obra, en la medida en que el artista no
extrae el modelo a representar de su interior, sino que debe buscarlo por medio de la
observación y la experimentación de la naturaleza. En efecto, en De re aedificatoria,
Alberti, haciendo un paralelismo entre el arte de la construcción con las “obras” de la
naturaleza, define al edificio como un cuerpo, reclamando que sea construido emulando
las formas creadas por la naturaleza.
En su tratado, Alberti hace especial énfasis en la “belleza innata”, la cual significa para
él el ornamentum que, de hecho, forma parte de un proceso de realización de la
belleza, por medio del ars, de la técnica.
En este sentido el ornamento es su naturaleza retórica. En la retórica clásica el ornato
“es la virtud más codiciada, por ser la más brillante y la más efectista, la cual rebalsa la
corrección elocutiva (Latinitas) y la comprensibilidad intelectual de la expresión”.
El ornatus, en este sentido, resulta fundamental para el persuadere. Aquí subyace no
sólo el fundamento técnico sino también moral y social de la teoría arquitectónica
albertiana.
Para Alberti, la belleza, fruto de la armonía de las proporciones, tiene un efecto
inmediato en la conducta de los hombres. En este sentido, Alberti supedita incluso la
funcionalidad y la comodidad a la belleza del ornamento. Ésta no sólo agrada al que la
contempla y habita en construcciones bellas y adornadas, sino que también persuade al
“enemigo”, que se rinde y modifica sus intenciones iniciales frente a su sola
contemplación.
De hecho, advierte sobre la importancia del delectare, un afecto que suscita la
percepción de la armonía: “He aquí que cuando percibimos, por el medio visual,
auditivo o de otro género, enseguida advertimos aquello que responde a la armonía. De
hecho, por instinto natural aspiramos a lo mejor y nos acercamos con placer.
El placer es el principio que desencadena una acción “buena”. En este sentido, se trata
de inducir a una acción virtuosa, ligada al cuidado de la construcción y a su duración en
el tiempo. En esta operación subyace la conciencia de la transitoriedad de las cosas,
donde la ruina (debida a los estragos naturales o la violencia de la historia) se presenta
como el inevitable punto de referencia.
Para Alberti, los tres “interesados” en el arte de la construcción son:
El arquitecto
El edificio-ciudad
El espectador-habitante-ciudadano.
Es en este sentido que la belleza no constituye un fin en sí misma, sin que sea posible
divorciarla de sus consecuencias morales y prácticas.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
Lectura obligatoria del documento del capítulo 5. Leon Battista Alberti. Además,
búsqueda de documentos bibliográficos y de Internet propios a la obra arquitectónica y
científica de este importante tratadista (prohibidas las referencias a Wikipedia, El
Rincón del vago, Monografías.com, etc.).
Elaborar un ensayo de mínimo cinco páginas acerca de la obra y del tratado de Leon
Battista Alberti (las cinco páginas son de texto como tal, de contenido), sobre los
siguientes temas:
De las obras arquitectónicas de Alberti, sobresale el Palacio Rucellai en
Florencia (1446-1455) ¿Cuáles son las características más significativas de este
edificio?
Antes de escribir su tratado de arquitectura, titulado De re aedificatoria, Alberti
escribió dos tratados: Descriptio urbis Romae (1434) y Della pintura (1436);
¿Qué características tienen dichos tratados y por qué es tan significativo Della
pintura?
El tratado De re aedificatoria, de Alberti hace un paralelismo entre el arte de la
construcción con las “obras” de la naturaleza; ¿Qué define al edificio, según
Alberti?
Asimismo, en su tratado, Alberti hace especial énfasis en la “belleza innata”; ¿En
qué se debe manifestar, según Alberti, esa belleza en la obra arquitectónica?
Para Alberti, la belleza es el fruto de la armonía de las proporciones; ¿Cuál es la
importancia tiene este aspecto en la mentalidad Albertiana?
Para elaborar el ensayo, los estudiantes deberán apegase estrictamente a los
lineamientos marcados en la Guía de estilo que se les proporciona.
El orden de las partes del ensayo deberán ser las siguientes:
CARÁTULA (como muestra la Guía de estilo) (no cuenta en las cinco páginas);
ÍNDICE (no cuenta en las cinco páginas);
INTRODUCCIÓN;
DESARROLLO (de los temas, en el orden indicado);
CONCLUSIONES;
BIBLIOGRAFÍA (como muestra la Guía de estilo) (no cuenta en las cinco
páginas).