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Asignatura: Exclusión social y situaciones de riesgo

Grado en Educación Social


Facultad de Humanidades.
Universidad de Burgos.

EJERCICIOS EN GRUPO: Personas sin hogar (extensión 2


páginas)

PSH1:
Observar el siguiente video del creador del modelo ‘Housing first’ sobre
PSH y comentarlo con una opinión grupal.
https://www.youtube.com/watch?v=HsFHV-McdPo

PSH2:

Comentar el siguiente artículo aparecido en la prensa.


http://elpais.com/elpais/2017/04/04/opinion/1491328432_716351.html

La paradoja que va de Manhattan a


Lavapiés
Qué puede hacerse cuando la modernización de algunos barrios
termina por expulsar a sus antiguos moradores

Hay fenómenos globales que son iguales en todas partes. Uno de ellos
es la gentrificación de las ciudades. Este neologismo inglés tiene mucha
miga porque designa una de las paradojas del urbanismo moderno y es
capaz de hermanar lugares tan diferentes como el Lower East Side de
Manhattan, El Raval o Lavapiés. ¿Qué tienen en común ese barrio de
Nueva York, el antiguo barrio chino de Barcelona o el popular barrio de
Madrid? Que cuanto más se invierte en ellos, más expulsan. Que cuanto
más mejoran las condiciones de vida, más atractivos resultan para
inversores y especuladores, lo que provoca un aumento del precio de las
viviendas que acaba expulsando a sus antiguos moradores.

Los vecinos de Lavapiés se han movilizado esta semana para llamar la


atención sobre una realidad que poco a poco va cambiando el paisaje y
el paisanaje de su barrio. Temen que se convierta en un lugar para ser
visitado, más que para ser vivido. Han convocado una manifestación
contra la progresiva invasión del barrio por los turistas, esos seres que
arrastran una maleta de ruedas, pasan dos noches y se van. Los de
Lavapiés defienden su barrio, pero también ellos, como todos, cuando
visitan como turistas Roma o París, contribuyen a la gentrificación de sus
barrios. Pero esa es otra parte de la paradoja.

La Barceloneta, barrio marítimo de Barcelona, es un ejemplo de manual


de un proceso como el que describen el sociólogo Daniel Sorando y el
urbanista Álvaro Ardura en su libro First we take Manhattan: se vende
ciudad. Era un barrio popular y pobre. El piso tipo eran los llamados quarts
de casa, la cuarta parte de una planta, 28 metros en total. Ahora, esos 28
metros se pagan a precio de oro porque siempre hay un turista dispuesto
a pagar extra por un lugar con encanto. Las estrecheces, cuando son
elegidas y transitorias, se soportan muy bien.
El proceso suele iniciarse con inversiones públicas. La inversión privada
solo va cuando ve perspectivas de revalorización. Algunos de estos
barrios forman el núcleo antiguo de las ciudades. Otros son espacios
industriales en transformación. Primero llegan los artistas y convierten las
naves en lofts. Luego llegan los fondos de inversión, y los transforman de
nuevo en pisos de lujo. El comercio tradicional da paso a pequeñas
tiendas y negocios con valor añadido, hasta que llegan las franquicias y
los expulsan. Así se van homogeneizando las ciudades y, en ese
proceso de transformación, las nuevas generaciones nacidas en el barrio
tienen que irse a otra parte porque no pueden afrontar el aumento de
precios.
Las soluciones no son fáciles. Todas las ciudades quieren y necesitan
mejorar. El turismo es además una fuente de riqueza y trabajo. Se han
ensayado diferentes fórmulas. París y Berlín han puesto topes a las
subidas de alquileres. Barcelona ha puesto límites al turismo. Vivienda
social, protección del comercio local, pero ninguna por sí sola es capaz
de frenar el proceso. Habrá que seguir explorando una forma de invertir
en los barrios que asegure realmente mejoras para sus habitantes.

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